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Criminología Educativa

Criminólogo por la Universidad de Alicante. Master en Ciberdelincuencia por la Universidad Oberta de Catalunya. Experto y Perito Judicial en Perfilación Criminal e Inteligencia Emocional por EICYC. Criminólogo con experiencia en Violencia de Genero y Acoso Escolar en ACOVIFA (Asociación Contra la Violencia de Género y Familiar de Alcoy y comarcas). Ponente en diversos seminarios y conferencias criminológicas.

Una vez, escuché en una ponencia que “no podemos pretender reinsertar a alguien que nunca ha estado insertado en un principio”. Por ello, si el mayor esfuerzo preventivo que realizamos se limita a los últimos momentos de la prevención secundaria y terciaria de un sujeto, no lograremos evitar ni una pequeña parte de los delitos y hechos antisociales que podríamos evitar con una temprana actuación. Deviene, así, de imperiosa necesidad la priorización de la actuación preventiva criminológica lo antes posible en el desarrollo de las personas, pues será más sencillo y posible su correcta inserción y educación. De este modo, surge la posibilidad, así como la necesidad, de abrir las puertas de las escuelas al criminólogo/a. La Criminología Educativa tiene como objetivo la prevención de la criminalidad o antisocialidad desde la escuela; ya sea para evitarlas, mediante la formación e información del alumnado acerca de las amenazas y violencias propias de la convivencia humana; y/o controlarlas, en tanto es en la escuela donde se pueden detectar las conductas antisociales y darles pronto una solución para, con esto, evitar un desarrollo antisocial de los menores y encaminarlos a ser alguien productivo para la sociedad.

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Así mismo, de una manera más específica, podríamos identificar los objetivos principales de la actuación del criminólogo/a con aquellas concretas conductas y modelos de pensamiento antisociales que se pretenden prevenir. A modo de breve resumen, los principales objetivos de la actuación criminológica serían: Por un lado, el criminólogo/a educaría al alumnado en la prevención y detección de todo tipo de violencias y conductas antisociales, entre las que se encuentran la violencia de género, el bullying, la violencia doméstica, la ciberdelincuencia, la criminología vial, el desarrollo de conductas adictivas (drogas, juego, dependencia emocional) y el maltrato animal, entre otras. Por otro lado, el criminólogo/a trabajaría en el desarrollo de modelos de conducta y de pensamiento integradores e igualitarios; mediante la educación en feminismo y coeducación, la integración y normalización de la libertad sexual y de género, así como luchando contra todo tipo de discriminación. Así, este trabajo preventivo llevado a cabo en el seno de la educación acabaría reportando beneficios, tanto en el alumnado, como en el profesorado, el propio centro educativo y, por supuesto, en la comunidad. Entre otras cosas, el alumnado observaría claras mejoras en su calidad de vida y en la calidad de sus relaciones sociales. En consecuencia, su rendimiento académico mejoraría. Y, por supuesto, se estarían previniendo multitud de conductas antisociales y de riesgo, tanto en el momento actual, como en la futura vida adulta del menor. Del mismo modo, la calidad del ambiente de trabajo del profesorado y la calidad de vida del centro mejorarían. Finalmente, los beneficios más importantes, aparte de los que obtiene el propio menor, los recibiría la sociedad. Educando a las futuras generaciones evitaremos que, cuando estas crezcan y se desarrollen, cometan “los mismos errores” que anteriores. Así, a largo plazo, la delincuencia en general se vería reducida. Por supuesto, el incremento de la prevención y reducción de la delincuencia no sería puntual; sino que, si educamos a las f u t u r a s g e n e r a c i o n e s a e d u c a r, generaremos un ciclo de aprendizaje, educación y prevención en pro de la convivencia humana en nuestra sociedad. - “Abrid las escuelas (al criminólogo/a) y

se cerrarán las cárceles”

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