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La criminalización de las drogas: prohibicionismo, estigmatización, control social y guerra (par te 1) Pág
CEDICRIM | Año III | Núm. 22 | Agosto 2021
La criminalización de las drogas:
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Área de Investigación y Comunicación. Latinoamérica por una Política Sensata de Drogas (LPSD), Capítulo México Ulises Gustavo Hernández Espinoza Artículo de revisión* CRIMINologia
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Resumen
El presente artículo trata sobre el proceso de criminalización de las drogas desde el enfoque de la criminología. Para introducir al lector en este tema, el
autor consulta diversas fuentes reconocidas en sus
respectivas áreas para dar a conocer el contexto social, económico, político y jurídico de este fenómeno, y así, poder identificar el origen histórico del problema de las drogas y los hechos relacionados al inicio y auge del prohibicionismo, de la guerra contra las drogas y el narcotráfico; además, realiza una revisión de los resultados y efectos del prohibicionismo y la lucha antidroga, y para terminar, el autor presenta un análisis criminológico crítico y sus respectivas conclusiones sobre el tema en cuestión.
Abstract
This article deals with the drug criminalization process from the perspective of criminology. To introduce the reader to this topic, the author consults
* NOTA DEL AUTOR: El siguiente artículo se presentará en dos partes debido a la extensión del mismo, por lo que se invita al lector a permanecer pendiente de la segunda parte para continuar la lectura del artículo completo y cuente con toda la información que se considera relevante para el tema.
Este trabajo fue realizado con el apoyo de la organización sin fines de lucro Latinoamérica por una Política Sensata de Drogas (LPSD): organización dedicada a la defensa y protección de derechos humanos de consumidores de sustancias psicoactivas y a proponer políticas públicas más sensatas en materia de drogas, es decir, que garanticen los derechos de los consumidores, con enfoque de reducción de riesgos y daños, y con perspectiva de justicia social.
various recognized sources in their respective areas to publicize the social, economic, political and legal context of this phenomenon, and thus, to be able to identify the historical origin of the drug problem and drug problems. facts related to the beginning and rise of prohibitionism, the war on drugs and drug trafficking; in addition, it conducts a review of the results and effects of prohibitionism and the fight against drugs, and finally, the author presents a critical criminological analysis and their respective conclusions on the subject in question.
Palabras clave
Drogas, criminalización, prohibicionismo, estigmatización, control social, guerra.
Introducción
El problema de las drogas comienza por la ignorancia y por la desinformación, y el área de la criminología no ha sido la excepción; un claro ejemplo es la obra: “Criminología”, de Luis Rodríguez Manzanera (2013), que en su Capítulo XXII: Problemas criminológicos actuales, en el Apartado 7: Uso indebido de drogas, nos deja mucho que desear y la percepción de que el autor parte de estigmas y del error terminológico, y para rematar, sin sustento alguno, ya que ciertas afirmaciones que hace carecen de citas o referencias que pudiesen fundamentar sus argumentos, dejando en duda su credibilidad sobre este tema en específico; comenta el autor:
El problema ha debido replantearse varias veces, por lo menos ya ha quedado claro que sólo personas muy estúpidas o muy mal intencionadas aseguran que la droga (cualquiera que ésta sea), no hace daño o solo lo hace en grandes cantidades. Es necesario reafirmar que los adelantos actuales de la medicina han
demostrado la peligrosidad de la droga, aún utilizada una sola vez o en pequeñas dosis. (Rodríguez, 2013, p. 518)
Como puede notarse, el autor aborda la problemática de una forma muy banal y pobre (no le dedica ni una hoja al tema) y con una especie de moralina y prejuicios; pero en cuanto a sus afirmaciones: ¿Cuáles adelantos de la medicina? ¿De qué droga está hablando? El autor no cita ni un solo estudio
actual que confirme lo que comenta, ni especifica a qué droga se refiere. Y afirmar que las drogas son
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dañinas per se, sin importar cuál sea, solo deja en benéficas para el ser humano, como es el caso de los
evidencia su ignorancia y su nulo entendimiento de cannabinoides de la marihuana (Netzahualcoyotzi-
lo que es una droga en sí y su relación con el ser humano; diría Jonathan Ott: “Uno de ellos aseguró: <<No he tomado nunca, jamás, una sola droga>>, lo cual solo nos habla de deshonestidad o de una ingenua concepción errónea del término droga” (aparece en Hofmann, et. al., 1999, p. 106). Así que, en efecto, Rodríguez Manzanera no está siendo honesto o en
Piedra, et. al., 2009), así como la psilocibina y psilocina de los hongos enteogénicos (Serrano, 2009), independientemente de su legalidad, dosis o la frecuencia de su consumo. No por nada existen movimientos sociales que defienden su re-
legalización, que exigen el reconocimiento oficial de sus propiedades medicinales y terapéuticas
verdad ignora las nociones básicas de este fenómeno, además de que pasó por alto que, de hecho, y a saber: los médicos utilizan drogas, propiamente dicho, para aliviar o curar padecimientos y/o enfermedades; que muchas drogas ilegales sí que contienen propiedades (demostradas científicamente), la protección de los derechos humanos de sus consumidores, y una regulación para sus usos médicos, terapéuticos, e incluso, para el uso recreativo.
Cabe mencionar, que además de las referencias citadas, para profundizar un poco en el fenómeno de las drogas, se pueden consultar las obras: “Drugs without the hot air: minimising the harms of legal and ilegal drugs”, del neuropsicofarmacólogo inglés David Nutt (2012); en la obra clásica y reconocida: “Plantas de los Dioses: orígenes del uso de los alucinógenos”, de los doctos Richard E. Schultes y Albert Hofmann (2012); la obra: “Drogas”, de Cynthia Kuhn, Scott Swartzwelder y Wilkie Wilson (2012); y en la obra: “Investigación y psicoterapia psicodélica”, una recopilación de estudios e investigadores pioneros en los usos medicinales y terapéuticos de diferentes psicodélicos, realizada por el psicólogo
Iker Puente (2017); en estas obras, los autores nos introducen en el mundo de las drogas con un mejor enfoque: objetivo y científico.
Ahora bien, de acuerdo con los registros históricos, las drogas, que después de los alimentos son las sustancias más consumidas en todo el mundo, han acompañado a la humanidad desde la aparición del homo sapiens, y que según la evidencia, siempre han tenido un papel relevante en la vida diaria del ser humano, desde usos en la medicina, la religión, la espiritualidad y el esoterismo, así como una herramienta en la búsqueda de estados modificados de consciencia, del éxtasis, del placer y del goce, e inclusive, un medio para facilitar la interacción social (Brau, 1973; Ott, 2011; Nutt, 2012; Kuhn, et. al., 2012; Schultes y Hofmann, 2012); pero aquí la cuestión es: ¿en qué momento de la historia, esta conducta intrínseca y natural del ser humano, se convirtió en una problemática de escala global?
Para responder esta incógnita y evitar caer en afirmaciones prematuras y sin sustento, se utilizará el método sintético, el cuál es un proceso de razonamiento de las partes, aparentemente aisladas, que conforman un fenómeno para así reconstruir y unificar los elementos en un todo, que en este caso el fenómeno a estudiar es la criminalización de las
drogas, y así, poder formar e informar nociones y conceptos más objetivos y apegados a la v erdadera realidad (Martínez, 2011; Vicencio, 2015). El tipo de estudio es cualitativ o, es decir, se estudiará el contexto histórico, social, económico, político y jurídico de las drogas, para identificar el origen y los hechos relacionados al prohibicionismo, y a la guerra contra las drogas y el narcotráfico, y para ello, el diseño de esta investigación es docum ental, o en otras palabras, se consultarán diferentes obras sobre este tema, como: libros, artículos, estudios, documentos legales, etc., que ayuden y aporten información certera y
comprobable sobre este fenómeno, con el último objetivo de divulgar y promover información verídica, legítima, neutral y científica sobre las drogas (Martínez, 2011; Vicencio, 2015).
Del origen histórico del problema de
las drogas
Para adentrarnos en este tema, es necesario consultar la obra: “Las drogas y la formación del mundo moderno: una breve historia de las sustancias
adictivas”, de David T. Courtwright (2002) y el artículo: “Un enfoque crítico al proceso de criminalización de las drogas. Una solución democrática al
problema de las drogas”, escrito por Alejandro Gómez Jaramillo (aparece en: Ordaz y Cunjama, 2011, pp. 211-225), donde se va a identificar el origen de esta problemática. De acuerdo con los autores, se recalca que el uso de drogas es algo ancestral, los registros históri-
cos revelan que desde hace 10 000 años ya se consumían diversas
sustancias psicoactivas provenientes de la natu- raleza y ya eran bien conocidos los efectos de muchas plantas enteogénicas en varias civilizaciones (Hofmann, et. al., 1999; Ott, 2011; Schultes y Hofmann, 2012); un ejemplo específico, es el registro histórico del consumo de hongos enteogénicos representado en una pintura rupestre llamada: Cabezas redondas, que data del año 7 000 a.C. y que fue localizada en Tin-
Tazarift, en Tasli, Argelia; en la pintura se muestran figuras antropomorfas que danzan y empuñan un objeto en forma de hongos destacando el efecto que tienen los enteógenos sobre la mente humana (Hofmann, et. al., 1999; Ott, 2011; Schultes y Hofmann, 2012).
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Sin embargo, el problema de las drogas como
lo conocemos actualmente, se trata de algo más reciente, y se identifica que la problemática del uso indebido de drogas está ligada al origen del capitalismo, al comienzo de la edad moderna (entre los siglos XV y XVIII) y principalmente relacionado a las actividades propias del comercio (Courtwright, 2002). Es a partir de la comercialización a gran escala, de lo que Courtwright llama placeres psicoactivos, donde comienza esta problemática de las drogas. Durante el siglo XVI, se introdujeron las drogas al comercio global con el nacimiento del comercio transoceánico y por la formación de monopolios e imperios
económicos por parte de las élites europeas (Courtwright, 2002). Al respecto, comenta Gómez Jaramillo: “el comercio mundial de las drogas fue impulsado por la expansión europea, lo cual ha traído consecuencias ambientales y sociales que determinan el problema de las drogas hasta hoy” (aparece en Ordaz y Cunjama, 2011, p. 220).
La expansión europea y en especial, el comercio de drogas, se volvió significativo cuando comenzó a popularizarse el uso recreativo o no médico, o fuera de las ceremonias, ritos y usos tradicionales, principalmente de drogas como el tabaco, el alcohol y el café, las tres grandes drogas en palabras de Courtwright, y los tres pequeños: cannabis, coca y
opio; en el caso del opio (una de las principales y primeras drogas prohibidas), por ejemplo, era elemental en la medicina árabe y ya existían comerciantes de menor escala que lo distribuían a Irán, a India y a China, pero no fue sino hasta mediados del siglo XVIII que los británicos perfeccionaron un sistema de rutas para su comercialización, emergiendo una verdadera expansión de su consumo recreativo (Ordaz y Cunjama, 2011; Courtwright, 2002).
Este mercado psicoactivo, con palabras de Courtwright, representó una gran fuente de ingresos para las élites europeas, y además, facilitó el control y explotación de los trabajadores chinos, los nativos americanos y los esclavos africanos, en otras palabras, gracias al uso generalizado y popular de ciertas drogas, resultó ser una nueva y eficiente forma de dominación y control, a ojos de la clase dominante (Courtwright, 2002). Al paso del tiempo, se desarrollan nuevas técnicas de producción y surge la industrialización del comercio, y este cambio hizo más visible el uso y abuso de drogas entre los trabajadores en las fábricas, y con ello, una gran preocupación para los dueños del capital y de los medios de producción (Courtwright, 2002); al respecto dice Gómez Jaramillo: “Nuevamente se trata de un fenómeno
ligado al desarrollo del capitalismo. La prohibición y restricción de algunas drogas se explica en gran medida por el interés capitalista de mejorar la calidad de la mano de obra en las grandes fábricas” (aparece en: Ordaz & Cunjama, 2011, p. 222).
En pocas palabras, “aquello que fue promovido por las élites imperiales ahora era reprimido por los industriales” (Gómez Jaramillo, aparece en: Ordaz y Cunjama, 2011, p. 222). Al respecto, se vuelve a citar a Gómez Jaramillo, ya que no hay mejor manera para enunciar el siguiente hecho:
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Se trata de un cúmulo de fenómenos integrados al origen y desarrollo del capitalismo que hacen del problema de las drogas un tema del mundo moderno. El problema sanitario como consecuencia del desmedido consumo de las
drogas fue causado por los intereses económicos de las élites de los países europeos. La decisión de criminalizar y prohibir el tráfico de las drogas se produce por múltiples causas, pero todas referidas al mercado internacional y a los intereses de las clases dominantes. (Aparece en: Ordaz & Cunjama, 2011, p. 222)
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En poco más de 85 años, entre 1875 y 1961,
Del prohibicionismo
Posterior a la era moderna, al término del siglo XIX, surge una tendencia política y jurídica de prohibir las drogas con la intención de controlar (e incluso erradicar) su producción y su consumo, y así, comienza el proceso de criminalización e instituciodesde Occidente y en particular desde Estados
Unidos, se elaboró un marco jurídico que hoy obliga a 188 países a luchar coordinadamente para erradicar el cultivo, comercialización y consumo de drogas definidas como ilegales. (Díaz, 2016, p. 19)
nalización de esta postura, derivado de los intereses
económicos y de controlar el abuso de drogas que las mismas élites propiciaron, y que en pocas palabras, beneficiarían al sector industrial y comercial, y por lo tanto, a los gobiernos y regímenes dominantes (Courtwright, 2002). Para adentrarnos en esta fase, se tomará como referencia la obra: “Drogas: caminos hacia su legalización”, del político y economista mexicano Jorge Díaz Cuervo (2016); principalmente para identificar los hechos históricos relacionados a esta fase de criminalización y que conjuntamente crearon, lo que Díaz Cuervo define
como, un sistema normativo prohibicionista en materia
de drogas; al respecto comenta:
A continuación, se enlistan en orden cronológico los hechos históricos relacionados a la prohibición de las drogas y a la formación del marco jurídico que menciona Díaz Cuervo (tomados de: Díaz, 2016, pp. 19-88):
1875: se presenta el primer instrumento prohibicionista en San Francisco, California, Estados Unidos; donde se prohíben los establecimientos para fumar opio de la creciente comunidad china. 1883: el Congreso de Estados Unidos elevó el impuesto a la importación de opio destinado al uso recreativo, sin modificar las tarifas arancelarias para los otros usos.
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1887: se prohíbe estrictamente a cualquier sujeto de origen chino importar opio; dejando abierta la posibilidad de importar a personas de cualquier otra nacionalidad.
1905: se aprueba en el Congreso de los Estados Unidos la primera ley anti-drogas, para crear medidas de control a la importación, producción y consumo de opio para fines medicinales y de prohibición total del uso recreativo, pero en Filipinas.
1911: el Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidos promueve la celebración de la Primera Convención Internacional del Opio.
1913: la prohibición alcanza al alcohol y se aprueba en Estados Unidos la Webb-Kenyon Act, que facultó a los estados a imponer restricciones a la producción, comercio y consumo de alcohol. 1890: se presentó una legislación donde se estipuló que solo ciudadanos estadounidenses pudieran procesar opio para ser fumado.
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1909: Estados Unidos convocó a una conferencia internacional sobre el control del comercio internacional del opio, celebrado en febrero de ese año en Shanghái, China; y donde participaron 13 países. Posterior a la conferencia, en abril de ese mismo año, se aprueba la Opium Exclusion Act, donde se define al opio como sustancia ilegal, se prohíbe su consumo y faculta al gobierno federal para erradicarla.
1912: se firma en La Haya, Holanda, el primer tratado internacional en materia de drogas, donde acuerdan imponer restricciones solo al opio y a la cocaína, aunque algunos actores políticos también estaban interesados en incluir, sin lograrlo, al cannabis.
1914: el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson firmó la Harrison Narcotics Tax Act, donde se incorpora la cocaína como sustancia regulada y que se caracterizó por ser una ley de naturaleza fiscal.
1920: La Liga de Naciones crea el Comité Consultivo sobre el Tráfico del Opio y otras Drogas Nocivas.
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1922: se aprueba la Narcotics Drugs Import and Export Act, cuyo objetivo era añadir más control al comercio internacional de opiáceos y surtir a países con carencias de estas sustancias para fines medicinales. En ese mismo año, se crea en Estados Unidos, la Federal Narcotics Control Board of Prohibition para regular y emitir los lineamientos referentes para tratar las adicciones previstos en la Harrison Act de 1914.
1930: se crea en Estados Unidos la Federal Bureau of Narcotics (FBN), una agencia federal facultada para hacer valer la Harrison Act a nivel local e internacional.
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1932: se aprueba en Estados Unidos la Uniform State Narcotics Act, norma que mandataba a las entidades federativas a homologar sus leyes de narcóticos con las federales con el fin de mejorar el control sobre las sustancias prohibidas al momento. 1919: Estados Unidos e Inglaterra incorporan la Convención de La Haya al Tratado de Paz de Versalles para que la mayoría de países miembros la ratificaran, y además de poner fin a la Primera Guerra Mundial, entrara en vigor la prohibición del opio y de la cocaína en todo el mundo. Paralelamente, en enero de ese año, se aprueba la Enmienda Dieciocho a la Constitución de Estados Unidos, donde se prohibió la importación, exportación, producción, comercio y consumo de alcohol, y en octubre de ese año, nace la Volstead Act, que reforzaba las medidas restrictivas y facultaba a los gobiernos locales a erradicar el alcohol.
1929: se impulsa la Porter Narcotic Farm Act, mediante la cual se crean dos hospitales para tratar adicciones en las prisiones federales de Forth Worth y Lexington, en Estados Unidos.
1931: se aprueba desde la Liga de Naciones la Convención para Limitar la Fabricación y Reglamentar la Distribución de Drogas Estupefacientes. Y en México, el presidente Pascual Ortiz Rubio firmó el decreto para crear un nuevo Código Penal Federal, cuyo Título Séptimo está dedicado a los Delitos contra la Salud, donde se incluyen los actos relacionados a las drogas prohibidas.
1936: 41 países (incluido México) de la Liga de Naciones aprueban la Convención para la Supresión del Tráfico Ilícito de Estupefacientes Nocivos.
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1938: la Food and Drug Administration del Departamento de Salud de Estados Unidos se involucra y clasifica las drogas en función de los efectos en el organismo humano y se sientan las bases para el control de sustancias, fórmulas y patentes para uso medicinal.
1942: en medio de la Segunda Guerra Mundial, el Congreso de Estados Unidos aprueba la Opium Poppy Control Act que prohibió el cultivo o posesión sin licencia de papaver somniferum, planta de la que se extrae el opio, el objetivo era controlar por medio de licencias la producción y posesión de la materia prima con la que se elabora el opio y sus derivados, elementos fundamentales para la industria farmacéutica.
1956: se aprueba en Estados Unidos la Narcotics Control Act, que incrementa las penas a los involucrados en venta y posesión de drogas prohibidas, y agrega la pena de muerte para quien venda opio a menores de edad. Además de sostener la visión inhumana frente a los adictos, ya que sugiere separarlos de la sociedad como medida para evitar contagios. 1937: la prohibición alcanza al cannabis y se aprueba en Estados Unidos la Mariguana Tax Act, la cual se construye jurídicamente sobre las bases del Harrison Act, es decir, impone restricciones y obligaciones de tipo fiscal y marca el inicio de la lucha por erradicar su producción y consumo en Estados Unidos.
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1940: en México, es publicado en el Diario Oficial de la Federación por Lázaro Cárdenas del río, el Reglamento Federal de Toxicomanías del Departamento de Salubridad Pública.
1951: se aprueba la Boggs Act que estableció sentencias mínimas para trasgresores en materia de drogas; se crea el Interdepartamental Commitee on Narcotics para sistematizar información relacionada al control de drogas y tratamiento de adicciones; y se aprueba la Durham-Humphrey Amendment en la que se definen dos grandes categorías que separan los fármacos que requieren receta médica, de aquellos de venta libre.
1961: la Asamblea General de Naciones Unidas de la Organización de las Naciones Unidas, suscrita en Nueva York, adopta la Convención Única sobre Estupefacientes cuyo objetivo fue el control de drogas prohibidas a nivel mundial.
1963: la Advisory Commission on Narcotics and Drug Abuse entrega un informe con recomendaciones hechas al presidente John F. Kennedy, que tuvieron como resultado que las facultades de investigación del FBN en materia de drogas pasaran al Departamento de Justicia y en materia de tráfico legal, pasaran al Departamento de Salud. En ese mismo año, la Community Mental Health Centers Act define la adicción como una enfermedad mental.
1971: desde la Organización de las Naciones Unidas se firma la Convención Única sobre Sustancias Psicotrópicas que incluye más sustancias prohibidas y refuerza el control de drogas prohibidas a nivel mundial.
1976: en México, el Presidente Luis Echeverría Álvarez expide un nuevo Reglamento sobre Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas que se alinea con las convenciones internacionales sobre drogas prohibidas vigentes al momento.
1988: se firma en la ONU la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito
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de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, siendo el tercer tratado internacional en materia de drogas, y con el cual se consolida el prohibicionismo y la lucha antidroga promovida por Estados Unidos y que termina por conformar el marco legal internacional para el control y erradicación de drogas prohibidas a nivel mundial en la actualidad. 1966: se aprueba la Narcotic Addict Rehabilitation Act, que promueve el tratamiento médico como alternativa a la prisión para detenidos por consumo de drogas.
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1973: Richard Nixon crea por decreto la Drug Enforcement Agency (DEA) cuyo objetivo era centralizar el combate al narcotráfico a nivel nacional e internacional.
1986: Ronald Reagan promulgó la Directiva de Seguridad Nacional 221, la cual definió el tráfico internacional de drogas como una amenaza a la Seguridad Nacional de Estados Unidos.
De la guerra contra las drogas y el
narcotráfico
Para este apartado se consultaron las obras: “Historia del Narcotráfico en México”, del ex-director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), Guillermo Valdés Castellanos (2013); el libro: “Drogas: su legalización”, del investigador Eduardo López Betancourt (2009) y la obra: “¿Qué querían que hiciera?”, del investigador 1971: Richard Nixon declara oficialmente la guerra
contra las drogas, el primero en acuñar el término guerra, en la cruzada antidroga del país norteameri-
cano.
1975: Estados Unidos implementa la Operación Cóndor, que se trató de un despliegue militar de 10 000 efectivos para destruir cultivos ilegales de marihuana y amapola en la sierra que comparten los estados de Sinaloa, Chihuahua y Durango.
1978: el gobierno de Colombia puso en marcha la Operación Fulminante, para destruir cultivos de marihuana en la Guajira y la zona atlántica, también hubo un despliegue de 10 000 efectivos del ejército colombiano.
1981: Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, hace un segundo llamado a la guerra contra las drogas, quien se enfrenta al primer grupo criminal de tráfico internacional de drogas: el Cártel de Medellín, del colombiano Pablo Escobar.
Luis Astorga (2015). Para comenzar, se citará una frase atribuida a Noam Chomsky (s.f.), que más allá de quién lo escribió, lo que menciona resulta fríamente acertado: “Cuando más logra usted aumentar el miedo a las drogas y el crimen, […], más controla a toda la gente”.
A continuación, se destacan en orden cronológico los hechos históricos de la escalada de la intervención militar en esta problemática (tomados de: Astorga, 2015, pp. 19-30): 1969: La presidencia de Richard Nixon en Estados Unidos activa la Operación Intercepción, que se trató de un cierre de la frontera con México en un
intento de frenar la entrada de drogas a su país y de obligar a México a alinearse con la estrategia impuesta por el país norteamericano.
1986: el gobierno de Estados Unidos comenzó en Bolivia la Operación Blast Furnace (Operación Alto Horno) con tropas del Comando Sur, agentes de DEA y helicópteros Black Hawk, en apoyo a la Policía Nacional para destruir lugares de procesamiento de coca en los departamentos del Chapare, Beni y Santa Cruz.
1987: la DEA y el Bureau of International Narcotics Matters del Departamento de Estado iniciaron la Operación Snowcap (Operación Corona de Nieve) en 12 países, pero centrando actividades en Perú, Bolivia y Ecuador.
1989: la administración Bush lanzó la Iniciativa
Andina en Colombia, Perú y Bolivia para reducir la producción y el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos.
2000: se dio inicio al Plan Colombia, una intervención de Estados Unidos en su intento de terminar el
conflicto armado en Colombia y de crear una nueva estrategia antidroga en esa zona.
2006: en México, el presidente Felipe Calderón, declara oficialmente la guerra contra el narcotráfico y da inicio a la Operación Conjunta Michoacán.
2008: Estados Unidos da inicio en México la Ini-
ciativa Mérida.
De los resultados de la prohibición y
la guerra contra las drogas
De esta manera, se hará una revisión de los resultados de más de un siglo de prohibición de algunas drogas, y para ello, se tomarán en cuenta las mismas declaraciones hechas por las Naciones Unidas, quienes reconocieron oficialmente las consecuencias negativas de la guerra contra las drogas y el narcotráfico (aparece en: López, 2009, p. 116):
La creación de un mercado negro controlado por el crimen.
Los recursos destinados a la lucha contra el
crimen se aplican en detrimento de la inversión en salud pública.
La represión ha trasladado la producción a otros lugares, manteniendo una oferta global estable.
Los cambios en los precios como consecuencia de la represión, no ha erradicado el consumo, solo lo ha desplazado hacia otro tipo de drogas.
La política prohibicionista ha generado la estigmatización de los adictos.
Así pues, resulta evidente que no se han cumplido los objetivos del prohibicionismo, en especial, el consumo de drogas, ya que, de acuerdo al Informe Mundial sobre las Drogas del 2021, en el año 2020, 275 millones de personas consumieron drogas ilegales (con una tendencia a la alta) y de esta cantidad 36 millones de personas presentaron algún tipo de trastorno derivado de su consumo (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito [UNODC], 2020). Dichas cifras tampoco son de alarmarse, ya que solo representa un 3.5% de la población mundial en el caso del total de consumidores, y en el caso del total de consumo problemático solo representan un 0.05% de la población mundial; alrededor de 7 875 millones de personas habitan el mundo actualmente (Fondo de Población de las Naciones Unidas [UNFPA], 2021). El consumo de drogas tampoco figura como una causa principal de mortalidad en el mundo, al contrario de la diabetes m ellitus y las enfermedades cardiovasculares, donde si hace falta el recurso que los gobiernos despilfarran con la prohibición (Organización de las Naciones Unidas [UN], 2020).
Ahora que se sabe que la prohibición hace más daño que las drogas mismas, muchos países han optado por alternativas en los últimos años, como
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Uruguay que legalizó por completo el cannabis en 2013, Canadá que legalizó la misma planta en 2018, e irónicamente, en Estados Unidos que se ha ido legalizando parcialmente, entre otros (Colombo, 2017; Simon, 2018) . Además de representar un despilfarro multimillonario de recursos económicos, la prohibición es un factor causante del aumento de la violen-
cia, la inseguridad y de muertes relacionadas a la guerra contra las drogas, también margina a los sectores más vulnerables de la población y aparte ha facilitado la corrupción y la infiltración de criminales en el gobierno, gracias al poder económico que han acumulado ciertos grupos de narcotraficantes, en el caso de México. Además, cabe mencionar un comentario de Jonathan Ott (2011):
Suele afirmarse que ilegalizar las drogas es la posición moral de todo gobierno, pues su uso lo consideran algunos inmoral, o incluso atentatorio contra la fortaleza moral del ciudadano. Pero los gobiernos que adoptan esta postura moralizante no hacen sino promover el uso de drogas como alcohol o nicotina, al igual que esa mayoría de ciudadanos intachables opuesta al uso de ciertas sustancias ilegales, pero consumidora de otras. (p. 44)
Y en efecto, de acuerdo a cifras oficiales, en el mundo hay más de 2 000 millones de personas que consumen alcohol (Organización Mundial de la Salud [WHO], 2018) y más de 1 300 millones de personas que consumen tabaco (WHO, 2019) (sin contar los millones de personas consumidoras de café y múltiples fármacos) por lo que la afirmación de Ott es contundente; y que además representa otro signo, de que la lucha contra la producción y el consumo de drogas (ahora sí, cualquiera que esta sea), es y seguirá siendo un completo fracaso, ya que es un hecho, que las personas en el mundo seguirán consumiendo drogas, como se ha venido haciendo desde hace 10 000 años (o más) hasta la actualidad; comenta Luis Astorga (2015):
Una evaluación de la producción, tráfico y consumo de drogas ilegales en México –y en el mundo- desde que se aprobaron las primeras leyes prohibicionistas en el país, en los años del siglo XX, muestra que las políticas puestas en marcha para intentar reducir los niveles de esas actividades no han tenido éxito. (p. 19)
Segunda parte en la próxima edición.
Revista digital de contenido criminológico, criminalístico, seguridad humana y prevención de la violencia Hibristofilia
La parafilia de un gusto peligroso
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Licenciada en Psicología Criminológica Montserrat Romero Caballero Artículo de revisión CRIMINologia
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Resumen
La hibristofilia es vista como la parafilia hacia delincuentes, pero como tal la falta de investigaciones concretas su definición aun no es exacta, así como motivaciones y características como en otras parafilias.
Dentro de este artículo se recapitula la diferente terminología empleada para definir la hibristofilia, así como englobar las características más frecuentes de quien la padece; así como los posibles tratamientos que se han llegado a tomar en cuenta ante estas situaciones, pues sin darnos cuenta es un gusto que en ciertos casos se empieza a normalizar sin pensar en las consecuencias que conlleva.
Palabras clave
Hibristofilia, motivaciones, delincuentes, definición, características, tratamiento.
Key words
Hibristophilia, motivations, criminals, definition, characteristics, treatment.
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Enclitofilia por Edmond Locard en 1938, Hibristofilia por John Money en la década de los 50´s y Síndrome de Bonnie & Clyde por Muse & Frigola en 2003, todos estos nombres hacen referencia a lo mismo; atracción por individuos peligrosos.
Este término aun no aparece dentro de los ma-
nuales de diagnóstico y escasea la información con respecto a esto, pero se han recabado datos importantes para poder afirmar la existencia de esta, tales como: la falta de una relación sexual, pues puede mantenerse como simple inclinación amorosa u atraccion o una búsqueda de relación y/o vinculo ción mezcla de soberbia, orgullo y ambición. Dicha
emoción empuja al humano a atrevimientos que sobrepasan las normas, transgredir los límites y actuar de forma temeraria; haciendo referencia entonces a una actitud de exceso de confianza y falta de humildad, teniendo así el “Síndrome de Hybris”, el cual designa personas altivas que rozan la megalomanía.
sentimental, así como búsqueda inconsciente de Por ende, quien tiene hibristofilia es atraída a las ac-
protección.
1 titudes de Hybris.
2
Pese a la falta de estudios sobre el tema, se pueden encontrar casos donde esta aparece, la etimología, sus posibles causas o características, así como posibles tratamientos. La etimología en este caso se dividió principalmente en dos:
Enclitofilia, proviene del griego “kleitos” esto es amor a la fama y amor por las personas famosas, de modo que, al faltar el sujeto peligroso, este término cambio a hibristofilia.
Hibristofilia, “Hibris” del griego “hybris” cuya traducción es desmesura, hace referencia a una emo-
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1 Romero Sarah, (2020) ¿Qué es la hibristofilia? https:// www.muyinteresante.es/curiosidades/preguntas-respuestas/que -es-la-hibristofilia-531415281641 2 Torres Blanca, (2015) Hibristofilia http:// www.blancatorres.org/2015/11/16/hibristofilia/ 3 Rodriguez Aylin, (2021) ¿Qué es la hibristofilia?. https:// muysalud.com/mente/que-es-la-hibristofilia/
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´ Clasificacion
Recordando entonces, que la hibristofilia la tiene quien se siente atraída a la persona peligrosa, se ha podido estudiar que se clasifica en dos tipos:
3
1.
Pasiva: Quien siente atracción por el criminal de forma sexual y/o romántica, pero no participan
en sus actos, son los que suelen pensar que su amor puede rescatarlos, excusan el comportamiento y creen que no les harán daño.
Agresiva: Participa de forma activa en los actos criminales de su enamorado. Puede atraer victi-
mas para el delito, ayudan a esconder pruebas; este puede llegar a no entender que el sujeto le manipula y creen en la posibilidad de un amor real y mutuo, buscando ser amados y aprobados por el criminal.
Ahora bien, para que exista este tipo de atracción en ambos personajes debe haber características
2.
estudios se pueden encontrar características de la personalidad persistentes en los pocos casos recabados, así como también posibles motivos de la existencia de esta atracción.
Persona Hibristoflica
Sujetos con atracción heterosexual. Mas común en mujeres. Baja autoestima. Alto sentido de sumisión. Sometimiento a la manipulación. Posible extremo fanatismo. Antecedentes de abuso. Búsqueda inconsciente de protección
Estereotipo social (teniendo en cuenta que este término apareció cuando las actitudes machistas estaban bien vistas como el tipo de pareja sumisión/agresión).
Sujeto del Deseo
No suele ser un delincuente de bajo peligro. Bajo apego emocional. Suele tener presente la triada oscura de la personalidad la cual hace referencia a la combinación de rasgos de personalidad como maquiavelismo, narcicismo y psicopatía.4
Casos observados
Los datos recabados de este comportamiento comenzaron a ser vistos, en casos de grandes asesinos seriales tales como Ted Bundy, Richard Ramí-
rez, Carlos Robledo “El Ángel” o más recientemente el James Eagan Holmes “Joker de Aurora”. Aunque no siempre se encuentra la hibristofilia cuando ya está la relación estable, también se ven indicios de
4 Iruzubieta Angela, (2018/2019) Toxicidad en las relaciones de pareja de 18 a 30 años e hibistofilia p.p 65-67. https:// zaguan.unizar.es/record/85039/files/TAZ-TFG-2019-3395.pdf
esta desde que detienen al delincuente, en los juicios o apariciones en medios, un ejemplo en México fue en la captura de Ovidio Guzmán, las redes sociales principalmente en mujeres resaltaban la belleza de este y afirmaban “no importarles lo que hizo con tal y estar con el”; mostrando de esta forma un principio inconsciente por la hibristofilia pues solo mostraban importancia por su aspecto físico y búsqueda de cercanía, sin tomar en cuenta el camino delictivo y pese a que lo dijeran sin realmente querer buscarlo, algo en su inconsciente probablemente quería ir.
Actualmente la atraccion hibristofilica puede verse no solo en casos de asesinos seriales, se pueden malizados, por ejemplo por medio de redes sociales tales como tik tok y Twitter donde a finales del año 2020 se ha promocionado mucho el uso de sitios web como “write a prisioner” o “prisioner pen pal” donde la finalidad es escribir con presos principalmente de estados unidos, donde en gran parte de las historias recopiladas de estos sitios, se terminan “enamorando” o al menos con atraccion mutua, así como casos donde el recluso queda en libertad llegan a suceder las relaciones en persona, tras estos testimonios sugieren que es una gran forma de conseguir una pareja, en este caso también podemos notar más casos recopilados en hombres pero fallidas en el caso de la libertad de la reclusa.
notar en comportamientos que comienzan a ser nor-
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Otro ejemplo visible es en Ciudad de México, dentro de algunas de las parejas jóvenes que van entre 14-17 años, donde comúnmente el joven es distribuidor de droga o asaltante a transporte público y la pareja de este se siente protegida por este quien al final entra en clasificación delictiva aunque en casos más peligrosos, el joven ya pertenece a una banda delictiva y los delitos cada vez son más graves pese a esto la joven sigue a su lado pues su pareja ya tiene mayor “nivel” y sienten mayor reconocimiento.
5
Hasta la fecha no se ha concluido un tratamien-
to específico pues tampoco se considera una enfermedad, sin embargo, hay casos donde la vida de la persona puede correr riesgo y es mejor salir de ahí, por lo que se han concluido diferentes metodologías tales como terapias psicológicas conductuales y cognitivas, uso de hormonas y medicamentos psicotrópicos, técnicas de programación de la masturbación podrían contribuir a debilitar la asociación creada entre placer/criminal.
Finalmente, la falta de estudios científicos a este gusto es lo que mantiene poco conocimiento hasta de la misma existencia de la hibristofilia, pero, por lo poco que se conoce y se ha recabado siempre se ha llegado a la misma conclusión: no es enfermedad, tampoco parafilia pues carece de objeto, suele ser peligroso, más común en mujeres y el gusto es
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inconsciente.
6
1 De la Fuente Velazco, (2015) Amor y Muerte, Mujeres enamoradas de asesinos: La hibristofilia https://criminal-mente.es/2015/07/31/amor-y-muerte-mujeres-enamoradas-de-asesinos-seriales-la-hibristofilia/ 2 Martin Hugo, (2020) ¿Qué es la hibristofilia? El trastorno que provoca atraccion sexual por criminales violentos en prisión https://www.infobae.com/sociedad/2020/03/08/que-es-la-hibristofilia-el-trastorno-que-provoca-una-atraccion-sexualpor-los-criminales-violentos-que-estan-en-prision/
Referencias
De la Fuente Velazco, (2015) Amor y Muerte, Mujeres enamoradas de asesinos: La hibristofilia
https://criminal-mente.es/2015/07/31/amor-y-muerte-
mujeres-enamoradas-de-asesinos-seriales-la-
hibristofilia/
Iruzubieta Angela, (2018/2019) Toxicidad en las relaciones de pareja de 18 a 30 años e hibistofilia p.p 65-67
https://zaguan.unizar.es/record/85039/files/TAZ-
TFG-2019-3395.pdf
torno que provoca atraccion sexual por criminales violentos en prisión
https://www.infobae.com/sociedad/2020/03/08/que-
es-la-hibristofilia-el-trastorno-que-provoca-una-
atraccion-sexual-por-los-criminales-violentos-
que-estan-en-prision/Rodriguez Aylin, (2021) ¿Qué es la hibristofilia?. https://muysalud.com/ mente/que-es-la-hibristofilia/
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Torres Arturo, (2021) Hibristofilia: la atraccion por las personas peligrosas. https:// psicologiaymente.com/clinica/hibristofilia
Torres Blanca, (2015) Hibristofilia http:// www.blancatorres.org/2015/11/16/hibristofilia/
Revista digital de contenido criminológico, criminalístico, seguridad humana y prevención de la violencia Crítica a las teorías criminológicas
una perspectiva personal
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Licenciada en psicología / Maestra en criminología Imelda Angeles García Artículo de opinión personal CRIMINologia
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Resumen
Se realizó el estudio, si no minucioso, por lo menos pertinente, de las aportaciones teóricas dadas por algunas de las teorías que conforman a las direcciones criminológicas, es decir, la perspectiva biológica, sociológica y
psicológica; podemos percibir que independientemente de la óptica particular de la cual nacen, existen elementos servibles al análisis del fenómeno criminal en cada una de ellas y que la relevancia de una frente a la otra, no radica específicamente en la utilidad-aplicabilidad de los postulados de los que parten, si no de las circunstancias y el contexto en el que se les emplea, pues por controversial que esto parezca, es de acuerdo al plano en el que hemos de intervenir, lo que delimitara la dirección criminológica a seguir.
De este modo, las teorías biológicas son particularmente útiles, al igual que las teorías psicológicas cuando intentamos comprender el ¿por qué? de la conducta desviada pero desde los aspectos internos del individuo, tales como las emociones, motivaciones, frustraciones, el carácter, el funcionamiento cerebral, bioquímico, etc. Sirva de ejemplo al caso concreto el criminal con déficit intelectual o el que padece de esquizofrenia paranoide o, porque no decirlo, los estados de emoción violenta; ocasiones en las que la explicación sociológica o sociología criminal resultaría por demás deficiente, ya que aun cuando a través de alguna de sus teorías, específicamente de la teoría del labelling aproach, intentará explicar lo improcedente e insuficiente del tratamiento institucional -específicamente, del penitenciario- hacia el criminal; no lograría exponer tan atinadamente como lo haría la vertiente biológica
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o psicológica, el por qué el sujeto con éste tipo de características (trastorno mental, estado emocionales alterados, etc.) se vio impelido o no pudo evitar cometer la conducta desviada; además de que si lo que realmente se quiere es centrar la atención en el tratamiento individualizado y justo del sujeto que comete el acto criminal, sintetizando lo señalado por autores como JOHN HOWARD, HEREMY BENTHAM y CESAR BECCARIA respecto a la individualización y humanización de la pena, bien valdría echar mano de las aportaciones realizadas por la vertiente biológica, psicológica y/o psiquiátrica que contribuyen al estudio de la personalidad del individuo dentro del marco de la Criminología Clínica con el fin de evitar que, aquel sujeto que, padeciendo una enfermedad mental al momento de delinquir, se le sancione o trate de la misma forma en que se haría con el sujeto mentalmente sano, capaz de comprender las implicaciones de su proceder, ya que de ser así, estaríamos frente a una involución del sistema, que de por sí muestra un fuerte estancamiento, pero que a mi parecer resulta in-
verosímil e ingenuo atribuir al uso de una u otra corriente teórica, más bien la adjudicaría a la organización política y económica del país en el que vivimos. En donde el interés por el combate a la criminalidad y el tratamiento del criminal no parece ir, ni ser, más allá de una formulación abstracta, tal y como lo aborda la nueva criminología o criminología crítica, la cual no sólo hace visible lo limitado de las explicaciones etiológicas del crimen, sino que marca la necesidad de mirar hacia los componentes de los sistemas de control social, particularmente del sistema penal y su “real” participación frente al fenómeno criminal, como lo veremos más adelante, por ahora, continuemos con el análisis sobre la utilidad de la
teorías de corte psicológico.
Puesto lo anterior, se observa que la utilidad de la psicología está en el estudio de la personalidad del criminal, pero no sólo del criminal mentalmente enfermo, pues como a psicología y las aportaciones realizadas por SIGMUND FREUD, ALFRED ADLER y CARL GUSTAV JUNG sobre la personalidad tienen una marcada influencia en torno al estu-
dio de la motivación intrínseca del individuo que lo lleva a delinquir, pero vale la pena aclarar que no es sólo respecto al criminal con alguna alteración, sino también frente al sujeto mentalmente sano. Pues ¿cómo se explicaría usted que el individuo sin enfermedad mental o trastorno de personalidad, se convierta en criminal? Y, no sólo realice actos criminales, si no que tenga formas específicas de cometer el hecho, o peor aún, que careciendo de enfermedad mental o trastorno de la personalidad, teniendo una familia, educación, una formación académica y un buen empleo, comete una conducta desviada o que careciendo de esto (analfabeta, ingresos económicos insuficientes, etc.) no delinca, lo cual resultaría
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contradictorio a la explicación sociológica del crimen, la cual basa aquella en los factores externos del individuo como el clima, la zona de residencia y los contactos personales, el factor económico, entre otros.
De este modo, y esperando no reducir a una visión puramente psicológica el fenómeno de la corrupción –que también tiene un componente sociológico-, me he tomado la libertad de citar al cohecho, el enriquecimiento ilícito y la tortura para explicar cómo estos actos ilícitos pueden explicarse con base a la motivación intrínseca del individuo, tal y como lo señala CARL GUSTAV JUNG; pues sin ánimo de desplazar el análisis psicológico a uno sociológico, pero que resulta pertinente plantear de la siguiente manera para lograr verter la idea que fundamenta el carácter intrínseco de las motivaciones en el hecho
delictivo, vale la pena precisar que en los dos primeros, su motivación se encuentra intrínseca en su necesidad de poder económico y en el segundo, en su necesidad de dominancia (sentirse superior frente al otro al minimizarlo, sobajarlo y lesionarlo); pues si bien es cierto que el policía “actúa para el bien de la colectividad”, no escapa a la razón que hay momentos en los que éste operador de la justicia ha servido a intereses particulares o de un sector limitado, ya
que aun siendo un representante de la legalidad, lacera el bien del otro al infligir la tortura y en esos casos es cuando me pregunto: ¿violenta el derecho del otro por el bien de la colectividad?... Entonces, ¿por qué violenta el derecho del otro? ¿Por qué tortura?... Es cierto que existe una gama diversa de elementos por analizar para responder esa pregunta, pero dentro estos elementos hallamos el de carácter individual, pues mi experiencia profesional me ha indicado que forzosamente tendríamos que estudiar lo que motiva al individuo a cometer o no cometer el hecho crimi-
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nal, es decir, ¿por qué? Unos policías sí y otros no torturan, si sirven al mismo sistema, en definitiva, tiene que ver con los elementos internos del individuo.
En esta misma línea, podríamos citar a manera de ejemplo al agresor sexual, el maltratador domésti-
co, el homicida, entre otros; que a través de sus víctimas logran ese poder que les permite compensar sus sentimientos de inferioridad (sea sexual, de estima, etc.) y de los cuales podría hacerse un vasto análisis; sin embargo, para el fin de nuestra investigación baste con lo ya descrito en el párrafo anterior para indicar parte de la utilidad de las teorías de corte psicológico en la explicación del fenómeno criminal, pues otra de sus aportaciones –aunque fuertemente criticada- tiene que ver con el tratamiento del delincuente.
La Psicóloga tradicional también ha sido particularmente útil en el tratamiento del individuo, no sólo para disertar respecto de cuál ha de ser el tratamiento a brindar, sino por cuanto es el área responsable de brindarlo, de “cambiar” al individuo y convertirle en un ser diferente, aspecto que si bien fue altamente criticado por la Psicología radical al considerar que dicha modificación es conforme a los intereses de aquellos que detentan el poder, yo me atrevería a decir que no es así, que no es que la psicología tradicional esté al servicio del estado sino que insertada en una sociedad determinada, es difícil que escape a los constructos sociales de aquella, pues no es la esencia de la disciplina la que tergiversa la teoría, sino el contexto social, económico y político al que debe ceñirse su ejercicio, lo que entonces acarrea serías limitaciones a cualquier disciplina y a lo cual, tampoco ha escapado la dirección sociológica, la que a pesar de estar interesada en explicar el fenómeno criminal
con base al
estudio de los factores externos y la estructura social, también ha tenido que ceñirse al momento histórico, político, económico y social del momento en el que se le usa, tal y como lo vemos en el movimiento denominado Ideología de la Defensa Social –fuertemente criticada por ALESSANDRO BARATTA-, la que como sabemos no sólo surge paralelamente a la revolución Burguesa, sino que aparentemente interesada en la salvaguarda de la dignidad y personalidad del delincuente termina por sesgar la protección de los intereses sólo de determinado sector, tal y como puede verse al enmarcar
en parte de
sus
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principios el poder del Estado (o de quienes detentan el poder) para discernir tanto en torno a lo que es o no, conducta desviada; como para señalar quienes son las instancias autorizadas para sancionarla y la forma de hacerlo; olvidando, el estudio de la estructura económica, política y social como elemento, si no determinante, sí coadyuvante a la aparición de la criminalidad, tal y como lo muestra la Sociología Criminal –a través de la teoría estructural funciona-
lista y de la anomía, la teoría de las subculturas y las teorías de la reacción social-, la que como puente de contacto a la llamada nueva criminología o Criminología Crítica, permite el acercamiento tanto al análisis de la estructura económica, política y social de una región determinada, como de sus instituciones de control social formal, entre ellas, el sistema penal (órganos de procuración, administración e impartición de justicia) como responsable del mantenimien-
to del comportamiento criminal como resultado del proceso de criminalización que hace de éste y del consiguiente inicio de aquél en la denominada trayectoria criminal, tal y como lo exponen las teorías de la reacción social, específicamente, el paradigma de control; Teoría del etiquetamiento o Labelling Approach.
Teoría a la cual me adhiero, por dos motivos fundamentales. El primero, porque explica a los fenómenos sociales, entre ellos la criminalidad, como un constructo social, el cual empieza con la definición y clasificación que realizan las instancias de
control social formal e informal respecto del comportamiento que deben o no manifestar los individuos; siendo este proceso clasificatorio el que delimita el estereotipo, la etiqueta, las expectativas y el estigma que se le da a aquellos que presentan determinado comportamiento, es decir, el comportamiento previamente definido, en este caso, el definido como des-
viado, por lo que me atrevo a decir que el crimen puede preexistir al individuo. En segundo lugar, porque dicho enfoque igualmente permite la crítica de las instituciones, en este caso, de las que conforman el sistema penal, las que como ya se venía vislumbrando, presentan un verdadero estancamiento, ya que lejos de ocuparse de prevenir la criminalidad o bien, resocializar a quien cometió el comportamiento previamente definido como desviado, no hace más que etiquetar y estigmatizar a aquél, produciéndose entonces la criminalización del individuo, lo cual resta la posibilidad de que como lo refiere la teoría
mertoniana, éste acceda a los medios legítimos (p. e. tener un empleo al salir de prisión, bien remunerado) para cubrir sus necesidades (p. e. vivienda, alimentación, vestido, etc.); ante lo cual, el individuo se ve nuevamente impelido a incurrir (reincidir) en el comportamiento desviado, lo que nos lleva a percatarnos tanto de la ineficacia del sistema penal, como de la injerencia de éste y de la estructura económica, política y social para la producción y mantenimiento del fenómeno criminal, al marcar diferencias de oportunidades en el individuo que le restan la posibilidad de actuar conforme a la norma.
Bibliograf ía
Alfonso Serrano Maíllo (2008) Introducción a la Criminología; 5ª Edición. Dykinson
Baratta, Alessandro (2000) Criminología Crítica y Crítica al Derecho Penal. Introducción a la so-
ciología jurídico-penal. México: Siglo XXI.
García-Pablos de Molina, A (2003) Tratado de Criminología. 3ª edición. Valencia: Tirant lo
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Rodríguez Manzanera, L. (1981) Criminología. 2ª edición. México: Porrúa.
Rodríguez Manzanera, L (2012) Criminología Clínica. 5ª edición. México Porrúa.
Reforma constitucional de Seguridad y Justicia. Guía de consulta.