Taller "Inicio de la escritura en prosa"

Page 1

Edición Especial / Mes del Libro Administración Nacional de Educación Pública Consejo de Educación Secundaria

Biblioteca Central de Educación Secundaria

“Dr. Prof. Carlos Real de Azúa”

TA L L E R

“Inicio de la escritura en prosa”




Biblioteca Central de Educaci贸n Secundaria Prof. Dr. Carlos Real de Az煤a

Encargada de Direcci贸n Lic. Bibga. Marianela Falero

Dise帽o Editorial Marcelo Piana


contenido PÁGUINAS

Taller “Inicio de la escritura en prosa”…………...........................................…..6 Prólogo de Enrique Salgado………....................................................…………8 Cuentos.............................................................................................................9 Día de Ostara de Pablo Romero…..............................................………………9 Retrospectiva de Williams Flowers………..............................…………………11 Stationes - PERSÉFONE de Romina Cozzo…….....................………………12 El regresar de Lucila Wazowski……………………...........................………....15 Más allá del tiempo de Sofía Pinto Román………...................………………..16 Índice Onomástico...........................................................................................21

5


MES DEL LIBRO

Taller “Inicio de la escritura en prosa” Todos los viernes del mes de mayo de 15:00 a 17:00 horas

En el marco de la presentación de la Campaña de Promoción de la Lectura del Plan de Lectura (MEC), junto con Plan Ceibal, "Te invito a leer conmigo", enmarcada dentro del programa para el Fortalecimiento de las Lenguas de Iberoamérica en la Educación. De los festejos del Día Internacional del Libro (23 de abril) y en vísperas del Día Nacional del Libro (26 de mayo). Se abren las Inscripciones para el Taller “Inicio de la escritura en prosa” con el objetivo de promover entre los y las estudiantes y toda la comunidad educativa el hábito y el gusto por la lectura; la revalorización de la palabra escrita. Las cuales son las bases para garantizar la formación de nuevos lectores y el encuentro con el conocimiento y arte escrito.

Docente: Lic. Enrique Salgado Licenciado en Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UdelaR) Licenciado en Bibliotecología de la Facultad de Información y Comunicación (UdelaR) Todos los viernes del mes de mayo de 15:00 a 17:00 horas Biblioteca Central de Secundaria / Sala de Acuerdos Cupos limitados: 12 participantes Dirigido a toda la Comunidad Educativa Periodo de inscripción: desde el 23 al 30 de abril de 2014. A través del correo electrónico :bibliotecacentralsecundaria@gmail.com o por teléfono: 24083051 • 24084273 interno 23, de 13:00 a 17:00 horas.

6


MES DEL LIBRO

Taller “Inicio de la escritura en prosa” Todos los viernes del mes de mayo de 15:00 a 17:00 horas

Se parte de la base de un conocimiento básico en redacción y ortografía, para dedicarse a dar un paso más y proceder a usarlos en la creación. La idea de la creación de textos está dividida en dos, los de ficción y los que tratan sobre la realidad. Se intentará que el futuro creador se explaye en la estructura interna del texto. Y se darán ciertas nociones que le permitirán dar a sus escritos, una seriedad que corresponda con la creación literaria de un taller guiado por docente del área de la literatura. En concreto se insistirá en: • el valor de las palabras, su uso con exactitud, el uso de los sinónimos, antónimos, parónimos etc. y el cambio de significación por la puntuación. • el tratamiento del tiempo. • la formación de los personajes. • el punto de vista. Cuando el docente lo considere necesario intercalará nociones teóricas o prácticas que ayuden a corregir o mejorar los textos enviados, tratando siempre de hacer ver lo positivo o más positivo del material realizado por los participantes en los módulos 2 y 3. Se darán suficientes ejemplos para el entendimiento y se fomentará todo el tiempo el desarrollo de la inventiva y la creación individual, dando la opinión del docente pero respetando la opinión del creador.

METODOLOGÍA Se trabajar con el aporte de material didáctico, propuesta de ejercicios, trabajos; así como se establecerá un canal de debate y retroalimentación. Cada miércoles se abrirá un módulo sobre el cual se trabajara durante ese periodo. A partir de los datos de la inscripción el docente se pondrá en contacto con los estudiantes a través del correo electrónico.

PROGRAMA Primer Módulo. Módulo Textos teóricos sobre como comenzar a escribir. Segundo Módulo. Módulo Ejercicios para ampliación de vocabulario, temática y demás complementos del texto. Tercer Módulo. Módulo Realización y presentación de textos. Cuarto Módulo. Módulo Evaluación, edición-publicación de libro electrónico y entrega de certificados.

7


prólogo Al prologar este libro virtual que contiene los trabajos finales de los talleristas que nos acompañaron en esta experiencia, queremos expresar nuestra satisfacción. Parecía algo imposible que en la Biblioteca Central se pudiese organizar un taller, y menos de escritura. Pero la actividad incansable de nuestra colega Lic. Marlivia Pizzani y la intervención del diseñador Prof. Marcelo Piana, además del apoyo de la directora de la Institución Lic. Marianela Falero que confió en nosotros, lo hizo posible. El Taller " Inicio de la escritura en prosa" fue organizado como una experiencia piloto que nos permitió encontrar un público, juntar experiencia y lograr llegar a término con la asistencia de los

integrantes y el cumplimiento de las consignas solicitadas.

En esta oportunidad se formó con jóvenes de liceo y del IPA. Pero nos abrió posibilidades para nuevas experiencias, no sólo en áreas más amplias, sino también utilizando técnicas virtuales de acción. Es un orgullo presentar aquí las obras de nuestros jóvenes asistentes que han demostrado una adaptación total al grupo, una gran creatividad y un excelente cumplimiento de las consignas.

Lic. Enrique Salgado

8


DÍA DE OSTARA

¡Por fin era día de Ostara! El día de Ostara es aquel en que el día y la noche duran lo mismo, marcando el comienzo de la primavera y de la temporada de fertilidad. En los días de Ostara se despertaba –como cada día– con la dulce compañía del canto de los pájaros, cuando el sol daba en sus ojos. Esto le gustaba mucho y jamás lo aburría, entonces cada mañana –sin excepción– esbozaba una poderosa sonrisa que levantaba sus arrugas, una sonrisa tan fuerte que reflejaba la luz del amanecer hasta cada rincón de su habitación. Esta forma de despertar le daba tanta energía que ni siquiera necesitaba desperezarse, directamente se levantaba a tomar un sorbo de agua fresca del cuenco de barro –hecho hace unos años por sus propias manos– que había llenado el día anterior en el río, luego salía a recolectar los frutos para el desayuno y las flores para la danza de Ostara. Por supuesto que él no bailaba, no le correspondía a los de su especie, pero sí preparar el ritual, además era –y siempre lo había sido– el maestro de ceremonias. Aclaré en este momento que él no bailaba porque eso pensaba cada día de Ostara mientras juntaba las flores: "Y si un día me acerco a Viviana y bailo con ella", pero al instante comprendía que eso interrumpiría el ritual y los guerreros no podrían tomar a las doncellas que les dieran hijos, y eso sería algo muy grave, porque el pueblo dejaría de multiplicarse. Todos sabían cómo funcionaba y era muy sencillo, los druidas como él eran los encargados de relacionarse con los espíritus del bosque y de la Naturaleza, entonces en el ritual de fertilidad y fecundación invocaban a Viviana, la reina de los elfos, y ella traía a sus doncellas para que los guerreros las tomaran por esposas; pero los druidas no procreaban, no era ese su destino, por lo que no les correspondía una esposa. Todo esto se decía él para terminar de convencerse de que esa idea no tenía sentido mientras llegaba al claro del bosque. Como todos los días de Ostara él era el primero en llegar, se sentaba en la misma roca de siempre y se quedaba un instante oliendo las flores y mirando el pequeño estanque que había en el centro del claro, los incansables pájaros no paraban de deleitarlo con su pieza musical eterna y a él, le parecía ver a través de ese estanque tan especial, cómo preparaba la dulce Viviana a sus doncellas élficas. No importa cuántos días de Ostara pasaran, él no se cansaba de sentir cada vez esa sensación que le llenaba de fuerzas el alma, al menos durante ese instante antes de adornar la roca con el arreglo floral. Amaba sentarse en esa roca que tiempo atrás había sido tan importante para su pueblo, pero ya nadie recordaba esas cosas del pasado; aunque era lógico que después de casi 500 años de prosperidad, nadie recordara que en esa misma roca había estado clavada la espada Excalibur –de hecho ya era bastante extraño que alguien se acordara siquiera del nombre Excalibur como algo más que parte de una remota historia que las generaciones pasadas consideraban de la mayor importancia, pero que a las nuevas les aburría–. Él era consciente de todo esto y no le molestaba, es esperable que alguien con más de 500 años 9


considere importantes cosas que las nuevas generaciones no, de hecho ese es el motivo por el que había vivido tanto, para servir como nexo entre una generación y la otra –como todos los de su especie– hasta que cumplan su cometido en el mundo. Y por lo general los druidas demoran más en cumplir su cometido en el mundo que los guerreros o el resto de los seres humanos, aunque había pocos que llegaban a vivir tanto como él, ningún druida podía entender ¿qué era lo que le faltaba hacer a él? ¿Qué podía faltarle hacer a Merlín? Ya había aconsejado al mismísimo Rey Arturo y lo había guiado a la unificación y liberación de toda Britania, hecho que venía mantenido una prosperidad de casi 500 años. ¿Qué podría faltarle hacer en el mundo a ese ser tan poderoso y sabio? De a poco fueron llegando, primero los músicos como siempre y mientras aprontaban sus instrumentos, se empezaban a escuchar las voces de los coreutas que venían preparando su voz en el camino. Cuando estuvieron todos en los lugares correspondientes y constató que a lo lejos venía la procesión de guerreros, Merlín trepó al roble y cortó el muérdago con su vieja hoz de oro, pronunció las palabras y lo dejó caer al estanque. La fiesta había comenzado, la música empezó a sonar y al mismo tiempo llegó el Rey con sus caballeros por un lado, y Viviana con sus elfos por el otro. Todo se desenvolvió tan natural como cada día de Ostara, cada cosa traía como consecuencia la otra: la música al baile, el baile a la elección de parejas, y así sucesivamente, como lo más natural y a la vez lo más maravilloso y disfrutable del mundo. Pero ese día, Merlín no hizo lo de siempre, no se quedó disfrutando de ver cómo danzaban aquellas doncellas élficas, guiadas por la bellísima Viviana y como ella las llevaba a las manos de los guerreros y luego giraba sola, esta vez esperó que pasara el último guerrero y se acercó a ella, moviéndose levemente al compás de los instrumentos porque no podía evitarlo. Por supuesto que a todos los druidas les sorprendió esto, pero él era el maestro de ceremonias y nadie iba a detenerlo, solo se sorprendían y quedaban expectantes, pero seguían tomados de las manos cantando los que pertenecían al coro y con las manos en los instrumentos los músicos, si el maestro de la ceremonia hacía algún cambio, era porque esa era la voluntad de los espíritus supremos, de hecho él era el que debía introducir los cambios. Además así lo sentía, sentía una atracción sobrenatural a hacer lo que estaba haciendo, era obvio que se trataba de la voluntad de los espíritus supremos, si había podido resistir ese sentimiento durante tanto tiempo, pero ese día no estaba pudiendo, significaba que ese día de Ostara era especial, así que se dejó llevar. Obviamente no fue directamente a encontrarse con la bella Viviana, sino que la música lo guió a dar varias vueltas, generando nuevas figuras de baile que desde entonces, fueron regla. Pero cuando llegó, el rostro de Viviana le expresó que lo había estado esperando toda la vida, y en ese momento, a él no le sorprendió, le pareció natural que pasara, entendió por qué aún no había dejado el mundo y una vez más, comprendió en carne propia la sabiduría de los espíritus.

Pablo Romero

10


RETROSPECTIVA

Siempre cada vez que pasa, nunca me siento igual después. En los primeros instantes puedo ver todo en súper ocho y los primeros síntomas que siento son hallarme a mí mismo como un fantasma dentro del caos. Los sentidos tampoco quedan iguales en este silencio, principalmente los oídos con el chillido de sus células, desprendiéndose del organigrama de mi cuerpo. Para ellos hay ruido, velocidad, sorpresa y sobretodo muerte, un gran contraste con nosotros. Aunque esta vez algo salió diferente. Algunas veces todavía sigo pensando en mí. Sé, no lo debo hacer. Pero lo hago y me siento irreal, es un sentimiento perecedero. Todos saben de nosotros y la gran mayoría tiene una opinión, la mía sobre ellos es de tristeza, porque no saben más allá del libreto que interpretan, pobres. Aunque en esos momentos me siento raro, no les voy a mentir que me viene nostalgia por aquella vida en Montevideo. Si bien poseía una gran ignorancia, por momentos me la envidio. Dado que hoy conozco el movimiento de las sombras y sus caudales. Debido a todo lo que antes desconocía, supe ser ese tipo de pobre persona. De todos modos mi añoranza es por el verde y el mar cuando lo mirábamos juntos. La *anastilosis de mi vida se la debo a aquella noche en Colonia, a la causalidad, al destino, pero para mí al deber. El ferry no cruzaba por el viento y la niebla y eso que yo no tenía nada perder desde que me dejó. Nada para perder es todo para ganar y yo necesitaba pertenecer a algo, ahora me doy cuenta. Desde que aparecieron el paso del tiempo se ha transformado en un presente cada vez mejor, y odiaría todo lo que me detenga, aunque esté preparado para desprenderme de lo físico. Recuerdo que yo estaba en el baño de la terminal, deslizándome sobre los azulejos, cuando me hablaron con prisa y calma, con convicción y más convicción. Me hablaron de dos personas del Mossad que estaban buscando a alguien, y ese alguien era yo. Dado que a quien buscaban originalmente, acababan de secuestrarlo las personas que me hablaban en el baño, y yo a partir de esa charla me tenía que hacer pasar por él. Nunca se me pasó por la cabeza no hacerlo y eso que al otro día estaba en una avión de El al infiltrándome. El crepúsculo en Oriente Medio hace que todo valga la pena. Ala es grande. * La Anastilosis es una técnica de reconstrucción de los bienes arqueológicos o arquitectónicos que se encuentran en ruinas, por medio de la utilización de los materiales propios del monumento que se hallanderribados próximos al sitio arqueológico o edificio.

Williams Flowers 11


Stationes • PERSÉFONE

Me concentre más. La semilla ramifico a la raíz, la raíz el tallo, el tallo al cáliz y... y... – Por favor… un solo lirio, uno solo… El polen explotó en mi cara creando una cadena de estruendosos estornudos. Una risa ronca y masculina hizo temblar la tierra a mí alrededor. -No es divertido Heracles – me levante con agilidad intentando contener la risa. -Ciertamente lo es, ¿Diosa de los animales? ¿Los árboles? ¿Las flores? Esperemos que no sea esto último si no queremos quedarnos sin capullo alguno en la tierra – inquirió levantando una ceja con sorna. Mire para abajo pretendiendo sacarme las ultimas hojas rojas del largo vestido beige. Heracles no estaba tan alejado de la realidad, mis 18 años en la humanidad iban a ser celebrados en menos de dos semanas y todavía no me definían una habilidad en concreto. Flora y fauna eran mi vida, mis elementos, de eso no había duda. Pero no podía controlarlos a la perfección, no por lo menos todas las épocas del año como lo hacía mi madre, Demetér, con el trigo y la fertilidad. No te desanimes – Los rasgos duros y rectos de Heracles estaban a menos de 5 centímetros de mi cara, su cabellera rubia siempre perfecta se veía alterada por una sustancia viscosa y transparente – Por lo menos no te encomendaron ser niñero de un saco de saliva de tres cabezas. Cerbero salto justo hacia nosotros en ese instante llenándonos de espumarajo con sus tres enormes lenguas. Acaricie y llene de besos a mis 3 cabezas caninas favoritas.

HADES La negligencia de Zeus me había sorprendido pero la iba aprovechar al máximo. “Hermanos y hermanas, sean todos bienvenidos a la consagración de la nueva diosa e hija mía Perséfone cuyo poder nos demostrara...” bla bla bla. No había exclusión alguna en esa invitación, mi hermano había cometido el peor error desde hacía 100 años cuando me dejo atrapado en este infierno. No importaba si lo había hecho adrede o si había sido un descuido. Sabía bien que la única oportunidad que tenía de irme de aquí era por invitación de otro dios, claro que ninguno lo había hecho, malditos súbditos intimidados por rayitos. Mi señor – No sabía cómo esto podía llegar a ser posible pero Caronte lucia aún más cansado y delgado que el día anterior – La túnica negra y toga gris sería recomendable si me permite el consejo. Había estado tan perdido en mis pensamientos que había olvidado estar eligiendo el atuendo para esta noche los últimos 20 minutos. Mire sin expresión alguna los pares de túnicas que yacían en mis largos dedos. Jamás no te permitiría algo viejo amigo – y único, pensé para mis adentro – Es buena elección. – Los ojos de Caronte siempre inertes hoy denotaban un brillo especial, esbocé

12


algo parecido a una sonrisa – Vas a ser el primero en pisar el olimpo conmigo, lo juro sobre el Hades.

PERSÉFONE Los campos de Nisa siempre habían sido mi lugar preferido en la tierra desde que había dejado el Olimpo, un escape para estar con mis animales y flores. Donde me sentía plenamente segura y en paz. Continuamente corría una brisa calurosa con aroma a jazmín y tierra húmeda que impregnaban el aire y la atmósfera. Inhalé profundamente. Pero no, hoy ni siquiera eso me tranquilizaba. -Tranquila – Susurro Clitia de pie al lado mío – Una vez que le expliques a Zeus lo va a entender. Es tu padre, y no solo eso, es el ser más poderoso y sabio del planeta, va a encontrar una manera de ayudarte. Le dedique una sonrisa tranquilizadora a mi mejor amiga y me levante del incomodo trono adornado con hojas secas. -Voy a tomar un poco de aire – me escruto con sus inmensos ojos azules – De verdad, no me voy a escapar, mi rebeldía no llega hasta ese punto. Me apresure antes de la que la inquisitiva ninfa me siguiera preguntando cosas. Me adentre en el bosque. De noche era una verdadera belleza. Grillos, chicharras, y ranas conformaban una hermosa melodía mientras las luces plateadas buscaban orificios entre las copas de los árboles para bañar el suelo con una brillante luz incandescente. Me refugie contra el tronco más cercano de un inmenso roble y exhalé todo el aire acumulado inconscientemente. Se me hizo un nudo en la garganta. -Debo ser la única diosa no digna de serlo – susurre más para mí que para el sapo enfrente mío que me miraba fijamente con sus saltones ojos amarillos. Crack. Me incorpore y mire a mí alrededor. Crack, crack, crack. Centre mi oído al máximo en escuchar que tipo de animal se acercaba. Una figura emergió de la nada frente a mí de espalda. Era alto, muy alto. Comencé a descartar la posibilidad que fuera un humano. La figura se quitó el casco de la cabeza y voltio hacia mí. Descarte por completo la posibilidad que fuera un humano. Sus rasgos eran los más perfectos que había visto en mi longeva vida. Tez levemente bronceada, mandíbula cuadriculada, labios perfectamente simétricos, cabello miel alborotado y ojos levemente rasgados… Me centre en ellos, eran de un verde esmeralda oscuro con más pupila que retina, pero no fue eso lo que me dejo perpleja sino su mirada; una totalmente atormentada. No como la de un dios: soberbia, lasciva, de superioridad o con infinita experiencia. Poseían cierta vulnerabilidad, pero sobre todo tristeza. -Hola – dijo con voz serenamente áspera. -Hola – respondí avergonzada de haberme quedado embelesada los últimos 30 segundos. 13


-Con seguridad eres Perséfone – se acercó un poco más sin quitar su infinita mirada de la mía. -Lo soy. Eres un dios – asintió – ¿Nuevo? ¿Algún hijo de Afrodita quizás? – Era lo único que se me ocurría para dar a explicación a su belleza y mi desconocimiento. Levanto levemente las comisuras de los labios, creo que intento ser una sonrisa. - No. ¿Qué haces por aquí niña? - Intento saber que es peor, la subestimación o la sobreestimación. – En resumen de eso se trataba, frunció el entrecejo e hizo amague de querer preguntar pero lo corte, quería saber sobre él, no hablar de mi – ¿Qué haces tú aquí?- espere un momento - ¿Por qué no te conozco? – proseguí con ansiedad .Trago con fuerza, sus ojos ya de por si atormentados ahora parecían un huracán, como si tuviera un conflicto interno. Se decidió a hablar. -Yo… - se oyó un estrepitoso rayo cerca, Zeus había llegado, esto pareció alterarlo de sobremanera ya que tomo mi brazo con vehemencia y clavo sus ahora crípticos ojos en los míos- Lo lamento mucho Perséfone, suelo ser extremadamente justo, pero el último siglo ha sido demasiado injusto conmigo. Tenemos que apurarnos. -Está bien – dije tomándole por el hombro para darle confianza – Zeus puede esperar, como puedo ayudarte? Me estrecho contra el antes que pudiera reaccionar, inconscientemente cerré los ojos. Sentí frio, mucho frio y soledad. Podes abrir los ojos – dijo una voz de ultratumba parecida a la de la figura en el bosque – bienvenida a tu nuevo Reino. Abrí lentamente los ojos y se me llenaron de lágrimas ante la imagen: Estaba en el Hades.

Romina Cozzo

14


EL REGRESAR

Luego de cinco años Roxana regresa a “La Catedral “, milonga para dejarse llevar. Una vez pagada su entrada. Asciende por las escaleras con un simple vestido negro, que deja divisar sus muy femeninas curvas. Se sienta en los exóticos sillones del exótico salón, pintorescamente decorado con cuadros, banderas, telas colgadas y enrevesados manualidades que guardan, sin embargo, perfecta armonía. Con deseos de bailar Roxana, lanza una mirada sobre los hombres que se encuentran allí, estudiándolos. Se ofrece la mano de un joven. A quien no se le ve la cara, tapaba por el ala del sombrero, puesto diagonalmente, vislumbrándose apenas una parte de su mejilla izquierda y su vital pelo negro, que parece brillar en medio de una oscuridad tenue. Una vez posicionados en el centro de la pista, comienzan a bailar. Las horas se convierten en ligeras canciones, que danzan, elevándose a centímetros del piso. Como si sus movimientos salieran de las manos de un titiritero, que maneja los hilos de los títeres involuntariamente. Donde el cerebro no tiene registro, porque es el corazón el que manda, al son de los latidos. Hasta que sin darse cuenta Roxana, sale de ese paraíso danzante, luego de un pequeño desliz. En el instante que va a decirle “adiós” al joven, éste, desaparece esfumándose en la entremezclada oscuridad. A pesar de que aquello la había dejado muy intrigada, decidió volver a su casa y dejarlo todo librado al azar. El sábado siguiente, volvió a “La Catedral” buscando identificar al joven misterioso, que la había hecho levitar. En él salón un mar de sombreros negros se abría a su alrededor, sobrecogiéndola de desconcierto y aflicción. No obstante algo debía tener aquel sombrero, que lo diferenciará de los demás… ¿Pero qué era? ¡Una cinta! ¡Si! ¡Una cinta! ¡Una cinta tornasolada! Tras una minuciosa contemplación de los sombreros. Cree encontrarse frente al joven de pelo brilloso. Pero súbitamente en el instante que Roxana le saca el sombrero, la poca luz del salón se va.

Lucila Wazowski 15


MÁS ALLÁ DEL TIEMPO

CAPÍTULO I Voy a contar una historia. Se trata de una chica que aprendió a vivir todos los días de su vida como el último, aunque necesitó un poco de ayuda. Todas las mañanas eran iguales. Se levantaba cuando sonaba el despertador, siempre a la misma hora. Bajaba a desayunar y se iba al liceo. Siempre igual, nada nuevo, atrapada en una rutina que no le significaba goce alguno. Deseaba romper el hábito, poder usar su tiempo para crecer en lo que amaba y sentirse feliz. Siendo la oveja negra de ese núcleo que era su familia, pasaba las horas de luz pensando que estaban todos equivocados, y las noches culpándose por ser diferente a quienes la rodeaban. En su tiempo libre, mientras sus padres trabajaban, con la consciencia tranquila por pensar que su hija estaba dedicando cada minuto de su vida a complacerlos, ella leía. Tenía una enorme biblioteca en su habitación, llena de ejemplares en cuatro idiomas diferentes. Algunas de las obras guardadas allí databan del 1700. Se regocijaba leyendo, comparando los estilos, temas, épocas. Entre los libros lograba ser feliz. Fue así que la fue atrapando ese maravilloso mundo, y una noche decidió crear. La invadió una sensación a la que no estaba acostumbrada. Conforme pasaban las horas, y se gastaba la tinta, su cabeza se vaciaba, se desprendía de las angustias, las dudas y los miedos. Amanecía con ansias de llegar a la noche, para encerrarse en su cuarto y dominar ese mundo del que ella era dueña y controladora. CAPÍTULO II Amaba ser un alma libre. Cada mañana agradecía la vida que había elegido, más allá de las complicaciones, era totalmente feliz. Su arte era como el aire que respiraba. Sabía que no podría haberse dedicado a otra cosa. Tantas eran sus obras: cuentos, novelas, pinturas, coreografías; que ya no cabían en su casa, ni en su cabeza. Había perdido la cuenta. 16


Desde que tenía memoria su amor por el arte estaba palpitante en su cotidianidad, en su ambiente, su casa. Hijo de un músico y una escritora, los estímulos artísticos lo formaron como lo que era, y amaba eso. Era grande, tanto en altura como en composición física. Transmitía seguridad al verlo, sus ojos parecían mirar a donde querían ir, sin vacilar. Una helada mañana, se levantó, como era de costumbre, pensando en todas las actividades programadas para la jornada. Se sentía optimista. Se preparó y caminó hasta un colegio donde daría una charla sobre la importancia de expresarse mediante el arte. En el mismo momento en que puso un pie en el edificio, la vio. Blanca como un papel, parecía poder romperse si la tocaban, pura. Su contextura era pequeña, se notaba aún bajo todas las capas de tela que la protegían del frío cruel del invierno. Sin embargo, sus ojos estaban tristes. El peso de la vida, en sus pocos años, estaba haciendo estragos en su apariencia. Se sintió triste por la pobre chica, daba la impresión de ser una anciana encerrada en el cuerpo de una joven. Ella posó su mirada en el desconocido que, inmóvil en la puerta, la admiraba con una mezcla de melancolía y admiración. Le hizo un gesto para que se acercara. Luego de asegurarse que la seña se dirigía a ella, se encaminó hacia él. -Buen día. ¿Estudiás acá? -¡Hola! Sí, ¿vos? -No, soy artista. Vine a dar una charla, ¿me explicás cómo llegar a la oficina del director? -

Te acompaño, está en el segundo piso.

Eso fue todo. Caminaron en silencio hasta el despacho del administrador. Pero a ambos les bastó para no olvidarse. Una curiosidad extraña surgió en sus mentes, la necesidad de conocerse. Después de pasar todo el tiempo que duró la conferencia mirándolo; decidió acercarse. Algo en él la intrigaba al punto de salir del cascarón en el que se escondía. Y así empezó su historia. Él tenía toda la voluntad de la que ella carecía. A medida que pasaban los días, lograron conocerse como si fueran uno. Ella no podía ser más feliz. Escribía todo el tiempo, perdió el miedo a animarse. Encontró el verdadero valor del arte y del amor, y ya no se sentía sola, porque alguien la entendía.

17


CAPÍTULO III Faltaban dos horas para que el ómnibus partiera. Un año después de ese causal encuentro en la puerta del liceo, él se iba. Un mes antes, aún en primavera, mientras paseaban por la playa como acostumbraban hacer desde que compartían la mayor parte de la semana, ella notó que algo andaba mal. Se lo preguntó, y él, con los ojos llenos de lágrimas, le contó que había decidido mudarse. Un importantísimo artista quería su colaboración para un proyecto en Europa, y esto le llevaría más de quince meses. La noticia le llegó como un puñal. Ella lloró, descargó toda la frustración y el dolor, parecía que nunca se iba a vaciar. Lloraron. Vivieron esos treinta días como los últimos de sus vidas. Disfrutaron, rieron, se pelearon, superaron los problemas, pero sobre todo, compartieron. La mañana de la partida el cielo estaba abarrotado de nubes, anunciando una tormenta. Uno de esos días de lluvia que parecen no pertenecer al verano, pero que son tan necesarios, como la calma en el medio de la tormenta. Su seguridad habitual se había esfumado, se sentía vacío. Estaba tomando la decisión más importante de su vida, esto iba a disparar su carrera, conseguiría lo que siempre había soñado. Pero el costo era alto. Iba a perder a alguien que había conocido hacía realmente poco tiempo, pero era el motor de sus obras desde el momento en que se cruzaron. Se acercó a ella, la rodeó con sus brazos y le dio el último beso.

CAPÍTULO IV Sus días desde ese momento transcurrían entre libros. Algo muy importante había cambiado. Ya no sufría la presión de su familia, vivía por ella, y era feliz. El espíritu de él quedó en ella por siempre. Aprendió a decidir, a expresarse. Luego de que se fuera a Europa, ella sabía que no iba a volver, lo sentía. Escribió, escribió, y escribió hasta el cansancio. Homenajeando los buenos momentos, y superando los malos. Se convirtió en la obra de su vida, pasaba los siete días de la semana textualizando sus vivencias y plasmando sus anhelos. No tenía contacto con él desde hacía cinco años, pero seguía tan vivo dentro suyo como lo estuvo el año que compartieron. Ese hombre le había enseñado a ser libre, a no temerle a la muerte, que puede llegar en cualquier momento. A disfrutar cada día como si fuera el último, porque si se encontraba en 18


el final de su vida, iba a poder decir que fue plena, se terminaba, pero estuvo completa. Su enfoque estaba en el hoy, acordándose del ayer; pero nunca en el mañana, que realmente no existía. El futuro empieza a ser, cuando se convierte en presente. Y así vivió hasta el final de sus días. Amando su recuerdo, leyendo y escribiendo. Con esperanza y con alegría por saber que había sido su decisión serle fiel a ese amor, que le había enseñado tanto. CAPÍTULO V Muchos años después, revisando objetos antiguos, encontré uno de sus diarios, y así me puse al tanto de su historia. Por eso quise contárselas. No es una historia triste, sino un relato y la representación de un amor, que logró salvar a esa chica, hizo que perdiera el miedo y por eso, ella decidió dedicar su vida a honrar a quien la ayudó y amó. En uno de sus diarios encontré una nota, que fue el motor de querer contar esta historia. “Aquella noche lo vi en una esquina. Habían pasado veinte años desde nuestro último encuentro. Sin duda había cambiado, pero aún con los evidentes estragos del tiempo, lo reconocí en el preciso instante en que mi mirada chocó con la de él. Sus enormes ojos color miel, tan penetrantes como siempre, parecían desnudarte el alma con solo mirarte; y, a la vez, eran la puerta hacia la suya. Era imposible confundirlo con cualquier otro ser humano luego de verlos. Como una súplica de quien desea cumplir algo que le quedó pendiente, mi inconsciente logró detenerme donde estaba. Renació en mí algo que creía muerto hacía ya mucho tiempo. Entonces comprendí que algunas cuerdas nunca se cortan, solo son lo suficientemente largas como para que podamos movernos con libertad, al punto de olvidar que estamos atados. No estoy muy segura de cuánto tiempo pasó realmente hasta que decidí acercarme, pero lo sentí como una eternidad. Cuando al fin el miedo se volvió decisión, era demasiado tarde. Había vuelto a la calle de los recuerdos. Decidí recorrer caminando el tramo que me separaba del complejo de apartamentos en el que vivía. Fueron dos kilómetros de ruidos sordos y una brillante oscuridad. El mundo pasaba a través de mí, pero yo no era parte de esa interacción. Estaba demasiado inmersa en mis pensamientos como para ser consciente de lo que me rodeaba. Al llegar a la puerta, caí en cuenta de que no había sentido el paso del tiempo, realmente 19


no tenía idea de cuánto había tardado en transitar esas cuadras. Entré al mono ambiente y por primera vez lo sentí pequeño. Siempre creí que tenía el tamaño perfecto para alguien que solo había disfrutado compañías pasajeras y fugaces. El lugar, lleno de libros atiborrados por todos lados, reflejaba mi solitario estilo de vida, lo cual usualmente me encantaba. Pero esa noche era insuficiente. Ya no me satisfacía ni mi tan personal hogar, ni mi solitaria existencia. Me acosté en el sillón de forma tal que lo único que veía eran las luces de la calle a través de la diminuta ventana. Cuando desperté, no logré determinar con certeza si lo había visto, o solo había sido una ilusión. Hasta el día de hoy me lo pregunto. Solo sé que desde aquel suceso en alguna esquina, me lo encuentro todos las noches al apoyar la cabeza en el sillón y mirar las luces de la calle a través de la diminuta ventana.”

Sofía Pinto Román

20


Indice Onomástico PÁGINAS

Cozzo, Romina………………………………...................................................12 Flowers, Williams…………………………………............................................11 Pinto Román, Sofía………………………………….........................................16 Romero, Pablo ………………………………….................................................9 Salgado, Enrique……………………………………..........................................8 Wazowski, Lucila……………………………………………..............................15

21



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.