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Un libro sirve... Para ganar la gran final Era un día por la mañana cuando la madre de Antonio gritaba: ¡sí! ¡sí! Antonio fue corriendo para ver que ocurría. La madre le dijo: - tu hermano ha ganado otra final, ¡mira la televisión! Antonio volvió a su cuarto diciendo en voz baja: “Siempre tiene que ganar la final mi hermano gemelo, ¡ya estoy harto de él! Yo nunca tengo esa oportunidad, siempre soy su sombra. Yo también lo quiero intentar”. Mientras tanto, escuchó gritar a su madre: “Ya tienes que ir al colegio”. Cuando llegó al cole, se encontró con su hermano que estaba firmando autógrafos. Intentó hablar con él pero no le hacía ni caso. Miguel, Miguel gritó Antonio a su hermano, ¿qué quieres?, le dijo. Darte la enhorabuena por haber ganado y también quería pedirte un favor ¿me dejarías participar en una competición? ¿Tú vas a participar? le dijo su hermano. Él y sus amigos se partían de risa, ¡ni de broma! A la hora de comer, Antonio estaba solo. De vez en cuando le pedían que le firmara un autógrafo y él le decía que era Antonio no Miguel, entonces se iban. Al cabo de un rato, se sentó a su lado un chico gordito y le dijo: te ayudaré a ganar una final, ahora vete a tu casa y mañana ven 10 minutos antes de empezar el cole, quedamos aquí. Cuando llegó a su madre le dijo ¡feliz cumpleaños! Le regaló un juguete y a su hermano un libro. Su hermano no quería el libro y lo dejó tirado, él lo recogió y se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta. Al día siguiente, llegó al cole y se encontró con ese chico; Antonio le preguntó cómo se llamaba, él le respondió que Jorge, también le dijo que necesitaba dinero para inscribirse. A Antonio se le cayó el libro y leyó el título: El libro cheque. En la primera hoja había dos billetes de 10€ y así, en todas las demás, con diferentes billetes. Jorge ¡tengo dinero!, arranco unos cuantos billetes y dijo ¿Dónde vamos a inscribirnos? Tenían que ir a un pequeño pueblo y solo quedaba 1 hora para que se terminara el plazo. Cuando llegaron, les dijeron que quedaban 5 minutos y que tenían que traer su propia hoja de inscripción. Jorge le dijo que estaban acabados, pero él sacó el libro, arrancó una hoja y empezó a escribir; la entregó con el dinero. ¡Ya estaba dentro de la competición! Ahora necesitas ropa, vamos a comprarla. Se compró unas deportivas, un pantalón corto y una camiseta de tenis. Cuando llegaron se dieron cuenta de que había comprado una zapatilla más grande que la otra. Cogió el libro y lo metió en la zapatilla que le iba grande. ¡Ahora sí que estoy cómodo! El primer partido lo ganó y así uno tras otro hasta llegar a la final contra Miguel. Iba perdiendo por un punto y estaban en descanso porque se le había partido la raqueta, pero tuvo una idea, sacó el libro y rompió la portada, era muy dura y la puso en la raqueta para que tuviera una base firme. Se metió de nuevo el libro en la zapatilla y se puso en pie. Metió otro punto e iban empate, era el último punto de partido. Miguel le lanzó la bola muy lejos y él se cayó al suelo, en la caída se le salió el libro de la zapatilla, dio a la pelota y metió punto. ¡Había ganado! Se sentía fenomenal. Cuando le dieron la copa se la regaló a Jorge por ayudarle a participar. Él lo único que quería era intentarlo. ¡Por fin había ganado una final! Carla Rodríguez Mazo
UN LIBRO SIRVE PARA... ...PODER SER FELIZ Pierre, un pobre empleado francés, trabajaba exhaustivamente en un pequeño café cerca del Louvre, pero lo que ganaba solo le llegaba para pagar el alquiler de su minúsculo apartamento situado en un pequeño callejón sin salida. Él deseaba ganar dinero y a menudo se lo pedía a su jefe, pero él siempre se lo negaba. Él no era de esos empleados avariciosos que solo deseaban dinero y más dinero. No, él quería el dinero para poder ayudar a su tía, que padecía de una grave enfermedad y llevaba años en el hospital. Él hacía todo lo que podía y ahorraba cada céntimo que conseguía, pero todo era poco. Un día, al llegar a su casa, vio un periódico tirado en el suelo. En él se anunciaba un concurso de obras de arte con un premio de 1.000.000€. Pierre decidió participar, ya que desde pequeño se albergaba en él el deseo de crear algo que los demás viesen como arte y también deseaba con toda su alma poder ayudar a su tía. Su tía Matilda le deseó buena suerte regalándole un libro, lo que le animó, hasta que llegó y vio que otro concursante, viendo su aspecto, le odiaba. Cuando empezaron, les asignaron a cada uno un tipo de obra de arte y a él, para gran alegría suya, le tocó pintar un cuadro. Pronto, al empezar, se dio cuenta que el otro concursante le había saboteado los utensilios y pinceles con los que tendría que crear un cuadro. Estaba perdido y no sabía qué hacer. Él necesitaba mucho ese dinero para vivir una vida mejor y para poder cumplir el sueño que siempre había tenido, tener su propio restaurante. De repente se acordó de su tía y tuvo una idea. Empezó a arrancar páginas hasta llenar su mano, luego los enrolló y los mojó en la pintura. Pintó un cuadro digno de un museo, a los jueces les encantó y ganó el premio. Cuando terminó, se lo dedicó a su tía y vivió una vida feliz junto a ella, contento de haber podido salvarla, gracias al libro, que nunca llegó a leer. MAFALDA RAMOS FERREIRA
SIRVE PARA LLEGAR TARDE A UN PARTIDO DE BALONCESTO
Mateo era un niño de quince años al que le gustaba mucho los deportes, en especial el baloncesto y competía en campeonatos nacionales de su categoría. Era sábado y tenía que ir al partido en autobús porque sus padres se habían ido de viaje y se había quedado con sus abuelos que no le podían llevar. Salió pronto de casa para llegar con tiempo suficiente al partido y como el viaje era largo, se llevó un libro de aventuras que le gustaba mucho para ir leyendo por el camino. Tuvo suerte en cuanto llegó a la parada justo llegaba el autobús puntual como siempre. Subió al autobús, abrió su libro y se puso a leer. Estaba tan entretenido que no podía parar de leer, el libro le encantaba y no se dio cuenta de que su parada ya había pasado y siguió leyendo. Al cabo de un rato se enteró de que se había pasado la parada y estaba tres calles más adelante. Lo descubrió porque una señora tropezó con una mochila y estuvo a punto de caerse. Corriendo se bajó en la siguiente parada y fue a cambiarse de autobús. Esperó diez minutos hasta que llegó el siguiente, cuando se montó vio que estaba lleno de gente, no había ningún asiento libre y tuvo que ir de pie. Se puso a hablar con otro niño que también estaba en el autobús y le contó todo lo que le había pasado y que no iba a llegar a tiempo a su partido de baloncesto. El niño le contó que a él también le gustaban los deportes pero el que más le gustaba era el tenis. Por fin llegó a su parada, se bajó y salió corriendo. Quedaba un cuarto de hora de partido y solo pudo jugar la mitad, fue un partido muy reñido pero al final ganaron de un punto. Mateo estaba muy contento, había conseguido llegar aunque solo fuese a la segunda parte. Cuando pasó el día llegaron sus padres y se alegraron mucho por su victoria,
María Archilla Moreno
UN LIBRO SIRVE PARA… IR DE VIAJE A LANZAROTE Todo esto empezó un lunes de febrero, que no es un día cualquiera, es un día en el que a la gente no le gusta volver a trabajar o a estudiar después de un largo fin de semana. Entonces yo, (Matthew Jeep) decidí hacer algo diferente; por ejemplo rebuscar en mi casa hasta encontrar un libro, revista, periódico… o algo por el estilo. Tras buscar y buscar en todos los rincones de la casa, encontré una revista innovadora de viajes a paraísos como el Gran Cañón. Me pasé toda la tarde leyendo la revista, pero de repente abrí la última página y se cayó al suelo un bonito cheque plateado que me regalaron por mi 37 cumpleaños. Lo cogí, lo leí y decía “Te regalamos una estancia en Lanzarote de 10 días”. Lo estuve mirando un buen rato hasta que me fijé que ponía que caducaba mañana. Entonces hice mis maletas, dejé todo preparado para el viaje de mañana y me fui a la cama. Al día siguiente me puse mi gorro para el sol, mis bermudas y mi camisa con estampados marítimos, pedí un taxi y me fui al aeropuerto. Cuando llegué, busque en mi maleta y no encontraba el cheque. Entonces empecé a pensar dónde lo podría haber dejado. Pensé, pensé y pensé, y me acordé que lo metí en la página 45 de la revista de paisajes, pero no sabía dónde había puesto la revista. Al cabo de un rato me vino un señor por detrás y me dijo: Perdone, se le ha caído esto. Mis ojos se fijaron en sus manos, ahí estaba la revista con la foto de portada de la campiña francesa que tanto me gustaba. Le miré, alargué mi mano para coger la revista y le dije: muchas gracias. Abrí la revista, vi el cheque y dije: Uffffffff, menos mal; si no fuera por la revista me hubiera quedado sin cheque. Después de encontrarlo me puse muy contento, me dirigí al mostrador con mi cheque en la mano, y me dejaron pasar al avión. Llegué a las 9:45 am, me dirigí al hotel y empecé a visitar los paisajes de Lanzarote; sus preciosas playas, sus cuevas, el Timanfaya, el archipiélago quinijo...Y saqué una foto a cada paisaje. Pasaron los 10 días y me volví aquí a Madrid, y tuve una idea: hacer una revista de todos los paisajes que había visitado en aquel viaje. La titulé “Inesperada”, porque yo no sabía que me iba a encontrar ese cheque. Pasaron unos días y mi revista estaba terminada. Hice cien ejemplares, y en el número 45 (fue la página donde guardé el cheque), metí otro cheque para ir a Lanzarote. Me gustaría saber quién será el afortunado, si en el viaje hará fotos y quizás… se le ocurra hacer una revista como a mí.
Jimena Jos Herrera 6ºB
UN LIBRO SIRVE PARA… SER RESCATADO UNA ISLA ¡Pero como se me ocurre sobrevivir a base de comer serpientes y grillos ¡Eso es lo que pienso de mi “asombrosa” vida en una isla del mar Atlántico. 20-5-2014 Hoy estaré en una hermosa costa en la que no he estado en los ultimos 5 años de mi estancia en mi isla. Me acerqué al sitio pensando en mi familia. -Seguro que están en el sofá comiendo papas mientras ven la tele. 20-5-2014
12:03
No me ha dado tiempo ha llegara a la costa, me despertare para llegar mañana a las 8:30 de la mañana, estoy emocionado por llegar otra vez a la costa. 21-5-2014
8:15
Me preparo para volver a ese sitio oscuro y tenebroso, primero tengo que pasar 2 kilometros de inmensos árboles, a continuación un río pantanoso de 2metros de profundidad y con horrorosas y espantosas pirañas procedentes de África. 21-5-2014
8:30
Me dispongo ha viajar con mi Kit especial para recorrer la isla, incluye: un repelente mortal para insectos peligrosos, un protector solar de 120, un machete muy afilado y comida muy nutritiva. Cojo todo lo necesario para ir. 21-5-2014
3:12
Ya he llegado, veo algo azul… Que será, me acerco a él, es una maleta azul con divertidas pegatinas de “Mikie mause “y “Bob Esponja” seguro que es de un niño. Pensé satisfecho. -Tiene que haber algo dentrote esta divertida maleta, me trae bunas vibraciones. Me dispuse a abrirla lentamente. Sudando por la intriga la abro… Ropa usada, un móvil de los años 90, una muñeca y un libro. Cogí el libro apartando todas las demás cosas de la maleta, era un libro de una persona perdida en una isla y decía así: con mi balsa estoy seguro de que saldré de esta espantosa isla… Un barco estoy salvado. Yo creía que era esa persona y con mi imaginación conseguí escapar en mi mente. Ignacio Navarro
UN LIBRO SIRVE… PARA ENCONTRAR A TU HERMANO GEMELO PERDIDO Era una tarde de domingo. Antonio Herrera estaba de visita en casa de su madre. Eran las 6:30 y su madre, a pesar de su edad, seguía en la cocina preparando un riquísimo pastel de manzana con caramelo y nueces tostadas por alrededor. Antonio, un poco aburrido, rebuscó algún libro interesante en la única estantería que había en el salón. Rebuscando entre unos álbumes, encontró una foto algo extraña: eran su madre, su padre, él y… ¡otra vez él! Vio un pequeño letrero justo debajo de esta. Aquel cartel tenía escrito una frase: “estantería, 2ª tabla, cinta nº 35”. Antonio, estuvo ojeando la 2ª tabla de la estantería, buscando la cinta nº 35. -32, 33, 34… ¡aquí, 35! La cogió y enseguida comenzó a funcionar. Observó cómo aparecían su madre tirando una pelota, y dos como él, obviamente de pequeños, corriendo uno detrás de otro. Sacó la cinta y vio el nombre: ANTONIO Y LUCAS 1972. Empezó a ojear más y más álbumes, pero en ninguno volvió a escuchar aquel nombre. -Cariño, prepara la mesa. Antonio obedeció y preparó la mesa. -Mamá, ¿quién es Lucas? Le explicó todo lo que había visto y escuchado. Su madre le explicó que tenía un hermano gemelo, que aunque nació un minuto después que él, su cumpleaños era el 26 de Febrero, cuando Antonio nació el 25 de Febrero. También le dijo que vivía en Nueva York, y empezó a explicar: -Nunca te dije nada porque de pequeño siempre tuviste envidia de que era igual que tú y tenía más amigos. Un día que fui al mercado le intentaste tirar por la ventana, entonces decidí que esto podía seguir así. Antonio a los 3 días viajó a Nueva York para visitar a su hermano gemelo. Cuando lo encontró le entregó el libro donde estaba aquella foto y la cinta de vídeo. Le pidió perdón por todos los errores que cometió y desde entonces, todos los domingos se llamaban para hablar de lo sucedido en la semana. Marta Vigaray
Un libro sirve para....... Provocar un incendio. Era un viernes, un día soleado era por la mañana estaba yo en mi casa leyendo mi libro favorito que me leía todas las noches. Estaba tan cansado fui a hacerme un zumo de naranja con un poco de chorizo. Fui a abrir la nevera y no quedaban naranja ni chorizo. Entonces decidí ir al supermercado cuando me fije en la planta y decidí que compraría otra planta. Al irme deje el libro al lado del radiador y me fui estaba bajando en el ascensor cuando me sono el móvil. ¡ Ríííííííín ! Lo cogí, era mi amigo del trabajo que me decía que si me iba a una fiesta de su cumpleaños con los demás del trabajo. Le pregunté a qué hora era y me contestó dentro de unas horas. Entonces me daba tiempo a ir a coger las naranjas, el chorizo y la planta. Estaba ya saliendo por el portal para ir a comprarlo y entre en la tienda de las plantas , y cuando entre vi una planta tan bonita que decidí que me llevaría una para mí y otra para hacer de regalo para el cumpleaños. La compre y me fui al supermercado, cuando entre cogí un carro y cogí el chorizo, las naranjas, unas chuches para el cumple y un ticket de lotería al salir me encontré con un vecino y estuvimos un rato hablando y tomando un café en la cafetería y cundo me venía para casa miré el reloj, me sorprendí porque dentro de quince minutos empezaba el cumple. Subí a casa rápido dejé las cosas y me pare un momento, olía a humo pero cómo no tenía tiempo me fui corriendo al garaje que estaba a la vuelta de la esquina. LLegé al garaje iba a abrir el coche y ¡no estaban las llaves! Fui a casa las cogí y antes de irme volví a decir que olía a humo. Me daba igual tenía que llegar a tiempo al cumpleaños entonces fui otra vez al garaje me metí dentro del coche y me fui a la fiesta. Cuándo llegé a la fiesta estaban todos ahí: Pedro, Juan, Alex, Luis y sobretodo el del cumple Nacho. Le di su regalo y empezamos a hablar, comer etc… Estaba todo lleno de personas a parte de nosotros y estaba todo decorado y lleno de globos. Cuándo me fui era ya casi la una de la madrugada. Cuándo llegé a cas estaban los coches de bomberos aparcados, las mangueras echando agua, los bomberos con los trajes antifuego les pregunté qué pasaba y me dijo que mi casa estaba en llamas y les dije que se me olvido quitar el libro del radiador y por eso se incendio. UNOS AÑOS DéSPUES……Estaba yo en mi casa tomándome un zumo de naranja con un chorizo muy tranquilo Luis García de Gracia
UN LIBRO SIRVE PARA… HACER UNA CARRERA EN LA LUNA Todo esto ocurrió en 1973 a unos profesores de un instituto de Madrid que para conseguir el mejor libro del mundo tenían que hacer algo arriesgado para que los alumnos pudiesen ganarlo ,nada más y nada menos que hacer una carrera en la luna .Todo el mundo estaba deseando conocer la prueba para conseguir ese fantástico libro lleno de aventuras .Llegó la hora de montar en el cohete y viajar hasta la luna , cuando llegaron la carrera estaba a punto de comenzar un rato después cuando Paul se disponía a pisar la meta Jimena le adelantó . Finalmente había ganado Jimena una adolescente de quince años cuya afición era leer, un rato después todos ya más tranquilos, observaron como Jimena se iba sola con su mejor amiga todos los recreos a un rincón a leer ese estupendo libro, su mejor amiga se llamaba Gabriela y era muy simpática. Jimena acordó con algunos niños que cuando se terminase el libro se lo daría a la bibliotecaria para que lo pusiese en la estantería de los mejores libros leídos, está lleno de sorpresas os lo recomiendo se disfruta mucho porque te imaginas que estas hay y no te quieres ir jamás de los jamases, pablo un niño de ocho años le dijo que si por favor se lo podía leer ella a entretenía muy buenas expresiones. Años después cuando Jimena era mayor se convirtió en la De un libro llamado: UNA AVENTURA MUY AVENTURADA EN EL INSTI. Pablo era un niño muy feliz todo gracias a los libros de Jimena, que te hacen encontrar aventuras a través de la imaginación porque aunque no ellas estado allí no significa que no sea algo extraordinario y maravilloso en todo el mundo a veces es bueno tener cerca un libro es muy buen entretenimiento aunque parezca algo aburrido .Solo hay que razonarlas cosas y darle sentido y vida a nuestro mundo de imaginación. Pablo se lo presto a María que era su hermana pequeña y así con todos los niños que conocía y estos, se lo daban a otros diferentes. Jimena triunfo todo gracias a un libro no pierdas la oportunidad de leerte uno de aventuras o de lo que más te guste.
ICIAR GACÍA DE PAZ UN LIBRO SIRVE… PARA SER PAPA Era una tarde tranquila como todas y Esteban, un gran lector, se fue a comprar un libro para su amigo Juan. Ya comprado se lo regaló a Juan y este se dio cuenta que había ganado un premio que estaba dentro del libro. Al día siguiente Juan fue a la editorial a reclamar el premio que le había tocado y le dijeron que era un viaje a Angola para hacer de misionero, ya que el libro era de misioneros. En el viaje se lo estuvo leyendo para saber algo de los misioneros como qué hacer, como ayudar y como acercarse a los niños. Al llegar se encontró con dos personas, una mujer llamada Ana y un hombre llamado Manuel, los cuales llevaban cinco años en Angola. Estaban rodeados de mujeres y niños de color que tenían mucho entusiasmo. Manuel le explicó que estaban muy contentos porque no siempre tenían visitas. El primer día Juan curó a tres personas, uno de esquimostosis y otros dos de tripanosomiasis, gracias a su experiencia como médico en España. Día a día se iba confiando más, iba conociendo a más gente y era mucho más famoso. Se encontró con un niño muy travieso del cual se hizo muy amigo y lo cuidó como si fuera su hijo. Un día lo acompañaba a un partido de futbol, otro día daba paseos con él…pero ese niño cayó muy enfermo y aunque Juan lo cuidó mucho falleció. Le dio mucha pena y pensó: -¿Me voy a quedar de brazos cruzados? Entonces cogió todos sus ahorros y se compró una bicicleta para ir de aldea en aldea curando a gente que necesitaba su ayuda. El esfuerzo fue tal que la noticia llegó a Europa y al Vaticano. En ese momento no había Papa y pensaron que podrían nombrarlo Papa. Esta noticia llegó a Juan que no tenía muy claro lo de ser Papa, pero pensó que podía ayudar más desde el Vaticano que desde Angola y aceptó el cargo. Fue al Vaticano donde le nombraron Papa con el nombre Urbano VII. Urbano VII quería hacer grandes cosas como construir diez aulas en Angola, doscientos hospitales distribuidos por África, etc, pero no pudo hacer nada de eso ya que a los once días de ser Papa tuvo una enfermedad contraída en África. Esto causó que al decimotercer día tuviera que abandonar su puesto que cedió a Esteban por regalarle el libro que tanto le había motivado. JOAQUIN OBANDO
Un libro sirve para... esconder un tesoro. Esto ocurrió hace muy pocos años en una ciudad muy muy cercana, para ser exactos en nuestra ciudad. Un niño llamado Majete Majetón estaba caminando por el bosque de Mírame pero no me toques, cuando vió a unos piratas en una cueva. El niño se acercó y observó que lo que hacían: esconder un cofre lleno de joyas, monedas de oro y de plata, anillos de diamantes y copas de oro. Majete,que en estos momentos era bastante pobre, se fijó donde lo escondían para el día siguiente poder cogerlo.Volvió cautelosamente a casa para que no le pillaran los piratas. Al llegar a casa Majete metió en la mochila del cole un saco de patatas vacío y una pala de plástico de cuando era pequeño. No consiguió dormir pensando en lo que iba a hacer con todo lo que consueguiría yendo al Compro oro.Primero pensó en comprarse un coche pero recordó que no tenia carnet y le podrían multar,después pensó en una manada de leones pero.¿Qué se les da de comer a los leones?... Entonces recordó que su amigo Alberto le había dicho que por cien euros le daba dos bolsas de fuegos artificiales y petardos. -Entonces eso es lo que compraré, dijo convencido. El colegio se le hizo eterno esperando a el pi pi del timbre.Cuando por fin terminaron corrió como un poseso hasta llegar al bosque, cavó rápidamente por si acaso llegaba algún pirata. Metió todo cuando.. en ese mismo instante apareció un pirata con feroz cara fabricada por el enfado y la angustia que le creaba ver a ese niño entrometido. -¡Qué haces tú aquí! Gritó el señor. -Correr. Dijo el niño corriendo como sus pequeñas piernas se lo permitían. El pirata le siguió y se fijó donde entraba el niño para poder entrar por la noche en su casa y robarle el tesoro. El niño se lo contó a su madre y a su padre y se echaron a llorar.Esa misma noche el pirata entró en la casa y buscó el tesoro.El niño,que mientras tanto se había ido por un vaso de agua se fijó en que intentaban abrir la puerta. Despertó a sus padres y entre todos empujaron el mueble bar del padre hasta la puerta y asi no podia entrar. Majete decidió esconder el tesorop en algún lugar ingenioso.Buscó en Youtube alguna idea y la que más le gustó fue una de coger un libro y vaciarlo para meter cosas.Cogió la enciclopedia 3.000 de su padre, que ahora no se usaba porque tenian la Wikipedia, y la vació con un cuter. Pegó las hojas entre sí y a ellas la tapa .Cuando estuvo seco metió todas las joyas y demás y lo puso en la librería con los los otros libros .Esa misma noche vino el pirata y no encontró nada. Cuando ya se iba a ir de casa salió Majete de su escondite y le dio un botellazo en la cabeza y llamó a la policia. Contó que lo habia encontrado cuando el iba a tirar la basura. Metieron al pirata en la cárcel por intento de robo y le cayeron veinte añitos bien bonitos.La familia empezó a pagar sus deudas y vivieron felices y bien ricos. María Martínez
SIRVE PARA... QUE NO TE COMA UN COCODRILO
Un maravilloso día, un señor llamado Rodrigo Sánchez López estaba viendo la tele en su cómodo y lujoso sofá. Él estaba viendo su programa favorito. El programa se llamaba "haz feliz a alguien que tenga su teléfono de casa enchufado" y el programa consistía en que la presentadora tenía a su lado un teléfono rojo en el que ella escogía a ciegas uno de entre cientos de números y a quien le llamara tendría un gran premio. La clase de premio variaba ciertos días, semanas o incluso meses y solo se presentaba dos veces a la semana. Rodrigo siempre participaba, pero nunca le tocaba, hasta que ese día le sonó el teléfono de su casa y oyó a la presentadora que ya tenían un ganador y resulta que le había tocado a él el ansiado premio. Rodrigo se emociono y también se puso bastante contento porque le tocó un lujoso viaje con todos los gastos pagados a África. Solo se llevó su voluminoso libro de especies de animales de África. Cuando llegó le invitaron a un safari con todo pagado. Él estaba fascinado con muchas especies que habitaban allí: leones, cebras, guepardos y muchos más. Cuando fueron a ver a las enormes jirafas pasaron por delante de un estanque muy bonito, con algunos peces de colores y numerosas tortugas, en el que a Rodrigo se le calló su magnífico y querido libro. Sin pensárselo dos veces fue a por él y cuando había alcanzado su sólido libro vino un monumental cocodrilo e intento comérselo, pero como Rodrigo tenía buenos reflejos puso su duro libro en las fauces de aquella bestia carnívora de tal manera que no la pudiera cerrar. Un guía lo vio, sacó rápidamente su arma y pegó un tiro al aire para ahuyentar a ese terrible y peligroso animal y el cocodrilo soltando el libro se sumergió y escapó. Rodrigo sintió aún más afecto por el libro que le había salvado la vida. Desde ese momento ellos dos formaron una pareja extraordinaria (aunque fuera tremendamente rara) y cada vez que Rodrigo marchaba o celebraba una fiesta siempre le contaba a todo el personal con todo detalle la magnífica historia que le sucedió a los dos con aquella terrorífica y despiadada bestia sanguinaria.
IGNACIO LÓPEZ SALGADO
UN LIBRO SIRVE PARA… Tener que hacer dos veces el examen de conducir A Mónica Espinos Herrera siempre le aconsejó su padre que a los 18 años se sacara el carnet de conducir. Le decía que se lo sacara aunque no tuviera un coche que conducir, da igual; el caso es que le aconsejaba que se lo tenía que sacar. El 21 de Noviembre de 2008, día en el Mónica Espinos cumplía 16 años, decidió comenzar a ahorrar dinero para poder pagarse ella misma la autoescuela, pues tenía la idea de ir a la autoescuela sin que su padre lo supiera y entonces darle la sorpresa de que tenía el carnet, como bien le aconsejó durante su vida. Así entonces fue ahorrado dinero Mónica Espinos hasta los 18, cuando el día 23 de Febrero de 2011 comenzó a estudiar. Las tardes que asistía a las clases le decía a su padre que se iba a estudiar con una amiga, otras veces le decía que tenían que hacer un proyecto de literatura leyéndose un libro; un libro muy gordo y largo, pues tardaban semanas en acabarlo. Lo cual tampoco era mentira, porque sí que era cierto que tenían que leerse un libro. Al principio a su padre le parecía bien: siempre le admitía salir por la tarde y todo era maravilloso para sus estudios, pero lo bueno no dura eternamente. Una tarde, en la autoescuela, a Mónica Espinos le dijeron que si no asistía al examen final, sus estudios no valdrían para nada, tendría que repetir todo de nuevo. Mónica estaba dispuesta a asistir al examen. Con el paso del tiempo, a su padre no le iba pareciendo tan maravillosa la idea de que su hija saliera de casa todas las tardes, y tampoco se creía que llevasen más de 1 mes leyéndose el mismo libro. Una tarde que ya estaba muy enfadado, decidió llamar a su supuesta amiga con la que se estaba leyendo el libro. Ésta no sabía nada de esto, y le dijo que ese libro se lo acabó ella sola hace mucho tiempo. Sólo faltaban 2 días para el examen final, y su padre le prohibió a Mónica Espinos salir de su casa por las tardes durante una semana. Mónica Espinos no pudo asistir al examen final y se quedó sin el carnet gracias a ese supuesto libro que tanto necesitaba leer. Clara Dorado Delgado
UN LIBRO SIRVE PARA…PERDERSE Y VOLVER A CASA Rodrigo Benítez, un niño de ocho años, fue al centro comercial con sus padres. Solían ir a Alcampo, que era el centro comercial más cercano a su casa. Su familia y él vivían en un barrio de Sevilla llamado “La Fuente”. Este barrio era muy famoso por su gran fuente de estilo barroco. Ese día en el supermercado, Rodrigo iba muy concienciado en comprar un gran libro que le habían mandado en el colegio, porque próximamente harían un trabajo manual sobre él. Rodrigo caminaba y caminaba sin encontrar ninguna librería, hasta que subieron a la sexta planta que estaba dedicada a papelería. Allí encontraron todo tipo de libros: de aventuras, ciencia ficción, relatos infantiles… Lo que Rodrigo buscaba era una comedia adaptada a un libro. Rodrigo había buscado en internet mucha información sobre este libro para luego hacer el trabajo mucho más fácil y ameno. Rodrigo cogió este libro con muchas muchas ganas de leerlo. Cuando sus padres y él salieron a pagar Rodrigo se entretuvo empezando a leer el libro, y cuando se quiso dar cuenta sus padres ya no estaban, se había quedado solo entre aquel gentío que no lo dejaba ver. Rodrigo empezó a andar sin rumbo alguno con el fin de encontrar a sus padres. Una vez fuera de aquel barullo de gente, empezó a llorar. Rodrigo aún mantenía en su mano el libro. Se sentó en un banco y empezó a leer con tristeza y desgana. En ese momento en el libro se mostraba una imagen de una cabina telefónica que le sugirió una gran e ingeniosa idea. Rodrigo divisó al otro lado de la acera una cabina de teléfono. Rápidamente cruzó la calle sin precaución y se plantó delante de la cabina. Rodrigo necesitaba veinticinco céntimos para introducir en la cabina, marcar el número de teléfono y comenzar a hablar. Rodrigo rebuscó y rebuscó por el sucio suelo sin encontrar ni un mísero céntimo, desesperado, Rodrigo tuvo otra idea. Se acercó a la cabina, arrancó una hoja de su libro y la introdujo por un hueco de la tapa donde se almacenaban las monedas. Mágicamente consiguió abrir la tapa y un gran número de monedas cayeron al suelo. Rodrigo cogió una de esas monedas la cual era de veinticinco céntimos. La introdujo en la rendija, a continuación marcó el número de teléfono de su madre y ella contestó con voz llorosa: ¡Vuelve a casa hijo, vuelve! Marcos Martín
SIRVE PARA:
Crear tu propio juego y no siempre estar jugando con el mismo. Había una vez dos niños. Uno era muy viajero y se llama Carlos pero el otro que se llama Gabi se marea en todos los viajes. Un día, ambos tuvieron que ir de viaje y como siempre, Gabi se marea. Primero iban en avión y en el aeropuerto, Carlos hizo un juego de mesa. En el avión, Carlos invitó a Gabi a jugar a su juego nuevo y Gabi no se mareó. Echaron un montón de partidas y se divirtieron. Tuvieron que hacer un trasbordo y Gabi y Carlos inventaron un juego de cartas mientras esperaban y en el nuevo avión jugaron juntos. Gabi no se mareó. Luego cogieron un taxi y ambos jugaron a un piedra, papel, tijeras con mas cosas y Gabi no se mareó. Luego se montaron en un barco y ambos jugaron a no pisar el suelo, se bañaron en la piscina, a los espías y a muchos juegos más. Como ocurre, Gabi no se mareó. Luego viajaron en tren y los dos jugaron a guerras con bolas de papel, al serio, al pistolero mejorado y a las carreras. Una vez más, Gabi no se mareó. Llegaron al hotel y Gabi contó a Carlos que no se ha mareado y Carlos le respondió que eso era lo que esperaba.
CARLOS PÉREZ FEDZ
SIRVE PARA SOBREVIVIR EN EL SAHARA El sueño de Alejandra siempre había sido vivir durante un mes en el desierto del Sahara por sus propios medios, su madre, Raquel, al enterarse de esta noticia le compró un libro, Alejandra leyó el título que decía así: “Como sobrevivir en los lugares peligrosos y desconocidos”. Ella se esperaba un libro así de su madre, pensaba dejarlo, pero seguramente su madre le preguntaría algo para haber si se lo había leído. Se lo metió en el equipaje de mano y fue directa hacia el aeropuerto. El viaje no se le hizo muy largo, cuando llego al hotel deshizo el equipaje, se puso el pijama y se metió en la cama. Al día siguiente empezó el viaje por el Sahara, al principio no estaba mal, pero a medida que pasaba el tiempo, hacia más calor. Los días eran largos y calurosos, y las noches eran solitarias y frías. Llego el día, el día más esperado y el menos deseado, se le habían acabado los recursos solo le quedaba una cantimplora llena de agua que ni siquiera sabía si era potable. En un momento dado pensó en hacer autostop y abandonar, pero no se rindió. Empezó a buscar en el equipaje de mano algo que le pudiese ayudar a continuar, y encontró el libro que le había regalado su madre, lo abrió y vio que detrás de la portada había una bolsa llena de sus chuches preferidas, también, había una nota que decía: “Espero que disfrutes de tus chuches favoritas, BS Mamá”. A Alejandra casi le dio un paro cardiaco ¡Tenía comida! Pasó las páginas rápidamente y se dio cuenta de que era un buen abanico. Se empezó a leer el libro y le dio unos grandes consejos, ¡Y más de uno le salvó la vida! Al regresar a casa se lo contó todo a su madre, ella tenía una cara entre horror y orgullo. Así dio cuenta de lo útil que había sido ese libro para ella.
COVADONGA ARIAS
UN LIBRO SIRVE PARA … GANAR UN MUNDIAL.
Carlos que era u niño muy alegre que siempre jugaba con la pelota . Carlos que era español siempre había soñado con jugar en la selección española de fútbol durante su infancia no tuvo ni colegio ni nada y los demás niños se reían de él a Carlos le daba igual. Como Carlos no tenía colegio lo único que hacía era jugar él solo al fútbol Carlos jugaba muy bien y lo ficho el Moscardó gracias a él empezaron a ganar ligas y una vez fueron campeones de España todos los ojeadores se fijaban en él pero lo malo es que todos eran de Andalucía y eran de equipos como el Málaga, el Betis, El Sevilla el Recreativo de Huelva, el Cádiz, el Jaén, el Almería y el Córdoba. Carlos fue creciendo y ya le querían en: el Albacete, El deportivo de la Coruña, el Barcelona, el Valencia, el Valladolid. Por fin se lo ofreció el Madrid y sin duda Carlos dijo que si primeramente le metieron en el b pero al año siguiente después de un duro esfuerzo a Carlos le pasaron al a. Carlos vivió el mejor año de su vida ganó el premio al mejor jugador de España. Vicente del Bosque llamó a Carlos para que fuera a la final del mundial Carlos dijo que si. España llegó a la final jugaban contra Brasil un equipo que tenía unos jugadorazos como Pelé y España tenía a Carlos. España iba ganando 1 – 0 cuando Pelé tiro iba a meter gol pero un libro apareció y lo evitó España se proclamo campeón y Carlos cumplió su sueño.
CARLOS FERNÁNDEZ JIMÉNEZ
UN LIBRO SIRVE PARA… PERDER EL AVIÓN Hoy es 6/08/2.010, el día en que Raúl se iba de viaje a Polonia. Se llevará un libro para leer en el viaje titulado “ Las aventuras de Soraya Peña”. Estaba en su casa preparando las cosas para irse al aeropuerto cuando de repente aparece su mujer diciéndole: -Cariño, tendrás que irte otro día, porque el abuelo está cada vez peor y se encuentra muy mal. -Lo siento, pero tiene que ser hoy, sino no podré vender mi nuevo producto “Cleaning 20.012”. -Todo al final se resolvió y Raúl se pudo ir a ver a su padre (el abuelo) para saber cómo se encontraba. Al llegar allí se llevó el libro que tantas ganas tenía de empezar a leer, pero se lo regaló a su madre (la abuela) para que pudiera leer mientras su padre (el abuelo) dormía. Hoy es 12/08/2.010, el día definitivo en que Raúl se iba de viaje a Polonia. Se compró el mismo libro gracias a que el trabajador de la librería era su mejor amigo desde muy pequeños. Cuando estaba en el aeropuerto, le sonó el teléfono, que era su mujer, lo cogió y pegó un grito: -¡¡¡Cariño, te has dejado el libro en casa!!! Ven a por el, rápido. - El avión sale dentro de 45 min, no me da tiempo. -Si, si sales ahora mismo te da tiempo. ¡¡Vamos, rápido!! -Rápido como las balas llegó al coche y se puso en camino. Cuando por fin llegó miro la hora y eran… ¡¡Las 12:45!! No le daba tiempo a llegar al aeropuerto. Llegó al aeropuerto pero… ¡¡El avió acababa de salir!! Raúl se quedó destrozado al no haber podido ir a Polonia para vender su nuevo producto. Miró el libro y lo tiró al suelo de la rabia que le dio no haberse ido, con las ganas enormes que tenía. Aarón García.
UN LIBRO SIRVE… PARA TAPONAR UN TOBOGAN DE AGUA Don Alfredo tenía un hijo que se llamaba Javier, como a casi todos no le gustaba estudiar. Su padre quería lo mejor para su hijo a sique le fue a comprar un libro, cuando se lo dio Javier estaba muy ilusionado porque no sabía que era, pero la cara le cambio mucho cuando abrió el paquete, a Javier no le gustó nada ese libro a sique como no le gustaba se fue a dar una vuelta, al poco rato se encontró una zona en obras, y el niño muy interesado les pregunto: _ ¿qué es lo que estáis haciendo? _ Un tobogán de agua _ le respondieron los obreros. Javier tan feliz pensando que en unos días se iba a tirar por un tobogán gigante se fue a casa. Después de unos días ya estaba listo el tobogán y Alfredo llevo a su hijo para que montara en él, Javier estaba súper ilusionado de poder montar en un tobogán tan grande como ese. Cuando llego su turno se tiró pero al llegar a la mitad, el agua se desbordo por una raja que había y se desmonto, Javier se calló pero como había una piscina abajo no se hizo daño. Los obreros lo arreglaron clavando tornillos y más tornillos para que no volviera a pasar. Javier se volvió a tirar pero paso lo mismo, luego el niño pensó en el libro que le había regalado su padre y se fue a casa corriendo a por él, cuando volvió con el libro se lo dio a los obreros y les dijo: _ se me ha ocurrido una cosa, si ponemos el libro en la raja y lo enganchamos con clavos y tornillos se sujetara y como las tapas del libro están plastificadas rebotará el agua y no volverá a pasar. Los obreros le hicieron caso y lo pusieron en la raja rota, Javier lo volvió a probar y ya no se rompía ni se salía el agua, Javier tan feliz le dio las gracias a su padre por el libro y los obreros orgullosos de Javier le recompensaron con poder tirarse un mes gratis por el tobogán. Cristina López
SIRVE PARA GANAR EL TORNEO MUNDIAL DE PADEL Francisco era un aficionado al pádel. Desde los cinco años iba a clases y nunca lo había dejado. A los veinte años ya era prácticamente un profesional y sus padres le animaron a apuntarse al torneo mundial de pádel, Francisco pensando que no llegaría muy lejos se apuntó y le cogieron para jugar. Se puso contentísimo al oír la gran noticia. Al llegar el gran día, Francisco preparó la maleta para ir a Francia (que era done se celebraba el torneo) con: su equipamiento de pádel, su ropa, dinero y el libro que se estaba leyendo. El primer partido lo ganó, el segundo también, el tercero… y así sucesivamente. Con tantos partidos ganados Francisco se motivó un montón y consiguió llegar a la final. Llegó el día de la final. Al acabar el primer tiempo, iba ganando 45-30 se puso contentísimo y tiró la raqueta al suelo en señal de victoria (por ese momento) la raqueta se partió en dos por el golpe tan fuerte que se dio. Francisco se quedó destrozado al verse en esa situación y le dijeron que si no conseguía otra raqueta no podría seguir jugando. De repente pensó en su libro y se le ocurrió una idea que podía funcionar… cogió su libro y el palo roto de su raqueta y los ató el uno al otro. Podía jugar más o menos bien. Terminó el descanso y volvieron al partido. Le costó un poco adaptarse pero pasados diez minutos se acostumbró y remontó. Al final ganó el partido y se convirtió en el campeón mundial. Ahora es un auténtico profesional y tiene como su trofeo más preciado aquel libro.
Lucia Ortiz
UN LIBRO SIRVE PARA MATAR UN MURCIÉLAGO Olivia, madre de una hija recién nacida llamada Emma, pasaba la mayor parte de las vacaciones aburrida en su casa cuidando de la pequeña. Su marido Alfonso trabajaba todos los días, también cuando era festivo. Acababan de salir del paro y tenían que aprovecharlo al máximo. Olivia tenía una amiga llamada Cristina que siempre la prestaba un poco de dinero cuando lo necesitaba. Cristina un día le regaló a Olivia un libro, que trataba de una chica que se metía en aventuras. A Olivia no le gustaba mucho ese tipo de libros, pero decidió no cambiarlo, porque era un regalo muy especial. Cristina también tenía una hija llamada Nuria. Nuria tenía diez años pero se comportaba como una niña de trece. Cristina también tenía un marido llamado Luis que era muy amigo de Alfonso. Un día a Alfonso le ascendieron a ser el subdirector de toda la empresa, lo celebró llevando a toda la familia a cenar a un restaurante francés llamado Délicieux. Pasados unos días, Alfonso había pensado en ir una semana de viaje a descansar un poco de todo el duro trabajo, a Olivia le pareció bien pero quería invitar también a Luis, Cristina y Nuria, porque tenían que recompensárselo después de todo lo que habían hecho por ellos. Entre todos llegaron a un acuerdo de dónde ir, decidieron ir a Roma la ciudad del amor. Aparte de porque era muy bonito, les gustaba mucho andar y ahí hay que andar para llegar a cualquier sitio. Cuando llegaron Olivia no se dio cuenta de que se había llevado el libro. Pensó que no le iba a servir para nada, pero no fue así. Una noche entro un murciélago a la habitación del hotel, Olivia tenía mucho miedo de que pudiera hacer daño a Emma, cogió el libro y un impermeable. El impermeable era para sujetar el libro, no quería que se manchase. Pasó por la cocina y vio que algo colgaba de la lámpara, sin pensárselo dos veces lo empotró contra la pared y dejó su mancha por todos lados. CLAUDIA GÓMEZ
UN LIBRO SIRVE PARA: HACER NUEVOS AMIGOS. Patricia salió de su casa para dar un paseo por el parque. Hacía un día muy soleado y pensó que sería una buena idea llevarse un libro para leerlo en un banco. Patricia estuvo leyendo mucho rato y se marchó a su casa. Cuando llegó a su casa se dio cuenta de que se había dejado el libro en el banco del parque. Al día siguiente se acercó al parque para ver si estaba, pero su libro no estaba. Había otro libro con una nota que decía: puedes llevártelo, yo he cogido el tuyo. Esa noche Patricia se leyó aquel libro y a la mañana siguiente volvió al banco y se encontró a una chica sentada en el banco y le dijo, - ¡hola! Soy Patricia, ¿Cómo te llamas? -Hola, soy Olga, encantada de conocerte. - Igualmente. Una pregunta ¿tú eres la que me dejó este libro? - Sí, soy yo. Por cierto tu libro es muy interesante. - Gracias, lo mismo digo de tu libro. Estuvieron hablando mucho rato, a las dos les encantaba leer y decidieron que siempre quedarían todas las semanas en el mismo banco para intercambiarse libros. Al cabo de un tiempo Patricia y Olga se hicieron muy buenas amigas. Y así es como gracias a un libro fueron amigas para siempre.
PAULA JOFRÉ.
Un libro sirve para… Poder disfrazarse a tiempo Este verano era la primera vez que iba a ir a un campamento, cosa que no me hacía mucha ilusión. a perder un mes de verano, yo prefería estar en Benidorm, tomando un helado, en la playita. ¡Pues no!, a mi me tocaba ir de campamento. Os cuento como pasó todo allí. Esa mañana al despertarme, salí a dar un paseo y me encontré a la chica más guapa de todo el campamento. Ella me preguntó, que de que iba a ir disfrazado esa noche: -¿Disfrazado? ¿Qué, cómo, dónde, quién y para qué? -¿No te han dicho lo de la fiesta de disfraces? Mi madre no me había metido un disfraz ¿Qué hago yo ahora? Pensé a la vez que furioso pegué una patada a la papelera, de la que se cayó un viejo y sucio libro. Una vez en mis manos vi que iba a ser mi salvación. Corrí a mi habitación arranque las hojas y con celo… ¡me hice un disfraz de momia estupendo! Gran idea Alfredo –me dije a mi mismo-. Al final me conseguí disfrazar, Laura, la chica más guapa me dijo: - ¿Quieres bailar conmigo?, yo contesté: - Por supuesto. Luego me dijo que si quedábamos mañana para cenar, ¿cómo iba a decir que no a esa chica tan guapa? El campamento no iba tan mal como yo me había imaginado. Al día siguiente nos fuimos de excursión a la Pedriza y nos separaron en grupos de veinte ¡Éramos mil niños! Ojala me tocase con Laura. Después de dos horas ya estábamos en los grupos y… ¡Sí! me había tocado con Laura. Nos estuvimos bañando, el agua estaba helada pero disimulé tan bien que cuando Laura se tiró de cabeza no tuvo más remedio que abrazarme. Creo que ha sido el mejor verano de mi vida. Laura sigue siendo una buena amiga, y tengo que agradecerlo todo al viejo y sucio libro que me salvó, me conseguí disfrazar y pude bailar y conocer a Laura. Y un libro no solo sirve para leer, también para poder disfrazarse a tiempo.
Cristina Lapuerta.
SIRVE PARA: SER UN PIRÓMANO Había un señor llamado Señor Baboncia que tenía miedo al fuego. Al Señor Baboncia le gustaba mucho leer pero era muy estricto con los libros, si no le gustaban los tiraba a la basura, donde se pudrían y desintegraban. El Señor Baboncia cogió un libro de su estantería que tenía muy buena pinta, se titulaba LA MUERTE INDIGNA. Se puso a leerlo y al principio le gustó mucho y se enganchó. El libro iba sobre el asesinato de un Señor porque había dicho una palabra que era prohibida en el club de los amigos. La palabra prohibida era “alegría” y cualquiera de sus formas verbales. Era un club de unos amargados totales. Antes de que el Señor lo dijera estaba en una discoteca con otros amigos celebrando su cumpleaños e invito a uno del club de los amargados que era su mejor amigo. Estuvieron toda la noche emborrachándose y bailando como unos locos, al final de la fiesta el Señor dijo: “que alegre estoy de que hayáis venido”. Entonces fue cuando él mismo se dio cuenta de lo que había dicho con su amigo delante. Le suplicó que no se lo contara a nadie pero el amigo insistió en que lo tenía que decir, le dijo que no le iban a hacer nada, pero en realidad sabía que le iban a hacer algo malo. Al día siguiente el amigo le dijo al jefe del club lo que ocurrió la noche anterior, y encima el jefe estaba muy enfadado por que no le había invitado a su fiesta de cumpleaños cuando él si le invitó a la suya. Entonces el jefe se lo contó a todo el club de los amargados, y decidieron matarle por decir la palabra prohibida. Al día siguiente el señor estaba paseando por la calle cuando le acorralaron y le mataron. Y así es como más o menos acaba la historia del libro. Al Señor Baboncia no le gustó nada el final del libro entonces decidió quemarlo. Al quemarlo le gustó esa sensación, desde entonces los libros que no le gustan los quema por esa sensación tan gustosa que le da verlos arder. Tres años después el Señor Baboncia quemó por vicio una residencia de ancianos, después de quemar la residencia la policía metió al Señor Baboncia en la cárcel. Alejandro Martín Martínez
SIRVE PARA GANAR EL TORNEO MUNDIAL DE PADEL Francisco era un aficionado al pádel. Desde los cinco años iba a clases y nunca lo había dejado. A los veinte años ya era prácticamente un profesional y sus padres le animaron a apuntarse al torneo mundial de pádel, Francisco pensando que no llegaría muy lejos se apuntó y le cogieron para jugar. Se puso contentísimo al oír la gran noticia. Al llegar el gran día, Francisco preparó la maleta para ir a Francia (que era done se celebraba el torneo) con: su equipamiento de pádel, su ropa, dinero y el libro que se estaba leyendo. El primer partido lo ganó, el segundo también, el tercero… y así sucesivamente. Con tantos partidos ganados Francisco se motivó un montón y consiguió llegar a la final. Llegó el día de la final. Al acabar el primer tiempo, iba ganando 45-30 se puso contentísimo y tiró la raqueta al suelo en señal de victoria (por ese momento) la raqueta se partió en dos por el golpe tan fuerte que se dio. Francisco se quedó destrozado al verse en esa situación y le dijeron que si no conseguía otra raqueta no podría seguir jugando. De repente pensó en su libro y se le ocurrió una idea que podía funcionar… cogió su libro y el palo roto de su raqueta y los ató el uno al otro. Podía jugar más o menos bien. Terminó el descanso y volvieron al partido. Le costó un poco adaptarse pero pasados diez minutos se acostumbró y remontó. Al final ganó el partido y se convirtió en el campeón mundial. Ahora es un auténtico profesional y tiene como su tofeo más preciado aquel libro.
SIRVE PARA LLEGAR A TU COMUNIÓN ASEADO La familia Alonso tenía la comunión de su hijo Pedro. Pedro se había levantado después que sus padres y estos estaban listos, mientras esperaban, Pedro se había puesto a desayunar y aún tenía cuatro horas hasta la comunión que era a la una de la tarde. Pedro desayunó zumo, cereales y leche con chocolate, Pedro se fue a coger la ropa a su cuarto, tenía que ponerse el uniforme del colegio con unos nuevos zapatos que le habían regalado sus tíos, su reloj y su pin que era un regalo de sus padres, se lavó los dientes y luego se fue al baño porque le dolía la tripa. Se puso a hacer caca y cuando fue a limpiarse se dio cuenta de que no había papel, llamó a su madre para pedirla papel pero la madre no encontró y Pedro cogió un libro de la estantería, era un libro muy gordo y se llamaba Enciclopedia de los animales. Pedro pensó que si arrancaba unas cuantas hojas nadie se daría cuenta y empezó a arrancar una a una, pero no había forma de que quedara limpio porque el pobre niño tenía diarrea. Luego, después de acabar de limpiarse se lavó las manos y se fue a la ducha. El niño se aclaró el pelo muy bien, se echó colonia y cuando terminó cogió las hojas que no había usado pero había arrancado y Pedro para no desperdiciarlas las usó para secarse, las hojas mostraban la lana de las ovejas y Pedro cogió la lana y se secó. Cuando terminó se puso la ropa que había cogido antes y se vistió. Después se fueron sus padres y él a la comunión y él era el más limpio de su clase. Cuando llegó a su casa tenía mucho dinero que le había dado sus tíos, sus abuelos y primos, se acercó a la librería de su barrio y compró la misma Enciclopedia de animales, la puso en la estantería y no había pasado nada.
Juan Doménech Patón
UN LIBRO SIRVE PARA CONSGUIR LO QUE QUIERES… Sara era una chica muy aficionada a las tazas antiguas de otros países. Un día se fue de viaje a Berlín, Alemania. Allí vio la taza de la reina de Alemania y se la quería comprar. El vendedor la tenía ahí de adorno para que la viese todo el mundo, pero Sara la quería. - Cuánto vale esta taza. Dijo toda entusiasmada. - No está en venta. Dijo amablemente. - Porque me darías la taza.- Le dijo mirando a la taza. -Por ese yoyó que lo encontraron hace un año y lo quiero tener ya. Dijo el vendedor deseándola. -Si te lo consigo me das la taza. Dijo sara entusiasmada. - Te juro que te doy la taza. Dijo un poco creído. Sara fue al puesto donde estaba el yoyó que le había dicho el señor. Cuando llego le dijo con esperanza: ¿medas el yoyó por favor? -Tú sueñas verdad chiquilla como te voy a dar un yoyó que tiene más de 100 años. -¿Y porque me darías el yoyó? -Por la lupa de Serlock Home. -¡Voy a por ella! Sara fue a por la lupa y el vendedor le dijo que se la cambiaba por la comba de la reina Isabel. Ella seguía pensando en la taza, quería conseguirla como sea. Fue a al puesto donde estaba la comba de la de la reina Isabel y le dijeron que se la cambiaban por la pelota que estaba en el puesto del chico joven, que era un empanado. Ella fue para ya y le dijo que si se lo cambiaba y le dijo que si pero si le daba el libro de la tienda que estaba a un euro y le dijo que le diera el euro y que ella se lo compraba y le dijo que vale. Fue a la librería y se lo compro, se lo dio a chico empanado y le dio la pelota fue por todos los puestos por los que había pasado y le fue dando a cada uno lo que le había pedido y cuando llegó al puesto de la taza la cogió y se la guardó, fue a hacer las maletas y volvió a Madrid. Cuando llego la sacó y estaba rota. MIRANDA RODRÍGUEZ
UN LIBRO SIRVE PARA… (Evitar caerse por un edificio) A un niño llamado Alberto no le gustaba nada estudiar y sacaba muy malas notas, eso que estaba en cuarto de primaria que solamente repasaban las cosas de tercero. Un día por la tarde su madre le dijo que tenía que ir a estudiar porque al día siguiente tenía examen de lengua, él como era muy creído dijo que no le hacía falta pero su madre le obligó. A los cinco minutos se quedó dormido. Y AHÍ COMIENZA TODA LA HISTORIA. (MIENTRAS SOÑABA) Alberto tenía veinte años estaba en la universidad y resulta que como tenía muy pocos puntos en las notas del colegio solo podía elegir basurero o cristalero. Alberto decidió cristalero. Al primer y al segundo día de trabajo Alberto estaba acompañado de un ayudante para enseñarle a atarse el arnés, decirle de que manera se tienen que limpiar los cristales, con que aparatos se hace cada cosa. No confiaban mucho en él ya que el segundo día no sabía hacer nada, entonces su superior le dio un libro y le mandó que se estudiase la unidad cinco y seis que era donde venía como atarse el arnés y depende del cristal que sea que tipo aparatos tiene que usar. Como Alberto no tenía la costumbre de estudiar no pudo estudiárselo. Al día siguiente Alberto no se había estudiado nada y tenía miedo de que no le ayudaran esta vez. Alberto puso varias escusas como: que se le había olvidado el bocadillo en casa o que no había desayunado… pero no le sirvió. Efectivamente esta vez no tuvo ningún ayudante y no sabía cómo atarse el arnés, intentó recordar las lecciones del otro día pero no recordaba nada, a Alberto le daba miedo decir la verdad entonces intento atárselo como pudo pero cuando tuvo que limpiar el primer cristal se cayó y de repente se vio en el hospital. Alberto se despertó y se dijo así mismo menos mal que solo era un sueño. A partir de entonces Alberto se puso a estudiar y cuando llegó a la universidad eligió lo que él quería ser porque tenía suficientes puntos.
ELENA IBÁÑEZ 6ºA
Un libro sirve para… viajar al futuro Elena era una chica muy apañada y estaba obsesionada con los avances electrónicos, ella tenía todo lo que tenía que ver con la electrónica pero un día no sabía cómo descargar una aplicación y se puso muy nerviosa , con mucha vergüenza pidió consejo a su madre ella que no entendió nada, le dijo que podía ir a la biblioteca y coger un libro sobre de lo que le estuviese hablando. Elena se acercó a la biblioteca más cercana y cogió el libro que necesitaba y se lo leyó, decía que lo que había que hacer era cambiar los cables de circulación, ella se avergonzó al ver que era tan sencillo. Al llegar a su casa de la biblioteca se sentó junto a su madre en la piscina con el ordenador cuando el libro de instrucciones se resbalo y ella con sus reflejos fue a cogerlo, el ordenador le dio un golpe en la columna de aire que hay en la cabeza. 70 AÑOS DESPUES Yo y mi amigo Steef haciendo el master de enfermer@ nos llevaron a la sala donde resguardaba su cuerpo en coma y comenzó a moverse al despertar le contamos con tranquilidad que había estado en coma más de setenta años y que en vez de estar en 2015 estaba en el 2090 ella se enfado por que ahora ya no era la reina de la tecnología, lo demás estaba solucionado ahora tengo a mi hermano Álvaro y a mi hermana Elena. Por Ana Chico
UN LIBRO SIRVE PARA… CALENTARSE LAS MANOS Era un día oscurecido con niebla y lluvias a nadie le apetecía salir, excepto a Pepe Otoños que salía a buscar leña para el fuego. Pepe no encontró nada y se fue a su casa, congelado de frio, en su casa, se podía notar la diferencia de frio, pero él seguía notando. Pepe desesperado en su casa buscando algo de madera y papel no encontró nada. Fue por el barrio preguntando haber si alguien tenía algo de lo que buscaba pero lo único que hizo saliendo a la calle es conseguir tener más frio, siguió buscando y buscando y cada vez tenia mas frio sobre todo en sus manos que habían enrojecido del frio, parecía que se le iban a caer. Al fin encontró algo escondido entre ladrillos, era un libro, no era lo que él esperaba pero se lo quedo igualmente. Una vez que llego a su casa otra vez sin nada entre las manos, solo el dichoso libro que había encontrado se sentó y lo miro detenidamente pensó que para algo le podía servir al igual que pensó lo mismo esa vieja silla de madera en la que estaba sentado, que casi nunca la usaba. Ya lo tenía, lo había averiguado, le serbia para hacer el fuego para calentarse las manos, corriendo fue a por una sierra y empezó a cortar la silla, las cuatro patas que tenia de repente ya no estaban, no es que se le diera mal cortar con la sierra. Cuando terminó de cortarlas se fue corriendo a por cerillas para poder encenderlo, echó la madera y la prendió con las cerillas y para darle más intensidad al fuego cortó unas cuantas páginas del libro y las echó una a una y así Pepe Otoños consiguió calentarse las manos.
MARIA GARCIA YUBERO
¿Y PARA QUÉ SIRVE UN LIBRO? Un libro sirve para pilotar un avión
Este era un señor llamado Miguel y su sueño era pilotar un avión. Cuando tenía 9 años voló por primera vez, y su viaje fue de España a Alemania para disfrutar de sus vacaciones. Dentro del avión su curiosidad le llevó hasta la cabina del piloto, donde alucinó con todo el cuadro de mandos y las vistas desde allí, fue un vuelo alucinate. Un día inesperado cuando tenía 20 años estaba en la sala de espera del aeropuerto leyendo un libro que contenía la información de como pilotar un avión, mientras esperaba la llamada para embarcar en su avión destino a los EEUU. A la llamada de su avión subió, comnezó el despegue y de repente el piloto se empieza a encontrar mal, cunde el miedo en el avión, y es en ese momento cuando Miguel se ofrece valientemente para coger los mandos de ese avión, lleno de pasajeros aterrorizados. Llega a la cabina con su libro y sin dudarlose sienta, tomando el control del avión y emocionado se da cuenta que sin saberlo sabía pilotar aquella enorme aeronave, Consiguió llegar a destino, y el momento más feliz fue cuando pidió pista de aterrizaje a la torre de control. Se puso manos a la obra y fue mejor de lo que podía haber soñado nunca. HABÍA SIDO UN VUELO DE ENSUEÑO. Javier Rodríguez Lucía
SIRVE PARA Erase una vez un niño que se llamaba Félix, que odiaba los libros , con lo cual también odiaba leer. Un día su madre le dijo que se fuera a estudiar a su cuarto porque tenía un examen, y él se paso toda la mañana jugando a la tablet sin mirar un solo libro. Luego por la tarde su madre le llevó a un museo de ciencias naturales donde había máquinas muy extrañas, hechas por el ser humano. Félix observó todas las máquinas y no le gustó ninguna excepto una máquina del tiempo que habían fabricado este año. Félix fue a tocarla pero el guardia y su madre le dijeron que no se podía tocar. Luego se fueron a casa, y como ya era muy tarde, su madre le dijo que a dormir, pero Félix era muy cabezón, entonces se fue de noche al museo y fue a tocar la máquina del tiempo. Sin querer le dio a un botón y la máquina del tiempo le llevó a la época de los dragones y de los magos. Allí, Félix se encontró un libro mágico de un mago, y se fue a recorrer la ciudad. Esa ciudad era muy grande y había cuevas de dragones por casi toda la ciudad, luego se hizo amigo de un guerrero, que pasados unos días le enseñó a protegerse de un dragón. Y Félix puso mucho interés porque como en esta ciudad había dragones pues si le ataca uno él sabría protegerse . Pasadas unas semanas atacaron a la ciudad unos dragones y Félix se fue a esconderse pero un dragón le siguió, Félix se puso muy nervioso y entonces sacó el libro mágico dijo unas palabras y el dragón desapareció. Luego Félix se fue a su casa con la máquina del tiempo y desde entonces Félix lee todos los días porque gracias al libro le salvó la vida.
JAVIER FERNÁNDEZ LÓPEZ
SIRVE PARA… ACEPTAR QUE EL DINERO NO ES EL ORIGEN DE LA FELICIDAD. Todo esto sucedió en Londres la capital de Reino Unido. En un barrio no muy caro más bien en uno de los barrios más pobres de Londres, un callejón donde solo había dos domicilios una era de un matrimonio que por culpa de la esterilidad no podían tener hijos en cambio la casa de enfrente vivían un matrimonio con un hijo y una hija. Los padres se llamaban la madre Helen y el padre Rodrick la hija que tenía seis años se llamaba Julia y el hijo que tenía trece años se llamaba Cameron. Está familia vivía de el trabajo de su padre, Rodrick era dentista en un residencia de ancianos trabajaba todo el día y cuando volvía a casa sus hijos ya estaban en la cama por lo que el único momento del día que estaba con sus hijos era cuando les llevaba al colegio. Un tal día como hoy 14 de mayo del año 1993 Rodrick llevaba a Julia y a Cameron al colegio, en el colegio a Julia le enseñaron a leer, Julia no sabía por que ya sabía leer pero no le importó al final de la clase la profesora les mandó que cada semana se tenían que leer un libro no importaba ni el tamaño de la letra ni el grosor del libro un libro cualquiera y luego le tenían que contar a sus padres lo que había aprendido con ese libro porque todos los libros enseñan algo. Helen fue a recoger a los niños al colegio, cuando llegaron a casa, Julia le dijo a su madre que tenía que leerse un libro y la madre evitando decirle a su hija que no tenían dinero para permitirse libros la madre la dijo que los libros de la biblioteca del barrio eran mejores, entonces se pusieron otra vez los abrigos y se fueron. En la biblioteca había muchos libros infantiles pero Julia paso de largo, se fue a la sección de adultos se fijó en uno que estaba basado en la película “En busca de la felicidad.” pero al finalse llevo uno que se llamaba “El dinero no produce felicidad.” Se lo leyó en esa tarde y en la cena se lo contó a su madre. Le dijo que ella ya sabía que eran pobres pero que con ese libro se dio cuenta de que ella prefería ser pobre y tener una familia que la quisiese que ser rica pero que su familia no prestase atención a lo maravilloso que es tener una familia. Gabriela Peña.
UN LIBRO SIRVE… PARA MUDARSE DE CASA
Alfredo tenía muchos libros en su casa, tenía de todos tipos de tamaños, cuando se leyó casi todos, se quería comprar más libros, llenó el salón, el cuarto de estudios, la librería, el pasillo, y su habitación. Siempre cuando salía de trabajar cogía un libro y se sentaba en la mecedora del salón y pasaba toda la tarde leyendo y cuando eran las ocho dejaba de leer y se hacía la cena, siempre hacía eso, pero cuando no hubo más espacio solo tenia pocas opciones una de ellas era tirar algún libro, hacer alguna estantería o mudarse de casa. Decidió hacerse estanterías en la cocina, cuando se leyó todos los libros que tardo 1 año, no tenía más hueco para guardar los libros y decidió que tenía que mudarse de casa y no tenia tanto dinero porque ganaba 400€ al mes y la casa costaba 5.000€, decidió pedir un préstamo al banco, pero no le dio suficiente dinero al banco y tubo que vender algún libro, se quedo con los títulos y autores de los libros. Cuando compro la casa y pago al banco lo que debía y cuando tuvo el dinero para comprarse los libros no se lo pensó dos veces y compro los libros y más libros para leérselos y disfrutar de sus historias y con todos los libros que tubo formó en su casa una librería más los que iba comprando poco a poco y hacía lo mismo con todos los libros que leía formo su tesoro más valioso y algunos los guardaba en sitios secretos por que era de sus antepasados y cuando Alfredo quedaba con sus amigos en la biblioteca coge los libros de los autores que le gustan y los leen en las butacas que había en los laterales, se enganchan en la lectura y solo dejan de leer cuando llevan 3 horas y cuando entregan el libro lo compran y así lo puede poner Alfredo en la librería de casa, para que cuando sea abuelo lea alguna parte del libro a sus nietos, pero cuando murió todos los libros que tenia Alfredo los cedió a sus nietos porque les gusta leer mucho.
Álvaro Cano
UN LIBRO SIRVE PARA CONSEGUIR TRABAJO Aitor Tilla era un chico en paro, que vivía en Campo Real, y a lo que se dedicaba a hacer, era ayudar a su padre en el huerto. A pesar de ser un chico de campo, el siempre soñaba con ir a la gran ciudad y trabajar haciendo esculturas. Él vio un anuncio en el periódico, de una escuela de arte moderno en Madrid que ofrecía trabajo como artista en una empresa muy prestigiosa, y sin pensarlo avisó corriendo a sus padres de que si entraba en esa academia podría tener una oportunidad de ganarse la vida como artista de gran valor. Sus padres y él, trabajaron duro para conseguir dinero y que su hijo pudiese entrar. Pasadas dos semanas recibió una carta de la academia diciendo que había entrado, y que empezaría la semana siguiente. No se lo podía creer. Cuando fue a la academia y vio Madrid, le fascinó. Nunca había visto esas calles tan anchas, los rascacielos tan grandes y ese ruido tan molesto y ensordecedor que tenía la ciudad. Claramente, la ciudad también tenía su lado bueno, como las tiendas tan amplias, los restaurantes de calidad y esos colegios privados y caros. A Aitor, el cuarto día de clase le mandaron hacer una escultura, moderna o clásica (que era del tema que habían estudiado). Él se decidió por lo moderno y comenzó. Decidió usar las cosas que usamos en el día a día, pero que no le damos valor. Buscó por toda su casa, y utilizó: material escolar, zapatos, el mando a distancia de la televisión y alguna que otra cosa de material de cocina. Se fijó en la escultura y pensó que ya estaba terminada pero que le faltaba algo. Al día siguiente, otra vez en la academia les recordaron a él y a los demás alumnos la fecha límite de entrega (dentro de dos días). Aitor se desesperó porque si no entregaba la escultura terminada, perdería la oportunidad de entrar en la empresa. Volvió a buscar en su casa, pero no encontró nada que pudiese poner en la escultura. Lo único que encontró fue un clip y pelusas. Se sentó en su sofá de las ideas buenas a ver la televisión y en ese instante le vino a la cabeza ese viejo y aburrido libro que le regaló su madre por su vigésimo segundo cumpleaños. Al entregar la escultura fue la mejor de toda la academia y consiguió el trabajo en aquella empresa tan cara y prestigiosa. Con el sueldo mensual que ganaba, ayudaba a sus padres en el negocio de verduras y hortalizas. Y al tener tanta calidad, decidieron abrir un restaurante en Madrid.
UN LIBRO SIRVE PARA GANAR CINCO MILLONES DE EUROS Había una vez un hombre llamado Alberto Doelmar. Alberto vivía en un lugar apartado cerca de la costa del Mediterráneo, en Alicante. Desde pequeño había estado apasionado por la arqueología y la lectura. Ya adulto, empezó a trabajar como arqueólogo. Pero nunca encontró nada, hasta el año pasado. Según me contó, un día (no quiso decirme cuál) estaba plácidamente leyendo un libro que le tenía MUY enganchado. Le interrumpió el molesto ruido del teléfono. Era su jefe. Su enfado se esfumó cuando le comunicaron por aquella llamada que tenían sospechas de encontrar valiosas antigüedades y que tenía que ir en ese instante. Fue todo lo rápido que pudo al garaje y entró al coche. Pisó el acelerador y se puso en marcha. Al llegar a ese lugar bajó de su coche y se dirigió a donde se encontraba su jefe y el resto de su grupo. Éste le dijo que tenían que esperar tres horas y media hasta que llegara un grupo más de expertos. Alberto se quedó pensativo y tras unos quince minutos de espera, se acordó del libro, ese libro que le gustaba tanto. Así que cogió el coche y puso rumbo a su casa para coger su libro. Pero, al poco rato de arrancar, se pinchó una rueda. Fastidiado, salió del coche para comprobar qué era lo que había hecho rajar la rueda. Se inclinó, y distinguió algo verdaderamente brillante que sobresalía del suelo, por lo que comenzó a excavar en ese área. Cavó un pequeño orificio y ni él se lo podía creer. Había un anillo de oro y diamante. Pero no solo eso, debajo de él, se veían más joyas reluciendo. Entusiasmado, empezó a excavar, y excavar… Aquel día Alberto encontró veintinueve joyas, siete bandejas de plata y otras cosas como cucharas, zapatos… Lo metió todo en un saco y fue al ayuntamiento a contarlo. Según le dijeron allí, era un antiguo tesoro romano. Su recompensa fueron cinco millones de euros. Le he preguntado a Alberto muchísimas veces cuál era el libro que le hizo ir a su casa, pero siempre dice que “no se acuerda”. Estoy seguro de que lo sabe muy bien…
ANA ESPINAR
UN LIBRO SIRVE PARA CONSEGUIR TRABAJO Aitor Tilla era un chico en paro, que vivía en Campo Real, y a lo que se dedicaba a hacer, era ayudar a su padre en el huerto. A pesar de ser un chico de campo, el siempre soñaba con ir a la gran ciudad y trabajar haciendo esculturas. Él vio un anuncio en el periódico, de una escuela de arte moderno en Madrid que ofrecía trabajo como artista en una empresa muy prestigiosa, y sin pensarlo avisó corriendo a sus padres de que si entraba en esa academia podría tener una oportunidad de ganarse la vida como artista de gran valor. Sus padres y él, trabajaron duro para conseguir dinero y que su hijo pudiese entrar. Pasadas dos semanas recibió una carta de la academia diciendo que había entrado, y que empezaría la semana siguiente. No se lo podía creer. Cuando fue a la academia y vio Madrid, le fascinó. Nunca había visto esas calles tan anchas, los rascacielos tan grandes y ese ruido tan molesto y ensordecedor que tenía la ciudad. Claramente, la ciudad también tenía su lado bueno, como las tiendas tan amplias, los restaurantes de calidad y esos colegios privados y caros. A Aitor, el cuarto día de clase le mandaron hacer una escultura, moderna o clásica (que era del tema que habían estudiado). Él se decidió por lo moderno y comenzó. Decidió usar las cosas que usamos en el día a día, pero que no le damos valor. Buscó por toda su casa, y utilizó: material escolar, zapatos, el mando a distancia de la televisión y alguna que otra cosa de material de cocina. Se fijó en la escultura y pensó que ya estaba terminada pero que le faltaba algo. Al día siguiente, otra vez en la academia les recordaron a él y a los demás alumnos la fecha límite de entrega (dentro de dos días). Aitor se desesperó porque si no entregaba la escultura terminada, perdería la oportunidad de entrar en la empresa. Volvió a buscar en su casa, pero no encontró nada que pudiese poner en la escultura. Lo único que encontró fue un clip y pelusas. Se sentó en su sofá de las ideas buenas a ver la televisión y en ese instante le vino a la cabeza ese viejo y aburrido libro que le regaló su madre por su vigésimo segundo cumpleaños. Al entregar la escultura fue la mejor de toda la academia y consiguió el trabajo en aquella empresa tan cara y prestigiosa. Con el sueldo mensual que ganaba, ayudaba a sus padres en el negocio de verduras y hortalizas. Y al tener tanta calidad, decidieron abrir un restaurante en Madrid.
MARÍA CAÑADAS VELÁZQUEZ
UN LIBRO SIRVE PARA PODER EVITAR HUNDIR TU PROPIO BARCO DE VELA.
Ni siquiera quería decirme cómo pasó, fingía no haber escuchado ninguna pregunta de las que le hacía, pregunta tras pregunta no contestaba. Pero yo no me di por vencido, a si que seguí insistiendo hasta que quiso hablarme. -Todo empezó el 16 de febrero de 2015… -dijo Joseline de mayor-. Joseline Peterson era una estudiante de la universidad de Warner en Sevilla. Estaba estudiando ciencias pero ella tenía decidido que iba a ser de mayor, ella iba a ser experta navegando en barcos de vela. Al terminar sus estudios empezó a practicar con el barco que se había comprado en Santander. Joseline se iba todos los fines de semana a navegar con su padre, el coronel Johnson, el mejor coronel de vela que haya existido en el siglo XXI. Joseline empezó a concursar en campeonatos estatales, hasta que decidió apuntarse al mundial de vela. -Estuve entrenando todas las tardes, quería ganar el mundial. La vela era mi vida, hasta que el día del campeonato mundial de vela mientras navegaba… Estaba dentro del barco con mi amiga Emma, el mar estaba ajetreado y había bastantes rocas y pedruscos que sobresalían del mar, nos chocamos con una roca. Al chocarnos se hizo una grieta en el casco donde empezó a entra el agua. Por suerte Emma encontró un libro viejo de chistes, que leía yo cuando era pequeña. Arrancó un par de páginas de él y lo puso como tapón pero no era suficiente, seguía entrando agua y ya se habían gastado casi todas las páginas del libro, a si que yo le di la idea de que metiera también la portada. Entraba menos agua pero, seguía entrando.
Se había formado una bañera de agua en la bañera del barco, Emma cogió varias páginas del libro e hizo una especie de cubo con el que iba sacando el agua que entraba. ¡Habíamos ganado el mundial de vela! Al llegar a la meta un montón de paparazzi se acercaron a nosotras, nos preguntaron que como fue posible no haberse hundido en medio de la carrera. Yo le conteste que no hubiéramos podido ganar si yo no me hubiera olvidado el libro de chistes en el barco cuando era pequeña. Y que gracias a eso no nos hemos hundido, ni muerto. …
MARIA ARTILES MARTÍNEZ
UN LIBRO SIRVE PARA... Un libro sirve para sobrevivir en el espacio. Yo era un chico muy interesado por las cosas por lo cual en los sitios a los que iba no se me olvidaba nada, siempre traía los deberes, no me olvidaba de hacer mis tareas en casa pero un día mi madre sin decirnos nada ni a mi ni a mi padre, ni a mi hermano ,es decir, por toda la cara, compró un viaje de miles de euros al espacio siendo más concreto a Venus. Cuando nos lo contó mi padre dijo: jope mama nos tienes que consultar las cosas. Y mi madre dijo pues es verdad, pero los billetes no los puedo descambiar entonces iremos al espacio. Al día siguiente nos dio un papel con todas las cosas que tenemos que meter en la maleta y escribió: un libro con las instrucciones de superviviente, ropa para diecinueve mil días, agua para noventa y nueve mil días y por último Nesquik. Entones a la semana después cuando quedaban cuatro días para irnos, dice mi madre: los de mi empresa me han dicho que se traslada al próximo fin de semana más tarde tuve que deshacer la maleta y me olvide del manual de superviviente y dije: puf menos mal que se traslada porque si no me voy sin el manual. Quedaba un día para que llegara el fin de semana y mi madre nos dijo: hacer la maleta con el mismo papel que os di y yo por primera y esperó que por última vez perdía el papel y lo hice por memoria y el manual se me olvido. Íbamos en el taxi para llegar a la N.A.S.A y que nos dieran la nave. Al siguiente mes estábamos en la nave y yo estaba mirando por la ventana pensando en si se me olvidaba algo en la maleta mire porque no estaba seguro y se me olvido el manual de supervivencia y me entró una cosa por el estomago como de mariposas en mi estómago y aun así seguía mirando por la ventana y vi un libro pero estaba en catalán pero entendía un poco y decía así: Pocoyo y sus amigos querían ir al espacio pero no se les tenía que olvidar el manual de supervivencia y el narrador lo explicaba un poco y me e quedado con eso, al llegar al hotel me preguntaron que si me había traído el manual de supervivencia y dije que no pero les conté toda esa historia y mi madre dijo vale hijo pero acuerda te bien, sin en cambio mi padre y mi hermana dijeron:, que te vas a aprender tu, si lo único que te aprendes son las lecciones de lengua pero porque te obligan entonces me sentí muy frustrado pero al final les di una lección a la hora de vivir en el espacio.
Un libro sirve para… Ganar Masterchef gagganganar Todas las mañanas al salir de casa para ir al colegio, veo un señor joven, de aproximadamente veintiocho años, alto, moreno, de piel clara, ojos azules, con barba y mal vestido que pasea alrededor de los contenedores de basura buscando algo que le interese, su nombre es Albertino. Un día cogió un libro antiguo, con las pastas de cuero, medio roto y lleno de polvo. Cuando llegó a su dormitorio lo ojeó un poco y vio que era de recetas de cocina. ¡Con lo que a él le gusta cocinar! Albertino tenía muy buenas cualidades para crear sabores nuevos con las hierbas aromáticas que conseguía en los huertos ecológicos del Ayuntamiento que había cerca de su domicilio. Empezó a leer con tranquilidad, según iba leyendo el libro, iba anotando en el margen de la página las mejoras que él haría al cocinar esa receta. Uno de los compañeros que compartían habitación con él se acercó a comentarle el anuncio que había visto en la televisión de un bar cuando tomaba un café solidario. El anuncio era de una convocatoria para un concurso de cocina llamado Masterchef. Cuando terminó de contárselo le sugirió presentarse al concurso ya que aparte de buen cocinero le consideraba muy creativo; cualidades necesarias para poder ganar el concurso. Logró convencer Albertino así que salieron del albergue municipal en el que vivían en busca de un bar donde hubiese televisión para enterarse mejor de las pruebas que tenía que superar y apuntar la dirección dónde se realizaba la selección. Sin pensárselo dos veces, se presentaron en los estudios de La 1, en el Pirulí, donde se encontraron vestidos con ropa deportiva a Samantha, Jordi y Pepe, que se acercaron hacia ellos a preguntarles qué querían, pensando que eran mendigos, al verles ese aspecto descuidado. Cuando les contaron por qué estaban allí, al jurado no les parecía justo no darles la oportunidad de presentarse por su mal vestir, así que les facilitaron la dirección de la Casa de Baños de Embajadores para que se asearan y poder darle a Albertino la oportunidad de presentarse. Al día siguiente, Albertino estaba irreconocible. Cocinó las recetas que le dieron paso a ser un de los dieciséis concursantes elegidos. Tras varios programas en los que fue superando las pruebas, consiguió llegar a la final de Masterchef en la que, gracias a las modificaciones que le hizo al libro que encontró, pudo ganar Masterchef3. Actualmente Albertino tiene un restaurante de moda en Madrid que pudo abrir con los doce mil euros que obtuvo en el programa, al que van todos los famosos y en el que hay que reservar mesa con un mes de antelación ante el éxito de sus guisos.
PILAR MARCOS MOYANO
UN LIBRO SIRVE PARA… DESTROZAR LA VIDA DE ALGUIEN En la mañana del miércoles dieciséis de febrero, estaba yendo al colegio corriendo porque llegaba tarde. ¡Se me habían pegado las sabanas! Estaban cerrando las puertas del patio, cuando esprinté y conseguí entrar. Cuando llegue a clase estaban rezando y me tuve que quedar fuera hasta que terminaron. A principios de cuarta hora vi a mi amigo Ernesto con un libro, discretamente me levante para mirar el título y ponía: HISTORIAS FANTASTICAS. Al verlo me dije para mis adentros:” En el cambio de clase tengo que pedir que me lo preste para leérmelo”. Y así fue en el cambio de clase se lo pedí, le dije que si me lo podía prestar para leérmelo, si no lo había empezado, me dijo que vale pero que me lo dejaba con una condición que lo cuidase como mi propia vida y yo le dije que vale lo cuidare como mi propia vida. Cuando llegué a casa mi madre me lo vio y me dijo de donde lo había sacado y yo le dije que me lo había prestado mi amigo Ernesto y me dijo que tuviese cuidado con él. Después de merendar empecé a leerlo y me enganchó tanto que no lo podía dejar, incluso cenando lo seguía leyendo. De cenar tenía sopa de cocido y como estaba leyendo el libro no sabía lo que hacía y se me callo toda la sopa en el libro menos mal que mi madre no se dio cuenta y tuve la oportunidad de actuar rápido: discretamente cogí el libro y lo puse en el suelo. Cuándo me terminé la sopa o lo que quedaba de ella fui a por el postre: yogur. Menos mal que me lo tomé con cuidado; al terminar dije que me iba a la cama porque tenía sueño pero era mentira antes de irme a mi habitación me fui al baño y cogí un rollo de papel corriendo me metí en mi habitación y empecé a secar el libro como podía. Al día siguiente cuando iba a dar de comer a mi conejo se volvió loco y se escapó, dio un golpe a una silla donde estaba mi mochila, la mochila se cayó y empezó a hurgar como si no hubiera un mañana, cogió el libro y lo mordisqueo yo le empuje y le dije Tambor malo! Lo cogí y le volví a meter en la jaula cuando mi hermano se levantó me dijo que quería ir en bici al colegio y yo le dije que vale. Cuando íbamos a mitad de camino en un cruce, se me cayó el libro, mire hacia atrás y me tire para coger el libro pero ya era tarde lo piso un coche, paré el tráfico, cogí el libro y estaba todo aplastado y con marcas de neumáticos. Al llegar al colegio Ernesto me pidió que se lo devolviese se lo di y me dijo: “me las pagaras y me dio un bofetón. Si leéis esto estoy muerto….
Pablo García
Un libro sirve para… Ganar un Oscar Desde pequeño me encantaban las películas, y admiraba a los actores que podían llegar a ser desde un superhombre, a un malvado asesino. Un día fui a la biblioteca y vi un libro de como ser actor, lo cogí y lo leí tantas veces que casi me lo sabía de memoria. Un día sin saber cómo, me encontré en plena calle viendo cómo rodaban una peli de aventuras, el director estaba furioso porque uno de los personajes llegaba tarde….tan tarde, que el director buscaba a alguien que pudiera reemplazarle y preguntó a los qué allí estábamos, si alguno de nosotros quería hacer su papel. No me lo pensé dos veces y en unos minutos estaba haciendo la que sería mi primera película. Todo lo que había aprendido en mi viejo libro de actores ,fue viniendo a mi cabeza y conseguí que el director se quedara estupefacto con mi actuación. Esto fue el inicio de una fulgurante carrera, que me llevó a recoger una dorada estatuilla llamada “ Oscar”.
Gonzalo de Andrés
UN LIBRO SIRVE PARA… ACABAR EN LA CÁRCEL POR EQUIVOCACIÓN. En esa época, en Nueva York, había mercadillos de libros de ediciones especiales. En la ciudad vivían dos gemelos que se llamaban Tom y Luck Grandy. A Tom le encantaba leer y trabajaba muy bien y Luck no era lector y no sabía ganarse la vida. En un mercadillo había dos libros únicos; el primero lo compró Tom dándole el cambio al vendedor y el segundo no fue comprado. Luck, por primera vez, se interesó por el otro libro, pero no fue adquirido ya qué no tenía dinero suficiente si no qué fue robado. Eso paso en días diferentes pero el vendedor no se olvidó de la cara del ladrón. Después de un tiempo, el tema salió a la luz. Tom andaba por la calle cuando de repente la policía le arrestó. Él llevaba tiempo sin hablarse con su hermano con lo cual no tenía ni idea de lo ocurrido. Le metieron en la cárcel mientras que Luck leía el libro robado en su pequeña choza. Hasta que, a los pocos meses, alguien vio a Luck con el mismo libro que al que hacía unos meses encarcelaron. El señor fue a la pequeña comisaría y lo contó. Todo se revolvió y al poco tiempo Tom estaba ya en su casa a gusto y Luck en la cárcel. Lógicamente en la cárcel no dejaban leer libros y menos el supuesto robado. Por ello Tom se lo leyó cuando salió y le encantó. Lo malo fue que el problema afectó aún más a la relación de los hermanos. Luck, cuando salió, se empezó a ganar la vida de forma honrada y fue el alcalde más justo de la historia y Tom se casó con la condesa Patricia De la Rosa. Los hermanos, después de seis años, comenzaron a hablarse y poco a poco se hicieron realmente hermanos, quiero decir, que se comportaban como buenos hermanos. Toda esta historia pasó a lo largo de diez años. Hoy en día esta historia no está publicada pero cuando lo esté te acordaras de mí. Firmado: tu querido hermano Luck.
Clara Fuentes Gil 6ºB
UN LIBRO SIRVE PARA ESCALAR UNA MONTAÑA Pedro era un niño estudioso y un sábado por la mañana se despertó con pocas ganas de ir a visitar a su tío Antonio, ya que siempre que iba a verle su tío le proponía subir al monte para ver las vistas sobre el pueblo. A Pedro esto le parecía agotador y muy peligroso. Cada vez que se negaba su hermano Jesús se reía de él. Entonces cuando fueron a casa de su tío, este se lo propuso a Pedro, una vez más Pedro se negó a subir al monte y su hermano volvió a reírse de él. Pedro enfadado se encerró en la habitación dónde su tío guardaba los libros. Entre tantos libros, eligió uno de montañeros intrépidos y se puso a leerlo. Se pasó todo el día leyendo el libro y cuando por fin lo terminó, pensó que él también podría hacer esas cosas. Entonces Pedro se armó de valor y le dijo a su tío Antonio, que esta vez iría encantado con él a escalar el monte. Cuando estaban preparando las mochilas, Pedro guardó el libro dentro de su mochila. Se puso sus botas y llenó la cantimplora de agua fría. Una vez llegaron cerca de la cima, Pedro no llegaba a la última roca. De repente recordó que llevaba el libro en su mochila, lo sacó, lo encajó en una grita y se apoyó en él para poder llegar a la cima.
Rafael Aguilar.
SIRVE PARA… GANAR UN TORNEO La historia empieza así. Un niño llamado Felipe al que se le da muy bien construir castillos de arena, tan bien, que sus esculturas hacia que toda la gente se quedaba con la boca abierta. A veces la gente se preguntaba como lo hacía, pues Felipe solo pensaba en castillos a la hora de montar. Un día vio un cartel diciendo: ¿Eres bueno para construir castillos de arena? Si lo eres, apúntate al torneo de la playa de Galicia, el sábado 21 de Julio a las 6:00. Felipe llevo el anuncio a sus padres para comentarlo, sus padres le gustó la idea, además no tenían nada que hacer. Era sábado y Felipe estaba nervioso, y por los nervios se olvidó de la pala y el cubo, no tenía tiempo de volver a casa. Pero vio un libro de hojas blancas, nada escrito, derreprónto se le ocurrió una idea, pero arriesgada, lo cogió y se lo llevo arranco unas hojas y espeso a moldear y gracias al libro gano el concurso y cuando lo alzaron vio a un señor viejo con la mirada diciendo felicidades Felipe.
GABRIEL SILVA 6ºA