A帽o 14 路 N潞 66 路 Julio - Septiembre 2014
UN RENUEVO ESPIRITUAL
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Dios te quiere hablar hoy
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Año 14 · Nº 66 · Julio - Septiembre 2014
Consejeros Espirituales Fernando Saravia Marianela de Saravia
Contenido
Editora Lorena Farrach Asesor Administrativo Francisco Castañeda Redactores Osberto Ruano Lissette de Archila Lourdes de Castañeda Cesar Castañeda Armando Molina
Corrección de Texto Paola de Pajares María Inés Moeschler
La Buena Noticia
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Todas las cosas les ayudan a bien
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Hoy en el Mundo Cuando Dios te disciplina
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Espada de la Palabra Jesús, el cordero
Diseño Gráfico Rony Chiché Impresión CIFGA
Los Milagros Continúan Dios te quiere hablar hoy
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Decisiones ¡No retrocedas, avanza! Dios te da una nueva oportunidad
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Mujeres de Proverbios El perfeccionismo
Vida de Alabanza
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Saliendo de la cárcel
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Entretenimiento Profecías de Jesús en el antiguo testamento y su cumplimiento
escribenos@revistaaguaviva.com
Editorial Mis ojos están puestos en ti! El Señor dice: “Mis ojos están puestos en ti, Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir. No seas como el mulo o el caballo, que no pueden entender y hay que detener su brío con el freno y con la rienda, pues de otra manera no se acercan a ti”. (Salmo 32:8) En el momento de atravesar alguna situación difícil, la mayoría de las personas tenemos la tendencia de ir a buscar a alguna persona para que nos aconseje qué hacer, y esto es algo bueno. Sin embargo, existe una mejor opción, que es buscar a Dios y preguntarle a Él qué es lo que debemos hacer y, ¿sabes una cosa? Dios está vivo y anhela hablarte para darte dirección, consuelo, perdón de pecados, restauración, provisión, etc… Sí, Jesús está vivo y quiere hablarte HOY. No es casualidad que estés leyendo, en este momento, esta revista. En realidad, es lo que Dios está utilizando para decirte que anhela platicar contigo y que desea enseñarte el camino que debes seguir.
Y ahora tal vez te preguntarás ¿cómo hablo con Dios? Puedes acercarte a Él en oración y también leyendo la Biblia, Su Palabra, en donde conocerás a Dios y Su gran amor por ti. Sabrás lo que a Él le agrada y descubrirás la forma en que a Él le agrada que tú vivas… Sí, te ánimo a que apartes un tiempo durante cada día para leer la Biblia, para platicarle y expresarle cómo estás, lo que estás atravesando, y decirle también cuánto le amas y le necesitas, para darle gracias por todas Sus bendiciones y alabarlo por quien Él es, para pedirle, etc… y luego, haz un tiempo de silencio para escuchar lo que Él desea decirte. Asimismo, mantente atento durante el día, pues Dios aprovechará para hablarte por medio de alguna persona, o cuando vas en el tráfico, o por medio de un libro, o una situación inesperada, ya que Dios está involucrado en cada momento de nuestra vida diaria. “El Señor dirige los pasos del hombre y lo pone en el camino, que a Él le agrada; aun cuando caiga, no quedara caído, porque el Señor lo tiene de la mano”. Salmo 37:23.
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Todas las cosas les ayudan a bien
Por: Osberto Ruano
L “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Romanos 8:28. )
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uego de leer varias veces un pasaje que es muy utilizado para dar aliento a las personas que están pasando por momentos difíciles, le pedí a Dios que me diera la gracia de poder comentarlo en las siguientes líneas.
Empieza diciendo: “Y sabemos…”, es una frase categórica que da por sentado lo que sigue. Ahora bien, ¿Qué es lo que el escritor sabía? Acompáñame en este viaje por cada palabra y frase de este versículo… “… que a los que aman a Dios”, ahora te pregunto: ¿Quiénes son los que aman a Dios? La mejor respuesta a toda pregunta la encontramos en la Palabra de Dios, el manual de vida para todo ser humano, la principal cátedra de vida. En 1 Juan 4:8 dice: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”, es decir, que si el no amar es una consecuencia de no conocer a Dios, la capacidad de amar viene de haber conocido a Dios, porque Dios en esencia es amor. Y en el versículo 10 dice: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. Yo no puedo dar algo que no tengo.
Para dar amor, primero tengo que recibirlo; igual pasa con el amor de Dios: nadie tiene la capacidad de amar con amor verdadero, hasta que recibe el Amor de Dios. Antes de recibir el verdadero amor, el hombre “ama” con un mal llamado “amor” que proviene del alma (filial) o del cuerpo (erótico) que, en esencia, es egoísta; siempre anteponiendo su propio interés sobre el interés de los demás, y aun sobre el de Dios. Mucha gente hoy en día dice que ama a Dios, pero ¿qué dice la Biblia sobre cómo se distinguen los que aman a Dios, de los que no?
El que me ama, mi palabra guardará Veamos qué dice Juan 14:23-24 “Respondió Jesús y le dijo: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”. La principal manifestación de amor de un hijo de Dios hacia su Padre es guardar Su Palabra en: OBEDIENCIA, y nótese que está hablando de hijos de Dios, gente que ya ha oído Su Palabra, pero que son simples oidores y no hacedores, como dice Santiago 1:22. Es decir, que hay cristianos que van a la iglesia, oyen la Palabra y, aunque el domingo le digan a Dios que lo aman y hasta derramen alguna lágrima, al salir de la iglesia sus acciones van en contra de lo que acaban de oír; siguen sin permitir que Dios transforme sus vidas, sus acciones los hacen parecer más inconversos, que los mismos inconversos. Con la boca dicen que aman a Dios, pero sus hechos gritan más fuerte que sus palabras. En resumen, ama a Dios quien le obedece.
Dios interviene silenciosamente para tu bien conforme al propósito La siguiente frase dio el título a este artículo: “todas las cosas les ayudan a bien”, y aquí me llamaron la atención dos palabras: todas y bien. Esta cita es muy usada para decir que lo malo que te sucede ayuda a bien, pero el texto dice TODAS. El alcanzar una meta, el día de tu matrimonio, el día que nace tu hijo, el día que haces un buen negocio, etc., cosas que a los ojos de la mayoría son buenas, son dispuestas por Dios para que ayuden a tu bien. Sí, también una enfermedad, el quedarte sin trabajo, la muerte de un ser querido. Aunque toda tu lógica te diga que son cosas muy malas, Dios está interviniendo silenciosamente para tu bien. La otra palabra que muchas veces es malinterpretada es: “BIEN”. Existen dos conceptos de bien: el de Dios y el del hombre. El concepto de bien de Dios es eterno, no cambia, es para bendición de todos y es para Su Gloria, mientras que el hombre, a partir de que comió del árbol del conocimiento del bien y del mal, desobedeciendo el mandato de Dios (Génesis 2:17), adoptó su propio conocimiento del bien y del mal, un conocimiento tergiversado, que cambia de generación en generación, que es para beneficio de unos pocos que tienen poder sobre la mayoría y es para su propia vanagloria. El hombre piensa que el bien consiste en tener riquezas, poder, fama, su situación económica resuelta, pero el bien supremo consiste en conocer al Padre y a Jesucristo Su enviado, y recibir así la vida eterna y transitar por ese camino de santidad, haciendo las obras que Dios preparó de antemano para tu vida.
Llegando a la frase final: “esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” Una palabra interesante es propósito, y quiere decir, la razón de ser de algo, la misión por la cual viniste a este planeta, la realización plena de algo o de alguien. En la Palabra de Dios aparecen propósitos generales para todos, pero hay algunos que son específicos para cada persona. Por ejemplo, Pablo recibió de Dios el propósito específico de anunciar el Evangelio a los gentiles, es decir, a los que no eran parte del pueblo judío, lo cual provocó persecución, azotes, cárcel, sufrimiento; y qué me dices de Juan el Bautista, recibió el propósito de preparar el camino del Señor Jesucristo, aunque le costara su cabeza, y el propósito supremo del llamamiento de Jesucristo fue dar Su propia vida en un madero, por toda la humanidad, para que todo aquel que crea en Él, no se pierda, más tenga vida eterna. Varones conscientes del propósito de Dios para sus vidas y, como dice el mismo Pablo en Romanos 8:18: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Tal vez haya muchas situaciones que suceden que no puedo explicar, porque no conozco plenamente el propósito de Dios para la vida de cada persona, pero de una cosa estoy seguro: Que de alguna manera Dios teje en medio de toda situación, para bendecir a aquellos que le aman y obedecen, y hasta de los que no lo aman, utiliza las tribulaciones (no necesariamente enviadas por Él) para acercarlos a Él. ¡¡¡TODO TE AYUDA A BIEN!!!
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Hoy en el mundo Cuando Dios te disciplina
Por: Lissette de Archila
Bienaventurado el hombre a quien tú, Señor, corriges, Y en tu ley lo instruyes (Salmo 94:12).
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arias veces fui disciplinada por mis padres. Nunca fue agradable, y por mi carácter inquieto, me metía a cada rato en problemas que merecían un buen regaño. Ahora agradezco el tiempo que invirtieron para formarme en quien soy. La disciplina de los padres es imprescindible para formar a un niño en un buen adulto… Sin embargo, hay otra disciplina tan importante como ésta, pero más alta y sublime: la disciplina de Dios. El ser disciplinado es parte de la manifestación del amor de Dios. Es necesario que así lo haga para rectificar nuestro camino y formar nuestro carácter como hijos de Dios.
A veces sentimos que lo que pasamos no está de acuerdo a nuestras acciones. Pero Dios, en Su sabiduría, sabe lo que tenemos que pasar para destruir en nosotros actitudes dañinas, por lo tanto, fomenta las pruebas para que nos demos cuenta de lo que guarda nuestro corazón. Al ver lo que teníamos oculto, si verdaderamente amamos a Dios, buscaremos cambiar. Pero es necesaria la prueba y la disciplina para sacar a luz lo que debemos cambiar. Formas en las que Dios nos disciplina:
1. Por medio de su Palabra
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. (Hebreos 12:6). La misericordia de Dios viene siempre acompañada de Su justicia. Si le pedimos a Él Su misericordia, podemos esperar también que aplique Sus justos juicios en nuestra vida. Eso significa que estará buscando siempre moldearnos para hacernos a Su imagen, es parte de nuestro crecimiento como cristianos. La disciplina de Dios se nos presenta como situaciones incómodas y, por lo general, difíciles. En la Biblia hay muchas historias de personajes que fueron disciplinados por muchos años para pulir el carácter carnal y pecaminoso con el que nacieron, para luego convertirse en héroes de la fe.
Si estudias la vida de Abraham, Jacob y Moisés, entre otros, verás que sus vidas fueron llenas de valles oscuros que tuvieron como fin cambiar los hábitos y el corazón orgulloso a un corazón humilde que obedecía a Dios. No todas las disciplinas son para castigarnos. Hay disciplinas que son consecuencia de nuestras malas acciones. Si cometo un crimen, debo tener el peso de la ley sobre mí. Así funciona la justicia. Pero hay otras disciplinas que son para llevarnos a una relación más profunda con Dios, como en el caso de Job. ¿Crees que lo que pasas hoy es parte de la disciplina de Dios? Lo más seguro es que toda prueba, es decir, toda batalla busca formar nuestro carácter.
“Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos” (Salmo 32:8). Dios nos enseña mientras estamos a solas con Él estudiando Su Palabra. También nos enseña por medio de pastores y maestros de la Biblia y a través del ejemplo de hombres y mujeres piadosos. A lo largo de toda nuestra vida, debemos estar aprendiendo acerca de Dios y sus caminos. Estudiar Su Palabra nos traerá guía y corrección en cualquier circunstancia.
2. Por medio de las circunstancias La Biblia nos relata la historia de un hombre llamado Jacob (Génesis 27:1 ss). Era el menor de dos hermanos y, por lo tanto, no le correspondía la herencia de su padre. Sin embargo, por medio de engaños, logró arrebatarle a su hermano mayor la primogenitura y, así, la herencia que no le correspondía. Todo estaba bajo el plan perfecto de Dios, porque Jacob estaba destinado para ser el patriarca de una gran nación. (Génesis 29:15-30) Sin embargo, Dios tuvo que disciplinarlo varios años para cambiar su carácter. Su suegro le prometió la mano de la mujer que amaba si trabajaba para él por siete años.
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Accedió a este trato, pero fue víctima del engaño cuando descubrió que en vez de darle a su amada Raquel, el suegro lo casó con la hermana Lea. Trabajó entonces siete años más por tener a ambas como esposas, y luego otros siete, antes de independizarse. Tuvo encuentros sobrenaturales con Dios en el camino y todo esto fue quebrantando el orgullo de Jacob para volverlo el hombre humilde que Dios quería formar en él. A los pocos años murió su amada Raquel y, más adelante, su hijo consentido, José, desapareció de su vida por mucho tiempo. Sus demás hijos lo engañaron diciéndole que José había muerto, cuando en realidad lo habían vendido como esclavo. Jacob fue probado y humillado durante muchos años, pero el fruto lo vemos al final de su vida. Aquél que había comenzado como un astuto engañador, ahora era Israel, “un príncipe con Dios”. Era manso, humilde de corazón y maduro: un hombre que andaba con Dios. Aun Faraón, el rey más grande de la tierra en aquel tiempo, reconoció a Jacob como un hombre de Dios, ya que hasta se inclinó ante él para recibir su bendición. ¡¡Todos tenemos un “Jacob” dentro de nosotros!! Somos astutos, egoístas, engañadores y orgullosos. Si somos hijos de Dios, seremos disciplinados para cambiar de carácter.
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3. Por medio del castigo “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (Proverbios 13:24). Cuando era una preadolescente, viví en carne propia lo que era la disciplina de Dios. Queriendo experimentar lo que sentiría llevarse un paquete de dulces de un supermercado sin pagar por ellos. El resultado fue que perdí todos mis ahorros en un descuido. Sabía que esa era la voz de Dios disciplinándome inmediatamente después de haber cometido semejante pecado. Fue tremendo recibir directamente de Dios la disciplina que me enseñaba a no robar. ¡Fue tan efectivo, que jamás volví a tomar algo que no me pertenecía! Si no hacemos caso de Su enseñanza ni de Su disciplina, Dios tiene que castigarnos. El castigo es como una “palmada” de Dios. Es una forma de disciplina. Dios nos corrige cuando somos desobedientes.
¿Cómo debe ser nuestra reacción cuando somos disciplinados? El castigo de Dios es sabio y perfecto. Muchas veces es muy doloroso, pero también es eficaz. Todas las cosas que le suceden a un hijo de Dios no son por casualidad. Están ordenadas por Dios o son permitidas por Él, y juntas están obrando para nuestro bien. La Biblia dice:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). Muchas de las cosas que nos ocurren no parecen buenas en sí mismas. Por el contrario, pueden ser dolorosas y amargas para nosotros. Pero La Palabra de Dios dice que podemos saber “que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”.
“Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por Él”. (Hebreos 12:5) Dos cosas nos enseña este versículo: Primero, a no menospreciar la disciplina de Dios. En vez de eso, busquemos tener una actitud humilde y dejémonos formar por el Espíritu Santo. Segundo, nos dice que no desmayemos cuando somos reprendidos. Eso significa que no perdamos la fuerza ni nos debilitemos en la fe, cuando pasemos por la prueba que tiene como fin, llevarnos a una relación más íntima con Dios. La prueba pronto pasará, y cuando así suceda, ¡habremos crecido un poco más a la estatura de Cristo!
Busquemos tener una actitud humilde y dejémonos formar por el Espíritu Santo.
Jesús, el Cordero
Por: Armando Molina
Jesús es el personaje más importante de la Biblia. No es extraño que ésta use una gran cantidad de títulos para describir el carácter y la obra del Señor. Uno de esos títulos es “El Cordero de Dios”.
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ara comprender y apreciar lo que significa esta frase, es importante recordar el uso que se hacía de los corderos en el antiguo pueblo de Israel. En el Antiguo Testamento, el cordero era el sacrificio escogido por Dios por el pecado de pueblo. El cordero moría en lugar del pecador y lograba que Dios pasara por alto los pecados del pueblo. Sin embargo, era necesario repetir continuamente estos sacrificios, ya que el que los ofrecía volvía a caer en pecado, y un solo sacrificio no alcanzaba a cubrir todos los pecados individuales o del pueblo. Ya sea que el sacrificio se realizara todos los días o una sola vez en el año, estos sacrificios estaban marcados por la necesidad de repetirlos una y otra vez. Otra característica era que el animal sacrificado no podía tener ningún defecto. No se podía sacrificar un animal enfermo o que tuviera algún problema físico.
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Jesús, el cordero que quita el pecado Ahora pensemos en por qué Jesús es llamado el Cordero de Dios. Este es un título que Juan el Bautista le da en el evangelio de Juan 1:29-30 “Al día siguiente, Juan vio a Jesús que se acercaba a él, y dijo: «¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! ” Jesús es el Cordero de Dios, porque es el sacrificio perfecto por el pecado. Él vivió una vida de obediencia perfecta, haciendo siempre la voluntad de su Padre. Su sacrificio, a diferencia de los sacrificios de animales en el Antiguo Testamento, es único e irrepetible. Su poder y eficacia es mucho mayor al del sacrificio de los animales. Es un sacrificio que verdaderamente quita el pecado, no solamente lo cubre, ni es una solución temporal como sí lo eran los sacrificios de animales, los cuales se hacían mientras llegaba el sacrificio verdadero al que estos apuntaban. El libro de Colosenses nos dice (Col 2:17): “Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo”. Otra referencia a un cordero en el Antiguo Testamento es cuando Abraham y su hijo Isaac van subiendo el monte, en donde Abraham va dispuesto a sacrificar a su hijo después que el Señor así se lo ordena (Gén. 22). Isaac comprende que van a ofrecer un sacrificio y que llevan todo lo necesario para ello, menos el cordero. Él pregunta: “Aquí tenemos fuego y leña… pero, ¿Dónde está el cordero para el holocausto?”. La respuesta de Abraham va mucho más allá de esa situación inmediata y tiene un significado para todos los hijos de Abraham en la fe: “El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios”.
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En esta respuesta está contenida toda la misericordia y provisión de Dios que tiene que dar un sacrificio que serviría como el sustituto del hijo único de Abraham. Ese cordero que menciona Abraham es un reflejo del verdadero cordero de Dios, quien dio a su hijo único para que todo aquel que en Él crea, no se pierda sino que tenga vida eterna (Juan 3:16). Por lo tanto, Dios no requiere de nosotros que ofrezcamos más sacrificios por el pecado. Ya Él dio el único y suficiente sacrificio. No podemos pagar por nuestro pecado con nuestro sufrimiento, ni con nuestro dinero y ni siquiera con la muerte de nuestros seres queridos. Dios nos dio el sacrificio en su Hijo.
El cordero es manso Otra característica del cordero es que es un animal manso, no era necesario empujarlo o forzarlo, sino que caminaba hacia el lugar del sacrificio sin presentar pelea. Jesús mostró este mismo carácter toda su vida, pero es especialmente notable en la noche de su arresto y juicio cuando evita la confrontación y, a pesar de haber podido llamar a un ejército de ángeles para defenderlo, se presenta ante aquellos que lo buscan y permite que lo lleven arrestado. 1ª Pedro 2:22-24: “Él no cometió pecado ni se halló engaño en su boca. Cuando lo maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que encomendaba la causa al que juzga justamente. Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!” Ahora bien, no hay que confundir mansedumbre con debilidad. Por ejemplo, más adelante en la Biblia, en el libro de Apocalipsis, capítulo 5, vemos una escena majestuosa.
El cordero y el León En esta escena, la Biblia se refiere a Jesús nuevamente como Cordero, pero también le da el título de León. No podríamos pensar en dos animales que sean más diferentes, uno lo asociamos con la mansedumbre y otro, con el poder; uno es considerado inofensivo y el otro, altamente peligroso. En Jesús, vemos una combinación maravillosa de mansedumbre y poder. Mansedumbre en su obediencia y confianza a Dios, incluso si esa obediencia lo llevaba a la muerte, y poder en que ahora, después que Dios lo ha resucitado, le es entregado todo el reino y el derecho de gobernar sobre la tierra y de derrotar a todos sus enemigos. Juan mira esta visión en Apocalipsis. Él mira a Dios sentado en un trono, sosteniendo un rollo que está sellado. Ese rollo es una representación del juicio y culminación del plan de Dios: la llegada de la perfección de su reino, la derrota total de Satanás, la vida eterna para su Pueblo, la eliminación de toda enfermedad y de la muerte. Pero nadie puede tomar ese rollo y ni siquiera verlo. Juan entiende que ningún ser humano podrá poner en marcha la culminación del plan de Dios para la tierra y llora mucho al comprenderlo. En ese momento, alguien le dice “No llores, porque el León de la tribu de Judá… ha vencido para abrir el libro y desatar sus sellos” (Apo. v. 4-5). De entre todos los seres humanos que han existido en todas las edades, ninguno tuvo o tiene la dignidad o merecimiento de ejecutar los juicios de Dios y tomar posesión de la tierra, excepto Jesús. Juan voltea su vista esperando ver un León, pero en vez de eso, ve un cordero que ha sido sacrificado. Este cordero, que a la vez también se le llama León de la Tribu de Judá, es reconocido y adorado por los ángeles y por la creación, cantándole a él como “El cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza”. (Apocalipsis. 11-13).
Dios te quiere hablar hoy
Por: Lissette de Archila
¿Sabes cómo oír la voz de Dios? Todas las personas que de todo corazón se convierten a Él anhelan, tarde o temprano, entablar una relación con el Dios vivo que conocieron. Pero no todos comprenden cómo hacerlo. En este artículo, trataré de dar un ejemplo de cómo alguien pudo escuchar la voz de Dios y que así, tú también anheles escucharle.
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na mujer que conozco, leyó un versículo en la Biblia que la impresionó mucho. Se trataba del Salmo 52:8, que dice:
“ Yo seré como olivo verde en la casa de Dios. En su misericordia esperaré eternamente y para siempre” Ella no podía dejar de meditar en ese versículo (señal de que el Espíritu Santo deseaba decirle algo), y esto la empujó a estudiar a fondo el mensaje que Dios quería transmitir a través de ese versículo.En su mente repetía, Soy como olivo verde en la casa de mi Dios… Buscó qué significaba en hebreo la palabra “olivo”. Para su sorpresa, su traducción en hebreo era la palabra “zayith” que proviene de una raíz que significa “brillar o provocar esplendor”, y la traducción de casa en hebreo es “bayit”. Esta palabra significa: “lugar de permanencia, residencia, dentro de.”
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Después de meditar Y concluyó, luego de meditar, lo siguiente: “Lo que Dios me está diciendo a través de este versículo es que yo brillaré como un olivo verde, yo daré luz, porque me establezco en el lugar de residencia del Señor y permanezco en Su presencia. Si yo confío y descanso en Su misericordia y su amor, seré como árbol robusto y lleno de fruto hoy y por toda la eternidad.”
Una visión Luego de varios días, tuvo una visión muy poderosa mientras adoraba al Señor en su congregación. Ella se vio como un árbol, cuyas raíces se aferraban fuertemente a la roca en donde estaba parada. Sus manos y todo su cuerpo, como ramas, estaban llenas de hojas verdes y su cuerpo producía olivos. Delante de ella brillaba una luz intensa y sabía que esa luz era la presencia de Dios. Ella sabía que el fruto provenía del alimento que entraba por sus raíces, pero también por la luz que la alimentaba. Esta mujer se postró para entregarle el fruto a Dios, pues deseaba rendir toda su vida a Él. Cuanto más fruto le entregaba al Señor, más fruto producían sus ramas.
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Le preguntó a Dios, ¿Qué significa esta visión? En su corazón escuchó la respuesta que venía del corazón de Dios: “Morar en mi casa es aprender a mantenerse en Mi presencia, porque se busca siempre Mi compañía. Quien así lo hace, se alimenta de Mí. Sus raíces toman del agua de Mi palabra, y se sacian en Mi luz. No hay límite para el fruto que pueden dar. Si tú permaneces en Mí y buscas Mi gloria, yo te haré árbol robusto de fuertes raíces y abundante fruto. El fruto nunca cesará. Una parte de esos olivos son las oraciones de intercesión que haces a favor de otros. Otra parte son las acciones de amor en Mi Nombre que haces por el prójimo y otra es cuando predicas Mi palabra para que otros me conozcan. Estos frutos dejan abundante semilla para que se extienda Mi reino. Cuando me das tu amor, tu adoración y cuando me reconoces como tu Padre y como tu Amado, la luz sobre ti se intensifica y tus raíces se arraigan más en Mí. Por lo tanto, tu fruto es abundante y rico. Esto es así para todo aquél que en Mí pone su esperanza y se deleita en Mi presencia. Reconoce Mi misericordia, y en ella se apoya.”
Aplicó la enseñanza a su vida diaria La impresión que este mensaje dejó en su vida fue tan fuerte, que aplicó la enseñanza a su vida diaria. Buscó con pasión la presencia de Dios, y aprendió a tener deleite en Él. Como resultado, empezó a ver que Dios la respaldaba en su vida diaria, por lo que vivía bendecida y llena de paz, sin importar las circunstancias que le tocaba vivir. Entendió que Dios le decía que la vida emanaba de Dios mismo y que, enraizada en Cristo, daría un fruto sobrenaturalmente abundante. Había tenido una revelación personal de parte de Dios y, como consecuencia, su vida cambió radicalmente. Cuando Dios le habla a alguien como lo hizo con esta mujer, lo que está haciendo es revelándole los misterios de Su palabra, en una manera íntima y personal. Muchas personas no pueden entender cómo un Dios tan grande y poderoso se comunique personalmente con una persona normal. Pero sí lo hace, y se deleita en hacerlo.
Pero si somos perseverantes y buscamos de todo corazón escuchar su voz, Él hará que lo oigas. Cuando sientas que Dios te habló, obedece lo que te dice. Aun si estuvieras equivocado, Él verá la disposición que tienes para oírlo y volverá a hablarte hasta que entiendas fácilmente lo que te dice. Escuchar claramente la voz de Dios puede llevar mucho tiempo de práctica, pero es un privilegio poder ser guiado por Él en nuestro caminar. Vale la pena esforzarse por oír a Dios!!
¿Escuchas a Dios? Una persona cristiana puede escuchar la voz de Dios si lo anhela de todo corazón. Dios puede hablarnos a través de Su palabra, por sueños o visiones, o por medio de una impresión en nuestro corazón que nos hace saber que es la voz de Dios. A veces nos habla a través de un mensaje que da un predicador, y otras, por medio del consejo de alguien más. Él siempre está hablándonos, pero no nos damos cuenta de ello porque no entendemos Su lenguaje. No por eso nos tenemos que frustrar y pensar que la comunicación de Dios es sólo para los santos más elevados. Todos podemos escuchar Su voz, si lo anhelamos de todo corazón y buscamos la revelación de Sus misterios, como lo hizo la mujer que mencionamos anteriormente.
Ora a Dios para que te abra el oído espiritual
¡Tú puedes tener revelaciones personales de Dios!
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él...” Josue 1:8
El Espíritu Santo es el que nos lleva a la verdad, y quien nos revela los misterios escondidos en la Palabra. (Juan 14:26) Sólo debes disponer tu corazón para ello, y pedirle al Espíritu Santo que se revele a ti para que te enseñe la verdad. Por supuesto, todo lo que Él revele a Su pueblo es para la edificación de toda la iglesia. La enseñanza que Dios le dio a esta persona respecto al olivo verde, nos edifica a todos cuando leemos lo que Dios le enseñó. El principio de buscar la presencia de Dios con anhelo hará que estemos siempre dando fruto, y ese fruto será bendecido y abundante. De la misma manera, cada vez que escuches que Dios te habla y te muestra algo grandioso de Su palabra, ¡vívelo y compártelo!
Este oído es la capacidad que tenemos todos para comunicarnos con Dios. Al principio, nos cuesta interpretar lo que nos está diciendo, porque no estamos acostumbrados a oírlo.
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Decisiones ¡No retrocedas, avanza! Dios te da una nueva oportunidad
Por: Cesar Castañeda
Hoy, Dios nos habla y nos dice: que nos arrepintamos, que nos volvamos a Él y que nos da una nueva oportunidad.
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ay momentos en los que nos damos cuenta de nuestros errores, fracasos o bien de nuestros pecados. Sentimos que retrocedemos, que nos hemos desviado, incluso que nos estancamos. Es entonces cuando queremos cambiar de dirección, reivindicarnos en el camino que llevamos y seguir adelante, necesitamos una nueva oportunidad.
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Hay ocho cosas que debemos recordar para saber que Dios nos da una nueva oportunidad:
1. Este es el tiempo… Cuando Jesús comenzó Su misión por la tierra, Él comenzó Su mensaje diciendo que era el tiempo para arrepentirse y comenzar de nuevo. “Se ha cumplido el tiempo –decía-. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!” Marcos 1:15 ¿Arrepentirnos de qué? te puedes preguntar, y a lo que se refiere es: de todo pecado, de ir en contra de la Voluntad de Dios, de no tomar en cuenta a Dios ni de buscarle, y este es el tiempo, ya que mañana puede ser demasiado tarde. Debemos de cambiar ese estilo de vida y dejar todo aquello que ofende a Dios. Estamos en ese tiempo de gracia, para eso vino Jesús y mostrarnos el camino a seguir. Si tú no conoces a Jesús personalmente, éste es el tiempo, clama a Él por salvación y cambiará tu vida para siempre, recíbelo en tu corazón y te dará una nueva oportunidad.
2. Despiértate tú que duermes… Hay momentos en la vida en los cuales nos sentimos insensibles a las cosas de Dios, sentimos que la carne gobierna en nuestras vidas, o simplemente estamos inertes ante las situaciones de la vida, la Biblia nos muestra que estamos dormidos y necesitamos cambiar. El Apóstol Pablo, en sus cartas, nos alerta de esta situación y nos da una solución, una respuesta: “…Por eso se dice: Despiértate tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo.
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Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor.” Efesios 5:14-17. “Hagan todo esto estando conscientes del tiempo en el que vivimos. Ya es hora de que despierten del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca que cuando inicialmente creímos. La noche está muy avanzada y ya se acerca el día. Por eso, dejemos a un lado las obras de la oscuridad y pongámonos la armadura de la luz. (Romanos 13:11-12)
3. Es Su bondad la que nos lleva a arrepentimiento… Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, no es porque seamos muy buenos. Cuando hay un verdadero arrepentimiento, es porque nos damos cuenta del gran amor de Dios por nosotros y de Su gran misericordia y, como consecuencia de esto, nos arrepentimos. Así lo dice la Biblia en Romanos 2:4 “¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que Su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?”. Así que, en este momento recuerda el gran amor de Dios, que entregó a Su Hijo, Jesús, para que muriera en una cruz y tomara mi lugar y tu lugar, ya que los que merecíamos la muerte por nuestros pecados éramos nosotros y no Jesús, porque nunca pecó. Él derramó Su sangre en la cruz para limpiarnos de nuestra maldad y así darnos la oportunidad de estar puros delante del Padre.
Además, al ser glorificado en el cielo, nos envía Su Santo Espíritu para guiarnos en nuestro caminar y, si nos equivocamos, podemos arrepentirnos y Él nos da una nueva oportunidad; eso es amor. “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.” 1 Juan 1:8-9.
4. Porque las misericordias del Señor son nuevas cada mañana… Cada mañana, tenemos una nueva oportunidad, cada día es un nuevo comienzo, y hoy tenemos tu y yo la oportunidad de comenzar de nuevo, dejar nuestro pasado oscuro y comenzar en una nueva dirección. Esto es porque contamos con un tesoro a nuestro favor, Su misericordia, que es, en pocas palabras, no darnos lo que merecíamos. Nosotros merecíamos la muerte, porque la paga del pecado es la muerte, dice la Biblia, pero Él nos ofrece vida, si nosotros la aceptamos. “Esto traigo a mí corazón, por esto tengo esperanza: Que las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu fidelidad!” (Lamentaciones 3:21-23).
Cada mañana tenemos una nueva oportunidad y hoy, tú y yo, tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo.
5. Dichoso aquel a quien se le perdonan sus faltas…
6. Hay fiesta en el cielo cuando uno se arrepiente…
Cuando hemos hecho algo malo, cometemos un error, le fallamos a alguien, o volvimos a hacer algo que no debíamos, perdemos la paz y nos sentimos mal. La Palabra de Dios nos describe esa situación: “Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como el calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí.” Salmo 32:3-4. Luego, el salmista, que en este caso es David, encuentra la salida a esa situación y nos lo narra en el versículo siguiente: “Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: -Voy a confesar mis transgresiones al Señor-, y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.” v.5 Esto es trascendental, ya que para comenzar de nuevo, tenemos que reconocer y confesar nuestro pecado, nuestro error. (Pecado en la Biblia se traduce como errar en el blanco, fallar). Eso es lo que debemos hacer, necesitamos confesar nuestra falta al Señor, y entonces vemos la respuesta de Dios y que, a su vez, nos perdona y nos da una nueva oportunidad. Esto trae paz a nuestro corazón y nos pone en una plataforma diferente. Por eso, la Palabra de Dios nos dice que ese hombre es dichoso, feliz, y por eso el Salmo comienza así: “Dichoso aquel a quien se le perdona sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño.” (Salmo 32:1-2).
Jesús nos narra tres historias de arrepentimiento en el capítulo quince de Lucas: La oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo, y en los tres pasajes nos muestra que, cuando nos arrepentimos, hay fiesta en el cielo, ya que Dios se agrada que optamos por Su salida, por Su respuesta al error, al pecado. “Les digo que así mismo, se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.” (Lucas 15:10)
7. Porque tenemos un abogado en el cielo… El deseo de Dios es que no pequemos, que no nos equivoquemos, porque Él desea que vivamos en pureza, en santidad. Pero el Señor conoce nuestra condición débil y vulnerable, por eso, en Su gran amor, nos dejó una opción en el momento que nos equivocamos o que cometamos un pecado, tenemos un Abogado que intercede por nosotros y nos ayuda cuando somos culpables y hemos transgredido Sus mandatos, nos dejó provisión en Su sangre que nos limpia de todo pecado, como lo vimos con anterioridad.
“Mis queridos hijos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.” (1 Juan 2:1)
8. Porque Dios no desprecia un corazón contrito y humillado… Por último, el Señor no desprecia un corazón que humildemente reconoce su error y su falta, es decir, que Dios no rechaza a aquel que sabe y reconoce que ha pecado y que quiere cambiar. “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” (Salmo 51:17). Así que acerquémonos a Él con un corazón humilde y quebrantado, confesemos nuestro pecado a Dios, y así iniciaremos de nuevo el camino con un corazón diferente, totalmente renovado. Oremos: “Padre, en este momento quiero entregarte mi pecado, no quiero ser el mismo y quiero cambiar, perdóname, limpia mi maldad con Tu preciosa Sangre; quiero que me des una nueva oportunidad; te confieso todo lo malo que he hecho… Gracias por tú perdón y porque ¡tus Misericordias son nuevas esta mañana! Te pido que cambies mi corazón, que me renueves y me des Tu Gracia para ser diferente. Gracias Padre, en el nombre de Jesús, amén.”
Esto es lo que hace la diferencia y nos prepara para un cambio de dirección, en el sentido correcto.
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Mujeres de proverbios
El Perfeccionismo
Por: Lourdes de Castañeda
En cada ser humano existe el anhelo de lo perfecto. Sin embargo, el hombre lo ha buscado en sí mismo y en los demás, sin darse cuenta de que eso sólo se puede hallar en la persona de Jesús. 20
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uando una persona conduce su vida según sus propios criterios, tarde o temprano se encontrará con el fracaso de la imperfección. Esto causa gran frustración y más deseos de controlar todo a su alrededor y, como consecuencia, trae un sentimiento de impotencia, falta de propósito para su vida y hasta desesperación. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Has pensado por qué nunca llegas a sentirte satisfecho, por más que luches y llegues a tus metas? o ¿Por qué nunca te salen bien las cosas? Esto sucede cuando, ocupando el lugar de Dios, queremos gobernar y controlar todo sin tomarlo en cuenta a Él. ¡Y esta actitud de hacer a Dios a un lado nos impide recibir de su preciosa gracia!
Dejemos que Dios nos gobierne Si entiendo que Dios es el único que puede dirigir la vida de cada quien y le cedo ese lugar de gobierno en mi vida que le corresponde, dejando que Él me dirija en todas las decisiones que hago, entonces Su gracia me acompañará y me sentiré satisfecho por las cosas que puedo hacer y también por las que no puedo, pues entiendo que el único perfecto es Él y no yo. Como creyentes, sabemos que sólo Dios es capaz de tener todo bajo control, sin embargo, es una verdad que muy raras veces se vuelve realidad en nuestro diario vivir, por no creer que ÉL REALMENTE tiene todo bajo control y por no permitir que también mi vida sea dirigida por Él. El querer controlar es un deseo de la carne, opuesto a Dios, basado en el orgullo. En la mente controladora ocurre un diálogo interior que sutilmente me hace sentir que tengo el derecho de dirigir y decidir por mí mismo y por los demás. Analicemos un poco más a fondo esta actitud orgullosa que se alberga en el interior de nuestro ser. Dios, al crearnos, nos otorgó cierta autoridad y dominio sobre los animales y la tierra. (Génesis 1:27-29). Pero esta autoridad fue distorsionada en el momento de la caída del hombre. Desde entonces, la humanidad desea controlar todo a su alrededor (incluyendo a otras personas) por la inseguridad interna que siente por estar separado de Dios, quien es el único que nos da verdadera seguridad. (Jeremías 17:5-8)
El perfeccionista es quien quiere tener todo bajo control, sin errores
Muchas veces pensamos que son aquellas personas que mantienen su lugar escrupulosamente ordenado, etiquetado y contabilizado.
Sin embargo, esa es solamente una de las muchas áreas que el ser humano desea tener bajo control. A todos nos gusta sentir que tenemos control sobre algo o alguien, y cada quien tiene su manera para lograrlo. Esta actitud controladora perfeccionista tiene la característica de hacernos sentir mejor que los demás.Todo lo que hacen los demás siempre resulta mal hecho según la mente del perfeccionista. Digo la mente, ya que no todas las personas perfeccionistas son abiertamente controladoras, pero todas lo son a nivel de su mente. Hay personas que abiertamente muestran una gran confianza en sí mismas, saben demostrar sus talentos, aunque les cuesta admitir sus errores, pero los justifican con sus buenos argumentos verbales. Controlan todos los aspectos de su vida planificando, calculando y organizando todo de tal modo que nada incurra en el error. Se sienten con la necesidad de hacerlo ellos mismos, para que todo salga bien. Son prejuiciosos y desconfiados, no les permiten a los demás ser como son, porque constantemente les dicen cómo deberían ser, según sus estándares. Son aquellos que quieren resolver los problemas, imponiendo su manera de pensar.
Otros, en cambio, controlan de manera más sutil No siempre son tan hábiles para responder verbalmente como los otros, les cuesta enfrentarse con sus propios sentimientos de rechazo, pero son hábiles en su manera de persuadir a los demás, pues son observadores y saben cómo reaccionar en cada situación.
Suelen manipular a través de las emociones (la culpa, la adulación, los regalos o favores, el llanto, el distanciamiento emocional) para conseguir lo que desean. Tienen una manera de ser encantadora o pasiva. El mínimo cambio les afecta, por eso nada dejan al azar, piensan en todos los detalles y se adelantan a todos los imprevistos que puedan acontecer. Son sumamente precavidos, no enfrentan ni manifiestan abiertamente su voluntad, simplemente se dan la vuelta y hacen lo que les parece mejor. Su crítica es sutil, mirada cortante o desaprobadora. Seguramente ya identificaste algunas personas con estas características, pero lo importante es darte cuenta de la forma usual de control que tú ejerces, cómo afecta este deseo de la carne en todas las áreas de tu vida y lo destructor que puede ser para tus relaciones. “La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.”(Romanos 8:6).
Todo deseo de controlar tiene su raíz en el temor Temor a no ser bien visto, a equivocarse, a salir desaprobado, a no conseguir el éxito, a ser rechazado por fracasar. Por eso las personas controladoras, en general, son muy inseguras, aunque, por fuera adopten la actitud opuesta. Su necesidad de perfeccionismo radica en no permitir que sus errores y debilidades queden al descubierto.
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Pero, ¿de dónde viene tanta inseguridad y temor? Cuando no tenemos verdadera confianza en el Señor, es cuando tendemos a controlar. Lo opuesto a la inseguridad o incertidumbre es la FE. Sabemos que la Fe es el resultado de lo que se oye, y lo que se oye es la Palabra del Señor (Rom 10:17). Si hemos oído la Palabra, tenemos FE, y comprobamos que tenemos fe con nuestros actos, de acuerdo a lo que creemos y así actuamos (Santiago 2:14). Si creemos en Dios, creemos que Él está por encima de todo y a Él se debe toda obediencia. Por ende, la actitud que debemos optar es la de humillarnos cada día ante Su presencia y dejar que Él tome el control de cada situación en nuestra vida. Debemos tener una relación firme con Él.
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Sin esa relación, todo esto no es más que teoría, que sólo servirá para nuestra propia condena, pues, ¿cómo hemos de realizarlo y ponerlo por obra si no hay arrepentimiento y una búsqueda genuina de la presencia del Señor para depender de Él? Dios quiere que le reconozcamos como Señor y Rey, pues solamente Él es capaz de tener el control. “Estad quietos, y conoced que Yo soy Dios. ”(Salmo 46:10). Estad quietos no significa irse a la zona de confort. Estad quietos en presencia del Señor requiere un trabajo de nuestra voluntad.
Rindamos el control Dios nos ha dado un ámbito de control: nosotros mismos. Pero no para hacer lo que le agrada a nuestra carne, sino para someternos a Su voluntad. (Romanos 12:1-2) Dios quiere que tengamos dominio propio. No hay otro lugar donde podamos rendir el control que en la presencia del Señor.
Quien se encuentra frecuentemente con el Señor, toma su confianza de Dios mismo. Él es Su Roca, Su Seguridad. Las personas seguras y con identidad en Cristo, no necesitan controlar a nadie y aceptan a los demás tal como son. Tienen la gracia del Señor y la dejan sentir ante los demás, porque han recibido del amor incondicional de Dios en sus vidas y confían que a pesar de sus imperfecciones encuentran en Cristo su plenitud. “Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones.Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.” (Efesios 3:16-19)
Vida de alabanza Saliendo de la cárcel
Por: Osberto Ruano
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nalicemos juntos cada versículo de esta apasionante historia:
En el libro de los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo 16, la Biblia nos narra cómo Pablo y Silas fueron encarcelados injustamente y cómo fueron liberados.
v.16 “Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando”.
Es interesante notar que ellos iban a orar, no andaban haciendo nada malo, al contrario, cumplían con un mandato de Dios. Otro detalle importante es que, por medio del espíritu de adivinación (demonio), la muchacha daba gran ganancia a sus amos, quienes prácticamente se valían de un demonio para obtener sus ganancias.
v. 17 “Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación”. Lo que ella decía era verdad. Yo creo que muchos cristianos hoy en día hubiéramos felicitado (con el orgullo un poco inflado) a la muchacha por su discernimiento, irónicamente haciendo notar ante Dios nuestra falta de discernimiento para no saber que las palabras venían de un demonio.
v. 18 “Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora”. Me impresiona cómo Pablo no se dirige a ella, sino al espíritu; y la autoridad del Nombre de Jesucristo en los labios de un hijo de Dios que tiene relación con su Papá y conoce el poder de las armas espirituales:
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consecuencia, el demonio obedeció inmediatamente. Con razón luego escribiría inspirado por el Espíritu Santo en Efesios 6:12: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
v. 19 “Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito r e c i b i r n i h a c e r, p u e s s o m o s romanos. 22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. 23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad.
24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo”. Permíteme relatarte una historia similar adaptada a una situación actual que pudiera ocurrir: Dos muchachos cristianos van en su auto a la iglesia y de repente un par de policías corruptos los detiene y les pide licencia de conducir y papeles del vehículo, y al ver que cumplen con todo lo que manda la ley y que no hay forma de sobornarlos, los calumnian, los acusan de ser unos secuestradores que habían dado muerte a una niña de la localidad. Luego los llevan en la patrulla a la cárcel y, en el camino, una turba de personas enardecidas, pensando que realmente eran los secuestradores, se agolpan contra ellos y les quitan la ropa y los golpean salvajemente descargando su ira. Finalmente, los llevan a la cárcel medio muertos y los encadenan en un lugar de castigo muy húmedo, helado y oscuro llamado bartolina.
v. 25 “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían”. Yo no sé si yo hubiera orado y, honestamente, si lo hubiera hecho, mi oración hubiera sido muy diferente a la de Pablo y Silas. Probablemente hubiera sido algo así: “Señor, pero si no andábamos haciendo nada malo, íbamos a la iglesia a la reunión de oración, es más, hasta liberamos a la muchacha. Libéranos y castiga a nuestros captores. En el Nombre de Jesús… Amén.” Pero Pablo y Silas cantaban a Dios, a pesar de que habían sido prendidos injustamente, calumniados, linchados, azotados, encarcelados y encadenados. Cuando enfrentas tus prisiones y problemas alabando a Dios, tu enfoque cambia: no te enfocas en el enemigo, ni en el problema, sino en la grandeza de Dios y en sus obras poderosas; y mientras le alabas, Dios pelea a tu favor.
v. 26 “Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” La consecuencia fue un terremoto que provocó que los cimientos de la cárcel se sacudieran y que las puertas se abrieran y las cadenas de TODOS se soltaron, no sólo las de Pablo y Silas. El poder liberador que desata la alabanza a Dios. Yo no sé qué te tiene preso, si algún vicio, o el adulterio, o la pornografía, o la mentira, o la avaricia, pero Dios y tú si lo saben. Al alabar a Dios, los cimientos que sostienen tu cárcel se sacudirán y las puertas se abrirán y serás libre para la Gloria de Dios.
v. 2 7 “ D e s p e r t a n d o e l carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. 28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. 29 Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; 30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Una vez más sale a luz el discernimiento de Pablo y Silas al no salir, sino esperar la indicación de Dios y, como consecuencia de su obediencia, se da la conversión de toda una familia. En cierta forma entiendo que no hayan salido Pablo y Silas, pero me sorprende que los demás presos no hayan salido; no eran mansas palomas, por algo estaban presos. ¡¡¡Imagínate el impacto que tuvo el escuchar a estos varones cantar a Dios!!!
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios por medio de él, SACRIFIO DE ALABANZA es decir, fruto de labios que confiesan su nombre”
Hebreos 13:15
Finalmente salieron de la cárcel, no a escondidas como los magistrados querían, sino que a la indicación de Pablo, los mismos magistrados les rogaron y los sacaron de la cárcel. Si estás pasando por un tiempo difícil, atrapado por algún pecado, o en alguna situación en la cual no ves por ningún lado la salida, quiero invitarte a alabar a Dios y ¡¡¡Él te sacará de tus prisiones!!!
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Entretenimiento Profecías de Jesús en el antiguo testamento y su cumplimiento En el antiguo testamento hay más de 300 profecías sobre la venida de Jesús. Los estudiosos de la palabra sabían cuándo vendría, dónde nacería, las circunstancias en las que viviría y moriría, y la obra que vendría a hacer aquí en la tierra. A continuación, te damos 12 ejemplos de estas profecías. Llena los espacios en blanco, con el concepto que tu crees que corresonde, luego de comparar lo que dice de Jesús en el antiguo testamento con su cumplimiento en el nuevo testamento.
1
CUMPLIMIENTO
ANTIGUO TESTAMENTO Miqueas 5:2 “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad”
Mateo 2:1,6 “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,”
2
Isaías 7:14 “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel”
Lucas 1:26,27 “Dios envió al ángel Gabriel a la ciudad galilea de Nazaret para ver a María, una virgen que estaba comprometida con José, un hombre que era descendiente de David”
3
Isaías 49:6 ”también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra.”
1 Juan 1:5 “Dios es luz, y en él no hay tiniebla alguna.”
Isaías 19:20… “porque clamarán al Señor a causa de sus opresores, y Él les enviará salvador y príncipe que los libre.”
Hechos 13:47 “Te he puesto como luz para las naciones, para que lleves salvación hasta los confines de la tierra.”
5
Daniel 2:37 ”Su Majestad es rey de reyes porque el Dios del cielo le ha dado el reino, el poder, la fuerza y la majestad.”
Apocalipsis 7:12 “¡Amén! La bendición, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, la honra, el poder y la fortaleza sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!”
6
Jeremías 31:31 “He aquí que vienen días, dice el Señor, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.”
Marcos 14:23,24 ”Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.”
7
Salmo 22:7-8 “Los que me ven, se burlan de mí; me hacen muecas, sacuden la cabeza, y dicen: «Éste puso su confianza en el Señor, ¡pues que el Señor lo salve! ¡Que venga el Señor a librarlo, ya que en él se complacía!»”
Mateo 27:29 “sobre la cabeza le pusieron una corona tejida de espinas, y en la mano derecha le pusieron una caña; entonces se arrodillaron delante de él, y burlonamente le decían: «¡Salve, Rey de los judíos!”
8
Isaías 53:12 “derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”
1 Corintios 15:3 “conforme a las Escrituras, Cristo murió por nuestros pecados;”
9
Salmo 56:13 “Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, para que ande delante de Dios en la luz de los que viven”
1 Corintios 15:4 “…que también, conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día;”
9. RESUCITARÍA
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6. NUEVO PACTO 7. HUMILLADO Y RIDICULIZADO 8. MORIRÍA POR NUESTROS PECADOS
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RESPUESTAS: 1. NACERÍA EN BELEN 2. DE UNA VIRGEN 3. ATRIBUTOS: LUZ DEL MUNDO 4. SALVADOR 5. REY DE REYES
4
PROFECIA