¿Un Levante feliz?

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RESUMEN Y PALABRAS CLAVE Palabras clave: arquitectura moderna, turismo, medios de comunicación, neocolonialismo En un lugar de La Manga, película de 1970 protagonizada por Manolo Escobar y Concha Velasco, narra las peripecias de un joven artesano que se resiste a vender una pequeña parcela ubicada en el territorio, aún virgen, de La Manga del Mar Menor, donde, desde hacía una década, el arquitecto Antonio Bonet proyectaba un ambicioso planeamiento acorde a la singularidad del lugar. Unos meses antes de su estreno, Félix Rodríguez de la Fuente divulgaba el valor de la biodiversidad del Saler de València, amenazada por un proyecto turístico que contemplaba la urbanización de 870 hectáreas. La Ley de Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional aprobada en 1962 abrió la puerta al turismo de masas que ha configurado la evolución urbanística del litoral mediterráneo español en los últimos sesenta años. Los proyectos iniciales de urbanización, basados en los preceptos de la arquitectura moderna, afectaban a delicados ecosistemas del litoral y tuvieron desiguales desenlaces. A través de folletos, catálogos, piezas audiovisuales, exposiciones y otros medios de comunicación, los promotores de estos planes intentaron convencer a ciudadanos y posibles compradores de los beneficios de invertir en el desarrollo turístico de estos dos lugares de excepcionales cualidades paisajísticas. El imaginario del desarrollismo turístico se extendió desde el NO-DO hasta el cine del destape, mientras los medios especializados divulgaban acríticamente los planes del Régimen. A través de un análisis comparativo de las estrategias de comunicación de dos de estos planes, el Plan Bonet de La Manga del Mar Menor y el Plan Saler de Cano Lasso, este trabajo plantea un estudio del papel que su divulgación pública jugó en el desenlace de ambos, desde la paralización del Plan Saler hasta la desvirtuación de los planteamientos originales de Antonio Bonet para La Manga. Considerando que la publicidad era correa de transmisión del estilo de vida moderno, se analizan asimismo las implicaciones propagandísticas de la comunicación de estos planes desde un punto de vista feminista, conservacionista o neocolonialista, concluyendo cómo los valores inmateriales de la propaganda han podido configurar una visión de la sociedad contemporánea respecto a la arquitectura moderna y de su impacto en enclaves como El Saler y La Manga.


RESUM I PARAULES CLAU Paraules clau: arquitectura moderna, turisme, mitjans de comunicació, neocolonialisme En un Lugar de La Manga, pel•lícula de 1970 protagonitzada per Manolo Escobar i Concha Velasco, narra les peripècies d’un jove artesà que es resisteix a vendre una xicoteta parcel•la situada en el territori, encara verge, de La Manga del Mar Menor, on, des de feia una dècada, l’arquitecte Antonio Bonet projectava un ambiciós planejament d’acord amb la singularitat del lloc. Uns mesos abans de la seua estrena, Félix Rodríguez de la Fuente divulgava el valor de la biodiversitat del Saler de València, amenaçada per un projecte turístic que contemplava la urbanització de 870 hectàrees. La Llei de Centres i Zones d’Interès Turístic Nacional aprovada el 1962 va obrir la porta al turisme de masses que ha configurat l’evolució urbanística del litoral mediterrani espanyol en els últims seixanta anys. Els projectes inicials d’urbanització, basats en els preceptes de l’arquitectura moderna, afectaven delicats ecosistemes del litoral i van tenir desiguals desenllaços. A través de fullets, catàlegs, peces audiovisuals, exposicions i altres mitjans de comunicació, els promotors d’aquests plans van intentar convèncer ciutadans i possibles compradors dels beneficis d’invertir en el desenvolupament turístic d’aquests dos llocs d’excepcionals qualitats paisatgístiques. L’imaginari del desenvolupisme turístic es va estendre des del NO-DO fins al cinema del destape, mentre els mitjans especialitzats divulgaven acríticament els plans del Règim. A través d’una anàlisi comparativa de les estratègies de comunicació de dos d’aquests plans, el Pla Bonet de la Màniga del Mar Menor i el Pla Saler de Cano Lasso, aquest treball planteja un estudi del paper que la seva divulgació pública va jugar en el desenllaç de tots dos, des de la paralització del Pla Saler fins a la desvirtuació dels plantejaments originals d’Antonio Bonet per a la Manga. Considerant que la publicitat era corretja de transmissió de l’estil de vida modern, s’analitzen així mateix les implicacions propagandístiques de la comunicació d’aquests plans des d’un punt de vista feminista, conservacionista o neocolonialista, concloent com els valors immaterials de la propaganda han pogut configurar una visió de la societat contemporània que fa a l’arquitectura moderna i del seu impacte en enclavaments com El Saler i La Manga.


AGRAÏMENTS Als pares per suplir les tasques de cures, sense la seua faena invisible no haguera pogut tirar avant tota la faena del Grau. A Toni i a les amigues per acompanyar-me. A José Parra per tutoritzar fins al detall este treball i animar-me a entroncar els meus interessos per la comunicació arquitectònica amb el turisme, un negoci que ha marcat el desenvolupament del nostre territori. A Andrés Martínez Medina per fer possible la beca de col•laboració sense la qual no haguera pogut fer este treball. A Asunción Díaz i Ana Gilsanz per ensenyar-me la importància de la divulgació de l’arquitectura i el compromís amb la faena ben feta. A Ester Gisbert per ensenyar-me com el turisme desplega narratives sobre el nostre territori, a Miguel Mesa del Castillo per il•lustrar-me sobre la quotidianitat en l’arquitectura i a Jaume Puchalt per obrir-me les portes de València i guiar-me en alguns passos pels camins i els coneixements del Saler.

Nomenclatura COAC. Col•legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya. Ajuntament de València (1978-actualidad) Ayuntamiento de Valencia (1939-1978) Las referencias a Valencia son anteriores a 1978, las referencias a València, actual nombre oficial de la ciudad, son a partir de 1978.


INDICE 1. INTRODUCCIÓN 11 2. ANTECEDENTES 13 3. MARCO TEÓRICO

3.1. Spain is different: el turismo como eje político en la dictadura de Franco

3.1.1 De la Autarquía al Desarrollismo

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3.1.2 El papel del territorio: neocolonialismo y globalización

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3.1.2.1 La Manga 20 3.1.2.2 El Saler 22

3.2. Historias del presente inmediato 3.2.1 Movimiento moderno y turismo 26

3.2.2 Los arquitectos: Julio Cano Lasso y Antonio Bonet

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3.3. Un boom yé-yé: comunicación de la arquitectura en la España de los 60 3.3.1 Medios generalistas 31 3.3.2 Medios especializados 32

3.3.3 Implicaciones propagandísticas en la comunicación arquitectónica

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4. OBJETIVOS, HIPÓTESIS Y METODOLOGÍA

4.1 Hipótesis de la investigación y objetivos

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4.2 Metodología 37

5. DESARROLLO

5.1 El Plan Bonet (1961 - 198x)

5.1.1 Medios generalistas: la urbanización como estado natural

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5.1.2 Medios especializados: pequeña y gran escala

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5.2 Plan Saler (1963 - 197x)

5.2.1 Medios generalistas: el arquitecto en segunda fila

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5.2.2 Medios especializados: el error de Cano Lasso

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6. CONCLUSIONES 7. BIBLIOGRAFIA


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INTRODUCCIÓN Los planes urbanísticos que impulsó el Régimen franquista a partir de los años 60 supusieron el inicio del proceso de mercantilización de la costa mediterránea hasta el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, periodo en el que he realizado parte del Grado en Fundamentos de la Arquitectura que se culmina con este trabajo (2012–2018). Este Grado ha estado indudablemente marcado por los cambios en la disciplina que provocaron las distintas etapas del Movimiento Moderno. Desde el interés por las implicaciones que tuvo la modernidad en la construcción del mundo contemporáneo occidental hasta el cuestionamiento de las metodologías ortodoxas que implanta el Movimiento Moderno en la disciplina, resulta interesante aproximarse desde distintos puntos de vista al pasado más inmediato de la arquitectura. La comunicación de la arquitectura ha sido una inquietud personal que ha tenido una derivada profesional mientras finalizaba el Grado. Ello ha motivado el interés por estudiar las estrategias y formatos de comunicación realizados para difundir dos planes urbanos que, a principios de los 60, sentaron algunas de las bases del desarrollo actual del litoral mediterráneo. Si bien ya existían medios académicos, profesionales y mayoritarios para difundir arquitectura, las inquietudes y los canales usados durante las pasadas décadas no son los mismos que en la actualidad. Por ello se plantea un análisis de estos materiales desde una perspectiva contemporánea, atravesada por inquietudes como el feminismo, la ecología política o el neocolonialismo. La selección de estos planes responde a su estrecha relación con el contexto geográfico y cultural de la Universidad de Alicante (Murcia y València). Ambos fueron promovidos en dos territorios costeros de extraordinario valor paisajístico que, además, tienen en común su proximidad a humedales de frágiles equilibrios ecológicos, hoy día peligrosamente deteriorados: el Mar Menor y l’Albufera, respectivamente, fueron los lugares sobre los que arquitectos modernos de la talla de Antoni Bonet y Julio Cano Lasso propusieron el desarrollo turístico de dos estrechas franjas de tierra surgidas entre el mar y una laguna de diferente salinidad. Dos planes urbanísticos residenciales vinculados al boom turístico planteado por el gobierno tecnocrático franquista que acabaron por no ejecutarse en su integridad por dispares motivos pero cuya huella está aún vigente tanto físicamente como en el imaginario colectivo de sus habitantes próximos. Como afirma Beatriz Colomina, “la arquitectura moderna es un forma de medio de comunicación, (…) no se reduce a un conjunto de edificios levantados en las calles sino que se construye como imagen en las páginas de revistas y periódicos”. Una de las inquietudes que pretende responder este documento está relacionada con las implicaciones de la comunicación en el fracaso de estos proyectos y en el hecho de que esta comunicación construyera un imaginario aún vigente en estos territorios. La investigación se inicia con la elaboración de los antecedentes y del marco teórico para poner en contexto el trabajo a partir de numerosas fuentes secundarias, especialmente trabajados académicos y publicaciones localizadas en la Biblioteca de la Universidad de Alicante y las bases de datos Dialnet, UPCommons, el Archivo Digital de la UPM, RiuNet, Avery Index y RIBA. En los documentos analizados se relacionan tanto medios profesionales como mayoritarios. En medios impresos se han localizado artículos tanto en revistas de arquitectura como prensa escrita pero también se han analizado folletos, postales y planos. La mayoría de estas fuentes primarias se han localizado en la Biblioteca Valenciana Nicolau Primatiu y en el Arxiu Històric del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya. En cuanto a medios audiovisuales, se ha vaciado el archivo de la Filmoteca Española donde se ubican todos los documentos del NODO. Finalmente, también se han tenido en cuenta otros formatos comunicativos como las exposiciones o la cinematografía.

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ANTECEDENTES “En la modernidad, el éxito de una arquitectura está ligado estrechamente a las condiciones de su difusión en los medios. Uno de los objetivos del historiador de la arquitectura moderna es entender la determinante influencia de los medios”. Bajo esta premisa de Tim Benton (Benton, 2006) se han desarrollado en las últimas décadas profusos estudios sobre el papel de la comunicación en la arquitectura moderna. Uno de los mayores referentes en este campo es Beatriz Colomina, quien ha incidido en los últimos años en el papel de la arquitectura moderna como medio de comunicación. Desde la fundación del programa Media and Modernity de la Universidad de Princeton, la línea de investigación de esta arquitecta y crítica apunta que la arquitectura moderna no se convierte en moderna con el empleo de nuevas técnicas y materiales –vidrio y acero o hormigón armado– sino “estableciendo una relación con los medios mediante publicaciones, concursos y exposiciones” (Colomina, 2010). Con la excepción de discursos como los de Colomina, quien parte de conceptos ligados a la modernidad como el confort o la privacidad para elaborar un análisis contemporáneo transversal, la domesticidad o lo efímero ha centrado estas investigaciones durante mucho tiempo (Rodríguez Pedret, 2012). En este mismo trabajo, la investigadora de la Universitat Politècnica de Catalunya destaca que se trata de un ámbito de estudio periférico que se “ha abordado la cuestión con criterio patriarcal”. En cuanto a los formatos, en los años 80, Helène Lipstadt y Helène Jannière ya estudiaban el papel de la revista de arquitectura en Italia o Francia. En España destacan académicas como Ana Esteban Maluenda, cuya línea de investigación es la arquitectura del siglo XX y su difusión después de la II Guerra Mundial, especialmente a través de revistas de arquitectura. Respecto a la investigación de la comunicación de la arquitectura en medios mayoritarios “en España, las aportaciones se centran especialmente en los medios disciplinares; de momento, la reverberación de la ideología arquitectónica en el universo popular ocupa aún un espacio marginal” (Rodríguez Pedret, 2012). El papel de la revista también fue ampliamente estudiado durante el congreso Las revistas de arquitectura (1900–1975): crónicas, manifiestos, propaganda celebrado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra el año 2012 y en tesis como la defendida por Candelaria Alarcón Reyero La arquitectura en España a través de las revistas especializadas (1950–1970): El caso de hogar y arquitectura. El trabajo de Bonet en La Manga del Mar Menor, archivado en el Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya, ha estado ampliamente estudiado tanto por especialistas como Miguel Ángel Baldellou como en su ámbito geográfico, desde la Escuela Politécnica Superior de Alicante (Parra–Martínez, Martínez–Medina) hasta la Escuela Politécnica Superior de Cartagena (López Martínez, Aroca Vicente, Carcelén–González). También investigadores como Salvador García–Ayllón Veintimilla han dedicado su tesis doctoral a estudiar el fenómeno urbanístico del Mar Menor desde la ETSA de València. El plan de Cano Lasso para el Saler de l’Albufera fue puesto en valor de forma extraordinaria el año pasado con una exposición en La Nau de la Universitat de València, comisariada por Carles Dolç, Tito Llopis, Felipe Martínez, Luis Perdigón y Maria Josep Picó. Tal y como refleja su catálogo, se trata de una exposición poliédrica en el que se abarca la contestación ciudadana que recibió el Plan de Cano Lasso, cuya mecha fue precisamente otra exposición celebrada en el Col·legi d’Arquitectes de València en 1974. Trabajos académicos como el trabajo final de máster de Felipe Martínez Llorens es de un gran valor ya que recopila la planimetría del planeamiento de Cano Lasso en sus distintas versiones. También cabe destacar el trabajo de Martínez–Medina en el marco de sus investigaciones sobre la ciudad litoral valenciana.

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¿UN LEVANTE FELIZ?

Spain is different: el turismo como eje político del Régimen de Franco Todo espacio turístico español, la playa o alta montaña, existe en estado natural, y dadas las condiciones geofísicas, climáticas, etc., presenta unas bases de partida, un capital–tierra–potencial objeto codiciado por los países de renta alta y clima frío que carecen de él. Mario Gaviria, 1974

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MARCO TEÓRICO A principios del siglo XX, Blasco Ibáñez, Sorolla o Lambert dibujaban una idílica postal de la costa valenciana. Las playas de Vinaròs, Peníscola, els graus de Gandia o Castelló, el Cabanyal, el Saler, Xàbia, Benidorm o Santa Pola eran paisajes conformados por el quehacer de sus habitantes, “pescadors que estenien les xarxes a les platges i traien del mar les seues barques amb bous” (VVAA, 2002). Pero pronto el mar comenzó a ser algo más que un lugar de trabajo. En 1902, Vicente Bochons le construía a Blasco Ibáñez una villa clasicista en la Malvarrosa mientras que los balnearios de madera del Postiguet se hacían permanentes. Cuando empezaron a crecer las exportaciones de naranjas y vino, el verano tomó ritmo de charleston para la burguesía valenciana, que se trasladaba de los masets de la Plana a las villas de Benicàssim. Como cuenta Joan Calduch en L’Arquitectura del Sol, en 1926 el Gran Hotel Balneario y la Explanada de Alicante o el albergue de Benicarló, pequeños proyectos en forma de clubs náuticos o piscinas que daban respuesta a la pujanza del turismo en el este peninsular. Pero tras el crack del 29, las políticas keynesianas de los gobiernos europeos y el influjo de modernidad de grupos profesionales como el GATEPAC surgen proyectos como la Ciudad Prieto –un concurso impulsado por el ministro de Obras Públicas Indalecio Prieto para urbanizar la alicantina playa de San Juan– o la Ciutat del Repòs proyectada en l’Hospitalet del Llobregat (Sambricio, 2004). Precisamente según recoge Carmen Blasco Sánchez, en una reunión entre el gobierno de Alicante y el ministro, se señala la idoneidad de “desarrollar esa zona turística para extranjeros aprovechando la cercanía a Madrid facilitada por el ferrocarril”, comparándola el ministro “con las mejores estaciones balnearias de Europa” (Blasco Sánchez, 2004). El peso del esquema radial en la planificación urbanística del litoral mediterráneo será una constante en las siguientes décadas, como se incide en este trabajo. Tras el alzamiento militar franquista en 1936, la postguerra y la autarquía y el estraperlo de la dictadura afectaron al turismo.

Fig. 1 Fraga en la playa de Palomares, Almería. Fuente: Diario ABC, 1966

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¿UN LEVANTE FELIZ? 3.1.1 De la Autarquía al Desarrollismo Pié Niot afirma que “en España se inventó el turismo de sol y playa y se sentaron las bases de la economía del turismo de masas”, lo que supuso una consolidación de las conquistas sociales adelantadas por Lafargue en El derecho a la Pereza o Veblen en La teoría de la clase ociosa (Pié Niot, 2004). Con el paso de las décadas, el ocio dejaba de ser un símbolo de estatus para estar al alcance de las clases populares. “Desde la Segunda Guerra Mundial, el tiempo libre se ha convertido en una parte cada vez más importante de la vida occidental. Para mantener los niveles de productividad, la calidad del tiempo libre ha compensado la mayor demanda de horas de trabajo” (MVRDV, 2000). Si el parque era el icono urbano del tiempo libre durante el siglo XX, como señala Calduch “el turisme va posar a disposició dels negocis immobiliaris els nostres millors espais naturals perquè els colonitzaren” (VVAA, 2002). Los avances en la tecnología y el transporte propiciaban estos cambios en la estructura urbana del litoral. A partir de los años 50, dos corrientes se disputan el control del aparato gubernamental español: los militares falangistas que habían combatido en la Guerra Civil y los tecnócratas universitarios que no estuvieron en el frente. Mientras los tecnócratas copaban los niveles técnicos de las carteras económicas, los falangistas regentaban departamentos sociales como Trabajo y Vivienda, desde donde se dictaba la política territorial. El falangismo, anticomunista a la par que anticapitalista, veía en el turismo una reminiscencia del carácter republicano y una posibilidad de apertura del país (García Ayllón Veintimilla, 2013). Por razones de supervivencia Franco rompió con la ortodoxia de la planificación económica y la autarquía y empezó el deshielo de las relaciones diplomáticas del régimen. Las Baleares fueron la punta de lanza de la nueva política turística: si en 1947 la Sexta Flota estadounidense ya paraba en la Ciutat de Palma, nueve años más tarde el entonces vicepresidente de los EEUU Richard Nixon visitó Calvià (Buades, 2006). La visita de Nixon en 1956 se enmarcaría en la firma de los Pactos de Madrid (1953), tres acuerdos también conocidos como Convenios hispano-americanos suscritos en el madrileño Palacio de la Santa Cruz entre el Estado español y los Estados Unidos de América. Junto al Concordato con la Iglesia Católica, suponían la integración de España en el eje político occidental. Los pactos conllevaron la instalación de bases americanas en Zaragoza, Torrejón, Morón y Rota, lo que implicaría, entre otros, la penetración de la cultura estadounidense en España. En 1956 se aprobaba la primera Ley del Suelo mientras entraba en crisis el modelo autárquico del falangismo. Entre 1957 y 1959 la economía se encontraba “al borde del abismo”, según señalaba Juan Sardá, economista y redactor del Plan de Estabilización de 1959 (García Delgado, 2000). Esta Ley del Suelo hizo posible rentabilizar el turismo de sol y playa en la costa mediterránea. El mencionado Plan de Estabilización propició la apertura de la economía española según el mercado capitalista. Del mito romántico de Sorolla y Lambert, se pasaba al bikini y la tolerancia del “Spain is different”. Entre otras causas del crecimiento económico experimentado durante los años 60, cabe destacar las inversiones procedentes de los llamados

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MARCO TEÓRICO pied–noirs, colonos europeos que se vieron obligados a abandonar Argelia tras su independencia en 1962. Alrededor de 30.000 de estos colonos provenían de comarcas alicantinas y regresaron a la tierra de sus antepasados, donde invirtieron con dinero procedente del OAS (VVAA, 2002). La Ley del Suelo propició los primeros planeamientos urbanísticos orientados al turismo, como el de Benidorm en 1956 (con el precedente de la ordenación diseñada por Francisco Llorens en 1953), Cullera en 1957 Fuengirola y Torremolinos en 1958 (García Ayllón Veintimilla, 2013). “En molts pocs anys, arquitectes com Guardiola, Garcia Solera o Riesco –va convertir a 17 municipis el sòl rústic en àrea d’interés turístic– van posar a punt tot l’entramat urbanístic i legal necessari per a fer–ho” (VVAA, 2002). Fernando de Terán (1978) arguye que la Ley del Suelo fracasó en sus planteamientos, ya que todos los ayuntamientos tuvieron que contar con instrumentos urbanísticos poco operativos y propició un urbanismo lucrativo. La ley supuso un avance técnico, pero la tramitación de los planes chocaba con los intereses a corto plazo por urbanizar la costa. En 1962 el tecnócrata Manuel Fraga Iribarne ocupa la cartera de Información y Turismo, creada en 1951, e impulsa la industria turística como motor de la economía del Estado. España necesitaba divisas y el turismo las podía proporcionar a través de un crecimiento rápido con fondos extranjeros, así que el ministerio se centró en la calidad de los servicios, aumentar la capacidad de alojamiento y organizar administrativamente la industria (Pellejero Martínez, 2004). Ante la necesidad de establecer unos instrumentos urbanísticos ad hoc para la ordenación turística, en 1963 se aprueba la Ley de Zonas y Centros de Interés Turístico Nacional, un concepto con el que ya se trabajaba desde 1955 como recoge García Ayllón. La ley establece una regulación independiente a la Ley del Suelo de 1956, por lo que aceleró la transformación urbanística. La legislación diferenciaba entre los Centros de Interés Turístico, para aquellas propuestas con más de quinientas plazas y diez hectáreas de superficie, mientras las Zonas de Interés Turístico era la extensión comarcal que incluía uno o más CIT, por lo que se planificaba a dos escalas diferentes (Galiana Martín y Barrado Timón, 2006). Como señala García Ayllón (2013), la ley planteaba además desgravaciones fiscales, controles de calidad, uso y disfrute de bienes de dominio público e incluso enajenaciones forzosas si los propietarios no seguían el ritmo programado del Plan de Ordenación. Estos puntos fueron determinantes en el desarrollo de los planes de La Manga, donde se solicitó la declaración como Centro de Interés Turístico de la Hacienda de La Manga en el término de San Javier y de la Hacienda de La Manga, Playa Honda y Hacienda Dos Mares en Cartagena. 3.1.2 El papel del territorio: neocolonialismo y globalización La Manga del Mar Menor y el Saler no solo comparten similares características físicas, ya que ambas fueron territorios de dominio público hasta llegados el siglo XX, cuando el predominio de propiedades privadas se consolidó total o parcialmente. En el informe España a Go-Go: turismo chárter y neocolonialismo del espacio, el sociólogo Mario Gaviria analizaba en 1974 la producción neocolonialista del espacio de calidad en España. El autor alude a “un nuevo expansionismo consistente en el uso, utilización y consumo de territo-

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¿UN LEVANTE FELIZ? rios mediterráneos menos poblados que descongestionen la excesiva densidad de población de Holanda, Inglaterra o Alemania”. Si bien Gaviria distingue entre los turistas individuales “favorables a la economía española e italiana” de “los tour operators (…) que pagan bajísimos precios por la utilización del territorio español” (Gaviria, 1974). Una comparativa semejante vuelve a realizar en la página 289, diferenciando las nuevas urbanizaciones turísticas de un solo propietario –Maspalomas y el Mar Menor– de las que tienen varios propietarios con distintos promotores como El Arenal, Can Picafort, Lloret de Mar, Sitges, Salou, Benidorm, Torremolinos, Benalmádena, Playa de las Canteras o Puerto de la Cruz. El sociólogo señala la estrategia “expansionista” que pone en peligro el suelo de calidad ecológica mientras compañías extranjeras “promueven la construcción de apartamentos y chalets, no quedando para los españoles sino la dura actividad física de la construcción”. Tras recoger varios ejemplos de medios alemanes donde varios emigrantes cuentan el éxito de su negocio en Benidorm o la Costa del Sol, Gaviria recupera el reportaje de agosto de 1973 de la revista Spiegel. La pieza periodística recoge que “el turismo agrava las diferencias entre las rentas altas y las rentas bajas de los españoles y entre las regiones pobres y las regiones ricas”, ya que “los turistas extranjeros y los inversores extranjeros no pagan el uso de la infraestructura básica” con “conexiones importantes con la banca, las finanzas y buenas relaciones con las autoridades locales” que propician el uso de testaferros y la falta de control real. Gaviria considera que los centros de interés turístico “no han demostrado una imaginación especial en la promoción”, pero pone precisamente de ejemplo positivo a La Manga del Mar Menor, debido a su gran tamaño y “unas cualidades físicas interesantes” que han propiciado “gran aceptación por parte de los inversores extranjeros” (Gaviria, 1974). Como se relata en este documento, a pesar de su inicial apertura al mercado internacional, la estrategia comercial de La Manga acabará virando hacia las clases populares españolas. Al señalar las externalidades negativas de las áreas turísticas, entre las que se encuentra la subordinación al automóvil y el gasto energético, el autor también hace referencia al Plan del Saler ya que “eran terrenos comunales y parque público y está siendo parcelado y privatizado” (Gaviria, 1974). De 1968 a 1971 se consolida las inversiones extranjeras, especialmente procedentes de Alemania debido a un decreto que considera las inversiones en España como “ayuda a los países subdesarrollados”. Según apunta Gaviria, este decreto despierta la actividad en La Manga –en crisis permanente desde el inicio del planeamiento en 1962– con lotes de parcelas de 20.000 a 30.000 metros cuadrados. En esta etapa, los inversos buscan urbanizaciones ya ejecutadas con “un sistema ágil de licencias y proximidad a un aeropuerto”. Gaviria remarca la procedencia geográfica de los beneficiarios del proceso de urbanización al señalar que ahora “los beneficios de la promoción se los llevan las compañías alemanas, siendo los españoles únicamente constructores”, mientras antes de la aprobación del Decreto, tanto la promoción como la construcción corría a cuenta de capital español. Con la publicación de Ausländische Investitionen in Spanien el autor marca otra etapa hasta 1974 en la que las inversiones alemanas también

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MARCO TEÓRICO captan la compra de terrenos rústicos y su reclasificación, “especialmente en Mallorca y la Costa del Sol”. En el folleto en alemán publicado por el Servicio de Publicaciones del Ministerio de Hacienda Inversiones extranjeras en España se explica cómo invertir en bienes y en la Bolsa madrileña, respondiendo a las limitaciones y restricciones que presentaba el suelo rústico o la adquisición de islas enteras. Una idea nada desdeñable, ya que según Gaviria un grupo de economistas alemanes pronunciaron a su llegada a Las Palmas: “Venimos a comprar Lanzarote para Alemania” (Gaviria, 1974). La comercialización de las promociones se realiza alrededor de Europa y la organización de las visitas corre por cuenta de los turoperadores extranjeros. Era usual que constructoras con capital español pasaran a tener socios extranjeros, como la hispano–alemana Vapf en las comarcas de Les Marines o la Compañía Hispano–Belga en el caso de La Manga. El gobierno español debía de autorizar que capital extranjero participara en más de la mitad de una compañía, lo que propició un aumento de la economía sumergida (Buades, 2006). En definitiva, Gaviria denuncia que la redistribución de la riqueza falla cuando las condiciones materiales de los obreros, todos españoles, se compara con los beneficios que recogen las compañías de capital extranjero. Tras analizar profusamente el proceso urbanizador en las islas Canarias, el estudio también menciona la propaganda turística de Fuerteventura, en la que se refleja que “la visión de los promotores alemanes de las dunas y la isla es colonialistamente idílica”. En ella, la isla es “un paraíso para las vacaciones, para un fin de semana o como domicilio para el retiro por vejez”. La publicidad hace hincapié en lo exótico del paisaje canario, “uno de los últimos paraísos de esta tierra”. Las citas evidencian una visión ideal de Fuerteventura, con paisajes vírgenes y naturaleza áspera en la que se prevén hoteles o “una colonia estilo pueblo de pescadores” con “casa entrelazadas con pequeñas plazas, pasarelas y arcadas” y un centro comercial. En estas ideas incide el folleto de la promotora Real Lanzarote S.A. editado en inglés y alemán y distribuido por toda Canarias. “Las Canarias son islas sin rival en cuanto a una distancia de vuelo confortable desde Europa y a un clima ideal de verano a lo largo de todo el año”. La promotora remarca que adquirieron los terrenos directamente a los propietarios locales, por lo que “estamos ahora en posición de ofrecer oportunidades de inversión verdaderamente únicas”. El folleto no loa los atractivos turísticos de la isla sino que se centra en las rentas que se pueden obtener con las inversiones inmobiliarias.

Fig. 2. Desestacionalización de la oferta: Nochevieja de 1968 en La Manga. Fuente: Diario ABC.

Informes como España a Go-Go que el equipo de Mario Gaviria y José Miguel Iribas elaboraron en los años 70 certifican que la turistización de la costa mediterránea española no fue un fenómeno natural, ya que “se requirieron unas condiciones especiales y el apoyo sostenido de poderes diversos” (Buades, 2006). Pero frente a la visión territorializada del equipo de Iribas, los análisis de Joan Buades en Exportando paraísos: la colonización turística del planeta inciden en la “fuerza expansiva ilimitada de llamadas empresas transacionales”. Así analizaba en 2006 el fenómeno turístico en las Baleares, donde sí predominaron las empresas de capital local que a partir de los

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¿UN LEVANTE FELIZ? años 80 se lanzaron a la expansión internacional, especialmente en Centroamérica y el Sudeste asiático, como Sol Melià, Riu, Barceló o Iberostar. Por tanto, no se puede afirmar sin matices que la turistificación fue un proceso neocolonialista de extracción de rentas sobre territorios periféricos más allá de las propias lógicas de la globalización. “Las empresas transnacionales turísticas tienen origen, pero no patria”, apunta Buades. El investigador lo ejemplifica con las desinversiones de las empresas de origen balear y su aportación en otras regiones como Canarias a partir de los 2000, basando su negocio en “la especulación inmobiliaria y las transacciones financieras con base a paraísos fiscales”. Si bien en la publicidad analizada por este trabajo sí se observan rasgos de actitud colonial, como señalaba Gaviria en su análisis de las islas Canarias y en los siguientes capítulos (véase 3.3.1 y 5). 3.1.2.1 El caso de La Manga del Mar Menor “Hace setecientos años La Manga de San Javier pertenecía al Concejo de Murcia, por concesión de Alfonso X el Sabio. Y La Manga de Cartagena, al Concejo de Cartagena. Hoy La Manga del Mar Menor pertenece a Tomás Maestre”. (López Arias, Germán. 1963) Los terrenos de La Manga pertenecieron al Estado español hasta 1855, cuando a consecuencia de la desamortización del ministro liberal Madoz fueron sacados a subasta. Unos terrenos vírgenes –sólo poblados por torres de defensa del siglo XVII– cuyo tramo norte adquieren Miguel Zapata Sáez y José Cortés por el equivalente a 7.750 pesetas (García Ayllón Veintimilla, 2013). A finales del XIX fueron adjudicados el resto de tramos a pequeños propietarios locales (Alonso Navarro, 1976).

Fig. 3. Fotografía tomada desde el Monte Blanco a principios de los 60. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1961 José Maestre Díaz, alcalde de La Unión y hasta dos veces ministro, se casó consecutivamente con dos hijas de Miguel Zapata y acabó adqui-

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MARCO TEÓRICO riendo los terrenos de los pequeños propietarios. Tras la muerte de José Maestre Diez en la Guerra Civil y de su hijo José Maestre Zapata, las propiedades de la familia recaen en Tomás Maestre Zapata. Uno de sus sobrinos, Tomás Maestre Aznar, encontró su vocación en la promoción inmobiliaria con la oposición de su tío: “Mientras yo viva, no hollará La Manga el turismo” (García Ayllón Veintimilla, 2013). Dos años más tarde, tras problemas de salud y negocios de Maestre Zapata, Maestre Aznar emprendió la compra del resto de terrenos de La Manga en un largo periplo judicial, utilizando a su primo José Luis Rubio Maestre como aparente comprador para hacerse con las parcelas de varios propietarios, entre los que destaca el empresario minero Francisco Celdrán, quien ya había acumulado terrenos de otros propietarios como señala en su tesis García Ayllón Veintimilla. A través de la Compañía Urbanizadora Nuestra Señora del Mar Menor –conocida por Urmenor S.A.– y con la ayuda del Régimen en el proceso judicial y la declaración de La Manga como centro turístico nacional, Maestre Zapata consolida a mediados de los 60 su proyecto desde Madrid, enfrentado a los terratenientes locales.

Fig. 4. Tomás Mestre y sus pleitos. Fuente: Miguel Mesa del Castillo, ca. 1961. En un informe sin fecha ni firma (Notas previas sobre un protocolo de colaboración entre Urmenor S.A. y Manmenor S.A.) se establecen las pautas de colaboración entre ambas sociedades, debido a que comparten “objetivo social”, zona de actuación, terrenos, arquitecto y “parte del capital” pertenece a personas interesadas en las dos sociedades. En el informe se aclara que aunque Manmenor S.A. “ha montado una oficina técnica”, ambas sociedades deben cooperar para “obtener una adecuada proyección en el exterior (…) ligando con ello mayor apoyo y fuerza en todas ellas”. Por ello, ambas sociedades pactan usar la infraestructura técnica de Manmenor S.A., compartir “la propaganda y relación con el exterior”, repartir servicios como el puerto y el abastecimiento.

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¿UN LEVANTE FELIZ? Años más tarde, Tomás Maestre Aznar constituiría Ribenor S.A., compañía urbanizadora de la ribera sur del Mar Menor (Maestre Aznar, Comunicación personal, 20 de junio de 1967). 3.1.2.2 El caso de El Saler La propiedad de l’Albufera de València se remonta a la conquista de Jaume I de la ciudad. En 1238, el rey se reservó la propiedad de la Dehesa y l’Albufera y no fue hasta 1865 cuando dejaron de ser patrimonio de la Corona –entonces española– y pasaron a manos del Estado español (Ajuntament de València, 1983). Tras gestiones para ceder el uso a la ciudad entre 1907 y 1911 (véase apartado 5.2.1), finalmente el consistorio valenciano adquirió el lago por 1.062.980,40 pesetas. “El Ayuntamiento de Valencia se obliga a conservar el arbolado de la Dehesa y la integridad de su suelo, el cual no podrá tener otra ocupación o destino agrícola más que el de monte”, reza el texto (AEORMA, 1975). En mayo del 27 se entrega el lago y la dehesa al Ayuntamiento de Valencia a través de un real decreto y el 3 de junio se celebra el acto oficial de entrega a la ciudad por parte del rey Alfonso XIII. En 1950 se inscribió l’Albufera y la Dehesa a nombre de la ciudad de València en el Registro de la Propiedad tras pagar las veinte anualidades comprometidas. Ocho años más tarde se inaugura el camping del Saler y en noviembre de 1959 el gobierno español concede un crédito de tres millones para repoblar la Dehesa. Tras las elecciones municipales de 1960, es en 1962 cuando la sociedad TEVASA –en colaboración con el Banco Urquijo y Proyectos Técnicos Industriales S.A.– pide autorización para redactar un plan de urbanización de la Dehesa y el Saler.

Fig. 5. Visita de Alfonso XIII a la Albufera en 1905. Fuente: FIlmoteca Española.

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MARCO TEÓRICO

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¿UN LEVANTE FELIZ?

Historias del presente inmediato

Para Banham, esta “imagenabilidad” significaba que, en cierto sentido, el edificio era “conceptual”, más una idea de la relación entre forma y función que una realidad, y sin ningún requerimiento de que el edificio fuera clásicamente formal o más abstractamente topológico. Anthony Vidler, 2011

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MARCO TEÓRICO Mientras en 1954 se terminaba la iglesia de Ronchamp de Le Corbusier, en España “el gobierno propicia la búsqueda de un denominado estilo nacional” (Esteban Maluenda, 2002) que bebe de las formas castellanas e imperiales, especialmente en edificios públicos, mientras que el carácter regionalista se usa en arquitectura de pequeña escala. La década de los 50 significa la apertura también a la arquitectura internacional especialmente a través de las revistas (véase apartado 3.3.2) con alternativas al formalismo del Régimen. Décadas atrás, la modernidad supuso una ruptura con el pasado pero no con la historia. Tanto en el futurismo, neoplasticismo, el purismo o el constructivismo, la historia era entendida como motor social. Como señala Vidler en Historias del presente inmediato (2011), “estuviera concebida en términos hegelianos o marxistas, como trascendentalista o dialéctica, la historia se movió y la sociedad con ella”. Los vanguardistas eran conscientes de la importancia de la historia: creían que la modernidad podía anticiparse a las emergencias del momento y establecieron un nuevo marco conceptual abstrayendo el vocabulario, buscando esencias y estructuras más allá del estilo formal. Historiadores como Tafuri, con estudios del barroco tardío romano o la Ilustración, llegó a enmarcar el inicio de los tiempos modernos en el “manierismo”. En este trabajo, se toma como referencia la etapa abierta por la celebración los CIAM, Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna entre 1928 y 1959.

Fig. 6. Perspectiva cónica de los apartamentos escalonados firmada por Bonet y Puig. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1965.

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¿UN LEVANTE FELIZ? 3.2.1 Movimiento moderno y turismo El relato imbricado entre Movimiento Moderno y turismo no siempre ha sido afectuoso. El aislamiento internacional del franquismo fue uno de los hándicaps para desvincular el desarrollo arquitectónico español de las nuevas formas (véase apartado 3.3.2). Así la arquitectura turística “en su mayor parte era trivial aunque también contaba con algunas intervenciones de calidad” (Martínez Medina, 2004). La arquitectura moderna que la Autarquía había denostado se reconvierte en símbolo del estado de bienestar, instrumentalizado desde la elite intelectual y política para el adoctrinamiento de la sociedad de masas y la formación de una nueva imagen, más actual e internacionalizada del Régimen político. “La reverberación de la ideología arquitectónica en el universo popular”, algo que como apunta Rodríguez Pedret aun ocupa un espacio marginal. Otra de las claves en esta relación puede deberse a que “el turismo provoca cierta vergüenza en la profesión” (Pié Niot, 2004) probablemente dada la subordinación al lucro que tenían las tipologías turistas de los años 50 y 60, de carácter casi industrial. Esto provocaba que “la intervención del arquitecto tiene un carácter casi administrativo, o en el mejor de los casos, es la del mero ejecutor de promociones de poca calidad”. Un cambio que no ha evolucionado con el paso del tiempo, ya que “si la preocupació per l’arquitectura de qualitat ha estat marginal en el camp de les construccions turístiques durant tot el segle XX, això és encara més evident en els últims anys” (VVAA, 2002). “Estilo del relax” fue el nombre con el que el historiador Juan Antonio Ramírez bautizó a la primera arquitectura turística de la Costa del Sol, edificada entre 1953 y 1965, una “ciudad lineal del ocio” que dibuja la “cinta simbólica” de la Nacional 340, la carretera lugar de desplazamientos rápidos, pero también de “encuentros reposados”; su especialidad productiva es “la venta del placer y la fantasía de la felicidad” (Méndez Baiges, 2014). La reconciliación del Movimiento Moderno con el turismo vendrá del disfrute del paisaje. La contemplación pasiva es el marco ideal en el que los arquitectos de la modernidad desarrollan el contrapunto formal de la composición cubista, la ventana corrida, el blanco, los pilotis y las soluciones desnudas· que invitan a abrirse a la naturaleza (Pié Niot, 2004). Esto permitió a los arquitectos españoles que no se habían exiliado –y a otros como Bonet que regresaron– “aprovechar la oportunidad para utilizar unos lenguajes formales modernos” (Pié Niot, 2004), conectándose a las vanguardias que en los años 50 estaban volviendo a ponerse en valor. Los mejores ejemplos tipológicos y morfológicos son coetáneos. A comienzos de los sesenta Bonet Castellana en La Manga experimenta simultáneamente con apartamentos en altura y bungalows (Hexagonal, Malaret), al igual que “en Salou (Torre Italia) con baja altura (Chipre, Madrid y Cala Viña)”. En Mallorca investigan “en primera línea de playa la pieza hotelera Fisac (Los Pinos) y Coderch (Hotel del Mar) y los apartamentos Oiza (Ciudad Blanca) y Lamela (Roca Marina)”. Guardiola “depura la torre en Benidorm (Coblanca1), San Juan (la Rotonda) y Alicante (Vistamar) a la vez que García Solera (Maralic y Las Torres)”. En Torremolinos “Monasterio trabaja el hotel (Pez Espada) y los apartamentos Lamela (Playamar, Nogalera), la hoz (Eurosol)”. Mientras que en Marbella

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MARCO TEÓRICO ensayan “el hotel Población (Don Pepe) y Santos (Hilton), y los apartamentos Jaen (Skol), como en Benalmádena” (De Lacour, 2014). 3.2.3 Los arquitectos: Julio Cano Lasso y Antoni Bonet Julio Cano Lasso Nació el 30 de Octubre de 1920 en Madrid (ABC, 1996). Estudió la carrera de Arquitectura entre 1939 y 1949 en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid con un premio extraordinario (Corral, 1987). El arquitecto estuvo vinculado a la administración franquista, trabajando en el Instituto Nacional de Industria y en la Dirección General de Urbanismo (ABC, 1996). Además, durante la década de los años 60 impartió docencia en la Escuela de Arquitectura de Madrid (Corral, 1987). Su vinculación con el Estado también pasó por la colaboración con Teléfonica –redactando proyectos para centrales de comunicaciones por satélite y telefónicas– así como por proyectos de vivienda social, si bien este aspecto era compartido con su generación. Entre sus proyectos más destacados en este ámbito, cae mencionar su participación en el equipo de Luis Gutiérrrez Soto para la Parcela G del Gran San Blas junto a Corrales y Molezún y en el equipo de Moreno Barberá para el grupo de viviendas sociales de Bajadoz (González Capitel, 1992). En general, en lo que se refiere a su composición, las viviendas de Cano Lasso están caracterizadas por una fragmentación espacial, probablemente porque “la construcción de lugares y la gradación entre interior y exterior aparecen así como dos de sus prioridades” (Rincón de la Vega y Tejedor Fernández, 2014). La trayectoria de Cano Lasso se encuadra en lo que algunos autores denominan “la Escuela de Madrid”, impulsores del estilo Internacional o Modernidad Arquitectónica en España mientras en otras partes del mundo el estilo moderno ya había devenido en organicismo. Pero “los profesionales citados superpusieron muchas veces ambas cuestiones formales y ambos contenidos, entendiéndolos como compatibles y continuos” (González Capitel, 1992). En este sentido, Cano Lasso se pudo ver influido por el lenguaje de Coderch, con trazos racionalistas anteriores al proyecto del Saler –la propia casa de Cano Lasso– o con recursos orgánicos neotradicionales posteriores –la Casa Ortiz Echagüe–, como señala González Capitel. Santiago Amón definiría la arquitectura de Cano Lasso como una confluencia entre “la precisión estilística y el pulso de un manierismo consciente, el esquema cartesiano y el sustrato expresionista” (Amón, 1972). En cuanto al planeamiento urbanístico, en sus posicionamientos teóricos para la construcción residencial el arquitecto siempre tuvo presente el contexto urbano, la inserción de sus piezas en la ciudad. Su aproximación al proyecto de urbanismo fue a través de concursos como los del Saler de València o la Fachada al Mar de A Coruña. Antonio Bonet Castellana Nació en Barcelona en 1913 y finalizó sus estudios de arquitectura con 23 años. Un año más tarde, en 1936, ayudó a Josep Sert a desarrollar el proyecto de la Joyería Roca en el barcelonés Paseo de Gràcia. Su relación con Sert y el GATEPAC, así como las visitas al CIAM fueron determinantes en el desarrollo de su carrera profesional. Allí conoció a Le Corbusier y pasaría a trabajar en su taller. En Francia entablaría amistad con arquitectos argentinos, quienes en 1938 “influyeron en su decisión de que Buenos Aires se convirtiera en el destino de su exilio” (Palomares Martínez, Parra–Martínez, 2012).

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¿UN LEVANTE FELIZ? Entre Buenos Aires primero y Punta del Este (Uruguay) después desarrollaría su carrera en Latinoamérica. En cuanto a sus principios teóricos, fundó el Grupo Austral en base a los planteamientos del GATCPAC del que él había formado parte. En Sudamérica desarrolló dos proyectos sin los que no se entendería el Plan Bonet de La Manga. Urbanizó el litoral de Punta Ballena, donde construyó varios edificios como Solana del Mar y la Casa Berlingieri. Allí Bonet consigue “un bosque habitado, más que un bosque urbanizado y dominado” (López Martínez et al, 2015). El arquitecto sigue así los principios del urbanismo moderno y separa las circulaciones, dirigiendo el proyecto a un turismo de alto nivel similar al que se plantea en los inicios del Plan de La Manga. Antes de volver a España para emprender el Plan Bonet, el arquitecto se presenta al Concurso de Anteproyectos para la urbanización en la ciudad de Necochea (1949), en la costa bonaerense, donde sí da salida a un planteamiento de turismo de masas.

Fig. 7. Croquis de caseta de Antonio Bonet. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1961.

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MARCO TEร RICO

Fig. 8. Club Nรกutico Dos Mares de Antonio Bonet Fuente: Arxiu COAC, 1968.

Fig. 9. Club Nรกutico Dos Mares de Antonio Bonet Fuente: Arxiu COAC, ca. 1965

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Un boom yé-yé: comunicación de la arquitectura en la España de los 60 No hay riqueza inocente.

Rafael Chirbes, 2013

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MARCO TEÓRICO 3.3.1 Medios generalistas En el campo de la comunicación, Daniel E. Jones marca el cambio de rumbo del Régimen franquista en la derrota del Eje en la II Guerra Mundial, lo que exigía “contrarrestar la gran oposición internacional al régimen” (E. Jones, 1998). Con ello adquirieron mayor peso los sectores próximos a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, que acabaron por mentorizar la Ley de Prensa e Imprenta de 1966. La norma anuló el concepto del periodismo como institución nacional pero puso en manos de la administración un poder extraordinario para regular la acción de la prensa” (Sinova, 1989). En esa etapa, los medios impresos se configuran en torno a la llamada prensa oficial, formada por diarios y semanarios como Arriba y Pueblo – editados desde Madrid– y satélites locales como Levante –en Valencia– o Línea –en Murcia. La prensa no oficial era orgánicamente independiente del Estado, como el matinal ABC –con ediciones en Madrid y Sevilla–, La Vanguardia –en Barcelona– o el diario Ya de la Editorial Católica (Davara Torrego, 2005). Además de la prensa escrita, los pilares de la propaganda del Régimen eran el noticiario NODO de inserción obligatoria en todos los cines, el Diario hablado en la radio y el Telediario de Televisión Española (Beneyto Pérez, 1979). El NO-DO fue influyente durante todo el régimen, especialmente hasta la llegada de Televisión Española en 1956 (Radiotelevisión Española, 2015). Se difundía en las salas de cine y producía los Noticiarios (entre 1943 y 1981), los Documentales Blanco y Negro (216 piezas divulgativas), Revista Imágenes (entre 1945 y 1968, monográficos semanales de diez minutos), Documentales Color (495 producciones de 1949 a 1983) e Imágenes del Deporte (desde 1968 como edición especial de Revista Imágenes). El estreno en 1951 de Bienvenido Mr Marshall –dirigida por Luis García Berlanga– puede ser interpretado como el inicio del aperturismo exterior en el ámbito cinematográfico. La llegada de visitantes se convierte en uno de los vectores del cine español en los años 60 con largometrajes como Los Tramposos (1959) –ambientada en Madrid, donde se caricaturiza la “picaresca española” y la reacción a la cultura local por los turistas extranjeros–, El Verdugo (1963) –una crítica a la propaganda turística del Régimen franquista ambientada en Mallorca–, Amor a la española (1967) –donde el turismo logra la desinhibición sexual de los vecinos de Torremolinos, con un claro sesgo machista y folklorizante– o El turismo es un gran invento (1968)–identifica las diferencias entre lo urbano y lo rural, ambientada en un pueblo aragonés.

Fig. 10. Telegrama de La Manga a Madrid por disminución de edificabilidad. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1965

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¿UN LEVANTE FELIZ? Ya que este trabajo pretende analizar el papel de la comunicación en los planes turísticos de los años 60, es ineludible mencionar el folleto como medio generalista de propaganda. En España a go-go, Gaviria analiza más de 200 folletos con los que los turoperadores atraen visitantes a la costa mediterránea entre los años 60 y 70. La mayoría de estos folletos adoptan el formato de revista con más de un centenar de páginas y tienen como objetivo explicar al cliente potencial cómo gozar de unas vacaciones en la costa y qué servicios se va a encontrar, “prometiéndole la accesión a mundos míticos presentados de forma que su fruición resulte posible” (Gaviria, 1974). Los destinos aparecen homogéneos –no suelen aparecer banderas en las fotografías– y las actividades se concentran en el hotel, por lo que sea cual sea el destino, todos parecen “un paraíso donde esté asegurada una diversión eterna” en un ámbito controlable y rentable para la agencia. Gaviria apunta que en la mayoría de escenas recreadas aparecen “formas de vida aristocráticas que resultan falsas al estar curiosa y obligadamente democratizadas” (Gaviria, 1974), como viajar en avión o pasear a caballo, oponiendo siempre la vida cotidiana a la vacacional. Todo esto se muestra mediante fotografías con estudiados ángulos y textos cuidadosamente escritos, prescindiendo de “dibujos, maquetas, fotografías falsas y textos falaces, lo que podría motivar las tan temidas reclamaciones judiciales” (Gaviria, 1974). En cuanto a la actitud neocolonialista, el equipo de Gaviria escribe que “se traducen en actitudes despectivas hacia la persona que trabaja para los turistas” con una imagen que corresponde a la del esclavo romano. Pero también con parodias hacia las manifestaciones culturales del país o a los animales representativos del territorio –como el camello o el burro–, a diferencia del “turismo burgués y cultural” donde hay “interés por conocer” el país. 3.3.2 Medios especializados En el campo de la divulgación de la arquitectura durante los años 40 sólo destacaba la Revista Nacional de Arquitectura, en la que además la modernidad quedaba relegada a la sección extranjera. En aquel momento, las prioridades de la disciplina en España ponían el foco en la reconstrucción y la vivienda, para lo que se usaba un discurso gráfico plano, con más dibujos y planos que fotografías (Esteban Maluenda, 2015). Con la década de los 50 nacen revistas de carácter técnico vinculadas al Instituto de la Construcción adscrito al CSIC, como Informes de Construcción en 1948, Materiales de Construcción en 1951 y Hormigón y Acero en 1950 (VVAA, 2008). Especialmente desde Informes de Construcción se publicarían “edificios construidos con tecnologías novedosas”, por lo que predominaba la arquitectura extranjera (Esteban Maluenda, 2012). En un ámbito más generalista dentro de los límites disciplinarios de la época, destacan especialmente Cuadernos de Arquitectura, editada en Barcelona y la Revista Nacional de Arquitectura, editada en Madrid junto al Boletín de Información de la Dirección General de Arquitectura, con quien compartía dirección. Durante la década de los 60, “momento en el que la arquitectura moderna llegó a reconocerse como lenguaje oficial”, creció el número de revistas editadas, todas desde Madrid, como Hogar y Arquitectura (revista de la Obra Sindical del Hogar), Temas de Arquitectura, Arquitectura (la antigua Revista Nacional de Arquitectura) y Nueva Forma (Alarcón Reyero, 2000).

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MARCO TEÓRICO La divulgación de la arquitectura y el urbanismo también tenía cabida en las publicaciones culturales editadas en Madrid Cuadernos del diálogo (donde colaboraba Miguel Fisac), Acento Cultural (con textos de Fernández Alba) y en las barcelonesas Serra d’Or (con una sección consagrada al urbanismo y la arquitectura dirigida por Oriol Bohigas) y Promo (con artículos dedicados a la planificación territorial), según indica el trabajo de Alarcón Reyero. 3.3.3 Implicaciones propagandísticas en la comunicación arquitectónica Los valores del progreso se propagan a través de la publicidad en los grandes medios de comunicación. El racionalismo y la fe en el progreso se asumían de forma acrítica desde el final de la Autarquía: “cuando terminen los tiempos difíciles que estamos atravesando […], la publicidad será la que facilite la tarea de llevar [los nuevos progresos técnicos] a los consumidores, que están deseosos de mejorar su nivel de vida, de encontrar nuevas comodidades que les compensen, en parte, de los sinsabores sufridos” (Casas, 1946).

Fig. 11. Anuncio con voluntad pedagógica de Muebles Maga. Fuente: Revista Arquitectura, 1964. La publicidad era correa de transmisión del estilo de vida moderno, caracterizado por el confort, la luminosidad, la flexibilidad y la estandarización. Como apunta Rodríguez Pedret (2012), “la trama de significados urdida en la casa norteamericana traía consigo la esperanza de la buena vida”. El potencial de la arquitectura y el diseño estadounidense sintetizados en el American way of life se extendía a través de la propaganda comercial en España con “anuncios documentados y sugestivos”, especialmente de electrodomésticos. Mientras en Estados Unidos las guías de decoración afianzaban la creencia en la autonomía y el hazlo tú mismo, en España “se crea a ilusión de poder elegir en un amplio y desconocido panorama material” por lo que ante unas clases populares poco habituadas al confort “hay que preparar al usuario para que sea capaz de comprender qué es lo que debe elegir” a través de la publicidad (Rodríguez Pedret, 2006). En estos anuncios no aparece la casa de la modernidad ya que los objetos a la venta están des-

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¿UN LEVANTE FELIZ? contextualizados de su entorno y son flexibles y multifuncionales, por lo que tiene más impacto en los roles sociales y las políticas domésticas que en el imaginario arquitectónico de las masas. En relación con la sociedad que vibraba en convulsos y agitados cambios de comportamientos por la llegada de nuevos electrodomésticos, hábitos urbanos y relaciones sociales, la arquitectura “supo aportar nuevas tipologías distributivas tratando la especialidad en su interior como un atractivo laboratorio de innovación social” (Gavilanes, 2009). A partir de la década de los 50 interesa incrementar la posesión de bienes de consumo para aumentar la facturación de las industrias en los países occidentales, sumidos en la crisis de la posguerra. Así, después de la I Guerra Mundial, cuando la mujer ha ocupado puestos de trabajo fuera del hogar, hay una voluntad política de que la mujer vuelva a casa y que la cocina se convierta en un lugar productivo, sustituyendo el modelo de servicios domésticos comunitarios por la cocina individual (Puigjaner, 2014). El franquismo también uso la propaganda turística con fines políticos. La apertura del país era contingente en los años 50 debido a la crisis económica y la llegada de turistas suponía más beneficio reputacional que económico (véase 5.1.1). El turismo se convirtió en un mecanismo de difusión y propaganda ensamblado a través del Ministerio de Información y Turismo (de ahí el binomio competencial) y estructurado en el territorio a partir de los Centros de Interés Turístico. Como el nombre hace la cosa, el Ministerio controlaba el relato turístico al máximo y para ello creó el Registro de Denominaciones Geoturísticas en 1964. No se trataba de toponimia oficial sino de recursos para la promoción turística. En este caso, el Plan Saler se ubicaría en la Costa Azahar y el Plan Bonet en el extremo sur de la Costa Blanca (Jiménez Martínez, 2014).

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Metodología

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METODOLOGÍA 4.1 Hipótesis de la investigación y objetivos Sobre las bases del estado del conocimiento ya expuestas, se plantea como hipótesis de la investigación que la comunicación de los planes turísticos de los años 60 construyó imaginarios atravesados por tres características de la sociedad del siglo XX: el neocolonialismo, el clasismo y el machismo. Este documento constituye una lectura contemporánea de la propaganda de estos planes turísticos a partir de emergencias actuales como la conservación del paisaje, la desigualdad de clases o el feminismo. El principal objetivo de este trabajo final de grado es realizar un análisis comparativo entre el Plan Bonet y el Plan Saler, dos planeamientos urbanísticos que consagraban el turismo de sol y playa en el litoral mediterráneo de la España de los 60. Este análisis comparativo resultará, en primer lugar, una aproximación a las políticas urbanísticas y arquitectónicas del Régimen de Franco, especialmente de su etapa tecnocrática. Marcado por el fin del aislacionismo internacional, los medios de comunicación reflejaron la nueva etapa que supuso un cambio en la cultura arquitectónica española. Así, el segundo objetivo de este trabajo es analizar el estado de la comunicación arquitectónica durante los años 60, así como la forma de explicar la arquitectura en los medios generalistas de la época. Si se disminuye la escala hacia las dos áreas afectadas por los dos planes analizados, el principal objetivo es discernir cómo las cosmovisiones propuestas por estos planes han afectado al imaginario popular del Saler y La Manga. Esto conllevaría determinar si la comunicación de estos planes tuvo alguna relación con sus dispares finales, diferenciando además entre los medios generalistas y los medios especializados, ya que suelen presentar un discurso más específico para la disciplina y un registro diferenciado, lo que puede resultar de gran interés académico para discernir la evolución de la propaganda. En definitiva, los objetivos de este trabajo son realizar una investigación de archivos a partir de la que generar conocimiento a través de la relación entre los documentos. Ello debe implicar ensamblar el discurso imbricado de los documentos con un posicionamiento crítico. 4.2 Metodología A través del índice, el cuerpo del trabajo se divide entre el marco teórico y el desarrollo del trabajo. El marco teórico se ha focalizado en tres ámbitos y permite contextualizar y apoyar el análisis comparativo realizado en el capítulo cinco. En el primer ámbito, se trata la relación entre el turismo y la política del Régimen de Franco; el segundo ámbito concreta el estado de la arquitectura española en la década de los 50, previa a la redacción y difusión de estos planes. Mientras, el tercer ámbito hace una aproximación a la influencia de la comunicación de la arquitectura en medios generalistas y especializados durante los años del boom turístico. Para el marco teórico, se han consultado numerosas fuentes secundarias localizadas en bases de datos, bibliotecas y repositorios como Dialnet, UPCommons, el Archivo Digital de la UPM, RiuNet, Avery Index y RIBA. De la casi cuarentena de fuentes secundarias citadas, la mayoría de ellas publicadas en las últimas décadas, un 62% están firmadas por hombres mientras que un 38% son de mujeres, sin contar publicaciones colectivas.

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Fig. 12. Género de la autoría de las fuentes secundarias del trabajo final de grado. Fuente: elaboración propia. El análisis comparativo se ha realizado a partir de un trabajo de archivo, atendiendo a la difusión de estos planes a través de folletos, catálogos, piezas audiovisuales, exposiciones y otros medios de comunicación. El grueso de las fuentes primarias, pilar fundamental de este trabajo de investigación, se ha localizado en la Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu en el caso del plan de Cano Lasso y en el Arxiu Històric del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya para el plan de Antonio Bonet.

Fig. 13. Tipos de referentes bibliográficos. Fuente: elaboración propia. Los documentos audiovisuales han sido consultados en la Filmoteca Española, a través del archivo del portal web de Radiotelevisión Española; mientras que las revistas especializadas en arquitectura de la época se han obtenido a través de la base de datos de Dialnet y el servicio de interpréstamo de la Biblioteca de la Universidad de Alicante. El relato histórico ha pivotado a través del fondo digital del Diario ABC. Se han realizado varias búsquedas de ambos planes (“Plan Saler”, “Albufera Valencia”, “Cano Lasso”; “Plan Bonet”, “Manga Mar Menor”, “Antonio Bonet”) entre 1960 y 1975, lo que ha permitido realizar una comparativa objetiva de la propaganda de ambos planes a través de un mismo medio de comunicación. La hemeroteca del ABC cuenta con todas sus páginas publicadas en internet desde sus orígenes, por lo que se ha cribado tanto las noticias como la publicidad.

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METODOLOGÍA

Fig. 14. Impacto en los medios del Plan Bonet. Fuente: elaboración propia.

Fig. 15. Impacto en los medios del Plan Saler. Fuente: elaboración propia. Esta metodología permite comparar en un mismo periodo como fluctúa las menciones a sendos planes en una publicación generalista como el Diario ABC y en las publicaciones especializadas estudiadas por este trabajo. En total, en este trabajo se citan más de ciento cincuenta referencias bibliográficas.

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El Plan Bonet (1961-198X)

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DESARROLLO En 1950 la Revista Imágenes del NO-DO estrena un monográfico sobre el Mar Menor. Una postal audiovisual de La Manga en blanco y negro y sin sonido donde se contempla una estampa idílica del paisaje curtido por el trabajo del vecindario como la pesca artesanal o las salinas. El faro y el aeródromo de San Javier se entremezclan en este relato que combina tradición y modernidad, con el contraste entre hidroaviones y fragatas con tradicionales faluchos, pequeñas barcas que suelen navegar con vela latina. Sólo unos años más tarde, la costa del Mar Menor cambiaría radicalmente. En 1961 el arquitecto Antonio Bonet redactó el anteproyecto del Plan que urbanizaría La Manga y entre mediados de 1962 y 1963 concluirá el proyecto definitivo. Recién regresado de su exilio en Buenos Aires, los problemas para el reconocimiento oficial de su título le obligaron a firmar los proyectos con su colaborador Josep Puig Torné, tal y como aparece en los primeros planos del archivo del COAC.

Fig. 16. Antonio Bonet en La Manga. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1961 – ca. 1963.

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¿UN LEVANTE FELIZ? 5.1.1 Medios generalistas: la urbanización como estado natural El Diario ABC se hizo eco el 30 de junio de 1962 de la clausura de la exposición “de gráficos, planos y maquetas del proyecto de organización y urbanización de La Manga de tierra que separa el Mediterráneo y el Mar Menor” (ABC, 1962). La exhibición acogida en San Javier glosaba las primeras cifras del anteproyecto: 26 hoteles de 21 plantas, residencias de pescadores, 26 complejos de bungalow, plaza de toros, helipuerto y puerto deportivo. En siete semanas la exposición fue visitada por “seis mil turistas alemanes, franceses, portugueses e ingleses, además de gran cantidad de técnicos y arquitectos de Madrid y Barcelona, que han acudido en gran cantidad debido a las ideas revolucionarias expuestas”, según recoge la crónica. El director general de Turismo declaró que las ayudas del gobierno al Plan llegarían “una vez que éste se halle terminado”, materializada con “préstamos a hoteles” y propaganda turística (ABC, 1962). Medio año más tarde, “El ministro de Información y Turismo recorre la zona del Mar Menor” según titula el Diario ABC del martes 15 de Enero de 1963. Fraga Iribarne recorrió “todo el Mar Menor, desde Cabo de Palos hasta la entrada de La Manga, por San Pedro del Pinatar, deteniéndose en la isla del Barón y en las posesiones del Estacio”, puntos clave para el futuro complejo turístico.

Fig. 17. Maqueta del proyecto de Bonet. Fuente: Arxiu COAC, 1963. Antonio Bonet asume un gran protagonismo en la propaganda del Plan. Acompañó al ministro en su visita y respondió a todas las preguntas de los periodistas. La idea clave que se pretendía transmitir es que se trataba de un proyecto ejecutable que ya estaba técnicamente resuelto. Y lo ejemplificaba con el bagaje de sus planes en Punta Ballena (Uruguay) y Buenos Aires. Según contaba el corresponsal de ABC en Murcia, Andrés Bolarín, Bonet auguraba que “a últimos del año próximo [1964] La Manga estará habitada en parte y dentro de ocho años quedará en circunstancias normales”. A su regreso a Murcia, Fraga Iribarne inauguró la Exposición de Recursos Turísticos de la Provincia de Murcia, ubicada en el Palacio de la Diputación de la capital regional. El proyecto de La Manga fue la estrella de la exposición y meses más tarde se trasladaría a la Exposición Nacional de Recursos Turísticos de Madrid, celebrada entre el 20 de junio y el 20 de julio del mismo año (Manmenor, 1963).

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DESARROLLO

Fig. 18. Manuel Fraga ante la maqueta de La Manga de la Exposición de Recursos Turísticos. Fuente: Diario ABC, 1963. El 1 de febrero visitó La Manga el Subsecretario de Turismo y el Director General de Promoción Turística y el 27 de marzo repetiría el Director de Promoción de Turismo junto a los miembros del Consejo de Administración de Manmenor Juan Huarte y Federico Reparaz junto a Ricardo Pardos (Manmenor, 1963a). En mayo del mismo año, el periodista Enrique de Angulo firmó una nota de prensa que daba cuenta de las características del proyecto diseñado por Bonet. “Tres mil seiscientos millones de pesetas tiene presupuestado para ello la empresa privada –con capitales españoles y extranjeros”, aclara el texto. El principal incentivo de la zona era el mar, con aguas tranquilas y ricas en yodo: “no existe en Europa lugar más adecuado para deportes náuticos, especialmente vela, remo, motorismo, esquí acuático, pesca y caza submarina”. El texto hizo hincapié en “los agiotistas” (del italiano aggio, “añadido”), usureros que “compran terrenos (…) para especulaciones abusivas a costa de quienes pretenden hallar justa ganancia con el fomento del turismo”. De Angulo certifica que los ayuntamientos de Santiago de la Ribera y Lo Pagán extreman el celo para una “acertada ordenación”, pero aun así “se habrán de adoptar medidas para que el esfuerzo nacional no beneficie a los especuladores que sólo trabas, dificultades y encarecimiento han de representar en este empeño”. Buena parte de una nota de prensa con fines promocionales está dedicada a dilucidar este asunto, por lo que podría tratarse de una maniobra de las promotoras –con capital extranjero belga– para capitalizar el discurso frente a posibles acciones de capital netamente extranjero, una hipótesis que queda abierta para futuras investigaciones. Un largo paseo marítimo y tres depuradores de agua residuales sustentan el Plan según recoge la nota. En la bocana que une los dos mares se construiría el complejo turístico, “con club marítimo, puerto, poblado para 5000 habitantes, iglesia, teatros, casino, campos de deportes” y hasta una plaza de toros. Antonio Bonet diseñó doce núcleos repartidos cada 1 kilómetro por toda La Manga con 2500 habitantes cada uno, una isla

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¿UN LEVANTE FELIZ? artificial sobre el Mar Menor y torres de veinte pisos para hoteles, viviendas y apartamentos. Entre cada núcleo se instalarán “chalets y pequeños bungalows”.

Este sería uno de los primeros folletos editados para promocionar La Fig. 19. Uno de los primeros folletos de La Manga, redactado por Pedro Pascual. Fuente: Fuente: Arxiu COAC, ca. 1962. Manga, ya que cuenta con fotografías de la maqueta elaborada para la Exposición de Recursos Turísticos. En el folleto se sigue la estrategia marcada por la empresa (veáse página 45) de remarcar la singularidad de tener dos mares y se añade un plano del Mar Menor, recurso inusualmente poco usado en la publicidad del Plan, teniendo en cuenta la singularidad del territorio. En el breve texto firmado por Pedro Pascual se explican los pormenores del Plan de Ordenación Turística y Urbana y del estado primitivo de La Manga, “donde los únicos habitantes eran algunos pescadores, las becadas, las perdices y los conejos silvestres”.

Fig. 20. Fotografías de la maqueta en la exposición de recursos turísticos. Fuente: Arxiu COAC, 1963. Precisamente “por esta riqueza piscícola muy rica y una flora submarina maravillosa, este lugar se convertirá en la zona privilegiada de los pescadores y amantes de los deportes subacuáticos” (Pascual, ca 1962). Además de en este folleto, en el fondo de Bonet en el archivo del COAC se encuentran por separado pequeñas fotografías de detalle de la maqueta como estas. Los brillos en los materiales de base y el nivel de la abstracción de la maqueta podrían hacer pensar que se elaboraron dos maquetas diferentes, quizás la primera para la exposición en San Javier y Murcia y

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DESARROLLO una segunda mejorada para la exposición de Madrid. Otro de los primeros folletos en publicarse del Mar Menor debió de ser el del hotel Los Arcos de Santiago de la Ribera, inaugurado en 1960. El folleto, escrito en inglés, empieza detallando la calidad del agua de la Mar Menor, óptima para el baño durante todo el año. Como era usual en todos los folletos, incluye una gráfica con las estadísticas climáticas anuales de La Manga, así como una breve descripción del singular paisaje del Mar Menor, destacando las islas y la puesta del sol. En ningún caso hace mención a las prestaciones turísticas o al cambio urbanístico de la zona. En el tercer apartado señala los accesos por carretera a La Manga desde las ciudades de Murcia, Cartagena y Alicante. El folleto destaca tres actividades de ocio: deportes náuticos, pesca y visitar el Monasterio de San Ginés de la Jara, ubicado cerca de Los Nietos, en la ribera sur del Mar Menor. Escenas tradicionales con carros y palmerales se combinan con las imágenes del hotel.

Fig. 21. Hotel Los Arcos. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1961.

Fig. 22. Hotel Los Arcos. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1961. El edificio es una pieza moderna de líneas rectas con ritmo constante en los balcones, formados a partir del retranqueo de la fachada principal. Una arcada remata la base de la fachada y abre la pieza hacia la primera línea de playa. Todas las escenas del hotel incluyen la playa –con veleros navegando– o la piscina –con clientes bañándose– para subrayar el disfrute del agua como principal elemento del descanso en Los Arcos. En las últimas páginas del folleto, unos esquemas indican los precios de la carta de servicios: habitaciones, desayuno y media o pensión completa. Con el pistoletazo de salida a las obras de construcción aparecen los pri-

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¿UN LEVANTE FELIZ? meros reportajes promocionales en los quioscos. En la sección El Mundo del Turismo de La Prensa se publicaba el 24 de agosto de 1963 a dos páginas reportajes (“La urbanización de La Manga del Mar Menor, el más ambicioso proyecto del turismo español”, 1963; “El Mar Menor, la única gran piscina natural del mundo”, 1963) y una entrevista a Antonio Bonet (M. M., 1963).

Fig. 23. Torre Hexagonal. Fuente: Arxiu COAC, ca. 1961.

El primer reportaje incidía en la variedad tipológica y de usos del proyecto urbanístico, pero hacía hincapié en las dificultades económicas que sufría el proyecto por “la fuerte inversión económica que supone darle forma”. Otro aspecto interesante que señala la pieza periodística es que La Manga busca “dar cabida al turismo de alto rango” lo que puede “hacer cambiar el signo del turismo español”, poniéndose como referentes la Costa Azul francesa y la Riviera italiana. En el segundo reportaje se subrayaban las características del paisaje y de las aguas del Mar Menor. Se incluyen fotos de la maqueta, detalles de la Torre Hexagonal y una estampa de los molinos típicos de San Pedro del Pinatar. Esta combinación permite hacer una lectura entre tradición y vanguardia que permanecerá durante toda la campaña publicitaria. En la entrevista, Bonet pone de plazo quince años para la finalización de las tres fases de urbanización de La Manga, unas trescientas hectáreas con un coste de dos mil trescientos millones de pesetas. Tras detallar la distribución de las edificaciones y los distintos usos, el arquitecto asegura primero que se construirá “el mejor núcleo turístico urbanizador de toda Europa” para finalmente augurar “la más grandiosa ciudad turística que por ahora existe en el mundo”. El 26 de agosto de 1963 se reúne el Consejo de Administración de Manmenor S.A. en Madrid. Las actas del consejo (Manmenor, 1963b) son uno de los documentos clave en el archivo del COAC y por su interés en la planificación de la comunicación del Plan son incluidas en este epígrafe del trabajo. El Consejo está conformado por doce hombres y en la primera página del documento aparece su dirección, probablemente por la importancia del servicio postal en la comunicación de la decisiones empresariales. La mitad del Consejo tiene su residencia en Madrid –Tomás Maestre Aznar y Jesús Maestre Aznar, José Irus Lahoz, Juan Huarte Beaumont, Enrique Romero Nuñez y Federico Reparaz–, tres en Bruselas –Carlos S. Dumont, Jean Pierre de Launoit y Emile Quevrin–, uno en Pamplona –Jesús Huarte Beaumont–, uno en Córdoba –Roberto Osborne Pérez de Guzmán– y en València –Joaquín Manglano –. Su biografía y su residencia son claves para entender la toma de decisiones del Plan. Ninguno de ellos residía en el entorno de La Manga –si bien los Maestre Aznar proceden de la comarca– y todos ellos forman parte de la alta burguesía influyente en la política de la época. De hecho, Jean Pierre de Launoit era conde y Joaquín Manglano fue Barón de Cárcer, alcalde de València (1939–1943), diputado en las Cortes de la II República y procurador de las Cortes franquistas. Entre los logros que recalcaba el Consejo en el epígrafe de Actividades sociales destaca haber redactado los primeros proyectos técnicos con la dirección de Antonio Bonet y sin contar con una plantilla propia que hubiera incrementado los costes. Las visitas expedidas hasta la fecha por el ministro de Información y Turismo, el subsecretario de Turismo y el director general de Promoción de Turismo garantizaban que “hoy, en el

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DESARROLLO ámbito oficial, nuestro Proyecto (sic) merece consideración e interés muy especial dentro de los altos organismos”. De hecho, las actas reflejaban que “estos contactos han permitido plantear necesidades para cuya solución se ha recabado el apoyo estatal”, no obstante, se negaba discrecionalidad ya que “nada concreto, o mejor dicho, palpable, hayamos recibido hasta la fecha”. El Consejo esperaba las ayudas generales que el Gobierno expediría a todos los Centros de Interés Turístico y otras específicas para el abastecimiento de agua y la ejecución del acceso norte, que nunca se llegará a ejecutar. Las actas también daban cuenta de la impresión de un folleto que sin hacer distinciones entre Manmenor S.A. y Urmenor S.A. generaría “un clima de interés por esta zona en el mundo turístico”. El folleto fue editado en español, francés, inglés y alemán y es independiente del estudio de comercialización que realizó la firma Synergie Belge desde mayo de 1963. La consultora seguiría sus trabajos con Manmenor en posteriores reuniones en Bruselas el 18 de septiembre y en París el 7 de octubre, contando con la presencia de Antonio Bonet. El equipo del estudio estaba conformado por “ingenieros y psicólogos” que realizaron visitas a varios centros turísticos europeos: Lignano (“ejemplo de realización planeada, lanzamiento estudiado y éxito final”), Benidorm (“representa la explosión turística”), Ischia (“ejemplo desafortunado por falta de planning”), Punta Ala (“orientado al turismo de clase elevada con auténtica disgregación social”), Grecia (“importancia del yachting”), Milano–Marittima (“influenciado por el gran potencial industrial de Milano”), Deauville, Opatija, Cerdeña y Torremolinos. Del informe destacaba la “dimensión psicológica” recogida en el libro III, en el que se analizaban tendencias como pasar las vacaciones “al borde del mar”, el sol y las playas de arena, “la posibilidad de alternar el reposo con la actividad agradable”, el “ambiente de fiesta” y la “importancia de las diversiones nocturnas”. Preguntándose por la especificidad española, se destacaba el atractivo y la hospitalidad del “pueblo español” (“no sentirse extraños”), el clima y la manera de vivir española “sin complicaciones ni casi horarios”. En cuanto a “las motivaciones de compra en España”, la primera que señalaba el informe es la especulación pero aclaraba que no lo era en esencia, ya que se trataba de una “inversión del padre de familia”. Esto era: se buscaba un beneficio máximo junto “al disfrute parcial del bien adquirido”. Este posicionamiento sería clave en el diseño de la campaña publicitaria lanzada a partir de 1966 por Urmenor, ya que hacía referencia al rentista que busca beneficios sin olvidarse de las prestaciones de las promociones inmobiliarias. Pero el informe se guardaba para el final la clave de toda la campaña turística. La mayor atracción en las tendencias de la costa española el apartamento al borde del Mar, pero en La Manga “todos los apartamentos están al borde de dos mares”. Esta característica se destacaría posteriormente no sólo en los grafismos sino en el propio nombre de las promociones, como era el caso de Hacienda Dos Mares. Synergie Belge llegaba a detallar que la directriz de la comercialización de La Manga sería rodar el uso de la zona turística: no estaría sólo abierta a residentes ya que los visitantes serían “un canal por el que cabe promo-

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¿UN LEVANTE FELIZ? cionar la venta al crear un deseo”. En el apartado dedicado a la comercialización del Plan se marcaba como objetivo “sacar el máximo rendimiento” a las plusvalías con una marca inicial de 5.000 residentes. Con este informe se daba por concluida la primera fase del proyecto, atendiendo a todos los preparativos técnicos y comerciales elaborados por el equipo de Bonet y por Synergie Belge. La segunda fase estaría marcada por decidir cuáles serán las etapas d urbanización y los recursos financieros disponibles. Para ello el Consejo determinaba establecer una población mixta, combinando gente “de alto nivel social (…) que busca el verdadero reposo”, “la juventud, cada día más larga (…) desprecia el lujo y es de recursos económicos limitados” y la clase obrera. Asimismo, el informe recalcaba que lo más importante es no defraudar las expectativas y crear puestos de trabajo, si bien “no se debe contar solamente con población obrera” ya que tenía trabajos eventuales, sería de poblaciones vecinas y contaba con “el nivel de vida más bajo”. Para generar puestos de trabajo no relacionados con el sector de la construcción, el Consejo ponía su punto de mira en el mar: la pesca (usada además como atractivo turístico), el aprovechamiento de las algas y la sal y el Puerto de El Estacio con uso deportivo. Finalmente, el informe se plantea los pros y contras de empezar por la zona norte o la zona sur. La zona norte contará con mayor densidad de población y la construcción del puerto pero en la zona sur se necesita menos inversión en infraestructuras y está planificado un campo de golf, menos costoso que el puerto.

Fig. 24. Fotografía del primer desarrollo en La Manga, ca. 1965. Fuente: Miguel Mesa del Castillo. A finales de 1963 una carretera ya cruzaba La Manga. En 1965 aterrizaba el primer vuelo turístico al aeropuerto de San Javier. Si en febrero visitaba La Manga el director general de Empresas y Actividades Turísticas León Herrera y Esteban (Incremento turístico en el Mar Menor, 1965), el 13 de abril de 1965 el ABC recogía que veinte periodistas y setenta turistas llegaban invitados por las constructoras de La Manga, a lo que dos días más tarde publicaba el diario que “el sol convierte aquí en divisas cuanto toca, a condición de que el hombre ponga lo que es vitalmente necesario para completar la Naturaleza”. Según la crónica, la expedición francesa invirtió en ese momento noventa millones de pesetas en apartamentos.

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Fig. 25. Reportaje de varias páginas sobre el proyecto turístico de La Manga publicado en Mayo de 1965. Fuente: Diario ABC. En mayo, octubre y noviembre de ese año se publicaron sendos reportajes centrados en las características naturales y geográficas del litoral murciano., como “La Manga, a caballo de dos mares, permite el disfrute simultáneo de ambas masas marinas” (El Mar Menor: un prometedor complejo turístico de características singulares, 1965); la importancia económica de la costa murciana (El litoral murciano, 1965) o las peculiaridades del Cabo de Palos (Cabo de Palos, 1965). Casi concluida la primera fase de las obras y de editorial desconocida, el periodista Germán López Arias y la fotógrafa Joana Biarnés (conocida entonces como Juana Biarnes) firmaban tres folletos con maquetación de diario bajo el título de El milagro de La Manga del Mar Menor. En ellos se loa la iniciativa privada como dinamizadora del Estado (“hombres de empresa (…) desterrando la figura ya del rentista”). El reportaje volvía a incidir en el estado subordinado de lo no humano frente al desarrollo humano al calificar La Manga de “larga franja inútil de tierra” hasta que fue urbanizada. El relato que se trasladaba del reportaje es que un hombre hecho a sí mismo, Tomás Maestre Aznar, consiguió de la nada levantar un proyecto turístico en un territorio “empobrecido”. Con las icónicas fotografías de Joana Biarnés se cuenta la venta por cien millones de pesetas de la isla del Ciervo. En la segunda pieza, titulada La ciudad, un paraíso sin la serpiente del aluvión, López Arias entrevista a Maestre Aznar y elabora una estampa desde el hotel Galúa del pequeño tramo urbanizado hasta la fecha. Las frases del periodista sintetizan muy bien las ideas neocolonialistas de los promotores de La Manga, alejadas del valor del paisaje virgen del Mar Menor: “Hace cuatro años La Manga era como debía ser Cuba cuando llegó Colón. O peor aún, porque Cuba era un vergel”.

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Fig. 26. El Milagro de La Manga del Mar Menor. Fuente: Arxiu COAC, 1965. En la última pieza, Un oasis de tierra en un desierto de agua, el autor incide en la creación de “dos mil puestos de trabajo sobre unas dunas inútiles” y sigue loando la figura de Maestre Aznar: “su esfuerzo será esta ciudad alargada que está naciendo al borde de dos mares. (…) Cuando Tomás Maestre la vea definitivamente terminada se tumbará por fin al sol como los señoritos de cualquier latitud”. Mientras a principios de 1966 Urmenor empezaba a publicitarse en las páginas del diario, sorprende una breve noticia el 17 de abril que advertía de la desaparición del Mar Menor debido a su desecación (Paulatina desaparición del Mar Menor, 1966). “¿Por qué invertimos en La Manga?”, destacaba el anuncio que se publicó durante todo el año bajo la firma de Urmenor S.A. y Ribenor S.A. El anuncio ocupa más de la mitad de la hoja del diario y glosa la repercusión mediática de La Manga (“En la televisión, las revistas, el cine, por todas partes apareció un nombre nuevo: La Manga”), las comunicaciones (“nos metimos en el coche y por espléndidas carreteras nos dirigimos a Murcia (…) Después nos enteramos que también se puede ir en avión”), el baño y la gastronomía y las facilidades de compra. Es en este punto donde hace hincapié en la revalorización de la compra: “nuestro dinero está seguro y crece”, por lo que no sólo transmite una visión idílica de La Manga, sino que garantiza la inversión del comprador. Ilustraciones alegóricas con mujeres y hombres acompañan una perspectiva de La Manga copada de edificaciones y un pequeño esquema de ubicación. Durante el primer semestre del año este anuncio apareció más de una veintena de veces, junto a otros menos frecuentes publicitando la Hacienda Dos Mares (Urbanizadora Hispano–Belga, 1966). En este caso, sí pone el foco en las prestaciones vacacionales y hace referencia al principal destinatario del anuncio (“Desde Madrid, fácil y rápido desplazamiento”). Junto a una ilustración de dos mujeres en bikini haciendo esquí acuático, el anuncio pone en valor las cuatro tipologías a la venta de la promotora: bungalows, apartamentos, parcela y club deportivo.

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Fig. 27. Publicidad conjunta de URMENOR y RIBENOR. Fuente: Diario ABC, 1966. El mismo mecanismo se repite en otro anuncio impreso de la Urbanizadora Hispano–Belga. A toda página, el anuncio mostraba por un lado un mapa del Mar Menor junto al Mediterráneo y, por otro lado, con mayor ancho, una ilustración de uno de los bungalows de la Hacienda Dos Mares. En estos casos, el anuncio apelaba más al turista que al inversor ya que en todo momento aludía al disfrute del propietario y a los servicios domésticos que facilita la promotora (“todos los servicios de agua, luz y saneamiento”) en lugar de las garantías de la inversión. En la ilustración se aprecia como dos mujeres y un hombre saludan los veleros que navegan por el mar en una de las terrazas del bungalow, que cuenta con una cubierta plana y una cristalera con ligeras carpinterías que dota de transparencia a la casa, marcando el contrapunto con una chimenea rectangular de ladrillo. Era la primera campaña publicitaria del Plan y podría tratarse de una ilustración reciclada de otra promoción turística, ya que no encajan el paisaje ni la tipología. Este sería un ejemplo de neocolonialismo, lo que conllevó la generación de unos imaginarios que no se correspondían con el territorio real.

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Fig. 28. Anuncio de Hacienda Dos Mares. Fuente: Diario ABC, 1965.

Fig. 29. Anuncio de Hacienda Dos Mares. Fuente: Diario ABC, 1965. La primavera de 1966 La Manga acogía por primera vez una salida de etapa de La Vuelta Ciclista a España, usada como potente herramienta turística por la repercusión que tenía en los medios españoles. De hecho, en la crónica de ABC, el corresponsal contó como el público de La Vuelta por La Manga fueron los propios obreros de la construcción que levantaban los primeros edificios del Plan (ABC, 30/04/1966). El 4 de mayo de 1967 Manuel Fraga volvía a visitar La Manga (ABC, 05/05/1967). El boletín semanal del NO-DO estrenado el 15 de Mayo señalaba la inauguración “de tres hoteles” con imágenes del Entremares y el Galúa. Fraga destaca en sus discursos los valores característicos “de la región” mientras contemplaba una maqueta del nuevo complejo Mar de Cristal, cercano a La Manga y en la misma costa del Mar Menor (NO-DO, 1967). El 14 de mayo el ABC anunciaba una “ciudad flotante en La Manga del Mar Menor” con varios canales y edificaciones de planta baja rodeadas de vegetación “al modo de los bungalows de Miami”. Esta noticia se relanzaría el 25 de junio de 1969 indicando que las viviendas navegables serán de fibra de poliéster y tendrían una autonomía “de más de doscien-

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DESARROLLO tas millas”, por lo que “podrá uno desplazarse de lugar en busca de las mejores zonas pesqueras y más bellas del litoral” (ABC, 25/06/1969).

Fig. 30. Anuncio del Hotel Galúa. Fuente: Diario ABC, 1967. Este mismo año la Hacienda Dos Mares empezó a publicitar el Hotel Galúa. Con cien habitaciones que “vuelan materialmente sobre el mar Mediterráneo”, el hotel ponía en valor la posibilidad de escoger entre dos mares y su apertura durante todo el año. El grafismo de los anuncios de 1967 aparece más depurado que el año anterior y su publicación se concentró en el primer semestre, especialmente en marzo y mayo, fechas previas a las vacaciones de Pascua y verano. La publicidad de la promoción Hacienda Dos Mares volvió a destacar la singularidad de disponer de dos mares y dejaba de apelar al inversor: centró la atención en los servicios y equipamientos e ignora por completo el rendimiento económico. La generación de imágenes idílicas no era solo una cuestión urbanística: el 7 de septiembre Salvador Jiménez publicaba en la sección Crónicas del verano en España una loa a “La Manga y el mar por partida doble”, bajo el epígrafe de Costa Blanca. Mientras, los contactos con los turoperadores se sucedían como la visita en noviembre de treinta y seis directores de agencias de viaje europeas (ABC, 21/10/1967). En febrero de 1968 la Hacienda Dos Mares recibía un certificado de calidad del Consejo de Control de la Calidad Turístico–Inmobiliaria. El complejo aún estaba en construcción, pero ya contaba con el hotel Galúa, varios bungalows y una de las tres torres de apartamentos prevista (ABC, 16/02/1968). Los trabajos de promoción iban in crescendo. El verano de 1968 se coronó Miss Turismo Mar Menor en una fiesta presidida por el capitán general

Fig. 31. Las promotoras dejan de apelar al rentista pero la oferta sigue en los anuncios por palabras de noviembre de 1968. Fuente: Diario ABC.

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¿UN LEVANTE FELIZ? del Departamento Marítimo de Cartagena y el gobernador militar (ABC, 23/07/1968) y a los pocos meses se reinauguró el aeropuerto de San Javier con servicios diarios a Madrid, Barcelona y Almería (ABC, 23/10/1968).

Fig. 32. Primer anuncio de vuelos a La Manga desde Madrid y Barcelona en noviembre de 1968. Fuente: Diario ABC.

La primera visita oficial de 1969 vendría de la mano de Juan Antonio Samaranch. El delegado nacional de Educación Física y Deportes visitó la Academia General del Aire de San Javier y el Real Club de Regatas de Santiago de la Ribera, donde “siéndole mostrada la maqueta–proyecto para la construcción de un moderno club” (ABC, 19/01/1969). Esa misma semana se presentaba el documental “La Manga del Mar Menor” en el auditorio del Ministerio de Información y Turismo de Madrid, “en el cual se dan a conocer los centros de interés turístico de aquella zona y la interesante obra emprendida” (ABC, 19/01/1969). Meses más tarde empezaba la construcción del puente giratorio del canal de El Estacio, punto de unión entre el mar Mediterráneo y el Menor y vía de paso de embarcaciones, por lo que “se ha realizado también un dragado a unos ocho metros de profundidad” (ABC, 23/04/1969).

Fig. 33. En 1969 llega el color a la propaganda de Hacienda 2 Mares. Fuente: Diario ABC. “Los ciento setenta kilómetros de la costa murciana –bautizados, en el concierto de apelativos de cada franja del litoral español, con el fabuloso y sugerente nombre de Costa de la luz [véase apartado 3.3.3] – de San Pedro del Pinatar a Águilas, albergan, entre otras maravillas naturales ese extraño capricho de la Naturaleza (sic) que se llama La Manga”.

Fig. 34. Las actividades recreativas eran un aliciente para mantener la vitalidad constante de La Manga durante todo el año. Fuente: Diario ABC, 1969.

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Así iniciaba Pedro Crespo la noticia insertada en la sección Crónicas del verano en España del Diario ABC. “La isla de los dos mares” (Crespo, 1969) se insertaba en la línea propagandística que loa los valores ambientales y paisajísticos tradicionales de La Manga, señalando sutilmente las prestaciones de los nuevos desarrollos y creando un relato idílico: “rocas que hacen juego con plantas y flores; carreteras interiores y otra de circunvalación (…) canales naturales donde se pesca el mújol”. El artículo señalaba que el nombre de las partidas rurales y los nuevos desarrollos hacen referencia a “tradiciones familiares” (Los Urrutias, Los


DESARROLLO Nietos) o “al clima cálido y las aguas limpias” (Mar de Cristal, Bahía Bella, Playa Honda). También deslizaba una posible connotación negativa de la recalificación urbanística: “El extremo del Cabo de Palos, donde – cuentan– hubo un espeso bosque de pinos”, dejando testimonio escrito del estado de la biodiversidad de La Manga previo al boom. Tras destacar la calidad de los restaurantes asentados donde antaño hubo pinada, la estampa era de postal: “el Mar Menor es una fuente azul adornada de casas minúsculas como guarnición, mientras las minúsculas nubecillas blancas de las velas de las embarcaciones de recreo rompen la plácida monotonía de su superficie”.

Fig. 35. Texto de Carmen Conde. Fuente: Diario ABC, 1970. Siguiendo con la propaganda más poética, la escritora Carmen Conde – autora de Los poemas del Mar Menor– publicaba a doble página en abril de 1970 “El gato de ‘Floridablanca’”, un relato metafórico en el que analizó el estado actual de la comarca. Más allá de los comentarios sobre el clima o la gastronomía insertados en la narración, en la referencia más explícita que hace Conde se lamentaba del estado de Lo Pagán, “sus calles sin urbanizar, olvidados muchos de sus cuarteles pedregosos, insuficiente de alumbrado, con dificultosas comunicaciones telefónicas, se resiente, sin duda, para su expansión certera” (Conde, 1970). La pieza estaba acompañada por fotografías del estado de La Manga, con la Torre Hexagonal en obras, el cabo de Palos sin urbanizar y las salinas de San Pedro de Pinatar a pleno rendimiento. En marzo de 1970 una sociedad hispano–alemana–irakí anunciaba la construcción de una “ciudad–cine” con platós y “un complejo de bungalows destinados a servir de residencia a directores, artistas y auxiliares” en la zona conocida como Mar de Cristal. El paisaje de La Manga era ideal para el rodaje de “filmes de tipo western, principalmente, aprovechando las dunas de La Manga aún no urbanizados en su extremo norte” (Ciudad–cine en Murcia, 1970). Tras la primera referencia a Miss Turismo Mar Menor en 1968, en 1970 la inglesa Lally Osgood fue proclamada Miss 1970. El complejo turístico también acogería el certamen de Maja de España, “con la participación

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¿UN LEVANTE FELIZ? de jóvenes ‘majas’ de todo el país” (Panorama gráfico, 1973). Junto a las fotografías de Joana Biarnés, es uno de los ejemplos de la objetualización del cuerpo femenino con fines propagandísticos, contextualizado en el marco de la cultura heteropatriarcal de la época. Con la década de los 70, la propaganda de La Manga daba el salto a la gran pantalla. Cantando Chiquilla desde el Monte Blanco, Julio Iglesias protagonizaba la primera película localizada en La Manga, La vida sigue igual (1969) una película inspirada en la propia vida del cantante.

Fig. 36. Miss turismo Mar Menor. Fuente: Diario ABC, 1970. Fig. 37. Vista de la urbanización del sur de La Manga desde el Monte Blanco. Fuente: La vida sigue igual, 1969. Un accidente de automóvil truncó la carrera futbolística de Julio Iglesias en el Real Madrid y decidió reposar en La Manga, en plena efervescencia urbanística. La película mostraba un paisaje idílico entre dunas y mares pero con un estado de urbanización lo suficientemente avanzado como para tener una estancia confortable. La película promocionaba tanto la carrera musical de Julio Iglesias como el destino turístico de La Manga.

Fig. 38. El norte de La Manga desde el Monte Blanco, en estado virgen. Fuente: La vida sigue igual, 1969.

Fig. 39. Vista hacia al norte del Monte Blanco en 2016. Fuente: Cartagena Turismo.

Tras La vida sigue igual (“Siempre hay por qué sufrir, por qué amar…”), La Manga lanzó otro éxito musical: Mi carro de Manolo Escobar. En un lugar de La Manga (1970) era también una película biográfica, en este caso del cantante almeriense. Escobar buscaba su carro desde el Monte Blanco, que presentaba unas perspectivas similares a las de La vida sigue igual, con la Torre Navarra de Corrales y Vázquez Molezún en primer plano.

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DESARROLLO La película estaba coprotagonizada por Concha Velasco y se podría considerar la primera denuncia ecologista. Escobar interpretó a Juan, un joven fabricante de guitarras que vivía en una casita junto al mar. Una empresa constructora intentaba adquirir su parcela para construir un bloque de apartamentos, pero Juan se resistía a vender. El joven defendía sus orígenes y el cadáver enterrado bajo la casa que pondría en una tesitura el pasado de su familia. Se denotaba el carácter machista de la época en el papel de Alicia, una joven interpretada por Concha Velasco que la constructora utilizó como cebo.

Fig. 40. Manolo Escobar cantando Mi carro desde el Monte Blanco. Fuente: En un lugar de La Manga, 1970. El fenómeno turístico de la época queda bien retratado en El turismo es un gran invento (1968), película ambientada en Teruel pero extrapolable a toda la costa mediterránea. De hecho, la historia transcurría en un pueblo ficticio, Valdemorillo del Moncayo. Su alcalde decide viajar a la Costa del Sol para documentarse, pero acababa gastándose todo el presupuesto en fiestas, olvidándose de su cometido inicial. Además de mostrar la oferta de ocio de la época, la película está atravesada por dicotomías entre el mundo rural y el urbano o los residentes locales y los visitantes extranjeros. Para explicar el fracaso de La Manga como proyecto elitista se debe extender el ámbito de estudio en el campo audiovisual hasta la década de los 80. Radiotelevisión Española seguiría con el género musical con Canciones para el Mar Menor (1978), una pieza de diez minutos en el que se suceden videoclips de Ángela Carraso, Micky y Paloma San Basilio en diferentes escenarios del entorno. Con la película erótica Al sur del edén (1982) y Don Cipote de La Manga (1985), el cine en el Mar Menor llegaría a su punto álgido. En Don Cipote se ridiculizaba, considerando pueblerino, al habitante local con un argumento que viaja del destape a la serie Z. La evolución de los argumentos de las películas La Manga denota el paso del costumbrismo y el folklore de los años 70 al personaje local y anticuado, estrenando un periodo en el que el programa de negocio de La Manga abre las puertas a un público más ordinario: “Las vacaciones eran inalcanzables para determinadas capas hasta la llegada de ofertas como la de La Manga”. Así, esta categoría de visitantes produce “una visión popularizada de su clientela y reforza-

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¿UN LEVANTE FELIZ? da por la televisión, la prensa o el cine, donde predomina el mal gusto, la incultura o la vulgaridad. Un sesgo ofensivo, una interpretación interesada que pone en marcha un programa político reaccionario” (Mesa del Castillo, 2014).

Fig. 41. Texto de Carmen Conde. Fuente: Diario ABC, 1971 Los edificios en La Manga iban creciendo en el entorno de la Torre Hexagonal y con ellos el ritmo de las publicaciones. En “Mar Menor – Concavo cielo – convexo amor” (Calvo, 1971), la escritora cartagenera repasaba las referencias históricas a La Manga –“[fray] Hurtado decía (…) ‘en cualquier parte que caven en la arena, aunque sea con la mano, sale agua dulce”, fray Leandro Soler realiza una descripción del paraje en el XVIII, vuelve a loar al general Cassola y su mujer Carmen Arce, etc.– y señalaba que “el Mar Menor de Cartagena tiene literatura y muy buena pintura, veáse para corroborarlo cuanto ha pintado Antonio Hernández Carpe”.

Fig. 42. “En ‘La Manga’, el fenómeno más interesante del turismo español”. Fuente: Blanco y Negro, 1971

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DESARROLLO En julio del mismo año, el suplemento Blanco y Negro publicaba “En ‘La Manga’, el fenómeno más interesante del turismo español” (Daudet, 1971), un monográfico con interesantes fotografías en las que se sigue preservando la combinación entre los valores tradicionales y la explotación turística de la costa. En este artículo, el delegado local de Información y Turismo Rafael Rodríguez era cuestionado por el retraso en la ejecución de La Manga respecto al resto de centros turísticos. “La gente se ha dado cuenta demasiado tarde de las posibilidades que había. Quiero señalar que en treinta y cinco kilómetros de costa hay cuatro centros de interés turístico nacional, concentración que no se da en ningún otro sitio de España”, señalaba Rodríguez. El delegado calculaba una inversión de mil millones de pesetas hasta la fecha y sostiene que no tiene viabilidad económica, pero “lo es desde el punto de vista de la promoción de lo español”. Así, aludía a la estrategia de Fraga Iribarne de abrir internacionalmente la España de Franco a través del turismo: “sería interesante que la gente viniera a ver cómo vivimos y cómo somos”.

Fig. 43. Anuncio de pequeñas promociones en 1970, probablemente derivadas de la venta de parcelas. Fuente: Diario ABC.

El reportaje destacaba la pesca con charanga del mújol y la magre y la posibilidad de escoger entre dos mares lo que permitía disfrutar “del mar a la carta”: cuando el viento de levante azota el Mediterráneo, el baño es óptimo en el Menor. De hecho, la pieza finalizaba elogiando la calidad de las aguas del Mar Menor; Joaquín Ros, “recién llegado del Japón, ha descubierto que la polución en el Mar Menor es nula. Además de que la fuerte evaporación de las aguas y su insolación producen un ambiente de aerosoles con gran cantidad de yodo”. El pistoletazo al negocio del golf se daría en 1972. Hasta ocho noticias generó entre el Diario ABC y el suplemento Blanco y Negro el deporte verde. Manolo Santana apadrinó al Club La Manga Campo de Golf en su presentación en marzo en el madrileño hotel Ritz (ABC, 02/03/1972). En octubre de 1975 se inauguraría el Campo de Golf Costa Blanca “cerca de La Manga del Mar Menor” (ABC, 1972). El número de noticias desde el mes de agosto (“ABC, 28/07/1972; ABC, 27/10/1972; ABC, 26/08/1972; ABC, 11/11/1972) anunciando la inauguración del campo de golf de La Manga con un campeonato internacional permite determinar que el campo de golf apadrinado por Santana y el “Campo de Golf Costa Blanca” es el mismo, cuya denominación definitiva fue “Campo de golf La Manga”. El NO-DO se hizo eco de la inauguración del campo de golf con un reportaje en el boletín del 6 de noviembre del 72. El locutor destaca el impacto de las tareas sobre la naturaleza: un millón doscientos mil metros cúbicos de tierras movidas, plantación de 3000 palmeras y lagos artificiales ejecutado en un tiempo récord de seis meses (NO-DO, 1972). Junto al ciclismo, el deporte ya se abría paso con el tiro de pichón: en marzo de 1972 se celebró el trofeo La Manga del Mar Menor (La final de Canto Blanco, 1972). En mayo, junio y septiembre del año siguiente se repetirían varias competiciones en la Sociedad de La Manga (Las tiradas de La Manga, en el campeonato de España, 1973). Ese mismo año, Maestre Aznar era nombrado presidente de la sociedad Aviación y Comercio. En la reseña, se mencionaba su condición de “presidente del Consejo de Administración de varias sociedades, vocal

Fig. 44. Torneo inaugural del Club La Manga Campo de Golf. Fuente: Diario ABC.

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¿UN LEVANTE FELIZ? del Comité ejecutivo de la Empresa Nacional del Turismo y consejero de otras compañías mercantiles” (Don Tomás Maestre Aznar, presidente de Aviaco, 1972).

Fig. 45. Campo de golf de La Manga. Fuente: Filmoteca Española, 1974 “El golf poco a poco va alcanzando mayor popularidad en nuestro país”, anunciaban en el boletín del NO-DO de la última semana de abril de 1974. Con profusión de imágenes de los últimos campeonatos de golf celebrados, el reportaje muestra las 115 ha de campo de golf en el Mar Menor. Una vez puesto en marcha el campo de golf, en 1973 el Ministerio de Obras Públicas autorizó la construcción del puerto deportivo de El Estacio (Expedientes de Obras Públicas, 1973). Prueba del despertar del negocio náutico es la delegación que abrió la empresa Medelco en La Manga (Fagus, 1973). En febrero del mismo año el NO-DO mostraba la evolución de la urbanización con una mirada más tradicional (NO-DO, 1973). Sin mostrar nuevas arquitecturas como la Torre Hexagonal, el reportaje señalaba que La Manga se ha convertido en un modelo de planificación turística. Se destacaba el papel del Mar Menor como un termo natural que permite desestacionalizar el turismo. Modernos edificios como el Tiro de Pichón se mezclaban con hoteles y villas privadas. Como destacaba el NO-DO, el aspecto deportivo más singular de La Manga es el Campo de Golf La Manga con treinta seis hoyos. Aparecía una corrida de toros, esquí acuático, partidas de tenis, paseos a caballo, vela, pesca o submarinismo. “Las imágenes hablan por sí solas de lo que puede hacerse en La Manga en un día”. En toda la pieza, la única referencia geográfica a La Manga es que se sitúa “a 450 km de Madrid”. Una semana más tarde, La Manga se convirtió en protagonista accidental de la agenda mediática tras el secuestro de Felipe Huarte por ETA. Una vez liberado, el industrial descansó junto a su familia “en uno de los extremos de La Manga del Mar Menor, sobre una minúscula colina creada artificialmente, desde la que se domina el reciente Club Náutico”. Su vi-

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DESARROLLO vienda era “un recinto ‘amurallado, con paja reseca y ennegrecida, fiel al estilo huertano” (Semprún, 1973). La firma EUROVOSA irrumpía en el mercado de La Manga en 1972. Decenas de anuncios durante todo el año coparon las páginas del Diario ABC. Frente al primer idílico anuncio de 1971, un año después se hacía referencia al inversor y a los instrumentos financieros para hacer rentable el negocio inmobiliario en La Manga.

Fig. 46. Primer anuncio a toda página de Eurovosa en 1972. Fuente: Diario ABC.

Fig. 47. Eurovosa Renta y Rentasegura con publicidad dirigida a inversiores. Fuente: Diario ABC, 1973. En 1973 se presentó en sociedad la nueva empresa inmobiliaria, se anunciaba la construcción de dos “conjuntos turísticos (…) cuya oferta alcanza 3.500 plazas totalmente equipadas y rodeadas de toda clase de servicios que hace necesarios su explotación en régimen hotelero” (ABC, 09/02/1974). Presidida por César Férnandez Pascual, las razones de la promotora por asentarse en La Manga eran dos: se trataba de la primera zona turística española planificada y contaba con excelentes condiciones naturales para desestacionalizar la demanda.

Fig. 48. Entre 1972 y 1975 la mayoría de la publicidad obviaba las características turísticas de La Manga e iba destinada a inversiones. Fuente: Diario ABC.

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¿UN LEVANTE FELIZ? El turismo seguía siendo un instrumento para la apertura del Estado. El embajador sueco Knut Berstrom visitaba La Manga en octubre de 1974 y se reunía “con la colonia sueca que vive durante todo el año en esta zona” (ABC, 01/10/1974). En 1975 se acrecentó con la visita de celebridades como Sebastián Miranda (Pérez Ferrero, 1975), Jacqueline Onassis –viuda del presidente estadounidense Kennedy– (Pyresa, 1975) o el vicepresidente tercero y ministro de Trabajo Fernando Suárez González (ABC, 28/03/1975). De este reportaje cabe destacar la explícita concepción radial del Estado: “La descentralización, al menos estos días de Semana Santa, es un hecho”.

Fig. 49. El “mapa” de las vacaciones del gobierno. Fuente: Diario ABC, 1975 También en 1975 aumentaron las convenciones y las actividades sociales con excursiones del departamento de Turismo Social de la Obra Sindical (Viajes y excursiones de Educación y Descanso, 1975), con las III Jornadas Nacionales Técnicas de Artes Gráficas en el hotel Galúa (1975), el intercambio cultural “Plus Ultra” (Colombia y Venezuela, incluidas en la Operación Plus Ultra, 1975) o el Seminario sobre Contaminación del Mediterráneo (Galiana, 1975). Es la primera vez en la hemeroteca que aparece la controversia de la contaminación de las aguas del Mar Menor. Lo hace de forma muy tangible y con la principal conclusión de que “cada centro turístico español debería disponer de una planta depuradora”, con un coste de cuarenta millones por cada treinta mil personas. “La contaminación existe y es una cuestión grave ante la que no debemos inhibirnos”, presagiaba el director general de Planificación Social Fernando Sánchez Creus.

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DESARROLLO 5.1.2 Medios especializados: pequeĂąa y gran escala La primera referencia en una revista especializada de los proyectos de Bonet en La Manga fue el proyecto de apartamentos escalonados en el nĂşmero 131 de la Revista Arquitectura (1969).

Fig. 50. Apartamentos escalonados de Antonio Bonet. Fuente: Revista Arquitectura, 1969.

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¿UN LEVANTE FELIZ? La composición del proyecto sigue la topografía del terreno, ya que los bungalows se asientan sobre una colina en el sur de La Manga. El objetivo del proyecto era que todas las viviendas dispusieran de terraza con vistas al mar, y según la memoria “conseguir una adaptación física y visual al paisaje”. La ideación parte de un módulo básico –tres plantas con dos apartamentos por planta– que evoluciona en base a retranqueos. La publicación incluía una perspectiva dibujada a lápiz, una planta del conjunto, plantas de todos los niveles, una sección transversal del módulo acotada y con pequeñas indicaciones constructivas (solera de hormigón, forjado cerámico, etc) y dos fotografías de la maqueta. Un año más tarde se publicaba en la misma revista una reseña sobre la Casa Rubio. Se trata de una vivienda unifamiliar construida a partir de elementos modulares: dobles pilares de ladrillo cubiertos por pirámides regulares. Los pilares señalan las circulaciones mientras las pirámides en su interior logran crear una rica atmósfera con diferentes piezas cerámicas. Su acabado exterior es de cerámica industrial roja, asemejándose a la idea primitiva de cabaña.

Fig. 51. Casa Rubio de Antonio Bonet. Fuente: Revista Arquitectura, 1970.

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Fig. 51. Casa Rubio de Antonio Bonet. Fuente: Revista Arquitectura, 1970. La casa, ubicada en la Gola de El Estacio, ya estaba construida, por lo que la publicación incluía seis fotografías, un plano de la planta y una perspectiva ilustrada a vista de pájaro. Las fotografías apenas muestran el entorno más cercano, excepto su bien más preciado: el mar. De hecho, la ilustración apenas deja dibujado el terreno más cercano a la casa. La revista no da información sobre el contexto de la casa, podría estar ubicada en el Mar Menor o en el Caribe. Finalmente, la misma revista publicaría en 1971 el primer proyecto de Bonet para La Manga, con dos imágenes de maqueta y dos fotografías del estado actual del proyecto, una vista aérea del entorno de la Torre Hexagonal y una panorámica desde la terraza del Club Náutico Dos Mares.

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¿UN LEVANTE FELIZ?

Fig. 52. Plan de urbanización de La Manga de Antonio Bonet. Fuente: Revista Arquitectura, 1971

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Fig. 53. Plan de urbanizaciรณn de La Manga de Antonio Bonet. Fuente: Revista Arquitectura, 1971

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¿UN LEVANTE FELIZ?

El Plan Saler (1963-197X)

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DESARROLLO “El turismo está a la orden del día”. Así abre el artículo firmado en Las Provincias por Alejandro G. Monerris, jefe de Información y Prensa del Ayuntamiento de Valencia durante los años 60 y 70 (Sorribes, 2015). “Ese conjunto llamado Levante español –que abarca todo el antiguo Reino de Valencia y parte de las provincias aledañas– tan productor de riquezas económicas como lleno de bellezas naturales y artísticas que lo potencian realmente como un lugar ideal para la atracción del turismo internacional”. Y añade, tras enumerar las riquezas de la “región valenciana”, “tiene la capital en su cuenta corriente un activo de importancia: (…) un conjunto natural insuperable –el lago de la Albufera, las pinadas de la Dehesa y las playas del Saler–, que el día que esté ordenado y urbanizado constituirá uno de los parajes de recreo y descanso que no habrá de ceder en belleza y condiciones a ningún otro” (G. Monerris, 1961).

Fig. 54. Visita de los ministros de Gobernación y Agricultura a la exposición. Fuente: Diario ABC, 1963.

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¿UN LEVANTE FELIZ? 5.2.1 Medios generalistas: el arquitecto en segunda fila Se trata de la primera vez que aparece en las páginas de ABC un artículo claramente posicionado a favor de la urbanización de la Albufera de València. Si bien entre 1906 y 1911 el diario reflejó las gestiones del gobierno español para la cesión del paraje al gobierno de la ciudad, el diario no mencionó hasta 1957 la posibilidad de ordenar urbanísticamente el entorno del lago. Con motivo de la riada de octubre de 1957, conocida como la riuà, ABC titulaba “El barro de Valencia se está utilizando en las obras de ordenación del Parque de la Dehesa” (Cámara, 1957). El corresponsal del diario madrileño mencionaba que el paraje “situado entre la playa del Saler y el lago de la Albufera” estaba “sujeto desde hace medio año a un ambicioso plan convenido entre el Ministerio de Agricultura y el Ayuntamiento de Valencia, para la ordenación del Parque de la Dehesa”. Cámara destacaba que “nuestra Dehesa no solo se ofrece como una expansión vital de la urbe, sino también como una atracción turística de primerísima categoría”. Los efectos de la riuà se vieron reflejados en la visita que el general Franco realizó en verano de 1962 a varios municipios valencianos (NODO, 1962). El militar visitó las obras del embalse de Contreras, enmarcadas en el Plan de aprovechamiento integral Júcar–Turia. A su llegada a Valencia le da la bienvenida un pórtico con el lema “Valencia será grande por Franco” e inicia una ruta inaugurando nuevos equipamientos como el Colegio Naval, el Hospital Provincial o el Mercado de Ruzafa. También destaca el Plan Conjunto para Valencia, bautizado como Plan Sur, que afectó a barrios como Nazaret. Pero la primera aparición de la Albufera en el NODO llegó en 1955, con los ensayos de la moto anfibia inventada por Antonio Martínez Carmona (NODO, 1955). En ese mismo noticiario, la primera noticia era la visita del ministro de Información y Turismo, Arias Salgado, a la inauguración de la “Feria de Publicaciones” instalada en “la Plaza del Caudillo” de València.

Fig. 55. Maqueta del Plan de aprovechamiento integral Júcar-Turia. Fuente: Filmoteca Española, 1962.

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DESARROLLO Tras la visita de Francisco Franco, se aceleran los trámites para la urbanización del Saler. El 1 de Agosto de 1962 Terrenos de Valencia S.A. solicitó la autorización para redactar un plan de urbanización, en octubre el Ayuntamiento autoriza a la empresa y le otorgaba el plazo de un año y en diciembre el Ayuntamiento cede gratuitamente terrenos de la Dehesa para construir el Parador Nacional y el campo de golf (Ajuntament de València, 1983). En medio año, la Dehesa del Saler de Valencia ya tenía su plan de ordenación. El 16 de julio de 1963 el Diario ABC reseñaba la inauguración de la exposición del proyecto de urbanización con la asistencia de los ministros de Gobernación y Agricultura y varios directores generales de Hacienda, Información y Turismo y Asuntos Exteriores.

Fig. 56. Portada del folleto. Fuente: Biblioteca Valenciana, 1963. El diario explicaba que el plan creará un “núcleo turístico de primer orden” con un incremento del arbolado del 70%, además de un teatro griego, auditorio, sala de exposiciones, Club de Prensa para celebrar congresos y un pabellón municipal junto a todo tipo de instalaciones deportivas. Un helipuerto conectaría el Saler con el aeropuerto de Valencia “y con otras capitales, especialmente Palma de Mallorca”, mientras el ministro de Gobernación tomó interés por las soluciones para el “abastecimiento de agua y a los distintos problemas de higiene” (ABC, 16/07/1963). El ministro de Información y Turismo acudió en diciembre de ese año a la exposición del Plan de Ordenación tras clausurar la Asamblea Turística de Alicante (ABC, 17/12/1963). La visita de Manuel Fraga supuso la máxima difusión de la exposición, ubicada en el Salón de fiestas del Ayuntamiento de Valencia. El gobierno de la ciudad editó en diciembre de 1963 un folleto de diez páginas con imágenes de la maqueta y el plano de la ordenación de la dehesa (Ayuntamiento de Valencia, 1963). “Valencia, a pesar de su vocación mediterránea y de saber que es imposible alcanzar la plenitud urbana y turística sin vincular la Albufera a la ciudad, nunca había acometido la urbanización de la Dehesa, tantas veces propugnada”, reza la introducción del folleto. La memoria del proyecto sustenta las bases del plan en los valores natu-

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¿UN LEVANTE FELIZ? rales del entorno: “el singular paisaje de la Albufera, con su vegetación característica y un clima suave (…), en contacto con once kilómetros de playa, otros dos de lago y 600 hectáreas de pinos, eucaliptos, madroños y romeros”. Así explica que “la idea general consiste en respetar las características naturales, a las que se subordina la intervención racional” a través de siete directrices. –Concentrar la edificabilidad en las zonas menos frondosas para reservar “la mayor cantidad de pinar” como zona de disfrute general. –Dividir la Dehesa en dos zonas: la más cercana a Valencia como zona de esparcimiento popular y la más sureña como residencial. –Conexión directa de València a la Albufera “porque no se quiere crear otra ciudad en la costa, sino urbanizar la costa de la ciudad”. –Aprovechar las condiciones naturales para “toda clase de deportes, preferentemente los náuticos, de caza y de pesca”. –Limitar la densidad de edificación en la línea alta de dunas, “permitiendo una interpretación actual de las formas seculares del urbanismo mediterráneo”. –Arbitrar instalaciones para los diversos niveles económicos, para que “la transformación favoreciese a todos”. –“Que el conjunto urbano y turístico sea de la máxima categoría”. Al inicio, el folleto preveía una ocupación de cien mil personas y cuatro mil vehículos en un total de 871 hectáreas. En la página nueve, aumentaba la cifra hasta cuarenta mil residentes y cien mil visitantes, por tanto existe una discordancia en el propio texto. El cuadernillo combinaba la propaganda del Plan con algunos detalles de la ordenanza que regula la urbanización de la Dehesa. Así, pasaba a desgranar los usos que tendrá la zona de esparcimiento popular: un parque deportivo –con piscinas, estadios de fútbol, frontones y bolera–, servicios de bares y restaurantes, sala de fiestas, cinematógrafo al aire libre, ermita, mansión para huéspedes ilustres del Ayuntamiento, una venta taurina y un “teatro al aire libre con capacidad para 5.000 espectadores”. Además del plan de usos, también detallaba la regulación que establece la ordenanza para el paseo marítimo: será de uso peatonal a cuatro metros sobre el nivel del mar, apoyado con un doble pórtico en cuyo interior podrán instalarse cuatro mil casetas de baño y cuatrocientas veinte duchas, además de servicios de bar, sombrillas o toldos. Sin mencionar en ningún caso las dunas del Saler. Sí lo hace al mencionar las prestaciones de la zona sur, destinada a la residencia: “respetando la disposición de las dunas y aprovechando sus cotas altas, se ha emplazado a lo largo de ellas las agrupaciones residenciales de tipo mediterráneo”, en referencia a la urbanización ahora conocida como casbah, indicando también el grado de ocupación de la parcela –40%– para poder crear “una sugestiva masa vegetal entre los edificios”. También hacía referencia a una cincuentena de torres de quince plantas y siete bloques de diez entre la Gola del Pujol Nou y las principales avenidas, además de “parcelas para viviendas unifamiliares aisladas” cerca del lago, con parcelas entre 2.000 y 4.000 metros cuadrados.

La Gola es el eje que articula las dos zonas del Plan. En ella se ubicaría el 72


DESARROLLO núcleo cívico principal que concentra el sector terciario, conectado con la playa por una vía principal “cuyas fachadas están ocupadas por un hotel, edificios comerciales de dos plantas, dos locales para cinematógrafo…”.

En el lado sur del canal, el Plan “sugiere la idea del lago artificial de agua salada (…) en cuyo interior se proyecta un muelle para doscientas embarcaciones y en sus márgenes se han previsto parcelas para emplazamiento del Club Náutico, hoteles, restaurantes…”. Así pasaba a describir los equipamientos de la zona más meridional de la Dehesa, entre las que destacaba el Palacio de Congresos, Exposiciones y Conciertos, un hotel, el Club Internacional de Prensa, una residencia de periodistas, un club de tenis, un tiro de pichón y el campo de golf de 65 hectáreas promovido por el Ministerio de Información y Turismo, actual Parador Nacional.

Fig. 57. Primera página del folleto. Fuente: Biblioteca Valenciana, 1963. El texto se despedía pidiendo la participación ciudadana para que “se emitan opiniones y presenten sugerencias, antes de la aprobación definitiva”. El folleto destinó dos párrafos de un total de veintiocho a desgranar las características residenciales del Plan, haciendo hincapié en los

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¿UN LEVANTE FELIZ? equipamientos públicos y las posibilidades lúdicas que se plantean para la ciudad. El dossier incluía dos fotografías de la maqueta centradas en la Gola del Pujol Nou –con la nueva Marina– y en la playa del Saler –con los balnearios– y un plano de la zona central de la Dehesa con las edificaciones en blanco, los viales en negro y destacando la vegetación y las láminas de agua. En el plano se puede observar como el cordón dunar de la playa del Saler quedaría colmatado por las agrupaciones de baja densidad a banda y banda de la Gola del Pujol Nou. La franja central de la Dehesa sería atravesada por un vial de doble sentido –paralelo a la CV–500– sobre la que se ramificaban los distintos viales. Entre esta carretera y el litoral se situarían los principales equipamientos recreativos mientras que entre la carretera y la CV–500 se ubicarían los núcleos de torres verticales. Además del folleto editado por el Ayuntamiento de Valencia en diciembre de 1963, la Sociedad Valenciana de Fomento del Turismo, editora de la revista Valencia Atracción, destinó el número de enero a la visita de Fraga a la exposición del proyecto de la Albufera. La portada de la revista estaba protagonizada por la fotografía de la maqueta en la que se aprecia el detalle de la Gola del Pujol Nou. El subtitular destacaba los valores recreativos del plan con “lago artificial, embarcadero y torre giratoria en la Dehesa”, en referencia a la torre ubicada al final de la escollera, sobre la que el folleto del Ayuntamiento solo determinaba que era “un restaurante elevado”. La segunda página de Valencia Atracción incluyó un texto a modo de editorial sobre el plan acompañado de la otra fotografía de la maqueta que también incluía el folleto del Ayuntamiento. Tras el editorial, tres páginas recogieron cartas tanto manuscritas como transcritas de Manuel Fraga Iribarne –ministro de Información y Turismo–, Antonio Rueda y Sánchez–Malo –gobernador civil de Valencia– y Adolfo Rincón de Arellano –alcalde de Valencia– a Valencia Atracción, destacando las cualidades del plan urbanístico. La sexta página estaba dedicada a una crónica de la inauguración de la exposición por el ministro de Turismo, mientras que la séptima y la octava recogieron los discursos de la misma. De la página nueve a la doce se extendía la explicación del plan, con una fotografía inédita de la maqueta con vistas a los balnearios planeados sobre la playa del Saler. La página trece, “Notas al margen de un proyecto magno”, desgranaba la positiva opinión del diario sobre el plan. Para finalizar, en la página catorce se recogían los valores naturales del ecosistema bajo el título “La Dehesa de la Albufera y la Albufera de la Dehesa”. En su editorial, Valencia Atracción admitió que no solía publicar proyectos “sino de realidades”, pero como se trataba de “un proyecto de segura realización”, dedicó el número de enero al Plan Saler con motivo de la exposición preparada por “la entidad Terrenos de Valencia S.A.”. En su defensa, comparaba la magnitud del plan con la admiración a “los organismos forales que supieron construir para una permanencia de varios o muchos siglos”, en referencia a la Generalitat del Regne de València. En la más escueta de las tres cartas de las autoridades, Fraga Iribarne destacaba que el plan “puede convertir a Valencia, su lago y su mar en uno de los centros turísticos más importantes y atractivos del Mediterráneo”. Mientras en su misiva, el gobernador civil de Valencia destacaba “la transformación de sus vías de acceso, su virtual aproximación a Madrid

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DESARROLLO consecuente a la modernización de sus carreteras, la mejora de sus estaciones marítima y aérea, la construcción del parador del Saler y la puesta en marcha del proyecto de urbanización y acondicionamiento de la Dehesa”. Ponía así el foco en el papel de la capital estatal en la construcción del horizonte turístico de la ciudad. El gobernador finalizaba anunciando nuevas medidas de embellecimiento de la ciudad así como “un incremento de la propaganda que seguramente llevará a cabo esa Revista con la mayor eficiencia”. El alcalde de la ciudad Adolfo Rincón de Arellano inició su misiva aludiendo al desencanto que producía en la ciudad la situación de la Dehesa “Todavía resuena en nuestros oídos la eterna cantinela: ¡cómo estarían la Dehesa y la Albufera si no fuesen de Valencia!”. De seguido, hacía alusión al sometimiento al escrutinio público del plan, aunque en realidad no iba a ser refrendado democráticamente: “Si la opinión pública se sigue mostrando entusiasta y los Plenos municipales y del Gran Valencia los aprueban”. También aludió al papel del Gobierno español en la aprobación del plan: “pues el Gobierno tiene tanto interés como nosotros en crear una zona turística en una ciudad ascendente” y destacó los valores por las que es reconocida la ciudad en el exterior “no sólo por su historia y su riqueza naranjera, sino también –por qué no decirlo– por el pasodoble de Padilla y la película sobre el Cid”, encajando con el imaginario que el nacionalcatolicismo había desplegado sobre la ciudad. Ya en la quinta página, la crónica de Valencia Atracción sobre la inauguración de la exposición contradecía las informaciones halladas en el Diario ABC. Mientras Valencia Atracción enmarcaba la inauguración en la visita del ministro de Información y Turismo el 16 de diciembre de 1963, el diario aludía ya a la exposición en las crónicas del 16 de julio de 1963 con la visita de los ministros de Gobernación y Agricultura. Valencia Atracción destacó en sus crónicas que la exposición contaba con fotografías, maquetas, planos y acuarelas. A la inauguración acudió ”el ministro de Información y Turismo don Manuel Fraga Iribarne, acompañado por el Director general de Promoción de Turismo don Juan Arespacochaga” junto al “Gobernador civil y Jefe provincial don Antonio Rueda y Sánchez–Mato, Alcalde de la ciudad don Adolfo Rincón de Avellano, Delegado provincial del Ministerio de Información y Turismo don Jesús Ríos–Capapé Alegret, directores de los periódicos y emisoras locales y otras personalidades”, como el Arzobispo, el Capitán general de la III región –conformada entonces por el País Valenciano, la Región de Murcia y la provincia de Albacete–, el Jefe accidental de la Región Aérea de Levante, el Delegado provincial de Tráfico, el Presidente de la Diputación, el subjefe provincial del Movimiento, exalcaldes... Mención aparte hizo la revista a la presencia de los promotores privados del plan, “el presidente de Terrenos de Valencia S.A., entidad patrocinadora del proyecto, don Alfredo de Zavala; los consejeros de la misma señores Silvela, Laraña y don José María Costa Serrano, el Secretario General del Banco Urquijo don Antonio de Eugenio Orbaneja, el Director técnico de EPTISA señor Hernández Rubio”. El redactor destacaba las explicaciones del “arquitecto don Julio Cano y el ingeniero señor Pérez Cerdá, que forman parte del grupo de técnicos que han confeccionado el proyecto”. En los discursos se destacan las “cincuenta mil horas de trabajo” del equipo técnico.

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¿UN LEVANTE FELIZ? El alcalde Rincón de Avellano explicó los pormenores iniciales del plan junto al vicepresidente de Terrenos de Valencia S.A. Alfredo de Zavala argüía que el proyecto se redactó una vez “se había constatado el interés indudable que el Alcalde, la Corporación y el pueblo de Valencia mostraban por encontrar una solución adecuada para el mejor aprovechamiento”. Según explicó Rincón de Avellano, el Ayuntamiento decidió no convocar un concurso que “podía tener el inconveniente de premiar uno que no fuese de posible realización”. Vinculaba así el diseño del plan a la ejecución por parte de “una entidad solvente con conocimiento y experiencia de estas cuestiones”. “Durante cuatro años hemos estado exponiendo estas ideas a grupos económicos y técnicos nacionales y extranjeros y nadie dio el paso hacia adelante”, hasta que en 1962 “Terrenos de Valencia S.A. (…) pidió autorización al Ayuntamiento pleno para hacer un proyecto”. El alcalde volvía a aludir a la participación “pues no venimos a dar opiniones, sino a escuchar las ajenas (…) estamos dispuestos a aceptar todas las ideas y sugerencias que lo mejoren”. También aludía al grado de protección de la Albufera con “la ley, que no permite que se dé a esta zona otro aprovechamiento que el forestal, constituye en el momento presente un obstáculo que hay que salvar y que se salvará, no lo dudéis, con la ayuda de todos los organismos y elementos interesados”. Ya en la novena página, la explicación del plan se iniciaba con los siete fundamentos que también aparecen en el folleto del Ayuntamiento. Tras numerarlos, se abría un subtitular destacando la “Zona de esparcimiento popular” con el listado de todos los equipamientos de ocio que incluirá el plan. En referencia a “la conservación” del ecosistema, el texto argumentaba que “el público acudirá a ella de una manera pasajera y desigual, con mayor afluencia los días festivos y meses cálidos”. Valencia Atracción destacó de una forma más seductora que el folleto del Ayuntamiento las prestaciones de los diferentes servicios, desgranándolos párrafo a párrafo como “el servicio de playa y balneario”, “el servicio de restaurantes y hoteles de tipo médico” y “el servicio de deportes”. El segundo epígrafe desplegaba la información sobre la “zona de residencia temporal”, que incluía una “barrera de dunas altas”, “poblados costeros de tipo mediterráneo” y “dunas bajas”. La revista explicaba bajo estos conceptos relacionados con los valores ambientales (“dunas”, “costeros”…) las características de las diferentes tipologías residenciales del plan. Mientras el dossier municipal se acercaba más a la divulgación de la ordenanza urbanística, Valencia Atracción separaba claramente las dos zonas del plan –van destinadas a dos audiencias distintas– y hacía una lectura más amena del mismo texto municipal. En la “zona de esparcimiento popular” desgranaba las características de las zonas de ocio atractivas para la mayoría de la población mientras que en la “zona de residencia temporal” relacionaba los valores ambientales con la calidad de vida del vecindario planeado, bautizando los distintos núcleos según su posición en la Dehesa del Saler. En las “Notas al margen de un proyecto magno” de la página trece, la revista sí se desmarcaba del texto municipal e hizo una valoración propia del plan, aunque no por ello menos positiva. Así destacaba que “se han aprovechado para la parcelación de terrenos todas aquellas partes de la Dehesa que por distintas circunstancias se encuentran desprovistas de arbolado, y que es precisamente para salvar el pinar el que las parcelas proyectadas no guarden una forma regular y rígida”. El texto de R. Berenguer también destacó el lago artificial, no solo por su valor paisajísti-

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DESARROLLO co sino por “el provecho que todos los amantes de los deportes náuticos pueden sacar de su realización”. En los últimos dos puntos, la nota destacaba el papel del Palacio de Congresos, Exposiciones y Conciertos y de las instalaciones deportivas “que pueden hacer las delicias de los aficionados a estos deportes”. Finalmente, en el artículo “La Dehesa de la Albufera y la Albufera de la Dehesa”, Almela V. Vives repasaba los valores naturales y culturales del área con un repaso a su historia, su toponimia, el uso hidráulico de la Albufera, la fauna y la flora. El reportaje, de varias páginas, incluía un “mapa antiguo con pintoresca toponimia” y varias fotografías del paisaje de la Dehesa. En abril del mismo año, un par de meses más tarde de la visita de Fraga Iribarne, llegaría el turno de la corona española (Los príncipes don Juan Carlos y doña Sofía visitaron la base de Manises, 1964). En octubre de 1964, la Comisión Ejecutiva de la Gran Valencia aprobaría el Plan de Ordenación del monte de la dehesa de la Albufera, mientras se seguía estudiando el plan para desviar el cauce del Turia (En la Dehesa de la Albufera se creará un gran complejo turístico, 1964). El 4 de mayo de 1965 el Ministerio de la Vivienda aprobaba definitivamente el Plan de ordenación del Saler y dos años más tarde la Real Sociedad Española de Historia Natural tramitaba el primer informe crítico sobre el plan (Ajuntament de València, 1983). En marzo de 1967 se adjudicó a TEVASA “las obras de infraestructura de la urbanización” a la par que la Facultad de Ciencias publica un informe en defensa de la Albufera (AEROMA, 1975). Mientras continuó la tramitación para ejecutar el plan de Cano Lasso, el NODO produce un reportaje turístico sobre Valencia en 1969. En él, enmarcaba las costas de las provincias de Castellón y Valencia en la Costa Azahar, siguiendo la estructura de marcas con las que el ministerio de Información y Turismo clasificó las costas españolas (véase 3.3.3). “Confidencialmente le diremos que en el diccionario turístico valenciano, Albufera significa calma (…) ¿Ha viajado usted en alguna ocasión por una Venecia vegetal?” (NODO, 1969).

Fig. 58. Parador Nacional de Turismo del Saler. Fuente: Filmoteca Española, 1969

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¿UN LEVANTE FELIZ? Así vendía el NODO los valores paisajísticos de la Albufera. El reportaje mostraba imágenes del Camping del Saler en el pinar de la Dehesa, “con muchos años de experiencia” y del Parador Nacional de Turismo Luis Vives “de moderna construcción”, inaugurado en 1966. Con las imágenes del campo de golf era la primera vez que aparecen las consecuencias del plan de explotación de la Albufera en televisión, si bien no se mencionaba el proyecto de Cano Lasso. Mientras las playas del Mareny Blau, Cullera o Gandía se mostraban concurridas, destacaba la diferencia con las imágenes del parador del Saler, de carácter más elitista, y el camping del Saler, con las tiendas de campaña mezcladas en el pinar de la Dehesa. Tras un repaso por los municipios costeros, los monumentos de la ciudad de València y nuevos equipamientos universitarios, el reportaje volvía –sin mencionarla– a la playa del Saler con imágenes del tiro de pichón y de embarcaciones de vela latina. Se proyectaba así una imagen de la Albufera como espacio recreativo con el tiro de pichón, la vela latina o el campo de golf. Encajaba en la estrategia seguida en la difusión del plan de ordenación de Cano Lasso para destacar los valores lúdicos de la zona, si bien el documental los presentaba de forma disgregada e incluso sin mencionar que se trataba de la Albufera. De esta forma, prima la marca Valencia por encima de sus territorios. Frente a esta imagen idílica propagada por el aparato del régimen, el 28 de junio de 1970 saltaron las alarmas desde Prado del Rey. En la misma noche en que se emite la final de la Copa del Generalísimo, Félix Rodríguez de la Fuente se hacía eco de las críticas al plan de ordenación de Cano Lasso. Dedicó una entrega de su programa Vida salvaje a la Albufera de València. “Han llegado aquí centenares de cartas (…) de toda la amplia Península Ibérica (…) para decirnos cómo era posible que hubiera aquí un peligro (...) a la integridad de la Albufera de Valencia que en España se ha considerado siempre como la fábrica nacional de los patos”. “Han sido los propios valencianos quienes nos han invitado a visitar en su propia compañía la Albufera”, señaló Rodríguez de la Fuente. El divulgador indicaba que en el lago de la Albufera conviven más de doscientas aves y destacaba el valor ambiental “de la restringa ocupada por un hermoso pinar de pinus halepensis, el pinar del Saler”. El presentador narró las imágenes grabadas al amanecer desde el plató de televisión mientras hacía analogías entre los movimientos de los animales y el carácter de los valencianos. “La garcilla representa en su danza a lo que considero como el alma propia de Valencia, la eterna Albufera que nunca puede desaparecer”, destacaba entre otras comparaciones Rodríguez de la Fuente. El programa intercaló los primeros planos de las aves con declaraciones de expertos como el ornitólogo Luis Pechuan. También destacaro imágenes de peces flotando “por la contaminación de las aguas” por la polución de las zonas industrializadas de la ciudad, según menciona el farmacéutico Miguel Gil Corell. Con la ayuda de unas secciones del terreno, el divulgador explicó el funcionamiento del ecosistema del pinar y las dunas del Saler. “Mirtos, palmitos, juncos, salicornias… Se ha creado una comunidad vegetal que arropa y defiende a los pinos”. Rodríguez de la Fuente alertó que “atentar contra la integridad de esa comunidad vegetal (…) pondría en peligro la propia configuración de esa barra de arena que separa la Albufera del mar”.

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Fig. 59. Vida salvaje. Fuente: Filmoteca Española, 1970. Acto seguido mostraba una lámina con una vista del Saler con especies exóticas, proponiendo la instalación de un safari para atraer el turismo. “Se podría ubicar un parque natural extraordinario que mejoraría la urbanización de la dehesa”, señala Rodríguez de la Fuente. Sin desdeñar la posible explotación turística del entorno, el presentador señalaba la contaminación de las aguas de la Albufera y la alteración física del pinar de la Dehesa como los dos peligros que acechan a la laguna (Rodríguez de la Fuente, 1970). A pesar de los primeros informes de la Real Sociedad Española de Historia Natural y la Facultad de Ciencias de Valencia, fue el programa de Rodríguez de la Fuente el que propaga la polémica por la prensa local. El diario Las Provincias empezó a publicar cartas de biólogos y activistas críticos con la ordenación del Saler (Ajuntament de València, 1983). Al mismo tiempo, pero sin asegurar que se trató de una reacción al programa de Rodríguez de la Fuente, el Ayuntamiento de Valencia decidió editar un folleto turístico donde anunciaba un “centro turístico de importancia internacional respetando al máximo las condiciones naturales que le son características” (Ayuntamiento de Valencia, 1970). El folleto enumeraba los equipamientos recreativos previstos y cuantifica las tipologías residenciales: 32 hoteles y moteles, 162 hoteles, 2.250 apartamentos de torres, 700 apartamentos de bloques altos, 5.900 viviendas en núcleos costeros y 207 viviendas unifamiliares. El folleto incluyó en su portada un esquema de ubicación del Saler donde señalaba su proximidad a Barcelona, Madrid, Málaga y las Baleares. El mapa venía acompañado de dos fotografías: cuatro mujeres corriendo por la orilla de una playa y varios ejemplares de pino mediterráneo de la Dehesa. En su interior, se encontraba otra fotografía con las mismas modelos tomando el sol y en un plano trasero un grupo de chicos de pie. Al lado, una panorámica del campo de golf del Parador del Saler. La última página del tríptico fue destinada a ensalzar los valores tradicionales de la Albufera con escenas de caza y pesca y una panorámica del camping del Saler, donde las tiendas aparecían muy disimuladas entre la marea de pinos. El folleto iba dirigido a promotores y rentistas ya que ofrecía “a la iniciativa privada la adquisición de terrenos para la construcción de establecimientos hoteleros y extrahoteleros, viviendas unifamiliares, apartamentos…”, acompañado de una tabla con los datos climáticos de la ciudad. La contraportada daba por primera vez color a una perspectiva –inédita hasta la fecha en la propaganda del Plan– de la zona de balnearios de la playa del Saler, dejando en primer plano la pista de atletismo y la primera salida de la autopista del Saler al nuevo complejo turístico. Se insistía así en destacar los valores recreativos frente a los residenciales.

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¿UN LEVANTE FELIZ?

Fig. 60. Folleto de promoción del Plan del Saler. Fuente: Biblioteca Valenciana, 1970.

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Fig. 61. Folleto de promociรณn del Plan del Saler. Fuente: Biblioteca Valenciana, 1970.

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¿UN LEVANTE FELIZ? 5.2.2 Medios especializados: el error de Cano Lasso En 1961 la Revista Arquitectura se hizo eco de la promoción de viviendas en la calle Espalter de Madrid. Se trataba de la primera aparición de Cano Lasso en una revista profesional durante los años 60 y contó con varias fotografías y planos, así como un texto redactado por el propio arquitecto.

Fig. 62. “Viviendas en Madrid” de Julio Cano Lasso. Fuente: Revista Arquitectura, 1961. En él, Cano Lasso desglosaba alguna de sus ideas relacionadas con el Plan del Saler: “Obras de este tipo que requieren la movilización de un capital importante son, al mismo tiempo que una empresa arquitectónica, una empresa financiera y el arquitecto siente el peso de la responsabilidad” (Cano Lasso, 1961). Las ideas del arquitecto denotaban un compromiso con el rigor económico frente al desarrollo de un lenguaje formal autónomo a los aspectos más comerciales: “Frente a la idea que el arquitecto tiene de la futura evolución de la sociedad y sus formas de vida están las realidades y exigencias del momento, frente a los gustos y conceptos del arquitecto están los gustos y conceptos de la sociedad para la que se construye (…) no son incompatibles una buena solución arquitectónica con el éxito financiero” (Cano Lasso, 1961). También hacía alusión a la dificultad de proyectar sin clientes previos, acostumbrado a los encargos de viviendas unifamiliares, como le pasaría con el planeamiento de la Dehesa del Saler. Una idea precursora de su proyecto en el Saler fue segregar la zonificación en base a las rentas del vecindario: “Tan malo es construir una casa buena en un sitio que no lo es tanto como lo contrario. Cada barrio tiene un público distinto y hacia él debe dirigirse el arquitecto. En este caso, el barrio aconsejaba una casa de calidad” (Cano Lasso, 1961). A continuación, Cano Lasso explicaba las dificultades para organizar el esquema de la vivienda combinando los requerimientos urbanísticos con tres tipologías diferentes, ya que “dentro de la gran diversidad en su composición y necesidades de la familia española, se trató de obtener algo así como el factor común a todas ellas” (Cano Lasso, 1961). Final-

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DESARROLLO mente desglosó el sistema constructivo empleado haciendo hincapié en la economía de los materiales, incluyendo las instalaciones. El mismo año que su estudio trabajaba en la redacción del Plan del Saler, la Revista Arquitectura publicó un análisis de Julio Cano Lasso del poblado de La Carolina. El arquitecto destacó en su introducción el papel de la arquitectura popular argumentando que “sus soluciones son directas y se realizaron con la mayor simplicidad y economía de medios”. Para el arquitecto era importante la depuración formal que el devenir del tiempo causa en la arquitectura vernácula, lo que causaba “un enraizamiento profundo con el medio y con los hombres” (Cano Lasso, 1963). La Carolina fue un poblado de colonización de Sierra Morena fundado en el siglo XVIII y para Cano Lasso era interesante ya que “tiene una superficie y una población del orden de muchos de los polígonos que ahora se están haciendo”, por lo que su estudio podría haber influido en los planeamientos de la Dehesa del Saler. De hecho, el arquitecto reseñaba que “a nuestra generación ha correspondido la gran responsabilidad de crear urbanizaciones y viviendas a escala hasta ahora desconocida” (Cano Lasso, 1963). La Carolina destacaba por ser “un pueblo adaptado al carácter de la región andaluza (…) en el que domina una agradable escala humana y en el que la regularidad del trazado es suficientemente variada para no resultar monótona”. Desde el punto de vista del neocolonialismo, puede resultar curioso cómo el autor destacaba los orígenes de la población en 1767, con colonos católicos, alemanes y flamencos. El Real Decreto promulgaba “el establecimiento de dos familias españolas que no fueran de provincias andaluzas o manchegas” además de “la asistencia de los niños a las escuelas, que aseguran en su tiempo la enseñanza de la doctrina y lengua española”. Cano Lasso concluía que “los naturales de la región se enfrentaron con los extranjeros, estos no trabajaban las tierras, viven mal vestidos, son vagos, se dejan arrastrar por la propaganda subversiva y se dedican a la rapiña. Lo que hoy nos parece un planeamiento brillante, tuvo ese origen tan triste y desalentador”. Sorprende esta visión de Cano Lasso respecto a estos recién llegados del siglo XVIII, frente a la colonización de turistas propuesta por el arquitecto para el Saler de València. El autor finalizaba con la descripción morfológica del poblado con características pioneras de la Ilustración que sentaron las bases del urbanismo moderno como la jerarquía viaria, los ejes axiales perpendiculares o el núcleo cívico.

Fig. 63. Investigación sobre el poblado de La Carolina. Fuente: Revista Arquitectura, 1963

Fig. 64. Investigación sobre el poblado de La Carolina. Fuente: Revista Arquitectura, 1963.

Un año más tarde, la misma Revista Arquitectura ya se hacía eco del “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y playas del Saler” con una reseña firmada por los arquitectos Vicente Temes Riancho, L. Felipe Vivanco Bengamín y Julio Cano Lasso, además del “alumno de Arquitectura” Carlos Ochoa. La concepción del proyecto parte de “la gran megapolis mediterránea”, “una fantástica ciudad lineal de miles de kilómetros” siguiendo la osta de España al “Norte de África”. Los autores dibujaban un horizonte de futuro semejante al que se traza ahora desde Sillicon Valley más de cinco décadas después: “El desarrollo económico y el automatismo, con sus consecuencias de mayores ingresos y más tiempo libre, lanzarán oleadas crecientes de gentes del Norte y centro de Europa hacia las playas soleadas del Mediterráneo. La marea alcanzará su máximo en los meses de verano: julio y agosto, pero cada

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¿UN LEVANTE FELIZ? vez tendrá más importancia la población permanente de jubilados, pensionistas y millonarios (…) en una sociedad que tiende a nivelarse”.

Fig. 65. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Lasso. Fuente: Revista Arquitectura, 1964. Frente a los posicionamientos teóricos que a lo largo de su carrera Cano Lasso ha escrito sobre la integración de la arquitectura en el paisaje, en este texto se pronosticaba que con el desarrollo de esta ciudad lineal “los paisajes naturales y las playas desiertas serán sólo un recuerdo; por mucho que lo lamentemos es ésta una realidad inevitable. El paisaje natural habrá desaparecido y se habrá creado otro nuevo en el que los arquitectos tendremos gran responsabilidad; pero también la tendrán los políticos y los financieros, y en términos generales las fuerzas económicas”, anteponiendo el desarrollo económico a la conservación ambiental o cultural. Termes, Vicanco y Cano argumentaban que “los arquitectos, por sensibilidad y ormación, corremos el riesgo de no ver más allá del atentado inmediato contra la cala silenciosa y desierta o el delicioso poblado de pescadores. Es cierto que (…) el atentado no pasa de ser una grosera muestra de insensibilidad y codicia, pero el gran proceso de transformación en todos los órdenes (…) que un fenómeno urbanístico como el que está en marcha representa, debe encontrar cauces libres y los arquitectos estamos en el deber de procurarlos”.

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DESARROLLO Los arquitectos seguían un planteamiento organicista muy influenciado por el darwinismo, en el que se comparaba la vida de las ciudades con “un proceso biológico normal” en el que los procesos puramente especulativos con “desequilibrios y congestiones” no tienen viabilidad. De esta forma, el texto planteaba un horizonte donde el desarrollismo de la costa es inevitable y está justificado por el crecimiento económico. Así mismo, igualaba el peso económico de la industria y el turismo al señalar que el desequilibrio que existe entre el norte y el sur de Europa se corregirá con la turistificación.

Fig. 66. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Laso. Fuente: Revista Arquitectura, 1964. También cabe destacar la interpretación que realizan del territorio como sistema, al señalar que “el espacio planificable no es, pues, el pequeño tramo, el ambiente aislado, la pequeña ciudad, sino el territorio del sistema costero, puesto en relación con las condiciones existentes también tierra adentro”. Mientras esta concepción del territorio ampara hoy planeamientos conservacionistas, en 1963 se usaba para pasar “a segundo orden de importancia la preocupación por conservar valores paisajísticos y urbanos, en muchos casos de dudosa justificación”. Siguiendo la retórica organicista, el equipo redactor pronosticaba que “estamos ante una evolución tan rápida de las técnicas en relación con la vida de la ciudad, que es seguro que se producirá cambios que invaliden soluciones técnicas hoy tenidas por buenas”. Por ello, “nuestro esfuerzo debe dirigirse hacia la creación de estructuras urbanas de máxima elasticidad”. Así sucede que mientras pronosticaban el fin del automóvil, incluso del “avión y el helicóptero”, el trazado del Plan del Saler estaba basado en el automóvil e incluía un helipuerto. Finalmente, el equipo redactor planificaba una distribución territorial de los sectores económicos para justifi-

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¿UN LEVANTE FELIZ? car por qué el litoral mediterráneo debe dedicarse al turismo.

Fig. 67. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Lasso. Fuente: Revista Arquitectura, 1964. Con estas imágenes y los siete puntos principales del Plan se empezava a concretar el planteamiento del “Proyecto del Saler”. Se puede afirmar que tanto las imágenes como el texto son mucho más concretos en medios especializados como la Revista Arquitectura que en los soportes publicitarios populares como los folletos, lo que puede extrañar ya que el público especializado está más acostumbrado a interpretar imágenes que el generalista. El texto iba desglosando las características de la urbanización, dividiendo el Plan en tres zonas a partir de las tres salidas de la autovía. Más allá de los usos y las prestaciones de los distintos equipamientos, cabe subrayar la descripción que realiza la memoria de las diferentes atmosferas: “Terrazas escalonadas en varios niveles, toldos, emparrados, flores, anuncios luminosos, carteles, rótulos, enseñas y gallardetes crearán un

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DESARROLLO ambiente festivo y colorista en contacto con la playa”. También desde un punto de vista casi fenomenológico, el texto llegaba a destacar que el sistema viario de la zona de usos populares no estaría conectado con el resto, “a fin de que sin crear una barrera física que los separe, exista una separación virtual (...) ya que la función, uso y carácter son fundamentalmente distintos”.

Fig. 68. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Lasso. Fuente: Revista Arquitectura, 1964. Siguiendo esta narrativa, el texto describía la zona lúdica de la Gola del Pujol como “un lugar de reunión animado y acogedor”, llegando a detallar que será el punto de acogida del “viajero que llega por primera vez (…) con toda clase de información y facilidades”. Este reportaje es de gran interés académico ya que se publicaba por primera vez al detalle la tipología de núcleos costeros, conocidas actualmente como “casbah”. De ella, destacaba la dualidad entre la planificación a gran escala donde el protagonista es el coche frente al proyecto de núcleos residenciales donde se plantea una red de circulación de peatones, “más ligada aún a la topografía de las dunas y cuidadosamente estudiada como juego de recintos urbanas”. Este juego de plazuelas y cul–de–sac provocaría que “a la vuelta de la playa, saturados de sol y cegados por la luz del mediodía, ha de ser muy agradable el recorrido por las calles frescas y sombreadas, algunas irán cubiertas de emparrado o entoldadas”.

Fig. 69. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Lasso. Revista Arquitectura, 1964

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¿UN LEVANTE FELIZ? Para describir la evolución formal del núcleo residencial, Temes, Vivanco y Cano volvían a usar la analogía organicista. Sin diferenciar entre las unifamiliares o colectivas, “las parcelas se insertan en esta trama con la libertad y orden con que crecen las hojas en un árbol. Resulta así un esquema muy orgánico que, unido al resto de la red viaria, presenta analogía con la figura de un árbol”, con un tronco principal que se iría ramificando hasta los aparcamientos ubicados en cada uno de los núcleos. El planeamiento concretaba la volumetría del núcleo residencial a partir de los porcentajes de edificabilidad de cada parcela, estableciendo cuatro intensidades tal y como se observa en la figura X. Si bien el texto destaca que “en cada una de las parcelas se reserva el 40% de la superficie total para la creación de pequeños jardines o patios interiores” para generar así una imagen de masa vegetal imbricada entre las edificaciones. Esta vegetación, junto a la disposición escalonada de los volúmenes, daba una apariencia populista al planeamiento, ya que no se correspondía con la tradición constructiva de l’Albufera pero sí con la imagen mainstream de mediterraneidad. Las repercursiones económicas del Plan se tenían en cuenta incluso a la hora de distribuir las viviendas de los núcleos, ya que para garantizar un precio similar en todas las tipologías, las que no tenían vista directa con el mar gozarían de mayor espacio de intimidad e independencia. Los núcleos se repartían por el litoral aprovechando los atractivos más cercanos. Así, “aprovechando la presencia del lago o el ambiente del pinar cercano” se ubicaba una línea de núcleos paralela a la primera, tal y como se aprecia en la figura 72. El tercer sector detallado en el texto, ubicado en el extremo sur del Plan, está ligado al club de golf y Parador Nacional proyectado por el Ministerio de Información y Turismo, con parcelas terciarias y equipamientos deportivos.

Fig. 70. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Lasso. Fuente: Revista Arquitectura, 1964.

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DESARROLLO

Fig. 71. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Lasso. Fuente: Revista Arquitectura, 1964.

Fig. 72. “Proyecto de ordenación turística de la Albufera y Playas del Saler” de Julio Cano Lasso. Fuente: Revista Arquitectura, 1964. Finalmente el texto detallaba las características económicas del proyecto, sujeto a un concurso público que establecería un concierto entre Terrenos de Valencia S.A. y el ayuntamiento de la ciudad. El texto especificaba que los cálculos se establecieron a partir de la razón valor edificación– valor suelo de 3 a 1, por lo que “el valor de la edificación sería 1.000.000 pesetas y el del solar 333.000”. Mientras continuaba la tramitación del Plan, las ideas de Cano Lasso seguían difundiéndose en los medios especializados. La Revista Arquitectura envió en 1964 un cuestionario a Luis Blanco Soler, Oriol Bohigas, Fernández del Amo, Gutíerrez Soto, Luis Moya, Fernando Ramón, Sáenz Oiza, Alejandro de la Sota, Vázquez de Castro, Secundino Zuazo y Julio Cano Lasso. Finalmente, el cuestionario se publicó con las respuestas de Sáenz Oiza, Oriol Bohigas, Cano Lasso y Fernando Ramón (Arquitectura, 1964). Ante la primera pregunta, “¿Qué obras estima usted definen mejor la transformación de los últimos años?” (Arquitectura, 1964), frente a la línea del tiempo dibujada por Sáenz Oiza o la diferencia entre Madrid y Barcelona reseñada por Bohigas, Cano Lasso sintetizaba ambas ideas en una respuesta mucho más breve que la de sus compañeros; mientras que Fernando Ramón decidía no “comprometerme demasiado” (Arquitectura, 1964). Cuando se les preguntaba si las premisas del movimiento moderno tuvieron algún significado dentro del panorama arquitectónico nacional, los cuatro proyectistas coincidían en sus respuestas: el Movimiento Moderno se conoce en España a partir del aperturismo de los años 50, si bien Bohigas también diferenciaba Barcelona y Madrid ya que “Cataluña perdió con la guerra civil dos generaciones (…) Madrid, en cambio, aglutinó en seguida una nueva intelectualidad” (Arquitectura, 1964).

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¿UN LEVANTE FELIZ? Ante la tercera pregunta, “Las obras de las últimas generaciones en España, ¿qué juicio le merecen?”, Julio Cano Lasso era el que más se extendía. El arquitecto señalaba que “al aislamiento sucedió una natural curiosidad, un deslumbramiento que se producía a cada nuevo descubrimiento”, durante los años 50. Así se felicitaba de una diversidad de influencias que anunciaba “una arquitectura española madura y definida”, si bien señalaba que la formación escolar es una de las mayores amenazas para la profesión, sin detenerse a detallar su juicio. A los arquitectos también se les cuestionaba sobre el buen desarrollo y las condiciones profesionales del urbanismo y la arquitectura. A juicio de Cano Lasso –como el Saler–, el trabajo en equipo es esencial para la redacción de proyectos urbanísticos, si bien señalaba que el arquitecto, “por su formación matemática unida a una preparación orientada hacia la ordenación de espacios” era el profesional más preparado (Arquitectura, 1964). Finalmente, ante el origen de “la crisis manifiesta que registran nuestras zonas de crecimiento”, Cano Lasso señalaba la división entre el campo y la ciudad que conllevó al éxodo rural en el interior peninsular; mientras Sáenz izaba la defensa el plan de Broadacre de Wright ante la dicotomía entre naturaleza y ciudad y Bohigas aludía al elitismo de las escuelas de arquitectura (“siguen siendo las mayores fortalezas de una gravísima segregación social”). Al año siguiente, Cano Lasso participaría en un coloquio para la Revista Arquitectura sobre Alcoi (Arquitectura, 1965) junto a Oriol Bohigas, Federico Correa, Eduardo Mangada, Carlos de Miguel, Pérez Mínguez y Pedro Pinto, además del economista José M. Bringas, el escritor Joan Fuster y el fotógrafo Francisco Gómez. Como en la transcripción no se detallaba quien interviene, el documento pierde valor. No obstante, cabe señalar que en la conversación frente a “las fuerzas vivas” de la ciudad la discusión urbanística se articuló en torno a dos ítems: la salubridad y la expansión industrial. Así, en el texto se señalaba que “hay zonas de la ciudad (…) que requieren una mejora inmediata, y todos tenemos la impresión que la clase dirigente de la ciudad no se da cuenta del problema”. Al hilo de las condiciones de las clases trabajadoras, también se indicaba que en Alcoi “el obrero se encuentra con que tiene una masa adicta que obedece a una sola voz y la presión que puede ejercer es mucho más fuerte que en un núcleo industrial” como Barcelona. Una de las soluciones para mejorar la industria de la ciudad, que en el texto se consideraba “descapitalizada”, es asentar un polígono industrial a 7 kilómetros del centro de la ciudad, un urbanismo disperso en sintonía con la praxis de Cano Lasso. “Si se hicieran números, sería compensable el adoptar la solución radical de trasladarse” con tal de descongestionar la ciudad. En el 68, Cano Lasso también aparecía entre las páginas de la revista Hogar y Arquitectura, donde respondió las cuestiones de Carlos Flores sobre la disciplina. Cano Lasso señalaba que el arquitecto “debe influir en la evolución de la sociedad hacia formas que hagan posible un mejor planteamiento (…) del problema”, dibujando una visión de la arquitectura más cercana al humanismo que a la tecnología. Por ello, intuía “tendencias hacia formas románticas y libres en las que lo económico y racional quedan relegados a términos secundarios (Flores, 1968). En 1970 la Revista Arquitectura publicaba su proyecto para la sede de Bankunion a dos páginas (Cano Lasso, 1970). Pero fue con la nueva década cuando llegaron las grandes reseñas para el arquitecto. La revista

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DESARROLLO Nueva Forma dedicaba su número a la figura de Cano Lasso. El especial incluía un recopilatorio de imágenes de sus mejores proyectos, entre los que destacaba el Plan del Saler –erróneamente fechado en el año 1962– sin añadir más información en texto. La revista también reseñaba un currículum del arquitecto en el que declara sentirse atraído por la escuela holandesa, “la arquitectura expresiva y lírica de Dudock” (Cano Lasso, 1972) aunque la mayoría de sus proyectos se ajustaron a órdenes clásicos. Tras repasar su formación y su carrera, Cano Lasso planteaba que “se aprecia en los jóvenes el deseo de plantear la arquitectura sobre bases rigurosas y científicas, basadas principalmente en la aplicación de la cibernética y en la eliminación de la intuición”, si bien advertía que la tecnología podía llegar a ser “invasora y mitificada”

Fig. 73. Cano Lasso, Julio. Ordenación de la Dehesa del Saler (Valencia) 1962. Fuente: Nueva forma. 1972

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¿UN LEVANTE FELIZ? Nueva Forma incluía una extensa reseña realizada por Juan Daniel Fullaondo sobre Cano Lasso. El autor encasillaba a Cano Lasso en una generación neoracionalista, si bien detectaba en Coderch, Cabrero o Cano Lasso “valoraciones empíricas, neo–expresionismo” frente al pragmatismo de la mayoría de proyectistas coetáneos. Las páginas centrales del artículo estaban ocupadas por croquis, dibujos y fotografías de la maqueta del “Conjunto administrativo en Madrid”, fechado en 1967 y firmado por Cano Lasso y J. A. Riudrejo. El autor señalaba que Julio Cano había tenido una trayectoria ascendente hacia el expresionismo y defendía esta deriva frente a las críticas basadas en “la teoría de la comunicación”. Fullaondo argumentaba que precisamente esta teoría estaba implícita en la arquitectura expresionista, ignorando las posibilidades comerciales “implícitas en la analogía industrial” mientras “se ha intentado desacreditar todo lo que signifique durabilidad y permanencia” (Fullaondo, 1972). El periodista y crítico de arte Santiago Amón también escribió sobre Julio Cano para el número especial de Nueva Forma. El relato de Amón partía del influjo en Cano Lasso de la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Estudiantes, emblemas de la educación republicana española. Entre fotografías de la Estación de comunicaciones por satélite de Buitrago del Lozoya, Amón elogiaba “el aire manierista” de las obras de Cano Lasso. El autor aclaraba que no se trata de un apelativo arcaico, haciendo alusión al manierismo del siglo XVI, sino como consecuencia “tanto de la genuinidad de un pensamiento arquitectónico asimilado por su autor (…) y su ulterior aplicación al suelo de la realidad” (Amón, 1972). También en 1972, Julio Cano concedió una entrevista a la escritora Carmen Castro para la Revista Arquitectura. En ella, no hizo ninguna referencia al Plan del Saler a pesar de que Castro le preguntaba por “sus principales obras ya realizadas” y por “construcciones que no sean viviendas” (Castro, 1972). Tanto en esta entrevista como en su currículum para Nueva Forma, Cano Lasso incide en que “mi obra no es muy abundante”. Las primeras preguntas de la escritora se centraron en el proyecto de sede para Telefónica cerca del Monte del Pardo de Madrid, sobre el que el arquitecto garantizaba que “es un edificio fundido totalmente con la naturaleza”. La nueva sede, sometida a restricciones administrativas, no superaba las dos alturas y estaba semisoterrada en una ladera con una base escalonada para evitar el impacto paisajístico. Para explicarlo el arquitecto se retrotraía a “la arquitectura hispano–musulmana, de edificios que están muy bien integrados a la naturaleza, es decir, muy unidos a la naturaleza”, exactamente la misma analogía con la que explicaba los núcleos residenciales de las dunas del Saler de la Dehesa. El arquitecto incidía a lo largo de la entrevista en su escepticismo respecto a la tecnología, en el peso de las humanidades en la formación del arquitecto y en la crisis del urbanismo moderno y los preceptos recogidos en la carta de Atenas. En 1976 concedió otra entrevista a Carmen F. Pagoaga para la revista Hogar y Arquitectura donde tampoco mencionó el Plan del Saler de Valencia pero sí afirmó que “la ciudad no se puede convertir en el negocio de unos pocos” (Pagoaga F., 1976). En general, el arquitecto mantenía sus intereses en la planificación urbanística basada en el crecimiento económico y la economía de los materiales. Tras años de silencio sobre el Plan del Saler, el arquitecto acabaría reconociendo en 1980 que los planteamientos del Plan fueron una equivocación en la publicación que le dedicó Xarait Ediciones.

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DESARROLLO

Fig. 74. Julio Cano Lasso, Arquitecto, Xarait Ediciones. Fuente: Fundaciรณn Goerlich, 1980.

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Conclusiones

Los paisajes naturales y las playas desiertas serán sólo un recuerdo; por mucho que lo lamentemos es ésta una realidad inevitable. El paisaje natural habrá desaparecido y se habrá creado otro nuevo en el que los arquitectos tendremos gran responsabilidad; pero también la tendrán los políticos y los financieros, y en términos generales las fuerzas económicas. Cano Lasso, 1964.

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CONCLUSIONES Si Beatriz Colomina afirma que “la arquitectura moderna es un forma de medio de comunicación”, la comunicación de los planes de La Manga yl Saler está atravesada por tres emergencias contemporáneas a partir de las que se estructuran estas conclusiones. En primer lugar, conviene señalar el sesgo ideológico y los prejuicios hacia la condición del paisaje periférico concebida desde la capital del Estado. Especialmente en las declaraciones de los representantes políticos se insistía en que el paisaje debía mejorarse. La naturaleza siempre aparecía en los medios como incompleta hasta que se urbaniza: “Dentro de ocho años quedará en circunstancias normales” o “lo que es vitalmente necesario para completar la Naturaleza”, lo que denota que los promotores inmobiliarios controlaban el marco mental de la prensa. En los folletos existía reconocimiento de ciertos valores pero estaban cuantificados en términos económicos (horas de sol, temperatura, salinidad…), sin apreciar los valores que tiene per se el propio paisaje. Había incluso un prejuicio: se entendía que el paisaje de La Manga es feo, un lugar árido y seco donde sólo se podrían rodar películas de western. En el caso de El Saler, fue el movimiento opositor al plan quien puso en valor las características ambientales de l’Albufera: el propio plan insistía en crear un lago artificial en la Dehesa, menospreciando el menguante lago natural.

Fig. 75. Comparativa de La Manga entre los años 60 y años 2000. Fuente: Miguel Mesa del Castillo.

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¿UN LEVANTE FELIZ? Y es que el principal objetivo del boom turístico de los años 60 dirigido por Manuel Fraga Iribarne desde el Ministerio de Información y Turismo era mejorar la reputación internacional del Estado español, aislado durante el periodo autárquico. La tardía modernidad suponía la homologación de España a Europa cuando al norte de los Pirineos el Estilo Internacional estaba en decadencia. La arquitectura se empezó a vincular al confort y la modernización de España: postales, el NO-DO o folletos reflejaron la imagen que se quería transmitir al mundo y que comportó una popularización de lo moderno (Gavilanes, 2009). Pero “el que esperaven trobar els turistes estrangers que venien era un ambient exòtic i tòpic” (VVAA, 2002). Así, la arquitectura para visitantes españoles tenía una línea moderna mientras que las promociones para extranjeros tendían a ser más populistas, lo que explicaría el fracaso de La Manga en el mercado internacional y la rápida construcción de las casbah en el Saler, una tipología que no se correspondía con la tradición constructiva de l’Albufera pero sí con la imagen mainstream de mediterraneidad. Los hombres fuertes del régimen dejaron de ser militares y pasaron a ser tecnócratas mientras la internacionalización va acompañada de discursos grandilocuentes, adjetivando los proyectos como de “la máxima categoría” en el caso del Saler –una expresión muy valenciana– o “el más grande de Europa”. La legislación para la restricción de capital extranjero no fue óbice para que capital belga operara en las sociedades vinculadas a la urbanización de La Manga. No fue el caso del Saler, aunque en ambos procesos los accionistas provenían mayoritariamente de Madrid. La burguesía local, tanto valenciana como cartaginense, no llegó a participar activamente en el proceso urbanizador. Todo se decidió desde Madrid, fue una política de Estado ejecutada desde la capital. Esto implicó que la propaganda, especialmente la publicidad impresa, estuviera dominada por tópicos y clichés, visiones distorsionadas que denotan una manera de representar al otro desde “el afuera”. El plano de ubicación de las promociones inmobiliarias en algunos anuncios gráficos sintetizaría este posicionamiento, donde sólo se señalaba la ubicación de Madrid y de La Manga o El Saler conectados por carretera. Un control del territorio consumado por la vertebración de infraestructuras con un esquema radial, en el que el centro es Madrid y las periferias aparecen desconectadas entre sí. En el Plan Saler se vendió la marca València por encima de la Dehesa y El Saler, probablemente aprovechando el reconocimiento de la cercana ciudad, mientras en el Plan Bonet la marca es Mar Menor: Cartagena, Murcia o San Javier son ocasionales puntos en el mapa. El rol del arquitecto está más desdibujado en el Plan Saler que en el Plan Bonet: Cano Lasso aparece en segundo plano y casi siempre mencionado junto al resto del equipo técnico, mientras que en el Plan Bonet incluso el propio nombre de la actuación ha acabado señalando el protagonismo del arquitecto. La arquitectura es sello de calidad, sin llegar a vender materiales y acabados pero sí imágenes previas con el ambiente de las casas o la urbanización. En segundo lugar, la comunicación de la arquitectura de estos planes evidencia el clasismo desde el que se plantearon. En el caso de La Manga, su publicidad intentaba atraer los primeros años a un turismo elitista, representado con actividades caras e inaccesibles. Conforme la econo-

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CONCLUSIONES mía lo iba demandando, La Manga se fue abriendo a otro tipo de turismo. Además de las actividades o las tipologías destinadas a determinado segmento económico, también se caricaturizaba a través de clichés el status social. Especialmente aparecieron en el mundo del cine personajes locales cargados de prejuicios. Mientras en el caso del Saler la propia planificación sí tenía en cuenta los usos eventuales de los locales en el área norte, el plan de La Manga estaba orientado exclusivamente al disfrute de los turistas. La publicidad en castellano hacía referencia en todo momento a Madrid, coincidiendo la dirección fiscal de los agentes urbanizadores y el foco emisor de compradores. De esta manera, desde la publicidad se exteriorizaba una visión del territorio como parque temático. A través de narrativas de un día, se planteaban planes fundamentados en nuevos productos creados ex profeso para la actividad turística. Los promotores del Saler no realizaron grandes campañas de anuncios en prensa, mientras que en La Manga se concentraron entre 1965 y 1970 en apelar al turista y al pequeño propietario. Con la entrada de Eurovosa en la nueva década, se centran en seducir a posibles inversores rentistas, vinculando el producto inmobiliario al financiero. En el Plan Saler apenas se publicaron anuncios por palabras de pequeños propietarios, mientras en el Plan Bonet es una constante entre 1972 y 1975, tanto de compra como de alquiler de apartamentos y bungalows. En tercer lugar, desde una perspectiva ecofeminista actual, el análisis de la propaganda desvela una falta de compromiso. No sólo por el uso de la mujer como objeto sexual en la publicidad, dondesu figura destaca en tamaño por encima de la masculina o sólo ellas aparecían con ropa de baño. Certámenes como las Majas de España o Miss Turismo Mar Menor y roles como los asumidos por las mujeres en las películas ambientadas en La Manga evidencian la flagrante desigualdad de género consumada en todos los aspectos de la vida política y social de la España de los años 60 y 70. También se denota la falta de sensibilidad en la manera de representar la arquitectura, poco comprometida con el entorno. En general destaca la propaganda donde aparecía poco la arquitectura. Por encima de todo estaba el mar, incluso el resto de elementos del paisaje, como las dunas, aparecía de forma parcial. Luego había una presencia clara de una determinada geometría, una forma de entender el planeamiento del movimiento moderno: torres verticales disgregadas a lo largo de la costa y un claro esquema circulatorio. Ambos planes acabaron desvirtuados. El Plan Saler fue derogado con la recuperación de la democracia pero ya en los últimos años del franquismo la oposición al plan fue hegemónica, mostrando su rechazo incluso los medios más vinculados al Régimen como Las Provincias. El Plan de La Manga sí tuvo más recorrido aunque viró del turismo elitista y extranjero a las masas populares del interior peninsular a partir de los años 70. El propio diseñador del plan, Antonio Bonet, ejecutó diversas obras aún hoy en pie, pero su idea de núcleos verticales separados a mil metros de distancia acabó desvirtuándose para aprovechar al máximo las rentas del suelo. En ambos casos se trata de territorios que compartían características geográficas. Una franja de tierra rodeada de agua, alejada de un gran núcleo urbano, poco habitada previamente y con un delicado equilibrio ecológi-

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¿UN LEVANTE FELIZ? co. La lejanía de estos territorios a València y Cartagena podría explicar la falta de vinculación al Saler y La Manga, respectivamente, y por tanto la puesta en peligro de sus ecosistemas. La participación ciudadana no estaba incluida en el discurso del Plan Bonet. En el caso del Saler, se usó para paliar las quejas de la ciudadanía antes de su organización para luchar contra la urbanización del Saler. El activismo nacionalista creciente en la València de los 70, especialmente en el entorno universitario, posibilitó la paralización del plan. La movilización social en torno a la exposición de 1974 y los folletos supuso un hito para alcanzar la hegemonía de la sociedad valenciana. En cuanto a los campos de investigación que deja abiertos este trabajo final de grado, se debe mencionar la construcción del paisaje con imaginarios a través de los medios de comunicación, las implicaciones económicas y sociales y el impacto en la sociedad contemporánea. El turismo representa más de la décima parte del PIB español y su implicación en el desarrollo económico y social de nuestros territorios hace necesario su estudio como fenómeno de masas desde nuevas perspectivas.

Fig. 76. Aplec del Saler convocado por la coordinadora de asociaciones vecinales. Fuente: José Antonio Rodríguez, 1978.

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DESARROLLO

Fig. 77. Las torres de la Dehesa, junto a las casbah y el antiguo Hotel Sidi, conforman los restos del Plan Saler hoy . Fuente: Craig Robert Hussey, 2018.

Fig. 78. Parador Nacional del Saler. Fuente: imagen propia, 2018.

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