Revista Agua Viva Enero-Marzo 2013

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Año 13 · Nº 60 · Enero-Marzo 2013

UN RENUEVO ESPIRITUAL

¿Te conoce Dios? Proceso de amor

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Año 13 · Nº 64 · Enero-Marzo 2013

Consejero Espiritual Edgar Chávez Consejo Editorial Jorge Chacón Fernando Saravia Editora Lorena Farrach

La Buena Noticia

Redactores Osberto Ruano Armando Molina Cesar Castañeda Lourdes de Castañeda Lissette de Archila

Corrección de Texto Paola de Pajares Diseño Gráfico Rony Chiché

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Proceso de amor

Asesor Administrativo Francisco Castañeda

Hoy en el Mundo

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El árbol junto a corrientes de agua

Espada de la Palabra La mejor primera plana de la historia

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Los Milagros Continúan Nueva vida en Jesús

Impresión CIFGA Decisiones Hay esperanza...

Mujeres de Proverbios ¿Te conoce Dios?

Vida de Alabanza Instrumentos de adoración

Entretenimiento La torah

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escribenos@revistaaguaviva.com



Quiero conocer tu amor y dejarme conocer por ti...

Hay muchas personas hoy en día que asisten a la iglesia, que son fieles a su familia, que tienen un buen trabajo, salud y no tienen vicios, pero que, aún así, sienten que algo les falta. ¿Cómo puede ser esto posible o por qué pasa esto? La respuesta es muy simple para los sencillos de corazón: dado que fuimos creados por Dios, hay una parte en nuestro corazón que sólo Él puede satisfacer. Así que ¡ya no esperes más! Ríndete al amor de Dios a través de Jesús y experimenta por medio del Espíritu Santo una comunión íntima personal con Jesús en donde tú le llegas a conocer más cada día, así como Él te conoce a ti.

El conocer a Dios y recibir de su amor requiere de tu decisión personal de aceptar con agradecimiento lo que Jesús ya hizo por ti, además de un compromiso diario de vivir bajo sus instrucciones en medio de las diferentes circunstancias de la vida. Requiere también de una comunicación de doble vía con Dios, pues Él desea tanto escucharte como hablarte. Esta comunicación puedes comenzarla hoy expresándole con sinceridad cómo te sientes y al mismo tiempo escuchando sus palabras de amor para ti y así experimentarás cómo el vacío que sientes en tu interior empieza a ser llenado por la presencia de Dios en tu vida. Ríndete hoy al amor de Dios, quien te ha estado esperando pacientemente. Dile: “Jesús me doy cuenta que te necesito y que no quiero seguir viviendo con este vacío en mi vida. Quiero conocer tu amor y dejarme conocer por ti”.

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Proceso de amor

“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.” (1 Juan 4:8).

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l amor verdadero es “alguien”, no “algo”. Como el azúcar en esencia es dulce, así también Dios en esencia es amor. Ahora bien, así como la flor está formada por varios pétalos, así el amor está compuesto por varias aristas, las cuales vamos a ver en unos momentos. Y EL AMOR (DIOS) AMA, ¿Cómo? Perdona, da su tiempo, da sus recursos, da su propia vida, etc.

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Por: Osberto Ruano


Dios es el único que le puede dar sentido a tu vida

Y pudiera hacer las obras más piadosas y generosas, pero igual, sin amor, sin Dios en mi corazón, de nada me sirve.

1 Corintios 13:1-7 dice: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor (a Dios), vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor (a Dios), nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor (a Dios), de nada me sirve. El amor (Dios) es sufrido, (Dios) es benigno; el amor (Dios) no tiene envidia, el amor (Dios) no es jactancioso, (Dios) no se envanece; (Dios) no hace nada indebido, (Dios) no busca lo suyo, (Dios) no se irrita, (Dios) no guarda rencor; (Dios) no se goza de la injusticia, mas (Dios)se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

Dios me da su amor (se da a sí mismo)

Puedo tener todos los dones, lenguas, profecías, ciencia, fe, pero sin amor, sin Dios en mi corazón, nada soy.

Y esto lo hace desde la eternidad: como dice en Jeremías 31:3: “El Señor se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. Siendo Él el Amor, me ha amado, con su propia esencia, y ¿cómo es ese amor? Es eterno, es decir no tiene principio, ni final, hablando en términos de tiempo y de tamaño. Y la consecuencia de esto es que ha prolongado su misericordia. Asi también, Dios me da su amor aún siendo su enemigo: 1 Cor 5:10: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida”. Además, Dios se da a sí mismo por medio de su Espíritu: Rom 5:5. “Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.

¿Cuál es la principal expresión del amor de Dios? Jesucristo. Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Rom 5:8: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.

Falsos conceptos de amor Hoy en día en el mundo se ha tergiversado la palabra amor, se ha depreciado su significado, con palabras como sexo, lujuria, besos, abrazos, los cuales tienen que ver con el amor “eros” físico. Escuchamos expresiones como hacer el amor, la prueba del amor, etc. Así también en la iglesia se ha tergiversado este término.

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Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

(Josué 1:9)

El amor se ha quedado en abrazos y frases, pero sin los cuatro pilares del trono de Dios: verdad, justicia, libertad y derecho (Salmo 89:14). Te dicen te amo, pero no te dicen la verdad para no meterse en problemas, o te dicen te amo, pero no te tratan con justicia; te dicen te amo, pero no respetan tu libertad ni tus derechos.

Proceso del verdadero amor en mi vida Este proceso se describe en los siguientes insisos:

a)

Recibir el amor de Dios en Cristo Jesús. 1 Juan 4:10: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”.

b)

Su amor me lleva a conversión: Rom 2:4. “¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento” (conversión).

c)

Nacer de Dios: 1 Juan 5:1: “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él”.

d)

Dejarme amar por Él: ¿Qué hace un recién nacido para sacar una sonrisa de su mamá? NADA, sólo dejarse atender y amar por ella. Mateo 23:37 “¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”.

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e) Respondiendo a su amor: 1) Sentido vertical, hacia Dios: Obediencia. Juan 14:23: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. 2) Sentido horizontal, hacia el hombre: i. Hacia los hermanos: DAR. 1 Juan 3:16,18: ”En esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.” ii. Hacia los enemigos: Orar, bendecir y hacer bien. Mateo 5:43-45: “Oísteis que fue dicho: amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.” En conclusión, siendo Dios Amor, sólo puedo amar de verdad si primero recibo su amor. Él me capacita para responder a su amor, es decir, amarle con su amor, amarme a mí mismo y a los demás. ¡¡¡DÉJATE AMAR POR ÉL Y AMA!!!

¿QUE ES EL AMOR? 1. Un motivo que es: siempre justo o correcto porque viene de Dios. 2. Una decisión de: la voluntad. 3. Una acción de: hoy.


El árbol junto a corrientes de agua

Por: Lissette de Archila

“ En una ocasión pude viajar en helicóptero por encima de un área muy árida de mi país. Me llamó la atención ver el cambio repentino del colorido de vegetación en un mismo lugar.

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a vista desde mi vuelo me permitía ver un colorido de variados tonos café y tierra arenosa en la mayor parte del territorio. Pero una línea zigzagueante rompía con la monotonía árida del lugar. Sobre la cuenca de un río, fuertes coloridos verdes, rosas, amarillos y rojos resaltaban sobre las pálidas tonalidades a su alrededor. Pasaba exactamente lo mismo en pequeños puntos aislados que se distinguían como pequeñas lagunas o manantiales de agua que reverdecían el contorno. Me fue fácil distinguir desde las alturas los lugares alimentados por el agua que brotaba en ese lugar.

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Ese vuelo me hizo comprender el profundo misterio que Dios tenía atesorado en la Palabra. Una de las descripciones que Dios hace de sí mismo es “fuente de aguas vivas” (Jeremías 2:13). Dios es el origen de la creación, y en Él y por Él subsisten todas las cosas. Sin embargo, no es lo mismo subsistir que vivir con abundancia. Volviendo al ejemplo del contraste entre tierra árida y tierra fértil, sabemos que es posible que exista vida en medio de la aridez. Pero lo que subsista allí carece de abundancia. Lo que se plante en ese lugar será escaso, de fruto pequeño y, por lo general, sin atractivo alguno. Hay vida allí, pero una vida triste, solitaria y extremadamente difícil.

La retama en el desierto Jeremías 17: 5 al 8 explica el misterio: “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.”

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Cuando Dios llama “maldito” a un hombre, pretende dar a entender que la justicia, gozo y paz que tiene guardados para esta persona, le son retenidos. Vivir en maldición es estar separado de la plenitud de Dios y de su luz, para morar en ámbitos de tiniebla y zozobra. La traducción hebrea de esta palabra es “abominado por Dios”. Dios llama “maldito” al hombre que escoge confiar en otros hombres y no en Dios. Si una persona define su estado de ánimo o sus emociones por la actitud de otra persona, ésta es desviada de la bendición de Dios. También dice así al que no va a la fuente de agua viva, al Creador de todas las cosas, y el sustentador de toda creación, sino que va a fuentes extrañas para buscar su paz. El hombre que tiene su corazón apartado de Dios y de su Palabra, podrá estar vivo, pero quizá sin saberlo, carente de la plenitud que le aguarda.

“No verá cuando venga el bien”, pues aunque tenga bendiciones en su vida, el afán, la amargura o el temor no le permitirán disfrutarlas. Su mente estará atada a los problemas y sus ojos cegados por el pecado. Tratará de buscar la paz, pero no la encontrará, porque no va a la fuente correcta.

El árbol sembrado a la orilla del río “Bendito el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” Jeremías 17:7,8. Este principio es radicalmente opuesto al anterior. Al que pone su esperanza en Dios lo eleva a la estatura de un árbol al lado de un río. La Biblia habla de estos árboles: dan fruto abundante, anidan a los pájaros y dan sombra al cansado. En el Salmo 1 nos dice que todo lo que un hombre que permanece junto al agua de vida hace, le sale bien.

El hombre que vive aislado de Dios confiará en su circunstancia y buscará su deleite en la opinión de los demás, esclavizado a los deseos que su corazón perverso le “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo demande. en camino de pecadores, ni en silla de El problema de este hombre es escarnecedores se ha sentado; sino que su vida se asemeja al arbusto que en la ley de Jehová está su delicia, seco que vive en el desierto. Dios y en su ley medita de día y de noche. le llama retama, que significa una Será como árbol plantado junto a corama seca tirada entre piedras, al rrientes de aguas, que da su fruto en hombre apartado de Dios, porque su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo no crece a ser algo importante o de que hace, prosperará.” Salmo 1:1-3. trascendencia. Tiene una vida difícil y, como todo arbusto que crece en la aridez, no tendrá buenos frutos por más que lo intente.


Este hombre busca apartarse del malvado, y pone énfasis en obedecer a Dios. Tiene como tema principal en su vida entender lo que la Biblia dice, y quiere poner en práctica su ley. Dios llama “bendito” a este hombre, porque confía en Él. Ser bendito significa ser prosperado abundantemente, que recibirá abundantes dones y regalos y que obtendrá más de lo que imagina.

Este hombre ha encontrado el mayor de los secretos de la verdadera felicidad: la presencia continua del Dios vivo. Un árbol sembrado a la orilla de un río jamás pasa sed. ¿No fue eso lo que Jesús le prometió a la Samaritana?

1 Crónicas 2:9: “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.”

Juan 4:14: “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

El hombre que se acerca a la fuente de agua viva y toma de su agua, adquiere fuerza sobrenatural para encarar cualquier situación que se le presente.

Será como un árbol robusto, que no es afectado por las tormentas o las sequías. Siempre está bien, lleno de vida, con paz y gozo inquebrantables, y muy importante, da fruto.

Jesús, fuente de agua para vida eterna

Ir a la fuente de agua viva es vivir unido al Padre a través de Jesús. Nuestras raíces comienzan a crecer hacia el río cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador personal, y dejamos que nos limpie del pecado. Pero éste sólo es un paso inicial. La verdadera vida que hay en esa agua entra a nosotros cuando lo buscamos con sed, en otras palabras, cuando nuestra mente y corazón entiende que necesitamos de Dios para encontrar paz; por lo tanto, lo alabamos, lo adoramos y leemos la Biblia. Si hacemos esto constantemente, seremos como árboles sembrados a la orilla de un río. Visto desde las alturas, nosotros seremos los que haremos la diferencia al hacer brillar nuestros colores de vida y abundancia en un mundo estéril.

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La mejor primera plana

de la Historia

“No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo.” Lucas 2:10.

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Por: Armando Molina

esde la misma noche en que nació Jesús, se proclamó desde el cielo la llegada de buenas noticias para la humanidad. Leamos el resumen que hace Pablo de la buena noticia que Jesús quiere que se anuncie a toda la humanidad: 1 Corintios 15:3-4: “Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras”. El centro de este mensaje es que Cristo murió por nuestros pecados. El pecado verdaderamente nos separa de Dios, todo ser humano ha pecado y está separado de la presencia de Dios (Romanos 3:23). Por eso, el primer llamado de Dios al ser humano es el de arrepentirse. Pero la buena noticia es que, a pesar de esta barrera que humanamente es imposible superar, el Señor ha provisto el medio para recibir el perdón. Por medio del sacrificio de su Hijo, Él ha tomado sobre sí mismo el castigo por nuestros pecados.


Esta es la buena noticia. No que Jesús vino para darnos prosperidad y ni siquiera una vida sin dificultades, sino que por su sacrificio por nosotros podemos recibir el perdón y formar parte de la familia de Dios. El profeta Jeremías nos habla también de lo maravilloso de este perdón: Jeremías 31:34: “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” El perdón de Dios es liberador, nos asegura que los pecados cometidos ya no se podrán levantar contra nosotros. Hemos sido liberados para ser libres, caminar con nuestro Dios y andar en las buenas obras preparadas para nosotros. Sin embargo, se escucha en algunas ocasiones un evangelio mutilado en el que se deja por fuera la necesidad del arrepentimiento del pecado. Se nos presenta un mensaje incompleto y tergiversado en el que al parecer Dios existe exclusivamente para satisfacer mis deseos y está obligado a darme todas las bendiciones que le pido simplemente porque sí. Es cierto que el amor de Dios es una realidad maravillosa sin la cual no tendríamos esperanza, y que su misericordia y su bondad nos han dado la vida y hasta el día de hoy nos mantienen en esta tierra, pero es una tergiversación presentar a Dios como un Santa Claus cuyo único interés es darnos cualquier cosa que le pidamos, aún peor, cuando se le hace ver como un negociante que nos bendecirá a cambio de algo que nosotros le demos.

Necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados Dios es el primero que sabe que un ser humano puede tener todas las cosas de esta tierra, pero perder su alma. Marcos 8:36: “Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?”. Por tanto, el primer llamado de Dios para todos es el de recibir la reconciliación por nuestros pecados. En este falso evangelio, si el pecado se menciona, se hace tergiversando su significado bíblico. El pecado ya no es quebrantar la ley de Dios y ofender su santidad, sino solamente no aceptarme a mí mismo, o no vivir a todo mi potencial. Ya no es una ofensa contra Dios que puede tener consecuencias eternas, sino una ofensa a mí mismo que me impide llegar a realizar toda mi capacidad y no alcanzar prosperidad, salud o felicidad ahora. Para ese tipo de “pecado” en realidad no es necesaria la muerte de Cristo por nuestros pecados. Si cuando se proclama la buena noticia, no se hace mención alguna del pecado ni la necesidad de morir a uno mismo, entonces se está proclamando un mensaje falso que equivale a querer curar un cáncer con una aspirina. El profeta Jeremías advirtió hace mucho tiempo sobre aquellos que predican un falso mensaje de paz sin tratar verdaderamente con el origen del problema: Jeremías 6:14: “Curan por encima la herida de mi pueblo, y les desean: “¡Paz, paz!”, cuando en realidad no hay paz”.

Si no se anuncia la necesidad del arrepentimiento del pecado, entonces tampoco se puede anunciar la salvación. El principal problema del hombre no es una falta de autoestima ni algún desequilibrio psicológico, tampoco su intranquilidad ante el futuro o que no le cuadren las cuentas de sus tarjetas de crédito: su principal problema es que, sin Jesús, está separado para siempre de un Dios santo. Es esta bendición del perdón de pecados la puerta de entrada a todo lo demás: en ella comprendemos que es Jesús el verdadero tesoro, comprendemos nuestra necesidad completa del Señor, nos hace amarlo con todo nuestro corazón, ya que hemos experimentado su perdón inmerecido. Aquel que sabe que ha sido perdonado de mucho, amará mucho (Lucas 7:47).

Confía en su perdón Para aquel que confía en el Señor para el perdón de sus pecados, todas las demás cosas le serán dadas “junto con Él”, no “aparte de Él”. En el don de su Hijo por nosotros, Dios demuestra hasta el extremo tanto su amor por nosotros, como también su justicia y santidad. Romanos 8:32: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con Él, todas las cosas?”

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Nueva vida

en Jesús

Por: Lorena Farrach

“Cuando cuento mi testimonio, siempre me gusta comenzar recordando cómo, desde pequeño, Dios ya manifestaba que tenía propósitos para mí y cuidaba de mi vida.”

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omienza contando Rony Chiché: “Pues yo nací en octubre de 1975, así que para el 4 de febrero de 1976, día del terremoto en Guatemala, yo tenía apenas meses de nacido y mi mamá me cuenta que yo era un niño realmente tranquilo, pero que esa noche en particular comencé a llorar muchísimo y que entonces ella decidió ir a mi cuarto y, al no más cargarme, la pared que estaba al lado de mi cuna se cayó. Luego, cuando tenía 6 años, pasó la cola de un huracán y yo estaba jugando en el patio y me tropecé, en eso sentí que alguien me movió y, en ese momento, se cayó una lámina del techo en el lugar donde estaba antes de moverme. Luego, a los 7 años tuve un sueño que marcó mi vida, me acuerdo que en la escuela dominical nos enseñaban sobre la segunda venida del Señor y una noche soñé que Jesús venía sobre una nube y lo miré tal y como lo pintan en los cuadros y mucha gente se iba para arriba con Jesús, otros se quedaban llorando y esa nube pasó a la par mía, y vi que se iba a ir, pero le pedí a Jesús si me daba una oportunidad y Él me dijo que sí.”


Recibí a Jesús en mí vida “Hasta mis 17 años siempre fui a la iglesia e incluso iba a grupos en casa, pero en realidad no tenía una relación personal con Jesús, hasta que un domingo que asistí a la iglesia, sentí el llamado de Dios y pasé a aceptar a Jesús y fui transformado y renovado. Así pasé por un año y medio, pero al entrar a la universidad, vi a otros patojos que tomaban e iban a fiestas y me comencé a juntar con ellos para ser parte del grupo. Al mismo tiempo, en mi casa, mi papá era alcohólico y a mí me tocaba ir a recogerlo a la calle e internarlo. Por la mala influencia de mis nuevos amigos y la situación de alcoholismo en mi casa, me volví rebelde y comencé a tener problemas de peleas, problemas con el alcohol, comencé a aprovecharme de las mujeres y hasta llegué a acosarlas con mis amigos. Al mismo tiempo en mi casa, yo veía tan mal a mi papá en cuanto a su alcoholismo, que un día pensé que mejor se me pasara a mí lo que tenía mi papá, porque yo sí tenía dominio propio, entonces caí en el peor período de mi vida: aumentó mi rebeldía, dejé de estudiar, tomaba mucho, probé las drogas e iba a cuanta fiesta quería, hasta paré en la cárcel por un día por una pelea con un piloto de bus, pero tuve la bendición de que mi hermano pudo pagar la fianza y salí libre; así poco a poco me iba destruyendo y mi familia no veía para mí ningún buen futuro.

Al mismo tiempo, veía a mi mamá, que para ese entonces ya era cristiana, que se levantaba todos los días a las 5 de la mañana a orar por mi papá y por mí. Eso me impresionaba, pero cuanto más oraba mi mamá, peor nos poníamos con mi papá. Yo salía a la calle en busca de esa aceptación que nunca sentí por parte de mi papá, pues él nos proveía de dinero pero nunca de una relación de padre/ hijo. Nunca tuve su afecto, nunca platicábamos y, si me hablaba, sólo era para regañarme, y su castigo era llevarme con él a trabajar, pero ni siquiera ahí hablábamos. Entonces un día, las oraciones de mi mamá comenzaron a ser contestadas, pues mi papá se fue a un retiro de Hombre de Negocios del Evangelio Completo y regresó completamente cambiado. Ahí fue la primera vez que yo sentí que tenía un padre, lloró, me abrazó y me pidió perdón. Entonces yo era el único de mi familia que aún no vivía mi cristianismo.

Un punto de cambio Hasta que un día en que yo estaba bien borracho, me estaba peleando cerca de mi casa con unos amigos y mi papá entró a detener la pelea, pero entonces la agarré contra él y comenzamos a golpearnos como nunca, hasta sentí que yo lo quería acabar, pero, sin querer, me tropecé y caí en el filo de una grada y ahí mis vecinos llegaron a separarnos.

Ese fue el punto de cambio en mi vida, me acuerdo que al día siguiente amanecí enojado conmigo mismo,”—nos comenta Rony--- “porque me acordé del versículo bíblico que dice que los hijos se levantarán contra los padres (Marcos 13:12) y ese día, mis papás habían decidido sacarme de la casa, pero esa noche, en humildad, me acerqué a mi familia y les dije que por favor me perdonaran, que yo no era en realidad esa persona que golpeó a mi papá, que yo sentía como que algo tenía metido dentro de mí, porque yo no recordaba lo que había hecho. Ellos me perdonaron y esperé con ansias el domingo, porque quería ir a la iglesia, porque tenía necesidad de sacar lo que había en mí y me acordé del sueño que tuve de niño donde sentía que Dios me decía que era mi última oportunidad y que, si seguía así, me iba a pasar algo realmente malo y, ese domingo, me reconcilié con el Señor y hasta el día de hoy, Él me ha sostenido. Estoy convencido de que por esta decisión que tomé de seguir los caminos del Señor, Dios me libró de seguir tomando malas decisiones en mi vida, que me hubieran podido llevar a una vida totalmente desordenada y quién sabe si hubiera parado en la cárcel.

“Me reconcilié con el Señor y, hasta el día de hoy, Él me ha sostenido”

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Pero la Palabra de Dios es poder de Dios y en Hechos 16:31 dice: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu familia” y esta palabra se hizo realidad en mi casa, pues hoy en día todos en mi familia somos cristianos. Entonces comencé a leer su Palabra, comencé a alabar y adorar a Dios; la música que antes me gustaba, la comencé a detestar y desde el día que acepté al Señor en mi vida, se me quitó de una sola vez la necesidad del alcohol…. Dios quitó eso de mí….

Dios comenzó a sanar mi corazón Otra cosa muy importante fue que, a partir de ese día, el Señor comenzó a sanar mi corazón emocionalmente y esto nos permitió tener una relación de padre/hijo con mi papá, lo cual se reflejó en que ya pude abrazar a mi papá y platicar con él. También aprendí a honrar a mis padres, como dice en Efesios 6:1: “Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra”. Al poco tiempo me fui a un encuentro y conocí el toque del Espíritu Santo en mí, lo cual puedo describir como una mano que tocaba mi pecho”— comenta Rony—

“y que me llenó de alegría, paz, y un fuego que no había experimentado nunca, lo cual provocó en mí una necesidad grande de servirle, así que asistí a las clases de liderazgo de mi congregación y Dios me permitió coordinar un grupo en casa. Ahora en mi casa vivimos en la unidad que Dios nos da y, aunque hemos pasado tiempos difíciles económicamente hablando, nos apoyamos y oramos unos por otros. La paz, el amor, y el gozo de Dios reinan en mi casa, como dice en Romanos 14:17: “Porque el reino de Dios no es cuestión de comer o beber determinadas cosas, sino de vivir en rectitud, paz y alegría por medio del Espíritu Santo”. Si tú que estás leyendo este testimonio, te identificas con las situaciones que yo viví antes de entregarme a Dios, de alcoholismo, inseguridad interna, falta de aceptación de tus padres, etc., yo te invito a que pongas a Jesús en el centro de tu vida y aceptes lo que Él hizo por ti en la cruz del Calvario. Ésta será una decisión que cambiará tu destino eterno…….”

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Hay esperanza...

Por: César Castañeda

En un mundo tan convulsionado con tantas dificultades, tanta maldad, tanta indiferencia, no podemos negar que hay momentos en los cuales perdemos esa alegría de vivir, esos sueños e, incluso a veces, la esperanza en el futuro, el cual es incierto. 18

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omo seres humanos hemos avanzado en tecnología y en ciencia, pero en lo moral, y aun en lo espiritual, hemos retrocedido. Ahora bien, los hijos de Dios tenemos una esperanza, un propósito, un destino, que no se rige por las circunstancias, por lo que nos rodea; se rige por algo más sublime, sobrenatural, algo fuera de este mundo: La soberanía de Dios, que es perfecta. De modo que sabemos que Él tiene el control absoluto de lo que está sucediendo, conforme a ese plan maestro que tiene desde la eternidad. En Él sí podemos confiar, en Él hay esperanza… Cuando la Biblia, específicamente en el Antiguo Testamento, nos habla de esperanza, usa la palabra hebrea “tiqvah”, que significa: expectativa, algo deseado y que se anticipa ansiosamente, algo por lo cual uno aguarda. Viene del verbo “qavah” que significa esperar o aguardar esperanzado. Por otro lado, en el Nuevo Testamento, se usa la palabra griega “elpis” que significa: una expectación confiada, basada en una certeza solida. La esperanza bíblica descansa sobre las promesas de Dios, en particular aquellas que tienen que ver con el retorno de Cristo a la tierra. La esperanza nunca es inferior a la fe, sino que es una extensión de la fe. La fe es la posesión presente de la gracia; la esperanza es la confianza en el cumplimiento futuro de la gracia, (según el diccionario Strong).


El Señor quiere que nosotros tengamos esperanza en Él y en sus promesas, para que, a pesar de lo que estemos viviendo (sea bueno o sea malo), no importa nuestras circunstancias o cómo esté el mundo, nosotros pongamos nuestra esperanza en Dios. En esta oportunidad quisiera tocar ciertos puntos importantes para tener en cuenta y, así, examinar en nuestra vida, en dónde está nuestra esperanza. Primero, no tenemos que poner nuestra esperanza en falsas promesas o profecías. En tiempo de Jeremías, había profetas que hablaban sólo cosas que el pueblo quería escuchar y no decían cosas que los confrontaran o redarguyeran para que los que las escucharan cambiaran de conducta. Por su parte, Jeremías sí transmitía el mensaje que Dios le hablaba y, como esto no era del agrado del pueblo, lo trataban mal. “Así dice el Señor Todopoderoso: No hagan caso de lo que dicen los profetas, pues alientan en ustedes falsas esperanzas; cuentan visiones que se han imaginado y que no proceden de la boca del Señor.” Jeremías 23:16. Asimismo, el día de hoy es más aceptado el mensaje que trae falsas esperanzas, que aquel que es confrontativo y que busca el arrepentimiento de sus oyentes. Luego, no debo poner mi esperanza en las riquezas de este mundo porque son inseguras. “A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos.” 1 Timoteo 6:17.

Así que, qué bueno si tenemos cosas materiales, pero no nos amarremos a ellas y la mejor manera para poder hacerlo, nos la dice el apóstol Pablo en el versículo siguiente: “Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.” (v.18) Lo más importante es que seamos prósperos en el interior y no en el exterior.

Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios! Confía siempre en Él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante Él. ¡Dios es nuestro refugio!” Salmo 62:5. Lo único que necesitamos es buscarlo y clamarle. Como dice el salmista: “A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: <Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes.>” Salmo 142:5.

Además, no debo de poner mi esperanza o confianza en el hombre, tanto en los demás como en uno mismo, porque el Señor, a través de Jeremías 17:5, nos dice: “¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!” El problema principal es que, cuando lo hacemos, nos apartamos de Dios y nos encontramos ante una gran desilusión: el corazón del hombre es perverso y engañoso (v.9).

El pueblo de Dios lo sabía bien, por eso podían exclamar: “Tú, esperanza y salvación de Israel en momentos de angustia…” Jeremías 14:8a. “Por lo que debemos de aferrarnos a esa esperanza que tenemos para encontrar descanso y refugio en nuestras vidas.” (Hebreos 6:18-20).

El poner la confianza en Dios nos trae beneficios incomparables y nos ayuda a desarrollarnos en la fe: 1. Poner la esperanza en el Señor me da descanso en momentos de angustia y problemas. Ante los problemas y circunstancias de la vida, necesitamos descanso para nuestras almas y debemos saber que Él nos protege, que nos fortalece, que encontramos refugio en su presencia y que podemos derramar nuestro corazón y expresarle lo que está en lo más íntimo de nuestro ser, ya que nos comprende. “Sólo en Dios halla descanso mi alma; de Él viene mi esperanza. Sólo Él es mi roca y mi salvación; Él es mi protector y no habré de caer.

2. El temor del Señor afirma mi esperanza “No envidie tu corazón a los pecadores, antes vive siempre en el temor del Señor; porque ciertamente hay un futuro, y tu esperanza no será cortada” (BLA) Proverbios 23:17-18. Aquí la Biblia nos insta a no envidiar a aquellos que viven en pecado y no les importa el ofender a Dios, nos recuerda que hay un futuro en donde se tendrán que rendir cuentas, además de cosechar los frutos de lo que se sembró y, por otro lado, que hay una esperanza para aquellos que buscamos agradar a nuestro Padre y que Él nos recompensará como quiera. También, el tener una esperanza es como tener un refugio para los hijos de Dios: “En el temor del Señor hay confianza segura, y a los hijos dará refugio.” Proverbios 14:26.

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3. La esperanza me da constancia y perseverancia. Al correr, uno espera llegar a una meta; puede ser un lugar, un tiempo específico o una distancia establecida, pero la “esperanza” de alcanzar dicha meta se alimenta con la constancia o perseverancia que mantenemos durante la carrera. “Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero la esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya tiene? Pero si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.” Romanos 8:24-25. La constancia es sostenida en la esperanza y fue una de las virtudes que vio el apóstol Pablo en los de la iglesia de Tesalónica: “Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a causa de la obra realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor y la constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo.” 1 Tesalonicenses 1:3. 4. Tener esperanza me santifica. La Palabra de Dios nos dice: ”Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he puesto en ti! Líbrame de todas mis transgresiones. Que los necios no se burlen de mí. He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.” Salmo 39:7-9. Aquí el salmista piensa, y al recapacitar en quién es su esperanza, le pide al Señor que actúe en su vida, pues solamente Él es quien puede quitar las transgresiones. Así, nosotros cuando sabemos quién es nuestra esperanza, debemos de pedirle al Padre que nos limpie y purifique, porque necesitamos de Él para estar limpios.

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Más adelante, el apóstol Pablo, en su carta dirigida a los de Tesalónica, pide al Señor en oración que nos anime a hacer lo bueno: “Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, los anime y les fortalezca el corazón para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno.” 2 Tesalonicenses 2:16. Por último, el apóstol Juan, en una de sus cartas, al hablarnos de nuestra identidad de hijos de Dios, nos habla de santificarnos, porque tenemos una esperanza: “Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a si mismo, así como Él es puro.” 1 Juan 3:3. 5. La esperanza nos acerca a Dios y nos permite experimentar su amor Cuando tenemos una esperanza en Dios, nos hace recordar que el amor de Dios es tan grande e inagotable que nos hace buscarle a Él y experimentar su amor: “Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: el gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota.” Lamentaciones 3:21-24. Si necesitamos amor, para Dios, para nuestros semejantes o para nosotros mismos, la fuente es la misma y es inagotable: “Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.” Romanos 5:5. Por lo tanto, pidamos al Espíritu Santo que nos llene de su amor y seremos saciados. 6. Me prepara para aguardar la Esperanza Bienaventurada Sabemos que, a pesar de vivir en esta tierra, nuestra esperanza está

basada en que estamos de paso y que tenemos un hogar eterno en su presencia. Anhelamos el día en el que Jesús nos recoja, nos tome con Él, seamos transformados y, en un abrir y cerrar de ojos, seamos arrebatados. Ésta es nuestra esperanza, nuestra bienaventurada esperanza, como lo dice el Apóstol Pablo a Tito. Pero, para eso, tenemos que prepararnos para que nos encuentre listos y puros y seamos dignos de ser llamados: “La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a toda la humanidad, y nos enseña que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.” Tito 2:11-13 (RVA). Lo que Dios quiere es que confíe en Él y en sus promesas, porque sólo Él es digno de confianza y sus promesas son estables; no tienen que ver con el gobierno, tu estado de ánimo o los cambios tecnológicos, tienen que ver con su Palabra y con quién fue el que hizo la promesa, que es tan antigua y sigue vigente, y no tiene caducidad, porque es eterna. “Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.” Hebreos 10:23. Así que ánimo, hay una esperanza… No sé qué es lo que estás pasando hoy: problemas, penas, circunstancias adversas: hay esperanza; o tal vez pases por transformación de carácter, o estés peleando con un pecado en tu vida, queriendo estar en otro nivel espiritual: hay esperanza… En Cristo hay esperanza: “…A éstos Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.” Colosenses 1:27.


¿Te conoce Dios?

Por: Lourdes de Castañeda

“No todo el que me dice “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?” Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí hacedores de maldad!” Mateo 7:21-23

¿Q

ué haces tú cuando lees pasajes como éste? ¿Te los saltas? ¿Crees que son sólo para la gente que no quiere saber de Dios? o ¿Realmente no crees que Jesús pueda ser capaz de cumplir lo que allí dice? Muchas veces había leído este pasaje, honestamente nunca me detuve a meditar lo que allí decía, no fuera a ser que no saliera aprobada, prefería no saberlo que sentirme fuera. Pero un día estas palabras saltaron sobre mi vida con mayor entendimiento. Comencé a entender que al Señor no le interesaba tanto todo lo que yo hacía, incluyendo aquello que yo creía que estaba haciendo por Él, sino más bien le importaba quién era yo para Él y Él para mí. Me di cuenta que la voluntad del Señor es que yo le conozca, profunda e íntimamente, y que Él desea conocerme a mí igual.

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Tal vez pienses que no es necesario que Dios quiera conocerte, ya que Él es el único que sabe todo sobre ti, lo cual es verdad; sin embargo Él desea que lleguemos a tener una relación mucho más estrecha que la de un siervo, Jesús desea llamarnos sus amigos (Juan 15:15), el Padre desea que seamos sus hijos (1 Juan 3:1), y que seamos sellados con su Espíritu Santo.

Dios quiere darse a conocer Todo el evangelio, de hecho, toda la Biblia, nos muestra a un Dios que quiere darse a conocer. Dios quería relacionarse con Adán y Eva, pero por causa del pecado, esa relación se rompió; aun así, Dios trazó un maravilloso plan de rescate, a través de Jesús, su único Hijo. Mientras se cumplía el tiempo para que ese plan se realizara, Dios estableció una relación con Abraham, a quien llamó su amigo, pues Abraham le creyó a Dios. Dios llamó a Moisés, y se le manifestó, y Moisés conoció a Dios. Dios se agradó del corazón de David, y David gozaba de la Presencia del Señor. Y así, Dios quiso darse a conocer hasta que vino Cristo, Emanuel (Dios con nosotros), porque Dios anhelaba relacionarse con cada ser humano que Él creó. Lo que se había perdido en el Edén, Jesús lo vino a recuperar. “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Lucas 19:10. Jesús vino a establecer su reino sobre la tierra, la vida eterna, que consiste en conocer a Dios. “Y ésta es la vida eterna:

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que te conozcan a ti, el único Dios No se ha humillado delante de Dios verdadero y a Jesucristo, a quien tú reconociendo su pobreza y su pecado, has enviado.” Juan 17:3. ni ha buscado de Dios el verdadero perdón. “Dichosos los pobres en Conocer a Dios espíritu, porque el reino de los cielos no es lo mismo les pertenece.” Mateo 5:3.

que saber de Él

Así que si tú quieres ser parte del Reino del Señor, lo primero que debes hacer es conocer a Dios en una forma personal. Nadie tiene excusa para no conocerle. Romanos 1:19-20 nos lo dice claramente: “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusas.” Ahora bien, conocer a Dios, no es lo mismo que saber que hay un Dios. El que conoce a Dios, lo reconoce como dueño absoluto de su vida y busca glorificarle y hacer su voluntad. El que sólo sabe de Dios, vive su vida como mejor le parece a él mismo o a la mayoría de las personas, pero todo lo hace por él, no por Dios. No tiene un verdadero motivo de vivir, vive como por inercia, sin rumbo ni dirección, tan sólo sabe hacer lo que ha aprendido de sus padres o del mundo mismo, pero no conoce realmente la voluntad de Dios. Y tampoco es conocido por Dios, no porque Dios no sepa quién es, pues Él mismo lo creó, sino porque nunca se ha acercado tal como es para relacionarse con Dios.

Quien no conoce al Señor, tampoco es capaz de hacer la voluntad de Dios, pues no es capaz de obedecer sus mandamientos. Jesús dijo que al reino entra sólo el que hace la voluntad del Padre que está en el cielo. Esto es tan importante para Él, que en una ocasión, Jesús hizo énfasis en que sus parientes más cercanos eran aquellos que hacían la voluntad de Dios, los que oían y ponían en práctica sus palabras: “-Mira, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan – le dijeron. -¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? -replicó Jesús. …Cualquiera que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre.” Marcos 3:32-35 Con esto, Él no despreció a los de su familia, más bien, adoptó en su familia a todo aquel que haga la voluntad del Padre, porque Él no tenía su mente puesta en un sólo tiempo o lugar. Pero, te has preguntado alguna vez ¿cuál es la voluntad del Padre y cómo sé si la estoy haciendo?


Veamos las respuestas que el mismo Señor nos da en su Palabra: 1. Hechos 22:14 “…te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo y oigas las palabras de su boca.” Lo primero que debemos saber es que Dios nos ha escogido para mostrarnos su voluntad y para que lo podamos ver y oír, pues Él no es un Dios muerto, sino vivo. No fuimos nosotros quienes lo escogimos a Él, fue Él quien nos escogió para que le conociéramos, por su voluntad.

2. Juan 7:17 “El que esté dispuesto

a hacer la voluntad de Dios, reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.” En segundo lugar, el que verdaderamente quiere hacer la voluntad de Dios, reconoce a Jesús como su Hijo, y no como un profeta o un gran hombre nada más.

3. Romanos 12:2 “No se amolden

al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Aquel que se entrega a sí mismo como sacrificio ante Dios (Romanos 12:1), está dispuesto a dejar la manera de pensar y de vivir del mundo, y se abre para pensar como Dios quiere, renueva sus pensamientos y así comprueba que la voluntad de Dios es buena, puesto que Él siempre busca hacernos bien; agradable, pues Él conoce nuestras necesidades y deseos; y, perfecta, pues en Él no hay error. Muchas veces pensamos que Dios se equivoca cuando permite ciertas cosas desagradables en nuestra vida, pero a medida que lo vamos conociendo, vamos cambiando nuestra manera de pensar y aprendemos a confiar

en que lo que nos esté sucediendo, Dios lo empleará en algo bueno para nosotros.

4. 1 Tesalonicenses 5:18 “Den

gracias a Dios en toda situación, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. Debido a que nuestra manera de pensar cambia al conocerle más, podemos ser capaces de dar gracias a Dios tanto en las buenas, como en las malas. Esto es algo imposible para quienes no conocen al Señor, puesto que viven para agradarse a sí mismos y, por lo tanto, una situación negativa no les es motivo de agradecimiento.

5. 1 Pedro 4:2 “para vivir el

resto de su vida terrenal, no satisfaciendo sus pasiones humanas, sino cumpliendo la voluntad de Dios.” Cuando eres conocido por Dios, Él pone en ti su sello del Espíritu Santo, y por medio del Espíritu, recibes frutos, entre ellos el dominio propio, con el cual puedes decir “no” a las pasiones humanas (ver Gálatas 5:19-21) que dominan a aquellos que aún no tienen al Espíritu Santo y, por tanto, no pueden agradar a Dios.

6. 1 Tesalonicenses 4:3 “La voluntad de Dios es que sean santificados.” Dios no quiere que te quedes como te encontró, Él te quiere ver transformado, y para esto necesitas perseverar en sus caminos para así conocerle mejor. Mientras más le conozcas, más le amarás y querrás ofenderle cada vez menos. Te comenzará a dar hambre de santidad, otra característica que carecen quienes no le han conocido.

7. 1 Juan 2:3/3:23 “¿Cómo

sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos.” “Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, pues así lo ha dispuesto.” Nadie puede amar a Dios o a otros si primero no ha recibido el amor de Dios (1 Juan 4:10). Cuando creemos en Jesús como único Señor y Salvador, ese amor es derramado en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo (Romanos 5:5), y entonces podemos obedecer sus mandamientos. Si tú has creído en Jesús y su amor ha sido derramado en tu corazón para Él y para los demás, estás haciendo su voluntad. Tal vez creas que aún te falta amor, a pesar de que ya le has conocido. No te conformes con lo que tienes de Dios, busca conocerlo más cada vez. Él es esa fuente inagotable de la cual nunca te saciarás. Si tú aún no has conocido a Dios de esa manera, éste es el momento de que te pongas de rodillas y clames al Señor que perdone tus pecados, que te limpie y que te llene de su Santo Espíritu para poder llevar una vida que le agrade. “Aquel día” está más cerca de lo que pensamos; ¿qué crees que el Señor dirá de ti…? ¿Te conoce Dios? “El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:17.

“ El que conoce a Dios, lo reconoce como dueño absoluto de su vida y busca hacer su voluntad”


Instrumentos de Adoración

Salmo 150: 3-6: “Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa. Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas. Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe al Señor. Aleluya.” 24

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M

Por: Osberto Ruano

editando en lo que dice el salmo, es interesante observar que inicia dando la instrucción de que le alabemos usando instrumentos musicales y finaliza diciendo que quienes debemos alabar a Dios somos todos los que respiramos. Hace diferencia entre el instrumento y quien le alaba realmente. Primero, veamos una definición de la palabra instrumento, según el diccionario de la Real Academia Española en su vigésima edición, instrumento es: aquello que sirve de medio para hacer algo o conseguir un fin. Podemos observar que el instrumento es sólo un medio. En el caso de los instrumentos musicales, por sí solos no pueden producir ningún sonido musical, necesitan de un ejecutor, quien finalmente consigue el fin deseado, es decir, sonidos musicales. Quienes adoramos al Señor, somos instrumentos, porque por nosotros mismos no producimos adoración. La adoración inicia y termina en Dios. Juan 15:5 dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Hay que diferenciar el canto, de la adoración, el canto es sólo una forma en la que podemos adorar a Dios. Una definición que leí de adoración, que llamó mucho mi atención, es: amor extravagante y obediencia extrema.


Es obedecer por amor a Dios, quien nos da mandamientos para bendecirnos y hacernos libres en todas las áreas de nuestra vida: espiritual, psicológica, física, matrimonial, paternal, financiera y social, y además nos manda que le adoremos con cantos, con aclamaciones, con música, con nuestras manos, con danzas, etc. Y obedecer ese mandato es parte de nuestra adoración, pero no lo es todo. Es una vida rendida delante de Dios, una vida de santidad, es permitirle a Cristo vivir nuestra vida. Gálatas 2:20 dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Al final, es Dios quien pone tanto el querer, como el hacer, como dice Filipenses 2:13.

¿Cómo ser instrumento de adoración? Quisiera ilustrar con un ejemplo de cómo es que podemos llegar a ser instrumentos de adoración para Dios: Imagina por un momento un trozo de madera de gran tamaño que está destinado a ser quemado como leña. Nadie ve potencial para hacer algo con aquel trozo de madera. Pero en el momento justo aparece un genio que ve la posibilidad de cumplir un propósito que tiene en mente, y es producir los más dulces sonidos. Empieza a pensar en las medidas ideales, en las especificaciones, colores, formas, y en cada detalle para cumplir su propósito, y hace el diseño. Cuando ya tiene la idea clara en su mente, la plasma en un papel y hace los planos de lo que quiere hacer con el trozo de madera y el producto final es lo que hoy conocemos como guitarra.

Ya tiene los planos, pero necesita a alguien con la habilidad de entenderlos a la perfección y de llevarlos a la realidad. Alguien con la capacidad de realizar el proceso de transformación de simple madera a guitarra. Y aparece en escena el mejor carpintero que haya existido sobre la faz de la tierra. Toma los planos y sigue cada instrucción, cada detalle, y fabrica una guitarra como jamás se ha visto en toda la historia. Tanto el diseñador como el fabricante quedan extasiados ante la obra maestra que tienen ante sus ojos. Pero hay un inconveniente, la guitarra se ve preciosa, pero el propósito no era ése, sino era producir los mejores sonidos que se hayan podido escuchar. Para ello es necesario alguien con conocimiento musical que primero afine el instrumento y luego lo ejecute. Puede ser la mejor guitarra, pero desafinada y mal ejecutada, suena mal. Entonces aparece el mejor guitarrista de todos los tiempos, quien es capaz de sacar los sonidos más bellos que hayas podido escuchar, los acordes más sublimes y dulces. Sin este proceso, el destino del trozo de madera sería leña y luego cenizas; pero su destino cambió, así como su uso y su dueño. Yo era como ese trozo de madera, destinado al lago de fuego, eternamente. Apocalipsis 20:15: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Pero Dios Padre vio el potencial de su Hijo Jesucristo en mí y diseñó el plan más asombroso e increíble que puedas imaginar: El plan de salvación. Romanos 10:13: “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.

Jesús es quien nos afina Luego apareció el ejecutor del plan maestro de Salvación, Jesucristo, justamente carpintero, el único que podía hacerlo realidad, quien llevó a cabo cada detalle del plan del Padre y me dio vida. Juan 5:19,21. “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida”. Al darme vida, cambió mi naturaleza, así como de madera pasó a guitarra, yo pasé de ser esclavo a ser hijo de Dios. Romanos 8:15-16: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Ya soy salvo, pero es necesario que se cumpla el propósito de Dios en mi vida y aparece el Espíritu Santo, quien produce en mi vida fruto que da gloria al Padre y me guía por el camino de santidad, haciendo las obras que Dios diseñó para que anduviese en ellas, como dice Efesios 2:10. Gálatas 5:22-23 dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Ahora imagínate esta escena: el Espíritu Santo dando un recital para el Padre y el Hijo, produciendo fruto abundante en tu vida. Esto es adoración verdadera; vidas consagradas, declarando las virtudes de un Dios a quien conoce íntimamente.

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La Torah

Torah es el nombre hebreo para los cinco primeros libros de la Biblia. El nombre griego es Pentateuco. En estos libros está escrita la ley de Moisés, pero también la historia desde la creación hasta la formación del pueblo israelita. A continuación hay una lista de eventos narrados en estos libros, pero tú debes descifrar a qué libro corresponde cada evento. Marca al lado de cada narración que se describe, la letra que corresponda al libro de la Torah:

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Levítico Números

Deuteronomio En este libro se narra la historia de Abraham. Doce espías son enviados a recorrer la tierra prometida, y descubren que allí moran gigantes en la tierra, pero también que es una tierra fértil y próspera. En este libro hay dos capítulos, específicamente hablando, de las bendiciones y las maldiciones que el pueblo de Dios tendría por obedecer a Dios, o por desobedecerlo. Este libro es acerca del discurso que Moisés dio a su pueblo junto al río del Jordán, justo antes de que éste entrara a la tierra prometida. En este libro se narra la historia de la creación. A Este libro es acerca de la ley de los levitas. La narración de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. Dios da su ley a Moisés en dos tablas escritas por Él mismo en el Monte Sinaí. Dios da instrucciones a Moisés de cómo construir el tabernáculo y sus muebles. Se narra en este libro la historia de Noé. Se construye la torre de Babel, hasta que Dios confunde el idioma de cada hombre para que no se entiendan entre sí. En este libro se narran con amplio detalle las fiestas solemnes que Dios estableció para que el pueblo israelita las celebrara. En este libro se narra la muerte de Moisés. Narración de la fundición de un becerro de oro por el pueblo israelita, mientras Moisés estaba en el Monte Sinaí con Dios. Narración de la historia de Sodoma y Gomorra. La historia de Jacob, Raquel y Lea. Este libro empieza con un censo en medio del desierto del pueblo de Israel, para establecer el tamaño de cada tribu. El profeta Balaám es enviado a maldecir el pueblo de Israel. Narra las doce plagas que sufrió Egipto, porque faraón no permitía que los israelitas se fueran a adorar a Dios al desierto. En este libro se cuenta la historia de cuando Dios partió el Mar Rojo para salvar a los israelitas de los egipcios que los perseguían. Enero-Marzo 2013

RESPUESTAS: 1-A, 2-D, 3-E, 4-E, 5-A, 6-C, 7-B, 8-B, 9-B, 10-A, 11-A, 12-C, 13-E, 14-B, 15-A, 16-A, 17-D, 18-D, 19-B, 20-B

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20.

Génesis Éxodo




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