NÚMERO 08
en busca de la felicidad
mi casa
mi reino haz como los fundadores de las micronaciones e independízate del mundo
el país de la alegría En Bután, en pleno corazón del Himalaya, lo que importa es ser feliz
SU MA RIO
bienvenidos a BUZZLANDIA el país de la originalidad
negocio
ho ho ho!
Descubre cómo Papá Noel se convirtió en un icono de la mercadotecnia
.8
MICRO NACIÓN
Ya no necesitas casarte con la realeza para convertirte en el rey de tu país
.12
BUTÁN TAN TAN
Escondido en el Himalaya se encuentra el hogar de las personas más felices
.18
no tan muerto
No tengas vergüenza de admitir que te van las pelis de zombies, ¡molan!
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navidad
Tutorial fácil y práctico para hacer un árbol de navidad por muy poco
.28
creativa
redactora jefe: Elena Rey Cortés diseño: www.studio-sananikone.com colaboradores: Fernando Antúnez, Emma Kone depósito legal: M-45136-2011
ha blA mos
[BUZZ]
Expresión utilizada en inglés para referirse a rumores o temas de conversación que están en boca de todos. ¡Cumplimos dos añitos desde que sacáramos nuestro primer número cargado de ilusión y temas interesantes y originales! Y lo hacemos con un sentimiento agridulce: muy felices por este tiempo compartido con vosotros, por todos los artículos que hemos redactado con interés y esfuerzo y que tanto os han gustado; pero también estamos algo tristes porque éste es, hasta nuevo aviso, el último número de BUZZ en papel. ¡Pero que nadie se piense que esto es un adiós! Sólo se trata de un hasta ahora, porque el trabajo de nuestro equipo continúa cada día en nuestra web, www.buzzrevista.com, como viene siendo habitual desde septiembre de 2012. Como decía la canción, “video killed the radio stars”, e Internet está acabando con los medios impresos. Pero no es un drama, ¡es una renovación! Y ya se sabe, renovarse o morir…
elena rey
¡Nos vemos en el ciberespacio, cada día con más temas BUZZ!
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MENUDOS REGALAZOS
Se acerca el momento del año en el que más regalos vamos a recibir, ¡qué ilusión, ¿verdad?! Pues depende, no sólo de lo bien que te hayas portado este año, sino de lo mucho o poco que te esfuerces a la hora de preparar tu lista de los Reyes y, sobre todo, del caso que te hagan. Porque todos nos hemos encontrado debajo del árbol sorpresitas maravillosas…
1.
Como aquella vez que no le di ninguna pista a mi hermano, y me sorprendió con una figura de porcelana de un dragón morado. Vale, éramos adolescentes todavía, pero ¡¿un dragón?!
2.
No me ensañé mucho con él, porque ese mismo año recibió su escarmiento: en lugar del CD del grupo de R’n’B Blackstreets, mi madre le regaló el de los Backstreet Boys!!
3.
A todos nos ha pasado recibir alguna vez el detalle de una abuela o tía lejana, envuelto en papel de Mickey y con un juguete dentro, a los dieciocho años. ¡Alegría!
4.
No hay nada que me de más rabia que el que me regalen ropa interior: braguitas, calcetines, leotardos, pijamas… Me encanta exhibir mi intimidad en plena reunión familiar, es genial.
5.
Bueno, sí que hay algo que me da más rabia. Tanta, que casi se la tiro a la cabeza a mi cuñada cuando la abrí: ¡una báscula! ¿Me estás llamando gorda, o es que tienes un problema?
6.
Otra gran equivocación que suelen cometer algunas personas es pensar que, como estamos en Navidad, es muy buena idea regalar un jersey navideño, con renos y copitos. ¿En serio?
7.
Luego están los que, a las madres, les regalan electrodomésticos: una plancha, una aspiradora, un juego de sartenes... No sé cómo todavía no ha habido un parricidio.
8.
Quienes, para salir del paso, optan por comprar una cesta llena de jabones, sales de baño y esponjas, tienen que enterarse de una vez que es un regalo totalmente cursi e inútil.
9.
Hubo un tiempo en el que estaban muy de moda los recopilatorios de música; CDs de 60 canciones de las que sólo valían la pena cuatro. Dios bendiga el MP3.
10.
Pero lo peor son los regalos impersonales, que igual sirven para ti que para el tendero de la esquina. Esos cofres-regalo que llevan unos años tan en auge han matado al amigo invisible.
LA MEJOR CAMPAÑA DE MARKETING por elena rey DE LA HISTORIA Me contaba una amiga, entre el asombro y el enfado, cómo estando de viaje por Japón sus anfitriones se sorprendieron de que en España celebrásemos también la Navidad. Ellos daban por sentado que se trataba de una fiesta importada desde Estados Unidos, que les había llegado únicamente debido a la II Guerra Mundial. Y, cuando mi amiga les relató el verdadero origen de la Navidad, los nipones alucinaron… Pero no es de extrañar que aquellos japoneses pensaran que la fiesta del 25 de diciembre es un invento yankee, si nos fijamos en todo lo que la rodea desde hace unos años. Especialmente si hablamos de la figura del gordo bonachón vestido de rojo. Papá Noel, denostado por muchos, pero cada vez más apreciado por las nuevas generaciones, e integrado poco a poco en nuestra cultura. Y vale que aquí tenemos a los Reyes Magos, dueños y señores de las ilusiones infantiles (y de muchos adultos también), pero no hay que olvidar que la
leyenda de Papá Noel es europea, basada en la historia de San Nicolás. Lo que ocurre es que los americanos la han maqueado hasta convertirla en algo grandioso, como suelen hacer con tantas otras cosas de las que se sienten orgullosos: su historia, tan cortita, pero tantas veces contada en miles de películas y libros; sus guerras, muy pocas en comparación con las del resto de países, pero parecen son las únicas importantes; su gastronomía, pobre como pocas, pero degustada en cada rincón del planeta, y, así, un largo de etcétera de americanadas. Y con Papá Noel ha pasado algo parecido… San Nicolás nació a finales del siglo III en Myra, ciudad de la actual Turquía. Desde jovencito quiso ser sacerdote, y pronto adquirió fama de milagrero, bondadoso con los niños y generoso, tras regalar a un hombre pobre tres sacos de oro como dote para poder casar a sus hijas. Ya sabemos por qué se asocia este personaje con la
ofrenda de regalos. El día de su muerte, 6 de diciembre, se proclamó como día de San Nicolás, y la proximidad de esta fecha con las festividades de la Navidad lo hicieron propicio para que se convirtiera en la figura del repartidor de obsequios a los niños, sustituyendo así una tradición pagana muy arraigada con la que querían acabar los religiosos cristianos. A mediados del siglo XVII los emigrantes holandeses llevaron, junto con su cultura y tradiciones, la figura del santo (Sinterklaas) al nuevo continente, pero no fue hasta principios del XIX que fue bautizado como Santa Claus, tras una burda deformación de su nombre holandés en una sátira escrita por Washington Irving. Y, desde entonces, fue el no parar hasta llegar a lo que conocemos hoy como Papá Noel. En 1823 el poeta Clarke Moore escribió un poema en el que relataba que Santa Claus, un viejecillo delgado y pequeño como un duende, viajaba de casa en casa no en caballo, sino en un trineo tirado por nueve renos. En 1863 el ilustrador Thomas Nast
plasmó un Santa Claus regordete y bonachón en una tira navideña de un periódico, pues le parecía más acorde con su carácter generoso que el de un pequeño duende (aunque no se descartó del todo esta figura, que pasó a ser la de los ayudantes del antiguo santo), y lo vistió con los ropajes que por aquel entonces solían llevar los obispos católicos: terciopelo rojo o verde y armiño. Las ilustraciones de Nast llegaron a Europa, donde fueron rápidamente integradas en Francia bajo el nombre de Père Noël (Padre Navidad), aunque en los países germanos siguió predominando la figura más austera de San Nicolás.
la tradición de Papá Noel es europea, aunque su imagen viene de EE.UU Poco después llegó el toque de magia que encumbró al viejo bonachón como rey de
sabías que...? puedes
visitar el pueblo de Papá Noel reservando en www.santaclausvillage.info
la Navidad en medio mundo, de la mano de Coca Cola. Y, si bien no es cierto que fuera esta compañía la primera en vestir a Papá Noel de rojo y blanco, pues existen representaciones con estos colores previas a la creación de la famosa bebida; sí que supieron explotar una figura tan entrañable a su favor. En 1931 los responsables de Coca Cola le encargaron al pintor Habdon Sundblom que humanizara la figura de Santa Claus, con rasgos más afables y vestido de rojo y blanco, sus colores corporativos, en lugar del verde que normalmente se utilizaba en aquella época, y empezaron a utilizar esa imagen cada año en sus campañas de Navidad. La estrategia fue todo un éxito, pues los americanos asocian desde entonces la figura propuesta por Coca Cola con la del Santa Claus que cada 24 de diciembre por la noche les deja regalos en sus casas, y su influencia es tan palpable que, un año en el que lo representaron sin su alianza de casado, miles de personas se pusieron en contacto con la compañía para preguntar consternados qué le había pasado a Mamá Noel… 10
Es complicado, por no decir imposible, dar con otro personaje que, aún siendo una figura propia de la cultura y la tradición popular, haya acabado convertida en el estandarte de una marca comercial. Sin saberlo, los responsables de Coca Cola crearon la campaña publicitaria más efectiva de la historia.
Coca Cola no impuso sus colores corporativos, pero los aprovechó a su favor Cierto es que en España ha costado mucho más, pues no es fácil hacerle la competencia a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente pero, poco a poco, la presencia del gordo de rojo se va haciendo cada vez más presente. Así que, mejor disfrutar de ella en lugar de resistirse, ¿o no?
por fernando antúnez
MI CASA, MI REINO En una época en la que todo tiende a unificarse en un maremágnum de igualdad, todavía quedan recónditos lugares que declaran su independencia del mundo. Y no me refiero a los manidos nacionalismos que invaden nuestro país, sino a pequeñas comunidades que, cuales bravos galos a lo Astérix y Obélix, plantan frente a la globalización. Bienvenidos a las micronaciones. Estos minipaíses, autoproclamados soberanos por sus propios fundadores, se caracterizan por su pequeña extensión (de ahí lo de micro…) y su falta de reconocimiento oficial, si bien la mayoría cuentan con cierta autonomía, permitida con indiferencia por los estados oficiales. Se establece entre ellos una relación similar a la de ese her12
mano mayor que deja al pequeño de la casa divertirse soñando con apropiarse del cuarto grande, aunque tanto uno como el otro saben que eso nunca sucederá… ¡Pero los sueños son así, (casi) imposibles! ¿Tú también sueñas con ser independiente? ¿Estás harto de la política, la economía, de tus vecinos? Pues te damos la solución: MANUAL DE INSTRUCCIONES PARA CREAR TU PROPIA MICRONACIÓN Consigue el apoyo de tu familia y/o amigos: Se dice que la primera micronación fue la establecida por Napoleón Bonaparte en la isla de Elba, donde, estando confinado en el exilio (para cortarle las alas a sus delirios megalómanos), se auto-declaró soberano
de la isla. Pero no es del todo un buen ejemplo, porque el pequeño gabacho se envalentonó, como venía siendo su costumbre, sin contar con la opinión de los habitantes del lugar, quienes no estaban para nada de acuerdo con la decisión napoleónica, por cierto.
los microestados son oficiales, pero las micronaciones son de cuchufletas Para evitar que tu aventura nacionalista haga aguas desde el primer momento, tienes que embarcar contigo a otros iluminados que, como tú, tengan la misma ilusión de llevar a buen puerto vuestra lunática idea de independencia. Convence a tus hermanos, la comunidad de vecinos, los amigos del barrio… ¡Cuantos más, mejor!
Elige un lugar apropiado para declararlo tuyo: No cometas el mismo error que Orélie Antoine de Tounens, otro francés que fundó el verdadero primer micropaís (¿qué tendrán los franchutes con esto de la independencia?), pero no se le ocurrió otra cosa que instaurar el Reino de Araucanía (también llamado Nueva Francia, ni más ni menos) en plena Patagonia. La tontería le duró poco, sólo dos años, porque en 1862 el gobierno chileno desbarató sus planes al mandarlo a un manicomio. El cónsul francés logró liberarlo y Tounens volvió a Europa, donde trató de hacer patria de su nuevo estado con una suerte irregular: la mayoría lo tomaron por loco, aunque algunos se hicieron eco de sus exigencias nacionalistas. A su muerte, sin descendencia legítima, fue su amigo Gustave Achille La Viarde quien se autocoronó sucesor del reino. Cinco generaciones después, un tal Philippe Boiry Raynaud se hace llamar Príncipe de Araucanía y Patagonia, y reclama a día de hoy
sus derechos reales desde París… Si quieres evitar problemas o acabar en un psiquiátrico, lo mejor es que limites las fronteras de tu reino a una parcela que sea tuya, o de alguno de tus secuaces: piensa a lo grande (todo tu pueblo, tu urbanización, una finca familiar), pero sé realista y, si no hay más remedio, confórmate con hacer tuya la campaña de Ikea de ‘Bienvenido a la república independiente de tu casa’, como hiciera el año pasado el cómico inglés Danny Wallace al instaurar el Reino de Lovely entre las cuatro paredes de su piso londinense. Prepara argumentos sólidos: Éste es el paso más complicado, porque ¿qué puede considerarse una razón suficiente para declarar la independencia? Porque hay casos como el del Principado de Seborga, declarado independiente de Italia en 1962 14
por el jefe de una cooperativa agraria local, Girogio Carbone (éste sí que supo escalar rápido en el escalafón social, ¡de agricultor a monarca en un solo día!), basándose en un transfondo histórico de peso: Seborga fue un territorio independiente hasta que fue comprado por Víctor Amadeo II de Cerdeña en 1729, anexión que ellos no reconocen, y que tampoco quedó dirimida tras la unificación de Italia de 1861. A pesar de esto, la autonomía de Seborga no ha sido reconocida oficialmente nunca, a diferencia de lo que ocurre con otros terrenos independientes, como son El Vaticano o San Marino (por no salir de Italia, aunque hay más desperdigados por Europa y el Caribe), y que sí se consideran microestados: sus gobiernos, monedas, pasaportes y legislación no son de cuchufleta, son oficiales y válidos para toda la comunidad internacional, aunque en la mayoría de los casos suelen com-
sabías que...? en
Europa hay 6 microestados oficiales, y más de una decena de micronaciones
partir la misma burocracia que los países adyacentes (por una cuestión práctica) y afirman su independencia sólo a través de la historia y el orgullo. Pero bueno, si no tienes más razones que las obvias (porque te da la real gana), siempre puedes hacer como los habitantes de la República de Molossia, erigida en un rancho de Nevada: tirar pa’lante con tu idea, y confiar en que nadie venga a molestarte.
hay microestados con lengua oficial, pasaporte, moneda y sellos propios Crea elementos oficiales para darle credibilidad: De nada sirve declararte el rey de tu jardín si es sólo para decirlo de boquilla. Esfuérzate, junto con tus paisanos, por fundar una verdadera nación con su moneda, su idioma, su cultura, sus leyes… Sigue el ejemplo de los habitantes de la Isla de las Rosas,
creada artificialmente en una plataforma frente a las costas de Rímini (a los italianos les crecen los enanos, y nunca mejor dicho!) y declarada independiente con el esperanto como idioma oficial y con sellos de cuño propio (la aventura duró sólo cuatro años, pero tuvo muchos seguidores entonces!). No tires la toalla: Por mucho que te tomen por demente, o que intenten disuadirte de tu genial idea, tú resiste, como los numantinos. O, mejor aún, como los miembros del Principado de Sealand, que estuvo en activo desde 1967 hasta 2007, instalado en una plataforma petrolífera en el Mar del Norte, y con una población que oscilaba entre los tres y los diez habitantes… Nadie reconoció nunca su independencia, pero tampoco les obligaron a irse o a dejar de denominarse altezas reales de Sealand, así que, eso que ganaron. Visto lo visto, yo, a partir de hoy, soy el rey de mi casa.
BUTÁN,
por elena rey
EL PAIS DE LA FELICIDAD
“La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto”. No se trata del inocente lema de una novela, sino de la frase clave que proclamó en su discurso de coronación como rey de Bután Jigme Dorji Wangchuck en 1974. Desde entonces, esta pequeña nación anclada en la cordillera del Himalaya se afana por lograr la riqueza espiritual de sus ciudadanos, sin obsesionarse con la riqueza económica. ¿Serán los butaneses realmente felices con muy poca cosa? Este pequeño país ha conseguido mantenerse inmune a la invasión exterior. En todos los sentidos. Nunca ha sucumbido a las ansias anexionistas de los gigantes asiáticos, China e India, que se alzan peligrosamente al otro lado de sus fronteras; en parte gracias al apoyo del imperio británico, de cuyo yugo supieron deshacerse con delicadeza y sin estridencias en 1949. El país tampoco se ha visto afectado por 18
la superpoblación que afecta a los países colindantes, pues en Bután apenas viven 800.000 personas; aunque su mayor resistencia ha sido contra el tiempo. Porque por sus valles ventosos y sus escarpadas montañas parece que los años no pasaran. Sin teléfono ni moneda hasta 1960, y con televisión e Internet en algunos hogares sólo desde 1999, Bután se resiste a participar en la frenética carrera hacia la modernización y la acumulación de bienes que se ha impuesto en todos los países de… de todo el mundo. Porque, en lugar de arriesgarse a un futuro caótico e incierto, el rey de Bután prefirió apostar por la tradición, la serenidad y el equilibrio como fuente de riqueza para sus paisanos. Así, al poco tiempo de acceder al trono, acuñó el término ‘Felicidad Interior Bruta’, y se fijó su consecución como hoja de ruta de su gobierno. Su política se basa desde entonces en cuatro pilares fundamentales: un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo, la preservación y
promoción de su cultura, la conservación del medio ambiente, y un buen gobierno. Todo esto suena muy idílico, pero lo cierto es que los monarcas de Bután, primero el padre (Jigme Dorji Wangchuck) y, desde 2006, su hijo (Jigme Khesar Namgyel Wangchuck) han hecho todo lo posible por hacer felices a sus conciudadanos. Y eso que son bastante conformistas y se quejan muy poco. Pero eso no impide que sus reyes se esfuercen por ofrecer lo que ellos consideran lo mejor: desde 2004 está completamente prohibido fumar en todo el país, porque perjudica seriamente la salud; en 2006 instauraron una constitución y las primeras elecciones democráticas de su historia, por mucho que los butaneses protestasen porque decían no necesitar a nadie más que al rey; y hace poco tuvieron que desmontar el único semáforo del país, instalado sólo unos días antes, porque resultaba muy impersonal y los conductores preferían los buenos modales de un guarda. Visto así, el rey parece una amantísima gallina clueca que cuida de sus polluelos, anteponiendo el bienestar de los demás al suyo propio. Y esto no es un decir, porque la familia real vive en una modesta casa, y se desplaza por el país para visitar a los ciudadanos y recabar información sobre cómo mejorar sus vidas: se propusieron medir el grado de felicidad del país mediante un test de más de 180 preguntas relacionadas con cultura, salud, bienestar psicológico, uso del tiempo y otras cuestiones similares; al que respondieron más de 1.000 butaneses de todas las edades. El resultado fue sorprendente, pues sólo el 3% de los preguntados declararon ser infelices, convirtiendo a Bután en uno de los mejores lugares del planeta. Pero, ¿se puede ser feliz viviendo en un país eminentemente agrícola y dependiente de la ayuda externa, o cuando la esperaza de vida es de apenas 62 años?
la televisión e Internet no llegaron a Bután hasta el año 1999 Parece ser que sí, pero depende mucho del barómetro que se utilice y de a quién se le pregunte. Probablemente, un españolito de a pie tendría muchos reparos a la hora de instalarse a vivir en Timbu, la capital, siempre y cuando le estuviera permitido, claro. Porque los butaneses son muy amables y hospitalarios, pero que no le toquen lo suyo que se lo cambian, y por ahí no pasan. Un dato muy revelador: viajar a Bután es muy caro, no sólo porque no hay vuelos directos, sino porque los extranjeros debemos pagar 200 dólares por cada día de estancia allí. ¡Menuda manera de fomentar el turismo, ¿verdad?! Pues, por sorprendente que parezca, sí. Porque en Bután quieren evitar a toda costa conver19
sabías que...?
no existen zoos en Bután porque está prohibido enjaular a los animales
les preocupa más el cuidado del medioambiente que el turismo tirse en un destino low-cost, con hordas de turistas que arrasan allá donde van, como le ha ocurrido a Tailandia o Vietnam, y es justamente ese cuidado extremo por la tradición y la naturaleza lo que convierten a Bután en el paraíso en la tierra. Y que nadie se piense que viajar a Bután supone también hacerlo en el tiempo y 20
aterrizar en plena Edad Media. Porque sus monarcas, grandes conocedores del exterior (no en vano el rey actual estudió en Estados Unidos…), han querido modernizar el país, siempre respetando las tradiciones, pero implementando aspectos tan importantes como la educación, la sanidad y el confort. Así que no es raro encontrarse en las calles de Timbu con jóvenes vestidos a la última, escuchando música en sus MP3 o disfrutando de una noche de fiesta en un karaoke. Y son esos mismos jóvenes los que, los días de fiesta, se visten con el atuendo tradicional para celebrar en familia la bendición de haber nacido en ese pequeño país montañoso.
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por fernando antúnez
¿DE VERDAD QUIERES
SER INMORTAL?
Durante la última década hemos asistido al revivir de un género cinematográfico considerado tradicionalmente como de serie B: las pelis y series de zombies están en auge. Atentos al juego de palabras, el género revive, igual que lo hacen los muertos… Bromas aparte, y más allá de cerebros ensangrentados y carne putrefacta, el éxito de estas películas reside en que responden, o tratan de hacerlo, a dos preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿qué pasaría si hubiera un holocausto o catástrofe a nivel mundial? y ¿cómo sería vivir para siempre? 22
Los amantes de las pelis de zombies siempre habían sido considerados unos raritos pero, desde que los directores optasen por cuidar más las historias y menos el cásting de rubias pechugonas, los productores han descubierto un filón en este universo al ver cómo se ampliaba el espectro de espectadores hacia otras edades. Y hacia las mujeres, que ahora también consumen fotogramas de zombies con voracidad. ¿El motivo principal? Pues lo que decía antes, que ahora se curran las historias para confrontar al público a diferentes cuestiones universales. The Walking Dead, por ejemplo, es ya una serie de culto (a pesar
de su regulera tercera temporada) porque nos lleva directamente al después, al cómo reconstruir la sociedad tras un desastre. Poco importa qué ha infectado a la humanidad ni si tiene cura, lo que vemos entre cabezas explotadas y mandíbulas batientes es cómo se impone el instinto de supervivencia, la ley del más fuerte, y cómo la bajeza moral parece estar presente en el código genético de los humanos, los verdaderos monstruos de esta historia. Y TWD no son los primeros en plantearse una hipotética restauración de la civilización tras una hecatombe, la literatura y la cinematografía al respecto es amplísima, síntoma de que es una preocupación a la que nos hemos enfrentado, aunque sea sólo divagando, todos y cada uno de nosotros. Otra lectura que puede hacerse de las películas de zombies es a propósito de la vida inmortal. Vale, está un poco cogido por
todos nos hemos preguntado alguna vez qué pasaría tras un ataque zombie los pelos, pero la de los muertos vivientes no deja de ser una suerte de resurrección. ¿Y si la vida eterna no fuera en el paraíso, sino aquí, donde siempre hemos vivido, pero vestidos con los andrajos de nuestra mortaja y vagando sin objetivos concretos por los siglos de los siglos? Menuda pesadilla, ¡ese es el verdadero horror que inconscientemente nos aterroriza cuando vemos estas pelis! No nos da miedo que los zombies nos devoren, lo que nos asusta es convertirnos en uno de ellos. Pero, ¿qué pasaría si la condición de muerto viviente fuera reversible? Por lo general
sabías que...? hay un hongo que convierte a las hormigas en zombies para poder reproducirse
las películas de este género suelen centrarse en la hecatombe, la lucha encarnizada por la supervivencia, por eso la reciente Guerra Mundial Z causó tanta polémica entre los seguidores tradicionales de estas películas, que la encontraron nula porque no se ve ni una gota de sangre en todo el metraje y la historia se centra en la búsqueda de una vacuna. Y Brad Pitt tiene éxito (incluso siendo un simple empleado de la ONU, y no un marine de los USA…), lo que nos lleva a plantearnos el siguiente dilema: si la muerte tiene cura y todos pudiéramos vivir eternamente, ¿cómo hacemos para no pisarnos los unos a los otros? Porque el planeta ya está bastante concurrido como para que encima se apunten a la fiesta todos los que llevan descansando en paz desde hace siglos… Una rara avis del género es In the flesh, una magnífica miniserie inglesa en la que bastan apenas tres capítulos para echar por tierra toda la mitología zombie: existe una cura para el síndrome de muerte parcial (bonito eufemismo…), los muertos vivientes tienen remordimientos por las atrocidades que cometieron antes de recibir tratamiento, intentan reintegrarse en su vida anterior, volver a sus familias como 24
si nada hubiera pasado… y se encuentran de nuevo con el peor de los obstáculos: los humanos. Es difícil creer que una historia de zombies sea una poética alegoría de la homofobia (ojo al dato!), pero los creadores de esta joyita lo consiguen, y no sólo eso, sino que nos hacen olvidar preguntas tan típicas de este género como ¿qué ha pasado?, ¿cómo han acabado con la plaga?, ¿qué van a hacer después? Da igual, cuando aparecen los créditos del último episodio sólo nos queda una sensación melancólica, pero al mismo tiempo agradable por un trabajo tan bueno. Y no quiero decir que todo lo que se haga últimamente sobre muertos vivientes sea la bomba, porque hay por ahí cada bodrio… Pero sí que podría intuirse que, quienes se esfuerzan por aportar un algo más a las historias de zombies, suelen conseguir buenos resultados. Ya sea a través del humor, como la sátira de la telerealidad de Dead Set o la crítica a la dictadura castrista de Juan de los Muertos; o utilizando la intriga, como en la primera de Rec, que es un peliculón, aunque mejor no hablamos de las otras dos, que son malas para morirse… ¡y no querer resucitar!
ADIÓS DÍAS GRISES por emma kone
No es que me guste presumir de buen gusto, porque sé que es una cuestión muy delicada y completamente personal, pero sí que me considero alguien interesada en la moda. Me gusta la ropita, los complementos, los bolsos, y encontrar prendas originales que nadie más viste, en mercadillos y tiendas de segunda mano. Pero mi interés se desvanece con el cambio del tiempo. Mi inspiración emigra junto con las aves que vuelan hacia tierras más cálidas en cuanto llega el otoño. Y no es algo premeditado, o que a mi sentido de la moda le vaya la hibernación como a los osos, es que me siento obligada a hacerlo, por culpa de la sosería reinante en los escaparates invernales. Los señores de la moda, cual señores de la guerra, son terroristas del color y la alegría, y condenan a la humanidad a meses de tonos grises, marrones y negros. Hasta ahora parecía una demente bipolar: señora arcoiris en verano, y espectro de la muerte en invierno. Pero eso se acabó. Este año me he propuesto desalojar la depresión de mi armario a base de una prenda que tenía completamente vetada: medias y leotardos. 26
Mi resistencia a ellos se debía a que me parecían horribles, tan sosos, con colores apagados, pelotillas por el uso, y esa parte superior tan horrenda, parecida a una faja de abuela… ¡Qué repelús! Mas voy a aparcar mis prejuicios, por el bien de mi salud mental y social, y a hacerme con unos pantys molones: probaré con unos lisos en algún color vivo, como el naranja o el verde esmeralda, combinados con un vestidito de puntos o una chaqueta de rayas, ¡alegría para todo el día! Y, si el experimento funciona bien, iré a por modelos más osados: de puntos, a rayas, con estampados de gatitos o bigotes… ¡la juerga padre en mis leotardos! Cualquier cosa con tal de acabar con la penitencia invernal, que no sólo me obliga a la mayor pesadumbre cromática, sino que además acaba volviéndome perezosa: como no me gusta nada lo que veo en mi armario, y siempre estoy con la cantinela de ‘no tengo nada que ponerme’, acabo con unos vaqueros guarros, cualquier camiseta y un jersey calentito pero insulso. Yu – Ju. Pero esos días se acabaron, ¡por fin volverá el color a mi vida!
ARBOLITO CASERO Ya ha llegado el momento de llenar tu casa de espíritu navideño. Quizás lleves un tiempo resistiéndote a ello, a pesar de que los centros comerciales y la publicidad de la tele nos bombardeen con que es Navidad desde hace semanas, y es probable que lo que te ocurra es que estás harta de poner año tras año la misma decoración. No te preocupes, es un problema de muy fácil solución, que te permitirá por muy poco dinero deshacerte de una vez por todas de los horrorosos espumillones y de las típicas bolas en todos rojos, verdes y blancos. Y, para aportar un toque festivo a cualquier rincón, nada mejor que un abeto hecho a mano! 28
por emma kone
NECESITARÁS: - Cartón y cartulinas: las más finas (pero sin ser endebles) para el árbol, y la gruesa para las bolas y la estrella. - Pintura: En spray es mucho más práctica y rápida de usar. - Lana: para unir las ramas del árbol. - Purpurina: o lentejuelas, el detalle que más te guste. - Cúter, regla, pegamento y tijeras: las herramientas típicas para estos trabajos manuales. - Troquelador: Para hacer agujeros regulares. Sirve el de papel o el de cuero (preferible) - Cordeles dorados, figuritas, papeles de colores: cualquier otra opción es válida!
MANOS A LA OBRA! - Dibuja y recorta en las cartulinas el contorno del árbol, creando siete hojas, y la estrella en el cartón. Puedes usar plantillas bajadas de Internet si no se te da bien dibujar… - Dobla por la mitad las hojas del árbol, utilizando la regla para hacer presión. Pégalas entre sí por la cara interior hasta conseguir la forma de un abeto. - Troquela el borde de las hojas, cuidando de dejar siempre el mismo espacio entre los agujeros. - Pinta el árbol y la estrella utilizando el spray. Cuando seque la primera capa, aplica otra si quieres un acabado muy opaco, aunque queda muy bien si la base no está perfectamente cubierta. - Con la ayuda de una aguja gruesa, pasa la lana por los agujeros como si estuvieras cosiendo el árbol. Procura terminar por la parte inferior, y pega el extremo de la lana donde no se vea. - Pega la estrella a un palillo, para que sirva de soporte en lo alto del árbol. Aplica purpurina tanto en la estrella como en las ramas para darle el toque final. - Puedes hacer otros modelos dejando la cartulina y añadiendo distintas decoraciones, o utilizando diferentes papeles pintados, combinando las rayas con los puntos para un acabado fresco y actual. Ale, con estos sencillos pasos y menos de 10 euros, ¡ya estarás lista para ser la reina de la fiesta! Más tutoriales y DIY... en www.buzzrevista.com 29
PEQUEÑOS PLACERES COTIDIANOS por elena rey
Atrás quedaron los días en los que escribirle la carta a Sus Majestades de Oriente era un ritual cargado de emoción, acompañado de grititos de ‘me lo pido’ frente al televisor y largas listas en las que me veía obligada a tachar más de una cosa para no pasarme de pedigüeña. Hoy, cuando mi familia me apremia con que les facilite mi lista de regalos, me estrujo los sesos para recordar algo que haya visto y me apetezca, fisgoneo en el último rincón de Internet en busca de inspiración, y pregunto a mis amigas a ver si me dan buenas ideas… para acabar saliendo del paso con lo de siempre: estarían bien unas botas, no me queda casi perfume, los libros son muy socorridos porque me encanta leer, y no me vendría nada mal un reloj de diario. ¿Pero de verdad necesito todas esas cosas? En absoluto. Seguro que me gustarán cuando rasgue sus envoltorios, y las utilizaré a menudo. Pero no forman parte de lo que realmente deseo. Si tuviera la suerte de poder elegir de verdad mis regalos, serían pequeños detalles cotidianos. Simples, pero tan importantes… 30
Querría asegurar la salud de toda mi familia. Que mi sobrina crezca feliz y sana, que mis abuelos vivan todavía muchos años más con una calidad de vida inmejorable, y que mis padres y mis suegros se conviertan en los abuelos más longevos de la historia. Desearía que mi marido siga enamorado de mí día tras día, cantándome canciones guitarra en mano y cuidando de que la chimenea no se apague porque sabe que soy muy friolera. Sería maravilloso poder ver más a menudo a mis amigas y comprobar cómo sus vidas florecen, paralelas a la mía, con sus nuevas familias. Me encantaría que mi pueblo reviviese, que abriesen más comercios y llegasen nuevos vecinos, pero que nunca dejemos de desearnos los buenos días al cruzarnos por la calle. Mi mejor regalo sería el descubrir, cada día, un nuevo motivo por el que estar agradecida, y disfrutar plenamente de los pequeños placeres de la vida.