Enrique García: «Lo Uno de Plotino»

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Según Plotino, la estructura fundamental referida se da de una manera singular. Su discípulo, Porfirio, fue quien ordenó los tratados de su obra, fundamentalmente las Enéadas, numerándolas doblemente: cronológicamente, por un lado, y con prescindencia cronológica, por el otro.

Lo Uno pensándose a sí mismo (por cuanto es absoluto, separado, no puede pensar en otro, ni oponérsele otro) es Uno como otro, vale decir es Uno como Múltiple que por la procesión se va separando (clonisios) de lo Uno al hacerse Múltiple y, como tal, va participando (methexis) de


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lo Uno y retornando hacia lo Uno siendo Uno como Múltiple. Así, de este modo, crea, performativamente, lo Múltiple. Las ideas de separación y participación, son platónicas. Las ideas de procesión y ascensión serán neoplatónicas. En la Tradición Platónica, basta con: (a) la separación; y con (b) la participación. En la Tradición Neoplatónica, basta con: (a) el descenso ontológico; y con (b) el ascenso ontológico. Dicho de otro modo, cuando lo Uno se piensa a sí mismo hace ingresar en su pensamiento mismo a otro que es el mismo Uno como otro multiplicado: la alteridad, porque al pensarse... crea. Y crea lo que es, lo que es y vive, y lo que es, vive y piensa; vale decir conforma una tríada que está implicada como modelo implicativo en lo Uno. De tal suerte, por ejemplo, lo Uno más la diferencia, que es una carencia, me da como resultado el noûs, vale decir la diferencia entre lo Uno mismo y la piedra es la diferencia o privación entre lo Uno y la piedra. La alteridad es privación no solamente respecto de lo Uno, sino también respecto de los otros otros, ya que un otro


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carece de algo que otro tiene, por eso es otro y no identidad, es diferencia. Por eso es que, quitado lo Uno, no queda nada: no hay diferencia con que comparar, no hay separación ni participación, ni cascada ontológica. Todo es privación. Tampoco hay algo respecto de los otros otros, dado que no hay otros. La procesión no es una procesión productiva, sino privativa, no agrega, reduce, quita porque la suma sensible implica una resta inteligible que priva ontológicamente cada vez más, aunque no disminuye la riqueza ontológica que conlleva algo de Dios, una donación, una comunicación, en ocasiones del ser, y por ende, torna «panteismo»: las cosas son Dios. La trascendencia no se opone a la inmanencia. No hay oposición entre lo Uno y lo Múltiple. Así, producción es haber llevado a la realidad aquello que está presente (pro-ducere) No hay producción. No hay novedad o novación ontológica. Todo estaba implicado de antemano en lo Uno. El ser no se identifica con lo Uno, del cual deviene. Lo Uno está más allá del ser, es más que ser. Está por-sobre-el-ser. Por eso es «no-ser»


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entendido como no existiendo, como superando la existencia. No es un concepto que implique privación, sino negación con sobreabundancia ontológica, es más que ser, contiene el ser que es y, en ocasiones contiene el ser que será como possest o posibilidad en acto. Es el que no es... pero será. Lo Uno es todo, porque todo no es otra cosa que Uno y, a su vez, es nada de todo. Es en todo y por encima de todo, de alguna manera, bajo alguna forma. [EvG]


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