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LEE IACOCCA ¡GENIAL!

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Carroll Hall

Carroll Hall

Decidí lanzar un concurso entre proyectistas el cual lo ganaron con su maqueta Joe y Dave que veían el diseño de su coche dotado de rasgos felinos, empezaron a llamarle Cougar («puma»). Al bautizar un auto se produce un duro forcejeo y con razón, tamizar la denominación puede ser el error más grave del producto. Decidimos enviar a la Biblioteca Pública de Detroit para que consultase los nombres de animales, de la a a la z. Nos volvimos a encontrar con un millar de sugerencias, que a la postre se redujeron a seis: Bronco, Puma, Cheetah, Colt, Mustang y Cougar (puma, león americano).

En cuanto al precio, se percibió unos $1,000 dólares más al precio previsto. Al mencionar el precio, la mayoría de los visitantes exclamó ¡Me lo quedo! Otro invitado expresó «si estaciono este coche delante de casa, mis vecinos se preguntarían en qué clase de sucios negocios ando metido». El precio oficial que definitivamente se asignó al Mustang se correspondía con nuestra idea primaria de que estuviese por debajo de los $2,500 dólares.

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Terminamos fabricando un modelo 3.75 centímetros más largo de lo planeado y de 48 kilos más de peso. Pero en lo tocante al precio, nos salimos con la nuestra, el Mustang costaba $2,368 dólares. El 9 de marzo de 1964, 571 días después, salió de la cadena de montaje el primer Mustang. Promocionamos el auto por todo lo alto. Invitamos a 100 directores de periódicos y les cedimos un auto para que lo condujeran como parte de un gigantesco rally.

El Mustang estaba destinado a obtener un éxito clamoroso.

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