EDAD MEDIA

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LA EDAD MEDIA

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LA HISTORIA DE LA EDAD MEDIA

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a Edad Media es el periodo de la Historia comprendido entre la caída del Imperio Romano de

Occidente en el año 476 hasta la caída del Imperio Bizantino, invención de la imprenta y el fin de la Guerra de los Cien Años en 1453 o bien alternativamente el descubrimiento de América en 1492. La Edad Media se divide en Alta Edad Media, del siglo V al X y la Baja Edad Media del siglo XI al XV. La Edad Media supuso un gran cambio para Europa y el área del Mediterráneo, tanto en lo político, económico, social, y cultural. La organización de la sociedad Clásica del Imperio Romano desapareció. Europa se aisló de Oriente. El poder político se disgregó, el comercio se hizo mucho mas complicado, el feudalismo sustituyó al sistema de esclavitud y el conocimiento clásico quedó en el olvido o al alcance de una minoría. Sin embargo durante la Edad Media también se comenzaron a colocar las bases de la sociedad actual. En todo caso la Edad Media fue muy distinta según del territorio del que se hable. El Imperio Romano de Oriente dió lugar al Imperio Bizantino. En cambio el Imperio Romano de Occidente, ya agotado, sufrió la invasión de distintos pueblos germánicos que finalmente dieron lugar a la aparición de varios reinos. Estos primeros reinos de la Edad Media fueron:     

Reino Visigodo de Tolosa (Toulouse) (años 418 al 507). Reino Visigodo de Toledo Reino Suevo de Braga (años 409 al 585) Reino Ostrogodo en Italia Reino Franco y Merovingio

En el sur del Mediterráneo y a partir del siglo VII se expandió el Islam, en Europa surge el Imperio Carolingio Mas adelante, en la Península Ibérica aparece un crisol de Reinos que luchan por su espacio: Reinos de Taifas, almorávides, Almohades, Reino de Portugal, Reino de Navarra, Corona de Castilla, Corona de Aragón, Reino Nazarí. Hechos destacables de la Edad Media fueron las Cruzadas

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LAS CRUZADAS

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HECHOS DESTACABLES DE LA EDAD MEDIA FUERON LAS CRUZADAS

Las Cruzadas fueron hasta ocho campañas militares realizadas durante la Edad Media cuyo principal objetivo fue conseguir el control cristiano de Tierra Santa por parte de los reinos cristianos europeos.

Primera Cruzada (1096 -1099) Fue la primera y única Cruzada que militarmente triunfó, pero fue en cambio muy sangrienta.

Segunda Cruzada (1147-1149) Un gran fracaso militar. Tercera Cruzada (1189 - 1192) Cuarta Cruzada (1202 - 1204) Quinta Cruzada (1217 - 1221) Sexta Cruzada (1228) Séptima Cruzada (1248 - 1254) Octava Cruzada (1268 - 1269)

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SOBRECRISTIANISMO Y EL PERIODO MEDIEVAL ANTECEDENTES

Desde el año 476- cuando cae el imperio romano en manos de los barbaros Occidentes en manos de los barbaros- hasta 1453 –cuando los turcos conquistan el imperio romano de Oriente- transcurren diez siglos. Esta etapa es conocida como Edad Media y puede dividirse en tres periodos: -ALTA EDAD MEDIA: (Siglo V – XI ) : Se caracteriza por la crisis en las ciudades despobladas, el comercio desaparece y la agricultura se convierte de nuevo en la base de la economía. -PLENA EDAD MEDIA: (Siglos XI – XIII) : En esta etapa se produjo un gran aumento de la población, del comercio y el crecimiento de las ciudades, lo cual provoco el auge de la burguesía. -BAJA EDAD MEDIA: (Siglo XIV y XV): hubo crisis económica, política y social; guerras; epidemias, etc.

En la ALTA EDAD MEDIA, a raíz de las invasiones normadas, árabes y eslavas, Occidente se repliega en si mismo como sistema político

En la BAJA EDAD MEDIA, la Europa Cristiana comenzó una rápida transformación social, política y cultural que culmino con la irrupción de la Europa Moderna en el siglo XV.

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LA IGLESIA CATÓLICA

L a iglesia cristiana logro afianzarse en Occidente en la ultima etapa del imperio Romano. La figura del Papa coro cada vez mas importancia. Como las figuras de los últimos emperadores nos trasmitían seguridad ni protección para los pueblos, el Papado a través de su aporte y autoridad defendió a los pobres y a la población en general de los desmanes cometidos por lo pueblos barbaros. Entre las medidas adoptadas estuvo la prohibición de matar y vender esclavos y separarlos de sus familias. En general, se ocupo de mitigar los actos de injusticia que se cometían en la sociedad. Durante los siglos V y VI la iglesia y sus representantes preservaron la civilización romana. En el siglo VI el papa Gregorio el Grande aseguro la unidad de la iglesia organizando la pastoral de los obispos con los pobres. La iglesia construye los primeros hospitales para enfermos, los asilos para indigentes y viajeros, y asiste a las viudas. Tambien expandió el Cristianismo entre otros pueblos no cristianos y entre los herejes

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LOS COPISTAS MEDIEVALES

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La historia de los copistas comienza en Grecia y más tarde en Roma, donde el señor hacia copiar a sus esclavos cualquier libro destinado a su biblioteca particular. Pero en la Edad Media esta función pasa a manos de los centros monásticos, donde los monjes eran los encargados de reproducir los libros, copiándolos (por ello se les llamaba copistas).

Las copias de los libros se realizaban en El scriptoriu, donde los libros eran copiados, decorados, encuadernados y conservados. Y las principales herramientas que utilizaba el copista eran: penna (pluma), rasorium (raspador), atramentum (tinta) y pigmenta (colores para iluminar).

Para poder llegar a ser un copista, los monjes experimentados debían enseñarle desde muy pequeño. Sin embargo su labor era muy dura y muy repetitiva, pues un copista con gran experiencia era capaz de escribir entre dos y tres folios por día, y una obra completa era trabajo de varios meses, así- que podemos hacernos una idea del arduo trabajo que significaba copiar un ejemplar. De hecho un monje, trabajando solo, tardaría probablemente un año en copiar la Biblia.

Completar un manuscrito era una tarea muy dura, pues los copistas tenían que escribir la semana entera durante todo el día por lo que tenían grandes molestias como: espalda vencida, músculos adoloridos, dedos entumecidos por el frío de invierno y estaban obligados a forzar la vista, debido a la luz pobre que en general penetraba en los monasterios medievales. “Tres dedos escriben... todo el cuerpo sufre" anotó un copista en un códice.

Pero también tenía su parte positiva: gracias a su trabajo la humanidad dispone de verdaderas joyas que han perdurado y perdurarán a lo largo de los siglos.

Por ello los fondos de una biblioteca monástica eran un preciado tesoro. En el final de un códice medieval hay una anotación que dice: “Si alguno se lleva este libro, que lo pague con la muerte, que se fría en una sartén, que lo ataquen la epilepsia y las fiebres; que lo descoyunten en la rueda y lo cuelguen”.

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LOS COPISTAS MEDIEVALES

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MANUSCRITOS MEDIEVALES

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Un manuscrito (del latín «manu scriptum», que significa escrito a mano) se trata de un documento que contiene información escrita a mano sobre un soporte flexible y manejable (por ejemplo: el papiro, el pergamino o el papel), con materias como la tinta de una pluma, de un bolígrafo o simplemente el grafito de un lápiz. El manuscrito no tiene que ser necesariamente antiguo; una carta es un ejemplo de manuscrito moderno. Generalmente, con ese nombre se hace referencia a escritos realizados por la mano de escritores importantes en cualquier campo del saber. Se denomina inscripción al texto que se graba en piedra, metal u otro material duro En la edad Media En la época medieval, los monjes fueron los mayores productores y copistas de manuscritos (hoy llamados códices) en Occidente, la mayoría de temas religiosos; ellos trabajaban en el scriptorium. El mundo islámico nos ha dejado innumerables manuscritos literarios, científicos y religiosos.

PRESENTACION DE UN MANUSCRITO Los manuscritos pueden presentar diferentes formatos, siendo el más simple una hoja o lámina. Puede componerse de varias hojas «cosidas», que se denomina libro o códice. En la antigüedad se utilizó el rollo de papiro, formado por varias hojas llamadas plagulae, pegadas entre sí y enrolladas sobre un cilindro de madera o hueso. También se utilizaron rollos de pergamino, con las pieles cosidas entre sí, como los célebres Rollos del Mar Muerto. Los más antiguos son los manuscritos sobre papiro y pergamino. Excepto los manuscritos egipcios, ninguno de ellos se remonta más allá del siglo ii de nuestra era. Los manuscritos sobre papel de algodón o seda (charta bombycina) fueron muy usados desde el siglo VIII al XIV. Los que están sobre papel de hilo datan como mucho de principios del siglo xiii. Durante la Edad Media, se escribieron muchos libros sobre pergaminos arrancados de antiguos manuscritos y rascados. Se les da el nombre de palimpsestos.2 El uso de esta forma antigua de transmisión de la información ha dado lugar en la actualidad a una rama de la arqueología denominada paleografía, encargada de reconocer la procedencia y el contenido de ciertos manuscritos.

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CALIGRAFIA DE UN MANUSCRITO El arte de escribir se denomina caligrafía y está íntimamente relacionado con los manuscritos; es muy posible que la invención de la imprenta hiciera que algunas de estas grafías fueran desapareciendo debido a su desuso (es el caso del Sütterlin en Alemania). En otros idiomas la caligrafía se ha convertido en un elemento esencial de su cultura; estos idiomas son: la Caligrafía árabe, que en idioma árabe, ‫ ال خط ف ن‬fann al-jatt, significa «arte de la línea»; la Caligrafía china, ó 書法 shūfǎ, en la que los ideogramas pueden ser trazados según cinco estilos históricos. Normalmente todos son realizados con pincel y tinta. Estos estilos están ligados intrínsecamente a la historia de la escritura china, Caligrafía japonesa y Shodou que se considera un arte y una disciplina muy difícil de perfeccionar, y se enseña como una materia más a los niños japoneses durante su educación elemental.

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El Libro medieval

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El libro medieval, conocido como códice o manuscrito, nace y muere a causa de dos revoluciones técnicas muy distintas; nace cuando, hacia el siglo IV d. C., se reinventa el libro como un objeto de forma rectangular consistente en varias hojas apiladas y cosidas, que se pueden hojear una tras otra (el formato de los libros de hoy día), y muere con la invención de la imprenta en el siglo XV, cuando los libros dejan de copiarse a mano. Antes de su invención, los libros consistían en varias hojas de papiro escritas, pegadas una junto a otra por los bordes, hasta formar una tira más o menos larga que se guardaba enrollada (nuestra palabra “volumen” viene de ahí: en latín volvere significa “enrollar”). Con la consolidación del Cristianismo como religión oficial, en el siglo IV, se extiende el uso de la nueva forma de libro, el códice de hojas cosidas. Las ventajas de esta nueva disposición de los textos son evidentes para una religión que transmite una verdad revelada por escrito, una religión basada en un libro, la Biblia, que era necesario consultar constantemente. Otros factores favorecen su difusión, como la compilación y codificación (en el sentido de “poner en un códice”) del Derecho Romano a finales de la Antigüedad, y por obra sobre todo del emperador Justiniano, en el siglo VI. Era evidentemente mucho más fácil buscar rápidamente un determinado pasaje de la Biblia o de un código de Derecho en un libro que se puede hojear que en uno que hay que desenrollar y enrollar cada vez. Al mismo tiempo, se impone el uso del pergamino, y no ya del papiro, para la confección de las hojas. El pergamino toma su nombre de la ciudad helenística de Pérgamo, pues una leyenda transmitida por Plinio el Viejo nos cuenta que fue allí donde se inventó, obligados por la necesidad de un nuevo soporte escriptorio después que Egipto hubiera interrumpido sus exportaciones de papiro a dicho reino. Hecho con pieles de animales tratadas con agua y cal, es un material orgánico de duración casi eterna, que requiere pocos cuidados. Los árabes introducirán en España el papel, un nuevo material procedente de China que sustituirá al pergamino en toda Europa. El primer molino de papel en suelo europeo será el de Játiva, a mediados del s. XI, y de ahí se difundirá al resto de Europa, principalmente a partir de molinos italianos como el de Fabriano, que será uno de los mayores exportadores desde el siglo XII. Al ser un material mucho más barato y rápido de fabricar que el pergamino, acabó por sustituir a éste; su uso se impone casi definitivamente a partir del siglo XV, con la ayuda decisiva de la imprenta. El libro manuscrito, que cubre un larguísimo período de más de mil años, preserva no sólo las lecturas que acompañan al devenir de la historia medieval, sino también una de sus manifestaciones artísticas más elevadas: la miniatura, la principal manifestación pictórica de la época, así llamada no porque se trate de obras de arte diminutas (que lo eran) sino porque contienen minio, un pigmento rojo muy utilizado. El libro en sí es un objeto artesanal que requiere una alta cualificación y el concurso de varios especialistas (un miniador, un escriba experto en caligrafía, un revisor del texto, un encuadernador…)

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Que lo construyen con la combinación de distintos materiales: pergamino o papel y tinta para escribirlo, pigmentos de distintos colores y pan de oro para decorarlo, cuerda, madera, hilo, cuero y broches metálicos para encuadernarlo. Se comprende pues que fueran carísimos, y que allí donde escaseaban se convirtieran en tesoros celosamente protegidos, e incluso en objetos de culto religioso (pues contenían la palabra divina) capaces de hacer milagros por sí solos. Cada manuscrito se escribe en hojas sueltas que se ensamblan luego para encuadernarlas, y normalmente el copista escribe apoyando las hojas en las rodillas (el uso del pupitre no era tan obvio como podría parecernos) y en muchos casos al aire libre, en el claustro del monasterio, aprovechando la luz del día. Muchos manuscritos conservan al final las quejas del copista por lo duro del trabajo (“Tan sólo escriben tres dedos, pero es todo el cuerpo el que trabaja”), o expresiones de alivio por haber llegado al final de la obra (“Como el marinero se alegra de ver la orilla acercarse, así me alegro yo de ver el final de este libro”).

Los libros eran muy distintos entre sí. Las diferencias, obviamente no sólo de contenido, sino de modo de presentación del texto o de estilo decorativo, dependían fundamentalmente del destinatario de la obra. Los libros se hacían (y se hacen) siempre para un tipo concreto de lector. Nada tiene que ver el evangeliario ricamente miniado y con tapas de marfil o cuajadas de piedras preciosas, regalado por un emperador a un gran monasterio como símbolo de poder, con el de uso cotidiano, pequeño y sin decorar, de un monje misionero en las Islas Británicas.

Por lo que a los siglos XII y XIII se refiere, lo más relevante es que es precisamente entre ambos siglos cuando el monopolio monástico en la producción de libros llega a su fin. En los tres últimos siglos del período medieval no fueron los monjes, sino los profesionales laicos, los que se ocuparon de la producción de códices. La causa del cambio está en el nacimiento de las universidades; los estudiantes necesitan libros, y la demanda universitaria dará lugar a un comercio librario en el XIII que pasará a manos de talleres urbanos profesionales, autores de una producción masiva y en serie que alimentará las necesidades no sólo de ésta, sino también de un emergente estamento laico acomodado cada vez más culto. Es también el nuevo libro escolástico universitario, el nuevo tipo de producción libraria, la nueva forma de leer y estudiar, lo que favorece la creación de otra forma de escribir. Se introduce ahora la escritura gótica, que sustituye al tipo de letra usado en Europa desde el siglo IX, la llamada escritura carolina. Con la gótica se difunde también una presentación del texto más clara y legible: mejor separación de las palabras, signos de puntuación, muchísimas abreviaturas que agilizan la lectura, división del texto en dos columnas en cada página… Sus contemporáneos denominaban a esta escritura littera moderna; el nombre gothica se lo dan despectivamente los humanistas del XVI, y con él querían decir “letra de bárbaros”, porque les parecía ilegible. Ellos se encargarán de recuperar y difundir la que erróneamente consideraban la escritura de los antiguos romanos, la antiqua, que no es otra que la letra carolina, de formas redondas, pausadas y elegantes; ésta fue la escritura con que se difundió la nueva cultura renacentista, y ésta fue la escritura utilizada para imprimir los primeros libros, Esta es, fundamentalmente, la escritura con que seguimos imprimiéndolos.

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La imprenta, una técnica inventada primero en Renania hacia 1440 y extendida luego a Italia (1465) y al resto de Europa, nace como artimaña para una falsificación. Al parecer, Gutenberg mantuvo inicialmente en secreto el descubrimiento para poder seguir vendiendo los libros que fabricaba haciéndolos pasar por manuscritos. Fuera éste el motivo o no, el secreto duró poco. En diez años, los tipógrafos adiestrados en sus talleres difundían la imprenta por toda Europa.

Hacia 1510 la mayor parte de los libros hechos en Europa eran ya impresos. Con este fenómeno acaba el período medieval europeo. Sus libros, que ya no son manuscritos, ni miniados, ni de pergamino, se han convertido en nuestros libros.

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TipografĂ­a antigua

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HISTORIA DE LA TIPOGRAFIA ANTIGUA LA EDAD MEDIA, LA ESCRITURA CAROLINGIA

A fines del siglo IV comienza el principio del fin para el Imperio romano, tras la invasión de Italia por el visigodo Alarico y el saqueo de Roma por Geiseirco, rey de los vándalos, las incursiones de pueblos bárbaros se hicieron cada vez más frecuentes y cruentas, y sus consecuencias cada vez más negativas para el poder de Roma; poco a poco estos pueblos irán conquistando territorios e instalándose en ellos de manera permanente, creando sus propios estados nacionales.

Es la Edad Media un periodo histórico muy distinto a la del Imperio Romano. Es la "época oscura" para la humanidad y la cultura en general. La cultura desaparece de las ciudades y se refugia en los monasterios, en muchos casos aislados de ella. Todo lo relacionado con la fabricación de libros, tiene lugar entre sus muros: Fabricación del papel, escritura, miniaturización, encuadernación... Se adopta el Latín como idioma del Cristianismo (no hay que olvidar la importancia que esta religión al contrario que otras, dio al libro, como transmisor de la palabras sagradas) unido todo ello por la escritura uncial, tipo de escritura en el que todo el texto se escribía en letras mayúsculas y que ue de uso común entre los siglos III y VII, principalmente por los escribas latinos y griegos. En los scriptorium de los montasterios los copistas trabajaban en la redacción de los diferentes textos sagrados; mientras que más capacitados o mejor dotados para ello los ilustraban e iluminaban; así la uncial, se convertirá en la escritura románica por excelencia, convirtiéndose gracias a la pureza y robustez de sus líneas, la suavidad y redondez de sus formas, en una perfecta integración con el contexto artístico del momento.

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EL PAPEL Y EL PERGAMINO

No hay noticias de cómo se elaboraba el pergamino en la época clásica, pero sin duda, no pudo ser muy distinto a los métodos usados en la Edad Media. Su fabricación tenía lugar en los montasterios, mientras que ya en la Baja Edad Media, a partir del siglo XIII, su fabricación se secularizó y comenzaron apareciendo gremios de pergamineros en las principales ciudades. Junto al pergamino, nos encontramos la vitela, variedad más fina y lujosa del pergamino que procedía de animales jóvenes o muertos al nacer.

En cuanto al papel, fue introducido en Europa por los árabes quienes lo aprendieron de los chinos a mediados del siglo VIII. Su uso en la Edad Media, queda relevado a los últimos siglos, fundamentalmente XIII y XIV cuando la demanda de libros empezó a aumentar. El primitivo papel era una pasta resultante de la trituración o multuración de trapos de lino y cuerdas de cáñamo, que por presión se reducían a delgadas láminas y eran secados posteriormente.

INSTRUMENTOS DE ESCRITURA

A imitación de las plumas de cálamo, aparecieron en el siglo V plumas de metal, como la de bronce descubierta en Aosta, aunque el cálamo debió seguir usándose durante bastante tiempo.

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LA ESCRITURA SEMIUNCIAL

En contra de lo que pueda parecer, no es una escritura que proceda de la uncial, lo que indica es que en parte es uncial y en parte no. Su característica esencial lo constituye la cursiva de modo que es una escritura propiamente minúscula mientras que la uncial es mayúscula.

A partir de entonces y con la practica ya individualizada de la uncial como tipología básica, además de la semiuncial y la capital clásica, ésta irá evolucionando y adquiriendo caracteres propios en cada país e incluso cada scriptorium, ya que con la práctica los monjes irán adquiriendo destrezas e introduciendo sus propios estilos.

Así, poco a poco a partir de la 'escritura nueva romana', empezaron a darse escrituras que se denominaron "nacionales", como la longobarda, la merovingia, la visigótica, etc. Esta denominación de "nacionales" no parece muy acertada, así que hoy en dia se suelen conocer como "precarolinas"

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LA ESCRITURA PRECAROLINA

A detenernos exhaustivamente, hemos de mencionar por un lado la Merovingia o Franca, nombre que proviene por haberse usado durante la dinastía que tomó el nombre del rey Mereveo, fundador de la monarquía franca en las Galias. Se dió en los siglos VI y VII. Es una letra extremadamente cursiva, enmarañada, confusa y llena de ligaduras.

La Longobarda o norteitaliana, estuvo vigente fundamentalmente en los siglos VII y VIII. A diferencia de la anterior, es un trazo sencillo sin complicaciones cursivas. Su característica principal es la quebradura de las letras que llegó a acentuarse tanto que a veces se confunde con la gótica.

La Visigótica o mozárabe, aparece en la península ibeŕica durante los siglos VIII al XII. Fue una época de intensa actividad cultural por lo que aparece en numerosos objetos visigóticos. La llegada de los árabes le dio unas características peculiares contribuyendo a la formación de la letra.

La escritura Benvetana apareció en el sur de italia, nombre que proviene del ducado de Benavente. Su trazado es limpio y elegante y se aplicó tanto a códices como a documentos públicos y particulares.

La Insular viene del vocablo "ínsula" (isla). Escritura utilizada en las Islas Británicas e Irlanda, se le ha conocido como irlandesa, sajónica o británica. No son pueblos bárbaros que invadieron territorios romanos, sino pueblos autóctonos que asimilaron parte de la cultura romana. No hay que olvidar que la colonización romana de estas islas fue superficial, sin imponer siquiera su lengua -el latín-

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LA ESCRITURA CAROLINA

Carlomagno, en el alba del siglo IX, representa en la Historia el intento de revivir en Europa la unidad del Imperio Romano, de hacer un nuevo imperio en Occidente. Esta romanización tiene su traducción en el campo gráfico con un renacimiento, con todas las connotaciones de la palabra, intencionado, de la escritura de Roma: La escritura carolina, la escritura nueva del imperio antiguo en el nuevo imperio nace para devolver a Europa la unidad gráfica que había perdido con las escrituras nacionales. Surgida en los últimos decenios del siglo VIII, la escritura carolingia sustituyó a las minúsculas en los países francos, la Italia septrentional y central, en Alemania y en Suiza difundiéndose posteriormente a Inglaterra y en el siglo XII a España. Primero sustituyó a la precarolingia en los pirineos y lentamente al resto de la península. Curiosamente, en los siglos X y XI que marcan el apogeo de esta letra, no se realizó en la península -al menos que se conozca- ningún manuscrito con esta letra.

La minúscula carolingia era clara y uniforme, con formas redondeadas, disciplinada y sobre todo, legible. Las letras capitales claras y los espacios entre palabras se convirtieron en estándares en la minúscula carolingia, resultado de la unificación pretendida por Carlomagno.

Los documentos evolucionan hasta los comienzos de IX con escritos por completo de la escritura carolina hasta el siglo XII que es desplazada por la gótica. A pesar de ello, la escritura carolingia después parecía tan clásica a los humanistas del principio del Renacimiento que tomaron esos manuscritos carolingios como los romanos originales y modelaron su letra renacentista sobre la carolingia, y así pasó a los impresores de libros de Siglo XV, como Aldus Manutius de Venecia. De este modo, la minúscula carolingia es la base de nuestras tipografías modernas. Si en la Alta Edad Media el libro era casi un objeto sagrado, durante la Baja Edad Media se convertirá en una materia de trabajo de los estudiantes. A la sombra de estas escuelas y universidades surgieron numerosas librerías y bibliotecas. A causa de la creciente e imparable demanda de libros, al lado de los talleres de copias se establecieron talleres similares para seglares en los centros universitarios. Estos escritores o copistas, fueron, con toda seguridad también calígrafos que con el tiempo y por méritos propios volvieron a merecer el título de letrados. Debido a las necesidades de los nuevos soportes empleados, hubo que hacer modificaciones en el tipo de letra empleada, haciéndola un poco más comprimida que la Carolingia, la cual recibiría el nombre de gótica debido a su forma estilizada, aguda y calada evocando los arcos y bóvedas ojivales de las construcciones góticas de la época.

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LA ESCRITURA CAROLINA

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LA ESCRITURA GOTICA

T ambién llamada por algunos tratadistas como "escolástica" o "monacal" es el resultado de la transformación de la escritura carolingia En el siglo IV, tribus godas llegadas al mar Negro desde la lejana Suecia penetraron en Capadocia donde hicieron como prisionero a Ulfilas, obispo arriano y erudito que inventó un alfabeto para dar forma escrita a la lengua que aquel pueblo hablaba sobre todo para traducir la Biblia. Ulfilas fue, en definitiva, responsable de que, muchos siglos después, los godos pasaran a la historia por haber dado nombre a uno de los períodos artísticos más brillantes de la historia europea: el gótico. A lo largo de varias generaciones la minúscula carolina (letras independientes, redondeadas y bien definidas, pero lentas de elaborar) fue convirtiéndose en una escritura llena de puntas, ángulos y rasgos verticales, más rápida de escribir y que podía comprimirse a voluntad (ahorro de trabajo y materiales), que se llamó o bien carolina tardía o gótica temprana. El ciclo gráfico gótico no supone una ruptura con el alfabeto Carolino. Trátase más bien de una serie de tendencias - también procedentes de Francia - que, gradualmente, transforman los signos alfabéticos proporcionando un nuevo aspecto de escritura. Son típicos de este nuevo estilo el fuerte contraste entre los rasgos gruesos y los finos que provoca un aspecto anguloso de las letras; las líneas de alzada y caída de las letras que se salen notablemente de la línea de escritura o el gusto por inclinar la letra hacia la izquierda. Las nuevas condiciones de esta escritura se deben, principalmente, al elemento escriptorio, la pluma de ave, a la que se le dio un tajo o corte especial en forma oblicua hacia la izquierda. Hubo numerosas variantes, casi tantas como scriptoriums. Hay muy diversas clasificaciones según los distintos estilos de esta escritura. Una de ellas, la divide en Textualis, Rotunda, Schwabacher y Fraktur. En España la letra gótica sufríó un proceso de cursivización especialmente en Castilla y Aragón. La diferencia fundamental con el resto de Europa es la diferente momenclatura para clasificar estas escrituras góticas, pues se denominan letra de provilegios, albalaes, cortesana o procesal en lugar de atender a su forma o lugar de procedencia como la gótica cursiva redonda, la gótica anglicana, etc.

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LA ESCRITURA GOTICA

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