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Presentación del libro: ‘La civilización del amor’ de Percy Tabory

Presentación del libro: ‘La civilización del amor’

Nos encontramos en tiempos donde impera la polarización, los constantes enfrentamientos que recaen en conflictos sociales, migraciones forzadas, ausencia de identidad en los países. En ese contexto, el Instituto de Estudios Social Cristianos (IESC) con la colaboración de la Fundación Konrad Adenauer, organizó la presentación del libro “La civilización del amor”, del economista Percy Tábory Andrade; que contó con los comentarios de Milagros Campos, docente universitaria y ex integrante de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política; Max Hernández Camarero, psicoanalista, doctor en medicina, y docente universitario; y Javier Bedoya de Vivanco, abogado.

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Las palabras inaugurales de este evento fueron de Armando Borda, presidente del IESC, quién resaltó que el Instituto tiene como tarea principal la difusión del pensamiento social de la Iglesia y el social cristianismo y, en el marco de sus celebraciones por el 45 aniversario de fundación, presenta el libro: “La Civilización del Amor” del economista Percy Tábory Andrade.

“Es un honor presentar el trabajo de Percy Tábory, economista que ocupó cargos en el sector privado, público y en la política; representante del Partido Popular Cristiano en el Acuerdo Nacional por más de 10 años. Asimismo pertenece al movimiento Emaús y Paxtv. Quiero agradecer a la mesa que nos va a acompañar, y la asistencia del público”, indicó.

Dio inicio a los comentarios Milagros Campos, quien enfatizó en la pregunta ¿Quiénes somos? “La interrogante radica en la identidad de una nación forjada en la diversidad, en distintas partes de este libro se reflexiona sobre los pueblos amazónicos, las culturas, en cómo se debe contribuir a través del diálogo, en plantear un punto central para llegar al diálogo y la concertación”. Y es aquí donde el social cristiano plantea un modo de convivencia que significa no imponer, sino tolerar y buscar respuestas construyendo en conjunto.

(Izq a der) Max Hernández, Milagros Campos, Percy Tábory, Armando Borda, Javier Bedoya.

Por su parte, el psicoanalista Max Hernández, agradeció al Instituto por la organización de eventos que permitan el debate alturado en estas materias y recalcó: “Este es el libro de un creyente, un estupendo relato acerca de la importancia del cristianismo en estos tiempos de irrupción tecnológica, presencia de nuevos populismos y migraciones en la región”. Este libro propone la reflexión de la religión católica como fundamento pre político de la democracia, fundamento de expresión realizativa.

“La fe es un absoluto necesario para la propia existencia, sin alguna fe es imposible cambiar, esa fe es insolublemente al catolicismo, esto es algo fundamental que deben saber los creyentes y los nuevos creyentes, es por ello que invito a todos a leer este libro”. Asimismo, aseveró que este libro manifiesta en perfecta armonía el funcionamiento del Acuerdo Nacional como propuesta de diálogo, “El Acuerdo Nacional puede funcionar porque nos dimos cuenta que, si bien el Gobierno era parte del Acuerdo, el Acuerdo no era parte del Gobierno, en ese juego que podría romper la cabeza a un matemático, es una de las aficiones de Percy”, mencionó.

Tras estas palabras, Javier Bedoya agradeció al Instituto por el privilegio de presentar este libro e indicó que “vivimos en un país polarizado, algo que se ha acentuado mucho en

los últimos años, donde ha existido progresivamente una pérdida de valores cívicos que se van disipando y se evidencian en los diferentes estratos, desde el nivel familiar, hasta en el gobernante que carece de un horizonte sin saber a dónde quiere ir”.

Vivimos en una década del siglo XXI donde se presentan los 4 fenómenos mencionados en este libro: Cambio climático, nuevos populismos, irrupción tecnológica que genera retos, lo que implica perdida de mano de obra, y es el Estado que debe velar por la mano de obra que va siendo desplazada, y las migraciones de carácter internacional. “Es fundamental que el punto de partida debe ser el dialogo, que nos lleva al consenso; saber que nuestro derecho termina cuando comienzan los derechos del otro, lo que implica un renunciamiento voluntario a los efectos de lograr una buena convivencia”, remarcó.

Percy Tábory, autor del libro, dio por concluido el encuentro agradeciendo la oportunidad de experimentar en los diversos campos cubiertos por su obra, partiendo desde la política, el catolicismo y la búsqueda de la trascendencia, todos en una sinergia que genera trabajo en equipo. “Me siento orgulloso de que Max, Milagros y Javier hayan comentado este libro, personajes que cuando los conoces profundamente en el lado humano deben admirarlos y respetarlos”, vaticinó.

Chile “está en llamas” dijo el Papa Crónica de un estallido Social “anunciado”

Por: Guillerm o Sandoval *

Las violentas manifestaciones de descontento social en Chile han sorprendido al mundo. El Papa Francisco, durante el viaje de regreso de su gira a Japón, llegó a decir que “Chile está en llamas”. Pero más, sin duda, las multitudinarias expresiones ciudadanas pacíficas del 25 de octubre. Marchas autoconvocadas, que reunieron a más del 10 por ciento de la población nacional. La mayor de ellas en Santiago, con un millón doscientas mil personas según datos oficiales. Estas marchas fueron pacíficas, si bien grupos menores actuaron con violencia al término de las manifestaciones, causando enorme destrucción. Desde la campaña del “NO” a Pinochet en el plebiscito de 1988, que no se había reunido tanta gente a expresar su opinión. El saldo es muerte, destrucción y –la parte que se espera positivacambio político profundo.

Piñera y su gobierno, atónitos ante un estallido social iniciado por estudiantes que evadieron coordinadamente el pago de pasajes en el Metro, a lo que se agregó la puesta en escena de grupos violentistas de muy diverso origen. Seguramente anarquistas inicialmente, pero enseguida, narcotráficantes y demás delincuencia capitalina encontró espacio para su accionar, e incluso barras bravas de algunos equipos del fútbol profesional. Piñera y su gobierno fracasó en la lectura y manejo de la crisis. No pudo restablecer el orden y declaró estado de excepción en su grado de emergencia. Sacó los militares a la calle e instauró el toque de queda, recordando tiempos de la dictadura militar. Todo ello contribuyó a hacer de una crisis social, una profunda crisis política, en el momento en que sus actores están más desacreditados. La democracia misma llegó al borde del precipicio, pero finalmente se logró un acuerdo para escribir una nueva Constitución Política, lo que descomprimió –pero no concluyó- las manifestaciones. Además aisló parcialmente a los violentistas.

El balance es atroz. Los muertos son 26, según la prensa. El reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) organismo del Estado de Chile, sobre 235 manifestaciones observadas, indica al 30 de noviembre 2.808 heridos atendidos en hospitales, de ellos 241 con heridas oculares (la sociedad de oftalmología señala casi 300). El más grave: el estudiante Gustavo Gatica, que perdió la visión en los dos ojos. Los lesionados han recibido balas, perdigones balines. El INDH ha iniciado 604 acciones judiciales: querellas por homicidio, violencia sexual (entre ellas incluso por violaciones) y torturas (458). También recursos de amparo. Los detenidos alcanzan a 8168 personas visitadas en comisarías, de las cuales 1222 son mujeres y 961 niños y adolescentes.

Por su parte, Carabineros informó casi dos mil policías heridos de diversa consideración. Algunos graves. Han sido atacados casi 200 cuarteles, algunos de ellos con bombas incendiarias. También se han arrojado bombas molotov a personal policial, siendo especialmente graves algunas

lanzadas contra dos uniformadas. Hay dos policías atacados a bala. Carabineros reporta 5.308 eventos delictuales asociados a protestas (700 saqueos), en los que han sido detenidos 15.560 personas, de las cuales 4.014 en saqueos. Además, el reporte policial indica que de los capturados, el 12% registran una detención por actos delictuales; 21% por entre 2 y 4 detenciones; 66,6% 5 o más detenciones y –un caso especial- con 41 detenciones anteriores.

En el plano material, se estiman entre 5 mil y 6.329 millones de dólares los daños a la propiedad pública y privada. Se han profanado e incendiado más de 10 templos religiosos. Se han quemado buses, incendiado y saqueado supermercados, pequeños comercios, puestos de feriantes y algunas casas particulares. Lo más simbólico de la ciudad: la destrucción total o parcial de 78 estaciones y la quema de varios carros del Metro, que mantiene funcionando parcialmente las seis líneas. Algunas estaciones recién estarán en condiciones de operar con normalidad en abril o mayo de 2020. La Cámara Chilena de la Construcción estima solamente

El presidente chileno, Sebastián Piñera, anunció cambios constitucionales para enfrentar las manifestaciones en diversas ciudades del país.

en reparación de calles y su equipamiento 2.329 millones de dólares. Más otros 2.250 millones en reparación de edificios no habitacionales. Dirigentes empresariales del sector, han señalado que 6.800 pequeñas y medianas empresas han sido afectadas por saqueos, robos e incendios. En materia de empleo, también las estimaciones son variables. Para el comercio se habla de 150 mil ocupaciones dañadas. Hay quienes dicen que hasta 600 mil empleos en el país tendrían distintos niveles de destrucción o daño.

Reacción gubernamental

La reacción inicial del Presidente Piñera fue una mala lectura de lo ocurrido. No fue capaz de manejar el orden público. Además, no se dio cuenta que el origen del estallido tenía como trasfondo un profundo malestar social, fruto de la percepción de desigualdad en la distribución de la riqueza y de ser víctimas de abusos por parte de la élites, ampliamente extendida entre los ciudadanos, en especial aquellos de sectores medios de la población. Piñera no distinguió entre la violencia y el malestar. Creyó que podía reprimir sacando a los militares a la calle. Habló

Se apoyaban en las estadísticas macroeconómicas pero sin entender que siempre las estadísticas esconden parte de la realidad. El antipoeta Nicanor Parra escribió hace algunos años: mi vecino come dos panes, yo ninguno; consumo promedio, un pan per cápita. Muy gráfico.

de guerra. Pero se equivocó. Hubo de esperar seis días, para percatarse de lo ocurrido. La marcha del 25 de octubre (con un millón doscientos mil participantes) lo convenció y al día siguiente pidió perdón por sus dichos. También pidió la renuncia a todo su gabinete y anunció quince medidas para atender otros tantos problemas. Pero ya era tarde. Su fracaso se manifestó en apenas 12% de aprobación.

Estos hechos sorprenden al mundo. Sin embargo, para no pocos era claro el malestar que existía en forma subterránea, señales que las élites políticas y económicas no supieron o no quisieron leer. Se apoyaban en las estadísticas macroeconómicas “impecables”, verdaderas, pero sin entender que siempre las estadísticas esconden parte de la realidad, los matices de la microeconomía. El antipoeta Nicanor Parra escribió hace algunos años: mi vecino come dos panes, yo ninguno; consumo promedio, un pan per cápita. Muy gráfico.

Verdades, sentimientos y resentimientos

El crecimiento económico de Chile es verdadero. Como también que la inequidad es parte de la historia de Chile, desde la Colonia. Sin embargo, el índice Gini ya hace tiempo no tiene a Chile en la cúspide de la desigualdad latinoamericana, que compartía con Brasil. Actualmente es el quinto país de mejor distribución. Pero la gente siente que el éxito no es compartido. Son muchos los que transitan entre pobreza y no pobreza. Estima más bien que el sacrificio de muchos aporta a las utilidades de pocos. En el plano cultural, la sobriedad de vida fue dejada en el pasado. Los nuevos ricos son exhibicionistas de su riqueza. Eso se observa a través de las pantallas de televisión. Esto es caldo de culti

vo para el descontento social. El “modelo chileno”, con raíces en Milton Friedman, fue modificado de manera importante por los gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoría. Pero no logró integrar a amplios sectores al bienestar. Tampoco hubo adecuada participación. Lo mismo ocurre con la Constitución. Ha tenido casi 200 modificaciones, pero es percibida como la Constitución de Pinochet.

En ese escenario, no alcanza como argumento el que se bajó los niveles de pobreza del 40 al 10%. Porque muchos de quienes salieron de ella saben, experimentan y temen que un evento catastrófico de salud o empleo los vuelva de inmediato a su condición anterior. Es cierto que la calidad de vida de todos ha subido, pero tampoco alcanza como argumento, porque para llegar a fin de mes, muchos deben aceptar trabajos en horas extraordinarias, a buscar un segundo empleo o endeudarse, lo que lleva a perder una sana conciliación entre trabajo y familia. Para los jóvenes, es cierto que de 40 mil universitarios pasaron a más de un millón en pocos decenios, pero los nuevos profesionales tienen hipotecado su futuro por deudas por el costo de la educación. Para la creciente población de tercera edad, las pensiones son en muchísimos casos indignantemente bajas y los remedios atrozmente caros. En contraste, las pensiones para las Fuerzas Armadas y las policías son muy altas y se financian en un 90% mediante impuestos. Es cierto que las pensiones de los civiles son bajas sobre todo en razón a la calidad del empleo, pero eso no las hace un tema menos dramático.

En fin, los éxitos económicos muestran que en democracia no basta trabajar POR el pueblo. Es necesario hacerlo CON el pueblo. La participación ciudadana efectiva es un tema y una deuda sustantiva desde el retorno a la democracia, descontados los primeros cinco años. La transición fue necesariamente protagonizada por una elite legítima que condujo a la derrota de la dictadura. Con todo, entonces fue muy importante el diálogo social liderado por los dos Manueles: Manuel Bustos, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT; y Manuel Feliú, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, CPC. Hubo cuatro acuerdos marco. Las partes se res

En la población creció la sensación de ser víctimas de diversos abusos: los parlamentarios gozan de dietas excesivas, muy lejanas de los salarios mínimos.

ponsabilizaron de común acuerdo con el futuro del país, y la democracia logró estabilizarse, a pesar de los tres intentos que hizo Pinochet por abortarla.

Con todo, el malestar en la clase media creció, pero fue escondido por muchos, porque lo socialmente correcto era demostrar ser exitoso y aparentarlo. Esto acumula deudas, inseguridad, resentimiento y rabia. También el malestar hizo de Chile un país con enorme deterioro en salud mental, con un altísimo consumo de antidepresivos. En algunos sectores el alcohol y drogas, se transformó en una forma de evadir la realidad. Otros, no pocos, encontraron en el narcotráfico un lucrativo negocio que instaló vastas redes de venta al menudeo. Los ingresos de un pequeño narcotraficante son incomparables con el de quienes trabajan honradamente.

Muchas minorías

En cuanto a las demandas sociales, ¿se trata de minorías? Tal vez. Pero lo que se expresa hoy es la sumatoria de una cantidad de descontentos sectoriales minoritarios: endeudados por consumo y por estudios, los que deben esperar atención desde la madrugada en consultorios, los que salen cuando sus hijos duermen y regresan cuando ya se acostaron, los que gastan hasta un 30% de sus ingresos en transporte, los que ocupan más de la mitad de sus pensiones en remedios, los que ven cómo se coluden las farmacias para

traficar con la salud y la vida, los que no pueden acceder a un médico porque éste cobra la mitad de una pensión solidaria por una consulta, los que observan la dieta parlamentaria que es la más alta de la OCDE, los que ven cuánto gana un ministro o los altos funcionarios públicos, el uso y abuso del agua por parte de empresas mineras y agrícolas en desmedro de la población rural, la contaminación y depredación ambiental por el uso irresponsable de nuestra naturaleza, la causa de los pueblos originarios, pendiente por mucho tiempo, los que pagan todos sus impuestos y ven como otros los eluden mediante sociedades de profesionales o sociedades de inversión, y un larguísimo etcétera. Pero el común denominador es el descontento, el malestar, la rabia, la sensación de ser víctimas de abusos de las elites. Entre otras cosas, la delincuencia es, en parte, producto de esas condiciones.

Mientras tanto, la población miraba a una clase política –de gobierno y oposición- con la brújula extraviada. En disputas irrelevantes, muy pendiente de las encuestas, desconectadas del sentir profundo de la población. Buscando protagonismo en los medios de comunicación a partir de la exacerbación de luchas intestinas en sus partidos que son las que más protagonismo mediático ofrecen. El método fácil y barato.

Para los medios de comunicación, en especial los televisivos, estas disputas

eran buen y barato material para “vender”. Por supuesto, con esto los”noticieros basura” aumentan la molestia y la inseguridad. No muestran los problemas de la sociedad, sino en cuanto son posibles de transformarlos en show. Otro espacio de discusión son los matinales, donde muchas veces hay paneles de expertos en nada que opinan de todo, a veces con algún invitado que sí sabe. La cobertura de la actual crisis –aunque por cierto con excepciones- sigue siendo muestra de este estilo. Hacen de la noticia un producto, no un medio para servir y tributar al derecho a la información.

En la población creció la sensación de ser víctimas de diversos abusos: los parlamentarios gozan de dietas excesivas, muy lejanas de los salarios mínimos. Además, tienen asignaciones indignantes. El gobierno aparece favoreciendo los intereses de minorías y descuidando a los más pobres. Afirmaba una predilección por la clase media, pero esta no percibe los “tiempos mejores” que prometió en campaña. Por eso el 12% de popularidad de Piñera. Por eso también el apoyo a las demandas ciudadanas. Contra el abuso. En el mundo empresarial, ya hace varios años se conocieron primero sus conexiones con el financiamiento ilegal de la política. Algunos de los encontrados culpables fueron condenados a realizar “cursos de ética”. En otras empresas, se observaron colusiones para elevar artificialmente los precios. En el caso más notorio, el del papel higiénico, la empresa culpable se allanó a pagar algo así como 12 dólares a cada chileno mayor de 18 años, como indemnización. Pero los hubo además en varios casos, como el precio de los medicamentos y en el valor de la carne de pollo. Otro abuso.

En el mundo militar y de Carabineros, también fueron descubiertos fraudes por montos elevados, que actualmente investiga la justicia y que tiene a un numeroso grupo de altos oficiales encargados reos. El prestigio y la confianza son bienes que cuesta ganarlos, pero perderlos es muy fácil. Abuso también.

Se suman a esta percepción de abusos el costo de la salud, hoy mercantilizada al igual que la educación. Los salarios bajos, la pobre calidad de la educación municipal, los empleos precarios, y muchas otras causas. Todo se ve como abuso. Lo mismo vale para la Iglesia Católica, donde los abusos sexuales y su encubrimiento echaron por tierra un prestigio bien ganado por muchos años de acompañar a los pobres en sus luchas por mejores condiciones de vida y a los perseguidos en demanda de respeto por los derechos humanos. En las Iglesias evangélicas también se produjeron abusos sexuales cometidos por pastores y la justicia los investiga. Además, una de ellas se vio mezclada en escandalosas situaciones de manejo de diezmos cuantiosos en las cuentas personales de un obispo. Hay que tener en cuenta que uno de los roles de las iglesias es infundir esperanza en la sociedad.

Estos abusos no son sólo delitos o faltas éticas. También dejaron a la sociedad huérfana de liderazgos morales que pudieran –en casos como el actual- elevarse como referentes respetables y respetados

En el mundo militar y de Carabineros, también fueron descubiertos fraudes por montos elevados, que actualmente investiga la justicia con un numeroso grupo de oficiales reos. El prestigio y la confianza son bienes que cuesta ganarlos, pero perderlos es muy fácil.

para buscar salidas y construir esperanza. ¿Es que como país lo hemos hecho todo mal? No. Son ciertos los datos de caída de la pobreza, la elevación de los salarios en el sector público, la incorporación de muchos a la educación superior (7 de cada diez son primera generación de su familia accediendo a la universidad), la elevación de la esperanza de vida, la calidad de la infraestructura del país, todo eso –y muchísimo más- han sido avances colosales y registrados en poco tiempo histórico. Paradojalmente, son estos mismos logros los que abren los ojos a quienes antes aceptaban la limosna sin cuestionarse. Ahora han tomado conciencia de su dignidad y saben que tienen derechos, además de responsabilidades. Quieren su parte en las utilidades. No sólo lo saben, los reclaman. Es cierto que los empresarios arriesgan su capital para producir riqueza; pero también es verdad que los trabajadores gastan su vida con el mismo objetivo. Pero la mayor parte de la riqueza queda en pocas manos. El 1% de la población captó el 26,5% de la riqueza en 2017. Mientras el 50% de la población sólo el 2,1. El 50% de los trabajadores, según estadísticas oficiales, recibe un salario igual o inferior a 560 dólares. Luego de las protestas, con el alza del dólar, aún menos. En fin. El manejo del gobierno actual había sido claramente gerencial y no propio de un liderazgo político capaz de comprender la situación de las personas. Faltaba ponerse en el lugar del otro. Hacía gala la soberbia tecnocrática. Se carecía de empatía. En política eso es fracaso.

No es extraño que algunos de sus ministros dijeran tantos despropósitos: para solucionar problemas de infraestructura educacional un ex ministro de educación invitó a “organizar bingos”. Otro ministro invitó a los románticos a regalar flores pues estas bajaron de precio (lo dijo al dar a conocer datos del costo de vida). Una alta autoridad de salud afirmó que la gente va a los consultorios a “hacer vida social” de madrugada, cuando buscan atención haciendo largas filas. Agregó un ministro: vayan temprano al trabajo, porque en ese horario no se produjo alza del transporte. Son frases de antología –irritantes- que hicieron finalmente que grupos de estudiantes secundarios decidieran convocar a evasiones masivas en el metro. Rápidamente se sumaron grupos, probablemente anarquistas, delincuentes y lumpen, que agregaron violencia al segundo o tercer día del inicio de las evasiones.

Manifestaciones pacíficas y acciones violentas

La mayor parte de la población rechaza la violencia, pero respalda las distintas demandas o algunas de ellas. Así lo manifestó con la marcha del 25.10, que fue una expresión del 93% que apoya esas demandas. Sin embargo, hay que entenderlo, el rechazo a la violencia es amplio: ni la violencia de las injusticias o los abusos; ni aquella delictual que saquea, incendia y destruye bienes públicos y privados.

En este cuadro, la reacción gubernamental no ha tenido por mérito la exce

lencia política. Muy por el contrario. La típica primera respuesta de la derecha es la “mano dura”. Pero no entendieron que hay parte de la población que no tiene mucho que perder. Menos que la violencia estaba siendo gatillada desde el narcotráfico y demás delincuencia. Al estado de emergencia y la salida de los militares a la calle, la gente reaccionó mayoritariamente con molestia que para muchos se transformó en más rabia. La rabia genera una reacción biológica que reduce en altísima proporción la capacidad de pensar. Por ello, no es raro que mientras algunos delincuentes saquean e incendian supermercados, una parte minoritaria de la población se sume irracionalmente a ellos. Es comprensible. No justificable.

En medio de todo esto, el 20 de octubre el Presidente agregó una guinda a la torta: “estamos en guerra”. Guerra ¿contra quién? Intentó después afirmar que contra la violencia. ¿Cuál violencia? ¿La de los abusos y la injusticia social o la de quienes destruyen bienes públicos y privados? La población entendió que el Presidente está en guerra contra quienes demandan justicia. Recién dos días después matizó. Si es cierto que los empresarios reaccionan ante pérdidas o utilidades, o antes amenazas graves, como dijo un antiguo dirigente de la Unión Social de Empresarios Cristianos. Tal vez por eso el Presidente, más gerente que estadista, recién escuchó la demanda ciudadana, dada en la contundente marcha del 25.10, donde ni siquiera hubo discursos, pero el gobierno consiguió no sólo pérdidas, sino también amenazas graves a su estabilidad y capacidad de operación. Todo indica que aún no interpretó bien lo que ocurría. Ni el nuevo gabinete ministerial (28.10), donde el principal gesto es el cambio del equipo político, ni las quince medidas anunciadas, fueron inicialmente percibidas como respuestas satisfactorias.

Para el gobierno es grave observar protestas –marchas y cacerolazos- en barrios de clase media y acomodados. Es mayoritariamente su público. Pero allí también han salido a manifestarse. Ellos, que normalmente no van a las calles, estuvieron en la plaza de Ñuñoa, donde varios miles de personas desafiaron el toque

de queda sentados en las calles. Lo mismo se repitió en Las Condes, muy cerca de la Escuela Militar

La noche de las alarmas

Ahora bien, ¿cómo salir desde esta crisis? La respuesta no es fácil ni única. Especialmente porque las demandas son múltiples y los recursos limitados. Además, porque entre los protagonistas de las protestas violentas no hay voceros y al parecer ningún sector de la clase política los representa. Ni siquiera el Partido Comunista, que parece haber sido sorprendido también por esta irrupción social, aunque trata de empatizar con ella a través de sus liderazgos sociales. O el Frente Amplio, cuya ex candidata presidencial fue “funada” en una manifestación. Las protestas pacíficas, no tienen liderazgos nacionales, sino convocatorias sectoriales.

Cuando escribimos la primera versión de este artículo una opción era, para el gobierno, jugarse por el desgaste del movimiento. Que pasara el tiempo y apostar a que la población comenzara

a sentir efectos negativos en precios de bienes y servicios, problemas de empleo, convivencia diaria (que la población, y las familias, se dividan). Eso era jugar con algo tremendamente peligroso. Con fuego. Evitar soluciones de fondo y, aunque pudiera acallarse al movimiento social, lo que no era probable, sólo sumaría resentimiento que podría expresarse de manera aún más compleja. Apostar a que la olla de presión resistiera más.

Otro camino era el iniciado por el Presidente al reunirse con los líderes

los partidos políticos (fines de octubre). Pero no logró concitar la participación de todos. En todo caso, lo primero, nos parecía que la oposición y el gobierno debían sentarse a buscar acuerdo, en un diálogo conducente a soluciones de corto, mediano y largo plazo. Es lo que intentó el nuevo ministro del Interior y un grupo de ministros sectoriales con los presidentes de los partidos (excepto el PC y parte del Frente Amplio) con la reunión realizada a fines de octubre, donde se abrieron caminos a algunas soluciones concretas. Luego lo hizo con un grupo de alcaldes, que era una opción de políticos cercanos a la gente y plurales en su composición. La apertura al tema constitucional siguió pendiente.

Otra posibilidad que esbozábamos en la primera versión, era la posibilidad de un gobierno de unidad nacional. Pero para eso haría falta mucho patriotismo…o amenazas ciertas de perder la democracia.

Hubo una nueva convocatoria, esta vez a un paro nacional (12.11), de la autodenominada Mesa de Unidad Social que intentó dar conducción al movimiento ciudadano. Esto auguraba una noche muy violenta, más allá del carácter pacífico del paro. Los grupos violentistas son autónomos de las manifestaciones ciudadanas.

Esa noche, se encendieron todas las alarmas. Ante el riesgo de una noche violenta, Piñera regresó al palacio de La Moneda, por la noche. También llegó el ministro de Defensa, entre otras autoridades. Los líderes de los partidos de Gobierno estuvieron allí. Se barajó la posibilidad de establecer nuevamente un estado de excepción. Sin embargo, según diversas versiones, las Fuerzas Armadas –con distintos grados de presión- habrían exigido duras condiciones para salir nuevamente a las calles. Una represión violenta era posible. Luego de una larga discusión política, se desechó el estado de excepción y Piñera habló al país proponiendo un diálogo que debería incluir un pacto por la paz, por la justicia y por una nueva Constitución. Mario Desbordes, presidente del mayor partido oficialista, Renovación Nacional, tuiteó señalando que tenían entre 24 y 48 horas para llegar a un acuerdo. La democracia

estaba en riesgo y todo indicaba que era así. Se recibieron datos de acuartelamiento militar. Movimientos extraños de tropas navales en Valparaíso. Todo explicado con razones. Pero todas señales de algo anómalo.

Desde la mañana siguiente, en la antigua sede del Congreso Nacional, en Santiago, se sucedieron reuniones entre los presidentes de partidos y parlamentarios. Todos menos el PC y parte del Frente Amplio. La mesa –comisiones de Constitución de ambas cámaras- sesionó continuadamente por más de dos días. La reunión final, por espacio de dos horas y algo más, para conseguir el acuerdo logrado en la madrugada del 15 de noviembre. Este documento descomprimió el ambiente. Pero no ha cerrado el capítulo de las manifestaciones. Ni el de la violencia. En paralelo se trabaja una agenda social. El acuerdo establece un itinerario de cambio de la Constitución, que se escribirá “desde un papel en blanco” –dejando claro que no será una modificación al texto. Las razones para ello radican en los altos quórum para modificar leyes orgánicas constitucionales, el control preventivo del Tribunal Constitucional sobre la legislación que acuerda el Congreso, y la forma en que se interpreta el texto constitucional. Un ejemplo notable de las trabas, es la presentación de proyectos destinados a dar reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, lo que ha sido finalmente trabado siete veces, explica el jurista Tomás Jordán.

Desde la noche del 12 de noviembre,

Piñera estuvo una semana “ausente”. Daba la impresión que el presidente del gobierno era el ministro del interior, Gonzalo Blumel. Parece claro que Piñera fracasó. Aunque “en política se han visto muertos cargando adobes”. Los temas sobre los cuales se debe legislar son más bien propios de la agenda opositora. Quizá la única posibilidad de recuperarse políticamente, en parte, es una voltereta que le lleve a liderar el cambio constitucional al que se opuso antes, cosa que la opinión pública lo sabe.

Donde el gobierno puede intentar algunos éxitos, es el en plano de la agenda social, pero asumiendo la agenda opositora. Allí, curiosamente no son los ministerios sociales quienes lideran. Es el nuevo ministro de Hacienda, Ignacio Briones, cuyo postgrado lo hizo en el Institut d´Etudes Politiques de Paris, a diferencia de sus antecesores, todos formados en Estados Unidos. Ya hay acuerdos en materia tributaria para que los “súper ricos” paguen más; para aliviar e incluso condonar deudas de profesionales por sus estudios universitarios; y –muy relevante- para mejorar pensiones, así como para bajar los precios de los medicamentos. También bajar la dieta parlamentaria. La agenda está abierta a muchos puntos más. Y la oposición atenta a la letra chica. Todo esto ocurre en medio de un cuadro político extremadamente complejo. Con atención a que el fracaso de la política siempre es seguido por situaciones de gravedad insospechada. La Presidencia de la República es irrenunciable, y no resulta probable, ni mucho menos recomendable para cuidar la democracia, que el Congreso lo destituya. Tampoco se vislumbra la posibilidad de construir una mayoría en ese sentido. Aunque nueve diputados presentaron (19.11) una acusación constitucional en su contra, la que no parece tener destino. La novedad será, probablemente, la recomposición de los acuerdos y/o pactos políticos. En el Acuerdo suscrito en el Congreso Nacional, no estuvieron presentes ni el PC ni parte del frente Amplio. Este referente sufrió casi de inmediato un quiebre. El alcalde de Valparaíso y líder de uno de los partidos del pacto, renunció junto a 74 dirigentes. Vienen novedades. Una tarea de los políticos, alejar el riesgo para la democracia y es ahuyentar la posibilidad de salidas populistas.

En hora de cierre de esta revista, aparecen los informes de Amnesty International y Human Rights Watch. Ambos coinciden en la existencia de graves violaciones a los derechos humanos. Apuntan a Carabineros, tanto en los procesos de detención de manifestantes, como en su trato en lugares de detención. El informe de HRW formula una crítica con mayor profundidad y documentación. Agrega, además, 10 recomendaciones para profesionalizar la tarea de Carabineros de manera se conjugar restablecimiento del orden público con respeto a los derechos humanos. En Carabineros se han registrado en los últimos años dos cambios amplios de su alto mando. El actual Director General –muy cuestionado por la posición y la opinión pública- era hace no mucho la antigüedad 52. Su personal está agotado. Hay un par de miles de licencias por salud. Mucho de su personal está trabajando hasta 16 horas diarias.

En otro plano, el económico, es muy probable que las decisiones que deban tomarse –ya lo dirán los expertos- nos llevarán en lo próximo a ser un país más pobre. Porque el impacto de todo lo ocurrido sin duda tiene costos que, finalmente, deberemos pagar entre todos. Probablemente, seremos un país más pobre. Es de esperar que más igualitario e inclusivo. Donde la gente consuma menos antidepresivos y tenga más esperanza. La cuestión podría ser entonces saber si efectivamente siendo más pobres seremos más felices.

Misión y pensamiento social en el 40 aniversario de Puebla

Agustín Orteg a Cabrera *

Estamos conmemorando el 40 aniversario de la “III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”, celebrada en Puebla bajo el ministerio petrino de San Juan Pablo II. Un acontecimiento muy significativo de la iglesia latinoamericana y universal que, en su documento final precedido de un relevante discurso inaugural del Papa, nos ha legado una fecunda enseñanza para la fe, la misión y el pensamiento social, que conforma asimismo el patrimonio de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Este magisterio de los obispos en Puebla continua, ratifica y profundiza la enseñanza y herencia de la anterior e impactante “II Conferencia” que se hizo en Medellín, en este camino de la iglesia latinoamericana con su aplicación del Concilio Vaticano II, al servicio de la misión evangelizadora.

Puebla, como es propio de la fe e iglesia, se fundamenta en el Dios revelado y encarnado en Jesucristo pobre, crucificado y resucitado que nos regala la salvación liberadora e integral de todo mal, pecado, muerte e injusticia. Jesús nos libera del egoísmo y sus ídolos de la riqueza-ser rico, del poder y la violencia. Cristo es el revelador del Misterio de Dios Uno y Trino, la Trinidad, el Dios Padre, Hijo y Espíritu que nos manifiestan su amor, comunión y solidaridad. La fe vive de este principio de la espiritualidad encarnada en el mundo e historia, para llevar a la humanidad el Reino de Dios y su amor, vida, paz y justicia liberadora con los pobres de la tierra donde se encuentra presente (sacramentalmente) Cristo pobre y crucificado. Es el anuncio de la fe, del Evangelio de Jesús, el Reino de Dios, que con la humanidad, pobreza, cruz y resurrección de Cristo: nos dona su salvación liberadora e integral del pecado personal, social e histórico que nos esclaviza, deshumaniza y da muerte.

La iglesia está al servicio de esta misión en la proclamación, celebración y servicio del Reino de Dios y su justicia para que se vaya realizando en el mundo e historia y que culmina en la vida plena-eterna, en la trascendencia escatológica consumada, con la tierra nueva y los cielos nuevos. La

Puebla, como es propio de la fe e iglesia, se fundamenta en el Dios revelado y encarnado en Jesucristo pobre, crucificado y resucitado que nos regala la salvación liberadora e integral de todo mal, pecado, muerte e injusticia.

misión tiene su base (significado) en la espiritualidad, con la conversión y seguimiento de Jesús en el Espíritu, por el que se realiza la experiencia y encuentro con Dios, en la mística que se efectúa desde la unión de amor con Dios que lleva a la comunión fraterna y solidaria con los otros, con el mundo y con toda la creación, con la naturaleza y el cosmos.

La misión de la iglesia supone pues toda esta evangelización integral que transmite, celebra y sirve a la fe en el amor con la promoción de la justicia, los deberes y derechos humanos, el desarrollo humano, sostenible, liberador y global. La misión tiene como dimensión constitutiva toda esta promoción humana, solidaria, liberadora e integral de cada persona y del pobre en todas sus dimensiones, de toda la humanidad (pueblos) en la solidaridad y justicia con los pobres de la tierra. Es la unión inseparable de la espiritualidad en el seguimiento de Jesús y la vida moral, de la mística y la política en la responsabilidad ética por el bien común, del amor a Dios y al otro promoviendo la justicia con los pobres, todo este desarrollo humano, solidario, ecológico e integral. La antropología bíblica-cristiana, con la unidad inseparable del ser humano en sus inherentes aspectos corporales y espirituales, expresa esta salvación liberadora e integral que incluye todas las dimensione del ser humano en su naturaleza personal, material, corporal, económica, política, social, cultural, trascendente y escatológica,

El Reino de Dios que nos regala Jesús en su Espíritu, la Gracia de Dios, se va realizando y anticipando ya en el mundo e historia con su amor, vida, justicia y liberación integral de todo pecado e injusticia, supone y lleva a su plenitud a la naturaleza, a toda la realidad humana, social e histórica que se consuma en la belleza de la eternidad. La naturaleza del ser personal y sociable de lo humano se inter-relacionan de forma inseparable, surgiendo el intrínseco carácter comunitario, social, histórico y estructural de la gracia y del pecado. Las estructuras sociales e históricas de pecado se originan en el pecado personal y, a su vez, llevan al mal e injusticia. Dios en Cristo, por la

La DSI, elemento esencial de la misión de la iglesia y exigencia para el compromiso por la justicia, orientación específica del laico.

misión de la iglesia, nos viene a liberar de todo este mal con el pecado e injusticia, del pecado personal y del mundo (estructural e histórico), de toda estructura y situación de pecado, opresión y esclavitud.

Desde todo este trasfondo teológico y antropológico, en el Dios de la vida encarnado en Jesús, la iglesia promueve la defensa de la vida y dignidad sagrada e inviolable todo ser humano, imagen (semejanza) e hijo de Dios, en todas sus fases, dimensiones y aspectos. Siguiendo a Jesús pobre-crucificado y resucitado, la iglesia de Jesús es la iglesia pobre en la opción por los pobres como sujetos de la misión con todo su potencial evangelizador, protagonistas de su promoción liberadora e integral frente a todo egoísmo, paternalismo asistencialista e idolatraría de la riqueza-ser rico, del poder y la violencia. Como Jesús, la iglesia anuncia primeramente el Evangelio a los pobres con su vida de amor, sacrificio, pobreza fraterna y humildad en la comunión solidaria de bienes y acción por la justicia con los pobres. Frente a los fasos dioses del poseer y del tener que niegan el ser de la persona con su vida de entrega, amor y fraternidad solidaria. De ahí la misión profética de la iglesia que denuncia y se opone a todo mal, pecado e ideología individualista materialista y totalitaria como son el liberalismo capitalista, el capitalismo y el comunismo colectivista (colectivismo). La DSI critica y deslegitima a estas ideologías ya que caen en las idolatrías del materialismo economicista, del capital, mercado, estado y partido que dominan (esclavizan) la vida y dignidad de la persona. Con los valores y principios de esta DSI como son: el bien común, las condiciones sociales y de todo tipo para la perfección de la persona en su desarrollo humano e integral, que se antepone a todo individualismo posesivo e insolidario; el trabajo, la dignidad de la persona trabajadora y sus derechos como es un salario justo, que está antes que el capital; el destino universal de los bienes, la justa distribución de los recursos, que tiene la prioridad sobre la propiedad para que se cumpla con esta inherente dimensión (función) social y común de la propiedad que, unida a la personal, hace posible la equidad en el reparto de los bienes.

La DSI, elemento esencial de la misión de la iglesia y exigencia para

el compromiso por la justicia, orienta de forma singular la vocación especifica del laico. Esto es, la caridad política, con la misión de transformar de forma más directa e inmediata del mundo con sus realidades humana, sociales e históricas para que se vayan ajustando al Reino de Dios y su justicia, al bien común y la civilización del amor. Por tanto, la formación en la DSI y en esta misión propia del laico, que alienta la vida moral con la responsabilidad ética-política para el bien común, es urgente, prioritaria y permanente. Concluimos pues dando gracias a la iglesia latinoamericana que se reunió en Puebla por todo este legado tan fecundo, bueno, bello y hermoso que hemos de continuar, profundizar y poner en práctica con la vida de fe y moral.

Misionero laico canario, es Trabajador Social y Doctor en Ciencias Sociales (Dpto. de Psicología y Sociología). Asimismo, ha realizado los Estudios de Filosofía y Teología, Doctor en Humanidades y Teología. Profesor e investigador en diversas universidades e instituciones universitarias y educativas latinoamericanas. Autor de numerosas publicaciones, libros y artículos.

Mundo Multipolar

Jorge Félix Rubio Correa*

Ainicios de la década de los 90 del siglo pasado, en plena hegemonía de los Estados Unidos, se percibía que el poder en el mundo pronto podría tener una nueva configuración multipolar, pero los principales candidatos a competir en dicha hegemonía eran Japón y Alemania, países que se pensaba continuarían su crecimiento económico y empezarían a manejarse independientemente. Si bien la República Popular China ya tenía un crecimiento importante, partía de una base muy baja con índices de pobreza muy elevados y las recientes imágenes de la plaza Tiananmen1 hacían prever que su desarrollo generaría imprevistas deman

1 Manifestaciones lideradas por estudiantes chinos, entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989, que culminó con centenares de muertos. das democráticas y serios problemas políticos. Por su parte, la nueva Rusia estaba aún recogiendo los escombros de la destruida Unión Soviética, tratando de recomponerse y reubicarse en el nuevo escenario mundial.

El fin de la corta unipolaridad tiene muchas interpretaciones, pero hay cierto consenso en tres elementos que trajeron consigo su debilitamiento: una excesiva confianza en la expansión del liberalismo ante la inexistencia de una potencia rival con una ideología y estructura económica antagónica; la crisis financiera de 2008; y la retirada de los Estados Unidos del multilateralismo y de ciertas regiones del mundo, desde la llegada del presidente Trump2. En medio de este proceso, que ha

2 Se retiró del TPP, del acuerdo climático de París, entre otros acuerdos multilaterales y bilaterales. durado entre 20 y 30 años, se produjo un asombroso e inesperado crecimiento de China y la recuperación de Rusia, que se configuran como nuevas potencias dispuestas a proyectar su nuevo poder y a ocupar en el mundo el lugar que consideran les corresponde.

Este reordenamiento político mundial no tendría una connotación ideológica, como fue durante la guerra fría, ya que las potencias emergentes no parecen interesadas, al menos por el momento, en imponer sistemas de gobierno, sino en ocupar espacios geográficos que les permitan obtener recursos primarios para su desarrollo; mercados para sus productos tecnológicos, militares, de servicios, de capitales, entre otros; y aliados que establezcan zonas de influencia que les permitan proteger esos espacios.

Sin embargo, no debe descartarse que al tratarse de una restructuración

del poder mundial basada en potencias no liberales, de configurarse el nuevo esquema, algunas democracias de baja intensidad podrían sentirse tentadas a dejar de serlo. Ciertos analistas señalan que desde hace algunos años la democracia viene perdiendo espacios en diferentes regiones del mundo, afectando también a países desarrollados, con el crecimiento de partidos nacionalistas y de populismos, especialmente en Europa3. No resulta extraño, en este contexto, que las principales potencias emergentes organicen periódicamente reuniones cumbres con los países africanos. En 1993, Japón lanzó el “Tokyo International Conference of African Development” (TICAD)4; en el 2000 China organizó el “Forum on China-Africa Cooperation” (FOCAC), que desde entonces se reúne a nivel presidencial y ministerial; en el año 2008 se realizó la primera cumbre del “Foro India-África”, que lleva tres cumbres y; recientemente, el 24 de octubre último, Rusia organizó la primera cumbre “Rusia-África” en Sochi. Cada foro, desde los intereses

3 “Democracy Demotion”, Diamond, Larry; “In every year since 2007, many more countries have seen their freedom decrease than have seen it increase, reversing the post–Cold War trend. The rule of law has taken a severe and sustained beating, particularly in Africa and the postcommunist states; civil liberties and electoral rights have also been declining”. Foreign Affairs, June 2019.

del país organizador, desarrolla proyectos y programas de diversa índole y el financiamiento para ejecutarlos, con el objetivo de ocupar un espacio geográfico en pleno desarrollo y en donde los liderazgos no están definitivamente consolidados.

En este complejo y cambiante escenario, a países como el Perú nos corresponde no enredarnos en la coyuntura, sino procurar proyectarnos al menos a mediano plazo. Es cierto que el cambio de perspectiva de los Estados Unidos respecto al orden liberal5 que lideraron con occidente desde el fin de la II Guerra Mundial ha generado vacíos de poder que pueden ser ocupados por otras potencias, pero también es muy probable que en 1 o 4 años, una nueva administración retome políticas más tradicionales. Podrá ser en un mundo distinto, pero se volverá a sentir un liderazgo, mientras Europa enfrenta sus propios desafíos.

El desarrollo de China sigue siendo muy importante, pero su tasa de crecimiento se ha reducido del 15% a 6%, la tasa más lenta en 30 años y puede seguir reduciéndose, y su deuda actualmente supera el 300 % de su PBI6, lo que la convertiría en una potencia menos competitiva a largo plazo. Su actual guerra comercial con Estados Unidos amenaza su acceso

5 “Crisis en el orden liberal”, del mismo autor. Testimonio nº 127, enero abril 2019.

6 “The United States Should Fear a Faltering China”. Beckley, Michael; Foreign Affairs, October 2019. a los mercados internacionales y el desarrollo de la tecnología hacia la automatización de las empresas va a reducir la competitividad de los países que han ganado mercados por la mano de obra barata. Es cierto que China está en un proceso de rápida automatización, pero puede afectar a un enorme mercado laboral.

Por su parte Rusia, que está reposicionándose como la situación en Siria y Ucrania lo demuestran, tiene una economía más débil y aspira a buscar socios, como los países de África, para que su economía crezca; así como para recuperar la influencia global que perdió con la caída de la URSS.

Finalmente, todos los países seguimos inmersos en la globalización, proceso que ha generado mucha riqueza, crecimiento de las clases medias, reducción de la pobreza a nivel mundial y una elevada integración económica internacional, pero también desintegración y conflictos al interior de los países. El populismo en países desarrollados y las manifestaciones en algunos de los países de nuestra región son un síntoma de brechas económicas, sociales y desadaptaciones en el desarrollo tecnológico que hay que estar en capacidad de cerrar.

Debemos mantener la línea exitosa que ha promovido nuestro desarrollo reduciendo la pobreza, renovar nuestra mirada al mundo para proyectarnos en espacios en los que aún no estamos presentes e incorporarnos a las nuevas tecnologías, pero sin perder de vista a los sectores sociales que sean desplazados por las nuevas tendencias del desarrollo.

José Antonio Varela Vidal*

Con motivo de su visita a Lima, el cardenal Baltazar Porras Cardozo, administrador apostólico de Caracas, conversó sobre la coyuntura en Venezuela y otros temas, entre ellos el próximo Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica.

El también arzobispo de Mérida, en Venezuela, llegó al Perú para intervenir en el seminario internacional “Políticos cristianos frente a los desafíos globales”, organizado en agosto último por el Instituto de Estudios Social Cristianos y la fundación Konrad Adenauer.

-Da la impresión de que el Gobierno de Venezuela hubiera abandonado ya a la población ¿no? -Card. Porras: Las políticas que se han tomado últimamente, sean medidas económicas, sociales, también policiales, atentan contra la salud del pueblo, y lo que ha hecho es empeorar la situación. Esto es algo que se manifiesta entre otras cosas, en esta migración que aumenta día a día. -Ustedes los obispos han advertido que la migración está afectando a las familias, debido a que los hijos crecen sin ver a sus padres…

-Card. Porras: Ciertamente que es un drama, porque romper los afectos de los seres queridos, de los abuelos que quedan solos o cuidando a niños pequeños, trae una gran orfandad. Y quien está afuera debe adaptarse a una nueva realidad, pensar en los suyos que quedan allá… Hay que ver las muchas lágrimas y el dolor de la familia, al no saber exactamente la situación de sus seres queridos.

“La intolerancia hizo crecer la muerte en Venezuela” Entrevista al Cardenal Baltazar Porras

-¿Hay facilidades para recibir las remesas del extranjero? -Card. Porras: Las remesas en estos momentos están aumentando día a día, que son pequeñas ayudas que pueden mandar los familiares que están en el exterior. Esto ayuda a paliar, pues la situación, con una hiperinflación como la que estamos viviendo se hace insuficiente no solo en bolívares, sino también en moneda extranjera. -Hay también una preocupación por el deterioro moral de las instituciones y de las autoridades ¿verdad? -Card. Porras: Se está rompiendo lo que ha sido la cultura del venezolano, que es de cercanía, de alegría, de amistad, pues se manifiesta en forma muy peligrosa lo que es el aumento de la trata de personas, la contratación de venezolanos para distintos grupos guerrilleros, la indefensión diríamos total. Esto indudablemente es lo que genera un rompimiento de los valores morales mínimos de convivencia, de respeto. La intolerancia de un grupo para otro es lo que ha hecho crecer de manera exponencial también la violencia, la represión, la tortura y la muerte en Venezuela. -¿Cuál sería la salida inmediata o a mediano plazo ante esta crisis?

-Card. Porras: La inmensa mayoría de los sectores venezolanos quiere una salida pacífica y una salida electoral. Pues desde nuestro punto de vista y como miembros de

Baltazar Porras Cardozo. Arzobispo de la Arquidiócesis de Mérida y administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas.

la iglesia, lo que hay sobre todo es esa descalificación moral en el ejercicio del poder, que no ha traído ni el bienestar ni la igualdad sino lo que ha hecho es aumentar la pobreza y la miseria en la población. -¿Qué hacer con los que actualmente están llevando este gobierno? ¿Darles facilidades para salir del país, o tendrían que ser juzgados? -Card. Porras: En una situación como esta siempre es necesario una negociación y que no se trata que solo un lado dé y el otro no. Es necesario mantener esa postura, sabiendo que en estos momentos en Venezuela hablar de diálogo, o hablar de confianza o de credibilidad en las instituciones oficiales está en su mínimo. En una salida concertada no se trata de eliminar a uno y poner a otro, sino cómo podemos convivir. Lógicamente quienes tengan alguna mayor responsabilidad por crímenes que no prescriben, tendrán que pagarlo. Hace falta una gran prudencia, mucha calma en el sentido samaritano de misericordia y de perdón, para que no sea la violencia ni la muerte la que intente solucionar la situación que vivimos.

-En este punto muerto del diálogo, ¿la Iglesia se ofrece como mediadora o facilitadora del diálogo?

-Card. Porras: La Iglesia nunca se ha ofrecido como mediadora. Estamos siempre dispuestos, porque los sectores de un lado y de otro recurren a la iglesia en lo que está de nuestra parte. Y no solo del episcopado venezolano, sino también del Vaticano con el que estamos en total sintonía. Todo lo que ayude a encontrar una solución pacifica, indudablemente que nos tiene con los brazos abiertos. -¿Cómo debe ser el trabajo de evangelización desde la cultura amazónica?

-Card. Porras: Es bien interesante ver el trabajo que se ha hecho en la preparación para este Sínodo, y es lo que el Papa llama la “ecología integral”. No solo es un problema de la naturaleza, es un problema de las especies que ahí están. Por la biodiversidad existente, es un problema de las muchas etnias indígenas y también de la población campesina y criolla que está instalada, pues en esos sitios tienen una manera de vivir, tienen una serie de valores que también se deben respetar. Es una situación que nos llama al respeto y a la comprensión de los otros, de las otras culturas y de las otras maneras de vivir. Y otras maneras también de explotar, para el bien de toda la humanidad, los bienes que ahí están. Y no simplemente depredar y dejar en las ruinas nuestra región. -Sin embargo, en este Sínodo nuevamente aparecen voces críticas a algunas propuestas del Papa, que ya se vieron en el Sínodo sobre la familia y en el de los jóvenes. ¿Qué les diría a los que se muestran no solo escépticos, sino contrarios a que la Iglesia profundice ahora acerca de esta temática? -Card. Porras: Les diría que hay que respetar a los demás y respetar a la gente, y que no podemos estar con el criterio de explotación de la riqueza para unos pocos a costa de muchos otros. Hay que encontrar caminos, que nos permitan tener un mundo mejor

Participación del Cardenal Porras en el foro organizado por el I.E.S.C. y KAS Perú, sobre “La Iglesia ante la crisis en Venezuela”, el 27 de agosto del presente año.

Siempre es necesario una negociación y que no se trata que solo un lado dé y el otro no. Es necesario mantener esa postura, sabiendo que en estos momentos en Venezuela hablar de diálogo, o hablar de confianza o de credibilidad en las instituciones oficiales está en su mínimo.

para las generaciones que vienen. Hay que tener una gran creatividad en la búsqueda de nuevos horizontes de desarrollo humano, de desarrollo tecnológico, y de respeto a las culturas y los pueblos que ahí viven. -Hay una figura venezolana muy admirada, cuya devoción se extiende a otros países, que es el doctor Gregorio Hernández. ¿Qué modelo es para los profesionales de la salud del siglo XXI?

-Card. Porras: Es una de las figuras más entrañables de la realidad venezolana. Fue un hombre nacido en la provincia, pero ese respeto que recibió desde el hogar, desde la escuela, lo llevó a estudiar medicina en Caracas y luego a especializarse en París y ser uno de los pioneros de la medicina en Venezuela. Profundamente respetuoso de las otras formas de ver y de sentir, como eran los médicos que, junto con él, abrieron nuevos caminos en Venezuela. Por eso está tan metido en el corazón de todos y con la esperanza de que muy pronto podamos tener la aprobación del milagro y que sea el santo que todos llaman desde el corazón. -¿Y cómo va el proceso de canonización?

-Card. Porras: Va bien. Hemos llevado a comienzo de este año a la congregación de los santos todo el expediente, pues es como un juicio en que hay que hacer valer en un tribunal. Dios quiera que vaya por buen camino y podamos tener buenas noticias en el transcurso de este año o a comienzos del que viene. -¿Cuál es su mensaje a los venezolanos diseminados en los distintos países de habla hispana?

-Card. Porras: Que no perdamos la esperanza, no perdamos la alegría, que es una virtud muy latinoamericana en medio del sufrimiento, en medio de las dificultades, en medio de los nubarrones, porque los males que hemos construido, los hombres lo hemos permitido. Pues solo con el esfuerzo, con profunda fe y con gran sentido de creatividad y de respeto los unos con los otros, vamos a avizorar un mejor futuro para todos.

“No se puede amar lo que no se conoce”

Entrevista a Mons. Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú

P. Antonio Aransay Leren a*

En estos dos años, y después de haber visitado 38 jurisdicciones eclesiásticas, ¿qué comentario le merece la realidad de la Iglesia en el Perú? Luces y sombras.

Primero, visitar una diócesis para el Nuncio significa agradecer en nombre del Santo Padre por el trabajo que se hace, por la entrega pastoral, que sabemos que hoy es muy difícil, pues son muchos los desafíos que los obispos, los sacerdotes y también las religiosas y catequistas encuentran. Segundo, visito las diócesis para conocer, porque no se puede amar lo que no se conoce, y conocer nos da la posibilidad de estar cerca de la gente y de Dios.

Yo tengo, de verdad, una visión favorable, positiva de la iglesia en el Perú. Visitando, como usted ha mencionado, todas estas diócesis veo una iglesia que está presente con la gente, que está cercana al pueblo de Dios. Claro que hay diferencias entre las poblaciones que se encuentran en la Amazonía, en los vicariatos apostólicos, en la sierra y naturalmente en las diócesis de la costa, pero en todos los lugares se siente este compromiso pastoral de acercarse al pueblo de Dios. Por eso tengo una visión muy positiva, muy optimista, porque veo que se está haciendo un trabajo lo más cercano posible al pueblo. Naturalmente hay que tener presente los muchos desafíos que se encuentran.

Monseñor Nicola Girasoli ha visitado 38 jurisdicciones eclesiásticas, ha sido espectador en primera fila de la necesidad de presencia de la Iglesia en sectores alejados de nuestro país.

Y por supuesto que no faltan algunas sombras. En el evangelio hay un episodio, Jesús un día estaba en Jericó y se le acercó un hombre que le gritaba, le gritaba y le gritaba. El Señor preguntó qué sucede, que está pasando este hombre, y dice quiero ver. Y nosotros también queremos ver una iglesia que se acerca aún más al pueblo de Dios, una iglesia que se pone, como dice el papa Francisco, al servicio y cercana al pueblo de Dios, una iglesia en la que la autoridad expresa su realidad de servicio, una iglesia que necesita ser más creíble, una iglesia que está caminando. Se debe hacer aún más para promover las vocaciones, hacer algo más para incluir a todos en una dimensión pastoral y para acercarnos más a los pobres y necesitados.

¿Qué experimenta como Nuncio Apostólico cuando visita una jurisdicción eclesiástica como la nuestra, territorialmente extensa, con población dispersa y con escasa presencia de sacerdotes. La

Diócesis solamente tiene presencia permanente – con sacerdotes o comunidad de religiosas- en el treinta por ciento de sus distritos? Sí, claro, visitando esta lindísima diócesis de Chachapoyas, como otras diócesis muy extensas, con muy poca presencia de sacerdotes, la primera impresión que se tiene es que necesitamos tener más presencia como iglesia, porque los espacios que se dejan los ocupan otros, esto es muy fácil de entender. Por eso, por un lado estamos tan agradecidos por lo que se está haciendo, pero por otro se constata que se debe hacer más sobre todo en la pastoral vocacional y también tratar de encontrar otros caminos, por ejemplo preguntar o pedir a otras diócesis el envío de sacerdotes o religiosos. Sabemos que la iglesia católica es una iglesia sacramental, como decía Juan Pablo II, y hay tres sacramentos que solamente los sacerdotes los pueden administrar, la eucaristía, la reconciliación y el sacramento de la unción de los enfermos. Necesitamos más sacerdotes para que nuestra iglesia católica viva su identidad. Por eso, mi agradecimiento por un lado y por el otro quiero dar ánimo a todos los que están en esta diócesis. Sé que también el obispo, y usted padre Antonio, tienen este tema al centro de sus reflexiones. Ayer las religiosas y sacerdotes me ponían la misma pregunta, qué se debe hacer. Yo pienso que se debe trabajar, se debe acompañar y debemos hacer lo posible para suscitar más vocaciones.

¿Qué recomendaría para el trabajo social en una diócesis de zona rural donde el 34.9 % de su población se encuentra en situación de pobreza?

La iglesia está siempre con los pobres. El papa Francisco siempre nos habla de la cercanía a los pobres, imitando y siguiendo el ejemplo de Jesús. Claro que la situación de la pobreza en zonas rurales es más tangible, la vemos un poco más acentuada de lo que se ve en las grandes ciudades. Yo pienso que en esta diócesis de Chachapoyas ustedes están haciendo un trabajo enorme, grande, de cercanía a los pobres. Lo que he visto por ejemplo ayer en la zona “16 de octubre”, donde la presencia de la iglesia es una presencia que anima, es una presencia que acompaña, es una presencia que hace lo posible por sanar las heridas que el pueblo vive, es un gran trabajo que estás haciendo. Pienso que la iglesia debe seguir promoviendo proyectos que pueden aliviar esta situación de pobreza, pero también debemos tener conciencia de que la iglesia no puede reemplazar o no puede ponerse en lugar de las instituciones de bien y de lo que corresponde hacer al Estado. La iglesia se pone en un trabajo de acompañamiento. Este es un tema muy complejo, pero la presencia y el acompañamiento que nosotros podemos hacer, repito, con la integración

Lo que he visto por ejemplo en la zona “16 de octubre”, donde la presencia de la iglesia es una presencia que anima, es una presencia que acompaña, es una presencia que hace lo posible por sanar las heridas que el pueblo vive, es un gran trabajo que están haciendo.

y promoción de estos pobres en una dimensión de acompañamiento podría aliviar y reducir la situación de pobreza. Vemos que en el Perú en los últimos años, es cierto que de manera un poco lenta, se va reduciendo la situación de pobreza. Debemos trabajar juntos como iglesia dando ánimo a la gente y trabajar también con las instituciones públicas para hacer lo posible para que esta situación de pobreza pueda reducirse.

Monseñor Nicola, nos encontramos en vísperas del Sínodo Panamazónico, propuesta del papa Francisco, y cuyo tema a tratar será “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. ¿Qué espera de este encuentro eclesial y qué importancia puede tener para la vida de los pueblos amazónicos?

Sabemos que el papa Francisco es una papa latinoamericano que conoce muy bien toda la temática de la Amazonía. Él desea impulsar y promover este sínodo, un sínodo que quiere poner al centro las personas, los pueblos nativos los pueblos indígenas. Cuando el papa visitó el Perú, su primer viaje fue a Puerto Maldonado, donde se tuvo la primer reunión preparatoria al Sínodo de la Amazonía con los representantes de los pueblos originarios indígenas, quienes le dijeron al papa “gracias Santo Padre por promover este sínodo, gracias porque ustedes nos hacen sentir personas”. Pero, claro, nosotros somos iglesia, se trata de un Sínodo eclesial, un Sínodo donde participarán obispos, algunos párrocos diocesanos, dirigentes de comunidades nativas, representantes de otras iglesias y expertos. El papa quiere darle a esta iglesia que está presente en estos territorios un rostro amazónico, quiere promover y defender la identidad de los pueblos. Y sabemos que la identidad de un pueblo se constituye sobre todo con su cultura y su idioma, y también con su religión y su fe, todo ello armonizado en una realidad integral.

El documento preparatorio al Sínodo nos abre muchos nuevos caminos, es un documento que se divide en diferentes secciones y que trata muchos temas. Nosotros, como iglesia peruana, debemos mostrar mayor solidaridad, mayor cercanía a los Vicariatos Apostólicos. Se buscan nuevos caminos. Uno de estos caminos será seguramente dar una formación más adecuada a los catequistas y promover nuevos ministerios, por ejemplo el ministerio del animador pastoral, así como repensar el rol de la mujer en las instituciones eclesiales en estos territorios. Son tantas las ideas que seguramente vamos a ver una participación muy importante. De Perú participarán quince obispos, más algunos expertos, unos párrocos, también algunos representantes de comunidades cristianas no católicas. Por eso hay mucha expectativa y una gran esperanza de que los pueblos amazónicos

originarios se sientan parte de la Iglesia universal, parte de una sociedad donde, como dice muy bien el papa Francisco, no se consideren como un peso, donde se consideren como personas y pueblos realmente integrados en el desarrollo de los países y de la Amazonía en sí misma.

¿Qué experiencia se lleva de estos dos días que ha compartido con nosotros en Chachapoyas?

Primero quiero agradecer a Monseñor Emiliano. También a usted, vicario general, padre Antonio, y a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas. Estos días me he sentido Chachapoyano. Mi visita ha coincidido con la fiesta patronal de la Mama Asunta, como la llaman ustedes en Chachapoyas, y he visto la fe, la devoción popular, el amor que el pueblo de Chachapoyas le tiene a la Virgen, un pueblo que se siente católico.

Pero ustedes mismos me han hecho entender que hay muchos desafíos. Escuchando a las religiosas y a los sacerdotes se ponía de manifiesto la dificultad de llegar a tantos pueblos y capillas. Se necesita la presencia de sacerdotes en muchos distritos en los que no hay celebración de la eucaristía durante meses. Por otra parte se ve

Monseñor Nicola Girasoli acompañado del P. Antonio Aransay O.S.A

cómo va aumentando la presencia de diferentes sectas en muchos pueblos. Algunas religiosas comentaban también la dificultad que hoy día encuentran para involucrar más y más a los jóvenes en la pastoral diocesana y decían que llegan también a estas tierras la secularización y maneras de pensar totalmente extraños a la tradición de los pueblos. Pero debemos dar ánimo y esperanza.

Me voy con una impresión muy afirmativa y positiva, veo que están

trabajando bien. En el encuentro que tenido con las religiosas y sacerdotes he apreciado que hay un buen clima, un clima de amor y de servicio y de buen entendimiento con el obispo. He apreciado que pastoralmente se hace lo posible con los medios que se tienen. Por supuesto que se puede trabajar más el plan pastoral y la pastoral juvenil. El papa Francisco insiste en que los jóvenes no son el futuro, los jóvenes son, tienen que ser, el presente de la iglesia.

Me llevo una impresión muy optimista. He visitado muchísimas diócesis del Perú y diría que Chachapoyas es una de las diócesis en donde he visto una gran vitalidad pastoral, una gran alegría de servir. En la gran fiesta de la Virgen Asunta las autoridades han estado presentes, hemos visto una identidad católica que todavía existe. Claro que los desafíos para el futuro son muchos. Hay muchos sacerdotes que ya tienen cabello blanco, pero también he visto muchos sacerdotes jóvenes, claro que necesitamos muchos más. Vamos a tener optimismo y que de verdad también los catequistas que vamos a encontrar en esta visita hagan lo posible de promover el ser evangelizadores, en ser bautizados y enviados.

Pesar por la muerte del obispo de Iquitos

Cientos de personas, entre sacerdotes, religiosos y religiosas, y fieles en general, despidieron a Monseñor Miguel Olaortúa Laspra O.S.A., Obispo Vicario Apostólico de Iquitos en la misa celebrada en la Plaza de Armas de la ciudad de Iquitos. Monseñor Olaortúa falleció el 1 de noviembre pasado, a los 56 años de edad y con 8 años de ministerio episcopal.

La celebración eucarística fue presidida por Monseñor Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en el Perú, y concelebrada por Monseñor Miguel Cabrejos O.F.M., Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y Arzobispo de Trujillo; además de decenas de sacerdotes de diversas partes del país.

Al inicio de la ceremonia, se leyó la carta de pésame que envió el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolín, en nombre del Papa Francisco, a toda la jurisdicción del Vicariato Apostólico de Iquitos.

Monseñor Girasoli mencionó que Monseñor Olaortúa estuvo presente en el Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica que se realizó en Roma del 6 al 27 de octubre junto al Papa Francisco. “Fuimos testigos de cómo se preparó y cómo preparó a su jurisdicción para el Sínodo. La vida continúa junto a Dios. Sigan caminando junto a Monseñor Miguel”, afirmó.

Antes de culminar la Misa, Monseñor Miguel Cabrejos expresó a la familia de Monseñor Olaortúa y a la población de

Iquitos el pésame del Episcopado Peruano y del Episcopado Latinoamericano. “El amor es más fuerte que la muerte. Monseñor Olaortúa vive entre nosotros”.

Al término de la Misa, los restos de Monseñor Olaortúa fueron llevados en procesión hasta el interior de la Catedral de Iquitos, donde fueron sepultados.

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