La noche habitada (1960)

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LA NOCHE HABITADA


LA NOCHE HABITADA

Camino y camino por fluida senda de viejos recuerdos y nuevas esperanzas, ciertas esperanzas que de juventud fueron, atrevidas y también primero pérdidas. Camino en estos caminos del siempre, gastado como el polvo, seco como el estío, sobre la pista relucida y negra del asfalto reciente, orillando la grava de la ruta que no hay mas remedio, en precario ante estas prepotencias raudas, veloces y acústicas, que una y otra vez me abofetean con el aire que desplazan, marginando así tan decididamente, la vacilación de mi paso a la vera de la carretera, matrículas de la provincia de la vida que en un instante pierdo de vista, definitivamente sustituidas por otras que les siguen, una y otra vez. Camino y ando, solano en el sendero largo de la pista, sin fuerzas ya, atrás y golpeado. Y no pretendo despertar, despertar de mi mismo, tan obcecado soy, así soy tan cruel conmigo, tan resentido y sentido. No renuncio ni sé olvidar, soy caminante a destiempo y ya es mucho decir y poco hacer.....

♀ La

noche... Oh, noche! Noche de plata cimentada y de azul apretujado detrás del negro, cielo de miradas fofas con resplandores de culo de botella, espectros escapados que más parecen pájaros hilarantes, recorren tus silencios. Oh, noche, querida amiga!, descansa la vida y florece la luna, florece y se muestra al después, con sus galas más altas. Despliegas, Oh noche!, tu opalino espejo y traicionas la negrura que no cura, para recrearte en tus encantos más secretos. Y que presagias con tu grito mudo, amada y bien amada, has de saber que si los silencios engendraron el retorno, inventaré la esperanza y así podré vivir pesar de los pesares, con al sudario tan blanco y furtivo que me muestras. Oh, noche, querida amiga!, que obscura y que cerrada, Oh, noche! Cuantos suspiros han quedado teñidos sobre tu terciopelo raso de mujer amante, cuantas vagas promesas se astillaron en mil cristales de nieve eternamente ingrávidos, cuantos deseos quedaron allá, en tu playa sin asidero, cuantas y cuantas cosas quedaron por decir, estoy segura. Oh, noche! Noche, querida amiga!


♂ Mi nombre, preguntas? Curiosa eres tu, pero.....no me lo pidas, amor. No

podría... Lo cierto es que necesitas y lo demás, muerto está ya sin remisión. La miré y....me miró. Me acerqué y ..., se acercó. La toqué y ..., me tocó. La sentí y me sintió, la besé dulce y largamente. Las lágrimas de sus ojos fueron lluvia sobre mis cabellos, se le escapó un quejido, un estremecimiento, un suspiro y ya toda pareció florecer. El recorrido de mis besos y el roce de mi barba sin afeitar, pasearon mis caligrafías caprichosas sobre la piel en su parte más nevada y al instante, esta blancura sin mácula ya no fue más, pereció. Nuestras manos rozaron el atardecer del verano buscando esta caricia sublime que no existe y casi sin saber, nos vimos estañados, girando en pos uno del otro, siguiendo la vorágine del baile, todo torpeza. Su aliento sobre mis semicerrados ojos, parecía un fuego y mis entreabiertos labios qué hicieron?, pusieron sobre su esbelto cuello tan estilizado y levantado, vagos deseos que ni podían ser pronunciados y todo quedó así, en aquel cerco terminado y suspirado. La gallina clueca empolló un huevo que después fue una rosa, una burbuja, una mariposa, una sonrisa, un parpadeo....

♀ La playa amuralla el azul crispado del mar y éste, lo estrella dominante, a mis pies en rizados y muertos epílogos de vida liquida. Una luna de sal, brilla ondulante con cadencia de múltiples voces, meciéndose en el otro cielo más debajo y más obscuro de las revueltas aguas y sobre mi, arriba en el telar del firmamento, la noche que lo envuelve todo y, no me da miedo. Los tostados y amarillos granos de arena de la breve orilla, me ofrecen su salobre reposo con profunda resignación, mis enfebrecidos labios resecos y agrietados, se quedan en besos pequeños y en mis mejillas, se dibujan las concavidades de los diminutos granos achaflanados de toda la erosión ancestral, aprieto con fuerza mi cara en este suelo, ardo, hasta hacerme daño y amo. De mis amor-atados ojos se escurren lágrimas que pronto la tierra, tan a punto, filtra, me estremezco toda partida en una mueca que me sigue y sigue, y quedo allí, inmóvil y desfallecida como una paloma. No conocía, de verdad, no conocía al joven forastero que llegó con el acabar de la tarde y él, tampoco me conoció


El niño en su inocencia continuó buscándola, acercaba el candil abatiendo sombras a sus pies, pero no. - Termina, no ves, no sabes que la noche la llevó? No quieras saber y entender, no busques la verdad, no! - Mira!, ahora mira entre las hojas de los árboles, debajo el claroscuro de las sombras florales, tampoco. Después, haciendo bocina con las manos, la llama con todas sus fuerzas y ella no contesta. Y pregunta a los pájaros y a la fuente y la flor solitaria también se lo preguntó, tampoco. Todos han callado prendidos del silencio y sin embargo ellos, seniles, todavía permanecen enlazados, talmente una sola flor, mientras el mar les ofrece su rezar de milenios y milenios y la noche les va volcando poco a poco, su presencia. Niño termina este loco buscar. Ya ella marchó, no sabes, ya la noche la llevó. - Ahora el viento riza la arena y esta, presurosa, se esconde en sus cabellos revueltos y mojados, mojados de mar y de luna, mojados de deseo y los cuerpos imantados son un nudo marinero, una rosa florida con la brea de las barcas, un gusto de sal y de peces de roca. De pronto, el último apretón febril, rasca los nudillos de las manos hasta sangrar y habla todas las palabras entre ellos dos, un estremecimiento, un estertor, una lagrima, un río…..

Tallándolo con cincel, imprimo mi nombre en la roca, si loco es el presente ciego será el futuro. Sin piedad dejo mi surco y nunca más volveré.....Porque soy fuerte y te puedo, marco tu carne sorprendida y asaltada como si fueras una res. Y si así tu no lo desearas, si así no lo hubieras querido, no sería así. Si así no hubieras llamado, si así no hubieras aullado en tu ronda con la luna, mi nombre que no conoces, no sería así. Yo


seguiría con mi paso estéril, en la carretera comarcal apartándome del mundo y de la vida. De pronto, en un santiamén todo se detiene, la noche se cae y se funde en nosotros, la noche se agiganta y oscura, me vence rápida y absolutamente.

Y el niño en su inocencia aun seguía buscándola. Mira, ahora mira entre estrellas, sus manos llenas de nieve de luz - Que bonito! Lentamente los copos, se enredan en sus cabellos y al poco, su figura entera semeja pintada de purpurina, tampoco allí la encuentra. Dónde estará? Dónde la dejara? Con la puntita de sus dedos, índice y pulgar, con exquisito cuidado, sujeta fuerte el tremolante final del revuelco de una espumeante ola y tira y levanta para mirar debajo la superficie toda del mar (Dixi S. Dali que estas en los cielos) Y ni en esta vacía arena, mojada por eones y eones de agua profunda, dejó huella de su paso, tampoco en estos fondos abismales, tampoco prendida en una rama de coral rojo quedó, no entre la flora marina con regusto marisquero, nada entre las caracolas nacaradas, ni entre las ondulantes algas verdes, tampoco los caballitos de mar lo saben, ni siquiera el arcano escondido de la madreperla, nada, todo tan vacío de ella. Tampoco los peces la vieron pasar. Y el niño, con toda el agua salada incontenible de sus ojos, resbalándole por las mejillas, llorando hasta inundarse totalmente, se abandona en un grito desesperado de albatros y engarza finalmente en esta montura, el gran y total diamante azul que siempre permite el reflejo de la luna. Todas las aguas del océano reposan de nuevo al borde de la playa y entonces, el horizonte rompe y queda el retrato, la silueta pueblerina del viejo pescador y su barca vieja y rustica, corroída y balanceada por interminables singladuras y la salazón que tanto pesan sobre ella, avasallándola. En un desgarro, en un romper de ultima esperanza, el niño no puede más y arroja su pregunta al volantín, a la red del pescador y ya ves, así como una plateada escama más del mar profundo, prendida queda en el arte a rebosar, de aquel lobo de mar. Concluye la calma chicha con la emoción de la captura.


Si que la vi! La vi marchar sonrojada y rota como una mariposa pequeña de alas arrocinadas, volaba mirando atrás siempre y al final llego a su destino y se posó erráticamente en el vergel de las perennes manzanas en flor de la otra orilla, tan lejana, allí donde no hay tiempo, el día es atardecer perpetuo y hasta el silencio enmudece embebido de si mismo. La vi toda suspiros, llorando sobre la arena. La vi licuarse cubierta de musgo, humedad y ruido de cascada, novia del inmenso mar, la vi en el furtivo abrazo final de estas sus nupcias eternales. Todo se fue y se me quedó en la noche definitivamente y no pude, no, dejarle mi adiós cuando marchó. En aquella noche todo se perdió, quedó en quietas acechanzas de fosilizados gestos y de vanas promesas no creídas que por demás, tampoco serán encontradas jamás. Y el perfume que quedo, buscarlo en el infinito salpicar del agua salada, talmente como un rastro cierto, tenue y calmo.

♂Y

ahora? Ahora? Camino y camino otra vez en la fluida senda de los viejos recuerdos y las nuevas esperanzas, esperanzas que de juventud fueron, atrevidas y también primero perdidas. Camino en estos caminos del siempre, gastado como el polvo, seco como el estío, en la pista relucida y negra del asfalto siempre. Aquello? Se quedo atrás en la orilla otra del mar.


Y ella? Ella?....A ella tampoco la vi más. Y la noche? La noche?....Oh noche de plata cimentada y de azul apretujado detrás del negro, también, también se perdió al igual que se pierden los recuerdos. El hombre es así, absolutamente perdedor.

♀ La mañana renace y comienza el día. Una difusa claridad asciende de la

tierra, al cielo para apagar una a una, todas las estrellas del firmamento, las cosas cobran color y presencia, la vida sigue. Quietud, silencio, las sombras desaparecen y se recortan a lo lejos, brumosas montañas, árboles, caminos, sembrados, todo reaparece cuando agitada y despeinada, voy llegando al pueblo sin que haya pasado nada que altere mi consueta y aburrida rutina de solterona ya bien rebasados los albores de la madurez, sola así, ahora ya tan definitivamente. Ni siquiera vi su cara y reduje la eternidad al instante, cuando abrazada al falo como si fuera un dios, cubríale de besos igual que si tomara un sacramento, besos baldíos que guardare, así, así sin reconocerlo, para él y solo para él, toda mi vida entera. Se lo di todo y no le tomé nada. Tal parece que la oruga finalmente mariposa, completó su metamorfosis dejando atrás, su vació dermoesqueleto y yo, por fin mujer, ya nunca más saldré y esperaré al viajero fortuito que camina por la carretera. Si efectivamente, el dejó su equipaje, él dejó todo lo que tenia.

Olvídala! Olvídala, déjala! Ella también olvidó, tan soto fuiste instante, instante fugaz. Huye, escapa, déjala! Corre, corre! Al despertar lo sabes, estabas solo, y…, qué esperabas?, apenas si podías caminar... ..una y otra vez hasta el desmayo, como si quisiera robarte la vida, ella en un desgarro, insondable, sació su sed hasta secar la fuente, la vegetación y la brisa. En ningún momento la viste y ni siquiera tuvo nombre, fue un breve soplo de aire del estío, una ondina, un reflejo, un guiño. Y la vista al cielo, al cielo tan azul del mar y los cirros deshilachados en rosa esconden y tú mirándolos, esconden, apenas si esconden, esconden este sol incipiente que se levanta y tú mirándolo, este sol caliente del verano y tú sigues mirando al cielo sin


nada en los bolsillos, sin nada en tu corazón. Ya todo acabó, ya se fue. Y qué sigue a la juventud? Después del verano vendrá el otoño y las hojas caerán de los árboles, barridas por la ventolera estacional. Agonía. Nostalgia. Qué nos queda? Esperanza?, probablemente el último bastión, el ultimo derecho que nos vale, más nos vale. Y las nubes cogen imprimación sobre el azul que sopla suavemente, porque ya levanta la mañana. Adiós!

El niño cansado, se ha dormido sobre la playa. Mira!, ahora mira en sus sueños rebuscando sin parar, nunca se rendirá.

RAMON


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