Agradecimiento y despedida Asumí la dirección del Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Bogotá en un momento bastante complejo; un momento marcado por la sombra del COVID-19, la desaceleración paulatina de la economía global y la irrupción de nuevas tecnologías que buscan trazar un antes y un después en el funcionamiento de los mecanismos de resolución de controversias. Desde el primer día de labores como director del Centro supe que las fórmulas y estrategias del pasado no serían suficientes para hacer frente a lo que estaba por venir. Esto me llevó a trabajar, de manera infatigable, en diferentes procesos de innovación que tuvieron un único objetivo: lograr que todos los esfuerzos y recursos del Centro se pusieran al servicio de los ciudadanos, los empresarios, los inversionistas y los emprendedores. La mezcla entre trabajo duro y trabajo inteligente no tardó en dar sus frutos. En la actualidad más personas confían en la labor que adelanta el Centro, así lo demuestra el aumento significativo en el número total de usuarios atendidos; la afluencia de nuevos sectores empresariales que por décadas habían sido renuentes a los mecanismos de resolución de conflictos; el fortalecimiento de la conciliación en derecho al interior de sectores como la construcción o los hidrocarburos; el posicionamiento de la amigable composición como una herramienta útil para las entidades del sector público; o la creación de nuevos servicios centrados en el arbitraje abreviado y la mediación. Me voy satisfecho porque creo que lo logramos. Nuestros esfuerzos no se limitaron a mejorar la operación, trabajamos en un reto todavía mayor: borrar la distancia que existía entre los Mecanismos de Resolución de Conflictos y la sociedad. Fue por esto que nunca paramos de innovar y, una y otra vez, rompimos el molde: implementamos políticas de datos para hacer más transparente y visible nuestra labor; adelantamos investigaciones sobre el comportamiento de la conflictividad en diferentes sectores de la economía; creamos medios y canales de difusión para hablar con los empresarios, las comunidades y los estudiantes; y generamos plataformas de interacción que nos permitieron estar más cerca de las personas y sus necesidades. Todo esto fue posible gracias al esfuerzo ininterrumpido del excelente equipo de profesionales que integran el Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Bogotá. Sin su ayuda, nada de esto hubiera sido posible. Me despido con la convicción, la tranquilidad y la satisfacción de quien sabe que ha trabajado para lograr que otra forma de justicia sea posible. Gracias
Gustavo Andrés Piedrahita Forero