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HOMENAJE: Víctor Burel

Carta a Víctor Manuel Burell

Por Manuel Segovia

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Victor Burell, Mila Ruiz

Querido Víctor,

Hoy pienso en ti y en tu forma de percibir la danza y a mi memoria llegan instantes compartidos en este devenir de los tiempos… detalles que definían tu singular manera de ver la danza, escritor del movimiento, creador de literatura vertebrada obsesionado por el tiempo y la forma, buscador permanente del instante… y en este sentido eras un bailarín más, un coreógrafo de un espacio trenzado de belleza y reflexión.

En aquel paseo hablábamos de lo divino y de lo humano, del latido que impulsa a un bebe a salir y buscar su lugar en el mundo, del ritmo que lo mueve y que lo eleva más allá de su propio cuerpo buscando un equilibrio vertical que lo defina y de cómo de esa verticalidad surge la curiosidad por la vida misma, es decir por la danza, porque danzar es vivir. Todos queremos danzar, sentir como nuestro cuerpo crea una alianza con el espacio a través de nuestro ritmo interno, eso es vivir, danzar es ser por un instante dueño del tiempo.

Así que en aquel paseo querido Víctor, me enseñaste que se puede danzar con la palabra, que los párrafos pueden ser arquitectura soñada que contiene poesía danzada, que los puntos suspensivos, las comas y las admiraciones son puertas de paso, escaleras que nos conducen a espacios abiertos y a laberintos infinitos llenos de emociones que danzan al ritmo de los acentos y las comillas… y aunque ya no estés entre nosotros, te doy las gracias Víctor por haber sido como eras, un ser de luz que aportó generosamente sus latidos al Arte de Danzar.

Víctor Burell, analizador del arte

Por José Luis López Enamorado

Ana Isabel Elvira, Perfecto Uriel, Víctor Burell y Sergio Cardozo en Logroño, Mila Ruiz

Conocí a Víctor Burell en el año 1992, en conciertos y estrenos de danza a los que asistí con mi buena amiga Teresa Tardío, directora del Festival de Música de Segovia que está patrocinado por la Fundación Don Juan de Borbón. Fue un encuentro de amistad inmediata y de compromisos firmes para colaboraciones más o menos cercanas con Televisión Española. En julio de ese mismo año la Editorial Narcea S.A. publicó mi libro “Ilusión Musical”, un libro con el que quise acercar al maravilloso mundo de la música a través de dibujos sobre los instrumentos musicales, una historia fantástica cuyos protagonistas son los elementos que intervienen en la música. Víctor se interesó en conocer mi libro y le hice llegar un ejemplar con la siguiente dedicatoria:

Amigo Víctor. Tu bien sabes que para escribir, es necesario soñar en compañía de la realidad. Este es mi viaje desde la infancia con la realidad musical, trayecto que intento transmitir a los más pequeños por la vía de la apreciación. Con todo mi afecto,

Víctor colaboraba entonces en la revista “El Punto de las Artes” y algunos meses después ocupó su espacio en el apartado de Música a tres aspectos relacionados con la actualidad danzaría y musical:

La reaparición del Ballet Nacional tras ser destituido su director, José Antonio, por el triunvirato de mujeres formado por Aurora Pons, Nana Lorca y Victoria Eugenia. Dedicó una gráfica y seria descripción de la obra “Medea” del maestro Granero.

De un modo exquisito y poético, expuso su parecer sobre el espectáculo “Antes que el tiempo acabe” presentado por la Compañía Luca Nicolaj en la Sala Pradillo. Su sensibilidad le llevó a describir las sensaciones recibidas con frases como estas: “Bocas, cuerpos, miradas, sonrisas y gestos de dolor, son los hechos casi inaprensibles que forman lo comprensible, lo explicable por detrás del poema. Mientras el amor sea la sombra de sí mismo, la vida se poblará o quedará desnuda de paisajes internos, de recuerdos, de disfraces según sople el viento” Con esta riqueza se expresaba Víctor Burell sobre el arte en general buscando siempre el lado amable de expresión por muy duras que fueran sus impresiones volcadas.

Tuve la inmensa suerte de trabajar en 1993 con Víctor y otro amigo suyo, grande de la danza, Delfín Colomé; trabajamos juntos en la realización de dos capítulos de 60’ de duración cada uno, dedicados a “El Ballet en la Rusia Imperial” y “Los Ballets Russes de Diaghilev” para la serie Tiempo de Danza creada y dirigida por mí para la Aventura del Saber de la Segunda Cadena de Televisión Española. Ambos, caminando por el Palmeral de Alicante, comentaron toda suerte de etapas y sus protagonistas con los valores máximos otorgados a la historia de la danza al servicio de la música y viceversa.

Delfín Colomé recordemos que fue músico, estudioso de la danza, Licenciado en Derecho, diplomático que ocupó cargos en la Unesco y el Parlamento Europeo, director general de Relaciones Culturales y Científicas del Ministerio de Asuntos Exteriores y embajador de España en Filipinas y Micronesia, entre otras muchas actividades culturales.

Mi última colaboración con Víctor Burell tuvo lugar en el año 2000 en la Complutense, en una conferencia sobre Danza y Medicina junto con el Dr. Juan Bosco Calvo.

Es difícil resumir en folio y medio la amplia cultura de Víctor Burell y su interés por analizar con rigor la obra, pertenezca al grupo artístico que pertenezca. Él supo transmitirme dónde reside la autenticidad de la música y de la danza. Y yo he tratado de encontrarla guiado por una premisa indiscutible: La música ha sido considerada universalmente como fiel expresión del alma y el lenguaje sentimental más emotivo.

Cerró su espacio crítico en la revista con una reseña sobre mi libro que quiero ofrecer aquí, de modo resumido, en agradecimiento a este gran analizador del arte que nos ha dejado el pasado 22 de julio. Así contó los mensajes pretendidos por mí en “Ilusión Musical”:

“En un país como el nuestro, tan desasistido de educación musical, un trabajo como este provoca sencillamente un esperanza: la de que los niños de habla hispana se acerquen al arte con el idioma más universal, a través de este catón sencillo, poético y lleno de amor a los sujetos y al objeto que para ellos se ha ido gestando por la asiduidad del estudioso y la ternura del amigo (…..) Como pequeños príncipes podremos así empezar a caminar, de la mano de otro poeta hasta encontrarnos con el inmenso baobab de la esperanza. Gracias en nombre de los hijos y los hijos de los hijos de cuantos amo” Gracias Víctor, amigo y maestro, por confiar en mí y entregarme generosamente tu amistad. Hablaré siempre de tus reflexiones.

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