Para lograr abarcar las relaciones con el capital hay que acercarse a esa particular manera de habitar el mundo. Para esto hay disponibles una diversidad de variables tales que no es posible pensarlas en una vida, ni en dos. Para empezar, como base especulativa claro, hay un espacio en el que configuramos identidades y desarrollamos proyectos de vida en distintas escalas: individuo(s), familia(s), comunidad(es), sociedad(es).
Hay una frontera entre el yo y el otro que es permeable, es decir, no es un muro macizo, es más bien un canal en el que fluyen muchos tipos de información. Estar en el mundo implica inevitablemente estos flujos. Si uno está con uno mismo, los órganos internos se relacionan y se comunican, y asimismo sucede cuando uno está con otros en distintas escalas. Cuando se conversa, claramente hay un flujo de información, pero cuando no se intercambian palabras, también hay algo “dicho” por otros medios, en otras dimensiones de lo humano. Todo esto condiciona las ma