Rol del orientador de la conducta en equipos de trabajos multidisciplinario

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Rol del orientador de la conducta, en equipos de trabajos Multidisciplinario, Interdisciplinario y Transdisciplinario En las últimas décadas, científicos y filósofos han demostrado que la realidad percibida por el ser humano, de su propia compresión, existencia, conflictos internos y externos, trae inmersa los elementos de la complejidad, de lo global, lo contextual y lo multidimensional. La complejidad se encuentra presente en todos lados; entonces, la humanidad ha experimentado nuevas transformaciones que requieren de una forma de interpretación distinta a la existente por mucho tiempo. En este sentido, Capra (2003, p. 39) expone: El mundo natural es un mundo de infinitas variedades y complejidades, un mundo multidimensional que no contiene líneas rectas ni formas absolutamente regulares, donde las cosas no suceden en secuencia sino todas juntas, un mundo donde incluso el espacio vacío es curvo. Es evidente que nuestro sistema abstracto de pensamiento conceptual nunca podrá describir ni entender por completo esta realidad. En este orden de ideas, la interpretación y comprensión de los diversos fenómenos de la naturaleza requieren de una forma de pensamiento distinto, y es donde se destaca el planteamiento desarrollado por Edgar Morin, a través

del

Centro

Internacional

de

Investigaciones

y

Estudios

Transdisciplinarios (CIRET), creado como una emergencia inédita en el mundo latinoamericano y representa el primer laboratorio continental orientado hacia la búsqueda de soluciones transdisciplinarias a los problemas globales y fundamentales que enfrenta la humanidad; como una forma de encaminar a los individuos y las naciones hacia el bienestar, la evolución y la productividad. La iniciativa viene directamente del Profesor Edgar Morin, en la ocasión de su 88 cumpleaños, como su legado operativo para el mundo


latinoamericano. Las actividades internacionales del CIET se orientan en dos direcciones principales y complementarias: 1) La búsqueda de sinergias transdisciplinarias en el debate acerca de los desafíos del mundo moderno; y, 2) La difusión de resultados pertinentes y “buenas practicas” para la resolución de estos desafíos. Su ubicación en la ciudad capital de México -centro ancestral de convergencia civilizacional y encuentro humano- no es neutral y corresponde, simbólicamente, a la necesidad de confirmar la supremacía de un polo global que, desde América Latina, facilite para sus actores como beneficiarios una verdadera reapropiación de su propio destino. Partiendo de esta premisa, el Orientador de la Conducta, formado bajo la doctrina Bianco, en el Centro de Investigaciones Psiquiátricas y Psicológicas de Venezuela, tiene como rol: 1) la creación y transmisión del conocimiento; 2) la planificación e implementación de proyectos de Investigación en el área de adquisición, mantenimiento, modificación y extinción del comportamiento; 3) el manejo asistencial a los consultantes que supuestamente presenten una problemática conductual y en donde los errores de concepto jueguen un papel relevante; y, 4) la identificación de patologías que alteren el repertorio comportamental del sujeto a objeto de hacer la referencia al especialista que competa (CIPPSV, 1994). Lo antes expuesto, evidencia la necesidad del Orientador de la Conducta, de formar parte de equipos de trabajos, para responder acertadamente en el cumplimiento de su rol. Se comparte con Senge (1998, p. 19) cuando expresa: Hay sorprendentes ejemplos donde la inteligencia del equipo supera la inteligencia de sus integrantes, y donde los equipos desarrollan


aptitudes extraordinarias para la acción coordinada. Cuando los equipos aprenden de veras, no sólo generan resultados extraordinarios sino que sus integrantes crecen con mayor rapidez. La Orientación de la Conducta tiene un cierto grado de complejidad a la hora de identificar, especificar, escribir, diagnosticar e implementar la adquisición, mantenimiento, modificación y extinción de los comportamientos; todo esto se desarrolla desde cualquier fase de la vida de los consultantes, desde neonatos, niños, adolescentes, adultos y ancianos. Razón por la cual, resulta primordial la unión y colaboración entre profesionales de diferentes disciplinas, en que cada una aporta sus problemas, conceptos y métodos de investigación con la finalidad de alcanzar objetivos sobre el trabajo en equipo y la coordinación entre los distintos niveles. Al respecto Martínez (2007, p. 15) destaca: El concepto tradicional de ciencia y su método, parece constreñir y aprisionar nuestro pensamiento cuando trata de comprender la conducta humana. Se necesitaría, por tanto, un sistema lógico, una metodología ágil y flexible capaz de adaptarse y captar la estructura de las vivencias profundas que se dan en el ser humano y que dan razón de ser de su comportamiento externo. Parece evidente que el Orientador de la Conducta en el cumplimiento de su

rol

necesita

plantearse

nuevas

interrogantes,

descubrir

nuevas

posibilidades, ver los viejos problemas desde nuevos ángulos, requiere de imaginación creativa para marcar un avance real e innovador en sus métodos, técnicas y procedimientos para lograr cambios cognitivos conductuales en los consultantes que experimentan un entorno turbulento y complejo en sus diferentes dimensiones desde lo económico, político, laboral, social, religioso, ecológico y tecnológico, entre otro, que afecta su desenvolvimiento operativo.


El trabajo en equipo comienza con el dialogo, identificado como la capacidad de los miembros del equipo para suspender los supuestos e ingresar en un auténtico pensamiento conjunto. La multidisciplinariedad hace referencia a las distintas disciplinas, a la división de los campos científicos, al desarrollo y necesidades de las ramas del saber, a lo más específico y propio del desarrollo científico técnico y a la profundización de los conocimientos. Para abordar cualquier campo determinado de la realidad caben múltiples disciplinas que confluyen en su resolución. La multidisciplinariedad da cuenta de las disciplinas, ciencias o ramas del conocimiento que tienen que ver y dan razón del saber sobre lo concreto de un problema. Estas distintas disciplinas dan cuenta de la relación multidisciplinar que confluye en la orientación de la conducta y, por lo tanto, reflejan la necesidad de una asistencia que considere a los diversos profesionales que atiendan dicha problemática. La multidisciplimariedad o pluridisciplinariedad comprende el estudio de un objeto de una sola y única disciplina por varias disciplinas a la vez. El objeto sale enriquecido con el cruce de varias disciplinas. El conocimiento del objeto en su propia disciplina se profundiza por medio de un aporte pluridisciplinario

fecundo.

El

proceso

pluridisciplinario

desborda

las

disciplinas pero su finalidad sigue inscrita en el marco de la investigación disciplinaria (Nicolescu, 1996).


Por ejemplo, el estudio simultaneo de la conducta funcionamiento marital, a través de los conceptos, métodos y técnicas de diferentes disciplinas como la psicología, psiquiatría, neurología, sociología, antropología, trabajo social, pedagogía, economía, medicina, comunicación social e historia, entre otras. Todas estas disciplinas generaran un nuevo conocimiento acerca de la conducta funcionamiento marital, pero siempre en el marco del dogma de cada disciplina. La interdisciplinariedad hace referencia al método, al modelo de trabajo y a la aplicación de los conocimientos y de la técnica. Al modo de desarrollar un

conocimiento

o

conjunto

de

conocimientos

y

disciplinas.

Si

multidisciplinariedad se refiere a las disciplinas y ramas del conocimiento, la interdisciplinariedad se refiere al modelo de aplicación, al método cómo estas disciplinas se aplican o se realizan. La interdisciplinariedad tiene una pretensión diferente a la de la pluridisciplinariedad, pues se refiere a la transferencia de los métodos de una disciplina a otra. Se pueden distinguir tres grados de interdisciplinariedad: a) un grado de aplicación; por ejemplo, los métodos de la economía transferidos a la orientación de la conducta conducen a la aparición de nuevos métodos para adquisición de conductas para el manejo adecuado de la finanza en parejas; b) un grado epistemológico; por ejemplo, la transferencia de los métodos de la micro economía en el campo de la orientación de la conducta genera análisis interesantes en la epistemología de la orientación; c) un grado de generación de nuevas disciplinas; por ejemplo, la transferencia de los métodos de la economía al campo de la orientación de la conducta puede generar el surgimiento de la orientación de conductas económicas en pareja, en familia o personal.


Al igual que la pluridisciplinariedad, la interdisciplinariedad desborda las disciplinas, pero su finalidad también sigue inscrita en la investigación disciplinaria. Por medio de su tercer grado, la interdisciplinariedad contribuye incluso al big bang disciplinario (Nicolescu, 1996). En las últimas décadas, ha aparecido un “movimiento” intelectual y académico denominado “transdisciplinariedad”, el cual desea ir “más allá” (trans), no sólo de la uni-disciplinariedad, sino también, de la multidisciplinariedad y de la inter-disciplinariedad. Aunque la idea central de este movimiento no es nueva, su intención es superar la parcelación y fragmentación del conocimiento que reflejan las disciplinarias particulares y su consiguiente hiperespecialización, y, debido a esto, su incapacidad para comprender las complejas realidades del mundo actual, las cuales se distinguen, precisamente, por la multiplicidad de los nexos, de las relaciones y de las interconexiones que las constituyen. Este movimiento que, por su gran apertura, es mucho más amplio y receptivo que una “escuela” ideológica con reglas fijas de pensamiento, ha sido impulsado, sobre todo, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por sus siglas en inglés y por el Centro Internacional de Investigaciones y Estudios Transdisciplinarios (CIRET) (Martinez, 1999; Nicolescu, 1996). La transdisciplinariedad comprende, como el prefijo “trans” lo indica, lo que está, a la vez, entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina. Su finalidad es la comprensión del mundo presente, y uno de sus imperativos es la unidad del conocimiento. Cada disciplina clama porque el campo de su pertinencia sea inagotable. Para el pensamiento clásico, la transdisciplinariedad es un absurdo porque


no tiene objeto. En cambio, para la transdisciplinariedad, el pensamiento clásico no es absurdo, pero su campo de aplicación se reconoce como restringido (Nicolescu, 1996). Referencias Capra, F. (2003), El Tao de la Física. Una exploración de los paralelismos entre la física moderna y el misticismo oriental. 6ta. Ed. Málaga, España: Sirio. Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela (CIPPSV). (1994), Formación de Actitudes del Terapeuta I (FAT I) Formación de Actitudes del Orientador I (FAO I). Caracas, Venezuela. Martínez, M. (2007), La psicología humanística. Un nuevo paradigma psicológico. México: Trilla. ________. (1999), La nueva ciencia: su desafío, lógica y método. México: Trillas. Nicolescu, B. (1996), La Transdisciplinariedad Manifiesto. México: 7 Saberes.


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