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CRÍTICA: Danza en la 36 edición de Peralada

Danza en la 36 edición del Festival Castell de Peralada

Por Carolina Masjuan

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Peralada es mucho más que un Festival. Desde la perspectiva de los amantes de la danza, es además de una cita imprescindible por la cantidad y variedad de las propuestas, un encuentro entre colegas, amigos y artistas en el marco incomparable de los distintos recintos que conforman el Festival. Los impresionantes jardines del Castillo, la Iglesia del Carmen, la nueva y magnífica cava, la exquisita oferta gastronómica, e incluso la plaza del pueblo, son algunos de los espacios donde reencontrarse, compartir y disfrutar en apenas un mes, de más propuestas que por ejemplo en el Liceu en toda una temporada y sobre todo de propuestas, muchas veces, de más calidad.

Bayerisches staatsballett, capriccio for piano and orchestra

Bayerisches Staatsballet, Toti Ferrer

Para la inauguración de esta edición, el Festival Castell de Peralada ha contado con el Bayerische Staatsballet de Munich, dirigido desde hace poco por Laurent Hilaire, ex étoile de la ópera de París que había renunciado a su puesto de director del Ballet del Teatro Stanislavsky de Moscú y sucedía en el cargo a Igor Zelensky. Si bien nos habría encantado poder ver a la compañía bávara con un ballet completo de su extenso repertorio la variada propuesta de las dos noches nos permitió verles en distintos registros, descubrir nuevos coreógrafos y disfrutar del trabajo de algunos de los más aclamados creadores del momento.

El día del estreno, el telón se levantó con el Capriccio for piano and orchestra, de George Balanchine y con música de Igor Stravinsky, los Rubis, la parte central del ballet Jewels del coreógrafo ruso afincado en Estados Unidos. Con el elenco bien colocado, ataviado con el vistoso y atractivo vestuario creado por Karinska, aunque sin la escenografía original colgando en el centro del escenario, nos encontramos con una representación algo deslucida, recordábamos el mismo ballet, aunque en esa ocasión completo, con las francesas esmeraldas y los rusos diamantes, bailado por el Mariinsky en San Petersburgo y no conectamos. Al cuerpo de baile le faltaba cohesión y la interpretación en general no acababa de llegar.

Con With a chance of rain del admirado y añorado creador británico Liam Scarlett y música de los Seis preludios de Serguei Rakhmáninov, nos encontramos con una pieza romántica para ocho bailarines. Un exuberante y expansivo ballet de Liam Scarlett de gran plasticidad. Sabíamos que íbamos a disfrutar. Hemos podido admirar varias veces el trabajo de este joven que se quitó la vida tras unas acusaciones de abuso nunca juzgadas. With a chance of rain es una pieza muy íntima y romántica, con la maravillosa música interpretada en directo al piano por un excelente Dmitry Mayboroda. El segundo movimiento fue de una belleza arrebatadora y la compañía alemana nos conquistó, aquí sí, totalmente. La sensibilidad y delicadeza de Liam llevada a la excelencia.

El primer programa finalizó con un registro totalmente distinto, la coreografía Bedroom Folk de la israelí Sharon Eyal, la coreógrafa de moda del momento. Ex bailarina de la Batsheva, en esta ocasión se sirve de la música electrónica de Ori Lichtik, para hablarnos sobre la compulsión de formar parte de una identidad grupal, sobre la pérdida de la individualidad y lo hace a través de una coreografía repleta de abstracción de los movimientos, pero donde las situaciones surgen una y otra vez. Las figuras de los ocho bailarines, vestidos con maillots negros, lucen gracias a un fondo monocromático en el que se proyectan sus propias sombras, creando un sorprente juego escénico. Aunque a veces se nos hace repetitiva, uno no puede más que dejarse atrapar por su poderosa fuerza visual y la magnífica interpretación de la formación de Munich.

La segunda noche abrió con Affair of the Heart de David Dawson, con música del Concierto para violín y orquesta de cuerdas del compositor canadiense Marjan Mozetich, que fue estrenada el pasado mes de abril. La obra, para trece bailarines, tal y como explica su

Bayerisches staatsballett, capriccio for piano and orchestra

Campus Peralada, Ricard Rosello

creador, “trata sobre el amor mismo. Estos ‘asuntos del corazón’ son una oda al amor. Es alegre, es apasionante, es ardiente. Es una celebración del ser”. Con una escenografía y un vestuario fríos y elegantes, ya sea con pasos a dos perfectamente coordinados o en canon y arropados por bailarines realizando trabajos coreográficos distintos pero coherentes con el todo presentado, Affair of the Heart, es una obra bella muy representativa del trabajo de este coreógrafo muy reclamado actualmente por las mejores compañías.

Seguimos con Pictures at an exhibition de Alexei Ratmansky, una alegre y dinámica pieza que el coreógrafo ukraniano, nacido en Rusia, creó para el New York City Ballet en 2014 con la famosa partitura para piano de Modest Músorgski. Aquí, Ratmansky invita a los bailarines a una travesía lúdica por diferentes partes del mundo. Una pieza en la que, a pesar de estar basada en la técnica del ballet clásico, los bailarines son constantemente extraídos de su zona de confort para ofrecer giros rápidos, pasos innovadores, port de bras contemporáneos y saltos animados, siempre en sintonía con la música, que va marcando el ritmo, la melodía y el estado de ánimo, tan cambiante como las acuarelas de Vasili Kandinsky que configuran el espacio. Con muchos movimientos en espiral, ellos pueden ser duendes del bosque, ellas, traviesas hadas salidas del sueño de una noche de verano, leif motif del Festival de este año, en todo caso, sea cual sea el momento, lo disfrutamos mucho y también todo el público en general que les obsequió con una gran ovación, también para el pianista, de nuevo Dmitry Mayboroda, quien interpretó la pieza en directo. Antes de caer el telón, como suele ser habitual cuando se bailan ballets de Ratmansky, la compañía bávara tuvo un gesto con el conflicto ucraniano proyectando la bandera del país.

Y llegó la sorpresa de la noche, no porque se tratara de una pieza nueva, al contrario, repitieron con los Rubís de Balanchine de la noche anterior, pero lo cierto es que la energía que había en escena el sábado era totalmente distinta a la de la noche anterior. Hubo cambio en el elenco y un bailarín que había llamado nuestra atención siempre que salía en escena, era en esta ocasión el bailarín principal del paso a dos.

Y ¿quien era ese bailarín que de entre todos llamó poderosamente nuestra atención? Pues el joven canadiense Shale Wagman en esta ocasión acompañado por Carolina Bastos. Y al acabar estas funciones, cuando los bailarines y su director celebraban el éxito de las representaciones, en medio de los aplausos y abrazos, Laurent Hilaire anunció su ascenso de ran-

Exposición R. Mapplethorpe Castell de Peralada

go en la compañía. Después de Peralada pasa a ser Primer Solista. Seguro que siempre recordará su paso por el bello Empordà, el magnífico castillo y su exquisito Festival.

Mencionar la magnífica iniciativa del Campus Peralada que organizó una barra de ballet en la plaza del pueblo para los alumnos de las escuelas de danza de la zona dirigida por el bailarin principal y maestro de ballet de la compañía, Javier Amo, y con la participación de algunos de los bailarines de la compañía.

Dicen que la perfección no existe, pero lo que vimos en Peralada la noche del 20 de julio, con la segunda propuesta de danza del Festival, fue lo más cercano a la perfección que hayamos visto últimamente. Un marco incomparable, una puesta en escena e iluminación exquisitas, una música sublime interpretada magistralmente y por encima de todo unos bailarines más perfectos imposible, a todos los niveles, metiéndose en la piel y la piedra de las esculturas de Rodin.

La familia a quien debemos tantas noches de emociones gracias a la magnígfica oferta cultural, también desarrolla otras actividades relacionadas con lo que esa zona privilegiada ofrece, por ejemplo los viñedos, y este año han realizado un proyecto largamente acariciado inaugurando unas nuevas cavas.

Y en los jardines de ese marco magnífico, en un ambiente íntimo, para solo 140 espectadores, se vivió el estreno mundial del espectáculo encargado especialmente al bailarín madrileño Sergio Bernal. Cuenta el artista que al recibir el encargo y ver el marco donde se iba a representar la obra, inmediatamente vio que ahí podía cumplir un sueño largamente acariciado, dar vida a las esculturas de Rodin. Fascinado por la obra del escultor francés desde que visitó el palacio que alberga su museo en París, y donde, paseando por sus jardines, pudo admirar esas obras, magníficamente integradas en él, el marco incomparable de los techos de las bodegas y sus jardines, integrados en el paisaje como telón de fondo, constituían la escenografía perfecta para ese espectáculo soñado. El bailarín tomó del escultor de las emociones, tres de sus más famosas esculturas: Torse d’Homme Louis XIV, El beso y El pensador. Sergio Bernal traslada la concepción vanguardista del arte de Rodin a través de diferentes lenguajes que van desde el ballet clásico y el barroco, hasta la danza española y el neoclasicismo.

La noche abrió con Torse d’Homme Louis XIV. Coreografiada por el propio bailarín en colaboración con Ricardo Cué, la pieza narra la fuerza, la belleza y la grandeza que transmitía Luis XIV de Francia encarnando a un Dios simbólico conocido como El Rey Sol, y explorando el concepto del poder. La coreografía, al ritmo de la música de Lully con arreglos de Jordi Savall, que interpretó una pequeña formación de cuerda, percusión y oboe, bajo la dirección musical de García Sierra, fusiona la danza clásica española y el barroco con una estética muy similar a la de la obra. Sergio baila

Sergio Bernal

con zapatos barrocos, el baile refinado de la corte. La música de Lully, nos envuelve y nos sentimos espectadores privilegiados de la corte de ese rey a quien debemos el ballet clásico. El bailarín madrileño representa en ese torse d’Homme, al Rey Sol en todo su esplendor, no solo por su elegante y perfecta ejecución, si no por ese físico imponente de belleza griega, con el que los dioses, o la diosa naturaleza, le han bendecido y que ha sido inmortalizado en miles de estatuas.

Alguien dijo que la danza es sudor, y en esa tórrida noche así pudimos apreciarlo, ya despojado de esos pantalones barrocos vimos un cuerpo reluciente, brillando en todos los sentidos, en el paso a dos de El Beso, junto a la hermosa mujer y magnífica bailarina que es Giada Rossi, solista de la C.N.D. El beso, una de las obras más conmovedoras de Rodin, se materializa en una danza con coreografía de Valentino Zucchetti y música grabada de la Pavana para una Infanta difunta de Ravel, en la que la pasión y el deseo quedan plasmados con mucha ternura y sensualidad. Evidentemente nos conducen a evocar el amor de Rodin por Camille Claudel pero aquí no vemos tanta posesión sino más bien un gran cariño, con cuerpos fusionados a través del lenguaje neoclásico para contar una historia de amor. La coreografía, de gran sencillez, sensualidad y redondez, consigue una gran belleza de líneas cuya cúspide es ese beso final. El Pensador, en referencia a otra de las obras más famosas del escultor francés, es la pieza que cierra el programa. De nuevo, música en directo, esta vez con melodías de Roque Baños interpretadas por Daniel Jurado a la guitarra clásica. En esta ocasión, la obra transmite la visceralidad y la fuerza de la contención del pensamiento desde la impotencia y el dolor, así como la intimidad y las inseguridades que perturban el día a día. Esta fue la pieza más española, calzando zapatos y zapateando potentemente, poseedora de una gran fuerza y con un carácter desatado, siempre respetando la estética del escultor.

Y la tercera propuesta, que a su vez clausuraba el Festival, contó con un artista muy querido por la organización y que actuó por tercera vez en los jardines del castillo. Carlos Acosta volvió a Peralada y de nuevo conquistó a la audiencia por su innato carisma y su impresionante técnica, siempre al servicio de la coreografía y la transmisión de emoción. El bailarín, coreógrafo y director cubano de renombre mundial y la bailarina Laura Rodríguez, protagonizaron el espectáculo de clausura de la 36 edición con On before, creado en 2010 en memoria a la madre del artista cubano, recientemente fallecida. A lo largo de toda la noche se presenció un viaje hacia la muerte donde los duetos y solos se entrelazan de forma sugerente.

El programa, dividido en dos partes, empezó con la coreografía que también da título al espectáculo, On before, un dúo interpretado por Acosta y Laura Rodríguez obra de Will Tuckett. Con música de John Adams, la creación original fue pensada para Zenaida Yanowsky y William Trevitt para BalletBoyz. Los dos bailarines bailan en un escenario oscuro, sobrio, donde los principales protagonistas son ellos mismos iluminados por unas luces muy precisas que resaltan cada gesto y movimiento.

Carlos Acosta, Joan Castro Iconna

Carlos Acosta, Joan Castro Iconna

El primer solo de la noche fue Memoria la coreografía de Miguel Altunaga, que Acosta baila con gran expresividad. Influenciada por el minimalismo clásico y electrónico, la música escrita por Fernando Corona crea una atmósfera exuberante que enlaza con el segundo solo, esta vez de la mano de Laura Rodríguez, titulado Sirin, en una creación de Yury Yanowsky con música de Alberto Iglesias. Laura Rodríguez nos demuestra ser una muy lírica bailarina. Su capacidad de expresión y su movimiento elegante y fluido, nos conquistan inmediatamente.

La segunda parte comenzó con la pieza de Kim Branstrup, Footnote to Aston, que interpretada por Rodríguez y con música de Händel, fue nominada a Mejor Coreografía Clásica entre los Critics Circle National Dance Awards en 2005, después de formar parte de una pieza hecha para el Royal Ballet. En esta ocasión se trata de un extracto ambientado en el aria Per te lasciai la luce de la cantata italiana Delirio amoroso. En Peralada se presentó con una puesta en escena muy especial, donde la bailarina está iluminada por cientos de velas que la rodean. De nuevo superlativa Laura.

Llega luego Falling Deep Inside, la proyección creada por Estudio 50 y rodada a cámara lenta que explora las emociones y tensiones que existen entre dos amantes con imágenes de ambos artistas y con un claro protagonismo del agua. Los espectadores pueden deleitarse con todo lujo de detalles, de unas imágenes que ayudan a realizar la transición entre ese solo y un delicado dúo, creado por Beatriz García y Raúl Reinoso, Nosotros, un viaje al interior de una pareja, donde exploran sus experiencias y reflexionan sobre la intermitencia de las relaciones. La obra describe los desacuerdos, puntos en común y frustraciones del amor.

El espectáculo concluye con dos duetos de Carlos Acosta. El primero, Hand Duets, creado junto con George Céspedes a partir de la música de Omar Puente y el segundo O Magnum Mysterium, es obra conjunta con Zenaida Yanowsky y música de Morten Lauridsen que contó con la participación en directo del coro O Vos Omnes. O Magnum Mysterium representa la muerte de la mujer guiada hasta un rayo de luz.

Un espectáculo redondo en el que cabe citar el impresionante diseño de luces, obra de Chris Davey que crea una atmósfera de ensueño, potenciando la danza y llevando al espectador a entrar en ese mundo de nostalgia, ternura, tristeza, o soledad, ideado por el artista.

El público, totalmente rendido una vez más ante el carisma y la calidad de Carlos Acosta y su partenaire, Laura Rodríguez, magnífica bailarina, etérea y delicada, ha premiado a los artistas con largos y calurosos aplausos, acompañados del clásico zapateado sobre la tarima.

Ya hay nueva cita con Acosta Danza puesto que Carlos Acosta es el Presidente del jurado de esta edición del Carmen Mateu Award que premia a un coreógrafo emergente con 30.000 € más la presentación de una coreografía con la Acosta Danza en una próxima edición del Festival.

Nos despedimos de Peralada, de ese maravilloso entorno, de sus inseparables cigüeñas, espectadoras privilegiadas desde sus nidos en lo alto de los impresionantes árboles de los jardines, que acompañan los espectáculos con los sonidos de aprobación, ya tan familiares, de sus picos. Decimos adiós a nuestro Festival favorito, agradecidos por una nueva fantástica edición para los amantes de la danza. Por siempre agradecidos y esperando ya la próxima edición.

Carlos Acosta, Joan Castro Iconna

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