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de San Camilo de Paulinos i;-j.-{ Plano de la ciudad de México (situación de los conventos) 13(j

como el de Comendador de la orden de Calatrava, y elevados empleos, como el de Gobernador de Costa Rica, tomó el humilde nombre de Rodrigo de la Cruz, sirviéndose tan sólo de su buena posición y valimiento, para hacer prosperar la benéfica institución.

En dicho año de 1674, enviados por Rodrigo de la Cruz, á instancias del antiguo Obispo de Guatemala y á la sazón Arzobispo de México Don Fr. Payo Enriquez de Rivera, llegaron á México los hermanos Francisco del Rosario, Francisco de San Miguel y Gabriel de Santa Cruz. Hospedáronse en el Hospital del Amor de Dios (hoy Academia de Bellas Artes) hasta 1675 en que se trasladaron al lugar que p or instancias del Arzobispo - v i rrey Fr. Payo Enriquez de Rivera, les cedió la cofradía de San F r a n c i s c o Javier, establecida en la parroquia de la Santa Veracruz. Dicho lugar era el situado en las calles de San. Andrés y Betlemitas, BETLEMiTA. entonces co-

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nocidas respectivamente, con los nombres de Tacuba y Villerías, nombre éste del propietario de unos predios pertenecientes á esa calle. Dos anos después, 1677, habíanse instalado Jos hermanos en las casas que se les cedieron, las que desde luego habilitaron de hospital y levantaron su capilla que fué dedicada el 12 de Febrero. El 24 de Marzo, segnn la crónica de San Diego por Baltassar G Medina, hicieron los hermanos su profesión ante el dean Don Juan Poblete, conforme á lo dispuesto por el Papa Clemente X a c t u á n d o se el día siguiente una solemne procesión para conducir el santísimo sacramento, «el templo de San Francisco á la mencionada capilla, la cual fué de corta duración, sustituida por el templo que aún existe y se bendijo el 29 de Septiembre de 1687.

En este mismo año el pontífice Inocencio XI elevó la congregación á Religión hospitalaria, facultándola, para los votos solemnes conforme á las reglas de San Agustín, elegir su general y gozar de varios privilegios. Desde entonces vistieron los religiosos el hábito que les señaló, muy parecido al de los capuchinos: túnica de paño burdo, pardo oscuro, capa corta del mismo color, con capucha, rosario al cuello y cinto de San Agustín ; la capa tenía un escudo alusivo á la patividad del Señor: una estrella de plata iluminando tres coronas, emblema de los reyes magos.

INTERIOR DEL TEMPLO DE BETLEMITAS.

El hermano Rodrigo de la Cruz pronunció sus votos en Roma en Mayo del citado año y sus compañeros en México, siendo dichos votos, los de obediencia, pobreza, castidad y hospitalidad, obligándose á servir á los pobres convalecientes, aún siendo infieles ó atacados de enfermedades contagiosas. Así fué como se inauguró solemnemente la nueva Orden religiosa hospitalaria de Nuestra Señora de Belem, á la que el Papa Benedicto XIV, concedió nuevos privilegios.

Esta benéfica institución que se había estendido y ¡joseía en 1820 dos Provincias, la del

Perú con 22 hospitales y In de Nueva España eon 10 pertenecientes á la Capital, Puebla, Guanajuato, Oaxaea. Veracruz, Tia Imanalco, Habana, Cuba, Antigua y Nueva Guatemala, fué suprimida como las demás órdenes religiosas, por el repetido decreto de las Cortes Españolas. Los bienes desaparecieron. Después de la supresión de las órdenes monásticas el hospital de San Juan de Dios estuvo cerrado '; por algunos años, convirtiéndose en monaste- i rio de las religiosas de la Nueva Enseñanza, las que habían abandonado su casa y colegio de las Inditas que amenazaba ruina. Al abrirse de nuevo el hospital dichas religiosas fueron á morar en el convento de los betlemitas. En 1822 el gobierno cedió ala Compañía Laneasteriana una parte del convento para el establecimiento de sus escuelas, hasta 1894 en que dicha Compañía las entregó al Gobierno general en virtud de una suprema disposición. Desmantelado el templo se destinó á biblioteca popular la que fué clausurada al terminar sus funciones la Compañía Lancasteriana.

El templo convertido hoy en bodega del Ministerio de Fomento con la puerta nuevamente abierta en el lugar de la ábside, era por stis retablos del estilo más acabado del Salamantino Churrigera, por sus lámparas de plata, cuya forma estaba en armonía con los retablos y por los detalles generales del templo, ofrecía el verdadero tipo de las construcciones en la Nueva España durante el Siglo X V I I I.

C A M I L O S.

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ff ( )C() hay (pie decir de estos sacerdotes por falta de datos, pues los documentos (pie pudieran dar luz sobre su historia en ; México se perdieron en 1829. al llevarse á efecto el decreto de expulsión de españoles y al ser ocupado el edificio en lHiW de orden del PreBidente Gómez Farias, por individuos (pie se disponían á marchar para las Colonias de California, La Congregación de los padres regulares de la buena muerte fué fundada en l.">86 por San Camilo de Leus para cuidar de los enfermos y dar auxilio y consuelo á los agonizantes. El papa Sixto V aprobó la orden, solemnemente y la erigió el papa Gregorio XV eu 1594; Clemente VIH, la confirmó más tarde concediéndole nuevos privilegios, y Pió VI dio en 1643 un breve, para que se estableciera en España la congregación, independiente de la de Boma. De esta procedió la fundada en México con los sacerdotes tpie acompañando al padre Martín de Moya, llegaron en 1750, y se establecieron en una casa llamada de las Calderas, en la calle que tiene el nombre de San Camilo, donde formaron su convento y levantaron iglesia. Allí permanecieron hasta su exclaustración, en 1861, abandonando su eaí;a que fué ocupada, por los seminaristas, quienes, á su vez, habían abandonado la suya nacionalizada y con la .amenaza

LOS MONASTEBIOS.

de ser demolida á fin de ampliar la plazoleta del Seminario, mas habiendo cambiado de parecer el Gobierno, fué vendido el edic ió á un particular, quien lo convirtió en hotel.

Los Camilos volvieron á reunirse en la parte libre de su convento en 1863, pero á la caída del Imperio de Maximiliano, lo abandonaron para siempre, quedando en él subsistente el Seminario Conciliar.

El hábito de los Camilos consistía en sotana y capa negra, ambos con una cruz roja al lado derecho, casi á la altura del hombro. El sombrero era de teja ó acanalado.

PAULINOS.

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jL Convento del Espíritu Santo que existió en la calle de este nombre, fué en su principio un hospital fundado en 1600, P°r Don Alonso Rodríguez del Vado y su mujer D* Ana de Zaldívar, pero mal asistido el establecimiento se puso al cuidado de los hermanos de la Caridad en 1612 y, más tarde, bajo el de los Hipólitos, cuya comunidad obtuvo el patronato y tomó posesión del hospital en 1634.

Esmerábanse los hermanos en el cumplimiento de las obligaciones que se habían impuesto, asistiendo á los enfermos, hospedando á Jos pobres que llegaban de Europa y socorriendo á los necesitados. Su progreso fué constante hasta lograr convertir su convento en Priorato y levantar un buen templo que fué dedicado el día 19 de Mayo de 1715, templo en l ue siempre se mantuvo el culto, solemne y c°n el mayor decoro.

En el mismo monasterio hallábase establéenla, como en otros conventos y parroquias, ^ "Santa Escuela" cuya fundación fué aprobada por el papa Alejandro VII, en 1635. El n de sus instituciones era el de "enmendar la vida y aprender á servir mejor á Dios."

La extinción de las Ordenes hospitalarias por las Cortes españolas dio motivo para que la propiedad del convento estuviese compartida entre la autoridad eclesiástica y la Civil, determinando el arzobispo, por una parte, que la administración del templo fuese ejercida por capellanes nacionales y, en un tiempo por sacerdotes franceses cuando fué aquel cedido á la Colonia francesa para sus prácticas religiosas, y dedicando el gobierno por otra parte, el convento á diversos usos, ya para escuela de primeras letras que dirigía D. Octaviano Chouzal, ya para el establecimiento tipográfico de D. Vicente Gra reía Torres. * * #

El establecimiento en México de los P P. Paulinos fué debido á la iniciativa y trabajos de varias personas y, principalmente, de D. Manuel Andrade y Pastor, trabajos que dieron por resultado la expedición del decreto de 23 de Junio de 1845 que á la letra dice: "Se permite en cualquier lugar de la República el establecimiento de la Congregación de misioneros, instituida por San Vicente de Paul, bajo las reglas dadas por el mismo Santo, que se presentarán al Supremo Gobierno para su aprobación, si en ello no encontrare inconvenien-

te." Presentadas las reglas, según se ordenaba, y aprobadas en 1846, se declaró legalmente establecida la institución que empezó á producir sus efectos á la llegada de los Padres Juan Bautista Figueroa, Juan Serreta, Juan B. Boquet y Joaquín Alaban, quienes erigieron la Provincia y abrieron el noviciado.

Con las Hermanas de la Caridad habían llegado antes en 1844, los Padres Buenaventura, Armengol y Ramón Sanz, (Véase artículo Hermanas de la Caridad), y sucesivamente otros sacerdotes que con los anteriores extendieron su esfera de'acción á Puebla, León délos Aldamas, Pátzcuaro, Morelia, Saltillo, Monterrey y Guadalajara. Por decreto de 6 de Julio de 1853, expedido por el General Santa-Anna

Publicadas en México las Leyes de Reforma expedidas por el Gobierno Constitucional en Veracruz, el día 12 de Julio de 1859, los Paulinos permanecían en su convento ; y en esos momentos el inoportuno Ministro francés, con mayor exaltación que su antecesor Mr. de Gabriac intentó sostener respecto de las Hermanas de la Caridad y de los Paulinos, fueros que el Gobierno no podía aceptar, llevando aquel sus exigencias, al extremo de querer obligar al Gobierno á suspender los efectos de una ley. En la correspondencia que se siguió mostrábase el Ministro francés altanero y extravagante y el gobierno mexicano, correcto y moderado. El final de la cuestión fué la circular de 28 de Mayo de 1861, que trata del carácter que

TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO.

entraron los^Paulinos en posesión deltemplo y parte libre del Convento del Espíritu Santo.

El año de 1854 al hacerse un empadronamiento en la Ciudad, el prefecto del Cuartel num. o consultó si los Paulinos debían reputarse como extranjeros, lo que dio lugar á una correspondencia entre el Ministro de Relaciones, Bonilla, y el P. Ramón Sanz, Visitador de la Provincia, quien hizo al fin, la siguiente declaración: "Obsequiando el superior oficio de V. E./le 19 del actual,' tengo el honor de manifestarle (pie los padres Paulinos de nacionalidad extranjera no se consideran con derecho ft'alegnrla. en el país'en que residen, sino que se reputan como subditos de él." (22 de Mayo de 1854).

CASINO ESPAÑOL.

el Gobierno reconocía á las Hermanas de la Caridad y P P. Paulinos, la cual en su último artículo decía: "Respecto de los padres Paulinos se observará estrictamente la ley que suprimió las comunidades religiosas, no reconociéndose en ellos más carácter que el individual de ministros del culto.

Abandonado el Convento por los Paulinos, se convirtió en casas particulares y el bonito templo fué en parte demolido, aprovechándose sucesivamente en tahona, almacén, teatro, lonja para tratar asuntos mineros, etc. En 1862 se derribó la torre, y en el estrecho atrio construyéronse casuchas miserables, todo lo que ha sido sustituido con el hermoso y elegante edificio levantado para el Casino español. El templo era de una nave y tenía dos puertas, una

LOS MONASTERIOS. 135

e n e* centro del estrecho atrio y otra, bajo el cubo de la torre. En el interior del Convento Vistió la Capilla ó Santa Escuela de Cristo á cargo de una congregación.

J» J» J»

-Doy término á esta primera parte del "Lir o ^e mis recuerdos." con la corta narración que sigue:

Instalados de nuevo los jesuitas en su antiguo edificio y colegio de San Ildefonso en 1816, con motivo del restablecimiento de la Compañía, los padres mandaron pintar, en un alto muro del departamento llamado Colegio chico, un surtidor que indicaba la fuerte presión del agua por el chorro sumamente («levado, al lado del cual pusieron este lema:

ALTIUS QUA PRETIUK.

Lema que puede hacerse extensivo á toda opresión en general.

INTERIOR DE LA CATEDRAL.-VISTA TOMADA DESDE EL CORO.

PLANO DE LA CIUDAD DE MEXICO

Kn que se expresa la situación de los antiguos Conventos de la Capital.

1 La Catedral.

CONVENTOS DE RELIGIOSOS.

2 San Francisco. 3 Santo Domingo. 4 La Merced. 5 San Hipólito. 6 San Fernando. 7 San Diego. 8 El Carmen. 9 San Cosme. 10 San Juan de Dios. 11 San Lázaro. 12 Monserrate. 13 San Antonio Abad. 14 Oratorio de San Felipe Neri. 15 San Camilo. 16 Espíritu Santo. 17 San Andrés. 18 Hospital de Terceros.

CONVENTOS DE BELÏÔÎOSAS.

A. La Concepción. g. Eegina. G. Jesús María. D. Balvanëra. E. Encarnación. F. San José de Gracia. G. San Bernardo. H. SantaClara. J. San Juan de la Penitencia. L. Santa Isabel. M. Capuchinas. N. Corpus Cristi. O. San Jerónimo. P. Santa Catalina de Sena.

Santa Teresa la Antigua.

Santa Teresa la Nueva. S. Enseñanza Nueva* T. Santa Brígida. U. Betienw&s.

S B O - T T K T X > A I» Â- H T -E

C U A D R OS DE C O S T U M B R ES

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CAPITULO I

TIPOS Y ESCENAS SOCIALES

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M U N D O N U E VO

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I § A sociedad es como un hermoso •**=^ î río que ofrece puras y cristalinas sus aguas cuando el fango no las enturbia. Los individuos que la forman constituyen dos elementos: el bueno que camina por el sendero del bien obrar y el malo que en su tránsito va res endo las impurezas del vicio para oscurea hermosa trasparencia que, en su curso hacia el progreso humano, debe aquella siempre presentar. El elemento bueno existe aún por fortuna en México, pero va sobresaliendo el malo, enturbiando con sus actos esa corriente que podemos llamar del porvenir de la Nación. Vicios y defectos inherentes á la condición humana existen en las naciones, mas no en todas como en la antigua, Roma, han llegado á producir el más completo desquiciamiento social. Muchos ríos del mundo, á pesar de

,138 sus fuertes aluviones, no se desbordan si tie- hagas lo que tantos otros que por el real que nen sus cauces bien consolidados y su régimen pagan, por helado ó chocolate, se apoderan del regularmente establecido, y si por extraordi- lugar como de país conquistado y se creen con narias avenidas suelen desbordarse, pronto derecho á pintar indecencias en el mármol de vuelven á encauzar sus aguas y proseguir su la mesa y rayar con sus chispas de diamante curso normal. Grandes naciones como Alema- los cristales de la puerta. nia, Estados Unidos é Inglaterra pueden ser comparadas con esas voluminosas y regularizadas corrientes, y alguna pequeña como Suiza, mas ésta tiene sobre aquellas la ventaja do hallarse encerrada, no pudiendo extender su territorio ni, por tanto, sonar en el moderno imperialismo, pero vive feliz y eso le basta. Algunos ríos que por sus desbordamientos son fecundantes como el Nilo, no admiten parangón con las naciones en las que tales causas producen efectos desastrosos.

Al tratar de la sociedad mexicana en el presente articulo, atiéndase bien que hablo de ella en general y del elemento malo en particular, haciendo casi completa abstracción del elemento bueno. Hecha esta importante adverCAFE DE "LA CONCOSDIA." tencia, entro en materia. El escondrijo aquel es el escaparate que te

Desquiciadilla anda la sociedad, lector ami- ofrezco, al través de cuya vidriera puedes digo, y esta mi aserción no tiene vuelta de hoja, vertirte con la multitud de figurillas de moviy en verdad te digo que para probarte que no miento, que van y vienen y se tropiezan en la tiene por donde la deseche el diablo, preciso avenida más concurrida de la Capital, y para es que eche un párrafo contigo. Para que veas que el carácter que he asumido de expositor que nada pongo de mi cosecha y que lo que di- del totilimundi ó mundonuevo sea completo, go son tortas ij'panpintado respecto de la rea- no te faltarán, querido lector, las cancioncillas lidad, observa por tí mismo á los individxios, del saboyano, nada más que por carecer de voz pues como cada cuba huele al vino que tiene y de la condición del hijo de los Alpes, sólo te ellos mismos te dirán lo que son. Vuelve apo- recitaré en castellano, la letra de esas cancionerte en la calle, como el otro dia te aconsejé, y nes á que he aludido. Óyelas, pues, en tanto encontrarás en ella gente de capa negra y gen- que sigues recreándote con ese aparato que te te de capa parda, que ni buscadas con can- he propocionado. Cancioncillas son éstas ó lecdil para sacar el hilo por el ovillo, y así, te ciones que de mucho provecho han de servirte recomiendo queen tu afán de meterte en vidas en el curso de tu vida, como hijas que son de ajenas, corran parejas tu cuidado y discre- la observación y la experiencia. ción, para lo cual no te falta meollo ni dos de- Instalado en el esconce aquel de la Concordos de frente, que Dios te dio; más si no quie- dia abre tamaños ojos y mira atentamente á res tropezar con uno de esos inciviles que sue- I los que pasan. Muchos siguen el camino de la len plantar una fresca al lucero del alba, que conveniencia con pies ligeros y el de la rectise te haga encontradizo, unos de esos que bus- tud y moralidad con pies de plomo; á irnos vecan prójimos que tengan bien herrada la bol- rás que solícitos van á caza de gangas y otros sa, ó de sufrir una cogida de uno de tantos que andan oliendo donde guisan ó simplement eléctricos que van por esas calles de Dios co- te oliscando, para publicar en periódicos vidas mo alma que se lleva el diablo, abandona laB ajenas y si, como de costumbre, olfatean mal aceras para no parecer lagartijo ni coyote, mé- cantan la palinodia al día siguiente de exhitete de rondón en la Concordia y toma asien- bida la noticia, ó callan como un muerto. Veto tras de una vidriera, y á buen seguro qué tú rás, asimismo, individuos que andan en picos

pardos sin que nada les importe qne se vaya lo amado y quede lo descolorado, y otros, muy ordinarios por cierto, echando sapos y culebras por sus bocas ó despanzurrándose por quítame allá esas pajas. Aquellos vienen hechos una uva, ó como dicen nuestros léperos, muy mamados, molestando á todo el mundo °°n sus impertinencias y éstos van que vuelan para pelar al prójimo en ciertas cosas ó, lo qne es más seguro, para ehar su caudal en el pozo airón, y en tanto que algunos, como la9w'tijas en cimborrio permanecen arrimados á las paredes de las casas, ó están en babia ante los escaparates de "La Esmeralda," los rateros que se pierden devista hincan la uñacon tanta maña que canta el credo.

Así va el mundo, y el que no crea que está para dar un estallido, es porque no tiene ojos ó tiene telarañas en ellos. Desengáñate lector, todos andamos descaminados y ese desquiciamiento de que te hablo seguirá de frente hasta que de Dios nos venga el remedio, á no ser que estemos dejados de su mano.

Azotando calles y con sus contoneos soltando el trapo, verás á la corruptora Celestin a, ó Corredora de oreja, á muchas de sus pupilas y á no pocas aspirantes al pupilaje.

Jóvenes apuestos mirarán tus ojos, quienes P °r su porte darante á conocer su noble alcurnia, más como el hábito no hace al monge, ni e » oro todo lo que reluce, muchos de los elegantes que así ves, han convertídose por sus vicios en gente de escalera abajo, y si salen de una cantina para entrar en otra, es que quieren pillar una zorra, si no es que ya la Uevan en el cuerpo, más todos ellos, á p< sar de su vida airada, siguen y seguirán sitado los mimados de la sociedad porque quien tiene dineros pinta panderos y dineros son calidad, aunque yo digo que oro es lo que oro vale.

Tal conducta reconoce por causa el medio social en que se vive, sin que basten á contener el mal, la educación y el ejemplo por aquellos recibidos. Si una fruta sana se desprende de la rama que la sostiene y rueda al fango, "remisiblemente esa fruta se pierde.

También verás individuos que, sin ser viejos, caminan arrastrando los pies por la flojedad de las piernas; pues bien, tales individuos van

Pregonando, con su raquitismo, que fueron de *a vida airada y son de naturaleza gastada, pudiéndoseles aplicar la conocida sentencia: de aquellos polvos vienen estos lodos.

Tan pronto se te presentarán ricos de la pelea pasada empobrecidos, como pobres enriquecidos de última hornada; sabios de aquellos que no atajan la pelota y tontos que son el tipo del que asó la manteca y que no andan en cuatro pies como los gatos por qué Dios es grande.

Para no causarte enojos, amabilísimo leclor, abandono el estilo sentencioso que á las mientes se me vino, y sólo te pido que, mirando á mi arrepentimiento, me perdones, y si quieres, como una satisfacción que bien mereces, que retire de lo escrito la sarta de refranes, estoy pronto á obedecerte, pues como no soy río, atrás me vuelvo.

Y qué diremos de las damas mexicanas, benévolo lector, sino todo aquello que redunda en honor suyo, pero entiéndase bien, que hablo de las damas y no de aquellas que no lo son.

Bien merecen las damas mexicanas, no sólo nuestra indulgencia por los defectillos que suelen tener, sino toda nuestra consideración, en primer lugar, por lo que valen, y en segundo lugar por ser hermosas y verdaderas sacerdotisas que mantienen vivo el fuego de, la fe religiosa, que quiérase ó no se quiera, ha de ser la que tarde ó temprano regenere á nuestra sociedad. Que nuestras jóvenes son santurróncillas, mejor; déjalas estar, mi buen lector, y sólo procura evitar que se apodere de ellas el fanatismo, vicio que es tan perjudicial para ellas mismas como para la Iglesia y para la sociedad. Más garantía te ofrece la mujer que reza y reprime sus pasiones por el temor de Dios, que una filósofa que cree ser todo obra única de la naturaleza, pues ya tiene en ésta al editor responsable de todas sus fechorías. ¡Desgraciada nación aquella en que el hombre arranca á la mujer su fe religiosa, que la corrompe y la conduce á la sentina de sus vicios !

Si tienes hijas, queridísimo lector, reflexiona en lo que te digo.

Además, deben las jóvenes abrigar el convencimiento de que la virtud y la ciencia son compatibles. La mujer instruida es una preciosa flor que recibe de la virtud su delicado aroma; si la flor muere, el aroma adquiere la

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forma de un angel, que bate SUB alas y se dirige al cielo. Por tanto, la mujer debe tener simpre presentes, para seguirlos, aquellos senti-

mientos de piedad que, en su niñez, le fueron inspirados por su buena madre.

No hay cosa más repugnante en los escritos de^un individuo, que ver aparecer en ellos continuamente el pronombre personal yo, licencia apenas perdonable en un Zorrilla, por su alta jerarquía, en el mundo de las letras, mas debe tenerse presente que en las Memorias y en las Autobiografías de cuyo carácter participa el LIBRO DE MIS RECUERDOS, tal circunstancia es á ellas inherente y no debe causar extrafieza, cuando el que escribe se presenta como testigo de los hechos que relata.

También he de advertir, mi complaciente lector, que no estando obligado á relatar todos los hechos que han deearrolládose á mi vista, callaré aquellos en los que, mereciendo reprobación, hayan intervenido personas que me dispensaron algún bien, en lo que casi nada perderás, pues te prevengo que fueron muy pocas las que me tendieron generosamente su mano. Por el contrario, hube de luchar en la vida con toda clase de caracteres que, por desgracia, tarde conocí, como tardía llega siempre la experiencia; así es que si quieres adelantarla en tí, y aún es tiempo, oye mis consejos ó sean las cancioncillas aquellas del saboyano á las que aludi anteriormente, al poner ante tus ojos mi mundonuevo, cancioncillas por las cuales me darás sin duda el título de diablo predicador, cumpliéndose la predicción que expuse en el prólogo de mi libro.

En tanto que recito las susodichas canciones, sigue divirtiéndote con las figurillas del mundonuevo. El NOSCETE IPSUM es un principio filosófico profundo y extremadamente útil, pero es igualmente provechoso conocer á los demás. No te alucinen unos por sus fingimientos, ni preocupen tu ánimo otros con su descaro; mide á todos por sus acciones y dale el lugar que merecen.

El recuerdo de algunas escenas quedesde mi infancia leí en el preciosísimo Oil Blas, y que sin cesar se repiten, me demuestran que el mundo no ha cambiado, y así tengo que recomendarte también, que desconfíes de todos los que á tí se lleguen con frases altisonantes en encomio de tu persona, pues los tales individuos te quieren comer medio lado. No permitas qué te llamen Demóstenes ó Cicerón si eres oradof, ni Dante ó Victor Hugo si poeta, ni Newton ó Humboldt si hombre de ciencia, y así de los demás. Admite por conveniencia tan sólo, el que se te compare con un santo, y eso con un San Francisco, porque al confesar que tienes con tan Seráfico Padre un punto de semejanza, la pobreza, huirán de tí los aduladores, como se huye de la peste.

Nunca des, como se dice vulgarmente, tu brazo á torcer; preséntate ante los magnates siempre de relumbrón y nunca des á conocer tus miserias, si acaso te aquejan y tendrás hecha tu fortuna.

Ruégote que no entres en sociedades ni en agrupaciones, sean de la clase que fueren, en las que puedas servir de escalón á los demás, pues todos al subir, te han de hollar y humillado te quedas.

Te recomiendo que en la lucha por la vida, sigas siempre la línea recta, aunque la socie-

àadliaya resuelto el problema en sentido contrario.

Te referiré una escena, que puede servirte de útil enseñanza, aún cuando ella se refiere á °tra época y á otras costumbres, pero que pudieran volver, la cual tuvo lugar en una Secretaria de Estado en ocasión en que varios gol£*» de la suerte habíanme dado las primeras lociones de una amarga experiencia.

Departíamos amigablemente varios individuos en una de las piezas del Ministerio de Fomento, & la sazón en compostura, y versaba la •ttnversación sobre la buena fortuna de mi per^ma, que había caido en gracia al Presidente Comonfort.

Uno de mis compañeros escribió con su láPiz en la pared, sobre la blanca preparación la Biguiente infundada profecía: "García Cubas llegará á ser un alto personaje." Ni alguacil, dije con presteza al enterarm e de semejante disparate. —¿Por qué razón? me preguntó aquel que « había echado de profeta. Porque imbuido, le contestó, desde mi más temprana edad en ciertos principios matemátil*08 » mi norma en todas mis acciones es y será la linea recta. —No sé qué influencia pueda ejercer un Principio matemático en las acciones de la vida humana. —Mucha, porque en la vida práctica, según 6 podido observar, para lograr un fin, no es a recta sino la curva, el camino más corto. Tiene razón este muchacho, dijo una per^ na ya entrada en años, que nos escuchaba, y yo agregaré, continuó diciendo, que la curva de **e camino debe contener forzosamente, como Cemento principal, una de estas tres calles de l é x i c o: la de los Meleros, la de las Damas ó l a de Plateros.

Mucho nos reimos de la ocurrencia, por más <P*e al sujetar á la reflexión tal idea juguetoa) viésemos que encerraba una máxima desesperante.

Preséntate en los convites preparado con

Runos versos para que los espetes, en son de "ttndis improvisado, en honor de algún person e á quien desees tener grato, ó, hablando ?°> adular; más si tu caletre no fuese favo• ïecido por las musas, echa mano de Virgilio fijando en tu memoria alguna de sus estrofas, y no te preocupes con el plagio, pues ten bien entendido que no te lo han de atrapar, pues son muy raros los que hoy tienen conocimiento con aquel Señor. Ni tampoco, atendiendo á la gran distancia de los tiempos, corre, riesgo de que el ilustre mantuano descubra la superchería, escribiendo en la puerta de la habitación, cuya es del'personaje objeto de tu lisonja :

¿ O S EGO VEBCICULOS FECIT TULIT ALTER HONORES.

Sic VOS NO VOBIS '

Resabios y no otra cosa son estas citas, nada más que resabios de mi antiguo colegio de San Gregorio, por las que no debes de murmurar. ¿ Acaso te llamo presuntuoso por que en tus discursos lances frases latinas, diciendo que has hecho tal cosa AD HOC, que por haber gastado tu caudal, te quedaste IN ALBIS; que diste en el BUSILIS ó en el QUID de la dificultad; que eres el NON PLUS ULTRA de los mortales; que en tus tratos la condicional es SINE QUA NON ; que tal asunto se halla en STATU QUO; que para ser creído dices PER ISTAM, haciendo la señal de la cruz; que has cometido un QUID PRO QUO; que VELIS NOLIS haces tal cosa; que llamas PANDECTAS á la recopilación de leyes del Emperador Justiniano y digas por último MONS PARTURIENS, aludiendo al que te ofreció las perlas de la Virgen y te salió con un GOPHIR. ¿Cómo no hemos de hacer uso de tales voces, si también fueron nuestros padres los de la clámide terciada, pantorrillas desnudas y coronita de rosas?

Cuánto más vale recurrir al clásico idioma, que está infiltrado en el nuestro, que usar palabrotas tan ásperas y desabridas como el SPORT,

el TRUST, COMITÉS, INTERVIEW y tantas otras como las que se echan á volar diariamente.

He hablado del muy generalizado vicio de la adulación, que mucho rebaja la dignidad del que adula y en nada acrece el mérito del adulado. Si tú, querido lector, persona bien nacida, dirijes expresiones más ó menos afectuosas á una persona, á la que le debes favor y distinciones, tu acción es noble y levantada, y puede decirse, el polo opuesto de la que otro, por medio de frases no sentidas, pone en juego para lograr un fin que derecho va al negocio y no al cariño.

Todo esto que te digo, no es para que des-

precies los elogios sinceros que te hicieren, sino para que no te envanezcas con los que, desde á media legua huelen á jabón.

Este vicio de que trato ha sido fruta de todos los tiempos y gustada por muchos de cuantos habitan nuestro mundo. Si hasta el gran Virgilio tuvo á este respecto sus caiditas, y lo digo en este tono por la veneración que profeso al eminente ingenio que tanto bueno dejó escrito.

Si quieres conocer á los hombres y, sobre todo, investigar quiénes son tus verdaderos amigos, di á cada uno de éstos que te has sacado la lotería ó dales otra noticia que te sea favorable, y obsérvales en tal momento, la expresión de su rostro; Si al contestarte cada uno de ellos—cuánto me alegro—ves reflejarse en su mirada el regocijo que indican las palabras, ese es tu amigo leal y verdadero; más si nada dicen sus ojos que son espejos del alma, y salen las palabras apenas perceptibles de unos labios contraidos, ese es un falso amigo, un envidioso.

Semillas son las amistades de las que unas salen buenas y otras vanas. Cultiva con esmero las primeras y aparta á las dañosas de tu lado.

En tu largo vivir si aún joven eres, cuídate menos de un baladrón que de un taimado, que aquél, no ha de armarte como éste zancadilla y al suelo vengas. Los individuos de esta especie constituyen en la gran familia social fieras domésticas, cuyo malévolo instinto les descubres cuando ya laceraron tus carnes con sus uñas.

No des ni tomes dinero á logro, si no quieres que, despierto, te punce la conciencia, en el primer caso, ó que te asalten, dormido, lo malos sueños y pesadillas, en el segundo.

No permitas que para alivio de sus males te apliquen sanguijuelas, que como se hinchan con la sangre humana, son la causa determinante de la anemia en todo individuo que acude á tal remedio ; ni abras en tu heredad agujeros que, siendo cada vez mayores, acabarán por convertirse en hoyancos, tan difíciles de cubrir que harán imposible las labores y, sin éstas, tu hacienda está perdida.

Por tanto, recomiéndote que para cubrir las necesidades de la vida, acudas á la diligencia, al trabajo y á la economía, bien entendido que no has de confundirla economía con la miseria, que es el vicio de todo mentecato, pues se aviene á pasar muy mala vida para acumular tesoros y que, al fin, al abandonar este mundo, deja, como aquél de marras, enterrada su alma para que algún avisado disfrute de ella.

Cumple siempre lo que ofreces y nunca ofrezcas lo que no puedes cumplir, defecto social muy común entre nosotros.

Si á pesar de mis consejos, mal te hallares en el mundo por las flaquezas de nuestros prójimos, ármate de paciencia y prosigue el camino de la vida, con paso firme y por buen terreno, para que no caigas en el fangal en que tantos se han precipitado.

AUDACES FORTUNA JUVAT. — Esta es otra máxima de altísima importancia y muy útil para todo aquel que aventura su caudal en una ardua empresa; pero hay muchos que hábilmente la explotan y logran como fantasmas alucinar á la sociedad que al fin les da su pase de hombres grandes. Muchos tipos encontrarás, lector amigo, por esos mundos de Dios, que han sabido encumbrarse merced á una audacia desmediada que, sin dificultad alguna, triunfa siempre de la candidez columbina de esa misma sociedad; nías si quieres conocerlos á fondo, examina atentamente la causa de su presunción con el mismo cuidado con que aplicas ácido nítrico á una moneda para descubrirle el cobre y aparecerán como son y te dirán lo que valen.

Ya te veo venir, carísimo lector, para decirme que yo también he caído en ese vicio que censuro, pues parece que con mis latines quieres darme una mano de barniz de entendido y sabio; pero antes queme, dirijas la palabra, yo me confieso ante tí y manifiesto que no por acudir algunas veces á ciertas frases, expresadas en el bello idioma de Cicerón, me tengo ni quiero que me tengan por latinista, ni mucho menos, no por desprecio al clásico idioma, sino porque desgraciadamente el estudio que de él hice, no me autoriza para adquirir tan honroso título.

Si tu corazón abriga aún odios de partido, yo te ruego que los deseches por las siguientes consideraciones que deben pesar en tu ánimo. Sea la primera, que la Nación tiene necesidad del concurso unánime de todos sus hi-

jos á fin de que fructifique la paz ; sea la segunda, que la existencia de los partidos polieos no tiene ya razón de ser, puesto que vencido uno, ni puede ni le conviene volver á su vida militante, y cuando, por otra parte, dichos par "dos nada se deben, y si se han cometido algunos hechos reprobados por uno, no pueden ser santificados los ejecutados por el otro; así como, por una y otra parte, no han escaseado las buenas acciones.

Si existen propagadores de las ideas liberales y los hay también de las teorías conservadoras, reprochándose unos y otros sus faltas y defectos, con tendencias á la desunión ¿por qué, tú y yo, mi buen lector, no hemos de gozar de igual libertad para difundir nuestras ideas, encaminadas á la concordia de todos los Mexicanos, sin excepción, y á hacer efectivo el significado de uno de los colores de nuestro hermoso cuanto querido pabellón? No gastemos nuestra virilidad en contiendas inútiles; unámonos y seremos fuertes.

La discusión debe existir puesto que son ^evitables entre los humanos las opiniones contrarias, más para que aquella sea provechos a debe seguirse por medio del razonamiento y no por el de los insultos y diatribas, pues téngase por cosa cierta, que todo aquél que arguye con injurias, deja viva y triunfante la tésis del contrario.

En tus conversaciones y discursos debes Procurar, por tanto, identificar tu voluntad al mecanismo de un reloj bien arreglado; si éste es regulador del tiempo, midiendo con exactitud los minutos y las horas; sé tú, el regulador de tu conducta social, midiendo tus palabras y conceptos.

Si quieres prosperar en la política, sé como muchos, que no tienen ideas fijas y sólo admiten las que les convienen según las circustancias. Sobre todo estudia bien á MaquiaVe'o, mas como para seguir tan perniciosa máxima, tienes que echarte á las espaldas tu honradez y tu conciencia, te ruego apartes de tí ese vicio social.

Cuando dejo correr mi pluma para atacar Vlcios sociales, con frecuencia la abandono, reflexiono y me pregunto: ¿estaré en lo justo ó me habré dejado llevar de un arranque injus"ficado? Entonces al recordar los hechos ob8ervados, tacho lo escrito unas veces, ó dejo vivas las frases estampadas, otras, recobro la pluma y prosigo escribiendo.

Indiscreta por demás la sociedad, entregóme muchos de sus secretos, más como no me encargó el sigilo no tengo por qué callar sus poridades.

Tan arbitraria é inconsecuente es, que da títulos á su antojo; tan pronto abate intelgencias como encumbra nulidades. El título que más prodiga es el de filósofo, sin tener en cuenta la germina significación de la palabra. Filósofo llama al despreocupado; filósofo al sucio y desaliñado; filósofo al que sigue la máxima del ¿qué dirán y qué se me da d mil' filósofo al desesperado que pone fin á sus días ; filósofo al escritor que se echa á volar por los espacios imaginarios y cuyas fantásticas lucubraciones nadie entiende, y filósofa, en fin, á la tonta que cura males de amor con un vaso de estricnina. Buenos amantes de la sabiduría son todos estos individuos. ¿Cómo quieres, lector amigo, que esté bien con la mayoría de la sociedad, que si eres pobre te desprecia y si rico te adula por delante y te hace trizas por detrás ; que muchas veces lanza contra tí una calumnia que circula como un alud, tanto más irresistible cuanto mayor es la deshonra que envuelve; que si eres bueno te llama hipócrita; si honrado tonto, y si afecto á las ciencias, á las letras ó las artes, plagiario?

Ya ves que la envidia y la malevolencia no residen en tí ni en mí ; están infiltradas en ella misma.

La difamación causa gozo en las almas enfermas y por tal motivo circula con profusión en esa clase social que se llama vulgo, con el que se identifica el elemento malo de que vengo tratando y esa es le causa, de que no pocos halaguen é ese vulgo dando á la honra, ave delicada, nueva forma, y echándola á volar para que los buitres la devoren.

Desengáñate, lector, el cuerpo social está constituido como el sistema de la numeración decimal: cifras de orden superior á la izquierda de una coma y cifras de orden inferior á la derecha. Las primeras aumentan sucesivamente de valor según el lugar que ocupan, más y más distantes de. dicha coma, y las segundas, por el contrario disminuyen en la misma proporción; más como la misma sociedad ha que-

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