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EN MEMORIA - ARMIN FRANULIC
from NUMERO 48
En memoria del piloto más ganador de la historia de nuestro país con una carrera extraordinara de 35 años.
Armin Franulic
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Por Pablo Andrés López Fotografía: Luis Fernández
Lo primero que leía eran los chistes, empezando inevitablemente a leer el periódico de atrás para adelante, lo que me parecía lo más lógico del mundo. Cuando terminaba con “Trucutú” y “Tarzán”, me iba directo al suplemento deportivo. No era fanático del fútbol, ni del boxeo, ni del tenis. Hacía poco que había aprendido a manejar y mi mundo eran las carreras de autos. En mi habitación tenía pegado un poster de “Billiken” con los autos y cascos de Jody Schekter, Clay Regazzoni, Alan Jones, Andretti, Arnoux, Reutemann y los demás. En Bolivia, seguía las carreras de Oscar Crespo, Dieter Hubner, Armando Paravicini y la de un gigante barbado que había empezado a ganarles a todos: Armin Franulic. La voz de un joven Toto Arévalo relataba cada uno de los triunfos de Armin y su figura se acrecentaba año a año, a la par de mi admiración y fanatismo.
Tenía unos 13 años, corría 1980. Por casualidad, una tarde de bicis, mi amigo Gonzalo Bedoya que vivía en la 17 de Calacoto, una cuadra más arriba de mi casa, me presenta a su vecino Mauricio Franulic, hijo de Armin. No sé si esa
misma tarde o días después, Armin llegaba manejando una Ford Bronco mientras nosotros andábamos por ahí, y así conocí a mi ídolo. Para mí, era como estrecharle la mano a una estrella de rock. La inevitable distancia que previsiblemente podía sentir, se diluyó en segundos con la afabilidad de Armin, que empezó a jugar obsesivamente con una de mis orejas -manía que lo acompañaría toda la vida, con todas las personas que conocía. Supongo que las únicas orejas que no frotó con sus enormes manos fueron las de los presidentes que conoció, que fueron básicamente todos.
Verlo hoy, aquejado por las consecuencias de un ACV, me golpeó el alma como si se tratara de mi propio papá. Aún así, llegamos con mi coequiper Toño muy puntuales a su casa, sin saber muy bien qué esperar del encuentro.
Pero ahí estaba. Gigante como siempre, afable y dispuesto como de costumbre, y con una memoria prodigiosa para relatarnos decenas de anécdotas y detalles que solamente un hombre que ha vivido su vida intensamente podría contar.
- Con qué auto te gustó correr más?
Creo que nuestros preferidos fueron los Evo (Ndr: Mitsubishi Lancer Evolution), en casi todas las versiones. Tenían una potencia, un grip y una reacción con las que ningún otro auto de la categoría podía competir. De todas maneras corrimos con varias marcas. Empezamos con Torino, un modelo argentino de antología, super potente pero también super pesado.

Armin, invariablemente, habla en primera persona del plural. Cuando lo entrevistas te da la sensación de estar hablando con un ejército completo.
Corrimos mucho tiempo los Ford Escort, BMW 315, Nissan Pulsar y los Evo. Cuando fuimos a Alemania a buscar los BMW, estuvimos 3 o 4 días, esperando ansiosos como niños, sin movernos de la puerta del taller donde los preparaban. Hasta que finalmente nos los entregaron. Cuando fuimos a embalarlos para meterlos en la bodega del avión, nos dimos cuenta que a los autos sobraban 10 o 15 cm para los tres pallets que habíamos pagado. Entonces el Chino desarmó los parachoques, los capós y literalmente cortó la parte delantera de uno de los autos para que entraran en tres y no en cuatro pallets. Con esos autos ganamos prácticamente todas las carreras en que participamos.
Empezó tarde a correr, Armin. A una edad en la que hoy los pilotos de F1 se retiran, él empezó. Con 33 años cumplidos, un día se despertó y le dijo a Mercedes, su esposa, que tenía ganas de correr una carrera. Una sola. Una sola para probar. Y probó. Le compró un Torino a un agregado militar de la Embajada Argentina, se fue a Argentina a comprar repuestos, los cargó en una camioneta y largó. Esa “prueba” sería la primera de 196 carreras corridas en Bolivia, además de haber participado en 4 fechas del WRC, la legendaria Pikes Peak y Caminos del Inca en Perú. De las 196, ganó 129, siendo el segundo piloto más ganador del mundo detrás del belga Gilbert Staepelaere con 131. Fue Sub-campeón de los Rally Codasur en 1999, ocho veces campeón nacional -récord absoluto- y 5 veces ganador del Gran Premio Nacional de Bolivia, el raid que toca los 9 departamentos del país. Mucha paciencia, Mercedes.
- Tus hijos también corren?
Los 3 coquetearon en mayor o menor medida con los fierros. Patricio, el menor, debutó corriendo con su esposa, que aún hoy lo asiste cuando corre en Estados Unidos con el Bolivia Racing Team en la categoría MP-3B donde salieron bicampeones. Pablo y Mauricio también tuvieron sus experiencias en karting y autos. Una vez en Pucarani corrieron los 3 y el podio fue de los 3.

15De izq. a der. arriba: Con el primer Torino comprado a la Embajada argentina. Tomándose una gaseosa en un alto del camino. Posando con algunos de los 129 premios de las carreras que ganó. Abajo: Un salto con el Nissan Pulsar. Uno de los múltiples Ford Escort con los que Armin ganó todo. El BMW 315 que le permitió romper todos los récords.
- Tu esposa, tranquilísima.
Habría que construirle un monumento a la paciencia a mi esposa. En algún momento los 4 estábamos participando de algún tipo de competencia en forma simultánea. No puedo imaginarme lo duro que puede haber sido para ella.
- Cuántas veces te accidentaste?
Varias, pero nunca de gravedad, aunque sí algunas veces el accidente fue aparatoso. Pero sin duda el que más recuerdo fue el que nos dejó afuera en Tarija, el 2009. Fue una carrera tan accidentada, con tantos problemas, que fue la última vez en que me subí a un auto de carreras. Ahí decidí retirarme.
- Te costó mucho tomar la decisión?
Eran 33 años de carrera. Tuvimos muchas alegrías, muchas satisfacciones, pero ya era tiempo de darle un cierre. Incluso en esa competencia tenía la posibilidad de reengancharme, pero algo me dijo que era hora de parar. Subimos el auto a un camión en el lecho del río donde habíamos terminado volcados, y eso fue todo. Pero bueno, tantos años nos dejó muchas alegrías y anécdotas.
- Por ejemplo?
Una vez nos fuimos a correr el Rally de Argentina y tuvimos un encontrón con Carlos Sáinz. Resulta que en un enlace de Tucumán a Córdoba se planta el Sergio Kosky, queda atravesado y el Carlos Sainz que venía detrás no podía pasar con su Lancia. Las cosas se tornaron medio calientes y al final nos peleamos, prácticamente nos tomamos a golpes con el español (risas). Más adelante vemos que Sáinz estaba almorzando en un punto del camino con su equipo, su tremenda camper, y el Sergio Castillo pasa a propósito rapidísimo llenándolos de polvo. En la noche, en el hotel, mi copiloto hizo “sana sana” con el copiloto del Sainz, pero igual nos mirábamos medio de costado.
Las anécdotas se suceden una a una mientras pasa la tarde. Armin tiene una memoria impresionante.
“Armines” hay a montones en Bolivia. La gente bautizaba con mi nombre a sus hijos! Una locura! En Entre Rios se acerca una pareja con un bebé de meses y me dice “se llama Armin en honor a usted”: habían viajado toda la noche para encontrarnos y tomarse
una foto con ellos. Son cosas que no te olvidas nunca. Como cuando una vez viene un señor a verme llegando a Camargo, y me dice cuando pase por este lugar, estaré esperándolo en la curva con un pollo. “Su cariño”, como se dice. Al día siguiente pasamos por ahí a 200 km/h y el tipo con su pollo en la mano esperándome. Claro, no pude parar porque estábamos en medio de la carrera. Nunca me imaginé que fuera a cumplir su palabra, pero ahí estaba. Así es la gente del interior. Como ese balsero que cruzaba los autos en Pando. Estábamos reconociendo la ruta y al cruza el tipo me dice que escuchaba todas mis carreras en su radio, una radio canchera más vieja que él. Al año siguiente le mandamos una radio nueva.
Son historias que acumulan los pilotos como acumulan kilómetros. Y pasan aquí y en todas partes.
- Te hubieras animado a correr el Dakar?
No sé, no lo creo a esta altura. Marco Bulacia siempre me decía que lo único que me faltaba era correr un Dakar. Pero cuando se termina se termina. Igual nos metimos con la organización desde los inicios del Dakar en Bolivia.
- Cómo fue la gestión para organizar el Rally en nuestro país?
Yo era Presidente de la Febad y Etienne Lavigne nos llama y pide una cita con el Presidente, y se las da a las 7 am. ASO se reúne solamente con Gobiernos. Ahí en esa reunión coordinaron todo y ahí fue el inicio. Los llevé a tomar un café a La Terraza, luego al Vagón del Sur unos buenos picantes y eso los debe haber convenido (risas). Los Ministros Quintana y Pablo Groux terminaron de cerrar el trato en Lima.
La tarde se apaga, pero las anécdotas y los chistes siguen un buen rato. Luego de algunas fotos, cerramos la entrevista y Armin nos acompaña a la salida. Nos damos un abrazo cálido, sabiendo que El Campeón está intacto.

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