En Busca de Indicadores Locales: Autoevaluación Participativa de Proyectos

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En Busca de Indicadores Locales

Autoevaluación Participativa de Proyectos "De Campesino a Campesino" en México Jutta Blauert (1)

"Así es en todas las comunidades cuando uno llega… se ven las transparencias y se motivan. Pero ya en los hechos no es así… de 28 personas… quedamos como 7…" Promotor campesino mixteco Esta preocupación acerca de su trabajo fue expresada por un campesino mixteco de autosubsistencia que también trabaja como promotor agrícola en Oaxaca, México. Sus palabras hablan acerca del éxito potencial pero también de las limitaciones cotidianas del trabajo de extensión "de campesino a campesino". Mientras que estas iniciativas campesinas se promueven como alternativas a las prácticas destructivas del enfoque de la Revolución Verde, se ha discutido muy poco públicamente acerca de las experiencias cotidianas y personales de aquellos directamente encargados de la promoción de la agricultura sustentable. El trabajo de campo que aquí se expone, abordó los temas de los problemas relacionados con la participación y las dinámicas de grupo en dicho contexto. Actualmente, los proyectos de agricultura sustentable y de conservación de suelos, y particularmente los enfoques de promoción de campesino a campesino, todavía enfrentan algunos cuestionamientos acerca de su impacto y de su dinámica social, a pesar de que su éxito es reconocido y de que son sin lugar a dudas necesarios. En el Cuadro 1 aparecen las preguntas clave que guían este proyecto:


Evaluaciones participativas de proyectos dirigidos por campesinos: Temas de discusión y oportunidades Los procesos de evaluación innovadores y que se realizan junto con la gente involucrada, para determinar impactos y para asegurar la responsabilidad social y la relevancia económica y ambiental del trabajo de extensión de campesino a campesino, están volviéndose cada vez más importantes. Hay varias tendencias en el trabajo de promoción del desarrollo y en la investigación agrícola que permiten prestar una mayor atención a la adaptación de metodologías de evaluación participativa para diagnosticar dichas iniciativas campesinas: 1. Los analistas están reconociendo las limitaciones de las tendencias esquemáticas de los marcos de seguimiento y evaluación de proyectos (por ejemplo, las hojas de registro y los indicadores determinados en el exterior), 2. Gran parte del trabajo de evaluación en agricultura todavía se centra, básicamente, en indicadores cuantitativos y no permite comprender a fondo, los cambios cualitativos en las relaciones sociales entre las personas que trabajan para los proyectos y entre los diferentes involucrados (véase Gubbels, 1992; Avina et al., 1990; Uquillas, 1993; Hiemstra et al., 1992; Oakley et al., 1994). Ahora se acepta que los indicadores tradicionales que sólo tienen que ver con la validación económica y con el impacto biofísico proporcionan medidas inadecuadas del desarrollo sustentable (MacGillivray et al., 1995). Por ejemplo, el alcanzar y el medir el éxito técnico en el trabajo de promoción o de conservación de suelos ha demostrado ser insuficiente para resolver conflictos básicos entre los diferentes involucrados. 3. Gran parte del análisis de impacto de los proyectos ignora todavía las fuerzas sociales que determinan el éxito o el fracaso de cualquier proyecto. Por lo general, el diagnóstico de impactos no aborda la dinámica social y el aprendizaje entre y por la gente que hace que el proyecto sea posible (o imposible): el propio personal del proyecto, los directores, los participantes locales, etc. Esta exposición desarrolla un enfoque de autoevaluación participativa y, al hacerlo, aborda por lo menos algunos de los temas antes expuestos. La experiencia que se presenta aquí cubre el trabajo que se llevó acabo durante ocho meses, entre febrero de 1995 y marzo de 1996, con el Centro de Tecnologías Alternativas de México, grupo Nochixtlán (CETAMEX-N), una organización no gubernamental (ONG) ubicada en la Mixteca alta, una región semiárida en el estado de Oaxaca, México. Las primeras enseñanzas se han incorporado posteriormente al trabajo con otra ONG, Maderas del Pueblo del Sureste (MPS), ubicada en la región de selva tropical de los Chimalapas, también en el estado de Oaxaca. Ambas organizaciones practican el enfoque "de campesino a campesino" en su trabajo agrícola. La experiencia que se describe aquí se concibió como un proyecto para desarrollar una metodología de evaluación participativa que pudiera servir para el trabajo actual de ONGs, de promotores campesinos y, en general, de los habitantes de las comunidades que participan en los proyectos. Se puso un énfasis particular en la evaluación conjunta de la participación y del bienestar humano al interior de un proyecto que se basa en el enfoque "de campesino a campesino" para el desarrollo agrícola y rural. El trabajo se realizó en dos etapas. La primera etapa se llevó a cabo con CETAMEX-N, trabajando junto con promotores campesinos y habitantes de las comunidades, para desarrollar una


metodología de evaluación basada en la participación de la propia gente involucrada. El objetivo era adaptar, de manera conjunta, metodologías para que pudieran ser usadas por la gente del campo y por esta ONG de promotores campesinos, y que permitiera que los diferentes actores ¾ familias campesinas, comunidades, promotores campesinos, proveedores de financiamiento, investigadores externos, etc.¾ evaluaran (por separado y conjuntamente) los procesos e impactos sociopolíticos, ambientales y económicos del programa de promoción campesina de CETAMEX-N. Esta primera etapa implicó poner a prueba distintos métodos, así como capacitar en el campo al personal de la ONG y a habitantes de las comunidades y llevar a cabo evaluaciones preliminares de exploración para ayudar a diseñar indicadores para su uso ulterior. Un trabajo similar se llevó a cabo con otros involucrados. Durante la segunda etapa, a partir de marzo de 1996, los promotores campesinos están aplicando métodos de diagnóstico participativo con las comunidades, y desde 1998 han empezado a aplicar un diseño de indicadores participativos en su programa de silvicultura social, junto con una ONG local y un asesor forestal. Las experiencias preliminares de la primera etapa se han compartido también con MPS, que está trabajando en un proyecto de biósfera controlada por campesinos. Este capítulo se centra en las lecciones de la primera etapa del trabajo, es decir, en el desarrollo de la metodología de autoevaluación y en la identificación de indicadores para la evaluación participativa de impactos. [Para respetar las limitaciones de espacio que tenemos aquí, no incluimos el trabajo inicial con MPS, que está mas bien dirigido al trabajo de auditoría social que al desarrollo de indicadores, y que está actualmente esperando financiamiento para continuar.] La metodología aborda el trabajo y la conducta de los propios promotores campesinos, al igual que los aspectos técnicos del trabajo del programa. El capítulo describe primero los antecedentes de la organización local y del contexto regional. A continuación presenta una visión general de la metodología, para mostrar cómo los campesinos y los promotores usaban los métodos de evaluación de impactos. Se presentan también los indicadores identificados por gente involucrada en el proyecto (dentro y fuera de las comunidades). Por último, se discutirá someramente la utilidad de los diferentes métodos y enfoques que se probaron, así como su pertinencia para el establecimiento de un proceso de autoevaluación. CETAMEX-N Y SU TRABAJO CETAMEX-N es una ONG mexicana apoyada por Vecinos Mundiales (VM), un organismo internacional de desarrollo muy conocido por su apoyo entusiasta a los enfoques participativos en el trabajo de promoción y en las evaluaciones (véase HoltGiménez, 1995; Johnson, s.f.; Rugh, 1994). CETAMEX-N capacita y organiza a promotores campesinos (de hecho éstos componen la mayor parte de su personal) y ha operado en la región desde 1982. Cuando se llevó a cabo el trabajo de campo, el equipo del programa tenía 14 promotores campesinos indígenas de extracción local, que daban asesoría en cuestiones de reforestación, de manejo de viveros, de agroecología y de salud y nutrición a grupos e individuos en 36 pueblos; en 1996 se estaba trabajando directamente con aproximadamente 450 campesinos y sus comunidades. Los campesinos y las campesinas que han recibido capacitación en sus propias comunidades han capacitado a su vez con el paso del tiempo a otros campesinos y campesinas de


otras organizaciones y pueblos en Oaxaca, con base en las mismas técnicas agroecológicas y "de campesino a campesino". Los promotores son campesinos y antiguos emigrantes que no han tenido una instrucción formal en agricultura o silvicultura, sino más bien una capacitación "sobre la marcha" por parte de los coordinadores y asesores de CETAMEX-N. Los promotores campesinos aportan sus propios conocimientos y los de sus vecinos sobre el manejo de los recursos locales y la producción agrícola. Esta experiencia se comparte sistemáticamente con otros campesinos en la región, por medio de grupos comunitarios agrícolas, y por medio de proyectos regionales de agricultura orgánica, organizados a través de instituciones eclesiásticas (a nivel de parroquia y de diócesis) que trabajan en la capital y en comunidades alejadas. El equipo de CETAMEX-N, compuesto por campesinos, ofrece asesoría técnica gratuita a otros campesinos y pretende mejorar la nutrición de sus familias, la independencia económica y la colaboración autónoma comunitaria. El equipo externo de investigación para este trabajo de seguimiento y evaluación participativos estuvo compuesto por una socióloga rural, una científica social con capacitación en manejo de recursos naturales, una antropóloga social y un científico con experiencia en cuestiones agrícolas y forestales. Trabajaron juntos en las distintas etapas y en diferentes combinaciones, a veces con personal de CETAMEX-N y a veces no. Sin embargo, dos de un total de catorce promotores campesinos del equipo, asumieron la responsabilidad de conducir el trabajo de campo y los talleres a lo largo de este proceso. EL CONTEXTO REGIONAL El proceso cotidiano y el impacto del trabajo de CETAMEX-N depende mucho del contexto específico socioeconómico, político y ambiental en el que el equipo tiene que trabajar. Cualquier metodología que busque un aprendizaje y un cambio organizativo, así como una mejora en el impacto del proyecto, debe considerar los retos particulares que enfrentan los promotores campesinos y los habitantes de las comunidades. Como se indicó más atrás, CETAMEX-N trabaja en la Mixteca Alta, una región semiárida del estado de Oaxaca, que es uno de los estados más pobres de México. La Mixteca es una región montañosa con un relieve muy escarpado y un clima entre semiárido y templado. La vegetación es poco densa y el ambiente presenta condiciones propicias para las sequías, las heladas y una fuerte erosión de los suelos. La gente basa su sustento sobre todo en la producción agrícola de autosubsistencia (principalmente maíz). La región experimenta baja productividad, inseguridad en la tenencia de la tierra, minifundismo, deficiencias en la asistencia técnica y en la disponibilidad de crédito, manejo inadecuado de recursos y falta de riego (Oaxaca, 1993). La mayoría de la población ¾ que pertenece sobre todo a la etnia mixteca¾ vive en las áreas rurales y padece altos niveles de desnutrición. Su principal fuente de ingresos monetarios es el dinero que envían los trabajadores emigrantes desde otras regiones de México o desde los Estados Unidos. A través de CETAMEX-N se han promovido proyectos agroecológicos campesinos desde 1982, a menudo con base en las parroquias locales o en grupos de la diócesis regional, o en respuesta a sus solicitudes. Estos grupos han apoyado los proyectos "de campesino a campesino", vinculándolos estrechamente con el enfoque catequista de las comunidades ecuménicas de base. Por otro lado, el trabajo de investigación y de


asesoría técnica en la región ha enfrentado varios problemas: los participantes y los habitantes interesados de las comunidades no pueden compartir sus puntos de vista efectivamente, o se resisten a comunicarse y a colaborar con un proyecto que todavía es visto como "de fuera", a causa de las experiencias negativas que tuvieron con programas gubernamentales o con proyectos de ONGs en el pasado. Son frecuentes los proyectos de investigación, de asesoría y de desarrollo tecnológico que se contradicen entre sí o que duplican sus esfuerzos. EL DISEÑO DE UNA METODOLOGIA DE AUTOEVALUACION El seguimiento y la evaluación han sido parte continua del programa de CETAMEX-N. Los promotores campesinos celebran reuniones mensuales en las que cada campesino informa sobre sus experiencias en el mes anterior. Esta información se resume cada seis meses en informes de evaluación que se envían al principal proveedor de financiamiento. Estos no son informes complicados, pero sí reflejan un diagnóstico primordialmente cuantitativo y técnico del programa, pues en ellos se detalla el número de semillas, de árboles o de parcelas que se han sembrado, las terrazas a nivel que se han construido, el número de campesinos que han participado, etc. Una evaluación anual se lleva a cabo invitando a todos los participantes de las comunidades a las oficinas del programa en Nochixtlán. Aquí, de nuevo, el énfasis se pone en la presentación de resúmenes cuantitativos, y la participación de los habitantes de las comunidades en la planeación de las actividades para el siguiente año se ha limitado a objetivos cuantitativos. A pesar de reconocer los méritos del enfoque "de campesino a campesino", CETAMEX-N empezó a observar que el nivel de participación local y el compromiso y efectividad del personal del programa estaban decayendo, y que el sistema interno de seguimiento y evaluación del programa no podía dar cuenta de este fenómeno. A partir de ahí aumentó el interés entre el personal por aprender más sobre los enfoques participativos de evaluación que pudieran representar los diferentes puntos de vista y los diagnósticos acerca del programa por parte de las diferentes personas involucradas. El objetivo era entonces que el equipo externo de investigación proveyera asistencia para el diseño y la puesta a prueba de una metodología de autoevaluación que a su vez suministrara una mejor información a la práctica de la promoción de campesino a campesino. La combinación de métodos para la autoevaluación: El desarrollo de la metodología de evaluación siguió un enfoque de auditoría social, que diagnostica el impacto social y el comportamiento ético de una organización o de un proyecto en relación con sus objetivos y los de la gente involucrada (Zadek y Evans, 1993; Zadek y Raynard, 1994). La gente involucrada no es sólo la que trabaja en la organización y sus "beneficiarios", sino también otras instituciones externas y los miembros de las comunidades que no colaboran directamente, o incluso otras ONGs. La auditoría social se basa en el concepto de crear indicadores propuestos por las propias personas interesadas y de diagnosticar los impactos sociales, pero también los económicos y agroecológicos y la sustentabilidad de un proyecto, tomando en cuenta diferentes perspectivas, representadas por los indicadores y por información de otras fuentes. Sin embargo, el enfoque general que se siguió en el estudio fue el uso de una combinación de métodos participativos que pudieran involucrar activamente a los


campesinos y a otras personas involucradas en las comunidades, y que incorporaran los puntos de vista de personas de otras instituciones. Se buscaba fomentar el análisis por parte de los propios involucrado, y analizar las dinámicas sociales al interior de los proyectos, así como los cambios en las relaciones de poder que se dan como resultado de éstos. El estudio se basó en tres enfoques principales de evaluación, dentro del marco conceptual de la auditoría social: 1. La investigación convencional de las ciencias sociales, que usa metodologías del trabajo etnográfico (entrevistas semi-estructuradas, historias orales) para enfocarse más en las perspectivas de los individuos al interior de los proyectos y de las comunidades que los rodean, así como en la historia de la organización y de los grupos comunitarios agrícolas. 2. Los métodos del Diagnóstico Rural Participativo (DRP), que se ajustaron a los contextos locales, para analizar los puntos de vista de la gente involucrada a un nivel tanto micro como macro, así como para evaluar la dinámica social al interior de los proyectos y para identificar los indicadores cualitativos y cuantitativos propuestos por las diferentes personas involucradas (Chambers, 1992; Pretty et.al., 1996). 3. El marco de desarrollo de base, o "Cono", desarrollado por la Fundación Interamericana (rcZaffaroni, 1997), para integrar las variables y los indicadores de los distintos involucrados. Las siguientes secciones presentan algunas de las primeras experiencias y lecciones y examinan cómo se inició un proceso de auditoría social al interior de un proyecto "de campesino a campesino". LA DEFINICION DE LOS OBJETIVOS DE LAS PERSONAS INVOLUCRADAS En la práctica, la auditoría social trabaja con base en indicadores definidos por las diferentes personas involucradas y en la negociación respecto de su uso para el ciclo de seguimiento y evaluación. Sin embargo, antes de definir estos indicadores, es necesario aclarar los objetivos del proceso de seguimiento y evaluación. Durante una sesión en un taller, el equipo del proyecto definió los objetivos de este proyecto metodológico. El establecimiento de estos objetivos requirió por sí mismo una negociación al interior del equipo de CETAMEX-N, en lo referente a las diferentes perspectivas personales. Al coordinador le preocupaba el desempeño de los promotores, pero no le interesaba saber demasiado sobre los procesos internos de toma de decisiones. A algunos promotores, sin embargo, les preocupaba también la comunicación interna, así como cuestiones de formación de grupo al interior de su equipo, más que considerar el desempeño de cada quien expresando opiniones sobre los demás. LA PRUEBA DE METODOS PARA EL DESARROLLO DE INDICADORES La siguiente etapa consistió en poner a prueba los métodos participativos (discutidos anteriormente) para identificar los indicadores propuestos por los involucrados. Se realizaron pruebas de los métodos en talleres y en trabajo de campo, en colaboración con dos promotores campesinos, el equipo de CETAMEX-N en su conjunto y participantes de las comunidades, así como otros actores externos en sesiones


individuales. Al momento de poner a prueba los métodos, el equipo diseñó los siguientes pasos para el desarrollo de indicadores, en función del enfoque de auditoría social que servía de marco de referencia para el trabajo: 1. Definir las áreas de indicadores. 2. Seleccionar los indicadores disponibles actualmente para esas áreas, es decir, los que el programa había empleado y los mencionados en la literatura. 3. Definir grupos de personas involucradas. 4. Seleccionar los grupos de personas involucradas que serían consultadas. 5. Desarrollar indicadores con diferentes grupos de personas involucradas. 6. Probar estos indicadores en diferentes grupos para apreciar su resonancia y efectividad. 7. Ordenar por prioridades los indicadores propuestos. 8. Llevar a cabo trabajo de campo para recopilar información para los indicadores. 9. Crear listas de indicadores para su uso en la evaluación, e indicadores con resonancia específica para los diferentes actores, es decir, seleccionar tres indicadores clave para cada grupo de personas involucradas. 10. Recopilar la información; analizar y presentar visualmente los resultados a diferentes grupos de involucrados. 11. Desprender recomendaciones para el programa. En un principio, las siete áreas de indicadores propuestas por el equipo se redujeron, junto con CETAMEX-N, a cuatro áreas, en función de los objetivos establecidos por el propio grupo, aunque la primera área fue, en gran medida, el resultado del interés del equipo externo de investigación y de la financiadora. Las cuatro áreas de indicadores son: 1. Cambios en las prácticas y en las normas políticas y sectoriales, a nivel local y regional (incluyendo el nivel de dependencia con respecto a los recursos externos, la implicación de la gente del lugar, el fortalecimiento de las instituciones locales y los cambios en políticas y prácticas). 2. Impactos de propagación: Extensión a otras localidades o regiones (incluyendo los sentidos horizontal y vertical: vínculos con otros proyectos, agencias y ONGs más allá de la región). 3. Cambios en el papel de los individuos en el proyecto (incluyendo sobre todo al coordinador, a los asesores externos y a los participantes directos en el proyecto, así como a los familiares del personal de la ONG). 4. Cambios en la estructura institucional (incluyendo al interior y más allá del proyecto actual). El personal del proyecto decidió concentrarse en los cambios en los papeles y en las actitudes al interior de la propia institución, en el impacto del trabajo de promoción (métodos de divulgación) y en los cambios en los ámbitos políticos locales (en este caso la participación de varios de los involucrados en el trabajo del programa). Los miembros del equipo local también querían diagnosticar la participación en su propia práctica, pero finalmente se sintieron más seguros en las cuestiones técnicas. Tal como se observó más atrás, hay una demanda cada vez mayor por indicadores que provean de manera expedita información sobre los aspectos operativos del trabajo del


proyecto. A menudo, estos indicadores se refieren a algo medible, como cantidades (por ejemplo de producción), índices (por ejemplo de mortalidad) o porcentajes. Pero, en el trabajo con CETAMEX-N se buscaron indicadores que hicieran referencia también a cosas más intangibles y menos cuantificables (por ejemplo, en qué medida los no participantes han hecho suyas las propuestas, cómo se involucran las mujeres en sus casas, la confianza de los campesinos jóvenes en sus propios conocimientos técnicos, etc.) Se buscaron, por tanto, indicadores que surgieran de los criterios de la gente del lugar y que ponderaran el desarrollo de los eventos, los procesos, las relaciones y la dirigencia. Al principio, se revisaron los registros de la organización en busca de las experiencias anteriores de seguimiento y evaluación, y los indicadores normalmente usados, fueron objeto de discusiones con los promotores y con otros trabajadores del programa. Después, junto con el equipo de CETAMEX-N, se identificaron diez grupos principales de personas involucradas (aunque algunos grupos se añadieron después, cuando las entrevistas mostraron a gente involucrada que estaba "oculta" o que era menos "visible"): promotores campesinos, coordinadores y asesores del programa, proveedores de financiamiento, grupos de campesinos de las comunidades (los "beneficiarios" directos), usuarios de la tecnología que no pertenecen a los grupos comunitarios (beneficiarios informales), habitantes de las comunidades que no participan, instituciones del sector público, investigadores, ONGs que trabajan en agricultura sustentable, y personal eclesiástico. Esta selección de una base de personas involucradas más allá de los beneficiarios inmediatos era esencial desde el punto de vista de la auditoría social, es decir, para garantizar que el personal del proyecto aprendiera de las perspectivas de las diferentes personas en el ámbito de acción del proyecto, en vez de consultar sólo a los campesinos participantes. Este enfoque de evaluación responde directamente a cuestiones de responsabilidad ¾ la necesidad de rendir cuentas ante la comunidad en general, y no sólo ante los "beneficiarios"¾ y de la necesidad de desarrollar una sensación de propiedad del proyecto por parte de la gente y de las instituciones del lugar. Una vez que se hizo visible el impacto, la importancia y la influencia que tenían para el proyecto los distintos actores institucionales e individuales, el equipo escogió tres grupos prioritarios de personas involucradas que serían consultadas para el desarrollo de indicadores en esta etapa de prueba: los campesinos (tanto los participantes como los no participantes), los promotores campesinos (y sus esposas), y los proveedores de financiamiento. Se usaron dos enfoques metodológicos principales para identificar los indicadores propuestos por los involucrados: la etnografía organizativa y el DRP. La etnografía organizativa La etnografía organizativa se distingue de los estudios etnográficos de las sociedades como un todo porque describe a los grupos con fronteras definidas más claramente, aunque todavía dentro de su contexto externo más amplio. El estudio buscaba determinar las interrelaciones entre el personal del proyecto, los campesinos y otras personas relacionadas con el proyecto; las normas (implícitas y explícitas) que se originan y que cambian continuamente al interior de un grupo de promotores campesinos; y los grupos agrícolas creados por iniciativa propia por campesinos


participantes en distintas comunidades. Esto con el fin de entender y de explicar las diversas formas de participación, la evolución individual y grupal, y las barreras que enfrentan. La herramienta clave que se usó con este propósito fue la entrevista semi-estructurada, para construir historias orales individuales de los promotores campesinos y para recopilar interpretaciones e historias sobre sus experiencias en relación con CETAMEX-N y sobre su implicación en el programa. Con este fin se realizaron entrevistas tanto con antiguos promotores campesinos como con el personal actual, y también con miembros de los grupos agrícolas. El personal pidió que estas entrevistas fueran realizadas por el equipo externo. El principal objetivo de las entrevistas era determinar los criterios de los promotores para la autoevaluación individual y por equipos, examinando los fundamentos de la motivación y el crecimiento personal, así como el cambio organizativo a un nivel más amplio que habían vivido en CETAMEXN. Después de cada entrevista, se tuvo mucho cuidado de respetar la confidencialidad, pero también de involucrar a los promotores campesinos y a los habitantes de las comunidades en varios ejercicios de reflexión sobre sus propios análisis, usando herramientas de DRP tales como los diagramas de tortillas o de Venn para el análisis de la dinámica social, así como la reflexión y el diálogo en grupos. En función de sus historias personales, los "entrevistados" identificaron tanto los criterios para involucrarse en actividades de conservación de suelos como sus expectativas en tales iniciativas. Varios promotores campesinos señalaron la importancia de la confiabilidad del programa ¾ es decir, de su constancia a lo largo de los años en suministrar un sentimiento de identidad, un propósito y un ingreso¾ como el fundamento de su implicación en él. Sus principales criterios para evaluar su interés inicial en el programa reflejaban el diagnóstico rápido que hacían: para quién trabajarían, quién se beneficiaría de la capacitación y cuánto trabajo se realizaría en las comunidades o en cada parcela individual. Resultó claro que el dilema del interés y el entusiasmo personal de experimentar con nuevas tecnologías, con la creación de conocimientos y con procesos de aprendizaje se enmarcaba en una serie de inquietudes bastante generalizadas en la comunidad a lo largo de muchos años, sobre el avance y la práctica del proyecto. Los no participantes cuestionaban a los participantes acusándolos de "traición" por trabajar con un proyecto u organización que mejoraba su producción agrícola y que enfrentaba problemas de salud, sin ser formalmente parte de las instituciones de la propia comunidad. Esta crítica en sí misma no es una novedad para los campesinos ni para los migrantes, ni de hecho para muchos proyectos de desarrollo rural. Sin embargo, después de 13 años de trabajar en esta área, todavía no se ha encontrado ninguna respuesta ni se ha hecho ningún ajuste en el programa. La lucha con este dilema se queda de lleno en los promotores locales, quienes tienen que enfrentar la presión de su propia conciencia y la de sus vecinos. Por esto recibieron con gran alivio la oportunidad de visualizar las tensiones e inquietudes que enfrentan de manera cotidiana, por medio del diálogo, de métodos visuales y de talleres de reflexión. Esto representó para ellos una apertura para reconocer las debilidades de su trabajo y para empezar a abordar nuevas maneras de planeación y diagnóstico participativos con las comunidades con las que estaban trabajando, en su conjunto.


El Diagnóstico Rural Participativo (DRP) Los métodos del DRP han ayudado a identificar los criterios de evaluación de los campesinos beneficiarios, del personal de CETAMEX-N, de los proveedores de financiamiento y de otras personas involucradas. En la Tabla 1 se enumeran los métodos de DRP que se usaron para diseñar tanto áreas de indicadores más específicas como los propios criterios e indicadores. El objetivo era capacitar al personal de CETAMEX-N y a los habitantes de las comunidades en el uso de las herramientas de DRP, para que pudieran utilizarlas después para medir el avance por medio de estos indicadores. Por ejemplo, se vio que los promotores usaban con entusiasmo y creatividad los mapas sociales de dinámica de grupos y los diagramas de flujo para diagnosticar la dinámica interna del equipo y para visualizar el futuro de su organización. Se pudieron así expresar o visualizar críticas, inquietudes, y también visiones de cambios futuros que se deseaban en cuanto a la comunicación interna, el favoritismo, las facciones, etc. Por medio de matrices de preferencias , los promotores pudieron dar un nombre a los criterios para evaluar el desempeño de los demás, y escuchar estos criterios y juicios de los habitantes. Las discusiones con base en las matrices de preferencias permitieron que los promotores escucharan los criterios de las mujeres campesinas para preferir las hortalizas que se habían promovido. Pero los promotores también se enteraron de que el diagnóstico de las mujeres apuntaba al rechazo por parte del programa de los cultivos de especies locales que estaban a cargo de ellas. Los promotores habían aprendido una herramienta para fomentar el diagnóstico de su trabajo por parte de las mujeres, así como una técnica para su propia reflexión sobre su trabajo y sus relaciones de grupo.

La ventaja de usar métodos de DRP para la identificación de indicadores es que las técnicas se pueden dirigir al objetivo que se busca de manera clara, enfocándose en los criterios y desarrollando los indicadores en grupo, cosa que no es posible usando


únicamente entrevistas semi-estructuradas. Sin embargo, la experiencia ha mostrado que es mejor que los promotores locales y algunos miembros de los grupos comunitarios estén familiarizados con el DRP, de manera que las herramientas se utilicen de manera más efectiva. Se vio que era esencial incorporar talleres de capacitación en DRP dentro de la etapa de prueba de métodos, y que éstos estuvieran acompañados por visitas constantes del personal de CETAMEX-N a las parcelas. En efecto, los campesinos de la región requieren suficiente tiempo para desarrollar confianza con los investigadores externos y con los promotores locales, así como para articular libremente sus puntos de vista y sus opiniones y compartirlos. El uso de las técnicas de DRP, por sí mismas, no crea mágicamente esta confianza ni el conocimiento para dialogar alrededor de los diagramas o de las tablas con puntajes que resulten de su aplicación. Después del primer período de trabajo introductorio, un equipo compuesto por habitantes de las comunidades y promotores campesinos realizó un ejercicio de evaluación en tres comunidades de manera paralela, conducido por miembros del equipo externo de investigación. Los promotores fueron entonces por primera vez a las comunidades en las que habían trabajado por muchos años para llevar a cabo, con una variedad de personas involucradas, un diagnóstico del trabajo del programa, y especialmente del trabajo y del comportamiento de cada promotor que había trabajado en ellas. Por medio de herramientas de DRP, se presentaron los comentarios de los diferentes actores y grupos de las comunidades ante las asambleas comunitarias o las autoridades, se complementaron y se asumieron compromisos. De regreso a la oficina, los tres equipos se reunieron de nuevo para reflexionar sobre las lecciones que habían aprendido y para efectuar ajustes en el programa. Los diferentes métodos y pasos para la selección de indicadores se aplicaron flexiblemente a diferentes actores sociales y en diferentes contextos. Estas pruebas iniciales se refirieron a los pasos 5 y 6, es decir, el desarrollo de indicadores y la prueba de los métodos con diferentes grupos de personas involucradas. En vez de que el equipo del programa escogiera por sí solo los indicadores prioritarios, el aprendizaje de los miembros de las comunidades se enfocó en un principio en los métodos de DRP y en "atreverse" a comentar abiertamente, lo cual resultó en algunos ajustes en las actividades del programa. La Tabla 2 resume algunos de los criterios e indicadores que se identificaron con tres grupos clave de personas involucradas. Un resultado significativo fue que para los campesinos lo prioritario era el bienestar social y económico, los tipos de tecnologías que se introducían y el desempeño de los promotores. Estas eran cosas más importantes para ellos que las nociones abstractas de la sustentabilidad (por ejemplo la resiliencia) o el alcance regional de los impactos. La Ilustración 1 también subraya cómo los indicadores resultantes escogidos por los campesinos y por otros actores abordan claramente los temas de la salud espiritual y de la camaradería entre colegas, así como de bienestar físico y de aumentos en la productividad y en la autosuficiencia. Los habitantes de las comunidades y el personal de CETAMEX-N también fueron bastante claros en su diagnóstico verbal del impacto deseado del trabajo de promoción en la autoestima, y en la toma democrática de decisiones al interior del equipo. Los impactos intangibles y los procesos subyacentes son sin duda muy importantes para los campesinos. La primera etapa del trabajo con CETAMEX-N se encuentra en el paso 6 de selección de indicadores. El trabajo posterior (paso 7 y siguientes) también se ha diseñado para


diferentes grupos de personas involucradas (es decir, habitantes de las comunidades y personal del proyecto). Para los pasos 7 y 9 se necesita de una recopilación sistemática de los diferentes criterios e indicadores. Con este fin, el equipo externo de investigación decidió aplicar una herramienta de sistematización que permita que el personal del proyecto y los habitantes seleccionen más fácilmente un conjunto de indicadores que se pueda seguir a lo largo de los siguientes ciclos.


El "Cono": El uso de indicadores desarrollados por los involucrados para comparar puntos de vista contrastantes El objetivo era sistematizar los criterios iniciales de evaluación propuestos por los involucrados para desarrollar un marco conceptual que presentara una visión general de los indicadores seleccionados, pero sin perder el significado específico que se da a cada área de indicadores. Los indicadores enumerados se combinaron e integraron sin excesivo rigor usando el marco conceptual del Cono, de manera que el conjunto de los diversos indicadores propuestos por los involucrados, y que abordan diferentes dimensiones del impacto y del proceso del proyecto, se pudiera presentar visualmente, ayudando de este modo al seguimiento y a la evaluación. El "Marco de Desarrollo de Base", o "Cono", desarrollado por la Fundación Interamericana (Inter-American Foundation, IAF) es un marco conceptual que pretende representar los aspectos tanto cuantitativos como cualitativos del trabajo de los programas de desarrollo (rcZaffaroni, 1997). Se centra en tres niveles a lo largo de un eje continuo de impactos tangibles e intangibles: Los individuos y familias, las organizaciones y la sociedad (véase la Ilustración 1). El objetivo de este marco es permitir comparaciones entre un gran número de proyectos usando categorías y variables fijas, pero también presentar indicadores específicos relacionados con las prioridades y contextos específicos de las personas involucradas. Se siguieron dos pasos para integrar los indicadores propuestos por los involucrados en el Cono:


1. Recopilación libre de criterios para la evaluación de CETAMEX-N El primer paso consistió en recopilar los diferentes criterios que se identificaron en cada grupo de personas involucradas (por ejemplo los que aparecen en la Tabla 2). Sin embargo, como sería imposible evaluar un proyecto por indicadores que respondan a todos esos criterios, y a otros más, hay dos posibilidades para la selección de indicadores: La primera es que los grupos focales escojan tres criterios prioritarios y después definan indicadores para estos criterios, mientras el equipo del proyecto busca información para cada uno de estos indicadores. La segunda es agrupar primero los indicadores externos e internos según el marco de análisis establecido, que respeta la forma sistémica del enfoque subyacente de la agricultura sustentable. La segunda opción es la que se siguió en este caso, al menos con los criterios disponibles a partir del trabajo de campo y de los talleres (véase la Ilustración 2).


2. Clasificación de las variables y de los criterios Los criterios identificados por los involucrados, así como los indicadores que se seleccionaron después, se ordenaron de acuerdo con las seis categorías del Cono (Ilustración 2). Las 22 variables usadas por la IAF se mantuvieron pero se hicieron más específicas para el contexto de este programa, asociándoles alguno de los objetivos primordiales de la declaración de principios de la organización (por ejemplo, "contribuir al cambio en las prácticas técnicas, a nivel de la sociedad en la región"). Resulta entonces de fundamental importancia establecer con mayor detalle cómo se miden estos indicadores y con qué métodos. La Ilustración 2 y las Tablas 3 y 4 presentan únicamente algunas muestras de indicadores, para dar una idea de qué criterios y qué indicadores surgieron al trabajar con diferentes personas involucradas. Este no es el marco conceptual definitivo para la evaluación de CETAMEX-N, sino la materia prima a partir de la cual se pueden desprender los indicadores exactos para la evaluación anual y para el seguimiento en curso. Aprender a partir de las perspectivas de las personas involucradas La búsqueda de indicadores nos ilustró a menudo más sobre los propios involucrados ¾ los profesionales externos, los promotores campesinos y los campesinos¾ que sobre los impactos del proyecto en sí mismos. Esto fue deliberado, para ayudar al personal de CETAMEX-N a evaluar su trabajo dentro de un contexto más amplio. Las percepciones de los involucrados externos sobre CETAMEX-N obviamente varían. El interés en los estilos de promoción dio lugar a la mayoría de las herramientas que se usaron en esta prueba para buscar criterios para el diagnóstico del trabajo y de las "maneras de ser" de los promotores de este programa. Los investigadores y funcionarios que fueron consultados dieron su opinión sobre CETAMEX-N sólo en lo que se refiere a su trabajo técnico. Esto se explica en parte porque CETAMEX-N ha trabajado en un relativo aislamiento de otras instituciones (aparte de las redes eclesiásticas) en Oaxaca. Sin embargo, varias personas externas relacionadas con el proyecto expresaron sus preocupaciones sobre los estilos de


liderazgo y sobre la eficacia de la conducción del programa. Según una de ellas, "se puede ser muy capaz con las técnicas, pero también autoritario". También hicieron referencia al estilo particular de la coordinación y a los pocos contactos del proyecto con el exterior.

Por otro lado, los involucrados que están relacionados tanto con los proveedores de financiamiento como con la Iglesia comparten valores con CETAMEX-N en lo que se refiere al enfoque participativo que sigue la organización en sus actividades de desarrollo rural. A diferencia de otros actores externos que tal vez asumen una posición más crítica del programa, estos partidarios por lo general elogian la persistencia y la consistencia del trabajo que realiza el personal del programa. Sus criterios de evaluación se basan sobre todo en los intereses políticos de trabajar con campesinos pobres y con sus familias en busca de un cambio, así como en el reconocimiento de que los promotores se identifiquen como campesinos en vez de como asesores técnicos, lo que representa el valor de los conocimientos locales y de las relaciones no jerárquicas al interior de las comunidades. Los campesinos de las comunidades "beneficiarias" se mostraron muy cautelosos y corteses, como suele suceder, cuando se estaba desarrollando la metodología de evaluación. Por lo general evitaron los cuestionamientos abiertos y los conflictos. Por esto el uso de técnicas de orden de preferencia con los campesinos produjo a menudo resultados "parejos" y menos significativos. Por ejemplo, ante la presencia de promotores campesinos o de las monjas colaboradoras, los campesinos identificaron criterios para evaluar algunas tecnologías que eran casi una repetición literal de lo que habían aprendido en los cursos técnicos, y que tuvieron que ser desagregados con ellos para motivar las opiniones independientes. Las herramientas de DRP ayudaron a hacer


esta articulación un poco menos amenazadora, pero su utilidad fue limitada al trabajar con mujeres, y, en general, las matrices de preferencias resultaron muy poco efectivas. Tal vez el teatro y los grupos focales convencionales hubieran sido más efectivos en estas circunstancias (aunque la gente de fuera hubiera necesitado traducción). El proceso mostró que tanto el personal del proyecto como los habitantes de las comunidades pedían y esperaban mucho de los promotores campesinos (mucho más de lo que exigirían de promotores externos). Los promotores subrayan la divulgación de conocimientos prácticos y la honestidad en la realización de su trabajo. Dicen que "la práctica vale más que la teoría" y que "un mal promotor se pasea con sus amigos y toma, pero luego entrega un informe que dice que ha trabajado". Por último, mientras que la Ilustración 2 presenta una variedad de criterios y de indicadores seleccionados por varios grupos de personas involucradas para evaluar el trabajo de CETAMEX-N, en el ámbito técnico y social, no provee una idea del aprendizaje organizativo que experimentó el equipo de CETAMEX-N durante estas pruebas. El ideal del enfoque "de campesino a campesino" significa que ser un promotor también implica aprender cómo administrar la propia organización, siguiendo el enfoque de VM de autosuficiencia y autogestión por parte de los habitantes de las comunidades. Aunque, cuando se inició este trabajo, el programa no había abordado abiertamente su propio desarrollo organizativo ni cuestiones de comunicación interna y de liderazgo, había varios conflictos importantes debidos a camarillas, problemas de administración financiera, relaciones de género, reconocimiento de habilidades y relaciones institucionales políticas, tal como se pudo observar después. Los enfoques metodológicos que se usaron en este trabajo ayudaron a comprender mejor cómo la gente al interior del proyecto ¾ y las familias al interior de las comunidades¾ han estado enfrentando el reto de cómo cambiar las formas organizativas de CETAMEX-N y de cómo podrían evolucionar mejor las habilidades de los promotores. La búsqueda de indicadores y la evaluación participativa dio lugar, al final, a una reflexión e incluso a una negociación sobre las diferencias respecto a las interpretaciones sobre las responsabilidades. Asimismo, sobre las reglas y los procedimientos organizativos democráticos que se necesitan para hacer que la organización sea efectiva y tan democrática como se desea. Se enfatizan aquí algunas de las lecciones que se aprendieron durante la primera etapa de prueba con CETAMEX-N. El trabajo en México provee tres resultados clave para la práctica del seguimiento y evaluación participativos: •

El DRP en el contexto del seguimiento y evaluación participativos puede contribuir al aprendizaje institucional si se le utiliza con un enfoque que sistematice el aprendizaje; por ejemplo, por medio de la auditoría social o el "Cono". Debido a que con el DRP se genera gran cantidad de información, es más útil combinar este enfoque con un marco conceptual tal como el Cono para organizar la información y lograr un mayor entendimiento. El enfoque de la auditoría social representa también una manera sistemática de estructurar las consultas a los involucrados. La auditoría social, combinada con los métodos del DRP, puede garantizar que se incluya a los involucrados "ocultos", como los


familiares de los participantes o los no participantes, y que se escuchen sus opiniones (por ejemplo a través del uso de diagramas de Venn y de mapas sociales). Debido a que no es fácil medir los procesos e impactos intangibles, el enfoque del seguimiento y la evaluación participativos debe ser flexible, pero lo suficientemente sistemático para rastrear los cambios y registrarlos por medio de formatos cuantitativos y cualitativos (como se hace con los informes de auditoría social). Esto va más allá de los cuestionarios convencionales y se basa más en las herramientas participativas, como el DRP o las etnografías organizativas. •

El seguimiento y la evaluación participativos son lentos, lo cual es un desafío tanto para el compromiso de la gente como para su sentimiento de pertenencia a un proyecto. Por lo tanto, los pasos metodológicos y los beneficios de "valor agregado" percibidos de estas actividades deben ser altamente concretos y específicos para que los participantes puedan involucrarse. Nuestra primera experiencia al probar los métodos mostró que algunas herramientas no son apropiadas para el seguimiento por parte de campesinos, por el simple hecho de que requieren una gran inversión de tiempo, cosa difícil en un proyecto que tiene muy pequeñas retribuciones económicas en el corto plazo. Las organizaciones también tendrán que haber alcanzado cierto grado de familiaridad con las herramientas participativas, o bien, haber recibido capacitación adecuada, lo cual puede ser costoso en cuanto a tiempo y dinero. No obstante, los grupos focales han ayudado no sólo a ahorrar tiempo en la identificación y el análisis de los criterios y de los indicadores de las personas involucradas. También han permitido reducir la necesidad de análisis de datos en computadora para fines de evaluación.

Las herramientas de DRP son útiles para desencadenar discusiones y análisis participativos más que para proveer respuestas por sí mismos. La praxis todavía debe mostrar si los campesinos y los promotores campesinos usarán el DRP y otras herramientas participativas en el futuro para construir el tipo de sistema de evaluación que es más recomendable para su organización y para los tipos de procesos de cambio que quieren ver en sus comunidades. Para que el seguimiento y la evaluación conduzcan a un cambio organizativo que mejore el desempeño y el impacto, se necesitan cualidades de liderazgo y relaciones humanas apropiadas al interior de la organización, que permitan encarar los conflictos que surjan y mantener los esfuerzos. Las metodologías de seguimiento y evaluación, por sí solas, no son suficientes para mejorar la participación y permitir un aprendizaje efectivo.

Las primeras lecciones en las pruebas de los métodos muestran que las herramientas de autoevaluación pueden ser usadas por el personal del programa o por grupos comunitarios para mejorar el trabajo de promoción, por medio de la observación de las dinámicas de grupo, de los cambios que se dan con el paso del tiempo en los estilos de trabajo, de la participación local y de los límites en la adopción de tecnologías por parte de los campesinos. Sin embargo, si no se abordan las cuestiones de poder al interior de una organización, como el liderazgo, las relaciones externas, la comunicación interna y los sistemas de estímulos, se puede restringir el aprendizaje efectivo, sobre todo en lo


referente a mantener la participación al interior de la organización o el proyecto. El proceso de evaluación participativa y de desarrollo de indicadores puede desatar por sí solo conflictos y divisiones dentro de una organización, cuando salen a la luz las diferentes perspectivas de los diagnósticos. Esto requerirá habilidades de manejo de conflictos y un liderazgo fuerte para aprovechar, o las divisiones, o los conflictos potenciales, y convertirlos en un proceso de aprendizaje. Se espera que estas lecciones obtenidas a partir del trabajo con campesinos y con sus asesores técnicos en Oaxaca sean sólo el punto de partida para establecer un proceso que conduzca a una mejor comunicación del éxito y de los desafíos en el trabajo de promoción "de campesino a campesino". El trabajo futuro debe considerar a otros participantes y no participantes que están involucrados indirectamente y que se ven afectados por estos proyectos campesinos, ya que pueden tener otras herramientas para expresar su evaluación de tales iniciativas, y por lo tanto contribuir a fortalecer el trabajo de promoción campesina. Bibliografía Avina, Jeffrey et al. 1990. Evaluating the Impact of Grassroots Development Funding, Issues in Grassroots Development, Monograph Series, Arlington, VA, EUA: IAF. Bunch, R. 1985 Dos Mazorcas de Maíz: Una guía para el mejoramiento agrícola orientado hacia la gente. Oklahoma: Vecinos Mundiales. Chambers, R. 1992. Rural Appraisal: Rapid, Relaxed and Participatory, Discussion Papers, núm. 333, Brighton, Reino Unido: IDS. Gubbels, Peter. 1994. Farmer-First Research: Populist Pipedream or Practical Paradigm? A Case Study of the Projet Agro-Foresterie (PAF) in Burkina Faso, Scoones, I. y J. Thompson (comps.) Rural People’s Knowledge, Agricultural Research and Extension Practice. Londres: IT Publications. Holt-Giménez, Eric. 1995. The Campesino-a-campesino Movement: Farmer-led Agricultural Extension, IIRR/ODI Workshop on Farmer-led Approaches to Agricultural Extension, Philippines, 17-22 de julio 1995, manuscrito. Keane, Bernadette. 1996. Rural Appraisal Methods for Evaluating Alternative Agricultural Programmes: Utility for Stakeholders, documento de trabajo del programa MAP. Hiemstra, W., Reijntjes, C. y van der Werf, E. (comps.). 1992. Let Farmers Judge: Experiences in Assessing the Sustainability of Agriculture. Londres: IT Publications. IIED. 1992. New Horizons: The Social, Environmental and Economic Impact of Participatory Watershed Development. Propuesta de investigación, mimeo. Johnson, Deborah (s.f.) Evaluation - A Participatory Relationship: Using PRA Tools and Techniques for Evaluation, Discussion Paper, Oklahoma City, EUA: World Neighbors.


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(1) Fellow, Institute of Development Studies at the University of Sussex, Gran Bretaña. E-mail: j.blauert@ids.ac.uk


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