A FLOR DE PIEL
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POEMARIO DE ENRIQUE GARCÍA
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Es una ausencia en re-mayor, o la vigilia de la fe. Sentir así como que Dios, hoy no ha venido o no me vio. Es como el desamparo en un pañuelo que agita mi despedida en el andén. EvG
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Escribir es caminar por los terrenos de lo desconocido. Invitación al viaje.
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La poesía resulta a la vez puerta al mismo tiempo que puente y puerto. El acto de andar es determinante en la poesía
Enrique García, nació en La Plata, en el seno de una familia humilde. De padre albañil y madre lavandera, realizó estudios de ciencia económica, de literatura y de filosofía. Persigue modestas y pequeñas ambiciones. Entre ellas, manifestarse poéticamente. Hoy nos presenta su Poemario, la <ópera prima> poética que lo inmunizará contra la incerteza. Sigue los pasos de Machado, de Becquer y de Almafuerte, en eso de cultivar la pasión estética que, en el umbral de la edad madura, lo desborda.
A la luz de esta idea Enrique García forja su obra poética y encuentra en ella un vagabundeo sin fin, donde todo es proceso, devenir, transitar incesante e inquietante Enrique es uno de los mayores críticos de sí mismo. Suma de una vida dedicada a estudiar filosofía estética, la que analiza en el conjunto de la poesía en lengua española y de su relación con clásicos y contemporáneos. La sigue paso a paso a lo largo de un sendero, nos conduce a un viaje interior que abarca algunos de los libros más reconocidos de la poesía. Lo hace con inteligencia y con un rigor que no excluye la claridad ni la belleza del estilo. Así, desembocamos en el conocimiento de la gran poesía y en el de la esencia de la vida.
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[ ÍNDICE ] El ídolo roto……. …………….………………………...9 Reyes de papel……………...............................….11 Nostalgia de los jueves 23….…...…………………..15 Yo te convierto……………...……….....…………….18 Quién……………….…………………………............20 Misterio……………………………………….............22 Marchita y perfumada…………………..……………24 Un minuto gris………………………….........……….26 Ser y fantasía……………………………………….....28 El monstruo que tú ves…………….………….........30 La barcaza de Caronte…………………………….....32 Apenas……………………………………………….…34 El loco……………………………………................…37 Las uñas sucias………………………………………...39 La cruz que he visto esta mañana………….……....43 Tú me miras…………………………………...……….45 Las musas……………………………………………...47 Centauro…………………………………..…………...51 La gayola……………………………………………….54 No te duermas…………………………………………55 Das frau…………………………………………….......59 Himno cascabelero…………..…………………...….61 La certeza………………………………………..........62 Primera desocultación…………...…………………..63 Segunda desocultación……………………………...64 Deo volente……………………………………..........65 ¡Es linda la flor!...................................................66 Las gotas de lluvia……………………………….……67 La primaria……………………………………............70 Los ónimos………………………………………….….76 Volverá la poesía………………….……………..……77 El condenador…………………………………………78 Primer anatema ………………………………………79 Himno a la suprema rebeldía ……………………… 81
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A mi esposa, a mi hija y a mi nieta, a mi yerno, y a todos aquellos que hicieron posible, que al igual que el Fausto de Goethe, yo reclamara un poco mรกs de luz.
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[ Invocación Ajena ] De nuevo os acercáis, vagas formas que allá en los días de mi juventud os mostrásteis ya a mi turbada vista. ¿Intentaré yo reteneros esta vez? ¿Siento mi corazón inclinado todavía a aquellas ilusiones? Estáis pugnando por acercaros a mí. En buena hora: podéis disponer, tal como del seno de los vapores y de la niebla os alzáis en torno mío. Siéntese mi pecho estremecido como en mis juveniles años por los mágicos efluvios que en vuestro desfile os envuelven. Aportáis con vosotras las imágenes de placenteros días; álzanse muchas sombras amadas, y semejantes a una añeja leyenda medio olvidada, resurgen con ellas el primer amor y la primera amistad; renuévase el dolor, y el lamento vuelve a seguir el laberíntico y extraviado curso de la vida, nombrando los seres queridos que, burlados en horas risueñas por la fortuna, desaparecieron antes que yo. No oyen ya los siguientes cantos las almas para quienes yo entoné los primeros; cual polvo se ha esparcido la multitud cariñosa, y se han ido perdiendo ¡ay! los primeros ecos. Resuenan mis acentos para una muchedumbre desconocida, cuyo aplauso mismo llena de inquietud mi corazón, y aquellos que en otro tiempo se deleitaban en mi canto, si alientan aún, vagan por el mundo erranbundos y dispersos. Apodérase de mí un anhelo insólito largo tiempo ha, por esa plácida y augusta región de los espíritus; fluctúa ahora en vagos sonidos el murmurio de mi canto, parecido a las modulaciones del arpa eólica. Un estremecimiento invade mi ser, las lágrimas suceden a las lágrimas; el yerto corazón siéntese blando y tierno; lo que poseo, lo percibo como en lontananza, y lo que desapareció truécase para mí en palpitante realidad. 1 [ Johann Wolfgang von Goethe ]
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[EL Ídolo Roto] Habla el “genio de la danza”: Vaslav Nijinsky. En la cumbre de su fama, que coincide con el ocaso de su razón, él había advertido qué es la verdad: «La verdad es el triunfo del sentido de la tragedia»
Perdido estoy aquí, en el centro del tétrico proscenio. Ya no seré el mismo de ayer, tampoco el genio de mañana. ¿Quién eres tú, silueta del espejo? No sé quién soy, ni qué se hará de mí el recuerdo: ¿Un extraviado más del fiel de la balanza? ¿El que ha perdido el rumbo de su juicio? ¿Aquél bloque de mármol blanco, frío, ya sin vida?... ¿El punto cenital de la demencia? La contorsión aérea de mi danza, se desplomó transversal en primavera.
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A FLOR DE PIEL Sobre unos pies edipos caminaba. En el temprano destierro del dislate, cuando la intacta bruma vertical de la incordura, me afina el iris de ensayo su mirada, discurro una banalidad o una certeza. Soy uno de los dos, los dos en uno. Quiero batir mis alas, como pueda, para poder danzar sin ellas, como quiera. Como armoniosos bailan el pez, el agua y la pecera; quiero bailar aĂşn, que danzar puedo, arriba, en la oquedad de mi cabeza.
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[Reyes de Papel] Cual amor agazapado, bajo el lago que susurra, el berretín de su pálida, y de mi pálida niñez. Con el hondo bajo fondo, que palpita, que rezonga, bajo el polvo milenar y secular, de tus zapatos, de tus miles de arlequines trasnochados, sin vejez.
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Con el rostro improcedente, por tu impávida insolencia sideral. Con el polvo de la arena, de tu pálida amargura de mi pálida dulzura, de esta vez, de tu grito y de mi grito, seminal que me conmina. y te conmina Con la absurda soledad gastada y vieja, que retorna una y otra, y cada vez Con la más, de las crueldades. de mis sórdidas miserias y, las tuyas,
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A FLOR DE PIEL la del hombre la mujer, y la del niño, que sonrojan, temblorosos su orfandad... y que, entonces, con ensayos de alaridos repetidos, expresados en la queja, temblorosa de tu queja y de mi queja, inconfesable, te reclamo y, me reclamas con vehemencia. Y me dices que me extrañas... Y te digo que te extraño... Y declaro, y declaras que los reyes de este día son felices,
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A FLOR DE PIEL Son felices porque saben de tu reino, de mi reino, de la pálida marquesa y del pálido marqués. Con el cetro coronado adornado, con coronas de papel de cigarrillos no fumados, Con ternuras perdurables, con caricias ardorosas, con la grávida esperanza, de la próxima inminencia, más cercana, de la enorme lejanía, de la impía imparidad. Con la sacra rebeldía, del amor en el camino, de nacer. De nacer, y haber nacido, de un amor
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A FLOR DE PIEL entretejido, entre motas, de algodรณn... ยกalguna vez!
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[NOSTALGIA DE LOS JUEVES 23]
Jueves gris, 23, desposeído de colores y fulgores, como el tiempo, acompasado, que camina, con un paso discordante, por la fría incadescencia, de la pálida presencia, que se va, que se va por el camino de un errático destino, que ya nunca, nunca hoy, nunca mañana, será siempre, sino nunca, del jamás de los jamases,
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A FLOR DE PIEL que ya nunca, nunca hoy, nunca mañana, quizás, vuelva a retornar, y tal vez, que ni haya sido, en el seno punitorio, de un silencio transitorio, cuyo grito perentorio me desnuda sin ya ser, sin siquiera haber sido ni un minuto, ni un instante, ni siquiera el vil destello inacabado de una vil inacabada, carcajada ni el agónico, estertor, que se esboza, a las puertas del final, carcajada inacabada, y elocuente, que a lo largo, de los tiempos, de la vida, y la centuria
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A FLOR DE PIEL la nostalgia de los jueves. 23, desposeídos de colores y fulgores, se ha empeñado, en maldecir… y en deplorar.
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[Yo te Convierto] Yo te convierto, en mi reina y princesa, en mi pálida marquesa, y mi torpeza, en mi temprana mañana, y mi destreza, en mi vuelo de altura, y mi caída, en mi alter ego mejor, y en mi locura, en mi velo de luz, y en mi desvelo, en mi razón de ser, y en mi locura, en tu esclavo peor, y en mi cadena, en el sueño que sueño, y que me sueña. en el que no sabe vivir -sin-tu-presencia.
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[Quién] Quién sabe. quién, me rescatará, cuando altura, gane un poco, cuando caiga, vertical y desplomado cuando clame por su blanca, palidez cuando mi ojo, se complique, con su ojo, cuando vida, no acompase, con su vida Quién, la maga, que tramite. algún fervor la que ondule. algún temblor la que encauce,
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A FLOR DE PIEL algún vaivén Yo, en la proa, de una barca tempestuosa, y celestial, clame, gima grite, y ruegue, ¡Quien-me-va-a-venir-a-rescatar!
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[Misterio] Detrás de la baranda de los gruesos barrotes, escrútanse las almas, en la cárcel del pueblo. Desnúdanse sus rostros, sus miradas de asombro, sus retinas capturan, aquel fugaz momento. Serenamente enfrentan el implacable foco, y la quietud se ha roto en un instante, apenas. Al compás inefable de soledad y empeño, unas cabezas, andan, confinando silencios. Lentamente el enigma, del pudor, y la prisa, les discurre la vida,
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A FLOR DE PIEL se ha detenido el tiempo. Mรกs allรก, soterradas, escaleras abajo, otras almas esperan que caiga su sentencia. Hay tantos corazones, que recorren secretos, una ciudad dormida, una aparente calma... ยก cargada de misterio !
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[Marchita y Perfumada] Aquí vine a buscarte, amada mía, donde la calma me invade, y me contiene, sentado en esta casi misma, mesa, el sueño de tu ensueño, me sostiene. Un fantasma flota, en esta altura desolada, sobre el recinto, va vibrando una promesa, nuestra figura par, también está plasmada, para fecundar, con tu magia mi tristeza. Desde la espalda, te veo y entreveo, mi dedo, rediseña un mundo nuevo, está inspirado en ti, y en tu belleza, en el misterio crucial,
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A FLOR DE PIEL con que me besas. Desde la ausencia vertical, donde la nada, alza su soledad monumental, cansada, se asoma mi humanidad, tan desgastada, marchita, un poco, de blanco perfumada.
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[Un Minuto Gris] La tarde ha caído, enfáticamente, En grave y sonoro, silencio abismal, Segundos pasados tan, lánguidamente Impar de otro tiempo, me suele buscar. Un rostro empolvado, de azul taciturno, Palpita en sus senos, del fondo, la luz, Un rayo infinito, un haz luminoso, De duende pequeño, con pelo marrón. El ciego que anida, detrás de sus ojos, Partió la penumbra, de la lumbre en dos, Y el pájaro herido,
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A FLOR DE PIEL en mil tempestades, Esfuma en la bruma, su labio carmín. La vida, que es vida, me colma de calma, Te sueño, me sueño, me dejo soñar, Y en los devaneos, que estampan mis ojos, Un cierto lamento, un minuto gris.
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[Ser y Fantasía] No puedo sostener, esta vivencia, crucial, desangelada, de tu ausencia, huérfano de toda fe, sin confidencia, enrebelada fatal, vacía insuficiencia. Qué‚ misteriosa, Musa sorprendente, veo en tu rostro azulino, y confidente, qué‚ beso celestial, qué contundente, comprobación, sensitiva y eminente. Acaso el giro universal, omnipotente, desorbitado de amor, gris, inocente, herido de amor total,
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A FLOR DE PIEL de mala muerte, cubra esta desnudez vital, y penitente. Espero tu mano, temprana e imprudente, el magma de volcán, la flama intensa, la máxima expresión, la llama inmensa, la inefable palabra, de amor la preminencia. Te quiero duende, que vela y me revela, una necesidad, un deseo, una utopía, una convocatoria esencial... una porfía, la exacta combinación, de ser y fantasía.
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[¡El Monstruo que tú Ves!] Escribe, con el lápiz despuntado, apenas, como un ente cotidiano, una caricatura feroz, mal dibujada, de lo que puede ser, un ser humano. Bastardo, de sentencias malhadadas, baraja un mazo, de cartas señaladas, ataca de a traición, y por la espalda, y es diestro, en la siniestra puñalada. Tragediante, de algún círculo dantesco, forma huestes, con torvos asesinos, humanoides cegados,
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A FLOR DE PIEL clandestinos, y chacales gemebundos, corrompidos, ¡Maculado, poluto de arrastrado manto, doctrinario, de existencias miserandas, te apostrofan, los que van a la gurupa, acunando el sueño, del caballo alado, El monstruo, que asoma en esta prosa, escoria intelectual, mano caína, añora, en un rincón de su vestuario, un traje de Satán, , hecho a medida.
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[La Barcaza de Caronte]
Meterás ya errabundo, tu lanceta, en el tumor, de tu peste luzbeliana, mi ciudadela, es un caballo alado, ¡Y tu vida, una muerte pestilente. Tú vistes, la mortaja del fracaso, es necrófilo, el manto que tu arrastras, tu figura, es la sombra en el espejo, de una magna, silueta macilenta. Vana ilusión, pobre humanoide, tu estriptiquez, tu mueca la conozco, es espectral, horrenda, tenebrosa...
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A FLOR DE PIEL como en Satán, como en Satán ... tu suerte. Defensor de Atropos, que habitaste, aquel mismísimo, círculo dantesco, mi dedo puntiagudo, te señala, pasajero, en el barco de la muerte. Das asco, das horror, y das tristeza, discípulo, seguidor... augusto Judas; tu destino, es ser náufrago perpetuo... Y viajante, en la barcaza de Caronte.
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[Apenas] Apenas una luz, en esta tarde, me vino a visitar, a la penumbra, entre la bruma, del vaho y los fantasmas, los dos, reconocimos nuestras almas. Tu vienes, desde el tiempo más lejano, yo caminé‚ por la profundidad del tedio, cada quien, ofrenda sus espinas, para sembrar, semillas del pasado. Aquellos condenados, que ora fuimos, carne de desamor, y tragediantes,
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A FLOR DE PIEL edificamos sobre dolores, llagas, con eslabones, de una cadena ingrata. Siempre cabe, un dolor en el olvido, en el candor, de un cielo imaginario, o en el hueco, con que la abierta mano, me viene a reclamar, con arrogancia. Astillas fui, de una precaria barca, residuo vivo, de mil tempestades, con mi quimera, recorrí cien mares, y temo desplegar, dos nuevas alas. Aguja soy, de brújula hacia el norte, viajero, proa puesta a nuevo puerto, quiero volar, sin alas,
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A FLOR DE PIEL como pueda, puedes volar, sin alas, como quieras.
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[El Loco]
El loco, que despunta su presencia, y escruta, su tic-tac y su existencia, afina el iris, ensaya su sentencia, residuo, paradojal de su demencia. La musa, que enjuicia su cabeza, y enajena, su lucidez y su destreza, activa, el nervio, nutre una pereza, discurre una banalidad o una certeza. La razón, que lo asiste frágilmente, y confina, una utopía confidente, numera,
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A FLOR DE PIEL la ciudad, cuenta su gente, en el hospicio, urbano indiferente. El dislate, que estruja su cordura, y atraviesa, el dintel de su estatura, imagina, un letargo, una premura, una vis, conjetural de su mesura. La muerte, que ensaña con inquina, y se arropa, terrestre y clandestina, es la provisional, miasmática, interina, víspera, condicional que lo conmina.
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[Las Uñas Sucias]
Guarda el modesto arte que has aprendi do, busca en él tu reposo, y ya que voluntariamente has dejado tu destino al cuidado de los dioses, vive en paz los días restantes, no seas el tirano ni el esclavo de persona alguna. Marco Aurelio
El hombre sucio, de las uñas sucias, el hombre sucio, de la garra sucia, el hombre sucio, de corazón sucio, el hombre sucio, de la mente sucia, el hombre sucio, de bolsillo sucio, el hombre sucio, del amigo sucio, el hombre sucio, de la existencia sucia.
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Los dedos sucios, de las uñas sucias, el saludo sucio, de la mano sucia, la sangre sucia, del corazón sucio, el pensamiento sucio, de la mente sucia, el dinero sucio, del bolsillo sucio, la demagogia sucia, del amigo sucio, el minuto sucio, de la vida sucia. La promesa sucia, que a la creencia ensucia, el salario sucio, que al bolsillo ensucia, la idea sucia, que al cerebro ensucia, la calumnia sucia, que a la inocencia ensucia, el bolsillo sucio, que a la mano ensucia, el amigo sucio, que a la conducta ensucia,
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A FLOR DE PIEL la presencia sucia, del que todo ensucia. El revolver sucio, de la bala sucia, sobre la sien sucia, del agujero sucio, borbotones sucios, de la sangre sucia, gruesas gotas sucias, en su cara sucia, la vereda sucia, con un charco sucio, la mortaja sucia, del féretro sucio, el cortejo sucio, de un amigo sucio, Una noche sucia, que el príncipe sucio, al émulo sucio, de las uñas sucias, cortó el mazo sucio, de su juego sucio, selló un epitafio, en la tumba sucia, la sentencia sucia, de los tiempos sucios,
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A FLOR DE PIEL ni el recuerdo sucio, de una mente sucia, para quien ensucie, la faz de la tierra.
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[La Cruz que he Visto esta Mañana]
Desde el costado oscuro, de la vida, entré‚ pobre, marginal, marcado, la indiferencia, me segó mi sueño, y la ajena ambición, pintó mi cara Con el dedo, puntudo y lacerante, el destino, ingrato me clavó una estaca, y en la caja, cordial del mismo pecho, están, las compañías de mi andanza. Por el dintel, donde el dolor se cuela, se me ganaron,
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A FLOR DE PIEL igual hambre y miseria, me dibujaron, un rostro macilento, históricas, arrugas en mi frente. Ensaya, un do, de pecho, mi quejido, donde el estómago, es caja y resonancia, y canta, la misérrima existencia, la nota siete, de la musa Euterpe. Por la rendija, de la puerta infame oteo, el exterior, desde la villa, afuera, danza furia con espanto... ¡Qué cruz, la Cruz que he visto esta mañana!
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[Tú me Miras]
Tú, me miras, y tu vista, me penetra, me traspasa, como un filo, puntiagudo, estilizado. Tú, me miras, y mis pobres, ojos pobres, que si miran, ya no ven; se encandilan, y enceguecen. Tú, me miras, y te siento,
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A FLOR DE PIEL insospechada, insondable, ineluctable imposible, impenetrable. Tú, me miras, por el iris, fulgurante, por los rayos, lascerantes, y también, por el arcano, de mi temprana, vejez.
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[ Las Musas ]
Vosotras, musas hermosas, que ostentáis, tanta belleza, Vosotras, musas buscadas, para la líbido, urgente, para la estética, gracia, y también, para desgracia. Vosotras, musas precarias, de augusta, belleza enhiesta, sois, en mi eterna rutina, la más completa, premura. Vosotras,
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A FLOR DE PIEL me visitáis, en el fondo, de esta vida, sois canto, amor y alegría, y el regocijo, tardío, de los ojos, más sombr¡os, que haya visto, el más mortal. Vosotras, sois brillo puro, sois la llave, omnipotente, la diamantina, estatura, que transita, indiferente, por un camino, inseguro de paz y felicidad. Vosotras, que por designio, mundano, habéis pasado, en puntillas, encaminando,
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A FLOR DE PIEL los pasos, con la misma, galanura, y os enfrentáis, al recodo, a los pliegues, de la vida, como tiempo, sobre el rayo, cabalga, impiadosamente, en la hondura, de los años. Vosotras, que en esta hora, me visitáis, nostalgiosas, como remedo, sombrío, de aquello, que un día fui, y que añoro, desdichado, como si lento, y pesado, pudiera, volver atrás, Vosotras,
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A FLOR DE PIEL me convocรกis, para hacerle, un nudo al tiempo, para lanzarme, a vivir, tan agitado, y augusto, y en tal estado, vestusto, mis canas, reverdecer.
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[Centauro]
Centauro, cuenta apenas con dos almas, con una os acaricia, y con la otra, os da coces bestiales, contrapuestas. Centauro, ha el placer omnipotente, de proponerte, su prosa confidente. Centauro, ejerce profesión, contra sí mismo, en algún círculo celestial, de su lirismo. Centauro, es apenas lo que puede, y nunca le asistió,
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A FLOR DE PIEL lo que más quiere. Centauro, estruja siempre sus miserias, con la razón, sostiene controversias. Centauro, palpita el corazón, de una certeza... la enorme fatalidad, de su proeza. Centauro, aprende diariamente, a querer, no-hacer-sufrir-inútilmente. Centauro, para más dato, es muy complejo... paradójico es, asimétrica figura... prisionera, en el espectro del espejo. Centauro, no conoce su torpeza,
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A FLOR DE PIEL y contempla, con destreza, tu belleza. Centauro, no se arredra fรกcilmente, cabalgando va, al galope, su sentencia: ยก de lo posible a lo real, nunca se sabe, que lo imposible, puede ser, lo verdadero !
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[ La Gayola ] Entre los vahos de brumas y fantasmas, rezonga el bandoneón de tu miseria. Cherca e non trova la pálida pebeta, que te aujereó con un punzón la testa. Contra los muros de la prisión canera, el Paraíso te da chucho compañero. Hacéte cura, cantale las cuarenta, comprate un sueño, piantá de la tormenta. No ves que te cortaron con el tajo, ¡la diagonal del cuore en la proeza! Mañana será cuento, historia muerta, Que hay otro mundo, que el día despereza. Entonces cachó un chumbo imaginario, a Oviedo... ¡lo mató... la poesía
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[No te Duermas]
No te duermas, con el canto, como aquellos redimidos, por el llanto, duermen, los efluvios de su enorme, estriptiquez, de su inmensa, infatuaciรณn, de su doble, caridad, de su errรกtica, figura corrosiva, de alegรณricas, figuras espectrales, sazonadas, con mendaces bocanadas, de dantescas, filigranas perniciosas. Mascaradas mentirosas, que reclaman,
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A FLOR DE PIEL de una vida mentirosa, empujada por maléficos, miasmas deletéreos, al servicio de una vacua, miseranda, abogacía acusatoria, que reclama, tantas veces, y tantas otras, cuantas veces, que te vuelve, a reclamar. Que te acusa, y te reclama, como Pedro, el apóstol, Almafuerte, reclamaba, con dicterios, mentecato razonante, apostrofado, con su pluma lacerante: fuego eterno, llanto eterno, sin plutarcos, sin siquiera la sonrisa de Cain, el fratricida,
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A FLOR DE PIEL y en aquella angustia eterna, tú... y Luzbel, diestro siniestro, vomitado por Jesús abominando, el ars dialéctica, que mansilla el sacro vínculo, fraterno. Gracias santo código, de ajuste y corrección, de la vieja conmoción, de los devotos, de la orden, de la pálida falsía, amasijada por la egregia cofradía, por poder alzar la voz, de la consciencia, en la urna cineraria, de la pira funeraria, con la cual, por luengos años, nos quisieron sepultar, y reventar, sin la nueva inteligencia, de un preclaro sol naciente, que te inquiere, y te interroga con la voz de Saulo,
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A FLOR DE PIEL Santo y Padre, y Rector, y Doctor, de nuestro credo, repicando una, y otra, y otra, vez más, en aquel, tu oído sordo, hoy te sigue, repicando, permanente, en tus oidos, las calumnias, y miserias prolongadas, de no haber dado, siquiera, un grito enorme, preguntando: ¿vos qué hiciste por amor?
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[Das Frau]
Qué tanto olvida, la abismal distancia, que a veces se me hace, este universo, tan poco conocido, y tan inmenso. Qué tanto tú, cuando todo se agita, en blanco y negro, cuando sucumbe, mi nombre junto al tuyo, resplandecida la sutil arena. Qué tanto tú, que ayuna de indolencias, de confusos días, de elusivas noches cuando nunca, nada más, se me amanezca.
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A FLOR DE PIEL Qué tanto tú en tiempos, de cándida inocencia, de la niñez feraz. Qué tanto tú, y yo sin tu presencia.
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[Himno Cascabelero]
Y ahora sí, cascabeleros estudiantes, temblad porque se os viene cabalgando la luz del conocimiento fecundo, mientras despunta el aura de la penúltima estación de la existencia consciente. No la desperdiciéis, porque si se os dispara fugitiva, no lograréis nunca alcanzarla por más veloces que fuéreis, por más avisados que pareciéreis, o por más alados que os creyéreis. Huid del tedio de la repetición y del absurdo, aunque ardan, llegados al sol, ya derretidas, vuestras tenues alas de cera, y mientras tanto entonad el himno al cascabelero de la ignorancia perdida.
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[ La Certeza ]
La certeza se despedaza. Las diferencias son identidades. Mañana es hoy también, ahora es siempre nunca, y aquí seguro que es allá. Lo más concreto es lo más abstracto. El que te libera, te condena. Para vivir, hay que saber morir de a poco. Las peores presencias, son las mejores ausencias. Las certezas, se despedazan. Se convierten en pedazos que no son, en pedazos que van siendo, en pedazos sin poder llegar a completarse, en pedazos destrozados como un orden provisorio, como un orden fugitivo, como un orden sin la cosa, como un orden en la mente. Se-des-pe-da-zan. Las certezas-sedes-pe-da-zan-en-nuevos-pedazos-de-pedazosdemasiado-viejos
[PRIMERA DESOCULTACIÓN ]
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[Primera Desocultación] Me agrada irme descascarando como a una cebolla, capa por capa, hasta alcanzar el nudo inalcanzable de mi propia mismidad. Y eso porque sospecho que detrás de tanto devaneo, detrás de tanto velo y de tanto desvelo, algo me va a quedar. Me quedará la emoción de la inminencia de la víspera. Me quedará la esperanza de que detrás de mí descascaramiento total, sentiré el eco de mi propia palabra como un péndulo, bamboleando entre lo más obvio y lo menos dicho. Me quedará el temblor del primer día florando en el espejo que mejor me convenga. Me quedará el sendero que va desde la ascensión a lo más sublime, hasta la descensión a lo más abyecto, me quedará lo más sagrado y lo más profano de lo mundano, me quedará el aura trémula del caminante que no volvió la vista atrás.
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A FLOR DE PIEL
[Segunda Desocultación] Me
agrada irte descascarando como a una
cebolla, capa por capa, hasta alcanzar el nudo inalcanzable de tu propia mismidad. Y eso porque sospecho que detrás de tanto devaneo, detrás de tanto velo y de tanto desvelo, algo te va a quedar. Te quedará la emoción de la inminencia de la víspera. Te quedará la esperanza de que detrás de tu descascaramiento total, sentirás el eco de mi palabra como un péndulo, reverberando entre lo más obvio y lo menos dicho. Te quedará el temblor de la primera vez florando en el espejo que mejor te convenga. Te quedará el sendero que va desde la ascensión a lo más sublime, hasta la descensión a lo más abyecto, te quedará lo más sagrado y lo más profano de lo mundano, te quedará el aura trémula del caminante que no volvió la vista atrás.
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[Deo Volente] Deseo que vuestra vida se vuelva un jardín de oportunidades. Que en vuestras primaveras seáis amantes de la alegría. Que en vuestros inviernos seáis amigos de la sabiduría. Y que, cuando os equivoquéis, comencéis nuevamente, pues así estaréis cada vez más apasionados por las cambiantes trayectoriad de la vida. De tal suerte, os aseguro, que descubriréis, que ser feliz no es tener una vida perfecta, sino usar las lágrimas para regar la tolerancia, usar las pérdidas para disfrutar las presencias, usar los fallos para esculpir la esperanza, usar el dolor para darle sentido al placer y, sobre todo, machacando siempre sobre el yunque de vuestras esperanzas, usad los obstáculos para abrir las ventanas al nacimiento de una nueva inteligencia para estar feliz.
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[ ¡Es Linda la Flor! ] El día 16 de enero de este año, yo me preparaba para la pérdida más dolorosa de mi vida. Al amanecer miré hacia un jardín aledaño y vi una flor modesta, casi rústica; salté hacia el jardín en donde estaba, la corté y la coloqué en un vaso al uso. Cuando Susana despertó con su respiración imperfecta y dolorosa, le mostré la flor y le pregunté si me quería. Me dijo que sí. Yo también le confesé lo mismo a cuarenta años de la primera vez. Cuando le mostré la flor le pregunté si le gustaba. Me dijo en su voz balbuceante: «¡es linda la flor!» Cuando Susana emprendió su último viaje, la flor quedó allí, en un vaso que había servido para mojar sus labios en sus últimas horas. No sé qué habrá sido de aquella flor: tal vez pasó por ser recuerdo, esperanza... y utopía. Lo que llamamos real, nunca es tan obvio. El dolor inmenso, tampoco. La Plata, 16 de enero de 2008.
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[Las Gotas de Lluvia] Me gusta la lluvia. Me gusta el sonido de las gotas de lluvia que retintinan, a veces. Me gusta que acallen las voces diarias y repentinamente se cuelen entre las grietas del blindaje que llevamos puesto o que construimos como los caracoles, y nos ablande un poco. Me gusta cuando apaciblemente se dejan caer despreocupadas, e insolentes. Es hermoso caminar bajo la lluvia, así, tan vulgar como las letras que escribo, puedo declarar que es bárbaro ir mojándose lentamente. Las primeras gotas salpican destellos en su pelo suave y sediento, se quedan como esperando adornar su sonrisa. Pronto serán arrastradas por otras gotas más presurosas, diluidas. Unas cuantas son las que intentan penetrar por debajo de su abrigo para besar su piel y lo logran, y la besan, y se funden en la tibieza de su cuerpo. Y yo las imagino, y las envidio. Otras segundas y terceras gotas quedan bamboleándose en los árboles, y cuando la lluvia siento cesa, viene la tentación irresistible de darles un golpe seco a la rama que las sostiene para que se moje un poco algún amigo desprevenido como en los viejos tiempos de niño. Algunas gotas llegan al suelo, ya que conocen perfectamente su camino siempre de
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A FLOR DE PIEL ida, Saben deshacerse, reunirse, penetrar hasta lo más hondo y un poco más también. La lluvia nos desnuda, nos hace indefensos. Y más le teme el más temerario, el que toma tantas precauciones en su vida, que hasta sufre de ese barro que lo refleja y amenaza: vos sos yo y yo soy vos. El mundo de los artificios teme demudarse con la lluvia. Por eso amo su rostro sereno, su rostro realzado por el agua purificadora que insiste en seguir sus suaves rasgos sólo un instante antes de perder la vida en la caída. Porque saben esas gotas que después de haberla acariciado, merece la pena la muerte, que ahora ya no es la muerte. Entonces pareciera que todas eligieran recorrerla y besarla. Incluso auellas que quedan aprisionadas entre mis dedos, parecen reclamar la caricia de sus mejillas caudalosas, y ellas, descorriendo sutiles velos desvelados, roban en sus dedos el brillo de sus ojos y se lo ofrecen a la lluvia serena y majestuosa de la tarde crepusculante. Y entonces, es cuando veo aquellas gotas que contornean exactamente sus labios temblorosos y sedientos en procesión infinita y devota, sin sospechar que me llaman. Dudo, entonces, entre besarla o mirarla cuando en verdad ambas cosas son una sola. Y cuando sus ojos dicen más que sus silencios mientras el agua corre y corre y nadie extraña la presencia del sol que presintiendo lo que sucede bajo el manto nuboso, decide ocultarse sin sonrojarse esta vez.
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A FLOR DE PIEL La noche llegó sin avisar porque fue llegando desde la hondura del día. Entonces, es cuando adoro rodear su cálida cintura embebida firmemente para que se advierta más segura. Y caigo en vaga fascinación cuando espero que se estremezca sobrecogida entre destellos y truenos que pugnan por hacerla visible. Y cuando ella no está, el gris propicio enmarca las miradas largas que la reclaman. No desesperan porque como ayer, como siempre, como nunca, llegará en junio o en agosto con las tenues lluvias que preludian sus pasos. Entonces sonrío, y puedo llegar a ver más allá de sus ojos. El paisaje de su rostro mojado permanece incrustado en el rostro del paisaje mojado. Algunos corremos, otros nos detenemos y hasta nos refugiamos. Niños felices chapotean sus reflejos fugaces en los charcos o fisgonean detrás de las ventanas, respirando hondamente el aire fresco que los hace sentirse vivos. No hay pesar ni hay tristeza, la caída constante y hasta parsimoniosa de las rectilíneas gotas insinúan eternidades. Aquí estoy y allí estás. Entonces salgo y me dejo besar por la misma lluvia que acaricia su piel, que también es mía.
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[La Primaria] La primaria, es el despliegue por saber, la goma, el lápiz y el papel, el delantal almidonado, y perfumado con fragancias de Chanel, y los zapatos de charol, que preparaba mi mamá. es la sonrisa de papá, con su emoción ahogada, en el ayer que no se fue, y el delantal almidonado, que yo maltrato sin querer, La primaria, es la cuerda bamboleando entre los pies, es la bolita que va al hoyo, la figurita abrillantada, cara o cerca, el trompo que siempre gira sin parar, es el balero y el piolín, y el avioncito de papel, en la cabeza de Mabel, es mapamundi sobre un fierro, o un planisferio de hule ajado, que cuelga de un cordel, en la pared. La primaria, es el primer amor platónico, clavado en mi cabeza, desde ayer, por la maestra o el de inglés, es el sonoro timbre
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A FLOR DE PIEL salvador, y el del final del día, que me devuelve a casa antes de las 6, es dar presente, sí señor, y es angustiarse por no haber, estudiado la lección, es el cuatro y es el diez, es el orgullo y el temor, el libro abierto, el alfajor de chocolate, es el sol que me saluda asomándose al dintel, y es la modorra de las diez. La primaria, es el lápiz faber despuntándose, la boligoma casi a terminar, el celular de 4 G, el sacapunta de dos hojas, la pluma cucharita, y también es la gillette, es aquel machete que dejé, pegado con un chicle, bajo el pupitre del revés, es el abrillantado del glacé, y de manteca, es el papel, carbónica la hoja negra de calcar, de la oficina de papá, es el laurel en el diploma con sellos lacres, y con cintas argentinas y clishés. La primaria, es el pupitre, con el tintero que se fue, es el pizarrón, es Hugo Yasky y Baradell, es la trama del revés, es el grito de gol, que nunca fue, es la pelota rebotando, en el vidrio del ayer, el barrilete que
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A FLOR DE PIEL colea, detrás del mundo que se fue, y es izar la azul y blanca, cada vez. La primaria, es la rodilla lastimada, de Manuel, es el deber que en el transporte me olvidé, es el diccionario deshojado, y es la mochila cargada hasta los pies, es la de música, y el de inglés, la de botánica, la directora, la portera, y la libreta que rezonga con un cuatro, y a carcajadas ríe con un diez. La primaria, es la tabla del nueve, la división, me llevo tres, las trenzas de Lucía, el borrador, la tiza, el pantalón cortito, y las rodillas sucias de José, el hoyo, las bolitas y la quema, el fueye de Pichuco, la garganta de Cacho, con arena, es Papo haciendo la segunda de Sandro, de Rodrigo y de Gardel, es compartir, las galletitas de Manón, la coca cola o la sidral, el huevo duro sobre el pasto con hormigas, picándote los pies, y es la urgencia de ir al baño, para escapar de la lección que nunca preparé.
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A FLOR DE PIEL La primaria, es mi abuela que repite, que hay mucho que estudiar para poder sacar un diez, es la maestra que me enseñó y después se fue, es mi mamá, y es mi papá, y la sonrisa de los dos maestros del después, es el busto adusto de Sarmiento, el presentismo, el "saquen, alumnos, una hoja de papel", y es "escribir sobre la vaca en Santa Fe", y "hablar de la alegoría de Babel", y resumur el "yo que sé, que me olvidé". La primaria, es la rebeldía de Almafuerte, es William Morris que vino a enseñarnos sin Piaget, es Juvenilia, el Padre Agüero, San Martín, Bolívar, y Belgrano, y a veces es Discepolo y Evita, el héroe de Malvinas, y también es la sonrisa de Gardel, el himno, la escarapela, la bandera, y Marielena, cuando le canta al mundo del revés, es la nostalgia del jardín, es el futuro y el ayer, el submarino San Andrés, que un negro día se perdió, y nunca ya jamás quiso volver. La primaria, soy yo en el pizarrón,
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A FLOR DE PIEL tratando de entender, como es que en mí país, jugamos a la mancha, con el hambre, y la miseria sin Perón, sin el arroz con leche con canela, y con la orden de escribir, cincuenta veces, "no me tengo que copiar", como deber, soy yo, con galochas, cuando llueve, tapándome los zapatos y los pies, y es mi tío que dice que "te vine a rescatar para ir al cine a disfrutar" . La primaria, es Siete Sacos, ya lo ves, es Buenos Aires del derecho y del revés, es Maradona, es La Plata, Favaloro y el By Pass también, es el compartir de la esquina, es Mauro Viale, Minguito, y Bonavena, y Lito Cruz en el boliche del papá también, es la frente marchita de "Volver", es el tranvía 25, que va repleto hasta Berisso, haciendo siempre el mismo "traca traca", y es el guarda que te advierte "no se me vayan a colar unaltra vez". La primaria, es la primera primavera de la primera vez, de Borges, "los libros y la noche" del "poema de los dones", de Sampaoli, es el mundial, de Gimnasia, es "dale dale" otra vez, y yo que nunca de ir a la cancha con mi viejo,
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A FLOR DE PIEL me olvidé, de Messi, es los morlacos en los pies, de Elizabeth, la voz qué te hace todo el cuerpo tiritar, y el Papa queriéndose lavar los pies, y la balada para un loco de Ferrer, el verso lunfardo, mal escrito, ligeramente recitado en la pared. y al fin el alma de Susana, y Jesucristo. orando por el Buenos Aires que se fue. La primaria, es jugar de noche a la escondida, contando, para que todos oigan, hasta diez, es, además, cantarte "piedra libre", en el patio donde funca la kermes, es saltar al rango y mida, jugar a la mancha venenosa tocando en el ombligo, y dejar guardado el rompeviento de tres tiras colgado en el perchero del bufet, es percherar en la lunchera, los bocaditos de pescado, el arroz con pollo, y el postre de vainillas con café, es no hacer buling, y es la epifanía misma de la vida, temblando presurosa, en el mundo cascabelero, del ayer
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[Los Ónimos] ¡«Otreáos». Cargad vuestra maleta en las alforjas de una biblioteca! En la «reencarnación» de Platón, en la «otredad» de Cusa, o en la «alteridad» de Lacan y el «espejo» de Borges. En la liberación enajenada de vuestra propia mismidad. «Otrearse» es hacerse otro. Es salirse de ser uno. No «identificarse». «Al-te-rar-se». No ser un «ortónimo». Escaparle al «anónimo». Uno puede multiplicarse. Tener un recurso para vivir en varias vidas apócrifas sin tener que morir en tantas muertes reales. Al igual que Kafka, que renació en Gregorio Samsa, o que Cervantes en Quijote, Fernando Pessoa nació de un «heterónimo», de un «pseudónimo», de la negación de su «sinónimo», o quizás de un «antónimo» o un «parónimo» mucho menos ficticio que el «ónimo» de su «homónimo».
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[Volverá la Poesía] Tus amigos te siguen recordando con un fervor casi eterno. No es tan común permanecer por tanto tiempo en el recuerdo. Borges mismo creyó que moríamos únicamente cuando nos olvidara el último de los prójimos cercanos. Por eso agradecemos que te mantengan viva en el recuerdo, que es como mantenerte viva entre nosotros. Vino otro año y no podemos dejar de recordarte, ni de extrañarte, ni de necesitarte. En el aula, entre tus prometedores alumnos; en el taller, entre tus pinceles perfumados de óleo rojo, y en nuestro hogar, llenando los insoportables espacios vacíos demasiado pesados. Nunca estás demasiado ausente, cuando me falta tu preciosa presencia. Te sospechamos en el aula, en el lienzo, y en el hogar. En la pasión filantrópica de nuestra hija, en la mirada traviesa de nuestra nieta que busca tu sonrisa lejana y tardía. A mí me sigue apasionando la pintura. Entre otras cosas porque eras eso mismo que tantos hacen. Nuca imaginaba tu obra, miraba absorto tu increíble transformación, tu rostro embellecido, la luz naciente del fondo de tu alma encantada. Aún recuerdo ese instante sublime. Me faltás, y me
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A FLOR DE PIEL he vuelto un poco desolado. Siempre rezo el mismo padre nuestro. La misma cantinela del poeta. Hoy es un día gris. Falta la buena estrella. Susana: ¿Cuándo volverá otra vez la poesía?
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[El Condenador] En la mitología y en la teología, mirar es el preludio y el presagio. Platón justificó la mirada redentora, pero advirtió sobre el peligro que provocan las sombras. Martín Fierro creyó no temer a las sombras y los bultos que se menean. Edipo se arrancó los ojos. Demócrito lo siguió en la gesta. Borges tomó precauciones. Sábato, también, pero creía en la conspiración de los ciegos. Sara fue mirada y fue convertida en esencia de sal. Orfeo rescató a Eurídice de la eternidad, pero al volver la mirada la condenó a una eternidad definitiva. Gerardo Ancarola cree que detrás de la mirada está la verdad: ¡el triunfo redentor del sentido de la tragedia! justifica, entonces, nuestra condenación
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[Primer Anatema] Abstracción inverosímil de los sabios y profetas, de la ciencia del saber cristalizado como el vidrio que se quiebra en las más profanas manos, cual enorme mancha enorme, de grasientos argumentos inefables, que bordean el cadalso de una enorme infinidad. Tragediante, proxeneta, sometido por la lógica del número y el vector de la suprema burguesía inquisidora, ¡Negación!
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[Himno a la Suprema Rebeldía] dedicado a Emma
Poned los puntos y las comas en su lugar, y veréis que se os dificultará vuestro vuelo intelectual y vuestra capacidad interpretativa. Os sucederá como a quién acudiera a la matemática de la filosofía, de la literatura y de las humanidades todas. Procurad adquirir un vuelo errático, incierto e inesperado, un vuelo que consista en leer de derecha a izquierda, y de abajo hacia arriba. Intentad, luego, una hermenéutica vuestra. Mientras tanto reíd y cantad como los dioses. Escribid usando solamente sustantivos, pero respetad la coherencia de rigor. Intentad leer poesía para hacer de un libro entero una pequeña proposición reveladora. Haced luego al revés, intentad desplegar un sentido contrario, en una sola palabra ensayad una cosmovisión extensa. Evitad, repetidas veces, esa dificultad impropia. La educación no consiste en fomentar la traición del vuelo etéreo y polisémico. No os van a poder achacar malversación dialéctica. No os van a poder decir qué usáis el intelecto cauto. Que no os guste Mario Bunge, ni os guste Bertrand Russell no es pecado. Que os guste el planteo kantiano, donde el deber implica el querer del deber, tampoco está
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A FLOR DE PIEL penado. Haced que os guste Nietzsche, también. Jugad. ... pero... Considerad que el saber no tiene por qué estar teñido de acartonamiento. Haced que nada sea en vano. Propiciad que tu alumno entre cantando al aula. Creed que el hecho de saber es una bendición feliz. La filosofía no consiste en soplar y hacer botellas, aunque sea a martillazos. Brindad conocimientos para nada brillantes y juntadlos con la alegría de poder rasgar las vestiduras de la ignorancia y la carencia como si fuese un juego de saber jugar. Entrad en los secretos pasadizos del humanismo, la diversión y los distintos saberes del saber. Prolongaréis así vuestra vida, y le daréis una calidad categórica indudable. Amad y seréis rebeldes revolucionarios y supremos.
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A flor de piel Todos los derechos reserados. Editorial Sotto Voce © Enrique García La Plata - Buenos Aires Argentina Primera Edición 25 de mayo de 2019
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