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DE
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DE ENDURECIMIENTO RAPIDO
Contestando algunas preguntas que hacen los Ingenieros, Arquitectos, Constructores, Maestros de Obras Sanitarias, e~~., rela·c ionadas ' con el Cemento "INCOR" •
PREGUNTAS
CONTESTACION
¿Por qué causa, el hormigón hecho con Cemento Portland " INCOR" tiene s uficiente resistencia a la-s 2'J. horas para casi cualquier uso corriente?
EL hormigón hecho con Cemento Port• land "INCOR" de endurecimiento rápido d ebe su resistencia extraordinaria a las 24 horas, a la perfecta elaboración y constitución química especial, del Cemento " I NCO R ''. El costoso proceso de fabricación, patente de esta Co mpai'íía, es tal que produce una constitución química más perfecta y una finura mu cho may or del portland. G ra ci&~ a estas cond iciones, el hormigón adquiere rápidamente su elevada resistencia .
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¿Qué gran ventaja ofrece el Cemento P ortland "IN CO R"?
EL ahorro d e tiempo. En toda obra en donde haya interés en poner en servicio el horm igón rápidam ente, el Cemento " IN COR" permiti~á hacerlo a las 24 horas, siempre qu e se haga el trabajo con el debido cuidado. En la construcción y reparación de pavimentos se podrán eliminar los desvíos y las inter rupciones del tráfico. En toda clase de obras, como ser: C ímientos, Vigas, Columnas, Planchadas, .:\!uros, Pisos, Entradas Comerciales, etc., su uso es sumamente indicado.
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¿Qué otra v entaja ofrece el empleo d el cemento Portland "INCOR" ?
OFRECE mayor resist encia. El hormigón hecho con " IN CO R " no solamtnte ofrece mayor r esistencia a las 24 horas que los cementos comunes, sinó que su resistencia sigu e en aumento ofreciéndole siempre un hormigón s uperior a los que se obtienen con los cementos comunes .
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¿Se limita su empleo a ciertos y determinados · usos?
EL hormi gón hecho con cemento "IN• CO R" podrá ser utilizado en todas clases de trabajos, para tapar una "cueva de ratones" o para leva ntar un palacio.
¿Ha sido y a comprobada la buena calidad y lo que puede ha cerse a l as 24 horas con el cemento P ortland "IN COR"?
EL cemento portland " INCOR" es un verdad ero cemento Portland perfeccionado. ~Iil e s de e n s ayo~ de laboratorios, años de experiencia y cie ntos de obras en qu e ha sido usado, han comprobado el gr an valor de este product o y la confianza que merece .
¿En qué fo rm a se J ebe trabajar el cemento de end urecimiento rá pido " I NCOR"?
EN igual forma a la qu e se trabaja y se • emplea el cemento común. El cemento " IN COR" da el mismo tiempo para tra bajarlo antes de fraguar que el cemento " ARTIGAS", y recién después de fragqado, empieza a au mentar rápid amente su .. r esistencia.
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¿ Dóntle se puede obtener a·n álisis químicos, ensay os· de resiste ncia d el cemento portland " I~ COR' ' , y una nómina de . quienes lo han ntili7.ado con resnlta dos satisfactorios? •
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AÑO XV III -
NÚMERO
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Nuestro deber T
omando el momenlo oclual como división entre el pasado y el futu ro, podemos comentar la obra de la Sociedad de Arquitectos en sus dos aspectos de obra realizada y de obra a realizarse. Com o en todo proyecto en gestación en que la fiebre creadora alterna con el reposo de la autocrífica para Juego seguir su curso fecundador, podemos tomar la Sociedad de Arquitectos como un gran proyecto en el que colaboramos, o debemos colaborar todos los Arquitectos. La Sociedad ha tenido su período de fiebre creadora. fué allá en aquellos lejanos tiempos en que nues· tra profesión poco o nada representaba como valor de consideración. Verdaderos abnegados, nuestros pri· meros arquitectos sintieron la necesidad de unirse y crearon la primer idea de nuestra Sociedad. Su labor fué ruda, pero su entusiasmo y fé no decayeron y asi, paulatinamente supieron conquistar posiciones dando prestigio y consideración a nuestra carrera . Lucharon con la indiferencia, propia de la época y sobre todo lucharon con esa atmósfera errónea que envolvía en un mismo concepto ·al Arquitecto y al maestro de obras y hasta, podría decirse, en detrimento del Arquitecto. Pero hoy, como conquista de ese esfue rzo tenaz podemos afirmar que hemos salido del ca mpo de las as· piraciones para entrar en el de las realizaciones. Y estamos en un momento de autocrílica. Antes de proseguir nuestra labor fecunda examinemos serena· mente algunos puntos para que nuestra obra futura complete dignamente la obra realizada. Queremos que nuestras opiniones, apoyadas en nuestro p r~ s tigio conquistado, trasciendan y se inculquen en el ambiente para pesar con todo su valor. Asi se plan teen problemas tan serios e importanles como el de las viviendas mínimas o se sancione un proyecto sobre barriadas obreras, que sea nuestra Sociedad, es decir el Arquitecto, quien dé la opinión de· finitiva. Es deplorable que el esludio de los índices de morlalidad indique que la higiene de la habitación juega un rol importan te y que en vista del crecimienlo incesante de aquellos se piense recién en recurrir al Arqui· tecto. La Sociedad debió ser consultada con anterioridad al planteamiento de problemas de esta ín dole. Hemos asistido a Confer~ncias de técnicos extranjeros que parecen responsabilizarn os de nuestra falta de un plan regulador. ¿Y cómo hacernos responsables de estudios urbanísticos que escapan al control de nues· tra Sociedad, por fuerza de la deficiente organización política y adminisJraliva? Nuestra Sociedad debe ser oida ya se traJe del emplazamiento de un monumento o de un edificio como el futuro Banco Hipotecario. Debemos también imponernos de que si el Estado sostiene una Universidad en períodos improductivos de 11 años por alumno, tiene el derecho y hasta el deber de exigir de ella sus frutos y evilar que muchos egre• sados orienten sus esfuerzos hacia otras actividades por no enconlrar ca mpo propicio en nuestro medio, mien· tras otras personas faltas de C<!>nocimienlo y con gra ves perjuicios para la Comunidad, desempeñan nuestro trabajo. Nuestra Sociedad que es nuestra máxima autori dad, tiene mucho a conquislar y para ello tiene fuerzas suficientes y nosotros fé en ella. Pero debemos record ar que la Sociedad somos nosotros mismos y que esta lucha necesita nuestra mútua colaboración para alcanzar el ideal anhelado; y con nuestro máximo esfuerzo y dedicación haremos que nues· tra Sociedad sea fuerte y eficiente: fuerte para dedicarse en bien y dignidad de nuestra carrera; eficiente por la severa apreciación de la actuación moral de sus miembros, y si alguno de estos fallase a su comprbmiso de Arquitecto aplicarle severamen te sanciones que les afecten en lo íntimo. Y asi nuestra Sociedad proseguirá su obra y el fut uro será digno de lo hecho, como consecuen ci a evolu .. tiva hacia el progreso.
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11 .a Conferencia
del Dr. Werner Hegemann
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ReHero mi pedido de disculpas por mi defi · ciente conocimiento de vuestro bello idioma, y por mi osadía de hablar de problemas urbanís~ ticos 'de Montevideo, ciudad que conozco sola~ mente al través de dos cortas visitas. Varios periodistas de Montevideo me han pedi· do "interviews '' , pero se ha probado que las ·• interviews " sobre Urbanismo son a menudo fuente de malentendidos que quizás pueden ob~ viarse cuando el entrevistado hace él mismo su "interview ··. Permítaseme entonces hacer un auto ~ ínter· view reproduciendo en parte mis conversac iones con Montevideanos. Esta forma periodística po· siblemente es un medio de hablar en una sola hora sobre Urbanismo, materia tan compleja pa• ra las muchas horas que demandaría. Además, es probablemente menos fatigante pa.... ra un audilorio de seguir a un confe rencian te ex.... tranje ro, si él habla de cosas bien conocidas por sus oyentes. La primer pregunta de un reportaje debe ser siempre : ¿ le gusta nuestra ciudad? y mi res... puesta obliga toria es siempre: Sí, me gusta mucho. Esta respuesta dada por un Europeo, general· mente hace sospechar al reporter Americano, el cual entrevé algo de ironía. Pero respecto a Monlevideo naturalmente no cabe la ironía. ¿No le parece así a Usted? Puedo probárselo: verá Usted en el folle to de mi conferencia sobre Mar del Plata, va rias fo fo· grafías de Montevideo ensenadas como buenos ejemplos para los Argentinos. He aquí algunos de los muchos diapositivas con los cuales he demostrado en mis conferen· cias argentinas, la superioridad de las playas libres de Montevideo sobre los barrios chinos edificados en las playas de Mar del Plata. Mi reporler me dice que los montevideanos prefieren las playas a los parques. Esto es un índice de la in teligencia de los mon tevideanos, porque sus playas son admirablemente bellas, mientras que en los parques se hallan los signos del gusto dudoso del período en que ellos han sido proyectados. En los parques se encuentran muchos de éstos canteros de forma de " pomme de terre " y muchas de estas líneas indecisas, pseudo .... natu ....
rales, y estos caminos entrelazados que matan el ter reno. Yo prefiero las grandes líneas y los amplios espacios claramente definidos tales como Jos que se encuentran en el nuevo parque de Hamburgo, cuyo plano y fotografías verán Vds. tnanana en la Exposición de Urbanismo instalada en el local de " Elegancias " en la calle 25 de Mayo. El diapositiva representa este nuevo parque de Hamburgo. Claras lineas semejan tes se hallan también en las nuevas secciones de los parques de M ontevideo: he aquí una cancha de tenn is de las más hermosas que conozco. Creo que Montevideo, con su reciente gran ac.... tividdd edilicia en la creación de parques, cami· nos pavimen tados y una gran costanera, está por encima de ciu dades como Mar del Plata, Rosario y aún Buenos Ai res. Pero se me pregunta si me gusta la arquitectu .... ra de M ontevideo. Debo confesar que cada vi• sita a la Plaza Independencia, me hace nueva· mente una gra n impresión : es una de las Pla· zas más impresionantes que conozco, digna de mucha reflexión por parte de todo arquitecto sincero. El reporter entrevé nueva ironía y pregunt a : ¿gran impresión, buena o mala ? , a lo que de· bo replicar: Buena y mala. Las dos columnatas del lado Oeste, costado Sarandí, a pesar de estar en parte fuera de rela· ción con los edificios posteriores, son vigorosas en su unidad y armonizan con la simplicidad de la vigorosa base del monumen to de Artigas. Yo he sabido con pesar que la unidad de las columnatas, desaparecerá al ser sustituid as por las hechuras de edificios diferentes. La última ordenanza no me parece garantir la futura belle.... za de la plaza an tig uamente tan hermosa. Esta ordenanza de 1929 reglamenta la altura de los edificios con frente a la Plaza lndependen• cia con so ~erano desdén de las necesidades infe· riores de esos edificios y de sus patios demasía .... do chicos. Pues to que tal soberano desdén de economía práctica agrada en el democrático Uruguay, debo preguntar a mi reporter, porque la Municipalidad no reglamenta su Plaza lnde· pendencia como Napoleón 1 ha reglamentado la calle Rívoli, en París, decretando con igual sobe· ranía fachadas uniformes que en su sencillez
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hasta hoy son consideradas como un modelo internacional. Las fachadas de la Plaza Independencia, no deben necesariamente ser tan uniformes como las de la Rue de Riv oli. o de las majestuosas Plazas de los Vosges o de Vendóme en París. que me parecen interpretaciones excelentes de la dignidad artís:ica del genio la.tino. Las fachadas de la Plaza Independencia pue· den tener más libertad en la ordenación, como la gran Plaza de Bruselas que Usted conoce, o este mercado medioeval de Münster. o este mer· cado post ., guerra en la Prusia del Este, recons· truído después de su destrucción por los Rusos. Pero en las viejas ciudades como Bruselas o Münster, existía un espíritu cívico y una armonía espontánea de estilo arquitectónico que falta en nuestra época de transición. Y estas nuevas fa· chadas armónicas en Prusia, han sido proyecta• das o co rregidas todas, por un mismo arqui., tecto. Hay en los últimos dos ejemplos de MUnster y de Prusia del Este, y aún más, en la fachada de la Gran Plaza de Bruselas, una cierta irregu, laridad, un pintoresco desorden al par que ro· mántico, que tal vez está en contradicción con el genio latino, que puede ser encuentre una ex• presión más adecuada, en la uniformidad de las famosas plazas de París, o en las actuales co• lumnatas uniformes de órden clásico en . el lado Oeste de la Plaza Independencia de Montevideo. Pero el concepto del genio latino es interpre• fado de diversas maneras. He aquí el lado Este de vuestra Plaza lnde• pendencia, con la obra gigantesca de un arqui..tecto italiano, con el Palacio Salvo. por el cual su propietario ha recibido recientemente un pre• mio municipal como reconocimiento a su esfuer· zo edilicio. Debo creer pues que este edificio os agrada como expresión del genio latino. ¿Es que yo me equivoco ? Vds. dicen que sí. Mi reporter también me ha hecho comprender que aún el más amable ex• traniero, no tiene obligación de admirar el Pala• cío Salvo, y que el premio municipal era dado al propietario solo como reconocimiento a su notable capacidad de gastar dinero para un edi• ficio en gran parte imposible de alquilar. Pero mi entusiasmo sincero por Montevideo es tan grande, que debo elogiar aún el Palacio Sal· vo 1 Sí 1 Este palacio no es absolutamente im• posible, Nó 1 Ante todo es grande y lo grande es siempre admirable. ¿Usted no ha aprendido en su escuela que los grandes hombres deben ser admirados?, aún si tienen faltas?
No digo que el Palacio Salvo sea absoluta• mente perfecto. Confieso que gusto aún más ~1 modesto Cam..panile que en la Plaza San Marcos de Venecia. juega un rol de signo de exlamación estético, semejante al del Palacio Salvo en vuestra Plaza Independencia. Sin embargo el Palacio Salvo es verdadera• mente grande al menos en relación al lado Oes• te, costado Sarandí de la plaza. . La grandeza de un edificio no está determinada por su tamano absoluto, pero sí por su valor relativo. Algunos de los rascacielos de Nueva York son más altos que el Palacio Salvo o más altos que la catedral de freiburg, pero por la relación de esta catedral con las fachadas bajas circundantes, la torre de freiburg es mucho más alta que los rascacielos de Nueva York, que miden muchos más metros, pero donde las alturas se matan unas a otras. Yo creo que la fuerte impresión de la Plaza Independencia actual, sufrirá grandemente si to• das esas fachadas se levantan alcanzando una altura de más o menos cincuenta metros, es de· cir, la mitad de la altura del Palacio Salvo como decreta la última Ordenanza Municipal. En este ejemplo de freiburg, la torre es más o menos cinco o seis veces más alta que las fa .. chadas circundantes. y no solamente dos veces como la relación decretada por la Ordenanza para la futura Plaza Independencia. Ya he expresado mis dudas sobre vuestra de· ficiente admiración por el Palacio Salvo. Sin embargo es la obra de un arquitecto de condiciones excepcionales para interpretar el genio latino. Este dibujo " en fortissimo •· del mismo arquitecto es el frontispicio de un libro " L 'etternale mole littoria .. . Este libro contiene un proyecto que tuv iera la aprobación de mu• chas de las personas más eminentes de la Italia actual, especialmente la del Duce. Mussolini, quien pasa seguramente por ser un destacado intérpre• te del genio latino moderno y que ha aceptado la dedicatoria de dicho libro y proyecto. Puesto que el Palacio Salvo es el edificio más importante en la Pldza más importante del Uru· guay, vale bien la pena reflexionar si esta nueva interpretación del genio latino tiene más autori· dad que la de las viejas columnatas del lado opuesto. En todo caso el Palacio Salvo me parece soportable en algunas vistas lejanas. En esta vista, la gran vertical del Palacio Salvo aparece como un feliz contraste detrás de la ho· rizontal del Cementerio Central. Esta excelente línea de cipreses con su clásica tranquilidad pre, senta un aspecto de los m~s hermosos que co
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nozco y la licenciosa silueta del Palacio Salvo atenuada a la distancia me evoca una de las torres del bárroquismo gótico de Praga. Espero que en la sala no se encuentre ningún ciudt1dano de Praga que tirará sobre mí. El contraste entre el barroquismo licencioso Y la tranquilidad clásica que presenta la línea ma• ;estuosa del Cementerio Central o las viejas co• lumnatas de la Plaza Independencia me parece verlo surgir por todas partes en Montevideo. El colmo de la licencia creo haberlo descubier• to en Pocitos. Es una verdadera orgí~ sabá tica. Ni aún Mar del Plata podría superar esto. Se ve aJJí no sólo la Edad Media italiana y el Re• nacimiento francés, sino resabios moriscos en una construcción de un modernismo ya anticua• do, sin que falte el clásico representado por una copia estatuaria y el modernismo más avanzado de ayer. Los favorecidos de Carrasco se complacen en una mezcla fantástica de vasco, normando, estilo de ingenieros, y modernismo de pacotilla. Si se sien te un profundo desdén por este des• orden de la gente dejada en libertad, se debe mirar con hondo respeto el orden majestuoso de la casa de los presos. Si esta vista fuera tomada a una distancia algo mayor, podría verse en ella un alminar elegante. Pero esta visión no es la de una ciudad sagrada de moros, sino la Penitenciaría Nacional en la cual preferiría vivir antes que en las casas ricas de las playas de moda. Yo admiro no solamente el buen gusto monte· videano que ha creado las grandes líneas de esta Penitenciaría, sino también el espíritu huma .. nitario que ha escogido el mejor sitio de la ciu .. .dad para los infortunados presos. Si una vez la ciudad se viera forzada a relegar los presos en sitios menos favorecidos, yo espero que no se demolerá esa magnífica prisión que podría ser transformada en la Acrópolis Nacional o en una ciudad universitaria. Se podría lamentar que los d~talles de las de... coraciones vistos de cerca son un poco me.zqui• nos: sin embargo, la masa gen4lral me parece mucho mejor que la del Palacio Legislativo de Montevideo o la del Congreso de Buenos Aires. Estoy naturalmente lejos de pensar que los hombres políticos que han levantado estos pala ... cios estarían mejor en la tan bella Penitenciaría de Punta Carretas. Entre Jos dos extremos arquitectónicos de sim... plicidad majestuosa y de licencia romántica, hay una multitud de casas montevideilnas como la que aparece en primer plano y de las que no se
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sabe nunca si son las construccipnes simples de la tradición· criolla o producciones de ·la arqui., tectura avanzada. La arquitectura tradicional sudamericana que comenzó a desarrollarse después de la indepen• dencia y que aún se practica hoy en día por muchos constructores de buen sentido, tiene gran semejanza con la arquitectura moderna, al me• nos si ella es practicada por arquitectos de buen sentido. La vista posterior de la cas~ que apareee aquí en el primer plano y que probablemente es obra de un constructor, cet\ido por reglamentaciones vigentes, podría ser la vista posterior de casas como esta que evidentemente son obra de perso• nas que han estudiado en la facultad o en las revistas modernas de arquitectura, o de una casa como ésta que revela un verdadero estudio ar• quitectónico de asociar el arte con la naturaleza. Yo he encontrado en Montevideo como en la Argentina, muchas casas simples, agradables, que no me parecen suficientemente apreciadas. Me permito mostrar algunos ejemplos. Mis viajes de automóvil en vuestra ciudad de turismo fueron muy rápidos y mis fotografías tomadas al azar. Espero que la facultad de Ar· quitectura no demorará en formar, antes de que sea demasiado tarde, una colección de los mejo• res ejemplos que se cuentan por centenares en este país. Sabéis que en los Estados Unidos, Jos arqui• lectos de una época sin arquitectura, han creado el nuevo estilo Californiano muy copiado en to• do el mundo, incluso Sud • América, sobre las bases de pocas decenas de ejemplos salvados de una época de cultura arquitectónica superior• Por otra parte, cuando este estilo californiano copia las decoraciones del Renacimiento Espanol, me parece tan arbitrario y tan dedicado a cosa& muertas, como los arquitectos que copian estilos medioevales, normandos o vascos. "' Permitidme mostraros algunas de las vistas que he tomado .zn Montevideo. Me parece por ejemplo, que una casita con una terraza protegí· da por una pérgola, no podría ser más sencilla ni más hermosa que este ejemplar tan típico pa· ra Montevideo. Las antiguas quinfas de Monttvideo, expresan una comodidad de vida y sus formas me parfl• cen más dignas de ser transformadas y adapta· das a la construcción de casas modernas que los castillos medioevales normandos, tan populares entre los "nouveaux riches" sudamericanos de la post ... guerra.
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He aquí un ejempllir de quinta, con el encan· tador motivo del mirador. He aquí otra quinta transformadll en escuela· con marquesinas de flores sobre sus ventanas. Aquí se ven las niflas que salen de ella, en• frente de un parral, otro hermoso motivo de vuestra arquitectura de vivienda. Yo comprendo que a mediados del siglo pasa• do Jos albafliles italianos han contribuido ame· nudo con un buen aporte a la interpretación del genio latino en el medio rioplatense. Se encuentran con frecuencia quintitas que me sorprenden como la obra de nuestro gran arqui• tecto neo , clasicista Schinkel. Cuando yo he elogiado casas semejantes en la Argentina, algunos arquitectos han dicho : qu~ horror 1 felizmente, nosotros en estos últimos c1nos nos hemos emancipado de esas ingenuida· des de nuestro país y hemos aprendido a hacer estilos, y ahora viene el infeliz Hegemann y re• descubre estas estupideces anliculldas 1
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Permftaseme repetir algunas palabras del doc• tor Lerdo de Tejada, que yo he citado algunas veces en la Argentina, suscitando largas discu· s·iones en los diarios. En el ano 1926 el entonces ministro de Méjico en Buenos Aires, Doctor Lerdo de Tejada, dijo en una conferencia para los Amigos de la Ciu· dad de Buenos Aires : "Nuestros pueblos hispa• noamericanos han sufrido y sufren un error de trascendencia que revela, aunque sea triste decir· lo, un estado notorio de inconciencia y de falta de cultura .. .. Hemos destruido la obra estética del pasado, la que nos legara la época precolombiana y co~ lonial que son el alma de nuestrd propia vid~ . y la hemos substituido con una ensalada deles• table de arquitecturas y decoraciones de pésimo gusto, que exhiben y comprueban por un lado, nuestra falta de comprensión, de conciencia étni~ ca, de personalidad, de cultura; y por otro, nues• tra triste ignorancia de creer que con las impar.. taciones extranjeras hemos adquirido también las culturas de esos muestrarios " • Creo en efecto que la nueva arquitectura sud~ americana no puede imitar simiescllmente los es• tilos antiguos de Europa o el modernismo, o el Corbusierismo, o el Mendelsohnismo, u otras corrientes o ejemplos que se encuentran en llls revistas; para que Arquitectura sea " Arte .. , es decir, una fuer¡a cultural, ella debe estar íntima• mente ligada con los valores artísticos que exis• ten en el país, y yo creo sinceramente que casi en ninguna parte del mundo los valores tradicio•
nales pueden ligarse tan facilmenle con las ideas más modernas, como en Sudamérica. Sud .. América está en una feliz situación. En Europa la imitación mezclada de estilos extran• ieros, ha arruinado la arquitectura de hace más de medio siglo. En Sud • América esta enferme• dad ha empuado solamente desde hace 1O ó 20 anos. Los estragos son aquí mucho menos turibles. Existen aquí aún muchos edificios que nunca se• rán tocados por un Snobismo copiador y que representan una cultura nacional de valo r. Una particularidad del estilo criollo que Vds. pueden observar en muchas casas de Buenos Aires y de Montevideo, son las columnas en hie• rro, muy delgadas, soportando el techo de una galería. Es una solución simple, económica, que nos aproxima mucho a las soluciones más mo• dernas y racional istas de nuestros tiempos, como por ejemplo, esta construcción del balneario de Berlín Wannsee, con sus columnas delgadas, iguales a las de millares de pequenas casas sud· americanas. Yo lamento no tener dispositivos para confir• mar eso, pero podréis comprobarlo en la publi· cación de mi conferencia en Mar del Plata. Creo que un enemigo de la buena arquitectura es el arquitecto que no posee el sentido racional de lo necesario, y el amor apasionado por los valores tradicionales todavía vivientes de la ar• quit~ctura de su país, y que quisiera reemplazar· los por la aplicación arbitraria de cosas extran• ieras antiguas o modernas. Pdra explicarme mejor; se me dice que estas casas son construida~ por la Municipalidad y que eran demasiado costoslls. Vds. ven clara· mente que hay mucha variedad y lo que se llama irónicamente "arquitectura··. Estas Cdsas construídas por las autoridades uruguayas me parecen sin embargo tenar menos cualidades artísticas que estas otras casas cons· truídas por un ferrocarril extranjero en Penarol. Cierto que en e~ta calle, hay una falta de verde en todo caso innecesaria. Pero las casas presentan un tipo simple que puede desarrollarse para satisfacer las necesida· des mínimas de un modo económico. En cada una de estas casas hay un pequeno patio amable con mucho verde. Si hay un error aquf, me parece que él no es· tá en la arquitectura de las casas, sino en la pa• vimentdción de la calle. El lujo de pavimenta• ción parece ser uno de los peligros de la urbani• zación de Montevideo. He t(mido el honor de conversar con vuestro
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Ministro de Instrucción Pública, Doc tor Mussio fou rnier, quien me hd referido casos de p eque ~ '"'os propietari os de terrenos que h~n si do aniqui ... lados económicamente por los impuestos de pe· vimentación costosa, y me confirmaba la expe· rien cia de Alemania en qu~ la pequ eña casa ti e· ne necesidad de una ley muy simple y econó ... mica. Estas calles pueden ser de trá fico en un solo sentid o. En lugar de hacer un pavimento de horm igón de 7 metros de calzada, como Vds. ven aquí, he hecho yo mismo en un " Barrio Par .. que" bastan te chic, de la Capital del E~ta do de Wisconsin, calzadas de hormigón de 3 met ro~ con césped de ambos lados. La call e d~Z la vivienda no es para correr ca~ rreras. Aqu í veis una calle de viviendas feJiz .. mente estrecha en Hampstead, el barrio"" parque de Londres. Las plantaciones son más hermo· sas y no más Cdras que el pavimento. Es una idea provinciana la de creer que una superabundan cia de pavimen tos es necesaria pa· ra dar una impresión metropolitana. En más de un caso m~ consta, el Municipio ha tenido un sentido más moderno del progreso, especialmen te enfrente de sus propiedades donde el gasto para el pavimento sería a su propia costa. Respecto a este lema de call es y pavimentos, mi reporter me pregunta que opino del costoso
proyec to de una arteria diagonal, prolongación hasta 18 de Julio de l a Avenida Agraciada. En una conferencia dada en Buenos Aires he habla· do largamente sobre la historia d!l l as arterias diagonales introducidas hace veinte anos por un arquitecto europeo ~ n Sud • América. Como el tiempo es corto y mi conferencia de Buenos Aires será publicada, debo limitarme a citar lo que ha dicho el Secretario de Obras Públicas de la Intendencia Municipal bonaerense, Ingeniero Doctor Mujicñ después de la gran ex· periencia de la co nstrucción de dos diagon<lles en la capital argentina. El Doctor Mujica dijo en su conferencia en el Insti tuto Popular : ·· qu~ la construcción de nuevas avenidas y el ensanche de calle~ son prácticamente un medio de enriquecer a unos pocos propietarios en detrimento de la colecli· vidad." Comprendo que en Montevideo, las expropicl ... ciones se han hecho con mejor comprensión del interés público; pero creo que para el automó .... vil de hoy, un acortamiento por vía diagonal comparado con un ensanche de las vías de án· gulo recto del damero, es una ven taja que vale mucho menos que el mal que resulta de los cru ... ces oblícu os inherentes a] traz ado diagonal a través del damero, porque produce Jotes triangu· lar es incapaces de edificación práctica y estética, como se puede observar lamentablemente en la diagonal Norte de Buenos Aires.
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Film
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de urbanismo
1 film que nos ha presentado el Dr. Werner H egemann en su conf~rencia es una buena y eficaz lección de urbanismo. Se divide en 2 partes: la primera mostrand o el estado caótico a que 1\~gan las ciudades cuando no se preve urbanísticamente y la segunda lo que es una ciudad cuando se estudian todos los faclo· res que deben intervenir en su trazado. t • parle . . . . en una región de Alemania, qu~ podría ser cualquiera, se descubren unos yaci· mientos de carbón que se explotan a cielo des• cubierto. El progreso, y más que el progreso el afán de enriquecerse del hombre crea pronta· mente en torno de esos yacimientos una pequería ciudad industrial. Pero el hombre no prevé las necesidades de la ciudad. Solo ve el provecho que puede sacar de ese tesoro que le ofrece la naturaleza y desderíando un estudio de trazado para aquella deja que se desarrolle desordenada y febrilmen te. Y surge el caos. Habilmenle intercaladas en el film urbanístico, unas fotografías tomadas de la realidad nos muestran lo que son esas ciuda· des: gasómetros en pleno barrio de habitación. Peligros de incendio constantes. Tráfico desor• denado donde la vida del peatón y de los nif\os es despreciada con soberano desdén. Casas ha· bitación sin aire, sin verde, verdaderas cárceles donde el espíritu humano tiene necesariam en te que hacerse egoísta y malo, y donde las bajas pasiones encuentran campo propicio para des· arrollarse. Y luego la 2.• parte: nos quita la angustia de la primera. Vemos que el hombre cuando estu• dia y razona puede conquistar y reali zar cosas muy bellas. Esta parte del film es una provechosa lección de urbanismo. Nos muestra la misma ciudad anterior en su principio. Pero aquí, antes del surgimiento atropellado de aquella, el hombre es• tudió un trazado, prevé el futuro, orgániza la
ciudad como urbanista . Y es entonces en el film urbanístico toda una ciudad que surge ordenada, tranquila, confiada en su desarrollo por que lo ha previsto. Cuando ella llegue a un límite fi· jado de antemano por el urbanista, no seguirá congestionándose como en el ejemplo anterior. Su crecimiento incesante creará las ciudades sa• télites racionalmente ubicddas y comunicadas con el gran centro. Y en la ordenación se habrán previsto todas las necesidades; las zonas divididas ~n barrios bien clasificados y distribuidos; y son entonces las vi stas intercaladas en el film que llenan de tranquilidad nuestra ansiedad de espectadores conscientes: barrios de trabajo - zonas de re• creo, parques proporcionados a los edificios, pul• mones necesarios de todo centro urbano. Par• ques donde los ninos podrán dar libre expansión a sus juegos sin que ninguna actividad seria per• turbe su tranquila inocencia. Y vemos las habi• tacion es, verdaderos refugios de flores y verde donde el fatigado obrero encuentra el reposo necesario para recuperar su desgaste diario. Surgen rincones de alegría, de dicha y el espíritu humano se hace bueno y generoso; anida la idea de la familia, se acallan los malos instintos. El film es una lección de urbanismo y para nosotros más provechoso que para los centros urbanos del viejo Mundo. Más provechosa por que nos dice a tiempo lo que será nuestro futuro si dejamos proseguir el crecimien to de Montevi• deo sin un plan regulador. Estamos a tiempo; nuestra <;iudad es j oven y no se ha visto aún abocada a problemas tan serios como los que presenta el film, pero estamos a un paso de ver• nos envueltos en un caos como los de algunas ciudades europeas. Un plan regulador se impone para Montevideo y S?bre todo la intervendón directa del Arqui• tecto en un problema tan serio como es el futu• ro de nuestra ciudad.
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ste edificio para garage levantado en vMios pisos es el primero de su tipo cons truído en nuestro país. - Esta circunstancia ha debido ser tenida presente por los arquitectos pue s tratán· dose de conducir los au tomóviles hasta el cuarto piso por un público no habituado, de la longitud y pendiente de las rampas y de la impresión d~ seguridad que ellas produj esen podría depender el éxito de la empresa. Se debió pués encarar la disposició n de ram~ pas suaves y bastante anchas y por otra parte de corta longitud a fin de causar augustias a los conductores no muy hábiles. Se encaró pués, dividir la masa del edificio en dos parles una hacia el frente y otra hacia atrás cuyos pisos presentan un nivel alterno. - De ese modo se acortan las rampas extraordinariamente y su pendiente se suilviza al máximo. -El conjunto esquemático del sistema de las seis rampas se asemeja al de una gran escalera con amplios paliers al término de cada tram o, como lo serían los planos de cada piso. Aun más, las rampas han sido aco dadas; lo que sobre facilitar la circulación en línea curva reduce las perpectivas acortando aparen temen 'e su longitud. El edificio ha sido cons truído totalmente en cemento armado y dolado de todas las comodidades inherentes a ese género de edificio, y de las instalaciones más modernas. El techo es metálico pero forrado con chapas de una sustancia mala conductora del calor que o aisla convenientemente .
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Reglamento para los Concursos y la Exposición de Arquitectura Publicamos el Reglamento para el concurs o de Arquitectura a realizarse pró~:imamente en Los Angeles. Ea de desear que nuestros Arquitectos lean con int~rés estas bases, esperando que eA· víen sus trabajos para representar dignamente al Uruguay. Ello reflejaría honor para la Nación y satisfacción para loa que concurran .
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Inscripción, envío y devolución de las obras de arte
Disposiciones Generales ART. 1 Se organizará en L os Angeles un concurso de obras arquitectónicas entre arquitectos actualmen ... te vivos pertenecientes a las Naciones invitadas a to mar par te en los juegos de la X.a Olimpiada. En su consecuencia, se celebrará del 30 de Julio al 14 de Agosto de 1932, una exposición de arte en el "Los Angeles County Museum."
ART. 2 Se podrán admitir en l os concursos y la expo• ., SIClOn: ~
a. dibujos con una escala de 1 : 200, cuando menos, para edificios y de 1 : 500, cuando menos, para terrenos, pudiéndose agregar di· bujos detallados aclaratorios, con una escala mayor. b . aguadas. c . dibujos en perspectiva. d. maquetes. e. fotografías de obras ejecutadas. Los proyectos deberán haberse ejecutado du• rante el transcurso de la lX.a Olimpiada, sea des• pués del 1.0 de enero 1928, y no haber sido ex· puestos con ocasión de los Juegos Olímpicos de la lX.a Olimpiada en Am sterdam . Se admitirán solamente proyectos arquitectóni• cos cuyo objeto tenga relación con el ejercicio de deportes, como por ejemplo: estadios, terrenos de deporte, terrenos de juegos, campos c ubie~tos, edificios de clubs, refu gios de boles, localida des de gimnástica, establecimientos de natación, · veló· dromos, campos de tiro, etc. y que satisfagan al• tos requisitos artísticos. Los dibujos deberán ser empaquetad os sin do• blar o enrollar; el tamano de las fotografías no podrá ser menor de 18 x 24 cm. y las mismas deberán ser pegadas sobre cartón.
ART . 3 Las obras destinadas a tomar parte en los concursos y la exposición, los mismos artistas deberán enviarl as a las com isiones de arte que se formen en los dife rent~s países por intermedio de los comités Nocionales Olímpicos. Cada una de las referidas comisiones, dentro de los límites del presente Reglamento, deberá cuidar de una digna representación de su país en el dominio de la arquitectura . Cuidarán de que CI'íticos com petentes hagan una selección entre las obras enviadas a fin de ase"' gurar una calidad artís ti ca elevada. Se admitirán en Los Angeles para dichos concursos y exposi• ción, sin otras con diciones, los envíos que se ha• yan form ado en la forma indicada. Caso de pedírselo oportunamen te, el Comité Organizador participará a los relativos Comités Nacionales, cual espacio se podrá poner a la disposición de cada uno de los refe ridos envíos.
ART. 4 Los envíos por los Comités Olímpicos Nacio• na les deberán dirigirse al Comité OrganizadorSección de Arte- 117 West Ninth Street, Los Angeles (Cal. ) E. U. de A. y se recibirán desde el 1.0 de abril hasta el 1.0 de junio 1932, a más tardar. Después de esta fecha no se recibirá . , , nmgun env10.
ART . 5 El envío y el diferen tes países glados por los de procedencia .
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seguro de las colecciones de los .<ida y vuelta) deberán ser arre• Comités Olímpicos de los países El Comité Organizador, en cuan•
to le fuere posible, derá su interm edio y apoyo también en lo que respecte a la preparación de las obras para su devolución y a la expedici0n, de las mismas. El Comité Organizador no acep• ta ninguna responsabilidad. Las obras enviadas para los concursos y la exposición no serán devueltas en ningún caso antes de terminados los Juegos Olímpicos.
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a los tres mejores proyectos arquitectónicos.
· Solamente se podrán premiar las obras que sa tisfagan requisitos artísticos muy altos. El jurado no estará obligado a adjudicar todos los citados premios. Será permitido exhibir obras que no tomen parte en los concursos. Miembros del jurado que adjudique los premios, podrán en .. viar sus obras pero quedarán fuera de concurso.
ART . 6
Catálogo de las obras expuestas
El 15 de mayo de 1932, a más tardar, el Co.. mité Organizador deberá haber reci bido por co• rreo certificado, las cartas referentes a las obras que tomarán parte en los concursos y la exposi• ción. El Comité Organizddor facilitará a los respectivos Comités O límpicos los modelos co· rrespondientes así como también las etiquetas que deberán pegarse sobre las obras.
Composición y atribuciones del jurado; Premios ART. 7 Un jurado internacional, cuya composición se publicará, adjudicará los premios. Al componer el Jurado, se hará todo lo posible para alcanzar que las obras de arte sean criticadas de una ma· nera eficaz y técnica, de conformidad con la na• turaleza de las mismas.
ART. 10 Solamente las personas que tengan un permiso escrito expedido por el Secretario General del Comilé Organizador, podrán fotografiar y repro• ducir obras de arte expuestas. Caso de que un concurrente no desee que su obra sea fotografiada o reproducida, deberá co· municarlo en la carta aludida en el art. 6. Si tal carta no contiene una indicación correspondien· te, se estimará que el interesado deja la decisión al juicio del Comité Organizador.
ART. 11 Se publicará un Catálo«o en los idiomas inglés y francés en el cual se designarán todas las obras expuestas, con indicación de los nombru y direcciones de los artistas.
ART. 8
Disposiciones
El jurado dictará su fallo sobre las obras con• currentes, cuanto antes después del principio de los Juegos Olímpicos y en todo caso antes de haberse terminado los mismos. Las resoluciones del jurado serán comunicadas a los interesados por la Secretaría del Comité Organizador.
Oenerale~
ART. 12 Las salas de la exposición serán instaladas por la Sección de Arte. No se admitirán inscripcio· nes que tengan objetos comerciales.
ART. 13 ART.
9
Los premios consistirán en : 1. 2. 3.
la Medalla de honor Olímpica dorada, con diploma. la Medalla de honor Olímpica de plata, con diploma. la Medalla de honor Olimpica de bronce, con diploma. Estos premios podrán ser adjudicados :
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a los tres proyectos mejores desde el punto de vista de arquitectura de ciudades.
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Los concurrentes deberán someterse, sin reser· va alguna, al presente Reglamento y a los arre ... glos que se adoptaren todavía en lo sucesivo, así como rambién a los reglamentos de orden y policía que establecieren las Autoridades de los E.U. de A. y el Comité Organizador. •
ART. 14 La Secretaría General del Comité Organizador quedará encargada de la ejecución del presente Reglamento y de facilitar informes más deta· liados.
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PAGINA
DE ARTE
Dibujos de Barradas
esta página que "Arquitectura· destinará a reflejar la labor de nuestros artistas, hemos querido recordar a uno de los más altos y nobles es-p iritus, que ha tenido el arte nacional. Hemos querido reproducir dos dibujos magníficos de Rafael Pérez Barradas. La pureza de las líneas, la expresión, el sentimiento, de estos dos dibujos, nos dan, bien clara la idea, del valer de aquel pintor, arrancado a la vida en plena juventud. El nombre y los dibujos de Rafael Pérez Barradas, tienen paro nosotros, no sabemos que misterio y cuanta sugestión y cuanta luz. El misterio de las cosBs grandes, la luz de las cosas bellas, que nos dejan siempre en el espírífu una sensación de bien estar, de dulzura.
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Sección Bibliográfica REVISTA DE REVISTAS ARTE Y DECORACION. de 1931.
• faro ensenara a lo lejos, a las naves del • mar y del aire, la ruta que siguici lleno e de esperanza y de fe.'' " La arquitectura moderna, auxiliada por • la técnica, brinda verdaderas oportuni• • dades de originalidad grandiosa. Es por e eso que esperábamos encontrarnos con e algo que marcara una etapa en la his• e toria de la Arquitectura de los tiempos • modernos. No es así. Estamos decep• • donados al ver que la obra que per• e petuará la memoria de Cristóbal Colón ' e solo será una obra grandiosa en su e coste y en su calidad; pero el símbolo • quedará tan cerca del suelo, tan pegado e a esta mísera costra que solo nos lle· • vará a pensar que allí se levanta otra • de las tantas construcciones que el ge• • nio sajón pone en el mundo como hi· e tos de su poderío.•. . "No está allí el genio del ilustre nave• e gante ni el símbolo de tan trascenden• e tal aventura. La memoria de Colón ne· e cesitaba algo en arquitectura, que mate· ' rialmente llevara al asombro y que, a • nosotros los Arquitectos, nos marcara este • monumento un nuevo rumbo en las leo· • rías de la Arquitectura y del Arte mo· e numental moderno, que esta brillante • oportunidad brindaba a los Arquitectos e del mundo entero ... Trae además este número de esta nueva revista un artículo sobre: }ardine:J del Vedado, escrito por J. M . Bens Arrarte y que pone de relieve las bellezas de los jardines de la región del Vedado y senala algunas deficiencias de orden urbanístico que impiden que los jardines privados ten· gan una magnitud apropiada. Caei siem• pre es un pequeno parterre el quedd marco a la fachada, con algún motivo y escali· natas que casi siempre impiden utilizar más la franja verde.
Habana, Diciembre
Iglesia de Santa Catalina de la Haba· na, Dibujo a lápiz de Julio Diaz Horta.
Recuerdos de la Exposición Colonial de ' Cas• Parls. - Impresiones de E. Rodríguez telló, Arq. Ilustran estas impresiones del Arq. Rodríguez varias hermosas fotogra• ffas de palacios y agrupaciones de la ex· posición parisina. Nue stros Monumentos por Joaquín E. Weiss.
'El Arte desde un punto de vista. social, por Ofelia Rodríguez Acosta.
El edificio más alto del mundo. - Ho· racio Navarrete. Acuareles por D · Alzina, dibujos para la habitación de Baby. La Catedral de la Habana , dibujo de Bob fink. Trinidad por Enrique Cayado, Arqui· tecto. Impresiones de la vieja ciudad. Arte Colonial, Portada del Seminario de San Ambrosio. Obra del siglo XVIII. Habana. Dibujo a pluma de M. Alvarez Rodríguez. El faro a la Memoria de Colón. - Por E. Harth "' Terré, Arqto. Comenta el Arq. Harth " Terré - nues• tro socio correspondiente de Perú - el fa.. llo del Concurso, que en nuestro número anterior se ilustró con la reproducción de los proyectos que obtuvieron el primero y el segundo premio. Harth • Terré dice : e verdaderamente hemos sufrido una cruel • decepción. Imaginábamos - agrega • algo más grandioso en la idea arquitec· • lural. La expresión más clara del sím· • bolo que fué América unida a Europa • en el siglo XV. La mole imponente, • contemplada desde los aires, es una e cruz. En perspectiva, vista desde sus e flancos, emergiendo del horizonte de pal· • meras, nada nos dice, ni a nuestros sen· • tidos habla de la grandiosa empresa y • del feliz resultado del hombre que dió • nuevos mundos a la Civilización. No • pensamos que hubiera sido una torre o e algo elevado que llevara nuestro pensa• • miento a las nubes, apuntando al Cielo, • de infinito azul, allí donde tantas noches • brillaron quedamente las estreJlas que • orientaban la frágil carabela; no pensa· • rnos tampoco admirar algún piramidal • conjunto o el arquitectural hemiciclo de • cuyo cent ro emergiera la figura monu· ~ mental del ilustre navegan te, que como
ARCHITETTURA E ARTI DECORATIVE. - Ro· ma. Milán. Noviembre de 1931. Todo el fascículo se dedica al estudio de:
Los recientes desarrollos de la Arquitectura italiana con relación a sus orígenes. - Ilustran el comentario histórico ..
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filosófico más de ochenta grabados de obras y proyectos, con que se quiere pre· sentar el cuadro de la Arquitectura italiana contemporánea. Autor de ese largo artí· culo es Plinio Marconi, Redactor jefe de la revista, quien divide su estudio en los si· guienles puntos :
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Afirmación preliminar acerca de la universalidad de la Arquitectura contemporánea y de su instintiva formación. Retardo de fase para la avaluación critica en la Arquitectura comtemporánea : justificación con su pertenencia al siglo XIX. - Caracteres generales del pensamiento crítico y de los síntesis creadores del ochocientos. - Paralelo entre esas actitudes generales del siglo nombrado y las particulares que se refieren a la Arquitectura. Justifi,cación de la preva.lencia de ideales mediante el examen de la derivación de la Arquitectura del siglo XIX de la precedente. Caracteres de la pr~va· lencia idealística en la Arquitectura del
ochocientos. Caracteres universales de la Arquitec_ tura contemporánea y sus individualizaciones particulares. Nuevos horizontes en el pensamiento ~rítico y en los síntesis creadores de 1900. Reflejo de tales val o· res generales en la Arquitectura, y punto crítico resolutivo de la esterilidad arquitec• tónica de 1800. Contenido fundamental de la Arquitectura contemporánea. Aspectos intrínsecos de la Renovación Arquitectóni .. ca contemporánea. Definiciones y deno .. rninaciones en la Arquitectura conh~rnporá· nea. Breve análisis descriptivo de la Ar .. quitectura actual en sus tendencias lfrni.. tes. lndividualizaciones de la Arquitectura contemporánea.
Recientes desarrollos de la Arquitectura Italiana.
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Termina su estudio el autor diciendo que: " dada la complejidad de los elementos en " juego, la moderna arquitectura italiana " se va formulando en límites de variación " más bien extensos; asr es que algunas " de las obras reproducidas en este arf¡... " culo, no se resiente casi en absoluto de " valores tradicionales, otras más, pero en " los límites de la esencialidad d~ que he• " mos hablado." "~ El material ilustrativo se ha dispuesto " según los temas, partiendo de los de ca• " rácter más utilitario hacia los de carác.. " ter más suntuoso y monumental '' Y así reproduce el autor edificios industriales, ca• sas económicas, villas, casas de habita· ción, arreglos de comercios, pabellones de representación, iglesias y · tumbas. Y agrega como final el Arq. Marconi ·lo siguiente : " " " "
" No obstante la comprensible falta de unidad debida a la fase de incipiente desarrollo, en estas ideas existe ya un sentido de jerarquía nítidamente formu• lado; del sano y actual planteamiento de
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RASSEGNA DI ARCHITETTURA. - Milán. Oc· tubre y Noviembre de 1931. Este número de la revista, que corres.. ponde a dos meses, está dedicado todo él a la Nueva Estación de viajeros de Milán, la mayor entre las construidas en estos úJ ... timos anos en Europa . Se ha querido dar una documentación exacta y duradera tan ... to de la obra como d('l esfuerzo de traba• jo que por la mole y por la forma con que se ha realizado, tiene algo de gigan• tesco. La Dirección de la revista a fin de que esa documentación tuviera un carácter más completo, más vivo y más inmediato, ha tenido especial cuidado en la elección de un abundante material ilustrativo y r~· • nunciando a la idea de las compilaciones de redacción, ha invitado para que coJa ... boren a las personas que han tenido en la obra una parte preeminente. El mismo Arquitecto Ulises Stacchini, con serenidad ha evocado los anos de su pasión de ar• tista, de su labor de técnico, de sus inquie• tudes y desasosiegos, durante la realiza ... ción de la obra que obtuvo por concurso en 1912, ente 45 concurrentes. El lnge• niero Alberto Reina ilustra el proceso de la construcción, la fecunda y laboriosa de• dicación de los artífices, que con discipJi ... na y voluntad dieron su esfuerzo para completar la obra de los dirigentes. El número, doble, bien ilustrado, es así una interesante exposición de todas las fa• ses de la magna obra con que se enorgu ... llece la gran capital lombarda, una de las urbes más activas de Italia y aún de Eu ... ropa. Luce en su tapa un dibujo de Ci· sari, que aftade a la revista, un interés ar... tíslico de noble presentación exterior. Y también la parte de anuncios, abundante y explícita, contribúye a dar una idea más acabada del esfuerzo rel21izado y de la complejidad de los detalles que integran el vasto conjunto. La obra del Arquitecto Stacchini, resul ... ta, pues, debidamente ilustrada, como para apreciar sus méritos reales y los defectos que puedan senalársele corno producto de una elaboración espiritual y técnica que ha tenido que atravesar en el tiempo, las co... rrientes renovadoras de la estética arqui ... tectónica de estos últimos anos, y la in ... fluencia de los nuevos imperativos creados por las nuevas posibilidades proporciona... das por la técnica moderna.
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los ternas arquitectónicos no hay falta en ellos de un robusto y cálido sentido, de formación plástica, segura promesa de próximo completo desarrollo...
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Centro E. de Arquitectura L os companeros de COMISION DIRECTIVA me han encomendado, la grata tarea de hacer co· nocer nuestra gestión al alumnado de la Facultad, revelándoles cual fué nuestra ol>ra, en los seis meses que venimos dirigiendo los destinos del CENTRO E. DE ARQUITECTURA. El exponer un resumen de resol uciones, o sea una simple transcripción de actas de sesiones creo yo, es la manera más cómoda de redactar un artículo de esta índole, pero es al mismo tiem po la más fría y menos sincera, además de no llegar a in teresar al espíritu comunicativo que debe ani .. mar a los estudiantes. Por ello es, que en nombre de mis cornpane ros y el mío, voy a exponeros nuestro sen ti r, nuestras inquietudes, y nuestros proyectos.
de ellas se perdieron en su magnitud, o tras lucha• ron , algunas triunfaron. Estas merecen nuestro eterno reconocimiento, su recuerdo nos anima cua ndo el pesimismo nos invade al ir por el ca .. mino que debemos de recorrer, para llevar la bandera de nuestra causa al terreno de las reali~ zac10nes.
1
Hace seis meses, cuando se instaló esta C. D. pudimos contemplar serenamente un vasto campo de acción, virgen todavía; por él y a habían pasa• do espíritus generosos y desin teresados, a quienes animaba un gran idealismo universitario, inspira• dor de ansias de trabajo dignas de la ca usa. fueron pocos; se encontraron con que ese ca m· p o dila tado en que habían cifrado tan nobles es• peranzas, no era el que habían sonado para ej .. mentar en él su obra.
El campo i>el Estubiantai>o be la f'acultab, era uno be los tantos en que las hierbas euicibas be la inbiferencia y el berrotismo, se habian convertibo en la hierba bominante. Así es como muchos fracasa ron, y Jos pocos que hicieron obra no tuvieron la satisfacción de obtener algo duradero. Este era el ambiente creado por la mayoría del estudiantado be nues· tra f'acultab, en el cual todo el idealismo uni.-. versitario que los animaba, se traducía por un
profesionalismo precoz, ahogabor conciencia be estubiante.
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• Esta es la verdad; la triste verdad para qmenes saben cu al es la misión del estudiante. Aunque es más cómodo escribir cosas amables, es más noble decir lu verdad. Son estas, cosas que se de· cían a todos los vientos, péro que solo perpetua• ron en los carácteres de imprenta, aquellos que sintieron perder su obra y sus anhelos en el ma• rasmo de la indiferencia. Era pués és te, el eterno espectáculo que se ofre· . cía a tod a C. D. que se ¡nstalaba en nuestro Cenlro; ta n grande era la obra a realizar, que muchas
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Así llegamos nosotros al teatro de la lucha, conoci endo por quienes primero que nosotros pa• saron por el viejo claustro, la triste historia de las energías perdi das. Nos unimos, armonizamos nues· tros anhelos, planteamos nuestro programa, co· menzamos a trabajar. El principio de la espe• cializoción de fu nciones, que anima todas las ma• nifes taciones del trabajo moderno, es nuestro régi• rnen. Res0lvimos que la C . D. solo se ocupara de los problemas docentes, dejando los de ca rác• ter asociacionista a cargo de los cinco esforzados compañeros que integran la COMISION AUXILIAR. Un Centro i>e Estublantes como el nuestro bebe vivir, y el vivir se traduce también, en el de .. ber de e!'tudiar una serie de problemas sociales y universitarios de carác ter general. Ese estudio, que con frecuencia requiere un pronunciamien to, insumiría él solo, la l~bor de una C. D.; y como en nuestro espíritu está el afán de hacer algo, el tratar esos problemas nos hubieran absorbido muchas energías en perjuicio de los problemas docentes propios de nuestra Facultad. Por tal causa, resolvimos encomendar esa tarea tan sim .. pálica a una verdadera COMlSION DE ASUN· T OS EXTERNOS constituida por los tres compa• ñeros que nos representan an te la Federación de Est udiantes.
De esta manera, fué como solo nos quedamos con todo lo relativo al estudio y realización de nuestro problema: LA REFORMA DE LA f'A·
CULTAD, SU PLAN V SU REOIMEN. Problema difícil al mismo tiempo que delicado. Difícil, pués para reform ar aquello que vive, que se afianza con los anos de existencia, cuesta mu· chas energías solo el hacer pensar en que es ne• cesario modificarlo en algo; para ello se requiere un trabajo serio y tesonero. Delicai>o - ¡ya lo creo que lo es! - E l escena· río cambia, ya no se trata de ideas ni de ideolo• gías. Aparecen los hombrea. Aquello que
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la 16gica y la ver~a~ construyen, el hombre lo ~estruye. El problema de los intereses crea~os, el de las contemplaciones a unos pocos ante el clamor de varias generaciones uni• versitarias, y muchos otros, son las piedras angu .. lares que encuentra en su camino el andariego servidor de un ideal. Pero felizmente los estudiantes no estamos solos, hay muchos que nos acompanan entre las autoridades, profesores y profesionales; esperaban nuestro grito de ¡ A~elante! para unirse a las legiones reformistas que van hacia la conquista del ideal universitario. La obra en sí es vasta, desde la confección de los programas hasta el estudio del régimen ideal. Al comenza r nuestra obra vimos que nuestra fi .. nalidad, o sea la reforma, en sí no era óbice en la obtención de conquistas parciales. fué así co .. mo estudiamos dos problemas desglosados, de los que pudieran obtener beneficios los actuales esfu ... diantes: LA MODIFICACION DEL REOIMEN
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DE PREVIOS V LA EFECTIVIDAD DE LOS EXAMENES DE FEBRERO. Al venir estas dos iniciativas de una en tid~d . que por su labor demuestra estar animada de un sincero afán de hacer obra, lo que ya revela cierta seriedad, el Consejo nos escuchó y ante las explicaciones de detalle de nuestro activo ex• delegado, aprobó nuestras peticiones.
Esta ha sido a mi criterio una conquista magna, no solo por Jos beneficios materiales que reporta al estudiante, sino porque ha sido la más severa lección que se ha podido dar a los "l)errotistas ~e ocasión'', que son quienes in• filtran en el ambiente el virus disolvente de la critica mezquina, en perjuicio de las institucio• nes constituidas para servir un ideal. A esos "pesimistas l)e opereta", quienes creen que el costear un Centro no justifica ~1
modesto desembolso individual de sus asociados • y aquellos que demuestran la chatura de su inte• lecto al compararnos a una distribuidora reviste• ri l, creyendo que para lo único que sirve nuestro Centro es para repartir una revista, les presenta• mos estas conquistas l)e puro cufto, universl· •
tario. Lo único que harán será aprovechar de todas las ventajas que le ofrecen. aquellos a quienes atacan. Quien nada hace no merece reproches, pero aquel que algo hace tiene que escuchar el taf\ido de las campanas de la crítica " barata ". Lo la• mentable es que esta crítica llega a convencer los espíritus débiles o fácilmente impresionables; es a ellos a quienes el Centro debe hablar. Pero la realidad es que un Centro sin revista propia, es un organismo mul)o. Ante el deber de salir de ese mutismo nos hemos puesto de lleno a la tarea de dar a publicidad nues tro órgano, que bajo la dirección del compai'\ero Barilari creo po• dremos ofrecer a nuestro asociados en Marzo próximo. Pero no será un ofrecimiento material de una publicación agradable en su formato, sino tenderá a ser el lógico " trait d ·un ion " que estrechará nuestras dispersas huestes, al ser el portavoz de una colectividad que se ha propuesto pensar. Debemos ser optimistas, Id reacción saludable o sea la evolución de la conciencia de estudiante está en marcha, nos lo demuestran Jos últimos acontecimientos; nadie la detendrá, y se nos pre· sentará bajo la forma de un CENTRO f'UER· TE V RESPETADO, verdadera institución gremial a la que deben estar afiliados todos los estudiantes de una facultad.
Quienes están anima~os por il)éntlcos anhelos para la obtención ~e un fin, se buscan y hasta se complementan. Es l)e esperar no seamos la excepci6n.
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Julio Duhalde
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Nimiedades
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Chumbito nunca babia. votado en la ~~acult.ad para. mie~bros del CoMejo. Pero este año le Tinieron a hablar de p811'te de tantos ea.n.didatos y le invitaron & 81Slstir a tantas reuniones prelimlna.r&e, que -se decixlió a estudiar el asunto y a cumplir con su deber de elector. De modo que el 5 de enero, luego de haberse decidido por los tree candidatos que le parecieron :mejores, de tos 15 inscri·pt06, se dil'i·gió a su vieja y' querida Facultad, reeorda.ndo aquellos felices tiempos en que aún era estudiante y Cl'eia que la carrera de Arquitecto era una pro.f esión lucrati'Ta. Subió al tercer pitto y, ¡oh asombro 1, patios, corredores y salones estaban Uenos de arquitectos, que hablaban, gesti.culaban y .discutían aninr&damente. -6 Qué pa.sa 1 -pregun.t 6-. ~ Por qué hay tanta gente! -¡Pues. . . por las elf>ooiones 1 -¡Oh 1 ~ijo Chumbito--. ¡Al fin parece que los profe~;ionales se preocupan por las coa.a 'de n"IH·stra ca.s·a de estudioa 1 Y aveÍ:igua.ndo, a titulo de curiosidad, los número.s de votantes de eleeciones pa.nda,s, aupo con sorpresa que eran los siguientes: Noviembre 1924 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . 38 TOtantes . "lO 1926 4 ,, ¡' 1 En Dtcien1bre 192 7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 " Agosto 1928 . ..... . ..... .. ...... . ...... . .. . . . . . · . · · 16 ,, Enero 1930 ......................... · ........ · · . . 4 ., Mientra.s que la última., Ohumbito pudo Uegar a contar la. elocuente cifra de 100 electores. Y Cbumbito s-e puso content.o pen.sa.ndo lo bueno que ·serfa que los profesionales continuaran, una vez egresarlos, vinculados a la Fa.cultad, que se interesa-ran por su ma.rcha, que la ayudaran en lo posible, y que tenni.nara de una vez por todas la indiferenci·a de los arquitectGS por los asuntos de la coleeti\•i:d&d. Y Ohumbito hizo un voto para que lo ocurrido en estas elec cio-r~es, la colaboración de todos, 7 la confraternid&d dem<>&trad·s . se repit an en lo futuro, en beneficio de todos y en particular de nuestra querida casa de estudios. ·~
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Chumbito, luego de la ca.mi.na.ta. forzo sa que diari-amtlnte ba.cia de su estudio a su casa (él no tenia ·auto) , gusta.ba apoltronarse en un cómodo sillón del hall y leer la prensa, para enterarse de 1()8 últimos acontecimiento-s. Ese dfa su atención fué atraída por los incidentes ocurridos en un gremio profesional, y s·obre t<>.do po.r la enérgi-ca actitud asu¡nid·a por los profesio-nales de di-cho gremio. Y Ohumbito se puso a pensar. t Por qué la. Soci·e dad de ArquLtecto-s ... 1 ¡Ah 1 Pero reeordó que en la. misma Sooieda.d babia. un pro-yecto sobxe crea.ción del "Cons'6jo Nracional de Arquitectos", a presentarse a las Cá-maras. . . ¡A la.s Cámara.s 1. . . i N o se baria viejo Chumbito mientras se sancionaba ese proyecto '1 Y entonces •&e le ocurri-ó que mien tras esto -sucedia, la Sociedad podria. su-stitui.rlo. Para ello sería necesario que tuviera. más fue.rza. moral y material sobre los asociados y sobre loa arquitectos en general, constituyéndose en tri·b unal de honor que rigiese y juzgase la conducta profesional de todos lo-s arquitectos, vigila.ndo sus acciones en Jo que a. ática se refiere. Y que, llegado el caso (ese dfa Chumbito esta.b-a de un hum()r más béJi.co que el de Japón), ee aplicasen s anciones merecidas a los arquitectos que faltasen a los principios de honor de todo a.rquitecto. ' Y se propu·s o trabajar · en ese 11entido, conveMido de encontrar el debido apoyo entre todos sus colega11.
• Chumbito espera ba con an sias la llegada del Dr. Hegeman·n . Y llegó el doctor. Y habló. Pero Chumbito no pudo .asistir ese día a la conferencia, porq.ue, ¡cosa extraordi·naria 1, tenfa que ver a un cliente 11 1 De modo que, ansioso de saber lo que babia d·i.eho Hegemann, se dirigió esa noche a un caf6 donde se reuntan varios colegas. - ¡Oh 1 -le dirjeron-. El Dr. Hegemann nos ha defraudado. Eso no era una conferencia de • ' urbanist a.' '. No nos ·h·abló de n:iugún gran problema, ni nos dió ninguna solución 1 Chumbito quedó un t 81Dto desconcertado. ¡El Dr. Hegemann, de quien él esperaba tanto, haber defr audado a si 1 Al salir se en contró con otro eo•l ega y, recordando lo que acababa de otr, li! dijo: -¡Hola 1 t Estuvo Ud. en la conferencia~ ¡ Vió Cl'Ué mala 1 -E$tá Ud . lGco -le r esp Gndió el coleg&--. ¡ Fué admirable 1 Nos ha dicho grandes verdades y d€!biéra.mos -s·aca-r pr()vecbo de la.s ·sugestiones que D()S dejó! Chumbi•t o se quedó viendo vision~s. · ¿Cómo es posible, s e preguntó, que baya opiniones tan diversas 1 P oco d.espués se encon tró con otros colegas y entonces Chumbi to optó por callarse y esper a r qu e el otro habla>se primero. -El Dr. H egemann sólo dijo cosas baladíes. Para eso no valia la pen.a h aber venid o. Tod o eso y a lo snbfrunos ... Chumbito quedó con un caos en la cabeza. ¿ A quién creer 1 t Habia estado bien o habta estado mal, Hegemann ? ¡Qué horrible duda! Y a Chumbito . ·se le ocurrió pensar, con ese espíritu -sencHlo de sano analizador: - t P or qué todas esas con vel'sa.eiones en el aire no se convierten en otros tanto-s artículos que, nl decir el pensar de todos los arquitect os, prepa rara n controversias de donde nacit'ra la verdad 1
• 1
A Chumbito le gusta opinar s·obre bellas artes, y a veees opin a elocuentemente. P or eso le d ijimos que vi&itara el Salón de Primnern. Y Chumbito
fu~.
entr6, • • mao,
salió,
i n o dijo nada.
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