El desafĂo de analizar licitaciones Ing. Marcelo Defiori
El desafío de analizar licitaciones licitaciones Ing. Marcelo Defiori Ingeniero Civil y en Construcciones (UTN) Jefe de Presupuesto del IVC Instructor en la Escuela de Gestión de la Construcción.
Una de las tareas de mayor importancia de toda empresa constructora es la de analizar licitaciones y decidir si participar o no. De estas decisiones depende el flujo de fondos de la empresa, y su supervivencia. El estudio del proyecto debe llevarse a cabo por personas entrenadas, con experiencia en obra y con conocimiento del mercado. Es fundamental una recorrida por el lugar en que ha de ejecutarse el proyecto. Esto permite advertir las condiciones dentro del predio y las condiciones en los alrededores, como la existencia de caminos, redes de infraestructura, edificios linderos, posibles construcciones o restricciones que influirán en el presupuesto. Para que el proyecto traiga beneficios reales deben considerarse varios factores a la hora de fijar el precio de la oferta. Los factores más importantes son: el tipo de proyecto, la competencia, los riesgos inherentes al proyecto, la situación económica y financiera interna de la empresa, la situación del mercado, la variación de costos y disponibilidad de recursos, el comitente, cómo serán los pagos, que régimen de contratación propone el pliego, cuál será la demora en los pagos. Si se incluyen mecanismos de ajustes, analizar qué índices se pueden emplear y qué tan complicado es obtener la redeterminación de precios. En fin, la lista es larga. Frente a semejante cantidad de variables debemos organizarnos. Este rompecabezas exige una clasificación de los costos y distintas miradas del proyecto para no olvidar ningún factor. La primera diferenciación de costos es la de los costos directos y los indirectos. Los costos directos surgen de los trabajos definidos en planos y pliegos. Son medibles en general y por lo tanto pueden someterse a un proceso de desglose del trabajo que conduzca a un cómputo y un costo unitario para cada tarea. En cambio los costos indirectos resultan más complejos de analizar dado que se producen por dos razones fundamentales: los gastos de la empresa y los gastos de la obra. Los gastos de la empresa son aquellos que se producen por la existencia de la misma y deben ser cubiertos de alguna manera por los contratos en ejecución y/o los que vendrán en el presente ejercicio. En cuanto a los gastos de la obra, dentro de los costos indirectos, podemos clasificarlos, en base a su origen, en al menos tres categorías, 1. los de construcción, 2. los imprevistos y 3. los financieros. 1. Los costos indirectos de construcción obedecen a sueldos del personal técnico y administrativo, amortización de equipos y herramientas, pago de los servicios durante la obra y pago de los seguros, tanto los que determinan los pliegos, como los que resultan necesarios para acotar el riesgo del proyecto. Dentro de los servicios, se encuentran los de la dirección de obra, almuerzos, telefonía, movilidad, oficina con muebles y equipo informático, y los servicios para el personal de la empresa y subcontratistas, como los baños químicos, obradores, oficinas, pañoles, servicios de vigilancia, servicios de luz, agua, teléfono, internet, etc. ESCUELA DE GESTIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN C ÁMARA A RGENTINA DE LA C ONSTRUCCIÓN Av. Paseo Colón 823 9° - Ciudad de Buenos Aires
Es importante considerar el costo de la calidad. Este ítem implica estimar el costo de los ensayos de distintos trabajos, la preparación de tableros de muestras y distintos trabajos de pruebas para que el comitente decida. En general este ítem se olvida o no es seriamente analizado al preparar las ofertas.
2. Los imprevistos son los que nos pueden llevar a tener rentabilidades bajas o nulas. Conviene aclarar que los imprevisibles no pueden ser previstos ya que escapan al control del comitente y del contratista, como pueden ser los cambios en las normas, cambios en los impuestos, catástrofes y sucesos que pueden complicar la ejecución de los trabajos, como por ejemplo, una decisión judicial que paraliza la obra por quejas de los vecinos. Los imprevistos, a diferencia de lo anterior, son en parte responsabilidad del contratista o por lo menos, deben ser considerados como factores que deberían estar incluidos en las ofertas. Por ejemplo, si hay variación de costos, y no hay mecanismos de ajustes de precios, el contratista deberá arriesgarse y considerar una partida en el presupuesto que contemple dicho supuesto. Los imprevistos pueden atacar por distintos frentes, la naturaleza del proyecto es el primer asunto. No es lo mismo hacer viviendas que túneles o puentes o carreteras. Cada actividad tiene un riesgo diferente. Otro factor es la definición del alcance. En ocasiones, los comitentes trasladan su problema de indefinición al constructor y éste debe asumir riesgos. Por ejemplo cuando las licitaciones no vienen acompañadas de un estudio de suelos o de un estudio de impacto ambiental. Esta falta de información introduce incertidumbre en el proyecto.
3. Los costos financieros pueden ser peligrosos, puesto que pueden erosionar cualquier expectativa de beneficio e incluso producir pérdidas. Se producen porque el proyecto se queda sin flujo de fondos a mitad de camino o incluso desde el primer mes de ejecución. Este fenómeno se produce por el desfasaje entre el flujo de fondos de las compras y el flujo de fondos de la cobranza de certificados. Al final, si los cálculos fueron bien hechos, el saldo debería ser positivo para la empresa, pero en finanzas existe un principio fundamental que reza: “Un peso hoy vale más que un peso mañana”. El costo financiero es tan real como el costo directo de la obra. Puede llegar a consumir todo el beneficio estimado. Consideremos que una obra certifica a los 30 días de haber comenzado y cobra a los 20 días de haber presentado el certificado. 15 o 20 días antes de que se inicien los trabajos, ya comienza el proceso de compras, con acopios de materiales y anticipos a subcontratistas. Los días 15, 30 y 45 se pagan jornales. Es probable que el anticipo financiero, si es que lo hay, se encuentre totalmente consumido y la situación de caja sea negativa. El resto de la obra habrá que financiarla con certificados y dinero que proviene de afuera del proyecto. En la figura se observa el comportamiento del flujo de caja de un proyecto con un anticipo financiero. A partir del tercer mes y hasta el mes 10, no hay suficiente dinero de certificados como para afrontar los costos del proyecto.
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El dinero que proviene de afuera del proyecto se adquiere pagando intereses y la suma total de dichos intereses conforma el costo financiero del proyecto. Para calcular el costo financiero es necesario hacer un plan de trabajos que permita definir una certificación prevista (flujo entrante) y una estrategia o plan de compras que permita estimar los egresos (flujo saliente). Con esta información puede estudiarse el flujo de fondos del proyecto y determinar, con buena aproximación, el margen del negocio, la tasa interna de retorno y el valor actual neto. Resumiendo, el estudio de licitaciones no es sólo económico sino financiero. Además de los costos directos del proyecto, que surgen de un buen cómputo y presupuesto, deben analizarse los costos indirectos.
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