Ene - Feb 2005 No. 153 Año 27
CONTENIDO DON BOSCO EN CENTROAMERICA Director: Heriberto Herrera Dirección: Centro Vocacional Salesiano Rinaldi Final Av. Manuel Gallardo Nte, Apartado Postal 29 Santa Tecla - El Salvador. Teléfono: (503) 228-6375, Fax: (503) 228-6327 Correo electrónico: bs.cam@telesal.net hherrera@telesal.net Consejo de administración: José Manuel Guijo, Heriberto Herrera, José Mauricio Ponce, Manuel Solano. Consejo editorial: Evelyn Carbajal, Heriberto Herrera, Victoria Mónico, Miguel Pacheco, José Mauricio Ponce. Diseño Gráfico: Mauricio Ponce, D.G. Impresión: Imprenta Ricaldone. Final Av. Hno. Julio Gaitán. Santa Tecla. El Salvador Distribución: Librería Salesiana 23 Calle Pte. y 5ª. Av. Nte. No. 335, San Salvador, El Salvador, C.A. Tel. 235-3826; 225-6221 Colaboradores en este número: Margarita Castellón, Luis Corral, Hugo Estrada, Kathleen Flores, Juan Linares, Julio Olarte, Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga. Edición electrónica: Heriberto Herrera, Victoria Mónico, José Mauricio Ponce, Alejandra Rodríguez, Carlos Rodríguez, Nelson Rodríguez, Elena Zárate.
No.153
Laicos con identidad salesiana
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Tema del Mes: Cooperadores Salesianos
Salesianos en el mundo La presencia de los Cooperadores Salesianos en Centroamérica Los cooperadores y cooperadoras somos garantes de la misión salesiana Oratorio Don Bosco de Sor María Romero Les han robado el corazón Actualidad de la Asociación de Cooperadores Salesianos Un color más vivo, más intenso Colaborar en la misión de la iglesia Un llamado, una vocación Historia de vocaciones Dios presente en cada aspecto de mi vida
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Meditación
La mayoría dice: «no, gracias»
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Tema social
Relaciones entre ética, desarrollo integral y solidaridad
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Santidad Salesiana
P. José Kowalski
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Perfiles Foto de contraportada: BSCAM
Los frutos del sistema preventivo: Sígmund Ocasion
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En la casa del Padre
Educar como Don Bosco
El valor de la intimidad
Un «Sí acrecentado y definitivo» Mirada, respuesta y compromiso Diácono para los jóvenes
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Primitiva Quesada Castro
El Boletín Salesiano – Don Bosco en Centro América – está destinado a todos los amigos de Don Bosco. Quienes se sienten salesianos por cualquier motivo encontrarán en esta revista bimensual el lazo común que alimenta la pertenencia al carisma y misión de Don Bosco.
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Don Bosco en Centro América se distribuye gratuitamente a todos los que deseen recibirla y sientan el deseo de identificarse más con Don Bosco y su espiritualidad. La revista se sostiene con la colaboración voluntaria de sus lectores. Usted puede enviar su colaboración directamente a la obra salesiana que conoce. O puede depositarla en la siguiente cuenta bancaria:
PRESENTACION
Laicos con identidad salesiana
Desde temprana edad Don Bosco entendió que su vida pertenecía a los jóvenes. Sobre todo, a los jóvenes con bajas oportunidades de una vida digna.
Pero el horizonte de Don Bosco no se cerró en esas dos congregaciones religiosas, por más que estuvieran impulsadas por una vitalidad asombrosa.
Desde el comienzo de su vida sacerdotal, Don Bosco optó por ser sacerdote para los muchachos pobres y abandonados de los barrios periféricos de Turín. Para promoverlos hacia una vida de calidad fue diseñando un proyecto educativo cada vez más complejo.
Fue entonces que Don Bosco pensó asociar a laicos y laicas a su proyecto educativo. Y los llamó Cooperadores Salesianos.
La rica experiencia educativo pastoral que se gestaba en el barrio de Valdocco exigía muchos colaboradores leales, en sintonía con su Sistema Preventivo. Ese fue el origen de la Congregación Salesiana. Las Hijas de María Auxiliadora vendrían después, como una réplica del proyecto salesiano para la juventud femenina popular.
La idea del Santo era expandir la misión salesiana mucho más allá de las instituciones religiosas dirigidas por salesianos y salesianas. Por eso, la Asociación de Cooperadores Salesianos adquirió una autonomía creativa que la llevaría a beber de la espiritualidad salesiana común, para después interesarse por atender a los jóvenes en riesgo allá donde los salesianos no podían llegar.
Nada que ver con la tentación miope que a veces afecta a personas o grupos de querer reducir a los Cooperadores como ayudantes subalternos en las obras clásicas salesianas. Los jóvenes siguen dejándose fascinar por “quedarse con Don Bosco”. Cada año en todos los países del mundo grupos de jóvenes se adhieren a la Asociación de Cooperadores Salesianos dando el sí a un compromiso exigente. Según ellos lo relatan en este número del Boletín Salesiano, su vivencia vocacional ha transformado profundamente su vidas y sus familias Heriberto Herrera
BS Don Bosco en Centroamérica
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EDUCAR COMO DON BOSCO
El valor de la intimidad Existía una vez el pudor. Era una evidencia y un misterio, una virtud, una fuerza, una riqueza. El pudor es el instinto de auto-conservación y protección contra todo lo que puede amenazar la propia intimidad y la propia dignidad personal. BRUNO FERRERO No se refiere exclusivamente a la sexualidad. Tiene que ver, también, con los límites que distinguen interioridad y exterioridad y salvaguardan la parte “discreta”, “singular”, “privada”, “íntima” de cada persona.
El pudor El pudor es como el centinela de la pequeña fortaleza interior, del jardín secreto donde cada persona es verdaderamente ella misma. No es exagerado utilizar palabras de la jerga militar para describir este proceso psicológico en los adolescentes. Tanto a nivel físico como a nivel psicológico, ellos experimentan, dentro de sí, fuerzas contradictorias que los tironean en direcciones opuestas y los hacen dudar entre desear o temer, entre arriesgar o replegarse en sí mismos. Ambas fuerzas tienen la misma intensidad; por eso,
es imprescindible aprender a canalizarlas en la dirección deseada. El peligro mayor es dejarse llevar, no saber resistir, quedar a la deriva, o buscar soluciones que lleven a retraerse o encerrarse. En esta toma de decisiones, en la que se exponen a la mirada y al juicio de los demás, el pudor es el intento de mantener la propia subjetividad, una manera de ser secretamente uno mismo delante de los demás.
El tiempo de la publicidad Dice el filósofo Humberto Galimberti: “En estos tiempos soplan vientos que promueven la publicidad de lo privado. La sociedad consumista donde las cosas, para ser tenidas en cuenta, tienen que ser publicitadasha contagiado este comportamiento a muchas personas que tienen la impresión de que existen sólo en la medida en que se muestran y se dan a conocer. El mundo se ha convertido así en una especie de ‘exposición’
publicitaria que es imposible dejar de visitar porque, lo queramos o no, estamos dentro”. Y agrega: “Lo que vale para las cosas vale también para las personas que, habiendo renunciado a su propia especificidad por las exigencias de la sociedad, sustituyen la individualidad no realizada por la publicidad. Esto hace que muchas de ellas se reconozcan sólo en su imagen exterior, y por eso, buscan no tanto el conocimiento o el encuentro consigo mismas, sino la publicidad que construye su imagen. El problema es que la palabra publicitaria termina aboliendo la palabra secreta, íntima, escondida, en la que dominan el recogimiento y el silencio, la soledad, la palabra de oración, la palabra de amor, la palabra de amistad, la palabra de rabia, la palabra humana”. A través de trasmisiones televisivas, confesionarios laicos y revistas para BS Don Bosco en Centroamérica
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comparación con los demás, no es bueno renunciar siempre a aquella reserva que da profundidad y autenticidad a cada historia de amor.
El valor de la vida interior
adolescentes, el consumismo irrumpe cada vez con más “indiscreción” en la dimensión “discreta” de la persona para conseguir, no sólo a través de tests, cuestionarios, estadísticas, sondeos de opinión y encuestas de mercado, sino también y, sobre todo, a través de confesiones íntimas, emociones directas e historias de amor, que las personas mismas den a conocer su interioridad, su parte discreta y hagan públicos sus sentimientos y emociones, con una imprudencia que se presenta como sinceridad: “No hay nada que esconder, no hay nada de qué avergonzarse”. Así, lo único que termina avergonzando es el dolor, la enfermedad y la pobreza: precisamente lo que necesitaría más consuelo, solidaridad y participación afectiva. Todo lo demás es para mostrar, exhibir, publicitar. Más aún si son exageraciones, irregularidades, anormalidades. ¡La cuestión es ser noticia y dar espectáculo!
La intimidad familiar Una de las cosas más hermosas de la vida familiar es la conciencia de que, muchas veces, las cosas no dichas son más importantes que las
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No es fácil ayudar a los adolescentes de la generación de “Gran Hermano” a recuperar el significado de la intimidad y la vida interior. Hay que ayudarlos a descubrir la belleza y la grandeza de los sentimientos “normales”: el amor a los padres y la familia, la fidelidad, la amistad, el compromiso, la religión. Y el valor de la interioridad, de estar profundamente presentes ante ellos mismos y ser firmes en una identidad que nadie podrá violar. que son objeto ordinario de información. Quiero decir que la dimensión de lo implícito alimenta una intimidad que es gratificante, aún cuando cueste decodificar sentimientos y pensamientos. No siempre sabemos prestar atención a esta dimensión escondida de las relaciones afectivas, porque creemos que lo que está simplemente esbozado tiene menos gusto que lo que emerge en plenitud: sentimos la necesidad de hablar en voz alta, hacer gestos inequívocos, dar a conocer públicamente una parte de nuestro modo de vivir que de otra manera podría languidecer en el transcurrir vacío de la cotidianeidad o en la superficialidad colectiva. Si elegimos actuar de esta manera, habrá seguramente una pérdida irreversible: lo que no sabemos guardar en silencio corre el riesgo de disiparse y hacerse inútil para la construcción del futuro. La vida familiar sufre también por la falta de pudor. En ella, y en las relaciones entre padres e hijos, también es importante callar. Las alegrías y dificultades merecen, a veces, un poco de silencio. Si es bueno no encerrarse nunca en lo individual y lo privado para poder acceder a la
Hay que ayudar a los hijos a “ser”, a defender su originalidad, a no sentirse obligados a “parecer”. Hay que enseñarles el respeto por la intimidad propia y por la de los demás: la dignidad de la persona es un valor absoluto. En una sociedad cada vez más desordenada, es urgente volver a encontrar, sobre todo en la familia, el sentido de la discreción y la delicadeza. Sólo los padres pueden hacer comprender realmente a sus hijos la necesidad de cuidar los sentimientos y las emociones y estar atentos a las heridas de los demás. Hay un ejercicio que tiene un nombre simpático, y que puede ser útil a grandes y chicos: el recogimiento. Consiste precisamente en “recoger”, en “juntar los pedazos de sí” que experiencias y situaciones cotidianas pueden haber separado, y ponerlos en su lugar y en equilibrio. Muchos adolescentes lo hacen casi instintivamente escribiendo un diario que recoge confidencias, rabias, lágrimas, alegrías y desahogos; otros necesitan un adulto que los acoja sencilla pero sinceramente, sin juzgarlos y sin darles consejos, para ayudarlos a comprender y formular lo que está pasando dentro de ellos.
COOPERADORES SALESIANOS
Cooperadores en San Isidro - Costa Rica
MORAND WIRTH
Fracaso de Don Bosco Se esperaba al salesiano en el mundo, en cambio, llegó el cooperador salesiano... Así se podría definir el fracaso sufrido por Don Bosco en un proyecto en el que puso todo su corazón. Efectivamente, en el intento de crear salesianos que pertenecieran con pleno derecho a la congregación, pero que no estuvieran ligados por votos ni obligados a la vida común, Don Bosco ha sufrido, podríamos decir, un medio fracaso. La habilidad maniobrera del italiano y la tenacidad del piamontés debieron inclinarse ante la firmeza manifestada por aquellos que juzgaban inaceptable su plan. Quizá su plan
era verdaderamente irrealizable, al menos en aquel tiempo.
Hombres y mujeres de buena voluntad Antes de que la congregación tomara forma, entre 1841 y 1859, Don Bosco no estaba solo para cuidar de sus centenares de muchachos. ¿Cómo hubiera podido? Los primeros en auxiliarle fueron sacerdotes naturalmente. Su tarea consistía sobre todo en predicar, confesar y dar catecismo. Pero muy pronto se les unirían laicos. Estos procedían de los ambientes más variados. Muchos pertenecían a familias acomodadas, incluso aristocráticas, como el Conde Cay (que se hará salesiano y sacerdote en
edad avanzada), así como de la más humilde condición. Don Bosco recordaba con afecto la figura del quincallero, José Gagliardi, que dedicaba a los oratorianos su tiempo libre y sus ahorros. Las ocupaciones de los laicos eran variadas y conforme a la capacidad de cada uno. Pero sobre todo Don Bosco les pedía el apoyo para dar catecismo. Ayudaban además a asistir a los muchachos durante las funciones de la iglesia y los recreos. Otros se preocupaban de encontrar trabajo para los muchachos y una vez colocados, visitarlos para que se mantuvieran en contacto con el Oratorio. Pero no sólo había hombres. Con mamá Margarita, madre de Don BS Don Bosco en Centroamérica
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TEMA DEL MES de algún modo sus trabajos, proyectó, a pesar de su situación particular, hacerlos entrar en una congregación religiosa. Efectivamente, las constituciones presentadas en Roma en 1864 contenían un capítulo, el dieciséis, consagrado a los “miembros externos”. ¿Qué pensaba Roma de todo esto? Impugnó los artículos relacionados.
La metamorfosis y su aceptación Cooperadores en Masaya - Nicaragua
Cooperadores en San Pedro Sula - Honduras Bosco, trabajaban otras mujeres, frecuentemente de la más alta sociedad, que se ocupaban del lavado, planchado y repaso de la ropa. Entre las cooperadoras que se distinguieron en estos trabajos modestos y muchas veces repugnantes, se citaba en primera línea, junto a la marquesa Fassati, la madre del futuro arzobispo Gastaldi.
La integración prevista y rechazada
La experiencia cotidiana de la entrega de estos hombres y estas mujeres hará brotar en la mente de Don Bosco, nuevas ideas.
A partir de 1859, había conseguido echar las bases de una nueva congregación religiosa cuyos miembros eclesiásticos o laicos, llevaban vida común y se ligaban con votos. Pero ¿qué sería de aquellos colaboradores de siempre, de aquellos que le habían permitido hacer todo lo que había hecho? Para recompensarles
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BS Don Bosco en Centroamérica
Muy pronto Don Bosco se convenció de que, si fuera posible reunir a estos colaboradores en una asociación estructurada, su influjo y su eficacia hubieran sido notablemente mayores.
Un hombre como Don Bosco, no se desanima. Aunque su plan había sido eliminado de las Constituciones, estaba decidido a realizarlo, a costa de hacerle sufrir una metamorfosis. Pensó pues en crear una asociación separada, bajo el título “Asociados a la congregación de San Francisco de Sales, cuya finalidad es “unir a los buenos católicos en un solo pensamiento y en un solo trabajo para promover la salvación propia y ajena, según las reglas de la Sociedad de San Francisco de Sales”. Por consejo de algún salesiano, Don Bosco simplificó el título a Unión Cristiana. Luego, el reglamento fue retocado una vez más y titulado Asociación de Buenas Obras. Finalmente, hasta 1876, Don Bosco encuentra el nombre definitivo: Cooperadores Salesianos, o sea modo práctico para favorecer las buenas costumbres y hacer el bien a la sociedad civil. Enseguida, hizo imprimir el nuevo reglamento y solicitó la aprobación oficial. El 9 de mayo de 1876, obtenía un breve de Pío IX, que equivalía a una aprobación de la Iglesia de la Unión de los Cooperadores Salesianos. Con esto, se realizaba un viejo proyecto de Don Bosco, pero bajo una forma que él hubiera querido fuera distinta. Es notable resaltar que, durante una audiencia, el Papa le había sugerido que incluyera en ella a las muje-
COOPERADORES SALESIANOS res, sin crear una tercera orden especial para ellas, ligada a las Hijas de María Auxiliadora, como en un primer momento había tenido intención de hacer.
Los primeros reclutas y el éxito de la Pía Unión Inmediatamente después de la aprobación, Don Bosco se pone al trabajo. Habla, viaja, recluta... Ha previsto que serán necesarios dos años para lanzar su asociación. Con frecuencia, cuando tiene la certeza de que no encontrará ninguna resistencia, se limita a enviar al futuro cooperador el reglamento y el diploma de inscripción. Pone interés en contar con nombres importantes y distinguidos que den lustre a sus ideas. Empezando por el Papa Pío IX, el cual le decía que no sólo quería ser cooperador sino el primer operador. Con sencillez hizo la misma propuesta a León XIII, quien le contestó diciendo que quería ser no sólo cooperador sino el primer cooperador. Al ir aumentando el éxito, se tiene la impresión de que las ideas de Don Bosco acerca de los cooperadores se ensanchan. La asociación se convierte cada vez más, a sus ojos, en un organismo eclesial, que exige de sus miembros un compromiso personal.
Cooperadores en el Teologado de Ciudad Guatemala
Cooperadores de Panamá
Durante una conversación con Don Lemoyne, declara que el verdadero fin de la asociación “no es ayudar a los salesianos, sino a la Iglesia, a los obispos, a los párrocos, bajo la alta dirección de los salesianos” A la muerte de Don Bosco en 1888, una cosa es evidente: la fuerza apostólica de la modesta congregación salesiana se ha decuplicado gracias a la ayuda fraterna de sus cooperadores. Muchos de ellos merecen ser considerados de hecho, si no canónicamente, verdaderos salesianos en el mundo.
Cooperadores de El Salvador BS Don Bosco en Centroamérica
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TEMA DEL MES
Consejo CAM - Norte
La presencia de los Cooperadores Salesianos en Centroamérica LUIS CORRAL Los Cooperadores en Centroamérica están divididos en dos inspectorías: Centroamérica Norte, que comprende Guatemala, Honduras y El Salvador. Centroamérica Sur, que comprende Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Cada Inspectoría está coordinada por un Consejo Inspectorial compuesto por un Coordinador, un secretario, un administrador, un consejero de formación, un consejero de promoción y un delegado por cada país. Además pertenecen al Consejo Inspectorial un Salesiano y una Hija de María Auxiliadora. El Coordinador de la Inspectoría Centroamérica-Norte es el Sr. José Alberto Padilla, salvadoreño y la
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BS Don Bosco en Centroamérica
Coordinadora de la Inspectoría Centroamérica-Sur es la señora Virginia Chávez, costarricense. En cada país existen Consejos nacionales y en cada centro local, Consejos locales. En Guatemala existen 6 centros: Quezaltenango, Teologado, Las Charcas, Divina Providencia, Colegio Don Bosco y Carchá. El total aproximado de cooperadores guatemaltecos activos es de 180. En Honduras existen cuatro centros: Dos en Tegucigalpa (Colegio San Miguel, Parroquia de María Auxiliadora), otro en San Pedro Sula y un cuarto en Santa Rosa de Copán. Los cooperadores hondureños son en la actualidad unos 30.
En El Salvador funcionan 7 centros de cooperadores: Santa Inés, Santa Cecilia, Ricaldone, Don Rua, Ciudadela Don Bosco, Colegio María Auxiliadora y Chalchuapa. En total, los cooperadores salvadoreños suman más de 300. En Nicaragua hay centro de cooperadores en Managua, Masaya, Granada y Masatepe con un total aproximado de 25 miembros. En Costa Rica encontramos centros de cooperadores en Cartago, Zapote, Curridabat, San Isidro, y en los colegios Técnico Don Bosco y María Auxiliadora. En total, los cooperadores ticos son unos 120. Panamá tiene activos dos centros de cooperadores: en la Basílica Don Bosco y en el Instituto Técnico Don
COOPERADORES SALESIANOS Bosco. Cada centro reúne unos 20 cooperadores. Todos los cooperadores y cooperadoras hacen apostolado personal en sus familias y en sus trabajos y todos asisten a las reuniones periódicas de formación en sus centros respectivos. Muchos cooperadores se proyectan apostólicamente en sus parroquias. Y otros muchos colaboran en obras salesianas, sobre todo en los oratorios. Pero existen obras apostólicas, educativas y juveniles que, en la práctica, son llevadas adelante exclusivamente por cooperadores y cooperadoras. Vale la pena destacar como ejemplos admirables la obra de los Poli-
Delegación CAM - Sur deportivos en El Salvador y el Oratorio Don Bosco de sor María Romero en Costa Rica. Ambas obras son consideradas como empeño y apostolado nacional de los cooperadores de esos países. Ambas obras
trabajan en el campo de la educación informal, esto es, más libre y espontánea que la educación formal y atienden a niños pobres y en riesgo con la ayuda económica de instituciones públicas y privadas.
Visita de Tomás Polanco asc
Los cooperadores y cooperadoras somos garantes de la misión salesiana KATHLEEN FLORES Somos garantes y coherederos de una misión única y clara de compromiso por los jóvenes, fue uno de los mensajes expresados en la visita de animación que realizó a Guatemala, Honduras, y El Salvador Tomás Polanco scc, Consultor Mundial para la Región Pacifico, Caribe – Norte de los Salesianos Cooperadores. Complacidos por la primera visita de un representante de la Consulta Mundial, los Cooperadores promesados y aspirantes de todos los países de la inspectoría coincidimos en amenos encuentros con Tomás en los que compartimos nuestras dificultades, metas y logros de estos últimos años.
Subrayamos algunas de las recomendaciones que Tomás nos indicó para valorar aún más nuestra vocación, sobre todo cuando nos calificó como “Garantes”, es decir que damos garantía, a través de nuestra propia vocación, al cumplimiento de la obra que nos ha sido encomendada. Los cooperadores y cooperadoras debemos ser cada día más concientes de este reto y sobre todo avalarlo con nuestra respuesta concreta al llamado cotidiano que Dios nos hace. Es fundamental realizar un Proyecto de Vida que dé forma a este designio y que al mismo tiempo alimente con su testimonio el crecimiento de la Asociación. Dijo además que, pese a que la formación del cooperador y cooperadora es una tarea individual, la vida de la Asociación está garantizada especialmente
en la medida en la que la formación responda a un programa adecuado al compromiso y a la misión común. Es de vital importancia entonces formar a los Responsables y distinguir el trabajo al interno de la asociación, idealmente, como único apostolado. Para asegurar todos estos compromisos, la Asociación debe plantearse metas agresivas y creativas para promover y hacer siempre atractiva la figura del Salesiano Cooperador y Cooperadora. Todas las actividades de animación de la asociación son actos de amor y de entrega. Por tanto, la solidaridad económica debe ser también un acto de desprendimiento voluntario y no obligatorio, que apoye todas estas iniciativas, concluyó.
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TEMA DEL MES Los niños y niñas tienen el Oratorio como su punto de referencia todo el día. Allí encuentran comida y diversión, cariño y respeto, valores humanos y religiosos. Por la tarde regresan a sus casas. Se ha logrado crear un ambiente positivo entretejido de relaciones personales, vivificado por la presencia amorosa y solidaria, animadora y activa de los educadores, y por el protagonismo de los mismos niños, niñas y jóvenes.
Oratorio Don Bosco de Sor María Romero
Las y los cooperadores salesianos dedican también una atención prioritaria a las familias, ayudándolas a crear ambientes favorables para sus hijos.
Cooperadores Salesianos crean un milagro educativo por la vía del Sistema Preventivo
La música ocupa un lugar de preferencia en la vida del Oratorio. El coro ha alcanzado niveles de calidad, siendo invitado a numerosas presentaciones. El conjunto musical y las funciones de mimo no desdicen de las exigencias del arte.
El nombre de esta Institución pareciera más grande que la casa que la alberga. En efecto, se trata de una casa de dos plantas tipo familiar en un barrio céntrico de San José, Costa Rica. Allí todo es estrecho para las numerosas personas que se mueven, entre niños y niñas, jóvenes, educadores y personal de servicio. Apretujados hasta el límite, los habitantes de esa colmena humana parecen disfrutar de un clima familiar envidiable. En efecto, alegría, espontaneidad, respeto y ese aire inconfundible de “estar en casa” son los ingredientes normales del clima tonificante que en ese bendito ambiente se respira. Los cuarenta niños y niñas que pueblan ese hogar fuera de lo común provienen de familias en riesgo. Sin ese puerto de esperanza, hubieran quedado a la deriva a corta edad.
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Un puñado de cooperadores salesianos asumieron la riesgosa aventura de aplicar el Sistema Preventivo de Don Bosco a esos niños y niñas cuyas vidas bordeaban el desastre. Se fiaron de la pedagogía preventiva de Don Bosco. Y se hizo el milagro. Cada mañana llegan los niños y niñas inscritas al Oratorio. Transpiran limpieza, cordialidad, confianza y ganas de vivir. Sus educadores los han incorporado a diversos centros educativos de la ciudad y siguen atentamente sus progresos escolares, que estimulan con una asistencia personalizada.
El Oratorio está interrelacionado inteligentemente con una amplia red de instituciones gubernamentales y privadas, que lo apoyan de las formas más variadas. Mientras unos niños comienzan su experiencia educativa en el Oratorio, los más avanzados acaban de poner pie en la universidad apoyados por esta providencial institución. Lo que impacta más al visitante de este pequeño mundo infantil es la alegría. Una alegría constante, serena y abierta. Alegría compartida por educadores y educandos.
COOPERADORES SALESIANOS “recargar las pilas”. “Los muchachos me llenan de energía”, - dice con convicción. Tiene bajo su responsabilidad un equipo de futbol, cuyos integrantes no son católicos y ha visto cómo han pasado de la apatía hacia la oferta religiosa a una aceptación entusiasta, conservando su identidad religiosa propia.
Les han robado el corazón
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oce jóvenes profesionales, seis hombres y seis mujeres, recorren cada fin de semana 150 kilómetros – desde San Salvador hasta San Miguel- para animar el Oratorio Salesiano que ha empezado ha funcionar en las afueras de esa calurosa ciudad al oriente de El Salvador. Ellos son cooperadores salesianos. De hecho, se han organizado en dos grupos para alternar ese trabajo de animación pastoral. El sábado a la una de la tarde parten como voluntarios y regresan el domingo a las cinco de la tarde. En San Miguel los esperan alrededor de 250 niños y jóvenes, con quienes vienen trabajando desde hace tres años. Esos niños y jóvenes provienen de los poblados rurales que rodean a la ciudad. Su común denominador es la pobreza. Los cooperadores y cooperadoras les organizan campeonatos de futbol en las bellas y modernas instalaciones que los sa-
lesianos gestionan allá. Además del imán del futbol, se les ofrece catequesis por equipos. La celebración eucarística juvenil es parte fundamental de la jornada. Para Stanley, dentista, ese fin de semana ha llegado a ser lo más importante de su vida. La desconfianza inicial que encontró en esos muchachos se ha transformado en amistad. Le alegra encontrar siempre muchachos nuevos.. Eva, abogada, disfruta ese par de días, que le hacen olvidar sus preocupaciones de la semana. Se siente satisfecha al comprobar que niños rebeldes y que no conocían a Dios se han ido abriendo a la experiencia religiosa, gracias al acercamiento afectuoso que ella mantiene con esos muchachos y muchachas. Le encanta comprobar que puede resolver problemas aplicando los criterios de Don Bosco. Claudia, también abogada, reconoce que ese fin de semana le ayuda a
Los tres coinciden en que, cuando por alguna razón fuerte no pueden viajar a San Miguel, los niños y jóvenes les reclaman su ausencia la siguiente vez. Además del trabajo pastoral, admiten que la experiencia de grupo los ha ayudado a madurar. El largo viaje de ida y vuelta se transforma en una experiencia de alegría y oportunidad de compartir sus problemas personales.
Lo que más aprecian es la posibilidad de convivir con los dos salesianos sdb, un sacerdote y un coadjutor, que animan este oratorio. Juntos celebran la eucaristía, recitan la liturgia de las horas, comparten la comida y programan el trabajo del domingo. Ese encuentro ha evolucionado hacia una genuina vivencia de familia. Tienen también conciencia de los inevitables problemas que van surgiendo: el largo viaje que cansa, la pobreza de los muchachos que a veces les impide llegar a jugar, las fallas ocasionales de algunos voluntarios. Sueñan con iniciar una catequesis sacramental, fundar algún grupo juvenil, echar a andar el centro local de cooperadores salesianos. Lo que no dicen, pero se les lee en el rostro, es que ya pertenecen a ese distante mundo juvenil. Esos muchachos y muchachas, de apariencia rebelde y tosca, les han robado el corazón. BS Don Bosco en Centroamérica
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TEMA DEL MES
Actualidad de la Asociación de Cooperadores Salesianos JULIO HUMBERTO OLARTE F. La Asociación de Cooperadores Salesianos se rige por un Reglamento de Vida Apostólica. Actualmente ese Reglamento está sujeto a un proceso de revisión y adaptación. Diversas reuniones de responsables de la Asociación se han reunido en Roma para redactarlo, después de una amplia consulta mundial. La Santa Sede deberá aprobar el texto definitivo Se trata de un gigantesco y a veces lento proceso de actualización de la Asociación para infundirle vitalidad de acuerdo con el mundo cambiante en que se desenvuelve.
Estoy convencido de que aún desconocemos mucho el pensamiento profundo de Don Bosco fundador, pues fácilmente non contentamos con repetir casi mecánicamente algunas de sus frases más famosas. Don Bosco tenía una concepción de Iglesia-Cuerpo místico tan viva como la del Concilio Vaticano II. Concibe, pues, su familia espiritual, la Familia Salesiana, como un cuerpo místico, que funciona orgánicamente, es decir, complementaria y corresponsablemente.
Así como todos los miembros de un cuerpo son alimentados por una misma corriente sanguínea para un fin común a todos (mantenerse en vida y actuar), de la misma manera la Familia Salesiana es alimentada por una misma espiritualidad salesiana para realizar la misma misión común. Si esto se lleva verdaderamente a la mente y a la práctica, la Familia Salesiana estará siempre en la brecha de la nueva Evangelización y se podrá realizar el sueño de Don Bosco: ser cooperador/a será sinónimo de buen católico/a.
Una impresión superficial llevaría a pensar que se trata de una tarea mecánica de distribución de textos. Se trata, en cambio, de volver a las fuentes, a las intenciones centrales de Don Bosco fundador, para tratar de fijarlas en artículos del que se llamaría Estatuto, tendiendo en cuenta el actual contexto histórico y lenguaje eclesial, acuñado desde el Concilio Vaticano II hasta hoy. Técnico San José - Costa Rica
Cooperadores Salesianos Los Cooperadores Salesianos nacieron con el proyecto de Don Bosco a favor de las jóvenes y los jóvenes pobres. En efecto, desde fines de 1841 Don Bosco recurrió a la colaboración de muchas personas para su “obra de los oratorios”. En 1876 fundó la Asociación de Cooperadores, con aprobación pontificia. Quiso que fueran corresponsables de la misión salesiana.
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BS Don Bosco en Centroamérica
Las y los Cooperadores Salesianos mantienen sus ocupaciones ordinarias en la sociedad, pero asumen un compromiso espiritual común.
En resumen: responden a una vocación que desarrollan como laicos en su propio ambiente bajo el signo de la salesianidad.
Las Cooperadoras y los Cooperadores deben distinguirse por su madurez humana y fe viva. Son miembros vivos de la Iglesia, capaces de animar cristianamente las realidades del mundo. Asumen una tarea apostólica como verdaderos salesianos y salesianas.
Las y los Cooperadores Salesianos optan por una presencia apostólica en su familia y en su entorno social, pero dando espacio privilegiado a las y los jóvenes, a quienes atienden con espíritu Salesiano.
COOPERADORES SALESIANOS
Un color más vivo, más intenso He tenido la gracia de trabajar en lo que el Señor ha dispuesto. He estaRepública Dominicana. do convencido de 40 años. Graduado en administración que El sostiene mi vida hasta en los de empresas y psicología. momentos más diCasado, una hija. fíciles. Después de la promesa todo ha Nací, crecí y me eduqué en un tomado un color más vivo, más inambiente salesiano, pues certenso. He tratado de ser útil a los ca de donde nací se encuendemás. tra la obra salesiana Sagrado Corazón de Jesús (parroquia, Formé parte del Consejo Inspectoescuela, oratorio, centro juverial de las Antillas, lo que me ayunil) en la ciudad capital Santo dó para un servicio de animación Domingo. Allí me bautizaron más cualificado. y recibí educación desde Kinder hasta el 8º curso de la eduEn la Asociación he encontrado una cación media. Fui oratoriano y comunidad de hermanos que camimonaguillo. namos, crecemos, compartimos juntos nuestras vivencias, dificultaEn mi último año participé en des, penas y alegrías. Con las difiuna convivencia vocacional en cultades propias del camino: incerel aspirantado menor de los tidumbres, desánimos, incoherensalesianos. Al finalizar el curcias, situaciones que a veces hacen so ingresé al Aspirantado Sapensar en “tirar la toalla”, pero algo lesiano y pasé allí los mejores más fuerte que uno lo impide. años de mi vida. Continué mis estudios en el Prenoviciado saMi familia ha sido parte de esta gralesiano, pero al finalizar ese cia. Hemos vencido cientos de obsaño salí por razones diversas. táculos. Como salesianos cooperadores nos brindamos apoyo mutuo. Me incorporé al trabajo en el Oratorio-Centro Juvenil hasta Actualmente soy miembro de la el día de hoy. En una de las Consulta Mundial de la Asociación convivencias para jóvenes oí de Salesianos y Salesianas Coopehablar de la vocación del coradores, animando la Región Pacioperador salesiano. Al final, fico-Caribe Norte, que comprende: me invitaron a saludar a estos Haití, República Dominicana, Cuba, jóvenes. Dos años después Puerto Rico, Panamá, Nicaragua, (1983), estaba formando parCosta Rica, Guatemala, Honduras, te de un grupo de apenas tres El Salvador y México. Además trajóvenes que iniciábamos el bajo en un proyecto de niños en sicamino de formación para cotuación de riesgo personal y social, operadores. En 1985, 31 de llamado: “Aprendices con Don Bosenero, realizaba mi promesa. co”, y en el equipo de Pastoral Juvenil de la Inspectoría Salesiana de las Antillas.
Tomás Polanco
Colaborar en la misión de la Iglesia Carolina Castillo Fonseca Coordinadora Consejo local Managua, Nicaragua En agosto del año 1985 me integré al Movimiento Juvenil Salesiano, desconociendo todavía la espiritualidad salesiana. Me gustaba participar en las actividades, sobre todo dando catequesis a los jóvenes que se preparaban para la confirmación. Formé parte también del coro parroquial, pues me gusta cantar. Las actividades que realizábamos, la formación que nos daba el Padre José Manuel Guijo, a quien recuerdo con mucho cariño, y la figura de nuestro Fundador me motivaron para aceptar el llamado que me hizo Dios para ser Cooperadora Salesiana. Esta vocación me ha dado la dicha de ser miembro de la gran Familia Salesiana y la oportunidad de colaborar de una manera especifica en la misión de la Iglesia. Como Cooperadora Salesiana trato de proyectar mi vocación siendo diferente tanto en actitudes como en formas de pensar. Aprovecho los campos de acción para evangelizar en el medio que me encuentro. Actualmente mi prioridad es conquistar a otros jóvenes para que respondan a su vocación. Me preocupo porque crezca nuestra Asociación, sobre todo con la formación de aspirantes a Cooperadores.
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TEMA DEL MES
Un llamado, una vocación María del Rosario Batista de Domínguez Panameña 39 años, Casada y con una hija
Hace 22 años recibí la llamada de Dios y fue cuando entré a formar parte del Grupo Juvenil Don Bosco. Entonces era una adolescente en su último año de bachillerato. Con el pasar del tiempo me fui involucrando más en el ambiente salesiano, asumiendo nuevas responsabilidades. Llegué a ser Coordinadora General del Grupo Juvenil y luego la Coordinadora del Programa EJE por dos períodos consecutivos. Así pude convivir con muchos jóvenes. Me di cuenta de que el joven siempre estaba en busca de algo que lo haga feliz y querido y que había muchos jóvenes con grandes problemas, que a veces ni percibimos. Esto me motivó a trabajar con mayor intensidad. Fue cuando decidí ingresar a la escuela de aspirantes a Cooperadores Salesianos. Por choques con mis responsabilidades como coordinadora de EJE tuve que dejar esa formación temporalmente. El 11 de agosto de 1998 tuve la dicha de hacer mi promesa ante el mismo Rector Mayor Don Juan Edmundo Vecchi.
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Me gustó desde el principio Irma Noemi Cerón de Quijano Salvadoreña, 34 años. Ingeniero industrial. Casada, dos hijas
Ser cooperadora salesiana ha significado para mí tener la gran responsabilidad de imprimir con mi testimonio y mi trabajo la presencia de Don Bosco en nuestro tiempo. A decir verdad, no me resulta fácil distribuir proporcionalmente mi tiempo entre mi familia y la Asociación de Cooperadores.
Crecí en una familia muy católica. Desde pequeña se me enseñó a rezar, a ir a misa; era un catolicismo de estricto cumplimiento de las practicas de piedad. Estudié toda la primaria y secundaria en un colegio católico.
Hay veces que miro hacia atrás y me pregunto qué habría sido de mi vida si no hubiera aceptado la llamada. Me siento feliz de haber dicho sí a esta vocación salesiana y me esfuerzo por vivirla en el hogar, el trabajo y la Asociación.
En 1994 conocí de cerca a los Salesianos; un amigo (ahora mi esposo) me invitó a participar en un retiro de fin de semana del Grupo Escoge en la Parroquia María Auxiliadora (Don Rua). Estuve en ese grupo por cinco años. Conocí a Don Bosco, la salesianidad y las Ramas de la Familia Salesiana.
Los Cooperadores tenemos actualmente un pequeño apostolado. Ayudamos académicamente a niños de escasos recursos, y les ofrecemos una merienda nutricional. Es algo pequeño, pero me siento satisfecha porque hemos visto el cambio positivo en esos niños. Los años vividos como salesiana me han permitido conocer muchos otros salesianos, religiosas y laicos, quienes me han enseñado que hay que vivir cada día la alegría salesiana disfrutando del amor de Dios.
Cumplido mi tiempo de estar en el grupo, debía decidir qué hacer, es decir debía tomar una vocación permanente. Entonces decidí entrar junto con un buen grupo de amigos al Aspirantado de Cooperadores Salesianos. Cuestionábamos a los formadores, escudriñábamos cada tema, nos asegurábamos de que aquello fuera lo que buscábamos. Poco a poco fui comprendiendo
que era una forma diferente y maravillosa de vivir el evangelio, de cumplir las promesas bautismales y sobre todo me aseguraba un camino a la santidad. Me pareció que el lema “Dame almas y llévate lo demás” mostraba lo que es verdaderamente importante en la vida. Todo lo terrenal y lo mundano no importa si al fin logramos el fin principal, salvar nuestra alma y trabajar por salvar muchas almas más. La espiritualidad salesiana me gustó desde el principio. En particular, sentí especial atracción por “lo cotidiano” y “la amabilidad”. Estos dos aspectos han sido fundamentales en mi vocación. A veces queremos hacer grandes proyectos olvidando la vida diaria, que es donde más herimos a otros. La espiritualidad de la amabilidad tocaba una parte no tan desarrollada de mi persona, por tener yo un carácter dominante. Me costaba ser amable, ser cariñosa, tanto que en el grupo juvenil al que pertenecí (Escoge) me ganaba sobrenombres no precisamente agradables. Esta espiritualidad me pareció una gran oportunidad para proponerme el ejercicio de la amabilidad. Hice mi promesa como Cooperadora el 17 de Ju-
COOPERADORES SALESIANOS
Hubo un hombre llamado Juan Hubo un Juan, enviado de Dios como precursor de Cristo. Le preparaba el camino. Por eso anunció y denunció. Por eso gritaba y señalaba con el dedo tanto a Cristo libertador como a los opresores.
nio del 2001. Mi experiencia dentro de la Asociación ha sido determinante en mi vida personal. He mejorado en las relaciones con mi familia, lucho diariamente por aplicar el método de la bondad en la educación de mis hijas, y en mi trabajo doy testimonio de responsabilidad y optimismo. En la vida comunitaria de la Asociación he ganado muchos hermanos y hermanas, con los cuales me siento en familia, compartiendo dificultades, alegrías y penas. El 2000 inicié, junto como mi esposo, el apostolado de Confirmación, el cual nos permite catequizar grupos de niños entre 12 y 13 años por un período de cinco meses. Esto nos permite motivarlos para la vida salesiana. Algunos se involucran luego en grupos juveniles. Este ha sido un apostolado que hemos compartido como familia, pues lo iniciamos cuando
nuestra primera hija, Paola, estaba aún pequeña; la vimos gatear y luego caminar en los corredores de Don Rúa junto con dos amiguitos más, hijos de otros aspirantes a Cooperadores que también tenían el mismo apostolado. En el 2002 fui elegida para tomar la Consejería de Formación Inicial, lo cual me pareció muy temprano por el poco tiempo que tenía dentro de la Asociación. Sin embargo tomé el reto. Es estimulante encontrar personas que quieran seguir la vocación que uno ha elegido. Toda la vida en la Asociación de Cooperadores la realizo junto con mi esposo y mis hijas. Aunque a veces se convierte en una carga difícil por las carreras para llegar a la hora requerida, compartimos cariñosamente nuestro tiempo con los demás, lo cual nos fortalece como
familia. No dudo de que nuestras hijas aprenderán a entregar también su vida al servicio. El ser Cooperadora en el trabajo me ha valido para escalar nuevas posiciones. Pasar de una actitud un poco pesimista a un optimismo y amabilidad salesiana me ha valido para mejorar mi actitud ante los cambios y para sobrevivir en una empresa multinacional que ha realizado grandes cambios en los últimos años. El ser Cooperadora Salesiana significa para mí la forma especifica que he elegido para vivir el evangelio. Es una lucha diaria, pero me ayuda a vivir en una constante evaluación de mi vida personal, y me ayuda a no desviarme del camino y a buscar siempre el cumplimiento de mis deberes en todos los campos en que me desenvuelvo.
Hubo otro Juan, Juan Bosco, enviado por Dios para las y los jóvenes. Preparó el camino. Anunció con palabras y con hechos, con instituciones, congregaciones y estructuras educativo-pastorales, la liberación a las jóvenes y los jóvenes solos, abandonados, desorientados, emigrantes, fracasados, presos... Le hervía la sangre verlos tirados, sin esperanza o con las esperanzas puestas en lo material y rastrero. Jamás fueron para él estorbos...Le quemaba al mismo tiempo -¿tanto?- su abandono religioso como su abandono social. Fue capaz de hacer el mejor cóctel pedagógico al ser para los jóvenes, al mismo tiempo, padre, maestro y amigo (religión, razón, ternura).
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TEMA DEL MES
Historia de vocaciones
Fabricio Bernard Guatemalteco, psicólogo Por invitación de un buen amigo me acerqué por primera vez a los salesianos para colaborar. Eso sucedió hace veintidós años en el Grupo Scout que funcionaba en instalaciones de la Parroquia Divina Providencia. Estando allí llegó a mis manos un librito “Don Bosco que ríe”. Recuerdo que me gustó tanto y me sentí tan identificado con la vida de ese santo que deseaba imitarlo. Algo me impulsaba y me decía que yo debía seguir esa forma de ser y enseñar. Es más, me resultaba fácil aprender ese carisma, lo sentía en la sangre. Leí tantos libros sobre Don Bosco que ya no recuerdo, y así, casi sin querer fui descubriendo a los cooperadores salesianos y mi vocación. Sabía que existían en Guatemala, pero no sabía dónde, soñaba incluso con convertirme en cooperador, pero no sabía cómo. El día que me invitaron a hacerme aspirante, no lo podía creer, era un regalo de Dios. Ahora, once años después de hacer promesa, toda mi vida gira en torno a la figura de Don Bosco, su obra y sus hijos. Muchas veces me hablaron de hacerme sacerdote, incluso deseaba
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conservarme soltero para servir a Dios, pero no me sentía como sacerdote. Estoy unido para siempre a la obra de Don Bosco, con mi profesión puedo colaborar desde afuera (salesiano externo) poniendo al servicio de todos los dones que Dios me ha regalado, aportando mi experiencia de laico en el mundo, para servicio de todos y con espíritu salesiano. Me gusta enseñar, me encanta el reto de enseñar a los jóvenes de hoy, responder a sus inquietudes, resolver con creatividad las dificultades que supone la educación de jóvenes y niños en esta época. Es maravilloso poder mostrarme auténtico, generoso, paciente y dinámico en medio de los jóvenes, especialmente de los que menos oportunidades tienen, con ello colaboro para que sean buenos cristianos y honrados ciudadanos. Carismas hay muchos, pero yo soy cooperador salesiano, no quiero otra cosa, no deseo otra cosa mas que agradar a mi Señor desde esta esquinita en donde me puso. Como psicólogo llego a muchos jóvenes y a sus padres, me preparo constantemente para servirles según sus necesidades. Llego también a los formadores de jóvenes cuando enseño en las universidades Mesoamericana y San Carlos de Guatemala, allí me siento una pequeña luz que lleva el espíritu católico y doy gracias a Dios por ello. Vuelvo con los jóvenes cada vez que puedo para dar y recibir fuerzas, siento dentro de mi un fuego que no se apaga y quiero incendiar el mundo, unido a todos mis hermanos cooperadores, para hacer realidad la utopía de Don Bosco. Mi modo de servir al Señor es como Cooperador, mi estilo es Salesiano, ello llena de sentido mi vida y me hace muy feliz.
Dios presente en cada aspecto de mi vida
Jaime Pérez Hondureño, 23 años. Ingeniero industrial Ser Cooperador de Dios. Asociarme con El en la empresa del Reino de Dios para salvar almas es quizá el mayor reto que el mismo Jesús me propuso al llamarme a esta vocación. Desde que llegué por primera vez a una casa salesiana, Don Bosco me conquistó y desde allí mi corazón joven sintió fuertemente el llamado a ser diferente. Sentí que Dios tenía un proyecto para mí. Mi experiencia de Dios en el Movimiento Juvenil Salesiano poco a poco iba exigiéndome algo más. No quería que esta experiencia se quedara en la emoción o en la etapa de enamoramiento, sino que se tradujera en un estilo de vida, en un sello para el resto de mi vida. Dios se había fijado en mí, en mi debilidad, con mis de-
COOPERADORES SALESIANOS fectos, pero también con los dones que El me ha dado para que su gracia actuara en mí. El hacer mi promesa ha sido ese sello. Entendí, sin embargo que no se trataba de ser cristiano sólo en la Iglesia, en los ambientes salesianos, ahí donde me sentía bien. Era mucho más allá. Es vivir la espiritualidad juvenil salesiana en el mundo, en mi realidad. Comprendí que no tenía un apostolado porque toda mi vida era un apostolado. Hasta hoy creo que sigue siendo un reto y reconozco que ha sido difícil. Hoy me siento alegre porque, como fruto de este camino, mi familia se ha unido más, mi papá se ha acercado a la Iglesia y todo aquello que me parecía imposible, con la gracia de Dios, es posible, solo que no en mi tiempo ni según mi voluntad. Aprendí que Dios debe estar presente en cada aspecto de mi vida, que mi profesión como ingeniero industrial no debía separarse de mi ser cooperador, sino complementarse. No sólo se trata de cumplir con mi deber, sino que debo hacerlo con alegría y actitud de servicio; no sólo estudiar la forma de ser eficiente en mi trabajo, sino estudiar la forma de hacerme amar; es hacer las cosas con calidad y caridad a la vez, es buscar unir profesión con vocación. También en mi trabajo debo hablar de Dios, de ofrecerlo a Dios, santificarlo, santificar a otros y santificarme. Dios me ha permitido, junto con una hermana cooperadora, poder emprender un negocio de churros. Somos un equipo de nueve personas y como
cooperador el reto es no sólo hacer y vender churros y generar beneficio económico. Va mucho más allá; es generar empleo, es crear un punto de encuentro, es contribuir a la calidad de vida de las personas y poder sustentarme honradamente y pensar algún día conformar un hogar al que pueda sustentar. Es también vivir la caridad pastoral ahí donde Dios me puso, siendo amable, y sobre todo sensible a las necesidades de quienes me rodean: el personal del negocio, nuestros clientes, amigos. Punto fundamental de la vocación ha sido pertenecer a una comunidad con mis hermanos cooperadores y aspirantes. Asociarme a ellos, compartir y convivir juntos me ha ayudado a ser mejor persona. Sufrir cuando uno sufre, reír cuando otro ríe. Compartir experiencias, trabajar juntos es para mi formar parte del cuerpo de Cristo. Somos personalidades, profesiones y edades diversas, pero nuestro amor por Cristo es el punto que nos une y que nos mueve a ser servidores los unos de los otros. Ahí he encontrado el verdadero sentido de amistad y he aprendido a vivir mi noviazgo desde la perspectiva de Dios como centro de mi relación. Creo que Dios me sigue llamando, y le pido perseverancia y confianza en El para poder ser fiel a mi vocación y seguir descubriendo su voluntad. Quisiera que mi vida como cooperador sea como San Pablo lo testimonió “Para mi vivir es Cristo... ¨para ser signo de Cristo en donde me encuentre, al estilo de Don Bosco. En esto se resume para mí el ser Salesiano Cooperador.
Don Bosco Dulce pastor de vacas, santo pastor de almas, ¿cuánto amaste a los niños, corderitos pequeños! A la vera de Dios has de estar entre palmas, seguido de un cortejo de arcángeles risueños. Más, siempre has de tornar los ojos con ternura, hacia la amarga tierra que con amor labraste, y donde, entre la selva gemidora y oscura, se van multiplicando las rosas que sembraste. Trabajador sublime, magnífico soldado: ya son diez mil tus hijos, ejército abnegado que contra el mal batalla, ebrio de caridad. Tu sotana raída difunde resplandores, ¿y, has de estar entre cánticos, serafines y flores, siempre con el sentido fijo en la humanidad! Juana de Ibarbourou 1 de abril de 1934 BS Don Bosco en Centroamérica
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MEDITACIÓN
La mayoría dice: “no, gracias” HUGO ESTRADA Una lamentable constatación: la mayoría de las personas, que acude los domingos a Misa, no comulga. Jesús les vuelve a repetir las palabras del Evangelio de San Juan: “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tendrá vida eterna” (Jn 6, 54). Pero la mayoría dice: “No; gracias”. Los primeros cristianos, que estuvieron íntimamente relacionados con los apóstoles, tomaron muy en serio la Cena del Señor. El libro de los Hechos nos relata que, como no disponían de iglesia propias, se reunían en casas particulares y allí “partían el pan” (Hch 2,42). Repetían lo que Jesús había realizado en la Ultima Cena, a pesar de la persecución contra los cristianos.
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Memorable es el caso del joven Tarcisio: por llevar la comunión a los prisioneros, que iban a ser martirizados, fue apedreado en plena calle; pero no le lograron arrancar la Santa Hostia que escondía entre su túnica. Tarcisio, como los primeros cristianos, creía en la presencia real de Jesús en la Hostia consagrada.
tra en acción y “convence de pecado” para luego “llevar a toda la verdad”. En la “homilía” el sacerdote comenta el texto bíblico, y exhorta a vivir esas palabras que se acaban de escuchar. Durante el ofertorio no se trata simplemente de presentar pan y vino; es la persona misma que se ofrece a Dios. Ofrece sus cosas.
Pasos graduales
Se llega a la consagración. Aquí el sacerdote vuelve a repetir los gestos y las palabras de Jesús en la Ultima Cena. Y llega el momento de la comunión. Comulgar es creer firmemente que nos estamos uniendo con Jesús. No con un Jesús de un libro de historia, sino con un Jesús vivo, que continúa siendo “el mismo de ayer, de hoy de siempre”. Al comulgar, alguien podrá escuchar las palabras del Señor: “Hombre de
No se trata de improvisar, de acercarse a comulgar casi automáticamente. Toda la liturgia de la misa va llevando a las personas, gradualmente, hacia su encuentro íntimo con el Señor. Se inicia enfrentando al individuo con su “yo” por medio de la oración del perdón. Luego viene la lectura de la Biblia, a través de cuyas palabras el Espíritu Santo en-
MEDITACIÓN MEDITACIÓN poca fe ¿por qué temes?”. Otro oirá que Jesús le dice: “Tus pecados te son perdonados”. Como el paralítico, alguien más recibirá la orden: “Toma tu camilla y vete a tu casa”. Ése es el Jesús vivo de la comunión, de la “común unión”, de Jesús con nosotros y de nosotros con Jesús. No es nada fácil llegar a esta “verdadera” comunión. No hay que extrañarse. Los discípulos de Emaús caminaron varios kilómetros con un “desconocido” antes de poder tener comunión con El, en la posada, y reconocerle al partir el pan.
Nos envían Narra el primer libro de los Reyes que, un día, el profeta Elías tuvo un momento de crisis en su vida. Se deprimió. Se echó al suelo y pidió a Dios la muerte. Se quedó dormido. Alguien lo despertó; encontró un trozo de pan y agua. Comió y se volvió a quedar dormido. Lo despiertan de nuevo y escucha la voz de Dios que lo encara con su misión de
Hagan la prueba
¿Por qué no comulga? Cuando se le pregunta a alguno que por qué no comulga, inmediatamente responde: “No me he confesado”. Tal vez sea una manera de salir del paso. Lo cierto es que lo único que nos impide recibir la Sagrada Comunión es algún pecado “grave”. Nosotros no acudimos a la comunión por ser “santos”, sino porque necesitamos que Jesús nos santifique. Se cuenta del capitán de un barco que tenía muy mal carácter, y que acostumbraba comulgar en la Misa todos los días. Un marinero, que no le veía bien, un día le espetó: “Tan mal carácter que tiene, y comulga todos los días!”. Aquel capitán se le quedó viendo y le contestó: “Si no comulgara todos los días, ya lo hubiera echado a usted al mar”. Nosotros no vamos a comulgar por ser “perfectos”. De sobra sabemos que somos débiles. Vamos a comulgar porque sabemos que Jesús es nuestro Pan de vida que nos alimenta y nos purifica.
mente: responsabilizó a sus seguidores para que fueran a “hacer discípulos”. Al terminar la Misa, se nos envía al mundo: a la lucha, a las tinieblas, con la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo. La comunión es el alimento que Jesús nos proporciona, pero no para adormecernos, sino para despertarnos y enfrentarnos con fe y esperanza a nuestra misión en el mundo.
profeta y lo envía a seguir caminando y hacerle frente a su misión. Como Elías, muchas veces, llegamos a agobiarnos por el peso de las contrariedades. La comunión no es un “tranquilizante”,que nos aparta de nuestros compromisos en el mundo. Todo lo contrario. Nos despierta y nos encara con nuestra misión profética. Jesús no predicó única-
A las personas que llegan con ideas no católicas acerca de la comunión, habría que decirles: “¡Hagan la prueba y ya verán!”. La comunión es una experiencia. Un cristiano que ha tenido, de veras, comunión con Jesús, como Elías, no podrá olvidar ese sabroso Pan que le renovó sus fuerzas y lo ayudó a llegar al monte Horeb, el monte de Dios. El novelista Julien Green, observando a algunos cristianos mediocres, que salían de la misa disipadamente, comentaba: “Vienen del Calvario y hablan del tiempo”. Tenía razón. Si alguien ha tomado algunas copas de whisky, todos lo notan: comienza a ponerse bonachón y parlanchín; es evidente el efecto del licor. Si alguien se ha alimentado, de veras, con el cuerpo y la sangre de Jesús, no puede sino salir brillando del templo y, al mismo tiempo, repitiendo: “Sí el Señor está conmigo, ¿quién contra mí?” (Rom 8,31).
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TEMA SOCIAL
Relaciones entre Ética, Desarrollo Integral y Solidaridad CARD. OSCAR RODRÍGUEZ El que nos encontremos con el término “solidaridad” en muchas propuestas de reforma procedentes de las más diversas instancias y en el mensaje central de la Encíclica Sollicitudo Rei Socialis de Juan Pablo II no es una simple coincidencia. Significa que todos esos proyectos están impulsados por una preocupación moral y no son solamente cuestiones técnicas. La doctrina social de la Iglesia -como proceso en que se implica toda la comunidad eclesial a través de tres momentos: análisis de la realidad, juicio desde los valores evangélicos y discernimiento para la acción-, ha incorporado desde los años 60 el tema del desarrollo como una de las dimensiones claves de la ética social contemporánea.
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El Beato Juan XXIII ya denunció la gravedad de las desigualdades entre las distintas regiones del planeta y criticó las políticas antinatalistas con que algunos querían hacerles frente. Con ello estaba poniendo de relieve la dimensión mundial de la «cuestión social», que hasta entonces había estado demasiado circunscrita a los países industrializados. Esta nueva óptica se hace presente con fuerza en la constitución Gaudium et spes del Vaticano II: todos los temas tradicionales de la doctrina social (trabajo, propiedad, etc.) pasan a ocupar un segundo plano, mientras que en el primero aparece la categoría ética de desarrollo como aquélla que debe servir de principio orientador de todo lo demás. El Concilio define el auténtico desarrollo con dos exigencias: que sea in-
tegral (que responda no sólo a las necesidades económicas y materiales sino también a las culturales, afectivas, éticas y espirituales del ser humano) y que sea solidario (de forma que llegue a todos los hombres y a todos los pueblos). El enfoque positivo y optimista del Concilio contrasta con la Encíclica Populorum Progressio de Pablo VI que, en cierto modo, le sirve de contrapunto. Concebida como un documento que quiere concretar la doctrina antes apuntada de la Gaudium et Spes, se presenta ante la conciencia de la humanidad como una llamada urgente a la acción. En ella se denuncian los mecanismos comerciales causantes de la explotación de los pueblos menos avanzados, se critica el rígido capitalismo con su afán ilimitado de lucro,
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TEMA SOCIAL MEDITACIÓN
se exige una transformación radical y planificada de las economías del Tercer Mundo (para evitar además que terminen encontrando su justificación las alternativas de revolución violenta). Pero hay dos puntos en los que Pablo VI insiste particularmente: · la obligación de los países industrializados de ayudar a los más pobres, como compensación por comportamientos injustificables en épocas pasadas y · la necesidad de construir un orden internacional basado en la justicia, ya que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz. En la línea de la Populorum Progressio hay que situar el esfuerzo colegial, entre otros, del episcopado latinoamericano en sus cuatro Conferencias Generales, intentando aplicar el Vaticano II a la situación de aquel continente. Nosotros, los obispos latinoamericanos, somos portavoces de la profunda aspiración de nuestros pueblos a
la liberación, y vemos en ella la voz de los pobres que los cristianos de todo el continente y del resto del mundo no pueden desatender. No es sólo una tarea de promoción humana, ni tampoco un reduccionismo del mensaje evangelizador. Es una dimensión constitutiva de la evangelización, de la misión de la Iglesia que está llamada a ser sacramento de la unión íntima del hombre con Dios y de la unidad del género humano entre sí. Esta síntesis de liberación humana y salvación cristiana, de promoción y evangelización, es asumida por varios Sínodos de los pontificados de Pablo VI y de Juan Pablo II. Desde que Juan Pablo II publicó, 20 años después de la Populorum Progressio (1987), la Sollicitudo Rei Socialis, las cosas lamentablemente no han evolucionado hacia algo mejor. Al buscar las causas del escandaloso contraste entre el hiperdesarro-
llo del Norte y el subdesarrollo del Sur, el Papa señala el enfrentamiento entre los bloques existentes entonces. Un enfrentamiento que es multifacético: político, económico, ideológico y militar. La mutua desconfianza entre los bloques les lleva a buscar continuamente la ampliación del ámbito de sus influencias sometiendo a los pueblos del Sur al dictamen de sus intereses económicos y estratégicos (neoimperialismo). El afán de ganancia y el ansia de poder, ambos convertidos en los valores supremos y absolutos de nuestra sociedad, son de hecho los criterios de conducta más generalizados y connaturales: regulan tanto las relaciones espontáneas entre los individuos y los grupos, cuanto las relaciones entre las naciones. A este sistema de valores, que tiene la competitividad como su columna vertebral, el Papa Juan Pablo II contrapone un nuevo sistema basado en la solidaridad. BS Don Bosco en Centroamérica
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SANTIDAD SALESIANA
P. José Kowalski Beatificado el 12 de junio de 1999 1939. En Alemania desfilan las “camisas negras”. En los micrófonos de la radio el dictador nazi Adolfo Hitler profiere un torrente de amenazas sobre el mundo. Mira con ojos rapaces al territorio polaco y proclama al mundo que ése es el “territorio clave” asignado por el destino para la expansión de la privilegiada raza germánica. 1 de septiembre de 1939. Dos mil aviones con la swástica sobre las alas bombardean Varsovia y los núcleos ferroviarios. Polonia queda prácticamente paralizada,
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mientras las divisiones acorazadas penetran en lo más profundo de su territorio. Comienza la segunda guerra mundial. En sólo cuatro semanas Polonia se rinde. 1940. Hitler proyecta invadir Rusia. Para llevar a cabo esta vasta operación militar, sus ejércitos necesitan poder disponer plenamente del territorio polaco. “El pueblo polaco – afirma Hitler con cinismo – es un pueblo de esclavos, cuyo destino es servir a la raza germánica. Los alemanes lucharán, los polacos les sustituirán en el trabajo en las fábricas y en las minas”. Es el comienzo de la gran deportación del pueblo polaco. La Gestapo entra en las casas a las primeras luces del alba. Lo primero, arrestar a los intelectuales y a las personas con influencia que podrían organizar algún tipo de resistencia.
23 de mayo. La vigilia de la fiesta de María Auxiliadora. La Gestapo penetra en la casa inspectorial de los salesianos de Cracovia y en el estudiantado teológico. Arrestan a once sacerdotes y un coadjutor. Entre ellos se encuentra un sacerdote de rostro sereno y de ojos claros: José Kowalski. Ha prestado en la congregación su humilde servicio, desarrollando el trabajo de la secretaría en el centro inspectorial. Si alguien abrigaba todavía alguna ilusión, la jornada del 27 de junio las arrebató todas. Cuatro sacerdotes salesianos de Cracovia son ajusticiados. Por esos mismos días, los otros arrestados son recluidos en el tristemente célebre campo de exterminio de Oswiecim, llamado Auschwitz por los alemanes.
El tatuaje marcado sobre el brazo izquierdo Es sobradamente conocido que, para el funcionamiento de los “campos de exterminio”, los jefes del nazismo no escogieron a personas normales, sino a delincuentes sacados de la cárcel, condenados por sadismo, anormalidad, delitos comunes. Son éstos, desde junio de 1941, los “superiores” de Don José y de sus infelices compañeros de penas. En el campo, se les desnuda y se les arroja en una estancia para desinfección. Un superviviente escribe: “De improviso, el agua de las duchas cae hirviendo; pero inmediatamente después irrumpen en la estancia cuatro que, en medio de gritos y a empujones, nos agarran, bañados y desprendiendo vapor, y nos echan en una gélida estancia contigua; aquí, otros, bramando, nos echan encima no sé qué ropa y nos aplastan en la mano un par de zapatones con suela de madera; apenas tenemos tiempo de darnos cuenta de lo que está pasando y nos vemos ya fuera descalzos y desnudos, con todo el bagaje en la mano,
SANTIDAD SALESIANA y tenemos que correr hasta otro barracón a un centenar de metros. Aquí se nos permite vestirnos. Al terminar, cada uno se ha quedado en su sitio sin atreverse a mirarse unos a otros. No hay donde mirarse, si bien nuestro aspecto lo vemos delante, reflejado en cien rostros lívidos, en cien muñecos sucios y miserables. Por primera vez nos damos cuenta que a nuestra lengua le faltan las palabras para expresar tanta ofensa, la destrucción de un hombre. Hemos tocado fondo. No existe, no se puede ni siquiera imaginar mayor degradación y miseria de la condición humana”. A esos hombres se les quitaba todo: vestidos, zapatos, cabello. Hasta el nombre. El nombre de Don José, en adelante, será 17.350. Mientras viva llevará el tatuaje sobre el brazo izquierdo con un sello de alfileres y tinta china grabado encima. Un mes antes, ha llegado a Oswiecim el Padre Maximiniano Kolbe y sobre su brazo se le ha marcado el número 16.670.
Más allá de las chimeneas humeantes, la iglesia de María Auxiliadora En Oswiecim se trabaja a un ritmo infernal. Muy temprano por la mañana resuena la palabra wstawac: levantarse. Comienza una agitación frenética. Se salta del camastro de madera y paja y, corriendo, se viste uno y se precipita en los aseos y lavabos con furia inhumana, ya que en cinco minutos empezará la distribución de chusco gris de pan. El que llega tarde no recibe nada y tendrá que aguantar así hasta medio día con un hambre de perros. Se trabaja del alba hasta el atardecer. Se va en columnas ordenadas, con paso veloz, y se vuelve casi a paso de carrera. Resulta una farsa
la campaña, la iglesia de María Auxiliadora, distante del campo dos kilómetros. Entre lágrimas, que no logra parar, recuerda sus años felices de vida salesiana.
Sin Ti no puedo hacer nada; pero con tu amor lo puedo todo”. trágica ver esas largas filas de hombres vestidos de tiras, en columnas rígidas, volver a paso de carrera, saltando con sus zapatones duros, mientras una absurda banda compuesta por otros hombres de tiras hace sonar marchas alegres en la plaza del campo. Abajo, más allá de los barracones, humea sin cesar la larga chimenea de los hornos crematorios. Quien claudica ante el cansancio, quien no defiende ferozmente su ración, quien se retrasa en la carrera o tambalea y cae, sabe que acabará allí. Lo echarán en un carro de minero, muerto o moribundo, poco importa. El carrito bajará resbalando sobre las huellas marcadas de otros carros hasta la embocadura del horno. El coronel Fritsch que manda en el campo les dirá riendo: “saldréis de aquí por el tubo de la chimenea”. Pero Don José Kowalski no mira las chimeneas humeantes. Erguida, entre los vapores que se alzan por
Justo en esta iglesia había entrado por primera vez 19 años antes. Tenía entonces 11 años y llevaba en el bolsillo un certificado de buena conducta escrito por su párroco. Se había arrodillado a los pies de la Virgen y le había pedido por su madre a quien había dejado en casa pocas horas antes, después de haberla besado sin parar. Cinco años después había entrado, una vez más, en la misma iglesia llevando en el bolsillo otra carta: era su petición para entrar en la Congregación Salesiana. Se la venía a enseñar a la Virgen antes de presentarla.
Una voluntad fuerte y perseverante Hizo sus votos un año después. En su diario espiritual, poco después, escribió con el entusiasmo y la decisión propios de los 18 años:” Señor, dame una voluntad fuerte, firme y perseverante. Tengo que ser santo. Sin Ti no puedo hacer nada; pero con tu amor lo puedo todo”. 1938, Primera Misa. El inspector salesiano lo llama junto a él a desarrollar el trabajo humilde, pero muy estimado, de secretario inspectorial. Entre las cartas para archivar, las circulares a mandar y las cuentas a calcular, Don José no olvida su sacerdocio: de ello dan fe los cuadernos que contienen sus homilías, diligentemente preparadas cada semana. Y tampoco olvida que es un hijo de Don Bosco: apasionado por la música, reúne a los muchachos y crea una dinámica escolanía. Pero la segunda guerra mundial está al caer y Dios llama a la puerta. BS Don Bosco en Centroamérica
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CONOCIENDO A DON BOSCO NOTICIAS
Don Bosco en el Carnaval de Turín El Ayuntamiento de Turín había permitido a los centros benéficos poner en la plaza del Castillo una especie de feria para vender, durante los últimos días de Carnaval, cuanto creyeran oportuno a favor de sus asilados. Había sido don Bosco el inspirador de la idea. Era el carnaval de Turín de aquellos tiempos el más decoroso, tranquilo y divertido de toda Italia. Existía una Comisión a propósito con plenos poderes y guardias a sus órdenes para velar por el orden, la moral y el respeto a toda clase de personas. Don Bosco, antes de salir para Roma, había dicho a los de casa, ante necesidades particulares del Oratorio, que estaba estudiando la manera de tomar parte en las fiestas de Carnaval. Soltaron todos un ¡oh! de asombro, y dijeron casi escandalizados: - ¿En el Carnaval los hijos del Oratorio? - Sí, sí; iremos, pero no para adquirir las locas costumbres. Iremos según nuestra condición, para obligarle a él a ir adonde estamos nosotros.
Se tenían guardados todavía muchos objetos de la última tómbola y había pensado Don Bosco hacer algo con ellos. Invitados los buenos turineses anduvieron a porfía para enviarle más. Encargó al caballero Oreglia de este asunto y él salió para Roma. Preparó el Caballero su feria. Se componía de varias mesas decorosamente adornadas sobre un amplio palco detrás de las torres de la plaza del Castillo, mirando a la calle del Po. Envió al mismo tiempo unos graciosos versos en piamontés a sus conocidos y amigos, para que acudieran a admirar su feria y a comprar. La feria del Caballero resultó una de las más bonitas y más abastecidas, especialmente en libros. La banda de música del Oratorio, para la cual había escrito el maestro De Vecchi expresamente una polka fantástica, titulada La feria de Gianduya, atraía a mucho personal. Los jóvenes músicos iban vestidos con un traje amarillo de máscaras y sobresalía entre ellos el caballero Oreglia que, vestido de Gianduya 1 , representaba magníficamente su papel, atraía a
la gente a sus mesas con versos en dialecto, chistosos, ingeniosos y correctos. Toda la nobleza de Turín acudía para oírle y él despachaba a buen precio sus mercancías. Durante tres días la feria entusiasmó hasta a los sacerdotes y religiosos que acudían allí en gran número. Fueron días de diversión honesta, benéfica y cristiana. Una vez más se cumplió lo que frecuentemente decía Don Bosco: - He hecho siempre de todo, para demostrar que uno puede divertirse sin ofender la ley de Dios. 1
Gianduya: se trata de un personaje cómico, espe-
cie de arlequín, del antiguo teatro piamontés, que se convirtió en máscara popular.
No se imagina con qué gusto leo siempre el Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica. En el último número desde su artículo “Humanizar la Comunidad Humana”, me he detenido a repasarlos todos. Encuentro en ellos mucha solidez y sentido de lo humano y cristiano. Me alegra tanto y lo felicito a usted y a todos los colaboradores. Cordialmente. Mons. Ricardo Urioste El Salvador
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BS Don Bosco en Centroamérica
Lo felicito por la edición tan buena del Boletín Salesiano. En la familia sentimos su presencia en él, ya que nos transmite la espiritualidad necesaria como laicos comprometidos con la iglesia y como parte de la Familia Salesiana. Nelly Guillermo de Gamboa San Pedra Carchá - Guatemala
Pertenezco a la Familia Salesiana de la Basílica Don Bosco. Me gustaría mucho que me enviara noticias religiosas y salesianas por correo electrónico. Soy fiel lector de su revista y me encantan sus reflexiones y noticias de todo Centro América. José Luis Santamaría Panamá
CONTENIDO DON BOSCO EN CENTROAMERICA Director: Heriberto Herrera Dirección: Centro Vocacional Salesiano Rinaldi Final Av. Manuel Gallardo Nte, Apartado Postal 29 Santa Tecla - El Salvador. Teléfono: (503) 228-6375, Fax: (503) 228-6327 Correo electrónico: bs.cam@telesal.net hherrera@telesal.net Consejo de administración: José Manuel Guijo, Heriberto Herrera, José Mauricio Ponce, Manuel Solano. Consejo editorial: Evelyn Carbajal, Heriberto Herrera, Victoria Mónico, Miguel Pacheco, José Mauricio Ponce. Diseño Gráfico: Mauricio Ponce, D.G. Impresión: Imprenta Ricaldone. Final Av. Hno. Julio Gaitán. Santa Tecla. El Salvador Distribución: Librería Salesiana 23 Calle Pte. y 5ª. Av. Nte. No. 335, San Salvador, El Salvador, C.A. Tel. 235-3826; 225-6221 Colaboradores en este número: Margarita Castellón, Luis Corral, Hugo Estrada, Kathleen Flores, Juan Linares, Julio Olarte, Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga. Edición electrónica: Heriberto Herrera, Victoria Mónico, José Mauricio Ponce, Alejandra Rodríguez, Carlos Rodríguez, Nelson Rodríguez, Elena Zárate.
No.153
Laicos con identidad salesiana
1
Tema del Mes: Cooperadores Salesianos
Salesianos en el mundo La presencia de los Cooperadores Salesianos en Centroamérica Los cooperadores y cooperadoras somos garantes de la misión salesiana Oratorio Don Bosco de Sor María Romero Les han robado el corazón Actualidad de la Asociación de Cooperadores Salesianos Un color más vivo, más intenso Colaborar en la misión de la iglesia Un llamado, una vocación Historia de vocaciones Dios presente en cada aspecto de mi vida
5 8 9 10 11 12 13 13 14 16 16
Meditación
La mayoría dice: «no, gracias»
18
Tema social
Relaciones entre ética, desarrollo integral y solidaridad
20
Santidad Salesiana
P. José Kowalski
22
Perfiles Foto de contraportada: BSCAM
Los frutos del sistema preventivo: Sígmund Ocasion
2
24 24 25
En la casa del Padre
Educar como Don Bosco
El valor de la intimidad
Un «Sí acrecentado y definitivo» Mirada, respuesta y compromiso Diácono para los jóvenes
3
Primitiva Quesada Castro
El Boletín Salesiano – Don Bosco en Centro América – está destinado a todos los amigos de Don Bosco. Quienes se sienten salesianos por cualquier motivo encontrarán en esta revista bimensual el lazo común que alimenta la pertenencia al carisma y misión de Don Bosco.
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Don Bosco en Centro América se distribuye gratuitamente a todos los que deseen recibirla y sientan el deseo de identificarse más con Don Bosco y su espiritualidad. La revista se sostiene con la colaboración voluntaria de sus lectores. Usted puede enviar su colaboración directamente a la obra salesiana que conoce. O puede depositarla en la siguiente cuenta bancaria:
Ene - Feb 2005 No. 153 Año 27