Noviembre-diciembre 2011 www.casaarabe.es
Sumario Análisis 1. Túnez: de la revolución a la Asamblea Constituyente. 2. Elecciones legislativas en Egipto: la primera prueba. 3. Siria: la oposición se organiza
Perfiles 1. Hamadi al-Yebali, secretario general del Movimiento al-Nahda y presidente del nuevo gobierno de Túnez. 2. Mayya Yribi, secretaria general del Partido Democrático Progresista de Túnez.
Opinión pública 1. Perspectivas de los sirios. 2. Los egipcios y los ex dirigentes del PND. 3. El nuevo gobierno jordano.
Documenta 1. Documento de Manama. 2. Documento de Doha para la paz en Darfur. 3. Documento de los principios fundamentales para la Constitución egipcia. 4. Comunicado de al-Azhar y los intelectuales de apoyo a la voluntad de los pueblos árabes
Escaparate de libros y revistas Publicación del IEAM de Casa Árabe Dirección: Gema Martín Muñoz Director adjunto: Rafael Ortega Rodrigo Investigadora: Rocío Vázquez Martí
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ISSN 1989-0400
Atalaya sociopolítica de Casa Árabe Análisis Túnez: de la Revolución a la Asamblea Constituyente El Túnez posrevolucionario ha celebrado las primeras elecciones que pueden considerarse libres y trasparentes. Un gobierno de coalición, con predominio del islamismo democrático de al-Nahda, tendrá por fin la legitimidad que otorgan las urnas. El proceso que ha llevado a Túnez desde la revolución a la elección de la Asamblea Constituyente ha sido espectacularmente rápido a tenor de todas las transiciones políticas conocidas, si bien, y como no puede ser de otra manera en tan complicados procesos, los obstáculos y tensiones no han faltado. La esfera pública y política se ha revitalizado y se han puesto las bases para alcanzar el tránsito a la “Segunda República”, una experiencia vital para el futuro del país y de la región. Una nueva lección de la sociedad tunecina. Estas históricas elecciones a la Asamblea constituyente, habían sido convocadas inicialmente el 24 de julio pasado, pero acabaron siendo pospuestas por decisión de la Instancia Suprema Independiente Electoral (ISIE) al 23 de octubre, para poder organizar adecuadamente todos los procedimientos electorales y poder garantizar su limpieza y transparencia. La Asamblea constituyente emanada de los comicios tiene la misión de elaborar la nueva Constitución del país en el plazo de un año y trazar la ruta que recorrerá Túnez para dejar atrás el régimen totalitario-clientelar y consolidar un nuevo régimen democrático. De acuerdo con los resultados electorales, el nuevo gobierno provisional tunecino (cuando se apruebe la Constitución se celebrarán de nuevo elecciones legislativas) se ha constituido por una coalición formada por al-Nahda (89 escaños), el Congreso por la República -CPR- (29 escaños) y el Bloque Democrático por el Trabajo y las Libertades -BDTL- (20 escaños) –aunque abierto también a otros partidos y personalidades– que están elaborando un programa de gobierno político-económico unificado. La tercera fuerza más votada, que ha sido una de las sorpresas electorales, Petición Popular (al-‘Arida
al-Sha‘biyya) ha quedado fuera de esta coalición por los vínculos de algunos de sus representantes con el viejo régimen. Fruto de esa coalición, el nuevo presidente de la República es el presidente del CPR, Monsef al-Marzuqi, y el nuevo presidente del Parlamento es el secretario general del BDTL, Mustafa Ben Ya‘far. La campaña electoral. Meses antes de la campaña, la Instancia Suprema Independiente Electoral (ISIE), presidida por el conocido militante de defensa de los derechos humanos Kemal al-Yendubi, puso en marcha dos mecanismos para garantizar la limpieza y transparencia del proceso electoral y lograr un compromiso de las fuerzas políticas y de la sociedad civil: el Código de Conducta y la Declaración de la Trayectoria de la Transición. El primero es un código ético que debía garantizar la recuperación de la confianza de la sociedad en los procesos electorales y por el cual las fuerzas políticas se comprometían al diálogo, a la renuncia a la violencia y a la discriminación, el respeto al otro, a no interferir en la misión de los miembros de las mesas electorales y abstenerse de todo aquello que pudiera
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Atalaya Sociopolítica de Ben Ali. Y si bien acertaron con el triunfo de la formación islamista, aunque se quedaron cortos en el número de escaños, se equivocaron en cuanto al PDP, cuya secretaria general, Mayya al-Yribi, reconoció inmediatamente su derrota (debida en parte a una campaña electoral centrada excesivamente en la descalificación de al-Nahda) y su compromiso a hacer una labor de oposición en el seno de la asamblea constituyente. Han sido el Congreso por la República, de Monsef al-Marzuqi, y el Bloque Democrático por el Trabajo y las Libertades, ambos de izquierda, los que han ocupado el segundo y cuarto puesto respectivamente.
El número de partidos legales en Túnez ha aumentado espectacularmente, hoy hay 114.
entorpecer la buena marcha del proceso, partiendo de la convicción de que la sociedad tunecina necesitaba creer de nuevo en los procesos electorales después de décadas de comicios fraudulentos. Aún así, el porcentaje de participación, el 54,1%, no cumplió con las grandes expectativas esperadas al tratarse de las primeras elecciones democráticas y contar también, por primera vez, con la participación de los expatriados (unos 900.000 que tienen reservados 18 de los 217 escaños). A mediados de septiembre, los partidos que integran el Organismo Supremo para la Realización de los Objetivos de la Revolución, la Reforma Política y la Transición Democrática (creada en febrero para agrupar a los principales partidos políticos, representantes de la sociedad civil, de las regiones y personalidades nacionales), firmaron la Declaración de la Trayectoria de la Transición (ver Atalaya 16) sobre cómo debía producirse el proceso de transición a la vista de las elecciones a la Asamblea constituyente. En virtud del documento, los firmantes expresaron su total compromiso con la celebración de los comicios según el calendario anunciado, es decir el 23 de octubre, y su compromiso con el código de conducta de partidos políticos y candidatos publicado por la ISIE durante todo el proceso transitorio. También acordaron que los trabajos de la Asamblea Nacional Constituyente no deberán prolongarse más de un año y que las consultas y el diálogo deben continuar. Todos los observadores, tanto nacionales como internacionales (Carter Center, Unión Europea, Unión Africana), han calificado las elecciones como realmente democráticas, limpias y transparentes. No por ello han faltado algunas inevitables anomalías. La Liga Tunecina de Derechos Humanos (al-Rabita al-Tunisiyya li-Huquq al-Insan) señaló en un informe las irre-
gularidades que se produjeron durante la campaña y el día de los comicios, pero afirmaba que esas irregularidades no habían restado limpieza y transparencia al proceso electoral (al-Sharq al-Awsat, 30-10-2011). Los resultados Como era de esperar de unos comicios democráticamente realizados, los resultados han escrito el primer mapa político creíble del país y del que no se conocía prácticamente nada. De las 81 formaciones que presentaron candidatos (de un total de 114), han obtenido representación 23. Algo lógico si tenemos en cuenta que, dejando de lado las formaciones políticas con más larga trayectoria –apenas una decena-, muchos de los partidos surgidos tras la caída del viejo régimen no son sino “partidos familiares”, como los define el académico tunecino Abdessalam Kiki “que en realidad no representan nada ni los conoce nadie”. Los sondeos de opinión y los análisis previos a los comicios daban como ganadores al Movimiento al-Nahda, presidido por Rashid al-Gannushi, y el Partido Democrático Progresista (PDP), de centro izquierda, por ese orden, y representación en el parlamento a los partidos de oposición en la época
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¿Y qué ha pasado con los restos del Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD), el partido de Ben Ali, hoy disuelto? Algunos ex dirigentes del partido y que fueron símbolos del viejo régimen se han presentado como independientes, otros han creado formaciones políticas, reconocidas legalmente, con las que concurrieron a las elecciones, como el Partido al-Mubadara (Iniciativa), dirigido por Kamal Meryan, el último ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Ben Ali, y que ha conseguido 5 escaños. Según el académico Ahmida al-Neyfer, los miembros del extinto RCD “están convencidos de que el país no puede funcionar sin su participación en el futuro gobierno (…) creen que no se puede prescindir de ellos y que nadie se puede comparar con ellos en cuanto a experiencia y presencia” (al-Sharq al-Awsat, 21-10-2011). Al analizar la composición de la asamblea constituyente hay que tener en cuenta que la ley electoral favorece la fragmentación partidista y evita la formación de mayorías absolutas. Así que, por ejemplo, al-Nahda que obtuvo el respaldo del 37% de los electores (más del 40% entre los tunecinos expatriados con derecho a voto) cuenta con el 41% de los escaños, mientras que el Congreso por la República suma el 12% de los escaños con el 8% de los votos.
Al-Nahda Congreso por la República Petición Popular por la Libertad, la Justicia y el Desarrollo Bloque Democrático por el Trabajo y las Libertades Partido Democrático Progresista Partido Iniciativa Polo Democrático Modernista Partido Horizonte de Túnez Alternativa Revolucionaria (PC) Movimiento de Demócratas Socialistas Movimiento del Pueblo Listas y partido minoritarios (1 escaño cada uno)
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Reparto de los 217 escaños de la Asamblea Nacional Constituyente según los resultados finales anunciados por la ISIE al-Nahda: 89 escaños Congreso por la República: 29 Petición Popular por la Libertad, la Justicia y el Desarrollo: 26 Bloque Democrático por el Trabajo y las Libertades: 20 Partido Democrático Progresista: 16 escaños Partido Iniciativa (Hizb al-Mubadara): 5 escaños Polo Democrático Modernista: 5 escaños Partido Horizonte de Túnez (Afaq Tunis): 4 escaños Alternativa Revolucionaria (Partido Comunista): 3 escaños Movimiento de Demócratas Socialistas: 2 escaños Movimiento del Pueblo: 2 escaños Y 16 listas y partidos minoritarios con un escaño cada uno: Futuro: 1 escaño Unión Nacional Libre: 1 Partido Neodesturiano: 1 Partido al-Umma Nacional Unionista: 1 Partido Justicia e Igualdad: 1 Movimiento Unionista Democrático del Pueblo: 1 Partido de la Lucha Progresista: 1 Partido al-Umma Democrático Social: 1 Partido Liberal Magrebí: 1 Lealtad a los Mártires: 1 Lista al-Amal: 1 Voz del Futuro: 1 Lucha Social: 1 Lista por Frente Nacional: 1 Lista de la Justicia: 1 Lista de la Lealtad: 1 Censo electoral: 8.289.924 (población total: 10 millones) Porcentaje de participación: 54,1 % (4.308.888) Mujeres parlamentarias: 49 mujeres (24%) Supervisadas por la Instancia Suprema Independiente Electoral (en lugar de por el ministerio del Interior como se había realizado hasta la caída del viejo régimen) y con presencia de observadores internacionales (530) y locales (5.000) Hacia un modelo árabe de islamismo democrático Tras el anuncio de los resultados definitivos, el pasado 14 de noviembre, el actual presidente interino, Fuad Mebazaa, convocó la primera reunión de la asamblea nacional constituyente que eligió inmediatamente a su presidente y formó una comisión encargada de redactar el estatuto interno. Esta Asamblea constituyente establecerá el nuevo régimen de los poderes públicos y en función de ello eligió al nuevo jefe del Estado. El jefe del Estado encargó al secretario general de
Rashid al-Gannushi, presidente de al-Nahda, y Hamadi al-Yebali, secretario general y presidente del gobierno.
al-Nahda, Hamadi al-Yebali, la formación del nuevo gobierno tras consultas con los grupos parlamentarios, con la sucesiva aprobación parlamentaria del nuevo gobierno y su programa. Un nuevo gobierno, de coalición, en el que tiene un gran peso el Movimiento al-Nahda dado su claro triunfo en las elecciones. El Movimiento al-Nahda es el heredero del Movimiento de la Tendencia Islámica existente en la década de los setenta pero creado oficialmente en 1981 por dos líderes islamistas, Rashid alGannushi, su presidente, y Abdelfattah Muru, que se escindió del grupo en los noventa. Duramente perseguido a principios de la década de los ochenta por el régimen de Habib Bourguiba, en las elecciones de 1989, bajo la presidencia de Ben Ali que en un primer momento pareció apuntar hacia un aperturismo controlado, el movimiento islamista obtuvo el 13% de los votos. Toda una serie de acontecimientos regionales árabes e internacionales posteriores convencieron al régimen de Ben Ali de que no necesitaba ese aperturismo controlado y podía gobernar sin riesgo de manera absoluta. A partir de entonces “el miedo al islamismo” le aseguró carta blanca para iniciar una brutal represión contra las fuerzas políticas de oposición y principalmente contra la más poderosa socialmente, al-Nahda. Algunos líderes, como Gannuchi, pudieron escapar al exilio, donde sus líderes que continuaron la oposición desde países europeos, mientras las bases y parte de la jefatura permanecieron en el interior expuestos a la represión. Después del derrocamiento de Ben Ali, las nuevas autoridades de transición legalizaron el partido, junto con otros partidos prohibidos, y Gannushi regresó a Túnez al igual que otros líderes exiliados. El triunfo de al-Nahda, reconocido y aceptado por las demás fuerzas políticas y por las potencias occidentales, no evitó ciertos recelos por parte de algunos sectores tunecinos y occidentales, que se apresuraron a advertir al movimiento de que debía respetar los
logros conseguidos por la sociedad tunecina hasta entonces (en los que ellos también han participado para su consecución). Por su parte, la jefatura de al-Nahda también se ha apresurado a aplacar esos temores, infundados ya que desde los años ochenta las obras de pensamiento de al-Gannushi –que influyeron decisivamente en la modernización del islamismo turco– apostaban por una democracia islámica, una defensa de las libertades públicas y privadas, el respeto de la diferencia y de los derechos humanos, y la defensa de la igualdad de la mujer y su participación en todos los ámbitos de la actividad humana desde la educación hasta la presidencia de la República. No obstante, al-Nahda ha tenido que hacer una declaración de intenciones sobre esas cuestiones: respeto de los derechos humanos sin discriminación de ningún tipo, derechos de la mujer a la igualdad, la educación, el trabajo y la participación en la vida pública y, especialmente, el respeto del Código de Estatuto Personal que garantiza un estatus muy avanzado para la mujer tunecina que debe “participar en el renacimiento de la sociedad”, tal y como aparece en su programa electoral. Por otro lado, y ante los temores despertados en sectores de la clase política tunecina y en países occidentales sobre un posible acaparamiento de al-Nahda de las estructuras de poder, hay que señalar que en el mismo comunicado fundacional del Movimiento de Tendencia Islamista del seis de junio de 1981, se expresaba nítidamente el rechazo al “unipartidismo” y se reconocía “el derecho de todas las fuerzas populares a practicar la libertad de expresión, de asociación y las demás libertades legítimas y la cooperación en ello de todas las fuerzas nacionales” (Rashid al-Gannushi, Maqalat. Harakat al-Ittiyah al-Islami, pág. 8). Es decir, el modelo que está defendiendo al-Gannushi es un modelo en el que no hay más imposición de un partido sobre otro que el que da la democracia, defendiendo el consenso con las otras fuerzas políticas y con la sociedad civil.
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Casa Árabe Formación y atribuciones de la asamblea constituyente La Asamblea constituyente cuenta con la presencia de las siguientes fuerzas políticas: 1. Partido al-Nahda (89 escaños) que defiende un programa islamista moderno en el que destacan su compromiso con un sistema político democrático, el respeto a la libertad de creencia y de pensamiento, con los derechos de las minorías (religiosas o no), y con la preservación de los logros conseguidos por la mujer (de las 49 parlamentarias 42 pertenecen al movimiento islamista). Defiende la arabidad y la islamidad de la sociedad tunecina (planteará una revisión de la educación para insistir en la arabización), la lucha contra el paro, el desarrollo económico y social global y el respeto de la economía de libre mercado que impulse la inversión. (Ver programa electoral) 2. El Congreso por la República (29 escaños), presidido por Monsef al-Marzuqi, de tendencia izquierdista nacionalista. Defiende también la identidad árabo-islámica de Túnez y considera que una buena fórmula para trazar el futuro del país sería celebrar conferencias nacionales sectoriales (enseñanza, sanidad, economía, cultura) con la participación de políticos, activistas de la sociedad civil y especialistas, con el fin de poner en pie un nuevo régimen. (Ver programa electoral) 3. El partido Petición Popular por la Libertad, la Justicia y el Desarrollo (26 escaños) está dirigido por un hombre de negocios afincado en Londres desde hace años, Muhammad al-Hasheni al-Hamidi, quien en otro tiempo fuera miembro de al-Nahda y del que se distanció comenzando un acercamiento al régimen de Ben Ali, de ahí que en algunos sectores sea visto como una continuación del viejo régimen. A pesar de que en un principio se invalidaron los votos conseguidos en seis distritos electorales en los que había triunfado, por irregularidades en la financiación, el partido recurrió ante los tribunales y recuperó todos los escaños. Es un partido
Atalaya Sociopolítica muy inestable, como lo demuestra el hecho de que cinco de sus candidatos ganadores han dimitido de la formación y se han declarado independientes. Su programa rebosa de propuestas que pueden calificarse como “populistas”: enseñanza y sanidad gratuitas, abaratamiento de productos básicos, etc… (Ver programa electoral) 4. El Bloque Democrático por el Trabajo y las Libertades (20 escaños), dirigido por Mustafa Ben Ya‘far y de tendencia izquierdista, tiene entre sus prioridades: combatir el paro, el Estado de derecho, una nueva República con una nueva Constitución que rompa con el pasado dictatorial y, al igual que las demás fuerzas, el compromiso con el respeto de las libertades individuales, la supremacía del concepto de ciudadanía, etc… (Ver programa electoral) 5. El Partido Democrático Progresista (16 escaños), es una formación de izquierdas fundada por Ahmad Nayib Al-Shabi. También ha protagonizado una sorpresa electoral ya que los sondeos de intención de voto le daban como segunda fuerza más votada en parte debido a su historial de oposición interna al régimen de Ben Ali, una lucha compartida con al-Nahda. Pero su campaña electoral, basada fundamentalmente en la oposición al movimiento islamista, ha jugado al final en su contra. (Ver programa electoral) Junto a esas fuerzas, se sentarán en la asamblea una serie de partidos minoritarios, todos de reciente formación, con una representación de entre 1 y 5 escaños (Partido Iniciativa, Polo Democrático Modernista, Partido Horizonte de Túnez, Alternativa Revolucionaria, etc…) y también parlamentarios independientes que desempeñarán cierto papel en las coaliciones que se formen a partir de ahora. La Asamblea constituyente puede tener una duración de un año, tal y como está estipulado en la convocatoria de las elec-
ciones desde el pasado mes de agosto y tal y como reivindican al-Nahda y el Bloque Democrático, que lo consideran suficiente para cumplir una de sus principales misiones, la elaboración de una nueva Constitución, con lo cual se celebrarían nuevas elecciones legislativas y presidenciales a principios de 2013; o bien puede tener una duración de tres años, ya que no hay ninguna ley que se lo impida, como pide el segundo partido más votado, el CPR, que cree que es el tiempo necesario para poner las bases de una nueva etapa política. Túnez ha dado en poco tiempo dos lecciones y dos muestras de responsabilidad: la revolución pacífica que acabó con un viejo régimen autoritario y corrupto y la organización casi ejemplar de unas elecciones limpias, transparentes y democráticas. Puede que dé una tercera lección, la de que un nuevo modelo político y social es posible en el mundo árabe: una democracia islámica de la mano de un movimiento islamista que se apoya no sólo en su ideario sino en el consenso con otras fuerzas políticas de diferente ideología. Es el mejor ejemplo para acabar con la teoría de la “excepcionalidad” árabe y borrar el fantasma del islamismo intransigente, reaccionario y visceralmente antimoderno, sobre todo en vísperas del proceso electoral egipcio. Un gobierno de coalición efectivo que identifique las prioridades y que esté libre de imposiciones, y todo apunta a que al-Nahda apuesta por ello con un gobierno tripartito que responda a los elementos compartidos por las tres formaciones políticas y abierto a otros partidos, que deberán afrontar el camino democrático hacia la Segunda República, regida por el Estado de derecho. Por otro lado, al-Nahda se enfrenta a otro gran reto: llevar a la práctica lo que la cúpula directiva e intelectual del movimiento ha estado formulando teóricamente desde hace varias décadas, incluso aunque esa apuesta pueda provocar tensiones dentro del sector más conservador del movimiento y con representantes de otros islamismos tunecinos.
Fuentes y referencias Al-Gannushi, Rashid. Maqalat. Harakat al-Ittiyah al-Islami fi Tunism s. d. - Al-Mar’a bayna al-Quran wa-waqi‘ al-muslimin. Londres, Al-Markaz al-Magaribi li-l-Buhuth wa-l-Taryama, 2000. - Al-Hurriyyat al-‘amma fi-l-dawla al-islamiyya. Líbano: Markaz Dirasat al-Wahda al-‘Arabiiya, 1993. Azzam S. Tamimi. Rachid Ghannouchi. A democrat within Islamism. Oxford: University Press, 2001. Churchill, Erik. “Tunisia’s Electoral Lesson: The Importance of Campaign Strategy”, [disponible en http://carnegieendowment.org/sada/index.cfm?fa=show&article=45842&lang=ar] “Intijabat al-ta’sisi bi-Tunis: intiqal salis nahw shari‘iyya yacida”, Markaz al-Yazira li-l-Dirasat, [disponible en: http://www.aljazeera.net/NR/ exeres/39E45433-9A78-4E34-8191-00E1F109D693.htm?GoogleStatID=24 http://www.aljazeera.net/NR/exeres/307D779D-FC12-496E-9622-54FA75806F4C.htm?GoogleStatID=9 (entrevista con Kamal al-Yendubi, presidente de la Instancia Suprema Independiente Electoral) http://www.isie.tn/Ar/image.php?id=722 (Resultados definitivos, desglosados por circunscripciones electorales, anunciados el 14 de noviembre) http://www.cartercenter.org/resources/pdfs/news/peace_publications/election_reports/tunisia-prelim-102511-arabic.pdf (Informe del Carter Center sobre las elecciones tunecinas) http://www.isie.tn/Ar (Sitio de la Junta Electoral Suprema) http://www.facebook.com/nahdha.tunisie (Juventudes de al-Nahda en facebook) http://www.nahdha.info/arabe/index.php (Sitio de al-Nahda) http://www.partistunisie.com/ptv.html (Todos los partidos político tunecinos)
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Elecciones legislativas en Egipto: la primera prueba Egipto se dispone a hacer frente a uno de los pasos más trascendentales derivados de la revolución del 25 de enero: la celebración de elecciones para formar la Asamblea Constituyente que deberá elaborar la nueva Constitución que consagre la ruptura democrática con el régimen del depuesto Hosni Mubarak. El panorama político egipcio se reparte entre la incertidumbre y la efervescencia, propios de un periodo de transición nacido de una revolución que avivó muchas esperanzas, y aunque el ritmo es lento y los cambios aún insuficientes, se va abriendo camino. Los protagonistas Desde que el periodo de campaña electoral comenzara oficialmente el pasado 18 de septiembre, más de 50 partidos políticos se han registrado para concurrir a los comicios y muchos otros grupos nacen cada día. Junto a los partidos, en la escena egipcia hay que contar con otros actores: el ejército, los “manifestantes”, que todavía se reúnen en la plaza de Tahrir, y los miembros del ahora desaparecido Partido Nacional Democrático (PND), el que fuera el partido gobernante del presidente depuesto. Los partidos políticos, que tienen unos perfiles y unas ideologías bien definidas (islamistas, liberales, nacionalistas, de izquierdas etc.), están en plena efervescencia. Con la excepción de los grupos salafíes y de la extrema izquierda, la mayoría de los grupos comparte una serie de principios básicos que les sitúa en una postura centrista: desde los partidos islamistas, que se describen como partidos “civiles” (madani, es decir, no religiosos) y que apuestan por el establecimiento de un Estado no religioso, hasta los grupos liberales y de izquierdas que aceptan el islam como religión oficial y apoyan la intervención del Estado para la corrección de los problemas económicos y para alcanzar la justicia social, todos ellos, aún teniendo ideologías diferenciadas, aspiran a alcanzar una serie de objetivos compartidos. Esta confluencia se debe, principalmente, a dos razones. En primer lugar, la ley electoral egipcia prohíbe la creación de partidos basados en la religión. El partido Construcción y Desarrollo (al-Bina´ wa-l-Tanmmiyya), de al-Yama‘a al-Islamiyya, fue inicialmente rechazado por la comisión de partidos por ser “excesivamente islamista”, y posteriormente aceptado. En segundo lugar, nadie conoce cuál es el verdadero mapa político del país, dado que las elecciones anteriores fueron siempre manipuladas y, por tanto, no se conocen las tendencias de voto en el país. Así, los partidos tienden hacia el centro con la esperanza de atraer a un electorado más amplio. Aunque sus plataformas electorales tengan similitudes, la separación entre partidos islamistas y, en general, seculares, continúa siendo determinante. El primer intento de crear una Alianza
Los 27 gobernorados de Egipto (imagen tomada de la página web www.wikitravel.org
Democrática (al-Tahaluf al-Dimuqrati) que aglutinaba a los grupos existentes antes del levantamiento, ha fracasado. La mayoría de los partidos liberales han abandonado la alianza para integrarse en el Bloque Egipcio (al-Kutla al-Misriyya). El partido Wafd se ha mantenido en la Alianza junto al partido Libertad y Justicia (el partido de los Hermanos Musulmanes) pero han llegado al acuerdo de que la Alianza presentará dos listas: una liderada por el Wafd y otra por los Hermanos Musulmanes (HHMM), y el resto de los partidos minoritarios de la alianza deberá decidir en cuál de las dos se integra. El segundo actor a tener en cuenta es el ejército. Durante las dos últimas décadas del régimen de Mubarak, los militares se han mantenido en segunda fila, evitando actuar en primer plano pero sin renunciar a su control y a sus privilegios. Ahora, como señala Jalil al-Anany, aca-
démico del School of Government and International Affairs en la Universidad de Durham, para los militares “la transición no puede constituir una ruptura total con el antiguo sistema que, inevitablemente, se daría a su costa e implicaría una amenaza para sus privilegios económicos y sociales” Desde la revolución del 25 de enero, el ejército ha asumido el poder directamente, lo que plantea la cuestión de si estará dispuesto a renunciar a él, como ha asegurado. Desde el comienzo de la etapa de transición, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) ha insistido en que su papel es estrictamente temporal, prometiendo que celebraría elecciones y traspasaría el poder a las autoridades civiles electas una vez celebradas las elecciones presidenciales, después de que la Asamblea Constituyente haya redactado la nueva constitución y ésta haya sido aprobada en referéndum.
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Atalaya Sociopolítica preocupación se acrecentó al establecer una ley electoral que integra un doble sistema: el mayoritario para candidatos individuales y el proporcional para listas de partidos. El primero permite que muchos miembros del antiguo PND puedan presentarse como candidatos individuales con aún fuertes vinculaciones locales en una circunscripción determinada.
El CSFA insiste en definirse como un poder transitorio porque, como sugiere en su análisis Marina Ottaway, directora del programa de Oriente Medio en el Carnegie Endowment for International Peace, “el ejército se siente incómodo en una posición política pública y está deseando abandonarla. Aunque no está tan claro que vaya a renunciar a seguir siendo el poder en la sombra”. De hecho, el ejército ha demostrado que tiene cierta propensión a tomar decisiones unilaterales sin consultar con los partidos políticos o con la sociedad civil. En julio, por ejemplo, realizó diversas modificaciones en la ley electoral sin haber planteado la cuestión previamente y sin pedir la opinión de los actores principales, lo que generó la reacción de los partidos y una nueva negociación al respecto. A todo esto hay que añadir el rumor de que el mariscal de campo Muhammad Huseyn Tantawi podría presentar su candidatura para las elecciones presidenciales, perpetuando así la “tradición” de que el presidente del país ha de ser un militar. El ejército ha asegurado que no tiene nada que ver con los carteles en su apoyo que aparecieron pegados en diversos lugares de El Cairo (al-Quds al-Arabi, 27 de octubre). Aún así, la persistencia de este rumor, que el propio Tantawi ha negado en varias ocasiones, demuestra el miedo e inquietud de los egipcios ante la posibilidad de que los militares no tengan intención de abandonar el poder e impulsa su continuada movilización ciudadana en Tahrir. La misma preocupación existe con respecto a los miembros del PND, disuelto oficialmente en abril y cuyo posible renacimiento inspira temor, a unos, y ciertas esperanzas, a otros. Las nuevas autoridades no tomaron ninguna medida para impedir a los miembros del partido, e incluso a sus dirigentes, que participen en la vida política y la creación de partidos liderados por ex miembros del PND confirma que la antigua élite política está todavía muy presente. Esta
Por ello, las asociaciones de jóvenes, que desempeñaron un papel determinante en el inicio y el triunfo de la revolución, y, en general, todos los ciudadanos, siguen manifestándose para plantear exigencias. Pueden considerarse como “la conciencia de la Revolución”, puesto que desafían las decisiones del CSFA y actúan como presión popular, tal y como ha ocurrido unos días antes de la celebración de la primera ronda de las elecciones del 28 y 29 de noviembre pasado. El marco legal La primera medida que adoptó el CSFA en el ámbito legal fue la celebración, el 19 de marzo, de un referéndum en el que unos 45 millones de egipcios se pronunciaron respecto a una serie de enmiendas constitucionales. El proceso estuvo supervisado por un comité de autoridades judiciales y unos 16 000 miembros de la judicatura que vigilaron el proceso de votación y el escrutinio en los 54 000 colegios electorales de todo el país. Numerosas organizaciones de la sociedad civil, tanto egipcias como internacionales, y periodistas de diversos medios pudieron entrar en los colegios para observar la calidad del proceso. Las enmiendas que se introdujeron afectaban a nueve artículos de la Constitución e introducían cambios, principalmente, en todo lo relacionado con los procesos electorales, la elección del presidente, las competencias de éste y las leyes de emergencia y contra-terrorismo. El 77,2% de los votantes se pronunció a favor de las enmiendas. Así, el primer gran triunfo de la revolución fue lograr que los procesos de votación fuesen organizados por una Alta Comisión Electoral (ACE) que está supeditada al control de la judicatura, y no del Ministerio de Interior, como ha sido el caso en todas las citas electorales anteriores. El artículo 39 del texto constitucional provisional, aprobado en marzo, especificaba que dicha comisión estará encabezada por el presidente del Tribunal de Apelación de El Cairo y que todos sus miembros han de ser jueces. Los otros seis miembros de la Comisión deben ser los dos cargos de mayor responsabilidad dentro del Tribunal de Casación,
del Consejo de Estado y del Tribunal de Apelación (por detrás del presidente). La ACE seleccionará a quienes se encargarán de supervisar la votación y el escrutinio, gestionarán las listas del censo y la base de datos de los documentos de identidad, y facilitarán el trabajo de las organizaciones, nacionales e internacionales que deseen supervisar el proceso. Igualmente, la ACE es el organismo que recibirá y estudiará las posibles denuncias que se presenten respecto a la fiabilidad de los comicios y será la encargada de anunciar los resultados definitivos. A pesar de que la Comisión no se encuentra bajo la supervisión del Ministerio de Interior, podrá pedir ayuda a cualquier institución u organismo estatal a la hora de desempeñar su trabajo. Pero el aspecto legal que más controversia ha generado ha sido la ley electoral, revisada varias veces, y la composición del comité que habrá de redactar la Constitución definitiva. El día 20 de julio, el CSFA anunció que había redactado un decreto ley para la Asamblea del Pueblo basado en la ley electoral de 1972 y en la Constitución provisional. Este decreto estipulaba que la mitad de los 508 escaños serían decididos con el sistema mayoritario con candidatos individuales y la otra mitad según el sistema proporcional de listas cerradas. Igualmente, se mantenía la condición de que la mitad de los escaños fueran ocupados por agircultores y trabajadores (fallah, `umal, una condición existente desde la época del presidente Naser). Eliminaba la cuota femenina y la sustituía por la obligación de que en todas las listas de los partidos hubiera, al menos, una mujer. La mayoría de los partidos y las fuerzas políticas se opusieron a esta nueva ley, argumentando que el sistema mayoritario favorecía a los miembros del antiguo PND, que habían creado importantes vínculos con parte del electorado a lo largo de los años del mandato de Mubarak. Tras reunirse con representantes de los partidos políticos, el CSFA anunció nuevas enmiendas a la ley electoral: redujo el número total de escaños de la Asamblea del Pueblo, de 508 a 498, y de la Asamblea Consultiva, de 390 a 270; y limitó el número de escaños que se decidirán mediante el sistema mayoritario, dejándolos en un tercio del total, (166 de 498 en la Asamblea del Pueblo y 90 de 270 en la Asamblea Consultiva), aunque prohibía a los partidos políticos competir por ellos. Estos nuevos cambios tampoco contentaron a los partidos políticos. Poco
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chos de los grupos implicados se retractaron y retiraron su firma.
después del anuncio de esta nueva fórmula, el Bloque Egipcio (la segunda mayor coalición de las que concurren a las elecciones) declaró que rechazaba las propuestas y exigió que todos los escaños se decidieran mediante el sistema de representación proporcional; la definición de unas normas claras que regulasen la formación del comité que habrá de encargarse de redactar la nueva Constitución; la exclusión de todas las candidaturas de los antiguos miembros del PND; y el restablecimiento de la seguridad en las calles egipcias. Estas demandas interpelaban al CSFA, pero también a todos los demás partidos, para pronunciarse al respecto. El partido Libertad y Justicia exigía también la abolición del sistema mayoritario y muchos miembros de su Alianza Democrática, principalmente el Wafd y el Gad, ya habían expresado asimismo su rechazo. Finalmente, el 29 de septiembre, ambas coaliciones y otros partidos independientes, anunciaron que boicotearían las elecciones. Frente a esta persistente resistencia de los partidos políticos, el CSFA se reunió, a principios de octubre, con representantes de los 13 grupos más importantes del escenario egipcio y redactó un documento que fue firmado por todos ellos. Los nuevos cambios implicaban que se permitía a los candidatos de los partidos políticos competir por los escaños de listas abiertas individuales regido por el sistema mayoritario; imponía penas de cárcel de entre uno y cinco años para los grupos que utilizaran eslóganes religiosos o quienes recurrieran a la violencia o el soborno para presionar a los votantes durante la campaña electoral; y establecía un calendario que alargaba todo el proceso, que no culminaría hasta 2013. La firma del documento volvió a ser muy criticada, tanto por miembros de los partidos que habían asistido a la reunión como por otros partidos, y, finalmente, mu-
El día 2 de noviembre Ali al-Silmi, vicepresidente del gobierno egipcio, hacía público un documento en el que se definían los principios que regirían el trabajo y el funcionamiento de la comisión que se va a encargar de redactar la nueva Constitución. Apenas 24 horas después, la mayoría de los grupos políticos y personalidades influyentes del país alzaron su voz para expresar un rechazo total y llamaron a manifestaciones de protesta. Concretamente, el artículo 9 del Documento de Principios Constitucionales (Wathiqat al-mabadi al-dusturiyya, también conocido como “Documento al-Silmi”, Wathiqat al-Silmi) hacía exclusivamente responsable al CSFA de todo lo relacionado con el ejército, incluido su presupuesto, el cual no se integraba en los presupuestos generales del Estado y, además, sería secreto. Políticos como Muhammad al-Baradei o Amr Musa protestaron enérgicamente asegurando que “las fuerzas armadas no están ni estarán por encima de la ley” y que el documento supone “un duro golpe para el Parlamento” (al-Masri al-Yawm, 3 de noviembre de 2011). La respuesta no se hizo esperar: todas las fuerzas políticas y de la sociedad civil convocaron una manifestación de protesta, el día 18 de noviembre, para expresar su rechazo al documento. El lema de la protesta fue “Yo bajaré (a la calle) para decir no al gobierno de los militares”.
Elecciones Asamblea del Pueblo (Cámara Baja) en 3 rondas: 28 de noviembre (con vuelta el 5 de diciembre): En El Cairo, al-Fayum, Port Said, Damieta, Alejandría, Kafr al-Sheyj, Asiut, Luxor, Mar Rojo 14 de diciembre (con vuelta el 21 de diciembre): en Giza, Beni Suef, al-Munufiyya, al-Sharqiyya, Ismayliyya, Suez, al-Buhayra, Sohag, Asuán. 3 de enero (con vuelta el 10 de enero): en al-Minia, al-Qaliubiyya, al-Garbiyya, al-Daqahliyya, Sinaí norte, Sinaí sur, Matruh, Qena, al-Wadi al-Yadid. Elecciones Asamblea Consultiva (Cámara Alta) en 3 rondas: 29 de enero (con vuelta el 5 de febrero) 14 de febrero (con vuelta el 21 de febrero) 4 de marzo (con vuelta el 11 de marzo) Se presentan: Para la Asamblea del Pueblo: 6 591 candidatos en sistema de listas abiertas 590 candidatos en sistema de listas de partidos Para la Asamblea Consultiva: 2 036 candidatos en sistema de listas abiertas 272 candidatos en sistema de listas de partidos
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Los Hermanos Musulmanes (HHMM) Después de décadas debatiendo sobre la verdadera utilidad de convertirse en un partido político y la mejor manera de hacerlo, la organización de los HHMM no tardó ni diez días tras la revolución en anunciar que se disponía a crear el partido Libertad y Justicia (Hizb al-Hurriyya wa-l-‘Adala), que fue oficialmente fundado el 30 de abril de 2011. Al igual que en el caso jordano, la Asociación de los Hermanos Musulmanes creaban una rama política para actuar como partido. Muhammad Mursi fue nombrado presidente; Isam el-Ariyan, vicepresidente; y Saad al-Katatini, secretario general. Los tres eran miembros del Gabinete del guía general (maktab al-Irshad) de los HHMM. Además, el guía general de los HHMM, Muhammad Badi‘, ha pedido a los miembros de su organización que se afilien al partido de los HHMM, amenazando con excluir a quienes no lo hagan (al-Masri al-Yawm, 17 de octubre). Desde la caída del régimen de Mubarak, los HHMM, que se habían mantenido sólidamente unificados durante décadas de represión, han comenzado a experimentar una serie de fracturas internas. Por un lado, los miembros más jóvenes de la organización, que habían sido sistemáticamente ignorados, han decidido crear su propio partido: la Corriente Egipcia (al-Tayyar al-Masri). Por otro, Abdel Monem Abul Futuh, que hasta el año pasado era miembro del Gabinete del guía general, e Ibrahim al-Zaafarani, dos figuras simbólicas de la corriente reformista dentro de los HHMM, abandonaron la asociación y crearon su propio grupo, el Partido del Renacimiento (Hizb al-Nahda). Este partido ha decidido no concurrir a las elecciones legislativas porque no se encuentra preparado, pero Abul Futuh se dispone a presentar su candidatura a la presidencia. Muhammad Habib, también miembro del Gabinete del guía general entre 1985 y 2009, ha presentado su dimisión y se ha integrado en el Partido del Renacimiento. Asimismo, el partido al-Wasat (el Centro), primera escisión que se remonta a 1996, fue el primer partido en obtener la legalización tras la revolución. Pero no sólo se están viviendo divisiones en el seno de los HHMM, sino en todo el panorama del islamismo. A lo largo de los últimos 8 meses se han creado un sinfín de nuevos partidos, muchos de ellos de tendencia islamista: el partido Seguridad y Desarrollo (al-Salama wa-l-Tanmiyya), fundado por miembros del Yihad Islámico; el partido Unión Árabe (al-Tawhid al-‘Arabi); el partido Construcción y Desarrollo (al-Bina´ wa-l-Tanmiyya), brazo político de al-Yama‘a alIslamiyya; el partido Reforma y Renacimiento (al-Islah wa-l-Nahda); además de otros grupos salafíes que, si bien en un principio deseaban unirse a la alianza de los HHMM, han acabado por abandonarla. Todos estos nuevos grupos islamistas o de tendencia islamista, a pesar de que son minoritarios, podrían restar votos a la organización de los HHMM, especialmente en zonas rurales.
Aplicando el pragmatismo que les caracteriza, y tras el intenso debate que ha tenido lugar en el país en torno a la ley electoral y las enmiendas constitucionales, los HHMM han presentado su grupo como un partido “de referencias islámicas” y no como un partido islamista, puesto que la ley prohíbe la creación de partidos religiosos. De igual manera, han renunciado a utilizar su célebre eslogan “El islam es la solución” y lo han sustituido por “Traemos el bien a Egipto” (Nahmil aljayr li-Misr) y han presentado un programa que cumple con todos los requisitos democráticos necesarios. En él se especifica que la shari‘a debe ser la fuente principal de la legislación (tal y como estipula la propia Constitución) y que los ciudadanos de otras minorías religiosas pueden recurrir a su propia legislación en asuntos que afecten al estatuto personal. El partido Justicia y Libertad es un “partido para todos los egipcios” y persigue la igualdad de todos los ciudadanos, la reforma política, la protección de las libertades individuales, la reactivación equilibrada de la economía, la creación de una sociedad civil fuerte, la separación de poderes, la alternancia de poder mediante elecciones libres y transparentes etc. En este sentido, el programa del partido asegura que: “el modelo de Estado islámico es, por su propia naturaleza, un Estado civil (madani) (…) No es un Estado teocrático gobernado por hombres de religión puesto que en el islam no hay hombres de religión sino expertos en religión y ni siquiera ellos pueden gobernar en nombre de Dios. Los gobernantes han de ser ciudadanos elegidos por el pueblo y el pueblo es la fuente de autoridad (…)”. Los HHMM inicialmente lideraron la creación de una amplia alianza electoral que englobaba a diversos partidos de distinto signo: desde el izquierdista, como el partido al-Tagammu‘, hasta los grupos salafíes, pasando por el partido Wafd, liberal secular. De hecho, casi todos los partidos más importantes del escenario egipcio decidieron participar inicialmente en la coalición. Esta alianza no ha podido sobrevivir a las diferencias ideológicas existentes entre los casi 40 grupos que la formaban y, sobre todo, al dominio cada vez más patente del partido de los HHMM sobre los demás grupos, que se reflejaba en el desequilibrado reparto de escaños a los que se podía presentar cada parti-
do. En este sentido, el partido Libertad y Justicia, inició su andadura electoral asegurando que, para obtener un tercio de los escaños del Parlamento, tendría que competir por el 40% ó 45% del total. Más tarde, Isam el-Ariyan aseguró que el partido pretende atraer el voto de unos 25 millones de egipcios y que el 65% del electorado simpatiza con los HHMM. Cabe preguntarse por qué el partido de los HHMM no presenta candidatos al 100% de los escaños que se disputan. El pragmatismo y la prudencia han dominado siempre la actuación de los HHMM, incluso en la época de Mubarak, cuando concurrían a las elecciones como independientes, pero, especialmente, desde el inicio de la transición. Según las declaraciones de los propios HHMM, no quieren enemistarse con Occidente o que se repita lo sucedido en Argelia, con el Frente Islámico de Salvación (1991), o en Gaza, con Hamás, cuya victoria electoral (2006) condujo al establecimiento de un embargo. Partidos y alianzas La Alianza Democrática (al-Tahaluf al-Dimuqrati): se formó en junio y englobaba a más de 30 agrupaciones políticas, desde
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Atalaya Sociopolítica partidos islamistas hasta liberales seculares y grupos de izquierda. El principal grupo de la alianza es el partido Libertad y Justicia (al-Hurriyya wa-l-Adala), la rama política de los HHMM. Debido a las diferencias ideológicas y estratégicas, numerosos partidos se han ido retirando de esta alianza, que actualmente está formada por el partido Libertad y Justicia, el partido al-Karama, el partido al-Gad al-Yadid y otros ocho grupos minoritarios. El partido Wafd, ha decidido finalmente mantenerse dentro de la alianza, pero va a presentar también candidatos individuales por el sistema mayoritario. También el partido al- Tagammu‘ y el Frente Democrático abandonaron la coalición y se integraron en el Bloque Egipcio, que constituye la segunda agrupación más importante de las próximas elecciones. El partido al-‘Amal (Partido del Trabajo), de orientación islamista, también abandonó la alianza a principios de octubre.
El Bloque Egipcio (al-Kutla al-Misriyya): creado en agosto con la participación de 14 partidos, entre los que destacaban la Asociación Nacional por el Cambio (al-Yama‘iyya al-Wataniyya min ayl al-Tagyyir), el partido de los Liberales (Misriyin al-Ahrar), el Frente Democrático (al-Yabha al-Dimuqratiyya), el partido Egipto Libertad (Misr al-Hurriyya), el Tagammu‘ y el grupo salafí Liberación de Egipto (Tahrir Misr). El Bloque constituía la mayor alianza de partidos liberales pero también ha sufrido numerosas divisiones internas, por lo que ahora sólo cuenta con la participación de tres grupos: el partido Liberales de Egipto, el Partido Social Democrático y el Tagammu‘. Además, tres destacadas figuras del Wafd (Alaa Eddin Abdel Moneim, Mostafa al-Guindi y Mona Makram Obeid) rompieron con su partido para integrarse en el Bloque. A pesar de las divisiones, continúa siendo la fuerza de mayor peso ante la Alianza Democrática. La Alianza Islámica (al-Tahaluf al-Islami): creada en septiembre, cuenta con la participación de tres grupos salafíes: el partido al-Nur, el partido al-Asala y el partido al-Bina’ wa-l-Tanmiyya, rama política de la Yama‘a al-Islamiyya, finalmente legalizado en octubre.
Existen otros partidos que han quedado voluntariamente fuera de estos grandes bloques en un intento por evitar la polarización de la política. Son partidos minoritarios, de reciente legalización, pero que están intentando hacerse un hueco en el escenario político. El partido al-‘Adl (Justicia) ha intentado crear una alianza (la Tercera Vía) para hacer frente a las dos grandes coaliciones y no posicionarse ni en el extremo liberal-secular ni en el islamista. Es un grupo que aboga por un Estado civil y una Constitución que garantice las libertades individuales, pero hace hincapié en la identidad árabe e islámica de Egipto. Lo cierto es que los intentos de al-‘Adl por crear una coalición se han limitado al partido al-Wasat (el Centro), una escisión moderada de los HHMM, y de la Corriente Egipcia (al-Tayyar al-Masri), otra escisión de los HHMM protagonizada por el segmento más joven del grupo. Finalmente, esta alianza no se había registrado el día en que se acabó el plazo para la presentación de las candidaturas. El partido al-Wasat ha creado la “Alianza de Centro”, junto con el partido al-Riyada, pendiente de legalización. La Alianza de Fuerzas Socialistas (Tahaluf al-Qiwa al-Ishtirakiyya): creada en mayo con el objetivo de consolidar una corriente de izquierdas más presente en el Egipto post-revolucionario, engloba a cinco partidos de tendencia socialista y de izquierdas: el Partido Comunista de Egipto, el partido de la Alianza Democrática Popular, el partido Socialistas Revolucionarios, el Partido Socialista de Egipto y el Partido Democrático de los Trabajadores. En octubre, el Partido Comunista anunció en un comunicado que boicotearía las elecciones asegurando que “celebrar los comicios bajo la ley de emergencia y sin haber tomado medidas para evitar la participación de los ex miembros del PND, tendrá unas consecuencias catastróficas para la revolución y para la nación” (al-Yaum al-Sabi‘, 13 de octubre). La Revolución Continúa (al-Thawra Mustamirra): alianza creada en julio por siete de las principales fuerzas políticas y de la sociedad civil y por agrupaciones de jóvenes. Inicialmente contaba con la participación de la Alianza Popular Socialista (al-Tahaluf al-Sha‘bi al-Ishtiraki), Egipto Libertad (Misr al-Hurriya), el Partido
Socialista (al-Hizb al-Ishtiraki), la Corriente Egipcia (al-Tayyar al-Masri), la coalición Jóvenes de la Revolución (I´tilaf Shabab al-Thawra), la Alianza Egipcia (al-Tahaluf al-Misri) y el grupo Igualdad y Desarrollo (al-Musawa wa-l-Tanmiyya). A medida que se acerca la cita electoral, la alianza se ha ido desintegrando y muchos de sus miembros, como la coalición Jóvenes de la Revolución, han decidido retirarse de la coalición (aunque ha asegurado que apoyará a los candidatos de la Revolución Continúa), integrarse en otras alianzas, concurrir de manera independiente o dar a sus miembros la libertad de elegir cómo desean presentarse. En cuanto al Movimiento 6 de abril (Harakat 6 abril), que se ha constituido en los últimos años como una de las fuerzas de la sociedad civil mejor organizadas y con mayor capacidad de movilización, aseguraron el pasado mes de junio que no concurrirán a las elecciones “porque llegar al poder no es su objetivo”. Nayi Hamdi, responsable de medios de comunicación del Movimiento, declaró que “el grupo no va a apoyar a ninguno de los partidos políticos, pero si se creara una lista unificada de todas las fuerzas que compitiera contra los candidatos del antiguo PND, entonces ofrecería todo su apoyo”. El movimiento actuará únicamente como observador del proceso electoral. Por último, hay que mencionar una serie de partidos que, bien han sido directamente fundados por miembros del antiguo PND, o bien cuentan con un gran número de ellos en sus filas: - Ciudadano Egipcio (Hizb al-Muwatin al-Misri): su representante, oficialmente, es Salah Hasaballah, quien fuera un destacado líder del PND en la provincia de Qaliubuyya. También participan Mohammad Ragab, ex secretario general del PND, y Ahmad Abu Hayyi, ex diputado del PND en la Asamblea Consultiva. - Egipto Renacimiento (Misr al-Nahda): liderado por Hosam Badrawi, el último secretario general del PND, a la vez que presidente del comité político del partido, tras la renuncia en febrero de Safwat el-Sherif y de Gamal Mubarak, respectivamente. - Nuevo Partido Nacional (al-Hizb alWatani al-Yadid): liderado por Talaat Sadat, último presidente del PND. - Egipto Desarrollo (Misr al-Tanmiyya): liderado por Yomna al-Hamaki, ex diputada del PND en la Asamblea Consultiva. Otros factores En medio de esta agitación en torno a la preparación de las elecciones y a las sospechas sobre las intenciones de la junta
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Casa Árabe militar, Egipto está siendo testigo de una serie de acontecimientos de gran importancia. En primer lugar, hay que recordar los terribles enfrentamientos que tuvieron lugar en la plaza Maspero, en el centro de El Cairo, entre una manifestación protagonizada por ciudadanos coptos y el ejército y que se cobraron la vida de 25 egipcios, además de provocar la imposición, una vez más, de la ley de emergencia. Aquel 9 de octubre, al que ya se ha bautizado como “Domingo Negro”, no sólo el ejército perdió parte de su credibilidad al abrir fuego contra los manifestantes civiles, sino que tuvo que empezar a hacer frente a acusaciones de parcialidad en su papel de árbitro de la transición. Pero este incidente no se debe interpretar como un conflicto sectario o religioso entre el ejército y los coptos, sino más bien como una toma de posición del ejército respecto a todos los egipcios, sin importar su credo. Si bien el factor religioso no se puede obviar en una sociedad como la egipcia, aquel enfrentamiento no fue más que la expresión del legado del régimen de Mubarak. Los coptos de la plaza Maspero reivindican lo mismo que los jóvenes que se manifiestan en la plaza de Tahrir cada viernes: todos son víctimas de los problemas crónicos heredados de la época de Mubarak. Otro ejemplo de la delicada situación social que vive el país son las numerosas huelgas que se están convocando en diversos sectores profesionales. En este sentido, por ejemplo, hay que mencionar la huelga de varios días de duración protagonizada por oficiales y miembros de la policía que, concentrados frente al Ministerio de Interior, en el aeropuerto internacional de El Cairo y en las sedes administrativas de diversas provincias, exigen mejoras en los salarios y en las condiciones de trabajo, así como la exclusión de miembros del antiguo Partido Nacional Democrático (PND) que permanecen en puestos de responsabilidad dentro de la administración. Los policías amenazaron también con no garantizar la seguridad el día de las elecciones (Ahram Online, 24 de octubre). Los estudiantes de al-Azhar se han manifestado ante el edificio administrativo de la Universidad (y han acampado dentro del campus universitario) para exigir la destitución de todos los directivos de la época de Mubarak y la celebración de elecciones para reelegir a todos los jefes de departamento. También los maestros de escuela han ido a la huelga al inicio del curso escolar para exigir el establecimiento de un salario mínimo y la dimisión del actual ministro de Educación. Es la primera vez en la historia de Egipto que los profesores hacen una huelga.
Atalaya Sociopolítica Resultados de la primera ronda electoral Listas de partidos
Listas independientes
Total 1ª vuelta
Libertad y Justicia
40
2
42 (40%)
Al-Nur
26
0
26 (25%)
Bloque Egipcio
13
0
13 (12%)
Al-Wafd
10
0
10 (9%)
La Revolución Continúa
4
1
5 (4%)
Al-Wasat
4
0
4 (3%)
Reforma y Desarrollo
2
0
2
Partido Nacionalista de Egipto
1
0
1
Ciudadano Egipcio
1
0
1
Egipto Libertad
1
0
1
Al-Adl
0
0
0
0
1
1
102
4
106
Grupo político
Independientes TOTAL
En respuesta a las movilizaciones de protesta que se organizaron en la plaza Tahrir pocos días antes de las elecciones, y que costaron la vida a unas 30 personas, el mariscal Tantawi anunció una nueva agenda para la transición. En primer lugar, anunció que aceptaba la dimisión del gobierno de Esam Sharaf, presentada en bloque el 21 de noviembre, y la formación de un gobierno de “salvación nacional”. También aseguró que las elecciones legislativas se celebrarían en la fecha prevista y que las presidenciales tendrán lugar antes de que acabe el mes de junio de 2012. Igualmente, el CSFA, que insiste en que no pretende permanecer en el poder, se comprometió a traspasar el poder a autoridades civiles mediante la celebración de un referéndum. Conclusión Tras le victoria del partido islamista al-Nahda en Túnez, es lógico volver a centrar la atención en el islamismo egipcio a medida que se va desarrollando el proceso electoral. Algunos especialistas han minimizado las posibilidades de éxito de los HHMM, basándose en las encuestas que les otorgan entre un 15 y un 30% de apoyo del electorado, pero lo cierto es que los resultados de la primera ronda electoral parecen desdecirlo. No obstante, en estas elecciones, que inician una nueva época y en la que han nacido innumerables partidos nuevos que tienen que darse a conocer, lo que más cuenta es la organización y la estrategia: los HHMM son el grupo con mayor experiencia en ambos terrenos. La disciplina y la organización están profundamente arraigadas en la cultura del grupo, ya que se trata de un movimiento de gran desarrollo social, educativo y religioso que ha sobrevivido a décadas de represión. Además, con 88 diputados en el anterior parlamento (2005-2010), los HHMM han podido mejorar su relación con los votantes y desarrollar su red de servicios a nivel local. Esta cercanía con el electorado podría
también beneficiar a los candidatos vinculados al antiguo PND, dado que la nueva normativa sacada en el último momento por el CSFA, bajo la presión popular del Tahrir, prohibiendo su participación electoral llegó demasiado tarde para impedir que de hecho participasen. La coalición del Bloque Egipcio, liderada por el partido de los Liberales Egipcios, parece que también podría contarse como una de las fuerzas más votadas al final de todo el proceso electoral. A pesar de su superioridad organizativa, los HHMM podrían no alcanzar los resultados esperados, tal y como ha ocurrido en las recientes elecciones del Sindicato de Médicos. Los grupos salafíes, por su parte, recién llegados a la política, están demostrando que aprenden rápido y que se organizan bien: han conseguido unir sus filas en la Alianza Islámica y también desarrollan campañas de educación y ofrecen servicios sanitarios a quienes no los pueden pagar. A pesar de que Occidente se ha mostrado favorable y preparado para interactuar con los nuevos grupos (islamistas) que están emergiendo en todos los escenarios tras las revoluciones árabes (tal y como declaró la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a principios de noviembre), es previsible que la reacción sea un poco alarmista según quién sea el partido vencedor. Aunque el verdadero criterio para valorar las elecciones egipcias no será quién gane, sino si los egipcios tienen la oportunidad de elegir a sus propios representantes, libres de injerencias e intimidaciones. Como señala Shadi Hamid, director de investigación del Brookings Doha Center y miembro del Centro Saban de política de Oriente Medio, “la democracia consiste en tener el derecho a hacer una elección equivocada”. Si ganan los islamistas y no realizan bien su trabajo, el electorado se encargará de cambiarlos en las próximas elecciones.
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Fuentes y bibliografía al-Anani, Jalil. “Egypt´s souring transition”, Open Democracy, 19 de octubre. [Disponible en: http://www.opendemocracy.net/khalil-al-anany/egypt%E2%80%99s-souring-transition?utm_source=feedblitz&utm_ medium=FeedBlitzEmail&utm_content=201210&utm_campaign=0] Anis, Mona. “Elections at last”, al-Ahram, 26 de octubre. [Disponible en: http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/25170/Opinion/ Elections-at-last.aspx] Nafaa, Hassan. “Egypt in TransitionA Little Fear, a Lot of Worry”, Qantara.de [disponible en: http://en.qantara.de/wcsite.php?wc_c=17322] Said, Abdel Monem. “Las elecciones egipcias” (al-Intijabat al-misriyya), al-Hayat, 9 de noviembre. [Disponible en: http://www.aawsat. com/leader.asp?section=3&article=648927&issueno=12034 ] Ottaway, Marina. “The Emergin Political Spectrum in Egypt”, Carnegie Endowment for International Peace. [Disponible en: http://egyptelections.carnegieendowment.org/2011/10/12/the-emerging-political-spectrum-in-egypt ] Hamid, Shadi. “How Egypt’s Muslim Brotherhood will win”, en Foreign Policy, 3 de noviembre de 2011. Información práctica de las elecciones: http://www.elections2011.eg/ Ley electoral y modificaciones: http://egyptelections.carnegieendowment.org/2011/10/04/parliamentary-elections-law Wathiqat al-Silmi (principios básicos constitucionales y creación del comité que redactará la Constitución): http://www.masrawy.com/news/egypt/politics/2011/november/2/4559080.aspx?ref=moreclip Borrador Constitución Egipcia: http://www.masr.gov.eg/arabic/laws/constitution/default.aspx (árabe) http://www.cabinet.gov.eg/AboutEgypt/ConstitutionalDeclaration_e.pdf (inglés) Borrador enmiendas constitucionales aprobadas en referéndum: http://egyptelections.carnegieendowment.org/2011/03/16/overview-of-egypt%e2%80%99s-constitutional-referendum (inglés) http://egyptelections.carnegieendowment.org/ar/2011/03/17/%d9%84%d9%85%d8%ad%d8%a9-%d8%b9%d8%a7%d9%85%d8%a9%d8%b9%d9%86-%d8%a7%d9%84%d8%a7%d8%b3%d8%aa%d9%81%d8%aa%d8%a7%d8%a1-%d8%b9%d9%84%d9%89-%d8 %a7%d9%84%d8%aa%d8%b9%d8%af%d9%8a%d9%84%d8%a7%d8%aa-%d8%a7 (árabe) http://www.referendum.eg/homepage.html (artículos modificados) http://egypt.electionnaire.com/ (todos los partidos)
Siria: la oposición se organiza Más de nueve meses después del inicio de las manifestaciones prodemocráticas, las autoridades sirias siguen apostando por la respuesta militar y represiva y por calificar a la oposición como “grupos terroristas” y al levantamiento pacífico como “conspiración”. Sin embargo, la oposición se ha ido estructurando en los últimos meses principalmente en torno a dos instancias, el Organismo Nacional de Coordinación de las Fuerzas del Cambio Nacional Democrático y el Consejo Nacional Sirio, y ha entrado en escena una oposición armada, el Ejército Sirio Libre. Puntos en común unen a todos ellos, pero otras cuestiones les separan. Todos se juegan el apoyo del pueblo que se manifiesta en las calles y se disputan la representación de la oposición, mientras que la suspensión de la pertenencia de Siria a la Liga Árabe abre las puertas a lo que se percibe como inevitable internacionalización de la crisis. La revolución siria, que al igual que en otros países árabes, estalló de forma popular y con una gran participación de los jóvenes, al margen de los partidos o de la oposición intelectual, ha dado lugar, debido en parte a esta naturaleza, a la creación de dos estructuras de oposición al régimen: la representada por el Organismo Nacional de Coordinación de las Fuerzas del Cambio Nacional Democrático (Hay’a
al-Tansiq al-Wataniyya li-Qiwa al-Tagyyir al-Watani al-Dimuqrati) en Damasco; y el Consejo Nacional Sirio (al-Maylis al-Watani alSuri) cuya creación se anunció en Estambul. El primero está dentro de Siria, es decir representa a parte de la oposición interna, y tiene proyección fuera; el segundo está fuera y tiene proyección dentro. Coinciden en la necesidad del cambio de régimen, aunque cada uno tiene su estrategia y sus prioridades, dife-
Los revolucionarios ondean otra bandera, la primera de la independencia siria de 1932
rencias que se manifestaron claramente con la iniciativa de la Liga Árabe para el cese de la violencia y la celebración de un diálogo entre el régimen y toda la oposición. Organismo Nacional de Coordinación de las Fuerzas del Cambio Nacional Democrático Su creación se anunció a finales del pasado mes de junio tras una reunión en la que participaron nueve fuerzas nacionalistasizquierdistas-marxistas-árabes, como la Agrupación de Izquierdas Siria, el Partido Comunista del Trabajo, el Partido de Unión Socialista, once partidos kurdos, representantes de la tendencia “islamista democrática”, asociaciones feministas y destacadas personalidades independientes de oposición interna (Aref Dalila, Michel Kilo, Haytham al-Maleh) y en el extranjero (Haytham Manna‘, Samir Aita). El Organismo nació con la idea de ser un amplio marco político en Siria, con la esperanza de que se le unieran otros movimientos, que debía gestionar la etapa de transición hacia un régimen democrático tras el impulso del levantamiento popular pacífico iniciado en marzo. Según el Documento Político de la
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Hasan Abdelazim
organización, dado a conocer el 30 de junio, esta oposición apoya el levantamiento “pacífico” y la preservación de la unidad nacional, evitando caer en el comunitarismo. Se opone a la intervención extranjera por entender que perjudicaría la soberanía nacional, la unidad territorial y la unidad del pueblo, y defiende el carácter puramente sirio del levantamiento. Su prioridad es buscar una salida a la situación actual de violencia a través de una conferencia nacional de todas las partes implicadas, pero no la caída del presidente, según su coordinador general, Hasan Abdelazim. Para ello, el régimen debería abandonar su apuesta por la solución militar, renunciar a la campaña informativa de sus medios contra el levantamiento popular, abrir el espacio a medios de comunicación extranjeros y a organizaciones de derechos humanos, liberar a todos los detenidos desde el estallido del levantamiento y a todos los presos políticos, crear un comisión independiente para investigar y juzgar a los responsables de la violencia, abolir el estado de excepción y la ley marcial, reconocer el derecho a la manifestación pacífica y prohibir la intervención de los cuerpos de seguridad. También debería introducir enmiendas constitucionales (abolición del art. 8 que consagra el sistema de partido único) y celebrar una conferencia nacional que elabore un programa y un calendario para el cambio político y constitucional. Un gobierno de transición estaría encargado de convocar una asamblea constituyente para redactar la nueva constitución democrática y establecer un nuevo pacto social que garantice un Estado civil, los derechos de ciudadanía igualitaria, el pluripartidismo, la alternancia a través de las urnas, que defina las atribuciones y periodos presidenciales y la separación de poderes. Este organismo se estructura en torno a un Comité Central de 80 miembros (el 40% representan a 15 partidos, el 30% a las coordinadoras de la movilización popular y otro 30% a personalidades nacionales públicas por provincias) y a una Oficina Ejecutiva de 27 miembros (60% representan a partidos y el 40% a coordinadoras o son personalidades públicas). Su coordinador general es el abogado Hasan Abdelazim, portavoz de la Agrupación Nacional Democrática y secretario general de la Unión Socialista Árabe Democrática. Se autocalifica como “el principal representante de la oposición nacional democrática en el interior”.
Hasan Abdelazim (1932) se licenció en Derecho en 1957 y desde entonces ha ejercido la abogacía compaginándola con su activismo político. Es el coordinador general del Organismo Nacional de Coordinación de las Fuerzas del Cambio Nacional Democrático, el frente más amplio de la oposición siria en el interior. Encuadrado ideológicamente en la izquierda nacionalista y defensor en su día de la unión entre Siria y Egipto (la República Árabe Unida de 1958 a 1961), ha sido miembro de varios grupos como el Movimiento de Unionistas Socialistas. En 1964 entró en la Unión Socialista Árabe que había creado el político e ideólogo Yamal al-Atasi y que no obtuvo el reconocimiento oficial. En el partido, Abdelazim ocupó varios cargos destacados: en 1985 fue elegido vicesecretario general, en el 2000 ayudante del secretario general y en 2010 secretario general. En 1979, la Unión Socialista Árabe formó junto con otros cuatro partidos de orientación similar (el Partido Comunista Sirio, el Partido Revolucionario de los Trabajadores, el Movimiento de los Socialistas Árabes y el Partido Baaz Árabe Democrático) un frente de oposición al ré-
¿Qué es la iniciativa de la Liga Árabe? La Liga Árabe, en una reunión urgente celebrada el 16 de octubre, decidió crear una comisión ministerial con la misión de contactar con el gobierno y la oposición sirios y organizar un encuentro entre ambas partes, en un plazo de quince días, que pusiera fin a la violencia y encontrara una solución “árabe” que evitara la internacionalización de la crisis. Para activar esa iniciativa, el 26 de octubre una delegación ministerial de la Liga Árabe visitó Damasco y se reunió con el presidente. La iniciativa se resume en la finalización de cualquier acto de violencia, la retira-
gimen, la Agrupación Nacional Democrática, de la que es su portavoz oficial desde mayo de 2000. Ha pasado por las cárceles sirias en al menos siete ocasiones desde 1963, la última en mayo de 2011 a raíz de unas declaraciones a medios de comunicación sobre la situación en el país dos meses después de que comenzaran las manifestaciones contra el régimen. Un mes después fue puesto en libertad. Otras agrupaciones de oposición están muy próximas al Organismo Nacional de Coordinación, como la corriente Bina´ alDawla al-Suriyya, anunciada el pasado 13 de septiembre en Damasco. Está presidida por el activista Luai Huseyn y es partidaria de la mediación de la Liga Árabe y la celebración de un diálogo nacional. Aceptó el acuerdo alcanzado entre la Liga y el régimen sirio. Su objetivo es crear un Estado democrático civil que haga realidad la justicia social por vías pacíficas. El Organismo Nacional de Coordinación y los grupos afines creen en la necesidad de unificar a la oposición sobre un programa político, organizativo y de lucha, pero las diferencias de estrategia con otros representantes de la revolución siria, patentes especialmente con la iniciativa de la Liga Árabe, han dificultado realizar dicha unificación. Es partidario de la mediación de la Liga Árabe y de su propuesta para encontrar una salida “árabe” a la crisis que evitaría un posible escenario “libio” de graves consecuencias en la zona de Oriente Medio, y de hecho aplaudió que el régimen aceptase inicialmente la propuesta, aunque dicho compromiso fue roto inmediatamente después.
da de la maquinaria militar del espacio público, la aceptación de la entrada de observadores -organizaciones y medios de comunicación árabes e internacionales- que certifiquen la paralización de los actos de violencia, la liberación de los detenidos y, una vez conseguidos ciertos progresos en los aspectos citados anteriormente, emprender un diálogo político global entre el régimen y toda la oposición en El Cairo bajo el patrocinio de la Liga. La delegación, formada por el consejo de ministros árabes de Asuntos Exteriores, está presidida por el jefe de la diplomacia qatarí, el sheyj Hamad Ben Yasem, y sus colegas de Egipto, Sudán,
Atalaya Sociopolítica Argelia y Omán, además del secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Nabil al-Arabi. En un principio, el régimen aceptó la iniciativa para el cese de la violencia y se comprometió a emprender un diálogo con la oposición entre mediados y finales de noviembre, como paso previo a la celebración de una conferencia nacional. Esta postura fue recibida con cautela por parte de la administración estadounidense, que dudaba del compromiso del régimen y apostaba por la renuncia de Bashar al-Asad. Por su parte, los manifestantes sirios sometieron ese compromiso a una prueba para saber cuáles eran realmente las intenciones del régimen un día después del anuncio de aceptación de la iniciativa: el resultado fue de unos 25 manifestantes muertos por las fuerzas de seguridad, el bombardeo de uno de los mayores focos de la revolución, la ciudad de Homs, y un cerco sobre la ciudad que no permitía la entrada de alimentos ni medicinas. De manera que quedaba clara la ausencia de cualquier compromiso del régimen con la iniciativa árabe de paz, una iniciativa rechazada por otro de los granes frentes de la oposición siria: el Congreso Nacional Sirio. El incumplimiento de su compromiso por parte del régimen de Bashar al-Asad ha llevado a la Liga Árabe a tomar una serie de medidas que dan por fracasada la solución “árabe”, aíslan más al régimen sirio en la esfera árabe e internacional y es posible que dejen el camino abierto a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y, por lo tanto, a una internacionalización de la crisis. La Liga Árabe suspendió la pertenencia de Siria a dicho organismo el 16 de noviembre (reversible en caso de que el gobierno comenzara la aplicación de la iniciativa), y defendió la protección de los civiles bajo el paraguas de las organizaciones árabes o, si esta medida no diera resultados, de las organizaciones internacionales de derechos humanos, incluida Naciones Unidas; llamó al ejército sirio a no participar en los actos de violencia contra los civiles; impuso sanciones económicas y políticas contra el gobierno sirio; retiró a los embajadores árabes acreditados en Damasco (la aplicación de esta medida se deja al criterio de cada país); e invitó a toda la oposición siria a reunirse en la sede de la Liga para acordar una visión unificada de la etapa de transición y posible reconocimiento oficial de la oposición siria. Hay que señalar que tanto Líbano como Yemen mostraron su oposición a esta resolución de la Liga Árabe y que Iraq se abstuvo en la votación. La reacción de las autoridades sirias a esta última resolución de la Liga Árabe fue autorizar, en teoría, la entrada de 500 “observadores” árabes, a falta de un compromiso que garantice su seguridad, para la protección de los civiles y la observación sobre el terreno. Nada se ha podido concluir por el momento a este respecto.
Otro grupo nacional de oposición: el Consejo Nacional Sirio El Consejo Nacional Sirio (CNS) se dio a conocer en Estambul el 20 de agosto de 2011, aunque la idea se fraguó en la conferencia de Antalia (suroeste de Turquía) denominada “Conferencia Nacional en el Exilio para Salvar Siria”, y está vinculado a su vez con el Grupo de la Declaración de Damasco que en octubre de 2006 lanzó el citado documento exigiendo una transformación democrática. Reúne a los principales grupos y fuerzas de la oposición (sociedad civil, liberales, laicos, kurdos, islamistas). A primeros de junio, en Antalia, se discutieron varias cuestiones, entre ellas la formación de un consejo nacional de transición y la redacción de un borrador de Constitución para la Siria del futuro, una Siria sin el viejo régimen. A finales de septiembre se anunció la creación del CNS, formado por 140 miembros, y se emitió el comunicado fundacional según el cual los participantes se comprometían con tres principios fundamentales: continuar la lucha hasta la caída del régimen; recurrir a medios pacíficos; y preservar la integridad del territorio sirio. Ese comunicado fundacional, fechado el 21 de septiembre, revelaba la intención del CNS de ser un marco nacional global, lo más representativo posible, que apoyara la revolución del pueblo sirio “por la libertad, la dignidad y la democracia” y una “plataforma política” que uniera a los jóvenes revolucionarios, las fuerzas políticas y personalidades nacionales, hasta llegar a derrocar al régimen y poner en pie un Estado civil, democrático y plural. Sus objetivos se concretan en: derrocar al régimen y proteger las instituciones del Estado con todos los medios legítimos posibles; preservar el carácter pacífico de la revolución; mantener la unidad nacional; el compromiso total con la revolución y con sus principios, objetivos y mecanismos; y un régimen democrático y plural que garantice la libertad, la justicia y la igualdad de todos los ciudadanos. El 60% de los miembros del CNS son representantes de la oposición interna y el 40% de la oposición en el extranjero; mientras que el 52% representan a la movilización revolucionaria.
Casa Árabe El anuncio oficial de la creación del CNS no se produjo hasta el 2 de octubre en Estambul, en una rueda de prensa concedida por Burhan Galyun, su presidente, en la que definió al CNS como “marco unificado de la oposición siria” y representante de la revolución, tanto dentro del país como fuera, y abierto a todos los sirios comprometidos con los principios y objetivos de la revolución pacífica. En su seno se dan la mano casi todas las tendencias políticas de oposición, desde los liberales hasta los Hermanos Musulmanes y los Comités Locales de Coordinación, representantes del secretariado general de la Declaración de Damasco para el Cambio Democrático, el Bloque Nacional Kurdo, personalidades públicas, académicos de reconocido prestigio internacional y todas las “nacionalidades” sirias. El comunicado venía firmado por Samir al-Nashar (presidente del secretariado general de la Declaración de Damasco), Basma Qodmani (portavoz del CNS y miembro de su órgano directivo), Burhan Galyun (presidente del CNS), Muhammad Riad al-Shafaqa (supervisor general de los Hermanos Musulmanes de Siria), Abdelbasit Sida (representantes de las fuerzas y partidos kurdos) y Abdelahad Estifu (Organización Asiria Democrática). El CNS cuenta con un secretariado general de 19 miembros entre los que se encuentran representantes de los HHMM, de la Declaración de Damasco y de los Comités Locales de Coordinación; y un consejo ejecutivo de 5 miembros: Burhan Galyun, Muhammad Faruq Tayfur (HHMM), Samir al-Nashar, Abdelbasir Sida y Abdelahad Estifu. Galyun preside el CNS y el secretariado general por un periodo de tres meses tras el que se irán alternando en el puesto los miembros del Consejo Ejecutivo. En ese mismo comunicado se anunciaba la visión política del CNS y su programa de acción: la unidad nacional, la continuidad de la revolución y su apoyo por todos los medios posibles, su carácter pacífico, la necesidad de recabar todas las energías árabes, regionales e internacionales para aislar al régimen y despojarle de cualquier legitimidad, y la necesidad de garantizar la protección internacional a los civiles desarmados. Su
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Casa Árabe estrategia consiste en una movilización en el marco de los países miembros de la Liga Árabe. Las rondas de consultas celebradas con la Liga y, por otro lado la actitud del propio régimen ante la iniciativa árabe, hicieron realidad uno de los objetivos del CNS: la suspensión de la pertenencia de Siria a la Liga Árabe y la imposición de sanciones económicas y diplomáticas, es decir el aislamiento de las autoridades sirias en el entorno árabe. Pero su aspiración a que el CNS sea reconocido como representante legítimo de la voluntad del pueblo sirio no se ha materializado hasta el momento. El CNS ha mantenido desde el principio una postura de mayor confrontación con el régimen, no como el Organismo Nacional de Coordinación, que sigue apostando por el diálogo con las autoridades. En su lugar, rechaza el diálogo y, ante la “irresponsable represión” del régimen, amenaza con solicitar la intervención de la sociedad internacional para proteger a los civiles mediante la creación de una zona sin armas o de una zona de exclusión aérea similar a la que anunció la ONU en Libia, excluyendo en todo caso una intervención militar de tropas extranjeras, pero encaminándose definitivamente hacia la internacionalización de la cuestión siria El Consejo ha encontrado la solidaridad de fuerzas políticas y revolucionarias de otros países árabes, como la de la Alianza Democrática egipcia (casi cuarenta partidos políticos) y la del Consejo Nacional de Transición libio, que le han reconocido como representante legítimo del pueblo sirio, mientras que los ministros de Exteriores de la Unión Europea y la administración estadounidense se han limitado a darle la “bienvenida”, aunque la Casa Blanca ha mostrado claramente sus ideas respecto a la crisis siria y considera que el presidente Bashar al-Asad ha perdido su legitimidad para permanecer en el poder. Turquía, que por su peso político-económico en la zona y su especial relación con Siria desempeña un papel crucial, ha expresado un reconocimiento implícito, algo que las autoridades turcas están estudiando y que Ankara condiciona al compromiso con los mecanismos pacíficos para luchar contra el régimen y con la unificación de las filas de la oposición siria y el mantenimiento de la unidad del país (al-Sharq al-Awsat, 19/10/2011). El CNS sigue apostando por la no violencia –aunque ya ha reconocido el derecho de los manifestantes a defenderse y está apostando por estrechar los vínculos con la oposición armada del Ejército Sirio Libre–, y por criterios democráticos para derrocar al régimen y llevar a los responsables de las matanzas ante los tribunales.
Atalaya Sociopolítica El CNS rechazó la mediación de la Liga Árabe e incluso consideró que la aceptación de la misma era la línea divisoria entre él y la oposición que no está representada en el Consejo, pues tal y como ha señalado la académica y activista Basma Qodmani, portavoz del CNS, “es imposible hablar sobre diálogo mientras continua la represión… incluso si se dieran las condiciones para el diálogo, lo único que se buscaría sería una hoja de ruta para el traspaso pacífico del poder”, algo que el régimen considera inaceptable. Es decir, la prioridad para el CNS es el traspaso de poderes de forma pacífica y como pasos previos: el cese de la violencia, la retirada del ejército y de las fuerzas de seguridad, la disolución de las bandas de matones a sueldo del régimen (al-Shabiha), la liberación de todos los presos políticos y todos los detenidos por su participación en las movilizaciones populares, conocer el paradero y el destino de los desaparecidos, la entrega de los cuerpos de los fallecidos, la entrada de observadores árabes e internacionales y de organizaciones de derechos humanos para documentar la realidad que vive el país, y la de medios de comunicación árabes e internacionales independientes que cubran los hechos. En el escenario internacional, el CNS presiona para que el Consejo de Seguridad trate de nuevo el caso sirio y adopte una resolución de condena o intervención como ocurrió en el caso libio, algo que queda condicionado en cualquier caso a la reconsideración de las posturas de Rusia y China, que hicieron uso del derecho a veto en la anterior reunión del Consejo de Seguridad que abordó la cuestión siria, impidiendo la adopción de una resolución de condena del régimen. Burhan Galyun
Galyun, nacido en 1945, es desde 1990 director del Centre d’Études sur l’Orient Contemporain (CEOC), en París, y profesor de Sociología Política de la Universidad Paris-III (Sorbonne Nouvelle). Es bien conocido y respetado en los círculos académicos árabes y europeos, lo que le debería facilitar las reuniones con las autoridades occidentales, pero con escasa experiencia política. Laico, aunque de cultura islámica sunní, estudió Filosofía y Ciencias
La movilización ciudadana organizada: La Unión de Coordinadoras y el Organismo General y de la Revolución Siria. Poco después del inicio del levantamiento popular comenzaron a crearse comités y coordinadoras locales, tanto en barrios como en ciudades, como mecanismo para organizar la acción revolucionaria pacífica. Como segundo paso se crearon uniones y organismos con el objetivo de agrupar a esas coordinadoras locales y erigirse en representantes de la movilización popular ajena a la oposición política organizada y como paraguas protector de los objetivos de la revolución. De ahí surgió primero la Unión de Coordinadoras de la Revolución Siria y, poco después, el Organismo General de la Revolución Siria, que representan mayoritariamente a la movilización popular y serán protagonistas fundamentales en cualquier proceso que se abra de transición pacífica hacia un nuevo régimen. La creación de la Unión de Coordinadoras de la Revolución Siria se anunció en el comunicado emitido el 1 de junio como reacción solidaria a las movilizaciones que se habían producido en la ciudad de Der‘a, las primeras en el país, y como resultado de la unificación de las coordinadoras locales de Damasco, Der‘a, Deir Ezzor y Homs, a las que le seguirían
Sociales en la Universidad de Damasco, amplió sus estudios en Francia, donde se doctoró en Sociología Política en La Sorbona (1974) y obtuvo el Doctorado de Estado en Humanidades también en La Sorbona en 1982. Después trabajó en varios centros de investigación y comenzó a participar en los debates teóricos y políticos en el mundo árabe (democracia y futuro del mundo árabe, la cuestión de comunitarismo, las minorías, Estado y religión, islam y política). Es miembro de varias asociaciones internacionales (Asociación Internacional de Sociología) y del equipo editorial de revistas académicas. Tiene numerosos artículos e investigaciones publicados en revistas especializadas y en la prensa árabe y es autor de varios libros (Los árabes y el mundo posterior al 11 de septiembre, Los árabes y las transformaciones del mundo, La aflicción árabe: el Estado contra la Nación…), publicados en diversas lenguas.
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Atalaya Sociopolítica promiso adquirido con la Liga Árabe y bombardeando la ciudad de Homs, la “capital de la revolución”, como ya es conocida, le llevó a pedir la retirada de la iniciativa diplomática, solicitar garantías de seguridad para los civiles y convocar huelgas generales como nuevo mecanismo de presión para derrocar al régimen. La opción armada
otras, con la intención de ser el representante de la movilización civil sobre el terreno, tanto en el plano político como en el informativo, y para coordinar y unificar la acción en las calles sin representar a ningún partido político. En agosto, la UCRS se sumó a otra entidad, el Organismo General de la Revolución Siria. El Organismo General de la Revolución Siria (OGRS) se creó a mediados de agosto y, según su primer comunicado, incluye tanto a grupos y coordinadoras de manifestantes y revolucionarios dentro de Siria como a la oposición en el exterior. Se califica como “representante” de los revolucionarios en todo el país y elemento unificador, como dicen serlo también el CNS y el Organismo Nacional de Coordinación, de toda la acción revolucionaria que persigue la caída del régimen y de todos sus órganos. La alternativa propuesta es la construcción de un Estado democrático, civil y con instituciones que garanticen la libertad, la igualdad, la dignidad y el respeto de los derechos humanos. Como se puede apreciar, los puntos básicos de su propuesta coinciden con los de otros actores de oposición, aunque las relaciones tanto del OGRS como de la UCRS con las dos estructuras de oposición mencionadas anteriormente no son muy fluidas, a pesar de esa coincidencia parcial de la estrategias y de las visiones de la nueva Siria. El OGRS incluye a la Unión de Coordinadoras de la Revolución Siria, comités locales de coordinación de los jóvenes revolucionarios de diferentes ciudades (Homs, Hama, Lataquia, Der‘a, Rastan, al-Hula, Baniyas, Idlib…). Se mostró opuesto a la iniciativa de la Liga Árabe, ya que su prioridad es mantener el techo de las reivindicaciones de la revolución, es decir, la caída del régimen con todos sus representantes, cuerpos e instituciones, pues cualquier otra apuesta sería traicionar la revolución. La actitud siria incumpliendo el com-
Es difícil establecer el número de militares y agentes de los cuerpos de Seguridad que han desertado y se han incorporado a grupos armados que luchan contra el régimen. Según un responsable estadounidense, a finales de octubre podía hablarse de unos diez mil desertores de las fuerzas armadas y de seguridad. Según el general Riad al-As‘ad, que desertó del ejército del aire el pasado mes de julio y se ha refugiado en Turquía, el número de desertores llega ya a veinte mil pertenecientes a fuerzas especiales, guardia republicana e inteligencia. Esos militares que han desertado del ejército regular han formado dos grupos, el Ejército Sirio Libre (Al-Yeish al-Suri al-Hurr), dirigido por Riad al-As‘ad, y el Movimiento de Oficiales Libres (Harakat al-Dubbat al-Ahrar) que consideran que la única manera de acabar con el régimen es a través de la lucha armada. Su estrategia se basa en garantizar un espacio seguro en el norte del país (frontera con Turquía), lograr que se cree una zona de exclusión aérea internacional, y conseguir armamento de países amigos para poder lanzar ataques efectivos contra el régimen.
Ya han mantenido enfrentamientos con el ejército regular y además han comenzado a tener la iniciativa (ataque contra un complejo militar al norte de Damasco y emboscada en Der‘a a mediados de noviembre). Intervienen para proteger a los manifestantes civiles cuando y donde pueden y hacen lo posible para que aumente el número de desertores. Hasta ahora, esta oposición armada sigue siendo limitada y por lo tanto incapaz de influir en la evolución del levantamiento contra el régimen, aunque sus filas no dejan de crecer y el número de batallones es cada vez mayor (doce en septiembre según el Washington Post (26/09/11). Para el Ejército Sirio Libre, el acuerdo alcanzado ente el régimen y la Liga Árabe no fue más que un juego político, ya que el régimen sabe que ha perdido cualquier legitimidad y es incapaz de acabar con la revolución popular pacífica, y la Liga Árabe sabía perfectamente que el régimen no aplicaría ninguno de los puntos de la iniciativa, según el jefe de operaciones del ESL, el capitán ‘Ammar al-Wawi (al-Sharq al-Awsat, 3-11-2011). El fracaso anunciado de la iniciativa de la Liga no ha hecho sino radicalizar las posturas y provocar un acercamiento entre la oposición política y la oposición armada, hasta el punto de que el capitán al-As‘ad ya ha calificado al ESL como “el brazo militar de la oposición” (alSharq al-Awsat, 06-11-2011), aunque el Consejo Nacional Sirio siga apostando por la no militarización de la revolución.
El capitán Riad al-As‘ad, comandante del Ejército Sirio Libre
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El batallón Jaled Ben al-Walid, del Ejército Sirio Libre, actúa en Homs y es el más activo de todos.
Conclusiones Las diferencias entre las dos principales entidades que se autocalifican como representantes del pueblo sirio
persisten a pesar de tener el mismo objetivo y una similar visión de la nueva Siria. Las distintas apuestas estratégicas y los diversos componentes de ambas siguen marcando
las distancias. Sólo la obstinación del régimen por la opción de la represión podrá facilitar el acercamiento de las diferentes organizaciones que se arrogan el derecho a representar a la oposición política y pacífica y al acercamiento entre éstas y la oposición armada. Pero la revolución pacífica, y también el régimen, pueden verse desbordados en el caso de que las deserciones en el ejército y fuerzas de seguridad aumenten y se produzca una escalada de enfrentamientos que pueda conducir a una guerra abierta, a semejanza del escenario libio, con las graves repercusiones regionales que conllevaría. La posible internacionalización de la crisis siria tras la renuncia del régimen a aplicar la iniciativa de solución “árabe” abre un escenario ya conocido: sanciones por parte de los países árabes, probable resolución del Consejo de Seguridad de condena del régimen, reconocimiento oficial paulatino de la oposición como representante legítimo del pueblo sirio, imposición de una zona de exclusión aérea y una, aunque muy improbable, intervención extranjera.
Referencias Abbas, Hasan. “Dinamikiyyat al-intifada fi Suriyya”, Arab Reform Initiative, nº 51 (octubre 2011). [Disponible en: http://www.arab-reform. net/IMG/pdf/ARB_51_Syria_Oct_2011_H-Abbas_Ar.pdf] Kila, Salama. “al-Maylis al-Watani wa-l-intifada al-suriyya”, [disponible en: http://international.daralhayat.com/internationalarticle/319201] Sayyed Rasas, Muhammad. “al-Qiwa al-siyasiyya al-suriyya amam mubadarat al-Yami‘a al-‘Arabiyya”, al-Hayat, 10-11-2011. “Thalatha tatawwurat bariza fi-l-azma al-suriyya”, Markaz al-Yazira li-l-Dirasat. [Disponible en: http://www.aljazeera.net/NR/exeres/ F44AAD70-17F3-48C2-91B8-45A2329C232A.htm?GoogleStatID=24] http://www.facebook.com/Syria.National.Coordinating (Organismo Nacional de Coordinación de las Fuerzas del Cambio Democrático en facebook) http://www.ncsyria.com/index.php (Sitio del Organismo Nacional de Coordinación) http://www.syriannc.org/ (Sitio del Consejo Nacional Sirio) http://www.facebook.com/TheSyrianNationalCouncil (El Consejo Nacional Sirio en facebook) http://ar-ar.facebook.com/SyrianRevolutionGeneralCommission (El Organismo General de la Revolución Siria en facebook) http://ar-ar.facebook.com/freesyrianarmy1 (El Ejército Sirio Libre en facebook) http://ar-ar.facebook.com/E.T.A.SAKR (La Unión de Coordinadoras de la Revolución Siria en facebok)
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Perfiles Hamadi al-Yebali, secretario general del Movimiento al-Nahda y presidente del nuevo gobierno. El número dos del Movimiento al-Nahda es el nuevo primer ministro de Túnez tras las elecciones del pasado 23 de octubre. Yebali nació en 1949 en la ciudad de Susa (ciudad costera 140 km. al sur de la capital en el centro oriental del país e importante centro comercial, pesquero y turístico), de la que también eran oriundos Burguiba y Ben Ali. Estudió Ingeniería en las universidades de Túnez y París, licenciándose en Ingeniería solar. A principios de los ochenta entró en el Movimiento de la Tendencia Islámica -MTI- (Harakat al-Ittiyah al-Islami), que había sido fundado en 1969 por al-Gannushi y Abdelfattah Muru (aunque el comunicado fundacional data del 6 de junio de 1981) y que posteriormente se transformó en el Movimiento al-Nahda (Renacimiento), desempeñando rápidamente puestos de responsabilidad en el Consejo Consultivo del movimiento. Se dio a conocer tras la detención y enjuiciamiento de la jefatura histórica del MTI (entre ellos al-Gannushi) en 1981, en época del presidente Habib Bourguiba, ya que en 1982, y dada esa situación de descabezamiento del grupo, el órgano consultivo le eligió para detentar la dirección del movimiento que compartió con otro joven dirigente, Ali al-‘Arid. Y en 1982 ese mismo Consejo Consultivo le eligió presidente del MTI, cargo que desempeñó hasta 1984, cuando el régimen de Bourguiba liberó a la jefatura islamista y Hamadi pasó a ser miembro de la Oficina Ejecutiva, de la Oficina Política y de la Shurà. De esos años, concretamente del 19 de enero de 1983, data su primera aparición pública firmando un documento (“Formación de la nueva Oficina Ejecutiva”) del movimiento en calidad de secretario general del mismo. Lideró el enfrentamiento con el régimen de Bourguiba de 1987 y, al mismo tiempo, evitó ser encarcelado, aunque fue juzgado en rebeldía y condenado a pena de muerte por el Tribunal de la Seguridad del Estado. Fue una época dura para el movimiento y para Yebali, ya que el régimen de Bourguiba se había propuesto como prioridad en esa época acabar con el islamismo tunecino. En abril de 1990, pocos años después del “golpe blanco” de Zin el-‘Abidin Ben Ali contra su predecesor, Yebali
fundó y asumió la jefatura de la redacción del semanario al-Fayr, órgano de expresión del movimiento. Poco después fue detenido y el periódico paralizado en diciembre de ese mismo año con el argumento de haber publicado manifiestos de Rashid alGannushi, en aquella época exiliado en Londres, que “incitaban a la violencia”. El semanario al-Fayr ha sido recuperado desde el pasado mes de abril. A través de sus escritos de aquellos años, Yebali apostaba por dar identidad al movimiento islamista aunando tradición y modernidad En 1990 fue condenado a un año de cárcel por difamación tras publicar un artículo crítico con los tribunales militares. Fue de nuevo detenido, junto con centenares de activistas de alNahda, y condenado a 15 de años de prisión por “pertenencia a una organización ilegal y conspiración para cambiar la naturaleza del Estado”. En 2002, durante su encarcelamiento en la prisión de Sfax, inició una huelga de hambre en protesta por las condiciones de vida en la cárcel y para llamar la atención sobre su caso y el de sus
compañeros, lo que hizo necesaria su hospitalización. En febrero de 2006, en virtud de una amnistía presidencial, fue puesto en libertad (aunque ya había cumplido prácticamente toda su condena), pero fue sometido a una estrecha vigilancia policial, hecho denunciado por la Red Árabe de Información de Derechos Humanos en junio de 2009. Tras la revolución tunecina que acabó con el régimen de Ben Ali, el movimiento islamista fue legalizado y Yebali elegido secretario general de al-Nahda, es decir el número dos tras la presidencia, indiscutida, de Rashid al-Gannushi –al menos hasta enero de 2012 cuando el movimiento elija un nuevo liderazgo– y desde entonces actuó como su portavoz, encargándose de dar una visión del movimiento que le acercaba al islamismo turco del Partido Justicia y Desarrollo (AKP). Fue el cabeza de lista a las elecciones a la Asamblea constituyente por su ciudad natal, Susa, donde residía junto con su mujer Wahida, también militante de al-Nahda, y sus tres hijas.
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Mayya Yribi (Bou Arada, 1960), secretaria general del Partido Democrático Progresista de Túnez. mineros de Gafsa que comenzaron en 2008 reivindicando ascensos salariales, derechos y más empleo.
Cartel de propaganda electoral del PDP. El eslogan reza: “El futuro empieza ahora” (imagen tomada de la página oficial del partido www.pdpinfo.org)
Mayya Yribi se convirtió en la primera mujer en liderar un partido político en Túnez (y la segunda en toda la región del Magreb, después de la argelina Louisa Hanoune) cuando fue elegida secretaria general del Partido Democrático Progresista (PDP) en 2006. Yribi nació en enero de 1960 en la localidad tunecina de Bou Arada, en la provincia de Siliana, ubicada en la mitad norte del país. Su padre era originario de Tataouine y su madre argelina. Creció y estudió los primeros años en Radès, un barrio de la periferia de la capital. Se formó como bióloga en la Universidad de Sfax, donde se licenció en 1983. En sus años universitarios, Yribi se implicó activamente en la Unión General de Estudiantes de Túnez y entró a formar parte de la sección de Sfax de la Liga Tunecina de Derechos Humanos. Durante años escribió en el periódico semanal independiente Errai (La Opinión) y, más adelante, colaboró en al-Mawqif (La postura), la publicación que redactaba su partido. En 1983, Mayya Yribi fundó, junto al abogado Ahmad Nayib Shebbi, la Unión Socialista Progresista, un partido liberal de centro-izquierda que, en 2001, se rebautizó como Partido Democrático Progresista (al-Hizb alDimuqrati al-Taqaddumi), uno de los pequeños partidos de oposición que el régimen de Ben Ali consintió. Desde 1986, Yribi es miembro del Comité Ejecutivo y, tras 20 años al servicio del partido, fue elegida secretaria general en 2006, sucediendo a Shebbi. Según sus propias palabras, “el partido aglutina diversas corrientes: desde antiguos marxistas, a activistas pro-democracia, pasando por musulmanes progresistas”. A principios de los años 80, Yribi entró en el Grupo de Estudios sobre la Condición Femenina del Club Cultural Tahar Haddad y continuó su activismo creando la Asociación de Investigación sobre la Mujer y el Desarrollo, así como implicándose en la ejecución de numerosos proyectos sociales. Igualmente, trabajó para UNICEF, en-
tre 1986 y 1991, asumiendo la tarea de conseguir financiación y encargándose de los medios de comunicación. A partir de 1996, desempeña el cargo de jefa de estudios del Instituto Laamouri, una suerte de gabinete de estudios empresariales y de marketing, del que se convierte en directora general y especialista en estudios cualitativos en 2001. En 2007, Mayya Yribi y su colega Ahmad Nayib Shebbi iniciaron una huelga de hambre en protesta por una decisión judicial que les obligaba a cerrar la sede principal del partido y trasladarla a otro lugar. Un mes después, se alcanzó un acuerdo con el régimen que les permitía permanecer en su sede habitual. Como secretaria general del PDP, Yribi insiste en que su partido se compromete a garantizar las libertades fundamentales de los ciudadanos y subraya la importancia de que los jóvenes y las mujeres se impliquen en política. A pesar de que la base del partido se compone principalmente de intelectuales de clase media, el PDP se ha implicado reiteradamente en cuestiones que afectan a los jóvenes, así como en las huelgas de los
Mayya Yribi se describe a sí misma como feminista y se sumó a las iniciativas para la modernización del Código de Estatuto Personal, promulgado en 1956 bajo la presidencia de Habib Bourgiba, orientado a garantizar la igualdad entre hombres y mujeres. Igualmente, ha sido acusada de “antisemita” en varias ocasiones por calificar a Israel de “invención sionista” y por proponer, en 2010, que se impidiera a los peregrinos judíos con pasaporte israelí a visitar la sinagoga de el-Ghriba, en la isla de Yerba. Según explicó en la cadena Aljazeera, esta reivindicación no tenía que ver con el derecho a la libertad religiosa, sino con la solidaridad con los “hermanos palestinos” en un momento en el que viven una terrible ocupación. Permitir la entrada en Túnez de peregrinos judíos con pasaporte israelí constituía, según Yribi, una suerte de normalización de las relaciones entre ambos países. El PDP aceptó participar en los fraudulentos procesos electorales del régimen de Ben Ali desde 1989 pero sin lograr nunca obtener representación parlamentaria. En 2011, Yribi ha sido cabeza de lista del PDP en Ben Arous (una ciudad de la provincia de Siliana) en las elecciones para la Asamblea Constituyente y ha obtenido el escaño por el que competía, si bien su partido no ha alcanzado las expectativas que le presuponían algunos.
Casa Árabe
Atalaya Sociopolítica
Opinión pública 1. La Universidad Pepperdine de California ha llevado a cabo una amplia encuesta, a petición del Democracy Council of California , en la que analiza las preocupaciones de los ciudadanos sirios, su visión de futuro y su opinión sobre el régimen de Bashar al-Asad y sobre la actuación del gobierno. Este estudio, elaborado en septiembre de 2011 en medio de las protestas que se extienden por el país, constituye la segunda fase de un trabajo de campo iniciado en enero de 2010, y se ha realizado con una muestra de 551 sirios mayores de 18 años.
Preguntados sobre cuál sería el mejor final para este movimiento de protesta, el 11,5% considera que es preferible que el régimen de al-Asad se mantenga en el poder y lleve a cabo ciertas reformas; el 81,7% desea que se dé un cambio de régimen. Además, el 87,9% opina que las reformas no satisfarán a los manifestantes.
Una de las principales conclusiones que se puede extraer del estudio es que una amplia mayoría de los encuestados tiene poca confianza en el régimen de al-Asad y en el gobierno en general. El 86,1% valoró negativamente la actuación del presidente al-Asad y el 88,2% no cree que el actual gobierno sea capaz de solucionar los problemas del país. También se puede deducir de este análisis que el movimiento de protesta es muy popular: el 71,1% de los encuestados tiene una visión positiva de los manifestantes (frente al 5,5% que los percibe negativamente); el 88% cree que la mayoría de la población comparte las preocupaciones y las reivindicaciones de los manifestantes.
A pesar de la crisis que se vive actualmente en Siria, la población se mantiene optimista. El 92% espera que la situación política mejore y el 91% espera que sea la situación económica la que experimente una mejora.
Cuánto le preocupan las siguientes cuestiones:
58,7
Aus enci a de l i berta d pol íti ca Ma l a ca l i da d de vi da
29,4
49,2
47,3
47
Corrupci ón Pos i bi l i da d de entra r en guerra
Fa l ta de tra ba jo
17,5
22,7
28
43,4
15,4
43,3
2,3 2,2
35,4
46,9
Enca reci mi ento de l a vi da
9,6
1,3 0
27,1
3,3
24,5
4,2
29,6
11,6
Ma l a educa ci ón
10
49,1
39,3
1,7
Ma l os s ervi ci os s a ni ta ri os
10
50,5
38,3
1,3
Refugi a dos i ra quíes 1,3
22,6
0%
20%
Muy preocupado
En cuanto a la situación política, la mayoría de los encuestados (80,2%) considera que está mal o muy mal; el 2,5% con-
47,6
40%
Preocupado
28,5
60%
80%
Me da igual
100%
Nada preocupado
sidera que está bien; y nadie optó por responder “muy bien”. Paralelamente, preguntados si la situación ha mejorado con respecto a hace cinco años, el 87,7%
considera que la situación es peor o mucho peor, mientras que sólo un 2,8% cree que ha mejorado. Aún así, se mantiene el optimismo:
¿Cómo cree que será la situación política dentro de cinco años? 70
57,9
60 50 40
34,1
30 20
7,8
10
0
0 Mucho mejor
Mejor
Sin cambios
Peor
0
Mucho peor
19
20
Casa Árabe
Atalaya Sociopolítica
El 81,8% aseguró que la situación de la democracia en Siria es mala o muy mala, frente al 3,2% que respondió que la si-
tuación era buena. Nadie respondió “muy buena”. Igualmente, la situación de los derechos humanos es “muy mala” para
un 25,4%, “mala” para un 59,9%, “ni buena ni mala” para un 11,9% y “buena” para un 2,9%. Nadie respondió “muy buena”
¿Qué visión tiene de la democracia?
16.7
La dem ocracia es preferible a cualquier otra form a de gobierno
5.7
En algunas circunstancias, un gobierno no dem ocrático puede ser preferible
10.2
No creo que im porte qué tipo de gobierno tenem os
67.4
Esta valoración tan negativa de la situación política puede indicar una mayor concienciación y un mayor apoyo de la sociedad siria a los principios democráticos. Un 70% aseguró haber leído o haber oído hablar de la Declaración de Damasco (ver Atalaya nº 15) y de éstos, el 64,1% tiene una opinión positiva de dicha declaración, un 3,6% la valora negativamente y un 32,3% se muestra neutral.
NS/NS
Los enfrentamientos que tuvieron lugar en la frontera de los Altos del Golán, en el mes de junio, con Israel han avivado el temor al estallido de una guerra. El 33,5% cree que es “probable” que se inicie una guerra con el país vecino; el 19% considera que es “bastante probable”; el 24,1% opina que es “improbable”; y el 23,4% cree que es “bastante improbable”.
Respecto al gobierno, en el que los sirios no depositan mucha confianza, un amplio porcentaje considera que la actuación de las instituciones gubernamentales es “mala” (59,1%) o “muy mala” (25,1%); el 9% opina que es “buena” (nadie respondió “muy buena”); y un 6,8% respondió “ni buena ni mala”.
¿Cómo considera los Ministerios y la Administración Pública en cuanto a corrupción?
50
42 35,4
40 30
13,9
20
4,2
10
4,5
0 Extremadamente corruptos
Bashar al-Asad obtiene una valoración muy negativa de su desempeño como presidente. El 45,6% considera que el trabajo de al-Asad es “muy malo” y el 37% cree que es “malo”. El 8,7% lo califica de “bueno” y el 0,2% de “muy
Muy corruptos
Moderadamente corruptos
NS/NC
bueno”. En cuanto a las protestas que comenzaron el pasado mes de marzo, el 82% apoya el movimiento, frente a un escaso 9,6% que asegura no apoyarlo (el 8,4% no supo qué responder). Los manifestantes
No corruptos
anti-gubernamentales son percibidos positivamente (30%) o muy positivamente (41,1%); y negativamente (2,9%) o muy negativamente (2,6%), mientras que un 23,4% no expresó una opinión al respecto.
Casa Árabe
Atalaya Sociopolítica ¿Qué importancia le dan los manifestantes a las siguientes cuestiones?
34.7 6.3
Relación de Siria con Irán y Hizbullah
59
Libertad de inform ación
51.5
39.8
6.6
Carencia de libertad política
50.7
41.8
5.8
La ley de em ergencia
44.5
Relación de Siria con Israel
14.1 32.4
43.5
29.4 21.2
Corrupción del gobierno
39.6
41.9
Religión
35.5 21.6
53
Cuestiones económ icas
19.1
51.5
Calidad de vida Relaciones internacionales
14.4 9.2
54.1
Importante
21
Ni importante ni irrelevante
20.7 27.1 29.4
43.1
0%
El 88,3% cree que lo mejor que podría hacer al-Asad es abandonar el poder, el 9,4% apuesta por mantener la situación tal y como está y el 2,4% considera que lo mejor sería que al-Asad permaneciera en el poder pero introdujera algunas reformas. En caso de que se diera un cambio de régimen, el 66,4% de los encuestados cree que los dirigentes elegidos democráticamente serían los más cualificados para asumir el poder; un 9,7% opina que los mejor preparados serían los Hermanos Musulmanes; un 12,8% preferiría líderes militares; un 3,9% líderes religiosos; y un 7,3% cree que los
15.7
38.8
Relación de Siria con EEUU
Muy importante
39.5
50%
100%
líderes de las protestas están preparados para asumir el poder.
2. El Centro de Información y Apoyo en la Toma de Decisiones, un think tank egipcio, ha publicado una encuesta, realizada en agosto con una muestra de 1.276 egipcios mayores de 18 años, sobre la opinión de los ciudadanos respecto a los juicios que se están celebrando contra los ex dirigentes del Partido Nacional Democrático. En este sentido, el 67% de los encuestados está a favor de que se juzgue al ex presidente Hosni Mubarak, el 13% está en contra y un 20% no dio ninguna respuesta.
La influencia de las protestas que han tenido lugar en otros países árabes también se percibe con claridad. El 58,6% asegura que los movimientos de protesta en otros países árabes les hace sentir “mucho más esperanzados”; el 19,7% confesó estar “más esperanzado”; el 1,1% asegura estar “menos esperanzado”; y el 4,8% “mucho menos esperanzado”. El 15,7% no se siente influido positiva ni negativamente por los movimientos en otros países.
¿Por qué razón está a favor de que se juzgue al ex presidente Mubarak?
60 50
51 37
40 30
18
20 10
16
13 3
2
5
0 Deterioro de la situación del país durante su mandato Robo y corrupción Cometió errores Su implicación en la muerte de manifestantes Que sirva como ejemplo para quien asuma el cargo en el futuro Para determinar si es culpable o inocente Otras razones NS/NC
21
22
Casa Árabe
Atalaya Sociopolítica
Entre el 13% que está en contra de que se juzgue al ex presidente Mubarak, las razones que aducen son las siguientes: sus logros y su servicio al país (58%); que es muy mayor y se encuentra enfermo (46%);que como ex presidente y símbolo del Estado, no debe ser tratado de esa manera (15%); que no es el único responsable de la corrupción (12%); que tiene suficiente con la humillación sufri-
da y con el castigo de Dios (5%); porque se le respeta y se le aprecia (4%); otras razones (19%) o no da ninguna respuesta (1%).
que se desarrolla al ritmo adecuado; y el 16% no da ninguna respuesta. Y respecto a los juicios contra los ex dirigentes del PND responsables de la corrupción, el 73% cree que el proceso está yendo demasiado lento; el 16% opina que se desarrolla al ritmo adecuado; y el 11% no da ninguna respuesta.
En cuanto a las medidas que se están tomando para investigar y condenar a los responsables de la muerte de los manifestantes, el 69% considera que están yendo demasiado despacio; el 15% cree
Hay quien propone que se deje en libertad a los responsables de la corrupción a cambio de que éstos devuelvan el dinero robado, ¿está usted de acuerdo con esta postura?
9 8 En desacuerdo De acuerdo De acuerdo pero con condiciones
57
26
NS/NC
3. El Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Jordania ha publicado una encuesta en el mes de noviembre sobre la formación del recientemente creado gobierno jor-
dano y su capacidad para acometer las reformas políticas necesarias. El estudio se realizó con una muestra de 1.940 jordanos mayores de 18 años.
El 60% de los encuestados considera que Jordania avanza en la buena dirección, el 25% cree que avanza por un camino equivocado y el 15% no está seguro.
¿Cuál es la razón de que Jordania avance en la buena dirección?
40
39
35 30 25 20
14
15
12
11
10
10 5
1
2
2
0 Seguridad y estabilidad Buena gestión del Rey Credibilidad del Estado para acometer las reformas La formación del gobierno inspira optimismo Mejora de la situación económica y los servicios Enmiendas constitucionales definitivas Optimismo respecto a las serias reformas en todos los ámbitos Buena reputación del primer ministro Otras NS/NC
2
2
Casa Árabe
Atalaya Sociopolítica estabilidad; el 5% dio otras razones; y el 3% no dio ninguna respuesta.
Entre quienes piensan que Jordania avanza por un camino equivocado, el 38% lo relaciona con la mala situación económica (pobreza, paro, encarecimiento de la vida); el 16% opina que se debe a la corrupción y el favoritismo reinante; el 11% cree que se debe a que no se han ejecutado las reformas que se exigían; el 11% se inclina por la ineficacia de los programas políticos y las medidas económicas; el 9% lo achaca a la falta de confianza en que el ejecutivo lleve a cabo las reformas necesarias; el 8% piensa que es la falta de seguridad y
con un 2% cada una de las respuestas; problemas sociales, problemas de seguridad interna y otros problemas, con un 1% cada opción.
El 23% considera que el principal problema al que se enfrenta Jordania es el paro, seguido de la subida de los precios, el encarecimiento de la vida, la pobreza y la situación económica en general, con un 16% cada uno de ellos; la corrupción y el favoritismo, con un 12%; problemas políticos, 3%; problemas de abastecimiento de agua y recursos naturales, problemas en la educación, la sanidad y los servicios y problemas exteriores,
El 63% asegura que el nuevo gobierno será capaz de asumir las responsabilidades vinculadas a la próxima etapa. El 65% cree que el primer ministro desempeñará correctamente su papel y el 59% tiene confianza en el equipo ministerial. El 8%, en cambio, opina que el gobierno no sabrá asumir sus responsabilidades.
¿Por qué cree que el gobierno no sabrá asumir sus responsabilidades en la próxima etapa?
24 23 10 10 8 6 10 8
0
5
10
15
20
25
30
El gobierno no es homogéneo y no está preparado Se repiten algunos ministros Incapacidad de algunos miembros del gobierno Mala situación económica Los mecanismos utilizados para la formación del gobierno Corrupción y favoritismo Otras NS/NC
El 38% de los encuestados cree que su situación económica mejorará en los próximos seis meses, mientras que el mismo porcentaje opina que no se apreciarán mejoras y un 20% opina que la situación económica empeorará. Un tercio de los encuestados asegura conocer la declaración programática del nuevo gobierno y se muestra optimista respecto al éxito de éste en la consecución de algunos de sus objetivos: apoyo y supervisión de las
fuerzas armadas (81%); ayuda a los palestinos en todos los ámbitos y apoyo a la creación de un Estado independiente (73%); preservar la unidad nacional (71%); continuar el proceso de reforma y modernización (65%); elaboración de una nueva ley electoral (64%); creación de una comisión independiente que supervise y organice las elecciones (64%); garantizar la libertad de expresión y de manifestación pacífica (64%); revisar completamente la cuestión de las elecciones municipales y
garantizar su transparencia (62%); utilizar el diálogo y la consulta con todas las partes (62%); intensificar sus esfuerzos respecto a las mujeres y los jóvenes y apoyar a la clase media (59%); preparar una nueva ley de partidos (58%); consolidar la transparencia y el respecto a la ley y alcanzar la justicia y la igualdad de oportunidades (55%); mejorar el nivel de vida de los ciudadanos (54%); reforzar el sistema de lucha contra la corrupción (51%); combatir el fenómeno del favoritismo (44%).
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Casa Árabe
Atalaya Sociopolítica
Documenta 1. Documento de Manama “El camino de Bahréin hacia la libertad y la democracia”. El 12 de octubre, cinco asociaciones políticas de oposición publicaron este documento conjunto que constituye una visión política de la crisis del país. Las cinco asociaciones firmantes del documento son al-Wifaq al-Watani (la de más peso social en el país y la principal asociación de oposición shií), la Agrupación Nacionalista Democrática, la Asociación de Acción Nacional Democrática (Wa‘d), grupo liberal de nacionalistas y progresistas, la Agrupación Nacional Democrática y la Agrupación de Hermandad Nacional. Tras exponer su diagnóstico de la crisis por la que atraviesa el país, las cinco asociaciones refieren cuáles son las principales reivindicaciones de la mayoría de las fuerzas políticas que participan en el movimiento reivindicativo que comenzó el 14 de febrero y que busca una transformación democrática conservando la monarquía, pues, afirman, hasta ahora “el pueblo quiere la reforma del sistema” y no la caída del régimen. Las reivindicaciones son: gobierno electo que represente la voluntad popular y un parlamento con atribuciones; un sistema electoral justo con una nueva distribución de los distritos electoral justa y equitativa; un poder legislativo unicameral y elegido con plenas atribuciones; un poder judicial independiente; una seguridad para todos y en la que participen todos los componentes de la sociedad. Para realizar todas estas reformas el paso previo debe ser, según las asociaciones firmantes, elaborar una nueva constitución refrendada por el pueblo. Al mismo tiempo deben abordarse tres cuestiones: las nacionalizaciones políticas que se están produciendo desde hace dos décadas (concesión de la nacionalidad a sunníes para provocar un cambio en la demografía del país de mayoría de población shií); poner fin a las políticas de discriminación tribal, comunitaria y política; y un acuerdo sobre una política informativa nacional que ayude a la cohesión social. Para logar todo ello, siempre de forma pacífica, la oposición basa su programa de acción en tres ejes: la movilización popular (marchas y concentraciones pacíficas), la movilización informativa tanto dentro como fuera del país y la movilización política ante el fracaso de todos los intentos para llevar a cabo la transición hacia la democracia a través de las instituciones creadas por la Constitución de 2002. El documento prosigue con la exposición de la visión de futuro del país: un Estado democrático avanzado con una mo-
narquía parlamentaria, libertad de partidos, sociedad civil fuerte, donde se respeten los derechos humanos y las libertades; un Estado que realice los intereses de todos los ciudadanos sin ningún tipo de discriminación; derechos para los trabajadores inmigrantes y mejora de sus condiciones de trabajo y de residencia; que potencie las relaciones en el marco del Consejo de Cooperación del Golfo, de la Liga Árabe y de la Organización del Mundo Islámico y que tenga fuertes relaciones con los países democráticos; una economía de mercado en la que se fomente la inversión local y extranjera. El camino para encontrar la solución no pasa por la represión ni por ignorar las justas reivindicaciones populares sino por un diálogo real y serio en el que participen todos los componentes sociales y en el que no se imponga ninguna visión a los demás. Para conseguir la transformación democrática, la sociedad internacional debe alentar a los reformistas y moderados en el poder y excluir a los extremistas del espacio político a través de mecanismos políticos y prestar apoyo político y económico al país durante la etapa de transición democrática, al igual que ha hecho en Túnez y Egipto, impidiendo la influencia regional negativa que obstaculiza la transformación democrática, en referencia a la intervención de algunos países del Consejo de Cooperación del Golfo. También la comunidad internacional debe mostrarse seria en su apoyo a las reivindicaciones del pueblo bahreiní de transformación democrática, teniendo en cuenta, además, que apoyar la transformación democrática en Bahréin fortalecerá igualmente los procesos de democratización emprendidos tanto en Túnez como en Egipto y en preparar el camino hacia un proceso similar en Siria y en la democratización de toda la región árabe. (Versión árabe) (Versión inglesa) 2. Documento de Doha para la paz en Darfur. El gobierno sudanés y el Movimiento de Liberación y Justicia (Harakat al-Tahrir wa-l-‘Adala), movimiento de oposición armada darfurí, firmaron el pasado 14 de julio en la capital qatarí un documento final para la paz en la región occidental de Sudán. El documento, firmado tras dos años y medio de negociaciones, a veces directas y en otras ocasiones indirectas, celebradas en Sudán, Libia, Etiopía y Francia, aborda las causas y las consecuencias del conflicto como el reparto de la autoridad y de la riqueza,
los derechos humanos, la cuestión de los refugiados y desplazados, las compensaciones, el estatus administrativo de la región, la justicia y las reconciliaciones. Es la culminación de un largo proceso de conversaciones y acuerdos desde el primer acuerdo de alto el fuego, firmado en Yamena en abril de 2004, entre el gobierno y los dos movimientos armados más importantes del momento (Movimiento de Justicia y Equidad, de Jalil Ibrahim, y el Movimiento de Liberación de Sudán, de Abdelwahid Nur), seguido de nuevos acuerdos (Addis Abeba, mayo 2004), rondas de conversaciones y firma de protocolos parciales (Abuya, julio 2005) , acuerdos de paz también parciales (con el Movimiento de Liberación de Sudán/ Rama Mini Arkoi Minnawi), rondas fallidas (Sirte, Libia, finales de 2007; Arusha, Tanzania, agosto de 2008), declaraciones de buenas intenciones y de recuperar la confianza (Doha, febrero 2009), acuerdos marco (febrero 2010), hasta llegar a este Documento de Doha para la Paz en Darfur, firmado solamente por el Movimiento de Liberación y Justicia (MLJ) hasta el momento. El MLJ considera que si bien el documento no responde a todas sus expectativas, cuenta al menos con una especie de consenso por parte de la sociedad civil darfurí, de los desplazados y la élite intelectual (que han firmado el documento) y con el respaldo de potencias y organismos internacionales, en primer lugar Naciones Unidas y la Unión Africana, además de ser un documento que no excluye a nadie y que está abierto a la firma de otros movimientos armados que se retiraron de las negociaciones y que rechazan el documento de Doha, como el Movimiento de Liberación de Sudán/Rama Abdelwahid Nur y el Movimiento Justicia y Equidad (MJE), que justifica su postura en que el documento no recoge varios de los argumentos del movimiento respecto a algunos asuntos (derechos humanos, reparto de la riqueza, desplazados) por deseo expreso del gobierno de Jartum. Estos dos movimientos consideran, además, que el documento no representa todas las aspiraciones de la población de Darfur. Su ausencia y su desvinculación del acuerdo, a pesar de que el MJE participó en varias fases de las negociaciones, disminuyen las posibilidades de éxito en su aplicación, ya que se trata de los dos movimientos armados con mayor peso dentro de la oposición de Darfur. Por otro lado, a pesar de la publicidad dada al acto de la firma y a pesar de haberlo presentarlo como un acuerdo
Casa Árabe
Atalaya Sociopolítica final, todavía quedan algunas cuestiones pendientes como la designación de los miembros de algunas comisiones importantes para la ejecución de los contenidos del acuerdo. En la ceremonia de la firma estuvieron presentes el emir de Qatar, el sheyj Hamad Ben Jalifa Al Thani, y el presidente sudanés, Omar Hasan al-Bashir, varios presidentes africanos, representantes de la Liga Árabe, la Organización de Cooperación Islámica y socios regionales e internacionales. (Versión árabe) (Versión inglesa) 3. Documento de los principios fundamentales para la Constitución egipcia. El Consejo de ministros ha presentado este documento de principios supraconstitucionales elaborado con las aportaciones de once documentos constitucionales presentados por personalidades públicas, partidos y fuerzas nacionales, entre ellos el Documento de al-Azhar (ver Atalaya nº 16). El primer borrador de este documento de principios se presentó en agosto (ver Atalaya nº 16) y esta última versión, que responde a las protestas de las fuerzas políticas ante varios puntos que concedían poderes especiales a las fuerzas armadas (como un presupuesto independiente sin control por parte del gobierno), debía ser publicada por la Junta Militar en forma de anuncio constitucional antes de las elecciones legislativas del 28 de noviembre. Incluye 21 puntos divididos entre principios fundamentales del Estado (nueve principios) y un compendio de derechos y libertades (doce principios). Egipto se define como Estado democrático basado en la ciudadanía y en el Estado de derecho, plural, que garantice la igualdad, las libertades y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos sin distinción alguna y como parte de la comunidad árabe; el islam es la región del Estado, el árabe la lengua oficial y los principios de la legislación islámica son la fuente principal de la legislación, mientras que los egipcios que profesen otras religiones podrán recurrir a sus propias legislaciones en cuestiones de estatuto personal o religiosas; la soberanía reside exclusivamente en el pueblo y es la fuente de los poderes y la practica por medio de los referéndum y de las elecciones limpias; el sistema político es una república democrática basada en el equilibrio de poderes, la alternancia pacífica en el poder y el pluripartidismo, aunque la pertenencia a un partido político no puede estar condicionada a principios religiosos, geográficos, étnicos; el Estado de derecho es el fundamento del gobierno; un desarro-
llo integral y sostenible que apoye la economía nacional y el bienestar social y responda a las necesidades de los ciudadanos; el Estado se compromete a gestionar de manera correcta las aguas del Nilo y preservar sus derechos históricos; Egipto es parte del continente africano y se compromete a trabajar en pro de su renacimiento y de la cooperación entre los pueblos, y parte del mundo islámico; es el Estado únicamente quien crea las fuerzas armadas, que son propiedad del pueblo y cuya misión es proteger la seguridad, la independencia, la unidad y la soberanía de la nación y ningún grupo está autorizado a crear milicias militares o paramilitares. El apartado de derechos y libertades públicas incluye lo siguiente: la dignidad como derecho básico del ser humano y todos los egipcios son iguales ante la ley en derechos, libertades y deberes, sin ningún tipo de discriminación; el Estado garantiza la libertad de doctrina religiosa y protege los lugares de culto; la nacionalidad egipcia es un derecho de todos los ciudadanos y no se puede expulsar a ninguno de ellos del país o impedirle su regreso; se garantizan los derechos a la libertad de opinión y expresión y la libertad de prensa y de medios de comunicación; el derecho al conocimiento y al trasvase de información y publicación y a participar en la vida cultural, garantizándose las libertades académicas, de investigación científica y creación y la independencia de las universidades; el derecho a la privacidad; la libertad de residencia y de movimiento; la propiedad privada queda protegida; se garantiza el derecho al trabajo con un salario mínimo que cubra un nivel de vida digno; el derecho a una vida segura, a un medio ambiente limpio, a una alimentación sana, a la vivienda y a la protección sanitaria; el derecho a una educación de calidad y gratuita, siendo obligatoria la etapa de enseñanza básica; derecho a crear sindicatos, uniones, asociaciones e instituciones privadas y a manifestarse pacíficamente. (en árabe) 4. Comunicado de al-Azhar y los intelectuales de apoyo a la voluntad de los pueblos árabes. Tras una reunión entre el sheyj de al-Azhar, Ahmad al-Tayyeb, y un grupo de intelectuales, la institución de al-Azhar dio a conocer, el pasado 31 de octubre, un comunicado en apoyo a la voluntad de democratización de los pueblos árabes. El documento es importante porque supone que el cuerpo de ulemas, influyente socialmente, y la élite intelectual egipcia y del mundo árabe, apuestan claramente por la democratización de los países árabes
(“una lucha legítima por la libertad, la justicia y la democracia”), denunciando el recurso a la violencia por parte de los poderes establecidos y deslegitimándolos además con el recurso a argumentos propios del islam y del derecho islámico y utilizando también argumentos constitucionales. En la presentación del comunicado, el sheyj de al-Azhar señaló que responder a las protestas pacíficas con la fuerza, la violencia y el derramamiento de sangre de ciudadanos desarmados significa una ruptura del pacto social entre el pueblo y sus gobernantes y supone la pérdida de legitimidad de la autoridad. El documento es un llamamiento a los gobernantes árabes sobre la necesidad de que atiendan a las reivindicaciones de sus pueblos sobre democratización y garanticen el derecho de los ciudadanos a la justicia social, “dado que la legitimidad de la autoridad gobernante se basa en la satisfacción de los pueblos y en su libre elección a través de unas elecciones generales limpias, democráticas y transparentes, que son la alternativa moderna al sistema tradicional de juramento islámico de fidelidad (al-bay‘a) en función de la evolución de los sistemas políticos en el Estado moderno contemporáneo”. Los movimientos nacionales de oposición pacífica son parte de los derechos humanos en el islam y en los acuerdos internacionales e incluso es deber de los ciudadanos para reformar sus sociedades y corregir a sus gobernantes, y para los gobernantes es una obligación responder a esas demandas. Las fuerzas de la revolución, la renovación y la reforma deben, según el comunicado, evitar totalmente todo aquello que pueda conducir al derramamiento de sangre y reforzarse con fuerzas extranjeras, deben unirse para conseguir sus objetivos y evitar los conflictos comunitarios, étnicos, doctrinales o religiosos conservando su tejido nacional. Así, concluye el documento, “partiendo de estos principios islámicos y constitucionales… los ulemas de al-Azhar y la élite intelectual anuncian su total apoyo a la voluntad de los pueblos árabes en la renovación, la reforma, la libertad y la justicia social que ha triunfado en Túnez, Egipto y Libia y que sigue enfurecida en Siria y Yemen, y denuncian los mecanismos brutales de represión que intentan apagar su fuego”, lanzando un llamamiento a la sociedad árabe e islámica a adoptar iniciativas decisivas que aseguren el éxito de esa voluntad popular. Por último, exhortan a los regímenes árabes e islámicos a que realicen reformas políticas, sociales y constitucionales para la transformación democrática. (en árabe)
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Escaparate de libros y revistas Libros Anna Bozo y Pierre-Jean Luizard (dir.). Les sociétés civiles dans le monde musulman. París: La Découverte, 2011 (477 págs.). Este estudio colectivo analiza las condiciones que permitieron la emergencia de la movilización ciudadana en diversos países árabes a través del análisis de cómo se define la sociedad civil, cuáles son sus relaciones con los otros actores sociales, con el Estado, los mercados o las ONG internacionales, si son un factor de democratización y si se puede hablar de una sociedad civil musulmana. Con contribuciones de Jean Hannoyer (juventud tunecina), Jean-Claude Vatin (concepto de sociedad civil en los países islámicos), Andrea Teti (sociedad civil y democratización en Oriente Medio), Anna Bozo (sociedad civil y ciudadanía en Argelia), Cristiana Baldazzi (vida cotidiana y sociabilidad en la Nablus otomana), Paola Pizzo (cristianos y ciudadanía en Egipto), Francesca Petricca (orígenes del movimiento asociativo en Egipto), Fariba Adelkhah (sociedad civil en Irán), Renata Pepicelli (mujer y asociacionismo islámico), Élisabeth Massicard (sociedad civil musulmana en Turquía), Olfa Lamloum (Hizbullah, fútbol y socialización política), Danielle Jonckers (asociacionismo en Mali), Mohammed Tozy (sociedad civil en Marruecos) y Maher Charif (las ONG palestinas), entre otras. Anna Bozzo es profesora asociada de Historia de los Países Musulmanes en la Universidad Roma-III y miembro asociado del Grupo de Sociología de las Religiones y la Laicidad (GSRL) de París. Pierre-Jean Luizard es historiador, investigador del CNRS y miembro del GSRL.
Samir Amin. Thawrat Misr (La revolución de Egipto). Alejandría: Dar al-‘Ayn, 2011, (230 págs). El intelectual y economista egipcio Samir Amin, actualmente director del Foro del Tercer Mundo, analiza en este libro el enfrentamiento entre la generación revolucionaria egipcia y el frente contrarrevolucionario. Esa generación revolucionaria emergente está formada, según el autor, por la nueva generación de jóvenes interrelacionados a través de las redes sociales de comunicación e interesados por la política pero fuera del marco partidista (aproximadamente un millón según los cálculos del autor), con reivindicaciones democráticas, tendencias de izquierda, pero también con el deseo de luchar contra el colonialismo y lograr una independencia nacional completa; y por la izquierda radical egipcia, formada por intelectuales de élite y encuadrados en sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, y también por las corrientes centristas tanto de liberales como de islamistas mayoritariamente de profesiones liberales (abogados, médicos, ingenieros, funcionarios). Frente a esta nueva generación se alzaban las fuerzas “reaccionarias” representadas por la clase gobernante, incluyendo a los parlamentarios del Partido Nacional Democrático del ex presidente Hosni Mubarak, y la “burguesía egipcia”, incluidos ricos propietarios agrícolas, y también las corrientes islamistas cuya ideología y sistema organizativo no las hace muy receptivas a la idea de democracia, de acuerdo con el análisis del autor.
Ghada Osman. A Journey in Islamic Thought: The Life of Fathi Osman. Londres: I. B. Tauris, 2011 (288 págs.). Desde el Egipto pre-revolucionario a los Hermanos Musulmanes, y de la prisión al exilio, ésta es la vida de Fathi Osman: un pensador egipcio de referencia en la vanguardia del reformismo islámico moderno durante cerca de cuatro décadas. Afiliado a los HHMM cuando era joven, Fathi Osman escaló posiciones dentro de la organización gracias a sus considerables cualidades en oratoria y a sus relaciones con líderes como Sayyid Qutb y Hasan al-Hudaybi. Sin embargo, cuando empezó a reconocer los aspectos violentos de algunas ramas islamistas se fue distanciando y expresó su oposición. Debido a su vinculación con la asociación islamista, estuvo en prisión varias veces antes de que decidiera dejar Egipto en un exilio auto-impuesto. A través de entrevistas, documentos familiares y archivos se ofrece una crónica del desarrollo ideológico de una figura central del mundo intelectual árabe y musulmán del sXX, desde su papel como portavoz del movimiento islamista prototípico a teórico de una ideología reformista islámica. Ghada Osman arroja luz sobre la atractiva y profunda obra de un importante movimiento islamista y sobre la reforma islámica en el escenario global.
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Thierry Desrues y Miguel Hernando de Larramendi (coord.). Mohamed VI. Política y cambio social en Marruecos. Jaén: Almuzara, 2011 (344 págs.). Obra colectiva con diez contribuciones sobre la continuidad y la transformación de la política y la sociedad marroquíes desde el ascenso al trono de Muhammad VI en 1999. Los artículos analizan las elecciones en Marruecos y el desgaste de lo político (Bernabé López García), el desarrollo económico y la reconciliación política del norte de Marruecos (Ángela Suárez Collado), los consejos consultivos (Irene Fernández Molina), la evolución de las libertades públicas (Omar Bendourou), la experiencia marroquí de la Instancia de Equidad y Reconciliación (Laura Feliu), las movilizaciones en las ciudades de Sidi Ifni y Buarfa (Karine Bennafla y Montserrat Emperador Badimón), la pluralidad de la sociedad marroquí y las transformaciones sociales (Thierry Desrues y Juana Moreno Nieto) y los emigrantes marroquíes en el exterior (Ana I. Planet y Miguel Hernando de Larramendi). Thierry Desrues es investigador en el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y Miguel Hernando de Larramendi es profesor de Historia del Mundo Árabe Contemporáneo en la Universidad de Castilla-La Mancha.
Thomas Pierret. Baas et islam en Syrie. París: PUF, 2011 (336 págs.). Un análisis riguroso de uno de los actores sociopolíticos y religiosos más importantes de Siria: los ulemas. Tras la erradicación de los Hermanos Musulmanes sirios a raíz de las matanzas de Hama en 1982, los ulemas se convirtieron, según el autor, en los representantes casi exclusivos del movimiento islámico que, a pesar de la represión, han sabido aprovecharse de la desafección al régimen del Baaz para aumentar su influencia social, económica y política, gracias a la necesidad del régimen de mantener una alianza ambigua con la élite religiosa urbana sunní. El autor analiza dinámicas como la emergencia de amplios movimientos educativos informales liderados por los ulemas, su papel en el desarrollo de asociaciones benéficas o el peso de las tribus beduinas en el seno de la élite religiosa de la ciudad de Alepo. Thomas Pierret, arabista y doctor en Ciencias Políticas por el Instituto de Estudios Políticos de París y la Universidad Católica de Lovaina, es profesor en la Universidad de Edimburgo.
Allal al-Fasi. Fi manfa al-Gabun 1937-1946. (El exilio en Gabón 1937-1946). Beirut: Dar Yadawal li-lNashr, 2011 (324 págs.). Este libro recoge por primera vez las memorias de Allal al-Fasi, unas de las figuras más representativas de la lucha por la independencia en Marruecos y el mundo árabe, escritas durante su exilio en Gabón entre 1937 y 1946. Al-Fasi comenzó su activismo en la década de los treinta con su resistencia a la ocupación francesa de Marruecos y su defensa de la unidad marroquí, ante los intentos de la administración colonial de diferenciar entre árabes y beréberes, propósitos por los que creó en 1934 el Bloque de Acción Nacional. A consecuencia de su enfrentamiento con las autoridades francesas fue exiliado a Gabón, entonces también colonia francesa, donde permaneció hasta 1946, cuando una amnistía le permitió regresar a Marruecos, donde continuó su lucha por la independencia en el partido al-Istiqlal, que él mismo había fundado en 1937, aunque muy poco después se exilió a El Cairo. La edición de las memorias de Allal al-Fasi, realizada por Abderrahman Ben Al-‘Arabi al-Harishi, ex director de la Fundación Allal al-Fasi, viene acompañada por una interesante información fotográfica y es un valioso documento para historiadores.
Revistas Mayallat al-Dirasat al-Filistiniyya, vol. 22, nº 88 (otoño 2011). Incluye análisis sobre las perspectivas de la “reconciliación” palestina (Hani al-Masri) y un dossier sobre las revoluciones árabes y los nuevos valores, con colaboraciones de Fuad Trabelsi (libertad e igualdad), Yasin al-Hayy Saleh (cuestiones morales, políticas y culturales de las revoluciones populares), Sherif Yunes (caída de los valores políticos naseristas) y Muhammad Bennis (la revolución de las palabras), junto con estudios referidos a cuestiones palestinas (el campo de refugiados de Nahr al-Bared, la Palestina del siglo XVII según un alfaquí marroquí y un comerciante inglés). La revista incluye secciones de documentación palestina e internacional y bibliografía.
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Atalaya Sociopolítica L´ena hors les murs, nº 414, octubre 2011. La revista L´ena de la asociación de antiguos alumnos de la Escuela Nacional de Administración francesa contiene un amplio dossier titulado “las revoluciones de la dignidad” que se abre con una entrevista con Mohammad-Mahmoud Ould Mohamedou, profesor invitado del Institut de Hautes Études Internationales et du Développement y ex ministro de Asuntos Exteriores de Mauritania, titulada “Del 11 de septiembre a las revoluciones árabes”, y abundantes colaboraciones de especialistas como Jean-Louis Bianco (Europa e Irán ante las revoluciones árabes), Barthélémy Courmont (China y las revoluciones árabes), Samir Aita (alianza de Occidente y los países del Golfo para imponer un nuevo orden regional), Mansouria Mokhefi (el papel de las mujeres en las revoluciones árabes), Youssef Courbage (causas demográficas de las revoluciones árabes), Mouhoub El Mouhoud (economía política de las revoluciones árabes), Mohamed Ali Marouani (problemas económicos y sociales de las revoluciones árabes), Béligh Nabli (la transición democrática tunecina), Jean-Noël Ferrié (la transición egipcia) y Tewfik Aclimandos (papel de los Hermanos Musulmanes de Egipto en la nueva etapa), entre otros.
Mayallat al-Tariq, nº 1 (verano 2011). Regresa esta emblemática revista libanesa de izquierdas, cuyo último número de la anterior época se publicó en 2003 con un monográfico sobre el pensamiento marxista, el pensamiento islámico y la reforma que incluía artículos de Nasr Hamid Abu Zayd, Samir Amin, Maher al-Sharif y Muhammad Barrada. Este primer número de la nueva etapa de la revista, cuyo jefe de redacción es Muhammad Dakrub, está dedicado a la especificidad de las revoluciones tunecina y egipcia y de los levantamientos populares en el mundo árabe, con aportaciones de Samir Amin (la revolución egipcia y la etapa postrevolucionaria), Sadq Yalal al-‘Azam (el contexto temporal de la primavera árabe), Faysal Darray (el intelectual y el panorama árabe actual), Masud Daher (la dimensión cultural de los levantamiento árabes) y Haifa Ahmad al-Yindi (los levantamientos populares y la independencia real), entre otros. La revista presenta también una sección dedicada a temas culturales (teatro, cine, música, artes plásticas) con reflexiones sobre el arte y la cultura (Marcel Jalifa). La revista al-Tariq puede consultarse en http://www.al-tarik.com/.
al-Mustaqbal al-‘Arabi, nº 393 (noviembre 2011). Este número de la revista editada por el Centro de Estudios de la Unidad Árabe incluye análisis sobre las revoluciones árabes y las imágenes del intelectual (Faysal Darray), la ciencia y la soberanía en los países árabes (Antoine Zahlan), la legitimidad de las sanciones estadounidenses y europeas sobre Siria en función del derecho internacional (Basel Yusuf Bayak); visiones y estrategias de los países del Consejo de Cooperación del Golfo sobre la reforma con un estudio del caso qatarí (Ali Jalifa al-Kawari); el papel de las doctrinas en el desarrollo económico (Nur al-Din al-Awfi); el tratamiento crítico de la noticia política en los medios de comunicación de masas (Harith Al-Farawi); los problemas tras la caída del régimen de Gaddafi (Abdelaziz Belqaziz); y la movilización política árabe (Muhammad Isam Larusi). El número incluye las secciones de Artículos traducidos, Reseñas de libros, Bibliografía, Cronología de la actualidad política, y un dossier estadístico sobre el comercio exterior de los países árabes.
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