Introducción

Muchas veces se suele malinterpretar el concepto de espacio público, asignándole únicamente el rol de plazas o parques, eliminando las muchas opciones posibles de espacios públicos con los que diariamente podemos convivir e interactuar y son sin duda alguna, la calle y la acera los espacios públicos por excelencia de todas las ciudades, pueblos o barrios, representando un porcentaje abismalmente superior en comparación con los primeros mencionados. Así como menciona Gamboa (2003), el espacio público es un concepto totalmente vinculado con el concepto de ciudad, ya que es aquí donde queda mucho más clara la delimitación entre lo público (donde podemos permanecer todos sin restricción alguna para convivir sin importar la condición socioeconómica) y lo privado (aquella propiedad o área delimitada a la que no se tiene acceso con libertad por condición de pertenencia ajena).

Ahora bien, este espacio que por derecho nos pertenece a todos, por su condición de ser de carácter público, se ha visto violentado en cuanto a las dinámicas y la vida que en el transcurría, el motivo es más que evidente, ya que actualmente seguimos sintiendo las repercusiones de este; la emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia del SARS-CoV2 en todo el planeta. Sin duda alguna se debe hablar de un antes y un después del entendimiento y diseño de la ciudad en relación con la pandemia de este coronavirus, el cual ha transformado de manera abrupta la dinámica urbana y las relaciones humanas que en estos espacios se gestaban. Este trabajo pretende mostrar las repercusiones que trajo, trae y traerá la pandemia por SARS-CoV2 en el espacio público en general, y la forma en que visualizamos el espacio público en el futuro, una vez superada la pandemia actual. Es indudable que la vida de la sociedad actual marca esta emergencia como un punto de inflexión, donde se buscan evaluar las consecuencias del distanciamiento social en nuestros espacios públicos de diferentes maneras.