10 minute read
Festividad de San Felipe de Jesús
'52 ilii su nuil-tirio, filé celebrada por primera w* mi lu Capital la función religiosa, estable<:iila tïii su honor, con motivo do la beatificación hecha en liorna, por el P a pa lTr b a n o X I J I) en virtud de l;i huía, expedida en 1-1 de Septiembre de 11)27.
Acerca de la festividad del Santo, lie aquí el acta, del Cabildo celebrado el 12 de Enero de I <i2!). fojas ;«»: "•Que el principal dia (¡o. es a chuso (lo Febrero de este año la Ciudad tome en sí el celebrar la fíenla de estos Stos. martyres especial al Sto. Pr. Felipe, pa. lo i|e. los Comisarios de esta C i u d ad con los qe. nombrare el Cabildo de la Sfa. Iglesia, se junten con el pe. (iuardia.n, y dispongan las Calles por donde hade venir la Procesión, las Casas se liando aderezar, y limpiar colgándolas con todo lucimiento, y qe. se pongan Altares en todas las bocas de las quadras, y arlilicios de fuego pr. cuenta de esla Ciudad: y en todas las azoicas muchas trómpelas, y clarines, y en la. Iglesia se ponga la cera necesaria, olores, y junsía pr. dicha cuenta con todo lucimiento. Que el dia en la tarde haya una mascara general qe. se publique. Y i'ii la calle de S n. Franco, haya carrera publica.: y á la noche luminarias genera los. y una mascara que salga, do las Casas de este Cabildo, é con quince personas, qe. hande ser, el Sr. Corregidor. Alcaldes ordinarios. Alguacil mayor, lîegidores, y Fscribano mayor, sin oxsepluar persona alguna los (piales cada uno hade elegir un compañero de fuera, y tollos hande yr vestidos de baqueros de tafetán le híspana, y mantos de velillo, cubiertos de Caballo de lo misino, guarneados de oropel, sombreros de lo misino, hachas en las manos de cera de China, y dos de Campeche pa, los Lacayos, y aquella- noche en estas ('asas de. Cabildo haya muchos fuegos y luminarias, y repique de las campanas, y el di» por la mañana los Caballeros Regidores salgan cu for _ ma de esb-is ( 'asas con todo lucimiento y acom pañaniiento pr. S. 10. si fuere, y no yendo ha. de llevar la Ciudad Masas, delante de la mascara hande ir d i e/ y ocho caballos encabrestados de atabales, y trompetas, y todo este gasto se hade hacer pr. cuenta de Propios, pr. lo qual se señala los mil pesos qe. estan en poder del
Advertisement
Mayordomo de resto de los tres mil pesos qe. dio, qe. a u n q ue se acordó se le bol viesen, y loa vajase de la escriptura atento A (pie os precis esta ocasión, se revoca el acuerdo en qe. se mandó, y lo demás necesario se dé de cuenta de dichos Propios, del tercio qe. deben !«••• Tiendas adelantado de esto año, qe. esta retenido, y haviendo traidose la resolución de la consulta, se; du Villcte p a . q e. la. Ciudad le vea. y enibie los Comisarios q ue hande executar estas ordenes de lo q u ai se dará noticia al convento, cuando venga la. dcha. resolución, y en q u a n to á qe. se tenga i>or Patron y Abogado de la Ciudad lo recibo pr. tal, y a s e n t a rá con el convento las Capitulaciones qe. convengan pa. la celebración de su fiesta cada año.**
Va puede imaginarse el curioso lector los grandes regocijos á que debieron entregarse los vecinos de la buena, ciudad do México, al celebrar por primera vez la festividad establecida por las autoridades civil y religiosa, de común acuerdo, y cuan g r a n de sería el de Ia madre del Santo, A la que se honró llevándola (ui la procesión á la derecha del Fxcolo.ntísimo señor Virrey, el M a r q u és de Cerralvo. quien había, soñaládole, así como A sus dos lujos, una renta para su subsistencia. Poco duraron los goces de aquella bienaventurada madre, pues & los quinen días de esta solemnidad, su alma, voló A la mansión celeste para unirse A la de su ya glorificado hijo.
Por interesante se da cabida en este artículo al presente grabado del siglo X V I 1 1. q«(í ofrece curiosos detalles de la festividad con que a n t i g u a m e n te se honraba á S an Felipe""1' J e s ú s. La procesión sale de la Catedral po r la puerta del poniente y recorriendo las calles del Empcdradillo y Plateros se dirige "' templo de San Francisco. Vose la Catedral con cercado d. manipostería coronado de »'" menas, sin la torre occidental y sólo con ^ primer cuerpo de la ( )riental. terminado desde Mîàii y con la cúpula (pie diez años ni*8 tarde fué sustituida por la muy bella (pie hoy existe, debida al gimió del insigne Tolsa. Adviértese en segundo término la. capilla, de l ° s
Talabarteros, construida en UiK7 en el áng»10 de las Escalerillas y el Empcdradillo. y dest u i da i«n LS2:*. de orden del ayuntamiento. (Véase el plano de la pág. 127). En el "¿1timo término se descubre el templo de Santo Domingo. La e s t a m pa no puede referir-
Be A la primera festividad celebrada en K # y '
Porque la, Capilla de los Talabarteros aun no xistía. ni tampoco puede referirse á los años cpie siguieron al de 1T.*1 porque en ese año ya " ' habían terminado las dos torres.
La imagen de San Felipe, que era la misma que mandó hacer la madre para tributar al hijo los honores de la Santidad, se llevaba de la casa de un bienhechor que la tenía en dePósito durante el año, á la iglesia grande de San Francisco el día 4 de Febrero.
PROCESIÓN DE SAN FELIPE. en hombros de religiosos, quienes se remudaban de cuatro en cuatro, en cada bocacalle, hasta el portal donde eran sustituidos por clérigos, y, ya en la Catedral, por los señores prebendarlos. Tan luego como la imagen se hallaba ya colocada en el Altar Mayor dábase principio á las vísperas. Al día, siguiente ó sea de la festividad, los franciscanos y los dieguinos, después de la, misa conventual, si dirigían á la. Catedral á las ocho de la mañana, dándose principio luego á la procesión que en el interior del templo precedía á la solemne misa cuya oración sagrada estaba encomendada, por turno anual, á un religioso franciscano y á otro dieguino. Terminada la función ambas comunidades, acompañadas del gremio de plateros, regresaban, á San Francisco en solemne procesión conduciendo al Saldo. El lujo que desplegaban los plateros en his ailles de su nombre era extraordinario. Eu los altares (pie leva litaban al frente de sus casas, lucían los grandes cortinajes de soda roja, recamados de oro, y se veían brillar al lado de los hermosos blandones, innumerables y variados objetos de plata, debido á su industria. Todas las casas, como era costumbre general en tales actos, se hallaban engalanadas con los más preciosos adornos. Sacábanse en la, procesión diversos grupos de esculturas, alusivos á los diferentes sucesos de la vida del Santo: sn nacimiento, su primera educación, sin faltar la tradicional higuera y la negrita., la toma de hábito, la profesión, el embarque en Acapulco, el naufragio y aparición en el cielo de una cruz como vaticinio del martirio, prisión de Felipe y de sus compañeros en Na.ghasaki puerto del Japón, su afrentoso castigo y por último, sn muerte (íii la cruz en Naghasakb Llegada la, procesión á San Francisco, colocábase la imagen principal en su altar, en el presbiterio, donde permanecía, b a s t ad domin-
A las dos de la tarde rezaban vísperas los iro llamado de Cuerda en el que la Tercera. Orreligiosos, y tan luego como so oía un repique den celebraba la, función, después de la, cual, la, en el templo de San Diego anunciando la sá- imagen era conducida, á la casa del bienhebila de su comunidad, la de San Francisco orchor, en la (pie se depositaba. denaba la procesión á toque de campana, de Tal era antiguamente la, festividad de San l a n e ra (pie cuando aquélla llegaba, á la puer- Felipe de Jesús que, en lo que concierne á la ta del templo, se interpolaba con la primera y solemnidad y lujo de la procesión, mucho ha'Unbas se ponían en camino, sin cruz ni mi- bía, decaído en los años anteriores á la lienistros, conduciendo la imagen á la Catedra\ forma.
IXI
CARNAVAL Y T I E M PO S A N T O.
CARNESTOLENDAS.
¡ -WA KKCK que In sociedad instituyó lasfies'-O fas do ( nrnnval. remedo do las baeanales, saturnales y luporoales de (-¡recia y Koiua.eoino una despedida ile los placeres mundanos para entrar de lleno en el Santo tiempo de Cuaresma, y digo parece, porque en México, por lo menos, subsiste la diversión en tanto ( p í e se procura alejar la causa que se aduce para, justificar aquélla, puesto que vemos prolongarse tales fiestas hasta la dominica de Pasión, llamándoles después do piñata, de la. vieja, do la i noza, etc.; más d o l» advertir q ue si una gran parte de la sociedad mexicana sigue tales prácticas, olra. esencialmente religiosa, so aparta de tales abusos.
Consecuente con el plan que me he propuesto no voy á tratar de las actuales fiestas de Carnaval, muy decaídas por cierto, sino de las (pie fueron en la década de l.S.*>() á l.SliO, á (pie me he referido en los anteriores artículos sobre costumbres. 101 Carnaval en .México no ha podido ni puede compararse con los de Venecia, Roma, París y otras ciudades europeas, quo han alcanzado tanta fama en la celebración de esa fiesta., pero también es preciso convenir que el insulso Carnaval de hoy no es ni nombra dol de ayer. Verdad es que, si ha pasado la época de los antifaces de soda, caras vemos diariamente quei son verdaderas caretas do aparentes virtudes, de amor y fidelidad, do honradez, probidad, amistad, modestia y caridad.
La animación y alegría que reinaba el domingo y martes de Carnestolendas eran oxfraordiunr -í. Las callos - h a l l a b an henchidas do gen.' ipie se dirigía al Paseo do Buearoli por las tardes, y á los por falos y callo de Vergara. por las noches, para di vertirse con los enmascarados.
No puedes imaginarte, lector querido, lo que era el famoso Paseo de Bucareli y apenas podrás tenor una idea ligera de él por lo que yo te cuente. Constituían el mencionado paseo, (pie se estrenó en 1778, una ancha calzada que daba principio en la plazoleta en que hoy se levanta la estatua ecuestre y terminaba en la garita do Belén; su pavimento, según te he referido, estaba tan lleno de hoyancos como de tierra floja, la cual á pesar de regarse desde temprano por los presidiarios, levantaba densas nubes de polvo; cuatro hileras de sauces anémicos, en las márgenes de unas acequias pestilentes, compartían en tres aquella calzada, la del centro, de mayor amplitud, para los carruajes y cabalgaduras, y las dos laterales para la gente de á p i e; y por último, dos fuentes con sus estatuas mutiladas, que se hallaban en el centro de sus respectivas y anchurozas plazoletas circulares, no merecían tal nombre por la exigua cantidad de sus aguas, las cuales eran vertidas, de lo alto de los pedestales, por muy delgados é intermitentes chorrillos, de tan mínima fuerza que nunca les fué dado trazar en su caída otra línea geométrica que la vertical.
Allí, en ese paseo, (pie con ser de t a n ta fealdad, no impedía la expansión del ánimo á la vista de los hermosos panoramas occidentales del Valle, se aglomeraba la gente en los días de Carnaval.
E n t re los ricos carruajes tirados por caballos fr¡sones, arrendados por elegantes cocheros desde los pescantes, se interpolaban en gran número, los de plaza, más ó menos h umildes y no pocos de sopandas, cuyos cocheros iban montados en las muías de mano guarnecidas con colleras. Todos desfilaban, con su rodar pausado y mo.nótomo, dando vueltas en