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Las peculiaridades de México
México es un país al que guardo bastante cariño porque es el único en el que he vivido durante algún tiempo más allá de nuestras fronteras y que, por tanto, me ha ofrecido la oportunidad de establecer vínculos y amistades con bastantes personas que me ayudaron a vivir y a entender la idiosincrasia de aquellas tierras.
Lo que comprendí nada más llegar es que México es un lugar de contrastes, capaz de combinar lo mejor y lo peor de cualquier cosa en un mismo lugar.
Yo vivía en Monterrey, en el norte del país, una ciudad importante gracias a su relevante tejido industrial y a su localización, muy cercana a la frontera con Estados Unidos.
En esta ciudad se encuentra el municipio de San Pedro Garza García, el más rico de toda América Latina y, por tanto, cuna histórica de familias de renombre muy poderosas en la región.
Sin embargo, toda la opulencia que se siente al transitar por las calles de este barrio, convive a simplemente dos o tres cuadras con una pobreza extrema, niños descalzos pidiendo en semáforos, violencia desmedida provocada por el narcotráfico, cadáveres colgando de puentes, tiroteos, secuestros, etc.
Y, por supuesto la corrupción, que lo impregna absolutamente todo y la percibes desde que llegas al aeropuerto y te revisan el equipaje.
Por todo esto, me ha resultado chistoso, como dirían allá, saber que México es de los países con las normativas regulatorias más estrictas a la hora de exportar productos cárnicos desde nuestro país.
Precisamente ellos cuando, otra cosa que noté viviendo allí es que, en general, nos ven con cierta admiración al ser, el nuestro, un país europeo y muy serio comparado con el despiporre que se vive por allí en muchos ámbitos.
Es cierto que ellos son los clientes y son los que mandan, pero resulta curioso que sean tan sumamente estrictos a la hora de evaluar cada uno de los requerimientos de las instalaciones cárnicas españolas, cuando me apostaría lo que fuera a que la gran mayoría de la infraestructura que tienen allí no pasaría ninguno de ellos.
Así es México, tan serios y estrictos para unas cosas y tan cachondos y relajados para otras
Jorge Cocero Director editorial
Cooperativas Agro-alimentarias de España
La guerra de Ucrania, el impacto de los fenómenos climáticos extremos, el incremento del coste de la energía y de las materias primas han provocado una sacudida en los mercados con pocas señales por el momento de estabilizarse. En paralelo, la Comisión Europea continúa con su itinerario para llevar a cabo sus reformas y alcanzar las estrategias que se ha marcado para lograr un nuevo modelo productivo más sostenible.
Ante esta incertidumbre y volatilidad actual, las cooperativas vamos a continuar desarrollando nuestro papel de estabilizadores y de parachoques financiero, y preparando a nuestros socios y socias para conseguir una producción sostenible en todos sus aspectos, provocar el relevo generacional, con un mayor papel de la mujer y con una rentabilidad que nos permita afrontar con garantías todos los cambios a nivel productivo y de mercado que marca la geopolítica que vivimos en directo.
El sector cooperativo agroalimentario presente en la producción, la transformación y la comercialización, abrazó desde el principio los objetivos del Pacto Verde, puesto que lleva años trabajando para lograr la sostenibilidad medioambiental. Sin embargo, existen muchos puntos ciegos a la hora de aplicar estas estrategias, porque cuando en Cooperativas Agro-alimentarias hablamos de sostenibilidad y cambio de modelo, hablamos de sostenibilidad medioambiental, económica y social, y nos parece que actualmente se dan por sentado muchas cuestiones que, de momento, no están aseguradas; y desarrollar unas estrategias a espaldas de la realidad del sector provocará más problemas que soluciones.
En muchas ocasiones, se acusa a la producción agrícola y ganadera de ser el principal contaminador, pero la realidad es que solamente son responsables del 14 % de las emisiones de la UE. Y la tan denostada ganadería intensiva, que se suele simplificar con el concepto de ‘macrogranja’ que en nada se parece a la realidad productiva española, solamente es responsable de la contaminación en un 7 % a nivel europeo y el 1 % a nivel mundial.
Y no solo desde el lado medioambiental, también desde el punto de vista de la salud, cada día llegan noticias en las que se anima a no consumir carne, dando a entender que ni es sostenible ni sana, es más, algunos la sitúan a nivel de veneno que mata lentamente. Nada de esto es cierto, y así lo demuestran muchos estudios científicos y médicos, la ganadería per se no es insostenible, la proteína animal es clave para aportar todas las vitaminas y nutrientes necesarios para nuestro desarrollo como seres humanos y, de lo que se trata, es de configurar unas dietas equilibradas, y no tanto de buscar culpables donde no los hay.
Otra cuestión que en muchas ocasiones pasa desapercibida es el valor económico que aporta toda la cadena ganadera en nuestro país. Desde el mantenimiento de la población en el medio rural, donde están ubicados los productores y las cooperativas, creando y manteniendo empleo, hasta su papel de liderazgo en la economía española, un sector con una potente vocación exportadora, que nos sitúa como el séptimo mayor exportador mundial agroalimentario.
Las cooperativas agroalimentarias asesoramos sobre aquellas innovaciones y adaptaciones que por sí mismos, el agricultor o el ganadero no pueden conseguir. Para que sigan siendo rentables en el mercado, porque sin rentabilidad no hay futuro ni inversión. Para que aprovechen los nuevos mercados energéticos, de bioeconomía, de otras actividades económicas. Para que tengan un asesor profesional integrado en su estrategia empresarial a largo plazo, y no sólo un asesoramiento en parte.
Pero también haciendo pedagogía hacia la sociedad, que entienda que un campo ocupado y bien trabajado es garantía de sostenibilidad medioambiental, económica y social. No habrá producción alimentaria sostenible medioambientalmente sin agricultores y ganaderos en el campo, sin agricultura familiar y, por tanto, tampoco garantía de dietas saludables y asequibles para toda la sociedad en el futuro, que además no solo depende de una oferta de alimentos sino también de una buena formación e información al consumidor.
Creemos firmemente en un futuro más sostenible, pero este camino no se puede hacer con una comunicación en contra de quien la tiene que producir, porque el sector productor es garante del éxito de las estrategias y, por ende, de la producción de una dieta saludable y segura para toda la sociedad