Eblis

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www.eltiempo.com - MIÉRCOLES 22 DE OCTUBRE DE 2014 - EL TIEMPO

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Carlos Solano Cultura y Entretenimiento

La primera vez que Wendy Sulca vino a Colombia fue todo un acontecimiento para la generación del Youtube. En un cuadro que rayaba en lo dantesco, un público de hombres barbones coreaba “¡cerveza, cerveeeza!”, mientras la ya adolescente peruana daba vueltas en el escenario, como en aquel video que la hizo famosa de niña. En medio de esa receta, y desde las gradas del teatro, Eblis Álvarez miraba y escuchaba absorto. “¡Qué polirritmias tan bravas!”, exclamó, mientras se restregaba los pelos de la chivera, como con pose de científico. Estaba contando en cincos: los huaynos –un ritmo típico de Perú–, que interpretaba esa banda, no eran en 4/4 o 3/3, como casi todas las músicas y bailes populares, sino en 5/5. Y es que, desde que se metió de lleno en la música, los cincos y también los sietes venían obsesionando las exploraciones de Eblis, que ese día se había presentado en ese mismo escenario (el Festival Centro) con el Frente Cumbiero. Quien esperaba que este músico bogotano, formado en la academia, en la Universidad Javeriana, dos veces ganador del Premio de Composición del Ministerio de Cultura, se dedicara a cultivar la escolástica europea erudita o los estándares del jazz, se puede ir quedando con los crespos hechos: a Eblis le gusta la salsa, el vallenato, el ‘chucuchucu’; también el metal e, incluso, el reguetón, pero no los escucha como los escuchamos nosotros, sino que los reprocesa en algo totalmente nuevo. Su proyecto, Meridian Brothers, que emprende una nueva gira por Francia, ha recibido críticas asombrosas. “Genios profetas de la rareza colombiana (...)”. “Suena a drogas y cocos (...)”. Él es el hombre más interesante en Colombia”, dijo Marlon Bishop, de MTV Iggy. “Atención: ¡genio!”, lo reseñó el portal francés Les Inrockuptibles. “Es la prueba de que la música de vanguardia no se escribe en Londres o en Brooklyn”, escribió el diario Le Monde sobre su presentación en el festival Transmusicales de Rennes en el 2013, entre otros comentarios. El crítico Joe Fantano (The Needledrop) apuntó: “Es una de las experiencias más únicas que he oído de la música latina”. Meridian Brothers existe desde hace casi 10 años y es muy probable que usted se esté enterando apenas hoy de su existencia.

¿Cómo nace la música en la mente de Eblis? Medios de todo el mundo lo califican de genio y punta de lanza de la ‘rareza’ musical de Colombia. Aquí es un gran desconocido. Esta es la historia de cómo un ‘nerd’ está construyendo un nuevo sonido nacional. su álbum Bailar en la cueva, a donde llegó con su guitarra y sus juguetes electrónicos a hacer sus trucos. La letrística de Eblis es el otro ingrediente. Basta con citar algunos títulos de canciones para hacerse a la idea: Vigilen al jinete fantasma que decidió nuestro futuro, Jornada nacional contra la utilización de antídotos, Del preso que va a la silla eléctrica por ofensa a la moral colombiana. Este es el corcel heroico que nos salvará de la hambruna y la corrupción. Toma tu jabón Kápax. No me coja la cola y Salsa noise dark, Josefina.

Del casete casero zz, como Redil Cuarteto, El Ombligo o Bituin. También está la historia de las insólitas agrupaciones Ensamble Polifónico Vallenato y Sexteto Constelación de Colombia, de 1998 (Eblis, Galeano, Ojeda y Javier Morales, compañeros de colegio, eran la base del experimento), que tomaban el vallenato y ‘torcían’ sus tonos. El resultado era un acordeón sicodélico, inédito hasta hace poco. En próximos días será publicado en disco en plataformas como Amazon. “ Queríamos burlarnos de la figura del acartonamiento solemne del rol del músico europeo, o el ‘jazzista’ que giraba el mundo... Nosotros éra-

Arriba: Damián Ponce y César Quevedo. Abajo: María Valencia, Alejandro Forero y Eblis Álvarez. Son Meridian Brothers en vivo.

mos unos pelados chirretes de Bogotá, y lo que salió fue así”, recuerda Eblis. Y pagaron su grabación haciendo un jingle para un candidato al Senado. “Ustedes tienen ahí a un genio”, recalcó recientemente el uruguayo Jorge Drexler, quien conoció a Eblis cuando Galeano le sugirió su nombre durante la grabación de

Lo primero que hay que decir del origen de Meridian Brothers es que es un curioso seudónimo: los hermanos meridianos son en realidad –o al menos lo fueron en los primeros años– la persona única de Eblis. Todo comenzó en casa de sus padres, experimentando con la guitarra eléctrica. El estudiante del Gimnasio Los Andes se encerraba a grabar en forma rudimentaria en casetes, en la búsqueda de su propio estilo, sin atarse a normas. “Lo que quería era crear un lenguaje a partir de los elementos técnicos que tenía”, afirma. Una instantá-

Algunos de sus trabajos

Ensamble Polifónico Vallenato.

‘Desesperanza’ lo presentó al mundo.

‘Salvadora Robot’, del 2014.

Los Pirañas, con Ojeda y Galeano.

Chúpame el dedo: ‘metal tropical’, editado en casete.

Notas ‘torcidas’ No es solo Meridian Brothers. Eblis Álvarez, de 37 años, también es integrante de bandas que juegan su rol en las llamadas ‘nuevas músicas colombianas’, como Los Pirañas, Romperrayo, Frente Cumbiero, La MiniTK del Miedo y el muy celebrado Ondatrópica, de Mario Galeano. Además, creó con el percusionista Pedro Ojeda un insólito dúo llamado Chúpame el Dedo, que propone algo que ellos llaman “metal sintético tropical”, y es productor e ingeniero de una larga lista de agrupaciones de la escena ja-

“Aquí hay muchos músicos de vanguardia mundial; hay que creerse el cuento.” “Saco y saco discos, los prenso y no me importa quién los compre, ahí quedan.”

Eblis Álvarez ilustra casi todos sus discos. Estos dibujos, de su autoría, harán parte del próximo. Carlos Solano / EL TIEMPO

nea, tomada en el 2007, recrea a Eblis: un joven de aspecto tímido, pero sobreestimulado por la cafeína, recién llegado de su beca de estudios en la Royal Danish Academy Music, de Dinamarca, aborda a los asistentes del bar Matik-Matik, en Chapinero. En una estrategia de distribución hombre a hombre, ofrece por 10.000 pesos el disco debut que grabó allá, en aislamiento total. En la portada de ese disco sin título se extiende una maraña de trazos minúsculos hechos en plumilla por él, que juntos pueden parecer la vista aérea de una ciudad o un circuito electrónico. En los créditos, junto con Meridian, aparece un grupo danés llamado Sonora 3. Para pagarse la existencia y los caprichos discográficos, trabajó como programador de computación. “Yo estaba dispuesto hasta a trabajar de obrero de día y venir a grabar de noche. No tenía mayores pretensiones; era algo que hacía para mí”, dice. Tanto este como otro trabajo, grabado también en las proactivas jornadas en Dinamarca, que llevó por título Meridian Brothers V: El advenimiento del castillo-mujer (en la lógica de Eblis, ¿por qué tendría que ser el II?), fueron editados por el sello local experimental La Distritofónica, que había creado Alejandro Forero. Entonces, como en una especie de peregrinación, algunos ‘creyentes’ se le unieron y surgió la banda Meridian Brothers. María Angélica ‘Mange’ Valencia en el clarinete y sintetizadores, César Quevedo en el bajo, Damián Ponce en la percusión y el mismo Forero haciendo efectos en consola llevan la música de sus discos a la experiencia en vivo.

La venganza del ‘nerd’ Ir contra la corriente requiere aguante y persistencia, más cuando el ‘cauce’ de la escena musical colombiana resulta tan ortodoxo. Cuando Los Pirañas actuaron en Rock al Parque 2012, no faltaron las voces que les decían: “Eso no es rock / es una falta de respeto / así no suena la guitarra del rock”. Tras sus dos primeros discos, vinieron Meridian Brothers VI (2009) y Meridian Brothers VII (2010), cargados de sicodelia, champeta, incluso rock, pero también invisibles para quienes estaban por fuera del círculo de amigos de La Distritofónica, lo que desanimó por un tiempo al compositor. Su siguiente disco tuvo entonces por título uno muy apropiado para el momento: Desesperanza (2012). Sin embargo, este contenía en forma clara las influencias de la chicha peruana, que había conocido a través de discos de Juaneco y su Combo o Los Destellos, y su visión de la música tropical, con cortes como Salsa caliente, Salsa del zombi, Guaracha U.F.O. y Homenaje a la mujer colombiana. A su guitarra ‘marciana’ se unió el cencerro. Una copia llegó a los escritorios del sello discográfico inglés Soundway, lo llamaron y sellaron la reedición internacional. A partir de allí, Eblis comenzó a ser observado con más detenimiento por la crítica. “Su música nunca va a sonar en la radio colombiana”, advirtió alguna vez el crítico musical Juan Carlos Garay, intentando despertar atención sobre una creación que no responde a ‘ganchos’ o a tiempos radiales. Y aun hoy, dice el músico, “eso sigue siendo así” (la única excepción es Radiónica, que ha programado dos canciones). Meridian Brothers (la banda, los cinco músicos) comienza hoy una nueva gira por Francia, que contempla 15 fechas. Los carteles los anuncian ahora como ‘Salsa ciencia ficción de Bogotá’. Parece que nunca habrá etiquetas suficientes para intentar clasificar este sonido.


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