BUZZ#07

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NÚMERO 07

sobre ruedas

PIRAÑA

pancho & co haz que tu verano también sea azul, saca tu bici y pedalea !

just married todas las claves para organizar una boda original y divertida.

vuélvete tarambana cómo darle una nueva vida a muebles, ropa, sábanas ...y vivir de ello!



SU MA RIO

nos casamos en el campo y viajamos en bicicleta!

SOBRE RUEDAS

Hazte con una bicicleta y disfruta de una nueva forma de ver la vida!

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SI QUIERO!

Si tienes que organizar tu boda, no pierdas la cabeza ¡pierde los papeles!

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BAJO LA LLUvia

Bergen, la capital europea de la lluvia, donde todo el mundo es feliz!

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TAR & BANA

Hay quien tira las cosas viejas, y quien las aprovecha para vivir de ellas!

.22

BACK IN 90 !!!

No se han conformado con vendernos los 80, ¡ahora vuelven los 90!

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redactora jefe: Elena Rey Cortés diseño: www.studio-sananikone.com colaboradores: Fernando Antúnez, Emma Kone imprime: soloprint depósito legal: M-45136-2011


ha blA mos

[BUZZ]

Expresión utilizada en inglés para referirse a rumores o temas de conversación que están en boca de todos. Por fin parece que llega el veranito, después de una primavera más bien pasada por agua… Aunque la lluvia no le amarga la fiesta a todo el mundo, como bien explicamos en el artículo de viajes (¡os descubrimos Bergen, en Noruega!). ¿Ni siquiera si cuando llueve es el día de tu boda? Pues no tiene por qué, si lo que has organizado es una fiesta original, divertida, diferente… ¡una boda muy BUZZ! No te pierdas nuestro artículo sobre el tema si dentro de poco vas a pasar por el altar (o por el campo de amapolas…) ¿Habéis visitado ya nuestra página web? Recordad que cada día publicamos en www.buzzrevista.com nuevos artículos, vídeos interesantes, contestamos vuestros comentarios… ¡Vosotros también podéis hacer BUZZ! elena rey

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TEMAZOS VERANIEGOS

¡Apaga la radio, que llega el verano! No podemos decirlo más claro, aunque sí más alto: si temes por la salud de tus oídos, ponlos a resguardo de las horrendas melodías estivales que cada año nos atacan los tímpanos (y la vista, pues muchas llegan con bailecito incluido!) He aquí las 10 canciones veraniegas más cutres de la historia:

1.

La Barbacoa, El Chiringuito, y cualquier otra joya del gran Georgi Dann. Si bien no le reconocemos el talento, al menos es digno de admiración su buenrollismo…

2.

Sopa de Caracol fue un engendro pergeñado por una mente enferma que consideraba bailable un ritmillo infantil acompañado de la siguiente letra: Lupipati Lupipati Wuli Wani Wanaga

3.

Dentro de lo que podríamos llamar éxitos rurales, nos encontramos dos temazos: El Tractor Amarillo y, años más tarde, Opá, yo viazé un corrá. Un par de Grammys, please

4.

Siguiendo la tendencia campestre, hubo mentes lúcidas que dedicaron sus horas a cantarle a La puta de la cabra y a El Venao. La de la cabra, al menos, tenía algo de gracia canalla…

5.

King África recogió el testigo del Sr. Dann en lo de ser el rey de la canción del verano, y deleitó a la humanidad con canciones de calado como Bomba o Mayonesa. Todo un cantautor

6.

Lo de Macarena, de Los del Río, es un caso aparte. No sólo fueron la canción del verano, sino que representaron el estilo musical español a nivel internacional durante años. ¡¡Horror!!

7.

Años después, otro grupo andaluz trató de revivir el éxito macarenoso con otra canción facilona y bailecito idiota incorporado: fueron Las Ketchup, con su Aserejé

8.

Se abre el telón y aparecen cuatro muñecas hinchables, con la inteligencia de una gallina y la habilidad vocal de un gallo. Se cierra el telón y lloramos con el Ven, ven, ven de las SexBom

9.

Cualquier pseudocanción de reggaeton con la que nos taladran cada verano se merece estar en esta lista, pero Papichulo, por solera y antigüedad, se lleva la palma

10.

¿Cómo reírse de todo un país, conseguir que, aún así, te manden para representarlo en un concurso internacional, y encima no quedar el último? Siendo el majadero del ChikiChiki



BICICLÉTATE!! por fernando antúnez

Da gusto viajar por Europa y encontrarse eso inmensos aparcamientos de bicicletas, signo inequívoco de que por aquellos lares lo de pedalear es mucho más que una afición de fin de semana reservada a unos pocos. ¡Por allí utilizan las dos ruedas como medio transporte a diario! Ojalá se nos pegase un poquito de europeidad en este sentido… Vale, ya sé que cada vez hay más movimientos cívicos a favor de las bicicletas proliferando en nuestro país, y son muchos los ayuntamientos que se comprometen con la causa, invirtiendo en la creación de una buena red de carril-bici e, incluso, montando una infraestructura de alquiler de bicicletas para todos los vecinos; pero no es suficiente. Porque, antes de proponer las herramien


tas, es imprescindible fomentar su uso y concienciar a ciclistas, peatones y conductores para que se respeten los unos a los otros. Y en este aspecto todavía estamos muy lejos de nuestros vecinos del norte… Sin embargo, soy optimista y creo que, en un futuro no muy lejano, veremos nuestras ciudades repletas de bicicletas; bueno, todas todas las ciudades no sé, no me imagino Madrid, con sus numerosas cuestas en cada esquina, como el paraíso de los amantes de los pedales, aunque seguro que muchos valientes se animan a hacer piernas en la capital, como ya es el caso de algunos héroes urbanos…

¿a qué esperas para hacerte con una bici y moverte por la ciudad?

Pero no es necesario esperar a que rivalicemos en civismo con holandeses y nórdicos, porque a caminar se aprende caminando, y lo importante es que cada uno aporte su granito de arena. Vamos, quiero decir que, ¿a qué esperas para hacerte con una bici y moverte por la ciudad –o pueblo- con ella? Deja atrás la pereza y el sentido del ridículo (que es uno de los motivos que echa para atrás a mucha gente, inexplicablemente), y ponte a pedalear. No importa el mucho tiempo que haya pasado desde la última vez que lo hiciste, ya sabes que es algo que no se olvida nunca, ¡ni siquiera intentándolo a propósito! Lo primero que has de hacer es conseguir una bicicleta que se adapte a ti: las opciones son múltiples, y varían en función de la edad, la condición física, los gustos, el uso que vayas a hacer de ella…


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www.sandwichbikes.com puedes hacerte con una bici en kit chulísima!

No os voy a hablar de las típicas, las bicicletas de paseo y las mountainbikes. Creo que todo el mundo las conoce de sobra, y basta darse una vuelta por cualquier tienda de deportes para que os aconsejen al respecto sobre estos modelos. Ya sabéis que en BUZZ nos gusta hablar de lo original, de las tendencias más desconocidas o, al menos, de las que menos se suele tratar en otros medios de comunicación; así que de eso justamente va este artículo, de las bicicletas menos corrientes (y, por ende, más guays) que hay en el mercado. Pero, antes de ello, me vais a permitir hacer un pequeño comentario sobre las bicis de paseo: si os decantáis por las dos ruedas más tradicionales, al menos añadirle un detalle muy útil, decorativo y personal: ¡una cesta! Y si es de mimbre, mejor que mejor… Y, ahora sí, allá vamos con las bicis más molonas: ¡¡Siempre he soñado con pasearme en un tándem!! ¿Y quién no? Los vemos con mucha frecuencia en las películas pero, en el mundo real, nunca me he cruzado con una por la calle… Lo cierto es que no debe de ser fácil coordinarse con otra persona para lograr avanzar sin pegarse una buena torta (menos aún si es un tándem de tres o más ciclistas!), pero imagino que, como en todo, será cuestión de práctica. Las bicis plegables son, por otro lado, la solución ideal para las grandes ciudades (y pequeños apartamentos!): ocupan poco espacio, se montan y desmontan con facilidad y rapidez, y está permitido llevarlas en la red de transporte público (bien plegaditas, eso sí). Además, ya no son esos armatostes feos de hace unos años, pues los fabricantes se han puesto 10

las pilas en cuanto al diseño, y en la actualidad existen modelos para todos los gustos y bolsillos. Las marcas japonesas, por ejemplo, realizan auténticas joyitas, y algunas casas escandinavas aplican su tan famoso estilo (en muebles y arquitectura), creando bicicletas maravillosas, ¡incluso hay algunas de madera! El problema es que, a veces, son tan bonitas, que da miedo usarlas por si se estropean… Si lo que quieres es convertirte en el más chulo (¡o chula!) del barrio, hazte con una bicicleta chopper. Con ese estilo retro, muy cercano a las motos antiguas, son una pasada, aunque, eso sí, resultan poco prácticas para su uso cotidiano en la ciudad o en el campo. Son, en realidad, modelos para ver y ser visto… ¡Ah! Y no te olvides de romper el cerdito, porque no son nada baratas. Aunque también puedes rescatar del garaje de tus padres tu antigua bici, aquella que te regalaron por tu comunión (las míticas BH Bicicross, o las Orbea) y restaurarla, ¡viva lo vintage!

si quieres convertirte en el más chulo del barrio, hazte con una bicicleta chopper Y ya por último, y sólo para los más intrépidos… ¿quién se atreve con un monociclo? Puede ser de los modelos pequeños, típicos del mundo circense; o echar toda la carne en el asador y probar suerte con uno gigante, en plan decimonónico. Muy prácticos no son, eso seguro, ¡pero con ellos no te gana nadie en originalidad!



por elena rey

Sí, quiero…

una boda original! No hay nada más de moda que el no seguir las modas. La tendencia del ‘Hazlo tú mismo’, que ya hemos tratado en varias ocasiones, hace furor en Internet y en las tiendas de manualidades, justamente porque te permite personalizar todo lo que quieras: ropa, calzado, accesorios, decoración, muebles… ¿Por qué no trasladar ese amor por lo diferente y único a un día tan importante como es el de tu matrimonio? ¿Quién se apunta a celebrar una boda original y fuera de lo común?

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mo, pero con sutileza… Insisto, no se trata de montar un show, sino utilizar esa idea como base y aplicarla en pequeños detallitos que luego, al ver el conjunto, destilen una imagen homogénea, que se respire en el ambiente vuestra propuesta.

Estamos en plena época de celebraciones y, a no ser que se trate de alguien muy muy cercano, la recepción de una invitación de boda suele llegar acompañada de expresiones como “pufff… ¡otra boda más!” Si no queréis que vuestros invitados piensen lo mismo de la vuestra, optad por saliros de los códigos y apostad por una fiesta diferente. Pero no por ir de originales hay que pecar de excesivos; no se trata de montar una boda-espectáculo, sino que hay que tratar en todo momento de conseguir un ambiente íntimo y, sobre todo, personal: que cada detalle, tanto de la ceremonia como de la fiesta y los regalitos para los invitados, hable de vosotros.

La celebración, sin ir más lejos, no tiene por qué ser la que tradicionalmente siempre se ha hecho. Las ceremonias civiles permiten organizar preciosos enlaces al aire libre, en la playa, en una gruta excavada en la montaña, ¡o incluso en el jardín de tu casa! Se convierten así en momentos muy íntimos y personales, en los que tus amigos y familiares más allegados pueden participar activamente, creando momentos muy especiales. Y esto no significa que haya que renunciar a casarse por la Iglesia, quienes consideren importante esta opción pueden pasar por el altar en otro momento, con su círculo más cercano en petit comité, y realizar la ceremonia soñada con todos los invitados. E, incluso, sin salir de la Iglesia se puede organizar una boda original contando con un coro rociero, un grupo de gospel o pidiéndole al amigo cantautor que se toque alguna canción especial para vosotros… ¡todo es cuestión de echarle imaginación!

Por lo tanto, el secreto para conseguir una boda original es pensar en un tema que sirva de inspiración: un día en el campo, las puestas de sol en la playa, un brunch muy urbanita, ¡incluso un banquete medieval! La cuestión es que sea algo con lo que os identifiquéis y lo exprimáis al máxi-

Ídem para el lugar que elijáis para la fiesta. Eso de los restaurantes tradicionales y los salones de celebraciones es muy viejuno, como un poco rancio, ¿no? Depende, por supuesto, de qué tipo de restaurante estemos hablando, porque los hay muy bonitos, con jardines y terrazas especta-



culares; pero si podéis decantaros por algo distinto, seguro que el resultado os gusta mucho más: las fincas son una opción muy buena, no exactamente original, pues cada vez hay más gente que se decanta por ellas, pero aún así dan muchas posibilidades para crear un bonito ambiente. ¡Pero no son los únicos lugares ideales! Las bodegas, por ejemplo, son espectaculares, y casarse entre viñedos puede ser increíble. Y, si tenéis un espíritu hippie, ¿por qué no celebrar vuestro matrimonio en pleno campo? Podéis montar grandes mesas con tablones sobre caballetes, y decorar con telas de colores, velas, pacas de pajas… ¡y poco más! Porque el propio campo es el mejor escenario que se pueda imaginar. Sin necesidad de irse hasta la pradera, podéis crear un ambiente bucólico con la decoración. Aparte de la ya citada, hay muchas otras opciones, sólo hay que ponerle un poquito de creatividad: los bodegones con frutas y verduras aportan un toque muy fresco, unos viejos palets pueden hacer maravillas en una boda rústica; objetos antiguos (baúles, espejos, sombreras, jaulas…) son muy vintage; guirnaldas de papel y pompones de lana crean una fiesta divertida y desenfadada…. Lo dicho, no hay que ceñirse únicamente a las flores (que también son muy importantes!), sino jugar con distintos motivos que representen la idea que queréis transmitir y, sobre todo, con la que os sintáis identificados. Y, hablando de decoración ¿por qué no decorar también a los invitados? Hay quienes eligen un color predominante y se lo transmiten a todo el mundo para que se vistan todos en la misma gama cromática (puede ser un poco rollo para los invitados, pero al final queda muy bonito, siempre que no haya alguno que pase de las 14

instrucciones y se vista del color que le de la gana!); aunque, si no queréis imponer él dress-code hasta esos límites, también podéis repartir durante la fiesta ciertos detallitos entre los asistentes, que servirán no sólo como ‘decoración del personal’, sino también como recuerdo de ese día: chapas, boas de plumas, echarpes… o elementos más graciosos como sombreros, bigotes de mentira, ¡o narices de payaso! Con respecto a la música… No hay nada más personal que los gustos musicales, y es muy difícil acertar con un estilo que guste a todo el mundo. Por eso, lo mejor es combinar: durante el cóctel es muy buena idea poner a un grupo en directo y, a la hora del baile, pedirle al DJ que incluya estilos para todas las edades (pero que siga una lógica, ¡claro! Nada de mezclar pachangueo y hard-rock en la misma media hora…). Y, si queréis una boda muy divertida, ¿por qué no organizáis un karaoke, o un concurso de canciones, en plan Furor? Seguro que todo el mundo se lo pasa increíble, y hasta los más tímidos acabarán cogiéndole gusto al escenario.

no se trata de montar una boda-espectáculo, sino de ser originales ¡Ah, y no hay que olvidar las invitaciones! Será el primer contacto que tengan los invitados con vuestra boda, por lo que deben ser acordes al resto del espíritu de la celebración: olvidaos de los típicos tarjetones de toda la vida, y dejad volar vuestra imaginación con un diseño alegre, fresco y divertido. ¡Creatividad al poder! Direcciones interesantes: www.unabodaoriginal.es (inspiración) www.studio-sananikone.com (invitaciones y detalles)





PAUL… ¡DIBUJA! por elena rey Los amantes de los cómics y las novelas gráficas están de enhorabuena ya que, como hace tiempo que no dedicamos un artículo entero a un nuevo autor (¡lo sentimos!), no podíamos dejar pasar más tiempo sin hacerlo, ¡lo estábamos deseando! Justamente por eso, para resarcirnos por la espera, os presentamos nuestro último descubrimiento, el historietista quebequés Michel Rabagliati. ¡Estamos convencidos de que os gustará tanto como a nosotros, y os hará olvidar la sequía de noticias del mundo gráfico de las últimas semanas! ¿Qué decir de Rabagliati? Pues que se trata de un canadiense nacido en Montréal 18

hace ya más de cincuenta años, que desde muy jovencito sentía fascinación por los cómics franco-belgas, especialmente por Astérix y Spirou, y que, llegado a la mayoría de edad, olvidó sus infantiles sueños de convertirse en un historietista famoso cuando la realidad lo atrapó y se vio obligado a estudiar una carrera. Sin embargo, no se alejó mucho del sector, idealizado a base de muchas horas delante de las viñetas, y se matriculó en ilustración y diseño gráfico. Durante más de veinte años trabajó como grafista e ilustrador, desarrollando su carrera casi exclusivamente en el sector comercial, hasta que el azar quiso que volviera a encontrarse con las historietas, cuando fue contratado a principios de los años 90 para crear el lo-


ya instalado en una cómoda rutina laboral, podría romper tan fácilmente con su anterior trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a lo que siempre le había parecido una utopía. Y es consciente de que el hacer realidad un sueño de juventud no está al alcance de todos, y se considera un afortunado por ello. Afortunado él, ¡y afortunados nosotros, los amantes de las novelas gráficas! Porque si Michel Rabagliati no hubiera tenido el coraje de intentar realizar su pasión, nos habríamos perdido unas historias bonitas, bien contadas, y muy bien dibujadas. De trazo simple y monocromáticas, a primera vista sus viñetas podrían parecer demasiado… sencillas (que no me oigan los amantes del minimalismo!) pero justamente esa es la grandeza de Rabagliati. gotipo de la editorial Drawn & Quarterly, hogar de célebres autores canadienses como Chester Brown o Julie Doucet.

Michel hizo realidad sus sueños de infancia pasados los 40 años Fue entonces cuando a Rabagliati volvió a picarle el gusanillo de las historias gráficas y comenzó, a los 41 años, un proyecto muy personal: de sus pinceles nació Paul, un personaje semi-autobiográfico (¡esas cejas son inconfundibles!) a través del cual el autor cuenta historias ligeras, personales, y muy cotidianas. Casi sin buscarlo, poco tiempo después vio la luz la primera historia de su joven trasunto, Paul à la Campagne (Paul en el campo); con la que obtuvo un relativo reconocimiento que le abrió las puertas a seguir dibujando. Según reconoce el propio Rabagliati, nunca pensó que, llegado a la madurez

A lo largo de su carrera como autor de cómics, muy prolífica, por cierto; el canadiense nos va presentando a su alter ego en diferentes etapas vitales. En su primera obra (Paul en el campo), Rabagliati rememora su primera adolescencia, las vacaciones en la casa familiar, las aventuras propias de los quince años; con la siguiente novela, Paul va a trabajar este verano, conocemos su primer trabajo, su primer grupo de amistades adultas, su primer amor… El personaje va creciendo y madurando, al igual que lo va haciendo la carrera de Rabagliati, y en Paul se muda conocemos sus historias durante la etapa de estudiante universitario y la convivencia por primera vez fuera de casa de sus padres. Así, a medida que vamos leyendo las novelas de Paul, vamos conociendo la vida de su autor, pues los tintes autobiográficos no desaparecen en ningún momento. En Paul va de pesca, el protagonista rememora constantemente sus recuerdos de infancia, pretexto perfecto para presentarnos la gran noticia de su próxima paternidad; mientras que 19


sabías que...? a pesar de estar en inglés, la web www.michelrabagliati.com es más que recomendable!

en Paul en Quebec nos encontramos con un adulto, padre de una niña de 8 años, que ha de enfrentarse a la enfermedad y predecible muerte de un ser querido. Sus otras dos obras hasta la fecha son Paul en el metro, una recopilación de pequeñas historietas independientes, y Paul en el parque, una vuelta a la primera infancia del protagonista, donde cuenta sus años de Boy Scout, su primer beso, el final de la inocencia…

Paul es un personaje semi-autobiográfico, ¡esas cejas son inconfundibles! ¿Por qué nos gustan tanto las historias de Paul? Porque, a pesar de ser las de un hombre nacido en Quebec a mediados de los años 60, podrían ser las vivencias de 20

cualquiera de nosotros. La delicadeza y sencillez que Rabagliati destila a la hora de contar su vida nos toca muy adentro, pues habla de temas tan universales, y a la vez tan personales, que es imposible no sentirse identificado con el nerviosismo que siente Paul a la hora de besar por primera vez a Hélène, sus ansias de pertenecer a un grupo durante su primer trabajo de verano, o la increíble triste resignación ante la incurable enfermedad de su suegro. Pero, si bien la nostalgia impregna todas las obras de Paul, no son en absoluto páginas tristes, sino todo lo contrario: Rabagliati hace de cada viñeta un canto a lo cotidiano, una oda a los pequeños placeres de todos los días que, acompañados de sus sinsabores, forman la aventura de la vida. Podéis encontrar las obras de Paul en español, editadas las primeras por Fulgencio Pimentel, y las demás por Ediciones Astiberri.



¿Qué hacen una arquitecta y una interiorista cuando se conocen, en pleno año 2012, en España? Esta frase, aunque lo parezca, no es el inicio de un chiste, sino el comienzo de una historia de creatividad e imaginación en el mundo laboral que, seguro, dará mucho de qué hablar. Os presentamos Tar&Bana. Todo empezó cuando Mariem Rodríguez y Paola Moreno trabajaron juntas en el mismo estudio de arquitectura sevillano. Aunque coincidieron durante poco tiempo, pues pronto Paola cambió de empleo, siguieron viéndose fuera del ambiente laboral y no tardaron en darse cuenta de que compartían gustos similares, y una visión muy parecida no sólo de la arquitectura, sino de aspectos más amplios como el reciclaje, la restauración, la renovación de ambientes… y los negocios. Así, con toda la valentía que es necesaria hoy en día para luchar por un sueño, Mariem y Paola, la arquitecta y la interiorista, decidieron liarse la manta a la cabeza y crear Tar&Bana. Que no es una tienda de muebles, ni un negocio de accesorios, ni tampoco una empresa de restauración; es todo eso, y mucho más. Como dice Mariem, “cada uno de los artículos de Tar&Bana son, en realidad, un pedazo de historia”, porque son completamente originales y artesanales. El concepto del negocio surgió de manera casi espontánea: inmersas en un sector a la deriva, en una burbuja que estalló hace ya muchos meses llevándose por delante muchos puestos de trabajo, estas jóvenes sevillanas se dieron cuenta de que era imposible seguir construyendo desde cero, no sólo casas y apartamentos, sino objetos en general. La manía acumulatoria que nos invadió a 22

todos durante muchos años, acabó pasando factura, dejando ciudades repletas de viviendas vacías y hogares llenos de trastos inservibles. Así que, Paola y Mariem lo vieron claro: quisieron darle una segunda vida a todos esos objetos y lugares y, dicho y hecho, se pusieron manos a la obra. Lo primero que hicieron fue estudiar sus posibles proveedores: visitaron tiendas de segunda mano, mercadillos, desvanes de familiares y amigos… ¡y también puntos limpios! Porque nunca se sabe por dónde va a llegar la inspiración, y la gente tira a la basura muchos muebles por los que se pirraría cualquier coleccionista. Y así comenzaron, poco a poco, trabajando sobre todo con objetos de decoración, butacas, sillas y sillones. Para algunos, una mano de pintura divertida y un par de clavos era suficiente; otros objetos llevaban más trabajo, retapizado, bordado, renovación completa… Pero siempre con un mismo espíritu: reutilizar artículos corrientes, como sábanas, alfombras o cortinas, que dejaron de usarse por cualquier motivo, pero que aún están en buen estado; y crear piezas únicas completamente artesanales. Pronto los pedidos fueron extendiéndose a otros elementos, como muebles más grandes (cómodas, mesas, mecedoras…), menaje para la cocina (manteles, sets de mesa, utensilios…), e incluso se lanzaron al diseño de complementos y moda femenina. En todos ellos, la impronta Tar&Bana es claramente reconocible, no sólo porque se aprecian los materiales reutilizados con una nueva función, sino porque destilan originalidad en cada puntada. Y eso de vestir una prenda que sabes que no vas a encontrártela repetida cada dos pasos (como ocurre con la mayoría de los modelitos de las tiendas más comunes) es de agradecer.


RENOVARSE Y VIVIR por elena rey

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sabías que...? en Tar&Bana personalizan cualquier objeto o prenda que quieras, ¡consúltales!

Pero, ¿es fácil hoy en día vivir del reciclaje de lo viejo? Pues requiere mucho esfuerzo, como aseguran las sevillanas, pero tiene también su recompensa. “Hay un sector de mercado cada vez más creciente, asegura Paola, que no sólo aprecia los objetos únicos, sino que reclama ese toque artesano y de calidad que no puedes encontrar en las grandes cadenas” Porque lo de comprar mucho, rápido, por dos duros y para sólo unos meses, ya no vale. Todos somos conscientes de que es mejor invertir en un producto bueno que te va a durar toda la vida, que gastarse poco, pero muchas veces, en algo del montón. Además, en el caso de Tar&Bana, lo de “inversión” es un término demasiado severo, pues muchos de sus muebles rondan sólo los cien euros, y los bolsos, por ejemplo, no pasan de los cuarenta. Para no pensárselo, vaya. Por otro lado, y volviendo al tema de cómo ganarse el pan, Paola y Mariem no olvidan 24

sus raíces laborales, y continúan llevando a cabo proyectos de interiorismo y arquitectura en los que integran, cómo no, objetos únicos muy tarandbanistas, creando espacios originales y muy personalizados en función de los gustos de cada cliente. Asimismo, y como compartir es vivir, que decía aquel, las sevillanas no se guardan su saber hacer en secreto, sino que lo transmiten a todo aquel que esté interesado en aprender el arte de la renovación basada en el reciclaje, a través de diferentes talleres que imparten en asociaciones, showrooms y otros eventos similares.

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por fernando antúnez

WE (LOVE) BLING-BLING

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Creo que no estoy loco si digo que, hasta hace no mucho, lo que se llevaba era fardar. Presumir de dineral a toda costa. Algunos, más discretos, lo hacían a través de relojes caros, cochazos de lujo (señores coches, pero con un exterior no muy llamativo), viajes a la conchinchina cada poco tiempo… Otros, se morían por ser el centro de atención a toda costa, luciendo muchos oros, carros tuneados, invitando a champán del bueno a toda la discoteca, o apareciendo con un par de modelos-florero del brazo. Vamos, lo que los americanos llaman Bling-Bling (brillo-brillo).

de él: Voy a la compra, y la cajera le cuenta al cliente que va delante de mí que le han bajado el sueldo; mientras me tomo un café, el camarero se queja de que antes la caja reventaba y ahora tiene telarañas; salgo de copas y la primera frase que me suelta la chica que me acaban de presentar es: “¿Te vas de vacaciones? Yo no, porque estoy fatal de pasta”; y yo pensando, “pues lo siento por ti, ¿pero a mí que me importa?” Y no es que yo sea insensible, de verdad que lo siento por todos ellos, pero lo de hablar de dinero siempre me ha parecido una grosería terrible, ¡y no sé por qué ahora a la gente le encanta!

Hoy sucede literalmente lo contrario. Y no me refiero a que el personal aparque su ostentosidad, ya sea porque la perdió por el camino, o bien por puro pudor y respeto (aunque todavía hay mucho hortera que sigue fardando de peluco, ¡aunque sea del mercadillo!). De lo que hablo es que parece que el tema de conversación más recurrente hoy día es el dinero, o más bien, la falta

El otro día, sin ir más lejos, un empresario al que acababan de presentarme me preguntó por mi nómina y por el precio que había pagado por mi casa, ¡y se quedó tan pancho! Yo me quedé frío, sin saber dónde meterme; pero, por suerte, él solito ‘mejoró’ la situación al soltar: “a mí, la mía, un millón de euros”. Está claro que el Bling-Bling no ha muerto.



por emma kone

SONRIENDO

BAJO LA LLUVIA En España odiamos la lluvia. Por mucho que nos quejemos de la sequía o alabemos lo buena que es para el campo, en cuanto aparecen nubes amenazantes torcemos el morro, y basta que caigan cuatro gotas para que una ciudad (especialmente de Madrid para abajo) se paralice por completo. Por eso me sorprendió tantísimo el buen humor de los ciudadanos de Bergen, al oeste de Noruega. Conocida como ‘la Ciudad de la Lluvia’, el clima no perdona en la que es la segunda capital noruega, y regala precipitaciones abundantes una media de 260 días de lluvia anuales, es decir, ¡más de ocho meses y medio bajo el paraguas! Pero, lo que sería una pesadilla para cualquiera de nosotros, es el día a día de los noruegos, acostumbradísimos ellos a pasear, salir con los amigos, hacer deporte o tomar algo bajo un constante aguacero, con una sonrisa perenne en los labios. De hecho, tan acostumbrados están a vivir con los chubascos, que lo que parecía un negocio redondo (dis28


tribuidores de paraguas en plena calle, los paraplyautomater) acabó fracasando. Así que, cualquiera se preguntará cómo pueden soportar los vecinos de Bergen más de 100 días seguidos de lluvia constante (¡récord histórico!), y la respuesta es simple: teniendo la suerte de vivir en Bergen. Porque esta ciudad es mucho más que gotas y paraguas, es un núcleo urbano de una belleza tranquila e irrepetible, un centro cultural inquieto y en continuo movimiento, y un lugar de unos paisajes naturales que quitan la respiración. A pesar de lo que pudiera pensarse, Bergen no es una ciudad gris, sino que sorprende por su alegre colorido. Sus casas, de sólo dos o tres plantas, están hechas en su mayoría de madera pintada, arracimadas en torno a callejuelas empedradas. Y, enclavada a los pies de la montaña y a orillas del Mar del Norte, sus coloridos edificios quedan, además, enmarcados por el verde de los pinos y el azul oceánico, creando una postal maravillosa. Además, la proximidad de Bergen a los mayores fiordos de Noruega, hacen de la ciudad un lugar de peregrinaje obligatorio para los amantes de las maravillas de la naturaleza. Pero no sólo hay parajes en la Ciudad de la Lluvia. Porque es también la cuna del metal extremo nórdico, con un festival muy famoso (para los amantes de esta música) cada agosto, el Hole in the Sky; al que se unen otras dos citas musicales de relevancia, el Nattjazz y el Bergenfest en distintas épocas del año. Además, cabe

destacar que la orquesta filarmónica de esta ciudad es una de las más antiguas del mundo, fundada en 1765, que hará las delicias de cualquier apasionado de la música clásica. Siguiendo en la escena cultural, hace tiempo que los responsables de la ciudad se dieron cuenta de lo mucho que atraen al turismo (tanto nacional como internacional) los eventos bien organizados, por lo que Bergen celebra, desde hace ya varias décadas, distintas citas indispensables: El Bergen International Festival (música, danza, teatro, ópera y artes escénicas ¡desde 1953!), el Festival Internacional de Cine, el Festival de Arte, y el Festival Gastronómico de Bergen. En resumen, actividades durante todo el año, para todos los gustos y bolsillos.

en Bergen llueve una media de 260 días al año El deporte y las actividades al aire libre tampoco faltan en la oferta de ocio, pudiéndose disfrutar de las diversiones más variopintas, desde el piragüismo a los bolos; pero para los que disfruten de las ciudades paso a paso, perdiéndose por sus calles y encontrándose con sus gentes, nada más recomendable que una visita al puerto de la ciudad, protegido por la UNESCO, y que es un maravilloso reducto de la ciudad de hace 800 años. Así que, mete un chubasquero en la maleta, ¡que Bergen te espera! 29


por fernando antúnez

¡SOCORRO, vuelven LOS 90! Llevaba un tiempo temiéndomelo, pero aún así no consigo acostumbrarme, ¡y ya está aquí muy a mi pesar! Me refiero a la tendencia actual de revivir las ‘glorias’ pasadas en cuanto a moda se refiere. Porque eso de que las tendencias son cíclicas y siempre vuelven es una memez, una excusa barata que utilizan los diseñadores y toda su cuadrilla para no trabajar, e intentar vendernos las mismas prendas que hace veinte años. ¡Tendrán jeta! Ya llevábamos varias temporadas sufriendo la fiebre ochentera, con colores flúor, formas geométricas, pantalones bombacho a lo MC Hammer, y hombreras de cemento armado. Pero todo tiene un límite, y el estilo de la Movida estaba ya más exprimido que una naranja valenciana. Así que, los iluminados por musas iluminadoras, debieron de decirse: si ha colado lo de los ochenta, ¿por qué no probar también con la década siguiente? Y, ni cortos ni perezosos, ya los tenemos a la vuelta de la esquina, intentando endilgarnos todo tipo de atrocidades: vaqueros muy grunges para ellos (para los jovencitos que no conocieron Nirvana, la descripción de es30

tos pantalones es: sucios, rotos y caídos), y de cintura tapaombligos para las señoritas; camisas de leñador (no las de cuadros de tartán, que tienen un pase, sino las de leñador canadiense, feas y sin gracia) o, ¡peor aún! de tela vaquera blanquecina, con botones de presión nacarados; deportivas con una suela muy gruesa, tanto que parecen zapatos ortopédicos; chaquetas inmensas (cazadoras, americanas, de ochos…) para ambos sexos… ¡Por no hablar del estilismo capilar! Madre mía el daño que hicieron los tupés, las permanentes y los brushings… Pues bien, después de este recital inacabable de sinsentidos estéticos, resulta que basta con darse una vuelta por cualquier centro comercial para encontrarnos los escaparates invadidos por réplicas de Brandon, Brenda y todo el casting de ‘Sensación de Vivir’. ¿Por qué tanto maltrato visual? Y me surge una pregunta más complicada aún: ¿qué harán cuando se les acabe el filón de los 90? Vestirnos como en los 2000 no, que entonces ya nos estaban timando con el revival ochentero...




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