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m Una pequeña gran familia Escrito en Cali, Valle del Cauca por la Tía Lili. Ilustrado y editado en Bogotá, D.C por Cami. Para: Juan Martín. © 2021
UNA PEQUeÑA GRAN FAMILIA LILIANA PERDOMO
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PARA JUAN MARTÍN
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Con la esperanza y convicción de que podemos construir un mundo mejor; un mundo más empático, solidario y compasivo para los niños y niñas; un mundo en donde valoremos la diversidad, en el que nos reconozcamos como iguales partiendo del respeto de nuestras diferencias. Con la ilusión de escribir para pequeños grandes lectores como tú. Con amor,
LA TÍA LILI.
1. UN ÁNGEL GUARDIÁN En memoria a Leito Vela.
s Esta familia es única y muy especial, tiene la protección inigualable de un hermoso ángel guardián. El ángel guardián tiene súper poderes. Puede estar al mismo tiempo con cada uno de los miembros de la familia sin importar el lugar del mundo en el que se encuentren. Está en sus corazones. Puede ver con los ojos del alma y por eso conoce las historias bonitas de cada una de sus vidas. No siempre fue un ángel guardián. Antes de ocupar tan importante labor fue una grandiosa mujer, la más valiente y guerrera.
r Fue un alma libre que creía en la solidaridad, el amor y la empatía como filosofía de vida. Siempre dispuesta a brindar un consejo, una mano y un abrazo sensible a quien lo necesitara. Les mostró con su ejemplo la compasión y el verdadero amor entre hermanos y hermanas. Les compartió su pasión por el mágico mundo de los libros. Siempre creyó en la educación como una herramienta para que los seres humanos sean cada día más libres. De carácter enérgico y grandes convicciones, Leito creía en la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Era trabajadora, inteligente e ingeniosa. Esa calidad humana es la que se quedó grabada en la memoria de los seres que tuvieron la fortuna de compartir un ratito de camino por esta vida.
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Ni hablar de lo feliz que habría sido aquí en la tierra con la existencia, presencia, grandes ojos y sonrisa mágica de Juan Martín. De seguro, el ángel guardián cuida a Juan Martín desde el cielo con el mismo amor que lo habría hecho aquí en la tierra.
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2. LA LLEGADA DE UN SEÑOR GATO
m Apenas si podía observar a través de la pequeña rejilla de la maleta en donde lo transportaban. Ante el poco éxito para conocer el lugar donde se encontraba, decidió esperar con paciencia su próximo destino, se tumbó sobre su mantita y suspiro con resignación. Su corazón latía fuerte, lleno de expectativas, emocionado pero también temeroso. Muchas preguntas pasaban por su cabeza: ¿cómo será mi familia? ¿y si no les agrada mi pelito? ¿les gustará mi personalidad? ¿qué dirán del color de mis patitas y de mis ojos? ¿cómo me llamarán? Pronto empezó a notar que el vehículo iba cada vez más despacio hasta que se detuvo por completo. Sabía que por fin había llegado a su destino. Su corazón iba a estallar de emoción.
Lo primero que escuchó fue un par de voces humanas muy entusiasmadas. Las hermanas Chatica y Lili y su padre Charlie lo esperaban con ansias. Con delicadeza retiraron la maleta donde se encontraba el cachorro. La primera en tomarlo en brazos fue Lili. Charlie y Chatica miraban fijamente al cachorro. Fue encanto a primera vista.
El cachorro, ya en tierra firme, empezó a presumir sus mejores cualidades para conquistar a su familia. Caminaba con gracia, con cierta torpeza divertida y con actitud de sobra.
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MIAU MIAU Sus intensos y agudos maullidos llamaban la atención de las personas en el lugar. Sus ojos, de un color gris misterioso, resultaban cautivadores.
0 La pregunta que Chatica, Lili y Charlie tenían en mente era ¿cuál sería el nombre del pequeño cachorro? Lanzaron algunas ideas al aire: ¡Paco!, ¡Vito Corleone!, ¡Bob Marley! Ningún nombre lograba convencerlos, hasta que Charlie exclamó con fuerza: —¡Nacho! El cachorro tiene cara de Nacho, así que Nacho será. Entre risas, Lili y Chatica interrumpieron a Charlie advirtiéndole que al hermano mayor de ellas. le decían de cariño Nacho. Charlie rápidamente respondió: —Pues sencillo: cuando venga a visitarnos Nacho le decimos al cachorro Lucho y listo.
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VITO
E N O E L R O C
PACO BOB MARLEY
NACHO!
Y así fue. Al pequeño gato lo llamaron Nacho. Con ese nombre empezó la mejor aventura de su vida, la de sentir que era parte de una familia, una muy particular y grandiosa conformada por Chatica, Lili, Charlie y ahora él.
Nacho durmió feliz y tranquilo aquella noche.
3. LAS SIESTAS CON CHARLIE En memoria de Carlitos Perdomo, un gran hombre de eterno corazón joven, incluso en sus años de vejez.
r Sin duda era el mejor momento del día para el gato Nacho. Nacho reconocía el olor y los sonidos que emitía Charlie a muchos metros de distancia; tenía una particular forma de caminar y hacía un movimiento con sus llaves que lo caracterizaba. El gato Nacho anticipaba su llegada muchos metros antes de que sonara el timbre. Rápidamente Nacho se ubicaba en una posición estratégica detrás de la puerta para ser el primero en saludar a Charlie. A las 12:30 pm, sin falta, Charlie comenzaba una huelga para reclamar su almuerzo. —¡Es la hora! —exclamaba con voz fuerte y al estilo de una orden militar. Charlie insistía en que lo llamaran Capitán. El Capitán siempre se caracterizó por su impecable orden, puntualidad y su apetito impaciente.
A esa hora, Charlie se apresuraba a poner la mesa y arreglar lo necesario para que junto con sus corazones –así llamaba Charlie de cariño a Chatica y Lili– se sentaran en la mesa a compartir.
Charlie siempre terminaba de primero y lo hacía con un propósito, adelantarse a la mejor parte: el postre.
Su fascinación por lo dulce y azucarado siempre fue su debilidad. Se deleitaba con algún helado, caramelo o golosina y al finalizar estaba listo para su siesta. Nacho escuchaba atento la instrucción: —Ahora si mi gran amigo ha llegado la hora de nuestra siesta.
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Nacho rápidamente se acomodaba en el brazo de Charlie, dejando justo su pancita y cabeza para que Charlie lo masajeara con sus grandes dedos. Antes de cerrar sus ojos Charlie siempre leía. En su mesita de noche siempre aguardaban grandes historias por ser devoradas. En libros, periódicos o revistas había cuentos, crónicas, relatos, novelas y noticias. Charlie leía en voz alta para que el gato Nacho estuviera al tanto de los importantes acontecimientos del país y del mundo o de las grandes obras de la literatura. Todas estas cautivadoras letras e historias lograban despertar la increíble imaginación del gato Nacho. El gato Nacho lograba viajar alrededor del mundo. A través de su imaginación conoció lugares apasionantes, seres mágicos y culturas asombrosas. En sus sueños, lograba deleitarse con delicias culinarias.
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Como un fondue en Suiza, un baguette en Francia Un asado en Argentina, sushi en Japón, unos rollitos primavera en China, un hot dog en Estados Unidos, una lasagna en Italia
La lasagna era la favorita del gato Nacho, siempre buscaba regresar en sus sueños a la espléndida Italia. La imaginación y la magia de los libros le permitieron al gato Nacho ser un alma viajera.
Mover su espíritu sin límites de tiempo y espacio, ser un completo soñador y un gato libre.
Charlie y el gato Nacho dormían profundamente durante la siesta, los dos con una gran sonrisa en sus rostros. Repetían aquel ritual todas las tardes.
4. EL VIAJE DE CHATITA AL PAÍS DE LA SAMBA
g El gato Nacho no dejaba de pensar en aquel importante acontecimiento: Chatica viajaría al país de la samba, el fútbol y las caipiriñas. Al menos eso era lo que Lili repetía mientras bailaba al ritmo de canciones de carnaval que el gato Nacho desconocía. ¿Quedará muy lejos el país de la samba? ¿Cuándo volveremos a ver a Chatica? ¿Seguiremos siendo una pequeña gran familia? Eran algunas de las preguntas que pasaban por la cabeza del gato Nacho. El gato Nacho recordó la promesa que le había hecho a Charlie de cuidar a sus corazones. ¡No puedo fallarle a Charlie! exclamó el gato Nacho. –Debo impedir que Chatica viaje a un país lejano, pensó Nacho. Así que decidió conocer más de cerca a su enemigo. El gato Nacho se apropió de la Tablet de Lili para investigar sobre el país de la Samba. Busco sobre comidas, música y demás costumbres con la esperanza de encontrar cosas que no le gustaran a Chatica. “Feijoada: el guiso más popular de Brasil, se prepara con frijoles negros”, leyó en voz alta el gato Nacho.
“Samba: baile típico de Brasil, de movimiento vivo y muy rápido”, continuó con la lectura. —¡Lo tengo! —Exclamó el gato Nacho— Estoy seguro de que esa tal feijoada y esa música extraña en otro idioma no le va a gustar a Chatica. Entonces el gato Nacho convenció a Lili para que hicieran una fiesta brasilera con música y comida típica del país en honor a Chatica.
Era el plan perfecto, Chatica se desencantaría del país de la samba y decidiría quedarse. Para sorpresa del gato Nacho, Lili y Chatica bailaron felices al ritmo de la samba toda la noche y disfrutaron de los platos típicos, incluyendo la feijoada.
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—Ven gato Nacho únete a esta celebración —lo invitaban Chatica y Lili. Sin duda el plan del gato Nacho había fracasado.
Al ver la ilusión y alegría de Chatica por su viaje, Nacho comprendió que solo cumpliría la promesa encomendada por Charlie si apoyaba la decisión de Chatica. El gato entendió que cuidar a los seres que amamos significa desear su felicidad y las personas son felices cuando cumplen los sueños que anhela su corazón. Pronto llegó el momento de la despedida. Con lágrimas de nostalgia y felicidad en sus ojos, Chatica no le dijo a Lili y a Nacho adiós sino hasta que la vida nos vuelva a encontrar.
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Lili y el gato Nacho abrazaron fuerte a Chatica.
—¡Vas a romperla en Brasil Chatica! Estamos muy orgullosos de ti. —Le dijeron. Y con esas palabras Chatica abordó el avión.
Lili, Chatica y el gato Nacho se manutuvieron conectados siempre. El gato Nacho disfrutaba muchísimo de las noches de videollamadas con Chatica. Escuchaba atento sobre sus aventuras, los bailes, la música, el carnaval, los deliciosos manjares, los lugares paradisíacos, la alegría y diversión que caracterizaba Brasil.
Ya hasta quería conocer el famoso país de la samba. Como Chatica y Lili lo habían prometido, la distancia física no importó, continuaron siendo esa pequeña gran familia de siempre porque cuando el amor es tan grande no conoce de tiempo, de espacio ni mucho menos de fronteras.
El amor se mantuvo intacto.
5. UN CACHORRO LLAMADO COCO INVADE LA CASA DEL GATO NACHO
j Lili corría de un lado a otro de la casa, anunciando una gran sorpresa. Inmediatamente sonó el timbre. El gato Nacho rápidamente se apresuró a la entrada. Lili abrió la puerta. Era Gus y traía compañía. El gato Nacho quedó atónito al ver que una bolita de pelos de color negro y blanco, con tremendos ojos expresivos se asomaba tímidamente por la entrada. —¡Oh no, es un cachorro! —Exclamó Nacho con tono angustiado. —Perros y gatos no son buenos amigos. Somos tan diferentes. —repetía el gato Nacho de manera insistente en tono de reclamo hacía Lili, quien estaba derretida con la ternura del pequeño cachorro. Lili tenía decidido el nombre. La bolita de pelos, que aun teniendo dos meses era el doble de tamaño del gato Nacho, se llamaría Coco.
En cuanto Coco se percató de la presencia del gato Nacho se abalanzó sobre el sin pensarlo y comenzó a lamerlo de manera intensa. El gato Nacho estaba furioso, en cuanto logró escapar de los lametazos del cachorro busco refugio en su armario favorito. Todo será diferente ahora, pensaba el gato Nacho. ¿Qué voy a hacer? se preguntaba. Pronto llegó una gran idea a su cabeza: si Coco se porta muy mal, seguro Lili le pedirá a Gus que regrese a Coco al lugar donde lo encontró. —¡Eso
es! —Exclamó el gato Nacho.
El gato Nacho se encargó de poner al alcance de Coco los zapatos, accesorios y cojines favoritos de Lili. El cachorro caía redondo ante sus ganas de jugar todo el tiempo. Nacho reía a carcajadas con las travesuras de Coco. Juntos se divertían mientras que Lili y Gus no estaban en casa. Pese a los lamentos por las travesuras, pasaron varios zapatos y cojines mordidos sin que Lili le pidiera a Gus que regresara a Coco. Así que el gato Nacho decidió usar su mejor estrategia: ¡Mañana atacaremos la biblioteca!, decidió.
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rem a c a t a ¡MaÑana eca! ot la bibli
El gato Nacho sabía lo mucho que Lili y Gus amaban sus libros, eso sería definitivo. El gato Nacho se encargó de poner las galletas favoritas de Coco entre las páginas de los libros de la biblioteca. Era la carnada perfecta. El pequeño cachorro no se resistía a las deliciosas galletas. Su olfato infalible lo llevó hasta los lugares más recónditos de la estantería.
Uno a uno fueron cayendo los libros al piso y Coco se encargaba de desbaratar cada una de las historias que aguardaban por ser leídas. Volaron letras por toda la habitación. El gato Nacho asustado por el alcance de su plan intentó persuadir al cachorro de que dejara en paz aquellas páginas pero era demasiado tarde, Gus y Lili estaban entrando a casa.
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—¡Cocooooooooo! —exclamó Lili— no puede ser repetía Lili en tono angustiante y con voz llorosa. – ¡Estamos muy decepcionados de ti Coco! Le dijo Gus en tono de regaño. El cachorro al ver la expresión de Gus y Lili se retiró con una inmensa tristeza hasta el balcón. El gato Nacho se sentía muy arrepentido por lo que había hecho. En el fondo, ya no quería que Coco se marchara de casa. Atrás había quedado aquello de que perros y gatos no podían ser buenos amigos. El gato Nacho reconocía la valentía y lealtad de Coco. Fue entonces cuando el gato Nacho decidió poner en marcha un nuevo plan mientras Gus y Lili dormían. Coco y el gato Nacho pasaron la noche recogiendo el desastre que habían ocasionado. Pusieron en su lugar cada una de las letras que habían volado por la habitación, reescribieron las historias para que tuvieran la oportunidad de ser leídas una vez más y limpiaron la linda biblioteca que hacía tan felices a Gus y a Lili.
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La cereza del pastel fue un hermoso moño de color rojo que le puso el gato Nacho a Coco para resaltar sus ojos. Con esto seguro no podrán resistirse, pensó Nacho. Al despertar Lili y Gus vieron asombrados la bella biblioteca y a los dos cachorros profundos al pie del estante. Al ver tan noble gesto de arrepentimiento decidieron darle una nueva oportunidad a Coco y al gato Nacho para que demostraran que
podían vivir juntos y ser amigos sin destruir lo más preciado que tenían en casa: sus libros. A partir de ese día el gato Nacho comprendió porque Lili anunciaba la llegada de Coco como una maravillosa sorpresa, se trataba del mejor regalo que alguien puede tener en la vida:
UN AMIGO
6. MACARENA, UNA GATA BRASILERA
5 Coco y el gato Nacho estaban emocionados. Días antes habían escuchado a Gus y Lili hablar sobre la gran noticia: ¡Chatica regresaba a la sucursal del cielo! El gato Nacho se había encargado de describirle a Coco incontables veces lo maravillosa que era Chatica. —Es esplendida —maullaba. Sin duda la extrañaba mucho. Pero eso no era todo. Chatica no regresaba sola, volvería acompañada de Macarena, una gata brasilera. Sobre Macarena habían escuchado mucho, era toda una leyenda. La gata brasilera brillaba por su admirable inteligencia, por su gran talento para bailar salsa y por sus tremendas travesuras. —¡Coco, por fin voy a tener una novia, una menina brasilera! —exclamó Nacho con gran alegría. —¡Ay, Nacho! —exclamó Coco con tono de burla— ¿De verdad crees que una menina brasilera como Macarena aceptará ser tu novia? Tu ni siquiera sabes bailar —añadió Coco. —Eso no es problema —respondió el gato Nacho.
Decidido a conquistar la atención de Macarena, el gato Nacho se inscribió en un curso on line de baile. Después de dos intensas semanas de realizar el curso, el gato Nacho citó a Coco a una reunión en la sala de juntas, es decir la cocina. En la cocina Lili y Gus trataban los asuntos importantes de la casa. —Coco ya soy todo un experto bailarín —dijo con orgullo el Gato Nacho—. Vamos, Hazme una prueba, estoy listo —añadió, retando al Cachorro. —¿No creerás que voy a bailar contigo Nacho? — respondió riendo Coco. —Coco sé buen amigo, necesito alguien con quien practicar. El gato nacho activó el parlante con Cali pachanguero y empezó a bailar emocionado.
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—¡Nacho, eres terrible con el ritmo! —exclamó Coco. —Pero tengo toda la actitud —replicó el gato nacho mientras soltaba una carcajada. Pronto llegó el día.
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Lili, Gus y Coco fueron hasta el aeropuerto por Chatica y Macarena. Chatica no solo llegó con Macarena. La acompañaba una maravillosa sorpresa: una redonda pancita que cambiaría mágicamente la vida de los integrantes de la pequeña gran familia. El gato Nacho, prefirió esperar pacientemente en casa. No le gustaban los viajes en carro y además necesitaba tiempo para tomar prestada la colonia de Gus y un corbatín de Coco, el que usaba para las ocasiones especiales. En cuanto la puerta se abrió, Macarena entró caminando elegante y cautelosa, inspeccionando cada detalle del lugar. Era tal y como el gato Nacho se la imaginaba. —Bom dia —dijo Nacho. —¿Você fala português? —Preguntó Macarena. —Não muito —respondió Nacho. —Entonces háblame en español bambaro —replicó Macarena con una carcajada—. Chatica me enseñó español pastuso, así que estamos en confianza. —Por favor no vayas bailar, Nacho —advirtió Coco entre risas.
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Con esa pequeña conversación empezó una gran amistad entre el gato Nacho, Coco y Macarena.
La gata brasilera, quien tenía mucho que enseñar, añadió un toque de feminismo a las aventuras de los peludos y las volvió mucho más interesantes. Cuando Coco y Nacho jugaban futbol y carreras de carros, Macarena siempre jugaba con ellos. La gata brasilera pensaba que los juegos, actividades y deportes eran para todos y todas sin distinción alguna.
Siempre será increíble aprender cosas nuevas y las gaticas somos increíblemente capaces, repetía constantemente Macarena. Ahora Coco, el gato Nacho y la pancita de Chatica pasaban horas bailando, aprendiendo portugués y en clases de técnicas para mejorar las travesuras, todas lecciones impartidas por la genial gata brasilera.
6. ¡UN BEBE PANDEMIAL! JUAN MARTÍN ENTRA EN ESCENA
P Macarena daba vueltas por toda la casa. Brincaba de un lado a otro, pasando por sofás, mesas y la nevera hasta aterrizar en la cabeza de la Nana. — ¡Por favor, Macandemia, compórtate! —exclamó la Nana. La Nana había decidido darle un nuevo nombre a la bella gata brasilera en honor a la pandemia mundial que se estaba viviendo y con el ánimo de resaltar lo molesto que resultaba su comportamiento. Era un terremoto. Pese a la petición de la Nana, Macarena no se quedaba quieta, estaba demasiado emocionada, sabía que había llegado el día de conocer a Juan Martín. Coco y el gato Nacho también sabían que era el día. Desde muy temprano Lili no paraba de hablar y hacerle preguntas a Gus. Chatica y Mitch ya estaban en la clínica, listos para el gran momento.
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Durante la espera, Macarena, Coco y el gato Nacho dibujaban carteles de bienvenida para el nuevo integrante de la pequeña gran familia (que cada vez tenía menos de pequeña).
Trataban de imaginar cómo seria Juan Martín para retratarlo lo más preciso posible en sus carteles. —Estoy seguro de que será rubio —mencionó el gato Nacho. —¿Rubio Nacho? Mitch y Chatica tienen el cabello oscuro —replicó Coco entre risas. —¿Será calvo? ¿Tendrá dientes? —preguntó con tono de preocupación el gato Nacho. —¡Ay, Nacho! - ¡Qué preguntas! —mencionó Coco— algunos bebes nacen sin cabello y todos los bebes nacen sin dientes. —Tendrá unos ojos hermosos como los de Chatica —afirmó Macarena. —Nada de lo físico interesa, lo importante es que sea saludable, valiente y fuerte como yo —mencionó Coco. —¡Ay, seguro le encanta la música! —Lili le bailó y le cantó todo el tiempo a esa pancita— añadió Macarena.
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Al final hicieron varios carteles retratándose junto a Juan Martín como cada uno lo imaginaba. También aprovecharon el tiempo para hablar de temas importantes. —Ahora que tendremos a un bebé en la familia debemos ser más responsables. Vamos a disminuir el número de travesuras, Macarena y Nacho —dijo Coco, destacando que sería el guardián del bebe por ser una labor natural de los perritos. —Recuerda que yo seré quién viva con el pequeño, así que seré su mentora y consejera principal —replicó Macarena de manera contundente.
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—A mí que me busque si quiere saber cómo hacer buenas siestas y divertirse —añadió el gato Nacho. Inmediatamente sonó el teléfono. —¡Nació Juan Martín! —exclamó Lili emocionada.
Chatica y Mitch conocieron al amor de su vida ese día al ver por primera vez a su pequeño Juan, un amor tan grande que no cabe en el pecho.
Todos en casa estaban tremendamente felices, con la llegada del pequeño Juan. Fue amor a primera vista. Juan Martín era un bebe guapísimo, con abundante cabello negro, grandes ojos expresivos, nariz ñata y una boquita que parecía la forma perfecta de un corazón. —¡Es tan peludo como nosotros! —exclamó el gato Nacho—. Uff al menos no nació calvo.
No había duda: era el bebé más lindo que Coco, Macarena y el gato Nacho habían visto en su vida. Los tres sonrieron como si supieran las maravillosas aventuras que tenían por delante gracias a la presencia de Juan Martín en sus vidas. Leito y Charlie también sonrieron desde el cielo.
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