ELIGE TU PROPIA AVENTURA - 5
¿QUIÉN MATÓ A H. THROMBEY? Por Edward Packard
Ilustrado por Paul Granger
TIMUN MAS
2 Hace exactamente un año que el ladrón entró por la ventana de la habitación de tu tía Marinda a las 2 de la madrugada. - ¡Vayase! - le gritó ella horrorizada. Y eso hizo, pero llevándose su collar de perlas. Al día siguiente te encontraste una botella de cerveza vacía en los arbustos, junto a la casa de tu tía. Como ella no es de las que tiran por la ventana botellas de cerveza vacías, se la llevaste a la policía. Allí estaban las huellas dactilares del ladrón. La policía lo identificó rápidamente, y ahora está seguro entre rejas. Desde entonces gozas de buena reputación como detective y te has provisto de una lupa, del material para recoger huellas dactilares y de un magnetófono. Estás preparado para trabajar. Algunos amigos tuyos han decidido ser detectives también. Bueno, son sólo una pandilla de aficionados, con excepción, tal vez, de esa chica de ricitos que vive en tu misma calle: Jennifer Mudge. No cabe duda de que es muy lista; a veces piensas que más que tú. Ahora pareces estar ante tu primer caso importante. Harlowe Thrombey, presidente de la compañía de plásticos Thrombey, te ha citado en su casa esta tarde a las 5. - He oído que tienes ojos de lince - te dijo- y eso es lo que yo necesito en este momento. Creo que mi vida está en peligro.
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4 Le preguntaste de qué tenía miedo, pero no quería hablar por teléfono, así que le dijiste que lo pensarías y le llamarías. ¡Qué emoción recibir una llamada de Harlowe Thrombey! Pero quizá deberías averiguar algo más de él antes de aceptar el caso.
Si llamas a Thrombey y aceptas su invitación, sigue leyendo en la página 5. Si le dices que no puedes ir esta tarde, pero que le llamarás dentro de 1 o 2 días, pasa a la página 17.
5 A las 5 en punto llamas a la puerta de Thrombey. Abre un hombre fuerte y bastante calvo. Antes de darte un nervioso apretón de manos, te mira con recelo. - Soy Harlowe Thrombey - dice Después entraremos en la casa; ahora voy a enseñarte el jardín. Al atravesar el césped paseando, dejáis atrás muchos setos y árboles en flor. Ante vosotros hay un gran invernadero. - ¿Qué le hace pensar que su vida corre peligro? le preguntas. - Es cosa de mi mujer, Jane - dice -. Lo hago todo para que sea feliz: coches caros, viajes alrededor del mundo... hasta tiene 2 pianos: uno de cola, de concierto, para ella, y otro más pequeño para los invitados. De repente se para y se vuelve hacia ti con semblante sombrío. - A decir verdad, creo que quiere verme muerto
Pasa a la página 6.
6 - ¿Por qué piensa eso?
Thrombey vuelve a hacer una pausa antes de responder. - Porque me lo ha dicho. Unos pasos más allá, al llegar al invernadero, observas con curiosidad cómo el Sr. Thrombey sacude la puerta, mientras vuelve de nuevo hacia ti. - Quería comprobar si quedaba cerrada por la noche - dice Jenkins, nuestro jardinero, guarda arsénico dentro para fumigar los árboles. El pobre está en el hospital. - Quizá su mujer estaba un poco enfadada cuando se lo dijo - le indicas. - Eso me gustaría creer - dice Thrombey, negando con la cabeza -. Tú mismo podrás juzgar cuando la conozcas. Esta tarde tiene un concierto, pero debería estar de vuelta a las 6. Al llegar a la entrada principal de la casa, Thrombey señala un coche deportivo de color rojo que se detiene. Se baja de él un hombre con barba, de buen aspecto, que se dirige hacia vosotros.
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7 -Es el doctor Robert Lipscomb -dice Thrombey -. Viene a cenar, junto con mi sobrino Chartwell y mi sobrina Angela. Creo que Robert y ella se van a casar. Como quiero conocerlo mejor, le pedí que viniera temprano para jugar unas partidas de billar. ¿Quieres jugar con nosotros o prefieres echar un vistazo a la casa? No hay nadie más que Helga. la cocinera.
Si decides echar un vistazo a la casa, pasa a la página 8. Si decides jugar al billar con Harlowe Thrombey y con el doctor Robert Lipscomb, pasa a la página 12.
8 Atraviesas el vestíbulo posterior y entras en la despensa; oyes voces que vienen de la cocina. Una mujer y una chica joven están hablando. -¿De veras cree que la vida del señor Thrombey corre peligro? - pregunta la chica. - No sé - contesta la mujer pero he visto a su sobrina Angela fisgando sus papeles y a su sobrino Chartwell merodeando por el jardín. Al asomarte, te encuentras con una mujer diminuta de pelo rubio, que lleva una blusa blanca y un delantal de cuadros azules. Junto a ella está - ¡menuda sorpresa! Jennifer Mudge. - Hola. ¿Qué haces aquí? - dice Jennifer. - Me ha invitado el señor Thrombey - contestas -. ¿Y tu? - üh... ¿conoces a Helga? - dice Jennifer—. Estoy en su clase de cocina en el "Y"; me he invitado yo misma para ver su cocina y aprender a hacer mi pastel de chocolate preferido. Mientras te presentas a Helga, Jennifer echa una ojeada a su reloj. - iCaray! Son las 6. Tengo que irme a casa. Gracias, Helga. Sale corriendo por la puerta trasera y, sin volverse, dice: - ¡Hasta luego! Te queda la duda de si habrá venido a aprender cocina o a investigar. Al regresar a la sala de juegos, encuentras a Harlowe Thrombey de pie en el vestíbulo con cara de perplejidad. -He terminado por jugar solo al billar - dice -. Robert me dijo que tenía que hacer unas llamadas en la biblioteca, pero ahora no lo encuentro. En ese momento se abre la puerta principal; entra Robert y después Chartwell, el sobrino de Thrombey, alto y cargado de espaldas. - Vi el coche de Chartwell en el paseo - explica Robert y como no entraba, salí a buscarle. Chartwell mira a Robert con extrañeza y después te da la mano, cuando Thrombey te presenta.
10 Thrombey os hace pasar a la biblioteca a Robert, a Chartwell y a ti en el momento en que el reloj del vestíbulo da las 6. Por la ventana ves acercarse un Cadillac blanco. -Es Jane - dice Thrombey-, que vuelve del concierto. Unos instantes después entra en la habitación una mujer grande y de cara redonda. - Encantada de conocerte - dice Jane, estrechándote la mano -. He oído hablar mucho de ti. ¿Te quedarás a cenar? La señora Thrombey es sorprendentemente simpática. Resulta difícil creer que su marido le tenga miedo. A lo mejor sólo son imaginaciones suyas eso de que su vida corre peligro. No te apetece soportar una cena aburrida, sobre todo cuando hay una buena película en la televisión que no quisieras perderte. Miras a Harlowe Thrombey. - Quédate, si quieres - te dice.
Si aceptas la invitación, pasa a la página 13. Si le dices a Thrombey que no puedes quedarte, pero que hablarás con él mañana, pasa a la página 17.
12 Apenas empezado el juego, Robert va a llamar por teléfono a la biblioteca, para ver, según explica, cómo va uno de sus pacientes del hospital. Vuelve unos 20 minutos después, en el momento en que suena el timbre de la puerta. - Debe de ser Chartwell - dice Thrombey. Robert y tú le acompañáis a la puerta principal, donde os presenta a su sobrino Chartwell, un joven alto y cargado de espaldas.
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13 Jane va a vestirse para la cena. Cuando vuelve a reunirse con vosotros en la biblioteca son casi las 7. - ¿Sabéis dónde está Angela? - pregunta. Nadie responde, pero un momento después la pregunta recibe su contestación con un golpe en la puerta. Thrombey la abre y entra una mujer joven y esbelta. Su piel, muy blanca, contrasta con su pelo y sus ojos oscuros y con el vestido de terciopelo negro que lleva. - Angela, ¡menos mal que has llegado! - dice Thrombey Ya puedo decirle a Helga que sirva la cena. Quiere terminar pronto para ir al hospital a ver a Jenkins, nuestro jardinero. Momentos después todo el mundo está sentado en la mesa. Helga trae ensalada, panecillos y una fuente de carne asada, que trincha Harlowe Thrombey con un cuchillo largo de plata. El asado está tan bueno como su aspecto, pero todos parecen nerviosos y en tensión, y tú apenas puedes disfrutarlo. Después de la cena, Helga retira los platos y se marcha corriendo. Minutos más tarde, sobre las ocho, Thrombey ofrece a sus invitados coñac. Todos aceptan, menos tú; va a la despensa y vuelve poco después con cinco copas en una bandeja. - He comprobado que una copa de coñac antes de acostarme me ayuda a dormir - dice Thrombey -. Y, por supuesto, también es bueno después de la cena...
15 - Salud y larga vida, señor - dice Robert al levantar su copa. Todos le acompañan. Después Robert, Chartwell y Harlowe Thrombey se van a jugar al billar. Angela sigue a Jane a la sala de música. Thrombey te pide que juegues con ellos. Te gustaría hacerlo, pero tu trabajo, después de todo, consiste en vigilar a Jane. La mayor parte de la sala de música está ocupada por 2 pianos de cola. Jane se sienta en uno y Angela en el otro; tú te acomodas en un sillón. - Me agrada mucho oír que estás estudiando piano - le dice Jane a Angela -. ¿Te gustaría tocar un dúo conmigo? - Oh no, tú eres mucho mejor. Prefiero escucharte contesta Angela. Jane sonríe ante el cumplido y ataca con fuerza las primeras notas de la Sonata Claro de Luna, de Beethoven. Escuchas pacientemente durante media hora; después sales de la habitación y vas a la biblioteca, donde pasas unos 20 minutos mirando la colección de libros de Thrombey y sus trofeos de caza. Al salir de la biblioteca todavía oyes el piano, por lo que te diriges a la sala de juegos. Chartwell y Robert están jugando al billar, pero Harlowe no se encuentra con ellos. De repente oyes un grito aterrador. Corres al vestíbulo y te llevas un terrible susto al ver a Harlowe Thrombey venir hacia ti tambaleándose. Cae al suelo y queda tendido gimiendo. Los demás acuden corriendo. Robert se precipita junto a Thrombey. Jane se echa a llorar. Angela y Chartwell están inmóviles, de pie, junto a él. Corres a la biblioteca y pides una ambulancia por teléfono. Tardas unos minutos. Vuelves corriendo junto a Thrombey y antes de arrodillarte a su lado, miras un momento su cara gris ceniza. - Me han envenenado - dice entrecortadamente. - ¿Sabe usted quién lo ha hecho? Por un momento lucha por incorporarse, pero vuelve a caer de espaldas. Llevándose la mano a la garganta, dice en un susurro: - Ha... ha... sido... Son sus últimas palabras.
16 Corres a la despensa, donde está la botella de coñac abierta. Tu reloj marca las 9 y 3 minutos. Por propia experiencia sabes que tienes más posibilidades de averiguar algo antes de que llegue la policía que después. Tienes que trabajar con rapidez.
Si decides hablar con los testigos por separado, pasa a la página 19. Si decides hablar con ellos en grupo, pasa a la página 20.
17 A la mañana siguiente te levantas temprano, pensando en Harlowe Thrombey... preguntándote si su vida correrá realmente peligro. Suena el teléfono y se interrumpen tus pensamientos. Una voz temblorosa te dice: - Soy John McGee, abogado de Harlowe Thrombey. ¿Te has enterado ya? - ¿De qué? - El señor Thrombey me dijo que si le pasaba algo, debía llamarte. Me temo que ya ha pasado. ¡Harlowe Thrombey ha sido asesinado! Le envenenaron anoche. Alguien entró en el invernadero sobre las 6 y se llevó una botella de arsénico; después, el asesino puso el veneno en la botella de coñac de Thrombey. - ¡Es horrible! - contestas -. Me dijo que su vida estaba en peligro, pero apenas le hice caso... -Ninguno se lo hicimos - dice McGee-. Parece que la policía sospecha de su mujer, Jane, pero creo que fue uno de los invitados a la cena. - ¿Quiénes fueron? - le preguntas. - Sus sobrinos Chartwell y Angela, y el novio de ella, el doctor Robert Lipscomb. - Permítame que le pregunte otra cosa más - continúas -. ¿Sabe la policía cuándo echaron el arsénico en la botella? - Exactamente, no - responde McGee pero saben que tuvo que ser entre las 8, cuando sirvió una copa a sus invitados, y las 9, hora en que volvió a buscarla para servirse otra.
18 - ¿Y cómo saben que entraron en el invernadero sobre las 6? - Por un golpe de suerte... - dice McGee-. Una jovencita que fue a visitar a Helga, la cocinera de Thrombey, cuando llegó alrededor de las 4, vio que la puerta estaba cerrada con llave, y cuando se marchó, a las 6, la habían forzado. - Debe de tener vista de lince - dices. - A lo mejor la conoces - dice McGee -. Se llama Jennifer Mudge. Le das las gracias por llamar y cuelgas. Alterado por la noticia, decides hacer todo lo que esté en tus manos para resolver el asesinato de Harlowe Thrombey. Conociendo a Jennifer Mudge, estás seguro de que ella tiene la misma intención. Seguro que encargan el caso al inspector Prufrock. Según tú, es un idiota incompetente. Normalmente, ni con toda la policía a sus órdenes, sabe resolver los casos más sencillos. De todas formas, sería una buena idea hablar con él para ver si ha descubierto algo importante. Además, deberías inspeccionar primero el lugar del crimen.
Si vas a la Comisaría de Policía a hablar con el inspector Prufrock, pasa a la página 23. Si vas a la casa de Thrombey, pasa a la pagina 26
19 Decides interrogar por separado a tantos testigos como puedas antes de que llegue la policía. También te gustaría inspeccionar la despensa, antes de que lo hagan los agentes.
Si interrogas a: Chartwell, pasa a la página 27. Robert, pasa a la página 28. Angela, pasa a la página 29. Jane, pasa a la página 30. Si inspeccionas la despensa, pasa a la página 31.
20 Sin darte tiempo a hacer ninguna pregunta, Chartwell intenta dominar la situación. - Mi tío y yo discutíamos con frecuencia- dice, enfadado- pero descubriré a quién lo asesinó, aunque sea lo último que haga en mi vida. - Un momento - interviene Robert No perdamos la calma. Es necesario investigar. Thrombey me dijo quién era el asesino cuando me acerqué a él. - ¿Qué dijo? - preguntas. - Estaba muy débil; apenas podía hablar- contesta Robert pero le oí muy claramente decir: 'Ha sido Jane. Ella me sirvió la última copa'. - ¡Mentira! - grita Jane. Todos empiezan a hablar a la vez, y te cuesta trabajo hacerles callar. - Quiero saber dónde estuvo todo el mundo desde el momento en que Thrombey sirvió el coñac hasta que fue a prepararse su última copa. - Robert y yo no salimos de la sala de juego- dice Chartwell. Os interrumpen unos fuertes golpes en la puerta. En seguida entran en la habitación el inspector Prufrock y 2 agentes. - ¡Que todo el mundo se quede donde está!- grita Prufrock.
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23 Encuentras a Prufrock, un hombre calvo y con gran bigote negro, sentado tras su mesa y fumando una pipa de boquilla larga. En las paredes del despacho hay fotos de famosos criminales, ahora entre rejas. - Bueno, bueno, bueno, aquí tenemos al gran detective - dice sarcásticamente -. Me temo que llegas un poco tarde. Ya he resuelto el caso. Se levanta de la silla y te mira por encima del hombro. - Fue Jane, la esposa de Thrombey. Era la única que conocía su costumbre de beber una copa de coñac por la noche, antes de acostarse. Además, Robert Lipscomb dice que las últimas palabras de Thrombey fueron: lHa sido Jane'. Sonriendo de satisfacción, Prufrock señala la puerta. -Así que ya ves, amigo mío, ahora sólo queda traer a Jane Thrombey hasta aquí y conseguir su confesión. - Eso es estupendo - dices tú -, pero, si no le importa, me gustaría comprobar algunos datos. -Desde luego -dice Prufrock solemnemente-. Adelante. Toma, llévate una copia del informe policial. Una vez fuera de la Comisaría, te preguntas por dónde iniciar la investigación. Según el informe de la policía, todos los invitados a la cena han confirmado que:
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24 1. A las 8, Helga, la cocinera, se marchó al hospital para visitar a Jenkins, el jardinero. 2. Inmediatamente después, Thrombey sirvió a todos un coñac. 3. El se sirvió la copa de coñac envenenado poco antes de las nueve. 4. Entre las 8 y las 9, alguien tuvo que echar el arsénico en la botella de coñac. 5. Tanto el sobrino de Thrombey, Chartwell, como Robert Lipscomb, dicen que estuvieron juntos en la sala de juegos toda la velada y que Thrombey les dejó un momento para prepararse su última copa. 6. Igualmente, la mujer de Thrombey, Jane, y su sobrina Angela dicen haber pasado toda la velada en la sala de música, pero cada una insiste en que la otra estuvo ausente 10 minutos. Jane afirma que estuvo tocando el piano de cola mientras Angela estaba fuera de la habitación, y ésta dice que estuvo tocando el piano pequeño mientras salió Jane
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25 Al llegar a casa, te encuentras una nota que han echado por debajo de la puerta. Dice así:
"SI QUIERES DESCUBRIR QUIEN MATO A HARLOWE THROMBEY, VE A LA TABERNA "EL CABALLO BLANCO" Y PREGUNTA POR UN HOMBRE LLAMADO FALCON".
Si decides buscar en los archivos policiales al llamado Falcon, pasa a la página 47, Si decides ir a ¡a taberna "El Caballo Blanco" y preguntar por Falcon, pasa a la página 48.
26 Cuando llegas a casa de Thrombey, está Helga sola. La doncella, una mujer de aspecto delicado y tímido con suaves ojos castaños, te dice que de cinco a seis estuvo en la cocina con Jennifer Mudge, preparando la cena, y que se marchó a las ocho, para visitar a su hermano en el hospital, donde estuvo hasta las nueve. - ¿Tiene usted alguna idea de quién lo ha hecho? - le preguntas. -He estado pensando - contesta ella-, y yo diría que ha sido el doctor Robert Lipscomb. Hay algo en ese hombre que no me gusta. Pero no sé cómo pudo hacerlo, porque Chartwell dice que Robert estuvo con él en la sala de juegos toda la noche, y Chartwell no mentiría para proteger al doctor. Una vez oí que le decía al señor Thrombey que Robert no le merecía confianza. Le das las gracias a Helga por su información y te vas al hospital, donde te confirman que estuvo visitando a Jenkins entre las 8 y las 9, la noche del crimen. Empiezas a sentir curiosidad por saber si Jennifer Mudge ha averiguado algo.
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27 Mi tío y yo nunca nos hemos llevado muy bien - te dice Chartwell pero jamás mataría a nadie; además, no es cierto que quisiera hacerme con el control de la compañía de plásticos Thrombey. El dinero y el poder no me interesan. - Comprendo - dices tú pero en este momento quiero conocer los hechos. ¿Dónde estaba usted cuando gritó Harlowe Thrombey? - ¡En la sala de juegos! Robert y yo estábamos esperando a que regresara Harlowe para terminar la partida. - ¿Qué hizo usted después de la cena? - Estuvimos en la sala de juegos todo el tiempo. - ¿Estuvieron? - Robert y yo... y Harlowe, hasta que se fue a la despensa a por su copa. De repente se oyen voces en el vestíbulo. Ha llegado la policía con el inspector Prufrock al frente. -
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28 Te retiras hasta el fondo del vestíbulo con Robert, para hablar en privado. - ¡Ojalá hubiera podido salvarlo! - dice -. Era una dosis muy fuerte. Me alegra haber escuchado sus últimas palabras, por terribles que fueran. - ¿Cuáles fueron? - preguntas. - ¡Es tan trágico! Odio el papel de acusdor que me ha tocado representar, pero... próximo el fin, Harlowe me dijo muy claramente: '¡Ha sido Jane! ¡Ella me sirvió la copa!' - ¿Dijo algo más? - No - contesta Robert -. Estaba muy débil, y decir aquello ya le supuso un gran esfuerzo. De repente se oye el timbre de la puerta. Un instante después entran 2 policías con el inspector Prufrock al frente.
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29 Vas con Angela hacia el fondo del vestíbulo; ella se vuelve hacia ti y te agarra del brazo. - Es tremendo. Era un hombre tan bueno -dice- Eramos muy buenos amigos. Te agradeceré mucho que averigües quién lo mató. - Haré todo lo posible - le contestas pero necesito su ayuda. Dígame exactamente lo que hizo cuando yo salí de la sala de música. - Bien... la verdad es que estuve allí todo el tiempo. Cuando te marchaste, Jane me pidió que tocara un dúo al piano con ella, pero nada más empezar se levantó y salió de la habitación. Me pareció un gesto muy descortés. - ¿Y usted? ¿Salió de la habitación? - No... no, hasta que oí gritar al pobre Har- lowe. Angela baja la cabeza y empieza a sollozar. En ese momento se abre la puerta principal: es el inspector Prufrock con 2 policías.
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Al principio, Jane Thrombey parece estar demasiado afectada para poder hablar. - Harlowe creía que quería acabar con él, pero yo nunca hubiera hecho una cosa así - grita. - Ha sido un golpe terrible - dices tú Pero, dígame, ¿dónde estuvo usted cuando yo salí de la habitación a las ocho y media? - ¡Cómo! Seguí tocando el piano, la Sonata Claro de Luna, de Beethoven. Angela me había dicho que quería escucharla, pero en cuanto empecé a tocar, se marchó de la habitación. Me pareció un gesto muy descortés. Cuando estás a punto de hacer otra pregunta, se oyen voces en el vestíbulo. Ha llegado el inspector Prufrock.
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31 Después de pedir a los demás que esperen en la biblioteca, te diriges a la despensa. Oyes que alguien te sigue, te das media vuelta y te encuentras cara a cara con Chartwell. - Vamos a buscar pistas - dice, impaciente. Estás a punto de decirle que regrese a la biblioteca, cuando te interrumpen las voces que vienen del vestíbulo. Ha llegado el inspector Prufrock.
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33 Atraviesas el césped húmedo a causa del rocío de la noche. Cuando llegas al invernadero, te encuentras con la sorpresa de que la puerta está abierta de par en par. Enfocas el marco con tu linterna de bolsillo y lo miras con tu lupa: en la madera se ven marcas parecidas a las de unas tijeras de jardín, grandes y afHadas. Entras en el invernadero, avanzando entre hileras de macetas. Al fondo hay un armario de acero. En el estante superior se ven botellas de insecticida y veneno para ratas. Está completamente cubierto de polvo, excepto un círculo, señal inequívoca de que sin duda habría una botella. De repente se oye una voz. - ¿Quién anda ahí? Es Prufrock, que te enfoca con la linterna directamente a los ojos. - Ah, eres tú - dice -. Hemos llamado a Jenkins al hospital. Dice que hay una botella de arsénico en la parte de arriba de ese armario. - Va no - contestas tú Alguien entró esta tarde y se la llevó. - Entonces podemos estar seguros - dice Prufrock -, de que no ha sido Jane Thrombey, porque tenía una llave y no habría necesitado forzar la puerta para entrar. Se queda quieto y en silencio un momento, aparentemente pensando. - Bueno, nos hemos quedado sin la prueba. Esta noche ya no hay nada que hacer.
Si te quedas en el invernadero para buscar huellas dactilares y otras pistas, pasa a la página 37. Si regresas a inspeccionar la despensa. pasa a la página 40.
34 Prufrock os pide a todos que os identifiquéis, y empieza a tomar notas en una libretita negra. Cuando se entera de que Robert Lipscomb es médico, le dirige una sonrisa maliciosa. - Debe de saber usted mucho de venenos, doctor. Robert enrojece de ira. - ¿Insinúa usted que yo maté a Thrombey? - grita. Sin hacerle caso, Prufrock continúa. - Voy a hablar con cada uno de ustedes por separado, y recuerden: cualquier cosa que digan podrá ser utilizada en su contra. Robert Lipscomb, venga conmigo. El agente Schmidt se quedará con los demás. Prufrock atraviesa la habitación y te mira a los ojos. - Así que aquí está el gran detective - dice sarcásticamente Lo mejor que puedes hacer es marcharte a casa a dormir. No tendré ningún problema para resolver este caso. Sonríes para tus adentros: no es probable que sea éste el caso que rompa la larga cadena de los que no ha resuelto Prufrock. De todas formas, Thrombey te pidió ayuda, y tu deber es descubrir quién lo mató. Mientras el inspector interroga a los invitados de la cena, decides seguir investigando en otro lugar.
Si vas a inspeccionar el invernadero, pasa a la página 33. Si te vas al hospital a hablar con Jenkins, pasa a la página 35.
35 Ya ha finalizado el horario de visitas, pero consigues que el médico de Jenkins te permita verlo. Son las diez de la noche cuando te sientas a la cabecera de su cama y le das la noticia de la muerte de Thrombey. - Ya lo sabía - murmura -. El inspector Prufrock me acaba de llamar. Quería saber si había una botella de arsénico en el invernadero, y le he dicho que sí. - Aparte de usted, ¿quién más lo sabía? Jenkins se pasa la mano por la frente. - El señor y la señora Thrombey, por supuesto, y Chartwell. Siempre que venía de visita, se dedicaba a fisgar por allí. También Angela: le encantaba el jardín. - ¿Y el doctor Robert Lipscomb? - No creo que haya visitado la casa más de una o dos veces, y nunca le he visto acercarse al invernadero. Jenkins se recuesta en la almohada; evidentemente está agotado. Le das las gracias por su ayuda. Por esta noche has terminado tu trabajo.
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36 A la mañana siguiente, te levantas temprano. Esperas haber resuelto el caso antes de terminar el día. Apenas finalizado tu desayuno, suena el teléfono: es Jennifer Mudge. -Estoy trabajando en el caso Thrombey - dice -, y creo que deberíamos tener un cambio de impresiones. ¿Puedes venir a mi casa?
Si dices a Jennifer que crees más importante investigar en casa de Thrombey, pasa a la página 39. Si estás de acuerdo al reunirte con Jennifer en su casa, pasa a la página 41. Si te sientas unos minutos para reflexionar, pasa a la página 42.
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Recoges algunas impresiones digitales. La mayoría son de la misma persona: probablemente de Jenkins, el jardinero. Pero también encuentras huellas dactilares de otro hombre en una botella de veneno para ratas, muy cerca de donde se encontraba el arsénico. A la mañana siguiente, dejas las huellas en el laboratorio de la Policía y te diriges a la casa de Thrombey.
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39 Llegas a la casa de Thrombey alrededor de las nueve de la mañana. Robert, Angela y Chartwell deben haber llegado ya; sus coches están aparcados en el paseo. Prufrock les habrá pedido que vengan para seguir interrogándoles. Te sobresalta un ruido detrás del coche de Chartwell. Aparece una cara por encima del capó: ¡es Jennifer Mudge! Haciéndote señas para que te acerques, te dice: - He llegado antes que tú. Mira lo que he encontrado dentro de este coche. A través de la ventanilla, ves unas tijeras de jardín medio escondidas bajo el asiento delantero. - Interesante -dices. - Pero lo más interesante - dice Jennifer - es que el hombre de la barba las puso ahí. - ¿Quién es el hombre de la barba? - El que llegó en ese coche. Jenny señala el coche deportivo rojo del doctor Robert Lipscomb. Por el rabillo del ojo ves a Helga de pie en la puerta principal. - ¿No pasáis? - grita. - Gracias - respondes -. Enseguida voy. Te vuelves para dar las gracias a Jennifer, pero ya se aleja por el paseo montada en su bicicleta, despidiéndose con la mano sin volver la cabeza.
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40 Cuando regresas a la casa, los invitados se han marchado. Jane no pone ningún impedimento a que eches un vistazo. Buscas debajo de la nevera y detrás de la estufa; después sales con tu linterna. Algo brilla entre los arbustos; te aproximas y recoges una pequeña botella de cristal. A la mañana siguiente, visitas a Jenkins en el hospital. - No hay duda - dice él -. Esa es la botella de arsénico que estaba en el invernadero. Lo sé por este trozo que le falta a la etiqueta. Le das las gracias y vuelves a casa de Thrombey.
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41 Encuentras a Jennifer en el porche de su casa, sentada en una mecedora leyendo una revista. Te sientas en una vieja silla de mimbre, te recuestas y pones los pies en la barandilla. -Y bien, ¿tienes alguna teoría sobre el caso? preguntas. - Veamos qué piensas de esta teoría - dice Jennifer -. Harlowe Thrombey se suicidó. - Pero ¿por qué lo hizo? ¿y por qué de forma que pareciese un crimen? - le preguntas. -Podía estar enfermo y cansado de vivir - contesta mirándote fijamente con sus grandes ojos marrones-. Lo hizo porque quería que Jane sufriera y que su sobrina Angela heredase todo su dinero. -¿Por qué piensas que sería tan canalla? - le preguntas. - Bueno, según Helga siempre pensó que querían acabar con él; sobre todo, su mujer. Así que tal vez simulara el asesinato para probar que tenía razón. Jennifer sonríe abiertamente cuando termina de hablar. Te preguntas si no te estará tomando el pelo. Sin embargo, su teoría podría ser cierta.
Si piensas que no merece la pena investigar la teoría de Jennifer, pasa a la página 45. Si piensas que merece la pena investigarla, pasa a la página 46.
42 Te recuestas y pones los pies sobre una mesa: esta postura te ayuda a pensar. Sin embargo tienes la cabeza hecha un lío y no se te ocurren grandes ideas. Suena el teléfono. Es el jardinero, Jenkins. - He intentado encontrarte - dice -. hay algo que no me he atrevido a decirte hasta ahora. Pienso que no debo esperar más. - Adelante - le contestas. - Hace un par de semanas, un hombre llamado Falcon me llamó para decirme que sabía cómo podía ganarme un montón de dinero. Me citó en la taberna El Caballo Blanco. Te aseguro que me llevé una sorpresa cuando me enteré de que ese trabajo consistía en matar a Harlowe Thrombey. Me di media vuelta y salí de allí antes de perder el control y partirle la cara.
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43 ¿Puede describirme al señor Falcon? - preguntas. - No muy bien - contesta Jenkins Llevaba una gabardina marrón claro y un sombrero que le cubría la frente. No sé ni de qué color tenía el pelo. Sólo le miré durante unos segundos: su aspecto era corriente, de estatura media y unos treinta o cuarenta años. - ¿Algo especial? ¿Barba o una cicatriz, por ejemplo? -Nada que yo viera -dice Jenkins-. Excepto que... tenía la nariz como el pico de un águila. -Ya es algo - le dices-. Gracias por llamarme. -
Si decides investigar en los archivos policiales el nombre de Falcon, pasa a la página 47. Si decides interrogar al encargado y a los camareros de la taberna "El Caballo Blanco" sobre Falcon, pasa a la página 48. Si decides olvidarte por ahora de Falcon y regresar a casa de Thrombey, pasa a la página 49.
44 Helga te recibe en la puerta principal y te acompaña a la biblioteca. - Están todos los demás - te dice - El inspector Prufrock les pidió que se reunieran con él en la biblioteca a las 9, pero acaba de llamar para decir que su despertador no ha sonado y que se retrasará un poco.
Si hablas con Chartwell, pasa a la página 55. Si hablas con Robert, pasa a la página 58. Si hablas con Angela, pasa a la página 62. Si hablas con Helga, pasa a la página 63. Si decides salir a pasear al jardín y pensar un poco sobre el caso, pasa a la página 64.
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Si Harlowe Thrombey pensaba suicidarse, ¿por qué te pidió que le ayudaras? Parece tratarse de un asesinato, pero necesitas más pruebas. Tal vez debieras regresar a casa de Thrombey; por otra parte, a lo mejor Jennifer tiene alguna otra idea.
Si regresas a casa de Thrombey, pasa a la página 49. Si sigues hablando con Jennifer, pasa a la página 52.
46 ¿Se suicidó Harlowe Thrombey? Parece poco verosímil, pero como detective debes tener en cuenta todas las posibilidades. La mejor manera de averiguar algo es visitando al médico de Thrombey, el doctor Paul Bloom. Te diriges hacia su consulta, pero tienes que esperar mucho tiempo, sin más diversión que leer números atrasados de revistas. Por fin, la enfermera te hace pasar a su despacho. - Me alegra que intervengas en el caso - dice -. Intentaré ayudarte si puedo. - Gracias. Lo que me gustaría saber... es si Harlowe Thrombey tenía problemas de salud cuando murió o si estaba deprimido. -En absoluto - contesta el doctor Bloom -. Pero sí parecía creer que alguien deseaba acabar con él. Ahora está claro que tenía buenos motivos para tener miedo. Si lo que te ha dicho el doctor Bloom es cierto, resulta muy difícil creer que Thrombey se quitara la vida. Te encaminas hacia su casa. Hay varios coches en el paseo; entre ellos, el de Prufrock. Abre la puerta Chartwell, pero en cuanto entras, sale corriendo hacia su coche.
Pasa a la pagina 85
Tu búsqueda en los archivos policiales te da una posible pista. No hay registrado ningún hombre llamado Falcon, pero sí un nombre que te intriga: John J. Keane, alias Henry Gavilán. En su ficha lees que ha estado condenado en dos ocasiones por soborno y en una por robo. Gavilán es un nombre raro. Tanto el halcón (Falcon) como el gavilán son aves de presa. ¿No podría ser que al señor Keane le guste usar nombres de aves como apodos? ¿será el señor Falcon en realidad el señor Keane?
Si decides investigar sobre Keane, pasa a la página 50. Si decides que ésta es una teoría poco probable, y prefieres regresar a casa de Thrombey, pasa a la página 89.
48 Una camarera de la taberna "El Caballo Blanco" recuerda al hombre que se sienta en la mesa que hay debajo del reloj. - Conozco al señor Falcon - te dice -. Si la mesa de debajo del reloj está ocupada, espera en el salón hasta que queda libre. - ¿Viene a menudo por aquí? - preguntas. - Casi todos los días. Si te quedas por aquí, le verás, pero yo creía que se llamaba Gavilán. Ese es el nombre que usa cuando hace alguna reserva. Alguien me ha dicho que se dedica al alquiler de tocadiscos automáticos. A lo mejor puedes averiguar dónde tiene su oficina, pero probablemente vendrá a comer aquí.
Si te quedas merodeando por "El Caballo Blanco", a la espera de que aparezca Falcon, pasa a la página 53. Si intentas localizar a Falcon en su oficina, pasa a la página 57.
49 Cuando llegas a la casa, media hora despuĂŠs, hay un coche negro aparcado en el paseo. Hacia ĂŠl se dirige un hombre bajo vestido con un traje gris a rayas. Le acompaĂąa Jane Thrombey.
Pasa a la pagina 79
50 Consigues encontrar la dirección del señor Keane en los archivos policiales. Vive en un edificio de seis plantas. Keane ocupa un apartamento en la última. Cuando llegas, estás muy nervioso. Decides interrogar al portero. Sí, conozco al señor Keane - te dice -. Si le buscas, has llegado a tiempo. Me parece que se marcha de la ciudad esta noche. De todas formas, te aconsejo que no subas a verle. Detesta las visitas.
Si decides subir a ver al señor Keane, pasa a la página 65. Si decides esperar fuera a que salga, pasa a la página 66.
51
52 Tus teorías están muy bien - le dices pero ¿tienes alguna pista? - ¿Conoces al hombre alto... el sobrino de Harlowe Thrombey? - ¿Chartwell? - Sí, Chartwell. Le vi hace una hora junto a la puerta del invernadero. La miraba con una lupa. - ¿Piensas que volvía al escenario del crimen? Jennifer hace una mueca. -Si de eso se tratara, no necesitaría lupa. Más bien actuaba como detective... como nosotros. Mientras te diriges a casa de Thrombey, piensas en lo que te ha dicho Jennifer. Cuando llegas, la puerta está abierta. Pasas sin llamar. -
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53 Durante 2 días, te pasas la mayor parte del tiempo esperando a que aparezca Falcon por la taberna El Caballo Blanco. Cuando estás a punto de marcharte, se acerca el encargado y te da un golpecito en el hombro. - Se me había olvidado decírtelo - dice pero he oído que ese tipo al que estás esperando se ha ido de la ciudad. Entre nosotros: por aquí se le estaban poniendo las cosas muy feas. Has perdido mucho tiempo. Tienes que recuperarlo. Lo primero que haces es llamar a Prufrock a ver si ha avanzado en sus investigaciones. -Ya he resuelto el caso - dice Prufrock, con voz de triunfo -. Siento que no estuvieras por aquí. Podrías haber aprendido algo de la profesión.
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54 ¿Cómo lo ha hecho? Por un momento no hay respuesta de Prufrock, pero se oyen como soplidos: debe de estar encendiendo su apestosa pipa. - Bueno - dice hemos estado vigilando a Johnny Keane, también conocido por Henry Falcon, Henry Gavilán y 2 o 3 nombres más. Tiene fama de liquidar gente por dinero. Interceptamos una conversación telefónica entre el doctor Robert Lipscomb y él. Resulta que Robert le dio dinero para que eliminara a Harlowe Thrombey, pero, después, decidió hacer el trabajo por su cuenta. Detuvimos a Robert y le dijimos que lo sabíamos todo. Confesó que lo había hecho Angela. Cuando la detuvimos, supimos que lo habían hecho juntos: él consiguió el veneno y ella lo echó en la botella. Ya han firmado los 2 su confesión. - ¡Enhorabuena! - dices, mientras cuelgas el teléfono. Parece increíble. Mientras tú perdías el tiempo en la taberna El Caballo Blanco, uno de los peores inspectores de policía del país resolvía el asesinato de Harlowe Thrombey. -
Fin
55 Pides a Chartwell que te acompañe a la sala de música para hablar a solas con él. - Sé que la gente piensa que envidiaba al tío Harlowe dice Chartwell -. Creen que quería hacerme con el control de la compañía de plásticos Thrombey. Se queda callado un momento mientras saca un pañuelo y se enjuga la frente. - ¡Créeme, yo nunca lo hubiera matado! - ¿Quién, entonces? - le preguntas. - Estaría seguro de que fue el doctor Robert Lipscomb - dice Chartwell -, si no hubiera estado conmigo en la sala de juegos todo el tiempo. - ¿Y Jane? - Estaba aburrida de él, desde luego, pero no la creo capaz de hacer algo así. - ¿Y Angela? - Es raro - dice Chartwell Tío Harlowe le tenía mucho cariño. Estoy seguro de que heredará un buen pellizco de su fortuna. A mí también me gustaba antes... antes de que se hiciera tan amiga de Robert Lipscomb.
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57 Buscas en las Páginas Amarillas, en "Tocadiscos automáticos", y encuentras una Compañía de tocadiscos automáticos Aguila. Tienes el presentimiento de que allí encontrarás al señor Falcon, alias señor Gavilán. Media hora después, te encuentras en el despacho del presidente de la compañía: John Keane. Es un hombre de aspecto duro, con una cara corriente, si se exceptúa la nariz, que recuerda el pico de un águila. Pegada a las paredes hay una fila de máquinas tocadiscos. Keane se recuesta en la silla y pone los pies sobre el escritorio, dando bocanadas a su puro mientras juguetea con el control a distancia de los tocadiscos. Pronto descubrirás que cuando hablas tú, sube el volumen y que cuando es él quien habla, lo baja. - Vayamos al grano - dice bruscamente -. Thrombey está muerto. Ya no puede pagarte y estás buscando un nuevo cliente, ¿no? Bien, has venido al lugar indicado. Tienes bastante buena reputación. Podemos utilizarte. Keane habla como una ametralladora, y tras cada una de sus cortas frases, da una chupada al puro.
Si le preguntas qué tipo de trabajo tiene pensado para ti, pasa a la página 67. Si le dices: "Mire usted, no estoy aquí para trabajar con ustedes. Quiero que me conteste unas preguntas", pasa a la página 68.
58 Ya he hablado con la policía - te dice Robert con brusquedad - Chartwell y yo estuvimos toda la noche en la sala de juegos. Se lo he dicho a todo el mundo; las últimas palabras de Thrombey fueron: "Ha sido Jane". Ahora, déjeme en paz. - Pero por la tarde, ¿no se dio usted una vuelta por el jardín? - insistes. - ¡No! Pasé todo el tiempo en la biblioteca - contesta -. Tenía que hacer algunas llamadas importantes, ¡como en este mismo momento! Y sin decir nada más, sale de la habitación. -
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59 Al mirar por la ventana, ves el coche de Prufrock en el paseo. Como no tienes ganas de hablar con él en este momento, decides irte a casa a reflexionar un poco más sobre el caso. Cuando entras piensas que sería una buena idea unir tus fuerzas con las de Jennifer Mudge.
Si hablas con Jennifer, pasa a la página 60. Si decides no hablar con ella pasa a la página 42.
60 Jennifer se alegra de hablar contigo. - A mí también me parece que para resolver este caso lo mejor es trabajar juntos -dice -. Tú dispones de más información que yo, pero conozco a Helga muy bien y estoy segura de que ella nunca haría una cosa así. Además, cuando el asesino entró en el invernadero, estábamos las dos en la cocina. Lo sé porque cuando llegué, sobre las cuatro y media, la puerta estaba cerrada con llave, pero, cuando me iba a casa, sobre las seis, vi que la habían forzado. - No creo que fuera Jenkins, puesto que estaba en el hospital. - Entonces, ¿quién es para ti el sospechoso número uno? - pregunta Jennifer -. Dímelo y le seguiré la pista sea quien sea.
Si le pides a Jennifer que siga la pista de: Chartwell, pasa a la página 70. Robert, pasa a la página 71. Jane, pasa a la página 72. Angela, pasa a la página 73.
62 Llevas a Angela a la sala de música para hablar a solas. Te mira seria a los ojos. Algo en ella te recuerda un gato: lustroso, listo, imprevisible. - Usted llegó anoche sobre las siete. ¿Qué hizo durante las dos horas anteriores? - le preguntas. - Estuve en el dentista, en la consulta del doctor Marlowe, en Springdale - contestase tarda una hora en llegar, y estaba citada a las cinco. Estuve allí otra hora, y el mismo tiempo invertí en llegar aquí. -¿Fue usted alguna vez a la despensa después de que yo saliera de la sala de música ,a las 8 y media? -¡No! Estuve tocando dúos al piano con Jane, aunque ella salió un poco después de ti. - Una pregunta más: ¿cuál es su relación con el doctor Robert Lipscomb? - Se ha dicho que nos íbamos a casar, pero sólo somos amigos. Por la ventana ves que un gran coche negro se acerca por el paseo. Es Jane Thrombey, acompañada de un hombre que lleva un traje gris oscuro a rayas. Ves también el coche de Prufrock: ha debido de llegar mientras hablabas con Angela.
Si decides hablar con Chartwell, pasa a la página 74. Si decides hablar con el inspector Prufrock, pasa a la página 75. Si decides salir y hablar don Jane, pasa a la página 79.
63 Pides a Helga que te acompañe al comedor. Parece asustada. Intentas calmarla diciéndole que no tiene nada que temer. - Sólo quiero hacerle unas preguntas - le dices- Para empezar, ¿dónde estuvo usted desde que quitó la mesa hasta que murió el señor Thrombey? - En cuanto recogí la mesa me fui al hospital. - ¿Cuándo llegó allí? - Sobre las 8 y media. Después de dar las gracias a Helga, llamas al hospital para averiguar quién era la enfermera de piso durante las horas de visita de la noche anterior. Una segunda llamada te proporciona la información que precisas: Helga visitó en efecto a su hermano la noche anterior, y llegó a las 8 y media, como había dicho. Al colgar el teléfono, miras por la ventana y ves a Jane Thrombey acompañada de un hombre con un traje gris a rayas.
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64 Decides dar un paseo para aclararte las ideas, así que sales al jardín. ¡Vaya sorpresa! Ves al aproximarte al invernadero, a Jennifer Mudge junto a la puerta. Está midiendo algo con una regla. - ¡Mira! - te grita ¡Encajan! - ¿Qué? - preguntas. - Las puntas de las tijeras de jardín que Robert Lipscomb puso en el coche de Chartwell coinciden con las señales que dejaron al forzar la puerta. Jennifer se marcha por el césped, y, sin volver la cabeza, te grita desafiante: - ¿Qué te parece? Perplejo por la inesperada actuación de Jennifer regresas a la entrada de la casa. En el paseo hay varios coches aparcados, entre ellos, el de Prufrock. Te abre la puerta Chartwell, y después de entrar tú, sale corriendo hacia su coche.
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65 Subes en el ascensor hasta el sexto piso y te detienes un momento en el sucio y mal iluminado pasillo, ante las puertas señaladas con las letras A y B. Llamas al timbre de la puerta de Keane, que te abre enseguida. Frente a ti hay un hombre de estatura media, de mediana edad, con la nariz como el pico de un águila. Te mira ferozmente, estudiándote con expresión maliciosa. - ¿Quién eres? - pregunta malhumorado.
Si contestas: "Estoy investigando el asesinato de Harlowe Thrombey y me gustaría hacerle algunas preguntas", pasa a la página 80. Si le dices: 'Tengo un trabajo que ofrecerle, pasa a la página 81.
66 Si Keane es un criminal, es una tontería ir a verle cuando está a punto de salir de la ciudad. Podrás averiguar más cosas sobre él, si no sabe que le sigues la pista. Disfrazado con una peluca gris te sientas en los escalones de una casa próxima y finges leer un periódico. De pronto, se detiene un deportivo rojo delante del edificio en que vive Keane; se apea un hombre con barba y entra corriendo. ¡.Es el doctor Lipscomb! De un salto te plantas junto al coche para ver qué hay dentro. En el asiento delantero hay un trocito de papel con el nombre y la dirección de Keane, así como las palabras: "vuelo 40 de TWA a las 4,15". Al otro lado de la calle hay una cabina telefónica. Llamas a Prufrock y le pones al corriente de todo. Cuando todavía estás hablando, salen del edificio Keane y Robert y se apresuran a subir en el coche. -Johnny Keane es un hombre de suerte -dice PrufrockNo puede haber más que un motivo para que Robert le vaya a ven comprar su silencio. Mandaré a mis hombres al aeropuerto, para que estén allí cuando lleguen. Me has dado toda la información que necesitaba para resolver el caso. Esperas que Prufrock te dé las gracias..., pero no es su estilo. Fin
67 - Tenía un amigo que ha dejado de serlo -dice Keane-. El doctor Robert Lipscomb. Me encargó un trabajo. Luego, decidió ocuparse personalmente de él. Ahora, su novia y él van a encontrarse con mucho dinero por haber liquidado a su tío. Recuérdales que la mitad de su fortuna me pertenece. ¿Entendido? - Entendido - contestas -. ¿Y para mí? - El 10 %. - Trato hecho. Te diriges inmediatamente a la oficina del inspector Prufrock. Cuando le cuentas tu conversación con Keane, Prufrock excitado, se levanta de un salto de la silla. - Sabía que eran ellos - dice -. En unas semanas estarán entre rejas. Por una vez, Prufrock cumple lo prometido: Robert y Angela son juzgados y condenados por el asesinato de Harlowe Thrombey. Poco después recibes una carta de Jane Thrombey. Es una nota de agradecimiento por resolver el caso de su mando. Fin
68 Desde luego - dice Keane contestaría a todas tus preguntas. Pero no creo que te sirvieran de mucho mis respuestas... Sube tanto el volumen que te hace daño en los oídos. La puerta se abre y aparece un hombre gordo, de manos enormes y ojos gris pálido. Se queda un momento quieto, mirándote, y después se acerca lentamente. Corres hacia la puerta. Arremete contra ti, pero consigues escapar a sus pesados brazos y sales como una flecha. Dejas el edificio y sigues corriendo calle abajo con todas tus fuerzas hasta estar seguro de que nadie te sigue. Cuando ya estás casi en casa, oyes el chirrido de los frenos de un coche. Te das la vuelta, y ves a un hombre enmascarado que te propina un fuerte golpe en la cabeza. Pierdes el mundo de vista. Algún tiempo después, recobras el conocimiento. Sientes golpear la sangre en tu cabeza. Tienes una pierna escayolada. El médico te mira y mueve la cabeza. - Vas a estar fuera de combate unas cuantas semanas te dice pero todo irá bien. - Gracias. Tengo mucho trabajo. - Desde luego no en el caso del asesinato de Harlowe Thrombey -dice el médico-. He oído que ya lo ha resuelto una niña llamada Jennifer Mudge. A lo mejor la conoces. Dicen que es la mejor detective de por aquí. -
Fin
70 - Creo que deberías vigilar, a Chartwell - dices a Jennifer Es posible que forzara la puerta del invernadero y se llevara el arsénico. Si es así, probablemente vuelve para comprobar que no dejó ninguna pista. También me gustaría saber si el doctor Lipscomb y él, que aseguran haber estado juntos en la sala de juegos antes del crimen, se han visto después.
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71 El doctor Robert Lipscomb me resulta el más sospechoso - dices a Jennifer -. Me gustaría saber algo de sus relaciones con Angela. Ella dice que son sólo amigos, pero no estoy tan seguro. - Los vigilaré - dice Jennifer. -
72 Me gustaría que vigilaras a Jane Thrombey - dices a Jennifer Harlowe Thrombey creía que quería matarlo. Tal vez tenía razón. Ella sabía dónde se guardaba el arsénico, y es posible que se lo diera a su cómplice. Si estaba de acuerdo con alguien, es probable que vuelvan a verse. - De acuerdo - contesta Jennifer. -
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73 Me gustaría que vigilaras a Angela - dices a Jennifer -. Averigua qué costumbres tiene y dónde estaba la tarde del crimen. Seguramente sabía dónde se guardaba el arsénico. - De acuerdo - dice Jennifer. -
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74 No puedo entretenerme más que unos minutos - dice Chartwell. -Son sólo unas preguntas muy breves -contestas-. En primer lugar, ¿cuánto tiempo pasó desde que Thrombey salió de la sala de juegos, dejándoles solos a Robert y a usted, hasta que oyeron sus gritos? -No pudieron ser más de 5 minutos - contesta Chartwell. - ¿Quién sabía que se guardaba arsénico en el invernadero? -Todo el mundo, excepto el doctor Robert Lipscomb, pero te diré que ese individuo me resulta sospechoso. - ¿Dónde estuvo usted la tarde del crimen desde que llegó a la casa hasta que nos vimos por primera vez? - Cómo, ¡ si nos vimos en cuanto llegué! Te convendría saber que cuando subía por el paseo, vi a Robert que corría hacia la puerta principal de la casa... y venía del invernadero. Creo que fue él quien forzó la puerta y cogió el arsénico. Chartwell mira su reloj de pulsera, se da media vuelta y se encamina hacia la puerta. Al mismo tiempo... -
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75 -He pensado mucho en este caso - dice Prufrock -. Es extraño que te movieras libremente por toda la casa mientras los demás estaban ocupados. Eres quien más facilidades tuvo para cometer el asesinato. Empiezas a protestar, pero está claro que es Prufrock quien quiere seguir hablando. - Desde luego, serías el último de quien sospecharía. Me quedaría estupefacto si resultaras ser el asesino, pero si todos los demás quedaran excluidos de sospecha de una forma lógica, significaría, por supuesto, que eras tú el culpable... ¡Y ahora, vete; me estorbas! Te hace señas con la mano de que te vayas y te alegras de poder irte. Por supuesto, no sospecha realmente de ti... Al menos, eso esperas. Pero es tan incompetente, que a veces es difícil saber lo que piensa. Vuelves a casa y te encuentras con la sorpresa de que te han dejado una nota en la puerta. Dice así: "TENGO UNA PRUEBA IMPORTANTE PARA TI. VEN A VERME A LA TABERNA "EL CABALLO BLANCO" A LAS 5. ESTARE EN LA MESA QUE HAY BAJO EL RELOJ." HENRY FALCON.
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77 Media hora después, en El Caballo Blanco, te acercas a la mesa bajo el reloj, donde está sentado un hombre pulcramente vestido. Se levanta para saludarte y te indica una silla. No puedes evitar el fijarte en su nariz aguileña. - Me llamo Falcon – dice. No he querido ir a la policía, pero cuando me enteré de tu intervención, decidí informarte. - Sí, por favor - intervienes. - Hace unos días, caminando por Hope Street, encontré esto. Ya estaba abierta. Te da una carta dirigida al señor Richard Kent, en Hope Street. En la parte superior van el nombre y las señas de Jane Thrombey. Lees:
"Mi querido Richard: Pienso en ti a cada momento. Harlowe dejará de estorbarnos dentro de unos días. Te llamaré en cuanto esté firmada la escritura de las propiedades. Siempre tuya, Jane
Pasa a la pagina 78
78 No sabía qué hacer - continúa Falcon -. Luego leí en el períodico que Harlowe Thrombey había sido asesinado. No quería verme envuelto en el asunto, pero me parecía que debía hacer algo. Por eso te llamé. - Y yo me alegro - le contestas -. Dígame, ¿llegó a conocer a la señora Thrombey o al señor Kent? -No. Le agradeces su ayuda y le aseguras que investigarás esa carta. -
Si decides investigar la carta y llamar a Jane Thrombey, pasa a la página 83. Si crees que la carta es una pista falsa y decides volver a casa de Thrombey, pasa a la página 89. Si decides que la carta prueba la culpabilidad de Jane, pasa a la página 103.
79 Sales para hablar con Jane, pero el hombre del traje a rayas se adelanta. - Soy el señor Prem, abogado de la señora Thrombey. - ¿Puede usted decirme, señor Prem, quién heredará la fortuna de Harlowe Thrombey? - le preguntas. El sonríe. - Sí, pero me temo que no va a ayudarte a resolver el caso. El testamento de Thrombey divide su fortuna a partes iguales entre su mujer, Jane, su sobrina Angela y su sobrino Chartwell. ¡Por supuesto que, según la ley, el asesino no puede heredar a su víctima! - Si le descubren - añades. Prem se da la vuelta. - Creo que es mejor que regresemos a mi oficina - dice a Jane. Vuelves a casa de Thrombey. En la puerta casi te tropiezas con Chartwell. Es una buena ocasión para interrogarle.
Pasa a la página 74.
80 Ah, sí - te dice Keane en un tono casi amistoso ¿No quieres pasar? Entras y cierras la puerta. La habitación, excepto un par de maletas, un escritorio deteriorado y un viejo sofá roto, está vacía. - Discúlpame un momento mientras termino de vestirme. Estoy preparándome para huir - dice Keane Verdaderamente, eres un buen detective, atrapándome así. ¿Me has descubierto, verdad? Keane coge una chaqueta que cuelga del sofá. Al ponérsela, notas un bulto raro en el bolsillo interior. Te mira fijamente con mirada enloquecida. Empiezas a correr hacia la puerta, pero Keane es rápido; saca una pistola, y se detiene sólo para repetir: - iDemasiado bueno! - antes de disparar. -
Fin
81 Sí, entra - dice Keane. Decides que la mejor manera de sacarle alguna información es mantenerle en suspenso. - Me han hablado de usted - le dices -. Alguien me está dando muchos quebraderos de cabeza. Creo que es usted la persona indicada para encargarse de él. Me haría un gran favor. - ¿De qué estás hablando? - pregunta Keane -. ¿Qué te hace pensar que hago ese tipo de cosas? Algo en su tono te indica que vas por buen camino. - Bueno, he oído que eliminó usted a Harlowe Thrombey hace unos días. - Tienes buen oído - responde Keane, en tono burlón; y añade -. La verdad es que no terminé ese trabajo; y ¡no sería porque no lo intenté! Se ríe. - Pero el tipo que me contrató no me dio el tiempo suficiente; tan ansioso estaba de terminar pronto; así que le dije: 'Usted es el médico". Vuelve a reír. -
Sigue en la pagina 82
82 ¿El doctor Robert Lipscomb? Sí, hizo un buen trabajo - dices. - Sí... - dice Keane Es la clase de hombre que me gusta, pero a quien de verdad admiro es a su amiga, Angela. Fue ella la que, en realidad, hizo el trabajo. Mientras habla, te acercas disimuladamente a un escritorio que hay en un rincón de la habitación. Keane parece haber olvidado la pistola del 28 que dejó encima. Palidece al ver que empuñas la pistola y le estás apuntando. Sin dejar de apuntarle, atraviesas la habitación y descuelgas el teléfono. - Inspector Prufrock, tengo aquí a un hombre que puede contarle todo lo que necesita sobre el caso Thrombey. -
Fin
83 Llamas por teléfono a Jane Thrombey. Se pone al aparato Helga y te dice que Jane ha ido a ver a su abogado, el señor Gilliam Prem. Vas el despacho de éste inmediatamente, pero le encuentras reacio a hablar... hasta que le aseguras que tienes pruebas comprometedoras para su cliente. Le das la carta. La lee y frunce el ceño. - No sé de dónde habrás sacado esto, pero es una falsificación -dice-. Jane tiene un amigo llamado Richard Kent, pero lleva un mes en Japón en viaje de negocios. Además, soy un experto y conozco la firma de Jane. Esto no es más que una pueril falsificación.
Sí decides buscar tu propio experto, pasa a la página 92. Si decides llevarle la carta a Prufrock, pasa a la página 93.
85 Prufrock avanza hacia ti a grandes zancadas. - iHe resuelto el caso! - viene gritando, en dirección a la biblioteca. Por la ventana ves a Chartwell metiéndose en su coche. - Qué interesante - le dices - ¿Quién es? - Ya sabrás que el asesino echó arsénico en la botella de coñac de Thrombey... Hemos comprobado que Chartwell entró en el invernadero sirviéndose de unas tijeras de jardín para forzar la puerta. Las hemos encontrado en su coche. Sus puntas coinciden con las marcas que dejó el asesino al hacer saltar el candado de la puerta del invernadero. - Yo no estaría tan seguro, Prufrock - dices tú. Los dos miráis por la ventana al oír el coche de Chartwell, que se aleja por el paseo. - ¿De quién es ese coche? - pregunta Prufrock. - Me temo que del hombre al que usted quiere arrestar - le contestas. Sale corriendo, y le sigues. Le ves saltar dentro de su coche y empezar a buscar las llaves. - ¿DONDE ESTAN LAS LLAVES - grita. De la casa sale corriendo un policía que lleva un juego de llaves en alto. - Usted me dijo que no las dejara nunca en el coche, señor - va diciendo mientras corre hacia el automóvil. Un momento después, salen disparados por el paseo con las señales intermitentes y la sirena en marcha.
86 Mueves la cabeza, incrĂŠdulo. La persona que usĂł las tijeras pudo haberlas dejado en el coche de Chartwell para incriminarle. Prufrock tal vez estĂŠ siguiendo una pista falsa.
Pasa a la pagina 89
87 Al llevarte las manos a la venda sientes un terrible dolor en la cabeza... Vas despertando poco a poco. Sientes golpear la sangre en las sienes. Tienes vendado la mitad del cuero cabelludo y una oreja. Estás tumbado en algún sitio: debe de ser la cama de un hospital. De pie, junto a ti, hay un médico. -Hemos tenido que darte unos cuantos puntos - dice -, pero no es grave. Podrás irte por la mañana. Mientras se dirige hacia la puerta se gira y te dice: - Ah, encontraron esta nota junto a ti. Te da un sobre, del que sacas una cuartilla de papel rayado amarillo que dice: "Deja este caso o la próxima vez terminarás en el cementerio". En esta profesión hay que correr riesgos, pero, de todas formas, sería mejor resolver el caso deprisa. A la mañana siguiente, temprano, sales del hospital, pensando en Angela. ¿Fue ella la que entró en el invernadero, cogió el arsénico y envenenó el coñac?
Sí ínuesíigas a Angela, pasa a la página 94. Si piensas que sería una buena idea hablar con Jennifer, pasa a la página 95.
89 Tienes cosas que hacer antes de comer, así que regresas a casa. Cuando vuelves a la mansión de Thrombey, parece no haber nadie. Después de llamar al timbre varia veces, intentas abrir la puerta. No está cerrada con llave: pasas y atraviesas el vestíbulo en dirección a la biblioteca. De repente, sientes la presión de un arma en la espalda. - No te muevas. No mires a los lados. Una mano pesada se apoya en tu hombro y. de un empujón, te sienta en una silla. No te atreves a oponer ninguna resistencia cuando tu atacante te envuelve la cabeza y la cara con una toalla apretada y te ata a la silla. Oyes ruido de papeles. Alguien está registrando el escritorio de Harlowe Thrombey. Probablemente podrías sacar una mano y quitarte la venda de los ojos: sin embargo, sería muy peligroso.
Si intentas quitarte la venda de los ojos, pasa a la página 87. Si te quedas sentado sin moverte, pasa a la página 90.
90 Te quedas sentado y quieto, escuchando abrir y cerrar cajones; algo se estrella contra el suelo. Oyes un grito... y una voz conocida. Te quitas la venda. Ahí está el doctor Lipscomb, en la penumbra, con las manos en alto; detrás hay un policía, pistola en mano. Unos pasos más allá, de pie y sonriente, Jennifer Mudge. Afuera se oye la sirena de la policía. En seguida, aparece en la habitación el inspector Prufrock, seguido por Jane, Angela Chartwell y dos policías más. - Les estaba interrogando a todos en la comisaría, cuando me enteré de lo que estaba pasando aquí. Ahora sí que vamos a llegar hasta el fondo de este asunto - dice Prufrock, que, en un abrir y cerrar de ojos, pone las esposas a Robert. - ¡Soy inocente! - grita Chartwell se lo dirá. Yo no pude matar a Harlowe. Estuvimos juntos toda la tarde en la sala de juegos. ¡Fue Jane quien lo hizo! Como ya he dicho a todo el mundo, Harlowe Thrombey la acusó con sus últimas palabras antes de morir.
Pasa a la pagina 121
92 No es extraño que Gilliam Prem diga que la carta es una falsificación. Como abogado de Jane, está obligado a proteger a su cliente. Necesitas la opinión de alguien en quien puedas confiar. Afortunadamente, tienes el nombre de una experta en la materia: Marie Fumo. Sin pérdida de tiempo, te pones en contacto con ella por teléfono. - Pásate por casa en cualquier momento -dice MariePero trae una firma de Jane Thrombey para compararla con la de la carta que tienes en tu poder. Estás de buena suerte: Helga te proporciona una muestra de la firma de Jane. Media hora después, te encuentras junto a Marie Fumo, que observa las firmas con ayuda de una lupa. Te mira sonriente. -Gilliam Prem estaba equivocado cuando te dijo que era una falsificación pueril - te dice- Por el contrario, es una falsificación muy bien hecha. - Gracias - contestas -. Parece como si alguien quisiera incriminarla. - Estoy segura de que averiguarás quién es - dice Marie.
Si crees tener el caso resuelto, pasa a la página 105. Si no, pasa a la pagina 101
93 Entregas la carta a Prufrock. Este accede a que la examine su experto calígrafo. Llamas una hora después, para enterarte de lo que ha dicho. - Lo siento, pero hemos tenido un pequeño accidente - dice Prufrock. - ¿Un accidente? - Una de esas cosas que pasan a veces hasta en los sitios mejor organizados. - ¿Qué ha pasado? - Uno de nuestros empleados ha derramado una taza de café sobre la carta, y no se puede leer nada. Cuelgas enfurecido. Como de costumbre, no se puede esperar ninguna ayuda de Prufrock.
Pasa a la pagina 101
94 Te intriga la visita de Angela al doctor Marlowe, su dentista, la tarde del asesinato. Decides ir a verle a su consulta. - Actuó por encargo de la familia Thrombey - le dices a la enfermera -. ¿Estuvo aquí la sobrina del señor Thrombey, Angela, hace 2 días, de 5 a 6? - Sí, así es - contesta la enfermera ¿Es que se dejó algo? - No, sólo estoy comprobando. ¿A qué vino? ¿Para qué tratamiento? - Una simple limpieza de boca - responde la enfermera -. Llamó para pedir hora el día antes. Cuando le dije que no podía dársela, insistió en que, de todas formas, vendría a las 5. ¿Te imaginas? Tuvo suerte de que el doctor Marlowe la recibiera.
Pasa a la pagina 101
95 Llamas a Jennifer inmediatamente.
Si pediste a Jennifer que vigilara a: Robert, pasa a la pรกgina 97. Chartwell, pasa a la pรกgina 98. Jane, pasa a la pรกgina 99. Angela, pasa a la pรกgina 100. Si no le pediste que vigilara a nadie, pasa a la pรกgina 96.
96 Responde al teléfono el padre de Jennifer. - No está - dice -. Y no la esperamos hasta esta tarde. De momento, tendrás que proseguir la investigación sin ella.
Pasa a la pagina 101
97 Responde al teléfono el padre de Jennifer. -No está - dice- Pero acaba de llamar desde la comisaría de policía. El caso está resuelto. Jennifer ha encontrado al asesino. - ¿Cómo? - preguntas. - Dice que de tan fácil que ha sido, no ha tenido emoción. Fue en el cine: estaba sentada detrás de Robert y de Angela y les oyó hablar de cómo habían cometido el crimen perfecto. Fin
98
Tiene gracia Chartwell - dice Jennifer -. Actúa como si fuera detective. Pasa mucho tiempo en el invernadero, escrutando la puerta con una lupa. No he podido acercarme lo suficiente como para ver lo que buscaba, pero... en mi opinión, es inofensivo. - Gracias, Jennifer. Hablaré contigo más tarde. -
Pasa a la pagina 101
99 Lo siento - se disculpa Jennifer pero no he podido averiguar mucho sobre Jane. Su abogado ha venido un par de veces. Me imagino que estรก muy preocupada. - Supongo - contestas pero con Prufrock encargado del caso, hay motivos para preocuparse, aunque sea inocente. -
Pasa a la pรกgina 101
100 He vigilado a Angela de cerca - dice Jennifer pero no ha hecho nada: sólo tocar el piano. Se ha pasado el día practicando. He grabado lo que tocaba para llevárselo a mi profesor de música. Dice que es la Sonata Claro de Luna, de Beethoven. También dice que Angela no es más que una principiante. - Gracias, Jennifer. Eso podría ser importante. -
Pasa a la pagina 101
101 ¿QUE DEBES HACER AHORA?
Si has encontrado huellas dactilares en la botella de coñac y quieres comprobar el informe del laboratorio, pasa a la página 106. Si has encontrado huellas dactilares en el invernadero y quieres comprobar el informe del laboratorio, pasa a la página 110. Si decides hablar con: Robert, pasa a la página 107. Chartwell, pasa a la página 111. Angela, pasa a la página 112. Jane, pasa a la página 114. Jennifer, pasa a la página 115. Prufrock, pasa a la página 116. Gilliam Prem, pasa a la página 117. Si decides sentarte en un lugar tranquilo a reflexionar sobre los datos que ya posees, pasa a la página 118. Si decides abandonar el caso, pasa a la página 119. Si estás completamente seguro de tener el caso resuelto, pasa a la página 122.
103 Minutos después, hablas con Prufrock por teléfono. - Bueno, ¿qué quieres? - te dice. -Tengo la solución del caso Thrombey - respondes -. Dispongo de una carta firmada por Jane Thrombay que es tanto como una confesión. Prufrock te pide que vayas a la comisaría. Cuando llegas, le entregas la carta y te dice que vuelve en seguida. Te pasas media hora recorriendo arriba y abajo la habitación sin dejar de preguntarte por qué tienes siempre que hacerle el trabajo a Prufrock. Finalmente aparece con una sonrisa burlona. - Nuestro experto calígrafo dice que esta carta es una falsificación, lo que, desde luego, no me sorprende, puesto que el caso Thrombey ha sido resuelto ya... por una amiga tuya, creo. Se llama Jennifer Mudge. - ¿Quién es el asesino? ¿Cómo lo ha resuelto? preguntas. - Angela, la sobrina de Thrombey - dice Prufrock Y Jennifer lo ha resuelto sin encontrar huellas. - ¿Cómo puede resolverse un caso sin encontrar huellas?
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104 - Es muy simple - contesta Prufrock-. Angela declaró que había seguido tocando el piano pequeño después de que Jane saliera de a habitación. Jennifer buscó sus huellas dactilares en el teclado: si de verdad lo había estado tocando, tenía que haber dejado alguna huella, aunque sólo fueran manchas, pero no encontró ninguna. Cuando se lo dijimos a Angela, se puso muy nerviosa. Finalmente confesó que había sido Robert Lipscomb el que había cogido el arsénico del invernadero, pero que fue ella quien lo echó en la botella de coñac de Thrombey. Fin
105 Minutos después, entras en el despacho de Prufrock y le entregas la carta. - ¡Esto prueba que fue Jane! - exclama. - Todo lo contrario - respondes tú -. Esta carta es una falsificación. Y si alguien está tratando de incriminarla, quiere decir que no fue ella. Por lo tanto, Robert mentía cuando dijo que Harlowe Thrombey había acusado a Jane. - Pero Robert no tuvo oportunidad de echar el veneno en la botella de coñac - insiste Prufrock Chartwell admitió que Robert estuvo en la sala de juegos todo el tiempo. Sé que Chartwell no le protegería; en realidad acusó a Robert de haber forzado la puerta del invernadero. - Robert no tuvo que envenenar el coñac - le dices Le dio el veneno a Angela, y ella lo echó en la botella. Por un momento, Prufrock rasca su cabeza. - Bueno, y ¿cómo sabes que Robert no dio el veneno a Jane? - Si lo hubiera hecho no habría dicho que Thrombey acusó a Jane con sus últimas palabras antes de morir. Entonces, Jane le hubiera acusado de proporcionarle el veneno. Prufrock mueve la cabeza con asombro. De repente echa a andar con paso airado. - ¿Dónde va usted? - le preguntas. - A por la orden de arresto de Angela y Robert como culpables del asesinato de Harlowe Thrombey. Entre otros defectos, Prufrock tiene el de no saber dar las gracias. Fin
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El informe del laboratorio demuestra que las huellas encontradas en la botella de coĂąac pertenecen a Harlowe Thrombey.
Busca otra pista. Vuelve a la pĂĄgina 101
107 Llamas a Robert Lipscomb, que accede a verse contigo en casa de Thrombey dentro de media hora. Después lamas a Prufrock y le pides también que vaya. - No puedo - contesta -. Estoy interrogando a los otros sospechosos. - Tráigalos con usted. Le prometo que hoy quedará solucionado el caso. Prufrock lo piensa antes de contestar. - De acuerdo. Pero si no cumples esa promesa, te detendré por estorbar el trabajo de la policía. Media hora después, la biblioteca está llena de gente. Jane, Chartwell y Angela están sentados a un lado de la habitación; Robert, en un sillón de respaldo alto. Tú te quedas en un rincón, de pie. Desde allí puedes ver a todos a la vez. Prufrock y otro policía se quedan cerca de la puerta. - Y bien, Sherlock Holmes - dice Prufrock, dirigiendo el humo de su pipa en tu dirección -, dinos cómo asesinaron a Harlowe Thrombey. - Robert es el que mejor nos lo puede decir - contestas. - Claro que puedo - dice Robert porque fui, yo quien escuché las últimas palabras de Harlowe Thrombey: "Jane me ha servido la última copa ".
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110 Según el informe del laboratorio, la mayoría de las huellas encontradas en el invernadero pertenecen a Jenkins, el jardinero. Pero había unas en una lata de pintura de Jane Thrombey, otras en una botella de veneno para ratas, del doctor Robert Lipscomb, y algunas más, en una lupa, pertenecientes a Chartwell. Este informe del laboratorio te dice algo, pero necesitas más información para resolver el caso.
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Te encuentras a Chartwell muy enfadado. - Ahora, dice Prufrock, que entré en el invernadero cuando vine a devolver un libro la mañana del crimen. Pero yo sé que fue Robert, porque le vi entrar corriendo en la casa cuando llegó a cenar.
Si crees que merecería la pena hablar con otro de los sospechosos, pasa a la página 101. Si decides abandonar el caso, pasa a la página 119. Si estás completamente seguro de haberlo resuelto, pasa a la página 122.
112 Espero que estés a la altura de tu fama y resuelvas pronto este caso - dice Angela. - Imagino que al menos una persona no lo desea - le contestas. - Yo sí - dice Angela voy a ayudarte un poco: tanto Robert como Chartwell, con toda la antipatía que se tienen, afirman que el otro estaba en la sala de juegos cuando se cometió el crimen. Estoy segura de que ya has averiguado que yo estaba en el dentista cuando el asesino cogió el arsénico del invernadero, así que, con buena lógica... - ¿El asesino tiene que ser Jane? - preguntas. Angela sonríe. - Una conclusión lógica - continúas -pero sé que fue Jane, y no usted, la que tocaba el piano mientras envenenaban el coñac. Angela te mira con los ojos desorbitados. - ¡No! – grita-. Tú pensaste que era Jane la que estuvo tocando todo el tiempo. No sabes que cuando salió, estuve tocando durante 10 o 15 minutos. - ¿Beethoven? - Exactamente - contesta Angela La Sonata Claro de Luna. - Entonces, no tendrá usted inconveniente en hacer una demostración ante un profesor de música. Angela enrojece de cólera. - Pero yo no pude entrar en el invernadero y apoderarme del arsénico -grita-. Puedo probar que estaba en el dentista. - Ya lo sé - le contestas -. Robert intentó protegerla asegurando que Harlowe Thrombey había acusado a Jane. -
113 Por eso sé que fue él quien entró en el invernadero y le consiguió a usted el arsénico. - Ese imbécil - grita Angela - ¡Cómo pude aliarme con él! - Me temo que va a tener mucho tiempo para pensarlo - le respondes. - Y yo me temo que tú no vas a tener mucho tiempo para pensar en nada - dice ella, al apuntarte con una pistola del 45, de cañón corto. Te percatas demasiado tarde de que no has tenido en cuenta una regla fundamental para un buen detective: no confiar jamás en un asesino. Fin
114 Encuentras a Jane Thrombey sentada al piano. Insiste en que la noche del crimen estuvo tocando sin cesar entre las ocho y las nueve y que fue Angela quien salió de la habitación. También dice que ella no tocó el piano ni una sola vez en toda la velada.
Si crees que merecería la pena hablar con otro de los sospechosos, pasa a la página 101. Si decides abandonar el caso, pasa a la página 119. Si estás completamente seguro de que lo has resuelto, pasa a la página 122.
115 Encuentras a Jennifer sentada en el porche, leyendo una novela de Sherlock Holmes. - Me alegro de que hayas venido - dice Creo que he resuelto el caso. - Vamos a ver - dices tú. - Tuve mucha suerte: vi por casualidad que Robert Lipscomb dejaba unas tijeras de jardín en el coche de Chartwell. Cuando se marchó, las cogí para ver si sus puntas coincidían con las marcas que habían quedado en la puerta del invernadero al forzarla. Así era; eso confirmaba que fue Robert quien entró en el invernadero y se llevó la botella de arsénico... - Pero él no pudo echarlo en la botella de coñac de Thrombey -dices-, puesto que Chartwell admite que Robert no salió de la sala de juegos. Y recuerda, Chartwell no protegería a Robert. - Cierto - responde Jennifer -. Robert no puso el veneno en la botella. Se lo dio a Angela y ella lo hizo. - ¿Angela, y no Jane? - Si se lo hubiera dado a Jane, no habría declarado que Thrombey la había acusado. Por lo tanto, Robert tiene que haberle dado la botella de arsénico a Angela. -Esa es exactamente mi conclusión - contestas -. Intentó protegerse incriminando a Chartwell y a Jane, con lo que ha probado que el culpable es él. - Eso es - dice Jennifer. - Eres bastante buena detective - le dices. - Pues tú no eres manco - dice ella -. ¿Nos asociamos? Fin
116 Prufrock te hace pasar a su despacho. - Bien, ¿qué ha descubierto? - le preguntas. - Este es un caso muy difícil - contesta El asesino ha sido muy hábil en la eliminación de pistas, pero, como suelo hacer en estos casos, es posible resolverlo con lógica. - Dígame. Prufrock te hace un gesto con su larga pipa. - No pudieron ser ni Jenkins ni su hermana Helga. Ambos estaban en el hospital cuando el asesino puso el arsénico en la botella de coñac. No pudo ser Jane, que estaba tocando el piano cuando el asesino entró en el invernadero. Y no pudo ser Angela, puesto que estaba en el dentista cuando se apoderaron del arsénico. No pudieron ser ni Chartwell ni Robert, porque ambos afirman que ninguno de los dos salió de la sala de juegos después de la cena. - Pero, inspector, ha eliminado usted a todos los sospechosos - le interrumpes. - Tal vez - contesta pero como puedes ver, estoy muy cerca de la solución. Te cuesta trabajo disimular la risa hasta salir del despacho de Prufrock.
Si crees que valdría la pena hablar con uno de los otros sospechosos, pasa a la página 101. Si decides abandonar el caso, pasa a la página 119. Si estás seguro de haberlo resuelto, pasa a la página 122.
- Muy bien, hablaré contigo - te contesta bruscamente Gilliam Prem. - ¿No cabe la posibilidad de que Jane Thrombey echara el arsénico en la botella de coñac, señor Prem? Prem responde rápidamente, como si fuera una computadora. - Estaba tocando el piano, la Sonata Claro de Luna, de Beethoven, cuando el asesino vertió el arsénico en la botella. Fue Angela la que salió de la habitación. Ella no sabe interpretar a Beethoven. Es una principiante.
Necesitas más información. Vuelve a la página 101.
118 Hay en todos los casos un momento en el que lo prudente es detenerse a meditar sobre lo que se sabe e intentar ponerlo en orden. Hay algo que te preocupa: tanto Chartwell como Robert aseguran haber estado en la sala de juegos entre las 8 y las 9 de la noche del crimen. Si es así, no pudieron poner el arsénico en la botella de coñac de Thrombey. Cabe la posibilidad, desde luego, de que estén encubriéndose el uno al otro. Si así fuera, ¿por qué habría de decir Chartwell que cree que Robert es culpable?
Si crees que valdría la pena hablar con otro de los sospechosos, pasa a la página 101. Si decides abandonar el caso, pasa a la página 119. Si estás seguro de haber resuelto el caso, pasa a la página 122.
119 Es deprimente. Nada te disgusta tanto como no resolver un caso de asesinato. Fin
121 Sacas el magnetófono del bolsillo y lo colocas delante de la cara de Robert. - Lo tuve puesto toda la tarde en la sala de música dices -. Y el piano nunca dejó de sonar. Como Jane fue la única que lo estuvo tocando, sé que usted mintió con respecto a las últimas palabras de Thrombey. - ¡Pero yo no le serví su última copa! Estaba en la sala de juegos! - dice Robert. - Cierto - contestas -, y también Chartwell. Angela fue la única persona que pudo echar el veneno en la botella de coñac. - ¡Entonces soy inocente! - grita Robert. - ¡No, no lo eres! - chilla Angela, con la cara enrojecida de cólera -. Tú cogiste el arsénico del invernadero para dármelo. Súbitamente, Robert se levanta y corre hacia la puerta. En un instante, Prufrock le empuja contra las estanterías. Angela se deja caer en su silla, hundiendo la cabeza entre los brazos. - ¡Qué pena! - dice Jane Thrombey -. Harlowe iba a ofreceros como regalo de boda un viaje a Hawai. Prufrock se dirige hacia ti arrastrando los pies, te coge el magnetófono de la mano y lo mira con expresión estúpida, como un perro que contempla su reflejo en el agua. - ¿Cómo se te ocurrió poner el magnetófono en la sala de música? - A decir verdad, no lo puse - le contestas, mientras se lo arrebatas- Es sólo una vieja grabación de los Beatles. Era un riesgo calculado, pero afortunadamente ha salido bien. Fin
122 Vuelves a casa y marcas el número particular de Prufrock en la comisaría. - Inspector Prufrock - le dices con satisfacción-, si dispone usted de un momento, tendré mucho gusto en explicarle cómo mataron a Harlowe Thrombey. Fin