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M U J E R C A L A Hablemos de otras adicciones Las Redes sociales y la felicidad

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C A L A N E W S

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Hablemos de otras adicciones

Hasta ahora identificábamos muy bien las adicciones a sustancias, pero sabemos que también existen otras adicciones como el juego, sexo, comida, compras, alcohol, trabajo, internet. Nos damos cuenta por la pérdida de control y la dependencia a ellas.

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La persona que tiene una adicción organiza su vida en torno a ella. Influyen no solo en su vida sino también en la de su entorno generando malestar.

Hace años no podíamos pensar por ejemplo la adicción a los celulares, muchas personas que eran potencialmente adictos cayeron fácilmente en ella. No olvidemos que muchos de nosotros realizamos estas conductas que generan adicción, sin embargo no todos somos adictos. Hay personas con mayor vulnerabilidad que otras.

La publicidad favorece muchas adicciones por la sociedad de consumo en la que estamos inmersos. De hecho usan mecanismos psicológicos para que lo hagamos. También biológicos.

Las drogas tienen el efecto de aumentar los niveles de un neurotransmisor que es la dopamina, asociado al placer. Y ese efecto dopaminérgico se genera también cuando tenemos un contacto sexual, cuando compramos, cuando jugamos o cuando nos damos un atracón con comida por ejemplo. Las personas una vez adictas a una sustancia o a una conducta, se habitúan a generarse altas concentraciones de dopamina.

Conductas normales que todos podemos realizar se convierten en adicciones en función de la intensidad, la frecuencia o la cantidad de tiempo y dinero que invertimos en ella. Cuando empezamos a perder el control y no podemos dejar de hacerla. Al punto que perdemos interés en otras cosas que antes nos generaban gratificación.

Al principio estas conductas generan placer en sí mismas, son asociadas a reforzadores positivos. Pero con el tiempo

empiezan a mantenerse por lo opuesto, por reforzadores negativos, o sea las hacemos por el alivio del malestar que me genera sino lo hago. Ahí es donde ya se instaló la dependencia y ya no se puede controlar.

Es el tipo de relación que el individuo tiene con esa conducta, lo que la define como adicción. Ese alivio que genera realizar la conducta tiene cada vez mas corta duración, cada vez mas frecuentemente la tiene que realizar para no sentirse mal. Y esto lleva a que la adicción se agrave y le traiga muchos problemas y es ahí donde consulta.

El síndrome de abstinencia es la causa fundamental de que las adicciones sean difíciles de superar. Genera un impulso en forma de deseo intenso, una tensión creciente en forma de malestar, depresión, humor irritable hasta que se realiza la conducta. Luego desaparece la tensión temporalmente. Y después vuelve gradual el impulso con fuerza creciente asociado a estímulos internos o externos y así sucesivamente.

La persona que tiene una adicción organiza su vida en torno a ella. Influyen no solo en su vida sino también en la de su entorno generando malestar”.

Qué nos hace mas vulnerables?

Todos los seres humanos necesitamos cierto nivel de bienestar general en nuestra vida, satisfacciones. Y lo obtenemos de varias fuentes: actividades, deporte, familia, amistades, sexo, trabajo, comida etc. Cuando una persona se siente muy frustrada en una o varias de estas facetas puede entonces centrar su atención en una sola. Ahí el riesgo de adicción es alto.

También hay características de personalidad o estados emocionales que aumentan la vulnerabilidad: el ser impulsivo, estados displacenteros, búsqueda exagerada de sensaciones , baja autoestima, falta de asertividad o estilo de afrontamiento inadecuado ante las dificultades cotidianas. Carecer de un afecto consistente e intentar llenar esa carencia con adicciones. Porque el cariño llena de sentido nuestra vida y contribuye de forma importante a nuestro equilibrio psicológico.

O sea que el conjunto de ambas variables: una personalidad vulnerable y una cohesión familiar débil, van a ser una combinación propensa para que el individuo encuentre en una adicción algo que le genera recompensas inmediatas y llena ese vacío emocional.

De qué constan los tratamientos:

Como la gran mayoría de las adicciones primeramente se trata del control de los estímulos que provocan dicha conducta adictiva, en la medida de lo posible se tratará de evitarlos; luego entrenamiento en relajación para combatir la ansiedad que genera no realizar la conducta. Usar también técnicas de distracción.

A esto hay que añadirle el trabajar los pensamientos automáticos que se disparan por distintas situaciones. También es importante cambiar el estilo de vida, ya que si cambia las adicciones van a sobrarle tiempos que antes lo dedicaban a ellas. Tener otras alternativas en que dedicar ese tiempo y que le deparen algún grado de satisfacción. Un estilo de vida que tenga equilibrios entre obligaciones y deseos.

Solucionar los problemas que lo llevaron a dicha conducta, afrontar adecuadamente esas dificultades de la vida cotidiana sin tener que recurrir a la conducta adictiva.

Todas las personas pueden superar estas conductas con el tratamiento adecuado. Lo importante es recuperar la libertad de elección que es lo que nos sacan las adicciones. Ya que nos dejan sin decisión, estamos a merced de evitar la abstinencia y en un punto en que ni siquiera nos causan placer. Solo evitamos no sentirnos mal, es decir no sentirnos peor.

Por tanto , vale la pena el esfuerzo en tratar de superarlo. Tenemos derecho a ser personas felices sin depender de ninguna conducta en particular, sino por nuestra amplia variedad de sucesos que nos presenta la vida, nos falta el volver a apreciarlos y sensibilizarnos frente a ellos.

Ps. Silvia Cardozo Terapeuta Cognitivo conductual ensil@adinet.com.uy 099183950

Las Redes sociales y la felicidad

Dos conceptos que están puestos juntos irónicamente , porque la adicción que estamos teniendo a las redes sociales y a la tecnología en general está lejos de ser verdadera felicidad.

Hace poco escuchaba un video de una psiquiatra y de una experta en redes y ambas decían exactamente lo mismo, que las redes sociales fueron diseñadas para ser adictivas. Y comparto totalmente este concepto.

El gusto e incluso la necesidad de aceptación ajena es una característica del ser humano que las redes explotan muy bien porque se transforman en un medio mediante el cual se recibe información constante acerca de que tanta aceptación se está obteniendo, da la posibilidad de un chequeo permanente.

Hace que el individuo esté pendiente cada vez más. Incluso que haga publicaciones suyas que se alejan de la realidad para obtener de cualquier forma aceptación.

Lo que recibe cuando hay algún indicio de dicha aceptación es una descarga de un neurotrasmisor (Dopamina) vinculado directamente a la sensación de felicidad. Pero qué cosas son las que provocan esa descarga? Cada vez que tenemos un nuevo “me gusta” en una foto, cuando nos contacta alguien, cuando tenemos comentarios en una publicación, cuando siguen tu cuenta, nos ponen emoticones, nos etiquetan en una reunión, nuevos seguidores en Instagram, Facebook o cualquier red. O también cuando aparecen publicaciones de gente que nos interesa o de sitios comerciales etc etc.

Y a su vez nos mantienen atados porque si tenemos éxito con alguna de las publicaciones vamos a poner más para seguir generando esas respuestas y asi sucesivamente. Lo mismo si nos interesa algo, vamos a conectarnos mas seguido. Pasamos a ser esclavos de ese mecanismo.

En psicología conductista es el clásico condicionamiento de intervalo variable, no sabes cuando va a venir pero te genera la expectativa de que en algún momento va a pasar. Entonces sigues pendiente, prestando atención y dejando valioso tiempo de tu vida. Que se lo robas a tu pareja, familia, trabajo, amistades, horas de descanso etc.

Estamos acostumbrados a ir por la calle y ver la gente caminando mientras mira su celular, ir a cenar con amistades y estar pendientes de él …. fotos para subir, para enviar, para comentar, para admirar, para corregir, para dar like , para compartir … cuanto tiempo real robamos del verdadero vínculo con las personas que tenemos enfrente nuestro? Les preguntamos de su vida y tenemos una charla valiosa? Creo que si lo pensamos bien es más frecuente que le estemos dedicando más tiempo a cómo vamos a sacar la foto, donde la vamos a publicar, a quien vamos a etiquetar, como salimos, que comentaron pusieron etc etc.

Podemos decir entonces que somos más felices? En eso se ha transformado nuestro concepto de felicidad? En cuanta aceptación tengo en las redes?

Y si eso pasa con los adultos que no hemos nacido en la era de la tecnología, que dejamos entonces para los niños que sí lo han hecho. Cuando lo primero que les regalamos son pantallas y celulares para que estén entretenidos.

El ejemplo que les damos no los ayuda en absoluto, no les trasmitimos como regularse ni por donde pasan las verdaderas cosas importantes de la vida.

Deberíamos poder regular y administrar bien el tiempo que pasan los chicos ( y nosotros los padres) con la tecnología, propiciar otro tipo de entretenimientos y actividades para compartir verdaderamente con el otro, ser más empáticos y menos adictos.

Y esa labor es parte de la educación que los padres debemos darles a nuestros hijos si queremos que sean verdaderamente felices y no adictos a la sensación de felicidad que genera una descarga inmediata de un neurotrasmisor a través del uso de la tecnología.

Tenemos que enseñarles a que generen tolerancia a la frustración, a que no todo es inmediato y fácil. Sino va a ser difícil que puedan tener paciencia y perseverancia a futuro.

Porque estamos criando chicos que están siendo programados cada vez más y desde tan temprana edad para pasar la mayor parte de su tiempo frente a una pantalla. Muchas veces no duermen por estar conectados, no descansan ni el cerebro ni la vista. Les capta durante mucho tiempo su atención. Y todo esto se aleja bastante de la felicidad.

Es igual a cualquier otra adicción, te va comiendo la vida sin darte cuenta.

Esto sin entrar en todos los riesgos que trae en cuanto a los contactos peligrosos que pueden tener, falsos perfiles etc. Deberían los padres siempre monitorear las conversaciones y publicaciones de los menores.

Por qué es que se da esta adicción tan rápida? Porque está pensado para que así sea. Como nos volvemos adictos a esa descarga de placer inmediato, a su vez cuanto más tiempo pasamos conectados más información estamos dejando en el sistema sobre qué cosas nos llaman la atención, qué es lo que consumimos más en internet. Y así quienes se dedican a esto cada vez saben más sobre nosotros, usan esta información para ver qué debe aparecernos en las publicaciones para que pasemos más tiempo colgados de las pantallas. Maximizan sus aplicaciones para poder vendernos más eficazmente. Es un círculo vicioso.

Pueden predecir nuestra conducta!

Cuantas veces buscaron información sobre algo y después sin volver a buscarla aparecen muchos más artículos o publicaciones relacionadas sobre ese tema? Es porque cuando la buscaron ya el sistema capta donde está tu interés y así te bombardea con esto.

Pero el real problema no es el precio en dinero que pagamos sino la cantidad de tiempo de vida que dejamos atrás de esto. Y el costo de nuestra verdadera felicidad.

Quienes crean y programan las redes, se dedican a hacer que sea cada vez más rápida la “recompensa del disparo de dopamina” y así más adictos nos hacemos.

Al generar esa satisfacción inmediata es muy difícil competir con ella, porque jugar con tus hijos, pasar ratos con tu pareja, salir a pasear, son todas situaciones que tienen una respuesta de satisfacción que muchas veces no es instantánea, que demora más. De hecho a veces puede pasar que en ocasiones hasta pueda ser frustrante. Pero es parte de la vida y lo que tenemos que pasar.

El amor se construye en los vínculos que tenemos ( pareja, hijos, amistades, familia) y es de las cosas que más felices nos hacen. Y eso lleva tiempo de dedicación, atención al otro, empatía y estar presente verdaderamente con la otra persona, cosa difícil si está de por medio un dispositivo generador de dopamina compitiendo en forma permanente cada vez que intentamos llevar a cabo algo de esto.

Una vez que entendemos cómo funciona este mecanismo, es que estamos en condiciones de manejarlo nosotros y no dejar que nos manejen.

Pongamos límites con los tiempos que les dedicamos a la tecnología, establezcamos como prioridad los vínculos, los tiempos pasados con las personas reales de nuestra vida cotidiana y no estemos pendientes de la aprobación de una red social o una aplicación.

Podemos controlar nuestra conducta, no es algo imposible de realizar, depende de nosotros.

Ps. Silvia Cardozo Terapeuta cognitivo Conductual ensil@adinet.com.uy 099183950

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