Don Carlos Pereyra escribió una joya intelectual en su libro El crimen de Woodrow Wilson, en el que demuestra la manera cínica, corrupta e hipócrita con que actúa el nuevo imperio. Es un análisis psicológico profundo, incisivo y sustancial de los autores principales de la época revolucionaria.
No se trata de un presidente yanqui, sino de cómo funcionaba y funciona el sistema norteamericano en general, desde su alabada democracia, “en el que sólo los necios creen”. En realidad es un gobierno de mecanismos electorales bien organizado. Y bástenos ver las últimas elecciones. Al texto del insigne historiador sólo hay que cambiar los nombres y las fechas para que embonen perfectamente con los hechos actuales.
Cuando a él le tocó vivir, ya intentaban por cualquier medio imponer su sistema a todo el mundo, no para mejorarlo, sino para dominarlo. Lo llamaban democracia y capitalismo, ahora hablan de democracia y neoliberalismo, pero las prácticas depredatorias son las mismas. Nada ha cambiado