Boletín Salesiano 155

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May - Jun 2005 No. 155 Año 27


CONTENIDO DON BOSCO EN CENTROAMERICA Director: Heriberto Herrera Dirección: Centro Salesiano Rinaldi, Final Av. Manuel Gallardo Nte. Apartado Postal 29, Santa Tecla, El Salvador, Centro América Teléfono (503) 228-6375, Fax (503) 228-6327 Correo electrónico: bs.cam@telesal.net herrerah@gmail.com Consejo de administración: Luis Corral, Heriberto Herrera, José Mauricio Ponce, Manuel Solano. Consejo editorial: Evelyn Carbajal, Heriberto Herrera, Victoria Mónico, Miguel Pacheco, José Mauricio Ponce. Diseño Gráfico: Mauricio Ponce, D.G. Impresión: Imprenta Ricaldone. Final Av. Hno. Julio Gaitán. Santa Tecla. El Salvador. EDITORAMA editores e impresores, Apdo. 2171-1002 San José, Costa Rica. Distribución: Librería Salesiana 23 Calle Pte. y 5ª. Av. Nte. No. 335, San Salvador, El Salvador, C.A. Tel. 235-3826; 225-6221 Colaboradores en este número: Domingo Choj, Hugo Estrada, Alberto García Verdugo Edición electrónica: Heriberto Herrera, Victoria Mónico, José Mauricio Ponce, Alejandra Rodríguez, Carlos Rodríguez, Nelson Rodríguez, Elena Zárate.

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40 años del Concilio: Una madre para la Iglesia

No.155

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Educar como Don Bosco

Aprender a hablar

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Iglesia renovada Dimensiones fundamentales de la Iglesia Casa para los jóvenes Iglesia, Cristo, Espíritu Iglesia, luz de los pueblos, misterio y sacramento de salvación Iglesia y mundo Diálogo Presencia de la Iglesia en el mundo Una Iglesia litúrgica Una Iglesia martirial Una Iglesia evangelizadora Una Iglesia diaconal Sentido eclesial en Don Bosco Por una pedagogía del ser Iglesia y vivir con la Iglesia Camino de Fe

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Más noticias del mundo salesiano en: www.boletinsalesiano.info El Boletín Salesiano – Don Bosco en Centro América – está destinado a todos los amigos de Don Bosco. Quienes se sienten salesianos por cualquier motivo encontrarán en esta revista bimensual el lazo común que alimenta la pertenencia al carisma y misión de Don Bosco. Don Bosco en Centro América se distribuye gratuitamente a todos los que deseen recibirla y sientan el deseo de identificarse más con Don Bosco y su espiritualidad. La revista se sostiene con la colaboración voluntaria de sus lectores. Usted puede enviar su colaboración directamente a la obra salesiana que conoce. O puede depositarla en la siguiente cuenta bancaria:


PRESENTACION

Renovar la iglesia Es el reto del año. Nos lo lanza el Rector Mayor. Y es una tarea mayúscula. Renovarla, porque se nos estaba quedando viejita. Como que las estructuras de siglos le pesan mucho. Sus símbolos se han vuelto difíciles de captar. Como que padece de ciertas formas de artritis que se llaman clericalismo, ritualismo, burocracia, rutina. Renovar la Iglesia corresponde al Espíritu Santo. Pero nosotros podemos bloquearlo – o debilitar su actividad permanente. De allí la urgencia de la llamada del Rector Mayor. Para nosotros los salesianos, educadores en la fe, se trata de acompañar a los jóvenes en el descubrimiento de las riquezas espirituales de la Iglesia.

Sin caer, por supuesto, en soluciones aligeradas. Pues no se trata de entretenerlos, sino de introducirlos en la densidad magnífica del misterio celebrado y vivido. Lenguaje nuevo, signos legibles, alegría profunda, clima de fiesta, espíritu de familia, adhesión vital a retos evangélicos entusiasmantes. Hay que repensar y reinventar todo.

Que los jóvenes no vivan ya amenazados por un moralismo insípido o aburridos por celebraciones arcaicas.

GAMBA

Como Don Bosco, tenemos que despertar nuestra creatividad para dar a los jóvenes espacios de protagonismo. Que sus celebraciones litúrgicas recuperen el aire de fiesta juvenil. Que se inicien con seriedad en el servicio a la comunidad. En todo, acompañados por los salesianos.

Heriberto Herrera BS Don Bosco en Centroamérica

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EDUCAR COMO DON BOSCO

Aprender a hablar En otra ocasión, he escrito sobre la importancia del diálogo en la vida de las familias y he llegado a afirmar que antes que aprender a hablar, es necesario aprender a escuchar. Sin embargo, hoy, quiero decirles que hablar..., también es un arte. BRUNO FERRERO

Cuando los hijos son pequeños, los padres dan las indicaciones, ponen las normas y deciden lo que hay que hacer. Pero, si continúan actuando de esta manera cuando son adolescentes, muy seguramente un día el hijo explotará: «Me están tratando como un niño». ¡Y tiene razón!

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Los chicos crecen ... Los modos de hablar

No hay que olvidar que el adolescente está construyendo su identidad individual y su independencia. Los padres tienen que permitirle elaborar su pensamiento, experimentar sus emociones, tener sus sueños y poder compartir todo esto sin recibir valoraciones ni juicios, especialmente cuando ellos mismos no los piden.

Los modos de hablar son sumamente importantes. Una comunicación madura tiene que llevar a los padres a poder compartir los pensamientos, sentimientos y deseos que están experimentando, sin atacar los de sus hijos. Cuando comienzan a hablar condenando el punto de vista de los adolescentes, están generando una relación conflictiva. Es mucho mejor elegir el camino propositivo de compartir puntos de vista, pensamientos, sentimientos y deseos, que el camino de la confrontación.

Los padres tienen que aprender a ayudar a los hijos a valorar sus ideas, a comprender sus emociones y a dar pasos concretos para realizar sus sueños. Y tienen que aprender a hacerlo en un clima sereno y valiente de diálogo y no en la afirmación dogmática del monólogo. Para muchos padres, éste es uno de los más grandes desafíos. Durante este proceso de aprendizaje, muchos de ellos han llegado a la exasperación.

La forma más sencilla para aprender este modo de hablar es comenzar la frase con «yo» en lugar de con «tú»: «Yo pienso...», «yo siento...», «yo quiero...». Hablando es esta manera, nos damos a conocer y comunicamos a nuestros hijos lo que nos pasa a nosotros. Por el contrario, expresiones como «te equivocaste», «tú no entiendes», «tú no comprendes la situación», «tú no razonas», «tú me complicas la

vida», expresan crítica, desaprobación y culpabilidad. Y casi siempre generan dos reacciones negativas, según sea la personalidad del adolescente: o la discusión explosiva o la distancia y la depresión. Las frases que comienzan con «tú» detienen la fluidez del diálogo; las afirmaciones que comienzan con «yo», abren el camino a ulteriores consideraciones. Otro principio importante a tener en cuenta cuando se habla con los adolescentes, es «enseñar» y no «predicar». Cuando los padres alzan la voz y se ponen en posición teatral, sólo consiguen que los adolescentes vayan a buscar consejo a otro lugar. En cambio, cuando comunican sus ideas con calma y racionalidad, consiguen que los mismos hijos sean quienes les pidan consejo. No quiero decir que los padres no puedan ser intransigentes en situaciones que tienen que ver con sus convicciones profundas. Al contrario, quiero decir que tienen que completar esa actitud con la aperBS Don Bosco en Centroamérica

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tura hacia la opinión de los otros y especialmente, la de sus hijos. «Déjame decirte lo que siempre he creído sobre esto y el motivo por el que me parece que es la mejor elección y luego dime tu impresión. Me interesa saber lo que piensas». Este modo de hablar -u otros semejantes- permite a los padres expresar sus convicciones, pero permite también a los adolescentes expresar su pensamiento, aunque sea distinto del de sus padres. Los padres tienen que crear y favorecer este clima para el diálogo.

Entre autoridad y diálogo Siempre es oportuno recordar que los adolescentes están comenzando a elaborar el razonamiento abstracto y a pensar en términos de secuencia lógica. Examinan las convicciones con las que han crecido y van decidiendo su sistema de valores. Los padres que quieran influir en este proceso tienen que aprender el arte de hacer preguntas que induzcan a sus hijos a hablar. No me re-

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fiero a preguntas fastidiosas, como «¿Dónde estuviste?», ¿»Cuánto tiempo te quedaste?», «¿Con quién estabas?», sino a preguntas que estimulen el pensamiento, como: «¿Qué piensas?», «¿Te parece bien?», «¿Estás de acuerdo?». Si manifiestan interés sincero por la opinión de los hijos, éstos se sentirán motivados a expresar también las propias. Los padres facilitan el camino de la comunicación cuando descubren y son sensibles al estado de ánimo de sus hijos. «Me parece que has vivido un día complicado. ¿Me quieres contar?», es una invitación que muchos adolescentes aceptan. «Esta noche estás contenta. ¿Te pasó algo lindo hoy?», es una invitación a sentarse y a hablar. Los padres tienen que recordar siempre que un hijo tiene derecho a reservar para sí sus pensamientos y sentimientos. Algunas veces lo hará así. En ese caso, inducirlo a hablar significa negar su individualidad y su independencia. Hay que hacerle

sentir que puede hablar si él lo quiere. Finalmente, es importante también sustituir expresiones como «te dije que esto es así», por expresiones como «déjame explicarte el motivo». Naturalmente, incumbe a los padres la decisión final sobre asuntos de dinero o sobre los permisos. Pero esto no es cuestión de autoridad de los padres, sino de relación entre padres e hijos o de las maneras con que los padres expresan su autoridad. Los adolescentes se interesan por las motivaciones. Están adquiriendo la capacidad de razonar y se relacionan positivamente con quienes tienen motivaciones lógicas para sostener sus convicciones y opiniones. Los padres que se apoyan exclusivamente en su autoridad o pretenden imponerse como tiranos, sin expresar los motivos, interrumpen el diálogo. Y cuando los adolescentes se sienten rechazados y creen que su pensamiento no es aceptado, reaccionan a menudo de manera desconsiderada.


Tema del mes

Iglesia renovada Que la Iglesia se asemeje cada vez más a la “nueva Jerusalén” (cf. Ap. 21, 10-23), que desciende del cielo, adornada como esposa para su esposo. Hacer que la Iglesia sea una comunidad renovada por el soplo del Espíritu, que la anima y hace nuevas todas las cosas; una comunidad enriquecida de múltiples carismas y ministerios, que la mantiene viva y dinámica; una comunidad abierta y acogedora, sobre todo en relación con los pobres, a los que es enviada y entre los cuales se hace creíble y luminosa; una comunidad que vive la pasión por la vida, la libertad, la justicia, la paz, la solidaridad, valores a los que hoy es particularmente sensible la humanidad; una comunidad que es fermento de esperanza para una sociedad digna del hombre y para una cultura rica de referencias éticas y espirituales. Hacer que sea cada vez más una iglesia joven, en la que los jóvenes se encuentran en casa, como en familia.

GAMBA

La nueva Jerusalén “es una imagen que habla de una realidad escatológica, es decir, que se refiere a las cosas últimas que van más allá de lo que el hombre puede lograr con sus fuerzas. Esta Jerusalén celestial es un don de Dios reservado para el final de los tiempos. Pero no es una utopía. Es una realidad que puede comenzar a estar presente desde ahora... En todo lugar en el que se trata de decir palabras y de hacer gestos de paz y de reconciliación, aun provisionales, en toda forma de convivencia humana que corresponda a los valores presentes en el Evangelio, hay una novedad, desde hoy, que da razones de esperanzas”

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TEMA DEL MES

Dimensiones fundamentales de la Iglesia Rejuvenecer la Iglesia quiere decir hacerla volver a sus orígenes y a su juventud; como las Iglesias de los Hechos de los Apóstoles, de las Cartas de Pablo y del Apocalipsis, ella vive de la fuerza de la Pascua y de la potencia de Pentecostés, realiza la verdad de Cristo y la libertad del Espíritu, se acuerda “del amor de antes” (cf Os 2,9).

Una Iglesia que vuelve a sus raíces apostólicas es valiente en la martyria, es decir, en el testimonio del Señor Jesús y de su Evangelio, llegando hasta la entrega de la vida. Está caracterizada por la euangelia, o sea, por la comunicación del Evangelio a todos; existe para evangelizar, como afirma explícitamente la “Evangelii Nuntiandi”, el documento más importante sobre la evangelización, que Pablo VI promulgó diez años después de la conclusión del Concilio. Es convocada por la leitourgia, puesto que la salvación no es una conquista que alcanzar, sino una realidad que celebrar con reconocimiento y que se debe hacer presente y eficaz en todo tiempo y en todo lugar. Está empeñada en la diakonia, de la que la “Gaudium et Spes” ha trazado de manera clara el significado: la Iglesia no es señora, sino sierva del mundo.

Casa para los jóvenes Rejuvenecer la Iglesia es hacer que sea casa para los jóvenes.

BSCAM

La Iglesia será joven si están en ella los jóvenes, sobre todo ahora que crece la desafección, al menos en algunas partes del mundo, precisamente por el rostro visible de la Iglesia. Por consiguiente, es necesario individuar un camino mistagógico y pedagógico para guiar a los jóvenes a la Iglesia y hacerlos ser Iglesia. En este punto vuelve a ser iluminante el icono de los discípulos de Emaús, que nos ayuda a entender la Iglesia como madre y maestra, que se hace compañera de camino de todos los hombres y mujeres que buscan el sentido de la vida, les abre a la revelación de Dios en la Escritura, ilumina su mente y calienta su corazón, ofrece la comunión del Cuerpo de Cristo, hasta hacerlos ser comunidad.

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Se trata de hacer de la Iglesia la casa de cuantos creen en Cristo resucitado y quieren testimoniar la fe en Él..


REJUVENECER LA IGLESIA

Iglesia, Cristo, Espíritu “La estructura de la Iglesia se apoya en dos fundamentos igualmente esenciales: Cristo y el Espíritu Santo. Cristo es su origen, fin y límite; el Espíritu es la luz que hace resplandecer a Cristo a sus ojos y la fuerza que la conduce por medio de Él al Padre. Sin Cristo la Iglesia no sería lo que es; sin el Espíritu, no sabría lo que es”.

El Espíritu realiza una triple función eclesial: Él es el consolador durante el tiempo de la ausencia física de Jesús, alimentando la espera de la Iglesia que, como esposa, espera la vuelta de su esposo; Él es el abogado en nuestra lucha contra el pecado personal y social; Él es el maestro que nos recuerda las palabras de Cristo y nos revela Su persona. La vitalidad de la Iglesia es proporcional a la fidelidad con que ella misma escucha y sigue la voz del Espíritu. Éste, habitando en ella, la conduce incesantemente a Cristo, para que, encontrándose a sí misma en Él, se renueve mediante la contemplación amorosa de Su persona, la meditación atenta de Sus palabras, la actuación audaz de Su mensaje. El espíritu sigue plasmando la Iglesia, conformándola a Cristo; y la Iglesia se realiza tomando

Sin Cristo la Iglesia no sería lo que es; sin el Espíritu, no sabría lo que es”. conciencia de estar cimentada sobre Cristo. La primera característica de la conciencia de la Iglesia es, por lo tanto, la de ser misterio, en cuanto tiene a Dios mismo como contenido constitutivo y órgano vivificante.

GAMBA

Cristo es el fundamento de la Iglesia; el Espíritu es memoria de Cristo y conciencia de la Iglesia.

A lo largo de los siglos, la Iglesia tratará de sumergirse cada vez más profundamente en esta su realidad constitutiva, sabiendo que no podrá nunca agotarla, aunque se sienta cada vez más atraída a ella.

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TEMA DEL MES

La Iglesia está llamada a reflejar el esplendor de Cristo, que es la “luz de los pueblos”, para iluminar a la humanidad, que, por una parte, está cegada por el resplandor de las propias conquistas científicas y tecnológicas y del propio poder económico, hasta el punto de pensar que puede y debe prescindir de Dios; y que, por otra, está envuelta en las tinieblas de la pobreza, de los conflictos sociales, raciales, interétnicos, y del relativismo y el confucionismo moral.

BSCAM

Iglesia, luz de los pueblos, misterio y sacramento de salvación

La Iglesia tiene una función imprescindible que ejercer hoy, aunque en condiciones cambiadas; ya no se encuentra, como algunos todavía pretenden, en aquella fase de la historia en que la ciencia y la conciencia humana no eran capaces de responder a muchas cuestiones y, por tanto, la Iglesia debía desempeñar un papel de suplencia; ella tiene la función de iluminar a la humanidad con el Evangelio.

Iglesia y mundo En los últimos 25 años se han verificado, en la sociedad y en las Iglesias del Occidente cristiano, transformaciones tales que constituyen problemas muy serios para la cristiandad occidental en la difusión del mensaje cristiano.

miembros en los dos momentos en que se elaboran y se toman las decisiones y hacia un diálogo real con las otras Iglesias y religiones. El compromiso de la Iglesias a favor del hombre la obliga a defender sus derechos donde quiera que fueran violados.

En su interior están más vivas que nunca las esperanzas hacia una mayor participación de todos los

En el continente sudamericano el episcopado, los teólogos y los hombres de Iglesia han hecho la opción

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La expansión económica y científica ha seguido un ritmo vertiginoso. El modelo clásico de sociedad ha entrado en crisis. Con la rebelión del Tercer Mundo contra toda forma de neocolonialismo ha sido puesta en discusión la superioridad del Occidente. A la emancipación de la mujer, a la gran difusión de un nuevo modelo de cultura entre los jóvenes, y a los enormes problemas de orden económico, demográfico y ecológico, no pueden ser sordas las Iglesias.

preferencial por los “pobres”, entendidos en un sentido más amplio que la sola pobreza económica. Los “pobres” han comenzado en estos últimos años a participar realmente en la vida política y eclesial de los países latinoamericanos. De objeto de evangelización se han transformado en evangelizadores”.


REJUVENECER LA IGLESIA

Diálogo La Iglesia reconoce plenamente la dignidad de la naturaleza humana y los derechos del hombre, defiende los valores auténticamente humanos y coopera con todos los hombres y mujeres de buena voluntad en la construcción de un mundo más humano. Con esta actitud de diálogo, la Iglesia participa en la búsqueda común de soluciones a los graves problemas, que hoy angustian a la humanidad. En esta colaboración la Iglesia no se propone como objetivo sacralizar, ni mucho menos eclesializar la sociedad civil, puesto que reconoce la autonomía que, por voluntad del Creador, tiene la realidad temporal. Con su acción la Iglesia aporta el don inestimable de la luz del Evangelio, con que es capaz de pronunciar palabras de valor eterno, allí donde acaba la sabiduría humana. Hoy la Iglesia sabe que el diálogo le es absolutamente necesario, como expresión de su misterio de comunión y de unidad en la diversidad, como signo legible de su compromiso de crear sinergia con las demás religiones, con las otras Iglesias cristianas, con todos los hombre y mujeres de buena voluntad, para colaborar en la construcción de la “civilización de la justicia, de la paz y del amor”.

ANS

La actitud de diálogo nace del reconocimiento de la unión fundamental entre el orden de la creación y el de la redención.

Esto lleva consigo el deber de repensar el contenido y el estilo del servicio pastoral. Su contenido es anunciar a Jesucristo, ser signo de la nueva humanidad, colaborar en la transformación social con todos los promotores de bien, denunciar cuanto atenta a la dignidad de la persona humana. Su estilo es el del respeto de la diversidad, sin pretensión de querer imponer nada a nadie, del diálogo abierto y honesto con todos, de la voluntad de servicio sin ceder a componendas. El mensaje de optimismo, a su vez, parece encarnar el evangelio, tal como lo sintetiza magníficamente Juan: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo Único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna” (Jn 3,16). Amar al mundo. Amar a la humanidad. Éste es, en efecto, el mensaje de optimismo que la “Gaudium et Spes” ha difundido en la Iglesia postconciliar y al que no ha permanecido indiferente la eclesiología postconciliar. La Iglesia ha optado por la solidaridad total con la humanidad y con sus conquistas, ofreciendo el sentido último que éstas tienen en el plan divino del Creador.

La difusión de este mensaje ha constituido el compromiso principal de la Iglesia postconciliar a nivel universal y, sobre todo, a nivel de Iglesias del Tercer Mundo. En tal compromiso han participado concordemente pastores, teólogos y simples fieles; las tensiones existentes no han puesto nunca en discusión esta colaboración fundamental; al contrario, han sido fuente de nuevas energías. Fruto de estos procesos de diálogo y de optimismo es la formación de una nueva conciencia eclesial en las grandes masas de los cristianos, que ahora se sienten partícipes y, bajo algunos aspectos, protagonistas de La vida eclesial en sus comunidades. Además, el cristiano comienza a aprender a hacerse hombre con los hombres, sin renunciar por esto a su vocación divina. Esto le exige armonizar el compromiso terreno con su destino ultraterreno. Su fe cristiana le empuja a ponerse al servicio de los hombres y a ver en el más desheredado a un hermano que ayudar a liberarse de toda opresión y a vivir como hijo de Dios. Encuentre este y otros artículos en: www.boletinsalesiano.info BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA DEL MES

Presencia de la Iglesia en el mundo La Iglesia es luz que ayuda a encontrar el designio de Dios sobre la humanidad y guía la inteligencia hacia soluciones plenamente humanas. Es fermento que colabora en la transformación profunda de la humanidad, inyectando en ella energías de bien. Es fuerza solidaria en el compromiso de edificación de la sociedad actual.

La Iglesia existe para ser signo del Reino de Dios. Para hacer visible y creíble este signo, la Iglesia debe renovarse y convertirse, rejuvenecerse y purificarse. Para ello debe profundizar sus opciones fundamentales: la pasión por Dios, que la libere de cualquier conformación con el

mundo en sus criterios, valores, actitudes, comportamientos; la fraternidad eclesial, de modo que pueda ser punto de referencia para el mundo y ser atrayente y convincente; el impulso misionero, que la ayude a vencer el miedo o la timidez de los discípulos reunidos con las puertas cerradas en el cenáculo, y la lleve a anunciar el Evangelio a todos; el compromiso de servir, desarrollando simpatía y solidaridad hacia todos; la opción por los pobres, que son su marchamo de identidad, calidad y fecundidad.

MPDG

Si es verdad que la Iglesia tiene necesidad de la humanidad, de la que forma parte y con la que comparte gozos y esperanzas, angustias y sufrimientos, es igualmente cierto que la huma-

nidad tiene necesidad de la iglesia, llamada a ser en ella “sal de la tierra”, “luz del mundo”, “ciudad sobre el monte”.

Una Iglesia Litúrgica

ANS

La Iglesia es una comunidad “litúrgica”, que celebra su fe, hace crecer nuevos hijos e hijas por medio de la iniciación cristiana, lleva al creyente a la plena configuración con Cristo. La liturgia es una verdadera escuela de santidad, porque transforma la existencia personal y comunitaria en oración.

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REJUVENECER LA IGLESIA

Una Iglesia martirial La Iglesia manifiesta una naturaleza “martirial”, es decir, sabe dar razón de su fe, porque está llamada a ser testigo del Señor Crucificado y Resucitado. Por esto, con frecuencia la Iglesia es una realidad contracultural, en sentido de ser portadora de un Evangelio que no coincide con la mentalidad del mundo. En este su carácter paradójico, que aparece muy claro en el sermón de la llanura del evangelio de Lucas, reside precisamente su fuerza profética y su significatividad. El valor de oponerse a la mentalidad común, de denunciar modos de obrar declarados pero no por eso menos injustos, comporta la soledad, el rechazo, en ciertos casos la persecución e incluso la muerte, como de hecho experimentan tantos hermanos y hermanas en diversas partes del mundo. Estando a lo que dice Jesús en el sermón de la montaña, particularmente en las Bienaventuranzas, se podría afirmar que, cuando los creyentes no son perseguidos de alguna manera, despreciados, marginados, deben preguntarse si no habrán decaído en su misión profética. GAMBA

Quien es cómplice de los pecados del mundo de hoy, quien no denuncia los problemas dramáticos que nos afligen y de los que nadie quiere hablar, corre el peligro de traicionar el Evangelio. Una fe auténtica, en cambio, va siempre acompañada del martirio, del testimonio vivido en la cotidianidad, en el cumplimiento de los propios deberes, en el compromiso eclesial y social. No hay que olvidar que los mártires, de ayer y de hoy, los canonizados y los no reconocidos oficialmente, no son sólo gloria de la Iglesia, sino también son un punto de referencia para todos los creyentes, llamados a dar testimonio de la propia fe en cualquier circunstancia de la vida.

Al celebrar, debemos recuperar el sentido de la gratuidad y del misterio, las razones para la fiesta, la dimensión comunitaria. Estamos invitados a dar a la liturgia el lugar que le corresponde como “fuente y culmen de la vida cristina” (SC 10). En particular, en la Eucaristía, sacramento supremo del amor de Cristo y de la unión con Él, cada uno recibe a Cristo y Cristo recibe a cada uno.

Esto da a la Eucaristía dominical una importancia capital: es un encuentro, que robustece nuestra conciencia de sabernos miembros de un pueblo que camina por el mundo con la mirada fija en el cielo. Participar en la celebración dominical significa asumir la vida de toda la semana para hacerla ofrenda a Dios y para testimoniar en la sociedad que para nosotros Dios es Dios

y que Jesucristo está vivo, operante en nuestra comunidad. La fidelidad al mandato “Hagan eso en memoria de mí” (Lc 22,19) se refiere al acto litúrgico, pero también al deber de actualizarlo y prolongarlo en la entrega de la propia vida por la salvación del mundo. Este artículo en formato PDF en: www.boletinsalesiano.info

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TEMA DEL MES

Una Iglesia evangelizadora El tercer elemento característico de la Iglesia se refiere a su fuerza evangelizadora y a la capacidad de anunciar a Cristo y su Evangelio. Tertuliano decía que “Cristiano no se nace, se llega a serlo”. El objetivo es formar discípulos enamorados de Cristo e imitadores fieles del Señor Jesús, que saben que su vocación consiste en ser “sal de la tierra”, “luz del mundo”, “ciudad sobre el monte”, en una palabra, hombres y mujeres que hacen del Evangelio su programa de vida y que son conscientes de la responsabilidad que tienen “delante de los hombres”. Para Jesús, el discípulo es tan necesario para el mundo como lo es la sal para conservar los alimentos o la luz para ver.

GAMBA

Existe el peligro de que el discípulo reniegue de su fe. En este caso, el dicho de Jesús sobre la sal manifiesta toda su fuerza, que podríamos expresar así: “Ustedes son mis discípulos; pero si el discípulo pierde su característica de discípulo, ¿quién podrá dársela de nuevo? No sirve ya de nada para el mundo. Es como un objeto que se puede tirar, para que sea pisoteado y despreciado por los hombres”.

Signos Signos privilegiados, que facilitan la adhesión de los jóvenes a la Iglesia: - El signo de la acogida cordial y evangélica, que manifieste una actitud de apertura gratuita, de escucha incondicional, de voluntad sincera de servicio;

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- El signo de la calidad humana y cristiana de los servicios de asistencia, educación, cuidado pastoral; - El signo de la verdad de la vida litúrgica y de la oración de la comunidad cristiana, que se exprese en una celebración orante, participativa, cuidada, en sintonía con los problemas y las situaciones de la sociedad;

- El signo de los pastores que vivan una vida evangélica empapada de la pasión por Dios, con una capacidad de acogida y de sintonía con la gente, sobre todo, un compromiso sincero por la comunión. Por medio de estos signos los jóvenes son introducidos en la experiencia de Iglesia y ayudados para abrirse a ella.


REJUVENECER LA IGLESIA

Una Iglesia diaconal

Los cristianos están llamados a ayudar a los hombres a superar la desilusión y la apatía, a gozar de las realidades hermosas de la vida, a activar la capacidad de soñar un futuro a medida de hombre, a inventar nuevas relaciones entre personas y entre Estados, a respetar la naturaleza, a poner fin para siempre a la guerra. Tal vez también entre los creyentes se viva el escepticismo de quien no cree que un mundo alternativo al actual sea posible. La Iglesia no puede desilusionar las esperanzas y las aspiraciones legítimas, especialmente las más profundas, de las poblaciones acomodadas o empobrecidas, famélicas o saciadas, del Occidente o del Oriente, del Norte o del Sur. Una Iglesia diaconal es solidaria con los más pobres, con los que no tienen ningún otro defensor que se preocupe de su causa, sino Dios. Cuando la esperanza anima la vida de quien es pobre, Dios y el hombre ya se han encontrado, porque sólo con la ayuda de Dios el pobre puede esperar donde no hay futuro. La esperanza de los pobres es ya fe que está presente y viva. De esto también los profetas de hoy son conscientes. Su misión es reconocer la fe de los pobres y testimoniar el evangelio de la absoluta solidaridad de Dios con ellos.

GAMBA

La Iglesia tiene una característica “diaconal”. Sabe que su misión es servir al pueblo de Dios y al mundo. Esta misión no es exclusiva del Papa, de los obispos, sacerdotes, religiosos o seglares comprometidos, sino de todos los bautizados que, en razón de su Bautismo, comparten la misión de su Señor y Maestro. Esto requiere aprender a servir, estar atentos a las necesidades de los demás, dar siempre el primer paso para ir a su encuentro, asumir compromisos generosos, ser apóstoles.

Tentaciones de hoy - La tentación de plegarse sin discernimiento evangélico a los criterios, valores, actitudes y comportamientos de una sociedad que tiende a erigirse como ídolo seductor para los creyentes;

- La tentación del miedo que con frecuencia nos encierra entre los muros de la Iglesia, con una actitud de desconfianza e incluso de reivindicación delante de la sociedad;

- La tentación del individualismo y de la pasividad, del recurrir a los honores y al dinero, del miedo a quedar marginada con los marginados.

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TEMA DEL MES

Sentido eclesial en Don Bosco Don Bosco supo vivir la fidelidad al Señor Jesús, mientras experimentaba cotidianamente la dolorosa realidad eclesial de su tiempo. Su sentido vivo de Iglesia fue principalmente una actitud y una experiencia de colaboración con todas las energías y recursos para su bien. Don Bosco expresaba su amor a la Iglesia a través de un trinomio sencillo, pero profundo: amor hacia Jesucristo, presente principalmente en la Eucaristía, que es la acción principal de la Iglesia; devoción a María, Madre y Modelo de la Iglesia; fidelidad al Papa, Sucesor de Pedro y centro de unidad de la Iglesia. Se trata de tres elementos inseparables entre sí, que se iluminan mutuamente y encuentran su convergencia en la persona de Cristo. El sueño de Don Bosco, llamado “de las dos columnas”, es una ejemplificación inmediata y sugestiva de estas fuerzas dinámicas, de los tres “amores” de Don Bosco, que edifican la Iglesia: Eucaristía, María, Pedro. La Iglesia de Don Bosco tiene una forma eucarística, una figura mariana, un fundamento petrino. Este sentido de Iglesia se presenta de modo admirable en la fusión que Don Bosco hizo de los títulos de “Auxiliadora” y de “Madre de la Iglesia”. Don Bosco comprendió muy bien que la renovación de la Iglesia debía pasar a través de una madura piedad mariana, convencido de que se pierde el sentido de la Iglesia Madre donde se pierde el sentido de la vocación materna de María. Esto nos hace entrever la estrecha relación que existe entre la Iglesia Madre y la evangelización, entre María, la Iglesia y la acción apostólica. Esto significa que el “sentido de la Iglesia” debe traducirse cotidianamente en un profundo sentido de pertenencia y en un compromiso responsable como creyente.

Tradición salesiana Hemos recibido de nuestro Padre Don Bosco una particular sensibilidad hacia la capacidad de la Iglesia para construir “la unidad y la comunión entre todas las fuerzas que trabajan por el Reino”. El espíritu salesiano nos constituye como centros de comunión de mu-

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chas otras fuerzas y como constructores y promotores de la Iglesia entre los jóvenes. Por esto debemos expresar y manifestar un amor singular a la Iglesia mediante una fidelidad dinámica y responsable a sus enseñanzas, un esfuerzo generoso de comunión y de

colaboración con todos sus miembros y, sobre todo, mediante un compromiso incondicional para abrir la Iglesia a los jóvenes y los jóvenes a la Iglesia, de modo que todos puedan encontrar en ella el rostro de Cristo y los tesoros de la Salvación.


REJUVENECER LA IGLESIA

Por una pedagogía del ser Iglesia y vivir con la Iglesia La identificación con Cristo es siempre también una identificación con su Cuerpo, con su Iglesia, con los que pertenecen a ella.

Según el texto de Pablo a los Efesios, esa identificación se realiza por medio del bautismo y la vida sacramental, se codifica en la profesión de fe, se vive en la orientación de la vida cristiana, se expresa en la oración. Cómo educar a los jóvenes a ser Iglesia y a vivir con la Iglesia. En un mundo cada vez más plural, secularizado, relativista, la formación de los creyentes requiere un claro y significativo testimonio de la comunidad cristiana, de modo que pueda ofrecer a los jóvenes una imagen evangélica de la identidad de la Iglesia y de su misión en el mundo.

BSCAM

Éste es un criterio de verificación de auténtica identidad cristiana. Pero, al mismo tiempo, la pertenencia a la Iglesia tiene sentido solamente como instrumento de pertenencia a Cristo; nuestro sí a ella es expresión de nuestro sí a Él.

Ella pide también un camino de fe, en particular una sólida catequesis, que ayude a madurar su conciencia, de modo que puedan abrirse a todo lo que es humano, armonizar sus opciones con las de las madre Iglesia , dar testimonio de la propia fe, en una palabra, identificarse con Aquél que se ha identificado con nosotros, hasta hacernos hijos del Padre y hermanos de los hombres. Somos conscientes de que el testimonio de la comunidad tiene una fuerza notable de credibilidad y de

apoyo; se educa en la fe con lo que se es y se vive, más que con lo que se dice y se enseña. El camino de educación de los jóvenes para la Iglesia comienza con un compromiso sincero de la comunidad eclesial para profundizar sus opciones fundamentales, es decir, la pasión por Dios que la reúne por medio de Cristo en el Espíritu, la fraternidad entre todos los bautizados, la preocupación evangelizadora, la voluntad de servicio a la sociedad, la prioridad hacia los más pobres.

Salesianos en la Iglesia Como Familia Salesiana, nosotros trabajamos con la Iglesia y por la Iglesia; tratamos de sintonizar con la Iglesia; pertenecemos a la Iglesia; vivimos en la Iglesia; somos Iglesia.

Podríamos expresar este sentido de Iglesia, que llevamos inscrito en nuestro carisma, con una doxología eclesiológica: “Por la Iglesia, con la Iglesia, en la Iglesia, a Ti, Dios Padre omnipotente, por medio del Hijo, en el Espíritu, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amen”. BS Don Bosco en Centroamérica

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TEMA DEL MES apertura, diálogo y simpatía hacia el hombre. Esto se aprende y se verifica en la vida familiar y social; la propia familia y los propios ámbitos de vida deben ser escuela y laboratorio de comunión. “Ser cristiano significa un modo nuevo de ser hombre; exige una conversión, exactamente la pedida por el Evangelio, por Cristo... En esta perspectiva la intervención del educador cristiano, del pastor de almas, mira a la formación de una cierta disposición de espíritu, que no es sólo conocimiento, sino que a éste se unen actitudes que incluyen la inclinación de la voluntad, de la emotividad, de la sensibilidad, de todo el hombre, hacia la integración entre un hecho de experiencia y un punto de referencia fijo o habitual; es la adhesión de fe al plan de amor y de salvación de Dios en Jesucristo”.

GAMBA

Camino de fe Hacer conocer la Iglesia Es preciso ayudar a los jóvenes a superar una imagen parcial de la Iglesia, muchas veces vista sólo en sus aspectos institucionales, como si fuese una organización social y política semejante a las demás, o bien identificada con la jerarquía, o, por el contrario, reducida a una realidad puramente espiritual, individual e ideal.

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Hacer crecer el sentido de Iglesia Se trata de desarrollar en los jóvenes el sentido de pertenencia a ella: nosotros pertenecemos a la Iglesia y ésta nos pertenece a nosotros. Hemos sido convocados por Jesús para formar su familia y para continuar juntos su misión en la historia. No puede darse una conciencia clara de la propia identidad cristiana sin el sentido vivo de pertenencia a la comunidad cristiana. Esto requiere también desarrollar actitudes de

Por esto, en el camino de educación en el sentido de Iglesia es importante formar la conciencia social de los jóvenes a través de la Doctrina social de la Iglesia, sea para aprender a vivir la dimensión social y política de la fe, sea para hacerse más solidario con los problemas que abruman la vida de tantos hombres y mujeres en el mundo, que viven en situaciones inhumanas, y para multiplicar voluntarios, apóstoles y misioneros.

Hacer experiencia de Iglesia El sentido de Iglesia y de pertenencia no se crea de forma abstracta, sino a través de la experiencia de la vida cristiana en las diversas situaciones de la persona, comenzando por la familia, llamada con razón por Pablo VI la Iglesia doméstica, y continuando en la parroquia, en la que se realiza normalmente la experiencia de comunión de fe, de esperanza y de caridad. En nuestro caso, nosotros hacemos experiencia de Iglesia con los jóvenes en los diversos tipos de Comunidades Educativas


REJUVENECER LA IGLESIA BSCAM

Pastorales, que deben ser signo de fe, escuela de fe, centro de comunión y participación, “hasta poder convertirse en una experiencia de Iglesia”. Esto requiere también resaltar los momentos de la vida eclesial, como son el bautismo, la catequesis, la participación en la Eucaristía, la escucha de la Palabra, el acercarse a la Reconciliación, los encuentros de grupos y de comunidades, los retiros y las celebraciones de los momentos fuertes del año litúrgico, los momentos de convivencia y de fraternidad, el contacto con la zona, etc. Nada se debe trivializar; todo puede y debe favorecer la maduración del sentido eclesial.

Hacer encontrar la vocación en la Iglesia El camino de educación en la fe debe ayudar a pasar de las buenas disposiciones de ánimo a las convicciones sólidas, de éstas a las motivaciones capaces de atraer, luego a los proyectos de vida, finalmente a la entrega total a Dios y a los demás. He aquí lo que significa amar a la Iglesia y entregarse por ella. El amor a la Iglesia se manifiesta también en la capacidad de dejarse aferrar por Cristo, hasta el punto de renunciar a los propios intereses y proyectos y ponerse completamente a su disposición para continuar en la propia persona su obra de construcción del Reino. La adhesión a la Iglesia, hecha posible por el conocimiento de su realidad, desarrollada por un progresivo sentido de pertenencia a ella y acrecentada con concretas experiencias eclesiales, madura en el compromiso vocacional.

“Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, ...para colocarla ante sí gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada” (Ef 5, 25-27).

Belleza de la Iglesia La belleza del rostro de la Iglesia debe reflejar la belleza de su Señor, Cristo Crucificado y Resucitado. Belleza del amor, que en la pasión nos revela el Señor Jesús, “el más bello de los hombres” (Sal 44,3), “despreciado y desechado por los hombres, hombre de dolores” (Is 53,3), con cuyas “llagas nosotros hemos sino curados” (Is 53,5c).

Es la belleza del amor, que en la resurrección es capaz de hacer rodar la piedra que cierra su tumba y sentarse sobre ella, con las vendas que envolvían al crucificado por el suelo y el sudario doblado en un lugar aparte, inaugurando así la nueva creación (Mc 16,2; Jn 20, 6-7). BS Don Bosco en Centroamérica

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El cuerpo y la sangre del Señor HUGO ESTRADA Un joven me contaba que había asistido a una Misa, en latín, al estilo antiguo. Me aseguraba que se había extasiado, que le gustaría que la Misa fuera siempre así. Le hice ver que nuestra Iglesia modificó su liturgia para que la Misa obligara a las personas a salir de sí mismas y a comprometerse más con Dios y con los hermanos y hermanas. La Eucaristía no consiste en un acto “intimista” entre Dios y el individuo, sino en una relación comunitaria entre Dios con sus hijos e hijas. En el pasado se cayó en el error de cultivar, muchas veces, la piedad “intimista”: la persona se preocupaba de su relación directa con Dios; pero descuidaba su relación con el hermano. Nuestra Eucaristía, en la actualidad, busca, por todos los medios, revivir las eucaristías, gozosas, y fraternales, de los primeros cristianos, en donde reinaba el verdadero amor y la vivencia alegre de la presencia de Jesús en medio de la comunidad. Así se evidencia en el capítulo segundo del Libro de los Hechos de los Apóstoles, y en los escritos de los primeros Padres de la Iglesia.

Un solo pan Jesús aseguró que donde dos o tres “se pusieran de acuerdo” en su nombre, allí estaría él presente (Mt 19, 19-20). Una Eucaristía es ante todo una experiencia de “comunión”. Común unión entre los hermanos para poder tener comunión con Dios. Una Eucaristía es momento de “reconciliación”. Es la oportunidad de sentirnos perdonados por Dios y de vernos obligados a que ese perdón siga fluyendo hacia los hermanos que nos rodean. Hacia el esposo y esposa. Hacia los hijos e

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hijas. Hacia los amigos y los enemigos. No puede haber Eucaristía, comunión, si existe desunión entre los hermanos; si nos resistimos a perdonar, a comprender. San Pablo levantó su voz contra los corintios, que pretendían comulgar con el “cuerpo de Cristo”, mientras entre ellos había divisiones. En la comunidad se decía: “Yo soy de Pablo; yo soy de Apolos, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo” (1 Cor 1,12). Pablo les hizo reflexionar acerca de que así como el pan, que se partía, era uno solo, así también ellos debían formar una comunión en el Cuerpo de Cristo. En la antigüedad, según la costumbre judía, el que presidía la mesa rompía un pan grande y lo repartía entre los comensales. Así lo hizo Jesús en la Ultima Cena. Así se estilaba en los primero tiempos. Era un gesto muy significativo: un solo pan repartido entre muchos. La copa de vino se iba pasando de uno a otro. Todos bebían del mismo cáliz. Este rito se ha perdido, lastimosamente.

Un solo pan. Una sola copa. Todo el rito llevaba a formar comunidad, comunión. No se puede pretender comulgar con Dios si antes no se ha comulgado con los Hijos de Dios. Este es un aspecto que deja mucho que desear todavía en nuestras Eucaristías. Durante siglos nuestras gentes se acostumbraron a ser “espectadores”. Todo lo hacía el sacerdote: él leía y cantaba en latín. Los demás debían permanecer en silencio. Los feligreses repetían, mecánicamente, algunas frases que comprendían a medias. Todo este ritual obsoleto – por algo tuvo que cambiarlo el Concilio Vaticano II- mal acostumbró a la gente: no la enseño a ser “asamblea” viva, “comunión”. En la actualidad estamos luchando por reeducar a nuestros fieles; estamos buscando que aprendan a ser “participantes” en la Eucaristía, y no simples “espectadores”. Las Eucaristías de los primeros cristianos eran muy participadas, y los llevaron a cuestionarse seriamente


MEDITACIÓN

Las Eucaristías vivenciales y participadas llevaron a las primeras comunidades cristianas a revolucionar sus sistemas de vida: los que tenían más vendían sus posesiones para que nadie en la comunidad pasara por penurias económicas (Hch 4, 34-35). Algo que, ahora, nos parece inaudito. Todo esto se conseguía por medio de la Cena del Señor en la que no había ritualismos que entorpecieran, sino espontaneidad dictada por la fe y por el amor. Es cierto que hubo abusos, pero prevalecieron los beneficios, las bendiciones. Es inútil querer que existan verdaderas eucaristías si no se hace hincapié en la “auténtica comunión entre los fieles”. En estas deficiencias, la culpa es más de los sacerdotes que de los fieles. Así como en una orquesta se proyecta la pericia del director, así también en la Eucaristía se percibe el ritmo espiritual que el sacerdote le va imprimiendo a la asamblea. Hay mucho camino todavía por andar. Lo importante es que ya comenzamos a concientizarnos sobre la urgencia de vitalizar nuestras Misas.

Hay que saber salir de la iglesia Al terminar la Misa, el sacerdote nos invita a “saber salir de la iglesia”. Nos dice: “Vayan en paz”. No significa: Tranquilicen su conciencia; ya cumplieron con el precepto de la Misa. “Vayan en paz” significa: ya recibieron la paz que no regalan ni los sicólogos, ni los comerciantes; ya recibieron la paz que solamente Jesús nos puede ofrecer. Ya recibieron la paz; ahora vayan a repartirla

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acerca de sus divisiones de tipo social: patronos y esclavos. Lo inaudito se verificó en las Misas de los primeros cristianos: patronos y esclavos pudieron compartir la misma mesa, el mismo pan, el mismo cáliz, porque en medio de ellos estaba la presencia mística de Jesús.

por las calles. Vayan a celebrar su Misa en la calle. Vayan a ser otros “Jesús”: repartan paz a todo el que encuentren. En un monasterio de Suiza hay un cuadro muy vistoso: del altar, en donde se celebra la Eucaristía salen rayos de luz que se van hacia el suelo y se extienden hacia todos lados; salen de la iglesia y se dispersan por las casas del pueblo. Eso quiere decir “Vayan en paz”: Sean esos rayos eucarísticos que se dispersan por la ciudad. Lo más difícil de la Misa es saber salir de la Iglesia como hostias vivas para que todo el que se encuentre con nosotros pueda comulgar con Jesús. Los apóstoles no supieron salir así de la primera Eucaristía en la que participaron. Esa misma noche, durante la Eucaristía, todavía estaban alegando acerca de los primeros puestos. Todavía se creían muy autosuficiente: “Aunque todos se escandalicen, yo jamás te abandonaré”, dijo Pedro, y ése era el sentir de cada uno. En su primera comunión, los apóstoles no estaban todavía bien preparados para “comulgar”. Estaban aprendiendo a comulgar. Por eso la comunión no les surtió el efecto deseado. A los pocos

instantes ya estaban negando a Jesús y abandonándolo. Le tuvieron miedo a la cruz. Ahora es el momento para que, dentro de la Iglesia, alrededor de la mesa eucarística, podamos meditar en el gran compromiso que significa participar en una Eucaristía. No se trata de narcotizarnos un momento para no recordar lo duro de la vida diaria; no se trata de jugar a ser buenos una hora. La participación en la Eucaristía nos lleva a llenarnos de la fuerza que nos da el Cuerpo de Cristo, para salir a la calle y ser nosotros mismos una procesión de gozo, de buenas noticias de salvación, de amor, de duro trabajo para ayudar a los hermanos. Para construir un mundo en que haya menos “smog” de pecado, de egoísmo y de violencia. Para que la Eucaristía siga viviéndose en nuestra casa, en la fábrica, en la oficina, en el bus, en la calle. Al salir de la iglesia, los demás deben saber si fuimos a recibir un “narcótico” o si nos alimentamos del Cuerpo de Cristo, que nos hace mejores, más humanos y más divinos en nuestra manera de vivir en medio del mundo. Este artículo en formato PDF en: www.boletinsalesiano.info BS Don Bosco en Centroamérica

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SANTIDAD SALESIANA

Santa María Dominga Mazzarello La madre de las Hijas de María Auxiliadora siempre dijo sí a Dios María Dominga Mazzarello, la futura cofundadora con san Juan Bosco del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, nació en Mornese, un pueblecito perdido entre las colinas del Monferrato (Italia) el 9 de mayo de 1837. Primogénita de siete hermanos. Los padres de María eran campesinos y cristianos cabales. Vivian su amor dentro de la sencillez de la vida campestre, María heredó de su padre la sensatez y un profundo sentido de lo concreto, y de la madre el valor para afrontar las diferentes situaciones con desenvoltura y sentido del humor. Y ambos le transmitieron aquella fe profunda que hace de la existencia una atención continua para construir sobre la roca: Cristo y Evangelio. Hacia finales del año 1843, la familia de María se trasladó a la Valponasca, una casa de labranza de los marqueses Doria, cuyas viñas el padre empezó a cultivar en arriendo. María tuvo en la Valponasca una niñez serena. No había nacido santa. Como todos los niños, sentía gula por ciertas golosinas. Y se daba maña para satisfacerlas. Ante los huevos, por ejemplo, se le hacía la boca agua. Recordará más tarde, con pena, haber planeado pequeñas estratagemas para no tomarlos a escondidas ni correr el riesgo de recibir un “no” de la mamá. Los sustraía del gallinero, los escondía diseminados entre las vides y corría a avisar: - ¡Mira, mamá, cuántos huevos entre las vides! Y la buena mujer, como hablando consigo misma, comentaba: -¡Estas

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pícaras gallinas! Sólo falta que tomen la costumbre de poner los huevos donde les dé la gana. - Entonces- se apresuraba a preguntar la niña-, ¿puedo tomarme uno, ya que los hemos encontrado? La chiquilla, tan sincera, no se perdonará fácilmente, ni siquiera después de muchos años, el caso de los quesitos. Estaban apilados cuidadosamente sobre la mesa, en la cocina. Y cada uno de ellos le decía ¡Cómeme! ¡Cómeme! Ella reaccionó dando un empujón a la mesa, y todos los quesitos se desparramaron.

Naturalmente alguno desapareció en la boquita voraz. La mamá, al regresar, puso mala cara. Y miro a María. La niña ni se acusó ni inventó un cuento. Sólo dijo de manera evasiva: -¡Oh, estas puertas siempre abiertas! Ya se sabe, el gato se sale siempre con la suya... En fin, no faltaron las travesuras, pero tampoco faltó nunca un grande y buen corazón. Cada tarde, casi a la misma hora, la mamá caía en la cuenta de que María o Maín (Marieta) como la llama-


ban familiarmente , desaparecìa de circulación. - ¿ Dónde habrá ido a esconderse esta muchacha que trabaja infatigablemente y no pierde nunca ni un minuto? No tardó mucho en desvelarse el secreto. La ventana, que en la pared occidental de la casa de labranza se abría como un ojo sobre Mornese, y especialmente sobre la iglesia parroquial, se había convertido en un poderoso imán. María sabia que cada tarde Don Pestarino, a la hora de vísperas, reunía a la población para la oración en común. A aquella hora, pues, la cita con Jesús eucarístico estaba allí, junto a la ventana. En la Valponasca no había campesino que fuera capaz de superar en el trabajo a María. Cuando estaban desyerbando los campos o recogiendo las cosechas, los trabajadores exclamaban: «Lo que nos humilla es que, siendo nosotros hombres fornidos, siempre nos gana esta muchacha en cuanto a rendimiento en el trabajo». 1860. En pleno verano estalla el tifus por las colinas de Mornese El año anterior, la segunda guerra de la independencia ya se había llevado a algunos padres de familia. Ahora llega el tifus, que tiene su origen en uno de los pozos donde el agua se estanca y se pudre en el verano, sembrando el terror por aquella zona. Igual que siempre que se esparce una enfermedad contagiosa, se vuelve a hablar de brujas y de mal de ojo. Microbios, higiene, desinfección... son palabras todavía desconocidas.

La ventana, que en la pared occidental de la casa de labranza se abría como un ojo sobre Mornese, y especialmente sobre la iglesia parroquial te todos los hijos. Al cabo de unos días el padre y el hijo mayor están en las últimas. Don Pestarino, un sacerdote al que en Mornese llaman “curita” (un poco por pequeño y otro poco por simpático), va a ver a aquella gente y se da cuenta de que necesitan una persona que les ayude. Se marcha derecho a casa de los parientes Mazzarello, y llama a María . Es una muchacha fuerte. Tiene veintitrés años. Trabaja como un hombre y reza como un ángel. - En casa de tu tío hay dos que se mueren . ¿Te atreves a ir y echar una mano? Una larga pausa.. María tiene miedo, como todos. El “curita” la mira tranquilo y espera. María murmura: - Si mi padre me deja, voy.

A las familias en que entra el tifus, todos las abandonan. Las casas en las que están sanos se atrancan.

María va a la casa afectada. El orden y la limpieza vuelven a reinar. Medicinas y alimentos calientes se sirven a sus horas.

Una familia Mazzarello está entre las primeras en ser castigada. Primero el varón, luego la mujer y finalmen-

Pero, mientras los enfermos se levantan curados, el tifus se apodera de María Dominga. Su hermosa cara

ovalada se reduce en pocos días a un triángulo de piel pálida y estirada. Llega el médico, mueve la cabeza. La muerte ronda por allí. Ordena otras medicinas. María, agotada, le dice: - Gracias. Pero, por favor, no me obligue a tomar más píldoras. No necesito nada. Sólo que Dios venga por mí. Pero todavía no había llegado su hora. Tiene que trabajar mucho en esta tierra, antes de que venga Dios a llevársela. Así, sin píldoras, María se encuentra de repente sin fiebre. Vuelven los colores naturales a sus mejillas. Los miembros, sí, quedan todavía torpes, débiles. Parece que la altísima fiebre ha roto algo de su robusto organismo. ¿Qué hará ahora? Más de un mozo quería hablar de matrimonio con ella. Nada le falta para convertirse en una hermosa esposa y estupenda mamá. Pero ella no quiere oír hablar de eso. Y se pregunta: -¿Qué haré en la vida?.

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ETICA PERFILES Es ya casi un lugar común escuchar las acusaciones contra la televisión como deseducadora de niños, jóvenes y adultos por sus programas cada vez más cargados de sexo y violencia.

Televisión:

más que un peligro moral

S

in embargo, esta dimensión problemática de la televisión podría prevenirse con una cuidada educación al uso crítico de este medio visual. En cambio, hay otra dimensión mucho más peligrosa que ejerce un daño a la persona, sea ésta grande o pequeña. Su peligro radica, sobre todo, en la influencia insidiosa que ejerce en el deterioro de la inteligencia humana. La televisión, como todos los medios de comunicación social, se rige por objetivos económicos. Estos medios están dominados por enormes empresas comerciales que invierten en ellos fabulosas cantidades de dinero con el único objetivo de la ganancia económica. De allí, que su único indicador de eficiencia sea el rating, el índice de audiencia. Un programa, mejor todavía si es una serie televisiva, tiene éxito en la medida en que llega a un público masivo.

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Para lograr esto, la televisión debe acomodarse al gusto y a la capacidad intelectual de la mayoría de sus clientes. Lo cual quiere decir que el nivel intelectual de los contenidos televisivos debe responder al mínimo común denominador, es decir el nivel más bajo de las exigencias intelectuales de su audiencia.

La lectura, así vista, despierta en el niño y en el adulto el espíritu crítico, el afán por la exploración intelectual arriesgada, la fatiga de pensar. El lector dialoga mentalmente con el autor. Leer es siempre una aventura de exploración, con la consiguiente curiosidad cada vez más despierta.

Eso la obliga a ofrecer programas fácilmente digeribles, de evasión, de entretenimiento amodorrador. Lo importante es mantener cautiva a la audiencia con una programación que no exija ningún esfuerzo intelectual significativo.

La televisión, en cambio, adormece. Es como una droga intelectual, donde todo es previsible y está ausente el gusto por la aventura intelectual. El televidente se deja llevar por una onda tibia, donde no hay estímulos mayores. En este sentido, la televisión es altamente dañina para el espíritu humano, ya que le impide el reto crecer por la vía del esfuerzo intelectual. Vista así, la televisión es un enemigo mortal de la escuela, ya que priva al niño del encanto de lo nuevo y del gusto por la exploración intelectual. Es anestesia agradable que bloquea el objetivo de formar seres pensantes y críticos

Es todo lo contrario del reto que supone la lectura. Por su naturaleza, el libro presenta, desde su inicio, un reto al lector. Lo enfrenta a lo imprevisto, a lo desconocido. El lector deberá fatigarse para ir desentrañando poco a poco el misterio que se le irá develando conforme asuma la fatiga de aventurarse palabra por palabra en lo desconocido.


NOTICIAS

Santa Tecla, El Salvador- Voluntarias de Don Bosco: nueva región Cuarenta y cuatro Voluntarias de Don Bosco provenientes de los seis países de Centro América se congregaron durante la semana santa para su tercer congreso regional. Fueron asistidas por la Responsable regional, de Venezuela. Este congreso revistió una importancia extraordinaria, ya que tenía por objetivo configurar la nueva región centroameri-

cana, independiente de Venezuela, de la que dependía. Las Voluntarias se dedicaron a estudiar sus Constituciones y tomar conciencia de los alcances de los cargos de responsabilidad que asumirá la próxima responsable y su consejo.

En agosto próximo se dará a conocer el nombre de la nueva Responsable y de las integrantes del Consejo, y así comenzará Centro América a ser una región independiente. Las Voluntarias de Don Bosco son particularmente numerosas en El Salvador y Guatemala

CONOCIENDO A DON BOSCO

Los tiempos y el progreso ALBERTO GARCÍA VERDUGO Se dijo, repitiendo un lema de un sucesor de don Bosco, Pablo Albera, “Con Don Bosco y los tiempos”. Para alguien que sigue a Don Bosco, ir con los tiempos significa progresar. En los primeros años de su entrega a los jóvenes (1846), en una charla con colegas, uno de ellos le preguntó: - Si quieres formar una comunidad religiosa, ¿qué hábito les pondrás? - La virtud, respondió don Bosco. - No, no. En serio:¿cómo irán vestidos? - Quiero que vayan en mangas de camisa, como los peones de albañil. Casi veinte años después, en 1864, la Sociedad fundada por don Bosco ya tenía la aprobación de Roma. Y poco más tarde, en 1871, se tuvo la primera “Conferencia General”. Don Bosco habló del trabajo, de la austeridad para poder pagar las obras, del teatro y la música como medios educativos y de crecer en número para poder trabajar más por los jóvenes: “En este tiempo en el

que las leyes suprimen todas las órdenes... nosotros nos reunimos y delante de sus barbas hacemos el bien que nos dejan hacer. Se ve bien claro que aquí está el dedo de Dios. Las leyes no aguantan ya a los frailes. Bueno, pues nosotros cambiamos de hábito. ¿Que no permiten también la sotana de sacerdote? ¿Qué importa? Vestiremos de paisano, pero no dejaremos de hacer el bien. Llevaremos barba, si hace falta, porque eso no impide hacer el bien... Vivimos en paz, porque tenemos la presencia de Dios”. Su actitud fue siempre adaptarse a la situación en la que trabajaba: “Tenemos que condescender siempre donde se pueda: aceptemos las exigencias modernas, también las costumbres de los distintos lugares, con tal de que no se haga nunca nada contra la conciencia”. Es de sentido común. Es un fruto natural en una Iglesia que se identifica con Jesucristo, la Palabra de Dios que se hace hombre en todo, menos en el pecado. Para él la encarnación del Hijo de Dios era la clave para todo. Y por eso añadía don Bosco: “Tenemos que tratar de conocer nuestros tiempos y adaptarnos a ellos”.

Don Bosco fue tachado de loco. Hizo lo que su conciencia le dictaba, aunque algunas de las cosas que hizo o intentó hacer, nadie las hubiese hecho o intentado. Se adaptaba a las necesidades de sus muchachos y usaba, para remediarlas, los medios que en sus tiempos creía más eficaces, aunque fuesen audaces. No supo ser barco anclado. Sintió que el Espíritu de Dios le llevaba a costas siempre abiertas para llevar a ellas el bien. El mal de los hombres de hoy es que su proyecto es fondear en puerto seguro: “Ante todo, mi yo y mis cosas y después, si acaso, mi familia. Pero que me dejen tranquilo, que no me vengan con aventuras. Bastante tengo ya con lo que tengo”.

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CONTENIDO DON BOSCO EN CENTROAMERICA Director: Heriberto Herrera Dirección: Centro Salesiano Rinaldi, Final Av. Manuel Gallardo Nte. Apartado Postal 29, Santa Tecla, El Salvador, Centro América Teléfono (503) 228-6375, Fax (503) 228-6327 Correo electrónico: bs.cam@telesal.net herrerah@gmail.com Consejo de administración: Luis Corral, Heriberto Herrera, José Mauricio Ponce, Manuel Solano. Consejo editorial: Evelyn Carbajal, Heriberto Herrera, Victoria Mónico, Miguel Pacheco, José Mauricio Ponce. Diseño Gráfico: Mauricio Ponce, D.G. Impresión: Imprenta Ricaldone. Final Av. Hno. Julio Gaitán. Santa Tecla. El Salvador. EDITORAMA editores e impresores, Apdo. 2171-1002 San José, Costa Rica. Distribución: Librería Salesiana 23 Calle Pte. y 5ª. Av. Nte. No. 335, San Salvador, El Salvador, C.A. Tel. 235-3826; 225-6221 Colaboradores en este número: Domingo Choj, Hugo Estrada, Alberto García Verdugo Edición electrónica: Heriberto Herrera, Victoria Mónico, José Mauricio Ponce, Alejandra Rodríguez, Carlos Rodríguez, Nelson Rodríguez, Elena Zárate.

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40 años del Concilio: Una madre para la Iglesia

No.155

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Educar como Don Bosco

Aprender a hablar

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Iglesia renovada Dimensiones fundamentales de la Iglesia Casa para los jóvenes Iglesia, Cristo, Espíritu Iglesia, luz de los pueblos, misterio y sacramento de salvación Iglesia y mundo Diálogo Presencia de la Iglesia en el mundo Una Iglesia litúrgica Una Iglesia martirial Una Iglesia evangelizadora Una Iglesia diaconal Sentido eclesial en Don Bosco Por una pedagogía del ser Iglesia y vivir con la Iglesia Camino de Fe

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Más noticias del mundo salesiano en: www.boletinsalesiano.info El Boletín Salesiano – Don Bosco en Centro América – está destinado a todos los amigos de Don Bosco. Quienes se sienten salesianos por cualquier motivo encontrarán en esta revista bimensual el lazo común que alimenta la pertenencia al carisma y misión de Don Bosco. Don Bosco en Centro América se distribuye gratuitamente a todos los que deseen recibirla y sientan el deseo de identificarse más con Don Bosco y su espiritualidad. La revista se sostiene con la colaboración voluntaria de sus lectores. Usted puede enviar su colaboración directamente a la obra salesiana que conoce. O puede depositarla en la siguiente cuenta bancaria:


May - Jun 2005 No. 155 Año 27


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