SACRISTE, EDUARDO

Arq. EDUARDO SACRISTE

NUESTRA

OBLIGACION

Separata de ANALES DE LA ACADEMIA NACIONAL DE CIENCIAS DE BUENOS AIRES Buenos Aires - A単o 1988

Arq. EDUARDO SACRISTE

NUESTRA

OBLIGACION

NUESTRA

OBLIGACION

Conferencia pronunciada por el Arq. EDUARDO SACRISTE al incorporarse a la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. el 7 de setiembre de 1988.

LS.B.N. Nยบ 950-9186-66-X

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Palabras de recepción por el Académico Dr. AMILCAR

E. ARGÜELLES

Es para mí una alta distinción que la Academia Nacional de Ciencias me haya designado para expresar estas palabras de acogida y presentación del Arquitecto Eduardo Sacriste quien al incorporarse a nuestra institución le aporta toda una vida de perfeccionamiento científico y de docencia del más alto nivel y una acción ejemplar incansable y altruista para mejorar las condiciones urbanas, ecológicas y humanas de nuestras ciudades.

El Arquitecto y Doctor en Arquitectura Eduardo Sacriste es: -

Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Tucumán (1984) Doctor en Arquitectura de la Universidad Católica de La Plata (1976) Profesor Honorario de la Universidad de Morón (1976) Profesor Honorario de la Universidad de Mendoza (1974) Profesor Emérito de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (1974) Miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes (1971) En el extranjero: Profesor invitado por un año en el Politécnico de Regent Street, Londres.

Profesor durante tres años en la Universidad de Tulane, Nueva Orlcans, Estados Unidos.

Director y Profesor por un año en la Escuela de Arquitectura del Bengal Engeenierin CoIlege, Calcutta, India.

Profesor Experto de la UNESCO por un año en la Escuela de Arquitectura de Nueva Delhi, India.

Profesor en la Universidad de Puerto Rico, tres años consecutivos, un semestre por año.

Profesor invitado por un semestre en el Massachussetts Institute of Technology (M.I.T.) Estados Unidos.

Profesor invitado por un semestre en la Universidad de Harvard, Massachusseus, Estados Unidos.

Profesor invitado por un semestre en la Escuela de Arquitectura de Ralcigh, Carolina del Norte, Estados Unidos.

2 Profesor invitado por un semestre en la Escuela de Arquitectura de North Dakota, Estados Unidos.

Profesor invitado por un semestre en la Universidad del Valle, Cali, Colombia.

Cursillos - Universidad Nacional de Córdoba del Litoral de Rosario de San Juan de Resistencia de Asunción, Paraguay Libros Es autor de -

Usonia Architectural Footprints lluellas de Edificios Casas con Bóvedas

El Académico Sacriste fue distinguido con el Premio Bienal de la Sociedad Central de Arquitectos Gran Premio Fondo Nacional de las Artes Premio Manzana de las Luces A esta larga y excepcional trayectoria científica del Académico Sacriste se agrega su constante lucha por mejorar las condiciones urbanísticas de nuestro país, tan afectadas por irreparables consecuencias de grandes errores, ignorancia y avidez especulativa que hicieron que se destruyeran estéticamente ciudades y pueblos que pudieron ser armoniosos y saludables, crecieran desordenadamente, confinando en terrenos minúsculos a casas anticstéticas sin ventilación, condenadas a la oscuridad entre edificios en torres construidos al margen de los reglamentos municipales.

Nadie como el Dr. Sacriste combatió tanto por la preservación de los parques y la naturaleza que han sido más y más deformados y cercenados por construcciones inadecuadas que han reducido lastimosamente nuestros espacios verdes, hermosos dcpuradorcs de la polución y defensores de la salud.

Este gran urbanista que recibimos no sólo es intemacionalmente reconocido por su dominio de la arquitectura científica, sino que su labor docente dentro y fuera de las universidades argentinas y de muchos países ha superado nctamcnte a las altas responsabilidades profesorales pues siempre ha sido algo más que profesor; ha sido y es un gran maestro al que muchísimos profesionales de varios continentes le prodigan gratitud por las sabias enseñanzas y orientaciones que siempre impartiera.

3 Esta Corporación se enriquece con la incorporación del Dr. Sacristc en su condición de altísimo valor de las ciencias de la Arquitectura y de caballero ejemplar que como un cruzado incansable enfrentó él sólo a las fuerzas malignas de la avaricia, la burocracia y el peculado que han llenado las ciudades argentinas de casas y departamentos con ambientes minúsculos, oscuros e insalubres, condenando a millones de argentinos a vivir como trogloditas en el país del sol y los grandes espacios.

Las Academias Nacionales no son torres de marfil sino que deben vivir la vida del país y hacer oír sus voces sabias y serenas siempre bregando por el progreso y combatiendo el atraso.

Estoy seguro de que desde nuestra institución, el Dr. Arquitecto Sacriste seguirá irradiando su obra y continuará su batalla contra la insensibilidad frente a la agresión continua a la calidad de vida, para que sus sabios fundamentos y sugerencias lleguen a los poderes, autoridades y expertos, que son en última instancia los responsables de nuestra supervivencia.

Señor Académico

Sacriste:

En nombre de todos los miembros de nuestra Corporación le expreso la satisfacción que nos embarga al contarlc entre nosotros y al darlc la bienvenida saludamos al gran maestro de la Arquitectura internacional e incansable luchador por un mundo mejor.

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NUESTRA

OnUGACION

Antes de comenzar mi exposición debo manifestar nuestra alegría por la recuperación de nuestro Presidente que hoy vemos entre nosotros. Igualmente deseo agradecer al Dr. Argüelles su presentación. Su elogio a mi persona no dudo que supera por amabilidad mis verdaderos méritos y, debo agregar que su conferencia dictada en esta Academia sobre la Destrucción Ecolágica de Buenos Aires. en la que nos pinta un panorama alarmante sobre el futuro de nuestra ciudad, si sus autoridades, esto es, su población, no actúan con responsabilidad ante los hechos que él tan clara y agudamente señala. Este panorama que el Dr. Argüclles nos muestra no hace sino confirmar mi posición y mi actuación sobre cual es nuestra responsabilidad u obligación. ante la comunidad en que vivimos y de la que participamos.

Ahora procedo a agradecer a esta Academia por la enorme deferencia y alto e inmerecido honor que me ha conferido al designarme uno de sus miembros. Creo, honestamente, que este alto honor es inmerecido. Más adelante probaré a ustedes esta afirmación. Formar parte de una Academia trae consigo una gran responsabilidad, ya que no debemos esperar que ella nos dé brillo, sino que debemos ser nosotros, con nuestra labor, los que la exaltemos. Por eso creo que la Academia de Ciencias debió elegir a alguien más joven que yo para ocupar este sitial. ya que a causa de mis años, de mi tarea en la Academia de Bellas Artes y la labor profesional que ejerzo en Tucumán, es poco el tiempo de que dispongo, y escasa la actividad que puedo dedicarle.

Mi profesión de arquitecto posee una dualidad: se apoya en una base técnica por un lado, y por otro en la estética, la plástica. Esa dualidad es la que a mi juicio explica yjustifica de alguna manera mi presencia en esta honorable Academia de Ciencias, así como en la de Bellas Artes.

Aquel gran cínico y genial escritor que fue Bernard Shaw dijo que "el que sabe obra y el que no sabe enseña". Esta afirmación me hizo reflexionar, con el ánimo algo decaído, sobre mi ubicación en relación con esto. Yo, que he pasado ejerciendo mi profesión exactamente e150% de mi vida, y enseñando el otro 50%, ¿qué soy entonces? La respuesta que me di me ubicó perfectamente: soy un discreto arquitecto y un discreto maestro. Es por esto que he dicho antes que la Academia se equivocó al darme el alto honor de ocupar este sitial.

Este sitial corresponde a Alejandro Christophersen, ilustre arquitecto al que tuve el gusto de conocer. Noruego, educado en Francia, era una personalidad encantadora. Locuaz, inteligente, gran arquitecto y dueño de un gran sentido del humor. Son numerosas las obras suyas que hay en Buenos Aires.

5 Una de las más importantes debe ser sin duda el actual Ministerio de Relaciones Exteriores, anteriormente casa de la familia Anchorena. La casa de Alberto Williams, que hoy ocupa su hijo Amancio, es digna de conocerse.

Tiene una profunda calidad. El espacio, la armonía, la proporción, dominan el conjunto. La impresión que se recibe al entrar y recorrerla es difícil de transmitir por medio de palabras.

He dicho que Christophcrscn era persona de mucho humor. Me voy a permitir relatar a ustedes una anécdota no demasiado académica por cierto, que siendo estudiante tuve la oportunidad de oírle a él en persona. Contaba Christophersen que un matrimonio le encargó proyectar el casco de su estancia en la provincia de Salta. Al redactar el programa para hacer los planos, el matrimonio le pidió que se colocaran dos inodoros en el baño.

Christophersen les dijo que estaba bien, que si ellos a\í lo querían, a6í se haría.

Pasado un tiempo, el matrimonio fue al estudio de Christophersen a ver la marcha de los planos, y le dijeron: "Vea, arquitecto, hemos conversado sobre el asunto, y hemos pensado que sería mejor colocar un solo inodoro". El les contestó que estaba bien. Luego se produce una tercera visita, y el matrimonio le dice a Christophersen: "Hemos vuelto a discutir el tema de los inodoros y hemos vuelto a la primera idea, y queremos que los inodoros sean dos".

Contaba Christophersen que esta escena del número ideal de inodoros se repitió varias veces. Lo cierto es que al ir a firmar los planos de la obra, el matrimonio le dijo: "Vea arquitecto, usted disculpe nuestra aparente indecisión, pero le aseguramos que ya no haremos más cambios. Hemos decidido, y es nuestra última palabra, que se coloquen DOS inodoros". Cuando por fin llega el momento de entregar la obra, el matrimonio se dirige inmediatamente al baño para ver si estaban los dos inodoros, y ven con sorpresa e indignación que sólo hay UNO. Al requerir una explicación a Christophersen, él les contestó: "Sí, he colocado uno solo, porque ustedes son tan indecisos que si les llego a colocar los dos, cuando fueran a usarlos no iban a saber cuál usar, y ante la duda iban a usar el espacio que quedaría entre ambos. Para evitarles eso es que he hecho colocar uno solo".

Nuestra

obligación

El hombrees perfectible. Si no fuera asíno valdría la pena preocuparse por nuestro destino, ni por mejorar nuestras condiciones de vida, ni por educar al prójimo. Por suerte la realidad no es así, el hombre va mejorando en lo material y en lo espiritual. Este segundo aspecto es más lento y difícil. Creo sinceramente que en la humanidad hay un progreso; una mejor convivencia, etc.

Einstein ha dicho: La vida que es corta y peligrosa, lo mejor es dcdicarla a lo social; agrego a la sociedad que nos mantiene y, en cierto sentido nos mantiene y justifica nuestro hacer.

En estos momentos se festeja el centenario de la muerte del gran F. Sarmiento. Rclcycndo, estos días, sobre su obra, su ejemplo nos invita a perseverar. Que los problemas, la incomprensión de la gente, etc. nos hagan

6 ver como muy difícil el querer mejorar y corregir nuestros defectos y nuestras omisiones, no es motivo para desmayar () abandonar la prédica; porque de eso se trata: de predicar, de hacer ver lo malo, el peligro, ctc., que nuestra imperfección humana puede acarrear a nuestro habitat. Ejemplo de la necesidad de una prédica es la conferencia mencionada del Dr. Argüelles.

Con mOLi\'O de Icstcjarsc una fecha de la fundación de su ciudad natal, Lubck, el escritor Thornas Mann, dijo: "la ciudad es una obra de arte colectivo". Al señalar esto, el escritor definió nuestra responsabilidad, la responsabilidad de la comundidad que la habita. Lo que es o pasa en una ciudadno es casual ni milagroso; es simplemente resultado del actuar de la comunidad que la habita. Luego nosotros, cada uno de los que habitamos una ciudad, en cierto sentido somos responsables de lo que ella cs. Y, como nobleza obliga, mayor nuestra posición social, mayor nuestro podcr cconórnico, o mayor nuestra posición política, profesional, cte. mayor será nuestra obligación hacia la ciudad.

En ese sentido, mi responsabilidad, tal como yo la siento, emana de una experiencia profesional. I-Ia dicho Spengler que mil años de experiencia es mucho más importante que mil años de pensar. La experiencia que he vivido, desde mis años de estudiante hasta la actualidad, es la que me ha inducido a actuar. A tratar de hacer ver cuáles son nuestros defectos. Hacer ver lo que está mal. Lo que debe ser mejorado y por qué. La ciudad, en la que transcurre el drama cotitidano que es el vivir, es el Lema de mi tiempo; Lema que he tratado y trato por todos los medios de hacer conocer; conocer ya sea en la cátedra, en los periódicos, conferencias, cte. y hoy, aquí, en esta alta y honorable tribuna.

Mis propias experiencias, que relataré, ayudarán a comprender ésta mi actitud y mi "hacer".

El año 1932 llegué a Buenos Aires después de un viaje por Europa como estudiante. Recuerdo especialmente la ciudad de Frankfort, en Alemania, donde habíamos gozado de parques públicos arbolados, con piletas y toda clase de juegos. Enel momento de mi regreso salía a remate lo que era llamado el Viejo 1-1ipódromo Nacional. Cómodamente instalado en m i casa, pensé que esos terrenos, sin la menor duda, se convertirían en un parque municipal, similar al que había disfrutado en Alemania. Siempre en mi casa, esperé el resultado del remate, y con enorme sorpresa e indignación me enteré de que lo había comprado un señor llamado Casullo, para especular. Nadie dijo una sola palabra sobre cuál hubiera debido ser el destino de esos terrenos únicos en la ciudad: ni las autoridades, ni los diarios, ni las sociedades de arquitectos, o de ingenieros, o de vecinos ... Nadie opinó. Con el tiempo supe que ya en el año 1924 el intendente Noél había contratado en Francia al paisajista Forestier, y le había pedido un informe sobre los espacios verdes de Buenos Aires. Forestier dijo en su informe que ese espacio único debía ser agregado a la cadena de parques que comienza en Palcrrno. Pero ese terreno único, por desidia o por incapacidad de la autoridad municipal, se convirtió en lo que es hoy el Club River Platc, el Tiro Federal y un anodino barrio.

7 Según Le Corbusier, urbanismo es el uso inteligente del suelo para la salud y seguridad de la población. Y yo agrego, en base a esa experiencia, que también debe ser de las oportunidades, ya que, como acabamos de ver, ellas son calvas. En ese momento me juré: nunca más te callarás. Y es esa, sin duda, la razón de que en esta solemne ocasión traiga este tema a cuento, porque forma parte de nuestra obligacián.

Recuerdo también que por aquella época la Municipalidad organizó unas reuniones para discutir posibles cambios al Código de edificación de la ciudad de Buenos Aires, con el objeto de mcjorarlo, Asistimos con algunos compañeros, todos jóvenes e ilusos. Con gran sorpresa observamos que había dos personas que se oponían a toda modificación que se propusiera al código, y que eran nada menos que los representantes de la Municipalidad y del Banco Hipotecario. Con mis amigos nos dijimos: ¿qué hacemos aquí? Y nos retiramos.

Con el correr de los años nuestra experiencia aumenta y se enriquece. Nos enteramos de que el físico francés de Brogl ie dice que "el hombre es un producto de la energía solar". Por esta razón, el espacio abierto, el espacio verde, no es un lujo sino una necesidad biológica del ser humano. En Alemania se regula por ley las horas de sol que debe recibir determinada ventana.

En nuestra ciudad los espacios verdes están concentrados en Palcnno, y son escasos, casi mínimos en el resto de los barrios. A este respecto me permito referir a ustedes otra anécdota divertida oída en mis años de estudiante. Había una exposición de urbanismo en Amigos del Arte, organizada por el arquitecto Kalnay, y a la que asistía especialmente invitado el urbanista alemán Hcgcrnan. Una tarde allí sucedió lo siguiente: frente a un plano de la ciudad de Buenos Aires conversaban el intendente de la ciudad, Sr. Guerrico, de profesión rcmatador, con el arquitecto Hcgcman. Este le señaló al intendente que la ciudad de Buenos Aires, en comparación con cualquier ciudad europea, tenía una proporción muy baja de espacios abiertos, a lo que Guerrico respondió: 'Tienen muchos parques porque tuvieron reyes que vivían en palacios con grandes jardines". A esto respondió Hegeman diciendo: "Sí, pero teniendo en cuenta que el espacio abierto no es un lujo '11lO una necesidad fisiológica, ustedes deberían poner aquí una monarquía.si ese es el precio".

Sin duda el intendente Guerrico ignoraba que el Central Park de la ciudad de Nueva York, que ocupa un tercio de la isla, fue adquirido porel Municipio, así como ignoraba que las Barrancas de Bclgrano fueron donadas por los vecinos.

La ciudad

como obra de arte

Ya hemos señalado que Thornas Mann dijo, en una oportunidad, que la ciudad es una obra de arte colectivo. Es decir que la comunidad que la habita es la que debe ir haciéndola, Hermoso ejemplo de esto es la Plaza de San Marcos de Venecia que, construida a lo largo de cuatro siglos, ha sabido conservar su unidad y armonía a pesar de la diversidad de estilos.

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8 ¿En qué aspecto se manifiesta por sobre todo el arte de la ciudad, el arte urbano? Creo que en loque llamamos el ESPACIO URBANO. En el espacio que entorna un edificio público, un barrio de viviendas, sus calles, sus plazas, etc. Y, como nobleza obliga, cuanto mayor es nuestra posición social, económica, intelectual, mayor es nuestra responsabilidad hacia la ciudad. De ahí surge también la gran responsabilidad de nuestras Academias.

El aspecto estético de nuestras ciudades, así como su belleza, su armonía, dejan mucho que desear. Mirando con ojos penetrantes, el resultado es triste, lamentable. A mi juicio la primera manifestación de belleza urbana es la higiene. A este respecto Buenos Aires, Tucumán y Resistencia tienen el triste mérito de ser las ciudades más sucias del país. El caso de Resistencia es notable. Su comunidad se preocupa por el arte de manera tal que en cada esquina pueden contemplarse esculturas. Recuerdo un hermoso granito representando un animal; sobre él habían escrito U .C.R. con aerosol, y cuando bajé la mirada vi con asco que estaba de pie sobre basura. Es para mí una convicción profunda que la belleza de la ciudad elebe comenzar, como he señalado, por la higiene, y por el respeto a los monumentos y frentes de las casas. Resulta insólito que en nuestra ciudad haya que proteger a los monumentos por medio de rejas. ¿Para qué? para que los que están afuera no los mutilen.

Hemos dicho que el arte urbano se manifiesta sobre toelo en los espacios.

Recordamos la plaza de San Marcos. Miremos ahora con ojos críticos la hermosa casa de Pcrcda, hoy Embajada del Brasil, en la plaza Carlos Pellegrini. A su izquierda vemos una mole, con su corresponeliente medianora. La Municipalielael,en este caso, fue incapaz de obligar a que la casaele pisos respetara a su vecina. La armonía ele un espacio urbano debe comenzar respetando ciertas líneas y alturas. El único ejemplo que recuerdo en Buenos Aires con respecto a esto son las diagonalcs. Fuera de ellas sólo se ve caos, arbitrariedad. Veamos la Plaza Italia desde la avenida Sarmiento. Observemos nuestro hermoso edificio del Congreso. Aquí, donde debería verse al máximo nuestro arte urbano, es donde se expone en la forma más cruda nuestra total incapacidad para crear esos espacios. Es una buena experiencia analizar el entorno de nuestro Congreso. Sé que hubo en el año 1924, y creo que hay actualmente una ordenanza que establecía que ningún edificio frente al mismo podía sobrepasar la altura de 25 mts., que es la altura de su cornisa.

Vemos hoy que ni siquiera su anexo ha sido capaz de respetar esa creativa e inteligente ordenanza, ya que ese anexo no sólo se destaca por una altura descomunal, sino que además ostenta una hermosa mcdiancra (las mcdiancras y sus patios de aire y luz "incrustados" son el símbolo de la unidad de la arquitectura argentina). A ese anexo le ha faltado la necesaria humildad para limitarse a enmarcar al edificio más representativo ele la argentinidad. En la búsqueda de un espacio urbano en esta ciudad, hay que llegar a la humilde entrada a los Mataderos, que con su torre limita el camino de los Arrieros. Es éste un conjunto único en Buenos Aires, que estuvo a punto de ser demolido por "obsoleto" y que, gracias a la intervención de los vecinos, pudo ser salvado.

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Otro edificio que ilustra nuestra incapacidad de crear un espacio urbano es la sede de la actual Facultad de Ingeniería, sobre el Paseo Colón, que además es recuerdo de tiempos nefastos. Ese edificio, por su magnitud y calidad, debió ser en marcado con otros edificios y jardines que, entre otras cosas.justificaran sus enormes escalinatas laterales, más anchas que las calles en las que desembocan, y que en cambio enfrentan pobres edificios de chapa.

Más adelante ensayaremos una explicación de este proceder tan nuestro.

La ciudad

como organismo y cultura urbana La ciudad, además de ser una obra de arte, es un organismo. Como tal, ha nacido, crece, y puede también anquilosarse o renovarse. Este renovarse de sus células es lo que permite a una ciudad viva ir adaptándose a las circunstancias. El nacimiento y crecimiento de una ciudad no debería ser obra de la casualidad, sino que debería hacerse de acuerdo con un plan, con una idea. Nuestras ciudades son el resultado del azar. Nada se hace según un plan y, si hay alguna previsión, vemos que pocas veces se cumple. Es muy importante conocer nuestras virtudes y defectos si deseamos mejorar o perfeccionar nuestro habitar. Hoy, cuando se habla de una nueva Capital, es fundamental conocer los vicios en que hemos caído tantas veces, para aumentar nuestras virtudes urbanas y evitar que nuestros defectos urbanos se apropien de la nueva Capital.

Ya que sabemos que nuestra naturaleza no se modifica con leyes y decretos, sino a base de tiempo y educación.

La dcsaprcnsión en materia de crecimiento de nuestra ciudad muestra la medida de nuestra cultura, o más bien incultura urbana. Hace poco el Ingeniero Fitcrrnan, actual Secretario de Obras Públicas de la Municipalidad dijo, en una charla de Amigos de la Ciudad; "El Código de Edificación tiene tantas excepciones que, hoy, yo no sé cual es el verdadero Código, si las excepciones o el Código". Y bien sabemos que tales excepciones no son graciosas.

Otro ejemplo notable es el de las Torres de Mar del Plata. Un periodista le preguntó al arquitecto García Vázqucz, coautor del código que rige la edificación de la ciudad balnearia, cómo explicaba él que se construyeran torres sobre la playa cuando el código las prohibía expresamente. Su respuesta fue que la Municipalidad había suspendido la vigencia del código por 24 horas, y durante ese lapso había entrado el plano de la torre para su aprobación, luego de lo cual el código había vuelto a tener vigencia. Esta increíble anomalía quedó impune. adie fue responsable ni castigado por esta grave falta. Sé que algo parecido sucedió en la ciudad de Paraná o de Corrientes donde también está prohibida la construcción de edificios altos sobre la costa del río.

También en la ciudad de Tucumán, donde un viejo código obligaba a dejar el 40% del terreno libre para formar el pulmón de manzana, aparece un edificio de 11 pisos, con 2 patios laterales de 3,50x3,50 metros, y 1 al fondo que mide lo que el ancho del terreno, por2 mts. en un costado y mide 2,50 en

10 el otro. Ante esta anomalía, pido una explicación al colega encargado de hacer aplicar el código, quien me da esta increíble explicación: "Así lo heredamos, así lo seguimos". Con lo que se da un ejemplo de la ética de un funcionario municipal, ejemplo de nuestro respeto a la ley.

Utilizar

la tierra

con avaricia

,.

Paralelo en/re el uso del suelo en USA.

,

y nosotros.

En la ciudad de Posadas está en construcción en este momento un Juzgado Federal en un lote de esquina de 11 mtS.x40. Y nos preguntamos ¿ese edificio no tendrá estacionamiento para los autos de su personal? En la ciudad de General Pico, al borde de La Pampa, hay 2 torres de 14 y 16 pisos de alto, construidas en lotes miserables, de 10 a 12 metros de frente.

Por supuesto que no estoy contra las torres, pero el que va a habitarías debería tener derecho a exigir espacios abiertos, arbolados, para el juego de los chicos, para el solaz de los mayores, para su privacidad )' para poder tener la dosis -ncccsaria por otra parte- de sol propio, y no dependiendo de que el vecino no edifique; hay un cambio a este respecto si se ven los avisos diarios.

Me permito mostrar a ustedes esta comparación entre el uso de un terreno en la ciudad de New York)' otro en Núñez, aledaño a esta Capital.

En los Concursos, FONA Vl, de viviendas (barrios) llama la atención lo mezquinos que son los terrenos consignados en proporción a los Programas habitacionalcs planteados. En algunos casos prácticamente el programa enunciado no CABE en el terreno propuesto.

11 La presente comparación en la ocupación del suelo, entre un edificio construido en la isla Manhattan, NY, yotro en la localidad de Núñcz, aledaña a esta capital. Es una muestra evidente que entre nosotros no se usa la tierra para bien de la población; para su salud, sino, que se lo hace para favorecer, la especulación. En el primer caso se ocupa sólo el 50 % del terreno. La separación entre los bloques es tal que permite el asoleamiento de todos los pisos. El caso opuesto, el deNúñez, sólo deja libre un 28 % del terreno y, esto en cuatro miserables patios, que no permi ten el asolcam iento, sino, de los dos pisos altos. La tierra en el primer caso debe costar igual ,pero nunca menos que en Núñcz, El comentario huelga.

Tomar

el camino

de menor

esfuerzo

Otra de nuestras características es la de resolver los problemas por el camino del menor esfuerzo, y no buscando la solución óptima. Un ejemplo de esto es por qué el edificio de la Gendarmería en Puerto Nuevo, cuando los miembros de ese cuerpo no tienen ni siquiera que saber nadar, ya que su tarea específica es guardar las fronteras secas. La respuesta a esta ubicación es que allí había un terreno disponible. La misma que dio un Secretario de la Nación en respuesta a una carta de lector que me publicaron en "La Nación", donde preguntaba porqué se había colocado la Terminal de Omnibus de Buenos Aires en ese mismo puerto: porque allí había un terreno disponible.

Nunca la razón será que el terreno elegido era el más apto, el que atendiera a todas las necesidades del edificio a construir. Así de triste es nuestra realidad, que solamente a través de una educación persistente, comenzando por la familia, la escuela primaria, podemos hacer cambiar. Pero para hacer una campaña educativa efectiva hay que creer en ella, cosa que dudo de nuestras autoridades. Afirmo esto sobre la base de lo que puedo ver en nuestra ciudad, respecto a la falta de higiene, a la falta de respeto a los frentes y monumentos. En caso de que la autoridad estuviera convencida de su responsabilidad, aplicaría las ordenanzas que prohíben escribir en los frentes, o ensuciar los monumentos y, en caso de que estas ordenanzas no existieran, deberían proyectarlas. En este caso el partido gobernante, que debe dar el ejemplo, sería el primero en ser castigado. Recuerdo ahora un letrero pintado, en un zócalo de 2 metros de alto,en una escuela ubicada en Santa Fe y Paraná, con el nombre de nuestro Presidente. Esto duele porque si el Señor Presidente no nos da el ejemplo ¿quién nos lo dará?

Ya hemos señalado queel espacio verde no es un lujo, sino una necesidad fisiológica. Igualmente hemos dicho que estos espacios no son abundantes ni están en proporción con la densidad de la población, ni en nuestra ciudad ni en las ciudades del interior. Una mirada hacia el pasado nos muestra que en la época de los constructores de nuestro país, de Sarmiento por ejemplo, había conciencia de su necesidad. Fue una época de políticos con espíritu creativo.

Terminada esa época, comienza la decadencia del espíritu creador de nuestra sociedad. El resultado está a la vista. Lo que se viene haciendo hace tiempo, y se sigue haciendo en la actualidad es desnaturalizar, estropear nuestros parques, en lugar de proyectar algo nuevo o mejorar lo existente.

12 Como ejemplo, vemos que se donan graciosamente espacios de los parques públicos para embajadas extranjeras: la de Chile, la de China, la de U.S.A. En Tucumán un intendente que aspiraba a ser gobernador (para bien de la provincia no resultó e1ccto), organizó una villa miseria para conseguir votos en los terrenos de 10 que hasta hace poco era un aeropuerto, que a su vez ocupaba parte del original Parque 9 de Julio de Tucumán. Este mismo parque, así como el de Salta, han sido totalmente desvirtuados con toda clase de edificios.

Con el paso del tiempo la población va creciendo y, en lugar de agregarsc nuevos espacios para esta expansión, se disminuye incluso la superficie de los ya existentes. Es de destacar que estos hermosos parques que hemos mencionado se deben a la imaginación y la creatividad de ese gran hombre público que fue Sarmiento. El fue quien convirtió loqueera la cstancia de J uan Manuel de Rosas en el actual Pa1crmo. Gracias a esa iniciativa, otras ciudades proyectaron sus parques. Luego Thays, contratado por el gobierno, dio su forma a esos parques que hoy han sido ocupados por toda clase de edificios que no han hecho más que desvirtuar su misma existencia.

El argentino, salvo honrosas excepciones, no concibe que se compre un terreno para levantar un edificio público. Siempre hay que recurrir al terreno "disponible", aunque no sea adecuado, o bien a donaciones.

Un ejemplo que debería ser imitado es el de la India, que al independizarse debe dar cabida en su capital Nueva Delhi, a las embajadas de los países amigos. Para hacerla no recurrió a los amplios espacios verdes que caracterizan a esa ciudad, sino que urbanizó un espacio de tierra libre de construcciones y lo convirtió en un nuevo espacio urbano destinado a las embajadas.

Uno de los pocos espacios gratos que hay en la ciudad de Buenos Aires es el de la esquina de las cal1cs Florida y Marcelo T. de Alvcar, espacio que no ha sido proyectado sino que es obra de la casualidad -frente al Plaza Hotel-.

En las ciudades norteamericanas que no poseen dentro de sus límites espacios abiertos suficientes, se adquiere en su vecindad campos que se tranforman en parques públicos. En nuestro país esa sabia medida fue hecha en las proximidades de la ciudad de La Plata cuando se compró la estancia de Pcrcyra Iraola.

En Buenos Aires y su con urbano es evidente que no existen suficientes espacios libres para esparcimiento de la población, lo que puede constatarsc cualquier día despejado cuando el menor espacio libre se ve Heno de gente tomando sol.

Venta

de Campo

de Mayo

En este momento el gobierno tiene el proyecto de vender los terrenos de Campo de Mayo, sin duda para hacerse de fondos. Estos terrenos, ubicados a8 kilómetros de la Avenida General Paz, deben salvarse, nopcrmitiendo que en ellos se edifique. Deberían destinarse únicamente a agricultura hasta tanto algún gobierno los convierta en parque público, para la expansión de la hacinada población de las ciudades vecinas: San Martín, Marón, etc. Debe

13 saberse que esas poblaciones aledañas a esta Capital carecen de espacios libres al extremo de que la Municipalidad de San Martín ocupó la mitad de su única plaza para levantar su edificio municipal. Un país que se da cllujo de tener un déficit de 2 millones y medio de dólares diarios en los ferrocarriles, no tiene derecho a enajenar esos terrenos únicos, que con su venta sólo podrán solventar unos pocos días de ese déficit. Hacerlo sería un crimen de lcso urbanismo. Nuestras Academias deben hacer pesar su autoridad moral para evitarle.

Urbanismo

argentino

Recordemos lo mencionado, que el urbanismo es simplemente el uso inteligente del suelo.

Entre nosotros el urbanismo no existe como disciplina. Nuestros urbanistas han sido casi siempre los mismos rematadores. Llama la atención ver el imponente edificio del Ministerio de Obras Públicas en medio de la Avenida 9 de Julio, y sorprende más aún el saber que fue levantado por el mismo gobierno que abrió esa avenida.

Uno trata ingenuamente de encontrar una explicación a esta anomalía, y se pregunta si esta solución se debió a una impostergable premura, o si se debió a que allí había un terreno "disponible".

Otra curiosidad que llama igualmente la atención es la de saber por qué la Facultad de Derecho está en ese lugar. Su ubicación no parece responder a un plan o un futuro conjunto universitario. Resulta que los Ferrocarriles ingleses, por ley, debían construir en ese mismo sitio, en la continuación de Avenida Pueyrredón, un puente que prolongara esa calle y que, pasando sobre las vías del ferrocarril, llegara hasta el río. Para evitar esa alta erogación a la compañía inglesa su abogado, en ese momento Decano de la misma Facultad, hizo construir su sede para impedir la construcción del puente. El hecho no requiere comentarios.

La nueva

capital

Con este mismo ánimo, sin duda pesimista, pensamos en la nueva capital. ¿Qué pasará con ella? ¿Cómo evitar que nuestras "virtudes" urbanas la invadan? Ya que con leyes y decretos no se cambia la mentalidad de un pueblo.

Los argumentos esgrimidos para justificar su traslado son, a mi parecer, pueriles. Baso mi opinión únicamente en la experiencia y la intuición, y desearía mucho estar equivocado, y que tal traslado fuera todo un éxito, ya que esto sería la mejor prueba de que nuestro país ha cambiado, y podrá en breve salir de ésta su triste situación actual. Si se quiere vitalizar el sur, nos preguntamos si el mejor camino es llevar allí burocracias inoperantes como son las nuestras. Doy un ejemplo reciente. Tuve que actuar como jurado en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires, por la reválida de un título, cuyo expediente, créase o no, llevaba ya 5 años de trámite. Es \levando inmigración, población y trabajo como se rcvitaliza un~ región, y no, lo repito, burocracias.

1

14 Se ha hablado también de puerto de aguas profundas. Me pregunto qué tiene que ver un puerto con la capital. ¿Ose querrá repetir el error porteño de puertocapital? .

Estudiando el mapa de los Estados Unidos puede observarse que alrededor de cada gran ciudad aparecen industrias, y que por ahí está la ciudad de Washington, que está allí no por razones geopolíticas sino porque esas tierras petenecían al General Washington. Si las donó o las vendió no hace a nuestro caso. Teóricamente, cuando un país tiene su población repartida en forma homogénea, la capital debe colocarse en su centro geométrico, como en el caso de Madrid o de Varsovia. Si la población del país no está repartida de esa manera, como en el nuestro, el lugar indicado sería el sur de Córdoba o San Luis, como se ha propuesto varias veces, pero nunca en un lugar tan excéntrico como el proyectado. El clima creo que también es un factor a tenerse en cuenta al ubicar una ciudad.

Otro argumento oficial es que el país de Bahía Blanca para arriba está lleno y de Bahía Blanca para abajo está vacío y para llenar el vacío se pone ahí la capital!! !

Hace poco construí unas casas en la localidad de El Galpón, en Salta. Los propietarios se vieron obligados a pasar en Buenos Aires más de 1 semana dedicados a los trámites que les permitieran cruzar sobre las vías del ferrocarril los cables de la energía eléctrica. Y me ha comentado un amigo ducho en trámites aduaneros que si yo viviera en La Quiaca y quisiera importar desde Bolivia, de buena fe, debería venir a esta capital a tramitar el correspondiente permiso de importación. Me imagino entonces a los pobres habitantes del norte haciendo trámites en la desierta Patagonia.

Por otra parte, el estudio del traslado de la capital ha sido hecho en el mayor de los secretos, lo cual tampoco se entiende. En cambio para la capital de Australia se organizó un concurso internacional, y los estudios relacionados con Brasilia demandaron 13 años. Aquí en cambio como recompensa a la comunidad nuestro gobierno tuvo la "gentileza" de consultar, entre otros, a nuestra Academia de Bellas Artes sobre el nombre que debía darse a la nueva capital. Y repito que deseo sinceramente estar equivocado y que si se llega a hacer el traslado todo sea un éxito.

Termino aquí repitiendo sintéticamente lo que creo es nuestra obligación por el hecho de ocupar estos sitiales de honor.

Tenemos el imperativo de reiterar una y otra vez, mientras sea necesario, nuestro llamado y nuestra advertencia a fin de que el hombre cuide y perfeccione cada vez más el habitar donde transcurre su existencia, pues a partir del deterioro de ese habitar, de la decadencia de las ciudades que habita y las fuentes de donde obtiene sus medios de vida, se desembocará inevitablemente en la decadencia y la destrucción del hombre mismo.

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