La Palabra Num. 94

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PRESENTACIÓN

´1R JDQDPRV QDGD PRGLÀFDQGR OH\HV VL QR KD\ OLEHUWDG GHPRFUiWLFD SDUD KDFHUODV FXPSOLUµ Manuel González Hinojosa (1977)

México, nuestra Nación, desde la colonia, su época independiente, su época revolucionaria y su época post revolucionaria ha necesitado, necesita y necesitará del trabajo y la convicción de ciudadanos con vocación de servicio, de espíritu solidario y de gobierno capaces. Desde luego cada ciudadano debe tener una digna representación en los cabildos, pero sobre todo en los poderes legislativos locales y federales, es la importancia de la democracia participativa y del compromiso ético. Todos hemos nacido con el espíritu del solidarismo, con los valores éticos familiares que nos hacen seres humanos, después algunos deciden otros caminos, pero la mayoría decidimos el camino del servicio y del bien. Nacemos con libertad, libertad de acción y de decisión. don Miguel Estrada Iturbide, en 1933, decía “sólo la posesión de la verdad libera. Las derrotas de la verdad son siempre las derrotas de la libertad”.

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Por eso Acción Nacional, un Partido con Doctrina, un partido humanista desde su fundación, toma la bandera de la libertad y enseña que el poder es para servir en el respeto de las opiniones, de las voluntades y del debate de ideas. El pluralismo político –es decir la diversidad de convicciones, tendencias e intereses políticos–, impone la necesidad de la discusión y del diálogo entre los diversos grupos políticos y entre éstos y el gobierno. La discusión y el diálogo que se basan en la sinceridad y la verdad, son condiciones para conciliar la diversidad en la unidad mediante el recto ejercicio del poder. Cito del libro Fuerza de la Voz a don Miguel Estrada Iturbide: “La política como actividad, es señores, una actividad humana, es además una actividad que se realiza en la comunidad social. Su fin es procurar que la sociedad realice su propio objeto, que es el bien común”. Acción Nacional nace con una idea ética de la política, para crear ciudadanos, para lograr que cada mexicano sea el artífice de su futuro, congruente con sus principios desarrolla ideas claras de gobierno dando una importancia primordial al municipio y a la vida parlamentaria. Nosotros los panistas debemos tener bien claro estos valores. México tiene derecho a una verdadera y positiva estabilidad, construida sobre bases sólidas la que solo podrá lograrse con honradez y pericia, con dedicación verdadera al bien común, con la obra conjunta de gobernantes y gobernados. Todos los que militamos en Acción Nacional, los que tenemos responsabilidades en el partido, en los cargos de

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gobierno y ahora sobre todo en las legislaturas locales y en la federal, debemos ser humanistas, congruentes con nuestros principios, comprometidos con la vida, la liberr tad, la justicia y la verdad. Nuestras acciones deben ir encaminadas –entre otras cosas– a proteger a la persona humana, la familia, la comunidad, la vida municipal y a generar condiciones de crecimiento y estabilidad. Por supuesto que queremos estabilidad política, pero también queremos libertad, justicia, orden, respeto a los derechos naturales de la persona, respeto a los derechos inherentes a las comunidades intermedias y el respeto a la voluntad popular, como señaló en 1975 Manuel González Hinojosa. En estos momentos de reflexión que estamos teniendo los panistas, es importante valorar si desde el Poder Legislativo, tanto estatal como federal, estamos cumpliendo con esa grave responsabilidad de ser el partido de la propuesta, el debate, el honor, la honestidad, si solo nos mueve el bien común y no el apetito personal, tener como legisladores la congruencia para darle el supremo valor a todo aquello que protege y favorece el pleno desarrollo del ser humano. En 1946 el PAN logra llevar a la Cámara de Diputados a sus primeros cuatro diputados del DF, Michoacán, Aguascalientes y Nuevo León. En 1991 tuvimos a nuestro primer senador. Los temas que más interesaron a los primeros diputados panistas fueron básicamente la persona humana y sus derechos, el campo, la economía, el municipio libre, trabajo, partidos políticos y elecciones, educación, reforma del Estado, seguridad social, migración, política fiscal, principalmente.

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Acción Nacional –hemos de entenderlo desde luego–, así como tiene un programa de principios, debe de contar y tiene que contar, con los hombres adecuados para la realización de este programa de principios. Don Luis Calderón Vega mencionó: “con la presencia Legislativa del PAN en el Congreso, el PRI se vio obligado a depurar. Sin duda esa depuración ha sido benéfica. La presencia combativa del PAN, iniciando el parlamentarismo de esa etapa postrevolucionaria, hizo cambiar la tónica y hasta la indumentaria en el recinto de Donceles. No ha pasado ley, ni decreto, ni proposición en cuya discusión no hayan tomado parte los panistas para impedir una injusticia o para satisfacer una urgencia popular. En innúmeros casos, el trabajo de los panistas en el seno de las Comisiones de la Cámara fue determinante para el decoro del Congreso y la salvaguarda de la justicia. Aún más: varios de sus proyectos de ley fueron rechazados, sin discusión alguna, con desprecio siempre porque venían de la ‘reacción’ y, más tarde, fueron ‘recocinados’, con mutilaciones favorables al régimen absolutista de México, pero conservados en los substancial y aprobados unánimemente porque traían ya el sello presidencial. Aprovechaban la ocasión de hacer méritos ante su patrón en turno y vaciaban todo su servilismo contra los panistas, lo que no era obstáculo, para que, ‘en lo particular’ elogiaran proyectos y posición del PAN; pero… usted sabe, compañero… la disciplina del partido!” Ahora más que nunca debemos reconocer que no siempre hemos cumplido como legisladores, que los apetitos personales, la falta de ética, la falta de compromiso nos han desviado. Se ha generado un modelo ya que ante el

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incremento de triunfos electorales de Acción Nacional se ha visto que un gran número de legisladores no reúnen las cualidades que necesitamos y su apego a la Doctrina. La crisis de valores generalizada es parte del entorno en el que se debe cumplir y nos coloca frente al reto de cambiar para lograr que la visión cultural del Humanismo Político se concrete en el Legislativo. Debemos contribuir a cuidar y enriquecer el legado legislativo, a incrementar el prestigio y la credibilidad del PAN. Los legisladores panistas siempre deben conocer las circunstancias que rodean al acto, actuar en el momento propicio. Los legisladores de Acción Nacional siempre han fomentado la solidaridad privilegiando la cooperación, la concordia y la unidad de la comunidad. La actuación parlamentaria debe apegarse a los principios de subsidiariedad evitando que la comunidad fomente la irresponsabilidad de las personas y el paternalismo. Siempre alentar el bien común. Estos puntos favorecen y fortalecen el Estado de derecho. Siguiendo la ruta legislativa de defensa y representación ciudadana, hoy más que nunca es necesario apegarnos al derecho a la vida, tener principios para generar un desarrollo sustentable, valorar temas como la reproducción asistida, medio ambiente, familia, matrimonio, educación, seguir siendo un partido de propuesta y proactivo, de visión de futuro. Don Efraín González Luna nos insiste que la política es también una “ardua misión”. La misión en el legislativo del PAN es saber el objeto a que se dedica, definir la razón del legislador panista. Y siempre regida o normada por la ética. Y esta misión panista están definidos en los primeros dos artículos de nuestros estatutos.

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Nuestras diferencias con otros legisladores son: legitimidad de origen democrático interno y externo, autoridad moral del partido, trabajo en equipo, nuestra visión doctrinal e ideológica, concepto de la política como vocación, el poder como instrumento de servicio. La mística panista basada en la solidaridad, subsidiariedad, el bien común, la honradez, el respeto a los adversarios y la identidad con el partido. Para Acción Nacional la oposición democrática responsable no es por sí misma obstáculo permanente frente a la acción gubernamental, sino que sus funciones tienen un alcance que rebasa los límites partidistas en la búsqueda del bien superior de México. Finalmente, debemos tener en mente las siguientes palabras de Miguel Estrada Iturbide: “somos depositarios y, como depositarios, responsables de los que nos precedieron nos han entregado. Esta es una de las ideas más profundas de Acción Nacional: considerar, concebir y sentir a la Nación como una realidad, con identidad y con un claro destino. Debemos sentirnos incorporados en este sentir nacional, y saber que la Nación será el futuro de lo que nosotros en este momento hagamos y preparemos para ella”.

Tomás Trueba Gracián Director

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L PAN P EN EL PODER LEGISLATIVO V Juan José Rodríguez Prats

In memóriam Alonso Lujambio, estudioso del Poder Legislativo

Las ideas nunca se realizan por completo. A veces se retraen; inviernan como algunas bestias, esperan el momento oportuno para aparecer. Carlos Fuentes

Qué fue primero, el parlamento, la democracia o los partidos políticos? La pregunta no es ociosa porque de ella se derivan muchas reflexiones. El Poder Ejecutivo surge encarnado en alguien que decide mandar. El Poder Legislativo, en cambio, emana de un órgano colegiado que razona y debate las decisiones colectivas. La discusión evidentemente fue previa a la decisión en la medida en que la organización política va madurando y estas dos formas de ejercer el poder se van consolidando. Las naciones que lograron bienestar son resultado del equilibrio para preservar estos dos órganos de poder. Por eso tal vez los regímenes parlamentarios en el siglo XXI se están consolidando como la mejor forma de dividir el poder, pero no de separarlo, como sí lo hace el régimen presidencial. Prueba de ello son las crisis de los regímenes presidenciales en Estados Unidos y varios países de Latinoamérica.

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Retornando a la pregunta inicial, aunque en el inicio surgió el poder absoluto, en el camino fueron creándose los consejos de sabios que atemperaron su desbordamiento. La historia del Poder Legislativo en México es de gran pobreza. Acción Nacional –obstinadamente convencido de que en el Congreso surge la legitimidad de un sistema y de que en su evolución se va perfeccionando la democracia– apostó desde su origen a perfeccionar las instituciones e iniciar nuestra democracia. El PAN, en buena medida, fue conformándose en el Poder Legislativo y fue coadyuvante fundamental para que este último alcanzara su autenticidad. Hubo reciprocidad entre ambas instituciones. Acción Nacional es el único partido que ha presentado plataformas legislativas desde 1943. Fue un gran acierto y es motivo de orgullo para los panistas que desde aquel remoto año se hablara de reformas de vanguardia. Algunas de ellas son: 1. Al artículo 130 constitucional por atentar contra la libertad de conciencia. 2. Al tercero de la Constitución que impedía la creación de una gran obra educativa. 3. Al 115 de nuestra carta magna para asegurar la autonomía municipal. 4. En materia de reforma agraria, para garantizar la propiedad familiar de los ejidatarios y el establecimiento de crédito agrícola. 5. Para impulsar medidas económicas que impidieran la escasez y la carestía, así como la garantía de un salario justo. 6. En el ámbito de la seguridad social y buscando la posibilidad de agremiación decorosa y útil. 7. Para definir la posición del Estado como rector, no como propietario de la economía. 8. En la elaboración de verdaderos presupuestos en los que se ordenen, de manera jerárquica, las erogaciones públicas. 9. Para lograr una política fiscal justa y de crédito público dentro de la capacidad económica real del país. 10. Para obligar a la rendición de cuentas, así como la precisión y exigencia de responsabilidades. 11. Para establecer una ley del servicio civil que definiera y garantizara la posición de los empleados públicos. 12. Para impulsar diversas reformas al régimen electoral, que incluían un organismo autónomo calificador de las elecciones.

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blica y un planteamiento verdadero de los problemas nacionales. De ellas emanaron iniciativas que se han venido incorporando al derecho vigente, aunque, muchas veces no se ha reconocido el mérito de nuestro partido por haber sido su inicial proponente. En aquel año se postularon candidatos en los estados de Aguascalientes, Coahuila, Chihuahua, Distrito Federal, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí y Veracruz. Sin embargo, únicamente se logró la comparecencia de Carlos Septién Torres en el Congreso Electoral, primera voz panista en el Congreso mexicano. Aunque no llegó a asumir el cargo, vale la pena repetir las últimas palabras de su discurso en la infructuosa defensa de su caso: “Con esto Acción Nacional ha logrado una cosa que se proponía: desnudar la farsa en que vivimos y dejar claramente asentado en interés de todo, que, en materia de democracia, somos vegetarianos en tierra ajena y caníbales en la propia”.1 La tarea de Acción Nacional en el Poder Legislativo desde entonces quedó sintetizada con especial elocuencia por un gran poeta y gran mexicano que, por desgracia, como tantos valores individuales, emigró del partido por algún desencanto. Hugo Gutiérrez Vega precisó con mediana claridad la posición doctrinaria del PAN: Por ese orden demócrata cristiano, por ese orden, que ya la juventud de México lleva como antorcha en la mano, en el corazón y en la convicción; por ese orden, que está por encima de la izquierda falsa y de la derecha mercenaria; por ese orden, que va en contra del capitalismo privado que extorsiona y explota y que va en contra del capitalismo de Estado, que extorsiona y explota también, vengo a levantar una voz, por donde sale el grito de la juventud de México, que les dice a ustedes:“Señores miembros del Colegio Electoral: basta de mentira; mi generación ama la verdad y la hará resplandecer en México”.2

Sirviendo como introducción lo anteriormente dicho, me atrevo a afirmar que el desempeño del PAN no tan solo acredita sus principios, sino que es el partido de mayor contribución al impulso de la democracia y al desarrollo de México. El Poder Legislativo es una caja de resonancia de los problemas nacionales –como bien lo definía Manuel Herrera y Lasso– y las voces panistas fueron aldabonazos dados en su tiempo para plantear, denunciar, reclamar y exigir políticas públicas que fueran a fondo en la solución de los problemas nacionales. Señalo 10 decisiones cruciales relevantes y definitorias para el devenir de nuestro país. Crucial, según el diccionario, como adjetivo, califica “un hecho en forma de cruz”. Como figura metafórica, es el“momento en que se cruzan tendencias antagónicas que pueden determinar la transformación radical de alguna cosa”. 1

Juan José Rodríguez Prats et al, El PAN en el Poder Legislativo tomo II, Colegio Electoral, México, EPESSA, 1999, p. 22. Juan José Rodríguez Prats et al, El PAN en el Poder Legislativo tomo III, Discursos Selectos, México, Cámara de Diputados, 2008, p. 62.

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Una. Como bien lo afirma José Woldenberg, después de la Revolución mexicana se instrumentó un sistema en el cual se entraba a un país de “un solo ideario legitimado por la historia”.3 El PAN inicia el rompimiento con esa hegemonía doctrinaria e introduce la deliberación en la política y la civilidad. También inicia la disidencia civilizada, denominada por Soledad Loaeza como “oposición leal”. Desde 1946, cuando arriban los primeros cuatro diputados panistas al Congreso de la Unión, se inicia una práctica continuada en cada legislatura: ganar los debates aunque se perdieran las votaciones; dejar siempre testimonio –en una institución que tiene memoria, el Diario de los Debates– de las tesis panistas. Fue lo que Carlos Pastillo Peraza calificó como la victoria cultural del PAN. Plutarco Elías Calles –en su famoso discurso del uno de diciembre de 1928– habló de la necesidad de los partidos políticos y de pasar de ser un país de hombres indispensables y caudillos a uno de leyes e instituciones en nuestro país. Esta misma idea fue sostenida en 1903 por Francisco Bulnes, quien dijera que la sucesora de Porfirio Díaz debía ser la ley, ante la sexta reelección de Díaz. Nuestro partido es, pues, precursor al imprimirle al Parlamento una característica sin la cual no puede explicarse su funcionamiento: ser la voz contraria al partido en el poder, principio básico de la vida parlamentaria. Dos. Relata don Juan José Hinojosa Hinojosa, la primera vez que fue diputado, la recomendación de don Manuel Gómez Morin para la revisión de la Cuenta Pública y del Presupuesto de Egresos: “…las finanzas del Estado, del gobierno, están sujetas a las mismas reglas de las finanzas domésticas: no gastes más de lo que tienes, no te endeudes más allá de lo que puedes pagar y administra con prudencia y honradez tu patrimonio”. 4 Don Manuel desarrolló esta misma idea en un artículo a raíz de la devaluación de nuestra moneda en 1954: Dadme una economía sana y os daré una buena moneda, es la frase que expresa el primer principio de la técnica monetaria. Si la economía 3

José Woldenberg, La transición democrática en México, México, El Colegio de México, 2012, Juan José Rodríguez Prats et al, El PAN en el Poder Legislativo tomo I, Actores y Testigos, México, Cámara de Diputados, 2008, p. 333.

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puede evitar que la moneda sea débil y esté sujeta a convulsiones. La razón lo dice y la experiencia lo comprueba sin excepción permanente alguna.5

En otras palabras, el PAN sentó precedentes en la política económica vigente, la cual ha permitido una macroeconomía estable y un eficaz control de la inflación. Tres. En 1958, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN asume una decisión detonadora del inicio de los diputados de partido, posteriormente denominados de representación proporcional. Esta consistió en retirar a los representantes de los órganos electorales y a los diputados electos. Aunque en el caso de estos últimos no todos acataron la decisión, el efecto sobre la opinión pública y en la vida nacional obligó al gobierno a ceder espacios a la oposición. Cuatro. El PAN libra una lucha interna –aunque un tanto soterrada– en 1962 al asumir Adolfo Christlieb Ibarrola el liderazgo partidista. La describe Alonso Lujambio al recordar que Christlieb era “hijo de un protestante y de una católica”, cuando habla de su “aperturismo ideológico” y de su “tolerancia ante la diversidad”, pues como universitario “convive con los socialistas en la Universidad en los años treinta”.6 En ese momento arranca una mayor pluralidad en la vida interna del partido; es el fin del periodo católico –como lo identifican algunos autores– encarnado por José González Torres, un hombre de intachable moral, pero quizá estructuralmente impedido para dialogar con el régimen posrevolucionario. Podría señalarse ese momento como el inicio de la concertación y la negociación y por lo tanto el de la transición hacia la democracia. Cinco. La única voz crítica y condenatoria de las acciones autoritarias del gobierno por la represión del movimiento de 1968 es la de Acción Nacional. La tribuna de la Cámara de Diputados sirvió a este propósito. He aquí una pequeña muestra de lo expresado por don Manuel González Hinojosa el cuatro de octubre de ese año: Una de las causas más graves, probablemente, en la historia política de todos los pueblos, no sólo de México, una de las causas más graves, repito, que indican una mentalidad facciosa, totalitaria y partidista, es no querer oír las razones, cerrarse ante los argumentos del opositor, contestar ante la insinuación de que en esta Cámara pudiera abrirse ese diálogo libre y abierto, fincado fundamentalmente en los derechos políticos de todos y cada uno de nosotros, expresados con absoluta libertad.7

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Gustavo A. Vicencio Acevedo, Memorias del PAN (1952-1956), tomo IV, México, EPESSA, 1991, pp. 140-141.g Lujambio, Alonso. La Democracia Indispensable. Un Legado de Acción, México, DGE Equilibrista, 2009 Juan José Rodríguez Prats et al, El PAN en el Poder Legislativo tomo III, Discursos Selectos, México, Cámara de Diputados, 2008, p. 131.

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Seis. La llamada Docena Trágica, que abarcó los sexenios de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo fue nefasta, muchos estamos convencidos de ello. Las voces más congruentes de denuncia y de señalamiento de las grandes equivocaciones vinieron de Acción Nacional. Desde la condena a la represión del 10 de junio 1971, hasta la súbita expropiación de la banca en 1982. En el primer caso, damos la palabra al diputado Hiram Escudero Álvarez en 1980: Se pregunta extrañado el diputado Santa Ana qué hacía yo en el lugar de los hechos. Señor diputado, para los representantes de Acción Nacional no tiene nada de raro que, cuando acontece un suceso de importancia, estemos en nuestro distrito observando el desarrollo de los hechos. Que qué hacía yo en el lugar de los acontecimientos: sentir en forma lacerante cómo se acribillaba, se golpeaba, se vejaba a un grupo de inocentes y desarmados jóvenes estudiantes que en uso de sus derechos constitucionales manifestaban lo que ellos creían su punto de vista particular de reunirse y protestar simplemente –y no vamos a juzgar en este momento si tenían o no razón de hacerlo–; veía yo cómo eran golpeados esos jóvenes ante la presencia de millares de cuerpos policíacos, ante la presencia de la Policía Preventiva, de elementos de la Dirección Federal de Seguridad, de elementos de la Procuraduría General de la República, de la Policía Judicial, del Servicio Secreto, de todos los organismos policiacos constitucionales y anticonstitucionales que hay, que pacientemente se concretaban a observar y a no intervenir en esa masacre, eso hacía yo en el lugar de los hechos.8

Siete. Así como Acción Nacional condenó los errores de estos dos sexenios, contribuyó, inclusive recibiendo críticas, a superar la tremenda crisis generada a partir de 1982 al aprobar las reformas. Por ejemplo, apoyó el ingreso de México al GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles), antecedente de los tratados de libre comerr cio. Esta actitud reformista se manifestó con mayor énfasis a partir de 1988, cuando las propuestas ya citadas de 1943 vinieron por fin a concretarse en leyes, desde las políticas hasta las financieras. Ocho. Una decisión crucial se dio en 1990 con el retorno de la banca a los particulares, disposición que al paso de los años ha demostrado su eficacia. Nueve. Honra mucho al PAN haber aprobado la deuda, ya adquirida por el gobierno de Ernesto Zedillo y respalda por los pagarés del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) y derivadas del “error de diciembre”. Hoy México tiene un sistema financiero y bancario sólido, que le ha permitido resistir las embestidas de las crisis mundiales de los últimos años. 8

Ibídem, p. 152.

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parte del G4 –conformado además por el PRD, PT y el PVEM– al instalarse la LVII L legislatura. El rompimiento se da cuando el PAN aprueba, junto con el PRI, la Ley de Ingresos en 1997 y posteriormente apoya la creación del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB) que reconoció esa deuda. No hay duda en considerar que esta decisión evitó una enorme debacle económica. Perdón por la falta de modestia, pero me permito transcribir alguna idea expuesta entonces en tribuna para sustentar la ley en comento: La historia del PAN es muy clara, no apuesta al derrumbamiento que no sería de un sistema político, sino del país, y permítanme leerles un pensamiento de uno de los grandes pensadores de este siglo, Fernando Savater: “Lo que caracteriza al pensamiento político serio es precisamente su renuncia a ponerse del lado de los ángeles y con ello salvar el alma de toda culpa. El pensador político no espera que brote espontáneamente el bien frente al mal, ni siquiera pretende obtener por destilación el bien contra el mal; se contenta con señalar los requisitos de posibilidad de lo preferible a sabiendas de que también lo preferible tiene mucho de insoportable”.9

Diez. Al tomar las anteriores decisiones, como otras muchas y en casi todas las materias, el PAN buscó ajustar la norma jurídica a la realidad. Su trabajo en el Congreso fue siempre propositivo y profundamente crítico. Resiste un análisis profundo, algo de lo cual no pueden presumir los otros partidos políticos. Hacia el futuro, Acción Nacional deberá ser consecuente con esta tradición y, por lo tanto, asumir nuevamente el papel de una oposición responsable, orientada por sus principios. Escribe Carlos Fuentes “Sabiendo lo que no fue, sabremos lo que clama por ser”. El PAN debe hacer un riguroso análisis de su desempeño a partir del 2000 con una profunda capacidad crítica y sin miedo alguno. Si el PRI retorna al poder, obedece a errores panistas. Aunque no sea el único ingrediente de esta nueva alternancia, es preciso replantear nuestro desempeño para seguir siendo una opción viable en el escenario político. Señalo algunas sugerencias: A. El PAN sufre una de las enfermedades señaladas hace casi un siglo. Transcribo literalmente lo dicho por Robert Michels en su libro Los partidos políticos. Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna: La estructura oligárquica de la construcción ahoga el principio democrático básico. LO QUE ES aplasta a LO QUE DEBE SER. 9

Juan José Rodríguez Prats, Desde la tribuna, México, Senado de la República Colección Legisladores, 2003, p. 216.

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La formación de oligarquías dentro de las diversas especies de democracia es consecuencia de una necesidad orgánica y por eso afecta a todas las organizaciones. La masa no gobernará nunca, salvo in abstracto.

Desafortunadamente, Acción Nacional, tan celoso de la postulación de candidatos con perfil parlamentario, no tuvo ese cuidado en las últimas legislaturas, lo cual evidentemente disminuyó la calidad de su desempeño. Lo obnubiló “la neurosis de la escaramuza” –como decía don Efraín González Luna– en su obsesión por los triunfos electorales. B. El PAN debe asumir plenamente el debate, consciente de que sus propuestas, acorr des con su doctrina, son las más viables en los momentos actuales. Desafortunadamente, al arribar al poder hubo miedo para dar el debate en todos los frentes. Perdió su tradición de siempre dejar testimonio de sus planteamientos y tesis. Ante ello, la opinión pública se sintió un tanto desencantada de un partido que presumía defender siempre sus ideas. Se abre una coyuntura ante los enormes conflictos internos de las llamadas izquierdas y la falta de referentes doctrinarios en el PRI: de nuevo posicionarse como un partido con credibilidad y autoridad moral. Como bien lo señala Woodrow Wilson: “Toda constitución en que cuerpos diferentes comparten el poder supremo sólo pueden existir gracias a las concesiones de aquellos entre los cuales está distribuido ese poder”. C. El debate debe ser enaltecido, es un reclamo de los tiempos actuales. Es preciso analizar cada iniciativa en sus méritos para despartidizar y a su vez racionalizar una discusión que conduzca a la aprobación de las reformas necesarias para impulsar nuestro desarrollo económico y nuestra competitividad y que fueron obstruidas por PRI y PRD durante los gobiernos panistas. D. El PAN ha perdido su prurito para analizar con todo rigor las iniciativas presentadas por sus legisladores. Sugiero en este aspecto diez principios inspirados en las tesis de Gómez Morin: 1. No incurrir en la ingenua idea de creer que todo puede ser resuelto mediante la elaboración de leyes. 2. Solo creer en las soluciones reales, que conocen la realidad y la forma de modificarla. 3. “Íntima unión de realidad, propósito y procedimiento, de manera que en un solo acto espiritual el propósito elegido ilustre el conocimiento de la realidad, el conocimiento determine la elección del propósito y conocimiento e ideal entreguen los medios que deben utilizarse, determinen e impongan la acción…”. 4. Definir con claridad y precisión los valores a proteger.

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Siempre evitar la improvisación. Decía Gómez Morin al respecto: “Desde nuestros héroes hasta nuestros temblores de tierra, casi todo es improvisado, defectuoso, vulgar, nunca definitivo”. 6. Establecer claramente qué espacios competen a la autoridad y cuáles al particular. 7. El derecho tiene dignidad por lo que debe ser modificado con recato y cuidado. Hay un derecho auténtico y justo que corresponde a los valores inmanentes de la persona humana. 8. El derecho tiene profundas limitaciones y muchas veces no es el camino idóneo para instrumentar los cambios. 9. Manuel Gómez Morin fue un humanista que tuvo gran confianza en el hombre. Por eso su defensa apasionada del ciudadano motivaba la sorna y el escarnio de políticos. 10. Un sistema político debe sustentarse en instituciones sólidas y fecundas.10 E. El futuro exitoso del PAN depende de un ejercicio de memoria para rescatar lo mejor de su pasado y, lo más importante, su doctrina. El mayor esfuerzo del partido debe desplegarse en la capacitación y en la enseñanza de su doctrina. Así rescatará su identidad y la confianza ciudadana.

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Para mayor información, remitiría al amable lector a mi libro Desencuentro y parálisis en el Congreso mexicano, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, 2006, pp. 446-452.

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Bibliografía s 2ODRÓGUEZ 0RATS *UAN *OSÏ ET AL El PAN en el Poder Legislativo tomo I, Actores y Testigos, México, Cámara de Diputados, 2008, 567 pp. s El PAN en el Poder Legislativo tomo II, Colegio Electoral, México, EPESSA, 1999, 496 pp. s El PAN en el Poder Legislativo tomo III, Discursos Selectos, México, Cámara de Diputados, 2008, 669 pp. s 2ODRÓGUEZ 0RATS *UAN *OSÏ Desde la tribuna, México, Senado de la República Colección Legisladores, 2003, 568 pp. s 6ICENCIO !CEVEDO Gustavo A., Memorias del PAN (1952-1956), tomo IV, México, EPESSA, 1991, 383 pp. s 7OLDENBERG *OSÏ La transición democrática en México, México, El Colegio de México, 2012, 218 pp.

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L PAN P Y EL PAR P LAMENTO Fernando RodrĂ­guez Doval

/RV GLSXWDGRV GH $FFLyQ 1DFLRQDO SUHVHQWHV HQ OD &iPDUD QR VRQ IUXWR GH iUERO YLHMR TXH VH GHVKDFH HQ DVWLOODV VRQ IUXWR GH XQD GRFWULQD PLOHQDULD TXH WLHQH KR\ \ VLHPSUH YLJHQFLD SHUPDQHQWH (VWiQ ÀUPHV HQ OD YLJLOLD GH OD HVSHUDQ]D Juan JosÊ Hinojosa (1998)

esde siempre el Parlamento ha sido un espacio privilegiado para que el Partido AcciĂłn Nacional difunda sus tesis, tanto doctrinarias como programĂĄticas; establezca semejanzas y diferencias con los demĂĄs partidos a travĂŠs del diĂĄlogo y el debate; y forme a sus cuadros que habrĂĄn de asumir crecientes responsabilidades pĂşblicas y partidistas. Primero en Donceles, y luego en San LĂĄzaro y en XicotĂŠncatl –y ahora tambiĂŠn en Insurgentes y Reforma–, los legisladores panistas se han distinguido por la calidad de sus iniciativas, su impecable debate y su vinculaciĂłn ciudadana. Ahora que AcciĂłn Nacional atraviesa por un proceso de reexiĂłn, el Legislativo serĂĄ pieza clave en su redimensionamiento y reconstrucciĂłn. Desde ahĂ­, la ciudadanĂ­a podrĂĄ apreciar sus propuestas y posturas en torno a los diferentes temas de la vida nacional. En este breve ensayo haremos un recorrido histĂłrico por lo que el Poder Legislativo ha signiďŹ cado en la vida de AcciĂłn Nacional, para despuĂŠs mencionar algunos de los retos que enfrenta en esa trinchera en la actualidad.

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La idea de un Legislativo auténtico El Partido Acción Nacional fue fundado en septiembre de 1939, justo en los momentos de consolidación del régimen autoritario posrevolucionario. Sus primeros líderes sabían, por lo tanto, que la lucha del partido era de largo plazo, una “brega de eternidad” como la definió Manuel Gómez Morin. Lo anterior, empero, no significaba que el partido no estuviera decidido desde su misma fundación a hacer política para lograr un orden económico y social alternativo al planteado por el partido que se asumía como la encarnación de la revolución mexicana. En esa visión de transformación de México de largo aliento, el Poder Legislativo jugaba para Acción Nacional un papel fundamental por dos razones. La primera, de tipo estructural, porque los fundadores panistas sabían –como buenos juristas que eran– que las modificaciones legales tienen una implicación cultural evidente: aquello que se convierte en ley es capaz de modificar hábitos y costumbres; la conciencia política y la construcción de ciudadanía que los panistas querían lograr pasaba ineludiblemente por las respectivas reformas legislativas que pudieran ir cambiando gradualmente al régimen político. La segunda razón era de tipo estratégico y coyuntural: ante la imposibilidad de conquistar en el corto plazo el poder gubernamental, la pista legislativa adquiría una relevancia enorme, ya que ahí era más probable ir alcanzando espacios de poder –si bien es cierto que muy escasos– de forma paulatina. De esta forma, la estrategia del PAN para romper el autoritarismo mexicano se llevaba a cabo en una doble vía: por un lado, desde el municipio y los estados, conquistando espacios “de la periferia hacia el centro” para que la ciudadanía viviera la experiencia de ser gobernada por un partido distinto al PRI; de esta forma, en 1999 gran parte de la población ya había vivido la alternancia en el nivel local y estaba lista para dar el paso en el nivel federal;1 por otro lado, el Parlamento era para los panistas el espacio idóneo para formar a sus cuadros, dar a conocer sus propuestas, ser visibles ante los electores y presionar para modificar el orden normativo vigente. Acción Nacional postuló por primera vez candidatos al Congreso de la Unión en 1943 y fue tres años después cuando sus primeros triunfos legislativos fueron reconocidos. Los primeros cuatro diputados panistas –Aquiles Elorduy, Miguel Ramírez Munguía, Juan Gutiérrez Lascuráin y Antonio L. Rodríguez–, muy influenciados por el liderazgo de Manuel Gómez Morin, presentaron un conjunto de importantes iniciativas en materia de reformas políticas, laborales, financieras, de seguridad social, y del campo.2 Ninguna de éstas fue aprobada, pero en aquella XL Legislatura comenzaba a mostrarse la naturaleza parlamentaria del PAN en un Congreso prácticamente 1

Véase Alonso Lujambio, ¿Democratización Vía Federalismo? El Partido Acción Nacional, 1939-2000: La Historia de una Estrategia Difícil, México: Fundación Rafael Preciado Hernández, 2006. Veáse Alonso Lujambio y Fernando Rodríguez Doval, “La idea, el liderazgo y la coyuntura. Manuel Gómez Morin y la fundación del Partido Acción Nacional en 1939”, en 1939. Documentos Fundacionales del PAN, México: Partido Acción Nacional, 2009.

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al máximo la presencia de las minorías políticas. En todas las legislaturas posrevolucionarias estuvo presente el PAN excepto en la XLIV (1958-1961), en donde el Comité Ejecutivo Nacional determinó que sus diputados electos no participarían en protesta por el escandaloso fraude electoral perpetrado en la campaña presidencial de 1958, en donde el candidato panista Luis H. Álvarez incluso fue encarcelado. Aquella Cámara no contó con una sola voz independiente, dejando en evidencia así la naturaleza no democrática del régimen político mexicano. Protagonista central en la estrategia parlamentaria del PAN fue Adolfo Christlieb Ibarrola.3 Como presidente del PAN negoció en 1963 la reforma electoral que introdujo los llamados “diputados de partido”, la primera aproximación en México a un sistema de representación proporcional. En 1964 fue el coordinador de la bancada del PAN que estrenó ese sistema y que gracias a él alcanzó el mayor número de diputados hasta entonces en su historia: veinte, entre ellos Miguel Estrada Iturbide, Florentina Villalobos, Salvador Rosas Magallón y Abel Vicencio Tovar. En esa XLVI L Legislatura el grupo parlamentario panista presentó un conjunto importante de iniciativas, muchas de las cuales fueron por vez primera dictaminadas y aprobadas, gracias a la gran tarea de negociación y diálogo que Christlieb llevó a cabo. Durante los años duros del autoritarismo mexicano, Acción Nacional forjó a enormes legisladores, a portentosos tribunos que siendo conscientes de que nunca ganarían una votación estaban decididos a ganar el debate. Célebres discursos se escucharon en la vetusta tribuna de Donceles y Allende en ese largo periplo en el desierto político mexicano. Como bien escribió alguna vez Jesús Silva-Herzog Márquez, “Acción Nacional fue durante muchos años el residente fastidioso de la Cámara de Diputados, el factor que impidió que la Asamblea se convirtiera en un museo”.4 Los diputados panistas buscaban dignificar el Congreso para que fuera lo que estaba llamado por su propia esencia a ser: un eficaz contrapeso al Ejecutivo y un auténtico espacio de representación de los ciudadanos.

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Véase Alonso Lujambio, “El dilema de Christlieb Ibarrola. Cuatro cartas a Díaz Ordaz”, en Estudios, No. 38, p. 49-75. Véase Jesús Silva-Herzog Márquez, “Prólogo” a Juan José Rodríguez Prats, Jorge Lara Rivera, Rosa Ma. Giorgana Pedrero, Actores y Testigos, México: Cámara de Diputados - Partido Acción Nacional, 2008, Segunda Edición, p. 26.

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En los años setenta, con la introducción de los diputados plurinominales, Acción Nacional aumentó elección tras elección el número de sus legisladores y en los años ochenta y noventa la Cámara de Diputados (ya ubicada en el Palacio Legislativo de San Lázaro) fue el lugar privilegiado para impulsar las reformas políticas e institucionales que permitieron la transición a la democracia, después de los críticos procesos electorales de aquellos años. Grandes parlamentarios panistas pasaron por ahí en ese tiempo: Diego Fernández de Cevallos, Juan de Dios Castro, Juan José Rodríguez Prats, Juan Antonio García Villa, Cecilia Romero, Gabriel Jiménez Remus, Luis Felipe Bravo, César Jáuregui, Esteban Zamora, María Elena Álvarez o Ricardo García Cervantes, por mencionar tan sólo a algunos cuantos. Simultáneamente, el Senado empezó a ser testigo de la pluralidad política del país, una vez que se introdujo el sistema de las primeras minorías y también el de la lista plurinominal. En estas nuevas condiciones, Héctor Terán Terán fue el primer senador panista, electo en 1991. En los doce años en que Acción Nacional fue el partido en el gobierno federal, sus legisladores impulsaron la agenda modernizadora que no pudo avanzar lo que se hubiera deseado debido a la permanente estrategia obstruccionista de la nueva oposición, principalmente el PRI. En la LX Legislatura (2006-2009) correspondió a los legisladores del PAN, además, garantizar el orden constitucional para la toma de protesta de Felipe Calderón ante las intentonas cuasi golpistas de la izquierda mexicana. También es cierto que en estos doce años muchos de los mejores cuadros panistas se fueron al gobierno federal como consecuencia de la nueva realidad del partido, dejando un hueco importante en el ámbito legislativo.

Los retos actuales del PAN en el Parlamento Acción Nacional ha pugnado siempre porque el Poder Legislativo asuma sus responsabilidades con decoro y dignidad, porque se constituya como un verdadero espacio de deliberación y de contrapeso al Poder Ejecutivo, en la más genuina tradición de la separación de los poderes. Lo hizo como oposición, lo hizo siendo gobierno, también lo debe hacer ahora que el PRI regresa a Los Pinos. Como consecuencia de la dolorosa derrota del pasado 1 de julio, Acción Nacional perdió muchos espacios de poder, no solamente el Ejecutivo federal, sino también en los estados y municipios. En esta situación el desempeño del PAN en el Parlamento adquiere una relevancia enorme. Será el Poder Legislativo uno de los elementos que más identidad brinde al PAN e incida en su reconstrucción interna y de cara a los ciudadanos. Su actuación ahí, sus logros y aciertos, pero también sus posibles errores y omisiones, serán fundamentales en la imagen que el ciudadano se forme de Acción Nacional. Ante esta nueva realidad, podemos hablar de tres retos muy claros que se le presentan al Partido Acción Nacional en el Parlamento:

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Bien dice el dicho que no hay viento favorable para quien no sabe hacia dónde va. Los legisladores de Acción Nacional deben tener una claridad total en qué agenda quieren impulsar, de qué temas hablar, a qué contenidos dar prioridad. Muchos de los temas que se impulsaron en las últimas legislaturas no pudieron prosperar por la irresponsabilidad del PRI y el obstruccionismo permanente de las izquierdas. Ahora quizá exista una situación distinta, más propicia, para que desde la oposición se puedan concretar. Ya salió adelante una muy buena reforma laboral, quedan pendientes varias más. Y Hay que seguir pugnando por las reformas indispensables en materia económica para que el país pueda crecer con prosperidad y equidad: una reforma hacendaria profunda que simplifique el pago de impuestos, amplíe la base tributaria y mantenga presupuestos equilibrados; una reforma energética subsidiaria que permita la entrada de capital privado en la exploración y extracción de hidrocarburos y los principales petroquímicos para incrementar la competitividad y generar empleos bien remunerados. El tema social debe ser toral en la agenda del PAN. Está pendiente la creación de un sistema nacional de salud y de protección social que garantice la atención universal. Hay que revisar la legislación relativa a los programas sociales, rediseñando aquellos que sean necesarios para aumentar al máximo su efectividad. En materia educativa hay que buscar una transformación a fondo que mejore los contenidos, evalúe objetivamente a escuelas y docentes y promueva la participación de los padres de familia. En materia política el PAN debe seguir insistiendo en una democracia más ciudadana y de mayor calidad. La reelección consecutiva de los legisladores y alcaldes, así como la segunda vuelta son propuestas esenciales en este sentido. Indispensable será regular la contratación de deuda por parte de las entidades federativas, ante la urgencia de terminar con la irresponsabilidad financiera y política de muchos gobernadores y alcaldes. Hay diversas iniciativas en materia de seguridad y justicia que urge atender, como la ley contra el lavado de dinero, la ley general de víctimas o la nueva ley de amparo, así como la reforma del sistema penitenciario. La agenda legislativa del PAN también implicará reivindicar sin complejos los indiscutibles logros de estos doce años en el gobierno federal, ante la más que probable andanada que vendrá desde el nuevo gobierno y desde las izquierdas. Hoy México es mejor, a pesar de que como se mencionó no se pudieron sacar adelante todas las reformas pendientes debido a la irresponsabilidad de los otros partidos. En suma, de la agenda legislativa que el partido acuerde defender en ambas Cámaras dependerá la línea política y estratégica a seguir y los aliados correctos, no al revés. La agenda es la que fija el rumbo, de otra forma sería poner lo coyuntural y accidental por encima de lo esencial y de fondo.

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2. Forjar nuevos liderazgos desde el Legislativo Es indudable que el PAN se encuentra en una crisis de nuevos liderazgos. En el anĂĄlisis que la ComisiĂłn de EvaluaciĂłn y Mejora del Consejo Nacional del PAN estĂĄ llevando a cabo hay un hecho que nadie discute: el partido se alejĂł de los ciudadanos para volverse endogĂĄmico, centrado casi exclusivamente en sus procesos internos. Como consecuencia de esto, muchos de los lĂ­deres que han emergido no son atractivos para los electores, sino simplemente buenos operadores en la vida interna del partido. Como ya hemos visto, muchos de los cuadros y liderazgos mĂĄs sobresalientes en la historia del PAN se formaron en el Parlamento. De ahĂ­ han salido jefes nacionales, secretarios de estado, presidentes municipales, gobernadores y presidentes de la RepĂşblica. El Legislativo es una atalaya Ăłptima y muy visible para que los ciudadanos ubiquen y conozcan a los liderazgos panistas y los temas que deďŹ enden. Es un espacio privilegiado de formaciĂłn y aprendizaje. AdemĂĄs, cada diputado, sea de mayorĂ­a o de representaciĂłn proporcional, se convierte en automĂĄtico en un referente de su comunidad, que acude a ĂŠl a solicitarle gestiones y ayuda en demandas que son de su interĂŠs. AsĂ­ pues, AcciĂłn Nacional no puede desaprovechar la oportunidad de convertir a cada uno de sus legisladores en un nuevo lĂ­der partidista y ciudadano. Para ello serĂĄ indispensable que el partido camine en unidad. Que sus legisladores se vean a sĂ­ mismos como compaĂąeros de causa, no como eventuales rivales internos.

HistĂłricamente el PAN ha sido caricaturizado por sus adversarios. Si en los aĂąos cuarenta y cincuenta era Vicente Lombardo Toledano quien decĂ­a que los panistas eran los herederos de Maximiliano y los vasallos de la Iglesia, desde hace quince aĂąos es AndrĂŠs Manuel LĂłpez Obrador quien los caliďŹ ca como los comparsas del PRI, junto al cual forman el temido “PRIANâ€?. El PAN no puede dejar que sean sus adversarios quienes formen la imagen que de ĂŠl tendrĂĄn los ciudadanos. Una asignatura pendiente –por no decir que un mal crĂłnico– del panismo es lograr comunicar eďŹ cientemente lo que es y lo que no es, lo que hace y lo que no hace.

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debe ingresar sin ambages en las instituciones de cultura, en las universidades, en el periodismo, en los medios de comunicación, en todas las áreas donde se forma opinión y se generan convicciones. Debe defender sus innegables logros en el gobierno federal en estos 12 años. Debe reivindicar sus papel de civilizador de la política mexicana. Y debe comunicar también lo que está haciendo, y lo que no está haciendo, en el Poder Legislativo. En el Congreso de la Unión, Acción Nacional deberá tomar decisiones difíciles, no exentas de polémica, precisamente porque el PAN no se asume como un partido electorero en el que la medida de sus definiciones es el cálculo político, sino como un instrumento para la construcción del bien común. Cada una de estas decisiones deberá saberlas comunicar a los ciudadanos. La historia del PAN es también la de un partido que ha tenido que hacer frente a dilemas importantes, pero que ha salido avante precisamente por anteponer los intereses de México a los propios. El Parlamento será una trinchera desde donde Acción Nacional podrá reconstruirr se y lograr que la ciudadanía vuelva a confiar en él. Tiene por lo tanto la enorme responsabilidad de diseñar las iniciativas indispensables para el desarrollo de México, defenderlas con argumentos inteligentes, y perseguirlas con estrategias adecuadas. El retorno del PRI a la Presidencia de la República y la amenaza permanente de una regresión autoritaria exigirá de los panistas una mayor creatividad, un ánimo constructivo que esté alerta pero no caiga en la inercia del oposicionismo. La dignificación del Congreso de la Unión, institución mal valorada por los ciudadanos, pasa por el buen desempeño de sus integrantes. Los legisladores panistas deben ser los garantes de su institucionalidad, de su efectividad, de la buena calidad de sus productos. El Congreso de la Unión debe consolidarse como el ámbito en donde se expresen las diferentes visiones de la realidad, con respeto y a través del diálogo, por encima de las siempre presentes tentaciones maximalistas y hasta totalitarias. Fieles a su historia, los parlamentarios de Acción Nacional deben insistir en la separación de poderes, en la fiscalización y en la vinculación ciudadana. Están llamados a ser quienes con mayor pericia influyan en las decisiones públicas para construir el bien común.

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CAMBIO DEMOCRÁTICO DE ESTRUCTURAS Javier Brown César

ambio democrático de estructuras es uno de esos documentos que a pesar del paso de los años, sigue teniendo plena vigencia y validez como un acertado diagnóstico de los males que nos aquejan y como un certero programa para realizar las transformaciones que se requieren. El documento, aprobado por la XX Convención Nacional el 9 de febrero de 1969 fue en su tiempo una respuesta ante los graves acontecimientos que sacudieron a nuestro país a finales de 1968. Si bien las condiciones que se dieron en ese entonces y la realidad actual son diferentes en muchos aspectos, un factor común vincula a ese pasado para algunos remoto con este presente siempre vivo: la “urgente necesidad de cambio de estructuras en todos los aspectos de la vida”que en ese entonces se puso en evidencia con el movimiento estudiantil que a pesar de sus múltiples causas tuvo como su aspecto más valioso “la concientización de los jóvenes, respecto de un mundo y de una sociedad que no responde a las exigencias de la dignidad humana”. El problema de fondo, más allá de las coyunturas nacionales es el de un estado cosas que atañe a la comunidad mundial y en particular en que los esfuerzos de muchas naciones por lograr el “desarrollo integral casi se consumen en la precaria subsistencia de las mayorías populares; en que las inversiones propias, las externas y el ahorro interior no alcanzan a despejar el horizonte que habrá de vivir la nueva generación; en que en el mundo se siente el peso de la necesidad y la justicia, que reclaman que los pueblos pobres no queden rezagados respecto al desarrollo y a los avances a que han llegado las naciones más adelantadas”. Ante este panorama es hoy necesario como lo fue en 1969 “aunar el esfuerzo de todos los mexicanos, para examinar las estructuras

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tan actuar con eficacia para alcanzar las metas que demanda imperiosamente el bien de la comunidad”. Para hacer frente a la inconformidad ante el desequilibrio político y la ostentosa y desigual distribución de los bienes se requiere un cambio revolucionario pero pacífico de estructuras. Este cambio debe basarse en la promoción de mejoras de abajo hacia arriba con el impulso de grupos humanos que se deciden a mejorar su propia vida para lograr la “reforma de las estructuras políticas, económica y sociales, hacia modelos más justos y humanos”. Cambio revolucionario significa, ante todo, que se debe dar un cambio profundo y substancial que modifique las estructuras que son causa del desorden y los desajustes sociales y que están arraigados en la propia sociedad. Este cambio se da para construir “con justicia y libertad” las “bases para una vida más humana” de todos los miembros de la comunidad. La transformación debe ser revolucionaria pero sin violencia, ya que la violencia “está en el seno mismo de las estructuras injustas: en el abuso del poder, en la explotación del hombre por el hombre, en las excesivas desigualdades entre los grupos sociales y en el injusto trato entre las naciones”. Esta transformación revolucionaria debe promover, con audacia y justicia, renovaciones reales y efectivas. Para tal efecto, se debe partir de un diagnóstico de la realdad y en primer lugar, del “examen a fondo de las instituciones que establece el orden jurídico”. La conducta debe adecuarse a las normas para así lograr que prevalezca el respeto a las estructuras que establece el orden jurídico, sin que esto signifique que no haya

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que luchar “en forma constante, por su reforma y adaptación, para que satisfagan las exigencias actuales de los mexicanos y los desafíos de la historia en marcha”. Pero no basta con la adecuación entre conducta y norma, es necesario además un cambio personal de fondo: “Las tensiones provocadas por el aumento de la población, la escasez de ocupaciones bien remuneradas y la inequitativa distribución del ingreso y de las oportunidades, exigen no solo un cambio de estructuras, sino de actitudes y conductas personales”. Para lograr los cambios substanciales acordes a las exigencias de la dignidad humana la única vía es la participación de las personas en las decisiones colectivas que afectan el destino de los mexicanos. Esto exige de la solidaridad, que se traduce en actos de cooperación humana. La vía para lograr los cambios es el solidarismo entendido como la “participación responsable y solidaria de la Persona en la convivencia, y organización de la autoridad y las instituciones para promover y garantizar el orden, el progreso y la paz a la Persona, a la familia y a los grupos sociales”. Para el cambio en las estructuras es necesario una reforma política que acabe con la degeneración de gobiernos que se han convertido “en gigantescos grupos de presión que buscan resultados políticos a través de instituciones y medios extraños y aun contrarios a la organización constitucional”. La reforma de las estructuras políticas es inseparable de la renovación de las estructuras socioeconómicas. La base de estas estructuras es el control político “de los sindicatos obreros, de las comunidades agrarias, de los burócratas y de los trabajadores no asalariados” a quienes se les usa como masa de maniobra. Además de ello, es necesario salir de la indefinición para lograr un “conocimiento objetivo de los problemas” aunado a “la honradez y la técnica para resolverlos”. Parte fundamental de esta reforma es la plena vigencia de los derechos de los trabajadores y su incorporación en los procesos económicos, aprovechando su fuerza potencial al margen de tutelas y controles “para cooperar a la reforma y renovación de las estructuras que los afectan”. En el campo el ideal es el de un campesinado más técnico, productivo, con mejores niveles de vida y oportunidades de suficiencia económica, contra lo cual operan “los sistemas que lo utilizan como una masa de maniobra para conservar el poder”. Además, para resolver el problema del sector se requiere “la elevación humana del campesino, un régimen justo y seguro de tenencia de la tierra, el impulso de su productividad económica y la integración complementaria –positiva y necesaria– del sector agropecuario con el resto de la economía nacional e internacional, preferentemente en los procesos de industrialización”.

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vidad rural, la aplicación de soluciones adecuadas a los cultivos y las regiones, estructuras jurídicas que promuevan el desarrollo rural, el fácil acceso a los recursos técnicos y económicos, estímulos que arraiguen a los campesinos, así como el acceso real a los bienes de la cultura, la salud, la seguridad y el descanso, y su participación en decisiones políticas y en la orientación económica de la comunidad como signo de respeto. Un requisito para la realización de los cambios estructurales es la noción clara de los principios que deben regir la organización de la propiedad. El destino universal de los bienes es el principio fundamental a observar, lo que implica que éstos tienen una función social y que a la vez se debe satisfacer la demanda de que la persona cuente con las bases necesarias para la responsabilidad productiva y la autonomía espiritual. Los bienes materiales no deben ser controlados por el Estado, y la previsión estatal y la seguridad social no pueden sustituir “la función social y personal de la propiedad privada, ejercida dentro de la solidaridad humana, las exigencias del Bien Común y las circunstancias concretas de la economía”. Contra la educación libre, la armonía de la vida nacional y las posibilidades de cooperación está el mantenimiento del monopolio educativo, el cual “fomenta la insinceridad y el oportunismo, al establecer oficialmente actitudes y convicciones que gozan de la preferencia y de los privilegios del poder”. La educación es “promoción de convicciones morales y jurídicas necesarias para que las actividades económicas, políticas y sociales, no olviden sus finalidades humanas”; es el “medio que debe estar al alcance de todos los hombres, para adquirir los conocimientos y los valores que dan sentido y consistencia a la vida personal y social. La educación debe impulsarse y estimularse, no sólo como una inversión en capital humano para fines de bienestar económico, sino como una actividad creadora que ayudará a anticipar en el tiempo las transformaciones sociales”. En la tarea educativa los medios de difusión tienen una gran responsabilidad y el deber de cooperar, por lo que atentan contra la educación “cuando por falta de valor o por sobra de ambición, se subordinan a los intereses parciales de los monopolios políticos, económicos o facciosos”. El rango espiritual y social de la actividad docente exige que los maestros no sean rebajados a la calidad de difusores a sueldo de ideologías o propagandas, por lo que su libertad de conciencia debe se respetada, además de que se les debe dar un trato económico que les permita vivir con suficiencia y decoro. “Atentan gravemente contra la dignidad del magisterio, quienes no respetan la libertad de conciencia de los maestros y les imponen tesis obligatorias, les impiden las posibilidades de progreso pedagógico y los quieren reducir a instrumentos intelectuales del monopolio político y de la simulación en México”.

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En la tarea educativa la familia tiene una función de primera importancia ya que es el ámbito en el que se reciben “los valores y principios fundamentales para orientar positivamente la vida de las personas”. La educación familiar no puede ser sustituida y por ello se debe crear “un ambiente público favorable, para el cumplimiento de sus funciones educativas”, además de fomentar “en las familias la conciencia de la obligación que tienen de promover las convicciones y las responsabilidades que harán de cada individuo un ciudadano solidario, dispuesto a la cooperación política y social”. Para garantizar el derecho y la obligación de cada persona de participar en la marr cha de la sociedad se requiere de un cambio radical para que los medios de información proporcionen “elementos razonablemente exactos para el juicio y la decisión responsables”.“Además de evitar la falsificación de la realidad y las mentiras pagadas”. La democracia difícilmente puede desarrollarse en un ambiente de mentira sistemática. La servidumbre política de los medios de difusión tiene como límite que se respete la natural exigencia humana de informar y ser informado. El cambio democrático de estructuras debe darse con el respeto al pluralismo de la sociedad, cuya expresión es la diversidad de instituciones encaminadas hacia fines propios. El cambio “no debe ser tarea exclusiva del gobierno o de los partidos políticos” sino de todas las instituciones, lo que exige la renovación de cada una y el cumplimiento de sus funciones irrenunciables. Para el cambio de estructuras no basta con líderes políticos aptos y honrados, se requiere la acción independiente de dirigentes laborales y el funcionamiento adecuado de los sindicatos para “gestionar políticas sindicales, empresariales y gubernamentales, que acaben con la proletarización de los desposeídos”. Las instituciones políticas deben cumplir con su vocación de “enseñar y educar, fomentar la cultura y crear los cimientos morales de las convicciones y de la actividad política”, y las organizaciones intermedias deben cumplir deberes irrenunciables y asumir la responsabilidad de mantener y defender sus convicciones, contrarrestando “los comportamientos de indiferencia y abstencionismo, la mentalidad de falso decoro egoísta y socialmente irresponsable”. En el del análisis de las inquietudes de los jóvenes y ante los falsos diagnósticos de la realidad, se debe reconocer la importancia de la crisis de convicciones y valores, así como la falta de medios de expresión y de participación de este sector en las sociedades intermedias y en la actividad política.

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a insatisfacción de los jóvenes y las protestas que tengan como causas el vacío y la crisis intelectual, moral y religiosa no pueden tener soluciones políticas, pero sí se debe “crear el marco jurídico y social adecuado para que, con respeto a la libertad de las conciencias, se desarrollen las actividades y las instituciones capaces de iluminar tinieblas, llenar vacíos y señalar rumbos de esperanza, en el mundo interior de los seres humanos”. “La protesta debe impulsar a participar en la solución de los problemas contra los que se protesta”, y con base en la dignidad y la solidaridad humanas,“quienes protestan deben aceptar la responsabilidad de colaborar para el mejoramiento de la sociedad humana” sin traducir las frustraciones y resentimientos en tesis de violencia u odio. Resulta un “contrasentido utilizar medios antidemocráticos en la lucha por la democracia, como también despersonalizarse en la masa y cobijarse bajo el anonimato, cuando se ataca la despersonalización y la irresponsabilidad de la sociedad moderna”. Por ello la protesta debe “encaminar a la juventud hacia la participación y la responsabilidad para reformar y humanizar las instituciones y los hábitos de mentalidad o de conducta en la sociedad”. La necesidad de un cambio de estructuras en todos los aspectos de la vida es una necesidad urgente, los movimientos de los jóvenes tienen como uno de sus aspectos más valiosos el de su concientización “respecto de un mundo y de una sociedad que no responde a las exigencias de la dignidad humana”. Es urgente encauzar la protesta juvenil hacia fines positivos y “hacer participar a los interesados en las tareas de renovación de estructuras escolares, políticas y socioeconómicas, y escuchar sus planteamientos sobre los problemas que afectan su futuro inmediato”. Sin la participación responsable de los jóvenes los cambios que puedan producirse se reducirían a un simple relevo de equipos y a modificaciones temporales y secundarias.“Sólo la verdadera democracia, intensamente vivida en los ámbitos político, económico y social, puede dar respuesta adecuada a los anhelos de los jóvenes que deseen participación personal responsable, solidaridad social y justicia en las relaciones humanas. En esta participación de los jóvenes, deben respetarse sus libertades y convicciones personales”. Con Cambio democrático de estructuras Acción Nacional dejó en 1969 un testimonio siempre vivo de su pensamiento y de las líneas de acción que al día de hoy siguen siendo necesarias para que México se transforme pacíficamente y para responder a la demanda de dar plena vigencia a los derechos políticos y sociales y a la exigencias humanas que demanda el momento presente.

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LA DEMOCRATIZACIÓN DE MÉXICO 1988-2009: DE LA TRANSICIÓN POLÍTICA A LA VIDA D DEMOCRÁTICA Aminadab Rafael Pérez Franco

ara enmarcar con toda claridad nuestras reflexiones respecto al balance del proceso democratizador de México entre los años de 1988 y 2009 resulta indispensable iniciar con una consideración previa: El proceso de democratización en México significó pasar de un régimen autoritario a uno democrático. Los hechos que sostienen la anterior afirmación son tres: 1) El sistema electoral vigente en 2009 es completamente diferente al que prevalecía hasta 1988, entre otras cosas, porque ahora existen instituciones electorales como el organismo ciudadano responsable de organizar los comicios –los cuales ya no organiza el gobierno–, la credencial de elector con fotografía del ciudadano que da certidumbre a la integración del padrón electoral y al ejercicio del derecho al voto, y el tribunal electoral que resuelve de manera imparcial las controversias en la materia –terminando con el principio de autocalificación de los procesos electorales–; 2) La distribución del poder ha cambiado radicalmente, pues pasamos del esquema donde el Partido Revolucionario Institucional monopolizaba más del 90 por ciento de los puestos de elección, a un sistema de partidos caracterizado por la alternancia y la competitividad, donde la correlación de fuerzas fluctúa y en ocasiones ningún partido detenta la mayoría de los cargos legislativos o de los gobiernos municipales y; 3) Con la alternancia política en la Presidencia de la República en el año 2000, tuvo lugar un proceso de redistribución del poder que

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incluso más allá de lo establecido en la ley se han trasladado hacia otros ámbitos, con lo cual se han visto fortalecidas las facultades que ejercen los poderes Legislativo y Judicial, los gobiernos estatales y municipales, así como las propias organizaciones sociales y ciudadanas, que se benefician de un ejercicio presidencial ajustado a los límites señalados en la Constitución y que han dado origen a un nuevo sistema institucional de pesos y contrapesos en el país. Considerando lo anterior, el espacio de tiempo señalado para este balance comprende desde nuestro punto de vista dos etapas históricas del país ostensiblemente diferentes: la transición política hacia la democracia que ubicamos entre los años de 1983 y 2000, y la vida democrática que corre a partir de entonces, la cual discurre en estos momentos en una fase de consolidación y maduración. Tales consideraciones nos permiten identificar los signos del que fue un proceso de transición política como el de otro en marcha de consolidación democrática desde la perspectiva del desarrollo político del país y de la operación de las instituciones del Estado. Asimismo permite evaluar, en el caso del Partido Acción Nacional, los frutos de una estrategia de cooperación limitada con el régimen durante el proceso de transición política del país, así como también los resultados alcanzados como partido en el gobierno durante la vida democrática.

1988: un giro en el proceso de transición En víspera de celebrar el cincuentenario de su existencia el Partido Acción Nacional se situó como la principal fuerza impulsora de la transición política de México hacia la democracia, resultado de la aplicación de una estrategia de diálogo y cooperación limitada con el grupo en el poder. El nivel de conflicto del PAN con el régimen había llegado a extremos muy álgidos durante el sexenio del presidente Miguel de la Madrid a causa de una serie de despojos electorales registrados entre 1984 y 1986 en estados como Puebla, Tamaulipas, Nuevo León, Sonora, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango y Sinaloa, para culminar con la elección presidencial de 1988, cuestionada por todas las fuerzas políticas no oficialistas y por amplios sectores de la sociedad y la academia mexicana. Sin embargo, la iniciativa de diálogo lanzada por la dirigencia panista en noviembre de 1988 y su aceptación por el entonces presidente electo Carlos Salinas de Gortari, abrió la puerta a un proceso de reformas políticas y económicas de orden federal efectuadas entre 1989 y 1996, las cuales transformaron el sistema electoral e influyeron para modificar sustancialmente la correlación de fuerzas políticas en los ámbitos federal y local, que desembocaron en el inicio de la vida democrática de México con la elección del año 2000.

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El 16 de noviembre de 1988, en medio de la más grave crisis poselectoral del siglo XX en México, el Comité Ejecutivo Nacional del PAN dio a conocer un documento trascendental: el Compromiso nacional por la legitimidad y la democracia. En el mismo se sostenía que la mera formalidad del traspaso del poder no equivalía a legitimidad de origen del nuevo Ejecutivo Federal; que ese nuevo poder que asumiría el gobierno sólo podría legitimarse en el ejercicio si se asumía como un gobierno de transición dispuesto a acatar el mandato popular de democratización, pluralismo, justicia y soberanía nacional expresado en las urnas; a efecto de ello, Acción Nacional urgía al cumplimiento de una agenda de gobierno orientada a impulsar una evolución pacífica y civilizada hacia formas de convivencia social y política basadas en el respeto de los derechos humanos, sociales y políticos de los mexicanos, la observancia de las leyes, el cambio de estructuras jurídicas y la modificación de estructuras económicas, sociales y educativas que abrieran paso a una sociedad más justa, libre y participativa. En el documento, Acción Nacional se definió como una oposición democrática responsable, que se entendía a sí misma no como obstáculo permanente a la acción gubernamental sino como una fuerza cuya responsabilidad iba más allá de los límites partidistas en la búsqueda del bien superior de México. Y proponía al futuro gobierno avanzar en una amplia agenda de transición con 27 puntos específicos referidos a la política económica y social, la política educativa y la democracia política. A consecuencia de esta iniciativa, el Presidente electo proclamado a la fuerza por el régimen, Carlos Salinas de Gortari, invitó a la dirigencia nacional del PAN el 22 de noviembre a entablar un diálogo para la reconciliación nacional una vez consumado el cambio de poderes. En la ceremonia de cambio de poderes del 1 de diciembre, Acción Nacional, en voz del coordinador de la diputación federal, Abel Vicencio Tovar, calificó al nuevo gobierno como “régimen de facto” y sentenció de manera contundente: “el origen del nuevo gobierno y su presidente es ilegítimo, y seguirá siendo ilegítimo hasta el fin de los tiempos”, no obstante, al día siguiente el Presidente Salinas recibió en Palacio Nacional a una comisión del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, encabezada por el presidente del partido Luis H. Álvarez, acto que marcó el inicio formal de la estrategia de cooperación limitada de Acción Nacional con el régimen. En estos meses ocurrieron acontecimientos fundamentales en la historia del PAN que subrayaron la redefinición de la estrategia política del partido: el 29 de octubre de 1988 el Consejo Nacional resolvió aceptar el financiamiento público a los partidos políticos establecido en el Código Electoral, poniendo fin a casi medio siglo de actividades políticas sostenidas exclusivamente con las aportaciones económicas de los militantes panistas, de sus legisladores y de apoyos ciudadanos; el 19 de enero de 1989 el Comité Ejecutivo Nacional del PAN anunció la creación del Gabinete Alternativo con el objeto de adentrarse en el análisis de los problemas y el funcionamiento de las áreas más importantes de la administración pública federal, para elaborar a partir de ahí propuestas de políticas públicas, estar al tanto de las actividades de las dependencias

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de 1989 tuvo lugar la primera victoria reconocida a Acción Nacional en una elección estatal que permitió al candidato panista a la gubernatura de Baja California, Ernesto Ruffo Appel, convertirse en el primer gobernador no priísta en seis décadas. El diálogo político entre la dirigencia nacional panista y el gobierno del Presidente Salinas, así como las determinaciones y acciones derivadas del mismo, generaron diversas reacciones en los actores políticos. Hubo panistas inconformes quienes acusaron a la dirigencia del partido de traicionar su historia, de apuntalar al régimen priísta y de olvidar los principios humanistas en aras del pragmatismo; para oponerse a la nueva estrategia de la dirigencia formaron un grupo denominado Foro Doctrinario y Democrático, cuyos miembros terminaron por abandonar las filas de Acción Nacional y fracasar en el intento de convertir su organización en partido político. Los priístas inconformes cuestionaban la supuesta entrega de espacios de poder al PAN, sobre todo después del caso Guanajuato en 1991, y acuñaron el término “concertacesión” para criticar los frutos del diálogo entre los panistas y el gobierno, usando por igual la etiqueta para criticar y rechazar las reformas constitucionales de todo orden, los triunfos electorales del PAN y la creación de las nuevas instituciones electorales. La izquierda inconforme se quejaba de la “democracia selectiva” porque según sus voceros el mismo día que a Acción Nacional se le reconocía un triunfo electoral, a la izquierda se le cometía fraude, y que mientras el Ejecutivo Federal se sentaba a la mesa a discutir con la dirigencia panista, al recién nacido PRD “ni lo veía ni lo oía”. Sin embargo, las mayores complicaciones del proceso de transición no fueron las reacciones coyunturales de los actores políticos. El diálogo y la negociación política entre el PAN y el gobierno del presidente Salinas implicaron periodos de acercamiento, impasses, ruptura de pláticas, silencios, alianzas tácticas, retiro de representantes panistas de las negociaciones, desencuentros y reencuentros, amagues de rompimiento, quejas y reproches, denuncias públicas, rectificación de la agenda, presentación de iniciativas de ley al margen de los espacios de diálogo, insistencia en temas descartados, paciencia frente a actitudes ambiguas o traicioneras por parte de negociadores del régimen, explicaciones a los panistas sobre por qué se tomaban diversas decisiones, sin faltar momentos de especial tensión donde fue necesario confiar en la palabra dada para concretar la secuencia de votación de iniciativas en el Congreso de la Unión, donde muchas veces quedaba aprobado primeramente lo exigido por el Ejecutivo y hasta después lo exigido por Acción Nacional, con el alto riesgo político que ello implicaba. No faltaron en estos años las disyuntivas en las que el PAN hubo de optar entre el menor de dos males o verse obligado a votar a favor de iniciativas del Ejecutivo contrarias a sus tesis, insuficientes o imperfectas desde su perspectiva, para honrar compromisos adquiridos y obtener a su vez el voto de la mayoría priísta a las propuestas panistas de reforma política y modernización electoral; tampoco faltaron casos de fraudes electorales, abuso de autoridad o actos de corrupción cometidos por funcionarios

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del régimen que quedaron impunes; incluso ocurrieron situaciones extremas donde el sentido de responsabilidad y la voluntad de anteponer el interés nacional llevó a los panistas a respaldar condicionadamente proyectos como el rescate bancario, de suyo impopulares e injustos; situaciones todas que provocaron críticas despiadadas hacia el PAN y su estrategia provenientes del interior del partido, de sus adversarios políticos y de círculos académicos, las cuales eran tendenciosamente difundidas por un entorno mediático que aún se debatía entre la libertad de expresión y la complicidad con el régimen. Fue en este contexto de cambio, caracterizado por una gran complejidad y contradicciones de todos los actores e instituciones políticas de México, donde se construyó de manera gradual, lenta e impaciente la democracia mexicana; fue así como Acción Nacional se abrió paso entre los vaivenes de un régimen autoritario en decadencia para incorporarse como actor esencial y corresponsable en la toma de decisiones fundamentales del poder, anticipo de su rol como partido en el gobierno en la vida democrática.

Una transición gradual La transformación del sistema electoral mexicano, factor clave del proceso de democratización del país, tiene dos momentos fundamentales: la reforma de 1989-1990, que dio origen a las nuevas instituciones electorales: el Instituto Federal Electoral (IFE), la credencial para votar con fotografía y el Tribunal Federal Electoral (TRIFE); así como la reforma de 1996 que convirtió al IFE en un organismo público autónomo y ciudadano, y que le dio plena jurisdicción al Tribunal Electoral adscribiéndolo al Poder Judicial de la Federación. Los primeros pasos de las reformas electorales de la transición iniciaban su concreción en mayo de 1989 cuando los diputados federales del PAN presentaron sus iniciativas en la materia y el proyecto de Código Electoral de los poderes Ejecutivo y Legislativo de la Unión (Cepleu) que proponía una reforma completa de la integración de las autoridades electorales, la conformación de las mesas directivas de las casillas, del proceso de elaboración del padrón electoral, de la definición de la geografía electoral y de las normas generales para la realización de campañas. El 18 de octubre de 1989 casi todos los diputados federales del PAN votaron a favor de las reformas constitucionales en materia electoral que incluyeron los siguientes puntos: 1. La creación del Instituto Federal Electoral (IFE) como organismo de carácter permanente y con la responsabilidad de la organización, desarrollo y vigilancia del proceso electoral; 2. La creación de un Tribunal Electoral cuyas decisiones serían obligatorias y sólo podrían modificarse por mayoría calificada de dos tercios de los integrantes del Colegio Electoral; 3. La obligatoriedad de que las sesiones de los organismos electorales fueran públicas; 4. El establecimiento de la libre afiliación de los ciudadanos a los partidos políticos; 5. La creación del Registro Nacional Ciudadano y la cédula de identidad, que preveía la existencia de una credencial para votar con

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La sanción del uso de recursos públicos y participación de funcionarios en campañas o para el beneficio de algún partido. Paralelamente a la aprobación de esta reforma se anunció la existencia de un compromiso entre el gobierno federal y el PAN para que los futuros magistrados del Tribunal Electoral no hubieran pertenecido a algún partido político, que los representantes de partido seguirían participando en los organismos electorales, que los procedimientos para integrar las mesas directivas de casilla garantizarán que las mismas quedaran bajo la responsabilidad de ciudadanos sin militancia partidista y, que el nuevo Código Electoral sería redactado con base en el Cepleu, es decir, en la iniciativa presentada por los diputados federales del PAN el 31 de mayo. Tras la aprobación de la reforma política de 1989-1990, tuvo lugar el proceso electoral de 1991, en el cual se pusieron a prueba las nuevas instituciones electorales. El Instituto Federal Electoral, presidido por el secretario de Gobernación, seguía pareciéndose más a la antigua Comisión Federal Electoral que a un organismo electoral autónomo e independiente; se elaboró un nuevo padrón electoral y se expidió una nueva credencial de elector pero que no tuvo la fotografía del ciudadano pese a tener el espacio para ello por razones “técnicas y presupuestales”. Se registraron sendos fraudes electorales en los estados de Guanajuato y San Luis Potosí que dieron lugar a graves conflictos poselectorales, en un contexto donde el Partido Revolucionario Institucional recuperó altos niveles de votación en todo el país. El proceso exacerbó los conflictos políticos señalados anteriormente al interior tanto del PAN como del PRI, y dejó la impresión de que la reforma electoral no había conseguido el objetivo de democratizar el sistema electoral mexicano. En el año de 1992 durante el proceso electoral local del estado de Baja California se utilizó por primera vez en la historia de México una credencial de elector con fotografía. A pesar de las fuertes presiones ejercidas por el gobierno federal y la crítica política lanzada por el PRI en el estado, el gobierno panista de Baja California tuvo éxito en la expedición de la credencial y la organización de la elección local, demostrando que sólo eran pretextos las razones “técnicas y presupuestales” sostenidas por el IFE y ello obligó a establecer el compromiso de que tanto la credencial para votar como la lista nominal que se emplearían en el proceso electoral federal de 1994 tendrían la fotografía del ciudadano. La llegada de Carlos Castillo Peraza a la dirigencia nacional del PAN en 1993 dio un giro a la estrategia de cooperación limitada con el gobierno: por una parte, Acción Nacional pidió que las nuevas reformas a discutir fueran más al fondo, elevando el nivel de exigencia y la calidad de los acuerdos para que el PAN participara en ellos; por la otra, demandó mayor seriedad y

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compromiso del sector oficial respecto a la transición, sobre todo, que hubiera una actitud que correspondiera a la intención democrática de los discursos y que se reflejara en hechos concretos la modificación de las prácticas antidemocráticas en que incurría el régimen priísta; cualquier señal en contrario, significaba el retiro de los representantes o legisladores panistas de todas las comisiones o mesas de trabajo en marcha. Era una estrategia que combinaba el diálogo y la confrontación. En contraste a lo ocurrido durante el sexenio del Presidente Salinas, en el mandato del Presidente Ernesto Zedillo la transición a la democracia adquirió una importancia inusitada ante la difícil situación de la economía. El Presidente de la República anunció su intención de concretar una“reforma electoral definitiva”que pusiera fin a las controversias electorales y garantizara la realización de procesos democráticos de elección de autoridades. El 7 de enero de 1996 los presidentes nacionales del PAN, PRI y PRD dan a conocer el documento denominado “Bases para la Reforma Político-Electoral” con el cual se abrirían las mesas de negociación entre los partidos y el gobierno, en tanto que el día 18 la Cámara de Diputados instaló una comisión especial para dar seguimiento y concretar en iniciativas los acuerdos de dichas mesas. Con este proceso en marcha, se cometió un descarado fraude electoral contra el PAN en el municipio de Huejotzingo, Puebla, con la poco disimulada aprobación del gobernador de la entidad, Manuel Bartlett, quien pretendía que el PAN quedara al margen de las negociaciones de la reforma política, como efectivamente ocurrió; al momento en que el PAN se levantó de las mesas en protesta, el presidente nacional, Carlos Castillo Peraza, señaló que debido al fraude era el gobierno el que expulsaba a Acción Nacional del diálogo y que el único camino para su regreso a las negociaciones era la solución al “Caso Huejotzingo”. El 15 de abril se dio a conocer un acuerdo entre el PRI, el PRD y el PT en materia electoral que el PAN calificó de “simples acercamientos”. El 15 de mayo renunció finalmente el alcalde impuesto del PRI en Huejotzingo y se nombró un Concejo Municipal encabezado por el candidato del PAN, con lo cual los panistas regresaron a las negociaciones, las cuales aceleraron la concreción de la reforma. El 25 de julio de 1996, el Presidente de la República, Ernesto Zedillo, anunció en Palacio Nacional, en compañía de los presidentes nacionales del PAN, PRI, PRD y PT, el acuerdo final para la reforma electoral y la reforma política del Distrito Federal, convocándose de inmediato a un periodo extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión para aprobar estas iniciativas. Este acuerdo llevó a la reforma de 17 artículos constitucionales y una reforma integral del Código Federal de Instituciones y Procesos Electorales con lo cual el Instituto Federal Electoral se convirtió en un organismo totalmente ciudadano, con lo cual cesó definitivamente la participación del gobierno en los organismos electorales; el Tribunal Electoral se convirtió en instancia de pleno derecho y sus decisiones en la materia se

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buciĂłn del ďŹ nanciamiento pĂşblico y para el acceso de los partidos a los medios de informaciĂłn. El 30 de octubre, la CĂĄmara de Diputados eligiĂł por unanimidad al nuevo Consejo General del IFE presidido por JosĂŠ Woldenberg. Estaban listas las instituciones electorales de la vida democrĂĄtica de MĂŠxico.

! De manera formal, el Ejecutivo Federal y el Partido Revolucionario Institucional encabezaron las iniciativas de reforma electoral aprobadas entre 1989 y 1996. Pero es históricamente comprobable que previo a los procesos de reforma político-electoral de esos aùos, ni el PRI ni los presidentes de la República habían planteado la necesidad de crear un órgano independiente del gobierno que organizara las elecciones, ni la creación de un padrón electoral verídico y la expedición de una credencial con fotografía del ciudadano, ni tampoco la existencia de un tribunal electoral de plena jurisdicción que dirimiera los conictos en la materia. En este sentido, es necesario advertir que las principales instituciones del sistema electoral mexicano en la vida democråtica son propuestas formuladas originalmente por el Partido Acción Nacional.

Organismo electoral independiente Las iniciativas para crear en MĂŠxico un organismo de carĂĄcter permanente responsable de organizar las elecciones, antecedente del Instituto Federal Electoral, fueron propuestas por el PAN en las siguientes ocasiones: el 26 de noviembre de 1957 el diputado Manuel Sierra Macedo propuso la creaciĂłn de una ComisiĂłn Federal Electoral y comisiones locales y comitĂŠs distritales electorales independientes de los partidos y con plena autonomĂ­a respecto al gobierno para organizar las elecciones; el 30 de diciembre de 1968 el diputado Rafael Preciado HernĂĄndez propuso reformas a la Ley Federal Electoral para democratizar el proceso electoral, asegurar la integraciĂłn imparcial de los organismos electorales creando un Ăłrgano electoral permanente.

PadrĂłn electoral y credencial con fotografĂ­a El 7 de octubre de 1947 los diputados Antonio L. RodrĂ­guez, Juan GutiĂŠrrez LascurĂĄin, y Miguel RamĂ­rez MunguĂ­a presentaron la iniciativa para la creaciĂłn del Registro Nacional Ciudadano, con el objeto de dotar a la ciudadanĂ­a de un registro nacional en el que aparecieran todos los hombres y mujeres que llegaran a la edad de 21 aĂąos y que les fuera expedida una credencial con fotografĂ­a que los acreditara como ciudadanos y como electores; el 19 de diciembre de 1957 el diputado JesĂşs Sanz Cerrada propuso una reforma a la Ley Electoral Federal en el sentido de exigir la plena identiďŹ caciĂłn de los votantes en las casillas; el 12 de noviembre de 1963 el diputado Carlos Chavira Becerra presentĂł la iniciativa destinada a asentar las bases territoriales previas a la creaciĂłn del Registro Nacional de Electores, elevando el nĂşmero de habitantes por diputado de 200 mil a 500 mil, la cual fue aprobada el 29 de noviembre 1966; dos dĂ­as despuĂŠs, el 14 de noviembre, el diputado Chavira propuso que se expidiera una credencial de elector con

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retrato del ciudadano; el 7 de diciembre de 1965 el diputado Luis Manuel Aranda Torres propuso que el Gobierno Federal expidiera una identificación oficial con fotografía a todos los ciudadanos y que la misma sirviera como credencial electoral.

Tribunal electoral y desaparición del Colegio Electoral El 28 de noviembre de 1947 los diputados Antonio L. Rodríguez, Juan Gutiérrez Lascuráin, y Miguel Ramírez Munguía presentaron la iniciativa para establecer en la Constitución un Tribunal Federal de Elecciones; el 8 de diciembre de 1948 los mismos diputados reiteraron su propuesta estableciendo que el Tribunal Federal de Elecciones debía sustituir el principio de autocalificación de los resultados electorales, eliminando el Colegio Electoral en las cámaras de Diputados y Senadores; el 25 de noviembre de 1955 el diputado Manuel Sierra Macedo propuso nuevamente crear el Tribunal Federal de Elecciones; el 14 de noviembre de 1972 el diputado Guillermo Baeza Somellera presentó la iniciativa para la creación de un Tribunal Electoral integrado por cinco magistrados designados por insaculación de entre los propuestos por los partidos políticos; el 23 de septiembre de 1986 el diputado Ricardo García Cervantes propuso que el Poder Judicial Federal estuviera facultado para conocer recursos en materia electoral. Además de las anteriores, los diputados federales panistas presentaron hasta 1989 un conjunto de propuestas en materia electoral que se convirtieron en ley durante las reformas de la etapa de transición política en México o que siguen pendientes en las agendas legislativas. Entre las más relevantes se cuentan las siguientes: el 8 de diciembre de 1948 los diputados Antonio L. Rodríguez, Juan Gutiérrez Lascuráin, y Miguel Ramírez Munguía presentaron la iniciativa que establecía reglas para la formación, organización y funcionamiento de los partidos políticos nacionales; el 29 de octubre de 1957 el diputado Alfonso Ituarte Servín propuso que se prohibiera el uso de los colores de la bandera nacional como distintivo electoral; el 27 de diciembre de 1957 el diputado Manuel Sierra Macedo propuso establecer penas por la indebida disposición de fondos públicos con fines políticos y electorales, así como el ejercicio de la acción penal por el uso de fondos públicos y medios de acción estatales en favor de algún partido político; el 9 de noviembre de 1965 el diputado Abel Vicencio Tovar propuso crear un Consejo de Gobierno de elección popular para el Distrito Federal, eligiendo a un consejero por cada distrito electoral; el 25 de octubre de 1977 el diputado Tomás Nava de la Rosa propuso consagrar la libre afiliación a los partidos políticos suprimiendo la afiliación colectiva y forzada; el 23 de septiembre de 1980 el diputado Hiram Escudero propuso aumentar a tres el número de senadores electos por entidad, pudiendo ser el tercero de representación proporcional; el 25 de septiembre de 1980 el diputado Pablo Emilio Madero propuso reglamentar el acceso de los partidos políticos a los tiempos oficiales en radio y televisión; el 16 de diciembre de 1987 el diputado Alejandro Cañedo Benítez propuso establecer en el Código Federal Electoral la obligación de que los candidatos a la Presidencia de la República debatieran públicamente sus puntos de vista sobre política interior, exterior y economía, la cual fue aprobada hasta el 21 de diciembre de 1993.

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os diputados federales del PAN hicieron un esfuerzo por incluir todas las propuestas históricas del partido en materia electoral y presentaron el 31 de mayo de 1989 la iniciativa del nuevo Código Electoral de los Poderes Ejecutivo y Legislativo de la Unión (Cepleu), el cual sirvió como base para la redacción del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) en 1990. Recapitulamos brevemente cuales fueron las principales reformas y sucesos políticos que transformaron el sistema electoral mexicano y que permitieron concretar la transición política e iniciar la vida democrática. 18 de octubre de 1989. Queda aprobada la reforma constitucional en materia electoral, producto de 10 meses de discusión y negociaciones en la Cámara de Diputados, con el voto a favor de casi todos los diputados federales del PAN y cuyos puntos sustantivos se anotaron previamente. 24 de agosto de 1993. Se aprueba en lo general la reforma electoral que modifica la integración del Senado de la República, brinda autonomía del Tribunal Electoral, crea el sistema de medios de impugnación electoral; y que establece las reglas a las que sujetará el financiamiento público a los partidos políticos, incluyendo la creación de mecanismos para vigilar y auditar sus gastos. La reforma al Artículo 82 Constitucional es regresada a comisiones. El proyecto se aprueba en lo particular de manera definitiva en la Cámara de Diputados el 27 de agosto, en tanto que la minuta es aprobada en el Senado de la República el 29 de agosto. 2 de septiembre de 1993. La Cámara de Diputados aprueba la reforma al Artículo 82 Constitucional con 352 votos a favor, 47 en contra y 14 abstenciones. Un artículo transitorio estipula que la reforma entrará en vigor el 31 de diciembre de 1999. La minuta es aprobada por el Senado de la República el 8 de septiembre. 3 de septiembre de 1993. Los diputados federales del PAN presentan formalmente la iniciativa de reformas al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) y al Código Penal para el Distrito Federal, expuestas desde el 17 de agosto ante las mesas de la reforma electoral, para precisar las facultades de diversos organismos electorales y tipificar con mayor precisión delitos electorales relativos a los gastos de campaña. 13 de mayo de 1994. Se aprueba en el Senado de la República la minuta de la reforma electoral que había sido aprobada en la Cámara de Diputados el día 12. En ambos casos, la reforma fue aprobada con el voto de los legisladores de los tres principales partidos políticos. El cambio fundamental de esta reforma consistió en la ciudadanización de los organismos electorales que puso fin a la era de los procesos electorales bajo control del gobierno y abrió la era de las autoridades imparciales en la materia.

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24 de mayo de 1994. El Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados aprueba junto con los demás partidos el nombramiento del primer consejo ciudadano del Instituto Federal Electoral (IFE), integrado por Santiago Creel Miranda, Miguel Ángel Granados Chapa, José Agustín Ortiz Pinchetti, Ricardo Pozas Horcasitas, José Woldenberg Karakowsky y Fernando Zertuche Muñoz. 3 de junio de 1994. Rinden protesta los consejeros ciudadanos del Instituto Federal Electoral con lo cual se concretan la autonomía y la ciudadanización del IFE. 19 de septiembre de 1995. Tras la polémica desatada, el consejero electoral Santiago Creel renuncia a su posible nominación como presidente del Instituto Federal Electoral, en aras de construir un ambiente propicio para el éxito de la reforma electoral. El 29 de septiembre se designó finalmente como presidente del IFE al priísta Emilio Chuayfett. 1 de abril de 1996. El coordinador del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, Ricardo García Cervantes, presenta formalmente las iniciativas de reforma electoral y la de reforma política del Distrito Federal anunciadas el 17 de marzo por el CEN. 25 de julio de 1996. Tras casi dos años de negociaciones se firma en Palacio Nacional el acuerdo para realizar la reforma política electoral y la reforma política del Distrito Federal, que implica la reforma de 17 artículos constitucionales, por parte del Presidente de la República, Ernesto Zedillo y los dirigentes nacionales del PRI, PAN, PRD y PT. Se convoca de inmediato a un periodo extraordinario de sesiones para aprobar la iniciativa. 31 de julio de 1996. La Cámara de Diputados aprueba con modificaciones la iniciativa de reforma electoral y de reforma política del Distrito Federal que establece a nivel constitucional que los partidos políticos son entidades de interés público; que redefinió y precisó las facultades del Consejo General del Instituto Federal Electoral y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, garantizando la plena autonomía de ambos organismos; y que estableció el principio de representación proporcional para la integración del Senado de la República. El Consejo General del IFE aprobó el mismo día una nueva distritación del país que terminó con el rezago y la caprichosa geografía electoral que privaba en el país desde 1979. 1 de agosto de 1996. El Senado de la República aprueba la minuta de la reforma electoral y la reforma política del Distrito Federal enviada por la Cámara de Diputados. 30 de octubre de 1996. Se aprueba en la Cámara de Diputados la nueva integración del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), con el voto a favor del PAN, PRI, PRD R y PT. Es nombrado como consejero presidente del IFE José Woldenberg,

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rdenas, Alonso Lujambio, Mauricio Merino, Juan Molinar, Jacqueline Peschard y Emilio Zebadúa. 5 de diciembre de 2007. Los senadores del PAN aprueban la reforma electoral que prohíbe a los partidos políticos contratar publicidad en medios, que regula el uso de tiempos oficiales para propaganda, que fomenta la transparencia en las finanzas de los partidos y que estipula las condiciones para proceder a la realización de un recuento completo de una elección si la diferencia entre el primero y el segundo lugar es menor al uno por ciento. Los diputados federales hacen lo propio el 11 de diciembre.

La transición no electoral del país Ya se han apuntado en esta obra todas las transformaciones registradas en el sistema Y político y electoral durante la etapa de transición, y que dieron como resultado pasar de un gobierno que organizaba las elecciones y que asumía el papel de juez y parte, a procesos electorales ajenos al gobierno y organizados y calificados por instancias ciudadanas. Sin embargo, las transformaciones que se registraron en México no se limitaron de manera alguna al aspecto electoral. El cambio político iba de la mano con alteraciones profundas que experimentó la sociedad mexicana durante el siglo XX, como el aumento en los niveles de escolaridad y de salud, la consolidación de la sociedad urbana, la industrialización y la posterior terciarización de la economía, la apertura comercial que implicó una nueva relación de México con el mundo, el acceso a tecnologías de la información, los cuales son sólo algunos de los signos inequívocos de la presencia de una sociedad cada vez más moderna, con todo y la persistencia de problemas ancestrales como la pobreza, la marr ginación, la exclusión y la ignorancia. El cambio social registrado en México, si bien todavía desigual y con tantos contrastes, se convirtió a fin de cuentas en un factor que impulsó también el cambio político. Como producto de la estrategia de diálogo y cooperación limitada con el régimen previamente descrita, se negociaron y aprobaron reformas constitucionales en otros ámbitos de la vida nacional. Entre las más importantes que apoyó el Partido Acción Nacional en estos años se encuentran las siguientes: en diciembre de 1991 los diputados federales aprobaron sucesivas reformas al Artículo 27 constitucional que establecieron nuevas bases de organización al sector agrario, abriendo la posibilidad de que los campesinos tuvieran certificados y títulos de propiedad de tierras ejidales. En 1992 los panistas sumaron sus votos a los legisladores del PRI y el PRD para reformar el Artículo 130 que transformó las relaciones Iglesia-Estado reconociendo la personalidad jurídica de las iglesias y los derechos políticos de los ministros de culto; asimismo aprobaron la reforma al Artículo 102 que estableció a nivel constitucional los organismos estatales de protección a los derechos humanos. Un año después los panistas apoyaron reformas al Artículo 3º que terminó con los criterios que sustentaban

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el monopolio del Estado en la educación pública, permitiendo su descentralización y abriendo la participación de los padres de familia en el sistema educativo; la reforma al Artículo 122 que constituyó un avance fundamental para reconocer los derechos políticos de los habitantes del Distrito Federal; y la reforma al Artículo 82 que permitió a los ciudadanos mexicanos hijos de padre o madre extranjeros participar como candidatos a la Presidencia de la República a partir del año 2000. Este conjunto de reformas constitucionales tuvo la virtud de acabar con una serie de pugnas históricas que en el pasado habían provocado innumerables debates y conflictos que enfrentaron al Estado con diversos sectores y grupos sociales, poniendo al día normas fundamentales para fortalecer la cohesión social del país. En el caso de los artículos 3, 27 y 130 las reformas correspondieron a exigencias que Acción Nacional había planteado desde su fundación y sostenido invariablemente a lo largo de su historia.

La competencia electoral y la nueva correlación de fuerzas A partir de 1983 se intensificó la competencia político-electoral del país y se conformó progresivamente una nueva correlación de fuerzas en términos de la distribución del poder político tanto en los congresos locales como en los gobiernos estatales y municipales. Entre los datos que corroboran esta nueva etapa política del país, identificada como la insurgencia electoral entre 1983 y 1988, tenemos que el PAN entre 1944 y 1982 postuló a 55 candidatos a gobernadores, en tanto que entre 1985 y 1988 presentó a 28 candidatos, antes de lograr su primer triunfo reconocido en 1989 a la gubernatura de Baja California. Pero donde puede apreciarse con mayor claridad cómo cambió la distribución de espacios de poder en el país es en el recuento de los gobiernos municipales del Partido Acción Nacional. Entre el año de 1947 y la histórica jornada electoral del 3 de julio de 1983, al PAN le fue reconocido el triunfo en tan sólo 97 de las casi 30 mil elecciones municipales que se efectuaron en ese lapso, es decir, poco más de tres ayuntamientos panistas de cada mil que se elegían en el país; antes de 1983 no se permitió que existiera un solo gobierno local del PAN en más de la mitad de las entidades federativas: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Nayarit, Querétaro, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Zacatecas y el Distrito Federal; antes de 1983 sólo hubo triunfos reconocidos consecutivos para el PAN que implicaron la continuidad en el ejercicio del poder en seis municipios: San Juan Bautista Suchitepec, Oaxaca, 1953-1956 y 1956-1959; San Pedro Garza García, Nuevo León 1964-1966 y 1967-1969; Abasolo, Nuevo León, 1967-1969 y 1970-1971; Asunción Cuyotepeji, Oaxaca, 1974-1977, 1977-1980 y 1980-1983; Tehuacán, Puebla, 1975-1978 y 1978-1981; y Coaxomulco, Tlaxcala, 1980-1982 y 1983-1985.

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menor. En el caso de los congresos estatales, tan solo se reconocieron cinco triunfos de mayorĂ­a al PAN en distritos locales antes de 1983: uno en MichoacĂĄn en 1947, dos en YucatĂĄn en 1967 y dos en Jalisco en 1973. Las cifras son contundentes y se corrobora Y el hecho histĂłrico que el PRI monopolizĂł todos los gobiernos estatales, casi todos los cargos legislativos de mayorĂ­a y casi todos los ayuntamientos del paĂ­s, para lo cual se valiĂł de diversos mecanismos autoritarios como impedir durante muchos aĂąos la participaciĂłn de la oposiciĂłn en elecciones locales al exigir un registro estatal de los partidos polĂ­ticos y negarlo arbitrariamente; o de presiones polĂ­ticas o econĂłmicas contra precandidatos opositores; o del fraude electoral cometido sistemĂĄticamente como prĂĄctica de Estado, sostenido en el control polĂ­tico de los gobernadores, en el poder de caciques locales y en la falsiďŹ caciĂłn de los procesos o de los resultados electorales recurriendo a todas las formas posibles. La insurgencia electoral registrada en el paĂ­s a partir de 1983 fue capaz de arrancar victorias al rĂŠgimen autoritario aun y a pesar del recrudecimiento de las prĂĄcticas fraudulentas y las restricciones legales impuestas en varios estados a la capacidad de los partidos y los ciudadanos para observar y vigilar el desarrollo de las elecciones. Fue asĂ­ que el 1 de enero de 1984, el PAN registrĂł un total de 30 gobiernos municipales donde residĂ­an 3 millones 130 mil habitantes, que representaban 4.68 por ciento de la poblaciĂłn nacional; el 1 de enero de 1994 AcciĂłn Nacional rebasĂł por primera vez la cifra de 100 ayuntamientos (103 en total) que equivalĂ­an al 11.07 por ciento de la poblaciĂłn; el 1 de enero de 1996, tras el intenso aĂąo electoral de 1995 el PAN llegĂł a 208 gobiernos municipales donde vivĂ­a 23.31 por ciento de los habitantes del paĂ­s; y fue creciendo asĂ­ la cifra de gobiernos panistas llegando a sus mĂĄximos histĂłricos en 2007 con 584 ayuntamientos y en 2003 con 40.41 por ciento de la poblaciĂłn gobernada. En muchos de estos casos, los triunfos electorales de AcciĂłn Nacional se registraron en las capitales estatales y en las grandes zonas metropolitanas del paĂ­s: hubo instantes en que el PAN gobernĂł 18 de las 20 principales zonas urbanas del paĂ­s y esta tendencia propiciĂł que con relativamente pocos ayuntamientos tuviera porcentajes signiďŹ cativos de poblaciĂłn gobernada; a partir del aĂąo 2000, ha tenido mĂĄs presidencias municipales en la medida que ha empezado a obtener mĂĄs triunfos en zonas rurales y en la regiĂłn sur del paĂ­s.

" # La llegada de AcciĂłn Nacional a la Presidencia de la RepĂşblica en el aĂąo 2000 signiďŹ cĂł, entre otras cosas el ďŹ nal del presidencialismo mexicano del Siglo XX. El modelo presidencialista fue motivo de acuciosos anĂĄlisis por parte de autores tan prestigiados como Paz, CosĂ­o Villegas, Carpizo, Zaid o Castillo Peraza. El tĂŠrmino presidencialismo describe el ejercicio desbordado del Poder Ejecutivo que implicaba el sometimiento de los otros poderes, la imposiciĂłn de reglas no escritas, el control presidencial directo de decisiones polĂ­ticas o econĂłmicas, el arbitraje entre los actores polĂ­ticos y el nombramiento

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del sucesor, entre muchas otras características que generaron descripciones tales como “el estilo personal de gobernar”,“el ogro antropófago” y “la dictadura perfecta”. Las célebres obras de referencia no explican ya la realidad del sistema presidencial mexicano en el siglo XXI y ha sido el propio desarrollo democrático de México el que las ha convertido ya en textos históricos. El día que Vicente Fox rindió protesta el viejo presidencialismo fue rápidamente liquidado y ha sido sustituido por un sistema presidencial acotado, ostensiblemente diferente de las prácticas autoritarias y antidemocráticas en que incurrieron los presidentes de la posrevolución durante el siglo XX. Es un hecho incuestionable que el poder se ha redistribuido, emergieron los poderes Legislativo y Judicial como contrapesos del Ejecutivo, los gobiernos estatales y municipales irrumpieron como órdenes de gobierno con exigencias y propuestas generadas en las necesidades y las perspectivas locales y, paralelamente, aumentó la presencia y la participación de organizaciones sociales y ciudadanas que reflejaba con claridad la pluralidad social del país; todo ello, en un marco de respecto irrestricto a la libertad de expresión y complementado con novedosos mecanismos de transparencia, vigilancia y fiscalización que permiten conocer lo que ocurre al interior del gobierno como nunca antes. Por desgracia, muchos analistas, periodistas y ciudadanos no han podido o no han querido advertir esta nueva realidad. El punto de vista de antaño imagina el regreso del gran señor, del poder casi absoluto, de la línea incuestionable, de la mirada generosa y el dedo certero. Incluso las críticas que se hicieron en su oportunidad al ex presidente Vicente Fox sobre su supuesta incapacidad para gobernar, no reconocen que el nuevo ejercicio presidencial acotado supone el abstenerse de asumir posturas autoritarias o ejercer potestades que fueron comunes durante el presidencialismo exacerbado pero que ya no son ni viables ni aceptables en la vida democrática de México. Es por ello que debe insistirse en esta nueva realidad, primera de las transformaciones políticas que pondrán al poder público a tono con la realidad social de nuestro país. Difícilmente podría ocurrir una regresión al viejo esquema del presidente todopoderoso; apuntamos solamente que sería imposible reconstruir el modelo de un Ejecutivo dadivoso, un partido oficial capaz de controlar a la sociedad y un país que repartir a los campesinos, obreros y empresarios. El sistema autoritario pudo existir gracias a que aprovechó condiciones irrepetibles para garantizar el poder a un grupo político y su agotamiento fue uno de los factores que precipitaron el cambio político.

La importancia histórica de la transición política y la democratización En último término, es indispensable destacar que el proceso de transición política y la democratización de México acontecidos entre 1983 y 2000 son equiparables a las grandes proezas del México independiente: la transición política mexicana resulta ser, junto a la Independencia, la Reforma y la Revolución, una de las cuatro gestas históricas que han dado forma al Estado mexicano de nuestros días. Los héroes de la transición, los

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los liberales y a los revolucionarios. Y a diferencia de aquellas gestas, donde hubo derramamiento de sangre y también vencedores y vencidos, en la transición democrática se logró por primera vez en la historia del país un cambio de régimen sin violencia y con la participación de todos los actores políticos; en este sentido, la Transición ha sido la primera gesta histórica en la que todos ganamos. Si bien es cierto que fue Vicente Fox quien encabezó en el año 2000 el movimiento ciudadano que aglutinó a estudiantes, amas de casa, campesinos, obreros, empresarios e incluso intelectuales y académicos sensibles a la iniciativa del voto útil; la alternancia y la vida democrática son un logro de todas las fuerzas políticas del país. Por el lado del PAN tendríamos que destacar la responsabilidad cumplida por dirigentes y candidatos como Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza, Manuel J. Clouthier, Diego Fernández de Cevallos, Felipe Calderón y el propio Vicente Fox; pero su gesta hubiera sido imposible si del otro lado no hubieran estado don Jesús Reyes Heroles, José Francisco Ruiz Massieu o Beatriz Paredes, sin olvidar las posiciones que ante las circunstancias tuvieron que asumir los presidentes de la República Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, o en el flanco de la izquierda mexicana no hubieran participado Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo o José Woldenberg, sin olvidar tampoco a los ciudadanos, desde quienes se hicieron cargo del Instituto Federal Electoral y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hasta aquellos quienes fungieron como funcionarios de casilla o como observadores electorales. La recapitulación del significado que tuvo para el país el proceso de transición debería llevarnos, en estos tiempos de la consolidación democrática y previo a los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, a dar a la transición política mexicana que culminó con el inicio de la vida democrática su justa dimensión como una gesta histórica de México de la que participamos todos. Adicionalmente, es preciso hacer notar que la transición política mexicana tiene una serie de particularidades respecto a las transiciones políticas desde un régimen autoritario registradas en otras partes del mundo. Una noción que muchos “transitólogos”sostienen como axioma señala que las transiciones culminan cuando se realizan las reformas constitucionales que establecen las bases del nuevo régimen. Pero en el caso de México, debemos precisar varias situaciones específicas de nuestra transición: aquí no murió un dictador ni se derrumbó un muro, aquí hubo un proceso de negociaciones y pactos que vino construyendo instituciones democráticas y que continúa en aras de consolidar la vida democrática del país; aquí las normas e instituciones democráticas ya estaban plasmadas en la Constitución, el problema era que no se cumplían ni se respetaban. Con la llegada del PAN y la vigencia del orden constitucional, desechando el poder metaconstitucional, la transición culminó e inició de inmediato la vida democrática.

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El resultado de todo esto es que en México las decisiones fundamentales sobre la conducción del país las toma el pueblo, el ciudadano que vota, y ya no corresponden a lo que en el pasado fue la voluntad del “gran elector”o del “gran legislador”; en México es ya una realidad tangible la existencia de un régimen con división y equilibrio en el ejercicio del poder, fundamentado en un sistema de pesos y contrapesos con un Poder Legislativo que ya no está sometido al Ejecutivo y un Poder Judicial que asume su responsabilidad de control; en México ya es real la vigencia de un auténtico federalismo que construye, como parte de la consolidación democrática, un esquema subsidiario de relaciones intergubernamentales con una constante redefinición del esquema de distribución de recursos tributarios y del marco de atribuciones y responsabilidades de los distintos órdenes de gobierno. La nueva realidad de la vida democrática en México significa que en la actualidad los ciudadanos deciden, las instituciones pesan, las reformas se negocian con la participación de todos los actores políticos, las acciones y programas de gobierno se consultan y se vigilan. Muchas entidades públicas y normas que fueron letra muerta durante el régimen autoritario tienen ahora plena vigencia lo cual dio paso a un régimen político con democracia, división de poderes y plena vigencia del sistema federal. En conclusión, nos encontramos ahora en la realidad de la vida democrática. Ciertamente hacen falta todavía muchas acciones para consolidar la democracia y llevarla a ser práctica cotidiana en todos los municipios y distritos locales del país; hace falta que los actores políticos tengan un mayor grado de madurez y de responsabilidad; hace falta que la política mexicana –entendida como el conjunto de actores políticos, sociales y económicos– asuman un sentido de corresponsabilidad, interdependencia y visión de futuro, respeto a tomar las decisiones que requiere el país para abatir la inseguridad y la pobreza o para estimular el desarrollo económico sostenido y sustentable; hace falta reemplazar instituciones que históricamente no han funcionado y construir las que eleven nuestros niveles de bienestar y desarrollo. Lo importante es que ya disponemos del instrumento básico para construir las soluciones que necesitamos; tenemos que aprender a usarlo con la eficacia y la rapidez que reclama el futuro de México.

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UN PARTI P DO DISTINGUIBLE

TomĂĄs Trueba GraciĂĄn

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aĂąos de gobiernos panistas, ver si logramos ese solidarismo que deďŹ nĂ­a EfraĂ­n GonzĂĄlez MorfĂ­n, no es para evaluar sus logros en economĂ­a, polĂ­tica social, obras etc... Eso se puede decir, entre parĂŠntesis, que eran obligaciones inherentes, sino, Âżtodas las acciones de gobierno nos hicieron diferentes? si logramos los avances para una vida digna, si fuimos promotores desde acciones de gobierno del Humanismo que nos distingue. Pero sobre todo si el ďŹ n Ăşltimo de nuestros gobiernos era el bien comĂşn. Puedo partir de una premisa que seĂąala que el ďŹ n del ordenamiento de la vida polĂ­tica es uno de los principales agentes de vinculaciĂłn social: trata de transformar las inclinaciones naturales en virtud. Generar opiniĂłn, no para tener una opiniĂłn pĂşblica sĂłlida, sino una mejor opiniĂłn personal. La opiniĂłn pĂşblica tiene siempre algo de avasallador, en cambio la opiniĂłn personal es la seĂąal distintiva del ciudadano maduro decĂ­a Hannah Arendt. Sartori en sus temas de democracia nos menciona que las opiniones deben ser libres, que un pueblo que no tiene nada que decir de sĂ­ mismo, un pueblo sin opiniones propias, cuenta menos que el dos de copas.

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En cuanto a generar opinión y conciencia, libertad de expresión México cambió radicalmente, pero nos faltó tanto a los gobiernos como al Partido la capacidad de comunicación, no solo de logros, sino de la esencia misma de Acción Nacional. Nuestros gobiernos tenían la grave responsabilidad de convertir en políticas públicas los Principios, la Ética, la Doctrina del PAN para hacerlos realidad como actos de gobierno. Castillo Peraza deja en claro lo ideológico es lo que sigue a lo doctrinal para lograr que los principios aterricen en políticas públicas. No está de más hacer en este momento un recordatorio de los 14 puntos que abarcan los Principios de Doctrina del Partido Acción Nacional de 1939: Nación, Persona, Estado, Orden, Libertad, Enseñanza, Trabajo, Iniciativa, Propiedad, Campo, Economía, Municipio, Derecho y Política. Estos Principios y nuestra Proyección de Principios de Doctrina son los que ayudan y el vehículo para que podamos lograr una de las aspiraciones y que Efraín González Luna en 1940 decía: “Que nuestra acción sea perseverante; midamos el tiempo con pasos de grandes sandalias, preparémonos para durar y para trabajar tanto como vaya exigiendo nuestra ingente labor, para trabajar siempre”.

El humanismo político, antes que ser una teoría sistematizada en algún manual, es una experiencia, la experiencia del aprecio y la acogida solidaria del otro. Un gobierno humanista busca siempre la libertad. Es un humanismo que integra autoridad, justicia y libertad y que en consecuencia, favorece las virtudes creadoras de los hombres, pero los cuida de una voluntad de dominio y debe ser generadora de responsabilidad. Nuestra proyección de Principios de Doctrina del 2002 abarca 13 puntos, los cuales ya no pondré, pero sí quiero referirme a 3 puntos que considero en estos 12 años de tener el Ejecutivo Federal no los supimos cumplir llevándolos a políticas públicas que nos hubieran permitido fortalecer nuestra Doctrina y aplicando los 4 pilares del Humanismo Político que son el respeto a la dignidad de la persona humana, la solidaridad, la subsidiariedad y el bien común. Antes de explicar esos temas permítanme recordar que el Papa Pío XI en su encíclica Quadragesimo Anno de 1931, que conmemora los 40 años de la encíclica Rerum Novarum, y sienta las bases de lo que posteriormente se conocerían como los pilares

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Doctrina Social de la Iglesia Católica, a saber, la solidaridad, la subsidiariedad y la libertad y dignidad humanas, cuyo reconocimiento y ejercicio deberían estar orientadas al bien común el cual contribuye ineludiblemente a la reconstrucción económica y política del orden social. Un gran avance de nuestros gobiernos fue en la Economía, por eso hago mención especial para dejar en claro que el PAN tiene como base la Economía Social de Mercado (ESM) y destacar cual fue el actuar de nuestros gobiernos en el tema. Los gobiernos panistas avanzaron considerablemente en la instrumentación de una política económica y apegada formalmente a los principios de la ESM. Ludwing Erhard la resume de la siguiente manera “Quiero probar mis propias fuerzas, quiero hacerme cargo yo mismo de los riesgos que enfrento en mi vida, quiero ser responsable de mi destino. Te ruego a ti, Estado, crear las condiciones para que pueda hacerlo”. La ESM es una Economía con rostro humano, ordenada, garantiza el libre juego de la oferta y la demanda, temas que lograron los gobiernos de Fox y Calderón, eliminar la inflación y finanzas sanas, igualmente se lograron. Se entendió el mercado como un orden espontáneo que funciona por sí mismo, que es flexible y sensible a los cambios, que es complemento de la libertad de elección y que simplifica la información. En los pendientes que quedaron considero fueron un salario más justo y el de terminar con los monopolios. Y ahora sí entro a la parte de los tres temas pendientes que son en: la responsabilidad social, familia y municipio y sistema federal. Además que el gran problema es que no supimos cambiar o liquidar el “sistema político mexicano”para lograr un México de total libertad, justicia y democracia. Desde los orígenes Manuel Gómez Morín habló del dolor evitable, ese dolor que ocasiona la miseria, la ignorancia, la falta de oportunidades, nuestra política social generó un gran avance para mejor la vida de los mexicanos, en salud, educación, combate a la pobreza, pero, en mi forma de ver, faltó que nuestra política social fuera más subsidiaria. Una ocasión Josefina Vázquez M. siendo la Secretaria de Sedesol comentó que para atender la pobreza en México existía un gran cuarto, con una puerta de entrada muy grande, pero sin puertas de salida.Y Y considero que si de haber logrado más participación de la propia ciudadanía y programas más subsidiarios los gobiernos del PAN, estarían dejando mayor madurez, responsabilidad y productividad.

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Programas sociales como Estancias Infantiles y Nueva Vida fueron ejemplo de solidarismo y subsidiarismo, ejemplos a seguir. Y aunque no era un programa que nace con nuestros Ejecutivos Federales, sí se pudo promover más el de Abasto Rural (Diconsa) cuyas normas y reglas de operación son totalmente subsidiarias y solidarias, promoviendo la participación activa de la comunidad. La familia, en nuestra Proyección de Principios de Doctrina 2002 menciona es el cauce principal de la solidaridad entre las generaciones, que tiene preeminencia natural sobre las demás formas sociales, incluso el Estado. Gran pendiente éste, se hicieron grandes esfuerzos como en el sexenio del 20002006 con el Diagnóstico de la Familia, en este sexenio que termina con buen trato y familia, actualizar el diagnóstico de familia, dos congresos internacionales de familia que organizó el SNDIF, pero no se vieron reflejadas en verdaderas políticas públicas transversales en favor de la familia. Margarita dio un gran impulso a varios programas que la fortalecían, pero hablo no de programas aislados, sino política transversal que abarcara a todo el Ejecutivo. Municipio que gran pendiente, sobre todo porque si hay un Partido que tiene propuestas, que sabe del municipio, es Acción Nacional. Nuestra Proyección de Principios de Doctrina de 2002 lo dice bien claro “El respeto a la autonomía municipal es el fundamento de un orden subsidiario, solidario y responsable que el gobierno federal y los gobiernos estatales deben garantizar” Mucho antes de que existieran los países, existían las personas congregadas como grupos humanos que al radicarse se convirtieron en vecinos. Luego y a medida que se fueron montando superestructuras administrativas, se les fue arrebatando su autonomía y su poder. De esos habitantes, de esos vecinos deriva la legitimidad de un orden dado, y desde allí debe levantarse la representatividad de una democracia real. Es al municipio donde debe regresar el poder de decisión de los ciudadanos; han de ser las poblaciones desde el ámbito municipal quienes decidan el tipo de organización hacia las que deban de avanzar las sociedades. El municipio debe ser la base de la organización política de un país. Un ejemplo, que generará mucha polémica, es la forma de ver el Ramo 033, que aunque fue creación de Diputados Panistas, violenta el artículo 115 Constitucional, se debió entregar ese recurso de forma directa a los municipios a través del ramo 028, y fiscalización real, ya que el Ramo 033 se usa para muchas cosas y sin control alguno. Del Federalismo caímos en un “feudalismo estatal” con mucha descentralización, dando mucho y sin exigir responsabilidad y productividad estatal.

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¿Nos vieron distintos y distinguibles? ¿La corrupción Federal se abolió? ¿Los Funcionarios Públicos que trabajaron buscaron ser motores del desarrollo humano? ¿Gobernamos para hacer más fácil la vida de los ciudadanos? En mi opinión cumplimos, sí cambiamos a México, sí dejamos un México mejor, un México diferente, pero con grandes situaciones aún por resolver y que se pudieron resolver en 12 años. Ahora tenemos la obligación de rescatar los gobiernos municipales, estatales y el federal, pero el panismo debe regresar a sus orígenes y bases, ser escuela de ciudadanía, congruente, ético, honrado y en esa medida lograremos la confianza de México y tener la Patria Ordenada y Generosa que tanto anhelamos. Finalizo haciendo una remembranza de Don Manuel Gómez Morín cuando en 1939 mencionaba el porqué de la necesidad del cambio en México: “Procurar el cambio de quienes en el Poder Público, desdeñando el objeto principal para el que toda autoridad es instituida, sacrificando el bien común, la justicia y la seguridad, que son la base misma de la vida nacional, a su interés o sectarismo personales”.

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CONTENIDO Y ALCANCE DE LA REFORMA ESTATUTARIA DE ACCIÓN NACIONAL Comisión de Evaluación y Mejora del Partido

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SPEJISMO PANISTA P María del Carmen Nava Polina

uró doce años en el poder. El Partido Acción Nacional dejó un legado de legislación sobre transparencia, una economía sana, los dolorosos pero reales resultados por combatir al narcotráfico y mayor pobreza. Incrementó las filas de su militancia y es cuando más alejado está del sentido de representación ciudadana. ¿Cómo se transformó? ¿De quiénes se integra? ¿Cuáles son los retos que el panismo tiene en sus manos? ¿La militancia tendrá un papel real más allá de ser testigo? El presente artículo trata sobre la antigüedad en la militancia de los panistas, sobre los principales municipios donde están representados, sus resultados electorales, los elementos del espejismo partidista y los retos de reconstrucción.

Coyuntura El Partido Acción Nacional lleva a cuestas un crecimiento de su militancia sin haber dado frutos electorales y con un alto descontento interno. Enfrenta una metamorfosis con claros efectos al exterior. De 1999 a 2011 su militancia creció cuatro veces, mientras que su votación cayó 20 % entre 2000 y 2012; regresó a los resultados que obtuvo en 1994 a nivel federal: uno de cada cuatro ciudadanos optó por el blanquiazul. Politóloga del ITAM especialista en Poder Legislativo, métrica congresional, transparencia, rendición de cuentas y partidos políticos. Directora de Visión Legislativa @VisionLegis. Investigadora y observadora de tendencias del comportamiento de instituciones. @MaricarmenNava

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A nivel municipal de los 253 ayuntamientos y jefaturas delegacionales que el PAN encabezaba en las quince entidades federativas, únicamente conservó el 33%. Más aún: de los 167 ayuntamientos que perdió, el 83% los ganó el PRI (solo o en coalición). ¿Cuál será su desarrollo como segunda fuerza en el Congreso los próximos seis años? Con golpes de timón, desacuerdos, ajustes, contiendas accidentadas, controversias en la elección de candidaturas y con expulsiones de líderes a cuestas, el PAN se encuentra como un partido revuelto, difuso y muy disminuido como gobierno.

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Etapas del panismo ¿Cómo se conforma la militancia que presenció la caída de la votación federal para pasar de ser partido en el gobierno a tercera fuerza electoral a nivel nacional? A lo largo de su historia, el PAN se caracteriza por cuatro etapas derivadas de sus alcances electorales. La Etapa 1 - Oposición Testimonial (1939 a 1989) se origina cuando surge como partido en 1939 y termina cuando obtiene la primera gubernatura.1 Los panistas de este periodo representan el uno por ciento de la militancia actual.2 La Etapa 2- Partido Estatal (1990 a 1999) se enfoca en la experiencia de encabezar gubernaturas; transcurrieron cincuenta años desde su fundación para que en 1989 ganaran Baja California. El panismo que se registró en este periodo representa actualmente el 18%. 1

Para referencia ver “Claroscuros del PAN” de Enrique Krauze, revista Letras Libres, Mayo 2012. Versión electrónica: http://www.letraslibres.com/claroscuros-del-pan Un primer artículo de mi autoría sobre las etapas del panismo en “Los panistas que votarán el domingo”, Animal Político o del 3 de febrero 2012. Versión electrónica: http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog-invitado/2012/02/03/ los-panistas-que-votaran/

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a Etapa 3- Partido en el poder (2000 a julio de 2012) Se caracteriza por ser la militancia reciente que nace del PAN que encabezĂł la presidencia de la RepĂşblica; integra el 81 % del panismo. Tres de cada diez panistas tienen dos aĂąos de antigĂźedad, es decir, se registraron entre 2009 y 2011.3 Finalmente a partir de julio de 2012 presenciamos la Etapa 4 - Partido en ReconstrucciĂłn, derivado de la derrota electoral presidencial asĂ­ como de la pĂŠrdida del 67 % de ayuntamientos que encabezĂł. Tipos de Panismo (1939-2012)

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Fuente: ElaboraciĂłn propia con datos RNM PAN, corte de informaciĂłn agosto 2011.

En un anĂĄlisis de VĂ­ctor AlarcĂłn OlguĂ­n y Flavia Freidenberg sobre los cambios generacionales en el PAN a partir de la contienda interna en 2005 para elegir candidato presidencial, seĂąalan que “el desplazamiento pragmĂĄtico dentro de las camarillas de poder se dio de manera paralela a la renovaciĂłn generacional y a la incorporaciĂłn masiva de militantes, los que no tenĂ­an ni la vinculaciĂłn ni la formaciĂłn ideolĂłgica con la que habĂ­an ingresado en la dĂŠcada de los ochenta los neopanistas de corte empresarial. Los panistas silvestres consiguieron diversos triunfos electorales hacia ďŹ nales de la dĂŠcada de los noventa y de manera posterior al aĂąo 2000â€?.4 3

AcciĂłn Nacional es el Ăşnico partido nacional que cuenta con el listado nominal de su militancia para consulta pĂşblica dentro del Registro Nacional de Miembros (RNM). La informaciĂłn se desglosa por nombre, entidad federativa, si son 4 Un anĂĄlisis sobre la elecciĂłn de candidato presidencial en 2005 en “El proceso de selecciĂłn del candidato presidencial en el Partido AcciĂłn Nacionalâ€? de VĂ­ctor AlarcĂłn OlguĂ­n y Flavia Freidenberg. 2007, Universidad Nacional AutĂłnoma de MĂŠxico-Instituto de Investigaciones Sociales- Revista Mexicana de SociologĂ­a 69, nĂşm. 4 (octubrediciembre, 2007): 729-770. MĂŠxico, D. F. ISSN: 0188-2503/07/06904-05.

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El promedio de duraciĂłn de las dirigencias nacionales panistas entre 1939 y 1999 fue de 3.8 aĂąos, mientas que el promedio entre 2000 y 2012 cayĂł a 2.4 aĂąos, lo cual indica que se tenĂ­a mayor durabilidad en la jefatura de partido antes de que ganaran la Presidencia de la RepĂşblica. De 1999 a 2011 la militancia creciĂł en 399%. Los panistas que eligieron a CalderĂłn en la contienda interna crecieron un 49% respecto a los que votaron por Vicente Fox. El aumento de votaciĂłn para JoseďŹ na VĂĄzquez Mota fue de 78%.5 VotaciĂłn obtenida por precandidatos presidenciales ganadores en contienda interna (1999-2012) 66;666

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Fuente: ElaboraciĂłn propia con datos del IFE Listado Nominal al 24 de mayo 2012 y datos del padrĂłn pĂşblico del RNM del PAN.

En las tres contiendas internas del PAN, la participaciĂłn porcentual de votantes ha sido prĂĄcticamente la misma (entre 28 y 29%) aunque el nĂşmero de votantes y de militancia aumentĂł. Sin embargo, la cantidad de votos efectivos para sus candidatos presidenciales disminuyĂł: 6% entre 2000 y 2006 (perdieron mĂĄs de 900 mil sufragios) y 15% entre 2006 y 2012 (perdieron mĂĄs de dos millones doscientos mil votos). El incremento de militancia en el tiempo no obedece a una mayor preferencia ciudadana que genere simpatĂ­as y votos a nivel nacional.

5

El 12 de septiembre de 1999 Vicente Fox fue electo candidato presidencial con 104 mil 778 votos respecto de 358 mil panistas del listado nominal; participĂł el 29%. GanĂł la elecciĂłn constitucional con el 42.5%, 15 millones 989 mil 636 votos. En la contienda interna de 2005 en la que Felipe CalderĂłn resultĂł triunfador, participĂł el 28% del listado nominal, obtuvo el 51% de las preferencias se eligiĂł Presidente de la RepĂşblica con el 35.9% de la votaciĂłn, lo cual ! "# $ & ! $ " ' ! * + candidata con el 54.5% de preferencias.

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Si bien cada entidad federativa tiene su propia dinámica, se observa un aumento nacional de 64% entre 2005 y julio de 2011. Las entidades que crecieron más del 95% son doce: Tlaxcala (250%), Chihuahua (234%), Chiapas (232%), Guanajuato (161%), Nayarit (152%), San Luis Potosí (141%), Sonora y Baja California (122%), Querétaro (106%), Jalisco y D.F. (98%) y Tabasco (95%). En contraste, los resultados electorales son avasalladores: en treinta y un entidades se perdieron votos respecto de la elección presidencial del 2000. Las mayores caídas se ubican en los estados donde creció más el panismo: DF y Morelos (-60%), Estado de México (-58%), Chihuahua (-49%), Chiapas (-39%), Guanajuato (-33%). Solo Sinaloa incrementó su votación respecto al 2000 (5.5%) y redujo su militancia (-16%). Crecimiento del Panismo (2005-2011) vs. Voto por candidato presidencial del PAN (2000-2012)

militancia con base al RNM.

La distribución de militancia por entidad federativa es muy similar a la lista nominal de electores, como puede observarse en el gráfico. No podría inferirse que la no obtención de votos se debió a que había menos panistas por estado respecto a los electores potenciales. Incluso llama la atención que la cobertura de representantes de partido en las casillas a nivel nacional fue del 70.3%. Se ubicaron casos extremos como el D.F. donde únicamente hubo 20.6% de representantes del PAN, mientras que su militancia se había duplicado. El PAN en el Estado de México sólo cubrió el 49% de las casillas.

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Distribución de panismo y electores por entidad federativa

RNM del PAN.

Estrategia fallida Con el objeto de apoyar la candidatura presidencial de Josefina Vázquez Mota, el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) elaboró la estrategia nacional “Sí Se Puede” de detección y convencimiento de simpatizantes a través de la membresía del partido. La estrategia electoral 10-30 convocó a los panistas a refrendar su militancia y contar con un padrón que guardara “los principios de certeza, seguridad jurídica”. La estrategia “Sí Se Puede” especificaba que para refrendar su militancia, los panistas activos deberían sumar treinta ciudadanos no panistas que simpatizaran con Vázquez Mota, y los panistas adherentes, diez. De llegarse a la meta completa, el PAN estimaba que tendrían 24 millones de simpatizantes; con un enfoque conservador en el que los 547 mil votantes que eligieron a la candidata presidencial participaran, tendrían 10 millones. Cabe señalar que Fox ganó con casi 16 millones de votos, Calderón con poco más de quince, Josefina obtuvo más de doce millones. Esos fueron los alcances.

Municipios clave ¿Cuáles son los municipios que más relevancia tienen de acuerdo al peso de su militancia? Son nueve las entidades que concentran 53% del panismo nacional: Veracruz (9.1%), Jalisco (8.8%), Estado de México (8.8%), Puebla (5%), Distrito Federal (5%), Michoacán (4.4%), Oaxaca (4.2%), San Luis Potosí (4.1) y Y Yucatán (3.9%).

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En los casos de Veracruz, Jalisco, Estado de México, Distrito Federal y Michoacán, su principal registro de militancia fue entre 2009 y 2011; muestran un rango de nuevos panistas entre el 18 y el 26%. La presencia de los adherentes es crucial: a nivel nacional representan el 83%. Las entidades con menos adherentes son Chihuahua (63%) y Nuevo León (65%); en contraste con Guerrero, que es quien tiene más (92%).

Tipo de Militancia por Entidad Federativa

RNM del PAN.

Guadalajara es el municipio con más militantes del país, le siguen Aguascalientes, Hermosillo, Querétaro, San Luis Potosí y Tantoyuca.

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% peso del Peso de la municipio en la entidad a nivel entidad nacional

Entidad

Municipio principal

Panistas del municipio

Aguascalientes

Aguascalientes

30,198

74.4%

2.3%

BC

Tijuana

9,980

39.4%

1.4%

BCS

La Paz

3,505

48.8%

0.4%

Campeche

Campeche

11,687

26.8%

2.4%

Chiapas

Tuxtla Gutiérrez

4,162

7.1%

3.3%

Chihuahua

Chihuahua

10,426

23.9%

2.4%

Coahuila

Torreón

9,498

27.1%

1.9%

Colima

Manzanillo

4,474

23.1%

1.1%

DF

GAM

9,663

10.8%

5.0%

Durango

Durango

11,280

26.8%

2.4%

Guanajuato

León

8,279

18.0%

2.6%

Guerrero

Acapulco de Juárez

10,443

25.7%

2.3%

Hidalgo

Huejutla de Reyes

3,167

7.8%

2.3%

Jalisco

Guadalajara

42,787

27.3%

8.8%

México

Tlalnepantla de Baz

11,732

7.5%

8.8%

Michoacán

Morelia

10,406

13.1%

4.4%

Morelos

Cuernavaca

7,827

23.8%

1.8%

Nayarit

Tepic

2,202

14.3%

0.9%

Nuevo León

Monterrey

10,484

26.4%

2.2%

Oaxaca

San Juan Bautista Tuxtepec

4,744

6.3%

4.2%

Puebla

Puebla

12,065

13.4%

5.0%

Querétaro

Querétaro

15,206

38.5%

2.2%

Quintana Roo

Othón P. Blanco

4,186

29.5%

0.8%

Sinaloa

Culiacán

7,257

16.4%

2.5%

SLP

SLP

13,845

18.7%

4.1%

Sonora

Hermosillo

17,128

28.5%

3.4%

Tabasco

Centro

6,223

17.7%

2.0%

Tamaulipas

Reynosa

5,477

16.1%

1.9%

Tlaxcala

Tlaxcala

3,303

7.4%

2.5%

Veracruz

Tantoyuca

12,700

7.8%

9.1%

Yucatán

Mérida

7,730

11.2%

3.9%

Zacatecas

Fresnillo

3,049

9.2%

1.9%

Fuente: Elaboración propia con datos RNM PAN, corte de información agosto 2011.

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¿A qué respondió el crecimiento de militancia dado que no cumplió con una de las metas de los partidos políticos que es obtener puestos de representación para impulsar propuestas y aplicar formas de gobernar? ¿Qué ocurrió? Planteo dos hipótesis enfocadas en su vida interna; el padrón ha crecido por: 1) obtención de candidaturas locales y 2) control de los órganos estatales y municipales de decisión y participación partidista. La descomposición de su vida interna se integra por tres elementos: 1) deslegitimación de los procesos de obtención de candidaturas; 2) incremento de militancia sin crear simpatías ciudadanas genuinas; y 3) centralización gradual de grupos afines al Presidente de la República de las decisiones y dirigencias partidistas estatales, nacionales y algunos casos incluso de los comités municipales. El PAN dejó gradualmente sus procesos democráticos para utilizar cada vez más la designación como forma de decisión. No ha sido suficiente para los ciudadanos que sea el único partido que abra sus procesos de elección de candidaturas y consejerías, que formaliza sus reglas de competencia y participación interna y coloca para consulta pública su registro nacional de miembros. El atentar contra su vida interna, contra su esencia, orilló a ser un partido que operó contra sí mismo. El control en la designación de candidaturas federales y locales en el PAN, el crecimiento de su militancia y la rápida rotación de dirigencias en comités estatales y el nacional, resultaron nocivos en grado extremo. Sus estrategias electorales generaron un panismo de espejo en el que su marcaje de objetivos logró justo el efecto contrario: retroceder en el tiempo. Los síntomas de crecimiento descontrolado de militancia, de inconformidad en la obtención de candidaturas eran evidentes ya en 2009. El senador Santiago Creel escribió a los panistas pasadas las elecciones intermedias: “Si no analizamos qué fue lo que ocasionó el fracaso del 5 de julio; si el diagnóstico no va a la raíz; si no consensuamos los cambios urgentes que deben hacerse en el partido, de nada servirá un nuevo dirigente que repita los mismos errores para, de nueva cuenta, encaminarnos al fracaso.” No hubo reflexión ni acciones.

Judicialización de la vida partidista La dinámica interna del PAN ha sido accidentada. Las inconformidades podrían medirse a partir del número de juicios para la protección de los derechos políticoɅelectorales del ciudadano (JDC) interpuestos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para hacer valer presuntas violaciones a los derechos de votar y ser votado en las elecciones populares, de asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos y de afiliarse libre e individualmente a los partidos.

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DC porque el ciudadano considere que se violó su derecho político-electoral a ser votado cuando, habiendo sido propuesto por un partido político, le sea negado indebidamente su registro como candidato a un cargo de elección popular. También puede presentar juicio cuando considere que los actos o resoluciones del partido político al que está afiliado violan alguno de sus derechos político-electorales. Lo anterior es aplicable a los precandidatos y candidatos a cargos de elección popular aun cuando no estén afiliados al partido señalado como responsable. El TEPJF reportó que entre 1999 y junio de 2012 el total de asuntos recibidor fueron 93,346 de los cuales los JDC representan el 79%. Sería importante conocer el desglose de JDC por partido político relacionado, para así contar con un indicador de combatividad en la vida interna de los partidos.

Recepción de Juicios para la Protección de los Derechos Político Electorales (1999-junio 2012)

Fuente: Elaboración propia con datos del TEPJF de 1999 al 4 de junio de 2012.

Reduccionismo Con pérdidas en las urnas, los ciudadanos continúan registrándose en las filas azules. ¿De quién ha sido la responsabilidad de perder diecisiete puntos porcentuales en la votación presidencial entre 2000 y 2012? ¿De los liderazgos nacionales, estatales, municipales, de la militancia o del entonces titular del ejecutivo? ¿Será una combinación de todas? ¿Qué alcance tendrá la reconstrucción de la que ha hablado el panismo? ¿Qué tanto se reducirá su militancia? Las reconstrucciones no son fáciles. Quizá lo sean cuando existe algún material de qué echar mano y de ahí partir. Puede arrancarse con más bríos y obtener mejores resultados si se genera acción colectiva y cooperación. Si en cambio no hay acuerdo en el objetivo y existe confrontación, ni el edificio más ambicioso y estético será realidad. En construcciones no hay diferencia entre arquitectura y política.

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ni en su militancia. El senador Javier Corral escribía al aún Presidente Felipe Calderón: “debes permitirle al partido que retome su rumbo. Que diseñe su estrategia de lucha de acuerdo a su interés propio. Porque el partido es de todos.” La Comisión de Evaluación y Mejora del PAN presentó el documento “Contenido y Alcance de la Reforma Estatutaria de Acción Nacional”, derivado de la consulta que realizaron a la militancia en 23 entidades federativas y por encuestas. Afirman que adicional a la reforma estatutaria deben“actuar de manera inmediata y congruente con los principios de doctrina, para recuperar el proyecto ético y político que dio origen a Acción Nacional”. Reconocen que los resultados electorales de julio pasado no son inesperados, que hubo señales no atendidas desde que se ganó la Presidencia de la República en el 2000. Una de las conclusiones de la consulta realizada es que “en casi todos los estados se nota una preocupación en torno a la militancia, la afiliación de ciudadanos, el padrón, la permanencia en el Partido y la formación de cuadros” Cecilia Romero, Secretaria General del CEN del PAN, anunció como parte de su propuesta la desaparición de la figura de adherentes dentro de la militancia. De ser así, el PAN se conformaría por 346 mil 170 militantes activos; se reduciría al 19 % del padrón, lo que sería equivalente a poco más de la población de mujeres del estado de Colima. Esta decisión la tomaría el PAN en marzo de 2013, en la Asamblea Nacional Extraordinaria que reformará los estatutos. Todo parece indicar que Acción Nacional se transformaría en el partido que fue a mediados del siglo XX, regresando a ser testimonial más que un partido de representación ciudadana y en crecimiento.

Refrendo Los Estatutos del PAN de septiembre de 2011 establecen la obligación de refrendar la militancia activa cada dos años; en el caso de los adherentes es anualmente. Más aún, el Reglamento de Miembros señala que se darán de baja del padrón los panistas que no realicen su refrendo. Con estos fundamentos se inició el 10 de septiembre el proceso de refrendo de militancia para revisar el padrón panista. La pregunta inmediata es si esta depuración es una señal positiva cuando uno de los principios básicos de los partidos políticos es incrementar su representación social, sumar simpatías. ¿Será el posible regreso del partido opositor testimonial con representación disminuida sin repensarse como un partido político capaz de administrarse y organizarse desde el poder?

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a bomba de tiempo del PAN se construyó hace años. Sólo que tiene características peculiares: estalla en partes. Sus distintas detonaciones han sido: la reducción de votación en las elecciones presidenciales de 2006, la caída en las intermedias de 2009 y la pérdida de la Presidencia en 2012. Su votación cayó 20% desde 2000 mientras que su militancia creció cuatro veces. Aún así, la militancia que participó en la elección interna de candidato presidencial en el mes de febrero creció para el mes de septiembre en las 32 entidades federativas. Los cuatro estados con mayor incremento son: Baja California (15%), Baja California Sur (13%), Guanajuato y Nuevo León (ambas con 9%). Crecimiento del panismo Julio 2011-Septiembre 2012

Fuente: elaboración propia con seguimiento Registro Nacional de Miembros del PAN.

La militancia panista no se reflejó ni en la preferencia electoral ni en la cobertura de casillas en las elecciones federales: cubrieron el 70%. La entidad que menos representantes tuvo fue el Distrito Federal; es un caso ejemplar: el panismo se duplicó entre 2005 y 2011, cubrió dos de cada diez casillas en las elecciones y su votación por diputados federales cayó 50% entre 2000 y 2012. Cobertura de casillas electorales de representantes del PAN y Votación por Diputado Federal

Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto Federal Electoral Electoral, jornada julio 2012 2012.

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¿Existe una militancia activa que se acerque a la ciudadanía? Todo parece indicar que si existe, no han sido muy eficientes en contagiar la simpatía partidista.

Alternativas ¿Cuál será la proyección del PAN a mediano y largo plazo? Tiene que confrontarse consigo mismo. En las elecciones de 2006 ganó 137 de los 300 distritos de diputaciones federales; en 2009 ratificó 56 de ellos; para 2012 se quedó únicamente con 19. Es claro el descontento ciudadano. Hubo un desfase entre la realidad social y el desempeño partidista. ¿Qué sigue para ellos? Tienen dos opciones: apresurar y agudizar su decadencia en las preferencias electorales o reconstruirse y valorar su estrategia para contribuir con el país desde otra forma de hacer política. Regresar a la oposición testimonial que fue por décadas sería tirar por la borda su experiencia en el poder. Ser oposición responsable que colabora con el gobierno en turno no le rendirá frutos en incremento de votos ni legitimidad. Le queda voltear genuinamente a la ciudadanía con la sensibilidad social y habilidad política de haber encabezado el poder a nivel federal por doce años. ¿Cuáles serían algunas alternativas de acción? 1) Acercamiento real a los ciudadanos mediante comités municipales. 2) Respetar las reglas internas de elección de dirigencias de comités en los tres niveles de gobierno. 3) Respetar las reglas internas de selección de candidaturas. 4) Incorporar perfiles plurales en los comités ejecutivos estatales y nacional. En resumen: ciudadanizarse legítimamente, respetar sus reglas de selección y ampliar la simpatía ciudadana. Cabe agregar que para julio de 2013 habrá catorce elecciones locales para elegir 429 diputados locales y 1,360 ayuntamientos. Para estos procesos habrán elecciones internas de candidaturas, para lo cual observaremos qué efectos tendrá el refrendo de militancia. Es indispensable contar con un análisis permanente de la actividad de los partidos políticos y su aportación a la vida institucional en México. Conocer cómo han funcionado, cuáles son sus incentivos de acción y los escenarios posibles a seguir. Como entes de interés público, los partidos ejercen recursos, toman decisiones y son el vínculo de representación ciudadana. En la medida que realicemos un mejor papel de monitores, se impulsará la transparencia y la posterior rendición de cuentas de los partidos políticos y por ende el círculo de la representación se enriquecerá.

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CINCO TESIS HISTÓRICO-POLÍTICAS DE EFRAÍN GONZÁLEZ LUNA: INHIBICIÓN POLÍTICA; A RÉGIMEN; REPRESENTACIÓN; CIUDA D DANÍA D A; NACIÓN Antonio López Mijares

ntroducción Efraín González Luna (EGL) fue un abogado, intelectual, ideólogo y dirigente que reflexionó sobre la política y se involucró en ella desde varios puntos de mira: a) sus convicciones católicas y democráticas; b) su conocimiento de las ideas políticas clásicas y modernas; c) su interpretación histórica, política y cultural de la historia de México y del llamado mundo occidental; d) la experiencia adquirida como ideólogo, dirigente y militante de Acción Nacional y e) su condición de opositor sistemático de un régimen político y de los partidos de gobierno. Como intelectual político tuvo una serie de intuiciones acerca de los límites de la modernización promovida por el régimen que gobernó México durante buena parte del siglo XX, y acerca del valor de la democracia representativa, a la que entendió como una manifestación de “normalidad política”. El hombre de partido –fundador y dirigente de Acción Nacional– participó activamente en los debates internos y asumió posiciones específicas en circunstancias significativas para el PAN, entre otras las sucesivas elecciones presidenciales de 1940, 1946 y 1952. Las posturas de EGL en torno a la conveniencia –o no conveniencia– de participar en las elecciones, merecen atención por su realismo, vistas con la perspectiva necesaria, en el sentido de un conocimiento profundo de la correlación de fuerzas existente, y de los objetivos políticos de largo plazo planteados en su ideario y el del partido, y cuyo propósito puede sintetizarse como el tránsito de un “Estado de facción” a un “Estado nacional”.

Este ensayo fue publicado en la revista Espiral 50 Vol. XVIII enero-abril 2011. Profesor titular del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. Coordinador de la Unidad Académica Básica Estudios Internacionales. alopezm@iteso.mx.

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Acercarse a su obra hoy en día contribuye a ahondar nuestro conocimiento sobre una mentalidad y una actitud moldeadas por los conflictos, las creencias y los dilemas propios de una coordenada histórica irrepetible; sobre un individuo que, sin abandonar los fundamentos filosófico-morales que articulaban su reflexión y hacían reconocible para ciertas audiencias su presencia como intelectual político, tuvo el mérito de entender las novedosas circunstancias impuestas por un régimen político que, en sus distintas etapas, de 1920 a 1994, mantuvo un propósito definido de reorganización política, cultural y económica de la sociedad mexicana. Para González Luna el principio constitutivo de la política radica en la confrontación entre dos principios radicalmente antitéticos, los representados por la nación y por la facción (EGL, 1955: 167-174). De ahí que esta obra ponga de manifiesto, desde sus fundamentos filosófico-morales, que la política no puede ser “resuelta” mediante técnicas o procedimientos, pues los conflictos y los acuerdos entre actores políticos involucran decisiones configuradas por maneras específicas de valorar y entender los intereses propios, es decir, una determinada cultura política.

Su contexto La vida de Efraín González Luna (1898-1964) toma forma, en el sentido de una biografía pública, al entrelazarse con un extenso arco de sucesos; entre los de mayor significación: la aparición del catolicismo social como una referencia político-religiosa importante para la Iglesia católica y la sociedad mexicana a lo largo del siglo XX (Blancarte, 1993, 1996; Ceballos, 1991); la reivindicación democrática del movimiento maderista; el fugaz protagonismo del Partido Católico Nacional; el triunfo de diversos movimientos conocidos como “Revolución mexicana”; la promulgación de la Constitución que instaura y consagra un nuevo orden jurídico-político, orden en el que buena parte de los católicos mexicanos no se sienten representados; la consolidación del régimen y su paulatino tránsito por diversas etapas, desde el anticlericalismo callista y el impulso reformista de Cárdenas a las sucesivas presidencias que definieron y condujeron el largo periodo de estabilidad política, acompañado de modernización productiva entre 1940 y 1970 (Meyer, 1981: 1352-1355). En este panorama de cambios profundos y respuestas de adaptación o confrontación, de resistencia o asimilación, González Luna fue perfilando una imagen y una personalidad públicas, gestando un acervo de conocimientos, de interpretaciones y respuestas relacionados con su medio, al tiempo que contribuía, de diversos modos, a entender y configurar la sociedad de su tiempo. Participó como crítico de los fundamentos jurídico-políticos del“sistema”–que inició su proceso de institucionalización con el Partido Nacional Revolucionario, fundado en 1929 (Meyer, 1981: 1193-1197)– a través de ensayos y reflexiones donde plantea una crítica integral de los “resultados” de la revolución mexicana (EGL, 1955: 184-190; obras 3, 1974: 73-89; obras 7, 1976: 67, 59-61, 99-109; 1988: 190). Fue mayor su visibilidad, como ideólogo y dirigente político con proyección tanto nacional como estatal; en este último nivel, fue protagonista en el tránsito hacia la estabilidad que impulsó el

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gobernador Jesús González Gallo durante su mandato (1946-1952), periodo en el que la vida pública jalisciense entró en un periodo de “normalización política”, con el procesamiento de acuerdos, en el marco de instituciones formales e informales, entre sectores políticos, económicos y sociales hasta entonces divididos tanto por las querellas entre la Iglesia católica y el Estado, como por los pleitos entre facciones del régimen (Sánchez Susarrey y Medina, 1987; González y Alba, 1989; Historia de Jalisco, Vol. IV, 1982). También destacó por ser uno de los interlocutores y protagonistas centrales de su partido a nivel nacional, como señalan dos estudiosos de Acción Nacional, Loaeza y Arriola, quienes apuntan que dicho partido estuvo regido desde su fundación por un doble liderazgo, el de Manuel Gómez Morin y el del propio González Luna (Loaeza, 1999: 156-165) (Arriola en Loaeza, 1999: 156) González Luna, opositor de ese régimen en su condición de intelectual, político y católico, trabajó activamente en el ámbito privado, como abogado y consultor de algunas de las instituciones más representativas e influyentes de su ciudad y estado; desempeñó un papel públicamente reconocido como jurisconsulto, asesor de grupos económicos (Vázquez en Escobar, 2004: 114-115), católico cultivado y hombre de argumentos. Contribuyó con su saber jurídico y político a consolidar espacios de negociación y acercamiento entre liderazgos eclesiásticos y seculares, públicos y privados, a estabilizar procedimientos de acuerdo político y social. Perteneció por derecho propio a los altos círculos sociales de Guadalajara (Escobar, 2004: 17, 123). En este periodo, de manera aproximada entre 1930 y principios de los años sesenta, González Luna tuvo protagonismo intelectual, político, profesional. Pasó de ser una brillante y destacada personalidad como activista, intelectual y defensor de posiciones cercanas a la Iglesia católica, a ser un político reconocido, que a partir de su aportación a los planteamientos y trabajos que darían lugar a la fundación de Acción Nacional en septiembre de 1939, encontraría reconocimiento como intelectual y “maestro” por sus dotes en la expresión de ideas (Calderón, 1967: 30-32) y también como un político con gravitación e influencia en la doctrina y en las decisiones del partido (Arriola, 1994: 9, 21; Loaeza, 1999: 155-162; Martínez, 2000: 15)

El régimen y la oposición política El régimen político dominante en el curso de la trayectoria pública de Efraín González Luna centró sus acciones de control y negociación en las versiones sucesivas del partido oficial: Partido Nacional Revolucionario (1929), Partido de la Revolución Mexicana (1938), Partido Revolucionario Institucional (1946). El Presidente de la República, eje del funcionamiento político de la coalición gobernante, dispuso así de un partido orr ganizado sectorialmente, para llevar a cabo sus estrategias políticas. La consiguiente monopolización de los conflictos y de las demandas sociales y políticas por el partido oficial planteó, para los opositores externos e internos del régimen, una evidencia: la vida política del país transcurría alrededor del eje presidencia-partido, y este dato de la realidad implicaba, en su aceptación o rechazo, estar o no en el juego político. Entre

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1934 y 1970 no hubo una fuerza política externa al régimen político que supusiera, por su capacidad de movilización o sus recursos, un reto significativo para las diferentes fuerzas organizadas en torno al presidente y al partido oficial, desde donde se controlaban los resortes políticos del país; los retos de mayor riesgo provinieron de inconformidades expresadas en desgajamientos de miembros de la “familia revolucionaria” (Meyer, 1978: 105; 1981: 1234-1236, 1298-1299; 2003: 21). Por su parte la oposición que no provenía de desgajamientos del tronco revolucionario o bien que postulaba proyectos e ideologías antagónicas al ideario de la Revolución mexicana tuvo un débil protagonismo. Esta oposición externa fue representada por partidos con reconocimiento oficial como el Partido de Acción Nacional (fundado en 1939) y el Partido Popular (fundado en 1948), y por formaciones políticas sin ese reconocimiento, como el Partido Comunista Mexicano y el Partido Fuerza Popular (sinarquista); ninguna de estas organizaciones fue considerada en términos organizativos, ideológicos y de disponibilidad de recursos humanos y materiales capaz de confrontar al régimen vigente, como muestra su relativo carácter secundario en el momento de los conflictos que suscitaron en 1940 y 1952 las candidaturas de los generales Almazán y Henríquez Guzmán (Meyer, 1981: 1311). La institucionalización de los procesos políticos fue creando los espacios necesarios para encuadrar a la oposición política en un ámbito funcional a los intereses del régimen, proceso que Medin denomina “institucionalización de la oposición política” (Medin, 1990: 67-68). Esta oposición política ha sido entendida como una oposición “leal” y en buena medida funcional al régimen político, dado que contribuía con su presencia electoral y sus expresiones de disentimiento a salvaguardar apariencias de pluralismo (Meyer, 1981: 1197, 1328). El Partido Acción Nacional ha sido calificado como un partido opositor “leal” y que, a fin de cuentas, contribuyó con sus maneras de hacer oposición a consolidar las apariencias democráticas del régimen vigente entre 1940 y el año 2000. Las interpretaciones sobre su lugar ideológico-político y sus contribuciones a la consolidación del sistema de partidos o a la democracia representativa en México son variadas, si bien predominan las que subrayan su cercanía con el clero, los sectores sociales conservadores y la clase empresarial (Wilkie, 353-354; Cosío, 2002: 59-61), Mabry ve al PAN inicial como una coalición de católicos, universitarios y empresarios unidos por su animadversión común al régimen de Cárdenas (Mabry en Nuncio, 1986: 31-33). Loaeza, por su parte, señala la complejidad y variedad de las fuentes intelectuales e ideológicas del partido, y lo define como una corriente regeneracionista vinculada a la Revolución mexicana por su impulso intelectual y político de renovación y reconstrucción nacionales (Loaeza, 1999: 105-107). Otros estudiosos han entendido al PAN como un proyecto cívico-político democrático (Von Sauer en Valdez Zepeda, 1999: 31). Para algunos historiadores el PAN aparece como respuesta a las consecuencias del cardenismo y a las condiciones en que se desarrolló el tortuoso proceso de sucesión presidencial entre 1939 y 1940. Luis Medina lo ubica en un “segundo escalón” en las filas de la oposición, haciéndole compañía a organismos coyunturales y efímeros, al servicio de personajes

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revolucionarios pertenecientes a corrientes desplazadas del poder, o adversas al proyecto cardenista (Medina, 1978: 101-103); también se ha señalado que el PAN fue el partido opositor más importante del periodo, orientado a la educación política de los ciudadanos (Meyer, 1981: 1298-1230; 2003: 21). Acción Nacional tuvo que adaptarse a los cambios habidos en el periodo de 1940 a 1952, con la definitiva consolidación de un modus vivendi entre la Iglesia católica y el Estado, la incorporación de los universitarios y de los empresarios al régimen de “unidad nacional” (Loaeza, 1999: 195-202; Meyer, 1981: 1298-1335). Estos hechos afectaron de diversas maneras al partido, que tuvo que ensayar nuevas respuestas a las circunstancias impuestas por la apertura a sectores sociales anteriormente desafectos al régimen –empresarios, profesionistas, clases medias– que habían constituido una parte sustantiva de la clientela política del PAN, por lo que éste perdió capacidad de cooptación y empezó a quedar aislado (Loaeza, 1999: 239; Arriola, 1994: 27). Sin embargo, aun en el periodo calificado como de “confesionalización” o “hegemonía católica”, entre 1949 y 1962, el PAN no dejó de plantear cuestiones relacionadas con las garantías electorales, la educación política de los ciudadanos, y en general con la reivindicación del esquema representativo como solución para los males políticos del país; así lo muestran las intervenciones públicas de González Luna en el curso de su campaña a la Presidencia de la República, de noviembre de 1951 a junio de 1952, claramente orientadas a la denuncia del carácter antidemocrático del régimen y a la reivindicación de una ciudadanía activa (EGL, 1998: I y II). En general se ha reconocido en el Partido Acción Nacional una especificidad democrática, pedagógica y civilista que le otorgaba un perfil distintivo respecto del resto de los organismos y formaciones políticas, tanto registradas (PAN, Partido Popular, Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) como extra parlamentarias (Partido Comunista Mexicano; Partido Fuerza Popular, sinarquista). Se juzgó su actividad como predominantemente educativa, orientada a crear un clima propicio –sobre todo a través de la participación electoral– tanto para la concientización de los ciudadanos sobre sus deberes cívicos como para poner en evidencia las contradicciones entre las instituciones formales y las prácticas políticas del régimen (Valdez, 1999: 19-20; Martínez, 2000: 35). También fue entendido por el principal entre sus fundadores como un organismo responsable de la“vigilancia y la fiscalización de la acción del Estado y de sus agentes” (Gómez Morin en Loaeza, 1999: 151, 199). Visto en una perspectiva de varias décadas, puede afirmarse que Acción Nacional sostuvo con mayor o menor nivel de precisión ideológica, con más o menos capacidad de difusión de sus ideas y programas, que la salida a los males políticos de México empezaba por la vigencia efectiva del sufragio y por el reconocimiento de la pluralidad política del país. En conjunto, los documentos doctrinales y los diagnósticos de dicho partido revelan una concreción crecientemente elaborada y compleja, desde los

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pronunciamientos genéricos promulgados en 1939, hasta los compromisos explícitos, en el nivel de los programas, con el pluralismo político, con el sistema de partidos y con la democracia representativa. El diagnóstico para los años 1970-1976 (Partido Acción Nacional... 1973: 48-49) utiliza el término “transición”, que a partir de los años ochenta será recurrente en los análisis sobre la situación política del país, para plantear el tránsito de un régimen autoritario, con elecciones periódicas, a una democracia normalizada, que funcione a partir de un sistema competitivo de partidos. Acción Nacional ha mostrado en distintos periodos y bajo diversas condiciones políticas externas e internas, ser un partido de lineamientos democráticos, en el sentido en que ha postulado doctrinal y programáticamente una concepción específica de la democracia, la representativa, con sus posibilidades y sus límites, como elemento constitutivo de su acción política. El partido se asumió e interpretó en sus orígenes como genéricamente democrático, si bien tradicionalista en los aspectos educativo y cultural; en el curso de su trayectoria iría profundizando sus reivindicaciones democráticas, siempre en el ámbito de la representación, tanto en cuestiones doctrinales, con las “proyecciones” de los principios de doctrina, redactadas en 1965, en las que se reflexionaban los principios considerando las nuevas circunstancias nacionales e internacionales, como en los sucesivos diagnósticos, denominados “plataformas”, redactados tomando en consideración cada ciclo político sexenal, y en los que se subrayaba que la crisis política permanente, considerada inherente al régimen político autoritario, tenía una solución: partidos de signo diverso, participación política de los ciudadanos, sufragio efectivo, representación auténtica (Conchello et al., 1975; Partido Acción Nacional… 1973; Calderón, 1967: 262-264).

Sobre su pensamiento político González Luna interpretó los fenómenos, los conflictos y los dilemas públicos de su tiempo y contexto –en definitiva los que suscitaba la vasta acción reorganizadora del régimen político imperante en México a lo largo del siglo XX– de acuerdo con un conjunto de principios ético-políticos cuyo fin es el de orientar las modalidades de relación y organización humanas (EGL, 1955: 110, 162-163; Aguilar, 1999: 39-64). En esta perspectiva, la política se entiende como ejercicio de los medios necesarios –incluido el acatamiento de la autoridad legítima, la que es elegida a través del mecanismo representativo– para realizar el bien común, y con éste, la armonización entre los fines de la persona y de la sociedad (EGL, 1955: 112-115, 140-147, 169-171). Dicho pensamiento se caracteriza también por su esencialismo, ya que se organiza en un articulado sistema de correspondencias entre categorías y temas, a partir tanto de una lógica rigurosa, de carácter deductivo, en la relación entre conceptos, como de una fundamentación en verdades suprahistóricas (EGL, 1955: 112-115; Alonso, 2003: 506).

Representación, realidad social, bien común La reflexión de González Luna tiene como referencia central tres aspectos de la dimensión política del hombre: la representación, fundamento de la “normalidad política”;

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la identidad de la política y de las instituciones con la realidad social; el cumplimiento del bien común a través del ejercicio legítimo de la autoridad (EGL, 1955: 52-63, 193199, 279- 299; 1962: 9-33; 1965: 22, 39-40; 1988: 67). Representación, realidad social y bien común son los ejes que estructuran su pensamiento en un sistema coherente de relaciones entre moral y política, entre perspectiva histórica y visión trascendente del hombre, entre deber del ciudadano y organización eficaz de la sociedad. En cada uno de estos ejes conviven, sin desplazarse y sin combinarse del todo, una vertiente prescriptiva, por la que se determinan la orientación y la finalidad a las que se ciñen o deben ceñirse los hechos políticos, sociales, humanos, históricos, y otra descriptiva, en la que el autor describe y analiza los hechos habitualmente desde una perspectiva histórica y política, remitiéndose a la propia lógica de los acontecimientos que interpreta, sin renunciar a un“punto de vista”(asociado en buena medida a la reivindicación de la democracia y el ejercicio de la ciudadanía). Alonso encuentra que el pensamiento de González Luna integra los aspectos normativo, interpretativo y educativo en el tránsito del discurso teórico al discurso práctico (Alonso, 2003: 509-510). Católico consecuente en lo doctrinal, adversario de los “fundamentos autónomos del derecho y de la justicia”, ya que“no puede encontrarse fundamentación válida de la justicia sino en un poder sobrehumano”(EGL, 1955: 275), también fue un crítico lúcido del progreso “instrumental” en que se había transformado, desde su perspectiva éticopolítica, el sistema político mexicano en el apogeo desarrollista de los años cincuenta y sesenta (EGL, 1965: 9-10). Las observaciones acerca de la naturaleza antidemocrática del régimen, que implicaban una valoración positiva de la ciudadanía y de la participación política como condiciones para una sociedad justa, tenían que ver también, en su visión crítica, con un horizonte de finalidades acordes con la naturaleza humana, con deberes y responsabilidades del“hombre político”estipulados para el cumplimiento de un orden social y político centrado en la persona (EGL, 1955: 110, 162-163; 1971: 9-10).

Cinco tesis histórico-políticas A lo largo de su trayectoria como intelectual y político, González Luna plantea y desarrolla de manera recurrente determinados temas, en los que se pone de manifiesto la ya aludida relación entre lo descriptivo y lo prescriptivo. He elegido cinco de estos temas para su análisis, por considerarlos altamente representativos de sus preocupaciones de índole política, filosófica y cultural. Estos son: a) Inhibición política (que a partir de un momento determinado será inhibición política de los católicos); b) régimen político; c) representación política; d) ciudadanía; e) nación. Por medio de estos temas, planteados como tesis histórico-políticas, González Luna despliega su conocimiento sobre las realidades políticas que le correspondió vivir, conocimiento que incorpora convicciones y argumentos, observaciones empíricas y planteamientos doctrinales. En estas tesis, a) los conceptos abstractos pasan a ser análisis sobre realidades políticas existentes; b) se resuelve la división entre lo deseable y lo posible, entre la convicción y el entendimiento, al integrarse la experiencia del

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intelectual, del dirigente polĂ­tico, del catĂłlico, para estructurar ĂĄmbitos temĂĄticos y lecturas interpretativas que expresan tanto la escala de valores como los resultados del anĂĄlisis histĂłrico-polĂ­tico; c) se pone de maniďŹ esto un rasgo caracterĂ­stico de su pensamiento, la recurrencia a la polaridad como eje organizador de su actividad interpretativa.1 En este aspecto, la divisiĂłn de los fenĂłmenos sociales y polĂ­ticos en polaridades, tan recurrente en los planteamientos de GonzĂĄlez Luna ha sido denominada por ĂŠste principalmente como “oposiciĂłnâ€?, “antinomiaâ€?, “dicotomĂ­aâ€?, “discrepanciaâ€?. Las cinco tesis aparecen en diversos momentos de la trayectoria polĂ­tica de GonzĂĄlez Luna; han sido desarrolladas con distinto grado de profundidad teĂłrica, casi siempre, en principio, como interpretaciones y respuestas sobre las exigencias y condicionamientos polĂ­ticos del momento. Combinan en distinta medida prescripciĂłn y descripciĂłn, doctrina y observaciĂłn; ejemplo de predominio prescriptivo es el desarrollo del tema de la identidad nacional, que GonzĂĄlez Luna centra en una pertenencia colectiva determinada por lenguaje y religiĂłn; y descriptivo, el de la inhibiciĂłn polĂ­tica, que si bien utiliza elementos doctrinales como referencias a las obligaciones polĂ­ticas del ciudadano, enfatiza el anĂĄlisis de las consecuencias de dicha inhibiciĂłn para el funcionamiento concreto de las instituciones. Algunas de estas tesis han sido replanteadas, de manera que puede seĂąalarse un antes y un despuĂŠs, como es el caso de la inhibiciĂłn polĂ­tica; en una primera etapa, hasta 1952, aquella se centra en los ciudadanos, considerados genĂŠricamente, y a partir de entonces, en los catĂłlicos y sus responsabilidades ciudadanas.2 Otras aparecen en etapas relativamente tardĂ­as, como la de la crĂ­tica a la estabilidad polĂ­tica promovida por el rĂŠgimen sobre bases antidemocrĂĄticas, en ĂŠpoca del llamado “milagro mexicanoâ€?, entre ďŹ nes de los aĂąos cincuenta y principios de los sesenta (EGL, obras 6, 1975: 143-155). Las cuestiones asociadas al tema de la democracia representativa son permanentes en sus escritos y en sus comparecencias pĂşblicas: GonzĂĄlez Luna se referirĂĄ a las condiciones para restaurar la normalidad polĂ­tica mediante el respeto a la decisiĂłn ciudadana desde la etapa fundacional del PAN, en el contexto de las divisiones del rĂŠgimen, hasta los aĂąos postreros de su vida (EGL, 1955: 167-242, 191; obras 3, 1974: 77-80; obras 6, 1975: 17-20; obras 7, 1976: 97-111; 1962: 17-31; 1988: 9-10, 56, 63).

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+ < $ ! &=> ?> ! Q $ $ Y * Z [ ! categorizaciones concretas que requerirĂ­an mĂĄs complejidadâ€? (Alonso, 2003: 507). 2 Los escritos posteriores a las elecciones presidenciales de 1952 tienden a ubicar el problema polĂ­tico de MĂŠxico en la inhibiciĂłn polĂ­tica de la mayorĂ­a catĂłlica (EGL, 1965: 25-28; 1988: 7-27, 70-81). Esto puede tener relaciĂłn con el resultado de las elecciones presidenciales de 1952, y el desencanto de GonzĂĄlez Luna ante la que percibe como deserciĂłn de la “gente de bienâ€? y especialmente de los catĂłlicos.

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FunciĂłn de la antinomia La antinomia3 aparece por primera vez en un escrito de 1930,4 en el que GonzĂĄlez Luna se reďŹ ere a la “antinomia mortal entre el hombre y sus actosâ€? (EGL, obras 7, 1976: 75) para elogiar por contraste la coherencia entre los actos y la conciencia. Este uso de antinomia para manifestar la contradicciĂłn entre preceptos o principios ocupa un sitio importante en la reexiĂłn histĂłrica, polĂ­tica y moral de GonzĂĄlez Luna, ya sea de manera implĂ­cita, como “radical discrepancia entre la vida pĂşblica y la fĂĄbula legal, por una parte, y el ser autĂŠntico, la conducta y la voluntad de la NaciĂłn, por otraâ€? (EGL, 1955: 52), o explĂ­citamente, como “antinomia entre una realidad social que se aďŹ rma incesantemente y un molde oďŹ cial que la repudia y en el que es metida por la fuerzaâ€? (EGL, 1988: 46), o bien como una “dicotomĂ­a que escinde y opone la NaciĂłn y el Estadoâ€? (EGL, obras 6, 1975: 89). La antinomia pone en juego relaciones de complementariedad y oposiciĂłn entre los temas recurrentes en la reexiĂłn polĂ­tica de GonzĂĄlez Luna, organizando los temas “positivosâ€? —representaciĂłn libre, identidad entre NaciĂłn y Estado, gestiĂłn del bien comĂşn mediante el ejercicio legĂ­timo de la autoridad— en contraposiciĂłn con los de signo negativo: estabilidad sin ciudadanĂ­a, faccionalismo. ÂżQuĂŠ factor hace posible estas relaciones de oposiciĂłn? La obra de GonzĂĄlez Luna lo explica: la inhibiciĂłn polĂ­tica de los ciudadanos, y especialmente la de los catĂłlicos que toleran la conculcaciĂłn de sus derechos, sostiene la “dominaciĂłn facciosaâ€? y propicia la brecha entre el rĂŠgimen polĂ­tico y la verdad cultural y social del paĂ­s, hace posible una estabilidad polĂ­tica ilusoria, sin derecho de representaciĂłn (EGL, 1955: 38-65, 271-283; 1962: 17, 29, 31; 1965: 23-25; obras 6, 1975: 13, 16-17; 1988: 9-10, 21, 56, 63, 67). Otros estudiosos se han referido a la antinomia en un sentido algo distinto; Jorge Alonso ubica las antinomias en un marco biogrĂĄďŹ co amplio, reďŹ riĂŠndolas especĂ­ďŹ camente a las exigencias divergentes de los mundos profesional y polĂ­tico de GonzĂĄlez Luna, y a ciertas actitudes contradictorias de ĂŠste respecto de su ďŹ liaciĂłn democrĂĄtica, como la simpatĂ­a por regĂ­menes autoritarios, con el integrismo ďŹ losĂłďŹ co-religioso de Charles Maurras, o su hostilidad al pluralismo religioso y la incomprensiĂłn hacia el problema indĂ­gena (Alonso, 2003: 485-490).

AnĂĄlisis de las tesis Las tesis histĂłrico-polĂ­ticas de GonzĂĄlez Luna reĂşnen elementos descriptivos y prescriptivos en una explicaciĂłn coherente de la historia de MĂŠxico; dicha explicaciĂłn estĂĄ asociada a dos criterios de naturaleza diversa: el reconocimiento, por una parte, de una identidad a la vez polĂ­tica, religiosa y cultural que constituirĂ­a la esencia de la naciĂłn mexicana; y por otra la descripciĂłn analĂ­tica de un fenĂłmeno, la inhibiciĂłn polĂ­tica, que a su entender determina en un sentido negativo, ya desde el periodo colonial, la Ă­ndole 3 ?& \ ! * ] ^ _ * ! ! * * `

de antinomia entre fe y razĂłn, entre el amor y el deber, entre la moral y la polĂ­tica, etc. Se habla asimismo ‘de la

\ ^ & * ] ^ _ \ k (Ferrater, 1994). 4 El prĂłlogo a El plebiscito de los mĂĄrtires, de Anacleto GonzĂĄlez Flores. (EGL, Obras 7, 1976).

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de las relaciones entre el Estado y la sociedad mexicana, puesto que ha tenido como consecuencia el dominio de ciertas minorías sobre el conjunto de la sociedad mexicana.

Inhibición política La inhibición política aparece de modo todavía tangencial en el ensayo “Revolución y espíritu burgués”, escrito en 1930; allí apunta una “característica de la burguesía mexicana [...] que sueña en trabajar en paz sin ocuparse de oír hablar de actividades políticas” (EGL, 7, 1976: 85-111). Como dirigente de Acción Nacional perfila de manera explícita a la “deserción del deber político como raíz de los males de México” (EGL, 1955: 117-132). Los escritos e intervenciones públicas posteriores a las elecciones de 1952 dejan de referirse sólo al faccionalismo y a los incumplimientos cívicos de la ciudadanía para enfocarse en los católicos y su impuesta o voluntaria abstención política, a la que considera “clave de nuestra historia” (EGL, 1955: 167-179, 234-237; obras 7, 1976: 97-111; 1988). Frente a esta situación, ¿cuáles son las condiciones para una auténtica “vida política normal”? González Luna responde que son la vigencia de los elementos propios de la democracia representativa: régimen de partidos políticos que compiten libremente entre sí, desaparición del partido oficial, registros electorales actualizados y veraces, respeto a la decisión del pueblo en las urnas (EGL 5, 1975: 44). El cumplimiento de tales condiciones, al tiempo de otorgar legitimidad al Estado, pondría de manifiesto la verdad social y cultural de México, asociada a las creencias de la inmensa mayoría de la población, desvaneciéndose así las distorsiones de la vida pública y de la historia nacional (EGL 1, 1974: 25-32). Así, el núcleo argumental de sus tesis histórico-políticas en torno a nación, régimen, representación y ciudadanía radica en la inhibición política de los mexicanos, ya que la entiende como causa principal de la invertebración de las instituciones, hecho que a su vez hace posible al régimen faccional; como corolario de esta secuencia negativa se da el hecho político fundamental de nuestra historia, la separación entre nación y Estado; y por tanto, la marginación de los católicos de las decisiones políticas, atribuible en parte a su desprecio hacia los asuntos públicos (Primer congreso..1953: 123-135; 1955: 217-218, 169-170, 205-206; 1971: 43-54; obras 3, 1974: 77-80; 1988).

Representación González Luna subraya de manera permanente que la autoridad es conferida mediante la representación, aunque también, esporádicamente, se refiere a elementos propios de la democracia directa, sobre todo el referéndum y la revocación de mandato, como alternativas que los ciudadanos pueden usar cuando el mandatario incumple sus compromisos (EGL, 1955: 52; 1965: 15, 45-46; obras 4, 1975: 159-160). La representación es la fuente de legitimidad d e lo que denomina “un orden político auténtico”, orden que sólo puede darse, afirma, con la reconciliación entre la sociedad y el Estado mediante ciudadanos que eligen libremente a sus representantes,

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con lo que se logran la autenticidad política y la acción eficaz del Estado, en la medida en que las instituciones representan la realidad nacional, entendida ésta como “unidad de lenguaje, de conciencia, de destino” (EGL, 1955: 169-172; obras 3, 1974: 86-87). Afirma también que esta legitimidad democrático-representativa no puede ser sustituida por fórmulas que combinan activismo económico y monopolio político, como a su juicio hacía el régimen a fines de los años cincuenta (EGL 6, 1975: 147). Respecto a las relaciones entre democracia y orden social, González Luna argumenta que la representación hace posible la unidad social (un objetivo permanente de su ideario político) gracias al reconocimiento que implica de la dinámica de la sociedad, ya que supone la coexistencia de valores y opciones políticas, religiosas, culturales, económicas en un marco común de valores. Dicho pluralismo exige el marco democrático para la resolución de los conflictos, y también un sistema de convicciones compartidas que constituya el consenso social (EGL, 1962: 11, 16-18). En este sentido la posición de González Luna es, por una parte, claramente democrática, ya que postula que la pluralidad inherente a la dinámica social se resuelve en un orden legítimo por la vía representativa, al expresarse en las instituciones comunes. Por otra parte señala que el consenso social sólo será factible mediante “un principio unificador y coordinador que haga posible la armonía de las libertades, la coincidencia de las inteligencias autónomas y el recto cumplimiento de todos para el cumplimiento del bien común” (EGL, 1962: 19-20). Dicho principio, no definido con claridad en las referencias que ofrece González Luna, puede ser entendido como un acervo de valores propiamente políticos, concretados en reglas que delimitan el conflicto, que establecen las relaciones entre gobernantes y gobernados, que promueven objetivos asociados con la convivencia social en la forma de un “modelo cívico” (Escalante, 1998: 21-53). Aunque cabe señalar cierta tensión entre la aceptación del pluralismo, por una parte, y la necesidad percibida de valores aglutinadores que hagan posible el orden político y la convivencia entre diferentes, dado que un principio unificador puede entenderse como condición necesaria del orden democrático, al establecer un suelo común de referencias, pero también puede poner en entredicho el pluralismo social, cultural y político de la sociedad al preconizarse o imponerse como versión obligatoria de la “vida buena”. Alonso define con claridad el problema al señalar que González Luna entendía el consenso que lleva al bien común “como el resultado del descubrimiento de lo esencial a partir de valores culturales comunes, y no como la construcción de un acuerdo a partir de concepciones diferentes”(Alonso, 2003: 505-506). La representación, desde el ángulo de visión de González Luna, implica la resolución en un orden político de lo diverso, pero no sólo mediante la coexistencia pacífica de los proyectos e intereses, de las diferentes versiones de “vida buena”, como postula la filosofía política liberal (Bárcena, 1997: 108-109), sino a través de un orden social y político que reconoce y se fundamenta en “valores y normas superiores al hombre personal, a la colectividad humana, a la sociedad organizada jurídica y políticamente en

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Estado, al poder público” (EGL, 1962: 20-21). Así, la democracia que González Luna postula va más allá del principio de tolerancia, pues demanda no sólo los requisitos básicos de la representación (régimen de partidos, sufragio efectivo, neutralidad del Estado frente a las distintas opciones políticas y religiosas), sino de manera especial el reconocimiento por cada hombre de sus responsabilidades, a partir de un conjunto de principios cuya observancia promueve la mutua correspondencia entre bien personal y bien social (EGL, 1962: 17-21). También reivindica específicamente el vínculo entre democracia y representación, pues considera que la democracia representativa se acerca en mayor medida que otros modelos políticos al ideal de una participación permanente de los ciudadanos en los asuntos públicos; también la defiende por una consideración de orden práctico: la imposibilidad de concretar el gobierno de todos por todos; de ahí que reivindique la modalidad “fiduciaria” o indirecta de la representación (EGL, obras 4, 1975: 159160). Aunque estos planteamientos en torno a la representación y a la democracia tienen su origen en fuentes explícitamente católicas, puede hablarse de un elemento de coincidencia con determinados elementos de la perspectiva liberal, en la medida en que ésta es una propuesta política que implica equidistancia respecto de regímenes absolutistas y de la democracia directa (Cotta, 2002: 1384-1390); es decir, la representación entendida como la posibilidad de controlar el poder político por quien no puede o quiere ejercer el poder en persona. Si se considera la existencia de tres tipos de representación –fiduciaria o indirecta; representación directa; y representación “espejo” o proporcional (Bobbio, 1989: 35-37; Cotta, 2002: 1384-1390)–, González Luna defendió la delegación de la autoridad por razones funcionales (EGL, 1962: 19-20); sin embargo la modalidad de representación proporcional (también denominada sociológica, o representación “espejo”), parece aproximarse en mayor medida a sus análisis y a sus ideales sobre las maneras de vincular ser auténtico de la nación y mundo oficial, ya que dicha modalidad, al favorecer la presencia de todos los sectores mediante la representación proporcional como alternativa a las modalidades directa e indirecta, coincide con un aspecto importante de la idea de González Luna sobre la representación, el de reconocer e incorporar a la esfera de las decisiones políticas la realidad social (EGL 1965: 8-9). Los pronunciamientos de González Luna acerca de la representación integran dos elementos distinguibles y a la vez complementarios, asociados a sendas finalidades: una finalidad política y otra de autentificación. Con la primera González Luna preconizaba un cambio político que permitiera la sustitución del régimen antidemocrático por uno representativo, gracias a la participación activa y pacífica de los ciudadanos, especialmente de los católicos (EGL, 1988: 61-69). En cuanto a la finalidad de autentificación, su referente era un régimen cuyos fundamentos jurídico-políticos parecían negar aquellos valores espirituales y culturales que para González Luna constituían la identidad profunda de la sociedad mexicana. La representación, en este caso, hacía posible que la nación real, a través del ciudadano consciente ejerciera la titularidad

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del poder polĂ­tico, de tal modo que las instituciones dejaran de ser ajenas a la realidad nacional (EGL, 1955: 51-52).

CiudadanĂ­a GonzĂĄlez Luna reivindica un concepto de ciudadano y de condiciĂłn ciudadana que se hacen explĂ­citos sobre todo cuando alude a situaciones del momento polĂ­tico. Las proyecciones ideales sobre el lugar y el papel del ciudadano aparecen como aďŹ rmaciones especĂ­ďŹ cas de su potencial transformador, sobre todo cuando GonzĂĄlez Luna apela ante audiencias masivas, a la “ciudadanĂ­a libreâ€? para que emprenda la rehabilitaciĂłn polĂ­tica de MĂŠxico a travĂŠs de su organizaciĂłn y actividad (EGL, 1998 I: 31-34; 1998 II); aunque esta expectativa optimista es relativizada en buena medida por la recurrente aďŹ rmaciĂłn, en otros foros, sobre la precaria e intermitente presencia ciudadana en los asuntos pĂşblicos a lo largo de la historia (EGL 1955: 44; 1962; 1965; obras 6, 1975; 1988). La exigencia de garantĂ­as para la expresiĂłn de las distintas opciones polĂ­ticas y la participaciĂłn de los ciudadanos en los asuntos pĂşblicos, fueron los aspectos medulares del reclamo democrĂĄtico de GonzĂĄlez Luna hacia el rĂŠgimen polĂ­tico. Si el referente de dicho reclamo fue el “rĂŠgimen facciosoâ€?, su elemento constitutivo era el ciudadano, eje de la decisiĂłn polĂ­tica en la democracia (EGL, 1962: 20-28). Sus pronunciamientos polĂ­ticos poseen un componente normativo importante, en la medida en que preconizan un ciudadano con alto grado de autoconciencia moral y polĂ­tica (EGL, 1955: 172, 240); en este aspecto es notorio el contraste entre la proyecciĂłn ejemplarizante sobre los deberes del ciudadano –la sĂ­ntesis de un modelo cĂ­vico–, y los juicios habitualmente negativos de GonzĂĄlez Luna sobre el rĂŠgimen de facciĂłn, y sobre la inhibiciĂłn polĂ­tica de los ciudadanos; aunque nunca dejarĂĄ de considerar que ĂŠstos son los agentes principales de la transformaciĂłn polĂ­tica de MĂŠxico (EGL 1955: 131, 193-203, 271-283; obras 3 y 4, 1974; 5 y 6, 1975). La idea aristotĂŠlica de la naturaleza polĂ­tica del hombre y la doctrina catĂłlica fundamentan sus concepciones sobre el papel de los ciudadanos en el origen del orden polĂ­tico, en tanto depositarios de un poder para el ejercicio de la autoridad que ha sido otorgado por Dios (EGL, 1965: 14-15, 42-44); tambiĂŠn son reconocibles otros elementos ideolĂłgico-polĂ­ticos en su concepciĂłn del ciudadano, en el modelo cĂ­vico5 implĂ­cito en sus argumentos, y en las respuestas que dio a la pregunta sobre cĂłmo y con quiĂŠn es posible crear un orden polĂ­tico en sociedades plurales. En los planteamientos de GonzĂĄlez Luna sobre el ciudadano y la condiciĂłn ciudadana pueden ser reconocidas aďŹ nidades en aspectos puntuales con la tradiciĂłn republicana y con determinados planteamientos del comunitarismo; por ejemplo, la libertad ciudadana que preconiza GonzĂĄlez Luna es una libertad positiva, entendida como “entusiasmo cĂ­vicoâ€?, una libertad para realizar ďŹ nes y autorrealizarse, a diferencia de la libertad negativa, central en la tradiciĂłn liberal, entendida simplemente como ausencia de coerciĂłn (Berlin en 5

{ [ ! | !} * ! !} * ! problemas colectivos, y respuesta a los problemas que suscita la coexistencia social (Escalante, 1998: 21-53).

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Merquior, 1993: 23-25). El ser humano posee una naturaleza constitutivamente política, afirma González Luna (EGL, 1955: 106); este reconocimiento se compagina con el énfasis republicano, también de origen aristotélico (Bárcena, 1997: 140-141), en la relación entre virtud ciudadana y bien público, aspectos que suponen una actividad política consciente. Asimismo hay afinidad entre determinados aspectos de la tradición republicana y los planteamientos de González Luna en lo que corresponde al reconocimiento común del activismo del ciudadano y el cumplimiento de su deber cívico como elementos clave de la política (EGL, 1962: 14, 25-26; 1965: 27; 1971: 14, 43-45; 1988: 14; Bárcena, 1997: 137, 140; Bobes, 2000: 50). A través de estos puntos de contacto entre su pensamiento de matriz católica y el pensamiento político republicano, vinculados por el aristotelismo, González Luna hace explícita su crítica de la concepción liberal del individuo que antepone la salvaguardia de sus derechos, su seguridad y sus intereses personales, a los de la sociedad en general; establece la primacía moral y política del ciudadano comprometido sobre el individuo egoísta (EGL, 1955: 143-146), aunque a diferencia de la tradición republicana, que hace predominar las cuestiones que atañen a la res publica sobre las del individuo, considera que la finalidad de la política, el bien común, surge de la articulación entre bien común particular y bien común nacional (EGL, 1962: 19-24). Por otra parte, la contraposición planteada por González Luna entre las realidades de la persona y la nación, ubicadas en condiciones concretas de existencia, respecto del “sujeto abstracto”que preconizan las teorías contractualistas (EGL, 1955: 147-148), pone de manifiesto una crítica afín a la del comunitarismo hacia la ética liberal, a la que se ha inculpado de ignorar las creencias de las comunidades concretas como elemento constitutivo de las pautas ético-políticas del ciudadano (Bárcena, 1997: 105-106, 119-120). En conjunto, las proyecciones normativas de González Luna sobre una sociedad dedicada a la construcción del bien común a partir de valores compartidos, cimentada por el imperio de la ley y por el reconocimiento de la equivalencia entre bien personal y bien social, perfilan una idea integral del ciudadano y de la sociedad, es decir, un modelo cívico (EGL, 1962: 11-19). Por lo que toca al análisis de su realidad social, juzgó irregulares e ilegítimas las pautas políticas creadas e impuestas por la coalición revolucionaria, y enfatizó a lo largo de su vida pública la ilegitimidad de origen del régimen, por su carácter antidemocrático (EGL 1955: 42-43; 1965: 23-25; obras 3, 1974: 73-89; obras 6, 1975: 17, 19; obras 7, 1976: 99-109; 1988: 59-61). En este aspecto habría que atender el argumento de Escalante Gonzalbo en el sentido de que, si bien no había democracia, ni probablemente ciudadanos en el México de mediados del pasado siglo –y en tal sentido es precisa la concepción de EGL–, sí había lógicas de comportamiento y formas de participación específicas y funcionales, aceptadas y por tanto legítimas, que resolvían problemas, entre ellos dos mayores: la gobernabilidad y la resolución de los conflictos políticos (Escalante, 1998: 50-53).

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Régimen político La contraparte de las consideraciones de González Luna acerca del ciudadano que hace uso de la representación para expresar su voluntad política es el régimen. Es necesario hacer algunas precisiones sobre este aspecto: González Luna se refiere a “régimen político”para designar a los gobiernos cuatrienales o sexenales y a los presidentes que los encabezan (EGL, 1955: 180-192). Por ejemplo, se refiere al régimen avilacamachista en sus continuidades y cambios respecto del “cardenismo” (EGL, obras 4, 1975: 154); reitera también un uso indistinto de los términos “Estado” y “régimen” (EGL, 1955: 43), así como “sistema político” y “régimen” (EGL, obras 6, 1975: 17). La visión de González Luna sobre la naturaleza de los regímenes políticos que han gobernado México desde la segunda mitad del siglo XIX hasta los años sesenta tiene como referente la vigencia o no de la representación política; en consecuencia, el régimen político que se dice heredero de la Revolución mexicana, a) es ilegítimo en su origen jurídico-político, dado que la participación en el congreso Constituyente que dio lugar a la Constitución de 1917 fue restringida sólo a los grupos revolucionarios victoriosos (EGL, 1955: 286; obras 7, 1976: 99-109; 1988: 59-61); b) carece de identidad ideológica por su carácter “pragmatista y oportunista”; en consecuencia, es incapaz de formular un programa coherente por su alejamiento de la realidad nacional y sus acciones son inarticuladas, y por ello ineficaces (EGL, obras 6, 1975: 17-19); c) ofrece una estabilidad política de signo negativo, que se sustenta en la conculcación del sistema representativo (EGL, 1965: 9-10). La descalificación ideológico-política de la revolución y de los regímenes que la representan, constante desde el ensayo “Revolución y espíritu burgués”, de 1930-1931 (EGL, obras 7, 1976), hasta el artículo final de su vida, “El fetiche de la estabilidad política”, publicado en La Nación, periódico oficial de Acción Nacional, en 1964 (EGL, obras 6, 1975: 143-155), no supuso ignorancia sobre los resortes efectivos y las pautas de acción del régimen al que condenaba política y moralmente. En el marco de un intenso debate interno sobre la conveniencia de participar en las elecciones presidenciales de 1940, apela a la visión de largo plazo por encima de improbables logros inmediatos, pues su lectura de la situación política –las elecciones presidenciales de 1940 y la posible adhesión de Acción Nacional a un frente opositor– incorpora elementos de análisis sobre la correlación de fuerzas entre las fuerzas en conflicto que denotan un conocimiento profundo sobre la capacidad de maniobra del régimen. En sus intervenciones, críticas hacia quienes proponían que Acción Nacional aprovechase la oportunidad para formar parte del frente encabezado por Almazán, caracteriza con agudeza tanto las respuestas previsibles del régimen –fraude electoral, violencia en las calles– como la falta de consistencia ideológica y política del almazanismo. Asimismo, reconoce el escaso margen de maniobra de Acción Nacional en el caso de un hipotético triunfo electoral, considerando su inmadurez organizativa y su débil presencia en el conjunto del país. En ese momento planteó como elemento diferenciador de su

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partido una actividad política de largo plazo, orientada a la formación de ciudadanos y a la creación de condiciones para un cambio pacífico y paulatino hacia la democracia representativa (EGL, 1955: 22-23).

Nación Las ideas de González Luna sobre el significado y la importancia de la nación tienen como referente una versión integral sobre el desarrollo histórico de México desde la Conquista hasta el siglo XX, versión en la que ocupan un lugar importante la religión católica y la cultura española, a los que define como elementos primordiales de una identidad nacional y terreno común de entendimiento (EGL, 1955: 61-63; obras 3, 1974: 81, 85). En el conjunto de sus tesis histórico-políticas, la nación aparece como el polo “positivo”frente a la actuación de los regímenes liberal, porfirista y revolucionario, a los que descalifica por haber impuesto sus proyectos político-sociales y económicos a contracorriente del sentir profundo de la sociedad y de los valores que la constituyen (EGL, obras 3, 1974: 81, 85; 1988: 61-63). En la perspectiva de González Luna, nación y facción son los “principios rectores de la política”, no sólo en el plano histórico, sino como símbolos de una lucha permanente entre concepciones vinculadas a principios; de ahí que González Luna ubique el problema político de México en el desencuentro entre la nación esencial y las instituciones pasajeras (EGL, 1955: 54). El análisis de este conjunto de ideas pone en evidencia el carácter esencialista y unitario de sus concepciones sobre una comunidad nacional que permanece idéntica a sí misma en sus prácticas sociales, en su perfil cultural y en la adhesión a valores inmutables (EGL, obras 3, 1974: 81, 85). González Luna no parece considerar la posibilidad de que los fenómenos que constituyen la identidad colectiva –cultura, identidad religiosa, pertenencia social– puedan ser modificados o recontextualizados por el dinamismo de los procesos que constituyen y delimitan la vida social. Así, la nación aparece “como un manto protector que cobija

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las contradicciones y las diferencias con miras a generar una integraciĂłn socialâ€? (Makowski, 2000: 467). TambiĂŠn cabe argumentar que el carĂĄcter unitario de estas concepciones en torno “a los ejes vitales del ser nacionalâ€? estĂĄ relacionado con su reivindicaciĂłn democrĂĄtica: la democracia representativa ha de contribuir a que las instituciones reflejen el “ser nacionalâ€? y a establecer un vĂ­nculo legĂ­timo –una afinidad funcional– entre sociedad e instituciones. En este aspecto la representaciĂłn aparece como una soluciĂłn integral de los problemas nacionales, ya que constituye el medio para que los valores que configuran a la naciĂłn puedan ser incorporados a la esfera polĂ­tica (EGL, 1955: 51-52; 1962: 9-34).

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% " & La antinomia entre “una realidad social que se aďŹ rma incesantemente y un molde oďŹ cial que la repudia y en el que es metida por la fuerzaâ€? (EGL, 1988: 46), y que traducida a tĂŠrminos actuales puede ser descrita como “la distancia entre paĂ­s real y paĂ­s oďŹ cialâ€?, constituye uno de los elementos analĂ­ticos y polĂ­ticos mĂĄs vivos en el legado de GonzĂĄlez Luna, ya que vista y entendida en la perspectiva de los aĂąos transcurridos desde la muerte del autor (en 1964), sintetiza y anticipa algunos de los temas y las cuestiones que ha suscitado la larga crisis del sistema polĂ­tico mexicano. La antinomia que utilizĂł GonzĂĄlez Luna como referencia interpretativa desde los inicios de su trayectoria intelectual y polĂ­tica, se manifestaba en el desajuste entre las instituciones del rĂŠgimen y las exigencias de participaciĂłn pĂşblica por parte de diversos sectores polĂ­ticamente activos (Meyer, 1981: 1298-1328). GonzĂĄlez Luna analizĂł dicho desajuste desde sus perspectivas doctrinales y polĂ­ticas, y lo transformĂł en la piedra angular de sus diagnĂłsticos y propuestas para el cambio polĂ­tico (EGL, 1955: 50-65, 167-174). A principios de los aĂąos sesenta, ĂŠpoca de apogeo del “sistemaâ€?, interpretĂł los ĂŠxitos ostentados por el rĂŠgimen en materia de estabilidad institucional y crecimiento econĂłmico sostenido a la luz de la “dicotomĂ­a entre paĂ­s real y paĂ­s legalâ€? y de la vigencia del sistema de partidos. El resultado de su valoraciĂłn fue negativo, pues seĂąalĂł como tesis principal que la estabilidad polĂ­tica, aducida por el rĂŠgimen como un avance en la modernizaciĂłn del paĂ­s, se sustentaba en la conculcaciĂłn de derechos civiles y polĂ­ticos (EGL, obras 6, 1975: 143-145; 1962: 11-21). Esta insistencia en hacer efectivo el derecho de representaciĂłn como un elemento central para cerrar la brecha entre el “paĂ­s realâ€? y el “paĂ­s oďŹ cialâ€?, distanciaba a GonzĂĄlez Luna de otros crĂ­ticos del sistema vigente, interesados en hacer de la actividad polĂ­tica una vĂ­a de acciĂłn para

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las transformaciones sociales y económicas que desde su perspectiva requería el país (González Casanova, 1971: 223-227). Cabe reconocer –a la luz de las reflexiones y reivindicaciones contemporáneas sobre la democracia–la exactitud del juicio sobre un sistema preocupado por la modernización técnica y económica, aunque autoritario si se consideran los mecanismos de control político en que sustentó la mencionada estabilidad. González Luna subraya no sólo la ilegitimidad de dicho régimen en términos democráticos, sino el “inmoralismo” de los juicios que en nombre de un pragmatismo estrecho la justificaban (EGL, 1965: 25). Esta manera de entender“el problema político de México”, tomando como referente la vigencia o no de las reglas de juego democráticas, le otorgaba a sus planteamientos un carácter precursor que posteriormente fue mejor valorado, cuando se abordó el problema de la transición de un régimen autoritario a otro democrático (Alonso, 1999: 261-275; 2003: 530-531; 534-538; Aziz, 1999: 246-250). Las consideraciones de González Luna sobre la antinomia entre “realidad social y molde oficial” se sustentan tanto en una concepción preestablecida y unívoca acerca de la realidad social, asociada a una identidad de lenguaje y de religión (EGL, 1955: 50-74 1988), como en el análisis histórico-político de la inhibición ciudadana, específicamente por parte de los ciudadanos católicos (EGL, 1955: 38-49, 117-127; 1971: 1226; 1988). Ambos, identidad e inhibición constituyen los ángulos principales de su hipótesis explicativa sobre la citada discrepancia o antinomia como manifestación de los males políticos de la sociedad mexicana; también pueden entenderse como ejemplos de la relación entre prescripción y descripción que caracterizan a los planteamientos políticos de González Luna, en el sentido ya mencionado. A partir de la coexistencia entre principios inmutables, sustentados en la fe, y nociones de la política y la ciudadanía sin otro fundamento que la acción humana en un horizonte histórico y temporal, puede hablarse de una armonización intelectual y vital entre sus consideraciones estrictamente políticas y la “concepción preestablecida” de González Luna, centrada en una identidad de lenguaje y de religión. En la perspectiva que ofrece el análisis sobre las relaciones entre antinomia, inhibición política e identidad, queda en un segundo plano tal concepción preestablecida, ante la preeminencia otorgada a la representación política de los ciudadanos y sus condicionamientos históricos en nuestro país. El conjunto de su obra ofrece un esbozo de una teoría sobre la democracia que desborda cualquier formulación identitaria restrictiva, centrada en una presunta “esencia nacional”.

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EL MENSAJEY LA IMAGEN EN LA PROPAGANDA D POLÍTICA DEL PAN P DE 1940 A 2010 Socorro Escorcia García J. Gerardo Ceballos Guzmán

a propaganda de Acción Nacional, a lo largo de siete7 décadas de historia, ha tenido una serie de modificaciones que hacen de ella un referente para comprender la vida política de México, en la cual se ha pasado de la invitación a participar en los procesos electorales, explicando lo importante que es la presencia del ciudadano en las urnas, para llegar a una época en que lo más importante es el conocimiento del personaje sin importar las propuestas y la visión de país que tiene el PAN. Cada una de las partes de este trabajo tiene que ver con una época distinta, por ello se ha dividido en tres grandes capítulos: el primero de 1940 a 1969; el segundo de 1970 a 1984 y el tercero de 1985 a 2010; cada uno de ellos tiene a su vez varias divisiones que se ejemplifican con los ejemplares en los archivos del Cedispan. En cada capítulo, la división fundamental tiene que ver con campañas locales y federales: en la primera se consideran candidatos a presidentes municipales, diputados locales y gobernadores, en ese orden y tomando en cuenta el pensamiento panista con respecto a la importancia del municipio en la vida política de México; en una segunda parte se consideran las candidaturas a puestos federales: diputados, senadores y a la Presidencia de la República, esta división tiene que ver con un deseo adicional de definir los cambios observables dentro de la propaganda panista; en el primer capítulo vemos los primeros escarceos de la promoción panista con profundas diferencias entre una propaganda y otra, con fuertes giros de colores y diseños, concluyendo con las

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propagandas de finales de los años 60; en la segundad etapa podemos ver las modificaciones que nos obsequia la campaña presidencial de 1970 con colores nuevos y diseños contemporáneos en una serie de primeros intentos por unificar las campañas en todos los niveles para manejar un concepto único. Con simples intentos, el diseño comienza a aparecer con mayor fuerza y el profesionalismo de los candidatos del PAN comienza a reflejarse en estos ejemplares propagandísticos; al llegar a la campaña de 1985 comienza una nueva etapa en la que se unifica la idea que se presenta al ciudadano, pero se pierde buena parte del mensaje y la propuesta, pues el primero tiene ahora frases cortas y contundentes, los elementos se unifican hasta llegar a una uniformidad total en el logotipo electoral, la imagen del candidato ha de dominar los afiches poco a poco. Hemos de analizar sintéticamente cada una de estas etapas tomando en consideración, como ya se dijo, lemas, colores, características generales y materiales de la propaganda panista, y así podremos encontrar cómo y cuándo han comenzado a aparecer los diversos elementos que conocemos en nuestros días, de la misma manera podremos ver cómo y cuándo desaparecen los distintos elementos de propuesta y análisis que fueron pieza clave en los primeros años de la institución en su propaganda.

Primera parte: período 1940-1969 El diseño de la propaganda se caracteriza por ser más texto que imagen, durante los primeros años no se utilizaban el logotipo electoral del Partido sino que se comenzó por utilizar el emblema de Acción Nacional.1 Posteriormente el logotipo2 se plasma de diversas formas; la impresión se hacía en papel revolución, regularmente a una y en algunos de los casos hasta dos tintas, en cuanto al tamaño que poseen los diversos ejemplos de esta época diremos que en su mayoría son volantes de mano con medidas que varían entre 20 x 14 y 27 x 21cm, también se encuentra dentro de estos ejemplos algunos carteles tamaño oficio. A partir de 1952 se introduce el color rojo o naranja y también se introducen imágenes, principalmente fotografías. Durante esta primera etapa se utilizan una serie de consignas y frases para invitar a la ciudadanía a votar comenzando por aquellas de 1940 en Tampico, primera en al que Acción Nacional participa con candidatos propios, en la cual utilizó un mensaje directo: “Cómo y porqué Acción Nacional entra en la lucha electoral”. Con un desplegado publicado en un diario de circulación local, el candidato Carlos Zorrilla y su planilla plantean en ocho puntos muy claros cómo piensan desarrollar la labor municipal para el período 1941-1943 considerando por una mejor distribución de la riqueza, buena organización 1

Según el segundo párrafo del Artículo 7º de los Estatutos de Acción Nacional: El distintivo electoral de Acción Nacional es un círculo de color azul vivo, circunscribiendo las letras mayúsculas PAN del mismo color azul sobre fondo blanco, enmarcado en un cuadro de esquinas redondeadas, también de color azul. 2 Según el mismo 7º Artículo de los Estatutos: El emblema de Acción Nacional es un rectángulo en color plata, en proporción de 1 x 3.5, que enmarca una franja rectangular colocada horizontalmente en la parte media y dividida en tres campos de colores verde, blanco y rojo, respectivamente, y en letras mayúsculas de color azul las palabras ACCION en el extremo superior izquierdo y NACIONAL en el extremo inferior derecho.

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de los servicios públicos, una ciudad limpia y aplicación de un referéndum para que las autoridades continúen en sus puesto o sean removidos. Al pie de esta primigenia propaganda se encuentran los nombres de todos y cada uno de los miembros del Comité Regional de Tampico y una de las primeras versiones del lema del PAN: “Por una Patria Libre, Ordenada y Generosa” Dentro de las campañas municipales de estos años se comienza a utilizar diversos lemas que va dando sentido a las campañas como aquel de 1948 en Tamaulipas que rezaba “Vota por ellos”; para el año de 1955 en el estado de Chiapas la propaganda decía a la letra: “Cruzando así PAN el distintivo Azul”. Diez años después y también dentro de las campañas locales en Durango se invitaba a votar diciendo simplemente “Vota así el 4 de julio”. Hidalgo en el año de 1966 decía en sus propagandas “Vota por los candidatos de Acción Nacional”; dentro de la propaganda de Acción Nacional se encontraba, aparte de estos mensajes, la propuesta legislativa a los programas de gobierno, dando de esta manera una visión clara de lo que debía ser el trabajo dentro de estos ámbitos. En las campañas por las legislaturas locales se repiten varias de las consignas de las campañas municipales, como aquellas que rezaba “Vota por los candidatos de Acción Nacional”. En Tamaulipas, uno de los estados más activos la propaganda hablaba de “Voces libres en el congreso”, y en Zacatecas pedían “Por los candidatos de Acción Nacional”.

Campañas federales Para la primera campaña federal, en 1943, si bien no contamos en el archivo de Cedispan de ejemplares de la propaganda utilizada, si tenemos fotografías en las que se puede apreciar el momento de una manifestación a favor de los candidatos del PAN, en Jalisco, con Francisco López González que encabeza los carteles con la palabra “VO V TE” por un lado y en el reverso la frase: “Por los Candidatos de Acción Nacional” y que intercala el logotipo electoral con el emblema del Partido, aunque no es posible comentar todo lo que exponían aquellas pancartas, sí podemos decir que son las primeras donde se utiliza el logotipo ya mencionado, seguramente en color negro, ya que el mismo tomó su característico color azul hasta el año de 1945, después de una serie de discusiones al interior del Partido y viendo que este color era el mejor para diferenciarse del PRI que ostentaba desde entonces los colores patrios. En el año de 1946, simplemente se encabezaba la propaganda de mano con el título: diputados federales, en ella se colocaron únicamente los nombres de los candidatos propietario y suplente con el logotipo en color azul y el nombre de Acción Nacional en la parte inferior derecha del mismo. Continuando con las campañas federales, en 1949 se utiliza por primera ocasión la frase: “Un voto por el PAN es un Voto por México”, misma que acompañará a Acción

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Nacional por muchos años –como lo veremos más adelante–, en esta misma campaña se integran las imágenes con una sola tinta en color negro como la que se realizó en Monterrey para la misma elección. En esta primera etapa, antes de 1952, no se encuentran ejemplos de las campañas al senado de la República.

Campaña presidencial 1952 Durante el año de 1952 se integra una campaña más intensa. El candidato presidencial fue Efraín González Luna, a quien se le dedica incluso un corrido y se siguen empleando algunas frases como la ya citada: “Un Voto por el PAN es un voto por México” o con la variante: “Un voto por Acción Nacional es un voto por México”, también se insiste sobre la invitación: “Cruza así el distintivo azul”. La campaña por el senado se integra a la misma campaña presidencial y en los carteles se encontrarán, en algunos de los casos, los nombres de los candidatos a dichos puestos. Por otra parte se insiste en la dificultad de las mujeres para ejercer el derecho al sufragio, con la expresión: “Yo Y quisiera votar” se agrega, junto con la imagen de una mujer, el texto: “para acabar con la mordida, la imposición y el monopolio, que trae la miseria a los hogares mexicanos; para dar a mis hijos escuelas y maestros verdaderos, y prepararles un porvenir de hombres dignos y cabales; para hacer que el gobierno sea honrado y eficaz. USTED QUE PUEDE VO V TAR, HÁGALO. El voto es secreto. Vote como hombre libre. No acepte imposiciones. NO PROSTITUY UYA SU VOTO. Un voto por el PAN es un voto por México”. Las invitaciones son serias, las frases se apoderan de la conciencia del ciudadano como aquella que dice:“Mexicano: Que tu apatía no sea la exculpante de la imposición ¡¡Empadrónate hoy mismo!!”. Para los jóvenes se utiliza la frase: “Soy mayor de edad. Cumplo como trabajador; hago mi trabajo. Nadie lo hace por mí. Y cumplo también como hombre: los míos dependen de mi esfuerzo, nadie me los mantiene. Pero en el sindicato y en la vida pública no me tratan como hombre; me imponen representantes y autoridades. A usted seguramente le pasa lo mismo. Acabemos con esta situación degradante. Hagámonos respetar como trabajadores y como ciudadanos”. Al igual que en la campaña anterior de 1949, se emplea una imagen que reza: “Soy un viejo Luchador, ¡No se deje engañar! El PRI es igual que el PRM, cambiaron una letra, pero son los mismos hombres y es la misma imposición”. El partido en el Poder había cambiado por segunda ocasión su nombre y con ello se buscaba una nueva imagen ante la sociedad. En esta campaña se publican diversas inserciones pagadas en los periódicos locales; por otra parte se presentan una serie de invitaciones a mítines y eventos de la campaña, recalcando la importancia de la elección con la frase: “No votar, es votar contra México”. Para la campaña intermedia, en el año de 1955, Acción Nacional explica simplemente cómo se vota con la frase: “Cruce el círculo azul así”, se invita al “público”, se dan avisos, se invita a empadronarse para votar por los candidatos panista en los

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diferentes estados como en Chiapas, Colima, Distrito Federal, Puebla y Oaxaca, se rescatan también opiniones de personajes relevantes para explicar la importancia de los candidatos del PAN, como la difundida en el Periódico Oaxaca Gráfico sobre Luis Castañeda Guzmán en el último estado mencionado.

Campaña presidencial 1958 Comienza en el año de 1958 una campaña en la que las frases van a buscar el voto de la ciudadanía como mayor convicción, con mensajes como: “Vote cruzando cada círculo azul en las boletas. Así, o “Cruza cada círculo azul en las boletas” así, retomando aquel lema de: “Un voto por el PAN es un voto por México”. Luis Álvarez es presentado como el: “Candidato del Pueblo a la Presidencia de la República” y aparecen consignas como: ¡Álvarez sí!, ¡Tapado No!, y más como aquella que decía, junto con una ilustración de una Loba con sus cachorros: “la loba defiende a sus hijos… ¿Y Y usted? ”Se explica cómo se debe votar, desde el empadronamiento, pasando por el hacer fila y cruzar el círculo azul y depositar el voto en la urna; se destaca la importancia del voto femenino, haciendo una especie de sátira, dibujándola como Caperucita Roja ante el lobo que es el PRI. Para la campaña de 1958 en el Congreso de la Unión se rescata un solo ejemplar, en el que se invita al obrero a participar, por medio de propuestas que hablan de un salario justo, participación en las utilidades, vivienda limpia y decorosa, sindicatos libres, lejos de la esclavitud política, y se invitaba a unirse a Acción Nacional. “Vota cruzando los círculos azules de Acción Nacional el próximo 2 de julio”, fue una invitación clara de los candidatos panistas en el año de 1961, amén de que se trata de una de las primeras imágenes de una propaganda postulando a una mujer a un puesto público que se conservan en nuestros archivos con Rosa Trevit en el 5to distrito del Distrito Federal, teniendo de esta campaña dos ejemplares; en el segundo se presenta la imagen de Rosa Trevit y de su compañero de fórmula, Enrique Manterola, presentándolos como “Auténticos diputados: honradez y honestidad en el Congreso de la Unión con Acción Nacional”. Dentro de esta misma campaña encontramos la imagen de los candidatos del XVII distrito de la capital del país, donde dice a la letra: “Con tu voto y honrado darás a tu Patria CONSCIENTES y HONRADOS Gobernantes”. “VO V TAR ES UNA OBLIGACIÓN MORAL, CUMPLE CON ELLA. SALVA L A TU PATRIA DEL COMUNISMO”. “Dale Libertad, Justicia y Democracia votando por los candidatos de Acción Nacional”; la propaganda de esta etapa remataba con la frase que ha de escucharse hasta nuestros días: “El voto es secreto”. Rius Facius dice en su propaganda: “Usted ya lo sabe y por eso dice convencido: ¡Soy un mexicano Libre!”, Agregando las palabras “el voto es secreto”, la aclaración: “y nadie puede identificarr lo”. María Teresa Zazueta en el Distrito Federal integra un párrafo sumamente claro donde dice: “Lucharé casilla por casilla por el derecho que tiene todo hombre, mujer y niño nacido en nuestro suelo a casa, vestido, sustento, educación, seguridad y salubridad. Llevaré a la Cámara de Diputados las exigencias de un pueblo que hará sus propias leyes mediante sus representantes libremente elegidos”.

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En Veracruz, la campaña del candidato Antonio Gallardo Méndez dice: “Con FE en su triunfo final, invoca a su Doctrina y Programa Mínimo de Gobierno para hacer UNA PATRIA ORD R ENAD ADA Y GENEROSA Y Una Vida Mejor y Más Digna para todos”. En Tamaulipas la propaganda buscaba llegar a más personas con una técnica de información de mano en mano, el Dr. Luis G Molina encabezaba su volante de propaganda con la frase: “¡No lo tire!, ¡Léalo y Páselo!”, invitando a votar con un mensaje claro: “El próximo 2 de julio… usted tiene una Cita con México”en clara alusión al proceso electoral en puerta.

Campaña presidencial 1964 Para el año de 1964 llega la unificación a una buena parte de las campañas panistas. José González Torres utilizaría una presentación e invitación más elocuente, “¡A golpes de voto!”, se repetiría en buena parte de los afiches de esta campaña, con imágenes de urnas esperando las manos que depositarán los votos de AN, dibujos con ejemplos de las boletas electorales y con ello mostrando qué logotipo habría que cruzar. Un volante con la imagen del candidato decía: “GONZÁLEZ TORRES A LA PRESIDENCIA, MEXICANO: ROMPE EL MONOPOLIO POLÍTICO ¡A GOLPES DE VO V TO!”. La imagen de un campesino encabeza un volante que reza: “EL CAMPO, O LOS CAMPESINOS Y ACCIÓN NACIONAL”, L en él, se presenta una reseña de los beneficios de votar por el Partido y de la necesidad de la justicia en dicho ámbito, la exigencia de que el campo sea un mejor lugar para vivir. Los volantes de esta campaña utilizan interesantes métodos artesanales de dirigir los mensajes como aquel que utiliza dibujos en medio de una letra manuscrita para expresar las ideas que el candidato quería hacer llegar a los ciudadanos. Se nos presentan trípticos en los que se explica cómo votar y cómo evitar que nuestro voto pueda ser cooptado por personas del sistema, indicando al ciudadano que exija respeto a la libertad de votar para que no se toleren presiones ni amenazas y que las demás personas vean el sentido de su voto. Imágenes elocuentes se presentan durante esta campaña como la de un borrico que tiene una leyenda que dice: “¡YO… nunca voto! pero TÚ, ciudadano, SÍ debes votar: empadrónate HOY”. De la misma manera se ilustra un díptico donde aparecen dos niños que le expresan a papá y mamá: “Acción Nacional lucha por la libertad de enseñanza, “¿El 5 de julio el voto de ustedes será pensando en nosotros?”en el reverso de este díptico se reproducen fragmentos de un discurso del candidato del PRI donde abiertamente dice que la educación debe ser como el Estado lo decida. Esta primera etapa concluye con una serie de afiches pertenecientes a las campañas legislativas de finales de los años 60 y en ellas se destaca la pobreza en que vive buena parte del pueblo de México gracias a los malos gobiernos, en uno de ellos se pregunta: “¿Seguridad o miedo?”, haciendo alusión a las fuerzas de seguridad que servían para reprimir a la sociedad, anticipando episodios como el de 1968. Se insiste constantemente sobre la secrecía del voto y la importancia de la participación ciudadana, las fotografías de los candidatos aparecen de manera constante

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ya en los volantes, dípticos y carteles se ha de utilizar por última ocasión la frase: “Un voto por el PAN es un Voto por México” que tanto fuera empleada durante casi treinta años. Frases como “Diputados que sí trabajan”,“tu voto es decisivo” o “Vota por un candidato de Acción Nacional” se repetirán e a lo largo y ancho del país, junto a la exigencia al ciudadano de ejercer su libertad política; candidatos como Juan José Hinojosa y Feliciana Álvarez insisten en la necesidad de una educación libre de consignas como un servicio del Estado, las cuales no pertenecen ni al gobierno ni al PRI.

Segunda parte: 1970-1984 En esta etapa el diseño se elabora con la combinación de colores llamativos combinando el fondo con el texto, mejora la calidad de la imagen, se introducen más formatos como son el díptico, tríptico, engomados, gallardetes y el cartel en un tamaño más grande, 60x40cm, la impresión de hace en papel blanco, las frases de campaña o lemas igual que el logotipo del Partido se unifican identificando a cada campaña. Otra característica es la introducción de la historieta para dar a conocer al candidato de una forma más atractiva. Al iniciar esta segunda parte se nos presentan cómicas imágenes donde un hombre aparece frente a un petate enrollado y la frase “¡No se asuste con el petate del muerto!, Vote por el PAN”, del otro lado del volante se encuentra una lista de quienes ganaron en una rifa, con todos los boletos vendidos para apoyar la campaña y un agradecimiento a los mismos. Mérida comienza a utilizar el color rojo en sus propagandas que contienen las fotografías de todos y cada uno de los candidatos a la alcaldía y las diputaciones locales postulados por Acción Nacional con la leyenda: “Por los derechos de la Ciudadanía!!”. En 1973 el PAN de Uriangato presenta a su candidato como un hombre de honradez y justicia con Miguel Ángel Malagón R. En Nayarit nos encontramos con propagandas que recordarán las épocas de los años 40 con imágenes de tiempos anteriores y tipografías ya pasadas de moda para 1972, ello porque en Los Reyes La Paz y al grito de “Por un ayuntamiento del Pueblo y para el Pueblo”, Constantino González Guerrero presenta su candidatura a la ciudadanía. En Tepetongo, Zacatecas, la campaña municipal invita al ciudadano a votar por el PAN y le dice: “Ciudadano, Hombre o Mujer: Solo con tu voto podrás tener autoridades legítimas que te sirvan y no que te exploten; para lograrlo, vota e influye para que

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los demás voten por la planilla que encabeza: Roberto González Flores” al reverso de este volante se exige con mayor fuerza: “Por la Libertad y la Dignidad del Hombre”concluyendo con un certero: “Demuestra que eres un hijo bien nacido de este Municipio”. En Y Yautepec, Morelos, se presentara para este mismo año de 1973 una campaña en volantes donde se presenta un resumen de los principios fundamentales de Acción Nacional, tales como la dignidad de la persona humana y la importancia del municipio libre, haciendo propuestas claras para el trabajo del munícipe y los regidores del Ayuntamiento. En Soledad de Doblado, Veracruz, se pregunta: “Ciudadano y amigo: ¿Verdad que estamos cansados de la mentira, corrupción y simulación?…Ya Y te has dado cuenta que el ayuntamiento se lo reparten como botín de pirata entre líderes sin escrúpulos… ¡Danos la oportunidad de hacer un Soledad de Doblado, Veracruz digno de ti!!” En el año de 1974 Alejandro Cañedo simplemente dice a la ciudadanía: “Ayúdame a solucionar los problemas de Puebla”en la parte trasera del volante remata con la frase: “El Destino de Puebla está en tus manos”; en Chilac, en el mismo estado de Puebla, después de una administración panista se invitaba al votante: “Ya Y logramos un gobierno honrado… Si quieres que siga el buen gobierno en San Gabriel Chilac, Vota PAN”. Baja California en el año de 1977 exigía: “No queremos que nos impongan Gobernantes, por eso somos candidatos del PAN” con esta consigna clara, se presentaba la planilla del PAN en el municipio de Tijuana con Alfredo Arenas Rodríguez a la cabeza. Las frases en esta época serían de todo tipo, destacándose por sus repetición: “Por un ayuntamiento del Pueblo y para el Pueblo”, “Con tu voto seré un verdadero Alcalde”, “El cambio Llegó”, “Llegó la Hora”, “Cambio para mejorar”, “Cuentas Claras”, “Ya Y es tiempo, Únete…”, “…Vamos por la presidencia…!!” o la presentación de campañas ingeniosas como la de Culiacán con Jorge del Rincón, que ante la campaña del gobierno del estado presentando la imagen agradable del municipio, comenzó Acción Nacional a presentar las fotografías de la miseria y el abandono del municipio con las frases: “ ¡Esto es Culiacán… Hoy!... Vamos a Cambiarlo”, anotando también por importancia el volante del municipio de Coyotepec en el Estado de México que dice: “Somos parte del pueblo, compartimos en carne propia las necesidades, no seremos libres hasta que el pueblo nuestro no lo sea”… “el voto del 26 de noviembre es decisivo”. Esta es una época en que la imagen de los candidatos prevalece con la curiosa inclusión de un personaje de fantasía de serie de televisión cuya piel es de color azul, que también se utilizaría en la prensa escrita para referirse a los panistas: los Pitufos.

Campaña presidencial 1970 Efraín González Morfín llega para romper todos los esquemas y paradigmas de la propaganda política de Acción Nacional y comienza a utilizar –amén del lema

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“Candidato de la Juventud y de la Dignidad Nacional” con que se le conoció y con que se formó una clara imagen–, colores e imágenes de luces y sombras que irían mucho con una época más moderna con otras vertientes artísticas del momento, además de incorporar nuevas formas de presentar la propaganda: publica calendarios, gorras o viseras, comienza a utilizar plástico para los pendones y gallardetes, maneja colores como el rosa, el amarillo, el verde, el naranja, el morado y en los mismos utiliza tonos fluorescentes que contrastaban más con lo visto en campañas inmediatas. Publica en pequeños cuadernos el discurso con que acepta la Candidatura del PAN, con el título: “¡ACEPTO! el arduo honor de ser el candidato de ACCIÓN NACIONAL a la Presidencia de la República”. Modifica los lemas de campaña con frases como: “El 5 de julio… a votar por México”, “¡sin miedo! sin temor, el voto es secreto!, Cruzando los círculos azules del PAN”, “Democracia: Tarea de Todos”. Con mayor contundencia en el mensaje afirma en un volante ilustrado por un campesino vestido con harapos: “Tu abuelo vivió en la miseria… Tu padre vivió en la miseria… Tú vives en la miseria… y si no rompes las cadenas que te impone el PRI, tus hijos vivirán en la miseria.” Regresará esta campaña a la frase que enarbolara Francisco I. Madero: “Sufragio Efectivo”. También se daban mensajes cortos pero acusatorios como aquellos que decían: “si el funcionario ladrón te roba, Vota PAN”, “Si la falta de trabajo te empobrece… Vota PAN”. Y dando el sentido a la campaña entre los jóvenes: “La Juventud con Efraín, porque con él está la RAZÓN”. Durante esta campaña se presentaron contrastadas las personalidades de los candidatos del PAN y del PRI, como una muestra de la importancia del trabajo personal y comunitario para aprender a hacer un buen gobierno. Por primera ocasión es en esta campaña donde se utiliza la imagen de un niño pequeño que invita a votar, diciendo que él será un elector 18 años después. Los candidatos a diputados federales de este año comienzan a utilizar frases largas contra las prácticas del gobierno, de la misma manera comienzan a emplearse las frases de los fundadores como Efraín González Luna para presentar las ideas del PAN; las fotografías comienzan a ganar espacio en los afiches y las letras de las propuestas comienzan a ser más pequeñas. Frases como:“Lucharán en la Cámara de Diputados por ese México nuevo, ordenado y generoso que queremos”, consignas como la que publicara Jorge Garabito resuenan hasta estos días en el sentir del panista: “Rechazar el vedetismo político llevando a la Cámara por este primer distrito a…” en otra parte de la misma dirá: “Para combatir la decadencia política de México se necesita una Cámara de Legisladores, no de Locutores” en clara alusión a los improvisados candidatos del PRI en aquel año. Luis Calderón Vega se presenta en el 3er distrito del Distrito Federal, que se encontraba en la zona de Tlatelolco, en su propaganda recordaba a los caídos de dos años

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atrás con una frase: “Tlaltelolco está en el corazón del 3er Distrito y en el corazón de todos los mexicanos”, “Contra la opresión y la represión así PAN”. “El Bien de México exige un cambio democrático, urgente y total… México necesita tu voto, Vota, pues, así: PAN” rezaba la campaña de Raúl González Schmal en el Distrito Federal. González Torres y Conchello Dávila serían los abanderados al Senado en el Distrito Federal y en su campaña utilizaban elementos como el Zócalo capitalino en una vista aérea, hablando de la importancia de que la ciudad se encuentre bien administrada con representantes que aboguen por ella, sus frases son largas y se destaca aquella que dice: “Por un senado digno del pueblo que lo elige y con criterio propio frente al ejecutivo, Vota así… PAN”. En un cartel, los candidatos de Acción Nacional en el estado de Puebla utilizan simplemente el color azul con rojo para los nombres de los candidatos, simplemente invitando a votar “Por auténticos Senadores”.

Diputados locales Jaime Kelly Ibarra, en el estado de Sinaloa, presenta un manifiesto en el que plantea todos y cada uno de los elementos de su campaña, presentando con ello propuestas claras como aquella que impulsaría la atención inmediata de las colonias populares, el ingreso de alimentos perecederos al municipio, eliminar los altos sueldos de los munícipes y la vigilancia de la autonomía municipal; ilustrará su propaganda con un pollo en la miseria comiendo un “callo” pequeño que se encuentra en su plato. En Puebla, se promovía a los candidatos del PAN en el distrito de Tehuacán con la frase: “Ahora sí: Diputados Locales del pueblo y para el Pueblo de Tehuacán” o como aquella que en Guanajuato pedía el voto con la consigna: “… y tendrás Diputados de la Gente, no del Presidente”. En Veracruz se presentó Manuel Zamora, fundador y también hijo de fundador, quien planteó: “Una oposición auténtica en la Legislatura del estado, única posibilidad de controlar al poder ejecutivo. Hazla posible votando por los candidatos del Acción Nacional”. En el valle de Mexicali, David Montaño se dirigió a los campesinos con diversas propuesta que redundarían en su beneficio, presentadas como parte de la lucha de Acción Nacional: “Campesino del Valle de Mexicali, Quiero representarte en el Congreso… Porque nuestra lucha contra la pobreza requiere de la intervención de los Diputados, para que más y mejores obras rehabiliten al Valle, permitiendo la diversificación de cultivos… Para que a los campesinos les lleguen oportunos y completos los créditos que necesitan para sus cultivos… que intervengan en los convenios de Aguas que surten al Valle… que estén pendientes de que los gobiernos, Estatal y Municipal, atiendan las necesidades del Valle y de los campesinos… para que más escuelas

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y mejor Educación llegue al Valle… y que tengan únicamente compromisos con los campesinos”. En Veracruz, por su parte, Rodolfo López planteó en su propaganda: “Veracruzano: Tú necesitas voces libres que te representen en la legislatura del estado”, y continuaba: “El domingo 4 de septiembre ¡Cumple con Veracruz! elige Diputados del PAN, Tú puedes… Tú debes”. En Baja California se presentan los candidatos a diputados locales con la frase: “Queremos sufragio efectivo, No Imposición. Por eso somos candidatos del PAN”, esto en clara consonancia con la campaña de alcaldes en aquel 1977. En Nuevo León, se publicarían en el año de 1979 boletines estatales donde la información iba acompañada de las imágenes de todos los candidatos a las diputaciones locales y con una serie de fragmentos de discursos de la campaña, tanto a los puestos legislativos como a la gubernatura de la entidad.

Gobernadores Durante 1975 se presentan diversas candidaturas, como las de Puebla y el Estado de México; en la primera, el lema apuntaba “Un verdadero Gobernador”, en la segunda se presentan las imágenes de cada uno de los candidatos propuestos a la legislatura local y una serie de frases invitando a votar por Jacinto Guadalupe Silva para gobernador: “Autonomía a nuestro estado”, “Libertad al municipio”, “Ley de responsabilidades a quien abuse del poder político”, “Acceso a la propiedad a los obreros y campesinos”, “Autonomía y libertad en sindicatos y comunidades agrarias” y “Libertad de Educación”. En 1977 en Baja California, Héctor Terán presentará una campaña impulsada por aquellos históricos liderazgos –como el de Salvador Rosas Magallón– con el lema: “Mi lucha es tu lucha!” y “Votando por mí estás en contra de la imposición”. En Chiapas y Nuevo León se presenta la campaña con la frase: “El Cambio Llegó” y en Zacatecas se motivaba con: “Difícil, ¡¡Pero no imposible!! ¡De usted depende!”, invitaciones acompañadas de caricaturas de los candidatos del PRI: “Otra campaña!... Las mismas promesas… y nuestro estado sigue igual. Por el bien de Zacatecas: ¡No te abstengas! ¡Participa!”. Las campañas de 1976 a la Cámara de Diputados se lanzan al ruedo con las consignas: “¡El Pueblo al Poder!, el 4 de julio, VO V TA PAN” y “Para salvar a México: VO V TA ASÍ”. Las imágenes son elocuentes, utilizando la propaganda de la película Tiburón se presenta al bañista de la misma como la democracia y el tiburón en camino de devorarla como el “PRI gobierno”; junto con ello se presenta la campaña de Nuevo León donde se ofrece: “Un cambio en el espíritu de la Ley para restaurar los derechos humanos”.

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Campaña presidencial 1982 “¡Viva Madero!”, “Madero Moverá México” y “Un Verdadero Presidente”, resumirán la campaña de 1982 en la que la evocación a la figura del tío del candidato del PAN, Francisco I. Madero, sería el eje de la campaña de Pablo Emilio Madero Belden. “Por la fuerza de sus convicciones, por su recio carácter y su auténtica Acción Panista: El Nombre y el Hombre es Madero”. Durante esta campaña la propaganda no era profusa, simplemente algunos carteles y volantes eran los que se empleaban y ello dio como resultado una campaña que no llegó a la sociedad en su conjunto. Durante la campaña para renovar el Congreso de la Unión en 1982, los candidatos de Acción Nacional se presentan con diversos mensajes, desde el que simplemente señalaba: “Así”, pasando por el que invita “Con el poder de tu voto” a sufragar, o “El Cambio sí se puede. ¡Depende de Ti!”, utilizado mayormente en los estados de Guanajuato y Jalisco; en la propaganda del estado de Veracruz se encuentra ciertas reminiscencias a las campañas de años anteriores, en primer término un niño aparecía en los volantes señalando: “Cuando sea Grande:Yo Y tendré una patria libre y justa gracias a usted y al Partido Acción Nacional, que están luchando por construirlo. El 4 de julio con tu voto libre únete al esfuerzo del pueblo, para darnos un Gobierno del pueblo y para el Pueblo, justo y democrático”, también se invitó a votar mostrando en una fotografía a una mujer que sostiene e indica el lugar donde se encuentra el logotipo del PAN con la leyenda: “el 4 de julio acude a tu casilla electoral con tu credencial de elector. Enséñala al presidente de Casilla y pide tus tres boletas electorales. Marca con una X todos los círculos que dicen PAN, dobla tus boletas y deposítalas en el ánfora. El Voto es libre y secreto”. Felipe Palma, candidato a diputado federal, utiliza dibujos de un líder ante su pueblo y de un tapado frente a Francisco I. Madero con la frase: “NO al Tapado, Sí a la Democracia”, además de fotografías de sí mismo y de mítines de campaña.

Tercera parte: período 1985-2010 En el año de 1985 la campaña de Ticomán, Colima, presenta a Gabriel Salgado con el siguiente texto: “Por la renovación municipal, todos unidos en el respeto y el derecho transformemos nuestro Municipio, conozcamos este programa de trabajo”. Guillermo Pizzuto, candidato de Acción Nacional y del Frente Cívico Potosino en 1986 buscaba ratificar la confianza en el trabajo de los panistas con “Honestidad y continuidad con Pizzuto”; En Tijuana y con un nuevo diseño, Carlos Montejo hacía campaña “Con, por… y para: Tijuana! Sí se puede!!”; En Aguascalientes, con la imagen de un autobús a toda velocidad, el lema era: “Todos por el cambio ¡Decídete!”, “Por un mejor transporte Urbano” agregando: “Juntos podemos lograr: acuerdos con los propietarios y el gobierno del estado para crear un transporte más eficaz y eficiente, Recorridos programados y mejor cobertura”. En la Alcaldía de Puebla, Ana Teresa Aranda presenta la imagen de una niña que dice: “Papá: ojo, pero mucho ojo!. Fíjate bien antes de votar y vota por quién más confianza tengas”. La campaña de Puebla buscaba, de igual

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manera, trabajar en contra de la proliferación del tráfico de drogas entre la juventud y la niñez. En Guadalupe, Zacatecas el lema de Héctor Infante fue: “Éntrale al Cambio”. Humberto Rice en Mazatlán y con una campaña distinta, utilizando el color naranja invita a dar la cara por Mazatlán “Tomaremos la Ceiba, Demos el jalón final”, en alusión al lugar donde se daría el mitin de cierre de campaña. Guillermo Ruiz Vázquez, en 1991, toma la estafeta en Puerto Vallarta al grito de “Por Puerto Vallarta estamos en Acción”. En el año de 1996 Guillermo Parra de Taxco, Guerrero, hace una campaña con una gran fotografía en la propaganda y el lema: “Llego la hora del cambio, llego la hora con Parra”. En 1998, Rafael Castelazo presentó una campaña diferente y sin mayor propuesta al imprimir máscaras de cartón con la imagen de su rostro. En Tlaxcala, Adolfo Escobar simplemente se presenta:“Soy Adolfo trabajo para servirte”, incluyendo en letras más pequeñas una propuesta de disminución en impuestos de carácter local como el USU. Alejandro Bahena, de Mexicali en 2004, con una propaganda perfectamente impresa y un diseño profesional, presenta en su campaña la frase: “Nuestro compromiso: un Mexicali productivo”. En Aguascalientes, Arturo González Estrada invitó a votar en 2007 por: “¡La fuerza que nos une!”. En Carichí, Chihuahua, con la imagen de dos Taraumaras, Fernando Moreno Chávez aboga “Por una vida digna para todos”, en 2007. Durante el mismo año y en el municipio de Pinos, Zacatecas, Agustín Ibarra agrega a su imagen la de un caballo y la frase: “Únete a los protagonistas del cambio que forjaremos la historia de Pinos”, concluyendo este recorrido con el candidato del PAN en el municipio de Culiacán, Sinaloa, Sadol Osorio en una imagen con los brazos abiertos y la sombra de un caballo galopando en su nombre para pedir el voto de los culiacanenses: “¡Para que vivas seguro!”.

Gobernadores Durante este amplio período en lo que respecta a las candidaturas de Acción Nacional en los estados, encontramos gran diversidad de diseños y materiales, entre los mismos se encuentran carteles, volantes, engomados y trípticos, las historietas o caricaturas aparecen en cada momento para presentar ya sea a los candidatos o sus propuestas; en los años 80 y 90, encontramos a candidatos como Ernesto Ruffo Appel, que a la postre ganaría para Acción Nacional la primer gubernatura y Manuel J. Clouthier del Rincón que daría la batalla en Sinaloa antes de convertirse en candidato presidencial del PAN; en estos años los lemas de campaña fueron variados, desde Rafael Medina González en Aguascalientes que afirmaba: “Todo hombre debe decidir una vez en su vida, sí se lanza a triunfar arriesgándolo todo o se sienta a contemplar el paso de los opresores”; a Manuel Clouthier, quien acompañaba a su imagen –salida del pincel del caricaturista Paco Calderón– la frase: “…y si tú quieres será tu próximo Gobernador de Sinaloa”;

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Javier Paz Zarza en el Estado de México se presentaba al electorado afirmando que: “Para encontrar la honradez vota por alguien quien la vive”. El primer triunfo vino por medio de la candidatura de Ernesto Ruffo Appel en Baja California, su campaña decía: “Soy Ernesto Ruffo y juntos haremos el cambio”; Salvador Nava Martínez, antiguo luchador social potosino participa en una alianza amplia con el PAN, el PDM y el PRD en 1991. Simplemente su lema era: “Rescatemos a San Luis con Nava”; en otra campaña: “¡Chihuahua ganará!” y “Chihuahua: ¡ya es tiempo!” fueron algunos de los lemas de campaña de Francisco Barrio Terraza en 1992 por la gubernatura de aquel estado fronterizo; en ese mismo año tenemos: “¡Responde Sinaloa! mientras ustedes no se cansen, ¡yo no me canso!”, de Emilio Goicoechea como candidato panista a la gubernatura, utilizando de igual manera la imagen del líder indiscutible, fallecido pocos años antes: Manuel J. Clouthier; Luis Felipe Bravo Mena se lanza a la aventura electoral en el Estado de México en 1993, empleando la mística panista en busca del voto ciudadano: “Queremos compartir contigo, nuestro gran poder de la esperanza”; Jalisco tendría su primer gobernador panista en Alberto Cárdenas Jiménez, quien en 1994 luchó al son de: “¡Porque Jalisco necesita rumbo, y un Gobernador con capacidad y firmeza!”; en Tabasco, el lema de la campaña del primer candidato en aquella entidad, Juan José Rodríguez Prats fue: “Tabasco merece un camino nuevo”, en un sencillo tríptico donde rescata sus principales propuestas; en 1995 se daría la consolidación de la presencia panista en el estado de Guanajuato con Vicente Fox Quesada con lemas como: “¡Despierta! Ahora sí… Fox” y “Vamos por Guanajuato con Fox”. Con estos esfuerzos ganó la gubernatura en un segundo intento, después del robo perpetrado cuatro años atrás; Al democratizarse la vida política en el Distrito Federal en 1997, el primer candidato sería Carlos Castillo Peraza, quien trabajó con la fuerza del pensamiento y la doctrina panista:“Por una ciudad con Alma”; en el estado de Nuevo León, después de múltiples robos electorales, Fernando Canales Clariond dice: “¡Sí se puede!”y gana la gubernatura del estado; Coahuila, con la candidatura de Juan Antonio García Villa en una alianza de todos los partidos opositores al PRI no corre la misma suerte y pierde ante la aplanadora aunque la campaña invitaba a votar porque: “Todos juntos vamos a mejorar”. A partir del año 2000, las candidaturas se multiplican pero las propuestas se reducen en tamaño poco a poco y aparecen lemas como “Vota ya por los candidatos de la alianza por el cambio” en el Distrito Federal; “Para el PAN, para Jalisco somos… garantía de futuro”, con Francisco Ramírez Acuña; “La gran oportunidad”, con Antonio Morales de la Peña en Colima; “Tengo una propuesta para ti te invito a conocer nuestro estado Todos somos Chihuahua” con Javier Corral; “Más por el campo ¡ya lo ha hecho!”como una carta de presentación de Francisco Javier López García en Zacatecas; y Rubén Mendoza Ayala en el Estado de México: “Los resultados son primero”; Demetrio Sodi en el Distrito Federal: “Sabe, quiere y puede”; Juan Manuel Oliva Ramírez en Guanajuato: “Contigo ¡sí podemos!”; Jalisco y Michoacán: “Para que vivamos mejor”, anticipándose ambas a la campaña presidencial del 2006; Guillermo Padrés en Sonora:

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“Tu fuerza, nuestra fuerza, un nuevo Sonora”; y Rafael Moreno Valle en Puebla, confronta: 2010.“Cumplo con mis compromisos, o me voy”.

Tercer periodo 1985-2010 En esta última etapa se unifica el diseño de la propaganda por medio de la mercadotecnia, en donde toda campaña está planeada a detalle y es presentado lo que se conoce en el medio electoral como “Manual de Campaña”, en el que se describe como debe ser cada ejemplar propagandístico, desde los colores, la tipografía, la distribución, la imagen, las frases y el logotipo. Además de la propaganda existe una gran variedad de promocionales que refuerr zan la campaña.

Diputados locales En las elecciones estatales, particularmente en las entidades con gobiernos priistas, se ha buscado desvincular las selecciones de alcaldes, diputados locales y gobernador para que la coacción de los mismos fuera más sencilla. Ante esta realidad, Acción Nacional se ha acercado a la ciudadanía buscando hacer conciencia y provocar la respuesta de hombres y mujeres de cada distrito y municipio. Aunque como en el caso de las demás campañas, la propuesta va quedando en el olvido y deja paso a los lemas llamativos y breves. En el estado de Jalisco las campañas locales se sujetaron de algún modo a la propaganda, ya unificada de la contienda nacional, de esta manera aunque los lemas de la campaña local se dirigían hacia otras propuestas que fortalecieran el trabajo del Partido en todos los ámbitos, los lemas nacionales se incorporaron a las labores propagandísticas; Felipe Lomelí Galindo, candidato del XV Distrito Local de Jalisco en 1985 proponía, aparte del lema “Nueva mayoría” una explicación adicional dirigida al elector jalisciense “Acción Nacional significa el fortalecimiento de los auténticos valores de la nacionalidad”, y, modificando un poco el lema del PAN: “Por una patria ordenada y generosa y un México para todos”; en Baja California, durante la campaña local de 1988, simplemente se decía: “Ya Y es tiempo! Únete…”; los teléfonos de los candidatos eran integrados a la propaganda, como en San Luis Potosí con Paulino Martínez Carmona; Wilfrido Rodríguez Suárez en Guerrero alentaba:“¡Si se puede! Por la atención e inverr sión prioritaria al campo” y en 1989 en Aguascalientes Guillermo Márquez invitaba a: “Todos por el cambio”; Ángel Chaidez en Sinaloa pidió el voto con una sencilla frase: “Por el cambio con Ángel”; “Año de elecciones, tiempo en el que con tu voto, debemos luchar juntos por un México mejor…” “¡Sí se puede!”fueron los lemas con que Francisco Salazar y Alejandro Zapata buscaron el voto en San Luis Potosí en 1990; En Zinacantepec, Estado de México, Noé Aguilar Tinajero se presentó como “Tu mejor decisión”; y como una nueva propuesta en Campeche, María Petrona Alvarado invitaba: “Ahora se vota así “Por un México sin mentiras”, cuatro años después que Diego Fernández de Cevallos lo tuviera como lema de campaña; “En San Juan del Río se da el cambio con la

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participación de la mujer” con Dora Cristina Chavarría como candidata; y en Zacatelco, los candidatos del el PAN se presentan como “Una nueva generación” en el año 2001. En Baja California Sur, Guadalupe Saldaña le dice al ciudadano “¡Únete! Necesitamos manos, pero sobre todo queremos contar con la fuerza de muchos corazones como el tuyo” en el año 2005; Margarita Martínez Fisher y María de Lourdes Zea un año después en el Distrito Federal aparecen como quienes tienen“Soluciones para que vivamos mejor”; la juventud de Emilio Salazar en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, es un gran elemento para presentarlo como una candidatura innovadora: “Gente nueva, ideas frescas”; y finalmente en Michoacán,“Por la atención que tú te mereces” es la bandera de campaña de Margarita Chávez Murguía.

Jefes delegacionales Con la apertura democrática de la capital del país, los candidatos a jefes delegacionales han utilizado una serie de lemas sencillos que se ejemplifican claramente en tres de ellos: “Ya Y cada vez somos más” en el año 2000, “Es por ti, es por Coyoacán… ¡Quítale el freno al cambio!”, en el año 2003 y “Soluciones para que vivamos mejor” en la campaña del año 2006.

Diputados federales 1985 El año de 1985 y su campaña se transformarán en el parte aguas final dentro de la propaganda de Acción Nacional. El PAN, con la frase “únete a la nueva mayoría”, llega a cada uno de los rincones del país con la misma cara, cada candidato y candidata tendrán en sus afiches la máxima que los identificará como parte de un esfuerzo conjunto y organizado. En esta campaña se dará adicionalmente una nueva perspectiva a los candidatos panistas con la unidad desde la propaganda misma, lo cual facilitaría la identificación y el triunfo electoral. Únicamente algunos candidatos emplearán detalles distintos dentro de su propaganda como fue el caso de Jesús Galván, quien recordara las campañas de los años 60 y 70 con la imagen de un niño y la leyenda: “Yo Y votaré en el año 2000, sí tú cumples ahora….”; el lema de la campaña “Únete a la nueva mayoría” sería utilizado con diversas modificaciones: “Únete al cambio con la nueva mayoría”, “La alternativa es una… nueva mayoría”, “México en acción, Nueva mayoría …únete al cambio!”, “Una nueva mayoría”, “México necesita una nueva mayoría”, aun cuando parte de la propaganda panista se maneja con colores y formas diversas el lema se mantiene. Con ello el trabajo propagandístico de Acción Nacional entrará en una nueva etapa.

Campaña presidencial 1988 La campaña presidencial de 1988 provocó con su candidato un giro en la forma de hacer las cosas: un líder carismático y barbado que llega a cada uno de los electores con la franqueza del hombre del norte que no tiene problemas en hablar de frente; los medios de comunicación se cierran en todos sus niveles y frecuencias para Acción

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Nacional, y el Maquío tendrá que hace una campaña a ras de tierra para llegar al ciudadano, lo cual redundó en arrastre y entusiasmo, con plazas llenas, actos de protesta y auditorios abarrotados. La propaganda dentro de esta campaña permaneció muy ligada a la imagen del candidato, cada uno de los afiches de la campaña llevarían la imagen en fotografía o en caricatura, igual a la presentada en la campaña de Sinaloa dos años antes, los lemas en la contienda pasaban de: “Maquío porque tiene valor” a “Demos el cambio con Clouthier con el PAN”, las propuestas pasaron a un segundo término y los mensajes iban dirigidos a convencer al ciudadano de la posibilidad del triunfo,“Convéncete si se puede!!”, algunas pocas propuestas se dejan ver con algunos de los mensajes: “Tú puedes cambiar la manipulación de los líderes corruptos por la libertad sindical”, se presentan manifiestos a los trabajadores, jóvenes, amas de casa y campesinos. Se presenta la denuncia que no podía faltar en estas ocasiones: “El despilfarro del Gobierno, provoca la carestía sobre el pueblo… Detengamos la inflación!”. La voz de Acción Nacional alcanzó a llegar a su destino. El PAN y su candidato dejaron así una profunda huella que ha servido para que las generaciones subsecuentes vean a Clouthier como un referente del PAN y de la oposición en México.

Diputados federales y senadores La propaganda de los candidatos a diputados y senadores del PAN en esta época es escasa, los lemas de la misma son simples y se enfocan a demostrar las bondades de votar por Acción Nacional: “Elige diputados libres para tener un congreso responsable”, “¡Si te apuntaste!, estrena tu credencial de elector”, “Todos en acción por un congreso independiente”, “Todos en acción sigamos con el cambio” y “Con tus candidatos a Senadores, el Senado estará en Acción”.

Campaña presidencial 1994 Diego Fernández de Cevallos representa para Acción Nacional la unión de varias generaciones de panistas; hijo de fundador y panista de toda la vida, abogado, tribuno indiscutible y gran polemista, vive intensamente y triunfa en el tan recordado primer debate entre aspirantes presidenciables televisado en la historia de las campañas políticas en México. “Por un México sin mentiras”, fue el lema de la campaña que con ímpetu entrara en los hogares mexicanos, definiendo con estas cinco palabras la lucha panista en aquella contienda electoral, que abriera paso a un triunfo seis años después. Aparte del lema oficial de la campaña se emplearon algunos lemas distintos que daban sentido a algunas de las propuestas de los candidatos de Acción Nacional: “Por la revolución de conciencias, una opción de cambio sin violencia”, “Para el PAN, el campo y el mar son prioridad nacional”, “13 millones de mexicanos ya son gobernados con honestidad por Acción Nacional”, durante esta campaña la propaganda panista utilizó diversos elementos novedosos, como los calendarios de la copa del mundo que se encontraba

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en curso por aquellos días o el mapa de México mostrando los estados y ciudades más importantes gobernados por militantes del mismo.

Diputados federales y senadores Las campañas federales en estas fechas se distinguen por repetir muchos de los lemas que habían surgido de discursos y campañas anteriores: “Por un cambio sin odio y sin violencia”, “Únete al clamor del pueblo contra la mentira y la violencia”, “Por un México sin mentira y sin violencia”, “Basta de engaños, basta de presiones, basta de mentiras, basta de promesas incumplidas”. Durante estas campañas se destacan los méritos de los candidatos y su experiencia dentro de la acción legislativa y partidista, las imágenes mejoran y el diseño prevalece sobre las propuestas y los lemas.

Campaña presidencial 2000 La vida de Acción Nacional se ve trastocada los últimos meses del siglo XX con la llegada de un candidato carismático que rompe el cerco que el sistema político había colocado ahí desde hacía más de siete décadas. Vicente Fox, el candidato de las declaraciones altisonantes y que en cada uno de sus errores encontrara una oportunidad de acenso político, llegaría el 2 de julio a obtener el primer triunfo de una campaña panista para la Presidencia de la República. Jamás se podrá olvidar aquel incidente provocado por el ya programado primer debate entre aspirantes presidenciables, y que fuera utilizado en la campaña para provocar en la ciudadanía un mayor impacto: aquel “Hoy, hoy, hoy” del llamado “martes negro” resultaría la bandera que en buena medida lo llevaría al triunfo electoral. Frases como: “Mi compromiso contigo es un empleo mejor pagado. El cambio que a ti te conviene”, “Ya Y quiero un país limpio y seguro”, “¡El cambio en México ya nadie lo para!”, “El cambio que a ti te conviene”, “Un nuevo siglo un nuevo país un nuevo gobierno una historia de éxito para los mexicanos”, o incluso, en alusión al entonces presidente del PRI, se llegó a emplear la expresión “¡No queremos madrazos!, Y Ya es tiempo de acción”. La propaganda del PAN se verá trastocada por el diseño, los colores y las figuras dirigidas a niños y jóvenes modifican totalmente el espíritu de la participación panista en los procesos electorales, un candidato caricaturizado en “comics”y unos guantes de box son la mejor imagen para presentar a Acción Nacional y su candidato presidencial.

Diputados federales y senadores La etapa final de las candidaturas panistas al Congreso de la Unión llevará el mismo sesgo, la imagen sobre la propuesta, un sola palabra puede ser el lema de la campaña y el logotipo del PAN comienza a desaparecer en muchos de los casos, los lemas serán mucho y muy variados, cada uno de los candidatos, aunque con una campaña institucional llevan sus ideas y su campaña de manera independiente: “Por un congreso responsable”, “Poder compartido y gobierno eficaz”, “Vamos juntos al 2000”, “Propuestas jóvenes, leyes más justas”, “¡Tú mereces más!, ¡Quítale el freno al cambio!”, “Mi

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compromiso es contigo”, “Su trabajo convence, su voz se reconoce”, “Una joven con soluciones”, “X ti siempre en acción!”, “Leyes y acciones duras contra la delincuencia”, “Mi compromiso eres tú”, “Tus propuestas, nuestro rumbo”, “Una mujer comprometida con los valores de la familia” y finalmente en alusión a la participación del México en el mundial de futbol en aquel 2006: “Yo Y sí me pongo la verde”.

Campaña presidencial 2006 Al igual que en 1994, llega a la candidatura presidencial un panista de tradición, Felipe Calderón, con una trayectoria en las filas de Acción Nacional de más de 25 años de militancia y una activa participación en diversos ámbitos de la vida partidista, lo que hace de él un candidato diferente: su discurso es firme y su campaña fue la que dio al PAN su más reciente triunfo en las contiendas electorales por la Presidencia de México. En un ambiente complejo, afectado por la beligerancia de los contendientes, Acción Nacional se sobrepone a la adversidad y llega, por segunda ocasión, a la Presidencia de la República; concluimos esta obra con la presentación de esta campaña ganadora, avizorando tiempos mejores, llenos de complejidades pero con la convicción de que el mensaje panista ha de llegar al ciudadano, que es el único fin de la política humanista. Los lemas de la campaña fueron muchos y muy variados, los más importantes, por haber posicionado al candidato en la campaña fueron: “Valor y pasión por México”, “Felipe Calderón, el presidente del empleo”, “Para que vivamos mejor” y finalmente: “¡Felipe Calderón es el candidato de las propuestas y será el Presidente de las soluciones!”.

Conclusiones Tras una revisión parcial (500 ejemplares) de la propaganda panista a lo largo de 70 años podemos asegurar que los cambios han sido radicales y cada una de las características de ella han sido trastocadas al paso del tiempo, los grandes mensajes que contenían la Doctrina y los proyectos legislativos o de gobierno fueron quedando poco a poco en el olvido para dar paso a la publicación mínima de los mismos proyectos y programas para un cerrado círculo de personas. Los colores hacen más llamativa la propaganda pero las imágenes de los candidatos se antepone a las propuestas que el Partido está presentando a la ciudadanía. Cada uno de los pasos que da la propaganda panista irá en detrimento de los contenidos, la población cada vez conoce menos quiénes son el PAN y más cómo manejar una marca para el conocimiento de los mismos. Es necesario retornar sobre los propios pasos y buscar en la Doctrina las respuestas a las necesidades de la población por medio de Acción Nacional, los panistas siempre se han encontrado con las adversidades y muchas de estas son las que han dado sentido a sus propuestas y a su propaganda, sin ello el Partido estará condenado a terminar por desconectarse de su último impulsor que es la sociedad en su conjunto.

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DOS PA P DRES FUNDA D DORES Y UNA A IDEA. LOS ORÍGENES DE LA ESTRATEGIA MUNICIPAL-FEDERALISTA DEL PARTI P DO ACCIÓN NACIONAL

Alonso Lujambio Irazábal

* Este ensayo es parte de uno más extenso sobre la historia del aparato electoral del Partido Acción Nacional, titulado “Democratization through Federalism? The Nacional Action Party Strategy, 1939-2000”, en Kevin J. Middlebrook, ed., Party Politics and the Struggle for Democracy in Mexico (Universidad de California, 2001). Este extracto se publicó en español por primera vez en Espiral, vol. IV; enero-abril de 1998. 1 “Presidencialismo, Federalismo y los Dilemas de la Transición a la Democracia en México”, en Alicia Hernández Chávez, ed., Presidencialismo y Sistema Político: México y Estados (México: El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica, 1994).

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Donald J. Mabry, Mexico’s AcciĂłn Nacional, A Catholic Alternative to Revolution n (Syracuse: Syracuse University Press, 1974). En un breve ensayo, MarĂ­a MarvĂĄn Laborde detecta esta dualidad, pero le otorga una importancia mayor al pen Y $ ! Y < <Z | * tiempo que se aportan nuevas evidencias. Ver MarĂ­a MarvĂĄn Laborde, “La ConcepciĂłn del Municipio en el Partido AcciĂłn Nacionalâ€?, en Revista Mexicana de SociologĂ­a, L,2, 1988.

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Para una biografía de Gómez Morin hasta principios de los treinta, ver Enrique Krauze, Caudillos Culturales en la Revolución Mexicana (México: Siglo XXI, 1976). Ver también el excelente ensayo del otro biógrafo de Gómez Morin, Javier Garciadiego, “Manuel Gómez Morin en los Veintes: del Abanico de Oportunidades al Fin de las Alternativas”, en Jean Meyer, et al., El Banco de México en la Reconstrucción Económica Nacionall (México: Jus, 1996). 5 Facultad de Jurisprudencia, Universidad Nacional de México, enero de 1919.

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Los enemigos de Carranza presentan en 1917 y de manera menos acabada en 1921, sendas iniciativas de reforma ! $ ‚ƒ„ ! ! * „ poder de los caudillos revolucionarios. Salvador Alvarado era uno de los promotores de la propuesta. Ver Francisco JosĂŠ Paoli, “Estudio Introductorioâ€?, en Salvador Alvarado. Estadista y Pensadorr (AntologĂ­a) (MĂŠxico: Fondo de Cultura EconĂłmica, 1994). 7 DecĂ­a Carranza: “El ejercicio de las libertades municipales educa directamente al pueblo para todas las otras funciones democrĂĄticas y despierta su interĂŠs por los asuntos pĂşblicos...La autonomĂ­a de los municipios moralizarĂĄ la AdministraciĂłn y harĂĄ mĂĄs efectiva la vigilancia de los intereses del pueblo... El municipio libre es la primera condiciĂłn de la libertad y prosperidad, puesto que las autoridades municipales estĂĄn mĂĄs capacitadas, por su estrecha proximidad al pueblo, para conocer sus necesidades y, por consiguiente, para atenderlas y remediarlas Â… { „ ‚ ! > Q ! |

& * Z | ! $ + | k † Q ‚ ‚ Z { Q ‡ + | ‡ * ! ! | * ! Q ! $

elecciones presidenciales (“El Gobierno Perdido. Algunas Tendencias en la EvoluciĂłn del Municipio Mexicanoâ€?, Foro Internacional, XXXIV, 4, 1994). Adicionalmente, tĂŠngase presente que Carranza habĂ­a sido presidente municipal de { { ƒ $ \ Z ! ‡ ƒ„ ‡ ! { * programa polĂ­tico que acentuaba la necesidad urgente de la “libertad municipalâ€?. “Su larga experiencia en Cuatro CiĂŠnegas lo habĂ­a convencido de que la redenciĂłn moral de MĂŠxico sĂłlo podĂ­a partir desde abajo, desde la ‘escuela de la democracia’ que podĂ­a ser el municipio libreâ€?. Enrique Krauze, Venustiano Carranza, Puente entre Siglos (MĂŠxico: Fondo de Cultura EconĂłmica, Serie BiografĂ­as del Poder, 1987), p. 21.

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Garciadiego, op. cit., p. 14. Ibid., p. 33. Poco tiempo después, Gómez Morin escribiría un pequeño libro sobre las grandes tareas que debía emprender su generación, entre las que destaca la necesidad de saber cómo concretar “programas realizables”: “Conocimiento de la realidad. Conocimiento cuantitativo... No positivismo ni pragmatismo siquiera. Es posible otro camino: el de la técnica”. Manuel Gómez Morin, 1915 5 (México: Editorial Cultura, 1927), p. 40.

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Ibid. En la Biblioteca GĂłmez Morin se encuentran cinco libros sobre administraciĂłn municipal en los Estados Unidos: William Anderson, American City Governmentt (1925), William Bennet Munro, Municipal Administration n (1935), Charles M. Kneir, City Government in the United States s (1935) y Austin F. MacDonald, American City Government and Administration n (1941). Pero destaco en particular el de William Parr Capes, The Modern City and its Government ˆ ‰* _ ! & = Q ‚ \ $ fragmentos, algunos de los cuales tradujo al castellano en los mĂĄrgenes del libro. Reproduzco aquĂ­ los fragmentos subrayados: “Es en el nivel municipal en donde los ciudadanos se encuentran mĂĄs directa y continuamente en contacto con el gobiernoâ€? (p. 3). “La idea moderna de un control efectivo de la acciĂłn de los funcionarios pĂşblicos encuentra su eje en los conceptos de alta responsabilidad y estricta rendiciĂłn de cuentas. Debemos hacer que el !} ! ! Z Q ! o castigar a sus gobernantes y de hacerlos siempre responsables de sus decisiones...â€? (p. 7). Y muy importante, porque el fragmento que nos ofrece Garciadiego de las ideas de GĂłmez Morin parece estar tomado casi textualmente del libro de William Parr Capes: “El gobierno municipal debe ahora pensarse como una oportunidad de servir a los ciudadanos y ya nunca como una oportunidad para ejercer el poder sobre ellosâ€?. (p. 9). Agradezco a Federico & ƒ$ Q* Z $ ! _ & ! mezmoriniano. Sobre el papel del municipio en el pensamiento de la Era Progresista estadounidense, ver Samuel Hays, “The Politics of Reform in Municipal Government in the Progressive Eraâ€?, , 55, 1964.

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Carta a José Vasconcelos, 3 de noviembre de 1928, en Krauze, Caudillos Culturales..., op. cit., p. 273. Ibid., p. 279. Ibid., p. 242. 14 Sobre este episodio en la vida de Gómez Morin, ver Jean Meyer, et al., Cuando por la Raza Habla el Espíritu. Manuel Gómez Morin, Rector de la UNAM, 1933-1934 4 (México: Jus, 1995). 15 Boletín de Acción Nacional, # 9, 1o. de abril de 1940. 16 Un breve acercamiento es el de José Bravo Ugarte, Efraín González Luna. Abogado, Humanista, Político, Católico (México: Ediciones de Acción Nacional, 1968). Ver también Jorge Alonso, Tras la Emergencia de la Ciudadanía. Un acercamiento a la personalidad política de Efraín González Luna, 2 tomos (Guadalajara: ITESO, 1998). 12 13

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Ver Jean Meyer, La Cristiada, 3 tomos (MĂŠxico: Siglo XXI, 1974) y, del mismo autor, El Sinarquismo, ÂżUn Fascismo Mexicano?? (MĂŠxico: Mortiz, 1979). Carl C. Hodge, “The Supremacy of Politics: Federalism and Parties in Western Europeâ€?, West European Politics, X, 2, 1987. 19 TambiĂŠn me baso en un ensayo titulado “El Municipio Mexicanoâ€?, fechado en 1942, que contiene una ampliaciĂłn ! ?ÂŒ \ & ! Q ‚ ! ‚ „ k \ $ Z discurso pronunciado por GonzĂĄlez Luna en una de las comisiones de la citada ConvenciĂłn Regional en Jalisco, titulado “Naturaleza y Funciones del Municipioâ€?. “Ruina y Esperanza...â€? puede consultarse en el tomo 2 de las Obras Completas de EfraĂ­n GonzĂĄlez Luna, titulado El Municipio Mexicano y otros ensayoss (MĂŠxico: Jus, 1974), pp. 29-57. ‘ ƒ ! _ ?< ‚ ! k* Â’ 18

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Manuel Gómez Morin, Diez Años de México. Informes del Jefe de Acción Nacional (México: Jus, 1950), passim. Los subrayados son míos.

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LA DOCTRINA A DE ACCIÓN NACIONAL

Efraín González Morfín

entro de este ciclo de exposiciones me toca hablar sobre la ideología o doctrina de Acción Nacional. La plataforma Política 1967-70 y el Panorama Político de México desde el punto de vista de mi partido, serán objeto de la exposición de otros miembros de Acción Nacional. Considero que el tema ideológico o doctrinal tiene importancia decisiva en la actividad de los partidos políticos. Un auténtico Partido Político que no sea mera organización nominal en torno de una persona o de intereses transitorios, debe necesariamente apoyarse en principios de doctrina, en determinada filosofía política, económica y social, en una manera propia y peculiar de contestar las preguntas que el ciudadano consciente hace acerca de los problemas y las soluciones de su propio país y del mundo. Por eso aunque no todo puede ser doctrina en un partido político, es indispensable la doctrina para orientar y estructurar la acción de los partidos. Para proceder con cierto orden, conviene contestar desde el principio una pregunta fundamental en el aspecto ideológico: ¿Qué dice un partido político acerca de sí mismo? Es decir, ¿Como entiende a un partido político la doctrina de Acción Nacional? Conviene aclarar esta noción porque el término partido se utiliza en forma equívoca para designar organizaciones e instituciones diversas y aún contradictorias. Debemos desde el principio señalar con toda claridad la doctrina de Acción Nacional acerca de los partidos políticos democráticos. Conferencia sustentada en Monterrey, NL, 6 de mayo de 1968

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Un partido político, como lo dice la misma palabra sencilla, es una parte de la población de un país. Un partido democrático verdadero, no puede presentarse ante el pueblo con pretensiones de totalidad; un “partido todo” es una contradicción en sus mismos términos. La democracia, si no es un juego oportunista de palabras, debe ser la organización de corrientes diversas de opinión pública, de principios y de programación política en los diversos países. Por eso un partido que se respete como tal no puede presentarse como la totalidad de la población, no puede pretender que la pertenencia a sus filas sea requisito indispensable de auténtica nacionalidad o carácter positivo único de ese país. Partido es parte de la población, grupo de ciudadanos y de simpatizadores que en torno de principios, de programas, de plataformas, buscan el apoyo mayoritario de los electores para llegar al poder, y desde ahí realizar las plataformas y los programas aprobados por la mayoría de los electores. Este es un primer requisito en la doctrina de Acción Nacional acerca del partido político: reconocer la necesidad de que existan otros grupos de actividad política organizada, sostener que un verdadero partido debe tender a participar en el poder de acuerdo con el voto real que encuentre en los electores y no monopolizar el poder político contra discrepancias comprobables de los ciudadanos. Partido es, pues, expresión de diversidad en el pensamiento y en la opinión. Partido debe ser militancia activa en la vida política de acuerdo con las propias convicciones profesadas y defendidas honradamente. En segundo lugar, se define a sí mismo Acción Nacional como partido político, porque sostiene que todo partido verdadero debe ser realmente distinto e independiente del gobierno. El partido democrático debe construirse de abajo hacia arriba, debe contar con el apoyo fuerte o modesto de los militantes que lo constituyen, debe vivir con los recursos económicos que sus miembros y simpatizadores le aporten, debe en suma, ser la base de sustentación de un equipo en el gobierno, pero nunca actuar como prolongación de los brazos del gobierno para el control partidista de la sociedad. Un partido idéntico al gobierno no puede ser partido democrático, no podrá participar con características de libertad y de respeto en discusiones democráticas; utilizará ese partido-gobierno los recursos humanos, económicos y administrativos del Estado para garantizar a como dé lugar el triunfo de sus candidatos y de sus programas. Podrá ser invencible un partido-Gobierno; eso nadie lo niega; simplemente no es un partido democrático. En países con una trayectoria política difícil, como es el nuestro, donde faltan todavía maduración y entusiasmo de la conciencia política, debemos reafirmar constantemente esta tesis fundamental de la doctrina democrática; la necesidad de que sea el pueblo con sus diversas tendencias, con sus diversas opiniones, el que estructure a los partidos políticos y venza por fin la tentación de confiar la acción política al gobierno, como si éste fuera el único titular capaz de desempeñarla.

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Un partido auténtico tiene que ser realmente distinto del gobierno. Buena parte de los ataques contra Acción Nacional, en los que se pinta a mi partido como un partido acomodaticio o de paleros, se deben a ésta característica de nuestra lucha política: a que en realidad todavía no estamos en México luchando partidos contra partidos y todavía podemos señalar con claridad la intromisión antidemocrática del gobierno como juez y parte en el proceso político en México. En tercer lugar, la idea de partido para Acción Nacional implica una clara distinción de los partidos frente a las instituciones no políticas, pero esenciales a la sociedad. Son éstas la familia, las instituciones educativas, desde las escuelas más modestas hasta las universidades y los centros de investigación más altos; los grupos ocupacionales –sindicatos, comunidades agrarias y campesinas, cámaras de industria y comercio, grupos profesionales– y también instituciones religiosas. Estas instituciones, por su propia naturaleza, ni son ni deben ser organismos directamente políticos. Son instituciones con un fin propio, en cuyo cumplimiento nadie puede suplirlas. Si se quiebran, por ejemplo, la familia o la escuela como instituciones formadoras de conciencias, transmisoras de valores y de ideales, es muy difícil reestructurar después la sociedad que está padeciendo las consecuencias de esas fallas. Cada una de estas instituciones tiene un fin propio, indispensable en la sociedad libre. Tomen ustedes el caso de los grupos ocupacionales, elemento indispensable en la reforma socio-económica de cualquier país que quiera progresar en riqueza y progresar en humanidad, sin caer en esquemas totalitarios de gobierno. El sindicado debe y puede tener no sólo una función imprescindible de regateo en el mercado de trabajo frente a los dueños de los medios de producción, sino también una función de cooperación y de planeación de un nuevo tipo de vida para los trabajadores, en la que éstos ya dejen de ser proletarios y se vayan convirtiendo no en proletarios del gobierno en vez de proletarios al servicio de los particulares, sino en verdaderos propietarios de medios de consumo durable y también de medios de producción. Un sindicato consciente de sus funciones, estudia, promueve, defiende los intereses de sus miembros, planea para el futuro la desproletarización del trabajador, pero para cumplir esta finalidad necesita ser fiel a su propia naturaleza, ser organismo de promoción de los trabajadores, de los obreros o de los campesinos, y no convertirse o dejarse convertir en instrumento de control político para el reclutamiento de forzados en los mítines o en las elecciones. Un sindicato no es para eso. Precisamente en la lucha por la reestructuración de México, debe señalarse como uno de los factores más negativos la ausencia de organismos sociales intermedios que agrupen a los protagonistas del proceso económico, les den fuerza en las negociaciones, les permitan pensar –sin falsos intereses políticos ni demagógicos– en sus propios problemas y los hagan participar en la solución de los problemas nacionales. Para Acción Nacional es un error y una injusticia muy grave pervertir la naturaleza auténtica de los grupos de trabajo –sindicatos, comunidades, organismos profesionales– e impedir que

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cumplan sus finalidades propias para transformarse en grupos de presión ilegítima o de control político. Un partido político, aún a riesgo de parecer ineficaz o impopular, no debe caer en la tentación de politizar indebidamente las instituciones no políticas, no debe, por ejemplo, quitarle a la Universidad sus características propias para convertirla en apéndice de determinado partido; no debe presionar a los miembros de un sindicato para que exijan la sumisión a un partido como requisito de pertenencia al sindicato o de ejercicio del derecho al trabajo. Estas son características elementales, pero muy importantes, de un partido político democrático, al definirse frente a la opinión pública; parte del pueblo, distinto del gobierno, respetuoso de las instituciones intermedias, cuyos miembros pueden y deben militar en diversos partidos, pero sin subordinar nunca el organismo ocupacional a los fines de los diversos partidos. Esta definición de Acción Nacional, como partido, se distingue claramente de otras nociones equívocas de partido político. Entendemos que en Acción Nacional pueden militar y militan gentes de diversos niveles sociales y económicos, y no caemos en la simplificación demagógica de presentar a nuestro Partido como elegido mesiánico para la transformación de México o como agrupación de selectos que constituyan el puntual de la historia para la redención del Mundo. No tenemos esta conciencia de exclusivismo mesiánico y consideramos que es un error sostenerla. En determinados partidos de cuño totalitario, lo que se hace es una reducción progresiva de la humanidad, de tal manera que de la humanidad se escoge sólo a la clase social predilecta, y dentro de esa clase social al grupo que se somete a la minoría directora del partido. Entonces se quita la base del pluralismo democrático, y en realidad, aunque se hable de partido, no se está reconociendo la legitimidad de la discrepancia en la sociedad libre sino que se están tratando de imponer coactivamente determinado modo de pensar y un régimen político determinado, en contra de la voluntad de la población. Para Acción Nacional, el funcionamiento normal de los partidos políticos, la necesidad de que existan elecciones objetivas, libres, imparcialmente calificadas, es requisito para la verdadera democracia. Pero no la entendemos como un mero formalismo vacío, como el juego intrascendente en el que gana la mitad más uno y los números mayores se codean inofensivamente con los número menores. Sí se necesita, desde luego, un sistema concreto de elecciones de candidatos y de programas, pero no es esto la esencia completa de la democracia. Este sistema de decisión y de elección es instrumentos para la realización de un contenido valioso en la vida personal y en la vida social. En Acción Nacional, dadas las circunstancias políticas concretas de nuestra Patria, tenemos que preocuparnos constantemente por mejorar nuestro defectuoso sistema electoral, y a veces este empeño de lograr la objetividad en las elecciones, la imparcialidad de los tribunales electorales, la vigencia de los requisitos concretos del procedimiento democrático, pueden dar la impresión de que tales temas constituyen nuestra

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preocupación principal. Si somos realistas en política y hacemos política en México, no podemos descuidar el proceso electoral, no porque, como dicen algunos de nuestros críticos, cultivemos la idolatría de la urna, sino porque al buscar modificaciones para México por vías pacíficas, democráticas, legales, tenemos obligación de mejorar el procedimiento electoral. No es éste un fin en sí mismo para Acción Nacional. Tratamos de que sea posible por fin en México, dar por respuesta la vigencia de los grandes prerrequisitos democráticos para que los partidos y los ciudadanos se concreten en los grandes temas de reforma socio-económica de nuestra patria, para que vaya despertando cada vez más la conciencia política, para que disminuya el número de abstenciones y los ciudadanos voten con libertad por el partido que quieran, para que el padrón funcione como registro objetivo de ciudadanos y no como reserva de votantes falsos, para que los tribunales electorales califiquen triunfos y derrotas imparciales. Para esto, como paso inicial en el aspecto de procedimiento electoral, lucha y seguirá luchando, como desde 1939 lo viene haciendo, Acción Nacional. Entendemos la democracia no simplemente como el juego electoral de nombramiento de candidatos o de programas, sino como un verdadero estilo de vida, como una manera de realizar valores personales y sociales, como la manera correspondiente a la dignidad humana, de participar en las decisiones colectivas que afectan nuestro destino personal y el destino de las comunidades humanas. La democracia, entendida así, presupone una constante educación de la conciencia, un cultivo incesante del interés por los problemas comunes y públicos de nuestra Patria, una formación interrumpida de gente a la que atraiga esta forma de servicio a México. La democracia, establecida constitucionalmente como una de las características de la forma de gobierno de nuestra Patria, espera todavía la cooperación de muchos mexicanos para llegar a ser realidad. La actividad política en una democracia debe, como he dicho, orientarse a la realización de valores positivos de justicia, de elevación cultural, de convivencia humana, entre los miembros de la nación y de las diversas naciones. Esto supone inevitablemente que los partidos democráticos fundamenten doctrinalmente los valores por los que luchan en la democracia, los fines por lo que quieren establecer y mantener una democracia en determinado país. La doctrina, como fundamento de los valores en la lucha democrática, es elemento indispensable para cualquier partido verdadero. A pesar de que un día nos dicen a los de Acción Nacional que solo somos ideólogos y

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al día siguiente nos critican porque solo tenemos chatarra ideológica y luego dicen que imitamos las ideas de nuestros críticos, Acción Nacional sigue sosteniendo, como puerta angular de su postura doctrinal, una idea completa y correcta de la persona humana. Podemos decir que, según el concepto que un partido político tenga de la naturaleza y de la personalidad humanas, así serán los conceptos que defienda de sociedad, de autoridad, de progreso, de orden o de desorden político. En Acción Nacional nos basamos en la dignidad, en los fines, en los derechos y en las obligaciones de la persona humana, como principio fundamental de la doctrina y de la conducta política. Entendemos que la persona humana es un ser compuesto, formado de materia y de espíritu, con existencia y características transitorias y temporales y, al mismo tiempo, con tendencias y con destino eterno, con una individualidad propia, intransferible y con una orientación y una exigencia social de toda nuestra naturaleza. Esta persona tiene entendimiento, conciencia propia, capacidad de enjuiciamiento personal por encima de las consignas, de las propagandas o de las presiones políticas. Esta persona humana tiene voluntad libre, es capaz de autodeterminación y puede afirmar sus puntos de vista, sus proyectos, sus posiciones afirmativas o negativas frente a cualquier instancia en este mundo. Esta idea de persona es la que debe servir de base a una verdadera organización democrática y acción nacional la sostiene de acuerdo con el sentido común de la humanidad, frente a todos los que consideran piedra angular del orden político la pertenencia a la raza superior o elegida, la pertenencia al grupo económicamente prepotente, la pertenencia al grupo que domina en política o que se considera autor hereditario de un cambio social o de una revolución. Tiene que ser este valor fundamental de la persona humana, el que sustente la convivencia y la organización democrática de cualquier país que en serio quiera la democracia. Desde el momento en que ya no es la personalidad humana, sino cualquier otra cosa la que fundamenta los derechos y las obligaciones de una persona, desde ese momento se está negando la democracia y se está cayendo en una u otra forma de discriminación. Queremos fundar la democracia en lo que ciertamente todos tenemos y somos: la personalidad humana con las características propias de nuestra naturaleza. Esta persona inteligente y libre, individual y social, temporal y transitoria en algunos de sus aspectos y eterna en su sustancia espiritual es la que debe colaborar en la construcción de un orden social. Frente a la pregunta fundamental de todas las doctrinas políticas, la relación entre persona y sociedad, Acción Nacional evita los extremos equivocados de un sofisma engañosos que se le suele plantear a la gente, respecto a si prefiere a la persona individual o a la sociedad colectiva. Cuando se escoge al individuo exento de relación social, cuando se defiende la supervivencia del más apto en la lucha económica en una especie de darwinismo sin humanidad, entonces se están negando la cohesión y la convivencia social; pero también cuando se escoge la colectividad sin la personalidad de sus miembros, se cae en totalitarismos inaceptables, porque desde el arranque mismo es falsa la disyuntiva que acabo de mencionar.

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No es cierto, opinamos en Acción Nacional, que debamos escoger entre el individuo y la colectividad. El desafío propio de nuestra existencia histórica consiste precisamente en tratar de coordinar y de conciliar en forma constructiva, la persona individual con una sociedad formada por personas. Podemos definir la doctrina de Acción Nacional como humanismo político basado en la solidaridad responsable entre la sociedad y la persona individual; la persona que cumple con la justicia social, es decir da a la sociedad lo suyo, lo que debe dar a la sociedad para mantener y promover el orden, la justicia social, el progreso y la cultura, y la sociedad que protege y promueve los bienes auténticos de la persona. Esta solidaridad que integra difícil y trabajosamente la colectividad social con la persona individual, nos distingue del individualismo liberal y del socialismo, del comunismo o de cualquier exageración de tipo colectivista. Con solidaridad responsable entre persona y sociedad ha tratado desde hace muchos años Acción Nacional de despertar la conciencia política de los mexicanos, no sólo invitando a los que quieran entrar a Acción Nacional, sino invitando a todos a que cumplan su deber político en el partido que quieran. Precisamente en el proceso de nuestro desarrollo político, social y económico, es la falta de solidaridad responsable entre mexicanos una de las lacras básicas de nuestro país. Por eso, todo mexicano de buena voluntad debe, si respeta su propia naturaleza, promover el bien de la sociedad en que vive mediante el desarrollo auténtico de las personas y la actividad de las personas al servicio del bien común de la sociedad. Mantenemos así , el principio de la personalidad humana, la solidaridad responsable entre persona individual y sociedad o colectividad y, como elementos básicos que se siguen de los anteriores, el bien común de la sociedad –el conjunto de condiciones necesarias para el desarrollo de las personas y de las comunidades—y la cooperación social de las personas en servicio de la sociedad. Estos son principios básicos de la filosofía que sostiene Acción Nacional. No hay, propiamente hablando, comunidad humana dinámica y con sentido patriótico, cuando falta cooperación social de sus miembros convergencia dinámica de entendimientos y de voluntades para realizar fines y bienes comunales. Las patrias y las sociedades humanas muchas veces tienen gran parte de nominalismo, porque en realidad no se fomenta la convergencia dinámica de sus miembros. Señalo como ejemplo de la fecundidad de estos principios inevitablemente abstractos, puesto que se trata de principios doctrinales de filosofías políticas y no de aplicaciones concretas en plataformas o programas, algunas consecuencias del bien común y de la cooperación social. Si el bien común, elemento esencial en la filosofía política de mi partido, es conjunto de condiciones políticas, económicas, sociales para el desarrollo de la persona y de las comunidades, un elemento esencial del bien común debe ser el respeto a la libertad de las conciencias. Para un ser como somos nosotros, para una persona humana individual y social por naturaleza, que tiene interioridad, si, pero al mismo tiempo comunicación hacia el exterior y acción concreta en el mundo de los sentidos, la libertad de conciencia no

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puede significar la libertad de dar el asentimiento a cualquier objeto de conocimiento dentro de nuestra conciencia, sin que nadie se entere y todo acontezca en el misterio de nuestros mundo interior. Nuestra misma naturaleza exige que ese asentamiento que estamos dando en el interior de nuestro ser, lo manifestemos con la palabra oral y escrita, y por eso la libertad de conciencia exige libertad de expresión. También nuestra propia naturaleza exige que, junto con otros seres humanos, comuniquemos y difundamos ideas, valores y proyectos comunes para ayudarnos unos a otros para señalar nuestra posición frente a los que no piensan como nosotros, y esto se realiza mediante la asociación libre. La libertad de conciencia involucra la libertad de asociación. Nuestra propia naturaleza exige que podamos en nuestra vida personal y social tratar de configurar las realidades terrestres de acuerdo con nuestras convicciones. Si pensamos de determinado modo, tenemos derecho de configurar el mundo externo de acuerdo con nuestras ideas, respetando los derechos de los demás y el orden público. Nuestra propia naturaleza exige. Por la libertad de nuestra conciencia, que se nos proporcionen mediante los medios de comunicación –radio, prensa, cine, televisión– los elementos de juicio necesario para decidir con conocimiento de causa. Tenemos derecho de información. Como consecuencia de este elemento esencial del bien común, que es el respeto a la libertad de conciencia de las personas en una sociedad, tenemos libertad de conciencia en el interior, desde luego; libertad de expresión de asociación, de configuración de realidades terrestres, de información. Señaló exigencias concretas de Acción Nacional sobre la base de la libertad de conciencia. En el campo político, falta respeto a la libertad de conciencia, a la acción política libre de mucha gente, sobre todo de los trabajadores y de los campesinos, cuya debilidad económica se utiliza como oportunidad de coacción para predeterminar su elección política. Esto es en opinión de Acción Nacional, violatorio de la libertad de conciencia de materia política. Falta el pleno reconocimiento teórico y práctico de la libertad de conciencia para superar rencillas y entrar de lleno al ambiente de la sociedad democrática y pluralista moderna, respetando el derecho educativo de los padres de familia, de los educandos, de los maestros. Hay que seguir defendiendo el derecho a la plena libertad de las conciencias en materia de religión o de irreligión, no porque en el Partido consideremos que una opción en esta materia carezca de importancia, sino porque creemos que es tal la importancia de la opción que ésta no puede quedar subordinada a presiones a coacciones de tipo social, político, económico. Exigimos respeto a la libertad de conciencia en el ejercicio del derecho a informar y a ser informados para que la opinión pública, pieza fundamental en la convivencia democrática, pueda realmente opinar sobre informaciones parciales o equivocadas. Es, pues, constitutivo esencial de nuestra naturaleza, la conciencia libre; y es el respeto a la libertad de conciencia, elemento esencial del bien común, del que se siguen derechos fundamentales para la convivencia democrática.

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La cooperación social debe tener, según la doctrina de Acción Nacional, en la sociedad democrática y pluralista, con respeto a la libertad de las conciencias, un campo de aplicación privilegiada; la reforma socioeconómica. Para Acción Nacional, el poder político no es último fin en sí mismo de la actividad política, sino instrumento al servicio de una reforma socioeconómica constante, que eleve niveles y géneros de vida, supere desigualdades injustas entre personas y grupos sociales, y cierre abismos entre diversos sectores económicos –como son la industria y la agricultura– y entre diversas regiones de nuestra patria. En Acción Nacional entendemos que el fin natural de la economía es poner establemente al alcance de todas las personas los bienes materiales que necesitan para llevar una vida humana digna. No se trata, pues, de formalismos liberales o neoliberales, sino de la distribución de la riqueza. No creemos en Acción Nacional que este fin natural de la economía se pueda realizar mediante la libre competencia sin límites en el mercado. La libre competencia, ordenadamente libre dentro del bien común, es mecanismo necesario pero insuficiente para lograr el fin natural de la economía. No puede ser –contra la tesis liberal o neoliberal– la libre competencia sin límite el principio supremo ordenador de la actividad económica. Por encima de la libre competencia están la justicia, la equidad, el bien común, la humanidad. Lógicamente la defensa comunitaria de estos principios presupone la actividad rectora del estado en economía y su intervención supletoria en la actividad económica. Estos principios deslindan la posición de Acción Nacional frente a tendencias de tipo totalitario, que consideran posible resolver la injusticia cambiando al titular de la excesiva acumulación de las riquezas. En ese cambio, ya no serían los particulares los dueños de riqueza excesiva sino que la riqueza se acumularía única y exclusivamente en manos del Estado, sin que con esto, como ustedes comprenden, cambie la condición proletaria de los trabajadores. Frente a las tendencias exageradas en uno u otro sentido, defiende Acción Nacional estas ideas fundamentales de reforma. La reforma socio-económica debe llegar, como acabo de indicar, a la justa distribución de la riqueza, es decir, a afrontar con lucidez y con energía el problema de la propiedad. El problema de la propiedad es muy importante para decidir la posición de los partidos. Es muy fácil hacer propaganda demagógica utilizando términos socioeconómicos ambiguos, sin definir con claridad los problemas y los programas que se ofrecen al pueblo. En Acción Nacional procuramos evitar esos simplismos de propaganda demagógica y reconocer con franqueza que, si se ha de mantener la dignidad y la libertad de las personas y de las familias, sobre todo de las personas y de las familias pobres y económicamente débiles, éstas deben tener propiedad privada suficiente. Y Ya han sido demasiado frecuente en México la utilización de la debilidad económica como oportunidad de control político. Aquí y en todas partes, una justa distribución de la propiedad es pedestal básico de dignidad y de libertad, sobre todo para los individuos y las familias hasta ahora desprovistos de propiedad. La dignidad humana, no es privilegio de la

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riqueza, la posición social o el poder económico o político, sino prerrogativa esencial de la personalidad humana, que fundamenta y nutre todas las legítimas exigencias de propiedad y bienestar económico, de libertad y de participación responsable en la vida pública. Negar o despreciar la dignidad del ser humano, autor y destinatario de todo progreso, es la forma básica de discriminación. Consideramos que el principio de propiedad privada no es el principio supremo que regula la justa distribución de la riqueza. Por encima de ese principio está el destino universal de los bienes materiales, de tal manera que es radicalmente injusta la organización de una sociedad en la que se imposibilita a sus miembros la propiedad, en la que no es posible que los bienes materiales cumplan con su destino universal. En las tendencias socialistas y comunistas se afirma con gusto el destino universal de los bienes materiales, pero de allí se da el paso a la atribución de los bienes materiales, sobre todo de producción, al Estado. En la tesis del individualismo liberal se afirma con gusto la propiedad privada, pero algunas veces en teoría y demasiadas en la práctica. Se niega el destino universal de los bienes materiales. El desafío para la persona humana consciente, para el profesionista, para el ciudadano, para el político –si no queremos demagogia sino el bien del pueblo real– consiste en conciliar, mediante la técnica y la justicia, la propiedad privada en manos de las personas concretas y el destino universal de los bienes materiales; en promover un sistema de distribución y de difusión de la propiedad, que termine con las acumulaciones excesivas, y facilite el acceso a la propiedad de todos los que ahora están desprovistos de ella. Este es esquema, como ustedes comprenden, no puede realizarse únicamente con medios políticos, si se ha de conservar la libertad de los trabajadores; tienen que intervenir las instituciones de la sociedad, sobre todo, los grupos de trabajo a que antes me he referido; deben intervenir todas las instituciones encargadas de sacudir conciencias, de sembrar inquietudes, de fomentar solidaridad y fraternidad. Con estas ideas debemos también afrontar la repetición incesante de falsas descripciones de Acción Nacional. Por desgracia, no hemos llegado todavía en México a la etapa de maduración y convivencia democrática en que sea posible descubrir sin falsear la posición del adversario. Estamos obligados a ese esfuerzo que, en mi opinión, pocas veces se ha hecho respecto de Acción Nacional. Claro está que quienes, en plan de mala fe, repiten que somos conservadores, reaccionarios, derechistas, etc., pueden lograr acogida en oyentes de buena fe. Se trata como ustedes comprenden, de una serie de etiquetas desgastadas que pueden significar lo que ustedes quieran. Incluso dentro de los países comunistas, se ha llegado ya a señalar con franqueza el carácter variable de la terminología izquierdas-derechas. Si para algunos, como, por ejemplo para un ilustre profesor comunista de la Universidad de Varsovia, la izquierda

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es insatisfacción con el presente, resulta que cualquier persona humana consciente de sus insatisfacciones en este mundo, se podría clasificar como de izquierda. Para otros, la izquierda es voluntad de cambio concreto, y, en este sentido, dentro de los propios países comunistas, quien en un tiempo fue prototipo de la izquierda químicamente pura, por ejemplo Stalin, años después llega a ser hasta de derecha. En México, izquierda y derecha tienen la misma ambigüedad que en otras partes, con una agravante: la localización de las ideologías, de los programas o de las personas a la izquierda o a la derecha depende muchas veces en la práctica del juicio y de la decisión de poderosos que están sentados en sillones giratorios y, por consiguiente, cuando esas personas de influencia determinante giran 180 grados, obligan a sus secuaces a cambiar de extremo a extremo la localización de la izquierda y la derecha. Ciertas iniciativas de ley que en la Cámara de Diputados se rechazan por ser de derecha cuando las propone Acción Nacional, se izquierdizan mágicamente cuando tiempo después las propone el partido contrincante. Estas descripciones mentirosas no hacen justicia a la fundamentación doctrinal de Acción Nacional. Se repite todavía en la actualidad la vinculación calumniosa de mi partido con todas las fuerzas negras de la historia de México, cuando se trata de desprestigiarlo ante la opinión pública. Mientras en nuestra doctrina sostenemos la necesidad de respetar el pluralismo y la libertad de las conciencias, son otros quienes siguen cultivando el oído heredado y la falsa interpretación histórica como arma política actual. Por eso tratan de vincularnos con personajes de siglos pasados, para dificultar nuestra tarea en el presente. Ni representamos a los conservadores del siglo pasado, ni queremos conservar en el tiempo lo que no vale la pena conservar, ni somos tampoco reaccionarios como afirman quienes quieren dar a la oposición política el sentido de oposición

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al progreso. Ganarían mucho el ambiente político de México, la calidad intelectual de la discrepancia y de los debates, si en vez de ataques injustificados se centraran las referencias, en las posiciones reales que defienden los diversos protagonistas de la política. No es pues, como señalé al principio, suficiente una doctrina para integrar una acción política; pero es indispensable para fundamentar los valores que se trata de realizar en la democracia y para mover las conciencias y las voluntades de los ciudadanos. Se impone también la obligación de hacer una comparación doble: lo que un partido presenta como doctrina, debe compararse, en primer lugar, con la realidad objetiva de las cosas. No basta la mera coherencia lógica de una serie de principios para concluir la verdad de tales afirmaciones. En segundo lugar, hay que comparar la doctrina con la conducta del partido. A este respecto es necesario señalar que un factor indispensable para la coherencia sincera entre la doctrina y la conducta, es la vigencia real de la democracia. La presencia de contrincantes verdaderamente democráticos impulsa a todo mexicano y a todo político de buena voluntad a buscar la congruencia en su conducta y a afirmar con hechos lo que dicen en su propaganda o en su doctrina. Influye la doctrina en la actividad de los partidos democráticos, y la democracia en avance constante debe ayudar a hacer cada vez más sincera la aceptación y la práctica de la doctrina de los diversos partidos. Ojalá esta descripción imperfecta de algunos aspectos de la doctrina de Acción Nacional, sin pretensiones de ser exhaustiva o completa, hay cumplido las funciones de información a que ustedes me invitaron.

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1 PĂŠrez Franco, Aminadab Rafael. . Ed. Partido AcciĂłn Nacional, FundaciĂłn Rafael Preciado HernĂĄndez y Miguel Ă ngel PorrĂşa, librero-editor. Pp. 159-160.

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Ed. EPESSA. México, 2002. P. 14. Brown César, Javier; Castillo, Carlos. Comps., Ideas fuerza, Efraín González Morfín, Ed. Fundación Rafael Preciado Hernández, México, 2012. P. 117.

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