EL SUEÑO DE ÍCARO

Page 1

1


2



Costa, Breno El sueño de Ícaro / Breno Costa. - 1a ed . - Martínez : Loco Rabia, 2017. 196 p. ; 20 x 15 cm. ISBN 978-987-3712-49-4 1. Novela Gráfica. 2. Historietas. I. Título. CDD 863.0222

El sueño de Ícaro. 1a ed. Buenos Aires. 2017. © de la obra: Breno Costa, 2017. ISBN: 978-987-3712-49-4 Corrección de textos: Silvana Sbaffo. Maqueta: Marcos Vergara.

Loco Rabia editora www.locorabia.com.ar locorabiaeditora@gmail.com

Libro de edición argentina. Las ideas y conceptos vertidos por la presente obra son creación libre de sus autores y no reflejan posturas u opiniones del grupo editorial. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito del editor o los autores. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.




para lou.






Esta N O es una historia sobre grandes logros heroicos realizados por alguien con superpoderes. Esta es sólo mi historia. O sea, todo lo que aquí está contado, de una manera u otra, aconteció de verdad. Pero como de niño quería estar en la tapa de una historieta, acá está.





nunca voy a entender el subte. 16


Un tren que anda bajo t ierra escupiendo gente de estación en estación Siempre me pareció raro.

Tal vez piense así porque de donde vengo lo único que camina bajo t ierra son lombrices. 17


Exacto, no soy de acá. Vengo de muy lejos. Y siempre que salgo del subte vuelvo a sent irme igual a la primera vez que pisé acá.

De la misma manera que podría sentirse una lombriz al mirar a la superFicie, si esta tuviera ojos, claro.

18


Soy un extranjero viviendo en Argent ina.

Pero hoy me doy cuenta que siempre me sentĂ­ asĂ­, l igeramente desplazado.

Y ser extranjero es sentirse ajeno, es vivir sin pertenecer. 19


Ya me sent Ă­a un extranjero en mi propia patr ia.

Y sent irme asĂ­, hizo que pasara la vida intentando huir hacia otro lugar.

Uno que pudiera llamar mĂ­o.

20


“Aunque me cierren el paso por tierra y mar, el cielo al menos está abierto, iré por ahí.” Dédalo

21




Toda h istoria t iene un comienzo y la m Ă­a empieza en el aĂąo 1982 .

24


Cuando mis padres descubren que esperan un nuevo hijo.

25


Pero antes, en 1950, otra pareja descubre que va a tener un retoño.

Este va a ser nuestro primer varón.

Creo que estoy embarazada.

S i el hijo que llevaba era hombre, ser ía baut izado con el nombre del santo.

Ellos Ya tenían 3 hijas, entonces ella hizo una promesa.

nació mi padre. alguien bendecido hasta en el nombre, Benedicto.

y Por estas coincidencias que muchos llaman milagro... 26


Dormí t ranquila, hija, que te estamos aguardando.

De vuelta en 1982, aquel niño con nombre de santo ya es un hombre.

S u esposa y él ya t ienen un h ijo, Ahora quieren tener una nena.

Menos mal que mi padre no siguió el ejemplo de mis abuelos y no hizo ninguna promesa para deFinir el sexo del nene a su gusto. Porque así pude nacer yo. Otro varón.

27


Nací en Belém, localizada en el extremo Norte de Brasil, en plena Amazonia brasileña.

Un lugar donde el Río Amazonas encuentra el océano atlántico.

Una ciudad de gustos raros.

!

Dame TODO lo que tengas!

!

NO, dámelo a mí!

de gente que cree en la protección divina para afrontar la violencia. 28


un lugar con el clima constante, sin estaciones definidas.

donde sólo hay una estación en que llueve mucho y otra en que llueve más Siempre con un calor insoportable y húmedo. hasta en el infierno se debe sudar menos que en Belém

Pero como Dios es misericordioso, todos los días abre la canilla del cielo

Y MOJA toda la ciudad con ll uvia. 29


No es sólo agua que cae del cielo en Belém

También caen mangos De los árboles que están en las principales avenidas de la ciudad

Puestos ahí en una época en que no existían autos.

30


Esa es Belém, la ciudad que nadie sabe dónde queda.

¡N O! Queda más al Norte.

¡Ah! ¿Yo fui a Salvador, es ahí cerca?

Yo conozco Río de Janeiro. ¿Queda por ahí?

No, no. Queda todavía más al Norte.

En el verano yo fui a Floripa. ¿Es por ahí?

No, esto es Sur, yo dije Norte.

31


Entonces, para aclarar cualquier duda, acá está de dónde vengo.

A pesar de haber nacido en Belém, pasé mi niñez en una pequeña ciudad llamada Abaetetuba.

32


33


Un pueblo en el medio de la selva.

en que no existe una f rontera clara entre realidad y fantasía.

DONDE TODOS saben que deben tener cuidado con el MAPINGUARI.

y ADEMás están avisados que un día la COBRA GRANDE, que duerme bajo la ciudad, se va a mover haciéndola hundir en el r ío.

Y QUE no deben asustarse si se cruzan con el CURUPIRA. 34


Exactamente, aunque parezca raro, así se llama mi pueblo.

Esta palabra viene del tupí-guaraní y quiere decir “Tierra de hombres fuertes y valientes”, pero yo nunca fui ni uno ni otro. Estaba más para el tipo de “gordito nerd”. Tenía todo lo que caracterizaba a uno.

Juguetes de héroes.

Muchas historietas.

Dibujos animados.

y anteojos.


Vivíamos en una casa grande y abajo estaba la ferretería de mi padre.

Aquel lugar era mi parque de diversiones.

M i imaginación transformaba cables eléctricos en serpientes, escobas en espadas y cajas apiladas en lujosos castillos. 36


De pronto era un gran seĂąor de tierras domando toros feroces y vacas rebeldes con sus terneros.

37


Adelante de casa estaba el puerto, y cruzando la calle había una cruz gigante que bendecía a todos los que desembarcaban en el pueblo, y más adelante había una carnicería que vendía algunos tipos de carnes inusuales.

lo más común era la carne de cerdo, que eran sacrificados ahí. todavía puedo escuchar sus gritos.

Además había carne de pirarucú, el pescado de agua dulce más grande del mundo.

También había carne de jabuti, la tortuga de tierra típica de la Amazonia.

Y carne de jacaré-açu, una especie que puede llegar a medir 4,5m de largo.

38


sentía pena al ver aquellos animales porque me recordaban los finales trágicos de mis mascotas.

Como el perro que un día desapareció. o El conejo, que tenía el meo más fétido del mundo

Y por eso fue regalado. Y un monito, que de tanto dar vueltas atado en su correa, Se suicidó.

39


Adelante de casa estaba el río con sus embarcaciones que dictaban el ritmo del pueblo.

Todas las noches se escuchaba el sonido del Navío Rodriguez Alves avisando a todos que había llegado y pronto partiría.

Era lindo ver aquel monolito de metal lleno de luces reflejando los colores de las hamacas.

Parecía un árbol navideño iluminando la oscuridad del río.


un día decidí tener mi propio negocio.

Además de bendecido uno podría salir con algo dulce en la boca.

Una banca de golosinas, abajo de la enorme cruz que bendecía a los viajeros.

Parecía un negoción.

Pero no duró mucho. yo era mi principal cliente. 41


Así como los ingleses toman el té de las 5, yo a las 6 iba a silbar para los botos.

Algunos días de la semana tenía un compromiso.

Y con puntualidad británica, ellos saltaban curiosos para saber quién los llamaba.

El boto es un primo lejano del delfín. El boto en la Amazonia es un animal lleno de misterios. 42


cuentan que en las noches de luna llena se transforma en hombre y sale del río vestido elegantemente de blanco para seducir a las mujeres.

Pero en la transformación en humano, preserva el orificio por donde respira escondido bajo el sombrero.

Escuché VARIAS HISTORIAS DE MUJERES QUE ERAN MADRES DE HIJOs DEL BOTO.

43


Un talento que nunca tuve fue el deportivo.

A pesar de ser brasileĂąo, siempre fui un desastre con la pelota.

Por eso nunca me elegĂ­an para jugar.

44


Hasta que un dĂ­a me comprĂŠ una.

Y desde entonces empecĂŠ a ser elegido primero.

45


tal vez por mi total falta de talento deportivo

Prefería estar solo en casa dibujando

Era una golondrina más grande de lo normal.

Aquella visita me hizo recordar otra historia.

Hasta que recibí una visita inesperada.

La de Ícaro y su padre Dédalo presos en el laberinto de Creta. ellos también eran visitados por pájaros.

fue observándolos cómo descubrieron cómo huir. 46


Observar aquella golondrina, también me hizo descubrir algo.

La golondrina es un pájaro sin hogar, un eterno extranjero en movimiento.

percibí que también me sentía así.

Por primera vez me di cuenta cuán ajeno era a mi real idad.

y esta extraña sensación me iba a acompañar por el resto de la vida. 47


48





Antes de seguir con la historia, me gustarĂ­a presentarles a mi familia. Este es mi padre, mi DĂŠdalo. DĂŠdalo era un artista, ingeniero y arquitecto famoso en toda Grecia por sus obras y talento. Mi padre no, es un hombre simple y anĂłnimo del interior de la Amazonia, conocido apenas por aquellos que lo aman.

52


53


Esta es mi madre. Ícaro nació de Náucrate. Náucrate se enamoró de Dédalo por su inteligencia y astucia, pero a él le interesaban más sus obras. En poco tiempo Dédalo se fue, llevándose a su hijo. En mi caso, mi padre sigue al lado de mi madre hasta hoy. El que se fue dejándolos a los dos fui yo.

54


55


Este es mi hermano. Así como yo, ícaro tuvo un único hermano, Yápige. Su f igura en la mitología clásica no es clara, no se sabe si son hijos de mismo padre y misma madre, o si compartían parentesco sólo por Dédalo. M i hermano y yo sÍ somos hijos de los mismos padres, y entre los dos nos conocemos bien.

56


57


Este soy yo. Algunos definen a Ă­caro como torpe y testarudo. Alguien sin el talento o la inteligencia de su padre DĂŠdalo. Si eso es cierto, tenemos algo en comĂşn.

58


59


Ninguna pĂĄgina de la historia dice si Ă­caro pudo sentarse a la mesa con toda su familia reunida. Si no lo pudo hacer, siento pena por ĂŠl.

60





Creo que esa era mi manera de viajar hacia otros lugares.

Pasaba gran parte del t iempo leyendo historietas y dibujando.

64


y As í f ui c rec iendo.

A cada nuevo trazo veía algo extraño creciendo en mí.

Viajando en cada l ínea dibujada, Viviendo realidades ajenas.

Una sensación de que aquel no era mi lugar, que la vida de mis padres no era la que yo quería. 65

Recorriendo entre cada cuadro largas distancias.

vivía en una realidad que no era la mía.


Había acumulado una deuda con el banco y por eso estaba en bancarrota.

Hasta que descubrí que el talento de mi padre para vender no era el mismo que para administrar las cosas.

No saber resolver aquella situación lo enfermó. Estuvo semanas sin conseguir recuperarse de aquella fiebre de deudas. 66


En un cumpleaños suyo durante este período, ahorré lo que podía para comprarle un DVD de lo único que escuchaba, roberto carlos. Quizá eso podría levantarle el ánimo. Al entregarle el regalo diciendo feliz cumpleaños, me contesto:

¿Cuánto costó esto? ¿No sabes que podrías haberme dado ese dinero para ayudar en casa? Y se fue.

Entonces me di cuenta que no quería ser como él. De pronto me vi con gustos distintos a los suyos, pensando de otra manera, buscando tener otras actitudes y hasta hinchaba para otro equipo. Pero ahora de grande me veo haciendo gestos que podrían ser suyos. Encuentro detalles de su rostro en el mío. Porque es así, simplemente hay algo que no se puede cambiar: la propia sangre. Y mientras más viejo me pongo, más me enorgullece parecerme a él.

67


68


Entonces mis padres decidieron vender la casa con todo adentro para empezar otra vida en un nuevo lugar.

69


En la Amazonia, la principal ruta es el rĂ­o Amazonas y sus brazos sinuosos que ligan un punto con otro de la regiĂłn.

70


71


72


y Las distancias no son medidas en kilómetros, sino en tiempo, más específicamente en días y semanas.

73


Por los rĂ­os de la Amazonia se transporta de todo. AsĂ­ como las esperanzas y expectat ivas de los que navegan en sus aguas.

74





en Belém ent ré a la vida adulta.

Empecé la universidad, dejé de dibujar, comencé a trabajar.

78


Un día desperté con el grito de mi madre.

¡HIJO, VENÍ A VER! Corrí para ver qué le pasaba.

Pero no, algo le estaba pasando al mundo.

instantáneamente Nos volvimos espectadores de la historia. 79


En aquel mo mento el perdía un mundo camb poco de br iaba, illo.

Así co m ponie o mi vida q ndo c ada v ue se esta ez má s gris ba .

ntí horror, se o de aquel cío. va En el medi al ía ién ca que yo tamb

80


Como Dédalo, yo también estaba preso.

Había hecho de mi vida una prisión.

En un laberinto que yo había construido.

M ientras caminaba por aquellos pasadizos sin salida, veía que de a poco mis sueños y planes iban quedando por el camino. 81


Hasta que en una mañana de sábado

´ ¡LEVAN TATE!

Me desperté con el estruendo de la puerta que fue abierta a la fuerza.

Era una voz distinta la que gritaba, una que nunca había escuchado.

82


Sentí algo muy helado en la sien.

Por un instante pensé que era una broma de mi hermano.

Que me quería despertar de golpe con un cubo de hilo.

Pero no era él.

83


¿ Qué estás haciendo?

Es sólo un short.

¡No te hagas el v ivo!

¡Ves!

¡No intentes nada!

84


Había otro tipo armado que la vigilaba. Nunca la había visto tan asustada. Ahí estaba mi madre con Bigú, nuestro perro.

todo lo contrario a Bigú.

¡Cal ma Bigú, cal ma!

CÁLLALO SINO LO MATO. 85


Les hablaba para poder mirarlos y así grabar sus rostros en mi memoria

¿Pero, qué quieren ustedes, aquí?

Lo que me preocupa es que intenten algo contra nosotros.

Si ustedes se mantienen tranquilos, te prometo que hacemos nuestro t rabajo y nos vamos.

Pero no me habían dado tiempo de recoger los anteojos.

Y la miopía sólo me dejaba ver dos manchones desenfocados.

Pero si intentan algo, voy a tener que lastimarlos.


Vinieron por el cofre de mi padre.

Acá está lo que buscábamos.

Andá a buscar las herramientas e intentá abrir el cof re.

Donde guardaba dinero y algunas ot ras cosas que no quería que mi madre viera.

Yo me ocupo de ellos.

¡Y NO TE OLVIDES DE NADA!

Muy bien, hacé tu parte del trabajo que voy a hacer la mía.


En cuanto logremos abrirlo, los liberamos.

Vinimos a buscar lo que está en el cofre.

Era una tortura escuchar aquel ruido.

¿Estamos de acuerdo?

Pero mi padre no tiene mucha plata guardada ahí.

Les doy mi palabra que agarramos lo que haya y nos vamos.


Yo también soy un tipo de fe.

¿La señora no tiene fe?

Tenga fe y todo va a salir bien.

Todo puedo en aquel que me fortalece, Filipense 14:13.

elegimos creer que aquella situación ridícula de un bandido citando la biblia era una buena señal.


No, no puede ser, justo ahora.

Me di cuenta que no había ido al baño.

justo en este momento.

¿Ahora? Ok, pero no intentes nada.

y que era imposible seguir aguantando.

Perdón pero necesito hacer pis.


Vení que te llevo.

Dejá la puerta abierta y hace lo tuyo. Estoy acá con el arma apuntándote.

Hasta entonces realmente me sentía calmo.

O por lo menos era lo que yo pensaba.


Era el timbre.

¿Qué es eso?

Vos vas a abrir la puerta y vas a actuar normalmente.

¡Vamos, muchacho! Y señora, si ama a su hijo, callada.

Por favor, hijo, tené cuidado.


Acordate que estoy detrás tuyo.

¿Hola, está tu herm...

No, acá no hay nadie.

¡Qué mal educado!

¡Chau, andate!

Buen muchacho, podés volver con tu madre.


El cof re seguía gr itando.

Este cofre es más duro que la mierda, está todo torcido, pero no abre.

¿Y vos, cómo venís con tu trabajo?

Andá y buscá el soplete. Listo, lo tengo aquí.

Vamos a ver si ahora abre.


Ya hacía 2 horas que estábamos en esta situación.

Qué cofre de mierda, que se abra esta mier…

Abrió.


M ientras ellos juntaban su botín.

Nosotros empezamos a setirnos aliviados.

Parecía que aquella tortura ya estaba terminando.

M irá lo que veo. Parece que sabían usar muy bien el cof re.

Listo, ya t ienen lo que vinieron a buscar.

Fijate lo que se guardaba ahí adentro.

Vos me diste tu palabra que cuando tuv ieran lo que querían, se iban a ir.


Esta fue la parte más tensa de todas.

Tenés razón. Vengan los dos.

ya tenían lo que habían venido a buscar.

lo que dejaba la duda.

Listo ya estamos acá. ¿Y ahora?

¿Qué nos iban a hacer?

Entren que ya les digo.

Los voy a encerrar en el cuarto, pero como se portaron bien no los voy a atar.


Calma que ya se termina.

Entonces los ruidos volvieron.

Ahora esperemos a que llegue tu papá o tu hermano.

No sabíamos si realmente ya se habían ido.

Y junto con los ruidos volvía el miedo.

Son ellos de nuevo.

Voy a intentar escuchar lo que es. No, ellos no se fueron!

Final mente los encont ré.

!


Aquella mañana de sábado terminaba así. Los ruidos que escuchábamos por la puerta eran de mi padre, que al entrar v io la casa dada vuelta y no nos encontró.

No me perdonaría si algo les pasara a ustedes.

Entonces volvió a la calle y justo en ese momento pasaba un auto de la policía. Cuando ellos llegaron, los bandidos ya se habían ido. Pero dejaron presente una eterna sensación de inseguridad.


Años después de aquella mañana de sábado, seguía despertándome con la misma sensación.

El cubo de hielo en la sien, el susto.

Pero al abri r los ojos me daba cuenta de que era una pesadilla. Yo había hecho de mi vida un laberinto y ahora, finalmente, estaba frente a frente con mi minotauro.

Pero no le podía ver la cara, lo único que veía eran dos manchones desenfocados.





toda la materia en el universo está formadA por átomos

que son Micropartículas compuestas por un diminuto núcleo adentro de una nube de electrones.

104


lo que quiere decir que cualquier cosa que toques, huelas, pruebes, está compuesta casi en su totalidad...

Una estructura con un 99.999% de vacío.

...de nada. y yo era capaz de sentir todo este vacío a mi alrededor.

105



TenĂ­a una vida llena de nada.


y de LA nada salió él.

108


Vinícius de Moraes. El poeta, escritor y cantante brasileño. O simplemente, el “Poetinha”.

109


Hola, muchacho. ¿Me puedo sentar en tu mesa?

Gracias, muchacho. ¿Qué estás tomando? Es Coca, ¿Te sirvo?

Claro.

Gracias.

No. Mozo, t raéme un whiskito.

Ahora sí. Brindemos.

Por esta nueva amistad.

110


En la Amazonia peruana, los chamanes usan en sus rituales de sanación espiritual un tipo especial de canto sagrado ancestral, por medio del cual dirigen y transf ieren parte de su energía a las personas.

Por una simple coincidencia, los chamanes llaman a esos cantos “ícaros”.

Y La poesia de Vinícius era eso para mí, ícaros de sanación.

111


Antes, dibujar me hacía viajar hacia otros lados.

Ahora, era la música de Vinícius la que me llevaba lejos. 112


Necesitaba def inir un destino.

Pensé EN algunas opciones.

Primero São Paulo, pero allá el humo no deja ver el cielo.

Luego pensé en Lisboa, pero cruzar el Océano Atlántico era demasiado para mi primer vuelo.

Entonces elegí migrar al sur, mi destino sería Buenos Aires.

113


pero parecía que nadie me podía entender.

Y que la soledad más que un estado, era mi condición.

114


hasta que apareciรณ una persona que realmente me ayudรณ.

115


Alguien que me hizo, incluso, volver a dibujar.

116


hasta que un día pensé estar listo.

y así fueron pasando los días, meses y años.

Pero un vuelo como ese necesita de un gran salto.

Llegó la hora de irme.

Vamos.

Muy bien, ya sé dónde llevarte.

117


Dij iste que necesitabas de un gran salto, conozco el lugar perfecto.

¿Pero a dónde vamos?

Vamos entonces.

Sin saber dónde íbamos, me dejé llevar.

118


Listo, llegamos.

EstĂĄbamos adelante de un g igante. era El edif icio mĂĄs alto de la ciudad.

ParecĂ­a el lugar ideal.

119


120


O por la edad de aquel viejo aparato.

No sĂŠ si por mi ansiedad

Aquel viaje fue el mĂĄs largo de mi vida.

121

Ya cas i estamos.


Finalmente llegamos.

Estรกbamos en la cima de la ciudad.

122


habĂ­a llegado el momento esperado.

Pero por algĂşn motivo, dudĂŠ.

123


S in decir nada nos miramos.

124


TomĂŠ coraje y volvĂ­ al borde.

125


Entonces lo vi.

irguiéndose en el medio de la ciudad, más grande que cualquier edif icio.

Es desde aquel árbol que tengo que saltar.

¿Estás seguro?

Sí.

126


Vamos que sé dónde está.

Era el Jardín Botánico.

¿Estás segura que es por acá?

Creo que sí, vamos

entramos en busca del árbol más grande de la ciudad. 127


Estรกbamos adentro de un pedazo de la floresta amazรณnica en plena ciudad.

128


Allรก estรก, vamos que estamos a punto de llegar.

ver aquel รกrbol inmenso Era impresionante .

129


130

Una castañera milenaria que parecía estar ahí mucho antes de que cualquier hombre caminara sobre la tierra.

El árbol más grande que había visto en mi vida.

Allí estaba él.


131

Teníamos el camino preparado.

Pero parecía que no éramos los primeros en subir a él.

Un árbol ancestral que nos hacía sentir muy pequeños al lado de la naturaleza.


El primer hombre en tener alas no fue un ángel, tampoco un x-man.

Fue alguien que tuvo sus alas elaboradas po r su padre.

Su nombre era ícaro y sin saber que estaba contribuyendo a su destino fatídico, ayudó el padre en esa tarea. 132


At rapó algunas plumas y ablandó la rubia cera con su propio pulgar.

Y Dédalo, cuando dio los últimos retoques a su obra, aconsejó a su hijo: “Te advierto, ícaro, que debes volar a la media altura para evitar que las olas recarguen tus alas si vas demasiado bajo...”

133


“vuela entre el mar y cielo.”

“y que el calor las queme si vuelas demasiado alto.”

134


M ientras dédalo le daba las instrucciones de cómo volar, le acomodaba las extrañas alas sobre los hombros y le daba al hijo besos que nunca más volvería a dar.

No tengas miedo.

135


CerrĂŠ los ojos.

136


137


138


Vi la ciudad desapareciendo.

139


Y como el ave que desde el nido lanza al aire a su crĂ­a, yo me lancĂŠ al salto.

140


141


ícaro vivía el sueño del padre de huir de allí.

Pero por un segundo se olvidó de esto y sintió que remontaba el vuelo. Yo hacía lo mismo. Aquella sensación única del viento en el rostro.

De las alas al aire. Del mundo visto desde arriba.

142


Pero como ícaro, fallé. Así como el sol abrasador ablandó la cera que sujetaba las plumas de las alas de Ícaro, el miedo ablandó las mías.

Entonces, caí.

143


ícaro, mientras caía, agitaba sus brazos en un últi- ícaro cayó en el mar y mo intento desesperado. tuvo su cuerpo tragado por las azules aguas del Mediterráneo.

Yo no, me resigné y, quieYo también caí en un mar, to, me dejé caer. el mar verde que formaba la floresta abajo mío. 144


Que de a poco fue amortiguando mi caída.

Hasta llegar al piso.

a diferencia de ícaro, no tuve a nadie gritando por mi nombre, buscándome para salvarme.

Me quedé allí, postrado en el piso, roto y sólo.

145




ícaro murió en el intento de huir.

Yo no. A pesar de algunas contusiones y huesos rotos, estaba feliz de al menos haberlo intentado.

Luego, vino un largo tiempo de sanación.

Dejar que las heridas del cuerpo cierren y las lastimaduras internas sanen.

Entonces me di cuenta que caí porque no estaba preparado.

148


Tuve miedo.

Y me faltรณ fe.

149


Había aprendido la lección.

El próximo vuelo sería, digamos, más seguro. Tuve que decidir entre mis cosas lo que era más importante.

decidí llevar sólo lo esencial.

150


La despedida de la familia fue muy difĂ­cil.

Me doliĂł ver a mis padres llorando como si estuvieran perdiendo un hijo.

Pero lo que para ellos era un velorio, para mĂ­ era un nuevo nacimiento. 151


Muchas gracias por todo!.

Y al f inal ella también quedó. Yo debía seguir.

Bienvenido y que tengas un buen vuelo.

Gracias.

152


Dejaba todo, pero no viajaba solo.

Hola muchacho, preparate para volar.

VinĂ­cius viajaba conmigo. 153


Vi a las azafatas haciendo su baile tradicional sin mĂşsica, alertando a los pasajeros.

EscuchĂŠ al capitĂĄn dando la bienvenida e informando sobre las condiciones del vuelo.

154


Sentí el avión haciendo su típico movimiento brusco al tomar velocidad en el piso.

Aproveché la sensación de alivio del despegue.

Disf ruté cada uno de los detalles de aquel vuelo.

155




Finalmente, había volado.

De la ventana del avión vi acercarse avenidas y calles entrelazadas que formaban un organismo vivo que brillaba y latía en la noche, como un corazón al ritmo de un bandoneón nervioso.

Después tuve que pasar por las miradas desconfiadas de migraciones.

Recoger la valija en esa cinta infinita de vueltas sin fin.


Llenar los formularios de la aduana llenos de preguntas ridículas.

Y ver aquellas puertas abrirse solas ante mí

Para sentir que había llegado a mí destino.


Estaba en Buenos Aires.

TAXI.

160


¿Qué lento que va, no?

Algo debe haber pasado.

parecía el grupo de bienvenidas más malhumorado de la historia.

en mi primer año acá hubo más piquetes que días en el calendario.

Son estos piqueteros de nuevo cortando la ruta.

161


Así descubría una cualidad que sólo los argentinos tienen, nadie putea tan bien como ellos.

Si putear fuera un deporte reconocido por las Olimpiadas, Argentina sería una potencia olímpica mundial.

No se destacan sólo por su originalidad e intensidad al putear, sino también por su creatividad.

Además inventaron algo único en el mundo, los potenciadores de puteada: re, contra, dignísima, mil, entre tantos otros.

162


ANDATE A LA RE-CONTRADIGNISIMA-PUTA MADRE QUE TE RE-MIL-CONTRA-PARIÓ, ´ GRANDISISIMO PEDAZO DE PIQUETERO PELOTUDO. Y entre los argentinos, créanme, nadie putea como los taxistas.

163


Llegué al departamento, firmé el contrato, y empecé a desempacar. Entonces descubrí que aquel viaje tenía un precio caro a pagar. la SAUDADE.

Una palabra sin traducción exacta. El resto del mundo siente falta de algo o alguien, pero en portugués este sentimiento es un sustantivo.

El brasilero siente algo con nombre def inido, algo con lo que tiene que acostumbrarse a vivir.


Antes me sentía un extranjero, ahora realmente lo era.

No reconocía a las celebridades de las revistas.

Lo único que miraba en los diarios eran las fotos.

No entendía lo que decían en la tele.

165


Me había mudado a Argentina.

¿Querés un sorbete?

pero no sabía hablar ni una sola palabra en español.

166


Lo que me puso en algunas situaciones un poco confusas.

¡Pero qué tarado! Fijate por donde andás.

¡Perdón!

167


Entonces vi a las hojas cambiando de color y siendo llevadas por un viento cada día más frío.

Y por primera vez, fui presentado al invierno.

Descubrí el placer de pisar hojas secas. 168


Vi vapor salir de mi boca y descubrí que no era apenas un efecto especial de películas de terror. Que sólo pasaba con el calefactor.

También era real el dolor de rodilla que el frío me hacía sentir en las madrugadas. 169


RĂĄpidamente aprendĂ­ a vestirme como una cebolla. 170


Con el tiempo las palabras empezaron a ganar sentido.

Y me fui adaptando a mi nueva realidad.

171


Una nueva vida, un nuevo curso, creatividad publicitaria.

Pensé que así me podrían pagar por mis ideas.

Compartía clase con otros extranjeros y algunos argentinos. 172


Un día encontré algo en clase.

Una pluma distinta.

¿De quién podría ser?

173


¿Me pasás el lápiz?

Chau. Hasta mañana.

Te acompaño hasta la parada del colectivo.

174


¿Perdón, pero cómo te llamas? Me llamo Lourdes.

¿Cómo? no entendí. Lou, llamame Lou.

Mucho gusto, Lou.

175


Ella me dijo que bailaba f lamenco, y eso me pareciĂł increĂ­ble. 176


Chau, chicos, hasta mañana.

Un día después de salir con algunos amigos, la fui a dejar a su casa.

Listo, en la puerta sana y salva.

Bueno, estamos a pocas cuadras de casa. Entonces me di cuenta de algo.

177


Cuidado, la puerta del edif icio está forzada.

Hay pol icías en la esquina.

Alguien la rompió.

Vamos a preguntarles.

Esperame, yo voy con vos.

Robaron el edif icio de al lado y huyeron por acá. Pero ahora está todo en orden. 178


Entonces venís conmigo o yo me quedo con vos. Quedate, entonces.

Parece que fue eso, pero tengo miedo.

Quedate t ranquila que ya pasó. Me tomo un vino para calmarme.

Es que me puse nerviosa.

Te voy a poner algo que mi padre me cantaba para dormir.

¿Te sirvo?

179


Y ahí aparecía él de nuevo. La canción de cuna de su padre era “Valsinha”.

Una música que Vinícius de Moraes empezó a componer en Mar del Plata y que Chico Buarque de Holanda terminó en Río de Janeiro.

180


“Um dia ele chegou tão diferente Do seu jeito de sempre chegar”

“Olhou-a de um jeito muito mais quente Do que sempre costumava olhar”

181


Y entre una copa y otra.

182


183


Me di cuenta que por primera vez en mucho tiempo no me sentía un extranjero.

Descubrí que un hogar no tiene que ser un lugar, también puede ser algo o alguien.

“E não maldisse a vida tanto Quanto era seu jeito de sempre falar E nem deixou-a só num canto Pra seu grande espanto, convidou-a pra rodar” Este libro fue mi refugio por mucho tiempo. M ientras lo hacía me sentía en casa. Así como al lado de ella.

“E então ela se fez bonita Como há muito tempo não queria ousar Com seu vestido decotado Cheirando a guardado de tanto esperar Depois os dois deram-se os braços Como há muito tempo não se usava dar E cheios de ternura e graça Foram para a praça e começaram a se abraçar Finalmente estaba en casa.

184


185


Entonces la agarré de la mano.

La giré bailando en el aire.

“E ali dançaram tanta dança Que a vizinhança toda despertou E foi tanta felicidade Que toda cidade se iluminou E foram tantos beijos loucos Tantos gritos roucos como não se ouvia mais Que o mundo compreendeu E o dia amanheceu em paz”

186


Y juntos nos transformamos en algo mรกs.

187


El sueño de huir de aquel laberinto no era de ícaro, era el sueño de su padre. Fue Dédalo que construyó las alas para él y su hijo.

Parece que el sueño de ícaro era otro.

Él no era prisionero del laberinto junto a su padre, sino de la admiración que sentía por Dédalo y de la culpa por no haber nacido tan inteligente como él.

Al saltar se sintió libre por primera vez en la vida, y se embriagó con aquella sensación de libertad hasta olvidarse de las indicaciones de Dédalo.

O tal vez no se haya olvidado, haya hecho esto intencionalmente, para entregarse al abrazo de la eterna libertad de la muerte.


Ahora que había encontrado mi lugar en el mundo, quería vivir el mismo sueño de libertad de ícaro, pero sin desistir de la vida.




¿Qué tal?

No puedo hablar con ext raños.

No soy un extraño.

Yo soy vos en el futuro. ¿Qué estás haciendo?

Entonces puedo hablar con vos.

Vine para preguntarte algo.

El Hombre Araña.

Ves. ¿Qué querés hacer cuando crezcas?

Quiero hacer historietas.

192

Estoy dibujando.

¿Qué?


Te voy a contar algo.

DespuĂŠs de mucho tiempo...

un dĂ­a vas a hacer una.

Gracias, yo del futuro, me acabas de dejar muy contento. De nada.

Chau.

Ahora seguĂ­ dibujando.

193



Este soy yo a los 5 aĂąos, cuando soĂąaba con hacer una historieta.





ESTE LIBRO NO SERÍA POSIBLE SIN LA AYUDA DE Ricardo Rodríguez, Lourdes Rodríguez, Juan Etchegaray, Pato Kodalle, Sebastián Di Lullo, Manolo Chada, Raúl Vassena, Gonzalo Rufo Barrasa, Juliana Gardien, Paula Ocampo, Lola, Juanse, Joaco, Mónica Mayor, Lucía Ginzo, Daniela Leonetti, María Eugenia Carbajales, Johanna y Mía Kiprizlian, Graciana Domínguez, Roberto, Unagui, Cristina Varela, Mariel Ruiz, Ana Miura, Daniela Radl, Ezequiel De Luca, Guilherme Souza, Carola De Fillippo, Beto Radl, Georgina Conti, Gladys Ruiz, Rafael Guedes, Lucas Sotelo, Joyce Brito Araújo, Fernando Almirón, Sesbit, Emiliano Fardaus, Josefina Degrossi, Renato Brito Araújo, Florencia Belo, Karina Deninotti, Sergio Roldán, Mariana Conti, Diego Berakha, Noé Gómez, Sol Wei, Federico Giménez, Manolo Jofré, Natalia Gamarra, Luciana Coviello, Jimena Seoane, Tomás Gianelli O’Ryan, Kevin Cabuli, Edwin Rager, Flor Efron, Rodrigo Varela, Marina Martínez, Noemí Lartigue, Micaela Epelbaum, Stephanie Mora, Santiago Raíces, María Pía Tamborini, Lucas Antunes, Federico Díaz, Italo Canepa, Juan José Corso, Belkis Giménez, Madre Buenos Aires, Valeria Felice, César Rodríguez, Alejandra Banfi, Gabriela Krichesky, Avinash Baliga, Vidhi Shah, Norma Merlo, Lucía Merlo, Giselle Mizewicz, Valeria Otero, Alejandra Siverino, Sebastián Wilhelm, Manuela Rebel, Hugo Iván Muñoz, André Soares, Mariano Efron, Sômolo Silvestre Salvador, DJ Fuego, Brother Escuela de Creativos, Roberto Espino, Belén roncoroni, Carla Potenza, Gidalti Jr, Ángeles Guerra, Marcos Colombres Gaona, Clara Lualdi, Rodrigo Cidrão, Javier Auguste, Lilen, Neil Niño Martínez, Santiago Saponi, Mariel Soledad Blanco, Auber Romero, Unai Espino, Florencia Walton, Wes Walton, Jeff Walton, Jimena Outeiro, Lautaro Herrera, Marisa Kristiansen, Clarisa Tortonese, Leandro Noto, Pedro Pina, Vivi Queiroz Pina, Hamelin, Federico SantA ana, Carlina Martínez, muchas gracias.




Otras novedades de nuestra casa editorial:

Liga del Mal : la cuenta FInal Baró, Simone, Lamonicana, tambuscio, Plaza y Ganem. 120 páginas. 16 cm x 23 cm. co-edición con Belerofonte. ISBN 978-987-3712-40-1

Edípica Autores varios 72 páginas, BN, 16 cm x 23 cm. Co-edición con Mala Praxis. ISBN: 978-987-3712-42-5

No soy Hordak Pedro Mancini 16 cm x 23 cm. 116 páginas, BN. Co-edición con editorial PSQ. ISBN 978-987-3712-48-7

Sudoku Guión: Alejandro Farias y Otto Zaiser. Dibujos: Pablo Colaso. 16 cm x 23 cm. 108 páginas, COLOR. ISBN: 978-987-3712-46-3

este libro se terminó de imprimir en la ciudad autónoma de buenos aires en el mes de julio de 2017.


203


Esta no es una h istoria sobre grandes logros heroicos real izados por alguien con superpoderes vest ido en un spandex colorido con un calzĂłn por arr iba capaz de salvar el planeta. Esta es apenas la histor ia de un t ipo comĂşn, vist iendo ropas normales, intentando encont rar su l ugar en el mundo. Un eterno extranjero, buscando un lugar donde sent irse en casa.

204


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.