Atalaya sociopolítica de Casa Árabe nº 02

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julio/agosto 2008 www.casaarabe-ieam.es

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ISSN 1989-0400

Atalaya sociopolítica de Casa Árabe Análisis

Sumario

Kuwait: democracia en progreso.

Análisis Kuwait: democracia en progreso Sudán entre Abyei y Darfur: la unidad nacional y los acuerdos de paz Líbano y el Acuerdo de Doha Perfiles Michel Suleyman: militar imparcial y presidente de consenso Sheyj Sabah al-Ahmad al-Yaber al-Mubarak al-Sabah, emir de Kuwait. El emir reformista La opinión pública árabe e islámica Los pakistaníes a favor de negociar con los Taliban Economía, identidad y género en Arabia Saudí Jerusalén según su población judía Valoración internacional de los líderes mundiales Documenta Acuerdo de Doha Acuerdo de Dakar Hoja de ruta de Abyei Acuerdo de cese de hostilidades en Somalia Pacto internacional para Iraq Conferencia Islámica Mundial para el Diálogo Escaparate de libros y revistas Publicación del IEAM de Casa Árabe Dirección: Gema Martín Muñoz Director adjunto: Rafael Ortega Rodrigo Investigadores: Rocío Vázquez Martí y Amira Kedier

La experiencia política del emirato de Kuwait se caracteriza por su tradición liberal con fórmulas de participación ciudadana y sus índices de pluralismo. Es una experiencia singular: la Constitución garantiza principios democráticos, derechos y libertades públicas, si bien no existen partidos políticos en sentido estricto; garantiza la alternancia en el poder legislativo, el Parlamento no puede presentar una moción de censura contra el primer ministro, pero los ministros sí son individualmente responsables ante la Asamblea Nacional y ésta también puede decidir no colaborar globalmente con el gobierno. El contexto y el proceso de las elecciones anticipadas del 17 de mayo nos permiten actualizar el análisis sobre esta dinámica democracia en progresión.

Tras la independencia, Kuwait se dotó en 1962 de una Constitución moderna donde quedó establecido un sistema parlamentario, reivindicado por las influyentes elites nacionalistas y por una poderosa burguesía mercantil financiera y políticamente autónoma. Desde entonces, el sistema político kuwaití ha arraigado principios democráticos y una esfera pública plural y representativa de la sociedad kuwaití, tejidos a través de las relaciones –y a veces las tensiones– entre la familia real, el gobierno, el parlamento y las diferentes tendencias políticas.

oposición, favorecía la compra de votos, la prestación de determinados servicios para influir en los resultados y la polarización confesional y tribal de los votantes. Tras varias campañas de protesta y con una nueva cámara salida de las elecciones anticipadas de 2006, en las que la oposición obtuvo un importante triunfo, se aprobó la nueva redistribución en la que cada una de las cinco circunscripciones tiene diez escaños y cada elector puede votar hasta un máximo de cuatro candidatos.

En ocasiones se han vivido momentos críticos (disolución del parlamento por el emir en 1967, de 1976 a 1981, y de 1986 a 1990) pero, lejos de debilitar el sistema representativo, han confirmado su vitalidad y su capacidad para imponerse, resurgir de nuevo y mostrarse como una fuerza política con peso y autoridad. A veces, también para ampliar el espacio democrático. En mayo de 2005 se aprobó, tras múltiples intentos anteriores, la integración política de las mujeres como electoras y elegibles. Y en 2006 la oposición parlamentaria reivindicó la reducción de las circunscripciones electorales a cinco, por considerar que el sistema de 25 distritos pequeños había tenido efectos negativos en la vida política del país: debilitaba a la

El contexto político-electoral La dinámica política kuwaití se ha caracterizado en los últimos años por las tensiones entre el parlamento y el gobierno. En 2006 dichas tensiones acabaron con la convocatoria de elecciones anticipadas el 29 de junio, situación que se ha vuelto a repetir en 2008. El gobierno acusó a la oposición parlamentaria, especialmente a los diputados islamistas y tribales, de obstaculizar varios proyectos de reforma económica del gobierno, entre ellos la privatización del sector del petróleo o el aumento de la producción de petróleo y gas que llevaría consigo la entrada de compañías extranjeras. El parlamento achacó la falta de entendimiento a la incapacidad del gobierno


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de responder a sus peticiones: aumento de salarios de los funcionarios públicos para hacer frente a la escalada de precios y presentación de un plan de desarrollo y de inversiones internas. La exigencia de una planificación del desarrollo por parte del gobierno fue uno de los detonantes de la crisis que condujo a la disolución de la Cámara. De ahí que el parlamento solicitara quince comparecencias ministeriales en 15 meses, lo que a su vez provocó la dimisión de seis ministros. Todo ello engendró una dinámica tensa entre el legislativo y el ejecutivo, a lo que se sumaron otros factores como la ardiente polémica generada por la celebración de un acto en honor de Imad Mugniyya, antiguo jefe militar de Hezbollah asesinado en Damasco en febrero de 2008, en el que participaron parlamentarios shiíes. El 18 de marzo, dos días después de la dimisión del gobierno de Naser al-Muhammad, el Emir Sabah al-Ahmad al-Yaber al-Sabah –en el poder desde enero de 2006– en virtud de las atribuciones que le concede el Art. 107 de la Constitución, decretó la disolución de la Asamblea y la convocatoria de nuevas elecciones el 17 de mayo. La campaña electoral tiene la siguiente regulación : está garantizada la no injerencia del poder ejecutivo; los candidatos deben obtener un permiso administrativo para la propaganda electoral y para la celebración de mítines (éstos sólo se pueden celebrar en escuelas y centros de servicios sociales y está prohibido colgar fotografías de los candidatos o carteles electorales en las calles); no hay espacios electorales para ningún candidato en los medios de comunicación estatales, de manera que recurren a las nuevas tecnologías (la web, mensajes a móviles, anuncios pagados en los periódicos y en los canales satélite locales privados); no hay ninguna regulación sobre la cantidad de dinero que pueden gastar los candidatos en la campaña electoral; se invita a representantes de países vecinos a asistir como “observadores” del proceso electoral , y algunos, como la escritora saudí Samar al-Muqran, lo calificaron como “una fiesta de la democracia” (alQabas, 20-5-2008).

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El gobierno se comprometió a garantizar la neutralidad y limpieza de las elecciones y en ese sentido persiguió la práctica de la compra de votos1, se enfrentó a los grupos tribales que querían organizar elecciones “primarias” para elegir candidatos2 (aunque no ha podido acabar del todo con esta práctica), y ha evitado injerencias o el ejercicio de influencias por parte de ministros o agentes del Estado. Se han dado algunos casos en los que el gobierno kuwaití ha inhabilitado a candidatos, cinco en concreto. En algunos de los afectados, tal decisión se basaba en que estaban implicados en casos judiciales, sobre todo relacionados con fraude fiscal; en otros casos, en que los motivos no estaban claros, dos de ellos recurrieron ante la justicia logrando ser inscritos en las listas electorales. La campaña estuvo centrada en la mejora de los servicios públicos, de las infraestructuras, la unidad nacional, la tan reivindicada política de desarrollo y la lucha contra el comunitarismo. Respecto a las relaciones entre la sunna y la shia, hay que señalar que la comunidad shií, que supone aproximadamente el 30% de la población de ciudadanos kuwaitíes (1.000.000), mas otros 100.000 sin ciudadanía3, está integrada en la vida política –representada en los poderes legislativo y ejecutivo– y económica del país –grandes comerciantes, industria del petróleo–, si bien sus relaciones con la comunidad sunní se han visto en algunos momentos afectadas por los convulsos factores regionales: el temor a que los shiíes pudiesen colaborar con Irán tras la revolución de 1979, sobre todo cuando el gobierno kuwaití apoyó a Iraq en su guerra contra Irán entre 1980-88. La postura de la shia kuwaití fue contraria a la invasión iraquí de Irán pero defendió ante todo el principio de la unidad nacional kuwaití, no mostrándose beligerante. Esto quedó igualmente de manifiesto cuando el Iraq de Sadam Huseyn invadió Kuwait en 1990. Ello supuso un cambio en la percepción de esta minoría, pero los acontecimientos de la invasión estadounidense de Iraq, las tensiones

internas en ese país y el supuesto proyecto de crear una región shií en el sur de Iraq, han vuelto a generar incertidumbre en el vecino Kuwait y la región del Golfo. La comunidad shií comenzó a reivindicar sus derechos, entre ellos la introducción de la Ashura4 como fiesta oficial y de la escuela Ya‘farí5 en la enseñanza. Estos derechos se consiguieron en 2006, si bien hay más resistencias a la hora de conseguir el permiso para levantar nuevas mezquitas (la shia posee 35 mezquitas y mil la comunidad sunní). Sin embargo, sí se les permite recurrir a sus propios tribunales ya‘faríes en cuestiones relacionadas con el estatuto personal; también se ha creado un departamento dentro del Ministerio del Awqaf dedicado a la gestión de los awqaf ya‘faríes, y se ha revisado la imagen de los shiíes en los libros de texto6. En el terreno político, la shia, repartida ideológicamente entre las tendencias conservadora, islamista y liberal secularizada, está visiblemente presente desde los años noventa, ya que antes su visibilidad venía dada por asociaciones de tipo cultural. En general, puede decirse que en lo que se refiere a la situación de la minoría shií, Kuwait es también un modelo en su región. La Constitución garantiza la “libertad absoluta” de creencias y de practicas religiosas en concordancia con las costumbres establecidas, siempre y cuando no entren en conflicto con la moral pública, y también protege a los grupos religiosos prohibiendo las publicaciones que les ataquen. “Ni suní, ni shií… Kuwait es una unidad islámica”, fue uno de los eslóganes que se pudieron escuchar en el país en medio de las últimas tensiones entre algunos sectores de las comunidades sunní y shií, que también precipitaron la disolución del Parlamento. El hecho de que se celebraran en el emirato honras fúnebres en honor de Imad Mugniyya y que en la ceremonia participaran dos parlamentarios shiíes, Adnan Abdelsamad y Ahmad Lari, desató una dura polémica entre sunníes y shiíes, alimentando la polarización comunitaria de la sociedad kuwaití7.

1. A lo que hay que añadir que Hakim al-Matiri, profesor de Exégesis Coránica y Hadith en la Facultad de Sharia de la Universidad de Kuwait, y secretario general del Partido al-Umma, promulgó una fatwa declarando inválido el acuerdo entre elector y candidato para la compra del voto. (al-Ray al-‘Amm, 8-5-2008) 2. Una ley de 1998 prohíbe la celebración de cualquier tipo de elecciones sobre bases comunitarias o tribales. El Kuwait tribal supone un 51% de la población del país y tras las elecciones de 2006 tenían el 49% de la representación parlamentaria. Su mayor peso se encuentra en los distritos 4 (Norte de la capital) y 5 (Sur de Kuwait). 3. El conjunto de la población del país, entre ciudadanos nacionales y extranjeros, es de 3.200.000. International Religious Freedom Report 2007. 4. La ‘Ashura, que se celebra en el mes de muharram, es una de las fiestas más importantes del calendario shií y rememora el martirio y muerte de Huseyn, nieto del Profeta, en la batalla de Kerbala (680). 5. La escuela jurídica ya‘fari o duodecimana es la más extendida entre la shia. Fue fundada por el imam Ya‘far al-Sadiq en el siglo VIII. 6. Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo. 2007 http://www.state.gov/g/drl/rls/irf/2007/90214.htm 7. El parlamentario Adnan Abdelsamad elogió la figura de Mugniyya y criticó a aquellos que le denostaban. El ministro del Interior criticó la actuación de Abdelsamad, tuvo que intervenir la justicia (los dos parlamentarios shiíes están a la espera de una decisión judicial) y el Bloque de Acción Popular, en el que se encuadra la Alianza Islámica Nacional a la que pertenecen Abdelsamad y Ahmad Lari, sufrió una fractura interna. Kuwait responsabiliza a Mugniyya del secuestro de un avión de las líneas aéreas kuwaitíes en la década de los ochenta y del asesinato de dos pasajeros kuwaitíes.


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Los resultados electorales Escaños Parlamento Kuwaití - Elecciones 2008

Escaños Parlamento Kuwaití - Elecciones 2006

Nº de electores: 361.6848 (15% shiíes; 55% mujeres). Candidatos: 275 (27 mujeres) Participación: 60% Diputados: 50, más los 15 miembros del gabinete ministerial. Resultados obtenidos por las formaciones políticas: Alianza Salafí Islámica: 10 escaños (oposición) Movimiento Constitucional Islámico: 3 escaños (oposición) Islamistas independientes: 8 escaños (oposición) Bloque de Acción Nacional: 7 escaños (liberales progubernamentales) Bloque de Acción Popular: 4 escaños (liberales y líderes tribales progubernamentales) Alianza Islámica Nacional: 4 (oposición islamista shií) Justicia y Paz: 1 escaño (oposición islamista shií) Independientes: 13 escaños

Una primera lectura de los resultados electorales muestra el ascenso de las corrientes conservadoras, el triunfo de los islamistas sunníes, pero con un claro avance de la corriente salafí y un retroceso del Movimiento Constitucional Islámico (Hadas), a pesar de tener éste una mayor capacidad organizativa y una larga experiencia parlamentaria. Además los resultados señalan un ligero aumento de la minoría shií y de los candidatos tribales. Las fuerzas progubernamentales del Bloque de Acción Nacional (liberal) y el Bloque de Acción Popular (una amalgama de liberales y líderes tribales), siguen siendo minoría en un Parlamento, en definitiva, dominado por la oposición islamista sunní que, previsiblemente, seguirá en la línea anterior de enfrentamiento con el gobierno. La Constitución kuwaití no prohíbe, ni tampoco legisla, la creación de partidos, de manera que las formaciones políticas, toleradas, actúan en el marco de una ambigüedad sin regulación ni reconocimiento oficial, aunque sí con un reconocimiento implícito por parte del Estado. Sin embargo, la Constitución sí garantiza el derecho a la formación de asociaciones sobre bases nacionales y estrategias pacíficas, aunque la Ley 24/1962 establece como requisito obtener la aprobación previa del gobierno e impone una tutela gubernamental a las actividades de las instituciones de la sociedad civil.

Representación Parlamento Kuwaití 2008

Evolución del porcentaje de participación

En medio de esta legislación, o en ausencia de ella, han surgido y evolucionado diferentes corriente políticas: Corriente islamista sunní Como señala el analista Jalil al-‘Anani, tras finalizar la invasión iraquí, la corriente islamista kuwaití, formada por tendencias más ancladas en el pasado (salafíes) y más modernas (Movimiento Constitucional Islámico), comenzó a desempeñar un papel importante en la vida política nacional debido a su capacidad organizativa, su activismo, su aceptación popular, su carácter moderado al plantear sus ideas en la sociedad y ante el gobierno y por su carácter puramente local y nacional, sin estar vinculados con organizaciones internacionales. Los Hermanos Musulmanes de Kuwait se desvincularon de la Internacional Islamista a raíz de la invasión iraquí en 1990 y por las posturas, en gran parte favorables a

Iraq y en contra de la presencia de tropas occidentales, que tomaron algunas de las ramas nacionales de los Hermanos Musulmanes. Los islamistas sunníes son una fuerza con proyección y apoyo en las zonas tribales, por lo que tienen más peso en el Parlamento que cualquier otra corriente política, aunque también se da una gran presencia de islamistas independientes urbanos. Su creciente base social se ha ido reflejando en los sucesivos procesos electorales kuwaitíes: 16 escaños en 1996; 14 en 1999; 17 en 2006 y 21 en 2008, repartidos entre miembros del Movimiento Constitucional Islámico, de la Alianza Salafí Islámica e independientes. Al-Haraka al-Dusturiyya al-Islamiyya (http://www.icmkw.org/) (Movimiento Constitucional Islámico-Hadas) fue creado el 31 de marzo de 1991, tras “la guerra

8. Mayores de 21 años. Aunque la población total del país es de 3,2 millones, los extranjeros representan más del 60%. Los kuwaitíes residentes en el emirato hace menos de 60 años no pueden votar y las condiciones para adquirir la nacionalidad y los derechos como ciudadano son muy duras. Esa población “bidun”, residentes kuwaitíes apátridas, representa una proporción elevada, se calcula que suman unas 100.000 personas. Muchos han nacido o vivido largo tiempo en el país, pero las autoridades les consideran “residentes ilegales”. Los nacidos en Kuwait hijos de padres apátridas o de padres no kuwaitíes, o de parejas en las que sólo la madre tiene la nacionalidad kuwaití, son apátridas.

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de liberación” de Kuwait y tras la ruptura de los Hermanos Musulmanes de Kuwait con la Internacional islamista. La formación kuwaití de los Hermanos Musulmanes es heredera de la Asociación de Reforma Social (Yamaiyya al-Islah al-Iytimai), creada en los años 60, que, a su vez, recogió el testigo de la Asociación de Guía Islámica (Yamaiyya al-Irshad al-Islami) creada en los 40. Ha concurrido a las elecciones desde 1992. Hadas ha sido hasta hace muy poco la corriente islamista más importante desde el punto de vista organizativo y la de mayor tradición política en el país, pero hoy en día está siendo superada por la tendencia salafí. El Movimiento Constitucional Islámico cuenta con tres diputados en la actual Asamblea Nacional. La tendencia salafí, de marcado carácter conservador y puritano – se opuso a la concesión de los derechos políticos a la mujer – no entró en el juego político hasta la década de los 80. En principio se aglutinó en torno a la Asociación de Revitalización del Legado Islámico (Yamaiyya Ihya al-Turath al-Islami) creada en 1981. En 1991 se creó la Agrupación Islámica Salafí (al-Tayammu al-Islami al-Salafi) (http://www.al-islami. org/), en 1997 el Movimiento Científico Salafí (al-Haraka al-Salafiyya al-Ilmiyya) (http://salafiya.net/) y en septiembre 2004 el Partido al-Umma (Hizb al-Umma) (http:// www.ommah.net/) dirigido por Hakim alMatiri y Huseyn al-Saidi. En diciembre de 2004 se creó la Agrupación de Justicia y Desarrollo (Haraka al-Adala wa-l-Tanmiyya) definido como islamista salafí “moderado”. Esta tendencia, representada en el Parlamento por la Alianza Salafí Islámica, ha conseguido diez escaños. Las formaciones políticas shiíes La primera formación shií se remonta a 1975, la Juventud Nacional Constitucional (alShabab al-Watani al-Dusturi) que agrupaba a la shia liberal. En 1996 se fundó la Alianza Islámica Nacional (al-Tahaluf al-Islami alWatani) descrita como la rama kuwaití de Hezbollah y dirigida por Adnan Sayyed Abdelsamad y Ahmad Sayyed Zahed. También existe la Agrupación Nacional Islámica (al-Tayammu al-Watani al-Islami), vista más como una asociación cultural. Además, también son activos en el terreno político la Agrupación del Pacto (Tayammu‘ al-Mithaq) cuyo referente ideológico es el ayatollah libanés Muhammad Huseyn Fadlallah; el grupo Justicia y Paz (al-‘Adala wa-l-Salam), que sigue al iraquí residente en Irán Ayyatullah al-Sayyed al-Shirazi, y está dirigido por el ex parlamentario Saleh Ashur; y el grupo Mensaje Humanista (alRisala al-Insaniyya), dirigido por Anwar Bujamsin. Otros grupos minoritarios son el grupo de los Bahreiníes y el de la Mezquita al-Sadeq (Masyid al-Sadeq).

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En 2005 se creó la Coalición de Agrupaciones Nacionales que engloba a cinco corrientes político-religiosas: Justicia y Paz, Agrupación del Pacto, Movimiento de Concordia Nacional Islámica (Haraka al-Tawafuq al-Watani al-Islami), escindido de Hezbollah-Kuwait; Mensaje Islámico y la Agrupación de Ulemas Shiíes (Tayammu‘ ‘Ulama al-Muslimin al-Shia) seguidores del kuwaití Muhammad Baqer al-Mahri. Sus objetivos, según éste último, son “unificar los esfuerzos de la comunidad shií, reivindicar sus derechos y fortalecer las reformas en el país”. (http://arabic.cnn.com/2007/middle_ east/3/15/shiite-kuwait) De los cinco parlamentarios shiíes en la actual Asamblea Nacional, cuatro pertenecen a la Alianza Islámica Nacional, la llamada Hezbollah kuwaití, y uno al grupo Justicia y Paz, también denominado Grupo Shirazi. Tendencia liberal Desde los 50 ha habido en Kuwait diferentes movimientos liberales: Movimiento de Nacionalistas Árabes, Frente Popular, Movimiento de Progresistas Demócratas Kuwaitíes, Foro Democrático, Agrupación Nacional Democrática, la Alianza Nacional Democrática (al-Tahaluf al-Watani alDimuqrati) www.altahalof.org y el Bloque de Acción Nacional. Desde los sesenta, el Foro Democrático (al-Minbar al-Dimuqrati) http://www.alminber.org/alminber/ era quien mejor representaba esta tendencia, pero en las elecciones de 2006 sólo obtuvo 1 escaño, mientras que la Alianza Nacional Democrática consiguió 8. En las elecciones de 2008, estas dos fuerzas formaron listas conjuntas, muy criticadas por el exiguo número de mujeres candidatas y por no contar con la presidenta de la Asociación de Economistas, Rola Dashti, que había obtenido muy buenos resultados en 2006. También ha sufrido escisiones, como la protagonizada por el liberal Saleh al-Mulla que prefirió presentarse fuera de las listas de la Alianza y con el apoyo de la diwaniyya del diputado ya fallecido Sami al-Munis. Hoy en día, la tendencia liberal se encuentra debilitada y dispersa. El Bloque de Acción Nacional, vinculado a la Alianza Nacional Democrática, ha conseguido siete escaños en las últimas elecciones. El Bloque de Acción Popular (Kutla al-‘Amal al-Sha‘bi) fue creado en 1999 como bloque parlamentario formado por independientes liberales, shiíes, y representantes de grandes tribus. Este bloque parlamentario está dirigido por Ahmad al-Saadun, expresidente de la Asamblea, y tiene cuatro representantes en la Asamblea Nacional. La nueva composición del parlamento puede responder a varios factores: redistribución de los distritos, diferencias en la formación de las alianzas y deseo de cambio por parte del electorado, ya que hay 23 caras nuevas, la mayoría de áreas tribales.

Hay distritos controlados completamente por la oposición, como los distritos 4 (Norte de Kuwait) y 5 (Sur de la capital) donde todos los candidatos elegidos son de oposición, bien islamistas independientes, de Hadas, salafíes o tribales. 23 diputados tienen más de 50 años, 21 tienen entre 40 y 49, y 6 están entre los 30 y los 39. 40 tienen estudios académicos superiores (9 son doctores en Derecho, Ciencias Políticas, Química,Administración, Shari`a, Pensamiento Islámico). Algunos políticos históricos han perdido votos, aunque hayan salido elegidos, como los veteranos Ahmad al-Saadun (noveno puesto en su distrito) y Naser alSanii, de Hadas (décimo en su distrito). Ambos habían obtenido el primer puesto en las elecciones de 2006. Otros, como el ex vice-presidente del Parlamento, Muhammad al-Basiri (Hadas) ni siquiera pudieron presentarse. Un dato que hay que tener en cuenta es que el índice de participación, a pesar de ser alto (60%), lleva una progresión descendente desde el 2003: 1981 (90%); 1985 (85%); 1990 (41%, por el boicot debido a las leyes que ampliaban las atribuciones del Emir); 1992 (83,2%); 1996 (82,2%); 1999 (81%); 2003 (81%); 2006 (68%). Quizás es reflejo de una cierta desaprobación por parte de la sociedad kuwaití tanto de la acción del anterior gobierno como de la acción parlamentaria. El descenso de la participación se ha producido a pesar de la incorporación de la mujer a la vida política, tanto como votante (más del 55% del electorado) como candidata. En mayo de 2005, el Parlamento aprobó, no sin una dura oposición de los elementos islamistas salafíes, modificar el Art. 1 de la Ley Electoral de 1962 que prohibía la participación de las mujeres en el proceso político, otorgándole a la mujer el derecho político a votar y a presentarse como candidata. Así se ajustaba la legislación interna a las convenciones internacionales firmadas por el país (en 1994, Kuwait firmó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y en 1996 el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos). En las elecciones de 2008, como en las de 2006, se presentaron 27 candidatas y ninguna salió elegida, a pesar de la nueva distribución electoral que, en teoría, debería haber permitido una mayor competitividad a la mujer ya que los distritos pequeños favorecían más el peso de las relaciones sociales, tradicionalmente en manos de los hombres. Grupos feministas atribuyen este fracaso a múltiples factores: a las tradiciones, sobre todo en medios tribales, donde se prohíbe a las mujeres presentarse y se les obliga a votar a los candidatos que


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ellos eligen; a la falta de apoyo de las corrientes islamistas, que además no han presentado a ninguna mujer en las listas; a la corta experiencia de la mujer en este terreno y a la pasividad que han mostrado las mujeres; al papel de la financiación de las candidaturas; al hecho de que las mujeres mejor preparadas no hayan participado en la batalla electoral; a la falta de una madurez política de la sociedad, tanto por parte del hombre como de la mujer kuwaití (hay que recordar que más del 55% de los electores son mujeres y más de la mitad se abstuvo de votar) y de los políticos. Aun así, las mujeres han participado en la campaña electoral y han coordinado mítines políticos. Y si los resultados no han capacitado a ninguna mujer para ocupar un escaño en el Parlamento, sí que hay que señalar que, por ejemplo, Asil al-Awadi (http://aseelalawadhi.blogspot.com/) candidata por la liberal Alianza Nacional Democrática, obtuvo 5.000 votos y quedó la número 11 en su distrito, lo cual se considera un éxito, y ha sido la primera mujer que se ha presentado a las elecciones bajo el paraguas de una agrupación política. Para contrarrestar la ausencia de las mujeres en la Asamblea Nacional, los grupos feministas reivindican un régimen de cuotas femeninas. Las biografías de los miembros del nuevo parlamento pueden consultarse en: http://www.majlesalommah.net/run. asp?id=1212 (árabe)

El nuevo gobierno El sistema constitucional kuwaití no tiene ningún mecanismo claro para la alternancia en el poder ejecutivo y es el Emir quien, tras consultas no vinculantes, nombra al Primer Ministro quien, a su vez, elige a los miembros del gabinete que tiene que ser aprobado igualmente por el Emir. Siguiendo la tradición, este nuevo gobierno está compuesto por el primer ministro y 14 ministros (dos mujeres, dos shiíes, dos liberales, 4 tribales y 4 de la familia al-Sabah), elegidos normalmente fuera del Parlamento y que inmediatamente pasan a tener consideración de parlamentarios. El consejo de ministros está presidido, por cuarta vez, por Naser al-Muhammad alSabah. Los vicepresidentes y ministros

de Defensa, Asuntos Exteriores, Interior e Información pertenecen a la familia reinante. A pesar de que el nuevo gabinete incluye representantes de las principales tribus (Awazim, Matir, Ayman, Rashayda) y de todos los bloques parlamentarios (islamistas sunníes, tanto de la corriente salafí como del Movimiento Constitucional Islámico, islamistas shiíes, liberales), las primeras tensiones entre el Emir y la oposición parlamentaria surgieron con los nombramientos de los ministros. Si bien el Palacio acabó desistiendo de nombrar a algunos ministros, sí mantuvo su criterio con otros, entre ellos la ministra de Vivienda y Desarrollo Administrativo, Muda al-Hamud, de la corriente liberal, y la ministra de Enseñanza y Educación, Nuriyya alSubayh, que prestaron juramento sin el hiyab, lo cual provocó un primer enfrentamiento con la corriente salafí en el Parlamento dirigida por Jaled Sultan Ibn Aysa. Otro motivo de enfrentamiento entre el gobierno y la oposición salafí ha sido el nombramiento como ministro de Municipalidad y Trabajo de Fadel Sifr, próximo a Hezbollah y con un caso abierto en la Seguridad del Estado por haber participado en las honras fúnebres en honor de Mugniyya. De nuevo es la tendencia salafí, esta vez por parte de Muhammad Hayf al-Matiri, que ya protagonizó el enfrentamiento con la shia en la legislatura anterior, quien ha denunciado el nombramiento de Fadel. La oposición parlamentaria, en una reunión de coordinación celebrada en la diwaniyya 9 del diputado Saleh alMulla (liberal) le ha dado de plazo al gobierno hasta el mes de octubre para que presente su programa de acción, de lo contrario boicotearán el segundo periodo de sesiones.

Futuro inmediato El nuevo parlamento, controlado por la oposición, planteará una dura labor al gobierno, fundamentalmente en varias cuestiones: el regreso de Naser alMuhammad a la presidencia del gobierno, considerado por amplios sectores de la oposición incapaz de luchar contra la corrupción y de reformar la administración; las elecciones “primarias” celebradas por grupos tribales, que el Estado intentó impedir sin conseguirlo del todo; la ley

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de regulación de posesiones del Estado, ya que la oposición exigirá la retirada de la ley porque en función de ella el gobierno ha eliminado, con buldozers, las diwaniyyat y las salas levantadas por los ciudadanos ante sus casas en terrenos que el gobierno dice que son propiedad del Estado; el aumento de los salarios; y las reivindicaciones por parte de la oposición islamista de una legislación que complete la aplicación de la shari‘a –la shari‘a, según el Art. 2 de la Constitución, es “una fuente principal de la legislación”, pero no la única. El Parlamento puede también ser escenario de la polarización comunitaria sunna-shía, al igual que puede ocurrir en la sociedad, ya que el suceso de las honras fúnebres por Imad Mugniyya desató una dura polémica entre parlamentarios shiíes y sunníes, y los que capitanearon esa polémica han salido reelegidos, Adnan Abdelsamad (shií) y Muhammad Hayf (sunní salafi), secretario general del Tayammu‘ Thawabit alUmma, agrupación socio-religiosa que se centra en las prohibiciones religiosas y que persigue lo que considera desviación en el comportamiento y las ideas10. Hayf, parlamentario gracias al apoyo tribal y a las elecciones “primarias”, acusó a la autoridad shií en Kuwait, Muhammad alMahri, de dirigir el radicalismo en el país. Además, en el fondo de la polémica se encuentra la escasa representación de la comunidad shií en las instituciones del Estado. Es decir, la composición del Parlamento, en el que los bloques de oposición se han reforzado, sugiere que las tensiones entre los poderes legislativo y ejecutivo continuarán o incluso se agravarán, lo cual es una dinámica de crispación que podría perjudicar la evolución democrática del emirato. Por el contrario, Kuwait debe seguir la senda del arraigo democrático frente a algunas prácticas que restan representatividad a las instituciones del Estado, tales como la compra de votos, las elecciones primarias tribales, la escasa conciencia política del papel de la mujer como actor fundamental, las tensiones comunitarias y una legislación clara sobre la formación de partidos políticos, que no deje la cuestión a la arbitrariedad del legislador de turno. Aunque no hay discriminación por razón de sexo, religión o etnia, sí la hay con respecto a los que adquieren la nacionalidad kuwaití, a quienes se les exige tenerla veinte años para poder votar y nunca podrán ser miembros del parlamento ni de los consejos municipales.

9. Las diwaniyya son espacios de debate y consulta en torno a la casa de un político o dirigente tribal. En este espacio se debaten propuestas, se adoptan posturas y es correa de transmisión entre la élite política y las bases sociales. Hoy son tribunas políticas que escapan al control de la familia gobernante. 10. Los primeros encontronazos ya los han protagonizado dos diputados salafíes, Walid al-Tabtabai y Muhammad al-Matiri, contra el ministro de Información para impedir la entrada al equipo del programa televisivo Star Academy “porque daña la reputación de Kuwait en el extranjero” y “porque es una importación de valores occidentales repugnantes”. La tendencia salafí más conservadora siempre critica al ministerio de Información y a los programas culturales y artísticos.

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Sudán entre Abyei y Darfur: la unidad nacional y los acuerdos de paz. Sudán se encuentra en una difícil encrucijada para lograr construir un Estado cohesionado, plural, en el que se reconozca la diversidad lingüística, étnica y religiosa, y donde los beneficios derivados de sus riquezas naturales no sean monopolizados por una clase dirigente, excesivamente apoyada en el elemento árabe y musulmán. Un Sudán en el que la vida política deje de estar acaparada por el Congreso Nacional surgido de la evolución del movimiento islamista que llegó al poder en 1989, el Frente Islámico Nacional. La redefinición de un nuevo Sudán es consecuencia de los acuerdos de paz de Naivasha a los que llegaron el régimen de Jartum, presidido por Omar al-Bashir, y la principal guerrilla del sur, el Movimiento Popular de Liberación de Sudán (MPLS), dirigido en esos momentos por John Garang, fallecido poco después de la firma de los acuerdos en un accidente aéreo y sucedido por Salva Kiir. En virtud de los Acuerdos de Naivasha de enero de 2005 (http://www. unmis.org/English/documents/cpa-en.pdf), conseguidos tras tres años de negociaciones y firmas de protocolos parciales, se ha hecho realidad la creación de una entidad autónoma en el Sur, que incluye las provincias de Alto Nilo, Equatoria y Bahr al-Gazal, y la formación de un “gobierno de unidad nacional” en Jartum, en el que el Congreso Nacional, que sigue controlando el régimen, cuenta con el MPLS como socio principal.

Los Acuerdos de Naivasha engloban disposiciones en materia de seguridad, de reparto de poder, de reparto de la riqueza, el estatuto de la capital nacional, Jartum, un calendario para la etapa de transición, la celebración de elecciones en 2009, de un referéndum sobre la independencia del sur o su permanencia en un Sudán unificado para el año 2011, la redacción de una Constitución transitoria, la elaboración de un censo de población, una nueva ley electoral, y la situación de las tres zonas llamadas “marginadas” y cuya soberanía reivindican ambas partes.

Unos acuerdos imperfectos porque no emanaron de un consenso de todas las fuerzas políticas, muchas en la oposición y reprimidas, porque no ha habido un diálogo nacional –sino que ha sido un reparto de poder entre el CN y el MPLS– y, recientemente, por los retrasos en el cumplimiento de lo pactado,

Esas tres zonas, Abyei, sur del Nilo Azul y montañas de Nuba, son zonas limítrofes entre el Norte y el Sur, de una gran diversidad étnica, lingüística y religiosa. En los acuerdos se negoció la asignación de los territorios, pero las divergencias entre ambas partes siguen siendo muy profundas y el

lo que provocó ya varias crisis entre los socios del “gobierno de unidad” (retirada de los ministros del MPLS durante varios meses a finales de 2007 y repetidas acusaciones de que el gobierno del sur estaba reagrupando sus fuerzas).

factor del petróleo ha complicado aún más la situación. De las tres áreas, la más problemática es la zona petrolífera de Abyei porque el CN, que domina el gobierno de Jartum, insiste en que es del Norte y pertenece a la provincia de Kordofan Oeste, mientras que el MPLS la considera territorio histórico de la provincia meridional de Bahr al-Gazal. La situación es más compleja por la distribución étnica, dada la presencia en la zona de tribus árabes del norte, como la Masiriyya, que apoya al CN y otras africanas, como la Ngok Dinka, sureña, que apoya al MPLS. Tradicionalmente, el terreno de Abyei se identifica con la zona habitada por los Ngok Dinka, aunque en épocas más recientes comenzaron a habitarla miembros de la tribu Masiriyya. Al igual que ocurrió con los acuerdos de paz de Addis Abeba, firmados en 1972 entre el régimen de Numeyri y la guerrilla del sur, las demoras en su aplicación, o directamente su no aplicación, y la controversia sobre la adscripción de Abyei, están amenazando con una ruptura y un retorno a las armas. Los acuerdos de Addis Abeba, que pusieron fin a esa primera etapa de la guerra civil (1956-1972), establecían la celebración de


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un referéndum entre los habitantes de Abyei sobre su pertenencia a las provincias del sur o a Kordofan. Ese referéndum nunca llegó a realizarse. Hoy en día, la situación es más enrevesada por las posturas intransigentes de ambas partes, debido especialmente a que en Abyei, conectada al principal oleoducto del país, se encuentra uno de los dos grandes yacimientos petrolíferos de Sudán http:// www.sudanreeves.org/modules.php?op=mo dload&name=News&file=article&sid=7&mo de=thread&order=0&thold=0 Los Acuerdos de Naivasha incluyeron un protocolo para solucionar la cuestión de Abyei http://www. reliefweb.int/rw/RWB.NSF/db900SID/SZIE5ZJR4Z?OpenDocument –la inclusión de dicho protocolo fue forzada por la Administración estadounidense y aceptada a regañadientes por los protagonistas sudaneses– que contempla la concesión de un estatus administrativo especial a la zona, un mecanismo de gobierno local con elecciones en 2009, el reparto de los beneficios obtenidos por el petróleo, disposiciones en materia de seguridad, la organización de un referéndum en 2011 para determinar la adscripción de la zona al norte o al sur, y un proceso para delimitar las fronteras de Abyei. Una comisión formada por cinco representantes de cada una de las dos partes y por cinco expertos internacionales elaboró, en julio de 2005, un informe sobre los límites de Abyei, (http://www.sudantribune.com/IMG/pdf/ Abey_boundary_com_report-1.pdf y http://www.sudantribune.com/IMG/pdf/ Abey_boundary_com_report-2.pdf) que fue rechazado por el régimen de Jartum. El informe concluía que Abyei, el territorio de los Ngok Dinka, se extendía al norte del río Kiir, es decir, asignaba la zona existente al norte del río al gobierno del sur, mientras que para Jartum el río constituye la frontera natural de manera que la zona de Abyei rica en petróleo pertenecería al norte de Sudán. El CN basa sus reivindicaciones en las fronteras existentes en enero de 1956, momento de la independencia del país, y en un decreto administrativo de 1905, en época del condominio angloegipcio sobre Sudán, que señala que el territorio de los Ngok Dinka fue transferido a la provincia de Kordofan ese mismo año. Desde que el gobierno de Jartum, portavoz del CN, rechazó las conclusiones de la Comisión, Abyei está sin administración. Esta situación desembocó en mayo de 2008 en enfrentamientos armados entre el Ejército Popular de Liberación de Sudán (EPLS) y las tropas de Jartum desplegadas en la zona y que, en teoría y en virtud de los acuerdos, debían haberse retirado. De hecho, la situación es crítica: cierre de los accesos a la zona, agotamiento de las reservas alimenticias, escaramuzas entre los ejércitos del norte y el sur y entre el ejército del sur y combatientes de la tribu Masiriyya espoleados por el gobierno de

Jartum, incendio, saqueo y destrucción de prácticamente toda la ciudad y mucha población desplazada. El 8 de junio, el presidente al-Bashir y el primer vicepresidente y presidente del gobierno del Sur de Sudán, Salva Kiir, firmaron una hoja de ruta para Abyei (http://www.alsudani.info/ index.php?type=3&id=2147530198&bk=1 (en árabe) http://www.sudantribune.com/spip. php?article27519 (en inglés) con cuatro ejes centrales: disposiciones en materia de seguridad, garantías para el regreso de los desplazados tras los últimos enfrentamientos (unos 50.000), la creación de una administración interina y el recurso a un arbitraje internacional en la cuestión de las fronteras. Así, ha comenzado a desplegarse una unidad conjunta formada por las Fuerzas Armadas sudanesas (norte) y el Ejército Popular de Liberación de Sudán (ejército del sur), junto con miembros de la Policía y fuerzas de interposición de Naciones Unidas. Tras la aplicación de estas disposiciones de seguridad se procederá al regreso de los desplazados (probablemente a partir de julio), operación que correrá a cargo del gobierno de unidad nacional, de agencias internacionales y de las autoridades locales. Inmediatamente después se pondrá en pie la Administración Interina cuya presidencia la detentará una persona propuesta por el Movimiento Popular de Liberación de Sudán y la vicepresidencia por otro propuesto por el CN, a condición de que ambos cargos recaigan en gente de Abyei que no se identifique con ninguna de las dos partes, en pro de la reconciliación. Las atribuciones de esa administración están definidas en los Acuerdos de Naivasha y en la hoja de ruta. Un decreto presidencial reciente, del 16 de junio, estipula ya la creación de esa administración para Abyei, considerada como “puente” entre el norte y el sur, con un estatus especial bajo la supervisión de la presidencia de la República. Hasta que la población elija a los miembros del Consejo Ejecutivo, el primer consejo será nombrado por el presidente del país, a condición de que represente a toda la sociedad local, y deberá ofrecer los servicios necesarios a la población, dar los primeros pasos hacia la concordia nacional, estabilizar la zona y supervisar la seguridad. El reparto de los beneficios derivados del petróleo durante el periodo interino está estipulado en los acuerdos de paz de Naivasha: 50% para el gobierno nacional; 42% para el gobierno del sur; 2% para la región de Bahr al-Gazal; 2% para la región de Kordofan Oeste; 2% para la población local de los Ngok Dinka y 2% para la población local de los Masiriyya. El gobierno de unidad nacional y el gobierno del sur deben destinar el 50% y el 25% respectivamente de los beneficios del petróleo a proyectos de desarrollo en las zonas fronterizas norte-sur.

Y en cuanto a las fronteras será una comisión de arbitraje internacional la encargada de definir los límites de Abyei. La composición de la comisión, sus mecanismos y principios serán determinados por ambas partes y en caso de no llegar a un entendimiento será la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya quien tendrá que pronunciarse. No obstante, la resolución de la disputa de Abyei se enmarca en la necesidad de la aplicación total de los acuerdos de Naivasha y en hacer realidad la concordia nacional, la elaboración de la ley electoral y del censo de población y, sobre todo, la celebración de los refrendos de autodeterminación de Abyei y del sur de Sudán previstos para 2011.

Darfur Conforme se hacía realidad la paz entre el régimen y la guerrilla del sur, los movimientos de oposición política de otras zonas del país, marginadas tradicionalmente y cuyas reivindicaciones habían sido sistemáticamente ignoradas por el gobierno central, se transformaron también en movimientos armados alentados por el ejemplo del MPLS. El caso más significativo es la crisis de la provincia occidental de Darfur, http://www.sudanreeves.org/modules.php? op=modload&name=News&file=article&si d=6&mode=thread&order=0&thold=0 zona que ha sido marginada por los gobiernos sudaneses desde 1956 y cuyos habitantes han sido discriminados por la preponderancia de la elite formada casi exclusivamente por tres grupos tribales de la zona centro del país (shayqiyya, yaaliyin, danagla). El 10 de mayo de 2008, los habitantes de Omdurman, una de las tres ciudades que componen la capital sudanesa junto a Jartum y Jartum Norte, asistieron sorprendidos a un ataque lanzado por el Movimiento Justicia e Igualdad (MJI) (Haraka al-Adl wal-Musawa) http://www.sudanjem.com/. Fue una demostración de fuerza por parte de este grupo de oposición de Darfur y un aviso de que la guerrilla puede llevar los combates hasta el corazón de la capital sudanesa. Tras la “aventura” de la batalla de Omdurman, para la que contó con el apoyo de Chad y de mercenarios y que dejó en evidencia al ejército y las fuerzas de Seguridad sudanesas, el jefe del movimiento, Jalil Ibrahim, ha afirmado que la única manera de resolver la crisis de Darfur es a través de la negociación política en torno a varios ejes de acción nacional: reparto equitativo de la riqueza y del poder político con un gobierno más representativo, el reconocimiento por parte del régimen de la pluralidad cultural, étnica y religiosa del país, sin la supremacía del elemento árabe o arabizado, el retorno de los desplazados y la seguridad en la provincia de Darfur. Precisamente en junio, y por primera vez, representantes del gobierno sudanés y de los dos principales movimientos políticoarmados de Darfur, el MJI y la rama del

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Movimiento de Liberación de Sudán (Haraka Tahrir al-Sudan) dirigida por Abdelwahid Muhammad Nur, se han sentado juntos en Washington a debatir sobre la naturaleza de la crisis, y si ésta ha pasado a ser una guerra “encubierta” entre Chad y Sudán, sus causas, sus repercusiones en la zona y sus posibles soluciones. Hay que señalar que tanto el MJI como el MLS de Abdelwahid Muhammad Nur rechazaron los Acuerdos de Abuja (http://www.unmis. org/english/2006Docs/DPA_ABUJA-5-0506-withSignatures.pdf) firmados entre el régimen y la rama del MLS dirigida por Mini Arkoi Minawi en mayo de 2006, ya que, según ambos movimientos, no satisfacían sus reivindicaciones sobre la distribución de la riqueza y el poder, la igualdad basada en el concepto de ciudadanía, el desarrollo integral, la seguridad y el retorno de los desplazados. Pero para encauzar la crisis de Darfur, que ya ha provocado 300.000 muertos y 2,5 millones de desplazados, es necesaria también la aplicación de los Acuerdos de Naivasha, que darían nacimiento a un nuevo Sudán y a la estabilización de la vida política

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en el país; la estabilidad de Chad a través de un proceso de democratización interna, y el apaciguamiento de las tensiones entre Jartum y Yamena. La reconciliación parece todavía difícil y los acuerdos entre Idris Deby y Omar al-Bashir, el último de ellos firmado en Dakar el 18 de marzo de 2008, http://www. sudantribune.com/spip.php?article26406 para poner fin a las disputas y restaurar la paz y la seguridad, son tan frágiles que a duras penas son efectivos unos días. Chad acusa a Sudán de apoyar a la oposición armada cuyas bases se encuentran en la zona fronteriza con Darfur y que ya han puesto al régimen de Deby en jaque. Sudán, por su parte, afirma que las tropas del país vecino, cuyo presidente pertenece a la etnia Zawaga que habita en el norte de Darfur y que ayudó militarmente a Deby a llegar al poder en 1990, apoyan al MJI, compuesto fundamentalmente por Zagawa. Chad se escuda en Francia, la antigua metrópolis, que consiguió del Consejo de Seguridad una resolución para desplegar tropas europeas (EUFOR) http://www.consilium.europa.eu/ cms3_fo/showPage.asp?lang=en&id=13 66&mode=g&name= , algo más de 3.000 efectivos, a lo largo de la frontera de Chad

con la provincia de Darfur y con la República Centroafricana, otro país vecino amenazado por la crisis de Darfur. Entre las tropas de Eufor se encuentran, desde el pasado mes de junio, 100 militares españoles concentrados en Yamena, centro del país, y Abeché, próxima a la frontera con la provincia sudanesa, con el fin de ofrecer protección a los refugiados sudaneses y a la ONU. No obstante, el régimen de Idris Deby no ha logrado frenar los avances de la guerrilla chadiana que amenaza con derrocarle y que el pasado mes de febrero llegó a la capital y puso cerco al palacio presidencial. Pacificar Darfur y la frontera chadiana es una necesidad imperiosa –el retraso del despliegue de fuerzas en Darfur bajo la supervisión de Naciones Unidas no hace sino prolongar el caos y la inseguridad–, pero también lo es el diálogo político del régimen sudanés con todos los movimientos de oposición de Darfur, así como el diálogo entre las diferentes fuerzas políticas de las provincias occidentales. El problema no se remite al control de los recursos y las riquezas, tiene su raíz en el desafío de construir un verdadero Estado nacional moderno.

Líbano y el Acuerdo de Doha. El pasado 21 de mayo, el Líbano logró poner fin a una etapa de seis meses de vacío de poder durante la cual los diversos grupos que componen el espectro político fueron incapaces de nombrar un nuevo presidente de la República, a pesar del consenso existente en torno al candidato Michel Suleyman. Arropados por el emir de Qatar, el sheyj Hamd Ben Jalifa Al Thani, y una comisión de ministros árabes encabezada por el secretario general de la Liga Árabe, Amr Musa, las partes libanesas consiguieron firmar en Doha un acuerdo en el que se plasmaba el consenso alcanzado. Un consenso no sólo libanés y árabe, sino también occidental, dado que la influencia de los actores externos ha vuelto a adquirir una enorme dimensión en Líbano. Un acuerdo presentado sin “vencedores ni vencidos”, en el que parece haber prevalecido el temor a una deriva violenta que sin duda arrastraría a la región y a la comunidad internacional. Gracias a la actuación neutral del ejército durante los últimos acontecimientos ocurridos en el país, especialmente desde el asesinato del primer ministro Rafiq al-Hariri en febrero de 2005 y la retirada de las tropas sirias en abril de ese mismo año, el jefe del Ejército, Michel Suleyman, había conseguido el apoyo de todos los grupos libaneses, afianzado por su comportamiento imparcial ante las amenazas de ruptura de la unidad nacional y de desmembración del país. El desbloqueo de la situación política auguraba pues el nombramiento de Suleyman como candidato a la presidencia de la República. Pero el nudo gordiano se encontraba en la constitución del propio gobierno. Líbano estaba desde noviembre de 2006 con sus instituciones paralizadas, cuando cinco ministros shiíes de Hezbollah y Amal abandonaron el gobierno en protesta por las presiones externas favorables a una investigación internacional del asesinato de Hariri y a la aplicación de la Resolución 1559 de Naciones Unidas para el desarme de las milicias. Para los shiíes de Hezbollah y Amal y sus nuevos aliados, los cristianos maronitas del general Michel Aoun, agrupados todos

en la Coalición 8 de marzo, la ausencia de esos ministros convertía al gobierno en ilegal, dado que no se respetaba la exigencia constitucional de las cuotas confesionales, y reclamaban su disolución y la conformación de un gobierno de unidad nacional que organizase nuevas elecciones legislativas. Pero el primer ministro, Fuad Siniora, apoyado por los sunníes de Saad al-Hariri y los drusos de Walid Yumblat (agrupados en el Frente 14 de Marzo) se enrocó en la negativa a aceptar dicha situación porque no había acuerdo alguno para el reparto de las carteras ministeriales: la oposición de Hezbollah y Amal quería un tercio más uno de los ministerios (es decir, 11), lo que le daría capacidad de veto, lo mismo que quería Michel Aoun; la mayoría gubernamental exigía 14, dejar diez a la oposición y 6 a la libre designación del presidente. En este marco, cuando en noviembre de 2007 terminó la presidencia de Emile Lahud (pro-sirio), Líbano se quedó sin jefe de Estado por la imposibilidad de llegar a algún acuerdo para su elección, dado que la oposición, si no se pactaban las otras cuestiones, se negaba a asistir a la sesión

parlamentaria que debía elegirle y, por tanto, no se daban los dos tercios necesarios que exige la Constitución. La mayoría gubernamental amenazaba con recurrir al sistema de la mitad más uno de los votos del parlamento. Pero dar ese paso suponía un gran riesgo: que el presidente saliente en pro de sus atribuciones no reconociera el resultado de la votación al no contar con el quórum constitucional necesario y designara un nuevo gobierno, de manera que Líbano se encontrara con dos ejecutivos. El peligro probable de la consiguiente ruptura nacional y del colapso de las instituciones del Estado despertaba los viejos fantasmas ya vividos a finales de los ochenta. La tensión llegó a tal punto que a principios del mes de mayo de este año estallaron enfrentamientos entre los diversos grupos. Por una parte, el gobierno pro-occidental de Fuad Siniora ordenaba el desmantelamiento de la red de comunicaciones de Hezbollah (vital en su resistencia frente a Israel) y la destitución del jefe de la seguridad del aeropuerto de Beirut por considerarle “cercano” a este grupo; los afectados consideraron estas decisiones una


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“declaración de guerra” y tomaron en pocas horas los barrios sunníes de la capital libanesa, cortando el acceso al aeropuerto en una demostración de fuerza que dejó verdaderamente acorralado al gobierno. Los enfrentamientos, que provocaron casi un centenar de víctimas, se extendieron a otras áreas del país, mientras el ejército intervenía tratando de separar a ambos bandos. Ha sido la postura adoptada por el ejército ante esta crisis interna, evitando decantarse por cualquiera de las dos partes, lo que aumentó la popularidad de Suleyman entre las diferentes comunidades libanesas. El gobierno de Siniora, con la mediación de Michel Suleyman, dio marcha atrás y Hezbollah retiró a sus hombres de las calles. Así mismo, los campamentos de protesta plantados desde hace más de un año en el centro de Beirut se han levantado tras la firma del acuerdo de Doha. Según algunos analistas libaneses, no es casualidad que el acuerdo de Doha se haya alcanzado precisamente en ese momento. Como tampoco es casualidad que se haya alcanzado a la vez que se anunciaban contactos previos a unas hipotéticas conversaciones de paz entre Siria e Israel. Parece que, por unas razones o por otras, las circunstancias regionales e internacionales eran coyunturalmente favorables y han permitido la resolución de esta crisis, aunque su duración sea un interrogante.

El acuerdo alcanzado en Doha es considerado, en general, un gran logro para todos los sectores políticos y sociales y se ha calificado de “histórico”. Los principales puntos del acuerdo fueron los siguientes: que el Parlamento celebrase una sesión para elegir presidente de la República, como así ocurrió el 25 de mayo nombrando a Michel Suleyman; la creación de un gobierno de unidad nacional compuesto por 30 ministros (16 de la mayoría, 11 de la oposición y 3 nombrados por el presidente de la República), punto todavía sin ejecutar; el compromiso de todas las partes a no dimitir ni obstaculizar la labor del ejecutivo; el cese total, por parte de los líderes libaneses, de las instigaciones y las incitaciones políticas y sectarias; y la aplicación de los acuerdos de Beirut del 15 de mayo, especialmente el inicio de un diálogo nacional que fortalezca la autoridad del Estado y la prohibición del recurso a la violencia para la consecución de objetivos políticos, principio fundamental para poner fin a los enfrentamientos armados que están estallando recientemente en el país (como los acaecidos en Trípoli el pasado mes de junio entre sunníes progubernamentales y alawíes seguidores del prosirio Partido Árabe Democrático). Otra de las cuestiones contempladas en el acuerdo de Doha es la aplicación de la ley electoral de 1960 con una redistribución diferente de los distritos electorales, ya que la vigente fue objeto de

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un duro debate político durante la campaña de las legislativas de 2005. Dado que hay un reparto confesional de los escaños y que cada circunscripción tiene un número de diputados asignado, la configuración de los distritos electorales reviste una gran importancia para la representación en el Parlamento. Así, en función del peso demográfico y la distribución geográfica de las diferentes comunidades se defiende una ley electoral u otra, es decir, grandes o pequeñas circunscripciones. El primer gran reto del presidente, del primer ministro y de las fuerzas políticas es la formación del nuevo gobierno, tarea para la que no hay ningún plazo de tiempo fijado. Las carteras de Defensa, Interior, Exteriores y Finanzas son las más codiciadas y, como ha ocurrido hasta ahora, es previsible que se repartan entre las cuatro confesiones mayoritarias, es decir, sunníes, shiíes, maronitas y ortodoxos. Pero existe otro tipo de intereses. El Ministerio de Justicia, por ejemplo, es crucial para la corriente Futuro de Saad al-Hariri, interesada en la celebración del juicio internacional por el asesinato de Rafiq al-Hariri. Además, la oposición, liderada por Hezbollah, con once carteras tendrá capacidad de veto en el consejo de ministros y, por lo tanto, mucho que decir respecto a las armas “de la resistencia”, una de las cuestiones más espinosas, si no la más complicada, de la política libanesa.

Perfiles

Michel Suleyman: militar imparcial y presidente de consenso. Se graduó en la Academia Militar en 1970 con el grado de subteniente y desde entonces fue ascendiendo en el escalafón militar hasta el grado de comandante en jefe. Amplió estudios militares en Bélgica (1971), Francia (1981) y Estados Unidos (1995) y se licenció en Ciencias Políticas y Administración por la Universidad de Líbano. Fue, sucesivamente, Jefe de la Inteligencia en Monte Líbano (desde diciembre de 1990 hasta agosto de 1991), Secretario del Estado Mayor (1991-1993), Comandante de Infantería (1993-1998) y Jefe del Ejército (desde el 21 de diciembre de 1998, sucediendo a Emile Lahud, elegido presidente de la República).

Michel Suleyman, nació en la localidad de ‘Amshit, en Ybail, al norte de Beirut, el 21 de noviembre de 1948. Desde el 25 de mayo de 2008 es presidente de Líbano, el tercer militar que accede a la jefatura del Estado desde su independencia en 1943, tras Fuad Shihab (1958-1964) y Emile Lahud (1998-2007).

Entre mayo y junio de 2005 se habían celebrado en Líbano elecciones legislativas que dieron el triunfo (72 escaños) a una alianza formada por el partido de Saad al-Hariri, el Partido Socialista de Walid Yumblat, el Partido de las Fuerzas Libanesas de Samir Ya‘ya‘ y otros aliados. Las fuerzas shiíes de Hezbollah y Amal obtuvieron 35 escaños, mientras que el ex general cristiano Michel Aoun, de la

Corriente Patriótica Libre, consiguió 21. Ganó, pues, una mayoría antisiria que se había hecho notar en la manifestación del millón de libaneses, la llamada “Revolución de los Cedros” del 14 de marzo, un mes después del asesinato de Rafiq al-Hariri, que marcaría el principio del fin de la presencia y de la tutela sirias en Líbano. El resultado de aquellas elecciones dejó un panorama institucional contradictorio. Por un lado un presidente pro-sirio, Lahud, y, por el otro, una mayoría parlamentaria antisiria y prooccidental. El presidente Lahud había abandonado el Palacio de Baabda en noviembre de 2007 y el nombre del general Michel Suleyman sonó a finales de ese mismo año como candidato ideal a sucederle en la jefatura porque, ante el creciente comunitarismo de la sociedad libanesa, parecía contar con un cierto consenso entre las diferentes fuerzas del país, tanto entre las agrupadas en el Frente 14 Marzo, gubernamentales y antisirias, como entre las filas de la oposición. Pero, ¿de dónde procedía ese consenso? Bajo su mando, el ejército había sabido permanecer imparcial ante la polarización política del país y responder, de forma “nacional” y

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no comunitaria, a los principales retos a los que se había enfrentado desde finales de los 90: la resistencia de Hezbollah contra la ocupación israelí del sur hasta su retirada en el 2000; las manifestaciones de marzo de 2005, tras el asesinato de Rafiq al-Hariri, que habían sido prohibidas por el gobierno de Omar Karame; el proceso de retirada de las tropas sirias en abril de 2005 y la consiguiente redistribución del ejército libanés por todo el país; la reestructuración del ejército tras las modificaciones de la ley del servicio militar; la ola de asesinatos políticos durante 2005; las manifestaciones de las fuerzas mayoritarias de febrero de 2006 y las concentraciones de la oposición en el centro de la capital ese mismo mes; la decisión de enviar al ejército libanés al sur del país después de la guerra entre Hezbollah e Israel de julio de 2006; la crisis del campamento de Nahr al-Bared de mayo de 2007, que le granjeó más popularidad a pesar de los casi 200 muertos entre las filas del ejército. Sus continuas apariciones en las exequias de los militares caídos en los enfrentamientos con las milicias de Fath al-Islam en el campamento de refugiados palestinos acentuaron su cercanía con el pueblo libanés y su sentido patriótico, más allá de fidelidades confesionales. Pero más aún, solicitó al gobierno que retirara dos decisiones que indignaron a la oposición y amenazaron con desencadenar un nuevo enfrentamiento civil: la desmantelación de la red de telefonía de Hezbollah y la destitución del responsable de la seguridad del aeropuerto considerado próximo al partido

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islamista; y rechazó tajantemente la petición del gobierno de Fuad Siniora de intervenir militarmente cuando la oposición (Hezbollah) se hizo con el control de Beirut oeste. Estas posturas independientes, manteniendo al ejército en un difícil equilibrio, le garantizó el consenso entre todas las fuerzas políticas. Sin embargo, el presidente estadounidense le “exigió” defender a la mayoría gubernamental. El retraso en su elección se debió más a la polémica sobre cómo elegir al sucesor de Lahud y cómo ese sucesor formaría gobierno, que a la falta de consenso sobre su persona.

desarme de su milicia, y evitar que se repitan sucesos como los del campamento de refugiados de Nahr al-Bared y enfrentamientos comunitarios. Casado con Wafá, el matrimonio tiene dos hijas, Rita y Lara, dentista e ingeniera respectivamente, y un hijo, Sharbal, que estudia Medicina. En la página oficial del ejército libanés puede consultarse una biografía del nuevo presidente. http://www.lebarmy.gov.lb/ Arabic/Commander_12.asp

La reunión de Doha del 12 al 16 de mayo, que concluyó con la firma de un acuerdo entre las partes, incluyó como punto esencial solicitar al presidente del parlamento libanés, Nabih Berri, que convocara una sesión parlamentaria para elegir presidente de la República. El 25 de mayo, Michel Suleyman fue elegido presidente del Líbano tras casi seis meses de vació de poder y más de quince intentos de votación en el Parlamento. El nuevo presidente libanés tiene por delante una compleja tarea: reconstruir el país, mantener una frágil unidad nacional, recuperar las granjas de Shabaa, defender la independencia del Líbano frente a las injerencias extranjeras –regionales e internacionales–, atenuar la polarización política interna y abordar cuestiones muy espinosas como el desmantelamiento de la red de telefonía de Hezbollah y el

Sheyj Sabah al-Ahmad al-Yaber al-Mubarak al-Sabah, emir de Kuwait. El emir reformista. El 15 de enero de 2006 fallecía el Sheyj Yaber al-Ahmad al-Sabah, emir de Kuwait desde 1977, a quien sucedió un primo lejano, el emir Saad al-Abdallah al-Salem al-Sabah que sólo pudo gobernar unos días ya que se encontraba muy débil de salud y presentó su renuncia tan sólo un día antes de que el Parlamento votara su destitución. Fue entonces, el 29 de enero de aquel año, cuando el sheyj Sabah alAhmad al-Yaber al-Mubarak al-Sabah se convertía en el decimoquinto gobernante del emirato y quinto emir desde la independencia. Nacido el 17 de junio de 1929 en la ciudad de al-Yahra, al norte del país, fue el cuarto hijo del emir Ahmad al-Yaber al-Sabah y hermanastro del emir fallecido. Estudió en algunas escuelas del país y completó su formación con tutores privados. Sabah al-Ahmed al-Sabah ha dedicado gran parte de su vida a la política kuwaití, siendo, entre otras cosas, ministro de


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Asuntos Exteriores en varias ocasiones y por periodos largos. Comenzó a desarrollar su trabajo en 1954, cuando contaba 25 años y Kuwait era todavía un protectorado británico. Ocupó cargos de importancia en la administración pública: fue miembro del Consejo de Construcción y Edificación, del Comité Organizativo del Consejo Superior, órgano consultivo, presidente del Departamento de Trabajo y Asuntos Sociales y del Departamento de Publicaciones. Cuando en 1961 Kuwait obtuvo la independencia de Gran Bretaña, Sabah al-Ahmad al-Sabah se convirtió en ministro del primer gobierno independiente del país. La primera cartera ministerial que asumió fue la de Orientación e Información en enero de 1962. En 1963 fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores, cargo que ocupó hasta 1992 a pesar de los sucesivos cambios de gobierno que tuvieron lugar. Entre 1971 y 1975, además de ministro de Exteriores, fue ministro de Información en funciones. Más adelante, en febrero de 1978 fue nombrado viceprimer ministro, sin dejar de ocupar su cargo en Exteriores, consolidándose así como número tres en la sucesión después de Yaber al-Ahmad

al-Sabah y Saad al-Abdallah al-Sabah. Entre 1981 y 1982 volvió a tomar las riendas del ministerio de Información (sin abandonar los cargos de viceprimer ministro y ministro de Exteriores). Hasta octubre de 1992 conservó sus carteras y en julio de 2003, gracias a la promulgación de un decreto-ley por el que se separaban definitivamente las funciones de príncipe heredero y primer ministro, fue finalmente nombrado jefe del ejecutivo. El sheyj Sabah al-Ahmed al-Sabah ha demostrado su carácter reformista al introducir ciertas transformaciones modernizadoras que están democratizando el país, entre ellas la concesión, en 2005, de los derechos políticos a la mujer, pudiendo así, no sólo votar, sino también presentar su candidatura. Hay que subrayar que ya el emir Yaber al-Ahmad al-Sabah había elaborado en 1999 un proyecto de ley en este sentido, pero fue rechazado en el Parlamento. El emir alSabah fue el primero en encargar a una mujer una cartera ministerial: Ma‘suma al-Mubarak, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Kuwait, fue nombrada ministra de Planificación y Desarrollo Administrativo en 2005.

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La vida política en Kuwait se caracteriza por las tensiones entre el Parlamento, en el que todos sus diputados son electos, y el Gobierno, nombrado por el primer ministro quien, a su vez, es nombrado por el emir. Las tensiones entre el Consejo de Ministros, mayoritariamente formado por figuras no procedentes del Parlamento, y la cámara legislativa, controlada en los últimos diez años por la oposición, terminan a menudo ante el emir, quien, en virtud de la Constitución, tiene la atribución de disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones anticipadas para acabar con la parálisis institucional derivada de las crisis entre los poderes ejecutivo y legislativo. El actual emir ha recurrido dos veces a la disolución de la Asamblea Nacional, en 2006 y 2008. El emir Sabah al-Ahmad al-Sabah ha estado casado con una sola mujer, la sheyja Fatuh al-Salman al-Hamud alSabah, quien murió en 1990 durante la invasión iraquí. Tuvieron cuatro hijos, tres niños y una niña, de los cuales han fallecido dos, Ahmed y Salwa.

La opinión pública árabe e islámica

Los pakistaníes a favor de negociar con los Taliban. La organización Terror Free Tomorrow, con sede en Washington, ha realizado una encuesta en Pakistán con una muestra de 1.306 pakistaníes h t t p : / / w w w. t e r r o r f r e e t o m o r r o w. o r g / upimagestft/PakistanPollReportJune08. pdf , entre el 25 de mayo y el 1 de junio de este año, en la que se observa que los pakistaníes son favorables a entablar negociaciones con los Taliban y responsabilizan a sus aliados en la guerra contra el terrorismo de la violencia en el país. Los resultados de la encuesta muestran un gran apoyo a la política del actual gobierno orientada a alcanzar la paz con las milicias, a pesar de que Washington considera que aliviar la presión militar permitirá a los talibanes y a al-Qaeda operar libremente en las áreas tribales de la frontera afgana. Mientras Musharraf siempre optó por el uso de la fuerza en el trato con los Taliban, el nuevo gobierno, elegido el pasado febrero, ha preferido negociar con ellos a través del los jefes tribales. Tres cuartas partes de los encuestados apoyan la dimisión o imputación del presidente Musharraf, al tiempo que la popularidad de Nawaz Sherif, ex-primer ministro y presidente de la Liga Musulmana-Nawaz, aumenta.

Así, un 58% de los encuestados aseguró apoyar las negociaciones con los talibanes pakistaníes, frente a un 19% que prefiere que el gobierno les combata militarmente. Alrededor de un 50% está también a favor de negociar con al-Qaeda. La encuesta revela también un creciente sentimiento anti-norteamericano, casi siete años después de que Musharraf hiciera de Pakistán un aliado de primera línea en la guerra de Washington contra el terrorismo. A pesar de que no hay tropas estadounidenses en Pakistán, el 52% de los pakistaníes considera a Estados Unidos responsable de la violencia en el país, frente a un 8% que culpa a al-Qaeda y un 4% que responsabiliza a los talibanes pakistaníes. El 73% de los encuestados considera que el verdadero objetivo de la guerra contra el terrorismo es debilitar al mundo islámico y dominar Pakistán. Sólo un 12% de ellos apoyaría una acción unilateral contra los talibanes o contra al-Qaeda liderada por Estados Unidos. La valoración de Osama Ben Laden alcanza al 34%, frente al 24% de apoyo que obtuvo en una encuesta realizada en enero, pero no ha llegado al 46% que obtuvo en agosto de 2007.

La encuesta confirma también el mal momento político que vive el presidente Musharraf, con un 73% de valoración negativa por parte de los encuestados. Sherif ha sido el líder mejor valorado, con un 86% de apoyo. De hecho, su partido saldría vencedor si se celebraran elecciones generales ahora con un 42% de los votos, frente a un 32% que obtendría el Partido del Pueblo de Pakistán. El partido de Sherif (Liga MusulmanaNawaz) retiró a sus ministros de la coalición gubernamental el pasado 12 de mayo por discrepancias con el principal partido de dicha coalición, el PPP, relacionadas con el regreso de los jueces destituidos por Musharraf. En cualquier caso, el PML-N seguirá apoyando al PPP en el Parlamento. La encuesta revela también que el 93% considera muy importante que el poder judicial sea independiente. La crisis económica (escasez de productos de primera necesidad, aumento del precio de alimentos y carburantes, incremento de la inflación) también se está dejando notar: el 86% ha asegurado tener problemas para conseguir harina para consumo diario, principalmente por su elevado coste.

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Economía, identidad y género en Arabia Saudí. los que apoyan la igualdad de género, el 58,1% cree que debe alcanzarse una igualdad parcial, mientras que el 32,7% opina que debe aspirarse a una igualdad total. La mayoría de las mujeres encuestadas (79,8%) cree en la igualdad de género. Hay que destacar que entre quienes apoyan la igualdad, la gran mayoría (75,5%) se encuentra entre los jóvenes. Respecto a la integración de la mujer en el mundo laboral, el 58,5% opina que sólo debe permitirse por necesidades económicas, el 19% apoya plenamente dicha integración, el 17,1% se opone totalmente y el 5,4% no respondió a la pregunta.

La organización Information International http://www.information-international.com/ opinionpolls.php realizó, en enero de 2008, una encuesta en Arabia Saudí (con una muestra de 800 personas; el 75,1% eran saudíes, el 24,9% no saudíes; el 54,3% eran hombres y el 45,7% mujeres) sobre diversos temas relacionados con la situación económica, la identidad y la igualdad de género. http://www.informationinternational.com/pdf/iipolls/2008/The%20 Saudis%20Polled-April%202008.pdf Respecto a la situación económica, el 80% aseguró que su situación es ahora mejor que hace cuatro años, frente al 6,1% que dijo encontrarse en una situación peor y el 11,5% que considera que se encuentra igual. A la misma pregunta, realizada en septiembre de 2007, el 62,2% aseguró estar mejor, el 9,3% respondió que se encontraba peor y el 25,5% consideró que su situación era la misma. Además, el 69,1% cree que estarán incluso mejor dentro de cuatro años, el 14,1% asegura

que su situación será la misma y el 2,4% opina que empeorará. Así, según los resultados de la encuesta, el 23,1% considera que pertenece a la “clase alta”, el 67,3% se considera de “clase media” y el 5,3% de “clase baja”. En relación con la cuestión de la identidad, el 52,3% se identifica como “musulmán”; el 23,8% como “saudí”; el 19,3% como “árabe”; y el 2,6% como “ciudadano”. Según la edad, se puede comprobar que los más jóvenes son los que más orgullosos están de su identidad musulmana. La mayoría de los saudíes, 62%, aseguran creer en la igualdad de género, frente a un 36,1% que dice no creer en tal igualdad y un 1,9% que no contestó a esta pregunta. En la encuesta anterior (septiembre de 2007) el 60,1% de los encuestados respondió afirmativamente y el 39,9% respondió negativamente. Sin embargo, entre

Jerusalén según su población judía. Con motivo del comienzo de los festejos organizados por Israel para celebrar los 41 años de la “reunificación de Jerusalén” (la ocupación de Jerusalén Este en 1967), la organización judeoárabe Ir Amim (Ciudad de los Pueblos) http://www.ir-amim.org. il/eng/, que defiende una solución consensuada a la cuestión de Jerusalén y que la ciudad tenga doble capitalidad (la parte occidental capital de Israel y la oriental capital del Estado palestino) ha realizado una encuesta de opinión que indica que el 78% de los judíos de Jerusalén consideran que “no es una ciudad unificada”, sino que

la ven como una ciudad claramente dividida entre árabes y judíos. El 65% están a favor de que los barrios árabes pasen a estar bajo control palestino y el 56% de los judíos israelíes encuestados no apoya la construcción de asentamientos en la parte oriental de Jerusalén. Aún así, el 73% de los judíos de Jerusalén creen que ésta debería ser únicamente capital de Israel. Referencia en árabe: http://www. aawsat.com/details.asp?section=4&iss ueno=10781&article=473518&feature=

En otro orden de cosas, el 65,6% de los saudíes asegura que “no se cree” la “guerra estadounidense contra el terrorismo” pues considera que esconde las ambiciones de EEUU por controlar la región; el 17,3% considera que es contradictorio con los planes norteamericanos de “democratizar la región”; y el 17,1% no respondió. Finalmente, el 44,4% de los saudíes se siente satisfecho con su vida y no pretende realizar ningún cambio. El 55,6% restante se distribuye como sigue: el 12,4% está a favor de los cambios que frenen el aumento de precios; el 7,5% apoya cualquier medida orientada a aumentar los salarios; el 7,4% está a favor de permitir a las mujeres conducir. El 28,3% restante se reparte entre otras 24 respuestas, de las que las más votadas fueron: reforma del sistema fiscal (5,4%); reforma de la educación (2,9%) y cambios en el régimen de propiedad de bienes inmuebles (0,1%).


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Valoración internacional de los líderes mundiales. La organización internacional World Public Opinión http://www.worldpublicopinion.org/ ha realizado una encuesta a nivel mundial para valorar la opinión que merecen los más destacados líderes mundiales a los distintos pueblos del planeta. La encuesta se ha realizado con una muestra de 19.751 personas en 20 países diferentes11. Centraremos el comentario en los resultados obtenidos en los países árabes e islámicos que han participado en la encuesta. Para ver el informe completo http://www.worldpublicopinion.org/pipa/ articles/views_on_countriesregions_ bt/488.php?nid=&id=&pnt=488&lb=btvoc

Los personajes que más confianza inspiran en los países árabes, además del presidente Hosni Mubarak entre los egipcios y del rey Abdallah entre los jordanos, son el rey saudí, Abdallah Ben Abdelaziz, el líder libanés de Hezbollah, Hasan Nasrallah, el presidente iraní Ahmadineyad y el presidente sirio Bashar al-Asad. Los egipcios, por ejemplo, dan un 44% de apoyo a Ahmadineyad; un 63% a Nasrallah; y un 84% a al-Asad. Los jordanos, en cambio, dan un 24% a Ahmadineyad; un 50% a Nasrallah y un 58% a al-Asad. Y los palestinos, conceden un 37% al iraní; un 56% al sirio; y un 78% al libanés.

El primer resultado a destacar es que el presidente norteamericano, George Bush, ocupa uno de los puestos más bajos de la tabla de confianza (a nivel mundial, no sólo en lo que respecta a los países árabes e islámicos). Tan solo Pervez Musharraf, el presidente pakistaní, está peor valorado.

Después de Mubarak, los egipcios ponen su confianza en el rey saudí, Abdallah Ben Abdelaziz. En Jordania, aparte del rey Abdallah, los ciudadanos dan su confianza al presidente sirio al-Asad, quedando, además, tan sólo unos puntos por debajo del monarca (58% frente a 63%). Como

dato a destacar, los palestinos tienen más confianza en Hasan Nasrallah que en su propio presidente, Mahmud Abbas. Los turcos están satisfechos de su primer ministro Erdogan y le conceden un 55% de confianza. Los iraníes elaboran la siguiente escala de valores: en primer lugar el presidente iraní, seguido del líder libanés Nasrallah; en tercer lugar el presidente chino Hu Jintao; después el presidente sirio, el ex presidente ruso Vladimir Putin y, en último lugar, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon. Por último, es curioso destacar que Ban Ki Moon no ha obtenido una valoración muy positiva en ninguno de los tres países árabes en los que se ha llevado a cabo la encuesta, mientras que en los otros diecisiete países encuestados, el secretario general de la ONU ocupa una posición destacada.

11. China, India, Estados Unidos, Indonesia, Nigeria, Rusia, México, Argentina, Gran Bretaña, Francia, España, Azerbaiyán, Ucrania, Egipto, Jordania, Irán, Turquía, Territorios Palestinos, Corea del Sur y Tailandia.

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Documenta Acuerdo de Doha firmado el 21 de mayo de 2008, bajo los auspicios del emir de Qatar, por los principales actores políticos libaneses para poner fin al vacío de poder en el país. Los Acuerdos han permitido la elección de Michel Suleyman como presidente de Líbano y la futura formación de un nuevo gobierno en el país presidido por Fuad Siniora. http://www.nowlebanon.com/NewsArticleDetails. aspx?ID=44023&MID=115&PID=2 (en inglés) http://www.daralhayat.com/arab_news/levant_ news/05-2008/Item-20080521-0cc2f82a-c0a810ed-01e2-5c73cd90a6d1/story.html (en árabe) Acuerdo de Dakar, firmado el 13 de marzo de 2008 por los presidentes de Sudán y Chad, para poner fin a las disputas entres ambos países en la zona fronteriza de Darfur. Es el segundo firmado en poco menos de un año y su aplicación tan efímera como el primero, ya que las autoridades de ambos países han vuelto a acusar al vecino de apoyar a los grupos armados de oposición a ambos lados de la frontera. http://www.sudantribune.com/spip. php?article26406 (en inglés) Hoja de ruta para pacificar la zona de Abyei firmada el 8 de junio entre el gobierno de Jartum, controlado por el Congreso Nacional, y el gobierno del sur de Sudán del Movimiento Popular de Liberación de Sudán. Las disputas sobre la adscripción, al norte o al sur, de esta zona rica en petróleo y la delimitación de sus fronteras han estado a punto de provocar el regreso a las armas por ambas partes. h t t p : / / w w w. a l s u d a n i . i n f o / i n d e x . php?type=3&id=2147530198&bk=1 (en árabe) http://www.sudantribune.com/spip. php?article27519 (en inglés)

Las conversaciones auspiciadas por la ONU en Yibuti entre el gobierno interino somalí y algunos líderes de la oposición islamista dieron como resultado la firma de una tregua que, sin embargo, no ha contado con el apoyo de los Tribunales Islámicos ni de su brazo militar, Movimiento al-Shabab, ni de algunas facciones de la Alianza para la Reliberación de Somalia. El acuerdo, muy frágil, no es un alto el fuego definitivo sino un cese de las hostilidades durante un periodo de 90 días renovable. Acuerdo entre el Gobierno Federal de Transición de Somalia y la Alianza para la Reliberación de Somalia, firmado en Yibuti el 9 de junio de 2008. http://allafrica.comstories/200806101223. html (en inglés) El Pacto Internacional para Iraq (ICI), presentado en septiembre de 2006, celebró su primera reunión el 3 y 4 de mayo de 2007 en el balneario egipcio de Sharm al-Sheyj. Todos los países miembros de Naciones Unidas fueron invitados a asistir. Los objetivos básicos del Pacto son la reconciliación nacional y el reparto equitativo de la riqueza y del poder, objetivo cuyo cumplimiento condiciona la continuidad de la ayuda internacional para la reconstrucción política y económica de Iraq. En mayo de 2008, se celebró en Estocolmo la conferencia anual de evaluación del Pacto Internacional para Iraq, que reconoció los avances en materia de seguridad para reducir la violencia en el país y las lagunas en otras materias, especialmente en el campo de los derechos humanos.

Texto original del Pacto Internacional sobre Iraq: h t t p : / / w w w. i r a q c o m p a c t . o r g / i c i _ d o c u m e n t / I N T E R N AT I O N A L _ C O M PA C T _ W I T H _ I R A Q _ F I N A L _ _ Arabic_final.pdf (árabe) http://www.iraqcompact.org/ici_document/ INTERNATIONAL_COMPACT_WITH_ IRAQ_FINAL__English_final_2_.pdf (inglés) Revisión anual del Pacto Internacional sobre Iraq (Estocolmo, 29 de mayo de 2008) http://www.iraqcompact.org/annualreview/ FINAL_ICI_2008-Arabic.pdf (árabe) h t t p : / / w w w. i r a q c o m p a c t . o r g / annualreview/ICI%20Annual%20 Review%202007-8.pdf (inglés) Recomendaciones y comunicado final de la Conferencia Islámica Mundial para el Diálogo, organizada por la Liga del Mundo Islámico en La Meca, del 4 al 6 de junio de 2008. http://www.themwl.org/News/default. aspx?ct=1&cid=7&nid=625&l=AR (árabe) http://www.themwl.org/News/default. aspx?ct=1&cid=7&nid=626&l=AR (inglés) http://www.themwl.org/news/default. aspx?ct=1&cid=7&nid=628&l=AR (francés)

Escaparate de libros y revistas

Libros Talal Asad. Sobre el terrorismo suicida. Barcelona: Laertes, 2008, 140 págs. Edición española del ensayo del profesor de Antropología en el Graduate Center de la Universidad de Nueva York, publicado en Estados Unidos en 2007. Talal Asad disecciona el discurso sobre la llamada “guerra contra el terror” a través del estudio crítico de ideas como el “choque de civilizaciones”, el “yihadismo islámico” y las posturas de intelectuales de diferentes orientaciones políticas.


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Fawaz Tarabulsi. Tarij Lubnan al-hadith. Min al-‘imara ila Ittifaq al-Taif (Historia moderna de Líbano. Del emirato al acuerdo de Taif). Ryad al-Rayyes, 2008, 471 págs. El historiador libanés Fawwaz Tarabulsi, que hizo su tesis doctoral sobre las identidades y las solidaridades cruzadas en los conflictos del Líbano contemporáneo, presenta aquí uno de los más importantes estudios globales sobre la historia moderna y contemporánea libanesa, desde la fundación del Emirato del Monte Líbano hasta los acuerdos de Taif de 1989 que sentaron las bases del fin de la guerra civil y de la reforma política en el país.

Muhannad Mabidyn. Al-Fikr al-siyasi al-islami wa-l-Islah. Al-Tayrubatani al-‘uthmaniyya wa-l-iraniyya (El pensamiento político islámico y la reforma. Las experiencias otomana e iraní). Beirut: al-Dar al-‘Arabiyya li-l-‘Ulum, 2008, 165 págs. El investigador jordano, profesor de Historia Árabe Moderna y Contemporánea de la Universidad de Filadelfia en Ammán, parte de la hipótesis de que los árabes intentaron resistirse al despotismo otomano desde el siglo XVII, al tiempo que surgía la toma de conciencia de una identidad árabe. Por tanto, según este investigador, el “despertar árabe” y del pensamiento islámico fue anterior al contacto con Europa con ocasión de la campaña napoleónica.

Christopher M. Davidson. Dubai. The Vulnerability of Success. Londres: Hurst, 2008, 390 págs. Desarrollo, liberalización, sociedad civil, estabilidad política, la identidad árabe y el contexto regional son algunos de los aspectos abordados en esta investigación. El autor, profesor de Política de Oriente Medio en la Universidad de Durham e investigador en el Instituto de Estudios Islámicos y de Oriente Medio de dicha universidad, ofrece una importante contribución a los estudios sobre la formación y evolución de este pequeño Estado que se ha convertido en un modelo de desarrollo económico y de transformación sociopolítica.

Baudouin Dupret, Zouhair Ghazzal, Youssef Courbage y Mohammed al-Dbiyat (Dirs.) La Syrie au présent. Reflets d’une société. Arles: Sindbad-Actes Sud, 2007, 878 págs. Esta obra colectiva recoge las perspectivas de numerosos colaboradores que, gracias a sus experiencias sobre el terreno, ofrecen una panorámica completa de la realidad siria, evitando las interpretaciones unívocas y presentando diferentes puntos de vista. El análisis se desarrolla sobre ocho ejes: territorio, demografía, religión, producción cultural, economía, derecho y sociedad, transformaciones políticas internas y las relaciones regionales e internacionales. Se da visibilidad a temas de familia, sexualidad, educación y trabajo. La cultura, las artes y la religión comparten espacio con una imagen nueva de las ciudades, con los recientes fenómenos de urbanización, con las estructuras rurales y tribales, presentando así un estudio sobre Siria que va más allá del enfoque político o económico y abre nuevos caminos a la investigación.

Bárbara Azaola Piazza. Historia del Egipto contemporáneo. Madrid: Los Libros de la Catarata, 2008, 226 págs. Estructurado en cinco capítulos, este estudio sintetiza la evolución histórica de Egipto desde el nacimiento del Estado moderno egipcio, a mediados del siglo XIX, hasta las últimas transformaciones sociales y políticas bajo el régimen de Hosni Mubarak (1981…). Es precisamente esta etapa la que ocupa la mayor parte de la obra y en ella la autora analiza desde los planes de ajuste estructural, hasta las consecuencias de la Guerra del Golfo, pasando por la emergencia de la sociedad civil y las relaciones del gobierno con los diferentes actores políticos, entre ellos los Hermanos Musulmanes.

Abdelhamid El Ouali. Saharan Conflict. Towards Territorial Autonomy as a Right to Democratic Self-Determination. Londres: Stacey International, 2008. La obra del profesor de la Facultad de Derecho de Casablanca, Abdelhamid El Ouali, parte de la propuesta marroquí de autonomía para las provincias del sur que se ha discutido en las conversaciones de Manhasset. Un estudio en el que se defiende la idea del establecimiento de un sistema de autonomía territorial frente a lo que considera sería el fracaso de la apuesta por la autodeterminación e independencia. Esta fórmula, según el autor, serviría tanto para poner fin al conflicto del Sahara Occidental como para fortalecer los Estados del norte de África ante los peligros del nacionalismo étnico.

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Revistas Mayalla al-Dirasat al-Istratiyiyya, Vol. 4, nº 10 (Invierno, 2008). Publicada por el Centro de Estudios e Investigaciones de Bahrein, el nº 10 de la revista incluye artículos sobre los retos de futuro del mundo árabe, el conflicto de los Altos del Golán a través de las negociaciones de paz entre Siria e Israel, la imagen del mundo árabe e islámico en Occidente, las relaciones de Japón con Oriente Medio y la posición de Rusia en el escenario internacional. La sección de documentación publica el texto de la Declaración de Doha sobre la creación de un mercado común en el Golfo. El Centro acaba de publicar un número especial de la Revista de Estudios Estratégicos dedicado a las relaciones entre China y los países árabes.

Mayalla al-Dirasat al-Filistiniyya, Nº 73 (Invierno, 2008). La revista de la Fundación de Estudios Palestinos de Beirut analiza en este número la economía de la minoría árabe de Israel, el sistema político palestino y el futuro de la causa palestina. Incluye un análisis de Azmi Bishara sobre los factores que empujan a Israel a pedir a palestinos, árabes y al mundo en general que le reconozcan como un Estado judío. La revista contiene un artículo sobre el político palestino George Habash, fallecido en enero de 2008, con colaboraciones del pensador nacionalista Hani al-Hindi, el hombre de religión libanés Hani Fahs y del historiador palestino Anis Sayeg, entre otros. La sección de documentación incluye documentos palestinos (declaración del representante del comité ejecutivo de la OLP en Líbano sobre las relaciones palestino-libanesas), árabes (varios discursos del líder de Hezbollah, Hasan Nasrallah) e israelíes (comunicado de la Comisión Vinograd sobre la investigación de la guerra israelí contra Líbano del verano de 2006). Kitabat Sudaniyya, nº 42 (Diciembre, 2007). Este número de la revista publicada por el Centro de Estudios Sudaneses en Jartum está dedicado íntegramente a Darfur. Las cuestiones tribales, la crisis de esta provincia occidental sudanesa como reflejo del fracaso de la creación de un Estado nacional, la crítica a la solución militar y de seguridad y un repaso histórico al Sultanato de Darfur son algunos de los aspectos analizados por un buen número de investigadores sudaneses.

al-Mayalla al-‘Arabiyya li-l-‘Ulum al-Siyasiyya, Nº 17 (Invierno 2008). El presente número de la revista editada por la Asociación Árabe de Ciencias Políticas contiene un amplio dossier sobre Marruecos con cuestiones como la participación política y la transformación democrática, las elecciones y la reforma, y la posición de Estados Unidos en la cuestión del Sahara Occidental. La revista se completa con artículos sobre el impacto de la reforma económica en las clases egipcias más desfavorecidas, la cuestión de la utilización pacífica de la energía nuclear y los refugiados palestinos.

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