magazine_tws_18_mx

Page 1


Mallorca es la isla más grande de España y posee un ambiente artístico apasionante inspirado por las playas idílicas que compiten con la belleza de pueblos pintorescos repartidos por la Sierra de Tramontana. Justo aquí es donde se fundó Camper hace 50 años.

The Walking Society En la edición n.º 18 de la revista The Walking Society volvemos a las raíces de Camper: Mallorca, celebrando medio siglo de diseño innovador combinado con la artesanía tradicional. Exploramos de nuevo la isla a través del objetivo del reconocido fotógrafo británico, y miembro de la agencia Magnum, Martin Parr. Sus reportajes fotográficos antropológicos y retratos satíricos de la Inglaterra moderna le han convertido en uno de los fotógrafos documentales más relevantes de nuestra época.

S/S 2025 ISSUE N°18

A María Ángeles, que llegó a Mallorca desde Jerez a los 18 años, le han abordado más de una vez en la playa para proponerle salir en vídeos y prensa. Está acostumbrada: “Es que tengo mucho don de gentes”.

Biel estudió cine y también escribe, así que va con frecuencia a la playa en busca de inspiración. ¿Qué película le gustaría hacer?

Una de terror con un punto de comedia y la catedral de Palma como escenario.

Siglos atrás, Mallorca fue tierra de piratas y de codiciados guerreros cuya destreza con la honda causaba pavor a lo largo y ancho del Mediterráneo. Fue el hogar de culturas endémicas como la talayótica, que dejó misteriosas construcciones hechas con piedras superpuestas, que hoy sirven de ventana a quienes quieran echar un vistazo a la Edad de los Metales. Y fue también un territorio ocupado por cartagineses, romanos, musulmanes y judíos, que vieron en ella un lugar de campos fértiles y con una ubicación estratégica; el centro de operaciones perfecto para sus excursiones militares y comerciales.

Durante gran parte del siglo XX, Mallorca vivió un periodo de ensimismamiento, pero hoy ha vuelto a ser una tierra de mestizaje donde se establecen cada año nuevos habitantes llegados de todas partes del mundo. Casi la mitad de quienes viven aquí han nacido fuera de la isla. Es en este crisol de culturas donde se ha consolidado en las últimas décadas una de las marcas mallorquinas más emblemáticas: Camper. Este 2025, la firma cumple 50 años desde su fundación en 1975, cuando Lorenzo Fluxà Roselló se propuso modernizar la tradición centenaria de calzado que había heredado de su familia.

Este legado se había originado con el abuelo de Lorenzo: Antonio Fluxà. Nacido en Inca, en el corazón de Mallorca, donde había un floreciente gremio del calzado; Antonio se diferenció del resto al irse a Inglaterra en 1877. Allí se familiarizó con los modelos ingleses de producción mecanizada y volvió a Inca trayendo maquinaria para abrir su propio taller. Así surgió la primera fábrica de zapatos de la isla, cuyo éxito le valió a Antonio el sobrenombre de mestre o “maestro”.

Camper canalizó ese patrimonio familiar en una nueva firma en la que hubiese también espacio para experimentar con diseños hechos para el día a día, una empresa donde profesionales de ramas creativas tan distintas como la fotografía, el diseño gráfico o la arquitectura tuviesen la libertad de aportar su granito de arena a la marca.

Esto sucedió en 1975, cuando un vendaval de reformas y ansias de abrirse al mundo recorría España, que salía de 36 años de dictadura y estaba lista para abrazar la democracia. El objetivo de Camper, cuyo nombre proviene de la palabra mallorquina para “campesino”, era reflejar la conexión de la marca con sus orígenes y conservar esa intención de ser una línea de calzado cómodo y útil para toda ocasión.

Este laborioso trabajo realizado a lo largo de cinco décadas llevó al municipio de Inca a erigirse como epicentro de la fabricación artesanal de calzado en Mallorca. Un legado que hoy en día sigue enriqueciendo a la economía isleña, cuya columna vertebral es el turismo.

Más de siete millones de viajeros visitan cada año las costas mallorquinas. Cruzan el mar en avión, ferris y cruceros. Recorren la isla conociendo pueblos pintorescos como Estellens que, enclavado en la parte occidental de la Sierra de Tramontana, aún conserva sus calles empedradas y una oferta gastronómica tradicional.

Quienes se lo pueden permitir, llegan en embarcaciones privadas haciendo paradas en sitios recónditos como Cala Tuent, cuyas aguas pacíficas y cristalinas están protegidas del viento por montañas vestidas de pinos.

De una manera u otra, visitan esta tierra donde el tiempo parece fluir más lento y la innovación avanza de la mano con la tradición a través de ese hacer artesano y profundamente mediterráneo que inspira a artistas y firmas como Camper. Un escenario idílico que la escritora estadounidense Gertrude Stein resumió años atrás en una enigmática frase: “Mallorca es el paraíso, si puedes resistirlo”.

Bea, de 43 años, es de Sevilla pero hace ocho se compró un piso en Palma de Mallorca para pasar las vacaciones y así visitar a su hermano, que trabaja aquí. “La zona donde vivo, Portixol, es preciosa”.

ROSSY DE PALMA

La chica Almodóvar nos cuenta sobre su infancia en Mallorca y lo que busca en su carrera artística. P. 20

JÓVENES CREATIVOS EN MALLORCA

Seis artistas comparten cómo les inspira la isla y lo que esta ofrece a nuevos talentos como ellos. P. 32

ACHILLES ION GABRIEL

El director creativo de Camper ha hallado en Mallorca la paz y el contacto con la naturaleza que añoraba de su tierra, Finlandia. P. 44

LA SIESTA

Una tradición muy arraigada en España y, a la vez, muy incomprendida. P. 54

ESMENT

Una imprenta, un restaurante y muchas ganas de mostrar sus capacidades son la receta de esta fundación para integrar a gente con discapacidad intelectual en el mercado laboral. P. 63

MALLORQUÍN

Hablado por muchos en la isla, este dialecto se ha conservado durante siglos atesorando con cariño las particularidades que lo hacen único. P. 70

LA BARAJA ESPAÑOLA

La baraja española se mantiene viva, y a grandes y pequeños les cuesta resistirse a echar una partida de cartas. P. 78

APAEMA PRODUCTOS ORGÁNICOS

Tomates y almendras son solo algunos de los cultivos orgánicos típicos de la isla. P. 94

ALI GUTY

La influencer mallorquina que a su corta edad ha roto estereotipos vuelve a Nueva York para avanzar en su carrera como modelo curvy y abrirse paso en nuevas industrias. P. 100

BIRDWATCHING

Distintos tipos de aves, como el buitre negro, vuelan en los cielos de Mallorca y los birdwatchers están listos para observarlos. P. 114

ELA FIDALGO MARC BIBILONI

La artista y su galerista detallan la complicidad que debe haber entre ambos roles para que emane el arte. P. 126

FORN DES TEATRE

Una pareja que se reinventó en plena crisis económica ahora echa mano de recetas del pasado para dar una nueva vida al histórico local modernista. P. 138

Nele es una alemana de 26 años que vino a Mallorca por trabajo. Ahora disfruta del buen clima y de un nuevo pasatiempo que aprendió en la isla: la cerámica. Tiene como meta hacer un set de ajedrez.

Alex Sobrón, de 24 años, creció en un ambiente creativo, con un abuelo que fundó su propia casa de alta costura y una madre diseñadora de zapatos. Entre otras cosas, diseña joyas para su propia firma.

Blanca, de 25 años, es cocinera en un hotel. Cree que independizarse en Mallorca es difícil, así que le gustaría irse a Londres, aunque asegura que extrañaría mucho las vistas nocturnas de la isla.

A la gente en Mallorca le encanta caminar por el sonido de las olas de fondo y sintiendo la brisa marina. Lo hacen para pensar, desconectar o, como Elena, para dar una vuelta junto a su mascota.

Matías es argentino y, pese a que lleva 13 años en España, no suma ni uno en Palma. No se pierde un entrenamiento en el gimnasio, disfruta de la música electrónica y aún está haciendo amigos en la isla.

Piero llegó a Mallorca con un año de vida. Es el mayor de cuatro hermanos y el único que nació en Ecuador.

Sueña con ser director audiovisual sin irse de aquí: “Es lo que conozco y lo que me inspira”.

ROSSY DE PALMA

Y SU AFÁN DE VIVIR EL ARTE

Rosa Elena García Echave tenía claro que no quería mezclar su nombre civil con su vida artística, así que ya a inicios de su carrera se convirtió en Rossy de Palma, en honor a la ciudad en la que nació, Palma de Mallorca. Es conocida por ser una chica Almodóvar, parte de ese selecto grupo de actrices que aparecen una y otra vez en las películas del aclamado director de cine español. Pero ella asegura que, más que actriz, es una artista que un día puede estar en un filme nominado al Óscar, como en Mujeres al borde de un ataque de nervios, y otro protagonizando el Fashion Freak Show del diseñador de moda francés Jean Paul Gautier, quien la considera su musa.

“No soy carrerista, no tengo un enfoque de carrera. Es más un proceso vital”, asegura sobre su trayectoria. Busca vivir la experiencia de crear arte más que la obra final en sí. Por eso no duda en interrumpir la entrevista para tomar una foto del impresionante cielo de tonos rosas, naranjas y amarillos que se posa frente a Villa Can Pirata, donde acaba de revolucionar una sesión de fotos con creativas sugerencias de vestuario y fondos. Y por eso también, en vez de una lista de directores con quienes quiere rodar, tiene una de teatros cuyos escenarios sueña pisar: “Este no, este sí, voy tachando y tenía muchas ganas del Teatro Real, pero es solo de ópera”. Ese obstáculo lo venció hace poco con Tres mujeres solas y desesperadas, un espectáculo con dos óperas unidas por un monólogo en el que De Palma, vestida de novia, reflexiona sobre el desamor.

“Ahora estoy más interesada en performances. Hay libertad, no sabes qué va a suceder e interactúas con el público, creas situaciones”, explica. Otra de las áreas que explora es la danza, un arte que practicó de niña pese a que le decían que era “muy grande” para ser bailarina. “He sido muy picaflor, no soy capaz de quedarme en una sola cosa. Yo soy muy variada, si no, me aburro, y cuando me aburro, me vuelvo muy traviesa", confiesa.

TÚ NACISTE EN LA ISLA, PERO TUS PADRES ERAN DE FUERA, ¿VERDAD?

Mis padres son del norte de España, de Asturias, así que cuando crecí aquí no hablaba todavía catalán, mallorquín mejor dicho, y éramos los forasteros, o como se conoce peyorativamente —aunque yo lo reivindico—: los charnegos, ¿no? Entonces yo iba a la panadería y decían: “Aquesta és filla de forasters”, esta es hija de forasteros, porque éramos peninsulares, todos los veranos nos íbamos a Asturias.

Acabo de cumplir 60 años y lo que te cuento es de cuando tenía seis, o sea en los años 70. Todavía había esa mentalidad, en cambio, hoy, el barrio donde crecí es Chinatown. Así que imagínate lo que diría ahora esa panadera que me veía como una forastera. ¡Las cosas han cambiado mucho!

Pero es verdad que mi madre, siendo del norte, siempre me decía: “Tienes que comprender que esta es una isla a la que venían piratas. Desde la época de los fenicios, aquí venía de todo y la gente tenía que guardar sus cosas bajo tierra”. Entonces tengo las dos culturas, que es algo que a mí me ha enriquecido mucho; la parte del norte, el Cantábrico, ese mar que no es para bañarse sino para contemplar, y también el Mediterráneo. El hecho de tener padres del norte pero haber nacido en el Mediterráneo ha hecho que no tenga patria, pero eso también es genial, ¿no? Me cuesta decir “pertenezco a algo”, pero si tengo que decidirme por una, puedo decir que me siento mediterránea.

MUCHOS MALLORQUINES CUANDO LLEGAN A LA JUVENTUD SE VAN DE LA ISLA A VER QUE HAY AHÍ FUERA. ¿EN TU CASO FUE ASÍ?

Me fui con un grupo de música muy conocido que se creó aquí: Peor Impossible. Estaba formado por gente de otros lugares: como Andalucía, pero habían muchos mallorquines. Yo llevaba la caja de ritmos, la percusión, también era corista y bailarina. Tuvimos un hit del verano: Susurrando. En aquella época nadie pensaba en la celebrité, ni en el dinero. Había una necesidad de expresarse, éramos muy jóvenes, teníamos 17 y 18 años.

Hicimos vídeos con… Mark Gómez, creo que se llamaba así aquel realizador americano, y nos costaron dos duros porque eran los inicios del croma y él quería experimentar. Así que hicimos cuatro vídeos que triunfaron mucho en Madrid y, así, nos firmó una gran discográfica. En ese momento nos fuimos a Madrid. Eran los últimos coletazos de la movida madrileña, y nos quedamos allí. Actuamos dos veces en el mítico Rock-Ola. Era la golden era de la música de los 80 y Pedro Almodóvar venía a nuestros conciertos.

Éramos un grupo de muchas personas y éramos muy plásticos: hacíamos un africanorama o un medievo en cada actuación. Había una fusión de gente que no era músicos con otros que sí eran músicos y otros que se llamaban el Sindicato de Diseñadores, que estaban en la calle Sant Feliu, que hacían pasacalles, zancos, máscaras. Todos, inconscientemente, éramos muy creativos y muy divertidos.

CONOCISTE AL DIRECTOR DE CINE PEDRO ALMODÓVAR EN MADRID Y FUE ÉL QUIEN TE INCITÓ A QUE TE METIERAS EN LA ACTUACIÓN Y PARTICIPASES EN SU PELÍCULA.

No, siempre está esa historia de que él me descubrió en un bar, pero no. Lo que pasa es que no teníamos dinero así que yo trabajaba en los bares donde todo el mundo iba, con lo cual podía ver a todos y a la vez me aseguraba de que al día siguiente podría pagar una pensión, comprarme un bocata y sobrevivir. Porque éramos nueve en el grupo y tras las actuaciones repartíamos el dinero y no quedaba mucho. Pedro venía mucho a King Creole, que era el bar en el que yo trabajaba y que tenía un rollo rockabilly.

Yo había querido ir al casting de Matador pero no pude por una actuación del grupo en Alicante. Y un día vino Pedro al King Creole con su figurinista, Cossío. Yo me hacía la ropa porque no teníamos nada, nos hacíamos todo el vestuario nosotros mismos. Y ese día llevaba un vestido muy sexy, tenía 19 años y un cuerpazo, y me dicen: “Estamos buscando vestidos así, sexis”, para el personaje de Carmen Maura en la película La ley del deseo. Y me preguntaron: “¿Dónde podemos comprar un vestido así?”

—Me lo he hecho yo.

—¿Y los pendientes?

—Me los he hecho yo.

De hecho, en la película, Carmen lleva muchos pendientes míos. Entonces me dijeron: “¿Te gustaría hacer un papelito en la película?” Y dije: “¡Claro!”

Pedro siempre estaba fascinado de que yo no tuviese casa pero tuviese agenda, porque era muy madura con 20 años. Viví la adolescencia con 30, de 30 a 33, pero a los 20 yo era como la madre de todo el mundo, la más sensata, además en una época en la que había muchas drogas, el sida… Y entonces Pedro en La ley del deseo dijo: “No la maquilléis, no la peinéis, no la vistáis porque quiero que venga ella con lo suyo”.

¿Y FUE TU PRIMERA PELÍCULA?

Bueno, ahora te voy a dar una primicia: la primera vez que me puse delante de una cámara de cine no fue con Pedro, fue aquí, en Mallorca. Había una película alemana de serie B con la miss alemana de ese año y Manzanita, un cantante de flamenco muy conocido en España. Nos presentamos muchos amigos para figuración, ahí me debieron ver y me dijeron: “En vez de figuración, así de bulto, tú y tú” —otra que había por allí— “vais a hacer de monjas”. Nos vistieron de monjas y había uno que estaba meando en un árbol y nosotras: “¡Ah!” Nos escandalizamos. Y esa fue mi primera aparición, y cobré un poco más por el hecho de ser figuración especial y no parte del bulto. Luego me fui a Madrid, y conocí a Pedro, quien se quedó muy contento con La Ley de deseo y me preguntó: “¿Qué tal tu experiencia?” Y le dije: “Bueno pues como iba vestida de mí misma, peinada y maquillada por mí, tampoco

me sentí un personaje”. Y Pedro: “No te preocupes que en la próxima película te daré un personaje que no tendrá nada que ver contigo”. Y fue Mujeres al borde de un ataque de nervios

¿QUÉ ES LO QUE TE GUSTA DE TRABAJAR CON PEDRO?

Se me conoce como actriz, pero yo soy más artista que intérprete. No soy de métodos ni nada, sino de olvidarme de mí misma y dejar que el personaje coja lugar. Y empezar con Pedro me gustó mucho porque la improvisación la acoge al vuelo, no es de estos rígidos que tiene un guión y hay que seguirlo. Yo siempre digo que no me gusta la vanidad de los artistas que se creen que hacen algo especial: “Me he inventado esto” o “he creado esto”. Porque yo creo que los artistas somos conductores del arte, pero no somos el arte. Mi padre, por ejemplo, que ha sido albañil, maestro de obras, y no ha estudiado nada te hacía con los azulejos una cosa de Gaudí sin conocer a Gaudí. Es como siempre digo yo, el cable y el enchufe no se pueden creer la electricidad. Así que mientras más ajeno eres a la vanidad, mejor conductor eres.

¿Y QUÉ CREES QUE LLEVA A PEDRO A DECIR: “ESTE PAPEL ES PARA ROSSY”? ¿LO HABÉIS HABLADO ALGUNA VEZ?

No. Pero él siempre dice: “Mira, hay uno que sí que es para ti”. Es más lo que a él le nace. Y a mí me gusta que él lo desee, no soy de forzar, si a él no le nace, yo tampoco quiero. Esto es como el amor. No vamos a hacer el amor si no nos apetece. A mí me apetece que te apetezca igual que a mí, sino, ¿para qué? Inclusive creo que una vez le dije que no, o dos. No lo sé, pero creo que alguna vez le he dado una negativa.

LOS CIENTÍFICOS DICEN QUE CUANDO UNO ESTÁ INMERSO EN UNA FICCIÓN, YA SEA COMO ARTISTA O INCLUSO COMO ESPECTADOR, TU CEREBRO NO DISTINGUE QUE LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO EN LA FICCIÓN NO TE ESTÁ PASANDO A TI. ¿ESO LO HAS SENTIDO, HAY ALGÚN PAPEL QUE TE HAYA DEJADO HUELLA?

Sí, hay papeles que han podido dejarme huella, pero es más en relación con lo que no se fotografía. O sea, veo ese personaje y recuerdo lo que he vivido en ese rodaje. Por supuesto que uno quiere que una película sea buena, pero luego como experiencia humana, a mí me da igual el resultado. Porque lo vivido durante ese rodaje eso nadie me lo puede quitar: si ha habido un viaje, el grupo humano que lo ha hecho posible, las vicisitudes o las anécdotas que han podido pasar, todo eso es la vida. Como soy artista que hace de actriz, no es lo mismo. No soy frágil como las actrices en ese sentido o, si no ruedo, no soy infeliz porque hay muchas otras cosas artísticas que me apasionan.

Es otro enfoque. No me gusta trabajar con gente que está angustiada, no creo que la angustia sirva para algo, ¿no?. Pero es verdad que hay otro tipo de personajes que yo no haría, por ejemplo, personajes reales, interpretar a una persona que ha sido un asesino y que sabemos quién es.

¿TE VES VOLVIENDO A MALLORCA?

Sí, y en varios lugares también. Madrid también es un lugar que acoge a todo el mundo de una manera muy natural y nadie te pregunta de dónde vienes. Pero el Mediterráneo siempre está en mi corazón y esta isla, también.

«EL HECHO DE QUE MIS PADRES SEAN DEL NORTE DE ESPAÑA, PERO QUE YO HAYA NACIDO EN EL MEDITERRÁNEO, SIGNIFICA QUE NO TENGO PATRIA, AUNQUE ESO ES FANTÁSTICO, ¿NO? LA VERDAD, ME RESULTA DIFÍCIL DECIR QUE PERTENEZCO A ALGÚN LUGAR PERO SI TENGO QUE DECIDIRME POR ALGUNO, DIRÍA QUE ME SIENTO MEDITERRÁNEA».

MALLORCA, UN LABORATORIO PARA JÓVENES CREATIVOS

Un artista necesita un lugar con estímulos que le inspiren a crear pero que, a la vez, le provea de lo necesario para materializar sus ideas; y cada uno tiene un concepto diferente de cómo debe ser este escenario ideal. El escritor irlandés George Bernard Shaw, autor de Pigmalión, mandó construir en su jardín una pequeña cabaña giratoria con la que podía disfrutar de distintas

vistas a lo largo del día y no perderse ni un minuto de luz solar mientras escribía. El español Salvador Dalí, en cambio, aseguraba que el verdadero pintor era aquel capaz de trabajar en un desierto o rodeado de “los tumultos de la historia”.

Muchos artistas han encontrado en Mallorca su taller ideal. Al poeta

nicaragüense Rubén Darío le bastaron unas pocas y cortas visitas para poner en marcha su creatividad y producir en abundancia. De Mallorca salió su poema La Cartuja, dedicado al palacio de La Cartuja de Valldemossa; también la novela Isla de Oro y la autobiografía novelada El Oro de Mallorca, que no consiguió terminar.

MARCELLA BARCELÓ JORDI CLOTET SALÓ MARION DE RAUCOURT JAN HORCIK THOMAS PERROTEAU SARA REGAL

Otro artista que vio en Mallorca un terreno fértil para su imaginación fue el pintor y escultor catalán Joan Miró, quien se refugió allí tras la invasión nazi de Francia, donde estaba exiliado. De la tierra de su familia materna y de su esposa, Pilar Juncosa, Miró apreciaba la luz, que para él estaba impregnada de pura poesía. Aquí encargó a lo largo de su vida tres edificios para trabajar

en sus obras y exponerlas, uno de los cuales sirve hoy de sede a la Fundación Miró Mallorca.

Es ahí donde hemos convocado a otros seis artistas que han elegido esta isla como laboratorio para experimentar con distintas ramas del arte; desde la que convierte residuos en esculturas hasta la que rescata tipografías de

carteles antiguos. Estos seis jóvenes valoran la calma y ritmo de vida lento que les aporta Mallorca, donde la comunidad artística recibe con brazos abiertos a los recién llegados.

Marcella Barceló
Marion de Raucourt
Sara Regal
Jordi Clotet Saló
Thomas Perroteau
Pelotas
Ariel
S/S 2025
Jan Horcik
Marcella Barceló
Marion de Raucourt
Sara Regal
Jordi
Clotet
Saló
Thomas Perroteau
Pelotas Ariel S/S 2025

MARCELLA BARCELÓ

Al ser hija de otro artista, Miquel Barceló, Marcella nunca dudó de que vivir del arte era posible, así que nunca dejó de dibujar. A sus 32 años, sus cuadros parecen salidos de un sueño por sus colores, formas líquidas y reflejos. Los ha expuesto en varios países y en 2015, incluso recibió el Premio de Diseño Contemporáneo de Bellas Artes de París.

¿Una fuente inagotable de inspiración?

MB Observar el cielo reflejado en el agua. Cómo se funde lo que hay debajo, la superficie y lo que flota en ella, lo que refleja. Es un hermoso resumen de nuestro mundo y de nuestra conciencia humana.

¿Qué ofrece la isla a un artista que está empezando?

MB Facilita la evasión hacia la soledad y la calma, dos ingredientes claves en un taller.

¿Tu material favorito?

MB Diría que el agua, porque es incontrolable.

¿Qué ves de Mallorca en tu obra?

MB Siempre incluyo elementos de aquí, los espectáculos de las lunas llenas y las dramáticas puestas de sol. Pero, más que paisajes, toman forma de sentimientos: deseos, miedos.

¿Un momento en el que supiste que habías tomado la decisión correcta al dedicarte al arte?

MB No creo que sea algo que decidas hacer. Es como las posesiones, no creo que puedas decidir ser poseído por un demonio.

JORDI CLOTET SALÓ

Estructuras metálicas que se funden con árboles y flores son algunos de los elementos más presentes en la obra de Jordi, un artista de 30 años nacido en El Masnou, en Cataluña. Tras estudiar diseño gráfico en Barcelona y un máster de Bellas Artes en Londres, se mudó a Mallorca en 2021, donde hoy diseña sets y crea esculturas.

¿Una fuente inagotable de inspiración?

JCS La naturaleza, he crecido con el mar de un lado y la montaña del otro.

¿Qué ofrece la isla a un artista que está empezando?

JCS Tiempo, aquí todo va más lento. Además de una cultura no escondida, pero tampoco tan famosa como la paella. Tienes que estar aquí para conocerla.

¿Tu material favorito?

JCS El metal, por su peso y porque a medida que lo trabajas vas viendo cómo quedará. No tiene que pasar por un horno, no necesita moldes, lo empiezas y lo acabas tú mismo.

¿Qué ves de Mallorca en tu obra?

JCS El óxido aquí es especial, o al menos yo lo siento así, y la naturaleza. Ahora trabajo con resinas de pino, un árbol abundante en la isla, y con resinas químicas, que me recuerdan al mar porque son muy reflejantes.

¿Un momento en el que supiste que habías tomado la decisión correcta al dedicarte al arte?

JCS Aún no lo sé. A nivel profesional, no fue la mejor decisión, pero a nivel personal, sí.

MARION DE RAUCOURT

Cuando Marion se pone manos a la obra siempre tiene en mente un objeto de la vida diaria: un florero, un plato, una cuchara. Pero en el camino sus creaciones pierden su función y se convierten en piezas de arte. Esta francesa de 36 años se describe como “ceramista” aunque estudió diseño de moda y ganó el Premio Camper en el prestigioso Festival de Hyères. Vive en Mallorca desde hace cinco años con su pareja, Thomas Perroteau.

¿Una fuente inagotable de inspiración?

MDR El arte popular. Mallorca me inspira mucho porque hay muchas fiestas y tradiciones.

¿Qué ofrece la isla a un artista que está empezando?

MDR Es un buen lugar para concentrarte y te da ganas de crear. Me sentí muy bienvenida, no como en París, donde a un artista nuevo no le hacen mucho caso.

¿Tu material favorito?

MDR La arcilla. Me encanta que no haya nada entre tus manos y la arcilla. Además, es muy sensual.

¿Qué ves de Mallorca en tu obra?

MDR Mallorca está en toda mi obra. La catedral es un buen ejemplo: tiene muchos adornos, pero a la vez es como cruda. Esa combinación me encanta y la incluyo en mi trabajo.

¿Un momento en el que supiste que habías tomado la decisión correcta al dedicarte al arte?

MDR Para mí siempre fue muy natural, no me veo haciendo nada más.

Marcella Barceló
Marion de Raucourt
Sara Regal
Jordi
Clotet
Saló Thomas Perroteau
Jan Horcik
Pelotas Ariel S/S 2025

JAN HORCIK

Jan, de 38 años, nació en República Checa y llegó a Mallorca en 2016 siguiendo a quien ahora es su esposa. Su rama es la tipografía: desde grafitis hasta fuentes de ordenador. Junto a su socio, Filip Matějíček, crean y venden todo tipo de tipografías a través de su empresa, Heavyweight.

¿Una fuente inagotable de inspiración?

JH Carteles antiguos que veo, no solo en Mallorca, sino en toda España.

¿Qué ofrece la isla a un artista que está empezando?

JH Sobre todo paz y un ambiente excelente para la percepción y la concentración. Hay muchas fuentes de inspiración visual y están en cada rincón, algo que también se debe a la multitud y complejidad de culturas y nacionalidades que hay aquí.

¿Tu material favorito?

JH Papel, lápiz, aerosoles, ordenador y cámara de fotos.

¿Qué ves de Mallorca en tu obra?

JH La morfología de ciertas tipografías que surgieron en la isla, cuya población es muy creativa y esto se nota en este rubro.

¿Un momento en el que supiste que habías tomado la decisión correcta al dedicarte al arte?

JH Me di cuenta de que quería ser artista cuando era adolescente. La revelación vino cuando comencé a hacer grafiti y aprendí a través de él el espectro más amplio que es el arte. Me despertó un interés en la pintura y las letras.

THOMAS PERROTEAU

Thomas es un pintor francés que llegó a Mallorca siguiendo a su pareja, Marion. Tienen un estudio donde trabajan en sus proyectos individuales, pero para él, la dinámica y el ambiente que surge de compartir este espacio con ella influye inevitablemente en su obra y la hace distinta. Tiene 32 años y estudió arquitectura antes de ingresar en la reconocida escuela de artes visuales de La Cambre, en Bruselas.

¿Una fuente inagotable de inspiración?

TP La ciudad, sus colores y arquitectura.

¿Qué ofrece la isla a un artista que está empezando?

TP Te hace sentir bien y cuando estás a gusto con el paisaje, la naturaleza y el clima; te llenas con una energía que se traslada a tu obra.

¿Tu material favorito?

TP El acrílico, me gusta porque seca muy rápido y me permite seguir con el proceso.

¿Qué ves de Mallorca en tu obra?

TP Los colores y el folclore de la isla, como los dimonis (demonios, personajes típicos de Mallorca durante las Fiestas de Sant Antoni).

¿Un momento en el que supiste que habías tomado la decisión correcta al dedicarte al arte?

TP Cuando trabajo en colaboración con otro artista.

SARA REGAL

Sara diseña espacios y objetos. Tiene 34 años y es de Viveiro, Galicia, pero lleva más de seis años creando desde Mallorca. Inicialmente estudió diseño industrial, pero pronto se dio cuenta de que era una profesión con la que no encajaba su anhelo de aplicar prácticas sostenibles, así que decidió implementar un taller propio para experimentar. El resultado acabó cayendo más del lado del arte que del diseño industrial.

¿Una fuente inagotable de inspiración?

SR La basura, hay mucha y de muchos tipos.

¿Qué ofrece la isla a un artista que está empezando?

SR A mí me inspira mucho que, bien sea por el turismo o la economía, ha conseguido mantener sus tradiciones.

¿Tu material favorito?

SR Estuve obsesionada con el plástico, pero no es muy dócil y tienes que llevar protección cuando lo manipulas. Ahora reciclo telas, pero en un mes igual te digo algo distinto.

¿Qué ves de Mallorca en tu obra?

SR Los residuos que uso son de aquí y, al ser una isla, Mallorca tiene materiales muy característicos pues no es fácil llevar los desechos a la península.

¿Un momento en el que supiste que habías tomado la decisión correcta al dedicarte al arte?

SR Cuando estoy en el taller y puedo experimentar sin tener que cumplir con los pasos que normalmente te imponen si estás bajo una estructura.

ACHILLES ION GABRIEL

Llamar a alguien Achilles —el nombre del héroe de la mitología griega que en español se conoce como Aquiles— no es muy común en los países escandinavos. Pero una escultora de lápidas finlandesa se le ocurrió que quedaría perfecto sobre la tumba del bebé al que pronto daría a luz. Así que cuando nació, le puso el nombre de Achilles Ion Gabriel.

A los 37 años, Achilles ya se ha imaginado cómo será su sepultura: un cubo enorme, aunque “modesto”, en el que solo aparezca su nombre con las fechas del día de su nacimiento y del día de su muerte. Este es el tipo de plan que elaboras cuando creces en un taller viendo a tu madre esculpir lápidas. Al igual que ella, Achilles tiene un don para el diseño, pero él lo dedica a un sector diferente: la moda. Desde 2020, ocupa el puesto de director creativo en Camper y además tiene su propia marca de moda homónima.

Tras estudiar diseño de calzado en Finlandia, Achilles se trasladó a París en 2009 para probar suerte. Ya afincado en la bulliciosa capital francesa, creó su propia marca de calzado y ofrecía servicios de asesoría, antes de que le brindaran la oportunidad de mudarse a Mallorca para dirigir CAMPERLAB. Un año después, ascendió al puesto de director creativo de Camper. ¿Su secreto? “Tienes que confiar en tu intuición y entender el mercado”, comparte Achilles. Confiesa que le encantan los datos y los números, algo que siempre consulta mucho antes de empezar a diseñar las colecciones; ahora mismo está trabajando en la temporada 2026-2027. “Para hacer esto hay que estar un poco loco, porque no hay datos sobre el futuro. A veces tengo miedo porque, si no sale bien, la culpa es mía, pero tengo que decir que hasta ahora los resultados han sido muy buenos. Aunque sé que no siempre voy a dar en el clavo, así que estoy esperando a meter la pata”, concluye riendo.

En la serenidad que desprende Mallorca, Achilles ha encontrado el entorno perfecto para hacer lo que más le gusta: trabajar. Ha ganado tanta confianza que asegura que puede diseñar un zapato en dos minutos. “¡Ahora me van a hacer trabajar más!”, bromea con el buen sentido del humor que le acompaña durante toda la entrevista.

ERES DE FINLANDIA, UN LUGAR CONOCIDO POR SUS SAUNAS, PAISAJES NEVADOS, LA AURORA BOREAL Y POR LIDERAR LA LISTA DEL «PAÍS MÁS FELIZ DEL MUNDO».

¿QUÉ OPINAS SOBRE ESTO?

A veces resulta sorprendente, porque los inviernos son muy oscuros y piensas: «¿Qué es lo que os hace tan felices?». Pero la sociedad y el gobierno funcionan muy bien allí, así que la gente no tiene que estresarse tanto por sobrevivir. Es un país pequeño, es fácil tener las cosas bajo control. Finlandia es uno de esos lugares en los que tienes que esforzarte mucho para ser un marginado total de la sociedad. Allí es fácil tener una vida normal porque la educación es gratuita; si no tienes trabajo, hay buenas ayudas y subvenciones, así que hay menos estrés por la supervivencia y supongo que la gente es más feliz cuando vive menos estresada (se ríe).

Mi ciudad natal, Rovaniemi, que se encuentra en Laponia — al lado de donde está Papá Noel—, está por encima del círculo polar ártico y allí hace muchísimo frío. Recuerdo que no teníamos que ir al colegio cuando las temperaturas caían por debajo de los -30 °C.

¿PERO SÍ TENÍAIS QUE IR SI HACÍA -20 °C?

Sí, con -20 °C teníamos que ir. Me acuerdo de cuando hacía -40 °C y salir a la calle dolía. Pero en Finlandia no me preocupaba nada, cubrir las necesidades básicas es muy fácil. Incluso como estudiante recibes subvenciones del gobierno. También tiene que ver con el carácter. Los finlandeses son personas muy sarcásticas. Rodrigo, mi asistente personal, sabe que me gusta mucho bromear. Para mí todo es una broma (se ríe).

EN PARÍS, VIVISTE LA EXPERIENCIA DE LA GRAN CIUDAD ANTES DE MUDARTE A MALLORCA PARA TRABAJAR COMO DIRECTOR CREATIVO DE CAMPER. ¿TE PARECIÓ FÁCIL LA TRANSICIÓN DE LA CIUDAD A LA ISLA?

Viví en París durante diez años, que es bastante tiempo. Me resultó más difícil adaptarme a París que a Mallorca, pero también es cierto que me vine aquí durante la pandemia. Me gusta mucho la soledad y estar solo, y ahora vivo en el campo, en mitad de la nada. Nunca he vivido en Palma. Me gusta la tranquilidad.

Quizá lo que más me costó fue que no conocía a nadie cuando me vine a vivir aquí. Todos mis amigos siguen en París o en Helsinki, en Finlandia, o en cualquier otro lugar del mundo. Pero cuando estoy aquí en Mallorca me dedico principalmente al trabajo. No quedo con mucha gente; para mí no es nada triste vivir en soledad. Nos pasamos la mitad del tiempo viajando, así que cuando vuelvo a casa pienso: «¡Por fin, tranquilidad!».

LA ISLA ES FAMOSA POR SUS DÍAS SOLEADOS, PLAYAS IDÍLICAS Y PUEBLOS PINTORESCOS. ¿EN QUÉ CONSISTE TU RUTINA?

Principalmente en trabajar y, luego, seguir trabajando. Trabajo y duermo, luego trabajo, trabajo, me salto el dormir y trabajo un poco más (se ríe). Estoy intentando tener más momentos de descanso, pero con tanta tranquilidad y serenidad, me resulta muy fácil trabajar aquí. No hay distracciones. ¡Sé que suena muy aburrido! En verano nado mucho en mi piscina. He estado

haciéndolo hasta no hace mucho, pero ahora en noviembre ya me parece que hace mucho frío. Mi mejor amiga finlandesa me vino a visitar y estuvo nadando en la piscina. «Hace mucho frío, ¿qué haces?». Ella me respondió: «En Finlandia esto se consideraría calor». Le dije: «Ya, pero es que ya no soy tan finlandés» (se ríe).

¿QUÉ FUE LO PRIMERO QUE TE VINO A LA CABEZA CUANDO CAMPER TE OFRECIÓ EL PUESTO?

Al principio, cuando me ofrecieron el puesto, pensé: «Ay, sí, ¡quiero este trabajo!». Y aunque la marca tiene una historia fantástica, me da la sensación de que hoy en día es más conocida y tiene bastante tirón. Pero no era así cuando empecé. Lo primero que diseñé fue la bota Traktori. Quería algo muy mallorquín, así que pensé en los campesinos, pero de una forma muy surrealista, porque yo no soy mallorquín. Ni siquiera soy español, así que tampoco podía intentar darle un enfoque español. Opté por un concepto surrealista del calzado de un campesino mallorquín, mi interpretación de lo que se pondría, sabiendo que un campesino de verdad nunca lo llegará a usar. Tenemos este modelo en todos los colores y texturas.

CONOCES MUY BIEN LA HISTORIA Y EL ARCHIVO DE LA MARCA. ¿QUÉ MOMENTO O MODELO DE CALZADO EN CONCRETO TE RESULTA MÁS INSPIRADOR?

Probablemente depende de la temporada, porque a veces me inspiro en el archivo. Creo que tiene que ver con mi concepción de Camper, no tengo ninguna intención de cambiar su ADN. Pero cambiar la marca, eso es algo diferente. Siento que soy el guardián de la esencia original de Camper y es mi trabajo proteger su legado, pero al mismo tiempo innovar y hacer que las cosas avancen, y por eso a veces recurro al archivo y reinvento los modelos: «¿Qué puedo hacer para traer este diseño a la temporada 2026-2027?». No tengo ego, así que no me supone ningún problema recuperar algo del pasado. No necesito crear diseños completamente nuevos, porque para mí son igual de nuevos si me inspiro en el archivo y reinvento algo desde un enfoque totalmente distinto.

Pero ¿destacaría algún modelo? Depende de la temporada. Claro está que hay algunos diseños legendarios, como el Pelotas, un modelo que casi no quiero tocar porque es fantástico. Así que quiero protegerlo y evitar modificarlo. A veces alguien sugiere: «Venga, vamos a hacer uno nuevo...», pero yo me niego rotundamente: «No, no, no, no. ¡Es parte del legado de la marca!».

LLEVAS EN ESTE SECTOR MÁS DE UNA DÉCADA…

¿Me estás llamando viejo? (se ríe) ¡Es una broma, es una broma!

AL MENOS LO SUFICIENTEMENTE MAYOR COMO PARA VER CÓMO SURGE TODA UNA NUEVA GENERACIÓN Y CÓMO CAMBIA LA DEMANDA DE TODO, DESDE MATERIALES OBTENIDOS DE UNA MANERA MÁS ÉTICA HASTA ERRADICAR LOS ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN LOS PRODUCTOS. LA GENERACIÓN Z HA CUESTIONADO HASTA EL LARGO DE LOS CALCETINES DE LOS MILLENNIALS. ¿CÓMO HACES PARA MANTENERTE AL DÍA DE LAS EXPECTATIVAS DE LA CLIENTELA MÁS JOVEN SIN PERDER DE VISTA A QUIENES LLEVAN TIEMPO SIENDO FIELES A LA MARCA?

«LO

PRIMERO QUE DISEÑÉ PARA CAMPER FUE LA BOTA TRAKTORI.

QUERÍA ALGO MUY DE MALLORCA, POR ESO PENSÉ

EN LOS AGRICULTORES, AUNQUE DE LA MANERA MÁS SURREALISTA».

Con respecto a la sostenibilidad y a la mejora de los materiales, una de las primeras cosas que hice y por la que luché muchísimo fue aumentar el porcentaje de mejores materiales. Cuando llegué, la cifra era más baja y ahora estamos cerca del 100 %. Para mí, eso es muy importante porque, si vamos a seguir produciendo, hay que hacerlo de manera responsable. No cabe duda de que hay cosas que son más difíciles de sustituir, sobre todo en lo que respecta al calzado, ya que no es lo mismo que un sombrero o una camiseta. Los zapatos se pasan la vida por los suelos, literalmente. Pero hemos creado innovaciones asombrosas. He hecho al equipo trabajar muy duro (se ríe).

Creo que, al final, las expectativas de las distintas generaciones no son tan diferentes. Lo que he descubierto es que las generaciones más mayores a veces son más progresistas de lo que creemos. Y viceversa. En ocasiones, las generaciones más jóvenes están menos abiertas al cambio.

Pero nunca pienso en términos de género, etnia, edad u origen cuando diseño. Para mí, un buen diseño es algo de lo que puede disfrutar todo el mundo. De alguna manera, sin pensarlo, nos las hemos apañado para mantener a la clientela existente y atraer también a mucha gente nueva.

VOLVIENDO AL FACTOR MEDIOAMBIENTAL, SI QUISIERAS USAR SOLO MATERIALES SOSTENIBLES, ¿QUÉ PARTE DE UN ZAPATO DARÍA MÁS PROBLEMAS?

Lo más difícil es desmontar el zapato. Está compuesto de cuero y caucho, dos materiales que no pasan por el mismo proceso de reciclaje. ¿Cómo se desmonta entonces el zapato? No es fácil y es ahí donde hemos desarrollado innovaciones como Tossu y ROKU, ambos zapatos que se pueden desmontar por completo. Son fantásticos en términos de reciclaje. Pero cuando se combinan todos estos elementos, a veces el enfoque más sostenible es crear productos duraderos. Puedes ponerte los mismos zapatos durante años; si los comparas con otros que son sostenibles, pero no duraderos, el impacto medioambiental del producto sostenible es mayor si al final te tienes que comprar uno nuevo cada seis meses.

Y VOLVIENDO A TU VIDA EN MALLORCA, ESTA ISLA HA SIDO EL HOGAR DE PERSONAS MUY CREATIVAS. AHORA QUE LLEVAS UN TIEMPO VIVIENDO AQUÍ, ¿A QUÉ CREES QUE SE DEBE?

Puedes ir a Palma o a la playa y llevar una vida muy activa o, mi opción favorita, vivir en el campo y relajarte. Casi todas las personas creativas que conozco en la isla viven en el campo, en soledad. Cuando te rodeas de toda esta paz, resulta más fácil pensar y reflexionar.

Se ha hecho famosa a nivel mundial como una tradición de España, pero la siesta existe en lugares tan dispares como China, India y el norte de África. Y pese a que solo el 18% de los españoles confiesa echarla de vez en cuando, la “cabezada” en pleno día es toda una institución en el imaginario colectivo del país. El origen del término, sin embargo, procede de la antigua Roma. En ese entonces, los días no tenían 24 horas sino que solo se contaban los periodos de luz, que se dividían en 12. El mediodía era la hora sexta, el momento de más calor y en el que todo se detenía para comer y descansar un momento. La palabra sexta fue evolucionando hasta la actual siesta. El Premio Nobel de Literatura español Camilo José Cela prefería llamarla “el yoga ibérico”. Según algunos científicos, los beneficios de ambas prácticas serían muy parecidos: reducen el estrés, ayudan a mejorar la concentración y disminuyen los factores de riesgo que llevan a sufrir enfermedades crónicas. Otros investigadores incluso han concluido que nuestros cuerpos están diseñados para tomarla. ¿Su duración ideal? 26 minutos, dedicarle más tiempo puede tener el efecto contrario, según algunos estudios.

LA SIESTA

Pese a venir tan bien recomendada, la siesta rara vez escapa de la polémica. En países industrializados y con ritmos de vida acelerados, muchos la ven como un signo de pereza. Y más recientemente, las sospechas de exigir jornadas intensas recaen sobre aquellas empresas que habilitan áreas en las que sus empleados puedan recostarse un momento. Otros, sin embargo, han dedicado libros enteros a alabarla. Uno de ellos es el historiador español Miguel Ángel Hernández, quien en El don de la siesta defiende esta tradición como “un arte de la interrupción” frente al afán de producir sin pausa que impera hoy en día. Ya sea en casa, en un rincón escondido de la oficina o, con más suerte, tumbado sobre la arena de una playa mallorquina, tomar la siesta o fer l’horeta como se dice en Mallorca, es un placer que hay que disfrutar sin remordimientos.

Raquel se está echando la siesta ideal: de 26 minutos. Los científicos creen que puede incrementar el estado de alerta y el rendimiento. Siestas largas, en cambio, pueden hacerte sentir cansado y lento.

Sami,

le recuerda a su pueblo: Whitley Bay, en la costa norte de Inglaterra. “Ambos están junto al mar y tienen una vibra relajada. Se puede hacer lo mismo aquí que allí, pero con mejor tiempo”.

A
Mallorca

En muchos países, la hora típica para dormir la siesta es después del almuerzo. Y uno de los sitios preferidos para hacerlo es en la playa, donde puedes tomar el sol mientras echas una cabezadita, como hace Bea.

La siesta está tan profundamente arraigada en España que algunos negocios locales cierran sus puertas a esa hora. Los trabajadores con turno partido suelen aprovechar el descanso para echarse una siesta cuando pueden, como María.

Alex es de Girona y vivía en Barcelona justo antes de mudarse a Palma hace unos meses. A veces extraña la ciudad, pero agradece vivir rodeado de naturaleza y que el tiempo aquí “pase de otra manera”.

Muchos creen que dormir bajo las estrellas suena romántico, pero otros prefieren las siestas bajo el sol. Playas como la de Portixol, donde vive Nele, son perfectas para fer l’horeta, como la llaman en mallorquín.

A Henry Alejandro le gusta ir de excursión y salir a correr por la montaña. Llegó a Mallorca hace seis años y le fascina porque le recuerda a su tierra, Venezuela: “Allí también vivía al lado del mar”.

Luis vino a Mallorca a hacer el servicio militar, pero conoció a una joven en la cola de un cine y decidió quedarse… ¡y casarse! Ahora, jubilado, dedica su tiempo a cuidar de sus 16 aves.

Juan
Pelotas

ESMENT

Es la hora de comer y decenas de personas entran en la cantina de techos altos de una nave ubicada a las afueras de la ciudad de Palma de Mallorca. Bromean y se saludan contentas mientras se sientan en las mesas con sus bandejas. Esta es una imagen que se repite en miles de empresas a lo largo del territorio español, pero en este caso hay algo especial, porque casi todos los trabajadores, incluidos quienes sirven el café y atienden la caja en la zona de cafetería, tienen algún grado de discapacidad intelectual. Y aquí, en este local de la fundación Esment, han encontrado un empleo que, en vez de centrarse en las limitaciones que puedan tener, se adapta para aprovechar al máximo sus capacidades.

“La fundación nació en 1962 de unos padres que querían una oportunidad para que sus hijos disfrutasen del tiempo libre”, cuenta Mercè Marrero, su portavoz. “Así que empezó como una actividad de ocio, hasta que uno de los padres, que tenía una imprenta, cedió una máquina”.

Aquel fue el primer paso de una institución que hoy atiende a

2.200 personas y que, además de la imprenta, incluye restaurantes, una agencia de colocación, residencias con apartamentos para facilitar la autonomía, centros ocupacionales para ir familiarizándose con el mundo laboral y escuelas para aprender tanto oficios como habilidades para la vida diaria.

Uno de los principios sobre los que se levanta Esment es el de huir de cualquier concepto relacionado con la caridad. Sus empleados tienen que realizar tareas útiles que satisfagan esa necesidad de demostrar que son capaces de crear valor y participar en la economía.

En la imprenta, su línea de negocio más antigua, los operarios recogen impresiones y se encargan del embalaje bajo la supervisión de un tutor. Aunque la puerta a ejercer nuevos roles siempre está abierta, como ha comprobado Gina Barrera. A sus 26 años, lleva ocho en distintos programas de Esment, los últimos tres en la imprenta, donde recientemente ha podido echar mano de sus habilidades artísticas para realizar diseños como el de los manteles

No todo el mundo está listo para trabajar cuando se une por primera vez a Esment, por eso, mientras tanto, adquieren competencias y aprenden a ser más independientes en uno de los centros ocupacionales de la fundación.

Café Inca se ha ganado una clientela fiel, gracias a sus platos contundentes y bocados deliciosos. Los miembros de Esment trabajan tanto de cara al público como en la cocina, cogiendo comandas y preparando los platos con la ayuda de supervisores.

que se usan en la cantina. “A mi madre le ha encantado uno que hice con una ensaimada”, comenta orgullosa. Le encanta dibujar, de hecho, sus primeros salarios se esfumaron en la compra de material para hacerlo. “Era muy gastona porque me entraban ansias, pero ahora he aprendido y ahorro para el futuro. Me siento bien aquí porque hay buen rollo y es un trabajo estable”, asegura.

Gina, quien prefiere no dar detalles de su discapacidad, no se ve en otro lugar que no sea Esment. “Me han preguntado si quiero ir a otra empresa y he dicho que no. En una empresa común puedo tener problemas. Yo he estado en un centro de formación profesional, he estado en el colegio y no me he sentido a gusto. Sufrí bullying en ambos lugares y los monitores nunca reaccionaron para decir: ‘Oye, ¡ya basta!’ Aquí, en cambio, cuando he tenido problemas me han ayudado. Una fundación no es lo mismo que una empresa, en una empresa solo se trabaja y en una fundación se trabaja y se ayuda a la gente”.

A 20 minutos en coche hacia el interior de la isla, en la localidad de Inca, se erige otro de los edificios de Esment, con tres plantas de altura y ocupando todo el ancho de la manzana con sus grandes ventanas cuadradas. Alberga estudios donde personas con discapacidad pueden vivir solos, pero con la seguridad de que hay un profesional cerca en caso de necesitar ayuda. Aunque la estrella del local es el restaurante Cafè Inca. Allí, cada día de ocho y media de la mañana a cinco de la tarde, se puede disfrutar de arroces, carnes a la brasa y postres difíciles de encontrar fuera de Mallorca, como el gató, un bizcocho de almendras con una bola de helado del mismo sabor.

Allí hacen sus prácticas aprendices de cursos impartidos por Esment, como el de ayudante de sala en bar y restaurante. Empleados y estudiantes tienen la libertad de que, si no se sienten cómodos con el puesto, en vez de perder la plaza se les busca otro rol, otra empresa o hasta otro sector. Esto es lo que, según Mercè, les ha permitido crecer tanto: “Las dificultades para replicar

nuestro modelo en el resto del país son normativas. Hemos trabajado mucho para conseguir una relación de confianza, transparencia y auditoría con el gobierno regional y para que este conozca cuáles son las necesidades que tienen las personas con discapacidad intelectual y sus familias. Una de ellas es la seguridad”.

En el centro ocupacional ubicado sobre Cafè Inca, Valentín Almirón, de 21 años y dotado para la música, salta y mueve las manos como si tocara el piano mientras conversa.

Son sus estereotipias, conductas que no puede evitar y que surgen cuando está nervioso. Él dobla los paquetes de chocolate que se venden en el restaurante y, antes de eso, fue guía en el Museo del Calzado y de la Industria y en el claustro de Santo Domingo, también con Esment. Afirma que, “pese a baches y conflictos”, le gusta ir al centro, donde suele llevar su teclado para deleitar con canciones a sus compañeros. “Si no viniese aquí, no sabría qué hacer conmigo mismo”.

Sentirse útil y tener un papel en la sociedad es esencial para todo el mundo, especialmente, para aquellas personas con una discapacidad intelectual. La Fundación Esment se esfuerza por encontrar empleos que cubran esta necesidad.

MALLORQUÍN

A lo largo de la historia, por su tamaño y ubicación estratégica, Mallorca fue ocupada por diversas civilizaciones; desde el pueblo germano de los vándalos hasta los romanos. Más tarde, la isla quedó bajo dominación musulmana durante poco más de tres siglos hasta que en 1229 las tropas de Jaume I de Aragón desembarcaron en sus costas para conquistarla y arrebatarle así su refugio a los piratas musulmanes que atacaban los puertos de su reino.

Lo que siguió fue un proceso de repoblación cuya huella más profunda ha quedado impregnada en el habla de los isleños de hoy en día: el mallorquín.

En Mallorca, y el resto de las Islas Baleares, hay dos idiomas cooficiales: el castellano y el catalán.

Y, fuera de Cataluña, los distintos dialectos de este último suelen conocerse también con nombres regionales; como el valenciano en Valencia o el mallorquín en Mallorca.

La mayoría de los repobladores llegados del reino de Aragón, que entonces incluía a Cataluña, hablaban catalán. La lengua echó raíces en el interior de la isla, y en la actualidad se le considera una de sus señas características.

Si bien el castellano es el idioma más usado en las casas, círculos de amigos y centros de trabajo de Mallorca, el catalán o mallorquín está presente por toda la isla. Las playas y destinos turísticos más populares suelen ser llamados por su nombre en catalán. Como Pollença, el pueblo del

norte de la isla con calles estrechas y un puente romano. Banyalbufar, con sus terrazas empinadas y viñedos de uva malvasía. O Deià, considerado uno de los pueblos mallorquines más bonitos con su aire bohemio y sus calles de piedra.

Pero lo más común es tener que buscar en el mapa direcciones para llegar a lugares que empiezan con sa, es o ses; como las playas de Sa Calobra, Sa Coma, Es Trenc, Es Carbó, Ses Covetes o Ses Dones. Y esto es uno de los principales puntos en los que el dialecto mallorquín difiere del catalán que impera en Barcelona; donde los artículos definidos son el y la para las palabras de género masculino y femenino en singular, respectivamente; y els y les se usa para sus plurales. En Mallor-

ca, en cambio, se utiliza sa para los términos femeninos en singular, es para los masculinos de cualquier número y ses para los plurales femeninos.

Existen muchas más particularidades del mallorquín, como no pronunciar la a final en algunas palabras o las maneras distintas de conjugar algunos verbos. Pero uno de los aspectos que más llama la atención es su amplio vocabulario propio, compuesto tanto por términos surgidos en su territorio como por arcaísmos que en la península se extinguieron mucho tiempo atrás.

Aquí repasamos algunos de esos términos con los que convendría familiarizarse antes de venir a Mallorca.

Foraster es otro término con el que hay que hacer las paces si se pasa una temporada en Mallorca. Si bien su significado es el mismo que el del castellano “forastero” o “extranjero”, los mallorquines lo usan mucho para referirse de manera específica a quienes no son de la isla.

74 CAPFICO FORASTER

Capfico o chapuzón en castellano. La palabra procede de la expresión ficar el cap dins l'aigua (meter la cabeza en el agua) y a quien haga amigos mallorquines durante su estancia en la isla seguramente le preguntarán con frecuencia si quiere fer un capfico antes de correr a refrescarse en el mar.

DA-LI CEBES

75 CAPFICO FORASTER

CEBES BERENAR

Hablando de ensaladas, la más típica de Mallorca es el trempó , con tomate, pimiento, aceite, sal y, cómo no, cebolla. Pero por supuesto, no te la pidas para berenar , que en Mallorca significa desayunar o merendar, a diferencia de Cataluña, donde la palabra solo se usa para este último verbo.

Pero da-li cebes! O para que se entienda en castellano: “¡Ánimo!” En realidad, la traducción literal de esta expresión es “¡dale cebollas!” pero lejos de referirse a la preparación de una ensalada o una tortilla, en Mallorca se emplea para darle aliento a alguien que lo necesita.

Volviendo al trempó , intenta probarlo en un lugar donde lo hagan con mucho esment , es decir, con amor y cuidado. O mejor dicho, con mimo, ya que se hacen muchas variantes de este plato y el secreto está en el aliño. De hecho, trempó es un término que solo en el

catalán de Mallorca significa aliño.

Después de comer puede que te alcance el xubec , el nombre que se da a esa somnolencia que aturde tras una buena comilona. Si sucumbes a ella puedes acabar perdiendo toda la horabaixa , cuya traducción literal es hora baja .

76 XUBEC HORABAIXA DAIXONAR

TREMPÓ

TREMPÓ

XUBEC HORABAIXA DAIXONAR

Aunque tal vez no haya término mallorquín más versátil que daixonar , derivado de d’això

o en español: “de eso”. Los mallorquines lo usan para reemplazar cualquier verbo que no conozcan o que no les venga a la mente a la hora de hablar. Un concepto imposible de traducir al castellano y que pondrá en ti todo el peso de adivinar qué es lo que te están diciendo.

Por eso en el resto de regiones catalanoparlantes se usa para el crepúsculo vespertino. Pero en Mallorca, se refiere a toda la tarde así que más vale vencer el xubec y aprovechar la horabaixa

LA BARAJA ESPAÑOLA

MATERIAL GRÁFICO DE

BARAJA ESPAÑOLA

MAITE Y MANUEL

Quizás una de las confusiones interculturales más curiosas se dé al ver a un español comprando cartas fuera de su país. Él insiste en que busca una baraja normal y el vendedor no entiende qué tiene de anormal la que le ofrece. Y es que, mientras que en gran parte del planeta baraja a secas trae a la mente la imagen de 52 naipes con corazones, diamantes, picas y tréboles; en España, el término se refiere a cartas autóctonas de oros, copas, espadas y bastos. También conocidas como la baraja española.

Brisca, escoba y chinchón son algunos de sus juegos más po-

pulares. Pero tal vez sea mus el más emblemático, con jugadas cuyos nombres se han integrado al vocabulario cotidiano de los españoles. Lanzar un órdago, por ejemplo, se usa hoy para una propuesta o ultimátum en la que uno se arriesga a perderlo todo.

Juegan con la baraja tanto jóvenes en el jardín de una universidad como abuelos en la terraza de un bar. Conviene tenerla a mano incluso si no te gusta apostar: también se puede usar para ver qué te depara el futuro.

Maribel es de Palma, y a sus 74 años se reúne cada mañana con sus amigas en la playa de Portixol para nadar en el mar.

“En verano, 45 minutos y en invierno, aunque solo sean unos 15, pero la cuestión es moverse”.

Hace 25 años, Mercedes cambió Argentina por Palma para estar con su familia, que desde entonces ha sumado cinco nietos y un bisnieto. “Tengo la tranquilidad de tener a los míos aquí, y al lado del mar”.

APAEMA

ORGÁNICOS PRODUCTOS

El paisaje mallorquín incluye más que arena y mar azul intenso. Y es que, si bien las Islas Baleares son conocidas por su oferta turística, cerca de la mitad de su superficie es agraria. Lo verás mientras conduces por el interior de la isla, al lado de campos de cebada, algarrobos y hortalizas como tomates y cebollas. Las almendras son otro cultivo muy tradicional y que ha dejado una impronta en la gastronomía local con platos o bebidas como el granizado de almendra, un infaltable en verano.

¿Qué puede hacer que una comida preparada con productos frescos y locales sepa aún mejor? Para muchos, la respuesta es que también sea ecológica. Cada martes y sábado, los mallorquines se acercan a la Plaza de los Patines en Palma para comprar en uno de los mercados de productos ecológicos pioneros en España. Se fundó en 2010 por iniciativa de asociaciones de agricultores, entre ellas, Apaema: la asociación de producción agraria ecológica de Mallorca.

La agricultura ecológica prioriza la utilización de sustancias y procesos naturales. Por un lado, busca evitar que los alimentos tengan mucho contacto con pesticidas u otros químicos, y por otro, intenta reducir el impacto del sector agrícola en el medio ambiente. Apaema fue fundada en 2006 por agricultores que apostaban por los cultivos ecológicos y querían un espacio donde fomentarlos. Hoy, cuenta con más de 500 socios.

Los proyectos de la asociación abarcan distintas áreas de la producción agrícola y ganadera. Desde el alquiler a precios asequibles de maquinarias como biotrituradoras de residuos vegetales, hasta la posibilidad de usar cocinas industriales como S’Obrador, donde los socios pueden transformar sus cultivos en conservas o bebidas envasadas y venderlos bajo su propia marca.

Brutus Sandal S/S 2025

Una quinta parte de la superficie agraria de las Islas Baleares ya es ecológica y Mallorca es la isla donde más crece este tipo de tierras. Así que si pasas por Palma no te pierdas la oportunidad de probar los productos de su tierra en su versión ecológica.

ALI GUTY

102

Alicia Gutiérrez, Ali Guty para sus miles de seguidores en redes sociales, se sienta a la mesa con una gorra en la que se puede leer sus intenciones, y que traducidas del inglés quieren decir algo así como: Haz tu propio dinero y cásate con alguien gracioso. “Mi filosofía de vida ahora mismo”, comenta con una sonrisa. La primera consigna la cumple desde muy joven y para la segunda, aún le queda tiempo. A sus 25 años, está centrada en consolidarse en la industria internacional del modelaje curvy o de tallas grandes, donde ya ha prestado su imagen para anuncios de firmas como la de Jean Paul Gaultier o Fenty, la línea de maquillaje de Rihanna.

Ali dejó su Mallorca natal para estudiar Periodismo en Madrid con la idea de convertirse en presentadora de televisión. “Lo tenía claro. Me gustaba el mundo del entretenimiento, la tele. Esa manera de relacionarse con la gente y ser yo misma”, recuerda.

Pero acabó probando el oficio de modelo y, tras acabar la carrera, se fue a trabajar a Nueva York, una ciudad con un gran ecosistema de agencias de modelaje ávidas de perfiles frescos, distintos y diversos.

Allí, encadena un trabajo con otro y en el ínterin no se queda quieta, sino que se embarca en sus propios proyectos creativos. “Cojo un fotógrafo, un estilista, un maquillador, una peluquera y de repente creamos una idea juntos y eso es lo que más me divierte porque los trabajos comerciales igual son más rígidos o tienen menos espontaneidad”, explica. Todos quedan plasmados en su cuenta de Instagram. “Disfruto los proyectos en los que creas conexiones genuinas, el equipo es muy talentoso, hay libertad para que te puedas expresar y no seas simplemente un maniquí que acata órdenes”.

Pese a la distancia, Ali se esfuerza en preservar su círculo de amistades del colegio y aprovecha las visitas a Mallorca para verlos y, de paso, proveerse de ensaimadas y Quelitas, las tradicionales galletas saladas mallorquinas. Piensa volver algún día a “relajarse” en la isla, donde creció en un hogar formado por una madre cocinera y limpiadora, un padre dedicado a la construcción y una hermana 14 años mayor que es más como una segunda madre para ella. Mientras tanto, quiere seguir saboreando la incertidumbre de vivir fuera, en ciudades frenéticas, y no descarta cambiar la Gran Manzana por París o algún otro epicentro de la moda.

¿TE SIENTES UNA EMBAJADORA DE MALLORCA?

Sí, y me gusta. Sobre todo porque, últimamente, Mallorca ha despegado en cuanto a turismo, y hace dos o tres años, cuando decía que era de allí, mucha gente no sabía dónde quedaba. En cambio, ahora, vivo en Nueva York y cuando digo que soy de Mallorca me dicen: “¡Guau, me encanta! Es mi sitio favorito, he ido hace poco”. Creo que hay mucha gente que piensa que en los destinos de vacaciones no vive nadie o que nadie es de allí, y se sorprenden al ver que sí.

¿DE QUÉ PARTE DE MALLORCA ERES?

Soy de Palma. Nací y crecí ahí y luego me mudé a Madrid para estudiar la carrera cuando tenía 17 años. Estudié periodismo y fue en el segundo año que me presenté a un casting abierto de una marca de lencería y me cogieron. A partir de allí supe que quería dedicarme a esto.

¿ANTES HABÍAS QUERIDO SER MODELO?

Lo tenía muy en mis adentros, muy interiorizado. Siempre estaba con la cámara, haciéndome fotos, así que era algo que siempre me había gustado, pero no sabía o no creía que iba a ser capaz de dedicarme a ello. Ni me lo planteaba como una posibilidad. Pero sí era un sueño.

Entonces fue pasando el tiempo y empecé a ver a algunas modelos curvy y me sentí súper reflejada en ellas. Me inspiraron muchísimo y ahí te das cuenta de lo importante que es tener referentes. Así que cuando tenía 15 o 16 años, me empezó a vibrar esa idea de “¿Y si pudiera?” Y creo que la vida siguió desarrollándose hasta que conseguí ese casting. Me dije: “Vale, esto es lo que necesitaba y no voy a perder esta oportunidad”. Y la aprove-

ché porque salí con muchas chicas más en esa campaña, pero en la actualidad ninguna se dedica al modelaje.

NO SUCEDIÓ QUE HICISTE ESA CAMPAÑA Y LUEGO TE LLOVIERON LAS OFERTAS...

No, para nada. En el fondo, yo pensaba: “Ahora será más fácil”. Pero no. Además, yo soy bajita y siempre estaba el hándicap de la altura.

¿CUÁNTO MIDES?

1,63 metros. Tuve que construir mi imagen y la manera en que quería ser vista en el mundo de la moda para que me diesen una oportunidad. Porque, en realidad, la primera agencia con la que firmé dijo: “Vale. Lo intentamos. Te damos la oportunidad y vemos qué pasa”. No fue: “Vale, sí, te queremos. Tenemos una visión para ti”. Desde el principio, la visión sobre mí misma la tuve yo y, a raíz de ella, conseguí que el resto también me viera de esa manera.

¿QUÉ TAN DIFÍCIL FUE DAR EL SALTO A NUEVA YORK?

A medida que iba acabando la carrera, ya sabía que me iba a enfocar en el mundo de la moda y sabía que me quería ir fuera porque en España no hay muchas oportunidades. Tenía en mente Londres porque está más cerca y era más fácil conseguir el visado y agencias. Pero pensé en ir primero a lo grande y luego ya ir bajando.

Entonces estuve escribiendo durante bastantes años a agencias de Nueva York que me decían que no constantemente. Pero llegó un momento en que había hecho unas fotos muy chulas para una editorial de una revista y creo que ahí se me vio de

una manera que les hizo pensar: “¡Qué guay tu look, queremos representarte!” porque fue ahí cuando una de esas agencias que llevaba mucho tiempo contactando me dijo que sí. Me preparó el visado y ese año tuve que hacer bastante material para que lo aprobaran porque no bastaba con mostrar dos trabajos y ya, que era lo que yo tenía en ese momento. Así que me mudé a Nueva York en enero de 2022.

¿SIENTES QUE HAY MÁS POSIBILIDADES DE MODELAR ALLÍ?

Sí, cien por cien. De las grandes ciudades de la moda, Londres y Nueva York me parecen las más inclusivas. Estados Unidos sobre todo. Fue allí donde empecé a ver maniquíes con cuerpos menos esbeltos. Ya no es solo que allí haya marcas que tengan más variedad de tallas, sino que también hay más marcas que son aposta de tallas grandes, o tienen la 5XL o la 6XL.

Allí hay mucho más mercado obviamente porque es un país más grande y con mayor oferta. Pero también pienso que ahí te sientes más integrada. Cuando trabajo en España, incluso a día de hoy sigo teniendo encontronazos porque no me funciona la ropa o tal vez no tienen mi talla pero me quieren para una campaña por mis trabajos anteriores aunque igual no encaje del todo con la marca. En cambio, en Estados Unidos no he tenido tantas experiencias en las que no encaje o sienta que no sea mi sitio. Ahí me siento más cómoda porque es más común que la gente de talla grande modele, en España no tanto. Aquí solo trabajan una o dos chicas.

TODOS HEMOS TENIDO UNA ÉPOCA EN NUESTRAS VIDAS EN LA QUE NO HEMOS ESTADO CÓMODOS CON NUESTRO CUERPO, ¿TÚ SIEMPRE TE HAS SENTIDO CÓMODA?

Yo creo firmemente en la frase fake it ‘till you make it, o sea que lo finges hasta que te lo crees de verdad. Porque tanto lo bueno que te crees de ti mismo se hace verdad como lo malo, y cuando empecé con la marca de lencería, que fue mi primer trabajo, tuve que hacer un cambio de mentalidad porque literalmente iba a salir en la tele en lencería. No había vuelta atrás.

No sé si cambié el chip, pero sí empecé ese trabajo de volver a mí misma y de aceptarme y quererme tal cual era porque había sido seleccionada entre muchísimas chicas porque yo era especial y porque yo me sentía así. Hasta entonces a mí me daba vergüenza ponerme sin camiseta delante de mis amigas, pero allí fue como: “Ya está. Aquí se cae todo ese velo de vergüenza y para adelante”. Me ayudó muchísimo a construir esa confianza en mí misma.

HOY EN DÍA HAY ESTUDIOS QUE DICEN QUE, EN LAS GENERACIONES MÁS JÓVENES, EN TU GENERACIÓN, LAS OPINIONES DE HOMBRES Y MUJERES SON CADA VEZ MÁS DISTANTES…

También creo que tiene mucho que ver con que no soy una persona que busca reiteradamente esa validación masculina que creo que muchas veces es la que más nos condiciona: “¿Le estaré gustando a los chicos?” Porque muchas veces, tienes que ser demasiado perfecta, demasiado fina o elegante. Y en este trabajo, me visto de tantas maneras, con tantos looks, con tantos maquillajes que al final me divierto y me da igual lo que piensen los demás.

…PERO A LO QUE IBA ES QUE HAY UNA ACUSACIÓN QUE

SIEMPRE APARECE EN LOS PERFILES DE LAS MODELOS CURVY Y QUE SUELE VENIR DE HOMBRES JÓVENES Y ES QUE LES REPROCHAN QUE ESTÉN “PROMOVIENDO” LA OBESIDAD.

¡Es que siempre es el mismo comentario! Y es gente que realmente ni se preocupa por tu salud, ni le interesa y no sabe nada de ella. Hay muchas personas que están delgadas y tienen otros problemas. Yo estoy perfectamente sana, este es mi tipo de cuerpo y aunque no lo fuese nadie sabe por qué situación está pasando cada uno. Y también tienes derecho a existir. O sea, no estoy promoviendo nada, no estoy diciendo que no hagas deporte, no estoy diciendo que no comas o que sí comas, simplemente estoy existiendo, haciendo algo que me gusta y dando visibilidad a gente que tiene este cuerpo y que está simplemente viviendo su vida. Hay muchas maneras de verlo y hay muchos extremos, pero ni promuevo una cosa ni la otra, simplemente estoy existiendo y muchas veces ves que tienes que justificar el porqué haces lo que haces o porqué te muestras como te muestras simplemente porque no tienes un cuerpo normativo.

Y AHORA MISMO, ¿EN QUÉ PROYECTOS ESTÁS TRABAJANDO?

Vengo de haber estado casi todo el año sin trabajar porque estaba renovando el visado para Estados Unidos, justo volví allí hace dos meses. Estoy reconectando con campañas y proyectos, estoy muy enfocada en disfrutar eso y me encuentro redefiniendo mis metas y lo que quiero para el futuro porque firmé con una nueva agencia, o sea que estoy de rebranding.

¿Y QUÉ QUERRÍAS QUE FUERA DIFERENTE EN ESA NUEVA MARCA?

Quiero sentir que estoy haciendo las cosas con más propósito en vez de hacer por hacer, que es algo que al principio es muy necesario: decir sí a muchas cosas para que luego te puedas plantear decir no. Quiero hacer las cosas con más propósito y con más intención.

¿ALGÚN PROPÓSITO EN ESPECIAL?

Pues, no sé si propósito pero ahora he empezado a estudiar actuación.

¿ACTUARÍAS EN INGLÉS O EN CASTELLANO?

Estudio a distancia allá en Nueva York, pero en español. Quiero poner bien los cimientos en español y luego, sabiendo que estoy en Estados Unidos y que hablo inglés, seguramente acabe haciendo algo ahí, pero en principio quiero formarme con coaches en español. Esa es mi nueva meta.

BIRDWATCHING

La mayoría de visitantes llegan a Mallorca en busca de calas paradisíacas y platos sabrosos como el arrós brut, un arroz tan caldoso que a primera vista puede pasar por sopa. Pero hay un nuevo tipo de turista cada vez más presente en la isla que se arma de binoculares y botas de montaña para salir a explorar a pie barrancos, bosques y senderos, siempre con la vista en el cielo: los birdwatchers.

El birdwatching o la observación de aves es una afición que suma adeptos alrededor del planeta y Mallorca no es la excepción. Lugares como s'Albufera de Mallorca, la zona húmeda más grande de la isla, incluso tienen casetas para camuflarse y avistar alguna de las más de 300 aves que hacen escala ahí a lo largo del año. Pero en la costa opuesta, la occidental, se encuentra el premio gordo del birdwatching: el buitre negro, el ave rapaz más grande de Europa. Mallorca es la única isla del Mediterráneo donde todavía habita y la Sierra de Tramontana se ha convertido en su último refugio insular.

“Ahora hay 45 parejas reproductoras y cada año sacan unos 30 pollos adelante”, explica la bióloga austríaca Evelyn Tewes, directora de la Fundación Vida Silvestre. “Pero cuando vine por primera vez en los años 80, solo quedaba una”. Tewes llegó a la isla tras decidir dedicar su tesis doctoral a la conservación del buitre negro. Hoy, su trabajo ha evitado la extinción de esta especie en Mallorca a través de la fundación, que con la ayuda de un centenar de voluntarios vigila las zonas de anidamiento y educa a la población sobre la fauna local.

Los buitres negros fueron perseguidos décadas atrás por los agricultores locales, quienes temían que matasen a sus perdices y gallinas. La herencia de ese pasado se ha plasmado en sus nidos, que en Mallorca se construyen en recovecos de acantilados marinos en vez de en lo alto de árboles, como sucede en el resto del continente. Allí fue donde encontraron cobijo y donde hoy se les puede avistar dando círculos en vuelos nupciales o alimentando a sus polluelos.

MARC BIBILONI ELA FIDALGO

LA SIMBIOSIS ENTRE LA ARTISTA Y SU GALERISTA

Al noroeste de España, en la provincia de Zamora, hay un pequeño pueblo llamado Carbajales de Alba que es conocido por los coloridos y exquisitos bordados de sus mujeres, que a mano alzada y armadas de jaboncillo improvisan pavos reales y claveles sobre mantones de manila y capas de torero. Ahí llegaba cada verano a visitar a su familia materna una niña mallorquina con la que el resto de niños nunca querían jugar. Soledad, su abuela, lo solucionaba fácilmente: “Vente conmigo a bordar”.

Así nació la relación de Ela Fidalgo (1993) con el mundo de la moda, una industria en la que alcanzó un éxito precoz. En su tercer año de estudios, se coronó con el premio a diseñadores jóvenes en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid, la pasarela más importante de España, y poco después quedó finalista en el Festival Internacional de Moda de Hyères, en Francia, la lanzadera de nuevos talentos de la moda europea.

Pero, lejos de reforzar su vocación, estas hazañas acabaron alejando a Ela de la industria de la moda y acercándola a una nueva pasión: el arte. Ahora crea desde Mallorca piezas que emergen de su experiencia y formación en moda, pero que evolucionan libremente sin las restricciones que impone la industria textil.

De Marc Bibiloni (1992), fundador y director de la galería que lleva su nombre en Madrid, Ela ha aprendido a pisar el desacelerador para dejar que sus reflexiones y vivencias se fundan con el hilo y la aguja, pero también con materiales y técnicas nuevas para ella. Ha realizado exposiciones que se han vendido por completo y ha hallado en Marc, la lealtad férrea, empatía y honestidad que le permiten elevar con confianza sus creaciones de prenda de vestir a obra de arte. Y Marc ha encontrado en Ela a esa artista que le abre las puertas de su universo y le hace sentir esa “experiencia religiosa” que para él es el arte.

¿CÓMO SE

CONOCIERON?

EF Sabía quién era y teníamos amigos en común. Fue muy curioso porque, por motivos personales, me había refugiado en la isla y estaba trabajando de kelly, o sea limpiando habitaciones de hotel. Pero un día, dije: “¡Jo, con todo lo que he hecho, con esa colección tan bonita, qué pena que aquí no se haya podido ver!”. Y de repente me encontré con un palacio en el centro de Palma. Era una galería y pensé: “Sería increíble hacer algo aquí”. Así que entré y vi a Marc...

MB Es que entró de repente una tía con una pamela gigante que parecía una verdadera obra de arte por sí sola. Y lo curioso es que ella me propone un proyecto cuando yo ya le había escrito por Facebook para proponerle uno a ella, solo que no me había contestado.

EF Se había quedado en solicitud de mensaje y no lo vi.

MB Entonces, se aparece esta tía con la pamela y me dice: “Eh, ahora mismo yo estoy limpiando váteres”. O sea, fue como amor a primera vista. Yo ya sabía quién era por amigos en común pero el primer impacto de conocernos fue este, como de película, muy almodovariano porque yo en ese momento trabajaba para una galería en el centro que, como Ela dice, parecía un palacio.

Y a raíz de ahí ella empieza a entrar de forma indirecta en el mundo del arte. Lo que me encanta de nuestra historia es que, aparte de que nos hicimos íntimos muy rápido y nos fuimos a vivir juntos durante una larga temporada, fue conmigo que ella puso su primer pie en una galería y a la vez, fue ella la persona con la que comencé a entender qué clase de galerista quería ser.

HABLANDO DE GALERÍAS, EL SECTOR VIVE UN BOOM EN LUGARES TAN DISTINTOS COMO HONG KONG O UGANDA. ¿Y EN MALLORCA?

MB También. Pero lo que me parece un medidor de buena temperatura es que hay muchos artistas que están abriendo estudios aquí, quizá porque se quieren deslocalizar de las grandes ciudades. A raíz de esa creciente propuesta de artistas que quieren crear desde Mallorca, se activan las galerías de arte. Para ser una isla tan chiquitita en medio del Mediterráneo, la oferta que tenemos no tiene igual. Y una parte que no podemos olvidar es que en Mallorca vive gente de todo el mundo, lo que significa que cuando producimos exposiciones no estamos mostrándoselas solo a un público local, lo cual es fantástico, sino también a uno internacional y coleccionista de arte, lo que abre muchas puertas más allá de la isla.

EF También está el hecho de que es una isla… Estar aislado hace que la gente tenga que sobrevivir. ¿Cómo? Siendo creativo. Esa creatividad ha emergido en tradiciones de la isla que van desde las gastronómicas hasta las más artesanales. Eso ha fomentado que tengamos una red de artistas muy enriquecida.

¿PERO SE PUEDE VIVIR DEL ARTE EN MALLORCA?

EF Esa no es una cuestión de Mallorca. En Madrid, también es difícil. Ser artista es un compromiso de por vida. Tú eliges este modo de vida. Yo, por ejemplo, no tengo la necesidad de vivir en Nueva York para trabajar en mi obra. No creo en eso, a lo mejor antes sí, porque estábamos más coaccionados en España, ya que salíamos de una dictadura. No teníamos información como ahora, que puedes estar pintando en Tombuctú y a la vez estar conectado con el resto del mundo. Además, ese no es mi trabajo sino el de la galería. Yo, cuanto más aislada y centrada en mi obra esté, desde la honestidad y la humildad, ahí es cuando la galería tiene que coger mi trabajo, acunarlo, explotarlo y llevarlo a todas partes.

MB Hay diferentes tipos de artistas, y todas las visiones son súper válidas. Ela es un tipo de artista que quiere figurar en los libros de historia.

EF ¡Por Dios no digas eso! (Ríe) Por favor, ¡qué vergüenza!

MB Déjame explicarlo. No es por un tema de ego, sino que hay artistas cuyo sueño es marcar una huella en la historia del arte. Hay otros artistas, y es súper válido también, que buscan enriquecerse a través de su creación. Yo lo veo muy claro y las formas en que la galería los puede acompañar son totalmente distintas.

AMBOS HAN VIVIDO FUERA DE LA ISLA Y AMBOS DECIDIERON VOLVER, ¿POR QUÉ?

MB Yo fui a estudiar a Barcelona cinco años fantásticos. Luego fui a Londres y ahí pedí una excedencia de unos meses para venir a Mallorca a pasar un verano largo porque tenía mucho estrés. Mi vida en Londres era trabajar. Fue la mejor universidad del mundo pero a veces las ciudades frenéticas hacen que se te olvide tu persona. Así que volví aquí un verano y decidí quedarme porque empecé a pasear por las galerías y me di cuenta de que aquí tenía la posibilidad de algo que yo siempre había descartado: antes, yo sentía que Mallorca se me quedaba pequeña y que nunca iba a tener aquí las posibilidades de cumplir mis sueños. Pero me di cuenta de que sí podía. Entonces fue algo tan orgánico como coger una excedencia, volver a Mallorca un verano, conocer las galerías, ver un poquito el mundo del arte aquí y, al cabo de unos meses, llamar para anunciar que no iba a volver jamás. (Risas)

EF A mí, lo que me pasó fue que terminé diseño de modas e iba a empezar a trabajar en una firma en París y mi madre, pues, tuvo un cáncer, y decidí volver porque para mí la familia es lo primero.

Pero esa vuelta fue como un fracaso. Lo pasé muy mal, yo venía de ganar la Mercedes Benz, de estar haciendo colecciones, en el ojo del huracán, en París, que era mi sueño, y de trabajar con firmas como Margiela. Y, de repente, me encontraba de vuelta en la isla.

«SOLÍA

SENTIR QUE MALLORCA ERA

MUY PEQUEÑA PARA MÍ Y QUE NUNCA TENDRÍA LA OPORTUNIDAD DE CUMPLIR MIS SUEÑOS. PERO LUEGO ME DI CUENTA DE QUE ERA POSIBLE. Y FUE TAN NATURAL

COMO REGRESAR A MALLORCA UN VERANO, CONOCER LAS GALERÍAS Y, DESPUÉS DE UNOS MESES, LLAMAR PARA ANUNCIAR

QUE NO IBA A VOLVER».

MARC BIBILONI

Entonces vine aquí a Mallorca y lo único que había era limpiar hoteles. Ahí fue cuando entré en depre porque volví a casa de mis padres, que estaba genial, los adoro, pero claro... Y a mí no se me caen los anillos por limpiar un váter pero era rollo…: “Ostras, tanto esfuerzo para nada”. Porque yo nunca terminé el bachiller, tampoco hice selectividad. Yo llegué a Madrid, me fui a una casa okupa y empecé a trabajar en discotecas. Fueron los profesores de la universidad los que me vieron y me preguntaron: “¿No te gustaría estudiar diseño de moda?” Y yo: “¡Pues claro, pero no puedo pagarlo!” Al final conseguí una beca. Pero lo viví como un sueño porque yo vengo de una familia que es humilde y trabajadora. Nunca me ha faltado nada pero yo de chica veía en YouTube los vídeos de escuelas como Central Saint Martins de Londres o de la Academia de Modas de Amberes y me ponía a llorar. Mi padre me decía que no iba a poder ir nunca ni siquiera a la IED de Madrid, donde al final terminé yendo.

CONSEGUISTE UNA BECA PARA ESTUDIAR DISEÑO DE MODA Y CASI DE INMEDIATO TUVISTE ÉXITO. ¿CÓMO VIVISTE ESOS TRIUNFOS EN SU MOMENTO?

EF El de la Mercedes Benz lo viví bastante mal. A lo mejor era joven y vivía las cosas muy dramáticamente. El día del desfile es la hostia pero al día siguiente, ¿quién está a tu lado para apoyarte? Acabé con una depresión súper fuerte. Yo crecí viendo a John Galliano, a Alexander McQueen, a Marc Jacobs, toda esta gente que nacía de la nada y se volvían dioses o así los veía yo. Cuando vienes de una familia no acomodada y que siempre se la ha tenido que currar para sacar las cosas adelante, piensas que ganar un certamen como la Mercedes Benz te va a cambiar la vida. ¡Pero no! Te haces ilusiones y fantasías, pero es tu movida. Así que creo que me puse unas expectativas tan altas: que mi vida iba a cambiar, que ya no pasaría tanta penuria económica. Y cuando me di cuenta de que no iba a ser así, me dije: “No soy suficiente, ¿qué es lo que tengo que hacer de más? ¿Cómo hago para sobresalir?” Me lapidaba constantemente y entré en una depresión en la que no veía luz. Pude salir gracias a Isabel Berz, que era mi directora en la universidad y gracias a quien tuve una beca, porque en el IED no había becas, la crearon para que yo pudiera estudiar. Ella vino a recogerme a casa y fue uno de los muchos ángeles que he tenido, Marc fue otro.

En cambio, Hyères lo disfruté mucho porque estaba Marc, me lo pasé bomba. Aunque fue muy duro porque curraba todo el día. Teníamos momentos en casa en los que yo le lloraba… MB Ya vivíamos juntos.

«EL AISLAMIENTO SIGNIFICA QUE LAS

PERSONAS TIENEN QUE SOBREVIVIR. ¿CÓMO?

SIENDO CREATIVAS. ESTA CREATIVIDAD HA

SURGIDO DE LAS TRADICIONES DE LA ISLA, QUE COMPRENDEN TANTO SU GASTRONOMÍA COMO SUS PRINCIPALES ARTESANÍAS.

ADEMÁS, TAMBIÉN HA DADO LUGAR A UNA RED IMPORTANTE DE ARTISTAS».

ELA FIDALGO

ENTONCES, ¿CUÁNDO EMPEZASTE A TRABAJAR CON MARC AÚN ERAS DISEÑADORA DE MODA, NO ARTISTA?

EF No, a la par.

MB Ella mostró sus diseños de la Mercedes Benz en la galería donde yo trabajaba, luego hizo una pequeña lámina muy sencilla que se vendió. Y siempre estaba ese comentario emocional que yo le decía: “Estos vestidos son esculturas”. A raíz de ahí, le pedimos que hiciera sus primeras piezas de arte textil en un canvas. Luego hizo una exposición que fue un éxito absoluto: se vendió todo a la primera. Y luego vino Hyères, que fue un reto porque el dueño de la galería no quería que lo hiciera porque quería que se centrara en su práctica como artista.

EF Yo le decía al dueño: “¡Por favor, necesito hacerlo! Es uno de mis sueños”. Estaba en Mallorca y tenía tiempo para desarrollarlo. Y él respondía: “No, solo uno de cada 1.000 llega”. Y yo, llorando, le insistía: “Soy ese uno”. Y él: “No, no lo eres”.

Ese fue un punto de inflexión muy heavy, del rollo: “Uy, esta galería no…” Por ejemplo, Marc me da su opinión, pero nunca me corta en seco ni me ha dicho un comentario despectivo. Él siempre dice cosas que suman, nunca nada que reste.

Así que en la Mercedes Benz yo lo pasé muy mal pero aprendí mucho de mí misma. En cambio en Hyères, donde quedé finalista, me lo pasé muy bien, pero me di cuenta de que yo no pertenecía a ese mundo.

MB En Hyères le dieron el comentario que le hizo darse cuenta: “Esto no es producible”. Ya has visto sus vestidos, tienen muchas capas y llevar eso a una producción rentable dentro del mercado es imposible. ¿Qué mundo te permite seguir haciendo esas creaciones? El del arte.

¿Y EN QUÉ TRABAJAN AHORA?

EF En mi última exposición hablo de Ela pero también de Manuela, que soy yo de chica, mi nombre original es Manuela. Ela es la que se encarga de hacer los talleres de mediación en los que gente viene a colaborar en proyectos y trabajamos la herida, porque a la gente le encanta Ela. Y ya cuando empezamos a escarbar es que aparece Manuela. La exposición está enfocada en ese discurso que hay entre ellas.

No está mal ser Ela, pero muchas veces hay que meterla en el armario para que se relaje un poco.

La crisis financiera de 2008 cambió la vida del psicoterapeuta Tomeu Arbona y la maestra María José Orero: “Nos arruinamos”. Lo poco que les quedaba lo invirtieron en un sector desconocido para ellos: la pastelería. Pero no cualquier pastelería, sino una radicalmente tradicional.

“Investigamos recetarios históricos, libros descatalogados, hablamos con cocineras mayores y monjas de clausura”, cuenta María José. El resultado fue un catálogo que rescata del olvido antiguas recetas mallorquinas como la ensaimada de cordero con cabello de ángel o la de bacalao.

El éxito los llevó a mudarse en 2018 a la céntrica plaza Weyler, en un local que tampoco es cualquier local: es el antiguo Forn des Teatre, “horno del teatro”, como reza un cartel art nouveau verde y amarillo con letras rojas hecho con madera en 1916.

“Nos llamamos Fornet de la Socà, pero la fachada está protegida así que no se puede tocar”, dice Tomeu mientras admira este local lleno de historia. “Y tampoco lo haríamos”.

FORN DES TEATRE

Cual lienzo de artista, el cielo de Mallorca se tiñe de numerosos tonos naranjas y rosas al fin del día, con manchas azules donde las nubes no consiguieron cubrirlo. La isla más grande de España, que se convierte en un mar de turistas ansiosos de playa en verano, no pierde su encanto durante sus inviernos templados en los que el sol nunca se pone antes de las cinco y media de la tarde.

En lo alto de la Sierra de la Tramontana, nieve cae cada fin de año sobre el pico del Puig Mayor, la montaña más alta de las Islas Baleares. Cabras asilvestradas pastan por sus laderas vigiladas de cerca por buitres negros que vuelan hasta allí desde sus nidos en los acantilados costeros en busca de alimento. En el interior de la isla, campesinos, campers, trabajan la tierra que riegan gracias al agua que extraen con molinos de viento. Hechos de piedra y hierro, unos 2.300 se levantan a lo largo del paisaje rural mallorquín.

Tomates, olivos y almendras son el fruto de ese trabajo y la base de la gastronomía mallorquina, que pese a la imperante globalización de nuestros tiempos ha conseguido mantenerse dentro de los confines de la isla, exigiendo como requisito pisarla a quien quiera deleitarse con sus sabores.

Todo esto hace de Mallorca ese paraíso que, como bien decía la estadounidense Gertrude Stein, no todos pueden soportar. Pero quienes sí pueden, terminan hallando en él un refugio lejos de la vida acelerada y frenética que se extiende al otro lado del mar. Para ellos, quizás la definición de la isla hecha por otro gran escritor, el argentino Jorge Luis Borges, sea más acertada: “Mallorca es un lugar parecido a la felicidad”.

Tras años sin ir a la mercería de Antonia, Pere-Josep se la encontró en un bar. “Quiero ser tu amigo”, le escribió detrás de una tarjeta. “Hasta entonces solo me interesaba comercialmente”, dice ella, “era buen cliente”.

Muminu, de 28 años, quiere hacer cine y teatro. Es actriz e integradora social, le encanta la naturaleza y estar activa, y por eso le gusta Mallorca, donde se accede a áreas naturales fácilmente.

Adam es hijo de madre mallorquina y padre de Costa de Marfil. Tiene 18 años y entrena a un equipo de niños, pero piensa cambiar el deporte por la mecánica naval para tener salidas laborales “decentes”.

Maj, de 30 años, es ítalo-marroquí y lleva cinco años en Mallorca, donde cada mañana va a la playa a hacer su rutina de yoga. Le gusta recargar baterías al lado del mar y la multiculturalidad de la isla.

Pelotas Soller, Casi Myra, Onda, Kora Sandal, Dana, Drift Trail Sandal S/S 2025

Eduardo Vizcaíno ha vivido en Madrid y Alemania, pero ahora reside en Mallorca, donde casi todos los días hace piragüismo en el Real Club Náutico de Palma. “Hora y media en el mar siempre viene bien”.

Edición y creación

Alla Carta Studio

Director creativo de la marca

Achilles Ion Gabriel

Directora de la marca

Gloria Rodríguez

Directora artística de la marca

Emanuela Amato

Fotografía

Martin Parr

Estilismo

Francesca Izzi

Peluquería y maquillaje

Sandra Torrero

Escenografía

Dolores Llorens

Material gráfico

Maite y Manuel

Redacción

Stefania Gozzer Arias

Producción

Rocío Romero

Créditos de imagen

© Martin Parr

Impresión

Artes Gráficas Palermo, Madrid

ISSN: 2660-8758

Depósito legal: PM 0911-2021

Impreso en España

Alcudia Design S.L.U. Mallorca camper.com © Camper, 2025

Únete a The Walking Society

Agradecimiento especial a

Alex, Maj, Nele y Sami de Camper

Alex Sobrón

Ali Guty

Ana, Caty, Jordi, Pere y Everlyn de la Fundación Vida Silvestre

Apaema

Ela Fidalgo

Jan Horcik

Jordi Clotet Saló

Marc Bibiloni

Marcella Barceló

Marion de Raucourt

Mercè Marrero de Esment

Rodrigo Agudo

Rossy de Palma

Sara Regal

Teresa Tarragó

Successió Miró, Roser Salmoral

Fundació Miró Mallorca

Thomas Perroteau

Tomeu, María José y Adrià del Forn des Teatre

Adam, Amanda, Antonia, Bea, Biel, Blanca, Carlos, Didac, Eduardo, Elena, Inés, Jacinto, José David, Juan Luis, Henry Alejandro, María, María Ángeles, Mariamma, Maribel, Matías, Mercedes, Milo, Muminu, Nebiyat, Pere-Josep, Piero, Raquel, Ruth, Santino, Siro

Arthur Arbesser, Bonsai, Chateau Orlando, Giuglia, Jht, Lessico Familiare, Older, Paura, Plas, Studio Ventisei, Viapiave33, Archivio

La Couture, Old Mcdonald Had An Archive, Sorry Mummy, Volgari Ferraglie

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.