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Iglesia grande.—Festividades

LOS MONASTERIOS.

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KDIKKTOS r-OIJXDAXTICS. A.—Hotel Iturbide. B.—Casa de Diligencias. C-—Callejón de Dolores, que, con la apertura de la nueva calle, forma hoy la de la Independencia. D.—Fraguas de la Casa de Diligencias. Hoy Depósito de mármoles.

<" M.—Calle île la Independenci a. ••'•Calle de (¡ante «i M.—Calle de San Juan de Letrán. 1.—Templo grande de San Francisco, su hermosa nave, completamente desmantelada sirvió después de la exclaustración, de caballerizas del Circo Chiarini y más tarde de templo protestante. -•—Capilla de la Purísima. lia desaparecido. •'*•— Capilla de Balvanera. 4.—Atrio, del cual sólo existe una pequeñísima parte. 5.— dniíHIn (leloxSt'ri'iUc;. Templo primitivo de San José de los Indios. Fué destruido y en su lugar y en el del jardín inmediato se levantó el Hotel Americano, esquina NE. de la nueva calle de (¡ante. Con otra parte de dicho lote \; con la de algunas celdas y claustros inmediatos, tuvo su ampliación el Hotel Iturbide. tf.—Celda del P. Capellán de los Servi tas. 7.—Habitación y jardín del Capellán de Aranzazn, anillos destruidos para la apertura de dicha calle.

K-—Capilla de Aranzazn. Sirvió por algún tiempo de bodega y cobrería, y al fin fué destruida para levantar en su lugar y en el del atrio correspondiente el moderno templo de San Felipe. !)-—Portada de la calle de San Francisco. I"- Tercer Orden. Fn su lugar existen una casa particular y el Hotel Guardiola. 11:—Celda del Capellán v habitación del Padre Provincial. '-•—Capilla de la Segunda Estación. 13.—Portada de la calle de San Juan de Letrán. Los números 11, 12 y 13, casas del Sr. (i. Torres. •4.—Capilla del Sr. de Burgos, sustituida con la parte del atrio hasta la portada del templo grande, por la casa número 13 de San Juan de Letrán. En la parte principal de esta portada, que desapareció se veía un bajo relieve (pie representaba á la Purísima y al Sutil Escoto en actitud de escribir, y al pie esta inscripción: Fitltjoribitx ri'xtíla XO/Í/ ¡iritilix Albtt -so/f.s rx: xic .so/i ït'ilil (liba, Anees Sroti rafttmo xm.s no/es (i\iii'(i (Hciiiit i¡ttx .s,ittjter ¡it fHirtix. 15.—Celda del Capellán de dicho templo. !"•—Claustro exterior, en el que se hallaban los cuadros relativos á la vida de San Sebastián de Aparicio. Este claustro y la habitación antes expresada

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j 22. ¡23. 24. 25 2«. 28 :!t¡. 37. 38 39. 40 43 44 45 forman hoy la casa número 12 de San Juan de Letrán. En el piso superior, la biblioteca antigua ha sido sustituida por el templo protestante "Unión

Evangélica." —La Santa Escuela, hoy la casa número 12. —Portería. —Escalera principal y Capilla del Noviciado en el entresuelo. —Bodega y en el piso superior, Sala Capitular y al frente al antecoro. —Claustro principal. Circo y Teatro de Chiarini, primero, y templo protestante evangélico después. —Antesacristía. —Sacristía. Este departamento forma la entrada para el templo protestante por la calle de (¡ante. —Celda del Padre Guardián y Sacristán mayor. Desapareció con la apertura de la calle de (¡ante. —Jardín y Panteón. El primero también desapareció por igual motivo y en el lugar del segundo se construyeron las casas números 10, 12 y 14 de la expresada calle. —Bodegas. —Patio y en el piso superior claustros y celdas de los religiosos. — Escalera adornada con buenos cuadros, existentes hoy en la Academia de Bellas Artes, y representan pasajes de la vida de San Sebastián de Orta. —Salade profundi», ocupada en parte por la casa del

Dr. Lavista. —Salón del Refectorio. 31 y 32.—Patios de diversos departamentos y en el piso superior pasillos y celdas. —Antiguas bodegas. —Patio. —En el piso superior claustros, celdas y capilla de la enfermería. La celda marcada con una estrella es aquella en la (pie murió el V. Fr. Antonio Margil de Jesús. —Parte del convento arrendada por los religiosos á la Casa de Diligencias. —Caballerizas de la ("asa de Diligencias. —(¡ran Jardín de San Francisco, hoy pertenece al

Hotel del Jardín. — Patio del Noviciado. , 41 y 42.—Patio, zaguán y cuadras del cuartel. Casa número 11. En el piso superior, celdas antiguas de los provinciales. .—En el piso inferior bodegas del jardín y en el superior el constado que se extendía por el claustro de la calle de Zuleta. —Bella Capilla del Calvario. En el piso superior la

Capilla de San Antonio, transformada en habitación del Administrador del Hotel. —Celdas pertenecientes hoy al Hotel del Jardín.

IGLESIA GRANDE DE SAN FRANCISCO.

-<¡K>m-yí:

;¡ ,|}/E los varios templos que los franciscanos ¡!Sr de la ciudad de México poseían en el recinto de su convento, el principal y más notable era el dedicado á su santo patrono. La orientación de éste, según la regla general establecida por dichos religiosos, era de Levante á Poniente, teniendo á este rumbo la puerta principal, la que ha desaparecido detrás de los muros de las nuevas construcciones ejecutadas en el atrio. La portada del costado norte era antes tan bella y rica por su ornamentación, según el estilo churriguero, como desfigurada hoy por la desaparición de estatuas y baj os relieves q ue completaban s us detalles, a c c i ón destructora debida al antiestético protestantismo.

Lo que caracteriza el estilo arquitectónico de Churriguera es la profusión de adornos en todos y en cada uno de los conplicados detalles de la c o n s t r u c c i ó n.

Las pilastras, sin un grueso uniforme, están llenas de molduras y garambainas, presentando apenas, como mía reminiscencia de los órdenes clásicos, sus capiteles dóricos ó corintios; los cornisamentos están cortados para dar lugar á otros labrados caprichosos, los que muchas veces se ligan con las jambas de puertas, ventanas y nichos, en dibujos complicados; y los medallones y repisas, aquéllos con imágenes en relieve y éstas con estatuas de piedra, se hallan por todas partes recargadas de festones. Si es cierto que tal estilo pugna con las reglas de una ar-

quitectura severa, no puede negársele, con todo, el mérito que lo distingue, por más que se afanen en ridiculizarlo sus opositores, muchos de los cuales, evidentemente, han debido declararse sus enemigos, por no tener las aptitudes necesarias para imitarlo. Si se me diera á elegir entre tal estilo y el gótico para la edificación de los templos, optaría sin vacilar por el segundo; mas mi predilección por este estilo tan bello y tan apropiado para morada del Señor, no me impide reconocer el mérito del que inventó el arquitecto salamantino. Esa combinación admirable de rectas y curvas, de acuerdo con la estética, la XJerfecta simetría en los variados y complicados adornos, y la delicada y laboriosa ejecución en tantos detalles de filigrana, todo presenta en su conjunto u na obra de hermoso aspecto, en la que, PORTADA LATERAL DE SAN FRANCISCO, AL FRENTE.—A LA DERECHA, ENá la vez, se admiTRANDO, EL TERCER ORDEN.—A LA IZQUIERDA CAPILLA DE ARANZAZU. ra el ímprobo é ingenioso, trabajo de la montea, como el delicado y laborioso que hubieran de emplear para su ejecución los canteros. La portada lateral de San Francisco, las del Sagrario y la de la Santísima, constituyen los más acabados modelos de ese estilo en México, razón por la cual debemos conservarlos. Los protestantes hicieron desaparecer de la portada á que me refiero, entre las estatuas, las de la Virgen de Balvanera, Santo Domingo y San Antonio, y entre los bajos relieves el escudo simbólico de la fraternidad de Santo Domingo y San Francisco y el que re-

presentaba la Impresión de las Llagas del Salvador en el Seráfico Padre.

Antes de entrar en la iglesia grande por la puerta lateral que se ha descrito pasábase por la capilla de Balvanera dividida en dos tramos, uno al Occidente, que realmente constituía el Santuario de la Virgen, y se hallaba separado por un enverjado de hierro, y otro al Oriente, que daba paso para el templo principal. Seis pilastras y dos muros formaban cuatro compartimientos, de los cuales, los dos extremos estaban cubiertos por bóvedas, y los dos centrales por cúpulas, unas y otras sosteni-

INTERIOR DEL TEMPLO DE SAN FRANCISCO.

das por un entablamento corrido de orden dórico.

Antes de la exclaustración, la expresada capilla tenía sus altares, vasos sagrados y ornamentos. El retablo principal poseía seis imágenes de talla: la Virgen de Balvanera en un nicho de plata y cristales, cuyo coronamiento consistía en una ráfaga del mismo metal con la imagen del Espíritu Santo; San Ignacio mártir, San Benedicto, Santo Toribio, Santa Rosalía, San José y San Ireneo. Varios lienzos adornaban las paredes, tales eran los de la Virgen como reina de los arcángeles, de los apóstoles y de los mártires; Nuestra Señora de Aranzazu en la guerra de Navarra, el de la historia de la Virgen de Balvanera, y por último Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo.

Una portada dorada con su reja de hierro, en cuyos intercolumnios estaban colocadas dos estatuas de piedra, que representaban á San Juan Capistrano y á San Bernardino de Sena, comunicaba la capilla de Balvanera con la Iglesia grande, la cual, inundada toda de luz que recibía por sus numerosas ventanas y hacía resaltar los distintos detalles de la arquitectura, de sus adornos y altares, ofrecía un aspecto grandioso. Sus elevadas y amplias bóvedas váidas cuyos nervios ó fajones seguían, unos en simétricos dibujos la circunferencia y otros partían á la clave, compartiéndolas en segmentos de círculo, estaban sostenidas por arcos de medio punto que arrancaban de un hermoso entablamento dórico, correspondiente remate de las hermosas pilastras y de los muros, en el centro de los cuales se hallaban suspendidas graciosas tribunas, con su piso, zócalo y balaustrada de maderas finas, y sobre cuyas cornisas se hallaban colocados á distancias iguales, hacheros de metal. La cúpula, de figura octogonal, de cuyos lados cuatro correspondían á los arcos torales y cuatro á las pechinas, se alzaba airosa sobre las elevadas bóvedas del templo, con sus ocho , ventanas igualmente repartidas y ostentaba la misma ornamentación que los arcos y paredes, muy semejante al estilo del renacimiento; sobre la cornisa descansaba una baluastrada que daba mayor realce á su hermosura. El retablo principal bajo la ábside, era de orden corintio, algo mezclado con el estilo churriguero: cuatro grupos de columnas pareadas sostenían el entablamento ricamente decorado, y dividía el altar en tres tramos, ocupado el del centro por un elevado tabernáculo de plata, y los de los lados por dos grandes nichos con las imágenes de talla de Santo Domingo y San Antonio de Padua.

Sobre el baldaquino que coronaba el Tabernáculo se veía, interrumpiendo el entablamento, la estatua de San Francisco de Asís sostenido por grupos de nubes, sirviéndole de fondo una gran ráfaga de plata bruñida.

Otras estatuas, varios medallones con imáge-

nés de santos, festones cruzados en los fustes de las columnas, varias repisas con jarrones sobre el entablamento, y por último, en posición dominante un gran cuadro de la Sagrada Familia, pintado al óleo, completaban los detalles de aquel bellísimo retablo, echado abajo sin compasión. En la parte inferior del Tabernáculo había un nicho con la imagen de Nuestra Señora de la Macana, detalla, de un poco más de media vara de altura, vestida de seda y adornada su cabeza con una corona de oro ; tenía en sus brazos al Niño Dios y una pequeña macana de plata, igual en la forma á las espadas de pedernal ú obsidiana de los antiguos guerreros mexicanos.

Los primeros religiosos franciscanos que, para alivio de los indios, llegaron á México en i el siglo XVI, trajeron consigo la imagen de la Virgen María, copia fiel de la que con el título de Nuestra Señora, del, Sa y rar io se veneraba en la Catedral de Toledo. Como se sabe, á la conquista por la fuerza de las armas, siguióse la conquista espiritual, tanto más provechosa y duradera cuanto más grande y evangélica fué la conducta observada para conseguirla.

Desde el año de 1538, en que fué descubierta por el misionero Fray Marcos de Niza la rica y extensa región regada por el Río Bravo y que más tarde fué llamada Provincia de Nuevo México, no escasearon las expediciones de gente armada y de religiosos para la conquista material y espiritual de las numerosas tribus que la habitaban. A las expediciones infructuosas del Capitán Melchor Díaz, en 1539, para rectificar lo descubierto por el Padre Niza, y de Vázquez Coronado que hubo de regresar con su ejército muy mermado, siguióse la del anciano lego Fray Agustín Rodríguez y de dos religiosos que lo acompañaban, quienes, abandonados por la fuerza que los custodiaba, perecieron á manos de los indios. Tales contratiempos no hicieron desmayar á los conquistadores, guiados los soldados por el deseo de hacer fortuna y los religiosos por el interés de la conversión de los indígenas, y al fin se organizó una fuerza respetable, en 1596, al mando del valeroso Don Juan de Oñate, á quien acompañaban ocho misioneros que llevaron consigo á su protectora Nuestra Señora del Sagrario. La expedición se internó en aquellas dilatadas regiones y fundó pueblos en las márgenes del Río Bravo, los que con el aumento de religiosos que sucesivamente enviaba la Provincia de México y bajo la sombra de las benéficas doctrinas del Evangelio, prosperaron. Sin embargo, la conducta imprudente de los soldados y su ahinco por encontrar en los montes minas que los enriquecieran, y el abandono y descuido en que, por tal motivo, se encontraban las Misiones, esterilizaron los afanes y sacrificios de los misioneros, tanto que sublevadas todas las tribus, en un solo día, 10 de Agosto de 1680, cayeron sobre los establecimientos españoles, pasando á éstos á cuchillo, quemando casas, destruyendo capillas y derribando altares, no perdonando su furor ni aun á la Virgen María, la que escondida á tiempo por unos religiosos para evitar el ultraje, fué al cabo descubierta y profanada, recibiendo tan furioso golpe de macana, que quedó en dos partes dividida.

El autor de esa p r o f a n ación, dice la tradición, perdió el juicio, corrió por los campos y fué conducido al LA VIRGEN DE LA MACANA. fin por el mismo demonio, que le había sugerido acto tan abominable, á un árbol corpulento, de cuyas ramas se ahorcó. En esc* día perecieron 498 españoles, entre los que se contaban 18 religiosos. Dos misioneros que escaparon de la catástrofe juntaron los pedazos de la Virgen y la transportaron á Tlalnepantla, población de las cercanías de México, en la que permaneció hasta ser trasladada, el 26 de Enero de 1755, á la capilla del noviciado del convento de San Francisco de México. Más tarde fué colocada en el tabernáculo de la iglesia grande.

Tal es la tradición de la célebre imagen de Nuestra Señora de la Macana, que hoy se venera en la iglesia de Corpus Cristi.

Otros altares se hallaban distribuidos en el templo, en los intercolumnios, dedicados á loS

siguientes santos: del lado del Evangelio, el de Uno de los departamentos más bellos del San Sebastián de Aparicio, en el que se con- grandioso templo era, sin duda, el coro, digno servaba, en una Custodia de madera, una re- de especial mención por su elegante y costosa liquia de dicho santo, los de San José y la Di- sillería de caoba, lujosamente tallada, de dos vina Pastora, imágenes que pertenecían á la cuerpos, cuyo entablamento sostenido por coSra. D.a Josefa Moneada; el del Santo Cristo lumnitas de gracioso labrado, alcanzaba con de la Calera y el del Santo Entierro, de la pro- su remate de un calado corrido de la misma piedad del Conde de Santiago, y, por último, madera, la comisa general del edificio, d é la los de San Juan Nepomuceno, San Luis Gon- que arrancaban los arcos de la bóveda. Adezaga, San Antonio de Padua y San Salvador más de los santos, labrados en los altos respalde Orta; por el lado de la Epístola, hallábanse dos, hallábanse esculpidos los sellos de la Prootros tantos altares en los que se reverencia- vincia, del Santo .Evangelio, interrumpiendo ban las siguientes imágenes: la Virgen del Apo- la parte alta de la sillería en el tramo central, calipsis, Nuestra Señora de los Dolores, el Se- frontero á la ábside del templo, un gran nicho ñor de las Fatigas, ó sea Jesucristo con la Cruz con la imagen de la Purísima. El coro poseía á cuestas ayudado por Simón Cirineo, Santa un gran fasistol de ébano, dos buenos órganos María Magdalena, San Francisco en el momen- y una balaustrada de madera fina bien labrada, to en que le imprique servía de anteme sus llagas él ' pecho, con tres meSalvador, laJSantí- dios puntos dorasima T r i n i d a d dos en los que se Santiago Apóstol y hallaban, en el del San Benito de Pa- centro, la imagen lermo. Otros alta- pintada de S an res secundarios se Agustín ,y en los hallaban simétrica- laterales las de San mente colocados á Francisco y San uno y otro lado de Buenaventura, d e los principales. talla. Del destino

Una gran puerta *i^ssjSÊ&K que se diera á la sipracticada en la llería tan hermosa, pared del crucero CORO DE SAN FRANCISCO. nada he podido indéla iglesia mayor, vestigar. por la parte septentrional, comunicaba ésta con La antesacristía y sacristía eran de mucha la capilla de la Ptirísima. Este pequeño San- importancia por su buena construcción y atretuario era de planta cuadrada y tenía sus parevidas bóvedas. En la primera existían dos esdes adornadas con catorce cuadros pintados al caleras con barandal de hierro, las que se apoóleo, en láminas de cobre, de las cuales once re- yaban en los muros oriental y occidental, y presentaban diversos pasajes de la vida de la remataban en dos corredores con amplios desVirgen y uno, con su marco de plata, la imagen cansos, que conducían uno á la celda del Pade Nuestra Sra. de Guadalupe, perteneciente dre Sacristán y otro al sobreclaustro principal, al ilustre Colegio de Abogados. Otros dos cua- cuyas paredes se veían enteramente cubiertas dros de la propiedad del General Don José de grandes cuadros, debidos al famoso pincel María Cervantes, representaba la Virgen de la de Rodriguez Juárez. Bajo el descanso ó coSilla y San José. Un altar circular, en cu rredor de la escalera occidental se abría un yo frente estaba el Sagrario tenía por remate gran arco que permitía observar la hermosa ïm templete dentro del cual estaba la estatua perspectiva que ofrecía el claustro principal y de la Purísima lujosamente ataviada, la misse prolongaba por la portería al claustro exma que hoy se venera en el templo de Corpus terior ó del atrio, presentando los titas bellos Cristi, se elevaba en el centró de la capilla de efectos alternados de luz y sombrá.'De las pala que hoy no queda vestigio alguno. redes, cuyo guardapolvo y friso eran de azule-

jos, pendían ocho cuadros, tres grandes de Vi- dral, y hoy se encuentran depositados en una llalpando, que respresentaban : la escena de urna en la Capilla de la Purísima del mismo Abraham, la casa de la Virgen y la degollación templo. de los Inocentes; otro sobre la puerta de la sa- La sacristía, en la que se entraba por una cristía, con la imagen de Jesús crucificado; puerta muy amplia, correpondía dignamente otros dos con las efigies de San Juan Evange- por su arquitectura, como los demás departalista y el Sutil Escoto, y por último, dos chi- mentos mencionados, á la grandiosidad del cos con los retratos de los Illmos. señores Obis- templo. En la pared del frente ó sea la del pos Martínez de Galizondo y Fray Juan de Sur, se levantaba un altar de madera dedicaMoya, A los lados de la puerta de la iglesia, do á la Virgen María bajo su advocación de bajo e 1 tramo la Purísima, hacentral de las es- llándose á los lacaleras, h a b ía dos dos escultudos fuentecillas ras que reprede tecali para sentaban á San agua bendita, y Joaquín y Sanen los lienzos de ta Ana, y en un pared dos tarjas nicho, en la parcon las siguien- te inferior, una tes o c t a v a s , pequeña i m acompuestas por gen de S a n t o un religioso 'en D o m i n g o de 18H4 con moti- Guzmán. U na vo de la reno- extensa cajonevación del tem- ra de madera de plo. AMTESACRISTIA DE SAN FRANCISCO. bálsamo d i v i¿Ves este templo cuánta pompa ostenta, dida en tramos por pilastras, corría á lo largo

Altares nuevos, nuevo el p a v i m e n t o ? . . .. de las paredes, contando sesenta y seis cajo-

Pues es un pobre que con nada cuenta. nes con asas de metal amarillo, y en los cuales ¿Ves su decoro, miras su ornamento?.. .. se guardaban los ornamentos de uso común y

Ni aquí hay derechos, ni disfruta renta: de lujo para las grandes festividades, cuyas ri-

Si saber quieres en que está el portento cas telas, de expléndidos bordados, fueron em-

Y por qué sobra, si á empezar no alcanza, pleados por algunos en tapices de siis muebles

Oye á Francisco: PIDAN CON CONFIANZA. y aún para otros usos innobles. ¡ Salve mil veces, pueblo mexicano ! Una gran mesa elíptica de madera fina, con que á tus expensas ves reedificado templete en que se hallaba un Santo Cris-

Y se levanta al llegar tu mano El almo templo que yacía inundado. Se esfuerza el rico; se une el artesano.. .. Tu honor ¡oh pueblo! mira aquí grabado; Tuyo es el lauro, tuyo es el contento, Y en nos eterno el reconocimiento. to, ocupaba la parte central de la sacristía, 1* que por tres rasgadas ventanas que caían » un jardín contiguo al panteón de los Padres, recibía mucha luz. En el pavimento, al frente de dicha mesa, se hallaba'el sepulcro de los Condes de Santiago, cubierto con una lámina de bronce con inscripciones. La puerta á que me he referido, daba en- Hoy, de tan hermoso departamento sólo trada á una pieza pequeña, intermedia entre queda una fracción convertida por mucho tiemla sacristía y la iglesia grande. En ella estaba po en una tahona de la calle de Gante, cuya el sepulcro y efigie del célebre y Santo Misio- estrechez, lobreguez y paredes llenas de OUÍD» nero Fray Antonio Margil de Jesús, cuyos res- daban pena al que tuvo ocasión de admirar tos fueron trasladados en los momentos de la aquel antiguo recinto/tan amplio, tan aseado demolición del convento, por el P. F. Amado y tan expléndidamente iluminado.

Montes, á la capilla de la Soledad de la Cate- La iglesia de San Francisco era notable»

además, por el esplendor que desplegaba en todas las ceremonias religiosas, desde el rezo en el coro, murmullo patético producido por más de cincuenta voces, hasta la misa de once de los domingos, de la que tendré ocasión de darte una lijera idea, mi buen lector, en el artículo "México de día."

La festividad de San Francisco, el 4 de Octubre, era espléndida y en ella oficiaban los dominicos, como los franciscanos oficiaban en la de Santo Domingo el 4 de Agosto, práctica que era seguida como constante recuerdo de la fraternidad que ligó en vida á sus santos patronos. Desde la víspera, un repique á vuelo en el templo de Santo Domingo, correspondido por el de San Francisco, después de medio día, anunciaba á los franciscanos la salida de la comunidad dominicana de su convento. La de San Francisco se dirigía entonces á la esquina de la calle de Vergara, para esperar á aquella que, con su Prelado á la cabeza, se acercaba por la calle de Santa Clara y la de Vergara. Al verificarse el encuentro, llamado vulgarmente el topetón, abrazábanse los religiosos de una y otra comunidades, según sus respectivas clases y categorías, en presencia de la muchedumbre y á tiempo en que las músicas hacían oir sus harmonías y los cohetes atronaban el aire con sus estallidos. Unidas ambas comunidades, se dirigían al templo de San Francisco para dar principio á las vísperas, dirigiéndose al efecto los religiosos que habían de revestirse con los ornamentos previamente preparados, á la sacristía, y los demás al coro.

Acabadas las solemnes vísperas se procedía a tomar el refresco prevenido, y á las cuatro y media seguían los maitines á los que concurría gran número de fieles. Tanto en estas ceremonias como en las del día 4, el sacristán mayor hacía los oficios de maestro de ceremonias. El día de San Francisco, desde muy temprano, se hacían los preparativos necesarios para la gran solemnidad: sacábanse de los cajones de la sacristía los ornamentos más ricos para la misa mayor y otros muchos para los demás oficios; encendíanse las velas de cera que con profusión había, en los altares, blandones y aranas trifoliadas que pendían de las bóvedas de largas cadenas, adornadas con sus flotantes gallardetes tricolores, y colocábanse ramos de flores en vasos apropiados sobre los altares y en los hermosísimos tibores chinos que en el presbiterio alternaban con los blandones. Entretanto el espacioso templo que lucía sus cortinajes de seda carmesí con franjas de oro y mucha plata labrada, iba llenándose de fieles. Los repiques alegres, sonoros y simultáneos de los dos hermosos templos, San Francisco y Santo Domingo, anunciaban el principio de la misa, la cual proseguía, ejecutándose en el coro alguna de las bellas concepciones de los célebres maestros, hábilmente interpretada \K>T la gran orquesta de la ópera y por diestros cantantes entre los que sobresalía por su poderosa voz el P. Salamanca. El pulpito, era igualmente servido por un religioso dominico.

Acabada la misa y despojados los oficiantes de sus lujosas vestiduras, eran conducidos por el Padre Sacristán al mirador del jardín de la sacristía, alfombrado y compuesto, para que en él tomasen, si querían, su desayuno pues casi era llegada la hora de asistencia al refectorio.

La costumbre de terminar las funciones religiosas, celebradas en honor de los Santos Patriarcas, San Francisco y Santo Domingo, con banquetes y comidas espléndidas en ambos conventos, en el siglo XVIII, dio motivo á la amonestación que, con el carácter de privada, dirigiera el insigne Conde de Keviilagigedo á los respectivos Provinciales. Ese gran gobernante que así cuidaba de los asuntos civiles como de los religiosos, manifestó á dichos prelados que no era justo ni decoroso distraer los fondos destinados á objetos piadosos, extraviando la inversión de las limosnas, con escándalo de los fieles, en banquetes, en las celdas, para los padres graves, y en el refectorio para los demás religiosos. Los Provinciales reconocieron la justicia de la amonestación y contestaron proponiendo el medio que diera fin á la práctica establecida, y era el de que se retirasen los religiosos á sus respectivos conventos al terminar las ceremonias religiosas.

Otra de las festividades clásicas era la del 8 de Diciembre, que se celebraba en honor de la Inmaculada Concepción de María, con la misma pompa que se desplegaba en la de San Francisco, habiendo quedado señalada como una de las más notables que en sus fastos registraron los franciscanos, la efectuada el Io , 2 y 3 de

J u n io de 1855 con motivo de hi declaración dogmática do la I n m a c u l a da Concepción de N u e s t ra Señora. C u a n to hay de más rico y espléndido salió á relucir en el hernioso templo y dióse á las ceremonias del triduo un carácter excepcional de magnificencia, á cuyo fin n a da omitieron los religiosos, y con sobrado motivo, pues aquella declaración era para ellos, como constantes defensores de tal misterio, un señalado triunfo. A los cortinajes carmesíes y gallardetes tricolores sustituyeron los de azul celeste con estrellas de plata, y al pie de las columnas ocuparon el lugar de los confesonarios hermosos m a l e t o n es con naranjos, y á uno y otro lado, relucientes como el oro, blandones de bronce con sus enormes cirios. L as lámparas y arañas en gran n ú m e ro suspendidas de las elevadas bóvedas, se veían adornadas con g u i r n a l d as y festones, y flotando de sus extremidades graciosas borlas de hilos de azul y plata como los cortinajes, en t a n to q ue los altares brillaban por su riqueza, y esparcían el aroma de las flores que profusamente los adornaban, aroma que se mezclaba con el de la, mirra q ue ardía, en los incensarios.

En las pilastras se hallaban sobre tarjas las siguientes inscripciones en latín, compuestas por el Br. Francisco María O r m a e h e a: Todas, las. generaciones recordaran Con. placer, i. veneración, A. María Imagen, intacta, del Creador. Descubierta con. la. luz. de. la.fé.

Dedicatoria El. Convento, de. Franciscanos, de. Marico. Ofrece, este, humilde, obsequio A. la. V ir (jen Concebida, sin. Pecado.

A María Desde, su. inmaculada. Concepción La. criatura, más. Santa Que. lian, visto, los. Sit/los Honor. Eterno.

A María,

Concebida,, en. Gracia, Por. la. Piedad. Singular De. su. Divino. Hijo A labanza. Perpetua,

María, Sic m pre. ii ivenc ib le Recibe, ahora,

Los. honores, del. triunfo Por. tu. mas. esplendida, victoria,

María, Salió. Pura De. vn. linaje Corrompido Como, broto, la. luz De. las. tinieblas.

En la portada principal del templo, que t a m b i én estaba m uy adornada, se leían igualmente las siguientes inscripciones:

L a do derecho:

"El Convento de San Francisco de México da gracias inmortales al Ser Supremo por la nueva estirpe adornada de la primitiva inocencia, y de una Santidad Consumada, desde el principio de su existencia, para engendrar en tiempo, al Hijo de Dios, que ratificando con su Sangre la alianza celebrada entre el Cielo y la Tierra, repararía ventajosamente cuanto había caído en la primera ruina."

L a do izquierdo: "María recibiendo la naturaleza íntegra y sin mancha con la perfección de todas las virtudes para ser elevada, conforme á los decretos eternos, ¡1 la augusta dignidad de Madre de Dios, cumplió los oráculos de los Profetas, superó la esperanza de las Naciones, dio gloria al Hacedor Supremo, nobleza á Su Santo linaje* alegría tí los cielos, y honor al género humano; ahora se recrea en el regocijo y la congratulación universal, por haberse declarado Dogma de fe tan gran privilegio. Año 1854."

Precedió al famoso triduo de la iglesia 'de S an Francisco, la s u n t u o sa festividad q u e, con igual motivo, tuvo verificativo en la Catedral el día 26 de M a yo anterior, y á la q ue contrib u yó el elemento oficial. D e s de el d ía 21 as Abril habíase publicado, por bando extraordinario, el decreto del P r e s i d e n te S a n t a - A n n a, q ue declaraba de fiesta nacional el 8 de D J '

ciembre de cada año, á fin de perpetuar el dogma de la Inmaculada Concepción de María y ordenaba que este acontecimiento, tan plausible para el catolicismo, fuese celebrado en toda la República con las solemnidades establecidas. Otro decreto de la misma fecha daba igual carácter al día elegido por la Catedral con tal objeto. La bula de S. S. Pío IX relativa á la declaración dogmática fué publicada, igualmente por bando, el 22 de Abril.

El triduo de la iglesia de San Francisco tuvo efecto como antes he indicado, en los días 1» 2 y 3 de Junio. El primer día ofició el Delegado Apostólico y Arzobispo de Damasco, Monseñor Luis Clementi, y pronunció la oración panegírica el religioso franciscano Fr. Agustín Moreno ;el segundo, celabró el Ilust r í s i mo Sr. Obispo de Ten a g r a , Don Joaquín M adrid, y predicó el Ilustrísimo Sr. Obispo de German icópolis, Don Man u e l j. Pardío, y el tercero, cantó la Misa el Ilustrísimo Sr. Arzobispo de México, Dr. Don Lázaro de la Garza y Ballesteros, y dijo la Oración Sagrada el Ilustrísimo Sr. Madrid.

La procesión con que dio fin el triduo fué una de las más célebres que se registran en los anales de la Iglesia mexicana, tan sólo comparable á la que, con igual motivo, efectuó la Catedral el día 26 de Abril. Las calles de la carrera fueron las de Santa Isabel, San Andrés, Santa Clara, Tacuba, Empedradillo* Plateros y San Francisco.

Siete batidores montados en soberbios alazanes, debidamente enjaezados, abrían la marcha, á los que seguían una banda de música y las diferentes agrupaciones en el orden siguiente:

Corporaciones, empleados y muchos parti-

culares con ramos de flores y cirios encendidos. Alumnos de los colegios con sus característicos trajes é insignias (véase "Festividad del Corpus.") Cofradías con sus lujosos estandartes y pendones. Comunidades religiosas y sacerdotes del clero secular, muchos revestidos. Un bellísimo y elegante carro triunfal que conducía á la Purísima, iba tirado sucesivamente, de largos y gruesos cordones de seda roja, por Obispos, como los Sres. Madrid y Belaunzarán, canónigos, otros sacerdotes y religiosos, caballeros de Guadalupe y generales. Ricas telas de tisú adornaban el carro en el que aparecían, entre grandes masas de nubes, ángeles y q u e r u b i n e s con los atributos de la celest i al pureza y precedidos por el A r c á n g el San M i g u e l. En la parte delantera veíase la imagen del Seráfico Padre fundador de la 1 Orden de los Menores, y en CARRO DE LA PURÍSIMA. la posterior, rodeaban el trono de la Reina de los Angeles, las estatuas de los grandes escritores que constantemente sostuvieron la concepción inmaculada de María, San Buenaventura, el Sutil Escoto, Alejandro de Ales y la V. Agreda. La Purísima, hermosa escultura de la propiedad del bordador Aguilera, dominaba todo aquel precioso y artístico conjunto, y daban á la imagen mayor realce su flotante y blonda cabellera, su túnica blanca de seda con cordón y borlas de oro y su manto color de cielo salpicado de estrellas. En el pedestal que sustentaba á la Virgen leíase en letras de oro el bellísimo cántico: Tota pulchra est Maria, et mácula non est in te.

Este carro salvo algunos detalles salió por

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