Invierno

Page 1

1


2


campotraviesa revista de poesĂ­a

nro 5 - Invierno


CONTENIDO

No hay que morirse / Yo también existo / Ana Inés López 5 Nota / Javier Foguet 6 INVIERNO Una mañana de invierno al despertar / Daniel Durand 7 La mañana y el andén / Martín Armada 9 Fasto de la gran nevada.21 / Arturo Carrera 10 Miércoles / Wiltold Gombrowicz 11 Reminiscencia / Pablo Gunlolo 12 Dos nenitas / Sergio Bizzio 13 MAR Poema 73 / Poema 101 / José Ángel Cuevas 14 Frente al mar en un cuarto blanco / María Lucesole 15 Mar del Plata / Camilo Sce 16

EVENTUALES Presentación de Editorial Triana / Martín Zicari 17 De brotes ramas / Verónica Yattah 18 LA HISTORIA DEL POEMA Los mosquitos / Paco Urondo 20 Luz y oscuridad / Daniel Durand 21 La piedad por «esas imbéciles moscas» / Ricardo Zelarayán 22 INSECTOS La oruga / José Watanabe 24 Cigarras / José Villa 25 VI / X / XXVI / Francisco Ide Wolleter 26 Para llegar hay que caminar la avenida / Jonás Gomez 27 DEPORTES Surf / Sergio Bizzio 28 Gran cosa el agua / Mara Pedrazzoli 29


Cuál es la función: Determinado Rumor 30 Catálogo de poesía de la editorial 32 DE ON SP RE L IA OR IT Hombre sentado ahí / Martín Armada 33 LA ED After Sangre / Diego Carballar 34 Confidencia del itabirano / Carlos Drummond de Andrade 35 Morada / Pablo Gunlolo 36 Veraneos / Paco Urondo 37 14 / Barbara Belloc 39 POEMAS SOBRE CIUDADES Buenos Aires / Jorge Luis Borges 40 Una chica como vos por Antonela Ferrari Milano 42 Te goolee para sentirte cerca / Malen Denis 44 Buscar drogas en Wikipedia / 4 am / Malen Denis 45 RESEÑAS Travesías jadeantes por Ignacio Barzaglini 46 Las verdades que hace tanto no decimos por María Lucesole 48 I / Sebastián Goyeneche 50 XVI / Sebastián Goyeneche 52 XX / Sebastián Goyeneche 53 XXI / Sebastián Goyeneche 54 Osvaldo Bossi

POETA DE LA ESTACIÓN

@corderodedior @moritavargas

POESÍA EN LAS REDES

64 66 68


REVISTA CAMPOTRAVIESA Revista de la Editorial Campotraviesa N° 5 - Invierno 2015 Dirección: Violeta Pastoriza y María Lucesole Colaboradoras permanentes: Mara Pedrazzoli y Ana Inés López Diseño: Violeta Pastoriza Corrección: María Lucesole Imagen de tapa y contratapa: Nicolás Sarmiento

pueden escribirnos a editorialcampotraviesa@gmail.com Facebook: Editorial Campotraviesa Agradecemos a María Luz Cimino y Juan Lucesole, por la ayuda económica, a Damián Ríos por prestarnos libros de poesía para esta sección, a Mariano Blatt por facilitarnos algunos otros; a Celeste Cucurulo por el ofrecimiento constante de tipear textos, dictarlos o escucharlos, a Lucía Pedrotti por leer y dictar muchos otros poemas toda una mañana, a Luisina Gentile por otros dictados y tipeos, a Blatt & Ríos por el apoyo logístico de siempre; a todos los poetas (y artistas) que comparten sus obras.


INVIERNO No hay que morirse | Ana Inés López

No te construyas una cueva para ser feliz nadie puede ser feliz solo en una cueva por eso la gente sale a bailar y hace las cosas mal.

Yo también existo

Caminar por las calles del centro por la vereda con ropa elegante para una entrevista laboral de la que estoy volviendo a mi casa con frío y fe. (publicados en: Cuaderno de ejercicios, Buenos Aires, Guduchi, 2014) 7


#poemas de la estación

Nota | Javier Foguet

No te conozco y no me conoces pero he dormido en tu cocina de piedra al resguardo del hielo y de la niebla y he quemado un poco de la reserva de yareta (el único combustible de que dispones a esta altura, lo sé) y todavía mi ropa está impregnada con su humo resinoso y tampoco me perdono no haber tenido una ginebra para dejarte bajo el techo tiznado para las noches apenas más cálidas y hondas que te tendrán aquí, de nuevo junto al olor de los pastos y el goteo más decidido y saludable de la vega. Como me ha recomendado la gente que me indicó tu puesto, he terminado de apagar los tizones ahogándolos con su propia ceniza y un poco de agua que no se congeló durante la noche. (publicado en: La tumba de los viajes, Córdoba, Ediciones del Copista, 2006)

8


#invierno

Una mañana de invierno al despertar | Daniel Durand

Una mañana de invierno al despertar ya era verano. A correr puertas, abrir ventanas y salir a sentir el aire deslizarse por la piel, yo porque te conozco, te recuerdo, ah! gracias, delicias, deleites, formas de la nada en el placer del ocio. Llegaron vientos tibios, lamieron el barrio, lo ablandaron con sus hojas traslúcidas de placer. ah! era el invierno lo que me había sumido en sinrazones infinitas, yo que pensé que estaba triste, pero solo tenía frío, ganas de caminar por la calle con la piel al unísono con el aire. No es primavera, no es verano, es el final de un raro invierno que hasta hoy nos tuvo coagulados, pero ahora hace calor, hace calor; ya vamos a comprar las finas tintas con las que tendremos que dibujar las hojas que brotarán de adentro de los árboles. Sé que aún pensás poco, pero veo agitarse cada una de las futuras hojas que ostentará el verano dentro de los árboles.

A disipar los tufos cálidos de aire llegan las primeras gotas gordas que se azotan de una lluvia anhelada, contenida milenios en la punta del cielo.

9


Una mañana de invierno al despertar @ Daniel Durand

Si tan solo eso fuera suficiente para unir a los hombres: En diez minutos se diluyó este verano de agosto que nos mantuvo suspendidos durante diez días y volvió el invierno: hace un rato estábamos sentados en el patio mirando el amarillo solar contra los árboles pelados del fondo y ahora estamos metidos adentro de la casa, con la estufa prendida, traduciendo poemas: (publicado en: El cielo de Boedo, Buenos Aires, Blatt & Ríos, 2015)

10


#invierno

La mañana y el andén | Martín Armada

La mañana y el andén donde el único rastro de convicción es el vapor que me sale de la boca. Hago la matemática del retorno: en mi cabeza guardo cosas superpuestas y una línea fina de carne rosada separa lo que fui de lo que soy. Desde la estación se ve un conurbano bajo un humo fino que alcanza para hacer pensar. Busco un lugar cerca de la pared. Los que se hicieron hombres pagando su casa eligieron pintura para tapar el recuerdo de los otros, pueden tolerar el frío con una sola campera. (publicado en: Ahab, Bahía Blanca, Vox, 2011)

11


#invierno

III. Fasto de la gran nevada. 21 | Arturo Carrera

Fue una única vez: la gran nevada. Y no hubo “un otro día”. Todo quedó inmóvil. Se habló mucho de la plumilla que ahoga los murmullos, de la canción que deja muda la gritería de los niños. Hasta que salen ellos, luego, a pisar la gravedad que es leve, a rozar con los labios el hielo, hasta romper el hechizo del aire, su cola de novia escarchada. Porque dejó en la noche un perfume de “vino” que las fotos ya no captan. ¿No será ella “la mujer de todo lo masculino”? (publicado en: Fastos, Montevideo, Hum, 2010)

12


MAR Miércoles | Witold Gombrowicz Absolutamente solo en Jocaral (así se llama la quinta).

Me levanto a las nueve. Después del desayuno escribo hasta el mediodía. Almuerzo. Voy a la playa, vuelvo a las siete. Escribo. La cena. Escribo. Luego leo Vicomte de Bragelonne, de Dumas, y La pesanteur et la grace de Simone Weil. Duermo. Apenas comenzó la temporada. Muy poca gente. Viento, viento y viento. Por la mañana se hinca en mi despertar el ruido de los árboles que rodean la quinta. Los vientos que corren desde el Norte, el Sur, el Este, no quieren calmarse; el océano brilla, verde y blanco; salta, salino; con estruendo, en las orillas rocosas, explota la espuma; en las arenas una incesante invasión de aguas que se levantan amenazadoramente y se arremolinan en su escalada; ni un momento de silencio, y el trueno, el ruido tan amplio que logra volverse silencio. Silencio. Esta es la demencia de la tranquilidad. La línea del horizonte, inmóvil. Inmóvil brillo de la placa inconmensurable. Movimiento inmovilizado, pasión de eternidad... Vagabundeaba por la parte trasera del puerto, por playas no custodiadas, detrás de Punta Mogotes, donde las gaviotas en bandadas enteras, timoneando contra el viento, tensas, se elevan repentinamente hasta alturas vertiginosas y desde allí, en una línea oblicua y bella en la que se unen la inercia y el vuelo, caen hasta la superficie del agua. Miro el espectáculo durante horas enteras, atontado y aturdido. Durante el viaje me acompañaba la esperanza de que el océano pudiera limpiarme de inquietudes y que cediera el estado de ansiedad que me había atacado en Melo. Pero estos vientos solo han logrado aturdir mi angustia. Por la noche vuelvo de la orilla rugiente al jardín que murmura desesperadamente, abro con llave la casa vacía, enciendo la luz, como una cena fría preparada por Formosa y luego... ¿qué? Me siento y “exploto”, explota mi drama, mi destino, mi hado, la confusión de mi existencia... todo esto me acorrala. Mi gradual alejamiento de la naturaleza y también de los hombres en los últimos años -el proceso de mi edad creciente- convierte tales estados de ánimo en algo cada vez más peligroso. La edad convierte en una trampa de hierro la vida del hombre. Al principio blandura y flexibilidad, uno se interna fácilmente en eso... pero después, ahora, la mano blanda de la vida se vuelve de hierro, inexorable frío del metal y crueldad terrible de la arteria que se osifica. (publicado en: Diario argentino, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2003) 13


Reminiscencia | Pablo Gunlolo

el final de una película enfoca un mar en blanco y negro de una playa en colores que no existen ese mar no existe, el cúmulo de agua va y viene sacude su mismo cuerpo; el ruido tampoco ya existe. el mar imita el mar a esa hora de la madrugada en un departamento de una ciudad, el televidente silencioso absorbe la pantalla: un abismo líquido las olas golpean el edificio mudo y las olas a oscuras en un hombre frente a la única luz del televisor. (inédito)

14


#Mar

Dos nenitas | Sergio Bizzio

Pensaba que estár mal es esto: “...la luna, falsa en todas sus fases, una humareda aplastada las nubes, un velero de velas nipón, niponas…” -un crawl por esos fracasos del lenguaje-, cuando una sombrilla empezó a rodar hacia la costa seguida por una rubiecita de gorro azul, y vi una pelirroja de 5 años en el agua (del mar, casi al mismo tiempo) con una vincha dorada y una pulsera fosforescente en el tobillo, donde podía leerse one cada vez que saltaba las antipáticas y limpias olas sin espuma -y me dije: “A lo mejor son las mujeres que amé, de nuevo nacidas. Si puedo confiar en la primera impresión, ellas restablecieron el equilibrio del día ¿Por qué levantar contra el viento la estúpida cabeza?” (publicado en: Paraguay, Buenos Aires, Mickey Mickeranno, 1991)

15


Poema 73 | José Ángel Cuevas

Olas del Mar sobre los pobres de Chile, madres de piernas moradas sin dientes ni várices son rociadas por las olas del infinito Los encorvados. Pero el mar sigue, sigue con su espuma blanca en la negra belleza lamiendo la mente de los pobres sus celulares, su celulitis sus panzas de vino y voces roncas. De noche pasan llevando bolsas, helados, pasan los ebrios perdidos con sus risas cínicas. El mar fluye a los pies de ellos los pobres, ¿Qué carga un pobre? ¿cielos, azotes, patadas?

Poema 101

En lo único que confío es en el mar. las ciudades se gastan, las paredes huelen a orina la población empobrece a fuerza de caer y decaer pero el mar se mantiene siempre azul las olas siguen de ida y vuelta. Por una eternidad.

La población se baña allí robos cesantías ojos morados bofetadas a las mujeres niños ollas Lo cubre el saludo de las olas que el tiempo repite los niños se alejan por plazas y playas, el sufrir. el reír, eso es lo que Lava aquí la Ola que los salpica.

16

(Publicados en: Lírica del edificio 201, Buenos Aires, Black & Vermelho, 2007)


#Mar

Frente al mar en un cuarto blanco | María Lucesole

Ya llegué, hice lo que quería hacer y lo que tenía pensado hacer ahora estoy frente al mar en un cuarto blanco el día está demasiado neblinoso no entiendo cómo todavía no aprendí a conocerme y dominarme. como en el poema de Huidobro, las olas lejanas desde acá arriba parecen helechos verdes y blancos. Con esta tranquilidad abriría la ventana y saltaría hacia los helechos. Mi posibilidad de amar quedó ahí como marcas de una playa que pisé hace décadas, como rastros de todo lo que tuve y por lo tanto tengo. (inédito)

17


#Mar

Mar del Plata | Camilo Sce

Siempre entendí al Mar como una negación de lo que soy yo:

El Mar es una invasión y Mar del Plata está sitiada montada en sus murallas acantiladas,

él es infinito, él no responde a nadie, él no está atado a ningún lugar.

se acabaron hace tiempo los alimentos pero la gente todavía resiste se han vuelto inmateiales

* Mar del Plata no es la arena de sus playas el bravo rugir del mar el viento helado Es el acantilado que separa la ciudad de las aguas. *

18

un leve silbido recorre fantasmal la rambla a las 6 de la tarde un amigo muerto un departamento ya vendido una edad de los 13 a los 19. (publicado en: Mar del Plata, Buenos Aires, La fuerza suave - Nulú bonsai, 2015)


EVENTUALES Martín Zícari: Presentación de Triana Editorial

Leo por segunda vez todo el libro nuevo de Mariano Blatt Alguna vez pensé esto para encontrar una cita con la cual empezar esta nueva entrega de “Eventuales”, algo que hable de noche/birra/baile/amigos. No encuentro ninguna, es un libro de mañanas y de tardes, a la noche Marian se queda solo en la casa escribiendo. Dos años más tarde, a la noche, Marian se carga unas cajas de Grolsch al hombro y las acarrea un par de cuadras hasta el Patio del Liceo donde es la prese de Triana: se presenta su libro, junto con otro de Ezequiel Alemian y otros dos de unxs yankees, Dorotea Lasky y Sam Pink. Grolsch nos regala el escabio (también había un par de vinos) y a partir de eso se genera una noche memorable. Va llegando la gente y el destapador desaparece misteriosamente. Primera noche de frío en Buenos Aires y cuesta meter la mano en el tacho de hielo para sacar birra. Y una vez con la birra en la mano hay que buscar alguien que la abra. Se rumorea que Viole la abre con los dientes pero no la dejamos así no se le caen y siento que un poco recae en mí la responsabilidad porque Marian les dice a todos que yo la sé abrir con el encendedor. El problema es que yo no tengo encendedor así que cuando me piden que abra una birra tengo que pedirle a alguien si me presta encendedor y recién ahí puedo abrirla. Se organiza una cadena de colaboración para emborracharse. Esto dura por unas horas, Fram se tiñó el pelo de rubio, Manuel Alemian se suma a nuestra ronda pidiendo la tuca, hay chicos lindos a la distancia. La prese empieza con una llamada por Skype de una chica de USA, Dorotea, que lee en inglés, alguien traduce ao vivo. Todo lo que eso significa. Lee María Lucesole una traducción de Sam Pink, por suerte existe una voz como la de ella. En realidad ya no me acuerdo si lee María Lucesole o es un invento mío, pero quería decir que su voz . Bueno su voz hace que la alt lit tenga sentido por un ratito. Virginia O. presenta el libro de Marian con un video con fotos extra emotivo, estilo fiesta de quince que casi da para llorar. En el video aparecen otras personas que hablan sobre el libro de Marian, sobre su poesía. Marian lee su primera vez en Lobos. Ezequiel Alemián lee. La gente se empieza a impacientar y una vez terminadas las formalidades, se venden un par de ejemplares y se da por terminada la presentación. En el tacho con hielo flotan cervezas vacías, Carli tira unos temas para la desconcentración que arengan a la mayoría y estamos todos queriendo más, ¿dónde vamos? 19


LA HISTORIA DEL POEMA Verónica Yattah Qué iba a saber yo, aburrida como estaba mirando una copia mala de una película de Glauber Rocha en la facultad, que una de sus escenas iba a calar tan hondo. La película era “Dios y el diablo en la tierra del sol” y me asfixiaban la lentitud de los planos y esas imágenes de sed y de un desierto que no se parecía en nada a mi idea ingenua de Brasil, desbordante de playas, caipirinha y agua de coco. La escena estaba ligada al trabajo, se veía a una mujer tocando harina, dispersando polvo alrededor. Harina: materia que iba a volverse pan gracias al movimiento de las manos de una mujer cualquiera. Pero quizás escribir es el intento de corregir el final de la frase anterior. Y que ningún hombre y ninguna mujer sean un hombre o una mujer cualquiera. Pedro Mairal escribió un poema hermoso que cuenta la historia de un durazno hasta llegar a la boca de quien escribe. Me fascina ese gesto de recuperar una secuencia. Ir hacia las causas, imaginarlas y en el camino darle importancia incluso al cansancio que pudo haber sentido el hombre que cosechó la fruta: “Pablo Luis Ojeda/ oriundo de Río Negro/ que tumba en un colchón de gomaespuma/ su cuerpo dolorido cada noche”. Otra película, otra escena: dos mujeres comen sentadas a una mesa. Una de ellas está muerta de hambre, la otra va y viene con pan, algo para untar y leche. La que tiene hambre come y mira a la dueña de casa. Lo hace de un modo íntimo, como sólo pueden hacerlo dos que se conocen mucho. Cada vez que vuelvo a esa escena pienso lo cerca que está el alimento del amor. La película se llama “Yo, tú, él, ella” y es de Chantal Akerman. Claudia Prado le puso a su blog “En un rincón de mí nacerá una planta”. Tiempo después me enteré de que la frase es de Felisberto Hernández. Que la escritura sea también esto: torcer un pronóstico desfavorable, volver fértil un desierto. Y que la poesía sea el espacio privilegiado para absorber lo mejor de otro (de otro poeta, de otro u otra que pasó por ahí y dijo algo que nos hizo ver). ¿Dónde comienza una historia? ¿Dónde comienza la historia de un poema? En este caso puedo decir que hubo algunos elementos como la naturaleza (de brotes ramas/ de ramas flores, de flores/ néctar), los colores (naranja sobre blanco, blanco o negro), la comida y el amor, que por fortuna no sólo vi en películas. Y sin embargo con ver y con vivir no alcanzó. Entonces me olvidé de todo lo anterior y me senté a escribir un poema. O creía que me olvidaba mientras mezclaba, una vez más, capas y capas de cosas. 20


La historia del poema @ Verónica Yattah

De brotes ramas de ramas flores, de flores néctar. Blanco o negro todo o nada empezamos a vernos sin reparar en matices. La redondez de tus dedos sobre un cuchillo que no corta roza el pan un sábado a la mañana. La redondez de tus dedos rozando mi corazón. Naranja sobre blanco la espiga de trigo bajo el sol la molienda el molino las manos de una mujer volviendo pan la corona de harina. Pan que ahora llevamos a nuestra boca. Naranja sobre blanco mermelada sobre miga tostada. La redondez de tus dedos rozando mi corazón.

Verónica Yattah nació el 1ero de febrero de 1987. Publicó los libros Ella salta la espuma de las olas (Del Dock, 2009), Allá es mañana (Funesiana, 2013) y Los perros también se van (Viajero Insomne, 2014). Participó en la antología de cuentos del Fondo Nacional de las Artes en 2008 y en la antología de poesía El Rayo Verde (Viajero Insomne, 2013 y 2014). Lleva adelante el blog de entrevistas www.sigamostramando.blogspot.com.ar 21


INSECTOS Mosquitos | Paco Urondo

Extiende la mano y espanta esos mosquitos. Favoréceme; son insectos hambrientos, es la primera mujer que hemos tenido y apenas reconocemos ahora; son los años que hemos olvidado en algún tren; solo les queda la amenaza, el sopor y una simple esperanza. Carga sobre mi espalda lo que has abolido de mi pecho. (publicado en: Historia antigua, Buenos Aires, Poesía Buenos Aires, 1956)

22


Luz y oscuridad | Daniel Durand

Llego, entro, prendo la luz de la cocina y sorprendo a las hormigas coloradas puliendo los platos y cargando todos los restos de comida. No me molestan, pero mentalmente las advierto sobre la superpoblación: hasta ahora el ecosistema se mantiene. Sin embargo, si consigo trabajo, comeré más, vendrán amigos y mujeres, habrá más restos, ustedes crecerán y tendré que echar insecticida. Solo esta pobreza puede mantenernos delicadamente unidos. (publicado en: Ruta de la inversión, Buenos Aires, Gog y Magog, 2007)

23


La piedad por «esas imbéciles moscas» | Ricardo Zelarayán

Que viva la hora que hará de la vida un solo latido inmenso interminable pero por ahora las horas son moscas y no hay que intimidarse porque hay moscas nadadoras y moscas verdes que zumban en la primavera de los cálices aunque donde se sienten es en la oreja la oreja que sigue escuchando las horas hora de moscas hora de la nariz de la boca de la que cerrada no entran dicen que dicen para marcarte el paso de las moscas que a pesar de todo cubren totalmente el afiche que dice: «no rompa su coche rompa el de Oscar» aún en invierno el invierno que en Moscú Moscú en Italia se dice Mosca espanta las moscas del teléfono blanco a prueba de bombas. Pero las moscas no molestan al par de anteojos olvidados en el desierto sin caballos los caballos que espantan las moscas mientras que un pájaro les hace cosquillas. 24


#insectos

Hoy quiero poner cabayo pero siento nostalgia de la elle de la elle de lluvia caída mansamente sobre los caballos para que descansen de las horas de las moscas del Gran Mercado de Peces Muertos del Gran Buenos Aires. Y a pesar de todo pobre mosca qué culpa tiene después de todo. Todo lo que viene después y no es todo sin la mosca. La dulce mosca. La que se hamaca y cede paso al amor. La que se va de viaje y no molesta. La que respeta la calma de la mesa recién tendida y blanca y pura o de la mesa sin mantel, pulcramente planchada mosca, dulce mosca tañido del verano. La rana verde te traga sin violencias y glu glu glu se vuelve a sumergir y los perros se dejan hipnotizar por los reflejos eternos del sol sobre el río perros nadan como sonámbulos y los patos hacen sonar el agua. (publicado en: Ahora o nunca, Buenos Aires, Argonauta, 2009) 25


La oruga | José Watanabe

Te he visto ondulando bajo las cucardas, penosamente, trabajosamente, pero sé que mañana serás del aire. Hace mucho supe que no eras un animal terminado y como entonces arrodillado y trémulo te pregunto: ¿sabes que mañana serás del aire? ¿te han advertido que esas dos molestias aún invisibles serán tus alas? ¿te han dicho cuánto duelen al abrirse o sólo sentirás de pronto una levedad, una turbación y un infinito escalofrío subiéndote desde el culo? Tú ignoras el gran prestigio que tienen los seres del aire y tal vez mirándote las alas no te reconozcas y quieras renunciar, pero ya no: debes ir al aire y no con nosotros. Mañana miraré sobre las cucardas, o más arriba. Haz que te vea, quiero saber si es muy doloroso el aligerarse para volar. Hazme saber si acaso es mejor no despejar nunca la barriga de la tierra. (publicado en: Historia natural, Lima, Peisa, 1994)

26


#insectos

Cigarras | José Villa

La piel transparente de las cigarras en las ramas, el azul, los bordes rojizos, los espléndidos amarillos, su pequeña figura, el ruido ensordecedor de las máquinas, tan cerca de allí, en ese recorte de escalas grises y de plomo, girando, hélices puras en su memoria (publicado en: Camino de vacas, Buenos Aires, Gog y Magog, 2007)

27


DEPORTES VI | Francisco Ide Wolleter

el silencio en una cancha de basquetbol parecía lluvia de granizos / campo de ranas aplastado por una aplanadora entreno, me elevo solitario en el aire como si saliera a la superficie luego de tocar el fondo de una piscina olímpica

X

XXVI

como meterse la mano al bolsillo y tocar otra mano, inaudita, sin brazo así fue mi paso por el beisbol

el balón en el aire, frutal:

como salir sudado a la calle luego del sexo o del entrenamiento y absorber por los poros el brillo de la luna en las gotas de sudor

una naranja de pronto entre las olas

así fue mi paso por la NBA

un ojo a través del cristal empañado una suerte ese fenómeno del balón a través del aire hasta tus manos deshabitadas 28

(publicados en: Poemas para Michael Jordan, Santiago, Ajiaco, 2014)


Para llegar hay que caminar la avenida | Jonás Gómez

Para llegar hay que caminar la avenida, subir los escalones de cemento y abrir la puerta férrica, cubierta por una capa gruesa de pintura azul en las paredes las fotos se pegan con cinta, los recortes de diarios y revistas conmemoran los rostros de los que fueron campeones en el período blanco y negro. Para pertenecer se requiere preparación intensa, los boxeadores entrenan durante toda la semana para pugilear las duración de las noches del fin de semana. Colgadas del techo, las bolsas de arena, reciben uno y otro golpe, pendulan en el aire para volver a su posición original de espera. Pasado determinado tiempo la soga del que salta desaparece, lo que permanece es el zumbido, el sonido de la fricción que produce en el suelo. Los más jóvenes son esos que van rapados, se arrodillan para rezarle a rosarios de plástico blanco. En el gimnasio local entrena el próximo aspirante a la corona.

(inédito) 29


Surf | Sergio Bizzio

De tu segundo párpado saltó encantado hacia otra guirnalda de fuegos un colibrí. “Papi- dijo-, todos los días, desde que empezó… la… diversión, me senté a buscar una frase que te hiciera feliz”. Un muchacho (nunca vi un muchacho, pero ése era uno) arrastraba su tabla de surf lentamente hacia un desvelo cómodo, superior. “¿Dónde dejé la pluma?” -Surf: la poesía, qué idiotez… Los perritos se ríen, dueños de sí. Todo tu amor hace equilibrio en un pie. (publicado en: Paraguay, Buenos Aires, Mickey Mickeranno, 1991)

30


#deportes

Gran cosa el agua | Mara Pedrazzoli

A veces nado como un cocodrilo, con la mitad de los ojos abajo del agua y la mitad arriba. Veo la superficie del agua brillando al recibir la luz del sol, del foco, de la luna. Tramos plateados de agua. La olita va, guiada por la suerte, a mojar una parte de los ojos que podría sentir el frío pero no lo siente. El cocodrilo tiene la nariz, los ojos y las orejas en una misma línea. Todos los órganos se preparan para el descenso acuático como compuertas de una embarcación que se cierran simultáneamente. Una membrana le cubre la oreja para que no se tape, un párpado transparente le protege los ojos. El cocodrilo es dos formas de ser, pero estando abajo del agua se escucha lo que pasa en el agua y lo que pasa afuera. Los animales siempre tienen los pies embarrados. Cuando el cocodrilo sube a la orilla los dedos se le clavan en el barro; ese barro que se le mete en la piel no sale más. (inédito)

31


responde

Sebastián Morfes

¿Cuál es la función de la poesía? ¿Cuál es la función de los libros? ¿Cuál es la función de los poetas? ¿Cuál es la función de un poema en particular? ¿Cuál es la función de los desplazamientos semánticos de la lengua? ¿Cuál es la función de los géneros literarios? ¿Cuál es la función del sentido común y cuál la función de las batallas en contra del sentido común? ¿Cuál es la función de los amigos presentando libros? ¿Cuál es la función de un proyecto nuevo? ¿Cuál es la función de lo que uno tiene para decir y cuál la función de lo que el otro tiene para decir? ¿Cuál es la importancia de decirlo? ¿Cuál es la función de la censura? ¿Cuál es la función de la autocensura? ¿Cuál es la función de esta década? ¿Cuál es la función de lo diferente y en qué se diferencia lo diferente de lo normal? ¿Cuál es la función de la industria editorial? ¿Cuál es la función de lo experimental? ¿Cuál es la función de las librerías y cuál la función del sector destinado a los niños? ¿Cuál es la función del primer verso de un poema?

[fragmento del texto leido por Mariano Blatt en la presentación del libro Como si yo fuera su novia de Osvado Bossi]

32


Cuál es la función @ Determinado Rumor

¿Cuál es la función de la poesía? Puedo intentar una respuesta sobre lo que conozco como poesía, esa práctica de un género literario de escasa extensión y máxima significación como decía Pound. Pagaría una cuota de sinceridad diciendo que desconozco los límites de esa función. Como no me gusta jugar a un juego que no conozco las reglas respondo. Me parece que en la poesía se dan discusiones críticas sobre las formas de la escritura, su imaginario, su contexto de producción que en general otros tipos de distribución de textos no las incluyen. También hay en la producción y distribución un trabajo de evangelización y formación de lectores y escritores. En los recitales de poesía, en las ferias, en los talleres literarios, en los comentarios sobre los poemas o sobre los poetas. Un mercado es un lector decía Libertella y en la poesía crece desde el pie. ¿Cuál es la función de los libros? Aprender a la leer con violencia los hechos de un momento especial de la historia. Saber que el tiempo pasa también para lo que se escribe. ¿Cuál es la función de los poetas? Los poetas atormentan a la poesía, la llevan a la banquina, la vuelven prolija, la llevan a la sala de prensa, a la bicisenda, a la vereda destrozada donde apura el paso uno y donde duerme otro. Lo hacen los que están recostados sobre sus cuadernos, investigándose, pensando en el verso que viene, dándole cuota de página a lo que se piensa y no se extingue. Salvo los poetas muertos que ya son parte de la poesía, que es como una hermana de todos los poetas, o una tia o un amigo con quien emborracharse. La actividad atormenta a la poesía hace del futuro una duda, da ritmo y léxico donde había desorden y avivadas. Hay que contener este desafío: escribir siempre un poema mejor. ¿Cuál es la función de un proyecto nuevo? Opinar sobre la coyuntura de un emprendedor desde el lenguaje y la experiencia en la etapa de desarrollo en que ese proyecto esté. Insertarse en un medio. Construir relaciones / sentirse menos solo. ¿Cuál es la función de lo experimental? A veces es una manera de sobrevivir dentro de la escritura.

33


Catálogo de poesía de Determinado Rumor

Hombre sentado ahí Martín Armada

Cuatro paredes Noe Vera

Fenómenos de animación bailable

Telepatía

Perro negro

Una destrucción muy fina

El campeón existencial

El pekinés

La cobra rubia

Tres islas

A través del liso

Pistas

Currículum vitae

After sangre

Ministerio de Desarrollo Social

No existís

Rosa y negro

Elegías

Luis Severo Pereira Aníbal Chicco Ruíz Ana Inés López

Francisco Garamona Daiana Henderson Pablo Cruz Aguirre Martín Rodríguez Paula Trama

La justicia del suelo Mauro Lo Coco 34

Paula Peyseré Fernando Callero Mario Arteca Mercedes Halfon Cecilia Eraso Diego Carballar Mariano Blatt Horacio Fiebelkorn


2 poemas @ Determinado Rumor

Hombre sentado ahí | Martín Armada

Mis amigos que son padres, hoy transpiraron conmigo y en momentos de la tarde se quedaron sin voluntad. No sé quién levantó la mesa ni quienes se fueron para siempre. Refresca bajo un cielo artero. Casi no queda luz para entender el mensaje que las sillas dejaron en el pasto.

35


2 poemas @ Determinado Rumor

After sangre | Diego Carballar

... entonces el animal cae vencido por el cúmulo de bellezas repentinas y se adormece. La madre joven lava al hijo sucio, ella es joven y está nerviosa, el niño llora agitado. Cuando se cayó en la zanja, lo corríamos para sacarle el pantalón, ¡hacer con él un barrilete!, y electrocutarlo del cable de tensión alta que cruza las casas infelices de ese orbe conurbano. ¡Mamita, mi mamita!, no para de llorarle, pobre chica tan jovencita y linda, que lo limpia al embarrado y más nos enamora. Nos ilumina una imagen rusa, pura iconografía. En Bizancio pensaban que había que quemar (darle fuego) a la representación toda: ninguna imagen; no, ninguna. Vírgenes que iluminan son aquellas que arden. O la única es tu Iglesia que ilumina, que arde, baja mansa mente, herida de la luz hermosa que ahora tiñe todos los baldíos. Ninguna posibilidad a que esta caridad balbuceante sobreviva en la visión sensual, piadosa, tierna.

36


POEMAS SOBRE CIUDADES Confidencia del itabirano | Carlos Drummond de Andrade

#Itabira

Algunos años viví en Itabira. Principalmente nací en Itabira. Por eso soy triste, orgulloso: de hierro. Noventa por ciento de hierro en las veredas. Ochenta por ciento de hierro en las almas. Y ese alejamiento que en la vida es porosidad y comunicación. La voluntad de amor, que me paraliza el trabajo viene de Itabira, de sus noches blancas, sin mujeres y sin horizontes. Y el hábito de sufrir, que tanto me divierte, es dulce herencia itabirana. De Itabira traje varios regalos que ahora te ofrezco: esta piedra de hierro, futuro acero de Brasil; este San Benedito del viejo santero Alfredo Dubal; este cuero de tapir, extendido en el sofá de la sala de visitas; este orgullo, esta cabeza baja… Tuve oro, tuve ganado, y tuve haciendas. Hoy soy funcionario público. Itabira es apenas una fotografía en la pared. ¡Pero cómo duele!

Trad. propia (publicado en: Sentimento do mundo, San Pablo, Companhia de bolso, 2014) 37


#Bahía Blanca

Morada | Pablo Gunlolo

bienvenido a bahía blanca: un cartel donde el tiempo está detenido por la capital del básquet y de los poetas vuelvo luego de nueve horas ingreso a la ciudad de fondo reconozco la voz del locutor calle vieytes doblo en entre ríos todo estremece, las fachadas de las casas pasado y felicidad son iguales pertenecen a una calidad de seguridad territorial de hijo pródigo. terrada 1219, busco las llaves no hago ruido todos duermen levanto la temperatura de la estufa y camino hasta la ventana que da al patio la parra desnuda permite un tímido cielo recortado: reconforta saber que ahí está el perro corre y apoya sus patas en el mosquitero de la cocina entra, me huele reconoce y mueve su cola. la casa: el reloj de pared los adornos las frutas arriba de la mesa. no hay cambios aparentes hasta abrir la canilla y tomar un vaso de agua su sabor es desconocido. (inédito)

38


#Rosario

Veraneos | Paco Urondo

A a la luz de sus resplandores, Rosario, Lachicagoargentina, es una ciudad complicada, difícil de entender Naranjas extranjeras, facciones drogadas y tristes, caen bajo el golpe del Nuevo Mississippi. Crujen las calles requemadas y blandas, un barco se mueve y hay poca libertad. El sol trepa sin debilidades. El aire engorda. El río aplomado. Las islas: el lugar donde la subversión comienza a podrirse. Los coolies aturden en el muelle; merodean los desengaños de un hampa flexible. Soplan alguna tibia grosería y huyen hacia la vida tersa de la ciudad; y no me refiero a los salones ornamentados o a las maneras internacionales o lujosas. Me refiero a los restaurantes que gustan a la gente como nosotros; conocemos el sabor de las moscas en la sobremesa. Hemos huido de otras ciudades: sabemos sortear celos ajenos y demorar el amor y arrinconarnos para que puedan despedazar nuestro último suspiro. Tiene de todo esta ciudad perdida: amores jocundos, melancolías raras; billares, 39


Veraneos @ Paco Urondo

destinos y lugares difíciles. Todos sonríen con los felinos vagabundos y con los tambores; el techo de zinc se ha quebrado hace tiempo y casi es imposible tomar una decisión. El asfalto. Los zarpazos del mediodía. Conocí una nativa del lugar bronceada por el tiempo, tostada por los fuegos del mundo. Susurraba sobrenombres ajenos, palabras elegidas para sobrevivir; o para no olvidar a ninguno de sus amantes; o para conseguir cerveza, o cualquier cosa, o pasar el rato. Es difícil no bostezar en un lugar tan grande. Es imposible moverse en estas ciudades modernas, llenas de porvenir. (publicado en: Obra poética, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2013)

40


#Junín

14 | Bárbara Belloc

Miseria. Miseria puerca: que des la vuelta y te vayas detrás de la lluvia, con tu octubre arriando la piara, nadando. Que te lleves tu caja llena de desgracias. Que se rompa el maléficio y la alcancía. Estalla el trigo al sur de las estrellas. (vacas que vuelan) /// Octubre. Llegamos en micro a Junín, provincia de Buenos Aires. Es martes a la mañana y el cielo está gris como si estuviera pasando una interminable caravana celestial de autos Unión. Veo el tránsito arriba y abajo, es inútil. Ya no tengo miedo a nada. No pienso. Nos vamos al campo. Allí donde termina el pueblo se abre una postal de campos anegados, con algunas pocas apariciones (un tractor moroso, hombres a caballo, a pie con el agua al pecho, algunas garzas de a dos)., Vemos lo que hay y lo que va a haber: cosechas perdidas y hacienda mal vendida. Nos quedamos tomando el café del termo, “Silbando piensan las aves” pensando en, silbando, pensando, hablando y otras cosas. A la tarde, en el San Carlos dan: Verdor Descomunal. Entramos a la sala con la resignación del que entra a la morgue. “Una guerra deja de ser una guerra cuando te dispararon en los dos pies”, dice un soldado del siglo pasado en el noticiero, Atalaya: el proyector, el haz de luz, el olor a humedad, las hormigas devorando. (Palomas bicéfalas) (publicado en: Espantasuegras, Buenos Aires, Pato en la cara, 2005) 41


Buenos Aires | Jorge Luis Borges

¿Qué será Buenos Aires? Es la Plaza de Mayo a la que volvieron, después de haber guerreado en el continente, hombres cansados y felices. Es el dédalo creciente de luces que divisamos desde el avión y bajo el cual están la azotea, la vereda, el último patio, las cosas quietas. Es el paredón de la Recoleta contra el cual murió, ejecutado, uno de mis mayores. Es un gran árbol de la calle Junín que, sin saberlo, nos depara sombra y frescura. Es una larga calle de casas bajas, que pierde y transfigura el poniente. Es la Dársena Sur de la que zarpaban el Saturno y el Cosmos. Es la vereda de Quintana en la que mi padre, que había estado ciego, lloró porque veía las antiguas estrellas. Es una puerta numerada, detrás de la cual, en la oscuridad, pasé diez días y diez noches, inmóvil, días y noches que no son en la memoria un instante. Es el jinete de pesado metal que proyecta desde lo alto su serie cíclica de sombras. Es el mismo jinete bajo la lluvia. Es una esquina de la calle Perú, en la que Julio César Dabove nos dijo que el peor pecado que puede cometer un hombre es engendrar un hijo y sentenciarlo a esta vida espantosa. Es Elvira de Alvear, escribiendo en cuidadosos cuadernos una larga novela, que al principio estaba hecha de palabras y al fin de vagos rasgos indescifrables. Es la mano de Norah, trazando el rostro de una amiga que es también el de un ángel. Es una espada que ha servido en las guerras y que es menos un arma que una memoria. Es una divisa descolorida o un daguerrotipo gastado, cosas que son del tiempo. Es el día en que dejamos a una mujer y el día en que una mujer nos dejó. Es aquel arco de la calle Bolívar desde el cual se divisa la Biblioteca. 42


#Buenos Aires

Es la habitación de la Biblioteca, en la que descubrimos, hacia 1957, la lengua de los ásperos sajones, la lengua del coraje y de la tristeza. Es la pieza contigua, en la que murió Paul Groussac. Es el último espejo que repitió la cara de mi padre. Es la cara de Cristo que vi en el polvo, deshecha a martillazos, en una de las naves de la Piedad. Es una alta casa del Sur en la que mi mujer y yo traducimos a Whitman, cuyo gran eco ojalá resuene en esta página. Es Lugones, mirando por la ventanilla del tren las formas que se pierden y pensando que ya no lo abruma el deber de traducirlas para siempre en palabras, porque este viaje será el último. Es, en la deshabitada noche, cierta esquina del Once en la que Macedonio Fernández, que ha muerto, sigue explicándome que la muerte es una falacia. No quiero proseguir; estas cosas son demasiado individuales, son demasiado lo que son, para ser también Buenos Aires. Buenos Aires es la otra calle, la que no pisé nunca, es el centro secreto de las manzanas, los patios últimos, es lo que las fachadas ocultan, es mi enemigo, si lo tengo, es la persona a quien le desagradan mis versos (a mí me desagradan también), es la modesta librería en que acaso entramos y que hemos olvidado, es esa racha de milonga silbada que no reconocemos y que nos toca, es lo que se ha perdido y lo que será, es lo ulterior, lo ajeno, lo lateral, el barrio que no es tuyo ni mío, lo que ignoramos y queremos. (publicado en: Elogio de la sombra, Buenos Aires, Emecé, 1969)

43


RESEÑAS Una chica como vos

por Antonela Ferrari Milano Sobre Buscar Drogas en Wikipedia de Malén Denis Malen Denis parece conocer los elementos que componen la ecuación perfecta de su lógica del hit. Aunque ella un poco reniega de eso, o de sus consecuencias, ella y su poesía son como esa canción que suena en todos lados, que todos conocemos pero que nadie sabe cuando se aprendió la letra. Esa melodía que no podes parar de tararear de lo pegadiza. Dicen quienes se dedican a estudiar esas fórmulas del éxito que lo que hace a un hit es que posee la temperatura generacional perfecta, tiene el tono del clima del momento. Por supuesto que google, el desgano, el odio, las pantallas, la apatía, los no lugares, el no movimiento no son elementos nuevos en la poesía, la Alt lit flamea hace tiempo esa bandera generacional que tiene en Tao Lin a su principal escolta. Muy sintéticamente la Alt lit es un movimiento poético norteamericano contemporáneo que se caracteriza por ser una poesía del yo cargada de fobias, pastillas, referencias a internet, notificaciones de facebook, emoticones, comida procesada, miedo, ausencias y violencia contenida. Malen vendría a ser algo así como la embajadora de la Alt lit en Argentina. Ya desde el título de su libro, “Buscar drogas en wikipedia” hay ahí un guiñito de ojos, un encolumnamiento con esa poética. Ella sin embargo no busca ser una traducción de google de un poema de Megan Boyle. En su poesía hay todo un universo y en el centro está ella en su cuarto paseando por Buenos Aires desde google earth. Su libro bien puede leerse como una búsqueda por encontrar el propio camino del crecimiento. La poesía siendo parte de un proceso de autoconstrucción que cual jenga de maderas se va desapilando para volverse a apilar y así construir una torre alta, alta e imperfecta hasta el éxito, el gran objetivo. 44


Entre los poemas que componen su libro hay muchas preguntas sin respuestas. Son palabras y son la planta seca en la maceta olvidada en el balcón que se quiebra por la seca. Dentro de esos huequitos está lleno de instantes de autoconocimiento, que a veces cuando el vacío duele son regados con el odio, la indiferencia, la angustia y el amor hacia lo que no está, lo platónico. La vida y la muerte y su suave equilibrio, la mano sobre el teclado escribiendo según ese ritmo. Hay en Buscar drogas… una escritura de la redención que se redime de su egoísmo, su maldad, su tristeza. Una chica en el medio de la tragedia de la especie humana metida dentro de ella separada por un cuerpo del cuerpo más próximo. Un cuerpo que es de carne pero no, puede ser un mail, un bit o una melodía. Una forma de vida oculta detrás de paredes de vidrio escribiendo para salvarse de su propia soledad. Si bien en el libro hay muchas referencias a otros lugares hasta en la boca de ciudadanos de países lejanos Malen vuelve a Buenos Aires. Dibuja con sus poemas un mapa de intenciones de fuga, los accesos y las salidas a otros mundos. Anhela lo lejano. Recurre a imágenes de lugares guardados en su memoria. Pasadizos secretos a otros tiempos, nostálgicos mundos de ficción compartidos por una generación. Lugares comunes en los que nos encontramos todos como esa puerta del shopping cualquiera o el pogo de un recital de El mató. Soy como la mayoría, quiero ser grande y después me arrepiento, dice. Es sincera, habla de su dolor y sus vergüenzas. Se odia pero se la cree. Es insegura hasta la megalomanía. Puede viajar a cualquier lado pero siempre está acá. En la ciudad, en su departamento, en su cuarto, sentada frente a su computadora, con el teclado y la pantalla como aliados, juntos en el medio del desastre. 45


#Malen Denis

te googleé para sentirte cerca

abro un archivo con la idea de decir todo lo que sé del amor me distraigo con otras cosas acomodo imágenes de películas e íconos pop en carpetas en el escritorio de la computadora quisiera que mi cerebro fuera el escritorio de esta computadora que hubiera un orden posible saber mi composición específica el espacio que ocupa cada cosa dónde se ubica cada cosa

sigo acomodando las imágenes aplastadas en el fondo de la pantalla es tarde y estoy cansada pero me obligo a entender: no es amor si él no te quiere mi computadora no es mi cerebro mi cerebro no es un escritorio esto no es insomnio es mi existencia la que se aplasta contra la pantalla en el fondo.

completo ese archivo con letras quiero hablar del amor hablo del desorden del cerebro y de como desearía que el mío fuera una computadora completo este documento con palabras quiero hablar de él hablo de fotos que colecciono para creer en la belleza como en la religión es tarde y estoy cansada pero no duermo me digo: no es insomnio si se quiere

46

Buscar Drogas en Wikipedia Malén Denis Argentina Nulú Bonsai 2014


buscar drogas en wikipedia comprar esmaltes compulsivamente ordenar y desordenar la habitación preguntarme hace cuánto que no fijarme si todavía tenés novia cocinar y tirar sobras revolver huevos harina y leche volver caminando terminar de leer un libro que empecé allá, llorando extrañar el subterráneo extrañar lo subterráneo extrañarlo buscar boa constrictor en wikipedia inventar una leyenda urbana pensar en aeropuertos hace mucho que no hablamos.

4 am la vida se ve tan bien del otro lado pasto más verde no entiendo si soy lo que proyecto o proyecto lo que soy un disco de babasónicos te puede salvar la vida y eso te define una frase que nunca dijiste una noche que no recordarás cómo volviste una vida es apilar angustia tipo jenga y ver cuánto podés desarmarte para seguir subiendo sentirte grande creerte enorme caer al suelo esa no es tu casa ese ya no es tu lugar

47


#reseñas

Travesías jadeantes Ignacio Barsaglini

Sobre Colorblind de Pablo Gabo Moreno

Tiempos veloces producen textos veloces. En esa aceleración nos sentimos vacíos. Esa velocidad diaria nos abruma, nos da jaquecas, acidez, lagrimeo en los ojos constante. Cuando un texto que tiene matices crípticos y cambios constantes de estilos nos llega a las manos, estrellamos la motocicleta y salimos volando trémulamente contra un potus colgado en una casa. El cripticismo aleatorio de hoy se llama Colorblind y fue editado en junio de 2015 por Vox. Su autor, Pablo Gabo Moreno dispone una apuesta en la que un título canchero conforma a los tiempos cancheros y veloces como si de antiparras Speedo se tratara. En inglés “colorblind” significa “ceguera del color”, de esta manera el autor trata de darnos una señal: quizás haga falta cierta contraseña, guiño, llave para entender sus textos. O quizás no. Quizás haga falta leer con algo de tiempo y entender que Colorblind es otro libro de poesía, apático, desencantado y por momentos aleatorio. Pero basta de adjetivos y vayamos al texto, qué tantas vueltas. Colorblind se compone de 19 poemas de aliento corto, no al extremo pizarnikeanos pero cortos, tal como pide la aceleración, pique corto, jugada al pie, paredes prolijas. 1 en la circulación necesaria los hombres esperan desmantelar las inamovibles convicciones de piedra el grito de la contienda enamorarse de tu alimento asequible Lo leo y enseguida veo un cierto parentesco a Branquia de Edgardo Pígoli. El tema de los hombres y las mujeres, el amor como una lucha y el fracaso. En el poema 2 añora algo y hay una mochila perversa. El poema 3 parece evocar a Messi y a Maradona (¡juntos!, en un mismo poema): 3 el fabuloso lírico de la tierra donde el sol no dibuja el horizonte corre poco vigoroso la campiña buscando ilustración natural que el Dios nos legó destilando sangre de muchas aficiones persiguiendo una travesía elemental con tristeza íntima pero reaccionaria 48

Colorblind Pablo Gabo Moreno Bahía Blanca (Argentina) Vox Senda 2015


Colorblind @ Pablo Gabo Moreno

Mientras que el 3 se torna interesante por evocar personalidades de un juego que pueden ser o no, el 4 deriva al yo y al romanticismo cursi. Sigue en el 5 donde pasa de nuevo a lo críptico, corre prolijo y mete consigna. En el 6 vuelve a uno pigoliano con la estrategia, la posibilidad y la aparición de un Dios. En el 7 baja a minita adolescente en pose de enumeración (tiraré / tiraré / saldrá / remolcará / medirá). En el 8 un Pígoli clásico, problemas en la pareja y la inserción de un elemento de realismo siempre es bienvenido (yo miro ESPN / parto las nueces / y balbuceo en las pausas). En el 9 cambia de estilo: inquisición directa y sincera, apertura del corazón y de la poesía. El 9 parece hacer resurgir al ave fénix de la poesía. En el 10 aparece Jesús y remata el poema: “no tenemos ni puta idea”, a lo que yo le diría como lector que yo tampoco. El 13 se llama Cáncer (del griego karkinos que significa cangrejo), y es junto al 9, al 3 y al último uno de los mejores poemas de Colorblind, en principio porque sale del cripticismo que tan mal nos hace y mete realismo y eso obliga al lector a imaginar una escena determinada, atrayendo para sí la atención del poema. Si un poema es colores, sensaciones, ritmos, emociones, también un poema es puesta en escena, contexto histórico. El poema 13 te mete en escena y eso está de algún modo bien porque te obliga a pensar. El 14 lleva el nombre del libro. Es críptico y a la vez no, porque da definiciones sobre Violencia, Redención y Realidad. No está mal. En el 15 vuelve lo cursi (si vos sos mi realidad/ entonces el Dios es el sol/ que da la cara/ cuando estamos despiertos). El 16 es malo y además cambia de tema, cambia de estilo. No entiendo muy bien por qué hace eso el autor. Me despista un poco. Si lo mejor de la poesía nacional reciente se encuentra por los lares de Gambarotta / Durand / Blatt, todos ellos se hicieron quienes son por acuñar monedas de su propio estilo. Y no lo cambiaban cada 2 poemas, ni cada 2 poemarios. Este es un poco el problema de Colorblind, que se trata de algo huidizo, escurrido, corrido, zigzagueante. El 18 es inexpugnable como un texto de Jean Baudrillard. El 19 es la joya del poemario. Tal vez tenga algún significado oculto que sea el último. 19 la única vez que me guarecí en el balcón la ventana esférica mostraba tu cuerpo decúbito y el volumen de las vísceras urdían travesías jadeantes asesinando el maquillaje opaco de la vida monocorde. El 19 flashea cuando tiene que flashear, a la vez que es sutil, a la vez que es críptico, a la vez que tiene imágenes increíbles como “el volumen de las vísceras urdían travesías jadeantes”, el poema es efímero pero contundente. En resumen y para concluir, Colorblind me dejó un sabor agrio, no capté mucho de qué iba, me gustaría leer Tu rito del mismo autor para ver si hay una línea entre un libro y otro y de esa forma entender más. Me queda en la cabeza cierto parentesco en algunos temas que están presentes en los libros de Pígoli como Branquia o De la precariedad o Paz o amor de Marina Mariasch. 49


#reseñas

Las verdades que hace tanto no decimos por María Lucesole

sobre Flores el intento, de Sebastián Goyeneche Pienso dos formas de empezar esta reseña: una, contando cómo fue editar un libro con Goyeneche, tan bien definido por la palabra “poeta”, pensando en lo que dice Mariano Blatt en su libro Alguna vez pensé esto: “Si algo te importa más que la poesía, entonces no sos poeta.” Para eso tendría que empezar diciendo que, en una estación que recuerdo como invierno, nos juntábamos en el monoambiente que yo alquilaba en la calle Troilo e intentábamos mirar películas de guerra para la materia Análisis y crítica de cine que cursábamos en esa época, pero enseguida descartábamos la posibilidad de seguir con lealtad esas películas bélicas en blanco y negro porque ya estábamos hablando, con vino de por medio, y las manos de Goyo puestas en la espalda para calentarse en la estufa eléctrica, primero de cine, después de literatura y después, ya llegada la primavera, cambiando el vino por cerveza, de poesía: el lugar donde empieza o donde debería empezar y terminar todo lo que, querramos o no, sucede. Claro que la poesía es el principio y el fin último de toda cosa, el más maravilloso, el destino con el que estamos de acuerdo. O como dice Goyeneche en el primer poema de Flores el intento, que también es una poética: “llega un punto/ en el que vivir comienza a ser/ idéntico a sí mismo.” Así que si esta es la forma de escribir esta reseña, allá estamos los dos, con esta misma netbook, marcando, con disciplina, fervor y la exigencia comprometida de un poeta como Goyeneche, cada verso que tambaleaba, o discutiendo, para mi asombro, por más de quince minutos, el merecimiento o no de la existencia de un punto, un espacio o una coma, en el ritmo y el contenido (palabra preferida del poeta en cuestión) de un poema. Si, en cambio, sigo el camino de mirar un libro terminado, leerlo como si fuera la primera vez y olvidar el contexto de edición (en el que participé como invitada), mis juicios sobre su autor y las imágenes que aparecen dos años después, me encuentro ante un libro cuyo título fulminante: Flores el intento, enmarca un comienzo que, como si fuera el espejo donde el título se refleja, define el resto del libro: “hicimos todo bien / y sin embargo”. Desde ahí en adelante, toda la primera parte del libro: Flores, parece una reflexión constante de ese “y sin embargo”, empezando por la poesía, el hábitat en el que el autor se mueve, su forma de “ver y oír”, experimentar y sentir el mundo: al finalizar la noche impresa no queda nadie para leerla en el silencio insoportable de esta cascada 50


Flores el intento @ Sebastián Goyeneche

¿Qué es ese “sin embargo”? y, por otro lado, ¿cuáles son las decisiones que una sociedad va tomando para construir lo que construye, una destrucción matemática, racional y disimulada? Esas son las preguntas que me surgen al comienzo de este libro. En la poesía de Goyeneche no hay Dios, hay conciencia humana y, por lo tanto, responsabilidad. Nadie es inocente sino que, por el contrario, cada cosa, cada sujeto, cada elemento manipulado es parte de un engranaje planificado y puesto en práctica de un modo que, si llega a parecer automático, es solo por el abandono de la búsqueda de las causas, como si el mundo, equivocado, prefiriese quedarse con la idea de que no hay otra posibilidad que la pasividad y las cosas tuvieran un lugar asignado inmodificable: el silencio es la técnica del fascismo; injusto para el silencio. *** para siempre lo que hicimos para nunca lo que haremos. Pero, como queda claro en este libro que vuelve constantemente sobre la poesía y sobre el yo que escribe (como si la poesía no pudiera tener otra naturaleza que la de ser experimental y otra esencia que la de vivir constantemente en la relación que se produce entre el poeta y el mundo y entre el poeta y la hoja en blanco) la poesía vendría a señalar lo olvidado o lo que pasó desapercibido, y el poeta no puede ser sino una persona activa y atenta: la superpoblación de signos no nos permite frenar doce segundos o quedarnos quietos ni para ver el espectáculo de un semáforo en su hábitat natural.

51


Las verdades que hace tanto no decimos @ María Lucesole

La poesía aparece en los espacios que nadie se anima a ocupar, para señalar y así salvar, si algo puede salvarse, lo que se abandona y se llena del polvo de las miradas acostumbradas, de los que solamente quieren “llegar llegar llegar” y se resisten a seguir pensando, viendo, oyendo…: ser poeta es lo que más amo en el mundo y ojalá todos amaran lo que son en el mundo. Y esto sucede básicamente por dos cosas que leemos en la segunda parte: El intento, esa especie de conjunto de aforismos, frases o cosas pensadas que no pueden no escribirse y darse: porque “no puede haber verdades que hace tanto no decimos.” y porque “ningún mensaje envejece”. Y porque la poesía es afirmación y reivindicación de lo que el mundo a veces hace caso omiso; acción y presente continuo. I hicimos todo bien y sin embargo siguen haciendo que tengamos miedo de nuestro fuego interior

plantemos los árboles más temprano

la propia fantasía dejó de ser un arabesco cercano y se estableció como 52

Flores el intento Sebastián Goyeneche Guadalajara - Buenos Aires Nulú Bonsai & Impronta Casa Editora 2015


Flores el intento @ Sebastián Goyeneche

un horizonte barroco al que simulamos ir para restarle valor y peso y sumarle valor al presente menos barroco la propia fantasía se aleja a cada palabra y a cada risa pero hacia ella vamos

ahorrar texto puede ser ahorrar espacio

ahorrar texto recuperar la entidad de lo que uno dice

se acaba el lubricante y la máquina se estaciona normalmente cómo se reacciona ante alguien que chupa la sangre de uno: a los mosquitos se los mata sin culpa y hasta incluso con placer.

llega un punto en el que vivir comienza a ser idéntico a sí mismo.

entonces ¿por qué esta historia de esclavos?

53


XVI

“ñandú $80.00 el kilo”

debato mi forma de escribir frente a una advertencia:

el día que todas las advertencias sean leídas

el día en que todas las luchas comiencen por algo tan real

como las frutas o el agua,

“ñandú $80.00 el kilo”.–

54

me debato

no poder respetar el no poder programar el camino de una vida me debato no poder respetar el no poder programar el camino de una vida que tiembla ante un cartel de desvío:

todo lo anterior no sino esto:

la vida es compartir poesía y música

todo lo demás es tan sólo un simulacro.


Flores el intento @ Sebastián Goyeneche

XX

“no conocer a nadie, el mayor placer”

— — ‒ — ‒ -

nadie tiene historia

artista es quien tiene el cuidado de lo que hace. artista es quien logró tener control sobre el cuidado de su acción.

‒ — y ahí se acaba el misterio de toda fiesta -

artista es quien también evitó para siempre ese control. artista soy. hoy.

‒ — ‒ y ahí todas las herramientas. — ‒ confío en esto.

55


Flores el intento @ Sebastián Goyeneche

XXI decirle no a una mujer es echar carbón en una máquina de otro siglo

decirle no a un hombre es echar carbón sobre una cama recién hecha

decirle no a la distancia es no aceptar la pena, hombre o mujer

56

decirle no a un sí es acabar con el mundo de alguna forma


POETA DE LA ESTACIÓN Osvaldo Bossi He dado el paso... He dado el paso más importante de toda mi vida: he roto con mi madre y he caído en tus brazos. Romper y caer, y caer y caer. Así de simple. Ahora que el mundo se abre y mi casa la que he cultivado desde que soy un niño se cierra. Guardo en una caja de mentira los juguetes que he fabricado de verdad a lo largo del tiempo, para escapar del tiempo. Hoy que mi madre se muere de indignación por verme caer con todo el peso de mi cuerpo en tus brazos… Y es simple la caída y por momentos, dulce y menos dolorosa de lo que imaginaba. (publicado en: Ni la noche ni el frío, Buenos Aires, Textosintrusos, 2012)

57


Basta de paz, basta de amor

No voy al trabajo, pierdo las horas al lado tuyo como quien se tira en el pasto, boca arriba a mirar las estrellas. Nubes negras, pesadas amenazan abrirse para dejar caer masas compactas de granizo y destrucción. Por suerte, no encendiste la radio. Abrís una cerveza y te quedás, desnudo mirando por la ventana el avance inexorable de los acontecimientos. Desde la cama, todo es hermoso como en un cuadro: Muchacho en la ventana cigarrillo en una mano, botella de cerveza en la otra, mirando la noche. Porque de golpe se hizo la noche. Un rayo cruza de lado a lado la ciudad. La lluvia golpea la ventana como si fuera el último día. -Son piedras, digo mientras me acerco a mirar, yo también, un poco asustado el cielo que se desguaza. Pero este chico no se asusta: se ríe de la tormenta. Le divierte el estrépito que se armó. 58

Las calles inundadas, el tránsito congestionado. La gente que corre, corre, a refugiarse de la lluvia pero inútilmente. -Traete otra cerveza, Os, me dice. Mirá el cachengue que se armó. Y yo me río porque en mi vida voy a encontrar una palabra más precisa que esa para definir ese momento de furia. Como si Dios bajara del cielo (basta de paz, basta de amor) y se pusiera a patear tachos de basura y a golpear sus cadenas sobre los techos de los autos.


Chicos malos

Yo no creo en los chicos malos. Aunque hagan cosas terribles, yo no creo. Miro esa foto con tus hermanos y tus primos, haciéndote el payaso y se me rompe el corazón -la alegría, a veces, es un monstruo que nos hace llorar. Bueno, yo río y lloro como un condenado cuando miro esas fotos.

y una montañita de escombros y la soga donde tu mami cuelga la ropa. Aunque parezcas el chico más indomable de todo este mundo. Yo vi la mesa en la que te sentabas a comer, el vaso de vino, el pan, la humilde ráfaga de una alegría que se le sustrae al tiempo. El tiempo: el único y verdadero chico malo de toda esta historia.

Chico malo jugando con su perro. Chico malo arrojando un beso al aire para que lo reciba su hermana, que sostiene la cámara. Y el mismo chico malo abrazando a su mami, mientras sirve la mesa. Y la mami que se ruboriza y se pone contenta de tener un hijo así, tan loco -no sé cómo explicarlo, es la primera foto que veo de tu madre y ya la venero como si fuera la Virgen de Itatí. Seguro que de fondo sonaba un chamamé (no Los hermanos Barrios, porque le cantan a la tristeza, sino uno de esos que dan ganas de salir a los cuatro vientos y ponerse a gritar. Yo que no grito ni en sueños, salir a la calle y ponerme a gritar porque vi el fondo de tu casa por primera vez, con ese coche viejo, arrumbado 59


Cuando la fiebre se termine

Cuando la fiebre se termine podré verte como te ven los demás. Me intriga ese momento. Como si fueras otra persona. El mismo pelo, la misma manera socarrona de sonreír, y sin embargo, otro. No sentir nada, por fin. Libre de todas las cadenas que me ataban al ritmo, siempre impaciente de tu corazón. Deslizándome por una cinta magnética como un muchacho alegre que sube al avión y se arregla el pelo y no mira hacia atrás. Sin temor a ninguna catástrofe repentina. Con esa suficiencia que hace tiempo perdí, Apaga el celular, mira la hora en su reloj pulsera. Como si todo lo demás (los celos, las noches sin dormir, las fiestas de tu cuerpo esperándome) hubiera ocurrido en otra vida. Muy pocos recuerdos 60

y ninguno estremecedor. Dicen que cuando muere el amor ocurre eso. A mí me cuesta creerlo, ahora. Y que llegue la muerte, un día, y que sea yo el muerto. El corazón más frío del mundo escribiendo un poema bajo la escarcha. (publicados en: Chicos malos y otros libros, Buenos Aires, Conejos, 2012)


Eso que ningún amante piensa y teme a la vez, el conteo de los minutos que se llevan algo para siempre, o lo guardan, lo disecan, lo transforman en otra cosa, allí donde el mundo termina y uno sigue. *** No te vayas, yo invento esto, fabrico lo mismo cientos de veces. Desde las negras copas cantan los búhos. Lo primero que conocí de vos fue tu ausencia. Soy sabio en esto. El dolor y la dicha generan un mismo fruto; su sabor es idéntico. *** El amor está hecho de eso que dejamos irse para no volver, sin sentir que nada importante estuviera pasando, hasta que eso que era como un espacio vacío, ocupa un día todo nuestro universo. No somos sino eso que no está, vemos por sus ojos y hablamos por su voz, aunque nos rebelemos, demos vuelta los términos para salvarnos, sabiendo que el amor no salva, ni destruye ni ve ni oye ni comprende.

*** Antes de que te fueras o quizás después, tuve la precaución de buscarte en otro, con la astucia feroz de los niños, bajo la sombra de los eucaliptos, para buscar o perder algo: un sentido, un alma que nos quiera, un cuerpo que entre en nosotros y nunca se vaya. (publicado en: Fiel a una sombra, Buenos Aires, Siesta, 2001)

61


La camioneta destartalada

La camioneta brilla en la oscuridad y tu delgado cuerpo brilla lo mismo adentro de ella como un sol de noche. Ningún rastro más. Sólo nosotros dos, abriendo la puerta y entrando a no sabemos qué. El amor no, todavía. O sí. Prefiero que sea amor lo que nos damos, lo que nos dimos aquella noche, uno junto al otro, encima del otro. *** De todos los sitios en los que estuvimos juntos, elijo éste. Tocándonos, olfatéandonos el cuello, las axilas, los hombros. En realidad, lo elegiste vos con esa manera exacta de preparar el instante, calibrarlo y hacerlo estallar. Desde entonces, otro cielo se abre en la penumbra de aquella cabina, con sus bengalas, su lluvia de meteoritos. Y por momentos no sé si estás ahí, entre esos fogonazos que se expanden, irradian su agonía estelar ...o en mí, o en otra parte. *** 62


No puede haber un invento más supremo que un parabrisas (al menos en algunas noches.) No deja entrar al viento que silba y rebota contra la arboleda. Sólo tu aliento fulge y se arremolina adentro de esa casa. Por momentos, parece que me quitaras el aire, o me lo entregaras a cuentagotas. Suspendido, como una tormenta. Otras veces, me mareo un poco y comparo mi situación con la noche de los astronautas, sus hermosas escafandras y el niquelado tubo de oxígeno: uno al lado del otro, adentro de ese frasco, horas y días. *** Hace mucho calor y por eso (él me dice) sería mejor si nos quitásemos la remera. Para zambullirnos, supongo y nadar un rato adentro de esas aguas termales. El vapor que sube desde abajo nos traspasa y se condensa a lo largo del techo combado, que aprisiona la camioneta. Nado con regocijo, en la oscuridad. Los anteojos convertidos, de golpe, en auténticas antiparras. Las ventanillas atascadas, empañadas por el rocío. Y al fondo de toda esa espesa maraña, la boca de mi amigo abriéndose y cerrándose como un volcán en ebullición.

63


*** Pasan los años y la estanciera de tu padre, rotosa y maloliente, sigue allí. Sin ninguna colaboración, ella sola, atraviesa el tiempo, encima de una alfombra voladora. Aunque en el sitio hayan edificado una casa muy amplia, de tres plantas con sus balcones a la calle. Sigue allí. Como una lámpara en el fondo del mar. *** Apoyo mi cabeza afiebrada contra la cuerina del asiento, y nadie me ve. Algunos resortes oxidados -que vienen desde lo más hondo de la camionetase me clavan en las costillas y alcanzan a tocar el corazón. La luna, mientras tanto, derrama su belleza y su frío alrededor de nosotros. El haz del mercurio se confunde o repica, con su fragor lastimero, encima de los guardabarros, el chasis y el capot abollado… Pero todo, todo, a la larga, es oscuridad. Los bichos que revolotean y frotan, excitados, sus élitros, son oscuridad. O así lo parecen. *** No hace falta que abra los ojos para saber lo que hice conmigo. 64


Ni que los cierre, para que no te vea a mi lado, enorme como un elefante o pequeñito como una araña negra, brillante y sumamente peluda. A veces el cuerpo no me alcanza y el alma no es suficiente. Cómo te guardo, no lo sé. La camioneta, como un pez que se come al más chico, se ensancha y chorrea sus líquidos de aquí para allá, tan dulce y ferozmente que no me puedo resistir. (publicado en: El muchacho de los helados y otros poemas, Buenos Aires, Bajo la luna, 2006)

Osvaldo Bossi nació en Ciudadela (Buenos Aires) en 1963. Poeta y narrador. Publicó los libros de poesía: Tres (Bajo la luna,1997), Fiel a una sombra (Siesta, 2001), El muchacho de los helados y otros poemas (Bajo la luna, 2006), Ruego por el tornado (Sigamos enamoradas, 2006), Del Coyote al correcaminos (Huesos de Jibia, 2007), Esto no puede seguir así (Letras y Bibliotecas de Córdoba, 2010), Casa de viento, antología personal (Nudista, 2011), Ni la noche ni el frío (Textos intrusos, 2012), Chicos malos (Conejos, 2012), Como si yo fuera su novia (Mágicas naranjas, 2013)y las novelas: Adoro (Bajo la luna, 2009) y Yo soy aquél, (Nudista, 2014). Organiza, junto con los chicos y chicas de su taller, el ciclo de lectura El rayo verde. Desde abril de 2014, es el editor responsable (junto con Jorge Núñez) de la editorial de poesía Viajero insomne. 65


POESIA EN LAS REDES selección de Ana Inés López

uno percibe cuando pasa con la bicicleta en mañanas gélidas cómo está la admiración silenciosa de los peatones en las esquinas intuyo que las piedras son mi colchón

no sé cuál es mi fuerte en vez de separarse hay que acercarse más

te invito a mi casa pero tenés que dormir en el piso uso tu ropa total nadie sabe de quién es la necesidad de abandonar la indolencia y abrir al menos una ventana no barras que yo barro

siempre dependí de la amabilidad de los extraños sigo sin saber nada de vos en este incendio

acato pero no comparto 66

@corderodedior


no tengo autoridad para hablarme a mí mismo perdón la emoción el motorcito no funciona por eso estamos dale quetedale con la manijita

gótico pampeano qué silencio en el estacionamiento de ezeiza de chiquito me iba a dormir al auto, ahora también

dígale no a los festejos civilizados el nu metal aún existe en el conurbano alternaconurba dancefloor laferrere psy trance tengo la sensación de que los argentinos tienen miedo a ser juzgados cuando bailan si vos no querés, yo no voy a querer ser tan inteligente no te permite jugar vino, empanadas y ver a mis padres bailar los tangos de la radio /// 67


me amoldo a la tribu urbana que me toque conocer en el día ayer en facebook me quedé mirando la foto de un completo extraño durante mucho tiempo y a la noche llegué a un lugar y estaba ahí ya sé que a nadie le interesa y están todos afectados por la modernidad y odiar pero ayer una mujer hermosa de 56 años me sacó a bailar

las ganas que tengo de prender un sahumerio en esta empresa ustedes que dicen que no van a ir si siempre en algún lado aparecen cuando los hombres se saludan con un abrazo y un golpe en la espalda primero que todo hay que quedarse sin nada la sensación de poder del no ser descubiertos

@moritavargas

ver remar desde acá lo que te pase te va a acompañar para siempre ayer entré a un shopping a hacer tiempo y un chico me lavó las manos con sales del mar muerto a mí lo único que me interesa son los misterios de la vida el diablo se apodera de mí cuando no estoy haciendo lo que dicta mi corazón

68


#poesía en las redes

short & pulover cuando era chica coleccionaba mini postales de pinturas de hombres que pintaban con los pies

las que tienen hermano varón mayor y las que no la única forma de que no se metan en tu vida es darles mucha bola hasta asustarlos le descargué todos mis problemas a un viejo

hoy está para almorzar ravioles con tuco en el club yo cuento mucho todo porque después nunca nadie me va a creer nada y para cuando me muera quiero dejar cosas desparramadas por ahí

que se largue a llover o algo simbólico por favor ayer me tiré x un tobogán con un nenito de 2 años, encontramos unas hormigas, agarró una y nos tiramos los 3 por el tobogán de nuevo me desperté muy temprano para sacarme sangre y de ahí me metí en un lugar a escuchar enya y un señor me dijo tengo algo mejor para vos realmente me emocionan las personas

todo lo que necesito cerca es para poder sobrevivir y lo que necesito lejos es para poder avanzar vieron la gente que tiene olor a especias? hay que quedarse con ellos 69


POETAS DE ESTE NÚMERO Martín Armada, Buenos Aires (CABA), 1979 Bárbara Belloc, Buenos Aires (CABA), 1968 Sergio Bizzio, Villa Ramallo (Buenos Aires), 1956 Jorge Luis Borges, Buenos Aires (CABA), 1899 - 1986 Osvaldo Bossi, Ciudadela (Buenos Aires), 1963 Arturo Carrera, Buenos Aires (CABA), 1948 José Ángel Cuevas, Santiago (Chile), 1944 Carlos Drummond de Andrade, Itabira (Brasil), 1902-1987 Daniel Durand, Concordia (Entre Ríos), 1964 Javier Foguet, San Miguel de Tucumán (Tucumán), 1977 Witold Gombrowicz, Maloszyce (Polonia), 1904 - 1969 Jonás Gómez, Buenos Aires (CABA), 1977 Pablo Gunlolo, Bahía Blanca, 1980 Francisco Ide Wolleter, Santiago (Chile), 1989 Ana Inés López, Lobos (Buenos Aires), 1982 Mara Pedrazzoli, Barcelona (España), 1982 Camilo Sce, Buenos Aires (CABA), 1985 Paco Urondo, Santa Fe (Santa Fe), 1930 - 1976 José Villa, Martín Coronado (Buenos Aires), 1966 José Watanabe, Trujillo (Perú), 1945 - 2007 Verónica Yattah, Buenos Aires (CABA), 1987 Ricardo Zelarayán, Paraná (Entre Ríos), 1922 - 2010

Esta revista se terminó de imprimir durante el mes de julio de 2015


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.