julio/agosto 2008 www.casaarabe-ieam.es
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ISSN 1989-0400
Atalaya sociopolítica de Casa Árabe Análisis
Sumario
Kuwait: democracia en progreso.
Análisis Kuwait: democracia en progreso Sudán entre Abyei y Darfur: la unidad nacional y los acuerdos de paz Líbano y el Acuerdo de Doha Perfiles Michel Suleyman: militar imparcial y presidente de consenso Sheyj Sabah al-Ahmad al-Yaber al-Mubarak al-Sabah, emir de Kuwait. El emir reformista La opinión pública árabe e islámica Los pakistaníes a favor de negociar con los Taliban Economía, identidad y género en Arabia Saudí Jerusalén según su población judía Valoración internacional de los líderes mundiales Documenta Acuerdo de Doha Acuerdo de Dakar Hoja de ruta de Abyei Acuerdo de cese de hostilidades en Somalia Pacto internacional para Iraq Conferencia Islámica Mundial para el Diálogo Escaparate de libros y revistas Publicación del IEAM de Casa Árabe Dirección: Gema Martín Muñoz Director adjunto: Rafael Ortega Rodrigo Investigadores: Rocío Vázquez Martí y Amira Kedier
La experiencia política del emirato de Kuwait se caracteriza por su tradición liberal con fórmulas de participación ciudadana y sus índices de pluralismo. Es una experiencia singular: la Constitución garantiza principios democráticos, derechos y libertades públicas, si bien no existen partidos políticos en sentido estricto; garantiza la alternancia en el poder legislativo, el Parlamento no puede presentar una moción de censura contra el primer ministro, pero los ministros sí son individualmente responsables ante la Asamblea Nacional y ésta también puede decidir no colaborar globalmente con el gobierno. El contexto y el proceso de las elecciones anticipadas del 17 de mayo nos permiten actualizar el análisis sobre esta dinámica democracia en progresión.
Tras la independencia, Kuwait se dotó en 1962 de una Constitución moderna donde quedó establecido un sistema parlamentario, reivindicado por las influyentes elites nacionalistas y por una poderosa burguesía mercantil financiera y políticamente autónoma. Desde entonces, el sistema político kuwaití ha arraigado principios democráticos y una esfera pública plural y representativa de la sociedad kuwaití, tejidos a través de las relaciones –y a veces las tensiones– entre la familia real, el gobierno, el parlamento y las diferentes tendencias políticas.
oposición, favorecía la compra de votos, la prestación de determinados servicios para influir en los resultados y la polarización confesional y tribal de los votantes. Tras varias campañas de protesta y con una nueva cámara salida de las elecciones anticipadas de 2006, en las que la oposición obtuvo un importante triunfo, se aprobó la nueva redistribución en la que cada una de las cinco circunscripciones tiene diez escaños y cada elector puede votar hasta un máximo de cuatro candidatos.
En ocasiones se han vivido momentos críticos (disolución del parlamento por el emir en 1967, de 1976 a 1981, y de 1986 a 1990) pero, lejos de debilitar el sistema representativo, han confirmado su vitalidad y su capacidad para imponerse, resurgir de nuevo y mostrarse como una fuerza política con peso y autoridad. A veces, también para ampliar el espacio democrático. En mayo de 2005 se aprobó, tras múltiples intentos anteriores, la integración política de las mujeres como electoras y elegibles. Y en 2006 la oposición parlamentaria reivindicó la reducción de las circunscripciones electorales a cinco, por considerar que el sistema de 25 distritos pequeños había tenido efectos negativos en la vida política del país: debilitaba a la
El contexto político-electoral La dinámica política kuwaití se ha caracterizado en los últimos años por las tensiones entre el parlamento y el gobierno. En 2006 dichas tensiones acabaron con la convocatoria de elecciones anticipadas el 29 de junio, situación que se ha vuelto a repetir en 2008. El gobierno acusó a la oposición parlamentaria, especialmente a los diputados islamistas y tribales, de obstaculizar varios proyectos de reforma económica del gobierno, entre ellos la privatización del sector del petróleo o el aumento de la producción de petróleo y gas que llevaría consigo la entrada de compañías extranjeras. El parlamento achacó la falta de entendimiento a la incapacidad del gobierno