CASA NACIONAL DEL BICENTENARIO SECRETARÍA DE CULTURA DE LA PRESIDENCIA DE LA NACIÓN
Leonardo Favio / edici贸n a cargo de Isabel Puente. - 1a ed. - Buenos Aires : Secretar铆a de Cultura de la Presidencia de la Naci贸n, 2014. 120 p. : il. ; 21x21 cm. ISBN 978-987-1968-11-4 1. Catalogo de Arte. I. Puente, Isabel, ed. lit. CDD 708 Fecha de catalogaci贸n: 05/05/2014
CASA NACIONAL DEL BICENTENARIO SECRETARÍA DE CULTURA DE LA PRESIDENCIA DE LA NACIÓN 18 de diciembre de 2013 - 8 de junio de 2014
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Olga Massa Retrato de 5 Leonardo Favio, Archivo Cr贸nica
Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner Vicepresidente de la Nación Amado Boudou Secretario de Cultura de la Presidencia de la Nación Jorge Coscia Subsecretaria de Gestión Cultural Marcela Cardillo Subsecretario de Políticas Socioculturales Franco Vitali Jefe de Gabinete Fabián Blanco Directora Ejecutiva de la Casa Nacional del Bicentenario Liliana Piñeiro
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Idear una exposición sobre la vida y obra de Leonardo Favio es rendir homenaje a uno de los referentes más importantes de nuestro arte, un grande de la cultura argentina. Mientras muchos logran aproximarse a ese sitial desde un único género, él consiguió hacerlo desde dos disciplinas: la música y el cine. Y eso fue posible por su enorme y polifacético talento y, sobre todo, porque era un artista del sentimiento. Así, su obra cinematográfica, que reúne películas memorables, compone un gran fresco del sentir nacional. Es que Favio tenía una capacidad notable para captar las emociones de la gente, sus dificultades, sus penas y alegrías. Esa sensibilidad mítica lo ubicó en niveles sublimes de creatividad. Resulta un misterio cómo cultivó ese don, pero, con seguridad, parte de la respuesta está en su biografía. Muchos suponen que el Polín de El amigo y de Crónica de un niño solo era el propio Favio. Puede que así fuera: todos sus personajes ofrecen pistas para armar el rompecabezas de su alma. Lo cierto es que, cualquiera haya sido la ruta transitada, Favio se transformó en motor del espíritu popular. Llevada al lenguaje del cine, su profunda sensibilidad le permitió capturar y expresar aquello que nos sucedía a los argentinos. Por eso, su filmografía está llamada a perdurar, indeleble, en nuestra historia. Favio era un artista comprometido con el pueblo y con el movimiento nacional y popular. Como cineasta, fue depuesto durante 17 años, justamente, porque lo que filmaba representaba sus más profundas convicciones. Pero, por sobre todas las cosas, era un gran artista. Ese compromiso, entonces, en lugar de ponerla en cuestión, enaltece su obra. Perón, Sinfonía del sentimiento, por caso, es una metáfora magistral del peronismo gestada desde la intuición, donde, con probada destreza, Favio logró filmar un cine exquisito y bello desde lo popular. Quizá haya sido esa capacidad totalizadora que menciono, solo reservada a los grandes, lo que, durante un Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, impulsó a Pasolini a comentar que daría diez años de su vida por filmar un plano como los de Favio, un artista que, sintiéndose ajeno al universo festivalero, incluso llegó a liquidar premios de oro para financiar sus películas. Es que estaba hecho de esa madera cuyas raíces calaban tan hondo en una pertenencia que se atrevía a autoalimentarse de su entorno y de su propia mirada, produciendo así una obra excepcional y coherente de principio a fin. A las nuevas generaciones de cineastas, el Maestro ha legado su obra y también su modo de hacer cine, un cine independiente del ojo crítico de los jurados y por siempre atento a la mirada de su pueblo, que, en esta magnífica exposición ofrecida en la Casa Nacional del Bicentenario, pudo acercarse al mito. Jorge Coscia Secretario de Cultura de la Presidencia de la Nación
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La idea de realizar esta exposición acerca de Leonardo Favio, artista, creador incansable y uno de los iconos más destacados de nuestra cultura popular, surgió hace más de un año, durante una apasionada charla que tuvimos con quien fuera productor de varios de sus largometrajes: Víctor Bassuk. Dedicada a la reflexión sobre nuestra identidad, la Casa Nacional del Bicentenario realiza exposiciones que abordan la historia de nuestro país a partir de diferentes ejes temáticos: Mujeres 1810-2010; Economía y política. 200 años de historia; Música en argentina, 200 años y Sociedad de trabajo, una historia de dos siglos, son algunas de las exhibiciones que hemos realizado desde 2010, año en que la Casa abrió sus puertas. En esta misma línea nos hemos propuesto rendir homenaje a las personalidades más relevantes y destacadas de la historia política, social y cultural de nuestro país. En esta oportunidad realizamos una gran exposición acerca de la vida y obra de Leonardo Favio quien además de desarrollar una vasta y extraordinaria labor como actor, músico y director de cine, fue un hombre profundamente comprometido con la política de su país. Convocamos como asesores a una especialista en su obra cinematográfica, Ana Amado, quien ya había trabajado y desarrollado investigaciones en torno a su figura, su cine y su estrecho vínculo con la política, y a Marcelo Figueras, quien aportó un exhaustivo relevamiento biográfico. Junto a ellos, un grupo de artistas visuales que trabajaron junto a Favio en sus últimas creaciones fueron aportando el contenido esencial y el marco conceptual para la elaboración del guión de esta exposición. El resultado de la investigación es un recorrido dinámico por su vida, su producción artística y su militancia, construido a partir de textos, imágenes inéditas, material audiovisual y las excelentes instalaciones artísticas de Claudio Capellini, Andrés Echeveste, Claudia Vanni y Carlos Trilnik, realizadas especialmente para esta exposición. Agradezco el compromiso que, como siempre, asumió todo el equipo de la Casa Nacional del Bicentenario, coordinado, en esta oportunidad, por Luciana Delfabro y Natalia Uccello, a los consultores y colaboradores, a los artistas, a los diferentes archivos que han cedido gentilmente material y a todos los que contribuyeron de una u otra manera para que este proyecto tan importante para nuestra cultura hoy sea una realidad.
Liliana Piñeiro Directora Ejecutiva de la Casa Nacional del Bicentenario Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación
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El 5 de noviembre de 2012 falleció Leonardo Favio. Desde ese mismo día hasta el momento en que escribo estas frases, se le han hecho una gran cantidad de homenajes: actos, bautismos de salas cinematográficas y centros culturales con su nombre… hasta una agrupación política fue llamada “La Favio”. Los motivos y las motivaciones pueden ser de todo tipo: políticas, culturales y hasta personales. En todo caso y en todos los casos se trata de manifestaciones de amor y eso de por sí las valida. Hay casos de participación extremadamente egoístas como es mi propio caso. Me puse a trabajar en esta muestra por motivos absolutamente personales: el haber estado compilando objetos, anécdotas y gente que remiten al “universo Favio” me permitió retomar con Leonardo una cotidianeidad que había perdido hace un poco más de 10 años. Nos veíamos, cierto, y nos regocijábamos con la alegría de esta década en que veíamos día a día más derechos, más justicia social, más inclusión. Nos veíamos, sí, pero ya esporádicamente y compartiendo solamente de Leonardo hacia afuera. Por eso me abrigó una suerte de paz cuando Jorge Coscia y Liliana Piñeiro me dieron la posibilidad de colaborar en esta tarea de conservar viva la herencia inmaterial de Favio. Me animó el saber que iba de la mano de la excelente Piñeiro con quien todo esfuerzo se hace sencillo. Al hacerlo, sentí muchas veces la necesidad de ver la mirada de Leonardo y saber si tenía o no su aprobación. La propuesta era recurrir a los mismos artistas en quienes él mismo había confiado. No todos, lamentablemente, porque no estaban. Sin duda todo hubiera tenido una dimensión superior si hubiéramos podido contar con la presencia viva de Rodolfo Mórtola, de Miguel Ángel Lumaldo, de Martín Andrade. Esos que están en cada asombro de Leonardo. Este Favio es obra de Claudio Capellini, de Andrés Echeveste, de Juan Carlos Villarreal y la colaboración indispensable de la talentosa Claudia Vanni. Y un montón de artistas y trabajadores de la Casa Nacional del Bicentenario, de la Secretaría de Cultura, de la familia de Leonardo, y sus amigos. Y Figueras, Santoro, y tanta colaboración desinteresada o, en todo caso, con el mismo interés egoísta de tenerlo a Favio durante un rato mas haciéndonos compañía mientras trabajamos. Víctor Bassuk
Hizo de todo: actuar, cantar, tocar, escribir, filmar. Y con todo, siempre conmovió. Tenía un don para hablar de las cosas de las que hace falta hablar -el amor, el pecado, la gracia- con un lenguaje tan simple como inspirado. Fue un iluminado sin dejar nunca de ser uno de nosotros. Y en voz bajita, casi como quien pide permiso, se ganó un lugar entre los más grandes de la cultura argentina. Si la noción de artista popular no existiese ya, habría que inventarla para definirlo con justicia. Marcelo Figueras.
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Leonardo Favio durante el rodaje de El dependiente, 1968-1969 15
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1938 “El silencio era tan grande que oías correr el río a veinte cuadras.”
Mendoza Fuad Jorge Jury nace en Las Catitas. Apenas conoce a su padre, un seductor rufián de origen sirio, que se aleja de la familia y muere al poco tiempo. Quizás por eso adoptará el apellido que su madre, Laura Favio, actriz y guionista de radioteatros, eligió como parte de su nombre artístico. Como ella, se muda a Buenos Aires para probar suerte, el “Chiquito” se cría en Luján de Cuyo, entre tíos y abuelos. Es el benjamín, se lo mima mucho, y por eso crece encantador y rebelde. Los folletines alimentan su imaginación, y entre las orquestas de la radio y las canciones de la abuela Pilar, la música se le vuelve un idioma más. El paisaje por el que corre a diario es verde y generoso. Sin duda, el germen de su misticismo. Porque a pesar de las privaciones, nunca deja de creer que creció en un paraíso.
Fuad Jorge Jury (luego Leonardo Favio), s/d
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Fuad Jorge Jury, con pocos meses en brazos de su madre, 1938
1948 “Cuando Perón llegó al gobierno empezaron a cambiar algunas cosas. Nos traían regalos, nos ponían los guardapolvos, nos llevaban a la colonia de vacaciones.”
Buenos Aires Viaja a Buenos Aires en 1945. Su madre ha formado una nueva familia, y en consecuencia el “Chiquito” va a parar al hogar que hospeda ya a su hermano mayor, Zuhair. El sitio se llama El Alba. Allí tiene sus primeros choques con la autoridad. Seductor natural, aprende a lidiar con ella a base de picardía. La experiencia lo marca pero no lo quiebra. Y le concede, además, su contacto inicial con un rodaje cinematográfico: es uno de los muchos extras infantiles que aparecen en la película Cuando en el cielo pasen lista, de Carlos Borcosque. Su debut como director, Crónica de un niño solo (1964), recrea ese tramo de su historia tal como lo sintió: desangelado y feroz, pero aun así incapaz de apagar su sed de vivir.
Fuad Jorge Jury, primero a la derecha, en el hogar El Alba, s/d
Foto de prontuario de Fuad Jorge Jury, Mendoza, abril de 1952
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1955 “Yo estaba indeciso entre ser ladrón de autos, ladrón de bancos, tragasables, saltimbanqui o lo que fuera con tal de no trabajar.”
Parque Japonés Se enrola en la Armada pero lo echan enseguida. Desocupado y sin domicilio fijo, se convierte en habitué del Parque Japonés, ubicado en el barrio de Retiro. Era el más notable parque de diversiones de la época. Allí frecuenta a una serie de artistas de varieté, que están entre la marginalidad y lo sublime: forzudos, lanzallamas, prestidigitadores. Considera brevemente la idea de convertirse en uno de ellos, pero comprende que entrañaría mucho trabajo. Años más tarde volvería al Parque Japonés para emplearlo como telón de fondo de su cortometraje El amigo (1960). Es que ese mundo colorido y de barullo circense, poblado de buscavidas, representaba un espejo donde se reconocía. Por eso retornó a él cuando ya era un cineasta consagrado, en escenas de Soñar, soñar (1976) y de Gatica (1993). El Parque Japonés, 1947
El Parque Japonés, 1938
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El Parque Japonés, 1947
El Parque Japonés, s/d
1960 “Para impresionarla, le dije que lo que me importaba era filmar cine. Total, filmando no se notan las faltas de ortografía.”
El cine
Leonardo Favio en El Secuestrador, 1958
La experiencia que supusieron los papelitos que le consiguió su madre en radio, sumada a su look infrecuente para la época (callejero, pero a la vez sensible), lo ayudan a imponerse como actor, en películas de cineastas que persiguen un realismo crudo: El secuestrador, El jefe, Fin de fiesta. Así conoce al director Leopoldo Torre Nilsson, que se convierte en su mentor —una figura paternal, como siempre lo había sido el mítico Perón— y a su primer amor, la actriz María Vaner. El deseo de deslumbrar tanto a Torre Nilsson como a Vaner lo empuja a probarse como director. Sus tres primeras películas Crónica de un niño solo, El romance del Aniceto y la Francisca y El dependiente prueban que es un narrador natural, dueño de un mundo espiritual propio y de una especial sensibilidad hacia los marginados. Sin embargo, aunque obtiene reconocimiento, no gana dinero.
Leonardo Favio, Lautaro Murúa, Osvaldo Terranova y Hugo Caprera en Fin de Fiesta, 1960
Leonardo Favio en El Jefe, 1958
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1968 “Si ella dice mejor Favio, yo digo Palito Ortega. ...Son las cosas del amor.”
La música
Leonardo Favio, 1973
Leonardo Favio, 1976
En agosto de 1967 conoce el gran amor de su vida, su futura esposa Carola. Frustrado por la inseguridad económica que le depara el cine, prueba suerte con la música. Su primer disco, Fuiste mía un verano, se convierte en un éxito en 1968; tanto, que al año siguiente protagoniza una película que lleva el mismo nombre, dirigida por Eduardo Calcagno. En muy poco tiempo pasa de director de cine de culto a estrella pop, como lo eran por entonces Palito Ortega y Sandro, con quienes compartió un mismo edificio de oficinas. La cara de Favio se multiplica en las tapas de las revistas y su nombre se hace 22 grito en la boca de sus fans: una experiencia que lo inspira a ir por más.
Leonardo Favio, 1968
1972 “Según la dignidad con que sobrelleves el miedo, sos un Moreira o sos una nada.”
El cine popular La música lo conecta por vez primera con un público masivo. En paralelo, un aluvión de votos abre al peronismo las puertas del poder, después de 18 años de proscripción. Es tiempo de grandes consensos, y Favio regresa al cine, apostando a su potencial como espectáculo. Juan Moreira (1973) cuenta las aventuras del mítico bandido, “vago y mal entretenido”, y se convierte en un éxito de taquilla. Pronto es superado por Nazareno Cruz y el lobo (1975), una trágica historia de amor que durante años seguirá siendo la película más vista de nuestro cine. Tras la muerte de Perón, en 1974, el gobierno encabezado por Isabel Martínez es sometido a un asedio y entra en crisis. Los poderes establecidos ven llegada su oportunidad, y, con las Fuerzas Armadas, urden un plan para usurpar el control del Estado.
María Inés Teyssié Alfredo Alcón en Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 “No puedo negar que fue un gran suceso, y que a mí me llevó a la fama absoluta: me convertí en un sex symbol de la noche a la mañana. Las chicas acampaban en la puerta de mi casa…Una locura. Una locura de esas que se extrañan.” Juan José Camero, “A propósito de Nazareno Cruz y el lobo”. La memoria de los ojos, La otra Boca, Bs. As, 2011.
Juan Moreira 23 1972-1973
1976 “La vida es linda pero tiene cosas tristes. A veces Dios está cansado y se descuida.”
El exilio El golpe cívico-militar de 1976 lo sorprende filmando Soñar, soñar, una comedia que apela a los mejores sentimientos, con la aspiración de llamar a la cordura en medio de la destrucción. Pero la violencia es más fuerte. Como ha visto de cerca la barbarie (durante la Masacre de Ezeiza, en 1973, había arriesgado su vida para proteger la de varios prisioneros políticos) y su nombre figura ya en las listas de artistas prohibidos, Favio y su familia se van del país. Sus películas dejan de exhibirse y sus canciones suenan sólo en la clandestinidad de los cuartos cerrados. Mientras tanto, gira por Latinoamérica para ganarse el pan. Es entonces que su música adquiere popularidad continental: en México, en Colombia, en Chile, Favio no es un cineasta sino ante todo un cantante adorado. Carta Abierta al Futuro Presidente Roberto Eduardo Viola Crónica, 23 de diciembre de 1980 Archivo Crónica
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1984 “Dios mío ¿Qué podría intentar para ser el mismo que charlaba, soñaba, y creía…?
La vuelta
Retorna al país con la restauración democrática. Le cuesta hacer pie, dado que su figura sigue siendo símbolo del peronismo del que tantos desconfían todavía. Graba más discos (entre ellos Amar o morir y Más que un loco), pero no logra filmar nuevamente hasta que Menem llega al poder. Gatica (1993) es la historia del boxeador que brilló durante el primer peronismo y que, al sobrevenir el golpe militar del ‘55, padeció persecución y penurias por mantenerse fiel a sus creencias. Favio rescata este acto de fe del “Mono”, que prefiere hundirse a traicionarse. Mientras tanto, más allá de las pantallas de los cines, Menem traiciona el credo esencial del peronismo y lo privatiza todo: YPF, Aerolíneas, los ferrocarriles, los canales de TV, las empresas de servicios esenciales. Juan Carlos Villarreal Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el mono, 25 1991-1993
1999/2012 “Dice un proverbio chino que nunca hay que volver al lugar donde uno fue feliz. Creo que está equivocado.”
El atardecer
Se dedica a dos proyectos que suponen un regreso a sus orígenes. El primero es el documental Perón, Sinfonía del Sentimiento, una obra de dimensiones monumentales que le exige hasta el punto de mellar su salud. Es también, de algún modo, el homenaje de Favio a la más notable figura paternal de su vida. El otro proyecto, es la relectura en clave musical de su segundo film, Aniceto (2009). Disfruta del proceso político que saca a la Argentina del pantano de la crisis de 2001. “Estoy feliz, declara, como cuando andaba de pequeño en mi pueblo, desnudo, corriendo en el río con mis amigos”. Recibe múltiples y merecidos homenajes. Su vida se apaga el 5 de noviembre de 2012, pero su obra juega entre nosotros, produciendo belleza, reflexión y asombro.
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Juan Carlos Villarreal Leonardo Favio durante el rodaje de Aniceto, 2008
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Leonardo Favio en Fin de Fiesta (1960); Leonardo Favio y Graciela Borges en Fin de Fiesta (1960); Leonardo Favio, Elsa Daniel en La mano en la trampa (1961); Leonardo Favio, Nuria Torray y Ubaldo MartĂnez en Dar la cara (1962); Leonardo Favio y Dora Baret en Dar la cara (1962); Leonardo Favio y Graciela Borges en La Terraza (1963); Leonardo Favio y Erica Wallner en Simplemente una rosa (1971); La madre y el hijo: Blanca del Prado y Leonardo Favio en Simplemente una rosa 28
(1971); Leonardo Favio y Erika Wallner en Simplemente una rosa (1971); Leonardo Favio y Silvina Rada en Simplemente una rosa (1971); Leonardo Favio y Erika Wallner en Simplemente una rosa (1971); Leonardo Favio en Simplemente una rosa (1971); Leonardo Favio, Ricardo Bauleo, Carlos Damia en Simplemente una rosa (1971); Leonardo Favio y Ricardo Bauleo en Simplemente una rosa (1971); Leonardo Favio y Carlos Damia en Simplemente una rosa (1971). 29
Leonardo Favio y Susana Campos en El Bruto 1962
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Leonardo Favio y Silvina Rada en Simplemente una rosa, 1971
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INFANCIA
“ Yo pienso que el niño no es cruel. El niño es inexperto. Tiene desconocimiento del dolor que, de a poco, va conociendo a través de la vida... Jesús dice que para ir al cielo te tenés que volver como un niño.” La infancia es cifra y refugio de la crisis del mundo y sus experiencias. Walter Benjamin. En las películas de Favio -como sucede en el imaginario peronista - la figuración de la infancia como expresión del afecto político, es clave. En cada uno de los mundos que recrea, los personajes de los niños no pertenecen a la fantasía o al cuento sino a la vida, a la Historia. O también, pueden adoptar la apariencia que Favio toma de la leyenda o el mito. Inspiración o metáfora, él nace como cineasta con un pequeño relato sobre la complicidad que tejen dos chicos de clases diferentes (El amigo). Sus imágenes no son sin embargo idílicas o contemplativas. El estado de inocencia de la niñez es arrasado por una realidad que la violenta y 32 violenta de muchas maneras (Crónica de un niño solo). lo
Los niños pueden ser intermediarios ingenuos de turbias transacciones entre adultos (El romance del Aniceto y la Francisca); o dueños de una mirada cómplice y arrobada hacia el mundo de los jóvenes, o profetas de una caída inevitable en la desgracia (Nazareno Cruz y el lobo); o llegar a la ciudad como huérfanos migrantes para seguir luego un destino paralelo al peronismo en su versión triunfal y en el ocaso (Gatica). Sean figuras pasajeras o centrales en la trama, los niños de Favio resultan inolvidables porque en ellos se condensa cierto dolor y a la vez la fuerza y la alegría de lo irrecuperable.
María Inés Teyssié La actriz Juanita Lara en Nazareno Cruz y el lobo, 33 1974-1975
En Perón, Sinfonía del Sentimiento, Favio reconstruye el bombardeo a la Plaza de Mayo con una versión dramática que tiene como protagonista a un contingente de cuarenta niños. El relato en off focaliza en un ómnibus que transporta a los niños, hacia un encuentro con Perón: “Eran las 12:30, la inocencia de la gente buena poblaba las calles del centro…”; así describe con minucia la sensación de alegría de cada uno de los pequeños alumnos de escuelas del interior del país, con sus guardapolvos blancos, ante la inminencia de ver cara a cara al líder, retardando el desenlace atroz. Con los aviones casi sobre su objetivo, los niños levantan los ojos “para mirar los pájaros del cielo”, cuando de pronto reciben la descarga mortal, que hace blanco en el vehículo que los transportaba. Entre los cadáveres que se confunden con las ruinas del bombardeo, Favio dispone planos con decenas de cuerpos de niños alineados, otorgando al evento un matiz de horror suplementario. Clarín, 17 de junio de 1955
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Bombardeo a la Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955
El Presidente Juan Domingo Per贸n observa los da帽os ocasionados por las bombas en la Casa de Gobierno, junio de 1955 Bombardeo a la Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955
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“ Adoro el niño que fui. Lo quiero mucho mucho porque es la etapa que me selló, que marcó mi estilo de ver la vida y la gente, el amor por las cosas que me dieron tibieza, felicidad. Olores, mariposas nocturnas, sonidos, pájaros, sapos, lagartijas, en fin... un universo maravilloso y mágico.”
Escena de la película El amigo, 1960
El amigo (1960) es un cortometraje de 11 minutos, extraviado y encontrado en 2006. Poseer o no un autito marca la relación entre dos chicos de mundos diferentes: uno de ellos es el dueño del juguete y llega con su padre a un parque de diversiones, el otro es lustrabotas y trabaja en la entrada. Entre los niños hay conflicto, acercamiento y finalmente una amistad, en un recorrido donde están presentes todos los tópicos que acompañarán luego el cine de Favio, desde audaces movimientos de cámara a los populares espectáculos de feria. 36
Escena de la película Crónica de un niño solo, 1965
En Crónica de un niño solo, es la frágil perspectiva de Polín, el niño protagonista, la que conduce un relato que muestra la violencia del maltrato institucional en el encierro y, cuando logra escapar, la inclemencia de la intemperie y la pobreza, con los códigos de una marginalidad violenta y promiscua.
“Siempre estuve en Luján, en mi niñez, inmerso en velas, rosarios y bizcochitos. Pero la imagen de Cristo quedó anclada en mí. No se retiró nunca más. Esa es la imagen que a mí me formó en la solidaridad y en el amor a la gente, porque me enseñaron a ver un Cristo atento a todas sus necesidades
de pobre. En la familia se vivía una gran pobreza porque mi abuelo había sido echado de su trabajo, y había comenzado a estudiar. Pero la pobreza de aquel momento era una pobreza digna. ¿Cómo no voy a creer en milagros si en esa época veía a la abuelita Genoveva hacer pan de la nada?.”
“ Qué contento que estoy, pensando lo contento que voy a estar el día que esté contento, me solía decir en broma cuando estaba internado en el hogar El Alba”.
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En el hogar El Alba fue donde leí mi primer libro, Botón Tolón, de Constancio Vigil. Para Navidad y para Reyes, ponían grandes cajones con regalos y podías elegir uno. Había pelotas de fútbol, juegos como el ludo, cuentos, muñecos y ese tipo de cosas. Yo elegí el libro Botón Tolón.
“En Luján de Cuyo estaba libre, y a las mujeres se las traía desde las pantallas de cine del pueblo, a la cama. Pero en el Patronato de Menores, no. Ahí leés El llanero solitario, y por lo general, el desvelo ronda por otros lados... Por el culo de algún gordito.”
La primera vez que fui al cine fue a ver Rin Tin Tin con mi abuelita Pilar, la “española”.
Botón Tolón, Editorial Atlántida, Buenos Aires: 1976
El Llanero Solitario, Colección Librigar, Editorial Fher, Bilbao: 1977
Rin tin tin, Editorial Bruguera, Barcelona/Buenos Aires/Bogotá: 1963
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Daniel Santoro La felicidad del pueblo, 2001
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INFLUENCIAS
Claudia Vanni Retablo Objetos fetiches de la obra cinematogrรกfica de Favio y de su vida personal 2013
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Los espectáculos populares son una marca de estilo en Favio: los circos, las escenas de feria con sus artistas nómades, los teatros ambulantes que dejan al descubierto los engranajes ingenuos detrás de sus apariciones mágicas, adivinaciones y fantasías diversas. En esas tramas con madres secuestradas y llorosas, abusos de la autoridad, o angelitos que intervienen como justicia divina pone en 42
Charlie Adamson Fotografías del rodaje de Soñar, Soñar, 1976
escena, como en abismo, lo que cada una de sus películas persigue, que es la relación de todos los géneros populares. Podría decirse que por medio de estas representaciones Favio pensó en el pueblo como público. Y como sucede en el teatro de Shakespeare, esa es una vía directa a la verdad.
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Leonardo Favio y su mujer, Carola Feyton, junto a Leopoldo Torre Nilsson, s/d
Una de las figuras determinantes en la carrera de Leonardo Favio, como cineasta y actor, fue Leopoldo Torre Nilsson. Torre Nilsson filmó sobre todo personajes de las clases altas y medias en plena decadencia, basados en las novelas de Beatríz Guido, pero también mostró el suburbio, la villa miseria, como en la extraordinaria El secuestrador (1958), donde Favio tiene su primer papel destacado. Luego seguiría actuando en películas sucesivas de Torre Nilsson: Fin de fiesta (1960), La mano en la trampa (1961), La terraza (1962), El ojo que espía (1963) y Martín Fierro (1968). Estas participaciones cimentaron su oficio de cineasta, en el que simultáneamente alcanzó un vuelo propio y radicalmente singular a lo largo de la década del sesenta, con
una notable trilogía de películas. En Crónica de un niño solo (1964), su primer largometraje, numerosos pasajes de cruda belleza revelan la atención privilegiada que Favio prestó, por su parte, a las nuevas tendencias y autores que se imponían en aquella etapa del cine. El ascetismo de las prisiones de Robert Bresson está en la base visual de los desolados climas del orfanato. El niño de Los 400 golpes, de Francois Truffaut, es tan apaleado en su entorno familiar, escolar, social y finalmente policial como Polín dentro de las paredes que lo encierran. Esa realidad los empuja a una fuga parecida. Y a una idéntica mirada final que nos interpela como espectadores.
“Yo filmaba para deslumbrar a Babsy (Torre Nilsson). Él era el referente de todo lo que hacía”
Leonardo Favio y María Vaner en el Festival de Cine de Mar del Plata, 1961
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“Me gusta observar y aprender cuando estoy frente a alguien de talento. Eso me permite salpicar mi cine y mi vida con coros u óperas, y otros días necesito a Sandro o a Feliciano Brunelli. También alterno la Torá, la Biblia y el Corán. Del mismo modo me enseñaron cineastas tan distintos como Fellini, Bresson, Bergman, Torre Nilsson y vi veinte veces “El ciudadano”, de Orson Welles, para analizar los ángulos y movimientos de cámara. Pero, a la vez, respeté a Enrique Carreras y a Emilio Vieyra, de los que también aprendí. He tratado de tomar todos los artilugios que me sirvieran para conmover”.
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Annemarie Heinrich Leonardo Favio, 1966
Ronald Shakespear Leonardo Favio durante el rodaje de El dependiente, 1968-1969
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LA CASITA DE TELA (La infancia es el pozo del ser) Vivimos en un dibujo. En este caso les muestro el de la casa de los primeros años de Leonardo Favio. Cada uno mira desde un único punto de vista, que es un esquema. La sucesión de dichos esquemas construyen nuestra historia. Esta es la historia de un niño que construye su imaginería. Les propongo que recorran los distintos puntos de vista de una infancia que tuvo como resultado una extensa filmografía. Claudio Capellini.
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Claudio Capellini Lamadrid 101 Instalación 2013
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LA MÚSICA Entre 1968 y 2001, Favio produce casi una veintena de discos. El primero es Fuiste mía un verano, cuyo éxito da lugar a la película homónima que dirige Eduardo Calcagno (1969). Allí interpreta a un cantante popular que se llama como él. En una escena, una periodista le pregunta si canta tan sólo para producir sus películas. “Yo canto porque me gusta”, responde. Y por eso sigue cantando y grabando, aún cuando ya no tiene grandes problemas para financiar sus films. En su momento de mayor popularidad, vende 45.000 discos diarios. La empresa CBS, debe dejar de fabricar discos de otros artistas y hasta subcontrata otra fábrica para dar abasto con la demanda. Desde entonces, canciones como Ella ya me olvidó, Quiero aprender de memoria y O quizás simplemente te regale una rosa pasan a formar parte de lo más recordado del cancionero popular argentino.
Claudia Vanni La música Instalación 2013
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Leonardo Favio, Palito Ortega y Piero en el programa de radio de Edgardo Indio SuĂĄrez, 1970
Leonardo Favio y Carola, 1971
52 Leonardo Favio y Carola, 1969
Leonardo Favio en Mar del Plata, 1972
Leonardo Favio y Carola en Fuiste mĂa un verano, 1969
Leonardo Favio, 1976
Leonardo Favio, 1969
Leonardo Favio y Susana Giménez en Fuiste mía un verano, 1969
Leonardo Favio y Carola con su hijo Nicolás, 1973
Leonardo Favio y Carola, 1972
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Leonardo Favio, 1973
Leonardo Favio tras una gira en Mendoza, s/d
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Leonardo Favio durante el rodaje de Crónica de un niño solo, 1964-1965
“Nunca voy a narrar algo que no conozco. Mis personajes brotan de la realidad. En mis películas no hay un sólo personaje que no esté dentro de mi corazón, que no reaccione como yo hubiese reaccionado.” 56
Leonardo Favio.
PRIMERAS PELÍCULAS Entre 1964 y 1969 estrena Crónica de un niño solo, El romance del Aniceto y la Francisca y El dependiente. Filmadas en blanco y negro, tienen elementos temáticos en común: un protagonista masculino acuciado por su circunstancia, que acaricia la posibilidad de un triunfo y comprende, al fin, que ese triunfo no lo librará de sí mismo ni de la opresión social. Aunque contemporánea del Nuevo Cine Argentino (del que participan cineastas como Rodolfo Kuhn, Manuel Antín y David José Kohon), la obra inicial de Favio se diferencia del resto. Ajeno a las influencias literarias y a la emulación directa de la Nouvelle Vague, produce un cine personalísimo, capaz de sostener un equilibrio casi imposible entre la crudeza y el lirismo. Así como Roberto Arlt produjo un lenguaje único, al emular las traducciones de la Editorial Tor, Favio toma el cine de la época tal como lo interpretan sus maestros (entre ellos, Leopoldo Torre Nilsson), produciendo en consecuencia una obra propia e intransferible, como una huella digital.
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Graciela Borges en El dependiente (1968-1969); Graciela Borges y Walter Vidarte en El dependiente (1968-1969); María Inés Teyssié: Alfredo Alcón en Nazareno Cruz y el lobo (1974-1975); Charlie Adamson: Leonardo Favio y Carlos Monzón durante el rodaje de Soñar, Soñar (1976); Leonardo Favio durante el rodaje de Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más (1967); María Inés Teyssié: Escena de Nazareno Cruz y el lobo, (1974-1975); María Inés Teyssié: Juan José Camero en Nazareno Cruz y el lobo (1974-1975); María Inés Teyssié: Escena de Nazareno Cruz y el lobo (1974-1975); Graciela Borges y Walter Vidarte en El dependiente (1968-1969); Leonardo Favio, Elena Tritek y Rodolfo Bebán durante el rodaje de Juan Moreira (1972-1973); Leonardo Favio (1972); Para su Juan Moreira, Favio se inspiró en un gaucho del artista plástico Carlos Alonso; Leonardo Favio, Nora 58
Cullen y Martín Andrade durante el rodaje de El dependiente (1968-1969); María Inés Teyssié: Escena de Nazareno Cruz y el lobo (1974-1975); María Inés Teyssié: Escena de Nazareno Cruz y el lobo (1974-1975); Graciela Borges y Walter Vidarte en El dependiente (1968-1969); María Inés Teyssié: Marina Magalí y Juan José Camero en Nazareno Cruz y el lobo (1974-1975); Leonardo Favio junto a Diego Puente, el niño protagonista de Crónica de un niño solo (1964-1965); Leonardo Favio durante el rodaje de El dependiente (1968-1969); Leonardo Favio durante el rodaje de Crónica de un niño solo (1964-1965); Charlie Adamson: Gian Franco Pagliaro y Carlos Monzón en Soñar, Soñar (1976).
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Guillermo González Ruíz - Ronald Shakespear Afiche de la película Juan Moreira, 1973
Con Moreira, el proyecto de Favio adquiere un matiz directamente político. Fue filmada en 1972, en pleno crecimiento de la simpatía social por las organizaciones revolucionarias, en vísperas del regreso de Perón tras 17 años de proscripción y estrenada en mayo de 1973, en plena asunción de Cámpora tras años de dictadura militar. En ese clima popular, la figura de Moreira sintetiza la épica patria. Pero en lugar del héroe ejemplar, su protagonista es un gaucho retobado, en rebelión contra la autoridad injusta, un guerrillero con facón antes que con fusil, armado hasta los dientes, como muestra el célebre afiche con Rodolfo Bebán bañado en sangre.
Poncho y facón, tradición pura retomada en momentos en que el cine nacional habla de la patria a través de las figuras heroicas de Güemes, San Martín y Belgrano. Favio elude el panteón y toma el margen de la patria. Filma el folletín de Eduardo Gutiérrez construyendo el personaje como héroe romántico cuyas acciones, violentas en la demanda de justicia y melancólicas en la retirada, son rubricadas con una impactante banda sonora.
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Afiche de la pelĂcula Nazareno Cruz y el lobo 1975
UNA ALEGORÍA EN TIEMPOS DE PASIÓN Y VIOLENCIA
La filmación de Nazareno Cruz y el lobo se realizó en 1974, en los meses más crudos de la crisis política que sobrevino al gobierno peronista al fallecer Perón. Se estrenó en 1975 cuando el país vivía un brutal enfrentamiento preludio del Golpe de Estado de 1976. Dado el contexto, había postergado el proyecto dedicado al anarquista Severino Di Giovanni para concentrarse en esta fábula, inspirada en el radioteatro de Juan Carlos Chiappe y sus historias de realismo mágico. Favio dijo sobre Nazareno Cruz y el lobo: “Es hermoso saber que estás contándole a todo el mundo un cuento de hadas, un cuento de lobizones, de magos, de brujas que volaban, que hacían el amor por las nubes o debajo del mar”. Nazareno es efectivamente todo eso. Pero a la vez cada personaje, cada pliegue y cada recodo de la trama de esta conocida leyenda, filmada en un registro intensamente lírico y al mismo tiempo popular, permite leer esta película en clave de alegoría de esos tiempos de pasión y violencia.
La Lechiguana, bruja que profetiza el descalabro inevitable; la rubia de piel transparente, la utopía hecha mujer; el joven condenado por la maldición; el encuentro amoroso entre ellos, encarnación de la juventud más pura, vehemente y pasional y finalmente, el diablo vestido como un rico estanciero con la imagen inolvidable de Alfredo Alcón. Una de sus apariciones más memorables es aquella donde contempla el clima de fiesta y luego, mirando hacia la cámara –es decir, apelando a un público como testigo que “sabe” de qué se trata- predice un final cercano, como efectivamente sucederá en el cierre de la fábula, con balazos de dirección incierta en la que la primera víctima de la violencia será la juventud soñadora y confiada en el amor, como fuerza capaz de evitar la condena de un destino marcado y derrotar el mal.
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María Inés Teyssié Escena de Nazareno Cruz y el lobo 1974-1975
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María Inés Teyssié Juan José Camero en Nazareno Cruz y el lobo 1974-1975
“Una de las escenas que más me conmueve del cine que he visto es cuando el diablo le dice a Nazareno que está solo, que por favor hable con Dios. Lloro poco en el cine, pero esa escena me conmueve mucho.” María Inés Teyssié Escena de Nazareno Cruz y el lobo 1974-1975
Lucrecia Martel
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Afiche de la película Soñar, Soñar 1976
Soñar soñar fue concebida durante 1975, cuando la esperanza de salida alguna para el país se desvanecía aceleradamente, y se estrenó unos meses después del golpe militar, en agosto de 1976, con Favio ya proscripto de toda escena cultural. La película al comienzo iba llamarse La gente, un payasito y todas esas cosas que nos hacen poner tan triste el corazón, dentro de un género hasta ese momento extraño para el director: la comedia. Comedia especial, en cuanto anuncia a un payasito en el título y a la vez menciona “esas cosas” que provocan tristeza, contradicción que esta película manipuló en todos los sentidos posibles. Para interpretar a Mario “El Rulo” y Charlie, pareja de artistas ambulantes fracasados, convocó al baladista italiano Gian Franco Pagliaro y al boxeador campeón del mundo Carlos Monzón, que revistaban entre los íconos populares más exitosos de la época en Argentina. Ninguno de los dos personajes puede desprenderse de la figura que lo encarna y el resultado es perturbador más que paradójico. En su camino por el interior del país con destino a la conquista de Buenos Aires, montan ingenuos trucos y frustrados actos de magia, porque Charlie no puede memorizar ni la frase más simple. Toda la película consiste en la alternativas del itinerario pueblerino seguido por esta pareja desopilante formada por un pícaro - Pagliaro - y un ingenuo - Monzón - , en la mejor tradición de las “películas de camaradas”, las buddy movies, con dos protagonista varones, género de moda en los años setenta.
Tiene un vuelo lírico solo semejante a algunas películas de Pasolini de la época (Pajarracos y pajaritos, Qué cosa son las nubes), en su construcción tipo friso alegórico, con giros y refranes dichos por un par de personajes en la ruta. Resulta además provocativo en su sucesión de viñetas sin salida, sin progresión narrativa, casi anárquica, en su libertad absoluta para enhebrar distintas formas de fracaso: Pagliaro hace playback de temas de Charles Aznavour, Monzón sufre porque no puede rematar ninguna escena. Como todos los personajes de Favio, El Rulo y Charlie son antihéroes y perdedores, pero en su caso ni autodestructivos ni pesimistas. Terminan en la cárcel frente a un público de presos para sus funciones. El pueblo, que Favio representó tantas veces como asistente a espectáculos populares, esta vez es un preso literal. Y en medio de esa comunidad de encerrados como espectadores, logran finalmente presentar su truco sin errores. Tanto ensayar, Charlie / Monzón aprendió la letra, puede pronunciar de un tirón: “antes muerto que vencido” y el número es finalmente premiado con la ovación de los presos que los rodean. El abrazo feliz entre los dos convierte la derrota en una forma de resistencia. El público popular no podía asimilar tanto contra sentido y en su estreno le dio la espalda. Desde entonces hasta ahora, los críticos recuperaron a Soñar soñar como la mejor película de Favio.
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Afiche de la pelĂcula Gatica, el Mono 1993
GATICA “El Mono”
Gatica, el Mono (1993) es una ópera barroca que entremezcla todos los géneros al servicio de los mitos populares del peronismo. Las imágenes documentales de archivo se entrecruzan con las de ficción, acompañadas por una banda sonora en la que se suceden los tangos de cabaret , sinfonías tangueras, mambos, cantos gregorianos y efectos percusivos para componer la biografía del boxeador. José Ramón Gatica. El auge y la caída del ídolo popular en su carrera de pugilista, sigue un trayecto equivalente al del primer gobierno peronista, que es evocado desde imágenes tan intensas como míticas. Después de diecisiete años de exilio del cine, Favio retornó con una ficción que vuelve sobre cuerpos magullados una y otra vez, con heridas que se reabren, que tardan en cica-
trizar. En Gatica, mito y utopía son fundidos en una imagen. Realizada en los primeros años menemistas, en medio de un optimismo dolarizado y amnésico, Favio descargó este recordatorio feroz acerca de las escenas que conforman nuestra historia como pesadilla. La antológica secuencia de sus peleas con Prada, la primera vez al ritmo de los cortes de un festivo mambo, luego con los cuerpos de los dos contrincantes bañados en sangre, las caras retorcidas por el dolor y el odio, figuran entre las imágenes más contundentes del cine argentino sobre los antagonismos históricamente marcados por una violencia tan alucinante como paranoica. Gatica fue preseleccionada para los Oscar a los films extranjeros en 1994, pero antes de su envío, Favio la retiró del proceso de competencia. Obtuvo el Goya a la Mejor Película de habla hispana en el mismo año.
“Cómo ruge la leonera, mi General”
Claudio Capellini Story board de Gatica, el Mono, 1992
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Ramiro GonzĂĄlez FotografĂas del rodaje de Gatica, el Mono, 15 de marzo de 1992
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LAS TAPIAS Las murallas, las tapias, alcanzan gran potencia dramática en las películas de Favio, para referirse al límite, a menudo mortal, que acecha a sus personajes. Entre ellos, sólo Polín logra atravesar el muro del orfanato, para gozar de una fugaz libertad. Aniceto es el primero de sus antihéroes de suburbio que termina baleado contra una tapia que no puede trepar para pasar al otro lado. Juan Moreira trata de huir del prostíbulo “La estrella”, uno de sus brazos se aferra a los ladrillos del tapial, mientras el otro continúa sosteniendo el trabuco, hasta que es atravesado por las bayonetas de la milicia. Gatica deja atrás los muros de la cancha de Independiente para alcanzar la calle, y encontrar la muerte en un accidente. Después de su muerte Moreira es mostrado de pie, igual que Nazareno o Gatica. Con ellos, Favio demostró que la resurrección por la imagen es la principal cualidad del mito.
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Fotograma de la pelĂcula Juan Moreira
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Claudio Herdener Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el Mono, noviembre de 1991
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El dependiente, 1968-1969 Museo del Cine Pablo C. Ducr贸s Hicken
Juan Carlos Villarreal Aniceto, 2008
ร ste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cรณmo quedรณ trunco, comenzรณ la tristeza, y unas pocas cosas mรกs, 1967 - Archivo familiar de Leonardo Favio
Juan Carlos Villarreal Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el Mono, 1991-1993
Juan Carlos Villarreal Aniceto, 2008
“Quiero que ésto sea un adagio... la cámara expresa el latido de tu corazón, el sentido de tu sangre cuando va corriendo. Un travelling puede ser un adagio.”
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Juan Carlos Villarreal Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el Mono, 79 1991-1993
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REVELAR, DETENER, FIJAR Las fotografías de Juan Carlos Villarreal.
“Amigo mío, te agradezco por todo lo que nos has dado, nos das y nos darás. Tu mirada maravillosa ha sabido captar, como nunca nadie, mis momentos de júbilo, de cansancio, alegría o tristeza de entre el vértigo de mis filmaciones. Dios te bendiga con amor y salud, amigo mío; persona amiga y querida, artista maravilloso. ¡Dulce amigo...!”
Juan Carlos Villarreal acompañó a Leonardo Favio haciendo las fotos de rodaje de sus últimas películas. Gatica, el Mono; Perón, Sinfonía del Sentimiento y Aniceto. Su laboratorio, artesanal, alquímico, hermético, reveló escenas históricas y las convirtió en historia del cine nacional. Detuvo su maquinaria para usarla de muro ante el avance tecnológico y fijó parte escencial de la inabarcable figura que es Favio.
Claudia Vanni Revelar, detener, fijar Instalación 2013
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Afiche de la pelĂcula Aniceto 2008
Aniceto, último film de Leonardo Favio, es la versión coreográfica de la película de 1967 que narraba un triángulo amoroso pueblerino entre Federico Luppi, Elsa Daniel y María Vaner. Inspirada en el cuento “El cenizo” de su hermano Zuhair Jury, aquella primera adaptación llevó el título más largo de la historia del cine local: Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza... y unas pocas cosas más. Aniceto es una película de decorados, de estudio, donde los soles son focos; los cielos, telones. A partir de esa idea casi extinguida del cine, recreando una atmósfera irreal, Favio exhibe todo el artificio del medio, y a la vez lo llena de pasión. Los tres extraordinarios bailarines que encarnan el trío
de personajes, Hernán Piquín como Aniceto, Natalia Pelayo como la inocente Francisca y Alejandra Baldoni en el rol de la brava Lucía, muestran sus sentimientos a través de sus cuerpos. Sugestivos en el amor, desenfrenados en la alegría, echados en el dolor, inmóviles en la muerte, Favio los somete a una exploración conmovedora y extrae de la danza todo su potencial de movimiento y de expresividad, filmándolos de cuerpo entero, en planos generales de larga duración. Planos que permiten no simplemente ver las escenas, sino meterse en ellas y compartir ese torbellino de emociones. Es quizás su mejor película en lo visual y en el uso del color. También su obra más arriesgada, lírica y original, plena de exaltada en su vitalidad.
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“Aniceto es algo intermedio o como una síntesis, ya que la considero mi película más completa. Posee una estética más cercana a mis últimas películas, con una historia y personajes de la primera etapa. Es la obra de mi madurez. Aquellos largos silencios con cantos de la naturaleza, aquí se convierten en un gran espectáculo sonoro y enorme juego de color, como si fueran cuadros para cada escena. Trabajamos mucho con el estilo plástico de las pinturas de Sorolla. A mí me hubiese gustado escribir música en mis guiones, siento que el travelling es como un adagio o un largo, y los allegros equivalen a planos más cortos y de perfil –nunca me gustó el plano y contraplano–. Creo que mi puesta de cámara es más bien teatral, con personajes que entran y salen por los laterales, pero para eso es necesario cuidar la composición del cuadro”. 84
Juan Carlos Villareal Aniceto, 2008
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Juan Carlos Villareal Aniceto, 2008
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AndrĂŠs Echeveste 89 Set de Aniceto, 2013
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FICCIONES DEL ARCHIVO En Perón, Sinfonía del Sentimiento, las imágenes de archivo re-
cuando habla a su pueblo desde el balcón, los planos, detalle
ordenadas, recuperadas y puestas a significar de nuevo, ofre-
de sus gestos, o de su boca de orador, corresponden a los de
cen a menudo una ficción de lo no sucedido –o de lo sucedido
un actor seleccionado por la virtud de su parecido, quien a
y no registrado– despojando a las escenas de su apariencia
su vez da un sustento visual para que estas escenas cobren
realista y otorgándoles la dimensión del mito.
una autenticidad mítica.
Favio documenta sus ficciones con la historia social o polí-
Frente al archivo, manipulando sus materiales pero a la vez
tica, y a la vez concede un impulso ficcional al material de
poniendo en valor su consistencia técnica y política, Favio
archivo y otras fuentes documentales. En ese sentido, su pro-
demostró que las imágenes pueden sustituirse entre sí para
cedimiento más relevante es el tratamiento de la Historia a
acrecentar el drama –utilizando los afectos y las emociones
través del material simultáneamente documental y ficcional.
como motor de la historia popular y con ello como resortes centrales del mito–, y para apostar a la redención del pasado
No se trata entonces de reavivar el pasado en sí mismo,
sin falsificar el sentido mismo de la Historia.
sino de renovarlo con imágenes ausentes. Mejor dicho, con imágenes y sonidos inventados de acuerdo a una secuencia
En un mismo movimiento, Favio aporta imágenes novedo-
imaginaria (o deseada) de lo acontecido, con la utilización
sas y detalles que las completan para ver mejor: imágenes
del montaje como herramienta de sentido. Cuando Perón
que flexionan entre el pasado, la Historia y la intervención
aproxima su cara sonriente a la cabina del avión Pulqui o
estético política en el presente.
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EL DOBLE DE PERÓN
En septiembre, y ante la pregunta sobre el estreno de la película el 17 de Octubre, Leonardo Favio respondió: - No, no creo. Posiblemente se estrene en Noviembre. - El gobernador Duhalde se va a enojar - ¿Cómo, cómo? ¿Por qué se va a enojar? - Él quería que se estrene el 17 de Octubre. ¿Se puede adelantar alguno de los actores o de las personas que harían el doble de Juan Domingo Perón? - No trabaja ningún actor. Es un documental. Los dobles fue una versión que corrió pero es inexacta.
Klipphan Andrés, “El Perón de Favio-Duhalde”. Diario Página/12. Buenos Aires, 9 de septiembre de 1995.
Solicitada publicada en Página/12, 26 de marzo de 1995
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Juan Carlos Villarreal Leonardo Favio mostrando la maqueta de una escena de la película Perón, Sinfonía del Sentimiento, 1995 - Archivo Crónica
“Yo estaba en la Casa de Chicha Duarte y entró la nieta de Evita. ¡Es ella! Dije.” La noche del balcón del 17 de octubre fue reconstruida utilizando una maqueta gigante sobre la cual se montaron las imágenes de época, así como también se ficcionalizaron los noticieros, recurriéndose a trucos y dobles.
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“Yo diría que no es una película, es una enciclopedia donde uno va a poder ir a buscar qué pasó con la cultura, qué con la educación, qué ocurrió con la industria pesada. En lugar de ser una enciclopedia escrita, son videos que se van armando, tratando de que sean lo más amenos posibles. Uno ya conoce la historia, pero es para los más jóvenes. Si no está bien contada, ellos se aburren.”
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Escenas de Perón, Sinfonía del Sentimiento, 1994-1999
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Con motivo de cumplirse los primeros cincuenta años de pero-
Para marzo de 1995, comenzó el rodaje de algunas esce-
nismo, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Eduardo
nas convocándose a dobles y personas que quisieran ser
Duhalde, impulsó la idea de un largometraje que recreara el
participes del documental. La construcción de las escenas,
17 de octubre de 1945, confiando su proyecto al ex ministro
así como la visualización de setenta mil metros de pelícu-
Fernando Galmarini, quien fue el encargado de interesar al di-
la, las filmaciones en 8mm facilitadas por la familia Duarte,
rector Leonardo Favio para la realización del mismo.
las imágenes aportadas por Jorge Antonio con imágenes de Perón en Puerta de Hierro, las compras de material fílmico
Favio imaginó para el estreno de la película la posibilidad de
en Washington, Nueva York, La Habana, Londres y Madrid,
proyectar a Perón en el histórico balcón, y que, desde el celu-
serían emitidas por un canal de televisión abierta, que aún
loide, el general volviera a hablarle a las multitudes. La idea de
no había sido determinado.
resucitar simbólicamente a Perón, no convenció al gobernador. La pretensión de Favio era rescatar la historia del peronis-
Para ese entonces, el trabajo en el telefilme exigía cada día
mo como una historia de amor, utilizando para ello todos los
más horas en la restauración del material fílmico, así como
medios dispuestos a su alcance, componiendo las imágenes
de investigación histórica y la permanente reelaboración del
bajo la estética del collage, compuesto por las filmaciones
guión. El presupuesto original se había excedido y rondaba los
que pensaba realizar, el material de archivo y la presencia de
setecientos mil dólares.
dibujos y pinturas para graficar las escenas de las que solo contaban con testimonios verbales o escritos.
Fragmento de La memoria en el atril, Entre los mitos de archivo y el pasado de las experiencias, Gustavo Nahmías. Editorial Colihue, Buenos Aires, 2005.
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Juan Carlos Villarreal Leonardo Favio durante el rodaje de Per贸n 97 Sinfon铆a del Sentimiento, 1994-1999
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Joaquín Molina Santa Evita, 2004
Joaquín Molina San Perón, 2004
El amor del siglo nace, para Favio, en el marco de un terremoto.
Al acompañar las imágenes del casamiento en Junin, la
Entre las ruinas, aisla a los dos protagonistas cuya historia
narración verbal desliza el dato que cita el azar luctuoso,
de amor afectará a la Historia grande.
más trágico por ignorado en el presente, de esa escena de
Con extraordinarios materiales de archivo, construye un
plena intimidad amorosa: Eva tiene 26 años, se casa y es
relato vibrante en el que a partir de su unión, Perón y Eva
feliz a las 20:25, la misma que apenas 6 años después se-
conducen los asuntos públicos con la misma intensidad
ría la de su muerte.
que las emociones y los afectos privados.
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Cartel rotatorio (reproducci贸n de cartel de propaganda) Producci贸n y dise帽o: Casa Nacional del Bicentenario 2013
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El amor del siglo Instalaci贸n Dise帽o y realizaci贸n: Johanna Scarlata Producci贸n: Casa Nacional del Bicentenario 2013
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Pinélides A. Fusco, Eva y Perón, s/d. Pinélides A. Fusco, Eva y Perón en el día de la Lealtad, 17 de octubre de 1951. Eva vestida de gala con boa (viaje a Europa, ca. 1947) Perón empuña una cámara Speed Graphic modelo Graphex, ca. 1951 Eva con niño en brazos (acto público, ca. 1950) Eva con Perón con caniche (Residencia Presidencial, ca. 1951) Eva con tapado de piel (4 de junio de 1952 última aparición pública)
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LA MÚSICA Y LAS IMÁGENES La música y el diseño de sonido juegan un papel fundamental en las películas de Favio. A través de las voces de algunos de sus colaboradores más cercanos, nos acercamos al complejo proceso de realización de la banda sonora de sus películas. No sólo desde aspectos técnicos y musicales, sino también a través de relatos y anécdotas que rodean esos largos procesos de búsqueda.
Liza Casullo y Ariel Piluso.
En una pequeña sala, con dos monitores, la voz e imágenes aportadas por Agustín Pocho Leyes acercan al público la intimidad de la construcción musical de Juan Moreira, Soñar Soñar y Perón, Sinfonía del Sentimiento. Lo propio hace Luis María Serra con Juan Moreira, e Ivan Wyszogrod con Gatica, Perón, Sinfonía del Sentimiento y Aniceto.
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Leonardo Favio Archivo Cr贸nica 1969 105
AndrĂŠs Echeveste RiĂąa de gallos El ataque Galleros arengando La apuesta de galleros Cementerio de trenes Nocturno de gitanos 2006
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¿QUÉ MÁS? Yo nací en un pequeño pueblito, muy parecido al de Jesús, Nazareth. Hay mucha arena, muchas piedras. Muchas grietas que juegan a ser río. Y en las mañanas, camino del viñedo, los labriegos te regalan con canciones ya olvidadas, pero muy queridas. Y se usa saludar. Buenos días, buenos días. Saludarse y quererse, como buenos vecinos. Yo recuerdo que mi madre, cuando era pequeñito, con sus vestiditos viejos, hacía mis pantalones, mis pantaloncitos. Y también a mi abuelito en los fondos de la casa, pelando algún duraznito. Yo sentado en algún tronco le escuchaba mil relatos y a veces entre sus brazos solía quedarme dormido. ¿Qué más ?, ¿Qué más les puedo contar para que me conozcan más? De mi padre que diré, si yo ni lo conocí. Se me dijo por ahí que era elegante al andar, embustero y buen amigo. Jugador empedernido y que fumaba sin cesar.
¿Qué más? Dirección: Ariel Piluso Guión: Marecelo Figueras y Leonardo favio Producción: Casa Nacional del Bicentenario
Y que en un oscuro hospital fue a morir, a la edad de Cristo. Pero no estuvo solito en ese extremo momento. Una dulce prostituta que lo amó sin decir nada, día y noche lo cuidaba y le secaba el sudor. Y antes de morir le dio, el beso que ella anhelaba. Por eso tal vez, por eso... Yo le canto a la vida cotidiana y sencilla. A la simple manera de pensar, y de sentir. Por eso estoy seguro que cuando yo me vaya, cuando llegue esa hora de empacar y partir en alguna recova, un par de vagos reos, una triste sonrisa dibujarán por mí. Y tal vez, digo... tal vez, en la humilde mesa de algún obrero, mandarán a la cama, los niños a dormir. Y en esa sobremesa surgirá mi recuerdo. Con una canción de Favio fue que te conocí. Leonardo Favio. 107
Afiches: Crónica de un niño solo, Guillermo González Ruíz, 1965
El dependiente, Ronald Shakespear, 1969
Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más, Edgardo Giménez, 1967
Juan Moreira, Guillermo González Ruíz / Ronald Shakespear, 1973
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Nazareno Cruz y el lobo, 1975
Soñar, Soñar, 1976 Gatica, el Mono, 1993 Perón, Sinfonía del Sentimiento, 1999 Aniceto, 2008
Soy del pueblo, Capítulo dedicado a Leonardo Favio Canal Encuentro 2013 Favio Pasión, poesía... Memoria INCAA 2010 Work in progress de la exposición Leonardo Favio Dirección y producción: Celeste Urreaga 2013
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Carlos Trilnick Mi libertad 111 2013
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Leonardo Favio en una escena de Fuiste mĂa un verano 1969
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OBRAS EN EXHIBICIÓN
Fotografía Copia de exposición: 40 x 60 cm.
Capellini, Claudio Lamadrid 101, 2013 Instalación Marcador sobre tela de poliéster
Molina, Joaquín San Perón, 2004 Icono devocional Técnica mixta 60 x 40 cm. Colección del artista
Echeveste, Andrés Cementerio de trenes, 2006 Acuarela y policromo 50 x 70 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés La apuesta de galleros, 2006 Lápiz s/papel 35 x 50 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés Galleros arengando, 2006 Lápiz s/papel 35 x 50 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés Amanecer en campamento gitano, 2006 Acuarela s/papel 35 x 50 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés El ataque, 2006 Lápiz s/papel 35 x 50 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés Auto de propaganda, inicio de Aniceto, 2006 Acuarela s/papel 35 x 50 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés Riña de gallos, 2006 Lápiz s/papel 35 x 50 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés Campamento gitano, 2006 Acuarela s/papel 35 x 50 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés Nocturno de gitanos, 2006 Acuarela y policromo s/papel 50 x 70 cm. Colección del artista Echeveste, Andrés Set de Aniceto, 2013 Óleo sobre tela Medidas: 500 x 300cm Colección del artista Heinrich, Annemarie Leonardo Favio, 1966 Retrato para la sección “Hoy se viste para usted...” de la revista TV Guía
Molina, Joaquín Santa Evita, 2004 Icono devocional Técnica mixta 60 x 40 cm. Colección del artista Santoro, Daniel La felicidad del pueblo, 2001 Acrílico y dorado a la hoja 200 x 150 cm. Colección del artista Shakespear, Ronald Leonardo Favio durante el rodaje de El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 40 x 60 cm. Trilnick, Carlos Mi libertad, 2013 Instalación lumínica Fragmento de la canción Estoy orgulloso de mi general, de Leonardo Favio AFICHES ARCHIVO FAMILIAR DE LEONARDO FAVIO Aniceto, 2008 Afiche 42 x 30 cm. Crónica de un niño solo, 1965 Diseño: González Ruíz, Guillermo Afiche 42 x 30 cm. El dependiente, 1969 Diseño: Shakespear, Ronald Afiche 42 x 30 cm. Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más, 1967 Diseño: Giménez, Edgardo Afiche 42 x 30 cm. Gatica, el Mono, 1993 Afiche 42 x 30 cm. Juan Moreira, 1973 Diseño: González Ruíz, Guillermo / Shakespear, Ronald Afiche 70 x 105 cm. Nazareno Cruz y el lobo, 1975 Afiche 70 x 105 cm.
Perón, Sinfonía del Sentimiento, 1999 Afiche 42 x 30 cm. Soñar, Soñar, 1976 Afiche 42 x 30 cm. INSTALACIONES El amor del siglo, 2013 Cartel rotatorio Diseño y producción: Casa Nacional del Bicentenario El amor del siglo, 2013 Materiales varios Diseño y realización: Johanna Scarlata Producción: Casa Nacional del Bicentenario La música, 2013 Diseño, realización y producción: Claudia Vanni Retablo, 2013 Objetos fetiches de la obra cinematográfica de Favio y de su vida personal Diseño, realización y producción: Claudia Vanni Archivo del Museo Fotográfico Simik, Archivo familiar de Leonardo Favio, de Diego Puente y de Virginia Innocenti Revelar, detener, fijar, 2013 Fotografías: Juan Carlos Villarreal Diseño, realización y producción: Claudia Vanni Travelling, 2013 Fotogramas de Soñar, soñar, 1976 Diseño y producción: Casa Nacional del Bicentenario FOTOGRAFÍAS ARCHIVOS PARTICULARES Fotografía de autor Adamson, Charlie Gian Franco Pagliaro y Carlos Monzón en Soñar, Soñar, 1976 Fotografía Copia de exposición: 85 x 70 cm. Adamson, Charlie Leonardo Favio y Carlos Monzón durante el rodaje de Soñar, Soñar, 1976 Fotografía Copia de exposición: 45 x 73 cm. González, Ramiro Fotografías del rodaje de Gatica, el Mono, 15 de marzo de 1992 Medidas variables Herdener, Claudio Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el Mono, noviembre de 1991
Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm. Teyssié, María Inés Alfredo Alcón en Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 37 x 49 cm. Teyssié, María Inés La actriz Juanita Lara en Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 57 x 71 cm. Teyssié, María Inés Alfredo Alcón en Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Teyssié, María Inés Escena de Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 45 x 73 cm. Teyssié, María Inés Juan José Camero en Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 40 x 70 cm. Teyssié, María Inés Escena de Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Teyssié, María Inés Escena de Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 40 x 33 cm. Teyssié, María Inés Escena de Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 40 x 33 cm. Teyssié, María Inés Marina Magalí y Juan José Camero en Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Teyssié, María Inés Escena de Nazareno Cruz y el lobo, 1974-1975 Fotografía Copia de exposición: 37 x 49 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el Mono, 1991-1993 Fotografía Copia de exposición: 18.5 x 28 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el Mono, 1991-1993 Fotografía Copia de exposición: 17 x 25.5 cm.
Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el mono, 1991-1993 Fotografía Copia de exposición: 17.5 x 25 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Aniceto, 2008 Fotografía Copia de exposición: 27 x 40 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Aniceto, 2008 Fotografía Copia de exposición: 27 x 40 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Aniceto, 2008 Fotografía Copia de exposición: 27 x 40 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1994-1999 Fotografía Copia de exposición: 27 x 40 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1994-1999 Fotografía Copia de exposición: 27 x 40 cm. Villarreal, Juan Carlos Aniceto, 2008 Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm.
Leonardo Favio durante el rodaje de Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más, 1967 Fotografía Copia de exposición: 45 x 73 cm. ARCHIVO CRÓNICA Fotografía de autor Grossman, Eduardo Leonardo Favio, 1991 Fotografía Copia de exposición: 20 x 30 cm. Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio mostrando la maqueta de una escena de la película Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1995 Fotografía Copia de exposición: 46 x 70 cm.
Leonardo Favio, 1973 Fotografía Copia de exposición: 17 x 25.5 cm. Leonardo Favio en el camarín después de actuar, 1983 Fotografía Copia de exposición: 20 x 30 cm. Leonardo Favio y su mujer, Carola Leyton, junto a Leopoldo Torre Nilsson, s/d Fotografía Copia de exposición: 29 x 45 cm.
Leonardo Favio junto a la obra de Carlos Alonso que inspiró a Juan Moreira, 1972 Fotografía Copia de exposición: 47 x 70 cm.
Fuad Jorge Jury, 1938 Fotografía Copia de exposición: 36 x 50 cm.
Leonardo Favio, Nora Cullen y Martín Andrade durante el rodaje de El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 47 x 70 cm.
Fuad Jorge Jury, s/d Fotografía Copia de exposición: 12 x 20 cm.
Leonardo Favio, principios de los años 70 Fotografía Copia de exposición: 240 x 130 cm.
Leonardo Favio y María Vaner en el Festival de Cine de Mar del Plata, 1961 Fotografía Copia de exposición: 29 x 25 cm.
Leonardo Favio y Graciela Borges en La Terraza, 1963 Fotografía Copia de exposición: 22 x 27 cm.
Foto de prontuario de Fuad Jorge Jury, Mendoza,1952 Fotografía Copia de exposición: 30 x 20 cm.
Villarreal, Juan Carlos Rodaje de Aniceto, 2008 Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm.
Fuad Jorge Jury, s/d Fotografía Copia de exposición: 36 x 50 cm.
Leonardo Favio, 1977 Fotografía Copia de exposición: 26 x 35 cm.
Leonardo Favio, Elena Tritek y Rodolfo Bebán durante el rodaje de Juan Moreira, 1972-1973 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm.
Villarreal, Juan Carlos Leonardo Favio durante el rodaje de Gatica, el mono, 1991-1993 Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm.
Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más, 1967 Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm.
Leonardo Favio y Dora Baret en Dar la Cara, 1962 Fotografía Copia de exposición: 15 x 20 cm.
ARCHIVO CRÓNICA Autor sin identificar
La madre y el hijo: Blanca del Prado y Leonardo Favio en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía 27 x 22 cm. Archivo Crónica
ARCHIVO FAMILIAR LEONARDO FAVIO Autor sin identificar
Leonardo Favio, Carola y sus hijos Nicolás y Pupi en Mendoza, 1980 Fotografía Copia de exposición: 11 x 17 cm.
Leonardo Favio, 1969 Fotografía Copia de exposición: 240 x 130 cm. Leonardo Favio, Lautaro Murúa, Osvaldo Terranova y Hugo Caprera en Fin de Fiesta, 1960 Fotografía Copia de exposición: 18 x 24 cm. Leonardo Favio en El Secuestrador, 1958 Fotografía Copia de exposición: 18 x 24 cm. Leonardo Favio y Carola, 1971 Fotografía Copia de exposición: 15 x 11 cm. Leonardo Favio y Carola, 1969 Fotografía Copia de exposición: 17 x 17cm.
Leonardo Favio en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 21 x 27.5 cm. Leonardo Favio y Erica Wallner en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 24.7 x 33 cm. Leonardo Favio y Erika Wallner en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 17 x 22 cm. Leonardo Favio y Silvina Rada en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 17 x 22 cm. Leonardo Favio y Silvina Rada en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 15 x 20 cm. Leonardo Favio y Erika Wallner en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 21 x 27.5 cm.
Leonardo Favio durante el rodaje de El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 47 x 70 cm.
Leonardo Favio en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 15 x 20 cm.
Leonardo Favio durante el rodaje de Crónica de un niño solo, 1964-1965 Fotografía Copia de exposición: 47 x 70 cm.
Leonardo Favio, Ricardo Bauleo, Carlos Damia en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 17 x 22 cm.
Leonardo Favio en Fin de Fiesta, 1960 Fotografía Copia de exposición: 22 x 27 cm.
Leonardo Favio y Ricardo Bauleo en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 17 x 22 cm.
Leonardo Favio y Graciela Borges en Fin de Fiesta, 1960 Fotografía Copia de exposición: 22 x 27 cm. Leonardo Favio, Elsa Daniel en La mano en la trampa, 1961 Fotografía Copia de exposición: 24.7 x 33 cm. Leonardo Favio y Susana Campos en El Bruto, 1962 Fotografía Copia de exposición: 24.7 x 33 cm. Leonardo Favio, Nuria Torray y Ubaldo Martínez en Dar la cara, 1962 Fotografía Copia de exposición: 15 x 20 cm.
Leonardo Favio y Carlos Damia en Simplemente una rosa, 1971 Fotografía Copia de exposición: 17 x 22 cm. ARCHIVO EDITORIAL ATLÁNTIDA Autor sin identificar Leonardo Favio en El Jefe, 1958 Fotografía Copia de exposición: 18 x 24 cm. Leonardo Favio y Carola en Fuiste mía un verano Leonardo Favio, Palito Ortega y Piero en el programa de radio de Edgardo Indio Suárez, 1970
ARCHIVO MUSEO DEL CINE PABLO C. DUCRÓS HICKEN Autor sin identificar El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm. Graciela Borges en El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Graciela Borges y Walter Vidarte en El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Graciela Borges y Walter Vidarte en El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Graciela Borges y Walter Vidarte en El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Juan Moreira, 1972-1973 Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm. Juan Moreira, 1972-1973 Fotografía Copia de exposición: 54 x 87 cm. Leonardo Favio junto a Diego Puente, el niño protagonista de Crónica de un niño solo, 1964-1965 Fotografía Copia de exposición: 55 x 70 cm. Leonardo Favio durante el rodaje de El dependiente, 1968-1969 Fotografía Copia de exposición: 310 x 320 cm. ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN Autor sin identificar Bombardeo a la Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955 Fotografía Copia de exposición: 10 x 15 cm. Bombardeo a la Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955 Fotografía Copia de exposición: 10 x 15 cm. Bombardeo a la Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955 Fotografía Copia de exposición: 10 x 15 cm. El Presidente Juan Domingo Perón observa los daños ocasionados por las bombas en la Casa de Gobierno, junio de 1955 Fotografía Copia de exposición: 10 x 15 cm.
VIDEOS Y PELÍCULAS Aniceto, 2008 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 02.21 min. Buenos Aires viajando en el tiempo, 2007 [fragmento] Realización y producción: Centro Audiovisual de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA y Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad Duración: 02 min. Instituto Histórico de la Ciudad Bombardeo a Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955, perteneciente a Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1999 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 08.15 min. Casamiento de Perón y Evita, perteneciente a Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1999 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 05.02 min. Cielo, 2012 Cortometraje realizado en el marco del BAFICI 2013 Dirección: Pablo Trapero Duración: 02 min. Crónica de un niño solo, 1965 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 07.35 min. Crónica de un niño solo, 1965 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 03.56 min. Crónica de un niño solo, 1965 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 00.31 min.
Éste es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza, y unas pocas cosas más, 1967 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 02.55 min. Fuiste mía un verano, 1969 Dirección: Eduardo Calcagno Duración: 1hs 10min. Funerales de Evita, perteneciente a Perón: Sinfonía del sentimiento, 1999 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 14.19 min. Gatica, el Mono, 1993 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 02.52 min. Gatica, el Mono, 1993 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 04.13 min. Gente querible, 2010 Dirección: Leonardo Favio Duración: 08.07 min. Influencias, 2013 Video realizado a partir de fragmentos de las películas: Crónica de un niño solo (1965) de Leonardo Favio, Un condenado a muerte se ha escapado (1956) de Robert Bresson, Los 400 golpes (1959) de François Truffaut. Producción: Casa Nacional del Bicentenario Duración: 14.14 min. Juan Moreira, 1973 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 04.13 min. La mano en la trampa, 1961 [fragmento] Dirección: Leopoldo Torre Nilsson Duración: 01.50 min.
Cuando en el cielo pasen lista, 1945 [fragmento] Dirección: Carlos Borcosque Duración: 06.21 min.
La música en las películas de Favio, 2013 Realización: Ariel Piluso Entrevistas: Liza Casullo Duración: 28.45 min. y 22.14 min.
El amigo, 1960 Dirección: Leonardo Favio Duración: 10.29 min.
Leonardo Favio: Pasión, poesía...Memoria, 2010 Producción y realización: INCAA Duración: 04.30 min.
El dependiente, 1969 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 03.28 min. El secuestrador, 1958 [fragmento] Dirección: Leopoldo Torre Nilsson Duración: 03.04 min. El 17 de octubre de 1945, perteneciente a Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1999 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 08.55 min.
Nazareno Cruz y el Lobo, 1975 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 03.47 min. Nazareno Cruz y el lobo, 1975 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 04. 51 min. Niños felices en la Fundación Eva Perón, perteneciente a Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1999 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 07.43 min.
Primer regreso del General, perteneciente a Perón: Sinfonía del Sentimiento, 1999 [fragmento] Dirección: Leonardo Favio Duración: 05.05 min. Qué más, 2013 Realización:Ariel Piluso con la colaboración de Víctor Bassuk, Luis Piluso Mulhalll, Sebastián Hermida y Malena Pardo Figoni Voces: Leonardo Favio y Virginia Innocenti Textos: Leonardo Favio y Marcelo Figueras Duración: 06 min. Soñar, Soñar, 1976 Fragmento editado por Paola Amor / SAE Dirección: Leonardo Favio Duración: 05.22 min. Soy del pueblo, Capítulo 12: Leonardo Favio, 2013 Dirección: Lorena Muñoz Producción: Ojos Brutos para Canal Encuentro Duración: 28.37 min. Work in progress de la exposición Leonardo Favio Dirección y producción: Celeste Urreaga Duración: 15.38 min 2013 PUBLICACIONES “Carta Abierta al Futuro Presidente Roberto Eduardo Viola” Crónica, 23 de diciembre de 1980 Correspondencia entre Leonardo Favio y Chela Pozarnik, 17 de enero 1978 Botón Tolón, Editorial Atlántida, Buenos Aires: 1976 El Llanero Solitario, Colección Librigar, Editorial Fher, Bilbao: 1977 Rin tin tin, Editorial Bruguera, Barcelona/ Buenos Aires/Bogotá: 1963 Solicitada publicada en Página/12, 26 de marzo de 1995 Clarín, 17 de junio de 1955 “Un perseguido del triunfo” Crónica, 20 de septiembre de 1981 HEMEROTECA DE LA BIBLIOTECA NACIONAL “Así es la cosa para Leonardo Favio”. Revista Gente, Buenos Aires, 23 de julio de 1970. “Atención, esto viene después de Moreira”. Revista Gente, Buenos Aires, 20 de diciembre de 1973. “Carnaval de Rosario, Leonardo Favio y Palito Ortega. La noche de los ídolos”.
Revista Gente, Buenos Aires, 27 de febrero de 1969. “Carola Leyton, la esposa de Favio”. Revista Gente, Buenos Aires, 22 de julio de 1993. “Crónica de un hombre solo”. Revista Panorama, Buenos Aires, 20 de enero de 1969. “En este rincón el mono Favio”. Revista Gente, Buenos Aires, 29 de agosto de 1991. “En la intimidad de un ídolo. 8 días al lado de Favio en Nueva York”. Revista Gente, Buenos Aires, 10 de abril de 1969. “Favio en Mendoza por la vuelta”. Revista Gente, Buenos Aires, 27 de mayo de 1993. “Favio en Nueva York”. Revista Gente, Buenos Aires, 4 de noviembre de 1971. “Favio pega como Gatica”. Revista Gente, Buenos Aires, 31 de marzo de 1994. “La vuelta de Favio. Un artista está con los que sufren o con los que hacen sufrir”. Revista Flash, Buenos Aires, 16 de febrero de 1982. “Leonardo Favio. Reactualizar el radioteatro”. Revista Clarín, Buenos Aires, 17 de noviembre de 1974. “Leonardo Favio con Carola. Triunfo y tragedia”. Revista Gente, Buenos Aires, 6 de marzo de 1969. “Leonardo Favio crónica de un gran talento”. Revista Gente, Buenos Aires, 2 de enero de 1969. “Leonardo Favio en Viña del Mar”. Revista Gente, Buenos Aires, 30 de enero de 1969. “Leonardo Favio intento de suicidio esto fue lo que pasó”. Revista Gente, Buenos Aires, 4 de mayo de 1967. “Leonardo Favio sueño con ser nadie a la orilla de un río”. Revista Gente, Buenos Aires, 23 de enero de 1997. “Leonardo Favio y Carola, ha nacido el hijo se llama Nicolás”. Revista Gente, Buenos Aires, 14 de septiembre de 1972. “Leonardo Favio y Carola, se separan? Que sí que no”. Revista Gente, Buenos Aires, 26 de febrero de 1970. “Leonardo Favio y Carola, todo tiempo pasado fue peor”. Revista Gente, Buenos Aires, 1 de octubre de 1970. “Leonardo Favio y su título récord”. Revista Gente, Buenos Aires, 16 de junio de 1966.
“Leonardo Favio, Antonio Tormo y Berti. Exitos y caídas de los músicos”. Revista La Nación, Buenos Aires, 22 de abril de 1973. “Leonardo Favio, me hace bien ser peronista”. Revista Gente, Buenos Aires, 30 de marzo de 1989. “Leonardo Favio, vuelvo a vivir, vuelvo a filmar”. Revista Gente, Buenos Aires, 22 de junio de 1972. “Leonardo Favio: miedo, angustia, alegría”. Revista Gente, Buenos Aires, 21 de diciembre de 1967. “Monzón Leonardo Favio enjuicia al actor Carlos Monzón”. Revista Clarín, Buenos Aires, 4 de julio de 1976. “Nazareno Cruz y el lobo, así se va a filmar”. Revista Gente, Buenos Aires, 29 de agosto de 1974. “Nazareno Cruz y el lobo. Favio cuenta escena por escena”. Revista Gente, Buenos Aires, 27 de marzo de 1975. “Palito Ortega, Leonardo Favio y Piero. Una tarde con tres ídolos”. Revista Gente, Buenos Aires, 12 de marzo de 1970. “Qué pasa con Leonardo Favio”. Revista Gente, Buenos Aires, 2 de octubre de 1969. “Realidad, vuelo, fantasía, Favio filma”. Revista Gente, Buenos Aires, 14 de noviembre de 1974. “Walter Vidarte cuenta el escándalo de Cartagena”. Revista Gente, Buenos Aires, 20 de marzo de 1969. “Yo soy Carola Feyton, la mujer de Favio”. Revista Gente, Buenos Aires, 13 de marzo de 1975.
CASA NACIONAL DEL BICENTENARIO Dirección ejecutiva Liliana Piñeiro Asistencia de dirección Andrea Marchionni Consultoría en temas históricos Julio Fernández Baraibar EXPOSICIONES Coordinación Marcela Roberts | Cristina Blanco Producción Agustina Arnau | Florencia Curci | Johanna Scarlata | Natalia Uccello Edición de contenidos y programación audiovisual Luciana Delfabro
Asistencia de coordinación Josefina Cabo Equipo Luciano Kaczer | Analía Marcolini | María José Grenni y Borghi | Mariano Sayavedra | Nicolás de Brea Dulcich PRENSA Coordinación Ariana Ponzo Equipo Mariana Pintos | Nicole Doumerc | María Zentner Fotografía Diana Hoffmann Informes Inés Pocci | Ariel Giordanengo
ITINERANCIAS
ADMINISTRACIÓN
Coordinación Maya Mercer
Coordinación Patricia Belvedere Equipo María de los Ángeles Carreras Pagano | Marcelo Rao | Silvia Villar | Magdalena Fazzolari
DISEÑO GRAFICO Y EXPOSITIVO Coordinación Cecilia Aschenazi Martínez Equipo Valeria Sánchez Gaudina | Pablo Verón
INFRAESTRUCTURA
Coordinación Ricardo Olmedo ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS, Asistencia de coordinación TÉCNICA Y MULTIMEDIA Rodolfo Rau Equipo Coordinación Leandro González | César Sánchez | Santiago Miró Ángel Palacios | Sebastián Aguirre | Equipo Ezequiel Petralanda Leandro Calonge | Pablo Sánchez Rial | Maximiliano Vaca | Demián Guardarropas Visgarra | Ariel Bocco | Matías Lennie Laura Hernández | Florencia Giorgio Bruno | María José Re Dalinger | Federico Perelstein COORDINACIÓN DE SÁBADOS, DOMINGOS Y FERIADOS Programación danza contemporánea: Esteban Pervanas Soledad Pérez Tranmar EDUCACIÓN Coordinación Julieta García
SISTEMAS Pablo Engel
EXPOSICIÓN LEONARDO FAVIO Dirección ejecutiva Liliana Piñeiro | Víctor Bassuk Asesoramiento teórico y textos curatoriales Ana Amado Consultoría en contenidos Marcelo Figueras Guión expositivo Luciana Delfabro Coordinación general Natalia Uccello Museografía y producción general Cristina Blanco, Guadalupe Gaona, Micaela Marinelli, Maya Mercer, Marcela Roberts, Valeria Sánchez Gaudina, Johanna Scarlata, Lucía Ulanovsky Realización audiovisual Ariel Piluso Producción audiovisual Agustina Arnau Diseño Cecilia Aschenazi Martínez Retoque fotográfico Florencia Curci Programación de actividades complementarias José Ludovico Instalaciones artísticas Claudio Capellini, Liza Casullo, Andrés Echeveste, Claudia Vanni, Juan Carlos Villarreal Colaboradores: Hernán Antonello, Ana Caputo, Pierre Jaunatre, Mariano Junio, Alejandro Levi, Marcela Tazzioli, Vanesa Trosch Producción y realización general Casa Nacional del Bicentenario
CATÁLOGO Autoría de los textos: Cronología: Marcelo Figueras Infancia: Ana Amado Influencias: Ana Amado La música: Marcelo Figueras Primeras películas: Marcelo Figueras Juan Moreira, Nazareno Cruz y el lobo, Soñar, soñar, Gatica y Aniceto: Ana Amado Las tapias: Ana Amado Ficciones del archivo: Ana Amado El amor del siglo: Ana Amado
Dirección Liliana Piñeiro Edición, coordinación y producción editorial Isabel Puente Textos Ana Amado Marcelo Figueras Diseño gráfico Cecilia Aschenazi Martínez Fotografías de sala Guadalupe Gaona Impresión Latingráfica
AGRADECIMIENTOS Agradecemos de manera muy especial, el material cedido gentilmente por los siguientes archivos, instituciones y personas: Crónica, Atlántida, AGN, Biblioteca Nacional, Familia Favio y Chela Pozarnik, Biblioteca La Nube, Incaa TV, Congreso de la Nación, INCAA, Matanza Cine, CeDInCI, Telefe, Argentores, Canal Encuentro, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Cinemateca Argentina, Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, Museo Fotográfico y Cinematográfico Simik, Página/12, Instituto Nacional de investigaciones históricas Eva Perón, Instituto Nacional Juan Domingo Perón, BAFICI, Raúl Manrupe, Ronald Shakespear, María Inés Teyssié, Claudio Herdener, Charlie Adamson, Ramiro González, Gustavo Nahmías, Juan Crespo, Paola Amor.