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ENTREVISTAS
from Agosto 2020
by CANACAR
A través de diversos ajustes operativos y financieros una gran cantidad de micro y pequeñas empresas del autotransporte de carga están buscando soluciones que les permitan sobrevivir a la crisis provocada por el COVID-19. En este documento de entrevistas hacemos un balance de los principales impactos y estrategias implementadas por 4 empresas afiliadas a CANACAR para mantenerse en el camino.
Desde la declaración de emergencia sanitaria en México por el nuevo SARS-CoV-2 (COVID-19) el pasado 31 de marzo de 2020, las empresas del autotransporte de carga en México empezaron a buscar alternativas para aminorar el impacto de una crisis socioeconómica anunciada, privilegiando, por un lado, la liquidez y la estabilidad financiera y, por otro, el bienestar de los colaboradores.
Y es que el impacto para el sector no fue menor. Al ser una industria transversal que incide directamente en 101 de las 262 ramas
económicas del país, una vez que se implementaron medidas de confinamiento y cese de operaciones industriales para contener al virus, el autotransporte de carga padeció, junto con la cadena de valor, la caída de la actividad económica.
Una encuesta realizada por la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) entre sus afiliados, reveló que las ventas en las empresas del sector cayeron un 46.1% y la productividad un 43.8% en promedio ponderado y, pese a ello, sólo reportaron la pérdida del 1.1% de los empleos, lo que demostró el esfuerzo del gremio por mantener los puestos de trabajo.
Aspecto relevante en la muestra realizada a mil 242 socios del 15 al 18 de abril, es que el 91.9% de los encuestados dijeron ubicarse en el rango del micro, pequeño y mediano transportista y que operan el 41.3% del parque vehicular. Por otra parte, se encontró que esta clasificación de empresas participa en el 85.26% del mercado del autotransporte de carga mexicano y que generan el 43% de los empleos directos del sector.
Por segmentos, al analizar a las microempresas, aquellas que tienen de 1 a 5 unidades, se observó que sus ventas cayeron 51.6 por ciento y que la productividad disminuyó en 50.9 por ciento, pero siguieron con el mismo número de camiones y casi el mismo número de trabajadores, y sólo tuvieron que eliminar el 1.7% de sus puestos de trabajo.
Respecto al nivel de la pequeña empresa, las ventas cayeron un 46.8 por ciento y la productividad disminuyó un 43.7 por ciento, y sólo hubo una caída de empleos del 2.4 por ciento.
Estos datos recabados a mediados de abril demuestran que, al principio, las micro y pequeñas empresas del sector pudieron contener las vicisitudes de la crisis. No obstante, al entrevistar a directivos de Empacadora de Cítricos, JN Transportación, Loimba y Movan Express resultó que el COVID-19 tiene contra las cuerdas principalmente a este nicho de pequeñas entidades industriales.
EMPACADORA DE CÍTRICOS: “LA INCERTIDUMBRE ES LO QUE MÁS NOS PEGA”
Para esta sociedad cooperativa instalada en la comunidad Emiliano Zapata, Veracruz, el transporte no es el sostén principal: el negocio está en la cosecha y comercialización de limones para el mercado doméstico y de exportación.
No obstante, aunque la naturaleza de la compañía se inserta en la industria agroalimentaria, el transporte por carretera se ha convertido en un eslabón sumamente importante para el éxito de la empacadora en estos tiempos de COVID-19, por lo que sus dueños tuvieron que adentrarse al mundo de las llantas, remolques y diésel para no quedar mal con los clientes del más alto orden.
“La empacadora tiene 12 años constituida y nace a partir de la necesidad de los agricultores de la región de comercializar limón,
primero en Estados Unidos, y luego en varias regiones del mundo”, explica Arturo Hernández Ruíz, dueño de la empacadora.
El volumen de trabajo por hora alcanza las 18 toneladas de limón procesadas, que puede alcanzar hasta 150 toneladas por día, listas para venderse en diversos mercados que demandan distintas calidades del crítico.
Sobre la logística, el empresario afirma que todo el producto se cosecha, reposa, separa y embala en la compañía. Y las entregas, por supuesto, también se realizan por cuenta propia. “Nuestro mercado principal está en Estados Unidos. Todo viaja con temperatura controlada. Tenemos una flota propia de 8 camiones de doble remolque. Regularmente salen 3 fulles hacia McAllen, Texas cada 3 días, porque son viajes de 22 horas”, explica Hernández Ruíz.
¿Cómo impactó el COVID-19?
Para la comercializadora, los estragos de la pandemia empezaron a vislumbrarse a mediados de febrero, ya que varios de sus mercados europeos y asiáticos resintieron antes que México la crisis inducida por el Coronavirus. Según explica Hernández Ruíz, el ritmo de ventas desaceleró abruptamente a principios de abril, y para el transporte terrestre las inspecciones en aduanas y en la frontera norte empezaron a ser cada vez más rigurosas.
“Vemos todavía un entorno crítico lamentable. A finales de marzo y principios de abril paramos continuamente porque no teníamos trabajo. Al bajar nuestro volumen de ventas de inmediato nos empezaron a golpear los gastos. Ha sido grave para la empresa, pero nos hemos mantenido gracias a que privilegiamos una buena administración”, afirma el empresario veracruzano.
Consciente de que el transporte del producto ahora es más importante que nunca, dado que los operadores no pueden hacer “home office” y que no hay margen de error en las entregas, Hernández afirma que la capacitación, y las certificaciones con que cuenta la empacadora han sido clave para mantenerse a flote.
“La empacadora representa empleo directo para 90 gentes, todos del pueblo. Pero conductores, solo contamos con uno para cada unidad. No hemos despedido a nadie y a los operadores los dotamos de caretas, guantes, antibacterial y enseres para que limpien su camión. Los estamos cuidando, pero también les estamos pidiendo mucho compromiso con la empresa, con los camiones, con los traslados, con el producto, con la seguridad y su salud”, dijo. Somos socios de CANACAR y eso nos ha ayudado. Pero también nos ha ayudado el hecho que cumplamos con diversas certificaciones fitosanitarias, protocolos logísticos y administrativas.
Sobre el futuro de la empacadora el dueño es muy claro: “Con que la empresa no desaparezca nos damos por bien servidos. Pero lamentablemente no veo mucho futuro, porque hay todavía incertidumbre en la reapertura de los mercados, de las aduanas, de la exportación. Está complicado el entorno y lo único que pedimos al gobierno es apoyo, que entienda la situación de los empresarios; en impuestos no nos han tomado en cuenta, y todos venimos arrastrando cosas por la contingencia. Hace falta ese apoyo de hombro del gobierno”, lamenta el empresario.
JN TRANSPORT: “A LO MEJOR AGUANTAMOS ESTE AÑO”
Entre los robos y la caída de la actividad, el futuro para JN Transport es incierto. Así lo expuso Jaime Núñez, director general de JN Transpor originaria de Morelos. De acuerdo con Núñez, la especialidad de la empresa es mover carga general en contenedor desde los puertos de Manzanillo, Colima y Lázaro Cárdenas, Michoacán hacia el centro y norte del país. La fortaleza de la compañía está compuesta por 7 tractocamiones que circulan en la modalidad de doble remolque, de los cuales 2 son propios y el resto los administra junto con varios socios.
Según su propio testimonio, de abril a junio de este año las operaciones de la pequeña empresa se redujeron hasta un 70 por ciento. “Antes de la pandemia lo mínimo eran dos fulles por semana. Ahora, no es ni un full, sino uno sencillo cada 9 días. La realidad es que estamos aguantando lo más que podamos la situación. No podemos salirnos de Lázaro Cárdenas ni de Manzanillo para buscar nuevos clientes, porque ya estamos afincados. Picar piedra en otros mercados, como somos pequeños, sería más complicado, además de que nuestro equipo es especial para transportar contenedores y estamos asociados con una naviera”, reveló el transportista.
Cifras de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en abril de 2020, daban cuenta de una caída del 8% en el movimiento total de carga en Manzanillo, y un decrecimiento del 6.4 por ciento en el manejo de contenedores en el mismo puerto.
“Si seguimos así, con un viaje por semana, a lo mejor aguantamos este año. Nos estamos acabando el colchoncito. Confiamos en que esto se reactivará y que poco a poco podamos retomar los niveles”, confiesa el empresario.
La esperanza para JN Transport está depositada en la reactivación de más industrias, ya que, una vez que se empiecen a mover productos electrónicos, abarrotes, telas, refacciones, entre otros, ellos confían normalizar actividades. “La naviera nos dice muy poco. Toda la comunicación es por correo. Lo que nos explican es que, para ayudarnos a todos los transportistas que trabajamos para ellos, nos reparten los pocos que surgen y hay que estar listos”, dijo.
MOVAC EXPRESS: EMPRENDER EN TIEMPOS DE COVID-19
La historia de Movac Express es de verdadera motivación, donde el esfuerzo y el corazón hacen gala de las fortalezas que caracterizan a este sector.
La compañía jalisciense apenas arrancó actividad a finales de 2018 con 1 tractocamión y 1 millón de pesos para soportar la operación, con el propósito de mover mercancías de alto valor importadas de Asia, como maquinaria, productos y componentes eléctricos, entre otros.
Así lo cuenta Julio Mora Jr, la mente detrás de esta nueva línea de transporte. “Somos segunda generación en esto del transporte. Inicié mi propia empresa con tres socios de la nada. Para este año decidimos crecer y en enero agarramos camiones y remolques y ya tenemos 4 unidades. En esas estábamos cuando nos llegó la pandemia”, explica.
Y los efectos empezaron. Por su vocación importadora, todos los puertos del occidente del país empezaron a resentir los efectos del COVID-19, principalmente en aquellos productos provenientes de Asia. “Nuestra operación de inmediato bajó hasta un 50% de lo que traíamos el año pasado. Sin duda la pandemia no representó un gran reto, pero hemos hecho un buen equipo con mis socios y lo que hemos aprendido de este negocio es a no quedarnos parados. En CANACAR nos dicen que los tiempos malos también son tiempos de oportunidad y eso estamos haciendo”, asestó el joven transportista.
¿Qué hacer para sobrevivir?
No dar créditos largos. De acuerdo con Mora, partir de que todo cambió le ha permitido trazar una estrategia de negociación con clientes para no extender por más de 30 días los créditos por los fletes. La segunda parte ha sido la diversificación, y ha empezado a mover otros tipos de carga, en otros puertos, sin camiones propios, es decir, gestionando la logística y respaldando las operaciones con su fuerza tecnológica. Y la tercera parte fue echar mano de las facilidades que han ofrecido las financieras de las armadoras a socios CANACAR para congelar algunos meses los pagos. “Tengo dos socios, uno que es experto en informática y otro que lleva la parte administrativa. Entre los tres diseñamos este plan y nos viene dando resultado. Pero esperamos que todo se reactive para ponernos al día”, dijo.
Otro punto que la firma considera clave para no quedar mal con sus clientes es la modernidad de su flota. Aunque se trata únicamente de 4 camiones, todos son nuevos y de última generación, lo que se ha complementado con cursos de capacitación a operadores y el cuidado de la normatividad federal. “Tenemos el espíritu de CANACAR de andar en regla; de cuidar a los operadores, capacitarlos, cuidar velocidades; hemos mantenido los salarios bien remunerados y todo eso nos ha ayudado”, afirma el empresario.
Finalmente, Mora JR. considera que, para las micro y pequeñas empresas, lo más importante es aprovechar estos momentos de pandemia para replantear los negocios y llegar a
nuevos acuerdos con los clientes. “Debemos sacar bien un costo de nuestro servicio y enseñarnos a cobrar, darle el valor que merece el transporte de carga, porque nos ven como el eslabón más débil, pero somos lo más fuerte en realidad. Todo se mueve en camión”, concluye.
LOINBA, DEPENDER DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ
Una de las primeras industrias en resentir los embates del COVID-19 en el mundo fue la automotriz. En México, la situación no fue diferente. Las agencias de ventas fueron las primeras en cerrar, seguidas de las plantas automotrices, al tiempo que se apagaba el movimiento de materias primas, autopartes y productos terminados para importación o exportación.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), México resultó ser el proveedor de vehículos ligeros más golpeado en el mercado de Estados Unidos durante mayo, al caer 94.5 por ciento.
Ese desplome de la industria automotriz llegó en similar proporción a la cadena de suministro en todo el país. Y se agravó para los transportistas al servicio de los proveedores Tier 1 y Tier 2. De acuerdo con José Christian Jiménez Avilez, director general de LOINBA, el suministro de cables, arneses, resortes, varillas de metal, bombas de combustibles, polveras, membranas de caucho y rines se paralizó a finales de marzo, lo mismo que la materia prima para fabricar cualquier pieza automotriz. “Nosotros paramos un 95% durante abril, mayo, y prácticamente todo junio. Si teníamos dos viajes a la semana era mucho. La inseguridad también está a la orden del día y eso nos ha obligado a ser más selectivos con los productos que transportamos para no cargar mercancía susceptible de robo, porque para nosotros lo más importante es la vida humana y no ponemos en riesgo a nadie”, explica Avilez.
La flota de LOINBA es tripulada por 10 operadores; sin embargo, por la pandemia, todos los colaboradores de la empresa se fueron a casa. “A los conductores, si sale un viaje, se les llama. No hubo despidos, llegamos a un acuerdo con los salarios donde no estuvieran preocupados del sustento económico. Son gente que tienen años trabajando aquí y creemos que es muy difícil traer gente nueva. Confiamos en que saldremos adelante con nuestra gente”, explica el empresario.
La expectativa del director general de LOINBA es que la industria retome la velocidad y normalice operaciones a principios de 2021. “Cuando la gente compre autos nuevos las armadoras van a poder armar más unidades, y eso será bueno para los proveedores y para el transporte. Ahorita, estamos a un 70% de nuestra operación, pero es intermitente. Veremos qué sucede”, añade Avilez.
Sobre la inseguridad, el transportista guanajuatense lamenta que con la pandemia los robos subieran en el Bajío. “Algo no está funcionando en la estrategia de seguridad. A pesar de que no salimos de casa los robos se incrementaron en este corredor. Nosotros estamos haciendo lo que nos toca: capacitamos a nuestra gente, invertimos en tecnología y softwares, y tenemos un parque vehículos moderno. Nada más falta que la autoridad haga lo propio y detengan la inseguridad y violencia”, concluyó.