Caja negra 2

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Caja negra

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Director

RICTOR

Miguel Ángel Rodriguez

Enrique Doger Guerrero

Secretario de Redacción

SECRITARIO GENERAT

José Luis Berlanga

Guillermo Nares Rodriguez

Mesa de Redqcción

DIRECTOR FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

Miguel Ángel Pérez Maldonado, Teresa Martínez Terán, Bernardo Díaz y Maria de los Ángeles Mascott.

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Baruch Vergara Consejo

Editorial

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Pilar Calveiro, César Cansino, Manuel Canto Chac, José Antonio Crespo, Manuel Díaz Cid, Raymundo Garcia, Francisco Gil Villegas, Julio Glockner, Roger

Hausheer, Manuel Loera de Ia Rosa, AIma Osorio,

Pedro Ángel Palou García, Lourdes Quintanilla, Victor Manuel Reynoso, Germán Sánchez Daza, Enrique Serrano, Gina Zabludovs§. Consejo de Colaboración

Paulino Arellanes, Marco Antonio Contreras, Anaid Cuapio, Miguel Ángel Cuenya, José Ramón Fabelo, Rosaura Galeana, Javier Guevara, Enrique Lynch, Stephen Meynell, Salvador Pérez Mendoza,

Alejandro Meneses, Luis Ochoa, Armando Pinto, Rossana Podestá, Nicéforo Rodriguez Galtán, Rafael Sánchez Yázqtez, Julio Eutiquio Sarabia, René Valdiviezo. Corre sp ondencia

y

sus crip cione s

Reuista de Ciencias Políticas y Humanidades. Caja negra, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Maestría en Ciencias Políticas. Ciudad Universitaria. Av. San Claudio y 22 Sur s/n. Co-

llustraciones de Baruch Vergara

Ionia San Manuel. C.P.72570, Puebla Pue. A nombre de Miguel Ángel RodrÍguez y/o José Luis Berlanga. Tel. (01) (2212) 2 45-86-91. Correo

Portada

electrónico : cajanegra5

Oleo/tela 2oot

6

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"Proüsiones pa' no-palitos"


IN DICE Edirorial

f6

CAJA NEGRA

Actualidad de Nietzsche Francisco Gil Villegas

/

9

Uno de los germanófilos hispanoamericanos más brillantes de la hora actual es Francisco Gil Villegas. Este ensa)¡o, propiciado en buena medida por las respuestas de Martha Nussbaum a la pregunta de si Nietzsche es un pensador político, lo dedica a rastrear la vigencia del imperatir,.o moral que Friedrich Nietzsche hereda con diferentes matices a Simmel y 0rtega 1, Gasset o a Max Weber y Scheler: construir un nuevo tipo de humanidad. El espÍriru del hombre noble. Éste es el zigzagueante itinerario filosóf,co que escogió Gil Villegas para presentar Caja negra. Una respuesta al Nietzsche de Martha Nussbaum publicado en el primer número de la revista.

15

/ ta galaila Blumenberg

Lourdes Quintanilla

La galaxia Blumenberg es un apasionado texto de presentación. Lourdes Quintanilla descubre y comparte con Caja negra ei pensamiento profundo, tejido en la soledad del elocuente silencio, de Hans Blumenberg (1920-1996). Hablamos de un polígrafo alemán de la más pura cepa goethiana. Los orÍgenes y el mito, la metáfora e imágenes del mundo como formas de nombrar 1o infinito y escapar al absoluto de la realidad. La risa disolvente de la muchacha de Tracia ante la soberbia de la razón científlca. Un ejercicio precursor del estudio de 1a obra de Blumenberg en castellano.

De oráculos

y

celestinas: superstición, literatura

t

mentalidades Margarita Peña Muíoz

f

25

La tentación de vislumbrar e1 tienrpo futuro es una práctica frecuente entre las soberbias milicias del intelecto. Aun arriesgando la vida a la maldición de la ceguera o a la dantesca condena de caminar la ruta retrógrada, los hombres se atreven a explorar el enigma. En este punrual erlsavo de Margarita Peña se comparan, diestra y documentadamente, dos obras literarias prohibidas por el Tribunal del Santo 0ñcio. La celestina (t+gg) dei espariol Fernando de Rojas y El libro del juego de las suertes (1485) del italiano Lorenzo Spirito que funden por igual quiromancia y poesia, ffiágia y hechicería.


INDICE 3l / La religiosidad:

sumisión, resistencia y. algo más pilar Calveiro

En este ensayo Pilar Calveiro muestra los abusos más frecuentes que las ciencias sociales perpetran, en sus afanes explicativos, contra el espíritu religioso por sus tradicionales nexos con la voluntad de poder. Se trata de un texto que pone de relieve el excesivo carácter sociológico que suele acompañar la lectura de las relaciones entre el poder espiritual y el poder temporal. Pero lo que más seduce a Ia autora es la idea de explorar la experiencia silenciosa y liberadora del misticismo, imposible de ser pensada conceptualmente.

Isaiah Berlin y

Mu

weber: la ddensa del pluralismo Gina Zabludovsky

/ 3B

Gina Zabludovsky revela en este sugerente trabajo los nervios de la relación intelectual que vincula el pensamiento y las obras de Max Weber e Isaiah Berlin; ello sin desconocer que el primero es fundamentalmente un enorme erizo y el segundo uno de los grandes zorros de ñnales del siglo XX. Ambos, añrma Zabludovsky, son enemigos inteligentes del pensamiento dogmático y del monismo metodológico. Las fuentes del conocimiento, la afirmación de Ia individualidad histórica y la pluralidad axiológica, de herderiano origen, unen las obras de estos pensadores. La libertad de elección que resulta de la incompatibilidad de valores inconmensurables, aprendidos originalmente en la obra de Maquiavelo, los acerca a un mismo linaje.

FRACTALES

5l f ectitudes

de los ciudadanos hacia la democracia y la uictoria de For en el 2000 Roderic

La socialización politica que la percepción de la democracia produjo entre los mexicanos, en parte como resultado de la erosión del miedo al cambio y en parte por la seducción de la candidatura de Vicente Fox, transformó el comportamiento y las actitudes de los votantes el pasado 2 de julio del 2000. Comprender el proceso electoral que sacó al PRI de Los Pinos e identificar a sus actores fundamentales, asi como los alcances y sentido de su futura participación en las urnas, es el tema de cultura política que Roderic Ai Camp desarrolla con su tradicional conocimiento del sistema polÍtico mexicano. Caja negra celebra y agradece este inédito del ensayista norteamericano.

Ai

Camp


ÍNorcn 7l f Oinero y elecciones en los Estados Unidos: ¿La democracia del dólar? Raúl Bringas Nostti

Inteligente ensayo sobre el financiamiento a los partidos y campañas políticas de los Estados Unidos el que escribe Raúl Bringas Nostti. 0tra vuelta de tuerca a Ia democracia del dólar. En la segunda década del siglo pasado Max Weber advertía, con visión profética, a los esperanzados de la democracia, que detrás de la elección política se erigia la criptoplutocracia: el oscuro poder del dinero de los girupos de interés. Nunca como ahora esa observación es vigente. Nos guste o no, el dinero es el factor que define, en un escenario de libre mercado donde se vende más la imagen de los contendientes que su ideario politico, la suerte de los candidatos.

DOSSIER Pensar la guerra, Raymond

l.ron

f

83 Raymond AronPierre Manent

/

B5

Pierre Manent, considerado por muchos el discípulo más brillante del judío francés, teje una breve cuanto ilustrativa historia de las afinidades electivas de Aron. Wilhelm Ditthey y Max Weber o los filósofos -más historiadores de la políticaMontesquieu y Tocqueville, además de su estudiado Clausewitz, completan el recorrido intelectual de Aron y, al mismo tiempo, contribuyen a la comprensión de las claves de su pensamiento. Sin duda nos encontramos con un ensayo fundamental para entender la obra de un hombre obsesionado por romper con los dogmas y ofertas de las ideologías politicas totalitarias.

lO4

/

Raymond Aron

y

la fenomenología de

la guerra Stephen Launay

¿Cuál es la naturaleza de la guerra? ¿En la edad termonuclear, es posible evitar la conflagración total? Stephen Launay revisa en este oportuno texto, inédito en castellano, el pensamiento de Raymond Aron sobre la cuestión bélica. Más que reprimir la idea de la guerra mediante la condena moral o la exageración de su presencia en todas partes, Aron propone pensarla de un modo fenomenológico. Recurre a Clausewitz:

Ia política atraviesa el fenémeno bélico. En la guerra hay odio, indeterminación, pero también eniendimiento humano. El fin de Occidente es ganar la guerra limitada para prevenir el conflicto total. Su triunfo depende de que crea en sí mismo, en su misión libertaria. La apuesta aroniana es inequívoca: por larazón y la libertad.

l2O

/

Bibliografía de Raymond Aron en castellano


panacaÍnes Los antípodas. El origen de los indios en la razón política del siglo

XWJulio Glockner

/ DA Ángel Rodríguez / l3l

Viktor E. Frankl: algunas ideas "incorrectas" Victor Manuel Re¡rnoso La comprensión inconmensurable de los ualoresMiguel

/ 124


Editorial Los primeros años del siglo XXI T I¡

a historia es un tejido multicolor hilado con baba de la locura humana, más o menos esto pensaba la

"araña de Kónisgbergj", Emannuel Kant, hacia fines del siglo XVIII. Los primeros años del siglo XXI no sólo confirman la trágica observación kantiana. La rabia y el odio derramados exceden los pronósticos de cualquier pretensión cosmopolita de una historia siempre hacia lo mejor. Confusión y muerte a mansalva de inocentes es Ia divisa del nuevo orden mundial. No cabe duda, parafraseando a Octavio Paz, que a la vuelta de Ia esquina acecha el virulento dogmático para ofrecernos el mismo plato de sangre. El terrorismo (convencionalmente distinto a la guerra) ofendió grave y profundamente, el 11 de septiembre del 2001, el mítico simbolo de la prosperidad financiera internacional y la leyenda de invulnerabilidad del cen-

tro de poder militar norteamericano. EI poder simbólico de Ia bolsa y de la espada fue tocado por la guerra santa. La Jihad está en marcha desde 1983. En Beirut, con el atentado de los chiítas a los cuerpos de paz franceses y estadunidenses, donde murieron 241 personas, la guerra santa habria de convertirse en concepto de curso legal para Occidente.

Aparecía el terrorismo islámico, propio de algunas interpretaciones radicales del Corán, que es imprescindible distinguir de las creencias de la mayoría de los pueblos musulmanes que profesan el Islam con un sentido de profunda tolerancia. Hablamos de más de 1,300 millones de seres humanos que siguen Ia religión del profeta Mahoma en todo el mundo. Empero, sólo una minoria, hasta ahora, concibe a la cultura occidental como "enemiga de Dios". 0jalá que esta correlación no cambie por los sangrientos excesos de los bombardeos contra Afganistán. EI conjuro contra una conflagración mayor reside, en gran medida, en la capacidad politica de Estados

Unidos para evitar que Ias visiones fundamentalistas contasien la locura religiosa que -como la de los sunitas- ignora o ataca en su entusiasmo los valores fundamentales del ser humano: el derecho a la vida y la Iibertad de conciencia. La incompatibilidad de tales principios con las delirantes promesas de redención son rasgos comunes del terrorismo internacional de toda laya, que lo mismo condena a muerte a Salman Rushdie que a Femando Savater. En el fondo la cuestión del te-

rrorismo encierra la pretensión de convertir una específica ñlosofía de la historia, teológica o laica, en Estado absoluto. El fantasma de los totalitarismos no está de ninguna manera desterrado de la aurora del siglo que vivimos. La masacre perpetrada contra la humanidad en las torres gemelas del World Trade Center de New York de-

sató, con el apoyo y al amparo de Ia mayoría de los medios de comunicación, un irrefrenable sentimiento de venganza. Peor aún, los originales impulsos de resentimiento han sido convertidos en una insaciable sed de venganza. Y eso es justo Io que puede desencadenar una epidemia de violencia universal de dimensiones imprevisibles. ¿Cuándo los impulsos se transforman en necesidad?

Max Scheler, filósofo de El resentimiento en la moral, escribió que dicho tránsito es probable "cuando la dirección del impulso vengativo se pierde en círculos de objetos indeterminados. Entonces -escribe- la venganza no se satisface mediante su ejecución en un objeto

determinado, y el sentimiento de venganza, persistentemente insatisfecho, puede conducir en derechura al agos-

tamiento intimo y a la muerte, sobre todo allí donde la conciencia de "tener razón", ligada por naturaleza con el sentimiento de uenganza se eleua hasta la idea de un deber." La venganza elevada a superior imperativo categórico.


nadas justicia infinita, libertad perdurable y otras hierbas igualmente oscuras, revelan al mundo. Los Estados Unidos muestran la peor de las estrategias militares po-

juramento por Alá ni Ia cruzada de la razón pueden ser argumentos válidos para atentar contra la vida y los derechos elementales del hombre. Menos aún cuando este tipo de errores puede desembocar, con el uso de la energía nuclear, en una guerra de extinción total que,

sibles: declarar la guerra, sin metas ni objetivos claros,

por decir

No otro es el escenario que las confusas y vacilantes declaraciones de guerra contra el terrorismo, denomi-

a un fenómeno politico cuyo rostro es ubicuo

y múlti-

1o menos, reedite la hobbesiana condición de guerra de todos contra todos.

ple. Norteamérica no tiene un enemigo determinado. Por ello sus acciones militares son similares a la devastadora ira del cíclope burlado, Polifemo enceguecido por 0diseo: su cólera es contra "Nadie". No escucha ni

Fe de erratas:

ve por dónde camina. Estados Unidos está enfermo "del mal" y puede con su fuerza aplastarnos a todos. Por lo pronto, asisistimos a un genocidio Iegitimado por la se-

En el poema "Caja negra" de Eduardo Lizalde, un demonio polémico y caprichoso expulsó "... Ia yasta miseria" con

guridad de Ia diosa razón. Una guerra que puede a§raviar, por igual, a todos los hijos de Alá. Dichas aberraciones no se distancian mucho de Ios resultados criminales de las acciones terroristas. Ni el

un "basta" miserable. Devastador infortunio por el que ofrecemos disculpas al poeta herbolario. Caja negra.


Reunión Alfredo Espinosa (Somos tres: Khayyam, la luna, nosotros dos)

CoM0 a una copa llena de aguardiente, por la ventana del hotel miramos la luna. Descorro las cortinas para que entre y se meta en la cama con nosotros.

Ebrio de amor y vino olvido antiguos juramentos.y gozo insensateces.

Entro a ti por la oscura puerta. Eres profunda cuando desde atrás te tomo, tan inescrutable que renuncio a interrogiar al libro del destino. Rapta de mí la llama del instante

y ofréceme tu cuerpo, sus caprichos, y la fragancia del agua bajo tu pelo. Deja que el viento del azar nos lea. Nada cambiará el curso de lo escrito. Calamitoso siempre ha sido el mundo,

flor de espinas vivas, despetalado, y mañana es un río ajeno e insondable que no volverá a bañarnos juntos. Para mí tú eres la luna. Contigo me obsequia el cosmos Io mejor que tiene.

iPara qué asomarnos a inciertas páginas si esta noche, con nosotros, celebran algo especial los dioses?


Actualidad de Nietzsche Francisco Gil Villegas

There is no doubt that one of the most brilliant students of German thought in Hispanoamerica is Francisco Gil Villegas. This

essay devoted to the esthetic and onthological richness that Friedrich Nietzsche inherited -together with the idea of communication that lies in Zaratustra- equally from Dilthey, Simmel or Max Weber and Scheler, emphasizes the moral politheism from the author ofthe Gaya ciencia. In the Spanish and Latinamerican world, the reception ofthe Nietzchean spirit,

particularly conceming the "noble man", is indebted to the Spanish José 0rtega y Gasset and his Rebelión de las masas.This is the philosophical itinerary presented with singular art by Gil Villegas in Caja negra.We are talking about an answer to the essay on Nietzsche published by Martha Nussbaum in the first number of this -iournal.

'l\ ff lVI

ax Weber solia decir que quien no hubiera saldado sus cuentas con Marx y Nietzsche no estaba capacitado para entender los problemas del siglo XX.1La influencia de Nietzsche sobre el medio cultural alemán de principios del siglo XX es, en efecto, tan avasalladora que sin exageración puede afirmarse que ningún alemán culto de esa época pudo mantenerse al margen de una u otra interpretación de esa fi-

planteamiento del politeísmo de valores del mun-

losofía. Incluso católicos y marxistas debieron saldar sus

aristocratizante de la pléyade de artistas reunidos

cuentas con lo que veian o como el "ateísmo" de Nietzsche, o bien por su prominente participación en Ia banda de truhanes que asaltaron a Ia razón, es decir, por su incrustación, tal y como lo describe el subtítulo del célebre libro del marxista Lukács, en La trayectoria del irracionslismo desde Schelling

en torno a la divinizada figura del poeta Stefan

hqsta Hitler.2

A la muerte de Nietzsche, su pensamiento adquirió una influencia definitoria en diversas concepciones del mundo de Ia cultura alemana. Ya fuera enla Lebensphilosophie de Dilthey y Simmel, que acabaría por desembocar en los primeros planteamientos de Jaspers y de Heidegger, o en el darwinismo social de Gumplowicz y Ratzenhofer, que acabaría por alimentar algunas de las apropiaciones nazis de Nietzsche,3 fuera en el

do moderno con su respectiva defensa de Ia ética de la responsabilidad en el ámbito de la política,

tal y como lo llevaron a cabo Max WebeÉ e Isaiah Berlin, o por el análisis de Ia ética del resentimien-

to para fundamentar una ética de la solidaridad en el caso de Max Scheler,s o por el esteticismo

George,6 o bien por Ia fenomenología del "hom-

bre noble" que Ortega y Gasset presenta en Ia rebelión de las masas,T Io cierto es que sin la figura de Nietzsche no podria entenderse el mundo cultural germánico, especialmente del primer tercio del siglo XX, como tampoco podria explicarse sin él buena parte de la cultura occidental contemporánea.

El punto de partida es pues claro y sólido: frent'e a Martin HeideggeA quien reclama que se a

Max Weber, "La politica como vocación" en El político y el cíentíf-

co, Alianza Editorial,

I Ver Marianne Weber, BiograJía de

Mar

Weber, trad. María

Antonia Neira Bigora, Fon-

do de Cultura Económica, México, 1995, p. 318, 2

Georg Lukács, El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schetling hasta Hitler, trad. Wenseslao Roces, Fondo de Cultura Económica, México, 1959, pp.

5

Mu

Madrid,

Calpe, Buenos Aires, 1938.

6 Franz Schonauer, SteÍan George in Selbstzeugnissen untl Bilddokumenten, Hamburgo Rowohlt, 1979.

233-249.

7

3

(El Arquero), Madrid, 1972.

lbid., pp. 551-561.

1967.

Scheler, El resentimiento en la moral, trad. José Gaos, Espasa-

José 0rtega

y

Gasset, La rebelión de las masas, Revista de Occidente


Francisco Gil Villegas

considere a Nietzsche primordialmente desde su pertenencia

a

La ética de Nietzsche puede rescatarse, sin

la historia de la metafísica para interpretarlo como Ia culminación y el acabamiento de la misma,B hay quienes'privilegian, en cambio, la necesidad de atender la primacía de la perspectiva ética, tal y como Io hacen Simmel, Max Scheler y Max Weber. Es a estos intentos del mundo cultural germánico del primer tercio del siglo XX por fundamentar una ética a par-

embargo, si se hacen a un lado Ios elementos inservibles del nihilismo de la obra tardía, incluso

tir

de Nietzsche, a los que vamos a dedicar especial atención en

nuestra ponencia de hoy"

Zarathustra anhela la comunicación con otros y, por eso, busca prodigarse en un inicio ante todos, en la plaza pública, donde busca que su mensaje llegue a la muchedumbre, pero tal mensaje acaba siendo para "ninguno" porque nadie lo si-

mediante Ia aceptación del retorno de la figura del "noble" creativo, pues en Ia medida en que Nietzsche incorpora en ei nihilismo al "noble" creador, concede importancia a la comunicación. A principios del siglo XX, varios autores alemanes trataron de fundamentar una especie de gaya ética a partir de Ias fértiles y explosivas propuestas de la obra de Nietzsche. El primero de ellos fue Simmel, quien lejos de considerar al pensamiento de Nietzsche como solipsista y con-

ducente a la soledad, encontró que en é1 hay un llamado a un imperativo ético para construir un nuevo tipo de humanidad.e

En 1908, José Ortega y Gasset evaluó el Iibro de Georg Simmel sobre Nietzsche y Schopenhauer de Ia siguiente manera: "Las opiniones centrales de Nietzsche me parecen, no obstante, admirablemen-

te bien fijadas en este libro"l0y a Ortega le pare-

cía asi, por el modo en que Simmel encontró en el pensamiento de Nietzsche la respuesta a pro-

y morales en conpredominante tra de la visión en ese entonces en Europa, para Ia cual Nietzsche era la encarnación blemas eminentemente éticos

misma del "inmoralismo". La interpretación de Simmel tiene un enfoque histórico-filosófico, pero el problema central es el moral. Nietzsche se niega

gue

y no encuentra nadie que lo acompañe.

Después de esta

experiencia de incomunicación, se hace evidente que Ia verdad revelada es que la comunicación no puede darse con cualquiera, sino con unos cuantos privilegiados, porque la verdad profunda y auténtica no es para todos y la muchedumbre no tiene acceso a ella. Sólo unos cuantos están predestinados, como diria Heidegger más tarde, a recibir la revelación del Ser. A partir de aqui se da un quiebre solipsista que lleva al aislamiento a Nietzsche. Si en Zarathustra todavia es perceptible un impulso amoroso y comunicativo para entrar en contacto con la comunidad, éste se pervierte y acaba por perderse en el nihilismo del Nietzsche de la etapa tardía.

a identiflcar a la humanidad con Ia sociedad, por ello no toma partido ni por el socialismo, ni por el

liberalismo, sino que se coloca más allá de esta oposición. Más aún, el contraste fundamental entre Ios valores sociales y los humanos, en la forma en que Nietzsche intentó configurar a estos últimos, adquiere, según Simmel, Ia siguiente

forma: A Nietzsche "[...] no le importa el que miIes de hombres posean un promedio equitativo

y cultura, sino el que pocos, en última instancia uno solo, realicen en si

de libertad, felicidad

y

e D. Frisby, Fragments ofModernity, Theories of Modernity in the work of Simmel, Krakaue¡ and Benjamin, Cambridge, Mass, MIT, press, 1986, p.35.

8

M. Heidegge¡ Prolegomena zur Geschichte des Zeitbegriffes(|g25), Vittorio Klosterman, Frankfurt, l9BB, pp. 108-109.

r0 J. Ortega y Gasset, "El Sobrehombre" (1908), en Obras Completas, vol I, Revista de Occidente, Madrid, 1987, p. 92.


Actualidad de Nietzsche

misma una medida exuberante de estos valores

y fuerzas, aun

cuando para ello aquellos miles deban quedarse en un nivel muy bajo; esto es Io que constituye para él el significado último de Ia evolución de Ia especie humana. La altura del tipo humano no se determina para él por el término medio de los individuos, sino por la altura máxima que entre ellos ha alcanzado Ia humanidad'111

Pero esto no es nada utópico, sino que por el contrario

y

bien vistas las cosas, así es como valoramos desde hace mucho la creatividad de los genios artisticos y de los grandes dirigentes de la historia, o de 1a excelencia que se exige a los académicos, a los actores, al boxeador, al futbolista o a la prostituta de primer rango. Y Simmel agrega Io siguiente para ejemplif,car su argumento:

Esto es ciertamente un elitismo, pero no un solipsismo, y Ia mejor prueba de ello fue que jus-

tamente sobre esta interpretación de Nietzsche por parte de Simmel, 0rtega y Gasset construyó tanto una sociología como una moral de Ia distinción en el capítulo VII de La Rebelión de las masas que se intitula "Vida noble y vida vulgar o esfuerzo e inercia". Ahí Ortega distingue a la nobleza como [...] sinónimo de vida esforzada, puesta siempre a superarse a si misma, a trascender de 1o que se es

hacia lo que se propone como deber y exigencia. De esta manera, la vida noble queda contrapuesta a la vida vulgar e inerte, que, estáticamente, se re-

cluye a si misma, condenada a perpetua inmanen-

[...] la analogia más exacta del criterio de valoración de Nietzsche se halla quizá en la esfe¡a del arte. EI valor de una época de la

cia, como una fuerza exterior no la obligue a salir

historia del arte en que aparece un genio de primer orden, entre

de sí. De aquí que llamemos masa a este modo de

un gran número de artistas de poca significación, está para noso-

ser hombre

tros por encima del valor de otra época en que 'la capacidad me-

cuanto porque es inerte [...] Son los hombres selec-

dia' es mucho mayor, en que viven un gran número de talentos

tos, los nobles, los únicos activos y no sólo reac-

'estimables'. Y el mismo criterio de valoración se aplica a la pro-

tivos, para quienes vivir es una perpetua tensión,

ducción de un artista determinado. La altura que para nosotros

un incesante entrenamiento.l3

-no tanto porque

sea

multitudinario,

tiene Shakespeare y Goethe, Bach y Beethoven, Ticiano y Rubens, no está determinada por la altura promedio de sus obras, sino por Ias auténticas magistrales [...] Su significación está determinada

tan sólo por sus obras supremas; cada uno de ellos como conjunto vale para nosotros tanto como el punto o los puntos más elevados de su producción.12

Desde esta perspectiva, Ia situación de la mayoria en la moral

social es irrelevante; porque la perfección de un individuo o de

un grupo es Io que vale para Ia perfección de la humanidad. Friedrich Nietzsche se opuso, pues, al ideal moral prevaleciente,

sin reconocer -como Kant y Schopenhauer- que la labor del filósofo debiera limitarse a trabajar sobre la moralidad corrientemente practicada y en vigo¡ sino que Nietzsche buscó convertirse en moralista práctico y se creyó obligado a redac-

Con ello Simmel y Ortega construyeron una sociología y una moral a partir de matrices que se remontan a Nietzsche, y no pueden ser tachados ya de solipsistas. El otro gran ejemplo de cómo en el primer tercio del siglo XX se intentó fundamentar éticamente en Alemania la gaya ciencia precisamente a raíz de Nietzsche y de un eros, lo proporciona Max Scheler, quien fuera identificado por el

teólogo protestante Emst Troeltsch en 1922 nada menos que como el "Nietzsche católico". Con su lema expuesto en Ordo amoris: "Antes de ser ens

coqitans o ens uolens el hombre es ens amans", Scheler fundamenta su ética en el eros, y también fue Scheler quien utilizó los planteamientos éticos

tar las tablas de Ia moral. A la noción extensiva de Ia huma-

de Nietzsche para hacer toda una serie de análisis

nidad del socialismo y del liberalismo, Nietzsche opuso pues una noción intensiva en la que lo importante es que la humanidad aumente su capital en unos pocos.

los sentimientos y las pasiones, tal y como ocurre

¡t G. Simmel, Schopenhauer und Níetzsche, Ein Vortragzyklus, Leipzig, Dunker Humblot, 1907. pp. 222-223. 12 lbid., p. 218.

éticos basados en el método fenomenológico de sobre todo en su magistral estudio sobre El resen-

timiento en la moral, mismo que inicia asÍ: Et

rr José Ortega y Gasset, La rebelión... op. c¡t., pp. 121-122


Francisco Gil Villegas

Entre los escasos descubrimientos que en los últimos tiempos se han hecho sobre el origen de losjuicios morales de valor, destaca como el más profundo el de Friedrich Nietzsche, al advertir que el resentimiento es una fuente de tales juicios de vaür. Y ese des-

cubrimiento es profundo aun cuando resulte falsa su añrmación concreta de que la moral cristiana y, en particular, el amor cristiano, son la más ñna flor del resentimiento.14

Ello no le impide a Scheler extraer ñnisimos análisis éticos basados en las aportaciones de Nietzsche, por ejemplo, sobre el resentimiento. Scheler cambia el objeto de estudio: sustitu-

ye al cristianismo por esa moderna filantropía universal del humanitarismo y de la defensa de los denominados "derechos humanos" y todas las apreciaciones de Nietzsche resultan válidas. Es más, Scheler suena a Nietzsche al final de esta obra:

vivos': 16 Ahora bien, si todo esto puede derivarse directamente de los escritos de Nietzsche, donde además del primer análisis del "resentimiento" también puede hallarse la descripción de "la moral y la rebelión de los esclavos" (misma que vía la modificación de Simmel llegará al

titulo de Ia célebre obra de Ortega y Gasset como La rebelión de las masas) y Ia critica al ethos industrialista del mundo moderno, también es cierto que Scheler presenta una seria crítica a Nietzsche y plantea una alternativa a su concepción de la moral, pues de otra manera Scheler no podría ser el "Nietzsche católico". En efecto, Scheler observa: Nietzsche incurrió en el error fundamental de con-

Pero la doctrina moderna de la igualdad -ya se presente como la

siderar esas modernas ideas y movimientos como

comprobación de un hecho o como una "exigencia" moral,

consecuencias de la moral cristiana. La suplanta-

o

como ambas cosas a la vez- es un evidente producto del resenti-

ción efectiva del cristianismo genuino por la civi-

miento. Pues ¿quién no puede ver que, tras la exigencia de igualdad se esconde, única y exclusivamente el deseo de rebajar alos

lización moderna, el movimiento que desfigura y

superiores al nivel de los inferiores? [...] Nadie que se sienta en

como la auténtica moral cristiana

posesión de la fuerza o de la gracia exigirá la igualdad en eljue-

gen" de la civilización modema. ¡Exhaño error!17

go de las fuerzas, en ninguna esfera del valor [...] Sólo quien teme perder exige la igualdad como principio general. La exigen-

embastece el cristianismo, fué tomado por Nietzsche

y

esta como el

"ori-

Pero en realidad la auténtica moral cristiana no

resentimiento, que no puede ver con alegría los valores superio-

está indisolublemente vinculada al destino del "malestar de la cultura moderna", pues tiene mu-

"igual-

chos recursos propios, alternativos al del e/hos

cia de igualdad es siempre una especulación a Ia baja [...] Pero el res, oculta su verdadera naturaleza bajo la exigencia de la

y el resentimiento moderno,

dad". En realidad lo que quiere es la decapacitación de los que

del industrialismo

poseen los valores superiores, que le indignan.l5

capaces de fundar una nueva ética. Desde aqui, Scheler esboza los lineamientos de una ética que,

La inversión y perversión de los valores en el mundo moderno puede explicarse, en muy alta medida, por la ética del resentimiento, por eso escribe Scheler, "la más honda perversión del orden jerárquico de los valores se verifica en Ia moral moder-

na con Ia subordinación de los valores vitales a Ios valores utilitarios, con la subordinación de Io "noble" a lo útil, Io cual constituye el ethos dominante del industrialismo, es decir, la preferencia de los valores utilitarios e instrumentales sobre los vitales y orgánicos; preferencia que se encuentra hasta las mínimas valoraciones concretas -añrma Scheler- y que tÍene su origen "en el resentimiento de los medio muertos contra los

paradójicamente, tendria grandes repercusiones en el mundo contemporáneo, a partir de que un scheleriano, católico y polaco, se convirtiera nada menos que... en el Papa Juan Pablo II. Así es, pero ¿qué tiene que ver el "Nietzsche católico" con el movimiento de solidaridad en Polonia, con el Programa Nacional de Solidaridad de Salinas en

México y con la caÍda del muro de Berlín? Responder a esto me llevaría a dar otra ponencia y no hay tiempo para ello, así que tendrán que conformarse con el siguiente esbozo: si Nietzsche decia que sus ideas son más explosivas que la dinamita,

ra

Max Scheler, El resentimiento en la mod, trad. de José Gaos, Revista de Occidente,

Madrid, 1927, p. 13. t5 lbid., pp. 191-192.

15

lbíd., p.239. t7 lbíd., p. 174-175.


Actualidad de Nietzsche

Scheler Ie tomó en serio la palabra y planteó desde 1913 los fundamentos para una nueva ética basada en el principio de

la solidaridad.lB

La propuesta la tomó muy en serio Karol Wojtyla, quien escribió su hqbilitationschifi precisamente con el titulo de "Max Scheler y la ética cristiana", donde a pesar de hacer crÍticas formales a Scheler retoma sus ideas centrales, y así el principio de solidaridad pasa de la páginas dela Ética del "Nietzsche católico" a Lech Walesa y los astilleros de Gdansk en 1980, y de ahi, de rebote, pues IIegó a Chalco, lugiar donde Carlos Salinas hasta recibió la bendición del Papa. Pero no nos desviemos del tema y regresemos

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¡Í^'-i, :'f.

al intento de fundar éticas modernas, a partir de Nietzsche, en el mundo cultural alemán del primer tercio del siglo XX. Max Weber representa el último intento, que citaré hoy, de fundamentar una ética, incluso de carácter político, sobre los presupuestos de Nietzsche del politeísmo irreconciliable de Ios valores últimos, así como la necesidad de actuar y exigirse a sí mismo un criterio de responsabilidad diverso al de Ia ética de principios de convicción de la moral convencional. En los discursos políticos está de moda hablar de la "ética de Ia responsabilidad", aun y cuando a veces el ex presidente Zedillo Ia entendiera exac-

tamente al revés de como la concibió Max Weber y ni siquiera imagine que tal noción se remonta

Ahí, en su gran ética, en un apéndice escrito en 1923, Scheler sostuvo que la gran alternativa frente a la moral marxista y la hegemonía del Estado moderno se encuentra en el principio ético de Ia solidaridad, el cual tiene una raigambre cristiana. De manera casi profética afirmó que ese principio serÍa capaz de vencer al marxismo y al Estado totalitario, pues "con el principio de Ia solidaridad, el individuo siente y sabe que Ia comunidad, como todo, le es inherente y siente sus va-

a Nietzsche, de quien Max Weber tomó la hipó-

tesis del resentimiento, del politeismo de valores y del "desencantamiento del mundo" para elabo-

rar su sociología de Ia religión. La ética de responsabilidad es la que debe calcular las consecuencias de una acción o decisión sobre amplios sectores de la población, es

y por ello

propia del estadista y del hombre de acción. Tal

lores como partes constitutivas de los valores presentes en el espíritu de Ia comunidad. Los valores en conjunto se sustentan en comunión de voluntad y sentimiento; el individuo es un órgano de la comunidad y, a Ia vez, su representante; el honor del individuo'l1e Una ética social, basada en el principio

idea es una modificación de la concepción de Nietzsche, según la cual "la moral de la distinción" se basa en una conducta en la que coinciden "una personalidad decidida y una decidida objetividad" fundamentadas en el principio de la

cristiano de Ia solidaridad, constituye Ia gran alternativa frente

responsabilidad.

al vacio ético del mundo modemo.

De este modo, Nietzsche reforzaba Ia actitud aristocratizante frente a la vulgaridad de la masa, pero a Weber Ie interesaba más el predominio

fs Max Scheler, Ética, Nueuo ensayo de Jundamentación de un personalismo éfico, trad. Hilario Rodríguez Sanz, Revista de occidente, Madrid, 1941, pp. l3-17. 1s lhid., pp. 15-16.

del criterio de la responsabilidad sobre los intereses personales como elemento básico sobre el


Francisco Gil Villegas

que debe conducirse Ia moral del estadista y del hombre público.2o Aparte de Ia ética de la responsabilidad, Max Weber consideraba a Nietzsche indispensable para elaborar un ade-

cuado diagnóstico de nuestro tiempo y, por eso, en más de una ocasión, Weber afirmó que quien quiera entender el significado del siglo XX debe saldar sus cuentas con dos pensadores fundamentales del siglo XIX ubicados en polos opuestos: por un lado Marx y, por el otro, Nietzsche. EI diagnóstico de

Weber sigue tan vigente hoy, en el año 2001, como cuando

1o

formuló hace 96 años, es decir, en 1905. Un último elemento para esbozar la influencia de Nietzsche en el diagnóstico weberiano del siglo XX: al final de sus ensayos de La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Weber nos dice que el problema cultural de Ia modernidad reside entre otras cosas,

Debemos concluir. Muchas cosas se quedan en

el tintero: Heidegigier, Ia voluntad de poder y los cursos sobre Nietzsche de los años 30; Ludwig

y el rapto

de Nietzsche por los nazis, 1a Herrenmoral o "moralidad de los señores" del estetizante grupo de Stefan George y la razón por la cual todos los libros publicados en su ediKlages

torial "Blatter für die Kunsl" llevan una swástica invertida una década antes de que se fundara el

Nadie sabe quién ocupará en el futuro la jaula de hierro y si al

partido nacionalsocialista obrero alemán; la presencia de Nietzsche en los acantilados de mármol de Ernst Jünger o en La decadencia de occidente de Oswald Spengler, o en la tercera sinfonia de Mahler donde se musicalizan algunas de las más impresionantes estrofas del Asi habló Zarathustra o en los poemas sinfónicos de Richard Strauss, mismos que vía Hollywood llegaron tanto a las odiseas espaciales de Stanley Kubrick del 2001, como al Supermdn de Cristopher Reeve o en Ia

término de este extraordinario desarrollo surgirán nuevos profe-

música de presentación de entrada y salida de los

tas y se asistirá a un pujante renacimiento de antiguos valores

en que nos encaminamos hacia una sociedad sin sentido donde todos nos encontraremos de repente encerrados en una

jaula de hierro y agrega:

e

conciertos de EMs Presley en Las Vegas (recuérde-

ideales, o si por el contrario Io envolverá todo una ola de petri-

se que antes de que Kubrick "hollywoodizara" un

ficación mecanizada y una conulsa lucha de todos contra todos.

poema sinfónico de Strauss para su saga espacial

En este caso -nos dice Weber en una clara alusión al Así habló

de 2001, Odisea del espacio, tal pelicula preten-

Zarathustra de Nietzsche- los "últimos hombres" (die letzen

dÍa rendirle un homenaje a Nietzsche y por eso su

Menschen) de esta fase del desar¡ollo cultural podrán

,...n

u..-

dad evaluados con Ia siguiente sentencia: "especialistas sin espí-

ritu, hedonistas sin corazón.

Estas nulidades pretenden haber

llegado a una nueva fase de Ia humanidad, jamás alcanzada an-

compositor Io intituló 'Also sprach Zanztheste", sólo que la imagen del superhombre resultó irresistible para Elvis (quien salía al escenario con capa y todo).

En última instancia, Ia genealogía de la moral

teriormente".2l

de todo esto se remonta a Ia influencia de Nietzsche

La referencia a Nietzsche por parte de Weber, proüene justamen-

te del regaño que Zarathustra propina en el mercado a quienes

en el mundo cultural germánico del primer tercio del siglo XX. Pero para ello se requiere un trata-

pretenden ser los "últimos hombres" pero que son incapaces de comprender un elevado mensaje. Se trata pues del pasaje con

do y no una ponencia para la presentación de una revista de excelencia como Caja negra. Mu-

el cual iniciamos nuestra ponencia de hoy para poner al descu-

chas gracias.

bierto el dilema del solipsismo frente aI comunitarismo presente en cualquier intento por fundar una ética en Nietzsche. Pasaje que por otro lado no es mera casualidad que Weber Io cite al fi-

nal de su estudio sociológico sobre los fundamentos de una ética religiosa en la ética protestante. 20

Max Weber, El polítíco

rial, Madrid,

197

y el científico, trad. Francisco Rubio Llorente, Alianza Edito-

2, pp.\ 53- 1 55.

2r Max Weber, La étíca protestante

y el espírítu del capitalísmo, trad. Luis

Lacambra, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1955, p. 249.

Legaz

Ensayo leído en [a presentación de Caja negra realizada el 4 de abril

del 2001 en Puebla.


CAJANEGRA

La galaxia Blumenberg Lourdes Ouintanilla

The Blumenberg Galaile is a passionate presentation text. Lourdes Quintanilla discovers and shares wifh Caja negra the profound thought, sewed in the loneliness olthe eloquent silence of Hans Blumenberg (1920-1996). We are speakingi of a German writer of the purest goethean tradition. The origins and the myth, the metaphor and images of the world as forms to name the inñnite and to escape the absolute reali§. The solving laugh of the Tracia girl against the proud of the scientific reason.

A preceding exercise of the study of Blumenberg's work.

f.f ans Blumenberg (1920-1996) poseía un saI I¡.r enciclopédico: filosóflco, histórico, teológico, literario y científico. Profesor en varias universidades alemanas, se mostró apartado de cualquier publicidad y de las discusiones de moda en los círculos intelectuales. En silencio, sin embargo, construyó una obra impresionante que atestiguó sus muchísimas lecturas. Heredero de los grandes pensadores atentos a describir la realización simbólica del ser humano considerado a través de su cultura -Dilthey, Husserl, Cassirer

e

incluso Heidegger-, sus libros de honda critica y sutil hermenéutica se presentan con sello propio y escritura muy personal. Sus obras mayores, La legitimidad de la edqd moderna, La génesis del mundo copernicano y Trabajo sobre el mito, no han sido aún traducidas al castellano.- Contamos, sin embargo, con otros libros que son muy representativos de su pensamiento: Las realidades en que uiuimos, La risa de ls muchacha tracia, La inquietud que *

Cabe resaltar que dichos libros fueron consultados, para este ensayo,

en su versión al inglés preparada por Robert Wallace. Esta trilogía forma parte de la espléndida colección "Studies in Contemporary German

Social Thought" editada por el MfT

y que en el caso

de las obras de

Blumenberg se publicó The legitimacy oJ the Modern Age en 1985, The genesis of the Copernican World en 1987

y

Work on Myth en 1985.

atrquiesa el río y La legibilidad del mundo, que nos permiten conocer su profunda reflexión en uno de los temas que más interesaron a Blumenberg: la metaforología.

Al leerlo ineütablemente recordamos

a Nietzsche,

para quien la metáfora era parte constitutiva del ser humano, su instinto fundamental. Prescindir

de ella seria tanto como prescindir del hombre

mismo. La metáfora, de acuerdo con sus raíces etimológicas, conduce (fero) más allá (meta) y rompe las asociaciones de uso común formuladas por Ios elementos concretos, los instala en otro contexto, gracias al cual, por la súbita distancia que les confiere el desplazamiento, crea una nueva vivacidad, compone otro mundo y libera al hombre de Ia servidumbre respecto a Io meramente fáctico y efimero. Frente al absolutismo de la realidad -concepto fundamental en

Blumenberg-, que no tiene en cuenta a los seres humanos, la metáfora busca distancia y así los hombres construyen su morada. Aparecen los mitos como historias que evitan la extrañeza y dan al mundo un sentido. EI autor apuesta por el más antiguo principio de sentido: "Nada ocurre en vano

y nada se pierde".


Lourdes Ouintanilla

Entre los cinco espléndidos ensayos de I¿s realidades en que uiuimos destaca "Una aproximación antropológica a Ia actualidad de la retórica'l En él Blumenberg nos habla del "ser carencial", de su pobreza instintiva

que "representa el punto de partida para la cuestión antropológica central, a saber, cómo ese ser, pese a su falta de disposición biológica, es capaz de existir. La respuesta se puede resumir en la siguiente fórmula: no entablando relaciones inmediatas con Ia realidad' La relación del hombre con la realidad es indirecta, complicada, aplazada, selectiva y ante todo metafórica"' Y Ia metáfora es un factor significativo de Ia retórica, esta última fundada en el axioma del "principio de razón insuficiente" como correlato de Ia antropologia de un ser al que le falta algo esencial y una forma de arreglárselas racionalmente con la provisionalidad de la razón, según Blumenberg, quien concluye: La metáfora más atrevida que trató de plasmar la tensión más extrema, acaso sea Ia que más ha contribuido a la autocon-

cepción del hombre: con el intento de pensar a Dios como al totalmente otro, absolutamente fuera de si mismo, el hombre iniciaba, de una forma irresistible, el acto retórico más difícil, esto es, el de compararse con

ni verdades dichas de una vez y para siempre. Los paradigmas, dice Blumenberg en otro lugar, suponen consenso entre Ios especialistas (llamados "epistemócratas") y por lo tanto están sujetos también a la retórica para su aceptación dentro de la comunidad científica. El hecho es que "el encuentro entre el protofilósofo y la criada no fue sino que llegó a ser la prefiguración más duradera de todas las tensiones y malentendidos entre el mundo de Ia vida y Ia teoría que habrian de determinar después su imparable historia'i Montaigne, por ejemplo, creó una variante insólita de la anécdota de Tales al celebrar a la criada, pues pensaba que el filósofo deberia haberse ocupado también de Io que tenia

bajo sus pies. La minuciosa recepción de Ia anécdota que se presenta en Lq risa de la muchacha tracia llumina las inevitables tensiones entre teoria y realidad. El título de La incluietud que qtrauiess eJ rio alude a

Ia vieja leyenda de Higinio que Heidegger cuenta en Ser y Tiempo. Aquí Blumenberg recoge metáforas como la del naufragio, el fondo y el suelo, tocar fondo, ir al fondo de las cosas, estar con los pies en la tierra y Ia inquietud de la existencia, asi como la idea de un orden

del mundo que parece consustancial a la conciencia

Tales de Mileto, el "protofilósofo", quien al contemplar

sus formas de manifestación sublimes o banales. El autor recuerda la visión de Heidegger acerca de la inquietud como núcleo de la existencia y clave de

las estrellas cayó a un pozo mientras la muchacha tracia que le acompañaba soltó la carcajada. De Ia anécdota se han ocupado desde Platón hasta Heidegger y naturalmente su interpretación ha variado, lo que nos permite comprender anhelos e incertidumbres de prota-

la temporalidad. Pero Ia idea de inquietud no admite interpretaciones dogmáticas y Blumenbergi, otra vez, analiza atentamente las metáforas que nos permiten quizá comprender esta an$ustiosa inquietud. Según el autor, el hombre habita dentro de su propio mundo

gonistas eminentes. La realidad que se pretende explicar con la teorÍa está muy lejos del común de los mortales y

simbólico -construido mediante el lenguaje, el mito, la religión, el arte, la ciencia y Ia historia- frente a una realidad absoluta amenazadora y vacía de sentido propio. La cultura humana intenta domesticarla y volver signiflcativa y habitable esa despiadada realidad para el hombre. Al hacerlo, enmascara con sus funciones sim-

humana

ese Dios.

Blumenberg sigue la traza de Ia famosa anécdota de

hace de ella un reino aparte pero, tal parece, que siempre

le acompaña la muchacha tracia. Aunque la teoría

se

refugie en centros especializados donde parece definirse el destino de la humanidad, se olvida que las teorías son finitas, meros intentos de explicación, no dogmas

y

bóiicas esa inhumanidad poderosa y muda.


La galaxia Blumenberg

En La legibilidsd del mundo moderno, el autor se pregunta: ¿qué era lo que queríamos saber?, ¿qué nos

metaforicidad con funciones de sentido. La hermenéutica, dice Blumenberg, atribuye a su objetivo la capacidad de enriquecerse mediante una interpretación continua-

Blumenberg lee atentamente a Lichtenberg, para quien "la naturaleza está abierta a todos vosotros más que cualquier libro en el que hayáis fatigado Ia vista durante veinticinco años. Sois vosotros mismos". Del conocimiento al autoconocimiento. Ya el filósofo soñaba con un poema sobre el espacio vacio que más tarde haría posible Mallarmé y donde, como decía Valéry la

mente nueva... nuevas formas de lectura.

escritura compite con Ia música.

estaba permitido esperar? Y existe un procedimiento capaz de descubrirnos tales deseos y aspiraciones: la

Si como decía Aristóteles en st Metafísica, "el hombre, por naturaleza, aspira a conocer", lo único discuti-

ble es dónde encuentra ese conocimiento. EI autor parte del libro del cosmos, del libro sagrado, el libro de la naturaleza, y llega un momento en que sólo le queda el libro del mundo. Recuerda a Campanella y su metáfora "il libro é un mondo" pues a medida que el hombre lo conoce, le transforma en el libro de su propia historia. Schopenhauer y el libro de la vida. La lectura del código genético. Pero ¿qué significa leer? Para Blumenberg "tanto el individuo como la especie aprenden a Ieer sustrayendo a la percepción de datos y hechos, el rescate de la ex-

presión y Ia significación; aprende a leer en rostros, en gestos, en vestigios de acciones y fechorias, en signos e

indicios del bienestar o del honor, en señales de Io que seria el tiempo y el destino". Y en un magnífico ensayo sobre Baltasar Gracián, autor preferido de Schopenhauer,

nuestro autor presenta Ia metafórica del desciframiento. Decía Gracián: "no se trata de revelaciones o misterios

ir leyendojunto con el texto que se tiene a Ia vista su fondo de sentido. La gran dificultad de leer es que todo está cifrado [...] Ios adeptos

trascendentes, sino sólo de

de Ia sabiduría del mundo tendrian que estar en pose-

sión de una muy probada contracifra, pues de Io contrario, no sacarían en claro, de todo ello, ni una sílaba, ni siquiera un trozo de lo alli escrito". Los malos lectores, por consiguiente, "no han estudiado la materia de las intenciones que es lo más difícil de cuanto hay". Con esa contracifra, Blumenberg lee por ejemplo a Diderot, que consideraba dignos de atención en el lenguaje de un autor aquellos elementos involuntarios, esporádicos, no centrados ni revestidos de forma acabada, el recuento de palabras fugitivas al azar acá o allá en el texto y que permiten captar su exactitud o su indecisión. La Ilustración misma se podria entender con una metáfora central e insuperable: "los reflejos de una luz general".

Parece haber un

libro de la imaginación cuando

Blumenberg nos recuerda al Flaubert de Ias tentaciones de San Antonio en el desierto. Y dice: "El santo, el lec-

tor, son figuras de la tentabilidad. El autor los circunda con el desafío que le hace descubrir cada vez más dimensiones de la fantasia que históricamente ha operado en los mitos, en el culto, en las liturgias proscritas y en las prácticas mágicas. Lo que surge aparte del libro desvirtúa su exclusividad en un horizonte de mitos que compiten entre si, de parodias diabólicas, de simulaciones sagradas. Todo un despliegue cimentado en Ia historia de las religiones, que podria ponerse al servicio de una historia de la imaginación humana. Pero el tema no son esos contenidos, sino el centro de la excitabilidad al que ellos van referidos". Muchisimos ejemplos, una Iarga lista de autores que Blumenberg descifra con su habitual maestría para encontrar un sentido al mundo en las metáforas del libro

y de la escritura. Lo

legitimidod de lo edod moderno

Blumenbergi recorre dos mil años de historia para hilar su reflexión histórico-filosófica e intentar comprender la legitimidad de la Edad Moderna, que se forma con dificultades como respuesta al "absolutismo teológico" del Medioevo, objeto de un análisis detenido. Polemiza con teólogos y filósofos del siglo XX sobre las conexiones entre escatología, filosofía e historia y se ocupa de los comienzos de Ia ciencia moderna. Presenta su tesis sobre la "reocupación": tema del cambio de época donde los problemas planteados por el viejo orden (en este caso la Cristiandad) deben ser "reocupados" por las respuestas del nuevo.

La "reocupación" opera sobre el fondo de una radi-

cal conservación de la vida histórica. No se trata de buscar sustancias, secularismos, espíritus absolutos o decadencias. Aun el corte más radical conserva una


Lourdes Ouintanilla

función de preservación de la identidad. La discontinuidad, en otras palabras, se da siempre dentro de Ia continuidad. El hecho histórico visto como una respuesta. Blumenberg insiste una y otra vez que jamás

se

parte del punto cero. Todo evento, por lo tanto, en su sentido más amplio, tiene un carácter de correspondencia, se adelanta a una pregunta, a una experiencia, a un malestar, resuelve una cuestión, ocupa un lu$ar. Cuando Blumenberg habla de transformación se refiere a un "programa existencial de acuerdo con el cual el hombre coloca su existencia en una situación históri-

pregunta a sí mismo cómo lidiar con Ia situación que le rodea y qué uso puede hacer de las posibilidades

ca

y

se

que se le ofrecen. En la comprensión humana de su mundo, de sus expectativas, costos y significaciones están unidos a esta comprensión. Un cambio fundamental tiene lugar y representa no só1o una serie de hechos

de su tiempo

y al gnosticismo.

Se comprende entonces

el inmenso trabajo del autor para sustentar su tesis de la reocupación. No se trata, por lo tanto, de una opinión más en la interminable querelia entre los antiguos y los modernos sino de un estudio apasionante que exige una cuidadosa recepción.

Según Blumenberg, Ia confrontación cristianismo/

gnosticismo permite comprender mejor la formación del Medioevo. EI primero se do$matiza y se apoya en la idea estoica de providencia y también en la idea griega de cosmos: una realidad del mundo en un estado determinado que contiene en sí la validez de un determinado orden espiritual. El gnosticismo pensaba al verdadero Dios oculto, desconocido, ajeno a.un mundo que parecía haber sido creado por un malvado demiur$o. La gnosis

de la experiencia sino un sumario de presunciones que,

era también una respuesta al cristianismo que parecia incapaz de conciliar al creador con el redentor. Sin embargo, quedaba el problema del mal. Agustín de Hipona

a su vez, determinan el horizonte de posibles experien-

"responde" por oposición al gnosticismo: el hombre

cias

y dan cuerpo a priori al significado del mundo

para el hombre". Si bien se mira, no es simplemente uná autopreser-

vación, sino una respuesta, una reocupación. La interrogante seria entonces preguntarse en cada caso ¿qué clase de conciencia debe haberse formado para tratar de comprender una época de la historia del pensamiento?, ya que las ideas sólo se aceptan cuando existe ca-

es

libre y el mal queda bajo su absoluta responsabilidad. El autor analiza atentamente a Agustín, "el teólogo del pecado original y de Ia predestinación que fue la fuente más importante de autoridad para la especulación teológica de la Edad Media. El gnosticismo, sin embargo, no fue superado sino transpuesto en la forma de un Dios

las necesidades sobre las que especialmente insiste

oculto con su soberania absoluta e inconcebible. En muchos aspectos el escolasticismo medieval lo retomó y el absolutismo teológico se dio por añadidura'l Blumenberg se detiene en el helenismo y particularmente en Epicuro, cuya importancia es indudable en lo que se refiere al desinterés por la naturaleza y la pre-

Blumenberg, pues son estas últimas, de hecho, las que producen la reocupación y las que designan, por impli-

sencia de los dioses indiferentes. Analiza atentamente a los estoicos y a Demócrito. Los filósofos se apartan gra-

cación, el minimo de identidad que es posible descubrir o al menos presuponer en los más agitados movimientos de la historia. EI autor utiliza la metáfora de un sis-

dualmente de la idea de cosmos y hay una "neutralización" en la relación del hombre con el universo. EI mundo antiguo quedaba atrás y paulatinamente se

tema de posiciones que se ocupan y se reocupan con una función. Diferentes contenidos pueden tomar idénticas

impone el absolutismo teológico "nominalista", a cuyos defensores estudia Blumenberg con todo cuidado. Ellos concebían un dios todopoderoso con una diüna voluntad

pacidad de recepción. Lo que es nuevo en la historia no puede ser arbitrario sino que está sujeto al rigor de las expectativas y de

funciones en posiciones especificas en el sistema de Ia interpretación, pero contenido y función no son iguales. Desde esta perspectiva, Ias condiciones de la Edad

Moderna son únicas. Para demostrarlo, Blumenberg emprende una comparación sistemática entre la crisis de la Antigüedad y la de Ia Edad Media. Se vale para ello de la respuesta dada por el cristianismo al mundo

y dejaba a los hombres indéfensos, más preocupados por Ia trascendencia que por la inmanencia e incapaces de romper con el dogmatismo que ordenaba al mundo

reinante. EI camino hacia Ia Antigüedad había sido "reocupado" por el Medioevo. Sin embargo, algunos elementos serian más tarde "reocupados" por Ia Modernidad.


La galaxia Blumenberg

Lejos ya de la "ataraxia" de Epicuro

y

de sus dioses

indiferentes, el mundo moderno responde. Nace esencialmente de la necesidad de defenderse y autoafirnarse contra el absolutismo teológico. Ya no se trata solamente de comprender el mundo sino de conquistarlo y someterlo hasta que los hombres se convirtieran en "maitres et possesseurs de la nature" (maestros y poseedores de la naturaleza), como quería Descartes. Sin embargo, no partió de un punto cero sino que aprovechó su larga y rica herencia. La legitimidad se dio en la continuidad de su propia historia y no se desarrolló a partir de su

"novedad". No fue, insiste Blumenberg, un mero acto de razón sino una necesidad. Fue Descartes el que construyó el mito del "radical

comienzo de Ia razón" en su famoso Discurso sobre el Método. El cogito libre de prejuicios. Blumenberg analiza con todo cuidado a este pensador fundamental a través de sus contradicciones y es que como decía Schelling,

"la gente no se puede imaginar que el fundador de Ia filosofía haya perpetuado tanto el medievalismo". Pero el modelo de la nueva posición de Ia teoría preparó el camino para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. AI fin y al cabo la ciencia -dice el autor- surge cuando los hombres la consideran necesaria. La autoafirmación se extiende a otros terrenos: Hobbes y los derechos naturales con la imperiosa necesidad de poner orden frente al estado de naturaleza; ra-

cionalidad como una cuestión de anticipación unida a la experiencia; adecuación a las necesidades de los hombres. En suma, ni resignación ante las leyes de la naturaleza ni dejar todo a la trascendencia del tiempo. Ahora ya nada podria invalidar a la razón autoafirmativa. Su esencia fue expresada por el abate Galiani: "La naturaleza es un algo inmenso e indefinido. Es un trabajo digno de su Creador y nosotros /qué somos? Insectos, átomos, nada. Comparemos. Sin duda la naturaleza siempre retorna a las leyes dadas por su Creador para una duración indeñnida. Sin duda retorna siempre el equilibrio, pero no necesitamos esperar el re§reso y el equilibrio. Somos muy pequeños porque la naturaleza, el tiempo, el espacio y el movimiento no son nada, pero nosotros no podemos esperar".

Blumenberg se ocupa en la tercera parte del libro del largo y sinuoso proceso del conocimiento desde Ia Antigüedad hasta los comienzos de la Edad Moderna,

mismo que denomina como curiositas reprimida por el absolutismo teológico, una vez más, y que una vez superados los obstáculos, señala el autor, se afirma paulatinamente y favorece los asombrosos avances científicos. El texto concluye con dos sendas monografías sobre Nicolás de Cusa y Giordano Bruno. Del primero le interesa su "docta ignorancia", que representa el medievalismo moribundo, y del segundo, el comienzo de la modernidad. Ambos afirman lo que ya Aristóteles planteaba en su Metafísica: el hombre, por su naturaleza, necesita conocer. Blumenberg, sin embargo, no es un defensor a ultranza de la Ilustración. Señala sus pretensiones, su increíble

arrogancia, a la que respondió el Romanticismo con la recuperación de la historia. El estudioso alemán sabía muy bien que en el Iargo peregrinar hay límites, residuos inevitables, pues toda transformación es lenta, difícil y, ¿por qué no decirlo?, dolorosa. Su profundo conocimiento de la historia le permitió presentar su tesis de la legitimidad de Ios üempos modernos. Lo génesis del

mundo copernicono

Copérnico no fue únicamente el astrónomo que sustitu-

yó el modelo geocéntrico por el heliocéntrico. En realidad, dice Blumenberg, fue el protagonista de una nueva

idea de ciencia que estableció un "nuevo y universal reclamo a la verdad'l Dentro del mundo -continúa- no habría ya limites al conocimiento y, por lo tanto, al deseo de conocer. El sentido del llamado a la verdad de Copérnico apareció, más tarde confirmado por Galileo y Newton. Poco a poco la mecánica contribuyó a la innovación cosmológica y la física aristotélica, dominante por más de dos milenios, se retiraba de los estudios astronómicos de la modernidad. Estas consideraciones ya esbozadas por el autor en

Ia

legitimidad de la edad moderna,las tratará extensamente en La génesis del mundo copernicano. Con su asombrosa

curiositas va poco a poco para situarnos en las diversas maneras como los hombres de todos los tiempos se han relacionado con el cosmos, ya sea como espectadores del

cielo o como contempladores de estrellas. EI gran viraje en la relación entre el universo y la autoconciencia se lleva a cabo por un observador como Copérnico, que tenía ante sí millones de comentarios. Blumenberg nos conduce a los griegos, al "cosmos y a


Lourdes Ouintanilla

la tragedia", donde Anaxágoras, a diferencia de Esquilo, pensaba que los hombres habian nacido para "ver Ios cielos y el orden total del universo"' El contemplador vuelve transparente para si el mecanismo del mundo del cual es producto y por el que puede ser destruido.

Visión griega de la unidad de la naturaleza. La visión ideal del contemplator coeli no es inmediatamente antropológica. Séneca articuló después la idea, retomada más tarde por Kant: "sin el hombre Ia creación seria un desierto vano y sin propósito". Para Anaxágoras, ver los cielos podía significar también el

tismo que impidieron explicar el mundo y cuyo carácter básico no accidental se puede resumir diciendo que implicaba la imposibilidad misma de un Copérnico antes de tiempo". Sin embargo, esto no quiere decir tampoco que el astrónomo fuera un liberador original de la autoconciencia moderna, ni el héroe que se enfrentó a la oscura Edad Media ni mucho menos el fundador del racionalismo. En Ia dedicatoria al Papa Pablo III, Copérnico señala: "el mundo fue creado por el más sistemático y mejor dispuesto Artifice y lo creó para el hombre". Con esta

olvido de los dioses. Si bien tal parece que cada época inventa su relación con el cosmos, para los griegos la theoria era una combinación de aspectos morales y cientificos, no se limitaba a una mera colección de datos visibles. Sólo la ciencia modema ha renunciado a Ia intuición en aras de Ia teoría sistemática, comenta

sencilla frase ponia en cuestión toda Ia astronomía de su tiempo. Blumenberg la interpreta como la posibilidad de buscar la verdad en el objeto de estudio, puesto que el mundo estaba ahora a su disposición y, por Io tanto, razonar acerca cie é1. "Que el mundo fuera cuidadosamente hecho en interés del hombre -afirma el au-

Blumenberg. Conviene señalar que cuando el autor habla de intuición se refiere propiamente al término ale-

tor-, no se encuentra

mán Anschauung, imposible de traducir y que comprende los actos de mirar, conterr.plar, observar y percibir. Con

esta idea muestra la riqueza de los antiguos contempladores del cielo.

El autor arma el rompecabezas para estudiar la génesis del mundo copernicano, universo con efectos poderosos y sumamente complicados. Si bien se puede fechar De Reuolutionibus en 1543, no se pueden reducir Ias aportaciones de Copérnico a un mero diagrama sino que es necesario determinar Ia reforma misma y aque-

llos elementos que, a su vez, determinaron su recepción. Es bien sabido que la susceptibilidad y la irritación contra Copérnico se dieron hasta principios del siglo XVII y lo que importa saber es por qué. En suma, no se puede ver a Copérnico como un nuevo Aristarco de Samos en el siglo XVI, el último de Ia estirpe de los pitagóricos que en el siglo IV antes de nuestra era habló por primera vez del modelo heliocéntrico y causó indignación entre los estoicos que lo acusaron de impiedad. La "prehistoria" de la reforma copernicana no es lineal, se podrÍa decir más bien que fue tumultuosa. Lo que interesa a Blumenberg es "el excitante problema de este cambio de época, no la explicación del hecho de

los logros copernicanos ni siquiera la afirmación de su necesidad sino más bien encontrar las bases de su mera posibilidad. Se encuentran al final de siglos de dogma-

en toda la tradición cristiana como premisa establecida especialmente si la entendemos como implicación de posibilidad de relación entre el universo y su conjunto". En el prefacio dedicado al Papa, teología y teleologia están en tensión, característica de la primera historia de la ciencia. Pero esta relación ya no es medieval. En "Humanismo como idealización del centro del mundo", Blumenberg analiza los dos prefacios de Copérnico, uno para el Papa, otro para el público' Aparentemente contradictorios, reflejan una crisis del final del Medioevo. Copérnico mismo se coloca dentro de la tradición humanista y Blumenberg hace una fascinante exposición de ésta como programa encaminado en contra de la ciencia aristotélica. Recrea ese ambiente renacentista donde el Estagirita, sin embargo, ocupaba un lugar central, particularmente en la Universidad de Padua. Copérnico participaba de esta idealización antropológica y la lleva a su conclusión lógica. En palabras de Blumenberg, "el hecho de que el mundo fuera creado para el hombre no garantizaba desde luego Ia seguridad de su vida, sino más bien el uso de la razón en su relación con el todo, una garantia que se tomaba

critica en la clásica frontera en el uso de Ia astronomía'l En este ambiente humanista se educó el astrónomo durante sus estudios en Italia, lo cual nos permite comprender su insistencia en las "verdades astronómicas" y abandonar, paulatinamente, la autoridad de


La galaxia Blumenberg

Galileo fue el primero en demostrar que la Tierra no sólo era una estrella entre las estrellas sito el primo mobile, es decir, el equivalente del cielo de las estrellas fijas. Se detiene Blumenberg en la fascinante historia del telescopio, instrumento moderno

por excelencia, pero con el cual Ia Anschauung desaparece poco a poco, como lamentaba Goethe. Copérnico, sin medios ópticos au-

xiliares, introdujo en Ia práctica su visión reflexiva. "En una estrella (en el sentido clásico) encontró Ia confirmación de que Ia Tierra era también una estrella". Ahora sabemos que nuestro sistema solar es apenas

Ptolomeo a quien dedica Blumenberg otro largo ensayo en su libro. EI sistema copernicano tenia errores, sin duda, pero su insistencia en la verdad, sus conclusiones antropocéntricas y metafísicas le hicieron abandonar el geocentrismo. Su responsabilidad: "la energía epocal" que dejó libre. No seria hasta Descartes cuando la razón autóno-

ma se define sin ninguna necesidad teleológica o antropocéntrica; "esta no necesidad es Ia real diferencia entre Ia racionalidad de Ia época moderna y Copérnico -dice el autor-, diferencia que hace obsoleto su llamado a Ia verdad y lo que ella presupone y lo excluye como episodio transicional". Blumenberg analiza a Copérnico frente a la reforma

protestante, la perplejidad de Rheticus, el único y ferviente alumno. Asimismo desfilan Nicolás de Cusa, Giordano Bruno, Kepler, Galileo, Newton. Nos introduce al problema del tiempo en el que algo tuvo que ver Copérnico, que toma en cuenta viejas presunciones, po.qrr. É, sentido estricto, no tenemos un concepto de tiempo. Se habían ocupado del tema Aristóteles, Platón,

Plotino, Agustín de Hipona hasta llegar a Ia "antropológica idealización del concepto de tiempo". Como ejemplo, el autor alemán cita la famosa'Oración de la dignidad del hombre de Pico della Mirándola, escrita años antes de Copérnico.

un punto en el universo rodeado de inmensos espacios vacios y todo ello parece negar al hombre su importancia cósmica, como quería la Ilustración. Volvamos entonces a Copérnico porque al fin y al cabo "el oasis cósmico en el cual vive el hombre

-el milagro de su excepción, nuestro propio

planeta azul en el desierto celeste- no es ya solamente una estrella, sino Ia única que parece merecer ese nombre".

Repensar el significado del mundo copernicano ha sido la tarea para una mejor comprensión de Ia moder-

nidad. Pero Blumenberg nos muestra también cómo en el largo y sinuoso proceso de conocimiento y su continuidad, nunca se parte de cero, y la religión, la-filosofía

y la cultura en general han acompañado siempre la visión reflexiva de la ciencia en su más alto sentido. El libro de Blumenberg nos lleva a través de esa historia imposible de resumir. Trobojo sobre el mito

EI mito ha acompañado a la humanidad a lo largo de milenios y el "trabajo sobre el mito" nace con el mito mismo que se cuenta y se recuenta; su sola recepción significa ya su funcionamiento. Mito y logos no se ex-

cluyen, como demuestra Blumenberg a Io largo de su libro. "Toda confianza en el mundo comienza con Ios nombres en conexión con los cuales se cuentan historias'l EI mito relata la historia del origen de los nom-


Lourdes Ouintanilla

tierra, la noche y "equipar el mundo con nombres es dividir y clasificar lo indiviso, hacer tangible Io intangible aunque no se comprenda.

bres desde el caos,

1a

El mito es una manera de expresar el hecho de que el mundo y su poder no se abandonan a Ia pura arbitrariedad".

La función del mito es superar Ia extrañeza del mundo, que ya es en si misma una función racional y se maniflesta como la superación del "absolutismo de la realidad'l Al tomar distancia frente a ella, los hombres cuentan historias. En griego mythos mytheísthai si$nífica precisamente decir historias que no están fechadas

ficado. No pudieron haber sido inventados o tener una base racional, porque no tienen, precisamente, necesidad de esta última... Ninguna suerte de imaginación, insiste, pudo haber inventado Io que se ha desarrollado a lo lar$o de la historia como "instituciones" (en el sentido que les daba

Arnold Gehlen, antropólogo alemán: patrones compartidos de percepción y conducta que el hombre erige en lugar de los instintos para guiar su acción). Modos de conducta o estructuras de pensamiento no construidas racionalmente y que se heredan sin necesidad de justi-

ni son fechables, no pueden ser localizadas en ningiuna

ficación: la manera como hacemos las cosas, la manera

crónica pero compensan esta falta por ser significativas

como pensamos. La palabra latina institutio, costumbre, expresa esta condición. La rica variedad de instituciones sociales, culturales y miticas se ha dado por "selec-

en sí mismas. En el mito no hay cronologías, sólo secuencias. No responde preguntas. EI caos, por ejemplo, es una metáfora que no necesita localizarse ni describirse' es un espacio opaco en el que aparecen figuras. Tampoco tiene

por qué dar explicaciones y varia al infinito. Los dioses producen historias pero Zeus no tiene historia. Desde luego no es antropocéntrico sino que envuelve a los hombres en la historia de los dioses y con ello los beneficia. Los dioses de La Ilíqda sonríen y ello permite ver

Ia diferencia entre mitos y dogmas. Cita Blumenberg una sencilla frase de Jean Paul: "los dioses puedenjugar, Dios es serio". Esencial para la función del mito es que lo que alguna vez se llamó "cualidad de lo divino" no se presenta como algo dado desde el principio hasta

la eternidad, sino más bien como si estuviera atrás y pudiera darle sentido a la historia. Pero sólo el mito puede sujetar los hechos que de otro modo se perderian

y exige al mismo tiempo significación. La recepción del mito por tradición oral favorece lo que Blumenberg llama "pregnancia", Ia "forma impresa" en términos de Goeüe. El rapsoda que lo cantaba atendía

Io que su público queria escuchar. La fortuna de los griegos era que no descubrieron sus mitos por los sacerdotes y mientras no se fijaron en la escritura, Ia tradición los repetía una y otra vez y, al hacerlo, los modificaba. Después se escribieron y comenzó lo que Blumenberg llama el "darwinismo de las palabras", proceso en que se producen instituciones y rituales con una dura-

ción -incomprensible en retrospectiva- y revelador

de

y contenido a los hombres, dónde vienen ni su signide que sabe de nadie pesar a

cosas que han impresionado

ción" trabajada durante lar$o tiempo y de acuerdo a las necesidades de los hombres. A Blumenberg le interesa superar el conflicto entre mitos y logos desde el punto de vista antropológico, no epistemológico. Ni siquiera ve en el mito una "forma simbólica" sino sobre todo una "forma total" como "autopreservación y estabilidad en el mundo", que requiere aceptación pues de Io contrario se aniquilaria. Para percibir la genuina cualidad del mito es necesario describirlo desde el punto de vista de su terminus a quo (límite externo desde el cual está

dirigido el proceso). Moverlo hacia fuera, no hacia dentro, para analizar su función. Podemos preguntarnos ¿qué significa el mito, en qué consiste nuestra disposición hacia é1, tiene todavía algo que ofrecernos a pesar de su reducida capacidad de confianza, certeza, fe, realismo e intersubjetividad? Y Blumenberg responde: Ia cualidad de Ia que depende

el mito puede designarse como "significación", concepto que puede ser explicado pero no definido en sentido estricto. Goethe le dio el nombre de "forma impresa" que envuelve a través de la vida. Burckhardt hablaba del "derecho real a la forma impresa" e incluía todo Io que poseía pregnanz como opuesto a indiferencia. El mito tiene su particular significado, ajeno al espacio y al tiempo, resiste vientos y tempestades y afirma la distancia frente al absolutismo de Ia realidad. No tiene nada que ver con actitudes teóricas o prácticas. Pero es y siempre ha sido, alli reside su más alta significación.

La Ilustración IIainó a la tolerancia en medio de tantas verdades. Blumenberg nos recuerda a Voltaire

y


xia Blumen

a Pascal. El mito no se ocupa de moralidad o de inmo-

ralidad. La forma en que un dios aparece no afecta el contenido de Ia historia. El mito dejó atrás viejos temores, no para proteger una verdad o una ley. Lo que el dogma requiere el mito lo niega. No necesita conversos, apóstatas o arrepentimientos. Y entre dogma, filosofía, ciencia y razón el mito prevalece. Hasta aquí muestra Blumenberg que el "trabajo sobre el mito" no ha sido en vano.

monoteistas en ética".

El hecho es que Prometeo se cita una y otra vez en

el siglo XIX. Incluso Marx en El Capital lo presentó como la prefiguración del proletariado encadenado a la

ley de la naturaleza en la roca desnuda de la producción capitalista. Nietzsche enfatizó la rivalidad entre

y Prometeo y mostró toda su simpatia por este último porque había demostrado con su sacrificio de lo que son capaces las artimañas del arte. Un extenso análisis sobre el autor de El nacimiento de la tragedia no podía faltar en el "trabajo sobre el mito". Y naturalZeus

Para ilustrar su tesis nos explica cómo surgen los mitos en el proceso histórico que los crea y los recibe, los transforma y sustituye dando lugar a una especie de "patrimonio" que permite pensar el mundo y contribuye a darle sentido y, al mismo tiempo, fija los momentos históricos en los que los mitos asumen significados nuevos. El mito de Prometeo y su recepción ocupa un lugar central entre poetas y trágicos, Hesíodo, los sofistas

apotegma de Goethe: "Somos, decia, panteistas en la investigación de la naturaleza, politeístas en poesía y

y

los cinicos. Se detiene en Ovidio y sus metamorfosis, fuente de inspiración de la cultura europea y que no es una mera colección de mitos sino que designa su principio mismo. El Renacimiento trae consigo una sorprendente igualación de Prometeo con Adán. Las alegorías de

Marsilio Ficino. Erasmo de Rotterdam, para quien el titán emerge junto al nombre de Cain. Posteriormente, también Vico y Herder se ocupan de la recepción de Prometeo, el portador de la cultura. Goethe buscó "refugio tras una imagen". Le impresionaba la vieja flgura mitológica que "separada de los dioses pobló un mundo con sus talleres". Blumenberg dedica a Goethe un largo y fascinante ensayo así como

al "extraordinario dicho", sólo posible en un panteón pagano: "Nadie puede estar contra Dios si no es él mismo un Dios". Pone de realce también el más importante

mente, Freud para quien los dioses permanecerian hasta que los hombres no se emanciparan. EI mito se banaliza en Ias obras de André Gide y se torna compietamente es-

tético. Kafka se ocupa de mistificar Ia recepción del mito. ¿Por qué el mundo debe continuar su existencia si

ya no hay nada que decir? "Pero si después de todo todavía hubiera algo que decir", responde Blumenberg. El "trabajo sobre el mito" prosigue junto al logos, pues es necesario para sentirnos en casa en este mundo y la historia simplemente 1o confirma. La lectura de los textos de Hans Blumenberg desde Iuego no es fácil. Hay que acercarse a ellos con inñnita paciencia porque la reflexión se acompaña de pormenores que dichos tal vez de pasada son necesarios para comprender su poderosa unidad. Pero a través de la finura y de la riqueza del análisis nos permite ver el mundo de otra manera. Muchas cosas se pueden decir en torno a esta obra monumental, yo sólo me limito a presentarla.


Como perros

y gatos Alfredo Espinosa

1.- Sabuesos en el parque

MI PERRo ladra al niño que volaba el papalote. El pasto olia como tu pelo cuando lo desatas. ¿Dónde estás ahora que las nubes imitan con sus formas los caprichos de tu carne? El perro olisqueaba algo en los arbustos y rascaba la tierra estremeciendo a los geranios. Miré un montecillo recién regiado, cubierto de hirsutas yerbas y me acordé del tuyo cuando sales del baño y te quedan suspendidas giotitas de agua sobre el pelambre. Mordí una rosa abierta como si mordiera tu oreja. Me obligaba a detenerme. Levantaba la pata y orinaba. ZHizo falta acaso un baño de oro para marcarnos y definir nuestro territorio

y reconocernos y saber lo que es nuestro? Una muchacha como tú, se acercó jalada por su perro. Gruñia mostrando los colmillos. ZExtrañarás los mordiscos en la nuca? Los chanates cazaban chapulines mientras los perros se encaraban. Ella sonrió y se pareció más a ti. Agacharon las orejas mientras se olisqueaban. Dijo que deseaban ser amigos. Los sabuesos se exploraban con interés el sexo y se lamían. ¿Hallarán ahí el amor como nosotros el paraíso? Había pasión en ellos. Yo recordaba tus licores. ¿Será amor? preguntó al mirarlos. El aire comenzó a llenarse de tu olor. Es la ebriedad de la dicha, le dije y hundí \a nariz en tu recuerdo.


CAJANEGRA

De oráculos y celestinas: superstición, Iiteratura y mentalidades Margarita Peña Muñoz

The temptation of glimpsing the future time is a frequent practice among the proud militans of the intellect. Still risking the

life to the blindness damnation or to the Dantesque penalty of walking «the retrograde route», men dare to decipher the crux. InMargaritaPeña'sessaytwoliteraryworksareskilfullcompared. LaCelestina (1499) oftheSpanishFernandodeRojasand El libro deliuego de las suertes (1485) ofthe Italian Lorenzo Spirito that establish by equal quiromancia and poetry magic and enchantment, both forbidden by the Holly Inquisition.

'p

n los siglos que van del XV al XVIII, en el ámbito de España y América -Nueva EsI-.1 paña concretamente- se cuenta con variados ejemplos de relación entre literatura y superstición. Obras tales como tratados diversos y oráculos enlazan poesÍa o prosa con prácticas supersticiosas del tipo de la adivinación y Ia quiromancia, configurándose, en cuanto textos, como obras censuradas, cuyos autores en ocasiones fueron llevados a proceso por el Tribunal del Santo 0ficio. Algunos ejemplos serían el Opus Matematicum, de Johanes Taisnie¡ tratado de ñsonomia y quiromancia impreso en Colonia al mediar del siglo XM, especie de paraliteratura adivinatoria que causó el proceso de su traductor al castellano, Pedro Suárez de Mayorga, por Ia Inquisición novohispana, en el obispado de Tlaxcala-Puebla, hacia 1584. Relacionado con él estaria el oráculo titulado Moforandel

de los ordculos de Apolo, de un desconocido Maestro Quoquim, en el que la adivinación se despliega en dísticos pareados dando lugar a un texto que combina entretenimiento,

Iiteratura y superstición, y que hizo las delicias de lectores peninsulares y novohispanos hasta el primer tercio del siglo XVII.T Por Io que toca a La Celestina o Tragicomedia de Califio y Melibea -impresa hace quinientos años, en 1499- sobra decir que el textó se halla permeado por la superstición en términos de magia y hechicería. Varios momentos de la obra lo confirman: el conocido conjuro a Plutón por Celestina en el «Tercer Aucto»; alusiones a la lapidaria como uno de los oficios de Ia alcahueta en el «Aucto quarto», donde también se alude a Ia pena infamante de empicotar emplumando a las hechiceras como Celestina (que podían llevar una cuchillada en la mejilla como señal del pacto demoniaco), y se repiten las ) Ha sido editado modernamente: Maestro Quoquim, Mojorandel de los ordculos de Apolo. Ed. y prólogo de Margarita Peña, Univenidad Autónoma de Puebla, i986, 100 pp., (za. ed., Eds. El Equilibrista-UNAM, 1992). Una derivación de este oráculo circulaba en el lejano San Miguel Culiacán, en el noroeste de México, por el año de 1627, testimoniando la popularidad de obras tales entre los novohispanos. Fue requisado por el Tribunal del Santo Oficio (hay edición de Carlos Castro Osuna publicada por EI Colegio de Sinaloa, 1995).


Margarita Peña Muñoz

invocaciones al diablo;las menciones de Celestina en algunos de sus monólogos cómo cuando exclama, en el Auto Quinto: «O yo rompiera todos mis atamientos hechos e por fazer ni creyera en yeruas ni pie-

comparación conlleva además otros parámetros: ambos textos están regidos por el conocimiento y la experiencia de la

la quiromancia, cuando en el Aucto Onzeno pronuncia Pármeno: «como hazen los de Egypto,

vida, por una sabiduria práctica, que en

dras

ni

en palabras!r;2 referencias a

quando el signo nos catan en Ia mano» (187-188). Y así hasta dar con una alusión explícita a la herejía en labios de Sempronio quien reprocha a Calisto: «¿todavía te vuelves a tus eregiías?» después de que

aquél ha afirmado que «Melibea ángel dissimulado es» y solapadamente, el autor haya insinuado por boca de sus personajes «que los ángeles sepan hacer mal» (/oc. cif'). Se sabe que superstición y herejia iban de la mano en la lista de delitos contra la fe establecida por el Tribunal del Santo 0ficio en España y América. Se encauzaba a acusados por «supersticiosos» o por «herejes» aunque las penas impuestas a Ios primeros fueran considerablemente más Ieves (por Io general, azotes y paseo público con coroza, sambenito y vela verde) que las que se imponían a los herejes y judaizantes (la hoguera, nada más ni nada menos). La referencia «sotil» (para emplear un término frecuente en la obra) a Ia herejía nos conduce al tema del posible origen judio-con-

ambos se expresa a través de máximas, sentencias y refranes, Io que permite diIucidar la mentalidad imperante en los f,nes del siglo XV y principios del XVI en contextos vecinos, Italia y España. Ambas obras gozaron de considerable populari-

dad

y difusión. Ls Celestina con edicio-

nes en 1499, 1500 (Toledo), 1501 (Sevilla),

1502 (ediciones en Salamanca, Sevilla y Toledo), y otras muchas, amén de imitaciones. El libro del juego de las suertes,

con una primera fecha de edición ca. l485 y varias traducciones al castellano (1515, Valencia, Jorge Costilla; 1528, Valencia, Joan Joffre; 1534, Valencia,

verso del autor. Refuerza esta suposición de judaísmo en Fernando de Rojas la intensa declaración del amor látrico de Calisto por Melibea, que en él sustituye el ortodoxo amor a Dios, la Virgen y los santos.

Díaz Romano), así como al flamenco, inglés y francés, que llegan hasta el siglo

Amor látrico que implicaria desdén o indiferencia hacia 1a ortodoxia cristiana, explicable en un judío converso, un Calisto que precisamente por esta condición -sin que el autor Io diga- se halla imposibilitado para casarse con Ia hija de cristianos viejos que vendría a ser Melibea. Tibieza en materia de religión de Fernando de Rojas y Calisto, su creación, semejante al laicismo, la indiferencia religiosa, de un dramatur-

temporáneos: Fernando de Rojas,' nacido hacia 1476 y muerto en 1541; Lorenzo

go como Juan Ruiz de Alarcón -otro descendiente dejudios conversossiglo y medio más tarde. La aleación de superstición y literatura en los ejemplos que se han mencionado, y las diversas formas de superstición presentes en La CeIestina acercan a ésta a oráculos y otros entretenimientos de carácter supersticioso. Me propongo aqui establecer la relación entre el texto de Fernando de Rojas y una obra cercana en el tiempo, e7 Libro del juego de las suertes, del italiano Lorenzo Spirito, impreso en Vincenza,

Italia hacia 1485, catorce años antes de Ia impresión de La Celestina, con varias traducciones al castellano. Hay que reparar en el parentesco entre ambas obras a partir de Ia superstición como premisa inicial.

XMI. Los autores debieron ser casi con-

Gualtieri, conocido también como Lorenzo «Spirito», antecesor de Rojas, cuya fecha de nacimiento se desconoce y muer-

to quizá en 1496, viviendo también en el último tercio del siglo XV. Una y otra obra padecieron censura y persecución. La Celestinq figura en las listas de embarques de libros hacia el Nuevo Mundo requisados frecuentemente por Ia Inqui-

sición novohispana. Et Libro del juego de las suertes, o Libro della uenturq, fue condenado e incluido en el Índice de Iibros prohibidos de 1559.3 Acerquémonos a éste, del que se sabe poco, antes de centrarnos en Ia comparación.

Enla Tragicomedia, ésta se manifiesta como tema preponderante, en tanto que el Libro del juego de las suertes es en si una obra de adivinación y por ello, relacionada esencialmente con las supersticiones. La Fernando de Rojas, La Celestina. Tragícomedía de calisto y Melíbe¿. Sel. est. y notas de J. M. Alda. clásicos Ebro, zaragoza, 1960, 215 pp. La mención está en Ia p. 105. En adelante, el número de la página se coloca junto a la cita, en el texto, entre paréntesis. 2

r Cfr. J. M. de Bujanda, Inder de l'lnquisítion espagnole. 1 5 5 1, 1 5 54, 1 5 59. lndü des ltures inferdifs, Vol. V. Centre d'Études de la Renaissance. Eds. de I'Université de Sherbrooke, Librairie Droz, Genéve, 1994, 799 pp. El apar-

tado relativo al Libro del juego de las suertes está en las páginas 504-505.


De oráculos

y celestinas: superstición, literatura y mentalidades

El Inder no consigna la edición de 1534 del Libro del juego de las suertes, con Ia que trabajamos. Se trata de Ia cuarta edición práctica-

trabazón que se matiza de cuanta posibilidad cabe en el pensar, el sentir y el ha-

mente desconocida de un libro que circuló ampliamente entre 1485, fecha de su primera impresión en italiano, y 7534, año de la edición

mano de la Biblia, la geografia, la mito-

que he manejado. En principio, casi cincuenta años de errancia afortunada por la geografia culta y semiculta de Europa. Hay que señalar que al no conocer las ediciones en inglés y flamenco, estamos impedidos de medir cabalmente la extensión cronológica de la difusión del libro en estas lengjuas. Bástenos para ello la afirmación del Inder que

cer humanos, y para Ia cual se ha echado

Iogia, la astrologia, la numerologia, el conocimiento empírico, la sabiduría popular. Es obvio que también aparecerán por ahí el temor de Dios, y a la censura

la adivinación.5 Por lo que toca a nuestro ejemplar en castellano, Libro del juego de las suertes nueuamente impresso, 1534 (conocido en

inquisitorial. Son veinte, como en las otras secciones del libro -Reyes, Signos, Esferas-, Ias láminas que, bajo el nombre de un profeta, contienen las respuestas, parte nodal del Libro del juego de las suertes, y en las cuales es posible basar la comparación, tanto con refranes y sentencias de La Celestina, come con el contexto

otras ediciones como libro «delle sorti» o «della ventura»), fue acabado

general de ésta. Vayamos a ellas. Se des-

de imprimir el 28 de noviembre de 1534 en la ciudad imperial de Valencia por Francisco Díaz Romano. Es un libro en 4o., consta de 75 fojas de las cuales 3B están numeradas y se halla profusamente ilustrado, lo que Ie otorga un especial valor iconográñco. Se estructura sobre Ia base de 20 preguntas o «razones», para las cuales hay 156 respuestas en cada una de las secciones de los «Profetas». Las pregun-

pliega ante el consultante un abanico de 1064 tercetos en los que la predicción se torna proverbio, máxima, refrán, o mero

en una parte de su nota 529, afirma: «felLibro de suertes...l connut plusieurs éditions dans diverses langues au cours du XMé siécler.a Se

trataría de ediciones similares a la que localizamos en una biblioteca alemana. Esta suposición se conflrma al dar con la traducción al francés del libro, del año 1634, que he podido ver en la Biblioteca Nacional de Paris, entre otros documentos relacionados con la astrología y

tas son las siguientes: «Si la

vida será dichosa, o no»;

«En qué término el hombre morirá»;

«Si le vencerá una guerra»; «Si se hallará

un hurto»; «Si sanará un enfermor; «Si la mujer parirá hijo, o hija»; «Si será bueno casarte»; «Si awá lo que desea»; «Si será ganancia en una cosa»; «Si avrá buena cosecha este año»; «Si eres amado de la genter; «Si el enamorado es bien querido de su amiga»; «Si se vengará una injuria»; «Si será bueno edificar, o no»; «Si será bien hazer un camino»; «Si una gracia perdida se cobrará»; «Si saldrá del trabajo en que está»; «Si la muger es buena, o no»; «Si el marido le es bueno, o no»; «Si será buena la muger, o no». Ante nosotros se devela el espectáculo inagotable de Ia vida disparado desde una aparentemente inocente cajita de Pandora, puesto en tercetos de rima ABB, a veces ripiosos o mal rimados que hacen las veces de respuestas. La relación entre literatura y mentalidades está dada en

consejo. Predomina el sentido común so-

bre la adivinación específicamente astro-

lógica. No se trata aqui de astrología judiciaria. Aun cuando el zodiaco y los planetas llenan el Libro en términos de elementos visuales, rara vez se alude a

ellos, o a la predestinación por los astros. Una excepción sería el terceto que dice: «Por culpa de otro y no de la tuya/ morirás malamente y presto/ que dende tu nacimiento está propuesto»: Joseph VIII. En La Celestina nos parece oir el eco del tema de Ia predestinación: los soliloquios de Ia alcahueta, los malos augurios de Sempronio. Recordemos que en la época el asunto debia tratarse con 'pinzas, pues chocaba con el dogma en lo tocante al libre albedrÍo. Las respuestas del oráculo se ubican

a

lbid., p. 5O5. s El catálogo de

la exposición de obras esotéricas en la BNP registra un libro de Lorenzo Gualtieri «llamado» Spirito: Ie passefemps de la fortune des dez ingéníeusement compilé,., pour réponse de l,íngt questíons..., editado en Paús en la imprenta de C. Sevestre, en 1634. La obra pertenece a lo que se ha considerado «para-astrología», conespondiente a la astrologia popular y la profecía, equivalen-

en el contexto de una sabidurÍa popular,

doméstica, que se vuelca en Iiteratura del tipo delos Refranes de las uiejas jun-

te a la astrologiajudiciaria, según se indica en el catálogo: Jacques Halbronn, Astrologíe et prophétie. Merueilles sans images... Département des Livres Imprimés, Réservc des livres rares et

to

précieux. BNP. 1994, 51 pp. (pp. 18-19).

Marqués de Santillana. Literatura que

al fuego, de

Iñigo López de Mendoza, se


Margarita Peña Muñoz

cultivaba en la época de los Trastamaras, en la corte de Juan II, y que dejó huella en el gusto literario posterior, de lo que, sin duda, da cuenta la aceptación del Libro det juego de las suertes en Ia España de la primera mitad del XVI. Y de La Celestirza, también, apreciada por el lector común y el culto: Luis Vives, Juan de Valdés, Juan de Timoneda, Quevedo, Salas Barbadillo, y tantos más. A diferencia del Mofarandel, oráculo burlón, irreverente, especie dejuego de escarnio, el Libro del juego de las suertes es lo que podríamos llamar un oráculo

intenta orientar en materias diversas. En La Celestina, en cambio, el contexto textual y moral será de otra ley, de doble filo: falsa amistad, malicia, engaño, codicia, bellaquería en suma y descarnadamente' sensato, aunque no machacón o sermoneador; una voz amiga que

Protector, el oráculo habla a veces en primera persona: «Yo dudo mucho deste tu camino/ porque te veo muy malaventuradoi si vas como tienes deliberado»: Jacob xxxIII. Como el oráculo, Celestina también

moneda e dure el pleyto lo que durare! Todo Io puede el dinero: las peñas quevranta, los rios passa en seco. No ay lugar tan alto, que un asno cargado de oro no Ie suba [...], (p. 84). Algunas de las aseveraciones de Celestina recuerdan la

estructura de los tercetos rimados del oráculo, por ejemplo cuando sentencia: «Al varón que con dura cerviz al que le castiga menosprecia,/ arrebatado quebrantamiento le verná/ e sanidad nin§una conseguirá» (73). Parece que hablara el oráculo mismo. Un prejuicio evidente contra los médicos en el oráculo: «No cures de tantos médicos/ que sin ellos

habla en primera persona, continuamente, en los larguisimos soliloquios que Ia acompañan en su eterno deambular. Pero sus reflexiones sentenciosas no brotan de la benevolencia protectora sino del temor, el recelo y las malas experiencias de la vida, y a veces la mala fe. Aun

presto guarirás,/ en otra manera tus días finirás»: Heliseo XXIX, corresponde a la afirmación de Celestina: «No ay gurujano

cuando el oráculo se muestra básicamente maginánimo, un punto de coincidencia entre Rojas y Spirito será el tema de la venganza, nudo climático de la tragicomedia y una de las veinte preguntas del oráculo, que a veces contesta de este modo: «Lo que parece estar de lexos/ alle-

bien: «cumple que al médico como al

$a a las vezes y sin tardanza/ asi será, hermano, desta tu venganza». Nabuc XX. En Lq Celestina, la alcahueta sentencia: «el deleyte de la vengansa dura un momento, y el de Ia misericordia para siempre»

parte, Ios ideales caballerescos determinan en el oráculo los roles masculino y femenino, asi como un arquetipo de mu-

(100). Pasemos a otro tema. La ocasional misoginia en el oráculo, cuando predice sobre el hijo que está por nacer (,,Será hembra de tanta Iocura/ que habrá menester tenerle el freno/ car será deshonesta según su natura»: Simeón XX), recuerda apreciaciones de Fernando de Rojas sobre la mujer joven, la prostituta, y la condición fémenina en gene-

jer al cual, enla Tragicomedia,

ral. Esto pese a la autoafirmación femenina, o feminista, en algunos parlamentos de Areusa enlaTragicomedia. Hay en el oráculo la obsesión de la ñdelidad, manif,esta en las repetidas alusiones a los «cuernosr, fidelidad que enlaTragicomedia es denostada, implícitamente, también, por la prostituta Areusa. Otro tema importante es el del dinero. En el oráculo como obsesión de Ia riqueza (bien o mal habida) y de Ia pobreza, temas cardinales asimismo enla Tragicomedia. «Pobre es, no el que tiene poco, sino el que desea muchor, sentencia Celestina; o bien, «dile que cierre la boca e comience a abrir Ia bolsa: que de las obras dudo quanto más de las palabras [...]r; o bien, enlazando con la pregunta sobre la $anancia del oráculo: «A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo,, contestación de Celestina a Pármeno que «no queria bienes malganados». Pasaje ejemplificatorio en este punto es aquél en el que exclama: «¡Bulla

que a la primera cura juzgue la herida»; o

confesor se hable toda verdad [...]» (127). La presencia de la enfermedad juega un

rol capital en ambos discursos. Por otra

se ajustaría

Melibea, especie de belleza preboticelliana de cabellos rubios, (antítesis de «cerdas de asnos» que convierten a hombres en pie-

dras, como se dice en algún momento). Esto de los roles se hace extensivo, en el oráculo y en la Tragicomedia, a las virtudes que se esperan de hombres

y mujeres:

valentia, prudencia; belleza, honestidad, etc. Como en el pasaje del «Cerco de los leales amadores», del Amadís de Gaula, novela de caballerías refundida por Garci Rodriguez de Montalvo en la primera mitad del siglo XVI.

El tono del oráculo, pese a apuntar por momentos a la amonestación cristiana, suena laico, sobre todo en la ocasional critica de frailes: «Abre el ojo y mira que te digoi que el frayle no venga tanto


De oráculos

y celestinas: superstición, literatura y mentalidades

a tu casa/ que debaxo la capa trae viva brasar: Joseph XXII. Sin ser la

La sabiduría de Celestina, al hablar

obra propiamente anticlerical, sí percibimos en ella un dejo de burla sabrosa que hace pensar que el autor hubiera sido un seglar, un religioso desencantado... ¿o quizá, como Fernando de Rojas, un judio converso? En La Celestina se habla de «frayles deuotos» de la alcahueta a los que ella hace encargos. Es decir, hay también, como en el oráculo, una cierta promiscuidad entre pecado y religión. Y no falta la

de la vejez, por ejemplo, es Ia sabiduría

sátira del clero vertida en refrán: «que el abad de dó canta de alli viste» (111).

Al recorrer las respuestas del oráculo percibimos la dicotomÍa optimismo/pesimismo. Este último, sobre todo, expresado irónicamente en cuanto a la amistad («Las malas lenguas han sido tales/ que con embidia han tanto hablado/ que a tus amigas han trastornado»: Balaam XVI). En la Tragicomedia sería la envidia, por ejemplo, de la prostituta hacia la dama, de Areusa hacia Melibea. Envidia también, que se mezcla con codicia. La envidia de Sempronio hacia Celestina por el asunto de Ia cadena: «Assi que adquiriendo cresce la cobdicia, e la pobreza cobdiciando[...] ¡Quien la oyó a esta vieja dezir que me lleuase yo todo el prouecho [...] deste negocio, pensando que sería

del Juego en su conjunto: ambos textos

recrean un entorno donde el desengaño/ sabiduría son la tónica de la vida. Escepticismo que se hace extensivo a los jóvenes, como cuando en el diálogo de Celestina

y Melibea, acota ésta: «bien conozco que dize cada uno de la feria segund le va en ella [...]» (93). Refrán que ha llegado a nuestros días: «Cada quien habla de la feria según le va».6 La pregunta del oráculo sobre si se ganará una guerra, pareciera tener eco en esta reflexion de Pármeno: «más Iocura seria esperar pelea con enemigo que

como andas al tablero de boca en boca! i0 mis secretos más secretos más secretos, quán públicos andarés por las plaqas e mercados! ¿qué

no ama tanto la vitoria e vencimiento, como la continua guerra e contienda» (148). Es decir, se trata de la guerra por la guerra misma, que es lo que gusta a los escuderos de Pleberio. Conceptos de guerra, industria y provecho se entrelazan en el oráculo: «Por tu osadia e industria buena/ esta guerra tú vencerás/ com honra y provecho que habrásr: Tobias XIX. Son nociones que, en sentido amplio, presiden también la obra de Fer-

será de mi? ¿Adónde yré?» (160). Y más adelante añade: «¡en qué anda

nando de Rojas.

mi hazienda de mano en mano, e mi nombre de lengua en lengua! (150), para rematar con un dicho: «Prouerbio es antigio, que de muy

6 Tanto las sentencias del

poco. Agora que lo vee crescido, no quiere dar nada, por complir el refrán de los niños que dizen: de lo poco, poco; de lo mucho, nada, (154). Los amigos, enla Tragicomedia como en el abreviado precepto del oráculo, dejan de serlo; las lenguas serán movidas por Ia envidia, y

la maledicencia se cebará en los enamorados. Calisto se lamenta, al enterarse del desastrado fin de Celestina: «0 mi triste nombre e fama,

Iibro

del juego de lds suertes,

alta grandeza caydas se dan.'Mucho hauía anoche alcanqado;mucho tengo oy perdido. Rara es la bonanza en el piélago [...] ¡0 fortuna, quánto e por quántas partes me has combatido!» (160-161). La noción de fortuna ligada a Ia prudencia también se localiza en el oráculo: «Vive seguro que serás vencedor/ que el que con Ia fortuna quiere co-

como los refranes de La Celestina encuentran su prolongación, o equivalencia, en refranes mexicanos documentados en RefnÍn uiejo nunca míeúfe, de Herón Pérez Martinez'

cear/ conviene después mucho mal pasarr: Jacob VII. Es evidente que en su insania amorosa, Calisto quiso jugar a las coces con la fortuna,

supra).

con el resultado ya sabido. Volviendo sobre Ia oposición pesimismo/ optimismo, un negro sesgo de la vida se asoma en el oráculo en un

«Pobre no es el que tiene poco, sino el que desea mucho

terceto digno de Fernando de Rojas: «El hurto jamás cobrarás/ porque el ladrón lo avrá consumido/ mas en la horca después lo verás»: Joná XXM. EnlaTragicomeilia, contra los homicidas no es la horca sino el puñal: «De más de treinta estocadas la vi llagada, tendida en su casa

El Colegio de Michoacán, 1a. reimpr., Zamoru, 1997: «Cada quien habla de Ia feria según le va en ella» (Re;franero,

p.2o5l.

«Cada uno de Ia feria segund le

va en ella, (Celestina, cfr.

«Pobre que compite a ricos siempre se dará de hocicos» (Refr., p. 2eB). (C ele

stina, cfr. infra).

«El dine¡o no es Dios pero hace milagros» (Refr., p. 227\.

«Todo lo puede el dinero [...]. No ay

lugartan alto que un

asno cargado de oro no le suba»; «Bulla moneda e dure el

plel'to lo que durare». (Celestina, infra). «EI carbón que ha sido brasa fácilmente vuelve a arder, (p.

23t).

[...]»; «e assí casi muertos les cortaron las cabeEas, que creo que ya no

y mira lo que te digo/ que el frayle no venga tanto a tu casa/ que debajo la capa trae viva brasa» (Iibro

sintieron nada» (lgO).

del juego de las suertes, cfr. infra).

«Abre el ojo


Margarita Peña Muñoz

Campean igualmente en ambas obras un realismo crudo; una lógica irrefutable producto de la experiencia, cuyo reflejo se detecta en dos de los grandes temas de la Tragicomedia: el amor y el sexo. Por lo demás, premonición y burla en el oráculo suelen irjuntas: «Si Ia tomas [mujer] este año de agora/ criarás cuernos como caracol/ y estarás siempre con ellos al sol»: Nectalim XLIX; o bien, «La ma.la cosecha con

el labrador/ harán vazios los tus silos/ y en lugar de pan comerás higos': Nectalim LIII. «Higas» se mencionan por ahí, en alguna parte de La Celestina. Pero es evidente que el tono jocoso, divertido, del oráculo está prácticamente ausente de la tragicomedia. Y también el optimismo cristiano: «Dios y ventura al fin son contigo/ y sanarás desta enfermedad/ que la medicina te ha dado sanidad»: Joná XVI, dice el oráculo. Por contraste, la medicina -el encuentro amoroso- que la alcahueta administra a Calisto y Melibea para sanar su mal de amores provocará Ia muerte. En cuanto a los textos, se confirman el optimismo pragmático del oráculo y el pesimismo irreductible

dela Tragicomedia. Aun cuando no suele darse una semejanza literal entre refranes de una y otra obra, encontramos equivalencias. Por ejemplo: «Yo digole que se vaya y abáxesse las bragasn (155) en laTragicomedia; «Nadie pesca truchas/ a bragas enjutas», en el oráculo. O bien, respecto a realizar esfuerzos inútiles, «coger agua en cesto» (90), dice la Tragicomedia; «pescar con caña», dice el oráculo. Paralelismos hay también en algún tópico, por ejemplo el del unicornio. El Libro del juego de las suertes incluye a este animal'fantástico, icono en los bestiarios medievales, en dos de sus emblemas. EnlaTragicomedia dice Celestina: «porque sería semejante a los brutos animales, en los quales ay algunos piadosos, como se dize del unicornio, que se humilla a cualquier donzella» (97). Resulta significativo que algunas situaciones de La Celestilxa, encuentren acertada correspondencia en los tercetos del oráculo. Por ejemplo, el terceto que le informa al amante, que bien podria ser Calisto: «Tu amiga te quiere muy mucho/ mas no lo puede bien mostrar/ porque sus padres la hazen $uardar» (Balaam llll); o el que podrÍa sentenciarle a la alcahueta: «Porque eres avarienta y estrecha/ de ninguno eres ama-

da/ y assÍ de todos eres dessechada» (Tobías Ll). Lorenzo Spirito no es un astrólogo en sentido estricto, sino un profeta-poeta de ocasión, didáctico y moralista, que utiliza el saber astrológico de la época (1485)

como marco de referencia visual para sus fines: aconsejar, amonestar y entretener. Femando de Rojas imprime en el último año del siglo XV (1499) una pieza que linda quizá con el nihilismo, pero en la cual se hallan soterradas la amonestación y la intención didáctica mediante el ejemplo: lo que acaece a los seres que se dejan alrastrar por pasiones sin freno (codicia, lujuria, etc.). Ambas obras, oráculo y tragicomedia, se corresponden, se reflejan recíprocamente, al tiempo que son espejo de la mentalidad prerrenacentista.


CAJANEGRA

La religiosidad : sumisión, resistencia y algo más Pilar Calveiro

In this essay Pilar Calveiro discusses the most frequent abuses perpetrated by social sciences in their explanatory attempts against the religious spirit due to their nexus with the will of power. It is a text which underlines the excessive sociological character that often accompanies the reading of the relationships between spiritual and temporal power. But for the author the most suggestive idea is the exploration of the silent experience of mysticism, impossible to understand through concepts.

I I-l

esde las ciencias sociales hay una manera

falsa de abordar lo religioso, que llamaré

sociologización. Así como el economicismo, hoy

tan criticado, tendia a remitir Ia explicación de lo social, lo político, lo cultural a una dimensión básicamente económica, asimismo se tiende hoy a reducir el vastisimo y complejo universo religioso a variables sociológicas, económicas, politicas, distorsionándolo y traicionándolo. A esta postura subyace una crítica velada, un rechazo, como si el cientifico tuviera las claves para descifrar una verdad "verdadera" de otro orden, que está detrás de Ia religión, como pura

apertura hacia lo divino infinito -que no es lo mágico-, permite formular y responder las preguntas que obsesionan al hombre y exceden su

razón: el origen

y el sentido, la posibilidad

de

perdón, el dolor, la muerte, la trascendencia. La relación con lo divino no es una relación separada de lo humano sino que, al decir de Levinas,2 "todo lo que no se puede asimilar a una

relación interhumana representa, no Ia forma superior, sino la más primiüva de la religión", "Quien no ve a Dios en su hermano, a quien ve, no lo

ideología, falsa conciencia, incapaz de explicarse a sí misma. Entonces, como señala Eugenio Trias,l

"La religión, a modo de cobaya de la razón, es conducida hasta el tribunal de la ciencia, de la razón (o de la genealogÍa de la uoluntad de poder), con el fin de ser entonces examinada, interrogada, experimentada y encuestada'l

Precisar qué es la religión, por si misma, es una tarea dificil y ciertamente inagotable desde el discurso racional. En consecuencia, trataré de dar cuenta en primer término de esta imposibilidad y, a continuación, de algunos de Ios rasgos

que considero sustantivos. La religión, como I Eugenio Trías, Pensar la religíón, Ediciones Destino, Barcelona, 1997, p. 138.

2

Emmanuel Levinas, Totalidad e infinito, SÍgueme, Salamanca,

1995, p. 102.


Pilar Calveiro

entre lo verá en lo que no ve".3 Asi, la separación

real y humano y lo divino es, al mismo tiempo' Dios a aparente: el hombre jamás puede abarcar apertura pero la religión le permite el vínculo' la

y l" ."r.roí" más perfecta con lo divino' He aquí el primer misterio. de 1as

Ciertamente religión -en el sentido difieren' grandes tradiciones religiosas- y magia "La rectitud es el óice Rumi, el gran místico sufi: Cuando bastón de Moisés, la magia lo desviado' magia"'a la rectitud se manif,esta ella ahoga toda de una unidad La religión reconoce la existencia rebasa a que sólo pertenece a Dios, que escapa' sólo cabe todo poder humano y frente a la cual el intenta la plegaria. Por el contrario, la magia

jerarquiza cionalizarse la Iglesia, a medida que se liga con y se como estructura de poder interna tiende intereses económicos, sociales y politicos Io dide como a distanciarse tanto de 1o sa$rado pervervino.5 En ese momento 1o religioso resulta ejercicio y el samente atravesado por Ia búsqueda personales que de poderes concretos, materiales' desvirtúan su presupuesto básico' instituLas luchas de poder penetran en las resulmismas ciones religiosas y' a su vez, ellas tan instrumento económico y político de dominio' a los creSin embargo, aun entonces, lo que liga con su Iglesia excede en mucho estas ex-

y procontrol del mundo por medio de técnicas naturaleza cedimientos precisos para dominar la

y el orden sobrenatural' Una y otra

se sitúan en

el de la reliáos posturas diferentes: por un lado' reconocimiento del exceso' del no

gión, como conpo¿.r; por el otro Ia magia como intento de poder pertrol y, po, lo tanto, de ejercicio de un sonal. A pesar de estas diferencias sustantivas de las relicabe señalar, no obstante, que dentro que atrigiiones se suelen dar visiones mágicas'

y sujetos buyen fuerza o poder personal a objetos por particulares. De igual manera' hay prácticas' "mágicas" ejemplo de sanación, que pareciendo de

están imbuidas de una profunda religiosidad' suelen ser manera que los límites, aunque claros

dificiles de Precisar.

a un En consecuencia, toda religión renuncia

poder propio pero, simultánamente' al implicar de ceel establecimiento de un culto, un espacio adquitemplo- y una palabra' va

lebración -un y riendo diferentes niveles de institucionalidad "administralo que se podría considerar cierta se abre ción de lo sa$rado". Es entonces cuando

y la tensión -no ruptura- entre lo institucional encarismático, entre Ia exoteria y la esoteria' institutre la gnóstica y la mística' Asimismo' al

1o

en Rafael Díaz Fernando Velasco, "La religión de la humanidad"' §liarna relígión' de modertas Salazar y Salvador Giner (eds), Formas

3

Editorial. Madrid, 1994' P' 65' a Rtml,

p' 25' Fíhí-ma'rthi, Ediciones del Peregrino' 1981'

yentes

pr.rior",

La económicas, politicas o ideológicas'

con dimensión del fenómeno religioso coexiste En el poder pero lo sobrepasa incesantemente' expliAmérica Latina, por ejemplo, es imposible pentecostales y car los conflictos entre católicos Iglesia o entre fracciones internas de la propia en postura católica a partir exclusivamente de su polítirelación con determinadas circunstancias e inverlo a cas. Las instituciones pueden llegiar desde esta óptica, pero para el

cluso actuarlo

de cresacerdote tercermundista, para la familia

yentes protestantes expulsados de su pueblo' p"r" l" catequista de una comunidad eclesial o para el católico ortodoxo celoso de una liturgia vínculo que "controla", está en juego un cierto o no con lo divino o su pérdida, y la posibilidad que la razón de dar respuesta a aquellas preguntas y una sed no satisface. Están presentes un hambre de lo sagrado y lo divino que son irreductibles'

poliNo se trata de soslayar las dimensiones tica y social de lo religioso pero' simultáneamente, es necesario tener presente su irreductibilidad

y su exceso, bajo ries$o' en caso contrario'

de

de una simplificación que impide cualquier nivel

comprensión. Dominio, sumisión, rebetdío y resistencio

han Uno de los aspectos que las ciencias sociales alianza abordado de manera más abundante es la polos con e incluso asimilación de las Iglesias y las paradojas de Io sagraFranco Fenarroti, "EI destino de Ia razón (eds)' op' cif' Giner y Salvador Salazar Díaz do", en Rafael

5


La reliqiosidad: sumisión, resistencia

y algo más

deres instituidos de todo tipo ya sean políticos,

poderes instituidos, también ha acompañado re-

sociales, familiares, y en particular con el Estado,

vueltas y revoluciones populares en su contra, de

como forma de asegiurar y mantener el dominio. En el caso particular de América Latina es claro el papel institucional de la Iglesia católica, Ia más importante de la región, en oposición franca a cualquier proyecto cuestionador del orden dependiente y desigual de nuestras sociedades. La jerarquía eclesiástica avaló frecuentemente injusticias de todo orden e incluso convalidó a los poderes más asesinos y arbitrarios. Basta recordar su apoyo a la Junta Militar Argentina, a las dictaduras centroamericanas y, más recientemente, del propio Vaticano al dictador Augusto

lo que existen numerosos registros. En América Latina, un caso largamente analizado es Ia Guerra de Independencia de México. EI estandarte revolucionario de don Miguel Hidalgo,, como generalisimo de Ias armas americanas, llevaba la imagen de Ia Virgen de Guadalupe y una leyenda que decía "Viva Ia religión, viva nuestra Señora de Guadalupe, viva Fernando VII, viva Ia América, muera el mal gobierno". La Iglesia oficial, en este caso como en las distintas insurrecciones, desautorizó y sancionó el movimiento, aunque no puede decirse que Hidalgo, como los

Pinochet. No hace falta abundar en ello.

más de 600 sacerdotes que lo acompañaron en el

Como es obvio, la connivencia con los poderes instituidos ha rendido sus frutos

y

en muchos

casos ha facilitado la perpetuación del poder po-

litico del Estado, del poder social y étnico de los grupos blancos, del poder familiar masculino, por mencionar sólo algunos. Como contracara, los grupos subordinados politica, social y familiarmente en muchos casos han aceptado el discurso y las prácticas legitimadoras que parten de las Iglesias -aunque no sólo de ellas-, y la con-

vicción religiosa ha facilitado una posición de sumisión que impide todo cuestionamiento de la injusticia. La idea de aceptación cristiana se transmuta fácil y tramposamente en resignación y en sumisión. "Es mi cru2", dicen algunas mujeres justificando y aceptando el dominio que padecen en el ámbito familiar. La dimensión dominación-sumisión como componente de lo religioso, efectivamente existente, es la que llevó a Marx a concebir la religión como freno de cualquier movimiento emancipatorio.

Sin embargo, ya Engels -en la misma época óptica- reconocia el potencial movilizador y revolucionario de la religión en su análisis de las guerras campesinas en Alemania. Al referirse al papel de Thomas Münzer en ese proceso decÍa textualmente: "Su doctrina política

y

desde la misma

procede directamente de su pensamiento religioso revolucionario".6 No es una novedad que asi como la religión ha legitimado

y sostenido a Ios

movimiento, no formaran parte de la Iglesia. No tenían el control institucional pero su presencia indica la confrontación entre dos posturas no sólo politicas sino también religiosas, en la que resultan perdedores. Hidalgo es entonces acusado de herejía, excomulgado

y sometido a degra-

daclon eclesrastrca.'

Frente a esta doble posición de lo religioso como sumisión o bien como rebelión, hay aún otra dimensión, también extensamente analizada y es Ia que llamaré resistencia. Me refiero a la posibilidad de articulación de lo religioso con el pensamiento y la acción que impugnan los poderes instituidos para construir proyectos altemativos, ya sea politicos, sociales o individuales, sin recurrir a la confrontación violenta. La religión se manifiesta entonces en su dimensión profética

y liberadora, como búsqueda de la justicia y

en

contra de Ia dominación. La conciencia religiosa se conjuga con el compromiso social y político, en busca del reino de Dios entre los hombres. Estas prácticas resistentes se dan dentro de las mismas Iglesias, en tanto instituciones no homogéneas, y tienen que ver con las distintas corrientes que se debaten, por ejemplo en la Iglesia 6 Federico Engels,

Ias guerras campesinas en Alemania, Grijalbo,

México, 1971, p. 66. 7

Clodomiro Siller, "La iglesia en el medio indígena", en Martín De la y Charles Reilly, Religión y política en Mérrco, Siglo XXI, Méxi-

Rosa

co, 1985.


Pilar Calveiro

católica. La Teologia de la Liberación, las Comunidades Eclesiales de Base, serían ejemplos claros y también bastante analizados' Por fin, se podría entender dentro de esta misma linea explicativa la proliferación de algunas de las nuevas formas que de religiosidad, como las sectas pentecostales,

constituirian alternativas frente a la posición de hegemonía religiosa ligada con el poder político de la Iglesia católica.8

EI panorama comienza a tornarse un poco más complejo, aunque aún insuficiente' A la dupla dominación-sumisión, se agrega la alter-

nativa rebelión-resistencia como contraparte' Pero me parece importante señalar, de inmediato'

que estas alternativas no aparecen como oposi-

ciones de tipo excluyente. Por el contrario' los actores sociales adoptan simultáneamente posturas de sumisión, de rebelión, de resistencia; es más, suelen trocar unas en otras' Así, prácticas o simbolizaciones que tienen un valor de sumisión pueden irse constituyendo en resistentes o' en

sentido inverso, se da la institucionalización de resistencias que pierden entonces su valor contestatario. Para los indios de América, por ejemplo, la cristianización tuvo en un primer momento un componente de sumisión a la imposición religiosa de los conquistadores, que mereció innumerables actos de resistencia. Sin embargo, luego'

la lucha por la inclusión de los indígenas como sacerdotes, dentro de la Iglesia, tuvo un contenido resistente puesto que el acceso a la institución implicaba el reconocimiento de una posición más simétrica con respecto a los criollos' Asimismo'

la convalidación del milagiro guadalupano supuso el reconocimiento simultáneo de un "alma indígena" elegida. Así, la devoción católica guadalupana adquirió un contenido de emancipa-

ción espiritual y social, permitiendo identificar un "milenarismo guadalupano de los de arriba como diferente al milenarismo igualitario y coIectivista de los de abajo'le s Jean-Piene Bastian, La mutación telígíosa de América

op. cit,, p. a5.

y

Iigión excede las lógicas social y política, en qué reside el exceso de lo religioso' Lo religión como "fuero de

de las

Charles Reilly'

lugor"

Cuando Weberlo habló de los caminos religiosos en Economía y sociedad, hacía una diferencia sus-

tantiva entre la actitud religioso ascética, caracteristica de Occidente, de lo que llamó iluminación mistica, más vinculada con las religiones orientaIes. Sin embargo, señalaba la combinación de rasgos místicos y ascéticos en la religiosidad monacal de Occidente, que se podria hacer extensiva a cualquiera de las grandes tradiciones religiosas. Voy a referirme al componente místico de lo religioso y a su diferenciación con la actitud ascética, basada esta última en la racionalidad como vía de conocimiento, en el actuar en tanto acción autónoma o libre albedrío y en el hacer como participación del hombre en la Creación, características todas propias de la religiosidad occidental' fuertemente institucionali zada y burocratizada' El misticismo, por el contrario, busca la unión con Dios, "nadie sabia dónde estaba, nadie tuvo ya, conciencia del otro ni de sí mismo: era el éxtasis [...]",11 busca la ertinción en Dios, "El se vació de sí mismo, al sumergirse en Dios terminó su existencia [...]",12 busca la Iluminación'

Para ello el mistico no actúa, no pretende alcanzat este estado a través de acciones que esta-

rían bajo su control, sino que se dedica a la roMax Webe¡ Economía

Gabayet, "El milenarismo radical y la hermenéutica

Jacques clases poderosas en México", en Martín De la Rosa

gemonia-contrahe§emonia. La religión aparece sustancialmente convalidando o cuestionando a a los poderes existentes sin escapar a su lógica ni esta juego' Bajo su dinámica, sumergida en este la resentido qué en claro perspectiva, no queda

Latina'Fondo

de Cultura Económica, México' 1997' e

En consecuencia, lo religioso puede jugar simultánea o alternativamente como dominio, sumisión, resistencia, confrontación, mutando unas formas en otras. No obstante, hasta aqui estamos dentro de una lógica de poder-contrapoder, he-

México, 1944. rrRumi, op. ci¡., P. 164 12

Ídem.

y

sociedad, Fondo de Cultura Económica'


La reliqiosidad: sumisión, resistencia v algo más

contemplación, dando por hecho que todo poder es erclusiuamente diuino. Él se vacia para ser un uaso receptiuo a la gracia, que no está separada del hombre sino que se derrama constituyendo el

mundo mismo. "Sólo está sumergido en el agjua, aquél que carece totalmente de acción y de mouimientos propios, cuyos movimientos son los del a$ua".l3

Para é1, la posibilidad de conocimiento de Dios se alcanza por la fe y el sentimiento, no por la razón. "Si el hombre no está apasionado por

cable, and is better described by silence than by speach". 17 De manera que

la palabra, cuando

brota, es poesia, canto, pero difícilmente discurso

estructurado o totalizante, que congela el sentimiento. Más allá, el silencio. Dice Weberls que Ios místicos son los "silenciosos de la tierra". "¿Qué necesidad hay de palabras cuando el corazón da testimonio?, ¿qué necesidad del testimo-

nio de la lengua?"1e

iOh noche cristalina

El mistico es, sobre todo "una mano habituada a dar, no a tomar".2o Aun desde una aproximación tan simple como ésta se desprenden algunos rasgos precisos. La renuncia a toda ilusión de poder y control personal, el abandono de cualquier intento de totalización por la razón y la palabra, y frente a ella la opción por la poesía, el canto o el silencio, el vaciamiento de sí mismo, la entrega amorosa como actitud general de dar y finalmente la búsqueda de Ia propia extinción, son todas caracteristicas inversas a las del poder que, sobre todo, controla, textúa, toma. En este sentido, la posición del mistico no es la del poder ni la del contrapoder sino que está en otro lugar, está "fuera de lugar" en relación con la lógica

quejuntaste con esa luz hermosa

del poder; Ia excede.

Dios y no hace esfuerzos por alcanzarlo no es un hombre. Mas si pudiera ser alcanzado por la razón, Él no seria Dios. El hombre es el que se es-

fuerza y gira alrededor de la luz de la Majestad divina sin tregua ni reposo. Y Dios es Aquél que quema al hombre y lo aniquila. Ninguna razón puede alcanzarlo'lla Y este sentimiento es fundamentalmente amor, un amor feruoroso y apasionado, un amor más que erótico, que se entabla entre amante y Amado, como se encuentra en Ia obra de San Juan de la Cruz.

en

wa unión diuina

Creo que la apertura mística no está presente

al Esposo y la esposa,

sólo en algunos seres excepcionales que habrían buscado y alcanzado la Iluminación, es decir en

haciendo de ambos una misma cosa.l5

una especie de élite espiritual o religiosa, como pa-

El conocimiento místico no

un conocimiento

rece suponer Weber, sino que ésta es una dimen-

"racionalizable", ni siquiera comunicable; ercede siempre a la razón y a la palabra. Es eminentemente vivencia, experiencia de-con Dios, intimidad con É1. Tampoco es transmisible en sentido estricto, porque no puede ser verbalizado con acierto. San Juan dice que no puede "bien enten-

sión presente y viva en toda experiencia religiosa,

es

der ni comprender para lo manifestar". "Su experiencia espiritual es a-rqcional, a-conceptual, o-lingüística".16 Siglos antes, Ibn al-Arabi había afirmado: "The essence of ecstasy is incommuni-

t3

lbid., p.65.

la

lbid., p. 57.

re

López Baralt, San Juan de la Cruz

México, 1985, p. t6 lbid., p. 31.

105.

y

el Islam, El Colegio de

México,

abriéndola hacia un Iugar otro, el lugar que hemos

llamado de exceso, que rebasa Ia lógica del poder, rompiéndola sin siquiera proponérselo.

La secularización de la sociedad moderna afecta al poder económico y político de la Iglesia, pero es tal vez esta circunstancia la que permite la reaparición de la experiencia religiosa Iiberada del profundo condicionamiento institucional, como uno de los fenómenos de nuestro tiempo. La experiencia directa del vínculo con lo t7

lbid., p.84

r8

Weber, op. cit., p. 433.

te

Rumi, op. cit., p. 64.

20

lbíd., p. 45.


Pilar Calveiro

der toda pretensión de control para abrirme al Otro y escucharlo. Es, finalmente, el principio de cualquier propuesta social plural y comunicativa y Ia apertura de una dimensión que difiere de la lógica del Poder. La escucha, la receptividad, la aper-

tura, el silencio, tan ajenos a la Iógica apropiadora, discursiva, clausurante del poder en la modernidad occidental, aparecen como un momento Posible que escapa del poder sin desaparecerlo' Quiero decir que esta dimensión mística de la práctica religiosa no cancela la existencia de una religiosidad de dominio, de sumisión, de revuelta o de resistencia, sino más bien diversifica Ia

riqueza del fenómeno religioso y abre otro lugar que, al mismo tiempo, escapa de la lógica del dominio.

Ciertamente este lu$ar, por estar en

y lo divino resulta diferente a la institucionalidad y muchas veces se le contrapone' sagrado

Dé hecho, podría decirse con Sotelo2l que "la ex-

periencia religiosa, cuando no se ha ne$ado a sí misma identificándose con el pode¡ tiene siempre algo de marginal". Este permanecer en el margen es el fuera del lugar del poder que hay que analizar profundamente en el caso de los actores sociales porque es fundamentalmente salida, "huida" hacia una zona de impotencia no para la religión sino para el poder instituido. La apertura a lo diüno, donde Dios es lo Abso-

Iutamente Otro inabarcable y, simultáneamente, intimidad perfecta con el ser humano, donde este Otro que me excede,22 frente al cual "no puedo poder", se conüerte en la posibilidad de aperhrra real hacia los otros, como hombre entre los hombres' Rendirse ante Dios, al rendir la'razón, la palabra y toda forma posible de control resulta también una forma de rendirse ante la divina otredad del desvalido, del desposeído; se vuelve la posibilidad de ce2rlgnacio Sotelo, 'La percistencia de la religión en el mundo moderno", en Rafael Díaz Salazary Salvador Giner (eds), op' 22 Emmanuel Levinas, oP. cif.

ci''' p' 45'

una zona de impotencia para lo institucional-instituido, resulta amenazante para el poder, aun sin proponérselo. No es ninguna novedad que precisamente los místicos, sin tener pretensión alguna de poder propio, fueron, no obstante, objeto de vigilancia y persecución. Pero su "peligrosidad" no reside en un posible desafío o en formas de resis-

tencia que se deñnen a si mismas por oposición al poder sino en el vacio, en el "fuera de lugar", en la línea de fuga que escapa incesantemente de la trama. En sintesis, el fenómeno religioso es extraordinariamente vasto y se vincula con las cuestiones del poder de maneras diferentes y mutantes'

No caben análisis Iineales de causalidad ni expli caciones binarias del tipo hegemonía-contrahegemonia, sino que se deben comprender prácticas atravesadas por el poder pero simultáneamente, y sobre todo, otras que lo atraviesan, lo desgarran y lo exceden. Estas últimas tienen una gran eficiencia como lugar de salida, como huida de las relaciones

de dominio. Cuanto más opresivo es éste más clara resulta la alternativa religiosa como "fuera


La religiosidad: sumisión, resistencia y algo más

de lugar" que escapa de un modo eficiente. La idea de fuga o escape no tiene, por lo tanto, una

tros, comenzó a flotar boca abajo observando todo

posición secundaria con respecto a lo que clásicamente se llama resistencia. Por el contrario,

infinitamente de aquel ser que también era yo

inaugura una posibilidad clave: encontrar los márgenes del poder, sus puntos y líneas de impo-

tarea para comenzar otra [...] El 'ser' que me acom-

1o que

misma, sobre el que el torturador finalizaba una pañaba [...] me fue introduciendo lentamente en otra dimensión, más alta aún, mientras el tiempo y

tencia que permiten saltar hacia otra dimensión. Para dar un ejemplo muy concreto, muy específico de este "fuera de lugar" al que me he referido, aludo al relato de una prisionera cristiana dentro de un campo de concentración-exterminio, en el momento en que era sometida a tortura; es decir, en una circunstancia de poder total, donde, en principio, no tenía posibilidad de salida: Yo permanecía insensible al dolor. Podrian haberme cortado en pedacitos que nada hubiera sentido. Experimenté entonces algo realmente extraordina-

rio. Quizás formó parte de mis alucinaciones o fue

ocurría. Ese otro yo flotante se compadecia

el espacio desaparecían. Todo era de color intenso

y brillante. No existían limites.

Se estaba en todas

partes a lavez.23

¿Experiencia real? ¿Alucinación? Sea cual sea la respuesta, el hecho es que quien relata logró salir

del binomio poder-tortura/resistencia-silencio hacia un lugar que estaba más allá de la situación de tortura y excedia al torturador. Ésta es una experiencia religiosa que rnarca, con mucha claridad, el potencial de huida, de "fuera de lugar" de

-siempre lo creÍ así- parte de lo real. Mi espÍritu

Ia religiosidad en relación con el poder instituido y que no se debe soslayar como componente de

abandonó el cuerpo. En un rincón de la habitación

Ias prácticas individuales y colectivas.

rectan$ular, a una altura aproximada de dos me-

23

Blanca Buda, Cuerpo I, zona IV, Contrapunto, Buenos Aires, 1989,

p. 66.


CAJANEGRA

lsaiah Berlin y Max weber. La defensa del pluralismo Gina ZabludovskY plurality' with origin in Herder' of the h.istorical individuality and the axiological The sources of knowledge, the affirmation of erection, resurt of the incompatibility of incommensurable join together the works of these XX century thinkers. Freedom reveals in this essay the cenwork, puts them in the same vein. Gina Zabludovsky varues, rearned originary from Machiave[i.s

tralnervesofthisrelationship,withoutignoringthatMaxWeberismainlyanenormouserizoandlsaiahBerlinoneofthe greatestfoxesoftheendoftheXXcentury.Bothareintelligentenemiesofdo$maticthou$htandmethodologicalmonism. en el politeísmo En cuanto se sale de la pura empiria se cae

J. S.

de que Isaiah Berlin f, I presente trabajo parte de la premisa impor-D y fvtrx Weber son dos de los representantes más anti"pensamiento tantes de Io que podría ser considerado un Berlin explica' su propio el dogmático por excelencia". Como

dogmas' "más obra se desarrolla a contracorriente de aquellos a hacernos que dudosos y desde luego peligrosos, que tienden

aceptar que lo que sucede es irresistible

y que es temerario

oponerse a ellos".2 se susEsta actitud compartida por nuestros dos autores' valopluralidad la de tenta en gran medida en la concepción en las rativa que distingue la acción humana y que se expresa

politica' la diferentes dimensiones de la vida social como la el conocifilosófica y las propias prácticas vinculadas con miento de nuestra realidad cultural' dos A pesar de que algunas de las afinidades entre estos una comparaautores son claramente reconocibles, se trata de de sus ción que no deja d.e ser ries$osa' La simple diferencia contextos históricos es en si misma una condiciorespectivos

de estudio nante importante de sus preocupaciones y temas prioritarios.

I Esta frase de J. S. Mill es citada por Max Weber en "La ciencia como vocación"' en EI p' 216' polítíco y el científico, Alianza Editorial, Madrid' 1979' ] Tsaiah Berlin, "La inevitabilidad histórica" (conferencia pronunciada en 1953)' en Ca¿En esta frase Berlin cita a tro eilstllos sobre la libertad, Alianza Editorial' Madrid' 1998' York' 1952' p' 110' New Shuster' and ReJleion,simon tnd Bemard Berenson, Rumor

MilI

Isaiah Berlin, quien muere apenas hace diez años, vive las dos guerras mundiales' se enfrenta los a acontecimientos históricos muy diferentes a

de Max Weber, quien fallece en 1921 y consecuentemente tiene la experiencia de Ia Primera

Guerra Mundial, pero no conocerá la barbarie nazi de la Segunda. Desde entonces Weber advierte -sin alcanzar a vivir- lo que é1 mismo denominó "la jaula de hierro" de las sociedades futuras: esa "dictadura del funcionario" que se daría principalmente en los regímenes comunistas posteriores a é1.3 En suma, se trata, por un lado, de un fllósofo de origenjudeo-n§o nacionalizado en Gran Bretaña, por el otro, de un sociólogo alemán. EI uno se dedica primordialmente a la historia de las ideas, el otro tiene como preocupación básica la fundamentación de una práctica so-

ciológica distintiva, con base en perspectivas teórico-metodológicas y construcciones conceptuales que le sean ProPias.

Son muchas las diferencias que podrian segiuirse enumerando, pero quizá el ries$o mayor de innovación de este trabajo no esté en el señaLé¡ico de Ia Políti' Consúltese de Gina Zablurlovsky "Burocracia", en de Cultura EcoFondo y Tecnología' Ciencia ca, Consejo Nacional de México' 20oo' nómica. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales'

3


lsaiah Berlin y Max Weber. La defensa del pluralismo

lamiento de sus contrastes sino -paradójicamente- en el tratamiento de sus coincidencias. Me refiero fundamentalmente a aquellos puntos de partida conocidos {y que incluso han sido objeto de tratamiento en este coloquio) y que tienen que ver con las herencias intelectuales compartidas: la filosofía kantiana, el neohistoricismo alemán, Ia recuperación de ciertos pensadores de Ia ciencia política como Maquiavelo y Montesquieu, el diálogo implícito o explícito con y contra el marxismo, etc. Estos importantes legados intelectuales comunes me podrian llevar a "descubrir lo obvio"; es decir, a encontrar que Ias convergencias entre Weber y Berlin no son sorprendentes y se explican en la medida en que ambos rescatan y desarrollan puntos de vista que surgen de las mismas raíces y tradiciones.

Sin embargo, este trabajo tratará de destacar aquellas coincidencias entre estos dos autores que van más allá de esta herencia compar-

tida. En este sentido quisiera destacar la afirmación de John Gray cuando señala que el pluralismo de valores de Isaiah Berlin está, sin duda, en deuda con las propuestas de aquellos pensadores que él mismo exalta, como Maquiavelo, Montesquieu, Vico y Herder, pero que en particular tiene una gran afinidad con Ia visión weberiana del con-

preocupación del pluralismo en la esfera

del conocimiento se desarrolla claramente en algunos ensayos específicos como el que trata sobre Vico, donde Berlin enfatiza la originalidad de sus visiones pluralistas en contrastación con Ias de Voltaire. De acuerdo con Berlin, Vico es el más

poderoso de los pensadores contrailustrados, un hombre que en una sola visión desacredita, de forma anticipada, el concepto que Ia Ilustración desarrollaria posteriormente en torno a la naturaleza humana y la sociedad perfecta, el progreso de la humanidad, la naturaleza de Ia historia. En la visión de Vico, que es compartida por Berlin, Ios hombres tie-

nen distintos valores en diversas circunstancias y momentos históricos y

flicto entre los valores irreconciliables que distinguen a la actividad

han empleado diferentes conceptos o ca-

política.a De este modo, Gray afirma que si hay una anticipación explícita del pluralismo valorativo de Berlin en algún lugar, éste se encuentra en la obra de Weber. Ahi se sostiene una visión agnóstica de la vida polí-

tegorÍas para interpretar su experiencia.6

tica que üene muchos puntos en contacto con las tesis de Berlin.5

Tanto en la compilación d,e Contra lq

corriente como en sus ensayos más abstractos que están publicados en Concep-

en que tampoco se encontraron trabajos de otros autores que aborden la

y categorías o en Cuatro ensayos sobre la libertad, Berlin argumenta que la "forma de percepción" de Vico marca el descubrimiento de una diferencia central

temática con la atención que merece, en el presente texto se establecerán

entre las ciencias naturales y las huma-

los puentes entre estos dos pensadores a partir de una interpretación pro-

pia. Para lograr este objetivo, abordaré las tesis sobre el pluralismo en

nidades, y refuta la posibilidad de una "historia científi ca".7

Berlin y Weber enfatizando distintos aspectos desde diversas perspectivas

Como Vico, Berlin distingue dos tipos

No obstante, más allá de este párrafo, en el libro de Gray no encontramos ningún desarrollo de esta sugerente afirmación, Ias coincidencias entre Berlin y Weber no se fundamentan más ampliamente. En la medida

tos

de conocimiento con sus respectivos mé-

sobre el papel del conocimiento en ciencias sociales.

todos: El

plurolismo en lo esfero cognoscitivo

El pluralismo cognoscitivo sostenido por Berlin se manifiesta en su crítica constante al monismo filosófico y metodológico. Berlin critica reiterativamente aquellas doctrinas que consideran a las ramas de conocimiento formando un todo racional, armonioso, y que defienden una pretendida unidad última y armónica entre los fines humanos. La

a) Por un lado está el que corresponde a Ia naturaleza física "externa", cuyo mé-

todo cientíñco de investigación se basa en el conocimiento de las causas 6

y el es-

Isaiah Berlin, Contra la corriente, Ensayos sobre historia

de las ideas, Fondo de Cultura Económica, México, 1983; Sidney Morgenbesser y Jonathan Liebenon, Isaiah Berlin, 4

Al respecto Gray señala que Weber desarrolla la tesis de la irreconciabilidad

de valores para la vida

politica pero no desarrolla el problema del enfrentamiento entre valores en otros niveles como el de la psicologia moral, en Ia filosofía antropológica, o en el conflicto entre diferentes formas culturales. John Gray, Isaiah Berlin, Princeton Universi§ Press, EUA, 1996, p.58. 5

lbid.

a Celebration, The Hogarth Press, London, 1991, pp. l0-12. 7

Cfr. de Berlin Contra la corriente; Cuatro enstyos sobre la libertad y, finalmente Conceptos y categorías, Fondo de Cultura Económica, México, 1992; y Sidney Morgenbesser y Jonathan Lieberson, op. cit., p. 13.


Gina Zabludovsky

tablecimiento de sus regularidades. b) Por el otro lado está el conocimiento del mundo "interno", el de la moralidad, el lenguaje, las formas de expresión, el pensamiento y el sentimiento'

La diferenciación entre las disciplinas propias de los estudios culturales y las ciencias naturales, y las criticas al deter-

respecto, en referencia al ensayo de Berlin sobre "El divorcio entre las ciencias y las humanidades",s el introductor de los ensayos de Contra la corriente, Roger Hausheer, apunta lo siguiente:

minismo histórico y al monismo causal

de

y al positivismo que encontramos en las

las doctrinas dela "Einnfi)hlung" y "verstehen" posteriormente desarrolla-

obras de estos autores, ambos cuestionan las posibilidades de formular leyes de desarrollo histórico para el conocimiento cientifico de la realidad. Berlin señala que "La idea de que se

Al

Las especies de conocimiento descubiertas por

vico fueron las semillas

dasporHerderydespuésdeéIporlosgrandeshistoricistasalemanes como Troeltsh, Dilthey, Meinicke y Max Webe¡ las que tuüeron implicaciones para la epistemologia y la filosofía de la mente, preocupaciones mayores de gran parte del pensamiento del siglo XIX'e

pueden descubrir grandes leyes o regulari-

Comoyalohemencionado,quizádebidoaesteantecedentecomún no sea sorprendente encontrar afinidades entre las tesis de Berlin y las de Max weber, sobre todo en lo referente al estatuto de las ciencias sociales o disciplinas culturales.

Los fundamentos de la teoría weberiana del conocimiento, expuestos en su conocido texto de 1904 en torno a "La objetividad cogno-

scitiva de la ciencia social y la política social", parten -a diferencia del concepto de totalidad marxista- de la consideración de una realidad social infinita y pluricausal que, como tal, es inabarcable en su totalidad para el conocimiento. Debido a esto la concepción de los tipos ideales en Weber se yergue sobre el argumento de que "["'] sólo una parte finita de dicha realidad constituye el objeto de la investigación cientÍflca

[...]".10

Heredero crítico del historicismo alemán, Weber hace una clara diferenciación entre las disciplinas de la cultura y las ciencias naturales, y enfatiza la importancia de la comprensión y el aspecto cualitativo de los hechos en el terreno de las "ciencias de la cultura"' interesan sólo en [...] Mientras que en la astronomía los cuerpos celestes nos en las ciencias exacta, medición sus relaciones cuantitatiuas, susceptibles de sociales nos concierne la tonalidad cualitativa de los procesos. A esto se agrega que en las ciencias sociales trátase de la acción conjunta de procesos espirituales, oJya comprensión por

üa

de revivencia es, naturalmente, una

tarea de Índole específlcamente distinta de aquellas que pueden o pretenden resolver las fórmulas de las ciencias naturales exactas en general'11

8

Isaiah Berlin,

'El divorcio

entre las ciencias y las humanidades", en Contra la coníente, op. cit'

Roger Hausheer, "Introducción", en Contra Ia coniente, op' cit'' p' 33 r0 Max Webe¡, "La objetividad cognoscitiva de la ciencia social y la política social" (1904) en

conllevan a otras coincidencias entre las tesis de Berlin y las de Weber. En concordancia con las críticas a la Ilustración

dades en el proceso de acontecimientos históricos atrae, naturalmente, a aquellos que están impresionados con el éxito que tienen las cienciás naturales al clasificar, correlacionar y sobre todo predecir" y ad-

vierte los peligros que tienen las ciencias sociales de asumir estas perspectivas deterministas.l2 Estos argumentos se encuentran también en varios textos de Max Weber, quien

propone una sociolo$Ía comprensiva opuesta al positivismo y a los "dogmas naturalistas y del método teórico abstracto que se opone a la investigación histórico empirica de la disciplina y pretende sustituir el conocimiento histórico de la realidad mediante la formulación de leyes".13 En contraste, Weber considera que el punto de partida del interés por las ciencias sociales no está en la formulación de leyes, sino en la conflguración

real e individual de la vida sociocultural que nos rodea... En este sentido, Weber argiumenta que la repetición de ciertas regularidades causales nunca puede ser interpretada como leyes del desarrollo histórico, y critica la tendencia -que a su juicio está también

e

yos sobre metodologío sociológica, Amorrortu Editores, 1990' p' 62' 11

lbid, p.63.

lrs¿-

12

13

Isaiah Berlin, Cuatro ensalos..., op, cit.' p. 124. Max Weber, en Sob/e la teoría de las ciencías sociales,

Editorial Futura, México, 1976, p' 56.


lsaiah Berlin y Max Weber. La defensa del pluralismo

presente entre los representantes de la escuela histórica- "en torno a

Estas concepciones de Berlin y Weber

la creencia de que el ideal hacia el cual confluyen todos Ios conocimientos, incluso los culturales, es un sistema de tesis de las cuales pudiera deducirse 'la realidad":14 Al respecto Weber señala que "resultaria imposible deducir la realidad de la vida a partir de aquellas 'leyes'y 'factores'. No se puede partir del supuesto de que en la vida social sub-

acerca del quehacer científ,co están estre-

sisten una serie de 'fuerzas' superiores y misteriosas 'dominantes' sino que simplemente se trata de una constelación de fenómenos culturales

chamente vinculadas con el peso del plu-

ralismo de valores en otras áreas. En la medida en que Ia vida se caracteriza por un pennanente conflicto de valores, ninSuna teoría puede tratar de superar esta realidad como se verá a continuación.

que son de interés para todos".ls

y para Weber la ciencia, entonces, no puede pretender proponer leyes de desarrollo para toda la humanidad, pero tampoco puede dar respuestas en cuanto a los fines de la acción humana. Los métodos cientif,cos no pueden aplicarse a la resolución de las cuestiones más fundamentales de Ia vida humana ya que éstas tienen que ver finalmente con los valores. En este sentido, tanto Berlin como Weber otorgan un papel modesto al quehacer cientifico: ni la formulación de leyes ni recetas para la práctica. Como afirma Hausheer del pensamiento de Berlin, "las teorias científicas tienen en el mejor de los casos, un valor instrumental".16 Esta concepción es también una constante en el pensamiento de Para Berlin

Max Weber quien siempre nos recuerda el papel modesto de las ciencias que no pueden conciliar la pluralidad de valores y sentidos que son propias de la vida humana. La ciencia nunca puede proporcionar-

Plurolismo y libertod

En el pensamiento de Max Weber, como en el de Isaiah Berlin, hay un permanente deslinde frente a algunas de las presuposi-

ciones más profundas del pensamiento político (presente desde Platón) y que se yerguen sobre la convicción de la existen-

cia de valores universales e inmutables que presuponen un sistema coherente y armónico que suele tener más similitudes con una idea utópica de sociedad perfecta que con lo que ocurre en la realidad.

A diferencia de esta üsión

nos respuestas últimas sobre los motivos y fundamentos de nuestras acciones. Desde esta perspectiva, Weber intenta delimitar los alcances de la ciencia en un mundo guiado por una pluralidad de valores irreconciliables donde Ia política entra al ámbito del politeísmo. Lo que

de la sociede Berlin pensamiento en el dad, tanto como en el de Weber, lo que aparece como constante en contraposición con la pretendida armonía es Ia concepción de la sociedad donde 1o que predomina es

Weber parece tratar de demostrarnos es la imposibilidad de cientifizar la política. En su relación con el quehacer práctico, la ciencia debe li-

el conflicto entre valores. El sustento de la noción de libertad

mitarse al terreno de los medios (logros de metas, previsión, calculabilidad, etc.).17 Max Weber escribe que "[...] la imposibilidad de hacer una defensa

en Berlin está precisamente en este plu-

'científica' de las posturas prácticas (excepto en aquellos casos en que se trata de determinar los medios mejores para alcanzar un fin dado de antemano) brota de motivos mucho más hondos. Esa defensa es ya

absurda en principio porque los distintos sistemas de valores existentes libran en sí una batalla sin solución posible".rs

ralismo valorativo y en la diversidad de distintos patrones de vida que de alguna forma ya ha estado presente en pensadores como Sorel, Montesquieu y Maquiavelo y que, creo yo, es desarrollada por Max Weber con una perspectiva innovadora. En sus diferentes textos Berlin demuestra, una y otra vez, cómo en la vida política tenemos que elegir constantemente entre valores que en no pocas ocasiones

la lbíd, p. 7. 15

lhid, pp.4O-41.

r5

Roger Hausheer, op. cít.,

son excluyentes como la justicia, libertad, p.36.

tomo a los intelectuales y la politica en el pensamiento de Max Weber. Gina Zabludovsky, "Los intelectuales y la politica en el pensamiento de Max Weber" en Los intelectuales y los dílemas políticos del S. XX, Laura Baca e Isidro 17

Estos temas los desanollo más ampliamente en un artÍculo en

Cisneros (coords.), Trina, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México, 1997' ts Max Weber, "La ciencia como vocación", op. cít.; p. 216.

felicidad, seguridad, Iealtad,

etc.1e

ts Cfr. Coiltra la corrientey Cuatro ensayos,,, de Isaiah

y Sidn€y Morgenbesser lsaiah Berlin, obras ya referidas.

Berlin,

y Jonathan Lieberson,


Gina Zabludovsky

Berlin desarrolla sus tesis sobre el pluralismo valorativo teniendo como antecedente la oposición a los principios de Ia Ilustración Francesa que se desarrollaron a partir de la mitad del siglo XMII en Europa incluyendo a Ia propia Francia. Frente a las concepciones áridas acerca del racionalismo y el naturalismo ético, se enfatizan la importancia de la sensibilidad y el sentimiento; en este contexto Diderot otorga un gran papel a la emoción y Rousseau a la liberación del sentimiento y las pasiones naturales.2o Sin embargo, pese a la gran influencia que tuvieron los contrailustrados franceses y los románticos e historicistas alemanes en el pensamiento de Berlin, la ratificación de su pluralismo se debe a un pensador

Berlin rescata los dilemas planteados por Maquiavelo sobre la necesidad de elegir entre alternativas en competencia que, frecuentemente, son irreconciliables y frente a las cuales no existen criterios generales comunes que puedan llevar a decisiones racionales. Se trata de elecciones que finalmente responden al peso de los propios valores que nunca pueden

colocarse dentro de una escala con una

pretendida validez universal. Ninguna alteración de las circunstancias, ninguna

que antecede a estás corrientes. En Maquiavelo, Berlin encuentra una fuente básica para sostener que los hombres escogen permanentemente entre sus propias posibilidades y esto explica su conducta de tal forma que ésta no puede ser entendida con base en leyes generales o a "siste-

tecnología o conocimiento científico puede abolir el eterno conflicto entre valores. En la medida que se trata de valores

mas mecánicos" como los que pretende Condillac.2l La noción de Maquiavelo de la historia como "un proceso abierto

que nos permean profundamente, las decisiones que llevamos a cabo suelen ser dolorosas, se trata de una agonía que se

de autocreación" es de gran importancia para Ia lectura que propongo en este trabajo: la herencia de este autor resulta fundamental para en-

tender las coincidencias entre Berlin y Weber. En el pensamiento de Maquiavelo se pueden rastrear las ideas de Berlin en torno a un ser humano libre e imperfecto que determina su propio destino y cuya de-

cisión para la acción se enfrenta a una compleja combinación

de

opuestos únicos e irreconciliables que suelen no ser armónicos'22

A continuación se desarrollarán de manera más especifica las formas en las cuales el pensamiento de Maquiavelo influye en nuestros autores... Lo herencio de Moquiovelo

Berlin considera a Maquiavelo como el padre moderno de Ia idea de que existen diferentes valores, virtudes y moralidades que son inconmensurables. En su rescate del florentino, Berlin enfatiza la conexión entre la moralidad con una nueva ética pública, que a diferencia de Ia moral cristiana y de la ética personal, se preocupa por el bienestar común' Tenemos, asi, dos tipos de moralidad: por un lado la del "paganismo del principe", por el otro, la ética personal del cristiano. Berlin explica ,,dos morales" son en principio incompatibles: uno puede salcómo estas var su alma o puede salvar al Estado pero es muy difícil tratar de salvar ambas al mismo tiempo. Maquiavelo sorprendió a sus contemporáneos al renunciar a la injerencia de la moral cristiana en la política y, al hacerlo, situó en primer lugar los valores propios de otro sistema moral, una sociedad en la cual los hombres Iuchan por flnes que son públicos. 20 21

22

Roger Haushee¡ op. c¡t., P.35. Sidney Morgenbesser y Jonathan Lieberson, op. cit,' p. 15,

lhid.

presenta en la doble dimensión de la vida pública y de la privada y que pueden entrar en conflicto ente sí. Pero Ia pugna

existe al interior de cada una de estas dimensiones, en la "esfera pública", por ejemplo, nos podemos ver incesantemente obligados a elegir entre valores


lsaiah Berlin

Max Weber. La defensa del

polÍtica pacta

como Ia libertad y la seguridad. En la vida privada o en Ia profesión de las ciencias sociales, el académico se suele enfrentar a decisiones como las siguientes: si se involucra en Ia vida pública y hasta qué punto lo

ser. Repito que quien hace

hace, si quiere dedicar su vida primordialmente a la investigación académica o involucrarse en la militancia social, etc. Así, siguiendo a Maquiavelo, Berlin sostiene que Ia idea de un ser

tuosos del amor al prójimo y del bien cós-

humano con un ideal universal, verdadero y objetivo no puede sostenerse en la realidad. Lo que verdaderamente distingue Ia naturaleza humana es la diversidad e incompatibilidad de los valores con Ia con-

políticos con el poder. Su reino "no era de

secuente prevalencia del pluralismo.23 La inconmensurabilidad de los valores lleva a concebir que entre dos

vación de su alma y de los demás que no

opciones ninguna puede ser considerada universalmente mejor que la otra y no sólo esto sino que, además, puede existir una tercera opción' Puesto que no hay una sola vida "correcta" para los hombres, Berlin considera que el pluralismo valorativo que se encuentra en Maquiavelo,

cuyas tareas que son muy otras sólo pue-

conlleva la defensa de los ideales liberales de la tolerancia.2a La herencia de Maquiavelo es también fundamental para el pensamiento de Max Weber, quien considera que "La esencia de toda politica es lucha, conquista de aliados y de un séquito voluntario, y para ello, 1...)

para ejercitarse en este arte difícil, Ia carrera administrativa no ofrece en el estado autoritario, quiérase o no, oporhlnidad alguna"'25 como Maquiavelo, weber separa la ética política de Ia ética reli-

y recuerda que se trata de valores irreconciliables en la medida en que la política tiene un medio decisivo que es la violencia: "["']

giiosa,

Todo aquello que se persigue a través de la acción política, que se sirve de medios violentos y opera con arreglo a Ia ética de la responsabi-

Iidad pone en peligro la 'salvación del alma"'.26 Weber retoma de Maquiavelo la relación entre los medios y los fines para el actuar político, "Ninguna ética del mundo puede eludir el hecho de que para conseguir fines 'buenos' hay que contar, en muchos casos, con medios moralmente dudosos, o al menos peligrosos, y con la posibilidad e incluso la probabilidad de consecuencias laterales mo-

ralmente malas. Ninguna ética del mundo puede resolver tampoco cuándo y en qué medida quedan 'santificados' por el fin moralmente bueno los medios y las consecuencias laterales moralmente peligrosas".27 La siguiente cita es muy clara:

con los poderes diabólicos que acechan en torno de todo poder. Los grandes

vir-

mico, de Nazaret, de Asis o de los palacios reales de Ia India, no operaron con medios

este mundo" pese a que hayan tendido

tenga[ eficacia en

é1.

y

Quien busca Ia sal-

la busque por el camino de Ia politica, den ser cumplidas mediante la fuerza'28

La herencia de Maquiavelo en el pensamiento de Max Weber también se hace

notar en la contraposición de opuestos complementarios con los cuales Weber construye su tipología de la dominación. Las oposiciones entre "autoridad y tradición" y "fuerza y legitimidad", "monopolio de la üolencia y legalidad", recuerdan la doble perspectiva del centauro maquiavélico de la bestia y el hombre, "las buenas leyes" y las "buenas tropas", la fuerza y el consenso.2e Además de la herencia de Maquiavelo, al tratar la importancia del conflicto para la acción humana, Weber rescata el pensamiento de Nietzsche y el modelo politeista de la mitologia griega de la

"guerra de dioses o demonios". Dada la diversidad de principios, tanto en la política, como en los restantes órdenes de la vida, la postura básica de cada cual determina que uno de estos principios resulte divino y el otro diabólico y "es

quiera hacer ' cada indMduo eI que ha de decidir quién Quien quiera en general hacer polÍtica y, sobre todo, quien es para él Dios y quién es el demonio".3o política como profesión, ha de tener conciencia de esas paradojas éticas y de su responsabilidad por Io que él mismo, bajo su presión, puede llegar a 28

23

lbid., pp. 4-7.

2a

John Gray, op. cit., PP. 4B-5O. Max Weber, "parlamento y gobierno en el nuevo ordenamiento alemán" en Escritos Políticos I,

25

Folios Editores, México, 1982, p. 1ol. 26 Max Weber, El político.,,, op, c¡t., p. 174. 27

lbid., p. 165.

lbíd., pp. 173-174.

Este punto es tratado más ampliamente en un estudio que compara el pensamiento de Max Weber con otros teó-

2e

ricos de la ciencia politica. Gina Zabludovsky, Pútimonia-

lismo y Modernízación, Fondo de Cultura Económica, UNAM, 1e93, pp. 129-134. 30 Max Weber, El polítíco..., op. cit., p. 217.


Gina ZabludovskY

Debido a estos planteamientos, weber nos recue(da una y otra vez el "sobre modesto papel de Ia ciencia al cual ya hemos hecho referencia: estos dioses y su eterna contienda no puede decidir la ciencia'131 En la medida en que Ia ciencia no puede dar fundamento a los vauna lores últimos de la vida y en que las decisiones siempre conllevan centran se weber elección entre valores en conflicto, tanto Berlin como para en la importancia de la acción humana individual cuya capacidad verá se como también conlleva un alto sentido de responsabilidad. elegir

y de Ia lia continuación, los dos vinculan la importancia de la elección indMdual. bertad con la motivación para la acción y la responsabilidad Libertod, motivoción y responsobilidod de lo acción

humono

'

conLa concepción de libertad en términos de la capacidad de elegir

ducealcuestionamientoquetienequeSurgirentodaconsideración cómo y sobre la acción. Como Berlin señala, detrás de la pregunta de porquélossereshumanosactúanyvivencomolohacenestánlos problemas de la motivación y responsabilidad humanas'32 Esta responsabilidad es brillantemente analizada por Berlin en sus retratos biográficos de políticos como Churchill, Roosevelt y Weizzman'33 Estos problemas sobre la motivación y Ia responsabilidad -tan fundamentales en los planteamientos de Berlin- constituyen también uno de los ejes de la sociología comprensiva de Max Weber que se yergue sobre la pregunta en torno a los propósitos de una acción humana donde los sujetos eligen y orientan su acción con un sentido subjetiuo.3a

La capacidad para elegir contiene un sentido de responsabilidad que resulta particularmente importante en la acción politica. weber considera de que la ausencia de responsabilidad es uno de los dos pecados mortales la política (el otro es la ausencia de finalidades objeüvas) y muchas veces politico "a ambas coinciden ya que la falta de responsabilidad lleva al gozar el poder por el poder, sin tomar en cuenta su flnalidad"'35 A partir de estos fundamentos, weber desarrolla sus conocidas de-

finiciones acerca de la "ética de convicción" y "ética de responsabilidad". Toda acción éticamente orientada puede ajustarse a dos máximas

fundamentalmente distintas entre sí e irremediablemente opuestas: puede orientarse conforme a la "ética de convicción" o conforme a la ..ética de responsabilidad". Actuar conforme le ordena Ia ética de responsabilidad, implica, a diferencia del pensamiento religioso, "tener en cuenta las consecuencias previsibles de la propia acción"'36

Weber apela a la responsabilidad al advertir que cuando en el ámbito politico se trata de conseguir un propósito desde

un combate meramente ideológico y de una ética de convicción pura' la ñnalidad política puede resultar perjudicada y des-

acreditada por muchas $eneraciones ya que en su persecución no previeron las consecuencias.3T

Al hablar

de la responsabilidad del po-

litico, Weber la contrapone con la del burócrata. Como para Berlin, el sentido de responsabilidad que parece importarle es la del dirigente que vive "para la politica"

y no Ia del funcionario que "vive de la política". Al referirse a los líderes parlamentarios sostiene que -a diferencia de los burócratas- los políticos buscan un puesto no por el sueldo y el rango, sino por el podery la consiguiente responsabilidad.3B

Además del atributo de Ia responsabi-

lidad, Weber considera otras cualidades necesarias propias del politico, como lo son por ejemplo la pasión y la mesura. "Puede decirse que son tres las cualidades

decisivamente importantes para el politico: pasión, sentido de responsabilidad y mesura. Pasión en el sentido de'positiuidal' deentrega apasionada a una causa':3e Las concepciones sobre la entrega, Ia

pasión o la mesura, el tema de la motivación para la acción, las diferentes tareas del funcionario y del politico, y la distinción entre los propios alcances de

Ia ciencia y la política remiten a otro tema que resulta fundamental para los dos autores: Ia importancia de la vocación. 17

lhid., pp. 174-175. Max Webe¡ habla constantemente de la importáncia de contar con dirigentes responsables, y especificamente lo trata cuando aborda los problemas del parlamento. Es necesario la creación de una dirección politica ordenada y

rB 3t

lbid, p.

217

.

Isaiah Berlin. 'La inevitabilidad histórica", et Cuatro ensayos"' México' 1988' 33 Isaiah Berlin, lmpresiones personales, Fondo de Cultura Económica' 3a Max Weber, Economía y socíed.ad, Fondo de Cultura Económica, México' 1974' p' 6' 35 Max Weber, El político..., op. cit., p. 155.

32

36

lbid., p. 165.

responsable mediante la guía politica parlamentaria, Webet "Parlamento y Gobiemo.."', en Escritos Políticos' p' 212' 3e

Max Weber, El político..., op. cit.' pp. 154'155.


Isaiah Berlin y Max Weber. La defensa del pluralismo

lo ciencio y la político Tanto en la obra de Berlin como en la de Weber, encontramos una diferenciación muy clara entre las cualidades del político y la del intelectual. Igual que para Annan, para Berlin "[...] los estadistas deben exhibir

más prometedor por su mera existen-

cualidades muy distintas y vivir de acuerdo con ideales muy diferentes de los que sostienen los eruditos que posteriormente los interpretan. El

lleva cierta idea de "grandeza". Como el propio autor afirma, a diferencia de la

pluralismo signiflca Ia aceptación de una multitud de ideales apropiados en distintas circunstancias y para hombres de distintas vocaciones [...]'iao

bondad, Ia maldad, el talento o la belleza, esta "grandeza" no es una mera caracte-

La diferenciación de ideales y de fines varía claramente en las biografías de Berlin compiladas en Impresiones personales o en sus obras

ristica de los individuos en un contexto más o menos privado, sino que, tal como

sobre los Pensadores rusos. Independientemente de su profesión, el de-

la usamos ordinariamente, está relaciona-

Lo vococión en

sarrollo de un liderazgo creativo -en el terreno politico, cientifico artístico- conlleva la idea de vocación.

cia".a3

La admiración de Berlin hacia los líderes políticos cuyas biografías realiza con-

o

da directamente con Ia eficacia social, con

Esta vocación que también es un tema central cuando Weber analiza

la capacidad que tengan los indiüduos de cambiar radicalmente las cosas en gran

a los hombres de ciencia

y a los politicos. Para los políticos la vocación implica, como vimos, pasión, mesura, responsabilidad y Ia elección al

escala.aa

servicio de una causa. Esta pasión también resulta central para otro ámbito distintivo como es el propiamente científico. En el caso del hombre

asume el individuo en la historia, Berlin

de ciencia se requiere pasión, inspiración y disciplina de trabajo.al

Estas cualidades, que conforman la idea de "vocación" en Max y que son propias de los lideres capaces de realizar grandes

Weber

cambios, también están presentes en las biografÍas que lleva a cabo Berlin tanto en la de los politicos Churchill y Roosevelt como en la de los cientificos y filósofos, como Io muestra en extractos biográficos sobre Einstein y Austin. Tras esta'idea de vocación en personalidades individuales, tenemos el énfasis que los dos autores ponen precisamente en la posibilidad que los líderes tienen para las grandes transforrnaciones politicas e intelectuales.

Quizá por la gran importancia que

elige el éloge biográfico como modelo. "Es una forma de expresar la variedad de Ia vida, de recordarnos cómo abundan las buenas cualidades en alguien que a primera vista parece antipático o perverso. De cómo la persona en cuestión vive de acuerdo con nonnas enteramente apropiadas a su vocación. Pues a menos que la sociedad reconozca que los hombres viven

y

vivir según ideales distintos, los hombres y las mujeres que la forman no deben

serán libres".a5 lmportancio del individuo independiente en lo tronsformoción histórico La importancia del ámbito de libertad y de decisiones indiüduales implica en el caso de los dos autores una alta ponderación del papel de los líderes en Ia historia. Igual en sus distintas biografías que en Ia historia de

las ideas, Berlin se manifiesta contra lo que considera una despersonalización de la historia humana. A su juicio, esto ha Ilevado a que la historia "se parezca a un rancho en el que las manadas se desplazan, impulsadas sin saber por qué, por fuerzas impersonales, pastando mienkas recorren las praderas".a2 En contrapartida, Berlin resalta el papel transformador que tienen los individuos excepcionales y los héroes en la historia. Como lo ha señalado Annan en Berlin "[...] los héroes dan realce a la vida, el mundo se ensancha y a0

Noel Annan, "lntroducción" en Impresiones personales de Isaiah Berlin, Fondo de Cultura Econó-

mica, México, 1984, p.26. arMax Weber, El polítíco..., op. cif., pp. 190-193. a2

se

vuelve menos amenazador y

Noel Annan, op. cit., p. 14.

Este énfasis del papel del individuo en la historia constituye también uno de Ios ejes sobre los cuales se articula la so-

ciología de Max Weber. Como se sabe, en la obra del sociólogo alemán se ena3 aa

lbid., p. 16. Isaiah Berlin, Cuatro e$ayos.., op. cít., p. 125. EI desa-

rrollo independiente de Berlin frente a la filosofia

de

Oxford, "nunca es más palpable ni convincente que cuando escribe acerca de las personas. Nadie de nuestro tiempo

ha dotado a las ideas con tanta personalidad, ni les ha dado una forma corpórea ni las ha animado como Isaiah Berlin, y lo logra porque las ideas no son meras abstracciones para él [...] Viven en la mente de hombres y de mujeres, inspirándolos, moldeando su vida, influyendo en sus acciones y cambiando el rumbo de la historia. Sin embargo son los hombres y las mujeres quienes crean estas ideas quienes las encaman [...]. Annan, op. cit., pp. 24-25, a5

Noel Annan, op. cit.,

p.28.

y


Gina Zabludovsky

cuentran gran parte de los fundamentos de lo que después se ha llamado "individualismo metodológico'i En la sociología política Weber resalta el papel individual, proponiendo el concepto de carisma como "aquella cualidad, que pasa por extraordinaria de una personalidad" que constituye Ia "gran fuerza re-

moderno que permite la existencia y el mantenimiento de las sociedades libera-

volucionaria" de la historia. Las personalidades carismáticas pueden propiciar una verdadera renovación al interior de la sociedad.a6

y se sitúa en el de la propia existencia. Comparten un fuerte sentido de identidad nacional y cultural que define sus propias biografías y sus intereses politicos. En el caso de Isaiah Berlin destaca su fuerte identificación con el nacionalismo judío, en el de Weber una preocupación cons-

La importancia del liderazgo es de hecho una obsesión del pensamiento politico de Weber, quien apunta que Ia burocracia moderna

constituye la gran amenaza que impide el ámbito de creatividad y libertad necesaria para hacer posible el surgimiento de personalidades independientes. Y se pregunta frecuentemente cómo se puede salvar "algún resto de libertad de movimiento" ante Io qüe considera como una prepotencia de la tendencia hacia la burocratización.47 Advierte contra una defectuosa estructura politica que coloca a personas con mentalidad burocrática en posiciones de "caudillaje político'la8 Aunque a diferencia de Berlin, en sus análisis de la dominación y del liderazgo, Weber parece más preocupado por el desarrollo de una propuesta conceptual que por el análisis de casos particulares. En sus textos también encontramos referencias a estos últimos. Al analizar la

figura de Bismarck, Weber lo cataloga como un estadista "de giran calibre", con una gran habilidad diplomática y energÍa intelectual que no obstante dejó tras de sí una nación sin ninguna tradición y voluntad política propia y fue incapaz de atraer a las mentes independiqntes. Como hasta ahora se ha mostrado a partir de factores como el peso de las personalidades independientes en la historia, las diferenciaciones entre ciencia y política, y la importancia de la pluralidad valorativa y el ámbito de la libertad, el pensamiento de Berlin y Weber está enlazado por varias coincidencias. A ellas se pueden agregar otras más como Io es por ejemplo la importancia que cobran el nacionalismo y Ia identidad en la obra de estos dos autores cosmopolitas.

Ies.5o

El interés por el nacionalismo en ambos autores trasciende el ámbito intelectual

tante sobre el futuro politico de Alemania

y Ia conformación de un Estado nacional sólido.

En Berlin hay una aceptación "plena,

autoafirmativa y frecuentemente agresiva de su propia identidad original",5r en la cual se enfatiza el propio sentido de pertenencia. Berlin simpatiza con la idea de un hogar nacional judio como una nación in-

dependiente a las orillas del Jordán.

Se

trata de un autor que fue sionista desde su temprana juventud y -como lo ha señalado Annan- esta lealtad inspiró algunas de sus mejores obras.52

Incluso durante la Guerra Mundial, Berlin vive "en carne propia" un conflicto de lealtades. Como servidor en la Embajada del Reino Unido en Washington tiene una doble fidelidad. Por un lado, el de los intereses petroleros ingleses en los

Lo importoncio del nocionolismo y lo

Las teorias

identidod

y preocupaciones de Weber y Berlin tienen sin duda un al-

Estados árabes del Medio Oriente, por el

otro, ante el naciente Estado de Israel y

cance universal, se trata de autores cuyas contribuciones trascienden cla-

ramente el análisis de sus propias sociedades y han dejado un legado muy valioso para las ciencias sociales a nivel mundial.

50

Sin embargo, este alcance universal no se desarrolla a contracorriente de sus sentimientos nacionales. Los dos valoran el papel decisivo que el nacionalismo representaría en el mundo moderno.ae Asi, Berlin considera que el nacionalismo es un movimiento del mundo

J. Lieberson, op. cit,, p.19.

6Max

Weber, Economía..., op.

En este sentido, Berlin llega a afirmar que ningún movimiento político tiene muchas posibilidades de triunfar si no contiene un sentimiento nacional. S. Morgenbesser y 5r

Roger Hausheer, op. cit., p. 40.

s2

Sobre este asunto refiriéndose a Berlin, Annan señala

que "[...] No le obsesionan los judíos

y el problema judio:

pero sus escritos muestran su tolerancia genuina y su asombrosa capacidad para interesarse imparcialmente en

hombres de todas las suertes y condiciones. Algunos sionistas desprecian y odian a los judios que se integran en

cit., pp. 193-199.

la cultura del país donde viven, pero no Berlin. "Berlin, se-

a7

Max Weber, 'Parlamento y Gobierno...", op. ci¡., p.

a8

lbid., p. 125.

guro de su calidad dejudio está convencido de la necesidad

ae

Roger Hausheer, op. cit, p.45

del Estado de Israel'l N. Annan, op. cít.,

BB.

p.34.


lsaiah Berlin y Max Weber. La defensa del pluralismo

su oposición a Inglaterra. Sin embargo, Berlin no vive una tensiÓn moral ante este conflicto personal. Refiriéndose a esta situación particular, Annan apunta que "como pluralista, no ve ninguna contradicción en tener cuatro o cinco lealtades".s3 En Io que se refiere a Weber, como ya se ha señalado, la preocupación por el nacionalismo y por el futuro de Alemania rebasa sus intereses meramente académicos y se sitúa en el ámbito de sus propias preocupaciones personales y politicas. Lo anterior se manifiesta evidentemente en el texto titulado "El Estado nación y la politica econó-

mientras el caso de Weber es el contrario. Al respecto valdria la pena recordar la propia definición de Berlin cuando cita al poeta griego Arquiloco: "Muchas

mica alemana", donde el autor toma una posición politica propia y sostiene que "el germanismo de las regiones orientales es algo que

sadores porque

cosas sabe la zorra, pero el erizo sabe una

sola

mente es posible extraer de estas palabras un significado que marca una de las diferencias más hondas entre escritores y pen-

[...] media un gran abismo entre quienes, por un lado relacionan todo con una úni-

debe ser defendido -incluso a costa de Ia política económica del Estado." Destaca el derecho de concebir la comunidad estatal como un es-

tado nacional

y concluye

y grande" y apunta que figurativa-

ca visión central, un sistema más o me-

su texto sobre el papel del Estado de Ia

nos congmente o consistente, en función

siguiente forma:

del cual comprenden, piensan y sienten

-

[...] No es el peso de los milenios de una historia gloriosa lo que hace envejecer a una gran nación. EIla permanecejoven si tiene la capacidad y el

un único principio organizador que por sÍ

coraje de seguir fiel a si misma y a los grandes instintos que Ie han sido

dicen-, y, por el otro, quienes persiguen

sólo da significado a todo Io que son y

clases dirigentes están en condiciones de elevarse a esa

muchos fines, a menudo inconexos y con-

atmósfera inflexible y serena que permite prosperar al sobrio trabajo de la

tradictorios, ligados si lo están o por una

politica alemana, pero que también está embeída de Ia severa grandiosidad

razón

del sentimiento nacional.5a

sonalidad intelectual y artística es de los

legados,

y si sus

de

facto [...] EI primer tipo de per-

erizos, el segundo, el de las zorras [...]55 Reflexiones finoles

En este trabaio se ha enfatizado desde un punto de vista un tanto unilateral las coincidencias presentes en la obra de Isaiah Berlin y de Max Weber. Para poder llevar a cabo esta comparación, sin duda se han dejado fuera muchas diferencias que también habría que tomar en consideración. Además de las señaladas en los párrafos iniciales de este texto, que están relacionadas con sus distintas situaciones históricas, habría que tomar en cuenta otros contrastes relacionados con sus respectivas perspectivas teóricas. Entre éstas vale la pena destacar el eje de la racionalidad que es una constante en la interpretación weberiana de la historia humana y que en muchos sentidos puede llegar a ser opuesta a las tesis de Berlin. Por otro lado, a pesar del interés que muestra Max Weber en el papel del indiüduo, considero que su preocupación predominantemente sociológica lo lleva a concentrarse más en Ias instituciones como

Mientras Berlin parece estar continuamente interesado por varias cosas y persiguiendo distintos fines y objetivos, Max Weber -sobre todo al ñnal de su vidase apega más a la noción de un sistema organizativo básico. En este sentido puede ser considerado como un erizo preocupado por el fundamento de Ia sociologia comprensiva y por el entendimiento de las realidades políticas y religiosas con base en la pregunta sobre la diversidad de de-

sarrollos entre Occidente y el Oriente y el carácter específico de la racionalidad occidental. De hecho, gran parte de sus

in-

obras sobre dominación política y sobre religiones se ocupa de tratar de dar luz en

telectual. En virtud de la pluralidad de temas de los que se ocupa, quizá

torno a esta "gran pre$unta" que parece

busqueda del fundamento de la propia disciplina'

A

estas distinciones habría que aunar el carácter de su producción

se podría afirmar que Berlin es mas bien lbid.. p.37. s Max Weber, "El

un "zorro" que un "erizo",

da un carácter "centrípeto" a sus ideas. Isaiah Berlin, EI erizo y la zorra, Mtchnik Editores, España, 1982, pp. 39-40. 55

s3

Estado Nacional y la Política Económica Alemana", en Escritos políticos, op. cit.' p.29.


Gina ZabludovskY

que Sin embargo, pese a estas diferencias, considero acIa de sus afinidades en relación a la interpretación

ción humana orientada por una pluralidad de valores que elegir' inconmensurables frente a las cuales se tiene coloca a los dos autores dentro de un eje interpretativo

común que realza la libertad y el compromiso indivipersdual como fundamentos del cambio social' Estas al pectivas, aunadas a su rechazo al monismo causal'

determinismo histórico y a la brillantez con la que desarrollan sus argumentos, me lleva a afirmar -con base en la recuperación de "grandeza" humana de Berlinque se trata de dos "grandes de nuestro siglo"' Espero que este trabajo haya contribuido a dilucidar su respectiva dimensión y a dar algunas pistas para explicar el porqué -como 1o mencioné al principio- son dos antido

gmáticos Por excelencia.

poritica contemporánea "Homenaje a Isaiah Berlin" de ponencia presentada en er ll Coroquio Internacional de Filosofía del 2000' de septiembre y 29 políticas de la BUAP, realizado 1os dias 27, 28

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1a

Maestria en Ciencias


Publicación de la Maestría en Ciencias Políticas de la BUAP


La felicidad ensarta agujas atroces Alfredo Espinosa

LA FELICIDAD ensarta agujas atroces en la carne anestesiada del que ama' Pero el amor dura 1o que Ia noche' Todo Io demás es naufragio. Las negras aves confunden las brujulas del pensamiento. En la ardua travesía del insomnio recuerdas la turbulencia de la sangre, la carne de la luna entre tus manos'

Al resplandor

de

tu ausencia lo cruzan

crispados perros, sombras desolladas'

Miras sin trabajar, nublas el tiempo' Suspiras y cae un Pájaro muerto' Quieres un trago

y pides un cuchiilo'

Sobre la frágil rama del deseo el pájaro negro del nunca jamás.


FRACTALES

Artitudes de los ciudadanos hacia la demorraria U la virtoria de Fox En el ZBDD

Roderic Ai Camp The political socialization produced within Mexicans by the perception of democracy, partly due to the erosion offear to changes and partly due to the seduction ofVicente Fox, transformed voters'behavior and attitudes

during the last federai elections, on July 2th,2OOO. To understand the electoral process that threw the pRI from identiff the fundamental actors, as much as the sense of their future participation in electoral

Los Pinos and to processes, is the

political culture issue developed by Roderic Ai Camp in this essay. Caja negra celebrates this

unpublished essay of the American author.

éxico fue testigo de un extraordinario cambio político el 2 de julio del 2000. A su manera, puede ser descrito con precisión como una revolución, porque su alcance va más allá de una simple transformación electoral: ha modificado la actitud de los ciudadanos hacia la democracia, el escenario político general y los procesos y comportamientos políticos de los próximos años. La victoria de Fox implica cambios mucho más profundos que los que planteaba el candidato. Durante la última década se sentaron firmemente las bases para estos cambios en la política mexicana. Sin embargo,las encuestas dejan en claro, con información bastante reciente, que el proceso electoral por sí mismo es tan importante para formar creencias democráticas como éstas lo son para lograr elecciones justas y competitivas.l Cada una de las elecciones presidenciales desde 1988 contribuyeron significativamente a modificar el proceso de las contiendas electorales hasta llegar al 2 de julio del2000. Durante esos 12 años,los votantes mexicanos comenzaron a cambiar sus percepciones del proceso electoral y, sobre todo, de Ia democracia. Esas influencias fueron especialmente fuertes en los niños, quienes fueron socializados desde múltiples direcciones en este ambiente plural.2 Las percepciones del elector tuvieron una extraña química que produjo la victoria de la oposición en el2000. Los cambios que llevaron a ese resultado sugieren 1o complejas que también pudieran ser las actitudes democráticas mexicanas en el futuro.

I

El autor quiere dar a conocer el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias (SES-9905703) y del periódico Refoma.Parte de Ia información de este ensayo fue obtenida del "Panel de Estudios México 2000", cuyos participantes incluyen a Miguet Basañez, Roderic Ai Camp, Wayne Cornelius, Jorge Dominguez, Federico Estevez, Joseph Klesne¡ Chapell Lawson, Beat¡iz Magaloni, James McCann, Alejandro Moreno, pablo Parás y Alejandro Poire. 2

Refoma aplicó una fascinante encuesta a 506 niños entre 9 y 16 años, del 7 al l7 de abril del 2000. Se encontró que los niños mexicanos, en comparación con los adultos, apoyan más a la democracia y a los pdncipios democráticos, incluyendo: "tu voto cuenta" con B1 por ciento de aceptación; "la democracia es el mejor sistema" con un 60 por ciento a favor; "México es una democracia" con el 60 por ciento, y "la democracia es algo bueno" con el 75010. Véase "Quieren votar cuando sean mayores de edad", reforma.com.mx\encuestas, 5 de mayo, 2ooo.


Roderic Ai CamP

político mexicano con base en enEste ensayo explora en forma breve el escenario contradictorias actitudes hacia la decuestas recientes, describe las relevantes y a veces la victoria de Fox en el 2000 y' en mocracia de los votantes y registra su impacto en en las actitudes Para concegeneral, en la futura participación política. Estos cambios participación' son aJ:tatizabir a la democracia y traducir las creencias democráticas en póst-inaugural de Fox y en términos dos en términos de su probable efecto en el periodo democrática de las mayorías' del significado de ia presidencia de Fox puriluparticipación áQué hizo posible la victoria de Fox? cambió radicalmente de 1988 al El amplio contexto del panorama electoral mexicano el hecho de que la oposición ha pasado de 2000. El cambio político más importante es y visible protagonismo' En otras un nivel marginal en la política mexicana a un mayor a ejercer una influencia palabras, los partidos políticos distintos al PRI comenzaron a las de las ramas judicial y ejecutiva real en todas las instituciones políticas diferentes en términos políticos como simbólinacionales, y este impacto puede ser medido tanto ser más significativo Por su valor cos. Lo que ocurri ó-el2ae i,rtio del2000 pudiera en los niveles locales' estatasimbólico que PoI sus actuales contribuciones legislativas les Ylacionales Acción Nacional de otros partidos políiicos, particularmente el Partido puede observar en las ci(PAN) y el Partid.o de la,Revolución Democrática (PRD), se instituciones políticas' En 1994' 6 fras comparativas que miden su control sobre las oposición conjuntamente controlaban años antes de Ia victoria de Fox,los partidos de México,40 por ciento de los asientos en la el1.L por ciento de los gobiernos estatales de del Senado'3 En ¡unio del 2000' Cámara de Diputad osy 26por ciento de las posiciones de oposición controlaban el 34por unas semanas antes de las elecciones,los partidos para diputados y 4l pot ciento de las gubernatu tas,52por ciento de las posiciones un fuerte incremento cuantitativo en ciento de las del senado. Estas cifras representan de Zedillo' Más aún' las cila populai.idad de la oposición durante la administración de inmediato el efecto cualitativo fras son engañosas enll sentid.o de que no reflejan del control político de la oposición' la oposición justo antes de la La presencia pragmática y simbólica del liderazgo de el hecho de que, aunque a nivel estaelección presidencial puede ser comprobada por a nivel1ocal, a través de ciudades tal la oposición gobeáaba un tercioáe la población, de México'a El compley puebios, ,, gobi"rr,o se extendió a la mitad de la población que la oposición controlaba sólo mento económico de esto consiste en que, a pesar de con el48 por dichas entidades, incluyendo al Distrito Federal, contribuían 1L estados,

ciento del Producto Intemo Bruto de México's gobemaban el 3 por ciento de la población' los partidos de oposición a nivel municipal Las cifras históricas son aún más notables. En l9gg, "un estudio de un consejero electoral revela véase años' 10 un incremento'tl" ,r r."", En 1gg8, este dáto se incrementó a un 50 por ciento, ",22 de noviembre' 1999' Ú\^rwlucatan'com'mx' de Yucatdn' Diario a 1998", 1988 que los rivales del PRI han crecido i5 veces de p.1 36. Economic Situotion in Me¡ico, abfj|, 1999, { Información específica disponible en municipios y en congresos locales. Véase Rezieu oJ the

3

5EstosdatossemuestranenReviewoJtheEconomicsituationinMexíco'mano'2ooo'p'126'


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la victoria de Fox en el 2O00

Las experiencias ciudadanas de base se convirtieron en un ingrediente crucial para determinar las actitudes mexicanas hacia la oposición, el cambio y Ia existencia de la democracia y sus beneficios. En otras palabras, si la mayoría de los mexicanos percibían sus experiencias bajo la alternancia del poder como positivas (lo que no significa que todos los mexicanos consideraran al gobiemo de la oposición como exitoso o positivo), esas experiencias pudieron traducirse en un clima más propicio para la experimentación y el cambio democráticos. Esto es particularmentg notable en el caso mexicano, porque un elevado porcentaje de mexicanos en las pasadas elecciones presidenciales, incluso justo antes de la elección presidencial del 2000, se mantenía temeroso de ensayar algo diferente -específicamente, un nuevo partido en la Presidencia.6 El control de la oposición en los niveles locales y estatales generó consecuencias políticas directamente atribuibles a su liderazgo. Un resumen de la incidencia de los partidos de oposición en la rama legislativa nacional se puede observar en el éxito de las iniciativas del PRI en comparación con todos los demás partidos juntos. Las sesiones legislativas de 1997-2000 aprobaron el 89 por ciento de las iniciativas de la rama ejecutiva controlada por el PRI,lo cual sugiere el dominio excesivo del partido en el poder sobre la legislación nacional.T En contraste, sólo entre un L2 y 17 por ciento de las iniciativas de ley de todos los demás partidos se aprobaron.s De todos modos, cabe señalar que el volumen de iniciativas del Poder Ejecutivo disminuyó durante este periodo en comparación con el de sesiones iegislativas anteriores. El otro gran cambio contextual, producto de la influencia de los partidos de oposición en el Poder Legislativo nacional, fue una modificación significativa en las estructuras instifucionales, específicamente aquellas instituciones responsables del proceso electoral nacional. Como consecuencia de la reforma electoral de 1996, impulsada a través de la presión de los partidos de oposición, México puso la mayor parte de las funciones electorales importantes en las manos del lnstituto Federal Electoral (IFE), encabezado por el prestigiado consejero independiente Iosé Woldenberg. De las muchas funciones asignadas alIFE,las más importantes eran las siguientes: o La autoridad para seleccionar a los participantes en las contiendas electorales (esto es, diseñar el sistema de partidos) . El poder de asignar las reglas electorales (1o cual establece el sistema de representación) o La responsabilidad de contar los votos (lo cual determina los resultados acfuales) o La tarea de validar los resultados de la elección (y de este modo otorgar la legitimidad de los ganadores).e

6

Vicente Fox, por su propia cuenta, estaba al tanto de cómo el PRI había usado el temor ciudadano por el cambio para convencerlos de votar a

su favor. Véanse sus comentarios en un discurso de campaña en "Fox alerta sobre el peligro del 'voto del miedo"',

Diaio

de Yucatdn, 13 de di-

ciembre, 1999, www.)rucatan.com.mx. 7

Alonso Lujambio, "Adiós a la excepcionalidad, régimen presidencial y gobiemo dividido en Mexic o-, Este país, febrero, 2oOO, p. I 5. En su ensayo, Jeffrey Weldom divide esta información en iniciativas de los partidos y del Congreso vs. iniciativas del Ejecutivo para las sesiones legislativas d€ 1988 a 1999. Véase su "Executive-Legislative Relations in Mexico in the 1990's" contenido en la compilación de Keün Middlebrook, DilemmasoJChangeinMuicanPolilics(LaJoya:Cent¡oUCSDforMexico-U.S.Relations,2OOl). 8

e

María Amparo Casar, "Mexico's 2000 Presidential Election", Enfoque (Otoño-Invierno,

2OOO),

l-2, p.

16.


Roderic

Ai

Camp

Además de la profundidad del control de la oposición y el establecimiento de un instituto electoral autónomo, la configuración de ios actores políticos mexicanos resultaba diferente. En términos de los partidos políticos, hace 12 años el PRD ni siquiera existía. La presencia de tres partidos políticos fuertes, dos de ellos radicalmente opuestos al partido en el poder, le dio color al paisaje electoral. Más aún, 11 partidos políticos participaron en la elección del2000, la mayoría de los cuales formó alianza con los dos principales partidos de la oposición, PAN y PRD. Esas alianzas fueron importantes para el éxito electoral de la oposición y generaron cambios relevantes en las leyes de financiamiento de camPañas.1o La disponibilidad de fondos públicos ayudó a nivelar, por primera vez en la historia electoral mexicana, el campo financiero de los tres principales partidos políticos.11 La actuación de cada partido en las elecciones de 1.997 para el Congreso determinó Ia distribución del financiamiento público.12 Por ejemplo, a Pesar de que el PRI obtuvo un 40 por ciento de los votos en esa elección, la mayoría relativa, únicamente recibió Alianza por el $52,000,000, $4,000,000 menos que la Alianza por México del PRD. La Cambio, con Fox como su candidato, recibió casi los mismos fondos que el PRI, no obstante que el PAN logró sólo el 27 por ciento de los votos enL997.13 La otra condición que contribuyó fuertemente para una creciente percepción de un campo de juego democrático fue el hecho de que los dos principales candidatos, Labastida y Fox, fueran ubicados en un empate durante las últimas semanas de la carrera presidencial.la Las encuestas de opinión pública en México se han convertido en un actor fresco en el proceso político. A pesar de tantos años de fraude electoral y de la creencia de muchos mexicanos, incluso en el2000, de que las elecciones no serían limpias, los resultados de encuestas de salida prestigiadas demostraron la actual fuerza de los candidatos de oposición. ElPAN, eI PRD y los medios de comunicación desde 1.994 ulllizaron los resultados de las encuestas como punto de referencia para las predicciones electorales, y dificultaron, así, que eI PRI hiciera fraude.ls Por lo tanto,los votantes sabían en la última semana de junio que un competitivo Panorama electoral generaba la oportunidad de que un candidato opositor triunfara, en especial desde que Labastida, de motu proprio, admitió abiertamente a principios de la campaña que podía perder. oposición importante señalar, de cualquier manera, como el ensayo de Kathleen Bruhn lo argumenta, que el gran número de partidos de grandes' partidos más para los dos de tránsacción a los costos inicialmente debilitó a la oposición debido I También es verdad que la gran equidad en la cobertura por televisión fue alcanzada como un resultado indirecto de las refomas electorales. r2 Una comparación histórica del financiamiento público de 1994 al 2000 está disponible en "En busca de la equidad, financiamiento público a ro Es

panidos políricos," E5¡e pais.mazo.2000. pp. l2-16. rr José Antonio Crespo explica cómo ocurrió este patrón en su Raisirg the Bar, The Nefi Getleratioil oJ Electoral Reforns in Me¡íco, CSIS Policy Papers on the Americas, maIzo, 2000, especialmente pp. l6 y 17. ra Sam Dillon. "polls Show Virtual Tie in the Crucial Presidential Race in Mexico," New York Tímes,24 dejunio, 2000, www.nltimes.com. desde enero del Conforme a encuestas telelónicas realizadas por Refomru, Fox estaba, de hecho, B-10 puntos porcentuales delante de Labastida y bien educados. Como quiera que sea, 2000. Esto no fue publicado porque se trataba de un poco representativo grupo de encuestados urbanos que determinaron el aquellos fueron los votantes, de acuerdo a las encuestas de salida, que participaron en número más grande, de tal forma resultado del 2 dejulio. Comunicación penonal de Alejandro Moreno, 6 dejulio' 2000' r5 El papel de los medios de comunicación como un actor crucial en el periodo 1994-2OOO, con base en entrevistas personales con muchos de publicado, 2000 También véase los encuestadores, está muy bien desarrollado en "Public Opinion Research in Mexico" de Miguel Basañez, no Publíc Opiníon and Polítícal Denocracy, Pollíng subyacentes, temas de estos comprensivo for para tratamiento un que compilé el libro Liberalisn

in

Me¡ico, Roderic Ai Camp, ed., (Wilmington: Scholarly Resources, 1996)'


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la victoria de Fox en el 2000

Finalmente, otra condición contextual importante se estableció por sí misma como un componente de la cultura del voto y no exclusivarnente como un patrón ideológico de la sociedad. No contamos con las herramientas para determinar cuándo comenzó este cambio ideológico, pero se volvió claro a finales de los noventa que los mexicanos empezaron a ubicarse ellos mismos en la derecha del espectro político. Una encuesta reveló que en una escala de 10 puntos de derecha a izquierda,la gran mayoría de los mexicanos, 57 por ciento, se consideraban ellos mismos de derecha en comparación con sólo el 20 por ciento que se consideraba de izquierda.l6 Esta variable ideológica de extrema importancia sugiere que los únicos partidos en México que fácilmente pueden atraer al votante típico son los partidos percibidos como de centro-derecha o de derecha. Lo que es igualmente fascinante acerca de esta auto-identificación es que eI PRI ha reemplazado al PAN, visto tradicionalmente como una organización conservadora y católica, como el partido de derecha.lT Como 1o demostró una encuesta de salida del Reforma, ias preferencias ideológicas fueron traducidas a las opciones actuales de candidatos. Fox recibió más votos que Labastida de todas menos de una categoría ideológica auto-identificada, pero obtuvo el mayor apoyo,59 por ciento, de los votantes de centro-derecha. Labastida, por el otro lado, tuvo mayor fuerza con los electores de derecha, de quienes obtuvo el57 por ciento de los votos comparado con só1o el30 por ciento para Fox.18

l6 Basado en un proyecto multinacional dirigido por el autor, apoyado por la Fundación Hewlett, "Democracy Through Latin American Lenses':

EI sondeo se }levó a cabo en-iulio de 1998, con l,2OO mexicanos seleccionados al azar en una encuesta nacional con un margen de error de +/3ol0. Los resultados están disponibles en un CD-ROM en Roderic Ai Camp, ed,., Citizen Views of Democracy in Latin Anerica [Pittsburgh: Universi§ of Pittsburgh Press, 20o0). 17 Cuando se pidió que ubicaran a los partidos en la misma escala de derecha-izquierda, 67 por ciento de los encuestados ubicó al PRI como el partido más derechista mientras que sólo el 49 por ciento consideró al PAN en esa categorÍa. Estos infomes apoyan el enfoque, registrado en "Why Cárdenas Won" de Chapell Lawson, que el espectro izquierda-derecha es una consecuencia de las actitudes hacia el régimen existente,

por ejemplo, que el sfarús quo es equivalente al conservadurismo extremo. Esto significa que los votantes no están juzgando a los partidos con base en sus platafomas socioeconómicas y, po¡ lo tanto, este criterio no tiene el mismo nivel de significación. l8 En su análisis de este fenómeno, Chapell Lawson ha encontrado que las ideologias auto-identiñcadas se correlacionan más fuertemente con actitudes hacia el PRD, y que Ios encuestados con menor preparación académica confunden el estar en Ia derecha con lo correcto (derecha vs. Derecho). Véase su "Why Cárdenas Wo n" en Towards Muíco's DeflocÍatízaton (Londres: Routledge,1999), pp. 154- 155 de L Domínguez y Ale-

jandro Poiré. Para mayor información sobre el tema, véase "Encuesta nacional sobre el votante mexicano," de Ulises Belfrán, Política y Gobierno, 4, núm. 2 (1997), anexo. Catorce por ciento de los encuestados se identificaron ellos mismos como de izquierda, pero 28 por ciento de simpatizantes del PRI también lo hicieron en una encuesta dejulio de 1999.


Roderic

Ai

CamP

La democraciay el vltante mexicanl en lls nlventa

volvía más democrático y competitivo en los del cada vez más noventa, los analistas fueron capaces de identificar las características al comportamiento del sofisticado votante mexicano. Estas características, traducidas del nuevo escenario democráelector, interactuaron con y en parte fueron un producto y para hacer tico que se estaba fraguando.le La dificultad para itzgar su importancia radica en el hecho de comparaciones con el comportamiento de cualquier otro votante político responsable' no que un verdadero elector que pudiera sostener un liderazgo el candidato de una surgió sino hasta después de 1-988 cuando Cuauhtémoc Cárdenas, desempeño frente a .ouii.ió.r, sorprendiia la mayoría de los observadores con su gran Carlos salinas de Gortari, a pesar del fraude extendido. más influyente en Antes de la elección presidencial del 2OO0,lavariable agregada la evaluación indideterminar los resultados electorales fue ei estado de la economíay resultado definividual de la propia situación económica, una variable que produjo un a otra' tivo en las elecciones de congreso en 1997. Stt impacto varía de una elección asociados con el Pero los patrimonios económicos en declive no siempre estuvieron de dificultades ecocambio en la intención del voto y muchos mexicanos en tiempos nómicas se abstuvieron en vez devotar por eI PAN o eI PRD' Como una El panorama económico en julio del2000 difería de aquél de1994o1997' la economía mexiconsecuencia de las políticas macroeconómicas de Ernesto Zedillo' mexicanos no eran los cana mejoró de un modo permanente. Es evidente que muchos perspectivas globeneficiarios directos de Lsus políticas gubernamentales, pero Sus eran más positibales de las condiciones económicas tanto generales como personales su percepción del vas en el2000 que en cualquier otro periodo anterior.2o De hecho, de aprobación de su trabajo del presidente Zedillo era favorable con un 56 por ciento Ambas percepciones presidencia comparado con un 23 por ciento que la desaprobaba. áebieron haber ayudado a Labastida en las encuestas' cuando los La interrelación entre democracia y desempeño económico es relativa del Reformapaciudadanos identifican sus expectativas democráticas. En una encuesta mexicanos que los trocinada por la Fundación Hewlett en octubre de1999, aplicada a a la Presiparticiparon en la elección primaria del PRI para seleccionar su candidato econóáencia, el36 por ciento espelaba de la democracia un Progreso o mejoramiento un 15 por ciento mico, seguidá de un 15 por ciento que esperaba el imperio de la ley y llevademocracia que esperaba igualdad. Si un tercio de los votantes esperaba que la qué esta PerceP.?u u * mejoramiento en sus situaciones económicas personales, ¿por ción no ayudó a Labastida?

A medida qr" át escenario electoral

se

un contexto cambiante, véase Alqiandro Moreno y Keith Yanner' ponencia presentada en la National Latin Ame¡ican Studies Election", preference Presidential 1994 Mexico's in "predictors ofVoter Association, Washington D.C., septiembre' 1995' "Public opinion Prior to the July 2 Elections"' 20 para una comparación de situaciones económicas personales de 1994 a mayo del 2ooo, véase signo de optimismo surgió en las perque un importante concluye articulo Reuíew ofthe Economíc Situationin Merico,junio, 2ooo,p.247.EI en una encuesta de Banamex de 2'4oo encuestados con personales. Basada económicas situaciones de las acerca cepciones de los ciudadanos un margen de error de +l-4o1o,26 de abril-4 de mayo del 2000' re para algunas comparaciones valiosas que ubican estas caracteristicas en


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la victoria de Fox en el 2000

La situación económica mexicana resultó ser una variable relativamente neutral. La explicación consiste en que, a diferencia de las elecciones presidenciales de 1,994,\os electores sorpresivamente casi no hicieron distinción entre las habilidades de los principales candidatos para implementar diferentes políticas económicas. En contraste, en la contienda entre Ernesto Zedillo y Diego Fernández de Cevallos,los dos principales candidatos en1994, Zedillo obtuvo una mucho mejor calificación. Las percepciones de los votantes sobre la limpieza del proceso electoral en sí mismo, a Pesar de que estuvo mejorando constantemente durante la última década, no cambiaron drásticamente entre 1994 y 2000. Uno de cada tres electores continuaba expresando Poca o nula confianza en la transparencia de la contienda electoral poco antes de las elecciones de julio del2000. Tál y como 1o han demostrado ]ames McCann y Jorge Domínguez, "rrrierttras mayor sea la expectativa de que va a haber fraude, menor será el entusiasmo por votar."2r Contra todos los pronósticos, la participación de los electores/ con un razonablemente alto 64por ciento, no fue masiva como 6 años antes, cuando eI PAN o el PRD no tenían ninguna oportunidad de ganar.22 Sin embargo, en los distritos donde Alianza por el Cambio obtuvo más del50 por ciento de los votos,la concurrencia fue mayor que el promedio.23 El hecho de que los candidatos por sí mismos no generaran muchos adeptos explica labaja asistencia. Específicamente, Labastida no tuvo la oportunidad de movilizar a los votantes tradicionales dei PRI. En otras palabras, gracias a que la mayor parte de los electores no podían distinguir claramente entre las cualidades morales y las habili dades administrativas de los dos principales candidatos, y a que las condiciones económicas se mantuvieron aparentemente favorables, no hubo un estímulo inmediato que impulsara a la mayoría de ios votantes a la participación electoral. De hecho, el 71 por ciento expresó poco o ningún interés en las campañas políticas en febrero del 2000. El dato de que muchos mexicanos permanezcan desinteresados en Ia política refuerza una concreta falta de interés por la elección presidencial.2a Su nivel de interés sugiere que salvo un suceso significativo que les concierna, Ia asistencia de votantes nunca será masiva. Una de las características más sugerentes de los electores mexicanos revelada por las encuestas es su fuente de información potítiqa. La mayoría de los ciudadanos reciben la información política a través de la televisión, específicamente los noticieros y la publicidad de las campañas. Durante la competencia, el84 por ciento de los votantes vieron noticieros televisivos y dos terceras partes vieron estos noticieros al menos 4 ve2r James McCann y Jorge Dominguez, "Mexicans React to Electoral Fraud and Political Corruption: an Assessment ofPublic Opinion and Voting Behavior", Electoral Studies, 17, núm. 4, 1998, p. 499. También véase el ensayo de Joseph Klesner y Chapell Lawson en este volumen. Nota del traductor: el volumen al que hace refe¡encia Roderic Ai Camp aparecerá próximamente. 22

Por ejemplo, José Woldenberg, presidente del Instituto Federal Electoral, con base en el número de candidatos y la intensa competencia en Ia canera presidencial, pronosticó una concurrida asistencia de ce¡ca de 59 millones de votantes registrados. Diario de Yucatdn, mayo,19, 2OOO,

wwyucatan.com.mx 2r Véase Joseph Klesnery Chapell Lawson "Adiós to the PRI, VoterTumout in Mexico's Political Transition", Meican Srudies (próxima aparición, 2001), p. 2. 2a

Basado en el "Panel de Estudios México 2ooo, Primera 01a", conducido por el Refoma durante febrero 1B-26, 2000, con 2,397 encuestados a nivel nacional. Esta encuesta tiene un margen de error de +/-2010. Este patrón ha sido constante. En el sondeo Latinobarómetro de México, el 680/0 expresó Ia misma Falta de interés político como fue reportado en Este país, mayo, 1999, p. 43.


Roderic

Ai Camp

por semana.2s La mayoría de los mexicanos creía que Francisco Labastida recibía mayor cobeltura en televisión, pero en un momento determinado de la camPaña, un mismo número, la mitad, vio anuncios de ambos, Fox y Labastida' El impacto de cualitativo en el elector, como fuere, no correspondió a la equilibrada exposición publicidad política entre los ciudadanos.26 Cualitativamente hablando,la propaganda uno de de Fox alcanzóun mayor impacto medido Por el hecho de que por lo menos (Ya, ya, ya/ ya es cad.a 2 votantes podía asociar su nombre con su lema de campaña eI hora del cambio). En contrap artida, sólo e1 38 por ciento identificaba correctamente Labastida lema de Labastida (Que el poder sirva a la gente) a Pesar de que el mismo ces, o más,

era ligeramente más conocido que Fox'

Ia recepResulta imposible comprobar una vinculación empírica específica entre por el ción en los electores del mensaje del cambio de la camp aña y el voto efectivo ayudó a anicambio. Pero parece razonable argumentar que ia mercadotecnia de Fox legitimimar la contienda electoral al ofrecer mucha mayol visibilidad y seguramente clara dad al concepto del cambio. El candidato estaba capitalizando y reforzando una preevolución en las actitudes de los votantes desde 1980. De acuerdo a los resultados liminares de la Encuesta Mundial de Valores 2000, aquellos que favorecían el cambio moderado declinaron significativamente de un 68 por ciento, en 1980, a sólo un 50 por ciento en el 2000.27 EI Dallas Morning News fue el primer medio, usando las encuestas, en notar la mojunio, dificación significativa de actitud de los ciudadanos hacia el cambio. El 21 de justo diez días antes de la elección, el diario reportó que el43 por ciento de los encuestados indicaron que nunca votarían por el PR! en comparación con solamente el 30 por ciento que tomó esa postura en diciemb te de 1999 . Más aún, el 72 por ciento admiiiO qr" apoyaría un "cambio radical" para reformar el proceso político en contraste el con sólo el50 por ciento, seis meses antes.28 El hecho de que los votantes calificaran cambio como la razónmás importante para votar en la elección para presidente está incuestionablemente ligado al voto por Fox, puesto que la mitad del total de los electoFox res, por lo menos en un nivel superficial, asociaron su candidatura con tal objetivo. su coaliayud.ó a este proceso de asociación al ponerle el nombre Alianzapor el Cambio a .ió.r d" partidos y así ligar explícitamente su lema con la identificación de su partido. EL pRI no tuvo tanto éxito como eI PAN en transmitir su mensaje de campaña a través de ta publicidad. Pero el PRI, confiando en la fuerza de sus bases tradicionales y en su ampliá núcleo de militantes, voluntarios y miembros distinguidos y afiliados, usó sus habilidades para construir redes de trabajo a fin de tener un contacto personal con los votantes. Las encuestas claramente revelan que la gente recibió el doble de anuny TV Azteca estaba manipulada a favor de Labastida' La mayor parte de los estudios encontraron que la cobertura de noticias de Televisa "Mexican Election Monitor 2000",junio, 2000' de Latinoamérica, Office para evaluaciones durante primavera, véase el Washington 25

Institute of Latin America Studies' Miguel Basáñez, "Rise and Reliability of Opinion Polling in Mexico", ponencia presentada en el que Labastida recibía mayor cobertura' por respondieron MoRI entrevistados University ofTexas, abril 7, 2ooo. Setenta y un por ciento de los 27 Federico Reyes Heroles, "La cultura politica mexicana", Diarío de Yucatdn, mayo,23' 2OOO, wvw sureste'com'mx' 28 Estos resultados fueron reportados en "Cada vez más fuerte el clamor por el cambio", Díatio de Yucatdn' junio,23' 2000' 26

\ffw.sureste.com.mx


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la victoria de Fox en el 2000

cios partidistas o cartas del PRI comparado con el PAN y, más importante, eI PRI tuvo el doble de representantes que el PAN en las visitas a los electores potenciales en una semana dada anterior a las encuestas.

Vicente Fox fue capaz de vencer al voto duro del PRI medido a través de sus propios autodenominados partidarios. A principios de campaña, el37 por ciento de los posibles votantes se consideraron a sí mismos como priistas contra únicamente el21 por ciento como panistas.2e En julio, los priistas habían disminuido a un 33 por ciento y los panistas habían aumentado a un 27 por ciento.3o En 1994, sólo el 23 por ciento de los votantes se consideraban partidarios del PRI, comparado con el 1,9 por ciento de partidarios de PAN. Estos datos revelan que si Labastida hubiera preservado a los seguidores de su partido (recibió el apoyo del37 por ciento del total de votantes en la reciente elección), solamente tenía que persuadir a un reducido número de electores independientes para unir sus índices y así ubicarse por arriba del40 por ciento. Aquí es donde falló. Labastida retuvo a su electorado más arraigado, pero atrajo a pocos nuevos votantes. Fox, por otro lado, duplicó el apoyo que tenía de los partidarios del PAN, un logro verdaderamente notable. Con los electores independientes, Fox reunió el56 por ciento de sus votos.31 La lealtad hacia el partido, como una variable explicativa en la carrera presidencial del año 2000, se mantuvo de manera significativa para Labastida, mas no para Fox. De las razones que los votantes dieron para apoyar a sus candidatos, la lealtad al partido se ubicó en el sexto lugar en nivel de importancia, una explicación dada únicamente por un minúsculo 5 por ciento de los electores. De los mexicanos que dieron esta explicación para su opción presidencial (en una pregunta abierta), Labastida ganó ei 79 por ciento de su apoyo (Véase Tabla 2). La interacción entre la lealtad al partido y la simpatía personal del candidato claramente aparece en la Tabla 1. De hecho, una relación inversa existe entre el partido y el candidato cuando comparamos a Labastida con Fox. El PRI fue crucial para la suerte de Labastida, fortaleciendo su figura como candidato, puesto que la mitad de los electores que señalaron al partido como larazón de votar, le apostaron a Labastida. En contraposición, Fox fue mucho más fuerte que el PAN. De los mexicanos que optaron por un candidato más que por un partido, poco más de la mitad optó por Vicente Fox.

Cambio, democracia! vot(ry por Fox ¿Quiénes fueron los mexicanos que votaron por Vicente Fox y qué papel desempeñaron el cambio y la democracia en este proceso? La variable fundamental en esta elección aparece cuando los electores tienen la oportunidad de expresar las razones por las

cuales votaron por sus respectivos candidatos. En una encuesta rcalizada por Reforma después de la elección se revela la singularidad de la competencia presidencial del año 2000. 2e

"Panel de Estudios México 2000, Primera 01a", muestra nacional aleatoria de 2,399 mexicanos, febrero 19-20 y 26-27,2ooo.

30

Al final, el 37 por ciento

de Ios votantes cambiaron su preferencia: 1/3 a otro partido, 1/3 de la independencia a un partido

tido a la independencia. "Abandona al PRI uno de cada tres", Re/ornra,julio 29,2ooo. 3r "La perinola sigue girando", Rdorma, julio, 29, 2ooo, encuesta a 3,283 votantes del 2

de

julio.

y

1/3 de un par-


Roderic Ai Camp

Thbla

1

Atracción del Partido y Candidato entre los Votantes Mexicanos en el 2000 Razón para votar

.

(a) Partido (b)

(porcentajes)

PRI

PAN

PRD

Otros

Por el candidato

28

52

17

J

Por el partido

50

35

13

J

Por ambos

39

36

22

J

(a) Únicamente se le ofrecieron tres opciones a los encuestados.

(b) Los nombres de los pafidos incluyen sus amplias coaliciones.

Los datos de la Tabla 2 establecen la apabullante influencia del cambio.32 El hecho de que tantos votantes mexicanos se identificar¿rn con el cambio y que la democracia les permitiera elegir esta opción, fue 1o que produjo la victoria de Fox. Los mexicanos no estaban votando por Fox, no estaban votando por el PAN y no estaban votando por asuntos políticos sustanciales; estaban votando por el cambio, conceptualizado pragmáticamente como la alternancia en el poder, reemplazando a los políticos que 10 ocupaban y al partido que ellos representaban con algo diferente.

Thbla 2 ¿Por qué los electores mexicanos votaton para presidente en el 2000? Razones para votar

Fox

Labastida

C¿írdenas

Otros

Todos

El cambio

66

15

18

1

43

Sus propuestas

5/

42

L7

4

22

EI candidato

28

50

18

4

9

Por costumbre

12

82

5

1

7

Otra

34

43

22

2

6

8

79

12

1

5

Menos malo

5/

40

20

J

4

Por obligación

31

56

13

0

2

No sabe

27

55

t4

J

2

Lealtad al partido

32

Por candidato (porcentajes)

Review of the Economic Situation in Meilco, julio 2000, p. 266. Basado en una encuesta poselectoral hecha por Re/ona¿. Información no proporcionada en cuanto a la muestra o margen de error.


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la üctoria de Fox en el 20O0

,, , Dos piezas informativas destacan de manera notable. Primero, eI98 por ciento de ,los electores sabían por qué estaban votando y el 43 por ciento de ellos seleccionó el

cambio, ei doble del porcentaje de la segunda razón más mencionada. Dos tercios de aquellos votantes que eligieron el cambio le apostaron a Fox. De las ocho posibles razones dadas para votar es la única categoría en que ambos, PAN y PRD, se clasificaron por encima del PRI. Segundo, de todas las razones que los votantes dieron para elegir a sus candidatos, Labastida ganó ei apoyo de los votantes en siete de ocho categorías, superando a Fox en sus propuestas con un 42por ciento frente aun37 por ciento. Desgraciadamente para Labastida, únicamente el22 por ciento de los votantes seleccionó a su candidato basado en sus ideas.33 ¿Cómo fue que las variables tradicionales se volvieron menos influyentes en esta elección y el cambio se volvió un rasgo tan dominante en eI escenario electoral? Como se sugirió anteriormente, 1o que más influyó en esta elección fue la erosión del así llamado "factor del miedo". La creencia fuertemente arraigada en una amplia minoría de votantes potenciales, por la cual los mexicanos preferían irse mejor con lo ya conocido que con el riesgo del cambio, siempre ha jugado un papel relevante en las elecciones. En el2000, cerca de un tercio de los votantes mexicanos prefirieron irse con lo que ya conocían er.vez de una alternativa que potencialmente era mejor, pero implicaba riesgos. El PRI usualmente capitalizó este miedo subyacente planteando que un voto por la oposición era equivalente a un voto por la violencia política. Los priistas fueron particularmente efectivos al manejar este tema cuando Cuauhtémoc Cárdenas era el principal candidato de la oposición en 1988. Los partidos opositores recibieron ayuda de un aliado inusual para mitigar este miedo. La Iglesia católica jugó un papel muy importante en conducir el proceso político mexicano hacia la democracia. Desde finales de los ochenta, en cientos de sermones, declaraciones públicas y cartas diocesanas, impulsó a los laicos para participar en las contiendas electorales, incluso argumentando que votar es una obligación cristiana.3a Los jerarcas católicos estaban totalmente conscientes del "factor del miedo" y tomaron en cuenta este tema en sus declaraciones públicas, sumándose a los puntos de vista de los periodistas independientes y a las propias voces de los principales candidatos de oposición.3s De hecho, en una conferencia nacional organizada por la Arquidiócesis de Guadalajara, uno de los centros más influyentes del catolicismo en el país,

33

En 1994, en la encuesta de Belden

Et

Russonello, el 54 por ciento preferia mantener al PRI

y seguir con los

avances actuales, mientras que

sólo un 36 por ciento quería que un partido de oposición ganara para 'lograr el cambio". El 10 por ciento no sabía o no contestó la pregunta. 3a Véase Roderic Ai Camp, Crossing Suords, Religion and Politics in MeÁco (Oxford University Press, Nueva York, 1997) y de Oscar Aguilar Ascencio,'La Iglesia católica y la democratización en México", en La lglesía católica y la polítíca en el Mético de hoy, José de Jesús Legorreta Zepeda, ed. (Universidad Iberoamericana, México, 2000) pp. 145-174. Para una declaración reciente del Secretariado de Pastoral Social del Episcopado, véase "El Papel de la Iglesia en la transición democrática es fundamental", Diario de Yucatán,22 dejunio, 2000,

www.sureste.com.m. Para una postura acabada, incluyendo recomendaciones específicas sobre valores democráticos, partidos políticos, camy la participación de la Iglesia, véase la Conferencia del Episcopado Mexicano, La Democrucia no se puede dat sin ti, elecciones del

pañas

2000, mayo,2000. 35 Voceros de la lglesia como el obispo Genaro Alamilla Arteaga, quien regularmente escribe para la prensa mexicana, sugirió a los votantes potenciales que una de las tres cualidades que debía tener su candidato eran los principios democráticos con los que, como indiüduo, se manejaría en el gobierno. "Tres requisitos, ¿por quién debemos votar?" Diario de Yucatán, jrnio 27 , 2OOO. wwwsureste.com.mx.


Roderic

Ai Camp

atendida por líderes de organizaciones no gubernamentales en mayo del2000, la Iglesia denunció la promoción del "voto del miedo como un pecado"'36 Muchos electores independientes y simpatizantes del PRD o del resto de los partidos de oposición que permanecen sin afiliación, decidieron votar por el cambio. Ésta fue la primera vez que una mayoría de votantes independientes quedó suficientemente convencida de la importancia del cambio f, más aún, de que apostarle al cambio a través de Fox sería algo realmente efectivo. La modificación en las percepciones de estos votantes, o por lo menos en el deseo de los mismos de expresar sus puntos de vista en las urnas, ocurrió al final, después de que las encuestas públicas fueron permitidas legalmente. Pero como los consejeros del candidato panista descubrieron en las propiás encuestas del partido 5 días antes de la elección, el porcentaje de electores que admitían tener planeado votar por Fox se inclinó, ligera pero significativamente, a su favor 6 días antes de Ia elección.37 En 1,994, aproximadamente el mismo porcentaje de votantes, alrededor de una quinta parte del electorado, se mostró indeciso. Pero a diferencia del2000, los indecisos votaron con los mismos patrones de distribución que los electores ya definidos, contrario a las expectativas de los principales encuestadores.3s En consecuencia, puesto que los votantes indecisos no cumplieron con esas expectativas en 1994, pocos analistas consideraban un desenlace diferente en elaño 2000. Es posible que la percepción de los votantes sobre los fraudes electorales, no obstante los importantes avances con respecto a1994, pudo haber influido en las respuestas más reservadas sobre sus preferencias a los encuestadores y en una baja participación en las urnas.3e El papel neutrai de ias propuestas y las habilidades de los candidatos marcó otra gran diferencia entre Dgay el2000. Como Joseph Klesner arg:uye, "estudios rigurosos sobre el comportamiento del elector han sugerido que los mexicanos toman sus decisiones de voto basados en varios factores incluyendo el partidismo, la evaluación de las cualidades personales de los candidatos, la evaluación del estado de la economía del país y de la situación económica personal, y su deseo de aceptar riesgos".40 Los temas políticos de sustancia han cambiado relativamente poco de 1994 aL2000, taly como las comparaciones enla Tabla

3lo demuestran.

Sorprendentemente, los votantes hicieron una escasa distinción entre las propuestas políticas básicas de los dos principales candidatos, en sus habilidades ya sean Personales o del partido para implementar programas con la finalidad de hacer frente a esos aspectos, e incluso en sus cualidades personales. Esto explica por qué, justo antes "Censura de la Iglesia al voto del miedo", Diario de Yucatán, 10 de mayo, 2000, ww.sureste.com.mx. julio, 2000, México. Revelado por Jorge Castañeda en un texto enviado al Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, 7 de 38 para una información más detallada de éste y otros temas de las elecciones de 1994 y 1997, véase el excelente artículo de Seymour Martin

36 37

Lipset, Robert M. Worcester y Frederick C. Tumer, "Opening the Mexican Political System: Public Opinion and the Elections p. 86. studies in Comparatíue Intefnational Deuelopment,33, núm.3, otoño, 1998, pp. 70-89, especialmente

of

1994 and 1997"'

por ciento, respectivamente, creían que la elección sería limpia o razonablemente limpia. Resulta interesánte próximas elecciones como que en el 2000 la respuesta fuera Ia co4traria, sólo el 14 por ciento y el 41 por ciento, respectivamente, veian las Iimpias y razonablemente limpias. ao Joseph L. Klesner, The 2ooo Meican Presídential and Congressional Electíons, Pre-Electíon fieporf, CSIS, Westem Hemisphere Election

re En 1994, el 41 por ciento

y l7

Study Series, 15 dejunio, 2000, P. 5


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la victoria de Fox en el 2O0O

de la elección, la mayoría de las encuestas los ubicaban en una pelea muy cerrada. Ningún investigador preguntaba directamente sobre el cambio. Er. contrapartida, en

Thbla 3 Comparación de las actitudes de los votantes en 1994 y en el 2000 1994

(l

mes antes)

2000 (4 meses antes)

Actualmente, ¿cuál es el problema más grande del país? Desempleo 24%

Desempleo 21%

La economía

16%

La economía

t9%

Pobreza

15%

Pobreza

12%

Seguridad pública

9%

Seguridad pública

9"/"

Corrupción

8To

Corrupción

¿Cómo calificarías a los candidatos de acuerdo a su honestidad?

Zedlllo 39ok rnás honesto

Labastida 40o/" algo / rnuy

Ferníndez79"A

Fox39"/" algo/muy

¿Quién es más capazpara gobernar?

Zedlllo 50%

Labastida 487o economía 46o/" crirnen

Fernández23'k

Fox 45"/" economía 44o/" crimen

¿Cuál de los partidos es el más capaz de mejorar 1a...? Seguridad Pública PRI

48%

PRI

46%

PAN

22%

PAN

M%

PRI

5t%

PRI

48%

PAN

1.8%

PAN

45%

PRI

56%

PRI

50%

PAN

16%

PAN

48%

Economía

Educación

Nota: a) Los datos de 1994 fueron tomados de Belden & Russonello, "Mexico 1994, Summary of a Suruel of Electoral Preferences

in Mexico", de una muestra nacional de 1,526 encuestados,julio 23-agosto 10,

1994.

b) Los datos del 2000 fueron tomados de "Encuesta México, 2000, Primera Ola'l

1.994Las diferencias perceptibles entre Ernesto Zedlllo y Diego Fernández de Cevallos en todas estas categorías resultaron definitivas. Los ciudadanos, por lo tanto, transladaron estas diferencias en votos para llenar las urnas. Los datos de Ia Tabla 3 también explican Ia baja asistencia de votantes en el año 2000 comparado con1994. EIúnico elector que tenía un interés inusitado en esta elec-


ciónpresidencialeraaquéleuedl-labafuertementeelcambiooqueestuvieraespeo económica o presión de la situación política rattzad.oen é1. No había razónpública el votante promedio no podía a participar. o"uiao a que votantes otros a animara que tradicional de Fox y Labastida en cualqrlier medición trazarninguna distinción entre de los temas políticos se desvaneció'

fr"f"r"r,.iá,la influencia

OtrasexplicacionestambiénjueganunrolimportanteenlavictoriadeVicenteFox. Elpapeldelosvotantesurbanos,q,i",.",,epresentunlaabrumadoramayoríadelos ciencon su contraparte rural (20 por actuales (70 por cientá) .o-pur^do

participantes entre los ptrcentuales Por arriba d'e Labastida puntos 17 colácó se Fox to), fue clave.al de 18 años' quienes recientO)' Los votantes primerizos' por 31 (48 a urbanos electores

presentaronellBpo..i",,todeltotaldeelectores,tambiénaPoyaronaFoxenforma y fir,ut*"nte, el candidato panista actuó con (50 a 32 por cientoj. desproporcionada

mayorfl¡erza,ou'"losvotantesbieneducados.Pocomásdeunatercerapartedel electorado(36porciento)habíacursadolaeducaciónpreparatoriaouniversitaria.Sopuntos porcentuales por el apoyo del60 por ciento' 38 recibió Fox electores, esos bre en el perfil del votante de los , encima de Labastida,la mayor diferencia de párcentajes dos candidatos'42

la democrati! . .--: Consecuencias electorales para con las elecciones presidenciales relación estrecha una tiene La democracia también

'

.

delaño2000y,potencialmente,unsignirlcaaomásprofundoqueeliniciodelgobierno la democracia y los niveles de satisfacción con foxista. Las creencias de los mexicattá' camrelevantes los fuertás ni positivos' A pesar de ni eran no 2000 del de antes iulio partes de los agosto áe 1lJ/96-.""u d" dos terceras bios puntualizados líneas arrlba,en o democráticas no habían cambiado Iondiciones Zedi1¡olas con que mexicanos creían se había

México que una tercera parte creía que habían tenido un retroceso, mientras de los mexicanos exPleel siguiei'te año, e170 por ciento En democrático.a3 más vuelto en México' en que la democracia-estaba funcionando saron insatisfacción por 1a forma Más todavía' la habilidad de la l''tittou"t"'icanos' países o.ho entt" alto el nivel más del país era vista por muchos mexicanos democracia para resolver lás problemas resolver los proeI46 por ciento pensaba que podía como inadecuada puesto que sólo por ciencon un porcentaje muy similar,43 blemas de desarrollo del país, comparado

to,quepensabaquenopodíala-Unañomástarde,únicamenteel5lporcientopensaba mientras que un a cualquier otra forma de gobierno, pr"ferible d"rr,o.ru.i, que la "ru alElcensomexicanocatalogaalrestodelapoblación,.elloqo,comohabitantesenzonasruralesyurbanas.Enel"PaneldeEstudiosMéxico

como de zona rural' Economic Sítuation in the Ecot of the 2OO0', estos habitantes son tratados aa por ñ^r .ipnto ciento a favor de Fox' Reriep of preparrtoria, los datos eran 53 a 2B de a2 Ios votantes con'esiudio. Entre

fffiüllffi*l*i::; mucho? Más =

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,,, .".0,"

cambiado menos democrático' o no ha muestra

más demócrático' .:'.:*;:'l,'fi:'Jll::HliiT[:1J*"'ffi encuesta de 1,500 mexicanos, de Los Angeles Timesy ReJorma.Una

=

410/0,

Menos =

,,,.. ,".,.,."

f;:ll:ru1*::::i;:#::;.i:il:.tü'::'i,h:il:rica,,,

Esre

democráticas,véaseRodericAicamp:"DemocracythroughMexicanLenses",The

p,,:r.n::o, ,ssl,p 7

de actitudes Para un anárisis más extenso

washingtonQuorterty,22'núm'3'verano'1999'pp'229-242'


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la victoria de Fox en el

2OOO

28 por ciento consideraba preferible un modelo autoritario y un 19 por ciento no expresó preferencia.as Los mexicanos también comparten una conceptualizaciónde la democracia diferente a la de los norteamericanos y ala de algunos otros países latinoamericanos como

Costa Rica. La más reciente evaluación de las definiciones mexicanas de democracia fue hecha antes de las elecciones primarias nacionales del PRI en el otoño de 1999. Alrededor de una quinta parte de todos los mexicanos concebía la democracia como libertad, seguido de uno de cada diez que la describían como igualdad. El votante típico de Fox, de todos modos,le otorgaría un valor más alto a la democracia como libertad. Los dos grupos con mayor preparación académica (con preparatoriay / o universidad) eran muy semejantes al definir la democracia como libertad. EI sufragio efectivo emergió como un componente fundamental en el legado histórico de la era posrevolucionaria, del liberalismo político mexicano y la democracia. Los mexicanos sin educación tienen dificultad incluso para expresar sus definiciones. Los electores urbanos también pusieron el énfasis en esta terminología, con más de un tercio conceptualizándola como libertad. Para el año 2000, el nivel de satisfacción con el funcionamiento de la democracia había mejorado considerablemente (desde 1997). Sin embargo, de los votantes con altos niveles de educación, el 62por ciento y el72 por ciento de los mexicanos con preparatoria y con universidad se mantuvieron insatisfechos, 1o cual explica por qué ellos votarían por el cambio en gran número. Seguidores del PAN y graduados universitarios, comparados con cualquier otro seguidor o sector con preparación académica, creían que la principal tarea de la democracia era elegir líderes. Por lo tanto, estos votantes, quienes ya eran simpatizantes de la candidatura de Fox como símbolo de un cambio, percibían ampliamente al contexto democrático como algo que les daba la oportunidad de votar de tal forma que podían sentar un candidato en la silla presidencial. No fue sorpresivo entonces que los simpatizantes del PAN y del PRD dieron argumentos mucho más claros cuando se les pidió que expresaran su preferencia entre un sistema democrático y uno autoritario. La encuesta de la Tabla 4 sólo incluía una pregunta sobre la democracia: ¿Cree que México es democrático o no? Esta pregunta, como quiera que sea, reflejó un cambio significativo entre los resultados de las tres encuestas preelectorales y la aplicada inmediatamente después de la elección en julio. Durante el 2000, la mayoría de los mexicanos creía que en México no existía una democracia, generalmente de un 40 a un 48 por ciento. Los mexicanos que estaban más conscientes de la falta de democracia en México antes de julio del 2000, previsiblemente, cubrían el perfil de los votantes de Fox. Eran individuos más interesados en la política, que leían acerca de ésta y que planeaban votar por Fox o Cárdenas. En contraste, la mayoría de los electores que planeaban hacerlo por Labastida creía que la democracia ya existía en México. De hecho,los mexicanos que eran simpatizantes del PRI, que habían atendido alguna reunión del a5

"Latinobarómetro México 1998", Esle P¿ls, mayo 1ggg, p. 42, basado en una encuesta de 1;20O mexicanos, muestra aleatoria nacional, de

noviembre 14 a diciembre 3, 1998, margen de error +/-2.90/0.


Roderic Ai Camp

partido, reflejaban el alto nivel de credibilidad en la democracia mexicana: dos tercios los dicreían que México ya había alcanzado una democracia. Resulta interesante que los niferentes puntos de vista sobre asuntos públicos sustantivos y las diferencias en veles de credibilidad no afectaron estas percepciones' Inmediatamente después de la elección, se le preguntó a los mismos encuestados sobre drástila existencia de la democracia en México. Esas respuestas marcaron un cambio mitad, creía que co en la opinión, Sesenta y tres por ciento, un incremento de más de la era deMéxico ahora tenía una democracia. Aquellos que consideraban que México no mocrático cayeron estrepitosamente de un 48 a un 28 por ciento. Los incrementos más

Thbla 4 Perspectivas Cambiantes sobre la Democracia en las Elecciones Presidenciales del 2000 no? ¿Cree que México es democrático o

Características del votante

Febrero

Julio

(en porcentaies)

Confía en otros

M

79

Aprueba el desemPeño de Zedillo

68

75

Tiene un interés político fuerte

38

72

Sigue intensamente la campaña

52

71

Ve los noticieros de TV con frecuencia

41

77

Bien educado

JO

70

Favorece al PAN

JJ

69

Residente urbano

40

64

40

63

Favorece al PRI

43

59

Favorece al PRD

27

48

Bajos ingresos

42

M

Altos ingresos

36

62

Iodos

1os

votantes

marcados en las perspectivas favorables a la democracia ocurrieron en los habitantes rurales, en los ciudadanos interesados por la política,los que siguieron la campaña,los bien informados y aquellos que expresaron confianza er:. sus conciudadanos. La consecuencia más fascinante de este cambio pre y Poselectoral sobre la presencia de la democracia registra un aspecto teórico fundamental que involucra Ia vinculación entre cultura, socialización política y los fenómenos políticos. Por Primera vez en la historia política mexicana tenemos evidencia empírica de una relación causa-efecto entre la actuación del sistema político, en este caso la elección Presidencial, y los valores políticos, específicamente la PercePción de la existencia de Ia democracia' Uno de los temas más fuertemente debatidos en la cultura Política es el alcance de la relación entre los valores y las actitudes del ciudadano, / el comportamiento Político


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y Ia victoria de Fox en el 2000

y las estructuras. Este descubrimiento no resuelve este debate, pero definitivamente demuestra que las estructuras y el comportamiento determinan las actitudes políticas. Cuando los mexicanos vieron su conducta confirmada en la victoria electoral de Fox, aquellos que realmente dudaban de la existencia de la democracia en México,la mayoría de ellos simpatizantes de Fox, se convirtieron en demócratas y adquirieron una nueva visión a raíz de los resultados electorales. Como Harry Eckstein argumenta en su cuidadosa exposición de los cambios políticos y culturales, la sociali zación cultural puede ocurrir a partir de una experiencia.a6 La razón del cambio de las actitudes de los votantes hacia la democracia, de todos modos, genera serias preocupaciones en torno a la política mexicana. El argumento se puede formular así: cuando el candidato del votante gana, súbitamente ese votante cree en la democracia. La contraposición de ese efecto es que si su candidato sale derrotado, el elector pierde la confianza en el proceso.aT Esto resulta alavez una débil e inmadura evaluación de la democracia. El dramático viraje del 2 de julio puede reflejar un cambio mucho más profundo consistente en que muchos votantes se convencieron, después de siete décadas de los mismos gobernantes en el pode4 de que no se trataba de la cuestión de la victoria de "su candidato", sino de la cuestión de que ese candidato representaba un cambio implícito más fundamental en el sistema y el proceso políticos. Dado el patrón histórico de la política en México y los planteamientos que se han hecho en este ensayo, esta interpretación resulta mucho más realista. La victoria de Fox implica una importante transformación en el comportamiento democrático. Los mexicanos tienen poco respeto por los partidos políticos y, como nuestra información sugiere, Fox, tanto como candidato y símbolo del cambio, duplicó el apoyo del PAN. Para lograrlo, creó una organización ad hoc, "Los Amigos de Fox", en septiembre de 1998,para sustituir las insuficiencias internas, organizacionales y geográficas del PAN.as Esta organización tuvo éxito al atraer millones de activistas y votantes a favor de Fox. Eléxito de "Los Amigos de Fox" demuestra otro importante cambio en el más amplio escenario político, un ambiente favorable para la creación y el crecimiento de grupos no gubernamentales y ciudadanos, consistente en el auge que han tenido tales organizaciones desde el terremoto de 1985 en la ciudad de México.ae Conclusiones Las elecciones presidenciales mexicanas del año 2000 produjeron una notable modificación en la actitud de ios votantes hacia el cambio y Ia democracia. La información a6

Harry Eckstein, "A Culturalist Theory of Political Change", Amerícan Political Science Ret)ieu, 82, septiembre, 1998, p. 291. Un elemento en esta misma infomación que provee una fuerte esperanza para la confianza en el modelo democrático es que los votantes del PRI no cambiaron su modo de pensar acerca del sistema a pesar de la denota de su candidato. Por otro lado, los votantes del pRI, en porcentajes mayores que los de cualquier otro grupo, creían que la elección habia sido fraudulenta. Los panistas, por supuesto, eran los más convencidos de su transparencia. Véase: "The Country President Zedillo leaves Behincl ", Reúeu ofthe Ecofloníc Sítuation in Metico,76, (octubre, 2ooo), p. 429. a7

as

Su composición, origen, y personal están descritos minuciosamente por Francisco 0rtiz Prado gantesca organización que mueve a Fox", Proceso, l3 de febrero, 2OOO, www.proceso.com.mx.

ae

y F¡ancisco Ortiz Pinchetti, 'En detalle, la gi-

El mayor núme¡o de mexicanos pertenecientes a organizaciones religiosas (230lo), seguido por grupos deportivos (90/o) e instituciones culturales (Bo/o), sólo 4olo pertenece a un pafido. Véase de Federico Reyes Heroles, "La cultura política mexicana", "Diario de yucatán'l


Roderic Ai CamP

los puntos de vista de los analizada líneas arriba demuestra que la interacción entre Las encuestas sólo han tocado la ciudadanos y la democracia es compleja y profunda' pregunta, la percepción de los superficie de este nexo porque se basaron en una sola Esta única pregunta, útil finaiencuestados acerca de ia existencia de Ia democracia. actuai de la democracia' Enmente, no produce enfoques complejos del significado ligeramente distintas' Una de las cuestas previas han mostrado percepciones que Son consiste en cómo las concepfitalizaáreas que merece una exploru.ior, más a fondo pudieran afectar su actitud hacia ciones de la democracia por parte de los ciudadanos remoción del poder de un partido y el cambio político, este último definido como la candidato que 1o ocuPaban. es el impacto que los proEl descubrimiento teórico más provocativo, por supuesto, votantes mexicanos se han convencido cesos políticos tienen en la cultura política. Los en su país Polque ellos' por mea sí mismos en gl.an número de que existe democracia en el poder' El elector promedio dio del sufiagio efectivo, efectuaron un cambio radical votar, el cambio y la democracia' Éste ha percibido verdaderamente una conexión entre el es un influyente vínculo que se puede demostrar' encuestas Proveen informaEl enlace es significativo pordos razones. Primero,las y, específicamente' la naturación empírica sobre cómo la socialización política ocurre políticos y los procesos políticos' leza d.ela interacción entre los valores y actitudes de los adultos en México que Sabemos gracias a otros estudios sobre la socialización ciudadanos, y pueden tener determinados eventos influyen en Ia percepción de los En el caso de las consecuencias de largo plazo en SuS u"tit.rd"t y comportamientos'so adulto promedio fue un particielecciones presidencLles del año 2000, el ciudadano de votar y observar los repante en eI evento no solamente un observador. El proceso a estos votantes' sultados de su participación socializaron directamente el cambio y la democraLa segunda conclusión que emerge de la vinculación entre La evolución del modelo cia es la fragilidad de las creencias políticas fundamentales' de los ochenta a una fuerte político mexicano de un sistema semi-autoritario de finales alteró las creencias mexicay competitiva democracia electoral de fines de los noventa, Pero elporcentaje de ciudadanas sobre Ia existencia de la democracia en Su sociedad' alcanzado un cierto nivel y se nos que creían en Ia existencia de una democracia había convencida de que la democracia estancó con poco menos de la mitad de la población incremento notable en el porcentaje existía. Las elecciones del2 de jutio produjeron un una democracia' ¿Este increde mexicanos que consideran que su entorno político es La profundidad de las mento representa un bien para el futuro de la democracia? alto porcentaje de demócratas se creencias democráticas en México es cuestionable. Un candidato. ¿se retractarían de ha movido dentro de esa línea gracias a la victoria de su PRI ganará en el2006? sus convicciones democráticas si un candidato del fue sugerido anteriormente' La respuesta a esta pregUnta Permanece abierta. Como sea tan impresionante para la mayoría es posiblá que el cambio en el liderazgo político 50

Rorleric

Ai

Camp. The Mahing oJ a Gorcntment, Political Leaders

it

Modern Meflco (Tucson: Universi§ of Arizona Press' 1984)'


Actitudes de los ciudadanos hacia la democracia y la victoria de Fox en el 2000

de los mexicanos, ninguno de los cuales como adulto había presenciado un cambio de esta magnitud, que el cambio por sí mismo fungiría como punto de partida para una "verdadera" democracia. En otras palabras, como ya se argumentó antes, si el típico mexicano ha votado por el cambio y no por un candidato en específico,las creencias democráticas pueden alojarse en tierra firme. La solidez de las creencias democráticas es puesta a prueba por las expectativas ciudadanas de la democracia.sl Queda claro en el caso mexicano que los ciudadanos üenen grandes esperanzas de que la democracia mejorará su nivel de vida,los proveerá de seguridad personal y hará responsables a sus gobemantes. Si Fox fracasa en llenar esas expectativas de algún modo significativo, el compromiso ciudadano con la democracia probablemente se desvanecerá.

Texto inédito enviado por el autor a Caja negra.

Tiaducción de José Luis Berlanga Colaboró Gilberto G onzález

sr Para una mayor evidencia de

Mexican Lensesi

la importancia de las €xpectativas, véase de Roderic Ai Camp: 'Democracy Through


Hotel Alfredo Espinosa

EN cAMA de un hotel lejano, a solas,

todo llega en fiebres, con ebrias voces' Escucho aleteos, $emidos, ruidos felices de quienes se enchufan. El amor es materia que un susPiro Ia transubstancia en fuego. Los amantes galoPan Y gorjean, siegan violetas en fragantes sábanas' Un funeral por mi café desfila. Yace en des$racia mi cuerpo. En trémulas llamas de hielo me consumo. El televisor es una ruidosa luna;un sembradío de crisPados desasosie$os. La vida me interroga Y sólo acierto en respuestas que me condenan. Con música de besos Y susurros se duermen los amantes. Algo oscuro bajo mi Piel se agita: resucito el fuego que en otros cuerpos había apagado; susPiro Y avivo el tizón de turbias memorias. Me echo una almohada encima de la cabeza' Mañana debo levantarme al alba, pero mañana es hoY, Y Ya muy tarde'


FRACTALES

flinern U elerrinnes En los Estados Unidos: ¿la demorracia del dólar? Raúl Bringas Nostti A very clever essay about the finances of political parties and campaigns in the United States is this text written by Raúl Bringas Nostti. During the second decade of the past century, with prophetic vision, Max Weber warned believers in democracy, that behind political election lied criptoplutocracy: the dark power of the money of interest groups. Never as today has this remark been so suggestive. Like it or not, money is the factor which defines, in a terrain of free market where the image of contestants is better sold than their

political ideas, the future of candidates.

relativos al proceso electoral estadunidense, es indudable que el financiamiento a las campañas electorales ha llegado a ocupar un lu gar preponderante. No exageraríamos al afirmar que es el tema que mayor interés despierta. Son numerosos los analistas especializados, y muy amplios los sectores de la opinión pública, que en fechas recientes han empezado a criticar con mayor firmeza la manera como funciona el proceso electoral. El lubricante del proceso es el dinero y éste, como veremos aquí, no parece ser el mejor amigo de la democracia. A medida que las campañas se han vuelto más complejas y que la mercadotecnia se convierte en un elemento fundamental en el destino de todo político,los candidatos deben confiar cadavez más en el poder del dinero. El éxito electoral radica, en gran parte, en la capacidad que tenga un político o aspirante a político para recolectar fondos que le permitan promocionarse y desarrollar una campaña atractiva. Un proceso electoral verdaderamente saludable debería basarse en la fuerza de las aspiraciones populares. En otras palabras, elecciones en las que la opinión del pueblo es el elemento determinante en los resultados. Tanto en el discurso oficial como en los postulados que repiten las masas se asegura que tales elecciones existen en los Estados Unidos. El pueblo, como generalidad, cree en la existencia de una sociedad en la que todo ciudadano es un político potencial. Bajo esta premisa, quien tiene algo que proponer y que reporte beneficios reales al ciudadano promedio, supuestamente, asegura su lugar bajo el Capitolio. Nada más erróneo. Los tiempos en que el ciudadano promedio se alzaba sobre los políticos inmovilistas quedaron sepultados en las románticas reformas populistas impulsadas por Andrew Jackson en la primera mitad del siglo XIX. En la era de Internet, de la economía globalizada, de la eficiencia administrativa y del medio como mensaje, el dinero pesa mucho. El dinero define elecciones. El enorme peso del dinero en el proceso electoral estadunidense radica en la estructura misma del proceso. El sistema político es, en teoria, sumamente abierto. Se acepta e todos los temas


Raúl Bringas Nostti

sea que 10 intenten por medio de todo reto por parte de advenedizos o marginados, ya ind'ependientes' Sin embargo' existé los dos partidos tradicionales o como.unáiduto, a políticos y éste es el carácter un filtro que eiimina a la inmensa mayoría de aspirantes carácter del que no está exento sumamente competitivo de la sociedad estadunidense, de mercado en el mundo' el la política. En la.más compleja y desarrollada sociedad que desee exponer *";o, vendedor es el mejor político. Todo político o aspirante a serlo promedio debe ser un buen adminissu propuesta y hacerse presente ante el ciuáadano trador y recolector de dinero. al mundo político' sino a El principio aplica no sólo a quienes recién se incorporan El resultado es un crecimiento desmeaquellos que Se empeñan'por permanecer en él' elección, la nación vuelve a sorprendersurado en los gastos de campaña. Elección tras En 1.996, año electoral' la cifra total se a sí misma por la *ugrritrd de los gastos. en el senado costó a cada venalcanzólos dos mil millones de dólares. Lograr sentarse Por supuesto' estos gastos se refiecedor un promedio de cuatro millones de Jólares'1 ren exclusivamente a dinero regulado' de elección es reunir fondos para La primera preocupación del aspirante a un cargo

lacampaña.Eldineropermitiráconstruirelescaparatemedianteelcualelinteresado

las regulaciones federales expondrá ante el electorado. Teóricamente, debe respetar argot político estadounidense' el dinero referentes al financiamiento de campaña. En el grupos: dinero dwo (hard money) y dique ingresa al proceso electoral se divide en dos candidato recibe de manera directa nero suave (soft money). El primero es dinero que el a la Cámara de Reprey cuyos montos está; perfectamente definidos. Un candidato político, mientras que la cifra para sentantes puede recibir 10,000 dólares de su partido individuales pueden aportar un aspirante al Senado es de 17,500 dólares' Los donantes interés tienen derecho a canalizat hasta hasta 1,000 dólares; por su parte,los grupos de una careta democrática' En aparien5,000. El dinero duro permlie da, al proceso electoral de interés impiden que los duecia,los límites a tos dánantes ind.ividuales y a los grupos sectores sociales sin la misma ños del poder económico tengan preponderancia sobre como se verá posteriormente' capacidád económiga. Esta idea, no obstante, es errónea, Es dinero que incide en las El dinero suave es el centro de una enorme controversia. la ley limita la cantidad que los docampañas electorales de manera indirecta. si bien directa, no existe ninguna restricnantes pueden otorgar a los candidatos de manera políticos' Por ejemplo' un ción a los monto, [r" se pueden donar a los partidos a su sin importar los recurs:s a su alcance, sólo puede donar generoso "rrrpr"rurio, contribuir con dos millocandidato 1,000 dólares (dinero duro); sin embargo, podría (dine¡o suave)' Supuestamennes de dólares al partido que postula a dicho candidato partidos en actividades partidistas' te, el dinero ,rrurru sOlo putde-ser utilizado Por los La prohibición para el uso del dinero sin hacer alusión a dgá.ur,áiduto en particular. una quimera, pues las posibilisuave en beneficio dá'un candidato específico resulta utilizarlo indirectamente sin caer en la ilegalidad son inmensas'

se

dades de I M. J.

C.

Vile,

Politícs

ín

p' 55' the United S'¿'es, Routledge' New York' 1999'


Dinero y elecciones en los Estados Unidos: ¿la democracia del dólar?

Tanto el dinero duro como el suave son controlados mediante registros de los donantes. El propósito es identificar el origen de los fondos para evitar donativos múltiples de una sola fuente o la influencia de sectores sociales que pudieran ser nocivos para el Proceso electoral o los partidos políticos, como, por ejemplo, narcotraficantes. No todo aspirante a un cargo de elección debe caer forzosamente en la espiral del dinero duro. Existe la posibilidad de recurrir a fondos federales para financiar una campaña. Sin embargo, este camino sólo 1o toman candidatos advenedizos que carecen de los contactos adecuados o que recién empiezan a construir su imagen política. La relativa facilidad con la que el dinero fluye hacia cualquier individuo con posibilidades de triunfar en las elecciones evita que cualquier pragmático se dé el lujo de renunciar al financiamiento privado como pilar de su campaña. La cantidad de dinero disponible puede hacer la diferencia en elnúmero de votos, por io que rechazar donativos se vuelve algo muy cercano a un suicidio político. Fundamentales en la labor de recolectar y canalizar fondos para los candidatos resultan ser los comités de acción política (political action committes), mejor conocidos como PACs. Los PACs son el instrumento por medio del cual los grupos de interés se hacen presentes en el financiamiento de las campañas. Están legalmente autorizados para recolectar fondos a favor de partidos o candidatos con los que se "identifican". Aprovechando la oportunidad que la ley les otorga, todos ios grupos de interés con cierto peso esPecífico crean sus PACs. Los hay desde los que se encuentran vinculados a sindicatos o agrupaciones ecologistas hasta los que constituyerr el "brazo armado" de las grandes corporaciones de negocios. Han tenido un crecimiento exponencial a partir de mediados de los 70, cuando reformas a la legislación federal generaron el camPo fértil para su desarrollo. Por desgracia, este crecimiento de ninguna manera puede ser considerado como una señal de una mayor democratización. Si bien el ciudadano promedio ha estado activo organizándose, una realidad es inocuitable: a raíz de 1976,Ios PACs vinculados a las empresas han tenido el mayor crecimiento por sector y ya desde hace más de diez años representan la mitad del total.2 Aunque es innegable el derecho que tienen todo ciudadano o comité de acción política de apoyar económicamente al candidato o al partido de su preferencia, el efecto no resulta positivo, dada la naturaleza de la sociedad de mercado, en particular la estadunidense. Las diferencias en ia distribución de la riqteza,la concentración de poder económico en manos de las grandes corporaciones y la muy evidente identificación con ciertas políticas públicas según la posición socioeconóririca del observador, se combinan Para generar, a través de la canalizaciónde recursos a las campañas, condiciones políticas que no necesariamente reflejan el sentir de las mayorías. En un proceso electoral en el cual el dinero es indispensable para triunfar, los candidatos deben cuidar mucho sus declaraciones y evitar cualquier coqueteo con posiciones identificadas como radicales por los donantes más confiables. Tienen que transmitir un mensaje tranquilizador que aliente el flujo de dinero a las arcas de campaña. En términos mera 2

Everett Ladd, The American Polity: The People and rheir Gouemment, Norton €t co., New york, 1985, p. 365.


Raúl Bringas Nostti

se ve más beneficiada mente económicos, un candidato hábit sabe que su camPaña aportar hasta 1,000 dópor, digamos, un médico que como donante individual puede le otorgarán más de 200 dólalares, que por tres trabajadores textiles que difícilmente mundo de los números son 600 res de su sueldo. son tres votos contra uno/ pero en el dólares frente a 1,000. tiene una relación El flujo de dinero duro a la campaña d"e determinado candidato de impuestos a los ricos directa con el discurso de éste. Propuestas como el aumento tendrán un efecto directo en los para financiar campañas de bienestar para los pobres económicamente deprimidos montos que recibe el aspirante al cargo. Existen distritos darse el lujo de presentar y con bajos niveles de ingreso en los que el aspirante puede las elecciones/ pese a la escaun discurso muy combativo sin correr el riesgo de perder En la enorme mayoría de distritos' sez de fondos. Pero esta no es la realidad del país. para alentar a los donanei manejo de propuestas e imagen debe ser muy cuidadoso debe actuar con sutileza' No es tes. Todo político que busque permanecer en escena La figura de la reelecsuficiente asumir i.urgo y a" i"-"aiato cambiar el discurso' vencedor'3 El mantener el carción produce una constante presión sobre el candidato modificar compromisos go implica conseguir r".rrro, para fufuras elecciones. Es decir, Implicaría una desbandada de donantes que se sentirían traicionados' duro, que no es el verdadeLas observaciones del párrafo anterior aplican al dinero el que tiene el dinero suaro villano de la historia. Su papel es más "democrático" que dinero duro, el poder ve. Dados los límites que se imponen a las contribuciones de 1o hace en el caso del dineeconómico no puede manifestarse con tanta claridad como reflejar el poder económiro suave, de montos ilimitados. El dinero duro sí es caPaz de las dimensiones en que las co de los donantes, pelo no de manera real; es decir, no en por ecologistas no diferencias económicas se dan en la sociedad' Un PAC conformado que el límite de ser superado por un PAC impulsado por Coca-Coia, puesto podrá ^5,000 más PACs' la didólures aplica a ambos. Aunque ias corporaciones pueden tener de dinero duro' no es ferencia en los montos que pueden canalizarse, cuando se trata el cual los sectores insignificativa. Es el dinero suave el instrumento idóneo mediante sentir su peso' Las teresados en "partici paf" en la política realmente pueden hacer que ningún grupo grandes corporacio.,"i ti".,"r,la capacidad de canalizar cantidades Aquí se gesta el verdade interés formado por ciudadanos Promedio podría manejar.

dero papel del dinero. Ei Doltars and Votes,posiblemente la mejor obra crítica sobre el papel del dinero en por la forma en las elecciones, Claws, Neustadtl y Weller exPresan su PreocuPación los grandes donantes y que los políticos en cargos de elección se están vendiendo a últimos están ad.quiriend o.a Analízart tanto la influencia po, tu influencia q... "rto, primero como un negativa del dinero duro como la del Suave, aunque consideran al de su ataque' mal menor en comparación con este último. Es el dinero suave el centro chatham House, New York' 2000' David Menefee-Libey, The Triumph oJ Campaígn Centered Polifics, conttibutions subuert Defiocracy, Temple universi§ Press' Filadelfia' Campaign 4 claws, Neustadtl y weller, Dollars and votes: Hou Busíness 3

1998.


Dinero y elecciones en los Estados Unidos: ¿la democracia del dólar?

Con é1,los sectores económicamente poderosos están logrando mayor "accesibilidad" a los políticos. Los "representantes populares" saben que, cuando se trata de dirigir una camPaña, el discurso y las acciones deben dar prioridad a las preocupaciones de los donantes poderosos. Entre 1,995y 1996, jrsto en el proceso electoral que permitió la reelección de Clinton, los donativos de dinero suave reflejaron una peligrosa disparidad. Más del7l% de los donantes canalizó menos del 4% del dinero recaudado, en tanto que menos del2% de los benefactores más poderosos generó la mitad de los recursos.S Se torna más fructífero cortejar a ese 2"/. de ios donantes que aL71,%. Quien otorgue prioridad a los grandes donantes irá un paso adelante. El cuadro es todavía más desalentador si consideramos que el simple hecho de ser donante, no importa si se es uno de los pequeños, ya implica cierta capacidad económica, 1o que evidencia aún más las características de "clase" del dinero que ingresa. Ahora bien,la pregunta obvia es: ¿Cómo logra el dinero suave beneficiar a un candidato en particular, si legalmente no puede utilizarse de manera directa en sus actividades de campaña, sino que debe ser canalizado a los partidos políticos? La respuesta es todavía más obvia. En el caso de la lucha por la Presidencia, el efecto resulta evidente. El ingreso de dinerq en las arcas del Partido Republicano tendrá una incidencia indirecta sobre 1a campaña del candidato republicano. El Partido Republicano podrá promocionarse sin aludir a su candidato, pero el efecto sobre su aspirante a la Presidencia será positivo. El dinero suave tiene la capacidad de introducirse con asombrosa facilidad gracias a la serie de ranuras que la legislación no cubre. En virtud de las especificaciones relativamente laxas de la ley, el dinero suave puede llegar a su destinatario real de la manera menos esperada. Por ejemplo, un partido político puede pagar propaganda televisiva que defienda las políticas propuestas por un candidato presidencial sin hacer mención de su nombre. En las elecciones presidenciales de 1996, eI Partido Demócrata ilegó al extremo de pagar anuncios en los que defendía sus principios mientras presentaba Ia fotografía del presidente Clinton, sin nombrarlo, algo que finalmente fue juzgado como ilegal. El público de inmediato identificó de quién se trataba aunque la ley impedía mencionarlo. Consideremos además la presencia de dinero "más suave" dentro del suave. Es decir, dinero, casi favores/ que no es tangible, pero que igualmente genera compromisos. Significativo es el facilitar a un candidato el uso de una fábrica en la cual puede convivir directamente con 5,000 obreros sin necesidad de molestos acarreos. Son los candidatos al Congreso quienes recurren a las más elegantes y elaboradas estrategias para ia recaudación de recursos. La posibilidad de reelecciones ilimitadas hace que la captación de dinero se convierta en el trabajo diario, incluso con mayor importancia que las labores legislativas.6 Se calcula que Al D'Amato, senador neoyorquino, y su contendiente, Charles Schumer, gastaron un total de 36 miliones de dólares en las elecciones de 1998.7 Lograr la recaudación de una cantidad semejante en una elecs lbid.,pp. tt4-115. 6 7

Anthony King, Running Scared: The Victory of Campaigníng ouer Goueming in America, Free Press, New York, 1997 Thomas Patteson, The American Demolacy, McGraw-Hill, New York, ZOOI, p. 251.


Raúl Bringas Nostti

ción estatai implica un trabajo constante cortejando donadores. Las presiones monetarias sobre los políticos son tremendas, por lo {ue éstos no pueden dormirse en sus laureles. Cualquier senador que desee mantenerse en su cargo debe recaudar en promedio unos 20,000 dólares a la semana desde el momento en que inicia su periodo de seis años.8 Así la labor legislativa debe ceder espacios a Ia recaudación de fondos. Un hábil estratega financiero, con capacidad para convencer a los donantes, podrá darse el lujo de no ser un legislador muy brillante o congruente con sus principios. EI dinero bien administrado en el proceso electoral se encargará de cubrir deficiencias o extravíos ideológicos. La prioridad de todo político es el dinero duro, que le permite dar la imagen, que puede ser real, de contar con una amplia base de votantes. Además, lo puede aplicar directamente a su campaña y sabe que es dinero no cuestionado éticamente por amplios sectores de la población. Se invita a los donantes a apoyar al candidato por todos los medios posibles, desde Intemet hasta el correo tradicional. El aspirante al cargo o a la reelección procura hacerse presente de manera constante en su distrito o estado. De esta forma, da al electorado la impresión de estar al tanto de sus problemas e identificarse con sus aspiraciones. El sistema funciona bastante bien si nos atenemos a los resultados. La imperiosa necesidad de mantener dinero t', fluyendo para el proceso electoral obliga a todo político a responder con celeridad y eficiencia a las exigencias de sus electores. Nosotros no cuestionamos las bondades del sistema, aunque se trate, desde un punto de vista cínico, de política pagada. El problema radica en qué exigencias o sugerencias son consideradas con mayor cuidado: las de los donantes grandes o las de los pequeños. Los donantes grandes tienen su papel estelar en la asignación de dinero suave. Sin importar que desde el inicio de su periodo un político se concentre en cortejar al dinero duro, sabe que en momentos decisivos el dinero suave puede hacer la dife:

I Ihid


Dinero y elecciones en los Estados Unidos: ¿la democracia del dólar?

rencia. No 1o puede despreciar y aquícomienzan sus compromisos tras bambalinas. La base económica coñstruida con dinero duro puede dar cierta solidez a ia campaña,

Pero no es suficiente. Conscientes de la necesidad de dinero que tienen los políticos, los peces gordos, generalmente las grandes corporaciones, hacen sus apuestas y proveen el dinero suave. Es de muy buen gusto esperar a que el dinero les sea solicitado. Pese a las prohibiciones existentes para que el dinero suave no se utilice en campañas de un candidato en particular, eventualmente siempre liega de alguna manera a su destinatario. Los caminos son diversos y de ninguna manera pueden definirse como ilegales. Resulta fácil evitar las disposiciones legales mediante inteligentes artilugios. Careceríamos de espacio para describir las múltiples estrategias utilizadas para que el dinero suave incida en una campaña específica. Que baste como ejemplo el mencionar una de las más ingeniosas: las organizaciones "altruistas". El procedimiento es sencillo y muy efectivo. Supongamos que el senador John Smith tiene excelentes contactos que le pueden proporcionar carretadas de dinero suave. No puede utilizarlo en su campaña, Pues el dinero irá a parar a las arcas de su partido; sin embargo, si el senador Smith es inteligente será capaz de pulir su imagen con sólo cambiar la dirección en la que se orienta el dinero. ¿Cómo? Establecer, por ejemplo, una fundación para ayudar a los niños que padecen de leucemia. El senador se preocuparápor difundir su papel no sólo como fundadol, sino como generoso benefactor de la fundación. Gracias a sus contactos, podrá canalizar dinero de grandes corporaciones en beneficio de los niños con leucemia. El público sabrá que detrás de las aportaciones que benefician a los niños se encuentra la presencia altruista del senador. Si el senador quiere fortalecer su imagen, todo lo que tiene que hacer es conseguir más dinero que fluya a las arcas de su fundación. El dinero no será utilizado en la campañay,por ende, eludirá toda reglamentación federai. No obstante, el efecto sobre los bonos del candidato será inmejorable. Este caso no es otra cosa que dinero suave ingresando indirectamente a la campaña electoral. Ahora bien, llegamos al punto verdaderamente controversial. No hay la menor duda de que el dinero duro o suave de alguna manera participa en las campañas; de todos modos, surge una pregunta más: ¿Puede el dinero comprar a los políticos? O de manera menos ofensiva: ¿Las aportaciones a las campañas generan compromisos? Las opiniones se encuentran divididas según el espectro político y es aquí donde encontrar una resPuesta contundente se dificulta. Uno de los grandes probiemas del radicalismo de cualquier signo son sus difíciles relaciones con la objetividad. Los radicales de izquierda, a quienes curiosamente se les unen sus contrapartes en la derecha, parten del supuesto de que todo es poiítica, hasta el hecho mismo de pretender ser objetivo. Niegan que se pueda analizar imparcialmente un fenómeno social, Pues supuestamente un observador no puede desvincularse de su carga ideológica. Es decir, todo observador es de su misma condición: ultrapolitizado. De esta manera, un análisis radical sobre el papel del dinero en el proceso electoral estadunidense siempre desemboca en una de dos conciusiones diametralmente opuestas. La derecha niega que en nuestros tiempos el dinero influya en la política estadunidense y afirma que no


Raúl Bringas Nostti

doexisten evidencias tangibles de que un funcionario electo haya favorecido a ciertos un en nantes. Los analistas de izquierda llegan a la conclusión opuesta: aseguran que ,,clasista" e "injusto" elgran capital se impone y controla, a través de comprosistema misos de campaña, a los políticos. Ambas opiniones son erróneas. no tieSuponer, como 1o hace la derecha ploempresarial, que el dinero duro o suave En una ne otro fin que el mostrar su interés por la democracia suena muy ingenuo' economía regida por el principio de la ganancia y la maximización de oportunidades' de dóno encontramos la lógica para que una corporación se deshaga de dos millones no fuese lares en beneficio de un político. Si no se esPerala cierta reciprocidad, aunque A1fines. directa, no habría razónparautilizar dinero que se podría canalizar a otros de gún creyente en la infinita bondad del sector empresarial nos diría que se trata los inmero altruismo en pro de la democracia. Bajo este supuesto, entonces, de todos en la sategrantes de la sociedad civil, el sector empresarial resulta el más interesado continuando lud democrática, pues es el que más dinero aporta a las campañas. Más aún, compañías tacon esta lógica,supuestamente dentro del mismo sector empresarial,las proceso bacaleras serían, por alguna extraña razón,las más comPrometidas con el donatielectoral y la salud del sistema político, en virtud de que otorgan los mayores actitud una vos. ¿Qué es lo que puede hacer que los empresarios tabacaleros tengan más cívica que aquellos que se dedican a los lácteos? ¿Será el sector más bondadoso? Dudamos que un defensor de los donativos "desinteresados" pudiera contestar estas allá del preguntas. i, .r., hecho que los donativos tienen :ona razón de ser que va más apoyo desinteresado al proceso democrático' La última afirmación, que niega Ia visión de la derecha, de ninguna manera implica El que las suposiciones de Ia izquierda con respecto a la venta de favores sean ciertas. sósistema no funciona con tanta simpleza. No es posiblé encontrar una sola evidencia recilida que indique una conexión directa entre aportaciones a la campaña y favores bidos. Cualquier ocupante de un cargo de elección que fuese favorecido con dinero suave de cierto donante y posteriormente apoyara medidas que directamente benefiEn ciaran a éste, firmaría de inmediato la sentencia de muerte de su carrera política. denuna una nación con medios de difusión ávidos de escándalos políticos y prestos ciar cualquier anomalía, nadie puede darse el lujo de actuar con tanta torpeza. Si sur1o gieran pruebas de que algún político beneficia a un donante en particular, sus electores abandonarían. Clinton tuvo que sortear con grandes dificultades las acusaciones en el sentido de haber recibido, por medio del Partido Demócrata, dinero suave procedente de China. Es el político que recibe el dinero el menos interesado en que se le vincule con donantes específicos y en sus acciones se cuida de reflejar favoritismos. En el caso Clinton, por ejemplo, ninguna de sus acciones de gobierno podría indicar que favoreció intereses chinos y mucho menos de consorcios específicos como Nations Bank, uno de sus grandes donantes. Entonces, evidentemente, surgirá la duda en el lector: ¿El dinero influye sí o no? La izquierrespuesta es un sí rotundo, pero no bajo 1a lógica simplista de los analistas de mecanismo mediante el cual el dinero se hace presente es muy sutil, propio de

da. El


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un sistema político sumamente complejo y muy vigilado. La forma como se manifiesta es muy parecida a la de una inversión a largo plazo.g Se construye una red de contactos que da al donante más seguridad que el carecer de ella. El donante no espera un favor en particular ni manifiesta su intención de recibirlo. Todavía más, si expresara su intención de ser retribuido correría el riesgo de enfrentarse a la ira de un político que se siente sobornado. Sabe perfectamente que el político no puede actuar contra las exigencias del electorado y que a fin de cuentas éste tiene la úitima palabra. Simplemente entrega el dinero bajo la perspectiva de que será considerado en las decisiones que pudieran afectarlo. Por su parte, un político hábil sabrá que debe su cargo tanto al voto de la gente como a los donativos de sus grandes benefactores. El balance que se crea es perfecto: el aspirante al cargo procura considerar a ambos y es aquí donde el dinero de los grandes donantes empieza a funcionar. Si un político se basara únicamente en el voto popular, muchas de sus medidas afectarían a grandes intereses económicos que carecen del apoyo de la gente. Un ejemplo notable son las medidas para la protección del medio ambiente que gozan de respaldo popular, pero que son vistas con temor por la industria. La industria considera que ciertas medidas harían inviables sus operaciones. Si los políticos actuaran únicamente tomando en cuenta los deseos del ciudadano promedio, los Estados Unidos seguramente contarían con la mejor legislación ecológica del mundo, aunque su industria carecería de solidez. La industria actúa a través del único instrumento confiabie con que cuenta: dinero. Con dinero puede impulsar ia candidatura de un político que, en retribución, incorporará a su discurso las preocupaciones del sector sobre la desaceleración económica. El mensaje llegará al electorado, el cualadvertirá que no todo es ecología y que existen realidades económicas. Incluso si el político no incorpora las ideas de la industria a su discurso, por lo menos, :unavez en el poder, será muy cauteloso de apoyar medidas que afecten a sus grandes e indirectos benefactores. Es decir, resulta falsa la idea de una conspiración de grandes capitales que donando dinero compran favores políticos. Hasta cierto punto se podría decir que actúan a la defensiva. El dinero simplemente los protege de los excesos de populistas-ecologistas como Ralph Nader que, de triunfar,les harían vivir una pesadilla. Así que los donativos a las campañas sí compran influencia o al menos atención, pero jamás favores automáticos. La inversión de los donantes nunca es segura. Mucho dinero nunca logra su cometido y aun los políticos pueden actuar en contra de los intereses de algunos donantes. Son casos excepcionales, dado que todo aspirante a la reelección necesitará dinero para eI siguiente proceso electoral. Los donantes, conscientes de esta situación, no cesan de canalizar dinero, incluso si las cosas no salen como ellos desearan. Hacerse presentes es lo más importante. A esto se debe que con frecuencia los grandes donantes aporten dinero a partidos rivales: deben garantizar que sea quien sea el vencedor, se les considerará al efectuar una decisión. El dinero siempre se entrega remarcando a los representantes del político beneficiado su procedencia. De ser posible, los donativos se hacen de manera directa, mediante una reunión informal e

Claws, Neustadtl y Weller, op. cir., pp. 29-106.


Roderic

Ai Camp

con el candidlto. Se busca entregarlos por sector, o sea, en conjunto, así se Patentiza que una causa es compartida por varios donantes. Con el propósito de ser más efectivos en este sentido, muchos PACs coordinan sus acciones, se agrupan y se manifiestan al unísono. Todas estas acciones desmienten de antemano la posibilidad de que el dinero no tenga intereses específicos. De otra manera/ no habría tazónpara actuar así. Aunque algunos donantes entregan dinero a candidatos rivales, esto no implica que los donativos se otorguen arbitrariamente y sin dirección alguna. El dinero, PaÍa que sea efectivo, debe ser canalizado considerando cuestiones diversas, que van más allá de la mera compra de voluntades. Hay hasta razones ideológicas detrás de cada donativo. No nos referimos a un compromiso ideológico desinteresado basado en la solidaridad con una filosofía política, sino a la posibilidad de que la ideología de cierto candidato tenga más puntos en común con las necesidades del donante. Una emPresa cuyos procesos productivos sean altamente contaminantes tendrá más incentivos para donar dinero a los republicanos que a los demócratas, pues los primeros se manifiestan a favor de menores regulaciones gubernamentales sobre la actividad económica. Por su parte,los sindicatos, deseosos de mantener o incrementar los beneficios de los trabajadores, se inclinan por donar dinero a los demócratas, quienes tienen un mayor

compromiso social a Ia hora de legislar' Las compañías tabacaleras son el mejor ejemplo de donativos perfectamente planeados. Conscientes de que los demócratas favorecen la aplicación de severas restricciones al consumo de cigarros, tienden a entregar sus recursos al Partido Republicano. Suponen, acertadamente, que los republicanos se mostrarán reacios a aprobar una legislación que golpee sensiblemente a su industria. No obstante, para cubrirse las espaldas, reservan Ia parte pequeña de sus donativos al Partido Demócrata, como un aviso cuyo propósito es manifestar: aquí estamos y lospodemos aPoyar. En general, se advierte que el Partido Republicano recibe más donativos del sector empresarial, mientras que el Demócrata goza del favor desproporcionado de los sindicatos. Ninguno de los dos grandes partidos puede considerarse menos influenciable por el dinero, 1o único que varía es la naturaleza de los benefactores. De esta manera, la presencia de dinero en las elecciones va más allá de cualquier característica partidista. En los últimos años, la opinión pública ha mostrado preocupación por la creciente fuerza del dinero como actor en el proceso electoral. La ofensiva de los críticos de los grandes donantes ha sido dirigida en contra del dinero suave. Se cuestiona la forma en que los recursos influyen indirectamente en el comportamiento de los políticos. Como se ha comentado previamente, el dinero funciona de manera muy sutil. Los políticos que responden a la presión del dinero actúan por omisión. No son tan torpes como para realizar políticas activas en beneficio de los grandes donantes. Simplemente, se concretan a diferir o a ignorar las aspiraciones del público. Esta situación ha sido suficiente para que la gente advierta la influencia del dinero y exija reformas. No es necesario que un político legisle activamente en beneficio de General Motors. Só1o tiene que concretarse en no promover legislación que regule en exceso las actividades de sus donantes. Así, por ejemplo, resulta muy común que propuestas de ley que expresan


Dinero

y elecciones en los Estados Unidos:

¿la democracia del dólar?

un fuerte compromiso ecológico mueran en el Congreso o en el escritorio del Ejecutivo de simple inanición. Se les ignora o posterga. Es precisamente este problema el que empieza a llamar la atención de la opinión pública. Conscientes de las exigencias de sus electores, los políticos han variado su discurso. En 1o que se pudiera interpretar como una postura atrevida, algunos incluso ya critican la presencia del dinero suave en las campañas. No es fácIIpara los políticos que ya se encuentran en el cargo y que buscan la reelección criticar el ingreso de dinero en sus campañas, pues generalmente son quienes más dependen de ia generosidad de los donantes. El resultado ha sido la creación de un discurso hipócrita. Por un lado, los políticos denuncian la presencia del dinero, mientras que, por el otro, realizan una labor constante por conseguir fondos para sus campañas. En campaña, mencionan el daño que sufre la democracia por la presencia de grandes capitales en el proceso electoral. Prometen reformas al sistema. En cuanto triunfan, se olvidan de las promesas o promueven las reformas de manera tímida, sin verdadero interés. Se cuentan por decenas los políticos que han actuado de esta manera. Paradójicamente, "los individuos que tienen el poder para cambiar las leyes [...] son los mismos individuos que más se benefician por ei sistema vigente de financiamiento de campaña".lo Los casos más conocidos son los de Bill Clinton y Newt Gingrich, este último durante mucho tiempo el congresista más poderoso. Ambos, desde posiciones ideológicamente opuestas, se manifestaron contra la inmoral presencia de dinero suave en las campañas. Prometieron a la nación su máximo esfuerzo para conseguir una reforma. Eventualmente, se olvidaron de ésta. Y esto no fue todo. El proceso electoral de 1,996los vio como dos de los más fervientes recaudadores de dinero suave. La opinión pública llegó al hartazgo ante las promesas vacías. Al advertir esta situación, el senador republicano John McCain buscó aumentar su popularidad mediante un agresivo esfuerzo por eliminar el dinero suave. Curiosamente, ha sido uno de los grandes beneficiarios del sistema vigente. Ha considerado que en un futuro no muy Iejano los votantes serán rnás importantes que los donantes y se ha adelantado a sus compañeros al adaptarse a las nuevas necesidades políticas. Su estrategia ha tenido cierto éxito: ha subido sus bonos políticos. Para pocos resulta un secreto que McCain busca ser el candidato republicano para Ia Presidencia en eI2008. El2 de abril del presente año, el Senado, con una votación de 59 por 4L, aprobó una serie de reformas al financiamiento electoral. La medida, impulsada por McCain, recibió el apoyo de senadores de ambos partidos.ll La reforma no fue tan radical como Ia pretendida por el senador republicano, pero constituye el primer avance en la que se vislumbra como una fuerte ofensiva en contra del dinero suave. El debate sobre la presencia del dinero en el proceso electoral y las posibles reformas a emprender enfrenta a tres grupos. Uno de ellos, conformado por partidarios de los grandes consorcios empresariales, se identifica con la ausencia de regulaciones y ProPone que el Proceso electoral sea totalmente libre. Basándose en la esencia misma Thomas Patterso4, op. cit., p.25O. rrhttp://thomas.loc.gov/cgi-bin/bdquery/D?d107:19:./list/bss/d107SN.lst::lT0M:/bss/dtOTquery.htmll

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del sistema de libre mercado, propone que los poderosos intereses económicos tengan enuna presencia electoral acorde con su fuetza económica. En el extremo opuesto se prohibición cuentran algunos sectores de la izquierda que se inclinan por la absoluta país de la presencia de dinero de particulares. Afirman que Ia salud democrática del deper,de de la ausencia de intereses privados en el proceso electoral. La única solución ,uái.u en que todo el financiamiento a las campañas Plovenga de fondos públicos que opción, que Parese otorgarían de acuerdo con la fttetzade los candidatos' Una tercera la prohibición total ce la más viable, se mueve entre los dos extremos. se inclina por Esta del dinero suave y por regulaciones más estrictas en 1o referente al dinero duro. postura reformista empieza a ganar terreno debido al derrumbe de la ya insostenible posición de ignorar las exigencias de los votantes' de las Consideramos que difícilmente se obtendrán resultados efectivos Por medio que una reformas propuestas, aunque definitivamente serán un avance. No negamos reforma 1ágrárá frenar los peligrosos excesos a los que el sistema ha llegado. Sin emmanibargo, de ninguna manera se podrá evitar que los grandes intereses económicos fiesten de algún modo su apoyo a ciertos candidatos. El dinero, no importa 1o estrictas elecque sean laslegulaciones, siempre logrará tener un peso esPecífico en el proceso toral. Los mecanismos con que cuenta para manifestarse son tan vastos como las proy pias lagunas en toda legislación que se apruebe. Es una cuestión de realismo simple p.rro. Ño ," puede contar con un sistema político que niegue las realidades socioeUna soconómicas. Política, sociedad y economía se retroalimentan constantemente. ciedad con desigualdades, con un sistema económico abierto y con concentración de poder económico no puede impedir que su sistema electoral refleje su conformación Lstructural. No afirmamos que el fenómeno sea positivo o negativo, pues hacerlo en cualquier sentido implicaría un profundo debate teórico sobre latazón de ser de la democracia y sobre cuáles son los mecanismos idóneos Para que funcione apropiadamente. Sólo presentamos un hecho inocultable, müy acorde con la realidad estadunidense. Después de todo, se trata de la democracia del dólar'


DOSSIER

Pensar la guerra, Raymond Aron f) ,yrrrond Aron advierte acerca de la esterilidad. de cond.enar moralmente la guerra. Él consiI\dera como punto de partida una idea realista de la política: no todos los actores políticos del sistema interestatal planetario creen en la universalidad del ideario liberal europeo del siglo

XIX que, como es sabido, privilegia los pactos como recurso de negociación entre enemigos. Otras civilizaciones encuentran como fin último, aunque en ese momento su debilidad las obligue a pactar, la extinción del enemigo. ZCómo puede Occidente tratar con esas culturas o civilizaciones? ZHablamos de pactos condenados desde su cuna a la incertidumbre del incumplimiento? La vigencia del pensador judío-francés palpita con vida plena a la hora de las respuestas.

Desde su punto de vista, y a ello dedica una de sus obras centrales, Paix et Guerre entre les natiotts (1962),la perfección del orden social puede ser alcanzado por la combinación histórica de dos factores fundamentales: la fuerza y la ley. Desde luego su apuesta es al predominio de la segunda sobre la primera. Su propuesta es el pacto racional, pero el reconocimiento de dicha tensión no puede ser de ningún modo eludido. La guerra es la fusión de lo animal y lo humano. Maquiavelo y Hobbes sonríen maliciosos desde algún salón ignoto. Aron les acompaña. Se burlan de los desesperados retorcimientos verbales que nombran la guerra donde sólo hay confusión. Raymond Aron recuerda, por ejemplo, que "ni los asesinatos, ni el terrorismo, ni la competencia económica constituyen una guerra, en el sentido que doy a este concepto". Por si fuera poco, siguiendo a Rousseau, sostiene que "la guerra no es, pues, una relación de hombre a hombre, sino una relación de Estado a Estado, en la que los particulares son enemigos sólo accidentalmente, y no como hombres, ni siquiera como ciudadanos, sino como soldados; no como miembros de la patria, sino como sus defensores". Así pues, el bombardeo a Afganistán no es convencionalmente guerra alguna. Ahora bien, en el sistema interestatal de relaciones económicas, políticas y religiosas emergen rivalidades que suelen, avivadas "por el odio y la animosidad", transformarse en guerras. La guerra, pues, no es erradicable de manera definitiva del sistema de Estados pensado por Aron. ZCuál es el orden social afirmado por este inmenso y profundo filósofo de la historia? ZQué papel debe desempeñar la civilización occidental? Las respuestas son complejas, pero en el centro Raymond Aron sitúa la que considera la misión de Occidente: la defensa de la libertad. Su triunfo depende entonces de la confianza en sus propios principios. Más aún, la única posibilidad de evitar la guerra total la encuentra en el imperativo de ganar la guerra limitada. El desenlace del régimen Thlibán y de Osama bin Laden dan otravezlarazón, como sucedió con la caída del muro de Berlin en 1989, al visionario francés. Habría mil motivos más para argumentar la pertinencia de este Dossler que celebra la trascendencia de sus ideas. Por ahora quisiera recordar su presencia entre nosotros. Desembarcó del brazo de Rafael Segoviay, como agradecida recuerda Soledad Loaeza, vino en espírituy obra. Es tiempo de volver a la generosa comprensión de Los últimos años del siglo.

MAR


Como peTros y gatos Alfredo Espinosa

2.-

(Es)cena de gatos

Algo tiene la noche que la luna inquieta. Palpita. Uno frente al otro, a una distancia prudente nos sentamos. Titilan los girasoles sobre Ia mesa. Igual que los gatos nos citamos en recónditos lugares. Te acomodas el cabello

y ronroneo. Pasas la lengua por los labios, Iamo la cuchara del café. ¿Recuerdas cuando eléctrica te replegabas a mi cuerpo? Me ovillaría en tus brazos, pero nos miramos con rencor porque de rencor son los ojos del amor herido. Maúllo algo civilizado y me responden tus ojos de gata montés. Los gatos son desleales y solitarios. En el fondo sabemos que ésta es una cita de amor y que el amor es un peligro, mueves la cola, me relamo los bigotes, ambos sacamos las garras: queremos coger. Pedimos vino rojo y algo de ternura. Levanta el aire una ráfa$a de fragancias y recuerdos que enardecen. Me acerco cauteloso como un minino. Tú te entigreces. Armados, tenemos en las manos cuchillo y tenedor. Deseo tu carne y tú la mia. Maúllo más fuerte, arqueas el lomo, se nos eriza el pelambre. Somos un imperio de instintos desconfiados. Pasan sombras como cosas reales. Repentinamente salto encima de ti, te muerdo los labios, me arañas la cara, nos revolcamos un poco, perdemos el estilo. Aparece la sangre en ambos. Hay murmullos, peros ladrando, destellos de luces indiscretas. Sí, de rencor son los ojos del amor herido. Te alejas sigilosa, te persigo sin alcanzarte. Enfierado todavía apuro el vino, enfrío las ganas. No pudimos lamernos, coger, darnos un poco de ternura. Será otra vez.


DOSSIER

RaymondAron Pierre Manent

Pierre Manent, considerated by many people the most britliant disciple of the French Jew, weaves a brief but illustrative history of the elective afflnities of Aron. Wilhelm Dilthey and Max Weber or the philosophers -more historians of the policyMontesquieu and Tocqueville, besides his studied Clausewitz, complete the intellectual tour of Aron. At the same time they contribute to the comprehension of the keys of his thought. Without any doubt we find ourselves with a fundamental essay to understand the work of a man obsessed by breaking with the dogmas and the offers

entro de los rasgos que caracterizan al siglo XX -el que empieza en l914- tres son, por lo menos, indiscutibles: en el campo político, las guerras y revoluciones que parecen desafiar toda razón por la discrepancia entre la mediocridad de los hombres y el alcance de los acontecimientos, por la duración de sv mlmentum destructivo que ya no parece estar controlado por ninguna intencionalidad racional, a veces incluso por la presencia activa de algún deseo maligno que se convierte en un fin en y de sí mismo; en la esfera intelectual, la separación de esta actividad en diversas disciplinas que ya no más tienen una relación necesaria entre sí, una especialización construida sobre la autoridad de lo que llamamos ciencia, de todos modos destructiva de la capacidad organizativa e integradora del espíritu humano, y, finalmente, en el terreno espiritual la tentación de despedir a la razón. Martin Heidegger, el más grande filósofo del siglo quien por algunos años prestó su autoridad al movimiento nazi y desdeñó cualquier retracción, no dejó de denunciar ala razón como "el más implacable enemigo del pensamiento", dio testimonio

of political totalitarist ideologies.


Pierre Manent

de esta tentación con emblemática claridad cuando el último gran representante del pensamiento filosófico alemán se alió con Acheron, cuando el movimiento comunista reactivó los juicios de Brujas en el nombre de la realización y consumación de la Ilustración, ácómo puede uno mantener la raz6n? ZCómo puede uno apelar a la "ciudad humana"? Es una paradoja ilustrativa que en el trastorno causado por su contacto con una Alemania amenazada de caer en Ia oscuridad, un judío francés, fiel a la tradición ilustrada, encontrará el ímpetu y los recursos para confrontar el peligro. La experiencia alemana protegió a Raymond Aron -aunque uno tiene que ser permeable a sus enseñanzas- de la ingenuidad liberal tan extendida en Francia. Al revelar la dependencia de los eventos políticos por encima de las aventuras de la mente, también se salvó de la complacencia tradicionalista y empirista a la cual tiende una vieja cultura cívica como la anglosajona; en este caso particular, la experiencia alemana revivió la cartesian élan: la mente no es libre mientras sea incapaz de destejer la larga cadena de motivos que subyacen a los eventos. Aparentemente sin gran esfuerzo, Aron ha mantenido, atemperadas e iluminadas entre sí, tres lealtades: la ambición filosófica alemana, la claridad e intransigencia francesa y el espíritu cívico anglosajón. Esto marca la amplitud de su alma y la vivacidad de su mente. Nacido en 1905 en el seno de una asimilada familia judía de Lorraine, Aron recibió la misma educación y derrotero académico que un buen número de estudiantes que llegarían a ser famosos después de la Segunda Guerra Mundial: Ia

École Normale Supérieure (L924-1928), donde conocería a Jean Paul Sartre y Paul Nizan; su agregación

de filosofía (1928); su estancia en Alemania (Colonia en 1930-I931;Berlín de 1931 a 1933). Estavisita llevó a que Aron rompiera con las ideas dominantes del círculo académico del que formaba parte en París. En este círculo, las dos principales personalidades fueron Léon Brunschvicg y Alain. El primero, una mente lúcida, reconstruyó la historia de la filosofía occidental y vio en ella el progreso ascendente de la racionalidad que identificó como ciencia. Tendió a considerar que en adelante la tarea de la filosofía no era otra sino comentar los resultados y, sobre todo, los procedimientos de la ciencia; difícilmente se interesó en la política. La segunda personalidad, encantador maestro cruelmente marcado por la experiencia de la Primera Guerra Mundial, desarrolló consideraciones políticas anti-autoritarias, invitando a los ciudadanos a estar siempre alertas frente a los poderes políticos, a los cuales les debían obediencia pero nunca respeto. La insensibilidad política de Brunschvicg y la breve y literaria política de Alain no ayudaron a que Aron entendiera qué estaba pasando en el otro lado del Rhin. Se requería de otros esfuerzos para comprender las conexiones entre historia y política; se requería de otros métodos, de otra clase de conocimiento, diferentes a los que preferían los filósofos universitarios y los ensayistas parciales. Con toda seguridad, la sociología francesa -los discípulos de Durkheim- no carecía de conocimiento ni método; no obstante, parecía no tener nada que decir acerca de los eventos políticos que desdeñaba, a pesar de que sucesos como la Revolución Rusa habían claramente marcado el destino de los hombres. Y ahora, aquí estaba Raymond Aron en Alemania. Leería un buen número de autores que, en grados diferentes, se hacían las mismas preguntas que los franceses habían ignorado: Zqué significa entender un evento histórico?, Zpuede el historiador alcanzar la objetividad?, Zqué método se adapta al entendimiento del universo político e histórico?, Zcuál es la relación entre el actor y el espectador en la historia?


Raymond Aron

Wilhelm Dilthey y Max Weber serían los dos pensadores más grandes para enfrentar estas preguntas. Aron estaba, sobre todo, fascinado por Weber. Más allá de su incomparable erudición, su penetrante entendimiento histórico, la fecundidad de sus proposiciones metodológicas, le sedujo el stimmung del sociólogo alemán: la existencia simultánea del ideal científico más riguroso y la conciencia más aguda de la naturaleza trágica de la historia; trágica porque obligaba a la libertad humana a escoger entre diversas causas cuando larazón no podía. La influencia de Weber en Aron, constantemente señalada por comentaristas y reconocida por él mismo, debe enfatizarse, precisamente porque la textura de ambas obras fue tan diferente. La escritura vehemente y a veces sobrecargada de Weber contrasta con la extrema sobriedad en el tono de Aron. Este último nunca adoptó, ni en estilo ni en pensamiento, la disposición de ánimo nietzcheana, a diferencia de los trabajos del sociólogo germánico. Aunque Aron nunca desarrolló una crítica explícita a la filosofía o método weberianos, la crítica puede encontrarse con claridad a pesar de ser implícita, en esta diferencia de estilo: si para mantenerse fiel al ideal científico debemos renunciar a las religiones trascendentales, entonces Zpara qué conservar el pathos con el cual los fieles describieron, en diversas épocas, "la maldad del hombre sin Dios"? Si el conocimiento científico es hoy nuestro único recurso, Zpor qué resaltar las con-

tradicciones entre la vida y la ciencia, dramatización que sólo puede ocultar la saludable influencia de este conocimiento sobre la acción?

En cualquier caso, si esta recepción, renovación y corrección de Max Weber tuvo consecuencias decisivas en el propio itinerario de Aron, sus consecuencias en el destino del pensamiento de aquél no son desdeñables. A Aron le debemos, en gran medida, que los lectores fueran prevenidos para no obsesionarse con el nietzscheanismo y expresionismo weberianos, y que el erudito y perceptivo sociólogo no fuera eclipsado por el Machtpolitilcer. De alguna manera, gracias en parte a la renovación aroniana -tanto la interpretación que hace Aron de Weber como la obra personal de Aron- es que Weber goza de una saludable posteridad en la sociología europea. Marcado indeleblemente por su encuentro con Weber, Aron escribió en Francia su "Thése d'Etat", que defendió en l93B y publicó el mismo año con el título Introduction á la philosophie de l'histoire. La ocasión fue un acontecimiento intelectual: la Revue de Métaphysique et de Morale hizo un recuento de la defensa. Henri-Irénée Marrou diría más tarde que Ia estancia de Aron en Alemania fue un momento importante para la historia intelectual francesa, porque contribuyó sustancialmente, por medio de su tesis, al debilitamiento del entonces dominante positivismo histórico y sociológico. Además, los miembros del jurado -en particular el filósofo Léon Brunschvicg y los sociólogos Célestin Bouglé y Paul Fauconnet- estaban ellos mismos, en una u otra forma, influenciados por este positMsmo. Por 1o tanto, mientras que admiraban el desempeño intelectual de Aron, permanecieron dubitativos -incómodos sería qtizá una mejor palabra- con respecto a las implicaciones y la importancia de la tesis de Aron. Quizá el tono de este trabajo -su pathos como Aron le llamaría más tarde con algo de severidad- estaba influenciado por la proximidad de la guerra, amenaza que había sido inminente desde 1933. Pocos meses después de Ia defensa de su tesis, estalló la guerra. Después de la derrota, Aron llegó a Londres y se unió a las Fuerzas Libres Francesas. Durante cuatro años fue el editor en jefe de la reüsta La France Libre. Aunque participó de esta forma en el esfuerzo


Pierre Manent

para mantener üva la cultura francesa fuera de Francia, se rehusó a aprobar todas las facetas de la política del general De Gaulle, en particular su pretensión de ser la única encarnación de la legitimidad na-

amistosas con |ean Paul Sartre se rompieron por razones políticas. Sartre tendía a convertirse en un "compañero de viaje" comunista; mientras que Aron tendía

a ser el crítico más agudo del régimen soviético y del favor o al menos indulgencia con que muchos intelectuales lo trataron. Desarrolló sus argumentos en la cional. Por lo menos hasta el desembarque materia enLopium des intellectuels (I955). Su poderosa anglosajón en el norte de África, lamentó "mitos": izquierda, que la propaganda gaullista indiscrimina- crítica a las "palabras sagradas" o damente etiquetara como traidor a todo revolución, proletariado, su análisis detallado y comaquél que obedecía a Maréchal Pétain. parado de la posición de los intelectuales en las sociedades modernas y las peculiaridades de su historia en Thmbién lamentó que para el líder de Francia Libre la afirmación intransigente sobre Francia, hacen de este libro uno de los trabaios polítila identidad e independencia francesas - cos más significativos que hayan aparecido en Francia tan necesarias como fueran- requiriera de y en Europa desde la guerra. Su principal blanco no fueron tanto los comunistas, quienes rechazaban por comportamientos excesivamente agresivos "burguesía", sino los con respecto a los aliados de la época. Es a principio cualquier debate con la partir de este periodo cuando aparecen las "progresistas". Los "progresistas" eran en ese momenconvicciones -tanto morales como políti- to muy severos ante los más pequeños defectos de las cas- que gobernarían sus escritos y con- democracias occidentales y movilizaron toda clase de ducta posteriores a la guerra: su reticencia recursos sutiles para arrojar un velo sobre los peores con respecto a todo comportamiento que crímenes de los comunistas. Mantuvieron el mito de tendiera a incrementar las divisiones entre que a pesar de todo el proletariado estaba destinado a regenerar nuestras vieias sociedades y finalmente a eslos hombres y las muieres de Francia, divisiones a las que todavía son muy suscep- tablecer el respeto de todos para uno y uno para totibles los franceses; un rechazo a los dos. De hecho, aun en este libro, Aron no tuvo interés propagandistas partidistas que pretenden en atacar los ideales de la izquierda (que hasta cierto tener el monopolio sobre el patriotismo; grado no dejaron de ser los suyos), sino su perversión. Analizó cómo las ideas nobles se habían convertido una reserva frente a aquellos procedimientos políticos inspirados por el Machtpolitik en mitos destructivos, en virtud de la ignorancia, las nacionalista del siglo XIX, reserva atem- confusiones mentales y el pensamiento emocional; perada por la aguda conciencia de que las cerebros altamente dotados como Sartre y Merleaucuestiones de poder e independencia di- Ponty fueron capaces -por lo menos por un tiempoplomática son siempre esenciales para la de hacerse los voceros de este pro-comunismo comprimido, a pesar de haberlo encubierto con una trlmpe vida de una nación.

Después de la guerra, Aron regresó a Francia y miró hacia el periodismo, rechazando el puesto de sociólogo que le ofreció la Universidad de Bordeaux. Fue el principal escritor en el C-ombat (1946'L947). El mismo estatus tendría después en el Figaro, donde permanecería por treinta años (hasta 1977). En 1946 sus relaciones

loeilhegeliana. Ese mismo año de 1955, sin renunciar al periodismo, Aron retomó su carrera universitaria. Fue elegido para ocupar la cátedra de sociología en la Sorbona. Sus cursos, pronto publicados, fueron rápidamente considerados clásicos de Ia sociología contemporánea: Dix-huit legons sur la société industrielle (I963); La lutte de classes 096ü; Démocratie et tltalitarisme (1965); Les


Raymond Aron

(1967). Este último trabajo, una serie de retratos intelectuales e históricos de grandes figuras de la sociología -Montesquieu, Comte, Marx, Tocqueville, Durkheim, Pareto, Weberjugó un papel relevante en la memoria de los sociólogos franceses. La tradición Comte-durkheimiana -llena de méritos pero también de límites debido, sobre todo, al desdén por el campo político- se despojó del monopolio de sus fundadores. étapes de la pensée sociologique

En los dos extremos cronológicos, los capítulos sobre Montesquieu y Weber unen el punto de üsta sociológico con el filosófico. En el centro, el capítulo sobre Tocqueville, que rehabilita o, mejor dicho, instala al político francés como un sociólogo de primer orden, muestra que el punto de vista sociológico de ninguna forma impide una consideración atenta de los fenómenos políticos y viceversa, que la creencia en que los fenómenos políticos son de importancia decisiva no obliga a uno a renunciar a las verdades sociológicas establecidas. El capítulo de Etapes de la pensée sociologique dedicado a Tocqueville, sumado al análisis dedicado dos años antes a la concepción tocquevilliana de la libertad en Essai sur les libertés (1965), tuvieron un papel importante en el redescubrimiento del autor de la Democracia en América como referente obligado para entender a las sociedades democráticas. Entonces, hacia finales de los años 60, cuando la sociedad y la opinión parecían dirigirse hacia el "fin de las ideologías", por lo menos hacia el apaciguamiento de las tensiones ideológicas, y cuando Aron estaba al borde de recibir en Francia el reconocimiento que nunca le faltó en el mundo anglosajón o en Alemania, los eventos de mayo de l968 lo forzaron a colocarse

en el lado opuesto de la opinión dominante en los círculos intelectuales franceses. En La révolution introuvable (1968), atacó fuertemente a la revuelta estudiantil. Él qre había sido uno de los críticos más enfáticos del modelo de universidad francesa, se encontró a sí mismo como su defensor más elocuente. Encaró a los "reformadores" cuyos eslogans -No a la selección, Participación de los estudiantes en los jurados examinadores, etc.- le parecían el sepulcro de cualquier auténtica universidad. Aron fue, en términos generales, repelido tanto por la atmósfera circense de Mayo del 68 como por los afanes imitadores del pasado: París, rompiendo sus adoquines, se convirtió en una representación de las grandes escenas del siglo XIX, aquella de IB30 o tB4B, sin la excusa de la miseria o del régimen opresivo. La reacción de Aron a los eventos de ese año sorprendió, irritó y, algunas veces, molestó a los académicos e intelectuales que estaban cerca de él en Francia o en el extranjero. Quizá lo desanimó el ver que Francia, provista desde l95B con instituciones sólidas y finalmente con éxito en la modernización de la economía (y por lo tanto, al parecer, vencedora de sus obstáculos) era aún tan frágil que unas pocas huelgas estudiantiles podían desatar una crisis con capacidad de poner en peligro a la misma República. La amenaza de que un CohnBendit pudiera derrocar al general De Gaulle motivó la furia de Aron. Aquellos cuya serenidad no se afectaba por esta perspectiva, aquellos que incluso fueron entusiastas de esta idea, pudieron, sin duda, reprocharle algo a Aron. No olvidemos, sin embargo, que de acuerdo a la filosofía clásica, la furia debidamente atemperbda por la razón es la pasión del buen ciudadano.

Después de 1968, somos testigos de una amarga reideologización de algunos intelectuales franceses: el dogmático marxismo-leninismo, inspirado por las enseñanzas y trabajos de Louis Althusser, vivió su apogeo. Aron escribió D'une saintefamille d l'autre. Essai sur les marxismes imaginaire (L969), en oposición al marxismo y también para criticar a Sartre, cuyo "grupo en fusión" descrito en Critique de la raison dialectique


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había encontrado algunos partidarios en el fervor de los eventos. Curiosamente, con este último libro podemos fechar el fin del gran debate ideológico en Francia. Por supuesto, ello no significa que este poderoso y brillante trabajo haya convencido a sus adversarios o aun que se hayan molestado en discutirlo. Pero ésta es la última vez que un texto importante dio vida a la polarización de la comunidad intelectual francesa en dos campos irreconciliables, no sólo sobre la base de un profundo desacuerdo político, sino más porque los modelos intelectuales eran en sí mismos incompatibles. Para ser más precisos, se trata de la última vez que Aron trató de ayudar en una forma crítica a los diferentes mundos para que se comunicaran entre sí (durante treinta años él fue virtualmente el único pensador en alentar la claridad intelectual y la conversación cívica). En los años que siguieron, el campo de la intelligentsia marxista-leninista se desplomó. Durante cerca de treinta años, de Opium des intellectuels a D'une sainte famille á l'autre, Aron había objetado y ofrecido sus argumentos sin otra respuesta que el desdén del silencio o el ataque vehemente. En las cercanías de la batalla, los adversarios abandonaron todo: armas y equipaje. Pronto le reprocharían haber pasado demasiado tiempo diciendo lo obvio. Fue una victoria trascendente. Después de L969, dejando de lado todas las polémicas, Aron inició un trabajo importante sobre el pensamiento estratégico de Clausewitz y sobre su destino póstumo. En 1976 publicó los dos volúmenes del monumental Penser la guerre. Clausewitz, que es generalmente considerada su obra maestra. En 1970 había sido electo profesor en el Collége de France del que se retiró

en 1979- Desde 1977 habia sido el presidente del cbmité editorial de la revista semanal l'Etpress. Esta breve descripción biográfica de Aron esboza la variedad y amplitud de los méritos de su obra. Pocos hombres en este siglo han podido, como é1, supgrar los condicionamientos institucionales y las formas prevalecientes de pensamiento que empujan a los académicos y científicos a la casi inevitable especialización. Podía ser igualmente confiable y autorizado, ya sea hablando con el filósofo o el hombre de Estado, el estratega o el economista. Nada es tan necesario para la vitalidad, e incluso la sobrevivencia del espíritu público de las sociedades modernas, que la presencia en su seno de tales hombres. Ellos aseguran la comunicación entre los distintos niveles de gobernantes o grupos autorizados, quienes, sin separarse de sus propias metas y métodos, orientan el destino del cuerpo político. Es con esta sola condición que las democracias pueden mitigar los efectos desintegradores de Ia excesiva división del trabajo; es en esta sola condición que el arte de la política puede mantener su rol arquitectónico básico. Cuando una misma mente es capaz de logros tan variados, naturalmente surge la pregunta: ZRepresentan las distintas facetas de su actividad -filosofía, relaciones internacionales, estrategia, sociología, periodismo- expresiones de 1o que es básicamente una sola concepción del mundo? O, para ser más precisos, si consideramos la biografía intelectual de Aron: ácuál es el significado de su rompimiento con la filosofía pura que viene después de la Segunda Guerra Mundial? Debemos mantener en mente el subtítulo de su tesis de l93B: Un ensayo sobre los límites de la objetividad histórica. Este trabajo es un estudio detallado de la condición histórica del hombre. El procedimiento es analítico. Aron no describe la condición histórica del hombre como el suceso original que comienza con y a la luz del cual todo lo que hace el hombre debe ser entendido. No buscó penetrar como tal a Ia enigmática relación que une la humanidad del hombre al Ser y la cuestión del Ser en el Tiempo como in-


Raymond Aron

tentó Heidegger en Sein und Zeit. Describe, clasifica y articula los diversos campos de la actividad humana en los cuales el hombre se encuentra a sí mismo por su esencia en relación directa o indirecta con el Tiempo. Así que investiga los distintos modos en que el Tiempo es experimentado y conocido: desde el conocimiento de uno mismo hasta el conocimiento de otros; desde los distintos universos espirituales en los cuales el hombre tiene su lugar hasta la pluralidad de perspectivas que se le ofrecen como actor, espectador, hombre privado, ciudadano o historiador. Para ser fiel a esta pluralidad de la historicidad humana, Aron critica fuertemente las dos grandes estrategias que han sido adoptadas en tiempos modernos para neutralízar la conciencia de las paradojas de la historicidad: el determinismo evolucionista v el relativismo histórico. Estos dos gandes arquetipos de doctrina parecen contradecirse entre sí: el primero hace al hombre el señor del tiempo, gracias al conocimiento; el segundo lo,u"r-relve un juguete del tiempo, pues subordina la experiencia y el conocimiento humano a las nuevas e impredecibles dispensas derivadas de las circunstancias

de tiempo y espacio. De hecho, tanto el Ceterminismc como el relativismo históricos eliminan por igual el carácter único de la condición histórica humana y su

tragedia específica, que reside precisamente en que el hombre no es el amo ni el juguete del tiempo. Por lo tanto, Aron trata de mantener la heterogeneidad de los campos del Ser y de los universos espirituales: cada uno debe verse en sus propios términos. Por ejemplo, el tiempo, que es una sucesión de especies vivientes en diversas teorías de la evolución, no puede ser pensado con el mismo aliento que en el tiempo histórico real, en el cual el hombre realiza sus actos y crea sus trabajos. En forma similar, Aron sostiene que la filosofía no se puede deducir legítimamente de algo diferente a sí misma, que "en el último análisis" tendría un efecto moldeador o determinante sobre ella. La historia, ya sea que se refiera específicamente a la "historia de las relaciones de producción", a la "historia de la civilización" o a la "historia de la ciencia", no puede ser un sustituto de la filosofía. La siguiente cita de Aron sustenta, no sin ambigüedad, su pensamiento básico sobre el tema: "la posibilidad de una filosofía de la historia se funde con la posibilidad de una filosofía a pesar de la historia [...]". Thl fórmula ignora una tercera posibilidad, la hegeliana, en donde la culminación de la historia y la culminación de la filosofíi son una y la misma, y por lo tanto toda historia puede ser reconciliada con toda filosofía. De hecho, Hegel está casi ausente de este libro (o está presente sólo a través de la mediación de Marx), mientras que Rickert, Simmel, Weber, Bergson y Comte son analizados a detalle. Historia y Filosofía en la tesis de Aron tienen una relación que es al unísono ambigua, novedosa y enigmática; éste es el más importante punto que debe ser clarificado


Pierre Manent

para entender los ulteriores trabaios de Aron. Quizá uno podría sostener lo siguiente: por un lado, la tesis de Aron da demasiado peso al historicismo -a la idea de que el hombre es esencialmente un ser histórico que se forja a sí mismo y se determina dentro de la historia- para admitir, como la filosofía clásica lo hacía, una teoría de la naturaleza y condición del hombre sub specie aeternitatis; por el otro, conserva mucho de la concepción tradicional de la filosofía -por ejemplo la elaboración de las articulaciones universales de la experiencia humana- como para sucumbir a la seducción del relativismo o de la totalidad histórica (hegeliana o marxista). Aron, al tiempo que rechazaba tanto una filosofía que aboliera la historia y una teoría de la historia que aboliera la filosofía, trató de delimitar un terreno intermedio definido por la distancia insuperable entre filosofía e historia. Aquí descansa lo que uno podría llamar su kantismo: la razón nos provee con "ideas reguladoras" para orientarnos dentro de la historia y, de alguna forma, jrzgar a la historia; aunque, y aun si a uno se le permite esperar que la humanidad en el futuro se ajustará de manera más cercana a los requerimientos de la razón, no podemos concebir la historia como si fuera el triunfo de la razón. Entre lo universal, que preocupa a la filosofía, y lo particular, en el cual el hombre real está inmerso, se extiende un territorio que uno podría llamar filosóficamente neutro. Quizá la actitud aroniana se define más apropiadamente por su rechazo a sucumbir ante los siguientes hechizos: por un parte, el hechizo de la búsqueda filosófica que apunta a lo universal, a lograr lo absoluto; por la

otra, el hechizo de la idolatría histórica que ve en una clase, persona o momento histórico, la encarnación de lo universal. Me limitaré ala observación, sugerida por los comentarios de Gaston Fessard, que se refiere a la dificultad de mantenerse en el territorio de la neutralidad. En un sorprenciente pasaje de su tesis, Aron escribe que no hay historia de la religión ni para el creyente ni para el no creyente. Para el creyente, porque cualquier acto de fe se adhiere a lo eterno y por lo tanto no hay historia; para el no creyente, porque no concibe un orden trascendente. Este perspicaz comentario ciertamente apunta a una de las dificultades más importantes de lo que llamamos "ciencias sociales". No obstante, confinarnos a esta alternativa sin tomar partido por uno u otro de los términos, o sin sugerir un procedimiento que permita eventualmente superar o evitar dicha alternativa, lleva a que la crítica de la filosofía de la historia de Aron parezca condenada a no decir nada con relación a los fenómenos religiosos más grandes que han contribuido a dar forma a nuestra historia. ZTendería necesariamente la filosofía crítica de la historia, dado su rigor metodológico, a disolver el objeto de su estudio? Probablemente, Raymond Aron contestaría que esta objeción no toma en cuenta los límites de la raz6n, "los límites de la objetividad histórica": si la razón no puede decir nada sobre la verdad -:total, parcial o inexistente- de las revelaciones de la religión, por ejemplo, debe tomarse nota de este hecho; pero dicho reconocimiento negativo no es, sin embargo, vacío o estéril, porque en adelante podemos ver las contradicciones inherentes a la condición humana: entre razón y revelación. Sólo sería vacío y estéril si concibiéramos a la razón como una facultad o poder que extendiera su justificación sobre la totalidad del mundo natural y humano. En este caso, la incapacidad de la razón para decirnos algo sobre los fenómenos religiosos como tales sería un radical fracaso que extendería las dudas sobre la definición del hombre como animal racional. Pero si larazón es concebida como una facultadhumana (es decir,finita e incapaz de


Ra¡rmond Aron

darnos acceso a la causa última de las cosas o de permitirnos atrapar la totalidad de la

historia), entonces el reconocimiento de sus límites de ninguna forma excede los bordes de su autoridad: vivir de acuerdo a la razón permanece como la tarea específica y eminentemente humana, aquella en la que el hombre reconoce simultáneamente

y su finitud. Estos comentarios nos ayudan a entender por qué, en la carrera tardía de Aron, la filosofía en el sentido más restringido y académico del término queda relegada al fondo. Eventos, instituciones, sociedades deben ser confrontados y entendidos en sus propios términcs y no sobre la base de una filosofía de la historia que, excediendo los límites de la razón, eliminaría la contingencia o disolvería su individualidad. Entender los eventos en sus propios términos es comprender las intenciones y las acciones de los actores históricos; y uno no puede entender las intenciones y las acciones a menos que las veamos, primero que todo, como los actores mismos lo han hecho. Hay una densidad y una inteligibilidad inherente en los sucesos históricos que el intérprete, el filósofo o el historiador, no pueden reducir a un grupo de "leyes" históricas o su excelencia

sociológicas sin, precisamente, anular esta particular densidad e inteligibilidad. El interés del historiador en un evento o periodo en particular -interés determinado o influenciado desde el inicio por una multitud de factores: un algo en el aire, Ias pasiones particulares de uno, el ideal científico...- es posible por el interés que los propios actores han demostrado en dichos eventos. Ésta es la razón por Ia que la narrativa histórica, tal como el modelo acabado que Tücídides nos legó, tie-

ne un irreductible valor y dignidad para Aron: "El paso del acto individual al evento supra-individual se alcanza a través de la narrativa, sin romper la continuidad, sin sustituir la reconstitución de los hechos por las proposiciones generales, por la sola confrontación de lo que los actores querían y 1o que realmente pasó." ("Thucydide et le récit historique" en Dimensions de la conscience historique, 196l). La inteligibilidad de la historia es primero que nada la inteligibilidad de las acciones de los actores. El reflejo de la narrativa tucididiana, desarrollado por Aron, sirve como ellazo entre la crítica de la razón histórica y el análisis de los comentarios y problemas estratégicos de los eventos. El trabajo filosófico de Aron como tal no ha recibido, al menos hasta años recientes, la atención que merece. En el caso de Francia, las razones son fáciles de comprender. La larga ruptura causada por la guerua y la ocupación han dislocado las comunicaciones y costumbres intelectuales. Las mentes entusiasmadas por un futuro que no se asemejara al pasado, se alejaron de los trabajos y los hombres del periodo de preguerra. Basta pensar, después de 1945, en la casi desaparición de Bergson. Aron mismo confirmó esta ruptura al no regresar a la Universidad y al adoptar un modo de expresión, el periodismo, distinto al género filosófico. Más aún, a menudo Aron no relacionó sus trabajos no periodísticos de la posguerra con su reflexión filosófica previa. Finalmente, debe decirse, sin aventurarse a juzgar a los autores que se beneficiaron de ella, que la filosofía francesa entró en un periodo donde la moda, el estrellato y la confusión entre rigor filosófico y comodidad literaria comprometieron sus condiciones de trabajo. Merleau-Ponty y, sobre todo, Sartre fueron los principales beneficiarios de este estado mental. Por supuesto, fue legítimo que se reconocieran los méritos de Sartre como escritor, psicólogo y filósofo. Pero uno no puede dejar de pensar que Francia se dio el lufo de tener un favorito (Sartre), algo que se añoraría haber tenido desde el siglo XVI[. En realidad, entre L'étre et le néant e Introduction d la philosophie de l'Histoire, hubo numerosas afinida-


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des, debidas tanto al entrenamiento filosófico en común de los dos autores como también a sus conversaciones en la Ecole Normale. Si el texto de Sartre estaba más dirigido a la sensibilidad e imaginación de uno, si tenía una elocuencia más conmovedora, el libro de Aron fue más riguroso, balanceado y, sobre todo, se prestó más a los desarrollos y estudios de profundidad que el modo sartreano de expresión (siempre con autoridad, definitivo, absoluto) prohibía. Como quiera que haya sido, Aron tuvo que pagar el precio -renunciar a su trabajo filosófico ya en procesopara convertirse en lo que realmente era; para que sus obras filosóficas pasadas y el trabajo filosófico posible -lo posible no es 1o irreal- fueran reflejados en cientos de formas, elusivas pero efectivas, de su entendimiento. Esto para que uno.de los jóvenes más inteligentes se conviertiera en eso que la cultura francesa, que no es una cultura cívica, reconoce con gran reticencia y no de buena gana: un hombre público o lo que los romanos llamaban w orador (la palabra cuyo significado completo ya no comprendemos alude al hombre que habla con autoridad y competencia acerca de los asuntos de la ciudad, al hombre cuya elocuencia es capaz de enseñar al público así como mantener la atención de príncipes y cónsules, al hombre cuya razón soberana captura la esencia de cada situación). Probablemente es en las investigaciones de Aron, sobre los problemas estratégicos y de la guerra, donde encontramos los reflejos más explícitos y fecundos de su primera obra filosófica. La guerra se opone diametralmente al imperativo moral del filósofo kantiano y, al mismo tiempo, no puede ser de ninguna forma ignorada

por el pensador político. El deber y el ser aquí están clara y cruelmente diferenciados por la misma realidad. Más aún, es en las decisiones estratégicas cuando el papel del actor y el de la razón en las acciones de dicho actor reciben su importancia central. El modelo de un estratega es o desea ser puramente racional, mientras que el resultado de este modelo es fundamentalmente incierto. Este alto ejercicio de la razón no es una ciencia, los "límites de la objetividad histórica" son la verdadera condición para la acción y dictan su urgencia. La empresa que fascina a Aron es precisamente alcanzar este punto paradójico y extremo donde la razón está en su más alto grado de poder y, simultáneamente, de fragilidad. A través de sus ensayos dedicados a los problemas de la estrategia nuclear, Les guerres en chaíne ( 1951) y Le grand débat (1953), Raymond Aron inició a sus Iectores -y tal vez a líderes políticos y militares- en las exquisiteces y paradojas de las teorías americanas de la disuasión. Pero a diferencia de muchos autores sobre el tema de la estrategia, siempre fue particularmente sensible a la extrema y abstracta naturaleza de dichas teorías, a su dependencia de las esquemáticas y cuestionables hipótesis psicológicas y a las generales condiciones políticas. De sus primeros ensayos de estrategia, y aun antes de haberse enfrascado en el estudio de Clausewitz, Aron no dejó de subrayar la importancia de los asuntos políticos para la elaboración de un meditado discurso estratégico. Paix et guerre entre les nations (1961) es un análisis general, que trata de situar los problemas de la guerra, la pazy la estrategia en la teoría de las relaciones internacionales. Raymond Aron, siempre alerta a la naturaleza irreductible de la acción, nos hizo notar que no puede haber una teoría general de las relaciones internacionales comparable a la teoría general de la economía. En este trabajo, Ileno de ejemplos históricos, analiza el significado de la conducta diplomática, señala nociones fundamentales, especifica las variables que deben examinarse para entender una constelación diplomática. No trata de construir un sistema cerrado.


Ra¡rmond Aron

Si Penser la guerre, Clausewitz es generalmente consideradala pieza maestra de Aron, no cabe duda que tiene que ver con la expresión de sus diversos intereses humanos e intelectuales. Primero que nada, la profunda familiaridad y amor de Aron por la cultura y lengua alemanas. Una de Ias tareas a las que se dedicó en su vida fue a unir a Francia y Alemania. ZQué podía ser más paradójicamente conmovedor que este encuentro con el enemigo de Napoleón, que odiaba a los franceses, y que, sin embargo, sabía cómo silenciar sus prejuicios y pasiones cuando era una cuestión de entender o hacer entendible el genio estratégico del "dios de Ia guerra" de Francia? En cierto sentido, Zno es Clausewitz a Aron 1o que es Napoleón a Clausewitz? ZCómo puede uno no estar conmovido por Ia "personalidad" de este periodo? Brutal por supuesto -y preparando sus propias movilizaciones para las guerras totales del siglo XX-; pero conservando, aun en las relaciones entre enemigos, una humanidad que se perderá en nuestro siglo. Uno de los encantos conmovedores de Clausewitz, como lo recrea Aron, es haber combinado el frío realismo con el ímpetu del idealismo alemán. Aron, quien de todos los autores es el menos dispuesto a la nostalgia, pinta este periodo no sólo intelectualmente sino con an1lre. Uno podría legítimamente decir: Das ist ein mensch de los grandes actores en todos los campos. Todos sus lectores han notado con qué respeto, con qué cariñosa delicadeza pintó el retrato del general prusiano, enfatizando el aspecto atormentado de su alma: vivía entre Ia aristocracia pero con precariedad, era estimado pero no se le reconocían sus verdaderos méritos, era ambicioso e hipersensible, siempre arrastró el

deseo irrealizable de un destino más brillante. A través del más grande autor de la estrategia, Aron trae a la vida las cualidades humanas de las almas imperiosas

y tiernas; en sus meditaciones sobre la primera

guerra europea moderna, sacó su propia humanidad a relucir. En el momento más doloroso de la historia común de Francia y Alemania, cuando la lógica los invitaba a humillarse mutuamente, engrandeció su memoria común; enriqueció y humanizó la memoria de Europa. En el campo especulativo, lo que interesa a Aron es la teoría de la acción, de la cual la acción militar no es sino un ejemplo eminente. ZCómo pensar la acción que es en sí misma incierta? ZCómo pensñr aquello que no es real pero sí posible porque depende de Ia elección humana? Si regresamos a la Introduction y sus trabajos sobre Max Weber, se pregunta qué clase de teoría nos arroja luz sobre la acción sin caer en el doctrinarismo que disuelve la incertidumbre y, en consecuencia, la libertad de acción en una falsa necesidad o racionalidad (sin admitir que el mundo de la acción es sólo confusión no controlada por la razón). Así como enla Introduction Aron busca una via media entre dogmatismo evolucionista y relativismo histórico, en Clausewitz brsca una via media entre doctrinarismo y empirismo. En breve, desea reconquistar el campo de la filosofía práctica o de la razón práctica, no para retornar a la doctrina aristotélica, sino para usar las herramientas conceptuales creadas por autores como Montesquieu y Weber, a quienes podríamos situar en la frontera entre la filosofía y la ciencia social. Quizá el trabajo sobre Clausewitz nos permite entender por qué Aron no escribió el libro sobre Maquiavelo (estudio que había intentado escribir desde hacía largo tiempo), ni la síntesis sobre Marx (que se la había pedido una generación completa) o los paralelismos entre Maquiavelo y Marx que é1 mismo esbozó. Entre el patriota italiano que exalta al príncipe fundador, ex nihilo dela ordini nuovi y el doctrinario alemán que con jubilante indignación desenmaraña la cmel necesidad histórica, Clausewitz personifica el me-


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dio dorado caPaz de armonizar iuiciosamente las restricciones y la libertad de acción. La "extraña trinidad" de la guerra de Clausewitz -las pasiones de la gente, la actividad libre del alma del iefe de la guerra, el entendimiento soberano y regulatorio del fefe político-, Zno podría interpretarse como el emblema de la condición política del hombre, de las condiciones para la acción humana en el mundo político? Aron estabiece con impecabie erudición cómo ei pensamiento de Clausewitz, lejos de ser el profeta de la guerra absoluta, de los extremos, de Ia militarización de la política, es, por el contrario, el pensador que muestra que los obietivos militares -la victoria antes que nada- sólo tienen significado en relación con las metas políticas. Muestra, en particuiar, cuál

el sentido de la famosa fórmula: "La guerra es Ia continuación de la política por otros medios", fórmula tan a menudo interpretada en su forma contraria' La idea de la guerra absoluta -la de los extremos- o de la victoria incondicional perte-

es

necen al concepto de guerra como duelo de voluntades; pero este concepto no presupone que se refleje la realidad, ni dice lo que la guerra debería ser. Más bien, condensa la lógica implícita en toda la guerra; lógica que es modificada, algunas veces considerablemente, por Ias circunstancias. Y más esencialmente, por la influencia de los obietivos políticos, por la

racionalidad del entendimiento político' El segundo volumen de Clausewitz se compone de dos partes. La primera parte -"Prosecutor o defendant?"- es una interrogante sobre el destino y la influencia póstuma de Clausewitz. Aron, en io particular, examina la influencia de sus enseñanzas en el Schlieffen Plan y en los

líderes militares de la Primera Guerra Mundial como Foch o Ludendorff. Ulteriormente, considera el uso que le dieron al tratado de Clausewitz, Lenin y, más tarde, Mao Tse Tü^g. En grados diferentes, y algunas veces por razones opuestas, todos estos hombres tendieron a malinterpretar a Clausewitz más que a enriquecerlo. El fresco pintado por Aron nos ofrece el desmembramiento de la "trinidad" del estratega prusiano. Mientras que la doctrina y la práctica militar occidental dan prioridad a la libertad de acción det jefe de guerra, la ideología y práctica maoístas

ponen énfasis en la gente; los soviéticos se inclinan a acentuar unilateralmente la primacía del entendi' miento y de los objetivos políticos. A pesar de su naturaleza unilateral y las trampas ideológicas que no tienen nada que ver con el pensamiento de Clausewitz, la doctrina estratégica soviética retiene con buen sentido los aspectos centrales del tratado, cuestión que los occidentales tienden a olvidar' La elaboración del verdadero pensamiento de Clausewitz le permitió a Aron reclamarle a los soviéticos la lectura correcta: una doctrina estratégica balanceada que ellos habían modificado, mutilado y usado para sus propios fines. La segunda parte del segundo volumen -"La era nuclear. La apue'sta con razón"- es un análisis de las relaciones internacionales en la era nuclear' Con profundidad, se nutre de los hechos, de los problemas de la disuasión, de las guerras de liberación nacional, de la nueva naturaleza de la violencia revolucionaria' A lo largo de esta parte Aron se muestra sensible a la diferencia radical entre la reflexión estratégica después de Hiroshima y la reflexión estratégica en el tiempo de Clausewitz.Las guerras napoleónicas, sin importar lo sangrientas que fueron, no lograron deshacer la tela común de ia humanidad. La amenaza de la aniquilación nuclear abolió esa parte de la humanidad que en aquellos días permaneció en las reflexiones sobre la guerra y Ia guerra en sí misma: "Hoy cualquiera que contemple guerras y estrategia levanta una barrera entre su inteiigencia y su huma' nidad".


Raymond Aron

Aún en este libro, y ésta es quizá la más grande virtud como texto para educar, el lector siempre encuentra juntas inteligencia y humanidad. Pero la humanidad está presente {omo en todo trabajo de Aroncon sobriedad; reserva que algunas veces es imperceptible para nuestros contemporáneos, acostumbrados a la estridencia de los sentimientos finos. Ésta es larazónpor la que, leyendo a Aron, el lector recordará más de una vez a Tücídides, cuyo apacible valor, libre como estaba de ilusiones, siempre distinguía en las situaciones más inhumanas el elemento humano: el papel de la

libertad.

El análisis sociológico de Raymond Aron se ha vuelto parte de la conciencia pluralista de nuestras sociedades. Se le reprocha con vehemencia, particularmente en Francia, ser esencialmente crítico. De tal forma que podría dejarnos sin guía, sin directrices que nos ayuden a construir una mejor sociedad. De hecho, y de conformidad con la posición filosófica neutral descrita arriba, en ningún momento nos ofrece un modelo para la buena sociedad o para el mejor régimen. Thmpoco ofrece una doctrina que describa y elabore los principios de acuerdo a los cuales debe construirse la buena sociedad. En consecuencia, no se dan referentes sobre Ios cuales todas las sociedades existentes podrían y deberían juzgarse. El punto de partida de Aron es lo que las sociedades dicen acerca de sí mismas, los ideales que profesan, principalmente la libertad y la igualdad. Después analiza el significado o significados de cada uno de estos ideales y cómo pueden permanecer en consenso o en conflicto, en qué contexto el conflicto es inevitable. Un ejemplo sobresaliente de este procedimiento se encuentra en

(1965). Thl procedimiento es necesario, según é1, para entender las sociedades en las cuales vivimos. Más aún, modera las exageradas esperanzas nacidas de la ilusión de multiplicar en todas las circunstancias las ventajas de la libertad por encima de las de la igualdad. Uno debe ser consciente de esta ilusión, precisamente para no poner en peligro tanto a la libertad como a la igualdad. Dicho de otra manera, y si mantenemos en mente su origen kantiano, podemos decir que este tipo de análisis es un cuestionamiento sobre las contradicciones de la condición humana. Aron, ciertamente, nunca cuestionó el valor último de estos ideales en sí mismos; nunca cuestionó el valor último de los ideales modernos (que incluyen no sólo igualdad y libertad, sino también el progreso técnico y la industrialización). Pero en virtud de su

Essai sur les libertés


Pierre Manent

punto de vista filosófico, no podría ser de otra manera. Si no cree que la historia del mundo es el "tribunal del mundo", tampoco piensa que sea posible encontrar un criterio último de iuicio fuera o por arriba de nuestra historia, a menos que sea en la conciencia moral del individuo quien, en una situación dada, pueda, y en algunas ocasiones deba, preferir lo que debe ser a lo que es. En ciertas circunstancias uno sólo puede decir -es una expresión que a Aron le gustaba citarcomo Luther diio a la Dieta de Lombrices: Hier stehe ich; ich kann nicht anders. Mas este encuentro incierto entre la situación y un deber no puede formalizarse y generalizarse en una doctrina de la Verdad y el Bien que superaría, por así decirlo, las contingencias y constreñimientos de la historia. Las ventaias de esta posición filosófica pueden ser vistas en los trabaios que Aron dedicó a sociedades y regímenes políticos modernos Dix-huit lecons sur le société índustrielle; La lutte de classes; Démocratie et totalitarisme. Lo que el público en general ha retenido de estos libros es la importancia que dio a la noción de sociedad industrial. Esta noción engloba como un género dos especies políticas: regímenes liberal-capitalistas por un lado, y regímenes totalitarios-comunistas, por el otro. En ambos lados de la cortina de hierro, Aron ve los mismos constreñimientos impuestos y las mismas aspiraciones expresadas: Ia organización científica del trabaio,

la necesidad de invertir, el deseo de incrementar la productividad, etc. Más allá de Marx, renueva la visión saint-simoniana: las sociedades modernas están específicamente caracterizadas, dada la aplicación de la ciencia a Ia explotación de Ia natu-

raleza, por la industriali zación. Por lo tanto, y al menos en Dix-huit lecons, Aron tendió a relegar la importancia de los regímenes políticos: la diferencia radical entre el régimen liberal, que él llama pluralismo constitucional, y el régimen comunista. Este fue uno de los reproches que algunos pensadores ie hicieron a Aron. Lo reai es que nunca predicó la doctrina de la "convergencia" entre Este y Oeste, aunque ciertamente sí insistió en las características comunes a todas las sociedades industriales, y mantuvo distancia con respecto a su asumida intransigencia opositora al comunismo. De hecho, debemos distinguir dos elementos en su noción de sociedad industrial. Ya hemos mencionado el primero, el saint-simonismo de Aron' A esto habría que añadir que frente a su consternación respecto a los desastres de la política económica de la Francia de entre guerras, estaba felizmente impresionado por el impetuoso crecimiento de la posguerra. Por consiguiente, se mantenía espontáneamente abierto a la influencia de la§ "teorías de crecimiento", en particular a la de Colin Clark' En la noción aroniana de "sociedad industrial", el iuicio neutro la característica específica de la sociedad moderna era la industrialización- fue hasta cierto grado reforzado y estimulado por su elección a favor de la industria y el crecimiento económico. Pero la noción de sociedad industrial iuega otro papel en el modelo de Aron. Puesto que es precisamente indiscutible que la industria fue uno de los puntos en común entre las sociedades occidentales y las del Este, entonces insistir en este hecho es sostener, desde una perspectiva de discurso comparado, que ello era tanto posible como razonable. Esto no era otra cosa que efectuar un ataque directo sobre el dogma comunista que sostenía la inconmensurabilidad de los dos tipos de sociedades (dogma que subraya y condiciona la superioridad de las sociedades comunistas). La elaboración de una noción de sociedad industrial -ya Io diiimos anteriormente- no era anunciar la "convergencia". Thmpoco se trataba de establecer un diálogo con los comunistas que en


Raymond Aron

cualquier caso no estarían abiertos a é1. Era, en cambio, sugerir un lenguaje y nociones que pudieran restablecer en Francia, aunque también en otras naciones occidentales, la comunicación entre liberales anticomunistas y los marxistas o la izquierda industrial que ya no creían en la r.ersión oficial de la sociedad comunista, pero que todavía no estaban listos para \¡er toda la realidad. De hecho es así como, en lo esencial, la noción de sociedad industrial tuvo un papel en la conciencia pública: sirvió menos para reconciliar a los liberales con los comunistas que a ciertos desilusionados comunistas o marxistas con el capitalismo. De esta manera, va no es sólo por sus polémicas, sino también por su concepto de sociedad industrial que Aron ha contribuido a mantener la comunicación intelectual entre los dos campos que dividieron a la conciencia francesa.

Aún así, el problema básico permanece: ádiluye la noción de la sociedad industrial la especificidad del régimen comunista? La respuesta a esta pregunta sólo puede ser positiva. Pero la posición de Aron es en este punto paradójica: a menudo -al retomar, deliberadamente o no, la tradición clásica- subrayó la importancia decisiva del régimen político en la conformación de una sociedad y caracterizó al régimen comunista como idéocratie; esto es lo que realizó en Démocratie et Tbtñlitarisme. /Jlí explica de manera general su predilección por los sociólogos más politizados como

Montesquieu o Tocqueville. Sin duda, hay en el pensamiento de Aron una tensión entre el economista o el saint-simoniano y el liberal político, tensión que quizá refleja aquella otra entre el sociólogo y el filósofo. Desde el punto de vista

opuesto, puede considerarse que en é1 se reconcilian dos tradiciones que, cuando no se ignoran, pelean entre sí: tradiciones que en la realidad, si no en las mentes de la gente (la confluencia de la organización industrial y las libertades políticas), definen la naturaleza de la sociedad occidental moderna. Las observaciones precedentes no deben en ningún caso oscurecer una característica central de la importancia del trabajo y la actividad de Aron: desde el fin de la última guerra ha sido uno de las más inquebrantables, más intransigentes y lúcidos adversarios del comunismo. Su entendimiento del carácter absolutamente mortal de la amenaza del comunismo que pende sobre la civilización y humanidad, fue inmediato y total. Estuvo libre de aquellas vacilaciones y reservas mentales que han, por tanto tiempo, paralizado a grandes inteligencias. Si saber cómo identificar al enemigo -quién es y qué es- es la virtud política más eminente, Aron poseyó esa virtud en el más alto grado. Y en el caso del comunismo (que busca destruir no sólo a la democracia sino también a las condiciones elementales para una vida humana verdadera), su juicio fue más que un simple juicio político. Fue un juicio inseparablemente espiritual y político. En su combate contra el comunismo, Aron fue tanto el defensor civitatis como el defensor humanitatis. Al menos en Francia, el papel de Raymond Aron como comentador político representa una situación inusual. Montesquieu llegó a resaltar que en los regi menes libres, si el historiador tiene el tiempo para buscar y pronunciar la verdad, raramente aprovecha la oportunidad, porque se haya demasiado ocupado en mantener los prejuicios de las facciones que son inseparables de la libertad. Lo que Montesquieu dijo acerca de los historiadores es aún más cierto para los periodistas o los comentadores políticos. Para poder saber Io que van a decir, es usualmente suficiente saber si pertenecen a la mayoría o a la parte opositora. Aron nunca fue un periodista partidista. Cuando la derecha estaba en el poder,y él era uno de los críticos más mordaces de la izquierda dentro de la comunidad intelectual, nunca fue "progubernamental":


Pierre Manent

cuando estimó que el gobierno había cometido un error, lo dilo y argumentó su punto de vista. Así los primeros tres presidentes de la Quinta República descubrieron que no podían "contar con é1". Es precisamente por esta razón que el debate público debe tanto a Aron. Una prueba de este estilo periodístico fue su esclarecedora precisión. Aron, el periodista, tuvo el arte incomparable de señalar en pocas palabras -sin abusos, sin ataques personales maliciosos, sin pathos- la debilidad en la armadura, sea por la imprudencia de algun paso diplomático, Io absurdo de una elección económica o simplemente la vacuidad de un discurso. En la interminable confusión del debate político de una nación democrática enamorada de las palabras, tuvo la perspicacia de Io que emblemáticamente Erasmo llamó "el halcón nocturno", "que ve muy claramente en medio de Ia oscuridad". Esto explica el porqué por más de treinta años las expresiones de Aron circularon en las conversaciones políticas de Francia. Detengámonos un instante en el periodismo, actividad aparentemente tan lejana a la carrera filosófica de Aron. Al parecer el papel político de Aron tiene relación con el Aron filósofo (el Aron kantiano) y es análogo a lo que el Cicerón político tenía con el Cicerón filósofo: el orador sabe que las estrellas existen pero a menudo deja a otros que describan el movimiento de las constelaciones; o si en algunas ocasiones se aventura, su voz revela una triste ironía. Su propia tarea es introducir un poco de orden y claridad al mundo terrenal. Para hacerlo, uno debe olvidarse de las estrellas tanto como se las recuerda. Razón y Iusticia más altas presiden, qtúzá misteriosamente y sin im-

portar lo improbable que puedan ser,los destinos del mundo; pero la tarea de la razón y la justicia humana es, dados los constreñimientos y las incertidumbres de la acción efectiva, limitar los poderes de lo inhumano. De alguna forma, Aron nunca deió de desarrollar su tesis sobre los "límites de la obietividad histórica" de la manera más difícil que hay: interpretando día tras día la historia en construcción. Al principio dije que Raymond Aron reconcilió tres fidelidades: la fidelidad a la ambición filosófica alemana, la fidelidad a la intransigencia y claridad francesas y la fidelidad al civismo anglosaión. Sin alarde ni pomposidad, él es lo que Nietzsche nos pidió ser: un "buen europeo". Aron sostuvo con toda su fuerza cada iniciativa en la dirección de una Europa institucionalizada, pero sin dejar de lado el espíritu europeo. La historia de cada nación europea es demasiado larga y singular para hablar de espíritu europeo. Más bien deberíamos referirnos, en el futuro cercano, al espíritu de las naciones errrop.rt. Éste sólo puede ser cristalizado, por lo tanto, mediante los esfuerzos de los individuos que, perteneciendo a una u otra de estas naciones, tengan una mente lo suficientemente abierta para heredat por así decirlo, la cultura de.otras naciones europeas. Cualquier otra unificación del espíritu europeo sería artificial, en el mejor de los casos empobrecedora; en el peor, ideológica. Gracias a que a Aron se le considera un patriota francés, su contribución al espíritu europeo, a la comunicación entre las naciones europeas, fue tan fecunda. Raymond Aron fue un judío francés. Con sobriedad, asumió su judaísmo sin afirmarlo agresivamente. En realidad nunca perteneció a las dos comunidades. A la única comunidad que profesó fidelidad fue a la nación francesa; a la gente judía, al Estado de Israel, sólo le dio su solidaridad. Esta posición le provocó muchas críticas al interior del iudaísmo. No hay que olvidar que los judíos de la diáspora son acusados de traicionar a la nación de la cual son ciudadanos sólo por incurrir en una supuesta felonía a Ia gente judía o al Estado de Israel. Aún peor, a menudo son enca-


Ra¡rmond Aron

rados por ambas acusaciones, como fue el caso con Aron. Cuando un problema es

teóricamente irresoluble, el que encara el problema debe tratar de no hacerlo más irresoluble: la conciencia de la profundidad de un problema no se mide por la estridencia de las actitudes invocadas. La reserva y sobriedad también caracterizaron a la actitud de Aron con respecto a la cristiandad --el catolicismo en particular, tan importante para la historia y conciencia francesas, dadas las adhesiones y las oposiciones que este tema suele provocar. A¡on fue un no creyente. Y no sólo fue un no creyente, sino que sus escritos no reflejan la ansiedad religiosa o esa nostalgia por las épocas de fe que uno descubre en tantos ateos modernos, como Max Weber. Por otro lado, tampoco encontramos aquellos rasgos característicos de la tradición ilustrada francesa a la cual perteneció. ZAron ha alcanzado ese estado que pocos hombres franceses conocen, aún hoy, de "indiferencia religiosa"? Estaríamos tentados a sostener: fue insensible a la tradición religiosa del judaísmo, porque para él como para la cultura francesa la religión estaba identificada con el cristianismo. O bien que Aron fue indiferente a la cristiandad porque era judío. Qujzá esta fórmula contiene un elemento de verdad. Sin embargo, y de algún modo misterioso, nuestros amigos son parte de nosotros y de lo que somos, entonces vale la pena mencionar lo siguiente: aquellas mentes que fueron las más espontáneas y más profundamente atentas al trabajo filosófico de Aron eran católicos, en particular el historiador Henri-Irénée Marrou y el padre jesuita Gaston Fessard. Esto, es verdad, no prueba nada. Pero en Europa, o Francia en específico, "el libre pensamiento" y la religión

catóIica mantienen relaciones complejas, misteriosas, que el mutuo reconocimiento de su oposición no deshecha. Por encima de esta oposición radical que no tiene por qué atenuarse, existen complicidades tácitas; se dibujan, por debajo del campo de batalla, afinidades informulables, una cadena invisible de fraternidad cuyo secreto nadie alcanza a descifrar. Las amistades católicas que rodearon al Aron agnóstico o ateo son un signo de esa parte no admitida del alma francesa. Europa, desde sus orígenes - y esto es lo que define la "crisis" que es consustancial a ella- ha buscado el régimen político en el cual pueda establecerse y vivir normal y felizmente. Desde el fin del imperio romano, nunca ha podido obtener esa codiciada bendición. Durante dos siglos, este deseo e impulso la han estado presionando, devorando, frenéticamente. Como dice Nietzsche, la historia de Europa hace que uno piense hoy en un río que quiere "terminar cosas". Poner un fin a la historia, poner un fin a la errancia: esa es la tentación más importante del siglo, esencialmente en los promesas revolucionarias pero también en los combates reaccionarios. Ésta es la razón por la que la principal virtud del orden político, Ia prudencia, inseparable de la moderación, se haya tan desacreditada: sólo garantiza la saludable influencia de la razón y nos protege de Ia tentación de petrificar la vida social, al impor¡er por medio de la violencia a la "sociedad racional", al enemigo de toda razón como de toda humanidad. En este siglo, Raymond Aron es un representante ejemplar de esta ürtud cardinal. Sin hacer de sí el predicador de la moderación, sin hacer de esta virtud un tema explícito de sus escritos, la ilustra en cada uno de sus actos y discursos. Formada de instituciones cuyas diferentes Iógicas son a menudo mal seleccionadas o contradictorias, heredero de tradiciones hostiles, la única oportunidad de Europa es mantenerse fiel a su esencia plural. La única oportunidad está vinculada a que el arte de la política logre conjuntar instituciones, tradiciones, pasiones, virtudes que, si cada una fuera dejada a sí misma, destruirían el frágil equilibrio de la vida europea. Ésta


Pierre Manent

por la que Aron, adversario intransigente del comunismo, defensor intransigente de las instituciones liberales, nunca fue un liberal doctrinario, un fanático de aquella abstracción conocida como "el mercado". Nunca sucumbió a la tentación, que es consustancial a la reflexión política, de la ideología. Su análisis prolonga y arroja luz sobre los problemas con los que los actores políticos, ciudadanos u hombres de Estado, se enfrentan realmente en la ciudad. tmpoco pretendió sostener un punto de vista superior que negara el peso de las instituciones, Ia lógica de las situaciones, las pasiones del ciudadano, las incertidumbres del hombre de Estado. Como espectador o actor de un periodo de la historia europea que había convertido al pensamiento en su propio enemigo, ante un escenario en el cual las mentes más grandes habían consentido -por un es la razón

tiempo o al final de sus vidas- a la servidumbre voluntaria, Raymond Aron mostró que la mente podría ser libre en Ia historia y en la ciudad. Puesto que nunca creyó que Ia historia era la realización de la razón, contribuyó a introducir un poco de razón en la política europea; porque nunca creyó que el hombre demócrata debía ser superado y rebasado, sino ilustrado y motivado, contribuyó a introducir un poco de humanidad a la democracia europea; porque nunca deseó mandar con orgullo, nunca estuvo obligado a obedecer servilmente. Aron fue, y sigue siendo todavía, un testigo de la libertad del espíritu en la historia, un educador de la ciudad europea.

Ensayo publicado en European Liberry. Four Essays on the Oaasion of the 25th. Anniversary of the Erasmus Prize Foundation,

Martinus Niihoff Publishers, The Neüerlands, I983. Tiaducción de María de los Ángeles Mascott, María Lucina Domínguez y Iosé Luis Berlanga.


Mientras me baño recuerdo tu cuerpo Alfredo Espinosa

Mientras me baño recuerdo su cuerpo, su poderío amenazante y eléctrico. La lluvia que nos mojara aquella noche se repite en la regadera. Me enjabono y su mano me acaricia. Me visto con la camisa de alegres colores. La lavanda me interna en sus frescos años, me aromo la boca con menta y yerbanis. Soy un gallo de rijosa cresta, de henchido pecho a punto de cantar. Mis hijos quieren jugar conmigo pero se me arrugaría la ropa, y no puedo retrasarme. Su madre los reprende por molestar. No quieren dejarme ir. Voy a verme con la mujer por quien podría abandonarlos.

ll castrato Alfredo Espinosa Canta el hombre que es por amor herido, y sangre &#B2ll; métafora de rechazo &# B2l2; si la amada dice no y el hachazo sucede en el momento más erguido. Canta, si bien triste, mas ya no funda con frutos enervantes y votivos los cuerpos que piden que ya no hunda en húmedos recuerdos primitivos los instintos que fueron degollados. A su cuerpo seco se injerta, yerma, una natura maldita y enferma.

Y en lo baldío de su amor castrado eyacula su corazón llagado

y herido sangra lágrimas de esperma.


DOSSIER

Raymond Aron y la fenomenología de la guerra' Stephen Launay

Which is the nature of the war? In the thermonuclear age, it is possible to avoid the total war? Stephen Launay reviews in

timely

essay,

üis

unpublished in Castilian, the thought of Raymond Aron on the warlike issue. More than to repress the idea of the

war through the moral penal§ or the exaggeration of its presence ever¡rwhere, Aron proposes to think the war in other way. He

to Clausewitz: the policy crosses the warlike phenomenon. On the war there is hatred, indetermination, but also human understanding. The goal of the West is to win the war limited to prevent the total war. Its success depends on the fact that it appeals

believes itself, in its libertarian mission. The aronian bet is clear: reason and freedom.

La era planetaria Lo que llamo el alba de la historia universal. Por primera vez las sociedades llamadas superiores están üviendo una sola y misma historia. Por primera vez, quizás, se puede hablar de "sociedad humana" [...] [...] Nunca los hombres han tenido tantos motivos para no matarse entre ellos. Nunca han tenido tantos motivos para sentirse unidos en una sola y misma empresa. No concluyo de ahÍ que Ia edad de la historia universal será pacÍfica. Lo sabemos, el hombre es un ser razonable, ¿pero lo son los hombres? Dimensíones de la conciencia histórica,

a parte internacional del pensamiento de

Aron

225 y 254.

tan importante políticamente como lo es en el plano epistemológico la parte filosófica.2 Hemos visto que existe complementariedad entre la filosofía y la sociología en Aron. Desde l94I las relaciones internacionales serán un aspecto mayor de su obra y lo seguirán siendo hasta su muerte, puesto que en este "mundo finito" Ia mayor parte de las decisiones tomadas y de los acontecimientos realizados en un lugar del planeta influyen sobre el conjunto de las relaciones mundiales. Una concepción del mundo como sistema no rígido y concreto aParece en Aron, quien va a esforzarse por evaluar sus parámetros y variables sin que en su obra se produzca una ruptura entre la política comparada y el estudio de es

las relaciones entre Estados.3 r Nota de-l¡ traductora: fragmento de la parte tercera del libro de Stephen Launay Ia pensée politique de Raymond Aron, PUF, París, 1995. Traduccióu hecha con la autorización de PUF y del autor. Abarca los dos primeros subtitulos del primer capítulo llamado "Fenomenologia de la guena", precedido de Ia introducción titulada "La era planetaria" (pp. 151-171). Este primer capítulo finaliza con un tercer subtitulo: 3.-La estrategia de la guena nuclea¡ que no fue incluido en la presente publicación parcial. 2

La cornplementariedad de la ñlosofía y lo intemacional en Aron es sostenida por A.-M. Ahonen, The contemporary debate in international relations tlreory and Raymond Aron's epistemology and ontology, Cooperation and Conflict, vol. 29, 1, 1994. r D. J. Malroney, The Liberal Political Science of Raymond Aron, op. cit., p. 96.


Ra¡rmond Aron y la fenomenología de la guerra

Los "conceptos y sistemas" (PGN la. partea) llevan a la definición léxica rigurosa pero abierta, porque sirve para designar realidades móviles, y a la formalización de unidades de inteligibilidad que, con la definición, permite los entrecruzamientos que conducen a la comprensión teórica, sociológica, histórica y praxológica. La unidad teórica de referencia es la conducta diplomático-estratégi ca. Unidad inteligible porque circunscribe "la unidad de la política exterior" (cap. I) y designa la antinomia permanente que asocia y disocia a la vez las negociaciones y los conflictos armados. Los dos conceptos centrales serán la guerra y la políüca (o la diplomacia). La acción diplomático-estratégica se inscribe en un espacio que varía con el curso de los siglos. La unidad ambiental ("espacio histórico", según una expresión de Aron (p. 308)), viene a situar la unidad de acción, y la sociología analiza las influencias que van a sufrir estas unidades. Geopolítica completa porque realiza una revisión de las determinaciones geográficas, económicas e ideológicas, el enfoque de Aron se reclama comparativo: por una parte el sociólogo destaca las diversas teorías de los determinantes, las evalúa con la vara de la acción que considera válida; por otra parte, se pregunta si existe un determinismo global que nombre "un orden del devenir" (cap. XI) y que cree un factor preponderante. Aquí Aron retoma la idea de sus escritos sobre la historia: el devenir es una combinación de inédito y de permanente. Inéditas son la estructura del mundo contemporáneo, su extensión, sus ideologías; inéditas las armas que poseemos. La permanencia es a Raymond Aron, Pa* et guerre entrc les nations 11962), CalmannLévi, "Liberté del esprit", 1984.

la de las relaciones bélicas, y sobre todo ellazo entre las guerras entabladas y las sociedades que las realizan. Esta combinación conduce a la cuestión política decisiva: Zen la edad termonuclear, es posible evitar la guerra total? Antes de responder a esta pregunta en el plano de las sociedades globales, Aron se interroga sobre si el hombre posee una naturaleza que se pueda calificar de paci fica o de belicosa. De hecho, la comprensión de la naturaleza del hombre -y por ello de los orígenes y los caracteres de las guerras- no se separa de su historia. Es por lo que Ia parte sociológica de Paix et guerre ha podido dejar al lector más dubitativo que las otras. Los determinantes de la acción diplomático-estratégica allí expuestos no la hace, en última instancia, más inteligible que en este espacio de indeterminación permanente donde no cabe una clasificación definitiva de las razones para hacerse la guerra o para eütarla.

análisis coyuntural, esta historia sincrónica, dice más. La era planetaria nuestra unidad ambiental- es descompuesta según los sistemas y subsistemas presentes. La novedad de los instrumentos de destrucción lleva a Aron a precisar los términos y los modelos de la estrateE1

gia de disuasión.s Revisa las coyunturas, los posicionamientos regionales o planetarios y marca con fuerza la indisociable y respetable proximidad de lo estratégico y de 1o político. Es decir, que Ia comprensión no se separa de lo que llama la "praxología", las "antinomias de la acción diplomático-estratégica" (IVa. parte) que están sintetizadas en el binomio moral y estrategia. 5

Que retomará

y desanollará en IGD,


Stephen Launay

La moral de las relaciones internacionales es esencialmente política: no se concibe fuera de las acciones efectivas y de los medios que implementa. La estrategia no puede ser más que una estrategia "de conjunto" o una "gran estrategia", como va a insistir E. Luttwak.6Por ello las políticas emprendidas que incluyen las estrategias no pueden ser concebidas sin una cierta idea de la Razón, imaginada como un "más allá de la política de poder" (cap. XXIII y )CflV). Ese más allá no es un simple postulado metafísico, es una referencia extre-

ma, que combinada con la concepción más realista de la política, representa una vara de medida a partir de la cual se pueden evaluar las diversas tentativas de circunscribir, reducir o anular los riesgos de la guerra. Capítulo I Fenomenología de la guerra En Pazy gueffd y en Pensar la guerra, Aton parte del concepto de guerra tal como Clausewitz 1o presentó en De la guerra. Entre las dos obras la diferencia está en el estudio sistemático de la obra del general prusiano realizado en el primer tomo de Pensar la guerra; el segundo reflexiona sobre "la edad nuclear" a partir de los resultados del primero. Más aún: es a una elaboración del fenómeno de la guerra (concepto y realidad) al que se entrega Aron en Ia obra de 197 6, mientras que en la de I962 estudiaba el conjunto de las relaciones internacionales insistiendo en su carácter interestatal.Pero ni en la una ni en la otra obra se apega a un debate de método o, más exactamen6 E.

N. Luttwak, Para la restauracién del penstmíento estratégico,trad.

y

Ie

te, no discute los diferentés paradigmas más que en sus aportaciones a la comprensión de los fenómenos políticos. Es decir, que contrariamente a algunas tendencias que hacen de la epistemología el único fin del razonamiento, Aron considera que ésta no tiene interés sino en la medida en que procura instrumentos pertinentes de anáIisis. Así, todas sus críticas incluyen un momento crucial: el de la confrontación de la teoría referida con los acontecimientos o fenómenos sociales que la misma pretende aclarar. Por ello mismo se subrayan las virtualidades ideológicas de algunas doctrinas. En el estudio de la guerra, la abstracción efectuada tiene como fin una clarificación de los procedimientos intelectuales que permiten comprender mejor la diversidad de las guerras reales. La fenomenología de la guerra es desarrollada por Aron en tres planos que se complementan los unos a los otros: el de Ia conceptualización, el del análisis positivo de las guerras y el del razonamiento estratégico.

-Una conceptualiz ación clausewitziana ZPor qué un hombre de setenta años se asomó a la obra inacabada de un general prusiano? áSe puede ver y confirmar allí el germanismo de Aron, la expresión de un diálogo perpetuo de dos culturas en el seno de una misma conciencia histórica7 que lo llevó a vivir o a sobrevivir en constante proximidad las políticas de y con respecto a Alemania?B No se podría descuidar, sin embargo, Io que no atañe a la sola historia cultural y política sino que 1.

7

J. Rovan, Raymond Aron et l'Allemagle, Raymond Aron (19o5-

paradote de la stratégíe (1987), trad. Marc Saporta, Odile Jacob, Paris,

1983). Hístoire et politique,1985, 248-251 pp. 8 Cfr. Y. Liu, Raymond Aron et le probléme allemand, EHESS, tesis de

1989, tercera parte.

doctorado, enero de 1993.

Jeróme Dumoulin, Commenta¡Íe, 3, otoño de 1978;

de él mismo


Ra¡rmond Aron

toca a la persona misma de Clausewitz y a su objetivo, la elaboración de una teoría de Ia guerra. Aron es sensible a las "dos almas" de Clausewitz: el discípulo de Maquiavelo y el amoroso apasionado (PLG I l4.e). Clausewitz es también para Aron un actor que ha querido "[...1 pensar su acción y la acción", y esto es por "[...] el esfuerzo para aprehender la naturaleza de la guerra, para elaborar una teoría que no se confundiera con ua doctrina, que enseñara al estratega a comprender su tarea sin alimentar la pretensión ridícula de comunicar el secreto de Ia victoria" (p. 15, l2). Ahora bien, esta teoría, Clausewitz la pensó en términos que no pueden dejar de contener lo contemporáneo de las guerras totales del siglo )C( los de la guerra absoluta, del ascenso a los extremos, y de una dialéctica de la üolencia y de la voluntad. Lo que Aron retiene particularmente son las relaciones que Clausewitz concibe entre "tendencia natural de la §uerra", lo que el prusiano llama también "su tendencia filosófiga" , y sus rasgos concretos que modifican "un poco su naturaleza".lo ZCuál es la naturaleza de la guerra? Clausewitz parte de una definición de la guerra como "[...] acto de violencia destinado a constreñir al adversario a ejecutar nuestra voluntad".Il La guerra es, entonces, un medio cuyo fin es Ia sumisión del enemigo a nuestro buen querer, pero este buen querer no puede ser bondad del alma por el hecho del medio que hemos elegido, la violencia física. Para circunscribir esta última, el concepto clausewitziano parte de un bosquejo del fenómeno guerrero por la apre-

hensión del caso extremo: la imagen del duelo y de una ascensión a los extremos, uno de los términos de la definición llamada dualista de la guerra. Por esta imagen del duelo donde el uso de la violencia es central, Clausewitz distingue claramente

la guerra y la paz, ésta como siendo el fin de aquélla. Es decir, que si de la definición inicial, o monista según el término de Aron, Clausewitz extrae la idea de una ascensión a los extremos, él ejerce una se-

lección metódica sin excluir la finalidad política que es el fin de la guerra y no en la guerra.I2 La guerra misma es atravesada y modelada por la política. La exégesis filológica del Tiatado --es así como Aron nombra a De la guerra- destaca el testamento de Clausewitz: el capítulo I del libro I sobre "la naturaleza de la guerra" es el último estado del pensamiento de Clausewitz, no solamente porque la "nota final" lo dice explícitamente,l3 sino porque por una parte el libro VIII sobre "El plan de guerra", considerado uno de los últimos en haber sido revisado por el prusiano, remite a un pasaje del libro I (cap. I) que ahí no figura; y por otra parte el libro \|III plantea, sin dominarla completamente, la distinción de la guerra absoluta y de la guerra real, sobre todo como diferenciación del concepto y de la guerra de la primera especie.la El desenvolvimiento lógico del pensamiento clausewitziano es así reconstituido por Aron: la guerra conforme a su concepto, o guerra absoluta, es ineal. Es aislada de sus causas y condir2 Distinción entre "el fin de guena" y "los objetivos en la guerra", hecha desde de lo que Aron nombra Ia 'estrategia de 1804", C. Von

Clausewitz, De l¿ Roolution a h Restaurat¡on. Etrits et leíres, selección de textos y traducción de Marie-Louise Steinhauser, Gallimard, Paris, 1976, § 13,

s 10

Penser la C.

guenely ll,

Clausewitz, Gallimard, París, 1976. N. de T.

Von Clausewitz, De ta guene. op. cit., tib. I, cap. l, p. 67 y 69.

\t lbid., p.51.

y la fenomenología de la guerra

rr

p. 34.

C.

Von Clausewitz, De la guene, op. cít., p. 44.

ra Sucesivamente:

4tl-412.

íbid.,

l1b.

VIII, capítulo VI B, p. 704; PIG

I lol y


Stephen Launay

ciones, y de las intenciones que la ani., man. Es la imagen de una necesidad que pertenece al esquema, no al fenómeno histórico. Este esquema es, pues, el de una prueba de fuerzas ilustrada por el duelo y la lucha. La acción recíproca de las voluntades hace que no haya límites intrínsecos a la üolencia.

Por un método de modificaciones sucesivas que vuelve Ia teoría hacia lo real,

Clausewitz sustituye los combatientes por los Estados. El duelo incluye asíla posibilidad de una guerra de observación armada e incluso de una suspensión de las hostilidades. La teoría integra las distinciones del objetivo militar y del fin político, de su proporcionalidad, de la influencia de las pasiones y del juicio de probabilidad dado sobre un conflicto que se ejerce en el tiempo y en el espacio. No se puede, así, confiar en el solo concepto de guerra absoluta para comprender la posible tendencia hacia la observación. Ello es posible al contemplar el conflicto en la realidad y de las gandezas morales. Dicho de otro modo, todas las guerras forman parte de la realidad y son una combinación de los elementos presentes en la definición llamada trinitaria: la guerra es "[...] una sorprendente trinidad donde se encuentra primero la violencia original de su elemento, el odio y la animosidad, que hay que considerar como un impulso natural ciego, luego el juego de las probabilidades y del azar que hacen de ella una actividad libre del alma, y su naturaleza subordinada de instrumento de la políüca, por el cual la guerra pertenece al entendimiento". 15 La guerra es de parte a parte política y no tiene más particularidad que los mer5 C. Von Clausewitz, De la guene,

op. cit.1,1,p.69.

dios que utiliza. La politización integral de la guerra conduce entonces a interrogarse sobre las relaciones entre la guerra absoluta y la guerra de extinción. Para Aron, las dos especies de guerra -guerra de extinción o de aniquilamiento y de observación- pertenecen al mismo plan, que', es fenoménico. Mientras que Ia guerra absoluta requiere de Io irreal. Así, Ias dos es,

pecies demandan el método clausewitziano,

que es la aprehensión por los casos extremos entre los cuales se inserta la diversidad histórica de las guerras que son, todas, "[...] simples continuaciones de la política por otros medios", o, según la frase preferida por Aron y que llama la Fórmula, "nada más que Ia prosecusión de la política de Estado por otros medios".16 En el enfoque aroniano es importante comprender la definición de la política, la influencia que tiene sobre la guerra en tanto que concepto y en tanto que fenómeno histórico, y entonces captar las relaciones de inclusión y de exclusión entre la teoría y Ia doctrina de la guerra. Esta importancia se debe al hecho de que, acentuando la política después de haber partido de la definición monista (o absoluta) de la guerra, el teórico se da la posibilidad de "[...] subsumir bajo un solo concepto la diversidad histórica de las guerras" (PLG I I40). Ahora bien, de la idea de que Ia acción guerrera es esencialmente política,

Aron deduce un precepto central de la praxología clausewitziana: "[...] el juicio del cual dependen la medida de los esfuerzos y el plan de guerra, su esencia, recae sobre los caracteres propios del con-

flicto mismo, considerado globalmente en los rasgos (o el rasgo) que definen la )6 C. Von Clausewitz, Inid.,

l,

1, p. 67

y

42.


Ra¡rmond Aron y la fenomenología de la gTuerra

especificidad -juicio que requiere de la política (en el sentido subjetivo), inteligencia personificada del Estado que discierne la naturaleza de esta guerra a partir de

un análisis del medio histórico (o de la política objetivada)" (pp. L40-L4l). Pero si la política subjetivada define esta guerra en función del fin que ella plantea, y si la diversidad histórica de las guerras está ligada a las circunstancias, ála guerra no puede, en cambio, escapar a "la inteligencia del Estado personificado", es de-

cir, al "[...] representante de todos los intereses de la comunidad entera"?r7 Aunque la respuesta positiva sea evidente, es necesario captar las razones. La definición trinitaria distingue al jefe de Estado del jefe militar. Aquél aprecia la naturaleza de la guerra por conducir. Debe saber circunscribir los elementos de la gramática propia a las guerras para elaborar y aprehender los lineamientos delalógica del fin político que plantea.IBUn fin no adecuado se debe entonces a una políüca errónea, es decir, a una mala apreciación de la guerra emprendida, de las circunstancias y del adversario. Por otra parte, la influencia integral de la política en senti-

do subjetivo explica también y permite que se aprehenda la guerra en su unidad, como una totalidad. Esta totalidad que pertenece a la vida social, hace de la violencia extrema, o del aniquilamiento, en la definición inicial, una simple referencia o una advertenciapata los jefes de guerra. áCómo se pasa entonces de la teoría a la práctica y en qué sentido se puede hablar de la historicidad del pensamiento de Clausewitz?

Entre el primer Clausewitz y el último (el de los años 1826-1830), Aron ve una evolución que traduce adecuadamente el paso de la definición inicial a Ia triada y a la Fórmula. Mientras se ha podido descubrir en los escritos anteriores a lB26 la materia que hace de Clausewitz un doctrinario de la ofensiva a ultranza, esta idea provenía también de un desconocimiento de lo que distingue el concepto de lo real, y de la confusión entre la "ilusión lógica" y .1 imperativo praxológico; esta "ilusión lógica" traducida por el hecho de que es necesario "[...] estar siempre listo a todo y enfrentar este extremo en un paroxismo de esfuerzo [...]". Clausewitz continúa más adelante: "hay que reconocer que el espíritu humano se sometería difícilmente a una ilusión lógica (Iogische Traümerei). Frecuentemente resultaría un gasto inútil de fuerza que encontraría necesariamente un contrapeso en otros principios del arte de gobernar; se reactivaría una tensión de la voluntad que no estaría en equilibrio con el fin fijado y que, por consiguiente, no podría ser provocada, puesto que Ia voluntad humana no extrae nunca su fuerza de sutilezas lógicas".l9Es el único texto, nos adüerte Aron, en el cual Clausewitz previene contra una malinterpretación de su conceptualización. Pero antes que la figura de Clausewitz como un dogmático de la ofensiva, aparecida a fines del siglo XIX y defendida por Liddell Hart,2o en )omini domina la figura de un escéptico en materia de ciencia militar. :e C.

Von Clausewitz, De la guene, op, cir., lib. I, cap. I,6, p. 55. Segui-

mos la traducción de Aron (PIGI 113), que traduce Traümerei por il.u-

sión ["réverie"] y no por "fantasía", lo que conviene más a la designación de un despliegue lógico de lo irreal.

t7

20 The Ghost of Napoleon, New Haven, Yale

University Press, 1935;

lbid., p.68 y VIII, 78, p. 705. 18 Gramática de la guerra y lógica política pertenecen al vocabulario

también

de Clausewitz, ibid., p.7O3.

Henri Thies, Editions de la Nouvelle Revue Critique, Paris, 1935.

Ia guerre

moderne, trad. de IIre

British

Way

of Warjore,

de


Gregorio Cervantes Mejía

Cambios de estacíón

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Ra¡rmond Aron y la fenomenologia de la guerra

Aron no hay precisamente enseñan- guerrero del iefe tiene por piedra angular za positiva clausewitziana que pueda de- la resoluci ón (Ents chlo s enb eit), combinaducirse de la teoría, puesto que: "Estudio ción de coraje y de reflexión: "La resoluanalítico del objeto, en su organización ción, escribe Aron, es el entendimiento natural, fsu teoría] conduce a un conoci- que, en plena conciencia de las razones miento elaborado, a discriminaciones cla- de duda, ha reconocido la necesidad de ras; aplicada a la experiencia y en este decidir y las consecuencias fatales de la caso a la historia, crea una verdadera fa- vacilación" (p. 224). Es propiamente la miliaridad con su objeto" (PLG I 289). dificultad con la cual el fefe de guerra se Acercamiento conceptual (por la guerra halla confrontado. Las guerras nacionales absoluta), fenomenología (por la triada) han introducido un material inédito en la sintetizada por Ia Fórmula, el "estudio ra- guerra, el número se ha convertido en un cional" de Clausewitz presentado por Aron factor que puede guiar la decisión. Pero es una arquitectura dialéctica compuesta no es un dato que privilegie el solo cálculo de pares. Este estudio racional ierarquiza de las fuerzas, no es una ventaja más que los niveles de conductas según la relación en función del uso adecuado que haga de Para

s

medio-fin. La táctica usa fuerzas armadas; los combates que resultan, sus resultados, forman el medio de la estrategia que, con los fines planteados, permiten considerar la guerra como una totalidad guerrera cuyo material es la violencia. El tercer nivel es el de la política que incluye como una parte de sí misma la totalidad guerrera. El sistema político (política-objeto y política-sujeto) subraya la imposibilidad de intercambiar fines en la gterra y fines de la guerra, y alcanza la supremacía de la política-sujeto. Esta última se impone puesto que la parte de lo moral es más grande a medida que uno se eleva en la jerarqtía, y la de lo físico disminuye. Virtud guerrera de la armada y opinión (ánimo popular), genio guerrero, entendimiento y resolución política pueden ser los blancos en y de la guerra, pero también los factores de la superioridad de uno de los beligerantes sobre el otro. Como la virtud guerrera de la armada exige una formación, y por consiguiente reglas, como está ernpapada por el efecto de la victoria (táctica), el genio

el fefe de guerra. Es por lo que la estrate§a tiene por vocación ayudar al débil (p. 210). El racionalismo clausewitziano incluye, entonces, la racionalidad instrumental del acoplamiento de los fines y de los medios y la preeminencia del entendimiento. Volvamos a los pares: el primero teje las relaciones de las partes con el todo. El de lo moral y el de 1o físico sugieren una oposición, mientras que el de la defensa y el del ataque focalizan la atención sobre las relaciones disimétricas de las acciones sociales y recíprocas, en el marco de una política cuya concepción no fue profundizada por Clausewitz.Zr Hasta el fin, la conceptualización es la del dominio guerrero. Thmbién el último par precisa el movimiento de los otros dos y deja en suspenso los caracteres de la finalidad política, indeterminada y dominante. Indeterminación que ayuda a comprender el acercamiento del prusiano y de Montesquieu, los dos proclives a los capítulos y párrafos é1

2lCfr. las obseryaciones de C. Lefort, "Lecturas de la guerra: el Clausewitz de Raymond Aron", Annales, 6, noviembre-diciembre de 1977, p. 1279.


Stephen Launay

y ala comparación

entre concepto o tipo ideal y experiencia vivida o percibida. En efecto, es con la dialéctica de la defensa y del ataque por la que, según Aron, nos aproximamos lo más posible a una estrategia de las formas geométricas, de las precisiones. Es con ella también que el abismo se profundiza definitivamente. Cualquier defensa conlleva elementos de ataque y a la inversa. Pero Clausewitz teoriza la relación de los dos a partir del concepto de defensa que explica Ia guerra y sus acciones recíprocas, porque tiene como fin la conservación de 1o que está en la mira del atacante, mientras que el ataque tiene por finalidad la paz. Fuera de esta paradoja que Lenin encontrará divertida (PLG | 246; II 65), la dinámica del escudo y de la espada le interesa más a Aron porque de ahí discierne, en el plan estratégico, una verdad transhistórica: la superioridad de la defensiva reside en la elección del terreno, en el mantenimiento del pueblo y en la erosión del ataque (PLG l24B). La dialéctica de la armadura y de la espada se acerca así a los modelos económicos clásicos, no a imperativos concretos. De ahí la imposibilidad de hacer de Clausewitz el doctrinario de la guerra a ultranza, y la necesidad de Aron de privilegiar la reconstrucción de su pensamiento a partir del libro I, I que tampoco lleva a convertirlo en un defensor del mundo libre. La dificultad de la lectura de Clausewitz no está solamente en la cronología de las redacciones del Tiatado, sino también en los usos que se han hecho de é1. Ésta es la cuestión esencial: Zes posible extraer lecciones para el siglo XX, planetario e ideológico, de un autor que üüó en los tiempos del equilibrio europeo? cortos,

2.-La guerra total Para el analista de las guerras del siglo XX, la era planetaria está caracterizada por la acentuación del aspecto ideológico de los conflictos y por la aparición de las armas nucleares. Pero, paradoja central del estudio aroniano de las guerras: la apuesta ala razón, a la cual nos invita su obra respecto a las relaciones belicosas, no se separa del imperativo praxológico de "salvar la guerra". Para Aron,la Fórmula clarsewitziana impone una arquitectónica política de la teoría y de Ia práctica estratégica, y aplicada a nuestro siglo, exige pensar la guerra y no que se reprima su idea por medio de la condenación moral o haciendo de ella un elemento presente en todas partes, incluso cuando se está en ausencia del choque armado. Es el sentido de esta'1voz del coraz6rt"22 que constituye el epílogo de Pensar la guerra II llamado 'Adiós a las armas o la gran ilusión". Esta gran ilusión es a la vez la de la inversion de la Fótmula y la de la abdicación del pensamiento frente a la guerra por erradicación de ésta. El razonamiento estratégico nos conduce, al contrario, a reconocerla desde el interior, y reconociendo sus límites, a aclarar su lógica política para intentar reducir sus manifestaciones extremas. Una "apuesta por la razórt" se impone. El gran cisma y Las guerras en cadena dan testimonio de esta apuesta formalizada en Pazy guerra (Illa. parte)y luego en la obra de 1976. La guerra ideológica surge de las guerras nacionales de principios del siglo XIX, desarrolla las oposiciones de principios así como las figuras del francotirador y 22

D.J. Mahoney, The Líberal Political Sciefice of Raymond Aron, op. cil., p. 168.


Raymond Aron y la fenomenología de Ia guerra

del partisano. Confirma plenamente que la guerra es un camaleón,23 es decir, que cambia según la coyrntura, y que en cada caso es un complejo de elementos; el combate armado de principios presenta las figuras diversas de la guerra popular, de la guerra de guerrillas, de la guerra de liberación nacional y de Ia guerra revolucionaria. Racionalizaciones históricas, estas guerras poseen una articulación particular según que se consideren los niveles políticos, estrategias o tácticas. La nominación más general, o la más globalizante, es, sin embargo, la de la guerrd popular que Aron distingue de la guerra inencontrable que surgía del uso en todas direcciones de las armas nucleares, y de las gueffds clásicas que ocupan el espacio intermediario entre las dos primeras (P¿G

II

185).

La guerra popular Llamemos "guerra popular" a la guerra que incluye al pueblo entero o a una parte bastante importante del pueblo de manera que éste o la nación entera se encuentran involucrados. Pasamos entonces directamente de las transformaciones de la guerra provocadas por la Revolución a las que han suscitado las revoluciones de nuestro siglo. Así, cuando Clausewitz se mostraba preocupado por distinguir la teoría de la práctica, o la teoría de los imperativos praxológicos, Aron descubre una transformación dela Fótmula en Lenin que hace de la guerra un momento de la política habitual de los países implicados y le confiere una traducción doctrinal que estaba ausente en la teoría clausewitziana. De la diversidad de las guerras reales que había reconocido el prusiano, el revolucionario bolchevique va a extraer tres tipos que 23 C.

Von Clausewitz, De la guene, op. cít.,lib: I, cap. I, p. 69.

cree encontrar en los conflictos de su época

(PLG II, cap. II, párr. I y 2). Lenin considera la guerra como esencialmente política: pero a la idea clausewitziana adjunta la filosofía marxista de la historia. La guerra desencadenada en l914 es imperialista porque tiene lugar entre países imperialistas. Su carácter de defensa nacional es una engañifa. Las guerras nacionales o de liberación nacional tendrán lugar a partir de las colonias o semicolonias. Su legitimidad radicará en su aspecto popular original. Aron subraya una contradicción: por una parte la guerra de L9l4-l9l9 no es nacional a pesar del entusiasmo patriótico que en ella se manifiesta -por Io menos en sus inicios. Esa guerra es la continuación de rivalidades imperialistas previas.24 Por otra parte, el levantamiento de los pueblos dominados contra el colonizador suscita una guerra nacional y se encuentra justificada por la teoría de la autodeterminación de los pueblos. Lenin no había entonces percibido el carácter quasi ulópico de la definición clausewitziana de la política-sujeto como "gestionario de todos los intereses del Estado", sino que tradujo la política en términos de clases. Marxistizó políticamente al Prusiano. Se sabe que después de l9l7 el revolucionario convertido en jefe político va a simplificar las antinomias reales en la pareja Estados capitalistas-Estados socialistas. Según Aron, Mao Tsejfung hace innovaciones en tanto que estratega. Lenin accedió al poder por una técnica clásica de golpe de Estado organizada por Tiotski (en cuanto a la táctica), y usando el armamento de una parte del pueblo como un instru2a Lo que no significa que a los ojos de Lenin la única guena verdadera sea Ia revolucionaria, como escribe Carl Schmitt. Cfr. C. Schmitt, Théorie du partísan (1963), t¡ad. M.-L. Steinhauser, Calmann-Lévy,

Pais, 1972, p. 263, PLG

ll

214.


Stephen Launay

mento revolucionario.2s El líder chino dirige una verdadera guerra revolucionaria y sigue algunos principios clásicos extraídos de Sun Tzu. Como Lenin, postula que la guerra posee los caracteres de los regímenes interiores de los Estados beligerantes tal como aparecen antes del conflicto armado. Igualmente, sólo las guerras en vista de la revolución socialista son justas, puesto que instauran la paz eterna, el iuicio de justicia o injusticia del fenómeno depende del análisis marxista de las clases. Pero Mao acentúa el aspecto alavez popular y de aniquilamiento de la guerra revolucionaria, y la finalidad de la acción es la victoria política y miiitar (PLG II, cap. III, párr. 2). A partir de estas consideraciones, que ligan acciones políticas y militares, Aron deduce: "[...] una distin-

ción conceptual [...] fundamental": "El francotirado¡ entregado a sí mismo, ataca por sorpresa a un destacamento aislado, a un vago o a un rezagado, un puesto mal defendido. No hace prisioneros porque su modo de vida y de combate no se 1o permite n. El partisano, al servicio de una causa política, militante de un partido tanto como soldado de una armada, se esfuerza por ganarse a sus adversarios y a la masa de la población. Simplificando, tengo la tentación de decir que elfrancotirador deviene partisano en la misma medida en que deviene militante" (pp. 105-I06). Estas "dos figuras históricas" han hecho evolucionar la noción de partisano que designaba en el siglo XVIII el elemento de un destacamento de campa-

turada, mientras que el partisano del siglo XX está en un proyecto revolucionario o de liberación nacional. Ahora, este proyecto incluye no solamente las relaciones con el opresor o invasor -relaciones tácücas ofensivas, estrategias defensivas y estrategias políticas ofensivas-, sino también la coyuntura global e incluso mundial. Sin embargo, Aron no concluye, contrariamente al caso de Lenin, que Mao leyó el capítulo de Clausewitz sobre "el armamento del pueblo". La guerra sigue siendo sin duda un medio específico y serio, como en el prusiano. Pero las grandezas morales están también presentes en Sun Tzu (PLG II I I5).26 Los dos casos extremos de guerra popular que son la guerra revolucionaria y la guerra de liberación nacional, son dos mezclas de las figuras del francotirador y del partisano, puesto que la lucha por la población se ha l'uelto un reto mayor de la guerra. Los partisanos tienen la f.uerza para, segúrn el caso, apoyarse sobre una armada regular que toma poco a poco el relevo (guerra de China); o pueden realimentar continuamente el conflicto (Atgelia) y llegar a su fin político por Ia erosión militar o de la opinión metropolitana; o, también, y sobre todo, mantienen una fortaleza ideológica que no tienen sus adversarios (Vietnam). La diferencia esencial entre el siglo XVIII y el siglo XX es la política. Ésta influye sobre la táctica y la estrategia. La táctica no es conceptualmente transformada por la técnica que viene a enriquecer sus medios, no la forma.

ña. La importancia de esta distinción estriba 26

El ideograma chino es traducido (del inglés) por "influencia moral"

en su significado político: el francotirador no pertenece a una organización estruc-

y designa la manera recta de gobernar del soberano. La influencia del soberano es así primordial para Sun Tzu. Cf¡. Sun Tzu, L'art de la

25

guene, trad. del inglés por F. Wang, Garnier-Flammarion, Paris, 1978, reed., p. 92-94. De ahí resulta la atención que hay que dar al pueblo, y

Cfr. C. Malapalte, La technique du coup d'Etat (1931), trad.

Bertrand. Grasset. Paris. 1948. edición revisada.

J.

con ella la reeducación revolucionaria.


Raymond Aron y Ia fenomenología de la guerra

El "partisano telúrico" de Carl Schmitt ya pertenece al universo de Clausewitz que es-

tudia Ia resistencia de los vandeanos y de los chuanes2Ty que conoce la oposición española a la invasión napoleónica. La figura del partisano propia de nuestro siglo es la del "revolucionario profesional" (PLG rr 2rB). La implicación del pueblo en los conflictos, su organización política (ideal y concreta) es el primer momento de la guerra total. El segundo adviene con la Segunda Guerra Mundial -guerra a ultranza y de capitulación incondicional- y Ia aparición de las armas nucleares. La guerra hiperbólica Ideologización y guerra hiperbólica de l9l4 a 1945 demandan una toma de conciencia histórica del fenómeno de guerra total. Su génesis teórica exige algunas precisiones propuestas en Les guerres en chatne en 195 1: la primera mitad del siglo XX da testimonio de un desencadenamiento gueffero que contribuye a debilitar la idea de que la guerra está, y debería estar, so-

metida a Ia política. "La inteligencia personificada del Estado" se vio impotente para imponer un equilibrio entre los conflictos y los retos, fuera por el desconocimiento del género de guerra al cual se estaba enfrentando, fuera por incapacidad de precisar sus fines. ZLos fines ¿n la guerra han prevalecido sobre el fin de la guerra? ZEllo significa la primacía del jefe militar sobre Ia política? O más bien: de los tres actores de la definición trinitaria -o triada (M 64728): pueblo, comandante, gobierno-, Zel primero es el único que 27

N. de T, nomb¡es de los insunectos de Vandea y del oeste de Fran-

cia durante Ia Revolución F¡ancesa. 28 Mémoires. 50 ans de réJleion politique, Julliard, 1983. N. de T.

conserva una importancia decisiva, las pasiones, "el odio y la animosidad", son las únicas que orientan el curso del conflicto? Ello significaría que ya no hay decisión en el sentido de concepción controlada

de un choque decisivo, sino una situación

donde el azar ya no sería el objeto de un "juego de probabilidades", y sería el signo de un misterioso desencadenamiento incontrolado de las acciones recíprocas. Cierto, la imagen historizada por la oposición Este-Oeste es la que sugiere ahí el terror. Pero la tragedia se r,rrelve polémica a medida que deviene más imaginaria y que excluye las posibilidades que nos permiten pensarla, para luego intentar dominarla. Es en lo que las lecciones extraídas por Aron de "la guerra de treinta años" del siglo XX aclaran, sin agotarla, la situación de la segunda mitad del siglo XX. Ésta es, en efecto, caraclerizada alavez por la manera en que la Segunda Guerra Mundial fue conducida, y por el tratamiento de la posguerra --es decir, por la prepara-

ción posterior a L945. El nudo de la explicación aroniana de este periodo designa el entrenamiento de la guerra total, o del proceso que conduce a ella, calificable de hiperbolización. Eso no significa que Aron opte por una comprensión mediante fuerzas oscuras o suprahistóricas que hacen actuar a los hombres sin que tengan la menor conciencia, sino que una coyuntura puede dar lugar a una exaltación que, si es comprendida por el observador, habría podido o podrá al menos parcialmente ser comprendida también por aquellos que hacen la historia. La explicación por hipérbolas reconoce la parte de lo imprevisible e incontrolado, pero especificando los momentos y las decisiones que razonablemente habrían podido ser otros.


Stephen Launay

Leyendo Les guerues en chatne, debemos tener presente su contexto histórico. El 25 de junio de I950, Corea del Norte invadió Corea del Sur, perpetrando, escribe el editorialista del Figaro, "el acontecimiento más grave sucedido después del fin de la Segunda Guerra Mundial". Y precisa: "IJna nueva etapa acaba de ser traspasada en la dirección de la guerra ilimitada" (27 de junio de 1950). El riesgo de guerra total reaparecía. Podía ser suscitada por el choque directo de las dos grandes naciones armadas de la bomba. Cuyo uso no podía ser previsto. Entre la historia que se desarrolla, cuya salida sigue siendo incierta, y el doctrinarismo, Aron formula un diagnóstico que es al mismo tiempo el

imperativo praxológico central del libro de 1951: "El fin de Occidente es y debe ser ganar la guerra limitada para no tener que librarse a Ia guerra total. Pero no llegará a ganarla si no lo anima una resolución inflexible, si no cree en sí mismo y en su misión de libertad" (LGC 497).2e La política está ligada a una concepción de las razones y de los fines del combate que deben ser claros y que para Occidente se resumen en su "misión de libertad". Lo que sostiene esta misión, la política que la formula, es la resolución. "La inteligencia del Estado personificada", o podría precisarse, de la coalición personificada, está amasada con una voluntad sin la cual ella no existe, y sin la cual deja que los me-

canismos de exaltación amplíen los conflictos. áQué aportan al análisis las dos guerras mundiales? La presentación de Aron muestra que existen tendencias históricas hacia la guerra total, no hay fatalidad a destiempo. Se actualiza una lógica de la comprensión 2s Les guerres en chatne, Gallima¡d, 1951. N. de T.

de la acción, no un determinismo de la acción. Se trata de un mecanismo que no era previsible. [¿s "variaciones imaginarias" son plenamente invocadas por Aron: "Hubo momentos en el curso de estos treinta años en que el destino estuvo, por decirlo así, en suspenso, y donde se dibujaban líneas muy distintas de evolución". Aron da un ejemplo: "Se necesitaron algunos cuerpos de armas para que el final de la batalla de la Marne fuera diferente. Una victoria decisiva de Alemania en el Oeste habría probablemente recortado la duración de la guerra, cualquiera que haya sido la política de Rusia y de la Gran Bretaña, después del aplastamiento de Francia. Europa ignoró, una vez más, las virtualidades de la guerra hiperbólica, como las había ignorado en 1870-1871" (p. I l0). Es en la batalla misma donde hay que buscar los factores de hiperbolización que constituyen una compleja mezcla de movilización total de los recursos y de los hombres, y que animan a dos tipos de hombres: el general y el industrial. A la importancia que adquiere el material no solamente se agrega "la organización del entusiasmo",30 sino una batalla de la propaganda y de las ideologías. El orden material de la guerra explica la intervención americana en 1917. El desencadenamiento de propagandas hizo " difícil terminar con una guerra mediante una negociación de estilo tradicional, después de que se convirtió en una guerra de pueblos y de ideas" (LGC 32). La expresión "guerra de treinta años" debe ser utilizada con algunas condiciones: las causas, las coyunturas o constelaciones, los despliegues, los resultados de 30

E. Haléry, L'ére des tyrannies. Etude sur le socíalisme et la guerre, Gallimard, Paris, 1938, p. 214.


Ra¡rmond Aron y la fenomenología de la guerra

los combates y de la guerra fueron muy diferentes en la Primera Guerra Mundial y en la Segunda. Hay una historia del paso de Ia primera a la siguiente, una relación de acontecimientos, la instauración de poderes revolucionarios, de las acciones recíprocas que pudieron faltar -así como la "capitulación decisiva" de marzo de 1936 (p. 40)- no hay ningún determinismo global o de detalle que pudiera borrar los momentos de vacilación del destino. La guerra total tomó su forma plena comenzando por la estrategia douhetista3l de los "comandos del terror", bombardeos aéreos de una amplitud inédita. A eso se suma Ia extensión de la guerrilla, las deportaciones, las acciones de policía. Pero para Aron todavía hubo más. La guerra total se rebasó a sí misma de algún modo, puesto que no debía llegar lógicamente alo que llegó: "[...] l, exterminación, fríamente decidida, científicamente organizada, de seis millones de judíos, [...] los campos de concentración, [...] los procedimientos sádicos de degradación y de muerte lenta". Se realizaba el eco de las predicciones del siglo XIX: "No se podría arrebatar a los hitlerianos el triste mérito de haber prevenido y rebasado las exigencias de la guerra total. En t87I, Renan anunciaba que las pasiones raciales reconducirían a la humanidad a las guerras zoológicas: y ahí nos encontramos" (p. 49).

Derivaciones extrañas del enfrentamiento extremo para un hombre de razón. Al "reflejo" del "hasta el fin" de la primera guerra (p. 33) se agrega una mutilación racionalizada de Ia humanidad. Pero la extrañeza no es inexplicable. 3l N. de T., "douhetista" designa las tácticas aéreas propuestas por Giulio Douhet, oficial de la armada italiana al mando de una unidad de aüación de 1912 a 1915, quien planteó el desarrollo del poder aéreo europeo y la idea del bombardeo estratégico de los centros enemigos.

Nada humano es incomprensible. El rechazo del determinismo retrospectivo no está compensado por el ascenso del imprevisible absoluto. La fenomenología aroniana de la acción pone al día lo que nuestro autor llamó, en una paradójica expresión: "Misteriosa evidencia de la historia" (p. 1I l). Sin embargo, esta "misteriosa evidencia" se analiza en términos de relaciones de fuerzas, de envergadura geopolítica de los conflictos, de relaciones entre estrategia y política. Si la guerra de 1939-1945 vio la hiperbolización rebasar y envolver la guerra total, también marcó la implicación definitiva de los Estados Unidos en la escena mundial, el advenimiento de una vocación imperial cuyo sujeto histórico se había mostrado hasta entonces reticente. Otra cuestión se plantea entonces: ZQué transformaciones han provocado la mundialización de las relaciones internacionales y la fabricación de armas atómicas y posteriormente termonucleares?

Un último punto debe ser precisado previamente y concierne a los lazos de la guerra total y de los Estados totalitarios. Para Aron (LGC cap. IV) las guerras totales han suscitado una desintegración de Ias sociedades, de sus escenarios habituales, de sus instituciones tradicionales y han favorecido reconstituciones durante y después de los conflictos, de las cuales las más determinantes fueron revolucionarias. E. Halér,y piensa que el soüetismo y los fascismos tienen un mismo origen, la guerra, que entraña Ia estatización de la economía y del pensamiento. A esta tesis se asocia la del parentesco político, o de forma gubernamental, de las tiranías italianas, alemanas y rusas. Como historiador, Halévy sostiene la importancia de-


Stephen Launay

terminante del "régimen de guerra" y no del marxismo. Ahora bien, desde el punto de vista del "trabajo", este régimen se ha traducido en una estatización de las relaciones entre sindicatos obreros y patrones en vista de alcanzar objetivos de guerra. A ello se agrega una "organización del entusiasmo" dirigida hacia la erradicación de la libertad de expresión. Dicho en otra forma y retomando la frase de una conferencia del mismo autor pronunciada en 1934,32la guerra da "una extraña lección de socialismo" que es la de los "progresos del militarismo, del burocratismo y de Ia ciencia [que] han envuelto al Estado moderno".33 De ahí resulta un diagnóstico previsionista de 1936: si la guerra estalla y si las democracias quieren conducirla con resolución, "la idea tiránica" se verá rcforzada en Europa. La respuesta crítica de Aron, sobre este punto, es la siguiente (IGC 95): "Las guerras proveen a los partidos revoluciona-

rios la ocasión de vencer, desintegran incluso a aquellas sociedades que en apariencia, como la sociedad francesa, escapan a una revolución en sentido propio". Y más adelante en la misma página: "La guerra ha abierto las esclusas a través de las cuales las ideologías antihumanitarias, antiliberales, antidemocráticas han hecho irrupción". La guerra fue, pues, ocasión de revoluciones. Pero nada, ni en Ia preguerra ni durante Ia guerra, hacía que la Revolución de 19L7 fuera fatal. Después de l9l B solamente Rusia se había transformado en régimen revolucionario. El estado de guerra no había encerrado las democracias en la nacionalización integral

ni en la movilización total continuas.3a No por eso la intervención del Estado, amplificada por la guerra, deja de empezar antes de L914.Incluso considerada como un modelo, la economía de guerra no aparece tal cual en el totalitarismo. La supresión de la libertad de expresión y "la organización del entusiasmo", de acuerdo con la expresión de Halévy, no tienen medida común con la "propaganda integral" que caracteriza, según Aron, la Italia y Ia Aiemania en esos años treinta. ZSe puede, no obstante, sugerir una correlación entre guerra total y Estado total? En efecto, Aron se atenía a un matiz en la tesis de Halévy, pero era un matiz que lograba subrayar la diferencia de naturaleza que separa el Estado total del Estado totalitario y que terminaba en la correlación aleatoria entre régimen de guerra y situación postguerrera: son las doctrinas y los partidos totalitarios quienes han logrado engendrar el Estado-regimiento, no las simples coyunturas (LGC lO4 y cap. XV). Pero si "las guerras se parecen a las sociedades que las libran" (p.

I00), áqué relaciones podemos establecer entre la planetarización de las relaciones internacionales, entre la invención de la bomba atómica, por una parte, y las sociedades posteriores a 1945, por la otra? La guerra total, absurda, mitificada por esta última invención, Zvuelve caducas las diferencias de régimen interior en los beli gerantes eventuales? Tiaducción de Teresa Martínez Terán

3a

12 33

E. Halévy, op. cit., p.2ol lbid., p.235.

R. Aron, L ére des §rannies d'Elie Halévy, Reuue de metaphysique et de morale, mayo de 1939, reproducido con el título de: El socialismo y la guerra, en HP lRaymond Aron (1905-1983). Histoíre et polítíquel 328340. NB 333.


Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Vicerrectoría de Investi§ación y Estudios de Postgrado Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Maestría en Ciencias Politicas CONVOCAN

A los aspirantes a in§resar a esfudiar

MarsmÍe

EN CIENCIAs

su

PorÍncns

Especialidad Sistema Político Mexicano En la búsqueda permanente de Ia excelencia académica con compromiso social, Ia Benemérita Universidad Autónoma de Puebla impulsa y fomenta la creación de programas de posgrado de alto nivel académico como una respuesta a la necesidad de contar con académicos y profesionales capacitados para resolver con éxito los retos de una sociedad en transición hacia la democracia y, por Io tanto, cada vez más compleja. En este esfuerzo institucional, la Facultad de Derecho Ciencias Sociales de esta casa de esfudios se complace en.anunciar su Maestría en Ciencias Políticas. I. Perfil del egresado Este posgirado ofrece al estudiante un extenso horizonte que recorre los aspectos teóricos y metodológicos correspondientes a las Ciencias Políticas. El objetivo central es que nuestros egresados, al final de sus estudios, se encuentren capacitados para desarrollar, pertinentemente, el análisis y Ia reflexión de los procesos y fenómenos políticos que hoy vive nuestro país en todos los niveles de gobierno.

II. Duración Esta Maestría tendrá una duración de cuatro semestres (más un periodo de tres meses del curso propedéutico).

diüden en obligatorios, optativos y seminarios de área. Los cursos obligatorios por áreas comprenden:

Los cursos se

Propedéutico (tres cursos); serie de Ciencias Politicas (dos); serie de Filosofía Politica (dos); Métodos y Técnicas de la Ciencia PolÍtica (dos) y la serie de Política Mexicana (dos). El alumno conjuntamente con su asesor configurará, desde el primer semestre, su plan de estudios de acuerdo con su proyecto de investigación para la obtención del grado.

III. Prog¡ama La organización de Ia MaestrÍa por bloque de materias conforma de Ia siguiente manera:

se

Ciencias Polític as : Estos cursos esfu diarán, sistemáticamente, esfera de la ciencia política. Escuelas clásicas del pensamiento político y desarrollos actuales de la comprensión y explicación politológica. Métodos y técnicas de la Ciencio Política: Esta área tiene como objetivo encaminar al estudiante por las üas del conoci miento politológico. El alumno deberá conocer las fuentes clásicas de la metodología de las ciencias sociales y hará uso de las modernas técnicas de estadÍstica y computación para el procesamiento más eficiente y preciso de los datos y Ia información que fortalezcan las hipótesis de trabajo del análisis politico. Política mericana:Los cursos que integran esta área se encuentran definidos por el estudio de los procesos políticos contem-

la trayectoria del conocimiento en la

poráneos de este bloque brindan al alumno información sobre los procesos y fenómenos politicos contemporáneos constifuyen, además, el fundamento de especialización de los egresados. Cursos optatiuos: Este bloque de materias ofrecerá al alumno una serie de posibilidades en su formación. Los cursos estarán orientados tanto a profundizar en Ia formación y análisis, es-

pecializados sobre algún área o tema de las Ciencias Políticas, como a fortalecer la formación interdiciplinaria del estudiante.

Los seminarios de area

y

los talleres de inuestigación:

Estos espacios del programa de Maestria conflguran Ia estructura de la investigación para la elaboración de la tesis del estudiante, en los seminarios de área y en los talleres, el estudiante desarrollará un trabajo que debe concluir con Ia redacción de la tesis. El propedéutico: Se integra por tres cursos, es un requisito para que los estudiantes puedan in§resar al programa de MaestrÍa. Tiene por tanto objetivos de homogeneización académica de los aspirantes, así como de selección de los mismos, tiene una duración minima de dos meses. Iiliomas: Durante los cuatro semestres del pro$rama el estudiante deberá acreditar como mínimo la traducción de un idioma, distinto al que acredite al ingresar, a escoger entre: inglés, francés, alemán o italiano. IV. Admisión Los estudiantes que aspiren a ingresar en este posgrado deberán presentar un examen. Los requisitos generales son: a) Acta de nacimiento (original y copia). b) Titulo de licenciatura o acta de examen profesional en caso de que el título no haya terminado de tramitarse. c) Dos cartas de recomendación, las cuales deberán ser firmadas por académicos de la institución en que se cursó la licenciatura o en su defecto por académicos de alguna casa de esfudios superiores ampliamente reconocida. d) Una carta exponiendo los motivos para solicitar su ingreso a la Maestria. e) Currículum vitae acompañado de cuatro fotografÍas tipo credencial. fl Pre-proyecto de investigación sobre un tema relacionado con las áreas de investigación existentes en el C.C.P. Para mayores informes comunicarse al teléfono

45-86-91.

(ol) {2212) 2-


B¡bliografia de Raymond Aron en castellano o Dimensiones de la conciencia histórica, traducción de Pedro López Cortezo, Tecnos, Madrid, 1962.

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Progress and Disillusion. The Dialectics of Modern Society, by Encyclopaedia Britannica, Inc. 1968.

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Études politiques, Gallimard, Pans, 1972.

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Introduction a la philosophie politique. Démocratie et réuolution, Editions de Fallois, Paris, 1997. Prefacio de Jean Claude Casanova.


Temía de ti Alfredo Espinosa

Temía de ti, volátil geografía de pétalos oscuros. Te buscaba como a una lámpara

y me topé en tus ojos la escultura mudable de la luna, sus mármoles inquietos, su carne arisca y ternurosa. Unté en mis manos su luz sáfica, toqué el botón de los sueños y apareció en tu cuerpo una música encendida por súbitos arrebatos, el trémulo río de pájaros suspirantes y el tigire cuyas rayas enjaulan vértigos. Lamí la noche, su región marítima y sulfurosa, y encendí su hoguera, bebí de tu cuerpo angélico el antídoto contra el insomnio y soñé cóntigo.


PARACAIDAS Los anlipodas El oriqen de los indios elt lo rnzon politicn del

siqlo )(I|l Julio Glockner

na de las ideas más lúcidas

se dice, se leen de una sentada, se

de las diásporas de los antiguos is-

para pensar los complejos problemas que se derivaron de la expansión colonialista europea fue la que Edmundo O'Gorman formuló en su célebre libro La inuención de América. El libro de Teresa Martinez Terán, Los antípodas, el origen de los indios en la razón

equivoca completamente pues Io es-

raelitas, idea muy socorrida ya en el

pera un libro dificil, escrito con rigor

siglo XM que aparece como un hecho evidente en obras tan importantes como la de fray Diego Durán.

política del siglo XVI, adopta

esa

perspectiva para mostrarnos, con una inteligencia aguda y una información erudita, las formas en que los territorios y los habitantes del nuevo continente fueron concebidos por el imaginario politico-religioso europeo. Los antípodas es un texto denso

en el que el análisis minucioso

y la

reflexión obligan a una lectura lenta pero provechosa. Las ideas que contiene no se ordenan en un discurso simple y lineal, más bien se asemejan a aquellos jardines en que las sendas se bifurcan y convergen varias veces a lo largo del camino. La vasta información histórica que maneja la autora y las constantes comparaciones que con ella realiza, introduciendo al lector en el pensamiento religioso, filosófico y político de la época, hacen de su lectura

académico, lo esperan, por mencionar un detalle, seiscientas noventa y ocho citas, sin que alguna de ellas esté de más. Desde que Colón

y sus acompa-

ñantes desembarcaron, sin saberlo, en un continente desconocido para los europeos, hasta mediados del siglo XVII en que se habia consolidado la primera economía mundial bajo la hegemonia de España y Portugal (la abuela de nuestra actual globalización), cada vez que se descubrían

nuevos territorios se renovaba la reflexión y la discusión en torno al origen y la naturaleza de los pue-

Otro titulo interesante es el de Antonio de León Pinelo, quien también al mediar el siglo XVII publicó el resultado de sus indagaciones titulando su libro El paraíso del Nueuo Mundo, comentario apologético,

historia naturql y peregrino de las Indiqs Occidentales y tierra firme del mar océano. En este texto, nos dice Franklin Pease, el autor sostuvo que el paraÍso se hallaba en América,

concretamente en territorios ubicados al este de los Andes, lo cual im-

canos. Esperanza de Israel. Un sub-

plicaba que Dios había creado al hombre ahi, según la lógica de las teorías monogenistas de la época. En los primeros años del siglo XVII apareció también el libro de Gregorio García titulado El origen de los indios del Nueuo Mundo e Indias Occidenfales. Este texto y una reedición modificada en 1729, que

título elocuente explicaba: «Obra

es Ia que ha llegado hasta nuestros

blos americanos. Basta leer los títulos de algunos

libros publicados durante el siglo XVII para tener una idea del tipo de argumentación que contenian. En 1650 se publicó en Ámsterdam un libro titulado Origen de los ameri-

con suma curiosidad compuesta por

dias en una edición facsimilar del

un teólogo y ñlósofo hebreo. Trata

Fondo de Cultura Económica, es uno

del admirable esparcimiento de las diez tribus y su inefable reducción

de los ejes en el análisis

una rica experiencia intelectual. Si algún despistado, atraído por el tÍtulo, cree que va a encontrar un li-

con las demás de la patria [...]» El título mismo nos revela el propósito del autor de mostrar la población

este Iibro el fraile dominico hizo una

vantes que hasta ese momento se ha-

bro entretenido, de esos que según

de América como una consecuencia

bian expuesto sobre la población de

y las reflexiones de Teresa Martínez. En revisión de las doce tesis más rele-


Los antípodas. El origen de los indios en la razón política del siglo XM

América. La primera afirmaba que a

hijo de Yectán, o que descienden

las Indias occidentales se había llegado por mar desde la antigüedad,

del pueblo que habitó la Atlántida, o de los griegos, los fenicios, los

prueba de ello eran los viajes de la

tártaros o los chinos, sin dejar

flota de Salomón a Ophir y

Iado, finalmente, los relatos en que

a Tarsis,

de

encontrándose referencias de esta

los indios narran su propio origen.

travesía en Séneca, Platón y Aristó-

Gregorio García, nos dice la autora, no descarta ninguna de estas

teles, entre otros.

La segunda tesis es la deljesuita José de Acosta, quien en su Historia

Naturql y moral de las Indias, dice que los primeros hombres que poblaron América pudieron muy bien llegar por mar, pero no asi los animales, y mucho menos los salvajes y de gran tamaño. La explicación a la presencia de los diversos animales en el nuevo mundo había tenido

posibilidades pues las considera inverificables: «la neutralidad y el escepticismo con que desarrolla el tema, dice Tere Martínez, le van a permitir, al final, esbozar su propia opinión, que será la de que hubo múltiples migraciones, procedentes

de diversas partes del mundo en

hasta entonces dos argumentos prin-

épocas variadas, y Ia idea de que en América sólo se continúa un mestizaje que se habia iniciado mucho

cipales: la generación espontánea

tiempo antes en otras partes». No voy a exponer aquÍ los imbri-

(que sólo era posible para el caso de

En fin, ya encarrerado, quisiera decir que el mayor mérito que encuentro en su libro, es que nos pro-

porciona una lúcida y muy bien documentada perspectiva histórica sobre los discursos que se han elaborado en torno a los pueblos indios con la pretensión de legitimar su dominación. Nunca me he creido

el cuento de que la historia sirve para que los hombres no cometan los mismos errores, quien sosten$a este blandengue punto de vista simplemente desconoce la naturaleza de los procesos históricos, más bien,

si nos afanamos en encontrarle una utilidad a la historia, ésta podría consistir en que nos muestra las diversas formas en que los hombres cometen los mismos errores y, por su puesto, los mismos horrores.

los antípodas

los insectos y los animales pequeños) y una segunda creación divina

tos que caracterizan las reflexiones

es, según declara su autora «abordar

posdiluviana. El primer razonamien-

sobre el origen de los indios america-

el pensamiento politico del siglo XVI

to no explica la presencia de la fauna mayor y el segundo perturba el orden creado por Dios del cual da cuenta el Antiguo Testamento, de modo que el sabio jesuita concluyó

nos, pues correria el ries$o, al intentar

que aplica los mitos genealógicos oc-

la síntesis, de presentar una imagjen conñsa y tediosa del libro, con lo cual le haría un flaco favor a un texto que, por el contrario, se caracteriza por la claridad de su eiposición y por mantener despierto el interés del lector a lo largo de sus páginas.

cidentales ai hecho americano y crea

planteando que existe un pasaje por tierra donde los continentes se juntan o están muy cercanos, de modo que hombres y animales pudieron pasar «no tanto por mar como caminando por tierra». Siglos más tarde la teoría, del antropólogo francés Paul Rivet le otorgará un fundamen-

cados ar$umentos

y contra-argumen-

Prefiero, en cambio, saltar por encima del detalle erudito y mirar en sú

conjunto las discusiones ideológicas que el libro contiene, ello me

Si el propósito de

divisiones raciales conforme a proyectos especificos de dominación», al avanzar en su lectura inevitablemente van surgiendo las analogías con la situación actual, en la que el concepto de indio vuelve a ser motivo de atención, reflexión, confusión y discusión para implementar politicas en favor o en contra del reconocimiento de sus derechos cul-

permitirá hacer algunas observacio-

turales, politicos y económicos.

to científico a estas ideas. 0tras tesis expuestas por Gregorio Garcia se refieren a antiguas migraciones de pueblos cuyas genealogias provienen de los cartagineses, o de los hebreos de las diez tribus perdidas, o bien que los in-

nes al comparar las ideas que sobre

Hoy no está en discusión, como lo estuvo en el siglo XVI, el origen

dios pertenecen a la linea de Ophi¡

los indios se tenían en los siglos XVI y XMI con las que actualmente

de los indios esgrimiendo argumen-

tienen. Además, debo confesar que

tos de carácter mítico-religioso basa-

estoy haciendo estos comentarios por

dos en el conocimiento del Antiguo

amistad con Tere y no porque me sienta calificado para opinar sobre

Testamento. A nadie se le ocurriria

un libro escrito para especialistas.

indios de México son descendientes

se

en nuestros dÍas plantear que los


Julio Glockner

a

que pretendia hacer desaParecer a

ser hombres argumentando su imperfección humana, hoY se llegó al

Ios indios por medio de la convivencia íntima con inmigrantes ex-

su inferioridad ar$umentando que

grado de negar su derecho a ser Pue-

tranjeros. Una variante de esta idea

carecen de alma; sin embargo, sí haY

blos distintos argumentando el escaso desarrollo de sus culturas... en suma, el indio ha sido considerado tanto por los europeos colonialistas

fue formulada por Emilio Rabasa, quien decía lo siguiente: «Cuando

de las tribus Perdidas de Israel o que provienen de alguno de los hijos de Noé. No haY quien suponga

gó aI grado de negar su derecho

quienes piensan, Y no son Pocos' que carecen de las mismas facultades de raciocinio que tienen los habitantes de las ciudades modernas, y que ello se debe a que continúan

viviendo en esa zona nebulosa que los libros de texto oficiales nos enseñaron a reconocer como el ámbito de nuestros antepasados prehispánicos. Se piensa que son Pueblos em-

pobrecidos debido a su ancestral atraso, a su resistencia a modernizarse, a su analfabetismo, su pereza y su extraño modo de disPendiar en

fiestas el poco dinero que obtienen en lugar de ahorrar o invertir, como lo haría cualquier «gente de razón». Es decir, la caracterización que de ellos se hace imPlica siemPre una negación que apunta a lo que creemos que les falta sin Prestar atención a la que son Y a 1o que tienen. En este sentido el desconocimiento de los pueblos indios es tan $rande ayer como hoy, Y los Prejuicios, falsedades y ligerezas que se dicen sobre ellos son iguales de abundantes

y perniciosas. En los pobres esquemas del desa-

como por la actual Población mestiza como un ser fallido, atrasado, incompleto y con pocas posibilida-

los niños de Ia clase pobre indÍgena concurren en un Pueblo a escuelas que tienen discípulos de la clase superior, comienzan Por desPertar Y acaban por aprender tanto como los

des de mejorar.

demás; pero deben a estos su buen

Echemos simPlemente un vista-

éxito y por ellos tienen estímulos.

zo ala opinión de un liberal del si-

Cada escuela de este género Puede apenas hacer de la clase india unos

glo XIX que ahora hasta instituto tiene, José Maria Luis Mora: «Una de las cosas que imPiden e imPedirán los progresos de Ios indigenas

en todas las lineas es la tenacidad con que aprehenden los objetos, Y la absoluta imposibilidad de hacerlos variar de opinión: esta terque-

cuantos ciudadanos Por año; Pero la escuela que va a buscar al indio en sus montañas o en sus Poblados primitivos, no da a la nación un solo hombre [...],

Otra ocurrencia de José Maria Luis Mora nos la recordó hace Poco

dad que por una Parte es el efecto de su falta de cultura, es Por otra el origen de sus atrasos Y Ia fuente

Carlos Montemayor Y se refería a la propuesta de decretar la inexistencia

inagotable de sus errores». Quiero

todos simplemente como mexicanos. Lo que esta Propuesta Perseguia Y

comentar aquí que no había encontrado nunca un Pensador, si así se le puede llamar a este hombre, que llamase terquedad a la tradición; que confundiera de un modo tan brutal las diferencias culturales con lo que

él llama «falta de cultura», Y Peor aún, que concluya acusando de errónea a una realidad social que ni re-

de Ia población india

y considerar

a

lo logró ampliamente con las leYes de desamortización, no era tanto extirpar un concepto como anular la propiedad comunal de los Pueblos indios. El reconocimiento de los derechos que los pueblos indígenas tienen sobre sus territorios ha sido

uno de los problemas de fondo en esta larga historia. Es éste un asunto que hermana ideológicamente a los

rrollo social que las sociedades occi-

motamente comPrende.

dentales han creado, ayer se ubicaba a los pueblos indios en los linderos

«La agricultura mexicana, escribió este prohombre que entendía el

de Ia especie humana, hoY se les ubica en los linderos de la civilización; antes se les desPreciaba Por

nacionalismo de un modo muY singular, hará considerables progresos luego que acabe de salir de las ma-

motivos raciales Y culturales, actualmente se finge que lo Primero no existe y só1o se desPrecia, Por ignorancia, su cultura. Antes se lle-

nos del americano Y Pase a las del

Luis Mora y Diego Fernández de Cevallos o Manuel Barttlet no haY diferencias sustanciales sino sólo

europeo». 0bviamente don Chema

de estilo.

fue uno de los PrinciPales imPulsores de una politica demográfica

liberales de ayer con los neoliberales de hoy. Digamos que entre José Ma.

Pero además de los intereses eco-

nómicos y políticos que están en


Los antipodas. El origen de los indios en la razón politica del siglo XM

juego cada vez que se considera el

dejarlos ser, de convertirlos en otra

posible reconocimiento de los dere-

cosa con la cual podamos recono-

la actualidad han sido, como escribió Guillermo Bonfil, una civiliza-

chos de los pueblos indígenas, está

cernos para poder reconocerlos. Fue

ción negada.

el etnocentrismo. Levi-Strauss decia que «el etnocentrismo es una muy

asi como dio inició el largo proceso

antigua actitud que descansa sobre fundamentos psicológicos sólidos y

su cristianización, entendiendo el cristianismo más allá de su sentido estrictamente religioso, no como un proceso de catequización sino de

La noción de propiedad privada y un criterio empresarial obsesionado en el incremento de la ganancia

que consiste en repudiar pura y simplemente Ias formas culturales -mo-

rales, religiosas, sociales, estéticasque están más alejadas de aquellas con las que nos identificamos». Esta actitud de rechazo es generalizada y de ella no están exentos, por supuesto, los propios pueblos indígenas.

de su occidentalización, es decir, de

aculturación, el cristianismo como fundador de una ética y una visión del mundo y el individuo que ha permeado todos los aspectos de la vida social.

y en el logro de fortunas inconmensurables para el beneficio personal han convivido siempre con el Dios cristiano y la salvación del alma. La ética occidental es de una complejidad descomunal y valora tanto a un hombre entregado a los demás como Francisco de Asís, como a un anodino enriquecido por su habilidad

lo que históri-

Cuando Ios indios fueron emergiendo ante los ojos de los europeos

camente ha predominado es que los

como sus semejantes, como hljos de

Entre estos dos extremos han queda-

pueblos indios han sido objeto del rechazo etnocentrista de la cultura occidental. Este rechazo ha tenido a lo largo de los siglos dos formas

do los pueblos indios bajo la mirada

principales, primero una voluntad de exterminio y después el persis-

Dios también (hay que recordar la bula Sublimis Deus mediante la cual el papa Pablo III reconoció en 1537 la naturaleza racional de los indios) su existencia estaba siendo sometida al poder de las potencias mun-

tente afán de transformarlos, de no

diales. A partir de entonces y hasta

Pero resulta que

en la computación como

Bill

Gates.

libro de Tere Martinez es una brillante aportación a la de Occidente. EI

documentación de esa mirada algunos siglos atrás, y por ese esfuerzo debemos estar agradecidos con ella.

Teresa Martinez Terán, Los antípo-

das, el origen de los indios en la razón política del siglo XW, Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autó-

noma de Puebla, Puebla, 2001.


PARACAÍDAS lJilttor E. FranltL algunds ideds "ittcorrerlds" Víctor Manuel Reynoso

p

I Fonao de Cultura Económica

trarlo y realizarlo. En las sociedades

I-¿

acaba de reimprimir uno de sus

contemporáneas la ausencia de sentido es considerada por Frankl como una neurosis colectiva, y de ahí la importancia de la logoterapia, aplicable no a todo mal sino a las neurosis ocasionadas por la falta de sentido, que, en su vocación de rigor empirico y con datos producto de investigaciones propias y de otros

primeros Breviarios, un libro que entre otros méritos tiene el de haber superado su propia anécdota, si bien se trata de una anécdota mayúscula:

sobrevivir, en su autor, a los campos de concentración nazis.

trata de Psicoanálisis y eilstenciqlismo, de Viktor E. Frankl. Cuando el autor fue tomado preso en 1942,llevó consigo el manuscrito de este libro como su bien más preciado. Lo perdió en Auschwitz, Se

pero la idea de reescribirlo lo ayudó a sobrevivir. Durante su estancia en ese campo, en jirones de papel que conseguía con dificultad, este médi-

co austríaco trataba de recuperar las ideas del libro, que publicaría en alemán en 1946. EI Fondo lo publi-

có en 1950. En 1971 se publicó una reedición revisada en alemán, origi-

nal de la actual reimpresión en español. La ideo de sentido

la experiencia del psicoterapeuta judío, corresponsal de Freud y discipulo de Adler, que fundó la así llamada tercera escuela austriaca de psicoterapia: Ia logoterapia. El término viene del griego logos: sentido, significado, Su tema no es ajeno a

propósito. La idea básica es que la vida humana tiene un sentido, que el individuo debe luchar por encon-

colegas, Frankl calculaba en un 20olo del total.

La relación entre Ia cuestión del

sentido o del significado y Ia experiencia del autor en los campos de concentración nazis está en que se trata de una vivencia radical: en pocas situaciones como las de esos campos la vida carece, o parece carecer, tan claramente de sentido. Frankl encontró el sentido que para él tuvieron esos tres años de reclusión. En los campos murieron su esposa, sus padres, su hermano. Pero aun en esa experiencia, especie de

concreción del nihilismo, el autor encontró un significado y lo tradujo en una maduración de su concepción del hombre y de su técnica psicoterapéutica. Concepción que tiene, como todas, una base filosófica. La peculiaridad de Frankl es que hace explicita esta base. De ahí el título del libro, pues parte de las preocupaciones

centrales del existencialismo. De ahí también una de las partes más

originales y polémicas de Ia psicoterapia frankliana, la reivindicación de lo espiritual en general y de lo religioso en particular. Lo espiritual en esta perspectiva es simplemente aquello que tiene que ver con el sentido.

Lo religioso es más complicado. Frankl distinguía con toda claridad entre psicoterapia y religión. Se trataba para é1 de dos campos claramente distintos, y el psicoterapeuta no debia inmiscuirse en lo religioso, pero tampoco clausurarlo. Llegado el caso, podria mostrar al paciente que la religión es una dimensión humana, como el sexo por ejemplo, que puede tener que ver con la rea-

lización y el sentido de su vida. Por supuesto que para unjudío austria-

co, conocedor del psicoanálisis freudiano y de Ia filosofía existencialista, la idea de religión, la idea de Dios, estaba lejos de ser simple o

triüal. Era compatible, al menos así lo creyó él y lo comparten muchos de sus discípulos y lectores, con la altura intelectual de las más gran-

XX. Sobre un rabino que escribió un célebre libro, en el que sostenia que la idea des tradiciones del siglo

de Dios había muerto en Auschwitz,

Frankl comentó: él (el rabino) no estuvo ahi. Frankl si, y en su concepción la idea de religión y espiritualidad no murieron en ese campo.


Viktor E. Frankl: algunas ideas "incorrectas"

Una ideo "políticomente incorrecto": responsobilidod

énfasis a la vida del hombre-masa. Recordemos que ese hombre no es

exigirle demasiado poco." En esto coincidiria con el títuio de la célebre novela de Milan Kundera: la le-

Que la vida tenga un sentido implica para Frankl la idea de responsabili-

titud, sino porque

dad: hay que responder a ese signi-

trario a este hombre inerte

ficado y realizarlo. Una respuesra

responsable de Frankl, dispuesto a

que depende de cada individuo en cada situación específica.

vir una üda noble, con significado.

sólo puede tener sentido si tiene sobre sí el peso de la responsabilidad.

Esta idea de responsabilidad llevó a Frankl a definir la logoterapia en una frase, oponiéndola a otra que resumía el psicoanálisis como una situación en 1a que "el individuo se recuesta en un diván y dice cosas que a veces son muy difíciles de decir". En contraste, Ia logoterapia es una situación en la que "el individuo se sienta en una silla y escucha cosas que en ocasiones son muy dificiles de escuchar". No es fácil que le hagan ver a alguien sus responsabilidades, y hacerle ver que de su cumplimiento puede depender la salud mental. Para ras-

Idea que debe ser parte sustancial, en mi opinión, de un concepto

Dos i deos

que se ha difundido notablemente

tos": volidez empírico y técnico

en los últimos lustros entre nosotros: el de ciudadano. Hay una co-

La idea de sentido, significado, pue-

rriente de pensamiento, quizá

losófica, espiritual. El mismo Frankl

dominante, que enfatiza la ciudadania como derechos. Se llega a opo-

estaría de acuerdo: él definía lo espi-

trear los hilos con los cuales se podia

tejer el sentido de la vida de un paciente, el fundador de la logoterapia solÍa preguntar " ¿y por qué no se suicida usted?"

masa porque sea parte de una mules inerte. Lo cones el

hombre

es decir, una

ü-

üda

ner, con cierto maniqueísmo, los ciudadanos al Estado, en una lucha en la que éstos tratan de arrebatarle derechos a aquél. No estoy en contra de esta idea, pero si de que sea

vista unilateralmente, ignorando otra dimensión, la responsabilidad ciudadana. Recordemos que para Ortega el paradigma de hombre-masa era el señorito español, muy consciente de sus derechos, pero sin la menor conciencia de sus responsabilida-

Pero la idea de la responsabili-

des. El señorito es el que se siente

dad trasciende a la terapia. Frankl varias veces comentó que le parecía

con derecho a todo y sin ningún

bien que los norteamericanos hubfuran construido una estatua a Ia libertad en la costa este de su pais (alguien que habia pasado tres años en campos de concentración sabía algo del tema). Pero consideraba que

la libertad sola estaba incompleta. Sugería completarla con un monumento a la responsobilidsd en la costa oeste de los Estados Unidos.

deber. Un ente sociológico que atraviesa todas las capas sociales, que es independiente del estrato social.

dém ico

m e

nte i ncorrec-

de ser considerada, con razón, de

fi-

ritual como aquello relacionado con el sentido. Lo curioso en este autor, parte de su originalidad, es que unia esta concepción con un rigor empírico notable.

Por rigor empírico entiendo la voluntad de confronta¡ ias ideas con Ia realidad. EI autor de Psicoanrilisis y etistencialisno siempre se preocupó, incluso con estadisticas de por medio, en ver qué tan eficaces eran sus ideas terapéuticas. En qué casos daban resultado

y en qué ca-

sos no. Cuándo sus ideas eran co-

[ectas y cuándo no. Algún profesor. hov Subsecretario de Estado. distinguia entre las teorías que tenÍal -valor estético" y *valor explicaaquellas que tenian

Otro aspecto en el que la pro-

tivo". Precisemos la ironía: las primeras -suena¡ bonito", pero no nos

mo "políticamente incorrecta" es 1o que él llama la patología de la distensión. Considera que ciertamente el s/ress es una caracteristica de la vida moderna, fuente de patologías, pero no la única: "lo que tenemos

dicen gran cosa sobre la realidad

que temer hoy día, en una época de

ücas. Evoca a ls uida noble deOrtega

frustración existencial, no es el exigirle demasiado al hombre, sino el

Gasset, que el español oponía con

"o co

puesta de Frankl puede ser vista co-

Una idea con implicaciones polí-

y

vedad del ser es insoportable. Contra Parménides, que prefería Ia levedad al peso, Frankl considera que la vida

humana o social; las segundas, por el contrario, nos a¡rudan a entender, a comprender, a explicar esa realidad. La teoría de Franki atraviesa, creo. esta distinción: tiene valor estético y valor explicativo. "Suena bonito" en el mejor sentido de la expresión: nos "dice cosas", suena


Víctor Manuel Reynoso

comunes, porque evade modas inte-

su autor se preocupó siempr€ porque no fuera sólo eso: quiso que también diera cuenta de la realidad

ocupación por la creciente especiaIización en la investigación científica y humanística. Investigar es delimitar, y todo investigador, al profun-

humana y social, y que contribuyera

dizar en el conocimiento de su árbol,

tienen una conclusión en un campo del conocimiento y la generalizan

lidad humana, mostrando la unidad de la misma. Psicologia, politica, fiIosofía, religión, pueden ser pensadas integralmente. Es una obra que le da un contenido concreto y trascendente al humanismo, que le da un significado, y así.nos ayuda a pensar el lugar del hombre en el

en la frase, que nuestro autor gusta-

mundo.

con. sentido, con significado. Pero

a mejorar la situación de los hom-

tiende a perder de vista el bosque.

bres. Frankl era, ante todo, un terapeuta. Y un terapeuta tiene que ser

Pero más que.la especialización, le preocupaba la tendencia a generali-

eficaz, si quiere que su actividad

zar, lo que él llamaba los terribles generalizadores.' Personas que ob-

tenga sentido. Sobre Ia idea de eficacia

una anéc-

dota de Frankl. Siempre practicó el alpinismo, aun siendo anciano (murió a los 92 años). Un colega joven que Io acompañó alguna vez en una

excursión le confesó que lo sorprendía: a cada momento, Ie dijo, pienso que usted ya no va a tener fuerza para seguir, pero la obtiene de no

dónde, y logra llegar hasta el final. "Es que tengo técnica", le contestó

Frankl. Y subrayó, por un lado su vanidad, por otro su idea de técnica. 0tra originalitlad, al menos en nuestro medio: alguien que consagró su vida a la espiritualidad, entendida como las actividades con sentido, valoraba Ia idea de técnica, de eficacia, de saber empirico.

ba de citar, "no

Iectuales, porque no es fácil de en-

casillar en algún "ismo". Porque atraviesa distintas facetas de la rea-

es más que".

Este es el principio de los reduc-

cionismos. Para el reduccionismo

biológico "la vida humana no

es

más que un proceso de oxidación"; para el psicológico "no es más que la expresión de tendencias inconscientes"; para el sociológico, "no es más que la determinación de las condiciones sociales".

Pero el hombre es más que eso. Ciertamente es un cuerpo biológico,

y forma parte de una sociedad. Todo esto es un ser con inconsciente

conforma al ser humano. Pero buena parte de la obra del fundador de Ia logoterapia se empeña en demos-

Contro el red u cci o n ismo

trar que el ser humano es alguien

Viktor E. Frankl, Psicoandlisis y

El rechazo a su principal adversario, el nihilismo, llevó a Frankl a criticar diversas formas de reduccionismo. Lo definía como un procedimiento pseudocientífico por medio del cual los fenómenos hu-

con libertad, alguien que se relacio-

eilstencialismo. De la psicoterapia a la logoterapia, Fondo de Cultura Económica, Breviarios 27, octava reimpresión de la segunda edición,

manos son reducidos a fenómenos subhumanos, o bien se deducen de éstos. El hombre está condicionado

por la biologia, por la psicologia y por la sociedad, pero es más que cualquiera de estas tres dimensiones.

Frankl compartió, como muchos pensadores contemporáneos, la pre-

na con valores, alguien que tiene la necesidad de encontrar el sentido de su vida, y que debido a esto es más que los diversos condiciona-

2000.

mientos que enfrenta.

Obras introductorias al pensamien-

La obra de Frank1 sobreüüó holgadamente no sólo a los campos de

to de Frankl: Viktor E. Frankl, El hombre en busca de sentido (1946), 20. ed. Herder,

concentración, sino al siglo que vio desarrollarse y consolidarse al nihilismo. Es una de las voces más lucidas y trascendentes de ese mismo siglo. Llama la atención, entre otras cosas, porque desafía los lugares

Barcelona, 1999, 191 pp.

Viktor E. Frankl, En el principio era el sentido. Reflexiones en torno ol ser humano (1982), Paidós, México,

2001, 140 pp.


PARACAIDAS La comprension inconrnertstltoble de los valores A Gemán Sánchez Daza: hombre noble

Miguel Ángel Rodríguez puede lleQ i alguna reflexión por qué varnos a comprender U

Casi todo estaba dispuesto para que Berlin abrazara la tradición re-

y Ia fortaleciera, en múltiples justo en uno de los cen-

Isaiah Berlin gustaba llamarse, con la renuncia y/o el ocultamiento del

belde

filósofo, sólo historiador de las ideas, ésa es la referida a la búsqueda, desde su raí2, del origen y naturaleza de la Ilustración heterodoxa. Por ello Vico y Herder. Dos estudios en la

tros del positivismo lógico: Oxford. EI veriñcacionismo gozaba entonces del predominio que las obras

historia ile las ideos, ensayos publica-

y

sentidos,

del CÍrculo de Viena habian conquistado en casi toda Europa. En ese contexto Berlin vive una expe-

mante o Lorenzo de Zavala durante la primera mitad del XIX. La opción metodológica, derivada del guiño a la organización y procesamiento estadistico de la in-

formación o la preferencia por la reconstrucción comprensiva, profundiza las diferencias. Berlin en síntesis:

riencia intelectual que marcará para

No es el mismo pasado el que apa-

constituye un libro fundamental en la Iectura de la formrción intelectual del

siempre su vocación.

rece ante los ojos de nacionalistas

En 1940 -junio para ser precisos-

marxistas, o ante clericales y libera-

pensamiento berliniano, su profesión

dictó la conferencia "Otas ma¡eras de

de fe. Se trata de dos ensayos escritos en plenitud intelectual. EI tiempo

sentir" en el Club de Ciencias Morales

les [...] o por escritores guiados, no siempre conscientemente, por las

de Cambridge. Asistieron, entre otros.

má¡imas de esta o aquella escuela

dos en 1960

1965, respectivamente,

de Dos conceptos de libertad (1958).

G. E. Moore, F. Ayer, Wisdom

La niñez judío rusa de Berlin

y episodios

y una fi-

de psicologÍa social, sociología o

y

fi-

gura memorable: Ludwing Wingen.-

Iosofia de Ia cultura y aquellos que

de

tein. Fue su encuentro con la solidez

encuenüan inspiración en las doc-

una familia venida a menos por los

de un pensamiento filosófico genia-l

uiras

sucesos revolucionarios de 1917, en

y, también, el principio de su pro-

en el psicoanálisis, en teorias es-

vio por vez primera el miedo a la muerte en los ojos de un/araón (policia municipal del antiguo régimen) arrastrado por la muchedumbre, junto a una experiencia familiar infamante a manos de la

clividad a la historia de las ideasPero su pensamiento se vivificaba con la polémica y el debate entre la comunidad académica más distinguida de la reflexión filosófica eu-

m¡cturalistas del lenguaje o en Ia Ii-

(1909), las vivencias

los que

Cheka leninista, Ie despertaron una profunda aversión a la violencia y,

con el tiempo, a los experimentos politicos, en particular a los de orden monista. Sintió íntimamente el oscuro y angustiante desasosiego que habita las vidas de los diferentes. Sobre sus espaldas cayó el pe-

cado de Ia diversidad étnica y religiosa. Después, todavÍa en la in-

fancia (doce años), pero ya en In-

glaterra, la soledad del lenguaje extranjero. Un outsider.

ropea. Nadaba a contracorriente. A Isaiah Berlin Ie llama Ia aten-

ción la multiplicidad de visiones

1-

criterios para seleccionar e interpretar los hechos históricos. La recoc.strucción del tiempo ido es distinio para Michelet, Ranke o Dilüe1-. ce igual forma podría pensarse en las historias de la Revolución Francesa de Edmund Burke y Thomas Pare o, ya en nuestras latitudes. en ias múltiples y variopintas "revoiui¡nes" de Lucas Alamán, José \{a::¡ Luis Mora, Carlos María de Busa-

de la antropología funcional,

rerarura de ficción.

\o

sólo la historia múltiple. Es, por

in§onrnensurabilidad de los valores y ei rechazo a la idea de universalidai abstracta prometida por la Ilusrración. La defensa Iegítima del emcima de todo, la herderiana

ienecho a la diferencia es el espíritu sue mueve a Berlin a desenterrar lo

sue considera las ideas fundamenrnles de Giambattista Vico y Johann

Gorrfried Herder.

Al autor del estudio le entusiasma Ia idea de saber que ambos pensadores dieron sus frutos de jugosa

:az

en la aridez de regiones consideradas, por el progreso universal,


Miguel Ángel Ro!t,91=

de conocimiento (Einfuhlen)'Es ambos es clara en lo que se forma entre vico Giambattista como atrasadas. la pasión ra que permite desentrañar refiere a la idea de ciencisqr. vi.o SiciDos las de Reino del originario las acciones de los en coscienzauna vez que comprendiendo

prusia Iias y Herder de la

orientar.

transforma

hombres en cada culhrra. J. G' Hamann voluntad de los hombres intervieque se conoce la gramática de la ,,er 'a sentir la 'a criterio y la regla de la ver- dice ne: para un sión y la imaginación diferencia "[...] por la pasión de dad es haberla hecho,'y Ia naturaleza curlas de origrnat ritmo y er amante'" un sangre amigo' un compañero' no fue hecha por el hombre' a turas. La comprensión. Las creencias Ésa es la idea que más le $usta Lsi pues, para vico el conocilos a constituyen que veheprejuicios y de vico' La afirmación . como miento d"mo'tt'tivo de la física' Berlin de Ia diversidad' Habla de la seres individuales. La poesía por- mente desde sus causas' es imposible voz originaria de los pueblos, como histórica y la imaginación participamos .r, ,o .r.".iórr. intuición no que funda_ como canto y como cuento.

Del primero enfatiza

compren_

dorademitosdelorigenquenosDeesamanerasi..[..Jnoesfact,um."*:.'::::'oshermenéuticosenla aproximanalporquédeloshechos.pornosotros,[..Jnoesuerum(de-reconstruccióndelpasado. El romanticismo del sigto Xvl[' mostrable lógicamente)"' Los heescriperrcaussas, ción investiga La e' movimiento Sturm und Drang, q,'.," ,."Ii,"*os en el plano de chos hermenéutica una be Berlin, ofrece primero con el herméque sólo la farta de sensibiridad histórica de los británicos ha podido ignorar. La distancia entre el cono_ cimiento de ra Naturareza y er de

de de ellos no se obtiene un^ rrirnro,iino,

la historia arcanzan Ia categoria certum(experiencia empírila) y

ros hombres y sus símbolos. Entre y los meros observadores de lo creado

como ya dijimos,

después con la miScrara elegancia de Herder, en la que encuentra Berlin

y

ma coscienza.para ma dirección.

er siciriano la Naturaleza es

insonda-

Herder es el primero que imagina

y

vincula tres ideas centrales que se ble per c*ltssastporque no sabremos la soprimera y convierten en misiles contra

pueden quizá nunca la intención crean. úrtima del creador. No participamos

los hacedores de la historia que comprenderla justo porque la

profundizará, tico J. G. Hamann

berbia

y el triunfalismo

de

la razón

ThomasHobbeshabíaadelantadotampocoensucreación.francesa:nacionalismo,historicismo y er volksgeisf' Desde eI preámbulo En cambio la historia es nuestra. conocide perspectiva algo de esta para una historiq de la podemos comprender e*anto o ra de sus -Ideas es iguarar ra

miento (aunque su idea de lq humanidad antncia el odio o el amor, el resenti- filosofía alegría, reel En filosofia). ciencia con la que no hay pueblo sobre la tierra miJnto y la magnanimidad de los uiatan, en De las Distintqs Matenas una cultura propia' Por

Der code hombre),estabrece dos crases nocimientos: Ios propiamente cientí..[...] de Ia consecuencia de ficos o

der Conocimrienfo (capituro IX

una añrmación con respecto a

otra.,,

ca- que no tenga sucesos históricos por nuestro ero la filosofía de la historia de rácter de hombres dotados de sensiHerder es filopartidista de los hechos biridad para escuchar el latido y eI por ello ra his- históricos concretos- Léjos de la ficestilo de las curturas. ar estilo del Estado de debe ser estudia- ción abstracta toria de los hombres

da con un método distinto al utilizado La ciencia demostrativa que Hobbes por la ciencia para explicar la Iacionaba con Ia labor de los filósofos.

to

re-

natu-

Naturaleza y Estado civil de Hobbes' Más aún, sostiene que el plan de ra providencia resultaria demasiado

raleza. Esta propuesta anticartesiana El otro, inferior, es er conocimienprivilegia er sentir simple a suvez, en de conocimiento dehechosque divide,

,,[..J y la comprensión del lenguaje simhistoria natural y ciüI. La civil bólico de las culturas po' tt"i-" d" l" es la historia de las acciones volundesintegración o yuxtaposición erudita tarias de los hombres constituidos imáde acontecimientos. Los rios de en Estado.,, La diferencia entre una ar que recorren la vo- genes subterráneas y otra es Ia intervención

de

crea. vico Ia obra áel inglés?

runtad. Se comprende lo que se ¿Conoció

"["'] si todo individuo del

género humano hubiese sido creado

para lo que nosotros calificamos de curtura y que a menudo no es más que refinada debilidad"' La felicidad misma re parece una aberración cuando es extendida universalmente como

hombre no pueden ni deben congefin urtimo y valor supremo de la hularse como ros frios frutos del árbol

Nohayrespuesta.Peroladiferenciadelaciencia.Eslaempatíalamejormanidad.LaideadeHerderesCon_


La comprcnsión inconmesurable de los valores

tundente, "[...] si queremos filosofar sobre la historia de nuestro género,

La tierra ya no pertenecía al hom-

mera es el populismo que se caracteriza

bre, sino el homb¡e a la tier¡a. Por

por el sentimiento de pertenencia a una

neguemos cuanto podamos todas las formas estrechas de ideas tomadas de la cultura de una sola zona

no ejercitarlas, pronto se perdió Ia

cultura; Ia segunda es denominada

conciencia de las propias aptitudes;

expresionismo -no en el sentido es-

sumido en la esclavitud y cobardía,

tético- y

de la tierra, a lo mejor de una sola

el hombre subyugado pasó de la po-

cepción de que la actividad humana

escuela." La historia del hombre per-

breza trabajadora a la opulencia

es

sigue miles de fines como para redu-

afeminada. De ahí que, en todo el

cirlos a la homogeneidad a que la

mundo, los nómadas consideren al

razón aspira.

aldeano como bestia de carga enca-

constante comunicación y, tercero, el pluralismo. Este último redimen-

y como aborto degenerado

siona la idea de Ia diversidad de los

Para Herder las fantasias de las

culturas son derivadas, en parte, de

denada

de Ia especie humana.

los climas y espíritus de los pueblos.

to-

Lo que la Ilustración ofrecía como progreso era una ilusión fácilmente

das partes, formada por las necesida-

desechable ante los tristes paisajes

des del modo de vida: es "[...] una flor del genio de los pueblos, hlja de

del hombre gris que habita el aire pestífero de las megalópolis. Cómo

la tradición y de las costumbres."

olvidar aquellos censos que clasifi-

La inteligencia práctica de los gujetos de las culturas especÍficas fue, en

Por otra parte escribe que no existen parámetros válidos con los cuales

caban como países atrasados a los que no usaban zapatos, aunque el

se relaciona con

la per-

la expresión de un individuo o cultura, es un diálogo de voces en

valores: la inconmensurabilidad es el origen de su abanico infinito y multicolor. En ese sentido, Ia historia como sucesión lineal de momentos que desfilan hacia un futuro mejor resulta insostenible. El azar y el tiempo pueden jugar grandes trapisondas

y a Af-

a Ia historia. Las torres gemelas Ios subsecuentes bombardeos

la felicidad de la humanidad resul-

clima dictara la elegancia y confort de los huaraches. O la condena a los pueblos cuya base alimentaria, sin importar tradiciones y hábitos, no fuese el trigo.

tan de la vida urbana o, como mues-

Cuando Herder aborda las propie-

ganistán eran sucesos imprevisibles hace apenas seis meses. El final de esta historia aún está por escribirse, pero nada permite presumir que el progreso y la felicidad sean las inscripciones que lleva el barco en la

tra claramente, de la vida sedentaria.

dades del espíritu del hombre levanta

proa. Nunca como hoy es necesario

Para el amigo de Goethe la agricul-

una acerba critica a los historiadores metafisicos que "[...] formula (n) una

renunciar a la soberbia de Ia razón y sus luminosas promesas de liberación futura para deleitarse con 1a sabiduría de la Ilustración hetero-

distinguir el progreso y/o el avance de

las culturas. Si los valores son inconmensurables resulta difícil soste-

ner, por ejemplo, que el bienestar o

tura es una de Ias actividades que

Ia humanidad. No sólo porque intro-

definición del alma y va (n) sacando conclusiones hasta donde sea posible, las aplica (n) dondequiera y en

más profundamente ha transforma-

do Ia historia de las mentalidades en

tuyo y lo mío,

cualesquiera circunstancias." Se trata

que es el origen de la propiedad pri-

de una clara referencia al método

vada, sino por la inversión de la re-

científico racional cuya máxima aspiración es el descubrimiento de las

dujo la noción de

1o

lación entre el hombre y la tierra. Mientras en el estado salvaje la libertad y la vida activa son el ideal de la existencia, donde el peligro excita y prueba permanentemente

doxa que Berlin destila exquisitamente en estos ensayos.

leyes univenales del orden moral, aplicables a todo espacio y todo tiempo.

Asi pues, Berlin encuentra en el pensamiento de Herder un antídoto

las fuerzas del hombre, dotándolo de

que lo protege contra Ia corriente

vitalidad y honor social, en el estado sedentario le parece a aquél que el

dominante de pensamiento. Tres son,

Isaiah Berlin, Vico y Herder. Dos estudios en la historiq de las ideas,

en su opinión, las aportaciones sui generis, que lo ponen al día. La pri-

trad. Carmen González del Te-io, Cátedra, Madrid, 2000.

hombre üve muerto en vida.


Colaboradores

/ Eminente investi$ador de las elites polÍticas, intelectuales y económicas de México. Autor de una cantidad considerable de libros y ensayos dedicados al estudio de la vida politica del pais. Ai Camp es profesor de Estudios Latinoamericanos y

RoDERIC

AI

CAMP

Director del Tinker Mexican Policy Studies Program en la Universidad de Tulane. Investigador visitante

/ Antropólogo. Estudioso de los ritos, y el lenguaje los simbolos de los puqblos indigenas

JULIO GL0CKNER

que habitan las faldas del Popocatépetl. Autor de los libros Ezfre el cielo y la tierray Los uolcanes sagra-

dos. Actualmente es investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. Es miembro del consejo editorial de Caja negro.

del Colegio de México. STEPHEN LAUNAY

RAÚL BRINGAS N0STTI

/ Doctor en Historia por la BUAP.

Posdoctorado en Harvard. Actualmente es profesorinvestigador en el departamento de Relaciones Inter-

/ Doctor en Ciencia Política. Actual-

mente es profesor de esa área en relaciones internacionales de la Universidad de Lille II. Es autor del

libro I¿

pensée

politique

de Raymond

Aron (1995).

nacionales de la UDLA. PIERRE MANENT

/ Doctora en Ciencia Politica por la

/

Es calificado como el alumno más

bri-

UNAM. Miembro del SIN I. Profesora-investigadora de la Maestria en Ciencias PolÍticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Autora de diversos ensayos, entre ellos Poder y desaparición Miem-

llante de Raymond A¡on. Manent afinó, entre otros de Ios textos de su maestro, Los úItimos qños del siglo publicado en 1984. Es director de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris. Sus libros incluyen Tocqueuille and the Nature of Democracy y

bro del consejo editorial de las revistas Cajo Negray

The citlt of man.

PITAR CALVEIRo

Metapolítica. MARGARITA PEÑA MuÑoZ

/ Doctor en Estudios Politicos por el Balliol College de la Universidad de Oxford, Inglaterra. Miembro del SNI IL De 1981 a 1982 fue investigador visitante del Instituto de Sociología de Ia Universidad de Heidelberg. Desde 1982 es profe-

FRANCISCo GIL VILLEGAS

sor-investigador de EI Colegio de México. Ex-director de la revista Foro Internacional. Miembro del consejo editorial de Caja negray Metapolítica.

/ Doctora en Letras por Ia

UNAM. Miembro del SNI I. Es autora de una innumerable cantidad de estudios sobre la literatura del Siglo de oro. Una de sus pasiones es el desciframiento del mundo hermético de los oráculos que circulaban por América durante la Colonia.


LOURDES QUINTANILTA

/

Es Doctora en Ciencia Politica

por la UNAM. Traductora de Benjamín Constant al español. Lourdes Quintanilla es una de las más profundas conocedoras de las ideas conservadoras del

siglo XIX mexicano, en particular del pensamiento de Lucas Alamán. Intesrante del consejo editorial de

Coja negra.

MIGUEL

Á¡¡crr

RoDRÍcuEZ / Maestro

y candidato a Doc-

tor en Ciencia Politica por la UNAM. Actualmente se desempeña como profesor-investigador en la Maestria en Ciencias Politicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Es también autor de un libro sobre las ideas e instituciones politicas en La Colonia: Génesis del Patrimonialismo en Mérico (1997). Pefenece al consejo editorial de Metapolítica

y / Maestro en Ciencias Sociay candidato a Doctor en Sociologia por el Colegio de México. Es un estudioso pertinaz de los procesos electorales de México y sus

VÍCroR

IVLA.NUEL

es director de Caja negro.

REYNoSo

Ies por Flacso-México

regiones geopolíticas. Colaborador de varias revistas

nacionales, es profesor-investigador del Colegio de Puebla, Ex-Consejero Ciudadano en el estado de Puebla y miembro del consejo editorial de Caja negra.

GINA ZABLUDovSKY

/ Doctora

en Sociología por la

UNAM. Miembro del SNI II. Es profesora-investigadora de 1a Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Autora de varios libros y ensayos referidos a la obra de Max Weber y Norbert Elias. Pertenece a-l consejo editorial de Caja negra,


Ensayos

y colaboraciones en Caja negra

l.Laextensióndelensayo.Inútiltarea,perodeacuerdoconlasnecesidadesdeCaja y treinta cuartillas de 1,800 caractenegra debentener una extensión de entre veinte palabra y las notas al pie. Desde luego, res cada una, contando los espacios entre de la publicade la excepción a juicio del consejo editorial siempre existe el recurso caso las diez hojas' ción. Las reseñas no deben superar en ningún

junto con su articulo, ensayo o reseña, los datos 2. Los colaboradores deben enviar, Deben enviarse en dos ejemplabiográficos más relevantes de su trabajo intelectual. resimpresos,unoriginalyunacopia.TambiéndeberánentregarSusensayosen diskette (WordPerfect Ylo Word)'

3.Lasnotasyreferenciasbibliográficas,debidamenteredactadasyenumeradas,de-'

de acuerdo con el siguiente berán incluirse al final de la página correspondiente, ejemplo: Libros: octavio Paz,

El

arco

y la lira, Fondo

de cultura Económica, México, 1956'

es: Maestría en ciencias Políti4. La dirección a la cual deben enviar las colaboraciones Sociales' Benemérita universidad Autónoma de cas de la Facultad de Derecho y ciencias Universitaria, Puebla, Pue., o bien a Privada 4 Puebla. Av. San Claudio 22 Sur s/n Ciudad a nombre de Miguel Ángel Rodriguez y/o Norte 2805-6 Barrio de Xanenetla, Puebla Pue,

JoséLuisBerlanga.Tel,(o|)(2t22)2458691,e-mail:cajanegra56@hotmail.com.




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