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Una mirada a la anatoplastología

A look at anatoplastology

RESUMEN DE PONENCIA

CAICEDO ZAPATA, MARGARITA ROSA20

Citación: Caicedo Zapata MR. Una mirada a la anatoplastología. Revista Kontactology. 2020; 2(1): 12-20.

Palabras clave: Anaplastología, Rehabilitación, Somato prótesis, Empatía. Keywords: Anaplastology, Rehabilitation, Somato prosthesis, Empathy

Introducción

La anaplastología es la profesión que, uniendo arte y ciencia, sirve a pacientes con lesiones y/o mutilaciones craneofaciales, para brindarles mediante somato prótesis personalizadas, la oportunidad de reincorporarse a su círculo familiar, laboral y social, tras recuperar su normalidad facial. Esta profesión estudia, crea, fabrica y adapta componentes anatómicos artificiales para rehabilitar pacientes que han perdido parte de sus estructuras faciales y/o corporales, empleando materiales inertes y biocompatibles que, mediante protocolos y técnicas científicamente aprobadas, permiten adaptar dichas somatoprótesis para que el paciente pueda disimular o camuflar sus defectos. Los anaplastólogos clínicos hacen parte de equipos multidisciplinarios que atienden pacientes de alta complejidad, cuyas lesiones o patologías oncológicas –especialmente faciales– involucran resección de estructuras anatómicas como parte del tratamiento para salvaguardar su vida, lo que constituye mutilaciones corporales que implican afectaciones psicológicas, que hacen que los pacientes afectados adopten como prioridades a subsanar. La historia revela evidencias de somatoprótesis empleadas miles de años atrás por varias personas, que confirman que en varias civilizaciones se ha considerado prioridad la reposición de partes faltantes del cuerpo humano; prueba de ello se evidencia en los registros de la necrópolis de Shahr-i-Sokhta en el Sistán iraní, donde se halló una prótesis ocular que data de 3000 años antes de Cristo, representada como una esfera de 3 cm de diámetro sujetada al cráneo con un cordel, aparentemente perteneciente a una curandera o sacerdotisa de la tribu.

20 Optómetra Universidad Santo Tomás, Colombia; Maestra en Tecnología Educativa, Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, México; Miembro Fundador International Academy of Professional Ocularist INAPO; Fellow IACLE; Miembro ASOPROT, Colombia; Autor responsable de correspondencia: anamilenaolave@gmail.com

También se encuentra el reporte de una tumba en Tebas (1000 a.C.), cuya momia posee una prótesis tallada en madera que reemplaza el dedo pulgar del pie derecho, así como hallazgos más recientes (siglos XV y XVI) de escritos atribuidos a Ambroise Parëque –considerado padre de la cirugía francesa– que describen prótesis faciales, procedimientos quirúrgicos e instrumentos de diseño y fabricación de las primeras prótesis faciales.

La anaplastología experimentó un impulso después de la Primera Guerra Mundial (guerra de trincheras 1914-1919), que generó ocho millones de fallecidos y cerca de 6.5 millones de sobrevivientes con alguna discapacidad, entre los cuales cerca del 14% experimentó heridas o grandes lesiones faciales que los declararon incapaces de retornar a su hogar con tales mutilaciones. Estos individuos, organizados como “caras rotas”, recibieron apoyo del gobierno francés de la posguerra, y se encargaron con la escultora Anne Coleman en París, quien les fabricó y adaptó máscaras de cobre galvanizado pintadas para camuflar sus defectos faciales, permitiéndole reincorporarse a su medio socio familiar.

Por otra parte, el auge del cine en los años 50 y 60 se convirtió en un nuevo impulsor de la especialidad, en cuanto se requirieron nuevos materiales para ampliar la vida útil de los maquillajes y efectos especiales empleados en la producción cinematográfica, que dieron origen a siliconas, pigmentos y adhesivos de grado médico, como un sector que continuó evolucionando hasta nuestros días. La anaplastología comenzó a consolidarse desde mediados del siglo XX como profesión en los Estados Unidos, con la formación universitaria de médicos con creciente preparación clínica combinada con conocimientos artísticos, y más recientemente con inmersión en alta tecnología informática, asociada con el uso de escáneres y programas de diseño, modelado e impresión en tercera dimensión (3D). Los profesionales de la anaplastología conforman equipos interdisciplinarios que intervienen pacientes de alta complejidad clínica, entre los que se cuentan cirujanos de cabeza y cuello, neurocirujanos, ORL, oftalmólogos oculoplásticos, odontólogos maxilofaciales, cirujanos plásticos reconstructivos, psicólogos, terapistas de varias áreas y anaplastólogos. La anaplastología amplía su campo de acción, atendiendo áreas de interés académico, militar, de eventos especiales y clínica. En el frente académico, fabrica elementos de entrenamiento médico como simuladores o dummies para mejorar las destrezas en procedimientos quirúrgicos o clínicos; en el entrenamiento militar, familiariza y entrena soldados en el frente de batalla, asociados con eventos traumáticos severos de miembros heridos o mutilados; en cuanto a efectos especiales, apoya actividades de cine y televisión, involucrando profesionales de la salud formados como anaplastólogos; mientras que la anaplastología clínica se dedica a la rehabilitación de pacientes mutilados por trauma, defectos congénitos o patologías oncológicas. La anaplastología clínica profesional exige altos niveles de preparación académica, actualización permanente en protocolos de manejo médico –que involucren al paciente–, preparación artística, y manejo específico de materiales, para atender las particularidades de cada caso, y la realización de modelos de estudio, prototipos de prueba, o somatoprotesis definitivas.

El dominio, conocimiento funcional de elementos de fijación y criterio adaptativo convenientes para cada caso clínico, representan la clave para el éxito de la rehabilitación protética, y según las particularidades de cada caso, pueden escogerse desde soportes mecánicos mediante anteojos, adhesivos medicados, o la adaptación de prótesis implanto-soportadas mediante implantes extraorales o placas diseñadas sobre medida. Es importante al diseñar y fabricar prótesis faciales, contar con un adecuado soporte de retención mediante placas o implantes extraorales, pues el dispositivo médico debe quedar alineado respecto a los referentes craneofaciales, y facilitar el posicionamiento de los anteojos de prescripción a nivel de los brazos y el puente nasal de la montura, caso en el cual, el anaplastólogo interviene durante la cirugía, sugiriendo al cirujano la posición ideal de los puntos de retención, según la planificación quirúrgica previa. Una vez dispensada la somato prótesis orbitaria, auricular, o nasal, debe instruirse al paciente sobre la importancia de los controles periódicos por parte de anaplastología, así como entrenarlo junto a su acudiente –si cuenta con este– en aspectos relacionados con la manipulación y cuidando de dicho dispositivo, cuyo correcto manejo condiciona su preservación y duración, para reemplazos estimados trianuales dependiendo del tipo de somato prótesis craneofacial, o cada cinco años si se trata de prótesis oculares, como tiempos variables según las condiciones clínicas de cada paciente. Durante los controles siempre debe aplicarse un examen detallado de la salud ocular contralateral en casos de ojos únicos, así como prescribir anteojos de protección de uso permanente, considerando que se trata de un único ojo funcional del que no debe permitirse una eventual pérdida. En estos casos también deben prescribirse armazones amplias que no obstruyan el campo visual periférico, y lentes oftálmicos de alta eficiencia óptica. En síntesis, la anaplastología es una especialidad que demanda altos niveles de preparación clínico-artística, dedicación y una enorme empatía, que permitan ofrecer a cada paciente los mejores esfuerzos académicos y habilidades artísticas para desarrollar la mejor somato prótesis que sea posible, no solo para

recuperar la autoestima del paciente, sino para favorecer su reintegración familiar, social y laboral.

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