La Tormenta #6

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Sumario 3| Presentación. 4| Editorial. Número 6 / Año 2013

Coordinación Eliana Lijterman Carla Gaetán Adrián Giunta Matías Ávalos

Redacción Fiorella Cademartori Jorgelina Matusevicius Matías Ávalos Eliana Lijterman Carla Gaetán Luciana Ghiotto Rodrigo Pascual

Colaboraron con este número Lucrecia Teixido Jerónimo Altschuller Camila Barón

Diseño y edición Gerardo Gon Aguirre

6| Debates en marcha. 6|Intervención profesional y organizaciones de la clase trabajadora ¿Una alianza posible? 15|El disciplinamiento y control social como función del Estado. 22|¿Trabajadores, desempleados, o pobres? Un recorrido por los cambios en el sistema previsional. 28|Trabajo decente versus trabajo digno: Acerca de una nueva concepción del trabajo.

34|Entrevistas. 34|Entrevista con Jerónimo Altschuler. 42|Reflexiones sobre el Programa Argentina Trabaja.

44|Varietales.

46|Sacalo del cajón. 46|¿Cómo morimos? Problematizaciones sobre la muerte actual. 50|Yo opino ¿y vos? 51|Política Social, Movimientos Sociales y Trabajo Social: unidos por el conflicto.

56|Libro + Comentario. 56|Estado y Marxismo. Un siglo y medio de debates. 57|Reflexiones a 10 años del histórico plebiscito que frenó el avance minero.

58|Conocé lo que es la Coproducción.


3 Presentación

El Viejo Topo es una agrupación integrada por estudiantes, graduados/as, docentes e inves@gadores/as que desde 1995 interviene en la vida polí@ca de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. A su vez, hace ya más de tres años venimos construyendo la Corriente An@burocrá@ca contra la Explotación (CAUCE UBA), de modo de forjar una visión y una prác@ca de conjunto en la vida polí@ca de la Universidad. Hace dos años ya asumimos el desa-o de construir la Corriente de Organizaciones de Base La Brecha, junto con otras organizaciones sociales con quienes compar@mos experiencias de trabajo conjunto desde diferentes territorios: educación, comunicación alterna@va, trabajo territorial, cultural, de géneros, etc. Nos une el horizonte común de una transformación radical de nuestra sociedad y desde abajo. Problema@zamos el rol que jugamos en tanto cien@stas sociales dentro del modo de producción capitalista. Estamos convencidos/as de que es posible pensar y construir otro @po de Universidad. Para nosotros y nosotras se trata de conocer para transformar y de transformar para conocer intentando aportar desde nuestra especificidad en tanto trabajadores/as sociales, comunicólogos/as, politólogos/as, sociólogos/as y relacionistas de trabajo a transformar la realidad (¡a subver@r las actuales relaciones sociales que nos explotan y oprimen!). Somos conscientes de que no podemos construir una universidad socialista en una sociedad capi-

talista, pero entendemos que hay momentos en que se pueden abrir brechas que amplían el marco de lo posible. Concebimos que nuestra tarea, entre tantas otras necesarias e imperantes, es empuñar los conocimientos que compar@mos y reformularlos a cada paso como armas del cambio social, y construir un sujeto colec@vo para pasar a ser protagonistas de nuestra historia. Por eso es que luchamos por otro @po de sociedad, contra esta sociedad capitalista, basada en la explotación del ser humano por el ser humano. Consideramos central organizarnos en espacios abiertos y democrá@cos de par@cipación, donde podamos discu@r y decidir sobre nuestros planes de estudio, la estructura del cogobierno, los problemas de los edificios, las condiciones de cursada, etc., etc. El desa-o con que nos enfrentamos es que nuestro saber no esté al servicio del capital, sino que pueda aportar al desarrollo de las organizaciones populares intentando construir un conocimiento crí@co y comprome@do con la lucha de la clase trabajadora, de la cual nos entendemos parte. Par@mos de una definición materialista que en@ende el conocimiento como resultado de una praxis social siempre vinculada a un proyecto de clase. Quedan muchas cosas por hacer. Por eso es importante fortalecer los espacios de autoorganización que nos permitan construirnos como sujetos conscientes y contribuyan a un movimiento estudian@l y universitario crí@co y comba@vo. ¡Despertemos el cerebro colec@vo!


Editorial Abrimos el año con una nueva edición de La Tormenta, pretendiendo volver para ser un aporte, un afluente más, en un debate que consideramos sumamente necesario y, aunque mucha agua ya ha corrido debajo del puente, @ene hoy centralidad. Hablamos de la discusión acerca del modelo de polí@ca social vigente en nuestro país: sus caracterís@cas, sus tensiones, los proyectos polí@cos y societarios que expresa y que alrededor suyo se confrontan. Una década ya nos separa del año 2003, en que se abre un nuevo período gubernamental de la mano de Néstor Kirchner, que sienta las bases del desarrollo de un nuevo fenómeno social y polí@co: el kirchnerismo. Un intenso trabajo discursivo y también el despliegue de diversas polí@cas procuraron separar al nuevo período y su gobierno de aquella “lejana” crisis del 2001, conceptualizada como una confusa maraña de turbulencia, conflictos sociales, pobreza y desorden. Su “que se vayan todos” era peligroso, pues ponía en jaque directamente a la estructura gubernamental y a la ins@tucionalidad vigente. Después de la famosa huida en helicóptero, algunos se fueron, otros se quedaron, pero la ins@tucionalidad salió salvaguardada de ello. Aunque no completamente... La crisis había sido tan intensa que, sin embargo, esa ins@tucionalidad, expresiva de un patrón de acumulación y una forma de consenso social y polí@co, necesitaba superar las limitaciones que había demostrado para mantener la hegemonía y en este sen@do abría un interrogante. El choque entre el fundamento democrá@co de la “soberanía de todos” y el empobrecimiento generalizado de la mayoría había resonado estruendosamente y parecía no poder resolverse en el marco de las mismas ins@tuciones. Por debajo del “que se vayan todos”, bandera de las clases medias pero también de los sectores más empobrecidos de la sociedad, subyacía el grito y la inicia@va de tomar en nuestras propias manos nuestro des@no, y eso ponía en riesgo a los gobernantes. Grito, represión y muertos mediante, las balas siguieron cayendo silenciosamente sobre nuestro pueblo. Darío y Maxi fueron ejemplo de ello en el 2002. La fuerza de sus vidas y la enorme bronca de sus muertes, se llevaron por delante al entonces gobernante Eduardo Duhalde, configurando la salida a unas nue-


vas elecciones. En estos nuevos comicios Néstor Kirchner tuvo menos votos que Carlos Menem quien, desertando del ballotage, allanó su camino a la presidencia. Y con estos antecedentes y una muy escasa legi@midad se abrió paso este nuevo fenómeno del Kirchnerismo en Argen@na. Este marco de crisis de hegemonía, de recomposición de un pueblo fus@gado por la dictadura y el neoliberalismo, y de la necesidad de reajustar el patrón de acumulación existente, es el cuadro para la gran pregunta que signó (y marca con@nuamente) el período y los debates públicos ¿cómo gobernar? Lo cierto es que un gobierno no puede mantenerse con balas y, pos 2001, podemos comenzar a observar ciertos cambios en la polí@ca social junto con una mayor centralidad de la misma en el debate público. El Plan Argen@na Trabaja, la nacionalización de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo, son todos ejemplos de polí@cas que estuvieron en el centro de la discordia en los circuitos académicos, de la administración estatal y de la opinión pública. Por esta posición en el ojo de la tormenta, fueron y son habituales las preguntas y las afirmaciones que “parten aguas”, estableciendo secuencias de sen@dos en dos direcciones: pro- kirchnerismo, apoyo al modelo y apoyo a la polí@ca puntual; o an@- kirchnerismo, crí@ca al modelo y rechazo de la polí@ca. Sin irnos más lejos, en nuestra carrera el debate sobre el modelo de polí@ca social @ende a limitarse a una sola pregunta: ¿este modelo es o no progresivo?, cercenando con la sentencia de su respuesta un buen núcleo de interrogantes que nos ayudan a precisar nuestras miradas (y por ende, nuestra intervención profesional). Las perspec@vas que @enden a considerar este mentado “modelo” como un esquema monolí@co, mirado desde la esfera estatal y no de las luchas que atraviesan a ésta, resultan moneda corriente. Pero no nos conforman. No nos conforman no por capricho ni por un mero ejercicio de crí@ca

*para mirar la polí%ca social debemos mirar en cada momento los complejos modos en que sus expresiones sectoriales par%cipan de la reproducción de nuestra sociedad

5 Editorial

*Sabemos que como profesionales que buscamos una intervención crí%ca sobre esta realidad que nos golpea, necesitamos hacer de nuestras preguntas un arma para la transformación.

permanente: sostenemos que para mirar la polí@ca social debemos mirar en cada momento los complejos modos en que sus expresiones sectoriales par@cipan de la reproducción de nuestra sociedad. Una reproducción que sin dudas se da de manera contradictoria, pero que nos plantea el desa-o de observar las formas en que la polí@ca social emerge de una correlación de fuerzas determinada y cómo actúa sobre la misma. En fin, se trata de ver cómo la polí@ca social es parte de las formas en que se produce y apropia poder en nuestra sociedad. Nuestro norte es la consideración de que nuestros esfuerzos como profesionales deben estar puestos en el fortalecimiento de lxs trabajadorxs y el pueblo, de sus condiciones de vida y del poder propio que vamos construyendo como fuerza. ¿Cómo es posible que una sociedad de estas caracterís@cas se reproduzca? ¿De qué forma par@cipa la polí@ca social de salud, educación, asistencia, previsión social, en este proceso, en la (re)creación de la hegemonía, en la puesta en funcionamiento de un patrón determinado de acumulación? ¿A qué problemas se enfrenta la polí@ca social hoy existente? ¿cómo los resuelve? Sabemos que como profesionales que buscamos una intervención crí@ca sobre esta realidad que nos golpea, necesitamos hacer de nuestras preguntas un arma para la transformación. De eso se trata el desa-o que queremos encarar con este nuevo número, como un humilde puntapié para empezar. De abandonar las respuestas como soluciones, y plantearnos el di-cil problema de repensar los términos de nuestras preguntas. Porque las cosas no son así, están así y las vamos a cambiar, yendo más allá de lo posible, y cargándonos al hombro la utopía.


Debates en marcha El Estado, la Polí@ca Social y el Trabajo Social en retrospec@va

Intervención profesional y organizaciones de la clase trabajadora ¿Una alianza posible? Jorgelina Matusevicius El Viejo Topo - CAUCE UBA

Trabajadora social y referente de centro de prácticas en el Centro de Salud y Acción Comunitaria N°10, docente de la carrera en la materia Política Urbana, se presentó como candidata a Directora de Carrera en las dos últimas elecciones de Junta de Carrera.

Desde nuestra par@cipación como colec@vo de estudiantes, docentes y egresadxs de Trabajo Social de la UBA “El Viejo Topo” surge la presente reflexión en torno a un aspecto que consideramos no suficientemente explorado en la formación de grado y postgrado. Nos referimos par@cularmente al análisis de la relación entre nuestra intervención profesional en ins@tuciones y la existencia de organizaciones de la clase trabajadora que intervienen en los territorios en el que estas ins@tuciones se asientan. Con organizaciones de la clase trabajadora hacemos referencia principalmente a las organizaciones de trabajadores desocupados, pero también a organizaciones de base que intervienen en lo local: centros comunitarios, centros culturales, movimientos ligados a la lucha por la vivienda, centros educa@vos. Debemos pues hacer una dis@nción entre organizaciones populares y las llamadas ONGs. A falta de una extensa explicación respecto de esta dis@nción, propondremos pensar a las ONGs como organizaciones paraestatales y a las organizaciones de la clase como aquellas que surgen de la autoorganización de algún sector de ésta y cuyos miembros, o una parte de ellos, se encuentran involucrados en la problemá@ca que pretende enfrentar de manera colec@va. Nos parece importante hacer esta dis@nción porque muchas veces se suele pensar todo un conjunto indiferenciado como organizaciones de la sociedad civil. Iamamoto u@liza el término de movimientos sociales autónomos para referirse a esto mismo: “Los movimientos sociales autónomos cons@tuyen la forma polí@camente legí@ma de organización y movilización de los trabajadores como medio de expresión y enfrentamiento colec@vo de sus


7 Intervención profesional y organizaciones de la clase... necesidades e intereses de clase en el escenario polí@co”(1). El sistema hegemónico de dominación enfrenta esta organización “autónoma” como “cues@ón social” y plantea respuestas a través de las polí@cas sociales y sus ins@tuciones en las cuales nos insertamos profesionalmente los trabajadores sociales. Con@núa Iamamoto: “otra forma de enfrentamiento de esas necesidades de sobrevivencia es la búsqueda de acceso a recursos sociales existentes, a través de los equipamientos colec@vos, ins@tuidos y mantenidos por el poder vigente, como medio de enfrentar los derechos ya conquistados por las clases trabajadoras, en su lucha de resistencia al capital”(2). Son conocidos los planteos en torno a cómo estas ins@tuciones dan una respuesta ins@tucionalizada expresando un interés de clase. Sin embargo, estas ins@tuciones son objeto de permanentes disputas por parte no sólo de las organizaciones de la clase trabajadora que “u@lizan” sus servicios sino también por los trabajadores que desarrollan su ac@vidad en la ins@tución. Esto a veces se da en forma organizada a través de colec@vos de profesionales o sindicatos y otras en forma espontánea, sin organización. Esto a su vez genera modificaciones en la orientación, el sen@do de las polí@cas públicas y los recursos asignados a ellas. Reconocer esta disputa nos coloca en la obligación de conocer y entender cómo la clase trabajadora se organiza y cuáles son los proyectos polí@cos de transformación que propone. Para esto, como trabajadores que somos, no podemos pensarnos por fuera los trabajadores, como sujeto externo, sino como un fragmento de la misma, como trabajadores que realizamos una tarea par@cular en la división social del trabajo. En este sen@do, en los apartados siguientes, intentamos comprender, de manera general y como una primera aproximación, qué sucede con el sector de la clase trabajadora que accede a los servicios sociales, cómo se organiza y cómo pensamos nuestra intervención en función de esto. Finalmente se presenta una experiencia que busca problema@zar la relación de las organizaciones que luchan por la vivienda en la Ciudad de Buenos Aires con la respuesta ins@tucional a la problemá@ca. La dinámica de funcionamiento del sistema capitalista y la generalización de la pobreza No es nuevo que el sistema en el que vivimos – el sistema capitalista– funciona a costa de dejar en la pobreza y al límite de la posibilidad de subsistencia a vastos sectores de la población: para su funciona-

miento que debe garan@zar la acumulación de capital es indispensable la existencia de una masa de la población que se erija como excedentaria en relación a las necesidades del capital. En la literatura académica vemos cómo se suelen u@lizar dis@ntos nombres para referirse a ella: supernumerarios, superpoblación obrera, población sobrante, excluidos, marginados, etc. Más allá de los nombres, de lo que se trata es de entender que es el mismo sistema el que genera, man@ene y reproduce a esta parte de la población para poder, luego, comprender qué fenómenos son los realmente novedosos para –en la comprensión de los mismos–, enfrentarlos de la mejor manera posible. Una de las funciones que cumple esta parte de la población es la llamada ejército industrial de reserva. Dado que el capitalismo avanza por ciclos de expansión y recesión, debe contar con una reserva de trabajadores. La excesiva oferta de trabajo, cuando hay muchos trabajadores que buscan empleo, hace que aquellos que están asalariados @endan a aceptar peores condiciones de trabajo, bajos salarios, etc. Pero en este caso es necesario que en los momentos de recesión estos trabajadores desocupados no se deterioren al punto de que no puedan ser considerados una competencia para los ocupados. Esto quiere decir que no se deterioren sus atributos produc@vos, que conserven cierta capacitación, disciplina del trabajo, salud. Pero históricamente existe una parte de la población que se verifica como superpoblación obrera consolidada (pauperismo) que por dis@ntos mo@vos no logra vender su fuerza de trabajo pero tampoco

*históricamente existe una parte de la población que se verifica como superpoblación obrera consolidada (pauperismo) que por dis%ntos mo%vos no logra vender su fuerza de trabajo pero tampoco funciona como ejército industrial de reserva.


8 Intervención profesional y organizaciones de la clase... funciona como ejército industrial de reserva. Nos referimos a aquellos sectores que dada su larga trayectoria en su situación de no venta de su fuerza de trabajo no cuentan con los atributos produc@vos que se requieren en el mercado. Para esta parte de la población existen formas veladas de lento aniquilamiento como violencia horizontal, represión policial e ins@tucional, mayor represión, aumento de penas, aumento de la judicialización y del control social más duro. Estos fragmentos de la clase trabajadora son los que usualmente consultan los servicios sociales demandando asistencia. La tarea del Estado a través de las polí@cas sociales implica asumir una parte del costo de reproducción de la fuerza de trabajo que se encuentra como “sobrepoblación obrera rela@va”. Esto no involucra sólo a trabajadores absolutamente desocupados, que no venden de ningún modo su

* en las condiciones actuales, obtener un trabajo no garan%za salir de la pobreza e incluso de la indigencia.

fuerza de trabajo; sino también a aquellos que venden su fuerza de trabajo por debajo de su valor o lo hacen de manera intermitente. Nos referimos al caso de los trabajadores en negro, precarizados, changarines y también a aquellos que trabajan en talleres clandes@nos en condiciones de semi- esclavitud. Como tendencia general del sistema social capitalista se observa un incremento constante de esta parte de la población. Este aumento va de la mano de la generalización de la pobreza y la miseria para una enorme can@dad de familias. Esta tendencia presenta fluctuaciones, pero si observamos el caso de Argen@na, vemos un constante aumento que llega a sus puntos crí@cos previo a la crisis del 2001, con el aumento de la desocupación abierta. Posterior a esta crisis, se verifica un aumento del empleo, pero con las caracterís@cas mencionadas. La recuperación se da en base al empleo precarizado, legalizado con la ley de flexibilización laboral, y al empleo no registrado. Según datos del 2007 “La tasa de desocupación es del 7,5% de la Población Económicamente Ac@va

(PEA), la cual asciende al 8,1% si no se considera al Plan Jefes/as como una ocupación principal. (…) Por su parte, dentro de los ocupados existen 1.515.728 que están subocupados (trabajan menos de 6 horas semanales y desean trabajar más). Así, la tasa de subocupación es del 9,1% de la PEA. Si se suman los trabajadores desocupados y los subocupados, resulta que 2.764.954 trabajadores presentan algún @po de problema en su inserción laboral. Se trata de una tasa de subu@lización de la fuerza laboral del orden del 16,6% de la PEA. Al primer trimestre del 2007 (úl@mo dato disponible), además de los desocupados, exisAan 3.009.381 trabajadores ocupados que demandaban otro empleo. Así la presión sobre el mercado laboral englobaba al 27,8% de la PEA. Por otro lado, la existencia de 1.134.829 ocupados que desean trabajar más pero no demandan (no buscan) supone que prác@camente el 34,5% de la PEA este disponible (desea trabajar más) lo que representa un marcado grado de insa@sfacción laboral de un espectro significa@vo de la fuerza laboral. La constante presión y disponibilidad laboral que produce el funcionamiento del mercado de trabajo vigente es la contrapar@da del bajo nivel de ingresos que se ob@ene en el mismo. Así la pobreza afecta al 26,8% de los ocupados y la indigencia al 6,9% de los mismos. Lo expuesto afirma que en las condiciones actuales, obtener un trabajo no garan@za salir de la pobreza e incluso de la indigencia. Por ende, tampoco es de extrañar, que en este par@cular funcionamiento del mercado laboral, obtener un empleo no garan@za acceder al salario mínimo que fija la ley. Así el 38,3% de los ocupados ganan por debajo del salario mínimo. Los asalariados registrados ascienden a 6.688.675 trabajadores, éstos representan el 58,4% del total de asalariados y al 41,7% de la fuerza laboral total. La contracara del bajo peso de la asalarización formal es la emergencia de nuevas formas de precariedad de la fuerza de trabajo, que se suman a las tradicionales ya conocidas. La precariedad laboral afecta al 58,7% de la fuerza laboral. Se trata de 9.423.516 trabajadores que padecen algún signo de degradación de su inserción laboral. Más allá de la diferencia en la prác@ca de u@lizar mano de obra sin registrar y el abuso de la jornada laboral en los dis@ntos sectores, lo cierto es que los mismos están presentes en la mayoría de ellos. Se trata de mecanismos que al reducir el costo laboral


9 Intervención profesional y organizaciones de la clase... financian la falta de inversión y la rentabilidad de los empresarios”(3). Para las familias trabajadoras la imposibilidad de reproducir su existencia a través del salario se cons@tuye en la “causa madre” de un sinnúmero de problemá@cas sociales. La clase trabajadora, entonces, se da dis@ntas estrategias para enfrentarlas. Pasemos a examinarlas.

Las organizaciones de la clase trabajadora y la lucha por la reproducción de las condiciones materiales de existencia En nuestro país luego de la derrota que sufrieron las organizaciones de los trabajadores a par@r de la úl@ma dictadura militar, comenzó a darse un proceso de lenta recomposición. Ya hacia fines de la década del 80 surgieron algunos movimientos sociales que plantearon reivindicaciones en torno a aspectos específicos ligados a la reproducción de la familia trabajadora. Por su parte y en el marco de la ofensiva del capital que implicaron las llamadas medidas neolibe-

rales, comenzaron a surgir organizaciones de trabajadores desocupados que aglu@naron a aquellos sujetos a los que hacíamos mención en el primer apartado de este trabajo. Los movimientos de trabajadores desocupados se concentraron en un primer momento en la lucha por la subsistencia (asistencia económica y alimentaria) para luego ocuparse de otras problemá@cas como salud, educación, vivienda. Las organizaciones sociales y polí@cas de la clase trabajadora exigen al Estado la resolución de dis@ntas problemá@cas. Esta disputa implica, por un lado, una lucha por los recursos estatales y por otro, la disputa por el sen@do y orientación de las polí@cas públicas. No se exige cualquier forma de resolución de problemá@cas sociales sino que las mismas se resuelvan de determinada manera. Este segundo aspecto remite al control por parte de los trabajadores de lo público. ¿Qué es lo que se disputa? El control en la toma de decisiones, la posibilidad de democra@zar las ins@tuciones públicas, la estrategia polí@ca con la que se resuelve determinada problemá@ca. En este


10 Intervención profesional y organizaciones de la clase... sen@do encontramos el cues@onamiento a modelos de atención ligados a fundamentos teórico metodológicos propios de la dominación de clase. En salud por ejemplo el modelo médico hegemónico, en salud mental la manicomialización, en educación la forma ver@calista y bancaria que adopta la pedagogía, en vivienda la construcción de ghetos o bolsones de población pobre que sufre es@gma@zación y aislamiento. Para poner un ejemplo: la lucha por trabajo genuino de los movimientos de trabajadores desocupados @ene un correlato en la creación del Plan Argen@na Trabaja. Este, a su vez cons@tuye para el gobierno una forma de control territorial, dado que otorga al aparato clientelar una herramienta poderosa de disciplinamiento laboral bajo la forma de coopera@vas de trabajo, que distan de estar inscriptas en los principios del coopera@vismo. Algunos movimientos de trabajadores desocupados se enfrentaron con el gobierno exigiendo más puestos de trabajo, el control de los mismos, y la ges@ón coopera@va u@lizando la dinámica asamblearia y el involucramiento en la toma de decisiones por parte de los trabajadores. Otro ejemplo lo brindan las organizaciones de lucha por la vivienda que plantearon a fines de los 90 en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires la necesidad de planes autoges@onados para disminuir el déficit habitacional. Esto dio como resultado la creación de la Ley 341 de Autoges@ón para la vivienda, donde el Estado provee los recursos para la compra de terrenos y posterior construcción de viviendas, pero la ges@ón del proceso (la ubicación de las viviendas, la elección de la empresa constructora, el diseño de las viviendas, etc.) se encuentra enteramente en manos de la organización de vecinos. Podríamos poner también como ejemplos el caso de los Jardines autoges@onados o de los bachi-

* las organizaciones de los trabajadores se cons%tuyen en aliados significa%vos para los trabajadores sociales a la hora de dar disputas ins%tucionales

*Estas luchas, las formas que adopta la negociación con el Estado, las conquistas alcanzadas, las experiencias de ges%ón por parte de estas organizaciones, están ausentes de la formación de los trabajadores sociales.

lleratos populares en el área de educación. Cada una de estas experiencias guarda sus par@cularidades, que son suscep@bles de ser analizadas rigurosamente. No todas expresan una misma orientación polí@ca, ni los métodos u@lizados de negociación - confrontación con el Estado son los mismos. Sin embargo, lo que nos interesa destacar es la existencia de esta dinámica de confrontación al margen o en paralelo a la dinámica ins@tucional. Mucho se ha analizado respecto del fenómeno de los movimientos sociales y no es intención de este trabajo entrar en el debate. Lo que sí nos interesa plantear, a modo de sugerencia, es que a la respuesta fragmentada de la dinámica estatal en el enfrentamiento de la cues@ón social, la clase trabajadora contrapone formas de organización y lucha que brindan disputas específicas en los terrenos par@culares (salud, educación, vivienda, etc.) y que @enen mayores o menores grados de unificación o ar@culación de sus demandas en términos de lucha polí@ca por el carácter de las acciones estatales. Es en este sen@do que las organizaciones de los trabajadores (movimientos sociales, organizaciones polí@cas) se cons@tuyen en aliados significa@vos para los trabajadores sociales a la hora de dar disputas ins@tucionales cuando las polí@cas sociales (como herramientas en nuestro proceso de trabajo) se revelan como insuficientes o por el sen@do u orientación de las mismas. Estas luchas, las formas que adopta la negociación con el Estado, las conquistas alcanzadas, las experiencias de ges@ón por parte de estas organizaciones, están ausentes de la formación de los trabajadores sociales. Esta ausencia @ene consecuencias en el ejercicio profesional posterior, dado que los trabajadores sociales no contamos con una


11 Intervención profesional y organizaciones de la clase... caracterización de los grupos con los que nos encontramos en los espacios territoriales en los que intervenimos. Esta suerte de alianza entre el trabajador social (solo o en conjunto con el resto de los profesionales con los que trabaja) permi@rá redefinir propuestas de intervención más allá de las exigencias ins@tucionales, construyendo otros mecanismos de abordaje de las problemá@cas. Esto exige la revisión permanente de la propia tarea y el análisis crí@co de las herramientas teórico metodológica con las que abordamos los problemas por los cuales somos demandados.

La intervención profesional entre el control social y la prác2ca contrahegemónica Si tenemos en cuenta que la forma de enfrentar la cues@ón social implica una búsqueda de contención de la conflic@vidad social, de despoli@zación de la demanda, de fragmentación de las problemá@cas para ocultar el verdadero origen de éstas; debemos reconocer estos mecanismos en el funcionamiento co@diano de las ins@tuciones en las que trabajamos. Las polí@cas sociales buscan brindar legi@midad a la organización burocrá@co - administra@va del Estado burgués y contribuir a la construcción de hegemonía de la clase dominante. Ahora bien, las polí@cas sociales @enen su expresión concreta, palpable en ins@tuciones y prác@cas co@dianas de las que los trabajadores sociales formamos parte. De lo que se trata entonces es de reconocer a estas ins@tuciones y a nuestra propia ac@vidad atravesada por estas luchas por recursos y por la orientación de las polí@cas públicas. Entendemos que la intervención profesional debe contribuir, por un lado, a generar mejoras en las condiciones materiales de existencia de los sectores con los que trabajamos y por otro a sentar las bases de cambios en las correlaciones de fuerzas, que afiancen el poder de los trabajadores en la lucha por la superación del sistema social. En este camino, un primer paso necesario es el reconocimiento de nuestro colec@vo como parte de esa clase trabajadora, y por lo tanto como parte de ese sujeto transformador. Este reconocimiento implica echar la mirada hacia nuestro proceso de trabajo. Los trabajadores sociales contamos con medios de trabajo, con recursos para desarrollar nuestra tarea. Podemos hacer frente a determinadas demandas a par@r de lo que el Estado dispone como recursos en equipamiento, servicios, asistencia. Las polí@cas sociales brindan estos

elementos que pueden ser comprendidos en términos de Andrea Oliva, como “prestaciones”, según la autora: “Las prestaciones son recursos pre-definidos des@nados a la cobertura de determinadas necesidades, que son otorgados a los usuarios que cumplen con ciertos requisitos preestablecidos. Estos recursos son la forma en que se materializan ciertas polí@cas, que varían de acuerdo al área con beneficios que pueden ser otorgados en dinero, bienes, servicios u órdenes de pago. (…) El alcance de la cobertura de las prestaciones es variable y. también, se vincula con la mayor o menor capacidad de organización y movilización, tanto de los usuarios en par@cular como de los sectores a los que pertenecen en general”(4). Por un lado, entonces, debemos tener en cuenta que la disputa por estos recursos, a par@r de la ges@ón de los profesionales o a par@r de la ges@ón

* De lo que se trata entonces es de reconocer a estas ins%tuciones y a nuestra propia ac%vidad atravesada por estas luchas por recursos y por la orientación de las polí%cas públicas.

mediante la lucha de las organizaciones de la clase trabajadora, es parte cons@tu@va de nuestra intervención. Ahora bien, vemos que las polí@cas sociales o la falta de las mismas acompañan el proceso de deterioro de las condiciones de compra-venta de la fuerza de trabajo, contribuyen a hacer más aceptable el trabajo precario e inestable, base de sustentación de la recuperación económica de las úl@mas décadas: focalización, burocra@zación, falta de una perspec@va de derechos o ausencia literal de respuestas. En un contexto de deterioro generalizado de las condiciones de vida y frente a la falta de recursos para asis@r, es posible que se refuerce nuestro rol de control social y la culpabilización de los que padecen


12 Intervención profesional y organizaciones de la clase... los problemas sociales por su situación. Foucault advierte el funcionamiento disciplinario en las ins@tuciones. Si los marcos regulatorios para la vida en sociedad implican un reconocimiento de igualdad ante la ley, de sujetos de derechos, de garanAas cons@tucionales; las disciplinas en las ins@tuciones contrarrestan esto: lo que la ley iguala, el ejercicio del poder sobre los cuerpos desiguala, controla, es@gma@za, discrimina, establece jerarquías y construye en consecuencia verdaderos cuerpos dóciles más que sujetos de derechos. El obje@vo consiste en maximizar al cuerpo como fuerza ú@l y minimizarlo como fuerza polí@ca. Es así como surgen inicia@vas por parte de algunos miembros del colec@vo profesional que implican cierta naturalización de la inexistencia de recursos o prestaciones y se vuelcan a tareas “educa@vas”. Esto supone, de alguna manera, manejarse con la idea de que los sujetos que solicitan asistencia deben modificar sus conductas porque allí reside el problema por el cuál presentan necesidades. Es necesario que podamos reconocer la posibilidad de caer en prác@cas que naturalicen la realidad, que contribuyan al control social de la población trabajadora que demanda asistencia, para poder establecer una reflexión crí@ca permanente respecto de nuestra intervención. Si, entonces, pensamos que los recursos con los que contamos son “disputables” o “asequibles” debemos darnos estrategias para tornar lo inexistente en existente. Aquí cabe hacer una dis@nción entre aquellos recursos que pueden ser ges@onados desde el propio trabajador social y aquellos en los que su accesibilidad depende de que otras fuerzas se pongan en juego. Lo que proponemos, sin embargo, es pensar que el trabajador social puede contribuir a los procesos de disputa tanto por los recursos que el Estado des@na a las prestaciones como por la orientación de las polí@cas sociales. Esta tarea implicará des@nar parte del @empo de trabajo al reconocimiento y ar@culación con los sectores de la clase trabajadora que vienen llevando adelante esas disputas.

Análisis de un caso concreto. Proyecto de Hábitat y Salud Centro de Salud y Acción Comunitaria N° 10 Ciudad de Buenos Aires En el Centro de Salud y Acción Comunitaria Nº 10, del barrio de Cons@tución Ciudad de Buenos Aires, la principal demanda que se recibe en la atención de la demanda espontánea es la problemá@ca de la falta

de vivienda y la dificultad para su acceso. Los relatos de las situaciones en las entrevistas presentan recorridos similares. La dificultad para llegar a cubrir los gastos de alquiler, la amenaza de desalojo, el aumento de los precios de los alquileres, las deterioradas condiciones de habitabilidad de las piezas ofertadas. Las familias relatan, a su vez, una serie de padecimientos, en función de la imposibilidad de reproducir su existencia y la de su grupo familiar que aparece como una verdadera mu@lación de su subje@vidad.

* Es necesario que podamos reconocer la posibilidad de caer en prác%cas que naturalicen la realidad, que contribuyan al control social de la población trabajadora que demanda asistencia, para poder establecer una reflexión crí%ca permanente respecto de nuestra intervención.

La situación Apica es la de una persona derivada por el Ministerio de Desarrollo Social del G.C.B.A. (u otros organismos o personas que toman contacto con la situación problemá@ca) solicitando un informe social que se les exige para ges@onar el subsidio habitacional ante el Programa de Atención a Familias en Situación de Calle (PAFSIT) de dicho ministerio. Desde los trabajadores sociales del CeSAC se decidió intervenir en la problemá@ca buscando superar la intervención ligada exclusivamente a la confección del informe social. Se intenta construir, conjuntamente con las personas que padecen la problemá@ca, instancias colec@vas que les permitan enfrentar las condiciones de acceso a una vivienda, resguardando sus derechos y superando lo limitado de la respuesta estatal. En este camino y para brindar alterna@vas de resolución colec@va fue fundamental conocer las experiencias que las organizaciones del


13 Intervención profesional y organizaciones de la clase... barrio tenían en el enfrentamiento de la problemá@ca. En sus inicios se trabajó en vinculación con CIBA (Coordinadora de Inquilinos de Buenos Aires) quienes concurrían a las primeras charlas grupales para trabajar qué hacer ante los desalojos. Asimismo los compañeros del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos y del Movimiento Territorial de Liberación fueron clave en la socialización de su experiencia de lucha por el acceso a una vivienda defini@va. Para el caso de las situaciones par@culares de desalojos en el área del CeSAC se trabajó y trabaja ar@culadamente con dis@ntas organizaciones: Movimiento Popular La@noamérica, Poder Barrial, Frente de Organizaciones en Lucha, Prisma (Agrupación Universitaria), MTL Rebelde, Periódico Tierra para Vivir. Estas organizaciones han sido claves en los procesos de resistencia a los desalojos que se han dado en el barrio, impulsando y apuntalando procesos organiza@vos. La experiencia acumulada de estas organizaciones permite forjar nuevas estrategias ante estas situaciones y dar una disputa, que a par@r de cambiar la correlación de fuerzas entre vecinos y dueños de hoteles y pensiones garan@za la protección de algunos derechos. La experiencia nos demuestra que las polí@cas gubernamentales que intentan dar alguna respuesta a la problemá@ca, se muestran ineficaces, limitadas y reproducen o convalidan la vulneración del derecho a la vivienda. A su vez buscan fragmentar la demanda, individualizar el problema, lo que conlleva la culpabilización de quien lo padece. A par@r de aquí se presentan opciones de resolución a esta realidad. Una de ellas sería la de apuntar a modificar estas polí@cas apelando a la voluntad polí@ca de funcionarios y diseñadores de polí@cas, demostrando su ineficacia y apuntando a sumar voluntades en este sen@do. Entendemos, sin embargo, que existe otra opción que es el fortalecimiento de las organizaciones de los trabajadores, que en su lucha reivindica@va, van torciendo el rumbo de las polí@cas sociales. El trabajador social, desde su intervención co@diana, @ene la posibilidad, entonces, de incidir en estos procesos de organización. Al mismo @empo que trabaja con los recursos existentes, buscando universalizar el acceso a las respuestas magras y precarias; busca incidir en el cambio de la polí@ca pública vía el fortalecimiento de aquellas organizaciones con poder de presión. Transformar el subsidio “parche” en una polí@ca de acceso a una vivienda defini@va, en el ejemplo mencionado. Consideraciones finales

Este arAculo pretende ser un primer borrador para encaminar la reflexión. Debemos seguir profundizando respecto de la dinámica de lucha de las organizaciones de la clase trabajadora en el enfrentamiento de sus necesidades sociales. Hacer una lectura pormenorizada y rigurosa en los planteos y debates en torno a las luchas que se encaran por salud, educación, vivienda, trabajo, etc. Nos interesa, por úl@mo sugerir algunos puntos a tener en cuenta para re-pensar nuestra intervención profesional. Entendemos que establecer esta alianza estratégica con los sujetos con los que trabajamos a par@r de la ar@culación con sus organizaciones, nos exige, entre otras cosas: 1) El reconocimiento de sus organizaciones, de las formas de par@cipación comunitaria. No par@r del supuesto de que “hay que organizar” a los sectores populares. La clase trabajadora @ene formas más o menos consolidadas de organización para dar disputas. Lo importante es conocer esas formas y encontrar dinámicas de interacción que las potencien. En el mismo sen@do, es frecuente preguntarse en las ins@tuciones ¿por qué la gente no par@cipa de tal o cual taller, disposi@vo, encuentro? Muchas veces el problema es que planteamos estos espacios desde las necesidades y el formato de la ins@tución y no en función de las demandas de los vecinos y sus organizaciones. 2) Debemos abordar los problemas como problemas colec@vos. Más allá que los disposi@vos ins@tucionales promuevan un abordaje individual – familiar del problema, es nuestra tarea reconocer ese padecimiento individual como expresión del problema social que se encuentra por detrás. En consecuencia el abordaje @ene que ser colec@vo e integral, @ene que necesariamente ser pensado en su dimensión comunitaria y en su dimensión polí@ca, para ar@cular una propuesta de intervención que alcance mayores niveles de eficacia. 3) Asimismo es necesario cues@onarse aquellas miradas de lo local o lo comunitario como el espacio de la armonía y de la conciliación de intereses. El espacio territorial en el cual intervenimos se encuentra atravesado por disputas, en las que se expresan de manera par@cular las confrontaciones que a nivel estructural se dan en nuestra sociedad. Por lo tanto la intervención profesional debe poder leer los procesos polí@cos generales que luego van a tener una expresión concreta en lo co@diano del territorio. 4) Fortalecer el desarrollo de la autonomía de


14 Intervención profesional y organizaciones de la clase... las organizaciones con respecto al Estado, no en términos de ges@ón autónoma de recursos, sino de independencia polí@ca. Es necesario hacer esta dis@nción, porque no se trata de que las organizaciones resuelvan con sus propios recursos lo que es responsabilidad indelegable del Estado resolver. Esto úl@mo podría llegar a contribuir a que el Estado se “ahorre” recursos que deben ser des@nados a polí@cas sociales integrales y de calidad. Por el contrario, la independencia polí@ca, implica la disputa por los recursos y por la orientación de la polí@ca en función de los intereses de clase y en función de un proyecto dis@nto de sociedad. 5) Este @po de intervención profesional nos exige tener lecturas rigurosas de la realidad, el reconocimiento de las relaciones sociales en las que par@cipamos, de cómo está organizado el sistema social en el que vivimos, tejer los puentes correspondientes

con lo que pasa en nuestro contexto socio histórico, reconocernos a nosotros y a los sujetos con los que trabajamos como sujetos históricos 6) Finalmente, y en relación al punto anterior, tenemos que pensarnos como trabajadores de lo público distanciándonos de un mero rol técnico o burocrá@co administra@vo. Más allá de la aplicación de una polí@ca social, como trabajadores poseemos un criterio profesional, una forma de pensar el trabajo que tenemos por delante y sus correspondientes mecanismos de abordaje que se corresponden con un análisis teórico polí@co de cómo llevar adelante nuestra intervención. Muchas veces, esto deberá ser defendido ante la exigencia ins@tucional de un rol tecnocrá@co. Sin embargo para ejercer esta defensa, debemos, al mismo @empo, exigir condiciones de trabajo adecuadas y dentro de esto exigir espacios de formación y reflexión permanentes.

¿Te quedaste con ganas de profundizar en el Trabajo Social en perspec2va crí2ca? La Tormenta te recomienda... En esta edición te queremos abrir una puerta a Marilda Iamamoto, con quien quizás te topaste en algún momento entre la bibliogra-a de la carrera. No siempre se contextualiza, sin embargo, su aporte en una ruptura teórico- polí@ca con las formas hegemónicas de entender la profesión, puesto que desarrolló una mirada histórico crí@ca respecto de los fundamentos teóricos, metodológicos e históricos de la misma. Tuvo una par@cipación destacada en el Movimiento de Reconceptualización (década del ´60), cuya extensión e incidencia sobrepasó las fronteras de Brasil, de donde es oriunda. Una de sus principales obras es “Servicio Social y División del Trabajo”. En palabras de NeBo sobre este libro: “Al contribuir con el análisis de categorías marxistas, al analizar en esa perspec@va las relaciones capitalistas, al buscar la génesis del Servicio Social dentro de la división social y técnica del trabajo y en el proceso de reproducción de esas relaciones sociales, y al enfrentar dilemas y falsos dilemas propios de la profesión – crisis y legi@mación, coerción y consenso, conservadurismo y búsqueda de ruptura, mesianismo y fatalismo-, esta obra se cons@tuye en un clásico para todo Asistente Social que procura comprender crí@camente el significado de su prác@ca profesional, y de igual forma es de interés para todos los cien@stas sociales preocupados por la discusión teórico – metodológica de la obra de Marx, y para comprender el desarrollo del capitalismo”. Ampliá la biblioteca y contactate con esta obra! (si no la conseguís, preguntale a tu topx amigx de Trabajo Social).

Bibliogra a - Iamamoto Marilda, “Servicio Social y División del Trabajo”, Cortez Editora, San Pablo 1997. -Oliva Andrea, “Los recursos en la intervención profesional del Trabajo Social”, Ediciones Coopera@vas, Bs. As. 2007. - Cademartori Fiorella, Campos Julia, Séller Tamara, “Condiciones de trabajo de los trabajadores sociales. Hacia un proyecto profesional crí@co”, Espacio Editorial, Bs. As. 2007. - NeBo José Paulo “Capitalismo monopolista y servicio social”, Cortez Editora, San Pablo 1997. - Castells Manuel “La cues@ón urbana”, Siglo XXI editores, México 2008. - StraBa Fernando y Barrera Marcelo “Protesta social, conflicto y territorio en la Argen@na de la posdictadura. El Tizón Encendido”, Editorial El Colec@vo, Bs. As. 2009.

Notas (1) Iamamoto Marilda, “Servicio Social y División del Trabajo”, Cortez Editora, San Pablo 1997, pág 110. (2) Iamamoto Marilda, “Servicio Social y División del Trabajo”, Cortez Editora, San Pablo 1997, pág 110. (3) Claudio Lozano (Idef-CTA), Tomas Raffo y Ana Rameri. Informe "Sin mucho para festejar". (4) Oliva Andrea, “Los recursos en la intervención profesional del Trabajo Social”, Ediciones Coopera@vas, Bs. As. 2007, pág 46.


Debates en marcha El Estado, la Polí@ca Social y el Trabajo Social en retrospec@va

El disciplinamiento y control social como función del Estado Fiorella Cademartori El Viejo Topo - CAUCE UBA

Becaria Doctoral del CONICET, docente en la Universidad Nacional de Tucumán. Coautora del libro “Condiciones de trabajo de los trabajadores sociales: hacia una proyecto profesional crítico”.Junta de Carrera.

Introducción El desarrollo de este ensayo considera como disparadores las siguientes preguntas ¿Qué elementos de la coyuntura nos permi@rían caracterizar contextos de actuación y ámbitos de intervención del Trabajo Social? ¿Qué relación podríamos establecer entre el Estado, las polí@cas sociales y la reproducción del orden existente? Se parte de recuperar la explicación de la forma histórica en que se expresa el Estado, para desde allí plantear, tomando un ejemplo, implicancias en las polí@cas sociales y en la figura de los trabajadores sociales como uno de los principales brazos ejecutores de las mismas.

Estado: rol y funciones en el sistema actual Caracterizamos el Estado como la forma polí@ca más desarrollada que asumen las relaciones sociales en el sistema actual, expresando éste, la ins@tucionalización polí@ca, jurídica, militar e ideológica de las relaciones sociales capitalistas. El Estado cuenta con medios de consenso y coerción que le permiten abstraer del proceso inmediato de producción las relaciones de fuerza, es decir, ins@tuir mecanismos que desplazan de las instancias produc@vas par@culares el enfrentamiento directo propio de la lucha de clases. Para poder hacerlo debe cons@tuirse en un sujeto que puede enfrentarse tanto a una clase como a la otra como una en@dad aparte, ubicada por encima de ellas y, así devenir en la representación polí@ca del capital total de la sociedad (Iñigo Carrera, J., 2004). La teoría polí@ca dominante o hegemónica considera al Estado como un regulador de las relaciones sociales, como si se encontrara por encima de los intereses contrapuestos de las clases y grupos socia-


16 El disciplinamiento y control social como función...

* La Coordinadora contra la Represión Policial e Ins%tucional (CORREPI) manifestó en su úl%mo informe anual que, 3500 personas fueron asesinadas por el aparato estatal desde 1983.

les. También se lo piensa como una “esfera” separada y dis@nta a la esfera económica. La disociación del Estado y el espacio de reproducción del capital resulta uno de los aspectos singulares del modo de producción capitalista y, a su vez, el fundamento principal del encubrimiento del Estado como co – cons@tu@vo de la dominación de clase. Ernest Mandel (1923 - 1995) economista, historiador y polí@co nacido en Frankfurt, considerado uno de los teóricos marxistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, en su obra “El capitalismo tardío”, desarrolla las principales funciones del Estado (1982: 334): - Crear las condiciones generales de producción que no pueden ser aseguradas por las ac@vidades privadas de los miembros de la clase dominante, - Reprimir cualquier amenaza de las clases dominadas o de fracciones par@culares de las clases dominantes al modo de producción corriente a través del Ejército, de la policía, del sistema judicial y penitenciario, - Integrar las clases dominadas, garan@zar que la ideología de la sociedad con@núe siendo la de la clase dominante y, en consecuencia, que las clases explotadas acepten su propia explotación sin el ejercicio directo de represión contra ellas (porque consideran que eso es inevitable, o que es “de los males el menor” o la “voluntad suprema”, o porque ni perciben la explotación)(1). Recurriendo como insumo principal al Informe sobre Criminalización de la Protesta (AA.VV: 2012)(2) se sinte@zan elementos que nos permiten demostrar cómo operan las medidas de consenso – coerción. Dicho Informe sistema@za denuncias y causas relevadas por numerosas organizaciones de derechos humanos y fue presentado en audiencia pública en el mes de marzo del corriente año, al Presidente de la

Corte Suprema de la Nación, Dr. Ricardo Luis LorenzeC, siendo una de las principales declaraciones “la existencia en nuestro país de más de 4000 personas criminalizadas y judicializadas, y el número de víc@mas asesinadas por luchar desde el año 2001 asciende a más de 70” (Informe, 2012: 1). Blanco sobre negro en razón de estadís@cas y números allí ver@dos: - Respecto del sector criminalizado: de 2238 casos, un 31,6% pertenece al ámbito sindical – laboral y un 31, 4% al sector de pueblos originarios. Ascienden al 63% del total de casos registrados. Otros sectores que resultan foco de judicialización corresponden a: organizaciones par@darias, movimiento de trabajadores desocupados, organizaciones territoriales, ambientalistas, estudian@les y de derechos humanos (en ese orden). - Respecto del conflicto criminalizado: aquella problemá@ca que involucra reclamos y derechos vulnerados en torno a la @erra y vivienda ascienden a 32,3% y derechos y reclamos de trabajadores un 31, 7% sobre un total de 2256 casos iden@ficados. Coincidiendo con el punto anterior, son las principales áreas de persecución. - Respecto de los lugares específicos de desarrollo de los conflictos (que se observan en 19 de las 24 provincias de nuestro país) con los siguientes porcentajes: Provincia y la Ciudad de Buenos Aires concentran el 48% de los casos registrados, Río Negro con el 23,4%, Neuquén con el 5,8%, Santa Cruz con el 5,4% y Tucumán con el 4,3%. El total relevado asciende a 2221 casos. La Coordinadora contra la Represión Policial e Ins@tucional (CORREPI)(3) manifestó en su úl@mo informe anual que, 3500 personas fueron asesinadas por el aparato estatal desde 1983. De éste total, 1911 desde 2003 a la fecha. 66 personas fueron asesinadas por la represión a la protesta desde 1995. 17 desde 2003. Aún hoy hablamos de desapariciones: Jorge Julio López, Luciano Arruga, María de los Ángeles Verón, Florencia Pennachi… (Símbolos de una extensa y dolorosa lista). ¿Qué análisis puede desprenderse de estos datos? En primer lugar, la selec@vidad de los sectores atacados: sindicatos y trabajadores organizados por un lado y, pueblos originarios y comunidades campesinas por otro. El primero, por su claro papel respecto del proceso de acumulación general; y, el segundo grupo porque desnuda la conexión entre el agronegocio de la soja transgénica y la megaminería conta-


17 El disciplinamiento y control social como función... minante: lo que algunos autores denominan el modelo económico extrac@vista de recursos naturales (Aranda, D.: 2010; Algrana@, C., Seoane, J.: 2012). En segundo lugar, la extensión de los conflictos a casi la mayoría de las provincias del país. Cuando estos hechos se presentan de forma aislada intentan expresar su carácter esporádico, accidental y fortuito. Una mirada histórica y de totalidad sobre el fenómeno, lejos de reflejar accidentalidad, nos acerca a caracterizarlo como sistemá@co. La criminalización de la protesta deviene en una estrategia polí@ca mediante la cual se presenta ante la sociedad la lucha por los derechos sociales como delitos y a los sectores que las promueven como delincuentes. Sos@ene el Informe antes mencionado, la criminalización de la lucha “es una de las formas que asume la represión para inmovilizar a las organizaciones populares y amedrentar a todos aquellos que se hacen cargo del legí@mo derecho de organizarse y exigir la resolución de sus necesidades. En algunos casos es u@lizada como paso previo a la represión abierta, directa, y en otros, ar@culadamente con ésta. Son diferentes mecanismos con el mismo fin de dominación y control social” (Informe: 2012). Si bien la teoría polí@ca hegemónica, considera a los sujetos sociales como ciudadanos libres e iguales ante la ley y en todo caso lo que el Estado debe lograr es que a todos les sean reconocidos sus derechos. Pues bien, esta visión hegemónica ha sido puesta en cues@ón hace ya largos años justamente, entre otras cosas, porque la misma no da cuenta de la dimensión que atraviesa a nuestras sociedades capitalistas: el carácter irreconciliable de la contradicción de clases, los intereses antagónicos entre aquellos que poseen los medios de producción y los que no los poseen. El Estado no está por encima de los enfrentamientos y de los conflictos de clases, sino que deviene en su expresión. Es cierto que, por esto mismo, va cambiando de formas, modelos o regímenes, pero lo que de una manera u otra permanece es su función de asegurar las condiciones generales para la acumulación del capital (en AA.VV, 2011: 2). Esta caracterización realizada no cons@tuye una fotogra-a del orden local – nacional, como plantea Maristella Svampa en el prólogo del libro Argen@na, criminalización de la pobreza y de la protesta social, éstos procesos forman parte “de una estrategia global de disciplinamiento y búsqueda de gobernabilidad, en la dinámica del capitalismo actual” y, agrega en su análisis los elementos de contradicción

y ambivalencia que han caracterizado la relación entre movimientos y organizaciones sociales y polí@cas en el úl@mo período: “integración y cooptación de las organizaciones sociales afines; disciplinamiento y criminalización de las organizaciones sociales contestatarias; judicialización, invisibilización y represión de las luchas que se orientan a cues@onar el modelo neodesarrollista” (Svampa, 2009). Una primera conclusión: No estamos ante hechos aislados (4). Tal como se desarrolló de forma introductoria el consenso y la coerción, en dis@nta medida y magnitud, son funciones estatales, que además no concluyen con el hecho en sí, sino que buscan indirectamente el control, dispersión y desmovilización de sectores organizados. La represión selec@va (a sectores puntuales), preven@va (ejemplificada a con@nuación) y la tercerización de la represión estatal (con el más claro pero no único ejemplo, el asesinato de Mariano Ferreyra) lo que sinte@za es una forma de vinculación del Estado con los sectores movilizados y organizados. Las polí2cas sociales: ¿asistencia preven2va? Se considera necesario retomar algunas carac-


18 El disciplinamiento y control social como función... terizaciones y análisis respecto de la vinculación Estado - polí@cas sociales. Los Estados asumen la atención de la cues@ón social o, más precisamente de las refracciones de la cues@ón social vía programá@ca, contenido y forma de las polí@cas sociales. Tienen éstas la “capacidad de norma@zar y normalizar, en tanto el Estado se cons@tuye en un actor (y en un ámbito) en la producción de los problemas sociales, en la delimitación de su propia responsabilidad, en la definición de los sujetos merecedores de sus intervenciones y de las condiciones de dicho merecimiento. Son, en fin, la manera en que la cues@ón social es cons@tuida en cues@ón de Estado y, en consecuencia, el resultado de la poli@zación del ámbito de la reproducción” (Grassi, 2003: 25). Situar el significado social de la profesión es reconocer su carácter funcional como pieza de engranaje de las polí@cas de control social de los Estados hacia el conjunto de la población efec@vamente aplicadas sobre los sectores subalternos. Vale resaltar que las mediaciones que realizan los y las profesionales no son exclusivamente del orden del control. Se citará un ejemplo para dar cuenta (o no) de lo arriba mencionado. Hacia abril de 2008, el Consejo Nacional de Coordinación de Polí@cas Sociales, integrado por casi la totalidad de los Ministerios Nacionales y la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, lanza el Plan Nacional de Abordaje Integral (Plan Ahí) que en su fundamentación sos@ene favorecer “el Desarrollo Integral de las personas, familias y comunidades, priorizando las zonas en situación de alta vulnerabilidad social, localidades rurales, parajes, población dispersa, grandes aglomerados, comunidades étnicas, a través de un trabajo conjunto entre los Ministerios de Salud, Educación y Desarrollo Social de la Nación junto a los dis@ntos actores de la comunidad”

* La criminalización de la protesta deviene en una estrategia polí2ca mediante la cual se presenta ante la sociedad la lucha por los derechos sociales como delitos y a los sectores que las promueven como delincuentes.

(Decreto 621-2008)(5). Durante el primer año de ejecución se planificó el abordaje en 9 par@dos del conurbano bonaerense, extendiéndose a 223 localidades de hasta 10.999 habitantes del NEA, NOA, Centro (Entre Ríos, norte Santa Fe, norte Córdoba) y Nuevo Cuyo (San Juan, La Rioja). Los par@dos priorizados poseían altos niveles de necesidades básicas insa@sfechas (NBI), por encima de la media del Gran Buenos Aires (17,6%). Hacia junio de 2012, se anuncia la par@cipación de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en la implementación del plan. Par@cipación que, en ningún momento del desarrollo de los lineamientos y de la conformación de los equipos nacionales, provinciales o locales, se menciona. Así “cientos de efec@vos de las fuerzas armadas y de seguridad se despliegan para tareas de contención social en villas de emergencia de la Capital y del Gran Buenos Aires” (Clarín: 1/07/2012). Sos@ene la Dra. Seiffer (2012), en un arAculo recientemente publicado(6): “Las leyes argen@nas de Defensa Nacional (n° 23554/88 y 727/06), de Seguridad Interior (n° 24059/92) y de Reestructuración de las FF.AA. (24948/98) las excluyen en forma explícita de tareas de seguridad interna y no deberían cumplir tareas de asistencia social salvo en caso de “catástrofes”. Los opera@vos Cinturón Sur (2.500 gendarmes y prefectos en el distrito porteño), Cen@nela (6 mil gendarmes en el conurbano bonaerense) y Escudo (6 mil efec@vos de Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval y 800 nuevos efec@vos de Fuerzas Especiales y An@drogas de la Gendarmería y Prefectura en zonas del NOA y NEA) inauguran una nueva etapa en este sen@do”(7). ¿Las caracterís@cas que asumen las polí@cas sociales no @enen implicancias directas en las formas que asume la profesión? La militarización, es decir el control de los territorios, en zonas de concentración de población que ve comprome@da la reproducción de sus condiciones materiales y el despliegue de fuerzas de seguridad, se observa con anterioridad replicado en numerosos países de América La@na, como Brasil (Unidad Policía Pacificadora), Venezuela (Bolívar 2000), Bolivia (Igualdad de Oportunidades), Chile y Colombia. Tal como se expresó anteriormente, y en este caso a nivel regional, nos encontramos ante una estrategia generalizada de disciplinamiento y búsqueda de mantención de la ins@tucionalidad, en la dinámica contemporánea del capitalismo de la mano de las fuerzas de seguridad.


19 El disciplinamiento y control social como función... El Trabajo Social y las modalidades de contratación como mecanismo disciplinador en su intervención profesional En úl@ma instancia, se referencia la temá@ca del disciplinamiento y control social relacionándolo a las condiciones de trabajo de los trabajadores sociales, puntualizando la situación de inestabilidad y precariedad laboral que afecta a los profesionales de Trabajo Social (como al conjunto de la clase) y cómo esto repercute en su intervención y en su subje@vidad como trabajador. Es reconocido el Estado como principal empleador de los trabajadores sociales. Razón por la cual el primero establece una con los segundos una relación contractual: el trabajador social se convierte en asalariado que vende su fuerza de trabajo y, sólo a par@r de los medios ofrecidos por la ins@tución empleadora brinda los servicios para los cuales es contratado. Se comparte con Marilda Iamamoto, cuando en su enfoque sobre el trabajo profesional sos@ene a éste como “parAcipe de procesos de trabajo que se organizan según las exigencias económicas y sociopolí@cas del proceso de acumulación, moldeándose en función de las condiciones y relaciones sociales específicas en que se realiza” (2003: 116). No siendo el proceso de trabajo, organizado íntegramente por este profesional ni exclusivamente un proceso de los mismos. Las citas de algunos tes@monios de entrevistas realizadas a trabajadores sociales en ejercicio (8) servirán para con@nuar el despliegue de los interrogantes inicialmente formulados: “Teníamos contrato part - @me. Después entraron más compañeros y empezó a haber diversidad de contrato. […] Ese era un punto, porque no todos cobrábamos lo mismo y no todo cobrábamos de la misma forma”. Trabajadora Social del área de Polí@ca Habitacional (Ámbito municipal). “Al principio éramos muchos, después quedamos pocos profesionales: dos Trabajadores Sociales de Becas, dos en Pensiones y cinco en Atención [a la demanda espontánea]. Yo creo que los profesionales no pueden estar como monotribu@stas trabajando en el Estado, por una cues@ón, entre comillas, de ‘responsabilidad’. Porque después hay renuncias por un mejor trabajo, 24 meses y rotación. […] No se puede estar atendiendo a una persona un mes por una beca, y después largarla y como si no pasa nada. Eso va en

desmedro de nuestro ejercicio.” Trabajadora Social del área de Atención Directa (Ámbito municipal). La condición de precariedad en la contratación genera un terreno fér@l para la aceptación y acatamiento de tareas que no corresponden al ámbito de incumbencia profesional y/o interpelan para la administración y ges@ón de escasos recursos cercenando su “rela@va autonomía” respecto de la intervención. Ha sido ampliamente trabajado desde diversas áreas de estudio el fenómeno del desempleo como disciplinador social (en tanto la condición de reproducción de la clase asalariada es justamente la venta de su fuerza de trabajo). Tercera y úl@ma conclusión (también a manera de interrogantes): ¿Qué margen de aplicación de posicionamientos teóricos/metodológicos; polí@cos/ideológicos pueden contraponer trabajadores cuya

*Situar el significado social de la profesión es reconocer su carácter funcional como pieza de engranaje de las polí%cas de control social de los Estados hacia el conjunto de la población efec%vamente aplicadas sobre los sectores subalternos.

con@nuidad laboral depende de criterios polí@cos y decisiones personales de quienes ejercen cargos superiores en la jerarquía estatal? ¿Podríamos negar que las condiciones de trabajo son el principal elemento organizador en tanto integrada a un proceso de trabajo y, en ese sen@do, delinean los límites de lo posible? Palabras finales a modo de cierre Aun considerando los índices de crecimiento a tasas chinas en la Argen@na en el úl@mo período -con signos de desaceleración para el segundo trimestre del 2012(9) - el “problema” no radica en el mayor o menor crecimiento, la mirada, una vez más, @ene que centrarse en qué, cómo, para qué y para quién opera todo el aparato produc@vo de los Estados - Nación ¿Para sa@sfacer las necesidades de hombres y muje-


20 El disciplinamiento y control social como función... res o para sa@sfacer las necesidades de valorización del capital? El modelo económico extrac@vista de recursos naturales ¿a qué intereses responde? ¿A los de los pueblos y comunidades que se han manifestado en clara disidencia o al de las grandes corporaciones trasnacionales? Que el 32 % de la clase trabajadora ocupada encuentre precarias condiciones de contratación y no goce de derechos laborales consagrados cons@tucionalmente ¿es necesidad de hombres y mujeres o del imperante mantenimiento de las tasas de ganancia que generan compe@@vidad en el sector agrario e industrial a nivel de mercado interno e internacional? Que el 19% de la masa de trabajadores ocupados vea afectado en sus salarios el impuesto a las ganancias, con el cual nos habla de un 81% restante que no alcanza con su salario la canasta básica es@pulada en $5500 ¿es necesidad de quienes venden su fuerza de trabajo o de quienes detentan los medios de producción? Que los trabajadores sociales, en un 90% empleados bajo órbita estatal, encuentren en un alAsimo porcentaje la inestabilidad laboral como una caracterís@cas en sus contrataciones es ¿falta de control u orientación de una polí@ca? En este sen@do, la llave para entender el fenómeno de las polí@cas sociales, siguiendo a Elaine RosseC Behring (2000: 172), radica no sólo en vincularlas a las esferas de la distribución, del consumo, o de la circulación, sino fundamentalmente a las relaciones desiguales operadas en la esfera produc@va. En la medida en que las relaciones sociales capitalistas rigan el movimiento de la sociedad, las problemá@cas expresadas de forma fragmentada y parcializada como Bibliogra a y material consultado

AA.VV (2011): “¿La reconstrucción de lo público? Aportes para el Debate”, Material de divulgación de El Viejo Topo – CAUCE. Disponible en hBp://elviejotopo-cauce.blogspot.com.ar/ AA.VV (2012): “Informe sobre Criminalización de la Protesta”. Disponible en hBp://encuentromvyj.files.wordpress.com/2012/03/informe-criminalizacion-de-la-prote sta-organismos-ddhh-emvj-marzo-2012.pdf ALGRANATI, C.; SEOANE, J. (2012): “Crisis económica y ofensiva extrac@vista”, en Marcha, 1 de agosto de 2012. Disponible en: hBp://www.marcha.org.ar/1/index.php/elmundo/126analisis-internacional/1717-crisis-economica-yofensiva-extrac@vista ARANDA, D. (2012): Argen@na originaria: Genocidios, saqueos y resistencias, Ed. La Vaca, Buenos Aires. ASTARITA, R.

*el trabajador social se convierte en asalariado que vende su fuerza de trabajo y, sólo a par%r de los medios ofrecidos por la ins%tución empleadora brinda los servicios para los cuales es contratado.

las refracciones de la cues@ón social: conflictos laborales, territoriales, habitacionales, medio ambientales, pobreza y pauperización, etc. deben ser vigiladas, tanto éstas como sus colec@vos y miembros. Por lo tanto, la criminalización y el disciplinamiento social, vía represión selec@va, preven@va o tercerizada, en gobiernos “democrá@cos” son caminos inherentes de este sistema social y por lo tanto, no@cias co@dianas. Nuestra tarea desde las Ciencias Sociales y en consecuencia desde el Trabajo Social, por tanto, resulta no sólo la crí@ca, ya que: “La crí@ca no se presenta como un fin en sí mismo, sino como un medio. Su sen@miento esencial es la indignación, y su principal tarea la denuncia” (Marx, K.: 2010: 34). No sólo denuncia para conocer con rigurosidad los fenómenos de la realidad social, sino para transformar radicalmente aquella realidad que estamos viviendo y describiendo. hBp://rolandoastarita.wordpress.com/2012/02/16/aju ste-y-represion-k/ BEHRING, E. (2000): “La nueva condición de la polí@ca social” en BORGIANNI, E., MONTAÑO, C. (orgs.) (2000): La Polí@ca Social Hoy, Cortez Editora, San Pablo. CADEMARTORI, F. (2011): “Procesos de trabajo de los trabajadores sociales en la Argen@na contemporánea: mediaciones y determinaciones en la intervención profesional”, Tesis de Maestría, Facultad Trabajo Social, Universidad Nacional de La Plata, mimeo. CORREPI, Bole@nes informa@vos, en hBp://correpi.lahaine.org/ GIGLIANI, G. (2012) Prólogo en López, E.; Feliz, M. (2012): ¿Modelo nacional-popular o nueva etapa en el desarrollo capitalista?, Editorial El Colec@vo y Ediciones Herramienta, Buenos Aires. GRASSI, E. (2003): Polí@cas y problemas sociales en la sociedad neoliberal: la otra década infame (I), Espacio Edi-


21 El disciplinamiento y control social como función... torial, Buenos Aires. IAMAMOTO, M. (2002): Servicio social y división social del trabajo. Cortez Editora, San Pablo. IÑIGO CARRERA, J. (2004): El capital: razón histórica, sujeto revolucionario y conciencia, Ediciones Coopera@vas, Buenos Aires. SEIFFER, T. (2012): “La militarización de la población sobrante. El Plan Ahí y el uso de las Fuerzas Armadas para la polí@ca social”, El Aromo N.68, uenos Aires. MANDEL, E. (1982): O Capitalismo Tardio, Abril Cultural, São Paulo. MARX, K. (2010): Contribuição á crí@ca da filosofia do direito de Hegel. Introdução, Ed. Expressão Popular, São Paulo. SVAMPA, M. (2009) en Korol, C. Argen@na, criminalización de la pobreza y de la protesta social, El Colec@vo, América Libre, Buenos Aires. THWAITES REY, M. y LÓPEZ, A. (2005): Entre tecnócratas globalizados y polí@cas clientelistas. Derrotero del ajuste neoliberal en el Estado Argen@no, Ed. Prometeo, Buenos Aires.

Otros ar3culos en medios periodís2cos:

Plan Abordaje en San MarAn, Página12, 6 de junio de 2012: hBp://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1195765-2012-06-06.html Militares van a las villas para tareas de contención social, Clarín, 1 de julio de 2012: hBp://www.clarin.com/poli@ca/problema-pobreza_0_728927162.html Destacan el trabajo del Ejército en las villas, La Nación, 22 de julio de 2012: hBp://www.lanacion.com.ar/1492468-destacan-eltrabajo-del-ejercito-en-las-villas Ministra en la Cárcova, Página12, 31 de agosto de 2012: hBp://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-2023112012-08-31.html Liberaron a los dos detenidos de la Comunidad Indio Colalao, Contrapunto, 8 de agosto de 2012: hBp://prensacontrapunto.com.ar/index.php?op@on=com_content&ta sk=view&id=3276&Itemid=34 Riarte resiste, Contrapunto, sep@embre de 2012: hBp://prensacontrapunto.com.ar/index.php?op@on=co m_content&task=view&id=3345&Itemid=1

Notas

(1) Traducción propia del portugués. (2) Disponible en: hBp://encuentromvyj.files.wordpress.com/2012/03/informe-criminalizacion-de-la-protesta-organismos-ddhhemvj-marzo-2012.pdf (3) Bole@nes informa@vos disponibles en: hBp://correpi.lahaine.org/ (4) No casualmente asis@mos en la Argen@na en octubre de 2011 a la sanción de la Ley An@terrorista que amplía lo sancionado en la Ley 26.268 del año 2007 y que @pifica los delitos de “asociación ilícita terrorista” y “financiación

del terrorismo”. Algunos analistas que rechazaron la sanción de la misma, advierten que el uso de un lenguaje excesivamente abstracto y de conceptos imprecisos, genera el riesgo que el ar@culado de la Ley se aplique contra las diversas protestas sociales. (5) Disponible en: hBp://www.desarrollosocial.gob.ar/Uploads/i1/Decreto621-2008LineamientosPlanAhí.pdf (6)Ver referencia en bibliogra-a y material consultado. (7) El resaltado es propio. (8) Los mismos fueron parte del trabajo de campo para la tesis de maestría de mi autoría realizada en el marco de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata. Ver referencia en bibliogra-a y material consultado. (9) Al respecto ver: KATZ, C., LUCITA, E., MARCHINI, J. et al (2012): “Afloran los límites del modelo”, Economistas de Izquierda. Disponible en: hBp://www.rebelion.org/no@cia.php?id=147522. KATZ, C. “Contrasen@dos del neodesarrollismo” 7/08/2012. Disponible en: www.lahaine.org/katz.

¿Te interesa el debate sobre las condiciones de trabajo y el ejercicio profesional? La Tormenta te recomienda... “Trabajo Social y mundo del trabajo: Reivindicaciones laborales y condiciones de intervención” es una publicación del Colegio Profesional de la Provincia de Buenos Aires, que forma parte de una colección que las colegas comenzaron a caminar desde hace un @empo, pensando que el Colegio debe ser ac@vo en la promoción de debates e intercambios sobre el carácter y problemas de la intervención profesional. En este libro encontramos una serie de arAculos acerca del vínculo que une las condiciones en que trabajamos y los alcances y modalidades de nuestra intervención, reuniendo a valiosos autores que han elaborado sobre el tema (Yolanda Guerra, Julio Gambina, entre otros). “Inevitablemente se asoma la pregunta acerca de ¿quiénes somos y con quién es nuestro compromiso? Tener a mano este interrogante nos ha obligado en parte a revisar las condiciones laborales y los disposi@vos ins@tucionales donde ejercemos nuestra profesión, haciéndose necesario desmontar las buenas intenciones, el voluntarismo ingenuo, para “ponernos al tanto” de las contradicciones que componen el ensamble de un profesional asalariado”. Conseguí este Atulo en la mesa del Topo, en la planta baja de Cons@!


Debates en marcha El Estado, la Polí@ca Social y el Trabajo Social en retrospec@va

¿Trabajadores, desempleados, o pobres? Un recorrido por los cambios en el sistema previsional Carla Gaetán

Estudiante de Trabajo Social- UBA.

La pobreza por insuficiencia de ingresos en la población de jubilados y pensionados como problema social fue tratado desde la polí@ca social argen@na (precisamente desde el sistema de seguridad social) en modos muy diversos a lo largo de la historia de nuestro país, garan@zando ingresos a aquellos considerados por fuera de la población económicamente ac@va. Intentaré reconstruir esta historia centrándome principalmente en las prestaciones a jubilados y pensionados, considerando algunos conceptos para el análisis de este recorrido. Para el (breve) análisis de los diferentes momentos históricos u@lizaré la noción de ‘desmercan@lización’ planteada por Esping-Andersen (1993), entendida ésta como “el proceso a par@r del cual se genera la prestación de un servicio como asunto de derecho y permite a una persona (y su familia) mantener una vida socialmente aceptable sin depender del mercado (el de trabajo y/o el de bienes y servicios)”; logrando cierta independencia de la venta de la fuerza de trabajo para adquirir determinados insumos y así una mayor seguridad social para aquellos incluidos dentro de la población económicamente inac@va, permi@endo así, que se “refuerce el poder del obrero frente al debilitamiento de la autoridad absoluta del empresario”. Par@endo de la idea de que la polí@ca social par@cipa ac@vamente en la definición, en cada momento histórico, de las fronteras entre los ámbitos del “trabajo” y del “no trabajo”, construyendo de este modo las caracterís@cas y atributos de los sujetos autoválidos y, en contraposición, de aquellos que pueden depender de manera legí@ma del trabajo de otros (de la familia, de la comunidad) y/o del Estado, pretendo hacer un breve análisis de la polí-


23 ¿Trabajadores, desempleados, o pobres? Un recorrido... @ca jubilatoria en esta clave: ¿cómo se construyen las condiciones de vida, en cada momento, a par@r de las cuales los sujetos de una determinada edad sancionada socialmente pueden efec@vamente dejar de trabajar? Y ¿cómo estas prestaciones efec@vamente se realizan de modo de hacer exentos a estos sujetos de su reproducción media@zada por el mercado de trabajo?

Un poquito de historia… El sistema de seguridad social comienza a conformarse de manera limitada a par@r de 1904 con la creación de la caja de empleados públicos. En los años siguientes se fue extendiendo, incluyendo a los trabajadores de diferentes ramas produc@vas hasta el comienzo del período jus@cialista (Torre, 2002). A par@r del trabajo realizado por Torrado (1992) se puede observar que durante el jus@cialismo (1945/1955) es posible hablar de un Estado asistencial y protector. En el área de seguridad social (financiada por empresarios y trabajadores) predominó la generalización del sistema previsional y se expandió ampliamente su cobertura. Se logró la “extensión de la red de protección social a secciones más amplias de la población pero también la fragmentación de la solidaridad pública en función de la dis@nta capacidad de presión de las categorías de trabajadores en el mercado” (Torre, 2002: 290) que se organizaron principalmente en sindicatos. En lo referente a los haberes jubilatorios, entre el ’50 y ’55, los valores permanecieron constantes alrededor del 80-90% de los salarios de los trabajadores ac@vos. Durante este período se lograron efectos distribu@vos posi@vos (Torrado, 1992). En cuanto a los pensionados, se logró una cobertura previsional más allá de la par@cipación laboral, pero que tenía un carácter residual ya que los beneficios (pensión no contribu@va para mayores de 60 que no estuvieran amparados por sistema jubilatorio) estaban sujetos a la situación de indigencia. Debido a la intervención del Estado como garante del pleno empleo y a par@r del incremento en el gasto social que facilitó la oferta estatal de bienes servicios, hubo una mejora generalizada en las condiciones de vida, por lo que la insuficiencia de ingresos en jubilados y pensionados no representaba la generalidad de los casos. En este período no considero que haya habido un proceso de desmercan@lización de la fuerza de trabajo: la jubilación dependía del poder que tomara cada sindicato en las negociaciones con el Es-

tado mientras que las pensiones eran focalizadas para situaciones de indigencia. Considero que a par@r del período desarrollista (1958/1972) se puede empezar a hablar de la pobreza por insuficiencia de ingresos en la población de jubilados y pensionados en tanto problema social. Durante esta etapa comenzó a registrarse un deterioro en las prestaciones estatales en general y en la seguridad social en par@cular: “…se produjo una reorganización del sistema [de seguridad social] (…) la evolución de los haberes jubilatorios experimentó (…) una clara tendencia declinante durante este período, quedando los haberes reales al final de esta etapa cercanos al 50-60% del valor que alcanzaban en 1950” (Torrado, 1992: 425) el efecto que tuvo este sistema

*a par%r del período desarrollista (1958/1972) se puede empezar a hablar de la pobreza por insuficiencia de ingresos en la población de jubilados y pensionados en tanto problema social.

fue regresivo, ya que las contribuciones de los empleadores se neutralizaban con la suba de precios. El gasto social disminuyó y hubo un deterioro en las condiciones de vida de la población. En este caso, no sólo hay una mercan@lización de la fuerza de trabajo sino que es más notoria la de bienes y servicios, ya que el Estado se comienza a alejar de su rol asistencial. El contexto de esta operación sobre la polí@ca jubilatoria es el de un modelo de acumulación que deja de tener como base el consumo popular y que comienza a an@cipar las caracterís@cas del siguiente período, en lo que hace a la expulsión de la fuerza de trabajo respecto de la relación asalariada, poniendo en juego su reproducción, junto con un modelo de intervención pública mercan@lizante. La etapa inaugurada por la dictadura militar que se ex@ende de 1976 a 2001, se dis@ngue por el predominio de las estrategias neoliberales que llevaron a cabo los diferentes gobiernos tanto dictatoria-


24 ¿Trabajadores, desempleados, o pobres? Un recorrido... les como cons@tucionales. A par@r de la implantación de un modelo de acumulación aperturista, basado en la valorización financiera como estrategia económica, se tomaron medidas claramente sesgadas hacia los sectores dominantes (Basualdo, 2001). Este período se caracterizó por “el principio de subsidiariedad del Estado [en el área de la polí@ca social] la situación fue muy precaria para los jubilados que permanecieron con bajísimos niveles de ingreso”. A esto se le suma la priva@zación de la oferta de prestaciones estatales y la negación del rol redistribu@vo del Estado que empeora las condiciones de vida no solo de los jubilados, sino de la sociedad en su conjunto. (Torrado, 1992) A

* no sería exacto hablar de una desmercan%lización absoluta de las personas que perciben la jubilación ya que necesariamente la sa%sfacción de sus necesidades debe realizarse dentro del mercado de bienes y servicios, con un nivel de ingresos limitado.

par@r de estos datos se puede decir que aquí se alcanza un máximo nivel de mercan@lización, ya que no sólo la jubilación estaba sujeta al empleo formal sino que también se priva@zaron diversas prestaciones que con anterioridad eran estatales (en el caso concreto de las jubilaciones se ve con las AFJP), dedicándose el Estado a una atención subsidiaria, focalizada sólo en los sectores más vulnerables (y vulnerados) de la sociedad. A par@r del 2003 como consecuencia de acciones llevadas a cabo anteriormente fue y es necesario que se desarrollen estrategias para afrontar la grave crisis que resultó en altos niveles de pobreza, indigencia así como también de desempleo. A par@r de esta situación se buscó organizar el Estado desde una lógica intervencionista y una búsqueda por lograr hegemonía de la manera clásica (es decir llevando a

cabo medidas que busquen favorecer a los sectores populares). En lo referente al sistema jubilatorio se puede hablar de un cambio estructural ya que por un lado dejó de estar ligado exclusivamente a la noción de empleo(1) para incorporar también a la noción de trabajo, entendido como el desarrollo de una ac@vidad que genera ocupación (no necesariamente remunerado y no necesariamente empleo) (Neffa, Panigo, Pérez, 2000). Es decir que se flexibilizó el acceso a la jubilación, lo que se ve claramente en las jubilaciones para ‘amas de casa’ y para personas con nula o poca can@dad de aportes, logrando un aumento de los jubilados y una disminución en las pensiones contribu@vas. Por otro lado, otro cambio estructural realizado en el ámbito de la seguridad social fue la unificación del sistema provisional, que a par@r de la esta@zación de las AFJP, el sistema comenzó a ser ges@onado en su conjunto por la ANSES. Además, en 2008 se sanciona la ley de Movilidad Jubilatoria (Nº 26147) buscando que los ingresos de la población definida como ‘económicamente inac@va’ no dependan de polí@cas y decisiones discrecionales de los gobiernos de turno (Basualdo, 2011). Estas medidas se tradujeron en un aumento del número de aportantes y beneficiarios en el sistema jubilatorio así como también un incremento del haber jubilatorio mínimo a par@r del incremento del presupuesto provisional. Podría decirse en este caso que se @ende a la desmercan@lización, ya que el acceso a la jubilación deja de ser un beneficio exclusivo para aquellos que realizaron aportes desde el empleo formal. Igualmente, considero que no sería exacto hablar de una desmercan@lización absoluta de las personas que perciben la jubilación ya que necesariamente la sa@sfacción de sus necesidades debe realizarse dentro del mercado de bienes y servicios, con un nivel de ingresos limitado. Asimismo, hoy por hoy no con@núa vigente esta moratoria ni tampoco está abierta la ges@ón para la jubilación por la ac@vidad de “ama de casa”, ante lo cual, aquellas personas que, pese a haber trabajado toda su vida no han tenido aportes durante su período de ac@vidad, deben, para poder jubilarse, abonar el monto total de aportes adeudados de una única vez, lo cual, directamente, está por fuera del alcance de estas personas. De sistemas y condiciones de vida: alcances cualita2vos y cuan2ta2vos de las prestaciones La pobreza provocada por la insuficiencia de ingresos es una cues@ón clave a tratar por el Estado, es


25 ¿Trabajadores, desempleados, o pobres? Un recorrido... “un fenómeno preocupante, no tan sólo porque obliga a implementar sistemas de control-ayuda por parte de la sociedad [principalmente por parte del Estado], sino que muestra la presencia de disfuncionalidades en el seno del sistema social” (Morell, 2002:1). En el caso específico de los jubilados y pensionados, el problema toma caracterís@cas par@culares, por tratarse de sectores que son considerados como población no económicamente ac@va (o inac@va) es decir que no son considerados como fuerza de trabajo (ni empleados ni desempleados) (Neffa, Panigo, Pérez, 2000). Esta dis@nción entre población ac@va/inac@va económicamente lejos de ser una división natural de las personas, es una dis@nción en la que las polí@cas estatales, y entre ellas la polí@ca laboral y social, juegan un rol fundamental, definiendo la población específica para la que están dirigidas (por ejemplo invalidez, vejez, discapacidad, etc.). Tomando a Grassi podemos agregar que las polí@cas sociales @enen la “capacidad de norma@zar y normalizar, en tanto el Estado se cons@tuye en un actor (y en un ámbito) en la producción de los problemas sociales, en la delimitación de su propia responsabilidad, en la definición de los sujetos merecedores de sus intervenciones y de

las condiciones de dicho merecimiento” (Grassi, 2003: 25). Siguiendo este criterio, podemos referirnos a Offe quien define a la Polí@ca Social como “la manera estatal de efectuar la transformación duradera de obreros no asalariados en obreros asalariados”, lo que se garan@za regulando las condiciones bajo las cuales es posible tanto la par@cipación como la no par@cipación en el mercado de trabajo. Éstas deben ser definidas por parte del Estado ya que si no fuese así, “los asalariados sufrirían incalculables inclinaciones a evadir sus funciones, deslizándose a los subsistemas [que permiten la supervivencia por fuera del mercado laboral]”. Nos encontramos, entonces, con que una reflexión nodal en torno de la polí@ca de seguridad social radica en las maneras en que ésta moldea la misma definición de quiénes deben o no trabajar. Ahora bien, el carácter de dicha polí@ca también delineará las maneras en que aquellos a quienes una formación social exime del “deber” de trabajar, pueden, no obstante ello reproducir sus vidas. Aquí se abre un entramado de prác@cas sociales y también de polí@cas públicas que, entrelazadas, hablan de la capacidad de una sociedad de proteger o librar al mercado, las familias y al espacio de lo comunitario,


26 ¿Trabajadores, desempleados, o pobres? Un recorrido...

la reproducción de estos miembros. El hecho de ser parte de la población inac@va significa que esta porción de la sociedad (jubilados y pensionados) depende casi exclusivamente del ingreso por el Estado desde el Sistema de Seguridad Social para la compra de bienes y servicios para sa@sfacer sus necesidades. Siguiendo a Ca@ni, Bar-

*Para aquellos que (...) no pueden contener el gasto necesario para reproducirse, dicho espacio puede ser cubierto por polí%cas sociales de carácter asistencial y focalizadas en ciertas necesidades, como las alimentarias y/o habitacionales de limitado alcance desmercan%lizador.

cheBa, Gómez (2008) se podría decir que este fragmento de la sociedad se ve imposibilitado de par@cipar en el mercado de trabajo como medio para salir de la pobreza. La situación de los jubilados y los pensionados se vuelve problemá@ca cuando los ingresos que perciben resultan insuficientes para sa@sfacer la totalidad de sus necesidades. Los arreglos entre el Estado, el Mercado y la Familia para dicha reproducción nos hablan de los alcances socializantes y poli@zantes de la polí@ca de seguridad social. Si tomamos la situación actual de los jubilados, notamos que su ingreso mensual se encuentra por debajo del salario mínimo. Entonces, ¿en qué espacio decanta la responsabilidad por la reproducción de estos sujetos? Para algunas fracciones de trabajadores inac@vos sus familias o sus propios ingresos son el pilar de su reproducción. Para aquellos que disponen de la jubilación mínima y sus familias, o ellos individualmente, no pueden contener el gasto necesario para reproducirse, dicho espacio puede ser cubierto por polí@cas sociales de carácter asistencial y focalizadas en ciertas necesidades, como las alimentarias y/o habi-

tacionales (puesto que no existen, más allá de las jubilaciones, otros planes dirigidos al fortalecimiento del adulto mayor), de limitado alcance desmercan@lizador. Aparece como necesario que el monto de ingresos que perciban se corresponda con el nivel de precios de insumos básicos como por ejemplo los alimentos, medicamentos o servicios, etc. Para lo que es preciso que se actualice periódicamente ya que la constante inflación de precios repercute en su poder adquisi@vo. Retomando a Grassi, los problemas sociales no son definidos en forma aislada sino inscriptos en una red de problemas que corresponde con el @po de argumentación, la explicación, etc. que se elabora en torno a determinado problema social (2003). A par@r de lo cual se puede entender a la insuficiencia de los ingresos de los jubilados y pensionados, que se encuentran en situación de pobreza ligada a diversas cues@ones que pueden considerarse problemas sociales (un ejemplo podría ser la falta de vivienda propia, el di-cil acceso al sistema de salud o medicamentos o el constante aumento de precios sin el correspondiente aumento de ingresos…). En lo personal opino que si bien es innegable que se produjo un avance a favor de una mejor situación económica de las personas que reciben la jubilación, hoy no se puede generar una mejora real si se realizan medidas en forma aislada y exclusivamente en lo a@nente al monto que reciben mensualmente sino que se debería garan@zar el acceso a bienes y servicios esenciales ya sean alimentos, medicamentos, ves@menta, vivienda, hospitales, etc. (por ejemplo desde prestación estatal de los mismos). Por otro lado, creo que si desde el gobierno se establece el Salario mínimo vital y móvil con un monto de $2875, no es lógico que la jubilación mínima sea de $2165, ya que el costo de la canasta de bienes y servicios básicos (que lo excede ampliamente) es el mismo para todos. Por esto, si las medidas que se toman se refieren exclusivamente al ingreso mensual que recibe esta población, el monto del mismo se convierte en una cues@ón de suma importancia a tener en cuenta. No es un aspecto accesorio de la polí@ca, sino central en lo que hace a los alcances desmercan@lizadores de la misma.

Para ir terminando… Si es el Estado quien impone, crea (y reproduce) las condiciones necesarias para el desarrollo del capitalismo, en tanto modo de producción y sistema


27 ¿Trabajadores, desempleados, o pobres? Un recorrido... social y, por ende, designa al trabajo asalariado formal como el medio legí@mo para el acceso a las mercancías necesarias para (sobre)vivir; se presenta un problema irresoluble en nuestras formaciones sociales, en tanto la reproducción de la mercancía fuerza de trabajo es al mismo @empo la reproducción de trabajadores concretos. En este sen@do, ¿cómo se dirimen las condiciones reconocidas socialmente como necesarias para dicha reproducción? Considero que es preciso poner de relieve la necesidad de que se garan@ce públicamente la reproducción de forma “socialmente respetable”, y no sólo la supervivencia, de todas aquellas personas que por diferentes razones (las cuales muchas veces les son ajenas y/o impuestas) no se ven posibilitadas de vender su fuerza de trabajo en el mercado formal de trabajo. Las condiciones de lo “posible” en términos de su reproducción garan@zada públicamente no están únicamente dadas por los aspectos económicos del sistema de seguridad social (que, no obstante, son condiciones de posibilidad para todo cambio), sino que estas condiciones se miden en tanto condiciones de legi@midad: ¿Hasta qué punto una sociedad puede y es deseable que se haga cargo de la reproducción de determinados sujetos? Me parece interesante que se presenten dentro del sistema previsional propuestas que respondan a una lógica desmercan@lizadora, ya que permite que los sujetos alcanzados por estas polí@cas puedan percibir determinados ingresos independizados aunque sea parcialmente del mercado formal de trabajo; los casos más significa@vos y visibles serían por un lado la polí@ca jubilatoria que permite que accedan al beneficio personas que no tuvieron la posibilidad de realizar aportes (como el caso de las amas de casa). Si bien lo que define a la desmercan@lización es el hecho de garan@zar un derecho, ya que es lo que efec@vamente permite la independencia (aunque sea parcial) del mercado, no se le debe restar importancia al monto de los ingresos otorgados a aquellas personas que acceden a la polí@ca. Éstos @enen que ser acordes a los ingresos de quienes se encuentran 'económicamente ac@vos' (empleados o desempleados) y a su vez tener cierta correspondencia con el costo de la canasta de bienes y servicios 'básicos', para garan@zar ese nivel de vida socialmente aceptado y lograr cierta igualdad social o por lo menos una mejoría significa@va en las condiciones de vida de la población alcanzada por estas medidas.

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Notas (1) Tomando el concepto de Castel, entendiendo al empleo como el trabajo realizado con el fin de obtener a cambio un ingreso que incluye ciertas garanAas no mercan@les entendidas como derechos del trabajo. Ya sea en carácter de asalariado, empleador o cuentapropista. Siguiendo esta idea, la jubilación se construye como un derecho fundado a par@r del empleo, “con la socialización del salario: una parte del salario retorna en beneficio del trabajador (salario indirecto) (…) y ampara la seguridad del trabajador por fuera del trabajo (2003:43).


Debates en marcha El Estado, la Polí@ca Social y el Trabajo Social en retrospec@va

Trabajo decente versus trabajo digno: Acerca de una nueva concepción del trabajo

El siguiente ar3culo fue publicado en la Revista Herramienta y socializado en La Tormenta con permiso del comité editorial. www.herramienta.com.ar

Ghiotto, Luciana

Magister en Investigación en Ciencias Sociales (UBA). Becaria doctoral de CONICET. Docente universitaria (UBA y USAL). Forma parte del comité editorial de la revista Herramienta.

Pascual, Rodrigo F.

Licenciado en Ciencia Política (UBA), doctorando en Ciencias Sociales (UBA) becario de doctorado de CONICET, docente UBA y USAL.

Hablar hoy de trabajo no implica necesariamente preguntarnos acerca de su existencia y con@nuidad. Atrás parecen haber quedado las tesis acerca del fin del trabajo. En el nuevo rumbo del debate se habla de cómo debería ser hoy el trabajo. En ese marco, en 1999 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) resurgió de sus propias cenizas trayendo una nueva noción: el trabajo decente. La labor de la OIT se unificó detrás de cuatro obje@vos estratégicos: derechos en el trabajo, empleo, protección social, perseguido todo por medio del diálogo social. Estos dieron el contenido sustan@vo al Programa de Trabajo Decente a par@r de 2008. Por otra parte, desde otras la@tudes pero también en los años noventa (del siglo pasado), surgió otra noción de trabajo: el trabajo digno. Impulsado desde algunos movimientos sociales la@noamericanos, este concepto se centra en una comprensión de la ac@vidad labora@va humana como no-mercan@l y no-individual, sino basada en el bienestar de la comunidad. La noción de dignidad aparece aquí como disrup@va y an@capitalista. El empleo (igual a salario) no es lo relevante, sino la forma de organización que se da el colec@vo, orientada hacia el interés general. El obje@vo de este arAculo es abordar las nociones de trabajo decente y trabajo digno de manera comparada. Vamos a pensar los supuestos epistemológicos sobre los que se basan, pero centralmente nos concentraremos en los efectos polí@cos de ambos. En otras palabras, nuestra intención es discu@r las implicancias de uno y otro concepto en el marco del capitalismo de principios del nuevo siglo.


29 Trabajo decente versus trabajo digno: acerca de una... El trabajo decente: ¿qué trabajo?, ¿qué decencia? La noción de trabajo decente se presenta como democrá@ca e igualitaria. En el actual marco (globalizado) de no respeto por la legislación laboral y de ampliación de la brecha entre ricos y pobres, el trabajo decente aparece como un concepto que defiende los intereses de los trabajadores. Así explicado, claramente hay que apoyar el Programa sobre Trabajo Decente. Sin embargo, aquí queremos realizar una crí@ca de sustento epistemológico y de sus efectos concretos en el accionar polí@co. En primer lugar, veamos qué en@ende la OIT por trabajo. En su Cons@tución de 1919, la OIT promueve la adopción de un régimen de trabajo realmente humano en todas las naciones (OIT, 1919). Pero, ¿qué implica esta noción? Encontramos aquí dos referencias. Se explica que el trabajo no debe considerarse como un simple arAculo de comercio (OIT, 1919; s/d), ya que el trabajo no es una mercancía -Declaración de Filadelfia (OIT, 1944: s/d)-. Sin embargo, no puede negarse que el trabajo es algo que se vende y se compra, aunque los mecanismos del mercado laboral están sujetos a fines más elevados (Rodgers, Lee, Swepston y Van Daele, 2009: 8). Entonces, el trabajo no sería simplemente un arAculo de comercio, una mercancía. Pero si no es una mercancía, ¿qué es? Ajustando un poco más las categorías, para la OIT, “todas las formas de trabajo pueden ser fuentes de bienestar y de integración social si están debidamente reglamentadas y organizadas” (Rodgers, Lee, Swepston y Van Daele, 2009: 8). Es decir que si no se puede evitar que el trabajo sea conver@do en una mercancía, entonces lo que sí se puede hacer es poner límites a su nivel de mercan@lización. El obje@vo de la regulación es “impedir la explotación”, concretamente limitando las horas de trabajo y tomando medidas para proteger a quienes podrían resultar más vulnerables. La explotación es entendida como el trabajo en condiciones forzosas: se trata de un trabajo no-asalariado (o sub-asalariado), trabajo en condiciones similares a la esclavitud. La OIT propone la conversión de este trabajo forzoso en trabajo decente, y que el trabajador tenga un mínimo poder económico, para dejar de estar dentro del área de los “más explotados”. De este modo, la solución es la inclusión de estos trabajadores en una economía monetaria, en la relación salarial. Para la OIT el trabajo no sería una mercancía,

pero sólo en el plano de los principios, porque debe aceptar que de hecho éste se compra y se vende en el mercado laboral, pues es un sujeto y objeto de derecho como cualquier mercancía. Ya que el trabajo es de hecho una mercancía, lo importante pasa a ser su reglamentación. Es así que el trabajo decente condensa los obje@vos históricos de la OIT: empleo y regulación del trabajo. Como explica Ghai (2005), el trabajo decente debe cumplir con las siguientes caracterís@cas: 1) que pueda ser libremente escogido y que no haya discriminación en la selección (sea por sexo, nacionalidad o raza); 2) que existan medidas de protección para la salud de los trabajadores; 3) que haya libertad de asociación y sindicalización así como libre acceso a la negociación colec@va[1]; 4) que exista un mínimo de seguridad social; 5) que se garan@cen el tripar@smo y el diálogo social. Tal empleo es una fuente de dignidad, sa@sfacción y realización para los trabajadores (Ghai, 2005: 15; la traducción es nuestra). De aquí se desprende que la OIT parte de la comprensión del trabajo como empleo, es decir, del modo en que éste existe en el capitalismo, poniéndose como obje@vo su reforzamiento. ¿Qué implica que tal trabajo sea fuente de dignidad? Para pensar esto, tenemos que ver cómo se cons@tuyó la é@ca en el capitalismo y cuál es la concepción de decencia que subyace a esta definición. La é@ca capitalista designa “aquella mentalidad que aspira a obtener un lucro ejerciendo sistemá@camente una profesión, una ganancia racionalmente legí@ma (…)” (Weber, 1998: 71). La “ac@tud é@ca” en el capitalismo consiste en comprender el movimiento de la sociedad del capital: la búsqueda de la ganancia. El deber profesional (la ganancia) se pone como el “deber ser” de la é@ca social del capitalismo (Weber, 1998: 59): quien se aparta de este mandato é@co es arrojado fuera de las filas del mercado. Pero esta mentalidad del “individuo moderno” no es natural, sino que es el producto de un largo y con@nuo proceso forma@vo, de imposición del trabajo y de generación de subje@vidades adecuadas al capital, proceso que en Marx es presentado como la acumulación originaria. Es el proceso en el cual el trabajo, abstraído de sus cualidades par@culares, pasa a ser la mediación social principal (Postone, 2006). La ley del capital es la que rige todas las relaciones sociales. Así, en el capitalismo la é@ca se construye sobre el pilar del trabajo (abstracto). Consideramos así que la é@ca moderna debe comprenderse como un modo de existencia de la ex-


30 Trabajo decente versus trabajo digno: acerca de una...

* la é%ca moderna debe comprenderse como un modo de existencia de la expansión del valor.

pansión del valor. El carácter dual del trabajo en el capitalismo (trabajo concreto y trabajo abstracto) (Marx, 2002) implica la separación de la vida humana en esferas. La fe@chización resultante de (y en) el proceso de producción implica asimismo la fe@chización de la vida social. El individuo vive su vida (como) separada en esferas autónomas. Así, la é@ca (capitalista) es par@cular a este momento histórico debido a que la base del ser social en el capitalismo son la igualdad y la libertad (mercan@l). Esta igualdad y libertad no son totalmente fic@cias (ya que en la esfera polí@ca operan como reales), pero tampoco son íntegramente reales (ya que la base de la sociedad del capital es la propiedad privada). Somos entonces libres y autodeterminados en el sen@do polí@co, pero estamos sujetos a coacciones y obligaciones obje@vas que operan con independencia de nuestra voluntad; somos por ello, también objetos. La moralidad resultante parte de esta escisión, de esta esquizofrenia social (Holloway, 2002) que al reproducirse co@dianamente no permite la reconciliación entre las diferentes esferas en el marco del capitalismo. El trabajo decente sería entonces una forma del fe@chismo de la mercancía, pero a nivel de las categorías: cristaliza la sociedad sinté@ca, intenta asir lo no-idén@co al interior del sistema conceptual (Adorno, 2005). El movimiento del antagonismo es detenido al interior del concepto. La iden@dad niega lo que está alienado, niega las formas par@culares cuyo modo de existencia en el capitalismo es el trabajo (abstracto). En ese sen@do, la categoría de trabajo decente es no-verdad. Pero asimismo, ésta posee un núcleo de verdad: parte de la existencia de la relación salarial como modo de vida en el capitalismo. El dinero sigue siendo la verdad del mercado, expresada aún en la relación salarial. Sin dinero, no vivimos. En otras palabras, la noción de decencia se desprende de la reproducción del capital. El único modo de vida socialmente aceptado es a par@r de la venta de mi mercancía. Entonces, la decencia es igual a empleo, que a su vez es igual a salario. Finalmente, el trabajo decente @ene como fin la incorporación de las masas de trabajadores preca-

rios dentro del circuito del salario. Esto implica reimponer la mone@zación en las relaciones sociales, vía salario. Se trata del impulso por construir una nueva forma de integración del trabajo al capital. Lleva en sí mismo un nuevo modo de imposición del trabajo, un intento por reimpulsar la centralidad de la relación salarial en el marco del comando del capital-dinero. En defini@va, el trabajo decente está expresando un intento de integración de las formas de insubordinación del trabajo al capital bajo el aspecto de la reconciliación moral del mundo. nidad

El trabajo digno como expresión de la huma-

Para iniciar, cabe aclarar que no es general el uso de la noción de “trabajo digno” (la cual aparece en la lucha zapa@sta en México), ya que en algunos casos se habla de “trabajo autén@co”, “trabajo autónomo”, “trabajo autoges@onado”, o “trabajo genuino”. Esto muestra que estos conceptos surgen “desde abajo”, desde las luchas par@culares, y no es un concepto propuesto “desde arriba”, como sería el de trabajo decente de la OIT. En los movimientos sociales no aparece la noción de decencia sino la de dignidad. La dignidad es entendida como rebeldía, como negación. Es la negación de la negación, la revuelta contra el desgarramiento de nuestra humanidad (Holloway, Matamoros y Tischler, 2008). La dignidad implica la transformación de las personas (sujetos jurídicos) en sujetos (creadores). Sujeto aquí no es lo mismo que trabajador. Al entendernos como sujetos, se puede concebir el desborde de las formas (auto)impuestas por el capital. La dignidad es vista como recuperación de la humanidad. Es así que varios grupos piqueteros decían “nosotros no queremos inclusión. Por lo menos yo no quiero ser explotado (…) no peleo para que me vuelvan a explotar” (Colec@vo Situaciones, 2002: 59). Como decíamos, el sujeto es diferente de la clase obrera porque la figura del trabajador implica la separación de lo económico y lo polí@co. Marca la existencia de una obligación para que vendamos nuestra fuerza de trabajo mientras que somos abstractamente libres e iguales en el plano de los derechos liberales. Frente a esto, la dignidad implica la reconciliación de las esferas polí@ca y económica. Es la generación de una subje@vidad integrada, contrapuesta a la fragmentación capitalista (Ferrara, 2003). Entonces, mientras que el trabajo decente afirma la iden@dad de clase (trabajadora) en tanto la puesta en


31 Trabajo decente versus trabajo digno: acerca de una... el centro de la relación salarial, el trabajo digno niega esa misma iden@dad, ya que va más allá del salario. No obstante, el sujeto digno nace de la misma realidad que el obrero sindicalizado, es decir, de la misma sociedad productora de valor. El sujeto digno surge en-contra-y-más allá de la clase obrera. El ejemplo del zapa@smo mexicano es claro en la tendencia a la unidad de las esferas. Las Juntas del Buen Gobierno (JBG) asumen no sólo la representación polí@ca, sino que llevan adelante las decisiones en el ámbito económico: deciden sobre la producción, así como sobre la circulación y comercialización. En este sen@do, no existe la producción “privada”, individual, por fuera de las necesidades de la comunidad. Cada JBG decide acerca de lo económico (qué producir y cómo hacerlo) pero no de modo separado a las propias comunidades, ya que lo central es el ida-yvuelta que se produce a par@r del diálogo entre los sujetos que viven la co@dianeidad comunitaria y los miembros de la JBG (Dinerstein, Pascual y GhioBo, 2009). Esto ha dado pie a hablar de “otra economía” y de “otro comercio”. De todo ello se desprende el principio del “mandar obedeciendo”. El trabajo digno no puede concebirse como una ac@vidad individual, sino que parte del colec@vo. Aquí es central la autoges@ón colec@va. Pero aunque el obje@vo del trabajo no sea la obtención de un beneficio monetario individual, la ley del valor con@nua imponiéndose sobre el colec@vo. Esto sucede con las fábricas recuperadas (en Argen@na) y con todas las coopera@vas que surgieron a par@r de los emprendimientos produc@vos de los movimientos sociales. Es decir que la produc@vidad del trabajo se impone, por lo cual estos procesos deben ser vistos en todas sus contradicciones. Mismo así, el objeto en este caso no es la rentabilidad, sino el colec@vo: se cons@tuyen

subje@vidades dis@ntas. Luchar por el trabajo digno no implica dejar de lado las reivindicaciones salariales o dejar de pelear por mejores condiciones laborales, sino que ese ya no es el obje@vo buscado. Hay claridad acerca de un hecho: “lo que es indigno es la explotación” (Colec@vo Situaciones, 2002: 69). Entonces, el problema es la venta de la fuerza de trabajo, la propia economía de mercado. A diferencia de lo que vimos con la OIT, donde mediante la regulación del trabajo se intenta lograr “menos explotación”, en estas organizaciones el horizonte es generar otras relaciones sociales que no sean de explotación. Esto se en@ende como un proceso lento, que va al ritmo de la prác@ca co@diana del hacer colec@vo. El proceso consiste principalmente en la generación de nuevos lazos de solidaridad, que son negados y redimensionados co@dianamente por las relaciones sociales capitalistas. Esto implica crear una nueva subje@vidad integrada que trascienda la subje@vidad del salario(GhioBo, 2010). Significa a su vez romper con el imaginario de la “necesidad” de un patrón (en la fábrica) o un líder (en el movimiento) que diga lo que hay que hacer. En su lugar aparece la idea de que la producción no es algo que se agota en la remuneración, sino que trasciende el momento económico individual pasando a ser un tema del colec@vo entero. Se trata entonces de “una nueva concepción del trabajo”, que es parte de un proceso subje@vo lento y di-cil. Decencia versus dignidad: acerca de un trabajo emancipado La diferencia entre trabajo decente y trabajo digno es un problema eminentemente polí@co, pero polí@co entendido dialéc@camente. Es decir que no es una cues@ón económica, del mercado laboral, sino


32 Trabajo decente versus trabajo digno: acerca de una... que involucra la totalidad de las relaciones sociales. Como vimos, ambas nociones surgen de una misma sociedad, la sociedad que produce valor, pero mientras el trabajo decente implica la iden@dad, la universalidad abstracta, el cierre, el trabajo digno plantea la esperanza. La concepción aquí presentada es que mediante la noción de trabajo decente la OIT expresa la búsqueda del capital de un nuevo modo de imponer un comando sobre el trabajo que genere estabilidad para un nuevo proceso de acumulación a largo plazo. Este estaría basado en la centralidad (nuevamente) del pleno empleo y de la relación salarial. Tal como en sus orígenes de la primera posguerra, la OIT simboliza otra vez el “acuerdo de paz para las clases”. Cristaliza, a par@r de su vocación de universalidad, la necesidad de generar un piso de regulación para el desarrollo de las relaciones laborales con el fin de permi@r la acumulación del capital. Opuesto a lo anterior, el trabajo digno hace estallar la búsqueda por imponer el comando sobre la insubordinación. Mientras que la idea de decencia se man@ene dentro de la forma-valor, la dignidad expresa la rebeldía, la humanidad. Sin embargo, hay que aclarar que la noción de trabajo decente expresa también una utopía de reconciliación social, expresándose a través de nociones como “jus@cia social” y “equidad”. Por ello el Programa de Trabajo Decente es ampliamente apoyado por el movimiento sindical internacional. Pero aquí sostenemos que se trata de una falsa utopía, porque la reconciliación es imposible al interior de una sociedad fragmentada por la producción de valor. Por esto mismo explicamos que el trabajo decente es no-verdad. Por otra parte, la noción de dignidad expresa la dimensión dialógica de las relaciones sociales, es decir, la acción de ponerse como un par@cular, de decir “aquí estamos”, no de modo iden@tario y sinté@co, ya que esa es la forma del capital, sino de una par@cularidad que exprese el sujeto revolucionario como constelación de mul@plicidad de voces (Tischler en Holloway, Matamoros y Tischler, 2008). La polí@ca de la dignidad, al decir de John Holloway, es mucho más que la felicidad como logro del placer material. Parafraseando a Max Horkheimer, sólo una psicología ingenua y economicista podría entender la aspiración de felicidad como la mera sa@sfacción de las necesidades materiales. Los ideales de la historia (y del presente) no son independientes de los hombres y de sus realidades. Por ello, la noción de

trabajo digno se basa en una é@ca del colec@vo social, es la moral del grupo. Una sociedad que lograra la reconciliación sujeto-objeto no necesitaría contar con el estudio separado de la é@ca, porque allí la moral estaría inmersa en las propias relaciones sociales (de producción), es decir, emanaría de esas relaciones. Sería la reconciliación de interés y deber. En defini@va, en una sociedad reconciliada no se habla de trabajo decente, sino de un hacer social libre; no se reivindica un “bajo nivel de explotación”, sino un hacer apropiado para la autodeterminación colec@va. Bibliogra a consultada

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Entrevistas Yo pregunto a los presentes si se han puesto a pensar...

Entrevista con Jer贸nimo Altschuler

Militante del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y de la Asociacion Gremial de Trabajadorxs coopera@vistas Autogesi@onadxs y Precarizadxs (AGTCAP).


35 Entrevista con Jerónimo Altschuler En este número de La Tormenta buscamos adentrarnos un poco en el debate que mencionábamos en nuestra editorial: ¿cómo caracterizamos a un modelo de polí2ca social? ¿cómo dimensionamos sus efectos? ¿en virtud de qué “variables”? Como decíamos, nos parece que un buen ancla para ello es observar los modos en que las polí2cas sociales par2cipan de la configuración de modelos de acumulación y de legi2mación en cada momento histórico, delimitando y par2cipando de las formas y relaciones en que lxs trabajadorxs reproducimos nuestras vidas. Pero esa reproducción es conflic2va y es un terreno de lucha. Por eso, no podíamos dejar de considerar en estas reflexiones sobre la polí2ca social a sus protagonistas: lxs trabajadorxs, sus organizaciones, sus luchas co2dianas. En esta entrevista buscamos conversar con Jerónimo acerca del Plan “Argen2na Trabaja”, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. De este Plan se desprende el Programa “Ingreso Social con Trabajo”, que funciona otorgando un subsidio mensual a lxs trabajadorxs de coopera2vas cuyo eje de trabajo es la infraestructura barrial. Mucho se ha deba2do sobre este programa: ¿cons2tuye una forma de asistencia al desempleo o un fomento al coopera2vismo y la economía solidaria? ¿cómo se concilia el discurso sobre el fomento del empleo y las figuras híbridas de quienes trabajan en este programa (como autónomos, coopera2vistas, desempleados? Con estos interrogantes nos encontramos con Jerónimo, quien nos contó la mirada que desde el FOL (Frente de Organizaciones en Lucha) y la AGTCAP (Asociacion Gremial de Trabajadorxs coopera2vistas Autogesi2onadxs y Precarizadxs) 2enen de este Programa, las luchas que han llevado adelante en relación con él, y el proyecto polí2co que las reúne.

Jerónimo: Estrictamente, “Argen@na Trabaja” es una marca que usa el Ministerio para toda una serie de polí@cas sociales que las agrupa bajo ese nombre; “Argen@na Trabaja” es una polí@ca medio marke@nera de meter muchos programas bajo un gran @tulo. Lo que pasa es que vulgarmente todos le decimos “Argen@na Trabaja” a una rama de eso, que es el que se hizo famoso por todos los acampes y luchas que hicimos en el 2009-2010 desde que lo largaron, que se llama en realidad Ingreso Social con Trabajo, que es parte de un conglomerado más grande de polí@cas que @ene el ministerio que genéricamente se llama “Argen@na Trabaja”. Ahora vieron el programa “Ellas Hacen”, es como un nuevo capítulo dentro del “Argen@na Trabaja”, un nuevo componente, muy nuevito. La Tormenta: ¿Cómo toman desde el FOL y AGTCAP el vínculo que se establece entre las polí2cas sociales y los movimientos? ¿Cómo es el contexto polí2co en el que surge esta línea programá2ca? ¿Y cual es el impacto que 2enen sobre los movimientos?

J: El ministerio de Desarrollo Social, que ges@ona Alicia Kirchner, en general ha mantenido una línea de polí@cas con una bajada de línea que existe desde el

Banco Mundial, que son polí@cas focalizadas que atacan a un sector, una región, un punto… y en el 2009, creo que ha sido después del mal paso electoral, sacaron este programa Ingreso Social con Trabajo que en realidad (...). En un principio, lo habían presentado como que iba a ser algo mucho más serio y ambicioso, quizá no tanto en números, en masificación, sino en obras reales, cosas concretas para los barrios. Tenía una serie de presupuestos que era que se iba a poder laburar en barrios que no están regularizados dominialmente, que es algo que siempre es un tema tabú, porque en general el Estado @ene problemas legales donde existe un asentamiento, por más que lleve años y que no @ene una legalidad mínima. Si el Estado pone recursos ahí supuestamente está teniendo contradicciones con el propio rol del Estado que @ene que poner plata en cues@ones formalizadas. La legalidad no le da mucho margen para admi@r las cues@ones de hecho, que es que ya hay décadas de un asentamiento, que hay que tener polí@cas igual por más que legalmente no sea prolijo. Entonces, supuestamente, este Programa lo presentaban como que iba a poder pasar por encima de todas esas trabas para trabajar poniendo plata en cualquier @po de asentamiento o barrio irregular, etc, y que iban a buscar la manera de que ágilmente los


36 Entrevista con Jerónimo Altschuler

materiales, recursos para poder laburar, herramientas, máquinas realmente lleguen a la gente y no sea algo que se hayan tragado en el medio los intendentes. Esa es la forma en que presentaban la idea al principio, nosotros nos volvimos varias veces con Pérsico (Movimiento Evita), que al principio estaba entusiasmadísimo con que era un proyecto revolucionario que iba a cambiar muchas cosas en los barrios. Al principio, no sé si ustedes se acuerdan, que él mismo estuvo dirigiendo el Programa en el cargo que tenía en el Ministerio de Desarrollo Social. Estuvo al frente del Programa hasta que saltó un problema con el hijo. Se tuvo que ir. Era Director Nacional de Comercialización, igualmente ese era un cargo formal porque en realidad estaba dirigiendo este Programa. En aquel momento era un momento más de cierto enamoramiento donde el kirchnerismo le ponía todas las fichas al “Evita”, “La Cámpora” todavía no era lo que es ahora y le ponía mucha más fichas el kirchnerismo al “Evita” como su pata en los barrios y entonces tenía como la puerta grande para ser los que controlaban todo. Nosotros tuvimos que luchar mucho para que nos den, para que nos dejen incorporarnos a este programa. Ellos habían pergeñado una primera tanda donde se inscribían los intendentes y las coopera@vas que armaban los intendentes, y una segunda tanda donde se inscribían las organizaciones. En realidad, todos nosotros nos quejamos porque la primera tanda se quedaba con la parte del león y no sabíamos cuándo venía la segunda tanda, era una promesa, entonces nosotros empezamos a hacer algunas acciones, acampamos dos, tres días acá en el Ministerio en frente a la 9 de Julio. Primero todo el bloque nuestro [de la A.G.T.C.A.P.] que le llamábamos “Frente de Lucha”, sin mayor nombre, y al mes salieron también el Polo Obrero, MST, Barrios de Pié, C.C.C.; nosotros poníamos “Coopera@vas sin Punteros” y ellos ponían “Trabajo sin clientelismo”, con esas palabras reproducían la misma idea pero con otro slogan. Con esos acampes logramos negociar más de igual a igual y logramos que nos tomen más en cuenta para incorporarnos masivamente, más o menos en simultáneo con los intendentes y no tan postergados en relación con ellos. El primer periodo del programa, del 2009 al 2011, estuvo al frente del Programa Marconeto, muy formal, un tecnócrata, nunca nos quiso recibir. Durante todo ese periodo, primero la gente se inscribía suelta y después el Estado, a través del Programa, asignaba a las personas arbitrariamente en grupos de 60 para for-

mar coopera@vas y designaba las autoridades desde el Estado hacia las coopera@vas, con un criterio claro: las autoridades de las coopera@vas que son las que @enen firma, que en defini@va definen las cosas, porque si no firman se traba un pago, se traba cualquier trámite, (...) solamente podían ser del “Movimiento Evita” o del “Frente Transversal”. Por más que nosotros tuviéramos grupos experimentados, asocia@vos, con experiencia de trabajo, grupos ya consolidados y compañeros con experiencia para hacerse cargo de un montón de cosas, no importa, nosotros teníamos que entrar sí o sí como soldados rasso, no podíamos asumir ningún rol de autoridad de la coopera@va y teníamos que aceptar donde nos tocara; supuestamente el armado de las coopera@vas era de acuerdo a territorio. Era toda una idea totalmente peregrina... (…) se había ideado que las coopera@vas tenían que poder ser por barrio y donde se mezclen todas las ideologías y todas las organizaciones, por 60 personas. Por decreto se @enen que poder juntar, convivir y trabajar juntos porque “es por el barrio”. Entonces puede estar uno del Polo Obrero, con uno del Evita, con uno del FOL, con uno del Frente Popular Darío San@llán y con uno de la C.C.C., [Corriente Clasista Comba@va] como caigan por domicilio, y las autoridades, eso sí, @enen que ser de los más afines al gobierno, en ese momento, que eran el Evita y del Frente Transversal. Ese era más o menos todo el esquema que sostuvieron a rajatabla del 2009 al 2011, sin flexibilizarlo; entonces hicimos quilombo, presentamos un reclamo por discriminación en el INaDi, de que hagan una cosa así direccionada de quién podía ser y quién no podía ser autoridad de las coopera@vas, hicimos un montón de cosas y no logramos torcer eso, porque este Marconeto se mantenía. Nosotros sosteníamos que eso era tan inviable por que las coopera@vas no se podían juntar nunca, nunca se podían juntar los que eran de dis@ntos movimientos porque se llevan a las patadas, y que eso es todo lo contrario al “abc”, al mínimo cuidado del espíritu de una coopera@va de que hagan asamblea y decidan algunas cosas por asamblea, algunas; supuestamente ellos formalizaban que venía el INaES (Ins@tuto Nacional de Asocia@vismo y Economia Social) a fiscalizar una asamblea y terminaba convalidando a las autoridades, pero era algo totalmente formal y fic@cio. Eso trabó el programa durante todos esos años, 2009 al 2011,de una manera que las coopera@vas no exisAan en realidad, lo único que había era cobrar los $1200 por mes, que después en 2012 lo aumentaron a $1750 por mes, cobrar eso pero la mayoría de las co-



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opera@vas o no conformaban los grupos de trabajo reales por esta cues@ón o no trabajaban porque nadie le entregaba materiales y herramientas; porque mientras tanto, toda esta parálisis los municipios lo aprovechaban para recibir plata a cuenta del programa del Estado Nacional, pero no opera@vizar nada; entonces se tragan esa plata para usarla para otra cosa, y después a las coopera@vas las hacían firmar, porque los municipios @enen que comprar elementos a cuenta de las coopera@vas, entonces la coopera@va tenía que convalidar con firma tantos materiales, tantas herramientas, que en realidad nunca habían tenido ni siquiera visto; eso era toda una manera de facturar para jus@ficar que el municipio en realidad estaba gastando la plata en otra cosa. O sea, toda una corruptela terrible con el Programa, con todo el componente del dinero para materiales y herramientas, en algunos distritos más desprolijo, en otros menos, pero más o menos en todos igual. Y muy poquito, algunas coopera@vas, donde más o menos se formaban y pedían empezar a trabajar, en algunos distritos los municipios entregaban algo de materiales y herramientas para hacer algo, pero siempre menos que lo que el presupuesto contemplaba. Entonces nosotros, moviendo mucho las cosas, porque nosotros tenemos la consigna de que nosotros queremos trabajar sí o sí, no aceptamos cobrar así sin trabajar y queremos trabajar si o si, somos los únicos que debemos hacer piquete pero para que nos den para trabajar, otros van a hacer piquete, los otros grupos en general hacen piquete cuando no cobraban o cuando había demoras en el pago o cuando había compañeros que salieron con descuentos. Nosotros hacemos piquete para que nos entreguen materiales y herramientas para trabajar, entonces así hemos logrado que en algunos lugares nos den, y hemos hecho veredas, pintado escuelas, arreglado hospitales, salas de primeros auxilios; pero teniendo que nosotros ir a hinchar los quinotos para que nos den los materiales, todo lo contrario que el programa te haga controlar y que te haga trabajar y que te exija, todo lo contrario, nosotros exigiendo trabajar. Entonces así, en Varela, Almirante Brown, y en algunos distritos que tenemos un poco más de fuerza, logramos mas con@nuidad de materiales y recursos para trabajar, y en otros distritos que tenemos menos fuerza, hemos tenido más que conseguir con la cooperadora de la escuela, como hemos podido, para mantenernos más o menos ac@vos y no estar cobrando así como programa “Argen@na Descansa”, como le llaman a todo el Programa. El Evita y el Transversal, al ser las autoridades de las

coopera@vas tenían mucho peso sobre un montón de gente pero que tampoco los hacían trabajar, entonces algo pasó que durante todo ese trayecto que el gobierno tuvo a este Marconeto al frente y que apostaba todo al Evita y al Transversal, se cruzaron un par de cables internamente que en algún momento llegaron a un balance de que en realidad el desastre que era el Programa era por culpa del Evita y del Transversal, que hacían todo clientelismo y todo manejo discrecional de los recursos del programa y que no habían hecho nada para que el programa funcione, entonces en un momento pasó que del mismo gobierno cambiaron de mano, la convencieron a la Ministra (porque el ministerio funciona por impulsos de @po espasmódico ) de que el Evita era un desastre, que había que correrlos a un costado y a par@r de ahí cambiaron las autoridades del programa, sacaron a Marconeto, pusieron a otro, y a par@r de ahí le empezaron a cortar las patas al Evita y los empezaron a atacar, igual que a nosotros; es una relación contradictoria porque en un nivel más polí@co, Pérsico ya estaba corrido, decía que el Programa que había sido su idea lo habían arruinado, que ya no se lo podía recuperar más, que estaba esta malogrado y no iba a servir para nada, se corrió; los cuadros medios del Evita, que hay de todo, sin conducción cada distrito es un feudo, la nueva bajada de línea del ministerio era que al Evita no había que darle ningún favori@smo, ninguna ventaja, al contrario, había que controlarle todo, y los empezaron a cas@gar. A par@r de ahí, en el 2012, empezó una nueva dirección del Programa, hay que formar coopera@vas nuevas, desarmar las que estaban de 60, las vuelven a agrupar por afinidad de grupo, así que ahora nos daban la posibilidad que formemos grupos de coopera@vas de acuerdo a compañeros que son de nuestra organización o organizaciones afines y que se puedan elegir autoridades por nosotros mismos, entonces por lo menos vino un cambio en el que mejoraron un poco eso y más o menos, en unos meses, hicieron que toda la gente se reagrupe según coopera@vas nuevas, pero ahora de 30 personas, y las autoridades que las decide cada grupo, entonces ahí nosotros podemos formar todas coopera@vas de la AGTCAP, con sus autoridades. Por lo menos, lo que nos tuvo muy a mal traer mucho @empo, por lo menos eso se arreglaba, el asunto es que, hasta el día de hoy, toda la cues@ón de entrega de materiales, recursos y herramientas para trabajar sigue tan burocrá@ca, tan incompetente y tan mal, que nosotros seguimos peleando para que nos entreguen para trabajar y nos siguen dando a


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cuenta gotas, y nadie se preocupa ni en Nación ni en municipios ni las coopera@vas de que se entreguen los materiales para laburar.

y hasta el día de hoy hemos logrado generar las confianzas mutuas para no dejarnos meter cuña.

J: La AGTCAP es una con@nuación del Frente de Lucha. En el 2009 nos agrupamos para pelear por este Argen@na Trabaja, el Frente Popular Darío San@llán, el FOL (Frente de Organizaciones en Lucha), la Anibal Verón, MTR Democracia directa, Fogoneros, Víctor Choque, OTR (Organización de Trabajadores Revolucionario), 8 de Abril y Tierra y Libertad, éramos 10 grupos con la CTD Anibal Verón. Todos esos grupos formábamos un conglomerado que lo llamábamos “Frente de Lucha” en el 2009-2010, que éramos los que hicimos ese acampe, y que ganamos. Eso de “coopera@vas sin punteros” se instaló bastante en los medios, y logramos entrar al Programa masivamente, ahí logramos entrar muchos compañeros. Después de ese triunfo, se agudizó la estrategia del Ministerio de Seguridad del kirchnerismo para con las organizaciones, una polí@ca muy afilada de dividir las organizaciones, de dividir los frentes unidos para tentar a los grupos con proponerle cosas por separado, para que se abran de un bloque o se abran de una negociación unificada. Hay un problema de cultura militante muy extendido, que todos los grupos ya están acostumbrado que eso son parte de las reglas de juego, y que así se maneja la lucha social, que todos hacen lo mismo, y si todos hacen lo mismo yo voy a ser el único que no lo hago y con esa lógica entran todos en la misma. Entonces, tenemos ahí un frente dividido y nosotros veníamos haciendo toda una discusión, una prédica, unos acuerdos de que no íbamos a dejar que nos dividan, y eso explícitamente lo discu@mos con los compañeros de que no vamos a dejar que nos metan. Pero hay un problema de hones@dad, básica, intelectual de los dirigentes, a la primera de cambio, después de que tuvimos el triunfo, el punto más débil de nuestro frente de lucha era Quebracho, y de un día para el otro se abrieron, sin dar ninguna explicación, de una manera vergonzosa, a tal punto que después todos quedamos muy calientes, muy enfrentados. El asunto es que se abrieron, hicieron una negociación por separado a cambio de supuestamente alguna dádiva más. Entonces, de ahí, todo el resto que quedó, empezó a consolidarse y consolidarse, y en el 2010 formó la AGTCAP, todo ese frente de lucha. Hasta el día de hoy está, hasta el día de hoy se man@ene unido

J: Fueron históricamente muchas, pero al día de hoy siempre estamos poniendo en primer plano que el Programa funcione, que el programa trabaje, que entregue los materiales, recursos herramientas para trabajar, que se convierta en un Programa de trabajo real, sino es para todos los 140 mil del Programa, por lo menos para el sector de los que queremos trabajar, que nos dejen trabajar. Para nosotros la estrategia, primero que nada, es ganarnos la legi@midad ante la sociedad, de que por lo menos una partecita del Programa trabaja en serio y desmen@r ese mote de que todo el programa es el Programa “Argen@na Descansa”. Nosotros somos trabajadores que queremos laburar en serio, y a par@r de ahí, desde esa legi@midad, reclamar todos los derechos laborales que serían: salario igual a la canasta básica, aguinaldo, vacaciones, obra social, que se @ene pero es muy burocrá@co muy trabado; toda la equiparación de derechos sociales que corresponderían a cualquier trabajador en blanco. Pero para nosotros, para eso hay que poner en primer plano la lucha porque el programa trabaje, funcione, que no haya dependencia de los municipios para que no se queden con recursos del programa y que bajen directamente de Nación a las coopera@vas, y desde ahí todos los derechos. Ahora el Programa volvió a anunciar un aumento nuevo, que se va a cobrar por primera vez ahora, de $1750 a $2000, o sea un 14%, muy lejos del 20% o 25%. Después de que dieron este aumento, es medio di-cil, podemos luchar por un aumento más grande, pero siendo realistas es di-cil lograrlo porque no está todo el programa movilizado. Nosotros hemos tenido un debate con otras organizaciones con las que hemos luchado, como Polo Obrero, Barrios de Pie, C.C.C., MST, en relación con la consideración que se hace del Programa y de la tác@ca a darse para con él. Hoy vemos que no le dan la centralidad que le damos nosotros. Para nosotros, no alcanza con que un montón de gente cobre $1750. Evaluamos que no lo ponen como polí@ca central en que nos consolidemos como trabajadores y que nos jerarquicemos como trabajadores para desde ahí pedir todos los derechos. En un principio sí mostraron como un inicio de esa polí@ca pero después están más en otra cosa, lo dejan ahí a un costado librado a su suerte.

LT: ¿La AGTCAP cuando se forma?

LT: ¿Cuales son las reivindicaciones que plantean en relación con el Programa?


40 Entrevista con Jerónimo Altschuler LT: Estamos revisando el discurso más oficial del Programa que dice que es una polí2ca social que promueve el trabajo y la economía social, pero en lo concreto nos encontramos con esto; ¿por qué deciden luchar por recons2tuir la figura de trabajador? ¿Qué idea del trabajo fueron construyendo? ¿Que implicó armar una asociación gremial de lo que podría ser un beneficiario en un programa social más?

J: Lamentablemente, a fuerza de ser sincero, una asociación gremial es más una expresión de deseo por el momento, porque una asociación gremial que realmente pudiera avanzar en ese sen@do, sería una asociación gremial que pudiera luchar por un reconocimiento formal del Estado por una personería gremial y nosotros sabemos que estamos lejos aún de eso, porque en la legislación argen@na solamente se pueden agremiar los trabajadores que son en relación de dependencia. Sobre eso, vieron que el Estado usa de manera muy discrecional la entrega o no de personería gremial de acuerdo a la línea polí@ca o al grado de comba@vidad que puedan tener, entonces a la CTA nunca se la dió, a los trabajadores del subte tampoco se la dió, porque ya es explicito que es un manejo discrecional. Nosotros estamos todavía más lejos que los trabajadores del subte, no solamente porque polí@camente somos enemigos del gobierno o estamos enfrentados sino aparte por una cues@ón extra, que es que legalmente los trabajadores de las coopera@vas no son pasibles de ser agremiados, porque legalmente figuran como trabajadores autónomos, monotribu@stas, cuentapropistas, que se agrupan en asociaciones de socios igualitarios para trabajar como una empresa que le vende servicios al Estado. O sea, que ellos con toda esta cues@ón de las coopera@vas que yo conté al principio, cómo era una cosa fic@cia, armada desde el Estado, en realidad es un fraude laboral flagrante porque ellos no quieren contratar gente que sean empleados del Estado, que hagan esas obras, sino que quieren hacer un programa social disfrazado de trabajo, pero por eso después le buscan la vuelta y dicen que se cobra un incen@vo para capacitarse, hay un concepto de incen@vos y le dan un montón de vericuetos legales para jus@ficar que en realidad ellos quieren cubrir legalmente algo que sea cualquier cosa menos una relación laboral de dependencia. Entonces, siendo así, estamos mas lejos de que nos consideren como trabajadores en relación de dependencia en términos legales y que se puedan agremiar y entonces, en

realidad, nosotros con la AGTCAP, la mo@vación nuestra es buscar niveles de unidad entre los movimientos que trasciendan la unidad de acción en la lucha puntual, o sea ponerse de acuerdo para salir juntos en cada marcha; nosotros siempre, con el FOL, siempre hemos estado muy preocupados por la división de las organizaciones y por estas prác@cas que yo decía que están totalmente naturalizadas, que son parte de las reglas del juego, ir juntos a reclamar al Estado pero después cada uno negociar por separado a ver quién saca una mejor negociación. Y nosotros siempre hemos sostenido que esa forma de relacionarse con el Estado, donde permanentemente nos fraccionan y nos fraccionan, es algo que a la larga nos quita toda perspec@va de proyección a los trabajadores como conjunto, porque cada vez nos van manipular siempre como quieren y cada vez nos van a dividir más, entonces de ahí siempre está nuestra mo@vación de buscar romper esa estrategia de ellos, en función de esto nosotros buscamos que esa unidad más coyuntural que logramos cuando hicimos el Frente de Lucha, que se permanen@ce en una unidad consolidada , orgánica, permanente entre los movimientos. En el plano gremial todos queremos lo mismo en cues@ón de los derechos de los trabajadores de las coopera@vas, entonces por lo menos hasta ahí, en ese plano gremial, hagamos un movimiento de movimientos, algo formalizado como un espacio que dura permanentemente, que va mas allá de unidades momentáneas, entonces con esa mo@vación fue que propusimos nosotros hacer un movimiento de movimientos para lo que nos podíamos ponernos de acuerdo que era lo gremial, entonces ahí hicimos la AGTCAP. Pero en realidad es un movimiento de movimientos que es más de hecho que legal. LT: ¿Cual es la potencialidad de tomar la figura del trabajador? J: Nosotros tenemos la estrategia de que quienes @enen que tomar el protagonismo en este país para ponerse al frente de la sociedad son, en principio, los trabajadores, entendiendo por los trabajadores algo tan amplio como todo @po de trabajador, ocupado, desocupado, de cuello blanco, de fábrica, los trabajadores como concepto muy amplio, muy general, todos los trabajadores informales, todos los trabajadores cuenta-propistas ,todos los trabajadores que en defini@va @enen como común denominador que dependen solamente de su fuerza de trabajo para sobrevivir, todos los sectores no propietarios ,no


41 Entrevista con Jerónimo Altschuler

dueños de medios de producción, que no explotan trabajo ajeno. Para nosotros, todos los sectores que éramos desocupados en fin de los ’90, 2001, 2002, estamos desde siempre peleando por reincorporarnos al rol de trabajadores pero no como una cues@ón tes@monial o emo@va sino como una cues@ón concreta de recuperar la dignidad de trabajo para volver a tener la posibilidad de sostener una familia con el trabajo, si pudiéramos conseguir todos trabajo asalariado... no ponemos la panacea del trabajo en coopera@vas como que fuera algo viable para todos los desocupados, para todos los compañeros, porque para nosotros el capitalismo no nos dejaría margen para que las coopera@vas tengan, sean, una posibilidad de una salida para millones, a lo sumo dos o tres pequeñas experiencias de coopera@vas pueden fruc@ficar y ser viables, pero para la gran masividad de trabajadores que son expelidos del sistema laboral, lo realista es exigir que las empresas o el Estado vuelvan a absorber en masa a los trabajadores, produciendo más horas de trabajo o como sea. Antes estábamos todos mucho más desocupados los compañeros y volver a incorporarse al rol de trabajador, ese es como una especie de “abc” nuestro de todos estos años, a través de estas coopera@vas hemos podido ingresar muchos compañeros, pero todavía es algo totalmente precario, fic@cio, no es trabajo genuino en el sen@do de que cumple un rol social realmente importante para la sociedad, es más bien keynesianismo del es@lo de hacer el pozo para después taparlo, pero como para hacer algo que tenga a la gente cobrando algo. Nosotros queremos jerarquizar más el trabajo, para que sea más ú@l socialmente y para que eso genere también una valoración social de lo que los trabajadores hacen para volver a insertarlos de una manera valorada por la sociedad y sen-

@da por la sociedad como necesidad ú@l, un rol social que cumple toda esta franja de trabajadores y desde esa legi@midad y desde ese rol social ú@l reconocido por la sociedad, nosotros pensamos que podemos ser un germen de organización y de lucha para ir por más, un germen de organización y de lucha para organizar más compañeros, para reclamar más derechos y para contrarrestar toda la polí@ca neoliberal de fraccionar a los trabajadores, de precarizar, de flexibilizar, tener miles de formas de contrato dis@ntas, miles de forma de ingreso salarial dis@nto y tratar de recuperar la iden@dad, las condiciones comunes de trabajadores que @enen un mismo convenio, que ganan lo mismo y que están menos segmentados, menos fraccionados para unirse y pelear juntos, que es como era la clase obrera antes y como ya no es, en los ’60, ‘70 no exisAan tantos dis@ntos segmentos, fracciones dis@ntas de trabajo asalariado, y era mucho más fácil trabajar para unir a los trabajadores en la lucha. Con la flexibilización laboral del neoliberalismo, hacen que hayan tantas modalidades de trabajo y contractuales que se hace muy di-cil unificar a los trabajadores en una sola lucha, nosotros queremos deconstruir todo eso para recuperar la unidad de los trabajadores, y ponernos nosotros como parte de una lucha mucho más grande y más abarca@va que es la de todos los trabajadores. Nosotros hemos estado muchos años yendo desde los movimientos sociales a apoyar a los trabajadores ocupados en todo @po de huelga o reclamo, los trabajadores del subte, los trabajadores del ferrocarril, por la unidad entre ocupados y desocupados, por la unidad entre trabajadores formales y trabajadores de las coopera@vas, siempre en la misma perspec@va de unidad de los trabajadores para una salida en común. Falta, pero en ese camino estamos.


Entrevistas Yo pregunto a los presentes si se han puesto a pensar...

Reflexiones sobre el Programa Argen@na Trabaja Lucrecia Teixidó

Lic. en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Titular del seminario Introducción a la Historia de las Políticas Sociales de la Carrera de Ciencia Política y docente de Teorías del Estado y la Planificación de la Carrera de Ciencias de la Comunicación.

Marx lo advir@ó hace mucho @empo: la necesidad es enemiga de la libertad. El “Plan Nacional de Desarrollo Local o Economía Social” más conocido como “Argen@na Trabaja” es efec@vamente un programa que busca compensar la situación de desempleo temporal o crónico a través de varios componentes o subprogramas que se proponen otorgar créditos a tasas bajas, transferencias monetarias y servicios a hombres y mujeres que mayoritariamente acumulan una serie de carencias y déficit de ingresos, educación, salud, infraestructura básica y protecciones sociales. Es un programa de asistencia para aquellas personas mayores de 18 años que están desempleadas o no @enen ingresos formales en el grupo familiar, ni prestaciones o jubilaciones nacionales ni otros planes sociales (salvo el Plan Alimentario nacional). No hay dudas respecto a que es de mucha ayuda y sumamente importante para la población que lo recibe. Uno de los programas o componentes del Plan Nacional, el programa Ingreso Social con Trabajo, propone capacitar y promover la organización coopera@va de los par@cipantes. Para implementar este programa el Ministerio de Desarrollo Social acuerda con el ejecutor, en estos caso el Municipio, la Provincia o federaciones y/o mutuales, la formación de

coopera@vas para ejecutar obras públicas locales como viviendas, escuelas, centros de salud, cloacas, etc. Tiene además dos subcomponentes: a) la capacitación de los orientadores de las coopera@vas (organización y fortalecimiento del grupo) que reciben una diplomatura en ar@culación con el Ministerio de Educación y la Universidad Nacional de Quilmes, y b) la promoción y el acceso a la alfabe@zación y a la finalización de estudios primarios y/o secundarios sin límites de edad para acceder, componentes sobre los cuales no se dispone de resultados verificables. Por observación in situ y la información de actores clave, he comprobado que en algunos municipios de la provincia de Buenos Aires el programa no sólo garan@za un ingreso sino que los incluye en controles de salud, les provee información sobre servicios de salud y alfabe@zación, sobre prác@cas saludables entendiendo por ello el abordaje de temas como alcoholismo, adicciones varias, violencia familiar, etc. Dicho esto, compar@mos algunas reflexiones que pueden contribuir al abordaje crí@co de este @po de respuestas al desempleo y el trabajo informal: La Argen@na @ene una larga experiencia en coopera@vismo. Sin embargo, la información disponible no permite apreciar que esta experiencia histórica acumulada en las prác@cas y los logros de millares de coopera@vistas a lo largo de la historia en nuestro país haya sido tenida en cuenta a la hora de impulsar esta modalidad produc@va. Por el contrario, se aprecia una fuerte intervención de factores polí@cos ajenos a la naturaleza propia de los emprendimientos coopera@vos. Como señalara al inicio, este componente del Plan Nacional es efec@vamente un programa de asistencia al desempleado y/o al trabajador informal aunque no hay datos disponibles que permitan verificar que estas inicia@vas logran una incorporación efec@va al trabajo formal o a emprendimientos autónomos exitosos que permitan una salida previsible de


43 Reflexiones sobre el Programa Argentina Trabaja dicho programa. Con la información disponible tampoco se puede afirmar que –en un futuro mediato- se desarrollen y expandan procesos efec@vamente coopera@vos con incidencia en el desarrollo local. El coopera@vismo se basa en la confianza mutua entre sus miembros, en la existencia de procesos decisorios de fuerte horizontalidad, en la capacitación y el acceso a determinadas técnicas de ges@ón, en el acceso a la información necesaria para la acción coopera@va. Es decir en la generación de condiciones que autonomicen progresivamente a las inicia@vas coopera@vistas y a sus integrantes. Por el contrario, una serie de factores polí@cos, ins@tucionales y técnicos hoy muestran ser obstáculos para la concreción de coopera@vas ges@onadas por sus propios integrantes, procesos que se complejizan aún más por la intervención de tres jurisdicciones (municipio, provincia y Nación). Un paso importante en este sen@do sería garan@zar la transparencia en los mecanismos de selección de des@natarios/beneficiarios, en la selección de municipios y provincias, en la par@cipación ciudadana para la elección de las obras a realizar, en los procesos de asignación de obras, entre otras. Una cues@ón clave en los procesos de definición e implementación de polí@cas públicas es el seguimiento y evaluación. No hay evaluaciones –al menos de acceso público- respecto a estos dos años de implementación del programa Ingreso Social con Trabajo. En términos generales una evaluación debe permi@r básicamente apreciar si se cumplen las ac@vidades previstas, si éstas son per@nentes con los obje@vos propuestos, si los resultados corresponden a esos obje@vos y metas planteadas y especialmente si se ha mejorado la situación que quería modificarse y sobre la cual se intervino. Este proceso implica necesariamente hacer dos @pos de comparaciones: por un lado con el parámetro que hayamos definido previamente como deseable; por otro, una comparación en el @empo, es decir comparar la situación inicial (punto de par@da) de la población o grupo des@natario de esa polí@ca con la situación actual, de modo de apreciar si es mejor, igual o peor. El monitoreo y evaluación de Polí@cas y Programas Sociales es un insumo clave para la ges@ón de los programas sociales. Es imprescindible definir herramientas que permitan detectar, procesar, transmi@r y transformar en acciones concretas las necesidades y demandas de los sectores más vulnerables de la población. Estos procesos de seguimiento y evaluación

son en defini@va procesos de diálogo y consenso entre dis@ntos actores ins@tucionales y sociales, y esto es doblemente importante en el caso de los programas que nos ocupa ya que intervienen las tres jurisdicciones, organizaciones sociales y sobre todo los hombres y mujeres que se involucran directamente en estas polí@cas sociales. Cobran especial importancia decíamos, el seguimiento, la evaluación y la adecuación y/o rec@ficación de las polí@cas, habida cuenta de los déficit en este campo. Algunas de las dificultades que deben afrontar las polí@cas públicas – y el Programa Argen@na Trabaja no es la excepciónse detallan a con@nuación y merecen ocupar un lugar importante en el proceso de definición e implementación de las polí@cas públicas sociales: - Fragmentación de las polí@cas, muchas veces asociada a la calidad ins@tucional, las capacidades organizacionales y la cultura de servicio público. - Sectorialización y fractura en la implementación, asociada generalmente a la ges@ón territorializada, la construcción de capacidades locales, el desarrollo municipal y la par@cipación social. - Baja coordinación e integración inter e intrajurisdiccional. La coordinación previa es un factor clave para la integración de polí@cas, ya que si no hay diálogo e intercambio previo se dificulta la integralidad de las intervenciones. - Dificultades para el acceso y la circulación de la información entre los agentes estatales de las diferentes jurisdicciones acerca de las acciones específicas que desarrollan las diversas áreas de ges@ón. (comunicación ver@cal y horizontal). - Déficits en la planificación y programación en los diferentes niveles jurisdiccionales. - Desigual desarrollo de redes y modalidades de ar@culación formales e informales. - Debilidad de los procesos de seguimiento y evaluación. Abordar estas dificultades nos permi@rá seguramente reflexionar y mejorar las polí@cas públicas para que efec@vamente garan@cen el acceso integral y de calidad a todos los derechos reconocidos. Polí@cas dirigidas a ciudadanos y no a beneficiarios o clientes. En este sen@do, no es ú@l oponer universalismo o focalización –muchas veces necesaria frente a determinados problemas- sino no olvidar que el Estado a través de sus decisiones de polí@ca debe generar y garan@zar las condiciones de bienestar y cohesión social, de modo que la necesidad no sea la eterna enemiga de la libertad del sujeto.


Varietales

Rapsodias de la pobreza Por Vicente Zito Lema I Sin mirada de amor Que dé sentido Al vacío que lo espera En el pozo que lo traga Con suavidad de lengua El que vive su luz Sobre el cuerpo en llagas. De la pobreza mata Su eternidad de agonías Tras la sombra implacable De quien tan sólo muere…

II Por no pagar más tributo en el reino del infierno Ni rendir buena plusvalía con el final del hueso; Por obstinarse en seguir vivos y reproducirse sin pavor / sin temblor sobre las camas calientes y los espejos de frío aunque la cuenta del almacén resulte una ventana al abismo y suba el costo de la vida como los pastos incendiados Por tales crímenes de saña y de alevosía y otros de estirpe semejante Los pobres deberán cumplir con su condena bajo sol o bajo lluvia impía: Entregar el alma como si fuera el oro del río Tapiar con gruesas pesadillas la conciencia Convertir sus cuerpos que bien conoce el demonio en el vaciadero del mundo… III Desnudos… Con una mano adelante y otra mano atrás Sorprendidos… A la vera del camino En su inocencia que espanta Mientras la tarde languidece Mientras el sol pasa del amarillo al rojo Y llena de belleza Los vasos de la vida… Ellos miran a lo lejos muy a lo lejos…

IV Como lluvia del alba Como una huella en los vuelos de la espuma Tan así porque sí igual que la belleza cuando decae el día Y la vida no tiene otro sentido que estar vivos y coleando sobre una bóveda cargada de estrellas… Sin conocer con sus cuerpos mayores alegrías Pagaron por igual y con esos mismos cuerpo Que nadie ni nada rescata La deuda atroz que el amor Tiene con la pobreza… V Músicas, suspendidas en los hilos de las sombras… Ya nada cambiará las reglas del juego…

Un juego con cartas marcadas y apuestas que exigen tajadas de carne… La noche sigue anochecida… Y el agua es quieta y arde de turbia en el lecho del lago… Vacíos son los ojos de la muerte… Fatigoso, su aire… La niña que ayer nos dio su danza amorosa Hoy saqueó el alma de los cadáveres en el hospital de pobres Con minuciosa risa…

VI Tristezas, en el patio trasero de la vida… Hemos nacido más que tarde… La ilusión huye con pasos de gigante… Ciegos, en lujuria de luz… Mudos, ante el derroche impiadoso de la pobreza No hay bien, en la soledad del espanto Ni maldad, en los ríos continuos del sacrificio… Y hasta el silencio Que alguna vez brilló como dorada ausencia Opaca sus alas en un vacío que ya no es cielo…


45 Varietales

A veces sueño con una fila inmensa de personas desnudas. Lejos está de ser un sueño erótico, aunque sí es tal vez mi más honda fantasía. Todos en esa fila, hasta la última persona de este mundo, codo con codo. Es más bien una ronda. En el medio quedan nuestras ropas apiladas, ya indistinguibles; mezcla de colores y texturas, costumbres y culturas. Todos tan iguales, todos tan distintos en nuestra desnudez profunda . Cada uno transmite sus penas, el hambre, el frío a través de las manos, el temblar del miedo a la incertidumbre del porqué de esa ronda infinita. Y derrepente... Habla en voz alta el lenguaje de los cuerpos. Unos aprenden a soportar temperaturas, otros a transmitir su calor, unos ya sentían los huesos clavarse en la piel, otros escuchan por vez primera el crujir de un estómago ajeno. Sucedió todo en un segundo, cual si un rayo, una descarga eléctrica recorriera de principio a fin todos los cuerpos, llevando el sentir de unos a otros... Y por esas cosas que tienen los sueños, siempre despierto cuando estaba a punto de develarse el origen y el devenir de la ronda fantaseosa. El resto del día me retumba en mis oídos el eco de los estómagos parlantes, el inquieto temblar de los cuerpos temerosos y la certeza de que la desnudez remite a un renacer (donde lo que muere es la indiferencia).

Ya despierta, no puedo más que buscar manos de las que aferrarme para compartir mi sueño vivo y la electricidad de ese rayo para ponernos en movimiento...

Camila Barón

Instrucciones para no llorar Subcomandante Marcos

“Que mientras quede un hombre muerto, nadie se quede vivo. Pongámonos todos a morir, aunque sea despacito, hasta que se repare esa injusticia.” (Roberto Fernández Retamar).

Sobre su muerte nos fuimos levantando. Fueron primero cinco nombres cayendo uno a uno, y juntos, en nuestra memoria. Luego vinieron a sumar su sangre otros nombres. Ya nos desgajábamos cerro abajo y la sangre juntajusta de otros más, nos devolvieron arriba. Más, en tiempos distintos, con celo juntaron toda esa sangre en la suya propia para que no se perdiera río abajo. Seguimos caminando sin mirar muy lejos y algunos más destaparon el cofre de laca para reabrir nuestra memoria, y nos obligaron a levantar la vista con su sangre. Siempre sobre su muerte nos fuimos levantando. Y así cada uno va poniendo su cuota de sangre para que otros se vayan levantando, hasta que todos de pie pongamos un nuevo sol sobre una tierra nueva.


Sacalo del cajón

¿Cómo morimos? Problema@zaciones sobre la muerte actual Trabajo Final de Filoso a Social. Año 2012

Bernasconi Palavecino, Débora Melisa

Estudiante de Trabajo Social - UBA.

Fuentes, Florencia

Estudiante de Trabajo Social - UBA.

González, Lucía

Estudiante de Trabajo Social - UBA.

Heredia, Candela Rocío Estudiante de Trabajo Social - UBA.

Situándonos en el contexto actual, en una sociedad capitalista en el marco de la globalización, reflexionamos sobre nuestras propias concepciones acerca del fin de la vida: Todo sistema u orden socio-polí@co necesita para sostenerse un orden simbólico que lo cons@tuya, lo sostenga y legi@me, ins@tuyendo sen@dos e imaginarios sociales (Castoriadis, 1997; Espósito, 1996). Es imprescindible indagar sobre este orden simbólico de manera tal de posibilitar la puesta en escena de la interpretación hegemónica-contemporánea y poder así, transformarla, teniendo como horizonte un proyecto societal más justo. Teniendo como meta tal indagación, nos preguntamos: ¿Qué sen@dos y representaciones hay en esta sociedad sobre la idea de muerte? ¿Qué @po de muerte es la que se encuentra naturalizada? ¿Es la muerte biológica la única a ser considerada? ¿Cuál es el sen@do que se le otorga y cómo se vincula con las relaciones de poder desiguales? Cuando queda coartada la capacidad de reflexión, ¿no estamos asis@endo a algún @po de muerte que no está contemplada en esta sociedad? ¿Alguna vez lamentamos la pérdida de la capacidad transformadora de los sujetos? ¿Al morir un sujeto no muere con él la posibilidad de construir un mundo nuevo? En este sen@do, proponemos un análisis que intenta ahondar y profundizar estos interrogantes en torno a los modos de morir subje@vamente, los efectos, resistencias y factores asociados a los mismos. Desarrollo Entendemos que la muerte biológica es defini-


47 ¿Cómo morimos? Problematizaciones sobre la...

@va. No obstante, no ocurre lo mismo con la muerte subje@va, ya que puede resurgir, entendiendo que lo propio de lo humano es la producción; y al hablar tanto de producción como de muerte, la comprendemos superando (no ignorando) su carácter material. La muerte subje@va pone al desvelo las relaciones de producción que condicionan toda la vida social, en tanto el sujeto que muere, lo hace en (y para) un sistema determinado. Y es en este sistema (capitalista) donde se erige como rasgo predominante, la Mercancía. Ésta se cons@tuye en en@dad destacada en nuestras sociedades en tanto parece ser el modo de todo lo que es. Este sistema mercan@l impone condiciones de existencia en las cuales surgen como necesarias, en estos @empos modernos, la alienación, la reificación y la cosificación como formas en las que se fundan las experiencias de vida, dando cuenta de un modo de ser y estar del hombre en este sistema. Estas formas construyen subje@vidades que perpetúan los sen@dos hegemónicos. Siguiendo este planteo, si hay prác@cas co@dianas-sociales donde el sujeto es visto como una cosa/mercancía, entonces el individuo pasa a ser u@lizado como medio para un fin, y no como fin en sí mismo (Honneth, 2007). Ante esto nos preguntamos ¿Qué es un sujeto muerto subje@vamente sino una cosa? Una cosa es algo está@co con incapacidad de acciones ac@vas. Ante esta caracterización, ¿un objeto, puede ser protagonista de un cambio o sólo corresponde tal acción a los sujetos? Al conver@r los sujetos en cosas, ¿no se está negando su capacidad transformadora? ¿Cómo negar la capacidad transformadora si, como postula Marx (2002), la esencia del hombre es la producción? Y, ¿cómo superar la muerte subje@va si es imprescindible para las relaciones de producción capitalistas? Más allá de la alienación genérica, donde lo esencial del hombre –el trabajo- pasa a ser propiedad de otro, ¿no podemos pensar la alienación en las relaciones humanas, donde éstas se valen de competencia, ins@tuyéndose formas de relación social, tendientes a la separación de los hombres? ¿En qué deviene tal competencia? ¿Qué produce tal extrañeza de lo que debería ser propio? ¿Qué produce la individualización? La opresión se caracteriza por aquellas condiciones que limitan, cercenan e invisibilizan la potencia y las capacidades de las personas -que son infinitas,

impredecibles-. Ésta posee caras en las cuales puede presentarse -explotación, marginación, falta de poder, imperialismo cultural y violencia- (Young, 2000). En este sen@do, nos preguntamos ¿estas formas que @ene la opresión de evidenciarse, no se corresponden con diferentes maneras de morir subje@vamente? Así, la explotación, condición necesaria para el funcionamiento del sistema, es explicada a par@r de la noción de plusvalía. De esta forma, si en la explotación se apropia lo ontológico del hombre, su carácter produc@vo y su producción ¿cómo no pensarlo asociado a la muerte subje@va? ¿Qué posibilidades de transformación le queda a un sujeto desprovisto de su carácter de productor? Por otra parte, la marginación -tanto en su dimensión material como simbólica- se vincula con relaciones de dependencia, que solo tendrían carácter de opresivas cuando impliquen descalificación o jerarquías. Sobre esta cues@ón, nos preguntamos ¿por qué no pensar a la dependencia en términos de mutua dependencia, si somos sujetos sociales, colec@vos con capacidad de hacer transformaciones conjuntas? Si en este sistema solo se plantea la dependencia opresiva, ¿no es porque se invisibiliza la capacidad de agruparse en pos de una acción polí@ca, transformadora, reproduciendo la noción de individuo en competencia con otros? Por otro lado, el planteo de la falta de poder ¿no remite a una noción donde el poder es algo que se @ene y no como algo que circula e implica resistencia?(1) Desde esta perspec@va, el planteo de “falta de poder” ¿no refuerza la idea de sujeto subalterno que no puede salir de esa situación porque “no posee el poder necesario” para hacerlo? ¿Dónde queda la noción del sujeto capaz y reflexivo con potencialidades de transformar esa situación de subordinación? ¿Es esta transformación posible, en el marco de un imperialismo cultural que produce sen@dos vinculados a los intereses de los grupos hegemónicos? ¿Acaso la universalización de la cultura de los grupos dominantes no es la forma de muerte subje@va más evidente? Estar cosificado, ¿no es encontrarse en una situación de violencia simbólica (material)? ¿Morimos subje@vamente todos de la misma manera? ¿Se puede hacer visible este condicionamiento? Creemos que sí. Entonces, ¿poder hacerlo no sería el primer paso para ejercer la libertad? ¿No posibilitaría la reanimación de una subje@vidad muerta? Sin embargo, tomando los aportes de Marcuse


48 ¿Cómo morimos? Problematizaciones sobre la... (2001), esa develación se encuentra obturada por una racionalidad instrumental necesaria para que estas relaciones reificadas se reproduzcan. En esta línea, entendemos que la producción y reproducción de un único conocimiento válido y riguroso legi@mado dificulta la habilitación de conocimientos alterna@vos, por lo tanto nos mata subje@vamente al atarnos a criterios de cien@ficidad estratégicamente establecidos que se presentan como inamovibles (De Sousa Santos, 2006). Sobre estos procesos se propone el concepto de “epistemicidios” (De Sousa Santos, 2006), que refiere a la imposibilidad de que circulen(2) nuevos conocimientos y formas de entender la realidad de los sujetos. ¿No es esta muerte de conocimientos alterna@vos la que posibilita la perpetuación del sistema capitalista? Esta única forma legí@ma en la que se presenta el conocimiento, ¿no @ene como fin presentar a la producción capitalista como la única forma de producción posible, impidiendo el desarrollo de una diversidad de subje@vidades emergentes? En este punto creemos importante retomar el concepto de “clausura” propuesto por Castoriadis (1997), a par@r del cual explica que dentro de un mismo sistema de representaciones legi@madas existen límites para pensar la realidad y las posibilidades dentro de esta realidad. Es decir que sólo se concibe aquello que es posible dentro del sistema pero que al

*debemos pensar fuera de las limitaciones del sistema, en los imposibles, y luchar por cues%onar la categoría de sujeto legi%mada, sus%tuyéndola por la de un sujeto portador de múl%ples capacidades y conocimientos, situado históricamente y cuyo futuro no se encuentra predes%nado.

mismo @empo esto anula lo impensable, aquello que se encuentra fuera de la racionalidad imperante, en este caso la razón instrumental. Entonces, ¿es posible desarrollar acciones transformadoras dentro de esta racionalidad moderna? ¿No son estos “impensables” aquellos que pueden llegar a modificar la lógica del sistema capitalista, aquellos a los que debemos apelar para transformar la forma de vida de los sujetos? Ante el auge de la razón prolép@ca (que no se aplica a pensar en el futuro porque juzga que sabe todo con respecto a éste, al entenderlo como el progreso, el desarrollo de lo que tenemos) y la razón metonímica (se reivindica como la única forma de racionalidad y por consiguiente no se aplica a descubrir otros @pos de racionalidad) que no responden a otra cosa que a una racionalidad moderna occidental reduccionista, se hace necesaria la producción de alterna@vas que posibiliten el resurgimiento de subje@vidades. En este sen@do nos cues@onamos, ¿cómo pensar en una transformación social, que modifique las relaciones entre los sujetos, en un sistema que reproduce concepciones de personas alienadas (en diversas formas) y cuyo rasgo predominante es la mercancía? Si hay disposi@vos que transforman la acción en conducta (Arendt, 1998), ¿no es porque se conoce la potencialidad de la acción polí@ca? Si existen disposi@vos que coartan las potencialidades y capacidades de reflexión y acción por parte de los sujetos, ¿no se está reconociendo la existencia de la posibilidad de éstos? ¿Dichos disposi@vos no estarían garan@zando la muerte subje@va que imposibilita la transformación de un orden determinado? Tomando el concepto de polí@cas afirma@vas, planteado por Fraser (2006), las cuales se encuentran des@nadas a actuar sobre los efectos sin alterar la estructura que los hacen posibles, ¿éstas no forman parte de los disposi@vos de control social que inhiben una acción, acallando el conflicto que podría derivar en una transformación? La autora plantea, también, otro @po de polí@cas llamadas transformadoras que, a diferencia de las anteriores, operan sobre las estructuras. A par@r de esto, nos preguntamos ¿es posible esperar una polí@ca de este @po de los mismos lugares que reproducen el sistema? Desa-os reflexivos Comprendemos que es necesario fabricar disposi@vos que permitan la construcción de nuevos


49 ¿Cómo morimos? Problematizaciones sobre la... sen@dos alterna@vos que en@endan al sujeto como portador de voz y generador de acciones transformadoras (Spivak, 2001). De esta forma, se estaría apelando a la “resurrección” de las subje@vidades muertas de dichos sujetos. En concordancia con De Sousa Santos (2006), comprendemos que es necesario reinventar la racionalidad indolente considerada única y exclusiva, ya que no permite ver la riqueza inagotable del mundo. Para esto debemos pensar fuera de las limitaciones del sistema, en los imposibles, y luchar por cues@onar la categoría de sujeto legi@mada, sus@tuyéndola por la de un sujeto portador de múl@ples capacidades y conocimientos, situado históricamente y cuyo futuro no se encuentra predes@nado. ¡Quiénes más que los sujetos pueden reinventar! Y esta reinvención, ¿no implicaría el surgimiento de nuevas subje@vidades, de nuevas formas de interpretar el mundo? ¿No implicaría darle voz a los sujetos? ¿La riqueza inagotable del mundo no estaría cons@tuida por la pluralidad de subje@vidades vivas? Queremos finalizar con Arendt (1998), quien con el concepto de natalidad nos permite pensar la vida polí@ca, rescatando la condición propia de la acción de los seres humanos. De esta forma, la natalidad es pensada en sen@do amplio: el comienzo de algo nuevo. Así, con la llegada de nuevas personas, existe la posibilidad de que se funden nuevos mundos. Esto nos lleva a pensar en una natalidad subje@va. Siguiendo esta idea, y entendiendo que la muerte subje@va no es defini@va como la biológica, no limitamos la natalidad subje@va al nacimiento de nuevas personas; sino que con la acción colec@va entre estás y las existentes subje@vidades rebeldes, se puede transformar la realidad en pos de la resurrección de subje@vidades muertas, acalladas. En este sen@do, si bien el sistema capitalista quiere imponer la muerte subje@va como permanente, siempre van a exis@r subje@vidades rebeldes que disputen sen@dos y que promuevan acciones ins@tuyentes e imprevisibles. Y, siguiendo a Arendt, si la acción no puede preverse, entonces siempre implicará la afirmación de la libertad.

Bibliogra a -Arendt, H. (1998) “La condición humana”. Barcelona, Paidós. -Castoriadis, C. (1997) “El imaginario social ins@tuyente” en Revista Zona Erógena N°35. -De Sousa Santos, B. (2006) “La sociología de las Ausencias y la Sociología de las Emergencias: para una ecología de saberes” en Renovar la teoría crí@ca y reinventar la emancipación social (encuentros en Buenos Aires), Bs As, CLACSO. -Espósito, R. (1996) Confines de lo polí@co. Madrid, TroBa. -Fraser, N. (2006) “La jus@cia social en la era de la polí@ca de iden@dad: redistribución, reconocimiento y par@cipación” en Fraser, N. y Honneth, A. ¿Redistribución o reconocimiento? Un debate polí@co-filosófico. Madrid, Morata. -Honneth, A. (2007) “Reificación. Un estudio en la teoría del reconocimiento”. Buenos Aires, Katz. Selección. -Marcuse, H. (2001) “El hombre unidimensional”. Barcelona, Ariel. -Marx, K. (2002) “El Capital”. Buenos Aires, Siglo XXI Editores. -Spivak, G. (2001) “¿Puede hablar el subalterno?” Buenos Aires. Selección. -Young, I. M. (2000) La jus@cia y la polí@ca de la diferencia. Madrid, Cátedra.

Notas (1) Dentro de las resistencias consideramos a las subje@vidades alterna@vas. (2) Consideramos que estos procesos coartan la posibilidad de que los conocimientos emergentes alterna@vos a la ciencia legí@ma circulen, pero no necesariamente llegan a imposibilitar su generación, aunque ello se de en forma limitada.

“Todos ignoramos algo, todos sabemos algo, por eso siempre aprendemos”

Paulo Freire Si queres compar@r tu trabajo, escribinos a viejotopo@nodo50.org


Yo opino ¿y vos?

Polí@ca Social, Movimientos Sociales y Trabajo Social: unidos por el conflicto

Eliana Lijterman El Viejo Topo- CAUCE.

Matías Ávalos

El Viejo Topo- CAUCE.

La presencia de los movimientos sociales en nuestra carrera es restringida. Más bien aparece como un “rastro”: en los diversos territorios donde realizamos nuestras prác@cas nos encontramos de una forma u otra con ellos (a veces, insertándonos en los mismos), conocemos conflictos en torno de las polí@cas públicas en que se hayan involucrados, pero ¿Qué son los movimientos sociales? ¿Qué expresan en la dinámica de la lucha social de las úl@mas décadas? ¿Cómo intervienen en la conformación de polí@cas sociales y, además, en su despliegue co@diano? Siendo los movimientos sociales un actor que se ha fortalecido en la úl@ma década, nos llama la atención su poca presencia en nuestra formación. Como agrupación, desde hace varios años ya venimos impulsando prác@cas pre- profesionales en organizaciones sociales y movimientos, así como también presentamos una propuesta de materia opta@va enfocada en este tema y rechazada por la actual Dirección de Carrera. Sin embargo, no nos quedamos con los brazos cruzados ni las cabezas quietas. A par@r de una charla- debate que hemos realizado durante el 2011 en base a estos interrogantes, escribimos el siguiente arAculo para que podamos seguir avanzando colec@vamente. Viene de abajo y va para el frente. La realidad en movimiento En general pensamos el proceso de disputa alrededor de la Polí@ca Social como un momento específico, bien situado en el @empo, vinculado a la conformación de polí@cas par@culares, a su puesta en la “agenda pública” y a los debates y discusiones públicas. Sin embargo, la disputa sobre la polí@ca estatal suele ser más compleja y no siempre se vincula a


51 Política Social, Movimientos Sociales y Trabajo... procesos de discusión y lucha abierta, sino a una prác@ca co@diana de cues@onamiento de la polí@ca pública y, sobre todo, de producción ac@va y colec@va de resoluciones a las problemá@cas sen@das por parte de los sectores populares. Los movimientos sociales nacieron al calor de la masificación de los fenómenos de desempleo de la década del ‘90, haciendo notorio que el problema de la falta de trabajo no era individual sino colec@vo, llevando adelante la lucha por “pan y trabajo”. En este camino de lucha comenzaron a elaborar también resoluciones a diferentes problemá@cas de la vida co@diana, como la salud, la educación y, claro, el trabajo. El emblema del piquete nos habla de un rol fundamental asumido por los movimientos respecto de la polí@ca social: el de la disputa de la orientación de esa polí@ca, mediante la acción directa. Han planteado con su prác@ca que esa disputa discurre en dis@ntos espacios, y no exclusivamente en los espacios ins@tucionales. La lucha polí@ca, la lucha en las calles, no son los ámbitos por excelencia de la Polí@ca Social, no obstante, es impensable no observar estos procesos al momento de mirar cómo emergen, se construyen y llevan adelante las polí@cas concretas. Sin embargo, hay otro aspecto de esa lucha a la que le ponen el cuerpo lxs compañerxs de los movimientos que no siempre es percibida: su prác@ca co@diana creando esas “soluciones colec@vas” a problemas que también lo son. La construcción de salas de salud, de bachilleratos populares, centros de primera infancia, coopera@vas de trabajo, dan cuenta de ello. Ahora bien, ¿cuál es el nexo entre estas experiencias, en primera apariencia autónomas respecto del Estado, y la gestación de la polí@ca social? Una dimensión muy importante de todas estas experiencias es lo que expresan en términos de construcción de nuevas relaciones y de poder. Todas ellas @enen como punto común la advertencia de necesidades y problemas ante los cuales ningún gobierno – nacional, municipal- respondía con justeza, ya sea en lo rela@vo al alcance de la polí@ca (términos cuan@ta@vos) como en lo que @ene que ver con los modos de sa@sfacer esas necesidades (y la cualidad de la polí@ca). Es decir, la punta de lanza ha sido un diagnós@co propio de las problemá@cas de los territorios y una premisa de que ningún gobierno desplegaría una respuesta de la magnitud y de la forma en que lxs compañerxs organizadxs en los movimientos buscaban. Por eso, todos estos proyectos implican no sólo

la autoges@ón de esas necesidades y problemas, sino también una forma par@cular de resolverlos: colec@vamente, a través de relaciones horizontales y democrá@cas, como búsqueda permanente. Es decir que la forma en que se ges@onan por parte de los propios movimientos las necesidades y problemas @enen una perspec@va estratégica en términos de ir construyendo desde hoy la transformación social que buscamos. Por otro lado, es necesario pensar que el hecho de “ges@onar” las necesidades y problemas colec@vos implica también un despliegue de “poder”, en términos de movilizar recursos para el desarrollo de acciones sobre una problemá@ca que en sí, expresa una determinada correlación de fuerzas. Accionar sobre esa problemá@ca, implica también la acción sobre dicha correlación. Por eso decimos que así como los movimientos vamos poniendo en prác@ca dis@ntas formas de resolver esas necesidades también vamos ejercitando nuestro propio poder, aquel que nos hace capaces de ser sujetos ac@vxs y dinámicxs en nuestra propia vida. Porque un eje de nuestra actual formación social capitalista implica la expropiación no sólo de los medios para reproducirnos, sino de nuestro propio poder sobre nuestros cuerpos y sobre nuestra vida misma. Esta autoges@ón de las necesidades es entonces también un ejercicio de nuestro propio poder para la autoges@ón del territorio, con un horizonte transformador. Esta creación no existe de manera aislada, sino que se convierte en confrontación. Como justamente decíamos, es impensable que este @po de experiencias puedan permanecer de forma aislada y por un carril diferente al que discurre “la polí@ca social”, cuando justamente su propia existencia viene a poner de manifiesto que no existe una única modalidad de intervención sobre las necesidades sociales, así como tampoco existe un único actor (el Estado) que defina a las mismas. Estas experiencias a menudo @enen imbricados vínculos con el Estado, en tanto lo que está en disputa es su legi@midad como respuesta a los problemas colec@vos: entonces por un lado se disputa su reconocimiento público manteniendo la autodeterminación sobre las mismas; así como desde los gobiernos se procura regularizarlas, variar el sen@do de sus efectos polí@cos y normalizarlos, etc. Sobre el desarrollo mismo de todos estos proyectos existe una disputa constante por el grado en que los propios movimientos y el Estado inciden en su dinámica y sus relaciones.


52 Política Social, Movimientos Sociales y Trabajo... Empezamos entonces a pensar ¿cómo se construye la idea de lo público y lo colec@vo desde estas experiencias? ¿y desde las polí@cas sociales? ¿cuál es el sen@do hoy hegemónico de “lo público”? ¿Cómo trabajadorxs sociales, reconstruimos lo público o nos reapropiamos de él junto con los sujetos de nuestra intervención?

Público ¿respecto de qué?: Un debate sobre su disputa El discurso sobre lo público ha ganado terreno en nuestra carrera, y hay diversas formas de entender nuestro rol como profesionales en torno de este espacio. Cierta idea que hoy vemos con fuerza en nuestra formación es el llamado a pensar lo público en términos de su reconstrucción. Aparece la idea de un Estado que ya no es el mismo de antes. La propuesta que nos hace la Carrera es poder contribuir a pensar los desa-os que @enen el Estado, sus realidades ins@tucionales y la ges@ón de las polí@cas sociales en nuevos contextos. Ante esto nos preguntamos: ¿todxs entendemos lo mismo por Estado? ¿Definimos de la misma manera lo público? Esta apuesta por una reconstrucción de lo público apunta a iden@ficar lo público y lo Estatal, y por lo tanto nos convoca a ser parte de una “reac@vación” del Estado frente al desmantelamiento neoliberal de los 90’s. El nudo problemá@co de este proyecto académico-polí@co es que desconoce ingenua o deliberadamente los límites obje@vos del Estado capitalista. Lo cual implica soslayar no sólo los aportes crí@cos que desde la academia se vienen desarrollando en las úl@mas décadas sino también, y fundamentalmente, invisibilizar y desmovilizar las luchas populares que con@nuamente lo disputan. Sin caer en reduccionismos entendemos que la actual configuración del Estado y sus ins@tuciones representan, sin duda, una ruptura y transformación del modelo económico, social y polí@co caracterís@co del neoliberalismo. Sin embargo, estas transformaciones no pueden hacernos perder de vista los componentes estructurales del capitalismo. Podemos querer unir, una y mil veces, adje@vos "nacional y popular" a un proyecto de formación profesional, a un modelo de "desarrollo con inclusión" sólo a costa de negar ahistórica y acrí@camente la explotación, poder, sumisión y alienación como atributos cons@tu@vos y cons@tuyentes del capitalismo, desconociendo a su vez, el rol fundamental que cumplen las nociones bien construidas hegemónicamente de consenso, democracia, derechos civi-

les, etc. En este sen@do nos preguntamos hasta qué punto el Estado capitalista, en tanto relación social de violencia y dominación se ha naturalizado, no solo teórica sino también prác@camente, que no podemos representarnos lo público y lo polí@co en donde no sea la forma Estado su componente inevitable. Sabemos que desde la teoría polí@ca dominante o hegemónica al Estado se lo piensa como un regulador de las relaciones sociales, como si se encontrara por encima de los intereses contrapuestos de las clases y grupos sociales. También se lo piensa como una “esfera” separada y dis@nta a otra esfera: la económica. La disociación del Estado y el espacio de reproducción del capital resulta uno de los aspectos singulares del modo de producción capitalista y, a su vez, el fundamento principal del encubrimiento del Estado como co – cons@tu@vo de la dominación de clase. Esta separación sienta las bases para pensar que la esfera polí@ca, el Estado, sus ins@tuciones, intervienen (o deberían intervenir) regulando las relaciones económicas. Por su parte se considera a los sujetos sociales como ciudadanos libres e iguales ante la ley y en todo caso lo que el Estado debe lograr es que a todos les sean reconocidos sus derechos. Pues bien, esta visión hegemónica ha sido puesta en cues@ón hace ya largos años justamente, entre otras cosas, porque la misma no da cuenta de la dimensión que atraviesa a nuestras sociedades capitalistas: el carácter irreconciliable de la contradicción de clases, los intereses antagónicos entre aquellos que poseen los medios de producción y los que no los poseen. Es decir que, sobre todas las cosas, esta perspec@va no puede dar cuenta del conflicto, de los procesos de lucha. El Estado es la expresión de ese “carácter irreconciliable”. El Estado no está por encima de los enfrentamientos y de los conflictos de clases, sino más bien es su expresión. Es cierto que, por esto mismo, va cambiando de formas, modelos o regímenes, pero lo que de una manera u otra permanece es su “función” de asegurar las condiciones generales para la acumulación del capital. Las dis@ntas formas que adopte van a estar expresando una determinada correlación de fuerzas entre los sectores en lucha, dependiendo de las ganancias, de los dueños de todo, de sus crisis, de la cohesión y fuerza organizada de la clase trabajadora, sus niveles de conciencia. Frente a esta situación, los movimientos sociales ac@vos en la lucha social, económica y polí@ca devuelven a lo público su carácter no estatal expresado



54 Política Social, Movimientos Sociales y Trabajo... en formas alterna@vas, colec@vas, impensadas de vida común. Nos sacan del letargo academicista al poner de manifiesto que la lucha de clases es, como lo ha sido siempre, el motor de la historia. Lo público, por tanto, mientras exista este sistema social, va a ser objeto de permanente lucha. No sólo en lo referido a qué ámbitos se erigen como públicos (en contraposición a cuáles devienen privados), sino también en cuanto a qué nos referimos con que cierto proceso, ámbito o espacio se cons@tuyan como tales (¿público es sinónimo de estatal? ¿de colec@vo? ¿de socializado?) y a través de qué procesos se en@enden las configuraciones que vayan adquiriendo (¿quiénes son “sujetos” de esta “reconstrucción de lo público”?). En relación a esto, los sectores organizados de la clase: sindicatos, movimientos sociales, organizaciones territoriales; disputan polí@cas públicas a medida que luchan por mejorar sus condiciones de vida. Por otro lado, la disputa se da muchas veces al interior de los espacios públicos, de sus ins@tuciones ya que todas ellas se encuentran atravesadas por dis@ntos proyectos polí@cos, encarnados en quienes trabajan en ellas. Podemos verificar esto en cada espacio de intervención del Trabajo Social, a par@r de reconocer las disputas por la orientación y el sen@do de las prác@cas de sus trabajadores y la relación que establece con quienes u@lizan los servicios de esas ins@tuciones (¿no es la misma expresión de “reconstrucción de lo público” objeto de debate y disputa?). Justamente es dentro de las ins@tuciones estatales donde operan los mecanismos disciplinarios que desigualan lo que la formalidad de la ley iguala. Estos mecanismos de control social no actúan de manera lineal, encuentran resistencias y propuestas ins@tucionales ins@tuyentes, que buscan la construcción de una contrahegemonía. La forma en que entendemos a la salud pública, a la educación pública, a las polí@cas habitacionales, etc. es materia de permanente confrontación teórico – prác@ca entre dis@ntos proyectos polí@cos. No siempre esto está claro para los actores que protagonizan estas confrontaciones, pero un ejercicio de análisis hecho desde las ciencias sociales no puede dejar de reconocer esta dimensión.

El Estado y la construcción de hegemonía El Estado capitalista, entonces, expresa los intereses del capital en su conjunto. Al hacerlo muchas veces parece estar favoreciendo a una fracción de la burguesía y no a otra, o hasta incluso estar favoreciendo a los trabajadores. De lo que se trata es de

mostrar los intereses de la clase dominante como intereses de toda la sociedad. Para ello, la construcción de hegemonía implica más que el poder estatal, más que sus ins@tuciones y sus leyes. Las sociedades capitalistas avanzadas han desarrollado formas complejas de dominación. Según Gramsci ganar hegemonía es establecer pautas morales, sociales e intelectuales en la vida social para difundir su propia “concepción del mundo” en todo el entramado de la sociedad, equiparando así sus propios intereses con los de la sociedad en su conjunto. Se busca conseguir el consenso respecto del modo de organización de la sociedad, por parte de aquellos que se encuentren en un lugar subordinado y some@dos a la explotación. Las ins@tuciones de la sociedad civil-escuela, familia, iglesia, medios de comunicación y otros desempeñan un papel más importante en el proceso de control social. El Estado burgués recurre a la violencia directa si se ve forzado a ello, pero al hacerlo corre el riesgo de sufrir una perdida drás@ca de credibilidad ideológica. La construcción de hegemonía implica presentar de manera distorsionada la realidad. Una de las formas es ocultando la dimensión de la lucha y el enfrentamiento. Los cambios que se operan en el Estado y en sus ins@tuciones son producto de estas luchas. La conquista de determinadas polí@cas públicas también. Sin embargo muchas veces éstas son presentadas como decisiones gubernamentales o como producto del “normal” desenvolvimiento de los mecanismos ins@tucionales que es desde donde se deben promover esos cambios. Otra forma es generar la imagen de una realidad fragmentada, donde los dis@ntos problemas sociales buscan explicarse en si mismos y en consecuencia se piensan respuestas desar@culadas para ellos. No se considera que los mismos remiten a una contradicción fundante del modo en el que reproducimos nuestra vida, no se busca explicarlos a par@r de pensar la totalidad. Historicidad, totalidad abierta y lucha son algunas de las claves conceptuales que pensamos pueden servirnos para

* Es momento de avanzar en pensar sobre la correlación de fuerzas que se expresa en las ins%tuciones, para que la tor%lla se dé vuelta...


55 Política Social, Movimientos Sociales y Trabajo... analizar la realidad que vivimos e intervenir en ella, crí@camente, apuntando a su transformación de raíz.

Modelos de Polí@ca Social: redescubriendo “lo polí@co” Como venimos viendo, al hablar de polí@cas sociales no hablamos únicamente entonces de simples ecuaciones en las que, moviendo variables, podamos generar más o menos “inclusión”, mejor o peor “redistribución”. Hablamos de complejos de relaciones sociales, donde par@cularmente se pone en juego las condiciones en que los sectores populares reproducimos nuestras vidas. Condiciones no sólo materiales, sino al mismo @empo simbólicas. Estas condiciones de reproducción de la vida encierran, asimismo, las condiciones en que realizamos nuestro trabajo. Y la polí@ca social no actúa en un pizarrón en blanco: históricamente éstas han sido parte de la construcción de sujetos del trabajo asalariado y de quienes se encuentran por fuera de él de “forma legí@ma”. Tomamos la sartén por el mango y afirmamos que como movimientos sociales nuestra disputa está allí, donde se construye esa legi@midad, esa hegemonía, que no es otro lugar que el que habitamos co@dianamente. Luchando por otras formas de resolver los problemas que moldean las condiciones de vida de los sectores populares, allí damos la disputa por otro @po de relación social. Qué relaciones habilitan y deshabilitan los modelos de polí@ca social, es una pregunta que nos puede ayudar a percibir, dentro de esquemas dicotómicos, un abanico de posibilidades abiertas a la con@enda. En este sen@do, quisiéramos reflexionar acerca de un aspecto un poco oscurecido en los debates más recientes sobre lo público y la ins@tucionalidad estatal: el poder, su producción, circulación y apropiación. Podríamos pensar que existen una serie de discusiones vinculadas a los alcances y formas de la redistribución efectuada por la polí@ca social, bajo las cuales podrían estar comprendidas aquellas rela@vas a los tópicos de la inclusión y los grados de igualdad que estas polí@cas promueven. No obstante, si avanzamos un poco más sobre este camino, los bienes y servicios que otorgan las dis@ntas expresiones de la polí@ca so-

cial hacen a la reproducción de la vida de lxs trabajadorxs de manera integral: los procesos de conformación y desarrollo de una polí@ca @enen su correlato en procesos de cons@tución de una determinada ins@tucionalidad, lo cual implica un proceso netamente polí@co (al mismo @empo que económico). En este sen@do, debemos reconocer que en las ins@tuciones, pero también (advirtámoslo) en nuestro ejercicio profesional y en la ejecución de las polí@cas sociales, se ponen en juegos procesos de creación, expropiación y apropiación de poder, lo cual también moldea las formas en que se reproduce la vida de lxs trabajadorxs. No obstante, entendemos que éste es un aspecto poco explorado de la polí@ca social actual que debemos alumbrar al momento de pensar ¿qué implica la democra@zación de una polí@ca y de una ins@tución? ¿qué sucede con el poder del Estado? Entendiendo al estado como la expresión general de dominación de una sociedad capitalista, no notamos en la actualidad de nuestro país procesos democra@zantes de las ins@tuciones, en el sen@do de que sean lxs trabajadorxs la fuerza viva de las mismas, que decidan sobre sus modos de funcionamiento, reapropiándose del poder que anida en ellas. La par@cipación popular se evoca en los discursos oficialistas desde la par@cipación indirecta del pueblo, mayormente a través de los representantes. Así, se han discu@do las formas de elección de los mismos (pensemos en la reforma electoral que introdujo primarias abiertas y obligatorias, en la reforma judicial que habilita la elección de miembros del Consejo de la Legislatura), se ha instalado la idea del fortalecimiento de lo público (en base a la efec@va depredación de lo común operada desde la década del ’70), sin embargo: ¿quiénes deciden sobre lo público? ¿qué contenido expresan las ins@tuciones? ¿qué relaciones circulan por las mismas? ¿de qué modos los usuarios de los bienes y servicios con quienes trabajamos lxs trabajadorxs sociales deciden sobre el carácter de los mismos, convir@éndose en sujetos protagonistas del proceso interven@vo? Es momento de avanzar en pensar sobre la correlación de fuerzas que se expresa en las ins@tuciones, para que la tor@lla se dé vuelta...


Libro+Comentario

Estado y Marxismo. Un siglo y medio de debates Compiladora: Mabel Twaithes Rey Editorial: Prometeo.

Las preguntas acerca del Estado recorren nuestra formación. No es azaroso: como trabajadorxs sociales, la mayor parte del colec@vo profesional trabaja en el ámbito estatal, en la ejecución de polí@cas sociales de sectores diversos. Nuestra profesión surge en el contexto de conformación de los Estados modernos y su intervención sobre la cues@ón social. La polí@ca social moderna es inseparable de los procesos de creación del Estado. Y éste, no puede disociarse de las relaciones y procesos en que se ha construido y apropiado poder en nuestra sociedad. Si pensamos que nuestra profesión, al intervenir sobre la cues@ón social y en las polí@cas sociales dirigidas a dis@ntas fracciones de la clase trabajadora, es portadora de un proyecto de sociedad, no podemos dejar de cues@onarnos cómo pensamos la construcción de poder y la estatalidad. Por eso entendemos que la indagación acerca del Estado es fundamental para nuestra formación, pese a lo cual, en la actualidad presenta grandes limitaciones, predominando un enfoque técnico más que teórico general sobre el mismo. Por eso, en esta sección te queremos recomendar un libro que reúne diferentes lecturas de autores de la Teoría Social acerca del Estado, par@cularmente desde una mirada marxista, esto es, que recupera la idea de la lucha de clases para pensar al Estado. Sin embargo, el marxismo es un campo dinámico y muchas discusiones han exis@do en su interior sobre cómo definir el Estado, lo cual implica una mirada sobre el poder y la sociedad misma. Polémica alimentada por procesos históricos y un curso de luchas emancipatorias, de construcción de socialismo real y de grandes transformaciones en el capitalismo del siglo XX.

“Los autores de este volumen colec@vo y de miradas plurales se proponen recuperar las principales contribuciones a la teoría marxista del Estado (desde Marx, Engels, Lenin y Gramsci, hasta Althusser, Miliband, Poulantzas, Holloway, Negri y otros), entendidas como aportes insoslayables tanto para la comprensión de un @empo que ya es histórico, como para iluminar la teoría y las prác@cas polí@cas del presente.”


57 Reflexiones a 10 años del histórico plebiscito...

Reflexiones a 10 años del histórico plebiscito que frenó el avance minero

Un acontecimiento inédito en nuestra historia ocurrió el 23 de Marzo de 2003. Mediante un plebiscito impulsado por la comunidad de Esquel se imponía la voluntad popular en rechazo de la mega-minería a cielo abierto, antecedente inmediato de la ley 5001 que prohíbe esta ac@vidad en toda la provincia de Chubut. La Asamblea de Vecinos Autoconvocados conseguía ar@cular dos instancias de fundamental importancia para mantener viva la lucha. Por un lado, poner un freno a los intereses mul@nacionales amparados por un amplio espectro que va desde los “polí@cos de turno” - radicales y jus@cialistas por igual - hasta “académicos profesionales” de dudoso calibre, incluyendo, por supuesto, a los aparatos jurídicos y policiales, cómplices de las viejas tác@cas a las que estamos acostumbrados: in@midación, amenazas, represión, pérdida de puestos de trabajo, entre otras. Mención aparte merece la colaboración de los medios de comunicación nacionales - vale decir, “porteños” - no sólo por la escasa cobertura que brindan sino además, y fundamentalmente, por los términos en que encuadran la lucha reproduciendo el discurso hegemónico que busca clausurar cualquier disputa al modelo económico. De esta forma, la puesta en cues@ón que se expresa en Esquel y se mul@plicó en diversos territorios, se encierra en el reclamo de “ambientalistas”, “ecologistas” y su “aversión a los debates en serio”. Por otro lado, la Asamblea de Vecinos logró crear instancias de par@cipación polí@ca en los cuales los principios de democracia directa se hacen efec@vos demostrando que los pueblos informados y decididos pueden más que las grandes corporaciones. Forma y contenido son resignificados en nuevas prác@cas polí@cas. Retomando sus palabras: “Creemos que la verdadera democracia es ésta, la que construimos cada día comprome@dos de verdad con nuestra propia historia y no par@cipando un domingo cada tanto en un ritual electoral con el que algunos consiguen llegar a un puesto de poder con el que hacen lo que se les antoja, como si nuestros votos los convir@eran de repente en condes y marqueses de la polí@ca. Señores funcionarios: ¡Su único Atulo nobiliario

debería ser el de servir al pueblo, y no a los poderes económicos de turno!” Esta experiencia asamblearia, replicada en diferentes puntos del país que son objeto de la voracidad trasnacional, confluye actualmente en la Unión de Asambleas Ciudadanas, espacio que ar@cula asambleas, movimientos y colec@vos, manteniendo viva la lucha por “la vida contra el saqueo y la contaminación”. En tanto campo de experimentación social, polí@ca y cultural, la Asamblea de Vecinos consiguió abrir una brecha allanando el camino para enfrentar no solo el chantaje de la “minería responsable” sino también el discurso oficial que nos @lda de “fundamentalistas” por atrevernos a luchar por la preservación de nuestros bienes comunes. Expresa la necesidad de discu@r el modelo produc@vo a par@r de la construcción y ar@culación de conocimientos y saberes independientes que puedan refutar las” verdades” de la tecnociencia cómplice de los intereses extrac@vistas. Nos recuerda que la construcción de espacios de par@cipación polí@ca horizontales son posibles y que el ejercicio de la democracia directa es una herramienta fundamental para construir consensos, parciales y precarios siempre, pero fundamentados en la convicción de que la voluntad colec@va puede más que la codicia de unos cuantos, que podemos construir otros modelos de desarrollo que sean respetuosos de la diversidad y la interacción culturales para las actuales y futuras generaciones. Nada mejor que las palabras del pueblo de Esquel para celebrar estos hechos: “Creemos en la nobleza de los seres humanos. En el amor al prójimo, al vecino, al compañero, a la compañera. Creemos en que los pueblos organizados desde sí mismos @enen mucho que enseñar y que aprender y al ver lo que hemos podido hacer hasta ahora no parece que hayamos sido tan ilusos y poco realistas… Sino ¿qué es este día? ¿No es el día de la dignidad, vecinos?¿No es el día que recuerda como un pueblo con mayoría de desocupados, en un lugar lejano de la cordillera, le dijo no al soborno falso de fuentes de trabajo y de riqueza? La dignidad existe señores, y también es un derecho humano”. .


58 Conocé lo que es la Coproducción

Conocé lo que es la Coproducción

Prác@cas pre-profesionales. ¿Para qué profesionales? Hace muchos años, fruto de años de debate y desarrollo en la construcción de una perspec@va crí@ca del Trabajo Social, desde El Viejo Topo – CAUCE hemos ido madurando propuestas de prác@cas para la carrera que puedan aportar nuestra formación desde una perspec@va diferente. Pensamos que los centros de prác@cas @enen que estar orientados a desarrollar experiencias que desde lo concreto, en la prác@ca misma, aporten a la discusión sobre qué formación requiere qué @po intervenciones, en el marco de qué organizaciones, para qué “perfil” de trabajadores/as sociales. Así empezamos, en la Comisión de Derechos Humanos de la villa 21-24; luego sostuvimos una experiencia con el MTD de La Matanza; y años después comenzamos a vincularnos con los movimientos que integran el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL): el Movimiento de Trabajadores Norberto Salto (Claypole), el MTD 1º de Mayo (Cons@tución), el Movimiento de Trabajadores Carlos Almirón de Villa 20 en Lugano, y la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) En cada una de estas experiencias, intentamos desarrollar lo que para nosotros, son los principales ejes de discusión en relación a las prác@cas pre-profesionales, y que entendemos fundamental socializar y discu@r en conjunto. Profundizar las experiencias desde la perspec@va de la CO-PRODUCCIÓN Entendemos que las prác@cas pre-profesionales de nuestra carrera nos dan la riquísima oportunidad de relacionar nuestra formación académica, con los procesos reales que las clases populares atraviesan en cada momento histórico. En este sen@do, el perfil de centros de prác@ca debe enriquecerse incorporando en una medida mayor que la actual (y para todos los niveles), centros en el marco de orga-

nizaciones sociales, movimientos, y espacios auto-organizados desde lo territorial. Buscamos una formación pre-profesional que se vincule ac@vamente con los procesos de construcción de acciones colec@vas para enfrentar necesidades, conquistar derechos, y transformar las condiciones de vida de la clase trabajadora, que es lo que caracteriza a los movimientos sociales. La co-producción es la búsqueda de la producción conjunta de inicia@vas en este sen@do, desde nuestro lugar como estudiantes y graduados de Trabajo Social junto a los sujetos colec@vos organizados en el territorio. Co-producción que en el mismo proceso construye conocimiento sobre la situación, la necesidad de su transformación, y los medios y acciones necesarios para ello. Desarrollar la integralidad de los niveles de prác@ca: Uno de los principales desa-os a superar es la escisión por niveles de intervención, que caracteriza los obje@vos de cada año de prác@cas. Es notorio el corte “comunitario”, “grupal”, y de “caso-familia”, que @ene cada uno de los talleres. Criterio que define a priori obje@vos y productos académicos, que por lo general no se condicen con lo que pasa en los territorios, en los procesos concretos de los que par@cipamos, obligando a forzar intervenciones, no tomar ciertos procesos, y tratar de cumplir con la academia, más que con lo que el proceso real demanda. Entendemos pro otro lado, que las sucesivas modificaciones que se han hecho al respecto desde la dirección de la carrera – Agrp. Lucia Cullen- no logran avanzar y dar un salto cualita@vo al respecto, transformándose en meros “cambiar algo para que nada cambie”. En este sen@do, siempre estudiamos y retomamos las propuestas de prác@ca integrada, que no están organizadas por niveles de intervención, sino por los procesos que ocurren en el territorio, apostando a la con@nuidad de las prác@cas en el mismo lugar, e integrando a estudiantes de los dis@ntos años.




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