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Caja negra

Revista de ciencias políticas y humanidades

Núm. 11, julio-diciembre 2015

Revista de ciencias políticas y humanidades Núm. 11, julio-diciembre 2015

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Maestría en Ciencias Políticas

Jorge Juanes Encuentro en la cumbre: ­Hegel-Heidegger Israel Arroyo Los instrumentos de la ­democracia ­participativa: la reforma política de 2012-2013

Raymundo García García La Coalición ­Compromiso por ­Puebla 2010. ­Elección, ­democracia y gobierno de ­alternancia

Miguel Ángel Rodríguez Octavio Paz y el ­romanticismo mexicano del siglo XIX

Lidia Aguilar Balderas Sinaloa en la ­encrucijada electoral

Froylán Enciso Octavio Paz secrétaire

Carlos Ramírez Oaxaca 1986-2013. Posibilidades y ­limitaciones en 2013-2016, de la alianza opositora 2006-2010



Revista de ciencias polĂ­ticas y humanidades NĂşm. 11, julio-diciembre 2015


Caja negra

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Director Miguel Ángel Rodríguez

Rector Alfonso Esparza Ortiz

Subdirector Israel Arroyo García

Secretario General René Valdiviezo Sandoval

Mesa de Redacción Sandra Aguilera Arriaga, Fidencio Aguilar Víquez, Miguel Ángel Andrade, Miguel Maldonado, Teresa Martínez Terán.

Director Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Carlos Antonio Moreno Sánchez

Asesor de arte Baruch Vergara Consejo Editorial José Antonio Aguilar Rivera, Luis Fernando Aguilar Villanueva, Paulino Ernesto Arellanes, Israel Arroyo, Manlio Barbosa, Anne Carson, Vivianne Chatel, José Antonio Crespo, Raúl Fornet Betancourt, Raymundo García García (+), Francisco Gil Villegas, Julio Glockner, Roger Hausheer, Jorge Juanes, Andreas Kurz, Manuel Loera de la Rosa, Enrique Lynch, Omar Eduardo Mayorga Gallardo, Michel Maffesoli, Alejandro Meneses, Claudia Ocman Azueta, Armando Pinto, Lourdes Quintanilla, Rodolfo Ruiz, Germán Sánchez Daza, Francisco Sánchez Espinosa, Julio Eutiquio Sarabia, Enrique Serrano, Samuel Tovar Ruíz, Gina Zabludovsky. Ilustración: Omar Arcega Morales

Coordinador de la Maestría en Ciencias Políticas Francisco Sánchez Espinosa

Correspondencia y suscripciones Caja negra. Revista de Ciencias Políticas y Humanidades. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Maestría en Ciencias Políticas. Ciudad Universitaria. Av. San Claudio y 22 Sur s/n. Colonia San Manuel. C.P. 72570, Puebla, Pue. A nombre de Miguel Ángel Rodríguez (222) 229 55 00 Ext. 7712, 403 38 00. Correo electrónico: cajanegra56@hotmail.com Reserva de título SEP: 04-2002-082014021500-102 www.educacioncontracorriente.org Correo:cajanegra56@hotmail.com


Índice

Caja negra 7 / Encuentro en la cumbre: ­Hegel-Heidegger / Jorge Juanes

Dossier 115 / Octavio Paz y el romanticismo mexicano del siglo XIX / Miguel Ángel Rodríguez

147 / Octavio Paz secrétaire / Froylán Enciso 25 / Los instrumentos de la ­democracia ­participativa: la reforma política de 2012-2013 / 163 / ¿Donde está Octavio Paz? Un mensaje Israel Arroyo a los politólogos mexicanos / Omar Eduardo 39 / La construcción de rituales, pertenencias e ­Mayorga Gallardo identidades en comunidades transnacionales de 169 / Las sendas perdidas de Octavio Paz de la Mixteca poblana / Gustavo López Ángel Evodio Escalante / Víctor García Vázquez

Fractales 53 / La Coalición Compromiso por ­Puebla 2010. Elección, democracia y gobierno de ­alternancia / Raymundo García García (+) 73 / Sinaloa en la encrucijada electoral / Lidia Aguilar Balderas 93 / Oaxaca 1986-2013. Posibilidades y ­limitaciones en 2013-2016, de la alianza ­opositora 2006-2010 / Carlos Ramírez

175 / Ese intenso siglo que nos tocó compartir / Juan Francisco García Marañón

Paracaídas 183 / Libertad de imprenta: ­juntas de ­censura, jueces de hecho y jurados de ­imprenta, ­1810-1828 / Lily García Herrera 193 / Jorge Juanes y las cenizas de Atenas / Miguel Ángel Rodríguez



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Encuentro en la cumbre: ­Hegel-Heidegger Jorge Juanes

H

Cuestiones previas y de principio ay consenso al respecto: desde finales del siglo xviii y en lo que corresponde al xx, quienes legislan en términos de filosofía son principalmente los alemanes. Poniendo nombres propios tendríamos que así como en el siglo xix la filosofía alcanza su punto de madurez y de consumación en la figura imponente de Hegel, el siglo xx tiene en Heidegger al representante supremo del viraje, del más allá de la filosofía. Y en tanto Hegel traza magistralmente la aventura de la filosofía a lo largo de la historia de Occidente hasta alcanzar la plenitud –justo en su proyecto totalizador bajo el considerando de que la filosofía es el culmen insuperable del saber–, Heidegger recrea a su manera tal aventura, viendo en ello el germen y el posterior despliegue del nihilismo que hoy nos agobia. Y ahí donde Hegel postula el carácter insuperable de la filosofía, y se pronuncia a favor de que la modernidad siga al pie de la letra sus directrices, Heidegger postula la urgencia de poner a la filosofía en cuarentena, para dar lugar a un nuevo inicio de la historia sustentado en lo poético-pensante. El debate entre colosos se centra, pues, en eso: o afirmar y desarrollar la filosofía en el presente-futuro, o desmarcarse radicalmente en favor de un nuevo inicio del pensar y de la historia. Planteado el asunto, parecería que las propuestas de Heidegger son, por donde se las examine, incompatibles con las de Hegel. Sin embargo, al analizar los textos que el mago de la Selva Negra le dedica al postulante del ­Espíritu absoluto, saltan a la vista afinidades insospechadas sin las cuales, según entendemos, el rito consagrado a problematizar la obra del filósofo de Stuttgart habría sido imposible. Examinemos entonces, antes que nada, el asunto de las afinidades. Fácil es detectar que, aunque con intenciones ­contrarias, tanto Hegel como Heidegger piensan unívocamente la historia de Occidente. El uno, concibiéndola desde el autodespliegue del espíritu elevado al estatuto del ser y entregado al


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esfuerzo por llegar a tener plena autoconciencia de sí, cual es el caso de la modernidad; el otro, concibiendo tal despliegue y autoconciencia del espíritu como una identificación progresiva entre el ser y el ente, que culminará, –también en la modernidad– en el olvido del ser, concretamente, en la usurpación del ser por el antropocentrismo planetario. Usando un lenguaje llano, podríamos resumir lo arriba expresado de la siguiente manera: que Hegel comprenda la constitución de la historia de Occidente sin salir de la filosofía (Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, Historia de la filosofía, Lecciones de estética, Ciencia de la lógica…) era lo esperado por anunciado (Fenomenología del espíritu), pero ¿y Heidegger? Fijémonos. Desde el momento en que nuestro pensador acepta que la versión histórico-omniabarcadora de Hegel (la llama “sistema colosal de una concepción histórica del mundo”) encarna, sin salir de sí misma, todo un destino y, a modo de alternativa, forja por su cuenta una visión igualmente omniabarcadora que testifica el progresivo olvido del ser –olvido del que es urgente desmarcarse–, desde ese momento comparte la manera histórico-sintética de enfocar las vicisitudes del pensar. La manera, de acuerdo, más no el contenido. Dejémoslo en eso: Hegel y Heidegger presuponen un orden de sentido de largo alcance (originado en Grecia y madurado en Alemania), que hace las veces de hilo conductor sobre el que recae la inteligibilidad del saber y la historicidad primordial de Occidente. Cada cual a lo suyo. El hecho es que Hegel y Heidegger reducen la marcha de la humanidad al establecer como referente el protagonismo de determinada constelación privilegiada. Percíbase que en el caso de la obra que representa la construcción progresiva y dramática de la metafísica, el gran personaje es el espíritu. En el caso del enigmático envío de lo abismal e indecible acogido en el Dasein, en cambio, el papel estelar lo ocupa el ser (el ser tachado, el Seyn, la cuaterna…). Que Hegel more en la luminosidad del olvido del ser, o que Heidegger habite entre las luces y las tinieblas del acaecimiento propicio del ser (Ereignis) no altera, valga advertirlo, la similitud procedimental. Otra coincidencia

notable entre nuestros pensadores estribaría en lo siguiente: tanto para el uno como para el otro, el ser alude a lo primordial (espíritu, physis), aunque esto sólo llegue a reconocerse al final de una larga aventura que culmina en la modernidad. Lo que le otorga a la modernidad –y no se requiere mucho esfuerzo para entenderlo– un lugar de privilegio. Puede estarse, en suma, en que si bien Hegel levanta la historia de Occidente sobre los cimientos de la filosofía del espíritu absoluto (destino del ser como autoconciencia de lo absoluto), Heidegger retrotrae tal construcción a su origen (Platón y la teoría de las ideas) para reconstituir, a su vez, el metarrelato del ser (apoyado en los pensadores de la physis como punto de partida) en el interior de los entresijos de la filosofía (destino del ser como olvido del ser en favor de la apoteosis de la época de la técnica) para romper amarras y abrir la posibilidad de un rejuvenecimiento de la historia. Ya sea que se verse, pues, sobre el despliegue onto-teo-lógico del “ser” o espíritu, en donde éste –ya superados los velos encubridores gracias a la labor filosófica de Hegel– alcanza a reconocerse como motor alimentado por la gasolina del espíritu absoluto, o que se verse sobre la experiencia en donde (Heidegger) el ser –tras desmarcarse de la opacidad propiciada por la trasparencia de la razón indubitable– se descubre “como diferente del ente”, nos encontramos con modos de acercamiento r­eductivos que violentan y minimizan la vida real de los mortales. Con mayor énfasis en Heidegger que en Hegel, pues este último intenta, al menos, situar el despliegue del espíritu en el marco de un sinnúmero de experiencias fácticas documentadas. Sin embargo, la reducción omnisapiente o deconstructiva termina –según sea el caso– por tomar el mando. Tal es el efecto inscrito en el supuesto de que el acontecer histórico puede resumirse en determinado saber filosófico u ontológico, lo cual, digámoslo de una buena vez, tiene mucho de soberbia mandarinesca. Cabe agregar que ambos tienen a Grecia por referente privilegiado (Hegel incluiría al cristianismo) y consideran que los alemanes son los legítimos herederos de los griegos.


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Considerarse legítimos herederos de los griegos convierte a los alemanes, por ende, en encargados de iluminar el destino de la modernidad, ya sea a favor, ya en contra, incluyendo el destino de los diversos pueblos particulares que pueblan la tierra. Me parece que el lector puede apreciar ya, sin esfuerzo alguno, que Hegel y Heidegger pagan tributo a la historia acontecida para comprender lo actual y actuar en consecuencia. Nada que ver, entonces, con un mero juego de salón académico o gratuito. Por otra parte, vale subrayar el contraste entre un pensador cosmopolita como Hegel, empeñado en forjar el saber universal que preside la historia, basado en la certeza de que somos los sujetos de ésta, y un pensador enemigo de lo cosmopolita que se nutre en la creencia de que el comprender des-ocultante responde al legado de un pueblo determinado. De lo que no escapan las comentadas y descomunales empresas pensantes, es del uso y abuso de lenguajes amanerados que les hacen pagar a los lectores el precio de un esfuerzo excesivo, aunque en ocasiones compensatorio. Ya aquí, quisiera dejar constancia de que Hegel supera con creces a Heidegger en cuanto a recoger los frutos de la historia, incluso allende las fronteras de Occidente, aun cuando ésta haya trascurrido errando. “El espíritu del mundo actual –leemos en Lecciones sobre la filosofía de la historia universal– es el concepto que el espíritu ha llegado a tener de sí mismo; él es quien posee y rige el mundo y es el resultado del esfuerzo de seis mil años.”

Hegel, paradigma de la metafísica de la subjetividad Estábamos en que la filosofía moderna alcanza, en la obra de Hegel, una madurez insuperable. Tan la alcanza que tras su magisterio vendrán, en el mejor de los casos, ciertas derivas relevantes (por ejemplo, Marx), y en el peor, filosofías menores (el epigonismo neohegeliano), sin que falten aquellos que buscan forjar un pensar más radical que el de la filosofía como tal (como Nietzsche o Heidegger). Pero avancemos contenidos. Amparado en la figura de Cristo en cuanto modelo paradigmático de encuentro-reconciliación de lo finito y lo infinito, Hegel

será quien –dentro de la moderna metafísica de la razón– otorgue un mayor protagonismo al espíritu y a la subjetividad que lo encarna de forma suprema, que a la physis. Al César lo que es del César: nadie como él ha reconocido el mutuo enriquecimiento de la filosofía y la cristología, teniendo al espíritu por mediador. Copertenencia a la que le debemos eso que llamamos Occidente. Insistiendo en la cristología, quisiera adelantar que tan Hegel tiene presente el misterio trinitario, que La ciencia de la lógica viene siendo la exposición del Espíritu santo, tal como es en sí y para sí. Si quiere hablarse de conservación-superación del cristianismo (propuesta de Cristo como Dios mortal e inmortal, finito e infinito…) por la filosofía, no se faltaría a la verdad. Más aún, ninguna obra como la de Hegel cumple al pie de la letra aquello de: “Y el verbo se hizo carne”. Encarnación concebida por Hegel como reconciliación en el saber absoluto o panespiritualismo [Heidegger bautiza a la criatura como onto-teo-logía; véase “La constitución onto-teo-lógica de la metafísica”, en Identidad y diferencia). Aunque no es tema de lo aquí expuesto, hay que reconocer que contemplar el espíritu en el curso de una experiencia dialéctico-constituyente, y no como un absoluto logrado desde el principio de los tiempos, es un reto tanto para la cristología oficial como para las filosofías de corte espiritualista. El punto fino reside en que Hegel, ahí su diferencia con la metafísica antecedente, eleva la razón cognoscente moderna forjada en el marco de un estatus racionalista-cientificista a un plano onto-teológicocomprensivo-espiritual que restaura la superioridad de la filosofía, relegada por Descartes y sus seguidores a un plano meramente epistemológico. Y precisamente por haber devuelto a la meta-física el lugar de privilegio en asuntos del saber, justo por eso, la obra de Hegel se convierte, a los ojos de Heidegger, en la última posibilidad de la filosofía. Respecto a la filosofía, empezaré por señalar que, a juicio de Hegel, ésta ha pasado por múltiples vicisitudes, y en muchas de las etapas de su devenir ha padecido la experiencia del fracaso y el desvarío (Fenomenología del espíritu). Pero desafiando los llamados del sinsentido, el espíritu-sujeto alcanza, sin


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embargo, gracias a Hegel, autoconciencia y plena madurez y puede trazar con autoridad indiscutible el presente-futuro del mundo. Hablar cabalmente de filosofía significa para nuestro pensador hablar de historia de la filosofía, en donde sobresale –lo advertíamos ya– un protagonista: el espíritu. Protagonista inencontrable, por cierto, en Grecia. Si quiere rastrearse su relevancia tendríamos que nombrar aquí a Orígenes y San Agustín. Estamos. El Unotodo o logos, lo reuniente, lo que siempre permanece, es el espíritu. Y puesto que éste se origina en el ámbito de lo religioso, puede afirmarse que su recepción por parte de Hegel aproxima la filosofía al ámbito teológico (cristológico). El hecho es que Hegel cree que aquello que pudiera parecer opuesto al espíritu, éste lo carga dentro de sí, aun si es de modo insuficiente. Entidad suprema que en la modernidad cobra la figura de una actividad incondicionada y absoluta, y tiene por portador al hombre filosóficamente orientado y heredero del legado de la odisea progresiva del espíritu en la compleja búsqueda de su autorreconocimiento, tal como Hegel lo documenta. Tal es, a partir de ahora, la necesidad de los tiempos generales y de la filosofía. Ha surgido una nueva época del mundo. Parece que ahora ha logrado el Espíritu del mundo deshacerse de toda esencia objetiva extraña y comprenderse, por fin, como espíritu absoluto, engendrando de sí mismo lo que es objetivo para él y reteniéndolo tranquilamente en su poder. Termina [en la modernidad] la lucha entre la conciencia finita de sí mismo y la conciencia absoluta de sí mismo, que aquel creía encontrarse fuera de él. La conciencia finita de sí mismo ha dejado de ser finita; y, de este modo, por otra parte, la conciencia absoluta de sí mismo ha cobrado la realidad de la que antes carecía.

Las palabras anteriores de Lecciones sobre la historia de la filosofía son buena muestra del reconocimiento que Hegel hace de la memoria filosófica, aprehendida como un fondo de reserva pensante insoslayable. A su entender, la aventura de la humanidad transcurre a partir de unos inicios en que

lo propiamente espiritual se encuentra confundido con lo exterior a ella, y concluye con el advenimiento de la plenitud en que “el Espíritu se sabe a sí como espíritu”; léase como espíritu absoluto pleno (=Ciencia del Espíritu). Reparemos en que incluso quienes en tiempos ya lejanos actuaron a ciegas –fantaseando con mitos o religiones oscuras, o todavía atrapados en las cavernas de lo irracional–, intentaban alcanzar, aun de manera encubierta, la luz del saber. Esfuerzo incipiente que autoriza a Hegel a postular la presunta superioridad del mundo moderno frente a lo pre-moderno, contando para tal juicio con un árbitro infalible: el grado de retraso o de avance en que se encuentra la autonomía y la incondicionalidad del espíritu. Tenemos entonces que de la madurez del espíritu dependen las posibilidades de que el sujeto actúe “para sí” en plena “libertad espiritual”, con miras a forjar el reino de lo universal en la tierra. El propio Hegel concluye: la historia dista de ser una mera secuencia temporal poblada de acontecimientos empírico-insignificantes puesto que, en esencia, su despliegue responde a una progresiva toma de conciencia de su contenido último, el devenir del espíritu que, tras cumplir un itinerario surcado por un sinnúmero de pistas falsas, termina por descubrirse como sujeto secreto de la historia. Sujeto que tuvo que atravesar la experiencia de la enajenación “pero sólo para encontrarse a sí mismo, para poder retornar a sí”. Retorno cristalizado como espíritu autosuficiente que, en su plenitud, puede reconocerse no sólo como auténtico artífice del hilo conductor de la historia precedente, sino, lo que es más importante, como brújula de la historia por venir. Podemos proclamar que, ¡al fin!, la idea renacida tras la disgregación y la exterioridad padecidas sale triunfante “al saberse a sí misma” y tiene, por tanto, derecho de alzarse como tribunal de juicio de la humanidad. Digamos que el genio del filósofo del espíritu consiste en dotar al hombre occidental –y a todos aquellos pueblos que quieran engancharse al tren del saber de saberes– de un pensar que le otorga una superioridad indisputada sobre cualquier otra posibilidad de lo humano, y resta lo que resta, el


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despliegue del Occidente consumado a lo largo y ancho de los cuatro puntos cardinales. Caemos así en la cuenta de que Hegel no sólo se limita a pensar el mundo, sino que busca transformarlo. La realización de la filosofía del espíritu equivale tanto a la reconciliación de vida y pensamiento como al paso de la libertad formal a la “libertad real”. Tratamos con una filosofía que se postula como fundamento último de la subjetividad inscrita como razón histórico constituyente de un poder comprensivo totalizador (proyectivo, incansable generador de temporalidades inéditas, constituyente…), presto a superar lo totalizado (inerte, dado, constituido). La historia debe avanzar, en adelante, tornando real cuanto surja en la perspectiva filosófica que convoca a derrocar exterioridades, reificaciones, unilateralidades. Con el tiempo vendrá la recompensa esperada: todo aquello que aparecía como exterioridad insuperable retorna a su querencia espiritual. La moderna metafísica de la subjetividad vence resistencia tras resistencia por obra y gracia de su portador indisputado: el sujeto universal reconocido como representante de la plenitud del espíritu que aspira a cumplir la “edad del Espíritu”, y en cuyas entrañas se suscita la reconciliación con la “cosa en sí” (Kant) y, en consecuencia, la alteridad se revela como un aspecto intrínseco al espíritu. Nadie lo dude. Hegel ha pensado el devenir del espíritu desde el fin, desde su consumación apoteósica. Por tanto, el origen y los diversos momentos experimentados por el espíritu son juzgados como etapas necesarias, aunque insuficientes, de su tránsito por el mundo. Etapas que le sirven al filósofo como muestras ejemplares que refuerzan sus convicciones: “Por tanto, la historia que tenemos ante nosotros –leemos en Lecciones sobre la historia de la filosofía– es la historia de la búsqueda del pensamiento por el pensamiento mismo. Y lo característico del pensamiento es que sólo se encuentra al crearse; más aún, que sólo existe y tiene realidad en cuanto que se encuentra. Estas manifestaciones del pensamiento, en las que éste se encuentra a sí mismo, son las filosofías; y la cadena de estos descubrimientos, de los que parte el pensamiento a des-

cubrirse a sí mismo, es la obra de tres mil quinientos años”. Nos las vemos, entonces, con un propósito que viene de muy lejos: el pensamiento en busca de su identidad inequívoca, y contamos ya con un vehículo para lograr llegar a buen puerto: la filosofía. No es lo accesorio o lo irracional lo que cuenta, sino la comprobación de que, incluso errando, el espíritu mantiene la lucha por objetivarse y reconocerse. Si comprender la aventura de la metafísica significa saber de antemano su desenlace, entonces contar su historia equivale a verificar que, aun de modo inconsciente, el devenir del espíritu apunta siempre al desenlace reconocido plenamente. La clave del metarrelato del espíritu, y a la vez de la filosofía, no reside tanto en los equívocos o en el seguimiento de sendas confusas, sino en la astucia puesta en juego por el espíritu para salir avante y atravesar periodos históricos, vivencias de los pueblos, planteamientos e ideas de los pensadores ­fundamentales y obras de los grandes artistas… En el recorrido del saber trazado por Hegel se lee que no desecha lo incierto, pues lo sitúa y lo comprende. Y el alcance último de tal odisea reside, en rigor, en atestiguar la profundidad hermenéutica de la filosofía moderna, versión Hegel. Hemos testificado que, al igual que la mayoría de los filósofos pertenecientes a la metafísica de la subjetividad, Hegel rinde culto a la modernidad, época dorada que, a su entender, supera con mucho lo pre-moderno. Se trata, desde luego, de un simulacro comparativo. Simulacro, ya que la filosofía proto-moderna constituye la historia a priori y a su medida, en el marco de una presunta grandeza incomparable que ella misma se concede, con lo que se genera la impresión de que asistimos al deseado triunfo final de la luz sobre las tinieblas. Sobre el reconocimiento de la mayoría de edad alcanzada por la filosofía, Heidegger destacará que en ello Hegel confiesa, sin reserva alguna, que la metafísica de Occidente ha dado todo lo que tenía que dar y, por ende, ha concluido su tarea clarificadora. Experiencia de la metafísica conclusa sin la cual sería inconcebible el surgimiento de un pensar que toma nota de tal experiencia y rompe con ella. Hablamos ahora de Heidegger, quien procede a operar


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un viraje cuyo alcance busca poner sobre el tapete de la historia la posibilidad de un nuevo pensar no propiamente filosófico (=olvido del ser), en donde el progresivo errar del ser encuentre enmienda.

La lectura de Heidegger Heidegger afronta la metafísica de occidente, nadie lo dude, para terminar demoliéndola hasta poner en crisis la identificación de ser y pensar que la caracteriza. Hegel será el referente polémico privilegiado ya que, a juicio de Heidegger, eleva la filosofía a cumbres nunca antes exploradas, en cuanto alcanza a concebir al ente de entes (sujeto-espíritu) inscrito en la entraña del pensar conceptual, mediante rasgos universales e inequívocos. Pero lo que pareciera el logro supremo del pensar representa, bien a bien, su caída, en el entendido de que la identidad del ser y el pensar, concebida a la manera hegeliana, propicia tanto el ocultamiento del ser propiamente dicho como el olvido por parte del hombre de sus responsabilidades radicalmente ontológicas. Punto a punto, Heidegger dirime al detalle sus diferencias con el filósofo del espíritu en los siguientes textos: Hay indicios polémicos en Ser y tiempo, y más que indicios en la parte última del tomo II del Nietzsche. Pero los textos decisivos son: Hegel (1938-1941); Lógica, lecciones de verano de 1936; La fenomenología del espíritu de Hegel (1930-1931) y El concepto de experiencia en Hegel (1942-1943), publicado en Holzwege (Caminos de bosque) en el año 50. Puede agregarse: La constitución onto-teo-lógica de la metafísica (1957), incluida en Identidad y diferencia; Hegel y los griegos (1958), Tiempo y ser (1962). Un examen puntual de los textos señalados, permite, creo yo, destacar un horizonte hermenéutico determinado por cinco líneas decisivas que iluminan la lectura de Hegel: 1) los griegos y el inicio de la filosofía; 2) el concepto de experiencia; 3) lo concerniente a las ideas de negatividad y temporalidad; 4) lo relativo a la lógica, y 5) la identidad postulada entre la filosofía moderna y la metafísica de la subjetividad. Estas líneas giran en torno al encubrimiento del ser propiciado por la postura filosófica hegeliana que conduce, decíamos, al olvido del ol-

vido del ser. El mago de la Selva Negra reconoce, sin embargo, el esfuerzo de su compatriota por pensar filosóficamente la filosofía (Hegel y los griegos): “La filosofía en el conjunto de su destino histórico desde el punto de vista de su meta, la verdad”. Filosofía que concuerda con el “autodesenvolvimiento del espíritu hacia un saber absoluto”. Cabe precisar que para la filosofía a lo Hegel “ser y pensar son lo mismo”. De ello se desprende que “el verdadero ser es el pensar que se piensa a sí mismo de modo absoluto”. Para encarar la relación ser (espíritu)-pensar, historia del ser-historia de la filosofía, verdad-autoconciencia del espíritu nada mejor que empezar por el comienzo, por la lectura que hace Hegel de los griegos. De entrada, creo que Heidegger tiene razón al señalar que Hegel lee la filosofía griega desde la perspectiva de la moderna filosofía de la subjetividad. De allí que resalte lo que a los griegos les falta, “el todavía no”, para alcanzar la meta final o maridaje autoconciencia del espíritu=autoconciencia de la subjetividad. Lo he indicado ya en otros lugares. Desde el supuesto de que la modernidad es la madurez de la historia y el pensar, los modernos se “acercan” a lo pre-moderno mediante una teleología retrospectiva que explica el pasado desde el presente, dedicándose a detectar aquello que supuestamente les faltó a los habitantes del ayer para alcanzar la verdadera sabiduría. Falta, carencia, ausencia que se hace equivaler con inferioridad. Por lo demás, establecer la inteligibilidad de determinada época histórica exportando inteligibilidades exteriores, nunca vividas en el caso de los juzgados, es, por decir lo menos, descabellado. Si algo tiene que hacer un examen del pasado es, mínimamente y dentro de lo posible, poner de manifiesto las presencias presentes que condicionaron las decisiones y los actos de los existentes reales. El caso es que la reflexión de Hegel equivale a una visión teleológica de la filosofía y de la historia. Lo teleológico comprendido como inicio u origen y como consumación y madurez; en eso estriba la fenomenología del espíritu, en retrotraerse al inicio de una odisea plagada de momentos equívocos y trágicos para desembocar en la reconciliación radical de los hombres entre sí y con la naturaleza. Odisea


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contemplada, reiterémoslo, desde la consumación, o sea, desde la plenitud de la filosofía hegeliana. Tal modo de proceder permite construir, esa es una de sus virtudes, una visión unitaria de la filosofía y, por extensión, del despliegue histórico de Occidente. Aunque, hay que puntualizar, para Hegel la filosofía empieza a encontrar realmente tierra firme con el sujeto de conocimiento cartesiano. Postular el ego cogito como lugar de la universalidad eidética de lo ente –base, sustrato o ser que reúne el conjunto de todo lo que es– viene siendo, sin duda, uno de los acontecimientos sustantivos de la filosofía puesto que abre paso al futuro señorío de la subjetividad. No encontramos nada parecido en los inicios de la filosofía en Grecia. Para otorgarle el trono filosófico a la subjetividad habrá que esperar la forja del sistema de la metafísica dialéctico-especulativa. Lo que no significa, sin embargo, que el aporte de los griegos sea irrelevante, pues fueron ellos quienes pensaron, antes que nadie, “lo universal en general”. Un universal todavía abstracto, empobrecido al no guardar referencia con la subjetividad, pero postulado ya como logos, como lugar de lo pensante-reuniente. A juicio de Heidegger, Hegel destaca cuatro palabras conductoras de la filosofía griega que harán época: Todo (Parménides), logos (Heráclito), Idea (Platón), realidad efectiva (energía, actus, actualidad) (Aristóteles). Puntualicemos. Por todo debemos entender “lo uno, lo que todo lo une y, por ende, lo universal”. Una vez concebido esto, dentro del supuesto que funda la obra de Parménides: “Ser y pensar son lo mismo”. Respecto a logos tendríamos: “El recogimiento o reunión que permite aparecer y yacer ahí delante de antemano a todo lo que es en su totalidad en cuanto ente”. Recogimiento concebido por Heráclito, Hegel dixit (Lecciones sobre historia de la filosofía), en el marco del devenir, de la dialéctica en suma: El ser (tal como lo piensa Parménides) es lo uno, lo primero; lo segundo es el devenir: a esta determinación es a la que él (Heráclito) progresa. Esto es lo primero concreto, lo absoluto en cuanto aquello en donde se encierra la unidad de los

opuestos. Por tanto, en él (Heráclito) se puede encontrar por vez primera la idea filosófica en su forma especulativa.

De la idea platónica cabe destacar la identidad = “Lo universal determinado en sí mismo”, lo cual significa “que las ideas son pensadas en su mutua pertenencia”. La palabra fundamental proferida por Aristóteles, energía (actus), puede resumirse así: “La pura efectividad a partir de sí misma”. “Sólo la energía, la forma, es la actividad, lo que realiza y hace efectivo, la negatividad que se refiere a sí misma”. Hasta aquí, Heidegger aprueba. Aunque advierte de inmediato que la simple referencia de las cuatro palabras conductoras arriba expuestas no nos dice todavía nada sobre “el asunto del pensar”. Al padecer el olvido del ser, Hegel no aprehende el trasfondo ontológico del pensamiento griego, porque lee a los griegos –remarca Heidegger– “en el horizonte del ser, al que concibe como lo universal abstracto”. Pasa por alto, entonces, el brotar en la aletheia por lo que las cosas son. Según lo expuesto, la referencia última sobre la que habría que centrar el debate podría plantearse alrededor de una pregunta: ¿Dónde reside el ámbito permanente de lo que es, incluidas las cosas y el pensamiento? Desconocer, cual es el caso de Hegel, que en Grecia el es proviene del (remite al) acaecer de la physis –que en su brotar incesante se repliega sobre sí misma y, en gracia a tal acaecer, las cosas son– pudiera emparentarse, sin violentar argumentos, con el desconocimiento de Platón, que fue quien entre los griegos identificó el saber con el ver de las cosas en la luz de la idea y en el decir (logos) de tal ver, dentro de una rigurosa estructura conceptual, justamente la filosofía. Y si bien la filosofía recién surgida acoge al ser en un determinado saber, lo hace, he aquí el problema, apelando a un ver que sobredimensiona el plano de la presencia en demérito de lo subyacente, la ofrenda de la physis que, al patentizarse (presencia), tiende a retraerse. Con Platón, el saber pierde, pues, aquello que sobrepasa el ver de la idea, en el entendido de que la presencia y el retraimiento son igualmente constitutivos. Pero hay más. Platón deja la mesa puesta


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para profundizar la relación entre el ser y la idea. El gran banquete tendrá que esperar el advenimiento del cocinero mayor, Hegel, para quien el ser platónico carecería, a fin de cuentas –tal es su límite–, de la mediación de la subjetividad, traída a colación por Descartes. Los griegos se encuentran empantanados, de esta suerte, en el “todavía no” de la subjetividad. Es aquí donde resalta la falla de leer lo acontecido tiempos ha, desde la idea de verdad propia de la metafísica de la subjetividad, a saber, la verdad como autarquía y autoconciencia. El hecho es que para los griegos radicales (pensadores de la physis), la verdad guarda referencia, sensu estricto, valga reiterarlo, con aletheia: desencubrimientodesocultamiento. Hegel lo pasa por alto: “Pero la determinación dialéctico-especulativa de la historia conlleva precisamente el hecho de que a Hegel le estuviera vedado divisar la aletheia y su reinar como el asunto propio del pensar”. La identificación hegeliana de “ser y pensar” desatiende, de tal suerte, al ser propiamente dicho. Desatención que tiene un doble efecto: desconocer “lo que yace de antemano ahí delante y viene a la presencia” y desconocer, en consecuencia, el lugar del Dasein al que se da el desocultamiento de lo que viene a presencia. Un dar, u ofrendar, que requiere ser atendido y acogido, nunca representado. Valgan las siguientes palabras proferidas por Heidegger en Hegel y los griegos para ilustrar lo señalado: El hombre es aquel que dice. Decir, en antiguo alemán “sagan”, significa mostrar, hacer aparecer y hacer ver. El hombre es aquel ser que, diciendo, hace que yazga de antemano ahí delante, en su presencia, lo que viene a la presencia, y que es capaz de aprehender lo que yace de antemano ahí delante. El hombre sólo puede hablar en la medida en que es aquel que dice.

Identificar lo subyacente con el sujeto-espíritu, todavía inconsciente de su autarquía soberana, pero sujeto al fin, propicia que Hegel desconozca que lo subyacente en cuanto “lo que yace de antemano ahí delante” precede a todo representar proveniente de la actividad pensante de la subjetividad. Visto que

la falla reside aquí en “el todavía no” de los griegos, lo que habría que averiguar en adelante es como se alcanza el sí afirmativo con que culmina la andanza de la autoconciencia. La exegesis de Hegel se concentra en ello, o sea, en mostrar la puesta en escena de la genealogía (en Grecia) de la subjetividad y el posterior despliegue en lo que podemos identificar con la fundación y universalización de Occidente, que culmina con la mayoría de edad alcanzada por la subjetividad y su postrer desenlace en la mutua reciprocidad de los hombres entre sí y con la naturaleza. Para explicar el despliegue indicado tenemos que apelar a la idea de experiencia hegelianamente planteada (recuérdese que el título original de Fenomenología del espíritu era “Ciencia de la experiencia de la conciencia”), esto es, como puesta en escena mediante la cual el espíritu va formándose paso a paso a lo largo de la historia. El paso a paso obedece a que, para Hegel, la autoconciencia del espíritu no surge como efecto de una iluminación súbita, sino en razón de sucesivas experiencias que le permiten irse descubriendo de manera paulatina. Hegel vendría a decir que la experiencia que lleva a la conciencia a cobrar autoconciencia de sí recorre, antes de alcanzar su plenitud, un camino largo y arduo al que podríamos calificar de complejidad temporal. Pensemos en un camino sembrado de espinas que, sin embargo, prueba con creces la capacidad del espíritu de superar extrañamiento tras extrañamiento. Ahora percibimos el motivo por el que Hegel identifica el devenir del saber (filosófico) con la “experiencia de la conciencia”. Planteado en otros términos, estaríamos aquí ante la relación estrecha entre la experiencia fáctico-espontánea (“conciencia natural”) y la progresiva afirmación del saber. Heidegger lo corrobora (estoy siguiendo, a mi manera, el texto “El concepto de experiencia en Hegel”): “La experiencia es el diálogo entre el saber natural y el saber absoluto”. Experiencia humana que en la modernidad se revela como experiencia de un sujeto que posee las líneas maestras del hacer y el saber, puesto que ha logrado superar el extrañamiento hacia sí mismo y está en condiciones de reconocerse como señor del mundo. La disgregación en que se


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han desenvuelto en la pre-modernidad los actos espontáneos de los individuos empíricos acabará siendo superada, por ende, en favor de la autoconciencia totalizadora y emancipadora cocinada en hornos espirituales. Penetrando el fondo de la idea hegeliana de experiencia, cabe afirmar que ésta se forja y se despliega a lo largo de un cúmulo de etapas sucesivas en donde el conocimiento que guía a los hombres en un momento histórico –que pareciera colmar la experiencia del saber– se muestra insuficiente y acaba siendo superado por una experiencia renovada del saber y así sucesivamente (Heidegger: “la conciencia natural es el espíritu que existe históricamente en su tiempo en cada ocasión”). Debemos reconocer, entonces, que la experiencia del saber, por ser siempre inconclusa y superable, se devora a sí misma. Este parecer nos indica que cada experiencia emergente obedece a un determinado estatus históricamente alcanzado por el saber que, así como surge, es negado por experiencias comprensivas inéditas y más ricas, ya que responden a saberes cada vez más maduros, o mejor, a saberes en donde el progreso de la autoconciencia del espíritu va ofreciendo muestras de sus bondades iluminadoras con el consiguiente beneficio para la praxis humana. Quedemos en eso: la praxis humana ha logrado forjar y sedimentar un sinnúmero de saberes que cada generación humana lega a sus sucesores, lo que da lugar, en última instancia, a una depuración acogida por la filosofía confinada a separar el grano de la paja en aras de alcanzar el saber radical y universal. Valga la ecuación: Experiencia = proceso mediante el cual el espíritu se forma y se trasforma = progreso del saber = tendencia creciente de los hombres a determinar sus actos con la guía del saber = abundancia de objetos espiritualmente mediados y surgidos en la praxis comprensiva perpetuamente renovada = comprensión de todo lo que es desde el saber autoconsciente por fin alcanzado o filosofía del espíritu. Ya adentrados en el entramado de la experiencia, resulta ineludible destacar el papel que juega aquí la negatividad. Heidegger lo explica en el libro titulado Hegel. Lo primero por resaltar es que Hegel identifica la negatividad con la chispa

energética que pone en marcha el devenir del espíritu (ser). En eso consiste el proceso de autoconciencia del espíritu expuesto por Hegel, en entender el despliegue del espíritu cual corresponde, es decir, como movimiento. Tendríamos que el saber no es algo dado de una vez y para siempre, estático, por lo tanto, sino algo vivo y en perpetua renovación; algo “que se mueve a sí mismo” produciendo la historicidad en curso que a la vez lo produce. Dialéctica de la negatividad, devenir propiciado por la negación de la negación, sin la cual el tiempo o el temporalizar serian inexplicables, al menos desde la perspectiva de Hegel. Y bien: ¿De qué estamos hablando? ¿Qué de la negatividad? Por principio, en lo que corresponde propiamente a la experiencia fenomenológica, podría decirse que la negatividad obedece a la diferencia interior que da vida a la conciencia en cuanto auténtica protagonista de la experiencia dialéctica. Nos referimos a la diferencia dialéctico-conflictiva entre conciencia natural o en sí (limitada, cosificada, no verdadera) y autoconciencia o conciencia verdadera y para sí (autónoma e incondicional). La mentada escisión interna de la conciencia alude, en efecto, a una lucha perpetua consigo misma. Lucha en donde la conciencia para sí pugna por abrirse paso, incluso sin saberse todavía del todo, negando y superando a la conciencia contingente sometida a los entes dados o a la mano. Tras negar perpetuamente lo que lo niega, el espíritu derroca exterioridades y, una vez que accede a la incondicionalidad, se reconoce como lo supremo y absoluto. Tendríamos, por lo tanto, que la exposición de la experiencia en devenir impulsada por el trabajo de la negatividad muestra, en la obra de Hegel, el movimiento por el que la conciencia esclavizada va cediendo terreno ante el empuje y la dinámica temporalizadora y creadora de la conciencia constituyente-negativa. Puede afirmarse, en resumidas cuentas, que la experiencia fenomenológica desemboca en una liberación final del saberse, así, del espíritu, que abre paso a la ciencia de lo absoluto (Ciencia de la lógica). Desde tal cumbre, Hegel puede proceder, y lo hace, a iluminar el ámbito de la naturaleza (filosofía de la naturaleza) y, lo más importante, el ámbito de la historia. Perspectiva


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compresivo-totalizadora que propicia que los hombres puedan llegar a reconocerse entre sí y con la naturaleza, compartiendo una mutua pertenencia espiritual. Concebir el carácter negativo e intempestivo de la experiencia, reconocer que se desenvuelve negando lo que hay y afirmando lo que rejuvenece; acordar, en consecuencia, que no puede hablarse nunca de resultados conclusos. Estado de inconclusión que pareciera ser incompatible con uno de los postulados que guían la filosofía de Hegel, a saber, proclamar que la experiencia culmina en el sistema del saber absoluto. Quede planteado el dilema: ¿sistema concluido o experiencia en curso? Me parece, sin embargo, que el dilema es falso; que lo que ocurre en verdad es que Hegel plantea un vuelco cualitativo en la idea de experiencia, pues ahora, en la modernidad críticamente fundada, la experiencia del saber que determina el hacer se torna translúcida para sí misma, o sea, deja de marchar a ciegas y carga sobre sí la tarea de realizarse superando, con plena conciencia y seguridad, extrañamientos paralizadores, hasta el grado de que lo entitativo en su conjunto se torna objeto por y para el ser supremo, el espíritu-sujeto. La parusía del espíritu ha cerrado su ciclo. Oigamos a Heidegger (“El concepto de experiencia de Hegel”): “Ahora ya no hay que pensar el objeto como lo que está enfrente del representar, sino como aquello que surge a modo de verdad de la conciencia frente al antiguo objeto en el sentido de lo todavía no verdadero.” El corte entre la experiencia sometida de algún modo a la conciencia fáctica que obedece todavía a la opacidad de la autoconciencia (exterioridad sujeto-objeto), y la experiencia que obedece a la plenitud del “saberse incondicionado del saber” (interioridad sujeto-objeto), no debe hacernos perder de vista que en el trasfondo subyace el camino o movimiento unitario protagonizado por la perpetua negación-superación del espíritu. Sin el señalado trayecto (Heidegger: “El ser de la conciencia consiste en que se mueve creando camino”), habría sido imposible comprender el paso de una sociabilidad en donde los hombres viven su experiencia con el mundo de manera extrañada, ajena, cosificada, a

una sociabilidad en donde actúan-piensan de manera constituyente, creativa, autárquica. Tránsito que les permite dar carpetazo al estado errático y desesperado y alcanzar, en un futuro no muy lejano, la autoformación serena de su ser más propio. Empero, quien desee actuar conforme al saber debe esforzarse en formarse en sus directrices, ya que éste no se da en la vida inmediata; para eso existe una actividad dedicada, de modo profundo y en exclusiva, a forjar los parámetros del auténtico saber en sí-para sí, la filosofía. Recordemos, de paso, que el filósofo tiene por misión educar a los ciudadanos en lo universal. En palabras de Hegel: “El puro conocerse a sí mismo en el absoluto ser otro… es el fundamento y la base de la ciencia o el saber general.” Instaurado en la plenitud del saber, Hegel propone tres ofrendas iluminadoras: una visión filosófica que permite descubrir la racionalidad de la historia (Filosofía de la historia); un sistema categorial que acoge y resume las determinaciones sustantivas del saber (Ciencia de la lógica), que ilumina la historia y la naturaleza y, como remate, un llamado a realizar en los hechos lo cultivado en el pensar. Se trata, en rigor, de una propuesta que no se limita, ni muchísimo menos, al plano teórico, puesto que nuestro pensador abriga el propósito de dar lugar a una configuración (praxis) renovada de la historia. La seguridad que muestra Hegel respecto de haber consumado el saber presupone, sin duda, el carácter insuperable de sus postulados. Puede haber derivas post-hegelianas, pero no un más allá del saber absoluto por fin alcanzado. Digamos que tras la experiencia iluminada por el saber último forjado por el filósofo del espíritu, es difícil dar un paso adelante en el territorio de la metafísica. Hegel hizo un trabajo considerable para evitar cualquier confusión del espíritu con su estado de caída, con la cosificación que lo enajena de sí. Rechazo que explica el esfuerzo arduo que –lo hemos testificado– se remonta a la historiodicea del espíritu y rompe, a la par, con cualquier propuesta filosófica, cosificada, estática o atemporal (recuerdo aquí el señalamiento de que la tentativa antropocéntrica de Descartes se queda a la mitad del camino, ya que éste todavía concibe al sujeto con determinaciones


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dadas o cosificadas: alma, res, substancia…). Advierto, por lo demás, que Hegel no asocia la experiencia dialéctica del espíritu con un conflicto entre verdad y falsedad, de allí que aluda a un conflicto entre lo menos verdadero (no-verdadero) y lo más verdadero, en el entendido de que en lo no verdadero hay señales de la conquista cognitiva del espíritu. Tras la odisea del espíritu documentada por Hegel (Fenomenología del espíritu) se desprenden, en suma, dos consecuencias sustantivas: 1) que gracias al largo periodo de despliegue del espíritu, los hombres han podido alcanzar autoconciencia, y 2) que sólo como seres espirituales, y no meramente naturales, pueden afirmar su diferencia en el mundo. Queda cumplir, así, una tarea: procurar la ilustración filosófica de los hombres para poder alcanzar metas propiamente humanas. Comprendamos que ser libre es más complejo de elegirse sin más. Uno puede elegir lo que lo aniquila. Para evitarlo tenemos a la filosofía, principio y fin de la experiencia autónomo-comprensiva teleológicamente orientada. Trazado entonces el camino de la experiencia de la conciencia energetizada por la negatividad que desemboca en el saber absoluto; colmada, en consecuencia, la razón histórica que torna a los hombres sujetos responsables de su destino, lo que les queda a los ciudadanos comunes y corrientes, a los simples mortales, es reconocer el saber liberador y actuar en consecuencia. Quisiera hacer aquí una pausa: que Hegel reconozca el espíritu absoluto en sí y para sí como fundamento de todo lo que es, no significa que lo absoluto sea una entidad pura sino, antes bien, la totalidad de cuanto existe. Y esto no es así sólo debido a que la diversidad de lo ente queda comprendida en el espíritu, sino en el sentido de que lo que participa (proviene) del espíritu, se debe a él. De ello podemos deducir que el espíritu no sería nada sin sus manifestaciones. Concebido en rigor, el espíritu no es algo puro ni tampoco algo r­ elativo, ya que goza del atributo de la incondicionalidad auto-constituyente (libertad) y, por si fuera poco, se recrea en el plano de lo constituido. Lo cual indica que Hegel ha dado el salto del espíritu divino y autosuficiente al espíritu concretado para sí en la

mismidad libertaria del hombre, que mediante su praxis lo torna mundo concreto. Dado que la libertad deviene sin cesar, podemos afirmar que el espíritu no se detiene nunca, retorna a sí y vuelve a encarnar incansablemente. Tendríamos, en suma, que el espíritu abarca tanto su incondicionalidad y su auto-engendramiento, como sus encarnaciones. Dimensión práctico-auto-constituyente que Hegel llama Idea, historicidad cabalmente comprendida. Hegel quiere superar, entonces, la trascendentalidad absoluta que propicia inevitablemente el distanciamiento entre lo espiritual y lo fáctico. Propósito que exige tomar en cuenta las vicisitudes surgidas en el movimiento de encarnación del espíritu. El proyecto filosófico de Hegel testifica lo señalado, siempre en aras de integrar lo espiritual (lo universal e infinito) y lo fáctico (particular, finito). Desde luego, el esfuerzo conceptual para mostrar el modo en que la finitud contiene lo infinito es loable. Establecido lo anterior, no perdamos de vista el núcleo de la propuesta hegeliana: demostrar que el espíritu sólo es para sí superando (negando y encarnando) lo finito. Pensemos en un poner lo finito para, ulteriormente, negarlo en nombre de las exigencias de lo infinito e incondicional. De no proceder en consecuencia, el espíritu se detendría y se cosificaría, es decir, perdería su incondicionalidad o libertad. Libertad y límite forman parte, por ende, de una unidad común donde puede distinguirse, sin embargo, el proyecto constituyente o propiciador y el resultado propiciado. Tras lo expuesto es fácil comprender que la universalidad concreta proveniente del espíritu activo –que de eso hablamos– supera el dualismo tanto de la metafísica platónica como de las teologías de lo absoluto. Hora es, entonces, de resumir el estatuto de lo absoluto como ser para sí mismo en lo otro, sin dejar de ser para sí mismo. Y en eso consiste precisamente la negación de la negación, a saber, en el interjuego incesante entre libertad en acto y libertad encarnada. Las paradojas no faltan: sin el perpetuo retorno a la incondicionalidad que lo caracteriza, el espíritu se vería impedido de distinguirse de lo ente, o sea, de conservar la posibilidad de objetivarse y de superar


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ulteriormente lo objetivado. El despliegue soberano e intempestivo del espíritu incluye, de tal suerte, la posibilidad de ser algo. Y cuanto más se despliega al hilo de la autoposición de sí, más se autocomprende y enriquece. La modernidad representa –a los ojos de Hegel– el mejor ejemplo de lo señalado. Una época histórica en donde el mostrarse plenamente mediante la filosofía le proporciona al espíritu la alegría de reconocer su superioridad cognitiva. Superioridad que tiene la encomienda de dar lugar, Hegel lo cree, a un sistema del saber y a un orden histórico que hace las veces de luz del conocer y del hacer. Sin duda, la subjetividad funge aquí como la gran protagonista destinada a realizar, en los hechos, la hazaña de la libertad. En efecto, la subjetividad ya dotada de la certeza de portar el espíritu según lo muestra el devenir histórico que representará, en un final esperado, la copertenencia del espíritulibertad y la espiritualidad lastrada con la cosidad. Heidegger rompe filas y afirma: la esperada libertad hegeliana tiene nombre propio, nihilismo. Hemos llegado al punto en que podemos exponer la estrategia de Heidegger para despejar la maraña hegeliana. Atenido a la evidencia fácilmente demostrable de que la filosofía del espíritu se forja luego del desdén del ser en cuanto acaecimiento ofrendante que tiende al ocultamiento y es, por ello mismo, incognoscible e indecible; atenido a tal desdén, Heidegger muestra que –dado que el espíritu absoluto se reconoce en lo particular, en el entendido de que lo particular funge como mera entidad negativa puesta por el espíritu mismo–, lo otro o particular es lo mismo. Podemos mentar un círculo dialéctico en el que, en rigor, la alteridad queda excluida (la physis, el ser, la cuaterna) reducida, a fin de cuentas, a potencia espiritual. Y Heidegger sentencia: al hipostasiar al espíritu e identificarlo con el ser, Hegel cierra el camino al reconocimiento del despliegue-ocultamiento de lo primordial y sin porqué. Si penetramos el trasfondo hermenéutico de Heidegger, descubrimos de inmediato el rechazo, explícito e implícito, a considerar al ser inspirado en la figura de un Dios, y menos aun si se trata del Dios cristiano. Como bien lo expone la Carta sobre

el humanismo, de Dios no puede decirse nada si no se dirime antes el problema del ser. Empero, Hegel habría operado en sentido contrario al pensar el ser a partir del Dios del espíritu. Por ende, y a pesar de que –a diferencia del platonismo y sucesores– Hegel trata de superar el abismo abierto entre lo sensible y lo suprasensible, desembocaríamos en el hecho de que la hipostasis del espíritu culmina en el simulacro de la coseidad redimida; simulacro, pues, en rigor, la cosidad de la cosa (physis) ha sido totalmente desconsiderada. Lo que cierra, por lo tanto, el posible camino para reconocer al ser como tal, en cuanto des-ocultamiento (aletheia) de la physis eterna y primordial, previa a cualquier reducción espiritual o cognitiva. Motivo suficiente para emprender un deslinde radical de la metafísica, con Hegel a la cabeza, con vistas a reconocer lo propio del ser, hoy por hoy confundido con lo ente y, del tal modo, condenado al olvido. De ahí que haya consenso en cuanto a que, tras la publicitada torna o viraje (Kehre) en donde Heidegger indica el territorio que le correspondería pisar a todo aquel que intentara preguntarse por el ser, queda claro que el primer obstáculo para acceder al tal preguntarse estriba en concederle la iniciativa –cual es el caso de toda la metafísica moderna– a la subjetividad y al lenguaje que se le debe. Retomando lo adelantado en Ser y tiempo, pero hechas las rectificaciones que considera pertinentes, Heidegger concluye que la iniciativa proviene del ser mismo, cuyo des-cubrimiento o donación permanece abierto a la espera del acogimiento del Dasein. La verdad del ser no puede ni debe aprehenderse, en consecuencia, desde la subjetividad en cualquiera de sus manifestaciones sino, antes bien, en el mismo desplegarse del ser que incluye, por cierto, la propia historicidad del Dasein. Historicidad, en efecto, puesto que el despliegue del ser da tiempo en cuanto acontece (se muestra y tiende a su escondimiento constitutivo) y afecta temporalmente al Dasein. Alrededor de ello versa el Heidegger de la Kehre, del ser como evento o acaecer que otorga tiempo, lo que nada tiene que ver con un ser absoluto-trascendente, ajeno al acaecer eventual.


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Démosle otra vuelta de tuerca al asunto del ser. La historia habitual, calificada por Heidegger (Ser y tiempo) de “vulgar”, se concentra en representar el protagonismo de la subjetividad: tanto en sus tareas cotidianas como en el plano económico o en las gestas político-estatales, podemos incluir las expectativas teleológico-constituyentes tendidas a futuros promisorios y, ni que decir de la reiterada visión técnico-productivo-instrumental del hombre titánico. Se trataría, en todos los casos y a fin de cuentas, de la historia intramundana, para no hablar aquí de perspectivas simbólico-religiosas. Y cuando la ciencia modernamente concebida toma el mando interpretativo, pretende ofrecernos representaciones objetivas de lo real, con la consiguiente reducción del ser a un conjunto de leyes que explican supuestamente el entramado de la naturaleza, e incluso el marco inteligible de la historia. Fuere lo que fuere, lo que aquí se echa al olvido es la radical eventualidad del ser, el presentificarse (actualizarse) y perdurar en el des-ocultamiento abierto a la acogida ex-céntrica y temporal del Dasein. Ahí la diferencia de Heidegger con Hegel, en la consideración del “ser como evento” (no ser e idea, o ser y subjetividad, o ser y voluntad de dominio), como acaecimiento apropiador (Ereignis). Adentrémonos en el territorio de Heidegger. Para él, el surgimiento y despliegue de la metafísica condujo a la confusión entre ser y ente y, por tanto, a la omisión de la diferencia ontológica. La obra de nuestro pensador buscará demoler tal entuerto y poner en su sitio eso, la nombrada diferencia. Entrado en la tarea, percibe que para alcanzar ­resultados se requiere, en primera instancia, poner de manifiesto el estatuto que le corresponde al Dasein a quien en rigor le es propio o constitutivo plantearse el qué de la señalada diferencia. Ello porque el Dasein goza de un atributo del que carece el resto de los entes (La esencia del fundamento): “Ser ente en la trascendencia y como trascendencia”. Trascender y autotrascenderse van, así, de la mano del Dasein (aperturidad). Cuando advertimos que el Dasein está-siempre-en-el-mundo, con el término mundo hacemos referencia a la circunscripción que marca las relaciones del Dasein con el ente en su totali-

dad. Circunscripción que nos permite contar con un punto de reunión de todo lo que es y que, en consecuencia, le permite al Dasein orientarse (“visión del mundo”) en su proyecto autotrascendente: su libertad, la efectuación de sus posibilidades… Mundo que, sobra advertirlo, alude al Dasein en un momento dado de su historicidad. Si nos atenemos al proyecto del Dasein abierto a sí y al mundo, o mejor, si igualamos el autotrascenderse propio y junto con los otros en el mundo a un simple territorio propicio para el mero ejercicio en exclusiva de las posibilidades del Dasein confundido con la subjetividad, a “su” afirmación en libertad, estamos condenados a quedar atrapados en lo óntico, es decir, no salimos del marco de relaciones de la subjetividad con las condiciones objetivas que median sus posibilidades. Digámoslo de otro modo: la mundanidad es un afuera carente de afuera (apertura al ser). Bien, ¿cómo salir del atolladero? ¿Qué es lo que está en juego en la problemática de la libertad? Para responder puede proseguirse con los argumentos de Heidegger en los que se afirma que la patencia del ser se da simultáneamente en la apertura desocultante del ser (acaecer) y en la aperturidad del Dasein. Y resulta, atiéndase el argumento, que de tal acaecer y aperturidad (acogida excéntrica) depende la libertad del hombre. Para Heidegger la libertad dista, entonces, de recaer en las iniciativas de la subjetividad. A su entender, la libertad estriba en confirmar permanentemente el ek-sistir excéntrico (no volitivo) del Dasein cara al acaecimiento del ser. Con la libertad hemos topado (Principios metafísicos de la lógica, 1928; De la esencia del fundamento, 1929; De la esencia de la verdad, 1943; Schelling y la libertad humana, 1936; Las tesis de Kant sobre el ser, 1962…). Y de buenas a primeras, Heidegger pone en crisis las innumerables proclamas –habituales en todas las teorías críticas y los existencialismos que han sido– tocantes a demostrar que lo propio del hombre, aquello que lo distingue del resto de los entes, es el atributo de la libertad. Puede agregarse que ni siquiera los dioses gozan de tal atributo. Libertad siempre inconclusa, que es siendo y responde a las posibilidades realizables en el marco de la temporalidad finita de los mortales, ya que sólo un ente


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finito y precario, nunca concluso, puede ser libre. Desde el Renacimiento, al menos, la modernidad ha insistido en identificar, a justo título, diferencia singular con libertad. Empero, Heidegger le da un giro al problema de la libertad. Lo primero que sorprende es eso, que hable de libertad. Sorprende, pues ello conduce a meterse en terreno enemigo. Heidegger lo hace: entra en el terreno habitado por la metafísica de la subjetividad y produce desvíos insospechados, hasta un grado tal que la libertad deja de quedar identificada, como se presumía, con el atributo supremo del hombre (“causa por sí y desde sí”). Leemos en De la esencia de la verdad (1943): La libertad para lo que se manifiesta en lo abierto, deja al respectivo ente ser en lo que es. La libertad se descubre ahora como el dejar ser al ente […] La palabra, aquí necesaria, dejar ser al ente no alude, sin embargo, ni a la sumisión ni a la indiferencia, sino a lo contrario. Dejar es comprometerse con el ente […] El dejar-ser, es decir, la libertad, es en sí ex-ponente, ex-sistente. La esencia de la libertad, mirada desde la esencia de la verdad, se muestra como la exposición en el desvelar del ente […] Entonces el arbitrio del hombre no posee la libertad. El hombre no “posee” la libertad como propiedad, sino que ocurre, en máximo grado, lo inverso: la libertad, el Dasein ex-sistente y des-velador posee al hombre, y esto en forma tan originaria que únicamente ella confiere a una humanidad esa referencia –que caracteriza y fundamenta toda historia– a un ente en su totalidad como tal.

Hemos sido informados. Lejos de ser el dueño de la libertad, el hombre es poseído por ella. Ahí el as de ases, comprender la libertad como donación del ser a la que debe dejársela manifestarse como lo que es, exceso, abismo, presencia indecible en tanto tiende al ocultamiento constitutivo. Libertad inscrita, por tanto, en el dejar advenir el acaecimiento del ser, ya que el Dasein no es el artífice de la patencia del ser que otorga, sino el pastor, el guardián de aquello que desborda toda presencia inequívoca y toda significación. Pensar la libertad desde el ser

implica, sobra advertirlo, considerar al Dasein como aperturidad que al instaurase en el acaecer convocante del ser, atiende y preserva, cuida y acoge, permitiendo así “lo libre” y “el espacio libre” que otorga libertad. Pero para instaurarse en el acaecer que convoca al Dasein, el hombre debe romper, en principio, con lo común y corriente, con las distracciones de la cotidianidad, con el comportamiento del uno de tantos (recuérdese la relación planteada en Ser y tiempo, entre angustia y nada como momento insoslayable para sobrepasar los lastres que ciegan e impiden el salto al ser) y debe, fundamentalmente, desasirse del antropocentrismo. De no hacerlo, permanecerá atrapado en el errar, o sea, en el olvido del ser que propicia la devastación del mundo y, de tal suerte, el impedimento de la libertad radicalmente comprendida. Preservar la copertenencia entre el mostrarse-rehusarse del ser y la aperturidad del Dasein equivale a preservar la posibilidad de la libertad. Heidegger se propone, lo hemos subrayado, derrocar el antropocentrismo, al sujeto como señor del mundo, como dominador de todo lo que es. Objetivo que exige demoler sin contemplaciones la verdad-certeza-representación proveniente de la metafísica de la subjetividad. Certeza que lejos de garantizar la libertad, encarna un simulacro que la demuele. Tomando igualmente en cuenta que el desocultamiento del ser tematizado por Heidegger no nos pone ante un fundamento translúcido, sino ante un abismo, podemos decir que la libertad colinda con el abismo y el misterio. Es ahí, entonces, donde el pensamiento crítico, con Hegel en la cima, identifica al ser con determinado fundamento entitativo (razón, idea, espíritu…), el pensamiento del ser remite a lo excesivo e impenetrable, a lo “sin razón y “sin fondo” en que reside la esencia de la libertad. En palabras de Heidegger (disputa con Cassirer en Davos, en Kant y el problema de la metafísica): “La libertad sólo es y puede ser en la liberación. La única relación adecuada con la libertad, en el hombre, sólo puede darse en el librarse a-sí-mismo de la libertad que hay en el hombre.” Las cartas de la partida entre Hegel y Heidegger están sobre la mesa. Juguemos una última mano.


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Heidegger planta una batalla sin cuartel al humanismo, en particular al decisionismo voluntarista cristalizado en determinadas formas políticas, culturales y productivas, a saber, la técnica avasallante, el culto a la opinión pública, la democracia, el capricho de las masas desarraigadas, el creciente cosmopolitismo carente de patria… Batalla que explica, una cosa va con la otra, que Heidegger cuestione a los filósofos modernos empeñados en identificar la libertad con ciertos atributos intrínsecos a la subjetividad atenida a sí misma, y a aquellos a quienes guía la intención de legitimar, a fin de cuentas, las decisiones de los muchos humanismos forjados por la metafísica moderna. Humanismos sobre los que –siempre a juicio de Heidegger– recae la culpa de la barbarie planetaria. ¿Y el nazismo? También el nazismo terminó siendo presa del humanismo planetario. Heidegger ya lo temía, no en balde advirtió, una y otra vez, que Hitler y los suyos le estaban dando la espalda a la misión anti-antropocéntrica que legitimaba la causa nacionalsocialista. Si atendemos los argumentos de Heidegger contra al nazismo oficial, e incluso los señalamientos de sus discípulos más fieles, descubriremos de inmediato que el nazismo real, aquel que de hecho triunfó en Alemania, representa, en rigor, una variante racial del humanismo. Y la culpa del Heidegger “episódicamente” nazi obedecería justo a eso: a no haberse desmarcado todavía ni del humanismo cosmopolita ni del racial-nacional. Poco después del “episódico” periodo del Rectorado, tras la torna (Kehre) decididamente antihumanista, Heidegger rectifica sus malos pasos y, tómese nota, rompe con el nazismo. La lista de libros de los seguidores del pensador de la Selva Negra que “demuestran” el viraje antinazi es, ciertamente, abrumadora, con lo que el maestro queda a salvo y todos tan contentos. La libertad del Dasein, abierta de cara al ser, que no la libertad dependiente del decisionismo humanista, sería, a todo esto, el as de ases puesto por Heidegger sobre la mesa con miras a enfrentarse a tres posiciones de la subjetividad políticamente cuestionables: el americanismo, el sovietismo y el nazismo de la bestia rubia. Posiciones que, diferencias aparte, coinciden en basar sus proyectos histórico-políticos

en el nihilismo carente de ser, concretado en la voluntad de poder tendida a escala planetaria. Por lo que mí toca, creo que la caída del mundo moderno en el nihilismo puede ser difícilmente contrarrestada por “el nuevo inicio” propuesto por Heidegger. Aun reconociendo el alcance de su cuestionamiento al antropocentrismo o esencia de la técnica, me parece que, al igual que los filósofos al uso, Heidegger mantiene en pie una figura de pensamiento asentada en términos históricocomunitarios que, dado su carácter, requiere para su efectuación tanto del Maestro pensador guía de los pueblos (Heidegger y su referencia pensante-reuniente encarnada en ortofonías presente-ausentes del ser), como de un órgano superior comandado por dirigentes políticos que atienda, acoja y cumpla los llamados del ser. Órgano superior que, además, reencarne el ser esencial de pueblos supuestamente esenciales. La conjunción de lo nacional con lo comunitario excéntricamente asumido tendría, así, un nombre propio: nacional-socialismo. Empero, ¿acaso la libertad antropocéntricamente fundada, cual es el caso en el planteamiento de Hegel, nos sacaría del atolladero? Estoy en que tanto la filosofía de la subjetividad como la ontología poético-pensante a lo Heidegger fallan a la hora de plantear el problema de la libertad. Lo sé, reconozco que la obra de Hegel en su conjunto se sustenta en la búsqueda de la libertad en cuanto determinación radical de la voluntad humana. Se trata aquí de los hombres, y sólo de ellos, pues la naturaleza carece de libertad (Filosofía del derecho): “La liberación sólo puede venir por la autoconciencia de los propios condicionamientos y limitaciones del desarrollo de la libertad”. Una libertad concreta, realizable, no formal. Libertad que les es dado realizar de facto a los mortales, siempre y cuando, faltaba más, atiendan y cumplan puntualmente las directrices de la filosofía, en el entendido de que “La filosofía es su tiempo aprehendido en pensamiento”. Hemos insistido en que para Hegel la madurez de la filosofía se cumple cuando la historia ha completado sus proceso de formación, y eso sucede cuando sus gestores, los hombres concretos, descubren lo racional en sí y para sí patente en la ­universalidad


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del espíritu, identificada con la verdad de la historia. Se trata, nadie lo dude, de la modernidad y la moderna filosofía de la subjetividad. Filosofía que, advierte Hegel, debe aspirar a una totalización omnicomprensiva capaz de situar cualquier empresa o conocimiento parcial en su justo sitio. Totalidad no inerte o pasiva, por cierto, pues ha nacido del devenir histórico y responde al devenir en curso, de allí su relación estrecha con la praxis que, insisto, tiene por objetivo último el logro de la libertad de cada pueblo y, a la par, de los pueblos a escala universal. Proceso complejo en que la libertad se objetiva, se enajena y retorna a sí, una y otra vez, dejando siempre su marca y aspirando a realizarse plenamente. El rigor de la lógica constructiva del sistema hegeliano, su coherencia y sus propósitos, responden a la puesta en escena de la totalización universalizadora y libertaria del espíritu. Puesta en escena que consiste en examinar determinación por determinación de todo lo que es, poniendo de manifiesto lo propio y los límites de las particularidades que dan cuerpo al mundo histórico-social (dejo aquí de lado el problema de la naturaleza). Libertad individual, familia, sociedad civil, reino de las necesidades, arte y cultura, la ciencia, el plano de la moralidad y de la eticidad y, en la cima, el Estado, rendirán aquí cuentas teniendo a la universalidad del espíritu por tribunal inapelable. A lo que voy. La unidad de lo particular y lo universal recae, siempre a juicio de Hegel, en la eticidad (esfera por excelencia de la universalidad) y, en términos institucionales, en el “poder superior” del Estado en cuanto totalidad ética y sustento de la libertad objetiva. También en Hegel, entonces, al igual que en Heidegger aunque por razones diferentes, las lucubraciones pensanteslibertarias culminarán en la necesidad de un órgano superior y aglutinador, el Estado. No es casual, así, que ambos pensadores padezcan la tentación de Siracusa y hablen no pocas veces como consejeros de Estado, teniendo por tribuna a la cátedra ­universitaria. Pero no entremos todavía al cotejo Hegel-Heidegger respecto a la co-pertenencia libertad-comunidad-Estado. Vaya antes una consideración sobre uno de los hechos, diría que el decisivo, que mar-

can el origen de la modernidad. Me refiero al surgimiento del individuo singular y polivalente, autónomo y plenamente consciente de su diferencia, abierto a sus posibilidades en el tiempo efímero que trascurre entre el nacer y el morir, o sea, el tiempo de la finitud. Surgimiento que tiene su origen en el Renacimiento en boca y obra de pensadores y artistas dispuestos a dejar impronta de su diferencia, de su modo irreductible de pensar o concretar obras de arte. Tarea singular de la que se pretendía que sirviera de inspiración para que los actos creadores, intempestivos y diferenciadores se tornaran parte del comportamiento de los ciudadanos comunes y corrientes. El propósito inscrito en los afirmadores de la diferencia, cuyo hacer se sitúa por debajo de cualquier órgano institucional supuestamente rector de comportamientos, estriba en provocar empatía y procurar contribuir a la liberación de individuos emancipados, abiertos hacia sí mismos y al mundo. Invención perpetua de la libertad que revienta, entonces, la unidimensionalidad y la rutina de lo gregario. El párrafo anterior no está de más, pues si bien es verdad que tanto Hegel como Heidegger remiten en sus textos al surgimiento del individuo singular consciente de su libertad irreductible como un sello distintivo de la modernidad, terminan por disolverlo en el ácido espeso de la sociabilidad mediada por el Estado o, en su defecto, en la comunidad orgánica conducida por el Führer en turno. Y antes de cerrar argumentos, quisiera agregar un eslabón insoslayable de la modernidad que contribuye a aclarar, quizá, lo que venimos planteando. Como se sabe y casi en paralelo al surgimiento del individuo radical, abierto a sus posibilidades, surge, en el siglo xvii, la persona del individuo posesivo (C.B. Macpherson, La teoría política del individuo posesivo) representado, en esencia, por el individuo interesado, egoísta, reducido a mero apéndice deudor de la unilateralidad abstracto-cuantitativa propia del ámbito de la economía política. Justo. El uno de tantos entregado a actividades parciales y enajenantes correspondientes a la lógica del sistema de la mercancía, el homo oeconomicus centrado en acumular riqueza y bienes, e incapaz de acceder al


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plano de la ­polivalencia concretada en la aventura de la existencialidad libertaria. El que tal figura de la individualidad reificada que convierte a los otros en medios para alcanzar sus mezquinos propósitos sea cuestionada, bienvenido sea, pero el que se sea incapaz de distinguirla de la individualidad contestataria y forjadora de lo que todavía no existe, de lo excesivo e intempestivo, es grave e impide, justamente –Heidegger y Hegel no son excepción–, pensar una figura de lo político ajena a la política estatalista de los políticos, atenida, en suma, a la proliferación de la diferencia de existentes soberanos e irreductibles. La resistencia a la modernidad triunfante e institucional proveniente de la experiencia de los márgenes ha mostrado que lo otro es posible en cualquier instante, de tal suerte que resulta estéril esperar a “un dios venidero” o un Estado universal que pudieran salvarnos. Siempre he pensado, y no dejaré de hacerlo, que cualquier propuesta emancipadora que rebase el marco de la temporalidad finita que les corresponde vivir a los mortales obedece, en el fondo, a un desprecio por los individuos concretos entregados a la precariedad del tiempo existencial. Con Nietzsche: “Hay que vivir el instante como si fuera la eternidad”. Aceptar que no reside en uno experimentar la libertad significaría, sí, proclamar nuestra nulidad. Y gracias a la gesta de individuos rotos, fracturados, “suicidados de la sociedad”, los llama Artaud, gracias a ellos, lo otro no ha dejado de irrumpir contra el mundo del uno de tantos: La acogida a la alteridad y a lo insondable; la imaginación, el sueño, la defensa de lo abierto; el viaje sin rumbo; la angustia y el grito, el placer y el do-

lor; “descubrir las relaciones secretas e inagotables entre las cosas” (Baudelaire); “la experimentación de todas las formas de amor, sufrimiento y locura” (Rimbaud); el despliegue de la multimaterialidad; la defensa de lo marginal y descentrado…Por ahí marcha la aventura de la diferencia. La aventura de la libertad que pudiera fundar una sociabilidad contestaría, libre e imaginativa está en cada uno, pertenezca a la patria que pertenezca, provenga de la clase social de la que provenga, sea cual fuere su raza. La razón calculadora, la época atómica y planetaria, el capitalismo desatado, los estados omnipotentes y los políticos que los representan, la creencia en los pueblos y los pensadores esenciales, los mesías o los caudillos omniscientes, deben ponerse en el basurero de la historia. La inmensa minoría de pensadores y de artistas insurrectos que han sido han plantado resistencia, sin necesidad de apelar al auxilio de los poderes en turno, los discursos arborescentes y los metarrelatos salvíficos. Baste con escrituras y obras rizomáticas que respondan a lo fragmentario; baste a veces con el silencio. Pero volvamos a lo que nos ocupa, el cotejo Hegel-Heidegger. Lo que tenía que exponer al respecto quede expresado en las páginas antecedentes; sin embargo, permítaseme un agregado. Tanto Hegel como Heidegger apelan, llegado el caso, a la necesidad de la violencia contra los que discrepan. Baste con abrir los ojos y romper con feligresías para percibirlo. Sin duda, los dos representan ejemplos notables de cómo la violencia busca “títulos de nobleza” para justificarse, sea en nombre del humanismo o de la causa del ser, y así, sálvese quien pueda.



Los instrumentos de la d ­ emocracia participativa: la reforma política de 2012-2013 Israel Arroyo

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o es lo mismo hablar de las formas de participación política que de los instrumentos de la democracia participativa. Estos últimos, en dado caso, forman parte del amplio espectro de formas de participación que han acompañado a la sociedad civil organizada de los últimos tiempos. En la palestra académica han surgido distintas posturas para revalorar la importancia de la participación política, precisamente para anteponer un discurso crítico ante las insuficiencias de las llamadas democracias liberales o formales. Desde mi punto vista, surgieron dos modalidades que resumen el debate. Por un lado, la noción de poliarquía de Robert A. Dahl, término que obligó a revisar los estándares regulares de los liberalismos democráticos, para incluir a los movimientos autónomos (la discusión se ha movido hasta la distinción de viejos y nuevos y movimientos sociales) como algo diferente a los partidos políticos y los antiguos movimientos obreros y agraristas; y por el otro, la vertiente que distingue entre democracia formal, democracia sustantiva y democracia participativa.1 No hay espacio para reflexionar sobre el conjunto de teóricos e implicaciones que tiene esta última distinción; pero baste señalar que el primer tramo del debate se dio entre los defensores de un liberalismo democrático “clásico”, fundamentado en la igualdad política y el voto universal; mientras que críticos como Adam Przeworski –aunque esta noción partió de las premisas de Alexis de Tocqueville– apuntaron a la necesidad de reconocer las desigualdades sociales, y por ende compensarlas, como un mecanismo para lograr estándares mínimos que hicieran efectiva –“sustantiva”– las democracias contemporáneas.2 El impulso de las democracias “participativas” completaría los rasgos críticos de 1  Robert A. Dahl, Poliarquía: participación y oposición, REI, México, 1993. 2  Adam Przeworski, Democracia y mercado, Cambridge University Press, Cambridge, 1995; del mismo autor, Democracia sustentable, Paidós, Buenos Aires, 1998.


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las democracias sustantivas a las democracias “formales”. Pusieron empeño en reactivar y desarrollar lo que hoy se denomina instrumentos de la democracia directa –todos ellos imbricados como parte de las maquinarias institucionales de orden constitucional– y la creación de diversos mecanismos de rendición de cuentas frente a los poderes públicos regulares.3 En el presente, existe una buena cantidad de textos que abona en la tripe distinción que he referido anteriormente; pero casi todo ha terminado en la comprensión de que los viejos liberalismos democráticos no podían sostenerse con sus premisas originales. Que era indispensable flexibilizarse e incluir nuevos elementos para acoger, institucionalmente, algunas de los impulsos de las llamadas democracias participativas –dada la intensa dificultad de incluir las demandas de los promotores de las democracias sustantivas–, así como ser más sensibles a la participación política de la sociedad civil. Los países que han adoptado liberalismos democráticos en sus diseños constitucionales no deben entenderse como arquitecturas abstractas, sino como formas dinámicas y específicas de interacción política. Es muy difícil que una clase política –además de heterogénea en su composición– se mantenga indiferente a las diversas modalidades de la participación política de una determinada sociedad –también heterogénea en su definición. De ahí que lo interesante ya no sea tanto persistir en las grandes caracterizaciones de antaño (liberalismo, democracia, democracia política, democracia deliberativa, democracia sustantiva, democracia participativa, entre otras opciones), hay que reflexionar sobre los rasgos y contenidos concretos de cada liberalismo democrático. Todo parece estar entremezclado hoy en día. Algunos preceptos de las llamadas democracias participativas –el referéndum, plebiscito, revocación de mandato, entre otros– están contenidos en una multitud de democracias que antes sólo contenían

elementos circunscritos a lograr una igualdad política. O bien, las democracias formales ya no eluden integrar algunas de las modalidades de participación política que, por cierto, ha ampliado su catálogo de acciones en la era contemporánea. Este último punto es interesante, porque ha obligado a los politólogos a pensar en perspectivas analíticas que “clasifiquen” y le den un contenido concreto a lo que denominamos genéricamente como participación política. El lenguaje político recurrente divide a la participación política en formas convencionales y no convencionales. Es cierto que la distinción es esquemática y no resuelve el problema de los usos y las intersecciones; esto es, una forma de participación como el voto nulo puede ser clasificado tanto en las formas convencionales como en las no convencionales. Recientemente, Willibald Sonnleitner ha mostrado que el voto nulo –que debería catalogarse como un instrumento de protesta convencional– pudo usarse de una manera innovadora en las elecciones de 2009.4 Creó una agenda propia, promoviendo la reelección consecutiva de cargos, impulsó que los dineros públicos a los partidos políticos disminuyeran, alentó la legalización de las candidaturas independientes y el fomento de los diversos instrumentos de democracia directa; pero lo más importante es que cambió el padrón de promotores del voto nulo –de impugnadores rurales a urbanos–, mediante el uso de los medios masivos y la adhesión de líderes de opinión e intelectuales. Sin embargo, lo más importante de la división entre actividades convencionales y no convencionales es que permite reconstruir un catálogo mínimo de las acciones políticas y le da un cierto orden para hacer preguntas en encuestas sobre valores políticos e incluso lo hace comparable con lo ocurrido en otros países. De esta manera, se entiende por formas convencionales de participación política a aquellas acciones que tienen que ver con actividades institucionales y rutinarias de hacer política. Me refiero a la manifestación de pertenencia a un partido político,

3  Adam Przeworski, Susan C. Stokes y Bernard Manin (editores), La democracia, la rendición de cuentas y representación, Cambridge University Press, Cambridge, 1999.

4  “El lado gris-oscuro de la participación electoral: de la apuesta por la protesta a la pluralidad de los votos nulos”, en Arturo Alvarado Mendoza, México: democracia y sociedad: más allá de la reforma electoral, El Colegio de México, México, 2013.


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el ejercicio de sufragio, el abstencionismo electoral y el uso de los distintos instrumentos de democracia directa.5 En contraste, las formas no convencionales se caracterizan por emprender actos políticos que no aluden directamente a lo electoral. Caben situaciones como la firma de peticiones, boicots, la clausura de calles y edificios públicos, ocupaciones, donaciones de dinero, discusiones políticas, manifestaciones masivas, participación en juntas comunitarias, búsqueda de contacto con políticos y medios de comunicación.6 Podrían, asimismo, añadirse los nuevos movimientos sociales, las redes sociales virtuales y el uso del voto nulo como instrumento de protesta frente a los partidos políticos y los parlamentos.7 La participación en organizaciones armadas, guerrillas, levantamientos radicales de choque y grupos de autodefensa comunitarios podrían entrar también en este catálogo, pero su carácter clandestino e “ilegal” dificultan su inclusión como un instrumento de presión y participación políticamente válidos para el Estado.8 En el estudio apenas abordaré uno de los rubros de la participación política convencional que se refiere a los instrumentos de la democracia directa en México. No sobra indicar que existe una tensión entre las formas de representación política y los llamados instrumentos de democracia participativa. En un sentido extremo, algunos de ellos podrían anular las formas regulares con las que funcionan los congresos, asambleas y parlamentos del mundo contemporáneo. Sin embargo, persisten enfoques y experiencias de gobierno –tiende a ser lo que predomina en la era actual– que los hacen compatibles 5  María Fernanda Somuano Ventura, “Democracia, abstencionismo y participación no electoral”, en Arturo Alvarado Mendoza, México: democracia y sociedad: más allá de la reforma electoral, El Colegio de México, México, 2013. 6  Joshep L. Klesner, “Las desigualdades en la participación política en el México contemporáneo”, en Arturo Alvarado Mendoza, México: democracia y sociedad: más allá de la reforma electoral, El Colegio de México, México, 2013. 7  Sonnleitner, “Lado”, 2013. 8  Además de estas razones, tengo claro que existen diversas escuelas o puntos de vista sobre la relación entre política y violencia. Para algunos autores, como Carl Schmitt, la guerra es el último punto de la política; para otros, como Hannah Arendt, cuando comienza la violencia termina el ámbito de la política. La cuestión es que en la vida política concreta existen formas intermedias entre estas dos posturas extremas.

con los regímenes liberales democráticos de hoy en día, siempre y cuando se institucionalicen como herramientas extraordinarias. Es el caso de México. Los principales instrumentos de la democracia participativa son el referéndum, el plebiscito, la revocación del mandato, la iniciativa preferente ciudadana, las acciones colectivas, las candidaturas independientes, la consulta popular y el derecho de iniciativa popular. Todas ellas han estado en la palestra del debate político mexicano de las últimas tres décadas.9 En este artículo quisiera concentrarme en las tres opciones que se aprobaron en la última reforma política de agosto de 2012 (la de las acciones colectivas forma parte de lo aprobado en México, aunque tiene implicaciones que impactan otros rubros diferentes a lo político); esto es, las candidaturas independientes, la consulta popular y la iniciativa ciudadana. En el trabajo reconstruiré las características de cada uno de los instrumentos referidos en la reforma de 2012; pero sobre todo me interesa reflexionar sobre sus alcances, límites y viabilidad futura a la hora que se termine el proceso legislativo proyectado. Adelanto, que se trata de diseños normativos tibios o temerosos con la idea de no fortalecer del todo el ámbito de la sociedad civil. La discusión de este tema apremia, dado que ninguno de los instrumentos aludidos cuenta con las leyes secundarias que las hagan efectivas en el mundo real (los legisladores se dieron un año para cumplir con dicho objetivo, mas el plazo venció desde agosto de 2013). El diseño normativo tibio con la sociedad civil y la ausencia de una agenda política para cumplir con la realización de las leyes secundarias prometidas pintan un páramo para lo avanzado en la pasada reforma política de 2012.

9  Israel Arroyo y Raymundo García García, “La reforma del Estado: el presidencialismo fortalecido y las superviviencias parlamentarias”, en Israel Arroyo y Pilar Calveiro (coords.), Estado, derechos humanos y violencia, Gernika, México, 2012.


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Reforma del Estado, 2009-2012 Felipe Calderón, el 15 de diciembre de 2009, presentó una iniciativa ante el senado para “reformar al Estado”. Ante los medios, él mismo la difundió como el decálogo. El famoso decálogo afectaba diversos rubros de la política, pero además incluía algunos de los instrumentos convencionales de las democracias participativas: candidaturas independientes, consulta popular y derecho de iniciativa ciudadana. Para hacerle contrapeso al entonces presidente de la república, Manlio Fabio Beltrones (PRI) y Arturo Núñez (PRD-PT-Convergencia) presentaron sus propias iniciativas. En relación con las candidaturas independientes, el PRD se pronunció positivamente a favor de ellas; el PRI en contra. En cuanto a los temas de la iniciativa ciudadana y la consulta popular, el PRI votó por el sí, pero siempre y cuando se introdujeran algunos cambios: que se extendieran estos instrumentos ciudadanos tanto para el presidente de la república como para el ­congreso federal. El PRD, con una posición maximalista, se mantuvo en la misma sintonía que los otros partidos; sin embargo quiso que se ampliara la moción a otros ámbitos de la participación ciudadana como el referéndum, el plebiscito y la revocación de mandato. Este punto de partida era propicio para que se diera algún tipo de reforma en materia de participación política. Lo que, en efecto, comenzó a ocurrir gradualmente en los primeros meses de 2011. El senado de la república logró una minuta –emisión de un dictamen y aprobación ante el pleno– poco más de un año después –27 de abril de 2011– de presentadas tanto las iniciativas del presidente de la república como del PRI de Beltrones y las fuerzas de izquierda (PRD-PT-Convergencia). La cámara de diputados recibió la minuta y organizó un foro que denominó La Reforma Política, Cambio Estructural de la Vida Social en México. Hubo una serie de reuniones en el Distrito Federal, Yucatán, Durango y Jalisco. Lo mismo participaron legislaturas estatales que asociaciones municipales. El documento base de la discusión fue la minuta del senado. Re-

salta el hecho de que muy pocas legislaturas de los estados participaron en la convocatoria. Finalmente, la cámara colegisladora emitió su dictamen modificando la minuta del senado, el 12 de octubre de 2011; la aprobación ante el pleno se agendó hasta el 4 de noviembre de 2011. La minuta aprobada y modificada regresó al senado el 13 de diciembre de 2011 y la volvieron a aprobar en sus propios términos, acordando que en las rubros donde hubiera consenso procediera el proceso de reforma; esto es, que se sometiera a la aprobación de la mayoría de las legislaturas estatales. El pleno de la cámara de diputados, previo dictamen de las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y la de Gobernación, aprobó la medida el 18 de abril de 2012. Y en efecto, el 18 de julio de 2012 la Comisión Permanente computó 17 votos de las legislaturas estatales, con lo que se cumplió el proceso de reforma de 14 artículos constitucionales (lo que incluía algunos de los instrumentos de democracia directa). El ejecutivo publicó la reforma política el 18 de agosto de 2012.

Lo aprobado y las diferencias entre los partidos y el presidente de la república El presidente de la república de aquel entonces tuvo mayor suerte con los instrumentos regulares de democracia participativa. Se aprobaron, con algunas modificaciones relevantes en su diseño, las candidaturas independientes. Felipe Calderón propuso el requisito de 1 por ciento del listado nominal; los senadores, 0.25 por ciento; y los diputados, lo bajaron a 0.13 por ciento, que fue la cifra que quedó en la reforma política. En cuanto a la consulta popular, el ejecutivo pidió como requisito inicial, 0.10 por ciento del padrón electoral nacional (alrededor de 70 mil ciudadanos); el PRD, 1 por ciento del listado nominal, y el PRI 2 por ciento del listado nominal (alrededor de 1. 6 millones de ciudadanos), pero de este mismo partido surgió la idea de que se extendiera su uso al congreso y al presidente de la república, que al final fue como quedó aprobada la enmienda.10 En 10  Esto significa que a ambas cámaras se les otorgó el


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este instrumento se establecieron restricciones en ciertos rubros. Calderón solicitó que no pudieran tocarse cuestiones electorales y fiscales; el poder legislativo sumó la restricción de seguridad nacional, ejército, egresos e ingresos y la forma de gobierno, y además estableció un candado adicional para que la Suprema Corte califique la constitucionalidad de la materia. Los diputados no estuvieron de acuerdo en que sólo se pudieran programar las consultas cuando hubiera procesos electorales federales (cada tres años). Propusieron anular este límite, pero al final se quedó conforme lo propuso el presidente de la república, recogido en los mismos términos que en la minuta del senado: dos consultas como máximo en un sexenio. Por último, se aprobó la iniciativa ciudadana. La iniciativa del poder ejecutivo la incluyó en su agenda reformista; lo mismo hizo el PRD. El presidente exigió 0.10 por ciento del padrón electoral, para poner en juego dicho tipo de iniciativa y no impuso ninguna restricción temática. El PRD proyectó 1 por ciento, pero con referencia al listado nominal (aunque es más bajo que el padrón electoral, de cualquier manera la barrera de entrada fue notablemente más alta que la propuesta del presidente). El PRI no tuvo moción alguna sobre este tema. La reforma terminó con un respaldo de 0.13 por ciento respecto del listado nominal; esto es, casi igual que la iniciativa original del poder ejecutivo. El congreso añadió que le tocaría a cada entidad de la república la manera de definir las iniciativas populares en sus estados. Les fijó un año para ajustar sus constitu-

ciones (urge hacer un sondeo, para saber cuáles son los avances de los congresos locales en esta materia). Lo que no incluyó la reforma es notable. Aunque no fue una agenda exclusiva de las fuerzas de izquierda, el PRD-PT-Convergencia fueron poco exitosos en la promoción de los llamados instrumentos de democracia participativa. Nos referimos al impulso del referéndum, el plebiscito y la revocación del mandato. Todos estos elementos de participación ciudadana no lograron ser contemplados en los dictámenes de las comisiones encargadas de emitir el fallo respectivo. Por lo tanto, nunca jugaron un papel relevante en las discusiones del poder legislativo. Cabe resaltar que en esto las instituciones federales tienen un retraso visible en un doble sentido: respecto de la historia y en relación con lo legislado en los estados. En cuanto a lo primero, es conocido que México ensayó dos plebiscitos en el siglo XIX.11 En 1854 para legitimar la tiranía de Antonio López de Santana, con lo que movilizó a poco más de 435 mil sufragantes para pedir que se quedara al mando del poder ejecutivo. Y el plebiscito de 1867, en donde Sebastián Lerdo de Tejada y Benito Juárez quisieron fortalecer la presidencia de la república –con una reforma de 5 puntos–, consultando directamente a la ciudadanía y sin pasar por el proceso ordinario del Congreso de la Unión y las legislaturas de los estados. Sabemos que la votación no le fue favorable al ejecutivo en funciones e impidieron el recuento oficial de los votos; pero la movilización fue de más de 800 mil ciudadanos y 52 por ciento de ellos votaron en contra de las reformas. En siglo XX tendríamos dos plebiscitos más. El organizado, en forma derecho de proponer “que no aprobación legal” iniciativas clandestina, por los cristeros en la década de 1820, populares. La barrera de entrada es, por lo tanto, lograr que donde se dice que llegó a recopilar alrededor de un una tercera parte de los legisladores presentes –ya sea en la cámara de diputados o en la de senadores– inicien el proceso millón de firmas en contra de la política estatal y en sin que puedan sumar legisladores de ambas cámaras; pero pro de la libertad religiosa (los datos no son del todo una vez saldado este requisito deben pasar por la aprobación de su pleno. Ulteriormente, la minuta tiene que ser trasladada claros, dado lo clandestino de la medida y la forma a la cámara colegisladora y aprobada también por su respectivo escrita de la consulta). Posteriormente, el plebiscito pleno. El sentido último de esta doble restricción –la de de principios de 1990, convocado por Alianza Cívientrada y la de salida– es que una minoría parlamentaria no logre por sí misma proponer consultas populares. Requiere forzosamente la formación de una mayoría parlamentaria. Por su parte, el presidente de la república puede también suscribir consultas populares, pero tiene que ser ratificado por el Congreso de la Unión, siguiendo el mismo proceso legislativo que cualquier iniciativa regular.

11  Israel Arroyo, “Gobiernos divididos: Juárez y la representación política”, en Conrado Hernández López e Israel Arroyo (coords.), Las rupturas de Juárez, UAM-UABJO, México, 2007.


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ca en el Distrito Federal, alentado por grupos sociales sin ningún poder vinculatorio o legal. En resumen, la deuda histórica de México respecto de este tipo de instrumento de participación ciudadana ha tenido dos rasgos fundamentales: el punto de partida “ilegal” en su ejecución y su carácter esporádico si se piensa en una visión de largo aliento. Por su parte, lo ocurrido en las entidades de los estados es notable. Más de dos terceras partes de las entidades de la república ya tienen uno o varios instrumentos de democracia directa en sus actas constitucionales (de 24 estados que lo contemplan, 14 ya cuentan con leyes reglamentarias).12 Sabemos, por estudios específicos sobre la materia, que no necesariamente tienen un buen diseño o premian la participación de la ciudadanía en las decisiones torales de sus estados (muchos de ellos no han completado el proceso de las leyes orgánicas o fueron orquestados para dirimir los conflictos entre las poderes públicos, en lugar de fungir como verdaderos instrumentos de la sociedad civil); pero al menos ya forman parte de los diseños estatales de México.13 En breve, el miedo de la clase política a federalizar los instrumentos convencionales de democracia directa es patente. Desde luego, ello ha sido diferenciado. Tanto el PAN y, sobre todo, el PRI fueron reacios a toda enmienda en este sentido. Las izquierdas o algunas acciones individuales –Jaime Cárdenas fue uno de sus principales impulsores cuando fungió como diputado por el PT en la pasada legislatura– han contemplado distintas opciones que favorecen una reforma política en esta dirección; sin embargo, no he podido observar que haya formado parte de una prioridad en su agenda política. En 2011 no lo fue, ni parece haber un cambio en el corto y mediano plazos. El balance general es, por los silencios que hubo en la reforma de agosto de 2012, poco alentador. Ni siquiera contemplaron, a nivel de dictamen, la dis-

cusión de los instrumentos clásicos de democracia directa. No hubo discusión del referéndum y plebiscito, ni de la revocación del mandato. Lo que no está en la agenda política del poder ejecutivo y de la burbuja legislativa simplemente no existe. A pesar de ello, lo aprobado en la reforma política de hace año y medio no fue un asunto menor. En el México de la era contemporánea, nunca habíamos avanzado tanto en algunos de los instrumentos de participación ciudadana. Sin embargo, vale la pena dilucidar en que etapa de avance estamos y, sobre todo, cuáles son los rasgos inherentes a su constitución. Lo primero que convienen enunciar es que los tres instrumentos aprobados contienen, en su estructura institucional, una debilidad inherente de diseño constitucional. Esto los hará poco viables o de plano impracticables en el mediano plazo. Para comenzar, todos ellos tienen que ser complementados con leyes secundarias posteriores. El plazo que se dieron los legisladores es de un año, a partir de que fueron publicados oficialmente los cambios constitucionales. Pero nadie puede garantizar que esté en el ánimo del actual congreso consolidar la reforma, recuérdese que se trata de una legislatura distinta a la que aprobó las reformas, y lubricar los nuevos instrumentos ciudadanos. Además, el problema estará en el mismo contenido de las leyes secundarias. Comencemos, de cualquier modo, con la reflexión de las candidaturas independientes. ¿Cómo generar equidad entre las candidaturas ciudadanas frente a las candidaturas postuladas por los partidos políticos? ¿Cómo controlar o regular que las candidaturas ciudadanas no sean presas del crimen organizado o de intereses oscuros de cualquier índole? En la cámara de diputados –en el dictamen de sus comisiones unidas respectivas– llegó a pensarse que debieron definirse los criterios fundamentales de la ulterior norma secundaria (cobertura territorial, definición de derechos y obligaciones, la figura del re12  Karla Planter, “Usos y contenidos del plebiscito, embolso, acceso a medios, la forma y los tiempos de referéndum e iniciativa popular”, Acta Republicana. Política y aparecer en la boleta electoral, transparencia y renSociedad, año 5, Núm. 5, 2006, p. 75. 13  Bárbara Alemán Roldán, “Referéndum y plebiscito en dición de cuentas). La idea era buena, pues h ­ ubiera México”, tesis de maestría, Benemérita Universidad Autónoma generado una especie de ancla constitucional por de Puebla, Puebla, 2002.


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donde tenía que transitar la ley secundaria. De lo contrario, será muy difícil ponerse de acuerdo sobre los criterios sustanciales que deberá contener la nueva ley sobre candidaturas independientes. Nada de esto quedó en la ley aprobada. Hoy en día, las candidaturas independientes son una caja con un gran moño para la ciudadanía. Por dentro está vacía o llena de arcanos que pueden llevar a un callejón sin salida o a soluciones poco favorables al ámbito de la sociedad civil. Hasta el momento de escribir este texto, el Congreso de la Unión no ha dado asomo de cumplir con los tiempos constitucionales que él mismo se impuso para realizar las leyes secundarias (a finales de agosto de 2013 feneció su término). De nueva cuenta, lo que no existe en la agenda legislativa, tampoco existe en la palestra política. Es interesante, que la nueva legislatura del Congreso de la Unión está logrando ponerse de acuerdo para enmendar algunos de las incompatibilidades constitucionales que harán posible la reforma de las candidaturas independientes en los estados, pero no agendó lo que realmente importa: la iniciativa y aprobación de su ley secundaria general. En mi opinión, esto ya agravó el estatus de las candidaturas independientes. Me explico mejor. Hace algún tiempo –16 de abril de 2013, para ser preciso– la cámara de senadores recibió una minuta de la cámara de diputados, con el objetivo de eliminar las contradicciones entre el artículo 35 y el 116 constitucionales. El agregado al artículo 116, que fue votado favorablemente por 108 votos en el senado de la república, dice lo siguiente:

hubiera candidaturas independientes, dado que antes se entendía como un monopolio de los partidos políticos. El senado aprobó la minuta de la cámara de diputados en estos términos, pero añadió una modificación más al artículo 122, con el objeto de incluir al Distrito Federal en la enmienda. Esta modificación requerirá una nueva revisión de la cámara colegisladora, que por lo dispuesto no acarreará mayor problema en su aprobación. Este regreso, junto con su remisión a las legislaturas de los estados, aplazara el proceso de aprobación final, aunque nada que generé obstáculos de contenido. Será cuestión de tiempo su consolidación constitucional. Lo que debe preocupar al lector no es, entonces, la armonización del artículo 116 con el 35 constitucional (lo que es, desde luego, pertinente), sino la manera en que se realizó. Es decir, al indicar que serían los congresos de los estados lo que definirían los términos o contenidos específicos de las candidaturas independientes están proyectando un modelo dual: el que se adoptará en la ley secundaria para los cargos federales y lo diseñado por los estados –seguramente se generará una pluralidad de versiones, con requisitos variados de acceso.14 En pocas palabras, la reforma de agosto de 2012 había federalizado el acceso y los requisitos –cuando terminara la ley secundaria– de las candidaturas independientes; mientras que la reforma en curso de agosto de 2013 corre en un sentido que favorece a los diseños estatales, por definición variables según los intereses, la composición de los congresos locales y las condiciones hormonales de sus miembros.15 La

Las constituciones y las leyes de los estados en materia electoral garantizarán que se fijen las bases y requisitos para que en las elecciones los ciudadanos soliciten su registro como candidatos para poder ser votados en forma independiente a todos los cargos de elección popular, en los términos del artículo 35 de esta constitución.

14  La reforma de agosto de 2012, en su artículo tercero transitorio, sólo estableció: “Los congresos de los estados y la asamblea legislativa del Distrito Federal deberán realizar las adecuaciones necesarias a su legislación secundaria, derivadas del presente decreto en un plazo no mayor a un año, contado a partir de su entrada en vigor”. 15  Para muestra unos cuantos botones. Zacatecas ya aprobó un modelo de candidaturas independientes que exige requisitos de acceso diferenciados según el cargo. Para diputados locales de mayoría relativa: 15 por ciento del padrón electoral; para presidenciales municipales entre 15 y 30 mil electores; 10 por ciento de firmas respecto del padrón electoral del estado, mientras que para municipios de más de 30 mil y menos de 50 mil electores, 8 por ciento; para la elección de gobernador, 5 por ciento. En Querétaro se pide un 3 por ciento del listado nominal para cualquier cargo local.

Además del agregado, modificaron el inciso e) del 116, para eliminar la palabra “exclusividad”, el vocablo que permitía anular la posibilidad de que


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historia electoral de México, sobre todo la del siglo XIX, enseña que en materia de ciudadanía casi siempre fue mejor establecer derechos políticos generales, no confederales o federales. La uniformidad y la generalización de derechos –o su federalización si se quiere– pavimentó el camino a la igualdad política y al sufragio universal. Si bien nos va, en el momento presente, habrá candidaturas independientes para cargos federales y candidaturas independientes para cargos locales. Como se está proyectando el nuevo arreglo constitucional, los requisitos de acceso y equidad no serán lo mismo en uno y en otro caso. No se ha comenzado a discutir en el Congreso de la Unión la ley secundaria de las candidaturas independientes y el poder legislativo general ha claudicado en su federalización, elemento que ya estaba ganado en la reforma de 2012. La reforma de 2013 que está por consumarse es, sin duda, un retroceso para los intereses de la sociedad civil. Detengámonos ahora en la aprobación de la consulta popular. Hay quien distingue plebiscito y referéndum por la entidad institucional que está en litigio; esto es, si los actos sometidos a la ciudadanía tuvieron como origen el poder ejecutivo, entonces se trata de un plebiscito; en cambio, si las leyes o decretos tuvieron como punto de partida una decisión del poder legislativo, estaríamos hablando de un referéndum.16 Sin embargo, si hiciéramos un breve sondeo a los países que han adoptado constitucionalmente estos métodos de participación ciudadana indicaría que las cosas no son tan automáticas. Puede ocurrir que le llamen plebiscito a algo que emanó del legislativo; y viceversa, una enmienda que provino del ejecutivo se le denomine referéndum. Por lo tanto, cada nación define qué entiende por plebiscito o qué comprende el ejercicio de un referéndum. La consulta popular es todavía más difícil de definir, puesto que puede contener prerrogativas similares al plebiscito y al referéndum o ser más limitado en Quintana Roo, San Luis Potosí y Michoacán han aprobado un referente de 2 por ciento respecto del padrón electoral. En Puebla, de igual modo, se está proyectando –ya en etapa de dictamen aprobado– un 5 por ciento del padrón electoral para cualquier cargo. Sergio Ocampo Arista y Mónica Camacho, “Aprueban Puebla y Guerrero candidaturas independientes”, La Jornada (sección estados), 1 de agosto de 2013. 16  Planter, “Usos”, 2006.

sus alcances. Hay quien dice que sirve para enmarcar cuestiones como la convocatoria a encuestas, audiencias públicas o foros de participación. Está claro que en el caso mexicano no tuvo miras tan cortas, tiende a emparentarse con las formas plebiscitarias o del referéndum en su sentido clásico. No obstante, una diferencia que otros autores aducen entre el plebiscito o el referéndum y la consulta popular es que esta última forma de participación se origina por un acto de la autoridad (ya sea por la simple intención de proceder o por una decisión ya tomada), quien decide someter a la ciudadanía su decisión para ampliar la legitimidad del tema que le preocupa. En contraste, tanto en el referéndum como en el plebiscito suele ser una regularidad – caben otras modalidades desde la autoridad– que las cosas empiecen desde la ciudadanía para someter un acto o acción no deseada de la misma autoridad (ejecutivo o legislativo). Pero al final, ninguno de estos rasgos descritos funcionan al pie de la letra en las realidades constitucionales. Todo depende de los contenidos concretos que la norma le otorga al referéndum, al plebiscito o a la consulta popular. Aunque de amplios alcances en la experiencia mexicana, el tipo de consulta popular aprobada en 2012 no trascendió su carácter crítico. Pasados los otros requisitos, no siempre fáciles de conseguir, la exigencia de un 40 por ciento del listado nominal para tener un carácter vinculante –obligatorio– es francamente una barrera difícil de saldar (alrededor de 30.5 millones de ciudadanos).17 Hace muchos años que ningún presidente de la república se ha acercado, en contienda electoral, a la cifra de mayoría absoluta del padrón o el listado nominal. Calderón ganó la presidencia con poco menos de 15 millones votos, menos de la mitad de ciudadanos que se exige para el carácter vinculatorio de las consultas populares. Recientemente, Enrique Peña Nieto ganó con poco más de 19 millones de votos. Entonces, ¿por qué se exige a los ciudadanos lo que los políticos profesionales no logran conseguir? De no lograrse el 40 por ciento, la consulta tendría un 17  Dato inferido del listado nominal proporcionado por el Instituto Federal Electoral, que refiere un padrón de 76 169 863 ciudadanos, según el corte del 14 de febrero de 2014.


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carácter testimonial. La ciudadanía ya no está para que sólo le den voz, la idea de los instrumentos de representación ciudadana es otorgarle un verdadero poder de decisión. Observamos en la clase política un gran miedo a otorgar este poder de decisión a los sectores sociales. La ley secundaría, por buena que sea, no podrá derribar este muro que hace poco viable el desarrollo de la consulta popular. Por último, la iniciativa ciudadana. La petición de entrada implica cumplir con el 0.13 por ciento de ciudadanos respecto del listado nominal (alrededor de unos 60 o 70 mil ciudadanos de hoy en día). Su cumplimiento, en contraste a la consulta popular, es relativamente sencillo de saldar. El problema estriba en qué pasará con el destino de dichas iniciativas. ¿Quién puede garantizar que no serán echadas a la máquina de la congeladora legislativa? Cuando menos, este tipo de iniciativas debieron ser acompañadas con el prurito de preferentes –la iniciativa del PRD de febrero de 2010 contenía esta imaginativa solución. Esto obligaría al congreso a pronunciarse sobre las demandas sociales, tal y como ya lo empieza a hacerse con las iniciativas preferentes del presidente de la república. De otra manera, la iniciativa ciudadana puede acabar más como un impulso de “presión social” que como un verdadero elemento de decisión política. Asimismo, la ganancia sobre el poder de iniciativa ciudadana en los términos que se aprobó es un espejismo. En realidad se parece mucho al derecho de petición que la Constitución mexicana prevé desde el siglo XIX. Antes del derecho de iniciativa, cualquier ciudadano –en forma individual– podía hacer uso del derecho de petición, para que el congreso procesara su solicitud o demanda. Si un congresista la hacía suya, la petición cobraba el estatus de iniciativa. Se infiere que se ha usado muy poco este derecho individual a lo largo del siglo XX y principios del XXI, seguramente por las mismas razones que no se utilizará el derecho de iniciativa ciudadana actual, pues nada garantizaba que la petición tuviera un efecto positivo sobre el solicitante. La autoridad sólo estaba obligada a responderle al peticionario, sin que importara el sentido de la resolución.

Epílogo Como puede verse, los tres instrumentos de democracia participativa aprobados por el congreso han nacido un poco pálidos. La reforma del Estado de agosto de 2012 logró cambios de gran calado en algunos aspectos del actual régimen político (fortaleció el presidencialismo, premisa que no discutimos aquí); pero fue muy tímida en robustecer los instrumentos de democracia directa. Los contrapesos de la sociedad civil todavía son precarios y la futuras leyes secundarías sobre lo aprobado no vaticinan buenos augurios, porque su diseño constitucional prescribe ataduras y barreras de entra da o de salida difíciles de saldar desde la perspectiva de la ciudadanía. Las candidaturas independientes marchan en una dirección contraria a su liberación. El modelo dual –el de los estados y el de la federación todavía incierto– está generando una variedad de requisitos de entrada que obstaculiza su consolidación. Los congresos locales de la república están elevando los requerimientos para las candidaturas independientes, según el cargo. Todavía no hacemos un mapeo completo de sus normas –urge un estudio aparte sobre su contenido en los estados–, pero el simple cotejo del requisito de firmas respecto del padrón o listado nominal abre un abanico de 2 al 15 por ciento de ciudadanos para poder convertirse en candidatos independientes. Nada hemos reflexionado sobre el problema de la equidad de la competencia, la rendición de cuentas, los controles para cerrarle el paso al crimen organizado o los intereses oscuros de cualquier orden; o bien, tampoco lo relativo al problema de los candidatos “oportunistas”, que simulan ser ciudadanos independientes cuando en realidad suelen tener una clara filiación partidaria que no les favoreció en la coyuntura. Abrimos la caja de pandora, pero no sabemos que hay en su interior y mucho menos las consecuencias que habrá ulteriormente para contener el vínculo entre crimen organizado y la política. Por lo pronto, los intereses estatales le están cerrando el paso a las candidaturas independientes, elevando las barreras de su acceso a cargos de elección y por ende resguardando los intereses de los partidos políticos.


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Por su parte, la consulta popular y su barrera de 30.5 millones de votantes para que sea vinculante es un obstáculo difícil de llenar. Este elemento tiene que ver con los silencios que hubo en materia de referéndum y plebiscito. Aunque los tres instrumentos pueden diferenciarse teórica e históricamente, se trata de herramientas cercanas a la ciudadanía. Cuando están bien habidas, tienen en común que trasladan al ciudadano la decisión última de un determinado tema, porque se piensa que las resoluciones de las representaciones políticas no son suficientes para reconocer el sentir mayoritario de una comunidad política. No se le vieron deseos a la clase política de abrir este tipo de instrumentos a la ciudadanía. Se observa un temor a perder los privilegios en la toma de decisiones. Abren la llave a la sociedad civil, pero ya metidos en la tubería le introducen un tapón al final del ducto. En primera instancia, el elemento ya referido de los 30 millones para que tenga efecto vinculatorio; en segundo lugar, el obstáculo de la calificación de la constitucionalidad y de lo que es o no de “trascendencia nacional” ante la Suprema Corte de Justicia (se trata, en el mejor de los casos, de pérdida de tiempo en su consecución); y, por último, el filtro del número: dos consultas como máximo en el sexenio, aunque con la adición que me parece más grave: el control del timing. Las consultas populares sólo podrán realizarse en periodos donde existan elecciones federales (cada tres años), lo que lleva la desventaja de perder el sentido de oportunidad. Este último punto ha resultado crucial en la coyuntura política. Ello se pensó desde que se discutió la reforma política ¿de qué le serviría a una comunidad política organizar una consulta popular si se diera el caso de una reforma constitucional sobre el petróleo mexicano? Lo que antes se imaginó como una posibilidad latente se convirtió en una realidad palpable en el presente. Los opositores a la reforma energética fueron desarmados en la coyuntura política, porque el diseño constitucional de la consulta popular, aun cumpliendo con las barrera de entrada de la reunión de los 1.6 millones de firmas, tendría que esperar casi dos años para procesar la consulta. Está claro que no existe, desde el punto de vista le-

gal, la libertad para reaccionar en el momento oportuno en que las cosas ocurren y mucho menos tener capacidad de anticipación. El escenario se ha complicado todavía más. El PAN condicionó la reforma energética a cambio de que se realizara una reforma política, que terminó en la aprobación de la reelección acotada de legisladores y ayuntamientos, la relativa autonomía de la Procuraduría General de la República respecto del poder ejecutivo (en 2018 se llamará Fiscalía General y su titular será propuesto por el presidente de la república y electo por la mayoría calificada del senado) y la sustitución del Instituto Federal Electoral por el Instituto Nacional Electoral. Por su parte, las izquierdas se dividieron en tres brazos. El perredismo de los Chuchos acompañó la reforma energética, impulsada por Peña Nieto, PRI, PAN, PVEM y compañía, con la condición de que la reforma petrolera no fuera más allá del formato privatizador de las licencias y se aprobara la ley secundaria de la consulta popular. La cuestión es que la reforma abrió el paso a casi todas las modalidades de contratos (utilidad compartida, producción compartida, licencias y servicios) y la normatividad secundaria de la consulta popular permanece en suspenso. Únicamente la cámara de diputados ha aprobado una minuta de la Ley Federal de Consulta Popular (5 de diciembre de 2013) y falta el dictamen y la aprobación del pleno del senado de la misma. Sólo hasta este momento los Chuchos se salieron de Pacto por México. Sus interlocutores no les respetaron el acuerdo de impulsar una reforma privatizadora acotada, ni la promesa de sancionar la ley secundaria de la consulta popular. Ahogado el niño, ahora quieren tapar el pozo. Antes de este momento, el PRD de los Chuchos ayudó a la legitimación de la reforma energética y la historia los juzgará por este comportamiento político. El segundo brazo estuvo representado por el PRD de Cuauthémoc Cárdenas. No hay mucho que añadir a sus acciones políticas. Intentó encabezar la oposición de la reforma petrolera, pero se le vio poco fuerza movilizadora y no fue generoso con Andrés Manuel López Obrador, quien parecía tener mayor poder de convocatoria sobre el tema. Luego


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optó por depositar toda su energía en la consulta popular, cumpliendo con la normatividad constitucional imperante sobre el tópico y esperando la aprobación secundaria que todavía no se concreta. De ahí que no sea casual la sincronía del cardenismo con el perredismo de los Chuchos que hoy impera en la disputa futura de la nueva dirigencia del PRD. El tercer brazo, por último, ha estado a cargo de un perredista atípico: Andrés Manuel López Obrador. A pesar de que está por consumarse la creación de un nuevo partido político, MORENA, López Obrador no dejó de operar como un perredista externo, sin ser expulsado hasta la fecha de esta entidad partidaria. El pejismo se convirtió en la fuerza opositora más consistente a la reforma energética. No se le puede regatear que fue casi la única agrupación política que no sólo movilizó a las masas contra el cambio constitucional, sino que tuvo un discurso categórico y sin titubeos en el tópico petrolero. Sin embargo, tanto su estrategia opositora como la propia enfermedad de López Obrador –tuvo un infarto cardiaco poco antes de la aprobación legislativa de la reforma energética– debilitaron su movimiento opositor. A pesar de ello, la táctica de hacer presión en las calles, mediante la movilización masiva y la consulta anticipada de la consulta popular, llevaba una intencionalidad adicional que los pejistas duros suelen ignorar. Por un lado, que la movilización contra la reforma petrolera estuvo enfocada a reclutar a las fuerzas sociales para cumplir con los requisitos legales de convertir a su agrupación política, MORENA, en un partido político. Las convocatorias populares de López Obrador frente a la reforma energética fueron más morenistas que enfocadas a integrar una amplia y heterogénea cruzada contra los cambios constitucionales en materia petrolera. Los priistas y panistas supieron leer esta doble intencionalidad del líder de MORENA y por eso fueron más allá de lo que pretendían reformar originalmente. Por el otro, la estrategia de López Obrador de adelantar una consulta popular sin cumplir con los referentes constitucionales mínimos ha tenido consecuencias negativas para el movimiento opositor de la reforma energética. El pejismo pudo alegar, no sin razón, el incumplimiento del Congreso de

la Unión en no haber aprobado la ley secundaria de la consulta popular en agosto de 2013; pero no respetar que las consultas populares sólo podían realizarse durante las elecciones federales implicó una maniobra de desobediencia civil. Por lo tanto, su invitación a la consulta popular anticipada tuvo un valor en el terreno simbólico y moral. Sirvió para movilizar y presionar al congreso y al ejecutivo en turno; no obstante, convirtió a esta herramienta de participación política en un instrumento de “insurgencia política”. Generó expectativas sociales y de movilización masiva, aunque al mismo tiempo desgastó a la consulta popular como un instrumento institucional y de legitimidad constitucional. También se le olvidó mencionar que el mandato vinculatorio únicamente alcanzaba su legalidad con la obtención de un voto favorable del 40 por ciento del listado nominal, cifra que parece muy difícil de alcanzar en los hechos. La polémica, sin embargo, sigue su curso. El PRI y Peña Nieto –junto con casi todo el panismo legislativo y partidario– tienen el temor de que la consulta popular se lleve a efecto en 2015. La Ley Federal de Consulta Popular se mantiene con estatus de minuta en el congreso. Falta que el senado la dictamine y apruebe. Como se trata de una reforma secundaria basta que la cámara colegisladora la sancione y el ejecutivo no introduzca observaciones. La promesa es que en estos meses que siguen la sancionarán positivamente. No obstante, voces priistas como David Penchyna (senador y principal operador de la reforma energética) o panistas como Jorge Luis Preciado y Luis Alberto Villareal (líderes de los senadores y diputados, respectivamente) alegan que habrá reforma secundaria de la consulta popular, mas su consecución no le permitirá a los opositores usarla para someter a juicio popular la reforma energética. Su postura se resume en tres argumentos. Primero, que la ley secundaria impulsada por los perredistas –la aprobada en la cámara de diputados el 10 de diciembre de 2013– no contempla explícitamente la posibilidad de someter a consulta popular las reformas de orden constitucional. Segundo, que la consulta popular tiene la restricción constitucional –lo que se replicará en la Ley Federal


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de Consulta Popular, en caso del que el senado la apruebe en los mismos términos– de no proceder en cuestiones de ingresos y egresos y que la reforma energética es un claro ejemplo de alto impacto presupuestario. Y tercero, la consulta popular sólo puede ser usada para asuntos del legislativo federal y no para reformas en donde se ha involucrado a las legislaturas estatales. Los impulsores de la consulta popular han contrarrestado esta perspectiva con dos argumentos. Por una parte, que la actual ley secundaria –artículo 11– señalan explícitamente los temas en los que la consulta popular no puede ser utilizada (derechos humanos, la forma de gobierno, lo electoral, lo presupuestal, la seguridad nacional y el ejército). Nada indica que no pueda someterse una reforma constitucional fuera de estos temas. Por la otra, basta que lo consultado sea un tema de trascendencia nacional, y la reforma energética es un cambio evidente que afectará a la nación entera. He consultado directamente la Ley Federal de Consulta Popular, todavía en calidad de minuta.18 En mi opinión, tanto la Constitución como la ley reglamentaria establecen claramente las cuestiones que no pueden ser sometidos a consulta popular. De haberlo querido, tanto el legislador de agosto de 2012 como el de diciembre de 2013, hubieran hecho explícito la restricción a las reformas constitucionales. Bastaba con que ampliaran el catálogo

de prohibiciones de la consulta popular en el numeral respectivo. No fue así, ni en el momento de la reforma constitucional, ni tampoco en la etapa de la aprobación de la minuta de la ley secundaria. En este sentido, la postura del PRI y del PAN suena a un artificio o interpretación a modo para descarrilar la intención de una futura consulta popular. Además, la propia ley secundaria –en sus artículos 5 y 6– señala que procede frente a actos del Congreso de la Unión como del ejecutivo y contra la creación de “nuevas leyes” o “modificaciones a las existentes”, siempre y cuando impacten de modo significativo en la población. En cuanto a la trascendencia nacional, los impulsores de la Ley Federal de Consulta Popular no olvidaron precisar que debe entenderse por este término, al indicar que esto expresa aquello que afecta a la mayor parte del territorio nacional y a una parte significativa de la población; esto es, un argumento de impacto territorial –incluso la modalidad de consulta popular ciudadana requerirá una cobertura de firmas en 17 entidades de la república para ser legal– y otro de carácter poblacional (2 por ciento del listado nominal). No cabe duda que la reforma energética entra dentro de estos presupuestos postulador en la ley secundaria. De cualquier modo, el mandato legal y reglamentario norma que el intérprete último tanto de la constitucionalidad como de la calificación de trascendencia nacional de todo conato de consul18  Dictamen de decreto de la Ley Federal de Consulta ta popular de corte ciudadano estará en manos de Popular, Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, página electrónica, 5 de diciembre la Suprema Corte de Justicia. Entonces, la moneda de 2013. El dictamen fue dictaminado positivamente el 5 de está en el aire y por ahora habrá que esperar a que el diciembre de 2013. El pleno de la cámara de diputados lo aprobó, con algunas ligeras modificaciones, el 10 de diciembre senado se pronuncie sobre la minuta de la cámara de del mismo año. La principal modificación consistió en un diputados. Se antoja difícil que los senadores panisartículo transitorio que le dio un salvoconducto a las firmas ya tas y priistas quieran introducir modificaciones, por entregadas por lopezobradorismo (alrededor de 1.7 millones de ciudadanos) al poder legislativo. Les permitirán, en caso ejemplo que implanten la prohibición explícita a las de que se apruebe la minuta tal y como está aprobada por reformas constitucionales, a lo aprobado por la insla cámara de diputados, saltarse los requisitos de aviso de intención ante la cámara de diputados, el uso de los formatos tancia colegisladora; pero todo puede suceder en el especiales para recabar el 2 por ciento de listado nominal y poder legislativo, pues el PAN y el PRI cuentan con la cobertura territorial de los 17 estados (1 por ciento por entidad como parámetro mínimo respecto del listado nominal una mayoría holgada para realizar esta enmienda si de dichos estados). La enmienda tuvo el consenso de las tres lo desean. Sin embargo, cabría la posibilidad de que principales fuerzas políticas, pues fue votada a favor con 431 entraran en una contradicción con la Constitución. diputados, 36 en contra y una abstención. Hoy en día, las cosas pintan de un color distinto en el senado de la república. Idealmente, las leyes secundarias no pueden ponerSe prevé un escenario en donde el PAN y PRI irán juntos se por encima de los artículos constitucionales, ni contra el PRD. Los términos todavía son un arcano.


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transformar los fundamentos de su origen. A pesar de esto, sí lograrían que el proceso legislativo de la consulta popular se aletargara, dado que tendría que devolverse a la cámara diputados. En unos meses, veremos qué pasa con este entuerto político. En mi opinión, hay amplias posibilidades de que el senado apruebe la minuta de la consulta popular en los mismos ­términos que la sancionó la cámara de diputados. Su mayor temor no es que la consulta popular pueda ser exitosa en el mediano plazo. Aun saldando todos los requisitos de entrada (el aviso de intención, recabar 1.6 millones de firmas, su cobertura territorial en 17 estados, la calificación de constitucionalidad y trascendencia nacional de la Suprema Corte), el diseño constitucional de salida (los 30.5 millones de votos favorables a la consulta) restringe altamente las posibilidades de descarrilar la reforma energética. El verdadero temor del presidente de la república, creo yo, radica en la presión al gobierno y a los inversionistas extranjeros para lograr los contratos petroleros proyectados. No creo que ninguna compañía

petrolera le guste invertir en un escenario donde existe el peligro, aunque lejano, de que la reforma energética se anule. Al gobierno podría también afectarle negativamente, porque los consorcios petroleros podrían alegar que se trata de inversiones de alto riego, con lo que los contratos tenderían a ser más onerosos para el país. Veremos qué pasa en lo futuro. Finalmente, una última cosa sobre la iniciativa ciudadana. Muy poco se podrá hacer con la ley secundaria, si la reforma no va acompañada de un carácter preferente. Estamos de acuerdo en que no puede –ni debe– sustituir el proceso legislativo y la decisión última de las representaciones políticas; pero dejar las iniciativas ciudadanas al libre albedrío de los legisladores es condenarlas a un valor simbólico o de presión política, no de verdadera participación en el juego político de las decisiones políticas. Tal y como está aprobada la ley, este será su destino y su condena. Esta reforma es poco significativa ahora y lo será menos a medida que pase el tiempo.



La construcción de rituales, pertenencias e identidades en ­comunidades transnacionales de la ­Mixteca poblana Gustavo López Ángel

E

Introducción n los años noventa Robert Smith utilizó el término de “región transnacional” al referirse a la Mixteca poblana. Con este concepto daba cuenta de un espacio caracterizado por una dinámica de transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas cuyo principal detonador había sido el fenómeno migratorio. Una de las aportaciones de Smith al análisis de los procesos migratorios internacionales fue integrar la perspectiva de los estudios transnacionales. Mirada teórica que ha contribuido a una mejor comprensión del papel jugado por los actores sociales en la estructuración de prácticas que modifican las relaciones sociales y culturales. La acción social de los actores transnacionales se caracteriza por el sostenimiento, reproducción y transformación de las prácticas culturales dentro de las cuales destacan sus universos simbólicos religiosos.

Entre el ser y el pertenecer de los migrantes El sentido de pertenencia está en constante negociación y se inscribe en diversas arenas de contienda, cada una dotada de una lógica diferente. En los últimos cuarenta años fueron desplazadas las narrativas esencialistas que antaño definían la pertenencia al pueblo; donde la filiación por nacimiento que antaño era el ­elemento central para ser reconocido por los miembros de la comunidad de origen, dejó de tener sentido ante el surgimiento de las segundas y terceras generaciones de migrantes en las ciudades de Puebla y el Distrito Federal; y la irrupción de una generación de micaltepecanos nacidos en el contexto de la migración interna e internacional. En Estados Unidos aún no se hace patente la irrupción de las segundas generaciones cuyas edades máximas no rebasan los quince o dieciséis años. A lo cual se suma el estatus migratorio de sus padres, más de un 90% de indocumentados,


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dificultando el traslado a México. El vínculo con las ciudades de México y Puebla tiene altibajos. En lo general se caracteriza por nuevas formas de negociación de la membresía. Los sistemas normativos de los pueblos indígenas mixtecos no siempre van al ritmo de dinámicas sociales como la migración o la diversidad religiosa. La respuesta a estos fenómenos en algunos casos es rígida; atrapada en viejas concepciones del deber ser. Otras comunidades contrastan por su capacidad para construir políticas de reconocimiento que garanticen los derechos sociales, políticos y económicos de sus diásporas. Las comunidades que siguen sosteniendo sistemas ortodoxos de reconocimiento de la membresía, imponen para el reconocimiento de una ciudadanía plena, la participación en el conjunto de actividades que implica el sistema de cargos en sus dimensiones civil y religiosa. Poder abordar en su complejidad el fenómeno migratorio, obliga al uso de nuevas categorías de análisis como el de movilidad circulatoria acuñado por Alain Tarrius (2000), quien plantea una lectura del fenómeno migratorio a partir de los sujetos sociales, conforme a sus niveles de participación en los procesos de búsqueda y respuesta para construir identidades en situaciones de reto e incertidumbre. Según Hernández la religión constituye “un soporte de identidad” que da sentido a las acciones y expectativas de los migrantes y a los cambios relevantes en su autodefinición social. Las creencias religiosas orientan el sentido práctico de la vida de los sujetos sociales en su vida cotidiana, sin depender totalmente de los ámbitos institucionales o subalternos donde se adquieren, renuevan y practican. Es necesario tomar distancia de posturas orientadas por el determinismo de la estructura institucional de la iglesia en la conformación de la identidad religiosa de los sujetos sociales. Por otra parte, se hace necesario incorporar en el estudio del fenómeno religioso en la región y el surgimiento de nuevas confesiones religiosas. Con el advenimiento de esta pluralidad, se modifican los sistemas de gobernabilidad y las concepciones de ciudadanía de las comunidades indígenas mix-

tecas. Integrar al análisis etnográfico la pluralidad religiosa permite comprender desde una perspectiva más compleja, la construcción del sentido de pertenencia como un proceso marcado por la existencia de prácticas hegemónicas de una confesión religiosa expresadas en rituales. La contienda por la pertenencia está inmersa en una construcción de nuevas fronteras internas. Ser miembro de la comunidad no implica compartir los mismos referentes simbólicos religiosos, aun si éstos son los mayoritarios. Las identidades religiosas minoritarias se desenvuelven en contextos adversos al confrontar el sistema de cargos en su parte religiosa. Los miembros de las confesiones religiosas minoritarias son obligados a asumir los cargos religiosos so pena de ser castigados con la privación de la libertad, pérdida de sus solares y tierras de cultivos y/o expulsión. Existen espacios para la reformulación de las relaciones de poder. La diversidad de situaciones y contextos nos permite captar las diferentes respuestas, estructurando un nuevo sistema de relaciones sociales. Un nuevo orden social y cultural se está generando en la región. Una de sus manifestaciones es la pluralidad religiosa expresada en un continuo crecimiento de las confesiones protestantes (Ramírez, 2003). De un rol caracterizado por el sometimiento se ha transitado, en algunos casos, al reclamo de su reconocimiento como institución y a formar parte de la comunidad con plenos derechos. La correlación de fuerzas se ha modificado. Los re­ clamos se han institucionalizado hasta adquirir la fisonomía de una agenda social.

Precisiones teórico-metodológicas Partiendo de algunas investigaciones de los estudios transnacionales sobre el fenómeno religioso así como de la antropología de los movimientos religiosos, elaboro una reflexión sobre diversas dinámicas de la vida económica, social y cultural en las cuales se encuentran inmersas comunidades transnacionales indígenas mixtecas. El material etnográfico de este artículo fue obtenido a partir del seguimiento realizado a diversas fiestas patronales de la región Mixteca, integran-


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do los testimonios de actores sociales involucrados en comités de migrantes, autoridades civiles y ­religiosas. La religiosidad popular es una forma autogestiva de organización de las prácticas y concepciones religiosas regulada plenamente por los actores; a diferencia de otros procesos donde tienen un papel de dirección los agentes o ministros de las diversas instituciones religiosas.

Hegemonía, pertenencia y ritual en la ­comunidad transnacional ¿Por qué estudiar el sentido de pertenencia de los transmigrantes a través de prácticas culturales imbuidas fuertemente por la religión? Hace unos años el tema se hubiera situado de manera tangencial en el campo del análisis antropológico de los fenómenos religiosos o dentro de los estudios transnacionales. Paradójicamente el tema no es una novedad en los estudios transnacionales. La alusión a la religión ha estado presente desde sus inicios. Goldring (1992, 1992b y 1996) menciona las fiestas patronales en las Ánimas; Roberth Smith (1993, 1994 y 1995) aludía a la identidad religiosa cuando nos hablaba de la marcha de la Antorcha a la Basílica de Guadalupe o del papel de las organizaciones de migrantes en la restauración de la iglesia en Ticuani; pero quien aborda de manera directa el tema de la religión transnacional es Levitt (2001) al describirnos los mecanismos desarrollados por la parroquia de Miraflores para enfrentar el desplazamiento de sus fieles a Estados Unidos. La lista podría alargarse hasta incluir a la mayoría de los académicos que desarrollan estudios transnacionales. Quizás dónde ha faltado el énfasis en los estudios transnacionales es en la diversidad religiosa, y ello sea producto de una visión secular que lo ha minimizado o es la expresión de la hegemonía del catolicismo en las formas de representación etnográfica. Los vínculos entre religión y migración transnacional comienzan a cobrar importancia, estableciéndose por su propio peso como línea de investigación. Los artículos de Roudometof (1998) acerca de la diáspora de la iglesia ortodoxa y sus dilemas

entre el universalismo ortodoxo y el nacionalismo transnacional; de Gibb (1998) abordando la primacía de la identidad religiosa musulmana en los Harare radicados en Toronto; La Internacional Society for the Sociology of Religion en su xxvi reunión anual, celebrada en el 2001 en México, incluyó un panel intitulado: Religion, Migration, and Identity. El texto Religion and the New immigrants (Ebaugh y Saltzman Chafetz, 2000) es un acercamiento interesante porque entra de lleno sobre el papel de la diversas prácticas socioculturales y estéticas en la conformación o reforzamiento de la etnicidad de las minorías en la ciudad de Houston. Una de las limitantes del texto es reducir a campos homogéneos las confesiones religiosas. La naturaleza de los diversos artículos no permite apreciar la diversidad religiosa dentro del mismo grupo étnico. Uno de los aportes del texto es el papel que juegan las iglesias en la reproducción de la identidad incorporando celebraciones seculares dentro de las prácticas o mejor dicho desde dentro del ámbito religioso. De ahí el interés por abordar la religión y los rituales implícitos en la construcción del sentido de pertenencia por ser uno de los aspectos que requiere una mayor profundización en los estudios transnacionales. No todo proceso migratorio implica la constitución de comunidades transnacionales. La construcción, reproducción y permanencia de la comunidad transnacional depende de la densidad y profundidad de las relaciones que sostenga entre sus diversos puntos de recepción y de partida. El reconocimiento de la pertenencia se construye con los diversos discursos y prácticas de los ­diferentes actores, los cuales no siempre conforman un cuerpo ideológico coherente. El apoyo a los proyectos colectivos es un fuerte indicador de su existencia; la memoria histórica juega también un papel relevante en la percepción colectiva. El papel de­ sempeñado por los migrantes en los conflictos que han afectado a la comunidad, agiliza el reingreso de los migrantes retornados a la vida social y política dentro de la comunidad o lo obstruye, teniendo que pasar por un periodo de prueba, para demostrar su pertenencia al conjunto social. Las conversiones religiosas adquiridas por los migrantes y no migrantes


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también se ven sometidas a procesos de renegociación en comunidades donde la mayoría profesa otra creencia religiosa; y las nuevas adscripciones religiosas son percibidas como un acto desestabilizador del sistema de cargos y fiestas. El reconocimiento está sujeto a la diferente intensidad de los lazos transnacionales, Faist (1999) ha puesto el acento en los diferentes niveles de transnacionalidad de instituciones como las organizaciones de migrantes turcos y kurdos en Alemania; Levitt (2001) ha abordado el mismo aspecto pero a nivel individual. ¿Cómo poder entender la continuidad y sostenimiento de la comunidad transnacional sin aludir a los elementos arraigados en el terreno simbólico? ¿Por qué seguir situando el proceso de construcción de la pertenencia bajo una percepción estructural como el envío de remesas, y disociándolo del aspecto religioso? En este sentido me interesa abordar la dimensión simbólica existente en la construcción del sentido de pertenencia cuya manifestación más notoria es la ritualidad que encierra el retorno de los migrantes a través de la peregrinación. Mi propuesta no pretende constituirse en una definición general sobre estos procesos. Conviene resaltar la naturaleza especifica de la relación entre el campo religioso y civil en las comunidades indígenas de la Mixteca en particular el modus operandi del sistema de cargos, ya sea en su versión diferenciada o fusionada. Las prácticas transnacionales son desarrolladas por una gama de actores, dentro de los cuales voy a referirme a dos: los Comités de Pueblo (hometowns associations como se les conoce en inglés); y la Iglesia Católica a través de sus congregaciones, como es de la Asociación Tepeyac. En el caso de las primeras sus esfuerzos organizativos han sido caracterizados como una respuesta a las condiciones adversas ya sea del contexto en las grandes urbes (Hirabayashi, 1985) o en las condiciones adversas del trabajo agrícola en los campos del noroeste de México y la Costa Este de California (Besserer, 1988), reflejando una concepción funcional que da como resultado el reforzamiento de su etnicidad. La segunda repre-

senta un esfuerzo que en algunas ocasiones entra en colisión con la jerarquía católica.

Membresía y ciudadanía en la comunidad transnacional Ser considerado como ciudadano en la comunidad transnacional no es análogo con las reglas marcadas por el Estado-nación. La construcción de la ciudadanía en el marco de la vida comunitaria transnacionalizada se torna más compleja para sus miembros. El ejercicio de los derechos va aparejado al de los deberes. No sólo en vida se gozan las ventajas de ser ciudadano; la muerte también reserva un espacio para la membresía, marcado por los procesos de ciudadanización los cuales encierran prácticas de exclusión a los disidentes del sistema. La canción mixteca refleja la nostalgia por el retorno al lugar donde se ha nacido. La comunidad imaginada por los mixtecos se alimenta de esta presencia/ausencia del lugar. Volver a ella, en cualquier circunstancia, forma parte de ese esfuerzo por sostener la pertenencia. La posibilidad de morir lejos de pueblo donde se nació se convierte en una posibilidad real para los migrantes y, al mismo tiempo, es percibido como una doble fatalidad. Al entrevistar a algunos migrantes manifiestan que en caso de morir les gustaría ser repatriados a México para ser enterrados en el panteón del pueblo. Refrendar la pertenencia en la fiesta de todos santos. El mito del retorno al lugar de origen remite a la relación que los sujetos mantienen con sus sociedades o grupos de filiación. El lugar es algo más que un espacio físico en oposición relativa y absoluta a otros espacios. El lugar es la referencia al sitio donde nacieron y sus ombligos fueron enterrados, pero en el caso de las segundas generaciones se impone como espacio de nostalgia a través de un conjunto de recuerdos heredados por sus padres y abuelos. Ausentarse de la Matria, transitar por otros espacios, hace que El lugar se revele como persistencia onírica, persiguiendo a sus portadores. El lugar se convierte en una experiencia que concreta las acciones de los sujetos manteniendo su presencia en base a la existencia residual de éstos. El lugar es la


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concreción de la pertenencia. Es el espacio donde se tejen las raíces de los sujetos. Esto le confiere su valor en la explicación de la historia de las sociedades, permitiendo captar el vínculo entre los sujetos y el lugar. El lugar de origen como espacio tangible de la experiencia cultural en la construcción del sentido de pertenencia de los sujetos, que han desarrollado sus trayectorias de vida dentro y fuera de la comunidad. Es marzo de 2001 el ataúd conteniendo los restos de Román1 descienden a la tumba. Un día antes su cuerpo había sido trasladado de Nueva York a Ñuu Yanchi. Por casi diez días le fue negado el derecho al reposo eterno, expresión de una ciudadanía cercenada por los Estados-nación. El cuerpo permaneció en la agencia funeraria en una suerte de umbral. Su nacionalidad mexicana no se vio ratificada por el Estado-nación. El haber nacido en México no era suficiente; el ejercicio de su ciudadanía se redujo a la emisión del acta de nacimiento y los escasos beneficios de algunos programas gubernamentales asistenciales, paliativos de la miseria. Tres mil dólares costó el traslado, pagados por su familia y una campaña de recolección impulsada por la Asociación Tepeyac. Los mecanismos e instituciones creados por el Gobierno Federal y Estatal jamás entraron en acción pese a la reiteradas solicitudes de apoyo para el traslado del cuerpo. Román no formaba parte de la élite exitosa que se da cita en las instalaciones de Casa Puebla en la ciudad de Nueva York. Esta institución es una de las prolongaciones del corporativismo del gobierno poblano, dirigida por los migrantes exitosos y fuertemente vinculada al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Román era miembro de la clase trabajadora, heredero de una ciudadanía cercenada tanto por el gobierno norteamericano como por el mexicano. Expresión de la crisis estructural de la periferia que ha desplazado la fuerza de trabajo al interior de los ejes del capital (Kearney, 2003: 51). El caso de Román tiene varias lecturas sólo voy a enfatizar dos. La primera es que Román tuvo derecho a ser sepultado en su comunidad con la asisten1  El nombre ha sido modificado para mantener el anonimato.

cia de todo el pueblo. Román junto con sus dos hermanos formaba parte del comité de migrantes que desde Nueva York apoyaba con financiamiento las obras y fiestas patronales que se desarrollaban en el pueblo. Sostenía su membresía que le garantizaba el derecho a pertenecer a Ñuu Yanchi. Su padre forma y ha formado parte del sistema de cargos. La segunda se refiere a la intervención de la Asociación Tepeyac en el traslado de Román a Ñuu Yanchi, la cual es sólo una parte de sus prácticas transnacionales. Ellos son una de las organizaciones más representativas de trabajo con los migrantes en la ciudad de Nueva York, y desarrolla una amplia agenda social que cubre los ámbitos civil y religioso. Sus actividades van desde la defensa de los derechos sindicales y humanos de los migrantes, hasta la presión para la modificación de las políticas públicas del gobierno norteamericano hacia los migrantes. La migración hacia la ciudad de México construyó las primeras asociaciones de pueblo a la par de la institucionalización de prácticas translocales en un contexto de amplia marginación en la sociedad receptora. En su trabajo sobre circuitos financieros transnacionales, Maximino Matus (2003) muestra los migrantes de San Miguel Cuevas, establecidos en la colonia Santo Domingo de la ciudad de México, en sus primeros esfuerzos por implementar mecanismos de solidaridad translocal. La muerte de algunos paisanos y la necesidad de trasladarle a San Miguel Cuevas fue una de las coyunturas que generó estas acciones, creándose la Lista de Difuntos. La Lista de Difuntos es una caja de ahorro para cubrir los gastos de traslado. Este mecanismo también fue reproducido por la comunidad de sanmiguelenses de Campo Negro, en Fresno, California. Aquí, a diferencia de Santo Domingo, no fue la muerte de un migrante en la comunidad de destino lo que llevó a su creación, fue a partir de un accidente ocurrido en San Miguel Cuevas el 28 de octubre en 1989, donde murieron 8 personas. Este mecanismo de solidaridad, investigado por Maximino Matus, nos ilumina en torno a la creación de prácticas transnacionales vinculadas al espacio ritual que implica la muerte y el retorno. La parte económica es garantizar el funeral de los miembros de la comunidad


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transnacional, pero está ligada íntimamente a la dimensión simbólica de la pertenencia. Me permitiré dar otro ejemplo sobre la muerte y la pertenencia para poder iluminar el ejercicio de la gobernabilidad y la construcción de la ciudadanía. El incumplimiento del nombramiento en el sistema de cargos llevó a las autoridades de Santiago Asunción a establecer un fuerte sistema de sanciones: la pérdida de los terrenos de labor, la casa o el pago de una multa hasta por cincuenta mil pesos forma parte de este ejercicio de gobernabilidad. El trabajo de Esteffany Espinoza (2003) nos muestra este proceso al describir el campo de negociación de la pertenencia y el cumplimiento de los deberes en la transnacionalización del sistema de cargos. El sentido de pertenencia individual no siempre armoniza con el sentir colectivo de los diversos actores involucrados en la comunidad transnacional, en este sentido se abren diversas dimensiones sobre las instituciones legitimadoras de la pertenencia. Un último recurso es ejercido por las autoridades de Santiago Asunción: negar el derecho al retorno. Veamos más a fondo este campo de contienda de la pertenencia. Un migrante radicado en Fresno, California, que rechazó cumplir con sus nombramientos en el sistema de cargos, al morir pidió ser enterrado en la comunidad sólo que cuando llegó el cuerpo al pueblo, las autoridades se negaron a dar la autorización para ser sepultado. El asunto llegó a la asamblea general la cual determinó que podía tener derecho a ser sepultado en el panteón del pueblo siempre y cuando cubriera los adeudos pendientes que por concepto de multa se le habían impuesto. El incumplimiento de sus obligaciones en vida, implicó quedar fuera de la ciudadanía comunitaria. Su renuencia a participar en las obligaciones comunitarias le privó del reconocimiento como miembro de la comunidad, remitiéndonos a la construcción del sentido de pertenencia como un proceso colectivo, donde no basta con sentirse miembro de la comunidad o haber nacido en ella para poder formar parte de ella. Lo paradójico del caso es la respuesta de los migrantes en Estados Unidos, al cooperar con la familia de la persona fallecida para cubrir los adeudos que tenia pendientes con las autoridades

de Santiago Asunción. Él formaba parte de la comunidad de migrantes en la sociedad receptora. Su exclusión no se extendía a todos los ámbitos de la comunidad translocal, lo que confirma la especificidad de cada una de las comunidades, al establecer sus propias reglas de inclusión y exclusión.

Prácticas transnacionales institucionalizadas: Asociación Tepeyac “In fact, ritual is a major mechanism for the maintenance, reinforcement and intergenerational transmission of ethnic identity” (Ebaugh y Saltzman, 2000: 83)

Leach (1985) señaló el doble papel de los rituales. Al mismo tiempo son dispositivos que incluyen una cultura, también admiten la exclusión de ella o parte de ella; por un lado, refuerzan el sentido de cohesión interna del grupo que comparte el dispositivo; por el otro, traza la frontera con los otros. En ese sentido, el esfuerzo por incrementar la hegemonía de las diversas confesiones religiosas se hace evidente en la inserción e institucionalización de las diferentes manifestaciones de religiosidad popular por parte de congregaciones como la Asociación Tepeyac.


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La Asociación Tepeyac es una estructura organizativa impulsada en sus inicios por la Compañía de Jesús, la cual tiene su base de actividades en los cinco condados de la ciudad de Nueva York (N. Y.) y con influencia en cuarenta barrios, además de porciones del estado de N.Y. Tepeyac desarrolla prácticas transnacionales vinculadas a la ritualidad. Una de sus principales acciones simbólicas es la marcha de La Antorcha para celebrar la fiesta patronal de la virgen de Guadalupe el 12 de diciembre; otra de las celebraciones importantes es una actividad que se inscribe en el terreno de lo laico, como la celebración del Cinco de Mayo. Las ceremonias rituales contribuyen a la cohesión del grupo de los inmigrantes mexicanos radicados en la ciudad de N.Y. En la página Web de la Asociación Tepeyac ellos manifiestan: “Un aspecto muy importante para el establecimiento de cualquier grupo de inmigrantes es el fortalecimiento de su identidad y de sus tradiciones culturales, cívicas y religiosas”. Esas acciones sirven para mantener e incrementar su presencia entre los migrantes y, al mismo tiempo, contribuyen a la consolidación de procesos de etnicidad sin descuidar el aspecto religioso dentro del cual los rituales contribuyen a la reproducción de las identidades que convergen en la Asociación.

El drama ritual expresado en la peregrinación Los procesos rituales que están implícitos en la celebración y organización de las fiestas patronales, ofrecen una dimensión relevante de la construcción del sentido de pertenencia por parte de los migrantes. El proceso ritual puesto en marcha por los transmigrantes es la simbolización del retorno representado como un drama cultural a través de la peregrinación (Cedertröm y López; 1992). Siendo la representación que nos permite captar la dimensión simbólica mas elaborada del sentido de pertenencia. Considero que el análisis de la peregrinación como parte del proceso de desacoplamiento o desterritorialización de la cultura, permite dar cuenta de la construcción de la identidad de los migrantes a través de nuevas prácticas culturales, las cuales están

provistas de significados que establecen de facto una distinción en relación a los no migrantes, garantizando la permanencia del grupo al mismo tiempo que su reconocimiento desde el interior y exterior (Portal y Aguado, 1991:31). El retorno es susceptible de ser analizado bajo el modelo teórico desarrollado por Turner visto como un texto o drama cultural mediante el cual los protagonistas se comunican en lenguaje ritual, presentando información acerca de su mundo y orden social, a través del cual actúan sobre su universo cultural y sobrenatural (Turner:1969 y Geertz 1995). La peregrinación es una puesta en escena donde los actores dramatizan su reinserción al origen. Una de las objeciones del modelo de Turner es el riesgo de reproducir su visión romantizada de comunitas en oposición a estructura, al presentar una noción de comunidad corporada, orgánica y centrípeta. Los proceso de homogeneización son la imposición de un proyecto ideológico y, en ese sentido, las comunidades transnacionales no están al margen de estas prácticas de exclusión. De ahí la necesidad de matizar de manera clara las diferencias y las coincidencias recurriendo a los aportes que los estudios transnacionales han vertido sobre la noción de comunidad transnacional. Ambos aportes teóricos se complementan al analizar el espacio social generado por las fiestas religiosas. El propósito es estructurar las bases para futuros análisis sobre las diversas formas de negociar la pertenencia y representación por parte de los migrantes que orientan sus vidas en diversos espacios, y en más de un Estado-nación, así como de interpretar y explicar los elementos que conforman la noción de comunidad por parte de los migrantes. Pero aquí se hace necesario aclarar que las voces expresadas a través de las celebraciones patronales que motivan las fiestas, no son las únicas; existen otras voces insertas en confesiones religiosas minoritarias. Uno de los errores frecuentes en los estudios trasnacionales revisados es la escasa importancia que se otorga a la polifonía del discurso religioso. Esta omisión incurre en una homogenización de las narrativas y los sentidos de los actores, sacrificando la


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heterogeneidad de la actual realidad social presente en la comunidad multilocal. La fiesta patronal, y parte de sus componentes, es un campo privilegiado para el análisis por ser un elemento de la realidad social, dónde se debaten las diferentes representaciones de comunidad por parte de los transmigrantes. En un contexto de transnacionalización las pertenencias adquieren múltiples significados, sentidos y formas de manifestarse. Las diversas diásporas viven una pluralidad de contextos históricos y, al mismo tiempo, participan de procesos de exclusión similares en las sociedades receptoras. Clase, etnia, raza y género preparan las condiciones de inserción con las diferentes otredades. La condición de sujetos subalternos contribuye a los procesos de etnificación y recreación de la comunidad imaginaria. Durante la fiesta la comunidad de origen o la matria se convierte en el centro temporal de la comunidad multilocal y multicéntrica. Es ahí donde se negocia la pertenencia. Por otra parte, la fiesta es un espacio que marca la transición de una categoría a través de ritos de paso; sus participantes se dividen entre paisanos y residentes del pueblo. Los rituales señalan la transición simbólica a una nueva condición. En el marco de la fiesta se construyen ceremoniales que representan la movilidad de identidades, indicando la transición de un estatus a otro, es decir, de la categoría paisano a miembro de la comunidad. Nieto señala al respecto que “... existe una dimensión ritual social que articula el ciclo anual de ceremonias y festejos con el ciclo vital de los sujetos. Que en esta dimensión se produce una retícula simbólica que sostiene el sentido del tiempo y del cambio tanto de los sujetos como de colectividades” (Nieto, 2001: 52).

El retorno de los peregrinos La peregrinación es como una puesta en escena, simbolizando el retorno y la reintegración comunitaria de los migrantes. Representa un cambio en las percepciones de los diversos actores sobre lo real. La representación del retorno expone una pluralidad de percepciones que constituyen los horizontes rituales (Díaz, 1998: 179) de sus participantes. La

peregrinación bajo una visión estática ha sido percibida como la separación de la localidad donde se reside, alejarse de la vida cotidiana, para viajar a un lugar determinado donde se llevarán a cabo actos religiosos. El lugar de destino final es considerado sagrado en virtud de una hierofanta (Eliade 1971). Aquí conviene resaltar uno de los principales rasgos de los transmigrantes: están alejados de lo que un día fue su comunidad de origen y han constituido su existencia en otro espacio. El retorno periódico se convierte de manera paradójica en una separación del espacio donde se reside y en un regreso a donde se partió. Es un evento histórico que muestra la actitud del ser humano ante tal revelación y cómo la elabora en su mundo mental. La hierofonía puede ser local o de mayor alcance espacial y cultural. El carácter de la hierofanía es dinámico e histórico, puede funcionar dentro de una determinada época e incluso ser sustituida por otra más satisfactoria para sus participantes. La hierofanía tiene múltiples significados para sus participantes. Está inmersa en diversos horizontes rituales (Díaz, 1998); los rituales desplegados en la representación del retorno permiten ubicar la diversidad de intereses. Ciertas prácticas religiosas de las peregrinaciones contemporáneas corresponden a una religiosidad popular (Shadow y Rodríguez 1990). La convergencia del catolicismo español popular y las creencias y símbolos de origen prehispánico ha dado lugar a un conjunto de creencias y rituales que son “una expresión propia de las clases y grupos subordinados... independiente de las instituciones eclesiásticas oficiales” (Garma 1987:16). Shadow y Rodríguez han señalado que la peregrinación es también “una de las expresiones de intercambio cultural que se establece entre tres instancias asimétricas: los grupos populares, las instituciones sociales y lo sobrenatural” (1990: 38). Creo que la representación del retorno de los migrantes amplía los intercambios culturales, los migrantes y no migrantes no constituyen entidades homogéneas. Cabe señalar que la peregrinación ha sido considerada una experiencia liminal (Turner y Turner 1978). El viaje hacia el santuario implica un sa-


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crificio; entraña riesgos e incertidumbres. De ahí el carácter penitencial de la peregrinación, a través de la cual se busca enmendar los pecados y desagraviar las ofensas cometidas contra la divinidad. El viaje implica desprenderse de comodidades. La peregrinación a Chalma (Rodríguez y Shadow, 2002) es una muestra de ello al emular el vía crucis representado por la imagen de Cristo rumbo a la Cruz, al sacrificio. Los peregrinos a cambio esperan obtener protección y consolación cuando lo necesiten. El punto de destino de la peregrinación actúa temporalmente como un factor que atenúa (Sallnow, 1987) los límites impuestos por la estructura social de la que proceden los peregrinos, al generar un sentimiento que distancia a sus participantes de las relaciones onerosas u opresivas de la sociedad de clases. Una reconstrucción del “nosotros” que se instituye como imagen nostálgica e idealizada de la comunidad llamada por Turner (1974) comunitas. No obstante la peregrinación tiene un carácter dual y contradictorio (Shadow y Rodríguez 1990). La conducta ritual de los individuos y grupos participantes no es necesariamente uniforme. Las identidades sociales permanecen. Cada grupo o individuo mantiene sus propias creencias y construye su propia realidad acerca del lugar sagrado. La peregrinación da lugar a una comunitas pero permite a la vez que cada participante interprete las imágenes y símbolos de acuerdo a sus propios esquemas y necesidades. Otra característica de la peregrinación es su permeabilidad. La peregrinación que es capaz de incorporar diferentes formas de prácticas religiosas y conserva, a la vez, el subsistema de creencias y símbolos del que históricamente se ha derivado, es decir, el “paradigma nuclear” -que ejerce presiones selectivas en todos los préstamos subsecuentes-, tiene mayores posibilidades de sobrevivir (Turner 1978:21). La permanencia de una peregrinación depende de su capacidad para añadir y reunir en el culto, heterodoxia y nuevos contenidos simbólicos. La propuesta de Turner en torno a la peregrinación es susceptible de utilizarse como un componente dentro de la fiesta patronal. Permite de manera temporal el reingreso de los migrantes a la vida comunitaria; al mismo tiempo que constituye

uno de los mecanismos mediante los cuales se construye la membresía, en una suerte de ejercicio de la ciudadanía construida a partir de las relaciones sociales entre los miembros del grupo. Una apropiación del espacio sustentada en nuevas fronteras que se representan a través del ritual. Los migrantes indígenas mixtecos reconstruyen su pertenencia, al mismo tiempo que extienden su hegemonía de forma simbólica frente a quienes no comparten su concepción religiosa.

Conclusiones La existencia de los espacios sociales transnacionales depende de la persistencia de las prácticas sociales y culturales desarrolladas por los diversos actores inmersos en la arena; forman parte de este proceso de transnacionalidad no sólo quienes participan en el proceso migratorio sino también los no migrantes. Las prácticas sociales, políticas, culturales y económicas de las comunidades transnacionales conforman campos sociales que encierran diversas formas o sentidos de pertenencia. La pertenencia se construye de forma plural pero como hemos visto a lo largo de este trabajo se encuentra marcada, ­regulada y, en algunos casos, determinada por una construcción ideológica hegemónica. El haber dado algunos ejemplos de situaciones sociales y de ­procesos rituales lleva el objetivo de percibir los procesos de estructuración que simultáneamente se desarrollan. El sujeto si bien se encuentra atrapado en una representación del deber ser, al mismo tiempo transforma y puede subvertir el orden social. La acción de los transmigrantes no debe comprenderse de forma estricta como el seguimiento de las reglas sociales. Las Asociaciones de Pueblo, Clubes y Federaciones son algunas de las instituciones actuando en el espacio social transnacional y las comunidades transnacionales. La Iglesia Católica y los gobiernos en sus diversos niveles también forman parte de este escenario transnacional. La Asociación Tepeyac, al mismo tiempo que se convierte en una entidad de defensa de los derechos culturales, políticos y sociales de los migrantes, también extiende su h ­ egemonía


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en un contexto marcado por la oferta y expansión de otras confesiones religiosas. El retorno de los migrantes vincula el ámbito de lo sagrado y lo profano, evidencia el desajuste del orden social expresado en la fragmentación de la comunidad. La dimensión simbólica de los rituales pasa por los sujetos pero es reconocida, estructurada y, obviamente, legitimada desde el ámbito ­comunitario. El ritual permite la dramatización de las asimetrías sociales y los procesos de exclusión racial, social y de clase a que se ven sometidos los migrantes en los procesos de inserción en las sociedades ­anfitrionas.

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Fractales




La Coalición Compromiso por Puebla 2010. Elección, democracia y gobierno de alternancia Raymundo García García (+)

E

Introducción n el estado de Puebla el pri se mantuvo en el poder con adecuaciones legales-institucionales hasta las elecciones estatales del año 2010. Situación política que fue detenida por la participación ciudadana al apoyar a una coalición opositora que provocó, mediante la competencia electoral, una elección de tipo bipartidista: de un lado el pri coaligado con el Partido Verde Ecologista de México (pvem) formando la coalición “Alianza Puebla Avanza” (apa) y, en el otro lado, la coalición “Compromiso por Puebla” (cpp) conformada por los partidos Acción Nacional (pan), Partido de la Revolución Democrática (prd), partido Convergencia –hoy Movimiento Ciudadano– (mc) y Partido Nueva Alianza (panal) que hizo posible detener momentáneamente los sucesivos triunfos electorales del pri en más de ocho décadas. No obstante, la existencia de partidos políticos de oposición en el pasado inmediato, el pri y su gobierno tuvieron campo fértil para el mantenimiento y reproducción de un régimen autoritario, que se empoderó bajo el ejercicio, entre otros factores, de una producción legislativa en materia política electoral ad hoc, para mantener su hegemonía. Mientras que el Estado mexicano pasaba a un sistema de partido predominante, a partir de las elecciones federales de 1988, en el estado de Puebla se dio un fenómeno sui géneris de pervivencia del sistema de partido hegemónico con régimen autoritario, igual que acontecía en entidades federativas atrasadas en donde no hubo gobiernos alternativos y pervivió el predominio del pri en sus gobiernos estatales; con el fortalecimiento del control político y electoral a través de políticas públicas sociales que se convirtieron en instrumentos contenedoras de los conflictos sociales y fortalecieron la supervivencia del régimen político autoritario,


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generándose una nueva oportunidad para combinar las viejas prácticas de control con los nuevos instrumentos de la política social emergente en México para someter a los sectores populares empobrecidos por las políticas neoliberales, introducidas constitucionalmente en 1983. Para los gobiernos emanados del pri, sobre todo en entidades federativas atrasadas como las del sureste mexicano y de Puebla, el recurso de la legislación electoral fue un buen aliado para detener el avance democratizador, muy a pesar de los cambios electorales producidos para elecciones federales. La legislación junto con el arte de legislar para el control político, se convirtió en el recurso para que el grupo gobernante no tuviera problemas en el ejercicio del mando; pero también, para que no hubiera problemas en la construcción, organización y funcionamiento de los puestos del poder público producto de las elecciones. Así, en la elección de gobernador, de diputados locales y ayuntamientos, desde el poder del gobierno del pri se buscó siempre ganar todas las elecciones aun con partidos de oposición, sin que éstos tuvieran legalmente las condiciones de poner en riesgo la disputa del poder público, en particular el Ejecutivo; no obstante, que el pri caminaba hacia la disminución de las preferencias electorales. Veamos el cuadro No. 1 que agrupa resultados y comportamiento electoral en tres elecciones de gobernador.

Cuadro número 1. Elecciones de gobernador 1992- 2004 Partido político pri pan prd pt pvem convergencia pfcrn/pcp parm pps

1992

1998

2004

526,286 127,963 46,987

70.4 17.1 6.3

760,939 406,804 152,944 27.508 18.729

54.07 28.91 10.87 1.95 1.33

19,127 12,143 15,173

2.6 1.6 2.0

3,692

0.26

886,535 642,519 100,157 27,799 31,169 40,487

49.62 35.97 5.61 1.56 1.74 2.27

Crecimiento y caída en 12 años ( - ) 20.78% ( + ) 18.87%

Fuente: Comisión Estatal Electoral (cee) e Instituto Estatal Electoral (iee) datos de elecciones 1992,1998 y 2004

Los resultados electorales concentrados en un periodo de doce años, en tres elecciones de gobernador, permiten que se hagan los comentarios siguientes: – Una tendencia decreciente y progresiva del voto a favor del pri, que del 70.4% alcanzado en la elección de 1992, en 1998 cae 16.3% y en la elección de 2004 sufre otra baja en 4.45%, para quedar en 49.62%. Finalmente, muestra una caída de 20% a lo largo de doce años. –El pan muestra el mayor crecimiento al pasar del 17.1% en 1992; sube 11.81% para alcanzar un 28.91% en 1998; y finalmente alcanza 35.97% en la elección de 2004, lo que hace una diferencia creciente de 18.87% en el lapso de doce años. –El crecimiento del pan resulta proporcional a la caída del pri, por lo mismo se legisla para frenar a este partido y un medio es la pulverización del voto opositor evitando las coaliciones anti- pri. –Que el pri se mantenía como partido hegemónico, o en el mejor de los casos partido predominante en términos de Sartori, mientras legalmente se fomentara la dispersión de su voto opositor a través de un pluralismo partidista. Pluralismo que aseguraba al pri triunfos electorales innegables.


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–La concentración del voto opositor al pri reunida en cinco partidos opositores en esta elección de gobernador en el año 2004 alcanzó 842 mil 131 votos, equivalentes al (47.15%). –Entonces, el pri ganó la elección de gobernador con amplio margen frente a la segunda fuerza, como resultado de una ganancia construida encaminada a la capitalización de los votos de ciudadanos racionales que sufragaron de forma diferenciada y, en el caso de la votación para gobernador, estos opositores lo hicieron por el candidato priísta. (en la elección de diputados de mayoría obtuvo el pri 780,570 votos 43.46% del total de la votación); esto es, 105,185 votos menos que los de la elección de gobernador. Ante la tendencia creciente de la votación en favor del pan mostrada primero en las elecciones intermedias de 1983, luego en 1989 por el gobierno municipal de la ciudad capital; más el triunfo en diez distritos uninominales de un total de veintiséis y de veintidós municipios entre ellos el de Puebla, el gobierno estatal y su partido el pri recurrieron a la profesionalización de las elecciones y, sobre todo, a la introducción de teorías y tecnologías que condujeran a evitar una derrota en el corto plazo. Dentro de esta tarea cabe destacar el apoyo obtenido de un conjunto de hombres de ciencia especializados en la lucha por el poder político, anidados en la Universidad de las Américas Puebla (udlap), y desde ahí colaboraron con el objetivo de mantener al pri en el poder poblano: Jim Clifton presidente de Gallup, Don Clifton, Gale Muller, Jack Ludwig, Marcus Buckinghan y Frank Newport, –todos de Gallup poll–, además Enrique Cárdenas, Antonio Sánchez, Jorge Welti, Raúl Fonseca de la udlap, para impulsar el modelo de polarización creado por Gabriel González Molina como el principal investigador y operador del proyecto de investigación en política aplicada. Del mismo modo, estuvieron de acuerdo y participando: Mariano Palacios Alcocer del cen del pri, Manuel Bartlett, calificado el maestro de la polarización, además Carlos Armando Biebrich, José Luis Flores, Mario Marín Torres (González Molina, 2000, págs. 11-12).

1- Elecciones intermedias 2007 En las elecciones intermedias de 2007 se impuso casi un “carro completo” con el triunfo del pri en 25 distritos uninominales de un total de 26, frente a una caída del pan, por su derrota en la ciudad de Puebla con seis distritos uninominales. El problema político que movió a los priístas fue la falta de legitimidad para el gobernador Mario Marín Torres por el asunto de la periodista Lydia Cacho, ante el hecho de estar pendiente al momento de las elecciones una resolución-opinión de la Suprema Corte de Justicia de la nación (scjn) sobre la responsabilidad –o no responsabilidad– del gobernador en la violación de derechos humanos y disposiciones constitucionales en contra de la periodista. Esta situación provocó que esas elecciones intermedias fueran organizadas con mucho cuidado para que el pri obtuviera el triunfo en la mayoría de los distritos uninominales y se hiciera del control absoluto del Poder Legislativo. Ganar el ayuntamiento de Puebla, centro de la zona metropolitana que acumula el cincuenta por ciento del padrón electoral, se volvió asunto de Estado. Sobre este punto se hace la explicación siguiente: 1. La ciudad capital, el Municipio de Puebla, se convirtió en un espacio de lucha por el poder para el pri, que se vio obligado a planear una construcción de campaña política y pugna por el poder diferente a la de procesos electorales intermedios en los cuales el pan había resultado ganador del Ayuntamiento poblano y de sus distritos uninominales (en 1995 ganó los seis y en 2001, ganó cinco y perdió uno).


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2. En el pan, muy a pesar de ser un partido de cuadros, no impulsó una estrategia que evitara la lucha intestina por sus candidaturas; por el contrario, con la utilización de las “convenciones” (asamblea deliberativa para nombrar candidatos) provocó la dispersión de intereses de los distintos liderazgos que se generan al calor de las aspiraciones personalizadas; fenómeno que alentó primero la formación de dos frentes muy marcados en el municipio de Puebla. Por un lado, la precandidatura del neo panista Antonio Sánchez Díaz de Rivera y, por el otro lado, estaban los integrantes del núcleo panista tradicional pero anti dirigencia representado por Ana Teresa Aranda Orozco, lo que generó que al término de la convención, con resultados muy cerrados y altísima participación, el panismo capitalino iniciara su fractura y así se apuntaló la estrategia del gobierno estatal en manos del PRI, de alentar la división y dispersión del voto panista a través de candidaturas de ex panistas como candidatos de otros partidos a la presidencia municipal. 3. La división interna no sólo fue provocada por el proceso de nominación de la candidatura a la presidencia municipal del Municipio de Puebla. Se incrementó por dos razones más: a) El desconocimiento del funcionamiento y operación interna del pan como partido cerrado, de cuadros, por parte de familiares del candidato panista a la alcaldía Antonio Sánchez Díaz de Rivera, que debido a su militancia incipiente, no tuvo la visión de cuidar que todos los grupos y liderazgos que lo apoyaron en el camino a triunfar en la obtención de su candidatura a presidente municipal, alcanzaran consensos y acuerdos para no fracturarse. Empero, la inexperiencia y desconocimiento del funcionamiento interno del panismo, lo llevó a un deslinde del proceso de convenciones internas para la nominación de las seis candidaturas a diputados locales de mayoría en el Municipio de Puebla. Lo anterior produjo la derrota de los precandidatos de los grupos tradicionalmente operadores lo cual trajo como consecuencia una fractura mayor que paralizó la campaña electoral por la alcaldía. b) Las candidaturas a la presidencia municipal de la ciudad de Puebla, en la personalidad de ex panistas como: Roberto Ruiz Esparza por el panal y Gabriel Hinojosa Rivero por el pt reprodujeron la estrategia electoral utilizada por el gobernador Mario Marín en su rol de candidato, primero a la alcaldía de Puebla en el proceso local electoral del año 1998 y luego como candidato a gobernador en las elecciones locales del año 2004 de promover acciones para dividir la intención del voto opositor al pri, a fin de garantizar el triunfo del mismo partido, destacando el concepto de división interna en el pan (García García, elecciones intermedias 2007, 2009). El cuadro número 2 muestra la caída panista como un ejercicio construido en 2007, y también un excelente triunfo construido en 2010, sin dispersión de voto anti-pri.

Partido pan pri prd pt pvem cppn panal

Cuadro número 2. Elecciones municipales ciudad de Puebla 1998-2007 1998 124,251 155,907 105,987 6,742 125

% 2001 (30.81) 170,880 (38.66) 158,593 (26.28) 14,273 (1.67) 6,842 (0.03) 13,473 3930

% 2004 % 2007 % 2010 % (44.81) 198,744 (40.46) 129,156 (29.14) CPP:308,697 53.92 (41.59) 242,804 (49.42) 224,538 (50.65) APA:201,046 35.12 (3.74) 18,798 (3.83) 22,638 (5.11) (1.79) 4,872 (0.99) 22,545 (5.09) 35,672 6.23 (3.53) 6,219 (1.27) (1.03) 5,731 (1.17) -

Cuadro construido con datos oficiales de la cee y del iee.

22,747

(5.13)


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Ante la institucionalización de la división o dispersión del voto anti-pri solamente una acción pragmática contraria encaminada a unir a los partidos políticos de oposición recompondría la lucha electoral y eso lo haría Rafael Moreno Valle, quien conocía la estrategia. Por ello, como senador de la república, impulsó la construcción de una mega coalición opositora para derrotar al pri en las elecciones de gobernador en el año 2010, con la unión de los partidos pan, prd, Convergencia y panal.

2- Elecciones 2010 para gobernador La institucionalización del control electoral en manos del pri y sus gobiernos fueron la constante de los procesos electorales poblanos: retraso en las reformas legislativas, barreras legales para impedir alianzas y coaliciones, desaparición de las candidaturas comunes, recursos excesivos para gastos de campañas, procedimientos para producir sobrerrepresentaciones del pri y subrepresentaciones de las minorías y otros obstáculos para impedir triunfos importantes de la oposición. Hubo otros factores que abrieron el camino para armar una gran coalición anti-pri, teniendo como contexto nacional el acuerdo del pan y prd de ir en coaliciones a impedir el triunfo del pri en la elección de gubernaturas en 2010, donde no había gobiernos estatales de alternancia. La estrategia política fue la siguiente: a) Freno para formar coaliciones. La candidatura común fue anulada en 1995. El artículo 17º párrafo cuarto del Código Electoral del Estado de Puebla, prohibió a los partidos políticos estatales coaligarse o fusionarse, y su artículo 34 párrafo quinto prohibió la candidatura común: “Ningún partido político podrá registrar a un candidato de otro partido político, si no media coalición”. Después del triunfo del pan en la presidencia de la república se pretendió frenar su competitividad electoral con una nueva legislación estatal: el Código de Instituciones y Procesos Electorales del Estado (cipeep) que asentó una contrarreforma que golpeaba a los partidos si se coaligaban bajo amenaza de disminución del financiamiento público. En el párrafo segundo del artículo 60 se anotó: “Los partidos políticos coaligados recibirán el financiamiento público como si se tratara de un solo partido político, recibiendo, en ese caso, la cantidad que le corresponda al partido político que haya obtenido mayor votación en la última elección local de diputados por el principio de mayoría relativa”. Ambas represiones normativas estuvieron vigentes hasta las elecciones del año 2004. b) Liberalización de las coaliciones. El movimiento coalicionista iniciado por el pri en las elecciones locales de 2007, a fin de evitar un colapso electoral consecuencia de la escisión por la salida de priístas ante la creación del panal en 2006, haría su aliado al pvem en próximas elecciones estatales; razón de peso político para que en la reforma electoral poblana de 2006 fuera eliminada la represión normativa a las coaliciones. Con la reforma quedó libre el camino a la formación de coaliciones modificando el texto de los párrafos segundo, tercero y cuarto de la reforma que sufrió el artículo 60 del (cipeep). Párrafo segundo: “Los partidos políticos coaligados seguirán recibiendo el financiamiento público de acuerdo a los dispuesto por este Código, recibiendo en todo caso el financiamiento púbico correspondiente a cada uno de los partidos políticos coaligados”. Párrafo tercero: “En el convenio que señale el artículo 61 de este Código, se deberá señalar quien será el representante acreditado del partido político de los que integran la coalición, que administrará el financiamiento público de esa coalición”. Párrafo cuarto: “La coalición se considerará como un solo partido político para efecto de topes de Gastos


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de Campaña y de Acceso a los Medios de Comunicación, en términos de este Código”. Empero, el artículo 41 del mismo (cipeep) dejó perfectamente ratificada la prohibición para los partidos políticos estatales de coaligarse entre sí o con los partidos políticos nacionales. c) La construcción de la Coalición Compromiso por Puebla (cpp). El pri como gobierno estatal 2005-2011, había sufrido por lo menos tres rupturas: 1) en el año 2005 la salida del magisterio por la creación del panal que en la elección federal de diputados 2006 obtuvo 106,080 votos en el estado de Puebla; 2) ruptura en marzo del año 2006 por salida del diputado local y presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado, Rafael Moreno Valle, dando forma para la institucionalización del “Morenovallismo”, que hizo posible el apuntalamiento del triunfo panista en elección presidencial 2006 en Puebla; 3) Transfuguismo masivo por migración de líderes, aspirantes a candidatos a diputados y a presidentes municipales, que no tuvieron cabida en el proyecto del gobernador Mario Marín Torres, quien inició su administración bajo el control de un grupo cerrado denominado la “burbuja marinista”, como una élite dirigente sustentada en el abuso poder y la acción ilegal como características de la descomposición del priísmo estatal. Ahora bien, fue decisión de los partidos nacionales primero, y después del trabajo de los líderes y élites locales, transformar el sistema de partidos políticos de Puebla de un pluralismo amplio hacia un modelo de pluralismo limitado al menor número de fuerzas políticas para disputarle al pri el poder de la gubernatura. Esta construcción bipartidista tuvo como intención evitar la dispersión de votantes opositores y concentrarlos en un punto ganador; aprovechando el peso de los partidos por sus resultados electorales en su anterior participación en la elección 2007. El siguiente cuadro muestra el valor electoral de cada partido político acomodado en una competencia entre dos coaliciones que se formaron para disputar la elección del titular del Poder Ejecutivo: (cpp) vs. (apa).

Cuadro número 3. Valor electoral de los partidos políticos poblanos en elección 2007. Partido

Elección 2007

Partido

Elección 2007

pri

765,710 pan

541,533

pvem

000,000 panal

151,034

prd/pc Total Diferencia

765,710 Total -128,514 Diferencia

201,657 894,224 +128,514

Nota: El pvem tiene cero votos en atención a que los sufragios obtenidos en elección de 2007 están incluidos en la votación del pri, calculados en alrededor de 50 a 60 mil.

La coalición opositora al pri que fue Compromiso por Puebla (cpp), se convirtió en ejercicio civilizado, plural y racional para tomar como bandera la promesa de una Reforma del Estado y recuperar la pérdida de más de un cuarto de siglo de atraso, en la que había sido sumergida la entidad federativa de Puebla ubicada en los últimos lugares de competitividad y desarrollo frente a otras entidades del país, por la vigencia del autoritarismo y corrupción del grupo en el poder. Fue notorio el peso opositor de la (cpp) en más de 128,514 votos que la unión partidista le daba un total de 894,224 sufragios, frente a los 675,710 votos del pri/ pvem, una importante diferencia de sufragios antes del arranque de las campañas.


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d) Condiciones para una alta competitividad electoral. Las elecciones poblanas por la gubernatura, el congreso y los ayuntamientos en 2010 pusieron en la mesa del debate y de la reflexión, el uso o el desuso de un conjunto de instrumentos que fueron hechos en beneficio del pri, y que jugarían en esa elección en contra de este partido político. Esos instrumentos fueron considerados, entre otros, los siguientes (García García, 2010): I. La ley, que en las elecciones 2010 estuvo a favor de la coalición opositora (CPP). 1. La sobrerrepresentación en el Congreso se convirtió en instrumento en favor de la coalición opositora para ganar la mayoría del poder legislativo. 2. La liberación de recursos financieros a los partidos coaligados dotó de mayores recursos financieros a la cpp. 3. La dotación de tiempo en radio y televisión. El ife dio a cpp mayores spots en radio y televisión frente a la coalición encabezada por el pri. 4. Los montos exagerados en los topes de campañas que representan 300% en relación con los topes de campaña de las elecciones federales, pensados en el pri, ahora se revirtieron a favor de cpp. 5. El uso de las estructura de gobierno por ambas coaliciones; (apa) las del estado y (cpp) las de la federación. 6. El uso de los programas de política pública. Ambas coaliciones enarbolaron programas de sus gobiernos. 7. La experiencia operativa de los candidatos a gobernador. Ambos candidatos competitivos a gobernador, trabajaron juntos en la elección de gobernador por el pri en el año 2004. El de (cpp) lo hizo en la campaña para gobernador por el pri en 1998. 8. El trasfuguismo abierto y soterrado. En el proceso electoral federal de 2009 el pri pirateó a panistas; el pan hizo lo mismo con excelentes ganancias para la elección 2010. 9. La posición de las élites locales. Las élites locales y regionales, ante lo escandaloso que había resultado el ejerció del poder público en Puebla en la administración del “Góber Precioso”, se allanó el camino para facilitar un gobierno alternativo al pri. e) Contexto político para el ambiente electoral poblano. En las tres últimas elecciones para gobernador –1992, 1998 y 2004– las condiciones políticas eran tradicionales y constantes con un crecimiento del pan frente al pri, pero sin la posibilidad alternancia. Asistir a otra elección estatal sin cambio en la estructura de control tradicional, significaba ir a un juego por el poder público de manera tradicional. Los partidos políticos pequeños siempre habían sido un importante recurso en manos del pri. Para el proceso electoral de 2004, existe la hipótesis de que fueron utilizados todos los partidos políticos pequeños para dispersar el voto opositor y evitar la concentración de votos en favor del pan; construyendo en el mismo proceso un triunfo adelantado para el pri y con alta competencia del pan. En las elecciones de 2007, para renovar Ayuntamientos y diputados locales, se adoptó misma estrategia: dispersión del voto y esquirolaje de candidatos y partidos oposicionistas pequeños. La instrumentación utilitaria al pri la adoptaron: panal y pt en la ciudad de Puebla. Para la campaña electoral por la gubernatura en 2010, se buscó revertirle al pri sus tradicionales esquemas de lucha electoral y de control político. Se construyó un conjunto de acuerdos políticos para hacer de la elección poblana a la gubernatura, un sistema bipartidista


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de competitividad electoral, que evitara la dispersión del voto anti pri utilizando los siguientes instrumentos políticos: –El uso de coalición que alineó las condiciones materiales para el funcionamiento de un sistema de competencia electoral bipartidista. –Se eliminó la utilización de los partidos políticos pequeños, evitando la dispersión del voto anti- pri. –Se produjo una lucha desideologizada, muy a pesar de las críticas del pri a la relación pan- prd. La democratización fue centro ideológico unificador de todos los partidos políticos anti-pri. –La coalición pan y prd se convirtió en la mayor ganancia política para el pan porque apagó la confrontación desde la izquierda y su reclamo social sustentado en la lucha de clases. –Se dio paso a una confrontación que puso al ciudadano frente a dos opciones: 1) mantener el sistema de gobierno vigente (de corrupción del pri y del gobernador Mario Marín) II. Optar por cambiarlo con reforma del Estado y democratización del poder votando por la Coalición Compromiso por Puebla. 1. El pri tuvo como propuesta central la vigencia de un gobierno excelente que debería continuar. 2. Por la mega coalición se abanderaba la transformación democrática de Puebla, con la instauración de un Estado de Derecho con justicia y erradicar la corrupción del marinismo. 3. La construcción del modelo de competencia bipartidista fue la real amenaza para el pri, por ello, este partido produjo reeditar elementos de distracción: utilizar al pt para golpear, pero terminó siendo utilizado por ambas coaliciones; uso de los actores disidentes de los partidos integrantes de la coalición opositora; construcción de una candidatura ciudadana a gobernador que buscó aplicar la teoría de la “polarización” impulsada por Gabriel González Molina en el carro completo de la elección federal de 1997 adjudicando animadversión social al pan (González Molina, 2000), pero fue un fracaso total. Sí hubo polarización pero no ideológica sino de élites. Una por mantenerse en el poder y la otra por hacerse de él. 4. El pacto elitista presente en los acuerdos y negociaciones; ya que por más que el pri hizo esfuerzos en ir con el panal, las relaciones personales del candidato a gobernador de la (ccp) Moreno Valle, con la dirigente nacional del snte y dirigente moral de este último partido político –profesora Elba Esther Gordillo–, fueron más poderosas y no se pudo operar o alcanzar una separación institucional de ambos personajes. La élite dirigente y gobernante del pri en Puebla mostraba crisis y careció de la capacidad de negociación y prestigio nacional e internacional para obtener el apoyo del panal. 5. El gobernador Mario Marín, producto del trabajo como burócrata en el Municipio de Puebla, en el Poder Judicial de Puebla y por años en la secretaría de Gobernación como subsecretario y secretario; presidente del cde del pri; presidente municipal de Puebla Gobernador, y con licenciatura en Derecho, su experiencia política quedó reducida a lo estatal. Su candidato a gobernador Javier López Zavala, considerado como una errónea imposición con el uso del poder institucional, mostró la existencia de un grupo político en crisis por la corrupción y una élite en decadencia.


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6. En la parte opositora, Rafael Moreno Valle, destacado por su formación académica en el extranjero, relaciones laborales internacionales en el campo financiero, sociales y políticas reconocidas, lo ubicaron con movilidad en los terrenos local, estatal, nacional e internacional; su trayectoria contribuyó a conformar la alianza opositora de amplio espectro partidista como la cabeza de un nuevo grupo político heterodoxo de amplías expectativas adecuado para sustituir a la élite en decadencia. Así, las élites nacionales y estatales armaron coaliciones a modo para disputar el poder estatal en Puebla de acuerdo a sus propios intereses, impulsando el método democrático definido por Joseph Chumpeter dentro de la teoría realista o teoría económica de la democracia que no es otra cosas que “el acuerdo institucional para la toma de decisiones políticas donde los individuos (élite) adquieren el poder de decisión mediante una lucha competitiva por el voto del pueblo” (Schumpeter, 1974). Fenómeno político que produjo como resultado el triunfo de la ccp y de un gobernador coalicionista con un poder sustentado en cuatro partidos políticos nacionales. De todos esto vale la pena destacar lo siguiente: a) La elección del gobernador produjo el efecto esperado por la ccp en el sentido de resultar ganador su candidato –Rafael Moreno Valle Rosas- con una votación de 1´111,318 votos 228,033 votos más que su adversario de la apa quien alcanzó 883,285 votos. b) Por cierto, la votación del candidato a gobernador de la apa estuvo por debajo de la votación total de la misma alianza, tratándose de la elección global de diputados de mayoría relativa que llegó a 895,077 votos y de la de diputados de representación proporcional que alcanzó los 898,737 sufragios. Esto representa que 15,452 priístas y verde-ecologistas, no votaron por el candidato a gobernador y pudieron haber sufragado por el candidato a gobernador de la ccp. c) Rafael Moreno Valle obtuvo 124,678 votos más que la totalidad del voto ciudadano para la elección de diputados por el principio de representación proporcional. Votos que procedieron de votantes del pri/pvem en alrededor 15,452 y del PT en 89,635 sufragios.

Cuadro número 4. Elecciones 2010 (IEE, Memoria de las elecciones ordinarias 2010, 2011) Año Partido Votos gobernador 2010

cpp apa pt

%

1´111,318 50.42 883,285 40.07 121,634 5.61

Diputados mayoría 982,438 895,077 210,325

Diputados Rep. Prop. 44.88 986,640 40.82 898,737 9.50 211,269 %

Diferencia voto Con Gob. 44.81 (-)124,678 40.82 (+) 15,452 9.50 (+) 89,635 %

d) El modelo de dispersión de votos anti-pri en la elección para gobernador en 2004 cambió de beneficiario en 2010 favoreciendo al candidato de la ccp, adquiriendo votos opositores en menor medida de la Alianza Puebla Avanza apa, pero el pt como partido opositor pequeño entregó una transferencia de votación importante para marcar la distancia ganadora. e) Ahora bien, los resultados también muestran que el candidato a gobernador ganador, se apostó a ganar su elección dentro de un ejercicio multisistémico, que permitió que cada municipio fuera un sistema de lucha particular. Asimismo, cada distrito uninominal reprodujo lo mismo en la lucha por la diputación de mayoría relativa en los veintiséis


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sistemas distritales. Por ello, se observa una lucha diferenciada. Los distritos ganados en la elección de diputados es de 14, menor a la ganada en la elección de gobernador (17). Veamos el cuadro número cinco de elección de diputados de mayoría relativa.

Cuadro número 5. Diputados de Mayoría relativa. INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO

PROCESO ELECTORAL ORDINARIO PUEBLA 2009-2010 PREP

Concentrado de Computo Final Aprobado por el Consejo General de la elección de Diputados por el Principio de Representación Proporcional NO REG. CPP

PUEBLA DE ZARAGOZA

CPP

PORCENTAJE DE VOTACIÓN OBTENIDA

VOTACION TOTAL EMITIDA

PARTIDO GANADOR

DISTRITO

45,303

APA

33,680

NULOS

TOTAL

PT

CPP

8,789

69

4,015

91,856

APA

36.666

PT

PARTICIPACIÓN

NOREG NULOS

9.568 0.075 4.371

Listado Nóminal

%

179,321 51.224

PUEBLA DE ZARAGOZA

CPP

48,817

37,778

6,317

74

4,706

97,692

38.671

6.466 0.076 4.817

194,672 50.183

PUEBLA DE ZARAGOZA

CPP

53,621

39,862

6,822

36

4,141

104,482

38.152

6.529 0.034 3.963

203,623 51.311

PUEBLA DE ZARAGOZA

CPP

43,323

30,778

6,719

194

3,695

84,709

36.334

7.932 0.229 4.362

157,407 53.815

PUEBLA DE ZARAGOZA

CPP

51,723

33,831

6,061

108

4,604

96,327

35.121

6.292 0.112 4.780

183,018 52.633

PUEBLA DE ZARAGOZA

CPP

53,081

35,347

6,662

67

4,500

99,657

SAN MARTIN TEXMELUCAN

APA

27,463

47,148

28,181

53

4,358

107,203

SAN PEDRO CHOLULA

CPP

54,455

37,939

10,554

30

5,042

108,020

ATLIXCO

CPP

57,725

40,905

9,583

19

4,693

112,925

10º IZUCAR DE MATAMOROS

APA

25,718

31,711

6,892

19

3,456

67,796

11º CHIAUTLA

APA

16,986

22,050

3,571

53

1,903

12º ACATLAN DE OSORIO

APA

19,116

22,706

2,512

14

13º TEPEXI DE RODRIGUEZ

APA

16,216

20,952

5,498

14º TEHUACAN

CPP

49,146

35,717

5,665

15º AJALPAN

APA

42,161

46,320

8,500

16º TEPEACA

APA

38,125

46,463

10,233

17º TECAMACHALCO

CPP

54,583

45,752

13,599

18º ACATZINGO

APA

24,254

27,922

19º CIUDAD SERDAN

CPP

40,031

35.469

6.685 0.067 4.515

197,885 50.361

26.288 0.049 4.065

208,301 51.465

35.122

9.770 0.028 4.668

195,005 55.393

36.223

8.486 0.017 4.156

216,265 52.216

37.934

10.166 0.028 5.098

134,988 50.224

44,563

38.117

8.013 0.119 4.270

83,211 53.554

1,876

46,224

41.355

5.434 0.030 4.058

83,592 55.297

34

2,657

45,357

35.752

12.122 0.075 5.858

67,607 67.089

45

4,652

95,225

5.949 0.047 4.885

209,074 45.546

25

5,334

102,340

41.197

8.306 0.024 5.212

143,485 71.325

80

4,329

99,230

38.421

10.312 0.081 4.363

171,651 57.809

30

5,357

119,321

38.344 11.397 0.025 4.490

190,851 62.521

4,982

19

2,332

59,509

37,547

7,458

1

4,886

89,923

41.755

25.618

37.508

40.757

8.372 0.032 3.919

90,610 65.676

8.294 0.001 5.434

133,022 67.600

20º TLATLAUQUITEPEC

CPP

31,971

25,318

7,300

7

3,837

68,433

36.997 10.667 0.010 5.607

111,439 61.408

21º TEZIUTLAN

CPP

42,160

32,746

5,646

8

3,650

84,210

38.886

6.705 0.010 4.334

132,575 63.519

6.326 0.003 5.838

105,302 65.231

22º ZACAPOAXTLA

CPP

32,161

28,172

4,345

2

4,010

68,690

23º TETELA DE OCAMPO

APA

25,178

30,416

7,350

8

3,164

66,116

38.082

11.117 0.012 4.786

98,196 67.331

24º ZACATLAN

APA

33,635

38,813

7,942

13

3,894

84,297

39.901

9.421 0.015 4.619

122,427 68.855

41.013

25º HUAUCHINANGO

APA

27,093

34,506

9,697

10

4,548

75,854

35.717

12.784 0.013 5.996

116,118 65.325

26º XICOTEPEC

APA

32,595

34,358

10,391

10

4,335

81,689

39.901

12.720 0.012 5.307

120,828 67.608

103,974 2,201,648

41.355

T

O

T

A

L

:

986,640 44.814

898,737 40.821

211,269 9.596

1,028 0.047

4.723

41.755

26.288

0.229

5.996

3,850,473

57.179

100

NOTA: Sumatoria mal en acta. Distritos: 6, 7, 11, 13 y 26

Los resultados electorales produjeron un Poder Ejecutivo emanado del triunfo coalicionista de cuatro partidos políticos nacionales: pan, prd, panal y Convergencia, transformado a Movimiento Ciudadano. Asimismo se conformó un Poder Legislativo de 41 diputados divididos en dos bloques: a) De un lado los diputados de ccp, 21 en total (14 de mayoria relativa y 7 de representación proporcionl), evitando que Puebla tuviera un gobierno dividido con gobernador de un partido o coalición y el congreso con mayoría de partido diferente al del Poder Ejecutivo. b) Del lado “opositor” el pri/pvem con 18 (12 mr y 6 rp) c) El pt obtuvo dos diputados por el principio de representación proporcional pero el adquirido por porcentaje mínimo renunció al pt y se inscribió en el pvem; así la apa artificialmente alcanzó finalmente un total de 19 diputados y el pt se quedó con un diputado. El Congreso de estado quedó conformado con 21 diputados identificados con la ccp frente a 19 diputaciones de la apa –16 del pri y 3 del pvem. En la práctica parlamentaria se ha observado la existencia de dos diputados que votan de forma opositora: uno del diputado del mc y otro del diputado del pt, aunque en la práctica no se ha demostrado confrontación


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parlamentaria; por el contrario, con un apoyo parlamentario de un millón de pesos administrado a cada diputado por año fiscal, se ha mostrado unidad parlamentaria sui géneris, quedando convertido el Poder Legislativo en poder público legalizador de las decisiones y, sobre todo, de las propuestas de reforma legal provenientes del Poder Ejecutivo.

3- Democratización en caminos diferentes El triunfo de la ccp frente a la apa ha producido el primer Gobierno Estatal de alternancia que va del 1º de febrero de 2011 al 31 de enero de 2017. A fin de conocer la estrategia sobre la cual se mueve la agenda democratizadora de este gobierno, se destacan los puntos sobre: reforma del Estado, Estado de derecho, reforma electoral, municipio y demás elementos de cambio democrático que fueron anotados en la plataforma electoral inscrita ante el iee, que se incorpora en el convenio de la coalición. En campaña se ofreció: Régimen democrático y participación ciudadana. Para impulsar y fortalecer un auténtico régimen democrático, de participación ciudadana, de hombres y mujeres libres. Hacer realidad un régimen democrático, que tenga como sustento una cultura política cívica. Estado de Derecho. Impulsar los elementos del Estado de Derecho: respeto a las libertades individuales, respeto a los derechos humanos, administración de justicia equitativa, libertad de ejercicio y expresión a los medios de comunicación, respeto a la pluralidad y funcionamiento de las organizaciones y grupos de la sociedad civil, como acciones sustanciales para impulsar una sociedad libre, plural, democrática, participativa, que redunde en el desarrollo social y humano de sus habitantes. Reforma del Estado. Impulsar una profunda Reforma del Estado que se traduzca en una importante reforma constitucional y legal, que sea capaz de sentar las bases de un régimen legal moderno, dinámico y funcional, que genere instituciones políticas eficientes y funcionales. Régimen de división y colaboración de Poderes. Impulsar un conjunto de reformas institucionales que tengan como tarea crear un auténtico Régimen de División de Poderes, en donde el Poder Ejecutivo sea eficiente en la administración pública centralizada y descentralizada; el Poder Legislativo sea auténtica expresión popular, eficiente en sus tareas legislativas y de fiscalización de la administración de los recursos; y que al Poder Judicial se le imprima una profunda reforma que le permita administrar justicia con eficacia y calidad. Respeto y Fortalecimiento al Gobierno Municipal. Impulsar el desarrollo administrativo, político y financiero (del Municipio), para que desempeñe adecuadamente las tareas que le corresponden como el gobierno más cercano a la población. Un gobierno democrático y gestión pública. El gobierno de transición se abocará a asegurar el sufragio efectivo, la división de poderes, el federalismo, el municipio libre, las libertades públicas, las garantías individuales y sociales y los derechos de la nación sobre sus recursos naturales; el fortalecimiento y dignificación del poder legislativo; la modernización del poder judicial; el fortalecimiento de la autonomía municipal; la elevación de la calidad del servicio público; la mejoría en la recaudación y administración fiscal y la coordinación interinstitucional con el Gobierno Federal y con los organismos internacionales. Rendición de Cuentas y Fiscalización. La rendición de cuentas y la fiscalización de recursos públicos, son características de las democracias modernas y condiciones indispensables para lograr un desarrollo sustentable y el abatimiento de la pobreza. Es necesario precisar que la


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rendición de cuentas consiste básicamente en la obligatoriedad de responder por las acciones de los servidores públicos y decisiones institucionales relacionados con el uso y administración de los recursos públicos, mientras que la fiscalización se materializa en el control externo e interno de la gestión. Transparencia y acceso a la información. La ciudadanía cada vez más interesada en los asuntos públicos, necesita estar informada del quehacer de sus gobernantes. El derecho a conocer las decisiones públicas, los procedimientos administrativos y los mecanismos de decisión al interior de los órganos gubernamentales, es fundamental en la democracia que deseamos construir. De esta manera, partiendo de una visión incluyente basada en el principio de gobernar para y con la ciudadanía. Agenda pública incluyente. Promover la participación para buscar organizadamente las vías de solución a problemas comunes, impulsar la creación de espacios de autonomía de la sociedad donde se permitan discutir, entender, jerarquizar y plantear ordenadamente los problemas de sus ámbitos de vida y sociabilidad. Nueva Arquitectura Institucional. Se diseñará una nueva arquitectura institucional que provea mecanismos para la gobernabilidad democrática, entre los cuales se propone superar el sistema autoritario con un nuevo régimen en donde el gobernador sea corresponsable con el poder legislativo para conducir el interés del estado. Nueva Cultura Democrática. La democratización del estado se ubica en el terreno de la lucha de las ideas, de la permanente crítica de las expresiones y formas contrarias a la democracia, la diversidad, la equidad entre los géneros y el pluralismo, que debe estar a cargo de todas las y los ciudadanos. Los partidos políticos y toda clase de organizaciones de la sociedad, así como la escuela, deben asumir el reto de convertirse en promotores de una nueva cultura democrática. La formación ciudadana no sólo debe ser técnica, sino que también debe fomentar prácticas de pluralidad, tolerancia y toma de decisiones democráticas así como facilitar una mejor comprensión de la situación política imperante. Reforma Electoral. Impulsar reformas electorales que permitan entre otros aspectos: Reducir el costo de las elecciones con nuevos mecanismos de difusión de las distintas ofertas políticas; Garantizar los debates obligatorios entre los candidatos a los diferentes puestos de elección popular, no sólo entre los candidatos a Gobernador; Impulsar las candidaturas independientes y/o ciudadanas. Impulsar las agrupaciones políticas estatales que cuenten con presupuesto propio que les permita difundir las distintas expresiones políticas en nuestro estado; Fortalecer el sistema de partidos como palanca del sistema democrático. Autonomía y fortalecimiento municipal. Los ayuntamientos deben fortalecer su economía mediante la fijación de sus presupuestos para la formulación de sus planes de desarrollo y el manejo estricto de sus recursos impidiendo gastos suntuarios, o la difusión personal de sus funcionarios” (iee, La Plataforma común electoral de la Coalición Compromiso por Puebla, 2010). Se destaca el interés para impulsar una Reforma del Estado, que pasa por la modernización del ejercicio del poder público, con respeto absoluto a la división de poderes, al Municipio libre, a las libertades individuales y derechos humanos, a la libertad de pensar y escribir, así como a impulsar un gobierno transparente y con acceso a la información; donde la participación ciudadana sea eje central al mismo tiempo que fuente de construcción de ciudadanía y cultura política democrática y participativa. En otras palabras, se busca cumplir los requisitos básicos de un régimen democrático. Es más, son pronunciamientos


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para consolidar el régimen democrático mexicano, que a decir de Leonardo Morlino, por lo menos se deben de cumplir los siguientes: a) realización y mantenimiento del compromiso democrático; b) respeto al principio de legalidad; c) neutralización de los militares; d) papel protagónico de los partidos y del sistema de partidos a favor de mantener el sistema democrático; e) papel del sector público en la economía; f ) las políticas públicas impulsadas (Morlino, 1996). Sin embargo, en el campo político de la realidad y debate social el panorama es contrastante entre la estrategia impulsada por el nuevo gobierno estatal con un conjunto de acciones innovadoras que marcan una fuerte tendencia modernizadora en los campos administrativo, económico y de servicios, frente a los cuestionamientos críticos sobre todo en el terreno de los compromisos para la democratización, señalados de no impulsarse ni cumplirse. Los críticos miran rasgos muy peligrosos de sincretismo que combina elementos del antiguo régimen autoritario junto al ensayo de una reconstrucción de democracia administrada, constructiva, o construida, que institucionalmente controla o trata de ser controlada desde el Poder Ejecutivo. Una democratización que no está pensada en “carros completos” sino que concede espacios a la oposición (pri/pvem) en el ánimo de refrendar un modelo democrático que evidencie pluralidad, solamente que con sujetos dúctiles a los intereses, objetivos y finalidades del gobernador; así que dentro de los rasgos regresivos o criticados se destacan los siguientes aspectos: a) Falta de respeto a la división de poderes. En el poder Legislativo se acusa al gobernador de regresar al papel de principal legislador; a través de haber presentado el mayor número de iniciativas de ley y de reformas aprobadas. En el Poder Judicial se le acusa de utilizar al aparato de justicia para satisfacer decisiones políticas. La nota siguiente da cuenta de esto: “Se acusa al gobernador de seguir siendo el gran legislador. El Congreso local, durante su primer año de funciones, basó su productividad en aprobar 41 de las 48 iniciativas que envió el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas en el 2011, lo que representó 85.92% de lo legislado, de acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (ceey). El director ejecutivo del ceey, Enrique Cárdenas, dio a conocer que la cohesión de los grupos parlamentarios por votar unánimemente en favor de las propuestas del Ejecutivo estatal fue superior a 96 por ciento. Se determinó que el Congreso local no es totalmente transparente en el manejo de su información pública” (Hernández, 2012). b) Falta de respeto el principio de legalidad. El asunto fue generado porque el cuñado del gobernador actúa como Secretario General de gobierno, bajo el argumento que cuando fue nombrado no existía relación de parentesco legal. Cuando dicho funcionario fungió como coordinador de la campaña de ccp, el entonces candidato a gobernador, aseguró que no sería parte del futuro gabinete. Esta situación que aparentemente violenta la ley de responsabilidades de los servidores públicos porque su artículo 50 anota: “Los servidores públicos para salvaguardar la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia que han de observarse en el servicio público, independientemente de las obligaciones específicas que corresponda a su empleo, cargo o comisión, tendrán las siguientes:… XVII. Abstenerse de intervenir o participar en la selección, nombramiento, designación, contratación, promoción, suspensión, remoción, cese o sanción de cualquier servidor público, cuando tenga interés personal, familiar o de negocios en el caso, o pueda derivar alguna ventaja o beneficio para él o para las personas a que se refiere la fracción XIII”.


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La prensa recordó al gobernador que violaría una promesa de campaña: “No por nada Rafael Moreno Valle siendo candidato de la coalición Compromiso por Puebla declaró, en entrevistas por separado a Enrique Núñez y Alejandro Mondragón, que su coordinador general de campaña Fernando Manzanilla no sería parte de su gabinete, pues al ser su cuñado no podía ser parte de la administración estatal.” Rodolfo Ruiz, director del diario digital e-consulta.com, subió a su página audio de las entrevistas, el 30 de octubre de 2011, provocando una confrontación gobierno y periodista. No obstante, la permanencia del Secretario General de Gobierno se defendió con una argumentación jurídica para dejar asentado que el principio de legalidad por parte del gobernador estaba a salvo; Ésta dice: “1. La hipótesis en el sentido de que adquirir el parentesco por afinidad con posterioridad a la designación, no está prevista con el carácter de prohibida o ilícita en disposición alguna. 2. El gobernador designó al secretario general de Gobierno con antelación a la celebración del matrimonio, por lo tanto, no incurre ninguno de los dos funcionarios en responsabilidad si posteriormente se celebra el matrimonio, dado que sería atentar contra los derechos civiles de los contrayentes. 3. No existe conflicto de intereses, dado que, no se le está otorgando por el acto de su matrimonio, un estatus de servidor público distinto al que ya tenían con antelación al matrimonio, ni tampoco se le está restando responsabilidad alguna por dicha situación. 4. Como el secretario general de Gobierno fue designado con antelación al matrimonio, no estaría en aptitud el gobernador de removerlo por el parentesco que adquiere con el cambio de estado civil, ya que de hacerlo cometería una arbitrariedad, toda vez que sería tanto como restringir su situación jurídica una vez ya adquirida. 5. Como se ha sostenido el eventual impedimento en que pudiera incurrir un servidor público por tener como colaborador al esposo de su hermana, no es la hipótesis actual del gobernador y el secretario general de Gobierno, toda vez que el cargo lo ostentaba con antelación; pero además, ante la interpretación del eventual impedimento del artículo 50, fracción XVII de la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos del Estado, (designación ante el parentesco), se debe tener presente que no le aplica al titular del Ejecutivo respecto de sus secretarios, puesto que sólo puede ser juzgado por delitos graves del fuero común y no es sujeto de la Ley de Responsabilidades Administrativas referida. 6. Lo anterior implica que existe licitud en el acto de origen, en cuanto al nombramiento del secretario general de Gobierno, dado el estatus de protección constitucional de que goza el gobernador. La Corte ha interpretado, a contrario sensu, que habiendo licitud de origen, en este caso para el gobernador, la misma situación o suerte corre respecto del designado” (Ramos, 2011). c) Descomposición del sistema estatal de partidos políticos. La falta de un acuerdo en el reparto del poder en la administración pública por los partidos aliancistas ganadores, provocó que el gobernador se impusiera sobre ellos, que construyera un gabinete de acuerdo a sus propios intereses y no a los de la coalición. Así, se considera que alrededor del 70% de la burocracia es del pri, 16% del pan, 8% del prd y el resto en los demás partidos políticos; en la inteligencia que la sep la dirige el ex presidente del ex partido Convergencia hoy Movimiento Ciudadano, y la burocracia en su gran mayoría pertenece al snte y al panal. La descomposición del sistema de partidos se inicia por la confrontación permanente con la dirigencia del pan, partido al que formalmente pertenece el gobernador y del cual es miembro de su Consejo estatal y del Consejo Nacional. La causa no haber tenido la oportunidad de imponer al candidato a la alcaldía de Puebla. Se impuso la estructura panista de Puebla a


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través de quedar asentado en el Punto Quinto del Convenio de Coalición Compromiso Por Puebla, que el pan haría el nombramiento del candidato a alcalde. d) Vulnerabilidad de la libertad y autonomía municipal. El gobernador bajo el criterio de mayor utilidad o ganancia económica al impulsar obras públicas en masa, mediante la construcción de un macro convenio entre gobierno del Estado y los Municipios, lo que representaría una política pública excelente si se ejecuta con libertad, resulta eficaz y democratizadora; pero cuando se busca el acuerdo con presiones, se reduce el ejercicio a una medida autoritaria. Y de eso se han quejado varios alcaldes. e) Represión sobre los medios de comunicación masiva. Iniciado el presente gobierno se hicieron reformas en el sentido de fortalecer la seguridad y libertad de expresión de los periodistas, eliminando delitos; pero también se reformó el código civil para fortalecer la posibilidad de demandar a los periodistas en la vía civil por Daño Moral; amén de que se han tomado medidas de presión en contra de quienes practican el periodismo. f ) Congelamiento de la participación ciudadana. Las grandes expectativas de la participación de la sociedad, organizaciones de la sociedad civil, intelectuales, y en particular el movimiento Actívate por Puebla bajaron al mínimo al no encontrar canales sociales, formales o informales de participación; la participación ciudadana de forma libre, participativa y por ende democrática está detenida, provocando que sean grupos de poder tradicional los que busquen generar un equilibrio al poder público ante el avasallamiento que ha demostrado el ejecutivo estatal. g) Gabinete funcional y despartidizado. Bajo el sustento del mandato otorgado por la Constitución al gobernador de nombrar a los integrantes del gabinete, y sin ningún control político, como pudo haber sido la negociación de los partidos políticos de haber acordado un reparto proporcional de cuotas o de carteras en la administración pública central y para estatal, el ejecutivo estatal se arrogó la designación del gabinete y, en este caso, se hace referencia al gabinete central para demostrar una despartidización de la coalición ganadora. h) Reforma electoral utilitaria para grupo gobernante. La primera reforma electoral del sexenio 2011 - 2017, aprovechó las críticas al proceso de reforma electoral en el Estado de México, que buscó eliminar la “candidatura común”, instrumento de coalición de facto. En Puebla se reabrió dicha candidatura, que fue instrumento de control y manipulación en la era del sistema de partido hegemónico. El riesgo doble de instrumento democratizador o no democratizador, radica en la fuerte personalización del poder ejecutivo, en el control sobre las dirigencias estatales partidistas, pero sobre todo en la relación de costos y beneficios políticos y económicos que produce un partido político –estatal– como empresa político-económica, lo cual se facilitará en el proceso electoral 2013, en la participación de los nuevos partidos políticos estatales sin riesgos, ya sea en coalición o en candidatura común; asimismo, no debe quedar fuera lo que parece un sometimiento de los partidos políticos que llevaron al poder al gobernador; y la creación –acusada que se organizó desde el poder– del partido estatal: Partido Compromiso por Puebla (Carmona, pueblaonline, 2012). El objetivo es que para que en las elecciones intermedias del año 2013, sin el acuerdo institucional para la formación de coaliciones, desde el poder ejecutivo se organicen las elecciones municipales y de diputados a través de coalición y de “candidatura común”, de manera diferenciada y bajo controles específicos, dando un golpe al proceso de democratización del estado de Puebla dirán los adversarios del gobernador; o por el contrario, será un proceso para instaurar nuevas formas de hacer política a través de una democracia constructivista,


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una democracia construida cupularmente en la cual todos los partidos políticos ganan, solamente que el triunfo será en relación a un constructo previamente elaborado desde el poder. Lo anterior es lo que hace diferente al viejo estilo de gobernar a Puebla por el pri, con el nuevo estilo de fuerte poder personal en el primer gobierno de alternancia. Los cambios estructurales y legales en materia electoral para las elecciones intermedias del año 2013 entre otros son: – Una redistritación en manos del iee con el propósito de eliminar la sobrerrepresentación y subrepresentación poblacional de los distritos uninominales, bajo el criterio de una desviación estándar de más o menos 10 puntos porcentuales. Se informó que la desviación se redujo al mínimo de cinco puntos porcentuales. – La redistritación produjo la eliminación de distritos de apoyo al pri con cabecera en Acatzingo, Tepexi, Tetela entre otros. Otorgó atención a la competitividad electoral en la zona metropolitana de la ciudad de Puebla (zmcp). La ciudad de Puebla pasó de seis distritos uninominales a siete; se readecuó el de San Pedro Cholula, para crear el distrito con cabecera en San Andrés Cholula; y la eliminación del distrito de Acatzingo, permitió adecuar al distrito de Tepeaca, para crear el distrito de Amozoc unido a la ciudad de Puebla. Así la zmcp se conforma por trece distritos: siete de puebla, más los de San Pedro y San Andrés Cholula, Amozoc, Atlixco y Tepeaca. Unido a la creación de dos distritos en Tehuacán como tradicional zona anti- pri recompusieron la lucha electoral del pri frente a los partidos anti-pri.

4- Los partidos políticos nacionales. Su peso en Puebla después de las elecciones presidenciales Terminado el proceso de cómputo de la votación presidencial, de senadores y diputados, se cuenta con el insumo para empezar a hacer una diversidad de análisis politológicos para las futuras tomas de decisiones. Las elecciones poblanas intermedias del año 2013, además de que resultarán rabiosamente disputadas en el campo municipal, base de los resultados distritales, estarán sostenidas por el pragmatismo más acabado. No obstante, en el año 2010, el éxito lo dio la construcción de una coalición opositora al pri. No se debe olvidar que en la primera reforma electoral del presente sexenio, se ha reivindicado la vieja figura de la “Candidatura Común” autorizada inclusive para los partidos estatales. Vale la pena recordar que esta figura de coalición de facto, fue el instrumento de control y manipulación del pri en la era del sistema de partido hegemónico. Y que cuando le afectó por los daños que le causó el Frente Democrático Nacional, en las elecciones federales de 1988, simplemente fue eliminada. Cuando el prd dice que no irá en coalición con el pan dice bien, porque seguramente habrá las más diversas e inimaginables alianzas vía la candidatura común. Por lo pronto, los partidos políticos del sistema de partidos poblanos alcanzó en las elecciones pasadas (2013), tomando en consideración las votaciones de diputados que son las más acercadas a la realidad, los datos siguientes: pan: 693 mil 834; pri: 673 mil 657; prd: 389 mil 930; pvem: 151 mil 444; pt: 171 mil 040; mc: 91 mil 114; y panal: 180 mil 700. Si se toma en cuenta que el gobernador fue llevado al poder por cuatro partidos políticos,


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cuyo capital suma: 1 millón 355 mil 128 sufragios, frente a la oposición que representa el pri/pvem, con 825 mil 101 votos más 171 mil 040 del PT, que seguramente lleva una buena cantidad de votos tricolores que arrastró a dicho partido Manuel Bartlett, dan un gran total oposicionista de 996 mil 141 votos. La relación entre el gobierno estatal poblano producto de una coalición, porque así lo siguen manifestando los actores de los cuatro partidos políticos que en 2010 formaron Compromiso por Puebla, después de las elecciones creció y es superior a la alianza permanente del pri/pvem; ahora bien, si para las elecciones 2013 se deshace la mega coalición y no se repone o se sustituye pragmáticamente por la vía de las candidaturas comunes, simple y sencillamente con Enrique Peña Nieto en Los Pinos, el pri/pvem retornaría al poder y creo que eso no querrá el gobernador, y mucho menos la ciudadanía de Puebla que por los resultados electorales se observa que castigó severamente al pri por la sombra del marinismo.

5- Coyuntura electoral 2013 En Puebla, dentro de la coyuntura de las elecciones intermedias de 2013, se vive una situación de gobernabilidad. Existe una buena imagen del Gobernador aunque haya aspectos que hacen difícil notar una importante diferencia con el pasado. El gobernador ha privilegiado la idea de internacionalizar a Puebla y recuperar su buena fama perdida con el último gobernador emanado del pri –Mario Marín–; además, ha desplegado una importante inversión en obra pública puesta en funcionamiento en el evento histórico de la celebración del 150 aniversario de la batalla del 5 de mayo, y en el proyecto de desarrollo urbano en la construcción del metrobús; en el incremento de la generación de empleos “en 2012 se registraron 14,855 empleos, mientras que en el primer cuatrimestre de 2013 se registraron 10,784 empleos: 419,439 permanentes, 74,495 eventuales y 3,468 en el campo” (López, 2013); impulso de educación universitaria a distancia con el apoyo de la buap y la unam en la cabecera de los municipios más importantes, y en particular destacan las construcciones en las sedes del sistema estatal de Centros Escolares; la Construcción de Centros Integrales de Servicios (cis); la puesta en marcha de carreteras y multiplicidad de proyectos en obra pública, lo que se ha traducido en el incremento de la Inversión Extranjera Directa (ied) que en el primer semestre de 2013 se ha registrado la más alta desde 1999, según información de la Secretaría de Finanzas con un capital de 509.6 millones de dólares

ied/Estado de Puebla/millones de dólares

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 207 549.1 499 481 959.1 766.4 -531.6 515.1 356

2008 2009 2010 2011 2012 2013 270.1 88.3 358.7 423.6 403.5 509.6 411.7

(Macuil Rojas, 2013) (López, Capta Puebla 509.6 mdd de IED durante primer semestre del año, 2013)

A pesar de que en 2012 aparecen dos cifras, lo importante es el dato de 2013 que corresponde al primer trimestre del año, que adelanta un salto en la obtención de inversión extranjera, repercutiendo en el incremento de empleos y, sobre todo, se refleja un sostenimiento de las inversiones extranjeras, a diferencia del sexenio anterior. Para finalizar, destaco que:


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1ª. La falta de un punto específico en la forma de ejercer el Poder Ejecutivo y en particular la administración pública de manera corresponsable por todos los partidos políticos que participaron en la mega coalición ganadora de la gubernatura de Puebla, ha provocado que se asiente en un gobierno estatal un gobernador con mucho poder político y poder institucional. 2ª. Un Poder Ejecutivo sin responsabilidad directa con algún partido político en particular y al mismo tiempo con responsabilidad gelatinosa con los cuatro partidos políticos coaligados; 3ª. Se ha generado que el Poder Ejecutivo, no obstante la institucionalización que formalmente existe, adquiriera por momentos los rasgos característicos de un poder centralizado en la persona del gobernador; 4ª. En Puebla en 2010 triunfó la democracia, pero paradójicamente provocó un gobierno despartidizado, con fuerte carga personalista y debilitamiento del sistema estatal de partidos políticos.

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Sinaloa en la encrucijada electoral Lidia Aguilar Balderas

S

inaloa es uno de los estados que más reticencias presentó frente a la ola de alternancia que se generó en el país desde que inició el llamado periodo de liberalización política; no obstante, en el 2010 esta entidad federativa así como Oaxaca y Puebla, se suman a los que ya han experimentado la anhelada alternancia, en la que la oposición (en coaliciones) enfrenta a la super maquinaria electoral del PRI. En esta lógica, el hilo conductor que provoca la reflexión en este trabajo se ubica en función de encontrar algunas de las inercias que guían el proceso electoral (2013) en Sinaloa. Para ello, el análisis retrospectivo de sus últimas 6 elecciones locales permitirán generar un dibujo del comportamiento electoral en dicha entidad. La metodología usada para este trabajo consistió en tomar los resultados electorales oficiales (página web del Consejo Estatal Electoral de Sinaloa cees) de 1995 a 2010, se hizo la conversión en porcentajes (los datos que aparecen en la página del cees, salvo los de 2010, no tienen resultados porcentuales) usando un proceso discriminatorio en el que se toma como referente la votación registrada para el pri y se contrasta con los votos de su más cercano contendiente en cada elección, considerándose a éste como la oposición. La finalidad es identificar los cambios que abonan para llegar precisamente a la alternancia política en esta entidad. Las elecciones estatales del 7 de julio del 2013, constituyen un acuerdo entre el ife y los organismos electorales de 14 entidades del país; en esos comicios se disputa la gubernatura de Baja California, 931 de las 2,445 presidencias municipales y 441 espacios para legisladores locales. De las 14 entidades que votarán, una es gobernada por el Partido Revolucionario Institucional (pri), 9 están en coalición encabezada por el mismo pri; 3 estados se encuentran en una coalición entre el Partido Acción Nacional (pan) y el Partido de la Revolución Democrática (prd). Una más se queda para el pan, Partido Nueva Alianza (panal) y Partido


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Encuentro Social (pes) en Baja California. La siguiente tabla, muestra dicha geografía de gobierno en los estados mencionados. Entidad Aguascalientes Baja California*

Partido o coalición Mpios. Dttos. elec. Gob. % triunfo Gobierno 11 18 2010 Coalición, Aliados por tu Bienestar pri, 47.66 pvem, panal 5 25 2007 Alianza por Baja California: pan, 50.4 panal, pes

Chihuahua

67

33

Coahuila

38

Durango Hidalgo

39 30

30

2010 2010

Oaxaca

570

42

2010

Puebla

217

41

2010

Quintana Roo

10

25

2010

Sinaloa**

18

40

2010

Tamaulipas

43

36

2010

Tlaxcala***

60

32

2010

Veracruz

212

50

2010

Zacatecas

58

30

2010

2011

Coalición, Compromiso por Chihuahua: pri , pt, pvem, panal Coalición, Unidos por la Paz y el Progreso: pri, pvem, panal, Primero Coahuila ppc, Partido Socialdemócrata psd pri Coalición, Unidos Contigo: pri, pvem, panal Coalición, Unidos por la paz y progreso: pan, prd, pt, cd Coalición, Compromiso por Puebla: pan, prd, cd, panal Coalición: Alianza Quintana Roo Avanza: pri, pvem, panal ***Coalición, El cambio es ahora por Sinaloa: pan, prd, cd Coalición: Todos Tamaulipas: pri, pvem, panal Coalición, Unidos por Tlaxcala: pri, pvem Coalición: Veracruz para adelante: pri, pvem. prv Coalición, primero Zacatecas: pri, pvem, panal

55.5 60.1

46.5 50.2 50.1 50.4 52.4 51.8 61.5 46.4 43.5 43.1

*celebró elecciones de gobernador ** La coalición total que se formó para el 2010 que llevó a la oposición al triunfo, fue registrada por el cees con el nombre de “Con Malova de corazón por Sinaloa” fue suscrita y registrada el 19 de abril del 2010. *** Además de los ayuntamientos, en Tlaxcala se votaron 391 presidentes de comunidad.

Demarcación electoral La superficie del estado de Sinaloa es de 58,328 kilómetros cuadrados, con una población total de 2,767,761 (según cifras arrojadas por el último censo 2010 del inegi)1, de ellos, 1,391, 560 son mujeres y 1, 376, 201 son varones; el 78% de la población vive en localidades urbanas y el 22% en zonas rurales; el estado está dividido en 18 municipalidades autónomas, mientras que la geografía electoral identifica 24 Distritos Electorales2; además se designan hasta 16 diputados por el principio de representación proporcional. Los distritos electorales (la última redistritación que sufre el estado es en 1995) en los que se divide el estado se Sinaloa, están marcados en el artículo 4 de su ley electoral, su composición territorial y por número de habitantes se muestra en la siguiente tabla: 1  inegi, http://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/sin/poblacion/ 2  En su artículo 3º bis se establece que: El Poder Legislativo de la entidad se deposita en una Asamblea que se denomina Congreso del Estado y se integrará con 40 diputados, 24 de ellos electos por el sistema de mayoría relativa en distritos electorales uninominales y 16 diputados electos de acuerdo con el principio de representación proporcional mediante el sistema de lista de candidatos votada en una sola circunscripción plurinominal.


Fractales / 75 / Distritos y municipios que los integran No. Distrito Dtto. 1 Choix Choix 2 El Fuerte El Fuerte 3 Comprende parte de la ciudad de Los Mochis y de la Alcaldía Central Ahome y de las Sindicaturas de Ahome, Higuera de Zaragoza y Topolobampo, del Municipio de Ahome, cabecera: La ciudad de Los Mochis. 4 Comprende parte de la ciudad de Los Mochis y de la Alcaldía Central Ahome y las Sindicaturas de San Miguel Zapotitlán, Heriberto Valdez Romero y Gustavo Díaz Ordaz, del Municipio de Ahome, cabecera: La ciudad de Los Mochis. 5 Municipio de Sinaloa, cabecera: La ciudad de Sinaloa de Leyva. Sinaloa 6 Comprende parte de la ciudad de Guasave y de la Alcaldía Central y Guasave las Sindicaturas de Juan José Ríos, Ruiz Cortines, Benito Juárez y La Trinidad, del Municipio de Guasave, cabecera: La ciudad de Guasave. 7 Comprende parte de la ciudad de Guasave y de la Alcaldía Central Guasave y las Sindicaturas de Tamazula, La Brecha, El Burrión, San Rafael, Nío, Bamoa y León Fonseca, del Municipio de Guasave, cabecera: La ciudad de Guasave. 8 Comprende el Municipio de Angostura, cabecera: La ciudad de Angostura Angostura. 9 Se integra el Municipio de Salvador Alvarado, cabecera: La ciudad de S. Alvarado Guamúchil. 10 Municipio de Mocorito cabecera: La ciudad de Mocorito. Mocorito 11 Municipio de Badiraguato, cabecera: La ciudad de Badiraguato. Badiraguato 12 Comprende parte de la ciudad de Culiacán y de la Alcaldía Central, y Culiacán las Sindicaturas de Imala, Sanalona y Las Tapias, cabecera: La ciudad de Culiacán Rosales. 13 Comprende parte de la ciudad de Culiacán y las Sindicaturas de AguaCuliacán ruto, Culiacancito y El Tamarindo, cabecera: La ciudad de Culiacán Rosales. 14 Comprende las Sindicaturas de El Dorado, Costa Rica, Quilá, San Cualiacán Lorenzo, Baila, Higueras de Abuya, Emiliano Zapata, Tacuichamona, El Salado, del municipio de Culiacán, cabecera: El Dorado. 15 Navolato Comprende el municipio de Navolato, cabecera: La ciudad de Navolato. 16 Municipio de Cosalá, cabecera: La ciudad de Cosalá. Cosalá 17 Municipio de Elota, cabecera: La ciudad de La Cruz. Elota 18 Municipio de San Ignacio, cabecera: La ciudad de S. Ignacio San Ignacio. 19 Comprende parte de la ciudad de Mazatlán y de la Alcaldía Central, y Mazatlán las Sindicaturas de Mármol, La Noria, El Quelite, El Recodo y Siqueros, del municipio de Mazatlán, cabecera: La ciudad de Mazatlán. 20 Comprende parte de la ciudad de Mazatlán y de la Alcaldía Central, y Mazatlán las Sindicaturas de Villa Unión y El Roble, del municipio de Mazatlán, cabecera: La ciudad de Mazatlán. 21 Municipio de Concordia, cabecera: La ciudad de Concordia. Concordia 22 Comprende el municipio de Rosario, cabecera: La ciudad de El Rosario Rosario. 23 Municipio de Escuinapa, cabecera: La ciudad de Escuinapa. Escuinapa 24 Culiacán

Comprende parte de la ciudad de Culiacán y de la Alcaldía Central y las Sindicaturas de Jesús María y Tepuche, cabecera: La ciudad de Culiacán Rosales.

No. Habitantes 23,517 69,513 150,272 124,918

63,422 107,609 86,785

34,468 56,710 36,994 21,891 166,304 169,326 88,760 95,544 12,139 25,801 18,004 247,120 59,804 19,959 34,689 35,352 158,694


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Sinaloa es el único estado de la república que tiene una división distrital en base únicamente al criterio territorial, dejando de lado el aspecto poblacional; por ello se observa una diferencia importante del número de habitantes de un distrito a otro. Este tema genera una problemática de representación que será tratado más adelante. En los municipios en donde existe más de un Distrito se instalan más Consejos Municipales Electorales, como es el caso de Ahome, Guasave, Culiacán y Mazatlán.

La legislación electoral sinaloense Hasta antes de 1968 correspondía a los ayuntamientos de Sinaloa organizar, preparar y ejecutar los procesos electorales. Esto cambió cuando en el año previamente mencionado se constituyó el Consejo Estatal Electoral de Sinaloa (cees).3 La ley electoral de Sinaloa4 fue publicada en 19925. Se le han realizado cuatro reformas y adiciones: la primera efectuada en 1995, procuró la mejora en la designación de los integrantes “ciudadanos” del Consejo y eliminó la intervención directa del gobernador en dicho procedimiento; la reforma de 1998 pasó sin pena ni gloria en las modificaciones, ya que estas no tocaron aspectos sustanciales de mejora en el funcionamiento (estructura, facultades y obligaciones) del cees; las reformas del 2006, estuvieron encaminadas a complementar las tareas del cees las Áreas de: a) Comunicación, b) Técnica para la Fiscalización de los Recursos de los Partidos Políticos y c) Acceso a la Información; finalmente, la de 2009, homologó los comicios locales con las federales, así se realiza en julio y no en noviembre como había estado ocurriendo. La mencionada ley electoral sinaloense surgió con 245 artículos, hoy día cuenta con 253 y más de 31 de ellos, son los denominados Bis. En Sinaloa, al igual que en las demás entidades federativas, las reformas electorales han sido en mucho propiciadas por las realizadas a nivel federal. El órgano encargado de la celebración de los procesos electorales es el Consejo Estatal Electoral, creado con la mencionada ley Electoral 19926. En el articulo 47 (reformado por última vez el 28 de enero de 1998) se estableció que la organización de las elecciones fuera una función estatal ejercida por un conjunto de cuatro instituciones: El Consejo Estatal 3  La Comisión Estatal Electoral sufrió una serie de modificaciones posteriores. Una de ellas, en 1985, es la que retira al Secretario general de gobierno como el que la presidía, un diputado del congreso y tres comisionados designados por los partidos políticos, incluido un notario público de Culiacán. “En 1974, el número de comisionados se incrementó para equipararse a la cantidad de partidos registrados. En 1979 se agregó como integrantes de la Comisión a un Secretario Técnico y al Director del Registro Estatal de Electores. A partir de 1985, la presidencia de la Comisión dejó de ser ejercida por el Secretario General de Gobierno; en su lugar, el Congreso designaba a un ciudadano de entre una terna propuesta por el ejecutivo”. Consultado en: http://www.sinaloa2007elecciones.blogspot.mx/ 4  En su artículo 2º se establece que: La aplicación de esta ley corresponde a los Consejos Electorales, a las Mesas Directivas de Casilla, al Tribunal Estatal Electoral y al Congreso del Estado, en sus respectivos ámbitos de competencia. (Reformado por Decreto Núm. 406, publicado en el P. O. Núm. 12, Segunda Sección, de 28 de enero de 1998). 5  Publicado en el P.O. “El Estado de Sinaloa”, No. 55, Segunda Sección, del día 6 de mayo de 1992. Reformada y adicionada por Decreto 557, publicado en el P.O. “El Estado de Sinaloa”, No. 41, del día 5 de abril de 1995. Reformada y adicionada por Decreto 406, publicado en el P.O. “El Estado de Sinaloa”, No. 12, del día 28 de enero de 1998. Reformada y adicionada por Decreto 369, publicado en el P.O. “El Estado de Sinaloa”, No. 94,Primera Sección, del día 7 de Agosto de 2006. 6  De 1968 a 1992, la autoridad electoral era la Comisión Estatal Electoral, presidida por el secretario general de gobierno.


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Electoral7, como órgano superior de dirección; los Consejos Distritales Electorales8, los Consejos Municipales Electorales9 y las Mesas Directivas de Casilla.

Resultados electorales de Sinaloa 1995-2010 Las elecciones celebradas en este estado se han realizado con la puntualidad que marcan las leyes correspondientes; con ello, la legalidad y formalidad de dichos procesos se suman a la constante de la generalidad en las entidades de la república mexicana. No obstante, los cuestionamientos hacia su régimen político van de la mano con la apabullante presencia del pri en el periodo revisado que va de 1995 a 2010. En ella se concentran 3 elecciones para renovar la totalidad de los poderes estatales, ejecutivo, legislativo y ayuntamientos, así como tres que son denominadas intermedias porque solo se eligen al congreso local y las autoridades municipales. Observando con una óptica de contraste entre la votación obtenida por el pri, considerado este como el gran partido a vencer, con una cantidad no cuantificable de recursos que no sólo son los propios del financiamiento público, sino además con los que pueden devenir de la parte oficialista de la pertenencia del gobernador en turno de raigambre priista y, desde luego, con el apoyo en los municipios de personajes emanados por dicho partido (aunque también vale recordar que en estas demarcaciones, la oposición va abriendo brecha en forma importante, mermando con ello, la cantidad de apoyos que podía recibir el pri), se identifican a los demás partidos, como de oposición. En la intención de analizar como es que la oposición ha estado ganado espacios en una entidad que experimenta la alternancia de forma tardía (hasta llegar a la elección de 2010), resulta de interés ver cómo, independientemente del partido político, siempre que sea distinto al pri, se va reconfigurando la visión del pri todopoderoso al de un pri que lento pero de forma constante va perdiendo votos. Es necesario mencionar que las escisiones, los transfuguismos y las alianzas partidistas van a jugar un papel importante para dicha reconfiguración del sistema de partidos en Sinaloa. La siguiente tabla Resultados electorales del pri y su más cercano opositor en elecciones de diputados en Sinaloa 1995-2010, da muestra de la forma en que el pri ha enfrentado los procesos electorales; cabe mencionar que la periodización que se hace es en función de que éstos son los datos completos de los resultados electorales que aparecen en la propia página del cees. El método usado para armar la presente tabla se concentró en mostrar los valores de porcentajes obtenidos por el pri por ser este el partido a vencer; mientras que del lado de la 7  Se integra con un Presidente, seis Consejeros Ciudadanos Propietarios con derecho a voz y voto y tres Consejeros Suplentes Generales, electos por el Congreso del Estado de acuerdo al procedimiento señalado en la Constitución Política del Estado de Sinaloa y la Ley electoral (referida); Consejeros del Poder Legislativo; un Representante por cada uno de los partidos políticos o coaliciones con derecho a participar en las elecciones conforme a esta Ley, con voz pero sin voto; y un Secretario General que tendrá voz pero no voto. 8  En el artículo 60 de dicha ley electoral se establece que: Los Consejos Distritales Electorales son los organismos encargados de la preparación, desarrollo, vigilancia y calificación del proceso electoral en sus respectivos ámbitos de competencia. Son dependientes del Consejo Estatal Electoral y funcionan durante el proceso electoral con residencia en la cabecera de cada Distrito. 9  La ley electoral mencionada, en el artículo 68 segundo párrafo menciona que: se integrará por un Presidente, seis Consejeros ciudadanos, un representante de cada partido político y un Secretario. El Presidente y los Consejeros ciudadanos tendrán derecho a voz y voto, el Secretario y los representantes de los partidos políticos sólo a voz.


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oposición sólo fueron registrados los del partido más competitivo (en términos de la captación de votos). Se muestran desde luego los distritos en los que el pri perdió en manos principalmente del pan, generando con ello el bipartidismo pri- pan. Pero hay casos atípicos en los que el todopoderoso pri es desplazado al tercer lugar. Mientras que el prd, en algunos distritos desplaza al pan, generando así bipartidismo pri-prd, además de alzarse con algunos triunfos. Se puede decir que pocos son los distritos en donde el tripartidismo hizo acto de presencia, no obstante, son representativos de cómo la competencia es más reñida, aunque los casos específicos son multifactoriales, el tema a resaltar es que en sí la oposición también es constante. (% ) Resultados electorales del pri y su más cercano opositor en elecciones de diputados en Sinaloa 1995-2010 1995 1998 2001 2004 2007 2010 Dto OP. PRI OP. PRI OP, PRI OP. PRI OP. PRI OP. PRI 42.0 48.2 33.1 58.4 55.0 40.3 50.2 44.3 51.8 43.3 I 43.8 51.3 24.5 49.6 19.8 62.2 30.1 58.0 43.3 44.3 54.3 43.2 II 43.1 48.0 37.9 53.3 36.5 56.3 33.5 54.1 33.5 51.5 70.2 27.9 III 39.0 40.4 46.5 39.4 43.6 44.4 35.1 53.7 32.1 54.8 30.4 51.2 72.3 25.7 IV 40.1 44.6 33.9 28.2 35.9 53.8 43.7 V 19.4 48.7 38.9p 50.9 43.3 35 44.6 40.4 47.2 47.1 50.9 VI 27.1 38.5 28.6P 47.8 32.5 P 45.4 33.2 47.4 47 42.2 46.3 51.4 VII 27.8 45.1 24.5P 55.9 34.3 P 47.8 42.9 39.1 40 P 47.1 29.7 P 48.2 19.8 59.6 26.7 64.7 48.1 50.3 VIII 62.3 29.0 33.0 32.6 T 48.3 30 41 48.1 48.9 IX 44 49.8 48.3 29.2 51.2 22.1 64.1 X 42.3 46.9 28.6 61.3 45.1 48.3 32.7 64.8 12.8 70.4 16.4 72.6 21.9 67.6 29.2 67.7 XI 16.1 78.9 10.5 P 76.3 49.1 39.0 32.0 47.4 28.8 50.0 41.3 48.1 26.6 60.5 35.2 61.6 XII 49.0 37.5 38.2 40.9 31.3 43.3 41.3 48.3 24.2 64.3 35.9 61.3 XIII 23.6 56.0 20.8 56.8 35.6 49.4 12.6 P 54.5 43.5 54.1 XIV 34.7 45.7 42.6 38 44.5 39.4 35.0 39.6 45.6 47.0 38.5 54 33.7 64.1 XV 31.4 63.5 30.9 60.0 36.6 50.8 35.6 55.2 38.5 16.3 XVI 37.4 57.1 19.3 61.6 24.5 59.4 46.2 48.3 40.7 50.6 41.8 55.1 XVII 39.9 P 53.3 19.6 58.9 36.7 45.3 33 44 46.6 50.0 XVIII 27.1 62.4 23.2P 54.3 33.2 24.5 25.3 44.4 41 49 40.5 51.9 45.1 XIX 43.5 44.1 39.1 46.3 41.4 37 38.5 26 32.0 36.2 29.5 32.7 50.9 47.2 49.9 XX 44.3 46.9 30.9 54.0 42.0 48.5 30.5 48.9 43.2 53.7 XXI 42.0 50.9 14 51.1 37.2 26.9 23.2 36.5 58.3 39.1 XXII 28.0 35.8 39.1 P 41.8 38.6 41.2 46.0 32.6 38.8 45.4 54.3 35.7 54.7 42.6 XXIII 35.5 47.3 48.3 36.3 34.1 43.8 33.7 46.0 46.9 42.6 25.8 61.9 44.2 52.7 XXIV Notas: las cifras subrayadas son las que representan el triunfo ya sea del pri o de algún partido, coalición o candidatura en común en el distrito en cuestión. La oposición, principalmente está del lado del pan, pero cuando aparece la letra “P”, ésta representa que la oposición mayor se concentró en el prd o un partido distinto al pan. Con la idea de hacer más sucintas las cifras manejadas, no se ponen los datos de todos los resultados electorales de los partidos que contienden en cada elección, sólo se toma al más cercano competidor al pri, siendo desde luego el partido distinto al pri que resultó ganador para la diputación en el distrito correspondiente. Fuente: elaboración propia con datos tomados de: Consejo Estatal de Sinaloa, en http://www.cee-sinaloa.org. mx/publico/principal/index.aspx

Teniendo como base y referencia los datos de la tabla Resultados electorales del pri y su más cercano opositor en elecciones de diputados en Sinaloa 1995-2010, es que se realizan las siguientes aseveraciones, dedicando unos párrafos a explicar cada proceso electoral considerado en dicha tabla. a) En la elección para diputados de 1995 se aprecia como el pri obtuvo 16 distritos; la oposición en manos del pan alcanzó 6 (IV Ahome, IX Alvarado, XII y XIII ambos de Culiacán, XV de Novolato, XX de Mazatlán y el XXIV de Culiacán); por su parte, el prd ganó 1 (el VII de la Angostura). En sí, la competencia cerrada se vivió en dos distritos, el I de Chiox y IX de


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Mazatlán; la diferencia entre el primer y segundo lugar fue de menos de dos puntos porcentuales. Resulta interesante apuntar que seis distritos fueron ganados con más del 50% de los votos. La diferencia apabullante de votos captados entre los distritos se muestra en el XVI de Cosalá con 5,392 en contraste con el XIX de Mazatlán con 76,239, representando un margen de 70,849 sufragios, y la explicación a este fenómeno se encuentra en la forma desproporcional de la demarcación electoral entre uno y otro distrito. b) La elección de 1998 representó 21 distritos ganados para el PRI, mientras que del lado de la oposición, específicamente el pan logró 3 (IX Alvarado, XV Novolato y el XIX Mazatlán); en 5 distritos (II del Fuerte, VI y VII ambos de Guasave, XI de Badiracuato y el XVIII de San Ignacio) el prd tiene una presencia importante, haciéndole competencia al pan, aunque ambos partidos están lejos de alcanzar al pri. 10 El tripartidismo hace presencia en el distrito IX de Alvarado con una diferencia de menos de 3 puntos porcentuales, para este caso, vale la pena mostrar las votaciones porcentuales registradas por los tres partidos (pan 30.2, pri 33.4, y prd 32.1). De nueva cuenta el aspecto que se puede notar lo constituye la enorme disparidad que existe entre la votación recibida por los distritos; situación que como ya se mencionó previamente, evidencia una mala repartición poblacional entre los mismos. En los extremos de la votación emitida se encuentra el distrito XVI Cosalá con 6,107 votos, mientras que el XIX de Mazatlán, registró una votación de 88,698, llevando a una diferencia efectiva de 82,579 sufragios. La distancia es impresionante, la subrepresentación y la sobrerrepresentación es sintomática de la mala distribución poblacional que evidencia que las zonas en donde se encuentra la competencia electoral tienden a estar castigados, favoreciendo consecuentemente (aún) al pri. c) En la elección de diputados 2001, de los 24 distritos, el pan sólo ganó 3 (Sinaloa V, Alvarado IX y Escuinapa XXIII); todos los demás quedaron en manos del pri, en once de ellos su votación superó el 50%, en tanto que en uno (Mazatlán XIX) se presentó una competencia tremenda, con apenas una diferencia de menos de un punto porcentual, respecto del contendiente panista más cercano. d) En el proceso electoral de 2004 el pri resultó triunfador en 19 distritos, y el pan obtuvo 4 (Choix I, Sinaloa V, Mazatlán XIX y Culiacán XXIV). En los distritos XIX y XX, ambos en Mazatlán, se formó una coalición denominada “Mazatlán nos Une” conformada por el pri y el partido estatal Barzonista Sinaloense, como un intento de contrarrestar la presencia del pan. Lo anterior es un indicativo del rol bisagra que se les puede adjudicar, situación que en mucho ayudan al gobernador en turno a amalgamar los votantes que no sienten afinidad por su instituto político, pero que no necesariamente tienen una militancia probada en la oposición de siempre. En esas circunstancias, dicha coalición no fue efectiva en el distrito XIX pues el pri y el Partido Barzonista Sinaloense, con su candidatura común de “Mazatlán nos une” perdieron (frente al pan) con una diferencia de 10  En 1998, el prd, alegando la aplicación de la cláusula de gobernabilidad se apartaba del principio de proporcionalidad, promovió infructuosamente una acción de inconstitucionalidad ante la scn. En 1998 y otra vez en 2001, ahora el pri impugnó las asignaciones de diputaciones de representación proporcional efectuadas por el cees, y ya en la segunda ocasión cuestionó la legalidad de la cláusula de gobernabilidad, argumentando su inconstitucionalidad y, por lo tanto, pide la anulación. Esto porque si bien en este partido en 2001 obtuvo más votos que en 1998, le tocaron menos diputados en 2001. Caso inverso le ocurrió al pan pues en ese mismo año 2001, este partido con una votación menor que la de 1998, le tocó un diputado más de rp que en la elección anterior. Emmerich Gustavo Ernesto y López Ulloa Xochitl, La cláusula de Gobernabilidad y la representación proporcional en el Congreso de Sinaloa, 1998-2001, Región y Sociedad, vol. XVI, num. 30, 2004, p. 6,. en http://lanic.utexas.edu/project/etext/colson/30/1emmerich.pdf


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arriba de tres puntos porcentuales, mientras que en el distrito XX la disparidad se hace evidente porque aparte de presentar una diferencia poblacional con respecto al anterior distrito igual de Mazatlán, de más de 70,000 habitantes, este distrito sí ganó la candidatura común previamente mencionada, aunque la diferencia fue de sólo tres puntos porcentuales. Es digno resaltar que en el distrito XXII del Rosario, el pri es desplazado al tercer lugar con una distancia de casi 10 puntos, concentrándose la competencia entre el pan y el prd. Los otros distritos tienen una competencia donde predomina el bipartidismo, en general entre el pri y el pan. e) Para la elección 2007, el pri obtuvo el triunfo en 18 de los 24 distritos en disputa, la oposición en manos del pan logró el triunfo en 6 distritos (Choix I, Guasave VII, Alvarado IX, Mazatlán XIX, Concordia XXI y Escuinapa XXIII); en sólo uno de ellos la diferencia entre el ganador y el perdedor fue de tan sólo 2 puntos porcentuales (es el caso del fuerte II), en 14 demarcaciones las votaciones que registró el ganador, ahora si no sólo del pri, superaron el 50% de los votos captados. f ) En el proceso electoral del 2010 el pri en coalición con su aliado fiel, el pvem, obtuvo 15 distritos. La oposición coaligada (pan, prd, cd) se alzó con el triunfo en 9 distritos. Prácticamente 21 de los 24 distritos fueron ganados con más del 50% de los votos. Esta situación se explica por las dos mega-coaliciones que se hicieron para dicho proceso electoral, cuatro distritos presentan una alta competencia electoral manifestada en que se vencieron con una diferencia de menos de tres puntos porcentuales (Guasave VI, Angostura VIII, Alvarado IX y Mazatlán XX). En estos últimos resultados electorales habrá que tener en consideración que, en buena parte, son producto de una construcción “artificial” que se hace de la oposición, pues en un estudio más detallado será interesante revisar los grupos y capitales políticos que se trasladaron temporalmente del pri hacía la oposición, ya sea siguiendo al candidato a gobernador y algunos candidatos a diputados que abandonaron las filas del pri por no contar con una candidatura por dicho partido (tal como ocurrió con el candidato a gobernador); con ello, el efecto transfuguismo genera una pérdida suficiente de votos a este partido como para hacer la diferencia entre ganar y, en este caso, perder la gubernatura de la entidad; pero insuficiente para tener la mayoría del congreso, pero sí suficiente como para mantener prácticamente la mitad de las presidencias municipales. Tomando en consideración lo vertido en las últimas líneas del párrafo precedente, analizamos las contiendas electorales para gobernador. En nuestro periodo de estudio se celebraron tres: 1998, 2004 y 2010. La dinámica para revisar los resultados electorales consistió en tomar los números de votos del triunfador, convertirlos a porcentajes y deducir el resto de los votos para los otros partidos y/o coaliciones. 1998 Dttos.

OP

I II III IV V VI VII VIII

41.0 25.1 40.4 44.8 33.8* 27.3* 23.4* 43.9*

Resultados electorales para gobernador 1998-2010 2004 coalición 2010 coalición OP PRI OP PRI Cambio 49.7 53.8 42.6 51.2 50.7 35.7 55.4 60.9 52.1 44.1 51.5 79.8 44.8 47.2 47.7 79.2 51.8 44.4 40.3 57.7 46.6 42.3 45.9 51.4 53.6 42.2 45.5 49.5 44.2 29.0 59.8 51.0

PRI Alianza 46.3 37.2 19.0 19.5 40.3 47.2 49.1 47.8


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IX X XI XII XIII XIV XV XVI XVII XVIII XIX XX XXI XXII XXIII XIV

Resultados electorales para gobernador 1998-2010 2004 coalición 2010 coalición 33.4 41.7 51.4 54.6 51.4 33.8 59.0 37.8 75.3 20.4 71.8 30.8 49.7 48.5 45.9 36.0 46.7 51.5 43.2 38.9 54.3 39.9 52.2 45.5 42.5 53.0 42.2 40.3 62.9 33.6 58.3 44.4 62.9 40.8 54.3 43.1 55.9 44.7 46.0 45.8 33.3 50.9 42.9 51.8 36.5 43.2 47.8 48.2 47.1 46.9 46.5 44.1 50.4 47.9 32.6 56.6 40.9 42.9 47.4 51.3 49.2 51.9 43.0 41.9

1998 34.2* 25.9 10.8** 30.9 33.0 25.0 43.2 31.9 19.0 20.3* 44.1 44.0 44.9 28.7* 46.3 32.0

43.9 60.1 66.4 61.8 59.0 52,6 58.1 52.6 54.5 51.8 45.9 49.0 53.6 40.9 47.2 55.9

Notas: las cifras subrayadas son las que representan el triunfo ya sea del pri o de algún partido, coalición o candidatura en común en el distrito en cuestión para la elección de gobernador. Con la idea de hacer más sucintas las cifras manejadas, no se ponen los datos de todos los resultados electorales de los partidos que contienden en cada elección, sólo se toma al más cercano competidor al PRI. Fuente: elaboración propia con datos tomados de: Consejo Estatal de Sinaloa, en http://www.cee-sinaloa.org. mx/publico/principal/index.aspx

En la elección gobernador en 1998, en siete distritos (V,VI,VII,VIII,IX y XXII), la competencia electoral se da entre el pri y el prd. En el distrito XI parece haber una competencia entre el pan, pri y prd, aunque el pri se erige como el gran vencedor. De los resultados totales obtenidos en 2004 se aprecia como el pri y el pan tuvieron una votación bastante reñida; no obstante, el pri con el (46.86%) logró una ligera ventaja sobre el pan (45.61). En la tercera fuerza quedó el prd con el (4.1%), después le siguieron pt con el (.71%), pvem (.27), CD (.30%) y, finalmente, el Partido Barzonista Sinaloense (.40%.). Para el último proceso electoral 2010 de la renovación del poder ejecutivo en Sinaloa, se formaron dos grandes coaliciones, una llamada “El Cambio es ahora por Sinaloa” (pan, prd, cd) y la otra llamada “Alianza para ayudar a la gente” (pri, pvem, panal).

Cons. elector Ahome Angostura

% Resultados de las elecciones municipales de Sinaloa 1995-2010 1995 1998 2001 2004 2007 2010 OP PRI 0P PRI OP PRI OP PRI OP PRI OP PRI 48.6 40.9 40.8 51.1 33.6 60.7 23.3 66.1 30.9 50.9 70.5 27.9 47.6 P 38.0 46.1 P 46.4 19.5 60.3 18.1 59.5 32.9 58.6 54.5 44

Badiraguato 16.1

79.1

10.1

77.8

42.9

41.7

16.1

71.4 18

72.4

32.2

64.8

Concordia Cósala Culiacán Choix Elota Escuinapa

45 40 49.4 44.4 42.7 32.8

48.2 54.2 40 51.2 51.5 47.7

38.1 64.1 45.2 49.6 64.9 40.9

30.1 P 44.2 20.5 11.8 30.0 28.9

45.8 30.1 66.2 70.8 41.3 60.7

45.5 26.4 44.5 53.4 31.5 40.2

44.9 61.5 48.7 42.7 61.9 46.2

53.2 59.2 69 45.4 53.5 46

45.8 47.5 42.3 51.1 36.4 53.4

51.2 49.4 55.1 46 60.7 44.7

El Fuerte

43.2

48.0

48.8

34.6

49.9

26.0

60.4 50.9 41.5

54.2

43.4

Guasave

32.6

37.8

41.9 30.8 T 39.2 42.6 16.0 45.2 25.0 TP* 25.3P

56.6

18.0

60.1

33.0

46.5

46.9

51.4

Mazatlán

45.8

43.6

37.4

34.3

34.2

57.3

47.8

45.8 46 44.7 39.8 CC

49.3

50.4

47

33.3 32.7 22 50.1 39 45.2


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Mocorito Novolato El Rosario

% Resultados de las elecciones municipales de Sinaloa 1995-2010 46.8 29.3 52.3 31.6 P 50.2 27.3 63.6 42.4 51.9 40.1 46.5 39.7 44.6 39.4 50.2 44 38.4 55.3 34.5 26.4 40.9 58.7 43.8 30.7 P 40.9 47.4 P 39.4 Inc.* TP* 27.8 P 42.7 40.8

34.4 30.3

63.1 67.6

58.5

39

San Ignacio 24.0

67.9

23.3 P

53.8

37.7

45.2

37.1

46

34.4

48.2

45

52

Sinaloa

48.9

40.9 P

50.3

32.8

47.4

42.9

30.4 28.3 TP*

36.9

56.7

40.9

37.6

33.8 T

34.3

40.1 TP*

18.5

33.1

55

38.9

54.8

53.5

44.7

36.7 P

S. Alvarado 55.4

*El 22 de noviembre de 2001, con el recurso de inconformidad número 020/2001, el prd impugnó el resultado de los cómputos de las elecciones de Presidente Municipal, de regidores y de Diputado por Mayoría Relativa realizados por el XXII Consejo Distrital Electoral con cabecera en El Rosario, Sinaloa. Esta impugnación fue desechada en su totalidad por el Pleno del Tribunal Estatal Electoral de Sinaloa. La letra P indica que en ese municipio, la oposición más cercana al pri se presenta con el prd u otro partido distinto al pan. La letra T indica que la competencia política es reñida entre tres partidos políticos, habitualmente el pan, pri y prd, aunque puede haber más combinaciones. Las letras T y P juntas indican que el segundo lugar de la competencia no esta en el pan, pero además existe un marcado tripartidismo. CC. Candidatura Común: pri, pvem, pbs. Fuente: elaboración propia con datos tomados de: Consejo Estatal de Sinaloa, en http://www.cee-sinaloa.org. mx/publico/principal/index.aspx

De la tabla previa “Resultados de las elecciones municipales de Sinaloa 1995-2010”, se pueden anotar las siguientes reflexiones: a) En la elección municipal de 199511, el pri triunfa en 12 de los 18 municipios. En 5 de ellos obtiene votos por encima del 50%; por su parte, el pan se alzó con el triunfo en 5 municipios, en Salvador Alvarado, rebasó el 50% de la votación; finalmente el prd venció en el municipio de la Angostura, para el estudioso de esta temática, Ernesto Hernández, “la postulación de un ex priista a la presidencia del municipio de Angostura le permite obtener su primer triunfo de mayoría, beneficiándose de la alternancia municipal”12. La tendencia observada en esta elección es que el bipartidismo pri-pan es la constante, aunque la excepción es el bipartidismo del pri-prd, en los municipios de la Angostura, y el de Sinaloa. De igual forma, excepcionalmente el tripartidismo hace acto de presencia en los municipios de Guasave y El Rosario, aunque en ambos casos el triunfo fue para el pri. b) La elección de 1998 significó un ligero crecimiento del prd cuando en algunos municipios desplazó al pan como segunda fuerza electoral en oposición al pri, confirmando con ello la preponderancia del bipartidismo; aunque en el municipio de Alvarado el pan, el prd y el pri tuvieron una votación cerrada. Finalmente, la brega en los municipios se define con una votación total para el pri del 46.4% de los votos, dejando a la oposición en su conjunto

11  Ernesto Hernández manifiesta sobre esta elección que: “las derrotas priistas se multiplicaron tanto en los principales centros urbanos del estado como en distritos tradicionalmente sin competencia, la alteración de los sistemas clientelares y semiclientelares propició un transfuguismo que favoreció a la oposición; incluso por esta vía el prd, que tenía una presencia atomizada (e insignificante) en la entidad, logró infringir una derrota al pri en la elección de Angostura, uno de los municipios verdes del centro norte del estado”. Hernández Norzaragay, Ernesto, Los apoyos electorales a los Partidos Políticos: Sinaloa 1995, p. 158, en http://biblio.juridicas.unam. mx/libros/4/1762/19.pdf 12  Ibidem, p. 158.


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(incluidos los votos nulos) el 53.5%, de ésta, el 32% es para el pan y el 16.9% para la tercera fuerza en el estado, representada por el prd. Es así como de la elección de1998 resultaron 13 municipalidades para el pri, mientras que la oposición en su conjunto obtuvo 5 de ellas, 4 son para el pan y una para el prd. Este aspecto confirma en primer lugar que el bipartidismo pan-pri es la constante en las 5 municipalidades antes mencionadas; y sólo en un municipio (el Fuerte) el prd con su 25% le arrebató el segundo lugar al pan que obtuvo 22.6% de las preferencias. c) En el proceso electoral de 2001 el pri con una votación equivalente a 44.8% se erigió como triunfador en 14 municipios; al pan con el 28.6% de los votos, sólo le correspondieron tres ayuntamientos; y el PT junto con su 7.7% de los sufragios (gracias a que el candidato del pt se salió del pri junto con su capital político) venció en el municipio de Mazatlán. En tanto que el prd con una fuerza del 10.2% de los sufragios no obtuvo ninguno. Los demás partidos contendientes en esta elección no rebasaron los tres puntos porcentuales, aspecto que evidencia que aunque de forma aletargada la competencia electoral se estuvo manejando principalmente en la lógica del bipartidismo, ya sea pri-pan, pri-prd y en situación atípica pan-pt. d) La elección del 2004 destaca el ayuntamiento de Rosario, en donde el pri es desplazado al tercer lugar, el pan es el triunfador de la elección y el prd queda en segundo puesto mostrando así, aparte de una competencia en la que entra como oposición un partido distinto al pan, el triunfador no es el pri y, con ello, se configura el tripartidismo con el pri como tercera fuerza política. En general para esta elección el pri ya tiene una contundente oposición, pues obtiene el 43.7% de la votación contra el 56.3% de la oposición en conjunto. Así, 12 municipios fueron para el pri, y en 8 de ellos los votos que obtuvo están por encima del 50%; 6 fueron para el pan, 2 de éstos registran votaciones superiores al 50%. El prd no logró ningún triunfo y sólo en dos municipios tiene votación superior al 20%. Los demás contendientes que participaron en dicha elección no son representativos electoralmente. En el municipio de Mazatlán se formó una candidatura común llamada “Mazatlán nos une” integrada por el pri, los partidos Barzonista Sinaloense y el pvem; aún así con 3 puntos porcentuales de diferencia fue poco para arrebatarle el triunfo al pan. e) En 2007, de nueva cuenta en el municipio de Rosario, el tripartidismo estuvo presente; ahí ganó el pri recuperándose de la elección anterior con el 40.9% de lo votos, seguido de lejos por el prd que registró el 26.4% de las sufragios; lo mismo ocurre en la municipalidad de Sinaloa donde el pri gana con el 36.9%, el prd con el 28.3% y el pan con el 26.3%. Doce municipios fueron ganados con votaciones arriba del 50% para el vencedor. El pri se alzó sobre sus contendientes en 16 municipios, el pan retrocedió con relación a la elección anterior y solo consiguió dos. Existe sólo una ayuntamiento que registra un tripartidismo donde el prd desplaza al pan del segundo lugar en el municipio de Sinaloa, pero con el pri como el gran vencedor.

Sistema de partidos en Sinaloa Sinaloa es una entidad que representa una buena fotografía de lo que ocurre a nivel nacional, en lo referente a su sistema de partidos, La primera delimitación se encuentra configurada por los propios institutos nacionales. Los partidos estatales son formados por escisiones de los grupos de poder que se han movido, en primera instancia, en los partidos nacionales que llegan al estado.


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1995 pan pri prd pt pvem pfcrn

1998 pan pri prd pt pvem

pan pri prd pt pvem cd psn

2001

Partidos nacionales y estatales en Sinaloa 1995 a 2013 2004 2007 2010 pan pan pan pri pri pri prd prd prd pt pt pt pve pvem pvem cd cd

pbs pas apsi

pasdyc pbs

Partidos estatales

pasdyc ** pas

pan pri prd pt pvem

2013

panal mcd pas Sinaloense

Coaliciones y/o candidaturas comunes “Mazatlán nos Sinaloa Avanza: “El cambio es ahora “Unidos ganas tu”: Une”: pri, pri, panal, cd por Sinaloa”: pan, pan, prd, pt pvem, pbs* prd, cd “Para ayudar a la “Transformemos gente”: pri, panal, Sinaloa”: pri, pvem, pvem panal *Partido Barzonista Sinaloense **Partido Socialdemocrata y Campesino Fuente: elaboración propia con datos tomados de: Consejo Estatal de Sinaloa, en http://www.cee-sinaloa.org. mx/publico/principal/index.aspx alianza prd, pt, pvem, psn, pas, pdm

A continuación se muestran las circunstancias que fueron configurando el sistema de partidos en Sinaloa. Ernesto Hernández, en su obra Sistema Electoral y Sistema de Partidos en Sinaloa proporciona un buen referente para entender la dinámica política de los grupos de poder que forman estos institutos políticos en dicha entidad. De los puntos 1 al 9 tratados a continuación, son tomados del texto del estudioso mencionado previamente. La actualización de los demás datos fueron tomados de distintas fuentes de la vida política sinaloense. 1. pan - Surgió en los Mochis en 1940 con una identificación ideológica del Social Cristianismo, ideal del bien común13 pequeños empresarios, maestros, miembros de grupos pastorales y profesionistas. 2. pri - Surgió en Culiacán en 1946 con una orientación ideológica del nacionalismo revolucionario. Las organizaciones-partidos que le dieron vida fueron pnr y prm.14 3. prd - Surgió en Culiacán en 1989 con orientación ideológica de Izquierda de corte Socialdemócrata. Las organizaciones que le dieron origen fuero psm, Corriente democrática, Movimiento al Socialismo, Asamblea de barrios de la ciudad d e México, Organización Revolucionaria Punto Crítico, Consejo Nacional Obrero y Campesino, Partido Liberal Mexicano, OIR Línea de Masas (parcialmente), Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, Convergencia Democrática, Fuerzas Progresistas y el Frente Democrático Nacional (parcialmente).15 4. pt - Surgió en Novolato en 1991 con una identificación ideológica del Socialismo autogestionario, no burocrático (línea de Masas). Las organizaciones que le dieron origen en Sinaloa: ugocm-roja, Comités de Defensa Popular de Chihuahua y Durango, Frente Popular de Lucha de Zacatecas, Frente Popular “Tierra y Libertad” de Monterrey, Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (unta), Coordinadora Nacional “Plan de Ayala” y el Movimiento Magisterial Independiente.16 13  Hernández Norzagaray, Sistema Electoral y Sistema de Partidos en Sinaloa, UAS- CEE de SinaloaPublicaciones Cruz O, S.A, 2002, p. 149, en http://books.google.com.mx/books 14  Ibidem p. 151. 15  Ibidem p. 154. 16  Ibidem p. 156.


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5. pvem - Apareció en Culiacán en 1994. Su identificación ideológica corresponde a una Organización Ecologista Internacional, fundamentalmente en el cuidado y conservación de la naturaleza y del medio ambiente; en este caso, ninguna organización previa de la entidad o la región le dio origen.17 6. psn - (Partido Sociedad Nacionalista), fundado en México DF en 1999 con una visión ideológica Nacionalista. Las organizaciones que le dan origen son: Movimiento Nacionalista en México, Partido de la Sociedad Nacionalista en el Estado de Nuevo León, y la Agrupación Política Nacional Sociedad Nacionalista.18 7. pas - surgió en México D.F en 1999 con una identificación ideológica de filosofía política racional, nacional y humanista. Las organizaciones que le dieron origen son: miembros del extinto Partido Demócrata Mexicano.19 8. pbs - Partido Barzonista Sinaloense, fundado en Culiacán el 6 de octubre del 2000. Su identificación ideológica está con el Partido de izquierda Democrático Constitucionalista y Nacionalista. La organización que lo origina es el Movimiento de Deudores de la Banca. 9. panal - Emergió de la alianza entre tres agrupaciones políticas nacionales: la Asociación Ciudadana del Magisterio -brazo político del snte-, Conciencia Política (conformada por egresados del Instituto Tecnológico Autónomo de México (itam)) y el Movimiento Indígena Popular, que encabeza el ex diputado priísta Enrique Ku Herrera y Héctor Melesio Cuen Ojeda, así como Atanacio Loza Bazán; Luis Burgueño, miembro fundador en Sinaloa, Manuel Cárdenas Fonseca, el yerno de Elba Esther Gordillo, Fernando González Yáñez, originario de Mocorito; Rubén Félix Hays, Jesús Vizcarra Calderón, Jaime Barrón Fonseca ex dirigente de la sección 27 del snte y actual presidente colegiado de la fundación democrática de Sindicatos de Servidores públicos en Sinaloa fedessp y candidato (elección 2013) a la presidencia municipal de Escuinapa por el panal. 10. pas - Sinaloa, registrado el 14 de agosto de 2012 con el nombre del Partido Sinaloense, Fundado por Héctor Melesio Cuen Ojeda, ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa uas, alcalde por el panal-pri en Culiacán en 2010. La siguiente tabla refleja el impacto de los principales partidos nacionales en Sinaloa. Se aprecia que los resultados en competencias federales son muy similares a los obtenidos por los mismos partidos en las disputas locales. % Voto duro del PAN, el PRI y el PRD en las elecciones federales de diputados por MR en Sinaloa 1994-2012 año pan pri prd 1994 28.1 53.3 12.9 1997 30.04 42.6 22.0 2000 25.06 54.9 16.1 2003 25.1 50.8 12.4 2006 36.2 37.8 17.5 2009 41.2 45.7 4.1 2012 26.6 37.0 10.0 Voto duro 30.3 46 13.5 * este cálculo es el resultado de sumar los porcentajes de los resultados electorales y dividiéndolos entre el número de elecciones consideradas para los tres partidos, a fin de determinar el porcentaje del voto duro entre lo mínimo y lo máximo otorgado a cada partido. Fuente: IFE http://www.ife.org.mx/portal/site/ifev2

17  Ibidem p. 157. 18  ibidem p. 158. 19  ibidem p. 159.


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En la tabla previa % Voto duro del pan, el pri y el prd en las elecciones federales de diputados por mr en Sinaloa 1994-2012, se aprecia como el voto duro del pan que es del 30.3, presenta un margen de movimiento entre el 28.1 y el 34.1 por ciento; el del pri con un 46 porcentual de votantes fieles en Sinaloa se encuentra en una varianza entre el 44.3 y el 50.3; por su parte el prd, en el promedio obtiene un apoyo irrestricto del 13.5, y su votación ha tendido a ser más irregular porque ésta se mueve entre 4.1 que es muy bajo y un máximo atípico del 22 por ciento de las preferencias electorales.

Coaliciones y candidaturas comunes De unos años a la fecha las coaliciones constituyen un mecanismo para que los partidos distintos al pri puedan ser competitivos. Éstas tienen como el primer objetivo vencer al pri; las coaliciones constituyen un mecanismo para lograr la alternancia política.20 El 15 de agosto del 2001 el Consejo Estatal Electoral de Sinaloa, publicó en el Periódico oficial del Estado de Sinaloa, el Reglamento de candidaturas Comunes.21 En el artículo 29 fracción VI de la ley electoral se establece como derecho de los partidos políticos: formar coaliciones, frentes, fusiones y candidaturas comunes, en los términos de esta Ley. Posteriormente, en el capítulo cuarto de la mencionada ley se regula todo lo relativo a los frentes y coaliciones. En 2004, para la elección de diputados se presentó una coalición “Mazatlán nos une” integrada por el pri y el Partido Barzonista Sinaloense; candidaturas comunes (pan-prd) para la elección de diputados por los distritos V de Sinaloa, VIII de Angostura y XVIII de San Ignacio. Para la elección de presidentes municipales hubo una coalición “Mazatlán nos une” formada por el pri, pvem y el Partido Barzonista Sinaloense, en el municipio de Mazatlán. También se realizaron 5 candidaturas comunes en los municipios de Alvarado22 (prd y pt), Sinaloa (prd y pt), Angostura (prd, pt, Barzonista Sinaloense), San Ignacio (pan y prd) y Mazatlán (PRD, pt y Convergencia). El 19 de abril del 2010 el pan, el prd, pt y Convergencia, formaron la coalición total “Con Malova de Corazón por Sinaloa” también llamada “El cambio es ahora por Sinaloa”. En lo que respecta al último proceso electoral, el 10 de mayo del 2013, fueron aprobadas por el Consejo Estatal de Sinaloa las coaliciones: “Unidos ganas tú” integrada por el pan, pt y prd; también se formó la coalición “Transformemos Sinaloa” integrada por el pri, pvem, pnal. 20  Para Bagatella “(…) la existencia de más partidos en el proceso electoral tiende a debilitar al partido mayoritario, éste tiene un incentivo para formar alianzas y reducir el impacto negativo de la existencia de más partidos; por otro lado, la oposición tiene fuertes incentivos para aliarse en contra del partido mayoritario, fortaleciendo al partido con mayores probabilidades de victoria”. Montero Bagatella, Juan Carlos, Equilibrios políticos en las entidades federativas, en Centro de estudios Políticos, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, unam, p. 173 21  Artículo 2.- Dos o más partidos políticos o coalición, podrán postular al mismo candidato, fórmula, planilla o lista de candidatos; cada uno de los partidos políticos con la solicitud de registro deberán presentar por escrito la aceptación de la candidatura de cada uno de los ciudadanos a postular, así como de los Partidos Políticos o coaliciones que los postulen. Artículo 8.- Tratándose de las candidaturas comunes de mayoría relativa el voto habrá de sumarse tanto a dichos candidatos comunes como al partido político que los postula. En el caso que el sufragante hubiese cruzado dos o mas de los emblemas que aparecen en la boleta electoral el voto será válido para los candidatos comunes. 22  En los resultados de la elección municipal, aparece Alvarado como candidatura común, pero al contrastarlo con la lista de los nombres de los ganadores, aparece el municipio de Ahome.


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Cabe preguntarnos ¿cuál es la presencia real del pan, pri y del prd en Sinaloa haciendo a un lado la unión coalicionista? Pero además, con la aplicación de la misma fórmula del 2010, en la que se formaron coaliciones, ¿se alterará el resultado del proceso electoral? y ¿en las nuevas condiciones políticas, ya con un gobierno coalicionista, ¿qué partido(s) será(n) beneficiado(s) mayormente? En los cuestionamientos previos me resulta oportuna la cita de Luis Rubio, quien define que “las alianzas electorales tienen dos tiempos. El de la elección y el del gobierno. Cuando dos o más partidos entran en una coalición lo hacen porque ésa es la mejor manera de avanzar sus proyectos y consolidar su posición electoral y política, a la hora de gobernar es el partido al que pertenecía el candidato postulado quien acaba siendo dueño del poder”.23 Seguramente que la reflexión de Rubio, deja mucho para analizar la forma en que los gobiernos coalicionistas que apuntalaron en el 2010 a un candidato que tuvo una amplia trayectoria en el pri (es el caso de Oaxaca, Puebla y Sinaloa), nos permitirá hacer un comparativo de esta sentencia de Rubio y si se ajusta o no a la realidad en dichas entidades. La tabla subsecuente muestra en porcentajes la competencia que tuvo el pri en los procesos electorales locales para diputados de mr y de elecciones municipales entre 1995 a 2010. Cabe mencionar que en esta tabla se encuentra una ligera variación respecto de los datos obtenidos por la oposición en su conjunto, porque en estas cifras sumo a la oposición los votos nulos, con la idea de ilustrar la forma en que se posicionan los partidos contrarios al pri en cada proceso electoral, considerando con ello, la ventaja de las coaliciones y candidaturas comunes que pudieran representar un nivel realmente competitivo contra el pri (cuando en las elecciones en las que el mismo pri postuló candidaturas comunes y/o coaliciones, son tomados estos votos para este partido), aunque en algunos datos manejados en este mismo trabajo se desagregan por partido político que formó parte de la coalición. 1995

op 57.7

pri 42.2

1995 op pri 57.3 42.7 op

1998 53.2

1998

op 54.1

pri 45.8

1998 op pri 53.6 46.4 pri

46.8

2001

Diputados

2004 pri op pri 45.9 58.7 41.3 Municipios 2001 2004 op pri op pri 55.2 44.8 56.3 50.1* Gobernador 2004 op pri 53.2 46.7 op 54.1

2007 op pri 49.7 50.3

2010 op pri 51.4 48.6

2007 op pri 45.6 54.4

op

op

2010 51.8

2010 52 pri

pri 48.0

46.3

Nota: Para los fines de esta tabla, la oposición OP, representa el total de los votos recibidos por todos los partidos políticos distintos al pri, incluidos los votos nulos. La finalidad de agregar los votos nulos a la oposición en detrimento del pri, sirve para ilustrar el desgaste en general que este partido político ha tenido en el ejercicio del poder en Sinaloa. * en la elección municipal de 2004, se suma al pri la candidatura común que hizo con el pvem y pbs. Fuente: elaboración propia con datos tomados de: Consejo Estatal de Sinaloa, en http://www.cee-sinaloa.org. mx/publico/principal/index.aspx

Como dato curioso se puede apreciar cómo en las elecciones tanto de 1998 como de 2004 para gobernador, el pri prácticamente mantiene su porcentaje de votos entre una y otra elección, es decir, a seis años de distancia entre los procesos electorales, este partido no 23  Luis Rubio, Alianzas, publicado el 24 de enero de 2010, disponible en: http://luisrubio.mx/wp/?p=1763, consultado el 5 de junio de 2013


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creció, pero tampoco perdió simpatizantes. Empero también la oposición en su conjunto y los votos nulos se mantuvieron casi estáticos. Analizando los resultados se observa que en la elección de gobernador de 2004, el pri está sensiblemente más abajo que la oposición, aunque aquí no hubo alianzas o candidaturas comunes que hicieran contrapeso al voto priista, es decir, la fuerza de la oposición es evidente, pero se encuentra fragmentada. La principal fuerza opositora radica en el pan que en esta elección obtuvo el 45.6% de los sufragios, siendo vencido por el pri con el 46.8% de las boletas, lo que representa una diferencia mínima de 1.2%, en votos efectivos (11,380 votos); no obstante, en la justa electoral hay 5 partidos más disputándole al pri la gubernatura. En total ellos lograron 53,424 votos, o sea, porcentualmente el 5.7 de la votación. Si sumamos a éstos los votos nulos que en este caso fueron del 1.6 (mas alto que muchos de los partidos contendientes), encontramos en éste un muy buen aliciente para pensar que muchos partidos pueden sumar sus capitales políticos para lograr (con los acuerdos necesarios) la alternancia en la entidad. Eso es precisamente lo que ocurre con la elección de gobernador en el 2010, en la que bajo la rúbrica de esta estrategia pensada desde los resultados de la elección anterior (2004), lograron arrebatar el poder a las “siglas del PRI” con el 51.8% por ciento de los votos. En tanto que si sumamos a éstos los votos nulos (incluidos los candidatos no registrados) que significaron el 1.7 de las boletas usadas, nos lleva a plantear que si bien el voto duro del PRI no se movió, esto sí ocurrió con la distribución de los votos para la oposición. Finalmente, la siguiente tabla “Integración Congreso de Sinaloa 1995-2010 mr y rp”, nos muestra la forma en cómo la composición del Congreso de Sinaloa no refleja el nivel de competencia en los procesos electorales, pues aún el pri como fuerza parlamentaria no ha sido desplazado por otro partido que pudiera ser más numeroso. Esto es en mucho un reflejo siniestro del mismo diseño distrital tremendamente inequitativo que aún tiene la entidad, así la subrepresentación y la sobrerrepresentación política se muestran claramente con la composición de su poder legislativo. Resulta de mi interés indagar por qué a la fecha, con el nuevo gobierno, no se ha buscado una redistritación electoral que provoque un cambio favorable en la composición más plural y desde luego equitativa en este poder aún en mayoría priista. La idea no es pensar en que debe el pri ser minoría para hablar de un verdadero cambio político en el estado, sino en pensar que los votos captados por los partidos distintos al pri realmente se traduzcan en curules. En sí los partidos más afectados por esta situación son el pan y el prd. Integración Congreso de Sinaloa 1995-2010 MR y RP pan pri prd 1995 mr 7 16 rp 1998 mr 3 21 rp 8 3 2001 mr 3 20 rp 9 1 2004 mr 5 18* rp 10 3 2007 mr 6 18 rp 8 6 2010 mr 9 14 por partido

1 5

pvem

pt

otro

3

1 1

2

1

2

1 pbs

3 panal 1 Indep.


Fractales / 89 / Integración Congreso de Sinaloa 1995-2010 MR y RP pan pri prd rp 2010

mr rp

3 Coalición total 9 8 coalición

5

pvem 2

pt

otro panal 1 1 1 mr 2 rp Coalición total 15

pmc 1 rp

8 coalición

Fuente: elaboración propia con datos tomados de: Consejo Estatal de Sinaloa, en http://www.cee-sinaloa.org. mx/publico/principal/index.aspx

La alternancia del 2010 En las elecciones locales del 2010, Sinaloa24, al igual que Puebla y Oaxaca son las entidades que lograron la alternancia política. Para los efectos de este trabajo se entiende por alternancia al espacio político que fue ganado por un partido político o coalición distinto al pri. En el caso especifico de Sinaloa, la alternancia se logró con una mega coalición partidista: pan, prd, cd y el movimiento “Malovista”. Este último integrado por personajes inconformes con las designaciones de los candidatos del PRI, aunque desde luego también llevaba una buena parte de personas que no tenían ninguna preferencia partidista. Como ya se ha referido en otras partes de este trabajo, Mario López Valdez “Malova”25 desempeñó un papel clave en la elección de Sinaloa, con una aceptación alta por parte de la ciudadanía. Sus características son similares a las del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, en donde su camaleónico partidismo le permite moverse muy cómodamente en los escenarios diversos, incluso en los que el pri pueda ser el vencedor incuestionable. Si bien es cierto que la hegemonía política del pri en este estado de la república se mantuvo hasta el año 2010, dicho partido, poco a poco ha ido enfrentando una paulatina pero sólida competencia política electoral; tal como se muestra en las tablas manejadas previamente. A pesar de que el pri perdió la gubernatura, conservó la mayoría del congreso local, integrado de la siguiente manera: 19 de los diputados son del pri, 12 del pan, 3 de Nueva Alianza, dos del prd, uno del pt, uno del pvem, uno del partido Movimiento Ciudadano y un diputado independiente.

El proceso electoral 2013 De acuerdo a lo establecido en el artículo 15 de la ley electoral del estado de Sinaloa, el proceso electoral ordinario se comenzó con la expedición de la convocatoria del Consejo

24  La circunscripción plurinominal a la que pertenece este estado es la primera que tiene su sede, en Guadalajara; ésta se encuentra también con procesos electorales, Baja california, Chihuahua y Durango, es decir, de los 8 estados que componen dicha circunscripción, cuatro se encuentran en proceso electoral para la renovación de sus cargos de elección. Ver. Covarrubias Dueñas, Elecciones 2010, IIJ de la unam, p. 61, en acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual www.juridicas.unam.mx 25  Nació en Cubiri de la Loma, Sinaloa, el 18 de enero de 1957. Entre sus cargos públicos figura el de presidente municipal de Ahome (2002-2004) y un año después el de Secretario de Planeación y Desarrollo del Gobierno de Sinaloa. Además en 2006 fue electo senador de la República por el PRI, actual gobernador por la coalición “ El cambio es ahora por Sinaloa” , integrada por pan, prd, Convergencia.


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General26. El inicio fue el 16 de enero del presente año; las precampañas27 electorales se desarrollaron del 27 de marzo al 10 de mayo; el registro de las planillas de candidatos a los ayuntamientos de mr fueron del 11 al 20 de mayo,28 mientras del 21 al 2829 del mismo mes, se determinaron los nombres que van por el principio de Representación Proporcional (rp). Las campañas electorales se marcaron para el periodo que va del 29 de mayo30 al 3 de julio, quedando la jornada electoral para el 7 de julio, y la toma de posesión de los triunfadores de la elección para el primero de enero de 2014. Sinaloa vivió en el proceso electoral la renovación de sus 18 ayuntamientos. El registro para los candidatos a los 24 distritos electorales locales quedó estipulado entre el 21 y 28 de mayo. El número efectivo de partidos que fueran son siete nacionales y uno estatal registrado en el 2012. Con padrón electoral de 2,072,162 ciudadanos y una lista nominal de 1, 962, 971, y con un presupuesto para ejercer por el cees de $162,753,861, se instaló una casilla por cada 750 electores; en total hubo 4,700 casillas entre: Básicas, Contiguas, Especiales y Extraordinarias (urbanas y rurales). Para la brega electoral se registraron dos coaliciones totales: “Transformemos Sinaloa” pvem y panal y “Unidos Ganas Tu” pan, prd, y pt. Los partidos que van solos en la contienda. Son Movimiento Ciudadano y el Partido Sinaloense.

Conclusiones De los datos electorales analizados se pueden tener las siguientes conclusiones: - Sinaloa hoy día, a pesar de la alternancia del 2010, sigue siendo un estado donde el pri se siente muy cómodo. En realidad, buena parte de la competencia se encuentra dentro de las filas del propio pri; con ello, las elecciones venideras no van a significar un viraje de las preferencias electorales de los sinaloenses. - La demarcación distrital es un factor que inhibe la competencia equitativa entre las fuerzas políticas. Es una situación que requiere urgente atención, con una importante dosis de voluntad política por buscar una representación política más equilibrada. 26  Artículo 15 de la Ley Electoral Sinaloa: Las elecciones ordinarias se celebrarán el segundo domingo de octubre del año que corresponda. El Congreso del Estado convocará a elecciones el primer día del mes de abril del año de la elección. El proceso electoral ordinario se inicia en el mes de abril del año de la elección a convocatoria del Congreso del Estado y concluye con el dictamen y declaración de validez de la elección de Gobernador. En todo caso, la conclusión se dará una vez que el Tribunal Estatal Electoral haya resuelto el último de los medios de impugnación que se hubieren interpuesto; cuando se tenga constancia de que no se presentó ninguno o hasta en tanto, si es el caso, que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resuelva la impugnación que se presente. (Ref. por Decreto Núm. 369, publicado en el P. O. Núm. 094, Primera Sección, del 07 de Agosto de 2006). 27  El artículo 117 Bis, tercer párrafo, de la ley electoral de Sinaloa establece que: “Las precampañas electorales no podrán iniciar antes de cuarenta y cinco días naturales del inicio del periodo de registro de la candidatura correspondiente, debiendo concluir a más tardar un día antes al inicio de dicho periodo.” 28  Artículo 111 fracc. IV, Para las planillas de candidaturas a Presidente Municipal, Síndico Procurador y Regidores por el sistema de mayoría relativa, durante la segunda quincena de Julio, por los Consejos Distritales y Municipales correspondientes 29  Art. 111, frac. V, Para las listas municipales de candidatos a Regidores que serán electos por el principio de representación proporcional, durante la primera quincena de Agosto, por los Consejos Distritales y Municipales correspondientes.UTA CRITICA CONSTITUCIONAL 30  Art. 117 bis E”Las campañas electorales de los partidos políticos sólo podrán iniciar a partir del dieciséis de agosto del año de la elección para el caso de Gobernador y del primero de septiembre para Diputados y Ayuntamientos y concluirán tres días antes del día de la elección, durante los cuales no se permitirá la celebración de reuniones o actos públicos de campaña, de propaganda o de proselitismo electorales.”


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- El pan sin duda es la segunda fuerza política de la entidad, el prd se ha mantenido como una tercera fuerza con pocos repuntes focalizados, pero luego con retrocesos, respecto de sus propios números. - Las coaliciones políticas operan en la misma dinámica que a nivel nacional y en muchas otras entidades. Al principio fue una buena estrategia de la oposición, independientemente de la divergencia de las posturas ideológicas de cada partido. El pri vio las ventajas de dichas coaliciones y, con ello, se crea un bipartidismo artificial que presenta una condición más competitiva entre los contendientes; además de los partidos bisagra que van en forma independiente en la contienda, sin embargo, me parece que no tiene muchas oportunidades de competencia con las dos mega coaliciones. - A pesar de la alternancia política del 2010, el pri mantendrá la mayoría en el congreso local y sólo en los municipios se va a encontrar un resultado muy parecido al del 2010, es decir, habrá una reparto muy parejo entre las coaliciones; posiblemente el pas pueda hacer competencia en uno o dos ayuntamientos dada la trayectoria y consecuente capital político del líder de dicho partido.

Bibliografía Consejo Estatal de Sinaloa, en http://www.cee-sinaloa.org.mx/publico/principal/index.aspx Covarrubias Dueñas, José de Jesús, Elecciones 2010, en Acervo de la biblioteca jurídica virtual http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/sufragio/cont/4/ens/ens8.pdf Emmerich Gustavo Ernesto y López Ulloa Xochitl, “La clausula de Gobernabilidad y la representación proporcional en el Congreso de Sinaloa”, 1998-2001, Región y Sociedad, vol. XVI, num. 30, 2004, en http://lanic.utexas.edu/project/etext/colson/30/1emmerich.pdf Hernández Lorzagaray Ernesto, Sistema electoral y sistema de partidos en Sinaloa, consejo estatal electoral de Sinaloa, publicaciones Cruz O., S.A., México, 2002. En http://books.google. com.mx Hernández Lorzagaray Ernesto, “Élites y partidos políticos de Sinaloa: Organización y funcionamiento interno”, El cotidiano, vol. 20, num. 131, mayo-junio, 2005 pp. 52-62, Universidad Autónoma de Azcapozalco México, en http://www.redalyc.org/articulo. oa?id=32513107 Hernández Norzagaray Ernesto, Realineamiento y voto duro en Sinaloa, ¿En una coyuntura convencional de alta competitividad vamos a presenciar cambios radicales en el comportamiento electoral al punto que afecte el voto duro del PAN y el PRI? en Noroeste. com el portal de Sinaloa, Mazatlán, consultado el 5 junio de 2013, http://www.noroeste. com.mx/publicaciones.php?id=790668: 25/06/2012 ife, http://www.ife.org.mx/portal/site/ifev2 inegi, http://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/sin/poblacion/ Luque Rojas, José Manuel, La prolongada Transición Sinaloense, 1980-2000: Cambios normativos y partidos políticos, en cees, La construcción del pluralismo en Sinaloa, UAS-CEES, México, 2005. Luque Rojas, José Manuel, “Los partidos políticos y el diseño electoral en la consolidación democrática de Sinaloa 1995-2006” en cee, Las instituciones de la democracia: medios de comunicación, partidos políticos y elecciones, México, 2008.


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Oaxaca 1986-2013. Posibilidades y ­limitaciones en 20132016, de la alianza opositora 2006-2010 Carlos Ramírez

A

I.- Sociología histórica de Oaxaca pesar de la acumulación de signos que quieren ver en la historia política de Oaxaca algunos indicios de excepcionalidad, los conflictos sociales, comunitarios, políticos y de organización administrativa en la entidad han estado relacionados con el desarrollo histórico de la sociedad. Localizado en la zona sur de la república y engarzado en una cadena que involucra a Michoacán, Guerrero y Chiapas, el estado de Oaxaca tiene una historia marcada por la falta de consolidación como sociedad: reinos autosuficientes en los tiempos indígenas, rebelde frente al invasor español, adelantado en la Independencia, resistente a la Reforma y la Revolución y con fases sucesivas de autonomía política en los años de dominación del sistema político priísta. En el ciclo indígena, 1523, hubo en Oaxaca una larga cadena de enfrentamientos entre sociedades –mixtecos, zapotecos y mixes, sobre todo– y manifestaciones históricas de autonomía –Juchitán en el Istmo de Tehuantepec–1 que afectaron la consolidación de una sociedad unitaria. La Constitución de Cádiz de 1812, en el vacío político por el arresto de los reyes Carlos IV y Fernando VII en Bayona y la imposición de José Bonaparte como rey de España, reorganizó la sociedad colonial en su último tramo, reconoció la existencia del ayuntamiento como la célula político-administrativa y facilitó la creación de ayuntamientos por decisión de los habitantes2, lo que condujo a que Oaxaca creara 570 municipios (ayuntamientos) más por razones de identidad tribal que de organización real, poco más del 20% del total de los municipios existentes en la actualidad en México. El tema de organización administrativa ha tenido dos fases: 1) ayuntamientos 1  De la Cruz, Víctor (1983), “Rebeliones indígenas en el Istmo de Tehuantepec”, revista Cuadernos Políticos octubre-diciembre, México, págs. 55-56. 2  Constitución Política de la Monarquía Española, 19 de marzo de 1812, Librerías L, España, artículos 309-322, págs. 87-91.


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con organización moderna y 2) ayuntamientos regidos por usos y costumbres desde 1995. En la actualidad, alrededor del 70% de los municipios en Oaxaca se rigen por el modelo político-administrativo-social de usos y costumbres, es decir, de tradiciones; y aunque ese sistema tradicionalista trata de irse acoplando cada vez más a algunas reglas del sistema de representación política, el peso social-religioso de las tradiciones ha impedido una funcionalidad sistémica. Oaxaca ha tenido una tendencia histórica a la subordinación prioritaria a su propia historia y relaciones sociales. De 1524 a 1787 se contabilizaron, con suficientes elementos como para ser tomadas en cuenta, casi veinticinco rebeliones indígenas, la mayor parte de ellas de enfrentamientos ante el modelo colonial.3 Una de las más significativas –tanto por el efecto como por el daño y la significación– fue el alzamiento indígena en el Obispado de Tehuantepec en 1660, motivado en realidad por desavenencias entre las representaciones indígenas con la autoridad del ayuntamiento por unos regalos desdeñados por el alcalde,4 quien fue asesinado en la revuelta. A lo largo de un siglo, desde la Independencia hasta la Revolución, Oaxaca tuvo expresiones latentes de comportamientos autonomistas, no separatistas pero siempre ajustados a sus objetivos locales. Entre 1821 y 1824, en plena lucha por la definición del camino de la independencia, los planes específicos de Iturbide y los primeros indicios de federalismo republicano, las autoridades políticas de Oaxaca plantearon en leyes, reglamentos y leyes orgánicas formas adelantadas de gobierno muy superiores a las coloniales,5 siempre con el propósito de sentar por adelantado los márgenes de funcionamiento autónomo como sociedad y dejando muy en claro el bloqueo a injerencias externas. Asimismo, de 1845 a 1920, Oaxaca declaró en cuatro ocasiones el ejercicio de su soberanía estatal desconociendo algunas decisiones federales y dejando al estado en el limbo institucional: en 1845 por el fin de la república centralista y la refundación republicana, en 1857 como rechazo al golpe de Estado de Félix Zuloaga, en 1871 por el golpe de Estado de Porfirio Díaz y el Plan de la Noria contra Benito Juárez y en 1915 para desconocer a los constitucionalistas de Venustiano Carranza.6 Estas decisiones formales de soberanía estuvieron acompañadas de acciones de violencia política de largo alcance: el asesinato del general Félix Díaz, hermano de Porfirio, en Tehuantepec como reacción contraria a la Revolución de la Noria7 y más tarde, en 1915, el asesinato del general Jesús Carranza, hermano de Venustiano, cuando llegó al estado a imponer la revolución constitucionalista.8 3  Las rebeliones indígenas en la Sierra Norte de Oaxaca durante la colonia: resistencia y enfrentamiento a la dominación espiritual e ideológica española, VI congreso de Historia de Centroamérica, Instituto de Investigaciones Antropológicas de la unam. 4  Díaz Polanco, coordinador (1992), El fuego de la inobediencia. Autonomía y rebelión indígena en el Obispado de Oaxaca, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México, págs. 32-34. 5  Pérez Jiménez, Gustavo (1959), Las Constituciones del estado de Oaxaca, Ediciones Técnicas Jurídicas del gobierno del Estado de Oaxaca, México, págs. 30-62. 6  Dalton (1997), Oaxaca, una historia compartida, Gobierno del Estado de Oaxaca e Instituto de Investigaciones Dr. José maría Luis Mora, México, pág. 262, y Brachetti, Ismael, y Muñoz, Abraham (1980), Tres intentos pro soberanía del estado de Oaxaca 1857, 1871 y 1915, Ediciones del gobierno del Edo. De Oaxaca, México, págs. 9-10. 7  López Tiana Caballero, César Vicente (1991), Principales conflictos sociales del Istmo de Tehuantepec 16601980, tesis de maestría en historia, UAM Iztapalapa, México, págs. 142-143. 8  Ross, Stanley R., La muerte de Jesús Carranza, revista Historia Mexicana No. 230, volumen 7 No. 1, julioseptiembre de 1957, pág. 204.


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Oaxaca no buscaba su separación de la república sino el respeto a su gestión autonómica decretada en las constituciones de 1824 y 1857, como parte del sentido autonómico de su sociedad. Lo mismo ocurrió en la larga lista de rebeliones indígenas desde la fundación misma del estado de Oaxaca. La integración de Oaxaca a la república federal se definió poco antes de la consolidación de las leyes federales. Pero la tendencia al autonomismo político y dentro de él del autonomismo indígena ha sido uno de los pasivos institucionales de Oaxaca que permiten identificar las raíces históricas de las rebeliones, la ingobernabilidad y el autonomismo social. Las rebeliones indígenas fueron una fase de resistencia a los intentos de dominación de las élites criollas a la integración republicana de los grupos dominantes en la coyuntura. Luego del aplastamiento de la soberanía 1915-1920, la de más larga duración, Oaxaca entró en el periodo de disminución de la resistencia expresada sólo ante intentos bruscos de imposición de decisiones federales a lo largo del siglo xx. Después de 1920, la configuración del sistema político transitó por varias fases: • La dominación caudillista. • El institucionalismo generado por la fundación del Partido Nacional Revolucionario. • El periodo propiamente sistémico con el pri como el partido-sistema.9 Oaxaca tuvo varias experiencias de dominación centralista en el siglo xx. Una de ellas ha sido poco estudiada: la elección de gobernador en 1924. En ese año, apenas al renunciar a su cargo de ministro de Educación Pública del gobierno del general Álvaro Obregón, el oaxaqueño José Vasconcelos inscribió su candidatura al gobierno del estado pero fue aplastado por un fraude electoral organizado por el entonces ministro de Gobernación y precandidato presidencial del Caudillo Obregón, Plutarco Elías Calles;10 cuatro años más tarde, en 1928, Vasconcelos compitió contra Obregón por la presidencia de la república y de nueva cuenta fue derrotado con otro fraude electoral organizado por Elías Calles entonces presidente saliente de la república.11 A partir de entonces Oaxaca quedó subordinado al sistema político presidencialista, con excepción de actos de rebeldía política sin control manifestados en años posteriores: el activismo de la Coalición Obrero Campesina Estudiantil en 1974,12 el conflicto universitario de 1977, la insurrección de la Alianza Popular del Pueblo de Oaxaca en el 200613 y pequeños grupos guerrilleros con poco activismo violento14 en los setenta y luego en el primer decenio del siglo xxi. La conformación social de Oaxaca nunca pudo consolidar una división de clases y se quedó estancada en la organización de estamentos indígenas-religiosos. El fracaso en la re9  Ramírez Carlos (2012), PRI: ¿leyenda urbana o hecho político? Apuntes para un ensayo sobre el partidosistema, revista Bien Común, Fundación Rafael Preciado del PAN, No. 213, diciembre 2012, México, pág. 9. 10  Martínez Vázquez, Víctor Raúl, coordinador (1985), La revolución en Oaxaca 1900-1930, Instituto de Educación Pública de Oaxaca, México, págs. 11-23. 11  Skirius, John (1978), José Vasconcelos y la cruzada de 1929, Siglo XXI Editores, México, págs. 161-165. 12  Yescas, Isidoro (1980), La coalición Obrero Campesino Estudiantil de Oaxaca 1972-1974, en Benítez Zenteno, Raúl, compilador, Sociedad y política en Oaxaca 1980. 15 estudios de caso, Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, México, págs. 289-291. 13  Ramírez, Carlos (2010), La comuna de Oaxaca, Editorial de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México, págs. 42-43. 14  Castellanos, Laura (2007), México armado 1943-1981, Editorial Era, México, pág. 307.


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producción a nivel local del sistema político priísta en el siglo xx –tomando la estructura de organización política desde la Revolución Mexicana con la destrucción del viejo orden porfirista–15 creó una forma sistémica peculiar de convivencia política, en la que el gobernador del estado funcionaba como la autoridad política máxima pero con escasa influencia en la organización indígena-religiosa de la sociedad en general. Asimismo, la falta de integración sistémica social propició la tendencia a la multiplicación de grupos de poder y de crecientes y fuera de control grupos presión alrededor de cuando menos tres puntos centrales: • Identidad indígena. • Creencias religiosas. • Y resistencia popular en el tema de la defensa de los derechos humanos, es decir, la lógica dominación-resistencia. La consolidación de la organización social comunitaria mayoritaria se logró en 1995 con la aprobación de una legislación estatal para reconocer el sistema de usos y costumbres en la elección de autoridades municipales, sin romper con la representación política, unidad republicana y forma federal de gobierno.16 Este mecanismo de selección de autoridades municipales por la vía de las tradiciones indígenas fue una forma particular de implantar en el sistema de representación política moderno el mecanismo tradicional de autoridades a partir de orígenes indígenas-religiosos: 418 de los 570 municipios se acogieron a este sistema, es decir, el 73% del territorio político municipal escogía primero a las autoridades municipales en reuniones de las autoridades indígenas y comunitarias sin pasar por elecciones y sólo más tarde aceptaron el sistema de partidos y las autoridades designadas por las tradiciones cumplieron con los requisitos de registrar candidaturas en algún partido y cumplir la exigencia de procesos electorales pero arreglados por la selección de candidatos por la comunidad. Estos datos ilustran la forma particular de organización política de Oaxaca, aunque particular en cuanto a mecanismos porque al final de cuentas se trató sólo de prácticas tradicionalistas y no de excepcionalidades exclusivistas dentro el sistema político institucional. Asimismo, estos datos permiten explicar el desarrollo político de Oaxaca del largo periodo 1970-2013.

II. Crisis en la organización política 1970-2013 La crisis institucional de 2006 en Oaxaca con la insurrección de organizaciones populares y sindicales, la instalación de barricadas en el centro histórico de la ciudad capital y las exigencias para el cambio de la forma de gobierno representativa por una comunal de acción directa del poder17 tuvo su contexto principal en la reorganización política nacional en el periodo 1968-1977, del movimiento estudiantil que fue reprimido en Tlatelolco el 2 de octubre a la reforma política del gobierno de José López Portillo que legalizó el Partido Comu15  Córdova, Arnaldo (1987), La formación del poder político en México, Editorial Era, México, págs. 15-16. 16  López Bárcenas Francisco (2005), “Elecciones por usos y costumbres en Oaxaca”, en Cienfuegos Salgado, David y López Olvera, Miguel Alejandro Estudios en homenaje a don Jorge Fernández Ruiz. Derecho constitucional y política, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, México, págs. 355-358. 17  Ramírez, Carlos (2010), La comuna de Oaxaca, Editorial de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México, pág. 72.


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nista Mexicano y permitió la llegada de la izquierda al poder legislativo y a cargos ejecutivos estatales y municipales. El activismo del pcm en Oaxaca se dio en los gobiernos federales de Luis Echeverría (1970-1976) y López Portillo (1976-1982). En Oaxaca ocurrieron movimientos en el ejecutivo estatal que liberaron los mecanismos de control político: el gobernador Víctor Bravo Ahuja (elegido en 1968) solicitó licencia en 1970 para incorporarse al gabinete del presidente Echeverría como titular de la Secretaría de Educación Pública y en su lugar quedó Fernando Gómez Sandoval, salido de órganos de dirección de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca. En diciembre de 1974 tomó posesión del gobierno estatal el abogado y ex dirigente de la Sección XXII de maestros Manuel Zárate Aquino, quien tuvo que renunciar en 1977 por uno de los más graves conflictos populares y su interino fue el general Eliseo Jiménez Ruiz, quien había encabezado las partidas militares en Guerrero para liquidar la guerrilla de Lucio Cabañas y Genaro Vázquez Rojas. En el periodo 1968-1980 Oaxaca resintió reacomodos en su organización política al pasar el relevo de gobernador de grupos homogéneos a alternancias en facciones priístas sexenales: en 1970, adelantándose a las reformas al sistema de partidos, en la beligerante zona de Tehuantepec se fundó un grupo plural de coalición de corrientes definidas de lucha: la Coalición Obrero Campesina Estudiantil del Istmo (cocei). Si bien sus discursos eran antisistémicos, sus objetivos fueron institucionales: la conquista del poder por la vía legal, uniendo a las tres corrientes sociales de marcado activismo en las calles y de ideología radical hacia la izquierda. En los años de 1972 a 1976 el país tuvo un periodo de inestabilidad por las movilizaciones políticas de los empresarios, el efecto interno del discurso de Echeverría hacia los países subdesarrollados entre el mundo capitalista y el mundo socialista, sus acercamientos a Cuba y Chile bajo la influencia socialista-comunista de Salvador Allende y el nacimiento de la guerrilla urbana como reacción a la represión del 68.18 El país entró en una severa crisis sistémica después de la represión de 1968: la institución presidencial comenzó a ser sometida a una severa crítica abierta, el pri ya no podía resistir los cuestionamientos de la derecha panista, la izquierda socialista-comunista actuaba en la semilegalidad porque ya no podía ser reprimida como antes, el discurso del presidente Echeverría había despertado a las facciones progresistas dentro del pri, los medios fueron abriendo espacios de crítica y del gobierno y los mecanismos de control político dejaban de operar con eficacia. El mismo Echeverría tuvo que asumir el discurso de la insatisfacción sistémica y enarboló el discurso de la “apertura democrática” que de suyo partía del reconocimiento implícito a la falta de espacios democráticos. El pan dio un salto cualitativo de partido de oposición leal19 a partido con objetivos de alternancia en el poder. El sistema político entró en un bache paradójico en 1976: en las elecciones presidenciales de ese año el pan, por una dura crisis interna y reacomodo de grupos de poder, no presentó candidato a la presidencia de la república y el candidato del pri, José López Portillo, realizó una campaña sin contrincante; y si bien obtuvo el 97% de los votos, la crisis de legitimidad se dio por ausencia de la oposición. Salido de las goteras de la burocracia política –una carrera impulsada por su amistad fraterna con Echeverría y no por escalamiento de posiciones–, el candidato López Portillo llamó como asesor político a Jesús Reyes Heroles, un burócrata 18  Ramírez, Carlos (2005), Autobiografía de la crisis 1970-2000, ensayo inédito, págs. 4-8. 19  Loaeza, Soledad (1977), “El Partido Acción Nacional: la oposición leal en México”, en Lecturas de Política Mexicana, El Colegio de México, México, págs. 169-171.


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eficaz, intelectual marginal e historiador del siglo xix mexicano, que había sido presidente nacional del pri durante una parte del gobierno de Echeverría y había sido relevado cuando Echeverría operó al margen del partido la nominación del candidato presidencial en 1975. Agobiado por la inestabilidad política y por la crisis devaluatoria, con un sector empresarial metido ya en una fase de lucha de clases y en medio de rumores de golpe de Estado, López Portillo instruyó a Reyes Heroles a redactar una reforma política para modernizar el sistema electoral, abrir el sistema de partidos y consolidar los espacios de la crítica política, todo ello con la intención de disminuir las presiones internas en el sistema político. En el escenario de la reforma política de 1977, Oaxaca entró en una zona de sobrecalentamiento político: en 1970 se creó la cocei en el Istmo de Tehuantepec y luego se replicó en la ciudad de Oaxaca, en 1977 estalló el descontento popular por alza en tarifas de transporte y el gobernador Zárate Aquino se vio obligado a renunciar y en 1980 la cocei se alió al pcm para competir por la alcaldía de Juchitán.20 Pero la gestión de la cocei rompió moldes, se basó en la participación popular y estimuló el activismo político, lo que provocó invasiones de tierras y sobre todo enfrentamientos locales.21 El 3 de agosto de 1983, en la elección de nuevo alcalde, estalló un nuevo conflicto por choques entre la cocei con priístas y la intervención de fuerzas policiacas, como espacio previo a las elecciones de renovación de alcalde en octubre; en medio de irregularidades y tensiones, la Comisión Estatal Electoral dio la victoria municipal al pri,22 en alternancias sucesivas en años posteriores. La cocei fue una de las más importantes experiencias de organización social de movimientos activistas que hasta finales de los años sesenta se habían destacado sólo por la confrontación y no buscaban espacios institucionales de poder. El modelo se basó en el aglutinamiento de las tres principales corrientes disidentes: estudiantes sobre todo de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, campesinos estimulados por movimientos de recuperación de tierras contra latifundios y grupos sindicales no controlados. La lucha por el control de la Universidad tuvo un largo periodo de enfrentamientos internos en 1975-1977, que entró en situación de colapso en 1977 con una huelga en el Istmo por aumento de tarifas de transporte, en la capital hubo un paro de labores empresariales, nació una agrupación empresarial exigiendo orden y en la Universidad se desarrolló una fase de violencia en la disputa por la rectoría. La intervención de la policía unificó a todos los grupos y el gobernador Zárate Aquino se vio obligado a solicitar licencia el 3 de marzo de ese año. Como interino llegó el general Jiménez Ruiz, precedido por su fama de haber aplastado militarmente a la guerrilla guerrerense. La siguiente inestabilidad social ocurrió en el sector magisterial en mayo de 1979 provocada por la Sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación: una protesta por aumento salarial y por democracia sindical fue reprimida por la policía y se engarzó con la celebración de una reunión de secciones estatales disidentes de la dirección nacional del snte en Chiapas y ahí –de la protesta escalada en Oaxaca y la reunión en Chiapas– nació la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, incorporando después a grupos de las secciones de Guerrero, Michoacán, Tabasco, Estado de México y Distrito Federal. La

20  Bañuelos, Martha (1985), Juchitán, lucha y poesía, Editorial Extemporáneos, México, pág. 42. 21  Monsiváis, Carlos (1983), Crónica de Juchitán, revista Cuadernos Políticos, Editorial Era, julio-septiembre de 1983, México, págs. 46-49. 22  www.mmh.org.mx/nav/node/98.


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dirigencia oficial del snte, bajo el control del cacicazgo de Carlos Jonguitud Barrios, no dio respuesta y su cerrazón fortaleció a la disidencia magisterial. Las élites políticas en Oaxaca entraron en su propia zona de inestabilidad. Las luchas sociales tenían efectos en el gobierno estatal sólo cuando se salían de los cauces de control policiaco. La designación de candidatos a gobernador por el pri obedecía a decisiones del centro presidencial. Una de las claves en el reparto del poder estaba en la circulación de las élites,23 un grupo llegaba al poder y lo repartía pero luego otro, seis años después, le tocaba dirigir al ejecutivo estatal y volvía a repartir el poder. La distribución del poder entre todos los grupos fue la lección aprendida por las élites priístas oaxaqueñas a partir de la amarga experiencia de la caída del gobernador Zárate Aquino, un abogado obstinado y severo. La renuncia del gobernador fue asumida por las élites como producto del enfrentamiento entre los diferentes grupos de poder. Por tanto, la lección aprendida llevó a establecer reglas para el reparto de posiciones políticas entre todos los grupos.24 La estabilidad derivada de ese acuerdo duró poco tiempo: de 1977 a 1992. En 1986 asumió el gobierno estatal el dirigente campesino Heladio Ramírez López y los espacios comenzaron a cerrarse paulatinamente para otros grupos: la sucesión de gobernador en 1992, además, se montó sobre la sucesión presidencial de 1994 y en Oaxaca se replicó el enfrentamiento entre Luis Donaldo Colosio como parte del grupo salinista y Manuel Camacho como salinista pero ajeno al grupo salinista del gabinete presidencial. El camachista Luis Martínez Fernández del Campo –con carrera local y maestro de Salinas y Camacho en la Escuela de Economía– comenzó una gira estatal para obtener la candidatura, como parte de las nuevas reglas priístas del juego luego de la XIV asamblea nacional del pri que permitía las candidaturas por voto abierto,25 pero el presidente Salinas lo frenó para imponer como candidato al colosista Diódoro Carrasco Altamirano, un tecnócrata cercano a la familia Echeverría, hijo del cacique cenecista Diódoro Carrasco Altamirano, aliado al gobernador saliente y posición de gobierno estatal para el precandidato Colosio. La circulación de las élites se taponó y comenzó entonces una disputa por el poder en las cabezas de las diferentes familias priístas. Las luchas en las élites en el periodo 1986-1998 fracturaron al pri y permitieron la consolidación de grupos políticos disidentes, sobre todo el Partido Convergencia dirigido por el ex priísta Dante Delgado Ranauro que recibió a la mayor parte de ex priístas. El choque en la cumbre se dio entre el gobernador saliente en 1998 Carrasco Altamirano con el entonces senador José Murat Casab, durante la presidencia de Ernesto Zedillo. En el proceso previo a la designación del candidato, el gobernador Carrasco cerró los espacios de participación a otras facciones. Sin embargo, el senador Murat Casab jugó la carta de la disidencia, amenazó con salirse del pri y competir por el prd para repetir la experiencia de Ricardo Monreal Avila en Zacatecas en 1997 al salirse del pri justamente por negarle la candidatura y ganar las elecciones estatales en enero de 1998 con el 44% de los votos. Ante la posibilidad de que se repitiera el modelo Zacatecas, Zedillo decidió la candidatura de Oaxaca por el senador

23  Pareto, Vilfredo (1987), Escritos sociológicos, Alianza Editorial, Madrid, págs. 71-72. 24  Basáñez, Miguel (1987), La composición del poder. Oaxaca, UNAM e Instituto Nacional de Administración Pública Oaxaca, págs. 148-153. 25  Pacheco Méndez, Guadalupe, La reestructuración organizativa del pri 2000-2003, revista Veredas, uan Xochimilco, No. 9, segundo semestre de 2004, pág. 145.


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Murat,26 provocando una quiebra en las familias priístas, la fractura más importante en la élite priísta desde 1977. La ruptura en los acuerdos no escritos por la crisis de 1977 de repartir el poder entre todos los grupos se rompió en realidad en 1986 y se agudizó en 1998: como gobernador en funciones, Murat Casab bloqueó también la circulación de las élites, cerró los cargos de elección popular y poco a poco los jefes de las familias priístas se fueron saliendo del pri y tomando el control de las organizaciones de la oposición: pan, prd, Convergencia y otras agrupaciones menores quedaron lideradas por ex priístas. Gabino Cué Monteagudo, segundo de a bordo del grupo de Carrasco Altamirano, renunció al pri y se inscribió en Convergencia para ganar en el 2001 la presidencia municipal de Oaxaca, fue candidato de la alianza opositora de todos los partidos opositores al pri –excepto el Verde– a la gubernatura en el 2004 contra el candidato de Murat Casab, Ulises Ruiz Ortiz, y perdió, en el 2006 ganó la senaduría estatal y en el 2010 desplazó al pri del gobierno estatal. En las organizaciones sociales la sección XXII de maestros se convirtió a partir de 1979 en el centro disidente y de movilidad social. Para evitar un colapso en el snte, Jonguitud y Elba Esther Gordillo permitieron la autonomía sindical de las secciones afiliadas a la cnte como espacio político y no gremial; por esta vía, las secciones disidentes pasaron a controlar las cuotas y a abrir una revisión de las condiciones de trabajo pero paralelas a la oficial y legal del snte con la sep; abandonados por el centralismo con la reforma educativa del presidente Salinas de 199227 –federalización de presupuestos, pero centralización de dependencia sindical en el snte–, los gobernadores carecieron de apoyo en la negociaciones locales y tuvieron que llegar a acordar pliegos petitorios adicionales anuales, sólo que con cargo a las finanzas públicas estatales. Paulatinamente, la Sección XXII fue perfeccionando su organización sindical como organización política y social aglutinando a su alrededor a decenas de agrupaciones sociales locales. La autonomía gremial, el fortalecimiento económico, político y social de la Sección XXII por el manejo de cuotas y acuerdos especiales con los gobiernos estatales y la creciente inestabilidad social por el endurecimiento en el ejercicio del poder institucional se encontró en el 2006 con un colapso del sistema político estatal y los grupos de poder y la colocación de ex priístas en los principales grupos de oposición política y electoral. La lucha gremial escaló el nivel de lucha político social y derivó en un severo conflicto sistémico, inclusive de mayores dimensiones que el de 1977 porque en el 2006 no sólo buscó la caída del gobernador en turno sino la instauración de un gobierno popular comunitario.

III. Disputa por la hegemonía El deterioro del sistema político en Oaxaca por la multiplicidad de organizaciones y facciones, por la falta de disciplina en materia de reglas políticas y por la pérdida de dominio priísta desde la reforma política de 1977 modificaron los términos de los liderazgos institucionales, sobre todo por la atomización de las organizaciones de participación política, social, gremial y de origen racial. La estructura tradicional del sistema político priísta con el pri como el 26  Yescas, Isidoro (2004), “1998-2004. Sucesiones y confrontaciones en el priísmo oaxaqueño”, en Voces de la transición en Oaxaca, Sánchez Islas, Claudio H., compilador, Carteles Editores, Oaxaca, págs. 43-44. 27  Acuerdo de modernización Educativa del presidente Carlos Salinas de Gortari, 19 de mayo de 1992, http://www.sep.gob.mx/work/models/sep1/Resource/b490561c-5c33-4254-ad1c-aad33765928a/07104.pdf.


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partido-sistema para la canalización de demandas condujo a una estructura de organizaciones operando sobre el mecanismo de las presiones sociales en las calles. Así, la dirección política vertical que aplicó el pri en sus mejores tiempos hubo de pasar a una horizontal; por tanto, las tareas del pri y de la oposición se enfocaron a la construcción de acuerdos de coyuntura ante circunstancias de lucha y demandas de corto plazo. Las disputas de poder en las élites en el periodo 1970-1986 desarticularon los acuerdos de entendimiento entre sectores, grupos y organizaciones civiles, al grado de abrir una brecha de incomunicación y no entendimiento entre la sociedad política y la sociedad civil, entorpeciendo el funcionamiento del Estado a nivel estatal. De manera inevitable, la desarticulación sistémica derivó en la construcción de hegemonías políticas y sociales, coaliciones de grupos bajo direcciones políticas colegiadas, aunque con mayor éxito en la oposición que en el pri, y funcionamiento de instituciones a través de acuerdos parciales. En este contexto, a lo largo del periodo 1970-1986, se construyeron en Oaxaca cuando menos tres hegemonías que se diputaron el poder fuera de los cauces del sistema: • La priísta. • La de la oposición político-electoral comanda por ex priístas. • La de organizaciones sociales antisistémicas. La fragilidad de los acuerdos, la inexistencia de dirección intelectual y las agendas a veces de corto plazo alargaron la construcción de verdaderas hegemonías directoras. Las autoridades institucionales –el gobernador, el pri y el gobierno estatal– prefirieron el entendimiento aislado con las hegemonías que programas políticos democratizadores. El enfoque de hegemonías parte de la concepción misma de la hegemonía: La hegemonía tiende a construir un bloque histórico, o sea, a realizar una unidad de fuerzas sociales y políticas diferentes y tiende a mantenerlo unido a través de la concepción del mundo que ella ha trazado y difundido.28

Cada hegemonía tenía su propio destino y su propia temporalidad de circunstancias políticas, electorales, sociales y gremiales: la priísta apelaba aún a la disciplina caudillista piramidal aunque con rupturas cada vez más intensas, la de la oposición se basaba en el objetivo de desplazar al pri del gobierno estatal por la confluencia de élites ex priístas y la popular giraba en torno a la búsqueda de mayores beneficios económicos y la imposición de reglas comunitarias en el ejercicio de la administración del gobierno. En este sentido, la conquista del poder se veía lejana en la hegemonía popular y más de corto plazo en la hegemonía política de oposición. A comienzos del siglo xxi, ya sin el pri en la presidencia de la república, la lucha política en Oaxaca se centraba en la conquista del poder para la obtención de beneficios de corto plazo, tanto político-electorales como económicos; por tanto, bien podría hablarse sólo de lucha política, disputa de espacios de poder o revisiones contractuales; no existían, hasta entonces, modificaciones en las definiciones básicas de forma de gobierno. De ahí que esa etapa se refiera más a la distribución del poder político y de gobierno. 28  Gruppi, Luciano (1978), El concepto de Hegemonía en Gramsci, Ediciones de Cultura Popular, México, pág. 7.


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La crisis del 2006 hizo dar un salto cualitativo al escenario oaxaqueño. En mayo los maestros instalaron, como cada año, un plantón en el centro histórico de la ciudad capital para negociar una agenda secundaria de prestaciones laborales sólo para la Sección XXII. No se trataba de nada nuevo. El escenario siempre era el mismo: negociación salarial sep-snte a nivel nacional para beneficiar a todas las secciones, agenda estatal, resistencia del gobierno estatal, marchas, plantón en el zócalo de la ciudad, traslado de las protestas oaxaqueñas al Distrito Federal pero con agenda local, protestas ante el snte y su líder Elba Esther Gordillo, resistencia de Gobernación a instalar una mesa especial para un asunto local, regreso de los maestros a la ciudad de Oaxaca, negociación de prestaciones adicionales con el gobierno del estado y a esperar el siguiente año. En el 2006 el escenario previsto se trastocó en junio; y no sólo se modificó la agenda de las protestas ni nada más la agenda de la disidencia, sino que impactó en la agenda de la oposición antipriísta controlada por ex priístas. El punto de ruptura fue el intento de desalojo policiaco del plantón en el centro histórico, aunque la intención oficial era la de arrestar al dirigente de la Sección XXII, Enrique Rueda Pacheco. La resistencia magisterial y el repliegue de la policía condujeron a la construcción sobre la marcha de una nueva dirección ideológica del movimiento: el ex rector de la uabjo Felipe Martínez Soriano --preso varios años por encabezar una fracción guerrillera del Procup-EPR-- organizaciones magisteriales radicales, grupos defensores de derechos humanos y políticos que habían participado en el pri, el pan, el prd y el pt crearon Alianza Popular del Pueblo de Oaxaca (appo), en la cual la Sección XXII participaba aunque no de manera activa ni en la dirección del movimiento pero sí como el factor de conflicto político que iba a arrinconar al gobierno estatal. De hecho, la Sección XXII fue rebasada; de elaborar una agenda de demandas sólo para beneficio del bienestar de los maestros, fue empujada a participar en una lista de demandas antisistémicas: la conquista del poder para cambiar la forma representativa de gobierno por una popular de acción directa del poder por el pueblo. Las barricadas y plantones estaban formadas por algunos maestros pero de hecho los activistas más dinámicos eran de grupos sociales promotores de la ruptura institucional. La hegemonía popular se construyó en el escenario previsto por Pablo González Casanova a partir de las experiencias revolucionarias centroamericanas: “1. La articulación de grupos y facciones de clase bajo una dirección política y moral, 2. la del “príncipe” o partido revolucionario –en su caso, el Partido Comunista Italiano–, que fusione 3. a una multiplicidad de voluntades dispares con objetivos heterogéneos, dándoles 4. una “única visión del mundo” y 5. una “voluntad nacional popular”. La lucha por la hegemonía supone, además, una estrategia que permita 6. a la clase obrera “dirigir a las clases aliadas y dominar a las clases opuestas” 7. dentro de un proyecto revolucionario por el socialismo. La creación de la voluntad colectiva se da 8. cuando una ideología logra difundirse 9. entre toda la sociedad, y determinar


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10. “no sólo objetivos económicos y políticos unificados, sino también una unidad intelectual y moral”. En ese sentido, la lucha por la hegemonía busca impedir una “revolución pasiva” o un “consenso pasivo”. Ha de fundarse 11. en un consenso “activo y directo”, “que integre en las masas la visión del mundo, y la lucha económica, política y moral”, 12. no sólo a corto plazo sino a largo plazo. Este objetivo supone, de un lado 13. una “mística” o “religión popular” –no es casual que por cierto a Martí se le llamara El Apóstol–, que vincule a los dirigentes y a los dirigidos con una ideología y una visión revolucionarias del mundo, 14. y exige además la difusión en la sociedad de una serie de “valores sociales que no tienen una única connotación de clase”.29 La respuesta del pri estuvo reducida por el hecho de que ya no tenía la presidencia de la república, el gobierno panista de Vicente Fox estaba metido de lleno en la campaña presidencial para mantener la continuidad sexenal del pan y el gobierno priísta estatal recogía la cosecha de tres siembras fuera de temporal desde 1986: las renuncias al pri de élites locales, la disputa del gobernador Ulises Ruiz Ortiz con el anterior gobernador José Murat Casab y el papel activo del exgobernador priísta Diódoro Carrasco Altamirano que rompió la circulación de las élites ya como diputado panista. Y en el contexto nacional, el avance del candidato presidencial perredista Andrés Manuel López Obrador y las dificultades del candidato presidencial panista Felipe Calderón Hinojosa para conseguir la primera posición electoral. Un acto de fuerza de un gobierno estatal gobernado por el pri pero avalado por el pan iba a afectar severamente el ánimo nacional y beneficiar al prd. La lucha política y social en el 2006 duró de junio a diciembre, pasó por la intervenciónmediación de la Secretaría de Gobernación30 en octubre pero quedó atrapada en la disputa poselectoral de López Obrador y su plantón en el corredor Zócalo-Juárez-Reforma. Las negociaciones de acuerdos en Gobernación pasaron al último lugar de la lista, la prioridad era consolidar el dictamen final del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y luego llegar a la toma de posesión de Calderón Hinojosa el primero de diciembre. La decisión gubernamental de autorizar la recuperación de zonas de la ciudad en poder de la appo llevó a la Policía Federal a dos acciones de fuerza: la recuperación territorial por la policía y a finales de año al arresto del dirigente más visible de la appo, el portavoz Flavio Sosa Villavicencio, militante político, flotillero de taxis, creador de los appotaxis, militante del pan en el 2000 y luego del pt. El saldo político de la crisis del 2006 fue la consolidación de un frente electoral opositor que en ese mismo año de 2006 había llevado a Cué Monteagudo, exalcade de Convergencia en Oaxaca y candidato perdedor en las elecciones de gobernador del 2004, al Senado de la república. El liderazgo local del pan quedó en poder del exgobernador priísta Carrasco Altamirano, Cué Monteagudo se alió a López Obrador y el Partido Nueva Alianza de la maestra Gordillo se sumó a la coalición opositora. Sin el apoyo del gobierno federal panista al gobierno priísta de Oaxaca durante el periodo 2006-2010 y sin ninguna iniciativa del pri nacional y estatal por reconstruir los acuerdos en las élites, las elecciones a gobernador en julio del 2010 se realizaron entre el PRI aliado a un inexistente Partido Verde local contra una 29  González Casanova, Pablo (1985), El poder al pueblo, Editorial Océano, México, págs. 11-12. 30  Ramírez, La comuna, págs. 345-346.


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alianza opositora formada por pan-prd-pt-Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) y la posterior incorporación de Nueva Alianza. El pri –dividido por la persistencia del enfrentamiento en su interior entre el gobernador Ruiz Ortiz y el exgobernador Murat Casab– no pudo reconstruir su hegemonía, la alianza opositora de élites ex priístas se aglutinó en torno a la figura de Cué Monteagudo y la hegemonía popular de la appo y la Sección XXII cerraron filas contra el pri. El saldo de la elección del 2010 fue singular: el pri aumentó en cien mil votos su contabilidad respecto a las elecciones de 2004, pero la sumatoria de la oposición le dio al candidato de la alianza, Cué Monteagudo, el 50.1%, contra el 42% del pri-Verde.

IV. El fracaso de la alianza Una vez en el gobierno estatal en diciembre de 2010, la alianza opositora como hegemonía político-popular se enfrentó a tres problemas: • La redistribución del poder. • La agenda sistémica. • Realineamiento de hegemonías. Las disputas al interior de la hegemonía político-popular se dividió en dos áreas temáticas: el ejercicio del poder y la reconstrucción del sistema. El gobierno de Cué Monteagudo quedó atrapado en la tenaza de agendas si acaso con espacios de entendimiento, al final confrontadas por el objetivo final. El gobierno institucional se quedó con la estructura administrativa y política del gobierno estatal y las organizaciones sociales se volvieron a instalar en las calles con sus demandas antisistémicas. El factor de alianza política en el 2010 fue la derrota electoral del pri, pero no su desaparición. Y el factor político inesperado –el Cisne Negro– fue la victoria electoral del candidato presidencial priísta Enrique Peña Nieto y la reinstalación del pri en Palacio Nacional y la reactivación del pri como partido político con estructura nacional, hecho que cambio las coordenadas previstas por la alianza opositora al pri. En la redistribución del poder evidenció el gobernador aliancista Cué Monteagudo los alcances de la alianza opositora: • La agenda de la Sección XXII de maestros pasó a segundo término con la designación de Irma Piñeyro como primera secretaria general de gobierno aliancista de Cué Monteagudo. Piñeyro había sido candidata a gobernadora por el Partido Nueva Alianza, de Gordillo y el snte. Ahí rompió el gobernador aliancista su compromiso con la Sección XXII por la ausencia de entendimiento con la dirección nacional del snte. • El congreso local reflejó el reparto del poder: el pri logró el 38.1% de la totalidad de los diputados locales, el prd 21.4%, el pan 26.2%, el pt 4.7% y mc 7.1%. La mayoría calificada del congreso local es de 29 diputados y la oposición antipriísta sólo suma 26. Por tanto, el pri perdió el gobierno estatal pero conservó su poder en el poder legislativo local como primera fuerza estatal. • En alcaldías por elección directa, el pri conservó la mayoría de 74, contra 51 del prd y 18 del pan.


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• En el pan el liderazgo político visible lo tiene el ex gobernador priísta Carrasco Altamirano, pero perdió la elección directa de senador por el principio de mayoría relativa en el 2012 porque quedó en tercer lugar; la primera fórmula de dos senadores la ganó el prd y la tercera posición la retuvo el pri. Carrasco Altamirano funcionó en la campaña del 2012 como miembro del equipo del primer círculo electoral de la candidata presidencial panista Josefina Vázquez Mota. • En el prd el liderazgo político quedó dividido entre el prd de Los Chuchos, el Movimiento de Renovación de López Obrador y la tribu de René Bejarano. La agenda sistémica no amainó con la victoria electoral; al contrario, aumentó la intensidad de las presiones de los grupos antisistémicos, sobre todo la Sección XXII de maestros. La appo se autodisolvió en el 2010 con la colocación de algunas de sus figuras en el gabinete del gobernador Cué Monteagudo, aunque en segundos niveles por la exigencia a secretarios del gabinete de tener título profesional. Otras figuras de la lucha antisistémica llegaron a posiciones del congreso local; por ejemplo, el portavoz de la appo Flavio Sosa Villavicencio llegó a la diputación local 2010-2013, luego de ser liberado en el 2008 por gestiones insistentes del gobernador aliancista Cué Monteagudo. La conformación del gabinete se realizó en función del modelo sistémico priísta, con el gobernador del estado –salido de la oposición– como la figura central. A lo largo de tres años de administración, 2010-2013, el gobernador ha tenido tres secretarios generales de gobierno, el nivel de la operación política cotidiana. El diseño institucional de la administración central se realizó en función del modelo tradicional priísta: funcionarios sin poder, equilibrios forzados dentro de cada dependencia y centralización de las decisiones en el titular del poder ejecutivo. Asimismo, la redistribución burocrática del poder realineó capacidades en función del criterio de evitar cacicazgos. El reparto del poder no correspondió a los partidos de la alianza: el segundo secretario general de Gobierno, Jesús Martínez Alvarez, fue el constructor de Convergencia en el estado pero llegó como un funcionario sin autoridad y renunció a principios de 2013. En su lugar arribó Alfonso Gómez Sandoval, quien minutos antes de aceptar el nombramiento había participado como priísta en la nominación del candidato del PRI a la alcaldía, con lo que la posición operativa del gobierno aliancista quedó en manos de un priísta en activo que tuvo que pedir autorización a su partido para aceptar un cargo público en el gobierno de otro partido. El mensaje de los movimientos al interior del gobierno aliancista dejó en claro el funcionamiento institucional del reparto del poder y sobre todo las prácticas priístas de operación política. Del movimiento opositor de 2006-2010 sólo quedó vigente la Sección XXII de maestros, pero en torno a su propia agenda de control sindical de la educación y alejada de la alianza con los grupos que lo acompañaron en la protesta organizada por la appo. El papel movilizador de la XXII fue uno de los detonadores del triunfo de la candidatura aliancista: el pri aumentó casi 140 mil votos sobre la elección de gobernador de 2004, pero la alianza creció casi 300 mil votos. Pero como lo estableció desde el principio, la XXII no sería un grupo sistémico sino un defensor de su agenda magisterial en torno a sólo dos objetivos: el control de la política educativa en el estado y beneficios socioeconómicos crecientes para los maestros en cada revisión anual. La reforma constitucional educativa del gobierno de Peña Nieto a comienzos del año de 2013 aumentó el activismo de la Sección XXII a nivel local


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y también a nivel nacional con su papel activo en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. En todo caso, puede preverse la reconfiguración de una nueva alianza popular contra las reformas del Pacto por México, con la XXII como pivote pero sin más visibilidad que su agenda educativa. La agenda antisistémica del 2013 retomó la parte central del 2006: la reconfiguración del sistema representativo, la creación del ejercicio directo del poder de organizaciones sociales dentro del Estado a nivel local, la instalación de oficinas especiales para la agenda popular y el acceso a posiciones poder dentro de la estructura del gobierno de miembros de organizaciones populares. Por el alcance de los objetivos de la agenda antisistémica y por el hecho de que dependen de una agenda nacional, las luchas locales se van a centrar en la conquista de posiciones locales. El movimiento popular antisistémico oaxaqueño depende del papel activo de la Sección XXII de maestros, pero esta organización tiene claro que debe centrar sus acciones en la agenda magisterial y no más allá, aunque algunos de sus niveles de dirigencia puedan participar en agrupaciones de lucha sistémica. La XXII ha centrado sus acciones en la aprobación de su Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (pteo) como sucedáneo de la reforma educativa aprobada en el Pacto por México. El pteo le entregaría la definición de la filosofía educativa a la XXII y el manejo de recursos y personal. El problema de la XXII es que carece de personalidad jurídica para negociaciones nacionales porque forma parte –1 entre 50 secciones, apenas el 1.7%– del snte. La redistribución del poder entre ex priístas, la permanencia de las reglas políticas del pri y la ausencia real de una agenda antisistémica han adelantado un realineamiento de las hegemonías en Oaxaca: el pri buscará el reposicionamiento en las locales del 2013, convertirá las legislativas federales del 2015 en aduana política y la nueva disputa por el poder se dará en las elecciones de gobernador en el 2016. La alianza opositora seguirá existiendo como oportunidad política, pero el pan y el prd entraron en el 2013 en zonas de conflicto por la definición de sus áreas de poder. En el mismo escenario, la XXII va a sufrir derrotas derivadas de la reforma constitucional educativa de comienzos del 2013 y del encarcelamiento de la presidenta del snte. En los primeros meses de 2013 la XXII se quedó aislada y sólo con la alianza de la Sección XIV de Guerrero en la lucha contra la reforma educativa, mostrando la debilidad de la cnte que nació en Chiapas a finales de 1979 pero fortalecida por la disidencia de la XXII. La alianza de 2010 nació en términos electorales para desplazar al pri del gobierno estatal y no como parte de una agenda de transformación sistémica. A lo largo de la primera mitad de su sexenio, 2010-2013, el gobierno de Cué Monteagudo no ha encabezado ninguna oposición sistémica al sistema central ni al gobierno federal. Con agendas tan definidas, las posibilidades de la alianza van a depender de no romper los compromisos electorales, redocumentar las formas de redistribución del poder y darle cauce a algunas de las demandas antisistémicas. En este escenario, la alianza opositora tendrá en contra el fortalecimiento de las posibilidades del pri con la victoria de Peña Nieto, pero estará condicionado a evitar la profundización del litigio político Ruiz-Ortiz-Murat Casab, mayores deserciones priístas y la posibilidad del regreso de otros priístas al seno del partido. Asimismo, el pri pudiera capitalizar algunas de las divisiones internas en el interior de la alianza antipriísta.


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Las cifras electorales del 2010 para la elección de diputados por mayoría relativa ofrecen un panorama de la distribución del poder político por partidos, en un congreso de 25 diputados por mayoría relativa y 17 de representación proporcional, para un total de 42: • • • • • • • •

pri: 588 mil 285 votos, 16 diputados. prd: 293 mil 108 votos, 9 diputados. pan: 284 mil 451 votos, 11 diputados. Unidad Popular (local): 53 mil 239 votos, 1 diputado. mc: 55 mil 385 votos, 3 diputados. pt: 47 mil 842 votos, 2 diputados. pvem: 37 mil 613 votos, 0 diputados. panal: 32 mil 228 votos, 0 diputados.31

Los datos político-electorales de Oaxaca ofrecen la conclusión de que las posibilidades aliancistas dependen precisamente de la alianza plural entre partidos, formaciones, movimientos sociales y organizaciones populares, pero también de los comportamientos de la sociedad oaxaqueña que en el 2010 votaron por la alternancia como una forma de darle cauce institucional a las protestas sociales pero en tres años de gobierno aliancista los problemas de gobernabilidad en el modelo Huntington32 se han agudizado: la violencia política, los enfrentamientos intermunicipales, la lucha violenta por las alcaldías y las protestas magisteriales en los tres años de gobierno aliancista han sido mayores a las existentes en el pasado priísta. Si la sociedad considera que la alianza no resolvió los problemas de gobernabilidad cotidiana –institucionalización de la política mayor y decrecimiento las protestas sociales– y cruza la información local con el gobierno priísta federal, los saldos electorales podrían cambiar. La alianza en Oaxaca se construyó en torno a seis variables: • • • • • •

Divisiones en el pri y espacios en otros partidos y organizaciones. Liderazgo carismático de Gabino Cué Monteagudo. Bandera de la transición democrática. Agotamiento de la gobernabilidad tipo pri. Confluencia de agendas sistémica y popular en torno a alternancia. pan en la presidencia de la república.33

Las variables correspondientes de los procesos electorales en Oaxaca para el periodo 2013-2016 no benefician a la alianza, a excepción de la vigencia social contra el pri: • Divisiones y fracturas en las élites aliancistas. • Ruptura del acuerdo básico gobierno aliancista-Sección XXII en torno a agenda magisterial. • Vigencia de las protestas magisteriales en las calles. 31  Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca, http://www.ieepco.org.mx/. 32  Huntington, Samuel (1996), El orden político en las sociedades en cambio, Paidós Estado y Sociedad, México, pág. 16. 33  Ramírez, La comuna, págs. 25-26.


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• • • •

Inexistencia de un liderazgo carismático estatal. Disminución del efecto social del tema de transición democrática. El PRI en la presidencia de la república. Diferencias entre pan y prd por el rumbo político del estado.

El modelo de organización política en Oaxaca con el gobierno aliancista no ha podido ofrecer una alternancia constructiva en términos institucionales. El sistema político-electoral en funcionamiento es similar al del pri, sólo que ahora bajo la conducción del gobernador aliancista: el Instituto Electoral, la Comisión de Derechos Humanos, el Instituto de Acceso a la Información y el Tribunal Estatal Electoral están dirigidos por funcionarios afines al gobernador del estado. Por tanto, las posibilidades de instauración democrática no estuvieron en la agenda inicial del gobierno aliancista. Asimismo, la coalición gobernante comenzó como hegemonía, abrió espacios electorales como frente político y acudió a las urnas como alianza electoral, pero sin un programa político avalado por un cronograma preciso. La oferta de Cué Monteagudo34 nació del Pacto por la Gobernabilidad promovido por el secretario de Gobernación de 2006, Carlos Abascal Carranza, pero sin construir sus instancias institucionales de reformas. Los puntos centrales de la nueva institucionalidad debieron girar en torno a un nuevo proyecto de desarrollo, nuevos acuerdos con inversionistas privados, canalización institucional de demandas y creación de mecanismos de encauzamiento de demandas de la Sección XXII de maestros. La reforma política promovida por el gobierno aliancista35 en el 2011 aireó el clima político pero no logró modificar los comportamientos sociales y políticos de las organizaciones populares instalados en sus mecanismos de presión callejera y no institucional. A lo largo de tres años, el gobernador Cué Monteagudo ha ofrecido varias propuestas de reorganización institucional pero sin concretar alguna en especial y lo logrado parcialmente no ha garantizado una nueva gobernabilidad democrática: • • • • •

Programa de Gobierno. Plan estatal de desarrollo. Reformas parciales. Reforma política. Acuerdo de Gobernabilidad36

El problema en Oaxaca no es de reformas; o cuando menos las logradas no han servido para ir construyendo un entarimado institucional más funcional aunque alejado de los comportamientos de la protesta social que no ha querido o no ha sabido utilizar las reformas institucionales. El institucionalismo funcionalista37 ha chocado con las prácticas tradicionales de pasado indígena. A ello se debe agregar el dato principal: la ingobernabilidad en Oaxaca en el corto periodo del gobierno aliancista no ha sido generalizada ni contra el pri que no 34  Cué Monteagudo, Gabino (2010), Gobierno de Coalición para la Transición Democrática de Oaxaca. Fundamentos y reflexiones de Gabino Cué Monteagudo, http://www.gabinocue.org/downloads/ FundamentosyReflexionesGabinoCue.pdf. 35  Ramírez, Carlos (2012), Invertebración social, las tres conquistas y lucha por la hegemonía en México Oaxaca: raíces históricas de su ingobernabilidad, tesis de Grado, Maestría en Ciencias Políticas, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, pág. 290. 36  Ibid., pág. 291. 37  Peters, B. Guy (2003), El nuevo institucionalismo, Gedisa Editorial, España, págs. 46-47.


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tiene el gobierno, sino que ha respondido a la movilidad de la Sección XXII del snte que ha tenido activismos permanentes más allá de la revisión secundaria del pliego petitorio gremial a nivel local y ha puesto en jaque al gobierno aliancista que la propia organización magisterial contribuyó a llevarlo al Palacio de Gobierno. La reforma política del gobernador Cué Monteagudo avanzó en materia de mecanismos de participación popular en relaciones con los gobernantes: iniciativa popular, plebiscito, revocación del mandato, cabildo abierto, referéndum positivo, control de gasto, entre muchas otras, pero la inestabilidad siguió latente porque la agenda magisterial no se ha hecho pasar por los nuevos mecanismos de la democracia participativa38 sino que se agotó en mecanismos adicionales de la democracia procedimental. El gobierno aliancista no se ha detenido en propuestas de acuerdos de estabilidad. El 26 de abril de 2012, poco antes de la revisión anual del pliego petitorio local con la Sección XXII, el gobernador Cué Monteagudo propuso un Acuerdo de Gobernabilidad y Concordia39 que tenía poco de procedimientos para el ejercicio de la democracia de tipo procedimental ante el agotamiento de las ideologías40 y sí el objetivo central de convencer a la Sección XXII a abandonar la lucha de presiones callejeras y optar por las negociaciones institucionales. Sin embargo, Oaxaca se colocó como un ejemplo del modelo Huntington de reformas atrasadas-inestabilidad política: las reformas políticas y sociales no crearon una nueva estructura institucional a la medida de la inestabilidad provocada por la XXII y aliados sociales en las calles. Varios sectores sociales suscribieron el Acuerdo pero la Sección XXII se negó. En dos años, el gobernador Cué Monteagudo agotó todas las formas de entendimiento con la Sección XXII41 sin lograr un compromiso de encauzamiento de sus propuestas y demandas; el saldo ha estado a la vista: hay mayor ingobernabilidad con el gobierno aliancista que con los gobiernos priístas. Sin una reforma política, sin una reforma del poder y sin una instauración democrática, las posibilidades de la democracia en Oaxaca se ahogaron en el señalamiento de Gramsci: “muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo y en ese interregno ocurren los más diversos fenómenos morbosos”.42 La hegemonía política del pri comenzó a reconstruirse al fracaso de la gobernabilidad aliancista y el regreso del pri a la presidencia de la república; la hegemonía política de la oposición liderada por ex priístas comenzó a disolverse en procesos electorales con el reparto de posiciones electorales de poder y la hegemonía popular se fracturó entre el pan y el prd y el regreso de algunos al pri; y la hegemonía popular se extravió ante la decisión de la Sección XXII de centrar su lucha exclusivamente en la agenda magisterial ante la reforma educativa avalada por el pan y el prd –dos aliados en la hegemonía político-popular 2006-2010– en el seno del Pacto por México. La hegemonía popular no pudo consolidar una alianza revolucionaria que preveía González Casanova como una forma de acceso al poder –el modelo Nicaragua– porque las condiciones revolucionarias en Oaxaca no estaban dadas. Las élites políticas opositoras al pri 38  Sartori, Giovanni (1989), Teoría de la democracia. 1. El debate contemporáneo, Alianza Universidad, México, págs. 150-155. 39  Ramírez (2012), tesis, pág. 291. 40  Sartori, Giovanni (1989), Teoría de la democracia 2. Los problemas clásicos, Alianza Universidad, México, págs. 583-584. 41  López Velasco, David A. (2012), la reforma del Estado en Oaxaca: de la simulación a la incertidumbre, ponencia ante el III Congreso Nacional de Ciencias Sociales, México, D.F, 2012. 42  Gramsci, Antonio (1970), Antología, selección y notas de Manuel Sacristán, Siglo XXI Editores, México, pág. 313.


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se estacionaron en la agenda electoral de cargos públicos y las masas de la Sección XXII de desinteresaron del poder y se centraron en obligar al gobierno estatal y al gobierno federal a firmar el pteo. Así fue como la experiencia de la alianza opositora nació en el 2006 como la búsqueda de nuevas formas democráticas, pero se desvió hacia la conquista del poder con una agenda superficial de reformas procedimentales.

V.- Escenarios prospectivos La crisis de 2006, azuzada por sectores antisistémicos de la sociedad, agotó el modelo de democracia procedimental. El modelo de democracia en Oaxaca era mixto: schumpeteriano –“el acuerdo institucional para la toma de decisiones políticas, que logra el bien común haciendo que el pueblo mismo decida las cuestiones mediante la elección de individuos que deben reunirse para ejecutar su voluntad–43 y elitista por la dominación de élites transformadas en clase política.44 Formal en su construcción, el sistema de representación política había pasado por la maldición Michels y la ley de hierro de la oligarquía:45 los partidos designaban candidatos en distribuciones elitistas del poder, sin abrir espacios de representación a otros sectores importantes pero usualmente marginados de las estructura de poder o de la toma de decisiones. La crisis de la democracia elitista en Oaxaca fue larga y acumulativa pero no se convirtió en detonadora de nuevas formas de participación política y social hasta que las propias élites entraron en sus propias crisis. El avance en la legalización electoral del sistema de usos y costumbres inclusive inhibió las posibilidades de democratización porque reprodujo las posibilidades de marginación de las mayorías del sistema tradicional de representación política. El único camino posible que tenía frente a sí la hegemonía popular que había desplazado al PRI de las estructuras del poder gubernamental y político era el de una nueva forma de democracia que no rompiera con la forma republicana de gobierno: la democracia representativa documentada por Jürgen Habermas.46 Pero la hegemonía popular que impulsó la insurrección del 2006 no fue la misma que llegó al poder estatal en el 2010: la Sección XXII había regresado a su agenda magisterial, la appo se había disuelto, los liderazgos sociales activistas prefirieron posiciones en el gobierno estatal central y en el poder legislativo estatal y la dirección intelectual radical perdió impuso por cuatro largos años de construcción de la alianza. En este proceso, los ex priístas que dominaron la parte de negociación política interpartidista tomó la conducción de la hegemonía popular. Los escenarios de la hegemonía popular del 2006 al 2010 fueron solamente dos: • La reforma institucional en función de un acuerdo plural con todos los grupos disidentes. • La restauración del viejo sistema político priísta, sólo que ahora conducido por ex priístas en la oposición.

43  Schumpeter, Joseph (1996), Capitalismo, socialismo y democracia, Editorial Folio, España, pág. 341. 44  Pareto, op. cit., págs. 71-72 y Mosca, Gaetano (2002), La clase política, Fondo de Cultura Económica, México, págs. 106-107. 45  Michels, Robert (2008), Los partidos políticos II, Amorrortu Editores, Argentina, págs. 190-191. 46  Habermas, Jürgen (1989), La soberanía popular como procedimiento, revista Cuadernos Políticos, número 57, mayo-agosto de 1989, Editorial Era, México, pág. 57.


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El camino escogido por el gobernador Cué Monteagudo se aclaró desde las primeras decisiones desde el Palacio de Gobierno: la restauración sistémica, aunque con algunas reformas orientadas a distender las tensiones políticas que se expresaban en las calles. La propuesta de reforma política del gobernador enfatizó mecanismos de acomodamiento de las instituciones existentes a la pluralidad política donde el pri seguía apareciendo, entre todos los partidos, como la primera fuerza política estatal: relación entre poderes, atención a poder judicial y autonomía formal a órganos del Estado. La parte novedosa se basó en el modelo de la democracia directa sartoriana47 para acercar al pueblo a las decisiones de poder. Sin embargo, las propuestas del gobernador Cué Monteagudo no incorporaron al pueblo al sistema de toma de decisiones, sino que abrió canales para que el pueblo pudiera de alguna manera certificar decisiones gubernamentales: plebiscito, referéndum positivo, revocación de mandato, audiencias públicas, cabildo abierto y consejos consultivos ciudadanos de su propuesta de reforma política. Algunos sectores esperaban reformas de mayor calado como candidaturas ciudadanas, mayores partidos políticos locales y elecciones para ciertas posiciones de poder. Asimismo, la sociedad afectada por las movilizaciones anhelaba mecanismos de toma de decisiones que disminuyera la presión social en las calles con marchas y plantones. Inclusive, en su propuesta de Acuerdo de Gobernabilidad y Concordia en Oaxaca, del 25 de mayo de 2012, poco después de las primeras marchas y negociaciones con la Sección XXII de maestros, el gobernador sólo documentó una retórica social para solicitar disminución de las expresiones callejeras, pero sin ofrecer la reestructuración del sistema de toma de decisiones de los poderes legislativo y ejecutivo estatales. Las posibilidades de la democracia participativa se abrieron como uno de los pocos caminos para modernizar el sistema político mexicano sin romper con la forma republicana de gobierno. La democracia participativa ofrecería más involucramiento de la sociedad y sus grupos organizados que una variante de la democracia de referéndum48 ofrecida por el gobernador Cué Monteagudo vía la certificación de decisiones con mecanismos de consulta.49 Por la dimensión de la crisis del 2006 y por la amplia alianza antipriísta del 2010, el gobernador Cué Monteagudo tuvo la base social suficiente para apostarle a una reforma profunda de la democracia; sin embargo, su decisión fue la restauración del anterior sistema político priísta, con algunos mecanismos de consulta popular y la incorporación a la estructura de gobierno de liderazgos sociales activistas. Eso sí, el gobernador eludió la propuesta de democracia comunitaria propuesta por la appo en el 2006 y regularizada con las leyes que reconocieron los usos y costumbres de las tradiciones indígenas religiosas anteriores a la conquista española.50 Los desafíos de la alianza opositora –en el gobierno para el periodo 2010-2016– tienen que ver con la búsqueda de un mecanismo que responda a las exigencias de los grupos populares acostumbrados a ganar posiciones por presiones en las calles y el vigente sistema político de representación institucional. Por lo pronto, las elecciones locales –diputados y presidentes municipales– de julio de 2013 serán una buena oportunidad para sondear el estado social y político de ánimo de los oaxaqueños y la fuerza de la Coalición Opositora, en medio de las 47  Sartori, Giovanni, Teoría I, pág. 277. 48  Sartori, pág. 151. 49  Sartori habla de la democracia de referéndum como la participación directa de todos los ciudadanos en la aprobación de decisiones vía una terminal de video para cada persona. La versión modesta de la democracia de referéndum se asume a través de la consulta al pueblo vía votaciones. 50  Flores Cruz, Cipriano (1999), El sistema electoral por usos y costumbres: el caso de los municipios indígenas del estado de Oaxaca, en Orozco Henríquez, Jesús, compilador, Democracia y representación en el umbral del siglo XXI, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la unam, México, págs. 239-240.


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mismas protestas anteriores a la alternancia de grupo gobernante en el 2010. De ahí que los escenarios de corto y mediano plazo del sistema político oaxaqueño sean muy claros: • Recuperar la gobernabilidad con reformas institucionales51 que encaucen las demandas y las alejen de la mera protesta callejera. • Reorganización de la hegemonía popular en dos niveles: de proyecto político y de dirección intelectual y política, sobre todo por el alejamiento de la Sección XXII y la desarticulación de la appo. • Definición del tipo de democracia funcional que no tenga que conducir a una modificación de la forma de gobierno. • Elaboración de un proyecto de reforma institucional en función del modelo de democracia participativa que amplíe las formas de involucramiento social en el sistema de toma de decisiones. • Distribuir el poder entre las organizaciones y liderazgos sociales sin llegar a un “reparto del pastel”, aunque a cambio de disminuir el poder centralizado en el jefe del ejecutivo estatal. • Modernización del sistema político a través de un nuevo sistema de partidos que rompa con el modelo de oligarquización advertido por Michels. Lo peor que le puede pasar en 2013-1026 a la experiencia popular de Oaxaca del ciclo 2006-2010 es el camino gatopardiano –“si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie”52– en donde sólo se asista a la restauración del viejo régimen con las fuerzas sociales que lo combatieron duramente en las calles en el 2006 porque entonces Oaxaca quedaría hundido en el pantano de la advertencia de Gramsci del interregno entre viejo-nuevo régimen con “los más diversos fenómenos morbosos”.53 Sin reforma del régimen aprovechando el apoyo social, la hegemonía popular del 2006-2010 se perdió durante el gobierno de Cué Monteagudo en su laberinto facundiano “de vueltas y revueltas”,54 cuando llegó a tener un consenso social nacional como pocas experiencias en el pasado de las crisis políticas y de gobierno. Sin reformas del poder, de régimen y de estructura de gobierno, la coalición aliancista sólo apelará a la restauración del viejo sistema político piramidal y de control institucional y habría dejado pasar la oportunidad de una verdadera instauración democrática.

51  52  53  54

Modelo Huntington. Tomas di Lampedusa, Giuseppe (1999), El gatopardo, Editorial Plaza Janés, España, pág. 42. Ver nota 43. Sarmiento, Domingo Faustino (1999), Facundo, editorial elaleph, Argentina, pág. 102.


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Octavio Paz y el romanticismo mexicano del siglo XIX Miguel Ángel Rodríguez

O

ctavio Paz escribió en Los hijos del limo, del romanticismo a la vanguardia (1972), que la hermandad entre ambos movimientos estéticos quedaba sellada por la sangre juvenil y rebelde que, con pasión, erotismo, sueño e inspiración, aspiraban a deconstruir los fundamentos tasables de la razón ilustrada. Buscaban inventar, crear, otra realidad, mágica, sobrenatural y maravillosa. Y es la ironía, que termina volviéndose contra el yo, el recurso del entendimiento elegido tanto por los románticos como por los vanguardistas para huir de la autolimitación moral kantiana y ejercer a plenitud la libertad del querer ser. La ironía es una venganza del yo contra un mundo vuelto pesadilla, tragedia humana. Como bien se sabe, los románticos alemanes se entusiasmaron con las voces del inicio de la Revolución Francesa y luego retrocedieron horrorizados del sangriento espectáculo que escenificó el reinado del terror durante el periodo de la Convención (17921795), mientras que las vanguardias estéticas huyeron de las falsas promesas del comunismo, el Gulag del mundo soviético, con el mismo plato de sangre para el siglo XX. El fondo de la tragedia humana parece alimentar, con la misma razón cínica, las expresiones estéticas de románticos y vanguardistas. Octavio Paz escribe que “Como el romanticismo, la vanguardia no fue únicamente una estética y un lenguaje; fue una erótica, una política, una visión del mundo, una acción: un estilo de vida.” En realidad, aunque Paz no lo diga así, ambos movimientos artísticos son una crítica radical a la voluntad de poder, a la metafísica de la subjetividad como verdad y fundamento del curso de la historia universal. Es el fin del yo racional demiurgo de la historia de la humanidad y es, también, una hermandad anticapitalista contra las miserables formas del ser en el tiempo de civilización burguesa. Al tiempo lineal del progreso histórico de la Ilustración los románticos y los vanguardistas, al estilo ­Henry


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­ ichaux, “destilador del veneno-antídoto de nuesM tro tiempo”, oponen la imagen y el humor, el instante infinito del erotismo, “el tiempo cíclico de la analogía o el tiempo hueco de la conciencia irónica.” En suma, para Octavio Paz “la literatura moderna es una negación de la era moderna”. La visión romántica es magia y es un pandemonium panteista tejido con imágenes y metáforas, a distancia de la razón. La analogía, un cosmos de correspondencias entre los astros, la naturaleza y los humanos, es la visión erótica, dionisiaca de la vida. La ironía es la risa del yo que se ríe del mundo, es la disolución de todos los centros. Analogía e ironía serán la herencia del romanticismo y Octavio Paz las reconoce fundamentalmente en el movimiento germano y parcialmente en la vanguardia francesa. La mirada vital de Paz atraviesa las vanguardias para concentrarse en Marcel Duchamp. En su obra encuentra la fundación de la metaironía, que es una suerte de temple anímico que conduce a la suspensión del juicio. La ironía desvaloriza los objetos mientras que la metaironía se concentra en el funcionamiento de los mismos. Y Marcel Duchamp será, con la afirmación erótica acompañada de una negación irónica, con la fusión paradójica del amor y del humor, con la conversión del espectador en un voyeur, en un ser que fisga por la cerradura de una puerta, el fundador de la metaironía. ¿Qué mira el ojo al mismo tiempo transgresor y creador? La mirada cómplice se encuenrra contemplando una mujer desnuda y se enciende el deseo, el amor, que luego sucumbe al descubrir que la ondina-Artemisa es un cómic, pin-up, que se transforma humorísticamente en la extensión de la ciencia y la técnica: “crítica del sujeto que mira y del objeto mirado”. La metaironía, escribe Paz, es “una suerte de suspensión del ánimo, un más allá de la afirmación y la negación.” Mientras la ironía deconstruye el objeto para desvalorizarlo la metaironía se preocupa por el funcionamiento de los objetos. Un funcionamiento simbólico que incluye la tríada amor/umor/hamor. El gran vidrio es una obra que ilustra, con la noviamotor-combustión, la fusión de los tres elementos.

Las obras de Marcel Duchamp constituyen para Octavio Paz el fin del tiempo de la ironía romántica, pues emerge un tiempo y un espacio espiral que desafían la concepción lineal del tiempo. Los vanguardistas, futuristas, dadaístas, ultraístas, cubistas y surrealistas eran los más románticos antirománticos pues, cuando pretendían que inauguraban la tradición de la ruputura, consistente en la negación del sí mismo, se convertían en la continuación y el fundamento de lo mismo que negaban. Ruptura y continuidad. Fundamento y abismo. Entre románticos y vanguardistas, agrego yo, cabe pensar en una misma yoidad, aunque nunca alcancen la absoluta mismidad. La primera, la yoidad, está sustentada en el ego y el reconocimiento del otro yo, la responsabilidad de las acciones contiene una fuerte carga individual. La mismidad, en cambio, es un ser mismo consigo mismo y con los otros, la responsabilidad de las acciones privilegia a la comunidad por encima del individuo. Vanguardistas y románticos eran devorados por la misma sed, deseaban la fusión de la vida con el arte, hacer de la vida una obra de arte: la misión de los artistas. Marcel Duchamp con el Desnudo bajando una escalera (1913) abre la puerta a la pintura del movimiento inmóvil, del instante suspendido en un tiempo fluído. Pasos repetitivos y medidos entre el antes y el después de una imagen en movimiento, una sucesión de las formas, un camino de sombras que disuelve y afirma las figuras amarillentas. Duchamp deshilvana el espacio y el tiempo en el movimiento de un mismo sujeto. Una pintura que se reconoce en la tradición del cine y la fotografía. Con la técnica moderna era posible descomponer y contemplar el movimiento del ser en el tiempo, un fragmento de la duración del ser humano: el viaje instantáneo. La amarilla silueta mecánica que desciende sobre un fondo negro elige caminar a los misterios y a la oscuridad: la muerte. Una paradoja estética que, por el efecto de la descomposición del movimiento, se transmuta en ascenso y en claridad: la vida. Nietzsche y la tragedia griega: lo apolíneo y lo dionisiaco. La misma confusa escalera que miró los pies


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del desnudo bajar hacia el infierno es el camino que asciende al origen o al comienzo. En El gran vidrio Marcel Duchamp simboliza a la novia que, inmaculada, por encima del horizonte, espera y se desnunda inútilmente, pues los uniformados y medianos solteros que la desean -y que se encuentran en la parte baja del cristal- no la alcanzarán nunca. Con su movimiento de vaivén infinito, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, no atinan a trascender el horizonte para encontrarse con la novia. Una belleza poética convertida en un industrial “motor de combustión”: en espera de que alguien la haga funcionar. El único fundamento del mundo moderno, el neoerotismo de la humanidad se concentra en el funcionamiento de las máquinas: seres humanos que devienen máquinas y control automático. Los hijos del limo giran en torno a una cuestión: “¿Cómo se comunican los poemas?” Se trata, escribe Paz, de “una prolongación de la respuesta que intenté dar a la tercera pregunta” de El arco y la lira (1956). Para Octavio Paz el poema es una máquina del tiempo porque su construcción está hecha de lenguajes, ritmos y obsesiones que, desde el romanticismo, pretenden escapar de mil maneras a la kantiana autolimitación moral, que es realidad histórica. La poesía quiere mostrar el otro lado de la realidad racional: “lo maravilloso cotidiano” del ser en el mundo. No la nietzscheana inversión de todos los valores, la metaironía es un puente de diálogo entre los fundamentos contrarios. Mito erótico e industria moderna. Duchamp cierra el periodo iniciado por la ironía romántica y en esto su obra tiene una indudable analogía con la de Joyce, otro poeta de cosmogonías cómico-eróticas. En el primero: crítica del sujeto que mira y del objeto mirado; en el segundo, crítica del lenguaje y de lo que habla en el lenguaje: los mitos y los ritos del hombre. En ambos la crítica se vuelve creación, como quería Mallarmé; una creación que consiste en el reversement de la modernidad con sus propias armas: la crítica y la ironía…Fin del tiempo lineal, o, más exacta-

mente, presentación del tiempo lineal como una de las manifestaciones del tiempo. Las dos obras más extremas y “modernas” de la tradición moderna son también su límite, su fin: con ellas y en ellas la modernidad, al realizarse, se acaba.1

Un salto hacia un nuevo comienzo, con otros lenguajes para comprender la relación del arte con la existencia y de las gramáticas con la historia. La imagen y el humor desacralizan el tiempo lineal y el progreso como futuros promisorios de la modernidad. Octavio Paz invoca “la alquimia del verbo” que, con Rimbaud, devela un método que aspira a transformar la naturaleza humana: “Rimbaud quiere cambiar a la poesía para cambiar la vida”. El temple poético conduce a estados anímicos similares a los producidos por algunas religiones o por el uso de las drogas que liberan al ser de la cárcel del yo, lo conducen a la metafísica entendida como la búsqueda de un yo primordial, como retorno a pensar los fundamentos. Y el resultado es un nuevo erotismo, una inédita relación pasional entre los ocupados seres humanos y las cosas. Para Octavio Paz la contradicción entre arte y vida es insoluble en el espacio de la tradición moderna, sólo la burla, la ironía y la sátira. Una solución sin solución. La metaironía libera a las cosas de su carga de tiempo y a los signos de sus significados; es un poner en circulación a los opuestos, una animación universal en la que cada cosa vuelve a ser su contrario. No un nihilismo, sino una desorientación: el lado de allá se confunde con el lado de acá. El juego de los opuestos disuelve, sin resolverla, la oposición entre ver y desear, erotismo y contemplación, arte y vida…La oposición reaparece continuamente, ya como negación de lo absoluto por la contingencia, ya como disolución de la contingencia en un absoluto que, a su turno, se dispersa. La no-solución que es una solución, por la misma lógica de la metaironía, no es una solución.2 1 Octavio Paz, Los hijos del limo, del romanticismo a la vanguardia, Seix Barral, México, 1985, p.158. 2  Ibid., p.160.


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En muchos sentidos es posible decir que el poema moderno es un arte creador de anti-historia. Porque la experiencia de la esenciación del ser que se alcanza en la poesía romántica, en particular la de Friedrich Hölderlin, no solamente es rebeldía estética, ritmo y formas libres, sino que está inspirada por la tentación de superar la voluntad de poder y la metafísica de la subjetividad del ideario de la Ilustración. Es la crítica radical a la idea del homo sapiens y la Razón como demiurgos de la historia de la humanidad -siempre hacia el progreso. El romanticismo alemán, como las vanguardias, va dirigido a la deconstrucción de la volunad de poder y a la desaparición del propio sujeto racional en la niebla de los sueños y los espejos. Es el regreso a una historia mítica, rival de la religión en el dominio moral. Richard Wagner representa, con El anillo de los nibelungos, el mejor ejemplo de comprensión simbólica del ser humano. Siegfried es un héroe germano que no conoce el miedo y, como el Empédocles de Hölderlin, renuncia a la voluntad de dominar el mundo con la poderosa espada divina (Notung) y con el anillo forjado con El oro del Rhin -que lo condena a la desgracia de los nibelungos: el desconocimiento del amor. Más allá de la lucha contra Fafner, el titán-dragón que vigilaba que El oro del Rhin no le fuese robado, bestia que Sigfried venció, sólo el amor lo llevó a la tormentosa experiencia del miedo. La obra es una severa crítica a tiempo moderno, al sueño del oro que enloquece a los ambiciosos enanos que habitan el centro de la tierra, seres pustulosos emparentados con los sapos, hábiles forjadores de metales, que roban El oro del Rhin para forjar El anillo de los Nibelungos. El anillo tiene el poder de transformar a su poseedor en presencia invisible, omnipresente por todas partes y en todos los seres, los enanos sueñan con adueñarse del oro del mundo y conquistar el mundo. A cambio deben renunciar al amor. La imaginación poética, como bien lo sabía Johann Georg Hamann, es el origen de los libros sagrados de las culturas milenarias. No fue el concepto sino la imagen lo primero que el ser humano registró con el megaflashazo del famosísimo Fiat lux.

Octavio Paz, quizá sin conocerlo directamente, deletrea a Hamann cuando escribe: “El principio metafórico es el fundamento del lenguaje y las primeras creencias de la humanidad son indistinguibles de la poesía. Trátese de fórmulas mágicas, letanías, plegarias o mitos…sin la imaginación poética no habría ni mitos ni sagradas escrituras.” Pienso en Richard Wagner, en la tetralogía de El anillo de los nibelungos y en el Hiperión de Friedrich Hölderlin. Para Gottfried Herder, nos recuerda Paz, el lenguaje no nace de las necesidades materiales sino de los sentimientos, del amor y el odio, de la angustia y el miedo, del asombro y el horror. Los hijos del limo es un libro intermedio de una tríada que se inaugura con la obra poética central: El arco y la lira (1956). Luego vendría La otra voz. Poesía y fin de siglo (1990) dedicado al anuncio del ocaso de las vanguardias y el nacimiento de otro arte. El salto hacia un nuevo comienzo. Los hijos del limo es un libro tejido, aguijoneado, mejor dicho, por las dos preguntas fundamentales del pensamiento griego que el poeta ensaya a comprender durante toda su vida. La pregunta por el ser y la nada y la pregunta por lo uno y lo múltiple. Octavio Paz lo concibe como la”...continuación de la sección final de Los hijos del limo”. Las tres obras construyen su poética: La casa de la presencia. En Los hijos del limo Octavio Paz mira la historia de su siglo. Se detiene largamente en la contradictoria relación de la poesía con el ser histórico. La poesía, en la medida que nos separa del ruido del tiempo vulgar, es creadora de un tiempo diferente, un tiempo extático, un estado de excepción creador de otro tiempo. Las horas, los días, los años invertidos en poemas son más que la suspensión, son, en verdad, la superación del tiempo histórico. De esa superación nacen versos, sonetos, dramas, comedias, fábulas y epopeyas memorables. Los hijos del limo documentan nutridamente el agonismo entre poesía y sociedad. Develan la tensión entre la metafísica con fundamento en el Eidos platónico y las complejidades de carne y hueso, palpitantes, de los deseos y la voluntad de poder del ser


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humano en el teatro de la historia: el tiempo del ser en el mundo. Es decir, el Dasein como determinación temporal. La discordia entre poesía y sociedad de Octavio Paz camina, en mi opinión, la senda de Friedrich Hölderlin que, cómo olvidarlo, la revive trágicamente en Hiperión y en Empédocles. Ambos héroes desdeñan, desde el huerto de los goces del arte sacro, la voz aclamadora de las muchedumbres: “No es tiempo de reyes”, dice Empédocles, antes de fundirse con el volcán Etna para regresar a la naturaleza. Grund und Abgrund. Hiperión buscaba la pureza del arte, pues la humanización de los seres se logra con la participación en el éxtasis de la belleza, por un instante dioses. Hiperión renuncia al amor de Diótima y se convierte en educador de su patria. Una epopeya similar a la del Fausto que soñaba con poner un cerco al mar, para ganar tierra para el mundo. En ese afán titánico, en ese cuidado de sí mismo, se encuentra, en mi opinión, la posibilidad de salvar al ser de su caída en el olvido, en la miseria de la miseria del ser. El romanticismo inglés le parece a Octavio Paz un acuerdo con la naturaleza y el romanticismo alemán una exhortación a la transgresión social. Lo primero es cierto tanto para el romanticismo inglés como para el movimiento alemán, lo segundo es igualmente veraz, pero insuficiente para dar cuenta del romanticismo alemán. Lo que estaba en juego era el pensamiento destructor de los viejos fundamentos epistemológicos, morales y estéticos de la sociedad moderna. El vértigo que insufló vuelo tanto a la Ilustración como al romanticismo fue la libertad: la libertad de conciencia y de pensamiento. Ahí reside el impulso primordial de ambos movimientos. La literatura romántica es una negación de sí misma, pues lleva al extremo el ego cogito cuando explora los sueños y los demonios para combatir la razón geométrica que desde Platón hasta Descartes domina nuestro ser en el mundo. En opinión de Heidegger el romanticismo es la vía de acceso a la pregunta por el ser, pues es un interrogar preontológico. Y Octavio Paz lo aprende muy bien cuando escribe:

Crítica de la crítica y sus construcciones, la poesía moderna, desde los prerrománticos, busca fundarse en un principio anterior a la modernidad y antagónico a ella. Ese principio, impermeable al cambio y la sucesión, es el comienzo del comienzo de Rousseau, pero también es el Adán de William Blake, el sueño de Jean Paul, la analogía de Novalis, la infancia de Wordsworth, la imaginación de Coleridge. Cualquiera que sea su nombre, ese principio es la negación de la modernidad.3

La negación de la modernidad es la búsqueda de nuevos fundamentos, de un nuevo sentido para el ser histórico, de otro comienzo. Octavio Paz conoce muy bien las respuestas que la tradición filosófica occidental acuñó para responder a las interrogantes por el ser histórico, y en la mayoría de las corrientes estéticas y filosóficas descubre la duda contra la esencia de la verdad moderna: la certeza de la razón. El origen, la cuna de ese movimiento contrailustrado, se encuentra en el neohumanismo germano –como llamó Heidegger al romanticismo alemán. ¿Cómo llegó a México ese espíritu de rebeldía? ¿Qué variedad del pensar arrojó en México ese cargamento poético y filosófico? ¿De qué manera influye el romanticismo alemán en la creación romántica de los poetas mexicanos? ¿Son los poetas románticos de México sólo ecos distorsionados de las creaciones estéticas de los poetas españoles? ¿Existe un corpus de obras y vidas que forme un circuito poético de corte romántico? Es decir, que haya pensado la formación del ser histórico nacional, la rebeldía de las pluralistas voces poéticas del siglo XIX contra la diosa razón, la búsqueda de nuevos fundamentos a la metafísica de la subjetividad, como para merecer el nombre de movimiento romántico. Desde mi placentera ebriedad miro el rosario de citas que Octavio Paz ensartó en torno a la historia del romanticismo hispanoamericano y me quedo con una: “...es más pobre aún que el español, un reflejo del reflejo.” ¿Porqué juzgó tan injustamente a los poetas románticos del siglo XIX? ¿qué sentido 3  Ibid., pp.61-62.


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tenía borrar, olvidar, menospreciar un siglo de poesía mexicana? ¿fue acaso que movido por las serpenteantes sendas de las vanguardias, el surrealismo, el cubismo, el existencialismo, Baudelaire, Nietzsche, Heidegger, T.S, Eliot, etc., valoró con esos parámetros filosóficos la creación poética de un siglo atrás? Desde luego, no comparto el sentencioso juicio del poeta de El cántaro roto. Por ello quiero explorar el sentido de la crítica paciana y me concentro en dos puntos. El primero es la injusticia poética que el juicio de Octavio Paz contiene y que es necesario equilibrar con una suerte de justicia de la memoria contra el olvido. Pues en esta parte de la historia de la poesía mexicana el poeta abandona la tradicional idea agonista del arte para inventar una nueva fundación poética que lo incluya a él como protagonista. Octavio Paz, lo he escrito en otra parte, más que una figura liberal quería poder ser un personalidad romántica. Y el modernismo le abría las puertas para olvidar el pasado romántico de ­México Y nace el mito del modernismo que Paz identifica con el verdadero romanticismo hispanoamericano. De esa manera el triunfo absoluto del modernismo niega o entierra sin honra el pasado romántico. Octavio Paz abandona aquí la idea de que la historia y las formas estéticas son, simultáneamente, un proceso de continuidad y de ruptura. De ocultamiento y desocultamiento. El segundo es un impulso intuitivamente dionisiaco. Quiero embriagarme con los delirios que el paisaje, los sueños, la historia y los entusiasmos filosóficos de libertad que los poetas románticos deliciosamente destilan. Merodear el territorio sacro de la poesía. El juicio de Octavio Paz es el mismo que José María Blanco White tenía del romanticismo español. Los románticos españoles eran imitadores de los franceses. ...nuestros mejores poetas han sido imitadores serviles de Petrarca y los escritores de aquella escuela...la rima, el metro italiano y cierta falsa idea de “lenguaje poético” que no permite hablar sino de lo que otros poetas han hablado, les ha quitado

la libertad de pensamiento y de expresión...es desgracia notable que los españoles, por la dificultad de aprender la lengua inglesa, recurran exclusivamente a los autores franceses.4

Blanco White era el nombre que el escritor español, refugiado en Inglaterra, había adoptado para escribir en inglés durante el exilio Era un gran conocedor de la tradición inglesa, tanto que la mayor parte de su obra la escribió en inglés. En opinión de Octavio Paz es el único verdadero poeta romántico español. Los demás poetas de España, pensaba Blanco White, eran repetidores que habían renunciado a la libertad de pensamiento y a la creación de un nuevo lenguaje poético. Otro argumento del discurso de Octavio Paz es de carácter histórico, pues España, escribe, no conoció la razón crítica ni tuvo una época de la Ilustración. En esas condiciones la Contrailustración no podría emerger con igual fuerza y profundidad que en Inglaterra y Alemania, cunas del romanticismo. La fuerza del romanticismo hispanoamericano no nacía de las mismas condiciones históricas que el romanticismo europeo, eso es una verdad de perogrullo, lo que me parece más relevante es observar cómo resistían los románticos europeos e hispanoamericanos la dominación universal de la nueva verdad indiscutible: la razón científica. Y el arsenal filosófico del romanticismo se enriquece con la poesía como experiencia para expresar lo indecible, para explorar incluso la crítica del tiempo histórico. La férrea voluntad de dominación europea, española para el caso de México, era un símbolo contrario, era una presencia que desdecía las promesas liberadoras de la Ilustración. Esa circunstancia histórica inclinó las tendencias políticas latinoamericanas, como veremos, al repudio del control extranjero de cualquier signo. Y los poetas románticos se unificaron en esa rebeldía, en defensa de la dignidad y la soberanía nacionales. La filosofía de la historia de Karl Marx, que por ese tiempo veía con complacencia ideológica la invasión de Estados a México, hubiese aprendido mucho del coraje moral de los poetas mexicanos. 4  Ibid., p.119.


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En opinión de Paz, incluso la Francia de la primera mitad del siglo XIX, sólo escribió una poesía ampulosa, imitadora del romanticismo alemán e inglés. El crítico Charles Baudelaire había escrito lo mismo de los poetas románticos franceses. Así pues, con la devastadora crítica de Blanco White y de Baudelaire, el romanticismo hispanoamericano no podía resultar más que “...epidérmico y declamatorio, patriótico y sentimental.” Paz extiende una suerte de apresurada acta de defunción y reduce al mundo de las sombras, al olvido, la creación romántica de los poetas hispanoamericanos: “La literatura hispanoamericana escrita durante los siglos XVIII y XIX comparte la general debilidad y mediocridad...Ni el neoclasicismo ni el romanticismo tuvieron fortuna en nuestra lengua.” Una vez enterrado cualquier comienzo romántico en tierras latinas, Octavio Paz siembra el origen del romanticismo que es el modernismo. Tocado por el entusiasmo Octavio Paz olvida los circuitos de intercambio cultural entre los europeos, la vena religiosa que de los místicos españoles pasó a los alemanes de la Contrailustración. Ni Miguel de Cervantes con su caballero de la triste figura que tanto deleite causó en la filas del romanticismo alemán del primer periodo, ni Francisco de Quevedo con su pagano amor más allá de la muerte, ni La vida es sueño de Calderón de la Barca conmueven el juicio de Paz. Pasa por alto que fueron los escritores del prerromanticismo inglés y del romanticismo alemán los primeros en exaltar El Quijote de la Mancha como una obra original y convirtieron al personaje ridículo, cómico y anti-heroico en un protagonista sublime y heroico. Schlegel en Alemania y Shelley en Inglaterra consideraban que Pedro Calderón de la Barca, con la bien escenificada lucha entre la libertad individual y el destino, era el dramaturgo más genial de todos los tiempos. Nada de lo anterior hace titubear el juicio de Octavio Paz, pues la voluntad del poeta era la ruptura y la refundación. La tradición romántica inglesa y alemana, es sabido, se alimentan del canon literario español del Siglo de Oro, pero nada matiza la sen-

tencia del poeta mexicano: buscaba los fundamentos en otra tradición que no era la lengua española. A través del poeta Luis Cernuda leyó a Hölderlin y se acercó, como él, decididamente a la tradición poética inglesa. Sin olvidar que William Blake fuera traducido por Xavier Villaurrutia con buena fortuna. Con el sabor de la ambrosía en la pluma, Octavio Paz piensa casi exclusivamente en las limitaciones del romanticismo mexicano comparado con el romanticismo francés, alemán o inglés. Un exceso de olvido conduce al ensayista mexicano a pasar por alto una de las aportaciones centrales de la filosofía de la historia que rechaza la idea de una historia universal: así como cada esfera tiene su centro de gravedad cada cultura tiene su propio centro de felicidad. Dice Paz que los poetas mexicanos del XIX nunca afirman la creación poética como visión superior a cualquier otra forma de conocimiento. Otra ausencia significativa del romanticismo hispanoamericano, nos dice Paz, es que el poeta como vidente, como El Visionario de Friedrich Schiller, nunca aparece por tierras mexicanas. Olvida a José Maria Heredia y las profecías de Ignacio Rodríguez Galván. La ironía, escribe, tampoco está presente entre el movimiento romántico mexicano. Es decir, no ocurre “...la disgregación del objeto por la inserción del yo; desengaño de la conciencia, incapaz de anular la distancia que la separa del mundo exterior; diálogo insensato entre el yo infinito y el espacio finito o entre el ser mortal y el universo inmortal.” Una idea cuyo origen filosófico puede encontrarse en Friedrich Schiller. Y, finalmente, concluye Paz, la pobreza poética del romanticismo mexicano se revela en la imitación del francés y el español. En esa dirección se puede recordar la crítica que Charles Baudelaire dirigió contra el romanticismo francés, pues consideraba que, con la excepción de Gèrard de Nerval y Víctor Hugo, Francia no había producido obras equiparables a las de los poetas y dramaturgos germanos. Creo que esta idea de Charles Baudelaire conduce parte de la interpretación paciana del romanticismo hispanoamericano. Y es hasta Baudelaire cuando, en opinión de Paz,


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aparece una poesía romántica francesa de “experiencia total”: la palabra fundadora del mundo. En la lectura paciana del romanticismo mexicano e hispanoamericano puede observarse una clara reducción de las ideas del romanticismo alemán. Octavio Paz busca la identidad esquemática y vuelve a unificar en un modelo los diversos orígenes del movimiento germano. Lo convierte así en un movimiento homogéneo. En realidad creo que al referirse al romanticismo alemán sería más apropiado hablar en plural, de los romanticismos. Johann Georg Hamann, el místico precursor del romanticismo alemán, jamás duda que la revelación poética es la más alta forma de conocimiento, pero afirma que en realidad el ser sólo está despierto cuando “nuestro espíritu ...tiene consciencia de Dios, cuando piensa y experimenta a Dios, cuando reconoce, en torno a sí mismo y en sí mismo, la omnipotencia de Dios”. Para Gottfried Herder, discípulo de Hamann, Dios es una fuerza divina en permanente devenir que se revela en dos planos: la historia y la n ­ aturaleza. En cambio Goethe, amigo de físicos y naturalistas, no cree en las angustias metafísicas y líricas en las que se embriagaban muchos de los románticos de su tiempo, pero comparte con Herder y con Hamann la idea panteísta de un organismo universal. Para el autor del Fausto, por su parte, el mundo tiene su propia ley y su propia medida. El ser humano lleva la fuerza en sí mismo y a él debe dejarse el cuidado del ser. Aunque Goethe no reconozca la necesidad de pensar en un creador, no abandona el carácter divino y azaroso del cosmos. El sentimiento de lo sacro. La mayoría de los poetas románticos comparten con Hamann, en cambio, la idea de que la naturaleza es un poema en desorden que sólo el poeta es capaz de reconstruir por medio del “lenguaje angélico”; es decir, se trata de regresar a “la primera presencia de las cosas”. Ni el sabio ni el filósofo son capaces de hacerlo. El primero puede reunir los fragmentos dispersos y el segundo examinarlos, pero la idea de la unidad sólo es dada a los poetas.5 5  Albert Béguin, El alma romántica y el sueño, Fondo de Cultura Económica, México, 1954.

La variedad de visiones románticas es la expresión natural del enigma de la existencia: ¿qué es el ser y qué es el cosmos? Antes de revisar la multivariada gama de respuestas era necesario que ellos se hicieran, por lo menos, dos preguntas fundamentales: ¿Cómo nos aproximamos de la forma más natural a la comprensión y reconciliación con el ser que somos y con el cosmos en el que vivimos? y ¿dónde podemos leer mejor la historia de ese ser humano? Las mentes más brillantes miraron hacia la relación simbólica que el mito encarna y fijaron la brújula en Grecia, en los presocráticos. Casi todos, a saber Hamann, Herder, Schiller, Goethe y Hölderlin observan al mito como el lenguaje simbólico más revelador de la unidad entre el ser humano y el cosmos. El mito se eleva a fuente primera de conocimiento y la analogía, entendida como la correspondencia entre los humanos y el cosmos, es la figura estética de mayor relevancia cognitiva: arte, religión, danza, poesía y canto confluyen en el mito. En el mito se actualiza el nacimiento de los dioses, el ritual recrea e invoca las fronteras de lo humano, lo heroico y lo divino: lo monstruoso. El arte y el lenguaje de los dioses y los demonios de la naturaleza. Octavio Paz fue el primero en comprender el sentido del mito en la historia de los pueblos y lo hizo mucho mejor que la mayoría de los historiadores y los antropólogos del México del siglo XX. Por eso pudo ofrecer una interpretación original de la historia de México en El laberinto de la soledad (1950). Como quiera que se vea, Octavio Paz aspira a la refundación de la historia de la poesía mexicana: el mito del modernismo. La fascinación de la ruptura lo conduce a inventar una historia donde el modernismo aparece como el origen de la verdadera poesía romántica hispanoamericana. Paz está en el entusiasmo por sus obras, por eso invoca una nueva leyenda para la naciente república de las letras hispanoamericanas. El modernismo de Hispanoamérica es, para Octavio Paz, una corriente original que, aunque nace de la imitación de la poesía francesa, es la aurora del arte verdaderamente romántico. En él se fragua,


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escribe, la respuesta al vacío de Dios que el positivismo había propiciado: “la crítica de la sensibilidad y el corazón al empirismo y el cientismo positivista.” Es una resistencia de tonalidades románticas, cierto. Pero es la misma resistencia filosófica que el romanticismo mexicano había levantado contra el ideario de la Ilustración y contra la idea verdad entendida como certeza. Los tres poetas que veremos más adelante son representantes de una visión filosófica contra la frialdad de la ciencia, el progreso y la razón científica. Y contra el dominio extranjero. No considera Paz en su crítica la fuerte presencia de los poetas en la vida política del México del siglo XIX. Olvida que fueron actores claves en la dirección de la historia cultural y política del país. No recuerda que transformaron con las armas y las plumas el imaginario colectivo de las élites intelectuales que inauguraban, mirando hacia Francia, Alemania e Inglaterra, el sabor de la creación nacional. Era la división del mundo en Estados nacionales y en esa aspiración viajaban juntos liberales y románticos. De igual forma que Hölderlin encuentra no en Alemania sino en Grecia la fuente de su mito estético, Octavio Paz aspira a la refundación de la historia de la poesía mexicana. No es la burda creación del siglo XIX la que comprende y se apropia del pensamiento rebelde del romanticismo germano, no, el origen se encuentra en el modernismo. La historia de la literatura se resuelve de esa manera en ruptura radical. A contracorriente de esta idea creo ver en la poesía romántica del siglo XIX mexicano poetas con una obra creadora que se resisten al ninguneo paciano. Pienso en la vitalidad poética de José María Heredia, Ignacio Rodríguez Galván y Manuel José Othón. En su vida y en su canto hubo más, mucho más que una forma de ver al mundo, era una forma nueva y más digna de habitarlo. Busco y encuentro en ellos y en su poesía expresiones estéticas y filosóficas que llevan, con la natural particularidad de la lengua, la savia rebelde y transgresora de la poesía romántica alemana. Y la búsqueda de un mito fundador en la historia de la grandeza azteca.

A diferencia de lo que Octavio Paz afirma categóricamente, sostengo que la poesía romántica del siglo XIX es una creación con frecuencia inspirada y reconocida como revelación poética. Es decir, descubro en ellos que la poesía es la forma más íntima de conocimiento del mundo. Y, más aún, creo que observan con claridad envidiable para nuestro tiempo la amenaza del Urizen, el dios luminoso del sistema que Blake identifica con la razón y sus cantos de sirena. También sostengo que los más importantes poetas románticos del XIX mexicano cultivan un profundo recelo hacia la ilusión de futuro, de ahí procede por igual el desdén por el manejo de la cosa pública y su distancia del poder político, una suerte de crítica temprana a la metafísica de la subjetividad: “lejos de cortesanas ambiciones.” Es innegable que la razón asiste a Octavio Paz en lo concerniente a las numerosas expresiones de imitación poética entre nuestros románticos. Pero el mismo fenómeno ocurrió en Alemania, Inglaterra Francia, España e Hispanoamérica. No todos los países del mundo pueden reunir en un territorio y en una lengua una generación de escritores como la primera del romanticismo alemán, misma que Harold Bloom llama aristocrática: Gottfried Herder, Friedrich Schiller, W. Goethe y Friedrich Hölderlin. En sentido contrario a Octavio Paz, mi voluntad no es cargar las tintas en los límites y las carencias del romanticismo mexicano sino en la fuerza productiva que su pensamiento posibilita para abrir el horizonte histórico. Pensar fecunda y originalmente a los pensadores, enseña Heidegger, es hacerse cargo de ellos. Y eso, me parece, es justo lo que busco con José María Heredia, Ignacio Rodríguez Galván y Manuel José Othón . Resulta más enriquecedor considerar junto al sentido estético de la poesía de los románticos mexicanos también su sentido histórico, filosófico, político y moral. Octavio Paz no atiende la continuidad histórica y privilegia el olvido sobre la memoria. En 1958 se publicó el Panorama del romanticismo en España y en Hispanoamérica donde se recuerda que si bien los romanticismos alemán, inglés y francés habían


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servido de acicate para propiciarlo, en realidad “El renacimiento romántico español...venía incubándose espontáneamente dentro de la natural evolución literaria española y hasta podría decirse dentro de su tradición”. Entre los propios autores germanos Cervantes era comparado con Esquilo. Nada menos que con el inicio de la tragedia griega: fuente viva del romanticismo alemán. La Numancia del español es muchas veces equiparada con Los persas del poeta griego. El espíritu heroico trágico habita ambas obras. Ello sin contar desde luego La vida es sueño de Calderón de la Barca o la poesía mística cuya escritura leyeron con avidez los alemanes. “Si en casi toda Europa puede asignarse al movimiento romántico un papel liquidador del siglo XVIII, en España tuvo un carácter de continuidad o de dilatación de una gran corriente que nunca dejó de fluir a la vez y, muchas veces, aun dentro de la clásica.” El padre Feijoo, por ejemplo, escribe en 1727 que los franceses rechazan las poesías italianas y españolas por demasiado hiperbólicas y reclaman, de igual manera, el entusiasmo que los aleja del sentido de realidad, de verdad, pero Feijoó responde señalando la incoherencia estética de quien desea que los poetas sean seres humanos cuerdos y prudentes. “El furor es el alma de la poesía. El rapto de la mente es el vuelo de la pluma; Impetu ille sacer, qui vatum pectora nutrit, dixe Ovidio.” Para el padre Feijóo la poesía debía unir la belleza con la naturalidad, por ello las reglas gramaticales le parecían una tiranía. Las ideas estéticas de Benito Jerónimo Feijoó son de filiación inequívocamente románticas. Alberto Lista, poeta romántico español, que influenció a José María Heredia y a los primeros escritores mexicanos, escribió en 1844 que la comedia española del XVII pertenece al género romántico, como el drama de Sheakespeare. De tal suerte que la tradición romántica aparece en España, en sentido contrario a la interpretación paciana, que lo subordina al espacio inglés y alemán, desde su mismísimo origen. Octavio Paz escribió con verdad que el romanticismo alemán “fue un movimiento literario, pero,

asimismo ...una moral, una erótica y una política. Si no fue una religión fue algo más que una estética y una filosofía: una manera de pensar, sentir, enamorarse, combatir, viajar. Una manera de vivir y una manera de morir.” Por ello se fortalece mi percepción de que cuando lanza sus rayos contra el romanticismo mexicano del XIX es notoria la manera parcial, el sesgo que adopta su propia valoración. Hace tiempo José Joaquín Blanco escribió que es necesario realizar una lectura “...no paya y provinciana de nuestros payos y provincianos románticos.” Después de nuestra risa por la inocencia de sus textos, ellos se ríen de la nuestra, anota Blanco. No sé si el crítico tenga en mente a Octavio Paz, pero no resultaría descabellado pensarlo de esa manera. Blanco sobre Blanco. José Blanco White contra Blanco José Joaquín. El crítico de Crónica literaria.Un siglo de escritores mexicanos apuesta a una visión que juzgue los orígenes del romanticismo mexicano no exclusivamente a partir de la originalidad de las obras, como las de sus sucesores alemanes, sino también como el impulso anímico fundamental para alcanzar una profunda reforma moral y cultural de México. En su favor invoca el hecho de que en muy poco tiempo los románticos mexicanos hayan rescatado, del dominio religioso, el sagrado valor de la intimidad y de la libertad de credos. Algunas décadas bastaron para naturalizar en el arte mexicano la naturaleza y los paisajes, pero, sobre todo, para que la historia de los indígenas y los negros, la diversidad lingüística, cultural y social del país fueran visibilizados por la creación del romanticismo mexicano. Son voces libertarias que desacralizan con su crítica filosófica la historia de dominio teocrático de la colonia, son fundamentos que permiten imaginar nuevas posibilidades históricas: otro comienzo posible, aunque fuese la misma voluntad de poder. José Joaquín Blanco encuentra “...una calidad artística que, en sus ciertamente escasos momentos antológicos, hace que Prieto o Ramírez, y aún Flores y Riva Palacio, alcancen un nivel de corrección dentro de la poesía occidental moderna, que México había perdido desde los tiempos de sor Juana y Francisco Castro.”


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El de José Joaquín es un juicio que privilegia la memoria contra el olvido del romanticismo mexicano del siglo XIX. Mantiene una reserva crítica, pero trasciende con mucho la pobre idea que Paz tiene de ellos. El olvido de Paz puede ser entendida como la arrogancia histórica de quien juzga al pasado desde el mirador del presente. Después de comprender e interpretar la obra de Marcel Duchamp cualquier creación anterior resultará, en más de un sentido, ingenua. En esa dirección considero que el juicio de precariedad filosófica y literaria de nuestro primer romanticismo debiera ser matizado. La audacia de la libertad en las formas y en los temas, acorde con las ideas románticas que circulaban en la época, fueron arriesgadas y revolucionarias para su tiempo. El romanticismo mexicano del XIX fue un momento fundacional. Puede considerarse, con las luces y sombras ya expuestos, un movimiento de crítica estética, filosófica y política. Ese árbol dio sus mejores aromas en la literatura de fines de siglo XIX y sus más jugosos frutos en las primeras tres décadas del siglo XX. Muchas otras críticas contra el romanticismo mexicano refieren la falta de libertad en las formas exploradas y hasta la carencia del sentido del humor que, por ejemplo, son observables en Heinrich Heine y George Gordon Noel Byron (Lord Byron). Aun siendo certeros tales dardos, creo que es con el romanticismo mexicano cuando se fragua la tradición de la ruptura, la negación de las promesas de las modernidad y la búsqueda de nuevos fundamentos para el sentido de la existencia humana. A cambio tiene a su favor la fuerza del mito fundador que sobre la particularidad, la mexicanidad, los acerca vitalmente a las obras del romanticismo alemán. De ahí la relevancia de conocer las manifestaciones de la ilustración heterodoxa que arraigaron en México desde la propia Independencia. La patria y la identidad de la expresión nacional eran, como observó Henríquez Ureña, conceptos que se discutían desde Noruega hasta Rusia y desde Escocia hasta Cataluña. La revolución de Luis XIV abrió el cauce a los flujos del esplendor ilustrado y, con ello, a las ideas políticas que en la historia del siglo XIX

dan vida a las liberales constituciones de América Latina. En esa moderna conformación geopolítica nuestros primeros poetas románticos, igual que los franceses, son casi por igual seres de acción. En México fue la Academia de Letrán (1836) la que fundó y coordinó los esfuerzos de la primera generación de románticos que buscaban mexicanizar la literatura. Entre los asociados de la primera generación de poetas se pueden distinguir, en opinión de José Luis Martínez, los siguientes: Guillermo Prieto, Ignacio Rodríguez Galván, Fernando Calderón, José María Lafragua, José María y Juan Nepomuceno Lacunza. Pero ahí mismo convergen académicos como Ignacio Ramírez, José Joaquín Pesado, Manuel Carpio y José Bernardo Cuoto. Y la generación anterior: Andrés Quintana Roo, Francisco Manuel Sánchez Tagle y Manuel Eduardo Gorostiza. La publicación de Año Nuevo, revista de la Academia de Letrán, entre 1837 y 1840, lleva entre sus temas privilegiados el de la patria, la defensa de la singularidad frente a las aspiraciones ilustradas y universales de Francia. Si pensamos en la consolidación de los Estados, naciones libres de cualquier tutela de minoría de edad, es fácil observar que el romanticismo herderiano prendía por todas partes. Un sentimiento que los románticos alemanes, rusos, escoceses, españoles y mexicanos, entre otros, compartían entre sí. La afirmación del alma nacional de Herder, Fichte y los Schlegel, incluso sin contenido político, se vuelve clamor incendiario en los labios y el pensamiento de las llamadas periferias culturales. Por doquier se observa levantada la bandera de la particularidad que se opone a cualquier aspiración de uniformidad universal: la “civilización” francesa. La individualidad histórica junto al divino derecho a la intimidad son las piedras de toque para comprender la convivencia sincrética entre los románticos y/o liberales del siglo XIX mexicano. Por encima y en contra del Estado la libertad de la voluntad individual, el derecho a la intimidad del yo. Por eso la vena que une a los románticos de la primera mitad del siglo XIX con los modernistas del último cuarto del XIX y los poetas de la primera década del XX no es de carácter superficial, sus


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vínculos son internos y esenciales. La feliz poesía universal de Díaz Mirón o Manuel José Othón -que despotricaba contra los modernistas- o de López Velarde, posterior al auge modernista, sería inimaginable sin el ardiente ímpetu estético de los románticos mexicanos del XIX que llega hasta la generación de los Contemporáneos. Una llama rebelde que alcanza en nuestro siglo XX, entre otros, a Eduardo Lizalde, Jaime Sabines, Rubén Bonifaz Nuño, Alí Chumacero, Octavio Paz, Efraín Huerta, Marco Antonio Campos, David Huerta y Francisco Cervantes. La poesía del primer romanticismo mexicano no se caracteriza tanto por la libertad en las formas y nunca abandona los académicos moldes clásicos. Pero el amor por la belleza como forma superior de la experiencia del conocimiento estaba en ellos. La confesión, el tiempo, el sueño, la noche, la soledad, las ruinas y el presentimiento constante de la ­muerte. En torno a los primeros escritores nacidos en México, Marcelino Menéndez Pelayo encontraba más lírico a Ignacio Rodríguez Galván y más dramático a Fernando Calderón. En opinión del erudito español los rasgos que identifican e impulsan este romanticismo son el subjetivismo lírico y el sentimiento arqueológico e histórico con sustento en la moral, las creencias y el espíritu del arte de la Edad Media. Don Marcelino piensa que todo el mérito de los poeta mexicanos está en haber aprovechado las lecturas de los románticos españoles. Dice, por ejemplo, que el principal modelo de Fernando Calderón lo constituyó García Gutiérrez. En lo tocante a la influencia española sobre la poesía mexicana es ampliamente conocida, por ejemplo, la similitud que existe entre algunos poemas de Fernando Calderón, como El soldado de la libertad con La canción del pirata de José de Espronceda. La libertad, la patria, la muerte y el honor caballeresco como temas centrales de los estribillos. Pedro Henríquez Ureña, en su espléndido estudio sobre Las corrientes literarias en la América Latina (1949), desfase esta media verdad del sabio peninsular. Si es cierto que los españoles estuvieron presentes en la poética de Calderón y Rodríguez, no

es menos evidente que las influencias francesa, inglesa y, por su intermedio, la alemana, ocuparon un lugar jerárquico en el teatro y la poesía de la época. Los ejemplos de esa presencia son muchos. En América del sur el poeta brasileño Tobías Barreto conocía la filosofía alemana y el argentino Esteban Echeverría (1805-1851), por ejemplo, conocía a Herder y a Madame de Staël. Mientras el cubano mexicano José María Heredia (1803-1826) traducía la poesía de Lamartine y seguía de cerca el pensamiento de Chateaubriand. El estudio de Aristóteles, Horacio y Virgilio fue enriquecido, en América Latina, con el de Sheakespeare, Cervantes, Dante, Goethe, Schiller, Heine, George Byron, Victor Hugo, Madame de Staël, Alphonse Lamartine, Alfred de Vigny, José de Espronceda, Schlegel, Walter Scott, Chateubriand, etc. Fernando Calderón tradujo las Meditaciones poéticas (La soledad e invocación) de Alphonse Lamartine. Poeta francés que en su momento despertaba las envidias entre los románticos españoles. Aunque el tiempo realizó la crítica a la exaltación de Lamartine, no puede olvidarse que constituyó para Hispanoamérica una desesperada rebelión del alma que frecuentemente terminó en la negación de la esperanza y la felicidad del mundo. El paraíso clausurado. El poeta es ahí, como en el Empédocles de Hölderlin, un exilado de la tierra, escuchémosle si no: “No existe ni un lugar en el mundo/ donde pueda pensar que me espera la dicha.” La poesía de Fernando Calderón recoge con fruición angustiosa esas notas de desamparo, en La felicidad escribe: ¿En dónde está la verdadera calma,/decidme amigos, que jamás la vi? /Tras ella corre sin cesar el alma, / y ella ¡oh dolor! huyendo va de mí. La realidad y el deseo. No eran las letras habitantes de un moderno campus universitario, era escritura con olor a pólvora. Los escritores más destacados del periodo, fuesen liberales, conservadores, moderados o radicales -había de todo- estaban en su mayoría poseídos por la flama de la ideología política. Difícil no estarlo a la hora de elegir el poder querer ser de una nación soberana. Cuestión fundamental de la historia y la filosofía, pero también de la sicología.


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Los poemas a la patria de Manuel Sánchez Tagle (1782-1847) son, en opinión de José Luis Martínez, el primer síntoma en el cambio de inspiración de la poesía mexicana que, antes de él, y paradójicamente, encontraban inspiración en la poesía española de Manuel José Quintana, Nicasio Álvarez de Cienfuegos y Juan Nicasio Gallego. Esto escribía Sánchez Tagle de España: ¡Barbara España! ¡Bárbaro tente! les grita Tagle A la muerte del general José María Morelos, ejecutado bajo el cargo ominoso de apóstata. Los tonos locales empiezan a aparecer en la poesía madura de Quintana Roo y José Agustín de Castro. La novela de Fernández de Lizardi introduce, marcando con ello un vuelco histórico, el habla del pueblo, los léperos, pícaros y malvivientes. Después los mexicanos se deleitan con los agridulces vinos de la Hélade para satisfacer la ardiente sed de los poetas. La idea de la singularidad romántica era parte del nacimiento y los primeros pasos de la literatura nacional que Ignacio Manuel Altamirano, buen conocedor de las literaturas europeas y americanas, apoyó con energía. Octavio Paz conoce muy bien, desde sus Primeras letras dedicadas a la esencia de la poesía, la relevancia que la tradición literaria del Siglo de Oro dejó entre las letras y las filosofías de los románticos alemanes. Además de Miguel de Cervantes, Pedro Calderón de la Barca, Lope de Vega, Tirso de Molina y el pagano pecador Francisco de Quevedo, Octavio Paz había leído intensamente a san Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús y fray Luis de León. Los místicos poetas presentes en la poesía alemana. Pero el conocimiento de esa experiencia no lo conduce a juzgar de una forma menos drástica la poesía de los españoles y los mexicanos del XIX. Como no hubo Ilustración en España ni en México, sugirió Octavio Paz, ¿contra qué podrían rebelarse los poetas mexicanos? Una idea determinista sustenta el aserto de Octavio Paz cuando escribe: “El romanticismo fue una reacción contra la Ilustración y, por tanto, estuvo determinado por ella: fue uno de sus productos contradictorios.” De un plumazo se borra la historia de la poesía del Siglo XIX

porque su raíz romántica no tenía referente histórico, económico y político contra el cual levantarse. Contra ese juicio determinista y contradictorio que termina en el vómito de la tradición hispanoamericana se levanta el testimonio ineludible de las obras de los poetas. Existen argumentaciones estéticas, filosóficas e históricas que se oponen a tan concluyente interpretación de la poesía hispanoamericana. Y tampoco se trata, y es bueno enfatizarlo, de inventar una historia ideal del romanticismo mexicano. Luis Miguel Aguilar escribe en La democracia de los muertos. Ensayo sobre poesía mexicana 1800-1921 (Cal y arena, 2001) que en una visión sentimental de la historia de la poesía podríamos establecer, sin más, una serie de correspondencias entre la poesía romántica europea y la expresión estética mexicana. Se trata de mostrar una historia de la justa memoria. Las visiones que del Cuauhtémoc martirizado tiene Ignacio Rodríguez Galván en La profecía de Guatimoc son semejantes a las que Shelley tiene de un sufriente Rousseau en The Triumph of life. En ambos casos las víctimas de la epopeya ofrecen une lección histórica y moral de los personajes heroicos. Las preguntas que Rodríguez Galván se hace de la pasada grandeza de París, Londres, Atenas y Roma. ¿Dónde quedó la soberbia y el poderío? Son las mismas que yo encuentro en los lamentos de Hiperión frente a las ruinas de Grecia. Lo mismo ocurre, continúa Aguilar, con “...las salidas al campo de las bañistas de Flores y las morenas de Altamirano, equivalen a nuestra Lucy de Wordsworth. Las “Escenas del campo y de la aldea” de José Joaquín Pesado van de la mano con “Tintern Abbey”, también de Wordsworth.” Josefa Murillo, apuntó José Emilio Pacheco, sería nuestra Emily Dickinson. En el mismo tenor, las visiones bíblicas de Manuel Carpio y José Joaquín Pesado serían similares a las visiones de William Blake. Muchas otras correspondencias podrían emerger de la buena voluntad de nuestra historia ideal. Pero no se trata de eso en realidad, se trata de entender que:


/ 128 / Dossier A esta poesía se le ha obligado a encajar en esquemas que funcionaron para la literatura europea pero que de este lado del Atlántico se vuelven tan incómodos como los zapatos guangos. Se parte de una certeza: esos autores pensaron que les convenían. Ahora no hay porque coincidir con esa creencia, no hay que creer, incluso, lo que ellos pensaron de sí mismos. Habría, en fin, que liberarlos de sus conductas aprendidas y liberarnos nosotros también del romanticismo mexicano que creíamos aprendido.6

Con Luis Miguel Aguilar creo que necesitamos una visión del pasado distinta a como los modernistas se vieron a sí mismos; es decir, como los libertadores del pasado. Esa pretensión olvida olímpicamente las bondades de la crítica romántica en el contexto filosófico, moral y político del México del siglo XIX. Los abusos de la memoria y el olvido son una tentación permanente en el mundo de la historia política, pero los excesos también ocurren entre las elites del espíritu y el arte. En el espléndido ensayo de Luis Miguel Aguilar se puede encontrar una ilustración inmejorable de las aspiraciones de los modernistas. Él encuentra una inextinguible sed de futuro: “...querían comerse el futuro a puños (hoy el futuro no basta) y en cambio estuvo a punto de cerrarse, ella misma, el presente.” En consecuencia, la siguiente parte de mi trabajo rastrea las raíces del romanticismo mexicano. Hundo pues en su tierra mis entendederas. Busco en los tres poetas mexicanos del XIX ya mencionados el sentido crítico del romanticismo alemán, la otra filosofía de la historia que es posible encontrar en sus obras.

José María Heredia: En el Teocalli de Cholula (1803-1839) Es un poeta romántico nacido en Cuba y radicado en México desde los 16 años, un talento singular 6  Luis Miguel Aguilar, La democracia de los muertos. Ensayo sobre poesía mexicana 1800-1921, Ed. Cal y arena, México, 2001, p.125.

que Henríquez Ureña relaciona con el romanticismo cristiano francés de Chateaubriand y escribe que Heredia “...difundió las teorías románticas y propuso el modelo de Chateaubriand.” Una revisión a Miscelánea, periódico crítico y literario, dirigido por Heredia entre 1929 y 1932, le permite a uno encontrar a un ser humano sorprendentemente culto para ser tan joven. Había leído con pasión a los griegos y a los latinos. La obra de Jean Jaques Rousseau le seducía y, aunque rechazaba con espíritu cristiano los desvaríos amorosos de La nueva Eloísa, sostenía que el ginebrino llegaba “al juicio por medio del corazón”. En el teocalli de Cholula (1820), como los antiguos sacerdotes, mira el paraíso mexicano. Desde la cúspide de la sincrética pirámide, la mirada clavada en el Popocatépetl (“gigante del Anáhuac”) y el Iztaccíhuatl (la mujer blanca), los colosales volcanes vistos desde Puebla, el poeta canta la grandeza del pasado histórico. Lo mismo hará en Al popocatépetl y en La visión, poemas en los que la organización política del mundo azteca aparece como posibilidad políticamente viable para la formación del Estado naciente. En La visión (1820), considerado como el giro político herediano que lo enfrenta a la dominación española, el tirano extranjero, bárbaro y tirano no es otro que el español asesino. Y la acción del dominio español encuentra pruebas para la imputación de un crimen imperdonable sobre la población indígena. No me parece la de Heredia solamente una interpretación ingenua de la historia: la del indio triste y melancólico. Es mucho más que una posición políticamente quietista. En 1829 escribe en la introducción a la publicación de la revista Miscelánea (1929-1932): “El funesto espíritu de partido, no satisfecho con minar las bases de la sociedad, va corrompiendo el idioma…Las mentes agitadas por la triste manía de dominar y destruir, miran como despreciables y pueriles las ocupaciones del filósofo y el literato, hacia las que afectan el altivo menosprecio de la singularidad.” Curar del tedio, huir de la publicidad, de la medianía que “el triste espectáculo de las contiendas políticas” genera entre los seres sensibles y moderados, es el propósito abiertamente declarado de Mis-


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celánea. El poeta cubano-mexicano leyó, y reseñó el Werther de Goethe como “una pintura cruel de la nada de las cosas humanas…las penas de una vida vulgar.” Y escribió sobre el tedio que genera “una sociedad formada para el común de los hombres” y que conduce al suicidio.7 ¿No es la nada, el otro fundamento y, a la vez, una condición existenciaria para dar el salto a la abismosa pregunta por el sentido del ser? Y la obsesión de la muerte, uno se pregunta, no es un estado anímico fundamental del ser explorado por el romanticismo alemán. En el teocalli de Cholula Heredia concentra, en un girón singular del espacio, la diversidad de floras, faunas y climas que van del Polo al Ecuador. En su lírica funde la paradójica visión de campos fertilísimos, pletóricos de abundantes flores y frutos, como los cuernos de la abundancia esculpidos, por parejas, en la Iglesia de Tonantzintla: “…un anticipo del reino de dios en este mundo.” El canto de Heredia, me atrevo a decir, está bajo la influencia de quien mira el paraíso. No sería extraño especular que el poeta haya visitado el templo del arte barroco indígena y visto, y comprendido, lo que es el Tlalocan: El quinto cielo de los nahuas, los muertos por agua, donde el juego de niñas y niños que lo habitan es una fiesta sin fin en medio de la abundancia de mil frutos: el juego, la música y la poesía. Tlaloc, Quetzalcóatl, Huitizilopochtli y la Tonatzin, la madre de los dioses, nuestra madrecita, dominan y presiden discretamente el éxtasis alucinante del paraíso ­nahua. José María Heredia está extasiado cuando pinta, teniendo como fondo la majestuosidad de los volcanes míticos, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, un jardín de cañas, naranjas, vides, la naturaleza hirviendo en vida a la hora del crespúsculo vespertino. La unidad en la diversidad está presente en la esencia de la naturaleza. La pertenencia cósmica, panteísta del ser humano, queda develada. Y el mito se revela en su poesía como una forma profunda del conocimiento de los pueblos y las culturas. También hay en él una clara incomprensión de los ritua7  José María Heredia, Miscelánea. Periódico crítico y literario, UNAM. México, 2007. Edición, estudio preliminar y notas e índice analítico de Alejandro González Acosta.

les mexicas de renovación cíclica, una mirada que no logra eludir los prejuicios eurocéntricos, cristianos, que terminan en la condena tajante, desde la moral del siglo XIX, de los sacrificios humanos de la religión azteca. Al fin lo que interesa no es mostrar las ventajas de una civilización sobre otra sino descubrir la misma historia sangrienta, tiránica, que ensombrece al planeta. El tiempo es visto por Heredia como un soplo que olvida pronto las vanidosas glorias pasadas y presentes. Nada permanece sólo los volcanes son testigos del paso de los tiempos y un día quizá ellos mismos sólo serán recuerdo. El tiempo y la finitud de las obras de la humanidad e incluso de las nevadas formaciones volcánicas del Valle del Anáhuac. José María Heredia muestra la demencia y la ignominia del saber ciego del progreso que sacrifica el corazón de los humanos. La barbarie de ayer lo mismo que la de hoy. Sólo una ley universal se cumple inexorable: la muerte. Es la tumba de las soberbias estériles del ser humano el recuerdo de su inexorable fatalidad. La pirámide de Cholula es un símbolo, es un templo con olor a sangre, pero no es sólo una expresión cultural de la historia precolombina, es el signo de todas las grandes y arquitectónicas promesas de la historia. Y, desde luego, se vislumbra en el poeta mexicubano una crítica punzante a la voluntad de poder. Octavio Paz, enamorado del modernismo, no hurgó con cuidado en estas expresiones filosóficas claramente románticas. Ni siquiera por el hecho de que la pirámide, como lenguaje cifrado, tejiese una secreta y cósmica analogía mítica con México. Ni siquiera porque la forma piramidal había sido, para Paz, la imagen de la dominación política de México y la mejor metáfora de la aún vigente articulación de la vida política del país en Posdata (1969). Posdata, escrito en Austin, Texas, es, la mejor crítica a la masacre que el Estado mexicano perpetró contra los inermes estudiantes que reclamaban un poco de libertad y democracia el 2 de octubre de 1968. Nada transformó la voluntad de Octavio para borrar el pasado romántico de México.


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La visión poética de Paz le permite comprender el carácter ritual de la historia y aventurar algunas reflexiones sobre el significado denso de México.8 El patrimonialismo patriarcal de los árabes y los españoles es una organización administrativa y, al mismo tiempo, configura un orden social cuya traza profunda es piramidal. Ese orden escolástico tomista permite comprender en sentido mítico la historia política del país. La geografía de México tiende a la forma piramidal como si existiese una relación secreta pero evidente entre el espacio natural y la geometría simbólica y entre ésta y lo que he llamado nuestra historia i­nvisible

No creo que exista relación alguna entre la pirámide de Heredia y la pirámide de Paz, pero la pirámide es para los dos una relación de correspondencias cósmicas. Creo, por ello, que el lenguaje mítico y el símbolo de la pirámide no debieran ser olvidados como presencia poética original en la obra del primer romántico de México. El estudioso Henríquez Ureña reconoce que a diferencia de las imitaciones simples, Heredia fue uno de los pocos pensadores que en América intentó “introducir en su obra las concepciones modernas del mundo.” En palabras de José Luis Martínez, 8  Cfr. Robert Hozven, Octavio Paz, viajero del presente, Colegio Nacional, México,1994.. En este ensayo el autor sostiene que los saberes pacianos son diversos y superpuestos, pero además se proyectan sobre el sentido espiritual de Hispanoamérica y sus relaciones con la cultura Occidental y con la estadounidense en particular. Entre los campos de saberes que identifica Hovzen sobresalen el de a) Contribución antropológica e histórica; b) el campo del ensayo políticosocial; c) el quehacer literario y su crítica estética. Al referirse a la reflexión antropológica e histórica escribe que: “Paz identifica, describe e interpreta dos temas que permean y sobredeterminan las creencias religiosas, las manifestaciones artísticas, culturales y literarias tanto colectivas como individuales en Hispanoamérica: el sincretismo y el carácter ritual del pueblo mexicano e hispanoamericano. El sincretismo se concreta en un símbolo de gran fuerza imaginativa que todavía opera sacrificialmente en la nación mexicana: la pirámide. El carácter ritual también encarna en un segundo símbolo de gran fuerza icónica e interpretativa que resurge en los comportamientos sociopolíticos del ser hispanoamericano: la máscara (pp.29-31)

José María Heredia fue “acaso el primer romántico en lengua española - que vivió aquí, salvo un periodo de cuatro años, desde su adolescencia hasta su muerte, y participó activamente en la política de la época, a la sombra de Guadalupe Victoria y luego de Santa Anna.” La obra y la personalidad de Heredia impulsaron a la generación de poetas mexicanos a profundizar en el conocimiento del romanticismo, pues era una filosofía muy oportuna y conveniente a las circunstancias históricas de México. La rebelión de América Latina contra el odioso yugo español y la independencia de México eran política y esas circunstancias. La idea de una nueva era, un nuevo comienzo, estaba en el imaginario social. La diversidad lingüística y cultural de los mexicanos era mejor comprendida por el romanticismo alemán y francés que por el rígido y exigente clasicismo latino y español. En una población mayoritariamente rural y analfabeta comprender las académicas formas de la cultura latina y/o las metafóricas alusiones a la mitología romana eran impensables. El romanticismo, en cambio, valoraba profundamente, desde Gottfried Herder, el lenguaje y el alma de los pueblos. Alfonso Reyes se encarga de otorgarle a Heredia el adjetivo de arcángel poético. Es el ejemplo que desde su alta cima nos dice que es posible huir de la fatalidad de la uniformidad. Y que la virtud más noble poco vale si sólo nos produce tedio. Un estado anímico que el romanticismo alemán, Charles Baudelaire, los existencialistas, Sartre y Heidegger no dudaron en identificar como una condición para la reflexión sobre sí mismo, la nada e, incluso, sobre el sentido del ser. Nos dice Reyes, pensando en Heredia, que “... valen más las audacias con que los poetas, como superándose a sí mismos, proyectan el alma por encima de sus vuelos frecuentes.” Es el afán de torcerle el cuello al destino, el triunfo de la libertad sobre la fatalidad. Lo que el polígrafo del Cerro de la Silla opina de la creación de alto cantor no es algo que pueda minimizarse. Y en pocos poemas cifra su gloria, en ellos Alfonso Reyes siente la imaginación y así escribe en El paisaje en la poesía mexicana del siglo XIX :


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“...trasladados por fin a un nuevo mundo estético, y por fin las palabras mismas, como vueltas a su oficio natural y genuino, adquieren eficacia mayor…Heredia es, en fin, un alto cantor.” No es un poeta de la descripción natural sino que, más allá, está dominado por el entusiasmo filosófico. Es un romanticismo filosófico que se alimenta indirectamente de las ideas de Schlegel. Una de las mayores influencias en la obra de Heredia fue un romántico español: Alberto Lista. Pues este poeta opinaba, por ejemplo, que las formas del teatro español, alemán e inglés eran, por su flexibilidad en la forma, superiores a las de Francia e Italia. Un alegato contra el clasicismo que además, como ya dije, equiparaba la comedia del XVII español con el drama de Shakespeare. Alberto Lista conocía muy bien el historicismo romántico alemán y contribuyó a la divulgación del mismo entre la intelectualidad de la península. Para 1828 Lista ya era un convencido Schlegeliano, pues un alumno de August Von Schlegel, Johann Nikolaus Böhl von Faber, alemán nacionalizado español, sembró las semillas del romanticismo alemán en ese tierra en la segunda década del siglo XIX. El ideal filosófico del romanticismo de August Von Schlegel (1767-1845), ubicado por Bloom en la Edad democrática del romanticismo alemán, prendió fuerte en España. Este ensayista y divulgador del pensamiento romántico había traducido a Sheakespeare y Dante al alemán. Había vivido en París y pertenecido al círculo de Madame de Stäel. Los hermanos Schlegel fueron figuras centrales en la reflexión y difusión del pensamiento filosófico romántico en España. La poesía es para Schlegel el vínculo primordial entre el signo y el objeto, porque la lengua es, en el origen, expresión pura. Luego es una convención que nos comunica. Como sus antecesores, buscaba el origen del ser en la poesía y en el lenguaje. Su filosofía es deudora de Herder y Schelling. En opinión de Isaiah Berlin los hermanos Schlegel, junto a Hamann, Herder, Jacobi, Schiller y Tieck son “los principales autores de la subversión de la tradición del orden, el racionalismo y el clasicismo no sólo en Alemania, sino en Europa.”

Y distingo una veta herderiana en la obra de Heredia. Para Heredia, como para el romanticismo, la muerte de la vida y el goce de los sentidos se clausura con la invasión de las leyes. Por ello afirma Reyes que con él nacieron la semilla y el buen augurio de lo que después sería el grande lirismo contemporáneo de México. El mexicano nacido en Cuba, donde era moneda de cuño legal el pensamiento moderno de oposición, tradujo a Lamartine y a Young, conocía muy bien a Milton, a Byron y al novelista Walter Scott. Con el nombre de Cartas sobre mitología Heredia publicó 16 ensayos breves sobre los dioses romanos, que en su mayoría eran la réplica de los griegos. Sorprende en ellos la presencia constante de Baco, las musas y la embriaguez poética. A la hora de la muerte de Heredia escribió José Manuel Quintana, poeta español, que: “Heredia es un gran poeta, Heredia no morirá y es la honra del suelo americano.” José María Heredia le canta a la “sagrada libertad” con proféticos versos. El profeta, la voz iluminada por lo oscuro, lo misterioso, lo oracular, es una figura filosófica de origen griego, presocrática, cuya sabiduría se levanta contra la dominante luz que nace de la razón. La idea del conocimiento, que él define como la musa del saber, encuentra su momento sublime en “la voz de los sepulcros y ruinas.” La historia de la humanidad, por demás próxima a Hamann o, incluso, a Friedrich Nietzsche, lejos del optimismo de las promesas ilustradas de salvación, la observa como un “¡Cuadro fatal de crímenes y errores!” (1825). La religión, a la que dedica un poema (1828), sólo ha producido inquisidores y fanatismos abstrusos. Es un romántico-liberal que combate la tiranía doquiera se presente. La escritura poética es un ­vehículo eficiente en la denuncia contra la ­tiranía, como lo saborean Andrés Bello, en Chile y José Joaquín Olmedo, en Ecuador José María Heredia nunca verá realizado ese proyecto libertario en su país natal (Cuba). Por cierto que el tema de la libertad del indio y el negro emergen con él. En Las sombras (1825) queda grabada la epopeya.


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Los héroes mexicas están comandados por Guatimozín, Cuitlahuatzín, Atahualpa, Manco-Capac, Tupac Amaru, Guaycaypuro y Moctezuma y se enfrentan a la ferocidad, perfidia e hipocresía de los españoles, que son imaginados como víboras traidoras. Cuando Heredia celebra la libertad norteamericana, alcanzada con la rendición de Boston, compara retóricamente a Washington con la imagen de Dios sobre la tierra y con un moderno Aníbal. El ser que se humaniza se convierte en dios o en héroe. Para Heredia la poesía es el alma del universo y debe leerse con la fuerza del soplo abrasador. Se trata del sublime deleite, de la revelación de los oráculos divinos. Contra la claridad de la razón el misterio de la sabiduría. El poeta y el profeta se conjugan en la personalidad de Heredia. Palabra y realidad es comunión de los visionarios. En ese contexto el juicio de Octavio Paz sobre la ausencia de una poesía visionaria entre los románticos mexicanos del siglo XIX, al estilo también de Schiller, merece ser ­matizada. José María Heredia es tocado por el genio poético de Homero, Píndaro, Anacreón, Tíbulo Dante, Quevedo, Calderón, Cervantes, Milton, Rousseau, Goethe, Víctor Hugo y Lamartine. Son poetas que se deleitan con el sentimiento de la belleza, el amor y el hechizante lenguaje de la naturaleza. El poeta es un genio que ama la soledad y se expone desamparado a los rayos de la tormenta, al fragor de una cascada y al hondo azul del océano. Sopla, en la poesía un aliento de “agreste libertad”, como cuando los vagabundos del desierto persiguen incansables la nebulosa eternidad. La filosofía de la Naturaleza es tallada magistralmente en los torrentes prodigiosos del Niágara (1824). En este poema el autor equipara la terrible majestuosidad de la corriente, ora serenidad ora violencia, con el destino ciego e irresistible. Con la finitud del ser humano y la inmensidad de la naturaleza. Libertad y destino son temas clásicos de la tragedia griega, pero a la vez del romanticismo alemán, inglés y francés. No hay caminos seguros en la historia de la humanidad sino titubeos e incertidumbre.

José María Heredia sitúa en el vértice de su jerarquía moral la libertad individual, sin la cual el ser humano no es más que un siervo sin dignidad. El camino de la servidumbre, del yugo a la cerviz domada, es el vicio más grave que aqueja a las naciones latinoamericanas y, se podría decir, la consigna domesticadora de los seres humanos es universal en el tiempo de la modernidad. Lo mismo pensaban y escribían Fernando Calderón y Rodríguez Galván. Todos, románticos y/o liberales, comparten los sentimientos de odio y asco por el manso desdén con que hasta los poetas se doblegan al Moloch de la tiranía. Eran los mismos reparos y críticas de los románticos alemanes contra el Estado moderno. La libertad de los liberales ocurre en la plaza pública, en la construcción de las leyes y las instituciones, en la formación de buenos ciudadanos, obedientes a un orden jurídico y moral. Los románticos alemanes consideraban la vida pública, en el mejor de los casos, sólo como el postre de un banquete dionisiaco que se celebraba en la solitaria intimidad, con la palabra y el absoluto. Las palabras vueltas a su oficio natural. A la inmediatez de los sentidos del tiempo anterior a la caída. A la expresión más espiritual de la naturaleza y más natural del espíritu. Un elogio impar de Alfonso Reyes que, por lo menos en parte, confronta la olvidadiza interpretación que del romanticismo mexicano mantiene Paz. El extraordinario genio de Goethe seduce a José María Heredia. En él también habita la desmesura y la idea del genio creador como “divina enfermedad” que ironiza sobre la razón cartesiana del mundo. Es el principio del fin de una largo dominio filosófico cuyo programa es la divinización de la razón y el homo sapiens como liberadores de la humanidad, es una crítica también a la metafísica de la s­ ubjetividad. La imaginación como posibilidad de superación de la realidad. En su creación Heredia ve pasar el genio de la libertad, el de la sabiduría y el de la vida. Y teje sobre el misterio y el encanto de la belleza :


Dossier / 133 / Cuando a natura la ciencia quita el misterioso encanto, ¡cuánto disminuye, cuánto el brillo de su beldad! ¡cuál ceden a yertas leyes mil deliciosas visiones! ¡cuán plácidas ilusiones miramos ¡hay! disipar!

Una perla que Octavio Paz no vio a la hora de escribir que la poesía como forma fundamental del conocimiento no aparece en el romanticismo mexicano. La esencia de natura para Heredia no es científica sino poética. La belleza desaparece con el brillo helado de la ciencia. Un pensamiento similar escribe Johann Georg Hamann, precursor del romanticismo alemán, en su famosa Ahestética in nuce. El verso de Heredia echaría sombra sobre la primera crítica de Octavio Paz al romanticismo mexicano: la ausencia de la primacía de la poesía por encima de las demás formas de conocimiento. También se tambalea el de que no privilegian, como escribió el premio nobel, “...la imaginación creadora como la facultad más alta del entendimiento.” José María Heredia lo lee, desde la pirámide de Cholula, con una sonrisa en la mirada.

Ignacio Rodríguez Galván: alucinación y ­delirio (1816-1842). Ignacio Rodríguez Galván, considerado el primer escritor mexicano, escapa a la uniformidad y puede considerarse heredero directo de su maestro José María Heredia. Él le reveló, con sus líricos y caribeños bríos, la particularidad del alma. La libertad subjetiva que dignifica al yo y a la palabra. Es un poeta cuya corta vida e intensa obra tienen lugar en las primeras cuatro décadas del siglo XIX. Es el inicio de la escritura mexicana. Poetas como David Huerta, coincidiendo con estudiosos como José Luis Martínez, lo ubican a principios de la tercera década del siglo XIX. En el hidalguense Ignacio Rodríguez Galván, sobrino del creador del calendario de Galván, encuentran el temperamento romántico que deja huella en el

teatro y en la poesía propiamente mexicanas. En el mismo sentido José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid, arriesgando el juicio, dicen que estamos con el primer escritor mexicano. En 1911, dos años antes de la Decena Trágica, Alfonso Reyes había escrito que la poesía de Rodríguez Galván, por encima y antes que todos los poetas de su tiempo, era “...la primera manifestación consciente e inequívoca del romanticismo mexicano.” La descripción poética mexicana había sido más que de paisajes, de escenas, pues no es el fondo natural el que privilegian, son los diálogos, los usos y costumbres, las armas, las cabalgaduras y las canciones. Alfonso Reyes tiende los lazos hasta España para identificar en José de Espronceda la paternidad espiritual de Rodríguez Galván. Esas huellas aparecían hasta en la “truculenta, antropofágica y hematólatra” manera de concebir la poesía. Y ambos iracundos y fantasía alucinante. Amargas lamentaciones por su malograda juventud, por el oscuro sino de su nacimiento y por la desgracia de su amores. Reyes destaca la similitud de la creación poética de Rodríguez con el poema Bendición de Charles Baudelaire. Las conexiones con el poeta francés son un juicio estético radicalmente contrario a la opinión de Paz y permite observar, igual manera, otras fuentes de influencia sobre la poesía de Rodríguez Galván. La figura y el pensamiento de Baudelaire, es sabido, siempre sedujo a Octavio Paz. Resulta inquietante la manera en que Paz ignoró las filias baudelerianas que Alfonso Reyes encontró en los poemas de Ignacio Rodríguez Galván. Marco Antonio Campos, en la introducción a la antología del poeta mexicano, publicada por Factoría ediciones en 1998, escribe que el ansia de ­gloria y reconocimiento eran normales en un hombre “huérfano y pobrísimo, sin educación escolar ni ­social, amargado y resentido, bíblicamente triste hasta la muerte, pero con un corazón grandioso y puro...” Los asideros a la vida, dice el mismo Marco Antonio, los encontró en la poesía, en el amor, en la amistad y en los convulsos y contradictorios sentimientos que México le despertaba. Una relación


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de amor-odio con el “país maldito” que, por cierto, también habrá de ser una disposición anímica persistente en la obra de Octavio Paz. A bordo del paquete-vapor Teviot, Rodríguez Galván viaja de Nueva Orleans a Cuba, ahí escribe el 12 de junio de 1842 el poema “Adiós oh patria mía”. La triste brisa y el dolorido gesto no le impiden declarar su fervor por México: “Adiós, tierra de amor”. Pero apenas desciende a tierra cubana su espíritu se torna enfurecido y colérico, triste y melancólico contra la perfidia de los partidos que matan a la nación.9 El 14 de junio redacta: “Amigo, ¿quieres que en la patria mía...” desde donde retrata a un pueblo sumergido en la ignorancia, la pereza y la desgana. Sin ambición capaz de la mínima grandeza, la patria “se envilece y se arrastra sin pudor”. También critica el militarismo que convierte al labriego obligadamente en soldado. Ve en esa acción irresponsable la imagen de la rapiña y la vileza del populacho contra la indefensa población civil. La hipocresía de la iglesia se desnuda cuando celebra con estruendosos Te Deums, lo mismo que en una bacanal, el astroso pendón del militar triunfante, aunque se trate del mismo ejército que poco antes hubiere condenado. Los sentimientos que este país producen en Ignacio Rodríguez son dos: compasión y desprecio. En el colmo de los males está su percepción de los poetas, la prostitución de los rebeldes por tradición: 9  José Emilio Pacheco resume bien el trozo de historia que le toca vivir a Rodríguez Galván. “...la expulsión de los españoles que se llevan sus capitales y acaban de arruinar al país devastado por la guerra y sometido desde su nacimiento a la deuda externa; la lucha entre las logias escocesa (conservadora, centralista y patrocinada por Inglaterra) y yorkina (liberal, federalista y bajo los auspicios del representante angloamericano Poinsett); la rebelión de la Acordada en que “la grey astrosa “, a la que desprecian españoles y criollos, saquea El Parián, un mall, un shopping center de su tiempo y destruye lo que le está vedado consumir; el intento de reconquista del brigadier Barradas y la aparición del victorioso general Santa Anna como caudillo; las reformas liberales del vicepresidente Gómez Farías; la entrega de Santa Anna al poder conservador; la separación de Texas, la matanza de El Álamo, la derrota de San Jacinto”. Asimismo, Pacheco ubica en “la guerra de los pasteles” el suceso central en la biografía histórica de Rodríguez Galván. Cfr, José Emilio Pacheco, “Ignacio Rodríguez Galván, el primer escritor mexicano” Op.cit, pp 16-17.

Véndete, bardo, adula y en la senda te verás de riquezas y de honores, o de trovas poner pública tienda, o gemir en miseria y sinsabores. Véndete, que en salones de riqueza de una turba cercado te verás, te arrullarán el pueblo y la grandeza, y al despertar, un lauro en tu cabeza, aunque empapado en sangre, encontrarás.

No hay más que funestos desengaños en su alforja. México es un país sin tierra propicia para la virtud o para el patriotismo. La rabia y el dolor lo llevan a profetizar que sólo “Un tirano sin máscara, ni freno,/ que da su voz con el terrible trueno/ despierte, agite mi infeliz nación”. Resulta muy poco riguroso suponer que el romanticismo mantuvo siempre una relación de correspondencia con las formas conservadoras de la política y México es el caso más distinguido de excepción a la regla. Los románticos mexicanos eran radicalmente independentistas. Uno puede olfatear la desesperación de Rodríguez Galván frente al desorden administrativo, los continuos golpes de Estado y la anarquía jurídica producidas, en parte, por las ideas de independencia en tensión con las del dominante poder ­conservador. En realidad se trataba de dos proyectos liberales, uno miraba hacia Francia y Estados Unidos y el otro hacia el conservadurismo inglés, de reformas de terciopelo, con el romántico Edmund Burke en la proa. Nos las habemos con dos liberalismos. Ambos afirman el yo de la conciencia y, con ello, el derecho natural a la libertad. La libertad de conciencia como principio indiscutible. No obstante, el romanticismo de Rodríguez se vuelve contra el progreso y contra la ciencia y el temple poético está fraguado en el dolor de la existencia que le produce el sin sentido de la modernidad. En ese escenario Ignacio Rodríguez Galván permaneció, en la más radical vena romántica, como un eremita lejano a la acción política. En contraposición, habrá que considerar que los últimos años de la Colonia vivieron un periodo de intensa reordenación de la administración pública


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que introdujo pautas institucionales de racionalidad moderna tendientes a la centralización del poder. Recomendación básica para el funcionamiento de los imperios. Desde luego que el origen de tales reformas empezó en Francia, en la aurora del XVIII, con la llegada de Los Borbones al trono: las famosas reformas borbónicas. Como quiera que haya sido, y sin restar importancia a las erupciones sociales que frecuentaron la segunda mitad del XVIII mexicano, fue un periodo con menores sobresaltos y más cohesión institucional que la vivida en el país hasta la elección de Porfirio Díaz. Ignacio Rodríguez Galván observa la dignidad hipotecada del poeta que torna, orillado por la amenaza del hambre, el éxtasis de la contemplación por la adulación al príncipe o a la turbamulta. Es un desgarrado grito que, ya sin lenguaje, puede reconocerse como expresión preontológica del más puro romanticismo alemán. El grito libertario de Henrich Heine no es menos patético a la hora de juzgar los anacrónicos usos sociales de la aristocracia alemana en su poema Alemania. La diferencia es la ironía, que, ciertamente, está ausente en el poeta mexicano. En 1837, en un poema dedicado a José Joaquín Pesado, confiesa el propósito que unía a la Academia de Letrán: crear una literatura de expresión nacional. Después de hablar de la abyección y el sueño vergonzoso de la tiranía que destruye a México y de las cadenas, el polvo y el olvido en el que la ignorancia tiene a la poesía, remata con la afirmación de un Kunstgeist que suscribirían Herder o Schlegel sin titubear: Empero el mejicano alza la frente, y a sus antiguos héroes invocando, el acero desnuda enmohecido, y sus altas proezas deja escritas con sangre: Con negra sangre de tiranos fieros, que cobardes huyeron aterrados, con los débiles miembros temblorosos. al escuchar del bronce el espantoso trueno.

Nació la libertad: con ella nacen las artes y la ciencias, y la gloria. Y el genio entre la niebla se levanta con las sienes orneadas de inmarcesible lauro.

El genio entre las nieblas es una imagen que desdibuja la verdad entendida como certeza de granito: Friedrich y Turner, pintores románticos, lo ilustran muy bien con las grises brumas que confunden el sueño con la vigilia. Y la libertad como condición de existencia, porque sin ella la gloria es impensable. Son los héroes mexicas los protagonistas de la epopeya que canta las batallas contra la sangre negra de la tiranía. La resurrección de la grandeza perdida se reivindica con la expulsión de los extranjeros. Es el renacimiento de la libertad y la esperanza, y, con ella, de la apertura de un horizonte de posibilidades y de una comunidad nacional más propicia a los seres humanos de genio, a los poetas. La poesía sobrevive a todas las catástrofes, pero necesariamente sobre el fondo de la sagrada libertad. Entre los héroes invocados sobresalen, especialmente, el Rey-poeta, Nezahualcóyotl y Cuauhtémoc, el estoico guerrero que resistió bravamente la invasión española. Se trata de la identificación de una tradición espiritual en el origen de los tiempos, de un mito fundador que da cuenta del lenguaje poético como testimonio insustituible del sentir, el pensar , el desear, el gozar y el latir de los pueblos. La valoración de las literaturas nativas es coincidente con el espíritu romántico de Herder, quizá el más importante defensor de la expresión cultural nacional y de la pluralidad axiológica. ¿Tiene la nación algo más precioso? A través del estudio de su literatura propia, hemos aprendido a conocer las edades y los pueblos más profundamente que a lo largo del triste y ­frustrante ­camino de la historia política y militar… en aquélla aprendemos cómo (un pueblo) pensó lo que deseó y por lo que suspiró, cómo disfrutó sus placeres, cómo fue dirigido por sus maestros o por sus inclinaciones.10 10  Isaiah Berlin, Vico y Herder. Dos estudios en la historia


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Johann Gottfried Herder creía en la reconstrucción de las formas de vida particulares y afirmaba la inconmensurabilidad de los valores culturales. Ahí se encuentra la más radical defensa de la pluralidad axiológica, no sólo como multiplicidad de culturas sino como la negación al dictado de la uniformidad derivada de la razón cartesiana. La subordinación de una cultura es inaceptable desde el mirador histórico y moral. Su profesor Hamann le había enseñado que ante la inerte clasificación de los hechos debía mantener alerta la sensibilidad. No alcanzar el conocimiento a partir del analítico desaprender. No matar la vida de los objetos del conocimiento. El romanticismo español, para esta época, empezaba a cautivar las sensibilidades de los artistas mexicanos. No es tan extraño, pues, encontrar las huellas del romanticismo alemán en la obra de Rodríguez Galván. La polémica clasicistas contra románticos, que enfrentaba las tradiciones literarias de Inglaterra, Alemania y España contra los moldes clásicos de los franceses, vivió entre 1820 y 1823 un periodo definitorio. Fue el trienio constitucional de España. Aunque las ideas de Schlegel o de Chateaubriand, con la idealización de la edad medieval y el cristianismo como espíritus de la creación estética no eran compatibles con el credo liberal, su presencia fue fundamental en el debate estético e ideológico. Hablamos de la presencia temprana de la Ilustración heterodoxa en la península. No obstante, sus avances fueron magros en virtud de la política liberal y progresista predominante. Después de 1823 se fundaron algunos periódicos como El Europeo, de Barcelona, que dieron cabida al debate entre lo uno y lo múltiple con criterio abierto. Sus editores, entre los que destaca Luigi Monteggia y Ramón López Soler, simpatizaban y defendían abiertamente la perspectiva romanesca, como también era conocido el romanticismo. Ignacio Rodríguez Galván es un poeta de naturalezas lóbregas y melancólicas. Su percepción del pueblo no será muy distante de la condena que los románticos españoles lanzan contra los degenerados efectos de la Revolución Francesa. Ramón López de las ideas, Ed., Cátedra, Madrid, 2000, p.218.

Soler, para no ir más lejos, concebía a Luis XIV como el rey de la decadencia. Escuchemos su opinión sobre los efectos de la conciencia burguesa en el pueblo: Fueron degenerando las costumbres, el falso talento ridiculizó a la religión, llamó hipocresía a la piedad, y desmoralizando la juventud por medio de una filosofía engañadora desconcertó la armonía del cuerpo político, atrayendo las revoluciones más atroces sobre el mismo país donde cien años antes habían florecido las ciencias.11

Ignacio Rodríguez Galván ofrece una interpretación crítica original de la historia de México en muchos de sus poemas. Su mirada nos regala un cuadro familiar al desencanto de López Soler. Veamos. En “Bailad, bailad”(1841), de tintes funerarios, denuncia la miseria y la ignorancia del pueblo de México; el carácter mercenario de las tropas militares cual torcazas en la guerra y cual aves de rapiña en la ciudad; la invasión bárbara de Texas y los vicios de la guerra. Todo ello cubre, como oscuro manto, el himno funeral de México que, sin embargo, irónicamente, celebramos bailando.12 Siete años le bastaron a Rodríguez Galván (18351842), entre los diecisiete y los veintiseis años, para ser considerado por Marcelino Menéndez y Pelayo como el autor de “...la obra maestra del romanticismo mexicano”. A propósito de La profecía de Guatimoc (1839) José Emilio Pacheco apunta que junto a Fernando Calderón, Rodríguez Galván “mexicaniza la dramaturgia y poesía romántica” y no duda en usar la expresión, recordando a Verlaine, de “poeta maldito”, en pocas palabras, nos dice, es “...la figura más característica de nuestro primer romanticismo”.13 11  Derek Flitter, Teoría y crítica del romanticismo español, Ed. Cambridge University Press, España, 1995, pp. 48-49. 12  Pese a su compromiso con el país, Rodríguez Galván, nos dicen sus amigos, sentía una decidida aversión a la política. 13  Imposible olvidar que la Academia de Letrán, fundada en 1836 por José María y Juan Nepomuceno Lacunza, Guillermo Prieto, Manuel Tossiat Ferrer, y a los que después de integrarían, entre otros, Antonio Larrañaga, Joaquín Navarro, Andrés Quintana Roo, José Joaquín Pesado, Manuel Carpio, Manuel Payno, Ignacio Ramírez, Francisco Ortega y el propio


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Ignacio Rodríguez Galván, visionario, traza con su gis nocturno los pálidos rayos de la luna que alumbran los peñascos multicolores de Chapultepec y dan luz a la Profecía de Guatimoc. Amarillo y verdinegro son los tonos que recortan “las profundas sombras” del “terror y respeto”. Árboles milenarios y sapientes; vuelo de cuervos que “rizaban con sus alas sacudidas las cristalinas aguas de la alberca” donde las nubes plácidamente sueñan.14 El eco montañoso de las siniestras voces lobunas; o el balar de los corderos y el bramido de los toros. Este cuadro abre la puerta y da la bienvenida a su destino: “¡Oh soledad, mi bien, yo te saludo!” El poema, escrito un año después del encuentro con Soledad Cordero (1838), la actriz a la que amó sin correspondencia, es un lamento por la patria de la tiranía. A la soledad invoca cuando templa su lira y eleva su corazón desalentado. A la soledad, musa fiel de los poetas, solicita inspiración. El mundo sólo tedio y disgusto le provocan, la amistad buscada le arrojan un descubrimiento: “...mentira, perfidia y falsedad hallé tan sólo”. El amor ¡vana esperanza! “Aridez y frialdad encontré sólo”. Y entonces la poesía es la amante misteriosa de la soledad, la única fuente de gozo y placer: “mi único amigo”. Poemas como “La poesía, el amor y el licor” (1938) descubren su refugio contra el sufrimiento del mundo. En la famosa Profecía clama, herético, al poderoso rey Guatimoc, el guerrero que se opuso hasta el martirio a la Conquista, que abra la puerta del sepulcro, que deje oír su voz. Voz apagada, por el aventurero impío, por Cortés, el bárbaro conquistador. La voz de Guatimoc dialoga con el poeta y le pide que le hable en la lengua náhuatl del gran Nezahualcóyotl. Rodríguez Galván se avergüenza de ignorarla. Pero la lengua no es obstáculo para que a cambio maldiga a Europa y a Cortés. Hace resonar la vengativa trompeta hasta el centro del orgullo: Rodríguez Galván, tenían como meta la mexicanización de la literatura. 14  El despertar del agua por el roce de la alas lo encontré en la Meditación de los muertos, de Alphonse de Lamartine. Pero ni las aves ni las aguas son iguales. El francés habla de la errabunda golondrina que despierta pantanos con sus alas. El mexicano lanza a volar los cuervos para estremecer “las cristalinas aguas de la alberca.”

París. Es la afirmación de la particularidad histórica del neohumanismo alemán –como le nombra Heidegger. Desde luego que es también el origen del nacionalismo folklórico que casi siempre ignora los trescientos años de mestizaje cultural, un eidos que se contempla en la imagen del Edén subvertido. Después desolación y tragedia. Ni amigo ni amante pura, tedio devorador y angustia nublan la esperanza de gloria y renombre de Rodríguez Galván. Angustia, soledad y desamparo que lindan con el temple poético que Martin Heidegger reconoce como condición para que emerja la pregunta por el ser. Descubro en el poeta hidalguense el sentimiento trágico de la existencia, un destino griego que nos entierra como peñas al monte de la rabia y el dolor. Y la crítica certera a la voluntad de poder que exhibe, en fastuosos palacetes, “el infame traidor, el bandolero”. La transvaloración de los valores observada convierte a la virtud en una pordiosera que, a las puertas de la plaza pública extiende su mano, para encontrar la mordida del becerro de oro. Rodríguez Galván enciende su ira frente a la cultura cortesana, pues la libertad del poder ser exige como condición de realización el respeto a sí mismo: la dignidad humana. Ironiza sobre la hipocresía del que reclama honor una vez que lo vende, y la del ateo que a Dios se encomienda “ y su poder publica”. Mares incendiados que rebraman brotan de la profecía para convertir en ruinas los espléndidos palacios de los impostores. La fuerza de la naturaleza convertirá en ruinas ese mundo artificial y ególatra de la ciencia y la Ilustración. ¡Qué fue de París y Londres! ¡Qué de Roma y Atenas! La mirada visionaria de Schiller y las lamentaciones de Hölderlin revelan claramente una profunda influencia filosófica y moral del árbol germano. Para Rodríguez Galván el pérfido extranjero anula la existencia del mexicano. Lo esclaviza y escarnece con saña inmisericorde. Los románticos miraron lo mismo en el dominio de la lengua y la civilización francesas sobre la creación de Alemania. Piensa Rodríguez que la dominación externa es una ley inexorable que pesa sobre el país y que ha-


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brá de condenarlo a vivir, en una especie de historia cíclica, al mismo sufrimiento y a la misma muerte. Sorpresivamente acontecen el despertar del sangriento sueño y la vigilia del sol brillante. Pero de su corazón mana la muerte: “mi mente es negra cavidad sin fondo,/ y vaga incierto el pensamiento en ella/ cual perdida paloma en honda gruta”. Un pensamiento abismal, oscuro, pone en cuestionamiento el problema de la verdad entendido como certeza. No hay veredas reales para el pensamiento sino vaguedad, extravío y muerte: el límite a las posibilidades del ser. Es la confusión de los tiempos, el sueño, la esperanza de la vida y la caída del Edén. Como en Hölderlin, el amor huye del poeta en la realidad. Por ello implora el regreso del sueño y la embriaguez de los efectos del beleño. Las sensaciones de su existencia son el horror y la tristeza, por ello abraza el sueño de su paso por el mundo, el sueño de mirar a Dios. La muerte en Cuba, por vómito negro, lo atrapa en la cima de la creación y en la flor de la edad, como a casi todos lo héroes y muchos de los románticos mexicanos de la segunda mitad del XIX. ¿Explora o no la poesía romántica mexicana la divinidad del sueño y la pesadilla de la vigilia? Octavio Paz dice que no. Sostengo que su presencia es inocultable. De esta manera Rodríguez Galván, editor, dramaturgo, narrador y poeta, hace renacer a los muchachos de Letrán. En opinión de José Emilio Pacheco sus libros son los orígenes “de cuanto se ha hecho después en México”. Las fuentes de su poética son, siguiendo a José Emilio, Hugo, Manzoni y Espronceda. De este último, destaca, derivó las formas estróficas españolas que, a su vez, el español había aprendido de Hugo. Más todavía, la mención que Rodríguez Galván hace de Cortés y de Alvarado, junto a Guatimoc, para defender a México de la invasión francesa, llevan a Jorge Aguilar Mora a distinguir por vez primera en la poesía mexicana del originario de Tizayuca “el drama del mestizaje.” Finalmente, el fuste romántico de Ignacio Rodríguez Galván queda sellado con la opinión de

Guillermo Prieto que lo dibuja como un denodado adversario del Positivismo.15 La verdad como certeza geométrica es deconstruida y, con ello, se abre el puente para saltar del pensar racional al pensar ontológico.

Manuel José Othón (1858-1906) Vida ­montaraz. Manuel José Othón es un poeta enamorado de la naturaleza de la “...Sierra Madre, pero en toda su rudeza y salvaje brutalidad del norte de México.” Es posible decir que en sus paisajes se encuentran semejanzas con la libertad y es así que puede ser percibida como belleza. Esta mirada de Friedrich Schiller, al que Manuel José Othón conocía, nos conduce “…a la gran idea de la autodeterminación que se nos refleja desde ciertas manifestaciones de la naturaleza, a las que llamamos belleza”: es el concepto objetivo de lo bello de Schiller. Manuel José, también lector de Sheakespeare, vive sus mejores versos hacia el final del siglo XIX. Es amigo cercano de Bernardo Reyes e Irineo Paz. Viaja no muy frecuentemente a la capital para disfrutar de la vida cosmopolita y distinguida de los poetas y políticos de la capital del país, pero por encima de cualquier otra actividad, el poeta ama la soledad y permanece radicalmente apartado, hasta donde su situación económica se lo permitía, de las ambiciones cortesanas. A este gran poeta, justo es decirlo, Octavio Paz le dedica elogios que lo equiparan a los modernistas Rubén Darío y Leopoldo Lugones. De esa manera el romántico norteño sería modernista y la huella de aquel movimiento en el siglo XIX disuelta. Y el poeta potosino se revuelve inconforme en su tumba, pues en vida consideró enfermos y debiluchos a los poetas modernistas. Géminis de pura cepa, también es sentado por los académicos entre los suyos. Yo sostengo que Manuel José Othón es un poeta romántico. Ni escupe sobre Horacio ni imita servilmente a Víctor Hugo. Aunque Antonio Castro Leal también, como 15  Guillermo Prieto, “Un poeta”, en Poemas Mexicanos, Op.cit., p. 173.


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Paz, lo ubica entre los modernistas.16 No obstante, Othón piensa que los modernistas son unos raquíticos imitadores del incomprendido arte francés. Más aún, cuando algunos poetas y críticos del momento quieren clasificar la poesía de Lascas, del veracruzano Díaz Mirón, entre la creación del modernismo, Othón lanza iracundos rayos contra lo que considera una aberración de la ignorancia modernista del lenguaje. En particular piensa en Leopoldo Lugones y en Rubén Darío. Salvador Díaz Mirón, el poeta del mar, le parece el mejor de la lengua castellana y lo afilia a la llamada corriente naturalista. Corriente que goza en describir poéticamente los paisajes de la tierra. No está de más recordar que Hölderlin escribió varios himnos melancólicos a la naturaleza, su tierra y a las cuatro estaciones. Al Rhin, a la cosecha y al cielo. A las riberas del Ganges, al Neckar, al archipiélago que es Grecia y al Retorno al país de los míos, etcétera. Manuel José Othón también rinde culto, con la descripción minuciosa de los paisajes norteños, a la naturaleza. Aunque alguna vez describe los paganos mares de Chipre, concentra su atención en los paisajes de la tierra de los espinos. El norte de México. Sus poemas son himnos y elegías a la naturaleza. La Estepa del Nazas, Las montañas épicas, el volcán, La selva, En el desierto. Idilio salvaje, a la Noche rús-

tica de Walpurgis (citada en el Fausto de Goethe), la lluvia, las estaciones y los momentos del día. Recuerda muy bien el poeta cuál fue el origen de su inclinación romántica por la belleza de la divina naturaleza. El crítico y poeta jalisciense Manuel Puga y Acal publica en 1888 su estudio sobre Los poetas mexicanos contemporáneos. En él apunta que la poesía que recoge la comprensión y el amor a la naturaleza estaba ausente en la creación poética de México hasta antes de Manuel José Othón. El origen de la inclinación del poeta mexicano por la naturaleza queda revelada en una carta elocuente dirigida a su protector y amigo el general Carlos Díez Gutiérrez. En aquella misiva, fechada el 18 de abril de 1891, le confía cómo empezó su romance con la naturaleza. Othón le quiere dedicar el inmenso Himno de los bosques. Le dice entonces que el libro de su amigo Puga y Acal cayó en tierra fértil, cuando se encontraba en la contemplación de “los bosques vírgenes de nuestra “tierra caliente”… y tuve la debilidad, por no decir el atrevimiento, de ensayar mis escasas fuerzas en el género descriptivo, pues creía sentir, amar y comprender aquella espléndida naturaleza que me cobijaba.” Quiero enfatizar el orden y el sentido de las palabras. Primero sentir, luego comprender y después describir. No aparece ahí la pretensión científica de la explicación.17 Manuel José Othón es romántico no sólo en el paroxismo individual que la naturaleza, su madre, le prodiga en las noches abisales o en la declaración del sufrimiento que sublima la congoja del ser. Lo es también por la fresca voluntad con la que adapta y rejuvenece el lenguaje y la intencionalidad de los poetas del Siglo de Oro y quizá más aún por la inquietante inquietud mística que lo aguijonea. Su poesía es filosófica y explora el territorio de lo sacro, de lo trascendente. La presencia del clasicismo, aunque innegable, no define completamente la poesía de Othón. La de Othón es una creación fundamental en el sentido de la búsqueda de los fundamentos del ser. Es el

16  Manuel José Othón, sin embargo, se sacude tal clasificación cuando escribe lo siguiente a Juan B. Delgado en diciembre de 1902 (debate con algunas ideas de Amado Nervo). “Por otra parte, ese prurito de los llamados modernistas de emplear el alejandrino francés, es una estupidez y un desconocimiento profundo de la índole de ambas lenguas. Estoy seguro que no saben los pobres que el tal alejandrino fue usado en España mucho antes que en Francia. Díganlo si no el Poema del Mio Cid, Los tres Reis d’ Oriente, el poema de Santa Maria Egipiciaqua y muchísimos otros que están escritos en ese metro. Pero eso tuvo razón de ser cuando el castellano se estaba formando y era rebelde aún, pobre e inflexible, pero al desarrollarse el metro resultó malo y feo y por eso lo echamos al demonio. En francés es el metro heroico, como el endecasílabo es el nuestro; pero el francés es una lengua desde el punto de vista armónico y eufónico de lo más infeliz, pues no podía ser de otra manera en idioma donde todas las voces son agudas. ¿Qué resultaría si los franceses quisieran escribir endecasílabos? A que no. Todavía nosotros podemos usar su alejandrino porque podemos usar todo.” Cfr. Manuel José Othón, Poemas rústicos, Ed. Factoría, 17  José Manuel Othón, Epistolario, Universidad Nacional México, 1997, p.290-91. Autónoma de México, México, 1999. P. 178.


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dolor cavernoso del desgarramiento y el desencanto de las promesas del mundo: el placer orgiástico del origen. Éxtasis y contemplación, el ser en llamas que explora los extremos de la condición humana como única forma de vida: el lirismo. El plan de su obra, que puede revisarse en sus cartas, es elocuente: Poemas internos, Poemas brutales, Poemas rústicos y Poemas del odio. En alguna parte de su correspondencia dirigida a Juan B. Delgado, el 9 de abril de 1902, se lamenta las peripecias de la edición de sus “malditísimos” Poemas rústicos. No menos romántico resulta el título de sus escritos autobiográficos, Vida montaraz, referidos a su estancia de noventa y tres días emboscado “...en la Sierra de Corona, entre Celedón y Miquihuana, en el estado de Tamaulipas.” Lamentablemente se trata de un poema del que no queda noticia. Octavio Paz reconoce en Othón al gran poeta lírico de México. La idea de Paz es emparentarlo con quienes tanto tiempo repudió: Leopoldo Lugones y Rubén Darío. José de Espronceda en España, Hugo en Francia y Byron en Inglaterra iluminaban la imaginación poética de los horizontes americanos. Paz escribe que “...todos los mexicanos nos reconocemos en los sonetos del Idilio Salvaje y todos los americanos en los Cantos de vida y esperanza de Rubén Dario.” Son poetas universales siendo locales. El eco de la región, el paisaje desértico del norte de México, es el fondo que propicia la profunda, voraz y trágica plétora de sentimientos universales. Dios, Belleza, Arte y Naturaleza son las invocaciones más frecuentes de Othón. Los dolores del alma en las noches de tedio y lobreguez; la enfermedad de los humanos como condición de la salud espiritual que reporta la experiencia del vértigo; las ruinas en que se anidan los recuerdos ensangrentados, como pájaros oscuros. Crepúsculos y noches son sus tiempos favoritos. Palomas torcazas que reverberan sus congojas en “las rojas techumbres” de la aldea con penachos humeantes que adornan la noche sombría. En Lobreguez Manuel José Othón dibuja puntualmente la desierta aridez del campo norteño. Gris es el color del paisaje, tedioso y aletargado, co-

lores sepulcrales dominan el espacio y el tiempo y los agrios humores flotan en la vida miserable de los labriegos. Es, en sus propias palabras, una naturaleza torva. El terror culebrea por los nervios, hienas y silencios mortuorios anticipan con espasmódicos aullidos el trágico desenlace: muecas de terror gesticulan los inertes cráneos por el olvido del mundo, del cielo y del alma. Es la imagen descarnada del desamparo. Podría ser el lamento por el olvido, por la huida del ser. La nostalgia con que la niebla desvanece el alma, abismos, hondonadas, habitan a los seres y la única certeza: la muerte. Pero eso sí, lejos de las gélidas y malolientes costumbres cortesanas que tan bien había conocido como diputado. He de morir. Mas ¡ay! que no mi vida se apague entre estas brumas. La tenaza del odio, de la envidia el corvo diente y el venenoso aliento de las almas por la corte oprimidas, aquí sólo podránme dar, al fin de la jornada, la desesperación más que la muerte ¡y yo quiero la muerte triste y pálida!

La desesperación, la angustia, de una sociedad corrompida por el odio, por la envidia, por el “venenoso aliento” de las almas cortesanas. Y la sombra melancólica de la muerte como solución final. La muerte invocada, sin embargo, es un regreso a la naturaleza, pues debe ocurrir en las montañas, en los verdes bosques o en las cimas de las montañas. Destrozado por la furia del torrente o por el golpe de un peñasco o, en el colmo de la estulticia, por las inmundas aguas de un pantano. Como sea, pero de cara a la madre naturaleza y lo más lejos posible de la ponzoñosa servidumbre, de la falsa palabra, que infecta la vida de las ciudades. El Himno de los bosques es una de las obras poéticas más profundamente filosóficas del siglo XIX. Es la romántica soledad del poeta que renuncia a las “cortesanas ambiciones”. Es la estrofa tallada con el estruendo del torrente caudaloso al estallar contra la sima. Es una escala musical hecha de compases rústicos.


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Los susurros del viento, los coros de las aves y los rumores de las montañas ensalman al amor. El amanecer es imaginado como un haz de rayos “que en explosión de notas y colores/ va á inundar á la tierra el firmamento.” Ríos de lava prenden los peñascales y un cielo incendiado es el testigo de la voz poderosa de la aurora. Los sonidos de las sombras se tornan, entonces, cantos de colibríes y límpidos gorjeos de serenos manantiales. A la hora nona escucha Othón el crascitar de los cuervos, el zureo de las palomas y el zumbido del insecto atrapado en la telaraña. Es un retrato de la angustia del ser y es la apertura de horizontes, se vislumbra en su poesía la idea de la autodeterminación, de la emancipación del ser en la belleza de la naturaleza. Incompleto sería el paisaje norteño sin el metálico chirriar de la cigarra y el crótalo amenazante de la sierpe. Pero no es sólo una copia, una imagen perfecta de la naturaleza. No. Más allá del gran cuadro se revela una fuerza misteriosa y metafísica, una voluntad filosófica envuelve la imaginación poética del potosino. El sufrimiento se retrata en furias y tempestades que ascienden desde los abismos para romperse en alaridos que claman y maldicen la tragedia del ser humano. La lucha salvaje de la naturaleza contra ella misma. El divino coraje de la naturaleza. La voz estentórea del ser. Después la entonación de la melancolía, de origen enigmático, es interpretada por los grillos. Cae la noche y “ ¡ya es otra voz inmensa la que canta!” Es la mística balada azul que reúne todas las armonías del cosmos para que el himno de los bosques cubra la tierra. Una oración entonces se escucha desde el corazón del universo: ¡Salve María! La Noche rústica de Walpurgis, referida a ritos dionisiacos, es una clara alusión a la obra goethiana. El mismo poeta potosino lo consigna así en un carta del 12 de marzo de 1912 dirigida a su amigo Juan Delgado. Se trata de la llama voraz del Fausto y alude al aquelarre que, según las leyendas alemanas, se celebra durante la noche de Santa Walpurgis en la montaña del Harz. El poema invita a la renuncia de las armas. Fernando Calderón, el otro gran precursor de la poesía romántica, había profetizado que sólo tomando

distancia del ruido de las armas y del espíritu de partido, que intoxicaban la vida misma, los versos crecerían en paz. Manuel José Othón pretende convertir al ser humano en el testigo de un “drama admirable” que se descubre en el diálogo desértico y nocturno. No es el conocimiento racional, es la sensación extática que se origina en el sagrado horror del misterio. El nervioso rayo de luna convierte al gigantesco tronco del bosque en Harpa de la que brotan incomprensibles himnos y estrofas. La voz del poeta palidece, pero no le impide elevar “...la más grande oración que desde el mundo/ se ha alzado hasta las cúpulas del cielo.” Es un canto de amor a la noche y es la confesión de la miserable finitud e incertidumbre de la vida del ser humano, átomos azarosos agitados por el viento: “gusanos que se arrastran y perecen.” El azar domina la historia de la humanidad, no hay una brújula histórica y el lamento de los muertos nos revela, desde las tumbas, la inutilidad de la existencia: “tanto soberbio afán y lucha tanta”. El aquelarre de Othón es con brujas, nahuales y coyotes; con lechuzas, tecolotes, murciélagos y, desde luego, con el demonio, el Vaquero Marcial. La lubricidad de las viejas convertidas en cabras y a la espera del chivo. El sacrificio infantil que será departido en la oscura cena y el vino impuro de la desesperanza y el desconsuelo. Sólo sobrevive el testimonio inmortal de la naturaleza. Desde cualquier mirador que se vea estamos con la obra de un poeta romántico. Y, como observa Alfonso Reyes, no dirige el canto a las bellezas transitorias. “Su poesía - escribe el regiomontano- será toda elemental, fundamental; ni quiere contar con más medios que los eternos principios del placer y el dolor humanos...” El deleite reflejado en la hedonista miel de los helenos y el sufrimiento con la “sangrienta flor del cristianismo.” ¡Vaya nietzschana intuición!18 Manuel José Othón intentó una “poesía eterna”. No tenía ningún propósito de novedad y se mantuvo alejado, marcando su deslinde, de la poesía 18  Alfonso Reyes, Manuel José Othón, Breve antología lírica, en El hijo pródigo, núm.,4, Julio 1943, p.256.


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retórica modernista. Los academicistas también lo hicieron suyo en la tendencia latinizante. Los sonetos de Idilio Salvaje y A una Estepa del Nazas son el espejo arrebatado del fuego de una pasión estéril y quemante...una pasión que sólo se sacia aniquilando lo que ama y que no tiene otro objeto que consumir a sus víctimas. Es el mismo paralizante horror que nos despierta la desdichada historia de amor de Karl Moor en Los bandidos de Friedrich Schiller. El poeta mexicano, en medio de su fascinación, advierte que ama aquello que lo destruye y en su angustia identifica el amor con la ceniza del desierto. Schiller de nuevo. Se podría decir que un sol de páramo, junto a las ruinas sedientas, es el corazón del poeta: soledad calcinada de la estepa. Nunca se había expresado un mexicano con tal hondura y conciencia de sí y de las inflexibles y atroces pasiones que lo movían; los sonetos del Idilio Salvaje representan uno de los más hondos, veraces y trágicos poemas en la lengua española. Son un laberinto de la soledad del ser. Manuel José Othón se presenta, en un principio, como heredero de la corriente académica. En ese respecto ningún propósito de novedad anima su obra. Por sus propósitos e intenciones está cerca de Pagaza, poeta al que lo unían, al principio, no sólo comunes aficiones sino, como ya dijimos, parecida actitud estética. Luego da un giro romántico. Cuando José Manuel Othón descubre el romanticismo pretende escapar del parnasianismo de su tradición inicial. Salvador Díaz Mirón emprende un viaje contrario: es un romántico que aspira al clasicismo. La poesía de su primera época - escribe Othón - ostenta la huella elocuente de Hugo y la insolencia de Byron, ya que no la precisión en la ironía. El Díaz Mirón parnasiano no niega al romántico: lo sujeta sin acabar jamás de domarlo. Y de ese forcejo -a veces sólo estéril maestría y tortura del idioma- brotan versos tensos y puros, escribe el norteño. Curiosamente será similar tensión la que Reyes mira en la poesía del propio Manuel José Othón. Alfonso Reyes lo describe en pocas líneas: “En la paz de las aldeas gustaba Othón de pasar la vida”.

La deliberada búsqueda de la plazuela interior, la elusión del roce social y la holgura del espíritu. La renuncia a los pasillos del poder y las costumbres de la corte. En síntesis: éxtasis y contemplación. desvestido el ánimo de todo sentimiento efímero, vuelve a su profundidad sustantiva, toma allí lo esencial, lo “desinteresado”, lo indispensable de las imágenes del mundo, y vuelca sobre el espectáculo de la naturaleza el tesoro de sus más hondas actividades, la religión, el deber, el gusto o el dolor de la vida.19

Lo desinteresado es lo esencial y representa la disolución de la voluntad de la ipseidad. La exploración de los estados anímicos fundamentales y la renuncia a los estridencias de la política - aún habiendo sido diputado federal y local- trazan sus líneas de vida. Antonio Castro Leal añade, a favor de mi argumento, que solía traducir a Byron y parafrasear a Víctor Hugo. Octavio Paz dirá que estos dos autores también habitan la poesía de Díaz Mirón. Manuel José Othón conoce bien a los poetas del Siglo de Oro. Fuente del romanticismo alemán. Me interesa destacar aquí un pasaje en torno a la creación poética de August Schlegel que roza en más de una coincidencia el sentir de Othón: El espíritu poético requiere ser limitado, que pueda moverse dentro de sus posibilidades con su propia libertad, tal y como ha sido sentido por todas las naciones desde la primera invención del metro; debe actuar con leyes derivables de su propia esencia, o de otro modo su fuerza se diluirá en ilimitada vacuidad.20

No podría ser más fiel a esta idea del alemán la confesión de Manuel José Othón: La Musa no ha de ser un espíritu extraño que venga del exterior á impresionarnos; sino que ha de brotar de nosotros mismos para que, al sentirla en nuestra presencia, en contacto con la Natu19  Alfonso Reyes, Obras Completas, T.I., p.175. 20  Derek Flitter, Teoría y crítica del romanticismo español, Ed. Cambridge University Press, España, 1995, pp.19-20.


Dossier / 143 / raleza, deslumbradora, enamorada y acariciante, podamos exclamar en el deliquio sagrado de la admiración y el éxtasis, lo que el padre del género humano ante su divina y eterna desposada: “¡Os ex ossibus meis et caro de carne mea! (...) No debemos expresar nada que no hayamos visto; nada sentido ó pensado á través de ajenos temperamentos, pues si tal hacemos ya no será nuestro espíritu quien hable y mentimos á los demás, engañándonos a nosotros mismos.21

Para Manuel José Othón el arte era una Religión. Los dioses que habitan los altares de esta comunidad son la belleza, la naturaleza y la verdad. Una verdad eterna que se manifiesta como acontecimiento por el amor: “...amor a las cosas que están dentro y fuera de nosotros.” Su canto, dirá en un poema, debe ser la expresión del amor a Dios, del culto a la belleza: el alma del arte. Luego, a tono con la idea de la espíritus aristocráticos, decide que la idea de la perfección estética debe estar lejos del vulgo. Fuera de allí (se refiere a las élites culturales) es preferible que nadie (hablo del vulgo, del vulgo vestido, entiéndase bien), absolutamente nadie comprenda á los artistas á tener la irreparable desgracia de saber que una estrofa, una melodía, un cuadro ó un bloque nuestros, están en los labios, en los oídos, en la memoria, en la oficina o en el boudoir de damas frívolas, de letrados indoctos, de escritores ígnaros y de jóvenes sentimentales, susceptibles de conmoverse hasta las lágrimas, ante las insipientes manifestaciones de un arte espurio.22

ambigüedades, las habladurías y la publicidad, que son formas del extravío del ser. No en balde muchos de los lectores de Othón encuentran, como Reyes, misticismo e interpretación metafísica en sus himnos y nocturnos: “rejuvenecimirento y adaptación de el Siglo de Oro…la Naturaleza y la preferencia por el sosiego religioso.” Acerca del Idilio Salvaje Alfonso Reyes escribe impresionado: “¿De qué nueva hondonada interior surgió este poema tremendo y maldiciente?” En muchos sentidos es posible decir que es, como Schiller entendía el arte: “libertad en aparición.” Es una tristeza metafísica que Alfonso Reyes no duda en relacionar con el Splenn de Baudelaire y yo con la angustia heideggeriana. Poesía de crepúsculo: tristeza lucidez, resplandor velado y un miedo atroz. Es Othón el seco, el desgarrado Othón que posee la lucidez de la angustia, el resplandor herido de sol en el crepúsculo. He aquí, en tres versos, su cielo desolado. Ni un verdecido alcor, ni una pradera; tan sólo miro, de mi vista enfrente, la llanura sin fin, seca y ardiente, donde jamás reinó la primavera. Rueda el río monótono en la austera cuenca, sin un cantil, ni una rompiente y, al ras del horizonte, el sol poniente, cual la boca de un horno, reverbera. Y en esta gama gris que no abrillanta ningún color; aquí, do al aire azota con ígneo soplo la reseca planta,

El “sosegado apartamiento” revela el cansancio sólo, al romper su cárcel, la bellota de la estridencia de la vocinglería citadina, los ruen el pajizo algodonal levanta mores vacuos y anodinos de la urbe. El sufrimiento de su cándido airón la blanca nota. de Othón es por el olvido del ser, por la tristeza que genera en su espíritu alejarse de la contemplación de Manuel José Othón encuentra, en los sonetos la naturaleza, de lo digno de ser pensado. La ciudad del Idilio salvaje, que la desolación del paisaje sólo representa para él la caída del ser en el olvido, las es un eco y un símbolo del desierto de su espíritu. Manuel Calvillo, prologuista de Manuel José 21  Manuel José Othón, Poemas rústicos, Ed. Factoría, Othón23, siguiendo en todo a José Luis Martínez, México, 1997, p.62. 22  Ibid., p.63. Es voluntad de Othón escribir insipientes así, con s. Respeto aquí esa decisión.

23  Manuel José Othón (1858-19906) no es uno de los poetas


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advierte que la adversidad del pensamiento clasicista en México provendría de por lo menos dos factores. El primero vinculado a la seducción que el pensamiento de los liberales franceses tuvo entre la élite independentista de México que, como resultaba natural, miraba en España la bota extranjera y el cruel yugo que incitaba a la rebeldía. El segundo elemento que impidió al clasicismo florecer saludable en estas latitudes, ligada a la suerte del partido conservador, habría sido la dificultad para la comprensión de una cultura predominantemente popular. Por todo ello es sería fácil derivar el triunfo del romanticismo liberal. Tiene sentido histórico. Frente al peso corporativo del Estado colonial que disuelve al individuo en el grupo, el liberalismo opone el sagrado refugio de la privacidad. Un Estado que se atreve a dictar normas de conciencia terminará siendo, más temprano que tarde, un monstruo despiadado contra la vida y la propiedad. Los románticos vindican, junto a su amor por la libertad y la crítica al Estado como maquinaria sin vida, el derecho irrenunciable a la intimidad. La privacidad es el puente que comunica a los liberales con los románticos. En ambas alas de la libertad el individuo libre es el centro. Aunque la

libertad de los liberales encuentra como límites las leyes y la constitución modernas mientras los románticos aspiran a la trascendencia del ser y huyen, transgreden todo el tiempo, el cerco estrecho de la ética kantiana. Manuel José Othón fue un poeta romántico no sólo por el temple poético sino por el cargamento de ideas filosóficas que, con asiento en la naturaleza, uno puede descubrir en sus poemas y en sus narraciones. Así pues, considero que el romanticismo mexicano del siglo XIX constituye un circuito de creación poética de tal naturaleza y contenido que es imposible destinarla al olvido. El romanticismo mexicano no encuentra, es contrario a la naturaleza de sus fundamentos, la prueba de su existencia en el cumplimiento de parámetros estilísticos o filosóficos europeos. Por ese camino quizá habría que olvidar la historia completa de la poesía hispanoamericana. Por esa ruta a lo mejor la historia de la poesía mexicana comenzaría en José Juan Tablada. La visión que Octavio Paz tiene de la poesía romántica del siglo XIX es incompleta. Y lo es porque prevalece la voluntad de la negación, porque de esa manera el modernismo hispanoamericano no es la herencia de la rebeldía romántica, que declara inexistente, sino un nuevo comienzo, éste sí, auténticamente romántico. mexicanos del XIX, es la más profunda vocación romántica de la centuria ( En el sentido de voz irrenunciable. La primera Es una condena a muerte a la diversidad de la expiel). Othón nos legó el Himno de los bosques y la Noche rústica presión poética que no se ciña a la suprema creación de Walpurguis que bastarían para la trascendencia del poeta. de Novalis o, bien, de Charles Baudelaire. Son la soledad creadora y la Naturaleza los hilos que tejen el destino del escritor potosino. Confesión de su romanticismo En torno a la pléyade de poetas mexicanos del son el alejamiento de la plaza pública y sus cantos a las voces siglo XIX creo con Luis Miguel Aguilar que “Pensar del bosque. El inicio de los Himnos es revelador: En este sosegado apartamiento/lejos de cortesanas ambiciones/libre curso en la variedad de estos nombres y de las obras a que dejando al pensamiento/ quiero escuchar susurros y canciones. remiten es pensar también en el riesgo de unificarNo desentona, ni en sentido ni en belleza, el final del primer las y resolverlas, por un lado, como un rechazo al soneto de la Noche rústica...que invita a platicar con las vidas de la noche profunda Venus se prende el luminoso broche.../ romanticismo decimonónico para la implantación Sube al agrio peñón, y oirás conmigo/ lo que dicen las cosas en la de algo nuevo, antes de lo más nuevo que vendría noche. En palabras de Alfonso Reyes es el “... lejano, distraído y exático... - pero por encima de ello nos dice el estudioso después, y por el otro, como la simple negación del admirable de Goethe - Es el clásico. En la historia de poesía lenguaje literario anterior y anquilosado, la lengua española es, al mismo tiempo, una voz conocida y nueva. Su española muerta entre rosas anémicas y títulos acaverso tiene, junto a las reminiscencias de Fray Luis, ecos de Baudelaire. Aprendió en los maestros definitivos, no en los démicos...” 24 vanos dioses de la hora; hizo, como quería Chénier, versos El entusiasmo por fundar la tradición romántica antiguos con pensamientos nuevos.” Cfr. Alfonso Reyes, Rubén Darío en México, en Obras completas, Tomo IV, Fondo de mexicana en la nueva expresión estética de HispaCultura Económica, México, 1980 (primera reimpresión), pp. ­301-315.

24  Luis Miguel Aguilar, Op.cit., pp.138-139.


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noamérica, en el modernismo, conduce a Octavio Paz a la negación de la historia. En su esquema el romanticismo mexicano no produce obras tan poderosas y profundas como las de sus correspondientes manifestaciones europeas, arroja el agua de la bañera con el niño adentro. Es una visión reductora que ahoga en su clasificación el caudal de vida que nutre, desde la raíz, los singulares y diversos frutos del árbol romántico mexicano del siglo XIX. En realidad creo que Octavio Paz fue un poeta y un pensador romántico más que liberal, él lo sabía, y como no pudo vivir en el siglo XIX de su abuelo Irineo, decidió un nuevo comienzo romántico que lo incluyera en el siglo XX. Por eso el modernismo es, para él, el momen-

to fundador del romanticismo, porque él quiso por encima de todo ser un poeta: un poeta romántico. De cualquier modo, espero haber argumentado suficientemente porqué los poetas románticos mexicanos del siglo XIX no pueden ser olvidados o sustituidos por la poesía de los modernistas. Las audacias gramaticales serían impensable sin los contenidos rebeldes de los primeros. En todo caso, con mi argumentación también hago honor a las enseñanzas de Octavio Paz, quien concibe en la mayor parte de su obra una idea de la historia entendida como ruptura y continuidad. Tradición y modernidad tejiendo la trenza de la historia. Una historia polémica, agonista, sin brújula imantada ni GPS orientando los acontecimientos de la historia de la humanidad.


La maestría en ciencias políticas de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Contracorriente A.C., la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, El Colegio de Puebla A.C., Tosepan Titataniske A.C., Red para la Transformación Educativa A.C., Centro de Asesoría y Desarrollo Entre Mujeres A.C., Red de Investigadores Educativos en México, Universidad Pedagógica Nacional de Puebla y el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural-Promoción y Desarrollo A.C.

CONVOCAN: XI FORO LATINOAMERICANO DE EDUCACIÓN INTERCULTURAL, MIGRACIÓN Y VIDA ESCOLAR Puebla, Puebla, 13 y 14 de noviembre de 2015 Sede: Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Mesa 4: Educación vinculada a las necesidades del entorno ­Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. comunitario. www.educacioncontracorriente.org Mesa 5: Derechos humanos: género, diversidad cultural y sexual. Objetivo General: Los convocantes queremos construir Mesa 6: Imaginación y creación estética como experiencias un espacio de diálogo, reflexión y encuentro entre los or- educativas ganismos de la sociedad civil, universidades, instituciones formadoras de docentes, dependencias gubernamentales, La fecha límite para la recepción de ponencias será el 15 de profesores, investigadores y autoridades educativas con el octubre de 2015 objetivo de pensar, consensualmente, políticas relevantes y pertinentes en la dirección de hacer efectivos los derechos Las ponencias tienen una extensión no mayor de 20 cuarsociales fundamentales para la infancia latinoamericana. tillas a doble espacio. Letra Times New Roman de 12 punPonemos el énfasis en los derechos educativos de los niños tos y sólo serán consideradas para su publicación aquellas y jóvenes migrantes que, muchas veces, además de cargar que se entreguen vía electrónica. con el exilio económico que violenta sus derechos civiles y políticos, todavía llevan sobre sus espaldas el escamoteo Las ponencias serán dirigidas a Francisco Sánchez Espinode sus más elementales derechos sociales fundamentales. za: frasaes_7@hotmail.com , Miguel Ángel Rodríguez: caEn este encuentro queremos fortalecer la comunicación de janegra56@hotmail.com y a Sandra Aguilera Arriaga: saexperiencias relacionadas con el ejercicio pleno, en pie de nagui2004@yahoo.com.mx igualdad, de los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas y/o afrodescendientes, lo mismo que Datos para las ponencias: el establecimiento de garantías jurídicas que protejan los Nombre del ponente/participante, domicilio (calle, númederechos sociales fundamentales de los niños migrantes y ro, colonia, delegación/ municipio, CP, ciudad, estado), desplazados. teléfono, fax, e-mail, institución/organización civil, título de la ponencia, mesa. Mesas de Trabajo para el envío de ponencias: Mesa 1: Derecho a una educación pública de calidad: escue- Para mayores informes e inscripciones consultar la las, vida escolar y migración. ­página: www.educacioncontracorriente.org Mesa 2: Discriminación, racismo y exclusión en la escuela. Mesa 3: Pedagogías emergentes en la educación intercultural Entrada libre: no hay costo de inscripción. y bilingüe.


Octavio Paz secrétaire Froylán Enciso

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e repente me encontré con algunos escritos de juventud de Octavio Paz en el Archivo Genaro Estrada del Acervo Histórico Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores en 2000, cuando sólo conocía su poesía y las muchas discusiones que mis padres y maestros tuvieron sobre él. Absurdamente, como primera reacción, lucubré sensibleras ideas románticas, agradecí a sus musas, bendije sus arrebatos de inspiración. Poco después, me percaté de que confundía a los dioses con el objeto y a la palabra con la naturaleza de la piedra y la flor. Octavio Paz murió sin que advertiéramos la cantidad de trabajo que estaba detrás de su obra y el proceso de aprendizaje detrás de las ideas y el estilo que lo llevó al panteón de la vida cultural y literaria. Por eso, me di a la tarea de dar a conocer sus talachas, sus luchas cotidianas, acercar a la persona. Reproduzco en Caja negra estas cartas, porque estoy convencido de que el trabajo no contamina la belleza. Estos papeles no son obra, sino informes y correspondencia incidental que Paz escribió como funcionario de embajadas y consulados. Haberlos tenido empolvados entre las manos fue emocionante. Quien trabaja con archivos me acompañará en la idea de que esa sensación de privilegio es frecuente cuando se accede a los valiosos documentos que sirven para inventar la historia. Después de años de su muerte y luego de decenas de homenajes, me sigue impresionando que, siendo Paz un personaje tan comentado en la élite cultural y política, pocos se hayan interesado en profundizar en lo que escribió durante sus 24 años de carrera diplomática desde el final del sexenio de Ávila Camacho, en 1946, hasta su renuncia en 1968 durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz. El periplo del Paz diplomático fue fascinante. Inició con trabajos menores en el Consulado de San Francisco mientras se discutía la formación de Naciones Unidas en 1944; continuó en Nueva York donde, con la ayuda de Rodolfo Usigli y José Gorostiza, consiguió que lo asignaran a su primera misión en Francia en 1946. Luego tuvo una breve estancia en India, donde México


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abrió Embajada en 1952, la que lo sirvió como punto de tránsito para conseguir la dura encomienda de entablar relaciones con Japón ese mismo año. Ahí duró pocos meses, porque, por una enfermedad de Elena Garro, lo trasladaron a Suiza de donde regresó a México en 1953. A su llegada trabajó en la Cancillería, hasta que lo encomendaron por segunda vez a Francia en 1958, para que luego lo nombraran Embajador en India desde donde llevó los asuntos de Ceilán y Afganistán entre 1962 y 1968. En otro lado, argumenté que, en términos políticos, los textos de Paz como tercero y luego segundo secretario de la Embajada de México en Francia entre 1946 y 1951, son fundamentales para entender el proceso intelectual que lo llevó a tomar partido en la guerra fría, porque las noticias de los gulags y la ayuda estadounidense para la reconstrucción de la efervescente Europa de la segunda posguerra del siglo 20, lo convencieron de que el antiestalinismo era la única postura moral. Sin embargo, en el camino para elaborar ese trabajo que echa luz sobre sus polémicas posturas políticas, dejé de lado cientos de cartas, oficios e informes preparados por Paz que no venían a cuento para mi argumentación y narrativa, pero que son un buen recordatorio de las contribuciones y la participación de este escritor en la vida cultural y política de México.1 Muchas de las cartas preparadas por Paz durante su primera estancia diplomática en Francia son muestra de las estrategias que debía usar como funcionario para no dejar de lado sus actividades como promotor cultural y sus intereses creativos, a pesar de sus pesadas cargas de trabajo oficial. En ellas se reflejan la naturaleza polifacética y preocupada de Paz por el establecimiento de puentes entre los círculos culturales de diferentes países y distintas expresiones del arte y la cultura. Entre las cartas que aquí se reproducen están contestaciones de Paz a instituciones y personas de Francia que necesitaban información sobre arquitectura, cine, música, educación, historia mexicana, entre otras cosas. También hay cartas en que el secretario Paz sirvió de ges-

tor o mensajero entre universidades, investigadores y biblioteca de México y Francia. Al margen de lo anterior, entre las dieciocho carta que se reproducen aquí sobresalen tres por su claro empeño en dar un toque personal a las gestiones, en principio burocráticas y oficiales. La primera es la carta que dirigió a la señora Rosario Revueltas el 13 de marzo de 1947 para informarle que, gracias a la Radiodifusión Francesa, se tocaría el “Renacuajo paseador” de su hermano Silvestre en la sala Ehrard el 17 de ese mes. Lo que no menciona Paz, aunque lo deja entrever, es que la organización del acto se debió en parte a sus gestiones. Eso sí remata la carta con un saludo a José Revueltas: “No sé si José habrá recibido una carta de Marguerite Jouve, a quien hace tiempo le presté un libro de cuentos y del que ha hecho una traducción. También tengo entendido que otra editorial francesa desea publicar El luto humano. Salúdelo de mi parte, dígale que leí en Letras de México su ensayo sobre la Novela Mexicana Contemporánea y que lo recuerdo siempre con cariño y admiración.” Otra carta refleja el profundo interés de Octavio Paz en ayudar a la causa de la República Española en el exilio. El 25 de octubre de 1946 escribió con gran respeto a Doña Dolores Vda. de Azaña, quien necesitaba algunas gestiones para trasladarse a México. Más allá de que es una carta entrañable, debo apuntar que la seleccioné por una razón menos sencilla: es ilustrativa de los miles de oficios, memos e informes que Paz escribió en calidad de funcionario para ayudar a los republicanos españoles, y siguen enterrados en archivos.2 Por último, destaco el oficio que Paz dirigió al Secretario de Relaciones Exteriores el 17 de noviembre de 1948: “Por valija y con referencia a esta nota, envío a usted un manuscrito, con la atenta súplica de que se sirva usted ordenar se entregue al señor don Alfonso Reyes, director de El Colegio de México”: registro operativo de la llegada de uno de los libros de poemas más influyentes en la literatura mexicana de la segunda mitad del periodo novecientista, Libertad bajo palabra, publicado gracias a los buenos oficios de Don Alfonso.

1  Andar fronteras: el servicio diplomático de Octavio Paz en Francia (1946-1951), México, Siglo XXI Editores, 2008.

2  “Refugiados españoles: completar su historia”, Boletín Editorial de El Colegio de México, núm. 125, Jan.-Feb. 2008, p. 32.


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¿Donde está Octavio Paz? Un mensaje a los politólogos mexicanos Omar Eduardo Mayorga Gallardo

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El desafío para mí no fue el de cambiar al hombre, sino el de ser uno de ellos. Octavio Paz1 espondo a esta pregunta desde mi experiencia y formación académica. Formado en el campo de las ciencias sociales (ciencia política), la obra de Octavio Paz y la literatura en general han brillado por su ausencia. La soberbia del conocimiento científico ha relegado, por decir lo menos, el conocimiento del ser humano merced a la literatura. Añeja y ampliamente conocida es la querella entre los distintos “tipos o formas” de “saberes” que se producen en las Universidades; como si el ser humano pudiera estudiarse aisladamente, incomunicado de las otras partes que lo constituyen. Al respecto, Agapito Maestre sostiene: No sé, en verdad, hasta qué punto es posible prescindir en la teoría política contemporánea de las formas anteriores de crítica, pero estoy convencido de que el análisis de lo político en la actualidad debería insistir en el cruce de caminos, de saberes, para hacerse cargo de la complejidad de ese mundo. En esta perspectiva interdisciplinaria de acercarse a lo social, o mejor dicho a lo político de lo social, me parece que deberíamos reparar en la importancia de la literatura…2

La extrema especialización del conocimiento y su correspondiente parcelación en campos de saber ha provocado que los canales de comunicación entre éstos sean cada vez menos afortunados. Octavio Paz vive en la Facultad de Filosofía y Letras. Allí, seguramente su obra se consulta y discute con más frecuencia; quizá hasta se organicen actividades donde se pondere la actualidad y vigencia de su pensamiento. ¿Pero qué pasa con este autor en el 1  Le debo esta pregunta a Agapito Maestre, quien después de conocer que mi tema de tesis de Maestría en ciecnias políticas sería en torno al pensamiento político de Octavio Paz, se entusiasmó y de inmediato me inquirió con esta pregunta. A partir de entonces, noviembre de 2010, he venido cavilando sobre ella al extremo de intentar una respuesta desde mi experiencia como lector de la obra de Paz y estudiante formado en el campo de las Ciencias Sociales. 2  Maestre, Agapito, La escritura de la política, México, Ediciones CEPCOM, 2000, colección teoría política, p. 78.


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área de las ciencias sociales? Específicamente, ¿Qué tiene que decirnos Paz a los politólogos mexicanos? Desafortunadamente mi experiencia no es grata. La ciencia política mexicana ha desdeñado por decreto el conocimiento del ser humano y las sociedades que le ofrece la literatura. Ensimismada, la ciudadela de la ciencia política no ha querido o no ha sabido escuchar la voz de la literatura y, no ha querido o no ha sabido aprovechar el mensaje de los escritores que se han ocupado de temas políticos. ¿Y cuál es la ventaja que ofrece la literatura para el pensamiento político? Nada menos que la recuperación del pensamiento vivo y su capacidad de mirar y retener la experiencia concreta de los seres humanos. Algunos puristas del conocimiento pudieran inquirir en que la tarea del pensamiento no es privativa de la literatura, sintiéndose incluso ofendidos. Pero aunque la tarea del pensar es ejercicio de todas las ciencias, la verdad es que en la literatura el pensamiento adquiere otra dimensión3. Veamos. El pensamiento en el mundo literario está fuertemente identificado con la imaginación; diría incluso que el pensamiento en la actividad literaria sólo puede ser crítico y creativo. Desdeñoso del ambiente dado, su capacidad creativa lo transporta más allá de lo “racionalmente pensable”, al tiempo que lo ubica al centro de la realidad inmediata. Acostumbrados a las teorías omniexplicativas, a los sistemas de explicación rigurosos, a los distintos métodos que privilegia la disciplina, a los conceptos y categorías anodinos; ante esta realidad teórica y metodológica que ofrece la ciencia política contemporánea4, se erige la importancia del pensamiento vivo y vacío; aquel cuya fuerza radica en interpretar, por sus propios medios, la realidad circundante e inmediata. Este es el pensamiento independiente, cuya voz hace alusión a la experiencia concreta de los seres humanos

en contextos específicos. ¡Y Octavio Paz no está! Y la literatura no está en el horizonte de los politólogos mexicanos, como tampoco está la experiencia concreta de los hombres y pueblos del orbe. La ciencia, voz que lo devora todo, habla en nombre de todos. Hace abstracción de las singularidades sociales, geográficas y, sobre todo, culturales. Y es en este punto donde la voz literaria se rebela para revelar. En México, realidad que nos envuelve y empuja, la ciencia política que cultivamos frecuentemente le da la espalda a su realidad. Se esfuerza por ajustar ésta a las teorías que la disciplina ofrece, en lugar de intentar por sus propios medios una interpretación genuina que le haga justicia a los hechos y no a los enfoques y esquemas dominantes. Y la literatura mexicana e hispanoamericana juegan un papel importantísimo. Son la otra voz, la realidad palpitante expresada en ensayos, novelas, cuentos y poemas. Son el testimonio de la realidad política que no se contenta con las interpretaciones cientificistas de los especialistas. Es la voz que habla en nombre de sí misma y por ella misma. No hay aquí modelos teóricos que importar, escuelas de pensamiento rigurosas a las cuales sumarse. El escritor, si de verdad lo es está solo, en constante diálogo con el mundo, con su realidad inmediata, atento a su experiencia vital. De aquí el rescate de la obra y el legado de Paz que propongo; arquetipo de escritor interesado en la experiencia política de la segunda mitad del siglo XX; es decir, en la experiencia humana de la política. Si Octavio Paz por su obra no está en el debate político contemporáneo de nuestro país, es porque la ciencia política mexicana, o sea, quienes cultivan esta disciplina no lo consideran importante, mucho menos imprescindible. Con Paz recuperamos el pensamiento vivo, la experiencia genuina y concreta de los seres humanos frente a los fenóme3  Sobre la escritura políitca de Octavio Paz véase Rodríguez nos sociales, la singularidad de pensar lo político, Zepeda, Jesús, “Octavio Paz: una narraativa de la política”, la capacidad creadora de la crítica, la importancia en Leyva Martínez, Gustavo, Flores Miller, Guillermo, sublimadora de nuestra condición cultural, el valor Islas Azaïs, Suzanne, Rendón Alarcón, Jorge y Rodríguez Zepeda, Jesús, Octavio Paz. México y la modernidad, México, del pensamiento vacío: potencialmente límpido y Contraste, 2014. escasamente mimético; la vigencia de los mitos y las 4  Para una revisión crítica de los principales enfoques teóricos y metodológicos de la Ciencia Política contemporánea virtudes del lenguaje y la palabra. Paz contribuye, véase Cansino, César, La muerte de la ciencia política, México, en este sentido, a poner por delante la realidad en Debate, 2010.


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lugar de las teorías, a ver con nuevos ojos el espíritu cultural de México y, sobre todo, a pensar en un contexto global; a sabernos parte genuina de este universo llamado tierra, donde nuestra experiencia es común a la de otros hombres. Para ilustrar la manera en que opera la interpretación de un poeta sobre un fenómeno social, en lo siguiente intentaré desentrañar la interpretación de Octavio Paz sobre la revolución mexicana. El propósito de tal cometido no tiene mayor pretensión que mostrar como la literatura, en este caso, la obra de Octavio Paz abona al conocimiento de los seres humanos en el horizonte social. Y no se piense que la literatura es la única que puede develarnos el verdadero sentido de las acciones humanas, lo cual sería un despropósito; sino de reivindicaar el conocimiento literario en su capacidady virtud para acercarnos a la experiencia humana en contextos sociales trascendentes. A partir de esto, la interpretación paziana de la revolución mexicana prescinde, justamente, de la aplicación de teorías, conceptos y/o “leyes” con que la historiografía de la revolución mexicana ha fincado sus interpretaciones.5 En todo caso, su método consiste en volver al lenguaje; es decir, en atender la semántica de los vocablos a contra luz del periodo histórico al que pertenecen. Paz ve en la revuelta y la revolución dos expresiones culturales opuestas y contretas que designan situaciones políticas distintas. Si la historiografía marxista6 por ejemplo, se obstina en ver la revolución mexicana como una revolución socialista frustrada o interrumpida, se debe a la pesadez de la teoría y la ofuscación del espíritu que la anima; pues sostienen que la revolución fue

ante todo una revolución burguesa, cuya élite ilustrada encabezada por Madero albergaba los mismos intereses que la clase política porfirista. Siendo que la revolución mexicana atravesó por muchas etapas y coyunturas, a Paz le interesa la experiencia del movimiento zapatista, cuya expresión le sirve para justificar dos cosas. 1. Que el movimiento zapatista representa, en el horizonte cultural de la modernidad política, la encarnación de tradiciones y valores premodernos y, por tanto, la idea de que México en los albores del siglo XX no podía concebirse como un país culturalmente homogéneo; pues en el orden de las ideas y las costumbres, la influencia vital de las culturas indígenas, la herencia católica española y las minorías ilustradas liberales impidieron que arraigan los valores que dan sentido a la época moderna7 y 2. Que el vocablo que mejor describe a la experiencia mexicana de este periodo no es el concepto moderno de revolución, sino “la vieja noción de revuelta”. Si el zapatismo representa los valores y tradiciones del mundo indígena en el seno de una pretendida revolución política moderna, entonces los afanes revolucionarios menguan; pues el hecho de que en su seno exista un movimiento político que reivindique formas de organización social, económica y política opuestas a la modernidad, da al traste con dicha pretensión. Este “espíritu revolucionario”, para decirlo con Ortega y Gasset, no fue expresión natural y transparente de la cultura política mexicana en los albores del siglo XX. Los dos juicios anteriores se forjan gracias a la incorporación de conceptos e ideas propios de la teoría literaria de Paz. Ambos juicios no se fundan en la filosofía liberal, ni mucho menos en la filosofía marxista; sino en otra corriente de pensamiento también heredera de la época moderna: el romanticismo. El talante romántico de Paz le permite hacer analogía entre su concepción de la poética moderna y su visión de la experiencia mexicana como revuelta: ambos son actos de revelación. Asimismo, se sirve de otro recurso del pensamiento romántico, la ironía, para mostrar las irregularidades en el seno de

5  Cfr. Barrón, Luis, Historias de la Revolución mexicana. Herramientas para la historia, prólogo de Friedrich Katz, México, FCE/CIDE, 2010, colección historia; Knight, Alan, Interpretaciones recientes de la Revolución Mexicana, Simposio de Historiografía Mexicanista, Oaxtepec, Morelos, México, 1988 6  Cfr. Gilly, Adolfo, La revolución interrumpida, 2a. ed., México, Ediciones Era, 2007; Cockcroft, James, Precursores intelectuales de la revolución mexicana (1900-1913), 18a. ed., trad. de María Eunice Barrales, México, Siglo Veintiuno Editores, 1996; Córdova, Arnaldo, La ideología de la revolución mexicana: la formación del nuevo régimen, 11a. ed., México, 7  Cfr. Touraine, Alain, Crítica de la modernidad, 2a. ed., Era, 1983; Semo, Enrique, Historia mexicana: economía y trad. de Alberto Luis Bixio, México, FCE, 2002, colección lucha de clases, 3a. ed., México, Era. 1982, entre muchas otras. Sociología.


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las correspondencias: el zapatismo como excepción a la noción moderna de revolución. Su visión lo lleva a descubrir elementos poéticos en el fenómeno mismo de la revuelta mexicana. Por una suerte de prosopopeya, como recurso literario, Paz atribuye a la revolución cualidades propias de la experiencia poética moderna: “la revelación de nuestra condición”; en este caso, la revelación del carácter cultural de México: “patria castellana y morisca, rayada de azteca” para decirlo con López Velarde; pues entre otras cosas “la imaginación poética no es invención sino descubrimiento de la presencia”8, ésta que constituye y distingue a la cultura mexicana en los albores del siglo XX. Sobre el pensamiento romántico en Paz, Yvon Grenier apunta: Como romántico [Paz], rehuía los sistemas ideacionales y cultivaba el sincretismo. No trato aquí de esgrimir que el romanticismo es una excusa para la incoherencia, sino recordar que la crítica romántica de la sociedad moderna posee una naturaleza fundamentalmente abierta, estética y moral, y no se relaciona de manera directa y automática con un programa particular ni con una plataforma política9.

Así las cosas, entramos en seguida al subtítulo de este ensayo, un mensaje a los politólogos mexicanos. Si Octavio Paz y la literatura están ausentes de los programas y planes de estudio de la ciencia política mexicana, ¿Cómo podemos recuperar su pensamiento? Y, sobre todo, ¿Cómo podemos hacernos de su mensaje?. ¿Y cuál es el mensaje?, ¿Qué tiene que decirnos Paz a los politólogos mexicanos? Aunque pareciera que la respuesta necesita mucha tinta, en realidad es muy simple: a los politólogos mexicanos nos queda “soñar con los ojos abiertos”, arrobarnos de nuestra realidad y hundirnos en ella. Escucharla, no solamente oírla, sino mirarla de frente, en silencio. Sentir lo que ella nos dice y, en8  Paz, Octavio, El arco y la lira, 3a. ed., México, FCE, 2008, colección lengua y estudios literarios, p. 261. 9  Grenier, Yvon, Del arte a la política. Octavio Paz y la búsqueda de la libertad, trad. de Ricardo Rubio, México, FCE, 2004, colección tierra firme, p. 171.

tonces, si nos es dado, comprenderla. Y para llegar a tal estado no es suficiente saber teoría política, teoría económica, haber hecho estudios de especialización en alguna de las áreas de la disciplina; sino más bien acudir al pensamiento, dejar que la realidad hable, mover nuestras facultades críticas e imaginativas para dialogar con nuestro entorno; sentir lo que nuestro espíritu tiene de especial, pensar con los recursos que disponemos. El mensaje es claro: incorporar creativamente nuestra singularidad en el horizonte cultural de la modernidad política. Conocer nuestro espíritu y, sobre todo, saber que el pensamiento crítico y la imaginación política hacen libres a los seres humanos. La literatura a través de sus distintos géneros puede también ayudarnos a reconocer nuestras actitudes políticas y más, nuestras pasiones: las virtuosas y las nefastas. En su discurso de recepción del premio Alexis de Tocqueville, Paz se preguntó: ¿Cuál puede ser la contribución de la poesía en la reconstitución de un nuevo pensamiento político? No ideas nuevas sino algo más precioso y frágil: la memoria. Cada generación los poetas redescubren la terrible antigüedad y la no menos terrible juventud de las pasiones. En las escuelas y facultades donde se enseñan las llamadas ciencias políticas debería ser obligatoria la lectura de Esquilo y de Shakespeare. Los poetas nutrieron el pensamiento de Hobbes y Locke, de Marx y Tocqueville. Por la boca del poeta habla –subrayo: habla, no escribe- la otra voz. Es la voz del poeta trágico y la del bufón, la de la solitaria melancolía y la de la fiesta, es la risotada y el suspiro, la del abrazo de los amantes y la de Hamlet ante el cráneo, la voz del silencio y la del tumulto, loca sabiduría y cuerda locura, susurro de confidencia en la alcoba y oleaje de multitud en la plaza. Oír esa voz es oír al tiempo mismo, el tiempo que pasa y que, no obstante, regresa vuelto unas cuentas sílabas cristalinas.10

Paz propone nada menos que la recuperación de la memoria; es decir, traer al presente la experiencia 10  Paz, Octavio, La otra voz. Poesía y fin de siglo, México, Editorial Seix Barral, 1990, colección biblioteca breve, p. 68.


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concreta de los seres humanos y la historia de las sociedades que padecieron las calamidades de regímenes políticos inescrupulosos. Redescubrir, en el presente, los impulsos vitales que articulan y dan sentido a los seres humanos. Al respecto, escribió: El pensamiento de la era que comienza –si es que realmente comienza una era- tendrá que encontrar el punto de convergencia entre libertad y fraternidad. Debemos repensar nuestra tradición, renovarla y buscar la reconciliación de las dos grandes tradiciones políticas de la modernidad, el liberalismo y el socialismo.11

Reconciliar, propone, el valor de la libertad con el valor de la igualdad. Ningún régimen político contemporáneo puede asumirse como auténticamente democrático sin conciliar ambas trayectorias. La historia se ha encargado de mostrar que aquellos regímenes que privilegiaron la libertad individual sin considerar las nobles virtudes de la igualdad social, terminaron inexorablemente en despotismos; por el contrario, aquellos regímenes que privilegiaron la igualdad en detrimento de la libertad condujeron a regímenes totalitarios. De ahí que “haber olvidado al hombre concreto fue el gran pecado de las ideologías políticas de los siglos XIX y XX.”12 El ideal a realizar es el democrático, un valor político cuya importancia estriba en su flexibilidad y relatividad: al tiempo que enseña a los hombres a establecer sus límites los aguijonea para tomar las riendas de su destino: En suma, el relativismo es el eje de la sociedad democrática: asegura la convivencia civilizada de las personas, las ideas y las creencias; al mismo tiempo, en el centro de la sociedad relativista hay un hueco, un vacío que sin cesar se ensancha y que deshabita las almas.13

11  Ídem. 12  Paz, Octavio, Itinerario, México, FCE, 2003, colección tierra firme, p. 128. 13  Ibídem, p. 126.

Si la democracia como valor político y sistema de convivencia social es el que mejor se ajusta para conciliar tanto las iniciativas individuales como las demandas colectivas en el seno de la civilización Occidental contemporánea, Octavio Paz propone recuperar el tercer valor de la triada que caracterizó a la primera revolución moderna del orbe: La Revolución Francesa. La fraternidad, según Paz, puede salvar las discordias entre el valor político de la libertad y la igualdad. A mi modo de ver, la palabra central de la tríada es fraternidad. En ella se enlazan las otras dos. La libertad puede existir sin igualdad y la igualdad sin libertad. La primera, aislada, ahonda las desigualdades y provoca las tiranías; la segunda, oprime a la libertad y termina por aniquilarla. La fraternidad es el nexo que las comunica, la virtud que las humaniza y las armoniza. Su otro nombre es solidaridad, herencia viva del cristianismo, versión moderna de la antigua caridad. Una virtud que no conocieron ni los griegos ni los romanos, enamorados de la libertad pero ignorantes de la verdadera compasión. Dadas las diferencias naturales entre los hombres, la igualdad es una aspiración ética que no puede realizarse sin recurrir al despotismo o a la acción de la fraternidad. Así mismo, mi libertad se enfrenta fatalmente a la libertad del otro y procura anularla. El único puente que puede reconciliar a estas dos hermanas enemigas –un puente hecho de brazos enlazados- es la fraternidad. Sobre esta humilde y simple evidencia podría fundarse, en los días que vienen, una nueva filosofía política.14

De esta manera es como la literatura opera a favor del conocimiento de lo político y abona al reconocimiento de nuestras actitudes y pulsiones políticas: no a través de elucubraciones pseudoacadémicas, sistemas teóricos y filosóficos complejos o métodos de investigación rigurosos; sino merced a la experiencia concreta de los seres humanos y las sociedades: “Oír al tiempo mismo”, “recuperar la memoria”, “repensar la tradición moderna”, “buscar 14  Paz, Octavio, op. cit., nota 9, p. 129.


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la reconciliación entre igualdad y libertad” y, sobre todo, aventurarse en “la imaginación política”, son temas pendientes de la agenda política contemporánea. Al respecto, Paz sentencia: Pero la imaginación, la verdadera, nace después de la crítica: no es una fuga de la realidad sino un enfrentarse a ella. El ejercicio de la crítica requiere inteligencia y, asimismo, carácter, rigor moral. La crítica que propongo es ante todo una autocrítica. Su misión consiste en extirpar en su raíz a la mentira, que es el mal que mina a las élites, […] especialmente a los intelectuales, y que los lanza hacia quimeras y espejismos. Sin esa reforma moral, los cambios sociales y económicos se convertirán en cenizas…15

se puede, o mejor, no se debería deformar la realidad por las ideas. La experiencia de la revolución mexicana desde la visión de Paz no es más que una revuelta popular, pues ésta es “colectiva, y sus seres son los hombres del común. Pero la revuelta, como las tormentas de verano, se disipa pronto: el mismo exceso de su furia justiciera la hace estallar y disolverse en el aire”.17 Pasada la tolvanera revolucionaria, hacia la década de 1930, algunas voces solitarias, liberales, críticas y creativas se encargaron pronto, una vez institucionalizada la revolución, de denunciar las insuficiencias de ésta. Tal es el caso, por ejemplo, de Daniel Cosío Villegas, quien a través de su texto La crisis de México,18 anunció la prematura muerte de la revolución mexicana. No nos queda más a los politólogos mexicanos que acercarnos a las obras literarias que se han ocupado de temas políticos; sean éstas clásicas o contemporáneas, nacionales o universales. Vayamos también a las obras de nuestros escritores hispanoamericanos, aquellos que mucho han contribuido a ofrecer una visión de la política en nuestras sociedades. Y digo visión, para no confundirlos con las obras de connotados académicos y científicos sociales que estudian la política de nuestro continente. El vocablo visión alude más a una tarea modesta de interpretación a partir de la experiencia concreta y llana de quien observa que a un esfuerzo intelectual riguroso, que consiste en ajustar sus observaciones a una teoría, o enfoque de la disciplina para comprobar su utilidad. De aquí que el mensaje político del poeta sea justamente el conocimiento de nuestra realidad política a partir de nuestros propios medios. Hagamos triza la sentencia de Paz cuando al referirse a la incapacidad crítica de los latinoamericanos señaló: “nosotros todavía no aprendemos a pensar con verdadera libertad. No es una falla intelectual sino moral: el valor de un espíritu, decía Nietzsche, se mide por su capacidad para soportar la verdad”.19

Incluso, dice Paz, “nadie debería atreverse a escribir sobre temas de filosofía y teoría política sin antes haber leído y meditado a los trágicos griegos y a Shakespeare, a Dante y a Cervantes, a Balzac y a Dostoievski.16 El ejercicio de interpretación del pensamiento político de Paz sobre la revolución mexicana corresponde, en todo caso, a un ejercicio de hermenéutica desde la “imaginación política”. Para articular este ensayo transplanté, como el médico o biólogo, la concepción de Paz sobre la experiencia poética modernan al campo de las ciencias sociales; cuya fuerza explicativa sirvió de reactivo, en el sentido que los químicos emplean este vocablo, para revelar la verdadera constitución cultural y orgánica de México: abigarrada y heterogénea, tradicionalista y moderna, sedienta de identidad y harta de sí misma. Este ejercicio de hermenéutica, o como también lo llamo, de “imaginación política”, sirve para justificar la visión de Paz de la experiencia mexicana como revuelta popular (ausencia de un programa político total capaz de recoger la diversidad y densidad de las aspiraciones sociales más legítimas y su correspondiente filiación cultural); más que una verdadera revolución política moderna (expresión unitarial y 17  Ibídem, p. 89. natural de la modernidad política occidental). No 18  Cfr. Cosío Villegas, Daniel, Extremos de América, México, 15  Paz, Octavio, op. cit., nota 11, p. 108. 16  Ibídem, p. 128.

FCE, 2004, colección conmemorativa 70 aniversario. 19  Paz, Octavio, Posdata, 16ª ed., México, Siglo Veintiuno Editores, 1982, p. 16.


Las sendas perdidas de Octavio Paz de Evodio Escalante Víctor García Vázquez

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El centenario del nacimiento de Octavio Paz es una fecha que nos da la oportunidad de volver a la obra de nuestro poeta para revisarla, releerla, replantearla y resignificarla. De entre los estudios que han aparecido recientemente sobre nuestro escritor más emblemático, destaca Las sendas perdidas de Octavio Paz de Evodio Escalante. Profesor de teoría Literaria de la Universidad Autónoma Metropolitana, Escalante es uno de nuestros críticos y ensayistas más adelantados. Sus libros José Gorostiza. Entre la redención y la catástrofe, Metafísica y delirio El canto a un Dios mineral de Jorge Cuesta, así como Elevación y caída del estridentismo, son referencias obligadas no sólo para los estudiosos de la literatura mexicana sino para todos los lectores que tienen el interés de adentrase en estos autores. A pesar de que sus obras están construidas con un complejo teórico metodológico, se leen con fluidez, porque a Escalante no le es ajeno el ritmo poético, las imágenes precisas y el lenguaje conciso. Entre sus líneas se presiente a un autor que antes que crítico es poeta y antes que estudioso de la literatura es un lector voraz que disfruta de la literatura, por lo que sus libros siempre son una invitación a la lectura de los autores estudiados. Su libro más reciente ve la luz el año pasado y es uno de los primeros que se ofrece como homenaje en el centenario de Octavio Paz. Las sendas perdidas es un libro que compila 7 ensayos que fueron redactados en diversas épocas y que muestra diversos grados de aproximación a la poesía y la ensayística paceana; sin embargo, se nota que el crítico los ha revisado, corregido y adaptado para que formen un libro, aunque cada uno puede leerse también por separado. Desde el mismo título, el crítico nos advierte lo que se propone: descubrir las sendas perdidas de Octavio Paz. En otras palabras, Escalante se propone recorrer los caminos de la obra de Paz para reconocer las huellas de los autores que enriquecieron el pensamiento y la estética del poeta mexicano. De estirpe heide-


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ggeriana, el título también es una ironía, mejor aún una metaironía, que servirá como vehículo de la interpretación a lo largo de los siete ensayos. El crítico no sólo alumbra las improntas, también buscará la complicidad del lector para alumbrar aquellas zonas oscuras de la obra de Paz donde los ojos de muchos lectores no habían llegado. Desde la entrada, Escalante nos advierte que su intención es cartografiar las sendas perdidas de Octavio Paz, desentrañar los complejos hilos, los propios y ajenos, que se tejen en su obra. Por un lado, la hermenéutica fenomenológica de corte alemán, vía Heidegger; por otro, los límites conceptuales del pensamiento mexicano. Aunque, en sentido estricto, el crítico pocas veces transita este último sendero; por olvido u omisión, lo mexicano no se aborda con detenimiento en ningún capítulo. Lo ocupa más adentrarse en el bosque conceptual de la fenomenología de la mano del filósofo alemán. De alguna manera traicionando a Heidegger, Escalante duda entre reconocer a Paz como “un poeta que piensa o un pensador que poematiza”; peor aún, afirma que a veces es las dos cosas a la vez. Se equivoca de manera flagrante, Octavio Paz es un poeta cuando poematiza y un pensador cuando piensa. Como pocos autores en lengua castellana, Paz es un lúcido ensayista con una vastísima riqueza conceptual y un poeta pleno de lirismo. En su obra los géneros no se cruzan; si acaso el entrecruzamiento se da en su vida, en sus actitudes políticas. Su poesía siempre es canto, aún la más cerebral no deja de invocar a la Diosa. Su ensayística, por su parte, no duda, no es errática y cuando liriza lo hace sólo para intensificar los significados. Si algo tenemos que reconocer en la obra de Octavio Paz, es su capacidad para trazar las fronteras del género; su metodología fue diversa, aunque su talento siempre fue uno. En todo caso, tendríamos también que aceptar su dictum de La llama doble: “la poesía y el pensamiento son un sistema de vasos comunicantes. La fuente de ambos es mi vida: escribo sobre lo que he vivido y vivo.” En el primer ensayo, intitulado “El camino de Octavio Paz hacia El arco y la lira”, Evodio Escalante, a partir de la fenomenología hermenéutica,

se propone reconocer, analizar y mostrarnos las diversas influencias de donde abreva la estética de Paz. Si los poetas Novalis, Blake, Baudelaire, Whitman irrigan la vena lírica, Heidegger y Marx aportan la “musculatura” a la poética paceana. Si como decía Jean Paul, los libros son voluminosas cartas a los amigos, El arco y la lira es la respuesta epistolar que Paz dedica a su maestro, amigo y mentor Alfonso Reyes, por su obra en general pero particularmente por El deslinde. Al mismo tiempo, es un manifiesto humanista donde el poeta ya no se asume sólo como hacedor de poemas, sino como un individuo que es consciente de su época, que puede cambiar el mundo y por ello levanta el escudo de la poesía para ir en contra de la sociedad y a favor del ser humano. Para Escalante, El arco y la lira es el reverso y la réplica de El deslinde; a pesar de su riguroso análisis y de sus concienzudos juicios, esta afirmación no deja de ser discutible. Las diferencias entre estas dos obras fundamentales de la teoría literaria no habría que buscarlas en el género que cada uno representa: el primero es un ensayo, el segundo un tratado; sino en el espíritu de la época que cada uno representa y en los horizontes epistemológicos que cada autor visualizaba. Reyes pensó su obra para el estudio y el análisis; Paz, para la discusión y la polémica. Ambos libros son disfrutables; ambos se acercan al poema con una lucidez poco frecuente en la estética castellana. Sin embargo, El deslinde es una obra que se circunscribe más al tema literario. El arco y la lira es un ensayo que excede los límites de la literatura; es un ensayo poético pero también es un tratado humanístico. Si por un lado puede leerse como una respuesta a Reyes; por otra también representa una respuesta al Heidegger de Arte y poesía y Carta al humanismo. En “Los signos en rotación”, ensayo que inicialmente no figuraba en El arco y la lira, pero que se introdujo en ediciones posteriores leemos: “Una descripción de la superficie de la sociedad contemporánea debería comprender otros rasgos no menos turbadores: el agresivo renacimiento de los particularismos raciales, religiosos y lingüísticos al mismo tiempo que la dócil adopción de formas de pensamiento y conducta erigidas en canon universal


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por la propaganda comercial y política; la elevación del nivel de vida y la degradación del nivel de la vida; la soberanía del objeto y la deshumanización de aquellos que lo producen y lo usan; el predominio del colectivismo y la evaporación de la noción de prójimo.” Octavio Paz fue heredero del espíritu romántico; por tanto, su preocupación real no es sólo la poesía sino el hombre y su lucha con el mundo. No es osado afirmar que su obra cimera es un lugar de encuentro de la poesía, la sociedad, el hombre y la historia. Su estética es ante todo una ética; no un tratado para entender la poesía sino un camino para acercarse al hombre. Su idea de la inspiración, como bien lo identifica Escalante, es tomada de Heidegger, pero Paz la translitera para universalizarla; le quita el ropaje fenomenológico y la acerca a lo que hoy se denomina epistemología de la complejidad. Nuestro poeta fue uno de los primeros en reconocer la urgencia de retirar los diques del conocimiento y de trazar caminos hacia la transdisciplinariedad; por tanto, en una misma semiósfera permite que dialoguen los conceptos del romanticismo, el comunismo, el surrealismo, el estructuralismo lingüístico, el existencialismo y la hermenéutica. Este es uno de los aspectos que sin duda se ha perdido en la actualidad, donde a la literatura se le ve sólo desde la misma literatura. La especialización, así, ha devenido en un empobrecimiento. Entre las múltiples críticas que existen en torno a El arco y la lira, considero que la de Escalante es una de las más interesantes, inteligentes e imparciales. El detallado conocimiento que posee de la obra de Heidegger le permite identificar con precisión, pero sin apasionamientos, la influencia que el pensador alemán ejerció de manera profunda en el intelectual mexicano. Por otro lado, el conocimiento de la poesía mexicana, francesa y norteamericana del siglo XX y su agudeza de crítico que ha llegado a la madurez le permiten plantear juicios objetivos que obligarán al lector a regresar una y otra vez al ensayo de Octavio Paz. El “enorme aporte poetológico” que representa el texto paceano no sólo es reivindicado en este análisis, sino también se fortalece con las diversas referencias que el crítico nos ofrece.

En el segundo ensayo “La vanguardia requisada. Octavio Paz y el surrealismo”, Escalante realiza un análisis diacrónico sobre la crítica y las opiniones que el poeta mexicano hiciera sobre la vanguardia más importante del siglo XX. Las primeras reacciones de Paz respecto a la vanguardia francesa eran desdeñosas y se mostraba escéptico sobre todo respecto a la escritura automática y a la vocación política de los integrantes del movimiento. Esta perspectiva cambiará cuando Octavio Paz viaja a Francia y entra en contacto con los surrealistas. La amistad con Bretón le hará cambiar o matizar muchos de sus juicios respecto al movimiento; de tal forma que en su crítica posterior, Octavio Paz destacará el espíritu rebelde, cínico y de vocación social de los surrealistas. Como sucede con otros intelectuales, la crítica y descalificación de Paz al surrealismo es una búsqueda de sentido de su propia obra. La contradicción es una de las formas de la autoconciencia. Es decir, si bien hay un choque ideológico entre el Paz joven y el surrealismo, poco a poco esta vanguardia irá permeando en su obra de tal manera que se convertirá en una de las influencias más poderosas que, junto con el hinduismo, le dará sentido a toda su obra de madurez. Escalante nos lleva de la mano para reconocer las opiniones encontradas que en diversos textos Octavio Paz vertió sobre el surrealismo: sus antítesis sin síntesis. El carácter revolucionario que Paz en algún momento celebró en el surrealismo en otro momento lo niega a favor del quietismo zen. Como crítico heterodoxo, Escalante no sólo realiza un análisis detenido de los juicios de Paz, sino también realiza juicios mordaces como los que encontramos al final de este capítulo: “Esta somera revisión nos ha mostrado a un Octavio Paz increíblemente mutante, que se escurre sin cesar y al cual es difícil mantener en un solo sitio, digamos, en el de las definiciones. Si impresiona el radicalismo de sus propuestas, la lectura detallada de los textos nos muestra que se dan ahí, en su interior, una serie de proposiciones contradictorias entre sí. Paz está valorando siempre de acuerdo con un prisma que arroja luces múltiples. Y, para nuestra sorpresa, el último rayo de luz arroja siempre una


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sombra conservadora. Una sombra de conformismo.” Dejando de lado el sarcasmo con que Escalante cierra este análisis, es obvio que también el crítico se contradice. Paz fue un intelectual más que un estudioso; un crítico y no un hermeneuta; por lo tanto sus opiniones tendrán que ser discordantes y poliédricas. Pedir congruencia a un intelectual es querer reducirlo a un analista. Él mismo lo reconocerá páginas más adelante: “todo en Paz conduce a las paradojas”. En seguida nos encontramos con el tercer capítulo de estas sendas perdidas: “Altas y bajas de Poesía en movimiento”, un ensayo donde Escalante se ocupa en mostrarnos la información documentada sobre los constantes desacuerdos de los cuatro escritores que hicieron la antología quizá más importante de la poesía mexicana de todos los tiempos: Alí Chumacero, Homero Aridjis, José Emilio Pacheco y Octavio Paz. A petición de Armando Orfila, entonces director del Fondo de Cultura Económica, se dieron a la tarea de compilar una muestra de la poesía del siglo XX. Poesía en movimiento es más que una antología; se trata de un mapa poético donde aún después de casi 50 años podemos identificar las rutas de la poesía mexicana de la primera mitad del siglo XX. La vigencia de esta compilación radica en que, a pesar de sus diferencias, los compiladores tenían la intención de darnos una muestra efectiva de poemas consistentes y no en hacer una larga nómina de poetas como las que ahora se acostumbran para asegurar privilegios o fortalecer amistades. Si bien es cierto que existen libros, artículos y conferencias donde se ha ventilado el asunto del cacicazgo que Paz ejerció sobre los demás antologadores para imponer su visión sobre la poesía, este ensayo de Escalante nos permite reconocer y reivindicar el valor que tiene la discusión, el debate, la confrontación para llevar a cabo un trabajo de selección para dar una muestra de la poesía. Esta actitud es la que ahora hace falta en la literatura mexicana contemporánea. Poesía en movimiento es al mismo tiempo una antología, una tesis y un experimento, pero sobre todo es el epítome de la crítica literaria de mitad

del siglo XX; eso lo reconocemos los lectores que volvemos frecuentemente a esa acertada selección de poemas. Sin embargo, ocupado en mostrar sólo las desavenencias entre Aridjis, Pacheco, Chumacero y Paz, Evodio Escalante se olvida de reconocer el valor intrínseco de este libro, que ha servido para un propósito que no todas las antologías cumplen: formar lectores de poesía. Esto último debiera conocerse como uno de los propósitos metaliterarios más importantes; porque si bien es cierto que cada vez hay menos lectores de poesía, no lo es menos el hecho de que existen muy pocos poetas ocupados en la formación de lectores. Los autores de Poesía en movimiento lo logran porque su antología y Ómnibus de poesía mexicana de Gabriel Zaid son las dos que siguen teniendo vigencia a medio siglo de su aparición. El cuarto ensayo de este libro se intitula “Los seis errores más comunes de Octavio Paz acerca de Villaurrutia y los Contemporáneos.” En este ensayo Escalante, por muchas razones, deja de lado toda metodología; se vuelca sobre la crítica periodística de corte sensacionalista y con más mordacidad que inteligencia señala los errores, imprecisiones y las malas intenciones de nuestro poeta. En cada uno de los errores que el crítico señala tiene razón, pero al mismo tiempo, en cada uno se equivoca. Por cada error que destaca, el autor de Las sendas perdidas comete dos. Ya lo sabemos, el riesgo de la crítica es la equivocación, las afirmaciones taxativas, las generalizaciones; pero el error más grave de un crítico es aislar las afirmaciones de otro crítico para enjuiciarlas. Podríamos decir que la crítica literaria es la fenomenología del error. Por lo tanto, los errores que Paz cometió en sus afirmaciones sobre Villaurrutia y los contemporáneos no demeritan ninguno de los textos que el autor le dedicó a esta generación. Entre los errores que Escalante destaca están los juicios de Paz sobre el cosmopolitismo, el afrancesamiento, la falta de compromiso político y la escasa vocación filosófica de los Contemporáneos. Cuando Octavio Paz señala que Villaurrutia leyó tardíamente a Martín Heidegger, Escalante no sólo se ocupa en refutarlo sino en mostrar que los textos de Hiedegger se tradujeron al español de forma in-


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mediata y además algunos ensayos sobre su obra se publicaron en la revista Sur desde 1932. Este dato le hace suponer a Escalante que Villaurrutia conoció de forma temprana a Heidegger; y esta suposición la esgrime para combatir la otra suposición: la de Paz que afirmaba lo contrario. Este es un riesgo que debe asumir todo crítico: sus aseveraciones pueden ser tan cuestionables como aquello que critica. En esa misma ruta, me atrevo a afirmar que Xavier Villaurrutia en persona y obra es uno de los libros más perfectos y disfrutables de la literatura mexicana del siglo XX; y esto tanto por los aciertos como por los desaciertos con los que el ensayista se acerca a la poesía y a la persona del autor de Nostalgia de la muerte. Como pocos libros en la literatura hispánica, uno disfruta del retrato que un poeta hace de otro poeta; ello se debe a que éste es un homenaje y un ensayo, el testimonio de una amistad y una carta entre dos generaciones. Según mi lectura, en “Las transformaciones de un poeta: de Raíz del hombre a La estación violenta”, que es el capítulo 5 de este libro, encontramos el núcleo de esta obra de Escalante. Si su crítica a veces es endeble o parcializada, su capacidad de análisis no nos deja lugar a dudas de que estamos frente a uno de los estudiosos más importantes de la literatura mexicana de todos los tiempos. El autor nos ofrece un espléndido análisis de los poemas“Entre la piedra y la flor”, “Himno entre ruinas”, “El cántaro roto” y “Piedra de sol”. En cada uno de los poemas nos ofrece un ejercicio crítico que se nutre de diversas metodologías: la semiótica, literatura comparada y la hermenéutica. Al lado de la genialidad de Paz, reconoce la influencia que diversos poetas y poemas ejercieron en su obra: José Gorostiza, Francisco de Quevedo, T.S. Eliot, Pablo Neruda, entro otros, lo cual, lejos de demeritar su obra, nos confirma que toda poesía es caníbal y que el trabajo del poeta consiste en hacer que su palimpsesto no muestre sus huellas anteriores. Octavio Paz, antes que un intelectual, crítico o ensayista, es un poeta; por lo tanto es su poesía lo que debe demandar más la atención de sus lectores y críticos. Necesitamos más trabajos como el que Escalante presenta en este capítulo, que se arriesguen

a desenmarañar sus recursos retóricos, estéticos y ontológicos. Escalante identifica que el tema de “Piedra de sol” es el instante, éste comprendido como un “complejo a la vez intensivo e intencional que tendría la doble cualidad de concentrar el tiempo a la vez que coloca al sujeto que lo experimenta en un tiempo fuera del tiempo.” A la comprensión del tiempo cíclico del poema, el crítico propone verlo en su fijeza, en su inmóvil devenir. Su propuesta es novedosa y acertada; Escalante propone el método hermenéutico-fenomenológico para sondear las aguas abisales de este poema y por ello en el siguiente capítulo esboza “La fenomenología del instante en Piedra de sol”. Considero muy importante este método que propone el crítico, porque nos permite reconocer y descifrar las claves del poema. En “Piedra de sol” están todas las preocupaciones lingüísticas, mitológicas, históricas, antropológicas, estéticas y filosóficas del poeta. Por eso hay que leer cada uno de sus 584 endecasílabos como un testimonio, no sólo del poeta sino de su tiempo y del nuestro. El instante es protagonista del poema más importante de Octavio Paz, pero también es la palabra que resume nuestra condición humana, o como diría Unamuno, el sentimiento trágico de la vida: oh vida por vivir y ya vivida, tiempo que vuelve en una marejada y se retira sin volverle rostro lo que pasó no fue pasó pero está siendo y silenciosamente desemboca en otro instante que se desvanece:

Los capítulos 5 y 6 nos demuestran que Octavio Paz no sólo es un poeta vigente, sino que tendremos que aprender a leer de otras formas. Esta es la función del verdadero crítico: actualizar el valor de una obra. Escalante lo logra con creces y quizá sea éste el mejor homenaje a los 100 años del nacimiento del autor. Por último, el ensayo que cierra este libro “El entramado final: de Renga a Pasado en claro”, nos presenta un análisis de la evolución de la segunda etapa de la poesía paceana. Imbuido por las nuevas


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escuelas del pensamiento europeo, la poesía de Paz también buscará nuevos horizontes. El giro lingüístico permitió que su obra diera un viraje. Renga es un poema colectivo que Octavio Paz escribiera con Jaques Roubaud, Charles Tomlinson y Edoardo Sanguineti, un poema que interesa más por la consigna romántica de hacer el gran poema colectivo que por sus méritos literarios, pero que sin duda marca un hito importante en la obra de Paz. Pasado en claro, en cambio, sí es uno de los grandes poemas mexicanos; poema autobiográfico que nos permite acercarnos a la vida del poeta. Octavio Paz se muestra aquí como un Narciso que se masturba en las ramas de una higuera y su pulsión es la expulsión del paraíso infantil para entrar victorioso a la adolescencia. Esta escena final del libro de Escalante, la del poeta más importante del siglo XX masturbándose, es un guiño a los lectores, una invitación para que leamos la obra de Octavio Paz con más irreverencia, con menos respeto, pero al mismo tiempo con más atención. La mejor lección del libro de Escalante es que en la literatura mexicana actual todavía es posible encontrar crítica objetiva, madura e imparcial; y no sólo reseñas zalameras ni ataques enfurecidos, que es lo más común en la actualidad. El trabajo que Evodio Escalante realiza en Las sendas perdidas de Octavio Paz bien podríamos denominarlo post-crítica, porque el estudio parte de la

obra para llegar a la ética paceana y de ésta va hacia la nada, hacia el sinsentido. Al mismo tiempo, es una invitación para leer y releer la poesía y la ensayística paceana, pero también es una exhortación para que nos reconozcamos como lectores y seres humanos que andan en busca de sentido, porque siguiendo las sendas perdidas podemos llegar al claro el bosque, al despejamiento del ser. Muchos homenajes se harán este año para discutir y celebrar la obra de Octavio Paz; también abundarán las publicaciones en forma de libro, ensayos y artículos. Algunas publicaciones tendrán sello de caducidad, otras mantendrán vigencia después de la ­celebración del centenario. Tengo la impresión de que este libro de Escalante se convertirá en un clásico de la crítica literaria en México.

Bibliografía Evodio Escalante, Las sendas perdidas de Octavio Paz, México, Ediciones sin nombre-Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, 2013. Martin Heidegger, Arte y poesía, México, FCE, 1997. Octavio Paz, Obras completas, vols. I: 1998, X: 1996, XI: 1997, México, FCE-Círculo de lectores. Octavio Paz, Xavier Villaurrutia en persona y obra, México, FCE, 2003.


Ese intenso siglo que nos tocó compartir Francisco García Marañón

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iglo de industriosa modernidad, de mujeres a lo Cocó envueltas en vestidos de flecos por encima de las pantorrillas, con boquillas en largos suspiros de humo de tabaco y cabellos cortos que mostraban estéticas angosturas; siglo de horror, de hombres y mujeres reglamentados, apacibles y benignos ante los abusos del poder sin tablas o burladeros; siglo de esperanza y corrientes y expresiones; siglo de aquella transformación vertiginosa de las ciudades, la de México, por ejemplo, la que Manuel de la Colina mencionaba como una urbe pequeña en el año 1934, que llegaba más o menos hasta el río de la Piedad. La ciudad de días de campo en Coyoacán, San Ángel…en Mixcoac, leve cúmulo de casas apacibles con huertos como laberintos. Siglo de tecnologías, vértigos instrumentales y de gran necesidad por complementar esa irrupción, con el pensamiento de hombres y mujeres que retrataron una época. Es apenas éste un esbozo del contexto al que Jacques Lafaye alude para presentar su más reciente publicación, Octavio Paz en la deriva de la modernidad, en homenaje póstumo a uno de los protagonistas principales del siglo XX, el poeta y ensayista –más poeta que ensayista-; un ámbito temporal que deambularon juntos, entre el ancla de la visión milenaria, agónica y determinante del origen, y el aleteo de las corrientes de pensamiento cuyo gran hilo conductor simbolizó la necesidad imperiosa de hombres y mujeres modernos de expresarse, de comprenderse, de desmarcarse. Lafaye ofrece siete visiones –siete-, unitarias piezas modulares al modo de colorido caleidoscopio acerca de la emblemática figura encarnada en Paz: sobre sus tiempos y nutriciones parisinos; sobre su condición de viajero planetario en busca del jardín perdido de sus infancias; sobre el hombre de las soledades, el observador inquisitivo de la otredad, de los espejos de la razón que multiplican las cámaras de tortura en los tiempos de mayor deshumanización y, quizá, la dolorosa y sufrida obligación del encierro en uno mismo ante la barbarie de los otros que pueden ser, igualmente, uno mismo.


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Caleidoscopio sobre el lector profundo de escenarios, sobre el rebelde y, finalmente, sobre el hombre y el personaje que no siempre salió bien librado, a veces por sus actos –en mimetizados paralelos, por ejemplo, con una de sus mayores banderas: Sor Juana-, a veces por los contextos –tal el caso del viejo Don Servando Teresa de Mier, hombre de reflexiones amenazantes-, y generador de la crítica encontrada ante y desde el poder y su ejercicio. Queda adentrarse en la encrucijada de vivencias comunes, paso a paso, entre el historiador y antropólogo francés, y el poeta y ensayista –más poeta que ensayista- mexicano, evocando un siglo de intensidades, dolores y agonía por saberse en la encrucijada de la incomprensión asible de los horizontes compartidos.

Las influencias La República Francesa otorgó a Octavio Paz todas sus condecoraciones –Il les a dejà toutes-; el último reconocimiento oficial fue recibido por el escritor en 1994, cincuenta años después de su primera estancia en la que, como funcionario de la misión diplomática mexicana, apoyado por el gran mentor, vivió el primer acercamiento con los surrealistas de la posguerra. Ahí se contagió, sospecha Lafaye, y abrió la mirada hacia el cosmos. Sus más fuertes influencias: Breton, Malraux, Camus, indudablemente el atemporal Tocqueville de 1835 y 1838, el viejo Ortega, quien recomendó al joven poeta que aprendiera el alemán y se pusiera a pensar. Y pensando, el joven poeta irrumpió en los recovecos entre el hombre y lo sagrado, entre el poder divino y la libertad humana, en el tránsito de asumir aquel sintagma con que definió la personalidad de su coetáneo René Char: una roca firme en la inmensidad del océano de confusiones que fue el siglo XX. La mayor influencia nacional, quizá, la del viejo mentor: Alfonso Reyes llevó de la mano a una generación de intelectuales, los formó; influyó en las travesías de sus discípulos, y los dejó volar con sus propios instrumentos. Cabría puntualizar la importancia de Alexis de Tocqueville para Octavio Paz, un auténtico visionario: nadie como él para desentrañar los núcleos de

esa aparentemente afable forma de gobierno que es la democracia, la generadora del ciudadano que se consuela asumiendo que es él mismo quien elige al representante. Lo había advertido Rousseau acerca del liberalismo británico: “El pueblo inglés piensa que es libre y se engaña: lo es solamente durante la elección de los miembros del parlamento: tan pronto como éstos son elegidos, vuelve a ser esclavo. El uso que hace de su libertad en los cortos momentos que la disfruta es tal, que bien merece perderla”.1 Así Tocqueville, y así la advertencia del poeta y ensayista –más poeta que ensayista- personificado en un agudo analista social. Los años franceses ayudaron a conformar la visión moderna y liberal de Octavio Paz, y de profundo desmarque con los totalitarismos: los enterrados y los enterradores. Cierra Lafaye este ensayo con una aproximación poco usual en las biografías acerca de este autor: A Paz nunca le faltó la fe, sí la caridad y quizá también la humildad, pero según el francés, Paz cultivó una suerte de fe profunda, añosa, una fe de la vieja guardia, en relación causal con la esperanza como cosa extraña, como moneda de cambio de quienes se miran en la derrota y la atienden con naturalidad, la esperanza que es menos encantadora mientras más se aferra el solitario a ella.

El vaivén de las idas y venidas Cuando Basil aceptó la compañía de Alexis Zorba, su mundo racional se trastocó en mareas similares a las de su periplo marítimo rumbo a la casa en Creta, como si ésta se hubiese escrito en las cartas de orientación de la estrella polar. Octavio Paz contó con una ventaja: la Ítaca en sus cartas de navegación marcaba con lacre su propio origen, cuando Mixcoac era un pueblo de las afueras, de casas con huertos de enormes árboles frutales que dieron fresca sombra a la contemplación, un espacio de profundo dolor encarnado en la imagen subyacente, empalmada, de la figura paterna con la de su abuelo. Más que hijo pródigo de un padre ausente, el joven poeta se habría inclinado, a saber de Jacques Lafaye, por el cultivo de la vocación de poeta, y el calificativo de maldito. Así debió iniciar su peregrinaje, fundiendo


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los tiempos con las nostalgias, nada más doloroso que seguir y seguir transitando sin alcanzar los horizontes. Pero esto no ocurrió con el poeta; al menos, tuvo claro que su jardín lo llevó siempre dentro. Lafaye establece las sincronías del ritmo y el tiempo: ritmo natural en la construcción del verso y tiempo enmarcado en contexto: el meditabundo pino, el profético fresno, el jardín como el abuelo, los pinos como centinelas silentes pero atentos al monólogo del niño. Sin embargo, los sueños recurrentes devienen en pesadillas, en densos humores aun cuando el camino de vida, aquella carta de navegación, había sido delineada por el padre adoptivo, Don Ireneo: sobreponerse, sonreír al fracaso y a continuar caminando. Nada está perdido cuando se proclama que todo está perdido; pero no fue suficiente para el joven poeta y quedó vacunado de familia, del criadero de alacranes. ¿Qué habría visto aquel pequeño desvalido en la figura de su padre, víctima del ímpetu del alcohol? Acaso la transformación de un ogro? ¿El de Minsk? Lafaye no llega a tanto, pronto disipa la duda con un toque de moderna actitud ante la devoción al “muertito” (entrecomillado). Y permite entonces al peregrino continuar su rumbo. Pero el poeta abre la psique: “Basta con voltear la relación de lo físico y lo moral, cambiar el sentido habitual de las metáforas, las cuales, como se sabe, tienden por lo común a expresar lo invisible mediante lo visible.”2

Soledad Parecen convergir, al menos en forma, dos gigantes latinoamericanos: no se tiene certeza de que Octavio Paz haya revisado antes de publicar El laberinto de la soledad, la pieza genial de Borges, El Aleph, en que se alude a la muerte laberíntica. Levantada la sospecha, Lafaye propone mayor atención en las bifurcaciones que conllevó la creación del ensayo que lo proyectaría como el más influyente ensayista mexicano de la época. No obstante, si bien el mexicano no es esencia sino historia, el análisis histórico del poeta y ensayista –más poeta que ensayista y que historiador- denota carencias. Tampoco en sus afanes de investigador del mito salió bien librado Paz.

En efecto, no es en estos pilares sobre los que se sustenta el valor del Laberinto de la soledad, sino en la otredad, la del encuentro-desencuentro, la de lo objetivo, lo subjetivo y o intersubjetivo; esto es, la profundidad de la reflexión interior de la propia soledad atribuye el enorme valor a la obra, por un lado, además de la calidad y claridad narrativa, por otro. La inmersión solitaria, propiamente, es una inmersión ensimismada. La expresión de la máscara del mexicano, la ambivalencia del valor fuera de su país y dentro de éste deviene de la propia experiencia. No es una bala en el desierto el aserto de Enrique Krauze acerca de la autobiografía tácita del Laberinto de la soledad. Objetivo, sí, pero fundamentalmente intersubjetivo. Como nota al calce y a modo de duda personal, resulta inconcebible que se pase por alto la estructuración weberiana en el ensayo sobre la Malinche: la especialización del trabajo, el mundo de técnicos de la política, las inferencias al aparato administrativo, la atención al uso de la violencia como un recurso de legitimación de la autoridad, la visión histórica. Notoriamente, no existe alusión a esta influencia. El solitario asumió con valentía su condición, ciertamente. La posición crítica ante las actitudes autoritarias de las ideologías que pretendían transformar la sociedad burguesa devino en ataques y señalamientos. Paz se escudó en la premisa que habría de enarbolar como un estandarte: vivimos el siglo se la crítica. Y no se movió de esa posición bajo ninguna circunstancia; incluso, aprovechó para retomar su admiración por Tocqueville: “Siempre me ha parecido esencial la crítica de las democracias capitalistas, nunca las he visto como modelo”.3 Así, el poeta aprendió a medir con rasero tenso todos aquellos eventos históricos y políticos que atentaron contra el espíritu liberal de las democracias aun cuando tampoco convergiera con ellas. El punto de quiebre de la soledad fueron sus efectos: 1968. Las aristas de la soledad confluyeron hacia el mismo derrotero. Ironías: la soledad obligada de las orfandades infantiles sirvió de salvavidas; no obstante, en su pretensión emulatoria del poeta Machado como viejo sabio retirado del mundo, al mexi-


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cano, lo sedujo la modernidad del sistema político es, la atribución del calificativo no denota pluralismexicano de los últimos lustros. mo: el individuo es igualmente masa. Se trata de una actitud interna –o de la falta, precisamente, de Visión ésta- no de una atribución gregaria. En este apartado, Lafaye condesciende: El ogro filantrópico se muestra como un documento que describe y revela el carácter ya no del sistema político mexicano emanado de la hegemonía priísta en el poder, sino del Estado contemporáneo. Hay que revisar con cuidado la propuesta del historiador francés. Por principio, El ogro filantrópico aborda no sólo el tema del partido único en el gobierno, en efecto, un aparato que logró resolver las más básicas demandas sociales. Los años de conformación del argumento político para el ejercicio del poder: la ideología del proyecto posrevolucionario, la creación de instituciones públicas como el IMSS, el fortalecimiento del sector energético y otros estratégicos funcionando con empresas paraestatales (transportes, comunicaciones, industria). Pero ese modelo comenzó a agotarse con el desarrollo estabilizador. Paz escribió que el Estado no era una empresa, y el modelo económico político lo ha reducido a eso. En ese sentido, stricto senso, en efecto el poeta y ensayista -más poeta que ensayista-, alumbró al lector con asombrosas epifanías. Otros temas –la barbarie de los fundamentalismos y las democracias, el asesinato, la mutilación del ser en la óptica de la modernidad mecánica e ideológica- constituyeron preocupaciones, digamos, estructurales, en la concepción de Octavio Paz. Ahí radica su mayor valor, probablemente. Y con intención de certeza intuitiva en el carácter epistemológico cualitativo, creo que el mejor ejemplo de la actitud visionaria del poeta se centra en la intención de retomar la filosofía como gran salvador del ser masacrado. No es casual que Lafaye cierre este ensayo con el papel preponderante que simbolizó José Ortega y Gasset para que Paz reafirmara esta premisa, aun cuando al parecer, no comulgó con la obra cumbre del filósofo porque hombre es hombres y masa es pueblos. Aunque la mayor preocupación del madrileño fue el inminente riesgo de este hombre-ser de transformarse en hombre-masa, esto

Rebeldía Jacques Lafaye propone en este ensayo sobre la rebeldía del poeta, la relación intrínseca de su propia historia en acercamiento franco con Sor Juana Inés de la Cruz. Rumbos en paralelo, vivencias y dolores compartidos. Infantes refugiados de la vida en las bibliotecas colosales que nada exigen y todo ofrecen. La sabiduría como el gran energético frente a la calamidad, la cultura como bagaje. La ambivalencia entre el entusiasmo y la tristeza profunda: el saber deprime; el conocimiento marca angustias. En Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe se pusieron a prueba igualmente conocimientos de erudito que el poeta y ensayista –más poeta que ensayista- rebasó con relativa facilidad: “tema controvertido”, advierte Lafaye, el barroco. No obstante, el mismo historiador francés en este caso pone los puntos sobre las íes y adelanta otras condescendencias hacia Paz: manejo de elementos y vocabulario adecuados de psicoanálisis, pero lanzamiento de premisas de psicoanálisis de un ensayista, y quizá la más delicada, la prefiguración de un México que “le queda chico” a Sor Juana. Si como advierte Lafaye, Paz se reflejaba plenamente en la figura de la poetisa, sencillamente resulta chocante dibujar la lucubración de un México contemporáneo que le quedara chico al gran poeta y ensayista que fue Octavio Paz.

Paz Persona y Paz Mirada Los restantes dos ensayos de Lafaye acerca de los rasgos quizá más íntimos de Octavio Paz resultan en legítimos hallazgos, a la vez que muestran -con base en sus lecturas sobre el amor, el erotismo, la sexualidad- aristas de su personalidad, las que no suelen develarse. Sobre el tenor, en la aceptación total del amor, acaso la parte más emocionante del primer texto se centre en la siguiente cita: “El ocaso de


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nuestra imagen del amor sería una catástrofe mayor que el derrumbe de nuestros sistemas económicos y políticos: sería el fin de nuestra civilización. O sea: de nuestra manera de sentir y vivir.”4 La segunda gran premisa de este ensayo representa el planteamiento paceano de comprendernos como seres ante la naturaleza, el erotismo y la tecnificación del mundo; elementos que, indirectamente, brindan relaciones intrínsecas en el replanteamiento de la esencia del ser humano. En estos términos fue, en efecto, Octavio Paz, un visionario. El ensayo con que cierra la obra de Lafaye ofrece un recuento pormenorizado de la intensa puesta y exposición Los privilegios de la vista, montada en el Centro Cultural Arte Contemporáneo de Polanco, ciudad de México, en 1990. Un exhaustivo recuento acerca de cada uno de los autores presentados por Paz, en una museografía que por momentos, al paso de la memoria, resultaba extenuante. Quizá los temas trascendentes en este corolario se aboquen a la atención del Método Paz (referido como una inusual agudeza sensorial a través de la cual y con el sustento del conocimiento y la habilidad genial de sustanciar, se presenta éste en la forma de analogía) y el papel crítico ante nuevos eventos. Tal el caso del ensayo no tanto como recurso sino como alternativa.

Corolario Sin duda alguna, Octavio Paz representó para diversas generaciones de mexicanos reflexivos y críticos,

una opinión digna de escuchar, una propuesta estética ante los hechos del siglo XX y una posición que igualmente pretendió generar liderazgo por sí mismo. El estilo de Jacques Lafaye motiva una lectura eficiente, esto es, dinámica, integrada. El salto entre uno y otro ensayo se da de manera natural, no se pierde el rastro y no se omite tampoco la opinión muy personal, incluso contestataria, con diversos puntos de vista del escritor mexicano. El afecto no deviene en obstáculo. Si hipotéticamente, para definir de manera integral la deriva de la modernidad, se solicitara cerrar la reflexión motivada por esta lectura con alguno de los personajes históricos y ficticios mencionados, podría elegirse a Perceval, quien tardó lustros en encontrar el Santo Grial sin perder la esperanza, a sabiendas de que la esperanza es lo único que nos queda.

Bibliografía Rousseau, Jean Jacques, El contrato social, Porrúa, Sepan cuántos, No. 113, México, 1987, p. 51 Lafaye, Jacques, Octavio Paz en la deriva de la modernidad, FCE, Vida y pensamiento de México, México, 2013, p. 64 Lafaye, Jacques, Octavio Paz en la deriva de la modernidad, FCE, Vida y pensamiento de México, México, 2013, pp. 253


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Libertad de imprenta:­ juntas de censura, jueces de hecho y jurados de ­imprenta, 1810-1828 Lily García Herrera

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n una época donde la cantidad de información con la que cohabitamos a diario ha rebasado cualquier parámetro habido en las imaginaciones más desbordadas de tiempos pasados, tal vez pudiese provocar cierto prurito pensar en los tiempos en que la imprenta no existía. Peor aún, se podría experimentar más escozor si se piensa que la imprenta en la Nueva España se instaló en 1539 y que en el transcurso de casi trescientos años la impresión y publicación de textos atravesaron una etapa de protección e impulso, pero también fueron arrastradas por un camino de acentuada restricción.1 A lo largo de casi cuatro siglos, los límites a la impresión y publicación de textos se hicieron más estrechos, pero se relajaron en cierta medida a partir del decreto que reconoce la libertad de imprenta política en 1810.2 En las primeras décadas del siglo XIX, leer y escribir eran prácticas limitadas al diez por ciento de la población de la Nueva España, a pesar de los trabajos del Hospital de Indios para alfabetizar a las almas.3 Esto quiere decir que la desazón por no tener acceso a la impresión y publicidad de textos muy probablemente no se encontraba entre las preocupaciones del grueso de la gente, pero sí entre algunos de los privilegiados que conocían las letras y que tenían la inquietud de expresarse a través de ellas. Primordialmente, este texto busca acercarse de forma comparativa a la legislación –reglamentos y adiciones– que se promulgó a partir de 1810 y hasta 1828 en materia de libertad de imprenta. La primera ley que he revisado data del 10 de noviembre de 1810, fecha en la que se reconoce la libertad de imprenta políti1  Alamiro de Ávila, “La impresión y circulación de libros en el derecho indiano”. Revista Chilena de Historia del Derecho, Núm. 11, Biblioteca Jurídica Virtual, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1989. 2  De acuerdo a Jacques Lafaye el primer libro impreso en la península ibérica aparece hasta el año de 1473 o 1474. 3  Elba Chávez, Lo público y lo privado en los impresos decimonónicos. Libertad de imprenta (1810–1882), Universidad Nacional Autónoma de México/Miguel Ángel Porrúa, México, 2009.


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ca en España y los reinos de ultramar. No sobra especificar que dicha ley se promulgó en medio de procesos que modificaron el escenario político de la Corona: la invasión francesa, la “agitación colonial” habida en la Nueva España por la Guerra de Independencia y el periodo de gestación de la Constitución gaditana. El reconocimiento y la regulación de la libertad de imprenta política nacieron antes de la promulgación de la Constitución de 1812 debido, en parte, a las necesidades políticas que generó en algunos españoles la invasión de Napoleón. Además de haber examinado esta ley, he revisado el apartado con las adiciones expedidas en 1813. Continúo con el reglamento nacido en 1820, durante la vigencia de la Constitución de Cádiz y las correspondientes adiciones de 1821, ya en la época del imperio de Agustín de Iturbide. Y por último, me he acercado al reglamento promulgado en 1828, perteneciente al México republicano.4 La comparación se enfoca el examen de la denuncia y calificación de impresos presuntamente violatorios de la libertad de imprenta. Este procedimiento era desahogado por los diferentes órganos colegiados diseñados para tal fin: las juntas de censura que al parecer existieron entre 1810 y 1820; los jueces de hecho, que de acuerdo a los reglamentos expedidos tuvieron una corta vida (de 1820 a 1821); y finalmente, los jurados de imprenta, que ejercieron su encargo a partir de 1821 y cuyo funcionamiento y composición se reformularon con el 4  María Elena Reyna, La prensa censurada, durante el siglo XIX, Secretaría de Educación Pública, México, 1976.

reglamento de 1828. Realizo este acercamiento con la motivación de hallar características afines o discordantes en cada periodo; por ejemplo, indagar qué rescató el legislador de una y otra ley, y qué fue lo que desechó. Busco, además, ahondar acerca de cuál fue la motivación bajo la que se sustentó el catálogo de abusos a la libertad de imprenta. Asimismo, la comparación de normas y decretos reglamentarios permite contraponer los cambios y las permanencias una ley respecto de las otras; verbigracia, quiénes se encontraban facultados para denunciar los impresos, cuál era la demarcación territorial en la que se debían establecer las juntas, jueces y jurados, el número de personas involucradas en cada procedimiento, los cambios en el catálogo de abusos de la libertad de imprenta y particularidades procesales tales como la posibilidad de agotar diversas instancias y de interponer recursos para modificar las calificaciones. Si bien es cierto que este texto no se va a enfocar en una exhaustiva investigación acerca de cómo surge la libertad de imprenta, sino en los posibles significados políticos y jurídicos del diseño y funcionamiento de cuerpos colegiados a los que se encomendó la obligación de examinar y calificar los “abusos” propinados a la mencionada libertad, no se debe perder de vista que los referidos cuerpos5 –en su sen5  Los juzgados de imprenta que existían antes de la expedición del decreto de 1810 fueron suprimidos en virtud del artículo segundo de este reglamento. Siguiendo la línea de la derogación, sugiero que los cuerpos colegiados garantes de la libertad de imprenta política que surgieron a partir de 1810 estuvieron constituidos bajo otra tónica y por ello, desde un principio, son diferentes. Además, también se suprimió la censura

tido estricto– fueron traídos a la vida a partir del reconocimiento en ley de la libertad de imprenta política. De esta manera, dejo para el futuro ampliar la investigación en cuanto a proveer una guía de sucesos e implicaciones relevantes en este proceso.

Retrospectiva Retrotraernos al siglo XV español no parece descabellado si se piensa que la Nueva España estuvo ligada a la Corona española durante tres siglos y, sobre todo, si se ha planteado el interés por conocer los momentos clave que influyeron en la regulación de la libertad de imprenta. Aunado a ello, la libertad de imprenta política se plasmó en ley todavía dentro del periodo colonial, aún durante la vigencia del derecho indiano.6 Encontrar un punto de encuentro o desencuentro, antes y después de la Constitución de Cádiz, parece ser la pauta que se debe seguir, porque si el derecho indiano contenía ciertas disposiciones de derecho castellano y aplicaba éste de manera supletoria es preciso esclarecer si se mantuvieron características jurídicas indianas en la regulación de la libertad de imprenta política, y cuáles se diluyeron.7 Rescatar la eventual permanencia de algunos elementos propios del derecho indiano en la legislación de imprenta del siglo XIX no obedece a una ocurrencia caprichosa. El derecho indiano es el sistema jurídico que se aplicó en los territorios del continenprevia a la que se sometían los textos para su publicación. 6  Beatriz Bernal, “El derecho castellano dentro del sistema jurídico indiano”, Anuario Mexicano de Historia del Derecho, vol. X, 1998. 7  Bernal, “El derecho castellano”, op. cit.


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te americano regidos por España, en Cuba, las islas Filipinas y Puerto Rico, y también estaba integrado por el derecho indiano metropolitano, el derecho indiano criollo o municipal, el derecho castellano y el derecho indígena.8 Con toda convicción pienso que entonces se habla de una amalgama con elementos propios y con elementos heredados del derecho castellano, que se remontan a otro tiempo y espacio, pero que influyeron directamente en la producción de la legislación en el siglo XIX. En este entendido, debe analizarse la probable influencia del derecho indiano –y a su vez, del derecho castellano– en la reglamentación de imprenta. He meditado en la posibilidad de que una parte del catálogo de prohibiciones a los textos impresos encuentre un precedente en la concepción de delitos de lesa majestad humana, categoría expresamente contenida en los cuerpos legales del derecho castellano.9 Para este análisis se tomaron como referencia las Siete Partidas de Alfonso el sabio y la Novísima Recopilación de las Leyes de España, ya que algunos estudios coinciden en que estos ordenamientos gozaron de vigencia en la Nueva España.10

Esto se expresa con la salvedad de que no se pretende producir verdad ni mentira alguna, ni sentar un juicio forzado acerca de estas argumentaciones. El motor es el deseo de explorar y comprender el entrecruzamiento de factores e inquietudes originados de la lectura de textos que profundizan en el derecho indiano, sus características y la prelación que guardaba el derecho castellano con el sistema jurídico indiano.

Cambio: cisma o prolongación

Escarbar en el derecho indiano y en el derecho castellano para localizar continuidades y rupturas en la legislación de la libertad de imprenta no es mi única preocupación. Mi pretensión va más allá y se sitúa en el interés por comprender el cambio en el orden jurídico que trajo consigo el establecimiento de la imprenta en la península ibérica, que a su vez se vio reflejado en el uso de la libertad de imprenta y la protección que a la misma le extendió la Corona. A esto habría que sumar la consecutiva inserción de la censura previa a la publicación de textos y el reconocimiento en ley de la libertad de imprimir textos con ideas políticas en 1810. Por otro lado, en un orden jerár8  Antonio Dougnac, Manual de historia quico de ideas, pretendo meditar en el del derecho indiano, Universidad Nacional cambio de orden jurídico que supuso Autónoma de México, México, 1994. la promulgación de la Constitución 9  Garriga utiliza el término piezas de legislación para designar a los cuerpos legales gaditana11 y si el cambio en el orden que tuvieron vigencia durante la Monarquía. jurídico de la Corona se manifestó en Carlos Garriga, “Continuidad y cambio la regulación de la libertad de imprendel orden jurídico”, en Cecilia Noriega Elío y Alicia Salmerón (coords.), Historia y ta política. constitución. Trayectos del constitucionalismo Aquí podrían introducirse alguhispano, Centro de Investigación y Docencia Económicas/El Colegio de México/ nas puntualizaciones alrededor de la Universidad Autónoma de Madrid, México, temporalidad en el reconocimiento 2010. 10  Sergio García, Derecho Penal, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1990.

11  Garriga, “Continuidad y cambio”, op. cit., pp. 59-106.

de la libertad de imprenta.12 Que la libertad para imprimir textos políticos haya sido reconocida hasta 1810 no significa que se dio una prohibición simple y llana para imprimir textos. Había un reconocimiento tácito de la libertad de imprenta en las disposiciones que regulan esta actividad a partir del siglo XV en la península ibérica. Expresamente, no había un decreto o una pieza de legislación que diera autorización a los españoles para imprimir y publicar textos políticos, y no se necesitaba. La revisión por la que debían pasar los textos antes de su impresión y las licencias requeridas eran más que suficientes para frenar cualquier indicio de desobediencia. Ahora, que la libertad de imprenta haya sido reconocida en un cuerpo legal anterior a la promulgación de la Constitución de Cádiz implica un dilema de ubicación, pero a la vez refuerza algunas de las consideraciones de Carlos Garriga. Había una constitución histórica en los cuerpos normativos de la Monarquía. Creo que en el desarrollo de la regulación de la libertad de imprenta se pueden observar los aspectos que sobre el cambio en el orden jurídico menciona Garriga. Para este autor, los cambios que determinan el cambio en el orden jurídico no siempre conllevan una transformación en las normas jurídicas, pero tampoco las excluyen. En 12  El otorgamiento y el reconocimiento de una libertad o garantía no siempre van liados. En los sistemas jurídicos de corte iusnaturalista el otorgamiento sólo puede hacerse por el legislador terrenal, en varios de los casos el rey o emperador. Sin embargo, tampoco debe ser expreso, el que existan disposiciones legales alrededor de un invento, como la imprenta, sugiere que se ha otorgado esa libertad. Reconocerla en ley, consiste en otro trámite.


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razón de esto, se hallan continuidades en algunas disposiciones entre los viejos y los nuevos cuerpos legales. Por otra parte, tampoco es necesario que existan cambios en las formulaciones normativas13 para que haya un cambio en el orden jurídico, situación que resulta en un cisma y que se ve reflejado en el reemplazo de los cuerpos legales a medida que van naciendo.14 Visible es que algunas disposiciones que regulaban la libertad de imprenta, y que estaban contenidas en las piezas de legislación de la Corona siguieron la misma línea restrictiva. El decreto que reconoce la libertad de imprenta política a España y sus posesiones de ultramar demuestra un cambio en el orden jurídico, pero no se modifican los límites a esta libertad. El sustrato de los delitos de lesa majestad se prolonga todavía en el catálogo de prohibiciones a dicha libertad. El decreto de 1810 sustituye a las disposiciones que ordenaban la censura previa y que regulaban los juzgados de imprenta anteriores al reconocimiento de la libertad para imprimir textos con ideas políticas. A reserva de hacer un análisis más concienzudo, puedo decir que Garriga no se equivoca al argumentar cómo hizo su mudanza el orden jurídico castellano.

de ultramar, alrededor de los años de 1473 y 1474, se introduce la imprenta en la península ibérica. En los primeros años de existencia de la imprenta en España había una situación contrastante con las tres primeras décadas del siglo XIX en la Nueva España, en lo que a la imprenta se refiere. De acuerdo al estudio de Alamiro de Ávila (1989), a lo largo del siglo XV la introducción e impresión de libros fue impulsada por la Corona. Primero, la compraventa de libros fue desgravada de impuestos –alcabala, almojarifazgo, diezmo, portazgo, y otros– y se castigaba a quien quisiera hacerlos efectivos, eso sin contar con los privilegios que se concedieron a los impresores.15 Todo esto tuvo lugar hasta el año de 1502, año en que se empezó a requerir licencias para publicar y vender libros.16 Una pragmática expedida el ocho de julio de ese año es la que autoriza a las audiencias, arzobispos y obispos para proporcionar tales licencias. A su vez, estas autoridades debían delegar la censura previa de los impresos a individuos especializados en la materia. Luego, en 1554, por medio de las ordenanzas del Consejo de Castilla se estipula que solamente éste estaba facultado para proporcionar tales licencias, hasta el siglo XVIII.

En vista de la irrupción de la doctrina protestante y de la introducción de libros que esparcían narraciones de lo que pasaba en las Indias, el régimen de impresión y publicación de libros se hace más férreo. La pragmática emitida en 1558 por la princesa Juana I, que gobernaba en suplencia de Felipe I, drásticamente prohibía que se trajera, vendiera o poseyera cualquiera de las obras censuradas por la Inquisición, y quien incurriese en esas conductas, se vería expuesto a la pena de muerte y la confiscación de bienes. De la misma forma, hubo procuradores que vertieron demandas para que se retiraran del comercio libros que eran “poco convenientes”, y debido a ello, se prohíbe la introducción a Castilla de impresos de otros lugares –Aragón, Valencia, Cataluña y Navarra, y el que violase tal disposición también se vería castigado con la pena de muerte y confiscación de sus bienes.17 Así es como se refuerzan aún más las medidas restrictivas y se ordena que sólo con la licencia del Consejo de Castilla se impriman libros. Esta licencia estaba seguida por la revisión del original y del impreso antes de su puesta en circulación. Igualmente, si el libro que se buscaba imprimir trataba sobre asuntos de las Indias y tenía su origen allí, debía ser remitido La metrópoli y la imprenta al Consejo de Indias, que era en este caso, el investido con la facultad de Siglos antes de que a través de un dedar la licencia para que circulase nuecreto se reconociera la libertad de im- 15  La protección que la Corona brindaba vamente. Esta disposición fue estableprenta política en España y los reinos estaba encaminada a salvaguardar los intereses cida en una cédula que data de 1556. económicos de los impresores de libros. Esta No obstante, el Consejo de Castilla protección indica que ya había una intención 13  Dirigirse a la referencia número 33 en era el que confería o no las licencias, de proteger los derechos económicos de los la que se explica desde una perspectiva del publicadores de libros. lenguaje lo que se entiende por formulación y el Consejo de Indias sólo hacía fun16  Hubo una disposición de carácter especial de una norma y la norma en sí. ciones de órgano revisor o informante. emitida en Toledo y fechada en 1480, en la 14  Tenía lugar el reemplazo, no se usaba la que se estatuía que obtener una licencia era vía de la abrogación para desechar un cuerpo Para 1741, se les recuerda a las autorilegal y traer a la vida otro; por eso había una multiplicidad en las piezas de legislación.

un requisito para la impresión de cualquier texto.

17  Ávila, “La impresión”, op cit.


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dades indianas que el Consejo de Castilla no iba a conceder licencia alguna a libros que versaran sobre cosas de Indias, sin previa revisión del Consejo de Indias.18 En lo concerniente a la Nueva España, el virrey, los obispos eran quienes expedían las licencias de impresión de textos, y en algunos textos del siglo XVI se ha hallado que también las audiencias tenían esta potestad. Con respecto a los obispos y virreyes, de Ávila en el mismo estudio expresa que: En Indias las licencias para imprimir libros encontramos que las daban, en una primera época, los obispos, si se trataba de libros religiosos, y los virreyes, si de otros. […]No he encontrado norma especial que fije esa potestad de los virreyes, salvo que sea una aplicación de la norma de que ellos puedan hacer todo lo que le competa al rey, a menos que les esté expresamente prohibido.19

La imprenta también funcionó como un adminículo de la burocracia y administración peninsular e indiana. Hay documentos fechados en el siglo XVIII en cuyo pie se puede leer: “En la imprenta del Consejo de Indias” o “Impresor del Consejo de Indias”.20 Que después de una época de fomento y protección a la libertad de imprenta, el derecho a imprimir textos se sometiese a la discrecionalidad del soberano, mediante el Consejo de Castilla, el Consejo de Indias, los vi18  Ibídem. 19  Ídem p. 192. 20  Margarita Gómez, “Las imprentas oficiales. El caso del impresor del Consejo de Indias”, Historia, Instituciones, Documentos, Núm. 22, 1995.

rreyes, las audiencias y altos mandos eclesiásticos21 permite pensar que se tenían convincentes vislumbres del caudal en potencia de agitación e inestabilidad que implicaría mantener en el rango de lo público la empresa de la imprenta y aún más, si se piensa en la empresa de la imprenta política. El candado para asegurar que no se violase la libertad de imprenta era la anterior revisión realizada a los textos con la consigna de que no contuviesen el germen de lo que a partir de la legislación de 1810 se considera subversivo, calumniador, obsceno, injurioso, infamante e incitador a la desobediencia –primer catálogo de restricciones que aparece en el reglamento y al que en las adiciones se agrega el término sedicioso. Llegado el momento de la apertura del orden legal para imprimir textos políticos sin necesidad de revisión y licencia previa, el catálogo de escritos prohibidos aparece como la manifestación del afán de las Cortes de proteger el orden y la unidad, porque en el clima de la invasión se buscaba la unidad y ésa sólo se alcanzaría si los españoles se cobijaban en el simbolismo, el respeto y la obediencia a las instituciones de su monarquía. Precisamente, de la exploración hecha a las Siete Partidas de Alfonso el sabio y a la Novísima Recopilación se deduce, no se afirma, que es viable que el sustrato del catálogo de abusos que vierte el legislador en el primer reglamento de la libertad de imprenta yazca allí, en la Ley 1 del Título Dos de la Partida Séptima y en el Tomo V, 21  Elba Chávez, Lo público y lo privado en los impresos decimonónicos. Libertad de imprenta (1810–1882), Universidad Nacional Autónoma de México/Miguel Ángel Porrúa, México, 2009.

Libro XII, Título VII Ley 1 de la Novísima Recopilación; esto sin perjuicio de que se encuentre la misma lista de conductas en otros cuerpos normativos del derecho castellano. Aunque no se exprese literalmente que la autoría, impresión y publicación de textos sediciosos, subversivos, incitadores a la desobediencia constituyan delitos de lesa majestad humana, sí lo son las conductas que encuadraran en los siguientes supuestos: Ley 1: Laese maiestatis crimen, en latín tanto quiere decir en romance como yerro de traición que hace hombre contra la persona del rey. Y traición es la más vil cosa y la peor que puede caer en corazón de hombre, y nacen de ella tres cosas que son contrarias de la lealtad, y son estas: injusticia, mentira y vileza. La traición tanto quiere decir como traer un hombre a otro, bajo semejanza de bien, a mal; y es maldad que echa fuera de sí la lealtad del corazón del hombre; y caen los hombres en yerro de traición de muchas maneras. [..] La segunda manera es si alguno se pone con los enemigos para guerrear o hacer mal al rey o al reino, o les ayuda de hecho o de consejo, o les envía carta o mandado por el que los aperciba de algunas cosas contra el rey, a daño de la tierra. La tercera manera es si alguno se trabajase de hecho o de consejo que alguna tierra o gente que obedeciese a su rey, se alzase contra él, o a que no le obedeciese tan bien como solía. La setena es si alguno hiciese bullicio o levantamiento en el reino, haciendo juras o cofradías de ca-


/ 188 / Paracaidas balleros o de villas contra el rey, de las que naciese daño a él o a la tierra (Siete Partidas).

El razonamiento es el siguiente: cierto es que las conductas descritas no mencionan la subversión, la sedición, ni la incitación a la desobediencia asentada en textos, pero sí prodigan una base sobre la que se edificó todo un aparato de protección a la investidura del rey. Lo que se cree es que esta base se reprodujo en la legislación de imprenta como parte de un mecanismo que extendía la protección a la Corona.

Antecedentes del jurado de ­imprenta Ovalle Favela hace un recuento bastante claro de los antecedentes externos de los jurados de imprenta.22 Se traslada hasta los tribunales de dicastas o heliastas atenienses, a las questiones perpetuae romanas, y a las asambleas judiciales germánicas: Ding o Mallus y de la misma forma que otros autores mencionan el antecedente más cercano, de clara tradición anglosajona, y es el jurado popular inglés.23 No obstante tales construcciones, hay una cuestión que me intriga. Ninguno de los textos revisados, que de manera expresa enlistan antecedentes 22  Manuel González, “Los antecedentes del jurado popular en México”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, Núm. 39, Biblioteca Jurídica Virtual, Universidad Nacional Autónoma de México, septiembre–diciembre de 1980. 23  Emilio O. Rabasa, “El jurado popular en las Constituciones de 1857 y 1917. Antecedentes, secuencia y consecuencias”, Liber ad honorem Sergio García Ramírez, t. I, Biblioteca Jurídica Virtual, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1998.

del jurado de imprenta en México, menciona a las juntas de censura o a los jueces de hecho como tales. Aunque la estructura del jurado popular inglés –grand jury y petty jury– es emulada hasta que se instauran los jurados de imprenta; las juntas de censura también eran cuerpos colegiados que examinaban los impresos denunciados, al igual que los Jueces de hecho, que tampoco guardaban la misma estructura de los jurados de imprenta –la constitución de Cádiz no dispuso que hubiese jueces de derecho–;24 pero en el terreno de la práctica, realizaban las funciones del grand y del petty jury, al examinar la procedencia de la denuncia y calificar el impreso denunciado. Entonces, aunque las juntas de censura hayan sido diferentes –en integración y funcionamiento– de los jueces de hecho y jurados de imprenta, y la regulación de su procedimiento haya sido rudimentaria, –en comparación con los otros dos órganos colegiados–, no se puede negar que las juntas de censura nacen con la consigna de vigilar la libertad de imprenta, y esa vigilancia la desarrollaban al examinar los impresos, como ya se ha dicho. Referencias tenues a estos órganos como un antecedente –por la motivación de su existencia– de los jurados de imprenta parecen hallarse la obra de Elba Chávez.25 Por eso se propone que las juntas de censura y los jueces de hecho fueron un antecedente de los jurados de imprenta, sin tomar como 24  Lucio Cabrera, “El jurado: una institución tradicional que juzgaba los delitos de imprenta, es derogado”, La Suprema Corte de Justicia durante el fortalecimiento del porfirismo (1882–1888), Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, 1991, pp. 39-43. 25  Chávez, Lo público, op. cit.

eje su integración y funcionamiento, sino la motivación de su creación; y en lo que respecta a los jueces de hecho, hay que concentrarse en su funcionamiento, más que en su estructura. El reglamento de 10 de noviembre de 1810 y sus adiciones “Ilustrar a la Nación” es una pretensión que aparece dentro del decreto del 10 de noviembre de 1810 que reconoce la libertad de imprenta a España y a los reinos de ultramar. Representa el deseo, por lo menos plasmado en papel, de traer las luces para aquéllos que se encontraban en las tinieblas de la ignorancia. Detener la arbitrariedad del gobierno y cimentar la construcción de la opinión pública son otros de los afanes que perseguía esta normatividad.26 No obstante la aparentemente noble determinación de dotar con tipografía a la libertad de expresión habiéndose ampliado el marco de la libertad de imprenta, el hecho de que expresamente sólo se circunscribiese al ámbito político constituye una limitante al derecho a expresar las ideas. Es legal, por supuesto, pero la discusión puede generarse al cuestionar si se trató de la merecida positivización de una libertad humana o si había un motivo enmascarado detrás de la concesión de la libertad de imprimir y publicar textos de índole política. El ejercicio de la libertad de imprenta política, reconocido e impulsado en los cuerpos legales del joven siglo XIX, permite pensar que esta prerrogativa se avizoró como un reducto para rebatir el mandato de un 26  Celia del Palacio, La prensa decimonónica en México: objeto y sujeto de la historia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México, 2001.


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rey impuesto. Esta idea surge porque la supresión de las licencias para imprimir textos puede entenderse como un salto revelador del anhelo de los integrantes de las Cortes generales de oponer una resistencia “ilustrada”, por virtud de las letras, al régimen encabezado por Napoleón pero nominalmente personificado por su hermano.27 Este pensamiento me lleva a suponer que la instrumentación de una legislación específica de la libertad de imprenta en España tuvo su raíz en la necesidad de poseer una herramienta de uso político que permitiese fortalecer una oposición al mandatario en turno, quizá en mayor medida que el puro y simple reconocimiento de una libertad humana. Partir de este primer cuerpo normativo me brinda la oportunidad de encontrar las pautas sobre las que se edificaron los ordenamientos legales siguientes y ahondar en los aspectos que cambiaron o se mantuvieron como una constante durante el siglo XIX. Abolir la existencia de los juzgados de imprenta y la censura previa a la publicación de un escrito impreso significó destrabar uno de los candados que aseguraban la estabilidad y el orden. Se elimina un primer filtro dentro de la calificación de los impresos, pero se conserva inamoviblemente el sello restrictivo hacia documentos que encuadraran dentro del catálogo de la prohibición, otra vez se hace énfasis en la pervivencia del sustrato de los delitos de lesa majestad.28 27  Chávez, Lo público, op. cit.; Reyna, La prensa, op. cit. 28  Aclaro, en relación con la ampliación del catálogo de restricciones a la libertad de imprenta, que algunas de las modalidades de abuso a la libertad de imprenta no recaen

En este decreto hace su aparición un aspecto común en la legislación sobre la libertad de imprenta en el siglo XIX: la punibilidad de la publicidad más que en la autoría de un impreso. La producción intelectual de un impreso que pudiese ser infamatorio, calumniador, subversivo, licencioso y contrario a la decencia pública y a las buenas costumbres no parecía ser tan amenazadora ni tan preocupante como el acto de hacerlo público. Y aquí se pone el dedo en la llaga en relación con el impulso que una vez fue brindado por la Corona española, al dotar de privilegios a los impresores y desgravar el comercio de libros, como se estableció anteriormente. Las juntas supremas de censura debían tener como integrantes a nueve individuos, y tres de ellos debían eclesiásticos. Las juntas de censura de provincia debían tener cinco integrantes y se requería que dos fuesen eclesiásticos también. En 1813 se da un giro a esta disposición y se estipula el impedimento de los prelados eclesiásticos para formar parte de estos cuerpos. En las adiciones al reglamento de 1813 aparece el Fiscal de Imprenta como el encargado de denunciar ante el juez los escritos que a su parecer excedieran los límites de la libertad de imprenta política. Sin embargo, hay oscuridad y lagunas en cuanto a cómo desarrollaba esa función. A pesar de ello, esta figura se mantiene en la legislación subsecuente. Con sus respectivas distancias, el Fiscal, en su calidad de persecutor de los delitos de imprenta, podría equipararse a la in-

vestidura de los ulteriores ministerios públicos del México decimonónico. Desde el primer reglamento existieron disposiciones que prohibían que se dieran a conocer los nombres de los autores, editores o impresores cuyos textos fuesen denunciados hasta no conocer el resultado del dictamen de las juntas de censura. Por otro lado, el sometimiento al escarnio público de quien fuese autor, editor e/o impresor de textos calificados como violadores de la libertad de imprenta es la exteriorización de la conveniencia de exhibir en el ámbito de lo público a los infractores de la mencionada ley.

Jueces y jurados: los reglamentos de 1820 y 1828

Incurriría en un descuido si no menciono que el reglamento de 1820 abrogó el reglamento de 1810 y sus respectivas adiciones. Salvo algunas modificaciones, a partir de las adiciones hechas al reglamento de 1820, el procedimiento de la examinación y calificación de las denuncias e impresos, respectivamente, fue el mismo durante todo el siglo XIX. Entonces, el punto de quiebre se encuentra entre el reglamento de 1813 y el reglamento de 1820. En 1821, las adiciones al reglamento del año anterior se llevan a cabo en razón del cambio de régimen. Esto sucedió durante el Imperio de Agustín de Iturbide. Las juntas de censura fueron sustituidas por los jueces de hecho en 1820 y después por los jurados de imprenta con las adiciones hechas al reglamento citado de 1821. Se introdujeron en la categoría propuesta de delitos de lesa majestad; por ejemplo, las injurias dirigidas a nuevos elementos: la ampliación en personas distintas de las autoridades, o a éstas, el número de integrantes de los jueces en su carácter de individuo, no de funcionario de hecho y de los jurados de imprenpúblico.


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ta, el incremento en la participación de las autoridades de los ayuntamientos constitucionales, la reformulación del catálogo de abusos a la libertad de imprenta, que es más específico al detallar las bases del Imperio contra las que no se debía lanzar ataque alguno. Hay que separar, en este punto, el catálogo de abusos del listado de las bases. El catálogo de prohibiciones sufrió transformaciones, pero se mantuvo la protección al régimen, y claro está a la figura del emperador. La demarcación territorial también cambió, en lugar de señalarse la debida existencia de jueces de hecho en las capitales de provincia, se dispuso el establecimiento de jurados de imprenta en las capitales de los estados. Incluso, el procedimiento podía tener lugar donde hubiese un mínimo de cincuenta posibles jurados en la lista nominal. La facultad para denunciar, que en un principio, sólo recaía en el injuriado, en el Fiscal de Imprenta o en el síndico, ahora se hace extensiva a todos, bajo el concepto de acción popular, menos en los casos de supuestas injurias. Esto significa que desde un principio la injuria ha sido enmarcada bajo un carácter personal. Es decir, desde ese entonces, quien se considerase agraviado con injurias plasmadas en un texto impreso, debía acudir personalmente a dar parte a la autoridad, para que se diera curso a la denuncia del texto y a la posterior calificación del mismo. Un aspecto sumamente innovador fue la gradación de los delitos de imprenta. En el reglamento de 1820 se incluye una gradación para las calificaciones, que iba del primer al tercer

grado, y en razón de tal gradación se establecían las penas. La punibilidad comprendía tiempo en cárcel, multas y fianzas, además de la reparación del daño para los impresores y vendedores que resultasen afectados por retirar del mercado sus impresos. Esta punibilidad iba en razón del grado del delito en el que se hubiese incurrido. Gradar los delitos equivale a darle matices a sus efectos, y por lo tanto, a hacer una evaluación más puntual y equitativa del texto denunciado. Esto, a su vez, redundaría en una calificación adecuada para el presunto violador de la libertad de imprenta.29 El legislador buscó ser puntual en lo que atañía a la calificación de impresos, por eso despliega un apartado con las bases que no debían ser atacadas.30 Esto colma de lagunas y oscuridades al catálogo de restricciones a la libertad de imprenta y refuerza la idea de la sutil permanencia del sustrato de los delitos de lesa majestad humana, aunque ya se habló de sus matices. Pienso que hay aspectos que indican la especialización de la legislación de imprenta, tales como la embrionaria idea de la reincidencia31, la posibilidad que tenía el autor o editor del texto denunciado para recusar32 jueces

y jurados y, que los jueces de hecho o jurados de imprenta que examinaban la denuncia no pudiesen ser los mismos que calificaban el texto. Todos estos son elementos que denotan que no hubo la intención, por parte del legislador, de dejar en estado de indefensión al responsable; además, podía contestar la censura y defenderse por sí, por un letrado o por otra persona. En el primer reglamento de la libertad de imprenta política se ofrece al autor del texto denunciado la posibilidad de agotar, dentro de las juntas de censura dos revisiones, y una vez ya promulgado el reglamento de 1820, una examinación y hasta dos calificaciones dentro de los procedimientos ante jueces de hecho; y en 1828, ante los jurados de imprenta. Al menos, en la ley se marcaban garantías para el autor, editor, impresor del texto denunciado. No se trataba de procedimientos leoninos o violatorios de las libertades humanas, pero repito, eso es sólo lo que se desprende de la ley. Lo que ocurría tras bambalinas puede ser objeto de otro estudio. Para este menester habría que hacer un minucioso estudio de la forma en que se desarrollaban los procesos de denuncia y calificación de los textos impresos.

29  Que se entienda por adecuada en tanto se apegue más a la verdad real, no así a la verdad legal. 30  Véase el cuadro comparativo de la legislación de imprenta. 31  En un sentido lato, se entiende por reincidencia la repetición del delito por el que el imputado ya haya sido procesado y condenado. Consiste una agravante en la responsabilidad susceptible de ser imputada en un delito. 32  Recusar a un juzgador es pedir a su superior inmediato que no pueda conocer de la causa en proceso. Esto se debe a impedimentos contenidos en ley y que de no hacerlo así, producirían error o vicio en el

Reflexiones finales Hay algunos académicos que aseguran que la ley no habla porque no tiene lengua ni cuerdas vocales, que la ley únicamente establece, estipula, señala. Efectivamente, la ley no posee una anatomía que le permita articular sonidos, pero creo que la ley sí habla, y no sólo habla, refleja una aspiración y dicho del juez o miembro del jurado.


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una inspiración por parte del legislador y de la sociedad de la cual emerge.33 El acercamiento a las leyes me ha permitido observar que la ley tiene un lenguaje que va más allá de las meras disposiciones, organizaciones y prohibiciones a las que hace referencia.34 Si en algún momento supuse que el reconocimiento de la libertad de imprenta política en la metrópoli y en los reinos de ultramar consistió en un proceso que hace alusión a una semilla –concebido éste como un desarrollo lineal, siempre progresivo– porque se trató de la adecuación del orden jurídico para reglamentar una de las libertades humanas en el derecho vigente de ese entonces; en ese punto tuve una apreciación errónea. Otra vez, si se me admite la expresión, creo que fue un proceso de estira y afloja. La proporción de los cambios ocurrieron de acuerdo a la complejidad de los sistemas jurídicos que estaban vigentes, ya fuera por causa de la invasión francesa a España o en razón de la agitación vivida durante la Guerra de Independencia; o bien, se pusieron en marcha las mutaciones al régimen político en el México independiente.

33  Beatriz Bernal, “Las características del Derecho Indiano”, Historia Mexicana, Núm. 152, Biblioteca Jurídica Virtual, Universidad Nacional Autónoma de México, México, abril–junio de 1989. 34  La formulación de la norma y la norma, la primera entendida como una expresión lingüística; y la segunda, como significado de dicha expresión, es una díada proveída por Carlos Garriga. Esto ilustra lo que quiero expresar sobre el lenguaje de la ley. Si la norma es un significado que nace de una expresión lingüística, entonces la puedo entender como un proceso en el que se concentra un cúmulo de elementos que le dan sentido a ese significado en una época y lugar determinados, y ese significado también depende de a quién o a quiénes vaya dirigido.

Como lo expresa Emilio Rabasa, hubo un zigzagueo en la implementación de los jurados de imprenta, y me atrevo a decir que esto fue un rasgo que se hizo presente en el primer trayecto de la regulación de la libertad de imprenta política.35 La producción de legislación se manifiesta bajo el método ensayo–error. Sostengo esto a partir del estudio de las adiciones al primer y segundo reglamento de imprenta.36 Tengo esa perspectiva en razón de los aspectos materiales y formales de la legislación posterior a 1813. Se observa un mayor refinamiento en la labor del legislador en los ordenamientos jurídicos de 1820 y 1828. La incorporación de supuestos tales como la reincidencia constituye un avance notable en la técnica legislativa de la época. En lo que toca al cambio de orden jurídico que trajo consigo la introducción de la imprenta en España y sus territorios de ultramar, pienso que aunque Garriga se refiere principalmente al nuevo orden que supuso la promulgación y vigencia de la constitución gaditana, también se hacen extensivos los alcances de sus consideraciones a todo el orden jurídico castellano. El cambio en el orden jurídico al que se refiere Garriga se gestó con anterioridad a la creación y promulgación de la Constitución de Cádiz. Apunta hacia ello la anterior expedición, con respecto a la constitución gaditana, del decreto que reconoce la libertad de imprimir ideas políticas.

El desarrollo que tuvo la regulación de la libertad de imprenta, no obstante que parezca haber sido a cuenta gotas, permite ver que había un constitución histórica vigente y que operaba incluso sin haber sido positivizada en un texto legal. El cambio comenzó a darse paulatinamente con la adición de disposiciones legales y la sustitución de los cuerpos legales viejos. Definitivamente, la constitución de Cádiz es un parteaguas liberal y tendiente a la unificación, en cierta manera, a pesar de su corta e intermitente vigencia. El orden y especialización de los cuerpos legales de 1820 y 1828 constituyen prueba de ello, y como se mencionó en el apartado anterior, el legislador desecha gran parte de la legislación de 1810–1813, pero mantiene, incluso ya en el Imperio y en el México republicano, el armazón de la regulación de imprenta de 1820.

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Jorge Juanes y las cenizas de Atenas Miguel Ángel Rodríguez

F

Primer round: Con Heidegger contra Marx: superar la ­metafísica de la subjetividad. ue a principios de la década de los ochenta cuando leí por vez primera un texto de Jorge Juanes. Era un breve escrito sobre la escuela de la fisiocracia y me abría la puertas a la comprensión del por qué David Ricardo, a diferencia de Adam Smith, ubicaba la producción de la riqueza de las naciones en la esfera de la producción y, más particularmente, en la producción agrícola y en el trabajo. La mirada de los fisiócratas constituye un viraje, un desplazamiento del epicentro, en la fundamentación de la verdad económica. No es más el mercantilismo, la esfera de la circulación de las mercancías, el mercado, el lugar donde se produce la riqueza de las naciones sino la esfera de la producción: tierra y trabajo son las bases de la riqueza. La teoría de la renta de la tierra de David Ricardo se apropia de dicha concepción para comprender mejor el funcionamiento del nuevo modo de producción que, desde luego, se traduce en otro modo de estar-en-el-mundo. Esa ruta de pensamiento desemboca en la obra de uno de los pensadores más trascendentes para la vida política del siglo XX: Carlos Marx y su antropcéntrica filosofía de la historia que conduce a los seres humanos a convertirse en “dueño(s) de sí mismos”, la emancipación de los millones de “pobres laboriosos” en el mundo por la idea del trabajo. Y la entronización del proletario, del trabajador, como el demiurgo de la humanidad. Jorge Juanes observa, con Heidegger y contra Marx, que en la era técnico-planetaria “el sujeto de sujetos no es otro que el trabajador tecno-científico (obreros, especialistas, planificadores, científicos, ingenieros, inventores) surgido de la modernidad.” La gran amenaza contra el pensar en la época de la técnica, como se sabe, es la de que el ser pueda quedar hasta tal punto encubierto que pueda ser olvidado, y de esta manera pueda


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e­ nmudecer “toda pregunta acerca de él o acerca de su sentido”. Es un periodo en el que hasta la propia ciencia deviene técnica. Y retrata Juanes un mundo productivo en agresión sistemática contra la naturaleza, “en procura del triunfo absoluto de lo artificial sobre la naturaleza, imposición “neutral” del pensamiento abstracto-analíticounidimensional y la aniquilación de las culturas.” Y recuerdo que Karl Marx, inmerso en el furor teológico de sus creencias, comparte con buenas expectativas históricas la invasión de Estados Unidos a México. Se trataba del desarrollo universal de las fuerzas productivas, de las nuevas relaciones sociales de producción, del nacimiento del proletariado como condición sine qua non para el gran salto de la historia. Aunque la muerte, la esclavitud y la degradación fueran el precio de los seres que habitaban el territorio de México, con un pasado histórico y cultural glorioso -aunque incomprensible para él-, la idea científica de una historia universal semejante a la europea estaba al frente de su optimismo. México era lo invisible, desapareció como realidad porque la dignidad y las preguntas por el ser de los mexicanos estaban del otro lado de la línea de los criterios de aceptación. De esa manera, fue concebido por Karl Marx y Federico Engels como un no-existente, radicalmente excluido, sin derecho a elegir su propia historia. Es la Idea del sujeto como voluntad de dominio por encima y al margen de la existencia del ser. Por ello a Juanes le interesa dejar claro que Karl Marx se encuentra, como desde Platón ocurre, dominado por la metafísica de la subjetividad. La

metafísica de la subjetividad, que confunde al sujeto que conoce con el ser, es el fundamento de una verdad que se expresa en la soberbia antropocéntrica, la voluntad de poder y dominio sobre los seres y las cosas, y sobre la naturaleza, representa, nos advierte, la consumación del más activo nihilismo. Asistimos al “empequeñecimiento metafísico del mundo que pierde al ente en un “torbellino calculable del vacío girar en torno a sí mismo y hacer creíble esta facultad como la cercanía a la vida.” En esa dirección Heidegger apunta en los Aportes a la filosofía. Acerca del evento, que “el ser no es una hechura del “sujeto”, sino que el ser ahí, como superación de toda subjetividad, surge del esenciarse del ser (seyn)...que es la manera en que el ser (seyn) mismo es, a saber, el ser (seyn)” Y más adelante Heidegger resume: la superación de la metafísica significa la restitución de la primacía de la pregunta por la verdad del ser frente a toda explicación “ideal”, “causal”, “trascendente” y “dialéctica” del ente. El propósito confeso de Jorge Juanes “es poner en jaque al sujeto, que de eso trata en alguna medida Ser y tiempo.”

Segundo Round: Con Nietzsche contra Heidegger Jorge Juanes retoma la carta sobre el humanismo para advertir sobre las consecuencias de la concepción técnica del pensar y de lo triste y absurdo que resulta ver a la filosofía disfrazarse para mendigar un puesto entre las ciencias. La ciencia, con sus certezas de granito, se aleja y abandona tam-

bién “la esencia del pensar” que es el de pensar el ser: Cuando el pensar se encamina a su fin por haberse alejado de su elemento, reemplaza esa pérdida procurándose una validez en calidad de tekné, esto es, en cuanto instrumento de formación y por ende como asunto de escuela y posteriormente empresa cultural. Paulatinamente la filosofía se convierte en una técnica de explicación a partir de las causas supremas. Ya no se piensa, sino que uno se ocupa con la filosofía.1

No la relación de lo seres con lo seres sino la de los seres con las cosas. La cosificación de la conciencia misma y la parálisis del lenguaje, lenguaje que en nuestro tiempo está bajo la satrapía de la opinión pública. Heidegger escribe que hasta que la pregunta por la verdad del ser adquiera el sentido de lo digno de ser pensado, hasta entonces, la pregunta por la esencia del lenguaje puede renovarse alcanzando otra dimensión. Pero lo anterior supone la necesidad de alcanzar el pensar preparatorio, para cuya “consumación forma parte una educación del pensar en el corazón de las ciencias”, pues considera que la pregunta por el ser es “el aguijón de la investigación científica.” Y el futuro que se abre para el ser, más allá del pensar preparatorio, el otro comienzo después del tiempo histórico, le parece a Jorge Juanes una de las promesas del ideario moderno. El tiempo perfecto de la modernidad, ya sabemos, es el futuro. 1  Martin Heidegger, “Carta sobre el humanismo”, Op.cit., p.262.


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Jorge Juanes, adicto a Hölderlin, tiene la voluntad de poetizar al mundo, valora el goce intenso de la vivencia estética, del instante eterno. Es la herencia romántica de vivir en cuerpo y alma el instante presente, sin preocupaciones pasadas o futuras, es el “fundamento de la felicidad sensible del hombre.” El ocuparse con las cosas, en cambio, resulta un sacrificio vital a todas luces estéril. Y ese aguijón conduce a Jorge Juanes a elaborar una interpretación aguda, polémica y arriesgada de la filosofía de Martin Heidegger. No sólo busca castellanizarlo alegremente sino que incluso, provocador como es, escribe que Heidegger debe dejar de ser considerado como un filósofo. Para ser más claro me valgo de una cita del libro: Si examinamos en profundidad los argumentos desplegados por Heidegger para el logro de la necesaria liga entre poetas, pensadores y conductores de pueblos, percibiremos que él, y sólo él en última instancia, posee las llaves de acceso al des-ocultamiento de lo que nos convoca y emerge como lugar de “reunión” del “nosotros” (alemán). Resulta que el des-pliegue impersonal del ser termina siendo personalizado en Heidegger. Todavía más. Me surge la duda de si atribuirle al pensar la tarea de reconocer “quiénes somos nosotros?” no equivale a seguir instalados en una unidad simbólica que pretende derrocar al sujeto universal forjado por la metafísica, para sustituirlo por el ser gregario nacionalsocialista heredero de la historia esencial de un pueblo elegido (p.521).

Aparece, de pronto, ante nuestros ojos, un Martin Heidegger pensador, ante todo, de lo político. Juanes sostiene que “su obra se propone influir decisivamente en la historia moderna, tanto en el largo como en el corto plazo.” ¿Cómo ignorar la dimensión de un juicio de tal magnitud? ¿Es Heidegger, pues, un filósofo de la historia que nos engaña con su fascinante forma de pensar lo digno de ser pensado? La oposición de Jorge Juanes al espíritu gregario alemán es irreductible, pues él, su existencia misma, es lo que Nietzsche conoce como un espíritu libre. Un hombre que en medio del dominio de la moral intersubjetiva, la moralidad de las costumbres, hace oír su voz a contracorriente. Jorge Juanes intuye que la autonomía y la moralidad se excluyen mutuamente. Friedrich Nietzsche es un inmoralista porque un hombre libre busca depender en todo de sí mismo, no queda inmovilizado por la tradición, por la coacción constante para seguir la misma ruta. En ese territorio la moral de la costumbre hace imposible pensar en seres libres y autónomos. Contra el espíritu libre aparece el espíritu obligado. Corresponde aclarar que libre no quiere decir ni disoluto ni arbitrario; tal vez la diferencia sea que el primero piensa los fundamentos con independencia y el segundo se alimenta de la fe. La lista es larga, por ahora sea suficiente decir que el espíritu autónomo es incompatible con proyectos políticos con fundamento en la moral del rebaño. Escribe Juanes: Mediando en el debate, sostengo que pensar en términos gregarios significa per se –y me gustaría que alguien me demuestre lo

contrario- pensar en términos de poder, o sea, pensar obligadamente en la praxis y en las instancias requeridas para darle salida a la gesta del “nosotros”. La relación poder-saber se encuentra aquí en su punto paradigmático, ya que lo mismo da que apelemos al Estado y sus aparatos de coerción como sobreestructura política del capital y del antropocentrismo moderno, o al partido Estado y sus aparatos operativos, como sustento del movimiento comunitario nacional e integral. Tan cuentan por igual que ambos “contendientes” coinciden, diferencias aparte, en liquidar al enemigo común: el individuo singular, autónomo y libre. Rechazando, de entrada, que existan patrias primordiales, quiero recalcar lo que en verdad me preocupa, justo aquello de lo que Heidegger se despreocupa: la manera en que cada individuo singular forja relaciones profundas, inciertas y diferenciadas, en una especie de encuentro entre libertades cuyas posibilidades tiene a la finitud por límite.

Para Jorge Juanes el encuentro entre las existencias, el diálogo de los ek-sistentes en la cotidianidad ocurre desde la aceptación necesaria de la diferencia, pero ese no puede ser el camino de Martin Heidegger quien, desde su interpretación, “busca la integración esencial-orgánico-comunitaria de los alemanes en torno a una unidad de destino instaurado en el arraigo de lo primordial.” Los espíritus libres, por excelencia, están templados de tal manera que aspiran a la emancipación de la creencia


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en la verdad. El territorio de la poesía y el arte, nos dice Juanes, son el resultado de “la resistencia de los individuos marginales y reacios a someterse a las directrices de cualquier sistema empeñado en aniquilar la precariedad del existente mortal.”

Tercer Round: Con Heidegger y contra Heidegger ¿De qué manera aborda Juanes en su Historia errática y hundimiento del mundo el riguroso diálogo con Marx, con Hegel, con Hölderlin, con Nietzsche y con Heidegger? Sostengo que quizá a su pesar la estrategia es la misma que Heidegger mantiene a lo largo de su obra para hacerse cargo del pensamiento de Parménides, Heráclito, Platón, Aristóteles, Kant, Herder, Goethe, Hölderlin y, el primero de ellos, su maestro Hüsserl. La noble estrategia es la confrontación con su pensamiento, cuando Heidegger se refiere a la confrontación habla de una “…auténtica crítica. Es el modo más elevado y la única manera de apreciar verdaderamente a un pensador, pues asume la tarea de seguir pensando su pensamiento y de seguir su fuerza productiva y no sus debilidades. ¿Y para qué esto? Para que nosotros mismos, por medio de la confrontación, nos volvamos libres para el esfuerzo supremo del pensar.”2 La confrontación así entendida se convierte en un método, en una ma2  Martin Heidegger, Nietzsche I, Ed. Destino, Barcelona, 2000, p.21. Traducción, Juan Luis Vermal.

nera de ver que enriquece la filosofía clásica y actualiza la filosofía contemporánea. La manera de ver de Juanes, que se despliega en toda su obra, es la confrontación con Carlos Marx, con Hegel, con Nietzsche, con Hölderlin y con Heidegger. A todos los sigue pensando por el lado de la fuerza productiva de su pensar y no por las carencias y limitaciones de las obras. Comprendo que Jorge Juanes es un escritor que no puede escapar, ni quiere, de la tradición latina de la escritura, su signo es la claridad de pensamiento y la vitalidad de la ironía parece levantarse contra el obstinado hermetismo de ciertos lenguajes filosóficos. Yo disfruté agradecido la transparencia de la prosa, el tono vital con el que proclama una y mil veces la potencia del pensamiento de Nietzsche para superar la metafísica de la subjetividad y resistir activamente contra la moral de los esclavos y estoy convencido que el tema de fondo de su libro es la pregunta por la escuela de Atenas. La obra de Jorge Juanes es la metáfora de la caída. Es la que permite entender, como dice George Steiner, las corrientes fundamentales del pensamiento y la sensibilidad occidental durante los siglos XIX y XX. Escuchemos. Las metáforas son varias: los conceptos fichteanos y hegelianos de autoalienación, la descripción marxista de la servidumbre económica, el diagnóstico de Schopenhauer sobre la conducta humana

regida por la voluntad coercitiva, el análisis nietzscheano de la decadencia, la versión freudiana del advenimiento de las neurosis y de la desazón después del crimen edipico original; la ontología heideggeriana de una caída respecto de la primigenia verdad del ser. Filosofar tras Rousseau y Kant, encontrar un medio conceptual para expresar la condición psíquica, social e histórica del hombre, es pensar “trágicamente”.

Se trata, pues, de mirar a la tragedia griega como la obra metafísica por excelencia. Como para Sófocles y para Hölderlin, en el libro de Jorge Juanes hablamos de honrar la libertad humana contra la moral de la servidumbre, contra la fuerza superior del destino. Hölderlin interroga a Poseidón, le pide que le diga dónde quedó Atenas. Acaso es sólo ceniza de los grandes de la antigüedad, “¿o existe todavía un indicio suyo, para que el navegante al pasar, la nombre y la recuerde?”3 Un joven solitario absorto en las olas experimenta un sobresalto: “algo grande presiente el grave adolescente cuando escucha sentado a los pies del que conmueve la tierra : y no en vano lo educó el Dios del mar.”4 El que conmueve y educa es el arte de la tragedia. Y lamenta, como Juanes, la destrucción de Atenas.

3  Ibid., p.57. 4  Ibid., pp.57-59.


Colaboradores

Lidia Aguilar Balderas. Es doctora en sociología y maestra en ciencias políticas. Miembro del SNI nivel I. Es catedrática investigadora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP. Entre sus más recientes publicaciones está: Sistema Constitucional Mexicano (2010) y La pugna por el poder político, editado por Educación y Cultura, México, 2011. Israel Arroyo García. Es doctor en historia por El Colegio de México. Profesor investigador en la maestría en ciencias políticas de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales BUAP. Sus más recientes publicaciones son: La arquitectura del Estado mexicano: formas de gobierno, representación política y ciudadanía, 1821-1857, México, Instituto Mora-BUAP, 2011; “El nuevo diseño de poder en el constituyente mexicano, 1916-1917: coaliciones parlamentarias y poder judicial” en Laura Rojas y Susan Deeds México a la luz de sus revoluciones Vol II, Colegio de México, México (2014); Estado, derechos humanos y violencia (en co-coordinación con Pilar Calveiro), Gernika, México, 2012; “Gobiernos divididos: Juárez y la representación política” en Conrado Hernández López e Israel Arroyo (coord.); Walter Benjamín: pensamiento político y filosófico, Montiel y Soriano Editores-BUAP, México, 2010. Froylán Enciso. Es un historiador sinaloense. Estudió la licenciatura en relaciones internacionales en El Colegio de México. Actualmente está por concluir un doctorado en historia por la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook. Es autor

de Andar fronteras: el servicio diplomático de Octavio Paz en Francia (1946-1951)(Siglo XXI, 2008) y de Nuestra historia narcótica: pasajes para (re) legalizar las drogas en México (Debate: 2015) Raymundo García García (+). Doctor en ciencias políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), docente investigador de la maestría en ciencias políticas de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Puebla, analista político, publicó diversos libros, entre los que destacan Derecho Político Electoral, Elecciones Locales Puebla 2007, Puebla, Elecciones, Legalidad y Conflictos Municipales y Reinstitucionalización de la BUAP, además de publicar artículos especializados en diversas revistas locales y nacionales. Lily García Herrera. Maestra recién egresada de la maestría en ciencias políticas de la BUAP. Becaria de Conacyt y participante en proyectos de la sociedad civil. Juan Francisco García Marañón. Profesor de asignatura en licenciatura y preparatoria. Becario de Conacyt. Estudiante de la maestría en ciencias políticas de la BUAP. Víctor García Vázquez. Maestro en literatura mexicana por la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP. Ha publicado un libro de ensayo: Mujer de niebla (Premio Nacional de Ensayo 2001);


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dos libros de poesía: Raíces de tempestad (Editorial Daga, 2001) y Tejidos (Lunarena/BUAP, 2003), y cinco libros de texto sobre redacción (Bookmart) y literatura (Mac Graw Hill). Ha sido antologado en Puebla, la ira de Dios (Secretaría de Cultura de Puebla, 1999), Espiral de los latidos: poesía joven de la zona centro del país (Fondo Regional para la Cultura/Conaculta, 2002), Sirenas y otros animales fabulosos. Antología poética (Poesía en el andén, Alforja, 2006), Miscelánea erótica (BUAP, 2007), La luz que va dando nombre: veinte años de la poesía última en México (Secretaría de Cultura de Puebla, 2007); y en el libro de ensayos Aristas: acercamiento a la literatura mexicana (BUAP, 2005). Publica crítica literaria en diversas revistas y periódicos nacionales. Ha participado en diversos encuentros de poetas y lectores en varios estados del país. Jorge Juanes. Es filósofo y crítico de arte. Ha escrito un sinnúmero de catálogos y artículos sobre pintores, escultores mexicanos y extranjeros. Es profesor investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la BUAP. Autor de múltiples artículos de arte y filosofía. Entre sus publicaciones múltiples ensayos publicados se encuentran: Historia herrática y hundimiento del mundo. Con Heidegger. Contra Heidegger. México, Editorial Magenta y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (2013). Los caprichos de Occidente; La pintura novohispana en los museos de México; Hegel o la divinización del Estado; Walter Benjamin: física del graffiti; Más allá del arte conceptual; Hölderlin y la sabiduría poética; Kandinsky/ Bacon (pintura del espíritu/ pintura de la carne); Artaud/ Dalí: Los suicidados del surrealismo; Goya y la modernidad como catástrofe; Marcel Duchamp. Itinerario de un desconocido; Leonardo da Vinci. Pintura y sabiduría hermética; El pop art y la sociedad del espectáculo y Territorios del arte contemporáneo. Gustavo López Angel. Coordinador de la licenciatura en sociología, profesor investigador, miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 1. Licenciado en antropología social por la BUAP, Maes-

tro y doctor por el posgrado en ciencias antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa. Miembro de la Latin American Studies Association (LASA). Profesor invitado en la Universidad de Caen, Normandía en Francia; organizador y colaborador en el proyecto de la maestría internacional en ciencias sociales en colaboración con la Universidad de Bochum en Colonia, Alemania. Sus líneas de investigación son: estudios transnacionales; y estudios del fenómeno religioso. Omar Eduardo Mayorga Gallardo. Maestro en ciencias políticas por la BUAP. Estudioso de la obra de Octavio Paz. Coordinador de publicaciones de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP. Carlos Ramírez. Periodista y columnista de diversos diarios de circulación nacional, los temas que aborda son, entre otros, las elecciones, el Estado y, en general, sobre la vida política de México. Es fundador y presidente del Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S.C. y director general del Grupo Editorial Transición. Tiene varios premios por su labor periodística como el Premio Manuel Buendía a la trayectoria periodística (1993), el Premio José Pagés Llergo (2000 y 2002), el Premio Micrófono de Oro (2005 y 2008), y, recientemente, el Victory Award (2013). Miguel Ángel Rodríguez. Doctor en ciencia política por la UNAM. Profesor investigador en la maestría en ciencias políticas de la BUAP. Coautor del programa y fundador de la maestría en ciencias políticas de la BUAP, autor del programa de la licenciatura en ciencias políticas de la BUAP, cofundador de la Revista Metapolítica, fundador y director de Caja Negra, Revista de Ciencias Políticas y Humanidades de la BUAP, Fundador y coordinador del foro latinoamericano de educación intercultural, migración y vida escolar, Su último libro (2009) es: La educación básica como derecho social fundamental. Escuelas recursos y estudiantes indígenas 2000-2005.


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Atentamente Consejo editorial de Caja negra. Revista de ciencias políticas y humanidades Maestría en ciencias políticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.



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