ELEMENTOS BÁSICOS PARA LA APREHENSIÓN DE LA DIDÁCTICA Por: Mg. Jaime Enrique Barros Agüero.
1. Los procesos enseñanza y aprendizaje (Unidad No.1) Comenzaremos esta presentación de conceptos y reflexiones en torno a la educación, la pedagogía y la didáctica haciendo algunas aclaraciones que nos han de llevar a una mejor comprensión del ámbito educativo. Comencemos expresando que cultura es lo que el hombre ha creado y produce constantemente hasta haber estructurado un medio ambiente según sus intereses, gustos y necesidades. Ha transformado el medio natural y a partir de él y con su ingenio ha creado ideologías, filosofías, religiones, artes, ciencias, construcciones físicas, tecnologías de todo, tipo, sistemas, servicios, civilizaciones, etc. Dentro de esas creaciones humanas contamos con la generación de un sistema que pretende mantener la tradición, que no se olvide el pasado y todo lo que eso implica, pero, al mismo tiempo ese sistema trata de proyectarlo al futuro con innovación y creatividad. Este sería el sistema educativo, el cual estaría en manos de todo ser humano que pretende que las nuevas generaciones preserven la cultura pero transformen y produzcan más. De esta manera hay aspectos formales e informales en el campo de la educación. Los aspectos de la educación que pretenden formar o enseñar a las nuevas generaciones puede hacerse fortuitamente, improvisadamente o sin intención, como por lo general sucede con las amistades, los familiares y las organizaciones no educativas pero que inciden en la educación de personas. Por su parte, las acciones encaminadas a formar, enseñar y mejorar el mismo sistema educativo de manera pensada, razonada, científica es lo que origina a la Pedagogía. Por eso, esta es considerada la sistematización de la educación y desde ella, se experimenta, se producen modelos, metodologías, obras que guíen a otros núcleos humanos en cómo realizar mejor las acciones educativas. Encierra aspectos institucionales, interdisciplinarios y transdisciplinarios. Los aspectos de la pedagogía que se relacionan directamente con los subsistemas de enseñar y aprender, desde la primera infancia hasta la madurez avanzada origina lo que conocemos con el nombre de Didáctica. Por ello, la Didáctica es la disciplina o parte de la Pedagogía que se encarga del estudio de los métodos, formas, medios, agentes comprometidos en procesos de enseñar y de aprender. Hoy es la resultante de los avances de la Psicología del Aprendizaje, de la Pedagogía, de la Filosofía de la Educación, de la Sociología, de la Epistemología en los aspectos relacionados con el aprender y el enseñar.
Normalmente se toma la enseñanza y el aprendizaje como si fuera un solo proceso de un mismo sistema. Entendamos como sistema el engranaje que necesita de insumos, sean conceptuales, materiales y humanos que ingresan a acciones de transformación para producir resultados en términos de metas, logros, objetivos, productos materiales o servicios. Hasta hace pocos años estaban muy unidos el enseñar con el aprender. Sin embargo, el auge de las tecnologías que han propiciado y facilitado la autonomía y el auto-aprendizaje, ha permitido comprender mejor y diferencias que los procesos son diferentes y separados, pueden darse de manera independiente aunque en la prespecialidad siguen confundiéndose los límites de uno con el otro. La Didáctica es la que nos permite hacer realidad los principios relacionados con: partir de los cercano a lo lejano, de lo simple a lo complejo, de los concreto a lo abstracto, de lo conocido a lo desconocido, tornar claros y precisos los objetivos a alcanzar o competencias a desarrollar, ordenar y secuenciar las acciones a desarrollar, adecuar, adaptar, ajustar contenidos y actividades según el ritmo de los aprendizajes y las características de los estudiantes, hacer fácil lo difícil, comprender el error como parte del proceso educativo, transferir loa prendido a otros contextos sociales, tecnológicos o geográficos, humanizar el proceso y permitir la espontaneidad, la autonomía, la libertad y la responsabilidad.
La Enseñanza El Proceso de Enseñanza, por lo general, está centrado en el maestro; es decir, en la persona que funge como orientador, facilitador, explicador o demostrador del cómo se deben hacer mejor las cosas, o indica cual es el mejor saber o conocimiento para algo o expresa los criterios sobre el deber ser en el comportamiento de las personas. Aunque en la historia de la educación, la humanidad pasó una época denominada magistrocéntrica, porque el proceso educativo estaba centrado en el maestro, en especial en la época clásica greco romana para occidente en los años anteriores al siglo VI D.C. donde lo importante era lo que el maestro decía y era la única fuente del saber, en la actualidad el maestro se caracteriza principalmente por el dominio de herramientas didácticas que motiven al estudiante a realizar acciones que le desarrollan el saber, la experiencia, las habilidades y las destrezas.
El maestro hoy es un metodólogo, pues ya existen muchas fuentes de información del conocimiento, como son los libros, los sitios web especializados en la Internet, los compañeros de grupo, los medios de comunicación, las bibliotecas virtuales, los textos digitalizados, los especialistas en congresos y seminarios, etc. Es un metodólogo porque domina estrategias, métodos, y técnicas para guiar a los estudiantes hacia un aprendizaje más efectivo. Entendamos en este aparte que la estrategia implica la combinación de métodos, técnicas, recursos y personas para lograr un objetivo propuesto. De esta manera, seleccionar una u otra técnica de formación dependerá de las circunstancias, del tema a estudiar, de la habilidad a desarrollar, de los medios con que se cuente, del tiempo disponible, del objetivo de la clase, de la competencia a desarrollar, del contexto escolar, de la disciplina científica, de la ideología expresada en el currículo, o en el Proyecto Educativo Institucional (PEI) o en el Proyecto Educativo del Programa (PEP). La estrategia dependerá igualmente, de la pericia del maestro y el tipo de estudiantes. Los métodos son el conjunto de procedimientos secuenciales y ordenados que se trazan y se siguen para lograr una meta, un objetivo o un resultado. Este derrotero por lo general, lo traza el maestro y puede ser largo o corto según la experticia demostrada o la motivación de los estudiantes. El método empleado puede ser activo o dinámico si logra la participación de los estudiantes o pasivos si el actor principal es el docente y el estudiante es limitado en su participación. Los métodos en educación están íntimamente ligados al tipo de estudio o actividad que se quiere que realice el estudiante; así tenemos métodos analíticos, sintéticos, inductivos, deductivos, individualizados o sociales. Por su parte la técnica implica el empleo de un conjunto de procedimientos ya probados que garantizan su efectividad y el logro de los propósitos. La técnica, por lo general, acorta los caminos, facilita las realizaciones, evita las improvisaciones y permite la evaluación de resultados semejantes o precisos. Ya son bien conocidas en el campo de la educación, técnicas como: la exposición didáctica, la demostración, la del estudio dirigido, la de ejecución de proyectos, la de la experimentación, o las técnicas grupales como; el simposio, el panel, la mesa redonda, el foro, el trabajo en equipo, etc. O las técnicas con uso de equipos como el video foro, la teleconferencia, el chat, o las técnicas evaluativas como la aplicación de pruebas denominadas objetivas que utiliza ítems de selección de respuesta única, o de falso verdadero, completación o apareamiento.
Como puede darse cuenta la línea separatista de métodos y técnicas en educación es muy fina, tanto que una técnica puede convertirse en el método de una sesión de clase y un método bien aplicado en una técnica de enseñanza. En un método se pueden emplear varias técnicas. Para la efectividad de la enseñanza no se puede perder de vista lo que se desea que el estudiante aprenda. Por ello es necesario que se dé el proceso de planeación de la sesión de clase, pues es en este ejercicio que se prevén los aspectos intervinientes en la clase y se desea que estén disponibles. Se planifica entonces considerando: a. Las características de los estudiantes: su nivel, grado, contexto. b. Lo que deseamos que desarrolle: conocimientos, destrezas, actitudes, competencias. c. La disciplina de estudio: la complejidad del tema, su extensión, profundidad. d. Las mejores técnicas: actividades para el logro de la mejor motivación, de la aprehensión del saber y desarrollo del estudiante. e. Los medios con que se cuenta: tiempo, recursos educativos, equipos, materiales, ambientes. f. Las relaciones entre los docente y los estudiantes: para establecer dialogo, cordialidad, respeto, interés. g. El trabajo independiente que debe desarrollar el estudiante: tareas, investigaciones, proyectos, propuestas. h. Mejorar los desaciertos de planeaciones y ejecuciones anteriores, probar nuevos métodos, otras técnicas, otras estrategias. i. Desarrollar acciones concertadas con los estudiantes. j. Realizar evaluaciones del aprendizaje más justas, pertinentes, válidas y consensuadas. La planeación de los actos educativos permite superar errores, probar nuevas formas de orientar la educación y evaluar para formar verdaderamente. Recordemos que la ejecución, como fase de un proceso administrativo obedece a o planificado y que ésta última no es infalible, sino dinámica y puede tener tropiezos y, por supuesto, es factible de mejora permanente. La ejecución del acto educativo puede variar, en ocasiones, sustancialmente lo planificado, por ello cada vez más son los llamados para que en la planeación educativa se permita la participación del estudiante; de esta manera es coparticipe de lo que ha de realizarse y el responsable directo de su aprendizaje.
Las Mediaciones. El estudiante es el centro del proceso educativo; por consiguiente es imperioso que las acciones didácticas se encaminen a ponerlo en contacto directo con experiencias que le sean significativas y le permitan una comprensión profunda de la realidad, del saber y le permita el desarrollo de los conocimientos y de las competencias. Si se considera que el aprendizaje se hace efectivo en la medida que el estudiante se relaciona directamente con el objeto del aprendizaje; la labor del maestro radica en poner al estudiante constantemente en relación directa con ese objeto, sea de conocimiento, de afectivo o emocional, de destreza o de dominio de técnicas y tecnologías. Las mediaciones en pedagogía, a pesar de que tienen varias aseveraciones y concepciones, según diversos autores, implican el acercamiento consciente que hace el estudiante con el objeto del aprendizaje para aprehenderlo, comprenderlo, transformarlo y desarrollarse, el estudiante mismo, como persona autónoma, en desarrollo, productor de cultura y en constante relación con el medio y con sus semejantes. La primera relación que hace el estudiante en los centros de formación, es con su compañero de estudio; de ahí que sea de suma importancia la relación que establezca con ellos, la cual debe ser de amor. El afecto es la ley que une a los seres humanos, por eso, vivenciarlo en el contexto escolar ha de ser un reto de la escuela, para que las amistades que se forjen sean en el respeto, la tolerancia, la inclusión, la aceptación, la integración y variada. El aprendizaje de los valores, de la moral, de la socialización, del civismo, de la religión y muchos otros factores se da con la mediación social. Evitar el irrespeto, la vulgaridad, el maltrato, la discriminación, la intolerancia, la agresividad y los antivalores será objeto de aprendizaje vivencial cotidiano en la escuela sean los sujetos de la educación, infantes, niños, adolescentes, jóvenes o adultos. Los conceptos relacionados con la propiedad, la amistad, la familia, el trabajo, el servicio y demás elementos propios de la convivencia ciudadana, no han de ser meros objetos conceptuales, sino principalmente, objetos vivenciales cotidianos en la búsqueda de personas maduras, autónomas, respetuosas y tolerantes. El maestro, ha de ser un objeto de relación en el aprendizaje del estudiante. Es una figura de autoridad, respeto, fuente de saber y adulto digno de emular. Por
ello ha de asumir su rol mediador con seriedad, a sabiendas que los padres de familia espera de él que se aun ejemplar ciudadano y los estudiantes ven un espejo digno de imitar. La confianza es un sentimiento que brinda seguridad social, reconocimiento del otro y resalta las cualidades de los demás; por ello, el maestro echará mano de ella para contribuir al desarrollo de personas seguras, autónomas y respetuosas. Hay que tener en cuenta que dar confianza, no es permitir el irrespeto o el abuso, sino tratar a los demás de manera igualitaria. La figura del docente en las escuelas es fundamental para las mediaciones en el aprendizaje de lo social. Esta es una de las razones por las cuales la educación presencial recobra importancia en el contexto de las mediaciones tecnológicas virtuales y a distancia, por el acercamiento con los compañeros y los maestros, la vivencia cotidiana, el consejo directo y a tiempo y el ejemplo que se brinda a las nuevas generaciones. Pareciera que el conocimiento sigue siendo el centro de la formación, no el desarrollo del ser en todas sus dimensiones y valores; sin embargo, no se puede desconocer que es fundamental en el crecimiento personal y en la actitud que se asume ante la vida, el trabajo, la familia, la naturaleza y la sociedad. La aprehensión del conocimiento despierta unas mediaciones de acercamiento motivado a él, de lecturas, interpretaciones, razonamientos, críticas y reconstrucciones que deben dinamizar las acciones educativas. La planeación de actividades didácticas es fundamental para no improvisar y seleccionar las mejores acciones que involucren al estudiante en relaciones con el saber para la estructuración de su propio pensamiento y de su propio esquema conceptual. La estructura conceptual del estudiante ha de ser integrada, unificada, completa; por ello, la parcelación disciplinar es contraproducente pes confunde a los estudiantes y ante los problemas de la vida su reacción, como ser humano es integrada, globalizada, incluso emocional y sentimental a la vez. La aprehensión del conocimiento si bien es por el aprendizaje del conocimiento per se, no deja de ser el medio eficaz para el desarrollo de las capacidades cognitivas del ser humano. El desarrollo de la memoria, de la capacidad de análisis, de síntesis, de deducciones, interpretaciones, razonamientos válidos y maduros se logra con el mejor manejo de la información que se tiene y con la aplicación de enfoques y teorías producto de del saber estudiado.
Sin embargo, se llama la atención a los maestros, para que reflexiones, si hoy por hoy, lo importante en la educación es la memorización del conocimiento o el uso qué se haga de él por parte del estudiante. El conocimiento significativo es funcional, aplicable, valido para solucionar los problemas que se le presenten en la vida al estudiante, y no solo para solucionar los problemas dentro del contexto escolar. El más importante es el que se puede aplicar y revalidar en la vida social y productiva. Se reitera que las acciones que median entre la aprehensión del saber y el estudiante han de ser vivenciales, aplicables, significativas, solucionables de problemas sociales y productivos, válidas social y éticamente. De esta manera se garantiza que las actividades no serian desmotivadoras, aburridas, repetitivas y sin ninguna validez para los estudiantes. El uso de medios educativos es una gran ayuda en el proceso de intermediación con el saber y las vivencias. Los medios educativos han de ser funcionales también, que despierten la motivación, el interés, las ganas por experimentar, probar, dominarlos y utilizarlos. Los recursos educativos no son para mostrarlos únicamente a los estudiantes o para el uso exclusivo del maestro. Principalmente deben estar a disposición de los estudiantes para que sean la herramienta eficaz para el acercamiento al conocimiento. Los medios en la educación cumplen el papel de incentivadores, de facilitadores para un aprendizaje eficaz. Si bien cumplen el rol de facilitación de la enseñanza, también lo son para permitir el aprendizaje y, en muchas ocasiones, no solo el aprendizaje, sino el desempeño social y profesional. Las TIC cumplen en la actualidad un excelente papel para el desarrollo del conocimiento, de las habilidades y destrezas de los estudiantes y le ponen en contacto con el mundo social; por ello son un aliado de los docentes para facilitar la comprensión de los saberes de los estudiantes y permitirles un crecimiento autónomo e independiente. Sin embargo, la orientación debe estar a la orden del día puesto que en la Web existen miles de sitios que son catalogados como inapropiados para infantes y adolescentes y los mismos saberes deben validarse y depurarse. Las actividades que se desarrollen para los aprendizajes de manera presencial o virtual son un medio para el desarrollo de competencias, entendiendo a las competencias el conjunto integrado de conocimientos, habilidades, destrezas,
actitudes y valores que le permiten a una persona un desempeño eficiente en el medio ambiente, el medio social y el medio productivo. Las actividades se diseñan, proponen y ejecutan considerando los aspectos que queremos desarrollar en los estudiantes, sean estos los aspectos cognitivos, afectivos o actitudinales. Desarrollar acciones por si mismas sin claridad en su objetivo, es un activismo y por lo general, no contribuye al desarrollo de competencias, ni de conocimientos disciplinares. No hay que perder de vista la articulación de los saberes con las actividades que se desarrollen, puesto que en los estudiantes deben estar integrados, debido a que en las relaciones de la vida las situaciones se abordan de manera unificada, no de manera disciplinar, por ello, es mas importante la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad que la parcelación disciplinaria en los currículos. La mediación curricular debe concebir el saber unificado, incluso en el desarrollo de destrezas físicas, pues la expresión personal, se hace con la totalidad corporal, afectiva y cognitiva. Así se comunica y vive en los diversos ambientes que le toca interactuar. Los diversos ambientes naturales, sociales, culturales y productivos pueden convertirse en formativos en la medida que exista la intencionalidad de enseñar y aprender en y a través de ellos. Los ambientes han de brindar los mecanismos para aprendizajes significativos y eficientes, contar con los equipos, herramientas y materiales en la medida de lo posible, reales, para que el acercamiento con la realidad sea objetivo y válido. Un ambiente simulado es muy importante, pero un ambiente real es más significativo. Claro esta que guardando las debidas normas de seguridad para el estudiante. La recursividad docente para plantearle ambientes diversos y reales a los estudiantes es un reto a la creatividad y al rompimiento de los limites de la escuela; puesto que el ambiente escolar, en ocasiones esta alejado de la realidad existencial de las comunidades académicas y estudiantiles. El estudiante debe tener la oportunidad de mediar con sus compañeros, con el docente, con el conocimiento, con los medios, con el ambiente y con la vida desde perspectivas reales y contextos respetuosos.
El Aprendizaje Insistimos en que el centro del proceso educativo es el estudiante, y esto significa que el reto es que se estructure como persona, como ser humano capaz de afrontar su vida con madurez, responsabilidad, eficiencia, civismo y proactividad. El proceso de aprendizaje es el que determina la efectividad del sistema educativo y del proceso de enseñanza en la medida que los logros de los estudiantes son lo que valoran la efectividad de los métodos, de las actividades y de las mediaciones producidas. La falta de aprendizaje no es más que un signo de deficiencia didáctica en donde hay necesidad de encontrar la falencia; la cual puede estar en el currículo, en la planeación, en el docente, en el método, en los medios, en el ambiente educativo o en el estudiante mismo. Lo anterior nos indica que existen factores intrínsecos y extrínsecos al estudiante que facilitan o no que el aprendizaje se de. Dentro de los factores intrínsecos al estudiante está su edad, su nivel intelectual, su desarrollo cognitivo, sus limitaciones físicas, su nivel de nutrición, salubridad, motivación, intereses, necesidades, participación y dentro de los factores extrínsecos al estudiante están los ya mencionados relacionados con: el currículo, el tema, la actividad propuesta por el docente, la planeación, el docente, el método, los medios, el tiempo, el ambiente educativo. En el proceso de aprehender el conocimiento entran en juego las capacidades cognitivas del estudiante; tales como: la observación, el análisis, la síntesis, la inducción, la deducción, la generalización, la aplicación, la transferencia entre otras capacidades. Por consiguiente, las actividades didácticas deben incentivar el empleo de cada una de estas capacidades, con lecturas, síntesis, cuadros sinópticos, esquemas, críticas, ensayos, diálogos, discusiones, juego de roles, etc. que obliguen a la investigación, la reflexión y el análisis. Ahora bien, desarrollar conocimiento no es suficiente para un aprendizaje significativo; el desarrollo de valores, actitudes, ideologías, sentimientos y control de emociones en ocasiones es más importante que estar en contacto con la información disciplinar. El desarrollo como ser humano implica la introyección de valores éticos y morales que permiten la convivencia pacífica, la interrelación armoniosa, el sentimiento de ayuda y colaboración, la unidad familiar y comunitaria, la compasión, el respeto y la integración social.
Hay un compromiso claro de la escuela para formar hombres de bien, verdaderos seres humanos capaces de convivir cívicamente, de jalonar a las poblaciones de las nuevas generaciones al respeto y al amor por la cultura local, regional e internacional. Es un reto escolar que sus egresados pongan en práctica los valores aprendidos en la conformación familiar, el respeto al género opuesto, a la aceptación de la diferenciación y la diversidad sexual. La transformación de la sociedad esta en manos de los jóvenes, por es deben tener el mayor aprendizaje posible, para que sus decisiones sean acertadas. Las destrezas físicas y aspectos corporales también son objeto de desarrollo de aprendizajes; tales como caminar, correr, saltar, coordinar, equilibrar, ser diestro en los deportes, para subir, bajar, reptar, rodar, etc. Solo que se propone que no sean objetos de aprendizaje aislados, sino integrados a todos los saberes que hacen del ser humano un ser integral, único y completo. Aprender implica crecimiento, mejoramiento y desarrollo de aspectos cognitivos, de destreza, actitudinales de manera articulada e integral para un desempeño eficiente en el medio natural, social y productivo. Los objetivos académicos y disciplinares son medios para la obtención de seres humanos cabales, cívicos, respetuosos y productivos. Debe quedar claro, que antes que profesionales eficientes debemos conseguir seres humanos autónomos, libres y colaborativos. El aprendizaje, entonces será adecuado si obedece a las motivaciones de los estudiantes, a sus intereses y a sus necesidades. No atender estos aspectos sería descontextualizar la formación y forzarlos al cumplimiento de acciones que no le satisfacen, no le ven importancia y que generaría indisciplina y desobediencia. El llamado entonces, es a centrar la formación en el estudiante y no en el programa o currículo. Un estudiante motivado, es un estudiante dispuesto a aprender, a realizar las tareas que se le propongan pues encuentra significado a lo que realiza. El estudiante que posee motivos para aprender es un estudiante que lidera s propio aprendizaje y facilita el desarrollo curricular. Por lo general, los intereses son intrínsecos y obedecen a la edad, género y motivaciones personales. El maestro ha de descubrir los intereses, los sueños, las pretensiones de sus estudiantes para poder adaptar, ajustar la enseñanza a estos intereses y pretensiones. El maestro es el adulto maduro, experto en didáctica que promueve las acciones a partir de las motivaciones e intereses de los estudiantes.
Por lo general, los adultos creemos cocer las necesidades de los estudiantes y no las investigamos con los implicados directos, por ello caemos en muchos errores, antes de entrar a satisfacer las necesidades de estudio y crecimiento personal. Es cierto que las necesidades básicas deben estar satisfechas para lograr un buen aprendizaje; necesidades como la alimentación, la vivienda, el vestido, el afecto familiar son fundamentales y primordiales para dedicarse al aprendizaje escolar. Si estas necesidades no están satisfechas, la escuela entra a suplir parte de ellas y al docente, por lo general, le corresponde desplegar amor entre sus estudiantes, pues la carencia del afecto es motivo suficiente para un desgano por el aprendizaje o un aislamiento irracional, o agresiones aparentemente injustificadas. Existen otras necesidades, no menos importantes que si se pueden satisfacer en el ámbito escolar, como las de socialización, de ser reconocido y respetado, saber para integrarse, saber para poder, autodenominarse, conocerse, reconocerse entre los demás, contar con los útiles para aprender, contar con transporte para llegar y salir a tiempo, a ser escuchado, poder opinar, a ser corregido con aprecio, a contar con ambientes dignos, a jugar, divertirse, ser feliz. El estudiante debe tener la oportunidad de rozarse con muchos objetos de aprendizajes, provenientes de las ciencias, las ideologías, las religiones, la naturaleza, la sociedad, los deportes, las artes, la cultura en general, para que pueda irse afinando y expresando su vocación. El aprendizaje se da por las motivaciones, los intereses y según las predominancias personales. Hay quienes aprenden observando y son mucho más visuales que otros de su misma edad. Hay quienes aprenden escuchando, hay quienes lo hacen sintiendo. Por lo anterior debemos afirmar que hay aprendices con predominios visuales, otros con predominios auditivos, otros sensitivos y esto marca ritmos. También los hay con pensamiento matemático, otros con predominio de pensamientos lingüísticos, otros musicales, otros sociales y da origen a una gran gama de inteligencias múltiples e inteligencia emocional. Grandes autores, como Gardner, ha explicado las inteligencias múltiples que se da en la raza humana. Los maestros, han de reconocer que están frente a individuos diferentes, frente a personas con capacidades diferentes, con gustos y sentimientos diferentes y que han de seguir siendo diferentes, simplemente porque su naturaleza lo demarca así. Querer homogenizar los grupos es un error pues seguirán siendo heterogéneos, con ritmos de aprendizaje diferente, con tendencias cualitativas diferentes y a la postre serán adultos diferentes.
Aprender es desarrollar competencias y éstas involucran el desarrollo de conocimientos, de habilidades, de destrezas, de actitudes, de hábitos y valores que le permiten la vida social, la convivencia, el afianzamiento de sí mismos, el manejo de la información, la aplicación de métodos y procedimientos para seguir aprendiendo en un claro proceso de crecimiento personal y profesional. La labor docente esta, pues, ante esto, en facilitar los recursos y medios necesarios para que ese desarrollo sea armónico, fácil, agradable y vivenciando momentos de felicidad y retos para ser mejor. 2. La Planeación de procesos educativos (Unidad No. 2). La planeación es un proceso viable dentro de la administración que consiste en prever las situaciones y circunstancias que pueden darse en la consecución de unos resultados, objetivos o metas especificadas. En el campo educativo implica la guía organizada y sistematizada de la praxis pedagógica. La planeación se convierte en guía de los integrantes de una organización o institución educativa por cuanto precisa qué hay que hacer, cómo, para qué, cuando, quién, con qué, dónde y hasta por qué hacerlo. Al ordenarse secuencialmente las acciones indicando los responsables, facilita el control y se verifican los resultados, que pueden ser insumos para otras acciones y nuevos resultados. El control de lo planificado permite reorientar los procesos, superar a tiempo debilidades, retomar el rumbo señalado y conseguir los insumos necesarios para garantizar el éxito en los resultados. Perite la estructuración de actividades seleccionadas, las mismas que en el criterio del planificador, da los mejores resultados con menor esfuerzo. La educación si bien está estructurada con fundamentos, filosofía, modelo pedagógico institucional, se hace posible por la planeación en las distintas instancias que componen el sistema educativo. Por eso se planifica a nivel nacional, regional, local e institucional y en cada instancia se fijan las metas, resultados y objetivos que guían las acciones de esa instancia y las subordinadas a ella. La educación es posible por la praxis pedagógica; es decir, porque se operacionaliza y ejecuta lo previsto, porque la filosofía y modelos pedagógicos se plasman en los ambientes educativos y son posibles solo en los procesos de enseñanza, de aprendizaje y de evaluación de los aprendizajes y, a largo plazo, por los comportamientos de los sujetos de la educación en la cual recayó la accione educadora.
La praxis pedagógica es dinámica, activa, realizable y aunque obedece a una ideología o filosofía puntual, puede ser revisada, evaluada y reajustada a nuevas circunstancias para garantizar el mejoramiento de la misma. La reflexión, el análisis y la comprensión de los aspectos ejecutados en educación, permite los ajustes, las adecuaciones y los planes de mejoramiento. La educación en abstracto solo es posible en las obras de filosofía de la educación; pero la praxis pedagógica es real, objetiva, palpable y por ello se vuelve manipulable, perfectible, mejorable. La perfectibilidad de la praxis pedagógica la hace dinámica, aplicable, experimentable y repensable, viéndose las innovaciones y los cambios en los procesos metodológicos que se desarrollan en las ejecuciones de los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación. Los directivos dejan entrever sus filosofías educativas a través de los planes y proyectos educativos institucionales, así como los administradores los dejan plasmados en los proyectos educativos de cada programa de formación que coordinan; los comités curriculares lo plasman en las políticas, planes de estudio, visión de los programas y proyecciones futuras; los coordinadores y jefes de área en las programaciones y los docentes principalmente por la planeación de las sesiones de clases, en cada una de las actividades y en la forma como llevan sus relaciones y enseñanzas cotidianamente. Cada planeación especifica los logros, metas u objetivos deseados. Esto marca la pauta a seguir en cada paso, determina el rumbo institucional o de cada actividad y es como una brújula que no permite que los docentes y estudiantes se pierdan en el mar de las disciplinas, de las actividades y de la cotidianidad de las instituciones educativas o escuelas. Según los objetivos y los resultados, así son los métodos que se seleccionen o diseñen para lograrlo. Existe una correlación directa entre lo deseado y los mecanismos trazados y recursos para lograrlo. En los procesos de enseñanza y de aprendizaje, los métodos marcan el camino a seguir por estudiantes y docentes para llegar a una meta deseada. Este camino no siempre es rígido, sino flexible, o sea que permite la innovación el cambio según las motivaciones, intereses y necesidades de la comunidad educativa. El Proyecto Educativo Institucional –PEI- es el documento que recopila la filosofía administrativa, pedagógica y didáctica de los directivos que proyectan al futuro la
institución y marcan el derrotero seguro para las funciones que han de realizarse dentro de la institución educativa. Es un gran planificador estratégico que determina la misión, la visión, los objetivos, las políticas, las funciones, los responsables, las acciones, los presupuestos y financiamientos de proyectos y acciones regulares, los recursos, los tiempos y satisfacen las expectativas del estado de criterios de calidad y de exigencia estipulados para cada una de las realizaciones en los procesos misionales, de apoyo y financiero que han de realizarse en la institución. Por su parte los Proyectos Educativos de Programa –PEP- especifican los lineamientos curriculares de un programa específico. Su misión, objetivos, visión, competencias genéricas, especificas transversales a lograrse en la formación de los sujetos a los cuales va encaminado el proyecto formativo. Presenta de manera organizada los ejes, áreas y asignaturas o módulos que han de desarrollarse con el programa; el perfil de entrada, el perfil de salida, las intensidades horarias, el número de créditos, la secuencialidad en la adquisición de los saberes, el perfil de los docentes para cada módulo de formación y los recursos administrativos, pedagógicos, medios educativos y presupuesto para lograrlo. Los PEP especifican criterios de calidad para un desarrollo armónico y éxitos del programa. Al ser un documento planificado, o sea ordenado y sistemático, permite un control periódico y unos ajustes a tiempo. El PEP está a tono, en una simbiosis armónica y dinámica, con el PEI; pues, sin esa articulación los programas de una institución no podrían desarrollarse. Por ello la necesidad de acordar en eventos académicos las filosofías educativas de directivos, administradores y docentes como mecanismo para evitar el caos académico ya administrativo. Aunque se dé la pluralidad ideológica institucional en materia educativa, es necesario un mínimo de consenso en las políticas, estrategias y acciones a desarrollar con los estudiantes, para evitar la desorientación en la formación y la desintegración en la formación de sujetos en un mismo programa. Un PEP puede presentar el siguiente contenido:
Introducción Denominación académica del programa Justificación del programa Aspectos curriculares del programa
Organización de las actividades académicas Investigación
Relación con el sector externo Personal docente Medios educativos Infraestructura física Evaluación de las condiciones de calidad de carácter institucional
El PEP presenta el plan de estudios a seguir, como síntesis estructurada, reflexionada que apuesta que, con esas disciplinas o saberes, se logra el tipo de persona o profesional, especificado en el PEI y en el PEP. Por lo general el plan de estudio especifica cada asignatura, su secuencialidad, su intensidad horaria, su número de créditos y apunta al logro de competencias genéricas, específicas y transversales fundamentales en el ciudadano o profesional que se quiere formar. Entiéndase que las competencias implican conjunto de capacidades y acciones que permiten la eficiencia en el comportamiento de la persona para un desempeño eficiente en la convivencia familiar, ciudadana o el desempeño profesional. El conjunto de competencias determinan el perfil de competencias que deseamos se desarrollen en los estudiantes. Las competencias genéricas son aquellas que se demuestran con el comportamiento general de la persona; en sus relaciones interpersonales, en su vida cotidiana como persona, en su capacidad para pensar bien, hablar bien, comunicarse adecuadamente, velar por su salud y la de la naturaleza y sus semejantes, adaptarse a las circunstancias y transformar el medio socio cultural cuando sea necesario para el bien de él y de la comunidad familiar o social en la que se desenvuelve. Por su parte las competencias específicas son aquellas capacidades y realizaciones que le permiten demostrar sus dominios en la ejecución de funciones laborales propias de un oficio, de una ocupación o de una profesión. Caracterizan a un profesional o trabajador y lo diferencia de otros por sus dominios discursivos y operativos. Las competencias transversales son dominios en las realizaciones de las acciones que no diferencian una ocupación o profesión de otras. Son comunes a varias o a muchas o está presente en todos los trabajadores; tales como la capacidad para trabajar en equipo, para solucionar problemas, para plantear iniciativas, para
manejar equipos como los PC, para asegurar la salud ocupacional, para salvaguardar la vida. Un perfil de competencias deberá, entonces, especificar las competencias que se desea dominen los sujetos de la educación al cual va dirigido el plan de estudios diseñado. La planeación en educación se enmarca en las normas propias de la vida del país, la región y la localidad sin descuidar, las normas internacionales, por cuanto el mundo globalizado actual, exige que cada persona desarrolle competencias que le permitan transferir sus saberes y dominios a otros ambientes culturales. La normatividad educativa implica las leyes, los decretos, las resoluciones, los acuerdos y reglamentos institucionales que controlan los comportamientos y permiten el uso de la libertad racional, el disfrute de los derechos, el respeto a los derechos de los demás y el cumplimiento de deberes en contextos de convivencia sana y productividad. La normatividad se ve plasmada en las políticas, reglamentos, manuales y guías que orientan la vida de la institución educativa en los aspectos administrativos, sociales y pedagógicos propiamente dichos. Los docentes han de reconocer las políticas administrativas, pedagógicas y sociales de la institución donde están laborando con el objeto de aplicarlas, controlarlas y hacerlas plausibles a través del proceso de enseñanza que orientan. A la vez son criterios de evaluación en el comportamiento asumido por el estudiante en su proceso de aprendizaje y permite reorientarlos con base en las normas institucionales. Lo planeado es una herramienta al servicio del estudiante por canto puede exigir el dominio en lo prometido por la institución en sus planes, controlar a la docencia para el desarrollo curricular y liderar su propio aprendizaje autónomamente. Este es uno de los grandes beneficios de la planeación al servicio de los estudiantes, implicados directos como sujetos en los cuales recae su acción, primordialmente. El docente manejará el plan de sesión o el plan de clases para evitar la improvisación de los aprendices, para que haya claridad en lo que se desea, para que la apropiación de los procedimientos, métodos y técnicas por parte del estudiante sea efectico y fácil, para que los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes, estén claros desde el inicio de la formación y el estudiante sepa que le evaluarán como logro desarrollado por él.
El plan de clase especificara paso a paso lo realizable en la sesión, los resultados deseables y posibles con sus criterios de calidad; de esta manera su empeño se verá reconfortado al ir logrando paso a paso lo deseable por el docente y la comunidad educativa, él incluido. El plan de clase especifica la competencia o elemento de competencia a desarrollar, los contendidos, las actividades a realizar, los medios con los que se debe contar en términos de equipo, herramientas y materiales, el ambiente, las fuentes del conocimiento y la forma como deberá estudiar con los condiscípulos para el logro del desempeño solicitado. Normalmente pueden especificar las técnicas, criterios e instrumentos de evaluación de los aprendizajes. Especifican los planes de sesión si la evaluación se hará de los conocimientos desarrollados, del proceso empleado para la aprehensión del saber o de los resultados o productos elaborados y presentados por el estudiante. Co esta información el estudiante ve justa la valoración que se le hace si se ciñe a lo planificado y elaborado o presentado por él. Una actividad puede ser desarrollada en una sesión e implica la realización del estudiante para el logro de resultados especificados en la planeación de la sesión o de la asignatura o módulo. Un plan de sesión podría tener los siguientes componentes:
Identificación de la institución, el programa, la unidad de formación. Identificación del curso o grupo Fecha y lugar de desarrollo de la sesión. Objetivos o competencias a desarrollar Temas básicos que apoyan el desarrollo de la competencia Resultados de aprendizaje que se desean. Estrategia metodológica a emplear con sus respectivas técnicas a aplicar y actividades a realizarse Equipos, herramientas, materiales necesarios para el desarrollo de las actividades. Evaluación de los conocimientos, proceso y productos desarrollados por los estudiantes. Trabajo independiente del alumno o tarea fuera del ámbito escolar.
Fases de la Planeación. Toda planeación en el campo educativo, deberá pasar por cinco fases: diagnóstico, análisis, diseño, implementación y evaluación. El diagnóstico es la fase de la planeación que implica una revisión de las condiciones, características y estados de los procesos factibles de planeación, afín de producir el conocimiento necesario y suficiente que permita un apoyo real para las acciones y su mejoramiento. Encierra escudriñar varios aspectos y diferentes factores causales y consecuenciales que de alguna manera afectarían las realizaciones posteriores. El diagnostico sirve para formular los aspectos de la planeación tanto de carácter ideológico como operativo, en la medida que se espera que el planeamiento formulado responda realmente a las necesidades e intereses de la organización. Por ejemplo, en la formulación del PEI, es necesario que en el diagnóstico se exploren las tendencias socioeconómicas de la región, las prospectivas de desarrollo, las necesidades de educación y de cultura para que en una interpretación de esa realidad se formulen misiones, visiones y objetivos que respondan a esas tendencias y necesidades desde la institución. En articulación con el PEI, los programas (PEP) que se diseñen responderán de manera armónica a esas necesidades y a su vez, el PEP, ha de explorar los otros programas afines de la región o el país para estar a tono con las tendencias nacionales e internacionales en educación, para marcar las diferencias y conformar un todo unificado y coherente en la institución. El educador, por ejemplo, en el diagnóstico de sus estudiantes para planear una sesión, ha de revisar los conocimientos previos, la línea base de motivación que manejan, la tecnología que tienen a su alcance, el perfil profesional o de competencias a que aspiran y con ello consignar, en el plan, los aspectos relevantes que den respuesta cierta a las necesidades de aprendizaje. Una vez obtenido el diagnóstico, se procede a la revisión de los resultados del mismo con el ánimo de desmenuzar los elementos constitutivos y resaltar los aspectos negativos, positivos e interesantes que se puedan presentar. En ocasiones se revisan las causas del porqué se dan así las características y condiciones con sus respectivas consecuencias, lo cual da claridad para poder proponer estrategias, métodos, procedimientos, recursos o actividades que sean factibles, adecuadas, válidas y evaluables.
El examen detallado de los aspectos encontrados permite extraer los elementos a mejorar y precisar lo que se desea plasmar de manera específica en el plan. Para esto pueden diseñarse matrices donde se realicen comparaciones y deducciones. El diseño hace alusión a la escritura del plan propiamente dicho. En él se expresan de manera clara los componentes para que puedan servir de guía en la ejecución y control posterior. Alguna de sus cualidades son la claridad, la precisión y la facilitación para el seguimiento, control y evaluación tanto de lo planeado como de lo ejecutado. En ocasiones los componentes se vacían en matrices que facilitan la lectura y comprensión de lo planeado estableciendo vínculos entre ellos. El diseño estipula, por lo general, los objetivos, las metas, las formas y métodos, los recursos, los responsables de las actividades y los tiempos en que éstas deben cumplirse; de esta manera, se torna en una fase clave y fundamental en el proceso de planeamiento. Una vez plasmado por escrito lo que se desea (diseño), la organización debe garantizar los espacios, equipos, herramientas, materiales y personas necesarios para la ejecución de las acciones previstas; sin esto, no puede desarrollarse adecuadamente lo planeado y, en consecuencia, se alterarían los resultados esperados. Para la implementación será necesario la inversión y adquisición de lo anunciado anteriormente, la realización de contratos de trabajo, el establecimiento de convenios, arriendos, marketing y demás aspectos normativos o no necesarios para tener los ambientes adecuados y funcionales para la puesta en marcha de las actividades diseñadas. La evaluación o fase final de la planeación, se caracteriza por ser un proceso continuo y presente en cada una de las fases anteriores para verificar, comprobar y constatar que lo planeado sea válido y pertinente. Igualmente se hace vigente, la evaluación, al final de la fase de ejecución de lo planeado; es decir, en el proceso administrativo, después de la planeación sigue la ejecución y el control y, la evaluación se hace presente nuevamente, no solo para evaluar lo ejecutado, sino para evaluar lo planeado, ya que en ocasiones los logros, éxitos o fracasos pueden deberse en gran medida a lo planeado y ahora, harían parte del diagnóstico para la posterior planeación.
Principios de la planeación. Son principios de la planeación el ordenamiento, la flexibilidad, la objetividad, la integración y la diversificación. El ordenamiento hace alusión a que las actividades que se programen en el plan se presenten de manera ordenada y secuencial, de esta manera se evitan los equívocos y se puede hacer un seguimiento de las ejecuciones. Al ser una guía lo planeado; esta guía debe ser clara, precisa y metódica. Implica la precisión de los términos utilizados en su redacción, que no dé pie a ambigüedades o vaguedades. La lógica debe estar presente en el plan desde el inicio hasta el final. La flexibilidad demanda apertura a los cambios, aceptación de ajustes y adecuaciones en el camino con el fin de garantizar el éxito en la ejecución. Para que este principio se haga evidente, la mentalidad de los administradores y ejecutores no puede ser rigurosa y reacia a los cambios. Hay que considerar que por muy bien hecha que esté una planeación, las circunstancias pueden obligar a modificaciones y justes, que es mejor aceptar e implementar a tiempo que no hacerlo y correr el riesgo de daños o fracasos. El plan debe permitir afrontar los imprevistos y asumir nuevos cursos de acción que se ajuste a las condiciones cambiantes del entorno. La objetividad es el esfuerzo constante de los administradores y ejecutores del plan por dejar de lado los aspectos subjetivos como las emociones y sentimientos. La objetividad demanda evaluar continuamente lo planeado y ajustarla a tiempo si se encuentran aspectos por mejorar sin dejarse llevar de las emociones. Implica la factibilidad del plan, que sea posible y probable su realización, que no sea inoperante o demasiado ambicioso que se torne irrealizable. La integración nos expresa la unidad de lo planeado, la coherencia que debe existir entre cada una de las partes componentes del plan, la articulación entre sus elementos y la presentación unificada del plan. No debe presentarse inconsistencia entre los objetivos y las estrategias para lograrlos, por ejemplo. El plan debe estar integrado a planes mayores y a proyectos o planes derivados de él que marquen lógica, coherencia y factibilidad.
3. Orientación de procesos educativos (Unidad No. 3) En el contexto de esta disertación, se entenderá orientación de procesos educativos como símil de orientar clases. Por tal motivo, implica el conjunto de actividades que contribuyen al desarrollo del aprendizaje en ambientes formativos. Es la ejecución del acto pedagógico donde se dan las mediaciones, las relaciones y los aprendizajes. El profesor, también conocido como educador, maestro, facilitador o docente, es la persona que lidera la enseñanza; es decir, organiza el ambiente, los medios y las circunstancias para que se pueda dar el aprendizaje. En la época clásica grecorromana, siglos antes de la era cristiana, se caracterizaba la educación como magistrocéntrica, es decir, el maestro era el centro del proceso educativo. Sus enseñanzas, explicaciones y visiones no eran discutidas, sino aceptadas incluso de manera literal y los alumnos debían repetir literalmente lo expresado por el maestro. Esta era el criterio de aprender, la repetición fidedigna. Sin embargo, este concepto varió con el paso de los siglos, principalmente cambio con la aparición del enciclopedismo, con la ilustración y con la expansión del saber a través de la imprenta, dando paso a la época denominada logocentrismo. El conocimiento como centro del proceso educativo. Aun pasados los siglos prevalecen tanto el magistrocentrismo como el logocentrismo, aunque nuestra época sea más centrada en el ser humano, sea niño, joven o adulto. La persona humana como centro de los intereses, procesos y objetivos educativos. Aunque hayan pasado los siglos, prevalecen muchas de las características de las épocas anteriores y el maestro sigue siendo un agente fundamental en la educación de las nuevas generaciones. En la escuela contemporánea las actividades parecieran que son ahora el centro de los procesos educativos. La preocupación de los educadores son el diseño de acciones, la secuencia de actividades, la selección de aquellas que despierten el interés, la motivación y comprometan más aspectos de la persona. Al orientar las actividades, se espera que las que se realicen apunten a desarrollar las capacidades cognitivas, o las habilidades intelectuales, o las destrezas motrices, o las actitudes y los comportamientos sociales. La actividad será mejor si integra muchos de los aspectos de la persona y permite que esta ponga en juego
todo su ser para reconstruir los saberes, o apropiarse de ellos, o desarrollar sus capacidades o sus competencias personales y profesionales. Claro que no hay que dejar de lado que, la orientación de procesos educativos es también, una parte de la psico-orientación pedagógica que promueve y apoya las asesorías pedagógicas, psicológicas y socio-económicas para el desarrollo de las capacidades y del comportamiento adecuado del ser humano. Sin embargo, esta función profesional, la ejercen principalmente los psicorientadores y psicopedagogos en las escuelas o los especialistas en psicología educativa. La orientación de procesos educativos cumple el propósito de vincular el desarrollo individual o personal al social y productivo del país y del mundo. La labor docente trasciende la capacidad de dirigir una actividad en una sesión pedagógica, para conducir a los estudiantes a una integración con la sociedad a través del cumplimiento de unas funciones profesionales o productivas que han de contribuir al desarrollo personal y familiar de cada uno de los educandos. La orientación del acto pedagógico, no debe ser arbitrario, ni improvisado, sino que debe estar en íntima relación con la planeación del currículo, con el plan de estudios, con la planeación de la asignatura y por supuesto, con la planeación de la clase especifica. Ejecutar la formación implica atender a los ritmos de aprendizaje de los estudiantes; es decir a las velocidades de cada alumno para aprehender los conocimientos, comprender los temas, apropiarse de los conceptos y desarrollar sus destrezas, actitudes y comportamientos. Aprehender desde el punto de vista conductista, implica un cambio de comportamiento, pero, este cambio de comportamiento se desarrolla a ritmos diferentes según las características de cada quien. Estilos de aprendizaje. Ahora bien, un mismo estudiante puede desarrollar ritmos veloces para algunas asignaturas, temas o acciones y ser lento para otras asignaturas u otros temas. De ahí la necesidad de conocer lo mejor posible a los estudiantes y adaptar las estrategias didácticas a los grupos y a las personas. Por consiguiente, el educador deberá reconocer los estilos de aprendizaje de los estudiantes; entre los cuales se pueden reconocer los siguientes: Estudiantes de estilo innovador: Son quienes tienen alta capacidad para imaginar, se interesan por las personas, proveen ideas, son considerados los profetas de su
grupo, no desean ofender, ni dañar a sus compañeros; prefieren observar, en ocasiones no toman decisiones, presentan dificultad entre varias alternativas, pueden perder oportunidades; les agradan las escrituras creativas, las historietas, la poesía, son buenos para elaborar carteleras, dibujos, decoraciones, son buenos para los dramas, el juego de roles, las adivinanzas; por consiguiente se recomienda que el educador les brinde oportunidades para que pongan en juego su imaginación y creatividad, les cree una atmosfera cálida en las relaciones, de confianza, amistosa, les escuche con atención, y comparta con ellos. Los estudiantes de estilo analítico, se identifican porque aprenden mediante el uso de conceptos abstractos, son pensadores ordenados, buenos organizadores, tienen habilidad para definir problemas, les gusta la investigación; sin embargo, presentan dificultades para hacer aplicaciones prácticas y se encierran en sus pensamientos abstractos; por consiguiente, se recomienda que el educador provea oportunidades para la investigación, asigne tareas relacionadas con concordancias, mapas, diccionarios, formule preguntas que los hagan pesar, les presente rompecabezas, escrituras codificadas, exámenes sobre temas estudiados, ejercicios donde puedan comparar y analizar resultados o procedimientos. Por su parte, los estudiantes cuyo predominio es el sentido común, se identifican porque tienen habilidad para resolver problemas, aplican nuevas ideas a situaciones nuevas, aprenden por la experiencia directa, disfrutan ayudando a planificar nuevos programas, informan acerca de lo aprendido; sin embargo, pueden tomar decisiones apresuradas, a demostrar falta de enfoque, a tener pensamientos dispersos, a cometer errores en la identificación de problemas; por consiguiente, se recomienda a los educadores el uso de códigos, emplearlos en la elaboración de carteleras, presentarles actividades de arte y manualidades, inventar dramas, plantearles debate, aplicar verdades bíblicas, ser puntual, darles la oportunidad de probar lo que han aprendido, dejarlos informar sobre lo que han realizado y no exigirles la memorización. Los estudiantes de estilo dinámico, se identifican porque están orientados hacia resultados, les gusta hacer cosas, son buenos líderes, aprenden mientras hacen a la vez, corren riesgos; sin embargo, realizan a veces actividades innecesarias, en ocasiones no completan las tareas que inician, no son prácticos y a veces tampoco buenos planeadores, no les gusta las tareas apresuradas; Por ende, se recomienda a los educadores plantearles actividades competitivas, invitarlos a trabajar en equipo, a participar en dramas, a realizar actividades que requieran
mucha energía, darles oportunidades para que expresen su creatividad, ayudarles en la planificación de actividades manuales, pedirles que organicen el material a utilizar, solicitarles que planifiquen eventos y que eviten las rutinas. Conocer los estilos de aprendizaje de los estudiantes, trae algunos beneficios; tales como:
Planificar actividades variadas al gusto de todos los niños. La disposición de los niños durante la clase será más agradable y placentera. Los niños se estimulan para aprender. Los objetivos de la enseñanza se cumplen. El maestro trabaja más cómodamente.
Por otro lado, hay que reconocer que hay personas auditivas, otras con predominio de su capacidad visual, otras son más cinéticas y otras son multisensoriales. Por lo anterior, se recomienda animar a los estudiantes a participar de actividades variadas a fin de enriquecer sus estilos personales de aprendizaje; Planifique actividades que le permita a los niños participar activamente con su estilo de aprendizaje individual; en lo posible involucre los cinco sentidos en las experiencias de aprendizaje; al planificar tome en consideración el tiempo de atención, edad y grado de comprensión del grupo de estudiantes y verifique que cada alumno tiene una actividad para realizar de su agrado. Cada estudiante tiene sus motivos para aprender, ante ello el educador despierta motivos, incentiva a sus alumnos para que despierten el interés por la asignatura, el tema o la actividad a desarrollar. En el plan de sesión, el educador prevé los mensajes que entregará o las actividades que orientará para que se despierte el ánimo por aprender y atender en la sesión. La motivación es un proceso psicológico interno individual al cual no tiene acceso el docente, pero si puede incentivar, plantearle estímulos al alumno para que se despierte su interés por lo que se le propone realizar y así aprender con mayor facilidad. Téngase en cuanta que sin motivación, no hay aprendizaje. Atender la cultura, la historia de los aprendices es factor fundamental para orientar mejor el acto educativo, pues, el docente podrá ajustar las acciones a los intereses colectivos, considerará la edad, el sexo, las condiciones de los estudiantes para
no avergonzarlos y liderar acciones adecuadas a los intereses y necesidades de los educandos. Los interese varían según la edad y el sexo de los aprendices; así los niños de seis años, por ejemplo, les interesará realizar juegos que a los jóvenes de quince no. El buen educador lo tiene en cuenta para seleccionar actividades propias para cada edad. Plantear acciones lúdicas a jóvenes y adultos demanda de una selección de actividades propias a la edad de ellos. Si tiene en cuenta estos aspectos, no tendrá mayores problemas el educador y los estudiantes realizarán lo que se les solicite con agrado y satisfacción, produciendo el consecuente aprendizaje. Orientar para que aprendan con facilidad los estudiantes y con agrado, implica que el educador presente unos contenidos significativos para el alumno y les entregue los medios necesarios para que realicen las actividades propias para el aprendizaje de esos contenidos. Recordemos que hay contenidos cognoscitivos o declarativos, procedimentales o de desarrollo de destrezas y habilidades y valorativos y actitudinales; por lo tanto las didácticas empleadas deberán ser diversas acordes al énfasis de la esfera de la persona que queremos se desarrolle, afiance o llegue a dominar mejor el estudiante. No ha de perder de vista el educador que haga lo que haga en el campo educativo, la finalidad es el desarrollo integral y armónico de la persona, la integración al ámbito social y productivo con competencia y capacidad; permitir la madurez de la persona para que resuelva los problemas que le presente la vida y se una persona que tome decisiones, ponga en juego su creatividad e interactúe con compasión y amor. Los contenidos programáticos, o asignaturas, temas y subtemas, son un mecanismo para el desarrollo armónico de la personalidad. El tema es interesante que se aprenda, pero es mejor que se desarrolle la capacidad que permite su comprensión y la transferencia. El educador al orientar procesos educativos tiene en cuenta los fines, objetivos y propósitos de la educación, sea esta básica, media, superior o para el trabajo; considera además, los métodos, los medios, los ambientes, la tecnología a su disposición para hacer que se dé el aprendizaje. Los retos para el educador se centran en lograr que sus estudiantes aprendan bien para ser ciudadanos y profesionales de bien.
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